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 El músculo del cambio Alonso Mata Blanco Redactor 06:43 p.m. 11/03/2011 Cuando se piensa en combatir la discriminación hacia las mujeres las opciones más populares que surgen siempre tienen que ver con campañas de sensibilización, educación y promoción de derechos, se pretende, como estrategia, apelar a la conciencia, a los valores y a una resocialización o construcción de un nuevo concepto de género, más all á del impuesto y promovido desde el sistema patriarcal; aunque estas estrategias son correctas e indispensables para lograr el objetivo de disminuir desigualdades, deben tener un músculo lo suficientemente fuerte para que dicho cambio tenga mayor rapidez y efectividad. Tales efectos solo se l ograrán con políticas activas, medidas concretas y acciones vehementes en contra de las formas de maltrato que se registran en contra de ellas. Ese maltrato debe entenderse más allá de la v iolencia física (como en ocasiones se pretende reducir el fenómeno). No se trata tampoco de crear más leyes o políticas subsidiaras o asistencialistas, sino de ejecutar, poner en práctica y respetar las ya existentes y maximizarlas en beneficio del colectivo en cuestión. Reportajes de este periódico han evidenciado la vulnerabilidad que experimenta las mujeres, pese a que existen medios para, precisamente, evitar o disminuir esa vulnerabilidad. Por ejemplo, el trabajo del departamento de investigación, Los rostros del desamparo, sobre las enclenques pensiones alimentarias que pagan padres de billeteras gordas a sus hijos; el li mitado personal legal con el que cuenta el Instituto Nacional de las Mujeres para asesorar a agredidas o las denuncias de hostigamiento sexual en el Ministerio de Seguridad. Tres situaciones evitables, y por lo tanto injustas, que desembocan en desigualdad y exclusión. Leyes sin impacto. De nada sirve tener el marco normativo, el reglamento y el aparato legal, en este caso la Ley de Paternidad Responsable, la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres y la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y l a Docencia, si estos, en la práctica, no generan el impacto que deberían; es decir, se pierde la esencia de su objetivo, el espíritu de su creación. En esta semana, en la que celebramos otro 8 de marzo, otro Día Internacional de las Mujeres, la pregunta y cuestionamiento que debemos hacernos es ¿cómo lograr poner a trabajar ese músculo que ataca la discriminación de género con un golpe certero y que logra acelerar el cambio social por el cual tanto se trabaja? Ese músculo permite que se señalen responsables, se corrijan disparidades y se marquen precedentes. Se requiere más acción y no tanto discurso. Ahora bien, para lograr esto se necesita tumbar al sistema, el cual ha sido el que precisamente ha puesto las trabas para la no aplicación de las medidas activas, justo ahí es donde se debe concentrar la lucha: hay que derribar esas barreras. Las organizaciones de mujeres y hombres dedicadas a la disminución de la discriminación por género han hecho un trabajo sobresaliente en denuncias y propuestas, pero en ocasiones sus voces son ignoradas por los tomadore s de decisiones, quienes están en los puestos de mando y en la cúpula política. El tema debe ser una prioridad; de lo contrario, la equidad de oportun idades y la erradicación de la discriminación por género seguirá siendo un tema de discurso y no de práctica, y se continuará abordando con campañas de sensibilización y reflexión, lamentablemente insuficientes. Tomado de: La Nación: opinión http://www.nacion.com/2011- 0311/Opinion/Relac ionados/Opinion2710 826.aspx  

El Musculo Del Cambio

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Artículo de opinión

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  • El msculo del cambio

    Alonso Mata Blanco Redactor 06:43 p.m. 11/03/2011

    Cuando se piensa en combatir la discriminacin hacia las mujeres las opciones ms populares que surgen siempre tienen que ver con campaas de sensibilizacin, educacin y promocin de derechos, se pretende, como estrategia, apelar a la conciencia, a los valores y a una resocializacin o construccin de un nuevo concepto de gnero, ms all del impuesto y promovido desde el sistema patriarcal; aunque estas estrategias son correctas e indispensables para lograr el objetivo de disminuir desigualdades, deben tener un msculo lo suficientemente fuerte para que dicho cambio tenga mayor rapidez y efectividad.

    Tales efectos solo se lograrn con polticas activas, medidas concretas y acciones vehementes en contra de las formas de maltrato que se registran en contra de ellas. Ese maltrato debe entenderse ms all de la violencia fsica (como en ocasiones se pretende reducir el fenmeno).

    No se trata tampoco de crear ms leyes o polticas subsidiaras o asistencialistas, sino de ejecutar, poner en prctica y respetar las ya existentes y maximizarlas en beneficio del colectivo en cuestin.

    Reportajes de este peridico han evidenciado la vulnerabilidad que experimenta las mujeres, pese a que existen medios para, precisamente, evitar o disminuir esa vulnerabilidad. Por ejemplo, el trabajo del departamento de investigacin, Los rostros del desamparo, sobre las enclenques pensiones alimentarias que pagan padres de billeteras gordas a sus hijos; el limitado personal legal con el que cuenta el Instituto Nacional de las Mujeres para asesorar a agredidas o las denuncias de hostigamiento sexual en el Ministerio de Seguridad.

    Tres situaciones evitables, y por lo tanto injustas, que desembocan en desigualdad y exclusin.

    Leyes sin impacto. De nada sirve tener el marco normativo, el reglamento y el aparato legal, en este caso la Ley de Paternidad Responsable, la Ley de Penalizacin de la Violencia contra las Mujeres y la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, si estos, en la prctica, no generan el impacto que deberan; es decir, se pierde la esencia de su objetivo, el espritu de su creacin.

    En esta semana, en la que celebramos otro 8 de marzo, otro Da Internacional de las Mujeres, la pregunta y cuestionamiento que debemos hacernos es cmo lograr poner a trabajar ese msculo que ataca la discriminacin de gnero con un golpe certero y que logra acelerar el cambio social por el cual tanto se trabaja? Ese msculo permite que se sealen responsables, se corrijan disparidades y se marquen precedentes.

    Se requiere ms accin y no tanto discurso. Ahora bien, para lograr esto se necesita tumbar al sistema, el cual ha sido el que precisamente ha puesto las trabas para la no aplicacin de las medidas activas, justo ah es donde se debe concentrar la lucha: hay que derribar esas barreras.

    Las organizaciones de mujeres y hombres dedicadas a la disminucin de la discriminacin por gnero han hecho un trabajo sobresaliente en denuncias y propuestas, pero en ocasiones sus voces son ignoradas por los tomadores de decisiones, quienes estn en los puestos de mando y en la cpula poltica.

    El tema debe ser una prioridad; de lo contrario, la equidad de oportunidades y la erradicacin de la discriminacin por gnero seguir siendo un tema de discurso y no de prctica, y se continuar abordando con campaas de sensibilizacin y reflexin, lamentablemente insuficientes.

    Tomado de: La Nacin: opinin http://www.nacion.com/2011-0311/Opinion/Relacionados/Opinion2710826.aspx