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P á g i n a | i
UNIVERSIDAD DE ALMERIA
DEPARTAMENTO DE NEUROCIENCIA Y CIENCIAS DE LA SALUD
FACTORES PRONÓSTICOS DE REFRACTARIEDAD A
TRATAMIENTO MÉDICO EN LA EPILEPSIA DEL
LÓBULO TEMPORAL
TESIS DOCTORAL PRESENTADA POR PEDRO JESUS SERRANO CASTRO
PARA ACCEDER AL GRADO DE DOCTOR
AÑO 2011
Serrano-Castro P.J. TESIS DOCTORAL. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. DPTO NEUROCIENCIA Y CIENCIAS
DE LA SALUD
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Serrano-Castro P.J. TESIS DOCTORAL. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. DPTO NEUROCIENCIA Y CIENCIAS
DE LA SALUD
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INFORME DE LOS DIRECTORES DE TESIS
TESIFÓN PARRON CARREÑO, Profesor de la Universidad de Almería, perteneciente al
departamento de Neurociencia y Ciencias de la Salud y Jefe del Servicio de Planificación
de la Delegación Provincial de Salud.
CARMEN POZO MUÑOZ, Profesora de la Universidad de Almería, perteneciente al
departamento de Ciencias Humanas y Sociales.
ENRIQUE ALONSO MORILLEJO, Profesor de la Universidad de Almería, perteneciente al
departamento de Ciencias Humanas y Sociales.
CERTIFICAN:
Que el trabajo objeto de la presente TESIS DOCTORAL, titulada FACTORES
PRONÓSTICOS DE REFRACTARIEDAD A TRATAMIENTO MÉDICO EN LA
EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL y cuyo autor es D. PEDRO JESUS
SERRANO CASTRO ha sido realizada bajo nuestra supervisión, siendo revisada
reúne todos los requisitos para optar al Grado de Doctor, previo juicio del Tribunal
que la ha de juzgar.
Dr. D Tesifón Parrón Carreño Dra. Dña. Carmen Pozo Muñoz Dr. D Enrique Alonso Morillejo Director Director Director
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CERTIFICADO DE LA COMISION DE INVESTIGACION DEL COMPLEJO HOSPITALARIO TORRECÁRDENAS
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DEDICATORIA
A Miguel Ángel, mi querido hermano
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Serrano-Castro P.J. TESIS DOCTORAL. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. DPTO NEUROCIENCIA Y CIENCIAS
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AGRADECIMIENTOS
El principio de mis gratitudes se sitúa, inevitablemente, al principio de mi vida. En ese momento,
sin hacer yo nada por merecerlo, Dios me hizo un maravilloso regalo: mis dos padres. Mi madre,
una persona que ha sabido explicar sin necesidad de utilizar el lenguaje, el verdadero significado de
la palabra madre; solo existen dos testigos de primera mano de lo que digo y yo hablo por los dos.
Y mi padre, fuente de mi vocación, estereotipo que perseguir, capaz de inculcar sentido y dignidad
a cada uno de sus actos, constituyéndose de esta manera en el espejo perfecto en el que mirarse.
Ambos han trazado con cariño increíble mi camino en la vida y de los dos me siento orgulloso.
Pero en ese camino encontré otras inspiraciones. Mi esposa, María José, siempre a mi lado en el
apasionante viaje de la vida, compartiendo anhelos, preocupaciones y alegrías, sufriendo la falta
del tiempo que sistemáticamente esta profesión mía roba a la familia, pero también disfrutando
del mayor de nuestros tesoros, nuestra hija Laura, cuya sola presencia ilumina nuestras vidas y da
sentido a todo lo que nos rodea. Me siento privilegiado por haber podido compartir mi vida con
ellas.
No puedo dejar de mencionar a mi hermano Miguel Ángel, tal vez el promotor, involuntario, de mi
vocación por la neurología y a quien va dedicado todo este trabajo.
Hay dos personas sin las que, probablemente, nunca hubiera emprendido el camino que hoy
concluye. Son Enrique Alonso y Carmen Pozo, ambos codirectores de esta tesis doctoral. Fueron
ellos quienes impulsaron de forma desinteresada la realización de este trabajo, cuya idea
permanecía ya anclada el tiempo suficiente como para pensar que sacarla de ahí sería una labor
poco probable.
Juan Carlos Sánchez, neurólogo granadino, epileptólogo vocacional, fue el responsable de
despertar en mí el interés por el estudio y tratamiento de esta enfermedad durante mi ya lejana
etapa de la residencia. Nunca después, sin embargo, dejamos de tener contacto y colaboración
científica. Prueba de ello es que nuestros trabajos en común en esta materia se cuentan por
decenas. Por todo ello, también debe ser citado aquí.
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El Dr. Tesifón Parrón, mi director de tesis, ayudó a matizar los resultados y las conclusiones de este
trabajo con sus comentarios siempre bien dirigidos, enriqueciendo considerablemente las
aportaciones originales del mismo.
José Galván y Pablo Garrido, ambos técnicos de Fundación para la investigación biomédica de
Andalucía Oriental (FIBAO), cumplieron perfectamente con su cometido a la hora del
asesoramiento administrativo así como la gestión de la propiedad intelectual de los resultados de
esta TD como del asesoramiento y la revisión estadística de este documento, respectivamente.
Mis compañeros de trabajo en el Complejo Hospitalario Torrecárdenas (CHT). Empezando por los
integrantes de la Unidad de Neurología y Neurofisiología, neurólogos, neurofisiólogos y médicos
resientes de neurología que comparten el día a día de la increíble experiencia que la asistencia al
enfermo neurológico supone y que han participado, sin duda en el seguimiento y el diagnóstico de
muchos los enfermos que protagonizan este estudio. Su actitud encomiable de colaboración y
entrega al enfermo, a pesar de no siempre tener un director de orquesta capaz de afinar lo
suficiente, merecen un sitio especial en el apartado de agradecimientos. Sus nombres son: Enrique
Goberna, José Ignacio Peralta, José María L´hotellerie de la Fallois, María Teresa García, Carmen
Muñoz, Pedro Luis Guardado, Antonio Arjona, Jesús Olivares, María Victoria Mejías, Almudena
Aguilera, Josefina Martínez, Fernando Vázquez, José Ramón Toledano, Alberto Lardelli, Paloma
Villalobos, Pablo Quiroga, Manuel Payán, Eduardo Rico y Javier Fernández. Otros que pasaron por
la Unidad y compartieron los mismos principios y profesionalidad, sin duda merecen el mismo
reconocimiento. Son: José Rubí, Gemma Alonso, Ana Huete y Cristina Naranjo.
Aquí tengo que mencionar a los compañeros de los servicios afines, Neurorradiólogos del CHT
(Rubén Varela, Rosa Vázquez y Florentina Ostos) y Psicólogos de la Universidad de Almería (José
Manuel Cimadevilla, María Dolores Roldán, Rosa Cánovas e Irene León) que han compartido el
trabajo asumiendo la labor complementaria de la realización de las pruebas diagnósticas.
Sin duda también tengo que agradecer mucho al personal de enfermería, que entrega a diario el
fruto de su profesionalidad al servicio del paciente. Son casi 40 profesionales adscritos a la Unidad
de Neurología y a todos ellos va dirigido el agradecimiento, pero permitidme personalizarlo en dos
de ellos: la responsable de cuidados de la Unidad, Dolores Lázaro y la enfermera de la consulta,
Magdalena Martínez.
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Y, por último, pero de una manera muy especial, mi más profundo agradecimiento a quienes
constituyen el leit motiv de este trabajo: los enfermos epilépticos de Almería. Solo ellos, que
padecen la enfermedad sagrada saben hasta qué punto es importante impulsar la investigación
sobre el conocimiento y los posibles remedios que mejoren su calidad de vida.
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ABREVIATURAS
AMPA: α-amino-3-hydroxy-5-methyl-4-isoxazolepropionic acid. ABC: ATP-binding cassette protein. CA1: Cornu Ammonis 1. CA2: Cornu Ammonis 2. CA3: Cornu Ammonis 3. CA4: Cornu Ammonis 4. CBZ: Carbamacepina. CF: Convulsión febril. Cho: Colina. CHT: Complejo Hospitalario Torrecárdenas. CLB: Clobazam. COWAT: Controlled oral word association test. CPC: Crisis Parcial Compleja. CPS: Crisis Parcial Simple. Cr: Creatina. DTI: Difussion Tensor Imaging. DCF: Displasia cortical focal. DEI: Descargas Epileptiformes Interictales. DT: Desviación Típica. EEG: Electroencefalograma. EFFFV: Epilepsia Familiar Focal con Focos Variables. EFLLT: Epilepsia Familiar Lateral del Lóbulo Temporal. EFLT: Epilepsia Familiar del Lóbulo Temporal. EFMLT: Epilepsia Familiar Medial del Lóbulo Temporal. EH: Esclerosis Hipocampal. ELT: Epilepsia del Lóbulo Temporal. EMLT: Epilepsia Mesial del Lóbulo Temporal. ENV: Estimulación del Nervio Vago. EPI: Echo Planar Imaging. ER: Epilepsia Refractaria. ESM: Etosuximida. FBM: Felbamato. FAE: Fármaco Antiepiléptico. GBP: Gabapentina. GE: Gradient Echo. IC: Intervalo de confianza. ILAE: International League Against Epilepsy. INE: Instituto Nacional de Estadística. IR: Inversion Recovery. LCS: Lacosamida. LEV: Levetiracetam. LGI1: Leucine-rich Glioma Inactivate 1. LTG: Lamotrigina.
Serrano-Castro P.J. TESIS DOCTORAL. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. DPTO NEUROCIENCIA Y CIENCIAS
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MAV: Malformación Arterio-Venosa. MDR: Multidrug Resistence. MES: Maximal Electroshock. mI: Mioinositol. MV: Malformación vascular. NAA: N-Acetil-Aspartate. NMDA: N-Metil-D-Aspartate. NS: No significativo. OXC: Oxcarbacepina. PB: Fenobarbital. PGB: Pregabalina. P-gp: Glicoproteína P PHT: Fenitoína. PRM: Primidona. PTZ: Pentiniletenetranol. RM: Resonancia Magnética. RVP: Razón de verosimilitud positiva. SAdE: Sociedad Andaluza de Epilepsia. SCN1A: Subunidad 1 alfa del canal del sodio. SCN1B: Subunidad 1 beta del canal del sodio. SEN: Sociedad Española de Neurología. SNC: Sistema Nervioso Central. T1: Tiempo de Relajación Longitudinal. T2: Tiempo de Relajación Transversal. TAVEC: Test de Aprendizaje Verbal España-Complutense. TD: Tesis Doctoral. TDC: Trastorno del desarrollo cortical. TPM: Topiramato. VPN: Valores predictivos negativos. VPP: Valores predictivos positivos. VPA: Acido Valproico. ZNS: Zonisamida.
Serrano-Castro P.J. TESIS DOCTORAL. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. DPTO NEUROCIENCIA Y CIENCIAS
DE LA SALUD
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INDICE DE FIGURAS
Figura 1. Hipócrates de Cos (460-370 a. C). Grabado de Pedro Pablo Rubens (1638).
Figura 2. Claudio Galeno (131-201 d. C.) Litografía de Pierre Roche Vigneron (1865).
Figura 3. Coreomania. Grabado de Jodocus Hondius.
Figura 4. Portada de la monografía sobre la estructura del Asta de Ammon y la Fascia Dentada de Santiago
Ramón y Cajal [Ramón y Cajal, 1893].
Figura 5. Estructura microscópica del hipocampo humano. Dibujo original de Ramón y Cajal extraído con
permiso de la Ref. De Felipe et al, 2008, tomado a su vez de la publicación original de Ramón y Cajal, 1901.
Figura 6. Introducción en la práctica clínica de los FAE desde principios del siglo XX. [Serrano-Castro &
Aguilar-Castillo, 2011].
Figura 7. Distribución por frecuencia relativa de las Crisis Epilépticas [Hauser et al, 1991]
Figura 8. Clasificación evolutiva de la Epilepsia. [Kwan & Sander, 2004].
Figura 9. Estructura laminar del Neocortex humano. [Vogt & Vogt, 1942].
Figura 10. Sección histológica a través del cuerpo del hipocampo [Hogan, 2001].
Figura 11. Esquema fisiopatológico conexiones en hipocampo humano [Sharma et al, 2007]
Figura 12. Diferentes patrones histológicos de la EMLT-EH [Thom et al, 2010]
Figura 13. Imagen de RM en un enfermo con EMLT-EH [Imagen propia].
Figura 14. Registro intercrítico en un enfermo con EMLT-EH [Imagen propia].
Figura 15. RM de un paciente de nuestra serie mostrando un área de DCF a nivel temporal lateral izquierda.
Figura 16. RM de un paciente de nuestra serie mostrando una lesión compatible con un tumor glial de bajo
grado a nivel temporal medial izquierdo.
Figura 17.RM de un paciente de nuestra serie mostrando una lesión compatible con un tumor
neuroectodérmico en LT izquierdo.
Figura 18.RM de un paciente de nuestra serie mostrando una lesión compatible con una Malformación
vascular en LT derecho.
Figura 19. Esquema de colocación de electrodos en scalp según Sistema Internacional 10-20.
Figura 20. Histograma de la edad de debut en la serie global.
Figura 21. Distribución por grupos etiológicos en la serie global.
Figura 22. Distribución según tipo predominante de crisis en la serie global.
Figura 23. Distribución según presencia o no de aura en la serie global.
Figura 24. Distribución según tipo de aura predominante en el subgrupo de 103 pacientes en los que se
relató la presencia de algún tipo de aura.
Serrano-Castro P.J. TESIS DOCTORAL. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA. DPTO NEUROCIENCIA Y CIENCIAS
DE LA SALUD
P á g i n a | xvi
Figura 25. Distribución detallada por tipo de aura en el en el subgrupo de 103 pacientes en los que se relató
la presencia de algún tipo de aura.
Figura 26. Distribución según tipo de automatismo la serie global (160 casos con información fidedigna).
Figura 27. Distribución según frecuencia de generalización secundaria la serie global (161 casos con
información fidedigna).
Figura 28. Distribución según número de FAE en el momento de la inclusión de la serie global.
Figura 29. Distribución etiológica de los 59 casos clasificados como de causa estructural (incluidos los 7 casos
de “patología dual”).
Figura 30. Distribución por resultados del EEG en la serie global (149 pacientes en los que la información se
consideró fidedigna).
Figura 31. Resultados de los test neuropsicológicos en la serie global (43 casos con estudio disponible).
Figura 32. Resultados de los test neuropsicológicos en el grupo de pacientes con afectación del LT Izquierdo.
Figura 33. Resultados de los test neuropsicológicos en el grupo de pacientes con afectación del LT derecho.
Figura 34. Distribución según lateralización del foco epileptogénico en el global de la serie.
Figura 35. La presencia de crisis de tipo I.B con afectación de conciencia está asociada significativamente a
refractariedad
Figura 36. La presencia de crisis de tipo I.A como única manifestación epiléptica está asociada
significativamente de manera inversa a refractariedad
Figura 37. La presencia de automatismos de cualquier tipo está asociada significativamente a refractariedad.
Figura 38. La necesidad de combinar 3 o más FAE se asocia significativamente a Refractariedad.
Figura 39. La necesidad de cirugía del SNC se asocia significativamente a Refractariedad
Figura 40. Los años de evolución desde la primera crisis se correlacionan positivamente con el desarrollo de
refractariedad.
Figura 41. La edad de debut se correlaciona positivamente con el desarrollo de refractariedad.
Figura 42. Distribución de grupos etiológicos en función de la Refractariedad.
Figura 43. La presencia de EH en RM se asocia significativamente a Refractariedad.
Figura 44. La presencia de lesión estructural en RM se asocia significativamente a Refractariedad.
Figura 45. La presencia de registros EEG interictales de superficie patológicos se asocia significativamente a
Refractariedad.
Figura 46. La presencia de alteración en funciones ejecutivas frontales medidas a través del test COWAT se
asocia significativamente a Refractariedad.
Figura 47. Porcentaje relativo de refractariedad según etiología en nuestra serie.
Figura 48. Comparación de las frecuencias de tres variables que muestran diferencias significativas del
Subgrupo de ELT con crisis tipo I.A exclusivas frente al resto de la serie.
Figura 49. Algoritmo predictivo de crisis en ELT.
Serrano-Castro P.J. ÍNDICE
P á g i n a | 1
INDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN--------------------------------------------------------------------------------------- 3 HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACION DE LAS EPILEPSIAS----------------------------------------------------------------- 9
Historia de la Epilepsia.------------------------------------------------------------------------------------------------------------ 11
Epidemiologia e Historia Natural de la Epilepsia.--------------------------------------------------------------------------- 29 Clasificación de las crisis y síndromes epilépticos.-------------------------------------------------------------------------- 35
LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL (ELT) -------------------------------------------------------------------------------------------- 39
Anatomía e histología del cortex cerebral normal.------------------------------------------------------------------------ 41
Epileptogénesis en la ELT.--------------------------------------------------------------------------------------------------------- 47
La Epilepsia Mesial del Lóbulo Temporal (EMLT).-------------------------------------------------------------------------- 53
a. La EMLT con esclerosis hipocampal (EMLT-EH).-------------------------------------------------------------- 53
i. Histología de la EMLT-EH.--------------------------------------------------------------------------------- 53
ii. Semiología de las crisis en la EMLT-EH---------------------------------------------------------------- 55
iii. Diagnóstico por Neuroimagen de la EMLT-EH.----------------------------------------------------- 59
iv. Neurofisiología en la EMLT-EH.------------------------------------------------------------------------- 63
v. Neuropsicología en la EMLT-EH.----------------------------------------------------------------------- 65
vi. La progresividad clínica de la EMLT-EH.-------------------------------------------------------------- 67
b. La EMLT con etiologías diferentes a la EH.-------------------------------------------------------------------- 68
Epilepsia Lateral del Lóbulo Temporal (ELLT).----------------------------------------------------------------------------- 73
Las Epilepsias Familiares del Lóbulo Temporal (EFLT).------------------------------------------------------------------ 75
Tratamiento de la ELT.----------------------------------------------------------------------------------------------------------- 79
a. Tratamientos Farmacológicos.----------------------------------------------------------------------------------- 79
b. Tratamientos no Farmacológicos.------------------------------------------------------------------------------- 81
LA REFRACTARIEDAD EN LA ELT. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------ 83
Concepto de Refractariedad---------------------------------------------------------------------------------------------------- 85
Bases fisiopatológicas y genéticas de la Refractariedad.-------------------------------------------------------------- 89
MARCO TEÓRICO-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 93
Factores pronósticos de refractariedad.----------------------------------------------------------------------------------- 99
HIPÓTESIS Y OBJETIVOS -------------------------------------------------------------------------------------------------------- 107
HIPOTESIS---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 109
OBJETIVOS--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 109
Objetivo principal.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 109
Objetivos secundarios.--------------------------------------------------------------------------------------------------------- 109
Serrano-Castro P.J. ÍNDICE
P á g i n a | 2
PERSONAS Y MÉTODOS---------------------------------------------------------------------------------------------- 111
SUJETOS DEL ESTUDIO.--------------------------------------------------------------------------------------------------------- 113
DISEÑO DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN.--------------------------------------------------------------------------- 115
Definición de variables.---------------------------------------------------------------------------------------------- 117
i. Variable dependiente.------------------------------------------------------------------------- 117
ii. Variables independientes.------------------------------------------------------------------- 117
Cálculo del tamaño muestral.------------------------------------------------------------------------------------- 121
Recogida de datos.---------------------------------------------------------------------------------------------------- 123
Descripción técnica de las variables de pruebas complementarias.------------------------------------- 125
ANÁLISIS ESTADÍSTICO-------------------------------------------------------------------------------------------------------- 129
ASPECTOS ÉTICOS-------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 131
RESULTADOS--------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 133
DISCUSIÓN------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 169
CONCLUSIONES----------------------------------------------------------------------------------------------------------- 193
BIBLIOGRAFÍA-------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 199
INDICE POR PALABRAS---------------------------------------------------------------------------------------------- 221
APÉNDICES------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 227
IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN
Serrano-Castro P.J. INTRODUCCIÓN
P á g i n a | 4
Serrano-Castro P.J. INTRODUCCIÓN
P á g i n a | 5
IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN
La idea original que inspira esta Tesis Doctoral (TD) tiene una antigüedad no inferior
a los 15 años. Surgió como una cuestión clínica directamente relacionada con la práctica
asistencial al enfermo epiléptico. El planteamiento es sencillo: Si es conocido que un
porcentaje de enfermos epilépticos están condenados al fracaso de los diferentes
fármacos disponibles en el mercado en el objetivo básico de controlar sus crisis epilépticas
y si al mismo tiempo en un subgrupo de éstos se puede conseguir la resolución de crisis
mediante la cirugía de la epilepsia, sería de gran interés asistencial disponer de algún
método que, basándose en características clínicas y de pruebas complementarias en un
enfermo concreto, fuera capaz de predecir su pronóstico de manera precoz. Ello
posibilitaría agilizar la decisión del tratamiento quirúrgico en aquellos condenados al
fracaso farmacológico, evitando años de tratamientos infructuosos y epilepsia no
controlada con repercusión directa en su calidad de vida.
En aquel momento, finalizando mi residencia en Neurología, no se dieron las
circunstancias oportunas para llevar adelante esta investigación, entre otras cosas porque
no disponía en ese momento de la experiencia que solo el trato prolongado con los
enfermos puede dar. Quince años después, para mi sorpresa, la cuestión sigue sin haber
sido dilucidada de forma completa a pesar de la ingente cantidad de publicaciones que
sobre el pronóstico y el tratamiento de la epilepsia que en estos 15 años han abarrotado
las revistas especializadas y de los avances que, desde ese momento se han producido en
el conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos subyacentes de la epileptogénesis y de
la refractariedad a fármacos en epilepsia.
Inmediatamente después de la finalización de mi periodo de formación, tomé
posesión de mi plaza como facultativo especialista en Neurología adscrito al Hospital
Torrecárdenas de Almería. A los pocos meses de que esto se produjera, en Octubre de
1996, puse en marcha la consulta monográfica de epilepsia con la idea de ofrecer una
asistencia más directa y de mayor calidad al enfermo epiléptico de Almería, con especial
referencia a los enfermos que, tras un periodo de tiempo en tratamiento farmacológico,
seguían con epilepsia activa. Esta consulta ha evolucionado, incorporando recursos
Serrano-Castro P.J. INTRODUCCIÓN
P á g i n a | 6
personales y materiales, hasta convertirse hoy en una Unidad Médica de Epilepsia capaz de
ofrecer un estudio integral así como un seguimiento personalizado que ha valorado y dado
asistencia continuada hasta el momento a una cifra cercana a los 1000 enfermos
epilépticos. Algunos de ellos están siendo vistos en la Unidad desde el principio de su
existencia, por lo que la relación con ellos ha traspasado los límites de la estricta relación
profesional. Esto ha posibilitado que haya sido testigo de primera mano de las severísimas
limitaciones que una enfermedad de este tipo puede producir en las personas afectas y ha
ejercido un efecto potenciador en mi implicación con la enfermedad y en mi lucha
personal contra sus devastadoras consecuencias. Además, esta labor asistencial ha tenido
ya su fruto científico, plasmado en las más de 30 de trabajos científicos entre libros
editados, capítulos de libros y publicaciones en revistas con índice de impacto que, a lo
largo de estos 14 años han surgido por la observación y análisis de los enfermos atendidos
en esta Unidad y que aparecen reflejadas en el Apéndice I de esta TD. Estas publicaciones,
de alguna manera están directamente relacionadas con la génesis y maduración de este
trabajo de TD.
Pasado el tiempo, mudadas las circunstancias, constatado que la pregunta clínica
que surgió hace ya tanto tiempo seguía sin nítida respuesta, y acumulada experiencia
propia suficiente creí que, ahora sí, se daban las circunstancias oportunas para retomar
con garantías la idea inicial.
Lo que expongo en la parte empírica esta TD trasciende por tanto los fríos datos de
un proyecto de investigación. Los resultados que aquí aparecen reflejados nacen de
enfermos con una patobiografía reconstruida personalmente a lo largo de los años y con
los que, en muchas ocasiones se han establecido relaciones más allá del vínculo esperable
en una simple relación médico-enfermo. Probablemente este hecho, poco tangible, pueda
actuar como garante de la fiabilidad de detalles clínicos y/o semiológicos que solo pueden
aflorar después de anamnesis sucesivas y reiteradas a lo largo del tiempo sobre el enfermo
y diferentes fuentes familiares.
El trabajo de investigación ha sido completado con una parte teórica que ha
pretendido realizar una puesta al día en los diferentes aspectos relacionados con la
Epilepsia del LT (ELT), desde aspectos históricos a terapéuticos, pasando por mecanismos
Serrano-Castro P.J. INTRODUCCIÓN
P á g i n a | 7
de epileptogénesis. Esta revisión constituye la primera parte que el lector encontrará en
esta trabajo.
Esta es la breve historia de esta TD. Es mi deseo personal que las conclusiones de la
misma aporten su grano de arena al conocimiento clínico de la epilepsia y se conviertan en
instrumentos válidos para la lucha contra la enfermedad sagrada.
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
P á g i n a | 9
HHIISSTTOORRIIAA,, EEPPIIDDEEMMIIOOLLOOGGIIAA YY
CCLLAASSIIFFIICCAACCIIOONN
DDEE LLAASS EEPPIILLEEPPSSIIAASS
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
P á g i n a | 10
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
P á g i n a | 11
HHIISSTTOORRIIAA
• La Epilepsia en los albores de la Historia:
La epilepsia constituye una de las manifestaciones de la patología humana que han estado
presentes de manera invariable a lo largo de la historia de la medicina. Todas las
civilizaciones y, por supuesto todas las escuelas médicas conocidas, desde la medicina
hipocrática hasta el momento actual han reconocido su existencia y se han ocupado de su
diagnóstico y tratamiento.
Sin embargo, también es cierto que, en muchas ocasiones a lo largo de la historia, su
identidad como enfermedad ha sido puesta en entredicho, situándola a medio camino
entre lo mágico o lo religioso y lo puramente patológico. Vestigios de esa nebulosa relación
entre lo esotérico y lo somático, que ha llevado a la enfermedad epiléptica a ser
denominada con apelativos tales como la “enfermedad sagrada”, perduran en nuestra
sociedad a pesar de todo el acervo de conocimiento clínico, anatómico y fisiopatológico
que, acerca de ella, se ha alcanzado en los últimos dos siglos. Todavía hoy el enfermo
epiléptico arrastra el estigma de padecer una enfermedad diferente que, en muchas
ocasiones le impulsa a mantenerla oculta. Contribuyen a ello, de forma evidente, las
consecuencias devastadoras que, desde el punto de vista social y laboral tiene esta
enfermedad sobre el proyecto vital del enfermo y de su entorno.
• La epilepsia en las medicinas prehipocráticas:
La primera referencia escrita a la enfermedad epiléptica la encontramos en el Código de
Hammurabi (1728-1682 a. C.), donde se la denomina con el término “bennu”, que significa
“enfermedad que hace caer” [Ruiz Ezquerro, 2008]. En esas primeras referencias la
epilepsia aparece como un estigma degradante y maligno. En el Museo Británico se
conservan 40 tablillas de terracota, conocidas como Sakiku (textualmente “Todas las
enfermedades”) que constituyen un amplio tratado de la medicina babilónica [Balcells
Riba, 2009]. En estas tablillas, fechadas entre los años 1067 y 1046 a. C. se relata el caso de
un paciente que sufre lo que denominan antasubbû. La descripción textual nos relata
cómo este enfermo presenta unos episodios que comienzan con un giro del cuello hacia la
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
P á g i n a | 12
izquierda, apertura de los ojos, agarrotamiento de manos y pies y pérdida de la conciencia
[García-Albea, 1999a]. La interpretación, repleta de profunda carga trascendente, habla de
la actuación de la “mano del diablo” en la fase tónica que posteriormente inicia su salida
durante la fase clónica y se va definitivamente en la fase postcrítica [Wilson-Kinnier &
Reynolds, 1990]. En la traducción de estos textos babilónicos podemos encontrar también
descripciones detalladas de Convulsiones Febriles (CF), crisis en niños, crisis de ausencias,
estados postcríticos, crisis gelásticas, estados epilépticos y crisis parciales complejas (CPC)
y simples [Magiorkinis et al, 2010].
En el principal tratado médico persa, el Avesta, que data del 800 a. C. existen frecuentes
referencias a la epilepsia y también una norma escrita según la cual, le fue prohibido a
Zaratrusta el sacrificio de los enfermos epilépticos, lo que da a entender que ésta pudo ser
una práctica previa habitual [García-Albea, 1999a].
El Talmud hebreo se refiere a la epilepsia como una consecuencia de ciertos
comportamientos de los padres del enfermo durante el coito. Nuevamente, se constata
una estrecha relación entre conductas consideradas “impuras” y el origen de la
enfermedad sagrada.
En todas estas Medicinas prehipocráticas, la epilepsia, como proceso a caballo entre la
enfermedad y la magia, no tenía un pronóstico definido. Quedaba al albur de los designios
divinos su resolución definitiva o su permanencia como reflejo de la ira de los dioses, que
la utilizaban como un castigo o un medio de expiación de pasados errores.
• La epilepsia en la Medicina Griega y Romana:
La Medicina griega encarna el nacimiento de la corriente técnico-científica en la práctica y
la docencia médica, acontecimiento que, sin embargo, se produce en un entorno plagado
de creencias míticas, propiciando un choque de formas de entender la enfermedad. Pocas
enfermedades pueden ser tan propicias a constituir campo de batalla para dicha
confrontación como la epilepsia. Hipócrates (Figura 1), padre de la medicina griega,
dedicará un tratado magistral a dicha enfermedad, titulado Sobre la enfermedad sagrada
(morbo sacro).
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
P á g i n a | 13
Figura I. Hipócrates de Cos (460-370 a. C). Grabado de Pedro Pablo Rubens (1638).
Asistimos en dicho tratado a la afirmación tajante, por primera vez expresada de forma
incontrovertible, de que la epilepsia es una enfermedad natural, similar a cualquier otra.
Supone este hecho un avance de tal naturaleza que coincidimos con García-Albea al
considerar que probablemente esta obra representa el tratado más importante jamás
publicado sobre la epilepsia [García-Albea, 1999b].
El legado de esta obra aún es apreciable incluso en la terminología médica. Así, Hipócrates
denominó a la epilepsia la “gran enfermedad” [Hipócrates, 1849a], originando el término
“grand mal”, ampliamente utilizado hasta muy recientemente en la nosología médica.
La visión hipocrática del origen de la epilepsia en acontecimientos sucedidos durante la
vida uterina es muy interesante. Afirma textualmente que “el nacimiento de la epilepsia
ocurre cuando el embrión aún está en el vientre materno” [Magiorkinis, 2010]. En otro
tratado hipocrático, el denominado Heridas de la cabeza, el médico de Cos atribuye
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capacidad de generar epilepsia a los golpes severos sobre la cabeza, introduciendo el
concepto de Epilepsia postraumática [Hipócrates, 1849b].
La obra de Hipócrates contiene, además, la primera aproximación científica al asunto
central de esta TD, cual es el pronóstico de la epilepsia, señalando que la evolución es
mejor en la epilepsia que acontece durante la senectud que la que se inicia durante la
etapa infantil.
Compilando todos estos datos, es evidente que, con la perspectiva histórica, la obra de
Hipócrates supuso un salto cualitativo en el conocimiento de la etiología, semiología,
pronóstico y tratamiento de la enfermedad sagrada, estableciendo por vez primera su
identificación como una enfermedad “natural” no diferente de cualquier otra enfermedad
conocida.
Las medicinas posthipocráticas fueron herederas de este concepto. En la Medicina
romana, su máxima figura, Claudio Galeno (131-201 d.; Figura 2) sistematizó clínicamente y
clasificó la epilepsia dentro de su tratado clásico Definiciones Médicas distinguiendo tres
tipos de epilepsia: Idiopática, atribuida a un trastorno primario del cerebro; Secundaria,
atribuida a una disfunción cardiaca que se extiende posteriormente al cerebro a través de
los fluidos corporales; y un tercer tipo debido a una disfunción de cualquier otro órgano
que se trasmite por fin al cerebro [Brock, 1929]. En las tres formas, es el cerebro quien
finalmente enferma. Galeno, además, fue el primero en describir el aura epiléptica,
palabra derivada del griego, cuya etimología inicial es “brisa”. Lo hace en su obra magna
Opera Omnia a partir del caso de un chico de 13 años con estas palabras:
“El muchacho comenzó su enfermedad en la pierna y luego se trasladó hasta el muslo, la
ingle y el lado del pecho, hasta el cuello y luego a la cabeza. Tan pronto como la
enfermedad llego a la cabeza, él ya no era consciente de sí mismo. Cuando los médicos le
preguntaron, dijo que el movimiento hacia arriba fue como una brisa fría”.
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Figura 2. Claudio Galeno (131-201 d. C.) Litografía de Pierre Roche Vigneron (1865).
Otra figura de la época de gran interés histórico en el conocimiento de la epilepsia fue
Areteo de Capadocia (120-180 d.C.), médico griego al servicio de Roma que escribió su
obra Sobre las causas y los signos de las enfermedades agudas o crónicas, en la que
muestra una genial capacidad para la descripción nosológica. En el tema dedicado a la
epilepsia describió, entre otras cosas, las auras cognitivas o existenciales así como por
sensaciones especiales, entre ellas, alucinaciones visuales, olores, ruidos y sensaciones en
las manos y los pies que precedían a la instauración de la crisis epiléptica. Además, indicó
la fuerte tendencia de las crisis a recurrir, circunstancia esta necesaria para la definición de
síndrome epiléptico [Araeteus, 1856a] e identificó signos clínicos críticos como la
desviación conjugada de los ojos durante las crisis, las contracciones rítmicas del mentón o
la contracción mandibular [García-Albea, 1999c]. A él debemos, por fin, una descripción de
la denominada posteriormente “personalidad epiléptica” que solo cabe referenciar como
magistral [Araeteus, 1856b].
• La epilepsia en la Edad Media y el Renacimiento:
La llegada de la Edad Media supone un declive de las teorías naturalistas tan arduamente
construidas por la Medicina griega y la reaparición de las viejas creencias místicas sobre el
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
P á g i n a | 16
origen de la enfermedad. La mayoría de las referencias a posibles manifestaciones de la
enfermedad epiléptica provienen en este periodo de escritos religiosos. Entre ellos, el más
generoso, sin duda, la Biblia. Los relatos del S. Marcos, S. Mateo y S. Lucas sobre el
exorcismo de un niño poseso son interpretados de forma unánime como la crónica de una
crisis epiléptica [Lennox, 1939]. Y las interpretaciones sobre el origen de la enfermedad así
como de sus posibles tratamientos vuelven a adquirir sentido trascendente.
Ejemplo máximo de esto que decimos son las denominadas “coreomanias”,
peregrinaciones de personas afectas probablemente de variadas enfermedades
neurológicas, entre las que los epilépticos no debían ser minoría, que acudían en procesión
a lugares considerados santos en busca del perdón como medio para conseguir su
curación. Fueron significativas la denominada Danza epidémica de Maastrich, acontecida
en el año 1278, en el que cientos de enfermos acudieron a suplicar el perdón de San Vito o
la de 1374 en Aachen (Aquisgrán), donde los bailarines danzaron ante al altar de la Virgen
de la Catedral durante meses .
No es difícil imaginar cómo, en esta época, las epilepsias más severas, con mayor
reiteración de crisis, como pueden ser el subgrupo considerado en esta TD, en el que,
además, la coexistencia de patología psiquiátrica es frecuente, tendrían una especial
representación. Si la causa de la epilepsia era un castigo divino ante la condición tendente
al pecado de las personas, la reiteración de las crisis debía de ser inevitablemente
interpretada como signo inequívoco de la perpetuación de las causas que la originaron,
aumentando el rechazo social por estos enfermos.
Pero hay excepciones a esta concepción general. Una de las más importantes fue la del
médico valenciano Arnau de Vilanova (1250-1311 d. C.), profesor de la Universidad de
Montpellier y que publicó un tratado titulado De epilepsia en el que huye de las
interpretaciones sobrenaturales1 y divide la epilepsia en dos clases: la “verdadera”,
causada por la flema y la “no verdadera”, causada por la bilis negra mezclada con flema
[García-Albea, 1999c].
En este periodo oscuro cabe mencionar el florecimiento de la medicina arábigo-andaluza
que actúa en cierta manera como refugio de la sabiduría médica helénica. Destaca en este
1 Viene aquí al caso la famosa cita de Arnau de Vilanova: “Es preferible ser ignorante que aprender de los
demonios”
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ámbito el trabajo del médico cordobés Abulcasis (Abu al-Qasim, 936-1013 d. C.) que,
siguiendo las enseñanzas galénicas, describió las causas de la epilepsia entre las que
distingue cuatro naturales y reserva la quinta para las epilepsias originadas “por los
demonios”.
Figura 3. Coreomania. Grabado de Jodocus Hondius.
La llegada del Renacimiento no supone una variación sustancial en la visión medieval de la
enfermedad epiléptica. La epilepsia sigue manteniendo su condición de estigma diabólico
(stigmata diaboli). Existirán en esta época, sin embargo, como ya pasó en la Edad media,
seguidores de la medicina galénica de forma esporádica. Entre ellos destacan, por sus
importantes contribuciones, dos médicos españoles. El primero de ellos, Francisco Pérez
Cascales, licenciado por la Universidad de Alcalá en 1576, fue el autor del tratado Liber de
affectionibus Puerorum, en 1611, en el que dedica un amplio capítulo a la epilepsia,
recuperando los textos clásicos hipocráticos y galénicos [García-Albea, 1999d].
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Veinte años después del trabajo de Pérez Cascales, Antonio Ponce de Santa Cruz, médico
de cámara del rey Felipe IV, publicó el primer gran tratado español sobre la epilepsia,
titulado Praelectiones Vallisoletanae. En dicha obra, aboga por el origen cerebral de la
enfermedad y rebate su relación con seres sobrenaturales.
Sin embargo, no sería hasta el siglo XVIII cuando las hipótesis demoníacas comienzan su
verdadero declive. En este periodo surge la obra del médico suizo Samuel André Tissot
(1728-1797 d. C.) A él debemos el Traité de l’epilepsie, publicado en el año 1770, obra que
podemos identificar como la línea de separación definitiva entre la concepción
sobrenatural y la científica del origen de la enfermedad epiléptica [García-Albea, 1999e].
• La Epilepsia en la época moderna:
El siglo XIX asiste al nacimiento de la medicina experimental, de la mano de nuevos
instrumentos y disciplinas como la histología y la microbiología. En esa época, superadas
casi definitivamente las ideas sobrenaturales sobre el origen de la enfermedad, el enfermo
epiléptico es considerado un enfermo mental, lo que permite de alguna manera su estudio
sistemático por vez primera. Incluso nacen instituciones específicas con este fin como el
National Hospital for the relief and cure of Paralysed and Epileptic, en Queen Square
(Londres) [García-Albea, 1999e] que constituyen, simultáneamente, fuentes de
conocimiento acerca de la expresión clínica e historia natural de la epilepsia.
Los primeros estudios histológicos del cerebro epiléptico datan de este siglo y en ellos ya
se constata que buena parte de estos enfermos presentaban anomalías en una zona
concreta del cerebro, radicada en la región interna de los lóbulos temporales y conocida
como hipocampos. Así, los estudios clásicos de Bouchet y Cazauvieilh, publicados en el año
1825 describían alteraciones macroscópicas en los hipocampos de 8 enfermos epilépticos
sometidos a estudio autópsico, si bien nunca atribuyeron significación patogénica a este
hallazgo [Gloor, 1991; Serrano-Castro et al, 1997]. En 1880 Sommer, publicó una revisión
pormenorizada de todos los datos histológicos disponibles hasta ese momento y concluyó
su trabajo afirmando taxativamente que “parece indudable que las crisis epilépticas se
asocian con frecuencia con una enfermedad del asta de Ammon y de sus tejidos vecinos”
[Sommer et al, 1880]. Estas primeras descripciones anatómicas constituyen el punto de
partida del conocimiento moderno de la fisiopatología de la epilepsia.
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Coincide este periodo de tiempo con el desarrollo de las nuevas técnicas de estudio
histológico del Sistema Nervioso desarrolladas por Camilo Golgi y Santiago Ramón y Cajal
que permitió desentrañar las características microscópicas del cerebro humano. La
formación Hipocampal no escapó de este estudio. No en vano, uno de los trabajos clásicos
de Ramón y Cajal fue la monografía dedicada al análisis de la estructura histológica del
Asta de Ammon, publicada en el año 1893 [Ramón y Cajal, 1893], cuya portada
reproducimos en la Figura 4.
Figura 4. Portada de la monografía sobre la estructura del Asta de Ammon y la Fascia Dentada de Santiago
Ramón y Cajal [Ramón y Cajal, 1893].
En los años siguientes, Ramón y Cajal siguió desarrollando sus investigaciones sobre la
estructura interna del hipocampo. La Figura 5 muestra uno de sus dibujos originales del
hipocampo humano, sus tipos celulares y sus principales conexiones publicado en el año
1901.
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Figura 5. Estructura microscópica del hipocampo humano. Dibujo original de Ramón y Cajal extraído con
permiso de la Ref. De Felipe et al, 2008, tomado a su vez de la publicación original de Ramón y Cajal, 1901.
Lorente de No, continuando el trabajo de Cajal, terminaría por delimitar los campos CA1,
CA2, CA3 y CA4 del asta de Ammon [Lorente de Nó, 1934]. Esta nomenclatura sigue
vigente en la actualidad.
Desde el punto de vista clínico, hemos de destacar en esta época la figura de John
Hughlings Jackson (1835-1911), pionero en la interpretación científica de los mecanismos
subyacentes de la epileptogénesis. Partiendo de su convicción sobre la localización
anatómica de las funciones cerebrales, demostrada sobre una base experimental, Jackson
fue el primero que concibió un solo mecanismo capaz de explicar todo el espectro de
fenómenos epilépticos. Su nombre ha quedado ligado a la denominación de determinados
tipos de crisis parciales motoras en la que la actividad motora se extiende por contigüidad
y a la que, en honor a su descubridor, se llama “progresión jacksoniana”. También Jackson
describió el llamado “estado crepuscular” característico de las crisis psicomotoras del LT.
William Gowers (1845-1915) fue el más importante de los discípulos de Jackson. En su
monografía Epilepsy and other chronic convulsive disorders, discutió de forma amplia los
mecanismos de la epileptogénesis, realizando por vez primera una aproximación integral al
concepto de epilepsia y de epileptogénesis.
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
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Los avances en el conocimiento semiológico y neurofisiológico discurrieron
simultáneamente con los avances anatomopatológicos.
Los trabajos de Bratz, en los últimos años del siglo XIX proporcionaron una detallada
descripción histológica de aquello que Sommer ya había descrito, la Esclerosis Hipocampal
(EH) así como la observación de que no siempre este era el sustrato histológico de la
epilepsia [Bratz, 1899]. Bratz describió los hallazgos patológicos de 50 casos autópsicos con
crisis crónicas antemortem asociadas con diversas etiologías de epilepsia comunes en
aquellos tiempos como la neurosífilis o la neurocisticercosis.
Como vemos, estos años de ebullición científica habían hecho que, apenas 100 años
después de Tissot, aquella enfermedad considerada como sagrada quedara
definitivamente desmitificada en cuanto a su origen y naturaleza: una zona del cerebro,
fácilmente identificable, era la zona enferma en buena parte de los pacientes epilépticos.
• El nacimiento de las técnicas complementarias en el diagnóstico de la epilepsia:
Simultáneamente al auge de los conocimientos histológicos sobre el origen de la epilepsia,
se produjo otro acontecimiento clave para afianzar el desarrollo de la epileptología
moderna: la aparición de los registros electroencefalográficos. Las primeras experiencias
en este sentido datan del año 1912, momento en el que Kaufmann, en Rusia, registró
electroencefalográficamente crisis experimentales inducidas en animales [Kaufmann,
1912]. En 1929 Hans Berger, en Alemania, publicó que la actividad eléctrica cerebral podía
ser registrada en humanos utilizando electrodos ubicados en el scalp [Berger, 1929]. Con
sorprendente rapidez, este método, inicialmente confinado a fines de investigación,
alcanzó un rol en la práctica clínica que no ha abandonado ya en la historia de la
epileptología, convirtiéndose en una de las bases para el diagnóstico y clasificación de las
crisis y síndromes epilépticos. Penfield y Jasper utilizaron los registros EEG como criterio
para la diferenciación entre crisis “focales” y “centroencefálicas”, base de nuestra
distinción clásica entre crisis de origen focal y generalizada [Penfield & Jasper, 1954].
Posteriormente, Gibbs et al describieron que los pacientes con la llamada “epilepsia
psicomotora”, probablemente la más frecuente, presentaban con frecuencia un foco
eléctrico en la región temporal anterior, justo en la zona correspondiente a las
descripciones de las alteraciones histopatológicas que habían visto la luz en los años
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
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anteriores [Gibbs et al, 1948]. Poco después el grupo de Gastaut utilizó los registros EEG
para la caracterización definitiva de la ELT [Gastaut, 1954]. De esta manera, los registros
EEG se convirtieron en parte imprescindible para la clasificación de las crisis epilépticas en
sus diferentes versiones y también de los síndromes epilépticos, incluida la última y
reciente propuesta de modificación de la clasificación de la ILAE, que sigue reconociendo el
término de síndromes electroclínicos [Berg et al, 2010]. La propia definición de la ELT tiene
una fuerte dependencia de sus características neurofisiológicas, como veremos
posteriormente.
En los últimos tiempos, las técnicas de monitorización Video-EEG así como los registros
invasivos han sido el soporte inexcusable para el desarrollo de aspectos nosológicos y
diagnósticos de la epilepsia así como de campos terapéuticos tan trascendentes como la
cirugía de la epilepsia.
El segundo aspecto crucial para el desarrollo del conocimiento de la epilepsia data de las
modernas técnicas de Neuroimagen, que han supuesto a la postre una verdadera
revolución en la localización de lesiones corticales con capacidad epileptogénica. El
desarrollo de la epileptología ha sido testigo de primera línea de cómo esa “caja cerrada”
que tradicionalmente era el cerebro, dejaba de ser tal y conseguíamos llegar a descubrir
sus entresijos estructurales y también, en las últimas décadas, funcionales. Las técnicas de
Resonancia Magnética (RM) de alta resolución y sus derivados (espectroscopía,
tractografía o RM funcional) han permitido un avance significativo en el conocimiento de la
epilepsia y de sus etiologías.
Por último, la auténtica explosión que ha supuesto las aportaciones de la biología
molecular y la genética como herramientas diagnósticas han abierto nuevos horizontes en
el estudio de síndromes epilépticos específicos.
• Los tratamientos frente a la epilepsia:
Pero la historia de la epilepsia es también la historia de la lucha por combatirla. Sensu
stricto la eclosión de la investigación farmacológica antiepiléptica de acuerdo con los
principios de la medicina positivista se produjo en los primeros años del siglo XX. En los
albores de esta evolución, el descubrimiento de las propiedades antiepilépticas de una
molécula se producía de forma accidental, sin mediar experimentación previa. Es lo que
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ocurrió con las sales de Bromuro, utilizadas desde el año 1900 o con el Fenobarbital (PB),
cuya comercialización data del año 1912. Para hacer referencia a esta manera azarosa de
obtención de nuevos recursos se ha consagrado el término “serendipia”, un neologismo
etimológicamente derivado de un cuento persa del siglo XVIII titulado “Los tres príncipes
de Serendip” en el que los protagonistas solucionaban sus problemas a través de increíbles
casualidades [Serrano-Castro & De la Peña, 2010].
A partir de primer tercio del siglo XX, se diseñaron una serie de modelos animales de crisis
epilépticas que fueron utilizados para escrutar las propiedades antiepilépticas de
moléculas ya conocidas pero que no habían tenido utilidad como Fármacos antiepilépticos
(FAE). Esta andadura se inició con los trabajos de Putnam y Merrit en 1937 [Putnam &
Merrit, 1937], cuando constataron el potencial antiepiléptico de la Fenitoína (PHT),
molécula conocida desde el año 1908, pero sin utilidad clínica hasta ese momento en un
modelo denominado Electroshock Máximo (MES) que consistía en la aplicación de una
estimulación eléctrica de corta duración capaz de inducir una crisis tónico-clónica en el
ratón. Con posterioridad, Everett and Richards demostraron que tanto la Trimetadiona
como el PB, pero no la PHT, eran capaces de bloquear las crisis inducidas en
experimentación animal por la administración subcutánea de un antagonista de los
receptores GABA-A llamado Pentiniletenetranol (PTZ) [Everett & Richards, 1944]. Fue el
germen del segundo modelo de experimentación animal, en este caso con potencial
demostrado para valorar la eficacia de los FAEs frente a crisis mioclónicas y crisis de
generalizadas.
El tercer gran modelo animal ha sido el de Estimulación Subliminar Repetitiva o modelo
Kindling. El fenómeno de Kindling consiste en la inducción de crisis parciales después de la
aplicación de un estímulo eléctrico subliminar reiterado en una zona concreta del cerebro
(hipocampo, la amígdala o las regiones olfatorias) durante días o semanas [Goddard et al,
1969]. Mencionaremos este modelo posteriormente, al hablar de epileptogénesis.
Durante más de 50 años el único cambio reseñable fue el aumento progresivo de la
complejidad de los estudios de investigación preclínicos en humanos, circunstancia esta
derivada de las exigencias progresivamente mayores de las entidades reguladoras para
otorgar la aprobación del uso clínico de una determinada molécula. Así, en la actualidad,
de cada 5000-10000 moléculas estudiadas, aproximadamente 250 alcanzan la fase de
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
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ensayos preclínicos y solo 1 termina recibiendo la aprobación de la entidades reguladoras
[Weaver, 2008].
Fruto de la aplicación de la investigación basada en estos y otros modelos animales de
crisis epilépticas, entre el año 1938 y el 1978 se introdujeron en la práctica clínica 5
moléculas: PHT (1938), Primidona (PRM; 1954), Etosuximida (ESM; 1958), Carbamacepina
(CBZ; 1962) y Acido valproico (VPA; 1967 en Europa; 1978 en Estados Unidos). Estos
fármacos, junto al PB y las benzodiacepinas, que aunque eran conocidas previamente, su
capacidad antiepiléptica comenzó a ser reconocida a partir de los años 60, han sido, hasta
hace relativamente poco tiempo, los únicos recursos farmacológicos frente a la epilepsia y
a ellos se les han denominado en la literatura FAEs clásicos o de primera generación.
Desde el año 1967 y hasta el año 1993, momento en el que se comercializó el Felbamato
(FBM), pasaron más de 25 años en los que prácticamente no hubo novedades terapéuticas.
Durante esta época se adquirió una considerable experiencia en el manejo clínico de los
FAE disponibles y se llevaron a cabo algunos de los estudios pivotales sobre los que se
fundamenta nuestro conocimiento de la terapéutica antiepiléptica que, como no podía ser
de otra manera, tuvieron como protagonistas esos FAE [Ramsay et al, 1983; Callaghan et
al, 1985; Mattson et al, 1985 y 1992; Leppik et al, 1986; Mitchell et al, 1987].
En las últimas décadas hemos asistido al renacimiento de la investigación farmacológica
antiepiléptica gracias, en parte, a la aparición de un tipo de “ingeniería farmacológica” en
la que la síntesis de moléculas se orienta de forma “dirigida” a conseguir un determinado
mecanismo de acción antiepiléptico. Los modelos de experimentación animal, que siguen
teniendo utilidad, han retrasado su posición en el transcurso de la investigación, actuando
como elementos útiles para refrendar el potencial antiepiléptico y la serendipia cada vez
tiene un papel más marginal.
Ello ha llevado a que en los 17 últimos años hayan recibido aprobación para su uso en la
práctica clínica un total de 12 nuevos FAE o FAE de segunda generación, lo que supone 1
nuevo FAE cada año y medio aproximadamente [Serrano-Castro & Aguilar-Castillo, 2011]
(Ver Figura 6).
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Figura 6. Introducción en la práctica clínica de los FAE desde principios del siglo XX. Extraído de Serrano-
Castro & Aguilar-Castillo, 2011.
Probablemente en un futuro inmediato este modelo incluso pueda mejorar con la
incorporación de elementos procedentes de la Farmacogenómica, de la Terapia Génica y
de la Inmunoterapia.
• La Cirugía de la Epilepsia:
Pero a pesar del amplio desarrollo de la farmacoterapia antiepiléptica, aún a día de hoy, al
menos una tercera parte de los enfermos epilépticos continúan teniendo crisis de forma
periódica [Kwan & Sander, 2004; Sánchez-Álvarez, Serrano-Castro & Cañadillas-Hidalgo,
2002]. Este grupo de enfermos está integrando mayoritariamente por los considerados
como refractarios a tratamientos médicos, dando origen al término Epilepsia Refractaria
(ER), que es, en último extremo, el objeto de estudio principal de esta TD.
La existencia de un porcentaje tan significativo de fracaso terapéutico farmacológico ha
impulsado el desarrollo de alternativas no farmacológicas en el tratamiento de la epilepsia.
Entre ellas, la más acreditada es, sin duda, la Cirugía de la Epilepsia.
La posibilidad de realizar, mediante técnicas quirúrgicas, una resección de la zona
epileptogénica, entendida como aquella en la que se origina la actividad epiléptica en
epilepsias focales, está fuertemente enraizada con las teorías localizacionistas que
protagonizaron el nacimiento de la epileptología a partir de los trabajos ya referenciados
de Jackson a finales del siglo XIX.
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Así, fue en 1886 cuando el neurocirujano Víctor Horsley realizó en Londres la que se puede
considerar como primera cirugía con éxito destinada a erradicar las crisis en un paciente de
22 años afecto de una epilepsia postraumática.
La primera serie quirúrgica que merece ser considerada como tal es la publicada por
Morris en 1950 [Morris, 1950] en la que se recogían 5 pacientes que fueron sometidos a
lobectomía temporal anterior como intento terapéutico para su epilepsia psicomotora. El
autor, acertadamente, apuntaba en su trabajo que la exéresis de todas las estructuras
mediales del LT intervenido era un requisito necesario para conseguir el éxito terapéutico
en estos enfermos, si bien es cierto que las intervenciones de Morris siempre se realizaron
sin apoyo neurofisiológico.
En el mismo año de la publicación de Morris, vio la luz la primera serie del grupo de
Montreal, liderado por Penfield y Jasper en la que, a diferencia de Morris, la resección era
guiada por registros neurofisiológicos que mostraban la actividad eléctrica subyacente
[Penfield & Flanagan, 1950]. Esta cercanía cronológica de las publicaciones de series
quirúrgicas ha suscitado con el paso del tiempo la lógica polémica a la hora de atribuir
prioridades [Daras et al, 2008].
Durante más de 40 años a partir de esas primeras series, la cirugía de la epilepsia ha tenido
momentos de esplendor y otros de aparente agotamiento hasta el año 1996, momento en
el que se produce un verdadero punto de inflexión en la concepción general de la utilidad
como recurso terapéutico de la Cirugía de la epilepsia, coincidiendo con la publicación de
un interesante artículo que analizaba en profundidad y desde una perspectiva científica
todos los aspectos relacionados con la Cirugía de la epilepsia, defendiendo su utilidad
como tratamiento en casos refractarios a los tratamientos médicos [Engel J Jr, 1996]. La
relevancia de este artículo en el devenir de la epileptología moderna ha sido resaltado por
diversos autores, que incluso lo consideran como el artículo de mayor impacto en la
práctica médica jamás publicado sobre este tema [Sánchez-Álvarez, 2010]. Lo sugerido por
Engel en dicho artículo fue posteriormente corroborado por el primer y único ensayo
clínico controlado publicado sobre este tema y que demostró más allá de cualquier duda la
superioridad de la Cirugía sobre los tratamientos médicos en ese nutrido grupo de
enfermos afectos de ER [Wiebe et al, 2001].
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Pero si la Cirugía de la Epilepsia ha alcanzado resultados verdaderamente relevantes, ha
sido en el caso de la ELT con difícil control médico. No en vano, los resultados de los
principales metaanálisis de la literatura publicada entre 1985 y 2003 indican que
aproximadamente las dos terceras partes de los pacientes intervenidos por Epilepsia
Mesial de LT con Esclerosis Hipocampal (EMLT-EH) están libres de crisis, con un riesgo
quirúrgico del 0,24% de muerte y del 2% de complicaciones serias [Chapell et al, 2003;
Téllez-Zenteno et al, 2005]. En comparación con estos datos, las mejores terapias médicas
para este mismo grupo de pacientes eran capaces de conseguir en un periodo de tiempo
similar un 5% de pacientes libres de crisis y un riesgo de muerte de entre un 0,5 al 1% por
año por causa de la epilepsia. Estas evidencias han asentado el paradigma clínico
actualmente vigente según el cual, el síndrome de EMLT-EH es uno de los síndromes
prototípicos remediables quirúrgicamente. Es este uno de los axiomas del que partimos en
nuestra TD.
Hasta aquí nuestro repaso de la apasionante historia de la enfermedad sagrada. Creo que
los antecedentes son de la suficiente importancia para poner en valor el sitio que
actualmente merece la investigación de la Epilepsia. Ellos, por si solos, justifican la
pertinencia de esta TD.
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EEPPIIDDEEMMIIOOLLOOGGIIAA EE HHIISSTTOORRIIAA NNAATTUURRAALL DDEE LLAA
EEPPIILLEEPPSSIIAA
Parece evidente que la epilepsia debe ser una enfermedad frecuente. Solo este hecho,
junto con la aparatosidad de su presentación clínica explicaría que haya sido reconocida en
todas las culturas desde los albores de la humanidad y que su conocimiento y
padecimiento haya tenido tan profunda repercusión en la sociedad, como acabamos de
analizar. Pero ¿hasta qué punto esta afirmación es cierta? Es una pregunta de difícil
respuesta pues también es cierto que se trata de una enfermedad difícil de cuantificar de
forma fidedigna a través de estudios epidemiológicos debido a su presentación
intermitente que hace que su identificación sea indirecta, a través de datos referidos por el
propio paciente o por sus familiares y, por otro lado, al fuerte tabú social y laboral que la
condición de epiléptico, aún en nuestros días, acarrea y que la convierte, en una
enfermedad, en muchos casos, oculta [Serrano-Castro, 2008].
En la tabla I se muestran los principales estudios de incidencia y prevalencia publicados
divididos en función de su país de procedencia. El análisis de los resultados de dichos
estudios muestra que el número de nuevos casos de epilepsia al año a nivel mundial oscila
entre 26 y 190 casos /100.000 habitantes/año y las cifras de prevalencia entre 2,3 y 19,5
casos / 1000 habitantes. La extrapolación de los resultados de los estudios de prevalencia
disponibles en Europa hace pensar que el número de niños y adolescentes con epilepsia es
de 0,9 millones, 1,9 millones de personas entre 20 y 64 años y 0,6 millones de mayores de
65 años [Forsgren et al, 2005], para un total de, al menos 3,4 millones de pacientes
epilépticos en el continente.
No existen estudios de incidencia en nuestro entorno cercano, si bien, existe en marcha en
este momento un estudio epidemiológico ambicioso promovido por la Sociedad Andaluza
de Epilepsia (SAdE) y la Sociedad Española de Neurología (SEN) a través de sus grupos de
estudio de Epilepsia y de Neuroepidemiología que pretende rellenar este hueco y cuyos
resultados se prevé que estén disponibles en el año 2012 [Serrano-Castro, 2011a].
El análisis de los datos disponibles a día de hoy nos muestra una muy llamativa diferencia
de tasas en función de los entornos sanitarios en los que los estudios han sido
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desarrollados. Así, sistemáticamente los países en vías de desarrollo o subdesarrollados
muestran tasas muy superiores a las de los estudios realizados en países desarrollados. Son
varias las posibles razones que explican estas diferencias, pero tal vez la más importante
de ellas sea la existencia constatada de una mayor tasa de infecciones del Sistema
Nervioso Central (SNC) en países en vías de desarrollo. Si tradicionalmente la génesis de
una epilepsia adquirida depende de una relación bidireccional entre factores dependientes
del huésped (sustrato genético y factores higiénicos) y del agente (potencial
epileptogénico), en el caso de las etiologías infecciosas se ha de tener en cuenta, además y
de manera muy significada, la contribución del medio ambiente, sobretodo en cuestiones
relacionadas con la Salud Pública y con el clima, ya que estos factores pueden favorecer la
propagación de infecciones del SNC con capacidad para generar epilepsia [Serrano-Castro
& De la Peña, 2009].
País Incidencia Anual /
100.000 hab.
Prevalencia / 1000
hab.
COLOMBIA - 19,5
CHILE 113 11,5-17,7
ECUADOR 122-190 6,7-8
AFRICA ETIOPIA - 5,2
NIGERIA - 5,3
TANZANIA 73-140 5,1-37
ASIA Y OCEANIA CHINA 35 4,4
INDIA - 3,6
PAKISTAN - 7,4-14,8
EUROPA Y ESTADOS
UNIDOS
ESTADOS UNIDOS - 6,8
ISLANDIA 26 5,2
ISLAS FEROES 42 7,6
ITALIA 33 6,2
NORUEGA 33 3,5
REINO UNIDO 48-63 4,2-5,3
Tabla I. Modificado de Serrano-Castro & De la peña, 2009
Existen pocos estudios que analicen la frecuencia de los diferentes síndromes epilépticos.
Los escasos estudios de prevalencia que abordan este tema apuntan que el 60% de la
población adulta epiléptica y entre el 40 y el 50% de la infantil podrían padecer síndromes
que incluyen CP [Cowan et al 1989; Sánchez-Álvarez et al 2002]. En nuestro entorno, en el
estudio del área de Beziers, en el sudeste de Francia [Loiseau et al, 1990], un 63% de las
epilepsias correspondieron a síndromes con CP (56% sintomáticas, 7% criptogénicas),
alcanzando una incidencia global de 15,3 casos/100000 personas/año. Estudios posteriores
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P á g i n a | 31
han arrojado cifras similares [Hauser et al, 1991; Annegers et al, 1996]. Así, en el estudio
epidemiológico de Rochester, la distribución por tipo de crisis es la que aparece reflejada
en la Figura 7.
Tonico-clónicas
generalizadas23%
Parciales simples
14%Otras generalizadas
8%Parciales sin clasificar
7%
Ausencias6%
Mioclónicas3%
No clasificables
3%
Parciales Complejas
36%
Figura 7. Distribución por tipo de crisis en la serie de Rochester, Minessota [Hauser et al, 1991]
Dentro de los síndromes con crisis parciales, la ELT constituye el grupo más frecuente,
representando al menos un tercio del total de las epilepsias de origen focal. En concreto en
el estudio ingles de Manford et al [Manford et al, 1992], un estudio prospectivo de base
poblacional que analizó un total de 594 casos sucesivos de epilepsia definitiva, el grupo de
ELT supuso un 27% del total de epilepsias focales y un 6% adicional tenían
simultáneamente focos temporales y frontales.
En líneas generales, podemos asumir que la ELT constituye el tipo de epilepsia humana
más frecuente y representa entre un 15 y un 20% de todos los tipos de epilepsia [Engel,
2001].
Una vez más, realizando una extrapolación a nuestra población más cercana, en la
provincia de Almería, con una población a 1 de Enero de 2010 de 695560 personas [cifras
del Instituto Nacional de Estadística (INE; www.ine.es), consultado el 27 de diciembre de
2010], la cifra total de epilépticos podría ser estimada entre los 4200 y los 4800 enfermos y
cada año se diagnosticarían al menos 100 enfermos más. De este conjunto total de
enfermos, entre 3000 y 3600 serían pacientes adultos y, de ellos, entre 1800 y 2100
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correspondería a síndromes focales y no menos de 600-700 enfermos corresponderían a
ELT en adultos. Teniendo en cuenta estas cifras, nuestra muestra, que asciende a 163
pacientes podría suponer aproximadamente cuarta parte del total de pacientes con ELT en
la provincia de Almería, cálculo éste sometido a las lógicas limitaciones que un ejercicio de
extrapolación de esta naturaleza acarrea.
Una pregunta de especial interés para los objetivos de esta TD es la incidencia de la ER. No
se trata de una pregunta fácil de responder, sobretodo porque la propia definición de ER
ha estado sometida a debate a lo largo del tiempo y solo recientemente se ha llegado a un
consenso que será el que se utilice en el presente trabajo y que analizaremos más
adelante. En cualquier caso, si consideramos el total de las epilepsias, de forma gráfica, se
asume que se puede dividir en tres grandes grupos evolutivos, de acuerdo con la
categorización propuesta por Kwan y Sander en el año 2004 [Kwan & Sander, 2004] y que
podemos ver en la figura 8.
Continuacionde las crisis
30-40%
Remisión con tratamiento
20-30%
Remisión espontánea
20-30%
Figura 8. Clasificación evolutiva de la Epilepsia. Extraído de Kwan & Sander, 2004
Así, aproximadamente en un 20-30% de los pacientes epilépticos, la misma historia natural
de la enfermedad llevará a la remisión espontánea de las crisis. En un porcentaje similar se
producirá un control completo con tratamiento antiepiléptico, si bien la eliminación del
mismo puede acarrear la recurrencia de la sintomatología. El 30-40% restante de pacientes
van a seguir teniendo una epilepsia activa a pesar de todos nuestros recursos terapéuticos.
Este grupo será el integrado fundamentalmente por las ER a tratamiento médico.
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En el estudio epidemiológico de Picot, publicado en Francia, en el que se analizaron
personas de 16 o más años, se encontró una prevalencia de ER de entre 0,94 a 1,36 casos
por cada 1000 habitantes, dependiendo de si se utilizaba una definición más o menos
estricta de la misma [Picot et al, 2008].
Volviendo a extrapolar datos de los estudios epidemiológicos disponibles en nuestro
entorno, esto supone que existen en este momento al menos 1 millón de personas con
epilepsia activa en Europa. En la provincia de Almería el número de enfermos con ER
mayores de 16 años oscilaría entre los 650 y los 950 pacientes. Estas cifras nos dan idea de
la magnitud sanitaria del problema de la ER.
Pero es que, además, las ER son frecuentemente epilepsias focales y más en concreto, ELT.
Aproximadamente el 70% de los pacientes con ER del LT, según las series quirúrgicas
disponibles, tienen una EH como sustrato patológico [Babb et al, 1987].
A ello hemos de añadir el tremendo gasto sanitario aparejado a este tipo de epilepsias. En
un estudio colaborativo recientemente dirigido desde la SEN y en el que tuvimos la
oportunidad de participar, por lo que estos datos son extrapolables a nuestra muestra, el
coste anual medio para pacientes con ER en España se situó en 6838 €; de los cuales el
72% se correspondían a gastos directos sanitarios (estancias hospitalarias, pruebas
diagnosticas, medicación), el 19.9% a gastos directos no sanitarios (apoyo social, etc.) y el
23,6% a gastos indirectos [Sancho et al, 2008; Peña et al, 2009].
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CCLLAASSIIFFIICCAACCIIÓÓNN DDEE LLAASS CCRRIISSIISS YY SSÍÍNNDDRROOMMEESS EEPPIILLÉÉPPTTIICCOOSS
El afán clasificatorio de la enfermedad epiléptica es tan antiguo como su propio
conocimiento, tal y como hemos podido ver en el apartado de Historia. Sin embargo, la
última revisión oficial de la clasificación de las crisis y síndromes epilépticos de la Liga
Internacional contra la Epilepsia (ILAE), creadas para garantizar un idioma común
universalmente aceptado por los investigadores y clínicos relacionados con esta
enfermedad, data de los años 1981 [Commission on Classification and Terminology of the
ILAE, 1981] y 1989 [Commission on Classification and Terminology of the ILAE, 1989]
respectivamente.
Los Apéndices II y III incluyen estas clasificaciones, que han supuesto desde su creación un
indiscutible avance para la investigación clínica de la epilepsia. Sin embargo, dada su
antigüedad, no incorporan elementos de reciente descubrimiento y que hoy tienen gran
importancia en el conocimiento y definición de las epilepsias, como son los derivados de
las investigaciones sobre el sustrato genético, sus mecanismos fisiopatológicos, así como
de los métodos diagnósticos modernos, incluyendo las técnicas de neuroimagen [Berg et
al, 2010]. Esto ha motivado diversos intentos posteriores de reformar estas clasificaciones
[Engel et al, 2001 y 2006; Apéndice IV] que, sin embargo, no han tenido suficiente éxito.
El último informe de la Comisión de Clasificación y Terminología de la ILAE data del año
2010 [Berg et al, 2010]. En dicho informe se sugiere un cambio en la nomenclatura y en
algunos conceptos pero no en la lista de síndromes ya reconocida y aceptada en las
anteriores clasificaciones por lo que, a efectos prácticos en esta TD utilizaremos como
referencia global la nomenclatura de las crisis del año 1981 e incorporaremos algunas de
las actualizaciones sugeridas en el 2010 referentes a la clasificación de los síndromes que
comentamos a continuación.
En lo referente a la etiología subyacente, el informe del 2010 sugiere la sustitución de los
conceptos previos de Epilepsias “Idiopáticas”, “Sintomáticas” y “Criptogénicas” por los
conceptos “Genético”, “Estructural/Metabólico” y “Causa desconocida”. Sin embargo, con
vistas a la clasificación de la ELT que requerimos en esta TD, asumir de forma completa
esta clasificación sería poco útil, ya que la gran mayoría de los casos quedarían
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
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encuadrados dentro del grupo de las epilepsias de origen “Estructural/Metabólico” y, por
otro lado, los casos de origen genético de ELT pertenecen a síndromes que actualmente
están siendo descritos y cuya accesibilidad al diagnóstico genético no está disponible de
forma habitual sino solo en el marco de estudios de investigación.
En lo referente al diagnóstico de Síndromes Epilépticos, la propuesta de 2010 establece
algunas novedades que consideramos de interés. Más allá de la distinción clásica entre
síndrome y enfermedad, la Comisión propone para la Epilepsia una clasificación que
distingue entre:
1. Síndromes electroclínicos. Entidades clínicas caracterizadas por un conjunto de
variables eléctricas y clínicas que las hacen fácilmente reconocibles. Se pueden
clasificar en función de la edad de inicio de los síntomas. Los principales Síndromes
electroclínicos que pueden cursar con ELT y que, por tanto, nos interesan
especialmente para los propósitos de esta TD son:
a. Epilepsias Familiares del LT.
i. Epilepsias Familiares Laterales del LT (EFLLT).
ii. Epilepsias Familiares Mesiales del LT (EFMLT).
b. Epilepsia Focal Familiar con Focos Variables (EFFFV).
2. Constelaciones epilépticas. Entidades clínicas que, aunque no son tan uniformes
como los síndromes electroclínicos, tienen una homogeneidad en función de las
lesiones estructurales subyacentes o de otras causas. Dentro de este grupo
encontramos la EMLT-EH como más relevante a los objetivos de esta TD.
Otros ejemplos de constelaciones reconocidas son el Hamartoma hipotalámico con
crisis gelásticas, la epilepsia con hemiconlvusiones y hemiplejia y el Síndrome de
Rasmussen.
3. Epilepsias de origen estructural-metabólico. Entidades clínicas con un sustrato
etiológico determinado que, sin embargo, a la luz de los conocimientos actuales, no
definen un patrón constante desde el punto de vista electroclínico ni tampoco
pronóstico. Representan, por tanto, un nivel inferior de especificidad que los dos
grupos anteriores. Pueden asimilarse al concepto clásico de Epilepsias sintomáticas.
Serrano-Castro P.J. HISTORIA, EPIDEMIOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
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Dentro de este grupo distinguimos como más relevantes para nuestro estudio, los
siguientes:
a. Malformaciones del desarrollo cortical (Displasias corticales,
hemimegalencefalia, heterotopias, etc.)
b. Síndromes neurocutáneos (Síndrome de Sturge-Weber, Esclerosis tuberosa,
etc.)
c. Epilepsia de origen tumoral.
d. Epilepsia postinfecciosa.
e. Epilepsia postraumática.
f. Epilepsias de origen vascular (post-accidente cerebrovascular).
4. Epilepsias de origen desconocido. Incluye este grupo aquellas epilepsias que
tradicionalmente se habían agrupado bajo el término de epilepsias criptogénicas.
A efectos prácticos, desde el punto de vista de clasificación, los enfermos incluidos en esta
TD se clasificarán en:
• Constelación EMLT-EH. Dentro de este grupo se encuadraran también los que
hemos denominado Síndromes Electroclínicos del LT.
• Grupo de causa estructural. Posteriormente se subdividirá en diferentes sustratos
etiológicos.
• Grupo de origen desconocido (criptogénico).
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LLAA EEPPIILLEEPPSSIIAA DDEELL LLOOBBUULLOO TTEEMMPPOORRAALL ((EELLTT))
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AANNAATTOOMMÍÍAA EE HHIISSTTOOLLOOGGÍÍAA DDEELL CCOORRTTEEXX CCEERREEBBRRAALL NNOORRMMAALL
Comenzaremos por dar unos conceptos generales acerca de la anatomía y la histología del
cortex cerebral con especial atención a la corteza del LT.
Atendiendo a cuestiones estructurales, se distinguen tres tipos de cortex cerebral:
Neocortex, Paleocortex y Arquicortex.
El Neocortex se dispone como la porción distal del encéfalo, a lo largo de todos los lóbulos
cerebrales, incluido el LT en su porción lateral, también denominada por este motivo
neocortical. Se trata de una estructura intensamente plegada hasta el punto de que, en los
seres humanos casi dos terceras partes del neocortex están ocultas en la profundidad de
los surcos. La superficie total del neocortex humano, gracias a este plegamiento, oscila
entre los 1470 y los 2275 cm2 y puede agrupar a un número total de neuronas no inferior a
los 22800 millones [Pakkenberg & Gudersen, 1997].
Fue Ramón y Cajal quien, empleando el método de Golgi, realizó una descripción completa
de la organización intrínseca de la corteza cerebral del hombre y vertebrados, mostrando
la estructura y conexiones de los distintos tipos neuronales, su organización dendrítica y
axonal, y la disposición de los plexos de fibras aferentes y eferentes [Ramón y Cajal, 1911].
A partir de estos y otros trabajos contemporáneos, en el neocortex se distinguen las
siguientes capas estructuradas desde la más superficial a la más profunda (ver Figura 9):
• Capa I o Capa Molecular. Contiene pocos cuerpos celulares.
• Capa II o Capa Granular Externa. Compuesta por cuerpos celulares densamente
empaquetados.
• Capa III o Capa Piramidal Externa: Es una capa gruesa en la que predominan los
somas piramidales.
• Capa IV o Capa Granular Interna: Compuesta por somas piramidales y no
piramidales, densamente empaquetados.
• Capa V o Capa Piramidal Interna. Somas piramidales con disposición laxa.
• Capa VI o Capa Multiforme. Somas multiformes.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 42
Figura 9. Estructura laminar del Neocortex humano. A) En un recién nacido. B) Preparado con tinción de Nils
en un adulto. C) Preparado de Vaina de mielina en un adulto. Tomado de Vogt y Vogt, 1942
Más importancia para los objetivos de nuestro trabajo tiene el conocimiento de la
estructura del Arquicortex, que da origen al hipocampo y a dos estructuras telencefálicas
relacionas: el lóbulo límbico y el septum comisural.
El término hipocampo se utiliza para designar a un abultamiento del suelo del asta inferior
del ventrículo lateral, cerca de la superficie medial del LT. Se localiza en posición craneal a
la porción medial de la circunvolución del hipocampo, donde forma una elevación curva
que se extiende por toda la longitud del suelo del asta inferior del ventrículo lateral
[Serrano-Castro et al, 1997]. Desde el punto de vista morfológico, el hipocampo puede
dividirse en tres partes: precomisural, supracomisural y retrocomisural en función de su
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
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posición con relación al cuerpo calloso. Las dos primeras son estructuras vestigiales, pero
el hipocampo retrocomisural está bien desarrollado y representa la principal porción de la
formación hipocámpica. Macroscópicamente el hipocampo retrocomisural se puede
dividir a su vez en tres estructuras: el gyrus dentado, el asta de Ammon y el Subículo (ver
Figura 10).
El gyrus dentado es una banda festoneada de corteza que se relaciona caudalmente con el
subículo, lateralmente con el asta de Ammon y cranealmente con la parte incurvada del
asta de Ammon, con el alveolo y con las fimbrias del trígono [Pringle et al, 1993].
Figura 10. Sección histológica a través del cuerpo del hipocampo. El Asta de Ammon está etiquetada según la
nomenclatura de Lorente de Nó (CA1, CA2 y CA3). Modificado de Hogan, 2001.
El gyrus dentado, a diferencia de lo comentado respecto del neocortex, tiene una
estructura trilaminar, pudiéndose distinguir una capa llamada Capa granulosa, de
localización intermedia, formada por los somas densamente agrupados de las células
granulosas. Las dendritas de estas células se proyectan sobre la Capa molecular, más
superficial, donde se ramifican extensamente y sinaptan con aferentes de la corteza
Asta de Ammon
Gyrus dentado
Subículo
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 44
entorrinal, aferentes comisurales, axones que suben de la Capa polimórfica e
interneuronas de diferente tipo.
Los axones de las células de la Capa granulosa, por el contrario, atraviesan la Capa
polimórfica, la más profunda, y llegan al Asta de Ammon con el nombre de fibras
musgosas, de gran interés en la epileptogénesis como veremos posteriormente. Las fibras
musgosas sinaptan con excrecencias espinosas de los ejes apicales de las dendritas de las
células piramidales. Estos detalles histológicos pueden ser apreciados con sorprendente
nitidez en la Figura 5, original de Santiago Ramón y Cajal [Ramón y Cajal, 1901].
Las células granulosas son excitatorias y utilizan el ácido glutámico como neurotransmisor
primario. Sin embargo, tanto la Capa polimórfica como la Capa molecular del gyrus
dentado contienen interneuronas inhibitorias entre las que destacan las denominadas
células en cesto que inervan los somas de las células granulosas, estableciendo un circuito
inhibitorio interno. Entraremos en más profundidad en el estudio de estos circuitos en el
apartado dedicado a la epileptogénesis del LT.
El Asta de Ammon representa la mayor porción de la formación hipocámpica. El análisis
microscópico permite su diferenciación en los llamados campos del Asta de Ammon de
Lorente de Nó CA1 a CA4 que se disponen entre el subículo y el gyrus dentado [Lorente de
Nó, 1934]. El área CA1 contiene células piramidales pequeñas y también ha recibido el
nombre de sector de Sommer. El área CA2 contiene una banda estrecha de células
piramidales grandes densamente agrupadas. El área CA3 tiene una estructura similar a la
del área CA2 aunque la banda celular es más amplia. Por último el área CA4 agrupa a varios
tipos de células no piramidales y no granulosas que se disponen sin laminación apreciable
y a la que se ha llamado “end folium” o región hiliar [Serrano-Castro et al, 1997].
El Subículo constituye la tercera parte de la formación hipocámpica y se sitúa entre el Asta
de Ammon y el presubículo. Ultraestructuralmente se divide en una capa molecular
superficial y otra profunda de células piramidales. Una y otra contienen abundantes
interneuronas inmunorreactivas para el GABA. Desde el punto de vista funcional, es la
principal estructura eferente del hipocampo, proyectándose a la corteza entorrinal y a
varias estructuras subcorticales como el septum, el núcleo accumbens, el tálamo anterior,
el hipotálamo y los núcleos mamilares.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
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Las tres regiones situadas medialmente al Subículo son llamadas presubículo, parasubículo
y corteza entorrinal y poseen conexiones tan intensas con las estructuras hasta aquí
descritas que, funcionalmente, se las considera como componentes de un complejo
funcional designado como el sistema de memoria del LT [Squire & Zola-Morgan, 1991].
Una última estructura de gran importancia en algunos tipos de ELT es el denominado
Complejo amigdalino, expresión con la que nos referimos a un gran complejo nuclear
situado en la porción dorso-medial del LT, donde forma parte de las paredes rostromedial
y rostrodorsal del cuerno inferior del ventrículo lateral. Está compuesto por cuatro núcleos
esenciales divididos en dos grupos:
• Grupo cortico-medial: El más antiguo filogenéticamente y que se conforma por los
núcleos cortical y central.
• Grupo baso-lateral: En el que se distinguen los núcleos basal y lateral.
Desde el punto de vista funcional, el estímulo del cuerpo amigdalino se traduce en la
generación de emociones.
El conocimiento de las características anatómicas e histológicas del hipocampo y de sus
estructuras relacionadas así como de las conexiones entre ellas, como veremos en el
siguiente apartado, es fundamental para la comprensión adecuada de los circuitos de la
epileptogénesis.
El LT, en definitiva, presenta dos tipos diferenciados desde el punto estructural, funcional y
evolutivo de corteza cerebral, lo que permite sustentar la diferenciación clínica entre
Epilepsia Medial del LT (EMLT) y Epilepsia Lateral del LT (ELLT) también denominada
neocortical.
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Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
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LLAA EEPPIILLEEPPTTOOGGÉÉNNEESSIISS EENN LLAA EELLTT
La epileptogénesis es el proceso mediante el cual un grupo de neuronas de la corteza
cerebral desarrolla una excitabilidad exagerada que le lleva a producir crisis epilépticas de
forma espontánea. Para llegar a esta situación son necesarios una combinación de
acontecimientos a nivel celular y molecular entre los que encontramos fenómenos de
gliosis y pérdida neuronal, aumento de excitabilidad a nivel de la membrana neuronal y
formación de circuitos anómalos de neurotransmisión [Ramson and Blumenfeld, 2007].
Estos mecanismos celulares que predisponen al desarrollo de epileptogénesis, se
acompañan de cambios a nivel eléctrico que acontecen en estadios muy precoces, antes
del desarrollo de epilepsia. Así, por ejemplo, en modelos de epilepsia postraumática, se ha
demostrado la existencia de puntas eléctricas interictales en el EEG que se desarrollan
inmediatamente después del traumatismo que origina el proceso y se correlacionan con la
aparición de crisis espontáneas [Sundaram et al, 1999]. Se especula con que esta actividad
eléctrica esté en relación con los cambios celulares propios de la epileptogénesis a los que
nos referimos con anterioridad.
Nuestro mejor conocimiento de los mecanismos básicos de epileptogénesis se ha obtenido
a partir de la investigación en modelos animales. Entre ellos destaca el modelo Kindling,
basado en la demostración experimental de que la reiteración a lo largo del tiempo de un
estímulo eléctrico subliminar repetido en regiones límbicas, que inicialmente causa solo
descargas subclínicas, tiende a provocar una respuesta neuronal mayor de forma
progresiva hasta ser capaz de traducirse en crisis clínicas [Goddard et al, 1969]. De alguna
manera, el modelo kindling nos brinda una explicación plausible de la progresión desde
una actividad eléctrica inicial sutil y el desarrollo posterior de un síndrome epiléptico
clínico, reproduciendo lo que acontece en la realidad. Así, durante una fase inicial, la
estimulación eléctrica induce descargas focales sin manifestación clínica pero en sesiones
consecutivas, comienzan a registrarse postdescargas en el EEG de la corteza, el hipocampo
y la amígdala, alteraciones en la morfología de las puntas y manifestaciones conductuales
más complejas en los animales de experimentación, como automatismos orofaciales y de
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 48
las patas delanteras y levantamiento con pérdida de equilibrio, hasta progresar a crisis
generalizadas [Goddard, 1967].
Los cambios celulares involucrados en el modelo kindling son múltiples, incluyendo
alteraciones en las vías de mensajeros intracelulares, en el balance de neurotransmisores,
en la expresión de canales iónicos, y en la morfología y ultraestructura neuronal [Giblin &
Blumenfeld, 2010]. No entra en el objetivo de esta TD el análisis pormenorizado de estos
cambios. Sirva decir que hay evidencias suficientes para considerar que un estimulo
eléctrico repetitivo de baja intensidad en determinadas zonas de la corteza cerebral es
capaz de provocar alteraciones a nivel celular que incrementen la excitabilidad neuronal
hasta el punto de generar una actividad epiléptica espontánea.
A los efectos de los objetivos de esta TD, interesa especialmente tratar los conocimientos
acerca de la epileptogénesis que acontece en las estructuras mesiales de los LT y que
conducen al síndrome de EMLT-EH.
Hoy es conocido que las diferentes regiones del cerebro manifiestan distinta propensión a
generar y propagar actividad eléctrica en base a factores propios como la densidad
neuronal, las propiedades intrínsecas de membrana, la distribución laminar de las
neuronas y los patrones de interconexión neuronal. El hipocampo es una estructura
especialmente predispuesta a la generación de crisis porque sus regiones fundamentales
que hemos analizado desde el punto de vista estructural en el apartado anterior (Asta de
Ammon con sus subregiones CA1, CA2 y CA3, subículo y cortex entorrinal) están
interrelacionadas a través de conexiones unidireccionales excitatorias glutamatérgicas.
A esto hemos de añadir que las neuronas de la región CA3 tienen una capacidad intrínseca
de producir potenciales de acción en forma de salvas que aumentan la hiperexcitabilidad
de este circuito [Traub et al, 1991].
En condiciones normales las células de la Capa granulosa del gyrus dentado reciben sus
aferencias excitatorias mayores a través de la “vía perforante” desde el cortex entorrinal,
que puede ser considerada como el mayor input excitatorio que llega al hipocampo. Esta
“vía perforante” también estimula algunas interneuronas situadas en el gyrus dentado,
entre ellas las ya conocidas fibras musgosas (excitatorias) y células en cesto (inhibitorias).
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 49
Las fibras musgosas, como ya explicamos, son los axones de las células de la Capa
granulosa del gyrus dentado y se proyectan sobre las células piramidales del área CA3 y a
las interneuronas del área CA3 y CA4 (hilus). Sin embargo, no tiene sinapsis recurrentes
sobre sí mismas en condiciones fisiológicas.
Las células en cesto, por su parte, sí que se proyectan nuevamente sobre las células de la
Capa granulosa estableciendo un fenómeno de inhibición retrógrada de gran importancia
para el funcionamiento fisiológico del hipocampo.
Una de las hipótesis más aceptadas para explicar la epileptogénesis en la EMLT es el
modelo de excitación recurrente, que establece que las crisis son consecuencia de un
estado de hiperexcitabilidad de las células del gyrus dentado resultado de alteraciones del
circuito secundaria a una ramificación aberrante de las fibras musgosas que, en este caso,
sí se proyectan directamente sobre el gyrus dentado sin intercambiar con las neuronas en
cesto. La consecuencia final de este circuito aberrante sería una excitación neuronal
autoperpetuada a través de un circuito reverberante que ha perdido su sistema intrínseco
de regulación, representado por las células en cesto con capacidad inhibitoria. La existencia
de estos circuitos aberrantes de fibras musgosas se ha demostrado en modelos animales
de EMLT [Babb et al, 1991; Franck et al, 1995; White et al, 2002].
En la figura 11 se representan estos circuitos normales y aberrantes que subyacen la
epileptogénesis en el hipocampo.
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Figura 11. Esquema fisiopatológico conexiones en hipocampo humano. Modificado de Sharma et al, 2007,
con permiso.
Otra consecuencia de esta hiperexcitabilidad mantenida son procesos de apoptosis
demostrados histológicamente sobre las zonas especialmente vulnerables del Asta de
Ammon (sobre todo las regiones CA1 y CA3) en casos de EH. El vector químico implicado
en estos procesos de apoptosis sería, nuevamente el Acido glutámico. Es de destacar la
ausencia de conexiones fisiológicas en número relevante de las fibras musgosas con la
región CA2 del Asta de Ammon, lo que podría explicar el porqué esta zona permanece
como respetada.
El hecho de que el punto inicial de esta hipótesis de epileptogénesis es la estimulación de
la vía perforante, con la consiguiente estimulación reverberante de las células de la Capa
granulosa del gyrus dentado, puede proporcionar una explicación fisiopatológica al
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P á g i n a | 51
concepto de la progresividad clínica tan debatida del síndrome de EMLT-EH y cuya
consistencia clínica también investigaremos en esta TD.
La verosimilitud de esta hipótesis de epileptogénesis viene avalada por la existencia de un
modelo animal capaz de reproducir, a través de la estimulación prolongada de la vía
perforante en ratas, tanto la patología hipocampal típica como la epileptogénesis
[Bumanglag & Sloviter, 2008].
Por último, existen también evidencias de que lesiones extrahipocampales, sobre todo
cuando se trata de lesiones temporales, son capaces de provocar descargas que se
proyectan de forma independiente sobre el hipocampo, a través de la vía perforante,
reproduciendo en último extremo el esquema fisiopatológico que lleva a la génesis de la
alteración ultraestructural que acabamos de explicar. Esta sería la base fisiopatológica que
podría explicar la existencia de la denominada patología dual (ver página 47).
Se puede afirmar que, a día de hoy, sigue siendo válido el esquema de epileptogénesis que
nuestro grupo propuso en el año 1997 [Serrano-Castro et al, 1997] según el cual, en los
casos de EH primaria, el evento fisiopatológico primario sería la pérdida neuronal de
células de la Capa granulosa del gyrus dentado, tal vez como una respuesta a noxas
acontecidas durante la infancia precoz, mientras que en los casos de patología temporal
neocortical (patología dual) el evento inicial sería la activación de la vía perforante desde
descargas extrahipocampales.
Pero todos estos cambios funcionales deben ser correlacionados con los hallazgos que a
nivel de la estructura de receptores de membrana también se han encontrado en las
muestras de EH. En resumen, los principales cambios descritos en la literatura son los
siguientes:
1.- Alteración estructural de los receptores NMDA del glutámico que conducen a una
prolongación del tiempo de apertura del canal iónico para el Sodio, aumento de la
sensibilidad para los agonistas glutamatérgicos y descenso de la sensibilidad al Mg
[Lieberman & Mody, 1994].
2.- Cambios específicos en la ultraestructura de otros tipos de receptores del Glutámico
como los Receptores AMPA [Babb et al, 1996], los Receptores ionotrópicos del Kainato
[Mathern et al, 1998] y los receptores metabotrópicos [Lie et al, 2000].
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 52
3.- Mayor sensibilidad al Zn de los receptores del GABA-A. Este hallazgo tiene una especial
significación funcional, pues es capaz de explicar el bloqueo de estos receptores ya que las
fibras musgosas aberrantes son capaces de segregar Zn [Mody & Pearce, 2004].
El conjunto de estos cambios pueden explicar los mecanismos a nivel molecular que
vehiculizan la génesis de los circuitos aberrantes que hemos descrito y que constituyen la
explicación básica de la epileptogénesis en la EH.
Aunque existen otros modelos de epileptogénesis, su grado de comprensión no es tan alto
como en el que acabamos de explicar y no están tan directamente relacionados con el
tema de esta TD, motivo por el que no son tratados en profundidad aquí. El lector puede
tener ampliación de los mismos en revisiones más exhaustivas [Viviani et al, 2003; Ballabh
et al, 2004; Papadopoulos et al, 2007; Ransom & Blumenfeld, 2007; Ravizza et al, 2008;
Pitkanen et al, 2009; Serrano-Castro & De la Peña, 2009].
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 53
LLAA EEPPIILLEEPPSSIIAA MMEESSIIAALL DDEELL LLÓÓBBUULLOO TTEEMMPPOORRAALL ((EEMMLLTT))
A. LA EMLT CON ESCLEROSIS HIPOCAMPAL (EH)
1. Histopatología de la EMLT-EH:
Durante mucho tiempo, la EMLT-EH ha sido contemplada como una única entidad desde el
punto de vista histológico. Sin embargo, hoy se sabe que existe una amplia variabilidad en
los patrones histológicos asociados con este síndrome epiléptico tanto a nivel hipocampal
como en otras localizaciones del sistema límbico e incluso en otras estructuras del cerebro
[Thom et al, 2010].
El patrón de EH constituye el hallazgo más habitual en muestras quirúrgicas de pacientes
con EMLT [Blumcke et al, 2009]. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que, bajo este
apelativo genérico, existen varios patrones histológicos reconocibles y que podemos
resumir así:
1.- EH clásica: Caracterizada por pérdida neuronal selectiva en la región CA1 de Lorente de
Nó y en la zona del hilus (Área CA4).
3.- EMLT tipo 2: Caracterizada por una pérdida selectiva en la región CA1 (Sector de
Sommer).
2.- EMLT tipo 3 (end folium sclerosis): Caracterizada por una pérdida neuronal primaria a
nivel del hilus (región CA4) de forma exclusiva.
4.- EH completa: Caracterizada por una pérdida neuronal que no se restringe al hilus
terminal y la región CA1, sino que también incluye el área CA3 y el gyrus dentado dentro
del hipocampo y zonas adyacentes como cortex entorrinal, gyrus parahipocampal o
complejo amigdalino [Serrano-Castro et al, 1997].
5.- Esclerosis amigdalina aislada: Caracterizada por un respeto de todas las estructuras
hipocámpicas y afectación selectiva del complejo amigdalino.
En todos los casos existe una constante: la preservación de la región CA2 de Lorente de No,
tal y como ya describió Margerison en sus trabajos clásicos [Margerison & Corsellis, 1966]
El patrón de EMLT tipo 3 o end folium sclerosis es menos fiablemente identificable a través
de técnicas de neuroimagen que los otros patrones [Van Paesschen et al, 1997a]. Los
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 54
patrones tipo 2 y 3 se han asociado con un peor pronóstico postquirúrgico [Thom et al,
2010].
La Figura 12, extraída de Thom et al, 2010, muestra el aspecto histológico de estos tres
tipos de EH.
Figura 12. Diferentes patrones histológicos de la EMLT-EH. A) Patrón de pérdida selectiva en región CA1
(EMLT tipo 2). B) Patrón de pérdida selectiva en región hiliar (end folium sclerosis). C) EMLT forma clásica,
con afectación de región CA1 y región hiliar. D) Esclerosis total del hipocampo. Extraído de Thom et al, 2010
con permiso de John Wiley and Sons.
Las muestras quirúrgicas de pacientes con EMLT-EH, sin embargo, en algunas ocasiones
muestran la existencia de más de una lesión dentro del LT. A esta situación se ha
denominado en la literatura con el término patología dual y parece ser más frecuente en
pacientes con un tipo de ELT de inicio precoz [Mohamed et al, 2001].
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 55
La frecuencia de la patología dual depende de la definición. Si consideramos solo lesiones
macroscópicas, la serie de Babb & Brown encontró una incidencia de un 13% [Babb &
Brown, 1987] mientras que si se incluyen lesiones microscópicas, estas cifras suben a un
30% [Levesque et al, 1991]. En esta TD consideraremos la definición más exigente,
considerando solo las lesiones macroscópicas evidenciables a nivel extrahipocampal en
técnicas de neuroimagen.
2. Semiología de las crisis en la EMLT-EH.
La EMLT es un síndrome epiléptico con personalidad propia desde el punto de vista clínico
y semiológico hasta el punto de que existen algunas características diferenciales entre las
crisis que aparecen en este síndrome respecto de otros tipos de EMLT [Saygi et al, 1994].
Las crisis más frecuentes en el seno de la EMLT-EH son las crisis parciales con afectación de
conciencia (CPC o tipo I.B en la terminología de la Clasificación de la ILAE) [Commission on
Classification and Terminology of the ILAE, 1981]. Analizaremos las características más
habitualmente presentes en las crisis de la EMLT:
• Auras epilépticas:
En un porcentaje cercano al 90%, las crisis se preceden de auras epilépticas que, como ya
sabemos, representan crisis parciales simples (CPS) y cuya semiología puede tener valor
localizador [French et al, 1993]. La existencia de auras aisladas (crisis tipo I.A) puede ser
una característica definitoria de la EMLT pero no necesariamente de la EMLT-EH.
El aura más frecuentemente descrita en la EMLT es la denominada aura visceral
epigástrica, descrita por los pacientes como una sensación a nivel epigástrico (nudo, calor,
hambre, etc.) con características ascendentes. En cualquier caso, aunque su valor
localizador es claro y hay constatación experimental de su relación con la EMLT-EH
[Kotagal et al 1991; Gil-Nagel & Risinger, 1997], existen evidencias de que también en
pueden aparecer en el contexto de epilepsias extratemporales [Henkel et al, 2002].
Penfield y Jasper obtuvieron auras epigástricas al estimular la cisura de Silvio, el área
frontal intermedia superior y motora suplementaria, y la ínsula [Penfield & Jasper, 1954].
Trabajos posteriores con estimulación con electrodos profundos, involucraron otras zonas
entre las que se encontraban la amígdala, el hipocampo, el uncus temporal, el área
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 56
olfatoria, el globo pálido, la cápsula interna y el tálamo en la producción de sensaciones
abdominales de este tipo [Van Buren, 1963].
La sensación de miedo es otra de las auras frecuentes en la EMLT-EH y en ocasiones se le
ha atribuido un valor lateralizador hacia hemisferio no dominante y específicamente en
región amigdalina [Hermann et al, 1992; Cendes et al, 1994; Biraben et al, 2001].
Otras auras que pueden aparecer en este síndrome, aunque de forma mucho más
infrecuente, son las auras experienciales o cognoscitivas, englobando dentro de estas una
serie de auras durante las cuales se produce una alteración de la percepción de la realidad
interna o externa. Los pacientes pueden encontrarse repentinamente en una situación ‘de
ensoñamiento’ en la que se sienten raros o perciben como irreal el mundo que les rodea.
Esta categoría de auras incluye fenómenos dismnésicos, cognitivos, afectivos, ilusionales y
alucinatorios [Fernández-Torre, 2002]. Los fenómenos dismnésicos consisten en episodios
de distorsión de los recuerdos que pueden originar sensaciones de familiaridad (déjà vu,
déjà entendu, déjà vecu, déjà pensé) a los que se ha atribuido un valor localizador a nivel
temporal anterior de hemisferio no dominante [Palmini & Gloor, 1992] o extrañeza (jamais
vu, jamais entendu, jamais vecu), y fenómenos de recolección rápida de experiencias
pasadas (visión panorámica) [Serrano-Castro et al, 1998; Fernández-Torres, 2002].
El pensamiento forzado puede encuadrarse en este tipo de auras experienciales y se le
supone un origen en estructuras límbicas temporales o frontales del hemisferio dominante
[Méndez et al, 1996].
Hasta un 10% de las crisis originadas en LT pueden precederse de experiencias
emocionales entre las que se han descrito el miedo, odio, depresión, vergüenza, alegría,
amor o placer sexual. Su valor localizador no es completo salvo en el caso del miedo, como
ya hemos visto.
En general, las auras experienciales sugieren a un origen temporal extrahipocampal y su
presencia debe hacernos pensar en la posibilidad de una ELLT.
Algo similar podemos afirmar de auras ilusionales, tanto visuales del tipo de alteraciones
del tamaño (macropsias/micropsias), de la forma, del color, del movimiento o de la
distancia, a las que se atribuye un origen en regiones temporales laterales posteriores,
aunque no es descartable que puedan raramente aparecer también en la EMLT [Serrano-
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 57
Castro et al, 1998] como auditivas (deformaciones de volumen, tono o carácter) que
localizan en región temporal neocortical superior.
Las alucinaciones olfatorias (crisis uncinadas) acontecen en las series entre el 3 y el 12% de
los pacientes con ELT [Serrano-Castro et al, 1998] y su origen se ha localizado en el uncus
del hipocampo, en región temporal anteromesial, si bien también puede localizar a nivel
extratemporal, en corteza olfatoria frontal basal.
Algunas auras pueden no tener correlato en la experiencia del sujeto que, por tanto, es
incapaz de definirlas o describirlas.
Por último, existen algunas auras cuya presencia debe hacernos pensar siempre en un
origen extratemporal. Las más importantes son: Auras somatosensoriales (sugieren foco
parietal), auras visuales elementales (foco parieto-occipital), auras vertiginosas (foco
extratemporal no especificado) o sensación difusa de calor (foco frontal).
• Afectación del nivel de conciencia:
Como hemos referido previamente, en la gran mayoría de los casos (aunque no en todos),
durante las crisis de la EMLT existe afectación del nivel de conciencia. Este hecho ha
encontrado aún una explicación definitiva desde el punto de vista fisiopatológico. La
experiencia con electrodos profundos ha llevado a la hipótesis de que, para que produzca
una pérdida de conciencia durante una crisis es necesario que haya una afectación de
estructuras límbicas bilaterales [Gloor et al, 1980; Hoffmann et al, 2008].
Sin embargo, recientemente existe otra teoría a la que se ha llamado “hipótesis de
inhibición de redes” en la que se postura que la pérdida de conciencia durante una CPC de
LT acontece por una extensión de la crisis a estructuras subcorticales de línea media y de
troncoencéfalo que provocan una desactivación cortical [Englot & Blumenfeld, 2009].
• Conducta motora automática:
Las crisis del LT con frecuencia empiezan con una inhibición de la actividad motora
propositiva que es sustituida por manifestaciones conductuales de aspecto “automático”
en forma de movimientos semipropositivos y coordinados a las que se ha denominado
automatismos. Aunque tradicionalmente se ha relacionado con un estado de deterioro del
nivel de conciencia, hoy se sabe que este no es un requisito imprescindible para su
aparición [Alarcón et al, 1998].
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 58
Los automatismos oro-alimentarios (chupeteo, deglución, etc.) son muy característicos
aunque no patognomónicos de la EMLT, siempre que aparezcan después de un aura
epigástrica, de miedo o síntomas psíquicos [Delgado-Escueta et al, 1992; Gil-Nagel &
Risinger, 1997].
Los automatismos manuales de manoseo o búsqueda también son frecuentes en la EMLT
[Foldvary et al, 1997] aunque su presencia ha sido relacionada en otras series con ELLT [Gil-
Nagel & Risinger, 1997].
Por último, existen otros automatismos más complejos cuyo origen es más diverso, aunque
también pueden ocurrir en el seno de la EMLT.
• Conducta motora no automática:
Se ha descrito la existencia de desviación de cabeza y ojos en el contexto de la EMLT con
un valor lateralizador relacionado con el momento de presentación de la misma a lo largo
de la crisis de forma que una desviación cefálica u ocular al inicio de la crisis suele marcar
un origen ipsilateral al foco epileptogénico mientras que si ocurre en los momentos finales
de la misma, sugiere un origen contralateral [Jayakar et al, 1992].
Otro tipo de conducta motora que se ha descrito en la EMLT son las posturas distónicas,
que aparecen en un porcentaje que oscila entre el 15 y el 70% de los casos y que
lateralizan sistemáticamente al lado contralateral [Kotagal et al, 1989].
También se ha descrito el vómito ictal, que se ha relacionado con origen en LT derecho
[Kotagal et al, 1991] y el parpadeo unilateral, de los ojos, que también lateraliza al mismo
lado [Benbadis et al, 1996].
Como ya hemos comentado previamente, algunas investigaciones han demostrado que
existen sutiles diferencias entre las crisis típicas del síndrome de EMLT-EH y otros tipos de
EMLT [Saygi et al, 1994; Pfänder et al, 2002]. Así, se han descrito tres características que
suelen aparecer en la EMLT-EH y no en EMLT de origen neoplásico, que son:
1. Presencia de automatismos ipsilaterales de presentación precoz (en los primeros 60
segundos de la crisis).
2. Posturas distónicas contralaterales de aparición tardía.
3. Presencia de automatismos oroalimentarios y ausencia de automatismos en
miembros inferiores.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 59
Existen muy pocos estudios que analicen el significado pronóstico de la presencia de estos
datos clínicos.
El estudio de Heuser et al (Heuser et al, 2009], tratando de identificar características
clínicas semiológicas relacionadas con el espectro patológico de la EH identifica una serie
de características que, de manera indirecta, podrían ser relacionadas con refractariedad,
entre las que indica la presencia de CPS, los eventos ictales de naturaleza psiquiátrica, y la
presencia ictal de sintomatología autonómica [Heuser et al, 2009].
3. Diagnóstico por Neuroimagen de la EMLT-EH.
La EMLT-EH tiene unas características neurorradiológicas en técnicas de RM convencional
bien conocidas y descritas en la literatura desde hace más de 20 años [Jackson et al, 1990]
que podemos resumir de la siguiente manera:
1.- Atrofia del hipocampo, sugerida por los siguientes hallazgos.
• Pérdida de volumen del hipocampo
• Pérdida de las digitaciones hipocampales así como de la definición de la estructura
interna.
• Incremento del tamaño del asta temporal del ventrículo lateral.
2.- Alteración de señal.
• Hipointensidad de las estructuras hipocampales en secuencias T1-Inversion
Recovery (T1-IR).
• Hiperintensidad de las estructuras hipocampales en secuencias T2-IR.
3.- Dato adicional: Esclerosis de la amígdala y/o atrofia de las estructuras del gyrus
hipocampal o del resto del cortex temporal.
En la Figura 13 vemos la imagen de RM típica en uno de nuestros enfermos diagnosticados
de EMLT-EH.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 60
Figura 13. Imagen de RM en un enfermo con EMLT-EH de hipocampo izquierdo de nuestra serie. Secuencias
coronales Flair. Se muestra la zona en la que se aprecia la alteración de señal y la atrofia característica de la
EMLT-EH.
La capacidad de la RM para detectar estas anomalías varía en función del protocolo de
estudio empleado así como de las características del equipo empleado. Existen evidencias
contrastadas en la literatura que demuestran que la utilización de un protocolo específico
de estudio aporta información que puede pasar desapercibida en un estudio estándar.
En la Tabla II mostramos las características básicas del protocolo específico de RM.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 61
Secuencias Adquisición
Bloque 3D-T1 Adquisición 3D-GE en T1 con cortes de <1,5 mm y
vóxel isotrópico. Cortes axiales (opcionalmente
coronales o sagitales)
Cortes axiales EPI-GE o GE Cortes oblicuos en la dirección del hipocampo de
todo el cerebro de 4-5 mm de espesor.
Cortes coronales T2 Cortes oblicuos perpendiculares al hipocampo de
todo el cerebro de 3 mm de espesor.
Cortes coronales FLAIR Similar al anterior.
Opcional Cortes axiales FLAIR // Cortes axiales T2
Tabla II. Protocolo básico de estudio de epilepsia en RM estructural. EPI = Secuencia de eco planar. GE: Eco
de gradientes. FLAIR: Fluid Attenuation Inversion Recovery [Modificado de Donaire & García-Morales, 2010].
La pérdida de volumen del hipocampo afecto así como el incremento de señal pueden ser
cuantificados a través de técnicas de volumetría del LT y relaxometría T2 respectivamente
[Jack, 1994; Sánchez-Álvarez et al, 2000]. Estas técnicas han sido ampliamente utilizadas
para fines de investigación y sus resultados demuestran que existe una correlación inversa
entre el volumen del LT y la señal detectada [Kälviäinen et al, 1997]. Parece bien
establecido que la pérdida de volumen se correlaciona con pérdida neuronal, una de las
características histológicas que, como hemos visto, es definitoria del patrón de EH. Sin
embargo, el origen de la alteración de señal no parece tan claro, habiéndose establecido la
hipótesis de que podría estar en relación con un incremento de células gliales en el
hipocampo afecto [Briellmann et al, 2002]. Sin embargo, también parece haber evidencia
suficiente de que, en manos de neurorradiólogos expertos, el simple análisis visual de un
protocolo especifico de epilepsia es capaz de identificar la EH en, al menos, un 90% de
casos histológicamente verificados [Woermann, 2010].
Pero además de los hallazgos típicos de la EH, los estudios con protocolo específico de
epilepsia muestran capacidad para detectar las principales lesiones con capacidad
epileptogénica que podemos encontrar en la ELT, como son los trastornos del desarrollo
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 62
cortical (TDC), los tumores de estirpe glial de bajo grado (astrocitomas grado I/II y los
oligodendrogliomas), los tumores de estirpe neuronal (gangliogliomas, gangliocitomas y los
tumores neuroepiteliales disembrioblásticos), la encefalomalacia postraumática y las
malformaciones vasculares (sobre todo los angiomas cavernosos).
Además de la RM convencional, existen algunas técnicas especiales de RM que pueden
contribuir al diagnostico por imagen de la EMTL-EH. Citaremos alguna de ellas:
Relaxometría T2: Técnica que permite cuantificar los cambios de señal en secuencias T2 en
ELT. Se utiliza fundamentalmente en la EH cuando los cambios de señal evaluados
visualmente en secuencias T2 no son definitivos. Los tiempos de relajación en T2 en
pacientes con este tipo de epilepsia se encuentran prolongados en comparación con
controles y son medibles mediante esta técnica.
Espectroscopia por RM: Se trata de una técnica no invasiva capaz de investigar metabolitos
cerebrales que pueden estar alterados en pacientes con epilepsia. Aporta, en este sentido,
una información bioquímica que puede complementar la información “estructural” de la
RM convencional. Esta información puede tener un valor especial a la hora de delimitar los
márgenes de la región epileptogénica, uno de los objetivos básicos del estudio
prequirúrgico de la epilepsia focal [Suhy et al, 2002].
Los metabolitos de mayor interés en el estudio de la EMLT son el N-Acetil-Aspartato (NAA)
y los metabolitos que contienen Colina (Cho) y Creatina (Cr) y el de Mioinositol (mI).
En el registro de una Espectroscopia podemos identificar un pico de NAA que se identifica
habitualmente como específico de neuronas [Urenjak et al, 1993]. Su presencia, por tanto,
es interpretada como dato sugestivo de viabilidad neuronal.
Por el contrario, los picos de Cr, Cho y mI son sugestivos de la existencia de fenómenos de
gliosis, pues es en estas células donde se concentran estos metabolitos [Urenjak et al,
1993]. Por este motivo, el perfil típico de la EH en esta técnica incluye una reducción del
pico NAA y un incremento de los picos de Cr y mI fundamentalmente [Najm et al, 1998].
El papel de la Espectroscopia por RM puede ser interesante a la hora de identificar el foco
epiléptico en pacientes con ELT refractaria sin anomalías estructurales en RM estructural
[Li et al, 2000], aunque a día de hoy su uso queda restringido por la falta de experiencia en
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 63
muchos centros así como por la existencia de algunos estudios que le imputan una baja
especificidad en sus resultados [Najm et al, 1998; Serles et al, 2001].
Tractografía: Es una técnica que se basa en la DTI (difussion tensor imaging) que permite
visualizar las conexiones de la sustancia blanca cerebral y así inferir las posibles conexiones
estructurales que puedan existir entre distintas regiones cerebrales. Se ha demostrado que
los pacientes con ELT tienen un menor número de conexiones en el lóbulo patológico. Esta
técnica, además, puede ser empleada en cirugía de epilepsia para evitar la resección de
tractos motores o visuales [Toledano, 2011].
4. Neurofisiología en la EMLT-EH.
Electroencefalografía de superficie: Existen una serie de estudios clásicos que permitieron
delinear un patrón característico en EEG de superficie del síndrome de EMLT-EH
[Williamson et al, 1993; Gambardella et al, 1995; Ebner & Hoppe, 1995].
Los datos uniformemente señalados en estos estudios son los siguientes:
1.- Presencia de alteraciones paroxísticas interictales en región temporal anterior y
electrodos F7-F8. Estas alteraciones pueden ser estrictamente unilaterales en más de un
50% de los casos o bilaterales de forma independiente con predominio de un lado hasta en
un 42%; en estos casos el lado predominante suele identificar el del origen de las crisis
[Williamson et al, 1993]. Otras series han encontrado la aparición de puntas
independientes bilaterales en un porcentaje mucho más alto, de hasta el 25-35%,
sobretodo en casos refractarios [Hamer et al, 1999]. La existencia de unilateralidad estricta
se ha esgrimido como factor de buen pronóstico quirúrgico [Radhakrishnan et al, 1998]. En
cuanto a la frecuencia de aparición, en la serie de Gambardella et al, el 95% de pacientes
con EMLT-EH presentaron algún tipo de actividad paroxística, sea uni o bilateral.
Es importante señalar que el registro interictal durante la vigilia es normal en un 50% de
los pacientes con ELT, pero que la utilización de determinados mecanismos de activación
como la privación de sueño, el registro durante el sueño y la realización de estudios
repetidos así como la utilización de electrodos temporales anteriores hace que este
porcentaje se reduzca significativamente, sobretodo en casos de EMLT-EH [Kanner et al,
2002].
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P á g i n a | 64
De especial interés es el hecho constatado de que la privación de sueño ejerce un potente
efecto activador de en los registros EEG [Malow et al, 1999]. Generalmente esta actividad,
cuando es unilateral, es concordante con la localización del área epileptogénica.
Debe ser tenido en cuenta que la mayoría de los datos disponibles sobre registros EEG
interictales en ELT provienen de series quirúrgicas y, por tanto, pueden estar sesgados y no
ser representativos del conjunto de enfermos con este tipo de epilepsia.
2.- El tipo de actividad paroxística predominante son los elementos irritativos (puntas u
ondas agudas) y/o ondas lentas. Más del 90% de los pacientes en los que se detecta
actividad irritativa de este tipo sufre crisis epilépticas [Westmoreland, 1996], si bien hemos
de saber que la punta temporal anterior tampoco es patognomónica de la ELT, ya que
también puede encontrarse como fenómeno interictal en epilepsias extratemporales,
sobre todo cuando la zona epileptogénica se encuentra a nivel orbito-frontal [Quesney,
1992].
En la Figura 14 vemos un ejemplo de actividad intercrítica en uno de nuestros enfermos
con EMLT-EH.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 65
Figura 14. Registro intercrítico en un enfermo con EMLT-EH de nuestra serie. Se visualiza una punta en
derivaciones temporales anteriores derechas.
3.- En los registros ictales se suele detectar una atenuación inicial de la actividad de fondo,
seguido de una actividad rítmica focal en rango theta con máxima amplitud en electrodos
temporales basales, precedida o no por un enlentecimiento hipersincrónico bilateral
[Risinger et al, 1989]. La identificación de este patrón durante los 30 primeros segundos de
las crisis hace sospechar la existencia de un foco en estructuras mesiales con una certeza
del 85-90% [Kanner et al, 2002].
5. Neuropsicología en la EMLT-EH
Las características fundamentales del síndrome de EMLT-EH desde el punto de vista
neuropsicológico son las siguientes:
1.- Afectación de la memoria declarativa [Hermann et al, 1997]. Es la característica
neuropsicológica fundamental del síndrome y se produce independientemente de la edad
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
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de debut de las crisis, si bien en aquellos enfermos con debut más precoz la afectación de
memoria tiende a ser generalizada.
En los casos de debut más tardío, sí se pueden establecer diferencias según la
lateralización. Así, la EMLT-EH izquierda se asocia preferentemente con afectación de la
memoria y del aprendizaje verbal mientras que los casos derechos tienden a provocar
déficits en memoria visual y/o memoria no verbal [Gleissner et al, 1998]. Sin embargo esta
última relación no ha sido demostrada de forma tan consistente como en el caso de la
memoria verbal. Este hecho puede estar en relación con la evidencia de que las redes
neuronales implicadas en la memoria no verbal tienen una distribución más bilateral que
las relacionadas con la memoria verbal, que suelen estar más restringidas a LT dominante.
Tanto las estructuras mesiales del LT como las neocorticales contribuyen de manera
diferenciada a los procesos necesarios para la memoria. Así, la consolidación y
recuperación de material verbal depende de estructuras mesiales mientras que las
estructuras neocorticales intervienen en el procesamiento. Por este motivo, la existencia
de una afectación del recuerdo tardío estaría más en relación con disfunción de
estructuras mesiales.
2.- Afectación de funciones frontales: Es relativamente frecuente encontrar en casos de
EMLT-EH déficits neuropsicológicos que hay que localizar más allá de la zona
epileptogénica temporal. Lo más frecuente es la existencia de alteraciones en test
ejecutivos de función frontal, en relación a una probable disrupción de la conectividad
normal de lóbulos temporales con estructuras anteriores [Martin et al, 2000].
3.- Deterioro cognitivo global: Los pacientes con un debut precoz de las crisis suelen
presentar un deterioro generalizado reflejado en una menor Coeficiente Intelectual global.
Este hecho ha sido interpretado como el resultado de una interferencia de la reiteración de
crisis y también probablemente de la medicación antiepiléptica con el normal desarrollo
cerebral.
No debemos olvidar que en la mayoría de las ocasiones al déficit neuropsicológico
atribuible al síndrome clínico hay que añadir un cierto deterioro dependiente de los
tratamientos antiepilépticos utilizados que, de forma contundente, han demostrado tener
efecto deletéreo a este nivel, sobre todo cuando son usados en régimen de politerapia.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 67
6. La progresividad clínica de la EMLT-EH
Este es un tema sometido a amplio debate. Las razones que apoyan la existencia de una
progresividad clínica de este síndrome son los siguientes:
1.- Los procesos fisiopatológicos de muerte neuronal y reorganización sináptica típicos de
la EMLT-EH se retroalimentan con la reiteración de crisis [Mathern et al, 1995; Babb et al,
1999]. Tal y como pudimos ver en la Figura 11, la proliferación aberrante de las fibras
musgosas proporciona la base histológica para la creación de un circuito reverberante
patológico una de cuyas consecuencias son los fenómenos de muerte neuronal. Este
circuito constituye una base teórica a la hipotética progresividad del síndrome.
2.- Existe un periodo de tiempo silente en la evolución clínica de estos enfermos desde los
factores de riesgo (vg CF) y el debut de la clínica [French et al, 1993]. Es lógico pensar que
ese periodo silente desde el punto de vista clínico sería un periodo activo desde el punto
de vista patogénico.
3.- Es frecuente que cuando la resección quirúrgica se realiza tras mucho tiempo de
epilepsia activa, persistan CPS (auras aisladas) después de la intervención, lo que sugiere
la posibilidad de que, en estos casos, la zona epileptogénica se haya extendido más allá de
los márgenes del hipocampo esclerótico y subsista tras la cirugía [Panayiotopoulos, 2005].
Junto a ello, no existe duda de que alguno de los modelos animales de esta enfermedad,
como el modelo kindling es claramente progresivo [Sutula et al, 1998].
Recientemente, se han publicado evidencias que apoyan efectivamente la existencia de
una progresividad también en relación a las anomalías estructurales detectables a través
de pruebas de neuroimagen en este síndrome. Así, existen estudios prospectivos de
neuroimagen que demuestran que en casos de EMLT-EH, existe una progresión a lo largo
del tiempo del grado de atrofia en hipocampo, amígdala y cortex entorrinal [Bernasconi et
al, 2005]. Se ha demostrado, además, que la atrofia cortical está relacionada directamente
con la duración de la epilepsia en pacientes con ELT de duración mayor de 14 años
[Bernhardt et al, 2009].
Sobre la posible progresividad también de la afectación neuropsicológica existe debate.
Diversos autores apoyan que existe un cierto grado de discapacidad neuropsicológica que
es prevenible por la cirugía, indicando que estaría en relación con la reiteración de las crisis
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 68
[Novelly et al, 1984]. En cualquier caso, tal y como hemos visto en el apartado dedicado a
la Neuropsicología de la EMLT-EH, sí es cierto que existen alteraciones neuropsicológicas
mayores en los casos de mayor tiempo de evolución.
La existencia de estas evidencias de progresividad clínica de la EMTL-EH debería ser un
estímulo para no retrasar la decisión quirúrgica en casos que cumplan criterios de
refractariedad a tratamientos médicos.
B. LA EMLT CON ETIOLOGÍAS DIFERENTES A LA EH
Aproximadamente un 35% de los pacientes con EMLT tienen etiologías subyacentes
diferentes de la EH [O’brien et al, 1996]. Dentro de este subgrupo de pacientes, las
etiologías más frecuentemente encontradas en la literatura son [Harvey et al, 1997]:
• TDC: Sobretodo las displasias corticales focales (DCF) y las áreas de polimicrogiria.
• Tumores gliales: Astrocitomas, oligodendrogliomas, gangliogliomas y Tumores
disembrioblásticos neuroepiteliales.
• Malformaciones vasculares (MV): Angiomas cavernosos y Malformaciones Arterio-
Venosas (MAV).
• Esclerosis tuberosa (ET).
• Porencefalias postraumáticas
• Porencefalias vasculares
• Gliosis postencefalíticas
• Lesiones de origen infeccioso: Neurocisticercosis o tuberculomas cerebrales.
En la gran mayoría de los casos, el diagnóstico de estas patologías puede ser garantizado
por estudios dirigidos de RM, que alcanzan para este objetivo una sensibilidad superior al
90% [Mohamed & Lüders, 2000]. En las figuras 15-18 se ven algunos ejemplos de nuestra
serie.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 69
Figura 15. RM de un paciente de nuestra serie mostrando un área de DCF a nivel temporal lateral izquierda.
Figura 16. RM de un paciente de nuestra serie mostrando una lesión compatible con un tumor glial de bajo
grado a nivel temporal medial izquierdo.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 70
Figura 17.RM de un paciente de nuestra serie mostrando una lesión compatible con un tumor
neuroectodérmico en LT izquierdo.
Figura 18.RM de un paciente de nuestra serie mostrando una lesión compatible con una Malformación
vascular en LT derecho.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 71
Los registros EEG de superficie no difieren de lo relatado para los casos de EMLT-EH,
aunque en aquellos casos con EMLT de origen tumoral se ha descrito una mayor
representación de descargas interictales [Hamer et al, 1999].
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
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Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 73
EEPPIILLEEPPSSIIAA LLAATTEERRAALL DDEELL LLTT ((EELLLLTT))
Las ELLT, también conocidas como epilepsias neocorticales del LT, son un tipo de epilepsia
diferenciable, hasta cierto punto, de las EMLT en base a sus características clínicas así
como por su espectro etiológico [Florindo et al 2006]. Aunque no existen estudios
definitivos, podemos afirmar que se trata de una minoría dentro de las ELT, representando
con toda probabilidad menos del 10% del total de las ELT [Williamson & Engel, 2008].
Desde el punto de vista clínico o semiológico, probablemente la existencia de conexiones
recíprocas entre el neocortex lateral del LT pueden explicar la similitud que existe entre
ambos tipos de ELT, siendo difícil establecer una diferencia nítida entre la expresión clínica
de una y otra. De hecho, existen algunas revisiones sistemáticas que concluyen que no
existe ninguna característica semiológica patognomónica de este tipo de epilepsias
[Walczak, 1995]. A pesar de ello, la literatura reconoce algunos datos cuya presencia nos
pueden alertar sobre la posibilidad de que nos encontremos ante una ELLT:
1. Las auras con sintomatología experiencial o sensorial especial (auditiva, vertiginosa
o visual con alucinaciones complejas) son más frecuentes en la ELLT [Williamson &
Spencer, 1986], aunque es cierto que también se han reportado en EMLT [French et
al, 1993; Saygi et al, 1994].
2. Las manifestaciones motoras son más frecuentes en la ELLT que en la EMLT y
cuando aparecen en la EMLT suele consistir en posturas distónicas contralaterales
al foco epiléptico [Williamson & Engel, 2008].
3. Las conductas automáticas son menos frecuentes en las ELLT que en las EMLT.
4. La evolución a crisis generalizadas es más frecuente en las ELLT que en las EMLT.
5. Algunos hallazgos neurofisiológicos y de neuroimagen pueden ayudar a diferenciar
entre ambos tipos de epilepsia, como se ha explicado en el apartado dedicado a la
neurofisiología de la EMLT-EH [Ebersole, 1996; Hamer et al, 1999]
6. Los pacientes con ELLT tienen menos frecuentemente antecedentes de CF que los
pacientes con EMLT. Hay datos sugestivos de la posible existencia de un sustrato
genético común para el síndrome de CF y la EMLT [Baulac et al., 2001; Claes et al.,
2004]
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 74
También existe una diferencia desde el punto de vista del perfil neuropsicológico, como ya
fue explicado en el apartado de neurospicología del síndrome de EMLT-EH. Así,
característicamente en las ELLT existe menos grado de afectación de memoria que en las
que afectan a estructuras mesiales.
El perfil etiológico es muy similar al señalado para las EMLT con etiologías diferentes de la
EH y al listado de etiologías allí señalado nos remitimos.
Existe, por último, controversia acerca de la respuesta al tratamiento quirúrgico en este
tipo de epilepsias, existiendo estudios que no encuentran diferencia con la EMLT
[Burgerman el al 1995] frente a otros que hablan de un peor pronóstico postquirúrgico
[Hajek et al, 1993].
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 75
LLAASS EEPPIILLEEPPSSIIAASS FFAAMMIILLIIAARREESS DDEELL LLTT ((EEFFLLTT))
Aunque, como hemos visto hasta el momento, la ELT es prototípicamente una condición
adquirida, existe en los últimos años una evidencia creciente de que existe una
predisposición genética a desarrollar determinados tipos de ELT [Ottman, 1989], hasta el
punto que las diferentes propuestas de clasificación de síndromes epilépticos a partir del
año 2001 siempre han reconocido la existencia de formas genéticas de ELT [Engel et al,
2001; Apéndice IV].
Actualmente están bien caracterizados los siguientes tipos de ELT de base genética:
1. Epilepsias Familiares Laterales del LT (EFLLT):
Este grupo de epilepsias de origen genético fueron descritas por vez primera en el año
1995 [Ottman et al, 1995] y a partir de ese momento se ha referido a ellas con las
denominaciones ELLT Autosómica Dominante (ELLTAD) o Epilepsia Parcial con
características auditivas Autosómica Dominante (EPCAAD).
Se trata de un síndrome con herencia Autosómica Dominante con un grado de penetrancia
incompleta que se sitúa entre el 70% y el 80% y en el que la edad de debut es
heterogénea, variando entre 1 y 60 años.
La sintomatología incluye CPS, generalmente con sintomatología auditiva y generalización
tónico-clónica secundaria. Este patrón se produce en casi dos tercios de los pacientes y el
aura auditiva suele incluir sonidos simples o distorsión de sonidos en la mayoría de las
ocasiones y, eventualmente, también sonidos algo más complejos, como música o voces.
Menos frecuentemente pueden aparecer auras visuales complejas (17%), psíquicas (16%),
autonómicas (12%), vertiginosas (9%) y sensitivas de otro tipo (13%) [Michelucci et al,
2003].
Los registros EEG interictales suelen mostrar anomalías intercríticas generalmente
lateralizadas a LT izquierdo y asociar alteraciones en los potenciales evocados auditivos y
en los test de escucha dicótica [Brodtkorb et al, 2005; Pisano et al., 2005].
Los estudios de neuroimagen por RM en este tipo de epilepsias son normales, aunque
estudios de investigación con técnicas especiales han sugerido la posibilidad de la
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 76
existencia un sustrato malformativo a nivel histológico en estructuras neocorticales del LT
izquierdo [Tessa et al, 2007].
En un 50% de las familias descritas se ha encontrado un sustrato genético común,
consistente en una mutación a nivel del gen LGI1 (locus 10q24) [Kalachikov et al, 2002]. Se
han descrito más de una treintena de mutaciones puntuales en dicho gen aunque el
mecanismo por el que estas mutaciones provocan epilepsia es desconocido. El producto
biológico de dicho gen es una proteína que recientemente se ha relacionado con la
modulación funcional de los canales del potasio presinápticos Kv1 [Schulte et al, 2006], si
bien, también se ha relacionado con procesos de desarrollo cortical [Gabellini et al, 2006].
2. Epilepsias Familiares Mesiales del LT (EFMLT):
El Síndrome de EFMLT ha sido dividido recientemente en tres grandes grupos
[Gambardella et al, 2009]:
• EFMLT benigna sin CF ni EH: Fue el primer subtipo de EFMLT en ser descrito como
una enfermedad frecuentemente identificada en grandes series de gemelos
[Berkovic et al, 1996]. Estos pacientes característicamente debutaban durante la
adolescencia o etapa de adulto precoz, presentaban CPS con aura psíquica o
autonómica y no se asociaba con EH o antecedentes de CF. Las CPC son poco
frecuentes en este subtipo de Epilepsia y los registros EEG no suelen mostrar
Descargas Epileptiformes Interictales (DEI) [Berkovic et al, 1996]. No se ha descrito
ningún locus relacionado con este tipo de epilepsia.
• EFMLT con EH: Kobayasi et al, en el 2003, llamó la atención sobre la existencia de
un grupo de EFMLT con buena evolución pero que se asociaban con hallazgos
radiológicos compatibles con EH [Kobayashi et al, 2003]. Este subtipo se caracteriza
por la heterogeneidad en cuanto a manifestaciones clínicas o antecedentes de CF,
aunque la mayoría de los pacientes también tienen un curso benigno en cuanto a
control de las crisis. La semiología de las crisis no se diferencia del síndrome de
EMLT-EH clásico.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 77
El patrón histológico de los escasos ejemplos de EFMLT con EH que fueron
operados fue similar al de los casos esporádicos [Gambardella et al, 2009].
Tampoco se ha descrito ningún locus genético relacionado con este subtipo de
epilepsia familiar.
• EFMLT con CF: El tercer subtipo de EFMLT se caracteriza por la existencia de un
antecedente constatado de CF y ha sido descrito en dos familias [Baulac et al, 2001;
Claes et al, 2004]. Precisamente estas descripciones sirvieron como fundamento
teórico para la hipótesis que ya hemos comentado de la existencia de un sustrato
genético común para la ELT y el síndrome de CF de la infancia
Es conocido que mutaciones de los genes implicados en la codificación de
subunidades del canal del sodio (SCN1A ó SCN1B) pueden dar lugar a un fenotipo
caracterizado por CF. Algunos de estos enfermos, durante su etapa adulta pueden
desarrollar una EFMLT. Así, Colosimo et al, recientemente ha comunicado una
familia italiana bastante amplia con un síndrome de CF de la primera infancia que,
en un porcentaje alto de ocasiones desarrollaron una EMLT durante la etapa adulta
y en la que se identifico un sustrato genético común consistente en una mutación
sin sentido en el gen codificador del canal del sodio SCN1A [Colosimo et al, 2007].
En estos enfermos, nuevamente, el síndrome tiene una evolución benigna y no se
suelen encontrar evidencias radiológicas de EH.
En cualquier caso, es evidente que todos los subtipos de EFMLT son formas benignas de
ELT, por lo que es de esperar que estas formas tengan poca representatividad dentro del
grupo de ER del LT.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 78
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
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EELL TTRRAATTAAMMIIEENNTTOO DDEE LLAA EELLTT
A. TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS
El tratamiento clásico de la Epilepsia en general y de la ELT en particular se fundamenta en
la utilización de forma crónica FAE que actúan disminuyendo el umbral de excitabilidad de
la membrana neuronal y, consecuentemente, de la posibilidad de generación de crisis
epilépticas de manera espontánea.
Sensu estricto, el término FAE no es apropiado para las sustancias habitualmente utilizadas
en el tratamiento de la epilepsia, ya que su función no pasa de ser meramente sintomática
y no abordan cuestiones relacionadas con la génesis de la epilepsia. Sería en este sentido
más apropiado hablar de “fármacos antiictogénicos” y reservar el de “fármacos
antiepileptogénicos” o “antiepilépticos” para aquellas moléculas capaces de actuar
durante la fase de epileptogénesis [Serrano-Castro & De la Peña, 2010].
Como fue expuesto en el apartado dedicado a la Historia de la Epilepsia, la evolución de la
farmacoterapia antiepiléptica en las últimas décadas ha sido espectacular, lo que ha
llevado a que en los 17 últimos años hayan recibido aprobación para su uso en la práctica
clínica un total de 12 nuevos FAE o FAE de segunda generación (Ver Figura 6).
Obviamente, estos FAE son diferentes desde el punto de vista de su mecanismo de acción,
de su farmacología y de su espectro antiepiléptico.
En líneas generales se pueden realizar una serie de consideraciones acerca de la
farmacoterapia antiepiléptica como las siguientes:
1.- A pesar del auge de la investigación farmacológica antiepiléptica que hemos expuesto,
ningún FAE en la actualidad cumple todas las características exigibles al FAE ideal,
entendiendo como tal a aquel fármaco útil para todos los tipos de crisis y síndromes
epilépticos, con un perfil farmacológico adecuado, con nulas interacciones farmacológicas
y con un porcentaje bajo de efectos adversos.
2.- No existen comparaciones directas entre todos los FAE disponibles que nos permitan
clasificarlos en función de su eficacia frente a las Crisis Parciales, expresión fundamental de
la ELT. Sí existen algunos ensayos controlados que comparan entre sí varios FAE clásicos o
algunos de segunda generación con los clásicos, pero la información que nos proporcionan
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 80
es insuficiente para tomar una decisión bien fundada [Guía Andaluza de Epilepsia, 2009].
Recientemente la ILAE ha publicado una revisión sistemática muy rigurosa sobre el
tratamiento antiepiléptico en la epilepsia de reciente comienzo. En este análisis se llega a
la conclusión de que el diseño de la mayoría de los estudios no es adecuado para
fundamentar la práctica clínica [Glauser et al, 2006].
3.- Las principales Guías de Práctica Clínica establecen unas preferencias de uso en función
de las características específicas del paciente. En la Tabla III exponemos las
recomendaciones correspondientes que aparecen en la Guía Andaluza de Epilepsia 2009:
Grupo de pacientes Opción
preferente
Opción alternativa ER
Adultos en general LTG, OXC CBZ, GBP, LEV, TPM, VPA CLB, PGB, ZNS
Niños LTG, OXC CBZ, GBP, LEV, TPM CLB, PGB, ZNS
Ancianos LEV, LTG GBP OXC, PGB,
TPM, VPA, ZNS
Mujer en edad fértil LTG CBZ, LEV, OXC, TPM CLB, GBP, PGB,
VPA, ZNS
Tabla III. Recomendación de FAE para el tratamiento de las Crisis Parciales por grupos especiales de
pacientes. Guía Andaluza de Epilepsia 2009.
4.- A pesar de la profusión de la farmacoterapia antiepiléptica, lo cierto es que la
proporción de pacientes con ER a día de hoy sigue oscilando en torno al 30-40% del total
(Ver figura 8; Kwan & Sander, 2004).
En función de estos datos, es obvio que, en un momento determinado de la historia
natural del enfermo con ELT, en caso de no conseguir el control de las crisis, se debe
plantear la posibilidad de alternativas no farmacológicas.
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 81
B. TRATAMIENTOS NO FARMACOLÓGICOS
Cirugía de la epilepsia:
Como describimos en el apartado dedicado a la historia de la epilepsia, los orígenes de la
cirugía de la epilepsia casi se remontan a los orígenes de la cirugía propiamente dicha y
preceden incluso a los primeros tiempos de tratamiento farmacológico moderno de la
epilepsia.
En cualquier caso, a día de hoy, y refiriéndonos en concreto a la cirugía de la ELT, podemos
afirmar que se trata del tratamiento no farmacológico más acreditado en función de sus
buenos resultados, que vienen avalados por un Ensayo Clínico Controlado [Wiebe et al,
2001] y múltiples otros estudios de menor grado de evidencia científica de forma que
podemos considerarlo un procedimiento consagrado por la práctica clínica. No en vano, la
cirugía de la epilepsia es recomendada por las principales Guías de práctica clínica en
pacientes que no hayan respondido al tratamiento farmacológico en un tiempo prudencial
(recomendación de grado A) [Engel et al, 2003].
Existen algunos síndromes en los que la cirugía de la epilepsia puede ser especialmente
rentable y a los que se ha dado en denominar “síndromes quirúrgicamente remediables”.
Entre ellos, el más relevante por número y resultados es el constituido por pacientes
afectos de EMLT-EH, en los que las tasas de curación tras lobectomía temporal pueden ser
superiores al 90% [Wiebe et al, 2001; Benbadis et al, 2000; Téllez-Zenteno & Dhar, 2007].
Como ha quedado claro en las páginas precedentes, este es el tipo de epilepsia humana
más frecuente, la más refractaria a FAE y probablemente la más fácil de diagnosticar por
métodos no invasivos.
La ELLT también es subsidiaria de planteamientos quirúrgicos, aunque existen evidencias
de su peor pronóstico postquirúrgico [Spencer et al, 2003].
La cirugía de la ELT ha alcanzado su mayor popularidad y expansión a lo largo de la última
década, debido a la gran precisión diagnóstica, la menor invasividad de la evaluación
prequirúrgica y el avance en las técnicas quirúrgicas actuales [Sánchez-Álvarez, 2005].
Las dudas sobre la persistencia a largo plazo del beneficio de la cirugía de la epilepsia
parecen ser desmentidas por series recientes que atestiguan que la gran mayoría de
Serrano-Castro P.J. LA EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL
P á g i n a | 82
pacientes sometidos de forma correcta a cirugía de la ELT siguen sin crisis al cabo de años
de seguimiento [McIntosh et al, 2004].
A pesar de todo ello, también es cierto que la cirugía de la epilepsia, incluso en el caso de
la ELT está infrautilizada y cuando se recurre a ella, suele ser después de años de
tratamientos farmacológicos infructuosos [Berg et al, 2004]. El tratar de encontrar
argumentos clínicos y de pruebas complementarias para evitar este retraso constituye el
problema fundamental que aborda esta TD.
Desde el punto de vista técnico, la EMLT-EH responde bien a la cirugía
independientemente de si la resección engloba los dos tercios anteriores del LT
(lobectomía temporal anterior) o si lo que se realiza es una amigdalohipocampectomía
selectiva, si bien este último procedimiento se asocia a una mejor preservación de las
capacidades cognitivas, por lo que es el procedimiento de elección en casos de que la
patología esté confinada a estructuras temporales mesiales.
Estimulación del Nervio Vago (ENV): Es otro procedimiento consagrado en la práctica
clínica, que se utiliza en enfermos con ER no candidatos a cirugía.
La ENV consiste en la liberación de estímulos eléctricos intermitentes según parámetros
establecidos sobre el nervio vago del paciente y cuyos parámetros son ajustados en
función de la respuesta clínica y la tolerabilidad del paciente. Además de la estimulación
basal que, de manera automática, se produce, el paciente puede ser instruido para usar un
imán capaz de provocar un estímulo eléctrico con el fin de abortar una crisis.
La ENV ha demostrado capacidad para inducir disminución en la frecuencia de las crisis y
también mejoría en los parámetros de calidad de vida del enfermo epiléptico [Cramer et al,
2001].
Otros procedimientos no farmacológicos se encuentran actualmente en fase de
investigación y desarrollo. Entre ellos podemos mencionar la Estimulación Cerebral
Profunda (ECP), la Estimulación cortical y la Estimulación Magnética Transcraneal. Se
puede encontrar información ampliada sobre estos procedimientos en nuestro trabajo
publicado en 2010 [Serrano-Castro & De la Peña, 2010].
LLAA RREEFFRRAACCTTAARRIIEEDDAADD EENN LLAA EELLTT
Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
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Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
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EELL CCOONNCCEEPPTTOO DDEE RREEFFRRAACCTTAARRIIEEDDAADD EENN EEPPIILLEEPPSSIIAA
El concepto de ER, a pesar de su trascendencia, no ha conseguido consenso internacional
inequívoco hasta muy recientemente. Ello ha supuesto importantes dificultades derivadas
de la imposibilidad para comparar los resultados de estudios que asumían diferentes
versiones de esta definición así como para establecer las recomendaciones prácticas de
ellos derivadas [Perucca, 1998; Berg et al, 2006; Arzimanoglou & Ryvlin, 2008]. En la Tabla
IV se muestra un resumen de las principales definiciones que distintos grupos de trabajo
han empleado a lo largo de los años.
AUTOR Nº DE FAE
FALLADOS
FRECUENCIA DE CRISIS CRITERIOS TEMPORALES
Dlugos et al, 2001 2 Cualquiera < 6 meses libres de crisis a los
dos años del diagnóstico.
Sánchez-Álvarez et al,
2002
2 y una
asociación
Cualquiera que
interfiera con la
calidad de vida
2 años. Menos en situaciones de
especial gravedad.
Camfield et al, 2003 3 Una crisis cada 2
meses
1 año.
Arts et al, 2004 2 Cualquiera < 3 meses libre de crisis.
Berg et al, 2006
(Dos versiones)
2 1) Promedio > 1
crisis/mes
2) Sin requisito
1) 18 meses con < 3 meses sin
crisis
2) Al fallo del 2º FAE
Callaghan et al, 2007 2 1 crisis/mes Crisis en los 3 últimos meses.
Picot et al, 2008 2 Promedio > 1
crisis/mes
1) Durante 18 meses
2) En el último año.
Tabla IV. Características de algunas definiciones de ER o epilepsia de difícil control utilizadas en los últimos
anos [extraído de Sánchez-Álvarez & Gil-Nagel, 2010]
Recientemente, la ILAE constituyó una comisión de trabajo cuyo objetivo fue precisamente
solucionar este problema. Fruto de los trabajos de esta comisión fue la publicación de un
consenso de la ILAE sobre el tema [Kwan et al, 2010].
Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
P á g i n a | 86
En dicho consenso se define ER como aquella en la que “no se han conseguido una
evolución libre de crisis epilépticas tras dos ensayos terapéuticos de FAE, bien en
monoterapia o en combinación, que sean apropiados al tipo de de epilepsia y tomados
de forma adecuada” [Kwan et al, 2010].
Para acreditar que se cumplen las condiciones exigidas en la definición, proponen un
análisis individual de cada enfermo en dos niveles:
Nivel I: Califica como es la “respuesta a una intervención terapéutica” dividiendo cada caso
en 3 categorías: “1” Libre de crisis; “2” No libre de crisis; “3” Indeterminado.
Cada categoría debe ser posteriormente clasificada en función de la existencia o no de
efectos adversos de la intervención terapéutica: “A” Sin efectos adversos”; “B” Con efectos
adversos; “C” Indeterminado.
Así, un enfermo determinado puede recibir una gama de calificaciones que van desde 1A
(libre de crisis y sin efectos adversos de la medicación) hasta el 2B (con crisis y con efectos
adversos de la medicación).
Para poder adscribir la evolución a las categorías “1” o “2”, es necesario que la
intervención terapéutica sea apropiada para el tipo de epilepsia (entendiendo como tal
aquella fundamentada en, al menos, un ensayo clínico controlado) y adecuada
(entendiendo por este requisito que debe tratarse de una intervención aplicada durante
un tiempo y a unas dosis suficientes para poder ser valorada; en párrafos sucesivos nos
referiremos con más detalle a este concepto).
En caso de que no se cumplan estos requisitos, la evolución quedará categorizada como
“3” Indeterminado. Igual ocurre con la presentación de efectos adversos.
Aunque la calificación de tratamiento “adecuado” puede estar sometida a debate, lo cierto
es que según las Guías de Práctica Clínica más habituales en nuestro entorno [Glauser et al,
2006; Guía Andaluza de Epilepsia, 2009] el tratamiento inicial de una epilepsia tras su
diagnóstico debe ser la monoterapia con un FAE que haya demostrado eficacia para ese
tipo de crisis y/o síndrome epiléptico. Si, a pesar de ello, se repiten las crisis, se
incrementará la dosis y en el caso de que persistan o aparezcan signos de intoxicación se
cambiará por otro FAE en monoterapia. Si se produce fracaso terapéutico con este
Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
P á g i n a | 87
segundo FAE, se podrá cambiar a un tercer FAE en monoterapia o iniciar tratamiento con
dos FAE (politerapia).
Nivel II: En este nivel, la Comisión de la ILAE aborda propiamente la definición de
refractariedad, exigiendo para dicho calificativo la existencia de un fallo de dos propuestas
terapéuticas consideradas apropiadas y bien toleradas que pueden ser tanto en
monoterapia como en combinación para conseguir un estado libre de crisis sostenido.
Con respecto a la duración del intervalo libre de crisis para aplicar el concepto de
“sostenido”, argumenta la Comisión que es necesario conocer la frecuencia de crisis
previas a la instauración del tratamiento de manera que tener una certeza completa de
que ha existido un efecto positivo en el control de la crisis de una intervención terapéutica,
la duración del tiempo libre de crisis debe ser tres veces superior al mayor intervalo entre
crisis previo a la instauración del tratamiento, siempre que este intervalo sea inferior a un
año. Por ejemplo, si un paciente tiene un intervalo libre de crisis de seis meses, un periodo
de 18 meses sin crisis seria un periodo razonable para determinar que el FAE ha sido
efectivo. Esta regla no puede aplicarse cuando se trate de un paciente que haya sido
tratado tras una sola crisis, o cuando las crisis sean muy esporádicas, puesto que si el
intervalo entre crisis epilépticas es, por ejemplo, de dos años, la necesidad de esperar seis
anos no es práctica.
Parece razonable, en cualquier caso, no considerar eficaz una intervención que no
garantice, como mínimo un periodo de un año sin crisis. Es por ello que la comisión
considera valorable la ausencia de crisis durante un tiempo mínimo superior a tres veces el
tiempo entre crisis más largo en el último año previo a la instauración del tratamiento, o
bien un tiempo de 12 meses tras el inicio del tratamiento, eligiendo el periodo más largo.
Asumiendo las posibles críticas que, ya en sus primeros meses de existencia, ha recopilado
esta definición, consideramos que se trata de un instrumento operativo para
homogeneizar la definición de ER y, en consecuencia, decidimos utilizarlo en la presente
TD.
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Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
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BBAASSEESS FFIISSIIOOPPAATTOOLLÓÓGGIICCAASS YY GGEENNÉÉTTIICCAASS DDEE LLAA RREEFFRRAACCTTAARRIIEEDDAADD
Existen tres hipótesis que han tratado de explicar el desarrollo de refractariedad a FAE:
Alteración de redes neuronales, Alteración de proteínas de transporte de fármacos
(hipótesis farmacocinética o “de transporte”) y Alteración de la diana terapéutica
(hipótesis farmacodinámica o “de diana”) [Sánchez-Álvarez, Serrano-Castro & Serratosa,
2007].
A) Hipótesis de alteración de redes: Trata de explicar el desarrollo de refractariedad por la
formación de circuitos anómalos de neurotransmisión. Es especialmente adecuada para los
casos de EMLT-EH, situación en la que, como hemos explicado en las secciones anteriores,
aparecen unos circuitos reverberantes patológicos en el hipocampo, bien identificados
desde el punto de vista histológico y contra los que la acción antiictógena de los FAE
disponibles no es eficaz. Diversos estudios experimentales parecen apoyar esta hipótesis
[Remy & Beck, 2006; Löscher et al, 2006; Löscher, 2008].
B) Hipótesis “de transporte”: Defiende la existencia de una alteración cualitativa y/o
cuantitativa de las proteínas transportadoras de los FAE a través de la membrana neuronal
que provoca su incapacidad para alcanzar la diana terapéutica.
Generalmente esta resistencia al transporte de fármacos no se produce sobre un FAE
concreto, sino sobre un conjunto de los mismos con determinadas peculiaridades
químicas. A este fenómeno ha sido denominado multirresistencia a fármacos (“multidrugs
resistance” o MDR).
Las proteínas transportadores están codificadas por genes que pertenecen a la súper
familia de genes ABC (“ATP-binding cassette proteins”), de la que se conocen siete
subfamilias en el ser humano [Dean et al, 2001]. Varios genes pertenecientes a las
subfamilias ABCB, ABCC y ABCG están implicados en la resistencia a múltiples fármacos. En
concreto, las proteínas que han demostrado un papel importante en la resistencia a
fármacos son la P-glicoproteína (P-gp), los diferentes subtipos de MRP (“multidrug-
resistance associated protein”), la BCRP (“breast cancer-resistance protein”) y la MVP
(“major vault protein”). Todas ellas catalizan un transporte activo dependiente de ATP de
Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
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variadas moléculas no relacionadas químicamente, entre las que se incluyen numerosos
fármacos.
La P-gp (codificada por el gen MDR1 o ABCB1) fue la primera descrita y es la más conocida.
Funciona como una bomba, unidireccional y dependiente de energía, que expele
sustancias hidrofóbicas al exterior celular, situadas en la membrana plasmática,
disminuyendo su entrada, ó en el interior de la célula, expulsándolas de la misma [Kwan &
Brodie, 2005].
Tishler et al, en 1995 demostraron que los niveles de expresión de ARNm de MDR1, en
muestras de tejido cerebral pertenecientes a pacientes intervenidos por ER estaban muy
elevados con respecto a muestras de cerebro normal y lanzaron la hipótesis de que la falta
de respuesta a FAE en los pacientes con ER podía ser debida a una penetración y
concentración intracerebral de FAE disminuida [Tishler et al, 1995]. La demostración de
que existe una llamativa sobre expresión de P-gp en las células endoteliales cerebrales de
un grupo de ratas con modelo de ELT que no responden a FB confirmó la hipótesis de la
presencia y relación de las proteínas trasportadoras con la ER [Volk et al, 2005].
El hecho de que algunas de estas proteínas se encuentren también presentes en
elementos gliales y neuronales ha motivado que se especule con la existencia de una
“segunda barrera” a nivel de los elementos celulares del parénquima cerebral, que
actuarían conjuntamente con la barrera hematoencefálica en el acceso limitado de
determinados fármacos al SNC [Dallas et al, 2006].
Siddiqui et al. identificaron un polimorfismo en la posición 3435 en el gen ABCB1 (o MDR1)
asociado con la ER, con independencia del tipo de epilepsia o FAE usado; al comparar 200
pacientes con ER con 115 pacientes epilépticos controlados con FAE y con 200 sujetos
control, los pacientes con ER tuvieron más probabilidad de tener el genotipo CC en la
posición 3435 de ABCB1 que el genotipo TT, estando el genotipo CC asociado con una
expresión incrementada de la P-gp [Siddiqui et al, 2003]. No obstante, el polimorfismo de
C3435T por sí solo es improbable que sea la causa directa de la ER, porque es silente, y por
otro lado, otros autores no han corroborado estos resultados y en concreto, en
Serrano-Castro P.J. LA REFRACTARIEDAD EN LA EPILEPSIA DEL LT
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poblaciones de pacientes con ER comparadas con pacientes con epilepsia controlada, no se
ha encontrado ninguna asociación entre el polimorfismo de C3435T en el gen MDR1 y ER
[Tan et al, 2004; Sills et al, 2005]. Estos resultados controvertidos hacen que, en este
momento, exista una laguna de conocimiento sobre el verdadero papel que estos
mecanismos pudieran tener en el desarrollo de Resistencia a FAE.
C) Hipótesis farmacodinámica o “de diana”: En ésta, el elemento clave es la existencia de
una alteración estructural o funcional, innata o adquirida, de las moléculas que actúan
como ligandos de los FAEs y a través de los cuales, éstos pueden ejercer su mecanismo de
acción. La alteración de la diana puede ser determinada genéticamente
(farmacorresistencia intrínseca) o bien desarrollarse a lo largo del tiempo en relación con
factores exógenos (farmacorresistencia adquirida).
Dentro de la farmacorresistencia intrínseca, a su vez, es necesario diferenciar entre la
secundaria a síndromes epilépticos fármacorresistentes per se de base genética frente a
inicialmente epilepsias no refractarias, genéticas o no, en las que una alteración genética
sobreimpuesta condiciona farmacorresistencia. En la mayoría de estos últimos el sustrato
genético se corresponde con polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs).
La farmacorresistencia adquirida está en relación con los aún poco comprendidos
mecanismos de plasticidad de la diana molecular.
Estas tres hipótesis no son excluyentes entre si y es bastante probable que en un enfermo
concreto con ER puedan coexistir dos o las tres para explicar su escasa respuesta a FAE.
Pero es que, además de estas tres hipótesis, existen evidencias de que otros mecanismos
pueden también jugar un papel, si no generador, si facilitador de la aparición de
farmacorresistencia en epilepsia. Entre ellos cabe destacar la alteración de los mecanismos
de captación de L-DOPA en ganglios basales [Bouilleret et al, 2005] y de los mecanismos de
regulación de la homeostasis del cloro y del potasio a nivel tisular [Gorji et al 2006],
además de alteraciones específicas en determinados genes involucrados con la
susceptibilidad a las crisis epilépticas.
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MMAARRCCOO TTEEÓÓRRIICCOO
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MMAARRCCOO TTEEÓÓRRIICCOO
Como ha quedado suficientemente discutido en la parte teórica de esta TD, la ELT es el
tipo de epilepsia humana más frecuente, representando entre un 15 y un 20% de todos los
tipos de epilepsia [Engel, 2001]. Además entre un 20 y un 40% de todas las ELT se
comportan como ER a tratamiento médico [Cockerell et al, 1997; Kwan & Sander, 2004].
Estos enfermos son subsidiarios de alternativas terapéuticas no farmacológicas entre las
que la más acreditada es la cirugía de la epilepsia, que ha demostrado su capacidad para
conseguir la remisión completa de las crisis en casos de ER de LT en un porcentaje que
oscila entre el 40 y el 90% de los casos en función del sustrato patológico [Spencer & Hugh,
2008]. En concreto, la efectividad de la lobectomía temporal anterior para ER del LT fue
confirmada por un Ensayo Clínico Controlado [Wiebe et al, 2001] y la evidencia disponible
derivada de un metaanálisis reciente que resume un total de 20 publicaciones indica que
en pacientes adecuadamente seleccionados con ER del LT, la combinación de cirugía con
tratamiento médico tiene 4 veces más posibilidades de conseguir eliminar completamente
las crisis que el tratamiento médico aislado [Schmidt & Stavem, 2009].
El momento en el que se debe plantear la cirugía en pacientes con ER del LT es un tema
sometido a debate, aunque cada vez los expertos apoyan una fecha más precoz para la
decisión quirúrgica en base a las siguientes evidencias:
1.- La EMLT-EH, que es el tipo de ELT más frecuentemente refractario podría comportarse
como un síndrome progresivo, en función, entre otros factores, de la reiteración de crisis.
Esta evolución solo podría hipotéticamente ser detenida con recursos no farmacológicos
como la cirugía [Jokeit & Ebner, 1999; Helmstaedter & Elger, 2009]. Además, este hecho es
especialmente relevante en niños, pues afecta a edades críticas para la adquisición de
habilidades cognitivas [Berg et al, 2006]. Nos remitimos al capítulo de Progresividad clínica
de la ELT en esta misma TD.
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
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2.- El retraso de la cirugía en enfermos con ER del LT implica la utilización a largo plazo
tratamientos médicos complejos en régimen de politerapia. Esta situación acarrea per se,
un deterioro cognitivo y sistémico secundario a los efectos adversos crónicos atribuibles a
los FAE que terminan repercutiendo de manera directa en la calidad de vida del enfermo
epiléptico [Berto, 2002; Carreño, 2008; Serrano-Castro & Aguilar-Castillo, 2011].
3.- Existen evidencias de que la reiteración de crisis y los tratamientos antiepilépticos
tienen un coste dramático desde el punto de vista social y laboral habiendo sido
relacionado con el alto grado de aislamiento social, fracaso académico y falta de
consecución de objetivos laborales y vitales del enfermo epiléptico [Engel, 2004; Serrano-
Castro, 2005].
4.- Por último, la reiteración de crisis supone un incremento en la mortalidad global del
enfermo epiléptico [Sperling et al, 1999; Tomson et al 2008]. Así, una comparación entre
las tasas de mortalidad estandarizadas para la población general indican que los pacientes
con ER tienen un riesgo de muerte que es 16 veces superior a lo esperado en niños desde 1
a 14 años y 2 veces superior a los pacientes con edad comprendida entre los 55 y 72 años
[Racoosin et al, 2001].
A pesar de todo ello, lo cierto es que, en la práctica clínica actual los enfermos que acceden
a recursos quirúrgicos, por término medio, no lo hacen antes de los 20 años de evolución
de la enfermedad [Engel et al, 2003]. No en vano, el paciente promedio sometido a cirugía
de la Epilepsia en países desarrollados está en la 4ª década de su vida y accede a dicho
recurso tras haber sido sometido a muchos más de dos ensayos terapéuticos infructuosos
[Berg, 2008], circunstancia ésta que, como sabemos, condiciona el diagnóstico actual de
refractariedad [Kwan et al, 2010].
El conocimiento y la identificación en cada paciente de forma individual de los factores
clínicos o derivados de pruebas complementarias asociados con el desarrollo de
refractariedad a tratamientos médicos podrían apoyar la decisión de tratamiento
quirúrgico precoz y, de esta manera, evitar la merma de la calidad de vida secundaria a la
propia evolución de la enfermedad y a la utilización de tratamientos con efectos adversos
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
P á g i n a | 97
en la esfera cognitiva y sistémica así como la mortalidad relacionada con la reiteración de
crisis.
Sin embargo, no existe en la actualidad un instrumento capaz de adelantar con grado
aceptable de fiabilidad el diagnóstico de refractariedad en función de las características
clínicas y de pruebas complementarias de los pacientes.
La descripción de las características clínicas y diagnósticas precoces de los casos de ELT que
evolucionarán a ER y la estratificación del riesgo en función de las mismas constituye el
objetivo de este trabajo.
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FFAACCTTOORREESS PPRROONNÓÓSSTTIICCOOSS DDEE RREEFFRRAACCTTAARRIIEEDDAADD..
Algunos estudios previos han analizado este, que es el tema central de esta TD. Nos
referiremos por este motivo a ellos con profundidad.
Existen una serie de grandes estudios sobre los factores pronósticos de la epilepsia que
incluyeron todo tipo de síndromes epilépticos [Elwes et al. 1984; Hauser et al 1990; Hart et
al 1990; Berg & Shinnar 1991; Sillanpää et al 1993; Sander et al 1993; Semah et al, 1998;
Dlugos et al, 2001; MacDonald et al, 2000; Kwong et al, 2003; Luciano et al, 2007; Hitiris et
al, 2007; Ramos-Lizana et al, 2009]. En líneas generales, estos estudios concluyen que los
factores asociados con un peor pronóstico de la epilepsia son la presencia de anomalías en
el EEG o en la exploración neurológica, las crisis parciales, una alta frecuencia de crisis
generalizadas antes del inicio del tratamiento, la presencia de una parálisis postcrítica de
Todd, una etiología estructural identificable, una neuroimagen patológica, el retraso
mental, la marginación social o la enfermedad psiquiátrica concomitante.
En los estudios específicamente dirigidos a población infantil, los dos factores que se han
asociado de forma más consistente con un aumento del riesgo de desarrollar ER han sido
la etiología estructural y la edad de inicio de la epilepsia. Así, se ha acreditado que el riesgo
es superior en los pacientes que tienen menos de 1 año de vida en el momento del
diagnóstico de la epilepsia [Kwong et al, 2003; Ramos-Lizana et al, 2009]. La mayoría de
estos estudios ha encontrado un aumento del riesgo también en los niños con epilepsia
sintomática remota y retraso mental [Casas-Fernandez & Ramos-Lizana, 2010].
Muchos de estos factores se pueden resumir en una evidencia que también puede
constatarse clínicamente: las epilepsias con crisis parciales tienden a ser más refractarias a
tratamientos médicos que las que cursan con crisis generalizadas.
También se ha descrito la capacidad predictiva a desarrollo de ER del fallo del primer
tratamiento en el control de las crisis [Dlugos et al, 2001] así como el número de FAE
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
P á g i n a | 100
utilizados previamente [Luciano et al, 2007]. En concreto, si este número es menor de 5,
las posibilidades de control son mejores que si es superior a esa cifra.
Estudios anecdóticos han mencionado algunos otros factores, como el número de crisis
que acontecen en los primeros meses después del debut [MacDonald et al, 2000], el lapso
de tiempo que pasa entre la primera crisis y el inicio del tratamiento o el número de crisis
que acontecen antes del inicio del mismo [Hauser et al, 1990; MacDonald et al, 2000]. Sin
embargo, la veracidad de estos resultados han sido posteriormente puestos en entredicho
[Semah & Rivlyn, 2005].
El diagnóstico por síndrome epiléptico constituye otro indicador de pronóstico. En la Tabla
V se resumen las principales categorías en las que se dividen los síndromes epilépticos en
función de su pronóstico [Guía Andaluza de Epilepsia, 2009]. Llama la atención que la ELT
se clasifica como un síndrome de evolución variable, lo que supone un reconocimiento
implícito de que constituye un grupo heterogéneo.
A pesar de ello, hemos de decir que existe cierta evidencia de que la ELT es más
frecuentemente refractaria que otras epilepsias parciales, como las del Lóbulo Frontal,
Parietal u Occipital [Semah et al, 1998].
Es importante resaltar que todos estos factores se comportan como predictores
independientes, de modo que el riesgo de desarrollar una ER aumenta cuando se presenta
más de uno de ellos [Casas-Fernandez & Ramos-Lizana, 2010].
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
P á g i n a | 101
Síndromes generalmente benignos, limitados en el tiempo
Convulsiones neonatales familiares benignas Epilepsia mioclónica benigna de la infancia Epilepsia benigna con puntas centro temporales Epilepsia benigna con paroxismos occipitales Epilepsia de ausencias de la infancia
Síndromes generalmente persistentes, dependientes de los FAE
EGI con fenotipo variable Epilepsia de ausencias juvenil Epilepsia mioclónica juvenil Epilepsia con CE tónico-clónicas generalizadas solamente
Síndromes generalmente refractarios
Síndrome de Ohtahara Síndrome de West Síndrome de Dravet Síndrome de Lennox Gastaut Epilepsias focales sintomáticas a grave lesión cerebral perinatal. Encefalopatías epilépticas
Síndromes de evolución variable
Epilepsia mioclónica-astática Síndrome de punta-onda continua durante el sueño ELT
Tabla V. Síndromes epilépticos clasificados en función de su categoría pronostica.
Pero nuestro foco de atención es la ELT. En este caso concreto, la literatura muestra de
forma insistente que el factor más consistentemente relacionado con el desarrollo de
refractariedad, es el sustrato patológico. En concreto, la existencia de evidencia radiológica
o histológica de EH se asocia de manera muy significativa con el desarrollo de ER. Así, en el
ya mencionado estudio clásico de Semah, [Semah et al, 1998] se encontró que la
posibilidad de refractariedad en casos de EMLT-EH era del 89%. Otro hallazgo de este
estudio fue que si la EMLT-EH se asociaba con otra patología en el LT (vg un TDC), el
porcentaje de refractarios se elevaba al 97%, sugiriendo por primera vez la idea de que la
denominada patología dual originaba un escenario clínico de alto grado de refractariedad.
Otras etiologías también se asocian con gran refractariedad [Van Paesschen et al, 1997b;
Semah et al, 2002; Stephen et al 2001; Mohanraj & Brodie, 2005; Spooner et al, 2006;
Liimatainen et al, 2008]. Este último trabajo de Liimatainen et al analizó el riesgo de
refractariedad de forma prospectiva en 119 pacientes consecutivos en función de su
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
P á g i n a | 102
sustrato etiológico, encontrando que las etiologías que se asociaban con mayor frecuencia
a refractariedad eran, por orden: MV, Patología dual, EH, tumores y DCF. En el otro
extremo, las etiologías que presentaban mayores opciones de ser controladas
farmacológicamente fueron las de causa no conocida (criptogénicas), infecciones del SNC,
patología hipocampal diferente de EH y porencefalias vasculares.
Como ya comentamos en la parte teórica de esta TD, pocos estudios han investigado
características clínicas relacionadas con el desarrollo de refractariedad en EMLT. En un
análisis exhaustivo de la literatura, sólo 4 series previas han analizado alguna variable
clínica de ELT y su relación con desarrollo de refractariedad. Son las series de Falip et al,
2003, Varoglu et al, 2009, Pittau et al, 2009 y Aguglia et al, 2010. Como vemos, tres de ellas
han sido publicadas en los 2 últimos años. En cualquier caso, analizan datos parciales y sólo
el estudio de Falip et al encuentra la existencia de una asociación significativa de
refractariedad con presencia de aura en el subgrupo de EMLT-EH con lateralidad derecha.
En la discusión de esta TD volveremos sobre este tema.
Sin embargo, asumiendo que la EMLT-EH es un síndrome refractario por excelencia, es de
interés mencionar aquí aquellos estudios que han delimitado las características fenotípicas
que diferencian el síndrome de EMLT-EH del resto de ELT y que, por tanto, podrían actuar
como factores de riesgo para el desarrollo de refractariedad, acercándose, aun de forma
indirecta, al objetivo de nuestro estudio. Entre ellos, se han identificado las siguientes
variables como significativamente relacionadas con el desarrollo de EMLT-EH: presencia de
CPS, los eventos ictales de naturaleza psiquiátrica, incluyendo la depresión y la presencia
ictal de sintomatología autonómica [Heuser et al, 2009].
La EMLT-EH ha sido objeto de muy diversas investigaciones en los últimos años que han
conseguido definir un espectro de características que actúan como factores de mal
pronóstico y entre las que destacan: Edad precoz de inicio de las crisis, historia personal de
CF complejas, presencia de DEI en el EEG, años de evolución del síndrome epiléptico,
presencia de crisis generalizadas, existencia de retraso mental y severidad de la
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
P á g i n a | 103
sintomatología psiquiátrica asociada [Sander, 1993; Tobias et al, 1994; Mattson et al, 1996;
Kim et al, 1999; Hitiris et al, 2007; Varoglu et al, 2009].
En cualquier caso, también es conocido que un porcentaje de entre el 10 y el 25% de las
EMLT-EH pueden ser controladas con FAE, siendo, por tanto, Epilepsias no Refractarias a
tratamiento médico [Kim et al, 1999]. Siguen siendo desconocidas las particularidades
clínicas o de pruebas complementarias que caracterizan a este subgrupo de pacientes,
aunque estudios previos han señalado como factores de mal pronóstico la existencia de
retraso mental, el inicio precoz de las crisis, el tiempo de evolución o el sexo femenino
[Falip et al, 2003; Varoglu et al, 2009].
Algún otro estudio reciente trata de delimitar factores pronósticos basados en pruebas
complementarias. De especial interés, dada la similitud en cuanto a su diseño y objetivos
con nuestro trabajo es el estudio de Pittau et al [Pittau et al, 2009], en el que se identifican
como factores relacionados con el desarrollo de refractariedad, lo siguientes:
• Presencia de antecedentes de CF.
• Debut antes de los 3 años de vida.
• Presencia de Anomalías de cualquier tipo en el EEG interictal.
• Presencia de DEI.
• Evidencia radiológica de EH.
Por otro lado, se ha propuesto que los factores genéticos también pueden desempeñar un
determinado papel en la resistencia a múltiples FAE [French, 2007]. Así se evidencia en un
estudio genotípico que mostró un polimorfismo genético en una proteína transportadora
de FAE (ABCB1) que se asociaba con refractariedad [Siddiqui et al, 2003]; sin embargo, en
la parte teórica de esta TD ya comentamos las limitaciones de este estudio. Otros estudios
detectaron asociación genética con las dianas de los fármacos [Escayg et al, 2001; Tate et
al, 2005] y con componentes del sistema de respuesta inmune [Pirmohamed et al, 2001].
Dos aportaciones sobre este tema han aparecido durante el año 2010. La primera de ellas,
un estudio realizado por el grupo de Gambardella, prospectivo sobre 190 pacientes con
ELT de origen desconocido o patrón radiológico de EH y que identificó como factores
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
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relacionados con buena evolución (no refractariedad) la edad mayor de debut de las crisis,
la menor proporción de crisis febriles y la no evidencia de EH en RM. El análisis
multivariable en este estudio sólo mantuvo esta última variable como correlacionada con
buena evolución [Aguglia et al, 2010]. También en el 2010 se publicó un estudio que
orientaba a la existencia de algunos datos en técnicas especiales de RM (Voxel-based
morphometry) como factor predictor de resistencia [Bilevicius et al, 2010].
En la Tabla VI se resumen todos los factores que han sido demostrados o propuestos como
predictores de refractariedad en cualquier tipo de epilepsia y, en particular en la ELT.
A pesar de todos estos estudios, existen importantes lagunas de conocimiento acerca de
los factores que pueden actuar como predictores de refractariedad en la ELT. Esto es
debido a que la historia natural de este tipo de epilepsia, en particular en referencia a los
ítems relacionados con su respuesta al tratamiento, permanece pobremente
documentados. En la actualidad no disponemos de datos suficientes en la bibliografía en
los que apoyarnos para establecer una predicción real de las posibilidades de
farmacorresistencia en pacientes individuales [Kwan & Sander, 2004]. En concreto, son
muy escasas las publicaciones que analicen factores relacionados con el perfil
neuropsicológico del paciente y la semiología de las crisis que pudieran estar relacionados
con el desarrollo de refractariedad.
Serrano-Castro P.J. MARCO TEÓRICO
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Factores pronósticos de refractariedad descritos
en la literatura para la Epilepsia en general
Factores pronósticos de refractariedad descritos
en la literatura para la ELT
Factores Clínicos
Presencia de Crisis Parciales Presencia de CPS , Crisis Autonómicas y
Crisis secundariamente generalizadas
Retraso mental Retraso mental
Edad de debut de la epilepsia < 1 año Edad precoz de inicio de las crisis
Fallo del primer tratamiento apropiado Historia de CF complejas
Nº ensayos terapéuticos > 5 Años de evolución del síndrome epiléptico
Recurrencia de crisis en los primeros 6
meses tras el diagnóstico Factores genéticos de refractariedad
Nº de crisis hasta el inicio del tratamiento Patología psiquiátrica asociada (sobretodo
depresión)
Diagnóstico de Síndrome epiléptico con reconocido mal pronóstico
Factores derivados de pruebas complementarias Etiología sintomática evidenciada en
Neuroimagen
Evidencia radiológica y/o clínica de EMLT-
EH; Hallazgos en Voxel-based MR
Anomalías en el EEG intercrítico Presencia de DEI en el EEG intercrítico
Lesiones focales en Neuroimagen Presencia de patología dual
Tabla VI. Factores pronósticos de refractariedad reconocidos en la literatura.
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HHIIPPOOTTEESSIISS YY OOBBJJEETTIIVVOOSS
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
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Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
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HHIIPPÓÓTTEESSIISS
Se plantean las siguientes hipótesis de trabajo:
• Es posible identificar determinadas variables clínicas y/o derivadas de pruebas
complementarias asociadas a refractariedad en casos de ELT.
• Es posible elaborar un modelo predictivo de refractariedad de la ELT basado en
dichas características que anticipe la consideración de ER y permita la utilización
precoz de alternativas no farmacológicas para su tratamiento.
OOBBJJEETTIIVVOOSS DDEELL EESSTTUUDDIIOO
A. Objetivo principal del estudio:
A.1 Describir las características clínicas y de pruebas complementarias de la ELT del
adulto en nuestro medio.
A.2 Describir las variables clínicas y de pruebas complementarias asociadas con
refractariedad en la ELT del adulto y realizar una estimación del riesgo.
A.3 Elaborar un modelo predictivo de refractariedad en ELT basado en características
clínicas y de pruebas complementarias.
B. Objetivos secundarios:
B.1 Identificar subtipos de ELT refractaria con características diferenciales.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
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PPEERRSSOONNAASS YY MMEETTOODDOOSS
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
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Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
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SSUUJJEETTOOSS DDEELL EESSTTUUDDIIOO
Se plantea un estudio epidemiológico sobre enfermos extraídos de una cohorte de
pacientes con diagnóstico firme de ELT seguidos en la consulta de Epilepsia perteneciente
a la Unidad de Gestión Clínica (UGC) de Neurología y Neurofisiología del Complejo
Hospitalario Torrecárdenas (CHT) de Almería. Esta estructura asistencial, tal y como se ha
descrito en la Introducción, funciona de manera continuada desde el mes de Octubre del
año 1996 y ha sido asistida siempre a lo largo de su existencia por el autor de esta TD de
forma exclusiva. Por tanto, el reclutamiento de los enfermos incluidos en este estudio se
ha producido durante un periodo de tiempo de 14 años.
Los Criterios de inclusión utilizados para la selección de los pacientes fueron:
1.- Edad Mayor de 16 años.
2.- Capacidad a criterio del investigador, por parte del paciente y/o de sus familiares
directos para dar información fidedigna y suficiente sobre las cuestiones relativas a las
variables del estudio.
3.- Seguimiento mínimo en la consulta de Epilepsia de 1 año.
4.- En la Historia Clínica del paciente constan, al menos:
• Información clínica suficiente para clasificar las variables clínicas o posibilidad de
reclutar dichos datos de forma fiable a través de entrevistas prospectivas con el
paciente o los familiares.
• 2 Registros intercríticos EEG en momentos diferentes del seguimiento del enfermo
separados entre sí por al menos 3 meses de tiempo o una monitorización Video-EEG
realizada de forma prospectiva.
• Estudio de RM de encéfalo considerado con nivel adecuado de calidad o posibilidad
de conseguirlo de forma prospectiva.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 114
5.- Diagnóstico firme de ELT. Para considerar diagnóstico firme de ELT se requiere cumplir
al menos uno de los siguientes criterios:
• Existe una lesión estructural evidenciable en las técnicas de neuroimagen en uno o
los dos lóbulos temporales.
• Presenta un foco eléctrico persistente localizado en áreas temporales detectado en
registros EEG críticos o intercríticos.
• Presenta episodios paroxísticos compatibles con crisis epilépticas que, a criterio
clínico sean consideradas inequívocamente de origen en LT. Se utilizarán las
características semiológicas con valor localizador en LT definidas y analizadas en la
parte teórica de esta TD.
Los Criterios de exclusión utilizados fueron:
1.- Imposibilidad para recoger las variables clínicas o de pruebas complementarias
necesarias para la consecución de los objetivos del estudio.
2.- Existencia constatada o sospecha fundada de la existencia de pseudocrisis (crisis no
epilépticas de origen psicógeno u orgánico) en alternancia con crisis epilépticas.
3.- Negativa expresa por parte del paciente de participar en el estudio.
4.- Duda razonable de posible origen extratemporal de las crisis.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 115
DDIISSEEÑÑOO DDEELL PPRROOYYEECCTTOO DDEE IINNVVEESSTTIIGGAACCIIOONN
El estudio se divide en dos fases:
1.- Estudio descriptivo de la cohorte de ELT del adulto.
Diseñado para dar respuesta al Objetivo Principal A.1 de este trabajo.
2.- Estudio retrospectivo caso-control anidado en una cohorte sobre factores predictores de
refractariedad en ELT del adulto.
Diseñado para responder a los Objetivos Principales A.2 y A.3 y al secundario de este
trabajo. El grupo de “casos” se compuso de los pacientes que cumplían con la definición de
ER de la ILAE [Kwan et al, 2010] en el momento de ser incluidos en el estudio.
El grupo de “controles” estuvo formado por los pacientes restantes que pudieron ser
controlados completamente por tratamiento farmacológico.
En función de los resultados, se propusieron criterios de estratificación del riesgo de
desarrollar refractariedad a tratamiento médico con el fin de construir un modelo
predictivo de refractariedad, conforme al Objetivo principal A.3 del estudio.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 116
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 117
DDEEFFIINNIICCIIÓÓNN DDEE VVAARRIIAABBLLEESS
VVAARRIIAABBLLEESS DDEEPPEENNDDIIEENNTTEESS::
Se definió una sola variable dependiente:
Refractariedad a tratamientos médicos: Variable Cualitativa Nominal Dicotómica: Si/No. Se
considerará que el valor es “Si” cuando el enfermo cumpla con los criterios exigidos de
refractariedad por la definición de la ILAE [Kwan et al, 2010].
VVAARRIIAABBLLEESS IINNDDEEPPEENNDDIIEENNTTEESS:
Se definieron 16 variables independientes (predictoras) divididas en 11 variables clínicas y
5 variables basadas en pruebas complementarias según el siguiente esquema:
Variables clínicas (derivadas de la anamnesis y de la exploración física):
1.- Sexo. Variable Cualitativa Nominal Dicotómica: Varón/Mujer.
2.- Años de evolución de la epilepsia. Variable Cuantitativa Discreta. Refleja el tiempo
pasado desde el momento de la primera crisis epiléptica constatada y el momento de
recogida de los datos medida como años en número entero.
3.- Edad de debut de las crisis. Variable Cuantitativa Discreta. Refleja la edad del paciente
en el momento de la primera crisis epiléptica. Se consignará como años en número entero.
4.- Antecedentes de infecciones del SNC. Variable Cualitativa Nominal Dicotómica: Si/No.
5.- Antecedentes de CF. Variable Cualitativa Nominal Dicotómica: Si/No.
6.- Tipo de crisis prevalente. Variable Cualitativa Nominal. Según la Clasificación de crisis de
la ILAE [Apéndice II; Commission on Classification and Terminology of the ILAE, 1981]. La
clasificación se realizará a partir de datos de anamnesis extraídos de la Historia clínica o de
manera prospectiva del paciente o sus familiares y de los resultados de Estudios Video-EEG
cuando estén disponibles.
7.- Presencia de aura. Variable Cualitativa Nominal Dicotómica: Si/No. Según datos de
anamnesis extraídos de la Historia clínica o de manera prospectiva del paciente o sus
familiares.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 118
Dentro de esta variable se realizará un análisis por tipo de aura según la Clasificación de
crisis epilépticas de la Liga Internacional Contra la Epilepsia (ILAE) [Apéndice II; Commission
on Classification and Terminology of the ILAE, 1981]. Como categorías de análisis,
dividimos las auras en tres grandes grupos: Viscerales o autonómicas / Experienciales o
Cognoscitivas / Sensoriales especiales.
8.- Presencia de conducta automática durante la crisis: Variable Cualitativa Nominal
Dicotómica: Si/No. La clasificación se realizará a partir de datos de anamnesis extraídos de
la Historia clínica o de manera prospectiva del paciente o sus familiares y de los resultados
de Estudios Video-EEG cuando estén disponibles.
Dentro de esta variable se realizará un análisis por tipo de automatismo, considerando las
siguientes categorías: Automatismos Manuales / Automatismos Orodeglutorios y
Automatismos Complejos.
9.- Presencia de conducta motora crítica no automática. Variable Cualitativa Nominal
Dicotómica: Si/No. La clasificación se realizará a partir de datos de anamnesis extraídos de
la Historia clínica o de manera prospectiva del paciente o sus familiares y de los resultados
de Estudios Video-EEG cuando estén disponibles.
Dentro de esta variable se realizará un análisis por tipo de conducta motora.
10.- Presencia de generalización secundaria. Variable Cuantitativa Discreta. La clasificación
se realizará a partir de datos de anamnesis extraídos de la Historia clínica o de manera
prospectiva del paciente o sus familiares y de los resultados de Estudios Video-EEG cuando
estén disponibles.
Se clasificará en 4 categorías según el número de crisis generalizadas presentadas por el
enfermo a lo largo de la historia natural de su epilepsia: 0 / < 5 / 5-10 / > 10.
11.- Nº de FAE empleados. Variable Cuantitativa Discreta. Valores: 0/1/2/3 o más. La
clasificación se realizará a partir de datos de anamnesis extraídos de la Historia clínica o de
manera prospectiva del paciente o sus familiares.
Dentro de esta variable se realizará una valoración del tipo de FAE empleado así como de
las combinaciones más frecuentes.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 119
Variables de pruebas complementarias (derivadas de pruebas diagnósticas):
1.- RM de encéfalo: Los hallazgos en RM de alta resolución con protocolo específico de
epilepsia servirán para definir dos variables radiológicas:
1.1 Clasificación etiológica: Variable Cualitativa Nominal con tres categorías:
o De origen desconocido: RM con resultado normal.
o De causa estructural: Hallazgos radiológicos compatibles con patología
estructural en LT diferente de EH.
o EMLT-EH: Criterios Radiológicos de EH.
1.2 Clasificación de patología estructural: En los casos clasificados como de causa
estructural definiremos esta subvariable Cualitativa Nominal con 4 categorías: TDC
/ Gliosis / Patología tumoral / MV (incluyendo Angiomas Cavernosos y MAV) /
otros.
3.- Registro EEG interictal: Variable Cualitativa Nominal. Valores: Presencia de DEI (Puntas,
Punta-Onda u Onda aguda) / Presencia de Descargas no epileptiformes / Normal.
4.- Lateralidad: Variable Cualitativa Nominal. Categorías: Derecha / Izquierda / Bilateral /
Indefinido. La clasificación se realizará a partir de datos extraídos de la Historia clínica o de
manera prospectiva.
5.- Resultados de la Evaluación Neuropsicológica: Se consignarán los resultados de 5 test:
• Test de Memoria Visual: Figura compleja de Rey.
• Test de Memoria Verbal: Test de Aprendizaje Verbal España-Complutense (TAVEC).
• Test de Fluencia verbal: Test de denominación de Boston.
• Test de Función Visuoperceptiva-Visuoconstructiva: Test de los Cubos WAIS 3.
• Test de Función ejecutiva: Controlled oral word association test (COWAT).
Todos ellos se clasificaron como Variable Cualitativa Nominal Dicotómica Normal /
Patológica en función de su comparación con un grupo control.
Además de las variables relacionadas, se recogerá múltiple información que servirá para
nutrir el estudio descriptivo de la serie aunque no se incluirá en los análisis estadísticos de
los estudios diseñados de estudio caso-control.
Entre esta información destacamos datos clínicos referidos a la semiología de las crisis
(descripción del aura epiléptica, existencia y tipo de conducta motora no automática
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 120
durante las crisis), descripción exhaustiva de los hallazgos de neuroimagen, cuantificación
de los FAE utilizados a lo largo de la evolución de los enfermos o utilización de
procedimientos no farmacológicos.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 121
CCÁÁLLCCUULLOO DDEELL TTAAMMAAÑÑOO MMUUEESSTTRRAALL
Basándonos en la fórmula clásica de Freeman [n=10*(k+1)], donde k es el número de
variables independientes a estimar, y utilizando como guía el estudio caso-control sobre
factores predictores de refractariedad, el tamaño de muestra necesario fue estimado en
un mínimo de 160 pacientes.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 122
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 123
RREECCOOGGIIDDAA DDEE DDAATTOOSS
La recopilación de los datos requeridos para este estudio se ha realizado por tres
procedimientos sucesivos y complementarios:
1º.- Análisis retrospectivo de las Historias clínicas: Se realizó un análisis retrospectivo de
cada una de las historias clínicas correspondientes a los pacientes que cumplían los
criterios de inclusión procedentes del archivo de Historias Clínicas del CHT.
La recogida de las variables se realizó a través de un cuestionario estructurado diseñado a
tal efecto en el que se incluían las variables clínicas y de pruebas complementarias
definidas.
En el caso de que este método no fuera suficiente para la recuperación de determinadas
variables o existiera discordancia razonable entre los valores de las mismas recuperadas en
esta fase, dicha información se completó en las siguientes fases de la recogida de datos.
2º.- Entrevista personal con los pacientes y sus familiares. En esta fase se recogieron las
variables clínicas que no pudieron ser recogidas en la primera fase o bien cuyo valor
pudiera ser dudoso tras la revisión de historias clínicas.
3º.- Solicitud de pruebas complementarias de forma prospectiva. En casos de ausencia de
dicha prueba en la Historia clínica o cuando su interpretación pudiera suponer alguna
duda. Las pruebas complementarias que se solicitaron en caso necesario en esta fase
fueron: EEG intercrítico, Registro Video-EEG crítico, RM de alta resolución con protocolo
específico de epilepsia o Estudio Neuropsicológico estandarizado.
Cada variable independiente paraclínica fue recogida según la valoración de las pruebas
complementarias realizadas al paciente a lo largo de su seguimiento clínico, requiriendo en
todo caso, de la valoración de expertos en la materia (neurorradiólogos, neurofisiólogos o
neuropsicólogos).
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 124
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 125
DDEESSCCRRIIPPCCIIÓÓNN TTÉÉCCNNIICCAA DDEE LLAASS VVAARRIIAABBLLEESS DDEE PPRRUUEEBBAASS
CCOOMMPPLLEEMMEENNTTAARRIIAASS
• RM de encéfalo: Se realizó en todos los casos incluidos una RM de encéfalo con
protocolo específico de epilepsia. Dicho estudio fue realizado con el equipo
disponible en el CHT. Se trata de un equipo Siemens, modelo: MAGNETOM
SYMPHONY Maestro Class con una potencia de Imán de 1.5 Tesla.
Se utilizó el siguiente protocolo de estudio:
1.- Secuencia Sagital SE (Spin Echo) T1 con cortes de 5 mm de espesor. Es una
secuencia con buena definición de las estructuras anatómicas, sobre todo en línea
media e hipocampos.
2.- Secuencia Axial TSE (Turbo Spin Echo) T2 con cortes de 6 mm de espesor.
Aporta excelente definición anatómica y buen contraste entre estructuras
patológicas y sanas.
3.- Secuencia Axial Flair (Fluid Attenuation inversion recovery) con cortes de 6
mm de espesor. Sirve para establecer un buen contraste entre tejido sano y
patológico, especialmente útil en áreas adyacentes a cisternas y ventrículos.
4.- Secuencia Coronal Flair (Fluid Attenuation inversion recovery) con cortes de 6
mms de espesor. Orientación de los cortes en coronal oblicuo perpendicular al eje
largo del hipocampo. Especialmente útil en áreas adyacentes a cisternas y
ventrículos LCR con especial atención a las estructuras hipocampales.
5.- Secuencia Coronal STIR (Short Time Inversion Recovery) con cortes de 5 mm
de espesor. Orientación de los cortes en coronal oblicuo perpendicular al eje largo
del hipocampo. Contraste excelente entre la sustancia gris y la sustancia blanca.
Según los hallazgos en el estudio de rutina, se realizaron las siguientes secuencias
opcionales:
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 126
6.- Secuencia Axial 3D VIBE (secuencia 3D potenciada en T1 con supresión grasa)
sin y con Gadolinio i.v. con cortes de 1,6 mm de espesor. Las ventajas de esta
secuencia son la ausencia intervalo libre de estudio entre cortes), la posibilidad de
representación en los 3 ejes del espacio con una sola secuencia y aceptable
contraste T1 tras la administración del contraste.
7.- Secuencia Axial SE T1 MTC con Gadolinio con cortes de 5 mm de espesor.
Secuencia modificada para potenciar el contraste tras la administración del Gd en
caso de necesitar valorar de forma crítica la captación del contraste por la lesión
detectada.
Siempre se repitió el estudio en caso de que el disponible en la Historia Clínica del
paciente tuviera una data superior a los 5 años. De forma excepcional, se
incluyeron casos con RM practicadas en otros centros que fueron consideradas de
suficiente calidad.
En todos los casos, la interpretación se realizó de forma conjunta con los
Neurorradiólogos pertenecientes a la UGC de Diagnóstico por la imagen del CHT.
• Registros EEG: Se llevaron a cabo con los siguientes equipos pertenecientes a la
Unidad de Neurología y Neurofisiología del CHT:
1.- Equipo de Video-EEG Nicolet Viking select con 40 canales de registro. Es el
equipo que se utiliza para los registros rutinarios intercríticos.
2.- Equipo de Video-EEG XLTEK modelo Coonex con 50 canales de registro. El
sistema de videometría consta de dos cámaras y ofrece la posibilidad de registro
nocturno a través de una cámara de infrarrojos. Este fue el equipo utilizado para la
realización de las monitorizaciones Video-EEG así como cuando se requirió realizar
un registro de forma prospectiva.
Los registros se realizaron en todas las ocasiones siguiendo el Sistema Internacional
de colocación de electrodos 10-20 (Ver figura 19). La duración de los registros
intercríticos fue de 30 minutos y se utilizaron como medios de activación en todos
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 127
los casos la Estimulación Luminosa Intermitente y la hiperventilación. Se siguieron,
en cualquier caso las recomendaciones generales de metodología en la realización
de EEG propuestas por la ILAE [Flink et al, 2002].
En los casos en los que se consideró necesario para mejorar la sensibilidad de la
prueba se recurrió a la monitorización prolongada durante un periodo superior a
los 30 minutos y hasta las 6 horas de registro o a otros medios de activación, como
el registro de sueño en durante la vigilia inmediata.
Figura 19. Esquema de colocación de electrodos en scalp según Sistema Internacional 10-20.
Excepcionalmente se admitieron registros EEG realizados en otros centros o en
equipos previos de nuestra propia unidad y que, a criterio de los expertos,
superaran el dintel mínimo de calidad.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 128
La interpretación de los registros fue realizada conjuntamente con los
Neurofisiólogos pertenecientes a la UGC de Neurología y Neurofisiología del CHT.
• Estudios Neuropsicológicos: Se realizó según un protocolo de estudio que incluyó
pruebas de Memoria Visual (Figura Compleja de Rey), Memoria Verbal (TAVEC),
Fluencia verbal y Funciones ejecutivas frontales (Test COWAT), clasificando cada
una de ellas en Normal/Patológico.
La realización e interpretación de los resultados de los test se realizó por Neuropsicólogos
expertos pertenecientes al Departamento de Neurociencia y Ciencias de la Salud de la
Universidad de Almería.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 129
AANNAALLIISSIISS EESSTTAADDÍÍSSTTIICCOO
ANÁLISIS ESTADÍSTICO:
Se realizó un análisis estadístico descriptivo expresando las variables continuas como
media y desviaciones estándar o mediana, rango (valores máximos y mínimos) según su
distribución. Las variables categóricas se expresarán con una tabla de frecuencias y
porcentajes. Se realizará estudio con el test Shapiro-Wilks o de Kolmogorov-Smirnov, en su
caso, para valorar la normalidad de cada variable continua.
Posteriormente, con el propósito de contrastar los resultados entre los dos grupos de
pacientes, se compararon las variables continuas con la t de Student, Wilcoxon o con la U
de Mann-Whitney, según correspondiera, entre ambos grupos. Las variables categóricas se
compararon con la χ2 o la prueba exacta de Fischer.
Para establecer asociaciones entre las variables independientes y la variable dependiente
se realizó un estudio de correlación bivariante factor a factor. Las Odds Ratio (OR) de los
factores asociados a la variable dependiente, ajustadas con sus intervalos de confianza (IC),
se estimaron construyendo un modelo de regresión logística en el que se introdujeron las
variables con significación estadística en el modelo bivariante y aquéllas con alto sentido
clínico o diagnóstico, utilizando el método del cambio de estimación para valorar factores
de confusión. Finalmente, se realizó un análisis multivariante para tratar de evitar factores
confusores.
A partir de los coeficientes de regresión (ß) de las variables independientes introducidas en
el modelo se obtuvieron las Odds Ratio (OR) de cada una de ellas, medida relativa de
estimación puntual, utilizando Intervalos de Confianza al 95%.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 130
La interpretación de los resultados de las OR fue la siguiente:
• Odds ratio >1 y p<0,05: la variable independiente supone un riesgo real de
refractariedad.
• Odds ratio >1 y p>0,05: la relación entre el variable independiente y la
refractariedad puede estar influida por el azar.
• Odds ratio <1 y p>0,05: la relación entre el la variable independiente y la
refractariedad está influida por el azar.
• Odds ratio <1 y p<0,05: la variable estudiada es un factor protector frente a la
refractariedad.
Estos cálculos fueron realizados utilizando el paquete estadístico SPSS (Statistical Package
for Social Sciences. Versión 17).
Como último paso del análisis estadístico, se realizó un cálculo de los Valores Predictivos
positivos (VPP) y negativos (VPN) así como la Razón de verosimilitud positiva (RVP) de las
variables diagnósticas que se obtuvieron tras el análisis multivariante, tanto de forma
individual como en combinación con la intención de conseguir un modelo de predicción de
refractariedad.
Para estos cálculos utilizamos el software estadístico Epidat versión 3.1.
Serrano-Castro P.J. SUJETOS Y MÉTODOS
P á g i n a | 131
AASSPPEECCTTOOSS ÉÉTTIICCOOSS
El diseño del estudio se ha realizado respetando los criterios éticos recogidos en la
Declaración de Helsinki y el proyecto de investigación fue sometido a evaluación por parte
del Comité Ético y Comisión de Investigación del CHT, obteniendo su aprobación el día 4 de
Octubre de 2010.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 133
RREESSUULLTTAADDOOSS
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 134
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 135
FFAASSEE 11.. EESSTTUUDDIIOO DDEESSCCRRIIPPTTIIVVOO DDEE LLAA CCOOHHOORRTTEE DDEE EELLTT::
Un total de 163 pacientes fueron incluidos en el estudio después de verificar que cumplían
todos los criterios de inclusión y ninguno de los de exclusión recogidos en la sección de
Material y Métodos. Sus principales características, atendiendo a las variables definidas en
nuestro estudio, fueron:
Refractariedad:
De los 163 pacientes, 83 (50,9%) cumplían criterios de refractariedad según el concepto de
ER propugnado por la ILAE-2010 [Kwan et al, 2010]. Los 80 pacientes restantes (49,1%) no
satisfacían dichos criterios y, por tanto, no fueron considerados refractarios.
Sexo:
La distribución por sexos en el total de la serie fue ligeramente favorable a las mujeres (84
♀vs 79 ♂; 51,5% ♀ vs 48,5% ♂).
Edad de debut y tiempo medio de evolución:
La edad de debut del síndrome epiléptico osciló entre los 0 y los 74 años, con una media de
20,39 años (DT= 16,61) y una mediana de 16 (Figura 20) y la evolución media desde el
debut hasta el momento de la inclusión en el estudio fue de 24,58 años (DT= 15,71) con un
rango de 1 a 77 años.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 136
Debut
806040200
Fre
cu
en
cia
30
20
10
02
3344
788
13
17
21
27
17
29
Debut
Figura 20. Histograma de la edad de debut en la serie global.
Se analizó la posible existencia de una correlación entre el tiempo medio de evolución y la
detección de datos radiológicos de EMLT-EH, encontrando una correlación positiva según
podemos ver en la Tabla VII. La evolución del síndrome superior a los 30 años aumentaba
el riesgo de asociar una EH con una OR de 7,13 (3,31-15,38)
Larga evolución
(> 30 años) No larga
evolución OR cruda (IC 95%)
p
Confirmación Radiológica de EH
51,8% 13,1% 7,13 (3,31-15,38) < 0,001
Tabla VII. Correlación entre largo tiempo de evolución y presencia de EH confirmada por RM. t de Student
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 137
Distribución por grupos diagnósticos:
Por distribución etiológica, se encontraron 67 casos de origen desconocido, 52 casos de
causa estructural y 44 casos que cumplieron criterios radiológicos de EMLT-EH (ver Figura
21). En 7 de estos últimos, además se pudo encontrar alguna otra alteración en RM,
constituyendo el subgrupo de patología dual.
Origen desconocido
41%Causa estructural
32%
EMLT-EH23%
Patologia dual 4%
Figura 21. Distribución por grupos etiológicos en la serie global.
El grupo etiológico EMLT-EH tuvo una edad de debut menor estadísticamente significativa
respecto de los otros dos grupos etiológicos. Ver Tabla VIII.
Diagnóstico Media de la edad de debut (DT) p
Origen desconocido 24,42 años (DT=17,51)
< 0,001 Causa estructural 22,71 años (DT=17,53)
EMLT-EH 11,52 años (DT=9,6) Tabla VIII. Edad de debut distribuidas por grupo diagnóstico. DT=Desviación Standard. ANOVA de 1 factor.
Antecedentes de infecciones del SNC y de CF:
Un total de 19 pacientes (11,65%) tuvieron antecedentes de CF durante la primera infancia
y 14 pacientes (8,64%) refirieron la existencia de un antecedente de infecciones del SNC.
Hubo diferencias según grupos diagnósticos, siendo más frecuente el antecedente de CF
en el grupo de EMLT-EH, grupo en el que superó el 20% de los enfermos (ver Tabla IX).
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 138
Diagnóstico Frecuencia de CF p
Origen desconocido 13,4%
0,07 Causa estructural 1,9%
EMLT-EH 20,5% Tabla IX. Antecedente de CF por grupo diagnóstico. Test Χ
2
Tipo de crisis prevalente:
Según la clasificación de crisis epilépticas de la ILAE, el tipo predominante de crisis fue el
I.B.1 (CPC con aura), que apareció en 96 pacientes como crisis predominante en la
anamnesis, lo que supuso un 58,9% de la muestra, seguidas por las crisis tipo I.B2 (CPC sin
aura), que con 52 pacientes, representó un 31,9% del total. En 14 pacientes (8,64%) se
manifestaron exclusivamente auras aisladas (CPS tipo I.A) y solo 1 paciente manifestó crisis
parciales con generalización secundaria (tipo I.C de la ILAE) como tipo predominante. De
los 14 pacientes que presentaron CPS aisladas, 4 solo presentaron CPS motoras, que no
clasificamos como aura. En la Figura 22 representamos gráficamente la distribución por
tipo predominante de crisis.
I.B.158,9%
I.B.231,9%
I.A8,6%
I.C0,6%
Figura 22. Distribución según tipo predominante de crisis en la serie global.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 139
Presencia de aura y tipo predominante de aura:
Las auras, entendidas como CPS aisladas o seguidas de una CPC, estuvieron presentes en
106 enfermos (65% del total). En 77 de estos casos (72,6% de los que tuvieron aura)
presentaron un aura visceral (sensación epigástrica, opresión cefálica, opresión torácica,
mareo, sudoración o piloerección); en 34 casos (32%) se describió un aura experiencial o
cognoscitiva (deja vu, desrealización, miedo, pensamiento forzado, placer, paso rápido del
tiempo) y en 19 casos (17,9%) hubo un aura sensitiva o sensorial especial, siendo en este
caso las más frecuentes la visual, olorosa, gustativa, auditiva o las parestesias en lengua o
genitales. Ver Figuras 23, 24 y 25.
Pudo haber más de un tipo de aura por cada paciente.
Sin Aura35%
Con Aura65%
Figura 23. Distribución según presencia o no de aura en la serie global.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 140
Aura visceral59%
Aura experiencial
26%
Aura sensorial15%
Figura 24. Distribución según tipo de aura predominante en el subgrupo de 111 pacientes en los que se
relató la presencia de algún tipo de aura.
45
15
97 7 7 6 5 5 4 3 3 3 2 2 2 1 1 1
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
Epigástrica
Opresión Cefálica
Deja vu
Mareo
Experiencial indefinida
Visual
Desrealización
Miedo
Parestesias
Olor
Pensamiento forzado
Opresión Torácica
Piloereccion
Placer
Auditivas
Visceral indefinida
Nauseas
"Agua de lluvia"
Sudoracion
Figura 25. Distribución detallada por tipo de aura en el en el subgrupo de 106 pacientes en los que se relató
la presencia de algún tipo de aura
Ninguna de las auras consideradas de forma individual tuvieron significado lateralizador
(NS; Test χ2)
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 141
Conducta automática durante las crisis y tipo de automatismos:
Un total de 122 pacientes (74,8% de los 160 en los que se pudo recabar fehacientemente
este dato o registrarlo mediante técnicas de Video-EEG) presentaron algún tipo de
automatismo. Los más frecuentes fueron los orodeglutorios (101 pacientes; 62%), seguido
por los automatismos manuales (78 pacientes; 47,9%) mientras que en 14 pacientes (8,6%)
se detectaron automatismos más complejos.
En muchas ocasiones se detectaron más de un tipo de automatismo en un determinado
paciente (ver Figura 26).
Orodeglutorios + Manuales
37%
Sin automatismo
24%
Orodeglutorios23%
Manuales9%
Complejos2%
Orodeg + Manuales + Complejos
3%
Manuales + Complejos
1%
Otros1%
Figura 26. Distribución según tipo de automatismo la serie global (160 casos con información fidedigna).
El análisis pormenorizado por grupo diagnóstico no mostró diferencias significativas,
aunque el grupo de Epilepsias de causa estructural mostró una tendencia a tener menos
automatismos que los otros dos grupos diagnósticos, sobre todo con el de EMLT-EH. Ver
Tabla X
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 142
Diagnóstico Automa-
tismos P AuO p AuM p AuC p
Origen desconocido
75%
0,13 (NS)
60,9%
0,28 (NS)
39,1%
0,13 (NS)
4,7%
0,12 (NS)
Causa estructural
69,2% 57,7% 55,8% 7,7%
EMLT-EH 86,4% 72,7% 54,5% 15,9% Tabla X. Frecuencia de conducta automática durante las crisis por grupo diagnóstico. AuO: Automatismos
orodeglutorios; AuM: Automatismos manuales; AuC: Automatismos complejos. Test Χ2
Conducta motora crítica no automática y tipo de conducta motora:
Fuimos capaces de identificar algún tipo de conducta motora en 23 pacientes de los 138 en
los que se pudo recabar dicha información de manera fidedigna (bien por monitorización
video-EEG, bien por anamnesis irrefutable), lo que supone un 16,6% del total. Entre ellos,
existieron 15 casos de versión cefálica, 5 casos de distonía braquial y 1 caso
respectivamente de clonías palpebrales, clonías hemifaciales y clonías apendiculares.
Tampoco hubo significación en cuanto a distribución por grupo etiológico, aunque se
encontró cierta tendencia a mayor frecuencia en el grupo de causa estructural (Tabla XI).
Diagnóstico Frecuencia de conducta motora no
automática p
Origen desconocido 11,9% 0,359 (NS)
Causa estructural 21,2%
EMLT-EH 13,6% Tabla XI. Frecuencia de conducta automática durante las crisis por grupo diagnóstico. Test Χ
2
Presencia de Generalización secundaria:
La tendencia a generalizar fue dividida en 4 categorías según el número de veces con
generalización constatada a través de una anamnesis fiable: 0 (nunca), < 5 (infrecuente),
5-10 (esporádica), > 10 (frecuente). La Figura 27 resume la distribución por categorías.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 143
23,3%25,7%
17,1%
32,5%
0
10
20
30
40
50
60
Nunca Infrecuente Eventual Frecuente
Figura 27. Distribución según frecuencia de generalización secundaria la serie global (161 casos con
información fidedigna).
Como podemos ver en la Tabla XII, no encontramos diferencias significativas en cuanto a
frecuencia de generalización secundaria según grupos diagnósticos.
Diagnóstico Sin
Gralizacion < 5 CG 5-10 CG + de 10 CG
p
Origen desconocido
11,9% 29,9% 22,4% 35,8%
0,116 (NS)
Causa estructural
28,8% 23,1% 17,3% 30,8%
EMLT-EH 34,1% 27,3% 9,1% 29,5% Tabla XII. Frecuencia de generalización secundaria por grupo diagnóstico. Test Χ
2
Número de FAE utilizados en el momento de inclusión:
Otra variable clínica analizada fue la necesidad de FAE utilizando como parámetro de
medida el número total de FAE que el enfermo estaba tomando en el momento de
inclusión en el estudio. La media de FAE utilizados en nuestra serie fue de 2,15 (DT=0,99;
Rango 0-4; Mediana=2). En la Figura 28 vemos la distribución según número de FAEs.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 144
3,7%
25,1%30%
41,1%
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Sin tratamiento Monoterapia Biterapia Politerapia (3 ó más)
Figura 28. Distribución según número de FAE en el momento de la inclusión de la serie global.
Tres de los 6 enfermos que estaban sin tratamiento correspondían a pacientes con EMLT-
EH que habían sido sometidos a tratamiento quirúrgico de la epilepsia y a los que, de
forma secundaria, se pudo suspender el tratamiento antiepiléptico cuando se comprobó
que habían quedado sin crisis. A pesar de que este dato puede desvirtuar el análisis por
grupos diagnósticos, dicho análisis roza la significación, tal y como puede observarse en la
Tabla XIII.
Diagnóstico 2 o menos FAE 3 o más FAE p
Origen desconocido 68,7% 31,3%
0,08 (NS) Causa estructural 63,5% 36,5%
EMLT-EH 47,7% 52,3%
Tabla XIII. Frecuencia de utilización de politerapia por grupo diagnóstico. Test Χ2
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 145
Los FAEs más utilizados en nuestra serie aparecen en la Tabla XIV:
FAE individuales Combinaciones más
frecuentes
CBZ 38,6% CBZ + CLB 14,1%
CLB 32,5% CBZ + TPM 9,8%
OXC 30% OXC + CLB 9,2%
LTG 25,1% CBZ + LTG 9,2%
LEV 21,4% LTG + CLB 8,5%
TPM 19% CBZ + LEV 7,9%
PB 11,6% TPM + CLB 7,9%
VPA 9,2% LEV + CLB 6,7%
LCS 4,9% OXC + LTG 6,1%
ZNS 3,6% CBZ + PB 6,1%
GBP 2,4% TPM + LEV 4,2%
VGB 1,8% OXC + LEV 3,6%
DPH 1,8% LTG + LEV 3,6%
PGB 0,6% OXC + PB 3%
Tabla XIV. FAE y combinaciones de FAE más frecuentemente usados en nuestra serie.
Analizamos uno a uno los FAE utilizados según criterio de grupo diagnóstico y también de
sexo, encontrando solo un FAE, la LTG que pareció utilizarse de forma más selectiva en
mujeres (ver Tabla XV), aunque la diferencia no alcanzó proporciones de significación
estadística.
♂ ♀ P
LTG 19% 31% 0,07
Tabla XV. Diferencias de uso de FAE por sexo. Test Χ2
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 146
Diagnóstico Radiológico a través de RM de encéfalo:
Atendiendo a los resultados de los estudios de Neuroimagen, dentro de los 59 casos de
etiología estructural (52 casos con lesión estructural aislada y 7 patologías duales)
encontramos:
• 17 Tumores cerebrales (12 tumores de estirpe glial de lento crecimiento, 3 tumores
de origen ectodérmico, 1 lipoma y 1 meningioma).
• 11 MV temporales (6 MAV, 3 Angiomas Cavernosos, 1 Telangiectasia extratemporal
y 1 angioma asociado a un Síndrome de Sturge-Weber).
• 8 TDC (6 Displasias corticales focales, 1 Heterotopia subependimaria y 1
hamartoma en el seno de un síndrome de Esclerosis Tuberosa)
• 7 Porencefalias temporales (5 de origen vascular isquémico, 1 de origen
postquirúrgico y 1 de origen indeterminado).
• 5 Gliosis temporales (3 postraumáticas y 2 postencefalíticas).
• 1 Quiste de cisura coroidea.
• 10 casos encuadrados en un grupo de miscelánea en el que predominaban los
secuelares a encefalopatías connatales.
En la Figura 29 vemos la distribución gráfica por categorías diagnósticas de los 59 casos con
patología estructural subyacente.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 147
28,81%
18,64%
15,25%11,86%
6,8%
1,7%
16,9%
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
Tumoral Malformación vascular
Trastornos del desarrollo cortical Porencefalia temporal
Gliosis temporales Quiste de cisura coroidea
Figura 29. Distribución etiológica de los 59 casos clasificados como de causa estructural (incluidos los 7 casos
de “patología dual”).
En los 67 casos catalogados como de “causa desconocida” la RM fue normal, como era
preceptivo por definición.
En los 44 casos clasificados etiológicamente como EMLT-EH los hallazgos fueron los
descritos previamente para esta patología.
Significa esto que en 96 pacientes de nuestra serie (52 de causa estructural y 44 EMLT-EH),
el 58,9% del total, se encontró algún hallazgo en el estudio de RM.
Registro EEG interictal:
En lo referente a los estudios neurofisiológicos, de los 149 casos en los que dichos estudios
fueron valorables, 96 mostraron algún tipo de alteración, lo que supone un 64,42%. Se
trató de algún tipo de actividad epileptiforme (puntas, punta-onda u ondas agudas) en 67
pacientes y de actividad lenta en los 29 restantes. Los 53 casos restantes no mostraron
alteraciones electroencefalográficas en los estudios disponibles.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 148
Descargas Epileptiformes
Interictales45%
Actividad lenta focal19%
Sin hallazgos36%
Figura 30. Distribución por resultados del EEG en la serie global (149 pacientes en los que la información se
consideró fidedigna).
La presencia de DEI así como de cualquier tipo de alteración EEG fue más frecuente en el
subgrupo etiológico de la EMLT-EH que en los otros dos (ver Tabla XVI)
Diagnóstico DEI en EEG p Cualquier alteración
en EEG p
Origen desconocido
34,3%
0,04
58,2%
0,06 Causa estructural
36,5% 51,9%
EMLT-EH 56,8% 75%
Tabla XVI. Presencia de alteraciones EEG por grupo diagnóstico. Test Χ2
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 149
Estudio Neuropsicológico:
43 de los 163 pacientes de la serie fueron sometidos a un estudio neuropsicológico reglado
según las características descritas en el apartado de Material y Métodos.
El test de figura compleja de Rey se utilizó para la valoración de la memoria visual,
encontrando que 40/43 (93,02%) fueron patológicos y solo un 6,98% de nuestros enfermos
tuvieron unos resultados considerados como normales.
También hubo una afectación simultánea en funciones ejecutivas frontales valoradas a
través del test COWAT, que dio resultados por debajo del rango de normalidad en 25/43
enfermos, un 58,13%.
Por último, un 51,16% de los enfermos dieron resultados patológicos en las pruebas de
Memoria verbal (TAVEC), fluencia verbal y función visioperceptiva.
Los resultados se exponen en las Figuras 31, 32 y 33 en forma de barras agregadas. La
Figura 31 representa los hallazgos para el total de la serie y las Figuras 32 y 33 muestran los
resultados desagregados en función del lado afecto.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 150
93,02%
58,14%51,16% 51,16% 51,16%
8,97%
41,86%48,84% 48,84% 48,84%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Test de figura compleja de Rey
Funcion ejecutiva (COWAT)
Memoria verbal (TAVEC)
Fluencia verbal Funcion Visuoperceptiva
Normal
Patológico
Figura 31. Resultados de los test neuropsicológicos en la serie global (43 casos con estudio disponible).
90%
65%60%
65%
52,6%
10%
35%40%
35%
47,4%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Test de figura compleja de Rey
Funcion ejecutiva (COWAT)
Memoria verbal (TAVEC)
Fluencia verbal Funcion Visuoperceptiva
Normal
Patológico
Figura 32. Resultados de los test neuropsicológicos en el grupo de pacientes con afectación del LT Izquierdo
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 151
94,7%
52,60%44,40%
36,8%
52,60%
5,30%
47,40%55,60%
63,20%
47,4%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Test de figura compleja de Rey
Funcion ejecutiva (COWAT)
Memoria verbal (TAVEC)
Fluencia verbal Funcion Visuoperceptiva
Normal
Patológico
Figura 33. Resultados de los test neuropsicológicos en el grupo de pacientes con afectación del LT derecho
La diferencia en los test de fluencia verbal en función del lado afecto casi alcanzó
significación como se puede comprobar en la Tabla XVII.
Diagnóstico Test de fluencia verbal
patológico P
ELT izquierda 65% 0,079
ELT derecha 36,8%
Tabla XVII. Rendimiento en test de fluencia verbal en función de la lateralidad.
Aunque hubo una tendencia a peores resultados en los test neuropsicológicos en función
de la existencia o no de polifarmacia, no se encontró asociación significativa con este
parámetro, como podemos ver en la Tabla XVIII.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 152
Diagnóstico
Memoria verbal
(TAVEC) patológ.
p Fluencia verbal
patológ. p
Memoria visual
patológ. p
Funciones visuoper- ceptivas patológ.
p Funciones ejecutivas patológ.
p
Politerapia (3 o más
FAE) 56,5%
NS
58,3% NS
95,6% NS
60,9% NS
66,7% NS
Mono o biterapia
47,4% 42,1% 89,5% 42,1% 47,4%
Tabla XVIII. Rendimiento en test neuropsicológicos en función de la existencia o no de politerapia.
Lateralidad:
Por lo referente al lado afectado, la distribución aparece en la Figura 34.
Derecho35%
Izquierdo38%
Bilateral5%
Indeterminado22%
Figura 34. Distribución según lateralización del foco epileptogénico en el global de la serie.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 153
FFAASSEE 22.. VVAARRIIAABBLLEESS CCLLÍÍNNIICCAASS YY DDEE PPRRUUEEBBAASS CCOOMMPPLLEEMMEENNTTAARRIIAASS
AASSOOCCIIAADDAASS CCOONN RREEFFRRAACCTTAARRIIEEDDAADD EENN LLAA EELLTT
En las Tablas XIX, XX, XXI, XXII y XXIII se resumen los resultados fundamentales del estudio
comparativo bivariante y multivariante entre el grupo de 83 pacientes que cumplían los
criterios de refractariedad y los 80 pacientes que no los cumplían, con el propósito de
identificar las variables clínicas y de pruebas complementarias asociadas con
refractariedad en la ELT del adulto, lo que constituye el segundo objetivo principal de este
estudio.
Se hace constar el grado de significación a través del cálculo del valor de la ‘p’ de cada
comparación así como una estimación del riesgo asociado a cada variable significativa a
través del cálculo de Odds Ratio (OR) con su intervalo de confianza al 95%.
Los valores significativos aparecen se consignan en rojo en la Tabla. En total, encontramos
14 variables significativas en el análisis bivariante, 13 que se comportaron como factores
de riesgo y 1 identificada como factor protector
En la tabla XXIII se exponen los resultados de un modelo de análisis multivariante realizado
según el método paso a paso hacia delante (Forward stepwise) en el que se han utilizando
las variables significativas obtenidas en el análisis bivariante y según criterios de
operatividad diagnóstica. Se verificó la ausencia de interacción entre las variables elegidas.
Como vemos, resultaron significativas tras el análisis multivariante 5 variables de forma
independiente: 1 variables clínicas (Presencia de automatismos de cualquier clase), 2
variables terapéuticas (Necesidad de cirugía del SNC, Necesidad de tres o más FAE) y 2
variables diagnósticas (Lesión estructural en RM, Anomalías en EEG seriados intercríticos).
Finalmente, realizamos un cálculo de Valores predictivos para cada variable diagnóstica
identificada y las diferentes combinaciones de las mismas (Tabla XXIV). La representación
gráfica de todos estos datos se exponen en las Figuras 35 a 48.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 154
Variable Refractarios (N=83)
No Refractarios
(N=80)
OR crudas (IC 95%) P
Sexo V/ Sexo F (%) 40/43 (48,2%/51,8%)
39/41 (48,8%/51,2%)
0,978 (0,529-1,808) NS*
Antecedente de Infecciones del SNC
8 (9,6%) 6 (7,5 %) 1,316 (0,435-3,997) NS*
Antecedentes de CF 10 (12%) 9 (11,3%) 1,081 (0,415-2,817) NS*
Tipo de Crisis 0,108
Tipo IA exclusivas 2 (2,4%) 12 (15%) 0,14 (0,03-0,647) 0,01*
Presencia de CPC (tipo IB) 81 (97,6%) 67 (83,8%) 7,858 (1,713-36,055) 0,005*
Presencia de automatismos de cualquier clase
76 (91,6%) 46 (59,7%) 7,317 (2,98-17,964) < 0,001*
Presencia de automatismos manuales
50 (60,2%) 28 (36,4%) 2,652 (1,399-5,026) 0,004*
Presencia de automatismos orodeglutorios
62 (74,7%) 39 (50,6%) 2,877 (1,477-5,603) 0,003*
Presencia de automatismos complejos
10 (12%) 4 (5,2%) 2,5 (0,75-8,334) NS*
Presencia de conducta motora crítica no automática 11 (13,3%) 14 (17,5%) 0,72 (0,306-1,698) NS*
Tipo de conducta motora crítica NS
Presencia de Aura de cualquier tipo
54 (65,1%) 49 (61,3%) 1,178 (0,623-2,228) NS*
Tipo de aura NS
Presencia de aura visceral 38 (45,8%) 39 (48,8%) 0,888 (0,48-1,643) NS*
Presencia de aura experiencial
19 (22,9%) 15 (18,8%) 1,286 (0,602-2,75) NS*
Presencia de aura sensitiva o sensorial especial
10 (12%) 9 (11,3%) 1,081 (0,415-2,817) NS*
Generalización secundaria 0,178
Ausencia de crisis generalizadas
16 (19,3%) 22 (27,5%) 0,63 (0,302-1,311) NS*
Más de 10 Crisis generalizadas
27 (32,5%) 26 (32,5%) 1 (0,52-1,929) NS*
Nº de FAE < 0,001
Necesidad de 3 o más FAE 48 (57,8%) 15 (18,8%)
5,943 (2,92-12,095)
< 0,001*
Cirugía del SNC 15 (18,1%) 2 (2,5%)
8,603 (1,899-38,975)
0,003 *
Tabla XIX. Análisis bivariante de variables clínicas cualitativas. *Corrección por continuidad de Yates. ** Test
exacto de Fisher.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 155
Tabla XX. Análisis bivariante de variables clínicas cuantitativas. Prueba T para muestras independientes. DT=
Desviación típica.
Variable Refractarios
(N=83)
No Refractarios
(N=80)
OR (IC=95%) P
Diagnóstico etiológico por RM < 0,001
Etiología sintomática (lesión estructural en RM, incluyendo EH)
60 (72,3%) 35 (43,8%) 3,354 (1,746-6,443) < 0,001
EH identificada por RM 32 (38,6%) 11 (13,8%) 3,936 (1,814-8,541) < 0,001*
Presencia de Patología dual identificada por RM
7 (8,4%) 0 (0%) 1,092 (1,023-1,166) 0,014**
Algún tipo de Anomalía en EEG intercrítico
60 (72,3%) 39 (48,8%) 2,742 (1,431-5,256) 0,004*
Presencia de DEI en EEG intercrítico 40 (48,2%) 27 (33,8%) 1,826 (0,97-3,437) NS*
Lateralidad 0,002
Tabla XXI. Análisis bivariante de variables de pruebas complementarias (EEG y RM). *Corrección por
continuidad de Yates. ** Test exacto de Fisher.
Tabla XXII. Análisis bivariante. Variables de pruebas complementarias (Estudio neuropsicológico). *Corrección
por continuidad de Yates. ** Test exacto de Fisher.
Variable Refractarios
(N=83)
No Refractarios
(N=80)
P
Años de evolución 28,34 (DT=13,085) 20,69 (DT=17,268) 0,007
Debut 16,84 (DT=13,034) 24,08 (DT=19,048) < 0,001
Variable Refractarios
(N= 31)
No Refractarios
(N=12)
OR (IC 95%) p
Memoria Visual deficitaria (Test
figura compleja de Rey) 29 (93,5%) 11 (91,7%) 1,318 (0,1-16,039) NS**
Memoria Verbal deficitaria (TAVEC) 16 (53,3%) 6 (50%) 1,143 (0,299-4,364) NS*
Fluencia verbal deficitaria 18 (58,1%) 4 (33,3%)
2,769 (0,685-
11,188) NS*
Función Visuoperceptiva-
Visuoconstructiva deficitaria 17 (56,7%) 5 (41,7%) 1,831 (0,472-7,104) NS*
Función ejecutiva frontal deficitaria
(COWAT) 21 (67,7%) 4 (33,3%) 4,2 (1,01-17,32) 0,08*
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 156
Tabla XXIII. Modelo de Análisis Multivariable. Método paso a paso hacia adelante. Prueba de Hosmer y
Lemeshow χ2: 5,416; Sig: 0,712.
Tabla XXIV. Modelo de predicción de refractariedad a partir de las variables significativas independientes
definidas. VPP: Valor Predictivo Positivo. RVP: Razón de Verosimilitud Positiva. VPN: Valor Predictivo
Negativo.
Variable Coeficientes de
regresión (ß)
OR ajustada (IC 95%) p
Presencia de automatismos de
cualquier clase
2,348 10,466 (3,341-32,786) <0,001
Cirugía del SNC 1,795 6,018 (1,106-32,731) 0,038
Necesidad de 3 o más FAE 1,586 4,882 (2,161-11,029) <0,001
Lesión estructural en RM, incluyendo EH 1,085 2,958 (1,288-6,796) 0,011
Algún tipo de Anomalía en EEG
intercrítico
0,939 2,558 (1,129-5,795) 0,024
Variable o combinación de variables VPP % (IC 95%) RVP (IC 95%) VPN % (IC 95%)
Algún tipo de Anomalía en EEG
intercrítico 60,61 (50,48-70,74) 1,48 (1,14-1,93) 64,06 (51,53-76,6)
Presencia de automatismos de cualquier
clase 62,3 (53,29-71,3) 1,59 (1,3-1,94) 82,93 (70,19-95,66)
Lesión estructural en RM, incluyendo EH 63,16 (52,93-73,38) 1,65 (1,25-2,19) 66,18 (54,2-78,16)
Presencia de automatismos de cualquier
clase + Algún tipo de Anomalía en EEG
intercrítico
72,00 (61,17-82,83) 2,48 (1,66-3,70) 67,05 (56,66-77,43)
Presencia de automatismos de cualquier
clase + Lesión estructural en RM,
incluyendo EH
72,6 (61,69-83,52) 2,55 (1,69-3,86) 66,67 (56,37-76,96)
Algún tipo de Anomalía en EEG
intercrítico + Lesión estructural en RM,
incluyendo EH
73,33 (61,31-85,36) 2,65 (1,64-4,3) 62,14 (52,28-71,99)
DEI en EEG intercrítico + Lesión
estructural en RM, incluyendo EH 75,00 (61,07-88,93) 2,89 (1,57-5,32) 57,98 (48,69-67,27)
Presencia de automatismos de cualquier
clase + Algún tipo de Anomalía en EEG
intercrítico + EH en RM
81,25 (66,16-96,34) 4,18 (1,82-9,61) 56,49 (47,62-65,36)
Presencia de automatismos de cualquier
clase + DEI en EEG intercrítico + Lesión
estructural en RM, incluyendo EH)
84,38 (70,23-98,52) 5,20 (2,11-12,85) 57,25 (48,40-66,11)
Presencia de automatismos de cualquier
clase + Algún tipo de Anomalía en EEG
intercrítico + Lesión estructural en RM,
incluyendo EH)
84,44 (72,74-96,14) 5,23 (2,48-11,03) 61,86 (52,68-71,05)
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 157
97,59%
83,75%
2,41%
16,25%
0,00%
20,00%
40,00%
60,00%
80,00%
100,00%
120,00%
Refractarios No Refractarios
Crisis tipo IB
Otro tipo de crisis
Figura 35. La presencia de crisis de tipo I.B con afectación de conciencia está asociada significativamente a
refractariedad. La estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 7,85 (1,71-36,05) en
el análisis bivariante.
2,41%
15%
97,59%
85%
0,00%
20,00%
40,00%
60,00%
80,00%
100,00%
120,00%
Refractarios No Refractarios
Crisis tipo IA exclusivas
Otro tipo de crisis
Figura 36. La presencia de crisis de tipo I.A como única manifestación epiléptica está asociada
significativamente de manera inversa a refractariedad, actuando, por tanto como un factor protector. La
estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 0,14 (0,03-0,647) en el análisis
bivariante.
OR = 7,858 (1,713-36,055); p = 0,005
OR = 0,14 (0,03-0,647); p = 0,01
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 158
91,56%
59,74%
8,44%
40,26%
76,54%
50,65%
23,46%
49,35%
60,24%
36,36%39,76%
63,63%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
80,00%
90,00%
100,00%
Refractarios No Refractarios
Presencia de automatismos
No automatismos
Presencia AO
No AO
Presencia AM
No AM
Figura 37. La presencia de automatismos de cualquier tipo está asociada significativamente a refractariedad.
La estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 7,31 (2,98-17,96) en el análisis
bivariante.
La presencia de automatismos orodeglutorios está asociada significativamente a
refractariedad. La estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de
2,87 (1,47-5,603) en el análisis bivariante.
La presencia de automatismos manuales está asociada significativamente a refractariedad.
La estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 2,65 (1,39-5,026)
en el análisis bivariante.
AO: Automatismos orodeglutorios. AM: Automatismos manuales.
OR = 7,317 (2,98-17,964); p = < 0,001
OR = 2,877 (1,47-5,603); p = 0,004
OR = 2,652 (1,399-5,026); p = 0,003
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 159
58,80%
18,80%
41,20%
81,20%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
80,00%
90,00%
Refractarios No Refractarios
Necesidad de 3 o más FAE
Tratamiento con menos de 3 FAE
Figura 38. La necesidad de combinar 3 o más FAE se asocia significativamente a Refractariedad. La estimación
del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 5,943 (2,92-12,01).
18,07%
2,50%
81,93%
97,50%
0,00%
20,00%
40,00%
60,00%
80,00%
100,00%
120,00%
Refractarios No Refractarios
Necesidad de cirugia del SNC
No cirugía del SNC
Figura 39. La necesidad de cirugía del SNC se asocia significativamente a Refractariedad. La estimación del
riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 8,603 (1,899-38,975).
OR = 5,943 (2,92-12,01); p < 0,001
OR = 8,603 (1,899-38,975); p = 0,03
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 160
Figura 40. Los años de evolución desde la primera crisis se correlacionan positivamente con el desarrollo de
refractariedad. Nube de puntos.
0 1
Refractariedad
0
25
50
75
Debut
V
V VVV
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
V
V
VV
VV
VV
V VV
V
V
V
V
VV
V
V
VV
V V
V
V
V
V
VV
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
VVV
V
V
VV
V
V
V
VV
V
V
V
VV
V
VV
V
V
VV
V
V
Figura 41. La edad de debut se correlaciona positivamente con el desarrollo de refractariedad. Nube de
puntos.
Media: 24,08 (DT=19,048) Media: 16,84 (DT=13,034)
Media: 20,69 (DT=17,268) Media: 28,34 (DT=13,085)
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 161
27,70%
55,00%
32,53% 31,25%
39,75%
13,75%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
Refractarios No Refractarios
Etiologia desconocida
Causa estructural
EMLT-EH
Figura 42. Distribución de grupos etiológicos en función de la Refractariedad.
38,56%
13,75%
61,44%
86,25%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
80,00%
90,00%
100,00%
Refractarios No Refractarios
EH en RM
No EH en RM
Figura 43. La presencia de EH en RM se asocia significativamente a Refractariedad. La estimación del riesgo a
través del cálculo de OR de este hallazgo es de 3,936 (1,81-8,54).
OR = 3,936 (1,81-8,54); p = 0,001
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 162
72,29%
43,75%
27,71%
56,25%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
80,00%
Refractarios No Refractarios
RM patológica
RM normal
Figura 44. La presencia de lesión estructural en RM se asocia significativamente a Refractariedad. La
estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 3,936 (1,81-8,54) en el análisis
bivariante.
72,28%
48,75%
27,72%
51,25%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
80,00%
Refractarios No Refractarios
EEG patológico
EEG normales
Figura 45. La presencia de registros EEG interictales de superficie patológicos se asocia significativamente a
Refractariedad. La estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este hallazgo es de 2,742 (1,43-5,25) en
el análisis bivariante.
OR = 2,742 (1,43-5,25); p = 0,004
OR = 3,354 (1,74-6,44); p = < 0,001
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 163
67,74%
33,33%32,26%
66,66%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
70,00%
80,00%
Refractarios No Refractarios
Test COWAT patológico
Test COWAT normal
Figura 46. La presencia de alteración en funciones ejecutivas frontales medidas a través del test COWAT se
asocia significativamente a Refractariedad. La estimación del riesgo a través del cálculo de OR de este
hallazgo es de 4,2 (1,01-17,32) en el análisis bivariante
OR = 4,2 (1,01-17,32); p = 0,08
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 164
100
77,3 75
62,5
36,3 34,3
12,50%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
No refractarios
Refractarios
Figura 47. Porcentaje relativo de refractariedad según etiología en nuestra serie. En rojo las series de
etiologías estructurales, en azul la serie de casos de causa desconocida (antigua Criptogénica). Test χ2; p =
0,172.
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 165
IDENTIFICACION DE SUBGRUPOS CON PERSONALIDAD PROPIA:
Subtipo de ELT con Crisis tipo I.A exclusivas:
Uno de los resultados que nos ha resultado llamativo fue el hallazgo de un subgrupo de
pacientes con ELT que manifestaban diferencias significativas en el análisis bivariante
respecto del resto de pacientes de la serie. Nos referimos al subgrupo de pacientes que
manifestaron exclusivamente crisis tipo I.A a lo largo de la historia de la enfermedad. En
total 14 enfermos de nuestra muestra (8,5% del total) pertenecían a este subgrupo.
Decidimos analizar en mayor profundidad las características de este subgrupo de pacientes
y realizar un análisis bivariante para las principales características incluidas en este trabajo
comparando con el resto de la muestra (Tabla XXIV).
En la Figura 48 se representan gráficamente los datos comparativos de algunas de las
variables que obtuvieron significación estadística.
Los resultados fueron presentados por nuestro grupo en la LXII Reunión anual de la SEN
[Payán-Ortiz M et al, 2010] y está en la actualidad en prensa [Serrano-Castro et al, 2011b].
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 166
Tabla XXIV. Análisis bivariante comparativo del subgrupo de pacientes con Crisis tipo I.A exclusivas.
N Grupo
completo (N=163)
Grupo con Crisis I.A
exclusivas (N=14)
Resto de la muestra (N=149)
p OR Cruda
Refractariedad 83/163 (50,9%)
2/14 (14,3%)
81/149 (54,4%)
0,01 0,14 (0,03-0,64)
Etiología
Criptogénicas 68/163 (41,7%)
5/14 (35,7%)
63/149 (42,3%)
0,06 NA Sintomáticas 52/163 (31,9%)
8/14 (57,1%)
44/149 (29,5%)
ETM 43/163 (26,4%)
1/14 (7,1%)
42/149 (28,2%)
Sexo masculino 79/163 (48,4%)
6/14 (42,9%)
73/149 (49%)
NS
Infección del SNC 14/163 (8,6%)
1/14 (6,7%)
13/149 (8,7%)
NS*
Conducta motora crítica 24/160 (15 %)
6/14 (42,9%)
18/146 (12,3%)
0,008* 5,33 (1,65-17,14)
Síntomas autonómicos o viscerales
76/163 (46,6%)
4/14 (28,6%)
72/149 (48,3%)
NS
Síntomas cognoscitivos o experienciales
34/163 (20,9%)
4/14 (28,6%)
30/149 (20,1%)
NS*
Síntomas sensitivos o sensoriales especiales
19/163 (11,7%)
3/14 (21,4%)
16/149 (10,7%)
NS*
Presencia de automatismos de cualquier tipo
118/156 (75,6%)
3/14 (21,4%)
115/142 (81%)
(26,7%)
< 0,001*
0,064 (0,017-0,245)
Presencia de automatismos orodeglutorios
99/156 (63,5%)
3/14 (21,4%)
96/142 (67,6%)
0,002 0,131 (0,035-0,491)
Presencia de automatismos manuales
75/156 (48,1%)
2/14 (14,3%)
73/142 (51,4%)
0,018 0,158 (0,034-0,729)
CF 18/163 (11%)
2/14 (14,3%)
16/149 (10,7%)
NS*
DEI 64/163 (39,3%)
4/14 (28,6%)
60/149 (40,3%)
NS
5 o más Crisis Generalizadas 76/163 (46,6%)
3/14 (21,4%)
73/149 (49%)
0,09 0,284 (0,076-1,059)
Presencia de lesión estructural en Neuroimagen
94/163 (57,7%)
9/14 (64,3%)
85/149 (57%)
NS
Serrano-Castro P.J. RESULTADOS
P á g i n a | 167
14,30%
54,40%
42,90%
12,30%
21,40%
53,40%
0,00%
10,00%
20,00%
30,00%
40,00%
50,00%
60,00%
Grupo I.A exclusivas Resto serie
Refractariedad Conducta motora crítica Conducta automática
Figura 48. Comparación de las frecuencias de tres variables que muestran diferencias significativas del
Subgrupo de ELT con crisis tipo I.A exclusivas frente al resto de la serie.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 168
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 169
DDIISSCCUUSSIIÓÓNN
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 170
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 171
DDIISSCCUUSSIIÓÓNN
Nuestra serie muestra unas características generales muy similares a las de las principales
series de ELT publicadas en la literatura, y que coinciden en identificar a este tipo de
epilepsias como un grupo heterogéneo que comparte la misma zona epileptogénica, pero
que difiere en edad de debut, etiología, pronóstico y respuesta terapéutica.
Realizaremos en primer lugar unos comentarios a las características generales de nuestra
serie en relación a lo ya previamente publicado.
Características demográficas generales:
En el análisis global de la serie, la distribución por sexo fue equitativa y la edad de debut
variable, desde los primeros meses de vida hasta los 74 años, con una mediana de 16 años,
siendo el grupo diagnóstico de debut más precoz el correspondiente a las EMLT-EH.
Este dato ha sido reconocido ampliamente en la literatura previa, que cifra el rango de
edad de debut de este síndrome entre los 4 y los 16 años [Wieser et al, 2004;
Panayiotopoulos et al, 2005]. En nuestra serie, la media de edad de debut para este grupo
fue de 11 ,5 años, en el centro del rango especificado. Posteriormente utilizaremos este
dato en una disquisición fisiopatológica.
Las ELT de causa estructural y de etiología desconocida, por el contrario, tuvieron una edad
de debut media por encima de los 20 años en ambos casos, estableciendo una diferencia
significativa con el Síndrome de EMLT-EH.
Distribución etiológica:
La distribución por grupos diagnósticos también fue similar a la previamente descrita en
series no quirúrgicas. Coincidimos, no obstante en la observación realizada por los autores
de algunas de estas series, de que es posible que la proporción de casos con EH como
etiología subyacente esté infravalorada en relación a las series quirúrgicas, con diagnóstico
anatomopatológico, pues un porcentaje de estos pacientes, que puede llegar al 10% no
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 172
presentan alteración radiológica detectable con técnicas convencionales y, por tanto, no
pueden ser clasificados como EH con criterios estrictamente radiológicos [Holmes et al,
2000]. Algo parecido puede pasar con algunos de los casos de causa estructural con
lesiones tan sutiles que no puedan ser fácilmente detectables con las técnicas actuales de
neuroimagen. Volveremos sobre este tema posteriormente a lo largo de esta discusión.
Es importante, en cualquier caso, señalar que también las series quirúrgicas adolecen de
un sesgo de selección, dado que incluyen con toda probabilidad pacientes más refractarios
que las series clínicas, cuya única alternativa fue la cirugía y no representan la verdadera
distribución etiológica que bien podría ser intermedia entre las frecuencias aportadas por
las series clínicas y las quirúrgicas.
Es llamativo nuestro hallazgo, representado en la Tabla VII de que la EH detectable por RM
aparece con una probabilidad de más de 7 veces superior en el grupo de pacientes con un
tiempo de evolución de crisis mayor a los 30 años. Consideramos que este hallazgo, junto
con la edad precoz de debut de los casos de EMLT-EH ya comentado, apoya la hipótesis de
la progresividad clínica del síndrome de EMLT. Como quedó expuesto en la parte teórica
de esta TD es este un tema aún sometido a debate, con defensores y detractores [Sutula et
al, 1998; Bernasconi et al, 2005; Bernhardt et al, 2009]. Nuestro trabajo avala desde
postulados clínico-evolutivos la verosimilitud de la hipótesis de que la EMLT-EH debería ser
considerada como un síndrome progresivo en el tiempo, enlazando con lo pronosticado
por las hipótesis de ciencia básica [Mathern et al, 1995; Sutula et al, 1998; Babb et al,
1999; Bernhardt et al, 2009].
Como podemos ver en la Figura 29, dentro del grupo de ELT con causa estructural de
nuestra serie aparecen representadas las principales etiologías con potencial
epileptogénico, como son los tumores gliales de bajo grado, los TDC, las MV y las áreas de
encefalomalacia postraumática o isquémicas [Jackson et al, 1994; Li et al, 1995; O’Brien et
al, 1996; Velasco et al, 2006]. Las frecuencias relativas de cada uno de estas etiologías
están en la línea de las previamente descritas, con un predominio de las causas tumorales
(sobretodo tumores gliales de bajo grado, que fueron más de 70% del total de los tumores
encontrados) seguidas por TDC y MV.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 173
De forma anecdótica encontramos causas menos frecuentes, pero que no deben olvidarse
como posibles etiologías de la ELT. Es el caso de la Esclerosis tuberosa (1 paciente), el
Síndrome de Sturge-Weber (1 paciente) o la etiología autoinmune en el espectro de las
encefalitis límbicas (1 paciente). Como veremos posteriormente no todas estas etiologías
se asociaron al mismo grado de refractariedad.
El grupo de TDC constituye algo más del 15% de nuestra serie (ver Figura 29). En este
grupo se incluyen los casos de DCF, considerados una de las categorías mayores de ER por
el reto diagnóstico y terapéutico que suponen. La proporción global de DCF en nuestra
serie fue del 3,7%. Probablemente sea este un valor subestimado, pues es conocido que, al
igual que hemos comentado con los casos de EMLT-EH, un porcentaje de estos no son
fácilmente identificables con las técnicas radiológicas disponibles en la actualidad. Es de
esperar que en el futuro próximo, el desarrollo de nuevas técnicas de neuroimagen
aumente esta proporción significativamente a expensas del grupo hoy catalogado como de
origen desconocido. No en vano existe un debate abierto en la actualidad sobre si
realmente existe la epilepsia focal no lesional o simplemente no somos capaces de
descubrir el sustrato estructural en los casos catalogados como de origen desconocido.
Probablemente esta explicación se acerque sustancialmente a la realidad, tal vez con la
salvedad del subgrupo de EFLT que, como vimos en la parte teórica, pueden ser explicadas
por alteraciones a nivel no ya histológico, sino molecular.
Antecedentes de interés:
El antecedente de CF en primera infancia, como era de esperar, tuvo una distribución
heterogénea en función del grupo diagnóstico, siendo de más del 20% en casos de EMLT-
EH, en línea con las cifras que manejan otras series [Alarcón & Valentín, 2010] y similar al
de la población general en el grupo de ELT de causa estructural. De alguna manera estos
hallazgos apoyan las hipótesis de Baulac y Claes sobre el sustrato genético común de
EMLT-EH y de las CF que ya fue comentado en la parte teórica de esta TD [Baulac et al,
2001; Claes et al, 2004].
Asumiendo esta hipótesis, el 13,4% de antecedentes de CF en el grupo de ELT de origen
desconocido, significativamente mayor que el correspondiente al grupo de causa
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 174
estructural, también avala la hipótesis ya comentada de que, al menos una parte de éstas
correspondan histológicamente con EH sin traducción radiológica. Es lícito proponer que
estos casos podrían explicar una parte significativa del 27,7% de casos clasificados como de
Etiología desconocida en nuestra serie y que se comportaron como refractarios. Es posible
que este dato incremente artificialmente la refractariedad aparente del subgrupo de ELT
de etiología desconocida.
Sólo en un 8,64% de los pacientes se encontró historia previa de infección del SNC. Aunque
no se muestra en el apartado de Resultados, se realizó un análisis comparativo de este
grupo de pacientes frente al resto, que no mostró características diferenciales
significativas, por lo que no hemos considerado este subgrupo como con personalidad
propia.
Tipos de crisis y semiología de las mismas:
Más del 90% de nuestros pacientes presentaron como crisis predominantes las CPC (tipo
I.B en la clasificación de la ILAE), como puede apreciarse en la Figura 22.
Casi dos terceras partes de nuestros enfermos presentaron algún tipo de aura que
precedió a la disminución del nivel de conciencia característico de las crisis I.B (Figura 23).
Este porcentaje está ligeramente por debajo del habitualmente reportado en la literatura
en ELT, que lo sitúa en torno al 90%.
El aura más frecuente, con gran diferencia, fue el aura visceral, presente en un 47,2% del
total de la muestra y, dentro de este subgrupo, el aura visceral epigástrica fue mayoritaria.
No hubo correlación entre la aparición de aura visceral y subgrupo etiológico.
Un subgrupo de pacientes, que supuso el 8,6% del total de la muestran sólo presentaron
CP sin pérdida de conciencia (tipo I.A de la clasificación de la ILAE). El análisis detallado de
este subgrupo lo identificó como un tipo de ELT con características propias entre las que
destacaban la menor tendencia a la refractariedad, mayor presencia de conducta motora
crítica no automática en detrimento de los automatismos y la mayor posibilidad de
patología estructural subyacente.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 175
Desde un punto de vista teórico, este tipo de epilepsias, asumiendo la teoría de “inhibición
de redes” explicada en la parte teórica de esta TD [Blumenfeld & Taylor, 2003], no
presentarían propagación de la actividad epiléptica iniciada en LT a estructuras mediales
diencefálicas. Este hecho podría estar bien correlacionado con nuestro hallazgo de la
menor tendencia a la generalización de este subgrupo de epilepsias, lo que reflejaría que
estos enfermos también tienen menos tendencia a la propagación de la actividad
epiléptica, no solo hasta el diencéfalo, sino también hacia estructuras corticales.
Por otro lado, nuestros enfermos manifestaron algunas características semiológicas
diferenciales, como son su tendencia a presentar conductas motoras durante la crisis,
principalmente clonías y/o versión cefálica y ser menos refractarios. Teniendo en cuenta
que la versión cefálica tiene valor localizador en la parte anterior del giro precentral y las
clonías hemifaciales en el área motora primaria es lícito pensar la existencia en estos
enfermos de una rápida difusión a áreas frontales.
Interesantemente otro de nuestros hallazgos indica la existencia de una tendencia no
significativa en este tipo de epilepsias a presentar sustrato de lesión estructural,
exceptuando el síndrome de EMLT-EH (57,1% vs 29,5%). Se podría sugerir como hipótesis
explicativa de todos estos hallazgos que el cerebro de estos pacientes, en función de
características individuales, tiene menor tendencia global a la propagación del impulso
eléctrico y que, cuando lo hace, dicha propagación suele producirse preferentemente a
estructuras frontales elocuentes desde el punto de vista motor. Tal vez las lesiones
estructurales pudieran actuar como barreras para la propagación inicial más habitual de
este impulso, existiendo en estos casos, vías de propagación alternativas. En este sentido
sería de interés la realización de estudios con las modernas técnicas de Resonancia
magnética (vg Tractografía) capaces de confirmar esta hipótesis [Serrano-Castro et al,
2011b].
En conclusión, los datos de nuestro estudio orientan a que la ELT que se manifiesta con
Crisis tipo I.A de forma exclusiva constituye un subgrupo no tan infrecuente de ELT con
algunas características que le confieren personalidad propia. Existen datos que sugieren
que la expresión clínica de este tipo de epilepsia sea consecuencia de la existencia de una
propagación diferencial de la actividad epiléptica original, más hacia áreas frontales,
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 176
menos hacia estructuras neocorticales y diencefálicas que en el resto de las ELT. Es posible
que estas vías de propagación puedan estar relacionadas con la presencia de lesiones
estructurales que las condicionen [Serrano-Castro et al, 2011b].
Hablando ya del conjunto de nuestra serie, La variable tipo de aura nos podría servir para
realizar una estimación de la proporción de pacientes dentro del grupo total que
corresponden a formas de ELLT o neocortical ya que, como sabemos, este tipo de ELT se
caracteriza por el predominio de auras experienciales o sensoriales especiales frente a las
auras viscerales más características de la EMLT [Williamson & Spencer, 1986].
En este sentido, un total de 53 pacientes de nuestra serie presentaron predominio de
auras experienciales (34 pacientes) o sensoriales especiales (19 pacientes), lo que
representa un porcentaje cercano al un tercio del total de la muestra. En cualquier caso,
aunque podría resultar interesante ver las diferencias evolutivas entre los dos tipos de ELT,
decidimos finalmente no realizar este análisis porque no existen unos criterios exactos que
nos permitan diferenciar en base a la clínica en todos los casos entre EMLT y ELLT y el
margen de duda iba a ser lo suficientemente grande como para afectar a la fiabilidad de
esta clasificación.
El aura experiencial más referida en nuestra serie fue la sensación de lo ya vivido (deja vu),
que fue referida por 9 pacientes, el 5,5% del total de la muestra. A este tipo de aura se
había atribuido en la literatura un valor localizador a nivel temporal anterior de hemisferio
no dominante [Palmini & Gloor, 1992], pero posteriormente otros estudios no
consiguieron refrendar estos hallazgos [Guedj et al, 2010]. Nosotros tampoco encontramos
ese valor localizador ni lateralizador en nuestros enfermos.
6 pacientes (el 3,6% del total de la muestra) describieron auras de extrañeza con el medio
o desrealización y otros 5 (3% del total), auras de miedo. En ninguna de ellas encontramos
asociación lateralizadora, en contra con algunos estudios previos en los que se sugirió una
lateralización al hemisferio derecho [Biraben et al, 2001].
De hecho, ninguna de las auras consideradas de forma individual tuvieron significado
lateralizador en nuestra serie (Test χ2).
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 177
Casi las tres cuartas partes de nuestros enfermos refirieron la presencia de conducta
automática durante las crisis. En el caso de las EMLT-EH este porcentaje se incrementó
hasta el 86,4%, refrendando los hallazgos de la literatura en los que se indica que la
presencia de este tipo de manifestación durante las crisis es una de las características
identificativas del Síndrome de EMLT-EH [Saygi et al, 1994; Pfänder et al, 2002].
Casi una cuarta parte de nuestros enfermos nunca tuvieron crisis generalizadas y otro
porcentaje similar tuvieron menos de 5 crisis de este tipo. Analizando por grupos
diagnósticos, al contrario de lo reportado en algunas series, no encontramos diferencias
significativas. En concreto, hasta un 29,5% de nuestros pacientes con EMLT-EH habían
tenido más de 10 crisis generalizadas a lo largo de la historia natural de esta enfermedad.
Esta discrepancia con los datos previos nos hace pensar que tal vez se haya infravalorado la
capacidad para generalizar del síndrome de EMLT-EH.
Farmacoterapia:
Nuestros enfermos están sometidos a importante farmacoterapia. De hecho, considerando
el global de la muestra, la media de FAE utilizados es de 2,15 por enfermo (mediana de 2).
La tendencia fue a tratar con más FAE el grupo de EMLT-EH seguido por el de ELT de origen
estructural, siendo el que menos FAE recibió el grupo de ELT de origen desconocido, en
correlación con el grado relativo de refractariedad. Los FAE utilizados se corresponden con
los recomendados para este tipo de síndromes epilépticos por las principales Guías de
Práctica Clínica actuales [French et al, 2004; Glauser et al, 2006; Guía Andaluza de
Epilepsia, 2009].
El FAE que, de forma individual más utilizado en nuestra serie fue la CBZ, presente en un
38,65% de los pacientes, seguido del CLB, un FAE coadyuvante muy utilizado en
combinación en el tratamiento de la Epilepsia focal refractaria. Estos fueron los dos únicos
FAE de primera generación cuyo uso siguió siendo relevante en nuestra serie. Otros FAE
clásicos, como el VPA o la DPH prácticamente tuvieron un uso testimonial. El PB estaba, sin
embargo presente en un 11,6% de los tratamientos, porcentaje sorprendentemente alto si
tenemos en cuenta el mal perfil farmacológico y de efectos adversos a largo plazo de este
FAE. Interpretamos este hallazgo como muestra de la existencia de un porcentaje todavía
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 178
relevante de enfermos que fueron tratados en su día con este FAE y que posteriormente
no ha sido posible retirarlo en función de su capacidad de generar dependencia.
Los FAE de segunda generación más utilizados fueron la OXC, en algo más del 30% de los
pacientes, la LTG, en un 25,1% y el LEV en un 21,4%. Alguno de estos FAE fue utilizado con
un perfil especial. Es el caso de la LTG, más utilizadas en mujeres en edad fértil frente a
varones (31% vs 19%; p = 0,07; Test χ2). Ver Tabla XV.
Refractariedad:
Algo más de la mitad de nuestra serie (concretamente el 50,9%) se comportaron como
refractarios a tratamiento médico según los criterios de la ILAE-2010 [Kwan et al, 2010].
Hemos de destacar que, para nuestro conocimiento, nuestro estudio es el primero de
cierta magnitud que analiza los factores asociados con refractariedad utilizando la nueva
definición de la ILAE. Ello puede explicar algunas diferencias sutiles con los estudios
previos. Así, el porcentaje de pacientes refractarios en nuestra serie es ligeramente
superior al constatado en la literatura, que suele oscilar alrededor del 40% en casos de ELT.
Otro factor que puede influir en esta desviación es la probable existencia de un cierto
sesgo de selección de nuestra muestra, ya que nuestros pacientes proceden de una Unidad
de Epilepsia de nivel terciario, donde hay un predominio de los casos con mayores
dificultades terapéuticas. Esto podría influir moderadamente en la representatividad de las
características generales de la muestra pero no desvirtúa los resultados del estudio
comparativo entre los casos refractarios y los no refractarios.
Neurofisiología:
Un 64% de nuestros pacientes presentaron algún tipo de anomalía en el EEG (Figura 30).
Por el contrario, el 36% restante de la serie nunca tuvo anomalías epileptiformes en los
EEG repetidos de superficie. Este dato alerta sobre el hecho constatado de que no es
inhabitual que enfermos con ELT nunca presenten alteraciones EEG y su diagnostico tenga
que fundamentarse en bases clínicas.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 179
La distribución no fue homogénea por grupo diagnóstico, de manera que los casos con
EMLT-EH tuvieron un porcentaje de EEG interictales anómalos superior estadísticamente al
resto de los grupos y, además, este grupo tuvo más frecuencia de DEI.
Neuropsicología:
El análisis de los resultados obtenidos de los estudios neuropsicológicos efectuados ponen
de manifiesto que la ELT es una enfermedad que acarrea un importante tributo
neuropsicológico. No en vano, solo 3 de los 43 enfermos (6,98%) sometidos a evaluación
neuropsicológica exhaustiva dieron resultados considerados normales en todas las áreas
evaluadas. El resto de los pacientes tuvieron un rendimiento considerado deficitario al
menos en alguna de ellas. El perfil de afectación en el caso de la ELT del lado izquierdo
correspondió a una afectación más generalizada que cuando el lado afecto fue el LT
derecho (Figuras 31 y 32).
La gran mayoría de pacientes con ELT izquierda o bilateral tuvo afectación tanto de test de
memoria verbal como visual y de los test de fluencia, mientras que los pacientes con ELT
derecha manifestaron tendencia a preservar las habilidades lingüísticas, tanto de memoria
como de fluencia.
Factores pronósticos de Refractariedad:
Llegamos a uno de los objetivos principales de nuestro estudio como es el definir si existen
factores asociados con la evolución a la refractariedad en la ELT. De acuerdo a lo expuesto
en el apartado de Resultados, hemos conseguido identificar 14 factores asociados al
desarrollo de criterios de refractariedad en nuestra serie y 1 factor que podría ser
considerado como protector (asociado a no refractariedad). En las tablas XXV y XXVI
exponemos estos factores con la OR cruda atribuida a cada uno de ellos:
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 180
Tabla XXV. Factores asociados al desarrollo de refractariedad en el análisis bivariante.
Factores asociados al desarrollo de Refractariedad OR (IC 95%)
Datos clínicos
generales
Edad precoz de debut. NA
Largo tiempo de evolución. NA
Semiología
predominante
de las crisis
Presencia de CPC (I.B) como crisis predominante. 7,858 (1,713-36,055)
Presencia de automatismos de cualquier tipo. 7,317 (2,98-17,964)
Presencia de automatismos orodeglutorios. 2,877 (1,477-5,603)
Presencia de automatismos manuales. 2,652 (1,399-5,026)
Manejo
terapéutico
Necesidad de cirugía. 8,603 (1,899-38,975)
Necesidad de, al menos, 3 FAE en politerapia. 5,943 (2,92-12,095)
Neuroimagen
Presencia de EH en neuroimagen. 3,936 (1,814-8,541)
Presencia de lesión estructural en LT
identificable en Neuroimagen. 3,354 (1,746-6,443)
Presencia de Patología dual. 1,092 (1,023-1,116)
Neurofisiología EEGs interictales seriados patológicos. 2,742 (1,431-5,256)
Neuropsicología Detección de déficits ejecutivos frontales (test de
COWAT) en la evaluación neuropsicológica. 4,2 (1,01-17,32)
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 181
Tabla XXVI. Factor asociado al no desarrollo de refractariedad en el análisis bivariante.
Algunos de estos factores ya habían sido descritos previamente en la literatura.
Analizaremos cada uno de ellos de manera más minuciosa.
Datos Clínicos Generales: Las ELT más refractarias son las que debutan antes y tienen un
mayor tiempo de evolución. Estos datos han sido reportados previamente en las series
publicadas y referidos como un factor de riesgo para el desarrollo de refractariedad, tanto
en epilepsias en general [McDonald et al, 2000; Kwong et al, 2003; Ramos-Lizana et al,
2009], como en estudios específicamente dirigidos a ELT [Kim et al, 1999; Falip et al, 2003;
Pittau et al, 2009; Varoglu et al, 2009].
Ambos datos coinciden con los hallazgos de nuestro trabajo de que las EMLT-EH son,
simultáneamente el tipo de ELT más refractaria (OR cruda 3,93), el de debut más precoz
(edad media de debut de 11,5 años) y el de evolución progresiva. De hecho, estas dos
últimas variables desaparecen en el análisis multivariante (ver Tabla XXIII) sugiriendo que
están relacionados con el primero de ellos. Por este motivo consideramos que su presencia
debe indicar la existencia de afectación de estructuras mesiales en el espectro de la EH,
incluso aunque no tengamos datos radiológicos definitivos y constituir un dato de alarma
que posibilite una evaluación más exhaustiva de estos pacientes, que se constituyen en
candidatos quirúrgicos.
No encontramos asociación significativa de refractariedad con antecedentes de CF.
Factores asociados al no desarrollo de Refractariedad OR (IC 95%)
Semiología
predominante
de las crisis
Presencia de CPS (I.A) como única expresión clínica. 0,14 (0,03-0,647)
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 182
Este dato discrepa de los obtenidos por algunas de las series previamente publicadas [Kim
et al, 1999; Hitiris et al, 2007; Pittau et al, 2009; Aguglia et al, 2010] y concuerda con los de
otras series como las de Falip et al y Varoglu et al, ambas sobre pacientes con EMLT-EH
[Falip et al, 2003; Varoglu et al, 2009] y la de Spooner et al sobre ELT en edad pediátrica
[Spooner et al, 2006], que, al igual que nosotros tampoco obtuvo asociación significativa
entre antecedentes de CF y Refractariedad.
Nuestra impresión es que el antecedente de CF puede ser un factor confundente, ya que,
como hemos demostrado previamente, se asocia de manera significativa a EH, un tipo
especialmente tendente a la refractariedad, lo que explica que pueda aparecer en algunos
estudios dentro del análisis bivariante. De hecho, en concordancia con esta interpretación,
el estudio de Aguglia, en el que obtiene significación en el análisis bivariante, la pierde en
el modelo multivariante.
Tampoco encontramos asociación entre antecedentes de infecciones del SNC y
refractariedad, en concordancia con la literatura previa que analiza este dato [Kim et al,
1999; Falip et al, 2003; Spooner et al, 2006; Varoglu et al, 2009], con lo que parece
suficientemente acreditado que los antecedentes de infecciones del SNC no condicionan
peor pronóstico en la ELT.
Semiología predominante de las crisis: De todos los datos referidos a la semiología de las
crisis analizados en nuestra serie, únicamente encontramos asociación significativa con el
desarrollo de refractariedad a variables relacionadas con el tipo de crisis y con la presencia
de automatismos. No hemos encontrado asociación, por el contrario con la presencia de
aura o algún tipo concreto de aura, con la presencia de conducta motora crítica no
automática o algún tipo concreto de dicha conducta o con la tendencia a desarrollar
generalización secundaria.
Como comentamos previamente, no es muy abundante la literatura que analiza datos
semiológicos en relación con refractariedad.
La serie de Falip [Falip et al, 2003] es una de las pocas en las que se analiza algún rasgo
semiológico. Se trata de una serie de 51 pacientes con EMLT-EH y entre sus hallazgos,
encuentran la existencia de una asociación significativa de refractariedad con presencia de
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 183
aura pero solo en el subgrupo de EMLT-EH con lateralidad derecha. Aunque no se muestra
en el apartado de Resultados, nosotros testamos esa hipótesis en nuestra serie de 56 casos
con lateralidad derecha exclusiva, sin conseguir replicar esos resultados ni en el caso de
presencia de aura (p=0,827; Test de Fisher) ni individualmente para cada una de los tipos
de aura que recogimos.
El artículo de Varoglu [Varoglu et al, 2009] analiza como variables semiológicas, la
presencia de aura y de generalización secundaria en un grupo de 287 pacientes
diagnosticados de EMLT-EH obteniendo datos similares a los nuestros, es decir, no relación
significativa con el pronóstico. No estudiaron, sin embargo, las variables en las que
nosotros sí obtuvimos significación.
La serie de Pittau [Pittau et al, 2009], de 133 pacientes con EMLT sólo analiza como posible
factor pronóstico la tendencia a generalizar, sin encontrar relación significativa.
Por último, la serie publicada este mismo año por Aguglia sobre 190 pacientes [Aguglia et
al, 2011] analiza varios patrones ictales, incluyendo sintomatología auditiva, autonómica,
deterioro de conciencia, deja vu, disfasia, posturas distónicas, drop attacks, aura
epigástrica y generalización secundaria sin encontrar ninguna asociación con el desarrollo
de refractariedad. No incluyen en su análisis la presencia de conductas automáticas.
El resto de series no analiza datos semiológicos.
Por tanto, nuestros hallazgos sobre la existencia de correlación de algunos datos
semiológicos con refractariedad pueden ser considerados como novedosos.
En el caso de la presencia de automatismos, la fuerza de la asociación es particularmente
llamativa (OR = 7,317; IC95% 2,98-17,964; p=< 0,001). Podría especularse con que, en
realidad se trate de un factor confundente ya que se sabe que los automatismos (más
concretamente los oro-alimentarios) son más frecuentes en los casos de EMLT y pudieran
actuar solo como un marcador de EMLT-EH [Delgado-Escueta et al, 1992; Gil-Nagel &
Risinger, 1997]. Sin embargo, nuestro análisis multivariante (ver Tabla XXIII) demuestra que
se comporta como una variable independiente de la existencia de evidencia radiológica de
EH.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 184
Un dato importante a tener en cuenta, además, es que existen estudios que sugieren que
la presencia de automatismos podría relacionada con un mejor pronóstico postquirúrgico,
aunque sin significación estadística [Hennessy et al, 2001]. Esto, junto con nuestros datos,
apoyaría de alguna manera la precocidad de la decisión del tratamiento quirúrgico en
enfermos con EMLT y evidencia clínica o videoelectroencefalográfica de la existencia de
conducta motora automática.
Respecto del tipo de crisis, cabe destacar el papel protector que parece tener la existencia
exclusiva de CPS (tipo I.A de la ILAE). Sabemos que las auras epilépticas, entendidas como
CPS que anteceden al desarrollo de la CPC son muy características de las ELT, llegando a
representar el 90% de las crisis en este tipo de epilepsias. Sin embargo, la existencia de
estas crisis de forma aislada es mucho menos frecuente. En nuestra serie estos enfermos
representaron poco más del 8% del total y su subgrupo presentaba características
diferenciales que le hacía tener personalidad propia. Entre ellas, la menor tendencia a la
refractariedad a pesar de ser un grupo con mayor frecuencia de patología estructural
subyacente.
Por el contrario, el 97,6% de los casos refractarios de nuestra serie tuvieron CPC como
manifestación predominante, estableciendo una diferencia significativa frente a los casos
no refractarios. A efectos prácticos podríamos decir que es excepcional que una ELT
cumpla criterios de refractariedad si no tiene CPC como manifestación clínica
predominante.
Manejo terapéutico: Dos datos en este apartado están asociados significativamente al
desarrollo de refractariedad: La necesidad de politerapia antiepiléptica, entendida como la
utilización de, al menos, 3 FAE en combinación y la necesidad de cirugía. Ambos son
expresiones de un mismo concepto: el máximo esfuerzo terapéutico que la refractariedad
exige.
No son factores de nueva descripción, pues las principales series ya los han mencionado.
Así, el estudio de Dlugos et al, en 2001 ya otorgó un fuerte valor pronóstico a la respuesta
al primer FAE empleado en ELT de nuevo diagnostico en niños. Aproximadamente un 50%
de esos pacientes con diagnostico reciente se controlan tras ese primer FAE [Kwan &
Brodie, 2001; Mohanraj & Brodie, 2005]. Estudios posteriores han demostrado que la
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 185
sustitución del primer FAE o la combinación de un segundo FAE en la práctica clínica
habitual otorgó la posibilidad de controlar un porcentaje de pacientes que osciló entre el
27 y el 32% [Mohanraj & Brodie, 2005]. A partir de ese momento, la adición de FAE
adicionales aportó beneficios solo a un porcentaje muy marginal de pacientes.
En función de estos datos, son comprensibles nuestros resultados que, además, coinciden
con el análisis realizado en la serie de Kim et al [Kim et al, 1999].
Neuroimagen: Nuestro estudio encuentra 3 características de neuroimagen asociadas con
refractariedad: La presencia de EH, la existencia de lesión estructural y la demostración de
patología dual. Los tres son datos ya conocidos en los estudios previamente publicados.
En concreto, la presencia de EH en los estudios de RM es, probablemente, el factor más
acreditado en la literatura. De hecho, es mencionado todos casi todos estudios previos que
analizan factores pronósticos en ELT [Kim et al, 1999; Dlugos et al, 2001; Mohanraj &
Brodie, 2005; Spooner et al, 2006; Pittau et al, 2009; Varoglu et al, 2009; Aguglia et al,
2011].
En cuanto a la variable lesión estructural de cualquier tipo en RM, existe alguna
discrepancia entre las series. Así, en la serie de Pittau et al [Pittau et al, 2009] no se
encontró relación significativa con refractariedad (78,7% en refractarios vs 64,3% en no
refractarios; NS) mientras que el estudio de Spooner et al, sobre ELT infantil fue tajante en
el sentido contrario [Spooner et al, 2006] encontrando una clara asociación entre ambas
variables.
En nuestra serie el porcentaje en refractarios fue parecido al obtenido por Pittau et al
(72,3%) pero el de no refractarios fue bastante inferior (43,8%), lo que justifica los
diferentes resultados del análisis estadístico (Ver Tabla XXI).
Al igual que otros grupos, nosotros encontramos una gradación del grado de
refractariedad en función de la etiología subyacente en el subgrupo de ELT con causa
estructural, tal y como se puede apreciar en la Figura 47. Después de la EH, las patologías
más asociadas a refractariedad en nuestra serie fueron los tumores gliales y los TDC,
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 186
siendo el grupo de las MV, de causa desconocida y las porencefálicas los de evolución más
benigna.
Son datos que, básicamente coinciden con las series previas, aunque en la de Sehma et al
[Semah et al, 1998], la serie clásica que analiza este punto, las epilepsias de origen tumoral
aparecen con un perfil más benigno que las de nuestra serie.
Por último, la patología dual es reconocida como factor asociado a refractariedad por
prácticamente todas las series que analizan este dato.
Neurofisiología: En nuestra serie encontramos que la existencia de alteraciones en los
registros EEG intercríticos a lo largo de la historia natural de la enfermedad, ya sean con
características de DEI o no, confieren un riesgo de desarrollo de refractariedad. Sin
embargo, no conseguimos demostrar significación cuando analizamos sólo la ocurrencia de
DEI (ver Figura 45)
La serie de Kim et al y sobretodo la serie pediátrica de Spooner et al y la de Pittau et al
llegaron a conclusiones muy similares a las nuestras [Kim et al, 1999; Mohanrah & Brodie
2005; Pittau et al 2009]. La serie de Aguglia et al [Aguglia et al, 2011], sin embargo no
obtiene significación.
Neuropsicología: Como ya resaltamos en la parte teórica, es frecuente la presencia de
déficits frontales en la evaluación neuropsicológica de la ELT en relación a una probable
disrupción de la conectividad normal de lóbulos temporales con estructuras anteriores
[Martin et al, 2000]. En nuestra serie, la presencia de déficits ejecutivos frontales en el
estudio neuropsicológico de nuestros pacientes se correlacionó con mayor frecuencia de
refractariedad, aunque dicha asociación no alcanzó significación estadística (p=0,008; ver
Tabla XXII). A pesar de ello, merece la pena mencionar este hallazgo. En primer lugar,
porque se produjo con una alta magnitud de asociación (4,2; IC95%=1,01-17,32) y es
probable que la falta de significación sea debida a la escasa muestra (recordemos que solo
43 de nuestros pacientes fueron sometidos a un estudio neuropsicológico protocolizado).
En segundo lugar porque prácticamente no hay datos sobre la asociación de determinadas
características neuropsicológicas y el desarrollo de refractariedad, más allá del dato
constatado de que el retraso mental se asocia a ella.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 187
Análisis multivariante y cálculo de Valores Predictivos:
Realizamos, como última parte de nuestro estudio estadístico, un análisis multivariante
sobre las variables clínicas que obtuvieron significación en el análisis bivariante que
acabamos de mostrar con el objetivo de conseguir variables relacionadas con el desarrollo
de refractariedad de manera independiente. Seguimos un método paso a paso hacia
adelante, intentando centrarnos en las variables clínicas y de pruebas complementarias
que pueden ser conseguidas durante la entrevista y tras la valoración de los estudios
iniciales indicados en el conjunto de pacientes (EEG intercríticos seriados separados por al
menos 6 meses o monitorización Video-EEG y RM de encéfalo con protocolo de epilepsia).
Los resultados de dicho modelo se muestran en la Tabla XXIII.
Entre las variables identificadas, encontramos una variable semiológica (la presencia de
conducta automática durante las crisis), dos variables de pruebas complementarias
(Neuroimagen patológica, incluyendo hallazgos compatibles con EH y EEG intercrítico
patológico, bien con enlentecimiento focal o con DEI) y otras dos variables terapéuticas
(necesidad de politerapia y necesidad de cirugía).
A continuación realizamos un cálculo de los Valores Predictivos de las variables
diagnósticas (incluyendo las semiológicas y las basadas en pruebas complementarias). Con
ello conseguimos un modelo de predicción de refractariedad basado en la valoración
semiológica y en los resultados de RM y EEG intercríticos. Los resultados de dicho análisis
se visualizan en la Tabla XXIV. Como podemos observar, la combinación de las variables
predictoras citadas, consigue un Valor Predictivo Positivo (VPP) de 84,78% (IC 95%;
73,32%-96,25%), asumiendo igualdad para las otras variables independientes. En el mismo
supuesto, si el EEG es normal, el VPP baja hasta el 72,6% (IC 95%; 61,69%-83,52%) y si lo
que es normal es la RM, conseguimos un VPP de 73,33% (IC 95%; 62,66%-84,01%)
Estos valores son válidos asumiendo una prevalencia preevaluación cercana al 50%, que es
una prevalencia cercana a la estimada de refractariedad en la ELT según los estudios
disponibles y que coincide con la prevalencia obtenida en nuestra serie.
La interpretación de estos datos es la siguiente:
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 188
En un paciente con ELT confirmada, la presencia simultánea de conducta automática
crítica recogida por anamnesis, alteración estructural en LT identificable por RM y
alteración focal en un estudio EEG intercrítico es capaz de predecir con una probabilidad
de más del 84% el desarrollo de refractariedad a tratamientos farmacológicos.
La Razón de Verosimilitud Positiva (RVP) es superior a 5, lo que puede considerarse como
una muestra de consistencia del modelo de predicción.
Si falla alguno de los criterios basados en pruebas complementarias (RM o EEG), la
capacidad predictiva de evolución a refractariedad disminuye por debajo del 75%.
Con estos datos es posible elaborar un algoritmo de predicción sencillo similar al mostrado
en la Figura 49.
La validez de este algoritmo queda supeditada a la correcta interpretación de los requisitos
y a que la población de origen de los casos tenga una prevalencia general similar a la de
nuestra serie, que osciló alrededor del 50%. En el caso del EEG intercrítico, de acuerdo con
los criterios de inclusión del estudio, será necesario para poder aplicar el algoritmo haber
realizado, al menos 2 registros EEG en momentos diferentes de la historia natural del
enfermo o una monitorización Video-EEG prolongada de más de 3 horas.
Es, por tanto, la conclusión principal de nuestro estudio la de que, en los enfermos que
cumplan las tres características dichas, no se debería demorar el estudio prequirúrgico,
pues con un nivel de certeza considerable, no vamos a ser capaces conseguir el control de
su síndrome epiléptico con terapia farmacológica.
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Figura 49. Algoritmo predictivo de crisis en ELT.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 190
Solo hemos encontrado en la literatura un estudio que desarrolla un modelo de predicción
que se asemeja al nuestro. Se trata del estudio de la serie pediátrica de Dlugos et al
[Dlugos et al, 2001]. En dicha serie se definió que en casos de ELT en edad pediátrica, la
existencia simultánea de un antecedente de riesgo en primera infancia, una lesión
estructural identificable por RM y el fallo del primer tratamiento prescrito predicen la
evolución a ER al cabo de 2 años en un 89% (IC 95%; 76%-96%). Los datos de este estudio,
siendo válidos, están referidos a una población diferente de la nuestra y utiliza una
definición de ER también diferente.
Dificultades y Limitaciones:
Como última parte de la discusión, voy a dedicar unas reflexiones a las posibles dificultades
y limitaciones de los resultados del presente estudio.
Limitaciones derivadas del diseño: Las principales limitaciones de nuestro trabajo son las
aplicables a todo estudio caso-control retrospectivo, especialmente la imposibilidad que
existe a partir de estos estudios de estimar de forma directa el Riesgo Relativo, puesto que
no podemos calcular Incidencias Acumuladas. En su lugar, como ha quedado expuesto en
el apartado de Análisis Estadístico, se estima la Odds Ratio (Razón de Ventajas o Razón de
oportunidades), definida como la probabilidad de que un caso esté expuesto dividida por
la probabilidad de que un control esté expuesto. Conceptual y matemáticamente la Odds
Ratio es similar al Riesgo Relativo en nuestro estudio puesto que se cumplen los requisitos
para que así sea: La población de base es estable y se ha realizado un Muestreo de
Densidad (casos y controles se han seleccionado simultáneamente).
Se ha intentando tratar con el mayor rigor los posibles errores de mala clasificación de los
que este tipo de estudios puede adolecer.
En concreto, podría existir un sesgo de selección, ya que los pacientes son extraídos de una
consulta hospitalaria. Cabe preguntarse si estos pacientes son representativos del grupo
total de pacientes con ELT. En este sentido debemos decir que la Unidad de Neurología del
CHT es la única existente en la provincia de Almería y actúa como centro de referencia para
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 191
cualquier patología neurológica para el resto de los centros hospitalarios de la provincia,
concentrando así la asistencia sanitaria para estos enfermos.
Quedarían excluidos de nuestro estudio los pacientes epilépticos que no demanden
asistencia sanitaria. Sin embargo resulta difícil pensar que pacientes con una enfermedad
tan devastadora y determinante de la calidad de vida del paciente como es la ER se
mantengan fuera de manera permanente de la atención sanitaria, por lo que estimamos
que este porcentaje debe ser mínimo.
Otro grupo, tal vez más importante que no entraría a formar parte de nuestra cohorte son
los pacientes epilépticos que sean atendidos en el ámbito de la sanidad privada. De todas
maneras, no tenemos evidencias ni está recogido en literatura previa que dichos pacientes
sean diferentes en ningún aspecto de los que se asisten en la sanidad pública.
Se ha tenido especial precaución de que, en el caso del estudio caso-control, ambos grupos
sean extraídos de la misma población de base para, de esta manera, eliminar el posible
sesgo de selección de Berkson. Esto significa que ambos grupos (casos y controles) han
tenido las mismas oportunidades de ser incluidos en uno u otro grupo, puesto que han
recibido la misma asistencia sanitaria, con los mismos recursos terapéuticos y
administrados por el mismo profesional de manera continuada.
Limitaciones derivadas de la calidad de los datos clínicos: Los datos clínicos, como se ha
comentado en el apartado de Material y Métodos se han recogido a través de un
cuestionario estructurado de revisión retrospectiva de la Historia Clínica, mejorada en los
casos necesarios por una entrevista personal con los pacientes y familiares.
En el caso de las variables semiológicas (Presencia y tipo de aura, Presencia y tipo de
automatismos, Presencia y tipo de conducta motora crítica, Presencia y cuantificación de
generalización secundaria), el patrón oro diagnóstico es el registro Video-EEG, que permite
visualizar las crisis y analizar de forma detallada la actividad motora crítica, los
automatismos y la existencia o no de generalización secundaria. Sin embargo, para los
propósitos de nuestro estudio, sería inviable conseguir los datos pertinentes por este
método, ya que ello exigiría una monitorización prolongada (probablemente superior a los
2 días) de una muestra tan amplia como la nuestra. Y aún en este caso, considerando las
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 192
condiciones especiales en las que la monitorización se produce (retirada de medicación
entre otras), no podríamos asegurar que los eventos críticos registrados se corresponden
de manera exacta con la generalidad de las crisis que cada enfermo ha padecido a lo largo
de la historia natural de su enfermedad epiléptica. Este sesgo, derivado de la limitación del
tiempo de observación durante un registro Video-EEG, no existe cuando se interroga de
manera dirigida y estructurada a testigos presenciales de calidad o al propio enfermo,
protagonista de las crisis cuando se trata de describir sus propias auras epilépticas.
De todas maneras, es necesario asumir un cierto grado de error derivado de los déficits
informativos que pudiéramos encontrar en determinados casos.
Limitaciones derivadas de la interpretación de las pruebas complementarias:
Como cualquier prueba complementaria, las utilizadas en el presente trabajo están
sometidas a una posible variabilidad en la interpretación de sus resultados. Conscientes de
ello, intentamos combatir esta posible fuente de sesgo haciendo que los expertos en las
diferentes técnicas encargados de su interpretación fueran siempre los mismos.
En concreto, las pruebas de neuroimagen fueron informadas por Rubén Varela, Florentina
Ostos y Rosa María Vázquez), pertenecientes a la UGC de Diagnostico por la imagen del
CHT, los registros EEG por Pablo Quiroga, Alberto Lardelli, José Ramón Toledano y Paloma
Villalobos, pertenecientes a la UGC de Neurología y Neurofisiología del CHT de Almería y
los test neuropsicológicos por José Manuel Cimadevilla, María Dolores Roldan, Rosa
Cánovas e Irene León, pertenecientes a la Universidad de Almería. Estas interpretaciones
se realizaron de manera cegada sobre la condición de refractariedad del paciente.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
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1. La ELT constituye un grupo heterogéneo de epilepsias que comparte la misma zona
epileptogénica, pero que son diferentes en edad de debut, etiología,
neurofisiología, neuropsicología y respuesta terapéutica.
2. El subgrupo etiológico de ELT constituido por las EMLT-EH tiene una edad de debut
precoz respecto del resto de las ELT, se asocia significativamente con el
antecedente de CF, y su frecuencia relativa depende del tiempo de evolución. Estos
datos clínicos apoyan la idea de que sea consecuencia de un proceso fisiopatológico
progresivo, enlazando con las teorías surgidas desde postulados de ciencia básica.
3. El subgrupo de ELT de causa desconocida probablemente incluye a pacientes
pertenecientes a los otros dos subgrupos pero en los que las técnicas de
neuroimagen no han sido capaces de identificar la lesión estructural (EH vs otras
patologías estructurales).
4. El subgrupo de ELT de origen estructural está integrado fundamentalmente por
Tumores de estirpe glial, TDC, MV y Áreas de encefalomalacia isquémica o
postraumática.
5. La expresión clínica predominante en más del 90% de pacientes con ELT son las CPC
(tipo I.B en la clasificación de la ILAE) independientemente del grupo etiológico.
Aproximadamente 2/3 de estos pacientes presentan algún tipo de aura (Crisis tipo
I.B1).
6. El aura más frecuente de las ELT son las viscerales (59%), sobretodo la epigástrica
seguidas a distancia de las experienciales y de las sensoriales especiales.
7. El subgrupo de ELT caracterizado por la existencia exclusiva de CPS (tipo I.A en la
clasificación de la ILAE) representa menos de un 10% del total de las ELT y tiene
características propias como la menor tendencia a la refractariedad, mayor
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 196
presencia de conducta motora crítica no automática en detrimento de los
automatismos y mayor posibilidad de patología estructural subyacente.
8. Casi tres cuartas partes de los pacientes presentan conducta motora automática
durante las crisis. Este porcentaje tendió a ser mayor en el subgrupo de EMTL-EH.
9. La presencia de crisis secundariamente generalizadas es frecuente en la ELT. Ello es
cierto incluso en el subgrupo de EMLT-EH, lo que nos hace pensar que tal vez se
haya infravalorado la capacidad para generalizar en este síndrome en la literatura.
10. Casi dos tercios de los pacientes con ELT presentan algún tipo de anomalía en el
EEG intercrítico. El subgrupo de EMLT-EH tuvieron un porcentaje de EEG
interictales anómalos superior estadísticamente al resto de los grupos y, además,
este grupo tuvo más frecuencia de DEI.
11. La ELT acarrea una importante afectación neuropsicológica. Los pacientes con ELT
izquierda o bilateral presentan tanto afectación de memoria verbal como visual y
de los test de fluencia, mientras que los pacientes con ELT derecha tienen
tendencia a preservar las habilidades lingüísticas, tanto de memoria como de
fluencia.
12. Existen 14 variables clínicas y de pruebas complementarias asociadas
significativamente al desarrollo de refractariedad y 1 que actúa como factor
protector.
13. Cinco Variables se comportan como independientes para el desarrollo de
refractariedad. Son una semiológica (presencia de automatismos de cualquier
clase), dos basadas en pruebas complementarias (RM patológica y EEG interictal
seriado patológico) y dos terapéuticas (necesidad de polifarmacia con más de 3 FAE
y necesidad de cirugía).
14. Utilizando la variable semiológica y las dos de pruebas complementarias, es posible
establecer un modelo de predicción clínica de evolución a refractariedad.
Serrano-Castro P. J. DISCUSIÓN
P á g i n a | 197
15. La presencia de automatismos durante las crisis asociado a una anomalía estructura
en RM con protocolo específico de epilepsia y a una alteración focal en EEGs
intercríticos seriados se asocia con una probabilidad cercana al 85% al desarrollo de
refractariedad.
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P á g i n a | 221
IINNDDIICCEE PPOORR PPAALLAABBRRAASS
Serrano-Castro P.J. INDICE POR PALABRAS
P á g i n a | 222
Serrano-Castro P.J. INDICE POR PALABRAS
P á g i n a | 223
INDICE POR PALABRAS
A
Abulcasis ...................................................................... 17
Ácido glutámico ........................................................... 44
Almería .......................................5, 31, 33, 112, 190, 192
Amígdala .........................................23, 47, 53, 55, 59, 67
AMPA ............................................................. xiii, 51, 201
Antasubbû ................................................................... 11
Aquisgrán .................................................................... 16
Areteo de Capadocia ................................................... 15
Arnau de Vilanova ....................................................... 16
Arquicortex ............................................................ 41, 42
Asta de Ammon ..................................................... 18, 43
Aura ............................................................... 55, 57, 206
Ausencias ..................................................... 12, 101, 235
Avesta .......................................................................... 12
B
Babb ............. 33, 49, 51, 55, 67, 172, 201, 210, 211, 212
Bennu .......................................................................... 11
Berger .......................................................... 21, 202, 215
Beziers ......................................................................... 30
Biblia ............................................................................ 16
Bouchet ............................................................... 18, 203
Bratz .................................................................... 21, 203
Bromuro ...................................................................... 23
C
CA1 .................................... xiii, 20, 43, 44, 48, 50, 53, 54
CA2 ...................................................... 43, 44, 48, 50, 53
CA3 ......................................... 43, 44, 48, 49, 50, 53, 218
CA4 .......................................................... 53, Véase hilus
Capa Granular .............................................................. 41
Capa Molecular ........................................................... 41
Capa Multiforme ......................................................... 41
Capa Piramidal ............................................................. 41
Cazauvieilh........................................................... 18, 203
CBZ .................................................. xiii, 24, 80, 145, 177
Células en cesto ..................................................... 48, 49
Células piramidales ................................................ 44, 49
Cirugía de la Epilepsia .................................... 25, 27, 216
Código de Hammurabi ................................................. 11
Constelaciones epilépticas .......................................... 36
Convulsiones febriles (CF) ..... 12, 67, 73, 76, 77, 80, 102,
103, 105, 117, 137, 138, 154, 166, 173
Corsellis ................................................................53, 211
Corteza entorrinal ..................................................44, 45
Crisis gelásticas ......................................................12, 36
Crisis Parciales Complejas . 12, 55, 57, 76, 154, 174, 180,
195
D
Danza epidémica de Maastrich ................................... 16
De epilepsia ................................................................. 16
DEI . xiii, 76, 102, 103, 105, 119, 148, 155, 156, 166, 179,
186, 187, 196
Displasia cortical ..................................................37, 146
E
Edad Media ................................................................. 15
EEG (Electroencefalografía) ... xiii, xvi, 21, 22, 47, 63, 64,
71, 75, 76, 99, 102, 103, 105, 112, 113, 117, 118,
119, 123, 126, 127, 141, 142, 147, 148, 153, 155,
156, 162, 178, 179, 186, 187, 188, 191, 192, 196,
204, 205, 206, 208, 211, 214, 218, 220
EFLT (Epilepsias Familiares del Lóbulo Temporal) .. xiii, 1,
36, 75, 173
EFLLT (Epilepsias Familiares Laterales del Lóbulo
Temporal) ................................................... xiii, 36, 75
EFMLT (Epilepsias Familiares Mesiales del Lóbulo
Temporal) ............................................. xiii, 36, 76, 77
EH (Esclerosis Hipocampal) xiii, xvi, 1, 21, 27, 33, 50, 51,
52, 53, 54, 58, 59, 60, 61, 62, 65, 68, 74, 76, 77, 81,
82, 89, 95, 101, 102, 103, 105, 119, 136, 155, 156,
161, 171, 172, 173, 174, 175, 177, 180, 181, 182,
183, 185, 187, 195, 196, 205, 218, 219
ELT (Epilepsia del Lóbulo Temporal) xiii, xvi, 1, 6, 22, 27,
31, 32, 33, 35, 36, 39, 45, 54, 57, 61, 62, 63, 64, 67,
73, 75, 77, 79, 80, 81, 82, 83, 90, 95, 97, 100, 101,
102, 103, 104, 105, 109, 112, 113, 115, 135, 151,
153, 165, 167, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 177,
178, 179, 181, 182, 184, 185, 186, 187, 188, 189,
190, 195, 196, 235
EMLT-EH (Epilepsia Mesial del Lóbulo Temporal con
Esclerosis Hipocampal) .... xv, 1, 27, 36, 37, 48, 51, 53,
54, 55, 56, 58, 59, 60, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 71, 73,
74, 76, 101, 102, 105, 119, 136, 137, 138, 141, 142,
143, 144, 147, 148, 171, 172, 173, 177, 179, 181,
182, 183, 195, 196
End folium sclerosis ................................................53, 54
Enfermedad sagrada .............................. 7, 11, 12, 14, 27
Engel 26, 31, 35, 73, 95, 96, 201, 204, 205, 215, 219, 220
Serrano-Castro P.J. INDICE POR PALABRAS
P á g i n a | 224
Estimulacion del nervio vago (ENV) ....................... xiii, 82
Epilepsia postraumática ........................................ 14, 37
Epilepsia Refractaria (ER)....................................... 25, 33
Epileptogénesis ... 5, 7, 20, 23, 44, 45, 47, 48, 49, 50, 51,
52, 79
Everett ................................................................. 23, 205
Exorcismo .................................................................... 16
F
FAE (Fármacos Antiepilépticos) .... xiii, xv, xvi, 23, 24, 25,
79, 80, 81, 85, 86, 87, 89, 90, 91, 96, 99, 101, 103,
118, 120, 143, 144, 145, 152, 153, 154, 156, 159,
177, 178, 180, 184, 196
Fibras musgosas .............................44, 48, 49, 50, 52, 67
Flanagan ...................................................................... 26
G
GABA ....................................................... 23, 44, 52, 212
Galeno ......................................................................... 14
Gastaut ................................................ 22, 101, 207, 235
Gibbs ................................................................... 21, 207
Goddard......................................................... 23, 47, 207
Golgi ............................................................................ 19
Gowers ........................................................................ 20
Grand mal .................................................................... 13
Gyrus dentado .......................... 43, 44, 48, 49, 50, 51, 53
H
Hauser ................ xv, 30, 31, 99, 100, 201, 203, 208, 210
Hilus ............................................................... 49, 53, 218
Hipocampo . xv, 19, 20, 23, 42, 43, 44, 47, 48, 49, 50, 51,
53, 54, 57, 59, 61, 67
Hipócrates .................................................. xv, 12, 13, 14
Hipótesis de inhibición de redes.................................. 57
Horsley ........................................................................ 26
I
ILAE (Liga Internacional contra la Epilepsia) ... xiii, 22, 35,
55, 80, 85, 87, 115, 117, 118, 127, 135, 138, 174,
178, 184, 195, 202, 204, 205, 207, 210, 219, 233,
235, 237
J
Jackson ..................................... 20, 25, 59, 172, 203, 209
Jasper ....................................................... 21, 26, 55, 213
K
Kaufmann .............................................................21, 209
Kindling ..................................................................23, 47
Kwan xv, 25, 32, 85, 86, 90, 95, 104, 115, 117, 135, 178,
210, 217
L
Liber de affectionibus Puerorum ................................. 17
Lorente de Nó ................................................ 43, 44, 211
M
Manford ...............................................................31, 211
Margerison ...........................................................53, 211
MAV ...................................................... xiv, 68, 119, 146
Medicina Griega .......................................................... 12
Medicina hipocrática .................................................. 11
Medicina Romana ....................................................... 12
Medicinas prehipocráticas .......................................... 12
Merrit .......................................................................... 23
MES (Electroshock Máximo) ....................................... 23
Miedo ..................................................... 56, 58, 139, 176
Morbo sacro ................................................................ 12
Morris .................................................. 26, 210, 212, 213
N
Neocortex ......................................................... xv, 41, 42
NMDA ......................................................... xiv, 211, 219
O
Opera Omnia ............................................................... 14
P
Paleocortex ................................................................. 41
Patología dual .................. xvi, 51, 55, 101, 105, 137, 147
Penfield .................................................... 21, 26, 55, 213
Serrano-Castro P.J. INDICE POR PALABRAS
P á g i n a | 225
Pentiniletenetranol ..................................................... 23
Pérez Cascales ....................................................... 17, 18
Ponce de Santa Cruz .................................................... 18
Praelectiones Vallisoletanae ........................................ 18
Putnam ................................................................ 23, 214
Q
Queen Square .............................................................. 18
R
Ramón y Cajal ............................. xv, 19, 20, 44, 204, 214
receptores NMDA ........................................................ 51
Renacimiento ................................................ 15, 17, 207
Richards ............................................................... 23, 205
RM (Resonancia Magnética) ... xiv, xv, xvi, 22, 59, 60, 61,
62, 68, 69, 70, 75, 104, 112, 119, 123, 125, 126, 136,
137, 146, 147, 153, 155, 156, 161, 162, 172, 185,
187, 188, 190, 196, 197, 203, 209, 212, 218, 232
RM funcional ............................................................... 22
Rochester .................................................... 31, 201, 208
Roma ........................................................................... 15
RVP (Razón de Verosimilitud Positiva) xiv, 130, 156, 188
S
SAdE (Sociedad Andaluza de Epilepsia) ...... 29, 208, 229,
231, 232
San Vito ....................................................................... 16
Sander .. xv, 25, 32, 95, 99, 103, 104, 204, 205, 208, 210,
211, 215
SEN (Sociedad Española de Neuorlogía) . xiv, 29, 33, 165,
217, 229
Serendipia.............................................................. 23, 24
Síndromes electroclínicos ............................................ 36
Sommer ................................................... 18, 21, 44, 217
Stigmata diaboli .......................................................... 17
Subículo ................................................................. 43, 44
T
Talmud......................................................................... 12
Tissot ..................................................................... 18, 21
Traité de l’epilepsie ...................................................... 18
V
Vía perforante .................................................. 48, 50, 51
Vogt ................................................................ xv, 42, 219
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 227
AAPPÉÉNNDDIICCEESS
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 228
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 229
AAPPÉÉNNDDIICCEE II
PRODUCCION CIENTIFICA PREVIA DEL AUTOR DERIVADA O RELACIONADA CON ESTA
TESIS DOCTORAL
LIBROS EDITADOS:
1. Recomendaciones terapéuticas en epilepsia de la Sociedad Andaluza de Epilepsia – 2004.
Moreno, V; Rufo, M; Sánchez, JC y Serrano, PJ (eds): Grupo Ars XXI SL. Barcelona, 2004.
ISBN: 84-9751-069-0. DL: M-52017-2004.
2. 50 respuestas sobre las crisis epilépticas y la Epilepsia. Sánchez-Álvarez, JC; Galán-
Barranco, J y Serrano-Castro, PJ. Editorial Novartis Farmacéutica. 1ª ed. Barcelona, 2004.
ISBN: 84-688-3337-1. DL: B-39860.
3. Guía Andaluza de Epilepsia 2009. Diagnóstico y tratamiento de la epilepsia en niños y
adultos. Sánchez Álvarez JC y Serrano-Castro PJ, coord. Sociedad Andaluza de Epilepsia.
Madrid. ISBN: 978-84-692-0734-5.
CAPÍTULOS DE LIBROS:
1. Cruz, G; Serrano, PJ y Ribacoba, R: Cuándo suprimir el tratamiento antiepiléptico. En: Guía
Oficial para el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia 2004. Sociedad Española de
Neurología. Editorial: Prous Science. BARCELONA, 2004. ISBN: 84-8124-217-9.
2. Serrano-Castro, PJ; Herranz, JL y Vadillo, J: Seguimiento del paciente epiléptico crónico. En:
Guía Oficial para el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia 2004. Sociedad Española de
Neurología. Editorial: Prous Science. BARCELONA, 2004. ISBN: 84-8124-217-9.
3. Serrano-Castro, PJ y Sánchez-Álvarez, JC: Recomendaciones diagnósticas y terapéuticas en
el paciente con una primera crisis epiléptica en situaciones de urgencia. En:
Recomendaciones para el diagnóstico y tratamiento de las crisis epilépticas y de la
epilepsia en situaciones de urgencia. Editorial: Viguera Editores. BARCELONA. 2007. ISBN:
84-85424-66-2
4. Serrano-Castro, PJ: Legislación: Lo que se nos permite hacer a las personas epilépticas. En:
Cómo afrontar la epilepsia. Una guía para familiares y pacientes. Editorial: Entheos.
MADRID, 2005. ISBN: 84-934269-3-8.
5. Serrano-Castro, PJ: Epilepsia. En: A la vanguardia de la Neurología. Editorial: Scientific
Communication Management, SL. MADRID. 2006. D.L: M-17853-2006.
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
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7. Serrano-Castro, PJ, Cañadillas-Hidalgo, F y Sánchez-Álvarez, JC: Recomendaciones
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11. Serrano-Castro PJ y Aguilar-Castillo MJ. Fármacos Clásicos. En: Tratado de Epilepsia. Ed.
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3. Sánchez-Álvarez, JC; Pastor-Pons, E; García-Gómez, T; Escamilla, F; Galdón, A; Busquier, H;
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new virtual-reality based task. Epilepsy & Behaviour. 2011 (in press).
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de Epilepsia en España. Financiado por Sociedad Andaluza de Epilepsia, Sociedad Española
de Neurologia y Laboratorios BIAL/EISAI. 2011.
REGISTROS DE PROPIEDAD INTELECTUAL
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Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 233
AAPPÉÉNNDDIICCEE IIII
CLASIFICACIÓN DE LAS CRISIS EPILÉPTICAS (Commission on Classification and Terminology of the International League Against Epilepsy, 1981)
1. CRISIS PARCIALES
A. Parciales Simples
A1- Parciales simples con síntomas motores
o Focales motoras sin progresión o Jacksonianas o Versivas o Posturales o Fonatorias
A2- Parciales simples con síntomas somatosensitivos o alucinaciones sensoriales especiales
o Somatosensoriales o Visuales o Auditivas o Olfatorias o Gustativas o Vertiginosas
A3- Parciales simples con signos y síntomas vegetativos
A4- Parciales simples con síntomas psíquicos
o disfásicos o dismnésicos o cognitivos o afectivos o ilusiones o alucinaciones estructuradas
B. Parciales complejas
B1- Parcial simple que se sigue con pérdida de conciencia
o Inicio parcial simple y trastorno de la conciencia o Con automatismos
B2- Parcial con pérdida de conciencia desde su inicio
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 234
o Simple trastorno de la conciencia o Con trastornos motores, sensitivos, vegetativos o psíquicos o Con automatismos
C. Parcial simple o compleja con generalización secundaria
• Crisis parcial simple que evoluciona a generalizada tónico-clónica • Crisis parcial compleja que evoluciona a generalizada tónico-clónica • Crisis parcial simple que evoluciona a parcial compleja que evoluciona generalizada tónico-
clónica
2. CRISIS GENERALIZADAS (CONVULSIVAS O NO CONVULSIVAS)
A. Crisis de ausencia
A1- Ausencias típicas
o Simple trastorno de conciencia o con automatismos o con componente mioclónico o con componente atónico o con componente tónico o con componente vegetativo
A2- Ausencias atípicas
B- Mioclonías
C- Crisis clónicas
D- Crisis tónicas
E- Crisis tónico-clónicas
F- Crisis atónicas
G- Espasmos infantiles
3. CRISIS NO CLASIFICABLES (crisis que no se incluyen en los apartados anteriores, y sea por falta de datos o porque no se ajustan a las descripciones previas.
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 235
AAPPÉÉNNDDIICCEE IIIIII
CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DE LAS EPILEPSIAS Y LOS SÍNDROMES EPILÉPTICOS (ILAE 1989)
1. EPILEPSIAS Y SÍNDROMES RELACIONADOS CON LA LOCALIZACIÓN (FOCAL, PARCIAL) 1. Idiopática (inicio relacionado con la edad)
• Epilepsia benigna de la infancia con puntas centrotemporales • Epilepsia de la infancia con paroxismo occipital • Epilepsia primaria de la lectura
2. Sintomática
• Epilepsia parcial continua progresiva de la niñez (síndrome de Kojewnikov) • Síndromes caracterizados por crisis con modos específicos
de precipitación (epilepsia refleja) • ELT • Epilepsia del lóbulo frontal • Epilepsia del lóbulo parietal • Epilepsia del lóbulo occipital
3. Criptogenéticos
2. EPILEPSIAS Y SÍNDROMES GENERALIZADOS 1. Idiopáticos (relacionados con la edad de comienzo)
• convulsiones neonatales benignas familiares • convulsiones neonatales benignas • epilepsia mioclónica benigna de la infancia • epilepsia con ausencias infantil (picnolepsia) • epilepsia con ausencias juvenil • epilepsia mioclónica juvenil • epilepsia con crisis tónico-clónicas generalizadas del despertar • otras epilepsias generalizadas idiopáticas • epilepsias con crisis de precipitación específicas
2. Criptogénicas o sintomáticas
• Síndrome de West • Síndrome de Lennox-Gastaut • Epilepsia con crisis mioclono-astáticas • Epilepsia con ausencias mioclónicas
3. Sintomáticas
• De etiología no específica o Encefalopatía mioclónica precoz o Encefalopatía epiléptica infantil precoz con brotes de supresión
Serrano-Castro P.J. APÉNDICES
P á g i n a | 236
o Otras epilepsias generalizadas sintomáticas
o De etiología específica. Síndromes en los que las crisis epilépticas son el síntoma más destacado.
3. EPILEPSIAS Y SÍNDROMES EPILÉPTICOS DE LOCALIZACIÓN INDETERMINADA 1. Con crisis generalizadas y parciales
• Crisis neonatales • Epilepsia mioclónica grave de la infancia • Epilepsia con punta onda continua durante el sueño lento • Afasia epiléptica adquirida (síndrome de Landau-Kleffner)
2. Otras epilepsias de localización indeterminada
4. SÍNDROMES ESPECIALES 1. Crisis circunstanciales
• Convulsiones febriles • Crisis epiléptica o status epiléptico aislados • Crisis relacionadas con procesos metabólicos o tóxicos agudos
Serrano-Castro P.J. APENDICES
P á g i n a | 237
AAPPÉÉNNDDIICCEE IIVV
PROPUESTA DE CLASIFICACIÓN DE LOS SÍNDROMES EPILÉPTICOS (ILAE 2001)
1. EPILEPSIAS FOCALES DE LA INFANCIA
• Crisis Epileptica Benigna Infantil (no familiar)
• Epilepsia benigna del niño con puntas centro-temporales
• Epilepsia benigna occipital del niño de comienzo temprano (tipo Panayiotopoulos) • Epilepsia occipital del niño de comienzo tardío (tipo Gastaut)
2. EPILEPSIAS FOCALES FAMILIARES AUTOSOMICAS DOMINANTES
• CE Neonatales Familiares Benignas
• CE Benignas Familiares Infantiles
• Epilepsia Nocturna lóbulo frontal AD
• Epilepsia LT familiar
• Epilepsia focal familiar con focos variables
3. EPILEPSIAS FOCALES SINTOMÁTICAS
• Epilepsias Límbicas
• Epilepsia LT medial con esclerosis hipocampo
• Epilepsia LT medial por etiologías específicas
• Otros tipos definidos por localización y etiología
• Epilepsias Neocorticales
• Síndrome de Rasmussen
• Síndrome hemiconvulsión-hemiplejía
• Otros tipos definidos por localización y etiología
• Crisis epilépticas parciales “migrantes” de la infancia
4. SÍNDROMES GENERALIZADOS IDIOPÁTICOS
• Epilepsia Mioclónica Benigna de la Infancia
• Epilepsia con CE Mioclónico-Astáticas
• Epilepsia Ausencia del niño
• Epilepsia con Ausencias Mioclónicas
• Epilepsias Generalizadas Idiopáticas con fenotipos variables
• Epilepsia Ausencia Juvenil
• Epilepsia Mioclónica Juvenil
• Epilepsia con CE tónico-clónicas generalizadas solo
• Epilepsias Generalizadas con CE febriles plus
Serrano-Castro P.J. APENDICES
P á g i n a | 238
5. EPILEPSIAS REFLEJAS
• Epilepsia Idiopática fotosensible del lóbulo occipital
• Otras Epilepsias visuo-sensibles
• Epilepsia Primaria de la lectura
• Epilepsia Sobresalto
6. ENCEFALOPATÍAS EPILÉPTICAS
• Encefalopatía Mioclónica Temprana
• Síndrome de Ohtahara
• Síndrome de West
• Síndrome de Dravet
• Status Mioclónico en encefalopatía no progresiva
• Síndrome de Lennox-Gastaut
• Síndrome de Landau-Kleffner
• Epilepsia de punta-onda continua durante el sueño lento
7. EPILEPSIAS MIOCLÓNICAS PROGRESIVAS
• Ceroido-lipofuscinosis
• Sialidosis
• Enfermedad de Lafora
• Enfermedad de Unverricht-Lundborg
• Distrofia neuro-axonal
• MERRF
• Atrofia dentatorubropalidoluysiana
• Otras
8. CRISIS EPILÉPTICAS QUE NO REQUIEREN DIAGNOSTICO DE EPILEPSIA
• Crisis epilépticas Neonatales Benignas
• Crisis epilépticas Febriles
• Crisis epilépticas Reflejas
• Crisis epilépticas por privación-alcohol
• Crisis epilépticas químicamente inducidas por drogas u otros
• Crisis epilépticas post-traumáticas inmediata y temprana
• Crisis epilépticas única o Racimo aislado de CE
• Crisis epilépticas esporádicamente repetidas (oligoepilepsia)