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bajadores. En ellas han de encontrar un des- canso en su ruda labor y la compensación a sus afanes diarios en la lucha por la vida. El conejar familiar es el complemento de la casita de campo, y en su cuidado encon- trará disíracción la mujer de la casa, al mis mo t empo que provisiones para su despensa y pieles que hagan confortable la casa, y has- ta embellecer su indumentaria, aprendiendo el corte y confección de la piel, que requiere manos femeninas, También aquí, aunque en menor escala, pueden encontrar aplicación los residuos de la casa. del jardín o huerta e incluso m^uchas yerbas silvestres que pueden ser aprovecha- das por los huéspedes del conejar. Pero no son s^ólo los obreros agrícolas qu'e- nes pueden iniciar la Cunicultura. Todo aquel que viva en el campo, todo aquel que posea una villa, chalet, iorre, masía, cortijo, etc., es decir, todo aquel que disponga de una huerta o de un jardín o de ^un patio, puede en ellos efectuar su pequeña instalación ca ^ĉ^; z de proporcionarle carne barata, sana y ^ómica para su mesa y aun para la venta convec'nos o amigos. ^ ORES QUE TNTEGRAN EL EXITO EN CUNICULTURA Ŭ na vez conocida la ímportancia económi- ca de la Cunicultura y los beneficios que pue- de reportar a la economía pública y privada

bajadores. En ellas han de encontrar un des-

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bajadores. En ellas han de encontrar un des-canso en su ruda labor y la compensación asus afanes diarios en la lucha por la vida.

El conejar familiar es el complemento dela casita de campo, y en su cuidado encon-trará disíracción la mujer de la casa, al mismo t empo que provisiones para su despensay pieles que hagan confortable la casa, y has-ta embellecer su indumentaria, aprendiendoel corte y confección de la piel, que requieremanos femeninas,

También aquí, aunque en menor escala,pueden encontrar aplicación los residuos dela casa. del jardín o huerta e incluso m^uchasyerbas silvestres que pueden ser aprovecha-das por los huéspedes del conejar.

Pero no son s^ólo los obreros agrícolas qu'e-nes pueden iniciar la Cunicultura. Todo aquelque viva en el campo, todo aquel que poseauna villa, chalet, iorre, masía, cortijo, etc.,es decir, todo aquel que disponga de unahuerta o de un jardín o de ^un patio, puedeen ellos efectuar su pequeña instalación ca

^ĉ^; z de proporcionarle carne barata, sana y^ómica para su mesa y aun para la venta

convec'nos o amigos. ^

ORES QUE TNTEGRAN EL EXITOEN CUNICULTURA

Ŭna vez conocida la ímportancia económi-ca de la Cunicultura y los beneficios que pue-de reportar a la economía pública y privada

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la producción del conejo con fines cárnico^ o^. . ^^lpc eteros, surge en nuestro animo la idei zde ^

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;^s,^^proceder al montaje, ^nstalación y expl a-ción de una Granja conejar.

Pero antes de ir a su realización, es ne ĉsario que procedamos a arrojar una miradaintensa y a estudiar con la máxima imparcia-lidad toda una serie de factores que contri-bu^rán al éxito o al fracaso del negocio.

De estos factores, unos podemos conside-rarlos com,o intrínsecos con nosotros 7nismos,y los otros como extrfnsecos.

Los primeros se referirán, principalmente,a nuestxas condiciones, aptitudes y gustos;los segundos, a los elementos de que podem,osdisponer, asf como a la posibil'dad y condi-ciones para la colocación de los productoa ob;tenidos de la industria.

Todos estos factores deben ser estudiadosen su integridad, y si después de un estudioatento sacamos la convicc'ón de que nos sonfavorables, vayamos a acometer de lleno yrápidamente la organización de la industx•ia,ya que debemos ser cautos en el pensai- yrápidos en la acción ; pero si por el contra-rio, todos o algunos de los factores nos sondesfavorables, deberemos examinar la mane-ra de remediar u obviar es^tos inconven=entes,y si esto no es posible. abandonar la idea ydedicar nuestra actividad por otros derrote-ros más favorables a nuestras aptitudes o po-sibilidades.

En primer lugar, he^mos de s^entir afecto y

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ca2^ño a estus animales. Cierto ^lue la cunvivencia en^•endra el cariño; por tanto, es deesper^^r que, al poco tiempo de iniciada la in-^dustria, pueda sentirse cariño e interé^ poi•estos animales, Pero es indudable: también,que de esta convivenc^a pueden surgir mu-chos rnotivos de desafecto, ya que, al fin yal cabo, los conejos necesitan estai• rodeadosde cuidados que sólo son posibles a expensasde nuestro rehoso y a costa de n;uestro tra-bajo.

Verdad es que síendq Ia Cunicultura unaindustria lucratíva, y siendo el conejo animalproductor de beneficias que compensan, y concreces, e1 trabajo que a él se ded"ca, no esmenos cierto que podrá llegar un momentoen que estas consideracione^s se olviden.

Por ^atra part^, la rutina en el trabajo lamonotonía de las operaciones necesarias enun conejar y el trabajo impuesto, obligado,son causas que obran conj^untamente paradisminuir o para acabar con la afición cu-nfcula, y mucho más si esta af'ción no seencuentra ^muy arraigada en nuestro ánimodesde el principio.

Hemos de sentir afición a ia industria; ^e-mos de tener cariño a es^tos animales; de iocontrario nuestra Granja no marchará bien.

Recordemos que los conejos están encerra-dos en sus jaulas, qu^e no nos lIaman paraque les camb^emos las camas, ni n^os adver-tirán en la suciedad en que víven, nf ncrs i•e-

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clam^tcán un^i mejoi• o más cuantiosa Y'ACIÓn

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^1 nOSOtI'OS n0 1]04 inte^'e8$mOS p0i' E'SÍRS

cues^i^ones, la enferm^edad. el adelgazamiento

Uiru Corrtix dc dcti,^rur la pícl, Li presuute foto{;rxlix e5 Ix aorres-

pon^liente ;^ uux pic•I Oxat^:,n^^•s, do grxn importxucix prlutrrn.

de los ejemplares, la poca f'ecundid^d de ;^smádres o la excesiv^ moY^tc-^lídad infuntil, se-r^ la primu.a•a ]iam^^n al oY+den, y entonces,ya las hérdidas se hah ►•áil iniciado, y aun E.sUosibl^e que el mal no tenga remedio.

Hc^mo^ de sentii• la necesidad del tY•abajo

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y hemos de considerar éste, no como una obligación pesada de cumplir, sino cflmo una d s-tracción, como una obligación que n•os impo-nemos voluntariamente y como tal debemosllevai•la a cabo con meticulos'd.xd, con entusiasmo, con placer, con verdadero gusto. He--mos de cons'rderar que si el conejo nos da to-do cuanto él tiene: su carne, s•u p'el, su pelo,y no sólo lo suyo propiamente dicho, sino todo lo de sus descendien^es, j^usto es que nos-otros le r^odeemos en toda su vida de las po-sibles comodidades.

Y si esta gratitud no se comprende, pense-xn^os que si nosotros no rodeamos al animalde buena habitación, de una higiene perfec-ta, de excelente alimentación, de atencionesde cuidados, el conejo, a pesar de su buen deseo, no podrá proporcionarnos elementos eca-nómícos ni en descendientes ni en productospropios.

Es, pues, necesario dar. al animaI cuantunecesibe si no por gratítu^d, por egofsmo.

Atención que dediq^uemos al anímal. bene-ficio qu^e nos reportar^. Descui^ío o desaten-ción por nuestra parte, pérd'da que encon-ti•aremos en el conejar.

La Cunicultura no es ni un ^manantial deoro ni una lotería. Nq basta tomar un bille-te; es decir, no basta dedicar una cantidadde dinero a organizar una explotación. paraque t^engamos derecho al premio gor^io. Siacaaso, la Cunicultura podemos considerax•lacomo una mina. Una mina, por sí,.nada vale.

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Si querem.os obtener de ^una mina un rendimiento, es necesario que procedamas a ex-plotarla y que en ella pongamos nuestro tra-bajo manual o intelectuaI, o de ambas co-sas a la vez. Unicamente en esa forma deb.-mos operar; si no tenemos af'ción al traba-jo, debererrLOS^ desistir de hacernos cunicuItores.

La Cunicultura no puede ser profesión d^vagos, ni de perezosos. La Cunicul4ura llevanombre de mujer, y ésta no se entrega sinoal liombre fuerte, capaz, apto, al más digno.Si de la Cunicultura hemos de obtener unrendim`ento, será preciso ofrecerla nuestrainteligencia y nuestx^o trabajo; deberemosdemos^txar que samos dignas y fuer^tes. Y laCunicultura se nos rendirá comperísandonuestros afanes con eI benef:cio ^económica

Pero no bastan nuestras actividades, cua-lidades y apt•tudes, ni aun nuestra voluntad.Es necesario, además, contar con otras cir-cunstancias, y la primera de ellas es "paseercapital suficiente".

No dec'mo^ poseer un gran capital, sino"capital 5ufic^ente", el capital estrictamentenecesario pax•a el fin que nos proponemos.

De nada nos servirá montar una espléndi-da instalación con magníficos reproductores,si al día si^•uiente, o al tercer ^mes, no pode-mos aiimentar a Ia poblac'ón de la Granja.EI conejar no nos proporcionará ingresas si-no después d^l sexto mes, aproximadamente.

Durante todo ese tíempo, seis meses, he-

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mos de alimentar a los animales y la Gran-ja ha de marchar con su ritmo norrnal, y para ello hemos de tener recursos suficientes.

Será necesaria la prev'sión y, por tanto,al redactar el proyecto de la Granja, hemosde conbar en el presupuesto, no sólo con l^asgastos necesarios a su instalación, sino a susostenimiento completo durante todo ese lapsode tiempo, ^mas la cantidad necesai•ia parael sostenimiento de nuestra casa ,y familia.A1 proyectar ]a industr`a, al redactar el opor-tuno presupuesto, no ^debemos olv'dar estasatenciones,

Claro es q^ue nos referimos al proyecto deinstalación de una Granja de relativa impor,•tancía; en el caso de que se trate de la p^-queña in'dustria, de la Granja fam^lisr y ca-sera, que posee nuestra preferenci<;, no esprecisa esta prev'sión• En este cafio iniciare-mos 9a industria con una, can dos o can seishembras, las que podamos sufragar con nuestros ahorros, ya que el presupuesto de gastosfamiliar•es estará cubierto por nuestro tra-bajo en la profesión actual, y la Cuiiiculturala consideraremos comA ind^ustria accesox^ia,sirviéndonos sus ^ngresos para mejorax• lascondicion^es de nuestra vida, y nunca parasubveni^r a, i;odas sus necesidades.

Somos partidarios de entregar el cuidadode los conejos a la mujer y a las hijas cam-pesinas, pero siempre que el padre siga ensu profesíón u of cío, en su trabajo ordina-x•io. Montar una ind^ustria, q^ue ciex•tamente es

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lucrativa, dejarla en manos de la mujer, ycon los rendimientos obtenidos cubrir las n^-cesidades del presupuesto familiar, lo reputamos al^am^ente nocivo y antisoc'al. La Gu-nicultura ha de ser industria accesoria en laeconomía campesina y servir sus ingresos pa-ra mej.orar las condicion^s de la vida, paraeducar la prole, para instruirla, para elevar-la en conocim'entos y para constituir un se-guro para la enfermedad y para la vejez. Debe servir para mejorar la triste situación ac-tual del campesino no para trocar un ^hrabarjo por otro, un rendimiento por otro, ni mu-oho menos para crear vagos, al amparo deuna industria de alta rentabilidad.

Otro de los factores integrantes del éxitoes la "acertada elecc'ón de local". Y en él he-mos de considerar la el^cción de la localidad,dentro de la región; del local, dentro•de lalocalídad, y de la orientación, dentro del localeIegído.

En cuanto a la elección del punto ^más ad^e-cuado a la industría tendremos presente dospuntos de vista: el técníco y el comercial.

Des^de el punt^o de vísta t^écnico, pocas se-rán las Iocalidades que no reúnan condicionessuficientes para la instalación del conejar. Ano ser localidades. excesivam^nte frí2s o ex-cesivamente calurosas, en casi toda Españaes suscep`ib^e dF implantar la industr^a.

En los cl^mas men^os templados quizá seamás favorable la explotación de animales p^-leteros; en los más templa,doŝ, el Angora en-

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contrará bu^n ambiente, y siempre la pro-ducción de carne aerá posible.

Si examxnamos e! aspecto de facilidad dealimenta,,ión apenas exisc^ir un rin,.ón ^ie1~aparia donde no se proauzcan pastos y huer-tas de regauíos, y sx éstos xio existen, habráremo.acha azucarera, uva, aceite, fru^ales, ár-bo^es de sambra, bosque, praaos natura,^s,cereales, legum_nosas, arro^, algarrobas, na-ranjas, fábricas extractivas de algodón, de li-no, de cacahuete, cerveza, ooco, co^^servas, ve-getales, e^c., ete.; en una palabra, en casi to-das las ^oca.lidades españolas se padrá proce-der a la implantación de ^una (xran^a cone^ar.

Dentro ae una localidad existirán sit os olocales que reunan co^xdic,ones más o menosfavorabl ^.

Si poseemos una. f_nca propia, es indudable que en ella hemos de efectuar ^a xns^-a-lación.

Las ventajas que la fin.ca propia posee,compensarán, y con creces, los inconven ent^sderivados de su situación, y se necesita queesta situación s^ea altamen^e desfavorable. pa-ra que nos obligue a buscar otra alquilaaa.Dentro del local, hemos de estudxar la orien-tación del conejar, Tampoco en este puntoes exigente el conejA. Necesita para su vida,aire, luz y sol. Tengamos presente que el ca-lor molESta enormemente a este animal. Nohay más que ver^o en días calurosos, al me-diodía, tendido en la jaula, con la lengua fue-ra y jadeante, para comprendér que el calor

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es altamente desfavorable para su vida, y,por el contrario, en días fríos, a altas horasde la noche o de la madrugada, se le ve co-rretear nor la jaula con vigor y vivacidadnada comiín, índíce seguro de que ei frío fa-vorece su vida,

A^1 mismo tiEmpo, el ^sol debe entrax• en ^^lajaula en invierno o, por lo menos, Ios rayosso^ares deben estar dirigídos hacia ella ; me-jor dicho, las jaulas deben oy^íentarse ha^cíalos rayos de sol. Aparte de la acción bienhechora de los rayos solares, el conejo gust^,de tenderse en la rayita del sol que le visitadurante el invierno. Anotemns todas eatasĉontliciones y afirmemos que la orientaciónNorte no será conveniente en casi ningún ca-so, como tampoco será la ox-ientaGión al 'Me-diodía, por el excesivo ca.lor, La más acepta-ble, en términos generales, en los climas deEspaña, será la orientación Levante o Po-niente, sin perjuic^o de hacer un estudio aten-to de cada localidad, de s^u clima y vientosdominantes, antes de proceder a 1>x determinación de la orientación más convenient^^.

La orientación deberá estar acompañada ^demedios auxiliares, ^camo plantaciones arbó-reas, arbustivas y trepadoras, así como depersianas y cortinas en verano, y cierres, máso menos intensos, durante el ínv'_erno, ]o quefavorecerá la adopción de orientaciones fijas,aunque rw reúnan en sf todas las condicionesdeseadas.

Hemos dicho que el conejo neces^t», nire

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]ibi•e, ^' 1^oi• ello haS'a^nos de la Granj^l est^i-^lc^cida en locales cerra-dos, asi eOn^a de 1as^;•alerías extremadamente anchas, de grandes

La de^eoxdo de Lx picl •^s ab.^uLuttttnente neca•sario.i s^• yniere re^^^i-lorar Ln pieL Ltt iu^^Jur forma dc desocado es madiante ol empli•o d^^toneoroy. Da nste asuuto r;c tratarú nmplinmrnte on et toiuo «Ln in-

riuntriu dc ln pii+lu pr^i^;imu ;^ npru•ocei• y on lua de ^Ciu^tid^,^s v Tin-ir^s ^^ ^^11;inniil rl^^ ronG^coinn^e prletw•nsn

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luces en su cubierta, ya que en su parte ceri-tral no entrará jamás ei sot, y remedando unadagio vulgar, nos veremos obligad^os a de-c_r que "donde no entra et sol, se verá obli-gado a entrar el Ve^erinario", Y a propósito da esto, recordaremos que durante una Ex-posición de Cuniculiura, celebrada en Marse-Ila, durante el verano, se observó una excesi-va m.ortalidad en al ganado expues^o, deb•doal exceso de calor propio de la estación y delclima de Marsella. Preocupados los dírigen,-tea por el hecho, estudiaron las causas, yaque existían an^males que parecían gozar decaracterísticas resisten:es ál calor, y, produc-to de tales estudios, fué la afirmáción de quecasi todas Ias víctimas pertenecían a an^males exp:otados en locales cerrados, mientrasque los^ que resistieron el calor se habían cria-do al aíre libre, en explotaciones ab'ertas.

Estos últirnos animales poseían vitalidad yresistencias suf'cientes, mlentras que los pri-meros, los procedentes de explotaciones ce-rradas, eran animales de inyernadero 'nca-pa,ces de sufrir l^os rigores de un clima. Nosprotlunciamos, pues, por la insta'ación ^del co-nejar en gal^rías abiertas, al aire libre, depoca, anchura y cubiertas por mater•ales deocasión o economia.

Otro punto dígno de estudio es el aspecto"comerc al". Aun en las Gran,jas explotadaspor su carne, por su piel o por su pe'o, verdaderamente industriales, exístirán y se po-drán vender animales selectos como repro-

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ductores. Para conseguir esta venta será ne-cesario facilitar la vis?ta a la Granja, y esindudable que se conseguirá cuando ésta sE,encuentre próxima a una vía de comunicac:óny^con rápidas, fáciles y contitantes comuni-caci^ones. !'ero, aun descartando este aspec-t^o, la Granja tendrá c^ue dar salida a sus productos, y esta salida será tanto más fácil yeconómica cuanto más comunicada ,y más pró-xima se ^encuentre del mercado, ^de la carrete-x'a o de la vía férrea.

La, proximidad o lejanía de la Granja a laspoblaciones o a sus mercados naturaies ha deser función de su capacidad.

Una Granja pequeña se deberá encontrarmuy próxima ^a, su merca,do propio. UnaGranja de gran capacidad podrá estar muyaleja,da.

Sí saca.mos a 7a venta media docena deejemplares^, los gastos de tx'ansporte signifi-carán un taxvto por ciento muy elevado d^elprecio ^en venta; si, por el contrario, una ex-pedición está compuesta de centenares o demiles de conejos, su valor y su 1>eneficio no.^permit^rá el pago del cami^ón de arrastre y aunde efecbuar muy grandes r•ecorridos.

Las tierras y las fincas próximas a la po-bla^ción son ca.ras en alqui^ler; las alejadasson más económicas. Los productos necesax^os para la alirrxentación de] conejo son muyeconómicos en los pueblos y aldeas, y se en-carecen en las pablaci^onea o en sus alrede-dores. También es cierto que la carne se ven-

CIINICULTIIOA `J

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de mejor en 1as capitales que en los pueblos.Estas consideraciones, y otras más sobre

las que no nos extendemos, en absequiA a^1^1brevedad, deben tenerse en cuenta al efec.-tuar los trabajos preparatorios para deter-minar el emplazamiento donde vamos a implantar nues^tra industria.

Otro punto, tan interesante como los ante-c-iores, es el "con^ocimiento de la industria",y en él comprendemos más bien ^lo que pu-diéramos llamar "técnica de la ^explotación".

Es indudable q^ue, sin conocimientos espe-cializados, se camína al fracaso, A nadie, pro-fano en la materia, se le ocurriría montaruna fábrica, de pianos, y mucho menos hratarde dirigirla. Y, no abstante, siempre que ^deagricultura o de ganadería se ^trata, ^todos noscreemos ca^pacitadas, y, lo que es más^ triste,todos o casi todos fracasamos.

No es raro oír hablar mal del rendim^en-to de la ganaderfa o de la agricultura, defracasos; pero apenas existirá uno salo queconfies^e este fracaso achacando la falta deconocimientos o de práctica, Y es que, natural^mente, enierrar una semilla ^en ^la tierray esperar que el tiempo y la humedad coope-ren a la germinación, desarrollo y fecunda-cidn de la flor o del fruto; lan^zar los ani,-males al azar, ^esperando que la na.turalezaimponga sus leyes para recoger las migaja.5que por casvalidad caen en la m^a del ^des-preocupado, podrá ser sencillo y cómado, pe-ro poco ecanómioo •y, sabre todo, ea^puesto

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a la pérdida de la semilla o de los reproduc-tores.

La Cunicultura es una industria, y comotal, sujeta a la organización de leyes econó-micas y técnicas. Descanocerlas, equivaletanto como a caminar• a ciegas, y los c^egosalguna vez llegan a su destino; ^pero ^las másde las veces se pierden. Y aun cuando lleguena su destino, queda por averiguar el tiempoque tardaron y el camino tortuoso por áondedonde caminanon, Y todo camino ^tortuoso enuna industria represen,ta una pérdida, camopérdida es también el tiempo exagerado in,-vertido en su marcha.

No hay más remedio que conocer las leyesque regu^lan la industria cunícola, si en ellaqueremos tener éxito. Con esto no queremosdecir que para criar conej^os sea necesarioposeer una cultura ni grande, ni extensa, niespecializada• Lo que sí hay q^ue conocer c^er-tos matices, ciertas prácticas, y, sobre todo,hay que desterrar muchos, muchísimos prej^uicios que dificultan y perjudican ^la normalmarcha de la explotación,

Por regla gen^eral, 7nuahos que dicen cono-cer la industria, lq que conocen son las prác-t^cas viciosas; lo que no debe hacerse. Poresta razón, en nuestra larga práctica de en,-señanza cunícola, prefer•imos a^quellas ^perso-nas que nada saben, a los que dicen saber mu-cho o poco. Los primeros aprenden ^las prác-ticas modernas; los segundos, en el mejor ca-s^o, tienen q^ue alvidar lo que saben, para

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aprender después. Y muchos ni ólvidan lo an-tígvo ni aprenden lo nuevo.

^Quién confiaría su dinet•o a un agente dc^Bolsa que no conociera su ofício? Pues mu-chos cunícultores confían su dineno (el gastode una instalación de una Granja) a un agente de Bolsa (que es él mismo) a. quien cono-cen y saben, mejor que nadie, q^ue no ha sa-]udado ni los rudimentos de la Cuniculbura.

Hay que aprender, hay que eslrudiar, hayque asistir a algún cursillo o, por lo menos,hay que leer el libro y la revista y hay queasimilar lo que se lee. Gastar un capita.l, ^gran-de o pequeño, sin seguridad de conocer elcamino y sus acciderLtes, es hacer oposicionesa no Ilegar al fin, o llegar sin dinero, en elmejor de los casos. Instrucción y lectura es lomenos que debemc>s llevar en nuestro viaje.

Y, como conseeuencia de los conocimientosadquiridos, la instalación.

La instalacicín rQpresenta wi seguro de Iriindustria. Si ]a ^nstalacíón es la conveniente,los benefícios serán seguros; si la instalacíónes deficiente, de nada valdrá ni el cuidadoni la voluntad. Una ínstalación moderna es]a bas^e ^más fírme de .Ia industria. Y no sólobajo el aspecto higiénico o k^écnico, sino enel ^de ahorro de la mano de obra y de la dis-minución de los gastos, a lo que acornpañaráel aumento de los ^ngresos.

Y tras la .instala,ción, ^ de consi^derar laelección del ganado. Los ^ejemplares elegidosson la base, el cimiento de la industria, y a

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nadie se le ocurrirá levantar` un gran edifici^o sobre cimientos construídós a base de ma-ter=ales de desecho, f^uien tal 1licíera, veráel edificio derx•umbarse en cit^o la lluviao el viento lo acometan, y, lo que ŝerfa peor,corre el riesgo de que }e coja a él mi^^mo de-bajo p lo aplaste.

Así puede consi^derarse un consejo q^ue aca-bam^os de leer en un libro sobre Cun^.cultu-ra, de un aut:or ^^ue, seguramente, no havis•to los conejos más que en las páglnas ilustradas de una r.evista extranjera. Aconsejadicho autor q•ue, para empe^zar la industria,se adquieran los primeros ejemplares en losmercados ; es decir, de animales de desecho.

Por el contrario; d^e lo que aconseja esteautor, los primeros e,jemplares, los fundado-res, los cimientos, deben ser los mejores deGranjas de garantía y soivencia, y con ellos,y sólo con ellos, d^berá iniciarse la expl^o-taClóll,

Si no puede adqu^rir más que dos hembi•asI^uenas empiece sólo con ellas, que le propor-cionarán un beneficio como dos ; pero no ini-ci^ la industria con 20 hembras de desechci,pues éstas n^o le produc:rán como dos•, sinvque se le comerán como 20. Poco y bueno, debe ser nuestro lema, E1 dinero gastadó en re-productares de sel^ección es dinero co^l^ocado aun •gran interés, y nuncr3, como en este caso,es c^erto el refrán "lo barato es caro".

Al mismo tiempo q^ue se estudian esto5

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puntos, no hemos de perd^er de vista lri ali-mentación.

EI ideal de t,oda Granja es pr•oducir• por símisma cua.ntos a]imentos le sean necesarios.

En la pequeña índustria la alimentaciónposee una importanc^a re:ativamente peque^ña, toda vez que pequeño será eI número deanimales producid^os; pero no sucede lo mis-mo en la gran industria, ní aun en otra deimportancia media.

En és^as será, quizá, difícil, y aun en muchos c.a;;os poco conveniente, económ`camen-te hablando, la producción de al'mentos. Talsucederá si, por ejemplo, para el aprovecha-miento de la paja pretend^emos sembrar, cul-tivar y reoolectar el garbanzo. Es mucho má.ssencillo a,dq^uirir la paja de ^un productot• engran esca^a y,ya conocido, cuando la pajade garbanzo tenga, como en el momento ac-tual, una cotización baja. Otro caso pudieraser en lo re^lat,ívo a verde^s y forrajes, •ya queno es conveniente depender de un tercera enalimentos de uso díario y difícilea, y aun cíifíciles de almacenar.

En los alrededores de las grandes poblzl-ciones suelen existir gran c^rntidad de huer-tas que producen intensivamente verduras ^defácil venta, Estas verduras se ]ímpian dentrode la misma huerta, y los desperdicios, qux^son muy volum^nosos, dificultan y moIestanIa rápida explotación de da tierra dedicada aesta producción. Para el huertano, la retí-rada de estos desperdicios representa un fa-

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vor especial; sin embargo, si el primer díaque se solicita lo comprende así, no sucede-rá lo ^mismo al segundo ni el tercero, en quela retirada de aquellos desperdicios sea soli-cLtada por nosotx•os, pues irá subienda el pre-cio de estos residuos cada vez más hasta Ile-g'ar a un precio tan elevado como el produc-to principal, y que no permi^tñ^rá su adquisición•

Para evitar esto, que ha ocurrido, y ocu-rrirá muchas veces, el mejor procedimientoes preparar la producción ^de forrajes y deverdes.

De esta manera no dependeremos de ^untercero, ya que el resto de los alimentos, gra-nos, secos, etc., se podrán almacenar en épa-ca conveniexLte.

Y aquí consignaremos un dato de capit^alimportancia para la distribución del local ele-ggido para Granja.

Cuando estudiemos la instalación y ei ma-terial, observaremo^a que el espacio d^estina-do a conejar prapiamente dicho, a1 local don-de se encuentran instaladas las jaulas coulos animales, será de x'elativa pequeña super-fici•e, ya que ^en un espacio de 1,70 pox• U,70metros pueden oalocarse hasta cuatro hem-bras, distri:buídas en dos pisos, y hasta seisen tres. Teniendo presente esta circunstancia, cuando hagamos la distribución del te-rreno destinado a Granja, dedicaremos la má-xima atención a la producción de los alimen-

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tas y la mín^nix a local destin,ado a cunejarpropiamente dich^o.

I.a organización ha de ser objeto de aten-ción especial, y no sólo en su aspecto comer-cial, sino en el tlécnico también.

Un ej^emplo aclarará esta cuest^ión : parattar la comi^la a los c^onejos en jaulas ordina-rías y an!tiguas es preciso efectuar los siguien-tes movimienltus: descorner el cierre de lapuex+ta cte 1a jaula, abx^'^r ésta misma, recogerel plato o cornedero, medío cerrar la puerta,inclinars^e para recoger la comirla del cubodonde se transpox•te ,y depositarla en el co-medero, levantarse, abrir otra vez la puex•ta,in'tr^xducir el comedero en la jaula, as+eg^urarés^te en su lugar, cerrar la puerta y asegurarel c'erre. Casi t^odos est^os movimien^tos pue-den evitarse media.nte un solo hecho: el usarc^omé^eros ir.et^lico5 revestibles de uso enjaulas modernas.

He aquí otro detalle de org•anízacíón : Lasjaulas antiguas de un sulo pis^o tienen apro-xima^lamente un metro dé fachada, Si en lugar de colocax•las en un solo piso; se coloca-ran en dos, mil hembras, que ocuparfan ^milm^etros con jaulas antiguas, necesttarian :^^óloquinientas con las modernas de dos p`sos. Ysi se colocaran en tres pisos, la ]óngitud ne-cesaria sería de ^33,1313 metros. Y aun si seu^a.ra el sistema I^ngitudinal dok^le, es ^decíc•,coloca^das las jaulas en dos filas, separadas<imbHS por cm pasillo de 5erv;cio, la ]on^.•`tud

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necesarixi s^^ría sólo de 166,66 mati•os. O sea,en tatal, 833 metros de economia.

Si suponemos que se efeGtúan cinco via.jesEa^itire las tres ^distribuciones de comida, lim-pieza y- revisión de nidales, habremus conse-guido un ahorro, partiendo de la org•anización longitudinal doble y con jaulas de dospisos, de 1.666,68 metx•os en viaje de ida yotros 1.6(i6,68 en viaje de vuelta, o sea ento^tal, 3.333,34 met±ros de econon^ía diarios,que al fin del año representarán 1.116.545metros, o sea, en números redondos, 1.116kilómet^os.

y Representa algo la organización ? ^ MeY•e-ce estudiarse despacio cualquier punto o as-pecto del mismo, por insignificante que pa-rezca a primera vista?

Hemo^ pasado x•evista a una serie de fac-tures, interesantes todas; para el mejur éxitude la Cunicultura. Algunos de ellus puedenser aplicados a cualquier otra actividad, y^ qu•^^poseen tui carácter de generalidad.

Como lus factores citados, existen otrosmuohos, de cará^cter ^universal unos, generales otros y m^uchos particular es y propios yespecíficos de cada individualidad, y cuyoexamen no es p^osible hacer, de no alargardesmesuradamente este trabajo. Los y^a es-tudiados sirven como ^de norma ,y son sufi-ci^ent+es, a nuestro juicio, para despertar ]acuriosidaci del ^lector, pero sob^'e todo de aque-

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llos a quienes inter•ese la ímplantación de unaGranja Cunícola, y lo anteriormente expues-to ]es servirá dP lecd`_ón para no lanzarse"a tonta.►s y a locas" en una empresa ^dondepueden fracasar.

Lo importante, lo que hemos ti•atado deconseguir con lo escrito anteriormente, esq^ue, antes de proceder a la í^mplan^tación deuna industria cunícola, se asesore de perso-nas competentes, o que, a^] menos, lean cuan-to se haya escrito snbre la materia, y puedanforma.r juicio propio q someterse lealmente alajeno. Y todo ello en beneficio ^del propio lec-tor y de nuestra probidad.

Somos entusiastas de esta industria; tene-mos fe en ella, y por ella deseamos que todoscuantos ]a acometan lo hagan en condieionesde éxito seguro.

El fracaso de uno solo, lo consideramos co-m^o nuestro propio fracaso. Por esta razón,hemos creído conveníente excedernos^ un po-co en esta materia, y al mismo tiempo acon.-sejar y demostrar, que es ^mejor que acon-sejar, que todos los detalles de la industriasean minuciosa y metioulosament^e analizados,estudiados y resueltos.

Sólo así, la organización de un cunejar serás^nónimo de éxito seguro, que es el ideal quenos mueve en todas nues^tras campañas ,y entodos nuestros escritos,