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52 Nursing. 2012, Volumen 30, Número 2 > LA VOZ DEL ALUMNO MUCHOS PACIENTES con enfermedad mental, especialmente con esquizofrenia, están marginados. He visto pacientes con esquizofrenia tratados con ira, miedo, falta de respeto, deshumanización y como si fueran una molestia. Creo que esta marginación se debe principalmente al miedo de la gente y a la falta de conocimientos, así como a la impredictibilidad de la conducta del paciente. Cuando una persona no sabe cómo responderá un enfermo esquizofrénico con alucinaciones, puede asustarse y juzgarle o etiquetarle. Esto conduce a un proceso de deshumanización, reduciendo a la persona enferma a la enfermedad. Durante un rotatorio de prácticas clínicas en salud mental, como alumna de enfermería, conocí a un paciente al que llamaré “Pepe”. Este texto refleja nuestra relación desde su punto de vista. Un mal trago Mientras seguía a la enfermera por la entrada, oía un susurro cerca de mí: “¡Tú, mamón! Salta por la ventana y muérete. Hazlo ahora. Sabes que quieres hacerlo”. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras intentaba olvidar esas desagradables palabras. Puedo soportar los distintos tonos de voz, pero odio “al que susurra”. Pregunté a la enfermera: –¿Por qué hay arañas por toda la pared? –No las hay –contestó obviamente molesta. Veía claramente a esas criaturas subiendo por las cuatro paredes a mi alrededor y me preguntaba quién tenía razón, si la enfermera o yo. Al llegar al despacho del psiquiatra, la enfermera abrió la puerta y giró sus ojos. –Llegará en seguida. Se perdió entre sus papeles mientras hablaba mentalmente con alguien que no era yo. La puerta se cerró de un golpe. Estoy solo. Pero no estoy realmente solo gracias a las arañas que suben por mis brazos, se meten en mi boca, en mi nariz y por mis ojos. Saben a mantequilla y a mermelada. Un hombre con traje marrón y corbata entra en la habitación. Su voz parece un tren aletargado: –Según su sintomatología… empezar con dosis más elevadas… al tratar la esquizofrenia normalmente… Descifré sólo partes de lo que exponía porque una segunda conversación acechaba en mi cabeza como una pelota de playa de gran tamaño. Estoy apartado: marginación –Que todo el mundo venga a la sala común para una reunión de grupo, por favor. Una voz del sistema exterior a mi cabeza penetró en mis oídos. Al bajar a la entrada vi a una estudiante llamada Laura que siempre era muy amable conmigo. Me incliné tímidamente. Su cara reflejó una gran sonrisa y también me hizo una pequeña reverencia. Una sonrisa inundó mi cara. –Hoy en el grupo hablaremos sobre los estereotipos –dijo en voz alta un hombre negro y robusto mientras destapaba un grueso rotulador. Pero “el que susurra” ha vuelto diciéndome: “Pepe, mira afuera. ¿Ves aquellas rocas? ¡Puedes aterrizar en ellas!”. Desanimado y como envuelto en niebla, traté de prestar atención. El sonido de mi nombre golpeó “al que susurra” en la cara y se quedó mudo al instante. –¡Pepe, Pepe! Eh, tío, presta atención aquí. ¿Por qué crees que se produce la marginación? Mis ojos se dirigieron a la pizarra. Estoy exhausto y emocionalmente acabado. –Um, ¿qué significa marginación…? Interrumpiéndome rudamente, el terapeuta soltó: –¡¿Que qué es la marginación?! ¿Es que no has estado escuchando? Permíteme que lo explique de la siguiente forma: “¿Por qué crees que te has convertido en una lacra para la sociedad?”. Intenté responder de nuevo: –Bien, pues no sé por qué se me considera una lacra, pero no gusto a la gente porque creen que soy extraño. –¿Y por qué piensas que la gente cree que eres extraño Pepe? –El terapeuta es despiadado e implacable. –Creen que soy extraño porque veo cosas que ellos no ven y oigo cosas que ellos no oyen. –Me siento ruborizado. –¡Bien! La población esquizofrénica está marginada porque tiene alucinaciones visuales, auditivas, táctiles o de otro tipo. Sigamos con el tema… Volví a mi pequeño mundo porque “el que susurra” había atado una soga alrededor de mi mente y tiraba de ella con fuerza. Lo que “ellos” deberían saber –De nuevo te pregunto a ti, Pepe. ¿Qué crees que los profesionales de la salud deberían saber sobre las personas como tú? Después de ahogar una ola de ira, respondí: –En realidad, yo no quiero hacer daño a nadie… es sólo lo que las voces me dicen que lo haga. Yo no quiero suicidarme, pero intenta vivir con unas voces en la cabeza que te lo van diciendo constantemente y que te presionan para hacerlo. ¡Y no sólo me presionan, de hecho incluso me dicen cómo debo suicidarme! Yo no estoy aquí para hacer daño a nadie. Me encanta la gente. Quiero relacionarme igual que tú. Necesito relacionarme igual que tú. ”Puedo ver, oír y saborear cosas que no son reales, pero también veo, oigo y saboreo cosas que sí son reales. Te veo mirándome. Te oigo susurrando en mi espalda. No soy estúpido. Puedo afirmar que crees que estoy chalado. ”Me preocupo de lo que dices aunque parece que no escuche. Intento escuchar con todas mis fuerzas, pero no puedo oír tu voz por encima de las voces de mi cabeza. Y me distraigo con las cosas que entran en mi boca. Intento concentrarme, pero ¿por qué tu cara se funde con la luna? Mientras voy terminando, noto algo caliente y húmedo que corre por mi cara y creo que es real. La sala permanece en Comprender la esquizofrenia desde la perspectiva del paciente

Comprender la esquizofrenia desde la perspectiva del paciente

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52 Nursing. 2012, Volumen 30, Número 2

> LA VOZ DEL ALUMNO

MUCHOS PACIENTES con enfermedad mental, especialmente con esquizofrenia, están marginados. He visto pacientes con esquizofrenia tratados con ira, miedo, falta de respeto, deshumanización y como si fueran una molestia. Creo que esta marginación se debe principalmente al miedo de la gente y a la falta de conocimientos, así como a la impredictibilidad de la conducta del paciente. Cuando una persona no sabe cómo responderá un enfermo esquizofrénico con alucinaciones, puede asustarse y juzgarle o etiquetarle. Esto conduce a un proceso de deshumanización, reduciendo a la persona enferma a la enfermedad.

Durante un rotatorio de prácticas clínicas en salud mental, como alumna de enfermería, conocí a un paciente al que llamaré “Pepe”. Este texto refleja nuestra relación desde su punto de vista.

Un mal tragoMientras seguía a la enfermera por la entrada, oía un susurro cerca de mí: “¡Tú, mamón! Salta por la ventana y muérete. Hazlo ahora. Sabes que quieres hacerlo”. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras intentaba olvidar esas desagradables palabras. Puedo soportar los distintos tonos de voz, pero odio “al que susurra”.

Pregunté a la enfermera:–¿Por qué hay arañas por toda la

pared?–No las hay –contestó obviamente

molesta.Veía claramente a esas criaturas

subiendo por las cuatro paredes a mi alrededor y me preguntaba quién tenía razón, si la enfermera o yo.

Al llegar al despacho del psiquiatra, la enfermera abrió la puerta y giró sus ojos.

–Llegará en seguida.Se perdió entre sus papeles mientras

hablaba mentalmente con alguien que no era yo.

La puerta se cerró de un golpe. Estoy solo. Pero no estoy realmente solo gracias a las arañas que suben por mis brazos, se

meten en mi boca, en mi nariz y por mis ojos. Saben a mantequilla y a mermelada.

Un hombre con traje marrón y corbata entra en la habitación. Su voz parece un tren aletargado:

–Según su sintomatología… empezar con dosis más elevadas… al tratar la esquizofrenia normalmente…

Descifré sólo partes de lo que exponía porque una segunda conversación acechaba en mi cabeza como una pelota de playa de gran tamaño.

Estoy apartado: marginación –Que todo el mundo venga a la sala común para una reunión de grupo, por favor.

Una voz del sistema exterior a mi cabeza penetró en mis oídos. Al bajar a la entrada vi a una estudiante llamada Laura que siempre era muy amable conmigo. Me incliné tímidamente. Su cara reflejó una gran sonrisa y también me hizo una pequeña reverencia. Una sonrisa inundó mi cara.

–Hoy en el grupo hablaremos sobre los estereotipos –dijo en voz alta un hombre negro y robusto mientras destapaba un grueso rotulador.

Pero “el que susurra” ha vuelto diciéndome: “Pepe, mira afuera. ¿Ves aquellas rocas? ¡Puedes aterrizar en ellas!”. Desanimado y como envuelto en niebla, traté de prestar atención. El sonido de mi nombre golpeó “al que susurra” en la cara y se quedó mudo al instante.

–¡Pepe, Pepe! Eh, tío, presta atención aquí. ¿Por qué crees que se produce la marginación?

Mis ojos se dirigieron a la pizarra. Estoy exhausto y emocionalmente acabado.

–Um, ¿qué significa marginación…?Interrumpiéndome rudamente, el

terapeuta soltó:–¡¿Que qué es la marginación?! ¿Es que

no has estado escuchando? Permíteme que lo explique de la siguiente forma: “¿Por qué crees que te has convertido en una lacra para la sociedad?”.

Intenté responder de nuevo:–Bien, pues no sé por qué se me considera una lacra, pero no gusto a la gente porque creen que soy extraño.

–¿Y por qué piensas que la gente cree que eres extraño Pepe? –El terapeuta es despiadado e implacable.

–Creen que soy extraño porque veo cosas que ellos no ven y oigo cosas que ellos no oyen. –Me siento ruborizado.

–¡Bien! La población esquizofrénica está marginada porque tiene alucinaciones visuales, auditivas, táctiles o de otro tipo. Sigamos con el tema…

Volví a mi pequeño mundo porque “el que susurra” había atado una soga alrededor de mi mente y tiraba de ella con fuerza.

Lo que “ellos” deberían saber–De nuevo te pregunto a ti, Pepe. ¿Qué crees que los profesionales de la salud deberían saber sobre las personas como tú?

Después de ahogar una ola de ira, respondí:

–En realidad, yo no quiero hacer daño a nadie… es sólo lo que las voces me dicen que lo haga. Yo no quiero suicidarme, pero intenta vivir con unas voces en la cabeza que te lo van diciendo constantemente y que te presionan para hacerlo. ¡Y no sólo me presionan, de hecho incluso me dicen cómo debo suicidarme! Yo no estoy aquí para hacer daño a nadie. Me encanta la gente. Quiero relacionarme igual que tú. Necesito relacionarme igual que tú.

”Puedo ver, oír y saborear cosas que no son reales, pero también veo, oigo y saboreo cosas que sí son reales. Te veo mirándome. Te oigo susurrando en mi espalda. No soy estúpido. Puedo afirmar que crees que estoy chalado.

”Me preocupo de lo que dices aunque parece que no escuche. Intento escuchar con todas mis fuerzas, pero no puedo oír tu voz por encima de las voces de mi cabeza. Y me distraigo con las cosas que entran en mi boca. Intento concentrarme, pero ¿por qué tu cara se funde con la luna?

Mientras voy terminando, noto algo caliente y húmedo que corre por mi cara y creo que es real. La sala permanece en

Comprender la esquizofrenia desde la perspectiva del paciente

Nursing. 2012, Febrero 53

silencio. Por un momento, las voces han callado. Suena como el silencio.

Lo que “ellos” pueden hacer–Pepe, el terapeuta me ha dicho que hoy has compartido muchas cosas con el grupo. Quiero darte las gracias por ello y decirte que me siento orgullosa de ti. Ahora, permíteme una pregunta: “¿Qué podríamos hacer mejor los profesionales de la salud para ayudarte?”.

La trabajadora social es sincera y amable, me hace sentir mejor.

Respondo dubitativo:–Me hubiera gustado que la enfermera

no hubiera estado tan disgustada conmigo. Me hubiera gustado que el médico me hubiera explicado en pocas palabras, de forma clara, lo que está pasando. Me hubiera encantado que la enfermera me hubiera ayudado a sacarme las arañas de encima… ¡no quería comérmelas! Me gustaría que todos vosotros no os quedarais mirándome hablando en voz baja sobre “mi estado”. Me gustaría que dejarais de estar tan nerviosos cuando estáis conmigo y que me tratarais como a una persona normal.

”Deberíais hacer cosas sencillas, como saludar y sonreír como lo hace Laura. Me hace sentir bien. Me gustaría que supierais que me encanta la gente, quiero ayudar a los demás, quiero ser sociable. No soy un loco maníaco esperando a mi siguiente víctima. Me gustaría que me vierais por mí mismo, no por mi enfermedad.

–¡Uauh! Gracias Pepe –dijo la amable trabajadora social.

–¿Por qué lloras? –pregunté yo.

Lecciones que aprendemosDebemos recordar que el paciente con esquizofrenia es en primer lugar una persona. Póngase en su lugar para apreciar la empatía necesaria en el cuidado excelente a estos pacientes. N

Laura French es alumna de Máster (BSN) en el Lancaster General College of Nursing and Health Sciences en Lancaster (Pensilvania), y es también enfermera supervisora en la Quarryville Presbyterian Retirement Community en Quarryville (Pensilvania).

La autora declara no tener ningún conflicto de intereses en relación con este artículo.