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ÉTICA - Con Edgar Morin Dioálogos sobre Ética y Desrrollo

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Page 1: ÉTICA - Con Edgar Morin Dioálogos sobre Ética y Desrrollo

FONTE: http://www.iadb.org/etica/sp4321/DocHit.cfm?DocIndex=719

Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y DesarrolloBanco Interamericano de Desarrollo

Con Edgar MorinDiálogos sobre Ética y Desarrollo

Por Luis Carrizo

Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo - www.iadb.org/etica

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ICIEMBRE 2002, Paris. En su casa de la rue Saint-Claude, Edgar Morin nos recibe con su amistad abierta al diálogo y a la reflexión. Desembarcamos en su

estudio acompañados por un equipo de jóvenes colaboradores portando cámaras, micrófonos y el entusiasmo de participar en un encuentro a la vez cercano y público.

D“Vienen de Latinoamérica a realizar una entrevista...” explica por teléfono a un invisible interlocutor que lo solicita. “Buena cosa...” pensamos nosotros, colocados en una tentación de orgullosa representatividad latinoamericana.

Tiempo atrás habíamos propuesto la realización de un diálogo con este pensador y amigo, tan entrañable en lo humano y tan provocativo en lo intelectual. Quienes venimos desde hace años siguiendo la trayectoria de Morin –infatigable productor de pensamiento crítico, luchador contra todas las barbaries– celebramos que sea él uno de los más cercanos aliados intelectuales de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo.

Sus ideas han sido estímulo permanente desde el lanzamiento de este Programa. En esta convergencia de caminos, la oportunidad de conversar con Edgar acerca de algunos ejes del actual debate sobre Ética y Desarrollo nos pareció pertinente y necesaria. Por otra parte, la posibilidad de contar con un documento de acceso público y permanente a través de Internet contribuirá a la diseminación de este debate en diversidad de ámbitos. Como era previsible, la propuesta contó con la inmediata adhesión del gran pensador francés, quien –en una gris mañana del otoño parisino– nos recibió en medio de un cálido espacio poblado de libros, notas, agendas y trabajo.

El autor junto con Edgar Morin

Allí estuvimos entonces, compartiendo con Morin un encuentro que (como si fuera un holograma) tuvo mucho de lo que conviene a caminos alternativos al actual modo de desarrollo: afectividad, comprensión mutua, pensamiento crítico, intercambio y aprendizaje.

Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo - www.iadb.org/etica

Luis Carrizo (Uruguay), es Psicólogo y Magíster en Desarrollo Regional y Local. Secretario Ejecutivo del Programa de Gestión de las Transformaciones Sociales (MOST) de UNESCO en Uruguay, Investigador del Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH) y Presidente del Comité Técnico de Ciencias Sociales y Humanas de la Comisión Nacional para la UNESCO (Uruguay). Miembro de la Association pour la Pensée Complexe (APC). E-Mail: [email protected]

Equipo Técnico de Filmación (Francia): Michel Lefranc, Georges Garcia, Claude Farge.

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Dada la riqueza del pensamiento moriniano, no fue sencillo tratar de capturar en escasos cuarenta y cinco minutos de registro filmado algunas de sus más importantes reflexiones sobre un tema caracterizado por su gran complejidad. En este marco, decidimos transitar por algunas avenidas centrales del campo de la ética y el desarrollo construidas desde las propuestas de Edgar Morin.

¿Cómo comprender, especialmente para el caso de América Latina, la brecha creciente entre la potencialidad de los avances tecno-económicos y la pobreza y desigualdad manifiestas con cada vez mayor crudeza?

¿Cuáles vías para repensar de manera integrada el diálogo entre ciencia, ética y política?

¿Cómo articular una nueva perspectiva macropolítica planetaria con una necesaria reforma de las micropolíticas cotidianas? ¿Cómo operan, en este sentido, las definiciones de lo que Morin denomina Política de Civilización?

¿Cuál puede ser el papel de la Universidad en el campo de la Ética?

Desde la perspectiva moriniana, desde un pensamiento complejo y dialógico –en el cual las contradicciones son concebidas también y a la vez como convergentes y complementarias– la discusión sobre intereses en conflicto adquiere otra dimensión y nuevas perspectivas. Así, en el campo de la Economía, la Administración, el Desarrollo, el Derecho, las Nuevas Tecnologías, esta perspectiva contribuye a la mirada integral que asocia sin reducir los aspectos humanos y sociales con los tecnológicos, la conciencia individual con la conciencia común, la responsabilidad sobre una Tierra-Patria desde la comprensión de identidades complejas. Sin dudas, los planteos de Edgar Morin constituyen un estímulo persistente para la construcción de una nueva ética, y sus aportes y reflexiones no dejan de conmover al interlocutor. Se trata de desafíos importantes, de nuevas revoluciones –desde la ciencia, la política, la vida cotidiana.

Las páginas siguientes recogen la transcripción de esta entrevista filmada.

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Luis Carrizo – Desde la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo, se ha pensado –con justicia– que el tema de la ética es un tema decisivo de este tiempo, en que los niveles de pobreza son cada vez mayores, cuando las cifras que nos señalan los indicadores de pobreza –especialmente en América Latina– son dramáticos, cuando un 60% de los niños menores de 14 años viven en condiciones de pobreza; un continente en el que el 30% de las familias está con graves desintegraciones por esta causa, en donde hay brechas insalvables en el campo de la salud, y en donde las desigualdades de la distribución de la riqueza son dramáticas y conmovedoras. Y en este marco, hemos venido a la casa del pensador Edgar Morin, francés y universal, un gran amigo y una voz relevante en el debate sobre estos temas, sobre el tema de la ética y el desarrollo humano.

Llegamos aquí con una reflexión que nos supo dar en su momento el escritor uruguayo Eduardo Galeano, quien en un pasaje de su obra nos dice: “El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar: a muchos condena al hambre de pan y a muchos más condena al hambre de abrazos.”1 Galeano en ese momento plantea estas dos grandes pobrezas: la pobreza de alimento y la pobreza del alma. Edgar, tú has reflexionado largamente acerca de estas dos pobrezas; ¿cuál es tu perspectiva en este sentido?

Edgar Morin – Digamos en primer lugar que un desarrollo técnico-económico no trae por sí mismo la desaparición de las inequidades ni tampoco un mejoramiento general de la vida para todos. La inequidad del desarrollo es un factor muy fuerte hoy en el campo de la economía mundial. Hay zonas, sí, en donde hay una elevación en términos económicos, estadísticos, de la producción del nivel de vida. Sin embargo, esta es una visión estadística que olvida el aumento de un nuevo tipo de pobreza. En una economía tradicional –donde, por ejemplo, hay una agricultura y una economía de subsistencia– el hecho de que no haya moneda a su disposición, no es un indicador de gran pobreza. Pero cuando se hace en una economía en donde los campesinos huyen a las ciudades, como única manera que tienen para poder sobrevivir, entonces se crea un nuevo tipo de pobreza. Y, digamos, hay una relación entre el concepto tradicional del desarrollo y el desarrollo de una nueva pobreza. Por ejemplo, en África, cuando se hace una monocultura intensiva de tipo industrial, generando la destrucción de las pequeñas empresas familiares de subsistencia. Ahora hay un nuevo tipo de pobreza. En el caso de América Latina, la evolución política y social no hizo desaparecer las grandes inequidades tradicionales. Hay una disminución en algunos campos de esta inequidad, pero las estructuras de la inequidad se mantienen. Y de estas dos cosas –la inequidad tradicional que tiene raíces en la sociedad y esta nueva pobreza– se genera un mayor aumento de la pobreza.

Pero está la otra pobreza: la falta de abrazo, de solidaridad... Debemos entender que cuando llega un desarrollo tecno-económico a una sociedad donde hay raíces tradicionales –estructuras de comunidad, de solidaridad, de una gran familia, del campo, de los países, diversas estructuras de solidaridad tradicional– se fortalecen no únicamente los rasgos positivos del individualismo, como puede ser un mayor grado de autonomía, sino que promueve también el egocentrismo, la monetarización de la mente, la medición, el ganar más como fin último, la problemática del consumismo. Es decir, se generan condiciones que destruyen las solidaridades tradicionales sin construir nuevas solidaridades. 1 Eduardo Galeano, El libro de los abrazos, Ediciones del Chanchito, Montevideo, 1989.Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo - www.iadb.org/etica

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Entonces debemos tomar los dos problemas juntos. En circunstancias de catástrofes, como por ejemplo en el terremoto de México del ‘85, hay movimientos así, pero en condiciones normales esta solidaridad no surge. Estos dos problemas están conectados. En la nueva condición de la mundialización, es decir, de las interdependencias de las diversas sociedades ¿qué se puede hacer políticamente en una nación o en una sociedad? Ese es el problema.

Se puede hacer poco cuando se piensa únicamente en términos económicos de crecimiento, de producto, etc. Pero hay muchas cosas que se pueden hacer en el campo de una sociedad con la ayuda del Estado y también con la movilización social de los ciudadanos. Porque se puede promover una resurrección de las estructuras de la solidaridad, la posibilidad de desarrollar una economía plural, no solamente una economía de tipo capitalista, sino una economía de cooperativas, de asociaciones. Hay cosas que se han empezado en el nivel mundial pero que tienen valor al nivel local, es lo que representa el nuevo comercio equitativo. Cuando se genera esta iniciativa, se lo hace para ayudar a los pequeños productores de café, por ejemplo... Se trata de buscar un mercado fuera del continente –como por ejemplo, en Europa– pero con la eliminación de los “coyotes”, es decir, de los intermediarios que llevan la gran tajada. Y también –no como asunto menor– se abren condiciones para la lucha contra la corrupción, ya que también el desarrollo trae la corrupción en sí mismo, porque crea toda esta visión en donde todo está subordinado al dinero.

LC – Cuando mencionas el concepto de “desarrollo”, parece que hay allí un punto de reflexión fuerte de tu pensamiento, viendo cómo contrasta la idea de desarrollo con la alternativa que tú propones como “política de civilización”2. Desde tu perspectiva, el concepto de “desarrollo” parece ubicado en una perspectiva casi exclusivamente económica. ¿Es así?

EM – Es un hecho. La noción misma de desarrollo no tiene ningún aspecto de civilización, de democracia, de humanidad. Es solamente desarrollo técnico, económico. Pero la ilusión es de pensar que se debe identificar toda la política a una política para este desarrollo. Hay muchos sectores de la política que se pueden concebir fuera de la idea cuantitativa. Es decir, ver los problemas de la calidad, de la cualidad de la vida, de la cualidad de los productos, de la cualidad de las relaciones humanas. Hay muchas cosas que se pueden pensar políticamente, fuera de la idea reducida del desarrollo. Personalmente yo pienso que debemos integrar lo que tiene valor en la idea de desarrollo, por ejemplo, la educación para todos o la medicina para todos. Pero no basta hacer la alfabetización, debemos también cambiar la estructura del sistema de la educación, porque el desarrollo trae una concepción de la especialización de cada persona, y cada persona especializada se encuentra en su rincón particular y olvida la responsabilidad de la solidaridad con el todo. Si nosotros cambiamos la estructura de la educación, no más ya en la especialización, sino que planteamos los problemas fundamentales y globales, entonces, generamos una nueva mentalidad. Debemos ayudar a la educación pero no a esta educación que conduce finalmente a la imposibilidad de concebir los problemas más importantes. Mira, hay iniciativas en este sentido –pienso en el campo de la medicina– que fueron tomadas en África del Sur y también en Brasil, contra las multinacionales farmacéuticas que han puesto precios exorbitantes a determinados productos. Tomar la decisión de elaborar estos medicamentos y hacerlos 2 Cfr. especialmente: Edgar Morin y Sami Naïr, Une politique de civilisation, Ed. Arléa, Paris, 1997.Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo - www.iadb.org/etica

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accesibles a la población, especialmente en casos tan fuertes el AIDS. También considerando el campo sanitario, debemos ver que también hay muchos regiones donde hay medicinas tradicionales que tienen valor, como por ejemplo las medicinas de los indios de la Amazonia. Debemos combinar las dos culturas, no hay exclusividad de la medicina de tipo occidental, hay las dos, como en China: en China se hace la conjunción de las dos medicinas. La idea, que no se puede desarrollar aquí, es pensar, imaginar una política que no se reduce a buscar únicamente el crecimiento económico.

LC – En distintos trabajos tuyos, planteas que la economía no se reduce a los problemas económicos. Se trata de una idea fuerte para desarrollar. ¿Cuál es el eje de esta propuesta?

EM – Es evidente que la economía es una ciencia muy desarrollada a nivel cuantitativo, matemático, formal, pero que también es una ciencia sub-desarrollada al nivel de las conexiones de las realidades económicas con las realidades humanas en general. Esto repercute indudablemente en la formación de los economistas. Yo pienso que todo pensamiento que se hace únicamente desde una perspectiva del cálculo es un procedimiento que no puede ver la humanidad de los problemas: el sufrimiento, el amor, la alegría, el honor, la solidaridad, la mutualidad...

LC – Y esa forma de entender la economía, ¿piensas que tiene alguna incidencia en esta crisis del capitalismo, crisis de las nuevas formas del capitalismo... en donde junto con sus fortalezas vemos aparecer sus debilidades?

EM – Mira, la cosa sorprendente es que uno de los rasgos de la crisis del capitalismo viene del interno de sí mismo. El caso Enron, por ejemplo, es de una corrupción interna que hace a la desintegración de algunos sistemas... pero es sólo un rasgo. El otro rasgo es la mundialización de la economía de mercado, en donde no hay ninguna regulación. Vale decir que la regulación del FMI no es ninguna regulación, al contrario; tenemos el ejemplo no únicamente en la Argentina, sino también en Marruecos y en otros países, donde lo único que se ven son los aspectos económicos del presupuesto fiscal, y todo esto es un producto de crisis. La crisis de Argentina es típica, producto del sistema mismo, y también con factores endógenos evidentes, como la esclerosis de los partidos políticos. Pero esta esclerosis no es únicamente argentina, la hay en otros países, pero ahí hay la conjunción de varios factores: se produce una crisis y la política no puede encontrar el pensamiento que permite salir de la crisis. De este modo, la debilidad del pensamiento político al frente de los grandes problemas es también un factor de la crisis.

LC – Tú piensas que allí hay dos niveles de problemas políticos: uno, a nivel nación –donde podemos ver corrupción, ineficiencia en las administraciones– y otro a nivel planetario. Tú has promovido la idea de una eficiente y humanizada administración planetaria de las economías. Por lo que tú dices, ciertos organismos internacionales pueden tener la forma pero no tienen todavía el desarrollo suficiente para generar o promover una concepción más humanizada de la economía. ¿Es que reclamas otra forma de gobierno planetario, otras instancias?

EM – Pero es que no hay otra forma. No hay. No hay ninguna forma de gobierno planetario. Yo pienso que la dificultad del problema hoy día, cuando vemos la situación del planeta, es que remite a las infraestructuras de una sociedad a un nivel planetario.

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¿Por qué? Bueno, una sociedad necesita un territorio con comunicaciones múltiples, es el hecho; necesita también una economía interconectada, es el hecho. Pero lo que falta es lo que existe en los Estados: en un Estado hay un poder de control, de regulación, de Derecho, pues bien, este poder de control no existe. Lo que se necesita hoy día no es un gobierno planetario, sino algunos poderes; un poder con un control de regulación sobre la economía, como modo de luchar contra la especulación, como del tipo de la Tasa Tobin –que no sé si funciona, en realidad–, pero podemos imaginar modos de luchar contra la especulación. Hay posibilidades, si contamos con estos poderes de control y de regulación de la economía. Una instancia que tenga poder para luchar contra la degradación de la biosfera (cosa que no se hizo en Johannesburgo –se hizo una reunión, pero sin ninguna decisión, ningún poder); falta una instancia internacional para asegurar la protección de las culturas, que ahora están en camino de destrucción, sobretodo las pequeñas culturas de los pequeños pueblos. Bien. Pero todavía más: la necesidad de que las Naciones Unidas se vuelvan instancias para impedir las guerras y no favorecer las guerras.

Entonces, nosotros podemos ver que tenemos el “hardware” de una sociedad; pero no tenemos el “software”. No tenemos tampoco una suficiente conciencia de la comunidad de destino mundial, lo que llamo “conciencia de la Tierra-Patria”. Y como estas cosas faltan, digo que el proceso de hoy –el progreso tecnoeconómico que permite la infraestructura de la sociedad– es precisamente el proceso que prohíbe, que inhibe la posibilidad de una verdadera sociedad. Entonces, la política se debe tornar un juego entre los distintos niveles, porque si no se genera una conciencia planetaria, poca cosa se podrá hacer para salvaguardar la humanidad. Movimientos como los que han empezado en Porto Alegre y otros son muy útiles como laboratorio de una nueva política. Porque lo que hace falta, hasta hoy día, es la alternativa. Había una falsa alternativa que era la economía llamada “socialista” y de hecho burocratizada, del tipo que fue en la Unión Soviética. Esta economía no puede más ser concebida como alternativa. Se debe inventar la alternativa, es decir, la economía plural, una economía plural. Se debe inventar la alternativa con los controles necesarios, al nivel planetario, al nivel de los continentes –como Europa, América Latina– y al nivel de los Estados Nacionales también. Es esto lo que debemos hacer. Pero esto no impide buscar igualmente las estructuras de resistencia. Mira, la crisis Argentina es muy interesante, porque la idea –a pesar de los fracasos– de hacer varias monedas, fue una idea que ayudó a sobrevivir la crisis. La idea del trueque también puede ayudar.

Y además, si hay estructuras de solidaridad, de ayuda mutua, las gentes pueden. En otro campo, el de la seguridad, se puede hacer una lucha contra la delincuencia no de un modo únicamente represivo, sino también de un modo que ayude a cambiar las condiciones de la delincuencia. Podemos prever que no se pueda resolver todo, pero hay muchas cosas que se pueden hacer. Y los campos, y los pueblos y las ciudades y las naciones, lo pueden hacer, pero... cuando no se ponen a buscar este tipo de soluciones, es la impotencia total.

LC – En ese sentido tú has mencionado varios niveles: gobiernos planetarios, gobiernos regionales, gobiernos nacionales, bueno, un nivel político de cierto alcance..., pero en la base, en las gentes sencillas de las que hablaba Gramsci, ¿cómo podemos pensar la generación de alternativas, en ámbitos de proximidad, en la vida cotidiana de la gente?

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EM – Pienso, primero que nada, que hoy día lo que hace falta es la esperanza. La gente es muy realista, no ve una esperanza en el porvenir. No hay más una idea de un progreso mecánico, automático. En el porvenir no ve la esperanza, sino la incertidumbre, el miedo. No ve ninguna perspectiva. Pienso que debemos hacer una regeneración de la esperanza con esta idea de una política de civilización. Hay un camino –no un programa–, un camino... Entonces se puede generar un movimiento, una esperanza colectiva que ayuda mucho a las cosas, porque las gentes sencillas están aisladas, no saben qué hay, pero... si hay un camino, entonces sería una resurrección de una esperanza colectiva que puede traer mucha solidaridad y mucha información para ayudar a los otros. Mira, no sé qué va a ocurrir en el Brasil, pero es evidente que hay un movimiento de esperanza, un “se puede” que es necesario! Hay un movimiento colectivo y también hay confianza, porque la persona de Lula no es del establishment político clásico, es una persona que salió de la experiencia de la vida y también de la experiencia de la pobreza... Entonces, pienso yo que hay una resurrección de la política, y si hay una resurrección de la política se puede ayudar a las gentes, se puede hacer que las gentes sencillas sean integrados en una esperanza y en un movimiento.

LC – Se trata de un mensaje que recupera la esperanza. Me importa, sin embargo, considerar el rol de algunas instituciones mediadoras en el proceso de estas transformaciones. La educación, concretamente, es una de ellas y tú le has dedicado mucho tiempo de trabajo y reflexión. Dentro de la educación, el papel de las Universidades en la formación de técnicos y profesionales es un desafío cada día más urgente. Cuando pensamos en estas categorías económicas reducidas, cuando pensamos en categorías disciplinarias reducidas, se impone una reforma de pensamiento para pensar la Universidad. ¿Cuál dirías que es el papel de la Universidad cuando hablamos de ética, cuando hablamos de integrar las dimensiones humanas, de concebir la producción de conocimiento y la ciencia de otra manera?

EM – Bien. Digamos que no basta hacer discursos o cursos sobre la ética. Pienso que debemos entender que, si hubieran cátedras en la Universidad para la educación en la comprensión humana –ya que una base del comportamiento ético es la de comprender al otro...

LC – La ética de la comprensión...

EM – ...la ética de la comprensión. Si hay cátedras con estas cosas, que utilizan no una disciplina, sino que utilizan los datos de la Psicología, los datos de la Sociología, los datos de la Literatura..., bueno, si hay una cátedra sobre la condición humana, sobre la identidad humana, entonces podemos entender lo que significa ser humano. Ser un humano es una noción trinitaria. Porque es ser un individuo, es ser una parte de la sociedad, y es ser una parte de la especie humana. Tres partes interrelacionadas: no se puede separar las partes. Pero esto significa –desde el punto de vista ético– que hay una ética individual del individuo por sí mismo y para los otros individuos, que es muy fundamental porque la conciencia ética es el encuentro de dos individuos. Pero hay una parte de la ética que es la relación con la sociedad. Si hay derechos, como derechos democráticos, hay deberes también. Y hoy día, en esta situación planetaria, claro, hay una ética más general de los humanos para salvaguardar la especie humana en esta crisis de hoy. Entonces, si nosotros entendemos, si los alumnos entienden lo que significa ser humano, lo que significa la comprensión, lo que significa la necesidad de enfrentar la

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incertidumbre, en fin... todas las cosas que he desarrollado en el libro “Los 7 saberes...”3

estas son las cosas que pueden constituir las condiciones de la formación ética. Nos preguntamos: ¿cuál es la diferencia entre la palabra “ética” y la palabra “moral”? La moral significa lo que tú debes hacer como un deber; la ética también, pero con una reflexión sobre los deberes, sobre lo que se va a hacer. La ética tiene una parte de evaluación y de reflexión. Y pienso que para la ética es muy importante enseñar esta reflexión. Tomamos, por ejemplo, la relación ciencia, ética y política. La ciencia necesitaba –a partir de su desarrollo inicial en el siglo XVII, XVIII y XIX– una independencia total frente a la ética, a la política, era una necesidad vital para su propio desarrollo. Estoy pensando en Galileo, en Giordano Bruno y otros... En ese momento la ciencia no tenía ningún juicio de valor, únicamente un juicio de hechos... Pero la ciencia, hoy día, tiene poderes gigantes y no se puede más eliminar la ética; al contrario de los primeros tiempos, debemos reintegrar la ética, y esto necesita una toma de conciencia muy difícil por parte de los científicos, porque ellos viven en los compartimientos de sus disciplinas. Sin embargo, algunos entienden los peligros: los primeros fueron los científicos atómicos, hoy día hay varios biólogos... Bueno, es una conciencia que también debe venir de los ciudadanos y debe venir de los políticos, para hacer una conjunción. Porque se hace la conexión ética en ciencia, pero se necesita la intervención política del ciudadano y también de los partidos. Hace falta esto, debemos militar hacia esta conciencia. Debemos entender hoy día que es necesaria la integración de la ética en la ciencia, en la economía, en la técnica, y una cosa fundamental es ensanchar el concepto mismo de política. Y esto también se puede y se debe enseñar en las Universidades.

LC – Tu último libro sobre Ética trata en parte sobre estos asuntos...4

EM – Sí, aunque yo no puedo resumirlo aquí, pero hay dos cosas importantes que quiero plantear. Por un lado, la ética de las buenas intenciones no basta. Digamos, la ética del tipo kantiano tradicional. ¿Por qué? Porque podemos hacer acciones con buenas intenciones y con resultados terribles. No bastan las intenciones. Hay un proverbio que dice “el infierno está empedrado de buenas intenciones...” Es lo que yo llamo la ecología de la acción. Cuando se empieza una acción, la acción entra en un circuito de interacciones con el ambiente y la sociedad, que puede cambiar su camino, que puede hacer como el boomerang, volver en la cabeza. Y hay muchos casos en la historia en donde las buenas intenciones han traído catástrofes. Gorvachov tenía las mejores intenciones para reformar la Unión Soviética, pero el proceso de reforma hizo una catástrofe. Como éste hay muchos casos en la historia. La ecología de la acción es una cosa importante, no basta saber de las buenas intenciones, debemos controlar la acción y si es posible cambiar el camino de la acción. Eso es un punto fundamental.

El segundo punto fundamental lo constituye lo que se puede llamar las contradicciones éticas. Una cosa que salió ya en el pensamiento de Bateson, cuando habló del double-bind, cuando tienes dos imperativos contrarios que te paralizan. Es algo que hoy día se ve frecuentemente. Hay momentos donde hay imperativos contrarios: ayudar a tu familia o ayudar a tu amigo... por ejemplo, muchas gentes que son militantes de las cosas más hermosas pero que olvidan totalmente su familia, su mujer... hay contradicciones éticas. Hoy día existen muchas contradicciones en la

3 Edgar Morin, “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” (Ediciones UNESCO, París, 1999).4 Se hace referencia a la obra de Edgar Morin actualmente en elaboración, sobre Ética de la Complejidad.Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo - www.iadb.org/etica

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medicina, ¿qué hacer con las personas que viven en un coma profundo de donde no pueden salir? ¿Sacar sus órganos para darlos a otro que pueda así sobrevivir? No lo sé... Existe el imperativo hipocrático del respeto absoluto de la vida, pero también existen otros imperativos para ayudar a otros. Debemos saber que la ética no es una cosa tan simple, es una cosa difícil que necesita un empeño personal. Y pienso que si en la educación podemos hacer entrar todos estos conceptos, podemos ayudar a la transformación ética sin utilizar únicamente palabras como “hacer el bien”; no, porque “hacer el bien”... bueno, la ecología de la acción muestra que no basta con hacer el bien, ya que se puede constituir en un mal. Eso hace también parte de la reforma profunda de la Universidad. Pero la cuestión, pienso yo, es que la educación puede tomar un papel muy grande para el mejoramiento de las relaciones humanas en general; para todo: para la paz, para la convivencia, para la comprensión. Puede tomar un papel muy importante. Pero se debe reformar la educación para que la educación pueda tomar su papel. Ahora la educación no puede tomar este papel. ¿Por qué? Porque hace un papel contrario. Porque lo que la educación produce en masa son técnicos especializados, expertos, todos especialistas que pierden la posibilidad de concebir los problemas fundamentales y globales. La educación hoy día no es un factor que da la posibilidad de conocer las cosas. Es también un factor de oscurantismo.

LC – Por eso en la reforma del pensamiento que tú propones, tres verbos claves son contextualizar, globalizar y anticipar. En esta problemática de las contradicciones y de las resonancias de las acciones, es bueno generar una forma de pensamiento que no aísle –que contextualice–, que no mire sólo localmente –que globalice–, y que no considere solamente el “aquí y ahora”, sino que anticipe los efectos de cualquier acción.

EM – Sí, sí. Que pueda permitir un conocimiento pertinente y no un conocimiento mutilado, que permita desarrollar un pensamiento sobre la realidad humana, el mundo, y no únicamente pedazos de pensamiento. Es una cosa que me parece de necesidad absoluta.

LC – Y para eso es necesario dialogar también con nuestros “demonios”. Conociendo nuestros propios demonios, probablemente podamos reconocer y comprender las contradicciones de otros, en esta propuesta de una ética de la comprensión...5

EM – De verdad, porque en general las personas que han pensado en reformar las relaciones humanas en el modo político, como en el socialismo, se han olvidado totalmente de que hay una parte importante a reformar: las personas. Debemos combinar las dos reformas. La reforma individual sola no es suficiente; mira, hay muchas morales –éticas, del Evangelio, de muchas filosofías y religiones– que no han dado ningún resultado: muchas religiones de amor se volvieron religiones de odio. Bien, entonces, no debemos olvidar que hay una reforma ética, una reforma interior de las personas, y que debe ir junto con las reformas de las instituciones y de las estructuras sociales. Hasta ahora, los que han buscado la reforma institucional por sí sola han fracasado también; en mi opinión, la experiencia de la Unión Soviética es muy importante, porque se destruyó toda una estructura de explotación, de dominación anterior y, a partir de esto, se crearon nuevos tipos de dominación y de explotación. Entonces, debemos combinar los caminos.

5 El autor hace referencia a la obra de Edgar Morin “Mis Demonios” (Ed. Kairós, Barcelona, 1995).Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo - www.iadb.org/etica

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Pero hay también un tercer camino, que es la cuestión de la reforma de vida. Es evidente en el mundo llamado desarrollado –de las ciudades gigantes, de la cronometría, de la especialización, de esta vida urbana– hay una búsqueda de otra vida. Esto se verifica, por ejemplo, en Argentina, en donde hay tantos psicoanalistas –casi un psicoanalista por habitante!–, donde vemos que hay un malestar. Bueno: habíamos creado un malestar interior en el bienestar material. Y nuestra civilización ha llegado a un punto de crisis; es por esta razón también que no podemos dar la ilusión de un desarrollo armónico si nosotros estamos totalmente en crisis en esta civilización. ¿Esto qué significa? Significa que no podemos continuar en el mismo camino, esto significa que debemos cambiar de camino, y hacer un nuevo inicio. Esta es la cosa.

LC – Une nouvelle recommencement...

EM – Es esto. Entonces, para andar por este nuevo inicio, en une nouvelle recommencement, hay muchas preliminares que se hacen necesarias, así como también la idea de la reforma de vida. Porque cuando buscamos la reforma de vida, hablamos también, por ejemplo, de promover la agricultura biológica, de luchar contra la standardización, contra las cosas terribles que trae la rentabilidad, y tantas otros desafíos. Hay muchas cosas que permiten de vivir el sí mismo en mejor relación con los otros. El redescubrir la dimensión estética de la vida, la dimensión poética de la vida. Digamos que, si nosotros podemos saber que hay tres caminos, si podemos combinar un camino político-social, un camino de cambiar la vida y un camino de la reforma ética, podemos empezar a abrir un camino de la esperanza.

LC – Muchas gracias, Edgar. Ha sido muy grato compartir este tiempo contigo, en tu estudio, en tu casa, en un día otoñal pero esperanzado. Y esperamos que estas reflexiones sirvan también para promover entre todos nosotros estas necesarias solidaridades.

EM – Gracias a ustedes.

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