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Viernes 12 de enero de 2018 EL UNIVERSAL E14 CULTURA PROYECTO UNAM Texto: Roberto Gutiérrez Alcalá [email protected] El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM invita al curso “La minificción en Hispanoamérica”, que impartirá Laura Elisa Vizcaíno los martes y jueves, del 27 de febrero al 22 de marzo, de 17:00 a 20:00 horas, en la sede del citado instituto, en CU. Informes e inscripciones en los te- léfonos 56-22-66-66 y 56-22-18-88, extensión 49448, y en el correo electró- nico i i f l e d u c o n @ g m a i l.c o m PROYECTO UNAM ESPECIAL Molécula útil para explotar petróleo Integrantes de los departamentos de Química Orgánica y de Ingenie- ría Química de la Facultad de Quí- mica de la UNAM desarrollaron una molécula útil para la explota- ción de yacimientos petroleros. Funciona como indicador para co- nocer cómo se desplazan los flui- dos a más de 2 mil 500 metros de profundidad; además es inocua para el ambiente, biodegradable, capaz de ser detectada en concen- traciones mínimas y resistente a la salinidad, las altas temperaturas y la presión. Esta tecnología ya está en proceso de patente en México y Estados Unidos. Se aprueba la creación de la ENES-Juriquilla El Consejo Universitario aprobó la creación de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), uni- dad Juriquilla, en Querétaro. Se establecerá en el actual c a m pu s Juriquilla. Arrancará con dos li- cenciaturas que ya se ofrecen en este campus: en Tecnología y Ciencias de la Tierra; e incorpora- rá las de Ciencias Genómicas, In- geniería en Energías Renovables y Neurociencias (estas tres ya exis- ten en otros planteles de la UNAM). Posteriormente se incor- porarán las de Órtesis y Prótesis, Ingeniería Aeroespacial, Negocios Internacionales y Matemáticas. ESPECIAL Fructosa: probable disparador del síndrome metabólico Es un tipo de azúcar que se halla en las frutas y la miel, así como en los vegetales; se agrega a bebidas azucaradas y a muchos alimentos de consumo cotidiano Cuando Mauricio, un joven de 23 años que vive en la Ciudad de México, se bebe un refresco de 500 mililitros, la cantidad de fructosa que entra en su to- rrente sanguíneo representa 10% del total de la glucosa que contiene. Pero Mauricio no nada más toma un refresco de 500 mililitros, por lo menos, todos los días, sino también come, como parte de su dieta dia- ria, panes, galletas, cereales, yogurts…, es decir, alimentos endulzados con fructosa. Aunque no lo sabe, debido a este consumo elevado y frecuente de fructosa, Mauricio podría desarrollar el síndrome metabólico que, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Salud (2012), es padecido por 15% de la po- blación adulta de todo el país. Monosacárido La fructosa es un tipo de azúcar que se halla en las frutas y la miel, así como en los vegetales. Como la glucosa, se trata de un monosacárido que se absorbe directamente a nivel del tracto digestivo. Junto con la glucosa, y a partes igua- les, forma un disacárido: la sacarosa o azúcar co- mún (ésta debe ser degradada por una enzima antes de que se absorba a nivel del tracto diges- tivo). En los últimos lustros, el uso de la fructosa ha aumentado mucho porque su producción re- sulta menos cara que la de la sacarosa. Con todo, nadie sabe cuánta fructosa consu- me realmente, ya que las etiquetas de informa- ción nutricional de los productos alimenticios no especifican este dato; en el rubro “Carbohi- drato s” únicamente se lee: “Azúcare s” y la can- tidad de calorías por cada 100 gramos o por cada ración (la fructosa va mezclada, prácticamente siempre, con glucosa). A partir de estudios experimentales en ratas de laboratorio, Rafael Villalobos Molina y sus co- laboradores de la Unidad de Biomedicina (UBI- MED) de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala y de la Facultad de Medicina de la UNAM han visto que el consumo elevado y frecuente de fructosa induce alteraciones en el organismo que desencadenan el síndrome me- tabólico, el cual a su vez puede causar diabetes mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hiperuricemia (aumento del ácido úrico en la sangre) y, en el caso específico de las mujeres, síndrome de ovario poliquístico. Las alteraciones que conforman el síndrome metabólico son: 1) hipertensión (presión arterial alta); 2) hiperglucemia (aumento de la glucosa en la sangre); 3) aumento de los triglicéridos en la sangre; 4) disminución del llamado colesterol bueno o HDL en la sangre; y 5) aumento de la circunferencia de la cintura (en hombres, el lí- mite sano es 90 centímetros; en mujeres, 80), o sea, mayor cantidad de grasa a nivel central ab- dominal. Cada una de ellas es una patología en sí misma; pero cuando surgen tres, por lo me- nos, sin duda se puede hablar de un caso de sín- drome metabólico. “¿Qué sucede si una persona presenta una o dos de estas alteraciones? Que por definición aún no tiene el síndrome metabólico. ¿Qué pue- de suceder? Que desarrolle la tercera, la cuarta y la quinta. ¿Y qué puede hacer? Controlar la o las que ya presenta. Por ejemplo, si la circun- ferencia de su cintura ya es de más de 90 cen- tímetros, deberá comer menos y hacer diaria- mente ejercicio intenso (no sólo caminar 10 mi- nutos) para quemar las calorías adicionales”, di- ce Villalobos Molina. Hígado graso no alcohólico Una vez que llega al torrente sanguíneo, la fruc- tosa es captada por el hígado, entre otros tejidos, para generar diferentes intermediarios del me- tabolismo hepático. El primero de ellos es la fruc to sa-1-fo sfato. “La fructosa entra en las células del hígado, donde se le pega, mediante una fosforilación realizada por la enzima fructoquinasa, un fosfato proveniente de la molécula ATP (trifosfato de adenosina), con lo cual queda disponible como fruc to sa-1-fo sfato”, afirma Villalobos Molina. Ahora, la fructosa-1-fosfato es susceptible de ser utilizada en otros pasos metabólicos para producir eventualmente el compuesto piruvato, que después entrará en las mitocondrias para que éstas generen energía en forma de ATP. Esta vía metabólica de utilización de la fruc- tosa no está regulada enzimáticamente, como ocurre con la glucosa. Esto significa que, cuando hay un exceso de uno de los intermediarios de la vía de la fructosa, no se detiene la vía me- tabólica de utilización de este tipo de azúcar. “Con el avance de las reacciones bioquímicas, la fructosa pasa a ser parte de una molécula lla- mada acetil-coenzima A, que participa en la consumación del ciclo de Krebs, en el que las mitocondrias generan energía en forma de ATP. Y cuando hay un exceso de acetil-coen- zima A, ésta genera ácidos grasos, eventual- mente triglicéridos, lo que desemboca en una patología conocida como hígado graso no al- cohólico. Así pues, cuando el consumo de fruc- tosa es elevado y frecuente, aparece el hígado graso no alcohólico, que comparte elementos del síndrome metabólico.” En efecto, en los casos de hígado graso no alcohólico, la grasa no sólo se acumula en este órgano, sino también sale de él en forma de lipoproteínas (triglicéridos más proteínas); de este modo, cuando libera esas lipoproteínas, los triglicéridos aumentan en la sangre, lo que constituye una de las alteraciones de dicho síndrome. “Por si fuera poco, con el aumento de los tri- glicéridos, los demás órganos de la cavidad ab- dominal (intestino, riñones y páncreas) también se van envolviendo con tejido adiposo y, por lo tanto, la circunferencia de la cintura comienza a crecer”, explica Villalobos Molina. Ácido úrico En la fosforilación de la fructosa, el ATP se trans- forma en ADP (difosfato de adenosina); y si el consumo de la fructosa sigue siendo elevado y frecuente, el ADP se convierte en monofosfato de adenosina (AMP), que puede volverse mo- nofosfato de inosina o adenosina. “En el paso siguiente, del monofosfato de ino- sina o de la adenosina surgirá la inosina; y de ésta, la hipoxantina; y de ésta, la xantina; y de ésta, el ácido úrico. En resumen, el consumo ele- vado y frecuente de fructosa puede derivar en hígado graso no alcohólico, pero también en el aumento del ácido úrico en la sangre. Y si bien no es parte del síndrome metabólico, el aumen- to del ácido úrico en la sangre casi siempre está asociado a él.” Gluconeogénesis En experimentos previos, Villalobos Molina y sus colaboradores han demostrado que la ade- nosina y la inosina, dos de los intermediarios de la vía del ácido úrico, activan una vía metabólica llamada gluconeogénesis, gracias a lo cual el hí- gado sintetiza glucosa y la envía a la sangre. “Entonces, al haber más ácido úrico, también aumenta la cantidad de glucosa en la sangre…”, apunta. Asimismo, han mostrado que cuando a una rata de laboratorio se le inyecta inosina, su pre- sión arterial aumenta. “Aún no sabemos qué ocurre en humanos, pero experimentalmente ya mostramos que la inosina es capaz de provocar hipertensión”, re- fiere Villalobos Molina. La evidencia experimental de que el consumo elevado y frecuente de fructosa induce, en el or- ganismo de ratas de laboratorio, alteraciones que desencadenan el síndrome metabólico es una base importante para suponer que también puede originar este síndrome en los humanos. Y si Mauricio supiera esto, probablemente lo pensaría dos veces antes de destapar su próxima botella de refresco. b “Con el avance de las reacciones bioquímicas, la fructosa pasa a ser parte de una molécula llamada acetil-coenzima A, que participa en la consumación del ciclo de Krebs, en el que las mitocondrias generan energía en forma de ATP. Y cuando hay un exceso de acetil-coenzima A, ésta genera ácidos grasos, eventualmente triglicéridos, lo que desemboca en una patología conocida como hígado graso no alcohólico” RAFAEL VILLALOBOS MOLINA Profesor de la Unidad de Biomedicina de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala La minificción en Hispanoamérica El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM invita al curso “La minificción en Hispanoamérica”, que impartirá Laura Elisa Vizcaíno los martes y jueves, del 27 de febrero al 22 de marzo, de 17:00 a 20:00 horas, en la sede del citado instituto, en CU. Informes e inscripciones en los teléfonos 56-22-66-66 y 56-22-18-88, extensión 49448, y en el correo elec- t ró n i c o i i f l e d u c o n @ g m a i l.c o m CORTESÍA UNAM

Fr u ctosa : p ro b a b l e disparador del sÌndrome metabÒlico

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Page 1: Fr u ctosa : p ro b a b l e disparador del sÌndrome metabÒlico

Viernes 12 de enero de 2018 EL UNIVERSALE14 CU LT U R A

PROYECTO UNAM Texto: Roberto Gutiérrez Alcaláro [email protected]

El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM invita al curso “Laminificción en Hispanoamérica”, que impartirá Laura Elisa Vizcaíno losmartes y jueves, del 27 de febrero al 22 de marzo, de 17:00 a 20:00 horas,en la sede del citado instituto, en CU. Informes e inscripciones en los te-léfonos 56-22-66-66 y 56-22-18-88, extensión 49448, y en el correo electró-nico i i f l e d u c o n @ g m a i l.c o m

PROYECTO UNAM

E S P E

C I A L Molécula útil

para explotarp et ró l e oIntegrantes de los departamentosde Química Orgánica y de Ingenie-ría Química de la Facultad de Quí-mica de la UNAM desarrollaronuna molécula útil para la explota-ción de yacimientos petroleros.Funciona como indicador para co-nocer cómo se desplazan los flui-dos a más de 2 mil 500 metros deprofundidad; además es inocuapara el ambiente, biodegradable,capaz de ser detectada en concen-traciones mínimas y resistente a lasalinidad, las altas temperaturas yla presión. Esta tecnología ya estáen proceso de patente en Méxicoy Estados Unidos.

Se aprueba lacreación de laE N ES- J u r i q u i l l aEl Consejo Universitario aprobó lacreación de la Escuela Nacional deEstudios Superiores (ENES), uni-dad Juriquilla, en Querétaro. Seestablecerá en el actual c a m pu sJuriquilla. Arrancará con dos li-cenciaturas que ya se ofrecen eneste campus: en Tecnología yCiencias de la Tierra; e incorpora-rá las de Ciencias Genómicas, In-geniería en Energías Renovables yNeurociencias (estas tres ya exis-ten en otros planteles de laUNAM). Posteriormente se incor-porarán las de Órtesis y Prótesis,Ingeniería Aeroespacial, NegociosInternacionales y Matemáticas.

E S P E

C I A L

Fr u ctosa : p ro b a b l edisparador delsíndrome metabólicoEs un tipo de azúcarque se halla en las frutasy la miel, así como enlos vegetales; se agregaa bebidas azucaradasy a muchos alimentosde consumo cotidiano

Cuando Mauricio, un joven de23 años que vive en la Ciudadde México, se bebe un refrescode 500 mililitros, la cantidadde fructosa que entra en su to-

rrente sanguíneo representa 10% del total de laglucosa que contiene.

Pero Mauricio no nada más toma un refrescode 500 mililitros, por lo menos, todos los días,sino también come, como parte de su dieta dia-ria, panes, galletas, cereales, yogurts…, es decir,alimentos endulzados con fructosa.

Aunque no lo sabe, debido a este consumoelevado y frecuente de fructosa, Mauricio podríadesarrollar el síndrome metabólico que, deacuerdo con la más reciente Encuesta Nacionalde Salud (2012), es padecido por 15% de la po-blación adulta de todo el país.

M o n osa cá r i d oLa fructosa es un tipo de azúcar que se halla enlas frutas y la miel, así como en los vegetales.Como la glucosa, se trata de un monosacáridoque se absorbe directamente a nivel del tractodigestivo. Junto con la glucosa, y a partes igua-les, forma un disacárido: la sacarosa o azúcar co-mún (ésta debe ser degradada por una enzimaantes de que se absorba a nivel del tracto diges-tivo). En los últimos lustros, el uso de la fructosaha aumentado mucho porque su producción re-sulta menos cara que la de la sacarosa.

Con todo, nadie sabe cuánta fructosa consu-me realmente, ya que las etiquetas de informa-ción nutricional de los productos alimenticiosno especifican este dato; en el rubro “Carbohi -drato s” únicamente se lee: “Azúcare s” y la can-tidad de calorías por cada 100 gramos o por cadaración (la fructosa va mezclada, prácticamentesiempre, con glucosa).

A partir de estudios experimentales en ratasde laboratorio, Rafael Villalobos Molina y sus co-laboradores de la Unidad de Biomedicina (UBI-MED) de la Facultad de Estudios Superiores(FES) Iztacala y de la Facultad de Medicina dela UNAM han visto que el consumo elevado yfrecuente de fructosa induce alteraciones en elorganismo que desencadenan el síndrome me-tabólico, el cual a su vez puede causar diabetesmellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares,hiperuricemia (aumento del ácido úrico en lasangre) y, en el caso específico de las mujeres,síndrome de ovario poliquístico.

Las alteraciones que conforman el síndromemetabólico son: 1) hipertensión (presión arterialalta); 2) hiperglucemia (aumento de la glucosaen la sangre); 3) aumento de los triglicéridos enla sangre; 4) disminución del llamado colesterolbueno o HDL en la sangre; y 5) aumento de lacircunferencia de la cintura (en hombres, el lí-mite sano es 90 centímetros; en mujeres, 80), osea, mayor cantidad de grasa a nivel central ab-dominal. Cada una de ellas es una patología ensí misma; pero cuando surgen tres, por lo me-nos, sin duda se puede hablar de un caso de sín-drome metabólico.

“¿Qué sucede si una persona presenta una odos de estas alteraciones? Que por definiciónaún no tiene el síndrome metabólico. ¿Qué pue-de suceder? Que desarrolle la tercera, la cuartay la quinta. ¿Y qué puede hacer? Controlar la olas que ya presenta. Por ejemplo, si la circun-ferencia de su cintura ya es de más de 90 cen-

tímetros, deberá comer menos y hacer diaria-mente ejercicio intenso (no sólo caminar 10 mi-nutos) para quemar las calorías adicionales”, di-ce Villalobos Molina.

Hígado graso no alcohólicoUna vez que llega al torrente sanguíneo, la fruc-tosa es captada por el hígado, entre otros tejidos,para generar diferentes intermediarios del me-tabolismo hepático. El primero de ellos es lafruc to sa-1-fo sfato.

“La fructosa entra en las células del hígado,donde se le pega, mediante una fosforilaciónrealizada por la enzima fructoquinasa, un fosfatoproveniente de la molécula ATP (trifosfato deadenosina), con lo cual queda disponible comofruc to sa-1-fo sfato”, afirma Villalobos Molina.

Ahora, la fructosa-1-fosfato es susceptible deser utilizada en otros pasos metabólicos paraproducir eventualmente el compuesto piruvato,que después entrará en las mitocondrias paraque éstas generen energía en forma de ATP.

Esta vía metabólica de utilización de la fruc-tosa no está regulada enzimáticamente, comoocurre con la glucosa. Esto significa que, cuandohay un exceso de uno de los intermediarios dela vía de la fructosa, no se detiene la vía me-tabólica de utilización de este tipo de azúcar.

“Con el avance de las reacciones bioquímicas,la fructosa pasa a ser parte de una molécula lla-mada acetil-coenzima A, que participa en laconsumación del ciclo de Krebs, en el que lasmitocondrias generan energía en forma deATP. Y cuando hay un exceso de acetil-coen-zima A, ésta genera ácidos grasos, eventual-mente triglicéridos, lo que desemboca en unapatología conocida como hígado graso no al-cohólico. Así pues, cuando el consumo de fruc-tosa es elevado y frecuente, aparece el hígadograso no alcohólico, que comparte elementosdel síndrome metabólico.”

En efecto, en los casos de hígado graso noalcohólico, la grasa no sólo se acumula en esteórgano, sino también sale de él en forma delipoproteínas (triglicéridos más proteínas); deeste modo, cuando libera esas lipoproteínas,los triglicéridos aumentan en la sangre, lo queconstituye una de las alteraciones de dichos í n d ro m e.

“Por si fuera poco, con el aumento de los tri-

glicéridos, los demás órganos de la cavidad ab-dominal (intestino, riñones y páncreas) tambiénse van envolviendo con tejido adiposo y, por lotanto, la circunferencia de la cintura comienzaa crecer”, explica Villalobos Molina.

Ácido úricoEn la fosforilación de la fructosa, el ATP se trans-forma en ADP (difosfato de adenosina); y si elconsumo de la fructosa sigue siendo elevado yfrecuente, el ADP se convierte en monofosfatode adenosina (AMP), que puede volverse mo-nofosfato de inosina o adenosina.

“En el paso siguiente, del monofosfato de ino-sina o de la adenosina surgirá la inosina; y deésta, la hipoxantina; y de ésta, la xantina; y deésta, el ácido úrico. En resumen, el consumo ele-vado y frecuente de fructosa puede derivar enhígado graso no alcohólico, pero también en elaumento del ácido úrico en la sangre. Y si bienno es parte del síndrome metabólico, el aumen-to del ácido úrico en la sangre casi siempre estáasociado a él.”

G l u co n e o g é n es i sEn experimentos previos, Villalobos Molina ysus colaboradores han demostrado que la ade-nosina y la inosina, dos de los intermediarios dela vía del ácido úrico, activan una vía metabólicallamada gluconeogénesis, gracias a lo cual el hí-gado sintetiza glucosa y la envía a la sangre.

“Entonces, al haber más ácido úrico, tambiénaumenta la cantidad de glucosa en la sangre…”,apunta.

Asimismo, han mostrado que cuando a unarata de laboratorio se le inyecta inosina, su pre-sión arterial aumenta.

“Aún no sabemos qué ocurre en humanos,pero experimentalmente ya mostramos que lainosina es capaz de provocar hipertensión”, re-fiere Villalobos Molina.

La evidencia experimental de que el consumoelevado y frecuente de fructosa induce, en el or-ganismo de ratas de laboratorio, alteracionesque desencadenan el síndrome metabólico esuna base importante para suponer que tambiénpuede originar este síndrome en los humanos.Y si Mauricio supiera esto, probablemente lopensaría dos veces antes de destapar su próximabotella de refresco. b

“Con el avance de las reaccionesbioquímicas, la fructosa pasa aser parte de una moléculallamada acetil-coenzima A, queparticipa en la consumación delciclo de Krebs, en el que lasmitocondrias generan energía enforma de ATP. Y cuando hay unexceso de acetil-coenzima A, éstagenera ácidos grasos,eventualmente triglicéridos, loque desemboca en una patologíaconocida como hígado graso noa lcohó l ico”RAFAEL VILLALOBOS MOLINAProfesor de la Unidad de Biomedicina de la Facultadde Estudios Superiores Iztacala

La minificción en HispanoaméricaEl Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM invita al curso “Laminificción en Hispanoamérica”, que impartirá Laura Elisa Vizcaíno losmartes y jueves, del 27 de febrero al 22 de marzo, de 17:00 a 20:00 horas,en la sede del citado instituto, en CU. Informes e inscripciones en losteléfonos 56-22-66-66 y 56-22-18-88, extensión 49448, y en el correo elec-t ró n i c o i i f l e d u c o n @ g m a i l.c o m

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