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    Luis Alberto Moreno

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    2011 Banco Interamericano de Desarrollo

    1300 New York Avenue, N. W.Washington, D.C. 20577

    Banco Interamericano de Desarrollo. Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede serreproducida, ni en todo ni en parte, ni utilizarse de ninguna manera ni por ningn medio, sea electrnicoo mecnico, incluidos los procesos de fotocopiado o grabado, ni por ningn sistema de almacenamiento orecuperacin de informacin sin permiso previo escrito del BID.

    www.iadb.org/pub

    Primera edicin: mayo 2011

    Segunda edicin ampliada: julio 2011

    Catalogacin en la fuente proporcionada por laBiblioteca Felipe Herrera del

    Banco Interamericano de Desarrollo

    Moreno, Luis Alberto, 1953-La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real / Luis Alberto Moreno.p. cm.

    ISBN 978-1-59782-144-5

    1. CaribeCondiciones econmicasSiglo XXI. 2. Amrica LatinaCondiciones econmicasSiglo XXI. 3.

    CaribeCondiciones socialesSiglo XXI. 4. Amrica LatinaCondiciones socialesSiglo XXI. 5. CaribePoltica y gobiernoSiglo XXI. 6. CaribePoltica y gobiernoSiglo XXI. 7. Banco Interamericano deDesarrollo. I. Banco Interamericano de Desarrollo.

    HC125.M67 2011

    Direccin de Arte: Josefa Mndez AmunteguiDiseo grco: FAN design

    Impreso por: The Word Express, Inc.Impreso en: Washington, D.C., Estados Unidos.

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    III

    ndice

    ndice

    Agradecimientos

    Siglas y Abreviaturas

    Prefacio

    Introduccin

    Captulo I Una economa regional que avanza

    Cuando las crisis no parecan tener nEl salto de comienzos del sigloLa respuesta a la crisisEl cambio del contexto internacionalLas perspectivas

    Captulo II Las mejoras sociales: entre luces y sombrasLa pobreza en retiradaEducacin: un vaso medio vaco y medio llenoSalud: una regin ms sanaLa mejora en la situacin de la mujerLos esfuerzos posibles

    Captulo III El progreso institucional: una revolucin silenciosa

    Una mirada a las reformasLa descentralizacin va en aumentoLa consolidacin de la democracia

    Captulo IV Las nuevas realidades

    La clase media en crecimientoEl surgimiento de una nueva clase empresarialMs integracin y cooperacin

    Pg.

    V

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    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad realIV

    Captulo V Los retos que persisten

    El desafo de la productividadLa asignatura de la competitividadLos desequilibrios en infraestructuraEl potencial desaprovechado de las PYMESLa urgencia de innovar

    El peso de la desigualdadEl lastre de la informalidadViolencia y criminalidad, la gran preocupacinLos retos del cambio climtico y la mitigacin delos desastres naturalesUna consideracin nal

    Captulo VI El Banco que la regin necesita

    Consolidando un Banco al servicio de la reginVisin y agenda estratgica

    Captulo VII Una oportunidad nica

    Referencias

    Lista de Grcos y Cuadros

    Pg.

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    100102109112

    118120123127

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    Quiero agradecer al personal del Banco que hizo contribuciones al libro, oque particip en discusiones internas y colabor para hacer este proyectoposible. A los economistas de pases, quienes revisaron los temas de estudio yproporcionaron sus opiniones tcnicas durante el inicio del proyecto. A SantiagoLevy, vicepresidente de Sectores y Conocimiento, y a su equipo, por sus valiosasobservaciones en la ltima etapa del manuscrito. Y a todos aquellos que a lo largo

    de este proceso contribuyeron de una u otra forma a enriquecer el contenido.Tambin agradezco a Jorge Olave, de la Ocina de Planicacin Estratgica y

    Efectividad en el Desarrollo, quien tuvo a su cargo la supervisin del diseo edito-rial y la edicin de la versin en espaol; a Sarah Schineller, del Sector de Capaci-dad Institucional y Finanzas, responsable la edicin en ingls, y a Katia de AlmeidaRossini, quien edit el texto en portugus.

    Los juicios, armaciones y opiniones son, por cierto, de mi responsabilidad yno representan necesariamente un planteamiento institucional del Banco Intera-

    mericano de Desarrollo (BID).

    Luis Alberto Moreno

    Washington, D.C., julio de 2011

    VAgradecimientos

    Agradecimientos

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    VIISiglas y Abreviaturas

    AIP rea de Integracin Profunda

    BID Banco Interamericano de Desarrollo

    BID-8 Octava Reposicin de Capital. Banco Interamericano de Desarrollo

    BID-9 Noveno Aumento General de Capital. Banco Interamericano de Desarrollo

    BM Banco Mundial

    BRIC Brasil, Rusia, India y ChinaCAN Comunidad Andina de Naciones

    CARICOM Comunidad del Caribe

    CELADE Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa

    CEPAL Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe

    CDC Centros para el Control y Prevencin de Enfemedades (Center for DiseaseControl and Prevention)

    CIVETS Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turqua y Surfrica

    CRED Centre for Research on the Epidemiology of DisastersDTP Difteria, Tos ferina y Ttanos

    FOE Fondo para Operaciones Especiales

    FMI Fondo Monetario Internacional

    FOMIN Fondo Multilateral de Inversiones

    G-20 El Grupo de los 20 rene 19 pases (Alemania, Arabia Saudita, Argentina,Australia, Brasil, Canad, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia,India, Indonesia, Italia, Japn, Mxico, Reino Unido, Rusia, Sudfrica, Tur-

    qua), ms la Unin Europea.I+D Investigacin y Desarrollo

    IED Inversin Extranjera Directa

    IFPRI Instituto Internacional de Investigacin sobre Polticas Alimentarias

    IIRSA Iniciativa para la Integracin de la Infraestructura Regional Suramericana

    INTAL Instituto para la Integracin de Amrica Latina y el Caribe

    IPC ndice de Precios al Consumidor

    Siglas y Abreviaturas

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    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad realVIII

    LAC Amrica Latina y el Caribe

    MERCOSUR Mercado Comn del Sur

    OCDE Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico

    OEA Organizacin de los Estados Americanos

    OIT Organizacin Internacional del Trabajo

    OMC Organizacin Mundial de Comercio

    OMS Organizacin Mundial de la Salud

    OPS Organizacin Panamericana de la Salud

    PIB Producto Interno Bruto

    PISA Programa Internacional para la Evaluacin de EstudiantesPTMC Programas de Transferencias Monetarias Condicionadas

    PYMES Pequeas y medianas empresas

    RICYT Red de Indicadores de Ciencia y Tecnologa

    SIEPAC Sistema de Interconexin Elctrica de los Pases de Amrica Central

    TIC Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin

    UE Unin Europea

    UIT Unin Internacional de Telecomunicaciones

    UNASUR Unin de Naciones Suramericanas

    UNCTAD Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

    UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

    VIH/Sida Virus de Inmunodeciencia Humana/Sndrome deInmunodeciencia Adquirida

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    IX

    A l presentar esta segunda edicin de La dcada de Amrica Latina y el Caribe,una oportunidad real, que nos brinda Luis Alberto Moreno, quisiera ante todosealar que, por varios motivos, considero que este es un libro necesario e impor-tante. Primero, porque hace tiempo que no tenemos una visin global sobre cmo

    ha vivido Amrica Latina y el Caribe los importantes cambios registrados en laeconoma mundial de la ltima dcada. Segundo, porque estbamos requiriendoinformacin actualizada, y la verdad es que el libro la pone al da y la enriquece.Tercero, porque aqu hay un pronstico arriesgado que se sintetiza en la expresinla dcada de Amrica Latina y el Caribe, que no se reere a la que pas sino ala que viene, esto es, a una etapa que est comenzando. Por supuesto, Moreno seencarga de armar que es una ventana de oportunidad y que las cosas no estnhechas ni mucho menos, sino que hay que hacerlas. Y cuarto, porque junto con

    el estudio serio que lo sustenta y los conceptos complejos que se abordan, el au-tor utiliza un lenguaje claro y una metodologa de comunicacin que seguramentehar que este libro sea muy provechoso para mucha gente.

    Coincido con los lineamientos fundamentales que se transmiten en este libro.Incluso comparto la seleccin que Moreno ha hecho de los cambios ms notables,ms recientes, as como de sus impactos en la regin. Me reero en particular aesa verdadera explosin de crecimiento proveniente de Asia, y sobre todo de Chinae India, convertidos en los ltimos aos en nuevos factores de regulacin y equili-

    brio mundiales. Por otra parte, todo parece indicar que as va a ser en los tiemposque vendrn. Luego de aos iniciales en los que no se capitaliz esta explosin,a partir de 2004 los pases de la Amrica Latina y el Caribe comenzaron a crecersostenidamente como nunca en su historia contempornea.

    Resulta especialmente importante percibir que este periodo de altos niveles deproduccin y exportaciones vino acompaado por polticas econmicas de mayorconsistencia y sostenibilidad que en el pasado. As, hemos tenido marcos moneta-rios ms robustos y ms crebles, con regmenes cambiarios exibles a diferencia

    Prefacio

    Prefacio

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    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad realX

    de la rigidez del pasado, lo cual permiti mejorar muchsimo los resultados de labalanza de pagos, posibilitando a su vez la ampliacin de los espacios scales y eldesarrollo de polticas sociales activas. Luis Alberto Moreno resume el resultadodel esfuerzo en al rea social con un dato fundamental: 40 millones de personas

    salieron de la pobreza entre 2004 y 2010. Pongo el acento en esto. Porque es elprimer paso para considerar los desafos que tenemos hacia adelante. Este es quizel punto de partida, la puerta de ingreso a la dcada de Amrica Latina y el Caribe.

    Comparto tambin el anlisis que se plantea sobre los impactos desiguales dela crisis actual del mundo industrializado en nuestros pases, lo que est asociadocon sus distintas capacidades para aplicar polticas contracclicas. No en todos loscasos fue sencillo prepararse para una posible reversin del ciclo, pero la gran di-ferencia con el pasado es que la regin en su conjunto absorbi una de las mayores

    crisis nancieras de las que haya memoria, y lo hizo con tan buenos resultados queen 2010 volvi a crecer signicativamente. Entonces, algo cambi y, ms all delas reacciones diferentes condicionadas por las capacidades intrnsecas de cadarealidad no se padeci como en el pasado con tanta fuerza ni con tanta intensidadlas consecuencias de serios desequilibrios provenientes del exterior.

    El autor sostiene que Amrica Latina y el Caribe ingresan en la dcada de la es-peranza. Una dcada que no hay que esperar que baje del cielo, hay que ganrsela.Hay que ganrsela haciendo poltica, es decir, poniendo en prctica acciones que

    persigan objetivos y pongan al servicio de esos objetivos los instrumentos adecua-dos. Los seres humanos no son objeto de la historia, son sujetos de la historia, y elmundo se cambia haciendo poltica.

    La ventana de oportunidad existe, pero hay que acceder a ella aprovechandonuestras potencialidades y superando los desafos. Nuestra regin es exportadoraneta de alimentos y de materias primas, incluyendo entre estas ltimas las de ori-gen energtico, lo que no es poca cosa. Las reservas de recursos naturales marcanen conjunto para la regin un inventario formidable, al punto tal que es muy difcil

    imaginar a un mundo luchando por mejores condiciones de vida para sus pueblossin una participacin estratgica de Amrica Latina y el Caribe. No me lo puedoimaginar. No es posible concebir a alguien que piense en un mundo mejor sin quela regin sea protagonista, y despus de leer este libro menos.

    Entre los desafos, quisiera destacar la necesidad de trabajar para industriali-zar, esto es para agregar valor a la produccin de alimentos y de materias primas,diversicndola y asocindola a la expansin de servicios, incluidos los de tecnolo-ga de la informacin, de manera consistente con la evolucin del conocimiento en

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    XI

    el mundo de hoy. Tambin una mencin especial a la necesidad de profundizar laintegracin regional por medio de acciones que posibiliten una mejora sustancialdel acceso a nuestros mercados ampliados, la coordinacin de polticas econmi-cas, el fortalecimiento de una institucionalidad necesaria y efectiva para conducir

    el proceso de integracin, y el mejoramiento de la infraestructura bsica comn,pues sta no es slo la imagen, sino ante todo la base fundamental, intransferi-ble e insustituible de un proceso de integracin. El crecimiento de muchos pasesde Amrica Latina y el Caribe est cerca del lmite de su potencial, y no podrmantenerse a un ritmo sostenido, como lo ha venido haciendo hasta ahora, con laactual infraestructura. Por lo tanto, es preciso hacer un esfuerzo muy grande e im-portante para nanciar el volumen de recursos que se requiere para invertir, lo cualhar necesario apelar a nuevos instrumentos, incluyendo los proyectos de coope-

    racin pblico-privada en reas claves como transporte, comunicaciones, serviciosportuarios y energa, entre otros.

    Es tambin parte de los desafos luchar continuamente contra las vulnerabili-dades. En particular, uno de los ancos ms dbiles es el que se reere al mbitosocial. Tenemos una enorme deuda en materia de combate a la pobreza, a la in-digencia, y en materia de distribucin del ingreso. Y si bien durante estos aostambin hubo avances signicativos que se pueden medir, es muy larga la trayec-toria a recorrer en el futuro. Vivimos en la regin ms injusta en el mundo. No es

    lo mismo pobreza e indigencia que distribucin del ingreso. Las primeras aluden alos niveles y los contenidos de las condiciones de vida en las que se encuentra unaalta proporcin de la poblacin de la regin. En cambio, la distribucin del ingresoapunta al acceso a los frutos del crecimiento, que muestra una estructura absoluta-mente concentrada y desigual.

    Por esto, hay que trabajar partiendo de una premisa que seguramente muchoscompartimos: los valores que inspiran la bsqueda de mayor equidad en dichoacceso no pueden conducir a polticas pblicas que sean un subproducto de la

    prosperidad, como repartir lo que se puede despus de crecer. Tienen que ser unacondicin de la prosperidad. Las polticas sociales no pueden ser un subproductode la poltica econmica. Tienen que ser condicin de la poltica econmica, quedebe ser diseada teniendo en cuenta dicha condicin. Hay que poner en prcticapolticas pblicas que vayan al corazn de los factores que explican la desigualdad.En ltima instancia, se trata de apuntar a la igualdad de derechos y de capacida-des, incrementando la capacidad de generar ingresos de aquellos cuyo acceso a losfrutos del crecimiento queremos mejorar. Son los gobiernos, los que por medio de

    Prefacio

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    polticas pblicas tienen que abrirles oportunidades para que puedan lograrlo. Yesas oportunidades se abren fundamentalmente con la educacin, el desarrollo delconocimiento cientco-tecnolgico y el avance cultural.

    Tengo conanza en que este libro contribuir a una mirada ms integral sobre

    las condiciones objetivas de desarrollo y bienestar de la regin, y nos motivar aaprovechar la posibilidad que se nos presenta para construir un futuro mejor paranuestros compatriotas, especialmente los ms humildes, que son los que ms ne-cesitan mejorar sus condiciones esenciales de vida.

    Danilo Astori

    Vicepresidente de la

    Repblica Oriental del UruguayMontevideo, julio de 2011

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad realXII

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    XIIIIntroduccin

    Necesitamos una manera diferente de mirar a nuestra Amrica Latina y el Caribe,con una perspectiva que ponga nfasis en sus fortalezas sin desatender sus de-bilidades, que enfoque las oportunidades sin dejar de lado los riesgos, que promuevael desarrollo de largo plazo sin olvidar que la coyuntura sigue exigiendo polticaspblicas prudentes y disciplinadas.

    A diferencia de la narrativa convencional sobre la regin, los captulos que si-

    guen proponen contemplar el futuro desde un optimismo fundamentado en las ca-pacidades de nuestra gente y en los cambios estructurales que tienen lugar en elmundo, despojado del escepticismo tradicional pero con la prudencia de quien haobservado ciclos econmicos favorables seguidos de crisis profundas.

    Amparado en ese punto de vista, desde hace meses he venido sosteniendo, enpblico y en privado, que la presente debera ser considerada la dcada de Am-rica Latina y el Caribe. He construido dicho argumento a partir del dilogo conmis colegas en el Directorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y los

    profesionales de la institucin. As mismo, gracias a los intercambios permanen-tes de experiencias e ideas con altos funcionarios, empresarios y acadmicos denuestro continente y de las regiones del mundo que he visitado en el ejercicio dela presidencia del Banco.

    Al hacer esta armacin, quiero decir que los avances recientes de la regin sevan a cimentar en los prximos aos, gracias a lo cual el ciudadano promedio va aser ms prspero que nunca en la historia del continente. En trminos prcticos,ello implica que si se mantienen tasas promedio de crecimiento cercanas al 5%

    anual como las observadas recientemente hacia 2025 el ingreso por habitantepodra llegar a ser el doble del actual. Semejante salto permitira disminuir de ma-nera sensible los niveles de pobreza existentes y, quizs, erradicar para siempre lamiseria, que todava afecta a uno de cada ocho latinoamericanos.

    Hecho este pronstico, es bueno tener claro que el xito no est garantizado,que las condiciones por pases no son homogneas, y que las polticas pblicasdeben considerar las particularidades de cada economa. Sin embargo, hay unaventana de oportunidad que se ha abierto y debe aprovecharse. Para lograrlo, la

    Introduccin

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    XIV

    regin est obligada a mantener el rumbo de las reformas emprendidas y sortearobstculos que siguen siendo signicativos.

    Entre los mltiples retos que deben superar Amrica Latina y el Caribe es pre-ciso mencionar la baja productividad que nos impide crecer ms rpido, sumada

    a los bajos niveles de competitividad. En este mbito, son altamente prioritarias ycomplementarias las agendas para mejorar la infraestructura, profundizar la agen-da de integracin y elevar la capacidad de innovacin y adaptacin tecnolgica denuestras economas, aparte de continuar mejorando el clima de inversiones.

    Cmo olvidar igualmente la necesidad de disminuir las inmensas brechas deingreso que hacen de la desigualdad uno de nuestros peores lastres. En la lista tam-bin se encuentran el deterioro en los ndices de seguridad ciudadana, la disparcalidad de la educacin o las vulnerabilidades a los desastres naturales que tantas

    prdidas han dejado, en trminos materiales y humanos.No obstante, creo rmemente que superar los obstculos es posible, como lo

    demostraron las naciones de Amrica Latina y el Caribe cuando soplaron con fuer-za los vientos de la crisis internacional. Puesto de otra manera, los hechos quemotivaron la redaccin de este libro tuvieron lugar en las primeras semanas deseptiembre de 2008. Aunque en ese momento era imposible saber el desenlace,las principales entidades bancarias del planeta se encontraban en un estado dealerta mxima, ante los coletazos del huracn nanciero global que estaba en ple-

    no apogeo. Como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria en EstadosUnidos, unos meses antes, y de la prdida de valor de diversos instrumentos deinversin respaldados por hipotecas, compaas aparentemente slidas y de grantradicin se enfrentaban a graves problemas.

    Ms all de entrar a analizar los factores que desnudaron debilidades, excesosy abusos que todava se sienten en diversas latitudes, debo recordar que en esemomento en la regin exista la preocupacin de que se diera marcha atrs, des-pus de haber experimentado uno de los periodos de mejor desempeo en pocas

    recientes. Entre 2003 y 2008, por ejemplo, la tasa de crecimiento promedio habasido cercana al 5% anual, gracias a lo cual cerca de 40 millones de personas habansalido de las las de la pobreza para ingresar a las de la clase media. Esta y otrasconquistas estaban en riesgo.

    La inquietud era explicable. Despus de todo, a lo largo de cinco dcadas deexistencia, el BID haba sido testigo de la manera en que las turbulencias nancie-ras internacionales podan afectar a Amrica Latina y el Caribe, dando origen a unprofundo deterioro en los indicadores sociales y econmicos de la regin.

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

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    El sacudn tuvo lugar. En 2009, al igual que en la mayora de los pases delmundo, el Producto Interno Bruto (PIB) latinoamericano experiment una contrac-cin que fue cercana al 2%. Tanto la cada en ingresos por exportaciones como labaja en las remesas o el turismo afectaron el ritmo de crecimiento de la economa

    regional, en un ambiente de menor conanza de empresarios y consumidores. Apesar de ese bache, los efectos de la crisis en Amrica Latina y el Caribe fueronmucho menores de lo que muchos teman y el retroceso en los ndices de pobrezafue leve (CEPAL, 2010a).

    Qu pas? Una de las principales razones para sortear la emergencia fue lacapacidad, aunque no homognea, de los gobiernos de la regin para adoptar pro-gramas contracclicos que limitaron los efectos sociales de la recesin e incluyeronaumentos en gasto pblico o bajas en las tasas de inters.

    Y no solo eso. En contraste con lo que sucedi en otros lugares, el sector ban-cario result prcticamente indemne de los problemas que pusieron en entredichoa decenas de instituciones, mientras que las emergencias cambiarias, tan tpicasen el pasado, brillaron por su ausencia. Debido a esto, los pases de la regin pu-dieron atender en forma normal sus compromisos, gracias a lo cual los canales denanciamiento se restablecieron con rapidez.

    Pero, sin duda, ms llamativa todava fue la notable recuperacin de la econo-ma regional. Alentada por la reactivacin del comercio mundial y por un repunte

    en el consumo interno, el PIB de Amrica Latina y el Caribe registr un crecimientocercano al 6% en 2010, el segundo mayor entre las principales reas geogrcasdel mundo.

    Lo sucedido no fue el resultado de la suerte o de algn factor extraordinario.Una mirada a las polticas adoptadas en buena parte de los pases revela un in-cuestionable fortalecimiento desde hace varios aos, tanto desde el punto de vistamacroeconmico como institucional. La mejora general en la posicin scal, el altonivel de las reservas internacionales, la reduccin en los ndices de deuda pblica,

    la exibilizacin de los tipos de cambio o la creciente independencia de los bancoscentrales, explican, entre otros, el bajo nmero de damnicados por la tormentananciera en la regin.

    Gran parte de esos logros son tambin la expresin de una mayor madurezdemocrtica, que es el resultado de dcadas de avances y que se hace evidente enla calidad de las decisiones tomadas. As mientras el mundo rabe enfrenta fuer-tes turbulencias ante la necesidad de transformaciones polticas que lleven a unamayor apertura, las naciones latinoamericanas y caribeas siguen adelantando los

    Introduccin

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    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad realXVI

    cambios que requieren sus sociedades en un marco de libertades y transparencia.Los desafos no son pocos y la lista de asuntos pendientes es muy larga, pero latendencia es indudablemente positiva.

    Esto ha abierto un panorama favorable para que Amrica Latina y el Caribe

    continen avanzando por una senda de crecimiento sostenido en los aos por ve-nir, gracias a las nuevas tendencias en el desarrollo mundial y al fortalecimientoinstitucional. La fuerte demanda prevista en los productos primarios que exportanbuena parte de las naciones del rea a los mercados asiticos, sumada a un alza delconsumo interno, crean un punto de partida especialmente favorable.

    Todo lo anterior nos indica que hay que mantener el camino en lo que hace alas reformas institucionales y a la construccin de mejores gobiernos nacionales,regionales y locales en un marco de profundizacin democrtica. Solo la buena

    gestin de los asuntos pblicos permitir que las posibilidades que hoy encuentrangrandes y pequeos empresarios alcancen todo su potencial y que una mejor cali-dad de vida sea una realidad para los ms de 600 millones de latinoamericanos ycaribeos.

    Estoy rmemente convencido de que dar ese salto es posible. Demostrar talarmacin es el propsito de estas pginas en las cuales se hace un examen de losavances y de las tareas pendientes. Como nunca, los habitantes de Amrica Latinay el Caribe tenemos hoy la oportunidad real de superar los obstculos que nos im-

    piden alcanzar un mayor grado de bienestar. Pero el terreno frtil no es garanta deque la cosecha sea buena. Hay que saber sembrar las semillas, as como quitar lamaleza y regar con cuidado para que los frutos se den.

    Ayudar en esa labor es el propsito indeclinable del Banco Interamericano deDesarrollo. A lo largo de medio siglo de existencia, el BID ha sido fundamental en elimpulso de proyectos que han contribuido a la mejora de nuestra sociedad, un es-fuerzo que debe continuar. El fortalecimiento de nuestra capacidad nanciera conel Noveno Aumento General de Capital aprobado en 2010, al igual que las mejoras

    encaminadas en el fortalecimiento de nuestros programas y procesos internos, per-mitirn al Banco seguir siendo el socio que la regin necesita en su esfuerzo porhacer de esta la dcada de Amrica Latina y el Caribe.

    Washington D.C., julio de 2011

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    Alo largo de mi vida profesional, he tenido la posibilidad y el privilegio de ob-servar directamente la evolucin de Amrica Latina y el Caribe. Los diferentescargos que he desempeado me han llevado a viajar por la regin a un ritmo quesin duda se ha acentuado desde que asum la presidencia del Banco Interame-ricano de Desarrollo, en el segundo semestre de 2005. Esto, adems de la lecturacontinua de informes y el contacto permanente con personas de las ms diversas

    nacionalidades y ocios, me permite resaltar con cierta seguridad los contrastesinmensos entre el pasado reciente y el presente.

    La transformacin que est viviendo Amrica Latina y el Caribe es incuestio-nable, as a veces sea difcil constatarlo. En buena parte de nuestras ciudades seaprecia que bajo el mismo cielo conviven el progreso y el atraso, los avances y lasdesigualdades sociales. A pesar de estas diferencias y de la comprobacin de queel camino que falta para llegar al progreso justo y equitativo es largo una miradaal pasado reciente demuestra lo mucho que hemos recorrido.

    Cuando las crisis no parecan tener fn

    Para comenzar, recuerdo un ejemplo no muy lejano: pocas como la de alta ina-cin que durante un tiempo largo caracteriz a varias de las economas de la regin.Hoy, los jvenes se sorprenden cuando escuchan que los precios de ciertos artculosllegaban a variar todos los das o que la gente acuda a las casas de cambio paracomprar dlares una vez que reciban su salario, con el n de protegerse contra las

    alzas. Parece extrao, pero era el recurso por excelencia ante los aumentos.En 1985, por ejemplo, la tasa de inacin anual en la regin fue 159%, mientras

    que en 1990 ascendi a 1.189% (Sinz, 2006). Los nmeros eran tan grandes quela aparicin de nuevas monedas era frecuente, algo que no solo confunda a quie-nes llegaban del extranjero sino que golpeaba a los ms pobres, pues unos comootros tenan que manejar billetes de diferentes denominaciones, para no hablar delas dicultades para los bancos, los negocios de todo tipo y la dinmica general dela economa.

    Una economa regional que avanza

    Una economa regional que avanza

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    Tampoco olvido las dursimas consecuencias de la crisis de la deuda que estallen 1982 y nos sacudi hasta los cimientos. La regin se haba endeudado acele-radamente, desde mediados de los setenta, gracias a la abundancia de recursosprovenientes del aumento del precio del petrleo, pero con el anuncio de cesacin

    de pagos por parte de Mxico, en el segundo semestre de 1982, se gener una fuer-te incertidumbre en los mercados que desencaden una cada signicativa de laslneas de crdito a la regin.

    De un momento para otro, trminos como programa de ajuste o medidasde austeridad entraron a formar parte del vocabulario cotidiano de los latinoa-mericanos y caribeos, que sufrieron el recorte de los presupuestos pblicos o ladisminucin de las nminas estatales. Junto con el cierre de las fuentes de crditointernacional vinieron tambin las alzas en las tasas de cambio, as como los pri-

    meros ensayos de apertura comercial y privatizacin, que signicaron el abandonode manera abrupta del modelo de sustitucin de importaciones.

    En consecuencia, el crecimiento que vena experimentando la regin se viofuertemente interrumpido. Entre 1982 y 1990, el crecimiento se estanc y el ingre-so por habitante disminuy. Esto suceda mientras otras zonas del planeta conti-nuaron su marcha, con lo cual la brecha con otros continentes se ampli en formaradical. El Producto Interno Bruto (PIB) latinoamericano que representaba 7,8%del total mundial en 1980, baj a 6,4% diez aos ms tarde.

    Cuadro 1

    Crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el mundo por dcadas, 1961-2000

    Promedio de crecimiento anual

    1961-1970 1971-1980 1981-1990 1991-2000

    frica Subsahariana 3.7 1.9 2.3

    Amrica del Norte 3.3 3.2 3.4

    Amrica Latina y el Caribe 5.4 5.6 1.3 3.2

    Asia Oriental y del Pacco 8.9 4.7 5.2 3.1

    Europa y Asia Central 4.8 3.1 2.4 1.9

    Medio Oriente y frica del Norte 8.5 1.8 4.0

    Sur de Asia 4.4 3.0 5.4 5.2

    Unin Europea 4.8 3.1 2.4 2.2

    Fuente: Banco Mundial, 2011. World Development Indicators (WDI).

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    Todo lo anterior suceda en un contexto de pocas libertades democrticas. Du-rante largos aos, los regmenes militares fueron ms la norma que la excepcinen Amrica Latina. Ms an: en aquellos pases donde exista el voto popular, erandesconocidos conceptos como la descentralizacin o la eleccin de las autoridades

    regionales y locales. Estas carencias del sistema poltico estrechaban el margen demaniobra del sector privado y obstaculizaban la integracin, porque los vnculoscomerciales eran muy limitados al tiempo que la infraestructura fsica era de malacalidad y las conexiones areas escasas. Adicionalmente, durante los periodos dedictadura se cometieron graves violaciones de los derechos humanos, que dejaronun saldo trgico y abrieron heridas que todava no cierran por completo.

    Una de las consecuencias imprevistas de la recesin econmica de los aosochenta fue el paulatino desmonte de las dictaduras. Con el regreso de la democra-

    cia soplaron tambin nuevos vientos que llegaron acompaados de un remozadoenfoque en los asuntos de desarrollo. Adicionalmente, en muchos casos, tuvo lugaruna renovacin profunda de los funcionarios encargados de tomar las decisiones,la gran mayora de ellos con una mayor preparacin acadmica y con el nimo dehacer mejor las cosas.

    Los programas de ajuste macroeconmico adoptados para enfrentar las crisisexternas fueron claves para la recuperacin econmica y lograron una reduccinsustancial de la inacin, la cual descendi a niveles que bordearon un dgito a

    partir de 1999. No obstante, durante la dcada de los noventa, las turbulenciasnancieras globales pusieron de nuevo en evidencia la fragilidad econmica de laregin. Con relativa frecuencia, se vio cmo un problema en un pas determinadoocasionaba la disminucin del crdito existente para todos, con lo cual los demsempezaban a tener dicultades para atender a tiempo sus obligaciones. Y comen-zaba as un crculo vicioso de devaluaciones, fuga de capitales y quiebras ocasio-nales en los sectores bancario o industrial que, a su vez, llevaban a operaciones derescate por cuenta del presupuesto pblico.

    Hechas estas consideraciones, es necesario resaltar el comienzo del regio-nalismo abierto, representado en acuerdos de integracin y pactos comercialesque, aunque limitados, multiplicaron el intercambio y abrieron las puertas para eltrnsito de personas e inversiones, sin que se levantaran barreras frente a otroscontinentes. Igualmente, la Inversin Extranjera Directa (IED) registr un aumentosostenido, inicialmente como consecuencia de la venta de activos pblicos y, des-pus, por el surgimiento de nuevas oportunidades.

    Una economa regional que avanza

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    Grfco 1

    Exportaciones de bienes y servicios por regin, 1970-2009

    El salto de comienzos del siglo

    La historia, sin embargo, comenz a cambiar en forma mucho ms decidida con lallegada del nuevo siglo, por cuenta de varias coincidencias afortunadas. Dentro de

    estos elementos favorables hay que mencionar un buen entorno global que permi-ti el crecimiento de las exportaciones y del comercio, en medio de una abundanteliquidez internacional, con tasas de inters histricamente bajas. No menos impor-tantes fueron los elevados volmenes de remesas enviados por los latinoamerica-nos que partieron a otras latitudes.

    En el primero de los casos, la dinmica del PIB mundial, en particular de China,como fuerte importador de productos bsicos, tuvo su efecto sobre las cotizacionesde diversos bienes primarios. Aunque el caso ms extremo fue el de los hidrocarbu-

    ros, que duplicaron en trminos reales el nivel alcanzado en 1973 y 1979, tambinse han presentado aumentos importantes en el precio de los alimentos a partir de2003. Debido a esto, las exportaciones de bienes de Amrica Latina y el Caribecrecieron 145% entre el 2002 y el 2008.

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

    1970 1980 1990 20001975

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    0

    1985 1995 2005 2009

    Valordelasexpo

    rtacionescomoporcentajedelPIB

    Unin Europea

    Asia Orientaly del Pacfco

    Europa yAsia Central

    Amrica Latinay el Caribe

    Medio Orientey rica del Norte

    Amrica del Norte

    rica Subsahariana

    Sur de Asia

    Fuente: Banco Mundial, 2011. World Development Indicators (WDI).

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    El segundo elemento fue la amplia oferta de recursos nancieros. Aunque no fuela primera vez que algo as se present, pues una situacin equivalente tuvo lugaren los setenta, en medio de un contexto inacionario diferente, los pases de la re-gin en general evitaron ahora aumentar su nivel de endeudamiento y, de hecho,

    mejoraron el perl de sus acreencias en cuanto a costo y plazo. Tuvo lugar ademsun esfuerzo explcito de los gobiernos y del sector privado para emitir bonos inter-namente y en moneda local, con lo cual se disminuyeron las vulnerabilidades a loschoques externos.

    Las mejoras en el entorno macroeconmico durante los noventa hicieron tam-bin ms atractivas las economas latinoamericanas y caribeas para la inversinextranjera, no solo la destinada a industrias extractivas, sino tambin al desarrollode diversos mercados nacionales. En las ltimas dos dcadas, la IED hacia la regin

    ha mostrado una fuerte tendencia ascendente, alcanzando un nivel rcord de 96.743millones de dlares en 2008 (CEPAL, 2010a).

    Grfco 2

    Inversin Extranjera Directa Neta en Amrica Latina y el Caribe, 1990-2010

    Una economa regional que avanza

    Fuentes: Banco Mundial, 2011. World Development Indicators (WDI).CEPAL (2010b). La inversin extranjera directa en Amrica Latina y el Caribe 2009.

    (milesdemillonesdeUS$)

    1990

    120

    100

    80

    60

    40

    20

    0

    1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010e

    A lo anterior, hay que agregar el fuerte incremento en los giros de los emigrantes.Entre 2001 y 2008 las remesas aumentaron de 23.400 a 69.200 millones de dlares(BID, 2011a). As, dichos recursos llegaron a representar el 2% del PIB latinoamerica-no y en algunos aos super los volmenes de inversin extranjera directa.

    (e) Estimado

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    Grfco 4

    Deuda externa total como porcentaje del PIB en Amrica Latina y el Caribe, 2002-2009

    Fuente: CEPAL (2010c).Anuario estadstico de Amrica Latina y el Caribe.

    2002 2003 20062004 20072005 2008 2009

    40

    30

    20

    10

    Porcen

    taje

    39.9

    40.0

    34.5

    25.1

    21.019.7

    17.4

    20.4

    Los elementos propicios no terminaron ah. Aunque parte de la bonanza enlos precios externos permiti un aumento en el gasto pblico, el balance scal dela regin mejor notoriamente. Tambin lo hizo el monto de las reservas interna-

    cionales, mientras que los indicadores de deuda pblica disminuyeron en formasostenida: entre 2002 y 2009 la relacin entre deuda externa y PIB pas de 39,9%a 20,4%.

    Grfco 3

    Remesas a Amrica Latina y el Caribe, 2001-2010

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

    Fuente:BID (2011a). Las remesas a Amrica Latina y el Caribe durante 2010: estabilizacin despus de la crisis.

    (en miles de millones de dlares)

    20022001 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

    30.9

    23.4

    36.9

    43.8

    52.6

    62.0

    68.6 69.2

    58.8 58.9

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    La combinacin de estos elementos tuvo su expresin en cifras. Entre 2003 y2007, Amrica Latina y el Caribe tuvieron un crecimiento promedio anual de 5%,la segunda mejor tasa histrica despus de la registrada entre 1967 y 1974, conun punto porcentual ms. A su vez, el ingreso por habitante tuvo un crecimiento

    promedio anual cercano al 4% entre 2003 y 2007, al tiempo que el desempleodescendi a cifras inferiores al 8%, a partir de 2007.

    Quizs la concrecin ms importante de ese avance fue la disminucin en lapobreza, que pas de afectar a 221 millones de personas en 2002 a 180 millonesen 2008 (CEPAL, 2010a). Si en 1990 el ndice de pobreza era de 48,3% de la po-blacin, en 2008 haba disminuido a 33%.

    Semejante desempeo no estuvo exento de llamados a la prudencia. Un estudiodel BID (2008) puso en perspectiva lo alcanzado, al tiempo que record a los pa-

    ses de la regin la importancia de contener los gastos y de ahorrar para cuando elviento cambiara de direccin. Esta advertencia sonaba muy apropiada dado el ca-rcter voltil de las cotizaciones de los productos bsicos, que en otras pocas oca-sionaron periodos de bonanza que fueron seguidos por contracciones profundas.

    La respuesta a la crisis

    Nadie prevea, sin embargo, que las advertencias sobre un eventual cambio en la

    direccin del viento seran puestas a prueba con tanta rapidez. Para comenzar, por-que el ciclo alcista en los precios de algunos bienes agrcolas empez a llegar a sun, para luego ser seguido por una cada brusca del precio del petrleo, no sin antesbordear los 150 dlares por barril en julio de ese ao, como muestra el grco 5.

    Tal situacin haba comenzado a crear problemas en diferentes partes del he-misferio. El aumento en los precios de los alimentos caus manifestaciones popu-lares de descontento en algunos pases y un alza general en los ndices de preciosen la regin. En ese momento, la inquietud de varias entidades internacionales,

    incluyendo el BID, era que este escenario causara un aumento en los ndices de po-breza, afectando a los ms vulnerables. Al mismo tiempo, exista la posibilidad deque las disparidades regionales se profundizaran, ante la presencia de pases ricosen recursos naturales junto a otros con menos yacimientos o tierras poco propiciaspara la agricultura.

    A estas inquietudes se sum el deterioro del clima econmico en el mundodesarrollado. Como es sabido, el estallido de la burbuja inmobiliaria en EstadosUnidos ocasion una baja en los precios de los bienes races, al que le sigui un au-

    Una economa regional que avanza

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    26 La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

    Grfco 5

    ndice de precios de productos bsicos, 1980-2010

    mento de los ndices de morosidad. Este hecho revel que una parte importante delos prstamos hipotecarios concedidos fueron otorgados a personas que no tenanla debida capacidad de pago.

    El problema no hizo sino aumentar de tamao cuando se constat que median-te dichas hipotecas se haban construido nuevos mecanismos de inversin adqui-ridos por ahorristas y entidades en diferentes sitios del mundo. La comprobacinde dicha realidad condujo a una suspensin virtual de las negociaciones de esosderivados y a la prdida implcita de valor de los mismos, pues establecer la soli-

    dez de cada uno de manera individual era casi imposible.Las consecuencias de tal fenmeno sobre diversas entidades nancieras fueron

    muy grandes. De un lado, muchas cesaron sus operaciones crediticias o las redu-jeron al mnimo con el n de preservar sus fondos a la vista, mientras que otras seabstuvieron de prestarle a otras instituciones bancarias ante la falta de conanzageneralizada en la solidez del sistema.

    En respuesta, las autoridades de los pases ms desarrollados emprendieron unplan de salvamento sin precedentes. Este incluy no solo la apertura de enormes

    20022000 2004 2006 20081998199619941992199019881986198419821980

    0

    500

    450

    400

    350

    300

    250

    200

    150

    100

    50

    2010

    ndiceMensual

    Alimentos Minerales y Metales Petrleo

    (2000=100)

    Fuente:UNCTAD (2011). UNCTADstat.

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    lneas de crdito de corto plazo con el n de preservar la liquidez mediante prsta-mos o la compra de ttulos, sino tambin la inyeccin de recursos frescos a cambiode una participacin accionaria, lo que result de facto en una estatizacin parcialde decenas de bancos en los principales centros nancieros del mundo y, en ciertos

    casos, la liquidacin de otros.Mientras esto ocurra en los pases desarrollados, en Amrica Latina y el Ca-

    ribe la crisis se observaba con preocupacin, pero con cierta distancia. La raznfundamental es que, en contra de lo ocurrido en el mundo desarrollado, en laregin fueron mnimos los casos de inversiones equivocadas o fondos perdidosen la debacle inmobiliaria.

    Esto hizo que en un primer momento las proyecciones de crecimiento fueranrevisadas a la baja de manera marginal. Era la poca en la que la teora del des-

    acoplamiento estaba en auge, debido a la cual se crea que una recesin en lospases ms ricos no inuira de manera determinante sobre el desempeo de laseconomas emergentes. Sin duda, contribuy a esta posicin el hecho de que losmercados nancieros latinoamericanos no hubieran innovado mucho en los deri-vados y que las instituciones bancarias hubiesen sido sometidas, desde el pasado,a una estrecha regulacin.

    No obstante, la quiebra de Lehman Brothers a mediados de septiembre de2008 hizo sonar un campanazo de alerta. La baja en las cotizaciones de las ma-

    terias primas mostr que la bonanza haba llegado a su n, mientras que las lneasde crdito internacionales, que haban sido abundantes hasta ese momento, fueronrecortadas drsticamente. La incertidumbre se tradujo, adems, en una baja de lospedidos industriales y en una parlisis del consumo que, si bien se sinti con msfuerza en las naciones afectadas directamente por la crisis, acab extendindosecon rapidez a todos los continentes.

    El impacto no fue menor. Durante el ltimo trimestre de 2008 y el primero de2009, el PIB latinoamericano sufri una contraccin superior al 3%. Esto signic

    el n abrupto del ciclo de expansin. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido enanteriores episodios de convulsin econmica internacional, la regin exhibi unafortaleza sin precedentes. La respuesta a nivel de polticas macroeconmicas enesta ocasin fue esencialmente anticclica, en especial en pases aquellos con fun-damentos econmicos ms slidos.

    En medio de la emergencia, los gobiernos pusieron en marcha medidas paracontrarrestar el ciclo descendente con programas de aumento en el gasto orien-tado a la construccin de obras pblicas y la generacin de empleo, al igual que

    Una economa regional que avanza

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    el reforzamiento de las redes de proteccin social mediante programas de trans-ferencias condicionadas.

    En algunos casos, se eliminaron temporalmente impuestos con el n de es-timular el consumo o de apuntalar actividades productivas especcas. Tales es-

    trategias, equivalentes a casi el 2% del PIB regional, fueron posibles gracias a lamejor capacidad institucional, a los ahorros previos y al manejo responsable, conanterioridad a la emergencia.

    Los bancos centrales utilizaron las herramientas a su alcance, incluyendo re-ducciones en las tasas de inters de intervencin orientadas a disminuir el costo delos crditos. El menor ritmo de inacin hizo posible que el espacio para los recor-tes fuera amplio. Tambin tuvo lugar un esfuerzo para proveer liquidez en monedanacional y extranjera, al igual que modicaciones en los encajes bancarios.

    Al mismo tiempo que esa situacin tena lugar, el BID pudo reaccionar con rapi-dez. En un tiempo rcord se aprobaron medidas que aumentaron de manera inme-diata el ujo de recursos, con especial nfasis en atender a los pases ms pobres yms afectados por la crisis. Ante la magnitud de la emergencia, generamos la liquideznecesaria en un momento en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) experimen-taba una limitada capacidad nanciera; reforzamos nuestra capacidad de prstamosy desembolsos para asegurar un mayor ujo de recursos a la regin; frente a la eleva-da demanda, aseguramos un balance en la asignacin de recursos de nanciamiento

    por pas; dimos prioridad a los pases con mayores necesidades, incrementando ladisponibilidad de recursos concesionales y donaciones, y mantuvimos el costo denuestros instrumentos al mnimo, para reducir la carga nanciera de nuestros pases.

    Las medidas adoptadas permitieron que el Banco aprobara en 2009 un progra-ma de 15.623 millones de dlares, superando en 39% las aprobaciones de 2008.Esto signic una cifra rcord en el volumen de prstamos aprobados por la insti-tucin. Los resultados tambin fueron satisfactorios en trminos de desembolsos,alcanzando, al cierre de dicho ejercicio, un nivel histrico de 11.907 millones de

    dlares, lo que implic un aumento de 56% con respecto al ao anterior.En cuanto a los ujos netos hacia la regin, se alcanz un volumen de 6 mil

    millones de dlares, es decir, alrededor de 3.400 millones de dlares ms que en2008. A su vez, los ujos netos previstos hacia los pases ms pobres ascendierona 1.363 millones de dlares, lo que represent un aumento del 153% en relacincon el periodo previo.

    El efecto combinado de tales acciones y de los programas de estmulo de lospases en un entorno de menor incertidumbre, junto con la normalizacin de los

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

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    mercados nancieros, hizo posible que a medida que transcurra el 2009 la situa-cin empezara a mejorar. Tanto el consumo privado como la inversin aumentaronde manera gradual, mientras que los precios de los productos bsicos comenzarona subir a partir del segundo trimestre del ao.

    A pesar de tales medidas, esto no evit que el PIB de Amrica Latina y el Caribesufriera una contraccin del 1,7%, la peor tasa desde el descenso de 2,5% en 1983.Tambin el ingreso por habitante cay en 2,9%, mientras que la pobreza tuvo unligero aumento de 0,1 puntos porcentuales, un deterioro asociado con el mayordesempleo que pas de 7,3% a 8,1% (CEPAL, 2011b).

    Estos resultados fueron menos graves de lo esperado. La razn principal es quelos costos sociales, aunque heterogneos entre los diferentes pases, alcanzaronniveles muy inferiores a los experimentados en otras partes del mundo, donde las

    tasas de desocupacin llegaron a duplicarse. Al mismo tiempo, el esfuerzo scalno deterior de manera fundamental la posicin de los diferentes pases. De talmanera, el saldo en rojo de las nanzas pblicas pas de -0,4% del PIB en 2008 a-2,9% y -2,4% en 2009 y 2010, respectivamente. El peso de la deuda pblica, porsu parte, regres en 2010 a su tendencia decreciente (CEPAL, 2010d).

    Lo ms destacable es que el retroceso fue superado en 2010, gracias a la recu-peracin de la economa global, pero sobre todo de los principales mercados de ex-portacin latinoamericanos. As, el crecimiento econmico, luego de la contraccin

    del 2009, fue del 5,9%, resultado sobresaliente cuando se compara con otras zonasdel planeta. Adicionalmente, el ingreso por habitante de la regin avanz 4,7%. Estadinmica permiti que el ndice de pobreza descendiera a 32,1% el ms bajo de lahistoria y que el desempleo disminuyera al 7,6% (CEPAL, 2010d). Hay que sealar,sin embargo, que el crecimiento no ha sido igual para todos, porque varios pasesmostraron una vigorosa recuperacin, mientras que otros avanzan a menor ritmo.

    A pesar de esa disparidad, es importante resaltar que en 2011 la buena marchaha continuado. Los estimativos ms recientes del FMI y la CEPAL hablan de un

    crecimiento entre 4,5% y 5%, con lo cual el desempleo podra ubicarse en nivelesinferiores al 7%, algo que no tiene antecedentes en pocas recientes. Si bien elritmo de la inacin se ha acelerado ligeramente debido a las circunstancias inter-nacionales, los diferentes bancos centrales han tomado medidas para moderar elconsumo interno y buscar una senda consistente con un ritmo de largo plazo.

    Una economa regional que avanza

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    El cambio del contexto internacional

    Tales resultados probablemente habran sido muy diferentes, de no haber tenidolugar una profunda variacin en las fuentes de crecimiento de la economa mun-dial. Y es que despus de que entre 1950 y 1980 el aporte de Europa Occidental,Norteamrica y Australia al PIB global se mantuvo constante en niveles cercanos a50%, a partir de los ochenta ha tenido lugar una reconguracin fundamental. As,el peso de las zonas mencionadas se ha situado por debajo del 40%, mientras queel del Asia, excluyendo a Japn, se ha ms que duplicado hasta estar por encima

    del 36%.Una medicin diferente, elaborada para apoyar las deliberaciones del G-20,

    muestra un resultado similar. Segn esta, la participacin en el PIB global de losmercados emergentes y de los pases en desarrollo aument 10% en la primeradcada del siglo XXI, hasta llegar a 47,1%, mientras que el resto corresponde a lasnaciones industrializadas. Segn las proyecciones hechas con base en los prons-ticos del FMI, para 2013 esa proporcin pasara a ser mayoritaria, aunque algunosaseguran que podra ser antes (INTAL, 2010).

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

    Cuadro 2

    Indicadores macroeconmicos seleccionados para Amrica Latina y el Caribe, 2001-2010

    2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010e

    Resultado global del

    gobierno central (% PIB)-3,1 -2,8 -2,9 -1,8 -1,0 0,1 0,4 -0,4 -2,9 -2,4

    Deuda pblica del

    gobierno central (% PIB)44,9 58,2 57,3 50,9 42,8 35,8 29,9 28,5 29,9 28,5

    Deuda pblica del

    sector pblico no

    nanciero (% PIB)

    50,1 65,0 62,7 55,8 47,6 40,5 33,5 31,9 33,5 31,7

    Inacin (variacin

    anual IPC)6,1 12,2 8,5 7,4 6,1 5,0 6,5 8,2 4,7 6,2

    Fuente:CEPAL (2010d). Balance Preliminar de las economas de Amrica Latina y el Caribe 2010.

    (e) Estimado

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    Los ejercicios con un horizonte de ms largo plazo revelan que la situacinmencionada debera continuar. Aunque siempre es riesgoso hacer pronsticos paralos prximos cuarenta aos, estos revelan que el motor del progreso mundial pue-de no ser el mismo de la segunda mitad del siglo pasado. Por tal motivo, se han

    hecho populares diferentes acrnimos. Los ms conocidos son BRIC Brasil, Rusia,India y China, y CIVETS Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turqua y Sudfri-ca. En ambos, se trata de identicar a los pases con ms posibilidades de aportaral crecimiento global.

    Pero ms all de los integrantes de estos u otros grupos, en todos los casos elmensaje es el mismo: las economas ms dinmicas no sern las que han llegadoa alcanzar los ndices ms altos de desarrollo. Factores que tienen que ver con uncambio en los patrones de consumo o con un envejecimiento de su poblacin y la

    eventual disminucin del nmero de habitantes en diversos pases son usados paraexplicar la realidad probable. Esto no quiere decir que vaya a tener lugar un em-pobrecimiento en las reas de mayores ingresos, sino que se va a reducir en formanotoria la distancia que existe con las que tienen menos.

    Una economa regional que avanza

    Grfco 6

    Principales destinos de las exportaciones de Amrica Latina y el Caribe, 2000-2009

    Fuente: CEPAL (2010e). Panorama de la insercin internacional de Amrica Latina y el Caribe: crisis originada en el centro y recuperacin impulsada por las

    economas emergentes.

    Unin EuropeaEstados UnidosChinaLAC Asia

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    0

    2000 2009

    (porcentaje total de exportaciones)

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    Semejante perspectiva debe ser entendida en Amrica Latina y el Caribe. Larazn es que los nuevos patrones implican una expansin y reformulacin de losujos del comercio y la inversin, algo que est sucediendo desde comienzos delsiglo XXI. Entre 2000 y 2009, por ejemplo, la suma de las exportaciones e importa-

    ciones de Asia en el total intercambiado por la regin pas de 9% a casi 20%. Enun comienzo, los principales impulsores fueron Japn y Corea del Sur, pero Chinalos ha desplazado, mientras que India ha empezado a gurar en las estadsticas.

    Tales relaciones se han fortalecido tambin con la rma de tratados de li-bre comercio, la apertura de embajadas, ocinas de representacin y la llegadacreciente de IED. Por estos motivos, he sostenido que ha comenzando la pocade fortalecer los canales Sur-Sur, lo cual va desde el incremento en los espaciospara el dilogo, hasta la mejora de puertos, avances en la infraestructura vial,

    desarrollo de rutas navieras y establecimiento de ms frecuencias areas entredos zonas cada vez ms unidas. Un ejemplo notable de esta nueva visin estra-tgica de insercin internacional se encuentra en la reciente iniciativa de Chile,Colombia, Mxico y Per de crear un rea de Integracin Profunda (AIP), con elobjetivo de reforzar la cooperacin regional para aprovechar conjuntamente elpotencial de la integracin transpacca.

    Parte de la justicacin de estos cambios tiene que ver con el aumento previstoen la demanda de productos bsicos y bienes manufacturados en las economas

    emergentes. La previsin apunta a que la clase media, que en el mundo en desa-rrollo sumaba 250 millones de personas en el ao 2000, ascienda a 1.200 millo-nes para el ao 2030 (algunos clculos hablan de una cifra mayor). Teniendo encuenta que la mayora de ese incremento estar localizado en Asia, el mensaje paraAmrica Latina y el Caribe es incuestionable. Este consiste en atender las necesi-dades de un continente que es decitario y que cada vez comprar ms minerales,hidrocarburos y alimentos para atender las necesidades de poblaciones con mayorcapacidad de consumo.

    Quizs ningn caso le da mayor peso a esta armacin como el de China, queen 1990 era prcticamente inexistente para el comercio exterior de la regin y quehoy representa ms del 7% de las exportaciones que hace. Esta situacin ha venidoacompaada del auge de su actividad comercial, que al comenzar el siglo la situa-ba en el sptimo puesto entre los exportadores ms grandes del planeta y que en2009 la convirti en la primera potencia exportadora.

    En Latinoamrica los productores y consumidores chinos han encontrado ungran proveedor de insumos. Debido a esto, las relaciones tienden a intensicarse.

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

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    Las exportaciones de Amrica Latina y el Caribe a China, que en el ao 2000 tenanuna participacin del 1% del total y que en 2009 llegaron a 7,6%, podran ascendera 19,3% para 2020, desplazando a la Unin Europea (UE). Tambin los clculosmuestran que la inversin extranjera directa debera subir las previsiones, en la

    medida en que hay ms inters asitico por las industrias extractivas o por la pro-visin de alimentos en una zona como la nuestra en donde hay tierras cultivables yla mayor riqueza hdrica del mundo.

    As mismo existe gran conanza en las posibilidades de India, en donde el au-mento en la poblacin ser ms acelerado y empieza a ser evidente una crecientetasa de urbanizacin, en parte por el rpido crecimiento en lo que va del siglo.Pero las posibilidades no terminan ah. El despegue de la economa africana abreigualmente un nuevo escenario para Amrica Latina y el Caribe, en lo que hace a

    la promocin del comercio de bienes con mayor valor agregado y de las iniciativasde negocios.

    Por otra parte, es imposible pasar por alto el potencial que tiene la integracinregional. Sin desconocer que es mucho lo que se ha avanzado, el camino por reco-rrer es todava amplio. Aunque las exportaciones pasaron de ser del 13,1% del totalen 1990 al 20,4% a comienzos de 2008, dichos ndices eran an inferiores a losque existen en la UE o entre los socios del Tratado de Libre Comercio de Amricadel Norte. (CEPAL, 2010c).

    Entre las razones que se esgrimen para explicar la falta de un avance ms deci-dido en materia de integracin regional, los expertos citan la ausencia de voluntadpoltica o la necesidad de profundizar los esquemas vigentes, con programas dedesgravacin arancelaria mucho ms agresivos. No menos importante es la faltade buenas vas de comunicacin o las trabas en las aduanas, aparte de los meca-nismos de control que existen entre naciones vecinas, que a veces se miran conaprehensin ante la existencia de diferencias limtrofes.

    Las perspectivas

    Las perspectivas en medio de las nuevas realidades son positivas. Si Amrica Lati-na y el Caribe logran mantener un promedio de aumento en el PIB cercano al 4,8%registrado entre 2003 y 2008, el valor total del PIB actual se duplicara en quinceaos y el ingreso por habitante se multiplicara por dos en cerca de dos dcadas.Pero si esa tasa se logra ubicar en niveles del 6% como ocurri en 2010, losavances anotados llegaran antes.

    Una economa regional que avanza

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    Esta perspectiva es totalmente factible a la luz de las transformaciones globa-les. Si bien habr aos mejores que otros, pues en estas materias del desarrollo esimposible mantener un ritmo constante, las condiciones estn dadas para avanzar.Por tal razn, el desafo es poner en marcha las polticas que nos conduzcan a ha-

    cer realidad esta posibilidad y evitar los excesos que en otros tiempos llevaron aque las temporadas de bonanza fueran de corta duracin.

    En este sentido, resulta clave no descuidar los logros alcanzados y continuaravanzando en ellos. Es cierto que la regin cuenta ahora con instituciones nan-cieras, monetarias y scales ms slidas que dos dcadas atrs. Sin embargo, estono quiere decir que los problemas macroeconmicos hayan sido superados. Temascomo el sobrecalentamiento de las economas, la revaluacin de algunas monedas,el crecimiento excesivo en el gasto pblico o el endeudamiento merecen tener un

    seguimiento cercano.En esta lnea, se prev que la poltica macroeconmica de nuestros pases en-

    frentar un doble desafo asociado al entorno externo favorable: la utilizacin pro-ductiva de las rentas de los recursos naturales y el mayor inujo de capitales. Laregin posee el 10% de las reservas de petrleo, ms del 40% de los yacimientosde cobre y plata, y ms del 25% de la tierra cultivable del mundo. La abundanciade tales riquezas es ahora una oportunidad para desarrollar una economa mscompetitiva y diversicada a diferencia de la primarizacin del pasado. Para esto,

    es determinante la oportuna toma de decisiones que permita ahorrar en las buenaspocas para poder nanciar programas contracclicos en las malas.

    Por su esencia, los precios de las materias primas son voltiles, pues eventosimprevistos como un desastre natural o una confrontacin blica en una zona es-pecca pueden ocasionar problemas de abastecimiento de un producto, lo cualtiende a reejarse de manera inmediata en sus cotizaciones. Si a lo anterior seagrega un escenario de demanda elevada, el reto que tienen las naciones que ex-portan bienes primarios es disear mecanismos para impedir que los choques que

    se presenten impacten sus economas con la misma fuerza.De tal manera, es alentadora la presencia de algunos fondos de estabilizacin,

    cuyo propsito es amortiguar los altibajos en las entradas de recursos y nanciareventualmente iniciativas de largo plazo orientadas a mejorar la productividad deuna economa. Dicho sistema tambin contribuye a aminorar las presiones sobre latasa de cambio, que tiende a apreciarse ante una mejora sbita en los ingresos porexportaciones. La conocida enfermedad holandesa encabeza la lista de preocu-paciones de banqueros centrales y ministros de nanzas en aquellos pases ricos

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

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    en hidrocarburos, minerales o alimentos, que cuentan con un esquema de otacindel precio de su moneda. Aunque todos los antdotos ensayados hasta ahora hantenido resultados parciales, uno de los ms efectivos es el de saber guardar paralos momentos de emergencia.

    Siguiendo una planicacin cuidadosa, parte de las rentas podran ser inverti-das para remover cuellos de botella en materia de infraestructura o que se destinena impulsar polticas ms efectivas para diversicar la estructura productiva o gene-rar polticas pblicas ms ecientes en el mbito social.

    En el contexto mencionado, tampoco es despreciable la llegada masiva de capi-tales. Si bien en 2009 se produjo una fuerte cada debido a la crisis internacional,ya en 2010 existi una recuperacin rpida, de 80.376 a 112.634 millones de d-lares (CEPAL, 2011a). Tanto las posibilidades de las industrias extractivas como el

    inters de llegar a un nmero creciente de consumidores sirven para entender quelo sucedido tiene un fundamento real, con posibilidades de seguir creciendo a me-diano y largo plazo. A esto hay que agregar un marco jurdico que es en generalms estable, sobre todo en aquellas economas que tienen el objetivo de aumentarsu insercin a escala global.

    Por otra parte, diferentes instituciones, incluyendo al BID, han advertido sobrelos riesgos que puede representar para Amrica Latina y el Caribe un aumentoinesperado en los recursos orientados a inversiones de portafolio o a la compra

    de cierto tipo de activos. La abundancia de dinero barato, sumada a un cambioen el perl de riesgo de la regin, hace factible un auge en los ujos de inversinde tipo especulativo, con el peligro de que se creen burbujas en reas como la delos bienes races o la de las acciones, apoyadas en una apreciacin de la tasa decambio. En consecuencia, la recomendacin de entidades como el FMI es la tomade medidas defensivas que pueden incluir la imposicin de controles de tipo admi-nistrativo como retenciones o mayores encajes.

    Tales advertencias son derivadas de las mejores perspectivas de la regin, pues

    es claro que un aumento sostenido en la tasa de crecimiento viene acompaado deotro tipo de desafos. Y, aunque existe cierta incertidumbre sobre lo que pueda pa-sar, es indudable que el escenario ms probable es el optimista, tal como lo deja enclaro lo sucedido en la primera mitad de 2011. El motivo principal, aunque suenereiterativo, es que los pases asiticos no son autosucientes en el abastecimientode las materias primas y de los insumos energticos que necesitan, tanto para ali-mentar a su poblacin como para apoyar su crecimiento.

    Una economa regional que avanza

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    Aunque el debate sobre qu tan permanente es esta demanda se mantiene, sinduda hay un cambio en el centro de gravedad en el planeta hacia la zona del Pac-co asitico. Entender que es as obliga a prepararse mejor para navegar en corrien-tes ms poderosas y evitar caer en los errores del pasado, incluyendo el depender

    de unos pocos productos o un solo mercado. Tambin es imperativa la creacin denuevas alianzas orientadas a aprovechar las oportunidades que surgen, siemprecon el objetivo de consolidar el desarrollo econmico y social.

    Afortunadamente, soy testigo de que los nuevos paradigmas han sido entendi-dos en Amrica Latina y el Caribe. Tanto los gobiernos como el sector empresarialy gran parte de la ciudadana comprenden que el futuro ser mucho ms que laprolongacin del pasado reciente, y que detrs de la realidad que empieza a surgirtambin est la posibilidad real de que la regin consiga dar, despus de tantos

    intentos fallidos, el salto que requiere, merece y necesita.

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

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    39Las mejoras sociales: entre luces y sombras

    D esde el primer momento en que por mi trabajo empec a seguir de cerca la si-tuacin social de Amrica Latina y el Caribe, he tenido los mismos sentimien-tos encontrados. De un lado, miro las cifras y constato grandes avances a pesar delas dicultades conocidas y de los retrocesos puntuales. Del otro, hablo con todotipo de personas, visito zonas rurales y urbanas y me doy cuenta del gran trechoque falta por recorrer para que todos tengan las mismas oportunidades.

    Es inaceptable, por ejemplo, que uno de cada ocho latinoamericanos y caribe-

    os sea considerado indigente, que no cuente con el ingreso suciente para garan-tizar su alimentacin diaria. Tampoco es alentador constatar que la diferencia enla calidad de vida de quienes habitan el campo o la ciudad es muy grande, que ladisparidad entre pases es muy amplia o que la desnutricin afecta a millones denios y nias quitndoles la posibilidad de aspirar a un futuro mejor.

    Aunque afortunadamente puedo decir con conocimiento de causa que losxitos en este campo superan de lejos a los fracasos. Hoy en da, el habitante pro-medio de la regin es ms sano y est ms educado. La disparidad de gneros se

    ha reducido en forma dramtica, mientras que la atencin a las poblaciones vulne-rables crece en forma consistente. Por esto, quizs, los ndices de satisfaccin conla vida son equiparables a los que se registran en las zonas ms ricas del planeta,como Europa Occidental, Amrica del Norte y Oceana.

    Existe, entonces, un gran nivel de optimismo. En general, las encuestas revelanque las personas de la regin se ven en mejor situacin con el paso del tiempo, asno sean tan positivas frente a lo que ocurre en su pas. Lograr que esas expectati-vas se cumplan para los casi 600 millones de personas que viven en esta parte del

    mundo, es uno de los principales retos que enfrentan nuestros gobernantes.

    La pobreza en retirada

    Si alguien tiene dudas sobre la validez del trmino dcada perdida en Amrica La-tina y el Caribe a la hora de mirar lo sucedido en los aos ochenta, no tiene ms queremitirse a las cifras. En 1980, el ndice de pobreza era de 40,5% y el de indigenciade 18,6%. Diez aos ms tarde, dichos indicadores se situaban en 48,3% y 22,5%,

    Las mejoras sociales: entre luces y sombras

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    Grfco 7

    Evolucin de la pobreza y de la indigencia en Amrica Latina y el Caribe, 1980-2010

    respectivamente. En tan corto perodo, 64 millones de personas engrosaron las lasde quienes tenan ingresos inferiores a dos dlares diarios, segn la paridad del po-der adquisitivo.

    A partir de 1990, en la regin se empez a recorrer un largo camino que nosiempre ha sido fructfero u homogneo. Tanto la estrechez de los presupuestospblicos, como los choques externos que impactaron la capacidad de las econo-mas regionales para generar buenos empleos, hicieron difcil que se concretaranavances signicativos. En 2002, por ejemplo, el ndice de pobreza lleg al 44%,equivalente a 221 millones de latinoamericanos y caribeos.

    Desde ese momento, las cosas empezaron a cambiar. Para 2010, el total depoblacin viviendo en condiciones de pobreza se haba reducido a 180 millones,mientras que la proporcin de pobres descendi a 32,1% y la de indigentes a 12,9%(CEPAL, 2010a). Puesto de otra manera, si hace un par de dcadas casi uno de cadados latinoamericanos y caribeos se encontraba en situacin de pobreza, ahora esuno de cada tres.

    No obstante, hay que insistir en que este no ha sido un proceso continuo. Entre1990 y 2002, el ritmo promedio de descenso en la indigencia fue de 0,26 puntos

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

    Indigencia Pobreza

    (porcentaje de la poblacin bajo la lnea de pobreza e indigencia)

    50

    40

    30

    20

    10

    0

    20062005 2007 2008 20092002199919971994199019861980 2010

    40.543.3

    48.345.7

    43.3 43.9 44.0

    39.8

    36.3

    34.1 33.0 33.1 32.1

    12.912.9 13.312.613.315.4

    19.418.719.020.8

    22.520.7

    18.6

    Fuente: CEPAL (2010a). Panorama social de Amrica Latina 2010.

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    Los niveles alcanzados en los ltimos aos en estos indicadores son los ms ba-jos en la historia de la regin y demuestran que las transformaciones son posiblesen periodos relativamente cortos, con lo cual aumenta la esperanza sobre lo que se

    puede lograr con un esfuerzo sostenido en el mediano y largo plazo. Pero mientrasesto ocurre, vale la pena examinar cules fueron los factores que inuyeron paradar un salto tan notable.

    Para comenzar, hay que destacar el triunfo en la lucha contra la inacin. Elhaber llevado los aumentos en los ndices de precios a niveles de un dgito enforma consistente, despus de que estos superaron en algunos pases niveles del1.000% anual en los 90, ha permitido defender el poder adquisitivo de las perso-nas ms vulnerables. Con razn se dice que el aumento de los precios constituye el

    porcentuales por ao, mientras que el ritmo promedio de reduccin en la pobrezatotal lleg a 0,36 puntos porcentuales por ao, sin mencionar las variaciones entrepases. Sin embargo, entre 2002 y 2008 esa velocidad aument a 1,08 y 1,83 pun-tos porcentuales, respectivamente (CEPAL, 2010g).

    Grfco 8

    Evolucin de la pobreza en Amrica Latina y el Caribe, 2002-2009

    Las mejoras sociales: entre luces y sombras

    Fuente: CEPAL (2010g). El progreso de Amrica Latina y el Caribe hacia los objetivos de desarrollo del milenio. Desafos para lograrlos con igualdad.

    (a)El perodo 2009 corresponde a la encuesta ms reciente disponible entre 2006 y 2009.

    2002 2009a

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    80

    0

    Bolivia

    Hondu

    ras

    Brasil

    Mxic

    o

    Chile

    Pana

    m

    Colombi

    a

    Per

    Ecua

    dor

    CostaRi

    ca

    Rep.D

    ominic

    ana

    ElSalva

    dor

    Vene

    zuela

    Gua

    tem

    ala

    (porcentaje de la poblacin bajo la lnea de pobreza en pases seleccionados)

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    impuesto ms regresivo que existe, pues reduce el ingreso disponible y repercuteen la capacidad del Estado de generar riqueza. Debido a esto, no es un logro menorque la inacin haya descendido signicativamente en los ltimos quince aos enla regin.

    La estabilidad relativa en el frente inacionario se ha combinado con una me-jora en el ritmo de crecimiento, que se ha elevado a promedios anuales superioresa 4% en el mismo periodo. Como consecuencia, la tasa de desempleo ha dismi-nuido desde ms del 10% a comienzos del siglo a 7,6% en 2010 y con tendencia aser todava ms baja en 2011, pues un estudio conjunto de CEPAL y OIT sostieneque podra ubicarse por debajo del 7%, algo que no tiene precedentes en la his-toria reciente. El incremento sostenido en el PIB ha permitido un fortalecimientode los presupuestos pblicos. Esto, a su vez, se ha traducido en un aumento del

    gasto pblico social que pas de 12,2% del PIB regional en 1990 a 18% en 2008,mantenindose en niveles cercanos desde entonces. Al mismo tiempo, el gasto porhabitante en dlares constantes del ao 2000 aument de 440 a 885 en el mismoperodo. Aunque en ciertos momentos ha habido inquietudes sobre la sostenibili-dad de este esfuerzo, las mejores perspectivas econmicas regionales hacen pen-sar que es posible mantenerlo en el largo plazo.

    Grfco 9

    Gasto pblico social en Amrica Latina y el Caribe, 1990-2009

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

    Fuente: CEPAL (2010a). Panorama social de Amrica Latina 2010.

    Gasto pblico social como porcentaje del PIBGasto pblico social per cpita

    Porcen

    tajes

    EnU

    S$

    1000 20

    800 18

    600 16

    400 14

    200 12

    0 10

    900 19

    700 17

    500 15

    300 13

    100

    1990-1991 1994-1995 1998-1999 2002-2003 2006-20071992-1993 1996-1997 2000-2001 2004-2005 2008-2009

    11

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    43Las mejoras sociales: entre luces y sombras

    Entre los planes implementados en los ltimos aos para combatir la pobreza yla marginalidad, el que ha tenido ms xito es el Programa de Transferencias Mone-tarias Condicionadas (PTMC), que se ha puesto en prctica en la mayora de los pa-ses latinoamericanos. Mediante la recepcin de un estipendio mensual, una familia

    asegura el uso de sistemas de nutricin o de salud especcos o se compromete alenvo de los menores de edad al sistema educativo, con lo cual se mejoran los ingre-sos promedio y se ponen las bases para que las siguientes generaciones cuenten conmejores oportunidades cuando deban ingresar al mercado laboral.

    En 2009 hubo programas de este tipo en 17 pases de la regin, los cuales be-neciaron a 22 millones de familias, con un costo cercano al 0,25% del PIB (CEPAL,2010g). Diversas investigaciones han demostrado que el instrumento es muy tilen el corto plazo, pero que no est clara su capacidad para evitar la reproduccin

    de la pobreza, que es parte del objetivo fundamental, y que hay varios elementosque requieren fortalecerse (BID, 2011b).

    Estos programas vienen siendo adoptados en un periodo de profundo cambiodemogrco. Una mirada a lo sucedido en el pasado medio siglo revela una trans-formacin impresionante en la dinmica demogrca de la regin. La tasa de cre-cimiento de la poblacin se ha reducido de manera importante. As, el promediode hijos por mujer pas de 5,9 entre 1950 y 1955 a 2,4 entre 2005 y 2010, lo cualreeja una notable reduccin en la tasa de dependencia en el hogar.

    Grfco 10

    Tasas de fecundidad en Amrica Latina y el Caribe, por quinquenios, 1950-2015

    Fuente: CEPAL (2008). Transformaciones demogrcas y su inuencia en el desarrollo en Amrica Latina y el Caribe.

    1

    2

    3

    4

    5

    6

    1950-1955 1970-1975 1990-1995 2000-2005 2005-2010 2010-2015

    Nmerodehijospor

    mujer

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    Para quienes han examinado estos temas, lo sucedido es resultado de diversosfactores como el fenmeno de urbanizacin creciente, que inuye sobre el tamaode las familias. Cerca de 8 de cada 10 latinoamericanos habitan hoy en centrosurbanos, una de las proporciones ms altas del mundo. No menos importante es

    el aumento de la escolaridad femenina, as como la creciente participacin de lamujer en la fuerza laboral.

    Las estimaciones ms recientes indican que la tasa de crecimiento de la pobla-cin entre 2035 y 2040 va a ser apenas de 0,3%, menos de una tercera parte de laactual. Al mismo tiempo, la pirmide de edades va a cambiar sustancialmente. Porejemplo, los jvenes entre 0 y 14 aos de edad van a pasar de representar el 27%del total de la poblacin en 2010 al 18% dentro de tres dcadas. En contraste, losmayores de 65 aos aumentarn del 8% al 19% en el mismo lapso (CEPAL, 2010c).

    Todo lo anterior quiere decir que el tamao medio de los hogares es menor y quela tasa de dependencia se ha reducido, lo cual implica que el ingreso debe distri-buirse entre menos personas. Este bono demogrco, como lo denominan losespecialistas, va a evolucionar favorablemente en la regin durante unas dcadas,hasta que la proporcin de adultos mayores crezca, tal como est previsto.

    En medio de este panorama, es necesario tener en cuenta que los cambios enla tasa de pobreza estn asociados con la evolucin del nivel de ingreso, as comocon su distribucin. El primero, ms conocido como efecto crecimiento, es el

    responsable del 85% de los avances sealados entre 1990 y 2008 (PNUD, 2010).En lo que tiene que ver con su distribucin, esta ha sido ms lenta y posicionadoa la regin hoy como la ms desigual del mundo (BID, 2011b). Aunque ha habidoalgunos progresos recientes, como lo demuestra el ndice Gini, que pas de 0,55 a0,52 entre 2002 y 2008, resultan inaplazables polticas ms efectivas orientadasa cerrar las brechas existentes. Los costos sociales y econmicos que esto implicano son menores. Las profundas desigualdades en la regin frenan el crecimientoeconmico, imponen lmites a la movilidad social e intergeneracional y tienen im-

    plicancias negativas al aumentar la delincuencia (BID, 2011b).

    La dcada de Amrica Latina y el Caribe, una oportunidad real

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    Por otra parte, hay que tener en cuenta la realidad de grupos especfcos de la

    poblacin. As, la incidencia de la miseria en los nios de la regin es el doble de

    la que se registra entre los mayores de edad, mientras que la pobreza aecta a 81

    millones de inantes. Tambin esta golpea mucho ms a las mujeres que a los hom-

    bres y a los habitantes de las zonas rurales ms que a los de las zonas urbanas. No

    menos seria es la situacin de los grupos indgenas o arodescendientes, con tasas

    de indigencia hasta seis veces superiores al promedio.Un ltimo elemento para tener en cuenta es el peligro que representan ciertas

    situaciones para los alcances logrados. Tal es el caso de los choques externos, que en

    el pasado impidieron a Amrica Latina y el Caribe mantener una tasa de crecimiento

    sostenida, con las consecuencias conocidas sobre la estabilidad y el empleo.

    Tampoco es menos importante la posibilidad de alzas elevadas en las cotizacio-

    nes de los productos primarios que, si bien benefcian a la mayora de los pases,

    golpean con dureza el poder adquisitivo de las amilias de menos ingresos. Los

    Grfco 11

    ndice de Gini en diversas regiones del mundo

    10

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    40

    50

    60

    ndicedeGINI

    Guatemala

    Amrica Latina y el Caribe Asia Pases desarrollados

    Pases seleccionadosa

    (a)ltimos datos disponibles para los pases seleccionados en Asia y Amrica Latina y el Caribe fuctan entre 2005 y 2009, con excepcin de Hait (2001) y Jamaica

    (2004). Los ltimos datos disponibles para los pases desarrollados seleccionados ueron registrados en 2000.

    Fuente: Banco Mundial (2011). World Development Indicators (WDI).

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    reajustes de precios que tuvieron lugar en algunos alimentos y en los combustiblesdurante la primera mitad de 2008, fueron un campanazo de alerta que es mejor noolvidar, sobre todo cuando vemos las tendencias recientes.

    Hay que insistir en la calidad del empleo. Ms all del descenso en las tasas

    de desocupacin, la creacin de puestos de trabajo formales ha sido muy lenta enla regin. Este factor frena el acceso pleno de la poblacin a la seguridad social eimpide que los avances en la lucha contra la pobreza tengan cimientos ms fuertes.

    Educacin: un vaso medio vaco y medio lleno

    Sin duda, la educacin es una de las principales rutas para poder superar el atrasosocial de Amrica Latina y el Caribe. Pocos esfuerzos en materia de poltica pblica

    tienen una recompensa tan grande como la de capacitar a las generaciones msjvenes y darles herramientas para desempearse en el mercado laboral y apro-vechar las oportunidades que brinda una economa ms moderna y diversa, en unescenario de creciente globalizacin.

    El esfuerzo que ha hecho la regin es notable. Para citar un ejemplo, la tasa deanalfabetismo en mayores de 15 aos, que tres dcadas atrs era cercana al 20%de la poblacin, se redujo al 8,3% en 2010 (CEPAL, 2010c). A lo anterior hay queagregarle un esfuerzo denido para incrementar la cobertura en todos los niveles,

    lo cual tambin ha rendido sus frutos.As, la tasa neta de matrcula en la enseanza primaria, que en 1970 fue de

    77%, lleg a 94% en 2008. Dicha evolucin implica que en muchos pases se hallegado a la meta de conseguir la cobertura universal, a pesar de que hay reza-gos importantes. Con respecto al nivel preescolar y atencin a la primera infancia,en varios pases se ha ampliado el acceso a centros que proporcionan cuidado yeducacin infantil, no obstante la informacin disponible, an bastante limitada,apunta a sealar profundos dcits en diferentes mbitos, adems de grandes dis-

    crepancias por pas, nivel de ingreso y educacin de los padres (BID, 2011b).Tambin ha tenido lugar una importante mejora en la cobertura en educacin

    secundaria. La proporcin de jvenes matriculados en este nivel pas de 21% en1970 a 71% en 2008. Adicionalmente, en educacin terciaria se han presentadoavances, pero de menor magnitud. En 2008, el 38% de los jvenes estaban matri-culados en una institucin tcnica o universitaria, en comparacin con el 22% re-gistrado en el ao 2000. Este indicador, vale la pena aclarar, es muy superior al 6%identicado en 1970, pero muestra que es necesario avanzar con mayor celeridad.

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    47Las mejoras sociales: entre luces y sombras

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    Tasa neta de matrcula en los niveles Primario, Secundario y Terciario en Amrica Latina

    y el Caribe, 1970- 2008

    Todas las mencionadas son buenas seales. A manera de resumen, se puedearmar que ms nios y jvenes que nunca antes en la regin asisten a institucio-nes educativas de todos los niveles; los estudiantes ingresan al sistema de mane-ra ms temprana, permanecen en l ms aos y completan grados ms altos. Labrecha de gnero casi ha desaparecido y, de hecho, las mujeres han comenzado asuperar a los hombres en diversos indicadores. El cambio es de tal magnitud que,por ejemplo, en algunos pases cerca de la mitad de los universitarios provienen

    de familias en las que ninguno de los padres tiene grados de educacin superior.Tales avances no quieren decir que la tarea est terminada. Amrica Latina y el

    Caribe se encuentran rezagadas frente a otras zonas del mundo con niveles de ingre-so similares, en donde los jvenes permanecen en el sistema educativo hasta cuatroaos ms, como ocurre en reas de Asia (Barro y Lee, 2000). En trminos de mo-vilidad educativa, los pases de la regin ocupan tambin puestos muy rezagados,evidenciando con esto no solamente la problemtica de desigualdad en los ingresos,sino tambin del inequitativo acceso a oportunidades de progreso (OCDE, 2010).

    Fuente: CEPAL (2009a y 2010c).Anuario estadstico de Amrica Latina y el Caribe.

    (a)Las tasas en el nivel terciario corresponden a la tasa bruta de matrcula.

    Primario Secundario Terciarioa

    1970

    100

    80

    60

    40

    20

    01990 2000 2005 2008

    77

    86

    93 94 94

    71

    38

    31

    70

    22

    62

    29

    17

    6

    21

    (en porcentaje)

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    Existen grandes disparidades segn el nivel socioeconmico de la persona, aligual que entre zonas urbanas y rurales. Esta brecha es todava ms amplia en elcaso de las poblaciones afrodescendientes o nativas. Adicionalmente, junto conpases que han logrado grandes avances existen otros que se encuentran muy por

    debajo del promedio, lo cual puede aumentar las distancias en materia de ingresofuturo o potencial de crecimiento. Los casos para ilustrar estas armaciones abun-dan. As, mientras solo 2 de cada 100 nios en los estratos superiores no culminala primaria, esa proporcin sube a 12 de cada 100 entre los ms pobres. Al mismotiempo, la tasa de nios que completan este nivel es de 96% en las ciudades, perobaja al 85% en el campo (CEPAL, 2010c).

    Esta situacin se agudiza en la secundaria, pues las posibilidades de trabajojuvenil y la necesidad de llevar dinero al hogar empiezan a competir con la alter-

    nativa de permanecer en una institucin educativa. No menos importante es latradicin familiar que inuye en las eventuales dilaciones o falta de conclusin delos grados ms altos. Tales circunstancias llevan a que mientras 83 de cada 100estudiantes pertenecientes al 20% ms rico de los hogares completa la secundaria,en el caso de los jvenes pertenecientes al 20% de hogares ms pobres, esa pro-porcin es inferior al 25%, un indicador muy similar al de los jvenes en las zonasrurales, siendo an ms baja en el caso de los jvenes de poblaciones indgenas(CEPAL, 2010g).

    Las diferencias son peores en la educacin superior. Las investigaciones mues-tran que por cada 27 jvenes de estratos de altos ingresos que logran completar 5aos de estudios, apenas 1 de bajos recursos lo consigue (CEPAL, 2010g).

    En el tema de la calidad los resultados de las pruebas acadmicas que ofreceel Programa Internacional para la Evaluacin de Estudiantes (PISA), llevado a cabopor la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico (OCDE), mues-tran que las competencias de los estudiantes latinoamericanos se encuentran muypor debajo del promedio de otros continentes.

    Y no es todo. Las diferencias segn el estrato socioeconmico son notorias. Losestudiantes de menores ingresos no han desarrollado las competencias bsicaspara desempearse en las reas medidas (lenguaje, matemticas y ciencias), algoque tambin ocurre con quienes habitan en las zonas rurales.

    Un tema acuciante es el de las competencias digitales. En la medida en quelas tecnologas de informacin (TI) se masican, es preocupante constatar que labrecha que, en general, experimenta la regin es ms extrema para los estudiantesde menores recursos. Dicho de otra manera: es tres veces ms probable que tenga

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    computadora un hogar de altos ingresos, que uno pobre. Esta distancia es todavams extrema en el caso de acceso a Internet, por lo cual el equipamiento adecuadode las instituciones educativas constituye un elemento clave.

    Por tanto, la agenda en materia de educacin para Amrica Latina y el Caribe

    es doble. De un lado, se encuentran los retos de siempre que consisten en aumen-tar la cobertura, mejorar el acceso, asegurar la progresin del esfuerzo realizado yconseguir la conclusin de