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EL «COMPLEXO»
VIRILIO: EL
FUTURISMO
REHABILITADO EN
TEORIA EN LA ERA
POST-MODERNA DEL
ESPACIO-TIEMPO DE
LA REPRESENTACION
Emidio Rosa de Oliveira
«On peut aller plus vite que l'oeil, non par ascétisme, mais par paganisme.»
J.-F. Lyotard
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Destacar los puntos máximos de la teorización de Virilio presupone al comienzo que nos detengamos lentamente en la constelación temática abierta por su reflexión crítica y que enumeremos or
denadamente los aspectos más destacados de sus escritos. La lógica en la que asienta su trabajo reflexivo rompe con la alegada ideología de la seguridad que llevó también a crear en el campo del saber nuevas especialidades y nuevas disciplinas. Virilio intenta descriptivamente hacer visible en teoría el encadenamiento subyacente a la rigidez endurecida de los campos de la tecné del saber y toda una serie prolija del estado de cosas que sigue su rumbo en el interior de las sociedades modernas, ya bajo la forma de materia reservada al abrigo de competencias tecnocráticas, ya como conflicto forjado resultante de la coyuntura estratégico-política del aparato tecnológico. Virilio se mueve entre las ruinas de la modernidad y los desvaríos desencadenados por los nuevos eventos de la post-modernidad -experimentando reconstruir a través de una lógica singular, aunque un poco repetitiva, las ganancias y los costes de un nuevo modelo de representación a adoptar en política, tecnología y estética militar (en el dominio de la percepción). Paul Virilio teoriza y en algunos casos aterroriza el paso brusco de un universo heredado de la ciencia clásica regido por movimientos uniformemente acelerados, a un nuevo universo acéntrico en completa fragmentación arrastrado por el tiempo. Lo que constituía el esqueleto y la arquitectura del universo se convirtió en un archipiélago a la deriva en una dispersión sin estructura. A pesar de todo, Virilio no habla del cambio en términos de catástrofe, sino que poniendo las cosas en su sitio reconstituye fenomenológicamente el nexo causal y lógico de la historia reciente de los descubrimientos y de las ideas en una interrelación mutua, en una conjunción proliferante en la que siempre es perceptible al lector la lógica precaria de la racionalidad. Su trabajo comprueba que no pertenece al científico la exclusividad o legitimidad cuando se trata de meditar acerca de las ciencias. La reflexión que expone en los libros, nos permite relacionar temas, mostrar áreas de trabajo y de investigación y elegir a título de ejemplo de alta tecnología como acelerador del cambio y de la aparición/ desaparición de los nuevos «paisajes noológicos» en el campo de la epistemología. El efecto retórico de su argumentación es siempre prudente y a veces aclarado mediante una descripción detallada e implicante de las relaciones que los «nuevos materiales» entre sí pueden llegar a adquirir. Bastaría ahora ordenar cronológicamente su producción teórica con el fin de que a continuación podamos caracterizar el alcance de sus tesis, sin olvidar las múltiples intervenciones exactas que hizo en revistas, intentando aclarar la confusión de la situación internacional. Sin pretender clasificar rígidamente el pe-
ríodo de su publicación es posible por razones de exposición pedagógico destacar en Virilio dos momentos de teorización distintos. Uno que se extiende de 1975 a 1978: L'insécurité du territoire, Vitesse et Politique, Defense populaire et luttes écologiques, en el que Virilio pone en duda el poder de absorción de las sociedades civiles por el Estado u organizaciones y define contraponiendo a la globalidad del sistema una estrategia puntual de luchas y pequeñas resistencias. Lo que lo lleva durante esta fase a la justa preocupación de trazar la genealogía de la estrategia y del Estado, en su estrecha articulación con las técnicas de guerra y con las tácticas de anexión subsiguientes. El Estado surge en el transcurso del espacio-tiempo de su ejercicio como ficción reguladora tendente a crear a través de su dimensión jurídico-política un campo de percepción estratégico. «lCómo explicar que las principales significaciones de la estrategia estén asociadas a cosas tan diversas como la guerra y el conocimiento?» (1). Es a esta cuestión a la que Virilio intenta responder privilegiando ya la matriz sicológica que configura el modelo cognoscitivo del discurso estratégico (de la ciencia militar), ya teorizando los avances y los estrangulamientos que la técnica imprime al tejido social. No apoyándose en procesos normalizados, la estrategia «está obligada a arreglarse como pueda» (2). Bajo este ángulo la estrategia es altamente ideológica. Sus proyectos presentan una relación particular con la temporalidad. La anticipación o gestión del futuro postula siempre una visión de la experiencia pasada y exige simultáneamente de la estrategia, por ser coextensiva a la acción, un preciso programa de prioridades que cumplir. De este modo la estrategia es una ciencia de objetos y móviles claros y como tal una ciencia con riesgos.
LA NOCION CENTRAL DEL EDIFICIO
TEORICO DE VIRILIO ES LA
VELOCIDAD Y NO EL MOVIMIENTO
Según Gilles Deleuze, el movimiento es extensivo y la velocidad intensiva. El movimiento designa el carácter relativo de un cuerpo considerado como «uno» y que se desplaza de un punto a otro; la velocidad por el contrario constituye el carácter absoluto de un cuerpo cuyas partes irreductibles (átomos) ocupan o rellenan un espacio liso al modo de un torbellino, con la posibilidad de aparecer en cualquier punto. En resumen, aun según Deleuze, se afirmará que solo el nómada está dotado de movimiento absoluto, de velocidad; el movimiento de torbellino pertenece esencialmente a su máquina de guerra (3). Por otro lado este pasaje de Deleuze nos puede ayudar a aclarar las relaciones que Virilio inaugura en esta primera fase de sus escritos, entre el estado, la guerra y la dictadura del movimiento. Hay detrás de su teoría una espe-
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cie tecnológica orgánico-evolucionista, al gusto de Leroi-Gourhan, aunque él nunca lo cite, que le permite leer el cambio de una manera orgánica demasiado ordenada. Los tres ensayos: L'insécurité du territoire, Vitesse et Politique, Defense populaire et luttes écologiques, son piezas indispensables encargadas de dibujar la arquitectura móvil del espacio, de la política y de la reflexión estratégica. Los Estados, como ya decía Gilles Deleuze, no están solo compuestos de hombres, sino también de bosques, campos, animales y mercancías. Y no tienen todos la misma organización, ni el mismo desarrollo. Mientras que el Estado de Oriente se confronta en el espacio liso directamente con la máquina de guerra nómada, los Estados de Occidente se conservan resguardados por un espacio estriado, utilizando el espacio liso como un medio de comunicación al servicio del espacio estriado, a través del que el nomadismo indirectamente es vencido y es efectuado el control de las emigraciones. El proletario en Occidente surge como el heredero del nómada. Marx ya lo había definido como deste-
________________ CULTURAMAQUINA _______________ _
rritorializado (4). La importancia de las tesis de Virilio reside en la manera de demostrar que «le pouvoir politique de l'Etat est polis, police, c'est-a-dire voirie» y que «les portes de la cité, ses octrois et ses douanes sont des barrages, des filtres, a la fluidité des masses, a la pulissance de pénétration des meutes migratrices» ( 4). Ciertamente el Estado sólo podrá capturar toda clase de flujos, poblaciones, mercancías, comercio de dinero o de capitales, si estratégicamente detuviese el control sobre el tráfico; esto no podría ser realizado sin trayectos fijos y sin direcciones estipuladas que limiten la velocidad y regulen la circulación de personas, animales y bienes. La «ciudad» no es pensable sin tener en cuenta los flujos exteriores que se abaten sobre ella y los conjuntos arquitectónicos precisos (la fortaleza) mediante los que analiza, transforma y controla el movimiento. El Estado no ignora la velocidad, pero exigirá que incluso el movimiento más veloz deje de ser el Estado absoluto de un «móvil» que ocupe un espacio liso, para transformarse en el carácter relativo de un «movido»
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trasladándose de un punto a otro en el espacio estriado. Es en este sentido en el que el Estado no para de recomponer/descomponer y transformar el movimiento (5), o de regular y reglamentar la velocidad. En todas estas operaciones el Estado se comporta como una entidad «voyeuse».
EFECTOS DE LA GUERRA-MOVIMIENTO:
LA DESAPARICION
Manifestando una vez más el programa de la obra, Virilio considera que los que persiguen necesitan abolir el espacio, rellenar el intersticio y que el armamento de los fugitivos es un medio de distanciación: ocultarse es por tanto sustraerse a la obscenidad de la mirada enemiga. La protección del guerrillero es la continuidad topográfica: modifica el regreso, usa maña con el espacio (evitando contactos), con el tiempo (trasladándose rápidamente).
El principio de la destrucción es entonces la creación de la ocultación, el arte de la guerra participa de una estética de la ocultación, en la que se militariza lo escondido y se circunscribe lo desconocido. Observamos aquí la dialéctica del arma y de la coraza, en la que lo invisible es requerido y lo visible está perdido, en la que lo que se desvela se desmoviliza, pues la «presciencia» es la regla del juego de guerra y el combate es juego antes de ser espectáculo (6).
El «Imperial War Museum» de Londres, exponiendo los vehículos y las representaciones de diferentes teatros de operación, y el «Musée de l' Armée», en París, exponiendo vestuario, uniformes, banderas y armas, permiten constatar cómo el arte de la guerra no es sólo destructivo, sino que también practica la ocultación. Virilio muestra aquí una historia de los equipamientos, de los cuerpos animal y territorial. En la época clásica surge el uniforme, medio de integración, disimulación del cuerpo, medio de escenificación y «mise en cible» en la batalla, en donde los colores y la disposición en cuadro muestran el blanco del adversario; sin embargo el escudo desapareció ya integrado cada vez más en el cuerpo, hasta llegar al chaleco anti-bala. Más allá de los medios de destrucción, del armamento y del estilo de las maniobras, el cambio del equipo de los soldados está precisamente unido a una determinada política del cuerpo combatiente. El uniforme comienza como un signo social, de pertenencia a un grupo, pero llevará más tarde al final de los privilegios aristocráticos, a la uniformización. Las masacres de las tropas francesas en el 14-18, debidas también al color rojizo de los uniformes, les obliga a renunciar a los colores vistosos y a buscar un colorinvisible, encontrándola en una mezcla de los tres colores de la bandera francesa, «de l'uniformité on passe a l'invisibilité, les ravages causés par le nouvel armement nécessitent la dispari-
tion a vue du corps combattant, sa dissimulation dans l'environnement» (7). La dificultad de los colores neutros en distinguirse de los del enemigo es resuelta mediante un número, el mismo que abolirá las diferencias en el interior del cuerpo combatiente, pero el proceso de uniformización exigirá una ocultación aún mayor: en la uniformidad de la simulación total de los cuerpos, después del uniforme clásico, cada nación tiene su color invisible (azul, caqui, verde agrisado ... ), significando en general una voluntad de desintegración, y el cuerpo combatiente deja de ser uno, se hace número, cadáver utilizado para construir trincheras. El guerrero moderno es desocializado y se convierte en un fantasma, privado del reconocimiento del cuerpo, fenómeno continuado en el «trompe-l'oeil», en el camuflaje de los carros de asalto durante la Gran Guerra. Pero en la II Guerra Mundial se intenta ya confundir totalmente, de la invisibilidad nacional se pasa a la fusión y a la confusión: en el cuerpo combatiente desapareció el cuerpo animal, se adoptan componentes del medio ambiente y componentes militares (la apariencia de los adversarios, nadie sabe quién es quién), comprobamos que la desmaterialización del cuerpo combatiente avanza a la vez que su desterritorialización. El soldado es un fantasma de transformaciones y el fenómeno de su desanimalización se une a la mecanización del ejército. La guerra moderna deja de ser el arte del cuerpo combatiente, para convertirse repentinamente en el arte del motor combatiente.
LA DESAPARICION DEL CUERPO
TERRITORIAL
Cuando se dice que la guerra exige el mimetismo, «il s'agit non seulement de se rendre soimeme invisible pendant un instant comme dans un jeu, mais encare de dissimuler pour de longues durées des objects gigantesques, de vastes étendues» (8), designa la extensión del principio de disimulación y del camuflaje, y el aumento de las dimensiones estratégica y logística de la guerra total. Desde este momento, el dominio estratégico se extiende al ritmo de las diferentes ocultaciones (vehiculares, materiales, urbanas, fronterizas ... ), estrategia de la velocidad en donde no hay señal, en donde todo se juega en el instante (guerra-relámpago) y donde el frente de la batalla desaparece, se encuentre donde se encuentre la máquina de guerra disimulada, guerrilla motorizada y total en la que la guerra es liberada de cualquier convención: «l'inconnu de l'arme répete l'inconnu du soldat, le pen;u, le visible sont des tactiques subsidiaires, le secret voila la puissance, la délocalisation, voila la parade». Los trazados de la vía del tren y de las vías rápidas son trazados de camuflaje en la movilización general, disimulan la unicidad en favor de la conformidad, los mapas están en lugar
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del territorio y las estadísticas en lugar de los hechos. Esta estética de la ocultación que los conflictos revelan muestra al jefe de la guerra como un semi-conductor de un proceso abstracto.
Virilio a través de su ensayo sobre la inseguridad del territorio pretende hacer notar que todo el espacio fue atacado y que la inseguridad impera hoy por un exceso de vigilancia. «La guerra absorbió completamente su dialéctica en una defensa absoluta» (9). La historia es en primer lugar geografía. El mar que estaba considerado como uno de los principales espacios lisos es lo que aparece más dibujado, transformándose en una dependencia de la tierra, señalado mediante rutas fijas, direcciones constantes y por una cuenta-hidráulica de canales y tubos conductores. Según Virilio el mar sería el lugar del «fleet in being» (10), un espacio ocupado por un vector de desterritorialización en movimiento perpetuo. El submarino estratégico no tendrá necesidad de dirigirse en dirección a un blanco preciso, sino que se limitará a permanecer invisible
en el mar, realizando un viaje circular, absoluto e ininterrumpido, ya que no tiene ni partida ni llegada. Semejante concepción quita todo valor estratégico a la localización geográfica para atribuirlo en este contexto a la DESLOCALIZACION de un vector en continuo movimiento. Por otro lado la guerra total inaugurada por Hitler, implica el dominio completo del espacio aéreo. Este se encuentra completamente obstaculizado por geometrías ortogonales gubernamentales y saturado de aviones de caza, cohetes, misiles y aviones de transporte. El modelo militar se tecnologiza. Las ciencias experimentales incrementan el desarrollo de un arte de guerra que cada vez se autonomiza más a medida que el Estado político perece. El proletario militar surge cada vez más como un «relais technique hasardeux» que urge corregir mediante prótesis creadas por el «ingeniero militar». La «guerra pura» parece que constituye el escenario posible de este equilibrio del terror y de esta coalición nuclear en la dimensión del planeta. No es ni la paz ni la guerra «total»: «c'est l'instance militai-
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re elle-méme dans sa perennité ordinaire» (11). La guerra no será identificable a un conflicto declarado. Subsistirá no obstante la ilusión de que el estado de paz es la ausencia de la guerra declarada y que el militar que dejó de combatir y que «está presente» en la sociedad es pacífico y que hasta la institución militar puede ser benéfica. Herencias que acabamos manejando en la teoría y en la práctica.
A LA DEFENSA UNANIME DE LOS CUERPOS DEL EJERCITO SUCEDIO UNA RESISTENCIA SIN CUERPOS
Se piensa en una resistencia sin territorio, en una tierra hecha inhabitable por el depredador militar. La unidad del tiempo y del lugar se rompe, constatamos el fin de la defensa civil «sur place» y la guerra popular se convierte en una guerra del tiempo, o sea en una guerra de «rendez-vous» horarios. Es aclaratorio que Virilio ejemplifique con situaciones de guerra específicas, para ilustrar dos formas de lucha. La resistencia del pueblo vietnamita al asalto tecnológico americano es aún una guerra del tiempo, pero dejó ya de ser una guerra de «rendez-vous» militares. El éxito vietnamita se debió a la duración de la resistencia filosófica de las poblaciones y de su grado de adaptación y de aclimatación a un medio convertido en inhóspito y moral. De cualquier forma, aún según Virilio, fue la adopción de métodos de guerra clásicos lo que posibilitará el final de los conflictos y que se llegase por etapas a un difícil acuerdo.
La defensa popular en el Vietnam se afirmaba como una entidad no militar dotada de medios y estratagemas específicamente civiles y no violentos. Los civiles habían concebido su guerra como una especie de revolución agraria, cuyo objetivo se centraba en la conquista topológica de su propio subsuelo (12). Sin embargo esta forma de lucha o de defensa de grupos que se identifican con su hábitat legal parece que ha ultrapasado el problemático caso palestino. La reflexión sobre el pueblo palestino lleva a Virilio a pensar sobre la DESLOCALIZACION nacional, ya que para los palestinos el terreno legal, el territorio político, acabarán desapareciendo completamente «pour devenir les enjeux mémes de la lutte» (13). Para el palestino el enemigo no es nacional, sino mundial. Los que sostienen que el combate palestino no es una «defensa» popular tienen razón, «il est un assaut populaire devenu suicidaire parce qu'ils n'ont pas eu le choix» (14). Después de haber sido eliminados geográficamente, su último objetivo es que el pueblo palestino no desaparezca de las memorias como desapareció del mapa. Al dejar de ser legalmente habitantes de la Tierra en cuanto emigrantes, aún les queda el territorio específico de los media, de la vía aérea, de la vía férrea, de la imprenta y de la televisión. La guerra, como
ya afirmaba en el siglo XIX Ratzel, consiste en deslizar sus fronteras sobre el territorio de otros. En ese mismo sentido se puede afirmar que los palestinos trasladan las suyas, bajo la forma de informaciones por todo el mundo. Desde este momento los Palestinos son maestros de un imperio audiovisual existiendo en alguna parte, con una edad precaria y fantasmagórica en el fondo de la memoria de 4 a 500 mil millones de telespectadores de un Estado fundado sobre carreteras, aglomeraciones e imágenes. No obstante no nos precipitemos en consideraciones altamente imaginarias. La supresión de las fronteras nacionales, la hipercomunicabilidad del mundo no amplió el espacio de la libertad, pero marcó al contrario su desaparición, frente a la expansión de un poder totalitario. La división hoy no se sitúa, como bien señala Virilio, entre la izquierda y la derecha como afirman los grandes líderes, sino a escala mundial entre las poblaciones civiles y los representantes de la tecno-estructura militar. No hay necesidad de que haya cuerpos del ejército para atacar a los civiles, basta que estos estén lo suficiente entrenados para pulsar el botón de sus puestos de radio y televisión: el sonido, la imagen espectral, la rapidez informativa hará el resto. A partir de ahora «c'est l'assaut militaire qui est déformé dans l'espace et le temps» (15), la adhesión irracional de las poblaciones a una supranacionalidad tecnológica constituye el estado último de la deslocalización civil y su sujeción. La dictadura de Hitler, como señalaba Albert Speer, fue la primera dictadura de un Estado industrial que para dominar al propio pueblo recurrió a todos los medios ofrecidos por la técnica. Hoy los media están al servicio de un poder que intenta «gobernar más mediante la administración del tiempo que mediante la administración del territorio» (16).
LA ACELERACION TECNICA DE LOS
MODOS DE TRANSPORTE/EMISION Y LA
NUEVA PERCEPCION
La segunda fase de Virilio está constituida por cuatro libros que continúan el análisis inaugurado en 1980 en la Esthétique de la disparition. Virilio comienza analizando el nuevo espacio de la representación creada por las tecnologías de hoy. En la Logistique de la perception, muestra las influencias de la guerra moderna sobre las técnicas cinematográficas. En el Espace critique y en L 'horizon négatif, Virilio demuestra que el desenvolvimiento acelerado de la información y de las nuevas tecnologías (la difusión de las superficies de las pantallas, procedimiento de simulación, imágenes sintéticas) pusieron en entredicho las jerarquías y oposiciones tradicionales entre lo real y lo simulado, lo real y la imagen. El efecto de lo real suplantó a la realidad inmediata. Pasamos, bajo el signo de la velocidad y de la luz, de una estética moderna de la
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aparición a una estética de la desaparición. Los dos conceptos-llave en esta obra de Virilio, y por eso podría llamarse de nuevo, «Vitesse et politique», son la dromoscopia y la transpolítica; los universos del viaje y de la ciudad están ahora referidos a la violencia de la velocidad, universos en los que se pueden leer los efectos culturales de la aceleración. El tiempo para Virilio no es sólo un factor histórico unido a la usura/ erosión, o a la sucesión de estilos, es lo que escapa a la percepción. Hasta el siglo XIX los fenómenos estéticos surgieron de soportes cálidos, ya se tratase de tela pintada, ya del mármol del escultor. La persistencia de la imagen estaba determinada por la fijeza, materialidad y dureza de un soporte. A partir de la linterna mágica, de la película de dibujos, de la fotografía y del fotograma cinematográfico, la persistencia de las imágenes es la de la retina. El espacio-velocidad deja de ser cronofotográfico para ser dromográfico: «les images cinématographiques existent d'autant plus qu'elles défilent, c'est-a dire qu'elles disparaissent... l'image n'existe qu'en fuite»
_________________ CUIJ �.�, ...... QlITNA ________________ _ MAQlITNACULTIJRA
(17). Si pasamos más de 17, 24 ó 60 imágenes por segundo, velocidad límite de la percepción, entramos automáticamente en lo sublime, en lo no visto, no porque el objeto deje de estar, sino porque pasa demasiado deprisa, es la situación que Virilio llama espacio-velocidad (18). La estética de la ocultación es el final de un espacio de representación organizado por el punto de fuga. La velocidad transforma no sólo el espacio, sino también el tiempo -lo que hace que Virilio escriba sobre la llamada arquitectura vectorial. Como él escribe -el mundo con dimensiones procedente del Renacimiento está a punto de desaparecer; lo sustituye la inconmensurabilidad, el parecer en lugar del ser. Estamos ante la crisis de un espacio sustancial, homogéneo, heredado de la geometría griega, en favor de un espacio accidental, heterogéneo, en el que las partes, las fracciones se hacen nuevamente esenciales. La atomización y la desintegración de las figuras y de las referencias visibles favorece todas las transmigraciones y toda especie de transfiguraciones (19). El presente está hecho de imágenes móviles (de puntos) que colocan de-
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lante de los ojos los destrozos resucitados del pasado (y preparan los destrozos del futuro ... ). El siglo XIX al inventar el automóvil, el tren y el avión, desarrolló la estética de la ocultación a la vez que ésta se une al cinematismo de la visión vehicular, o sea a las visiones de velocidad que los vehículos a cada momento nos proporcionan. Cada objeto técnico es portador de un determinado régimen de temporalidad. Antiguamente el régimen de temporalidad era biológico y climático, con la llegada de las altas tecnologías el régimen natural de la temporalidad desaparece. Nos movemos hoy en una cosmogonía electrónica. Virilio repite frecuentemente que la percepción está unida a una pérdida «sans perte, pas de perception» (20).
Lo más importante para él, en la técnica, son las interrupciones, es el montaje: «c'est justement la fragmentation qui fait que je ne peux pas voir ce qui est derriere moi» (21). Es porque hay interrupción de la visión directa por lo que hay percepción del tiempo propio, o identidad del tiempo vivido. Si sólo hubiese continuidad, sin ausencia, acabaríamos durmiéndonos. Todo objeto tecnológico interrumpe el sistema biorrítmico. La técnica, parasitando el sistema de interrupción, crea uno nuevo, a través del montaje cinematográfico y de las secuencias videográficas.
Virilio mezcla siempre los dos media automóvil/ audio-visual, practicando la fusión del vehículo automóvil y del vehículo audio-visual. Para él habrá siempre dos efectos de velocidad y dos efectos visión: el efecto videográfico y el efecto dromográfico. Hay por tanto siempre «un couplage et un parasitage» (22): a las percepciones biológicas, fisiológicas de la percepción se unen las interrupciones electrónicas y técnicas. La técnica se caracteriza no sólo por proporcionarnos más, sino especialmente porque nos interrumpe de manera diferente. Al contrario de Wittgenstein, que afirma que no hay imágenes mentales, Virilio considera que las imágenes ópticas son imágenes mentales ya que toda la representación se ve por medio del siquismo. Constatación que Virilio evoca al comienzo de la Esthétique de la disparition cuando habla de las «ausencias» del picnoléctico (23). Frecuentemente los picnolépticos están obligados a rellenar mediante una invención permanente los tiempos blancos que se volatilizarán de la memoria. La luz que hace las cosas visibles no es solo la luz solar, lunar o electrónica, hay también una luz síquica (24). Virilio en lugar de hablar de velocidad de la luz, prefiere hablar de la luz de la velocidad. Toda realidad está a punto de pasar y las cosas no son siempre las mismas. Un paisaje visto desde lo alto de una colina que es posteriormente analizado con el telescopio o con la ayuda de un instrumento electrónico no es necesariamente el mismo, ya que la velocidad de observación cambió. En el primer caso se trata de una velocidad metabólica del individuo. En el segundo es la prótesis que pone en movimiento, en velocidad, el paisaje.
________________ CULTURAMAQUINA _______________ _ MAQ
Con las «imágenes subliminales» vamos en dirección a un cine en el que el individuo quedará sobreexpuesto a las imágenes-velocidad (vértigo) de las que no podrá tener consciencia. Las imágenes del cine no serán imágenes ópticas, sino imágenes mentales o virtuales que realizan una «mise en abíme» de lo real. Virilio observa e interroga la ciencia como enigma. Los que están contra la técnica, la guerra nuclear, lo son en la mayor parte de los casos de manera moral y no especulativa. Virilio examina el objeto técnico no para ver cómo funciona, sino para descubrir lo que en él está escondido. Todos sabemos por ejemplo que la revolución industrial permitió no sólo producir, sino multiplicar objetos iguales en serie que pretendemos conocer, mediante su empleo. Sin embargo Virilio al interrogarse concretamente sobre el automóvil, piensa que el más importante fue que con él se creó un medio de producción de velocidad, será en ella pues en la que reside lo desconocido. Al mismo tiempo que la técnica es un modo de hacer utilizable y funcional el saber, y de hacerse instrumental en el sentido restricto, es también un medio de aumentar y desarrollar lo desconocido. Entramos ya en una nueva era de la visibilidad en la que la temporalidad sufrió un cambio importante. Al tiempo que pasa de la cronología y de la historia se constituye un tiempo que se expone a la velocidad absoluta de la luz. Esta derivación del absolutismo científico del espacio/tiempo newtoniano al del einstenismo de la velocidad de la luz es «reveladora», en la acepción fotográfica del término. El tiempo, orden de sucesión según Leibniz, se convirtió con Einstein en orden de exposición, sistema de representación de un mundo físico en el que el futuro, presente y pasado se convierten en figuras contiguas de la sub-exposición, exposición y sobre-exposición. A partir de la luz ordinaria de los aparatos ópticos habituales (microscopio, telescopio) hasta a la luz «extraordinaria de la óptica relativista y probabilista de los microscopios electrónicos, de los radiotelescopios y otros aceleradores de partículas, asistimos a un cambio de la representación física que se debe a la «mise en oeuvre» de un tiempo de exposición cada vez más corto ( de orden del segundo a la fracción millonésima del segundo), que nos lleva más allá del tiempo de sucesión cronológica en un orden de visibilidad cronoscópica o más exactamente dromoscópica (25). La tesis de Kant según la que el tiempo es imposible de observar directamente se viene abajo, debido a que la relatividad, «teoría del punto de vista» de Einstein, corresponde a una especie de «mise au point» fotográfica o fotónica del mundo físico atómico y sub-atómico. Al tiempo que pasa correspondía antes un tiempo extensivo, el de las efemérides y del calendario que justificaba plenamente la tesis kantiana de la invisibilidad del tiempo. Al tiempo que se expone instantáneamente corresponde ahora un tiempo intensivo,
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el de la cronoscopia del «eterno presente relativista», óptica integral que se asemeja a la ubicuidad y a la simultaneidad de la mirada divina. Según Virilio, y en eso por lo menos tendrá razón, los físicos al estar obligados a atribuir al accidente la importancia primera que era atribuida a la sustancia, cayeron en la trampa tejida por su lógica cosmológica, acabando por transformar el accidente en la forma laica del milagro.
CRISIS DE LAS DIMENSIONES O LA
PERDIDA DE LA ESCALA DE
LAS COSAS
Las tecnologías nuclear, electrónica, espacial de origen militar, constituyen hoy gran parte del sustrato tecnológico de las sociedades desarrolladas. Estas nuevas formas de la tecnología se caracterizan por la deslocalización y por la abstracción. Los objetos manipulados perdieron consecutivamente su carácter empírico y real. Después de unos cuarenta años, la cuestión del
gigantismo y de su correlato, la miniaturización, habitan en el universo militar. El paso del arma clásica al arma nuclear introduce un cambio completamente nuevo que está fuera de la descripción de la mecánica clásica (26). La bomba atómica constituye una de las figuras emblemáticas de la ruptura dimensional introducida por la física moderna. El cuadro epistemológico de la física cuántica, rompiendo con las representaciones de la mecánica clásica unidas a la percepción visual y táctica de los objetos de nuestro medio cotidiano, permitirá tratar objetos imperceptibles a nuestros sentidos por la vía indirecta de una formalización y la constitución de objetos manipulables y reales, no perceptibles en una experiencia de aprensión sensorial inmediata. Virilio pretende ser claro en este punto. Por un lado, lo infinitamente «grande» desde el punto del espacio-tiempo relativista parece accesible a nuestros instrumentos de medida (radiotelescopio, espectroscopio), por otro, lo infinitamente «pequeño» del espacio-velocidad ultrarelativista permanece para siempre inaccesible,
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pues según los especialistas sería necesario construir un acelerador de partículas del tamaño de nuestra galaxia para esperar a contemplar el lado de más allá del tiempo (27). Para Virilio estamos a punto de perder el sentido de la medida, entramos ya en el mundo de lo inconmensurable. Ya no nos podemos situar en las dimensiones enteras, sino sólo en dimensiones fraccionadas. Virilio acepta el punto de vista de Mandelbrot sobre la dimensión física (28). Para Benoit Mandelbrot, el teorizador de los objetos, la dimensión física es «affaire de degré de résolution» y el resultado numérico (de cero a varias dimensiones) depende de las relaciones entre el objeto y el observador, o sea, del desvío entre lo observado y el observante. Las dimensiones espaciales no serán más que mensajes fragmentarios que la geometría no ha cesado de interpretar mal. Si se debe a Haussdorf la introducción desde 1919 de la noción de dimensión generalizada capaz de abarcar todos los valores posibles (fraccionarios, irracionales ... ), es Mandelbrot el que desarrolla el principio de la fragmentación infinita de las dimensiones. La velocidad contribuyendo a «mettre en lumiere» los fenómenos espacio-temporales, aparecerá como lo que nunca dejó de ser, una grandeza primitiva, o sea, el instrumento de medida preferido de extensión y duración. La crisis de la noción de la dimensión de la física entera nos conduce a abandonar la «découpage» del espacio en dimensiones sucesivas. Al viejo sistema del desfile cronológico y cronográfico del pasado, presente, futuro deberá entonces legítimamente suceder el sistema del desfile cronoscópico y cromofotográfico, subexpuesto, expuesto, sobrexpuesto. Lo que permitirá aclarar y «mettre en lumiere» la noción de temporalidad y consecuentemente examinar la naturaleza de las diferentes medidas del espacio-tiempo, no sólo únicamente la hora, el mes, la alternancia de la luz y su ausencia diurna-nocturna del día solar y de la noche, sino también el conjunto de procesos de exposición y de ocultación fisiológicas (sueño, vigilia picnolepsia y coma prolongado y ceguera) y tecnológicas que fraccionan la intensidad y la duración del día químico de las velas, el día eléctrico de las lámparas, de las pantallas y de los monitores, sin olvidar la luminosidad de este fotograma filmográfico que no es más que la proyección en secuencias rápidas y continuas (24 imágenes por segundo) de la cronofotografía de Marey y Muybridge (29). Al «día del tiempo» astronómico sucederá lógicamente, según afirma Paul Virilio, el «día de la velocidad» técnica, este «falso-día» de la luz de la velocidad de la luz que propagan la electrónica y mañana la fotónica y estos motores/ emisores y otros generadores de visiones y de duraciones específicas que son el cine, el vídeo, y la informática, sin olvidar la ..a..«automovilidad» y la respectiva cine- •� mática generalizada» (30). �
NOTAS
(1) Gil, Fernando, Mimésis e Negariío, Imprenta Nacional, Lisboa, 1984, pp. 336-337.
(2) lbid.(3) Deleuze, Gilles, Mil/e Plateaux, Minuit, Paris, p.
473: «el nómada es vector de desterritorialización. El une el desierto al desierto, la estepa a la estepa, a través de una serie de operaciones locales cuya orientación y dirección no paran de cambiar».
(4) Virilio, Paul, Vitesse et politique, Galilée, Paris, pp.21-22.
(5) Deleuze, op. cit., p. 480.(6) Virilio, Paul, L 'horizon négatif, Gailée, Paris, p. 99.(7) lbid.(8) lbid.(9) Virilio, Paul, Déjense populaire et luttes écologiques,
Galilée, Paris, 1978. (10) Virilio, Paul, Vitesse du politique; «le feet in being,
c'est la présence permanente en mer d'une flotte invisible pouvant frapper l'adversaire n'importe ou et n'importe quand ( ... ), c'est une nouvelle idée de la violence qui ne nait plus de l'affrontement direct, mais des propriétés inégales des corps, de l'évaluation des quantités de mouvements qui leur sont permis dans un élément choisi, de la verification permanente de leur efficience dynamique. Le fleet in being invente la notion d'un déplacement qui serait sans destination dans l'espace et le temps».
(11) Virilio, Paul, Défense populaire et luttes écologi-ques, p. 11.
(12) lbid.(13) lbid.(14) lbid.(15) lbid.(16) lbid.(17) Virilio, Paul, in Art/Press, n.0 82, Paris, juin 1984, p.
39. (18) Virilio, Paul, in Hors cadre, n.º 4, Paris, 1986.(19) Virilio, Paul, L'espace critique, Ch. Bourgois, Paris,
1984. (20) Virilio, Paul, in Hors cadre, op. cit.(21) Virilio, Paul, in Cahiers du cinéma, n.º 322, Paris,
1981, pp. 35 y SS. (22) lbid.(23) Virilio, Paul, Esthétique de la disparition, Balland,
Paris, 1980, p. 9: «les absences peuvent etre tres nombreuses, plusieurs centaines par jour qui le plus souvent passent completement inapen;ues de l'entourage, on emploie alors de terme de picnolepsie (du grec. picnos, fréquent). Pour le picnoleptique, le temps absent n'a pas existé, a chaque crise, sans qu'il s'en doute, un peu de durée lui a simplement échappé».
(24) Consultar a propósito de esto el libro de Henri Alekan, Des lumiéres et des ombres, Paris, s.d.
(25) Virilio, Paul, in Traverses n.º 35, Centre G. Pompidou, Paris, 1985.
(26) Pignon, Dominique, in Communications, n.0 42 (Legigantesque), Seuil, p. 87.
(27) Virilio, Paul, ibid.(28) Mandelbrot, Benoit, Les objects fractais, Flamma
rion, Paris, 1975. (29) Virilio, Paul, in L'Art et le Temps, regards sur la
Quatriéme dimension, Société des Expositions du Palais des Beaux-Arts, Bruxelles, 1985, pp. 55-57.
(30) lbid.
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