crisis del presidencialismo en mexico

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    LA CRISIS DEL PRESIDENCIALISMO MEXICANO.RECUPERACIN ESPECTACULAR Y RECADAESTRUCTURAL, 1982-1996

    LORENZO MEYER COSO

    U N DIAGNSTICO. E N LA SEGUNDA MITAD DE LOS AOS NOVENTA, al exami-nar el estado en que se encuentra la que fuera, en t rminos relativos,una de las presidencias m s fuertes de l mund o en el siglo xx - l a mexicana-, no se puede dejar de observar que la insti tucin ha experimentado transformaciones que bien pueden calificarse de estructurales y

    profundas. Conocemos bien l o que esa presidencia fue y estamos en posibilidad de analizar lo que es, pero an no nos queda claro lo queser n i cmo lo ser. Y estas dos preguntas son determinantes para eldesarrollo poltico mexicano en el corto y mediano plazo.

    El poder presidencial mexicano ha modificado sustancialmente sunaturaleza clsica como resultado de procesos histricos irreversiblesal mismo tiempo que de errores muy concretos de quienes ocuparan

    la jefatura mexicana del Poder Ejecutivo. Ambos factores han afectadola estructura institucional dentro de la que acta la presidencia y se desarrolla la vida pbl ica mexicana. De cara al futuro, el pro ble ma paraMxico no deber a ser, desde luego, la restauracin de un poder presidencial con pocos l mites reales como en el pasado, sino lograr unnuevo arreglo institucional m s legtimo, funcional y estable donde ladivisin y equilibrio de poderes evite nuevos y espectaculares erroresfacilitando una vida cvica plural y a la altura de la que prevalece en lacomunidad democr t ica internacional.

    En 1985, en medio de una crisis, se inici una t ransformacin sustantiva del mode lo econmico vigente en Mxico como resultado de lainviabil idad es tru ctural de l entonces existente que toma ra forma alconcluir la segunda guerra mundial. El cambio implic la apertura delmercado, la pr ivat izacin de un a parte del sector paraestata l y la re-

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    duccin del papel del Estado como regulador, productor y prestadorde bienes y servicios. Esta modificacin histrica no fue slo una respuesta al agotamiento del modelo econmico proteccionista, estatistay populista anterior, sino tambin un intento extraordinario, casi desesperado, por parte de la presidencia de la repblica - l a institucincentral del sistema poltico mexicano desde 1935-, para hacer frente asu propia crisis histrica. En efecto, desde antes de que las devaluaciones y cadas del Producto Interno Bruto (PIB) de los aos 1976 y 1982hicieran inevitable la admisin del fracaso del tipo de arreglo econmico imperante, la presidencia mexicana estaba experimentando una

    prdida paulatina de control sobre las variables centrales tanto econmicas como polticas y culturales. Fue entonces cuando, en un movimiento no carente de audacia el presidente Miguel de la Madrid v suestrecho crculo interno encabezado por quien pronto lo sustituira enel mando -Carlos Salinas de Gortari- decidieron recuperar el poderperdido or la presidencia a travs de un cambio rpido v sustancialde la estrategia econmica. El objetivo de ese cambio era ni ms ni menos aue restructurar v revitalizar en DOCO tiemDO casi de golpe las bases de apoyo del Poder Ejecutivo en particular y del rgimen en gene-ral. Un reducido grupo de jv enes tecncratas dio comienzo entoncespor s mismos y ante s a una transformacin radical -casi revolucionara- en la orientacin del aparato productivo mexic3.no pero con el finde no cambiar en lo sustancial la naturaleza del sistema noltico esdecir, su presidencialismo sin contrapesos. Finalmente no pudieronconseguir tan ambicioso objetivo, pero en el p ro ce so hicieron cimbrartoda la estructura de poder.

    E L ORIGEN

    Los indicios de crisis en la institucin presidencial mexicana - l a prdida sistemtica de legitimidad y capacidad de conducc in- se presentaron al terminar los aos sesenta, cuando en 1968 estall en la ciudadde Mxico un movimiento de protesta estudiantil que exiga la apertura democrt ica del sistema autoritario de la posrevolucin. Un presi

    dencialismo sin flexibilidad ni imaginacin respondi a los jvenes declase media con una represin brutal, que se transform en s mbolo yresumen del problema estructural de la presidencia y del rgimen.Ms tarde, en los setenta, empez a debilitarse la red de organizaciones corporativas que tradicionalmente formaban la base del poderpresidencial. Ese decaimiento fue resultado directo de las dificultades

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    estructurales de la economa que haba tocado los lmites del proceso

    de sustitucin protegida de importaciones.Una economa con problemas estructurales afect a sindicatos,organizaciones campesinas, a sectores urbanos populares y de clasemedia, al amplio e ineficaz sector paraestatal y al t ambin ineficazcomplejo industrial privado, orientado hacia un mercado interno protegido y relativamente p e q u e o con poca capacidad y voluntad paraexportar. E l ingreso de capital externo como resultado de un auge petrolero de corta duracin retras -haciendo ms complejo- el momento de enfrentar el problema.

    A partir de 1982 la d i sminuc in o estancamiento de un aparatoproductivo que tena como motor al sector pblico y como centro unmercado nacional insuficiente, afect de manera muy directa la capacidad de la presidencia para seguir generando la nica legitimidad posible que le permita funcionar de manera efectiva: la pragm tica. Estahabilitacin de corte tradicional surga de la capacidad de quien ocupaba la presidencia en la d i spos ic in y as ignacin de recursos pararesponder positivamente, aunque slo fuera de manera parcial, a las

    demandas de todos los actores sociales significativos del sistema, superando as la naturaleza antagnica de las mismas. En su mejor momento, antes de la crisis final la presidencia pudo otorgar recursos tanto aempresarios como a sindicatos, a campesinos sin tierra, ejidatarios ypropietarios, a sectores de las clases medias y colonos a grandes inversionistas y grupos de marginados, a capitalistas nacionales y extranjeros. Esta economa presidencial, como la llam Gabriel Zaid, requerade una expansin constante del PIB v del sector pblico Sin embargoestos requisitos se vieron afectados por la crisis de 1976 y comenzaron

    a desaparecer como imprescindibles a raz de la cada dramtica de losprecios del petrleo la huida de capital v la casi insolvencia del gobierno mexicano en 1982.' Fue entonces cuando el Estado benefactor mexicano como muchos en otras latitudes l leg a su l mite v e m n e z aretraerse v con l tambin se retrajo la legitimidad del sistema en suconjunto!

    L a presidencia reaccion frente al rpido deterioro de su entorno,y en 1985 c o m e n z a transformar las reglas del juego e c o n m i c o y a

    1 Una buena desc r ipc in del sistema e c o n m i c o mexicano, en su etapa clsica, seencuentra en Clark Reynolds, La economa mexicana. Su estructura y cremiento en el siglo

    xx, Mxico, 1973. En r e lac in con la def inic in de la e c o n o m a presidencial, vase Ga br ie l Zaid, La economa presidencial, Mxico , Vuelta, 1987; La nueva economa presidenal,Mxico, Grijalbo, 1994.

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    construir una nueva alianza poltica, cuyo eje y cimiento fue la redistri bucin de los beneficios reales o esperados de la llamada "revolucineconmica neoliberal". 2

    Los nuevos benef iciario s fu eron los grupos que ad qu ir ie ro n lasempresas privatizadas, los ligados a la gran expor tac in y a la negociacin del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canad, aqullos que encontraron nuevas oportunidades con la modificac in de l a r t cu lo 27 que pus ier a f i n a la re fo rm a agrari a, los queapoyaron el reconocimiento distintivo de la Iglesia y la reanudacinde relaciones con el Vat icano, los que vi er on aumentar su con sum o

    por la apertura hacia el exterior, el sostenimiento de un dlar baratoy la baja en la inflacin y, finalmente tambin, los grupos a los que sefavoreci mediante el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL),financiado con dos o tres m i l millone s de dlares anuales, y dirigido personalmente por el presidente para responder de inmediato a demandas de obras y servicios de sectores populares con importanciaelectoral. 3

    En el plano estrictamente partidista, la presidencia acept llegar au n acuerdo histrico con su vieja oposicin de centro derecha - e l Partido Accin Nacional ( PA N ) - , que desemboc en el reconocimiento deimportantes triunfos electorales panistas a cambio de l apoyo de ese

    partido al proyecto econmico y poltico de la presidencia; para 1995,m s de 30% de los mexicanos vivan en localidades gobernadas por elPAN. El acuerdo tambin incluy neutralizar a la oposicin de centroizquierda, el cardenismo, que en 1988 se hab a perfilado como una

    poderosa fuerza electoral. Todo lo anterior le permi t i al presidenteCarlos Salinas de Cortan (1988-1994) remodelar la economa sin te

    ner que pagar l mismo o la presidencia costos significativos, al menosno hasta antes de 1994. En realidad, el costo del cambio de modeloeconmico y alianza poltica recav en los sectores populares la industria protegida e ineficiente y una buena parte de las clases medias queperdieron su poder adquisi tivo y las posibilidades de movilidad. El precio polt ico lo pagaron el PRI y sus sectores inmediatos pues las victorias del PAN significaron la rup tur a del mo no po lio prista a nivel estataly municipal . En contraste, la presidencia incluso r ecuper popular i -

    2 U n a visin general del objetivo e c o n m i c o de l grupo t e c noc r t i co encabezado por Carlos Salinas se enc ue nt ra en Nora Lustig, Hacia la reconstruccin de una economa,Mxico, El Colegio de M x i c o - F C E , 1994.

    3 Julieta Campos, Qu hacemos con los pobres ? La reiterada querella por la nacin, Mxico , Aguiiar, 1995, pp. 463-477.

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    dad. 4 Sin embargo, a partir de 1994 comenz a quedar claro, y muy r

    pidamente, que el cambio en la naturaleza de sus alianzas no le estabagenerando a la institucin presidencial todo el apoyo que requera yhab a esperado. Las promesas de reencauzar a Mxico por el caminodel crecimiento econmico significativo y sostenido y de inic ia r unaderrama general de los beneficios, hasta ese momento concentradosen la cspide, no se estaban cumpliendo.

    As, mientras la brecha entre las clases sociales aument, e l crecimiento del PIB resul t lento y l leno de altibajos, pues los sectores ex

    portadores no fueron capaces de arrastrar tras de s al grueso de laeconoma, an anclada en el mercado interno. Pugnas polticas interlites, reclamos sociales abiertos, aunados a errores coyunturales y defondo en el manejo de la poltica econmica, llevaron a una espectacular depresin en diciembre de 1994, que debilit an ms a la presidencia justo en el momento en que tradicionalmente recuperaba fuerza: en el inicio del sexenio. Adems , tras el fin de la "guerra fra", elentorno poltico internacional se fue haciendo cada vez ms favorablea la democracia y ms hostil a la preservacin del monopolio del po

    der por partidos de Estado, como era el caso en Mxico. Todo lo anterior termin por afectar a una presidencia cuyo estilo de gobernar desentonaba cada vez ms con el espr itu de moc rt ic o de la poca.*

    En sntesis, el cambio poltico y econmico que tuvo lugar en Mxico entre 1988 y 1996, transform la naturaleza de la presidencia deuna manera no prevista por quienes lo encabezaron. Esa mod ifi cac intambin se traslad a la naturaleza poltica del sistema en su conjunto,ya que por medio siglo presidencia y sistema hab an sido casi sinnimos. 6 Sin embargo, el debilitamiento relativo de la vieja presidenciaautoritaria, aunque dramtico, no logr ser lo suficientemente profun-

    4 Maria Lorena Cook, Kevin J. Midd leb ro ok y Juan Mol ina r Horcasitas, "The Politics o f Econo mic Restructuring in Mexico: Actors, Sequencing, and Coalition Change",en Maria Lorena Cook, Kevin J. Midd lebr ook y Juan Mol inar Horcasitas (eds.), The Politics of Economic Retructuring. State-Society Relations and Regime Change in Mexico, San Diego,Cal., Center for US -Mexican Studies, University of California, 1994, pp. 3-52. En relacin con el efecto de la nueva po l t i ca eco nm ica sobre la distribucin de la riqueza, v

    anse las cifras de la distribucin del ingreso citadas en mi artculo del diario Reforma (24de mayo de 1996).5 Samuel P. Hunt ington, The Third Wave. Democratization in the Late Twentieth Cen

    tury, Norman, Okla., University of Oklahoma Press, 1991.6 Una visin muy sinttica de la naturaleza del sistema poltico tradicional, la base

    del cambio iniciado en los ochenta, se encuentra en Daniel Coso Villegas, El sistema poltico mexicano, Mxi co, Jo aq u n Mortiz, 1972.

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    do como para llevar a Mxico por el camino recorrido desde 1974 porotros cuarenta regmenes totalitarios o autoritarios: el de la transicina la democracia. El autoritarismo mexicano perdi fuerza pero no alpunto de no poder impedir la implantacin de un verdadero pluralismo democrtico. Al iniciarse el ltimo lustro del siglo XX, resultaba evidente que el proceso poltico mexicano haba entrado en una etapa decambio de fondo, pero sin haberse logrado el consenso entre los principales actores polticos sobre cul debera ser y cm o debera institucionalizarse el nuevo modelo pol t ico. L a t ransformacin estaba enmarcha pero no como resultado de un gran acuerdo nacional, sino deldesgaste

    histrico, de situaciones inesperadas y presiones encontradas.

    En suma un cambio rpido posiblemente irreversible, pero que nadieen particular controlaba ni, menos an, diriga.

    A mediados de los noventa, el observador del proceso poltico mexicano no poda dejar de percibir las enormes dificultades que el presidente y su equipo tenan para evitar que las presiones de dentro y fuerade su crculo desbordasen el debilitado aparato institucional. Esas tensiones eran producto de los efectos sociales de una economa que habaexperimentado la peor cada desde la gran depresin -disminuci n delPIB de -6.9% en 1995-, y de la atmsfera de crispacin en una opininpblica que no encontraba en sus dirigentes e instituciones respuestasaceptables a sus demandas ni seguridades ante sus temores. 7

    Los ANTECEDENTES D E LA INS TIT UCI N PECULIAR: LA PRESIDENCIA MEXICANA

    El trmino presidencialismo no es ms que una expresin para referirseen forma sinttica a un sistema de gobierno que naci en el siglo xvm enEstados Unidos, con el claro propsito de ser una alternativa a otro queacababa de ser violentamente rechazado: la monarqua constitucional,o ms exactamente, el rgimen de gabinete de Gran Bretaa. Aunqueen realidad fueron los propios britnicos y no los norteamericanos losque primero emplearon el trmino "gobierno presidencial" para marcar la diferencia cualitativa existente en materia de instituciones polticas entre las dos naciones anglosajonas, Estados Unidos y Gran Bre

    taa.8

    ' Macario Schettino, El costo del miedo. La devaluacin de 1994-1995, Mxico , GrupoEdi tor ia l Iberoamrica , 1995.

    8 Richard Nustadt, "Presidential Govern ment" , International Encyclopedia of the SocialSciences, v. 12, Nueva York, MacMill an & The Free Press, 1968, p. 45 1.

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    La creacin de la presidencia norteamericana al terminar el siglo

    XVII I fue, bsicamente, producto de dos factores. En primer lugar, a la visin del mundo que domin entre los constituyentes reunidos en la ciudad de Filadelfa: una percepcin de la democracia fundada en la divisin de poderes, y en segundo lugar, a la prctica poltica, es decir, a lacentenaria experiencia inglesa trasladada al nuevo mundo. En el momento de la creacin de la primera repbl ica independiente de Amrica, Alexander Hamilton, destacado operador poltico y ayudante delgeneral George Washington, propuso al constituyente una institucin

    presidencial fuerte y a cargo de un solo individuo. Pero el temor de revivir en tierras americanas" la figura del rey con diferente nombre hizosurgir otra corriente, en la que se inscribi Thomas Tefferson que oro-

    puso establecer un poder ejecutivo colegiado y subordinado al congreso donde no hubiera posibilidades de personalizar el poder despertando tentaciones autoritarias.

    Como ha sealado James MacGregor Burns, si bien es verdad queel marco general de la nueva repbl ica norteamericana q u e d claramente estructurado desde el principio de su historia, no se puede de

    cir lo mismo respecto de la insti tucin presidencial; sta, en realidad,se fue const ituyendo sobre la marcha, como producto de experienciasy necesidades no previstas. 9 La huella que dej su primer ocupante, elgeneral Washington (1789-1797), fue determinante para borrar los temores inicia les sobre un Poder Ejecutivo unipersonal, pero no fue sinohasta la segunda mitad del siglo X I X con la presidencia de AbrahamLincoln (1865-1869) y en me dio de esa gran emergencia naciona l quefue la guerra c ivi l- cuando realmente ech races la caracterstica quedefinira al Poder Ejecutivo en Estados Unidos e indirectamente en elresto de los pases que se inspiraron en la insti tucin norteamericanaque fueron bsicamente los latinoamericanos- su predominio sobre econgreso. '

    A par tir de la segunda mitad del siglo XIX, la presidencia -n ico puesto unipersonal que reciba la legitimidad proveniente de todo el electorado nacional- se convirti en el centro vital de la red institucional nacional y punto de referencia obligado para todos los gobiernos regionales ylocales. Cuando Theodore Roosevelt asume la presidencia (1901-1909),

    resul t casi natural que se propusiera ampliar sus poderes sobre todosaquellos espacios que no fueron explcitamente prohibidos por la Consti-

    9 James M cGr egor Burns, Gobierno presidencial. El crisol de la soberana, Mxico , L i -musa-Wiley, 1967, pp. 21-94.

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    tucin. El precedente qued sentado y sus sucesores siguieron por ese camino; fue as como el tiempo se encarg de favorecer y consolidar el modelo presidencial propuesto originalmente por Hamilton.

    En Mxico, la presidencia tuvo un origen y un desarrollo m s accidentado y mucho menos afortunado que en Estados Unidos. En efecto,aqu, despus de la independencia, la voluntad inicial de las lites se manifest en favor de la cont inuacin del sistema tradicional, es decir, delmonrquico. Empero, el rechazo inicial de Espaa a reconocer la inde

    pendencia hizo pronto inviable el proyecto de ofrecer el trono mexicanoa un principe Borbn. Inmediatamente despus, el estrepitoso fracaso

    del primer imperio encabezado por Agustn de Iturbide dio como resultado el surgimiento de un marco constitucional republicano y presidencial, inspirado por la exitosa repblica del norte. Sin embargo, el com

    promiso de las lites mexicanas con la repblica y con la democracia noera universal ni, menos todava, fuerte. Peor an, el suelo social, com

    puesto por una minora criolla v espaola y una eran mayora indgena vmestiza -donde los signos de rebelin aumentaban-, con percepcin exclusivamente local y sin tradicin de participacin en los grandes asuntos pblicos del reino en poco o nada se pareca al que dio vida v energa ala presidencia norteamericana En cualquier caso la pr imera presidencia, la de Guadalupe Victoria (1824-1828), se inici relativamente' bienaunaue al conclu ir la profunda divisin entre las lites -situacin muvdiferente en realidad opuesta a la que se dio en las primeras cinco presidencias norteamericanas donde la cohesin elitista fue no table- llev aun conflicto crnico en la cpula, a rebeliones constantes en la base indgena v al predominio de fuerzas centrfugas Muv rp idamente la nresi-dencia mexicana se convirti en una institucin fantasmagrica, sin adecuado sustento histrico, poltico, econmico o social.

    No hay mejor indicador de la poca vala de la insti tucin presidencial, en el medio siglo que sigui a la independencia, que su inestabilidad. Entre 1829, el fin del primer periodo presidencial, y 1855 -cuando la r e v o l u c i n de Ayut la puso t r m i n o al d o m i n i o personal deAntonio Lpez de Santa Anna sobre la vida polt ica en Mxico- hubo48 cambios en la titularidad del Poder Ejecutivo, es decir, en promediocasi dos po r a o . La inest abi lidad del gabinete apu nta en el mismo

    sentido, 319 cambios en un gabinete que n i camen te constaba de cuatro secretaras: de relaciones exteriores e interiores, de justicia y negocios eclesisticos, de guerra y mar ina y la de hac ienda. 1 0

    " Donald F. Stevens, Origins of Instability in Early Republican Mexico, Dur ham , C.N.,

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    La falta de recursos del erario nacional en el primer medio siglo

    de vida independiente de Mxico fue, a la vez, ori gen y resultado de lainestabilidad, el localismo y la poca significacin de la presidencia. Setrat, como bien la ha llamado Barbara Tenenbaum, de una polticade penuria fiscal, donde los compromisos del gobierno central podranllegar a ser hasta cuatro veces superiores a lo recaudado por hacienda. 1 1 Lpez de Santa Anna, el verdadero hombre fuerte de la poca-en la medida en que entonces hubo hombres fuertes-, no considerindispensable ocupar la presidencia para jugar el papel central deldrama pol t ico mexicano; en varias ocasiones, entre 1833 y 1 8 5 5 , sim

    plemente hizo abandono del Palacio Nacional prefiriendo controlar lavida pol t ica de Mxico desde fuera, apoyado en su poder local -Vera-cruz en sus numerosas alianzas con caciques locales y en el ejrcito 1 2

    As pues la esencia de la vida pol t ica e con mi ca y social mexicana enesos a o s era caudillesca local o corporativa y la presidencia por smisma pintaba para muy poco. No obstante, con la desaparicin forzada de Lpez de Santa An na y su esti lo de gob er na r en 1855 y tras la.guerra de reforma v el fin del segundo imperio las cosas comenzarona marchar en sentido opuesto. La c o n c e n t r a c i n del poder, bajo las

    presidencias de Benito lurez v Porfirio Daz al final del sielo xix terminar a dejando al presidente , aunque no necesariamente -a la ins t i tu-cin presidencial, como el eje 'central del sistema a expensas de los caciques locales, las 'autonomas regionales y los poderes de los estados.

    U N A DEFINICIN NECESARIA

    Para los propsi tos de este trabajo, presidencialismo no es un trminoequivalente a rg imen presidencial, sino que se trata justamente de esaforma de gobierno en donde la d iv is in de poderes prevista en lacons t i tuc in queda en el papel sin aparecer en la prctica, ya que elLegislativo y el Judicial quedan enteramente subordinados al Poder

    Duke University Press, 1991, p. 11; Armando Ruiz Massieu, El gabinete en Mxico. Revisinhistrica y propuesta de discusin, Mxico, Oc ano , 1996, pp. 135-187.

    1 1 En 1839, los impuestos recaudados ascendieron a 10 millones de pesos pero losgastos del gobierno federal fueron de 39, Barbara Tenenbaum, The Politics of Penury.

    Debt and Taxes in Mexico, 1821-1856, A l b u q u e r q u e , University of New Mexico Press,1986.

    1 2 J o s Fuentes Mares, Santa Anna, el hombre, Mxico, Grijalbo, 1987; Enrique Gonzlez Pedrero, Pas de un solo hombre: el Mxico de Santa Anna, vol. I , Mxico, FCE, 1993.

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    i Ejecutivo, y donde lo mismo ocurre con los poderes locales de los estados y municipios. El t rmino presidencialismo finalmente tambin i m

    pl ica una sociedad civil dbil y, por lo tanto, poco capacitada para produci r actores sociales con la suficiente fuerza propia como para

    poder actuar con relativa independencia del poder presidencial en sig- j nificativas cuestiones polt icas , tales como: partidos polt icos reales,

    organizaciones empresariales, de clase media, de obreros y de campesinos, medios de informacin, comunidades acadmicas, etctera.

    El presidenc ial ismo, en el sent ido que se le da en este trabajo, seincub durante la guerra de reforma y floreci d esp us del triunfo l i

    beral sobre las fuerzas conservadoras, el segundo imperio y las fuerzascentrfugas en la base social. Fue Benito Jurez - l der del grupo liberaldesde 1 8 5 8 hasta su muerte en 1 8 7 2 - el personaje que logr hacer dela figura pres idencial el cent ro del proceso pol t ico nacional. No obstante, la forja de una presidencia fuerte y sin contrapesos se hizo a contrapelo del marco constitucional, pues justamente la Const i tucin de1 8 5 7 buscaba evitar la repet ic in de dictaduras como la de Lpez deSanta Anna, dando poderes relativamente amplios al congreso a costa

    de la presidencia. Pero el triunfo militar de un partido sobre otro -ael iminacin del oponen te- y la frrea voluntad de poder de Jurez dieron por resultado aleo muy distinto a lo que previeron los constituyentes del 5 7 . " Porfirio Daz se monta r a sobre esa ola presidencialista enES censo y sobre la debilidad general del Estado como sistema institucional y moral- , y durante su tercera presidencia ( 1 8 8 8 - 1 8 9 2 ) har a desaparecer cualquier remanente de la divisin de poderes y de autonoma local fuese de l gobernador los caciaues las comunidades o lasnaciones indgenas. Daz se convir t i entonces en "el necesar io". 1 4 A

    partir de 1 8 9 2 v de nt ro de u n sistema o l i e rou ico nadie se atrevi acontrariar la voluntad del caudillo o a x a q u e o n i el propio generalBernardo Reyes Por ello al pr incipiar el sido y ante la avanzadaedad del presidente al grupo gobernante no le fue posible encontrarun mecanismo que pe rmit ier a man tene r el consenso y por lo tanto

    1 3 El estudio c ls ico sobre la forma en que la realidad t o r c i los designios de losconstituyentes de 1857 y la pre sid enc ia se im puso sobre el Legislativo, es el de EmilioRabasa, La constitucin y la dictadura; estudio sobre la organizacin poltica de Mxico, Mxico, Revista de Revistas, 1912.

    1 4 El mecanismo que Daz emple para ter min ar con la inde pende ncia del PoderLegislativo est minuciosamente expuesto en Daniel Coso Villegas, Historia moderna de

    Mxico. Elporfiriato. Vida poltica interior, segunda parte, Mxico, Hermes, 1972, pp. 317 ss.15 Ibid., pp. 629 ss.

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    dar forma a la transmisin pacfica del poder a un sucesor interno, de

    biendo ser desde afuera, a sangre y fuego, que se lograra arrancar en1911 el poder a un presidente que p re t end a emular a Jurez y moriren su cargo.

    Con la nueva consti tucin que naci de la revolucin mexicana de1917 se busc , como en el congreso constituyente de sesenta aosatrs, poner fin a un presidencialismo dictatorial, pero creyendo hacerlocon mayor realismo: adaptando la presidencia a la realidad histrica.As, en vez de subordinar el Ejecutivo al Legisla tivo, el constituyenteacept legitimar la supremaca de la presidencia y expl c i tamente darle poderes muy amplios para que, en la prctica, no se viera tentada acontravenir un marco legal tan generoso y volviera a dar vida a unadictadura. Como se demostr despus, este realismo no lo fue tanto,

    pues la presidencia volvi a rebasar sus l mites formales.Los poderes que el nuevo rgimen otorg al presidente fueron en

    verdad amplios y se los puede agrupar en alrededor de cuarenta ru bros. Las enmiendas constituc ionales posteriores quitaron dos de lasfacultades originales del presidente pero fueron de carcter secunda

    rio y en cambio le aad ie ron quince nuevas. 1 6 En virtud de los poderesoriginales y de los aad idos que le otorgaba la Cons t i tuc in al presidente mexicano, ste se convirt i, a la vez, en e l je fe de Estado y delPoder Ejecutivo, adems de comandante del ejrcito y conductor de la poltica exterior. Igualmente, era el presidente quien tomaba las decisiones bsicas en materia impositiva de gasto p bl ic o cr dit o polticamonetaria agraria laboral educativa minera energ t ica de comunicaciones se guridad soc ial y cul to religioso' Asim ismo ' era slo l

    quien p o d a nombrar y destituir a los secretarios encargados de los"despachos, a representantes d iplomticos, a los altos mandos del ejrcito y del Poder Judicial. En sus manos quedaba el ejercicio de lacin penal v en la prct ica fue la principal fuente de legislacin aue-dando incluso autorizado,' en circunstancias especiales para asumir

    pode res de emergencia.La revolucin, como antes el periodo de la "repblica restaurada",

    volvi a crear las condiciones para que el grupo que conquistara el poder en el campo de batalla pudiera quedarse con l en la paz no consintiendo que, con el correr del tiempo, surgieran condiciones que

    1 6 Jorge Carpizo, La Constitucin de 1917, Mxico , U N A M , 2a. eci., 1973, pp. 360-367;J o s M a r a C a l d e r n , Gnesis del presidencialismo en Mxico, M x i c o , El Caballito, 1972, pp. 109-133.

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    permitiesen que otros grupos le disputaran con xito su derecho a go bernar. Con elecciones meramente simblicas y sin un au tnt ico partido opositor, la lucha pol t ica posrevolucionaria bs icamente fue unadisputa dentro de la "familia revolucionaria", cuya solucin no se dionunca por la va de las urnas sino de forma ms directa y definitiva: laautoritaria. En 1929, y a raz de la crisis que produjo el asesinato del

    presidente electo y l t imo gran caudillo revolucionario, general Alvaro Obregn , el presidente saliente, Plutarco Elias Calles, cre el Partido Nacional Revolucionario (PNR) que con el correr del tiempo set ransformara en el PRI Desde el principio el propsi to de esta maquinaria poltica no fue ganar elecciones -ya que las tena ganadas de antemano como resultado de la simbiosis partido-gobierno- sino organizarinternamente a la clase polt ica para moderar sus disputas intestinas yevitar as que llegaran a la violencia desestabilizando el sistema en suconjunto. 1 7

    Desde el principio el PNR fue u n verdadero part ido de Estado y ensus transformaciones posteriores PRM y PRI- nunca pe rd i ese carcter. La maquinaria partidista creada por Calles p re tend i encuadrar a

    todas las fuerzas polt icas significativas para hacer de la lucha polticaun proceso interno y contro lado. Fue as que el par tido del Estado incorpor , subordinando, a las organizaciones de masas que el presidente Lzaro Crdenas creara en la segunda mitad de los aos t re inta . 1 8

    En 1935, como resultado del triunfo del general Crdenas sobre el general Plutarco Elias Calles, el presidente -el 'jefe mx imo de la revolucin mexicana"- asumi en la disputa interna por el poder revolucionar io el control absoluto sobre su partido, c o n v i r t i n d o l o en un

    poderoso instrumento a su servicio.Lo que se ha dado en llamar el poder metaconstitucional de la

    presidencia mexicana, se a sen t en el indiscutible control del presidente sobre los procesos internos del partido de Estado, que ha permanecido por 67 aos ininterrumpidos al frente de los destinos polticos de Mxico .1 9 En efecto, desde 1940 ese dominio presidencial sobre

    1 7 En r e lac in con el P N R y su sucesor, el P R M , SU naturaleza y papel en el nuevo sistema pol t ico, vase Luis Javier G arri do, El partido de la revolucin institucionalizada. La

    formacin del nuevo Estado (1928-1945), Mxico, Siglo X X I , 1982.1 8 Vase sobre, este punto Arnaldo Crdova , La revolucin y el Estado en Mxico, M

    xico, Ed. Era, 1989 y La poltica de masas del cardenismo, Mxico, Ed. Era, 1974.1 9 El tema de los poderes metaconstitucionales del presidente mexicano se en

    cuentra analizado en Jorge Carpizo, El presidencialismo mexicano, Mxico , Siglo X X I ,1981.

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    el partido en el poder ha permitido a todos y a cada uno de los presi

    dentes designar a los altos cargos del grupo mayoritario del Poder Legislativo, a la totalidad de los gobernadores de los estados hasta 1989-fecha en que la oposicin de centro derecha comienza a recibir el reconocimiento de ciertos triunfos estatales- y, sobre todo , a designar asu sucesor.

    Los amplios poderes constitucionales del presidente, aunados algran poder metaconstitucional que le otorga el control casi absolutodel partido de Estado, llevaron inevitablemente al surgimiento de loque bien se puede llamar el poder anticonstitucional de la presidencia. ste se refleja sobre todo en: a) la transferencia discrecional entiempos de c a m p a a electoral de recursos materiales y humanos delgobierno federal al partido oficial; b) el con trol , por la va del part ido ,de la mayora de los miembros del Poder Legislativo; c) la censura poltica de los medios masivos de comunicac in , en particular los conce-sionados: televisin y radio; d) el control sobre el Poder Judicial; e) lavigilancia -que puede llegar hasta la r e m o c i n - de gobernadores y presidentes municipales; f) la sustentacin de la impunidad a funcio

    narios que hacen uso indebido de sus atribuciones y privilegios, y g) larepresin ilegal de los opositores. 2 0

    LAS FUENTES QUE SE SECARON

    En un sistema como el mexicano, donde el dominio ininterrumpidode la vida pol t ica por un solo partido lleva ms de 13 lustros, es claroque la fuente pr ima ria de leg itimidad del r g imen no est en el proceso electoral sino en otro lugar. En efecto, las elecciones mexicanas sehan dado en situaciones donde no hay una competencia efectiva, loque les impide, por definicin, generar una au tn t ica legitimidad. Enlas ocasiones en que, pese a lo adverso de las condiciones, la competencia ha surgido -1929, 1940, 1946, 1952, 1988 y 1994-, los resultadossistemticamente favorables al partido de Estado han carecido de credi

    bi lidad o de equidad siendo rechazados por la oposicin; y sin la aceptacin de sta la leg itimidad electoral simplemente no existe. 21 As pues,

    2 0 Un tratamiento sobre los poderes anticonstitucionales de la presidencia mexicana se encuentra en Luis Javier Garrido, "The Crisis of Presidencialism", en Wayne Cornelius, Jud it h Gentleman y Peter H. Smith (eds.), Mexico, Alternative Political Futures, SanDiego, Cal., Center por US-Mexican Studies, University o f California, 1989, p. 426.

    2 ' Para u n anlisis de la his tor ia del proceso electo ral mexi can o en el siglo X X , va-

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    desde su origen, la nica legitimidad disponible para el rg ime n mexicano ha sido la no democrtica, la de tipo tradicional y pragmtico.

    Como ya qued sealado, desde que la presidencia en la segundamitad del siglo xix logr situarse en el centro del escenario polt icomexicano subordinando al resto de los actores, su importancia y legitimidad derivaron fundamen talmente de su papel d e sempeado comogran rbitro poltico y m x imo distribuidor de los escasos recursos dela sociedad, sobre todo los econmicos . Tras la consol idac in de losgobiernos surgidos de la revolucin de 1910, la legitimidad presidencial se bas en pr incipios no m uy diferentes a los del porfiriato, es de

    cir, "en pequeas reformas sociales que p r e t e n d a n ] satisfacer las demandas populares sin menoscabar los intereses de las m ino r a s quedetentan el cont ro l ec on m ic o y po l t i co" .2 2 Mientras los recursos adisposicin del gobierno federal fueron aumentando y el "Estado activo" que naci con el cardenismo pudo expandirse de manera sistemtica la presidencia logr una buena dosis de legitimidad po r la va deconceder alijo a todos los actores de l sistema a las min or as privilegiadas y a las mayoras subordinadas. Con un crecimient o pr om ed io delPIB de 6% anual entre los aos cuarenta y principios de los setenta Ym-

    bo recursos para hacer frente a las demandas de grupos Cjue en otrassociedades se enfrentaban entre s a travs de la lucha de ar t idos, pe~ro aue en Mxico se neutralizaban v disolvan en el seno del partidode Estado-empresarios obreros eiidatarios trabajadores agrcolas burcratas profesionistas colonos ete.^ Sin embargo a raz de las crisis econmicas de 1976 y 1982, y a'pesar de haber recurrido al masivoendeudamiento ex te rno , la fuente de recursos materiales para la presi

    dencia sin lmites la eco nom a mixta y pro teg ida - se agot.

    Cuatro fueron los cambios principales que en buena medida secaron las fuentes tradicionales de legit imidad: a) el excesivo endeudamiento externo que t e rmi n por hacer de Mxico un pas exportadorneto de capital y muy vulnerable a los cambios de su flujo internacional; b) la d i sminuc in de las empresas del Estado, campo clientelista

    se Juan Molinar, El tiempo de la legitimidad. Elecciones, autoritarismo y democracia en Mxico,Mxico, Cal y Arena , 1991.

    2 2 Edmundo Gonzlez Llaca, "El preside ncialism o o la persona l izac in del poder", Deslinde, n m . 69, mar zo de 1975, p. 19.

    2 3 Una muy t i l descr ipcin y anlisis de la evolucin del "Estado benefactor" quesurgi de la revo luc in mexicana se encuentra en James W . Wilkie, The Mexican Revolu-lion: Federal Expenditure and Social Change Since 1910, Berkeley, Cal., University o f California Press, 1967.

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    donde el presidencialismo m a n t e n a y expanda el empleo de las cla

    ses medias; c) la destruccin de sectores importantes de empresas pequeas y medianas como resultado de la rpida apertura de la economa a la competencia inte rnac iona l, y d) la drstica dismin uci n de los

    programas de servicios pblicos y subsidios al consumo de clases populares y medias para equilibrar el gasto pblico.

    A partir de los ochenta, la presidencia y el partido de Estado dejaron de ser el horizonte pol t ico casi n ico del grueso de los interesesorganizados, intensificndose entonces los requerimientos para la creacin de un verdadero sistema de partidos que defendiera los interesesespecficos de determinados grupos, clases y regiones frente a las demandas de otros, como ocurre normalmente en las sociedades con

    pluralismo poltico efectivo.

    L A SOCIEDAD CIVIL

    A raz de la crisis econmica de los aos ochenta y noventa, se acelera

    el cambio en las actitudes cvicas de la sociedad; se trataba del despertar de la sociedad civil. Los indicadores de ese cambio, que no es co-yuntural sino estructural, muestran que an se encuentra en su etapainicial. Algunos importantes ejemplos de esta t ransformacin son: lainsurgencia electoral del norte, en particular de Chihuahua, al princi pio de los aos ochenta y que cu lmin con la rebelda electoral nacional de 1988. La construccin, a contrapelo de la voluntad presidencial,de un partido opositor de centro izquierda: el PRD.2 4 Otro indicadorfue la apa r i c in de numerosas organizaciones no gubernamentales(las ONG) que exig ieron y log ra ron la creacin de instituciones defensoras de los derechos humanos al mismo tiempo cjue ser admitidas enla observacin del proceso elec toral. En el mismo sent ido se registra la

    presencia v actividad de actores inesperados v d i s mbolos co mo elEjrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) y una abundante cantidad de organizaciones ind genas oo r un lado v la organizacin nacional de deudores de la banca de clase media - "El Barzn"- , por elotro.

    2 4 El esfuerzo que signific la cons t rucc in del PRD se puede apreciar en la estructuracin de su antecedente: el Frente Dem ocr t i co Nacional. Vase Luis Javier Garrido,

    La intrann mexicana. La ruptura. La corriente democrtica del PRI, Mx ico , Gri ja lbo,1993.

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    L A ACELERACIN DEL DESGASTE DE LA PRESIDENCIA AUTORITARIA

    Las cifras electorales de 1991 -la eleccin legislativa de mitad de sexen io - parecieron indicar que la estrategia puesta en marcha por Miguelde la Madrid y Carlos Salinas para revitalizar la presidencia au tor itaria,estaba dando resultado. Una cierta recuperac in e conmica , unida alas expectativas creadas por el gobierno en torno al nuevo modelo econmico , el PRONASOL y ciertos mecanismos tradicionales de movilizacin del voto hicieron que el PRI pasara de recibir 51.1% en los votos

    para diputados federales en 1988 a 61.4% en 1991. Adems , en ese l

    timo a o la segunda fuerza electoral ya no fue el enemigo intransigente del presidente -el cardenismo-, sino el opositor razonable: el PAN.2 5

    Ms tarde, al finalizar 1993, el gob ierno logr lo que haba considerado la piedra fundamental del xito de la nueva estrategia econmica:la ratificacin por el congreso norteamericano del Tratado de LibreComercio de Amr ica del Norte (TL C) . Este acuerdo, se dijo, asegura

    ba a Mxico un lugar privilegiado como destinatario de las grandesrrientes de ca pital in te rn ac io na l y fue presentado como un triunfo

    personal del presidente Carlos Salinas; en esas condiciones la victoriaen las urnas en 1994 de quien haba sido designado por Salinas comosu sucesor Luis Donaldo Colosio se dio or descontada 2 6 Fue iusta-mente entonces cuando aparec a asegurada que la res taurac in del

    presidencia lismo mexicano encon t r sus l mites .2 7

    El efecto de l estall ido de l 1 de ene ro de 1994 de la reb eli n indgena en Chiapas organizada por el EZLN fue absolutamente desproporcionado con respecto a la capacidad de fuego de l neozapatismo, perodirectamente proporcional a los problemas sociales, econmicos y polticos acumulados y no resueltos por el gobierno de Carlos Salinas y elde su antecesor. La inesperada rebel in chiapaneca, que nicamentesignific combate abierto durante los primeros diez das de enero, ledio un golpe muy duro al optimismo oficial y al simplismo con quehasta entonces se h a b a pre te ndi do enfrentar el creciente prob le ma

    2 5 U n anlisis de la r e c u p e r a c i n electoral del P R I y la evo luc in del voto oposit oren 1991 se encuentra en Alberto Aziz y jac que lin e Peschard, Las elecciones federales de1991, Mxico, P o r r a - cn s - U N A M , 1992.

    2 6 La carga pol t ica que tuvo la negoc iac in y ap robac in del Tratado de Libre comercio se enc uen tra tot alme nte docume nta da en Javier Garciadiego et al, El TLC da ada. Crnica de una negociacin, Mxico , Porr a, 1994.

    2 7 Para la c rono log a po l t i c a del ao 1994 vase Los lmites rotos. Anuario poltico,Mxico, O c a n o - I M E P, 1995.

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    social mexicano: en 1990 la marginalidad e c on m ic a iba de 40% en

    Baja California a 80% en Chiapas.2 8

    Pero cuando apenas el gobiernoestaba buscando la forma de contener el dao poltico causado por elEZLN a la confianza interna y externa sobre la viabilidad del presidencialismo restaurado, la divisin interna en el crculo presidencial y elasesinato del candidato del PRI a la presidencia en marzo de ese ao ,volvieron a hacer cimbrar toda la estructura poltica. Al asesinato deLuis Donaldo Colosio, sin precedentes desde 1928, le sigui el deFrancisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI. La versin oficial so bre ambos crmenes no logr credibilidad, y la opinin pblica los inte rpre t como un salto cualitativo en el nivel de la pugna dentro delcrculo de poder, pues se haban roto reglas no escritas pero observadas por ms de medio siglo.2 9 La victoria de un candidato oficial sustituto -Ernesto Zedillo- se logr en agosto con 48.8% del total de votosemitidos. Se estaba de retorno a los niveles de 1988, la re c up er a c i nde 1991 haba desaparecido.

    La sucesin pactada de 1994 que se h a b a p laneado cuidadosamente a lo largo del sexenio de Carlos Salinas, se vino a t ier ra . 3 0 La

    unidad del crculo interno del poder qued pbl icamente rota con lamarginacin de Manuel Camacho primero, y su posterior transformacin en abierto opositor del gobierno y del rgimen.3 1 Por otro lado,las organizaciones de masas del PRI se encontraban muy debilitadas por los efectos de una crisis econmica iniciada casi veinte aos atrs yque segua sin encontrar salida. Los sindicatos estaban afectados por lacada en ms de 50% del salario m n i m o real en los aos ochenta y de25% en el salario promedio real en las manufacturas. 3 2 La organizacin oficial de la clase media, la CNOP, casi haba muerto al convertirseen el Movi mien to Ter rit ori al v de Ciudadanos- dei de tener efectividad y le fue imposible neutralizar a movimientos contestatarios nutri-

    2 8 Por marginalidad se entiende aqu ingresos promedio de menos de dos salariosmn imos , segn datos de Consejo Nacional de Poblacin, Este Pas, j u l io de 1994.

    2 9 Miguel ngel Granados Chapa, Esuche, Carlos Salinas!, Mx ico , Oc a n o, 1996, pp. 89-120.

    3 0 Alejandro Ramos Esquivel (cord.) , Sucesin pactada. La ingeniera poltica del sali-nismo, Mxico, Plaza y Valdez, 1993.

    3 1 Enr ique Mrquez Taramillo, Por qu perdi Camacho: revelaciones del asesor de Manuel Camacho Sals, Mxi co, Oc a no , 1995.

    3 2 John Sheahan, Conflict and Change in Mexican Economic Stralegy, San Diego, Cal.,Center for US-Mexican Studies, University o f Californ ia, 1991, p. 11; va se ta mb i n Kevin J . Middlebrook, The Paradox of Revolution: Labor, the State and Authoritarianism in M xico, Balt imore, Md., Johns Hopkins University Press, 1995.

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    dos de la misma clase social, como "El Barzn". La modificacin del artculo 27, para poner fin al reparto de la tierra e introducir al mercadola p rop iedad ej idal, debili t a n m s a la C o n f e d e r a c i n NacionalCampesina (CNC) que, habiendo sido en los cuarenta el puntal de todoel sistema, hoy no tiene ms que un papel marginal. 3 3

    Plenamente consciente del desgaste de los viejos instrumentosdel presidencialismo, Carlos Salinas se propuso crear uno nuevo, derespuesta inmediata a demandas cercanas con p otenci al electoral: elPRONASOL.3 4 Con sus miles de comits repartidos por prct icamente todos los municipios del pas, esta organizacin incorpor y moviliz po

    l t icamente a varios mi llones de mexicanos de las clases populares; setrataba claramente de una organizacin paralela al PRI, distr ibuidorarelativamente eficaz de recursos con impacto a corto plazo, que revita-liz de manera muy rpida, aunque no profunda, la legitimidad presidencial en la base de la sociedad mexicana. Su influencia se dej sentiren las elecciones de 1991 y 1994. No obstante, cuando Carlos Salinas,ya como ex presidente, intent utilizar a PRONASOL para presionar a susucesor la organizacin simplemente comenz a languidecer sin poder resistir el cambio de sexenio. 3 5 La poderosa alianza forjada por el

    presidente Salinas con el gran capital se traslad a su sucesor, aunquela depresin econmica de 1995, provocada en parte por el mal mane

    j o de la devaluacin de diciembre de 1994, le res t un elemento im portante de re t roa l imentac in a tal alianza: el xito del modelo econmico. El desastre econmico de 1995 enfri mucho el entusiasmo deleran caDital o r el liderazen de una nresidencia oue a fi n de cuentasresult bastante irresponsable afectando negativamente a muchas em-nresas en sus balances anuales v en sus nersnecfivas inmedia tas Por

    otra parte ^ la estrecha relacin del PAN con la presidencia entre 1989 y1994 le dio a esa opos ic in part idar ia de ce ntro' derecha ULX1 impulsotal que le pe rmi t i convertirse real posibilidad de sustitucin

    del PRI nara f inales de l s i c ln Fsta ne r sne r t iva fan i l f a l PAN nara ser el

    aliado cada vez ms exigente v difcil de una presidencia cada da msdebilitada v desorientada.

    3 3 Wayne A. Cornelius, Mexican Politics in Transition. The Breakdown of a One-party-Dominant Regime, San Diego, Cal., Cent er for US -Mexican Studies, University o f California, 1995, pp. 77-81.

    3 4 Denisse Dresser, mo-populist Solutions to Neo-liberal Problems. Mexico's National Solidarity Program, San Diego, Cal., Cent er for US -Mexican Studies, University o f California, 1991.

    3 5 Granados Chapa, op. at, p. 33.

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    E L ENTORNO INTERNACIONAL

    La relativa prosperidad econmica en que se desarroll la presidenciasalmista se bas en el mantenimiento de un voluminoso y creciente dficit externo -s is temticamente superior a los 20 mi l mil lones de dlares en sus ltimos aos. Cubierto con capital externo especulativo, estecapital invertido en instrumentos de corto plazo convertibles en dlares y con un valor de 30 mil millones de d lares -los tesobonos- com e n z a salir del pas a fines de 1994 debido a las atractivas tasas de inters en Estados Unidos y a las dudas sobre la viabilidad del modelomexicano. Esa fuga de capital de corto plazo fue el pr incipio del findel "milagro mexicano neolibera l". A l termina r ese ao , la posibi lidadde que Mxico cayera en la moratoria de sus obligaciones internacionales era muy real, lo que g e n e r una ola de desconfianza mu nd ia lque afectara a todo el sistema financiero -de hecho, el llamado "efecto tequila" repercut i negativamente en Argent ina y Brasil.

    El inesperado desastre e c o n m i c o -y las causas polticas del mism o - quitaron una buena parte del atractivo internacional otorgado a

    la estrategia salinista de "Perestroika sin Glsnost".3 6 La administracindel presidente William Clinton en Estados Unidos debi pagar un alto

    precio pol t ico por tener que preparar r p i d a m e n t e , y sin apoyo delcongreso, un paquete de rescate financiero sin precedentes para Mxico: Estados Unidos y algunas instituciones financieras inte rnacionales

    pusieron a disposicin del gobierno de Ernesto Zedillo crditos hasta por 50 mi l millones de dlares, a cambio de muy extremas condicionesque disminuyeron la soberana mexicana, a efectos de garantizar el pa

    go del p rs tamo y la solvencia futura del pas.El alto costo de la ir responsabi lidad pres idencial -q ue man tuvocon deuda externa la prosperidad artificial que le diera al PRI la victoria electoral en agosto de 1994 y a Carlos Salinas el apoyo de Washington a su candidatura a la presidencia de la Organi zacin Mu ndial deComercio-, aunado a la persistencia de una tercera ola democr t icamundial, hizo muy difcil sostener en la segunda mitad de los aos noventa la legit imidad de un partido de Estado en una Amr ica Latinadonde ya slo Mxico y Cuba lo tenan.

    3 6 Cornelius, op. d i . , pp . 112-113.

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    CONCLUSIN

    De 1968 a 1994, cada fin de sexenio mexicano ha sido un periodo decrisis polt ica o econmica, o de ambas. La recurrencia del fenmenoya no se puede explicar como mero resultado de circunstancias peculiares o de las deficiencias personales de quien ocupara momentneamente el cargo presidencial; se trata de un problema estructural. Hasta los a o s sesenta, la pres iden cia a ut or it ar ia , que surgiera com oresultado del tr iunfo de los revolucionarios n o r t e o s en 1917, sirvi

    por varios decenios como eje ms o menos efectivo del proyecto nacio

    nal de consol idacin del nuevo r g imen y la consecuente modernizacin de la economa . Pero, desde finales de ese periodo se ha convertido con mayor frecuencia en un ob s t cu lo para la continuidad deldesarrollo de ese proyecto. El precio que la sociedad mexicana ha tenido que pagar por la creciente disfuncionalidad de un presidencialismo sin contrapesos y crecientemente irresponsable ha sido muy altoincluso en t rminos cuantitativos. Al terminar el siglo XX resulta evidente que t ambin haba concluido el ciclo h is tr ico de ese modelo

    presidencial y que Mxico debe transitar hacia un cambio de rgimenor la va de u n gran acuerdo naciona l como la meior manera de evi-ta runa solucin catastrfica del problema.