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EL HORNERO Revista de Ornitología Neotropical Volumen 16 Número 1 - Agosto 2001 Hornero 16 (1) : 1-57, 2001 www.digital.bl.fcen.uba.ar Puesto en linea por la Biblioteca Digital de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Universidad de Buenos Aires

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EL HORNERORevista de Ornitología Neotropical

Volumen 16 Número 1 - Agosto 2001

Hornero 16 (1) : 1-57, 2001

www.digital.bl.fcen.uba.arPuesto en linea por la Biblioteca Digital de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

Universidad de Buenos Aires

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Publicada por Aves Argentinas/Asociación Ornitológica del Plata

Buenos Aires, Argentina

Volumen 16

2001

El HorneroRevista de Ornitología Neotropical

Establecida en 1917ISSN 0073-3407

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EditorJAVIER LOPEZ DE CASENAVE

Universidad de Buenos Aires

Asistente del EditorFERNANDO A. MILESI

Universidad de Buenos Aires

Comité Editorial

MANUEL NORESUniversidad Nacional de Córdoba

JUAN CARLOS REBOREDAUniversidad de Buenos Aires

CARLA RESTREPOUniversity of New Mexico

PABLO TUBAROMuseo Argentino de Cs. Naturales B. Rivadavia

FRANCOIS VUILLEUMIERAmerican Museum of Natural History

VÍCTOR R. CUETOUniversidad de Buenos Aires

MARIO DÍAZUniversidad de Castilla-La Mancha

ROSENDO FRAGAAves Argentinas/Asociación Ornitológica del Plata

PATRICIA GANDINIUniversidad Nacional de la Patagonia Austral

FABIÁN JAKSICUniversidad Católica de Chile

PABLO YORIOCentro Nacional Patagónico

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2001 1

EDITORIAL

En este tiempo de cambios, la ornitología noes la excepción. Como en otras disciplinas dela biología —o de la ciencia en general—, losornitólogos nos enfrentamos con nuevos descu-brimientos, nuevos enfoques, nuevas técnicas.Y debemos estar atentos para aprehenderlos,para incorporarlos y, aún más, renovarlos. Enun tiempo de cambios, ya se sabe, se debenafrontar nuevos desafíos… El Hornero es unade las revistas científicas de ornitología másimportantes de la Región Neotropical. Se pu-blica desde 1917; fue la primera revista en es-pañol especializada en el tema. Pero, en estosdías, vivir del pasado no ayudará a la revistani a los que publican en ella. Y mucho menosa sus lectores. Es necesario entonces mirarhacia adelante y enfrentar riesgos. Esto es,superarse.

Cuando asumí el cargo de Editor, me pare-ció indispensable realizar una evaluación crí-tica del estado académico de la revista, que sesumó a los comentarios de varios colegas preo-cupados e interesados en el desarrollo de ElHornero. A mi entender, El Hornero debería serhoy una de las alternativas más atractivas paralos ornitólogos que trabajan en la región. Elnivel de los artículos que se publican no esmenor al promedio para su marco de referen-cia (esto es, América Latina). Además, es elmedio más idóneo para publicar aquellosaportes que, por ser de carácter local, no sonconsiderados en las revistas internacionales deprimera línea (por ejemplo, Auk, Condor,Journal of Avian Biology). Lamentablemente, lasrevistas científicas de los países en desarrolloatraviesan una etapa de crisis. Son varias lascausas, y sería tedioso enumerarlas aquí. Peroalgunas tienen mayor importancia: tal vez lamás determinante sea que no pueden compe-tir en igualdad de condiciones con las revistasque están incluidas en servicios internaciona-les de indexación (porque los investigadoresestán siendo presionados cada vez más parapublicar en dichas revistas) ni con las revistasque no pertenecen a sociedades científicas(como es el caso de El Hornero) sino a grandesempresas editoriales.

Tenemos ante nosotros, entonces, un dobledesafío. Por un lado, adaptarse a los cambiosque la disciplina viene mostrando. Por el otro,afrontar la crisis general que embarga a revis-tas como El Hornero. Mi opinión es que hayque apostar a doble o nada: enfrentar la crisiscon ideas, esfuerzo y esperanza; renovarsepara estar en fase con los cambios en la disci-plina.

A tono con aquella apuesta es que decidí unaserie de cambios para la revista, con un objeti-vo central en mente: convertirla en la mejoralternativa para los potenciales autores de artí-culos. Creo que en la medida que los ornitólo-gos aumenten su contribución a la revista, sunivel académico se irá incrementando y esta“atracción” se trasladará al otro extremo delespectro: los lectores. ¿Y cómo se logra esteobjetivo? Con las armas de siempre: regulari-dad, calidad y reconocimiento.

Desde hace ya un tiempo, El Hornero se pu-blica aproximadamente una vez por año, perosu aparición nunca ha sido predecible. A par-tir de 2001, El Hornero publicará anualmenteun volumen de dos números, de apariciónsemestral (en julio y en diciembre). Esta regu-laridad es el primer paso —vital— para quelos potenciales autores estén convencidos deque El Hornero es un medio de publicaciónconfiable. Es la única manera de lograr que larevista crezca y sea elegida por los ornitólogospara presentar los resultados de sus investi-gaciones.

También a partir de este número, los lectoresnotarán que se ha incorporado un ComitéEditorial. Éste incluye a ornitólogos argenti-nos y extranjeros de renombre, que ayudancon su sola presencia a aumentar el prestigiode la revista. Además, son una gran ayudapara su difusión en ámbitos a los que ésta nosiempre accede fácilmente (por ejemplo, uni-versidades e institutos científicos, tanto nacio-nales como internacionales). En esta primeraetapa, once colegas me acompañan en elemprendimiento; vaya a ellos mi más sinceroagradecimiento por su colaboración.

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2 Hornero 16(1)

Otro cambio que se traducirá en un incenti-vo a los autores es el manejo electrónico demanuscritos, que tiene la intención de redu-cir al mínimo el tiempo de revisión. El ideal esllevar ese tiempo a 4–6 meses (entre la recep-ción original del manuscrito y la decisión de-finitiva de publicación). Esto es de sumaimportancia, ya que ofrece a los potencialesautores un medio de publicación rápido y efi-ciente. En este aspecto habrá que contar conla predisposición de los distintos actoresinvolucrados en el proceso. En primer lugar,el equipo editorial tiene que disponer de losmedios adecuados. En segunda instancia, losautores deben estar dispuestos a someter susmanuscritos de esa manera. Finalmente—aunque no menos importante—, los árbitrosdeben aceptar trabajar con este tipo de moda-lidad. La mayor parte de los manuscritos queactualmente están en proceso siguen este ma-nejo, y soy optimista acerca de que será la prác-tica usual en el futuro.

Un objetivo tan importante como los ante-riores es lograr la inclusión de El Hornero enservicios de indexación. Esto aumentaría sureconocimiento por parte del resto de la comu-nidad académica. En este sentido, el primerpaso fue presentar a la revista para que seaincluida en el listado del “Núcleo Básico deRevistas Científicas Argentinas”, un proyectoconjunto del CAICYT (Centro Argentino deInformación Científica y Tecnológica) y delCONICET. En marzo de este año, el CAICYTcalificó a El Hornero como revista científica de“Nivel 1” (nivel superior de excelencia). Enconsecuencia, será en breve incluida en el ca-tálogo del Proyecto LATINDEX, que reúne alas revistas científicas y técnicas de mayor ca-lidad (académica y editorial) de Iberoamérica.Además del reconocimiento internacional queesto representa, en el ámbito local puede sermuy importante para los autores, pues elCONICET está estudiando concentrar su apo-yo en las revistas que integren ese catálogo,

asignándole un mérito adicional a la hora deevaluar subsidios, ingresos, promociones ybecas.

Finalmente, otro aspecto en el que centré miatención fue la reestructuración del formato.Estas modificaciones tienen por objeto ampliar—sin dejar de ser estricto— las posibilidadesde publicación y convertir a El Hornero en unapublicación más “amigable” y de mayor im-pacto. Entre otras cosas, en este número po-drán disfrutar de una nueva sección deopinión, en la que tendrán cabida artículossobre tópicos controvertidos o de interés másgeneral, así como una tapa renovada, a todocolor.

Es para mí un honor ser Editor de esta revis-ta, en la que tomo el lugar que ocuparon va-rios ilustres predecesores. Aprovecho estaocasión para agradecer a quienes depositaronen mí la confianza para llevarla adelante. Ensegundo término, me gustaría agradecer lapredisposición del anterior Editor, el Dr.Rosendo Fraga, con quien estuvimos en estre-cho contacto durante los primeros meses paratratar de hacer menos traumático el cambio.De hecho, varios de los artículos publicadosen este número fueron parcialmente maneja-dos por él.

Espero con mis palabras haber transmitidotanto mis preocupaciones por el futuro de ElHornero como mi firme convicción de que esefuturo es posible. No será sin esfuerzo, sinembargo. El crecimiento solo se hará realidadsi los ornitólogos contribuyen con sus mejo-res trabajos a la revista, ayudando a que éstase supere número tras número. Y, además, conmucha dedicación y trabajo. Como puntuali-cé más arriba, es todo un desafío. Pero con elapoyo de todos y trabajando duro seguramen-te saldremos airosos.

Javier Lopez de CasenaveEditor

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2001 REVISTAS DE ORNITOLOGÍA 3

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE UNA REVISTA DE ORNITOLOGÍA?

MARIO DÍAZ

1 Departamento de Ciencias Ambientales, Facultad de Ciencias del Medio Ambiente, Universidad de Castilla-LaMancha, E-45071 Toledo, España. [email protected]

Hornero 16(1):3–6, 2001

La investigación científica pretende generarconocimiento relevante que describa el Uni-verso, su estructura y los procesos subyacen-tes. La ornitología es una disciplina científicadedicada al estudio de las aves y tiene comoprincipal objetivo generar conocimiento re-levante sobre las causas de su diversidad, organi-zación y adaptación. Por ejemplo, podríamospreguntarnos ¿por qué nos encontramos, enun determinado tiempo y lugar, una comuni-dad de aves con una especie muy abundantey otras más raras? Algunas respuestas a estapregunta podrían ser: (a) porque la especie do-minante llegó a ese lugar antes que las otras,bien porque evolucionó allí, porque evolucio-nó antes, o porque coloniza mejor nuevas zo-nas; (b) porque está mejor adaptada a losrecursos que ofrece el lugar debido a su for-ma y tamaño, su dieta o su comportamientoreproductor, que pueden derivarse a su vezde la historia evolutiva del grupo de aves alque pertenece; (c) porque sus depredadores oparásitos son menos abundantes que los delas otras especies; (d) porque se ve favorecida(o menos perjudicada) por las actividades hu-manas actuales o pasadas; o (e) por una com-binación de estas posibles causas y de otrasmuchas más. Este ejemplo puede concretarseen el caso del Gorrión Común Passer domesticusen ambientes humanizados, discutido en de-talle por Johnston y Kitz 1.

El único modo fiable del que actualmentedisponemos para determinar cuál o cuáles deestas posibles causas están actuando realmen-te es el método científico, en su doble vertien-te inductiva e hipotético-deductiva. En la

aproximación inductiva, los investigadoresexaminan la variabilidad natural que observantratando de obtener patrones claros, de loscuales infieren posibles explicaciones que seenuncian como hipótesis. La versión hipoté-tico-deductiva consiste básicamente en plan-tear hipótesis sobre las causas más probablesdel fenómeno que nos interesa, deducir deestas hipótesis consecuencias que podamosmedir (predicciones), y comprobar, mediantelas medidas adecuadas, si las predicciones secumplen o no. En el caso anterior, podríamosplantear que la especie dominante lo es por-que come semillas, que son especialmenteabundantes en el lugar y tiempo que nos inte-resa, mientras que las otras comen insectos,que son menos abundantes. Si esto es así, es-peraríamos que en lugares o tiempos dondehaya menos semillas y más insectos nuestraespecie dominante sería menos abundanteque las otras. Buscamos lugares o tiemposdonde se den estas condiciones (o los fabrica-mos quitando semillas o poniendo insectos) ycontamos las aves. Si encontramos lo predi-cho, nuestra idea inicial sobre la causa de ladistribución de las aves se ve corroborada,mientras que si no lo encontramos concluimosque esa no era la causa, con lo que tendremosque plantear otra hipótesis, deducir las corres-pondientes predicciones, y comprobar si secumplen o no.

La comprobación rigurosa de nuestras hipó-tesis no sólo sirve para satisfacer la curiosidadde los científicos y de los aficionados a las aves,sino que es también imprescindible para ga-rantizar la eficacia de los programas de con-

Punto de vista

Ideas, opinión, revisión

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4 DÍAZ Hornero 16(1)

servación y gestión de especies de aves esca-sas o amenazadas de extinción debido a las ac-tividades humanas. Por ejemplo, el programade manejo de la población silvestre de Cón-dor de California Gymnogyps californianus sebasó inicialmente en una hipótesis incorrecta.Se pensaba que la causa de su disminución erala bioacumulación de DDT y sus derivados enlos animales adultos, que a su vez producíaadelgazamientos de la cáscara de los huevosy una disminución del éxito reproductor. Apesar de que esta hipótesis no fue suficiente-mente contrastada, los programas de conser-vación de la especie se centraron en el controldel uso del DDT y otros compuestos en susescasas áreas de cría. Tras varios años de dis-minución de la población, e incluso de su ex-tinción en estado salvaje, se pudo comprobarque la causa de la regresión de la especie eraen realidad el envenenamiento gradual de losindividuos adultos, debido al plomo que in-gerían con las carroñas de reses abatidas porcazadores. Esta causa pasó desapercibida hastaque la hipótesis de la bioacumulación de pes-ticidas era ya prácticamente insostenible (véa-se el artículo de Caughley 2 para más detallessobre éste y otros ejemplos).

El uso correcto del método científico paraarrojar luz sobre lo desconocido exige, en pri-mer lugar, saber qué es lo que ya se conoce.De este modo se evita repetir un trabajo quenormalmente cuesta mucho esfuerzo, tiempo,dinero e incluso pérdidas de individuos de lasespecies estudiadas (véase, por ejemplo, elcaso del anillamiento científico 3). Además, losconocimientos sobre las causas de fenómenossimilares al que nos interesa son normalmen-te la mejor fuente de las hipótesis relevantesque necesitamos para empezar nuestro traba-jo. El estudio de los hallazgos y el conocimien-to generado por otros, y la difusión de losresultados de nuestras investigaciones, sonpor tanto una parte tan importante del traba-jo de los científicos como el diseño riguroso yla ejecución cuidadosa de las mediciones quenecesitamos para contrastar hipótesis 4. Estejuego de leer y de comunicar para ser leídossirve en última instancia para que los científi-cos sepan qué es lo que se conoce, qué es loque no y qué partes de lo mucho que no seconoce deberían saberse con más urgencia.Con esta base, cada ornitólogo, sea profesio-nal o aficionado, podrá dirigir sus siempre li-mitados esfuerzos a resolver problemas útiles

y relevantes, del mismo modo que otras per-sonas podrán juzgar la utilidad y relevanciade nuestras contribuciones y ayudarnos a en-mendarnos cuando nos equivocamos, cosaque desgraciadamente ocurre muy a menudo.

Los conocimientos científicos se hacen pú-blicos en informes, en congresos y reuniones,en libros y en revistas científicas a un ritmorealmente desaforado (del orden de cientos demiles de publicaciones al año), de manera queestar al día de lo que se conoce y aportar algonuevo es una tarea difícil a no ser que se se-leccionen con cuidado las fuentes de informa-ción y los canales de publicación de nuestrosresultados. Las mejores fuentes de ideas ge-nerales son los libros científicos, en los que seresume y sintetiza la información dispersasobre un tema determinado, citándose ademáslas fuentes originales de esa información(véanse, por ejemplo, los de Díaz et al. 5 yTellería et al. 6 para el caso de las aves ibéri-cas). No obstante, las fuentes de informacióny publicación preferente para afinar más encuestiones concretas son las revistas científi-cas de ornitología, ya que (a) incluyen la in-formación más actual; (b) cuentan con eltrabajo desinteresado de ornitólogos que eva-lúan el interés y el rigor de los trabajos recibi-dos, aportando en muchos casos valiosassugerencias para mejorarlos; (c) sitúan nues-tras contribuciones en el contexto del conoci-miento existente; (d) obligan a detallar lashipótesis, protocolos, diseños e instrumenta-ción de los trabajos para que puedan ser repe-tidos por otros investigadores; y (e) requierenque los resultados se presenten de modo cla-ro y sintético para poder derivar de ellos ideasy conclusiones realmente nuevas 7. De estemodo, el uso habitual de las revistas ornito-lógicas (que por otra parte son la fuente ma-yoritaria de la información en la que se basanlos libros) es imprescindible para poder apor-tar conocimiento relevante y útil sobre los fe-nómenos que nos interesan, tanto por el hechode que su consulta nos informa fielmente delo que se conoce y lo que se piensa, como por-que publicar en ellas nos exige depurar almáximo nuestras ideas y métodos para situar-los a la altura del conocimiento existente.

En el caso de las revistas editadas por Socie-dades ornitológicas de carácter nacional, unafunción adicional, pero extraordinariamenteimportante, es el apoyo a la formación de nue-

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2001 REVISTAS DE ORNITOLOGÍA 5

vos ornitólogos que puedan ser capaces en elfuturo de contribuir a resolver problemas tan-to de conocimiento básico como de resoluciónde aspectos aplicados. Este apoyo a losornitólogos en formación se concreta en: (a)el trabajo desinteresado de los editores y revi-sores, que en muchas ocasiones supera concreces la mera opinión sobre si un trabajo de-bería o no ser publicado en la forma en que loenvía el autor por primera vez; (b) el esfuerzode los autores, que están obligados a ajustarseal formato y al ámbito científico de publica-ción de la revista; y (c) los propios contenidosde las revistas, que tratan de aproximarse lomás posible a la realidad de la ornitología enel país, a fin de servir de guía eficaz a las per-sonas que deciden dedicar su esfuerzo a laresolución de los muchos problemas que aúnplantean (y seguirán planteando) las aves. Eneste marco, todas las revistas editadas por So-ciedades ornitológicas no sólo incluyen artí-culos de investigación original, sino tambiénreseñas y resúmenes de libros relevantes, asícomo artículos de opinión o revisión de temasactuales. Echar una ojeada a los números re-cientes de estas revistas (Ardeola en España, ElHornero en Argentina) da una idea bastanteajustada de las tendencias actuales, sobre todopara ornitólogos aficionados o en formaciónque no tienen acceso a grandes bibliotecas yhemerotecas científicas.

Todas estas características de las revistas cien-tíficas explican claramente por qué los orni-tólogos las necesitan. Sin embargo, no explicandel todo por qué la mayoría de las Sociedadesapoyan y editan sus propias revistas, ya quetodas cuentan con un porcentaje más o me-nos elevado de socios que no están interesadosen dedicar el tiempo y el esfuerzo necesariospara leer y, sobre todo, publicar en estas revis-tas (un artículo medio requiere meses, cuan-do no años, de trabajo, sin contar los deformación que llevan en las espaldas sus au-tores). La razón principal del interés de estasSociedades en apoyar a sus revistas es quenecesitan conocimientos actualizados paradesarrollar con eficacia sus otros fines deconcienciación social y de conservación de lasaves y sus hábitats, ya que es más rápido, efi-caz y, en muchos casos, barato, contar con elapoyo de socios cuyo trabajo habitual consis-te en generar este conocimiento que acudir aprofesionales para resolver problemas cotidia-nos o urgentes. Además, en muchos casos la

revista científica de la Sociedad en cuestión esel más claro exponente de su prestigio nacio-nal e internacional, y es este prestigio el queconduce a la consideración de sus opinionesy trabajos técnicos por parte de otras Socieda-des, empresas privadas o administracionespúblicas. Por otro lado, la publicación de artí-culos científicos, y su lectura por parte de lossocios, debería promover la curiosidad e in-quietud intelectual de aquellas personas taninteresadas en las aves como para hacerse so-cios de una Sociedad científica, hecho que de-bería producir un aumento de su culturaornitológica y, por tanto, de su capacidad parareferirse y “defender” a las aves huyendo delos tópicos del hombre de la calle. Finalmen-te, una revista científica puede contribuir aaumentar y actualizar el patrimonio de la So-ciedad. Por ejemplo, Ardeola contribuye enbuena medida al mantenimiento de la biblio-teca de la Sociedad Española de Ornitología,que es una de las mejores de España en el cam-po de las aves, mediante su intercambio regu-lar por otras revistas ornitológicas. A labiblioteca se añaden gratuitamente, además,numerosos libros al año a cambio de reseñar-los en la Sección Bibliográfica de Ardeola. Exac-tamente lo mismo sucede con El Hornero, eneste caso para Aves Argentinas/AsociaciónOrnitológica del Plata y su biblioteca, la másimportante de América Latina en ornitología.Estas aportaciones suponen un importanteahorro anual en revistas y en libros para estassociedades.

Las revistas científicas de ornitología, y enespecial aquellas editadas por Sociedades na-cionales, prestan por tanto servicios objetivosa los ornitólogos en general, a las Sociedadesornitológicas y a cada una de las personas quelas constituyen, sean ornitólogos profesiona-les o socios que no se dedican directamente aactividades científicas o académicas. Estas ra-zones deberían animar a los socios no científi-cos a prestar el apoyo que requiere su revista,pues en estas épocas de recortes de fondospúblicos éstas dependen exclusivamente de laSociedad que las financia (en España, porejemplo, acaba de desaparecer Doñana, ActaVertebrata, que ya contaba con 24 años de his-toria, debido a que su financiación era com-pletamente pública). Del mismo modo, y comojusta contrapartida, se espera que todos lossocios utilicen los beneficios que se derivan desu apoyo a su revista de ornitología, esto es,

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6 DÍAZ Hornero 16(1)

conocimiento relevante y actualizado sobre lasaves del país, posibilidades de formación cien-tífica, prestigio nacional e internacional, unabiblioteca ornitológica de primer nivel yconsocios a los que acudir en caso de necesi-dad o simple curiosidad.

AGRADECIMIENTOS

La amabilidad de Javier Lopez de Casenave hasido la principal causa de que este ensayo, que fueinicialmente solicitado por Nereida Cuenca parasu publicación en La Garcilla, la revista de contactode la Sociedad Española de Ornitología, haya am-pliado su difusión fuera de las fronteras del paísen el que vive su autor. Gran parte de las ideas fun-damentales en que se basa se desarrollaron en es-trecha colaboración con Luis María Carrascal.Conversaciones posteriores con Ramón Sáez-Royuela, Juan Carlos Senar y Manolo Soler enri-quecieron notablemente sus contenidos. Unaversión básicamente similar de este trabajo fue pu-blicada en la revista de contacto de la Sociedad Es-pañola de Etología (EtoloGuia 18:61-66, 2000),

mientras que otra versión reducida, firmada porMario Díaz y Luis María Carrascal, ha aparecidoen La Garcilla (106:34-35, 2000).

BIBLIOGRAFÍA CITADA1

JOHNSTON RF Y KITZ WJ (1977) Variation andevolution in a granivorous bird: the House Sparrow.Pp. 15-51 en: Granivorous birds in ecosystems.PINOWSKI J Y KENDEIGH SC (eds) CambridgeUniversity Press, Cambridge

2 CAUGHLEY G (1994) Directions in conservationbiology. Journal of Animal Ecology 63:215-244

3 DÍAZ M (1998) El anillamiento científico de aves enEspaña: una visión crítica. Revista de Anillamiento 2:9-13

4 CARRASCAL LM (1997) La cita bibliográfica como me-dida de “utilidad científica”. EtoloGuía 15:17-30

5 DÍAZ M, ASENSIO B Y TELLERÍA JL (1996) Aves Ibéricas.I. No paseriformes. JM Reyero, Madrid

6 TELLERÍA JL, ASENSIO B Y DÍAZ M (1999) Aves Ibéricas.II. Paseriformes. JM Reyero, Madrid

7 DAY RA (1994) How to write and publish a scientificpaper. Cambridge University Press, Cambridge

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2001 AVES DEL PARQUE BIOLÓGICO SIERRA DE SAN JAVIER 7

TASAS DE CAPTURA Y DIETAS DE AVES DEL SOTOBOSQUE ENEL PARQUE BIOLÓGICO SIERRA DE SAN JAVIER, TUCUMÁN

MERCEDES ROUGÈS 1,2,3 Y JOHN G. BLAKE 1,2

1 Dept. of Biology, University of Missouri-St. Louis, 8001 Natural Bridge Road, St. Louis, Missouri 63121, EEUU.2 Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de las Yungas, CC 34, 4107 Yerba Buena, Tucumán, Argentina.

3 [email protected]

RESUMEN.— Se usaron redes de niebla para muestrear las aves del sotobosque de bosque maduroy bosque secundario del Parque Biológico Sierra de San Javier, Tucumán. Las aves fueronmuestreadas durante la estación seca (tres muestras entre abril y agosto de 1994) y durante laestación lluviosa (diciembre 1994). Se capturaron 343 aves representando 29 especies. De dos aseis especies representaron entre el 54 y el 88% de todas las aves capturadas (178 capturas enbosque secundario, 165 en bosque maduro). Turdus rufiventris y Arremon flavirostris fueron lasespecies más frecuentemente capturadas. Las tasas de captura fueron altas en los dos hábitats(desde 20 hasta más de 40 aves capturadas en 100 horas-red); la tasa de captura total y las captu-ras de especies individuales variaron más entre muestras en bosque secundario que en bosquemaduro. Se obtuvo información sobre la dieta (muestras de heces) de 178 individuos. Los inver-tebrados fueron el componente dominante en las muestras colectadas durante la estación seca; laocurrencia de frutos en las dietas aumentó durante la estación lluviosa, paralelamente con elaumento de la oferta de frutos carnosos maduros. Estos resultados son comparados con un estu-dio similar realizado en el Parque Nacional El Rey, Salta.Palabras clave: artrópodos, capturas, dieta, frutos, redes, sotobosque, Tucumán.

ABSTRACT. CAPTURE RATES AND DIETS OF UNDERSTORY BIRDS IN PARQUE BIOLÓGICO SIERRA DE SAN JAVIER,TUCUMÁN.— We used mist nets to sample birds in the understory of second-growth and matureforest within Parque Biológico Sierra de San Javier, Tucumán. Birds were sampled during the dryseason (three samples from April to August 1994) and during the wet season (December 1994).We captured 343 birds representing 29 species. Two to six species accounted for from 54 to 88% ofall birds captured (178 captures in second-growth, 165 in mature forest). Turdus rufiventris andArremon flavirostris were the most frequently captured species overall. Capture rates were high(from 20 to over 40 birds captured per 100 mist-net-hours) in both habitats; total capture rate andcaptures of individual species varied more among samples in second-growth than in matureforest. Information on diets (fecal samples) was obtained from 178 birds. Invertebrates domi-nated samples collected during the dry season; occurrence of fruit in the diet increased duringthe wet season, paralleling the phenology of fruit production. Results are compared to thoseobtained during a similar study conducted in Parque Nacional El Rey, Salta.Key words: arthropods, captures, diet, fruits, mist-nets, Tucumán, understory.

Recibido 1 noviembre 1999, aceptado 16 mayo 2001

Hornero 16(1):7–15, 2001

Una proporción importante de las selvas demontaña del noroeste de Argentina ha sidoafectada en mayor o menor grado por activi-dades como agricultura, ganadería y extrac-ción de madera. Como resultado de estasintervenciones, los bosques maduros han su-frido cambios en su estructura y composición,y en muchas áreas han sido reemplazados porbosques secundarios (Brown et al. 1993).

Los hábitats secundarios son usados por unavariedad de especies de aves migratorias y no

migratorias, como lo han demostrado estudiosrealizados en América Central y en el nortede América del Sur (e.g., Blake y Loiselle 1991,Petit et al. 1993, Stotz et al. 1996). El uso de losbosques secundarios por las aves está relacio-nado frecuentemente con la abundancia derecursos estacionales en estos ambientes, comopor ejemplo frutos (Loiselle y Blake 1990, Blakey Loiselle 1991, Rosselli 1994) y flores (Stiles1979). Las respuestas de las especies individua-les de aves a las modificaciones en el hábitat,

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8 ROUGÈS Y BLAKE Hornero 16(1)

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4

8

12

16precipitaciónfrutos

M2M1M4

M3

particularmente de aquellas especies polini-zadoras y dispersoras de semillas, son de vitalimportancia en el funcionamiento y la recu-peración de los ecosistemas alterados (Stiles1985).

En el Parque Biológico Sierra de San Javier,Tucumán, los bosques secundarios limitan conlos bosques maduros y proveen una oportu-nidad para estudiar la relación entre bosquesy fauna (e.g., Vides-Almonacid 1992, Bustos1995). El objetivo de este trabajo fue describiry comparar la dinámica estacional de la estruc-tura de las comunidades de aves en bosquesecundario y bosque maduro. Se utilizaronredes de niebla para muestrear las aves delsotobosque en estos dos tipos de hábitats enel Parque Biológico Sierra de San Javier. Secomparan las tasas de captura de las aves en-tre estaciones (seca y lluviosa) dentro y entrehábitats y se describe la dieta de las aves. Porúltimo, los resultados de este trabajo se com-paran con un estudio similar realizado en elParque Nacional El Rey (Blake y Rougès 1997).

ÁREA DE ESTUDIO

El trabajo se realizó en el Parque BiológicoSierra de San Javier (26°25'S, 65°23'O), un áreaprotegida de 14000 ha dependiente de la Uni-versidad Nacional de Tucumán. La vegetaciónpredominante es de selva de montaña con unmosaico de diferentes edades y grado de in-tervención humana. En el pedemonte orien-tal, donde fue realizado este trabajo, el climaes subtropical, con una temperatura prome-dio anual de 19°C, marcadamente estacionalcon un verano cálido y húmedo y un inviernotemplado y seco. Estos bosques reciben alre-dedor de 1200 mm de precipitación anuales(Hunzinger 1995); entre noviembre y abril (ve-rano y otoño) ocurre aproximadamente el 80%de las precipitaciones.

Los sitios de estudio se localizaron en áreasque representan dos etapas de sucesión: bos-que maduro y bosque secundario. El bosquemaduro es un área de selvas de montaña sinintervención humana (extracción selectiva demadera) antes de la creación del parque hace50 años. El dosel está dominado por ejempla-res de gran porte de laurel (Phoebe porphyria),horco molle (Blepharocalyx salicifolius), tipablanca (Tipuana tipu) y horco cebil (Piptadeniaexcelsa). El sotobosque está compuesto prin-

cipalmente por el arbusto Psychotriacarthagenensis, helechos, solanáceas, piperá-ceas y renovales de árboles del dosel. En estosbosques la altura máxima del dosel es de alre-dedor de 18 m, con una cobertura promediode 78%. El bosque secundario se encuentra enun área de cultivo con aproximadamente30 años de abandono. En este bosque predo-minan especies nativas pioneras como afatablanca (Heliocarpus popayanensis), guarán(Tecoma stans), tabaquillo (Solanum riparium) yramo (Cupania vernalis), así como especies in-troducidas asilvestradas como mora (Morusspp.), guayaba (Psidium guajava), ligustro(Ligustrum lucidum) y cítricos (Citrus sp.), en-tre otras. La altura promedio del dosel en es-tos bosques secundarios es de 14 a 16 m y lacobertura toma valores de hasta 73%. Para unadescripción detallada de la vegetación verGrau et al. (1997) y Grau y Brown (1998).

La producción de frutos es máxima duranteel período de octubre a enero, superponién-dose con el pico de lluvias (Fig. 1). Entre lasespecies con frutos carnosos que fructificandurante la estación seca se encuentranPsychotria carthagenensis, Cupania vernalis yplantas exóticas con síndrome de dispersiónpor aves (e.g., Morus spp. y Ligustrum lucidum)(Vides-Almonacid 1992, Boletta et al. 1995,Pacheco y Grau 1997, Grau y Aragón 2000).

Figura 1. Distribución anual de las precipitaciones(línea discontinua) y de la oferta de frutos carno-sos maduros (línea continua) para las Yungas delnoroeste argentino. Los datos de precipitacionesson tomados de Hunzinger (1995) y fueron obte-nidos entre junio de 1993 y julio de 1994. Los da-tos de oferta de frutos han sido tomados de Brown(1986), Boletta et al. (1995) y Pacheco y Grau (1997).M1 = muestra 1, M2 = muestra 2, M3 = mues-tra 3, M4 = muestra 4 (ver Métodos).

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2001 AVES DEL PARQUE BIOLÓGICO SIERRA DE SAN JAVIER 9

MÉTODOS

Se muestrearon las aves del sotobosque usan-do redes de niebla (12.5 x 2.6 m; 36 mm demalla) en los dos tipos de hábitat: bosquesecundario y bosque maduro. Las redes secolocaron a lo largo de sendas preexistentes oen picadas abiertas en el bosque; las redes seubicaron a una distancia de 30–50 m. Las re-des de niebla son una herramienta útil paraestudios de aves en bosques, permitiendo unmuestreo simultáneo de diferentes puntos eindependiente de los sesgos del observador(Karr 1981, Remsen y Parker 1983, Karr et al.1990).

Se realizaron cuatro muestreos durante 1994;tres durante la estación seca: muestra 1 (enadelante M1) en el mes de abril, muestra 2 (M2)en mayo y junio, y muestra 3 durante agosto(M3); y una muestra durante la estación llu-viosa, en diciembre (M4). En cada muestreose operaron 10 redes en cada tipo de bosquedurante dos días. Las redes se abrieron al ama-necer y permanecieron abiertas 7 h, comple-tando 570 horas-red (1 hora-red = una redabierta durante una hora) en bosque maduroy 564 horas-red en bosque secundario. Lasaves capturadas fueron identificadas, anilladasy liberadas en el lugar de captura.

Debido a que el esfuerzo de muestreo fuediferente entre sitios y estaciones, los resulta-dos se expresan en términos de tasas de captura(número de capturas por cada 100 horas-red).Usamos la Prueba Exacta de Fisher para com-parar las tasas de captura de aquellas especiescon al menos seis capturas (combinando lasestaciones) y Análisis de Chi-cuadrado paracomparar las capturas totales (Sokal y Rohlf1995). Las comparaciones se basaron en elnúmero de capturas y no en la tasa de captu-ra; los valores esperados se calcularon en baseal número de horas-red (horas-red muestra/horas-red totales x capturas totales). El núme-ro de recapturas por muestra fue muy bajo,por lo tanto todos los análisis se basaron enlas capturas y no en los individuos.

Durante M3 y M4 se colectaron muestras deheces de las aves capturadas. Las aves fueronconfinadas en un contenedor plástico duran-te aproximadamente 5 min. Las muestras deheces se obtuvieron de las aves capturadas enlas redes cuyos datos se analizan en este tra-bajo y de aves capturadas en un segundo gru-

po de redes colocadas en las mismas áreas ge-nerales durante la estación seca (M3).

Las muestras fueron analizadas separandofrutos y semillas de partes de animales. Laspartes animales fueron identificadas hasta elnivel de orden cuando fue posible (Servat1993). Para cada especie de ave se calculó elnúmero de veces que un ítem apareció en lasmuestras de heces, así como el número demuestras que contuvieron solo invertebrados(principalmente artrópodos), solo frutos (se-millas o pulpa) o una combinación de frutos einvertebrados.

Las muestras de heces constituyen un méto-do efectivo y no invasivo (a diferencia del aná-lisis de contenidos estomacales y el uso deeméticos) para colectar información sobre die-ta de aves capturadas en redes de niebla(Wheelwright et al. 1984, Loiselle y Blake 1990).Los sesgos relacionados con la velocidad delpaso por el tracto digestivo y con la digestióndiferencial de los diferentes componentes dela dieta son algunas de las desventajas de estemétodo (Rosenberg y Cooper 1990). Sin em-bargo, se ha demostrado una buena co-rrespondencia entre muestras de heces ycontenidos estomacales y no se encontró quehubiera un sesgo contra ítems pequeños o decuerpo blando (Ralph et al. 1985). Además, lassemillas de algunos frutos son regurgitadas;sin embargo, en la mayoría de los casos, laregurgitación ocurre cuando las aves son man-tenidas en el contenedor plástico.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Composición de la comunidad

Se capturó un total de 343 aves (165 en bos-que maduro y 178 en bosque secundario), re-presentando a 29 especies y 12 familias(contando las subfamilias de Emberizidae porseparado) (Tabla 1). Nueve especies fueroncapturadas sólo en bosque maduro (Leptotilamegalura, Picumnus cirratus, Piculus rubiginosus,Elaenia obscura, Tolmomyias sulphurescens,Knipolegus cabanisi, Cyclarhis gujanensis,Troglodytes solstitialis y Pipraeidea melanonota)y cinco especies fueron capturadas sólo enbosque secundario (Crypturellus tataupa,Leptotila verreauxi, Empidonax euleri, Thlypopsissordida y Zonotrichia capensis). La mayoría delas muestras fue dominada (considerandoaquellas especies con más de cuatro capturas)

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Tabla 1. Número de capturas de aves en bosque maduro y bosque secundario en el Parque BiológicoSierra de San Javier, en muestreos de estación seca (M1, M2, M3) y en el muestreo de estación lluviosa(M4). Los nombres científicos siguen a Stotz et al. (1996).

Bosque maduro Bosque secundario

Familia y especies M1 M2 M3 M4 M1 M2 M3 M4

TinamidaeCrypturellus tataupa 1 1

ColumbidaeLeptotila megalura 1Leptotila verreauxi 3

PicidaePicumnus cirratus 1Piculus rubiginosus 1

FurnariidaeSynallaxis azarae 1 1 1 1 1Synallaxis frontalis 1 1Syndactyla rufosuperciliata 7 7 5 7 3 1 5 1

DendrocolaptidaeSittasomus griseicapillus 1 2 2

TyrannidaeElaenia obscura 1 1Phylloscartes ventralis 1 2 1 3 1Tolmomyias sulphurescens 1Empidonax euleri 1Knipolegus cabanisi 2

VireonidaeCyclarhis gujanensis 1

TroglodytidaeTroglodytes solstitialis 1

TurdidaeCatharus ustulatus 8 1Turdus nigriceps 6 1 3 4 2 1 3Turdus rufiventris 9 8 14 10 23 10 24 9

ParulidaeMyioborus brunniceps 4 2 1 3 3Basileuterus culicivorus 7 4 3 4 2 4

ThraupidaeChlorospingus ophthalmicus 4 1 2Thlypopsis sordida 1Thraupis sayaca 2 1 1 2 1Pipraeidea melanonota 1

EmberizidaeZonotrichia capensis 1Poospiza erythrophrys 1 1 2 2Arremon flavirostris 5 4 3 5 18 10 7 10Atlapetes citrinellus 1 5 3 1 3

Total de especies 13 11 13 11 12 9 14 9Total de capturas 45 34 43 43 60 28 62 28Horas-red 150 140 140 140 140 140 144 140Tasa de captura (número decapturas/100 horas-red) 30 24.3 30.7 30.7 42.4 20 43.1 20

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2001 AVES DEL PARQUE BIOLÓGICO SIERRA DE SAN JAVIER 11

por relativamente pocas especies; en cadamuestra, entre dos y seis especies representa-ron entre el 54 y el 88% del total de las captu-ras (Tabla 1).

Las especies más comunes en bosque madu-ro durante la estación seca incluyen a Turdusrufiventris, T. nigriceps, Syndactyla rufosuper-ciliata, Basileuterus culicivorus y Arremonflavirostris, y en la estación lluviosa se agregaCatharus ustulatus (migrante septentrional delarga distancia). Las capturas de Catharusustulatus indican que los bosques maduros, asícomo los bosques secundarios (ver Petit et al.1993), son hábitats importantes para estemigrante latitudinal. En bosque secundario,Turdus rufiventris y Arremon flavirostris repre-sentaron más del 75% de las capturas totalesen todas las muestras. Ambas especies tienenpreferencias por bosques secundarios o áreasde vegetación disturbada (Ridgely y Tudor1994).

Tasas de captura

En bosque maduro no se encontraron varia-ciones entre estaciones en las tasas de capturatotal (aves capturadas/100 horas-red) (Tabla 1;M1 vs M2, (χ2 = 0.87, P > 0.05; M2 vs M3,(χ2 = 1.05, P > 0.05; M3 vs M4, (χ2 = 0.00,P > 0.05) ni en las capturas a nivel de especie.En bosque secundario, por el contrario, sí seregistró una variación estacional en las captu-ras totales, siendo más altas en M1 y M3, estoes, al comienzo y al final de la estación seca(Tabla 1; M1 vs M2, (χ2 = 11.64, P < 0.001; M2vs M3, (χ2 = 12.50, P < 0.001; M3 vs M4,(χ2 = 11.63, P < 0.001). Esta diferencia es-tacional se debió al aumento del número deespecies y al aumento del número de indivi-duos de algunas especies como, por ejemplo,Turdus rufiventris, que fue significativamentemás abundante durante M1 y M3 (Tabla 1; M1vs M2, (χ2 = 20.17, P < 0.001; M3 vs M4,(χ2 = 20.17, P < 0.01). La mayor variación enla tasa de captura en bosque secundario su-giere que la composición de la comunidad deaves fluctúa más que en el bosque maduro.Esta fluctuación puede reflejar movimientoshacia el bosque secundario desde otras áreasademás del bosque maduro (e.g., otros bos-ques secundarios, plantaciones y áreas de agri-cultura, etc.), probablemente como unaestrategia para aprovechar los recursos como,por ejemplo, frutos (Blake y Loiselle 1991).

No se encontraron diferencias significativasen las tasas de capturas total al comparar am-bos bosques en cada uno de los muestreos. Anivel de especie, en M1 dos especies fueronmás abundantes en el bosque secundario:Arremon flavirostris (12.8 vs 3.3 capturas/100 horas-red, (χ2 = 8.28, P < 0.005) y Turdusrufiventris (16.4 vs 6.0 capturas/100 horas-red,(χ2 = 7.14, P < 0.005). En M2 y M3 no se en-contraron diferencias en las capturas entrebosques para ninguna de las especies. Por úl-timo, en M4 (estación lluviosa), dos especiesfueron más abundantes en bosque maduro:Catharus ustulatus (5.7 vs 0.7 capturas/100 ho-ras-red, (χ2 = 5.44, P < 0.025) y Syndactylarufosuperciliata (5.0 vs 0.7 capturas/100 horas-red, (χ2 = 4.50, P < 0.05).

Dietas

Se obtuvieron 178 muestras de heces repre-sentando a 21 de las 29 especies capturadas(Tablas 2 y 3).

Las muestras de heces colectadas en la esta-ción seca estuvieron dominadas por partes deinvertebrados (81 solo con invertebrados vs 40sólo con frutos; (χ2 = 13.11, P < 0.001), mien-tras que en las muestras de la estación lluvio-sa no hubo diferencias entre el número demuestras solo con frutos y el de muestras solocon invertebrados (9 vs 12; χ2 = 0.41, P > 0.05)(Tabla 2). En efecto, de la estación seca a la llu-viosa hubo un incremento en la proporciónde muestras con frutos (43% vs 77% de F yI-F) y no en la proporción de muestras con in-vertebrados (71% vs 68% de I y I-F). Estos cam-bios estacionales en la dieta se correspondencon los cambios estacionales en la disponibili-dad de frutos (Fig. 1).

Las especies difirieron considerablemente enel uso de frutos (Tabla 2). Entre las másfrugívoras (más del 80% de las muestras confrutos) se encuentran Turdus rufiventris,Thraupis sayaca, Catharus ustulatus, Turdusnigriceps, Chlorospingus ophthalmicus y Elaeniaobscura. Las muestras de heces de Turdusrufiventris representaron 34 (55%) de las 61muestras con frutos (i.e., F y I-F) en la esta-ción seca y 13 (48%) de las 27 muestras en laestación lluviosa. La dieta del resto de las es-pecies estuvo constituida principalmente porartrópodos (Tabla 2). Dos especies (Basileuterusculicivorus y Syndactyla rufosuperciliata), consi-deradas principalmente insectívoras (Blake y

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I F I-F

Especies ES ELL ES ELL ES ELL Total

Leptotila megalura 1 1Synallaxis azarae 2 2Syndactyla rufosuperciliata 17 3 1 1 22Elaenia obscura 2 2Phylloscartes ventralis 4 4Tolmomyias sulphurescens 1 1Cyclarhis gujanensis 1 1Troglodytes solstitialis 5 5Catharus ustulatus 1 3 4 8Turdus nigriceps 3 5 1 4 13Turdus rufiventris 4 24 7 10 6 51Myioborus brunniceps 7 1 8Basileuterus culicivorus 6 1 7Chlorospingus ophthalmicus 1 1 1 3 6Thlypopsis sordida 1 1Thraupis sayaca 6 1 7Pipraeidea melanonota 1 1Zonotrichia capensis 1 1Poospiza erythrophrys 9 9Arremon flavirostris 6 3 1 4 14Atlapetes citrinellus 13 1 14

Número total de muestras 81 9 40 12 21 15 178

Loiselle 1992), incluyeron frutos en sus dietas.La ocurrencia de frutos en la dieta de las es-pecies que son caracterizadas como insectí-voras es probablemente más frecuente de loque se reconoce comúnmente e ilustra la ne-cesidad de información más detallada sobrelas dietas, como la que puede obtenerse demuestras de heces.

En cuanto a la composición detallada de ladieta de las aves capturadas, el fruto másfrecuentemente consumido fue el de Psychotriacarthagenensis (Tabla 3). Esta especie fructificaentre junio y octubre y constituye un impor-tante recurso durante la estación seca. En laporción animal de las dietas, los principalesgrupos de artrópodos fueron coleópteros yformícidos, seguidos por arañas, himenóp-teros (no formícidos) y dípteros (Tabla 3). Elresto de los taxa animales registrados (10 ca-tegorías, Tabla 3) representaron solo un 13%del total de los ítems consumidos por estasaves. En las muestras de Turdus nigriceps seencontró una considerable cantidad de cara-coles, además de frutos y artrópodos.

Comparación con el Parque Nacional El Rey

Blake y Rougès (1997) realizaron un trabajosimilar en el Parque Nacional El Rey (en ade-lante ER). Esta área protegida se encuentra dosgrados de latitud más al norte que San Javier(24°45'S, 64°40'O), lo que representa una im-portante diferencia latitudinal en cuanto a ladiversidad de especies que caracterizan a lasYungas del noroeste de Argentina (Brown yRamadori 1989). Específicamente, se comparala composición de la comunidad y las tasas decaptura de bosque maduro (selva basal,950 msnm) del Parque Biológico Sierra de SanJavier (en adelante SJ) con un área similar enER (selva basal, 1000 msnm) y de muestrascorrespondientes a la estación seca tomadasen los meses de julio-agosto (M3 en SJ) y a laestación lluviosa tomadas en diciembre (M4en SJ) de 1994.

Las tasas de captura en la estación seca enER fueron mayores que en SJ (44.6 vs 30.7 cap-turas/100 horas-red; (χ2 = 4.53, P < 0.01); estadiferencia fue aún más marcada en la estaciónlluviosa (63.9 vs 30.7 capturas/100 horas-red;

Tabla 2. Número de muestras de heces de aves capturadas en el Parque Biológico Sierra de San Javierconteniendo solo partes de invertebrados (I), solo semillas o pulpa de frutos (F), o una combinación defrutos e invertebrados (I-F). ES = estación seca, ELL = estación lluviosa.

I F I-F

Especies ES ELL ES ELL ES ELL Total

Leptotila megalura 1 1Synallaxis azarae 2 2Syndactyla rufosuperciliata 17 3 1 1 22Elaenia obscura 2 2Phylloscartes ventralis 4 4Tolmomyias sulphurescens 1 1Cyclarhis gujanensis 1 1Troglodytes solstitialis 5 5Catharus ustulatus 1 3 4 8Turdus nigriceps 3 5 1 4 13Turdus rufiventris 4 24 7 10 6 51Myioborus brunniceps 7 1 8Basileuterus culicivorus 6 1 7Chlorospingus ophthalmicus 1 1 1 3 6Thlypopsis sordida 1 1Thraupis sayaca 6 1 7Pipraeidea melanonota 1 1Zonotrichia capensis 1 1Poospiza erythrophrys 9 9Arremon flavirostris 6 3 1 4 14Atlapetes citrinellus 13 1 14

Número total de muestras 81 9 40 12 21 15 178

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2001 AVES DEL PARQUE BIOLÓGICO SIERRA DE SAN JAVIER 13

Especies Sem

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NI

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s

Leptotila megalura 20 1 1 1Synallaxis azarae 2 2 4Syndactyla rufosuperciliata 2 8 2 12 1 14 1 7 1 1 1Elaenia obscura 13Phylloscartes ventralis 2 1 2 2Tolmomyias sulphurescens 1 1Troglodytes solstitialis 1 3 1 2 1 2 1Catharus ustulatus 17 3 4 1 1 1 1 4 4 1Turdus nigriceps 10 5 55 1 3 1 2 10 1Turdus rufiventris 18 26 1 20 6 4 3 4 1 6 1 1 1 1 1Myioborus brunniceps 1 8 9 5 3 4Basileuterus culicivorus 1 1 1 2 7 8 2 1Chlorospingus ophthalmicus 3 3 1 2 2 1 1 1 1 1Thlypopsis sordida 1 2Thraupis sayaca 19 4 6 28Pipraeidea melanonota 7 1Zonotrichia capensis 1Poospiza erythrophrys 5 1 6 1 1 3 2 1Arremon flavirostris 4 1 8 9 5Atlapetes citrinellus 6 4 3 1 1 2

Numero total de muestras 74 42 34 120 2 46 6 56 20 52 26 30 11 1 1 3 1 2 1 2 4 1

(χ2 = 20.40, P < 0.001). Debido a que el nú-mero de especies es influenciado por el tama-ño de muestra (i.e., el número de capturas),su comparación entre estos sitios se hizo enbase a un análisis de rarefacción (Gotelli yEntsminger 1997), usando un tamaño demuestra similar en ambos sitios (43, que es elnúmero de capturas de SJ en estaciones seca ylluviosa —M3 y M4). Los valores observadosse compararon con los promedios (e interva-los de confianza de 95%) obtenidos comoresultado de 1000 simulaciones. El promediode la riqueza de especies en ER en la estaciónseca es de 17.3 con un intervalo de confianzaentre 13.5 y 21.5, y en la estación lluviosa esde 15.5 con un intervalo de confianza entre11.8 y 19.1. En ambas estaciones la riqueza deespecies es significativamente mayor en ERque en SJ (Tabla 1).

En cuanto a la composición de la dieta, engeneral, hay un mayor consumo de frutos (F

y I-F) en la estación seca en SJ que en ER (43.2%vs 0.1%, respectivamente). En la estación llu-viosa se observa un incremento en el consu-mo de frutos en ambas áreas, siendo máspronunciada en ER (75% y 48% de las mues-tras contienen frutos en SJ y ER, respectiva-mente).

De las especies compartidas entre SJ y ER,hay datos de dieta para ocho de ellas en am-bas áreas. Las muestras de Syndactyla rufosuper-ciliata en ambas áreas y en ambas estacionesincluyen una porción de frutos. Turdusrufiventris y T. nigriceps son más frugívoros enSJ que en ER en ambas estaciones, y particu-larmente en la estación seca. En SJ el mayorconsumo de frutos en este período probable-mente se debe a la gran disponibilidad dePsychotria carthagenensis, especie muy rara enel sotobosque de ER. Este mismo patrón seobserva para Chlorospingus ophthalmicus. Losindividuos de Turdus nigriceps capturados tan-

Tabla 3. Número de registros de los diferentes tipos de frutos e invertebrados en las muestras de hecesde aves capturadas en el Parque Biológico Sierra de San Javier. Los datos combinan las muestras toma-das en estación seca y en estación lluviosa. Sem NI = semillas no identificadas, Pulp NI = pulpa noidentificada, Artrop NI = artrópodos no identificados, Him (no F) = himenópteros no formícidos,Lepidop = lepidópteros adultos, PseudoSc = pseudoescorpiones.

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14 ROUGÈS Y BLAKE Hornero 16(1)

to en SJ como en ER incluyeron caracoles ensu dieta.

En cuanto a la composición detallada de lasdietas, los mismos grupos de invertebradosconstituyeron los ítems más importantes enlas dos áreas: coleópteros, formícidos, hime-nópteros (no formícidos), arañas y dípteros.Los frutos más importantes en las dietas deaves de ER fueron las solanáceas y las mirtáce-as, mientras que, en SJ, Psychotria carthagenensis(Rubiaceae) fue la especie más consumida,seguida por las anteriores.

Conclusiones

En muchas regiones tropicales y subtropi-cales, la conversión de bosques maduros aotros usos ha aumentado la cantidad de vege-tación de crecimiento secundario. Esta vege-tación puede proveer un hábitat importantepara la reproducción de muchas especies(Blake y Loiselle 1991) y, debido a que ciertosrecursos (e.g., frutos) son a menudo más abun-dantes en los bosques secundarios, estos am-bientes proveen también áreas de forrajeopara otras especies (Levey 1988). En el ParqueBiológico Sierra de San Javier tanto el bosquemaduro como el bosque secundario mantie-nen un número importante de aves, como lodemuestran las elevadas tasas de captura(Malizia 2001). Más aún, la abundancia dePsychotria carthagenensis y de sus frutos hacede los bosques secundarios un hábitat impor-tante para muchos frugívoros. Las avesfrugívoras se mueven en respuesta a cambiosen la abundancia de frutos (e.g., Levey 1988,Blake y Loiselle 1991, Loiselle y Blake 1991).En este estudio, la mayor variación en las ta-sas de captura en los bosques secundarios pro-bablemente refleja una respuesta de este tipo,tanto de las especies residentes como de losmigrantes (ver Martin 1985). Las Yungas, quealcanzan su límite sur en Tucumán, proveenun buen ejemplo de los gradientes latitu-dinales en diversidad de especies, gradienteque se hace evidente en la comparación de lariqueza de especies de la selva basal de SanJavier y de El Rey. Además, las comparacio-nes de la diversidad de especies y composi-ción de las comunidades de aves entre bosquesde Yungas del noroeste de Argentina puedenproveer interesantes perspectivas en el cam-po de la ecología de gradientes.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo se realizó con el financiamiento deUniversity of Missouri–St. Louis Research Award.Roxana Aragón, Lucio Malizia, Ricardo Grau,Gabriela Zárate y los participantes del cursoEcología de Aves (1994) colaboraron en las tareasde campo. Las muestras de heces fueron analiza-das por Grace Servat. Los comentarios de RicardoGrau y de dos revisores anónimos contribuyerona mejorar el manuscrito.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

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16 Hornero 16(1)

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2001 NIDIFICACIÓN DE AVES EN CATAMARCA 17

Se considera que la información sobre lanidificación de las aves en el este de Catamarcaes en general escasa. Más abundantes, por elcontrario, son las publicaciones referidas a lareproducción de las aves en la vecina provin-cia de Tucumán (Hartert y Venturi 1909, Dinelli1918, 1922, 1924) y en el noroeste argentino(Höy 1968, 1971, 1976, 1980, Di Giacomo yLópez Lanús 1998). También es abundante larecopilación de información inédita, de colec-ciones y bibliográfica en los trabajos deNarosky et al. (1983), Fraga y Narosky (1985)y Narosky y Salvador (1998), pero no particu-larmente para esa zona. El objetivo de estetrabajo es aportar información sobre la nidi-ficación de 13 especies de aves en el este de laprovincia de Catamarca.

ÁREA DE ESTUDIO Y MÉTODOS

El trabajo de campo se realizó en el este de laprovincia de Catamarca, en el departamentode Andalgalá. Se tomó como base para las re-

NIDIFICACIÓN DE ALGUNAS ESPECIES DE AVES EN EL ESTE DELA PROVINCIA DE CATAMARCA, ARGENTINA

MARTÍN R. DE LA PEÑA

3 de Febrero 1870, 3080 Esperanza, Santa Fe, Argentina. [email protected]

RESUMEN.— Se detalla información sobre la nidificación de 13 especies de aves en el este de laprovincia de Catamarca. En el área de estudio se recorrieron dos ambientes, uno perteneciente ala Provincia Fitogeográfica Prepuneña y el otro a la Provincia de las Yungas. Se describen la loca-lidad, fecha, ubicación, materiales utilizados y el contenido de los nidos. En general existe pocainformación acerca del nido y los huevos de todas las especies tratadas, especialmente deMicrostilbon burmeisteri, Anairetes flavirostris, Myiotheretes striaticollis y Thlypopsis ruficeps. Los da-tos amplían el área de nidificación conocida de Elaenia obscura y Anairetes flavirostris. El nido deThlypopsis ruficeps aparentemente no había sido descripto con anterioridad en Argentina.Palabras clave: Argentina, Catamarca, huevos, nido.

ABSTRACT. NESTING OF SOME BIRD SPECIES IN EASTERN CATAMARCA PROVINCE, ARGENTINA.— Informa-tion is given about nesting of 13 bird species in eastern Catamarca Province, Argentina. The studyencompasses areas belonging to Prepuna Phytogeographic Province and Yungas Province. Lo-cality, date, location, materials used, and contents of the nests are described. In general, there islittle information about features of nests and eggs for the species studied, especially for Microstilbonburmeisteri, Anairetes flavirostris, Myiotheretes striaticollis and Thlypopsis ruficeps. Data presentedhere enlarge the known nesting area of Elaenia obscura and Anairetes flavirostris. The nest ofThlypopsis ruficeps appears to be described for the first time for Argentina.Key words: Argentina, Catamarca, eggs, nest.

Recibido 12 febrero 2000, aceptado 9 junio 2001

Hornero 16(1):17–21, 2001

ferencias de ubicación de los nidos a la locali-dad de El Alamito (27°28'S, 66°O).

Las zonas recorridas comprenden por unaparte a la Provincia Fitogeográfica de lasYungas, con altitudes de 1200–2200 msnm. Elclima es cálido y húmedo, con lluvias principal-mente estivales y heladas durante el invierno(Cabrera 1976). Las montañas son escarpadas,con quebradas y valles por donde escurre elagua, formando desde pequeños a grandescursos. Los bosques de aliso (Alnus acuminata)y de pino del cerro (Podocarpus parlatorei) apa-recen entre los 1500–1600 msnm.

La otra zona corresponde a la ProvinciaFitogeográfica Prepuneña. Se extiende por lasquebradas y laderas secas de las montañas, aloeste de El Alamito, a unos 600–1600 msnm.El clima es seco y cálido, con lluvias esta-cionales. La vegetación está compuesta pormolles (Schinus sp.), chilca (Baccharis sp.),brusquilla (Discaria americana) y cortadera(Cortaderia sp.).

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18 DE LA PEÑA Hornero 16(1)

Una vez ubicados los nidos y determinadala especie de ave que lo construyó, se toma-ron datos sobre la forma, medidas, materialesde construcción y características de los huevosy de los pichones.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

De los nidos localizados en el área pre-puneña, tres pertenecían a Phacellodomusstriaticeps, cuatro a Anairetes flavirostris y seis aCatamania analis. En las áreas de transición, seencontró un nido de Phacellodomus rufifrons.En las Yungas, se halló un nido de Colibricoruscans, uno de Amazilia chionogaster, uno deMicrostilbon burmeisteri, uno de Elaenia obscura,uno (en construcción) de Myiotheretes striaticollis,cuatro de Knipolegus signatus, uno de Thlypopsisruficeps, dos de Pheucticus aureoventris y unode Poospiza erytrophrys.

Además de aportar información sobre variosaspectos de la nidificación, estos datos amplíanel área de nidificación conocida de Elaeniaobscura y Anairetes flavirostris. A continuación,se describen en detalle los datos para cada unade las especies.

Familia Trochilidae

Colibri coruscans.— El 18 de diciembre de1999, a 25 km al norte de El Alamito, en la cues-ta del Clavillo, se localizó un nido en la partebaja de una profunda quebrada. Tenía formade tacita o semiesfera, construida con musgosy líquenes adheridos con tela de araña, y esta-ba apoyado en tres ramitas de un arbusto, a1.8 m del suelo. Medía 4 cm de diámetro inter-no, 6 cm de diámetro externo, 2 cm de profun-didad y 4 cm de alto. Contenía dos pichonesemplumados y con los ojos abiertos.

La ubicación, forma y medidas son coinci-dentes con el nido descripto por Salvador yNarosky (1984), aunque estos autores obser-varon que la parte interna estaba tapizada conlana de oveja. Para Fjeldså y Krabbe (1990), elnido es una copa grande.

Amazilia chionogaster.— El mismo día y en lasproximidades del nido anteriormente descrip-to, a 15 m de un camino en una zona de ar-bustos y árboles bajos, se encontró un nidoasentado en una rama lateral de un arbusto, a2.5 m del suelo. El nido tenía forma de tacita yestaba construido con fibras vegetales suaves,

recubierto externamente con líquenes. Medía3 cm de diámetro interno, 5 cm de diámetroexterno, 2.5 cm de profundidad y 4 cm de alto.Los dos huevos estaban eclosionando. Loshuevos eran de color blanco, y uno de ellosmedía 13.0 x 8.5 mm.

El nido descripto por Salvador (1992) es pare-cido, pero contenía plumas en su interior. Tam-bién son similares los materiales y medidas delnido detallado por Hartert y Venturi (1909).

Microstilbon burmeisteri.— El 15 de diciembrede 1999, a 23 km al norte de El Alamito, en lacuesta del Clavillo, se encontró un nido a 6 mde un camino. Estaba asentado en la bifurca-ción de una rama horizontal seca de un árbol,a 6 m de altura, en la ladera de una montaña.El nido era una tacita de vegetales suavesrecubierta externamente de líquenes y liadocon tela de araña (Fig. 1). Medía 2.3 cm de diá-metro interno, 4.5 cm de diámetro externo,1.5 cm de profundidad y 3.5 cm de alto. Con-tenía dos huevos blancos. Uno de los huevosmedía 10.0 x 7.4 mm.

El primer nido descripto de esta especie co-rresponde a Budín (1928) y fue hallado en elValle de los Pinos, departamento Tarija, Boli-via, con dos huevos. Según este autor, en elinterior había materiales sedosos extraídos deflores y semillas.

Familia Furnariidae

Phacellodomus striaticeps.— El 16 de diciem-bre de 1999, a 1 km al oeste de El Alamito, unnido colgaba del extremo de una rama de unárbol, a 2.3 m del suelo. Contenía cinco hue-

Figura 1. Nido de Microstilbon burmeisteri hallado cercade El Alamito, Catamarca. Foto: Martín de la Peña.

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2001 NIDIFICACIÓN DE AVES EN CATAMARCA 19

vos blancos. Otro nido se encontró en un ar-busto en una barranca de un río, a 2.8 m delsuelo, con un huevo en su interior. Un tercernido colgaba de un arbusto situado en la pa-red de un barranco, a 18 m de altura. No fueobservado su contenido.

Phacellodomus rufifrons.— El 17 de diciembrede 1999, 40 km al sur de El Alamito, en la cuestade Singuil, en el borde de un camino, un nidocolgaba del extremo de una rama, a 3.7 m delsuelo. No fue posible observar su contenido.

Familia Tyrannidae

Elaenia obscura.— El 17 de diciembre de 1999,a 40 km al sur de El Alamito, en la cuesta deSinguil, se halló un nido en el borde de uncamino. Estaba sostenido en el extremo de unarama de un árbol, a 3.6 m de altura. El nidotenía forma de taza o semiesfera y estaba ela-borado con fibras vegetales finas y recubiertocon líquenes y algunos claveles del aire. Medía5.5 cm de diámetro interno, 9 cm de diámetroexterno, 2 cm de profundidad y 6 cm de alto.Contenía dos huevos frescos de forma ovoidaly de color de base crema con pintas castañasen el polo mayor, formando una corona. Me-dían 22.8 x 13.7 mm y 22.7 x 14.7 mm, respec-tivamente.

El nido hallado por Dinelli, descripto enHartert y Venturi (1909), contenía cerdas y plu-mas en el interior. La descripción de los hue-vos coincide con lo afirmado por Smyth (1928).En la compilación de Narosky y Salvador(1998) no hay referencias de la nidificación deesta especie en la provincia de Catamarca.

Anairetes flavirostris.— El 16 de diciembre de1999, a 1–1.2 km al oeste de El Alamito, se lo-calizaron dos nidos. Ambos estaban sosteni-dos entre las ramas de brusquillas. Uno deellos se encontraba a 70 cm del suelo, con dospichones en su interior, recubiertos con plu-món grisáceo. El otro estaba a 80 cm de altura,con tres pichones emplumados. Los padres ali-mentaban a los pichones con insectos.

El 18 de diciembre del mismo año se encon-tró otro nido, en la misma especie de planta, a75 cm del suelo. El nido era una semiesferaprofunda de pajitas, forrada internamente conmuchas plumas. Medía 4 cm de diámetro in-terno y 7 cm de diámetro externo, 3.5 cm deprofundidad y 8 cm de alto. Este nido conte-nía dos huevos frescos blancos, ovoidales, quemedían 16.3 x 12.0 mm y 16.5 x 12.2 mm, res-pectivamente.

Un cuarto nido estaba laxamente adherido alas ramitas de un arbusto, a 75 cm del suelo.Estaba construido con pajitas y algunosvilanos; presentaba en su interior fibras vege-tales finas y muchas plumas. Medía 3 cm dediámetro interno, 6.5 cm de diámetro externo,3 cm de profundidad y 7 cm de alto. Conteníaun huevo, que medía 16.4 x 11.8 mm.

En la compilación de Narosky y Salvador(1998) no hay referencias de la nidificación deesta especie en la provincia de Catamarca.

Myiotheretes striaticollis.— El 16 de diciembrede 1999, a 10 km al norte de El Alamito, en elrío Potrero, 200 m aguas abajo de la ruta 48,una pareja construía un nido entre las rocas,en la ladera de una montaña, a 25 m de alturadel lecho del río. Se los observó trayendo paji-tas. Dado lo inaccesible del lugar no se pudoobtener más información.

Según la compilación de Narosky y Salvador(1998), se desconoce el nido de esta especie.

Knipolegus signatus.— El 15 de diciembre de1999, a 25 km al norte de El Alamito, en la cues-ta del Clavillo, se localizó un nido asentadoen una rama horizontal de un arbusto, a 1.5 mdel suelo. Era de estructura sólida, con formade semiesfera hueca en la parte central, de baseamplia. Estaba construido con musgos y líque-nes, y forrado internamente con plumas. Me-día 6 cm de diámetro interno, 14 cm dediámetro externo, 4 cm de profundidad y7.5 cm de alto. Contenía dos huevos con prin-

Figura 2. Nido de Thlypopsis ruficeps hallado cercade El Alamito, Catamarca. Foto: Martín de la Peña.

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20 DE LA PEÑA Hornero 16(1)

cipio de incubación, de forma ovoidal, con uncolor de base blanco, recubiertos con peque-ñas manchas castañas en el polo mayor y conalgunas en el resto de la superficie. Medían21.6 x 16.4 mm y 22.0 x 16.4 mm, respectiva-mente.

Otro nido estaba situado en una rama hori-zontal de un arbusto, a 1.7 m del suelo. Medía4 cm de diámetro interno, 14 cm de diámetroexterno, 3 cm de profundidad y 12 cm de alto.Contenía dos huevos, cuyas medidas eran20.0 x 16.2 mm y 20.4 x 16.0 mm, respectiva-mente.

Otros dos nidos estaban ubicados en ramashorizontales, uno a 2.3 m del suelo, con unpichón de pocos días de vida y el otro a 1.6 m,con dos pichones.

Narosky y Salvador (1998) citan un nido conun huevo, en la misma localidad.

Familia Emberizidae

Thlypopsis ruficeps.— El 18 de diciembre de1999, a 25 km al norte de El Alamito, en lacuesta del Clavillo, se localizó un nido soste-nido (no adherido ni atado) en una rama ver-tical de un arbusto, a 2.7 m del suelo. Teníaforma de taza y estaba bien elaborado con ta-llos de enredaderas, pajas y hojas alargadas.Su interior estaba forrado por fibras vegetalesfinas y algunas cerdas. Medía 4.5 cm dediámetro interno, 9.5 cm de diámetro total,3.5 cm de profundidad y 12 cm de alto. Con-tenía dos huevos ovoidales de color crema, conpintas y líneas castañas y pardas distribuidaspor toda la superficie. Medían 19.7 x 13.8 mmy 19.9 x 13.9 mm, respectivamente.

Aparentemente, no se habría publicado unadescripción del nido de esta especie en Argen-tina.

Pheucticus aureoventris.— El 18 de diciembrede 1999, a 30 km al norte de El Alamito, en lacuesta del Clavillo, se observó un nido soste-nido en la trifurcación de una rama en un ar-busto, a 3 m del suelo. Tenía forma de tazagrande. Construido con tallos de enredaderas,desprolijo por fuera, estaba forrado en su in-terior con fibras finas. Medía 5 cm de diáme-tro interno, 10 cm de diámetro externo, 6 cmde profundidad y 8 cm de alto. Contenía dospichones pequeños.

Otro nido se encontró en un arbusto, a 2.7 mdel suelo, sostenido en la trifurcación de una

rama. Era una taza grande de tallos de enre-daderas con raicillas en el interior. Medía 7 cmde diámetro interno, 12 cm de diámetro exter-no, 5.5 cm de profundidad y 10.5 cm de alto.Contenía dos huevos frescos ovoidales, decolor verdoso con finas pintas castañas másconcentradas en el polo mayor. Medían25.5 x 19.4 mm y 25.0 x 18.8 mm, respectiva-mente.

Los nidos localizados difieren con la descrip-ción realizada por Dinelli (1924), quien sostie-ne que el nido es sencillo, formado pormaterial ralo de ramitas y algunas hebras, porlo que resulta poco visible. Por el contrario,estos nidos están más de acuerdo con la des-cripción de Ochoa de Masramón (1979).

Catamenia analis.— Entre el 1 y el 3 de enerode 1998, 5 km al noroeste de El Alamito, seencontraron tres nidos entre los pastos. Dosde estos nidos estaban a 30 cm del suelo y con-tenían tres huevos cada uno. Los huevos deuno de estos nidos medían 18.6 x 13.7 mm,19.0 x 13.0 mm y 17.5 x 12.5 mm, respectiva-mente. El restante nido estaba a 70 cm del sue-lo y contenía cuatro huevos.

El 18 de diciembre de 1999, al oeste de ElAlamito, en un trayecto de entre 50 a 1200 mde distancia se localizaron tres nidos. Uno deellos estaba ubicado a 70 cm del suelo, entrelas ramas de un pequeño arbusto y sostenidopor grandes hierbas. Tenía forma de taza, esta-ba construido con pajas y, en su interior, confibras finas y una cerda. Medía 5.5 cm dediámetro interno, 11 cm de diámetro externo,3.7 cm de profundidad y 6.4 cm de alto. Conte-nía un huevo propio y otro de Molothrusbonariensis. El huevo de Catamenia analis eraovoidal, de color celeste con pintas castañas ygrises. Medía 17.5 x 12.6 mm. El segundo nidoestaba a 30 cm del suelo, asentado entre pas-tos y construido con pajas. Contenía cin-co huevos, que medían 17.4 x 13.0 mm,17.2 x 13.5 mm, 18.4 x 13.5 mm, 17.3 x 12.8 mmy 17.5 x 13.0 mm, respectivamente. Por último,el otro nido estaba a 20 cm del suelo, apoyadosobre pastos entre las ramas de una brusquilla.Estaba construido con pajas y en su interiortenía fibras finas y una cerda. Contenía cuatrohuevos, cuyas medidas eran 20.0 x 14.0 mm,19.6 x 13.9 mm, 19.0 x 13.5 mm y 18.7 x 13.5 mm,respectivamente.

Los nidos son similares a los descriptos porHöy (1976), Salvador y Narosky (1984) y Sal-

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2001 NIDIFICACIÓN DE AVES EN CATAMARCA 21

vador y Salvador (1988). Ninguno de los ni-dos descriptos por estos autores estabaparasitado por Molothrus bonariensis.

Poospiza erythrophrys.— El 18 de diciembre de1999, a 10 km al norte de El Alamito, en el ríoPotrero a la altura de la ruta 48, se observó unnido sostenido en el extremo de una rama deun árbol, a 2.2 m del suelo. Muy oculto en elfollaje, era una taza de fibras vegetales, másfinas en el interior, cubierta externamente conmuchos líquenes. Medía 6 cm de diámetro in-terno, 11.5 cm de diámetro externo, 4 cm deprofundidad y 9 cm de alto. Contenía treshuevos frescos ovoidales, de color celeste ver-doso con pintas negras y algunas grises y cas-tañas, concentradas en el polo mayor. Medían20.0 x 15.2 mm, 19.5 x 15.0 mm y 19.4 x 15.1 mm,respectivamente.

La descripción del nido y de los huevos co-incide con la realizada por Dinelli (1918).

AGRADECIMIENTOS

A Leandro Antoniazzi, Nicolás Acosta y Raúl dela Peña por la colaboración en las tareas de campo,a Inés Buzzi por las traducciones y a RobertoStraneck por el aporte de bibliografía.

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2001 NIDIFICACIÓN EN EL MONTE CENTRAL 23

LA REPRODUCCIÓN DE ALGUNAS ESPECIES DEDENDROCOLAPTIDAE Y FURNARIIDAE EN EL

DESIERTO DEL MONTE CENTRAL, ARGENTINA

EDUARDO T. MEZQUIDA

Grupo de Investigación de Ecología de Comunidades de Desierto (Ecodes), Unidad de Fisiología y EcofisiologíaVegetal, IADIZA, CC 507, 5500 Mendoza, Argentina. Dirección actual: P. Alameda de Osuna 74 1°C,

28042 Madrid, España. [email protected]

RESUMEN.— Se presentan diversos aspectos acerca de la reproducción de siete especies de avesde las familias Dendrocolaptidae y Furnariidae que nidifican en la Reserva de Ñacuñán (provin-cia de Mendoza), en el desierto del Monte central. El periodo de puesta de Drymornis bridgesii ycinco especies de Furnariidae abarcó desde principios de octubre hasta mediados de enero. Laduración de este periodo fue de 1–2.5 meses. Cranioleuca pyrrhophia, Asthenes baeri y Synallaxisalbescens construyeron sus nidos cerrados en 5–8 días. Leptasthenura platensis nidificó usualmenteen nidos viejos de otras especies de furnáridos (A. baeri y C. pyrrhophia) y de Rhinocrypta lanceolata.C. pyrrhophia, A. baeri, S. albescens y L. platensis seleccionaron para construir el nido árboles dechañar (Geoffroea decorticans) de tamaño mayor al promedio de los disponibles en el ambiente. Eltamaño de puesta promedio en D. bridgesii y L. platensis fue de 3 huevos, en C. pyrrhophia y S.albescens fue de 2.9 y 2.7 huevos, respectivamente, y en A. baeri fue de 5 huevos. El tamaño y elpeso de los huevos de L. platensis tendió a ser menor que en otras zonas de Argentina. El periodode incubación duró entre 14 y 15.5 días en las especies en que pudo medirse (D. bridgesii, C.pyrrhophia, A. baeri y L. platensis). Los pollos de D. bridgesii permanecieron 21 días en el nido y losde C. pyrrhophia abandonaron el nido en 13–15 días. Los patrones de predación observados en losnidos cerrados de varias especies de furnáridos sugieren que Milvago chimango puede ser unimportante predador del contenido de estos nidos en Ñacuñán.Palabras clave: Argentina, biología reproductiva, desierto del Monte, Drymornis bridgesii, Furnariidae,nidificación.

ABSTRACT. THE BREEDING OF SOME SPECIES OF DENDROCOLAPTIDAE AND FURNARIIDAE IN THE CENTRALMONTE DESERT, ARGENTINA.— Different aspects about the breeding of seven bird species belong-ing to the families Dendrocolaptidae and Furnariidae that nest in the Reserve of Ñacuñán(Mendoza Province), central Monte Desert, are presented. The laying period of Drymornis bridgesiiand five species of Furnariidae spanned from early October to mid January. The duration of thisperiod was 1–2.5 months. Cranioleuca pyrrhophia, Asthenes baeri and Synallaxis albescens built theirclosed nests in 5–8 days. Leptasthenura platensis usually nested in abandoned nests of other oven-birds (A. baeri and C. pyrrhophia) and Rhinocrypta lanceolata. C. pyrrhophia, A. baeri, S. albescens andL. platensis selected chañar (Geoffroea decorticans) trees larger than those available in the habitatfor nesting. Mean clutch size was 3 eggs in D. bridgesii and L. platensis, 2.9 and 2.7 eggs in C.pyrrhophia and S. albescens, respectively, and 5 eggs in A. baeri. The size and weight of L. platensiseggs tended to be smaller than in other Argentinean breeding areas. The incubation period lastedbetween 14 and 15.5 days in those species in which this parameter could be measured (D. bridgesii,C. pyrrhophia, A. baeri and L. platensis). The chicks of D. bridgesii remained 21 days in the nest andthose of C. pyrrhophia left the nest in 13–15 days. The observed predation patterns in the closednests of several ovenbirds’ species suggest that Milvago chimango may be an important predatorof these nests in Ñacuñán.Key words: Argentina, breeding biology, Drymornis bridgesii, Furnariidae, Monte desert, nesting.

Recibido 15 septiembre 2000, aceptado 9 junio 2001

Hornero 16(1):23–30, 2001

El conocimiento de la historia de vida de lasdistintas especies de aves es necesario paracomprender qué factores han podido moldear

los patrones observados (i.e., la evolución deesa historia de vida). Sin embargo, la informa-ción disponible acerca de distintos aspectos de

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24 MEZQUIDA Hornero 16(1)

la historia natural de gran parte de las espe-cies de aves de América del Sur es muy escaso(Martin 1996, Geffen y Yom-Tov 2000).

La familia Furnariidae incluye una gran di-versidad de especies exclusivas del Neotrópico(Fjeldså y Krabbe 1990, Ridgely y Tudor 1994,Zyskowski y Prum 1999). La mayoría de ellaspresentan un plumaje predominantementepardo o pardo grisáceo, similar en ambos sexos(Fjeldså y Krabbe 1990). Son aves esencialmen-te insectívoras que ocupan una gran variedadde hábitats (Fjeldså y Krabbe 1990, Ridgely yTudor 1994). Por otra parte, según distintosautores, los trepadores y chincheros (Naroskye Yzurieta 1987) pertenecerían a una familiaestrechamente relacionada con la familiaFurnariidae (Dendrocolaptidae; Narosky eYzurieta 1987, Fjeldså y Krabbe 1990) o a unasubfamilia dentro de la familia Furnariidae(Dendrocolaptinae; Ridgely y Tudor 1994). Engeneral, son aves insectívoras de tamaño me-diano, con plumaje pardo o pardo rojizo, habi-tualmente con las alas y la cola de color rojizo,similar en ambos sexos, y pico de tamaño yforma variable (Fjeldså y Krabbe 1990, Ridgelyy Tudor 1994).

Las referencias sobre nidificación de lasespecies argentinas de Dendrocolaptidae yFurnariidae fueron recopiladas por Naroskyet al. (1983), quienes también aportaron nue-vos datos al respecto. Sin embargo, diversosaspectos de la biología reproductiva de variasde las especies de esas familias son todavíadesconocidos o poco conocidos, a pesar deimportantes estudios posteriores (e.g., Mason1985, Nores y Nores 1994, de la Peña 1996).

En la Reserva de Ñacuñán (provincia deMendoza), ubicada en la porción central deldesierto del Monte, dos especies de la familiaDendrocolaptidae y, al menos, ocho especiesde Furnariidae son residentes nidificantes(Marone 1992). En este trabajo se exponenalgunos aspectos de la reproducción deDrymornis bridgesii (Dendrocolaptidae),Upucerthia certhioides, Pseudoseisura lophotes,Cranioleuca pyrrhophia, Asthenes baeri, Synallaxisalbescens y Leptasthenura platensis (Furnariidae)en Ñacuñán.

MÉTODOS

El trabajo se realizó en la Reserva de la Bios-fera de Ñacuñán (34°03'S, 67°54'O; 12282 ha),durante cuatro temporadas reproductivas (en-tre septiembre de 1995 y enero de 1999). LaReserva de Ñacuñán se localiza en el departa-mento Santa Rosa, provincia de Mendoza,Argentina, a una latitud intermedia de la Pro-vincia Fitogeográfica del Monte (Morello 1958,Marone 1992). El hábitat predominante es unbosque abierto de algarrobo (Prosopis flexuosa)con algunos árboles de chañar (Geoffroeadecorticans), numerosos arbustos, principal-mente jarilla (Larrea divaricata), atamisque(Capparis atamisquea), piquillín (Condaliamicrophylla), zampa (Atriplex lampa) y variasespecies de arbustos bajos (e.g., Lycium spp.,Verbena spp., Acantholippia seriphioides). Elestrato herbáceo está compuesto principal-mente por gramíneas (e.g., de los génerosPappophorum, Trichloris, Digitaria, Aristida,Sporobolus). El clima de Ñacuñán es árido–se-miárido y está caracterizado por una marcadaestacionalidad, con veranos cálidos y relativa-mente húmedos e inviernos fríos y secos, yuna alta variación anual de las precipitacio-nes (rango = 193–533 mm, n = 27 años).

Los nidos se localizaron mediante búsque-das en la vegetación y observando el compor-tamiento de los adultos (Martin y Geupel1993). Una vez localizado el nido, se midió unconjunto de variables del mismo: diámetroexterno, diámetro interno, altura externa, pro-fundidad, diámetro de la boca, longitud y al-tura del túnel, dependiendo del tipo de nido.La altura del túnel en los nidos de Synallaxisalbescens se midió como la altura externa deltúnel a la mitad de su longitud. También semidieron distintas variables del microhábitatde nidificación: especie, altura y diámetro de

Especies

Puesta delprimerhuevo

Puesta delúltimohuevo

Drymornis bridgesii (8) 1 oct 28 novUpucerthia certhioides (2) 2 nov 23 novCranioleuca pyrrhophia (18) 16 oct 23 novAsthenes baeri (23) 28 oct 17 eneSynallaxis albescens (3) 8 nov 7 eneLeptasthenura platensis (14) 2 oct 23 dic

Tabla 1. Periodo de puesta de seis especies de avesregistrado durante cuatro estaciones repro-ductivas consecutivas en la Reserva de Ñacuñán.Se indica entre paréntesis el número de nidos enlos que se pudo calcular la fecha de puesta.

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2001 NIDIFICACIÓN EN EL MONTE CENTRAL 25

la copa (promedio del diámetro mayor y elperpendicular a éste) de la planta soporte delnido, altura desde el suelo hasta la boca deentrada, distancia del borde superior del nidoa la copa (límite superior de la planta directa-mente por encima del nido), índice de perife-ricidad (calculado visualmente como ladistancia desde el tronco hasta el nido divi-dido por la distancia desde el tronco hasta elborde de la planta a la altura del nido; Lazo yAnabalón 1991), y número y diámetro de lasramas soporte del nido.

Se visitaron los nidos cada 1–3 días, hasta queel nido fracasó o los pollos abandonaron elnido. Para cada nido se anotó la fecha de pues-ta del primer huevo. En los nidos encontra-dos durante la incubación o con pollos, secalculó la fecha de puesta una vez conocidoslos periodos de incubación y de permanenciade los pollos para cada especie. Los huevos senumeraron con tinta indeleble según el ordende aparición; se midieron su longitud y anchomáximos (precisión 0.1 mm) y se pesaron (pre-cisión 0.1 g). El periodo de incubación se cal-culó como el intervalo entre la puesta delúltimo huevo y la eclosión del mismo (Nice

1954), y el periodo de permanencia de los po-llos como el número de días entre el nacimien-to del primer pollo y el abandono del nido porparte del último pollo.

RESULTADOS

El periodo de puesta de los huevos abarcódesde comienzos de octubre hasta mediadosde enero para las seis especies incluidas en latabla 1. En general, el periodo de puesta duróentre 1–2.5 meses.

Los ocho nidos observados de Drymornisbridgesii se localizaron en un hueco (diámetrode la boca: 6.6 cm, profundidad: 19.5 cm, diá-metro interno: 9.3 cm) en un tronco seco depalmera, plantado cerca de la estación meteo-rológica de la reserva. La base del nido estabaforrada únicamente con algunas hojas de eu-calipto (provenientes de árboles plantados).Sólo se encontraron dos nidos de Upucerthiacerthioides, uno en un hueco situado en la basede un algarrobo y otro en una grieta del tron-co basal de un atamisque. Los nidos obser-vados de Pseudoseisura lophotes en esta áreaestaban compuestos fundamentalmente porpalos espinosos de algarrobo y chañar. Las me-

Tabla 2. Tipo, medidas (en cm) y materiales utilizados en la construcción del nido de cuatro especies defurnáridos que nidifican en la Reserva de Ñacuñán. Solo se incluyen los tipos de nido observados enesta área (Ab: abandonado, C: cerrado, H: hueco). Los datos se expresan como promedio ± error estándar,con el tamaño de muestra entre paréntesis.

Especies TipoDiámetroexterno

Diámetrointerno

Alturaexterna

Diámetrode la boca

Longituddel túnel

Alturadel túnel Materiales

Cranioleucapyrrhophia

C 14.5 ± 1.5

(n = 4)

8.6 ± 0.7

(n = 19)

12.9 ± 1.7

(n = 5)

2.9 ± 0.2

(n = 12)

- - Gramíneas, peciolos de hojas de alga-rrobo y otras fibras vegetales; cubiertoexternamente por palos espinosos dealgarrobo, chañar (1.2–4.7 mm de diá-metro) y alguno de Lycium sp., sobretodo por la zona superior; interna-mente forrado de plumas

Asthenesbaeri

C 19.9 ± 1.2(n = 7)

- 25.4 ± 2.2(n = 8)

- - - Palos espinosos de algarrobo, chañar,piquillín y Lycium sp.; cámara dediversos materiales vegetales muydescompuestos; tapizado de plumas

Synallaxisalbescens

C 18.3 ± 0.6(n = 10)

- 34.5 ± 1.3(n = 11)

- 23.6 ± 1.3(n = 9)

8.5 ± 0.3(n = 8)

Palos espinosos, principalmente dealgarrobo y chañar; base de detritosvegetales sobre la que se construyeuna tacita de materiales suaves

Leptasthenuraplatensis

Ab/H -

-

-

10.0 ± 0.0(n = 3) b

-

-

2.5 ± 0.5(n = 2) a

6.0 ± 0.0(n = 2) b

-

-

-

-

Interior de los nidos abandonadosforrado con plumas; en ocasionestambién hay material externamente;en los huecos construye una base demateriales algodonosos y plumas

a Nidos abandonados de Asthenes baeri.b Nidos abandonados de Rhinocrypta lanceolata.

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didas y los materiales utilizados en la construc-ción de los nidos del resto de los furnáridosestudiados se muestran en la tabla 2.

En dos ocasiones se observó la construccióncompleta del nido de Cranioleuca pyrrhophia.El tiempo de construcción fue de 6–7 días.Comenzaron la construcción formando labase, sobre la cual levantaron las paredes has-ta cerrar el armazón esférico externo. Despuésengrosaron el interior hasta dar la forma finalal nido. Por último, forraron el interior congran cantidad de plumas, antes de iniciar lapuesta del primer huevo. Ambos adultos par-ticiparon en la construcción del nido. Los ni-dos abandonados de esta ave pueden serocupados por pequeños mamíferos. Por ejem-plo, en dos nidos viejos se encontraron dos in-dividuos de Thylamys pusilla (Didelphidae)(Mezquida, obs. pers.; L Marone, com. pers.).

La construcción del nido por Asthenes baeri(estudiada en dos nidos) se realizó en 6–8 días.Como en C. pyrrhophia, la construcción comen-zó por la base hasta formar el entramado ex-terno, después se rellenó y engrosó el interior,y finalmente se forró la cámara interna conplumas. Los nidos abandonados de A. baeritambién fueron usados por micromamíferos,en este caso por una hembra de Graomys sp.(Cricetidae) como lugar de cría.

La construcción del nido de Synallaxisalbescens tuvo lugar en 5–8 días (dos nidos ob-servados). Tras la construcción del armazónexterno, hicieron el túnel de entrada y final-mente forraron el interior. De un total de 15 ni-dos, dos (13.3%) presentaban dos túneles deentrada (en vez de uno) a 180° uno del otro,como ha sido citado para un nido de Synallaxisspixi (Narosky et al. 1983).

Leptasthenura platensis utilizó nidos viejos deotras aves y cavidades para nidificar. Solo seencontraron tres nidos propios (13%), todosen huecos relacionados con construccioneshumanas. Los restantes nidos (20) fueron cons-truidos y acondicionados por la pareja deadultos, aprovechando nidos viejos. Nueve delos nidos viejos (45%) eran de A. baeri, siete(35%) de Rhinocrypta lanceolata y cuatro (20%)de C. pyrrhophia. En consecuencia, L. platensisusó nidos de furnáridos para nidificar, talcomo indican Narosky et al. (1983) para otrasáreas de Argentina, aunque en Ñacuñán tam-bién utilizaron los nidos de R. lanceolata.

Las especies de furnáridos que construyennidos cerrados o que acondicionan nidosabandonados de este tipo (i.e., L. platensis) uti-lizaron casi exclusivamente el chañar comoplanta soporte del nido (Tabla 3). Por otraparte, aunque no se realizó un seguimiento sis-

Tabla 3. Medidas de la planta soporte y posición del nido dentro del pie vegetal para cinco especies deaves que nidifican en la Reserva de Ñacuñán. Los datos se expresan como promedio ± error estándar.IP: índice de perifericidad.

Ramas soporte

Especies en cadapie vegetal n

Altura de laplanta (m)

Diámetro dela copa (m)

Altura delnido (m)

Distancianido–copa (m) IP Número

Diámetro(mm)

Tronco de palmeraD. bridgesii 8 a 2.0 - 1.8 - - - -

AlgarroboS. albescens 1 4.0 - 2.4 1.0 0.6 - -

ChañarC. pyrrhophia 29 3.4 ± 0.2 2.2 ± 0.2 2.3 ± 0.1 0.5 ± 0.1 0.7 ± 0.0 4.4 ± 0.2 11.6 ± 0.8A. baeri 28 3.3 ± 0.1 2.1 ± 0.2 2.3 ± 0.1 0.5 ± 0.1 0.4 ± 0.1 4.0 ± 0.4 16.1 ± 3.4S. albescens 10 2.8 ± 0.1 2.1 ± 0.2 2.0 ± 0.1 0.5 ± 0.1 0.4 ± 0.1 6.3 ± 1.2 15.2 ± 1.3L. platensis 23 3.0 ± 0.2 2.0 ± 0.2 2.1 ± 0.1 0.6 ± 0.1 0.4 ± 0.1 5.0 ± 0.6 13.6 ± 2.1

AtamisqueC. pyrrhophia 1 3.0 6.5 1.6 0.1 0.8 - -S. albescens 3 2.8 ± 0.1 3.4 ± 0.3 2.0 ± 0.2 0.5 ± 0.2 0.7 ± 0.1 - -

PiquillínC. pyrrhophia 1 2.7 4.4 1.9 0.1 0.8 - -S. albescens 1 2.9 2.3 1.6 1.0 0.5 - -

a Se trata del mismo nido utilizado varias veces.

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2001 NIDIFICACIÓN EN EL MONTE CENTRAL 27

temático de los nidos de P. lophotes, todos losnidos observados de esta especie estaban loca-lizados sobre algarrobo y chañar. La diferen-cia entre el porcentaje de nidos de estosfurnáridos encontrado en cada especie deplanta (algarrobo: 1.0%, chañar: 92.8%,atamisque: 4.1%, piquillín: 2.1%) y el porcen-taje de la cobertura de estas plantas en elhábitat (52.9%, 17.1%, 17.6%, 12.4%, respecti-vamente, sobre la cobertura total de estas 4especies, obtenidos en 60 sitios ubicados alazar; Mezquida y Milesi, datos no publicados)fue estadísticamente significativa (χ2 = 405.2,gl = 3, P < 0.001). El tamaño de la planta so-porte y la disposición del nido de cada una delas especies se muestra en la tabla 3. El tama-ño de la planta preferentemente utilizada paranidificar (i.e., chañar) fue similar en las cuatroespecies de aves (ANOVA; F3,70 = 2.2, P > 0.05para la altura; y F3,60 = 0.4, P > 0.05 para eldiámetro de la copa). A su vez, en conjunto, eltamaño fue significativamente mayor (altura:3.3 ± 0.1, n = 74; diámetro de copa: 2.1 ± 0.1,n = 64) que el tamaño promedio de las plan-tas disponibles en el ambiente (altura:2.0 ± 0.1, n = 122; diámetro de copa: 1.2 ± 0.1,n = 122; datos en Mezquida 2000) (t = 9.9,gl = 194, P < 0.001; y t = 7.5, gl = 184,P < 0.001, respectivamente). La distancia del

nido al borde superior de la planta no difirióentre las cuatro especies de aves (F3,61 = 0.4,P > 0.05). Sin embargo, C. pyrrhophia y A. baerisituaron los nidos a mayor altura que S.albescens y L. platensis (F3,72 = 2.9, P < 0.05), ylos nidos de C. pyrrhophia se dispusieron másalejados del tronco de la planta que el restode las especies (F3,66 = 10.9, P < 0.001) (Tabla 3).

En la tabla 4 se muestran diversas variablesrelacionadas con la fase de puesta, de incuba-ción y de permanencia de los pollos. El tamañode puesta no pareció presentar una variaciónanual o estacional. Durante los cuatro años deestudio, el tamaño de puesta de L. platensis yC. pyrrhophia fue siempre de tres huevos, ex-cepto un nido de la segunda especie que con-tenía dos huevos. La duración de la fase deincubación sólo se pudo establecer para D.bridgesii y tres especies de Furnariidae (Ta-bla 4).

La eclosión de los huevos fue asincrónica enC. pyrrhophia y L. platensis, lo cual también hasido observado en otras especies de esta fami-lia de aves (Fraga 1980, Mason 1985). Las ca-racterísticas de los pollos tras la eclosión sepudieron determinar para tres especies: D.bridgesii, C. pyrrhophia y L. platensis. En todoslos casos, tenían el pico gris o gris amarillento,las comisuras rictales amarillo pálido, el inte-

Tabla 4. Descripción y medida de distintos parámetros reproductivos de cinco especies de aves quenidifican en la Reserva de Ñacuñán. Los datos se expresan como promedio ± error estándar, con eltamaño de muestra entre paréntesis. D: puesta diaria, A: puesta en días alternos, no: no observado.

Drymornisbridgesii

Cranioleucapyrrhophia

Asthenesbaeri

Synallaxisalbescens

Leptasthenuraplatensis

HuevosColor blanco blanco blanco blanco

verdosoblanco

Longitud máxima(mm)

- 19.5 ± 0.1(n = 2)

21.5(n = 1)

- 17.3 ± 0.1(n = 15)

Ancho máximo(mm)

- 14.2 ± 0.1(n = 2)

16.0(n = 1)

- 13.0 ± 0.1(n = 15)

Peso (g) - 2.2 ± 0.0(n = 2)

3.2(n = 1)

1.5 ± 0.1(n = 10)

PuestaTamaño 3.0 ± 0.0

(n = 4)2.9 ± 0.1(n = 16)

5.0 ± 0.0(n = 2)

2.7 ± 0.3(n = 3)

3.0 ± 0.0(n = 8)

Ritmo D A no no DPeriodo deincubación (días)

14.0 ± 0.0(n = 2)

15.0(n = 1)

15.5(n = 1)

- 15.0(n = 1)

Periodo con pollos(días)

21.0(n = 1)

14.2 ± 0.4(n = 5)

- - -

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28 MEZQUIDA Hornero 16(1)

rior de la boca amarillo o amarillo anaranjado(en L. platensis), la piel rosa oscuro, el plumóngris o gris oscuro y las patas amarillo verdoso(en L. platensis). Estos rasgos de los pollos coin-ciden con los datos aportados por Fraga yNarosky (1985:85). La duración del periodo depermanencia de los pollos pudo determinar-se para D. bridgesii y C. pyrrhophia (rango = 13–15 días) (Tabla 4).

En las especies en las que se pudo realizarun seguimiento confiable de los nidos, el éxi-to reproductivo fue muy bajo, siendo lapredación el principal factor de mortalidad(Mezquida 2000). Los nidos globulares de C.pyrrhophia presentaron dos patrones claros depredación: en el 57% de los casos (n = 14) laestructura del nido no había sido dañada o laboca de entrada estaba algo agrandada, mien-tras que en el 43% restante los nidos teníanun hueco (3–5 cm de diámetro) en la parte su-perior, o un hueco algo menor en la zona late-ral del nido. En los nidos abandonados de C.pyrrhophia utilizados por L. platensis se obser-varon los mismos patrones de predación. Sinembargo, los nidos de R. lanceolata usados porL. platensis fueron siempre predados por laboca de entrada. En los nidos complejos espi-nosos de A. baeri y S. albescens también se en-contraron evidencias de predación en formade huecos a la altura de la cámara del nido,pero se desconoce la frecuencia de éste y otrosposibles patrones de predación.

DISCUSIÓN

El periodo de puesta de D. bridgesii y de lasespecies de Furnariidae incluidas en este es-tudio coincidió, en líneas generales, con loencontrado en otras áreas de Argentina(Narosky et al. 1983, de la Peña 1996). Conside-rando el ensamble total de aves que nidificanen Ñacuñán, D. bridgesii, A. baeri y C. pyrrhophialo hicieron temprano dentro de la estaciónreproductiva (i.e., la fecha promedio de pues-ta para estas especies fue anterior a la fechapromedio para todas las especies en cada tem-porada; Mezquida 2000). Por otra parte, S.albescens nidificó en torno al promedio paratodas las especies y L. platensis antes y despuésdel promedio, dependiendo de los años(Mezquida 2000).

La mayoría de los nidos en huecos se encon-traron en estructuras relacionadas con el hom-bre (D. bridgesii, L. platensis); solo dos nidos de

U. certhioides se hallaron en huecos naturales.Esta última especie nidifica en diversos hue-cos y grietas, y en nidos de Furnarius rufus(Narosky et al. 1983). En Ñacuñán, las estruc-turas naturales que parecen tener mayor pro-babilidad de presentar cavidades para nidificarson los algarrobos, especialmente en la zonabasal del tronco desde donde surgen variasramificaciones y habitualmente hay huecos ogrietas (Mezquida, obs. pers.). Sin embargo, losalgarrobos de Ñacuñán son rebrotes de árbo-les talados a principios de siglo, antes del es-tablecimiento de la reserva en los años sesenta(Boshoven y Tognelli 1995). La escasez de ár-boles viejos sugiere que la oferta de cavida-des naturales en Ñacuñán puede ser menorque en bosques maduros de algarrobo, lo cualpodría constituir un factor limitante para lasespecies que nidifican en huecos (Newton1994). En este sentido, es sugestiva la mayorpresencia de aves que nidifican en huecos ogrietas en el bosque maduro de algarrobo dela Reserva de Telteca (norte de Mendoza) com-parado con Ñacuñán (Mezquida, obs. pers.; LMarone, com. pers.).

Como otras especies del desierto del Montecentral, los furnáridos analizados que constru-yen o acondicionan nidos (Tabla 3) utilizaronpreferentemente plantas de chañar para cons-truir nidos nuevos o acondicionar nidos vie-jos (Mezquida 2000, Mezquida y Marone2000). El tamaño de los chañares elegidos fuemayor que el promedio de los disponibles enel ambiente. El chañar surge, entonces, comoel pie vegetal más usado en esta área, aunqueen otras zonas de Argentina varias de las espe-cies analizadas usan tanto el chañar (Naroskyet al. 1983, Straneck 1999) como otros pies ve-getales (e.g., Prosopis caldenia por A. baeri; Celtistala, Acacia sp., Schinus longifolius, Prosopis nigray Cynara sp. por S. albescens; y nidos viejos deFurnarius rufus sobre Prosopis sp. y Celtis talapor L. platensis; Pereyra 1937, Narosky et al.1983, Straneck 1999). Estas preferencias por elchañar en Ñacuñán podrían implicar unaadaptación que disminuye el riesgo depredación del contenido de los nidos; sin em-bargo, los estudios observacionales y experi-mentales que se han llevado a cabo no hanencontrado evidencia convincente de tal adap-tación (Mezquida 2000).

El tamaño promedio de los huevos de L.platensis medido por Narosky et al. (1983) esalgo mayor que el promedio para Ñacuñán, y

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2001 NIDIFICACIÓN EN EL MONTE CENTRAL 29

los promedios aportados por Mason (1985) yde la Peña (1996) para el este de Argentina sontodavía mayores. De igual manera, el pesopromedio de los huevos de esta especie enÑacuñán pareció ser menor que el registradopor otros autores (Schönwetter 1967, Naroskyet al. 1983, Mason 1985). Algo similar ocurrecon otras especies en Ñacuñán (e.g.,Rhinocrypta lanceolata; Mezquida 2001). Estasdiferencias podrían deberse a variaciones geo-gráficas en el peso de los adultos.

El tamaño de puesta de D. bridgesii, C.pyrrhophia, S. albescens y L. platensis enÑacuñán fue similar al reportado por otrosautores (Narosky et al. 1983, Mason 1985, dela Peña 1996). Sin embargo, los escasos nidosobservados de A. baeri en Ñacuñán presenta-ron un tamaño de puesta superior al habitual(i.e., 3 huevos; Narosky et al. 1983), que coin-cidió con lo observado por Ochoa de Mas-ramón (1971) para la vecina provincia de SanLuis.

En Ñacuñán, la tasa de predación de nidosparece ser muy alta (Mezquida 2000). Las aves,como Pseudoseisura lophotes y Milvago chimango,parecen ser los principales predadores del con-tenido de nidos tanto en Ñacuñán (Mezquida2000) como en otras zonas del sur de Suda-mérica (Martin et al. 2000). Por lo tanto, loshuecos observados en nidos predados defurnáridos podrían muy bien corresponder ala acción de M. chimango, y quizás también ala de Spiziapteryx circumcinctus. De igual ma-nera, otras aves rapaces han sido identifica-das como importantes predadores de los nidoscerrados de otros furnáridos en América delSur (Lindell 1996).

Finalmente, Narosky et al. (1983) citan a C.pyrrhophia, A. baeri y S. albescens como anfitrio-nes de Molothrus bonariensis, y a las dos últi-mas especies también de Tapera naevia. EnÑacuñán, sin embargo, no se observó ningúncaso de parasitismo de nido en estas especiesde furnáridos. Esta baja incidencia de parasi-tismo de nido en Ñacuñán parece estar rela-cionada con la baja densidad de M. bonariensisen los hábitats naturales de la reserva (J Lopezde Casenave, L Marone y VR Cueto, datos nopublicados) y no con modificaciones en la se-lección de nidos por parte de M. bonariensis.Por otra parte, T. naevia únicamente se ha ob-servado de forma ocasional en Ñacuñándurante los cuatro años de este estudio(Mezquida, obs. pers.).

AGRADECIMIENTOS

I. Lazo, J. Lopez de Casenave, V. R. Cueto y F.Milesi contribuyeron con su ayuda, sugerencias ycompañía durante distintos periodos del trabajode campo. Mi especial agradecimiento a L. Maronepor sus consejos y dirección durante el desarrollode este estudio. Agradezco a L. Marone, R. Fraga,M. de la Peña y J. Lopez de Casenave sus comenta-rios y sugerencias, que mejoraron la redacción fi-nal del manuscrito. El autor agradece al ProgramaMUTIS del Instituto de Cooperación Iberoameri-cana (ICI) por la concesión de una beca que le per-mitió llevar a cabo este estudio en Argentina. Eltrabajo de campo fue parcialmente financiado porSigma Xi, The Scientific Research Society. Contri-bución número 19 del Grupo de Investigación deEcología de Comunidades de Desierto (Ecodes),UF&EV, IADIZA, Argentina.

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2001 AVES DE MENDOZA Y SAN JUAN 31

APORTES AL CONOCIMIENTO DE LA DISTRIBUCIÓN, LA CRÍAY EL PESO DE AVES DE LAS PROVINCIAS DE MENDOZA Y SAN

JUAN, REPÚBLICA ARGENTINA. SEGUNDA PARTE(AVES: FALCONIDAE, SCOLOPACIDAE, THINOCORIDAE, COLUMBIDAE,

PSITTACIDAE, STRIGIDAE, CAPRIMULGIDAE, APODIDAE, FURNARIIDAE,RHINOCRYPTIDAE Y TYRANNIDAE)

JORGE R. NAVAS 1 Y NELLY A. BÓ 2

1 Museo Argentino de Ciencias Naturales, División Ornitología. Av. A. Gallardo 470, 1405 Buenos Aires, Argentina2 Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata. Depto. Científico Zoología Vertebrados.

Paseo del Bosque, 1900 La Plata, Argentina

RESUMEN.— En el presente trabajo se analiza un importante lote de aves en piel de estudio, colec-cionado por William H. Partridge en las provincias de San Juan y Mendoza, República Argentina,durante los meses de noviembre y diciembre de 1963. Se dan a conocer nuevos datos y notascríticas taxionómicas para 23 especies de aves: Milvago chimango, Gallinago gallinago, Attagis gayi,Metriopelia melanoptera, Metriopelia aymara, Bolborhynchus aymara, Bolborhynchus aurifrons, Speotytocunicularia, Hydropsalis brasiliana, Aeronautes andecolus, Asthenes pyrrholeuca, Teledromas fuscus,Sublegatus modestus, Stigmatura budytoides, Pseudocolopteryx flaviventris, Pyrocephalus rubinus,Knipolegus hudsoni, Knipolegus aterrimus, Hymenops perspicillata, Myiarchus swainsoni, Pitangussulphuratus, Empidonomus aurantioatrocristatus y Tyrannus savana. También se aporta nueva infor-mación sobre la distribución geográfica, la reproducción y el peso corporal de los ejemplares. Lacolección pertenece al Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires (MACN), salvounos pocos ejemplares del Museo de La Plata (MLP).PALABRAS CLAVE: distribución, Mendoza, peso, reproducción, San Juan.

ABSTRACT. NOTES ON THE DISTRIBUTION, BREEDING AND WEIGHT OF BIRDS FROM MENDOZA AND SAN

JUAN PROVINCES, ARGENTINA. PART TWO (AVES: FALCONIDAE, SCOLOPACIDAE, THINOCORIDAE,COLUMBIDAE, PSITTACIDAE, STRIGIDAE, CAPRIMULGIDAE, APODIDAE, FURNARIIDAE, RHINOCRYPTIDAE AND

TYRANNIDAE).— On the basis of an important collection of birds from Mendoza and San Juanprovinces, Argentina, procured by William H. Partridge in November and December 1963, newdata and critical taxonomic notes are provided for 23 species of birds: Milvago chimango, Gallinagogallinago, Attagis gayi, Metriopelia melanoptera, Metriopelia aymara, Bolborhynchus aymara,Bolborhynchus aurifrons, Speotyto cunicularia, Hydropsalis brasiliana, Aeronautes andecolus, Asthenespyrrholeuca, Teledromas fuscus, Sublegatus modestus, Stigmatura budytoides, Pseudocolopteryx flaviventris,Pyrocephalus rubinus, Knipolegus hudsoni, Knipolegus aterrimus, Hymenops perspicillata, Myiarchusswainsoni, Pitangus sulphuratus, Empidonomus aurantioatrocristatus, and Tyrannus savana. New in-formation on geographical distribution, breeding and body mass of the specimens collected isalso given. Most of the material studied is housed at the Museo Argentino de Ciencias Naturales,Buenos Aires (MACN), with some additional specimens examined at the Museo de La Plata (MLP).KEY WORDS: breeding, distribution, Mendoza, San Juan, weight.

Recibido 4 agosto 2000, aceptado 11 junio 2001

Hornero 16(1):31–37, 2001

Como resultado del análisis de una valiosa ybien documentada colección ornitológica reu-nida en las provincias de Mendoza y San Juanpor William H. Partridge y su ayudante decampo y taxidermista Francisco Espínola, ennoviembre y diciembre de 1963, se dan a co-nocer apuntes y notas críticas sobre algunas

aves nuevas o poco conocidas para esas pro-vincias. Estos apuntes constituyen la segundaparte del estudio de esa colección y compren-de las aves de varias familias desde Falconidaea Tyrannidae. La primera contribución al res-pecto fue publicada en Navas y Bó (2000).Otras especies de esta colección fueron trata-

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32 NAVAS Y BÓ Hornero 16(1)

das anteriormente en Navas y Bó (1987, 1991,1994, 1997b y 1998). El presente trabajo inclu-ye asimismo información sobre distribucióngeográfica, reproducción y peso corporal delos ejemplares en cuestión. Se aportan, ade-más, datos de algunos ejemplares capturadospor otros coleccionistas. El material examinadopertenece en su mayor parte a las coleccionesdel Museo Argentino de Ciencias Naturales deBuenos Aires (MACN) y algunas pocas pielesal Museo de La Plata (MLP). En total, se tra-tan 23 especies.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Falconidae

Milvago chimango chimango (Vieillot 1816).—Indudablemente, los dos ejemplares que he-mos examinado de esta especie pertenecen ala raza nominotípica, de acuerdo a la colora-ción del plumaje y a la medida de la cuerdadel ala (288 mm y 292 mm), aunque son nota-blemente pálidos, característica ésta que he-mos observado en otros especímenes de lamisma subespecie procedentes de diversaslocalidades de la Argentina. Esta raza no hasido citada todavía para la provincia de SanJuan. Según Olrog (1962), las razas australesde Milvago chimango (temucoensis y fuegiensis)migrarían hasta el norte argentino dondeinvernarían. En consecuencia, en Mendoza ySan Juan podrían encontrarse estas dos razasde paso en sus viajes migratorios. No obstan-te, en las colecciones del MACN y del MLPexisten siete pieles provenientes de esas pro-vincias, de los meses de otoño e invierno, ytodas pertenecen a la raza nominativa.

Material examinado (dos ejemplares): SanJuan, Niquivil, una hembra, 3 diciembre 1963,colector W. H. Partridge; Ischigualasto, unahembra, 2 mayo 1960, colector I. Apostol.

Gónadas (Niquivil): 5 x 3 mm (hembra). Elovario estaba aún en receso.

Peso corporal: 295.3 g (hembra).

Scolopacidae

Gallinago gallinago paraguaiae (Vieillot 1816).—Ninguna de las razas de esta especie(paraguaiae o magellanica) ha sido mencionada,ni como residente ni como migratoria, para laprovincia de San Juan. La subespecie del epí-grafe es, de acuerdo al material estudiado, re-sidente y cría asimismo a gran altura.

Material examinado (tres ejemplares): SanJuan, Las Flores, arroyo Agua Negra, puestoGuardia Vieja, 2900 msnm, un macho y doshembras, 6 diciembre 1963.

Gónadas: 12 x 6 mm (macho). Las dos hem-bras tenían un huevo por poner y dos huevosformados, respectivamente.

Peso corporal: 124.5 g (macho); 182.9 g,151.0 g (hembras).

Thinocoridae

Attagis gayi gayi I. Geoffroy Saint Hilaire yLesson 1831.— Esta especie estaba criando agran altura.

Material examinado (tres ejemplares): SanJuan, Las Flores, arroyo Agua Negra, puestoGuardia Vieja, 3700–3850 msnm, un macho ydos hembras, 8 y 9 diciembre 1963.

Gónadas: 14 x 5 mm (macho); dos hembras:21 x 10 mm, un huevo por poner y tres hue-vos formados, respectivamente.

Peso corporal: 297.5 g (macho); 347.3 g,402.9 g (hembras).

Columbidae

Metriopelia melanoptera melanoptera (Molina1782).— Damos a conocer nuevas localidadesde ambas provincias. El desarrollo gonadal delos especímenes colectados indica que estabanen plena época de reproducción.

Material examinado (nueve ejemplares): SanJuan, Las Flores, arroyo Agua Negra, puestoGuardia Vieja, 2900–3000 msnm, un macho ydos hembras, 6 y 7 diciembre 1963. Mendoza,Villavicencio, quebrada del Toro, 2500–2900 msnm, dos machos y una hembra, 20 di-ciembre 1963; Puente del Inca, 2720 msnm, dosmachos, 26 diciembre 1963; Las Cuevas,3100 msnm, una hembra, 25 diciembre 1963.

Gónadas: 6 x 3 mm, 7 x 4 mm, 8 x 4 mm,10 x 4 mm, 13 x 6 mm (machos); 12 x 6 mm(hembra), una hembra con un huevo forma-do, dos hembras con dos huevos.

Peso corporal: 89.1–114.1 g, x = 100.7 g, cin-co machos; 86.0–96.1 g, x = 89.8 g, cuatrohembras.

Metriopelia aymara (Knip y Prévost 1840).—Damos a conocer nuevas localidades. El ma-terial del que disponemos indica que susgónadas estaban aún en reposo o en el comien-zo de su desarrollo.

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2001 AVES DE MENDOZA Y SAN JUAN 33

Material examinado (cinco ejemplares): SanJuan, Las Flores, arroyo Agua Negra, puestoGuardia Vieja, 3500 msnm, dos machos y unahembra, 6–9 diciembre 1963. Mendoza, Villavi-cencio, paso del Paramillo, 2950 msnm, unmacho y una hembra, 19 diciembre 1963.

Gónadas: 6 x 3 mm, 7 x 4 mm, 7 x 5 mm (ma-chos); 5 x 3 mm, 6 x 3 mm (hembras).

Peso corporal: 59.3 g, 61.9 g, 69.5 g (machos);57.2 g, 58.9 g (hembras).

Psittacidae

Bolborhynchus aymara (d´Orbigny 1839).— Laprovincia de San Juan está comprendida den-tro del área de dispersión geográfica de estaespecie, pero sólo fue concretamente observa-da allí por Banchs y Moschione (1992) en LosMorrillos.

Material examinado (19 ejemplares): Men-doza, Potrerillos, 1700 msnm, dos machos yuna hembra, 25 noviembre 1963; Vallecitos,2100 msnm, ocho machos y tres hembras, 25noviembre 1963; Villavicencio, 2500 msnm, unmacho, 18 diciembre 1963. San Juan, Las Flo-res, arroyo Agua Negra, puesto Guardia Vie-ja, 2900 msnm, un macho, 6 diciembre 1963,colector W. H. Partridge; Huaco, una hembra,23 febrero 1942, colector E. Mac Donagh(MLP); Carpintería, dos hembras, 3 abril 1947,colector S. Scravaglieri.

Gónadas: 12 machos: 3 x 1 mm (dos ejempla-res), 4 x 2 mm (3 ejemplares), 4 x 3 mm,5 x 2 mm (2 ejemplares), 5 x 3 mm, 7 x 4 mm(noviembre); 2 x 1 mm, 5 x 2 mm (diciembre).Cuatro hembras: 3 x 2 mm, 5 x 3 mm, 10 x 7 mm,12 x 10 mm (noviembre). En ambos sexos lasgónadas estaban todavía en crecimiento.

Peso corporal: 32.5–40.4 g, x = 36.0 g, 12 ma-chos; 32.8–41.9 g, x = 37.8 g, 4 hembras.

Bolborhynchus aurifrons rubrirostris (Burmeister1860).— La mención de esta subespecie paraSan Juan, dada por Olrog (1979), es muy posi-blemente una conjetura, ya que en la biblio-grafía no existe ninguna cita precisa al respectoni material coleccionado en la provincia, ex-cepto una cita más reciente de Ortiz y Murúa(1994) para los alrededores de San Juan.

Material examinado (15 ejemplares): SanJuan, Las Flores, arroyo Agua Negra, puestoGuardia Vieja, 3000 msnm, cuatro machos ytres hembras, 3 y 9 diciembre 1963; La Ciéna-ga, 1700 msnm, tres machos, 11 diciembre

1963. Mendoza, Puente del Inca, 2720 msnm,dos machos y tres hembras, 26 diciembre 1963.

Gónadas: nueve machos: 3 x 2 mm, 4 x 2 mm,5 x 2 mm, 5 x 3 mm, 7 x 4 mm (tres ejempla-res), 8 x 4 mm, 9 x 6 mm. Seis hembras:5 x 3 mm, 6 x 4 mm, 7 x 4 mm, 7 x 5 mm,9 x 5 mm, 12 x 5 mm. En ambos sexos lasgónadas estaban aún en desarrollo, salvo unospocos machos ya casi maduros.

Peso corporal: 39.9–49.8 g, x = 42.6 g, nuevemachos; 39.5–48.5 g, x = 42.6 g, seis hembras.

Strigidae

Speotyto cunicularia partridgei (Olrog 1976).—Las cuatro pieles de esta subespecie proceden-tes de las provincias de San Juan y Mendozade las que disponemos muestran el vexilo in-terno de las remiges secundarias blanco puroinvadido por un escaso manchado de colorpardo (ver Navas y Bó 1997a). Contreras (1977)asigna a esta raza el material por él analizadode las provincias de Mendoza, La Pampa yNeuquén, y manifiesta además que la razanominotípica quedaría sólo restringida a Chi-le. Preferimos emplear el género Speotyto paraesta especie, en lugar de Athene, siguiendo aSibley y Monroe (1990).

Material examinado (cuatro ejemplares): SanJuan, Media Agua, una hembra, 27 noviem-bre 1963, colector W. H. Partridge; Ischigua-lasto, una hembra, 30 noviembre 1960, colectorI. Apostol. Mendoza, Malargüe, un macho yuna hembra, 6 abril 1979, colector A. Kovacs.

Gónadas (Media Agua): un huevo formadolisto para poner. Como se puede apreciar, es-taba en plena época de cría.

Peso corporal (Media Agua): 185.9 g (hembra).

Caprimulgidae

Hydropsalis brasiliana furcifera (Vieillot1817).— El ejemplar coleccionado muestra queestaba en plena cría.

Material examinado (un ejemplar): San Juan,Nikisanga, una hembra, 29 noviembre 1963.

Gónadas: un huevo formado listo para poner.Peso corporal: 51.3 g (hembra).

Apodidae

Aeronautes andecolus andecolus (d´Orbigny yLafresnaye 1837).— En la provincia de Mendo-za ya ha sido señalada en varias oportunida-des, pero con localidad precisa sólo en dos

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34 NAVAS Y BÓ Hornero 16(1)

observación en los departamentos de Caucetey Valle Fértil (Haene 1987) y en Los Morrillos(Banchs y Moschione 1992).

Material examinado (cuatro ejemplares):Mendoza, La Paz, un macho, 23 noviembre1963. San Juan, Vallecito, un macho, 29 no-viembre 1963; Marayes, un macho, 29 noviem-bre 1963; Albardón, Finca El Salado, unahembra, 1 diciembre 1963.

Gónadas: 6 x 4 mm, 7 x 4 mm, 10 x 5 mm(machos); 5 x 2.5 mm (hembra). Los machosestaban en desarrollo; las hembras, aún en elprincipio.

Peso corporal: 35.4 g, 41.8 g (machos); 35.8 g(hembra).

Tyrannidae

Sublegatus modestus modestus (Wied 1831).—Se conocen tres menciones de esta especiepara Mendoza sin localidad de registro (Sclater1888, Hellmayr 1927, Roig 1965). Marone(1992) la cita para la Reserva de Ñacuñán.

Material examinado (un ejemplar): Mendo-za, La Paz, un macho, 22 noviembre 1963.

Gónadas: 7 x 4 mm (macho). El estado de lagónada demuestra que estaba casi para criar.

Peso corporal: 12.5 g (macho).

Stigmatura budytoides flavocinerea (Burmeister1861).— Para la provincia de Mendoza existeuna antigua mención para Uspallata, señala-da por Burmeister (1861), sobre la base deespecímenes del valle de la sierra de aquelnombre. Roig (1965) la cita también para lamisma localidad, tal vez tomada de Burmeister;Contreras (1979) y Marone (1992) la mencio-nan para la Reserva de Ñacuñán. En la provin-cia de San Juan, la especie ha sido observadaen el dique de Ullum por Ortiz y Murúa (1994)y en Astica e Ischigualasto por Nores y Salva-dor (1996). A un ejemplar que hemos analiza-do de Ischigualasto lo incluimos en la raza delepígrafe, por no presentar manchas blancascentrales en el vexilo interno de las rectrices,aunque muestra algunos caracteres de la razainzonata, como ser la coloración amarillo fuer-te de las partes inferiores del cuerpo y el coloroliváceo del dorso, por lo cual podría ser con-siderado como un ejemplar de transición en-tre las dos subespecies mencionadas. Los otrosespecímenes examinados son típicamenteflavocinerea.

casos: Potrerillos, valle del río Blanco (Wetmore1926) y San Rafael, río Atuel (Pereyra 1927).

Material examinado (ocho ejemplares):San Juan, Talacasto, Baños de Talacasto,1200 msnm, seis machos y una hembra, 11 di-ciembre 1963, colector W. H. Partridge. Mendo-za, río Grande, La Pasarela, ruta 40, unahembra, 26 octubre 1981, colector A. Kovacs.

Gónadas (San Juan): seis machos: 7 x 3 mm,7 x 4 mm (dos ejemplares), 9 x 4 mm, 12 x 6 mm,12 x 8 mm. 4 x 2 mm (hembra). Los machosestaban con las gónadas en crecimiento y al-gunos ya casi para criar; la hembra aún estabaen reposo.

Peso corporal (San Juan): 20.0–24.9 g,x = 22.0 g, seis machos; 22.0 g (hembra).

Furnariidae

Asthenes pyrrholeuca (Vieillot 1817).— Prefe-rimos considerar provisoriamente esta espe-cie como monotípica, siguiendo a Olrog (1973)y a Vaurie (1980), hasta tanto se lleve a cabouna nueva revisión de ella, ya que las caracte-rísticas diferenciales que separan las razasahora reconocidas serían aparentementeestacionales y poco definidas.

Material examinado (16 ejemplares): SanJuan, Niquivil, un macho, 3 diciembre 1963;Las Flores, arroyo Agua Negra, puesto Guar-dia Vieja, 3000 msnm, dos machos y dos hem-bras, 6 diciembre 1963. Mendoza, La Paz, dosmachos, 22 noviembre 1963; Alto Verde, 500msnm, un macho, 24 noviembre 1963; Valle-citos, 2100 msnm, tres machos y una hembra,25 noviembre 1963; Villavicencio, Los Horni-llos, 2850 msnm, dos machos, 20 y 21 diciem-bre 1963, colector W. H. Partridge; lagunaLlancanelo, dos machos, 9 diciembre 1983, co-lector C. A. Darrieu (MLP).

Gónadas: 11 machos: 3 x 1 mm, 4 x 2 mm,6 x 4 mm, 7 x 3 mm, 7 x 4 mm (dos ejempla-res), 9 x 6 mm, 10 x 5 mm (dos ejemplares),10 x 6 mm, 12 x 6 mm. Tres hembras: 3 x 2 mm,5 x 3 mm, 5 x 4 mm. Los machos estaban encrecimiento, pero algunos ya para criar; lashembras, en el comienzo de su desarrollo.

Peso corporal: 11.5–13.3 g, x = 12.2 g, nuevemachos; 10.9–12.1 g, x = 11.6 g, tres hembras.

Rhinocryptidae

Teledromas fuscus (Sclater y Salvin 1873).— Enla provincia de San Juan solo hay registros de

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2001 AVES DE MENDOZA Y SAN JUAN 35

Material examinado (16 ejemplares): Mendo-za, La Paz, tres machos y dos hembras, 22 y 23noviembre 1963; Alto Verde, un macho y doshembras, 24 noviembre 1963. San Juan,Marayes, tres machos y una hembra, 29 no-viembre 1963; Vallecito, un macho y una hem-bra, 29 noviembre 1963; Albardón, Finca ElSalado, un macho y una hembra, 1 diciembre1963, colector W. H. Partridge; Ischigualasto,un macho, 28 abril 1960, colector I. Apostol.

Gónadas: nueve machos: 1 x 0.5 mm, 4 x 2 mm(tres ejemplares), 5 x 2 mm, 5 x 3 mm, 6 x 3 mm,7 x 3 mm, 9 x 6 mm (noviembre). Siete hem-bras: 3 x 2 mm, 4 x 2 mm (tres ejemplares),5 x 2 mm, un huevo formado (en dos ejempla-res) (noviembre). Las gónadas, en su mayo-ría, estaban en crecimiento en ambos sexos,pero el resto ya estaba criando.

Peso corporal: 10.3–11.8 g, x = 11.2 g, nuevemachos; 9.4–13.5 g, x = 11.3 g, siete hembras.

Pseudocolopteryx flaviventris (d’Orbigny yLafresnaye 1837).— Para Mendoza, esta espe-cie ha sido citada por Reed (1916) en La Punti-lla; Wetmore (1926) la menciona para Tunuyány Roig (1965) en Chacras de Coria. Para SanJuan, está señalada para los alrededores de laciudad de San Juan (Ortiz y Murúa 1994).

Material examinado (12 ejemplares): Mendo-za, El Borbollón, cuatro machos y una hem-bra, 27 noviembre 1963. San Juan, Niquivil, dosmachos y una hembra, 3 diciembre 1963; SanJosé de Jáchal, cuatro machos, 3 diciembre1963.

Gónadas: 10 machos: 4 x 2 mm, 5 x 3 mm(cinco ejemplares), 6 x 3 mm, 6 x 4 mm,7 x 5 mm, 9 x 6 mm. Dos hembras: 5 x 3 mm,6 x 3 mm. Algunos machos estaban en condi-ciones de criar; las hembras estaban todavía acomienzos del desarrollo.

Peso corporal: 7.5–8.4 g, x = 8.0 g, 10 machos;7.6 g, 7.9 g (hembras).

Pyrocephalus rubinus rubinus (Boddaert1783).— Esta subespecie ha sido mencionadatres veces para Mendoza sin mención de loca-lidad (Reed 1916, Sanzin 1918, Roig 1965); parala Reserva de Ñacuñán la citan Contreras(1979) y Marone (1992).

Material examinado (un ejemplar): Mendo-za, Punta de Vacas, 2400 msnm, un macho, 26diciembre 1963.

Gónadas: 6 x 3 mm (macho). Este individuoestaba casi en condiciones de criar.

Peso corporal: 11.2 g (macho).

Knipolegus hudsoni Sclater 1872.— Dabbene(1910) registra esta rara especie para Mendozaoriental, basándose en Fontana, pero sin se-ñalar a qué publicación se refiere. Fontana(1908) la menciona para la región andinaabarcada en su trabajo, que incluye a Mendo-za, pero sin especificar localidad. Roig (1965)la señala concretamente para Junín, aunquemanifiesta que es “frecuente en toda la zonaoriental durante principios del otoño”.

Material examinado (un ejemplar): Mendo-za, La Paz, un macho, 22 noviembre 1963.

Gónadas: 8.5 mm (macho). El individuo es-taba prácticamente en condiciones de repro-ducirse. Es muy probable que esta especie, enlos lugares donde ha sido citada, en pocasoportunidades y en escaso número, tambiéncríe y sea residente permanente.

Peso corporal: 16.8 g (macho).

Knipolegus aterrimus aterrimus Kaup 1833.—Material examinado (ocho ejemplares):

Mendoza, Potrerillos, 1700 msnm, dos hem-bras, 25 noviembre 1963; Vallecitos, 2100 msnm,dos machos, 25 noviembre 1963; Villavicencio,1400 msnm, una hembra, 18 diciembre 1963.San Juan, La Ciénaga, mina Gualilán,1750 msnm, un macho y una hembra, 11 di-ciembre 1963; Albardón, Finca El Salado, unahembra, 1 diciembre 1963.

Gónadas: tres machos: 6 x 3 mm, 7 x 3 mm,7 x 4 mm. Cinco hembras: 5 x 3 mm (2 ejem-plares), 6 x 5 mm, 7 x 4 mm y un huevo forma-do. Como se deduce, estos individuos estabancomenzando a criar.

Peso corporal: 20.0 g, 20.1 g, 20.7 g (machos);18.1–21.0 g, x = 19.2 g, cinco hembras.

Hymenops perspicillata perspicillata (Gmelin1789).—

Material examinado (ocho ejemplares):Mendoza, La Paz, un macho, 22 noviembre1963; Vallecitos, 2100 msnm, un macho, 25noviembre 1963. San Juan, Niquivil, tresmachos, 3 diciembre 1963; La Ciénaga,1700 msnm, un macho, 11 diciembre 1963; SanJosé de Jáchal, un macho y una hembra, 3 di-ciembre 1963.

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36 NAVAS Y BÓ Hornero 16(1)

Peso corporal: 24.2 g, 26.1 g, 27.6 g (hembras).

Tyrannus savana savana Vieillot 1807.— Estaespecie, a pesar de su amplia distribución enla Argentina, sólo ha sido registrada en la pro-vincia de San Juan para los alrededores de laciudad capital por Ortiz y Murúa (1994).

Material examinado (dos ejemplares): SanJuan, Media Agua, un macho, 16 diciembre1963; La Rinconada, un macho, 16 diciembre1963.

Gónadas: 12 x 5 mm, 13 x 5 mm (machos).Los dos estaban ya en condiciones de criar.

Peso corporal: 34.1 g (macho).

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Gónadas: siete machos: 6 x 3 mm, 7 x 4 mm(cuatro ejemplares), 8 x 4 mm, 8 x 5 mm.5 x 3 mm (hembra). En general, las gónadas delos machos estaban casi desarrolladas paracriar; en cambio, la hembra estaba todavía encrecimiento.

Peso corporal: 16.8–21.4 g, x = 20.2 g, sietemachos; 20.0 g (hembra).

Myiarchus swainsoni ferocior Cabanis 1883.—Pereyra (1937) dice haber cazado ejemplaresde esta especie en la provincia de Mendoza,en los meses de noviembre y diciembre, peroeste material no se encuentra en la coleccióndel MACN, donde se guarda también la co-lección de ese autor. Más recientemente, hasido registrada en la Reserva de Ñacuñán(Blendinger y Alvarez 1996). Para la provinciade San Juan aún no ha sido mencionada.

Material examinado (tres ejemplares):Mendoza, La Paz, dos machos, 23 noviembre1963. San Juan, Marayes, un macho, 29 no-viembre 1963.

Gónadas: 6 x 3 mm, 9 x 6 mm, 12 x 5 mm(machos). Estos individuos estaban casi desa-rrollados o ya en cría.

Peso corporal: 34.6 g, 36.9 g, 37.6 g (machos).

Pitangus sulphuratus argentinus Todd 1952.—Material examinado (tres ejemplares): San

Juan, Media Agua, un macho y una hembra,27 noviembre–16 diciembre 1963; La Rincona-da, una hembra, 16 diciembre 1963.

Gónadas: 9 x 6 mm (macho); 7 x 4 mm,7 x 5 mm (hembras). El macho estaba casi de-sarrollado, pero las hembras todavía en creci-miento.

Peso corporal: 61.8 g, 63.4 g (hembras).

Empidonomus aurantioatrocristatus aurantio-atrocristatus (d’Orbigny y Lafresnaye 1837).—Existen tres citas sin localidad señalada parala provincia de Mendoza (Burmeister 1861,Sclater 1888, Reed 1916); Roig (1965) la men-ciona para la ciudad de Mendoza y Contreras(1979) y Marone (1992) para la Reserva deÑacuñán.

Material examinado (tres ejemplares):Mendoza, La Paz, tres hembras, 22 noviem-bre 1963.

Gónadas: 5 x 3 mm, 6 x 3 mm, 7 x 4 mm(hembras). Las tres estaban comenzando sucrecimiento gonadal.

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38 Hornero 16(1)

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2001 NUEVA COLONIA DE LARUS ATLANTICUS 39

HALLAZGO DE UNA NUEVA COLONIA DE LA GAVIOTADE OLROG (LARUS ATLANTICUS) EN LA RÍA DE

BAHÍA BLANCA, ARGENTINA

J. KASPAR V. DELHEY 1, PABLO F. PETRACCI 2 Y CARLOS M. GRASSINI 3

1 Quillén 75, 8000 Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina. [email protected] Patricios 712, 8000 Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina.

3 Cátedra de Biología General, Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia,San Juan 670, 8000 Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina.

RESUMEN.— Una nueva colonia de la Gaviota de Olrog (Larus atlanticus) fue hallada en una pe-queña isla de la ría de Bahía Blanca, cercana al puerto de Ingeniero White. El número total denidos hallados fue de 1635, distribuidos en 11 grupos o subcolonias que presentaron entre 25 y530 nidos. La colonia se encontraba dentro de una colonia de Gaviota Cocinera (Larus dominicanus).Esta colonia es el mayor asentamiento reproductivo de Larus atlanticus descripto hasta el mo-mento. El área de la ría de Bahía Blanca constituye así el sitio de mayor importancia para la repro-ducción de esta especie vulnerable, pudiendo representar más del 60% de la poblaciónreproductiva conocida.Palabras clave: Argentina, Bahía Blanca, colonia de nidificación, conservación, Larus atlanticus.

ABSTRACT. A NEW COLONY OF OLROG’S GULL (LARUS ATLANTICUS) IN THE BAHÍA BLANCA ESTUARY, AR-GENTINA.— A new colony of Olrog’s Gull (Larus atlanticus) was found on a small island in theBahía Blanca estuary, near Ingeniero White Harbour. The total number of nests was 1635, distrib-uted in 11 groups or sub-colonies ranging from 25 to 530 nests, inside a large Kelp Gull (Larusdominicanus) colony. This colony of Larus atlanticus is the largest reproductive group reported sofar. The Bahía Blanca estuary area constitutes therefore the most important reproductive site ofthis vulnerable species, perhaps comprising more than 60% of the known reproductive popula-tion.Key words: Argentina, Bahía Blanca, breeding colony, conservation, Larus atlanticus.

Recibido 23 octubre 2000, aceptado 12 junio 2001

Hornero 16(1):39–42, 2001

La Gaviota de Olrog (Larus atlanticus) es unade las cinco especies de gaviotas en riesgo deextinción del mundo (Burger y Gochfeld 1996,Birdlife International 2000). Como causas prin-cipales de esta categorización se mencionansu bajo número poblacional y su dieta carcinó-faga aparentemente especializada (Collar yAndrew 1988). Las últimas estimaciones indi-can una población reproductiva de 2300 pare-jas, la mayor parte de ellas concentradas en elsur de la provincia de Buenos Aires, entre Ba-hía Blanca y bahía San Blas (Yorio et al. 1997).Dado lo exiguo de la población conocida, esde interés el descubrimiento de nuevas colo-nias de nidificación (Devillers 1977, Yorio etal. 1997).

El 21 de octubre de 1999, en la isla del Puerto(38°49'S, 62°16'O, aproximadamente), situadafrente al puerto de Ingeniero White en el ex-

tremo interior de la ría de Bahía Blanca, sehalló una colonia mixta de Gaviota Cocinera(Larus dominicanus) y Gaviota de Olrog (Larusatlanticus), desconocida hasta el momento(Fig. 1).

La isla, de unas 100 ha de superficie, ha sidoutilizada como depósito de material sedimen-tario producto del dragado del puerto quecomenzó en 1989. Parte del sedimento ha sidodispuesto en un largo cordón, de 5–6 m de al-tura, que divide a la isla en sentido NO–SE.La colonia estaba ubicada al norte del cordón,entre éste y el mar, a una distancia de 50–200 mde la línea de alta marea. Los nidos se encon-traban en una zona baja, no superior, en gene-ral, a los 50 cm de altura con respecto al nivelde pleamar. La vegetación en el área de la colo-nia está constituida por arbustos y subarbus-tos bajos de Allenrolfea patagonica, Heterostachys

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40 DELHEY ET AL. Hornero 16(1)

ritteriana, Heterostachys olivascens y Salicorniaambigua, que no exceden en general el metrode altura. Esta formación vegetal correspondea lo que Cabrera (1971, 1976) menciona comoEstepa de jume, en la Provincia Fitogeográficadel Espinal.

Los nidos de Larus atlanticus fueron conta-dos el 25 de octubre de 1999. El conteo se hizode forma directa simultáneamente por los tresautores, caminando cada uno por diferentessectores de la zona de nidificación. La coloniaestaba dividida en 11 subcolonias o gruposmás o menos aislados (la distancia a lasubcolonia más cercana era de 10–20 m) den-tro de la colonia de Gaviota Cocinera, totali-zando 1635 nidos de Larus atlanticus (Tabla 1).Esto la convierte en la mayor colonia conoci-da para la especie. En seis subcolonias se de-terminó el contenido de los nidos (n = 740)(Tabla 2). Para minimizar el disturbio, en lassubcolonias restantes sólo se cuantificó, demanera menos precisa, el número de nidos,por lo que éste se encuentra algo subestima-do. El tamaño de las subcolonias varió entre25 y 530 nidos (Tabla 1). Las subcolonias ma-yores se encontraban en las zonas más eleva-das y alejadas de la línea de alta marea,mientras que en el sector periférico se encon-traban los grupos más pequeños. Los dos gru-pos periféricos cuantificados en detalle(subcolonias 1 y 3) se encontraban en un esta-dio de desarrollo atrasado (menos del 5% delos nidos presentaban pichones) en compara-

ción con las subcolonias centrales (Tabla 2). Deltotal de subcolonias, el 67.2% de los nidos con-tenía huevos, el 19.7% tenía pichones, el 5.4%tenía tanto huevos como pichones y el 7.7%de los nidos estaba vacío. Los nidos vacíos fue-ron considerados en la suma del número totalde nidos de la colonia ya que, en su mayoría,presentaban señales evidentes de haber sidoutilizados, y se observaron numerosos picho-nes caminando fuera de los nidos. No se ob-servó en ninguna oportunidad predación dehuevos o pichones por parte de la GaviotaCocinera.

Por su ubicación, a escasos kilómetros delpuerto de Ingeniero White y Polo Petroquími-co, la colonia se encuentra sujeta a disturbiostales como ruidos, contaminantes líquidos ygaseosos, entre otros. La isla misma presentaseveras modificaciones debido al depósito delos sedimentos de dragado en el pasado, acti-vidad que probablemente se reanudará en elfuturo. Según testimonios, antes del dragado,en la isla ya existía una colonia de gaviotas(Larus sp.), que desapareció durante los tra-

Figura 1: Ubicación de la nueva colonia de Larusatlanticus en la isla del Puerto, ría de Bahía Blanca.Se indica también la posición aproximada de lascolonias más cercanas (a partir de Yorio et al. 1997).

Tabla 1. Número de nidos presentes en cadasubcolonia de la colonia de Larus atlanticus en laisla del Puerto, ría de Bahía Blanca. En lassubcolonias 1 a 6, el número de nidos fue determi-nado por conteo directo, mientras que en el restofue estimado.

Subcolonia Número de nidos

1 252 1103 434 2195 2216 5307 908 1009 7010 2711 200

Total 1635

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2001 NUEVA COLONIA DE LARUS ATLANTICUS 41

bajos para volver a asentarse en la actualidad(F González, com. pers.). Por otra parte, debi-do a su fácil acceso, la presente colonia estáespecialmente expuesta a la recolección dehuevos (para consumo humano directo o usoen panificación). Sin embargo, según informa-ción suministrada por personas que practicanesta actividad, los huevos de la Gaviota deOlrog no se recolectan debido a su “sabor másfuerte” que los de la Gaviota Cocinera (si biense trata de testimonios aislados, constituye undato alentador). La colonia de Larus atlanticusse encuentra a escasos kilómetros al norte dellímite de la Reserva Provincial de Uso Múlti-ple Bahía Blanca, Bahía Falsa y Bahía Verde,en un área destinada a modificación por elfuturo desarrollo del puerto de IngenieroWhite. Por lo tanto, la permanencia de estacolonia se encuentra seriamente comprome-tida, situación que exige la modificación de loslímites de la reserva a los fines de incluirladentro de la misma o medidas de protecciónespeciales.

Birdlife International (2000) menciona que elhallazgo de nuevas colonias de la especie po-dría ocasionar una cambio de categoría, deVulnerable a Próxima a la amenaza (“Nearthreatened”). La actual categorización de Vul-nerable se basa en los siguientes criterios: (1)criterio B: área de distribución reducida y frag-mentada, en declinación o fluctuación debidoa un “área de presencia” estimada en menosde 20 000 km2 o a un “área de ocupación” esti-mada en menos de 2000 km2, sumado a frag-mentación severa o presencia de la especie enmenos de 11 localidades (criterio B1), y a de-clinación continuada (observada, inferida oproyectada) en área, extensión o calidad de

hábitat (criterio B2c) y en número de indivi-duos maduros (criterio B2e); y (2) criterio C:población pequeña (menor a 10 000 individuosmaduros), sumado a declinación continuada(observada, inferida o proyectada) en el nú-mero de individuos maduros, y a estructurapoblacional severamente fragmentada dondetodas la subpoblaciones son menores de 1000individuos (criterio C2a). El hallazgo de la pre-sente colonia no cambiaría, en nuestra opi-nión, la categorización de Vulnerable, si bienalgunos de los criterios propuestos por BirdlifeInternational (2000) no nos parecen apropia-dos. Consideramos que la información dispo-nible es insuficiente para determinar que lapoblación de la especie se encuentra seriamen-te fragmentada y, asimismo, existen colonias(la menor subpoblación posible de diagnosti-car) con más de 1000 individuos reproductores(Yorio et al. 1997 y este trabajo).

Por otra parte, al momento de realizar lacategorización de amenaza, nos parece deimportancia tener en cuenta la especializaciónde hábitat y dieta (basada principalmente encangrejos) que presenta la especie. Si bien exis-ten observaciones de gaviotas de Olrog ali-mentándose de desechos pesqueros (Martínezet al. 2000) y cirripedios (Delhey et al. 2001), alparecer durante la época reproductiva los can-grejos constituyen la mayor parte de la dietade los adultos (Devillers 1977, Delhey et al.2001) y de los pichones (Delhey et al., datosno publicados).

A pesar de las amenazas a las que se encuen-tra sometida, el panorama desde el punto devista de la conservación de Larus atlanticusparece ser alentador. Probablemente existancolonias aún no descubiertas en la ría de Ba-

Tabla 2. Porcentaje de nidos vacíos, con huevos o con pichones de las subcolonias 1 a 6 de la colonia deLarus atlanticus en la isla del Puerto, ría de Bahía Blanca. n: número de nidos examinados en cadasubcolonia.

con huevos con pichones

Subcolonia n vacíos 1 2 3con huevos y

pichones 1 2 3

1 25 4.0 28.0 48.0 20.0 0 0 0 02 110 4.5 7.3 31.0 20.0 4.5 12.7 11.0 9.03 43 4.7 16.3 51.1 23.3 2.3 2.3 0 04 219 5.5 15.5 25.5 31.6 6.4 10.5 4.1 0.95 175 16.6 11.4 26.8 14.9 6.3 9.7 9.1 5.26 168 4.8 22.6 22.6 25.0 5.9 5.4 4.8 8.9

Total 740 7.7 15.4 28.2 23.6 5.4 8.7 6.1 4.9

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42 DELHEY ET AL. Hornero 16(1)

hía Blanca y, de acuerdo a nuestras observa-ciones, la especie no sería tan sensible a modi-ficaciones del hábitat de nidificación o aldisturbio humano como sugieren Yorio et al.(1997). Suponiendo que las colonias menciona-das en Yorio et al. (1997) se hayan mantenidoconstantes, la ría de Bahía Blanca constituiríael sitio de mayor importancia para la conser-vación de la especie, concentrando más del60% de la población reproductiva. Es desea-ble que se tomen medidas de protección efec-tivas en el área de reserva y fuera de ella.

AGRADECIMIENTOS

El acceso a la colonia no habría sido posible sin elapoyo suministrado por la Lic. María VictoriaMassola (Coordinadora de la Reserva de Uso Múl-tiple Bahía Blanca, Bahía Falsa y Bahía Verde, Mi-nisterio de Agricultura, Alimentación y Ganaderíade la Provincia de Buenos Aires). Asimismo, eltransporte e información sobre la colonia se debea la buena predisposición del Club Náutico de Ba-hía Blanca y, en especial, a su presidente EduardoSchwerdt. Versiones previas del manuscrito fue-ron revisadas por Rolf Delhey. Agradecemos tam-bién a Silvana Cinti y a Francisca González por elacceso a la cartografía del área y por la informa-ción referente al dragado. Agradecemos a JavierLopez de Casenave por el envío de bibliografía ysugerencias.

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2001 BIOLOGÍA REPRODUCTIVA DE ASIO CLAMATOR 43

Existe poca información sobre la biología yla ecología de Asio clamator (Burton 1973, delHoyo et al. 1999). La subespecie Asio clamatormidas se distribuye en Argentina desde el nor-te hasta Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires (dela Peña 1999), y habita sabanas, selvas en gale-ría y arboledas en praderas (Narosky eYzurieta 1987, Canevari et al. 1991, de la Peña1994). Con referencia a la biología repro-ductiva, en la Argentina ésta ha sido escasa-mente señalada en la literatura o bien tratadaen forma general (Pereyra 1937, 1938, Fraga1984, Blendinger et al. 1987, de la Peña 1987,Martínez et al. 1996). El objetivo de la presen-te nota es proporcionar información básicanueva o poco conocida sobre el nido, elambiente de nidificación, la postura, los hue-vos y la temporada reproductiva, en base acinco evidencias reproductivas halladas en lasprovincias de Córdoba y Santa Fe.

A excepción de la evidencia reproductiva 5(un nido hallado con huevos), el resto corres-ponde al hallazgo de pichones con dificulta-des de vuelo (evidencias reproductivas 1 y 2)y de pichones sin capacidad de vuelo (eviden-

OBSERVACIONES SOBRE LA BIOLOGÍA REPRODUCTIVA DEASIO CLAMATOR EN EL CENTRO DE ARGENTINA

ANDRÉS A. PAUTASSO 1 Y MARTÍN R. DE LA PEÑA 2

1 Juan del Campillo 3413, 3000 Santa Fe, Santa Fe, Argentina.2 3 de Febrero 1870, 3080 Esperanza, Santa Fe, Argentina.

RESUMEN.— Se hacen algunas contribuciones al conocimiento de la biología reproductiva de Asioclamator sobre la base de cinco evidencias reproductivas procedentes de Córdoba y Santa Fe,Argentina. Se encontraron pichones y un nido con huevos. Se describen el nido y los ambientesde nidificación. En todos los casos, los hábitats de nidificación resultaron ser ambientes modifica-dos con presencia de leñosas exóticas. El tamaño de puesta conocido de la especie se amplía acinco huevos. La temporada reproductiva se presentó en verano–otoño y otoño–invierno.Palabras clave: ambiente de nidificación, Asio clamator, Córdoba, nido, Santa Fe, tamaño de puesta, tem-porada reproductiva.

ABSTRACT. OBSERVATIONS ON THE REPRODUCTIVE BIOLOGY OF ASIO CLAMATOR IN CENTRAL ARGENTINA.—We make some contributions to the knowledge of the reproductive biology of Asio clamator, basedon five evidences of reproductive events from Córdoba and Santa Fe provinces, Argentina. Wefound nestlings and one nest with eggs. We described nest and nesting habitats. Nesting habitatswere located in disturbed environments with exotic plants. Known clutch size for this species isnow of five eggs. The breeding season occurred during summer–autumn and autumn–winter.Key words: Asio clamator, breeding season, clutch size, Córdoba, nest, nesting habitat, Santa Fe.

Recibido 15 septiembre 2000, versión corregida recibida 30 enero 2001, aceptado 13 junio 2001

Hornero 16(1):43–46, 2001

cias reproductivas 3 y 4)(Tabla 1). Todos lospichones fueron encontrados junto a una pa-reja de adultos. Solo para el caso de la eviden-cia reproductiva 5 fue hallado el nido. Elmismo se encontraba en el suelo, en una de-presión (19 cm de diámetro por 3 cm de pro-fundidad), forrado con escasas gramíneassecas, por lo que en parte los huevos secontactaban con el suelo. El nido estaba muyoculto entre pastos de hasta 70 cm de alto,ubicado entre ramas y troncos secos, y poseíauna entrada lateral por donde ingresaban losadultos. Para la Argentina solo fueron descrip-tos nidos en el suelo por de la Peña (1987) ypor Martínez et al. (1996). En ambos casos fue-ron similares al nido aquí descripto, aunquecon mayores dimensiones, principalmente enla profundidad. Por otra parte, se conoce unnido en un árbol (Blendinger et al. 1987) y unosobre un nido de Anumbius annumbi (Furnari-idae) sobre el cual no se precisan más detalles(Wilson 1977).

Los ambientes de nidificación fueron varia-dos. Las evidencias reproductivas 1 y 2 fue-ron halladas en áreas cubiertas por leñosas

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44 PAUTASSO Y DE LA PEÑA Hornero 16(1)

exóticas, principalmente eucaliptus (Eucalyptussp.). La evidencia reproductiva 3 se encontróen un pajonal perturbado dominado por sorgode halepo (Sorgum halepense) y plantaciones deleñosas exóticas, como ciprés lambertiana(Cupressus lusitanica), pino elliottii (Pinuselliottii) y fresno (Fraxinus sp.)(entre las espe-cies dominantes), en un espacio de 7 ha desti-nado a vivero en estado de semiabandono. Laevidencia reproductiva 4 fue encontrada en unsector de cría de gallinas, a 25 m de una vi-vienda, en un campo destinado a engorde dehacienda cubierto por caña tacuara (Chusqueasp.), paraíso (Melia azederach) y eucaliptus. Fi-nalmente, la evidencia reproductiva 5 fue ha-llada en un pastizal perturbado, formando unapradera arbolada con dominio de paraíso,plantaciones de pino elliottii y casuarina(Casuarina cunninghamiana), a unos 100 m deuna vivienda. Todas las evidencias reproduc-tivas se encontraron en paisajes fuertementeintervenidos por el hombre o caracterizadospor la presencia de leñosas exóticas. La ma-yor parte de la bibliografía disponible tambiénseñala esta característica (Wilson 1977, Fraga1984, de la Peña 1987, Martínez et al. 1996). Lasevidencias reproductivas 1 y 2 correspondena la provincia de Córdoba, donde se conside-ra a la especie en expansión por ser beneficia-da por la modificación de los hábitats naturales(Cobos et al. 1999). Los casos de nidificaciónen ambientes naturales son escasos: en ribe-ras con leñosas autóctonas (Blendinger et al.1987) y, para el Chaco Oriental (Reserva ElBagual, departamento Laishi, provincia deFormosa), en un abra de pastizal natural (DiGiácomo, com. pers.). Presumimos que tam-bién correspondieron a ambientes naturaleslos pichones capturados por Muñoz delCampo (1936).

La postura completa en la evidencia repro-ductiva 5 fue de cinco huevos blancos (tres

ovoidales y dos elípticos). Pereyra (1931) citauna puesta de tres a cuatro huevos, y del Hoyoet al. (1999) indican 2–4 huevos, por lo que eltamaño de puesta se amplía. Las medidas pro-medio de los huevos fueron de 44.4 x 38.4 mm(n = 4). Los huevos aquí descriptos difierenlevemente en su longitud con los menciona-dos por Blendinger et al. (1987) y por de laPeña (1987), y también difieren levemente enel ancho con lo señalado por Contino (1980).

La temporada reproductiva de Asio clamatorabarca aproximadamente cuatro meses, inclu-yendo 33 días de incubación (del Hoyo et al.1999) y el período restante que representa a lapermanencia conocida de los pichones con losadultos (Martínez et al. 1996). En la tabla 2 serecopilaron los datos de la literatura y los dela presente nota que hacen referencia a la tem-porada de reproducción. Se omiten las refe-rencias de Muñoz del Campo (1936) y Wilson(1977) que carecen de la información necesa-ria para señalar la temporada reproductiva. Seevidencia una marcada tendencia a reprodu-cirse en el período otoño-invernal. Esta carac-terística es señalada también en Asio flammeus(Salvador 1981) y es coincidente con la tem-porada reproductiva que Fraga (1984), Noresy Gutiérrez (1986) y Belloqc y Kravetz (1993)reportaron para Tyto alba.

En términos generales, las aves predadorasespecialistas en roedores presentan respues-tas numéricas a las variaciones en la abundan-cia de la presa (Andersson y Erlinge 1977,citado en Bellocq y Kravetz 1993). Estudiosrealizados en agroecosistemas pampeanos hanconcluido que la temporada reproductiva deTyto alba está acompañada de la máxima abun-dancia anual de roedores, coincidente con elperíodo otoño–invernal (Belloqc y Kravetz1993). También la temporada de cría de Athenecunicularia coincide en estos agroecosistemascon la mayor abundancia anual de insectos

Tabla 1. Evidencias reproductivas de Asio clamator obtenidas por los autores en el centro de Argentina.

Evento Fecha Localidad Evidencia

1 20 abr 1998 14 km al S de Isla Verde (Depto. Marcos Juárez), Córdoba 2 pichones2 20 abr 1998 25 km al SO de Isla Verde (Depto. Marcos Juárez), Córdoba 2 pichones3 8 ago 1998 5 km al N de Esperanza (Depto. Las Colonias), Santa Fe 1 pichón4 16 jun 1999 8 km al NO de Esperanza (Depto. Las Colonias), Santa Fe 1 pichón5 13 mar 2000 Rincón Potrero (Depto. La Capital), Santa Fe 3 huevos 1

1 La postura finalizó el 16 de marzo con cinco huevos.

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2001 BIOLOGÍA REPRODUCTIVA DE ASIO CLAMATOR 45

(Bellocq 1988, 1993). De esta manera, la tem-porada reproductiva en algunos estrígidosparece estar estrechamente vinculada, al me-nos para algunas regiones, con la abundanciade sus principales presas. En lo que respecta aAsio clamator, se ha sugerido que la tempora-da reproductiva otoño–invernal está relacio-nada con una mayor abundancia de roedores,presumiendo también que la disminución dela cobertura vegetal por las heladas y, en loscampos cultivados, por las cosechas, facilita-ría la captura de presas y, por otra parte, queel incremento de la duración de la noche lepermitiría mayor tiempo de caza (Fraga 1984).De todas formas, la dieta de Asio clamator hasido poco documentada para Argentina:Contino (1980) reporta 10 contenidos estoma-cales, Martínez et al. (1996) 5 egagrópilas y 10restos de presas en un nido y, recientemente,Isacch et al. (2000) 34 egagrópilas y 3 restos depresas. En el primer caso solo se hallaron roe-dores, mientras que en los restantes se hallóun número mayoritario de roedores, aunquecon un porcentaje significativo de aves.Bellocq (1993) estimó para Athene cuniculariaque las variaciones en la estrategia de alimen-tación podrían explicar algunas diferencias enel período reproductivo de esta especie. De-bido a que Asio clamator se ha señalado comouna especie de hábitos oportunistas (Isacch etal. 2000), presumimos que esta característica

podría estar asociada a que los ciclos se desa-rrollen entre invierno–primavera y verano–otoño, aunque consideramos que se necesitanmás estudios para evaluar esta hipótesis.

AGRADECIMIENTOS

A Alejandro Di Giacomo por la lectura crítica delmanuscrito y el aporte de datos de un nido proce-dente de la reserva El Bagual. A Jimena Cazenave,Domingo F. Márquez y Adrián Decoud por la cola-boración en el campo. A Alejandro Giraudo y JuanP. Isacch por facilitar bibliografía. A W. Pertovt yfamilia.

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Tabla 2. Registros de nidificación de Asio clamator en Argentina.

Fecha Localidad (Provincia) Evidencia Temporada Referencia

Mayo Norte de Escobar (Buenos Aires) 1 pichón oto–inv Pereyra (1937)Agosto 1927 - 1 pichón oto–inv Pereyra (1938)20 oct 1973 Lobos (Buenos Aires) 1 pichón inv–pri Fraga (1984)30 jul 1978 Lobos (Buenos Aires) 3 pichones oto–inv Fraga (1984)25 may 1986 Bernal (Buenos Aires) 1 huevo oto–inv Blendinger et al. (1987)29 may 1986 Reserva Costanera Sur (Buenos

Aires)3 pichones oto–inv Gallegos Luque, citado en

Blendinger et al. (1987)18 jul 1983 Esperanza (Santa Fe) 1 huevo oto–inv de la Peña (1987)14 sep 1991 Reserva Laguna de los Padres

(Buenos Aires)3 pichones inv–pri Martínez et al. (1996)

Julio 1988 Parque Nacional Río Pilcomayo(Formosa)

2 pichones oto–inv Rodríguez Moulín, citadoen López Lanús (1997)

27 sep 1996 Reserva El Bagual (Formosa) 2 pichones inv–pri AG Di Giacomo, com. pers.20 abr 1998 Depto. Marcos Juárez (Córdoba) 2 pichones ver–oto este estudio20 abr 1998 Depto. Marcos Juárez (Córdoba) 2 pichones ver–oto este estudio8 ago 1998 Esperanza (Santa Fe) 1 pichón oto–inv este estudio16 jun 1999 Esperanza (Santa Fe) 1 pichón oto–inv este estudio13–16 mar 2000 Rincón Potrero (Santa Fe) 5 huevos ver–oto este estudio

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2001 NIDO, HUEVO Y PICHÓN DE NEOXOLMIS SALINARUM 47

DESCRIPCIÓN DEL NIDO, HUEVO Y PICHÓN DE LA MONJITASALINERA (NEOXOLMIS SALINARUM)

VÍCTOR COBOS 1 Y RODOLFO MIATELLO 2

1 Ciudad de Tampa 2853, 5009 Villa Cabrera, Córdoba, Argentina2 Dirección de Áreas Naturales, Avda. Del Dante y La Coruña, 5000 Córdoba, Córdoba, Argentina

RESUMEN.— Hasta el momento no existen registros sobre la nidificación de la Monjita Salinera(Neoxolmis salinarum). Se aportan datos sobre el nido, huevo y pichón, como así también otroscomentarios sobre su biología reproductiva. El nido tiene forma de taza abierta, está hecho deramitas, con el interior de raicillas y algunas plumas. Sus dimensiones son: 13 cm de diámetro,8 cm de ancho, 5 cm de profundidad y 5 cm de diámetro interno. El huevo es de color cremasalmón con motas pardas y otras pocas pardas oscuras de distinto tamaño, distribuidas escasa-mente por todo el huevo, con mayor concentración en el polo mayor. El pichón está cubierto deplumón gris perla. Su pico es de color amarillento, con la comisura blancuzca y el interior anaran-jado; las patas son de color rosado.PALABRAS CLAVE: huevos, Monjita Salinera, Neoxolmis salinarum, nido, pichón.

ABSTRACT. DESCRIPTION OF THE NEST, EGG, AND CHICK OF THE SALINAS MONJITA (NEOXOLMIS

SALINARUM).— There weren’t any records about nesting of the Salinas Monjita, Neoxolmis salinarum,until now. We present notes about nest, eggs and chicks, and other information about its repro-ductive biology. The nest is an open cup, the exterior made of twigs and the inside of roots andsome feathers, with 13 cm in diameter, 8 cm tall, 5 cm deep and 5 cm interior diameter. The egg issalmon cream with brownish black spots of different sizes and rather less distributed on its sur-face, but concentrated on the bigger pole. The chick is covered by grey down. Chick’s beak isyellowish, with white join and orange inside; its legs are rosy.KEY WORDS: chick, eggs, Neoxolmis salinarum, nest, Salinas Monjita.

Recibido 20 agosto 1998, aceptado 13 julio 2001

Hornero 16(1):47–48, 2001

La Monjita Salinera (Neoxolmis salinarum) fuedescripta en un principio como subespecie dela Monjita Castaña, Neoxolmis rubetra (Nores eYzurieta 1979), pero con posterioridad fue con-siderada por varios autores como especie vá-lida (Olrog 1984, Narosky e Yzurieta 1987). Lanueva especie es señalada como habitante deestepas halófilas de las Salinas Grandes y delas Salinas de Ambargasta en las provincias deCórdoba, Catamarca, Santiago del Estero y LaRioja (Nores e Yzurieta 1981).

Según la bibliografía consultada, no existendatos sobre la nidificación de esta especie perosí algunos comentarios referidos a la deNeoxolmis rubetra. Vuilleumier (1994) describepor primera vez un nido con pichones deNeoxolmis rubetra, hallado en la provincia deRío Negro. Narosky y Salvador (1998) no des-criben el nido de la Monjita Salinera.

El 22 de diciembre de 1986 fue localizado unnido con un huevo y un pichón en el Refugiode Vida Silvestre Monte de las Barrancas, enlas Salinas Grandes, departamento Ischilín,

provincia de Córdoba (30°11'S, 64°54'O). Elnido estaba en una estepa salina semienchar-cada con presencia de tres especies de jumes(Ragonese 1951), ubicado en una mata com-puesta de jumecillo (Heterostachys ritteriana) yjume colorado (Allenrolfea patagonica). En esteúltimo se encontraba el nido, en la mitad delarbusto, semiescondido a unos 40 cm del sue-lo, cubriéndolo la planta unos 60 cm a modode techo. El nido presentaba forma de taza,estaba construido con ramitas secas dejumecillo con lecho de raicillas y unas pocasplumas, quedando en conjunto bastante ca-muflado. Las medidas del nido eran: 13 cm dediámetro externo, 8 cm de alto, 5 cm de pro-fundidad y 5 cm de diámetro interno. Se ob-servaron otros tres nidos, vacíos, los cualespresentaban las mismas características que eldescripto anteriormente y estaban ubicados a40–50 cm del suelo en jumes. Uno de estosnidos presentaba como revestimiento interiortallos de la gramínea yerba del guanaco(Monontochoe littoralis).

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48 COBOS Y MIATELLO Hornero 16(1)

El huevo era de color crema salmón, conmotas pardas y unas pocas pardo oscuras de1–3 mm, distribuidas escasamente por todo elhuevo, con mayor concentración en el polomayor y tornándose muy espaciadas hacia elpolo menor. Las medidas eran de 23.7 x 17.2 mm.El pichón estaba totalmente cubierto de plu-món de color gris perla, el pico era de coloramarillento con comisura blancuzca, el inte-rior del mismo anaranjado y las patas de co-lor rosáceo.

El nido de Neoxolmis rubetra hallado porVuilleumier (1994) estaba ubicado en el sueloy expuesto entre pastos, y no en arbustos comolos nidos aquí descriptos. Esta diferencia pue-de deberse a que en las zonas de cría observa-das en esta estepa salina no hay estratoherbáceo y el suelo expuesto se halla barroso,especialmente en primavera y en verano. Lasformas de los nidos de ambas especies son si-milares, al igual que las medidas. Los mate-riales son parecidos, exceptuando que el nidoencontrado de Neoxolmis rubetra presentabahierbas en su construcción y este material hasido utilizado en uno solo de los nidos obser-vados de Neoxolmis salinarum.

El inicio de la temporada de cría se producedespués de grandes lluvias, en octubre y no-viembre, aunque dependiendo de los añospuede empezar con los despliegues nupcia-les a partir de septiembre. En estos desplie-gues, un ejemplar adulto efectúa un vuelovertical desde un arbusto o desde el suelo, ele-vándose unos tres metros y descendiendo conun vuelo amariposado y con las patas colgan-do, repitiéndolo a intervalos regulares. En al-gunas ocasiones, al llegar al suelo corre conlas alas elevadas piando agudamente entrematas de jumes colorados. Durante variosaños se ha observado a la Monjita Salinera,principalmente en época de cría. En esa épo-ca, a pesar de moverse en bandadas de 7 a 25individuos, no nidifica masiva ni sincrónica-mente, ya que mientras se mantienen estasbandadas el número de individuos dispuestoa nidificar fue de tres parejas y, en otras cua-tro ocasiones, otras tres parejas más. Tambiénhan sido observados nidos en las orillas deestas estepas salinas, con matorrales decachiyuyos (Atriplex sp.), retortuño (Prosopisreptans), palo azul (Cyclolepis genistoides) yjumecillo (Hetterostachys ritteriana). El nido, decontextura fuerte, perdura varios meses sir-viendo como refugio y dormidero para los ju-

veniles, por lo cual presenta gran acumulaciónde excrementos. Los juveniles se mantienendos o tres meses en un territorio de 0.25–1 haalrededor del nido, desplazándose caminan-do y corriendo. Cuando comen insectos y co-rren para capturarlos, su comportamiento seasemeja al de chorlitos. Los padres alimentana los juveniles fuera del nido durante los pri-meros meses, una o dos veces por día. Se haobservado en verano al Halcón Peregrino(Falco peregrinus) y en invierno al Halcón Plo-mizo (Falco femoralis) depredando sobre estaespecie. Ante situaciones de peligro corren porla estepa barrosa, buscando refugio bajo lasmatas de jumes. Generalmente, la bandadavuelve al atardecer a la zona donde algunosadultos nidificaron. Hacia mediados de oto-ño, los juveniles que han sobrevivido se unena estos grupos familiares y, entremezclados,son ya difíciles de reconocer; tienen los tonosmás pálidos y la cola algo más corta. Luego,comienzan a juntarse varios grupos, desplazán-dose hacia el norte de la provincia de Córdobay quedándose a veces todo el año en el extre-mo noroeste de la provincia, aunque general-mente la abandonan en invierno. El mayornúmero observado en las bandadas otoñalesfue de 65 individuos, en mayo de 2000.

AGRADECIMIENTOS

Se agradece el préstamo de material bibliográfi-co a Jorge Baldo, Manuel Nores y Sergio Salvador.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

NAROSKY T Y SALVADOR S (1998) Nidificación de las avesargentinas (Tyrannidae). Asociación Ornitológica delPlata, Buenos Aires

NAROSKY T E YZURIETA D (1987) Guía para la identifica-ción de las aves de Argentina y Uruguay. AsociaciónOrnitológica del Plata, Buenos Aires

NORES M E YZURIETA D (1979) Una nueva especie y dosnuevas subespecies de aves (Passeriformes). AcademiaNacional de Ciencias de Córdoba, Miscelánea 61:4–8

NORES M E YZURIETA D (1981) Nuevas localidades paraaves argentinas. Historia Natural 2:101–104

OLROG CC (1984) Las aves argentinas. Una nueva guíade campo. Administración de Parques Nacionales,Buenos Aires

RAGONESE AE (1951) La vegetación de la RepúblicaArgentina. Estudio fitosociológico de las SalinasGrandes. Revista de Investigaciones Agrícolas 5:1–234

VUILLEUMIER F (1994) Nesting, behavior, distribution,and speciation of Patagonian and Andean groundtyrants (Myotheretes, Xolmis, Neoxolmis, Agriornis,and Muscisaxicola). Ornitología Neotropical 5:1–55

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2001 TODIROSTRUM CINEREUM EN ARGENTINA 49

TODIROSTRUM CINEREUM (TYRANNIDAE), UNA NUEVAESPECIE PARA LA AVIFAUNA ARGENTINA

ANDRÉS BOSSO

Aves Argentinas, 25 de mayo 749 2º 6, 1002 Buenos Aires, Argentina. [email protected]

RESUMEN.— La Mosqueta Pico Pala, Todirostrum cinereum, fue observada en dos oportunidades(11 de febrero de 2000 y 21 de marzo de 2001) en Puerto Iguazú, en el noroeste de la provincia deMisiones, Argentina. Se trata del primer registro en Argentina, el cual extiende ligeramente ladistribución geográfica conocida de la especie.Palabras clave: Argentina, Mosqueta Pico Pala, primer registro, Todirostrum cinereum.

ABSTRACT. THE COMMON TODY-FLYCATCHER TODIROSTRUM CINEREUM, A NEW SPECIES FOR THE ARGEN-TINE AVIFAUNA.— A Common Toddy-Flycatcher Todirostrum cinereum was seen twice at PuertoIguazú, in the north-west of Misiones Province, Argentina, on 11 February 2001 and 21 March2001. This is the first record of the species in Argentina, and it slightly extends its known geo-graphical distribution.Key words: Argentina, Common Tody-Flycatcher, first record, Todirostrum cinereum.

Recibido 19 abril 2001, aceptado 15 septiembre 2001

Hornero 16(1):49–50, 2001

El 11 de febrero de 2001 pude observar unindividuo solitario de Todirostrum cinereum(Tyrannidae: Elaeninae) que, aunque citadopara sitios próximos a los límites de nuestropaís, aún no había sido observado en la Ar-gentina. El registro se produjo en RanchoAriraí. Es un lote pequeño, a orillas del ríoParaná (frente a la República del Paraguay),ubicado 300 m al sur de la desembocadura delrío Iguazú en el Paraná. Se encuentra en el eji-do urbano de la ciudad de Puerto Iguazú(25°35'S, 54°35'O), en el barrio Ribera delParaná, departamento Iguazú, noroeste de laprovincia de Misiones. Presenta vegetaciónsecundaria, con renovales de Cecropia pachysta-chya, Cedrela fissilis, Parapiptadenia rigida, Tremamicrantha, Ruprechtia laxiflora, Syagrus romanzo-ffianum y algunas exóticas como el chivato.

A las 10:00 h apareció en un arbusto, a me-dia altura, un individuo de Todirostrumcinereum. Era llamativo su ojo amarillo cremaque contrastaba en su cabeza oscura, con lafrente negra y la nuca gris pizarra. El dorsopasaba a oliva, entremezclado con plumas gri-ses, y las supracaudales eran verde oliva. Lacola era negra y, al moverla, mostraba rebordesblanco cremoso. Todas las remeras estaban ri-beteadas de amarillo. El pico era bastante cha-

to, lo que le daba un aspecto grotesco. Al gi-rarlo dejaba ver una guía o quilla central biennotable. Este pico, algo largo y negro, le otor-gaba una apariencia más estilizada con rela-ción a otras especies emparentadas de losgéneros Todirostrum y Hemitriccus presentes enla región.

El ave fue observada desde una corta distan-cia (unos 4 m) con prismáticos 8 x 30, lo cual,sumado a una excelente luz ambiente, permi-tió detectar algunas plumitas amarillas sobrela base de la maxila, carácter no siempre per-ceptible a campo y que es asignado a lasubespecie Todirostrum cinereum coloreumRidgway 1906, que sería la presente en la zona.El aspecto del individuo observado, aunquepresentaba el dorso más oliva, se correspon-de mayormente con la ilustración que se in-cluye en Ridgely y Tudor (1994).

Durante el tiempo que duró la observación,el individuo no vocalizó. Andaba sobrerenovales, a media altura, bastante expuestoy curioso. Movía con insistencia la cabeza y,posado, mecía su cola oscura a ambos lados.También realizó vuelos cortos procurando in-sectos en las hojas. Al mismo tiempo, estabanpresentes en el predio Coereba flaveola yConirostrum speciosum.

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50 BOSSO Hornero 16(1)

El 5 de marzo de 2001, junto a GermánPugnali y Miguel Castelino, intentamos hacer“play-back” en el lugar de observación utili-zando voces de un individuo grabado en Bo-livia, pero no tuvimos éxito.

El 21 de marzo de 2001, a las 15:25 h, pudeobservar nuevamente, en el mismo sitio, a unindividuo solitario de Todirostrum cinereum(que podría haber sido el mismo de la obser-vación anterior). Apareció luego de una inten-sa lluvia en la copa de un ambay (Cecropiapachystachya), a unos 7 m de altura, volandoen tramos cortos y procurándose alimento.Fue una aparición repentina, que permitióconfirmar la identidad del ave. En esta opor-tunidad estaban también presentes Thraupissayaca, Turdus leucomelas y Parula pitiayumi.Tampoco vocalizó.

La distribución de esta especie es amplia.Abarca desde el sudeste de México, por Amé-rica Central y norte de América del Sur (pordistintos ambientes, desde bordes de selva ybosques hasta zonas antropizadas como jar-dines) hasta el cono sur, donde puede hallar-se en Bolivia, Brasil (Mato Grosso, Paraná) yParaguay, principalmente en áreas chaqueñas(Sick 1985, Ridgely y Tudor 1994, Hayes 1995).

La presencia de Todirostrum cinereum en nues-tro país aún no había sido indicada ni sugeri-da en obras precedentes sobre aves del conosur, de la Argentina, ni de Misiones (Naroskyy Yzurieta 1987, Canevari et al. 1991, Chebez1996, Saibene et al. 1996, de la Peña y Rumboll1998). Según registros para la cuenca del Pla-ta, su ingreso a nuestro país también podríadarse a través de la vía del río Paraguay, encuya subcuenca se concentra una importantecantidad de registros (J Contreras, com. pers.).Sin embargo, las localidades más próximas anuestro territorio son el Refugio Biológico deMbaracayú, Salto del Guayrá, Paraguay (Pérezy Colman 1995) y la Fazenda Giacomet-Marodin, Quedas do Iguaçu, Paraná, Brasil (FStraube, com. pers.); ambas localidades se en-cuentran a menos de 200 km de Puerto Iguazú,hacia el norte y el este, respectivamente. Laacelerada deforestación de la selva misioneraa escala regional podría estar permitiendo elingreso de especies transgresivas, comunes enbiomas algo más abiertos como el Chaco o elCerrado.

Como información adicional, en la coleccióndel Museo Argentino de Ciencias Naturales“Bernardino Rivadavia” pueden encontrarse

tres ejemplares, cuyos datos se incluyen a con-tinuación: (1) MACN 45373, hembra, Ea.Casilda, Pto. Casado, Paraguay, col. A Giai y JCranwell, 23 oct 1944; (2) MACN 45374, ma-cho, Ea. Casilda, Pto. Casado, Paraguay, col. AGiai y J Cranwell, 30 oct 1944; y (3) CE 009711(colección Félix de Azara), macho, Ea. Casca-bel, 30 km al sur de San Matías, Santa Cruz,Bolivia, col. JR Contreras, 5 sep 1994. El estu-dio de estos ejemplares permite apuntar al-gunos detalles más. Las plumitas amarillentasen la base de la maxila aparecen como un ca-rácter variable —era notable en las dos obser-vaciones de Iguazú— y algunos individuospresentan algunas plumitas blancas que sedestacan en la corona negra.

Se sugieren como nombres vulgares patrónpara la especie en la Argentina el de MosquetaPico Pala o el de Mosqueta Cucharona.

AGRADECIMIENTOS

A Fernando Straube, Luis Silveira, Rob Clay yJulio Contreras por compartir sus conocimientos;a Jorge Navas por su cortesía en el MACN; a dosrevisores anónimos por sus sugerencias; a SilvinaFabricatore, con quien observamos las aves denuestro ranchito misionero.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

CANEVARI M, CANEVARI P, CARRIZO GR, HARRIS G,RODRÍGUEZ MATA J Y STRANECK RJ (1991) Nueva guíade las aves argentinas. Fundación Acindar, BuenosAires

CHEBEZ JC (1996). Fauna Misionera, catálogo sistemáticoy zoogeográfico de los vertebrados de la provincia de Mi-siones (Argentina). L.O.L.A., Buenos Aires

HAYES F (1995) Status, distribution and biogeography ofthe birds of Paraguay. Monographs in Field Ornithol-ogy, American Birding Association, New York

NAROSKY T Y YZURIETA D (1987) Guía para la identifica-ción de las aves de la Argentina y Uruguay. AsociaciónOrnitológica del Plata, Buenos Aires

DE LA PEÑA M Y RUMBOLL M (1998) Birds of southernSouth America and Antarctica. Harper Collins Pub-lishers, Londres

PÉREZ VN Y COLMAN A (1995) Avifauna de las áreasprotegidas de Itaipú: 1. Aves del Refugio BiológicoMbaracayú; Salto del Guairá, Paraguay. Biota 4:1–24

RIDGELY RS Y TUDOR G (1994) The birds of South America.Volume 2. University of Texas Press, Austin

SAIBENE C, CASTELINO M, REY N, CALO J Y HERRERA J(1996) Inventario de las aves del Parque Nacional Iguazú.L.O.L.A., Buenos Aires

SICK H (1985) Ornitología Brasileira. Uma introducao.Volumen 2. Editorial Universitaria de Brasilia, Brasilia

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2001 LIBROS 51

GRIMMETT R, INSKIPP C E INSKIPP T (2000) Birds of Nepal.Princeton Field Guides. Princeton University Press,Princeton. 288 pp. ISBN 06-91070-48-2.

Apenas un año después de su obra princi-pal 1, que cubre todo el subcontinente indio,los mismos autores presentan una guía decampo sobre uno de los países incluidos enaquella. Ciertamente, no son los primeros tra-bajos que estos autores han realizado sobreNepal, dado que Tim y Carol Inskipp publica-ron un libro sobre distribución de aves en di-cho país 2 hace 16 años.

Este nuevo libro reemplaza, entonces, al deFlemming et al. 3, siendo estas las únicas guíasde campo escritas sobre este pequeño e impre-sionante reino de los Himalayas. Su tamaño ypeso, la calidad de sus láminas y el resumende textos frente a cada una, junto a una im-portante información adicional, hacen de éstauna buena guía de campo para el mejor desti-no de avistaje de aves de los Himalayas. Comosabrán aquellos que ya han tenido la experien-cia, o para que sepan los que tengan la inten-ción de hacerlo, visitar Nepal significa caminarlargas distancias por senderos laberínticos enterrenos generalmente muy inclinados, sien-do ésta la única manera de conocer su avifaunaincreíblemente variada. De allí la importanciade llevar una guía de campo liviana y cómo-da, objetivo que este libro de medio kilo y tapablanda cumple perfectamente.

La obra comienza con una detallada e inte-resante introducción que incorpora temas bá-sicos como topografía del ave, informacióngeográfica, secciones sobre hábitats y migra-ción, y un mapa con las ciudades y ríos princi-pales y los parques nacionales. Pero lo másinteresante es una inusual lista de sitios parala observación de aves, con descripción de las

rutas de “trekking” más conocidas, sushábitats, alturas sobre el nivel de mar y unalista de las aves que pueden encontrarse encada uno. También cuenta con un texto sobreconservación, en el que se explican las ame-nazas a hábitats específicos, y hasta notas so-bre la actitud religiosa hacia la naturaleza.Unas 13 páginas de introducción a cada fami-lia, escritas concisamente y acompañadas poruna ilustración en color representativa de cadauna, permiten al principiante obtener una rá-pida referencia a la avifauna o a las láminasmismas.

La parte principal del libro comprende 218páginas de texto con sus láminas correspon-dientes, cubriendo la totalidad de las 760 es-pecies que se encuentran regularmente enNepal. La secuencia taxonómica está basadaen Sibley y Monroe 4; así, los carpinteros si-guen inmediatamente a los patos, los macaesa las rapaces, etc. Esto significa que una bús-queda rápida de una especie puede tornarseuna tarea difícil si no se conoce su nombre, oque el usuario debe aprender este orden inu-sual. Esté el lector de acuerdo o no con la se-cuencia de Sibley y Monroe, lo notable es queno solo ha sido usada aquí, sino que otras guíasde Asia ya publicadas la han implementado.

El texto fue principalmente extraído y sinte-tizado del libro anterior 1. Incluye informaciónsobre identificación, estatus de residencia ymigración, rangos de altitud sobre nivel demar, comportamiento, hábitat y distribución.Abarca un promedio de cinco o seis líneas porespecie, aunque la información es mucho másdetallada cuando se trata de familias con cier-ta dificultad para su identificación, como es elcaso de las rapaces. Se dan descripciones devoces solo cuando se las considera de utilidad,aunque faltan en algunos grupos potencial-

AVES DE NEPAL

Hornero 16(1):51–52, 2001

Libros

Revisión de libros

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52 LIBROS Hornero 16(1)

mente confusos, como los “drogos”, “babblers”y “prinias”, para los cuales podrían ser de granayuda en el campo. Los textos concisos y pre-cisos, junto a las láminas, bastarían para laidentificación de todas las especies, de no serpor otros factores que se describen más ade-lante. Otras 71 especies accidentales son tra-tadas por separado en un apéndice, con unformato aún más resumido y sin ilustración.

Una de las principales desventajas del libroes la ausencia de mapas de distribución. Éstospodrían haber sido incluidos al final, e inclu-so haberse extraído del libro de Inskipp eInskipp 2, actualmente agotado. Una secciónmuy útil es la serie de tablas de identificaciónque cubren las especies más problemáticas delpaís y que resulta indispensable para el usua-rio en el campo.

La gran mayoría de las ilustraciones fue to-mada directamente del libro anterior 1, salvoalgunas figuras adicionales de subespeciesnepalesas. Las láminas fueron realizadas por12 dibujantes europeos e indios, la mayoría derenombre, quienes realizaron un trabajo decalidad excelente y uniforme. En mi opinión,es impresionante el nivel del trabajo artísticoy la precisión de las ilustraciones, pero no asíotros aspectos del diseño de las láminas. Lacompilación de figuras de las láminas del tra-bajo original debería haber implicado un ajus-te en las diferencias de escala; por el contrario,encontramos gigantescos macaes al lado decormoranes proporcionalmente pequeños, ogrullas del mismo tamaño que avutardas. Paraaquellos que conozcan estas familias, las dis-crepancias de tamaño no significarán un pro-blema, pero una línea divisoria entre losgrupos hubiera resultado de gran ayuda parael principiante.

Desafortunadamente, el problema de escalaes mucho más grave cuando se comparan es-pecies de la misma familia que fueron extraí-das de distintas láminas en el trabajo original.Por ejemplo, en la lámina 70 encontramos unapareja de Copsychus malabaricus que casi doblael tamaño de la contigua pareja de Copsychussalaris cuando, curiosamente, el texto afirmaque ésta última es un centímetro mayor quela primera. Este y otros serios errores de esca-

la no son responsabilidad de los artistas, pues-to que fueron los editores quienes no realiza-ron los ajustes necesarios. El dibujo de menortamaño en la lámina de los “bulbuls” deberíaser el segundo más grande si se tienen encuenta las medidas dadas en el texto, lo queme lleva a la pregunta de si éstas son realmen-te acertadas. Si nos remitimos a la introduc-ción del libro anterior 1, de donde fueronsacadas, encontramos que los autores han re-copilado las medidas de longitud total de otrostrabajos no especificados. Esto, entonces, dejaal lector con poca confianza en cuanto a lasmedidas de cualquier especie tratada, que jun-to a los errores de escala muestran una faltade cuidado tanto por parte de los editorescomo de los autores.

Su precio (de aproximadamente US$45) esalgo elevado para un libro de tapas blandasde este tamaño, lo que debe haber evitadonumerosas ventas al visitante común a Nepal.Sin embargo, para un observador de aves conla intención de viajar al país constituye unaherramienta esencial, ya que no hay nadacomparable. Personalmente, no dudaría enrecomendarlo. Para aquellos interesados enposeer una obra completa de referencia, el li-bro del subcontinente indio en conjunto 1 se-ría una mejor compra por US$30 más. Aunqueimposible de llevar al campo, posee unas 700páginas de texto sumamente detallado, mapasde distribución y las 153 láminas originalesreproducidas en un papel de calidad todavíasuperior y a una escala correcta.

1 GRIMMETT R, INSKIPP C E INSKIPP T (1999) A guide tothe birds of India, Pakistan, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka,and the Maldives. Princeton University Press,Princeton

2 INSKIPP C E INSKIPP T (1985) Guide to the birds of Nepal.Croom Helm, Beckenham

3 FLEMMING RL SR, FLEMMING RL JR Y BANGDEL LS (1984)Birds of Nepal. Third edition. Nature Himalayas,Kathmandu

4 SIBLEY CG Y MONROE BL JR (1990) Distribution andtaxonomy of birds of the world. Yale University Press,New Haven y London

MARK PEARMAN

San Blas 3985, 1407 Buenos Aires, Argentina

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2001 LIBROS 53

MOORE FR (ed) (2000) Stopover ecology of Nearctic–Neo-tropical landbird migrants: habitat relations and conser-vation implications. Studies in Avian Biology 20.Cooper Ornithological Society, Camarillo. 134 pp.Precio: $18 (rústica)

Cada año se produce un evento maravillo-so: millones de aves migran desde las áreas decría en las zonas templadas de los dos hemis-ferios hacia las zonas tropicales para “pasar elinvierno”. Este evento ha sido intensamenteestudiado en América del Norte, especialmen-te desde la década del ’70 cuando se encon-traron evidencias de declinación poblacionalen varias especies de aves migratorias. Los es-tudios para buscar las causas de la declinaciónse centraron en investigaciones ecológicas enlos puntos finales del viaje, las áreas de críaen el Neártico y de invernada en el Neotró-pico, dedicando poca atención a los aspectosecológicos durante los viajes migratorios deprimavera y otoño. Los nueve artículos del li-bro tienen como objetivo central aportar infor-mación sobre esta parte de la biología de lasaves migratorias, analizando la relación entrelas aves “en route” con los hábitats que vanencontrando y las implicancias de esa relaciónpara su conservación.

En el primer artículo, Simons et al. desarro-llan un modelo espacial a escala de paisaje enel norte del Golfo de México. El modelo inclu-ye las condiciones climáticas, los tipos dehábitat y el estado energético de las aves comolos factores que intervienen para determinarla calidad de los sitios de parada. El modelosirve para predecir los cambios en la calidadde esos sitios frente a futuras modificacionesdel paisaje debido al incremento de la pobla-ción humana en la región estudiada.

Petit, en el segundo artículo, revisa la biblio-grafía sobre uso de hábitat durante la migra-ción. El principal problema que enfrentan lasaves mientras están “en route” es la gran va-riedad de hábitats que van encontrando, mu-chos de ellos nuevos (lo cual puede incluir

nuevos tipos de alimento, competidores ydepredadores). Petit señala que las aves selec-cionan determinados tipos de hábitat, aunqueen general muestran más variabilidad que enlas zonas de cría. Además, el uso de hábitatpuede cambiar entre localidades y entre losviajes de primavera y otoño. Sin embargo, con-cluye que las estrategias de conservación de-sarrolladas para la zona de cría podríanemplearse durante los períodos migratorios yrecomienda que las áreas prioritarias para con-servar son los sitios adyacentes a barreras geo-gráficas (e.g., grandes cuerpos de agua,montañas, desiertos y zonas de gran actividadagropecuaria).

Moore y Aborn buscan comprender cómo losmigrantes deciden usar un hábitat cuandoarriban a un sitio de parada. Las aves migrandurante la noche y generalmente finalizan losvuelos al amanecer, por lo cual los autores con-sideran que las aves seleccionarían los hábitatsen forma jerárquica. Cuando los migrantesarriban a un sitio de parada seleccionan loshábitats por características generales (e.g.,cobertura vegetal) y luego, durante el día, semueven en función de rasgos más particula-res de cada hábitat. Usando radiotelemetría,encontraron que el uso de hábitat y el patrónde movimientos de Piranga rubra dependetambién del estado energético de los indivi-duos. Las aves que al arribar a un sitio de pa-rada se encontraban más delgadas fueron másactivas y visitaron más tipos de hábitats quelas aves con mayores reservas en grasa.

Woodney incorpora el efecto de la edad alanálisis de la relación aves–hábitat. Su revisiónmuestra que hay claras diferencias entre adul-tos y juveniles, y que la dominancia socialtiene efectos sobre la selección de las zonas dealimentación en el sitio de parada, lo cualpuede incrementar los riesgos de depredaciónpara los subordinados. Estos resultadossugieren que el alto costo de la migración esabsorbido por los individuos inexpertos, par-ticularmente las aves nacidas en la estación decría previa.

ECOLOGÍA DE LAS AVES MIGRADORAS “EN ROUTE”

Hornero 16(1):53–54, 2001

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54 LIBROS Hornero 16(1)

El artículo de Parrish muestra que las avesmigratorias presentan una notable plasticidaddietaria. Durante la época de cría son insectí-voras, mientras que cuando están migrandoson principalmente frugívoras. Parrish presen-ta datos observacionales y experimentales queindican que el cambio de la dieta modifica elcomportamiento de alimentación y el uso dehábitat. Además, el uso de frutos disminuyelos tiempos de búsqueda y manipulación delalimento y facilita el incremento en la acumu-lación de grasa para continuar la migración.Los descubrimientos de Parrish señalan unpunto fundamental para la conservación deestas aves. Las aves migratorias poseen carac-terísticas biológicas muy diferentes depen-diendo de la época del año y, por lo tanto, losesfuerzos de conservación deben integrar to-dos los aspectos del ciclo anual.

Los dos artículos que siguen son ejemplos deestudios sobre uso de hábitat en sitios de pa-rada en el Golfo de México y en la parte cen-tral de la cuenca del río Grande. El trabajo deBarrow et al. señala la importancia de los bos-ques costeros para las aves que deben atrave-sar el Golfo de México, sugiriendo medidaspara la restauración y rehabilitación de estoshábitats. El trabajo de Finch y Yong indica laimportancia de los ambientes riparios para lasaves que cruzan las zonas áridas y semiáridasdel norte de México y sur de los EEUU. Ellosregistraron en qué tipo de hábitat las avesrecargan más rápidamente sus depósitos degrasa para continuar el viaje, lo que les per-mite sugerir cuales son los hábitats ripariosprioritarios para su conservación.

El artículo de Mabey y Watts está relaciona-do directamente con las estrategias de conser-vación para estas aves. Dado que los migrantespasan por extensas zonas con muy diferentesusos durante períodos muy cortos, las estra-tegias de conservación localizadas en grandesáreas de tierras públicas o privadas (e.g., re-servas, parques nacionales) no son adecuadas.Ellos muestran la importancia de involucrar alas comunidades locales en los sitios de para-da, utilizando políticas y técnicas de manejono convencionales. Si bien el caso que presen-tan no se puede generalizar, sí constituye unexcelente ejemplo de integración de ciencia,política y participación ciudadana para lograrobjetivos de conservación.

El libro finaliza con un artículo de Hutto queresume la complejidad del proceso migrato-rio y que llama la atención sobre los proble-mas que deben tomarse en cuenta durante elperíodo migratorio y que son importantes parala conservación de estas aves. Hutto hace hin-capié en el poder de contar las historias sobrela migración para lograr el objetivo de conser-var a estas especies. Dice que la divulgaciónde la belleza y el drama que representa la mi-gración puede contribuir tangiblemente a de-sarrollar una ética conservacionista.

Ahora bien, ¿por qué un ornitólogo del surde América del Sur debería interesarse en leereste libro norteño? La respuesta es muy sim-ple: en esta parte del mundo también hay mi-llones de aves que migran hacia el trópicodurante el invierno austral. Se calcula queaproximadamente unas 230 especies estaríaninvolucradas en este proceso 1. Por ejemplo,Olrog 2 señala 42 especies de aves paseriformesque migran desde Argentina hacia el trópico,entre las cuales está incluida Elaenia strepera,para la cual se ha identificado el área de críaen el noroeste de Argentina y sur de Bolivia,el área de invernada en el norte de Venezue-la, y potencialmente una zona de tránsito porBolivia, Perú y Colombia 3. Evidentemente, esmuy poco lo que conocemos acerca de la bio-logía de nuestras aves migratorias. Interio-rizarnos sobre el proceso de migración esesencial para estimular el estudio de este fasci-nante fenómeno que nos brinda la naturale-za. Sinceramente, creo que este libro es unexcelente punto de partida.

1 CHESSER RT (1994) Migration in South America: anoverview of the austral system. Bird ConservationInternational 4:91-107

2 OLROG CC (1984) Las aves argentinas. Una nueva guíade campo. Administración de Parques Nacionales,Buenos Aires

3 MARANTZ CA Y REMSEN JV JR (1991) Seasonal distri-bution of the Slaty Elaenia, a little-known australmigrant of South America. Journal of Field Ornithol-ogy 62:162-172

VÍCTOR R. CUETO

Grupo de Ecología de Comunidades de Desierto(Ecodes), Depto. Cs. Biológicas, FCEyN, Univ. de

Buenos Aires. Piso 4, Pab. 2, Ciudad Universitaria,C1428EHA Buenos Aires, Argentina.

[email protected]

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2001 LIBROS 55

BROOKS DM Y STRAHL SD (2000) Curassows, guans andchachalacas. Status survey and conservation action planfor cracids 2000-2004. IUCN/SSC Cracid SpecialistGroup. IUCN, Gland y Cambridge. 182 pp. ISBN28-31705-11-8. Precio: $32 (rústica)

Los crácidos, conocidos comúnmente comopavas de monte, son una familia de aves exclu-sivas del Neotrópico, y es posiblemente la fa-milia de aves más importante y amenazada delcontinente americano. Su importancia se debea su papel como dispersores de semillas, comoindicadores biológicos del ambiente, como unafuente importante de proteínas para poblado-res rurales e indígenas y como elementos im-portantes para el ecoturismo. Por su parte, losproblemas de conservación se deben funda-mentalmente a que, al ser especies que habi-tan bosques primarios, están afectadas por ladesaparición de su hábitat, pero también a lacaza de subsistencia. De las 50 especies decrácidos conocidas, casi la mitad se encuen-tran bajo alguna categoría de amenaza.

En esta obra, la primera en su tipo, los auto-res realizan un compendio de la situación delos crácidos a lo largo de toda su distribución,que se extiende desde el sur de Texas, en losEstados Unidos, Trinidad y Tobago, hasta eldelta del Paraná en Argentina y Uruguay, conexcepción de Chile.

El libro está organizado en cinco capítulos.El primero hace referencia al plan de acción,sus objetivos y su importancia. Entre otrospuntos, también explica qué es el Grupo Es-pecialista de Crácidos (CSG, por las siglas eninglés: “Cracid Specialist Group”) y las accio-nes que este grupo realiza con relación a laconservación de los crácidos. Más adelante serefiere de manera específica a diferentes as-pectos relacionados a este grupo de aves, comosu historia natural, el papel que los crácidosdesempeñan en los ecosistemas, su importan-cia socioeconómica, entre otros. Los capítulosrestantes se refieren a temas relacionados conla conservación de estas aves, en especial delas especies en una situación más crítica, y se-

ñalan prioridades de conservación tanto na-cionales como regionales. En el quinto capítu-lo se aportan sugerencias para su conservacióny, además, se mencionan estrategias para lle-var a cabo en el corto y largo plazo.

Cada capítulo presenta una serie de tablasen las cuales, de manera sencilla y clara, sehace referencia a las diferentes categorías deconservación otorgadas por el CSG y porBirdLife International a cada especie ysubespecie. Cuenta también con mapas quehacen referencia a la distribución de especiesde rango restringido o que presentan seriosproblemas de conservación.

El libro contiene también ocho apéndices: elprimero es una lista de referencia taxonómica,el segundo y el tercero hacen referencia a lasespecies y subespecies endémicas y a las quese encuentran más comprometidas en térmi-nos de conservación, el cuarto es una lista deespecies registradas en cada país de América,el quinto es una lista de proyectos relaciona-dos con los crácidos, el sexto hace referencia alas políticas del CSG, el séptimo menciona alos miembros del CSG y, finalmente, el octavopresenta las categorías de la lista roja delIUCN.

De esta manera, se puede decir que este tra-bajo, a través de un lenguaje claro y conciso,muestra la situación actual de los crácidos ycuáles serían las estrategias a seguir en cadapaís de América en relación con la conserva-ción de las especies que alberguen, así comotambién las estrategias a seguir a escala regio-nal. Cuenta también con un detalle muy prác-tico y sumamente útil: el que la obra estétraducida al inglés, al español y al portugués,de manera tal que el acceso a su lectura y com-prensión no se restringe a un grupo reducidode personas sino, por el contrario, está al alcan-ce de todos aquellos que, de alguna u otramanera, están relacionados con la problemá-tica de conservación de estas aves o de susambientes.

A diferencia de otras publicaciones queinvolucran a los crácidos, como el “Handbook

ESTATUS Y CONSERVACIÓN DE CRÁCIDOS

Hornero 16(1):55–56, 2001

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56 LIBROS Hornero 16(1)

DEL HOYO J, ELLIOTT A Y SARGATAL J (1997) Handbook ofthe birds of the world. Volume 4. Sandgrouse to cuckoos.Lynx Edicions, Barcelona. 680 pp. ISBN 84-87334-21-0. Precio: • 145 (tapa dura)

Ya se ha elogiado de más a la serie del“Handbook of the birds of the world”, y conel volumen 4, los editores siguen afianzandola calidad y el contenido de la misma. Un no-torio crecimiento en estos aspectos ha marca-do a la serie que hace poco lanzó el volumen6. El número 4 es relativamente poco diversoen comparación con otros volúmenes, abar-cando solo cuatro órdenes y seis familias, peroesto se debe a que incluye grupos numerosos.Estos son las gangas (especies de agachonasdel viejo mundo; Pterocliformes), las palomas(Columbiformes), las cacatúas y loros (Psittaci-formes), y los turacos y cuclillos (Cuculifor-mes). Las palomas y los loros, en particular,cuentan con una buena representación enAmérica del Sur. Resulta insatisfactorio el tra-tamiento tan pasajero que se le dio a las tresespecies de Raphidae (el dodo y los solitarios),desde puntos de vista tan interesantes comola sistemática y evolución del grupo, o de sus

espectaculares extinciones en manos de colo-nos europeos.

Este volumen sigue el formato del resto dela serie, con una excelente introducción a cadafamilia, ilustrada con fotografías de diversasespecies que muestran aspectos particularesde la ecología de cada familia. Las fotos siguensiendo, como siempre, de excelente calidad, yaquí se destacan las fotos de los loros, inclu-yendo muy buen material de rarezas comoCyanopsitta spixii, Anodorhynchus leari oAmazona rhodocorytha. En el caso de los cucli-llos, es notoria la falta de material fotográficopara el Neotrópico, ya que no se ha incluidomaterial de ninguna especie de Neomorphus ysolo una foto de los seis cucos caribeños(Saurothera y Hyetornis). Los textos son siem-pre muy completos, destacándose la cobertu-ra de temas de sistemática y nidificación paralos cuclillos o de conservación para los loros.

A la introducción para cada familia le siguenlos textos para cada especie, acompañados deuna ilustración. En total suman 70 láminas deilustraciones. Como en volúmenes anteriores,la calidad de estas láminas varía ampliamen-te, siendo que esta vez trabajaron 18 artistas.

AVES DEL MUNDO

Hornero 16(1):56–57, 2001

of the birds of the world” 1, este libro no trataa cada especie en cuanto a hábitos o distribu-ción, sino que hace más énfasis en temas rela-cionados con su conservación y con los pasosa seguir en el futuro. Solo refiere de manerageneral todo lo que tiene que ver con la biolo-gía y la ecología de los diferentes integrantesde la familia, ya que no es ese el objetivo de laobra.

En pocas palabras, dado que estas aves sonimportantes por el papel que juegan en losecosistemas selváticos, no me cabe duda queesta obra va a ser de suma utilidad y que debe-ría estar presente en las bibliotecas de todosaquellos (biólogos, educadores y administra-dores de recursos naturales, entre otros) que

estén abocados a trabajos de investigación,administración y educación que involucren alos crácidos o a los ecosistemas donde habi-tan. La información suministrada es útil parala investigación científica, la elaboración deplanes de manejo, la creación de nuevas áreasprotegidas y la planificación de campañas edu-cativas y de difusión que involucren a estas aves.

1 DEL HOYO J, ELLIOTT A Y SARGATAL J (1994) Handbookof the birds of the world. Volume 2. New World vulturesto guineafowl. Lynx Edicions, Barcelona

EMILIO E. WHITE (H)Av. Pueyrredon 1885 Piso 11, 1119 Buenos Aires,

Argentina

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2001 LIBROS 57

En lo que hace a “nuestras” especies, las lá-minas tienen un nivel parejo, aunque paragrupos como las palomitas de géneroMetriopelia o las palomas monteras (Geotrygonspp.) éstas son algo pobres. La lámina deloritos del género Loriculus es particularmen-te mala. Las láminas más vistosas son sin du-das las de los guacamayos, junto con algunasde palomas asiáticas. Los textos para cadaespecie son, en general, una razonable com-pilación de información, y varían tambiéndesde muy completos a bastante magros.Aquí se nota la falta de información existentepara varios loros neotropicales.

Una particularidad de este volumen es la in-troducción de un prólogo temático, realizadopor algún especialista en el tema. El correspon-diente a este volumen se titula “Conceptos deespecie y límites de especie en ornitología”,escrito por el destacado ornitogeógrafo JürgenHaffer. El texto es muy completo y tiende aapoyar el concepto de especie biológica. Elautor usa tres grupos para ejemplificar los di-versos aspectos tratados en el texto: tucanes(Ramphastos spp.), bailarines (Pipra spp.) ymartín pescadores (Tanysiptera spp.); es porello que resulta de interés particular para aque-llos interesados en la avifauna regional. Esteprólogo es lectura obligada para cualquierainteresado en el tema, aunque no es un textode los más sencillos. Cabe destacar que en es-tas páginas se ha desaprovechado un terciodel espacio disponible, que hubiera sido me-jor usado agrandando el tamaño de letra oseparando más las líneas.

Siguiendo con los conceptos de especie, estevolumen no incluye grandes sobresaltos a ni-vel taxonómico o sistemático. Sin embargo re-sulta curioso que Pyrrhura pfrimeri continúesiendo tratada como subespecie de Pyrrhuraleucotis, y más llamativo aún resulta el trata-miento a nivel específico de Myiopsitta(monachus) luchsi, de los valles secos bolivia-nos, que si bien muy probablemente resulteun linaje separado de las formas de las llanu-ras, su situación taxonómica ha sido muy pocotratada en la literatura.

Este volumen resulta de particular interéspara cualquier ornitólogo u observador deaves con base en el nuevo mundo, por la can-tidad de especies locales incluidas en él. Si biensu precio no es barato, lo es en comparación ala gran mayoría de libros sobre aves que sonpublicados actualmente, como las monografíassobre familias (o inclusive géneros) o las guíasregionales. No dudo en recomendar este vo-lumen a cualquier persona con interés gene-ral en aves, así como sugerir que la serie enteravale (y mucho) su precio. Con cada nuevovolumen publicado (cada 18–24 meses) la edi-torial abre la posibilidad de completar la seriecon volúmenes anteriores, y a precios muyrazonables. Una vez terminado, el “handbook”se convertirá en la obra esencial sobre las avesa nivel global.

JUAN MAZAR BARNETT

Av. Forest 1531 1ºB, 1430 Buenos Aires, Argentina

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58 Hornero 16(1)

INFORMACIÓN GENERAL

El Hornero publica resultados originales deinvestigación sobre biología de aves. Los artí-culos pueden ser teóricos o empíricos, de cam-po o de laboratorio, de carácter metodológicoo de revisión de información o de ideas, refe-ridos a cualquiera de las áreas de la ornitología.La revista está orientada —aunque no restrin-gida— a las aves del Neotrópico. Se aceptantrabajos escritos en español o en inglés. Se en-tiende que los manuscritos enviados a El Hor-nero no han sido publicados y/o no estánsiendo considerados para su publicación enotras revistas.

Los manuscritos son enviados, al menos, ados revisores externos. Se invita a los autoresa sugerir nombres (y direcciones) de dos a cua-tro revisores potenciales de su manuscrito,aunque la decisión de enviarlo o no a dichaspersonas será exclusivamente del editor. Elproceso de arbitraje es confidencial, a menosque algún revisor prefiera lo contrario. Losmanuscritos que no se ajusten a las normasde preparación o que no coincidan con lospropósitos y orientación de El Hornero serándevueltos a los autores, sin pasar por el pro-ceso de arbitraje. El proceso editorial —entrela recepción original del manuscrito y la pri-mera decisión acerca de su publicación— esusualmente de tres meses.

El editor de El Hornero trabaja en coordina-ción con el editor de la revista asociada Nues-tras Aves, en la cual se publican observacionesde campo. De acuerdo a su contenido, losmanuscritos pueden ser transferidos de unapublicación a la otra, previa notificación alautor. Son de incumbencia de El Hornero lossiguientes tipos de información, observacio-nes y/o hallazgos: (1) artículos con revisionesextensivas (i.e., no locales) de la distribuciónde una especie o grupos de especies; (2) regis-tros nuevos o poco conocidos (i.e., que no exis-tan citas recientes) para la Argentina; y (3)registros nuevos de nidificación para la Argen-tina (i.e., primera descripción de nidos). EnNuestras Aves, en cambio, se publican: (1) re-gistros de aves poco conocidas (pero con citasrecientes) para la Argentina; (2) registros nue-vos o poco conocidos en el ámbito provincial;y (3) registros poco conocidos de nidificación.

El Hornero publica en la tapa de cada núme-ro una ilustración en color sobre aves que re-mite al contenido de algún artículo. Se invitaa los autores a enviar sus ilustraciones de bue-na calidad.

Las contribuciones pueden ser publicadas encuatro secciones: (1) artículos, trabajos de ex-tensión normal que forman el cuerpo princi-pal de la revista; (2) comunicaciones, trabajosde menor extensión, que generalmente ocu-pan hasta cuatro páginas impresas; (3) puntode vista, artículos sobre tópicos seleccionadosde interés ornitológico, generalmente escritospor autores invitados de quienes se esperanrevisiones o actualizaciones detalladas que re-sumen el estado actual del conocimiento so-bre un tema o bien un enfoque creativo oprovocativo en temas controvertidos; y (4) re-visiones de libros, evaluaciones críticas de li-bros y monografías recientes de interésgeneral para ornitólogos.

ENVÍO DEL MATERIAL

Los manuscritos pueden ser enviados enpapel o por correo electrónico. Se sugiere en-fáticamente la modalidad electrónica para ace-lerar el proceso editorial. En ese caso, losmanuscritos también serán evaluados por losrevisores por la modalidad electrónica, lo queacorta notablemente los tiempos de revisión.En ambos tipos de envío, acompañe el ma-nuscrito con una carta (o mensaje electróni-co) indicando en ella explícitamente que elmanuscrito se envía con el propósito de serpublicado en El Hornero, que es inédito y queno está siendo evaluado en otra revista. La ofi-cina editorial de El Hornero está ubicada en laUniversidad de Buenos Aires, Argentina. Todacomunicación relacionada con los manuscri-tos o con aspectos editoriales debe ser envia-da al editor: Javier Lopez de Casenave, Depto.Ciencias Biológicas, FCEyN, Universidad deBuenos Aires, Piso 4, Pab. 2, Ciudad Universi-taria, C1428EHA Buenos Aires, Argentina.Correo electrónico: [email protected]

Para envíos en papel, incluya tres copias detodo el material, incluyendo textos, tablas yfiguras. Si las figuras son fotografías, no es ne-cesario enviar los originales; es suficiente con

INSTRUCCIONES PARA AUTORES

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2001 59

fotocopias de buena calidad. Los originalesserán requeridos cuando el manuscrito seaaceptado. Es indispensable que adjunte la di-rección electrónica del autor con el cual semantendrá contacto durante el proceso edi-torial.

Los envíos por correo electrónico deben seren mensajes añadidos. El manuscrito debeestar en un archivo de procesador de texto deuso común (preferentemente MS Word). Di-cho archivo deberá estar en formato RTF (RichText Format, disponible en la opción “Guardarcomo” en la mayoría de los procesadores detexto). Utilice para los archivos nombres cor-tos y fácilmente identificables (e.g., el apelli-do del primer autor), sin acentos ni “ñ”. Lasfiguras y tablas deben ser armadas, insertadaso pegadas en el mismo documento (al final),cada una en una hoja diferente y junto a suepígrafe (véase detalles en “Tablas y figuras”,más abajo). Si el manuscrito se encuentra enmás de un archivo, indique en los nombres delos mismos la información necesaria para reco-nocerlos fácilmente.

PREPARACIÓN DEL MANUSCRITO

Los autores deben leer cuidadosamente estasinstrucciones antes de preparar su manuscritopara enviarlo a El Hornero. Prepare el manus-crito en papel de tamaño A4 (210 x 297 mm),o bien ajuste el documento electrónico a esetamaño. Deje al menos 25 mm en todos losmárgenes y use solo una cara de papel de bue-na calidad. El manuscrito entero debe estarescrito con espaciado doble entre líneas (in-cluyendo resumen, tablas, epígrafes y biblio-grafía). Use una tipografía común con serif(Courier New, Times New Roman o equiva-lente) y un tamaño de letra de 12 puntos. Nu-mere todas las páginas, incluyendo texto,tablas y figuras. No utilice encabezados ni piesde página. No use sangrías al comienzo de lospárrafos o títulos. Use alineación izquierda yno separe palabras mediante guiones al finalde las líneas. No use el retorno de carro (entero return) al final de cada línea dentro de unpárrafo. Use dos retornos de carro al final delos párrafos (i.e., debe quedar una línea vacíaentre párrafos). Inserte solo un espacio entrepalabras y después de los signos de puntua-ción. Si es posible, en cada página numere laslíneas en el margen para facilitar el trabajo delos revisores y del editor.

Prepare el manuscrito de la siguiente mane-ra: (1) carátula (página 1), (2) resumen en elidioma original del trabajo (pág. 2), (3) resu-men en el idioma alternativo (inglés o espa-ñol) (pág. 3), (4) texto, (5) bibliografía citada,(6) tablas, (7) epígrafes de las figuras, (8) figu-ras.

Carátula

Numere la carátula como primera página.Deberá contener (en ese orden): (1) título com-pleto del trabajo en el idioma original y en elalternativo (inglés o español), en tipografíanormal; mantenga el título lo más corto posi-ble; (2) nombre de los autores, (3) filiacióninstitucional y dirección postal de cada autoral momento en que el trabajo fue llevado acabo, identificando al autor con el cual se man-tendrá contacto durante el proceso editorial;(4) dirección de correo electrónico del autor alque los lectores podrán solicitar copias del tra-bajo una vez publicado; (5) dirección postalactual de cada autor si esta fuera diferente a laconsignada en (3); (6) título breve, de hasta 50caracteres incluyendo espacios.

Resumen y abstract

El resumen en el idioma original del trabajodebe numerarse como segunda página, y elresumen en el idioma alternativo como terce-ra. El resumen debe ser conciso e informativomás que descriptivo, y debe entenderse sinnecesidad de referirse al texto del trabajo. Re-cuerde que el resumen es usualmente lo úni-co que leerán muchos de sus lectores y, por lotanto, debe ser preparado con cuidado y de-dicación. Incluya el propósito del estudio, losresultados más importantes y las conclusionesprincipales. El resumen debe estar escrito enun único párrafo de menos de 250 palabras(en artículos) o de 100 (en comunicaciones).No incluya información estadística ni referen-cias bibliográficas en el resumen. El resumenen el idioma alternativo debe ser la traducciónfiel del resumen en el idioma original del tra-bajo. Incluya entre cuatro y ocho palabras cla-ve (y sus correspondientes key words en inglés)a continuación del resumen correspondiente,en orden alfabético. Elija con cuidado las pa-labras clave; tenga en cuenta que una buenaelección facilitará que un lector potencial desu artículo lo encuentre en el índice de la re-vista.

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60 Hornero 16(1)

Texto — generalidades

Comience el texto en la página 4. Escriba conprecisión, claridad y economía. Trate de usarla voz activa y la primera persona. En la pri-mera mención a una especie (tanto en el resu-men como en el texto), use los nombrescientíficos completos incluso cuando ya esténen el título. Los nombres genéricos pueden serabreviados a una letra de ahí en adelante (o ados letras si fuera necesario), siempre que nose preste a confusión. No incluya identifica-ción subespecífica a menos que sea pertinen-te y que haya sido determinada críticamente.La nomenclatura científica debe seguir la uti-lizada en los volúmenes de Handbook of the birdsof the world (DEL HOYO, ELLIOTT Y SARGATAL;Lynx Edicions, Barcelona) y, para las familiasno cubiertas aún en esos libros, la de Guía parala identificación de las aves de Argentina y Uru-guay (NAROSKY E YZURIETA; Asociación Ornito-lógica del Plata, Buenos Aires). De utilizar otranomenclatura, debe justificarla en el texto ycitar la autoridad correspondiente. Para losnombres comunes de aves argentinas utiliceLista patrón de los nombres comunes de las avesargentinas (NAVAS ET AL.; Asociación Ornitoló-gica del Plata, Buenos Aires). Nótese que losnombres comunes de las aves van en ma-yúsculas (e.g., Mosqueta Ojo Dorado), pero nolas menciones generales (e.g., “la mosquetacantaba”).

Use palabras en itálicas (y nunca subrayadas)exclusivamente para los nombres científicos,para referirse a otras secciones del trabajo (e.g.,“véase Métodos” o “se muestra en Resultados”)y para los siguientes términos latinos: in vivo,in vitro, in utero, in situ, ad libitum, a priori y aposteriori. Las expresiones “e.g.,” (por ejemplo),“i.e.,” (esto es) y “et al.” (y colaboradores) de-ben ser utilizadas sin itálicas. No utilice negri-tas.

Use “.” (punto) como símbolo decimal. Se-pare los números en miles utilizando un es-pacio cuando el número sea mayor a 9999. Useun cero inicial (a la izquierda) para todos losnúmeros menores a 1, incluyendo los valoresde probabilidad (e.g., P < 0.001). Los núme-ros del cero al nueve deben ser escritos en le-tras, excepto cuando acompañan a unidadesde medida, de tiempo o porcentajes (e.g., doszorzales, 12 pingüinos, 4 g, 5 días, 3.5%). Si losnúmeros están en una serie con al menos unnúmero igual o mayor a 10, entonces escriba

todos con números (e.g., 6 machos y 13 hem-bras). Al comienzo de la oración escriba siem-pre el número en letras (e.g., “Treinta y dosgallaretas...”). Use el formato horario de 24 ho-ras, con “:” (dos puntos) como separador (e.g.,15:45 h). Use día, mes y año como formato defecha (e.g., 22 de junio de 1996). Recuerde quelos nombres de los meses van en minúsculasen español. Los nombres de los meses pue-den ser abreviados con sus tres primeras le-tras y con mayúsculas (e.g., May, Ago) entablas y figuras. Escriba los años en formacompleta (e.g., 1994–1999). Salvo raras excep-ciones, deben indicarse las coordenadas geo-gráficas de su área de estudio, siguiendo elsiguiente formato: 34°03'S, 67°54'O.

Defina todos los símbolos, abreviaturas yacrónimos la primera vez que son usados, perominimice su uso para no exigir al lector sumemorización y hacer más llevadera la lectu-ra del artículo. En el texto, cuando una solaunidad aparece como denominador, escríbalocomo cociente (e.g., g/m2); en el caso de dos omás unidades en el denominador, use expo-nentes negativos (e.g., g.m-2.h-1). Utilice el sis-tema métrico internacional (SI). Use “L” enlugar de “l” para litros. Use “h” para horas,“min” para minutos, “s” para segundos y noabrevie “día”. Abrevie “metros sobre el niveldel mar” como “msnm”. Las temperaturasdeben consignarse en grados centígrados (e.g.,46°C). Las expresiones matemáticas deben serrepresentadas cuidadosamente. Si puede, es-criba las fórmulas en su formato final (puedeusar el editor de ecuaciones incluido en Wordo en WordPerfect); en caso contrario, escríbalasde manera suficientemente entendible comopara que puedan ser alteradas al darles su di-seño final durante la compaginación (e.g., usesubrayado para la línea fraccionaria, con elnumerador y denominador escritos en líneasdiferentes).

Utilice las siguientes abreviaturas estadísti-cas en itálicas: n, x, y, x, P, r, R2, F, G, t, Z y U (y,en general, todos los símbolos de variables yconstantes). Los símbolos deben aparecer enitálica en las ilustraciones, para ser consisten-te con el texto. Utilice las siguientes abrevia-turas estadísticas y matemáticas en letrasnormales (sin itálicas): ln, e, exp, máx, mín, lím,DE, EE, CV, gl, ANOVA, ns, χ2 (y, en general,todas las letras griegas). Los nombres de laspruebas estadísticas usualmente van en ma-yúsculas.

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2001 61

Cada tabla y figura debe estar citada al me-nos una vez en el texto, y debe estar numera-da en función de su orden de aparición en elmismo. Use “Fig.”, “Figs.”, “Tabla” o “Tablas”al referenciarlas entre paréntesis (e.g., Fig. 2,Tablas 1 y 2), pero use las formas coloquiales“figura”, “figuras”, “tabla” o “tablas” en el tex-to principal (e.g., “en la figura 2”, “como lastablas 1 y 2”).

Cite la bibliografía en el texto sin usar comasentre autor y año cuando está entre parénte-sis, utilizando “y” entre dos autores, “et al.”cuando son más de dos (recuerde que “al.”siempre lleva punto), y comas entre citas di-ferentes del mismo o de distintos autores (e.g.,Wiens 1989, 1999, Wiens y Rotenberry 1991,Wiens et al. 1993). Las citas múltiples debenestar ordenadas cronológicamente (no alfabé-ticamente); cuando estén citados más de untrabajo del mismo autor, estos deben ir juntos(como en el ejemplo anterior). Use letras mi-núsculas para distinguir trabajos del mis-mo autor en el mismo año (e.g., Wiens yRotenberry 1980a, 1980b). La misma distincióndebe figurar en la Bibliografía Citada. Las re-ferencias a páginas específicas de un trabajodeben hacerse detallando los números luegodel año (e.g., Wiens 1983:400); la referencia enla bibliografía debe ser al trabajo completo. Nouse las expresiones “in litt.” y “op. cit.”, sino lasiguiente forma: (Holmes 1981, citado enWiens 1989); ambas citas deben aparecer enBibliografía Citada. Los manuscritos aceptadospara su publicación pero aún no publicadosdeben ser citados como “en prensa”, y el ma-terial no publicado como “datos no publica-dos”, “obs. pers.” (observación personal) o“com. pers.” (comunicación personal), en to-dos los casos indicando el nombre del respon-sable.

Texto — organización

Organice el texto en secciones con títulos in-ternos de hasta tres niveles jerárquicos. Escri-ba los títulos de nivel 1 (en mayúsculas) y losde nivel 2 (en minúsculas) en líneas separa-das del resto del texto. Los títulos de nivel 3van en itálicas en el mismo párrafo que el tex-to a continuación. Trate de hacer títulos lo su-ficientemente cortos como para que entren enuna columna (30 caracteres —incluyendo es-pacios— para los títulos de nivel 1 y 40 carac-teres para los de nivel 2). Los títulos de nivel 1recomendados son (respetando el orden):

Métodos, Resultados, Discusión, Agradeci-mientos y Bibliografía Citada. Nótese que nohay título para la introducción. Las comuni-caciones pueden o no estar organizadas en sec-ciones con títulos internos.

La primera sección del texto (introducción),que no lleva título (véase arriba), debe incluirel propósito y la significación del estudio, ydebe enmarcar a éste en el estado actual delconocimiento del tema. Haga explícitos susobjetivos. Piense que incluir sus datos en uncuerpo teórico preexistente y/o en un esque-ma hipotético–deductivo harán más atractivosu trabajo.

Métodos.— Esta sección debe dar al lector lainformación suficiente como para que su in-vestigación pueda ser evaluada críticamente.El área de estudio puede ser descripta dentrode esta sección. Utilice la sección para descri-bir tanto los procedimientos de toma de datoscomo su análisis estadístico. En general, debeevitar desarrollar en el texto las característicasde la prueba estadística y la forma en que seprocede operacionalmente; es suficiente conexplicar las razones de su elección y proveerlas citas relevantes de la literatura.

Resultados.— Esta sección debe incluir sola-mente los resultados obtenidos, en función delos objetivos, preguntas o hipótesis avanzadasen la sección introductoria, y que serán trata-dos en la discusión. Nunca incluya en el textola misma información que se presenta en ta-blas o figuras. Sea explícito en cuanto a los ta-maños de muestra, así como también a losgrados de libertad, valores de los estadísticosy valores de probabilidad de los análisis esta-dísticos realizados. Indique claramente de quévariables está hablando. Siempre que sea po-sible, acompañe los valores promedio con suscorrespondientes medidas de dispersión (EEo DE).

Discusión.— Es útil comenzar esta sección conuna o dos oraciones breves que describan losprincipales resultados de su estudio. Después,la discusión debería desarrollar el significadoy la importancia de esos resultados, en espe-cial con relación a investigaciones previas. Ladiscusión debería seguir el esquema lógico delos objetivos, preguntas o hipótesis avanzadasen la sección introductoria y la presentaciónde esos resultados. En general, los resultadosy los análisis adicionales no deben presentar-se en esta sección; inclúyalos en la sección deresultados. Para elaborar su discusión, consi-

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dere utilizar una buena dosis de saludable es-cepticismo y de espíritu crítico.

Agradecimientos.— Deben ser breves y espe-cíficos, limitados a las contribuciones directasal manuscrito y a la investigación involucrada.Mencione solamente el nombre de las perso-nas a las que agradece; no incluya su afilia-ción institucional.

Bibliografía

Antes de enviar el manuscrito, revise cadacita en el texto y en su lista de bibliografía, paraasegurarse que coincidan exactamente (auto-res y fecha) y que cumplen con el formato re-querido. Cada artículo citado en el texto debeestar incluido en la sección Bibliografía Cita-da y viceversa. Verifique todas sus citas conlas fuentes originales, especialmente los títu-los de la publicación, números de volumen ypáginas, y año de publicación. En la lista debibliografía, escriba los apellidos completos detodos los autores.

Las citas deben estar ordenadas alfabé-ticamente. En caso de apellidos complejos y/oen otro idioma, usualmente la mayúscula in-dica el orden alfabético correcto (e.g., A DI

GIACOMO en la “D”, pero M DE LA PEÑA en la“P”). Cuando haya referencias con los mismosautores, deberán ser ordenadas cronológica-mente. Si hay más de una referencia con unoo más autores iguales, deben ser ordenadasen el orden alfabético dado por los autoressubsecuentes, y luego cronológicamente.

Las citas de artículos deben seguir el siguien-te formato:TREJO A, OJEDA V Y SYMPSON L (2001) First nest records

of the White-throated Hawk (Buteo albigula) in Ar-gentina. Journal of Raptor Research 35:169–170

MEZQUIDA ET Y MARONE L (2000) Breeding biology ofGray-crowned Tyrannulet in the Monte Desert,Argentina. Condor 102:205–210

DUNNING JB JR (1990) Meeting the assumptions offoraging models: an example using tests of avianpatch choice. Studies in Avian Biology 13:462–470

Las citas de libros, capítulos, actas, tesis (y otromaterial) deben seguir el siguiente formato:NIEMI G, HANOWSKI J, HELLE P, HOWE R, MÖNKKÖNEN

M, VENIER L Y WELSH D (1998) Ecological sustain-ability of birds in boreal forests. Conservation Ecology2(2):17 (URL: http://www.consecol.org/Journal/vol2/iss2/art17/)

BOSQUE CA (1984) Structure and diversity of arid zonebird communities in Venezuela. PhD dissertation, Uni-versity of Washington, Seattle

BURGER J Y GOCHFELD M (1996) Family Laridae (gulls).Pp. 572–623 en: DEL HOYO J, ELLIOTT A Y SARGATAL J(eds) Handbook of the Birds of the World. Volume 3. LynxEdicions, Barcelona

CUETO VR (1996) Relación entre los ensambles de aves yla estructura de la vegetación. Un análisis a tres escalasespaciales. Tesis doctoral, Universidad de BuenosAires, Buenos Aires

DE LA PEÑA MR (1994) Guía de aves argentinas. Tomo 3.Segunda edición. L.O.L.A., Buenos Aires

RIDGELY RS Y TUDOR G (1994) The birds of South America.Volume 2. University of Texas Press, Austin

WIENS JA Y ROTENBERRY JT (1980a) Bird communitystructure in cold shrub deserts: competition orchaos? Pp. 1063–1070 en: NOHRING R (ed) Actis XVIICongressus Internationalis Ornithologici. DeutscheOrnithologen-Gesellschaft, Berlín

Escriba los nombres de los autores en versales(nunca en mayúsculas) y sin punto en las ini-ciales, que deberán ir siempre después delapellido. Utilice “y” (o “and” si su manuscritoestá escrito en inglés) antes del último autor,independientemente del idioma del artículocitado. El año de publicación va entre parén-tesis. Para trabajos en trámite de publicación,use “en prensa” para reemplazar la fecha yconsidérela la publicación más reciente parael orden cronológico, indicando el nombre dela revista. Siempre cite el título completo de larevista, en itálicas. Cite los artículos en revis-tas editadas (e.g., Current Ornithology, Studiesin Avian Biology) como revistas y no como ca-pítulos (véase ejemplo arriba). Incluya el nú-mero de volumen pero no el del númeroparticular en que apareció el artículo. Las ci-tas no deben llevar punto final.

No incluya en la Bibliografía resúmenes,material no publicado o informes que no seanampliamente difundidos y fácilmente accesi-bles.

Cite el título completo de los libros, en itálicasy con minúsculas. Siempre incluya el nombredel publicador y la ciudad donde fue publica-do, ambos en tipografía normal, separados porcomas y sin punto final. No incluya el núme-ro total de páginas.

Utilice “en” (o “in” si su manuscrito está es-crito en inglés) luego de las páginas en capí-tulos de libros, independientemente delidioma del capítulo citado. Los nombres de loseditores del libro deben estar citados en elmismo formato que los autores de artículos.En las tesis, el título debe ir en itálicas y conminúsculas. Incluya el nombre de la universi-dad y de la ciudad, ambos en tipografía nor-

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mal, separados por comas y sin punto final.No incluya el número total de páginas.

Tablas y figuras

Las tablas y las figuras deben entenderse sinnecesidad de la lectura del texto del trabajo.No incluya en ellas información que no se dis-cuta en el manuscrito. No repita la misma in-formación en tablas y figuras; si ambas fueranigualmente claras es preferible una figura.Verifique que los números (siempre arábigos)coincidan con su referencia en el texto. Losepígrafes de tablas y de figuras deben ser ex-haustivos; siempre incluya información dellugar donde se obtuvieron los datos o a quétaxa se refieren. El estilo de todos los epígra-fes del trabajo debe ser similar.

Cada tabla debe comenzar en una nuevapágina, numerada, a continuación de su epí-grafe. Las tablas, como el resto del manuscritoy los epígrafes, deben estar escritas a dobleespacio. Deben ser lo más simples posibles. Nouse un número excesivo de dígitos decimales;éste debería estar de acuerdo a la precisión dela medida. Trate de no subdividir las tablas endos o más partes. No use líneas verticales ytrate de minimizar el uso de las horizontalesdentro de la tabla. Incluya líneas horizontalesarriba y debajo de los títulos de las columnas,así como al final de la tabla. Puede usar comoguía las tablas publicadas en la revista. Las ta-blas deben ser preparadas en formato de ta-bla en el procesador de texto. Si esto no fueraposible, separe cada campo o dato con tabula-ciones (y nunca con espacios). Su armado parael ancho de una columna (70 mm) es preferi-ble al de ancho de página (145 mm).

Cada figura debe ocupar una página separa-da, numerada, a continuación de una páginaque contenga todos los epígrafes (titulada“Epígrafes de figuras”). Las figuras no debenestar dentro de cajas; trate de minimizar elnúmero de líneas (e.g., evitar las líneas supe-rior y derecha en un gráfico x–y común). Nocoloque títulos en los gráficos. Las claves desímbolos u otras explicaciones deben incluir-se textualmente en el epígrafe (i.e., no incluyalos símbolos mismos en el epígrafe, solo sureferencia), excepto cuando sea difícil descri-birlos. No envíe figuras en colores. Use barrasy símbolos negros, blancos (abiertos) y raya-dos gruesos. Trate de evitar los tonos de gris,o úselos lo más distintos posible (solo 50%, o25%, 50% y 75%). El uso de tonos y sombras,

en particular dentro de cajas, presenta gran-des dificultades para su armado e impresión.Los símbolos preferidos son círculos, cuadra-dos y triángulos negros o blancos (abiertos).Los símbolos usados en un gráfico deben te-ner aproximadamente un tamaño final de1.5 mm. La nomenclatura, abreviaturas, sím-bolos y unidades usados en una figura debencoincidir con aquellos usados en el texto (in-cluyendo el uso de itálicas). Todas las figurasdeben ser del mismo estilo. No use gráficostridimensionales. En los mapas, incluya elNorte, la escala gráfica y las coordenadas geo-gráficas. Su armado para el ancho de una co-lumna (70 mm) es preferible al de ancho depágina (145 mm). Las figuras pueden ser en-viadas en tamaño más grande, pero deben serdiseñadas en su tamaño final, con tamaño deletra de 8 puntos para los ejes, en tipografíaArial con mayúsculas (y minúsculas para lasunidades). Evite usar muchos valores al dise-ñar los ejes.

Para envíos en papel, no es necesario incluiruna versión en calidad final. No olvide seña-lar, en lápiz, el número de figura en cada pá-gina.

Para envíos electrónicos, de ser posible, in-cluya las figuras en su archivo de procesadorde textos, pegándolas o insertándolas cada unaen una hoja distinta (e.g., en Windows puedecopiar y pegar a través del Portapapeles) enformato WMF (“Windows Metafile”) o “Ima-gen”. Por ejemplo, en MS Word for Windowspuede (1) copiarlas en el programa original ypegarlas con el comando “Edición/Pegado es-pecial…” eligiendo “Imagen” como formato depegado, o (2) crear un archivo con la imagenen formato WMF, disponible como opcionesde “Exportar” o “Guardar como…” en la ma-yoría de los paquetes gráficos, e insertarla enel procesador de textos con el comando “In-sertar/Imagen/Desde Archivo…”. Como sedetalló más arriba, la imagen debe estar en sutamaño final (preferiblemente 70 mm). Asegú-rese que la imagen en el procesador de textosesté de acuerdo con lo que desea (e.g., tama-ño de letras y símbolos), ya que así se verá enla versión impresa; diseñarla en ese tamañoen el programa de origen facilita este proceso.Si la figura fue elaborada en Excel, Corel Draw,Statistica para Windows, Sigma Plot o KyPlot,además de la versión en el procesador de tex-tos, por favor envíe también los archivos ori-ginales de las figuras.

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Si por alguna razón no puede seguir algunode estos procedimientos, puede “pegar” lasfiguras o insertarlas en el archivo del proce-sador de texto como un archivo de mapa debits (el formato TIFF es el preferido; GIF, PCXo BMP también son aceptables) de 600 ppp,en escala de grises (8 bits) y con su tamaño fi-nal estimado (preferiblemente para el anchode una columna de 70 mm; pero nunca de másde 145 mm de ancho). Puede obtener el mapade bits desde la aplicación original (los paque-tes gráficos usualmente tienen esta opción deexportación) o “escaneando” una impresión debuena calidad de su figura. Envíe también elarchivo original por separado. Se prefiere elenvío de archivos TIFFs sin comprimir, perosi el archivo es grande puede enviar versio-nes comprimidas (LZW, ZIP, ARJ).

Para figuras que consistan de más de una parte(e.g., parte a, b y c), por favor provea las dife-rentes partes por separado (i.e., péguelas o in-sértelas separadamente en la misma página delprocesador de textos), ya que los componen-tes de la figura pueden requerir alguna modi-ficación de su disposición relativa. Cada figuradebería estar centrada en una página diferen-te y con su tamaño y orientación finales.

Si tiene dificultad en aplicar algunos de es-tos procedimientos, puede obtener ayuda y/oaclaraciones por correo electrónico del Editor.

Las fotografías solo deben incluirse si pro-veen información esencial para entender elartículo. Deben ser “claras” y con alto contras-te. Nómbrelas y numérelas como si fueran fi-guras. Para envíos electrónicos, deben serenviadas como archivos, “escaneadas” en es-cala de grises (8 bits) al menos a 300 ppp, pre-feriblemente para el ancho de una columna(70 mm). Guárdelas como archivos TIFF (.tif)o GIF (.gif), disponible como formatos de ex-portación en la mayoría de los paquetes gráfi-cos y de “escaneo”. Son preferibles los archivosTIFFs sin comprimir, pero si el archivo es gran-de puede enviar versiones comprimidas (LZW,ZIP, ARJ).

PROCESO EDITORIAL

Luego de la primera revisión, el manuscritoserá devuelto al autor responsable para quese incorporen las modificaciones solicitadas.La versión corregida del manuscrito debe serenviada al editor en un lapso no mayor a

30 días. Es conveniente que esta versión co-rregida sea enviada directamente por la mo-dalidad electrónica (véanse más arriba lasespecificaciones). Si no fuera posible, debeacompañar la versión en papel con un discode 3.5 pulgadas que contenga los archivos delmanuscrito. Los manuscritos aceptados siem-pre se publican directamente desde un archi-vo de procesador de texto. Acompañe elmanuscrito corregido con un mensaje expli-cando cómo y dónde se incorporaron las su-gerencias de los revisores en la nueva versión.La versión corregida será evaluada por el edi-tor, quien realizará una corrección final deltexto para cumplir con estándares científicos,técnicos, de estilo o gramaticales, y notificaráal autor responsable de la aceptación final deltrabajo.

Las pruebas de galera serán enviadas al au-tor responsable para su aprobación poco an-tes de la impresión de la revista, como unarchivo en formato PDF (“Adobe Acrobat portabledocument”). El archivo Acrobat mantiene la ti-pografía, el diseño de página y la informaciónde los gráficos e imágenes; puede ser enviadaelectrónicamente, revisado en pantalla e im-preso en la mayoría de los sistemas operativos.Para poder ver estos archivos necesita el lec-tor gratuito “Adobe Acrobat Reader”. Si el autorno lo tuviera disponible en su equipo, puede“descargarlo” e instalarlo gratuitamente desdela dirección http://www.adobe.com/products/acrobat/readermain.html. Las pruebas de ga-lera, que incluyen las correcciones finales deleditor, son revisadas antes de enviarse a losautores; sin embargo, es responsabilidad ex-clusiva de los autores revisar cuidadosamen-te posibles omisiones o errores en el texto,poniendo especial atención en las citas biblio-gráficas, fórmulas, resultados de pruebas esta-dísticas, datos en tablas y nombres científicos.Los cambios propuestos deben ser mínimos.Las correcciones a las pruebas de galera de-ben ser enviadas al editor por correo electró-nico en un plazo no mayor a siete días. De nollegar en ese tiempo, se procederá a la impre-sión del artículo en el mismo estado en que seencuentra en las pruebas de galera.

El Hornero enviará 10 separatas del trabajopublicado al autor responsable, sin cargo, unavez editada la revista.

See Instructions to authors in Hornero 16(2)