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1 El Potencial de la Economía Social y Solidaria para la Innovación Social Transformadora: El Caso de Yomol A’tel Autoria: Manuela Rösing Agostini, Alberto Irezabal Vilaclara, Emilio Juan Travieso Agradecimentos ao IFRS – Instituto Federal de Educação, Ciência e Tecnologia do Rio Grande do Sul. Resumen En un contexto de crecientes desigualdades sociales, marcadas por un desequilibrio entre el norte y sur y con regiones viviendo en condiciones de pobreza extrema, este artículo se propone estudiar el potencial y los retos de la economía social y solidaria como una innovación social transformadora. A través de un método etnográfico con tres incursiones en campo en tres periodos diferentes, los autores investigan el caso de un grupo de empresas sociales en el sur de México. Las narrativas, diarios del campo, entrevistas y observación directa fueron las herramientas para encontrar los siguientes resultados: (a) como potencial, el dominio de la cadena de valor es una herramienta eficaz para el desarrollo económico, pero donde no es el único proceso para transformar la realidad, sino que es necesario de un proyecto más amplio, concediendo poder social para las comunidades vulnerables; (b) como retos, hay que evitar las mentalidades institucionalizadas, superar las adversidades políticas, así como sobreponerse a los obstáculos jurídicos de un sistema que no esta preparado para innovaciones sociales; (c) la economía social y solidaria puede ser una innovación social transformadora desde cuatro perspectivas: vocación para crecer; proponer un impacto político, cambiando las reglas del juego; promover un impacto cultural; y, finalmente, para organizar la esperanza. Palabras clave: Economía social y solidaria; Innovación social transformadora; Etnografía; Yomol A’tel. 1. Introducción Comprendemos que la innovación social es un campo teórico que se desenvuelve con fuerza desde diversas áreas de conocimiento en los últimos años. Desde Taylor (1970) la innovación social se describe como una nueva forma de organización social. Autores como Cloutier (2003), Rodrigues (2006), Mulgan et al (2007) y Moulaert et al. (2013) la reconocen como una solución para problemas sociales y como un proceso de cambio de las relaciones existentes, para transformar lo que esta establecido y proponer nuevos horizontes para la mejora de la calidad de vida de muchas comunidades que sufren diversos tipos de desigualdades. Como toda teoría, la evolución del concepto apunta a una nueva forma de investigar las innovaciones sociales, por ejemplo, por medio de la comprensión del cambio en las estructuras y las instituciones dominantes. En este sentido, un grupo de investigación europeo, llamado TRANSIT (Transformative Social Innovation Theory) propone el concepto de la innovación social transformadora, como "cambio en las relaciones sociales, que implica nuevas formas de hacer, de organizar, de delimitar y/o saber, que pone a prueba, altera y/o reemplazan a las instituciones/estructuras dominantes en un contexto social específico" (Haxeltine et al., 2015, p. 28). En esta línea, la comprensión del contexto social/político/cultural es fundamental para realizar un acercamiento multidimensional sobre las innovaciones y sus nuevas perspectivas en las comunidades. El proceso transformador se convierte en un ajuste irreversible,

El Potencial de la Economía Social y Solidaria para la ... · En un contexto de crecientes desigualdades sociales, marcadas por un desequilibrio entre el norte y sur y con regiones

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El Potencial de la Economía Social y Solidaria para la Innovación Social Transformadora: El Caso de Yomol A’tel

Autoria: Manuela Rösing Agostini, Alberto Irezabal Vilaclara, Emilio Juan Travieso

Agradecimentos ao IFRS – Instituto Federal de Educação, Ciência e Tecnologia do Rio Grande do Sul.

Resumen En un contexto de crecientes desigualdades sociales, marcadas por un desequilibrio entre el norte y sur y con regiones viviendo en condiciones de pobreza extrema, este artículo se propone estudiar el potencial y los retos de la economía social y solidaria como una innovación social transformadora. A través de un método etnográfico con tres incursiones en campo en tres periodos diferentes, los autores investigan el caso de un grupo de empresas sociales en el sur de México. Las narrativas, diarios del campo, entrevistas y observación directa fueron las herramientas para encontrar los siguientes resultados: (a) como potencial, el dominio de la cadena de valor es una herramienta eficaz para el desarrollo económico, pero donde no es el único proceso para transformar la realidad, sino que es necesario de un proyecto más amplio, concediendo poder social para las comunidades vulnerables; (b) como retos, hay que evitar las mentalidades institucionalizadas, superar las adversidades políticas, así como sobreponerse a los obstáculos jurídicos de un sistema que no esta preparado para innovaciones sociales; (c) la economía social y solidaria puede ser una innovación social transformadora desde cuatro perspectivas: vocación para crecer; proponer un impacto político, cambiando las reglas del juego; promover un impacto cultural; y, finalmente, para organizar la esperanza. Palabras clave: Economía social y solidaria; Innovación social transformadora; Etnografía; Yomol A’tel. 1. Introducción Comprendemos que la innovación social es un campo teórico que se desenvuelve con fuerza desde diversas áreas de conocimiento en los últimos años. Desde Taylor (1970) la innovación social se describe como una nueva forma de organización social. Autores como Cloutier (2003), Rodrigues (2006), Mulgan et al (2007) y Moulaert et al. (2013) la reconocen como una solución para problemas sociales y como un proceso de cambio de las relaciones existentes, para transformar lo que esta establecido y proponer nuevos horizontes para la mejora de la calidad de vida de muchas comunidades que sufren diversos tipos de desigualdades.

Como toda teoría, la evolución del concepto apunta a una nueva forma de investigar las innovaciones sociales, por ejemplo, por medio de la comprensión del cambio en las estructuras y las instituciones dominantes. En este sentido, un grupo de investigación europeo, llamado TRANSIT (Transformative Social Innovation Theory) propone el concepto de la innovación social transformadora, como "cambio en las relaciones sociales, que implica nuevas formas de hacer, de organizar, de delimitar y/o saber, que pone a prueba, altera y/o reemplazan a las instituciones/estructuras dominantes en un contexto social específico" (Haxeltine et al., 2015, p. 28).

En esta línea, la comprensión del contexto social/político/cultural es fundamental para realizar un acercamiento multidimensional sobre las innovaciones y sus nuevas perspectivas en las comunidades. El proceso transformador se convierte en un ajuste irreversible,

 

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persistente en los valores sociales, nuevas perspectivas y comportamientos de suficiente “anchura y profundidad” para alterar cualquier situación precedente (Avelino et al., 2014).

Como una forma de innovación social transformadora, Avelino et al. (2015) proponen una investigación sobre formas alternativas de “(nuevas) economías”. El termino “nuevas economías” describe un amplio conjunto de ideas que emergen de la crítica al pensamiento económico dominante y refleja visiones acerca de una alternativa potencial o emergente para teorías y practicas económicas complementarias.

Una de esas teorías complementares es la economía solidaria, que es concebida como una forma diferente de producción y consumo, con la participación de trabajadores y otros grupos excluidos del sistema económico convencional. Desde este marco estudiamos un grupo de empresa sociales en México que hace parte de la Red Comparte - red de centros sociales de la Compañía de Jesús que trabajan por un desarrollo alternativo en América Latina

- y que trabaja con los principios y valores de la Economía Social y Solidaria (ESS). Este grupo se llama Yomol A’tel y representa una transformación social y económica para comunidades indígenas tseltales de la etnia maya pertenecientes a la región de la selva norte del estado de Chiapas, México.

Con tres incursiones etnográficas en periodos diferentes, este estudio de caso tiene como objetivo comprender la Economía Social y Solidaria como una Innovación Social Transformadora, a través de la coordinación de la cadena de valor del café. De esta manera, nos proponemos responder la pregunta de investigación: ¿Cuál es el potencial y cuáles son los retos de una iniciativa innovadora de ESS que quiere lograr la transformación social?

En la primera sección, se distingue entre tres enfoques fundamentales que se le da a la innovación, evaluando las implicaciones de cada modelo de cara a los desafíos del mundo actual. Luego, profundizamos en la relación que puede existir entre el modelo más relevante de innovación y la economía social y solidaria. Finalmente, aterrizamos la discusión teórica en el estudio del caso de Yomol A’tel para concluir con los aportes teóricos y empíricos que se construyeron a partir de esta investigación. 2. Marco teórico 2.1 De la innovación hasta la innovación social La Red Comparte ha definido las características de “el desarrollo que buscamos” (Alboan, 2011). La persona y su dignidad deben estar en el centro. Las iniciativas se deben construir desde lo local, y generar capacidad de participación y decisión. Se apuesta por la construcción colectiva y la diversidad. Se busca la armonía con el medioambiente y la equidad de género. El “buen vivir”, y no la acumulación de capital, es el horizonte. Estos criterios nos servirán ahora de guía para evaluar los distintos modelos de innovación.

Hay mucho escrito sobre la innovación, sobre todo desde los años 90s, cuando surgió una ola de nuevas tecnologías y se puso de moda entre los economistas la teoría de Joseph Schumpeter, profesor en Harvard. Él propuso que la innovación emprendedora es el motor del crecimiento económico. Sus ideas están inspiradas en tradiciones mucho anteriores a él, como lo son representativas de la tradición alemana; su reputación de originalidad se debe a que él introdujo esas ideas al mundo angloparlante, cuya tendencia es más abstracta y enfocada en los intercambios en el mercado (Reinert, 2002).

El enfoque suele estar en la tecnología para lograr mayor productividad, pero también en crear “necesidades” nuevas, para motivar mayor consumo. Para darse cuenta de esto, basta con pensar en todas las cosas que hoy consideramos “imprescindibles” para vivir, pero que ni siquiera existían para la generación pasada. La innovación empresarial, en el sistema capitalista, es la bujía que hace funcionar el motor del eterno crecimiento. El problema con

 

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este modelo de innovación es que se basa en dinamizar el consumo sin límite, pero el planeta en el que vivimos tiene sus límites. Tampoco prioriza las necesidades que humanamente son más urgentes, sino las que pueden producir más lucro económico. Tomando en cuenta esto, vemos que problema de fondo no es la innovación en sí, sino el uso que se le da a la misma.

Otra propuesta de innovación es la innovación social, que es aquella que responde a problemas sociales. En vez de preocuparse en primer lugar por aumentar la productividad o el consumo, para aumentar las utilidades, la innovación social se pregunta por lo que hace falta para que la vida de la gente sea mejor, e inventa soluciones creativas (sean productos o prácticas sociales) para llenar esos vacíos. El valor que busca crear no se mide tanto en dinero sino en el impacto que produce para las personas o el medioambiente.

Por ejemplo, se inventa un producto nutritivo, barato y apetitoso, para combatir la malnutrición infantil. Esto último es lo que han hecho juntas las empresas Grameen y Danone, en Bangladesh, como un caso clásico de innovación social (Yunus, 2007). Producen y venden yogurt con vitaminas y otros nutrientes, creando muchos empleos en el proceso, con un modelo de negocios que no pierde dinero, pero tampoco busca utilidades. La innovación, en este caso, incluye al mismo tiempo un producto nuevo (el yogurt con vitaminas) y una nueva práctica (el modelo de empresa).

El concepto de la innovación social no es nuevo, pues hay indicios de su uso desde Taylor (1970) con las análisis acerca de las dinámicas de desarrollo en las comunidades en Kansas. Además, Moulaert et al. (2013) creen que el concepto fue acuñado en medio de los movimientos sociales en Europa en 1960s.

Entre los diversos grupos de investigación que están desarrollando estudios sobre el tema, destaca el canadiense CRISIS – Centre de Recherche Sur Les Innovations Sociales (2015), que define la innovación social como un proceso iniciado por los actores sociales para responder a una aspiración, responder a una necesidad, una solución o tomar ventaja de la oportunidad de actuar para cambiar las relaciones sociales, para transformar un marco o proponer nuevas orientaciones culturales para mejorar la calidad y las condiciones de vida en comunidad.

Una característica predominante en los diferentes conceptos de innovación social es la participación activa de las comunidades y múltiplos actores en la mudanza social (Rodrigues, 2006; Mulgan et al., 2007). Esta característica posibilita una visión diferente de construcción colectiva y un proceso mas autónomo para personas que normalmente están lejos de la participación en las decisiones de independencia y autonomía. Con estos principios, no solamente la dimensión social forma parte de este tipo de innovación, sino que también las dimensiones culturales, económicas y ambientales. Para el Centre for Social Innovation (2015), la innovación social se refiere a la creación, desarrollo, adopción e integración de nuevos conceptos y prácticas que ponen a las personas y al planeta en primer lugar, para resolver los problemas sociales, culturales, económicos y ambientales existentes. 2.2 La innovación social transformadora

Cuando se tratan los problemas como si fueran situaciones aisladas, tiene sentido buscar soluciones puntuales. Hasta ahí llega, generalmente, la innovación social. Pero cuando uno se da cuenta que los problemas sociales están interconectados con todo un sistema, se hace evidente que lo que hay que cambiar es mucho más complejo.

Ese es el reto que asume la innovación social transformadora. Como diría el antropólogo Arjun Appadurai (2013), no se trata de diseñar nuevos objetos para caber en un contexto dado, sino de diseñar nuevos contextos. En otras palabras, si los problemas sociales son síntomas de un sistema que es fundamentalmente problemático en su raíz, entonces la solución creativa que hace falta es la de otro sistema mejor.

 

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Por sistema, refiere-se al “conjunto de instituciones, actores, actividades, políticas, recursos, estructuras de poder, valores y normas que interactúan entre sí y colectivamente influyen en el comportamiento de actores en ese sistema, llevando a alguna situación o resultado” (Thorpe, 2014). No se puede aislar un asunto social de su contexto político, económico y cultural. El tipo de innovación que pretende tener un impacto a nivel de sistema tiene que tomar en cuenta todos estos aspectos simultáneamente, además de las formas en que interactúan entre sí.

Sin embargo, cada vez hay más conciencia de la necesidad de crear un sistema más sostenible y humano, y existen algunas iniciativas de reflexión seria sobre lo que esto implica en cuanto a innovación. Tal vez la más desarrollada es el TRANSIT, un proyecto de investigación colectiva, actualmente en curso, financiado por la Comisión Europea.

El equipo de TRANSIT ha ido articulando una teoría para explicar cómo se pueden lograr los cambios sistémicos (Haxeltine et al. 2013; Avelino et al. 2014). Los sistemas (las instituciones y prácticas que dominan en una sociedad) se ubican en una realidad más amplia, que facilita o impide que un sistema dado llegue a ser dominante. A la vez, dentro de los sistemas, existen “nichos” relativamente protegidos donde se puede experimentar con innovaciones sociales transformadoras, que son nuevas prácticas o formas de pensar que amenazan el sistema actual. Estas innovaciones se fortalecen mutuamente con narrativas que comunican la visión del cambio que se quiere.

En ciertas circunstancias, como eventos en la realidad más amplia que “cambian las reglas del juego” (por ejemplo, el cambio climático), se desestabiliza el sistema dominante; aparecen fisuras. Eso le da la oportunidad a las innovaciones sociales transformadoras, que se han estado incubando, de salir de su nicho protegido y renegociar la configuración del sistema de manera novedosa. A lo largo de todo el proceso, hay actores con más o menos poder para negociar.

Este marco teórico todavía está madurando; en el 2015 el equipo de TRANSIT lanzó una versión más detallada y sofisticada que en los artículos anteriores, a la vez que enfatiza que no es más que un “prototipo generador”, e invita a que se siga profundizando (Haxeltine et al., 2015). Por lo pronto, algunos autores han subrayado algunos aspectos sugerentes de esta teoría. Stirling (2014), por ejemplo, recalca que el paradigma enfatiza la “transformación”, que ocurre desde abajo, con luchas sociales e imaginarios plurales, y no la “transición”, que se gestiona desde arriba por los individuos que están en posiciones de poder.

La teoría también hace repensar la cuestión de la “escalabilidad”, que (desde el marco empresarial) es una pregunta recurrente en los estudios de innovación e innovación social. Normalmente se piensa en la escalabilidad numéricamente (cuántos clientes atendidos, o en cuántos países). Si lo que se busca es cambio transformador, en cambio, el criterio para evaluar el impacto es otro: se trata de la incidencia en las dinámicas y las relaciones que estructuran el sistema (Thorpe, 2014).

Existe un esquema interesante para integrar ambas perspectivas, que plantea tres tipos de escalabilidad (Riddell & Moore, 2015). “Escalar hacia afuera” (scaling out) es lo que normalmente entendemos por escala: crecer en volumen o números. “Escalar hacia arriba” (scaling up) significa tener un impacto en las leyes y otros factores externos que facilitan o impiden la iniciativa. Y “escalar hacia lo hondo” (scaling deep) es cuando una innovación llega a asumirse en los valores, la cultura, y la mentalidad de la gente.

Como una manera de comprender las nuevas formas de economía como innovaciones sociales transformadoras, Avelino et al. (2015) se cuestionan sobre las ambiciones para la transformación, los potenciales y los impactos, así como investigar el papel de este tipo de iniciativas en desafiar la constelación institucional existente y permitir un cambio transformador. Una de estas nuevas formas de economía investigadas es la Economía Social y Solidaria.

 

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Por lo tanto, la “innovación social transformadora” es una forma de concebir todo el potencial radical que tiene la economía social y solidaria. Se enmarca dentro de la corriente de innovación e innovación social, pero con énfasis en asumir la responsabilidad de enfrentar los desafíos sociales en toda su complejidad.

2.3 Economía Social y Solidaria

La economía de la solidaridad a estado presente dentro de la historia humana a través del tiempo. Esta a sido reconocida de diferentes maneras como la “Utopía” descrita en 1516 por Tomás Moro o el contrapeso a la revolución industrial desarrollado por los socialistas utópicos como Owen y Fourier. Criticas al modelo económico actual (Polanyi & Sánchez, 1992; Wallerstein, 2005; Esteva, 2013), a las sociedades modernas (Touraine, 2015; Bauman, 2012) y sus estructuras de poder y dominación (Bourdieu, 1988) reflejan la necesidad de una alternativa a este modelo y es donde la economía social y solidaria puede jugar un papel relevante.

En la economía social y solidaria se reconocen dos grandes vertientes, la europea y la latinoamericana (Da Ros, 2007), en donde cada una ha ido adaptándose a las circunstancias de su contexto, cosmovisión, pero en especial de las adversidades enfrentadas por los sectores vulnerados y excluidos. Existen diversos referentes de la vertiente latinoamericana, como lo es en la economía popular y la inserción de la solidaridad dentro de la economía (Razeto, 1999), la economía del trabajo y su articulación con el estado (Coraggio, 1999) o el desarrollo del mismo desde su escala humana (Max-Neef et al., 1986).

Al trabajar un caso que tiene origen en América Latina dentro de un territorio indígena, es importante enmarcarnos dentro de su cosmovisión y la articulación con la economía social y solidaria. Para esto tenemos que comprender el concepto de Buen Vivir indígena (como lo es el Lequil Kuxlejalil para los Tseltales Mayas o Sumak Kuasay para los Quechua) y de las epistemologías del sur (De Sousa Santos, 2011), las cuales representan una oportunidad para construir una sociedad sustentada en la convivencia del ser humano en diversidad y con la naturaleza, en reconocimiento de los valores culturales en cada territorio (Gudynas & Acosta, 2011). Para comprender la complejidad en el territorio es importante también mirar también desde otras ciencias como la Ecología Política (Toledo, 1981; Leff, 2003) o entender la doctrina social de la iglesia que ha acompañado a estos movimientos así como su teología de la liberación (Ellacuría, 1981; Boff, 1986).

David Fernández Dávalos (2013) explica cómo una iniciativa de economía social y solidaria puede, por sí misma y acompañada de estrategias complementarias, incidir en la política y en la cultura. Uno de los mecanismos que rescata, aplicando un concepto del filósofo Alain Badiou, es la estrategia de “diferencias mínimas”. Se refiere a que una empresa de economía social y solidaria hace algo muy parecido a lo que hace una empresa capitalista normal. Sin embargo, las pequeñas diferencias entre las dos hacen visible el hecho de que la empresa “normal” no es ni social ni solidaria.

Tomando en cuenta a estos referentes y delimitaciones, podemos definir a la economía social y solidaria como:

Un modelo alternativo de hacer economía (producción, distribución, consumo y reinversión) que se pone al servicio de las personas y su buen vivir. Tiene en la vida comunitaria su referente y está sustentada por el principio de la reciprocidad (Razeto, 1999), la cuál compete no solo a la vida social sino también a la relación con la naturaleza (Toledo & Espejel, 2014). Consolida vínculos sociales armónicos y duraderos entre comunidades, sin la explotación del trabajo ajeno (Coraggio, 2007) y esta enfocada a construir un desarrollo alternativo (ALBOAN, 2011).

 

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3. Método

Este estudio se basa en los fundamentos de la etnografía, con conducción directa de los tres autores en diferentes períodos en la región de la selva norte en el estado de Chiapas, México.

El método basado en la investigación etnográfica se define como la investigación llevada a cabo "de primera mano", experimentado y explorado por el investigador a entender un contexto social y cultural específico. Como metodología, los mayores desafíos están en conseguir el acceso, establecer relaciones y seguir los acontecimientos de los procesos organizativos. Para tanto, la estrategia y la ética son fundamentales para conducir estos estudios (Van Der Waal, 2009). Este artículo está caracterizado por tres experiencias diferentes de los tres autores del estudio de caso. Consideramos que las tres experiencias son complementarias y la unión de estas visiones permite un rico análisis con los fundamentos etnográficos.

La primera inserción etnográfica se llevó a cabo por uno de los autores a partir 2008, que la cuál lo llevó a incorporarse de lleno al trabajo de las familias indígenas para convertirse en sujeto co-constructor de la experiencia Yomol A’tel. Durante 7 años estuvo involucrado especialmente en el desarrollo de nuevos proyectos empresariales como lo fue la expansión a nuevos mercados internacionales, la construcción de una nueva planta de producción y escuela de café, la creación de las cafeterías, la visión de grupo (Yomol A’tel) y el desarrollo de los esquemas de reinversión como una microfinanciera. La segunda inserción en la comunidad fue por la necesidad de contar con un material más descriptivo acerca de las personas involucradas en el proyecto. La segunda autora pasó 20 días en socialización con la comunidad y miembros del proyecto. Primero en la Ciudad de México (en la oficina de proyecto de negocios y en Capeltic Santa Fe). La segunda etapa fue en Chilón (comunidad de productores de café y sede de la planta industrial). Como resultado de esta inserción se realizaron 11 entrevistas con más de 600 minutos de vídeo y audio.

La última inserción en la comunidad fue del tercer investigador que estuvo en Chilón por un periodo de 6 meses: finales de 2015 y principios de 2016. Se realizó a través de una metodología etnográfica de observación participante, centrándose en el trabajo y acompañamiento directo tanto con el equipo de trabajo como con los productores de la cooperativa. Las técnicas utilizadas fueron las narrativas de los tres investigadores con los informes de campo. Las observaciones directas se llevaron a cabo con la participación en las actividades diarias de la comunidad y del proyecto. Además, las entrevistas semi-estructuradas fueron transcritas y analizadas. Los datos secundarios se utilizan para describir el contexto y el proyecto. La riqueza de este método recae en las narrativas de los tres autores, colecciones de diferentes materiales y diferentes visiones del proyecto. El primer autor, por tener esta relación tan cercana con la comunidad y el proyecto, permitió romper las limitaciones de acceso y las relaciones con la gente en la comunidad. Sin embargo, tiene una implicación personal, que fue contrarrestado con la visión de los otros dos investigadores, que no tienen participación directa, pero que se permitieron vivir la cultura y el día a día de esta comunidad. En resumen, esta en el balance entre las diferentes visiones y sus interacciones así como el rigor que se adoptó en la recogida y análisis de datos. 4. Resultados y discusión de los datos

En esta sección, basada en tres incursiones de investigación de campo (entre 2008 y 2016), analizamos la experiencia concreta de Yomol A’tel. Luego de establecer la forma en

 

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que esta experiencia ha sido innovadora, pasaremos a considerar su potencial para la transformación social, así como los retos que enfrenta. 4.1 Contextualización

El café es uno de los commodities más comercializados y el principal de los productos agropecuarios tropicales. Más de 125 millones de personas en el mundo dependen económicamente de él, mientras que el 80% de su producción es llevada a cabo por 25 millones de pequeños productores de café (Fair Trade Foundation, 2012), para muchos de los cuales representa su principal y precaria fuente de ingresos.

El precio del café – el referente de ingreso para los pequeños productores – se caracteriza por la gran volatilidad que ha tenido en el tiempo. De acuerdo con la Food and Agriculture Organization, sólo el 2% de los contratos de futuros sobre materias primas acaban en un suministro real de las mercancías. El 98% restante se vende de antemano por especuladores que están interesados en una ganancia rápida (Knaup et al., 2011). De esta manera, las regiones y pueblos que se abocaron y continúan con la producción del café, viven económicamente sujetas a las estructuras volátiles de los precios internacionales.

La organización estudiada es Yomol A’tel (significa “juntos trabajamos, juntos caminamos, juntos soñamos” en tseltal), que forma parte de la Misión Jesuita de Bachajón y que busca cambiar en primera instancia, la economía cafetalera que dinamiza la región de la selva norte en el estado de Chiapas, México. Esta región resalta por su exuberancia natural y por la riqueza cultural del pueblo indígena tseltal que la habita – arriba del 90% del total de la población de está región – (INEGI, 2011) pero lamentablemente también es reconocida por estar entre las diez regiones más pobres del país (CONEVAL, 2010) y vivir inmersa dentro de la inestabilidad política y económica, dependiendo principalmente de la producción del café y los subsidios gubernamentales. En la zona donde trabaja Yomol A’tel, casi todo el café es producido por familias indígenas tseltales, que dedican la mayor parte de su tiempo a la agricultura de subsistencia, pero también cultivan este producto comercial como su fuente principal de ingresos en dinero. Por lo general, las familias cosechan las “uvas” de café, le extraen el grano y lo secan, para entonces venderle esta materia prima (conocida como café “en pergamino”, por el cascabillo que envuelve el grano) a intermediarios, que se la revenden a empresas transnacionales.

En ese contexto, Yomol A’tel, introduce una alternativa a la explotación, a través de una cooperativa de más de 300 familias productoras y otras empresas sociales en función de ella, que buscan remunerar el trabajo y distribuir la riqueza que ese trabajo produce de manera justa. Los valores de economía social y solidaria son un eje transversal en su modo de gestión, así como la sostenibilidad medioambiental lo es en su modo de producción. Pero Yomol A’tel no ha sido la primera en impulsar una cooperativa de café orgánico en Chiapas. ¿Dónde está la innovación, entonces? 4.2 Yomol A’tel como una Innovación Social Transformadora

Desde el enfoque de innovación que hemos desarrollado hasta aquí, podemos subrayar al menos dos innovaciones de Yomol A’tel que juntas apuntan a la transformación social. En primer lugar, Yomol A’tel, que comenzó su trabajo en el año 2000, aprendió de los fracasos de las cooperativas que le habían precedido. En la mayoría de los casos, las cooperativas se dedican a vender la materia prima, como todo el mundo, pero con la diferencia de que lo hacen colectivamente para conseguir mejores precios. La debilidad de este modelo es que las

 

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empresas grandes tienen tanto capital que pueden competir con cualquier precio por un tiempo, hasta que la cooperativa ya no aguante.

Ante esa historia, las personas de Yomol A’tel se dieron cuenta de que la única forma de garantizar un precio estable era realizar un desarrollo integral de toda la cadena de valor del café, haciendo un circuito que fuera independiente del mercado financiero de los “commodities” y así romper las estructuras opresivas y exclusivas que sostenían las diferentes multinacionales a través del precio del café en la bolsa. Dado que el primer paso estaba encaminado en campo a través de la producción agroecológica del café, el siguiente paso era optar por la generación de valor agregado a través de la inversión en tecnología, del desarrollo de capacidades y de la articulación basada en la confianza con nuevos actores estratégicos.

Como el precio de un taza de café varía mucho menos que el precio de la materia prima con la que se hace, razonaron que si se dedicaban a vender tazas en vez de café en pergamino, podrían “construir un precio” estable y también justo para los productores. La otra ventaja de este modelo es que, como las ganancias aumentan con cada eslabón de la cadena, tendrían control de todo ese valor agregado. De esta manera, Yomol A’tel controla la cadena de valor, como se puede mirar en la Figura 1.

Figura 1 – Desarrollo integral de la cadena de valor

Fuente: Los autores, 2016

La producción de café es realizada por las familias tseltales, que juntas forman una

cooperativa de productores de café orgánico con el enfoque de soberanía alimentaria y regeneración agroecológica del territorio, llamada Ts’umbal Xitalha. La trasformación del café es realizada por Bats’il Maya, responsable por la transformación y comercialización, nacional e internacional, del café, siendo el primer elemento de defensa del precio, ya que al vender café tostado se rompe la estructura volátil de los precios de materia prima. Por último, Capeltic, vendiendo la taza al consumidor final posibilita no solo cerrar el circuito con el máximo valor agregado sino también generar conciencia en los consumidores sobre las alternativas dentro de la cadena de valor del café. En 2016 existen 5 Capeltics en diversos lugares de México que como consecuencia, generan la posibilidad de incrementar 40 veces el valor del café con respecto al valor que obtendrían los pequeños productores con la venta de su café a través de intermediarios. Un kilo de café tostado vendido por tazas en Capeltic puede generar hasta $85 USD/KG, mientras que ese mismo kilo vendido como café pergamino al intermediario local tendría un valor aproximado de $2 USD/KG.

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Yomol A’tel nace desde una ONG (el CEDIAC), dependiendo casi totalmente de proyectos de financiamiento externo. Poco a poco, se ha transformado en un grupo de empresas auto-suficientes, incluyendo la cooperativa, la planta de café y las cafeterías, además de otras relacionadas a la cadena de valor de la miel y sus productos derivados (donde las mujeres tienen mayor protagonismo), y una microfinanciera. Ese profundo giro estructural no supuso un corte en la relación con las agencias de cooperación internacional, sino más bien un uso estratégico del apoyo recibido, “agregándolo valor” mediante la reconfiguración de las relaciones solidarias.

En este camino productivo, económico y empresarial, es fundamental construir nuestra autonomía económica. En este sentido hemos recorrido el camino de ser una ONG (dependiente de los donativos y con una lógica de gestión de fondos) a ser una empresa de economía solidaria (independiente de los donativos y con una lógica de inversión). Así pues se está construyendo un fondo revolvente para financiar los nuevos emprendimientos productivos. Este fondo se va capitalizando, por un lado, a partir de los donativos gestionados; éstos son “prestados” por YA’ a las empresas y cooperativas del grupo, y el pago de dichos “préstamos” (en períodos entre 5 y 10 años) se va para la capitalización de este fondo. Por otro lado se nutre de los excedentes que el grupo cooperativo va obteniendo año con año. (Fuentes, 2014).

Dentro de este modelo relacional, conocido en Yomol A’tel como el “modelo multi-

actor”, se apuesta por un tejido de diferentes colaboradores (agencias de cooperación, universidades, empresas, otros movimientos sociales, etc) que puedan convertir hacia los objetivos establecidos para así evitar el posible fracaso dentro de la compleja realidad que se aborda en sus diferentes dimensiones (económica, social, cultural, etc.). Pasa por tener una actitud de “ignorancia metódica” para dejarse acompañar por actores que puedan contribuir a soluciones integrales. Los sistemas auto eco-organizados, tienen su individualidad ligada a las relaciones dependientes con el exterior (Morin 1990). Extrapolándolo a la ESS, estas deben encontrar su soberanía y autonomía en relaciones justas y horizontales, que les permitan tomar las mejores decisiones para el bienestar de las personas relacionadas a ellas, promoviendo a la vez, la soberanía y bienestar de sus organizaciones hermanas.

Sabemos que no lo sabemos todo, y que caminar acompañados siempre es mejor. En este sentido hemos desarrollado una metodología de trabajo y vinculación que llamamos multi-actor. Ésta es una forma de trabajar que busca siempre hacer las cosas de manera articulada y colectiva. Por ejemplo, cuando buscamos clientes para nuestros productos no lo hacemos solos, sino de la mano de universidades y organizaciones aliadas, que caminan junto a nosotros y nos permiten ofrecer mayor certeza al potencial cliente. Pero esta metodología se implementa también al interior, cuando emprendemos nuevos procesos productivos – ganadería, huertos o derivados de miel por ejemplo– buscamos personas del grupo que tengan conocimiento de estos temas y puedan aportar en su ejecución; de manera similar al trabajo de campesino a campesino. […] (Director de proyectos, 2015).

 

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Estos son ejemplos de innovación en las relaciones intersectoriales que demuestran la importancia que eso ha tenido en Yomol A’tel. Por lo general podemos decir que Yomol A’tel no solo busca el apoyo de sus aliados ni les propone intercambios de reciprocidad calculada, sino que busca entrar en una dinámica de relación de confianza, abierta al futuro y basada en una misión compartida: la de transformar los sistemas (de financiamiento, de conocimiento, etc.) en función de un mundo más humano. El impacto transformador de esta dinámica va más allá de la configuración concreta de las colaboraciones; sino que es una dinámica que invita a todos los sujetos a la generosidad, cada uno dando de lo que tiene. 4.3 Los potenciales y los retos de una iniciativa innovadora Nuestra pregunta de investigación pretende responder la pregunta: ¿Cuál es el potencial y cuales son los retos de una iniciativa innovadora de ESS que quiere lograr la transformación social? Por lo que después de un análisis sobre el contexto de Yomol A’tel y sus características como innovación social transformadora, pasaremos a discutir los potenciales y los retos de esta iniciativa. 4.3.1 Potencial Ahora podemos considerar el potencial – y los retos – de esta iniciativa innovadora para la transformación social del contexto concreto del norte de Chiapas. En el caso de Yomol A’tel, no es difícil ver el potencial de industrializar la región cafetalera de forma socialmente y ecológicamente sostenible. Se sabe que una economía basada en exportar materia prima tiende al deterioro de la rentabilidad sobre la inversión, mientras que los procesos de agregación de valor la aumentan. En otras palabras, la industria es la única manera de hacer que una economía agrícola no se estanque en la pobreza, sobre todo cuando hay, como en este caso, un importante crecimiento demográfico, lo que exige mayor productividad (Reinert, 1996; 2003).

Recordemos que en esta zona de Chiapas, el producto comercial del café es complementario a la agricultura de subsistencia familiar, que tiene una importancia fundamental en la cultura. Esto significa que industrializar la cadena de valor del café en particular tiende a fortalecer la soberanía alimentaria, haciendo viable la vida campesina. Y cuando, como en el caso de Yomol A’tel, el café se cultiva agroecológicamente y bajo sombra, entonces vincularlo a procesos de alta productividad también ayuda a proteger el medioambiente y la biodiversidad.

Dicho en negativo, si no se industrializa el café donde viven quienes lo producen, estas familias se verán presionadas cada vez más a la migración o a otras formas de abandono de sus cultivos. Los subsidios directos del gobierno demoran este proceso, pero no hacen nada por transformarla, pues dejan la estructura de la economía sin tocar. Los campesinos quedan entonces reducidos como objetos de programas sociales contra la pobreza y no como sujetos económicos (Rodríguez, 2011). Se atenta contra la autonomía de las personas al aumentar su dependencia a estos programas.

Por eso es que promete tanto el hecho de que Yomol A’tel esté logrando, a pesar de la infraestructura inadecuada de la zona y al imaginario colectivo dentro del universo del café de que “transformar el café en origen” nunca será competitivo, implementar la cadena de valor del café en el norte de Chiapas. Da una alternativa esperanzadora en medio de un panorama desanimador. Lo que hoy es una sola planta en el pueblo de Chilón, en unos años puede llegar a ser una red de plantas en varias comunidades rurales articulada a una red de cafeterías de diferentes universidades del mundo.

 

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Yomol A’tel tiene ese sueño, pero no se limita a pensar en café. Usa las capacidades, las relaciones y los recursos que ha generado con el café para activar otros procesos, como el de la miel orgánica (con productos derivados, como jabones) y la microfinanciera. Los diversos procesos se fortalecen mutuamente. Por ejemplo, se está desarrollando un endulzante a base de miel para las cafeterías, como sustituto al jarabe de azúcar, insumo que por ahora le compran a una empresa urbana. Esta innovación de producto está diseñada para ahorrarle dinero a las cafeterías, generar ingresos para la empresa de miel, y aumentar la capacidad productiva de la industria instalada en Chiapas, de manera que se sigan activando otros procesos económicos.

Pero Yomol A’tel tampoco se limita solo a pensar en procesos económicos, sino que los enmarca en función del proyecto más amplio de la Misión de Bachajón, que abarca otras iniciativas en la misma región. Estas iniciativas buscan fortalecer la soberanía religiosa, cultural, política, alimentaria, mediática e incluso medicinal del pueblo tseltal. Yomol A’tel intenta darle viabilidad económica a este proyecto que en última instancia promueve la “soberanía sin adjetivos”. En este sentido, el impacto mayor de Yomol A’tel está en su potencial de construir poder social para un pueblo indígena altamente marginado, lo cual equivale a un cambio sistémico radical.

Más allá de Chiapas, el modelo de Yomol A’tel también promete. Ha logrado crear un circuito económico que aprovecha la eficiencia del sistema capitalista, pero lo reconfigura para evitar sus efectos dañinos y para nutrir procesos incluyentes y sostenibles. Demuestra que la economía social y solidaria no tiene que comprometer la calidad de sus productos. Invita a una forma de relación entre sujetos rurales y urbanos, del Sur y del Norte, en la que la generosidad mutua construye un sueño que es más que la suma de sus partes. Y a través de la Red Comparte, es parte de un movimiento internacional que promueve una visión clara de lo que puede significar todo esto a nivel universal. 4.3.2 Retos

Apostar a producir café orgánico de alta calidad, y a procesarlo en Chiapas, implica cambiar mentalidades y prácticas, además de sacrificios en el corto y mediano plazo. Persuadir a la gente que haga estos cambios y estos sacrificios, para dar un salto que los dejará mejor posicionados en el futuro, se hace cuesta arriba por varias razones. Primero, la situación de pobreza significa que hay mucho en juego en cualquier apuesta; esto favorece la inercia, aunque ésta sea insostenible. Segundo, hay otras propuestas que compiten con la de Yomol A’tel, como la del gobierno, que está usando sus recursos para promover el cultivo de un café de muy baja calidad, y sin sombra ni manejo orgánico, para suplir a las empresas que hacen café soluble. Esto sería un desastre económico, ecológico y cultural para la región, pero el sistema dominante lo facilita (por ejemplo, a través del recién aprobado Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica), porque beneficia a quienes controlan ese sistema. En cuanto a las familias tseltales, su tendencia de cara a las propuestas económicas (y políticas) que se les hacen es la misma que a la hora de sembrar: optan por el “policultivo”. Es decir, en vez de comprometerse exclusivamente con una propuesta, participan en varias a la vez, apostándole a la resiliencia más que al salto cualitativo.

La adversidad política se agrava en el caso particular de Yomol A’tel, pues no solo se trata de la fuerza de la globalización neoliberal, sino que también hay pocos puntos de contacto o confianza con el Estado para facilitar la incidencia en cambios legales o institucionales. Los partidos políticos han sido fuente de mucha división en las comunidades tseltales, y el Estado no necesariamente se considera una instancia legítima con la que habría que negociar. La tendencia a descartar al Estado como interlocutor se refuerza con la

 

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existencia de zonas autónomas zapatistas en la zona (y en la cooperativa), además del proyecto de gobierno autónomo promovido por la Misión de Bachajón.

Todo esto repercute en actitudes y experiencias que dificultan, por ejemplo, la incidencia en el marco jurídico de la economía social. La ley mexicana actual no contempla una estructura de “cooperativa de empresas sociales y solidarias”, como la de Yomol A’tel, lo cual limita seriamente su funcionamiento financiero. De igual manera, Yomol A’tel lo piensa mucho antes de exigirle al Estado que mejore la infraestructura de una comunidad concreta, sabiendo que en la cultura política local, un tal proyecto se vería como un “favor”, a ser cobrado con intereses. Podemos decir que por ahora, Yomol A’tel se centra en la política de “diferencias mínimas”, pero asume, por buenas razones, una “distancia” mayor al Estado que la permitiría una estrategia de exigencias en cuanto a la “escala hacia arriba” que facilitaría el desarrollo de su trabajo. 5. Conclusión

A través del caso de Yomol A’tel, hemos tratado de demostrar que la economía social y solidaria es una innovación social transformadora desde cuatro perspectivas: 1. Vocación de crecer: Aunque su impacto directo se limite a relativamente pocas personas, si la iniciativa está diseñada con cierta sofisticación, es más que un grano de arena, es semilla de mundo nuevo, con vocación de crecer y florecer. Su potencial incluye el crecimiento en el sentido de “escala hacia afuera” de la iniciativa como tal (sea por volumen o por multiplicación), pero también en los otros sentidos de escalabilidad, que buscan incidir en las leyes e instituciones (“escala hacia arriba”), así como en las mentalidades y costumbres (“escala hacia lo hondo”) de una sociedad. 2. Impacto político: Al reconocerse así, se abre una grieta en el sistema, pues se reconoce que no tendría que estar configurado como está. Podría ser diferente; de eso dan testimonio las iniciativas alternativas, que ofrecen algo mejor – sobre todo para los empobrecidos y excluidos por el sistema dominante – pero requieren otro tipo de trasfondo para expandirse. Este proceso de visibilizar y problematizar las “reglas del juego” provoca que surjan propuestas y luchas para cambiarlas. Así es que las empresas de economía social y solidaria pueden ser “organizaciones políticas de base económica”. 3. Impacto cultural: El aporte transformador de la economía social y solidaria se completa con una misión paralela, de incidencia en la cultura. A medida que haya sujetos que asuman como propios los valores de la economía social y solidaria, y que hayan desarrollado las capacidades y las costumbres que la hacen funcionar, esos sujetos sentirán la necesidad de estructuras adecuadas para lo que ya ven como algo obvio. Las propias iniciativas de economía social y solidaria son las que mejor pueden propiciar las experiencias que desencadenen esta dinámica de “escalar hacia lo hondo”.

Como insiste el equipo de TRANSIT, aquí también es importante el trabajo de desarrollar y comunicar las narrativas de cambio que ayudan a que la gente reflexione sobre lo que está viviendo. Una buena narrativa permite encontrar un sentido claro en medio de las ambigüedades cotidianas, y permite transmitirle esta esencia de un proyecto a otras personas. Incluso para cambios más abarcadores, la economía social y solidaria tiene un papel clave en la generación de estas narrativas, ya que – como hemos visto – la realidad económica hace visible toda una constelación de realidades que son más difíciles de percibir.

 

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4. Organizar la esperanza: Para la socióloga Ana Cecila Dinerstein (2014), el mayor aporte de la economía social y solidaria a un mundo mejor está justamente en su dimensión utópica, ese “exceso” que va más allá de lo que se podría traducir en cualquier política de Estado, pues se atreve a imaginar – y a anticipar – otros modos de ser y relacionarse para los que las instituciones actuales no son adecuadas. En ese sentido, las iniciativas de economía social y solidaria “organizan la esperanza”, cuyo objeto inédito prefiguran imperfectamente, testimoniando su posibilidad, y de esa manera sirven a la vez de impulso y de guía para seguirlo buscando (Deneulin & Dinerstein, 2010; Ellacuría, 1989). En verdad, este sería el sentido más radical y transcendente de “innovación social transformadora”. Bibliografía Appadurai, A. (2013). The future as cultural fact. London-New York, First Published by Verso. Avelino, Flor; Wittmayer, Julia; Haxeltine, Alex; Kemp, René; O’Riordan, Tim; Weaver, Paul; Loorbach, Derk y Rotmans, Jan (2014). Game-changers and Transformative Social Innovation. The Case of the Economic Crisis and the New Economy, TRANSIT working paper. Avelino, Flor; Adina Dumitru, Noel Longhurst, Julia Wittmayer, Sabine Hielscher, Paul Weaver, Carla Cipolla, Rita Afonso, Iris Kunze, Jens Dorland, Morten Elle, Bonno Pel, Tim Strasser, René Kemp and Alex Haxeltine (2015), Transitions towards ‘New Economies’? A Transformative Social Innovation Perspective, TRANSIT working paper #3, September 2015. Bourdieu, P. (1988). In de Elvira, María del Carmen Ruiz (Ed.), La distinción: Criterios y bases sociales del gusto. Taurus. CENTRE FOR SOCIAL INNOVATION. Social innovation, 2015. Clouthier, J. Qu’est ce que l'innovation sociale? Cahiers du CRISES. 2003. CONEVAL (2010). Medición De La Pobreza En Los Municipios De México. Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Coraggio, J. L. (2007). El papel de la economía social y solidaria en la estrategia de inclusión social. FLACSO y SENPLADES, Quito. CRISES. (2015). Rapport Annuel des Activités Scientifiques du CRISES 2014-2015. Montréal. Da Ros, G. S. (2007). Economía solidaria: Aspectos teóricos y experiencias. Unircoop, 5(1), 9. De Sousa Santos, B. (2011). Epistemologías del sur. Utopía y Praxis Latinoamericana, 16(54) Deneulin, Severine y Dinerstein, Ana Cecilia (2010). Hope movements: Social movements in the pursuit of human development. Working paper. Centre for Development Studies, University of Bath. Disponible en: http://www.bath.ac.uk/cds/publications/bpid8.pdf

 

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