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Fuentes lexicográficas del estudio histórico

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Page 1: Fuentes lexicográficas del estudio histórico

Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Historia y contacto en textos indorromaacutenicos

Edited by Editada por

Martina Schrader-Kniffki and Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Advisory Board Consejo editorial

Luis Andrade (Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute) Beatriz Arias (Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico) Joachim Born (Justus-Liebig-Universitaumlt Gieszligen) Aacutelvaro Ezcurra (Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute) Carlos Garatea (Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute) Esther Hernaacutendez (Consejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas Espantildea) Miguel Aacutengel Quesada Pacheco (Universitetet i Bergen) Joachim Steffen (Universitaumlt Augsburg)

Vol 3

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez (ed)

Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Bibliographic Information published by the Deutsche Nationalbibliothek The Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie detailed bibliographic data is available online at httpdnbd-nbde

Esta publicacioacuten forma parte del proyecto de I+D+i PID2020-117659GB-100 financiado por MCINAEI1013039501100011033 Imagen de portada Biblioteca de Lenguas Romaacutenicas Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia Alemania copy Joseacute Carlos Huisa Teacutellez Maguncia Alemania ISSN 2511-7165 ISBN 978-3-631-86729-7 (Print) E-ISBN 978-3-631-86759-4 (E-PDF) E-ISBN 978-3-631-86760-0 (EPUB) DOI 103726b19066

Open Access This work is licensed under a Creative Commons CC-BY 40 license To view a copy of this license visit httpscreativecommonsorglicensesby40

copy Joseacute Carlos Huisa Teacutellez (ed) 2021

Peter Lang ndash Berlin middot Bern middot Bruxelles middot New York middot Oxford middot Warszawa middot Wien

The publication has been peer reviewed

wwwpeterlangcom

A Reinhold Werner in memoriam

Contenido

Lista de autores 9

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezIntroduccioacuten 11

Elena Diez del Corral AretaEl estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales 19

Piero Renato Costa LeoacutenEntre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los gentilicios para el Peruacute 35

Ignacio Ahumada LaraEl leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 53

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezLexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano 67

Aurora M Camacho BarreiroConsideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute Garciacutea de Arboleya 91

Eduardo Joseacute Jacinto GarciacuteaLa funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona 109

Dariacuteo Rojas y Tania AvileacutesEl Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real Academia Espantildeola (1884ndash1927) 177

Contenido8

Luz Fernaacutendez GordilloJoaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899) 205

Rodolfo Cerroacuten- PalominoFuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino 243

Lista de autores

Ignacio Ahumada LaraConsejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas

Tania AvileacutesUniversidad Catoacutelica de Temuco

Aurora M Camacho BarreiroInstituto de Literatura y Linguumliacutestica ldquoJoseacute Antonio Portuondo Valdorrdquo

Rodolfo Cerroacuten- PalominoPontifica Universidad Catoacutelica del Peruacute

Piero Costa LeoacutenUniversitagrave degli Studi di Verona Universitat Autogravenoma de Barcelona

Elena Diez del Corral AretaUniversiteacute de Lausanne

Luz Fernaacutendez GordilloEl Colegio de Meacutexico

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezJohannes Gutenberg- Universitaumlt Mainz

Eduardo Joseacute Jacinto GarciacuteaUniversidad de Coacuterdoba

Dariacuteo RojasUniversidad de Chile

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Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Introduccioacuten

Hace alrededor de tres deacutecadas ndash como ya varios especialistas se han detenido en comentar (cfr por ejemplo Lapesa 1991 Rivarola 2001 [1993] 19 y Ramiacuterez Luengo 2012 394)ndash empezoacute para el estudio histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica una eacutepoca de renovada atencioacuten que se extiende hasta hoy No es difiacutecil reco-nocer que uno de los factores maacutes importantes de este desarrollo sostenido de la investigacioacuten lo constituyen la ampliacioacuten y la mejora del tratamiento de su base documental de lo cual el Corpus Diacroacutenico y Diatoacutepico del Espantildeol de Ameacuterica (CORDIAM) o el dedicado trabajo de Juan Antonio Frago (por ejem-plo Frago 2010) son buenos botones de muestra Resulta esencial mencionar asimismo el importante impulso dado tambieacuten en el nivel teoacuterico por la escuela alemana de filologiacutea romaacutenica especialmente a traveacutes de los sucesivos proyec-tos de investigacioacuten dirigidos por Wulf Oesterreicher centrados en la eacutepoca colonial (sobre el primero de ellos laquoEscritura de impronta oral en la historio-grafiacutea colonial de Hispanoameacuterica (1500ndash 1615)raquo (1990ndash 1996) cfr por ejemplo Renwick 1997) Esta especie de nueva eacutepoca de la disciplina tambieacuten incluye por supuesto el intereacutes en el nivel leacutexico de hecho la gran mayoriacutea de los auto-res nombrados hasta ahora presta aplicada atencioacuten al devenir de las palabras en diferentes momentos de la historia de la lengua en el continente No pode-mos dejar sin mencionar el ya claacutesico Buesa y Enguita (1992) dedicado sobre todo a las que quizaacutes sean las categoriacuteas maacutes recurridas en la investigacioacuten las de indigenismo y leacutexico patrimonial

Si bien es cierto que en el estudio histoacuterico prima o debe primar el manejo de fuentes linguumliacutesticas en el sentido de fuentes que recogen el uso mismo de la len-gua frente al de las fuentes metalinguumliacutesticas que recogen maacutes bien la reflexioacuten de los hablantes sobre su propio uso la consulta de un tipo prototiacutepico de estas fuentes el diccionario o glosario no es en absoluto inusual entre los especialis-tas en especial porque reflejan los usos activos en un momento determinado Es significativo por ejemplo que en su estudio sobre el espantildeol de Ameacuterica en la eacutepoca de la independencia Frago dedique el apartado titulado laquoLa cues-tioacuten documentalraquo sobre todo a diversas pesquisas lexicograacuteficas en diccionarios espantildeoles e hispanoamericanos En su repaso del estudio de la incorporacioacuten de determinados preacutestamos indiacutegenas Rivarola ndash en otro ejemplo de intereacutesndash no duda en afirmar laquo[d] e queacute manera aquiacute el estudio linguumliacutestico se entreteje

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez12

con el de objetos costumbres e instituciones [hellip] queda patente a modo de ilustracioacuten cuando se examinan los registros lexicograacuteficos de papa y tomate en dicha obra [Autoridades]raquo (Rivarola 2001 [1993] 29) El papel coadyuvante de la lexicografiacutea en el caso de los estudios histoacutericos dicho sea de paso no se muestra solo en esta consulta complementaria de diccionarios del pasado sino tambieacuten en la elaboracioacuten de obras lexicograacuteficas en el presente a partir de una base documental bien trabajada muy buenos ejemplos de esto son Alvar Ezque-rra (1997) y Company y Melis (2002) Naturalmente no hay que perder de vista que los puntos de partida y llegada de obras como estas estaacuten relacionados de forma directa con la investigacioacuten Por su parte la produccioacuten lexicograacutefica de los siglos pasados especialmente en Ameacuterica y a diferencia de su contraparte acadeacutemica se ha hecho partiendo casi de forma exclusiva del intereacutes la compe-tencia y la experiencia del autor

Valga el uacuteltimo apunte para ir entrando de lleno en el tema central de este volumen Hacia el uacuteltimo tercio del siglo pasado y en el marco de modernas propuestas de elaboracioacuten de diccionarios del espantildeol americano la produc-cioacuten lexicograacutefica decimonoacutenica de eacutepoca republicana cuyo modelo se repite hasta el siguiente siglo se sometioacute a un duro examen Es bien conocida la criacute-tica de Lara sobre las bases ideoloacutegicas de aquella sobre todo en cuanto a la conciencia del desviacuteo de los lexicoacutegrafos y hablantes hispanoamericanos frente a su propia habla americana cuya superacioacuten el autor mexicano exige vehe-mentemente (cfr Lara 1990 [1989]) Por su parte Reinhold Werner y Guumlnther Haensch directores del Proyecto de Diccionarios Contrastivos del Espantildeol de Ameacuterica de la Universidad de Augsburgo Alemania apuntaban sus criacuteticas sobre todo a cuestiones metalexicograacuteficas al tener como objetivo sistematizar en un lenguaje lexicograacuteficamente condensado las intuiciones de los autores del pasado sobre las diferencias de uso entre el leacutexico americano y el penin-sular considerado como norma central (Werner 1991) Ciertamente y al igual que Lara Werner y Haensch intentaban dejar de lado esta postura normativa del XIX y asumiacutean a cambio que la comparacioacuten entre el leacutexico de un paiacutes americano y el de Espantildea todaviacutea resultaba necesaria por cuestiones pura-mente praacutecticas en la realidad del siglo XX De cualquier manera estas mira-das criacuteticas generales dieron paso a la necesidad de emprender estudios maacutes especiacuteficos de las obras en cuestioacuten que se han ido llevando a cabo a lo largo de las uacuteltimas dos deacutecadas impulsadas por desideratas como la de Werner al proponer laquola elaboracioacuten de cuidadosas ediciones criacuteticas de obras lexicograacute-ficas antiguas claacutesicas y de difiacutecil acceso hoy diacutearaquo (Werner 2001 sp) o esta indirecta de Lara laquo[la lexicografiacutea hispaacutenica] no ha escrito su propia historia ni puede evaluar sus diccionarios desde puntos de vista metoacutedicos y rigurosos

Introduccioacuten 13

(pienso en las obras de Quemada 1968 y Rey- Debove 1971 para el franceacutes)raquo (Lara 1990 [1989] 237)

Es posible establecer una estrecha relacioacuten entre este esfuerzo de exami-nar con detenimiento la praacutectica lexicograacutefica hispanoamericana y la labor del historiador de la lengua si tenemos en cuenta el hecho patente de que las obras correspondientes maacutes allaacute de sus entresijos ideoloacutegicos y sus sistemaacute-ticas carencias ofrecen informacioacuten que no puede desaprovecharse sobre un inmenso caudal leacutexico En otras palabras la evaluacioacuten de este tipo de obras es un paso previo para su adecuado empleo tambieacuten en el aacutembito histoacuterico esta vez como fuentes En gran medida este fue el espiacuteritu de la jornada organizada en la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia Alemania en 2014 de la cual surgen algunas de las contribuciones que se presentan hoy en este volu-men y que teniacutea como objetivo revisar y plantear formas de tratamiento de las fuentes en el estudio histoacuterico del leacutexico

Al margen de los problemas praacutecticos que impidieron a lo largo de los antildeos la elaboracioacuten de un volumen que compilara las comunicaciones presentadas en aquella jornada la sorpresiva muerte en 2015 de Reinhold Werner verdadero impulsor de las ideas que estamos presentando aquiacute truncoacute un proyecto de largo aliento dedicado a la extensa evaluacioacuten de la lexicografiacutea hispanoame-ricana cuyo primer paso lo habriacutea constituido la publicacioacuten planeada Con todo estos antildeos han servido para involucrar a maacutes especialistas que siguiendo sus propias rutas se dedican tambieacuten a la empresa de examinar las obras lexico-graacuteficas del pasado y sopesar su utilidad en el estudio histoacuterico Naturalmente y como veremos enseguida su incorporacioacuten a este volumen es a todas luces una ganancia no queremos sin embargo dejar de mostrar aquiacute las ideas inicia-les de Werner expuestas en el resumen que escribioacute de la conferencia con la que abririacutea aquella jornada significativamente titulada laquoiquestPor queacute nos interesa en el siglo XXI la lexicografiacutea hispanoamericana de los siglos XIX y XXraquo

Las obras lexicograacuteficas dedicadas al espantildeol americano publicadas a lo largo de los siglos XIX y XX han sido objeto de severas criacuteticas globales a partir de los antildeos setenta del siglo pasado en especial debido a su caraacutecter diferencial es decir al hecho de que recogen sobre todo tipos de vocabulario en los que el espantildeol de los paiacuteses america-nos se distingue del de Espantildea estableciendo asiacute un geacutenero lexicograacutefico perifeacuterico solo complementario a una lexicografiacutea seudopanhispaacutenica dominada por represen-tantes del espantildeol europeo En esta conferencia se afirmaraacute que existe toda una serie de razones que hacen deseables una recoleccioacuten metoacutedica y un anaacutelisis sistemaacutetico de los diccionarios y glosarios hispanoamericanos desde sus oriacutegenesAunque las obras lexicograacuteficas de los siglos pasados carezcan de importancia como descripciones cientiacuteficas del espantildeol americano actual presentan un alto valor como fuentes de informacioacuten para estudios de linguumliacutestica histoacuterica e historia cultural Como

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez14

hipoacutetesis de trabajo que ya puede apoyarse en primeros estudios sobre algunas obras pioneras de varias lexicografiacuteas nacionales se sostiene que los inicios de la produc-cioacuten diccionariacutestica hispanoamericana no son tan homogeacuteneos ni desde un punto de vista ideoloacutegico como opina la criacutetica poleacutemica que se les hace desde una perspectiva posterior que a su vez tambieacuten merece un anaacutelisis criacutetico con respecto a sus raiacuteces ideoloacutegicas No en uacuteltimo lugar deberiacutea examinarse sin prejuicios la pregunta de si las obras pioneras de la lexicografiacutea hispanoamericana no encierran alguna que otra idea que valdriacutea la pena ser reconsiderada tal vez integrada con elementos teoacutericos y metodoloacutegicos maacutes modernos para la concepcioacuten de futuros estudios lexicograacuteficos

Por otro lado el retraso en la decisioacuten de retomar este proyecto de publica-cioacuten trajo consigo tambieacuten perder la oportunidad de contar con la contribucioacuten de uno de los especialistas en historia del leacutexico americano maacutes activos en la actualidad Joseacute Luis Ramiacuterez Luengo Su importante aportacioacuten a las bases teoacutericas del estudio como tambieacuten muestras relevantes de un serio trabajo empiacuterico componentes de la comunicacioacuten que presentoacute en nuestra jornada pueden verse ya en Ramiacuterez Luengo (2017)

Una tercera comunicacioacuten no recogida aquiacute es la que presentoacute el editor de este volumen Se trataba de la evaluacioacuten de la parte dedicada al leacutexico de una obra fundacional de la filologiacutea peruana El lenguaje peruano de Pedro M Ben-venutto Murrieta publicada en 1936 evaluacioacuten que estableciacutea una relacioacuten entre sus bases teoacutericas y empiacutericas y el concepto lexicograacutefico que guiacutea el Dic-cionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona de 1883 que a su vez tambieacuten constituye un primer hito en la lexicografiacutea del espantildeol peruano Este estudio formaraacute parte de una edicioacuten comentada de la obra del primer autor todaviacutea en proyecto

Las comunicaciones restantes presentadas aparecen aquiacute finalmente en forma de artiacuteculos naturalmente tras una necesaria revisioacuten El primero de ellos de Elena Diez del Corral Areta apunta al manejo de las fuentes en el estu-dio histoacuterico maacutes allaacute del aacutembito lexicograacutefico parte del propio trabajo empiacute-rico con documentos coloniales de la Audiencia de Quito de la autora (Diez del Corral Areta 2015) para reflexionar en torno al restringido acceso a importante informacioacuten sobre el complejo variacional en el que una palabra o un determi-nado fenoacutemeno linguumliacutestico se presenta y a la consecuente dificultad de recons-truir el contexto Se presentan asiacute diferentes meacutetodos o recursos para poder mitigar o superar estos problemas Por su parte la contribucioacuten de Ignacio Ahumada centra su atencioacuten en un tipo de producto lexicograacutefico especiacutefico los glosarios antildeadidos a obras de otra naturaleza especialmente literarias rele-vantes tambieacuten para el estudio histoacuterico del leacutexico sobre todo porque dan pistas de la marcacioacuten en el uso de las palabras que induce al autor a registrarlas Se

Introduccioacuten 15

proponen entonces la recuperacioacuten de este tipo de fuentes y criterios para su edicioacuten moderna El estudio de Eduardo Jacinto Garciacutea estaacute dedicado a las dos obras maacutes prototiacutepicas de la serie de diccionarios diferenciales decimonoacutenicos hispanoamericanos el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez de 1875 y el Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona de 1883 centraacutendose especiacuteficamente en la naturaleza de los testimonios literarios presentados por los lexicoacutegrafos que el autor identifica como parte de los oriacute-genes de la investigacioacuten empiacuterica del leacutexico hispanoamericano Finalmente el artiacuteculo de Rodolfo Cerroacuten- Palomino se enfoca en las fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino despueacutes de una revisioacuten historiograacutefica se sentildealan los problemas de su tratamiento moderno que normalmente deja de lado conocimientos histoacutericos y culturales relevantes

A este primer contingente de trabajos producto de la jornada de 2014 se le suman en este volumen otros cinco artiacuteculos que participan del mismo ideal propuesto en la organizacioacuten de aquel encuentro La contribucioacuten de Piero Costa Leoacuten parte tambieacuten de un propio trabajo empiacuterico ya llevado a cabo (Costa Leoacuten 2017) sobre la historia de la polisemia de perulero para reflexio-nar en torno a las ventajas de complementar si bien con mucha cautela el uso de las fuentes documentales con el de las lexicograacuteficas El segundo artiacuteculo antildeadido ndash escrito por miacutendash tiene como objetivo esbozar algunas pautas generales para el adecuado manejo de los diccionarios diferenciales decimonoacutenicos his-panoamericanos como fuentes del estudio histoacuterico del leacutexico

Los tres trabajos restantes constituyen estudios monograacuteficos El de Aurora M Camacho Barreiro recupera para la historiografiacutea y naturalmente tam-bieacuten para el estudio de la historia del leacutexico el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabu-lario cubanoraquo de Joseacute Garciacutea de Arboleya publicado en 1852 y reeditado en 1859 adjunto a un texto mayor contextualizaacutendolo no solo desde un punto de vista sociocultural e histoacuterico sino tambieacuten metalexicograacutefico El artiacuteculo de Luz Fernaacutendez Gordillo constituye en gran medida un estudio introductorio del Vocabulario de Mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta publicado en 1899 que presta atencioacuten a aspectos definitorios de la obra entre los cuales es de sentildealar el concepto lexicograacutefico del autor de fuerte impronta en la pro-duccioacuten lexicograacutefica posterior Por uacuteltimo la contribucioacuten firmada por Tania Avileacutes y Dariacuteo Rojas explora la relacioacuten entre el ya mencionado diccionario de Zorobabel Rodriacuteguez y la Real Academia Espantildeola en principio en cuanto a las propuestas de adiciones modificaciones o supresiones del lexicoacutegrafo chileno pero sobre todo en cuanto a su significado glotopoliacutetico aspecto que tambieacuten debe tomarse en cuenta al tratar la informacioacuten que ofrecen los diccionarios de esta serie

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez16

No podemos dejar de mencionar que varios otros especialistas en la historia de la lexicografiacutea hispanoamericana tambieacuten estaacuten produciendo ahora mismo contribuciones de calidad que hay que tomar en cuenta para la evaluacioacuten pro-puesta de diccionarios y glosarios del pasado En ese sentido aunque aquiacute no esteacuten todos los que deberiacutean estar esperamos que este volumen contribuya en algo a que continuacutee estrechaacutendose la relacioacuten entre lexicografiacutea y el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano de tal manera que rinda en la medida de las posibilidades frutos tan sustanciosos como el tratamiento de las usuales fuentes de archivo

Sirvan las uacuteltimas liacuteneas de esta introduccioacuten para expresar nuestro agrade-cimiento a la Oficina de Fomento a la Investigacioacuten de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia por su apoyo en el inicio de este proyecto a la editorial Peter Lang por su acogida y en especial a los autores cuya paciencia se ha visto puesta a prueba a lo largo de este proceso

BibliografiacuteaAlvar Ezquerra Manuel (1997) Vocabulario de indigenismos en las croacutenicas de

Indias Madrid Consejo Superior de Investigaciones CientiacuteficasCompany Company Concepcioacuten y Chantal Melis (2002) Leacutexico histoacuterico del

espantildeol de Meacutexico reacutegimen clases funcionales usos sintaacutecticos frecuencias y variacioacuten graacutefica Meacutexico D F Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico

Costa Leoacuten Piero (2017) La polisemia de perulero un rastreo diacroacutenico de una voz castellana entre los siglos XVI y XIX Tesis de Magiacutester Pontificia Uni-versidad Catoacutelica del Peruacute https tesispucpedupe repositorio bitstream handle 2050012404 12049 Costa_ Lec3b3n20_ Polisemia_ perulero_ rastreo1pdfsequence=1ampisAllowed=y [21082021]

Diez del Corral Areta Elena (2015) Los conectores consecutivos en documen-tos coloniales de la Audiencia de Quito (1563ndash 1822) Madrid Frankfurt am Main Iberoamericana Vervuert

Frago Juan Antonio (2010) El espantildeol de Ameacuterica en la Independencia San-tiago de Chile Aguilar Chilena de Ediciones

Lapesa Rafael (1991) laquoEl estudio del espantildeol americano en los uacuteltimos dece-nios aportaciones y cuestiones pendientesraquo En Hernaacutendez Alonso Ceacutesar (ed) El espantildeol de Ameacuterica actas del III congreso internacional de el espantildeol en Ameacuterica Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten I 7ndash 28

Lara Luis Fernando (1990 [1989]) laquoLagunas y debilidades de la lexicografiacutea hispaacutenicaraquo En Lara Luis Fernando Dimensiones de la lexicografiacutea A pro-poacutesito del Diccionario del espantildeol de Meacutexico Meacutexico DF El Colegio de Meacutexico 233ndash 237

Introduccioacuten 17

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2012) laquoEl leacutexico en los procesos de dialectalizacioacuten del espantildeol americano el caso de la bolivia andinaraquo Cuadernos del Instituto Historia de la Lengua 7 393ndash 404

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2017) laquoAspectos metodoloacutegicos en el estudio histoacute-rico del leacutexico americano conceptos ejemplificacioacuten y tareas para el futuroraquo Moenia 23 603ndash 619

Renwick Ricardo (1997) laquoEl proyecto de investigacioacuten ldquoEscritura de impronta oral en la historiografiacutea colonial de Hispanoameacuterica (1500ndash 1615)rdquo (Universi-dad de Friburgo) fundamentos teoacutericos y metodologiacutearaquo Lexis XXI 1 17ndash 52

Rivarola Joseacute Luis (2001 [1993]) laquoHistoria del espantildeol de Ameacuterica Avances y algunas cuestiones pendientesraquo En Rivarola Joseacute Luis El espantildeol de Ameacute-rica en su historia Valladolid Universidad de Valladolid 17ndash 35

Werner Reinhold (1991) laquoPrincipios diferenciales y contrastivos en la lexico-grafiacutea del espantildeol americanoraquo En Presencia y destino el espantildeol de Ameacuterica hacia el siglo XXI Santafeacute de Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo I 229ndash 271

Werner Reinhold (2001) laquoAacutereas pendientes en la lexicografiacutea del espa-ntildeol americanoraquo II Congreso Internacional de la Lengua Espantildeola https cvccervanteses obref congresos valladolid ponencias unidad_ diversidad_ del_ espanol 2_ el_ espanol_ de_ america werner_ rhtm [21082021]

Elena Diez del Corral Areta

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un

corpus de documentos coloniales

Abstract The study of variation is fundamental in order to explain the historical develop-ment of a natural language such as Spanish If we understand language as a variational architecture we know that it does not evolve in a linear way and at the same level but that changes originate from and spread in different spheres Therefore it is necessary to take into account the whole variational complex in which a word or a certain linguistic phenomenon appears to pay attention to the speaker uttering it to the texts in which it is used and in short to the communicative situation However when we work with old texts we do not always have access to all this information and it is difficult to recons-truct the context The article will therefore be devoted to pointing out these pitfalls and limitations that we encounter and to providing as far as possible different methods or resources to solve or at least mitigate them

Keywords corporarsquos elaboration diasystematic variation discoursive traditions colonial documents linguistic change

1 IntroduccioacutenEl estudio de la variacioacuten linguumliacutestica resulta fundamental para explicar el deve-nir histoacuterico de una lengua natural como el espantildeol (Castillo Lluch y Pons Rodriacuteguez 2011 7 Penny 2004) ya que si entendemos la lengua como un edi-ficio variacional ndash con las tres dimensiones sentildealadas por Coseriu siguiendo a Flydal (1952) diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica (apud Loacutepez Serena 2007 371)ndash conocemos que esta no evoluciona de manera lineal y en un mismo nivel sino que los cambios se originan y se difunden en distintos aacutembitos

Partiendo de esta idea consideramos que es necesario tener en cuenta todo el complejo variacional en el que una palabra o un fenoacutemeno linguumliacutestico se emplea atender al interlocutor que lo emite a los textos en los que se difunde y en definitiva a la situacioacuten comunicativa en la que se presenta

Con variacioacuten diasistemaacutetica nos referimos a los tres niveles de variacioacuten linguumliacutestica (diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica) diferenciados tradicionalmente a

Elena Diez del Corral Areta20

los que se suma una cuarta dimensioacuten variacional (laquooral escritoraquo) sentildealada por Koch y Oesterreicher (1985 2007 [1990]) que permite comprender el funciona-miento de las distintas variedades linguumliacutesticas en una situacioacuten comunicativa determinada y resulta por ello fundamental para modelar adecuadamente el diasistema y el espacio variacional de una lengua histoacuterica (Loacutepez Serena 2007 371)

La intencioacuten de nuestro trabajo no es otra que la de ofrecer algunas reflexiones acerca del estudio de todos estos niveles de variacioacuten en fuentes americanas con-cretamente en documentos coloniales de caraacutecter juriacutedico- administrativo Estas reflexiones surgieron a lo largo de la elaboracioacuten de un proyecto de investigacioacuten ndash que analizaba los conectores consecutivos en textos documentales de la Audiencia de Quito (1563ndash 1822)1 ndash y cobraron forma en el encuentro internacional al que nos referimos en el proacuteximo apartado y que tomamos como punto de partida de este trabajo

2 Punto de partidaEn el texto de presentacioacuten del pequentildeo congreso en el que se leyeron los trabajos publicados en este volumen se poniacutean de relieve algunos aspectos que queremos detenernos en comentar Concretamente en los paacuterrafos introductorios que anun-ciaban los motivos del encuentro se afirmaba lo siguiente

No se ha examinado satisfactoriamente por ejemplo la variacioacuten diasistemaacutetica del leacutexico en eacutepocas distintas de la actual yendo maacutes allaacute de la pura diacroniacutea y profundi-zando en aspectos de distribucioacuten diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica

Mediante este paacuterrafo se resaltaba la falta de estudios histoacutericos del leacutexico que tuvieran en cuenta la variacioacuten linguumliacutestica en toda su amplitud Desde nues-tro punto de vista esta idea se extiende tambieacuten a otros niveles ya que hasta donde sabemos tampoco se ha examinado siempre satisfactoriamente la varia-cioacuten diasistemaacutetica en los estudios histoacutericos y diacroacutenicos de fenoacutemenos mor-foloacutegicos o sintaacutectico- discursivos del espantildeol en Ameacuterica debido entre otros motivos al anaacutelisis que se ha realizado de las fuentes2

1 Esa investigacioacuten fue un proyecto de tesis doctoral defendido en la Universidad de Neuchacirctel en el antildeo 2013 y publicado posteriormente como Diez del Corral (2015)

2 En el caso concreto que nos ocupa nos referimos a aquellos estudios basados en la documentacioacuten colonial de tipo juriacutedico- administrativo que se custodia en dife-rentes archivos nacionales de las distintas repuacuteblicas americanas y en el Archivo General de Indias de Sevilla Veacutease infra el apartado 31 dedicado a la accesibilidad de los documentos coloniales y el epiacutegrafe 34 sobre el tratamiento de las fuentes

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 21

En relacioacuten precisamente con este aspecto se sentildealaba tambieacuten en el ya men-cionado resumen del encuentro lo siguiente

No se apela con decisioacuten a los tipos y a la naturaleza de los textos tomados en consi-deracioacuten a las tradiciones discursivas en que se inscriben a las coordenadas de inme-diatez y distancia en las que se encuentran etc

Es numerosa la bibliografiacutea en la que se sentildeala la importancia de atender al con-junto de reglas formales estructurales y pragmaacutetico- situacionales del discurso es decir a las llamadas tradiciones discursivas cuyas primeras formulaciones debemos a Coseriu (1981) y Schlieben- Lange (1983) Sin embargo en lo que respecta a la documentacioacuten colonial de caraacutecter juriacutedico- administrativo3 son pocos los que aplican o tienen en cuenta este concepto en estudios linguumliacutesti-cos concretos4 De hecho algunos autores como Quesada Pacheco (1990 21) afirman que eligieron laquoal azarraquo los documentos utilizados para su estudio his-toacuterico del espantildeol colonial de Costa Rica y se refieren a la variedad de textos analizados mencionaacutendolos sucintamente mediante listados imprecisos como el siguiente laquoinformes de cofradiacuteas actas de cabildos testamentos protocolos juicios informaciones de meacuteritos cartas avisos inventarios y otrosraquo (Quesada Pacheco 1990 21)

Percataacutendonos de estos problemas y al tener que enfrentarnos a la elabo-racioacuten de un corpus para una investigacioacuten basada en fuentes coloniales ame-ricanas5 intentamos abordar el estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica para ir maacutes allaacute de la laquopura diacroniacutearaquo o de la diacroniacutea simplificada e irreal a la que se aludiacutea en las citas previas Como todo intento nos encontramos con varias dificultades y limitaciones que sentildealaremos tambieacuten a continuacioacuten a modo de reflexioacuten Asiacute pues nuestro objetivo es exponer las pautas que seguimos a la hora de elaborar un corpus de documentacioacuten colonial explicando sus ventajas y sus liacutemites para poder tenerlos en cuenta en estudios futuros

en la constitucioacuten de un corpus en concreto en lo que se refiere a su delimitacioacuten tipoloacutegica

3 Dentro de las fuentes coloniales americanas existe una preponderancia de textos administrativo- judiciales a pesar de que haya otro tipo de textos maacutes conocidos como las croacutenicas o algunos documentos privados

4 En este sentido merecen un reconocimiento especial los trabajos de Wesch (1994 1996 1998) por intentar establecer una tipologiacutea linguumliacutestica de los textos juriacutedico- administrativos y por describir en detalle algunos de ellos como la relacioacuten geograacutefica la real ceacutedula o la informacioacuten

5 La mencionada en la nota a pie de paacutegina nuacutemero 1

Elena Diez del Corral Areta22

3 La variacioacuten en la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales

En la elaboracioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial hay que tomar en consideracioacuten varios factores como la accesibilidad y la validez de las fuentes Sobre ellos giran las diferentes pautas criterios o delimitaciones que nos esta-blecimos para constituir nuestro corpus una delimitacioacuten archiviacutestica (sect 31) una delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica (sect 32) una delimitacioacuten cronoloacutegica (sect 33) y una delimitacioacuten tipoloacutegica (sect 34)

31 Delimitacioacuten archiviacutestica accesibilidad a las fuentes

La primera delimitacioacuten que establecimos para la elaboracioacuten de nuestro cor-pus fue la archiviacutestica Cada archivo ya sea general provincial municipal o catedralicio tiene una normativa propia que el investigador debe conocer para poder acceder a los fondos que estos custodian Si en territorio espantildeol ya contamos con un nuacutemero elevado de archivos con poliacuteticas y modos de admi-nistracioacuten muy diferentes (Diez del Corral Areta 2012a 36) en las distintas repuacuteblicas americanas existen otros a los que se suma ademaacutes el problema de la distancia fiacutesica (para alguien que vive en Europa viajar a Ameacuterica siem-pre conlleva maacutes esfuerzos y gastos) en el caso de que se requiera consultar el manuscrito directamente en el archivo

El Archivo General de Indias de Sevilla (AGI) es el principal depoacutesito de documentacioacuten juriacutedico- administrativa del Nuevo Mundo De ahiacute que se haya originado el toacutepico que lo designa como laquola meca del Americanismoraquo (AGI Historia en liacutenea) Sus maacutes de 49 000 legajos reposan en unos 8 kiloacutemetros de estanteriacuteas (AGI Historia en liacutenea) y sus fondos proceden de los distintos orga-nismos encargados de la administracioacuten colonial como el Consejo de Indias las Secretariacuteas de Estado y del Despacho Universal las Secretariacuteas de Gracia y Justicia las Secretariacuteas de Hacienda y de Guerra etc

Ademaacutes el acceso a los fondos del Archivo General de Indias se ha visto favorecido por uno de los proyectos maacutes ambiciosos del Ministerio de Cul-tura y Deporte del Gobierno de Espantildea para difundir el patrimonio histoacuterico documental a traveacutes de la Red la creacioacuten del Portal de Archivos Espantildeoles (PARES) Gracias a este portal cualquier persona puede consultar en internet varios fondos de los archivos estatales de manera libre y gratuita

Aun asiacute la accesibilidad en forma digital a los textos manuscritos es en cierta manera precaria como se puede comprobar al trabajar con algunas fuentes del Archivo General de Indias pues las imaacutegenes de muchos de los documentos digitalizados tienen una resolucioacuten deficiente y ademaacutes cada folio reprografiado

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 23

contiene una marca del archivo que atraviesa diagonalmente el manuscrito lo que dificulta a veces la lectura de algunas grafiacuteas6

La ventaja de la cercaniacutea de este archivo ndash al que podemos trasladarnos desde Europa con mayor facilidad que a los americanosndash asiacute como la facilidad del ser-vicio de reprografiacutea que nos ofrece mdash gracias al cual se pueden pedir copias in situ en papel o en formato digital en un CD- ROMmdash y la amplitud y calidad de sus fondos nos condujo a limitar nuestro corpus a este uacutenico depoacutesito

32 Delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica iquestvariacioacuten diatoacutepica

El segundo criterio en la delimitacioacuten del corpus atiende a la procedencia poliacutetico- geograacutefica de los textos Nos limitamos a una zona muy poco estu-diada como es la comprendida por el distrito de la Audiencia de Quito pues nuestra investigacioacuten se enmarcaba en un proyecto financiado por el Fonds National Suisse de la Recherche Scientifique (Reacutefeacuterence numeacutero 100012- 120257 1) Este se titulaba laquoEvolucioacuten histoacuterica del espantildeol en la Audiencia de Quito y Panamaacute durante la eacutepoca colonial (siglos XVI- XVIII) Estudio de linguumliacutestica histoacuterica contrastivaraquo y estaba coordinado por Juan Saacutenchez Meacutendez quien fue el primero en ofrecer un estudio de caraacutecter extensivo sobre el espantildeol en estos territorios a traveacutes del anaacutelisis de documentos coloniales

Con el fin de estudiar el espantildeol empleado en Ameacuterica nos limitamos a ana-lizar textos escritos uacutenicamente en territorios ultramarinos dejando a un lado los documentos emitidos desde los oacuterganos administrativos y judiciales de la Peniacutensula (en constante correspondencia con las instituciones americanas) En la mayoriacutea o en la praacutectica totalidad de los expedientes se incluyen textos de ambas partes del oceacuteano por lo que es preciso fijarse con atencioacuten en el lugar de emisioacuten del manuscrito

La documentacioacuten que compone nuestro corpus procede de distintas ciu-dades y pueblos situados en territorios bajo la jurisdiccioacuten de la Audiencia de Quito que abarcan no solo la actual repuacuteblica del Ecuador sino tambieacuten el sur de Colombia y el norte del Peruacute Ciudades como San Francisco de Quito o San-tiago de Guayaquil son muy frecuentes en el corpus como lugares de emisioacuten de la documentacioacuten pero tambieacuten existen manuscritos de otras ciudades como

6 Para comprobar esta afirmacioacuten puede consultarse la paacutegina del archivo en el portal de pares (wwwparesmcues) y realizar una buacutesqueda sencilla por ejemplo con el nombre de cualquier ciudad americana actual como Quito Lima o Bogotaacute

Elena Diez del Corral Areta24

Popayaacuten Almaguer Santiago de Cali San Juan de Pasto Jaeacuten de Bracamoros Noanamaacute Loja Riobamba Otavalo etc7

La variedad de lugares de procedencia de los textos y la delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica de los territorios pretendiacutean tener en cuenta la variacioacuten diatoacutepica en la composicioacuten del corpus No obstante en el tiacutetulo de este subapartado hemos incluido esta idea entre interrogantes (iquestvariacioacuten diatoacutepica) porque existen algunas limitaciones en ella Desarrollaremos estas reflexiones en el epiacutegrafe 4 dedicado a la validez de las fuentes junto a otras sobre los demaacutes niveles de variacioacuten para cuestionarnos de manera conjunta hasta queacute punto puede tenerse en cuenta la variacioacuten diasistemaacutetica en la constitucioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial

33 Delimitacioacuten cronoloacutegica (1563ndash 1822) variacioacuten diacroacutenica

La tercera delimitacioacuten del corpus atantildee a la cronologiacutea abarcada Dado el fenoacutemeno sintaacutectico- discursivo que se estudiaba (los conectores consecutivos) necesitaacutebamos un eje cronoloacutegico extenso y por tanto decidimos analizar todo el periacuteodo histoacuterico comuacutenmente conocido como laquoeacutepoca colonialraquo en con-creto desde el nacimiento de la Audiencia de Quito en 1563 hasta su desapari-cioacuten en 1822

Los siglos XVI XVII y XVIII eran los previstos en el proyecto en el que se enmarcaba nuestra investigacioacuten pero al hacer algunas incursiones en textos del siglo XIX nos percatamos de la importancia para nuestro objeto de estudio de ampliar el corpus ya que en esta eacutepoca aparecen nuevos marcadores discur-sivos y otros surgidos a finales del XVIII van consolidando sus usos (Gara-chana Camarero 1998 204 Pons Rodriacuteguez 2010 574)

Cada una de estas centurias se ha dividido en cuatro periacuteodos de 25 antildeos que corresponden al tiempo necesario para la conformacioacuten de una generacioacuten tal y como considera la sociolinguumliacutestica a excepcioacuten del siglo XVI que consta de dos periacuteodos y el XIX que va uacutenicamente de 1800 a 1822

Esta divisioacuten nos permitioacute organizar toda la documentacioacuten de forma orde-nada ademaacutes de facilitarnos la observacioacuten de algunos cambios que se daban en la documentacioacuten en una fecha concreta Solo asiacute pudimos realizar un estudio que tuviera en cuenta la variacioacuten diacroacutenica de la manera maacutes precisa posible

7 Para una detallada descripcioacuten de todas las fuentes con los lugares de emisioacuten de cada manuscrito veacutease Diez del Corral Areta (2015)

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 25

34 Delimitacioacuten tipoloacutegica iquestvariacioacuten diafaacutesica y diastraacutetica

El uacuteltimo criterio que tuvimos en cuenta para elaborar nuestro corpus fue el tipoloacutegico Esta delimitacioacuten supuso problemas maacutes complejos ya que a veces no resulta sencillo dilucidar ante queacute tipo de texto nos encontramos

La necesidad de una labor de clasificacioacuten tipoloacutegica es una opinioacuten unaacute-nime pero existen todaviacutea pocos trabajos con resultados concluyentes (Lou-reda Lamas 2003 53) En lo que respecta a la documentacioacuten colonial nos encontramos con tal abundancia de tipos textuales que en palabras de Corteacutes Alonso (1987 31) es laquotan grande como lo son las actividades humanas que no tenemos hecha una lista completa de todos ellosraquo

Ademaacutes la clasificacioacuten de tipos textuales entrantildea algunas dificultades como son la variacioacuten de los mismos o los cambios que se suceden en ellos a lo largo de la historia En algunos trabajos recientes que aseguran atender a las tradiciones discursivas estas variaciones no son tenidas en cuenta en el trata-miento de sus fuentes por lo que se realizan adscripciones apresuradas o enca-sillamientos comparando textos de diferentes tradiciones como si se tratara de estructuras monoliacuteticas (Guzmaacuten Riveroacuten 2007 87)

Asimismo otro problema en la clasificacioacuten tipoloacutegica es la atencioacuten exclu-siva a la Diplomaacutetica para la caracterizacioacuten de los textos (Diez del Corral Areta 2011 2012b) Los etiquetamientos de los documentos realizados por los escri-banos o incluso siglos maacutes tarde por los archiveros nos conducen en muchas ocasiones a una contextualizacioacuten falsa de ellos

Estas dificultades han producido que en muchas investigaciones basadas en documentos coloniales no se hayan tenido en cuenta las diferencias tipoloacute-gicas y textuales Por citar algunos trabajos relevantes en el estudio histoacuterico del espantildeol en Ameacuterica mencionamos las obras conocidas de Fontanella de Weinberg (1987) y Rojas (1985) para Argentina de Aacutelvarez Nazario (1982) para Puerto Rico el volumen ya mencionado de Quesada Pacheco (1990) para Costa Rica o el de Saacutenchez Meacutendez (1997) para Ecuador y Venezuela

En estos trabajos se menciona a veces la diversidad de la documentacioacuten colonial e incluso se hace alusioacuten en algunos rasgos linguumliacutesticos a la presencia de estos en un determinado tipo textual pero a excepcioacuten de muy pocos casos aislados se trata la documentacioacuten colonial como un bloque integral sin tener en cuenta su gran variedad No se elabora por tanto un laquocorpus diacroacutenico multidimensionalraquo en terminologiacutea de Kabatek (2006 170) constituido por distintas tradiciones discursivas

Los motivos de esta ausencia se deben a que todos los trabajos citados son de caraacutecter extensivo ndash investigaciones arduas y pioneras ademaacutes ya que

Elena Diez del Corral Areta26

previamente a ellas no habiacutea estudios en esos aacutembitosndash y la labor que implicariacutea constituir un corpus de documentacioacuten colonial para realizarlos diferenciando subtipos textuales dificultariacutea y ralentizariacutea la tarea

Por otro lado para elaborar un corpus tipoloacutegico adecuado se precisan cono-cimientos no solo linguumliacutesticos sino tambieacuten diplomaacuteticos como hemos mencio-nado previamente Los estudios diplomaacuteticos sobre el documento indiano no son abundantes y contamos tan solo con algunos estudios rigurosos como los excelen-tes trabajos de los antildeos setenta y ochenta realizados por Real Diacuteaz (1970) y por su esposa Heredia Herrera (1985a 1985b) En lo que respecta a los aspectos linguumliacutes-ticos hay que tener en cuenta la ubicacioacuten de cualquier texto en un contiacutenuum concepcional concebido entre un polo de maacutexima inmediatez comunicativa y otro de maacutexima distancia (Koch y Oesterreicher 2007 [1990]) algo que tampoco resulta sencillo por no existir compartimentos estancos en los que clasificar los diferentes manuscritos

En el corpus que creamos de documentacioacuten colonial de la Audiencia de Quito intentamos diferenciar algunos subtipos documentales en concreto dos unidades complejas que denominamos laquocartas oficialesraquo e laquoinformacionesraquo En el estudio de los conectores consecutivos y de cualquier marcador del discurso se ha puesto siempre de relieve la importancia de las situaciones comunicativas en las que estos se daban para poder entender mejor su uso asiacute que procuramos diferenciar al menos dos tradiciones discursivas complejas distintas sentildealando tambieacuten sus subtipos y describieacutendolas lo maacutes detalladamente posible

Las laquocartasraquo son maacutes libres en cuanto a su expresividad y a sus estructuras sintaacutectico- discursivas mientras que las laquoinformacionesraquo son documentos maacutes reiterativos y sujetos a patrones muy riacutegidos (e incluso a formularios) para su escritura Asiacute pues las laquocartasraquo se aproximan maacutes al polo de la inmediatez comu-nicativa mientras que las laquoinformacionesraquo se acercan al polo de la distancia comu-nicativa Por supuesto esta diferenciacioacuten es orientativa ya que consideramos que todos los textos son actos comunicativos plenos en los que hay que buscar siempre patrones comunes de la construccioacuten textual (aquellos precisamente que nos per-miten diferenciar subtipos)

Los teacuterminos en siacute de laquocartaraquo e laquoinformacioacutenraquo pueden resultar ambiguos pues el concepto laquocartaraquo lleva impliacutecito un enviacuteo o una comunicacioacuten a un destinatario y las laquoinformacionesraquo tambieacuten se enviaban por correo Las informaciones por su lado laquoinformanraquo pero iquestno informan tambieacuten las cartas que tratan tanto asuntos puacuteblicos como privados

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 27

No es este el momento para detenernos en justificar los dos tipos documen-tales elegidos en nuestro corpus8 pero siacute cabe destacar coacutemo esta diferencia-cioacuten ha dado resultados significativos en cuanto a la seleccioacuten paradigmaacutetica de los conectores consecutivos y la frecuencia de uso de los mismos Estos datos demuestran empiacutericamente la importancia de tener en cuenta esta variacioacuten en cualquier tipo de anaacutelisis linguumliacutestico como lo han hecho ya en numerosos estudios tantos otros investigadores9

Teniendo en cuenta estos paraacutemetros pretendiacuteamos atender a la variacioacuten diastraacutetica y diafaacutesica aunque con ciertas limitaciones como se pone de relieve en el siguiente apartado

4 Dificultades y limitaciones la validez de las fuentesEn un corpus de esta iacutendole nos encontramos con algunas dificultades y limita-ciones a la hora de tener en cuenta la variacioacuten diasistemaacutetica tanto la variacioacuten diatoacutepica (que se da en el espacio) la diafaacutesica (correspondiente a las circuns-tancias y a las relativas finalidades expresivas del hablar) y la diastraacutetica (seguacuten los estratos socioculturales de la comunidad hablante)

En el caso de la variacioacuten diatoacutepica la restriccioacuten del estudio a la documen-tacioacuten emitida por la Audiencia de Quito no implica una restriccioacuten diatoacutepica absoluta Muchos cargos gubernativos eclesiaacutesticos y los mismos escribanos soliacutean cambiar con frecuencia de lugar de residencia y eran destinados de una provincia a otra con relativa facilidad Ademaacutes la determinacioacuten de la pro-cedencia de aquellas personas que consignaban los textos es difiacutecil en algu-nos casos y valorar las influencias linguumliacutesticas de otras zonas geograacuteficas en las que residieron es una tarea todaviacutea maacutes compleja sobre todo en los primeros momentos de la colonizacioacuten De hecho en algunos documentos como copias y duplicados no se sabe siquiera quieacuten fue el escribano que las consignoacute por lo que no podemos determinar de quieacuten es la expresioacuten iquestdel escribano iquestdel que firma Existe por tanto un margen de error que hay que tener en cuenta en la consideracioacuten de la variacioacuten diatoacutepica que se proponiacutea

8 Un extenso apartado del trabajo mencionado (Diez del Corral 2015) se dedica pre-cisamente a ello

9 Algunos de los trabajos recopilatorios de estudios que versan sobre las tradiciones discursivas y que aplican el concepto a corpus muy variados son Oesterreicher Stoll y Wesch (1998) Jacob y Kabatek (2001) Aschenberg y Wilhelm (2003) Jungbluth Kaiser y Lopes (2006) y Kabatek (2008) entre otros

Elena Diez del Corral Areta28

Por lo que respecta a la variacioacuten diafaacutesica en general es difiacutecil la recons-truccioacuten del contexto comunicativo en textos antiguos pues el acceso completo a este es imposible ya que no puede saberse a ciencia cierta coacutemo los hablantes procesaban e interpretaban un enunciado cualquiera No obstante existen fac-tores contextuales que estaacuten al alcance como el laquocotextoraquo o ciertos contextos situacionales que contribuyen al anaacutelisis y que pueden hallarse en los textos mismos o en otro tipo de fuentes metatextuales o histoacuterico- culturales Para ello es uacutetil (y necesario desde nuestro punto de vista) tener en cuenta esos moldes histoacuterico- normativos sociodiscursivos e intertextuales llamados tambieacuten tra-diciones discursivas

Solo asiacute se deja atraacutes la visioacuten monoliacutetica de la gramaacutetica histoacuterica y la idea de que la evolucioacuten de la lengua es un proceso rectiliacuteneo y lineal pues lo que se estudian son textos variados de diferentes eacutepocas y no la evolucioacuten de la lengua como una unidad o ente homogeacuteneo en siacute

En nuestro corpus solo tuvimos en cuenta dos tipos documentales a pesar de que en la documentacioacuten colonial exista una gran abundancia de tipos tex-tuales pero estos se han descrito minuciosamente teniendo en cuenta aspectos diplomaacuteticos y linguumliacutesticos por lo que se antildeaden a otros tipos de documentos ya caracterizados detalladamente como son la real provisioacuten la real ceacutedula y la relacioacuten geograacutefica (veacutease la nota a pie de paacutegina 4)

En cuanto a lo que se refiere a la variacioacuten diastraacutetica esta no puede plan-tearse en la documentacioacuten colonial ya que la mayoriacutea de los textos son ofi-ciales (de caraacutecter juriacutedico- administrativo) y estaacuten escritos por personas con cargos importantes (gubernativos eclesiaacutesticos o militares) que habiacutean reci-bido una formacioacuten y que teniacutean una cultura frente a la mayoriacutea de la poblacioacuten analfabeta que no teniacutea acceso a la escritura En las lsquoinformacionesrsquo se recogen algunas declaraciones de personas que laquodizen no saber firmarraquo pero es el escri-bano quien las consigna con lo que se abririacutea el debate sobre la intervencioacuten del escribano sobre la tergiversacioacuten o no de la informacioacuten sobre la literalidad de lo escrito etc

Para un estudio diacroacutenico adecuado seriacutea recomendable tener en cuenta todas las dimensiones variacionales del habla Solo asiacute podemos descubrir coacutemo se genera y desarrolla el cambio linguumliacutestico dejando atraacutes esa idea de que la lengua es maacutes o menos unitaria y que la uacutenica variacioacuten es diacroacutenica (por la que podemos reconstruir la historia cotejando textos perfectamente fechados y ubicados en el tiempo) Una lengua natural no es un sistema sino un conjunto de sistemas

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 29

5 Recapitulacioacuten y tareas pendientesCon este trabajo hemos pretendido ofrecer unas reflexiones sobre el estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica y sobre coacutemo tenerla en cuenta en la elaboracioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial Para ello hemos comentado coacutemo accedimos a los textos y queacute pautas seguimos para componerlo En concreto nos guiamos por 4 criterios de seleccioacuten archiviacutestico (es decir de queacute archivos iacutebamos a extraer los documentos) poliacutetico- geograacutefico (para tener en cuenta la variacioacuten diatoacutepica) cronoloacutegico (para poder realizar un estudio diacroacutenico) y tipoloacutegico (para poder atender en cierta medida a la variacioacuten diafaacutesica)

Una vez explicitados estos criterios nos hemos detenido en reflexionar sobre la validez de las fuentes detallando las dificultades y limitaciones del corpus realizado Algunas de esas dificultades se pueden solventar o mitigar y en el caso de las limitaciones es necesario conocerlas y sentildealarlas a la comunidad cientiacutefica evitando generalizaciones universales y dando cabida a un margen de error en nuestras investigaciones

En el caso concreto de la documentacioacuten colonial hemos visto coacutemo la variacioacuten diatoacutepica no es en parte laquoestrictaraquo dada la movilidad de los habitan-tes que circulaban con cierta flexibilidad de una audiencia a otra (de un cargo a otrohellip) y por la dificultad de determinar la procedencia de muchos escribanos o autores

En cuanto a la variacioacuten diastraacutetica siacute hemos observado que las restricciones son mayores y que maacutes que una dificultad nos encontramos ante una limi-tacioacuten del corpus dado que las personas que teniacutean acceso a la escritura eran uacutenicamente aquellas formadas frente a una mayoriacutea de poblacioacuten analfabeta

Por uacuteltimo en relacioacuten con la variacioacuten diafaacutesica nos hemos percatado de coacutemo a pesar de la dificultad de reconstruir el contexto en su totalidad y de acceder a coacutemo los hablantes interpretaban los diferentes enunciados tenemos herramientas que nos permiten su estudio como son las tradiciones discursi-vas Es necesario atender a las particularidades de cada texto y de cada tradi-cioacuten textual a la hora de estudiar un fenoacutemeno linguumliacutestico cualquiera Tarea nada faacutecil cuando hemos de enfrentarnos a la documentacioacuten colonial en la cual los tipos textuales no estaacuten tan claramente delimitados y es difiacutecil saber a queacute tradicioacuten discursiva pertenecen

De cualquier manera estos escollos no deben desalentarnos sino todo lo contrario deben animarnos a hacer investigaciones maacutes precisas y a constituir corpus mejor elaborados Con corpus diferenciados que den cuenta de la varia-cioacuten y de la diversidad multidimensional podremos reconstruir grandes liacuteneas evolutivas en la historia de la lengua espantildeola

Elena Diez del Corral Areta30

Esa labor de creacioacuten de corpus es precisamente la que tenemos como tarea pendiente (y que se resaltoacute tambieacuten en el encuentro realizado en la Universidad de Mainz concretamente para el siglo XIX) Hay muy pocos corpus de docu-mentacioacuten americana por el trabajo que implica la constitucioacuten de uno extenso y auacuten maacutes de uno que contemple toda la gama de posibilidades de una lengua

La creacioacuten de infraestructuras de este tipo estaacute poco valorada cientiacutefica-mente pero es un pilar fundamental para poder realizar a posteriori estudios linguumliacutesticos de todo tipo Supone una gran inversioacuten de tiempo pero un gran avance cientiacutefico por lo que es una tarea fundamental y necesaria para el estu-dio del leacutexico para el americanismo y para la historia de la lengua espantildeola Valgan estas reflexiones como toma de conciencia para unir nuestros esfuerzos y constituir uno conjuntamente

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Piero Renato Costa Leoacuten

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los

gentilicios para el Peruacute

Abstract This article aims to discuss the advantages of carrying out a combined approach when addressing the historical study of the Spanish lexicon in the Americas ie to retrieve and carefully combine the data available both in thesauri and textual corpora In this sense by exploring the polysemy of perulero - a and its lexical variation with peruano - a and peruviano - a on the basis of the information obtained via the Nuevo Tesoro Lexicograacutefico de la Lengua Espantildeola (NTLLE) and the Corpus Diacroacute-nico del Espantildeol (CORDE) it is ultimately intended to discuss the role of both type of sources and moreover the one played by additional historical data as well as eventual fortuitous findings

Keywords thesauri corpora demonyms lexical variation polysemy

1 IntroduccioacutenDos asuntos de distinta naturaleza epistemoloacutegica que ndash entre otros tantosndash ata-ntildeen al estudio del espantildeol americano son por un lado la labor de registrar y datar la variacioacuten y la polisemia de su leacutexico y por otro que el investigador de estados de lengua pasados pueda contar con un grupo de fuentes capaces de garantizar niveles miacutenimos de representatividad Maacutes allaacute de las diferencias entre los aspectos maacutes cualitativos del primer asunto mencionado y aquellos de caraacutecter maacutes filoloacutegico- metodoloacutegico de disponibilidad documental del segundo no puede negarse la utilidad que el intereacutes puesto paralelamente en ambas preocupaciones puede brindar al estudio del espantildeol americano (o al menos parcialmente americano) a traveacutes del afaacuten por disponer de un material de consulta apropiado y fiable se puede ahondar en el estudio del leacutexico poliseacute-mico tanto de las Indias como de la Hispanoameacuterica republicana La atencioacuten conjuntamente puesta sobre los dos aspectos deriva por ende en un mayor nuacutemero de instancias confiables desde las cuales afrontar la polisemia El estu-dio del leacutexico y de sus implicaciones semaacutenticas es sin duda tributario enton-ces de un adecuado armado de un corpus representativo que para el caso del

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espantildeol americano ha de resultar luego capaz de dar lugar en el momento de anaacutelisis a lo siguiente

una visioacuten general que explique de queacute manera ndash y en queacute momentondash se van configu-rando las variedades dialectales que existen hoy [y que en alguacuten momento jugaron un rol] en tierras americanas esto es de queacute manera y en queacute momento se producen los procesos de dialectalizacioacuten1 (Ramiacuterez Luengo 2012 394)

Los estudios leacutexico- semaacutenticos y diacroacutenicos del espantildeol americano hallan en este sentido en las problemaacuteticas de la linguumliacutestica de corpus una viacutea en que el debate por la idoneidad de cada uno de los documentos de los que se ha de extraer y contrastar los usos tiene consecuencias tanto con respecto a los datos mismos como en torno de su interpretacioacuten y ndash yendo incluso maacutes allaacutendash en torno de coacutemo se perfila la discusioacuten maacutes panoraacutemica sobre la periodizacioacuten del espantildeol en el continente americano Como parte de estas consideraciones de hecho una dimensioacuten documental que entra en juego en el aacutembito de estas problemaacuteticas es el rol de las fuentes lexicograacuteficas y la subsecuente valoracioacuten de su potencial e idoneidad de cara a la investigacioacuten histoacuterica del espantildeol ame-ricano en particular de su acervo leacutexico En el espiacuteritu de tales observacio-nes la presente contribucioacuten apunta a ahondar sobre la base de un estudio aplicado en el papel que por un lado la informacioacuten lexicograacutefica del pasado puede ofrecer para explorar y rescatar el empleo y la semaacutentica del leacutexico colo-nial y republicano como en los aportes que por el otro tambieacuten puede brindar la indagacioacuten en corpora diacroacutenicos

De esta forma el objetivo que en concreto persigue este artiacuteculo es dar cuenta de la variacioacuten leacutexica y la polisemia desplegadas a lo largo de la historia colonial y parte de aquella poscolonial por las denominaciones gentilicias refe-rentes al Peruacute y como parte del mismo cometido rescatar a traveacutes de la explo-tacioacuten de la informacioacuten lexicograacutefica (a veces solamente detectable a traveacutes de circunstancias fortuitas) variantes leacutexicas que muy posiblemente pasariacutean des-apercibidas en la historia de la lengua de no ser explotadas a partir del miacutenimo indicio Se describiraacute dadas tales finalidades una red de distintos significados

1 Maacutes allaacute de los reparos que indudablemente se puede hacer a la necesidad de insistir en la dialectalizacioacuten del espantildeol en Ameacuterica sobre todo en los periodos ya tardo-coloniales y de albores de las repuacuteblicas (veacutease por ejemplo Huisa Teacutellez en este volumen) se pretende rescatar de la observacioacuten de Ramiacuterez Luengo (2012) el intereacutes por dar con formas para estudiar la gestacioacuten y consolidacioacuten de la variacioacuten en el aacutembito de los propios desarrollos de los espantildeoles americanos sin que necesaria-mente se entienda por ello solo el alejamiento de las hablas peninsulares

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 37

asociados en particular a tres vocablos en funcioacuten principalmente de la infor-macioacuten lexicograacutefica disponible en el Nuevo Tesoro Lexicograacutefico de la Lengua Espantildeola (NTLLE) y posteriormente en el Corpus Diacroacutenico de la Lengua Espantildeola (CORDE) peruano - a perulero - a y peruviano - a Sobre la base de la informacioacuten de la documentacioacuten proporcionada por ambas bases de datos la presente contribucioacuten pretende adentrarse en concordancia con la proble-maacutetica sentildealada ya anteriormente en una breve serie de reflexiones en torno de coacutemo la informacioacuten lexicograacutefica puede combinarse con los hallazgos hechos por la investigacioacuten realizada exclusivamente en corpora y al mismo tiempo valorar maacutes allaacute de los riesgos de su interpretacioacuten los caminos de reconstruc-cioacuten histoacuterico- semaacutentica que la informacioacuten lexicograacutefica en su justa medida nos puede ayudar a construir

2 La polisemia de las denominaciones gentilicias relativas al Peruacute

En el transcurso del devenir de la lengua espantildeola las formas leacutexicas usadas para referirse a los seres o eventos propios o vinculados con un determinado territorio pueden variar semaacutenticamente y desarrollar ndash e incluso lexicalizarndash distintos valores semaacutenticos2 Es asiacute que por ejemplo voces como mayonesa (con un caraacutecter ademaacutes plenamente nominal) pueden trascender de un con-tenido relacional con su topoacutenimo de base (Mahoacuten) para pasar a encerrar un significado distinto o que un gentilicio como canario - a pueda desplazar en una de sus acepciones su referencia toponiacutemica de las Islas Canarias a la pro-vincia uruguaya de Canelones (Morera 2012 117) Puede suscitarse tambieacuten el caso en que diferentes voces puedan acoger el mismo significado Asiacute tanto jie-nense como jaenero - a pueden poseer el mismo valor semaacutentico es decir lsquopro-pio o relacionado con la provincia espantildeola de Jaeacutenrsquo (Garciacutea Gallariacuten 2003 583)

21 Entre ser peruano - a y ser perulero - a

Es justamente este uacuteltimo caso el que se detecta en la laquocontienda leacutexicaraquo entre peruano - a forma gentilicia sobreviviente hasta la actualidad y perulero - a ambos con el valor de lsquopropio o relativo al Peruacutersquo Investigaciones hechas

2 Con el propoacutesito de ahondar en estos aspectos leacutexico- semaacutenticos se sugiere revisar la tipologiacutea de los laquosentidos secundarios de las palabras gentiliciasraquo de Morera y Garciacutea Padroacuten (2013) asiacute como las etapas de lexicalizacioacuten con nuevos valores semaacutenticos de las denominaciones gentilicias que propone Garciacutea Padroacuten (2015 124ndash 127)

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previamente (Costa Leoacuten 2018) han estado dedicadas a explorar sobre todo la polisemia de perulero - a entre el siglo XVI y la primera mitad del XIX pero tambieacuten sobre la base del anaacutelisis cuantitativo de las apariciones de ambas voces en el CORDE en el mismo rango cronoloacutegico el uso contrastado de los empleos estrictamente gentilicios de perulero - a con aquellos gentilicios ndash y antildeadamos aquiacute eventualmente eacutetnicosndash de peruano - a Tal como se pretende sentildealar en la Tabla 1 maacutes allaacute de la mayor preferencia en los distintos rangos temporales de peruano - a por sobre perulero - a la evidencia recogida del corpus en cuestioacuten le permite a la investigacioacuten citada anteriormente sugerir un cierto periodo de coexistencia de ambas voces a lo largo del periodo colonial americano

El estudio contrastado de ambas voces en tanto gentilicios debe entenderse sin embargo no solo a partir de este reporte cuantitativo sino que asimismo hay que tomar en cuenta que en cuanto a perulero - a fue necesario emprender de antemano ademaacutes la evaluacioacuten pormenorizada del significado de cada una de sus concordancias en el CORDE para proceder a determinar sus significa-dos y distinguir por ende entre los valores gentilicios del vocablo y otros que tambieacuten desarrolloacute3 tenemos por un lado lsquoexitoso comerciante colonial que transporta mercanciacuteas diversas entre el Peruacute y la Espantildea peninsularrsquo ndash tal como se atestigua en la Historia general de las Indias (1552) de Francisco Loacutepez de Goacutemara y se expone a continuacioacuten en la cita (1)ndash y por el otro lsquovasija de barro de amplio grosor en el medio mayormente aprovechada para el transporte de

Tab 1 Comparacioacuten de tokens disponibles en el CORDE para perulero - a ndash solo sus significados gentiliciosndash y peruano - a (los nuacutemeros entre pareacutentesis indican la cantidad de textos diferentes en que aparecen las concordancias)

perulero - a (como gentilicio)

peruano - a Total

Siglo XVI - 3 (3) 3 (3)Siglo XVII Primera mitad 1 20 (9) 21 (10)

Segunda mitad 3 (3) 191 (6) 194 (9)Siglo XVIII Primera mitad 1 50 (10) 51 (11)

Segunda mitad 17 (5) 94 (16) 111 (19)Siglo XIX ndash Primera mitad 2 (2) 94 (34) 96 (36)

Total 24 (12) 448 (76) 476 (88)

3 Con la evidente finalidad de encarar solamente la comparacioacuten entre sus valores gentilicios con los precisamente gentilicios de peruano - a

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liacutequidosrsquo ndash ilustrado por su parte en la cita (2) con un ejemplo extraiacutedo de la Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada (1573ndash 1581) de Fray Pedro de Aguadondash 4

(1) Partioacute pues Blasco Nuacutentildeez con la Audiencia y llegoacute al Nombre de Dios a diez de enero de mil y quinientos y quarenta y quatro Halloacute alliacute a Christoacuteval de Barrien-tos y otros peruleros de partida para Espantildea con buena cantidad de oro y plata y requirioacute a los alcaldes embaraccedilassen aquel oro hasta que se averiguasse de queacute lo llevaban [hellip]

(2) En esta resfriega dieron estos barbaros vn flechazo a vna muyer sevillana que en esta jornada yva con su marido que era portugues llamado Juan Gonccedilalez natu-ral de Mertula La flecha le dio por la garganta y llevava yerva ponccedilontildeosa y ansi murio luego rabiando Tomaron los yndios a los espantildeoles vna botija perulera llena de poluora que les hizo harta falta y otras muchas petacas y puercos y con todo se quedaron

Hay por tanto una dimensioacuten cualitativa del manejo de la informacioacuten pro-porcionada por el corpus que en lo que al marco de esta contribucioacuten atantildee depende no solo del enfrentamiento contextualizado ante los usos para su pos-terior cuantificacioacuten sino tambieacuten del fundamental apoyo lexicograacutefico puesto que la investigacioacuten mencionada tambieacuten involucroacute una faceta lexicograacutefica en concreto acudiendo a descripciones de los diccionarios disponibles en el NTLLE publicados hasta la primera mitad del siglo XIX se puede dejar cons-tancia de su innegable aporte en una primera etapa de cara al ulterior escruti-nio cualitativo concerniente a la polisemia general de perulero - a aporte que se presenta a grandes rasgos en la Tabla 2

Sobre la base de la interpretacioacuten de las definiciones lexicograacuteficas obtenidas en el NTLLE y agrupadas en una red de acepciones tiacutepicas de una constelacioacuten poliseacutemica5ndash se procedioacute al posterior y aquiacute ya mencionado anaacutelisis de las ins-tancias de perulero - a obtenidas en el CORDE mostradas de forma resumida en la Tabla 2 La exploracioacuten inicial de los diversos contenidos semaacutenticos de una voz poliseacutemica pueden encararse entonces partiendo del anaacutelisis de lo que sentildealan los lexicoacutegrafos en sus obras y en consecuencia el rastreo en los corpora puede entenderse como un recurso complementario (y muy posible-mente no solo complementario) para validar las hipoacutetesis esbozadas tras una primera fase respecto de la polisemia del leacutexico americano (o en todo caso

4 Ambos ejemplos textuales han sido extraiacutedos del CORDE 5 Se toma en cuenta en este sentido la concepcioacuten de que laquola polisemia debe ser enten-

dida [hellip] como una cadena o red de sentidosraquo (Blank 2003 272 traduccioacuten propia)

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de referencia americana6) Hay que tomar en cuenta empero que tal como se pretendioacute llevar a cabo en Costa Leoacuten (2018) la configuracioacuten poliseacutemica arro-jada por el examen de los materiales lexicograacuteficos alojados en un tesoro como el del NTLLE no puede tomarse como un reflejo plenamente fiel de la realidad linguumliacutestica son solo un punto de inicio de la investigacioacuten y se necesita com-plementar maacutes bien tales hallazgos con el respectivo anaacutelisis de instancias de uso en un corpus que resulte ademaacutes representativo de los estados de lengua y las preferencias diatoacutepicas sometidos a observacioacuten7 Solo de esta forma la exploracioacuten puede depurar vicios analiacuteticos impresos por los lexicoacutegrafos de las

Tab 2 Clasificacioacuten de las concordancias de perulero - a halladas en el CORDE por significado y distribucioacuten cronoloacutegica (los nuacutemeros entre pareacutentesis indican la cantidad de textos diferentes en que aparecen las respectivas concordancias)

Significado

lsquotransportista de mercanciacuteas entre Espantildea

y Peruacutersquo

gentiliciolsquovasija de

barro para liacutequidosrsquo

Total

Siglo XVI 18 (10) - 1 19 (11)Siglo XVII Primera mitad 75 (39) 1 10 (8) 86 (47)

Segunda mitad 7 (5) 3 (3) 5 (3) 15 (9)Siglo XVIII

Primera mitad 3 (2) 1 - 4 (2)Segunda mitad 9 (3) 17 (5) 1 27 (6)

Siglo XIX ndash Primera mitad - 2 (2) - 2 (2)Total 112 (59) 24 (11) 17 (13) 153 (77)

6 Se hace aquiacute esta aclaracioacuten en vista de que tal como se sugiere en Costa Leoacuten (2018 90) el origen geograacutefico de perulero - a pareciera ser en el siglo XVI penin-sular no endoacutegeno (es decir no necesariamente surgido en praacutecticas discursivas peruanas) puesto que se encuentra inicialmente en documentos escritos en terri-torios peninsulares y tambieacuten novohispanos -siempre no obstante producidos por autores peninsularesndash

7 Resulta necesario recordar de todos modos que laquose debe confiar en el caraacutecter de representatividad del corpusraquo (Torruella Casantildeas 2017 35) por maacutes que tal como advierte Parodi (2008) laquoes imposible recolectar un corpus que abarque toda una lengua [hellip] De este modo se debe siempre tener presente que un corpus es soacutelo una coleccioacuten finita de un universo infinitoraquo (105) Por tanto laquoaunque [hellip] limitado [un corpus] no puede dejar de ser un fiel reflejo de la lengua que quiere representar [hellip] los tipos de documentos que lo constituyan deben siempre que sea posible guardar entre siacute y en todo momento unas proporciones que reflejen el conjunto del estado o del nivel de lengua representadoraquo (Torruella Casantildeas 2017 36)

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distintas obras consultadas y pasar en consecuencia a una caracterizacioacuten maacutes fidedigna de las praacutecticas verbales en los que pudo haber discurrido la polise-mia de una determinada voz

Retomando aquiacute un punto ya sugerido en el paacuterrafo precedente hay que tomar en cuenta ademaacutes que los condicionamientos ideoloacutegicos y analiacuteticos que pueden afectar la labor de todo lexicoacutegrafo8 pueden ensombrecer en mayor o menor medida la interpretacioacuten semaacutentica de cada palabra Una consecuen-cia de ello puede ser el toparse en medio de la investigacioacuten con una red de acepciones mayor o menor de la que a fin de cuentas puede proporcionar un estudio apoyado en la exploracioacuten complementaria de material textual de diversa iacutendole disponible en los corpora La consideracioacuten de las implicaciones de los condicionamientos ideoloacutegicos de por ejemplo los diccionarios y demaacutes obras lexicograacuteficas americanas con respecto al estudio del espantildeol americano ha sido ya advertida por autores como Huisa Teacutellez (2019) quien concretamente con respecto al Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) de Juan de Arona invita a laquodudar de que Arona sea una fuente importante para los estudios actuales del contacto linguumliacutestico entre el espantildeol y las lenguas indiacute-genas en Ameacuterica y de las influencias mutuas a menos que [hellip] se estudien las ideologiacuteas linguumliacutesticas sobre tal contactoraquo (284) Las dimensiones ideoloacutegicas pueden por tanto limitar o incluso anular la posibilidad de estudiar ciertas realidades linguumliacutesticas ndash entre ellas y pensando en el principal punto de intereacutes del presente artiacuteculo las leacutexico- semaacutenticasndash sobre todo cuando dificultan el acceso a un panorama representativo de los usos linguumliacutesticos que le interesan a un determinado investigador

Profundizando ahora bien en las descripciones que por interpretacioacuten particular de los lexicoacutegrafos se puede hallar en el estudio lexicograacutefico- diacroacutenico no hay que perder de vista de todas formas el eacutenfasis en asuntos culturalmente importantes en una determinada sociedad en cierto momento y que los lexicoacutegrafos terminan por fijar en una acepcioacuten propia en el dicciona-rio sin que necesariamente la pesquisa en corpora permita confirmarla como plenamente separada de las demaacutes Esta situacioacuten puede verse de hecho con respecto a perulero - a cuando se constata que por maacutes que en el Diccionario de

8 Desde un punto de vista criacutetico e ideoloacutegico no puede perderse de vista en este sentido que como producto del trabajo humano en el aacutembito lexicograacutefico en la definicioacuten lexicograacutefica y otras partes de la microestructura se pueden laquoantildeadir [hellip] connotaciones negativas o positivas que no son generales o comunes a los hablantes de la lenguaraquo (Gutieacuterrez Cuadrado 2011 51)

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Autoridades (en su tomo de 1737) y las primeras tres ediciones del Diccionario de la lengua espantildeola de la Real Academia Espantildeola (es decir las de 1780 1783 y 1791) la primera acepcioacuten es la de laquoadj que se aplica agrave la moneacuteda fabricada en el Peruacuteraquo9 hay indicios provenientes tanto de la consulta en el CORDE como del anaacutelisis semaacutentico elaborado por Costa Leoacuten (2018) que hacen difiacutecil pen-sar en que una moneda llamada perulera deacute cuenta de un empleo diferenciado de aquel de perulero - a como denominacioacuten gentilicia La buacutesqueda realizada en el CORDE no ha permitido dar maacutes que con dos empleos en que se habla de monedas peruleras empleos en los que dicho sea de paso perulero - a no exhibe un valor distinto del considerado en general como gentilicio Veacutease a modo de ejemplo el siguiente fragmento extraiacutedo del CORDE de las Memo-rias de Raimundo de Lantery mercader de Indias en Caacutediz 1673ndash 1700 (1706) escritas por el mismo Lantery

(3) No obstante en Granada sentenciaron pagar muchas partidas a pesos antiguos [hellip] y los pesos sevillanos antiguos mexicanos y peruleros o columnarios los pusieron a 15 Reales de Velloacuten o 10 de plata de esa moneda nueva con nombres de escudos como corren aun hoy y los doblones de peso a 60 Reales Velloacuten y 40 Rea-les de plata de esa moneda nueva como vale hoy diacutea que escribo esto que somos al antildeo de 1706

La referencia hecha en la misma cadena sintagmaacutetica a pesos sevillanos mexi-canos y peruleros parece reflejar en peruleros un valor meramente gentilicio el valor numismaacutetico se reserva maacutes bien a pesos ademaacutes de que en el contexto del fragmento hay otras referencias leacutexicas a monedas y tipos de estas como los reales

Es posible pensar de hecho en la situacioacuten de que el significado tenido en mente por los lexicoacutegrafos encargados de tal acepcioacuten en los diccionarios aca-deacutemicos (o al menos en todo caso en el Diccionario de Autoridades en tanto obra pionera en presentar tal acepcioacuten) sea aquella gentilicia el eacutenfasis puesto sin embargo en la moneda como elemento representativo de la proveniencia peruana podriacutea explicarse en funcioacuten de los teacuterminos culturales que de forma particular podriacutean haber impactado en la historia colonial y en general del mundo hispaacutenico hasta llegar al punto de asignarle iconicidad a cierto grupo de monedas Resulta crucial para ahondar en la pesquisa leacutexica echar mano tambieacuten de otro tipo de fuentes En este sentido la informacioacuten histoacuterico- econoacutemica brindada por Jovel y Jovel (2004) nos permite tener en cuenta que el descubrimiento de monedas producidas en el Virreinato del Peruacute (maacutes

9 La acentuacioacuten en este caso es la disponible en el Diccionario de Autoridades

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concretamente en Potosiacute) carentes de la medida y el peso oficialmente estableci-dos por la corona espantildeola impactoacute en la economiacutea colonial sobre todo hacia la deacutecada de 1640 Estas monedas laquodefectuosasraquo pasaron a ser llamadas monedas peruleras y en vista de su existencia y sus consecuencias perjudiciales para el sistema numismaacutetico hispaacutenico la proliferacioacuten de las mismas condujo a pos-teriori a la implementacioacuten de una serie de medidas que frenaran la posterior acuntildeacioacuten de monedas igualmente fallidas

La incorporacioacuten de la dimensioacuten numismaacutetica en asociacioacuten con el gen-tilicio parece no tener mayor justificacioacuten semaacutentica a pesar del valor his-toriograacutefico que indudablemente tiene para entender al menos en parte las circunstancias ideoloacutegicas que condujeron a su inclusioacuten en el diccionario este es el diagnoacutestico que la exploracioacuten del CORDE nos lleva a sugerir10 Hay que considerar por tanto que ciertas posturas ideoloacutegicas y analiacuteticas en los diccio-narios consultables en un tesoro lexicograacutefico pueden ocultar o sobregenerar acepciones que la posterior investigacioacuten en corpora va a finalmente conducir a descartar o confirmar Aun asiacute sin embargo en los casos en que la inda-gacioacuten en estas uacuteltimas bases de datos contribuya a desmontar falsos valores poliseacutemicos los condicionamientos detectados han de ofrecer de todos modos informacioacuten cultural sin lugar a dudas interesante sobre un sinfiacuten de aspectos sociales y cognitivos que han determinado el devenir de la academia y en gene-ral de parte de una comunidad Hay que diferenciar por tanto al menos las veces en que resulte posible la informacioacuten estrictamente linguumliacutestica de aquella maacutes externa de caraacutecter cultural maacutes laquomacroraquo sin que esta distincioacuten signifi-que el desmedro de la uacuteltima dimensioacuten se trata esencialmente de compren-der solamente que no siempre ha de ser material uacutetil para la reconstruccioacuten histoacuterica de la polisemia

2 La reducida visibilidad de peruviano - aUn distinto tipo de aprovechamiento que se puede obtener de la informacioacuten lexicograacutefica de cara al estudio diacroacutenico del leacutexico tanto poliseacutemico como en variacioacuten en laquocontiendaraquo por tomar los mismos significados es la posibilidad de acceder a formas leacutexicas que de otra forma corren maacutes riesgo de escapar del control del investigador y por tanto de su utilizacioacuten en posteriores fases de anaacutelisis Se hace necesario sentildealar aquiacute por consiguiente que la investigacioacuten

10 No puede descartarse de todos modos que se corre siempre el riesgo de que en el propio anaacutelisis nos afecte otra serie de condicionamientos socioculturales maacutes propios de nuestro contexto

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realizada en torno de las denominaciones gentilicias alusivas al Peruacute nos ha permitido toparnos en el NTLLE con el lema de peruviano - a en la misma columna en que por lo general aparecen peruano - a y perulero - a El hallazgo de peruviano - a por tanto en el acervo lexicograacutefico acadeacutemico se debe aquiacute a un caso de serendipia aun asiacute el encuentro con dicha forma leacutexica indudable-mente permite expandir el margen de alcance de los estudios en torno del leacutexico poblacional11 peruano

Tal serendipia por tanto ha de entenderse como una posibilidad siempre contemplable en la indagacioacuten de una red de voces y sus muacuteltiples significados Ante esta situacioacuten sin embargo toda vez que la exploracioacuten lleve al investiga-dor hacia el hallazgo de nuevos datos debe desplegarse en seguida una pesquisa combinada tanto en tesoros lexicograacuteficos como en corpora textuales de las formas leacutexicas encontradas En esta toacutenica vale la pena traer a colacioacuten aquiacute que tras habernos topado con peruviano - a en el NTLLE emprendimos el ras-treo del vocablo en cuestioacuten en tanto lema de buacutesqueda en el referido tesoro acadeacutemico para luego buscarlo a partir de los valores semaacutenticos disponibles en las descripciones lexicograacuteficas en el CORDE ya sea individualmente como en combinacioacuten con otras unidades linguumliacutesticas El encuentro de la voz puede ser entonces fortuito y no planificado pero el aprovechamiento a posteriori de dicha informacioacuten siacute puede ser maacutes bien conducido de manera ordenada y sistemaacutetica

De esta forma y en el aacutembito de un rastreo realizado tanto en el CORDE como en el NTLLE resulta oportuno examinar y reportar la presencia de peru-viano - a en un rango temporal muy similar al explorado para perulero - a y peruano - a en Costa Leoacuten (2018) se ha tomado igualmente el siglo XVI como punto de partida pero en vez de realizar la pesquisa solo hasta la primera mitad del siglo XIX se ha optado por considerar la totalidad de este uacuteltimo Se tiene entonces que desde una perspectiva lexicograacutefica abordada a partir de la consulta del NTLLE peruviano - a aparece por primera vez en la documenta-cioacuten lexicograacutefica en 1846 concretamente en el Nuevo diccionario de la lengua castellana de Vicente Salvaacute En esta fuente se lee al interior de la entrada de Peruviano la siguiente unidad fraseoloacutegica

11 La eleccioacuten terminoloacutegica de leacutexico poblacional responde aquiacute a la necesidad de agrupar en un solo aacutembito leacutexico a los gentilicios y etnoacutenimos dada su recurrente resemantizacioacuten en distintas circunstancias histoacutericas en una u otra direccioacuten (es decir hacia identidades mayormente geograacuteficas o eacutetnico- culturales) Veacutease Costa Leoacuten (2021 120ndash 121) para ahondar en la problemaacutetica al respecto

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(4) Peruviano (baacutelsamo) m Aceite balsaacutemico muy apreciado que se recibe del Peruacute

A primera vista no parece dar cuenta el referido diccionario de un valor estric-tamente gentilicio aplicable a cualquier ser entidad o evento sino maacutes bien de un sentido esencialmente asociado con un tipo de aceite especiacutefico precisa-mente de proveniencia peruana Esta observacioacuten no deja de lado sin embargo la posibilidad de entrever en el anaacutelisis composicional de la unidad fraseoloacute-gica baacutelsamo peruviano que el contenido semaacutentico de peruviano por maacutes que quizaacute haya podido tener un uso preferente en relacioacuten con baacutelsamo por encima de otros objetos o seres12 es justamente el de lsquoproveniencia peruanarsquo No deja de ser imaginable de todos modos que por las propiedades de dicho baacutelsamo la voz peruviano - a haya desarrollado en virtud de tal combinatoria un conte-nido no solo estrictamente geograacutefico (y que trascienda en definitiva el matiz puramente gentilicio) pero ante la dificultad de poder confirmar dicha hipoacute-tesis resulta cuando menos cauto y saludable asumir la posibilidad de que peruviano solo posea un valor gentilicio a pesar de que Salvaacute de acuerdo con el anaacutelisis aquiacute efectuado parece no contemplar tal significado

Sobre la base de estas consideraciones vale la pena volver a traer a colacioacuten lo sentildealado en la seccioacuten anterior con respecto a las descripciones lexicograacuteficas de las monedas peruleras y contemplar en la misma temaacutetica el caso de que maacutes que revelar una acepcioacuten diferenciada para perulero - a la informacioacuten de los diccionarios acadeacutemicos haya dado cuenta sobre todo de una colocacioacuten frecuente en un cierto momento histoacuterico y como producto de determinadas circunstancias sociales Regresando sin embargo a lo que atantildee a peruviano - a resulta necesario reportar ademaacutes que su registro lexicograacutefico trasciende la obra de Salvaacute ndash por maacutes que quepa la posibilidad de que otros lexicoacutegrafos la hayan tomado como un calco de la obra de este uacuteltimondash y que se incluye de todos modos en posteriores documentos tambieacuten disponibles en el NTLLE Es posible en este sentido que la colocacioacuten baacutelsamo peruviano haya sido con-siderada auacuten relevante en el saber linguumliacutestico (sea ya en teacuterminos sincroacutenicos o diacroacutenicos) al punto de llegar a ser incorporada en posteriores repertorios lexicograacuteficos el segundo tomo del Diccionario enciclopeacutedico de la lengua espa-ntildeola (1855) de Gaspar y Roig (5) y el suplemento de 1869 del Diccionario Nacio-nal de Ramoacuten Joaquiacuten Domiacutenguez (6)

12 Quizaacute en vista de que precisamente una colocacioacuten (leacutexica) es entendida tal como establecen Granger y Paquot (2008 45) como una frase formada por dos lexemas sobre la base de un patroacuten sintaacutectico especiacutefico y determinada por usos preferentes entre los hablantes en sus dinaacutemicas comunicativas

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(5) Peruviano adj y adj s PERUANO =Bot BAacuteLSAMO PERUVIANO BAacuteLSAMO PERUVIANO V BAacuteLSAMO

(6) PURUVIANO [sic] (Baacutelsamo) sm Aceite balsaacutemico muy apreciado que se recibe del Peruacute

Parece haber por ende una perpetuacioacuten en parte de la lexicografiacutea espantildeola del siglo XIX de la unidad fraseoloacutegica baacutelsamo peruviano en la cual el genti-licio en cuestioacuten se uniriacutea preferentemente con el sustantivo baacutelsamo Hay que rescatar tambieacuten sin embargo que en el rastreo lexicograacutefico efectuado hay registros posteriores al de Salvaacute algunas veces igualmente posteriores y otras tantas contemporaacuteneos al trabajo de Domiacutenguez y el de Gaspar y Roig que siacute describen la voz peruviano - a como equivalente de peruano - a (y el sentido gentilicio de perulero - a) Se tiene ademaacutes de la primera acepcioacuten para peru-viano - a ya evidenciada en el ejemplo (5) los registros de este vocablo con una remisioacuten en las ediciones de 1852 a 1899 del acadeacutemico del Diccionario de la lengua espantildeola a las entradas de perulero - a (en 1852) y a peruano - a (en las ediciones de 1869 1884 y 1899) Hay que agregar asimismo a esta lista el artiacute-culo de peruviano - a del mismiacutesimo Diccionario Nacional (1853) de Domiacuten-guez (7) y el Diccionario enciclopeacutedico de la lengua castellana (1895) de Eliacuteas Zerolo (8) en el que ademaacutes se aclara que es una voz ya en desuso

(7) Peruviano na V Peruano y Perulero (8) PERUVIANO NA adj PERUANO Apl aacute pers uacute t c s Hoy no se usa

Tratando de reconstruir entonces la configuracioacuten semaacutentica de peruviano - a a partir de su documentacioacuten lexicograacutefica pasada disponible en el NTLLE nos atrevemos a observar aquiacute que esta voz posiblemente tuvo tan solo el signi-ficado gentilicio que previamente se ha visto para peruano - a y tambieacuten dentro de la red poliseacutemica de perulero - a y que las referencias al baacutelsamo perulero podriacutean maacutes bien revelar una colocacioacuten frecuente de dicho adjetivo13 El

13 La profundizacioacuten en los recursos lexicograacuteficos dispuestos en el NTLLE tambieacuten nos ha permitido acceder a la siguiente definicioacuten en el primer tomo del diccionario de Gaspar y Roig (1855)

(9) BAacuteLSAMO PERUANO lo produce el mirospermo peruiacutefero aacuterbol de la misma familia y paiacutes que el anterior [baacutelsamo de toluacute] Dos especies se encuentran en el comercio el blanco y el negro el primero fluye espontaacuteneamente de las incisiones hechas al aacuterbol y es liacutequido espesa de olor suave color amarillo y sabor amargo se vuelve rojizo y soacutelido con el tiempo y se usa en Medicina como toacutenico y esti-mulante El segundo se obtiene por la decoccioacuten de las ramas y otras partes del

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 47

trabajo llevado a cabo con el ya referido material lexicograacutefico provisto por la Real Academia Espantildeola siacute pareciera revelar un valor gentilicio de peruviano - a y la interpretacioacuten de los materiales consultados ademaacutes permitiriacutea suponer una combinatoria sintagmaacutetica poco libre (al menos en el siglo XIX) y mayor-mente ligada a la base nominal baacutelsamo

La fase concerniente por su parte a la buacutesqueda en el CORDE arrojoacute tan solo ocho ocurrencias de peruviano - a hasta finales del siglo XIX dos de ellas en las Tradiciones Peruanas (1874ndash 1875) de Ricardo Palma y el resto en tex-tos espantildeoles escritos desde finales del siglo XVIII Pese al reducido nuacutemero de concordancias recuperadas sobresale la constatacioacuten de que dos de ellas corresponden a laquobaacutelsamo(s) peruviano(s)raquo La buacutesqueda en el CORDE luego de aquella en el NTLLE de forma similar a como se condujo la investigacioacuten de Costa Leoacuten (2018) para perulero - a reportada en el acaacutepite precedente permite fortalecer las observaciones de que como parte del anaacutelisis semaacutentico la labor investigativa ha de realizarse en al menos un corpus sobre la base de la informa-cioacuten a la que se accede gracias al tesoro lexicograacutefico

Asiacute en este caso concreto de peruviano - a no puede descartarse una ten-dencia a emplear el vocablo en colocacioacuten junto con baacutelsamo pero tampoco que el significado de peruviano - a no sea maacutes que aquel gentilicio A este uacuteltimo respecto creemos igualmente pertinente agregar que en pro de la posibilidad de entrever en la permutabilidad paradigmaacutetica de peruano - a y peruviano - a al interior de la unidad fraseoloacutegica encabezada por baacutelsamo una de las con-cordancias arrojadas por el CORDE para peruano - a atestigua la combinacioacuten laquobaacutelsamo peruanoraquo Se tiene por lo tanto en la Historia del reino de Quito en la Ameacuterica Meridional (1789) del local Juan de Velasco el siguiente fragmento

(10) El valle del Yunguilla maacutes abajo de Giroacuten es de clima caliente seco y muy sano y se halla lleno de ingenios de azuacutecar de grana silvestre que es pasto de las bes-tias y en su cercaniacutea de San Pedro tiene tambieacuten el baacutelsamo peruano llamado alliacute chaquino

aacuterbol es negruzco de consistencia de melaza menos oloroso que el anterior y estaacute adulterado con frecuencia

Se puede suponer en consecuencia la variacioacuten entre baacutelsamo peruano y baacutelsamo peruviano y por tanto contribuir a la hipoacutetesis del uso gentilicio de peruviano - a como similar ndash si nos basamos en la permutacioacutenndash al de peruano - a en el mismo sintagma

Piero Renato Costa Leoacuten48

3 Algunas observaciones de cierreEs necesario partir en este uacuteltimo acaacutepite sosteniendo que no basta con histo-riar el devenir de la lengua y sus contenidos semaacutenticos desde la informacioacuten lexicograacutefica puesto que es un tipo de informacioacuten que no ha respondido en muchas circunstancias histoacutericas a criterios exclusivamente descriptivos14 ni se halla exenta ndash como cualquier evaluacioacuten metalinguumliacutesticandash de eventuales yerros analiacuteticos Es necesario por tanto entender que la informacioacuten alojada en los repositorios lexicograacuteficos puede ofrecer contenido valioso en pos de la recons-truccioacuten histoacuterica de la polisemia de los vocablos tal como se ha pretendido demostrar en las paacuteginas precedentes pero tambieacuten que la informacioacuten obte-nida de los diccionarios puede en determinadas ocasiones opacar y en otras tantas sobredimensionar matices semaacutenticos dificultando asiacute la investigacioacuten en torno de la condicioacuten poliseacutemica de una voz

Es justamente por esta razoacuten por la que la pesquisa leacutexico- semaacutentica a partir de las posibles trayectorias poliseacutemicas esbozadas desde la averiguacioacuten hecha en los tesoros lexicograacuteficos ofrece una o maacutes viacuteas de investigacioacuten que a fin de cuentas han de complementarse preferentemente con lo que la consulta en corpora puede ofrecer por su parte Es esta segunda fase evidentemente ins-pirada tal como se acaba de sentildealar por los indicios inicialmente esbozados por la informacioacuten recogida en la fase inicial de exploracioacuten lexicograacutefica la que va a permitir confirmar o en todo caso poner en duda las redes poliseacute-micas trazadas luego del examen estrictamente lexicograacutefico Hemos visto asiacute por ejemplo coacutemo la acepcioacuten que en algunos diccionarios acadeacutemicos se reserva al interior del artiacuteculo de perulero - a a la moneda fabricada en el Peruacute no encuentra mayor resonancia como una acepcioacuten distinta ni en las instancias disponibles en la buacutesqueda por concordancias en el CORDE ni en el anaacutelisis semaacutentico efectuado en Costa Leoacuten (2018) Y el mismo reparo por su cuenta

14 Y hay que tomar en cuenta ademaacutes que un pilar de la lexicografiacutea ya contemporaacute-nea ndash en arenas maacutes cercanas a los intereses de la lexicografiacutea proactiva que concibe Rodriacuteguez Barcia (2016 67)ndash es que en pro de un afaacuten precisamente descriptivo aunque laquo[e] l uso linguumliacutestico es portador de ideologiacutea [hellip] el lexicoacutegrafo debe descri-birlo como lo percibe aunque tiene todo el derecho de advertir o anotar lo que juzgue oportunoraquo (Gutieacuterrez Cuadrado 2011 57) Asiacute resulta apropiado en la lexicografiacutea maacutes reciente laquoponer de manifiesto estos significados por ofensivos que parezcan o por mucho que denigren a alguacuten colectivo [hellip] pero tambieacuten pensamos que debe hacerlo corteacutesmente sin antildeadir comentarios expresiones o teacuterminos innecesaria-mente vejatoriosraquo (Camacho Barreiro 2009 36)

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 49

puede sentildealarse para el uso peruviano - a en relacioacuten con un baacutelsamo tal como se ha pretendido aportar a modo de novedad en esta contribucioacuten

No parecieran ser asiacute por lo tanto maacutes que posibles sobredimensionamien-tos producto de condicionamientos culturales que han de estudiarse en el marco de los debidos contextos histoacutericos y sociocognitivos de los lexicoacutegrafos a cargo de los materiales a disposicioacuten de la investigacioacuten No basta entonces la informacioacuten que se desprende de los artiacuteculos del diccionario (sobre todo a la luz del contraste con el examen del corpus y posteriores consideraciones semaacuten-ticas como aquellas desplegadas en esta contribucioacuten) para darles a tales des-cripciones un estatus diferenciado como una acepcioacuten distinta Esto no quita no obstante que el contenido de las definiciones resulte de intereacutes de todos modos para pesquisas de caraacutecter maacutes historiograacutefico y cultural en vista de la atencioacuten puesta en los aspectos de cariz extralinguumliacutestico disponible en los materiales lexicograacuteficos No hay que perder de vista ademaacutes que tal como se ha sugerido en las paacuteginas precedentes para moneda perulera y baacutelsamo peru-viano estemos quizaacute ante combinaciones fraseoloacutegicas recurrentes en deter-minadas circunstancias comunicativas y que dichas combinaciones se hayan visto evidentemente impulsadas en el marco de ciertos paradigmas y praacutecticas culturales

Hay que considerar por tanto la informacioacuten lexicograacutefica como un punto de partida para la investigacioacuten del leacutexico poliseacutemico y de variacioacuten leacutexica pero al mismo tiempo entender que tal tipo de exploracioacuten idealmente debe combinarse con la averiguacioacuten a la que nos da acceso la consulta en corpora debidamente representativos de los estados de lengua a estudiar15 El estudio histoacuterico del leacutexico y la polisemia hispanoamericanos en siacutentesis no deberiacutea

15 Y entender ademaacutes la importancia de contar en cada ocasioacuten laquocon un corpus lo suficientemente amplio y lo suficientemente variado ndash diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesicamentendash como para representar con cierta fiabilidad la situacioacuten leacutexica del pasado y reflejar asiacute la realidad (cualquier cosa que eso sea) de este nivel linguumliacutestico en la eacutepoca seleccionadaraquo (Ramiacuterez Luengo 2017 615) laquoEs a partir de la localizacioacuten y cuantificacioacuten de los diferentes datos recogidos en cada uno de los diversos aparta-dos de estos tres ejes [diatoacutepico diastraacutetico y diafaacutesico apenas recieacuten mencionados] que se podraacute empezar a desarrollar la teoriacutea que se quiera estudiar y a establecer conclusiones respecto de la evolucioacuten temporal [hellip] o de la situacioacuten geograacutefica de los elementos linguumliacutesticos que se deseen investigarraquo (Torruella Casantildeas 2017 67) La incidencia en la consideracioacuten de tales ejes para el estudio diacroacutenico del espantildeol americano (asiacute como tambieacuten de aquel no americano) permite aproximarse asiacute en definitiva a instancias de uso maacutes representativas de cada estado de lengua y dinaacute-mica comunicativa

Piero Renato Costa Leoacuten50

descartar el impulso de inspiracioacuten al que nos arrojan las acepciones suge-ridas por los artiacuteculos lexicograacuteficos Sin quedarse solo en ello y en vista de la necesidad de aprovechar todo material disponible (en su justa y respectiva medida) es momento de servirse tanto de las evidencias de uso como tambieacuten de las aproximaciones metalinguumliacutesticas que nos anteceden y que debidamente asumidas podemos poner a nuestra disposicioacuten en pro de fortalecer los pro-pios hallazgos e hipoacutetesis

BibliografiacuteaBlank Andreas (2003) laquoPolysemy in the lexicon and in discourseraquo En Nerlich

Brigitte et al (eds) Polysemy Flexible Patterns of Meaning in Mind and Lan-guage Berliacuten Mouton de Gruyter 267ndash 293

Camacho Barreiro Aurora M (2009) laquoDe Coacutemo los Diccionarios reflejan la Sexualidad y otros Conceptos Afinesraquo Revista Sexologiacutea y Sociedad 15 40 31ndash 39

Costa Leoacuten Piero Renato (2021) laquoLa terminologiacutea poblacional en la Hispa-noameacuterica colonial Aproximacioacuten metodoloacutegica para la conformacioacuten de un corpus histoacutericoraquo En de Beni Matteo y Dunia Hourani Martiacuten (eds) Corpus y estudio diacroacutenico del discurso especializado en espantildeol Ber-liacuten Peter Lang 115ndash 138

Costa Leoacuten Piero Renato (2018) La polisemia de perulero un rastreo diacroacute-nico de una voz castellana entre los siglos XVI y XIX Tesis de Magiacutester en Linguumliacutestica Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute

Garciacutea Gallariacuten Consuelo (2003) laquoLos gentilicios en la historia del espantildeolraquo En Giroacuten Alconchel Joseacute Luis et al (eds) Estudios ofrecidos al profesor Joseacute Jesuacutes de Bustos Tovar Dos voluacutemenes Madrid Editorial Complutense 579ndash 599

Garciacutea Padroacuten Dolores (2015) laquoLa lexicalizacioacuten de los gentilicios en espantildeolraquo En Morera Marcial (coord) El gentilicio en espantildeol aspectos teoacutericos y praacutec-ticos Madrid Arco Libros 97ndash 135

Gaspar y Roig (1855) Diccionario enciclopeacutedico de la lengua espantildeola con todas las vozes frases refranes y locuciones usadas en Espantildea y las Ameacutericas espantildeolas en el lenguaje comuacuten antiguo y moderno las de ciencias artes y oficios las notables de historia biografiacutea mitologiacutea y geografiacutea universal y todas las particularidades de las provincias espantildeolas y americanas Tomo II Madrid Imprenta y libreriacutea de Gaspar y Roig

Granger Sylviane y Magali Paquot (2008) laquoDisentangling the phraseological webraquo En Granger Sylviane y Fanny Meunier (eds) Phraseology an interdis-ciplinary perspective Aacutemsterdam Filadelfia John Benjamins 27ndash 49

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 51

Gutieacuterrez Cuadrado Juan (2011) laquoIdeologiacutea y lexicografiacutearaquo En San Vicente Feacutelix Cecilio Garriga y Hugo E Lombardi (coords) Ideolex Estudios de lexicografiacutea e ideologiacutea Monza Polimetrica 25ndash 66

Huisa Teacutellez Joseacute Carlos (2019) laquoLa lexicografiacutea hispanoamericana decimo-noacutenica como corpus para el estudio del leacutexico americano el caso de Juan de Aronaraquo En Andrade Ciudad Luis Aacutelvaro Ezcurra Rivero y Carlos Garatea Grau (eds) Leacutexico y contacto de lenguas en los Andes Berliacuten Lima Peter Lang Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute 277ndash 292

Jovel Francisco y Roberto Jovel (2004) laquoLos efectos del ldquoGran Escaacutendalordquo de Potosiacute en Espantildearaquo Cuadernos de Numismaacutetica y Ciencias Histoacutericas Buenos Aires 28 117 17ndash 26

Morera Marcial (2012) laquoGentilicios y seudogentilicios mostracioacuten vs descrip-cioacutenraquo Revista de Lexicografiacutea 18 103ndash 140

Morera Marcial y Dolores Garciacutea Padroacuten (2013) laquoLos sentidos secundarios de las palabras gentiliciasraquo En Cabedo Nebot Adriaacuten Manuel Joseacute Aguilar Ruiz y Elena Loacutepez- Navarro Vidal (eds) Estudios de linguumliacutestica investiga-ciones propuestas y aplicaciones Valencia Universitat de Valegravencia Servei de Publicacions 461ndash 467

Parodi Giovanni (2008) laquoLinguumliacutestica de Corpus una introduccioacuten al aacutembitoraquo Revista de linguumliacutestica teoacuterica y aplicada 46 1 93ndash 119

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2012) laquoEl leacutexico en los procesos de dialectalizacioacuten del espantildeol americano el caso de la Bolivia andinaraquo Cuadernos del Instituto Historia de la Lengua 7 393ndash 404

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2017) laquoAspectos metodoloacutegicos en el estudio histoacute-rico del leacutexico americano conceptos ejemplificacioacuten y tareas para el futuroraquo Moenia 23 603ndash 619

Rodriacuteguez Barcia Susana (2016) Introduccioacuten a la lexicografiacutea Madrid Siacuten-tesis

Torruella Casantildeas Joan (2017) Linguumliacutestica de corpus geacutenesis y bases metodo-loacutegicas de los corpus (histoacutericos) para la investigacioacuten en linguumliacutestica Nueva York Peter Lang

Ignacio Ahumada Lara

El leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten

metalexicograacutefica de los glosarios

Abstract The recovery and edition of glossaries both of literary and specialized works leads to the reestablishment of the repertoires endorsed by authorities a lexicographic model of scarce cultivation in our dictionary past In addition to this it involves the rewriting of our lexicographical history in the light of modern lexicographical theory and the recovery of those words that lexicographers and users saw as differential from the standard or obscure because they did not use them in short it is a decisive contri-bution to the knowledge and dating of our historical lexicon In this article we will try to insist on the one hand on the metalexicographic criteria for the recovery and edition of glossaries and on the other hand on the need to promote the recovery and edition of these brief repertoires of Americanisms as in fact and based on our proposals is being carried out in countries such as Costa Rica and Uruguay

Keywords edition of glossaries authorities historical lexicon repertoires of Ameri-canisms

1 IntroduccioacutenEl glosario ndash conviene recordarlondash ha sido un modelo lexicograacutefico de escaso cultivo en nuestro pasado diccionariacutestico La edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios tanto de obras literarias como de obras especializadas supone el res-tablecimiento en la lexicografiacutea hispaacutenica de los repertorios avalados bien por autoridades literarias bien por citas del maacutes variado tenor Ademaacutes de esto la edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios supone la reescritura de nuestra historia lexicograacutefica a la luz de la moderna teoriacutea lexicograacutefica y el restableci-miento filoloacutegico de aquellas voces que creadores y expertos consideraron en su momento como voces diferenciales del estaacutendar como exoacuteticas como obscuras por desusadas o como imprescindibles por su importancia pedagoacutegica en el dominio de una materia concreta La edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios supone en definitiva una decisiva aportacioacuten al conocimiento y datacioacuten de nuestro leacutexico histoacuterico ya se trate del leacutexico general ya lo sea del especializado

En esta contribucioacuten voy a referirme en primera instancia a los criterios metalexicograacuteficos para la recuperacioacuten y edicioacuten de estos glosarios y ademaacutes

Ignacio Ahumada Lara54

a la necesidad de impulsar la recuperacioacuten y edicioacuten de estos breves repertorios de voces regionales del espantildeol de Ameacuterica

2 La recuperacioacuten y edicioacuten de los glosariosEntiendo que es la necesidad de una comunicacioacuten plena la que impulsa al autor de un texto a antildeadir un glosario a su obra Este autor como sucede en la mayoriacutea de los casos se enfrenta a la tarea lexicograacutefica desde su intuicioacuten como usuario de diccionarios Es el conocimiento pasivo de las obras lexicograacuteficas lo que le dicta las normas para la redaccioacuten de su breve repertorio En cualquier caso los materiales son apreciadiacutesimas joyas para el conocimiento histoacuterico tanto del leacutexico general como especializado de cualquier lengua Ante una lengua como el espantildeol milenaria y atractivamente compleja en su diversidad geolinguumliacutestica la necesidad de recuperar y editar estos glosarios con rigurosidad lexicograacute-fica redundaraacute siempre en un mayor y preciso conocimiento de nuestro pasado linguumliacutestico A ello hay que sumar otras implicaciones que conlleva la edicioacuten metalexicograacutefica (a) el aval de uso que supone la recuperacioacuten de las citas en el texto original (literario o especializado) y (b) el anaacutelisis contrastivo de ese uso en fuentes coetaacuteneas y estudios posteriores

El glosario es un modelo lexicograacutefico que afecta no solo a la literatura de creacioacuten y cientiacutefica sino en general a toda actividad escrita que suponga una exposicioacuten dirigida a un puacuteblico concreto En las paacuteginas que siguen me ocupo con especial atencioacuten del glosario anexado a una obra literaria De manera muy ocasional tomo ejemplos del glosario antildeadido a alguna obra especializada Ya utilice uno u otro siempre partireacute de materiales exhumados por el autor de estas paacuteginas y publicados entre los antildeos 2004 y 2013 (cf Ahumada 2004 Ahu-mada 2007 Ahumada 2009 y Ahumada 2013)

21 Ad fontes1

El primer paso nos obliga a una lectura muy pormenorizada de la obra en cues-tioacuten con el fin de localizar a partir del glosario todas y cada una de las voces en su contexto y ello tantas cuantas veces fuera posible localizar la entrada

1 Tomo como base para mis consideraciones la exposicioacuten que hice sobre este mismo asunto en Ahumada (2009) Los ejemplos proceden de Ahumada (2007) (sobre el vocabulario de Garciacutea Rodriacuteguez de 1899) y Ahumada (2013) (sobre laquoProvincialis-mos de Andaluciacutearaquo de Clemente de 1809) glosarios manuscritos y Ahumada (2004) (sobre Clemencia de Fernaacuten Caballero de 1852) y Ahumada (2009) (sobre Arauco domado de Pedro de Ontildea de 1596) glosarios impresos Como referencia bibliograacutefica

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 55

No basta con la documentacioacuten de una primera concordancia aunque en la mayoriacutea de los casos el uso en el texto es uacutenico He aquiacute un ejemplo con tres concordancias a lo largo del texto

macana s f Arma ofensiva Hasta de madera d[e] dos braccedilas y maacutes de alto gruessa como la muntildeeca remata arriua haziendo vn codillo maacutes ancho q[ue] lo demaacutes del hasta en forma de cayado2

laquoQue mientras Tucapel gozare aliento y vieren que rebuelue la macana ni enla diuina fuerccedila ni enla humana podraacute caber tan gran atreuimientoraquo (Ontildea 1596 25r)laquoA tal sazoacuten los baacuterbaros sossiegan en su galpoacuten de paja o rudo rancho Do arriman la macana y el rodancho y al elemento caacutelido se lleganraquo (Ontildea 1596 56r)laquoQuita [don Felipe de Hurtado] por fuerccedila a vn indio la macana y ala primera vez que la boltea haze subir maacutes gente ala trinchea dela que se le queda en tierra llanaraquo (Ontildea 1596 82r)

De manera excepcional puede suceder que algunas de las voces recogidas en el glosario no puedan documentarse en el cuerpo de la obra a pesar de las dife-rentes lecturas que hayamos hecho del texto Recomiendo en estos casos acu-dir al resto de la produccioacuten de ese autor si la hubiera para suplir esa carencia

turraco s m Aacuterbol caiacutedo sin rama ni corteza[laquoPero en fin mdash antildeadioacute viendo correr las laacutegrimas de Luciacuteamdash no hablemos de lo pasado que eso es despueacutes del conejo ido palos a la cama y no soy yo de los que sacan astillas del aacuterbol caiacutedo [turraco] ni de los que a borrica arrodillada le doblan la cargaraquo (Fernaacuten Caballero Cuadros 1852 227)]3

Previamente el punto de partida indiscutible aunque por manido parece olvi-dado ha sido localizar la primera edicioacuten del texto objeto de estudio Se trata

de cada ejemplificacioacuten tomo el nombre del autor del glosario seguido de la fecha de la primera edicioacuten o de la redaccioacuten del manuscrito

2 Respeto escrupulosamente la ortografiacutea de los textos originales a no ser que se trate de una errata evidente Debe tenerse en cuenta en este sentido la perspectiva histoacute-rica desde la que se observan los materiales que recogemos cuando editamos cual-quier glosario

3 iquestCoacutemo podriacutea haber ocurrido algo asiacute En realidad el caso de laquoFernaacuten Caballeroraquo es extremo en la inveterada costumbre de los autores de entregar sus obras para la revi-sioacuten a otras manos (otros autores correctores de estilo etc) Nuestro autor al tratarse de su primera novela escrita originariamente en espantildeol pidioacute a J E Hartzenbusch su revisioacuten El dramaturgo ni corto ni perezoso enmendoacute algunos regionalismos sin previamente haberlos suprimido del glosario

Ignacio Ahumada Lara56

de un principio incuestionable de criacutetica textual maacutexime si se acepta que la primera edicioacuten ha sido seguida con especial atencioacuten por el propio autor4

22 Hiperestructura

Se refiere la hiperestructura entre otros datos que pudieran registrarse a la relacioacuten completa de los principios y consideraciones necesarios sobre la ecdoacute-tica del texto El editor queda sujeto a la exposicioacuten pormenorizada de los cri-terios textuales que ha aplicado tanto desde el punto de vista filoloacutegico como linguumliacutestico orientados siempre hacia la fiabilidad y calidad de la edicioacuten meta-lexicograacutefica del glosario Deben sentildealarse entre otros aspectos los criterios sobre la lematizacioacuten la restauracioacuten ortograacutefica de determinados lemas el sistema de reenviacuteos la restauracioacuten de la categoriacutea gramatical las marcas la normalizacioacuten de las definiciones la edicioacuten de las citas el empleo de glosas o los principios del anaacutelisis contrastivo

Cuando se trata de la edicioacuten a partir de una obra uacutenica queda sentada la fuente desde el primer momento pero si ocurre como sentildealo en la nota 2 esto es que el glosario registre entradas de las que se han prescindido en el cuerpo de la obra ha de antildeadirse la laquoNoacutemina de obrasraquo que se hayan constituido en fuentes directas para la seleccioacuten de las citas o autoridades He aquiacute las referen-cias bibliograacuteficas que empleamos para documentar las treinta y ocho entradas registradas en el glosario de Clemencia

Noacutemina de obras de Fernaacuten Caballero citadas en esta Tabla

Fernaacuten Caballero 1849 laquoUna en otraraquo en El Heraldo nuacutems 2257ndash 2296 28 de sep-tiembre a 14 noviembre

Fernaacuten Caballero 1852 Clemencia Novela de costumbres Madrid Imp a cargo de C Gonzaacutelez Calle del Rubio nordm 14

Fernaacuten Caballero [Epistolario 1849ndash 1869] en Theodor Heinermann Cecilia Boumlhl de Faber (Fernaacuten Caballero) y Juan Eugenio de Hartzenbusch Una correspondencia ineacutedita Madrid- Stuttgart- Berliacuten Espasa- Calpe- W Kohlhammer 1944

4 Julio Rodriacuteguez- Luis publicoacute en 1984 una edicioacuten criacutetica de la novela semiautobio-graacutefica Clemencia de Fernaacuten Caballero de 1852 No le sobran razones al editor para justificar su decisioacuten de tomar como texto de partida la segunda edicioacuten de 1857 Si comparamos el glosario (o tabla seguacuten la obra en cuestioacuten) observaremos dos notables diferencias (a) el glosario de 1852 presenta treinta y ocho entradas frente a las treinta y siete que erroacuteneamente presenta la de 1857 y (b) la entrada cancha ruda lsquopersona chica y gordarsquo no es el compuesto sintagmaacutetico cancha + ruda tal y como aparece en los diccionarios de andalucismos que la han tomado de aquiacute sino que se trata de una sola unidad leacutexica cancharruda

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 57

Fernaacuten Caballero 1852 Cuadros de costumbres populares andaluces Sevilla Imprenta Libreriacutea Espantildeola y Extrangera de D Joseacute M Geofriacuten Calle de Olavide nuacutems 4 y 5

Fernaacuten Caballero 1865 laquoMaacutes honor que honoresraquo en Obras completas Novelas cor-tas tomo 11 Madrid Establecimiento Tipograacutefico de Mellado

Fernaacuten Caballero 1877 Cuentos oraciones adivinas y refranes populares e infantiles Madrid Fortanet

Forma parte tambieacuten de la hiperestructura como es evidente el apartado de referencias bibliograacuteficas que cierra la edicioacuten del glosario o cualquier otro aspecto que el editor estime oportuno posibles ilustraciones estadiacutesticas sobre voces la organizacioacuten onomasioloacutegica siglas y abreviaturas etc

23 Macroestructura lematizacioacuten

La lematizacioacuten en un glosario plantea variables cuya incidencia en un dicciona-rio general es praacutecticamente nula Nos enfrentamos en esta ocasioacuten a los casos de pronunciacioacuten popular en los glosarios regionales o a las grafiacuteas arcaizantes En ambos casos conviene recuperar entre corchetes los grafemas elididos

[en]luciacute[d] a adj Juacutescar5 [piedra de molino] Lisa lustrosa (Clemente 1809)montuacute[d] o a adj HMaacutelaga [pino] Silvestre (Clemente 1809)[h] ogantildeazo s m Graz Ubr Hogantildeo (Clemente 1809)a[de]rezar v tr Aderezar (Gordf Gutieacuterrez 1899)je[d] or s m Hedor (Gordf Gutieacuterrez 1899)6

ji[ed]e v intr Hiede (Gordf Gutieacuterrez 1899)espindongao a adj [d] espindonga[d]o (Gordf Gutieacuterrez 1899)[d] espindonga[d]o a adj Crecido alto estirado 2 Atrevido que se permite libertades no concedidas iexclQueacute espindon- gao que eres o iexclQueacute espindongao que estaacutes suele decir alguna nintildea a su primo [novio] (Gordf Gutieacuterrez 1899)

Es necesario respetar los usos en plural cuando se encuentran lexicalizados

arrumales s pl Disparates (Fernaacuten Caballero 1852)

La nomenclatura del glosario original puede incrementarse por al menos dos razones diferentes (a) las revisiones de la fuente original y (b) los reenviacuteos ineludibles dentro del mismo glosario ya sea por pronunciacioacuten regional ya lo sea por grafiacutea arcaizante o simples variantes textuales

En cuanto a las revisiones de la fuente puede ocurrir que en el cuerpo de la obra a modo de glosas se localicen otras voces con tratamiento lexicograacutefico

5 Hoy Juacutezcar poblacioacuten de la Serraniacutea de Ronda 6 laquoEstas [dos voces jeor y jie] tambieacuten se dicen por ahiacuteraquo

Ignacio Ahumada Lara58

como de hecho asiacute ocurrioacute al tratar de localizar las citas en el Arauco domado (1596) A las ocho entradas del glosario hubo que antildeadirles seguacuten indica el propio autor laquolas que ya van al margenraquo esto es diez entradas maacutes cacique callana chaquira chigua coacutendor enchiguado guincha llanto pacayal y tabo maacutes Pillano como nombre del demonio

[cacique s m Sentildeor de vasallos (Ontildea 1596)]

[callana s f Caccediluela de barro (Ontildea 1596)]

Es evidente que las entradas producto de la revisioacuten del texto original han de ir entre corchetes para justificar su presencia en el repertorio

Como asiacute sucede con aquellas otras voces a las que nos obligan los reenviacuteos Con toda probabilidad Fernaacuten Caballero empleoacute puesto que asiacute se recoge en el glosario abuhado por abujado y surrar por zurrar La pulcritud linguumliacutestica de alguacuten atrevido corrector enmendariacutea la pronunciacioacuten regional

abuhado da adj Hinchado [Veacutease abujado]

[abujado da adj abuhado]laquoDuermo en el suelo sentildeorita miacutea que parece usted hecha de dulce con esas carnes tan blancas que se puede escribir en ellas esa boca que parece un madrontildeo y esos ojos que parecen dos luces de altar y no ese usiacutea abujado [don Martiacuten] que tiene la lengua maacutes aacutespera y con maacutes espinas que una abulagaraquo (Clemencia 1852 II 3 p 201)

surrar[se] v pron Encojerse de miedo [Veacutease zurrarse]

[zurrarse v pron surrarse]laquoSiacute las tres Mariacuteas mdash repuso don Martiacutenmdash Mariacutea Satanaacutes Mariacutea Barrabaacutes y Mariacutea de todos los diablos Pues iquestquerraacuten ustedes creer que me vino a pedir la baratera esa Pero no tuve maacutes que mirarla y iexclqueacute ojos no la echariacutea yo cuando la monfiacute esa se zurroacute y se mudoacute un poquillo Le tengo odio y mala voluntad a la Latrana a la Machaca y a la Tarasca que son tres personas distintas y una sola indinidaacuteraquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 7 pp 257ndash 258)

Como en cualquier otro repertorio los adjetivos se lematizan en ambos geacuteneros cuando la entrada gramaticalmente asiacute lo exija Y por uacuteltimo las locuciones y expresiones fijas lo hacen seguacuten costumbre a partir de la palabra gramatical-mente maacutes fuerte

[enchiguado a adj Encunado (Ontildea 1596)]

descudiado a adj Sev Gr otras prov vulg Descuidado (Clemente 1809)

marchanas (No iacutersele las ~) loc Tener presencia de aacutenimo (Fernaacuten Caballero 1852)vera (A la ~) loc Gr Sev Inmediato a la inmediacioacuten Muy usado (Clemente 1809)

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 59

En aras de la fidelidad al original y dada la presencia singular de nombres pro-pios en la nomenclatura entiendo que deben mantenerse en el glosario

Maule s pr Riacuteo caudaloso q[ue] dista quarenta leguas de Sanctiago vadease por muchos braccedilos y balsease por vno (Ontildea 1596)

[Pillano s pr Demonio (Ontildea 1596)]

24 Microestructura

241 Artiacuteculo lexicograacutefico estructura baacutesica

El caraacutecter praacutectico con el que se concibe el glosario de una obra literaria o de un manual obvia principios tan esenciales en lexicografiacutea como la coherente estructuracioacuten del propio artiacuteculo lexicograacutefico Para la correcta edicioacuten del glosario hemos de partir de la estructura baacutesica generalmente aceptada de entrada + categoriacutea + definicioacuten La categoriacutea brilla por su ausencia en cual-quier glosario al uso Es a partir de las concordancias que hemos extraiacutedo del texto matriz aquella que determinaraacute la categoriacutea y subcategoriacutea de la entrada

muday s m Chicha de mayacutez maacutes suave [que el molle]laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)

arrapiezo s m Malo y despreciable sujetolaquoiexclYo libertar a ese arrapiezo [a Bernardo sobrino de la tiacutea Latrana] En eso estaba yo pensando iquestY va usted a sacar a Gil que es criado honrado de la casa desde que Adaacuten pecoacuteraquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 4 p 234)laquoiquestAcaso crees tuacute chiquilla que aquellos arrapiezos [los mirlifiques de la ciudad] pollos piones hariacutean mejores maridos que Pabloraquo (Iacuted II 7 p 252)

raspagona adj [mujer] Descarada atrevidalaquomdash [hellip] En honra de la salvacioacuten de mi hija y en gloria de la guapeza de mi sobrino habiacutea pensado darle a usted un duro mdash dijo don Martiacuten daacutendole una pesetamdash iquestY los diez y seis reales que faltan sentildeor don Martiacuten Esos me los deberaacute su merceacute mdash dijo con alegre ansia la viejamdash Piacutedaselos usted a la gran insolente de su lengua que se los ha robado pues en ponieacutendose a chirlar no hay respetos que no atropelle iquestestaacute usted enterada tiacutea raspagona mdash dijo don Martiacuten volvieacutendole la espaldamdash y sepa que de la mano a la boca se pierde la soparaquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 5 p 230)

visorar v intr ColumbrarlaquoOye Juana mdash preguntoacute [don Martiacuten al ama de llaves]mdash iquestme querraacutes decir quieacutenes eran los que componiacutean aquella reona de gente que visoreacute en la cocinaraquo (Clemen-cia 1852 II 10 p 292)

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242 Las marcas

Siempre que se disponga de la informacioacuten necesaria bien por indicacioacuten expresa del autor bien por el uso en el cuerpo de la obra deben aparecer las diferentes marcas que se usan en la lexicografiacutea general diatoacutepicas diastraacuteti-cas diafaacutesicas de transicioacuten semaacutentica pragmaacuteticas etc

cudiado s m Sev Gr otras provs vulg Cuidado (Clemente 1809)

primo s m euf Novio

Gl Se tiene a gran verguumlenza tener novio y por esto acostumbran las nintildeas a decir laquomi primo fulanoraquo para referirse al novio (Gordf Rodriacuteguez 1899)

243 La definicioacuten

En cuanto a la definicioacuten debe tenerse en cuenta que en la medida de lo posible ha de procurarse la equivalencia categorial entre el definido y la periacutefrasis defi-nicional respetando en todo momento la definicioacuten aportada por el autor Para Pedro de Ontildea molle significa lsquoregalada fruta de aacuterboles silvestresrsquo Es obvia la supresioacuten del adjetivo regalada en la edicioacuten metalexicograacutefica

molle s m Fruta de aacuterboles silvestres [de que se haze la mejor chicha] (schinus latifo-lius)7

laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)

Debe tenerse en cuenta la indicacioacuten del contorno siempre que sea precisa su delimitacioacuten respetando en todo momento la definicioacuten aportada por el autor La abundancia de datos en este tipo de obras nos permite ampliar el concepto de contorno a un mayor nuacutemero de sustantivos de los que normalmente son susceptibles de ir acompantildeados de estas indicaciones

muday s m Chicha de mayacutez [maacutes suave que el molle] (Ontildea 1596)

peacuterper s m Chicha de mayacutez [maacutes gruessa y menos fuerte de todas] (Ontildea 1596)

capillera s f STolox Cuerda [con que se hace la cara al alpargate] (Clemente 1809)

gemella s f [En las camadas de pollos] El que sale enclenque (Gordf Gutieacuterrez 1899)

7 Los nombre populares de zooacutenimos y fitoacutenimos maacutexime en lexicografiacutea regional deben identificarse en lo posible con su nombre cientiacutefico laquocoacutendor s m Ave inmunda de Chile (sarcorhamphus gryphus)raquo (Ontildea 1596)

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 61

Si recurrimos en sustantivos y verbos al concepto de glosa evitaremos con el aacutenimo de no desvirtuar demasiado la definicioacuten original del autor la sobrea-bundancia de datos

frangollo s m HMaacute Trigo quebrantado

Gl laquo[El trigo se quebranta] en molinillo de dos piedras pequentildeas que se maneja en casa con la mano y es portaacutetil Cuecen el trigo con agua y sal y a veces con aceyte como si fuera arroz Luego de cocido como arroz le hechan leche arrope azuacutecar o miel y lo comen Gustan mucho de este manjar tan alimenticio y lo usan especial-m[en]te en invierno En los lagares y cortijos usan el frangollo en la olla en lugar de verza o de arroz con carne y tocinoraquo (Clemente 1809)

Una mayor informacioacuten en la indicacioacuten del contorno supone la mejora sustan-cial de los datos que recibe el usuario (ltsujetogt y [complementos])

embrocarse v prnl Ben Graz Inclinarse o caerse ltuna pentildeagt [por falta de apoyo sea de otra de la arcilla u otra cualquiera] (Clemente 1809)

envacarse v prnl Graz Ubr Contraer mal gusto ltel aguagt [por el pisoteo orines y cagadas de las vacas y otros animales o bichos] (Clemente 1809)

revocar v tr Graz Ronda Tolox Refluir hacia abajo ltel vientogt mudar de direccioacuten ltel vientogt El aire revoca el humo (Clemente 1809)

emborrizar v tr Ensuciar manchar 2 Enharinar ltel pescadogt 3 prnl Tener mal giro ltun asuntogt [por negligencia o mala fe] (Gordf Gutieacuterrez 1899)Siempre es el adjetivo en la mayor parte de las ocasiones la categoriacutea gramatical que menores problemas plantea en la indicacioacuten del contorno

monfiacute adj PRonda [animal] Silvestre braviacuteo puerco ~ s m AGaz Graz Jabaliacute Pl monfiacutees (Clemente 1809)

pechecilla adj [mujer] Que no es nintildea ni mozuela auacuten (Fernaacuten Caballero 1852)

[d] escancarra[d]o a adj [persona] Que es o estaacute muy abierto de piernas (Gordf Gutieacute-rrez 1899)

Cuando por el contrario no cabe la posibilidad de delimitar una definicioacuten entre los datos que nos proporciona el autor conviene redactar una breve defi-nicioacuten reproducida entre pareacutentesis

alfaguara s f Yunq (Manantial abundante) Arrojan estos tajos en invierno una alfa-guara de agua

Gl laquoArrojan estos tajos en invierno una alfaguara de aguaraquo deciacutea uno en Yunquera junto al nacim[ien]to de[l] riacuteo Grande Ademaacutes de ser nombre propio de sitios que manan agua en toda la Serraniacutea de Ronda y aun en la Hoya de Maacutelaga se usa como apelativo muy frequentem[en]te Asiacute se dice Esta fuente pentildeas o sitio hechan (sic)

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en invierno una alfaguara de agua cet para dar a entender que arrojan mucha (Clemente 1809)

empoyatarse v prnl (Quedarse atrapado en un accidente del terreno) Empoyatarse el toro la cabra (Clemente 1809)

244 Las citas y concordancias

La acotacioacuten correcta de las autoridades citas o ejemplos en la revisioacuten del texto matriz debe regirse por los principios de autonomiacutea sintaacutectica y de autonomiacutea semaacutentica

En cuanto al nuacutemero de concordancias parece oportuno que se incorporen tantas cuantas citas se hayan podido documentar

gallorear v intr Levantar la voz con impertinencia

laquomdash iquestQueacute es esto deslenguada iexclDecirme a miacute falta de caridad cuando hasta adelan-tadas les tengo pagadas sus necesidadesmdash Sentildeor no me entretenga su merceacute que las sanguisuelas urgenmdash Lo que urge es que se me quite usted de delante y baje el gallo [deje de gallorear] iexclcaracoles Que si fuese usted de alambre no habriacutea mejor cencerro en toda la cam-pintildearaquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 6 pp 244)laquomdash [hellip] Pero no tengas cuidado mujer su merecido ha de llevar porque Dios con-siente pero no para siempremdash Siacute mdash repuso la primeramdash consiente que se mueran las buenas y se quedan gallo-reando las malasraquo (Fernaacuten Caballero Cuadros 1852 161)laquomdash Dos buenos callos me han nacido uno en la boca y otro en los oiacutedos mdash contestoacute el tiacuteo Cayetanomdash Pues estos deslenguados no tienen ninguno en la boca ni yo ninguno en los oiacutedosmdash Ni en la lengua mdash dijo el de Conilmdash que estoy para miacute que con los franceses aquellos que le llevaban un geme a los dos de ahora no habiacutea usted de gallorear tantoraquo (Fernaacuten Caballero Cuentos 1859 123)

245 La glosa

La incorporacioacuten de glosas a la edicioacuten metalexicograacutefica de un glosario nos ayuda a evitar la informacioacuten enciclopeacutedica que el lexicoacutegrafo ocasional suele incorporar a la definicioacuten stricto sensu ello nos facilita sobremanera la presen-tacioacuten de las definiciones lo maacutes acorde posible con la teacutecnica lexicograacutefica de nuestro tiempo

vlpo s m Harina de mayacutez o ceuada tostada desleyda en agua friacutea

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 63

laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)Gl Los indios llaman (si se puede escribir) vlldpu Es el principal y maacutes ordinario mantenimiento Siacuterueles de comida y beuida juntamente y desto hazen su cocauiacute o matalotaje quando caminan lleuando vna talega d[e] esta harina y vn cestillo para hazer el ulldpu tan texido que nunca el agua echada enel se vierte ni reccediluma Es alime[n]to muy fresco y maacutes sustancial y regalado quando la harina lleua de aquel madi que arriba se declara

frangollo s m HMaacute Trigo quebrantadoGl [El trigo se quebranta] en molinillo de dos piedras pequentildeas que se maneja en casa con la mano y es portaacutetil Cuecen el trigo con agua y sal y a veces con aceyte como si fuera arroz Luego de cocido como arroz le hechan leche arrope azuacutecar o miel y lo comen Gustan mucho de este manjar tan alimenticio y lo usan especial-m[en]te en invierno En los lagares y cortijos usan el frangollo en la olla en lugar de verza o de arroz con carne y tocino (Clemente 1609)

25 Anaacutelisis contrastivo

El anaacutelisis debe llevarse a cabo al menos con otros repertorios asiacute como con cor-pus textuales tanto de caraacutecter histoacuterico como sincroacutenico de esta manera dotare-mos nuestra investigacioacuten de un mayor intereacutes filoloacutegico y linguumliacutestico

Al contrastar con otras fuentes lexicograacuteficas la voz chigua documentada en 1596 comprobaremos que fue en siglo XX cuando se incorpora por vez primera al Diccionario de la lengua espantildeola (1917) de Joseacute Alemany y Boluacutefer o al Dicciona-rio general de americanismos (1942) de Francisco Javier Santamariacutea

[chigua s f Fardel armado sobre aros de cantildeas verdes y trauado de tomisas [sic] de paja (Ontildea 1596 36v)]

Alemany 1917 y Santamariacutea 1942

Consideraciones del mismo tenor merecen las voces chivarro registrado como leonesismo o cancharrudo documentado en las dos ediciones del Vocabulario andaluz

chivarro s m Graz Ubr Macho de cabriacuteo en el primer antildeo separado ya de la madre (Cle-mente 1809)

En los diccionarios acadeacutemicos se registra desde la ed de 1936 La documentacioacuten que aporta Le Men 2004 en su Leacutexico del leoneacutes actual corresponde a la segunda mitad del siglo xx

cancharrudo da adj [persona] Chica y gorda (Fernaacuten Caballero 1852)Alcalaacute Venceslada 1933ndash 34 cancharudo lsquopersona pequentildea y gruesarsquo Alcalaacute Venceslada 1951 (Almeriacutea)

Ignacio Ahumada Lara64

3 El espantildeol de AmeacutericaEl glosario literario y el especializado son una herencia del Humanismo rena-centista Antonio de Nebrija antildeade glosarios latino- espantildeoles a las tres versio-nes de sus Introductiones latinae (1481 1485 1495) por ejemplo8 En esa liacutenea continuaron los maestros de naacuteutica o los editores de libros de arquitectura claacutesica en el siglo XVI Y en el aacutembito de la creacioacuten literaria Alonso de Ercilla (1569) Gonzalo Argote de Molina (1575) etc (cf Ahumada 2009 18ndash 21) Por esto nada tiene de extrantildeo la temprana aparicioacuten del glosario de Pedro de Ontildea a su Arauco domado (1596) El exotismo de las voces amerindias asiacute lo exigiacutea

La independencia de las colonias y el Romanticismo literario movimiento clave para autoafirmar a traveacutes de la literatura las nuevas identidades america-nas propiciaraacuten la profusioacuten de obras literarias de un marcado caraacutecter regio-nal y con ella la obligada adicioacuten de glosarios con voces indiacutegenas oscuras y de uso popular

Como sentildealo al comienzo de estas paacuteginas la recuperacioacuten de estos mate-riales leacutexicos a lo largo de una cronologiacutea de cuatro siglos editados con crite-rios metalexicograacuteficos redundaraacute sin duda en nuestro conocimiento sobre el devenir del leacutexico patrimonial ameacuten de anticipar en el tiempo las raiacuteces de la lexicografiacutea en cada regioacuten del espantildeol

Se han sumado hasta ahora a la recuperacioacuten de estos materiales investiga-dores radicados en Costa Rica y Paraguay De una parte Alexaacutender Saacutenchez Mora ha recuperado laquosetenta y cinco glosarios hasta ahora escondidos en nues-tra literatura Algunos de los textos donde se ubican son Concheriacuteas de Aquileo J Echeverriacutea El Moto de Joaquiacuten Garciacutea Monge y El hijo de un gamonal de Claudio Gonzaacutelezraquo (Saacutenchez Mora 2010) de otra Adriana Cabakian quien se encuentra en pleno proceso de recoleccioacuten y estudio (Cabakian 2012) Reciente-mente se han sumado al proyecto Juan Carlos Santana en Puerto Rico y Daniel Rivas en El Salvador

5 ConclusionesLas propuestas de edicioacuten metalexicograacutefica de glosarios impresos o manus-critos la hemos aplicado con resultados satisfactorios a la edicioacuten de glosarios a partir de textos hablados en concreto para glosarios integrales anexados a textos para la ensentildeanza de espantildeol como segunda lengua (ELE)

8 Ademaacutes lo hace a In Cosmographia libri introductionum (1498) a De medinicali mate-ria (1518) entre otras obras

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 65

El libro explota diez capiacutetulos de una serie documental de televisioacuten que refleja fiel-mente la cultura actual del paiacutes mediante la representacioacuten de estereotipos y lugares comunes que compartimos los colombianos pero que suelen desconocer los extranje-ros El glosario que lo acompantildea es un soporte lexicograacutefico de los contenidos de los videos cuya naturaleza coloquial exige la incorporacioacuten de marcas geolinguumliacutesticas sociolinguumliacutesticas y pragmaacuteticas en las definiciones asiacute como de ejemplos que propor-cionan orientacioacuten a los estudiantes sobre los contextos de uso de las expresionesPor otra parte el glosario presenta dos criterios de organizacioacuten de las expresiones contenidas en los videos una alfabeacutetica y otra ideoloacutegica que se convierten en recur-sos didaacutecticos uacutetiles para la comprensioacuten por parte de los estudiantes y la explicacioacuten por parte de los profesores (Nieto 2015 3)

Significa esto que no tiene por queacute ser diferente el planteamiento metalexico-graacutefico de un diccionario general a la edicioacuten de glosarios tanto uno como otro se distribuyen salvando las distancias cuantitativas bajo el mismo concepto de geacutenero en lexicografiacutea teoacuterica

Bibliografiacutea Ahumada Lara Ignacio (2004) laquoEl valor de las fuentes escritas en la lexico-

grafiacutea regional Fernaacuten Caballero y su intereacutes para la lexicografiacutea histoacuterica andaluzaraquo En Ahumada Lara Ignacio (ed) Lexicografiacutea regional del espa-ntildeol VI Seminario de Lexicografiacutea Hispaacutenica Jaeacuten 19 al 21 de noviembre de 2003 Jaeacuten Universidad de Jaeacuten 57ndash 82

Ahumada Lara Ignacio (2007) laquoFrancisco Rodriacuteguez Mariacuten y sus correspon-sales el Vocabulario de Villanueva de San Juan (Sevilla)raquo Revista de Filolo-giacutea de la Universidad de La Laguna 25 33ndash 47

Ahumada Lara Ignacio (2009) laquoSobre la lexicografiacutea con autoridades La edi-cioacuten metalexicograacutefica de los glosariosraquo En Martos Marco Aiacuteda Mendoza e Ismael Pinto (eds) Actas del III Congreso Internacional de Lexicologiacutea y lexicografiacutea en homenaje a Diego de Villegas y Quevedo Saavedra Lima 21 al 25 de abril de 2008 Lima Academia Peruana de la Lengua Universidad San Martiacuten de Porres 13ndash 49

Ahumada Lara Ignacio (2013) laquoVoces andaluzas en la obra del naturalista Cle-mente y Rubio laquoProvincialismos de Andaluciacutearaquo (1809)raquo Boletiacuten de la Real Academia Espantildeola 93 133ndash 160

Cabakian Adriana (2012) laquoLos glosarios un capiacutetulo de nuestra historia lexi-cograacuteficaraquo En VI Seminario sobre lexicologiacutea y lexicografiacutea del espantildeol y del portugueacutes americanos Montevideo 16 y 17 de octubre de 2012 http wwwacademiadeletrasgubuy innovaportal file 102864 1 cabakianpdf [21082021]

Ignacio Ahumada Lara66

Nieto Martiacuten Gloria Viviana (2015) La elaboracioacuten de glosarios integrales regionales de aprendizaje de espantildeol A propoacutesito del libro Hecho en Colom-bia cultura colombiana para las clases de ELE del Instituto Caro y Cuervo Maacutester de Lexicografiacutea Hispaacutenica- Escuela de Lexicografiacutea Hispaacutenica de la Real Academia Espantildeola- Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola y Universidad de Leoacuten

Saacutenchez Mora Alexaacutender (2010) laquoLos glosarios escondidos de la literatura costarricense aporte bibliograacuteficoraquo En IV Coloquio Costarricense de Lexicografiacutea San Joseacute de Costa Rica 5 al 8 de noviembre de 2008 https betaodiucraccr noticias 2009 09 21 academico- saca- a- la- luz- glosarios- escondidoshtml [21082021]

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Lexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Abstract In the following pages I propose to establish a relationship between Spanish- American differential lexicography and the historical study of the lexicon Specifically some general guidelines for dealing adequately with these dictionaries in the study of the nineteenth century are offered Some considerations on the type of lexical history to which these ideas try to adapt and on the notion of ism central to the discipline are presented

Keywords differential lexicography lexicon of American Spanish history of the Spanish- American lexicon dictionaries of provincialisms Spanish- American 19th century

1 Planteamiento de la cuestioacutenCon lexicografiacutea (hispanoamericana) de ismos me refiero aquiacute en concreto a aquellos glosarios o diccionarios que se empezaron a elaborar regularmente en el siglo XIX con la finalidad de registrar el leacutexico diferencial de una variedad nacional americana usando el ismo correspondiente por ejemplo peruanismo o chilenismo frente a un presupuesto espantildeol general1 praacutectica semejante a aquella dedicada a regionalismos o provincialismos ya usual en la lexicografiacutea peninsular Trataacutendose de una lengua trasplantada no es difiacutecil de explicar que en un inicio ndash pero tambieacuten todaviacutea hoy en muchos casosndash el punto de compa-racioacuten haya sido el leacutexico usual en Espantildea incluso solo aquel registrado en el diccionario acadeacutemico en consonancia con una clara idea dicotoacutemica de cen-tro periferia maacutes tarde identificada con la de lengua estaacutendar dialecto En ese sentido no hay que dejar de sentildealar la existencia de factores extralinguumliacutesticos e histoacutericos que han potenciado este tipo de lexicografiacutea como el trasplante

1 Algunas de las obras maacutes importantes son el Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacuteguez el Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) de Juan de Arona Vicios del lenguaje y provincialismos de Guatemala Ensayo filoloacutegico (1892) de Antonio Batres el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1893) de Carlos Gagini Neologismos y americanismos (1896) y Papeletas lexico-graacuteficas (1903) de Ricardo Palma el Vocabulario de mexicanismos (1899) de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Para una lista maacutes amplia cfr Haensch y Omentildeaca (2004)

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mismo de la lengua la existencia de un centro de poder poliacutetico fuerte un largo periacuteodo colonial la consiguiente formacioacuten de diferentes estados nacionales y el permanente impulso en la actualidad de una llamada poliacutetica panhispaacutenica

Me propongo establecer en las siguientes paacuteginas una relacioacuten entre esta praacutectica lexicograacutefica especiacutefica de alargada vitalidad y el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano En concreto me interesa ofrecer unas pautas gene-rales para tratar adecuadamente estos diccionarios en el estudio del siglo XIX Presentareacute algunas consideraciones sobre el tipo de historia del leacutexico a las que estas ideas intentan adaptarse y sobre la nocioacuten de ismo que ha marcado con fuego la disciplina

2 Algunas consideraciones sobre el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Sobre la base de las bien conocidas ideas de Wulf Oesterreicher especialmente aquellas planteadas en Oesterreicher (1998) ndash como tambieacuten en (1995)ndash Aacutelvaro Ezcurra (2013 13) esboza en las primeras paacuteginas de su estudio sobre indi-genismos rituales andinos una sumaria clasificacioacuten de los propoacutesitos que tradicionalmente se persiguen al estudiar la historia del leacutexico americano Menciona en primer lugar el intereacutes por elaborar listas de palabras clasifica-das seguacuten el origen o campo semaacutentico las cuales muchas veces pueden alcan-zar tambieacuten la naturaleza de glosarios adjuntos a textos de cualquier otro tipo Por otro lado es posible distinguir un intereacutes enciclopeacutedico en los llamados exotismos especialmente en su aparicioacuten en la documentacioacuten Si bien ndash como matiza Ezcurrandash todos estos intereses son naturalmente legiacutetimos y en defini-tiva sus productos pueden constituir materiales que apoyen el estudio (Ezcurra 2013 13) se exige desde la linguumliacutestica histoacuterica desde la que eacutel parte sentildealar-los y superarlos porque obstaculizan finalmente la consecucioacuten de objetivos maacutes robustos laquoMuchos de los repertorios y presentaciones del material lin-guumliacutestico de eacutepocas pasadas deben ser calificados de trabajos positivistas porque bloquean en su concepcioacuten misma el objetivo de un verdadero conocimiento histoacutericoraquo (Oesterreicher 1998 40) Esta afirmacioacuten es ciertamente absoluta y en el aacutembito del tratamiento histoacuterico del leacutexico hispanoamericano que aquiacute nos interesa se enfrenta a toda una larguiacutesima y bien establecida tradicioacuten que todaviacutea hoy sigue siendo muy productiva en la investigacioacuten enfocada en pecu-liaridades leacutexicas de una regioacuten o paiacutes normalmente en comparacioacuten con el espantildeol peninsular

Merece la pena recordar los puntos maacutes criacuteticos de tal tradicioacuten determinados por Oesterreicher (1995 y 1998) faacutecilmente identificables en la bibliografiacutea el

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profundo intereacutes en la historia documental de las unidades leacutexicas esto es un intereacutes etimoloacutegico que se concentra en la buacutesqueda y celebracioacuten del primer testimonio el intereacutes restringido a una sola dimensioacuten de la variacioacuten la dia-toacutepica dejando de lado aquellas diafaacutesica y diastraacutetica y el intereacutes unificador en campos semaacutenticos ndash onomasioloacutegico en palabras del autorndash que finalmente iguala de manera inadecuada las unidades leacutexicas registradas En todos los casos se desatienden aspectos iacutentimamente relacionados con el uso mismo del leacutexico esto es con la realidad linguumliacutestica de eacutepocas pasadas que precisamente se intenta historizar De esta manera resulta necesario seguacuten esta perspectiva histoacuterica y siguiendo a Oesterreicher volver la mirada a elementos que pue-dan iluminar mejor el uso como el efecto de las tradiciones discursivas la formacioacuten de los emisores y la situacioacuten comunicativa en combinacioacuten con materiales contemporaacuteneos a las eacutepocas estudiadas que van maacutes allaacute de la com-petencia comuacuten como el de tratadistas sobre lenguaje especializado o gramaacuteti-cos y lexicoacutelogos Todo lo anterior se lleva a la praacutectica actualmente sobre todo en relacioacuten con otros niveles de la lengua mientras que comparativamente ha tenido menos repercusioacuten en el estudio del leacutexico de hecho el mismo Oeste-rreicher propone en otro lugar una expresa desiderata laquoEn general tambieacuten la investigacioacuten sistemaacutetica del leacutexico de los textos de diversa iacutendole concepcional constituye un desideraacutetum y una tarea urgente de la linguumliacutestica variacional diacroacutenica y la historia de la lenguaraquo (Oesterreicher 2011 37)

Por otro lado el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano muestra una marcada tendencia a enfocarse en las primeras etapas de la presencia del idioma en el continente o en partes de eacutel justificada evidentemente por la posi-cioacuten preeminente del trasplante linguumliacutestico en la historia como bien afirma Rivarola sobre el estatus de objeto de estudio del nivel leacutexico se trata de aquel laquoen el que del modo maacutes directo y evidente se notan las consecuencias del trasplante linguumliacutestico a una nueva realidad geograacutefica y socialraquo (Rivarola 2018 [2004] 809) Varios aspectos tratados a partir de este enfoque ya resultan praacutec-ticamente lugares comunes sin que por ello dejen de ser fundamentales en especial la adaptacioacuten del vocabulario patrimonial a una nueva realidad y la introduccioacuten de indigenismos fenoacutemenos ambos que se iban transformando o ampliando seguacuten iban avanzando los espantildeoles en el territorio Por lo ante-rior es tautoloacutegico decir que la existencia de indigenismos y exotismos (y tam-bieacuten de supuestos andalucismos de lusismos y de los equiacutevocamente llamados arcaiacutesmos) consecuencia de procesos tempranos de la historia de la lengua en el continente constituye un genuino objeto de estudio de una disciplina dedicada a una lengua trasplantada En contraste ndash siguiendo las ideas de Rivarolandash el leacutexico parece perder relevancia cuando nos enfrentamos con otras situaciones

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linguumliacutesticas desencadenadas a lo largo de la historia como el prolongado con-tacto con las lenguas indiacutegenas por ejemplo la existencia de preacutestamos leacutexi-cos no demuestra directamente que exista una situacioacuten de bilinguumlismo social crucial para entender el devenir de la lengua mientras que fenoacutemenos prosoacute-dicos por ejemplo siacute demuestran un contacto mucho maacutes intensivo En gene-ral parece ser que la suerte de los elementos de otros niveles de la lengua es maacutes indicadora de su estado en un momento determinado mientras que la del leacutexico ofrece solo un panorama superficial

A pesar de esto uacuteltimo merece la pena seguir rompiendo una lanza por el estudio del leacutexico hispanoamericano de eacutepocas maacutes alejadas de los oriacutegenes ndash como por lo demaacutes ya vienen haciendo varios investigadoresndash y en estas paacutegi-nas en especial por el del siglo XIX con el convencimiento de que a su manera constituye tambieacuten el inicio de una nueva etapa si consideramos el inmenso peso de los factores sociohistoacutericos En el aspecto linguumliacutestico resultan cruciales procesos que ya poco tienen que ver con el trasplante mismo y cuyos efectos con seguridad se reflejan en la situacioacuten del presente en especial la formacioacuten de diversas normas nacionales Estos procesos se originan indudablemente ya en el siglo anterior (cfr Company 2007 y 2012 (para el caso mexicano) Cano 2020 y Saacutenchez Meacutendez 2020) y por otro lado se pueden identificar con el que Ramiacuterez Luengo llama dialectalizacioacuten (Ramiacuterez Luengo 2012) si bien el nombre debe mucho a un esquema lengua estaacutendar dialecto que quizaacutes haya que revisar

Asiacute se entiende por dialectalizacioacuten lsquoel proceso de seleccioacuten o determinacioacuten norma-tiva que en el espantildeol de una regioacuten concreta va a dar como resultado la imposicioacuten (y o el abandono) de determinados fenoacutemenos que lo identifican y caracterizan geo-graacuteficamentersquo en general como resultado de complejos procesos sociolinguumliacutesticos y siempre tras un periodo maacutes o menos largo de convivencia de variantes (Ramiacuterez Luengo 2012 394)

No hay que olvidar en todo caso el caraacutecter determinante de factores extra-linguumliacutesticos como la organizacioacuten administrativa vigente por lo menos desde las Reformas borboacutenicas ni maacutes adelante el establecimiento (o la ausencia) de diferentes poliacuteticas linguumliacutesticas y educativas republicanas cuyo fondo ideo-loacutegico puede identificarse definitorias para el devenir de la lengua En cuanto a esto uacuteltimo por cierto el estudio del siglo XIX tambieacuten debe incentivar y proponer una mirada prospectiva

En este orden de ideas finalmente puede resultar admisible proponer el abandono de algunos de los toacutepicos usuales al estudiar el trasplante o la situa-cioacuten de los siglos anteriores nos referimos especiacuteficamente a la permanente atencioacuten al ismo

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3 La cuestioacuten del ismo en el estudio histoacuterico del leacutexicoResulta faacutecil de constatar que teacuterminos como americanismo los ismos seguacuten paiacutes y anteriormente otros como provincialismo o regionalismo aparecen con mucha frecuencia en los estudios del leacutexico hispanoamericano Basta pensar en obras de importante estatus en la bibliografiacutea como Buesa y Enguita (1992) (Leacutexico del espantildeol de Ameacuterica) cuya introduccioacuten estaacute dedicada precisamente a laquolos americanismos leacutexicosraquo o la recopilacioacuten de trabajos del segundo de los autores Enguita (2004) titulada directamente Para la historia de los ameri-canismos leacutexicos En general el natural manejo de estos teacuterminos estaacute indis-cutiblemente dado por sentado Muestran por lo demaacutes un claro criterio diferencial con respecto a la lengua trasplantada (es decir se refieren a unida-des leacutexicas solo usuales o de uso distinto en Ameacuterica o en alguacuten paiacutes o regioacuten determinada u originadas ahiacute con respecto al espantildeol peninsular) que no es ajeno por cierto al estudio del leacutexico de otras lenguas trasplantadas como el ingleacutes (por ejemplo Algeo 2006) o el franceacutes (por ejemplo Hausmann 1990)

Esta centralidad de los teacuterminos en cuestioacuten ha determinado que se reflexione largamente sobre ellos Al margen de la existencia misma de las uni-dades leacutexicas diferenciales (entre las que se cuentan tambieacuten los indigenismos y exotismos) merece la pena no perder de vista una distincioacuten baacutesica entre a) la conciencia metalinguumliacutestica de la diferencia o diferencialidad por parte de los hablantes americanos o espantildeoles b) el correspondiente uso de los teacuterminos en el registro lexicograacutefico y c) la definicioacuten teoacuterica de su naturaleza en especial la de americanismo Notemos que esta distincioacuten obedece tambieacuten a una sucesioacuten en el tiempo primero a) despueacutes b) y finalmente c)

Desde muy temprano se pueden encontrar muestras de la conciencia dife-rencial en Ameacuterica como este testimonio de 1703 del poeta neogranadino Francisco Aacutelvarez de Velasco y Zorrilla que nos trae Aacutelvarez de Miranda (en liacutenea [2002]) si bien con el uso de indianismo

No puedo escusar el prevenir a los letores que aviendo visto estas Obras algunas per-sonas tan discretas como eloquumlentes de las muchas que ay en esta Corte han reparado en algunas vozes que unas no estaacuten por acaacute en uso otras se tienen por demasiado baxas y otras (porque lo ha querido assiacute el antojo de la malicia) por impuras y cre-yendo yo en las Indias que eran corrientes en todo [sic] Espantildea porque no de otra parte nos han ido los Maestros que han ensentildeado en ellas la Lengua Castellana siendo los dichos teacuterminos en quienes se ha reparado allaacute muy usados no cuideacute de evitarlos por creer que acaacute seriacutea lo mesmo y porque aviendo escrito estas imperfectas obras en Indias y no en Castilla y que en ellas tambieacuten tenemos nuestros Indianismos natu-ralmente avreacute usado de algunos como de inmemoriales locuciones de que usamos los Americanos como acaacute de otros Hispanismos lo qual advierto porque me dissimulen

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los letores las impropriedades de vozes frases o metaacuteforas en que tropezare su discre-cioacuten (apud Aacutelvarez de Miranda en liacutenea [2002] sp las cursivas son nuestras)

Lo mismo ocurre desde Espantildea como bien muestra Guitarte (1986) y sobre lo cual reflexiona Rivarola (2017)

[hellip] ciertos testimonios metalinguumliacutesticos de los siglos XVI y XVII nos revelan la intui-cioacuten de que existiacutea una realidad idiomaacutetica americana caracterizada de un lado por unas variedades lsquocorrompidasrsquo (recordemos al italiano Flavio Biondo que acuntildeoacute la nocioacuten) a causa del contacto linguumliacutestico y de otro por una variedad culta aunque eacutesta tambieacuten con peculiaridades que la haciacutean menos prestigiosa que la metropolitana seguacuten el juicio de Bernardo de Aldrete quien estos teacuterminos instaloacute al espantildeol de Ameacuterica quizaacutes a su pesar en la historia del espantildeol (Rivarola 2007 172)

Como es sabido de la mano de esta conciencia de la diferencia se fue llevando a cabo en Ameacuterica una praacutectica lexicograacutefica muy inicial que se materializaba en forma de glosas en textos escritos como aclaraciones para un lector ajeno a la realidad del continente Sin embargo el uso de un teacutermino especializado refe-rido directamente al aacutembito lexicograacutefico fue posterior recordemos en primer lugar el uso de voces provinciales (si bien el teacutermino ya era usual en la lexico-grafiacutea peninsular) de Alcedo en su laquoVocabulario de las voces provinciales de la Ameacuterica usadas en el Diccionario geograacutefico- histoacuterico de ella y de los nombres propios de plantas aves y animalesraquo hacia finales del siglo XVIII que maacutes tarde y siguiendo el camino de este usoacute de forma consecuente Pichardo a partir de 1836 en las cuatro ediciones de su diccionario cubano En ambos casos no obs-tante se trataba maacutes de la constatacioacuten de que se hablaba de provincias espa-ntildeolas en ultramar que centralmente de la indicacioacuten de diferencias leacutexicas o de usos Esto uacuteltimo lo vemos maacutes bien y de forma prototiacutepica en las ya mencio-nadas obras lexicograacuteficas diferenciales dedicadas a los paiacuteses formados tras la independencia y que se titulaban con el ismo correspondiente Solo maacutes tarde ya en el siglo XX algunos autores se embarcaron en la ambiciosa tarea de ela-borar diccionarios generales de americanismos por ejemplo el Diccionario de americanismos de Malaret de 1925 y el Diccionario general de americanismos de Santamariacutea de 1942 Esta tradicioacuten lexicograacutefica ha sido caracterizada por algunos (cfr especialmente Matus 1994) como de precientiacutefica en el sentido de que no parte de una postura teoacuterica para definir los criterios de seleccioacuten de las unidades leacutexicas para su registro Esta criacutetica sin embargo no solo puede resul-tar injusta por anacroacutenica sino que ademaacutes es faacutecilmente rebatible en muchos casos por ejemplo el de Arona o el del mexicano Garciacutea Icazbalceta (cfr Fer-naacutendez Gordillo en este volumen) el lexicoacutegrafo se preocupa sistemaacuteticamente por sustentar sus criterios de registro Es innegable ademaacutes que para su eacutepoca

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la mayoriacutea de los autores teniacutea una buena competencia filoloacutegica de hecho for-maban parte de una intelligentsia criolla equiparable con una europea En todo caso no hay que perder de vista que en absoluto perseguiacutean propoacutesitos teoacutericos sino genuinamente praacutecticos

La reflexioacuten teoacuterica sobre los teacuterminos ndash en especial el de americanismondash es bastante posterior a su uso lexicograacutefico llegariacutea solo a mediados del siglo pasado en el marco de estudios lexicoloacutegicos y dialectoloacutegicos (cfr especiacutefica-mente Rabanales 1953 Rona 1969 y Montes 1970)2 Muy conocida es la pro-puesta de Rona que de la mano de supuestos puramente linguumliacutesticos muy deudores de su propia eacutepoca niega la existencia misma del espantildeol americano En cualquier caso no hay que dejar de notar que el ismo deja de restringirse aquiacute exclusivamente a la lexicografiacutea y en general al leacutexico y ampliacutea su alcance de referencia a elementos de cualquier nivel de la lengua

Esto uacuteltimo no significa por cierto que no se hayan presentado reflexiones teoacutericas sobre los teacuterminos desde la lexicografiacutea incluso en una eacutepoca bastante reciente por ejemplo para mexicanismo Company (2010) en su introduccioacuten al Diccionario de Mexicanismos elaborado por la Academia Mexicana de la Len-gua y para peruanismo Calvo Peacuterez (2010) tambieacuten en relacioacuten con la elabo-racioacuten del Diccionario de Peruanismos de la Academia Peruana de la Lengua Por su lado Werner (1994a) habiacutea sentildealado un tiempo antes la poca utilidad de una definicioacuten teoacuterica para el trabajo praacutectico de elaboracioacuten de diccionarios

Al lexicoacutegrafo las preguntas no se le plantean en el orden en que las plantea Rabana-les No se decide primero la elaboracioacuten de un diccionario de chilenismos para soacutelo despueacutes preguntarse queacute son chilenismos No las primeras preguntas son iquestcuaacutel es la finalidad del diccionario y iquesta quieacuten se dirige la obra De la respuesta a estas pre-guntas depende la seleccioacuten de toda informacioacuten del diccionario y en primer lugar la seleccioacuten de los elementos leacutexicos cuyo origen cuyas propiedades o cuyo uso se explican Y soacutelo en uacuteltimo lugar se plantean la necesidad de un tiacutetulo para la obra y la necesidad de un teacutermino operacional adecuado para referirse a los elementos leacutexicos que seraacuten objeto de la explicacioacuten lexicograacutefica (Werner 1994a 17)

Por otra parte en el estudio histoacuterico del leacutexico el teacutermino americanismo ha cobrado en los uacuteltimos antildeos una renovada importancia de la mano de las pro-puestas teoacutericas de Ramiacuterez Luengo (2017) ndash a su vez basadas como se ve a con-tinuacioacuten en las de Company (2007)ndash

2 Panoramas generales sobre el particular pueden encontrarse en Guacutetemberg Bohoacuter-quez (1984) Kamenetskaia (2008) y Miyoshi (2003)

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A este respecto cabe sentildealar que aunque existe una idea maacutes o menos intuitiva de coacutemo se debe entender este concepto lo cierto es que no resulta faacutecil determinar queacute es un americanismo y ofrecer una definicioacuten plenamente satisfactoria de eacutel y esto explica que sean tan numerosos los autores que se han ocupado de esta cuestioacuten y las conclusiones a las que han llegado muchas veces ndash seguacuten se indicaba en Ramiacuterez Luengo (2014b 2)ndash notablemente dispares entre siacute En este caso concreto ndash y teniendo en cuenta los objetivos que pretende este trabajondash se ha optado por seguir la interpre-tacioacuten que hace Company (2007 28- 9) del concepto mexicanismo y que faacutecilmente se puede ampliar al americanismo asiacute se entenderaacute el americanismo linguumliacutestico como lsquoel conjunto de voces formas o construcciones que son caracterizadoras del habla urbana popular o culta o ambas de Ameacuterica y cuyo uso muy frecuente y cotidiano distancia la variedad americana respecto del espantildeol peninsularrsquo americanismos seraacuten por tanto cada uno de los elementos aislados que conforman una unidad enun-ciada maacutes arriba

El intereacutes indudable de una definicioacuten como la planteada por Company estriba en tres aspectos que se derivan de ella y que constituyen principios metodoloacutegicos de gran utilidad a la hora de estudiar con rigor el americanismo desde un punto de vista histoacuterico en concreto tales principios son los siguientes (a) la consideracioacuten del uso ndash y no de la etimologiacuteandash a la hora de establecer queacute unidad leacutexica es un americanismo (b) la existencia de distintas formas de cumplir la definicioacuten anterior y por tanto la existencia de diferentes tipos de americanismos y (c) el caraacutecter eminentemente dinaacute-mico histoacuterico de esta categoriacutea De este modo parece necesario tener en cuenta estas cuestiones para poder llevar a cabo un estudio maacutes riguroso de estos elementos en lo que constituye su dimensioacuten diacroacutenica y sobre todo para poder entender de forma maacutes profunda los procesos de dialectalizacioacuten en el leacutexico de los que se viene hablando desde el principio (Ramiacuterez Luengo 2017 609)

Maacutes adelante por cierto el autor seguiraacute tambieacuten la mencionada propuesta sobre mexicanismo de Company (2010) Esta conexioacuten entre una formalizacioacuten teoacuterica que deacute pie a un teacutermino operativo en el estudio histoacuterico y propuestas nacidas a partir de la praacutectica lexicograacutefica resulta una vuelta de tuerca maacutes a los intentos en dialectologiacutea de Rabanales Rona y Montes Quizaacutes merezca la pena ponerlos en tela de juicio planteando la cuestioacuten de en queacute medida es ade-cuado e indispensable echar mano de teacuterminos de un aacutembito determinado para consolidar una base teoacuterica de otro distinto

No es ese sin embargo nuestro objetivo aquiacute sino hacer hincapieacute nueva-mente en la indiscutible concepcioacuten diferencial con respecto al espantildeol penin-sular del objeto de estudio en la historia del leacutexico esto es el ismo Mientras que en la praacutectica lexicograacutefica ya hace varias deacutecadas Lara (1990 [1989]) criticoacute duramente la tradicioacuten hispanoamericana consagrada al ismo ndash con relativo poco eacutexito a juzgar por el hecho de que la lexicografiacutea diferencial hispanoame-ricana es ahora incluso maacutes vigorosa que a finales del siglo pasado (cfr la nota

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4)ndash en el estudio histoacuterico del leacutexico la situacioacuten no es en ninguacuten modo tan faacutecil de precisar Para empezar ya hemos dicho que esta perspectiva diferencial estaacute definitivamente justificada cuando nos enfrentamos a procesos de etapas tem-pranas de la presencia espantildeola en el continente y por ende es comuacuten y ade-cuado examinar procesos de americanizacioacuten leacutexica (cfr Rivarola 2018 [2004]) o de americanizacioacuten del leacutexico (cfr Torres Torres 2004) y manejar los teacuterminos correspondientes No obstante no es impensable ndash como ya hemos dicho en el apartado anteriorndash que la cuestioacuten de la adaptacioacuten de una lengua trasplantada a una nueva realidad pierda relevancia en la posterior formacioacuten y consolida-cioacuten de diferentes comunidades de habla y de sus variedades a partir de factores y contextos distintos y que por lo tanto maacutes que prestarle atencioacuten al ismo es decir la diferencia de uso entre Ameacuterica y Espantildea quizaacutes resulte maacutes adecuado centrarse en los entresijos de aquellos procesos y recordando las propuestas de Oesterreicher en el uso mismo de la lengua en sus propios contextos discur-sivos e histoacutericos Naturalmente tanto en un nivel teoacuterico como empiacuterico la variacioacuten dentro de una misma comunidad de habla y en contraste con otras constituiraacute siempre uno de los temas centrales pero resultaraacute maacutes productivo restarle(s) a la(s) variedad(es) trasplantada(s) desde la peniacutensula y siglos atraacutes su valor como grupo de control

Ahora bien si nuestro objetivo es el estudio de la formacioacuten de normas en el siglo XIX como ya vienen haciendo autores como Saacutenchez Meacutendez (2019) a cuya propuesta nos referiremos maacutes adelante no pueden dejarse de lado los diccionarios elaborados en gran cantidad en aquella eacutepoca de clara naturaleza diferencial por supuesto pero que ademaacutes dan buena cuenta y participan del proceso que queremos investigar como ya adelantara Rojas (2010) para el caso de Zorobabel Rodriacuteguez cuestioacuten que ndash proponemosndash deberiacutea ser central en su tratamiento como fuentes Para poder rentabilizar su uso es indispensable comprender y tener muy en cuenta sus caracteriacutesticas idiosincraacutesicas en primer lugar la tradicioacuten lexicograacutefica en la que se inscriben

4 La tradicioacuten lexicograacutefica hispanoamericana hacia el siglo XIX

El surgimiento a mediados del siglo XIX de una imponente tradicioacuten lexico-graacutefica dedicada al espantildeol americano puede y debe explicarse de la mano de un conjunto de diversos factores de tintes socioculturales e histoacutericos Induda-blemente es tambieacuten un reflejo de aquella conciencia linguumliacutestica diferencial que encontramos desde muy temprano entre los hablantes en el continente En ese sentido la estrecha relacioacuten que une esta tradicioacuten y la idea de ismo es faacutecilmente

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explicable y de hecho no significoacute ninguna innovacioacuten en la lexicografiacutea his-paacutenica acostumbrada ya a registrar provincialismos o regionalismos peninsu-lares Es necesario de todas formas establecer un panorama historiograacutefico de las continuidades y rupturas entre esta tradicioacuten y la historia la anterior pero tambieacuten aquella posterior del registro lexicograacutefico de corte diferencial en el continente Esto no significa de ninguna manera que se trate de una tradi-cioacuten puramente endoacutegena todo lo contrario bebe evidentemente de otras tra-diciones lexicograacuteficas y de pensamiento europeas Como adelantamos ya esta mirada resulta uacutetil ademaacutes para considerar adecuadamente el nutrido conjunto de obras lexicograacuteficas producto de esta tradicioacuten como fuentes para el estudio histoacuterico del leacutexico Estaacute claro que este propoacutesito historiograacutefico se alcanza en gran parte a partir de estudios monograacuteficos sobre las obras individuales pero es posible establecer en un primer momento definitivas liacuteneas generales

Para empezar las continuidades y las rupturas entre esta lexicografiacutea deci-monoacutenica y sus antecedentes pueden encontrarse en un nivel textual por ejem-plo en la explicacioacuten del significado de la mano de un sinoacutenimo o de una glosa que ya aparecen en textos muy tempranos producidos en el continente Otro ejemplo importante lo constituyen las semejanzas y diferencias en cuanto a la organizacioacuten de la informacioacuten en los artiacuteculos en comparacioacuten con la lexico-grafiacutea europea bien conocida en general por nuestros autores En el nivel ideo-loacutegico tambieacuten nos topamos con la permanencia o irrupcioacuten de rasgos No es difiacutecil reconocer un aacutenimo enciclopeacutedico el cual si bien decrece con el paso del tiempo en favor de la descripcioacuten del uso de palabras comunes atraviesa toda la historia de la lexicografiacutea hispanoamericana Tambieacuten y como consecuencia de la influencia de la lexicografiacutea espantildeola no acadeacutemica estaacuten los propoacutesitos de ampliacioacuten y complementacioacuten de la nomenclatura acadeacutemica En el mismo plano ideoloacutegico ndash uacuteltimamente revisitado desde una perspectiva glotopoliacutetica (cfr Rojas y Avileacutes en este volumen)ndash se puede identificar con claridad una creciente carga normativa y prescriptiva que convierte la obra lexicograacutefica en una herramienta que interviene de manera decidida en las praacutecticas linguumliacutes-ticas de los ciudadanos En el plano del discurso entendido como un hecho social que refleja pero que tambieacuten transforma la naturaleza de la sociedad nos encontramos en esta tradicioacuten lexicograacutefica decimonoacutenica con la consolidacioacuten de la relacioacuten ndash hasta hoy muy recurridandash entre lengua espantildeola e identidad nacional en la inmensa mayoriacutea de los casos y su difusioacuten a traveacutes de medios hegemoacutenicos impensable en estadios anteriores del registro del leacutexico ameri-cano

Frente a todo lo anterior interesa en estas liacuteneas echarle una mirada a la manera en que el criterio diferencial alcanza en la tradicioacuten decimonoacutenica una

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nueva dimensioacuten vista en perspectiva con etapas anteriores del registro lexico-graacutefico Los autores mismos muestran inequiacutevocamente ser conscientes tanto de conformar una propia tradicioacuten la de diccionarios de provincialismos como de seguir estelas anteriores en especial la de Cuervo y Bello y maacutes especiacutefica-mente la de Pichardo Werner (1994b) ha sentildealado con razoacuten que la transfor-macioacuten del concepto lexicograacutefico del autor a traveacutes de las cuatro ediciones de su obra es un claro preludio a la lexicografiacutea que revisamos Mientras que en la uacuteltima edicioacuten ya podemos entrever un tratamiento maacutes diferencial del habla cubana ndash la atencioacuten prestada a las frases cubanas del tiacutetulo es sintomaacuteticandash que tiene en cuenta y se enfrenta a la perspectiva acadeacutemica la primera edicioacuten ndash dedicada maacutes bien a la flora y fauna y a elementos especiacuteficos cubanosndash partici-paba sobre todo del espiacuteritu ilustrado y enciclopeacutedico de la eacutepoca

A su vez la primera edicioacuten de Pichardo especialmente en cuanto a su pro-poacutesito enciclopeacutedico estaacute estrechamente vinculada al vocabulario de Alcedo no solo por el uso del adjetivo provincial (maacutes bien relacionado con la idea de provincia antes que con una lexicografiacutea de ismos como ya anotamos) No obs-tante deben sentildealarse por lo menos dos diferencias fundamentales En primer lugar la obra de Alcedo tiene un propoacutesito general en cuanto a la lengua y no plantea ninguna restriccioacuten diatoacutepica algo que naturalmente encontramos en el diccionario cubano y que este legaraacute a los diccionarios diferenciales naciona-les posteriores La diferencia entre la situacioacuten colonial en la que cada obra se elabora y la especificidad de la realidad cubana (cfr Leclercq 2004) explican cla-ramente esta diferencia entre Alcedo y Pichardo del mismo modo que la con-sumacioacuten de la independencia y los diferentes procesos de formacioacuten nacional lo haraacuten maacutes tarde en el caso de la tradicioacuten lexicograacutefica pertinente para noso-tros En segundo lugar como el propio nombre de la obra de Alcedo indica se trata de un vocabulario que tiene como principal objetivo complementar la informacioacuten ofrecida en otra obra de mayor volumen y de distinto propoacutesito la de Pichardo en cambio estaacute pensada desde un inicio como una obra especiacutefica-mente lexicograacutefica Por uacuteltimo es evidente que en Alcedo el propoacutesito enciclo-peacutedico es primordial mientras que el registro de voces de uso comuacuten a partir de un criterio diferencial es muy marginal no obstante siacute se encuentran en el vocabulario algunos casos prototiacutepicos que sustentariacutean la idea de su latencia

La naturaleza complementaria del vocabulario de Alcedo estaacute relacionada a su vez con aquella ya mencionada praacutectica comuacuten llevada a cabo desde eacutepo-cas muy tempranas la explicacioacuten o glosado de teacuterminos usados en textos de diferente tipo que en otro lugar he llamado brotes lexicograacuteficos (Huisa Teacutellez 2018) y que sobre todo se presenta en relacioacuten con indigenismos y exotismos referidos a elementos propios de la naturaleza americana Queda claro que esta

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praacutectica si bien propiamente lexicograacutefica se encuentra en el nivel del habla esto es que estaacute pensada para resolver posibles problemas de comprensioacuten en situaciones comunicativas muy determinadas Estaacute de maacutes decir por uacuteltimo que el criterio diferencial aquiacute es miacutenimo3

La llegada al auge de este criterio diferencial en el siglo XIX espoleado por factores socioculturales e histoacutericos que ademaacutes estimulaban la conciencia de la variacioacuten leacutexica tuvo como resultado que otros propoacutesitos lexicograacuteficos mencionados aquiacute y preeminentes en etapas anteriores pasaran a un segundo plano como el enciclopeacutedico o el descriptivo o aquellos praacutecticos relacionados con la intercomprensioacuten Se imponiacutea asiacute una lexicografiacutea puramente de ismos que se fosilizoacute en la primera mitad del siglo XX (cfr Haensch y Omentildeaca 2004) fue duramente condenada desde aacutembitos cientiacuteficos en la segunda mitad (cfr Werner 1991 Zimmermann 1994 o Lara 1990 [1989]) y volvioacute a ganar vitalidad en las primeras deacutecadas del XXI hasta hoy mismo4

Este panorama historiograacutefico debe servir como punto de partida para poder calibrar el tratamiento propuesto de las obras lexicograacuteficas decimonoacute-nicas como fuentes metalinguumliacutesticas de una renovada historia del leacutexico hispa-noamericano centrada en el siglo XIX

5 Los diccionarios de ismos como fuentes del estudio histoacutericoEn el aacutembito lexicograacutefico el papel de fuente de obras lexicograacuteficas anterio-res ndash esto es en buena cuenta el trasvase de la informacioacuten recogida en un diccionario o glosario a otro que se elaborandash no es de ninguacuten modo extrantildeo De hecho los diccionarios generales de americanismos especialmente los pri-meros pero tambieacuten aquellos que se han elaborado en deacutecadas recientes son

3 Tambieacuten en eacutepocas tempranas se elaboraron para la evangelizacioacuten en Ameacuterica una gran cantidad de obras lexicograacuteficas especialmente bilinguumles con lenguas indiacutege-nas Esta hoy llamada lexicografiacutea misionera que aquiacute no resulta central ha trazado su propia historia y ciertamente puede servir como fuente para el estudio histoacuterico como ya ha propuesto Esther Hernaacutendez (2018)

4 En los uacuteltimos antildeos han visto la luz las siguientes obras el Diccionario de america-nismos (2010) de la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola el Dicciona-rio de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua el Diccionario de peruanismos (2016) de la Academia Peruana de la Lengua el Nuevo diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del espantildeol de Chile (Edi-cioacuten refundida y actualizada 2010) de Morales Pettorino el Diccionario del espantildeol ecuatoriano (2016) de Fernando Mintildeo- Garceacutes y el Diccionario de colombianismos (2018) del Instituto Caro y Cuervo

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en gran parte obras compiladoras de los diccionarios nacionales praacutectica de la que tambieacuten participa el Diccionario de americanismos de la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola publicado en 2010 (cfr Cerroacuten- Palomino 2010) Lo mismo se puede decir de la historia de la lexicografiacutea espantildeola gene-ral recordemos que Salvaacute incluyoacute buena cantidad de informacioacuten de Pichardo y que el diccionario acadeacutemico ha ido recogiendo a traveacutes de sus ediciones informacioacuten registrada en aquellos diccionarios nacionales Aunque a veces parece no ser evidente este trasvase trae consigo serios peligros no especial-mente el del plagio Resulta problemaacutetico por ejemplo pasar por alto la com-probacioacuten de la vitalidad actual del leacutexico que se registra o el hecho de que se trate de obras cuyos autores siguieron una metodologiacutea poco sistemaacutetica e intuitiva No es difiacutecil llegar a la conclusioacuten de que es urgente plantearse la cuestioacuten de en queacute medida es fiable la informacioacuten de obras elaboradas en un tiempo y contexto distintos En ese mismo sentido se reclama tambieacuten ndash como hacen por ejemplo Corrales y Corbella (2003) para el caso canariondash trascender las fuentes puramente lexicograacuteficas lo que se deja bien claro en el preaacutembulo del Diccionario del Espantildeol Actual citado por los autores como parte de su argumentacioacuten

Para redactar un diccionario no es suficiente la existencia de una tradicioacuten lexicograacute-fica por muy ilustre que esta sea ni la aportacioacuten de iniciativas individuales aunque a menudo sean inteligentes ni sobre todo la mera imitacioacuten aparencial y externa ndash tan frecuente hoyndash de modelos extranjeros Para redactar un diccionario es indispensable una base documental Algo que ya nos habiacutean ensentildeado ndash en vano al parecerndash los aca-deacutemicos que el siglo XVIII compusieron el Diccionario de autoridades (DEA 1999 XI apud Corrales y Corbella 2003 233)

En el aacutembito del estudio histoacuterico de la lengua esto resulta incluso maacutes evi-dente No es en absoluto inusual sin embargo la apelacioacuten a diccionarios en el trabajo empiacuterico algunas veces respaldada por una justificacioacuten teoacuterica por ejemplo en Perdiguero (2008) en donde se defiende laquoun indudable intereacutes de los diccionarios para conocer la evolucioacuten del leacutexicoraquo (Perdiguero 2008 1441) sin olvidar sus deficiencias pero rescatando el valor de la informacioacuten parcial que ofrecen

Volvamos a la propuesta de una historia del leacutexico hispanoamericano cen-trada en el siglo XIX que abandone automatismos propios del estudio del tras-plante linguumliacutestico No es difiacutecil imaginar que tanto la naturaleza de sus fuentes como la forma de tratarlas son o tienen que ser en gran parte distintas de las de las fuentes con que se cuentan para etapas anteriores si bien la distincioacuten concepcional continuacutea siendo un eje central pensemos por ejemplo en textos de prensa o en correspondencia privada La justificada relevancia por cierto

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de los textos de concepcioacuten oral tambieacuten es indudable aquiacute sobre todo por-que escapan a una fuerza normativa monoceacutentrica propia de situaciones (pos)coloniales La propuesta de una linguumliacutestica histoacuterica desde abajo (cfr Elspaszlig 2005) resulta a este tenor maacutes que propicia Ahora bien las obras lexicograacuteficas diferenciales decimonoacutenicas que nos interesan en estas paacuteginas son manifies-tamente ajenas a este modelo y cumplen en cambio funciones prescriptivas y estandarizadoras La abundante informacioacuten que ofrecen no puede ser sin embargo menospreciada y puede llegar a ser uacutetil por ejemplo para contrastar aquella recogida de otras fuentes o para identificar procesos de consagracioacuten de usos siempre a condicioacuten de que el investigador la trate de forma sensata Es necesario determinar de manera sistemaacutetica los objetivos del manejo de estas fuentes en el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano siguiendo el espiacute-ritu de la pregunta que para el aacutembito metalexicograacutefico planteoacute Werner en la jornada que dio pie a este volumen laquoiquestpor queacute nos interesa en el siglo XXI la lexicografiacutea hispanoamericana de los siglos XIX y XXraquo estrechamente rela-cionada con aquella sobre queacute elementos propios de estas fuentes lexicograacutefi-cas hay que tomar en cuenta para rentabilizar adecuadamente su tratamiento A continuacioacuten pasaremos revista a algunas cuestiones que nos pueden ayudar a responder esas preguntas

51 El purismo en la formacioacuten de diferentes normas nacionales

En primer lugar es esencial una mirada historiograacutefica que situacutee adecuada-mente el surgimiento y auge de los diccionarios diferenciales en el devenir de la lengua en Ameacuterica especialmente en nuestro caso en cuanto a la formacioacuten de diferentes normas nacionales cuyo efecto por lo demaacutes explica la situacioacuten linguumliacutestica actual En su propuesta sobre la conformacioacuten histoacuterica del poli-centrismo del espantildeol americano Saacutenchez Meacutendez (2019) sentildeala las impor-tantes diferencias entre la consolidacioacuten normativa del idioma a los dos lados del oceacuteano sobre todo el hecho de que en comparacioacuten el de Ameacuterica fue un proceso mucho maacutes lento y tardiacuteo A partir de la impronta ilustrada en el pen-samiento americano Saacutenchez Meacutendez afirma

[l] as reflexiones linguumliacutesticas y la actividad normativa hispanoamericana podriacutean divi-dirse en dos grandes grupos [hellip] la vertiente ilustrada que se bifurcoacute a su vez en una propuesta de contenido hispaacutenico y en otra de marco exclusivamente americano y o regional y la vertiente purista con una concepcioacuten monoceacutentrica de la norma basada uacutenicamente en el espantildeol centro- peninsular (Saacutenchez Meacutendez 2019 379)

Estas tres vertientes las identifica el autor respectivamente con las ideas de Bello con las del romanticismo argentino y con las de Cuervo Si bien el peso

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cuantitativo en la bibliografiacutea da la impresioacuten de que la aspiracioacuten a una inde-pendencia cultural e idiomaacutetica de la mano de las ideas romaacutenticas reclamada en la Argentina independiente haya sido general en todo el continente (cfr del Valle y Gabriel- Stheeman 2004) se puede comprobar con facilidad que fue maacutes bien la mirada purista concentrada en un modelo monoceacutentrico peninsular la que gozoacute de gran vitalidad en la mayor parte de los territorios De hecho no es raro que los diccionarios del siglo XIX hispanoamericano conformen en gran parte una laquolexicografiacutea de vicios y defectosraquo (Lozano Andreacutes 2002) destinada directamente a la educacioacuten baacutesica

Habriacutea que definir no obstante en queacute medida su aparicioacuten en el horizonte linguumliacutestico y cultural de ese momento es meramente sintomaacutetica del proceso que sentildeala Saacutenchez Meacutendez o si maacutes bien constituye un factor coadyuvante En teacuterminos concretos la eleccioacuten y consagracioacuten de determinados usos leacutexi-cos por parte de los hablantes pueden responder ciertamente a la imposicioacuten prescriptiva de las obras lexicograacuteficas Esta cuestioacuten estaacute estrechamente rela-cionada con la que mencionaremos maacutes adelante sobre la naturaleza poliacutetica de estos diccionarios

52 Elementos metalexicograacuteficos

En segundo lugar en el examen de estos diccionarios diferenciales como fuen-tes resulta necesario asomarnos brevemente al aacutembito metalexicograacutefico Son relevantes por lo menos cuatro cuestiones a) la finalidad genuina de las obras b) el criterio de seleccioacuten de unidades leacutexicas para su registro c) las indicaciones de uso o marcas de registro y d) el comportamiento lexicograacutefico contrastivo Se defiende en la metalexicografiacutea actual la idea de que las obras lexicograacute-ficas se elaboran para cumplir funciones concretas siguiendo una finalidad genuina (cfr por ejemplo Wiegand 2001 y Jacinto Garciacutea 2015) Esta deter-mina todos los aspectos clave de la obra por ejemplo el tipo de informacioacuten ofrecida y su propia organizacioacuten en el artiacuteculo lexicograacutefico Naturalmente la coincidencia entre la finalidad prevista inicialmente y el producto final puede no ser completa En muchos de los diccionarios que tratamos el autor declara expliacutecitamente cuaacutel es su finalidad al emprender la tarea de elaborar la obra y tambieacuten se puede entrever en las caracteriacutesticas de esta Resulta evidente que esta declaracioacuten de intenciones o la determinacioacuten de una finalidad a traveacutes de las caracteriacutesticas de la obra es fundamental cuando el investigador la trata como fuente documental En nuestro caso hay que tener en cuenta un variado conjunto de propoacutesitos entre los cuales la pura descripcioacuten de peculiaridades regionales la prescripcioacuten normativa la comparacioacuten de usos leacutexicos o el deseo

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de complementar el diccionario acadeacutemico son solo algunos de los maacutes rele-vantes

Ya debe haber quedado claro que la naturaleza de las obras diferenciales estaacute determinada por un criterio de seleccioacuten de unidades leacutexicas para su registro en otras palabras se registraraacute en el diccionario una palabra solo si resulta ser diferencial con respecto a otra comunidad de habla que sirve como punto de comparacioacuten Los diccionarios decimonoacutenicos diferenciales recogen por lo menos a primera vista el leacutexico de un paiacutes que resulta diferente al del espantildeol general En el fondo sin embargo llevar a cabo esta tarea plantea pro-blemas de los que los autores no eran realmente conscientes y que de cualquier forma no habriacutean tenido capacidad de enfrentar En primer lugar el conjunto de palabras que constituye el leacutexico de un paiacutes se conforma en la praacutectica solo a traveacutes de la competencia y la experiencia del autor como hablante y a lo sumo del manejo asistemaacutetico de algunas fuentes literarias o de la prensa Aquellos usos que quedaran fuera de esto terminaban siendo completamente invisibi-lizados Lo mismo ocurriacutea con el supuesto punto de comparacioacuten el espantildeol general para cuya concepcioacuten evidentemente la sola competencia linguumliacutestica o experiencia del autor o su conocimiento literario no bastaban por lo cual en el mejor de los casos recurriacutea ademaacutes a corresponsales o simplemente a lo registrado en diccionarios espantildeoles que era la praacutectica comuacuten De la misma manera que en el caso anterior aquel leacutexico que no estuviera registrado en la peniacutensula tambieacuten podriacutea llevar a error al autor del diccionario diferencial Evidentemente esta forma deficiente de poner en praacutectica el criterio en cues-tioacuten hace necesaria una revisioacuten detenida de la nomenclatura de cada obra Esta revisioacuten tiene que ver tambieacuten con la fiabilidad del diccionario en cuanto a la verdadera vitalidad de las palabras registradas que solo podremos com-probar con un trabajo combinado con otras fuentes (cfr Costa Leoacuten en este volumen)

Por su parte la informacioacuten ofrecida en el nivel microestructural es incluso maacutes relevante para el historiador de la lengua que la sola nomenclatura Maacutes allaacute de la definicioacuten sinoniacutemica usual en la lexicografiacutea diferencial que por sobre sus carencias tiene la ventaja de ofrecer una ruta raacutepida para encontrar el equivalente peninsular resulta relevante la cuestioacuten de la informacioacuten diasis-temaacutetica no referida a la variacioacuten diatoacutepica (cfr Zimmerman 1994) A pesar del buen conocimiento de la lexicografiacutea occidental que la inmensa mayo-riacutea de los autores demuestra no echaban mano normalmente de un lenguaje lexicograacutefico codificado que incluyera marcas gramaticales o indicaciones de uso De esta manera la informacioacuten sobre el registro se diluiacutea en la ofre-cida en el artiacuteculo cuando apareciacutea El examen de estas obras lexicograacuteficas

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tambieacuten pasa por tanto por esta labor de rescate de informacioacuten escondida importante para el estudio de la lengua Otra informacioacuten incluso mucho maacutes rica para el investigador ofrecida por esta lexicografiacutea si bien tampoco de forma sistemaacutetica es aquella contrastiva que no hay que confundir con la diferencial (esto es que el teacutermino o su uso es distinto del espantildeol general) constatada ya por el solo registro (cfr Werner 1991) Se trata en concreto de los comentarios que los autores hacen de manera no uniforme sobre el uso mismo de las unidades leacutexicas por ejemplo sentildealando acepciones distintas a las del espantildeol peninsular o entre los paiacuteses americanos comentarios que muestran como hemos mencionado ya antes una muy clara y aguda concien-cia de la variacioacuten

Para cerrar este apartado no resulta inoportuno referirnos a una idea que ya otros han esbozado (por ejemplo Werner 2001 y los artiacuteculos correspondien-tes en Corbella Fajardo y Langenbacher 2018) Nos referimos a la necesidad praacutectica no solo de reunir en un solo tesoro todos los diccionarios diferenciales nacionales del siglo XIX sino tambieacuten de contar con una herramienta infor-maacutetica que permita acceder de manera simplificada a la informacioacuten aludida en estos paacuterrafos

53 Naturaleza poliacutetica

La perspectiva metalexicograacutefica debe combinarse en el examen de la lexi-cografiacutea diferencial con una mirada que atienda a su vez a cuestiones ideo-loacutegicas propias del momento histoacuterico que atravesaba el continente que van mucho maacutes allaacute del mero purismo linguumliacutestico que hemos visto ya A este res-pecto es interesante seguir los pasos que viene dando en esta direccioacuten la relativamente reciente glotopoliacutetica latinoamericana (remitimos nuevamente a Rojas y Avileacutes en este volumen) Para tratar con cautela la informacioacuten que nos ofrecen es necesario ver estas obras tambieacuten como dispositivos que inter-vienen en la percepcioacuten de la lengua por parte de las sociedades americanas especialmente hacieacutendole el juego seguacuten su lugar de enunciacioacuten a posturas normativas y acadeacutemicas pero sobre todo poliacuteticas Es innegable en nues-tro aacutembito que la naturaleza poliacutetica de esta lexicografiacutea ha cumplido un rol esencial en la formacioacuten de las normas americanas y por tanto constituye un factor importante que incide desde el siglo XIX hasta hoy mismo en la historia y en la situacioacuten actual de la lengua como propone Rojas (2010) a propoacutesito del caso chileno

Planteamos que la forma de estos repertorios se debe a su funcioacuten a saber su caraacutecter de instrumentos de estandarizacioacuten linguumliacutestica Dicho de otro modo

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algunas de sus caracteriacutesticas textuales fundamentales se derivan del propoacute-sito al cual se encuentran destinados esto es la implantacioacuten de una poliacutetica linguumliacutestica conducente a la conformacioacuten de una lengua ejemplar (Coseriu 1990) de caraacutecter nacional Su finalidad uacuteltima es servir de herramienta en el proceso de estan-darizacioacuten del espantildeol de Chile durante la mencionada eacutepoca particularmente en la seleccioacuten de rasgos linguumliacutesticos y la codificacioacuten de estos bajo la forma de un cuerpo de obras de referencia idiomaacutetica Los ldquodiccionarios de provincialismosrdquo pueden con-siderarse como el vehiacuteculo discursivo mediante el cual se intenta impulsar cambios desde arriba (Trudgill y Hernaacutendez 2007 sv) durante la eacutepoca en referencia (Rojas 2010 210)

En ese sentido esta naturaleza poliacutetica de los diccionarios decimonoacutenicos no solo debe tratarse como un aspecto perifeacuterico sino siendo conscientes de su inmensa influencia en las sociedades como un aspecto central en el estudio histoacuterico del leacutexico

54 La mirada del lexicoacutegrafo sobre el proceso de formacioacuten de normas

Por otro lado el criterio diferencial sustentado en una bien definida concepcioacuten monoceacutentrica de la lengua y los tintes normativos o puristas que se desprenden de ella en estos diccionarios participa del temor comuacuten de la eacutepoca de que las hablas americanas se estaban alejando de sus raiacuteces castizas Es evidente que este alejamiento que no siempre fue calificado negativamente por los lexicoacutegra-fos decimonoacutenicos se corresponde precisamente con la formacioacuten de normas a las que nos estamos refiriendo frecuentemente en estas liacuteneas Se deben consi-derar con mucha cautela sin embargo las caracteriacutesticas que estos le atribuyen a tal proceso Como ejemplo pensemos en la mirada del autor del Diccionario de peruanismos

El elemento corruptor criollo es el que figura en mayor proporcioacuten y no el elemento indiacutejena [sic] como pudiera creerse siacutervanos de consuelo porque al fin evolucionar dentro del mismo idioma es tal vez evolucionar al porvenir (Arona sf [1883] 522)

Vemos que se propone con firmeza que la evolucioacuten del espantildeol peruano ocu-rre mayoritariamente dentro de los maacutergenes esperables del idioma restrin-giendo territorial y cuantitativamente ndash y en contra de la realidad de los hechos demostrada actualmentendash la impronta de las lenguas indiacutegenas Se impone entonces una revisioacuten criacutetica de estas miradas que ciertamente forman parte tambieacuten de los oriacutegenes de la filologiacutea hispanoamericana por lo cual esta revi-sioacuten alcanza tambieacuten un vuelo no solo historiograacutefico sino tambieacuten epistemo-loacutegico

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6 CierreHemos esbozado en estas paacuteginas algunas pautas generales para el tratamiento de los diccionarios nacionales del siglo XIX como fuentes del estudio histoacute-rico del leacutexico hispanoamericano Creemos que a pesar de su caraacutecter meta-linguumliacutestico constituyen fuentes ineludibles no ciertamente debido al criterio diferencial del que parten ni centralmente por el inmenso volumen de informa-cioacuten que ofrecen sino especiacuteficamente por el papel que cumplieron en la con-formacioacuten de diferentes normas nacionales Resulta central tener en cuenta su posicionamiento historiograacutefico sus caracteriacutesticas lexicograacuteficas pertinentes su papel como instrumentos glotopoliacuteticos y las nociones sobre el estado de la lengua en Ameacuterica que ofrecen

Ademaacutes hemos aprovechado la oportunidad para proponer un estudio del siglo XIX de distinto corte de aquel que presta atencioacuten a etapas iniciales del espantildeol en Ameacuterica centrado sobre todo en los procesos de adaptacioacuten y trans-formacioacuten de la lengua trasplantada Esto implica no solo tomar en cuenta la evidente distancia temporal entre ambas eacutepocas sino sobre todo asumir en la maacutes reciente de ellas la ocurrencia de procesos radicalmente distintos del tras-plante especialmente el de la paralela conformacioacuten de diferentes normas his-panoamericanas Asumiendo esta idea no parece ser inoportuno abogar por el abandono de una perspectiva diferencial con respecto al espantildeol peninsular concentrada en el ismo que en estadios maacutes recientes de la lengua pierde toda su relevancia

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Aurora M Camacho Barreiro

Consideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute

Garciacutea de Arboleya

Abstract In 1852 the Spaniard Joseacute Garciacutea de Arboleya published his Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Administracioacuten in Cuba which had a second edition in 1859 It provides readers with a valuable overview making it an essential reference when one wants to know and understand the Cuban reality of the 19th century This article focuses on the laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario Cubanoraquo which appears at the end of the Manual and which sheds light on aspects of the Cuban lexicon and its use Some considerations are proposed here mainly from lexicographical theory of the lexical subfield of meals in the laquoIacutendiceraquo We are sure that this could become with proper analysis and treatment an important source in the historical study of the islandrsquos lexicon

Keywords Cuban lexicography lexicografiacutea de autor definition food lexicography lexicon of food

1 IntroduccioacutenEl Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Administracioacuten (de ahora en adelante Manual) elaborado por el espantildeol Joseacute Garciacutea de Arboleya y publicado por primera vez en 1852 no solo ofrece a sus lectores un valioso panorama de la Cuba de su eacutepoca por lo que se hace de consulta obligatoria cuando se quiere conocer y entender la realidad cubana del siglo XIX sino que tambieacuten ilumina aspectos del leacutexico cubano y de su uso Nos referimos especiacuteficamente al laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (de ahora en adelante laquoIacutendiceraquo) incluido en la obra sobre el cual se proponen aquiacute algunas consideraciones principalmente metalexicograacuteficas relacionadas con el registro del subcampo leacutexico de las comidas Estamos seguros de que esta parte lexicograacutefica del Manual de Garciacutea de Arboleya podriacutea convertirse a partir de un anaacutelisis y tratamiento adecuados en una fuente importante en el estudio histoacuterico del leacutexico de la isla

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2 Joseacute Garciacutea de Arboleya vida y obraSon escasos y confusos los datos biograacuteficos que se localizan sobre Joseacute Garciacutea de Arboleya Puede consultarse el artiacuteculo que le dedica Diacuteaz Enriacutequez (2013) algunos datos relevantes se encuentran en liacutenea tanto en la entrada correspon-diente de la Enciclopedia cubana (en liacutenea s v Joseacute Garciacutea de Arboleya) como en Vega Garciacutea (sf) de donde extraemos la siguiente informacioacuten

De don Joseacute Garciacutea de Arboleya puede decirse que poca informacioacuten se ha publicado sobre eacutel y aparece en muchos repertorios biograacuteficos directamente bajo el segundo apellido de entrada se desconoce su fecha de nacimiento Francisco Calcagno precisa en su Diccionario Biograacutefico Cubano que es natural de Andaluciacutea aunque Carlos Manuel Trelles lo corrige a mano y sentildeala que es de Caacutediz Fue cajista del Faro Industrial que llegoacute luego a dirigir y en 1841 redactoacute La Prensa Produjo una obra de Geometriacutea Elemental en dos tomos y el Manual Fun-gioacute como profesor luego director de la Escuela Preparatoria y fallecioacute en agosto de 1876 dejando casi concluida su Siacutentesis de la Creacioacuten Seguacuten el profesor y escritor Ambrosio Fornet fue un agrimensor que pretendioacute realizar una guiacutea destinada a los forasteros que visitaban el paiacutes

La obra de Arboleya ndash como se le cita en la bibliografiacutea consultadandash de natu-raleza enciclopeacutedica abarca esferas tan diversas como la historia la geografiacutea las ciencias fiacutesicas y las matemaacuteticas La contribucioacuten lexicograacutefica que aquiacute consideramos se localiza en su Manual publicado en La Habana en 1852 por la Imprenta del Gobierno en su primera edicioacuten y en 1859 por la Imprenta del Tiempo en una segunda edicioacuten corregida y aumentada Los datos de referencia en los archivos de la Biblioteca Nacional de Cuba Joseacute Martiacute (BNJM) son los siguientes (Vega Garciacutea sf)

Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Admi-nistracioacuten ndash Habana Imprenta del Gobierno 1852 ndash p il mapas pleg - - 155 cm

Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Admi-nistracioacuten - - 2 ed corregida y aumentada ndash Habana Imprenta del Tiempo 1859 ndash 418 p il mapas pleg - - 155 cm

La dedicatoria del Manual para el Gobernador de la Isla y Capitaacuten General Don Valentiacuten Cantildeedo explicita el propoacutesito del autor de laquoinstruir aacute los forasteros de la importancia social y econoacutemica de esta perla del Nuevo Mundoraquo (Arboleya 1859 [1852] sp) Se trata ndash en palabras de Vega Garciacuteandash de lo siguiente

una guiacutea de viajeros [que] se ha convertido poco maacutes de un siglo y medio despueacutes en una de las joyas bibliograacuteficas no solamente de la Biblioteca Nacional de Cuba Joseacute Martiacute sino tambieacuten de todas aquellas instituciones que en el mundo se enorgullecen de contarla en sus fondos (Vega Garciacutea sf)

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La obra consta de dos partes el compendio histoacuterico que abarca desde el descu-brimiento hasta 1852 y el apeacutendice a este compendio que curiosamente resulta maacutes amplio y rico en datos En el iacutendice general se reconoce la voluntad del autor de orientar a sus contemporaacuteneos sobre la Isla y divulgar aspectos bas-tante diversos (por ejemplo sobre la geografiacutea la cultura la administracioacuten y las ciudades) El mismo autor dice al iniciar su obra

Ninguna obra se ha publicado hasta ahora que deacute aacute conocer la importancia social y econoacutemica de la isla de Cuba en todas sus faces (sic) y en la eacutepoca de su mayor prospe-ridad y los veinte mil forasteros que anualmente la visitan ya para fijarse en ella ya de paso aacute otros paiacuteses o negocios de momento en vano buscan un libro que satisfaga su justa curiosidadLlenar tan sensible vaciacuteo ha sido mi propoacutesito al escribir este Manual [hellip] (Arboleya 1859 [1852] sp)

De esta manera de laquola historia y de los tesoros del suelo cubanoraquo ofrece Arbo-leya un valioso panorama al que tendraacuten que acudir quienes pretendan cono-cer y entender el siglo XIX cubano como hemos dicho ya su intereacutes ilumina tambieacuten aspectos del vocabulario a traveacutes del objeto de estudio de esta con-tribucioacuten el laquoIacutendiceraquo La informacioacuten estadiacutestica las ilustraciones los textos descriptivos y el propio laquoIacutendiceraquo convierten al Manual en un libro de obligada consulta y en un texto al que deberaacuten volver especialistas y aprendices por ser compendio y expresioacuten de lo cubano a fines del siglo XIX

El laquoIacutendiceraquo constituye un exponente de la lexicografiacutea diferencial monolin-guumle cubana a pesar de que Arboleya solo lo describiera como una contribucioacuten que laquohace veces de diccionario de voces cubanasraquo ndash es decir que se asemeja o parece un diccionariondash al agruparlas en un intento de contrastar la realidad idiomaacutetica cubana con la espantildeola

La Antologiacutea de la linguumliacutestica cubana de Alonso y Fernaacutendez (1977) incluye el laquoIacutendiceraquo y sobre eacutel dicen los compiladores en su presentacioacuten que la labor filoloacutegica de Arboleya laquo(hellip) no rebasa el marco del presente trabajo interesante por cuanto representa un aporte al Diccionario de Pichardo teniendo sobre todo en cuenta la escasa efervescencia linguumliacutestica del momentoraquo (Alonso y Fer-naacutendez 1977 sp las cursivas son nuestras) No solo es interesante la aportacioacuten filoloacutegica de Arboleya en realidad es una pieza fundamental en el conjunto de repertorios lexicograacuteficos cubanos del siglo XIX pero su localizacioacuten entre las paacuteginas de una obra enciclopeacutedica poco conocida y la pobreza de los estudios metalexicograacuteficos de la eacutepoca en que se reunieron los textos que integran la antologiacutea impiden a Alonso y Fernaacutendez aquilatar su preciso valor en el pano-rama de la lexicografiacutea cubana

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El Tesoro lexicograacutefico de Cuba (Tlex- Cuba) ndash fruto de un proyecto de investi-gacioacuten desarrollado por un equipo de investigadoras del Instituto de Literatura y Linguumliacutestica entre los antildeos 2009 y 2013ndash rescata el laquoIacutendiceraquo de cierto olvido y desmerecimiento de su condicioacuten de obra lexicograacutefica escondida y lo agrupa con otros doce repertorios cubanos de los siglos XIX XX y XXI para conformar un diccionario de diccionarios de nueva planta (cfr Camacho Barreiro 2011)

3 Cuestiones previas al anaacutelisis del laquoIacutendiceraquoAntes de comentar desde un punto de vista metalexicograacutefico el laquoIacutendiceraquo nos parece necesario referirnos a dos cuestiones relevantes para su anaacutelisis la lla-mada lexicografiacutea de autor dentro de la cual podemos ubicar a Arboleya y la relacioacuten de su obra lexicograacutefica con la de Pichardo con toda seguridad el dic-cionarista maacutes importante de Cuba

31 Lexicografiacutea de autor

Como bien advierten Alonso y Fernaacutendez con respecto al tratamiento de las obras compiladas en su antologiacutea

(hellip) el ordenamiento cronoloacutegico tiende a dar una visioacuten histoacuterica del desarrollo de la linguumliacutestica y del surgimiento de las personalidades a ella dedicadas toda vez que en lo que respecta al menos al periacuteodo prerrevolucionario nuestra historia linguumliacutestica es en esencia la historia de esas personalidades (Alonso y Fernaacutendez 1977 8 las cursivas son nuestras)

Ciertamente se ha repetido que la contribucioacuten de personalidades a la produc-cioacuten lexicograacutefica es significativa en el panorama nacional de tal forma que nuestro quehacer lexicograacutefico en los siglos XIX y XX se distingue por la lexico-grafiacutea de autor esto es una lexicografiacutea directamente relacionada con personas interesadas en la lengua que sienten la necesidad de recopilar voces e integrarlas en diccionarios tengan la denominacioacuten y caraacutecter que sea Estos autores pue-den dedicarse a diversos oficios y tener una formacioacuten muy distinta de la del filoacutelogo o propiamente del lexicoacutegrafo Cualquiera podiacutea ndash y se debe antildeadir que puede todaviacutea en el siglo XXIndash hacer un diccionario una tendencia muy rela-cionada con el hecho de que un diccionario era una obra artesanal y de teacutecnica de raacutepido aprendizaje y aplicacioacuten Pascual en una interesante descripcioacuten de la profesioacuten del lexicoacutegrafo se detiene a caracterizar a los autores de diccionarios

(hellip) igual podiacutea ser un autor de un diccionario un quiacutemico que un literato o un comer-ciante Sin dudas que la mayor parte de estos autores de diccionarios eran personas con cierto nivel de cultura y de erudicioacuten conocedores de la lengua pero no en el

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grado suficiente para no cometer equivocaciones graves (Pascual 1994 126 traduc-cioacuten nuestra)

No se trataba pues y como decimos de una labor cientiacutefica sino maacutes bien de una llevada a cabo de forma artesanal por diletantes y aficionados Cier-tamente muchos hacedores de diccionarios eran ndash y lo son todaviacuteandash personas con un alto nivel de cultura y erudicioacuten y conocedores del idioma pero no exentas de cometer errores en lo que corresponde a la naturaleza especiacutefica del trabajo lexicograacutefico No obstante algunos estuvieron familiarizados con las teacutecnicas lexicograacuteficas o las corrientes de pensamiento linguumliacutestico en boga en cada momento histoacuterico por ejemplo el mismo Pichardo

Al respecto Pascual ha sentildealado un aspecto muy significativo del asunto y es que estos autores si bien produciacutean obras abundantes no explicaban laquoni en los prefacios los meacutetodos de trabajo las fuentes de procedencia de los mate-riales las teacutecnicas de tratamiento de estos y los principios teoacutericos en que se basabanraquo (Pascual 1994 127 traduccioacuten nuestra) Estos rasgos convierten a muchos repertorios en recopilaciones poco soacutelidas desde el punto de vista teoacute-rico y repletas de folclorismos y rarezas pero tambieacuten en piezas que arman y complementan una historia

En realidad no son pocas las contribuciones emprendidas por individuos con curiosidad por el idioma y motivados a reunir a manera de glosarios leacutexicos vocabularios diccionarios etc que si bien carecen en su mayoriacutea de basamentos metodoloacutegicos o adolecen de fraacutegil sosteacuten teoacuterico no pueden ser desconocidas ni menospreciadas sobre todo como testimonios leacutexicos de un estado de la lengua en un paiacutes una regioacuten etc

La contribucioacuten lexicograacutefica de Arboleya se inscribe dentro la lexicografiacutea diferencial monolinguumle cubana de autor y resulta como otras de nuestra tra-dicioacuten

(hellip) fruto de empentildeos individuales ocupacioacuten de aficionados dirigidos a la variante nacional en primer teacutermino faltos de meacutetodos cientiacuteficos improvisados con enfoque impresionista de los fenoacutemenos cargados de preceptismo y en correspondencia limi-tados en cuanto a las posibilidades de realizar un anaacutelisis linguumliacutestico profundo de la realidad (Alpiacutezar19941)

32 Arboleya y Pichardo

Las dos ediciones del Manual (1852 y 1859) se publican entre la segunda edi-cioacuten de la monumental obra de Esteban Pichardo (el Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas de 1849) y la tercera (del mismo tiacutetulo si bien se escribe vozes de 1862) por lo que la consideracioacuten y cotejo con los repertorios

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pichardianos es imprescindible si se trata de evaluar la contribucioacuten de Arbo-leya a la lexicografiacutea cubana La referencia al ilustre geoacutegrafo y diccionarista fundamental se localiza en la misma laquoAdvertenciaraquo que sirve de proacutelogo o pala-bras de presentacioacuten al laquoIacutendiceraquo

Tampoco figuran en el Iacutendice los nombres propios topograacuteficos por presentarse reunidos en sus lugares respectivos ni los sucesos histoacutericos que se hallaraacuten en el Compendio y por uacuteltimo he omitido algunos derivados que se forman por las reglas gramaticales y no pocas voces que aunque no son castellanas se conocen general-mente por su uso en el comercio y la marina oacute por ser peculiares aacute varias provincias de la Peniacutensula especialmente las de Andaluciacutea muchos de cuyos provincialismos figuran indebidamente en el interesante Diccionario de Voces Cubanas de don Esteacute-ban (sic) Pichardo obra utiliacutesima y tal vez indispensable para los que quieran conocer aacute fondo nuestro lenguaje provincial En cambio de estas omisiones hallaraacute el lector en este Vocabulario algunas palabras y acepciones omitidas en la obra del Sr de Pichardo cuya respetable opinioacuten he procurado seguir en mis definiciones sean estas maacutes breves y no siempre de acuerdo con las suyas (Arboleya 1852 [1859] 349)

Seguacuten Arboleya aspectos metodoloacutegicos y teoacutericos distinguen su aportacioacuten lexicograacutefica de la de Pichardo como tambieacuten comprueba Diacuteaz Enriacutequez (2013 78) pero sobre todo interesa en esta aproximacioacuten al laquoIacutendiceraquo su decla-rada intencioacuten de diferenciarse del destacado diccionarista cuya obra no deja de calificar como interesante utiliacutesima o indispensable Tras un detallado estu-dio del laquoIacutendiceraquo se puede comprobar que en comparacioacuten con las definiciones de Esteban Pichardo ciertamente y como habiacutea anunciado en la laquoAdvertenciaraquo las suyas se caracterizan por la siacutentesis y la brevedad (Diacuteaz Enriacutequez 2013 78)

No pueden dejar de mencionarse al respecto las consideraciones de Zamora Munneacute acerca del panorama de la lexicografiacutea cubana del siglo XIX y en espe-cial las observaciones sobre el lugar que ocupa la obra de Arboleya en dicho panorama Al respecto advierte

La obra de Garciacutea de Arboleya no tiene el meacuterito de ser la primera ni tiene la calidad de la de Pichardo pero no puede hablarse de la lexicografiacutea cubana del siglo XIX sin al menos mencionarla entre otras razones porque no puede descartarse la uacutenica criacutetica que acertadamente su autor hace a Pichardo (Zamora Munneacute 2001 96ndash 97)

Sin embargo conviene retomar una idea esbozada y ejemplificada por este autor en torno a la singularidad de las definiciones empleadas por Arboleya a las que califica de laquoimprecisas y tan frecuentemente equivocadas como las de Loacutepez Matosoraquo (Zamora Munneacute 2001 97) haciendo referencia al autor mexicano ndash deportado en Cubandash de Viaje de Perico Ligero al paiacutes de los moros de 1816 Por otra parte advierte el estudioso que el listado de palabras de Arboleya es mucho maacutes completo que el del mexicano Sirve a Zamora Munneacute para su descripcioacuten

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el anaacutelisis comparativo entre el tratamiento de la entrada leacutexica abuje de la que Arboleya aporta laquosimplementeraquo que es una lsquoEspecie de ladillarsquo y Pichardo (1862) antildeade que es un lsquoInsecto parecido a la ladilla maacutes chico que obra casi sus mis-mos efectos y aun se introduce en la epidermis [hellip]rsquo (Zamora Munneacute 2001 97)

A desentrantildear un particular modo de definir en el laquoIacutendiceraquo se encamina tam-bieacuten el anaacutelisis que proponemos con la intencioacuten de revelar si eran tan imprecisas y equivocadas sus definiciones como asegura Zamora Munneacute en la frase citada o si respondiacutean a una estrategia del tratadista espantildeol De acuerdo con sus propias palabras y propoacutesitos en su repertorio se encontraraacuten palabras y acepciones que no se localizan en la obra de Pichardo y sus definiciones seraacuten maacutes breves (Arbo-leya 1859 [1852] 349)

4 Anaacutelisis metalexicograacuteficoCon el acelerado desarrollo de la teoriacutea sobre los diccionarios o metalexicografiacutea estamos en mejores condiciones de revisitar la obra lexicograacutefica de Joseacute Garciacutea de Arboleya y describirla dentro del horizonte diccionariacutestico cubano del siglo XIX Lo haremos centraacutendonos primero en el estudio del lemario en el nivel macroestruc-tural y de la definicioacuten en el microestructural Teniendo en cuenta que el laquoIacutendiceraquo aparece incluido dentro del Manual es adecuado referirnos al sistema de referen-cias o remisiones que lo conectan o relacionan con el cuerpo principal de la obra

Nos restringiremos al subcampo leacutexico de las comidas cubanas con el inte-reacutes de ahondar en la seleccioacuten del lemario y en la peculiaridad de la definicioacuten aportada por Arboleya y de compararla con la aparecida en la edicioacuten de 1862 de Pichardo Describiremos tambieacuten las referencias que sobre algunos platos apare-cen en el Manual asiacute como el epiacutegrafe dedicado al tema laquoLa comidaraquo dentro del propio compendio

41 El lemario

En sentido general podriacuteamos caracterizar el laquoIacutendiceraquo como una relacioacuten de palabras en forma de lemas ordenadas alfabeacuteticamente ndash se incluyen las letras CH y LL pero no K W ni Xndash que se inician con letra mayuacutescula y terminan con un punto final Arboleya propone tambieacuten una serie de abreviaturas que representan contenidos diversos1 como las marcas gramaticales pero es asiste-maacutetico en su imposicioacuten

1 Diacuteaz Enriacutequez (2013) precisa aspectos macro- y microestructurales en el artiacuteculo citado

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En total el laquoIacutendiceraquo contiene 1414 entradas de las cuales 818 aparecen con segundo enunciado en la terminologiacutea de Seco (1987) y 596 con la informacioacuten del nuacutemero de la paacutegina donde debe estar localizado el referente en el Manual a manera de referencia o remisioacuten aunque en algunos casos el nuacutemero de paacutegina remitido no es el correcto (por ejemplo en ajiaco aporreado y arroz) Este sis-tema de remisioacuten no se cumple de manera sistemaacutetica de tal forma que se lema-tizan y se remiten al Manual en donde sin embargo no tienen definiciones ajiaco aporreado arroz arroz blanco casabe oacute cazaba catibiacutea fufuacute majarete morcillas de dulce y de sal tamal y tortas de casabe En estos casos ademaacutes la marcacioacuten gramatical es irregular solo aporreado y tamal tienen marca de sustantivo masculino irregularidad que se repite en los casos con definicioacuten en el laquoIacutendiceraquo (solo la tienen bien- me sabe bocadillo bocado de la reina cafiroleta gandinga mala- rabia mata- hambre y palanqueta) Ademaacutes en un uacutenico caso el de chibirico Arboleya unifica los dos modelos de su praacutectica lexicograacutefica la referencial y la definicional esto es antecede a la propuesta definicional el nuacutemero de la referencia en el Manual

Arboleya sentildeala que laquolas voces puramente cubanas y las castellanas que solo tienen en el Pais (sic) un significado peculiar se distinguen en el Iacutendice con letra bastardillaraquo (Arboleya 1859 [1852] 349ndash 350) Se nota asiacute el intereacutes por la descripcioacuten diferencial y por establecer un sistema de tratamiento ortotipograacute-fico

El tema de la comida lo desarrolla Arboleya en su Manual entre las paacutegi-nas 251 y 253 del apartado laquoCostumbresraquo (249ndash 262) que junto con otros que tratan diversos aspectos (laquoGeografiacutea Fiacutesicaraquo laquoDivisioacuten Territorialraquo laquoPobla-cioacutenraquo laquoProduccioacuten y Riquezaraquo y laquoComunicaciones y Comercioraquo) forma parte del laquoApendice al Compendio histoacutericoraquo Sobre horarios denominaciones de platos gustos y preferencias abunda el autor Tomaacutendose eacutel mismo como un cubano maacutes dice Arboleya laquoNuestras mesas son abundantes y el arte culinario ha hecho grandes progresos en la Islaraquo (Arboleya 1859 [1852] 251) y se recrea en describir la preferencia por el pan el cafeacute o el chocolate y otras costumbres y gustos culinarios

Precisa Arboleya ademaacutes que laquoLos platos especiales de Cuba son pocos y casi solo se ven en las mesas pobres pues en las de las clases acomodadas se come aacute la espantildeola aacute la italiana aacute la francesa amp Dareacute aacute conocer los maacutes comunesraquo (Arboleya 1859 [1852] 251) Dichos platos maacutes comunes seguacuten el tratadista son el ajiaco el arroz blanco el aporreado el picadillo el quim-bomboacute la zambuila el tamal el majarete la mazamorra el guiso de maiacutez el maiacutez de finados y el tasajo brujo Las denominaciones han sido destacadas en cursiva y se ofrecen al lector aspectos sobre los ingredientes y el modo de

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elaboracioacuten de las preparaciones Como se ha advertido ya algunos aparecen en el listado de las entradas del subcampo leacutexico del laquoIacutendiceraquo comentado con un nuacutemero y otros no tienen marca referencial o de remisioacuten al Manual de ninguna clase como ocurre con picadillo quimbomboacute zambuila mazamorra o maiz de finado

Se presenta a continuacioacuten la relacioacuten de las entradas leacutexicas correspondien-tes al subcampo leacutexico de los platos o las comidas aportadas por Arboleya en el laquoIacutendiceraquo que hacen un total de veinte

1 Alegriacutea 2 Alfajor 3 Arepa 4 Bien-me-sabe 5 Bocadillo 6 Bocado de la reina 7 Cafiroleta 8 Cusubeacute 9 Chibirico 10 Enchilado 11 Frangollo 12 Gandinga 13 Mala- rabia 14 Mata- hambre 15 Melcochado (huevo) 16 Monteriacutea 17 Palanqueta 18 Panetela 19 Panqueacute 20 Yema doble

42 La definicioacuten

Retomamos aquiacute un tema de especial intereacutes la definicioacuten de voces pertene-cientes al subcampo mencionado que habiacuteamos abordado en aproximaciones al leacutexico de la alimentacioacuten en Cuba Seguacuten Camacho Barreiro

En los trabajos lexicograacuteficos cubanos se advierte un alto iacutendice de aparicioacuten de este vocabulario Ahora bien algunos lexicoacutegrafos tienden a definir la unidad leacutexica mediante la receta o meacutetodo de preparacioacuten de un determinado plato lo cual sobre-pasa los liacutemites de una definicioacuten lexicograacutefica si concordamos con Manuel Seco (1987234) en que laquo(eacutesta) no se propone ndash o no se debe proponerndash la imagen completa

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del objeto sino la imagen suficiente o sea la que se constituye por medio de los espe-cificadores necesarios para que el objeto quede (hellip) caracterizado en sus rasgos rele-vantes y diferenciadores (hellip)raquo (Camacho Barreiro 1994 10ndash 11)

Algunos diccionaristas acuden con una finalidad abarcadora a una serie de datos que rebasan los liacutemites que deben establecerse para un artiacuteculo de diccio-nario de lengua No se trata en estos casos de observaciones superfluas ni de aspectos no distintivos del significado de la entrada sino de la inclusioacuten en el artiacuteculo lexicograacutefico de los meacutetodos de elaboracioacuten de los platos o recetas de cocina propiamente dichos que se complementa con exhaustivas explicaciones de las distintas descripciones u orientaciones que aparecen en recetarios o en otros diccionarios2 Vale recordar aquiacute lo que ya Porto Dapena (2014) habiacutea mencionado sobre este tipo de artiacuteculo lexicograacutefico especiacuteficamente en rela-cioacuten con la definicioacuten

Una cuestioacuten que a propoacutesito de las definiciones hiperespeciacuteficas convendriacutea plan-tearnos ndash [hellip]ndash viene representada por la relacioacuten entre la cantidad de informacioacuten y los liacutemites de la propia definicioacuten pues en dependencia de lo que entendamos por esta esa hiperespecificidad puede de hecho rebasar los liacutemites de la propia definicioacuten (Porto Dapena 2014 46)

En el caso de las definiciones de los platos o preparaciones culinarias se puede localizar en los diccionarios cubanos diferente tratamiento pero se observa una tendencia hacia la hiperespecificidad a la que Porto Dapena se refiere En este panorama conviene delimitar la perspectiva de Arboleya y describir su praacutectica lexicograacutefica3

2 Por ejemplo en el Leacutexico Mayor de Cuba (1958ndash 1959) de Esteban Rodriacuteguez Herrera encontramos algunas definiciones que confirman esta aseveracioacuten por ejemplo

bienmesabe sm Dulce compuesto de azuacutecar almendras harina de trigo huevo etc que en la antiguumledad se preparaba en esta Isla pero ya hoy es completamente desconocido en el paiacutes con ese mismo nombre (hellip) En un libro espantildeol impreso en Madrid (1913) encontramos una foacutermula para preparar el bien me sabe pero a la manera americana y no espantildeola pues dice Se rallan despueacutes de bien raspada la caacutescara oscura dos cocos frescos se exprimen mucho entre un pantildeo y toda la leche que suelten los cocos se pone en el perol con mucha azuacutecar y cuando ha hervido se le agregan seis yemas de huevos y [hellip] (las cursivas son nuestras)

3 Es posible ver en nuestro autor una clara conciencia de la informacioacuten enciclopeacute-dica ya desde la laquoAdvertenciaraquo del laquoIacutendiceraquo reconoce el caraacutecter enciclopeacutedico que pueden adquirir obras como su Manual y en este sentido precisa que prefiere evitar laquoel disgusto de digresiones fastidiosasraquo y laquoagregar al Iacutendice alfabeacutetico de las materias

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Arboleya emplea los siguientes hiperoacutenimos en las denominaciones de platos cubanos que registra dulce (11) manjar (2) pastelillo (1) guisado (1) vizcocho (1)4 Emplea ademaacutes las formas especie de panetela (1) y cierto dulce (1) En el resto de las definiciones no podemos hablar propiamente de hiperoacutenimos de hecho encontramos una definicioacuten sinoacutenima (lsquoasadurarsquo bajo gandinga) Obser-vamos asiacute asistematicidad en la construccioacuten del definiens en particular en la seleccioacuten del geacutenero proacuteximo y el establecimiento de una distincioacuten entre aquellos platos definidos como dulces y los definidos como manjares En cuanto a esta distincioacuten seguacuten la edicioacuten del antildeo 1852 del Diccionario Usual de la Real Academia Espantildeola la maacutes cercana a la eacutepoca en que Arboleya redacta su obra dulce y manjar se definiacutean de la siguiente manera

dulce adj Lo que causa cierta sensacioacuten suave y agradable al paladar como la miel el azuacutecar etcmanjar m Cualquier comestible

La designacioacuten de las entradas arepa y matahambre a partir del hiperoacutenimo manjar es poco precisa si se tiene en cuenta que ambas preparaciones pueden ser clasificadas como dulces como ocurre con el resto de los platos de esta clase

La utilizacioacuten del determinante indefinido cierto revela la inseguridad en el dominio de la realidad dada o el desconocimiento real de aspectos de la vida popular y de nuestra cultura ancestral (Camacho Barreiro 2013 89ndash 90)5 Con el empleo de la denominacioacuten especie de la definicioacuten hiperoniacutemica esconde igualmente la verdadera acepcioacuten de la unidad leacutexica tratada panqueacute cuyo sig-nificado no se conoceriacutea o que no precisa como en otros casos con el hiperoacute-nimo dulce es decir el lexicoacutegrafo muestra inseguridad o desconocimiento

tratadas en el texto las voces cuyo significado no se explican en eacutel pues de este modo se ofrece al lector un vocabulario tan completo como lo necesita para su cabal inte-ligenciaraquo (Arboleya 1859 [1852] 349) Resulta claro que la conexioacuten entre el todo y una de sus partes es fundamental el sistema de referencias asiacute lo sugiere a pesar de que ndash como hemos vistondash su aplicacioacuten adolezca de irregularidades

4 Como puede notarse frente al relativo amplio nuacutemero de dulces solo tres entradas clasifican entre lo que denominariacuteamos platos fuertes o platos principales (enchilado gandinga y monteriacutea) de tal forma que podemos definir una tendencia en la selec-cioacuten de las unidades registradas muy seguramente basada en el conocimiento y las preferencias del autor

5 Seguacuten la NGRLE cierto se utiliza por laquodeseo del hablante de mantener oculta la iden-tidad del referente [hellip] y a veces su propia incapacidad para expresarla o ponerla de manifiesto [hellip]raquo o que prefiere laquoque quede velada o encubiertaraquo (NGRLE 2009 966)

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Sobre el caso de pastelillo como hiperoacutenimo en la entrada encabezada por chibirico merece la pena sentildealar el uso de la forma en diminutivo El empleo de algunas derivadas como geacutenero proacuteximo nos enfrenta al problema de la inser-cioacuten del vocablo definido en una clase de mayor extensioacuten semaacutentica del tipo de definicioacuten aristoteacutelica hiperoniacutemica o por geacutenero proacuteximo y diferencia especiacute-fica6 El uso comuacuten de derivados en - illo o - ito para denominar referentes ame-ricanos en la lexicografiacutea peninsular o aquella hecha por espantildeoles se puede notar tambieacuten en Arboleya7

Ya hemos dicho que la preparacioacuten culinaria llamada gandinga se define como lsquoasadurarsquo en una claacutesica definicioacuten sinoniacutemica asiacute tambieacuten procede con las entradas huevo melcochado y vizcocho Emplea como hiperoacutenimo la deno-minacioacuten guisado que se adecua a la entrada leacutexica definida

guisado (hellip)m La vianda compuesta y aderezada con caldo especias uacute (sic) otras cosasasadura f Las entrantildeas del animal Dijeacuteronse asiacute porque antiguamente y con espe-cialidad en los sacrificios recien (sic) muerto el animal se echaban en las brasas y se asaban

43 Comparacioacuten con Pichardo

De las veinte entradas leacutexicas que estamos revisando Pichardo registra trece con ideacutentica grafiacutea y cinco donde esto no ocurre (bien- me- sabe bienmesabe bocado de la reina bocado de la Reacuteina chibirico chiribico mata- hambre mata-hambre panqueacute panqueque) y no lematiza la unidad leacutexica huevo melcochado sino el participio melcochado da

6 Para Martiacutenez de Sousa laquose emplea la definicioacuten hiperoniacutemica cuando se define oso con el hiperoacutenimo animal o vaso con recipiente etc En relacioacuten con este hiperoacutenimo la unidad leacutexica es su hipoacutenimo y todas las palabras que pueden definirse con el mismo hiperoacutenimo son cohipoacutenimos entre siacute como oso cabra vaca etc en relacioacuten con animal [hellip] El hiperoacutenimo constituye el geacutenero proacuteximo de la unidad leacutexica y la informacioacuten que se antildeade al hiperoacutenimo para distinguir al hipoacutenimo de sus cohi-poacutenimos constituye la diferencia especiacuteficaraquo (Martiacutenez de Sousa 1995 75) Pascual y Olaguiacutebel ya habiacutean advertido tambieacuten sobre la praacutectica laquode tratar de adaptar de una manera servil la realidad de las palabras a la de los objetos que designanraquo (Pascual y Olaguiacutebel 1991 78)

7 Otro caso conocido en el aacutembito cubano es el Vocabulario cubano (1921) del espantildeol Constantino Suaacuterez en donde por ejemplo bajo amor al uso se define lsquoarbolito de jardineriacutea con gajos cubiertos de suave pelusa de hojas cordiformesrsquo (las cursivas son nuestras)

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 103

En el anexo de este trabajo se cotejan las definiciones aportadas por Arbo-leya y por Pichardo en los casos coincidentes cotejo que arroja elementos de intereacutes acerca de los modelos definicionales empleados por ambos autores Ya se advirtioacute que Arboleya se propuso elaborar definiciones breves y no necesa-riamente coincidentes con las redactadas por Pichardo por lo que interesa el paralelo entre sus producciones lexicograacuteficas de manera particular Se puede distinguir un tratamiento regular y con tendencia a la sistematicidad en la construccioacuten de las definiciones del subcampo estudiado Se identifican en el repertorio de Arboleya cinco modelos definicionales

X (hiperoacutenimo) con Y (ingrediente) panqueacuteX (hiperoacutenimo) de Y (ingredientes) alfajor arepa bien- me- sabe bocadillo bocado de la reina mala- rabia mata- hambre yema- dobleX (hiperoacutenimo) hecho con Y (ingredientes) alegriacutea cafiroleta monteriacuteaX (hiperoacutenimo) hecho de Y (ingredientes) cusubeacute palanquetaX (hiperoacutenimo) que se hace con Y (ingredientes) frangollo

Como se observa Arboleya incluye en la definicioacuten los ingredientes fundamen-tales de la preparacioacuten descritos de manera sistemaacutetica solo que a traveacutes de modelos definicionales distintos El modelo X de Y es el maacutes empleado (7) El autor no adiciona a su definicioacuten ninguacuten otro dato acerca del modo de elabora-cioacuten o receta propiamente dicha o sobre la forma que debe tomar el plato dado como siacute hacen otros diccionaristas cubanos Los liacutemites de sus definiciones en el subcampo leacutexico analizado se ajustan a los elementos baacutesicos en este caso los ingredientes

Siguiendo a Porto Dapena se puede precisar que en el laquoIacutendiceraquo no se emplean extensiones definicionales entendidas estas como laquoespecies de apeacutendices que ayudan a complementar la informacioacuten ofrecida dentro de la definicioacuten pero que no forman propiamente parte de ellaraquo (Porto Dapena 2015 46) Podemos decir por ello que las definiciones elaboradas por nuestro autor para las entra-das leacutexicas del subcampo de los platos o comidas son breves y sinteacuteticas

Como se puede ver en el cotejo del anexo Pichardo incorpora los ingredien-tes (laquohecho de Yraquo laquocompuesto de Yraquo) en alegriacutea cafiroleta enchilado gandinga y mala- rabia la forma o el aspecto de la preparacioacuten culinaria en alfajor boca-dillo y chiribico el modo de elaboracioacuten o receta de cocina en arepa bocado de la Reacuteina cusubeacute monteriacutea palanqueta panetela panqueque y yema- doble Se puede advertir que la introduccioacuten de otros elementos marca una transicioacuten de la definicioacuten ajustada con liacutemites precisos en Arboleya y a una definicioacuten con apeacutendices con informacioacuten diversa en Pichardo En sentido diferente a las consideraciones de Zamora Munneacute (2001) citadas paacuteginas arriba acerca del

Aurora M Camacho Barreiro104

caraacutecter de las definiciones de Arboleya puede concluirse a partir de estas pri-meras consideraciones en el caso del subcampo leacutexico de los platos y comidas y en comparacioacuten con el trabajo de Pichardo que aquellas no deben catalogarse de imprecisas ni de equivocadas

Para una valoracioacuten maacutes exacta se puede plantear una raacutepida comparacioacuten entre nuestro autor y el mexicano Antonio Loacutepez Matoso quien durante su estancia en La Habana recopila una lista de palabras y las recoge en su des-cripcioacuten del Viaje de Perico Ligero al paiacutes de los moros en 1816 Son solo cuatro las entradas leacutexicas lematizadas y definidas por Loacutepez Matoso que localizamos tambieacuten en Arboleya Se toman para la comparacioacuten las entradas leacutexicas del subcampo analizado que coinciden con la seleccioacuten de Arboleya

Alegriacutea es maiacutez crudo tostado asta q revienta y asi sin mas ni mas se une con miel en unas pelotasMalarrabia es un dulce mui sabroso de camote frito y mielMata- hambre es la yuca mui molida i cocida en dulcePalanquetas son ponte- duro

En cuanto a los elementos que componen la definicioacuten se identifican ingredien-tes (en alegriacutea malarrabia y mata- hambre) y modos de elaboracioacuten (alegriacutea y mata- hambre) En el caso de la entrada palanqueta emplea una definicioacuten sino-niacutemica Recoge la denominacioacuten ponte- duro como sinoacutenimo del dulce cubano que se trata seguacuten el Diccionario de Americanismos de 2010 de un lsquoturroacuten ela-borado con maiacutez tostado piloncillo y semillas de calabazarsquo (aunque se lematiza la variante ponteduro)

En las definiciones de Loacutepez Matoso vemos ademaacutes elementos subjetivos y valorativos por ejemplo laquosin maacutes ni maacutesraquo8 al referirse al dulce alegriacutea y laquomui sabrosoraquo cuando se trata de malabarria elementos ambos que deberiacutean ser evitados de acuerdo con el principio de objetividad lexicograacutefica Para Blecua el uso de la lengua en un diccionario es en teoriacutea un modelo de objetividad frente al uso coloquial que seriacutea el polo opuesto (Blecua 1990 61)

En cuanto a este punto volvamos al caso de Pichardo en quien tambieacuten pueden encontrarse elementos valorativos por ejemplo en el uso de laquogroseroraquo para expresar su disgusto como se encuentra bajo palanqueta9 En el caso de

8 DRAE 2001 loc adv coloq lsquoSin reparo ni consideracioacuten precipitadamentersquo 9 Para una caracterizacioacuten maacutes completa de la funcionalidad del adjetivo para vehi-

cular contenidos ideoloacutegicos en una muestra de la lexicografiacutea diferencial cubana entre los siglos XIX y XX ver Camacho Barreiro 2013

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 105

Arboleya llama la atencioacuten que el autor evita toda valoracioacuten o comentario subjetivo rasgo que caracteriza el laquoIacutendiceraquo de manera muy singular

5 A manera de conclusioacutenUn estudio detallado del tratamiento lexicograacutefico dado a las unidades leacutexicas del subcampo de los platos y comidas a traveacutes de los siglos XIX y XX en Cuba nos permitiraacute llegar a conclusiones definitivas pero puede adelantarse que en fechas tan tempranas como la segunda mitad del siglo XIX se forjaba ya un modelo definicional que transitaraacute de la inclusioacuten de los ingredientes de la pre-paraciones o platos a la precisioacuten sobre su forma o aspecto hasta la incorpora-cioacuten de recetas propiamente dichas o fases para su elaboracioacuten El cotejo entre los repertorios de Arboleya y de Pichardo nos permite identificar una zona de transicioacuten pero este dato deberiacutea complementarse con la informacioacuten que pue-den arrojar las restantes ediciones del diccionario de Pichardo o la obra lexico-graacutefica de otros diccionaristas del siglo XIX

AnexoCotejo de las definiciones de Arboleya y Pichardo10 (subcampo leacutexico de las comidas)11

En todos los casos en primer lugar aparece la entrada de Arboleya seguida de la Pichardo

Se puede notar que se ofrecen si bien no regularmente tres diferentes tipos de informacioacuten los ingredientes la forma que toma la preparacioacuten y el modo de elaboracioacuten

Alegriacutea Dulce en pasta hecho con miel y alguna fruta oacute ajonjoliacuteAlegriacutea [hellip] Dulce seco hecho de Ajonjoli o Coco rallado y miel de cantildea o azuacute-car (hellip)

10 La edicioacuten de Pichardo consultada es la correspondiente a los antildeos 1861 y 1862 que se publicara en dos diferentes imprentas habaneras la Imprenta del Gobierno y la Imprenta La Antilla Alpiacutezar nos aclara que es la misma edicioacuten pero que ciertas dificultades en la primera imprenta obligaron a continuar la impresioacuten en la segunda (1989 56) No hemos pedido consultar las ediciones de 1836 y de 1849 pero siacute tuvimos acceso a las ediciones de 1976 y a la reimpresioacuten de 1985 para ampliacioacuten y contraste de datos

11 Se mantiene la ortografiacutea (incluyendo mayuacutesculas iniciales) de ambos autores

Aurora M Camacho Barreiro106

Alfajor Dulce de casabe azuacutecar y pimienta Lo hay de otras clasesAlfajor [hellip] Dulce seco hecho de Casabe azuacutecar y pimienta en forma de rombo o romboide

Arepa Manjar de maiz azuacutecar aniacutes y mantequilla (sic)Arepa [hellip] Manjar hecho de Maiacutes salcochado majado pasado por el Jibe o cedazo a cuya pasta se agregan huevos y mantequilla y luego se pone en el horno

Bien-me-sabe m Dulce de huevos almendras ampcBienmesabe [hellip] Dulce compuesto de huevos almendras ampc

Bocadillo m Dulce de boniatosBocadillo [hellip] Dulce blando y suave hecho de Buniato parecido a la Cafiro-leta

Bocado de la reina m Dulce de harina y huevosBocado de la Reacuteina Dulce hecho de la clara del huevo batida leche algo de harina almiacutevar y luego regado con la yema

Cafiroleta f Dulce hecho con buniato y coco y tambien con almendra (sic)Cafiroleta [hellip] Dulce compuesto de Boniato Coco rayado y azuacutecar Si de Buniato solo y seco se llama Buniatillo

Cusubeacute Cierto dulce hecho de almidoacuten de yucaCusubeacute [hellip]Dulce seco hecho de harina de Yuca [Almidon] en panecillos o porciones que llaman Bollitos con agua y azuacutecar y a veces amasada con huevos

Chibirico 174 Pastelillo pequentildeoChiribico [hellip] Especie de pastelito mui pequentildeo en La Habana

Enchilado [hellip] II El pescado fresco oacute salado con este condimentoEnchilado [hellip] El pezcado compuesto con una salsa mui cargada de Ajiacute Chile

Frangollo Dulce seco que se hace con plaacutetanosFrangollo [hellip] Dulce seco hecho de plaacutetano verde pulverizado azuacutecar ampc

Gandinga fAsadura(A 1852)Gandinga [hellip] Comida favorita para el almuerzo compuesta de hiacutegado o bofe cortados en trozos pequentildeos con salsa espesa

Mala- rabia f Dulce de boniato oacute plaacutetanos y mielMala- rabia [hellip] Dulce compuesto de pedazos de plaacutetano maduro Buniato y cosas semejantes con Melado o almiacutevar

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 107

Mata- hambrem Manjar de catibia huevos y almiacutevarMatahambre [hellip] Masa hecha de yuca con huevo y dulce cocida al horno

Melcochado (Huevo) Huevo en ceradoMelcochado da [hellip] Lo que tiene el temple o punto de la Melcocha (Huevo) Oslash

Monteriacutea Guisado hecho con las sobras de las aves servidas el diacutea anteriorMonteriacutea [hellip] El ave guisada en piezas con caldo que sirvioacute de otro modo el diacutea anterior

Palanqueta f Dulce seco hecho de gofio y mielPalanqueta [hellip] Dulce seco grosero que hacen en La Habana de Mais tostado y molido amasado con miel y en la figura de su comparativo

Panetela Vizcocho en la segunda acepcioacutenPanetela [hellip] En la parte occidental es el Biscochuelo de Tierradentro pero en Tierradentro tambieacuten se dice Panetela a su mismo Biscochuelo si despues se corta en telas u hojas sufriendo luego cochura en el horno entoacutences se llama en la Vueltabajo Panetela biscochada

Panqueacute oacute panqueque Especie de panetela con mantequillaPanqueque [hellip] La misma composicion de la Panetela o Biscochuelo de Tierra-dentro pero maacutes cargado de harina y mantequilla En Cuba Panqueacute

Yema doble Dulce de yema de huevos en almiacutevarYema- doble Dulce hecho de yema de huevo con almiacutevar de modo que cuajada en ciacuterculo y doblada luego por el medio presenta dos hojas

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Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea

La funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y

Juan de Arona

Abstract The diachronic study of the lexicon is based on the careful analysis of past texts Alongside this type of sources which can be digitized to form corpora dictio-naries from previous centuries have also occupied a privileged place The reliability of these works is however debatable except when they offer quotations or examples of testimony since they make it possible to document previously lemmatized voices and not only to record them lexicographically For the diachronic study of American Spa-nish the first dictionaries of provincialisms are still of great importance today because they reflect an attitude towards the language or an awareness of variation that turn them into cultural and linguistic testimonies of the first order Some of these dictionaries as hybrid heirs of the encyclopedic and linguistic genre included literary quotations taken especially from Peninsular authors but also from American authors in order to demonstrate and illustrate the variation of American Spanish with respect to the use of European Spanish Thanks to this feature it is possible to not only see in them the application of a differential criterion in the selection of lexical units but also a form not yet systematized of contrastive methodology In this paper we will analyze the literary sources cited in two of the first dictionaries of Americanisms published in the 19th century the Diccionario de chilenismos by Zorobabel Roriacuteguez (1875) and the Diccionario de peruanimismos (1883) by Juan de Arona in order to verify a common use conscious and recurrent use of quotations by both authors who wanting to create normative works actually published two dictionaries of a markedly empirical character contrary to what is usually claimed based on a documentary corpus from which they extracted abundant contrastive information

Keywords dictionaries of Americanisms lexicographical example history of lexicogra-phy differential- contrastive lexicography history of Americanisms

1 IntroduccioacutenComo ha sentildealado Dariacuteo Rojas (2010 210 229ndash 230) para valorar adecuada-mente los primeros diccionarios de provincialismos hay que tener en cuenta el propoacutesito comunicativo con que fueron escritos Este propoacutesito es en uacuteltima instancia el que determina los aspectos formales y de contenido de

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea110

cualquier repertorio lexicograacutefico (Werner 1991 239) Los diccionarios de provincialismos tienen en comuacuten una serie de rasgos como son los equiva-lentes intralinguumliacutesticos las secuencias directivas en el interior de su microes-tructura o los ejemplos basados en testimonios escritos que no comparten con otras clases de diccionarios maacutes comunes Dada su especificidad estas obras no pueden juzgarse en los mismos teacuterminos que los diccionarios gene-rales monolinguumles sino considerando el modo en que lograron adecuarse a las necesidades comunicativas y de adquisicioacuten de conocimiento de un tipo concreto de usuario que vivioacute tras la independencia de las colonias america-nas De ahiacute que estemos completamente de acuerdo con la opinioacuten de Rojas (2010 229) al rechazar la idea de quienes partiendo de la periodizacioacuten esta-blecida por Alfredo Matus (1994) afirman que estas primeras obras lexico-graacuteficas americanas se elaboraron seguacuten un meacutetodo laquoprecientiacuteficoraquo propio de diletantes cuando en realidad estaacuten escritas obedeciendo a un propoacutesito bien definido que era el de dar respuesta a las exigencias de una parte de la sociedad hispanoamericana que deseaba normalizar la variedad linguumliacutestica que hablaba entonces

En este trabajo vamos a centrarnos en un tipo de componente microes-tructural orientado a esa finalidad normalizadora los testimonios literarios aducidos en los diccionarios de provincialismos Cada componente lexico-graacutefico como son las marcas gramaticales las definiciones los ejemplos de uso etc tiene asignada una funcioacuten especiacutefica Sin embargo son precisa-mente los ejemplos de uso y en este caso los testimonios literarios uno de los pocos componentes cuya naturaleza es multifuncional esto es permite la asuncioacuten de diferentes funciones sin modificar su forma ni tener que adap-tarse a un nuevo tipo de indicacioacuten (Jacinto 2015 23 54) Como se veraacute a lo largo de este estudio la relacioacuten del ejemplo con otros componentes del dic-cionario y su conexioacuten con el llamado propoacutesito genuino de la obra es decir el objetivo principal que guiacutea la recogida y la presentacioacuten de los datos (cfr Wiegand 1987 200 Wiegand 2001 Bergenholtz Tarp 2003 Tarp 2008 43) nos ayudaraacuten a determinar la funcioacuten de esos testimonios literarios Hemos analizado como casos representativos de los inicios de la lexicografiacutea his-panoamericana dos de los primeros diccionarios de provincialismos que se publicaron en el siglo XIX el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona (1883) iacutentimamente conectados ya que ambos se inscriben en el paradigma del cas-ticismo linguumliacutestico de raiacutez hispaacutenica pero tambieacuten con algunas diferencias ideoloacutegicas significativas

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 111

2 Los primeros diccionarios de provincialismos como fuente para el estudio del leacutexico hispanoamericano

En su origen los diccionarios del espantildeol americano aun sin ser sus autores plenamente conscientes de ello pusieron en praacutectica una metodologiacutea que sigue estando vigente todaviacutea hoy en la lexicografiacutea hispanoamericana una teacutecnica basada en el enfoque diferencial- contrastivo Dicho enfoque ha sido definido por Reinhold Werner (1991 240) con las siguientes palabras

Distingo aquiacute entre rasgos diferenciales y contrastivos de obras lexicograacuteficas Ambos teacuterminos diferencial y contrastivo aluden al cotejo de dos diferentes conjuntos de elementos Utilizo el teacutermino diferencial cuando quiero expresar que para el trata-miento lexicograacutefico se eligen de uno de los elementos confrontados soacutelo aquellos elementos que no sean a la vez elementos del respectivo otro conjunto Mediante el teacutermino contrastivo me refiero a la confrontacioacuten expliacutecita de elementos de los dos conjuntos unos con los otros en la descripcioacuten lexicograacutefica

Aunque Werner reconoce inmediatamente que la mayoriacutea de los diccionarios de espantildeol de Ameacuterica estaacuten concebidos solo de manera diferencial aprecia que son los primeros diccionarios de este tipo los que por su caraacutecter prescriptivo adquirieron un caraacutecter igualmente contrastivo

De hecho una norma de iacutendole prescriptiva y purista constituye la base de compa-racioacuten para algunas obras lexicograacuteficas publicadas en Hispanoameacuterica Estas obras estaacuten concebidas como diccionarios o glosarios de desviacuteos de la norma vigente de incorrecciones de vicios linguumliacutesticos y en parte se contraponen en ellas los elementos considerados como correctos a los no aceptados como tales La confrontacioacuten entre elementos correctos e incorrectos les confiere un rasgo contrastivo a estos dicciona-rios tiacutepicos del siglo XIX y de comienzos del XX rasgo que se perdioacute en la medida en que la lexicografiacutea del espantildeol americano adoptoacute actitudes maacutes descriptivas en vez de las puramente correctivas (Werner 1991 241)

No deja de ser llamativo comprobar coacutemo obras escritas seguacuten paraacutemetros que hoy considerariacuteamos superados procedieron seguacuten una metodologiacutea que a la larga se ha percibido como una de las maacutes adecuadas en el estudio lexicograacute-fico de los americanismos (Huisa Teacutellez 2014) Loacutegicamente aquellos autores no podiacutean prever que al contraponer la voz censurada y la palabra castiza o propiamente espantildeola lo que haciacutean era marcar la senda de lo que posterior-mente y de forma maacutes sistemaacutetica hariacutean otros diccionarios ya sin ninguna intencioacuten prescriptiva como la serie elaborada en la Universidad de Augsburgo Los ejemplos aducidos en los diccionarios de Rodriacuteguez y Arona tuvieron una funcioacuten semejante a las tradicionales autoridades que veniacutean usaacutendose en la peniacutensula ibeacuterica y en el resto de Europa pero hoy pueden percibirse como

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea112

testimonios de uso que muestran indirectamente la conciencia de variacioacuten lin-guumliacutestica que teniacutea el hispanoamericano culto del siglo XIX

3 Textos literarios y norma linguumliacutesticaTras la independencia de las colonias americanas gramaacuteticos e intelectuales como Andreacutes Bello o Rufino Joseacute Cuervo establecieron un paralelismo entre la situacioacuten del espantildeol y la progresiva fragmentacioacuten del latiacuten ocurrida tras la caiacuteda del Imperio Romano A raiacutez de la formacioacuten de los nuevos Estados fueron muchos quienes comenzaron a temer por la unidad del idioma La idea de salva-guardar el comuacuten patrimonio linguumliacutestico con respecto a la antigua metroacutepolis fue ampliamente compartida salvo excepciones como la del escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento quien aspiraba a una nivelacioacuten del espantildeol americano a partir del uso de las clases populares y no de la variedad hablada por las clases cultas consumando asiacute no solo la independencia poliacutetica con res-pecto a Espantildea sino tambieacuten la independencia idiomaacutetica (Torrejoacuten 1993 70 Velleman 2004) Los esfuerzos de una precoz poliacutetica linguumliacutestica fueron sin embargo en sentido contrario Las eacutelites criollas buscaron afianzar los nexos entre el espantildeol de ambas orillas a traveacutes del escrutinio de la comuacuten herencia literaria Esto explica la etapa de normativizacioacuten que sufrieron las diferentes variedades del espantildeol americano etapa caracterizada por la publicacioacuten de diccionarios de provincialismos y gramaacuteticas en los que se tomaba como punto de referencia el espantildeol culto hablado y escrito de la peniacutensula ibeacuterica

La identificacioacuten de lengua literaria y norma se mantuvo durante siglos en la mayoriacutea de las lenguas europeas Tal como ha sentildealado Eugenio Coseriu (1991 46ndash 47) todaviacutea en el siglo XIX se confundiacutean los conceptos de correccioacuten linguumliacutestica y ejemplaridad La lengua literaria actuaba como piedra de toque para discernir lo correcto de aquello que no lo era en un proceso semejante al que se produce en las denominadas lenguas de elaboracioacuten Seguacuten Heinz Kloss (1976) una lengua de elaboracioacuten o Ausbausprache se configura a traveacutes de la accioacuten codificadora de diccionarios y gramaacuteticas pero tambieacuten mediante la formacioacuten de un canon de textos literarios Una comunidad linguumliacutestica selec-ciona aquella variedad de entre todas las existentes que encierra un conjunto de valores simboacutelicos y esteacuteticos que la hacen sobresalir del resto de manera que pueda competir con otras variedades y lenguas Los diccionarios permi-ten posteriormente fijar esa variedad que debe erigirse como norma o estaacutendar para que perdure en el tiempo Luis Fernando Lara (1997 23ndash 31) ha estudiado magistralmente la relacioacuten entre el surgimiento de los Estados nacionales y la aparicioacuten de los primeros diccionarios monolinguumles Seguacuten el autor mexicano

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 113

los diccionarios monolinguumles posibilitaron la codificacioacuten de los buenos usos literarios convirtieacutendose estos mismos diccionarios en monumentos linguumliacutesti-cos de un alto valor simboacutelico para los nuevos Estados En el caso de las exco-lonias hispanoamericanas y maacutes concretamente de los primeros diccionarios de provincialismos se aprecia que los textos literarios aducidos son los mismos que se veniacutean utilizando en la lexicografiacutea general espantildeola

La informacioacuten ofrecida por los lexicoacutegrafos debiacutea estar garantizada a tra-veacutes de ciertos procedimientos como el uso de citas literarias ya que la lengua literaria representaba el fundamento mismo de la correccioacuten idiomaacutetica Lara (1997 109) habla de condiciones de validez para referirse a los requisitos que la sociedad exige para asumir como verdadero el acto de habla basado en la res-puesta a una pregunta linguumliacutestica lanzada por el usuario de un diccionario que es el rasgo esencial de toda consulta lexicograacutefica Wiegand y Kučera (1981100ndash 101) por su parte hablan de tres principios de garantiacutea apoyados en las fuentes del diccionario

ndash Principio de corpus (Korpusprinzip) todo diccionario de nueva planta debe basarse en un corpus (entendido como el conjunto de fuentes primarias y secundarias)

ndash Principio de comprobacioacuten de las fuentes (Quellennachweisprinzip) los dicciona-rios deben sentildealar en un iacutendice el conjunto de fuentes consultadas

ndash Principio de testimonio (Belegprinzip) Los diccionarios deben testimoniar cuando sea necesario el uso de cada voz lematizada mediante una indicacioacuten de testimo-nio

Cada principio supone un mayor grado de exigencia con respecto al anterior A estos tres habriacutea que antildeadirle ademaacutes un cuarto principio de garantiacutea que hemos denominado principio de autoridad (Jacinto 2015 40) Se trata de un principio muy semejante al principio de testimonio pero que se diferencia de este uacuteltimo en un hecho el principio de testimonio se basa en una visioacuten des-criptiva de la lengua seguacuten la cual el mero testimonio de uso contemporaacuteneo de una voz es suficiente para incluirla en un diccionario independientemente de la naturaleza de ese testimonio En cambio el principio de autoridad se basa en una visioacuten prescriptiva propia de la lexicografiacutea de siglos pasados seguacuten la cual solo podiacutean admitirse textos autoritativos que avalaran el uso de la voz textos como diccionarios refrendados por instituciones o autores de renombre y sobre todo textos literarios de escritores consagrados admitidos ya en un canon y con una cierta antiguumledad

Como se veraacute en este trabajo los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y de Juan de Arona constituyen obras de transicioacuten en el empleo de ambos princi-pios el de autoridad y el de testimonio la mitad de textos espantildeoles que se citan

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea114

en ellos estaacuten extraiacutedos de obras literarias reconocidas como canoacutenicas y que se publicaron en los siglos XVI y XVII mientras que la otra mitad son obras lite-rarias estrictamente contemporaacuteneas a los autores estudiados Eso no significa sin embargo que ambos lexicoacutegrafos percibieran las citas literarias extraiacutedas de obras contemporaacuteneas como meros testimonios de uso Los escritores espantildeo-les del siglo XIX seguiacutean percibieacutendose como auteacutenticas autoridades

Lo verdaderamente llamativo es que valieacutendose en gran medida de un anti-guo recurso de normativizacioacuten y codificacioacuten linguumliacutestica como es la cita de escritores canoacutenicos Rodriacuteguez y Arona confieren a ese tipo de cita una funcioacuten hasta entonces ineacutedita la funcioacuten contrastiva Es la primera vez en el aacutembito de la lexicografiacutea hispaacutenica que se comparan dos tipos de leacutexico empleando para ello dos clases diferentes de fuentes la fuente literaria local y la fuente litera-ria espantildeola Aunque la competencia de ambos lexicoacutegrafos constituiacutea la base fundamental para considerar o no una voz como chilena o peruana las fuentes escritas representaban en los casos correspondientes la prueba definitiva que les permitiacutean aceptar o rechazar la voz en cuestioacuten Esto constituye ademaacutes un hito en el estudio de los americanismos ya que se utiliza aunque todaviacutea sin el suficiente rigor un enfoque empiacuterico fundamentado en el meacutetodo diferencial- contrastivo

4 Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona ante los americanismos

Sobre el concepto de americanismo han corrido riacuteos de tinta desde que se lle-vara a cabo el estudio fundacional de Ambrosio Rabanales en 1953 Actual-mente la mayoriacutea de los investigadores estaacuten de acuerdo en que dicho concepto no hace referencia a una realidad per se Depende sobre todo de la finalidad del anaacutelisis linguumliacutestico que se realiza Asiacute por ejemplo la definicioacuten de ame-ricanismo puede cambiar si se estudia la historia del espantildeol de Ameacuterica si se confecciona un diccionario orientado a usuarios espantildeoles o si se investiga un determinado dialecto dentro de un paiacutes americano Tal como han destacado Company (2007) o Ramiacuterez Luengo (2017) el concepto de americanismo es dinaacutemico Lo que tienen en comuacuten todas las definiciones de americanismo es su caraacutecter diferencial

Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona trataron de concretar en los proacutelo-gos de sus respectivas obras queacute tipos de voces iban a incluir en la nomencla-tura de su diccionario Para ninguno de ellos el concepto de americanismo es central sino maacutes bien el de chilenismo o el de peruanismo teacuterminos con que sustituiacutean al menos preciso de provincialismo Para Zorobabel Rodriacuteguez lo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 115

que determina la consideracioacuten de una voz o una expresioacuten pluriverbal como chilenismo es su caraacutecter privativo con respecto al uso de Espantildea (Becerra Cas-tro Garrido 2007 74) pese a que el chilenismo en cuestioacuten se emplee en otras naciones hispanoamericanas Becerra Castro Garrido (2007 75) trazan a partir de los datos extraiacutedos del Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez una concepcioacuten gradual de chilenismo seguacuten la cual algunas voces y expresio-nes pluriverbales seriacutean laquomejores exponentesraquo de chilenismos que otros Asiacute la condicioacuten necesaria para Rodriacuteguez seriacutea que la voz no se utilizara en Espantildea aunque otras condiciones frecuentes aunque no necesarias seriacutean que tuvieran un origen indiacutegena sufrieran variacioacuten morfoloacutegica respecto a la voz usada en la peniacutensula o que esta perteneciera a los estratos sociales bajos de Chile

Respecto a Juan de Arona los peruanismos recogidos en su diccionario son el resultado de la observacioacuten directa de las diferencias existentes entre el espa-ntildeol hablado en Peruacute y el hablado en otros lugares (Huisa Teacutellez 2014) por ejem-plo a raiacutez de sus viajes a Chile o Espantildea Arona utilizoacute un criterio de seleccioacuten abierto lo que le permitioacute incluir voces que en principio difiacutecilmente podriacutean definirse como peruanismos En uno de los paratextos de su diccionario indica queacute voces se tendraacuten en cuenta para su tratamiento lexicograacutefico (Arona sf [1883] XXXIII- XXXV)

a) voces derivadas del quechua o de otras lenguas indiacutegenas americanas b) palabras de apariencia completamente espantildeola pero que no se recogen en nin-

guacuten diccionario ni texto espantildeol c) vocablos que se utilizan con maacutes frecuencia en Peruacute que en Espantildea d) palabras corrientes en Peruacute que en Espantildea son arcaiacutesmos o de caraacutecter dialectal e) vocablos adulterados en cuanto al acento o a la ortografiacutea

Para Huisa Teacutellez (2014 121ndash 124) los tipos de unidades leacutexicas seleccionadas como lema son de cuatro tipos voces maacutes frecuentes en Peruacute que en Espantildea voces que compiten con otras usadas en Espantildea voces que son castizas real-mente usadas en algunos dialectos de la peniacutensula peruanismos necesarios El mismo Arona afirma en su proacutelogo (sf [1883] VII) que no le interesan los ame-ricanismos incluidos por Salvaacute seguramente ya bien conocidos en la peniacutensula Tampoco pretende complementar al diccionario acadeacutemico Los diccionarios de Salvaacute de la Academia y de Terreros son obras de referencia que se comple-mentan con las lecturas de textos hispaacutenicos

Lo que Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona comparten es la idea de que una voz por el mero hecho de ser chilenismo o peruanismo no la hace mere-cedora de una condena expliacutecita Ambos incluyeron equivalentes intralinguumliacutes-ticos en sus diccionarios y ejemplificaron su uso por medio de autores claacutesicos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea116

espantildeoles En los siguientes apartados analizaremos las diversas funciones que adquirieron los ejemplos o testimonios de uso aducidos tanto en el Diccionario de chilenismos como en el Diccionario peruanismos

5 Los ejemplos de testimonio del Diccionario de chilenismos y sus funciones

El Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacuteguez es una obra pres-criptiva en la que tanto los ejemplos de uso como la mencioacuten de obras de caraacutec-ter metalinguumliacutestico tienen como finalidad argumentar sobre la conveniencia o no de la voz o expresioacuten tratada en cada artiacuteculo (Avileacutes Rojas 2014) Este recurso argumentativo no es nuevo en absoluto El principio de autoridad que no deja de ser una forma de argumentacioacuten se remonta a la antiguumledad claacutesica y en el caso espantildeol tiene su mayor exponente en una obra publicada durante el siglo XVIII el Diccionario de autoridades (1726ndash 1739) conocido asiacute popular-mente por el uso sistemaacutetico de citas con una funcioacuten de autoridad Podemos leer en el proacutelogo a esta obra

La Academia no es maestra ni maestros los Acadeacutemicos sino unos Jueces que con su estuacutedio han juzgado las voces y para que no sea libre la sentencia se antildeaden los meacuteritos de la causa propuestos en las autoridades que se citan (Diccionario de Autori-dades I XIX [1726])

En efecto las citas se aducen para comprobar si como se deciacutea en el siglo XIX una determinada expresioacuten podiacutea adquirir carta de ciudadaniacutea en el idioma Los primeros repertorios leacutexicos de americanismos eran obras de correc-cioacuten idiomaacutetica al igual que otros diccionarios ya existentes en la peniacutensula (Lozano 2002 Ahumada 2012) Su principal objetivo era condenar el empleo de extranjerismos y neologismos innecesarios pues a menudo reemplaza-ban otras voces arraigadas en espantildeol que se percibiacutean como castizas Para ello se traiacutean citas con una funcioacuten semejante a la que teniacutean las autoridades claacutesicas

Zorobabel Rodriacuteguez escribe su diccionario porque considera que el espantildeol de Chile estaacute repleto de barbarismos tal como se desprende del proacutelogo laquoLa incorreccioacuten con que en Chile se habla i escribe la lengua espantildeola es un mal tan generalmente reconocido como justamente deploradoraquo (1875 VIII) Pre-tende prestar asiacute un servicio a la nacioacuten para que los hablantes puedan distin-guir queacute palabras son propias del espantildeol y cuaacuteles no

Asiacute ya en adelante no tendraacute disculpa el escritor que como casi todos hasta ahora sin otro guia que su instinto i juzgando de los vocablos por el aspecto subraye i haga

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 117

publicar en bastardilla como provinciales muchas cosas que son de la mas lejiacutetima cepa espantildeola i vice- versa deacute paso franco como si fuesen castizas a otras que vienen en liacutenea recta del quichua o del araucano o de ninguna parte porque son disparates de tomo i lomo (Rodriacuteguez 1875 IX)

lsquo[el diccionario] podraacute prestar servicios no despreciables a aquellos de nuestros paisa-nos que deseen perfeccionarse en el arte de hablar i escribir con pureza i correccioacuten su idioma (Rodriacuteguez 1875 X)rsquo

Avileacutes y Rojas (2014 149) analizan partiendo de la teoriacutea de Toulmin (2007) la estructura argumentativa de los artiacuteculos del Diccionario de chilenismos en los que a modo de pequentildeas monografiacuteas leacutexicas se someten a juicio las palabras seleccionadas por el lexicoacutegrafo mediante pruebas que permiten demostrar si su uso puede considerarse correcto o no Las clases de datos que funcionan para comprobar o refutar la correccioacuten de las voces es resumida por los autores de la siguiente manera (2014 151)

Comprobaciones laquoEs censurable porquehellipraquo

1 laquohellip estaacute asociado principalmente al vulgoraquo

2 laquohellip el DRAE ya registra otro teacutermino equivalente que no es provincialismoraquo

3 laquohellip no ha sido usado por autores literarios espantildeolesraquo

4 laquohellip es un extranjerismo sustituible por un teacutermino castizoraquo

5 laquohellip es ajeno a las reglas gramaticales del idiomaraquo

Refutaciones laquoEs aceptable porquehellipraquo

1 laquohellip lo registra el DRAE y en realidad no es provincialraquo

2 laquohellip lo usan autoridades literarias (espantildeolas o americanas)raquo

3 laquohellip satisface una necesidad denominativaraquo

4 laquohellip se ajusta a las reglas gramaticales del idiomaraquo

Se parte del hecho de que todos los provincialismos recogidos por Zorobabel son sospechosos de impropiedad linguumliacutestica Por tanto es necesario compro-bar si dicha sospecha estaacute fundada o si por el contrario es necesario refutarla Un provincialismo no es condenable por el mero hecho de serlo Solo si estaacute asociado al vulgo o si sustituye una voz castiza deberaacute llevarse a cabo su repro-bacioacuten Por el contrario si la voz ya estaacute registrada en el diccionario acadeacutemico o en otros repertorios espantildeoles o si estaacute documentada en textos escritos por autores de renombrada fama el provincialismo se admitiraacute como propio de la lengua espantildeola ya sea porque no se trata de un verdadero provincialismo o porque el uso de los escritores como modelo de personas instruidas confirma

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea118

que se trata de una expresioacuten necesaria o construida seguacuten las reglas gramati-cales del espantildeol

Los fundamentos en los que se apoya Zorobabel Rodriacuteguez para emitir su juicio son tres 1) su propia competencia linguumliacutestica 2) las gramaacuteticas los dic-cionarios y ensayos linguumliacutesticos sobre el espantildeol americano 3) los textos espe-cialmente literarios extraiacutedos de autores espantildeoles chilenos o de otros paiacuteses En cuanto a la competencia linguumliacutestica es la que le permite al lexicoacutegrafo dis-criminar aquellas voces que van a ser estudiadas y las que no Ademaacutes hay casos en los que su competencia basta para condenar o absolver la voz estu-diada incluso en contra de otras evidencias halladas en los textos como se veraacute maacutes adelante En segundo lugar las obras de naturaleza metalinguumliacutestica como los diccionarios sobre todo el acadeacutemico (ediciones de 1852 y 1869) la Gramaacutetica de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847) de Andreacutes Bello o las Apuntaciones escritas sobre el lenguaje bogotano (1867ndash 1872) de Rufino Joseacute Cuervo se aducen como obras sancionadoras del buen uso aunque yerren en no pocas ocasiones De hecho los usos documentados en los textos pueden contradecir lo afirmado en las obras metalinguumliacutesticas Es la autoridad de los escritores la que se utiliza como criterio definitivo para emitir una sentencia concreta acerca de la voz analizada Es necesario advertir sin embargo que los autores chilenos carecen del valor de autoridad que siacute poseen los escritores espantildeoles debido a la concepcioacuten monoceacutentrica del espantildeol que se teniacutea en el siglo XIX

En el Anexo 1 de este trabajo se ha incluido una noacutemina en la que se identifi-can todos los autores de obras literarias citados en el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez Estaacuten clasificados en tres grupos a) autores chilenos b) autores no chilenos ni espantildeoles c) autores espantildeoles Junto a sus nombres se indican las obras citadas y el nuacutemero de artiacuteculos en los que aparecen men-cionados En nuestro estudio hemos contabilizado 43 autores chilenos ade-maacutes de 35 documentos de caraacutecter anoacutenimo No hay un geacutenero literario que prevalezca sobre los demaacutes Entre los autores citados se encuentran poetas como Bernardino Guajardo novelistas como Alberto Blest Gana periodis-tas como Isidoro Erraacutezuriz historiadores como Miguel Luis de Amunaacutete-gui juristas como Juan Egantildea y militares como Joseacute Miguel de la Barra La inmensa mayoriacutea de los textos chilenos citados pertenecen al siglo XIX Una de las pocas excepciones la encontramos en la cita del llamado Primer Libro Becerro del Cabildo de Santiago (1541) (s v chacra) considerado el documento castellano maacutes antiguo de lo que hoy es Chile y tambieacuten en las referencias a Pedro de Ontildea autor de El Arauco domado (1596) (s v estero y hostigar) El nuacutemero total de veces en que son citados autores chilenos asciende a 364

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 119

Los maacutes mencionados son el propio Zorobabel (en 57 artiacuteculos)1 que recurre a distintas obras suyas indicadas en el anexo 1 aunque la maacutes citada es sin duda su novela La cueva del loco Eustaquio el poeta Bernardino Guajardo (en 56 artiacuteculos) el maacutes popular entre sus contemporaacuteneos (Rojas 2015 109) el poliacutetico escritor e historiador Benjamiacuten Vicuntildea Mackenna (en 54 artiacutecu-los) Alberto Blest Gana conocido como el padre de la novela chilena (en 23 artiacuteculos) y Joseacute Joaquiacuten Vallejo Borkoski escritor que firmaba sus obras con el seudoacutenimo de Jotabeche (en 20 artiacuteculos) Por tanto los cinco autores maacutes citados con 210 citas suponen el 57 del total de citas de autores chilenos Ademaacutes existe una referencia frecuente bajo la denominacioacuten de El Hueacuterfano (en 28 artiacuteculos) que Rodriacuteguez califica de novela anoacutenima (s v albazo) y de novela de costumbres (s v aguacharse) Aunque Becerra Castro y Garrido (2007 65) afirman que bajo la curiosa denominacioacuten de Hueacuterfano Zorobabel Rodriacuteguez haciacutea referencia a obras de caraacutecter popular y anoacutenimo lo cierto es que se trata a todas luces de la novela titulada El hueacuterfano escrita por Daniel Barros Grez tal como nos ha confirmado amablemente Dariacuteo Rojas una obra publicada en forma de folletiacuten a partir de 1871 y que nuestro lexicoacutegrafo sin duda debiacutea de conocer

Encontramos tambieacuten el nombre de 32 escritores que no son chilenos ni espa-ntildeoles Son mencionados en un total de 102 ocasiones Su presencia en esta obra se justifica por el hecho de que Zorobabel Rodriacuteguez a menudo no solo estudia el chilenismo en cuestioacuten sino tambieacuten su extensioacuten fuera de Chile trataacutendose por tanto de un verdadero americanismo es decir una expresioacuten linguumliacutestica que sobrepasa las fronteras de un uacutenico paiacutes hispanoamericano y que sin embargo no se utiliza en Espantildea Peruacute es el paiacutes mejor representado debido a que Juan de Arona criticado con frecuencia por Zorobabel es citado en 41 artiacuteculos Tam-bieacuten se citan autores de Venezuela Meacutexico Colombia y Argentina siendo un argentino el poeta Hilario Ascaacutesubi el maacutes mencionado tras Arona (en 15 oca-siones) seguido por el novelista colombiano Jorge Isaacs (en 6 ocasiones) que incluyoacute un glosario de provincialismos al final de su novela Mariacutea (1867) y que

1 Sobre el nuacutemero elevado de veces que Zorobabel Rodriacuteguez se cita a siacute mismo el pro-pio autor reconoce defendieacutendose de aquellos que podriacutean acusarlo de vanidoso laquoLa obra de hallar un ejemplo para cada chilenismo es larga i nosotros no podiamos dedicarle mas que algunos momentos De ahiacute que tomaacutesemos las citas que teniacuteamos mas a mano i iquestcuaacuteles habiacuteamos de recordar mejor que las que ocurrian en nuestros escritos Por otra parte ridiacutecula vanidad seria la de buscar gloria en una exhibicioacuten de los propios pecadosraquo (Rodriacuteguez 1875 IX)

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el mismo Zorobabel reconoce haber consultado (s v contra) Otros autores en su origen al menos de lengua no espantildeola son Alejandro Dumas (se cita la tra-duccioacuten publicada en El Ferrocarril de la novela La San Felice (s v liacutevido)) Alcide DrsquoOrbigny (se cita el texto franceacutes Voyage dans lrsquoAmeacuterique Meacuteridionale 1834ndash 1847 para ilustrar las voces raudal y sentildeorita) Claudio Gay (aunque franceacutes residente muchos antildeos en Chile y autor de la Historia fiacutesica y poliacutetica de Chile 1844 obra citada para ilustrar teacuterminos referentes a entidades zooloacutegicas y botaacute-nicas de Chile como el mitoloacutegico chonchoacuten la especie de ratoacuten llamado laucha el arbusto palqui o la legumbre denominada poroto) el portugueacutes Pedro Joseacute da Fonseca (s v partes) o las Memorias del general Guillermo Miller traducidas al espantildeol por el general Torrijos (s v palangana - ada) No se tienen en cuenta en este trabajo a lexicoacutegrafos de lengua no espantildeola

Finalmente identificamos el nombre de 95 autores espantildeoles citados en 282 ocasiones Para este grupo de escritores se pueden distinguir dos funciones fun-damentales testimoniar en la peniacutensula ibeacuterica la misma voz usada en Chile al menos en cuanto al significante en segundo lugar mostrar el equivalente intralinguumliacutestico aplicando asiacute el meacutetodo que hoy conocemos como diferencial- contrastivo

Con el fin de comprobar la distribucioacuten del nuacutemero de autores seguacuten su nacionalidad y su presencia en los artiacuteculos del Diccionario de chilenismos pue-den consultarse los graacuteficos 1 y 2 que se muestran a continuacioacuten

4332

95

Autores chilenos Autores no chilenos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Chilenismos

Graacutefico 1 Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Chilenismos

121Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona

Como puede verse en ambos graacuteficos Zorobabel Rodriacuteguez consultoacute un nuacutemero considerable de escritores espantildeoles para comprobar el uso de una voz en la peniacutensula o para mostrar el equivalente del vocablo chileno al otro lado del Atlaacutentico Sin embargo nuestro autor no los explota con la misma frecuen-cia con que cita a escritores de Chile Casi el 50 de las citas corresponden a autores de su propio paiacutes Tal como veremos a continuacioacuten en un gran nuacutemero de ocasiones las citas de los autores nacionales sirven para testimoniar el uso laquoviciadoraquo de una determinada voz En cuanto a las citas de otros autores que no son chilenos ni espantildeoles estas suponen un 13 del total Aunque suponga una cantidad reducida comparada con el nuacutemero de citas de autores chilenos o espantildeoles debe valorarse este hecho como un dato meritorio por tratarse de citas que permiten muchas veces ejemplificar el uso de un presunto chilenismo fuera de las fronteras de Chile lo que implica la puesta en praacutectica de un meacutetodo diferencial no solo respecto a Espantildea sino tambieacuten a otros paiacuteses limiacutetrofes

En relacioacuten con los autores espantildeoles que como ya dijimos ascienden a un nuacutemero de 95 citados en 282 ocasiones lo que supone el 38 del total de citas consideramos de gran intereacutes analizar en detalle si los usos descritos a traveacutes de ellos se corresponden a empleos contemporaacuteneos o bien a usos del pasado Seriacutea erroacuteneo en nuestra opinioacuten deducir la existencia de un canon literario en el diccionario ya que en todo caso solo podriacutea hablarse de un canon disponi-ble de obras y no de un canon organizado intencionadamente por Zorobabel

49

13

38

Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Chilenismos

Autores chilenos

Autores no chilenos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Graacutefico 2 Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Chilenismos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea122

Sin embargo aunque resulte complejo hablar de canon literario o incluso de corpus en un sentido moderno el anaacutelisis de los ejemplos lexicograacuteficos puede ayudarnos a comprender el valor que Zorobabel dio a los autores coetaacuteneos con respecto a los autores del pasado Veamos queacute datos arrojan los ejemplos del Diccionario de chilenismos extraiacutedos de autores espantildeoles (graacuteficos 3 y 4)

5

2116 15

43

AUTORES MEDIEVALES

AUTORES DEL SIGLO XVI

AUTORES DEL SIGLO XVII

AUTORES DEL SIGLO XVIII

AUTORES DEL SIGLO XIX

Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Graacutefico 3 Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Autores medievales2

Autores del siglo XVI

31

Autores del siglo XVII

17

Autores del siglo XVIII

16

Autores del siglo XIX

34

NUacuteMERO DE CITAS DE AUTORES ESPANtildeOLES POR SIGLO

Graacutefico 4 Nuacutemero de citas de autores espantildeoles por siglo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 123

Del graacutefico 3 podemos extraer los siguientes datos los autores del siglo XIX suponen sin lugar a duda la mayoriacutea del total de escritores citados Junto a los autores de la Ilustracioacuten estos alcanzan el nuacutemero de 58 En cambio los auto-res medievales y de los Siglos de Oro solo llegan a 42 No obstante si vemos su presencia en el nuacutemero de artiacuteculos en que los hallamos vemos tal como se visualiza en el graacutefico 4 que el 50 de los ejemplos estaacuten extraiacutedos de obras correspondientes a los Siglos de Oro y en un porcentaje meramente simboacute-lico tambieacuten de obras medievales iquestCoacutemo deben interpretarse estos datos Tal como recogemos en otro trabajo (Jacinto 2012 494) a mediados del siglo XIX se produce un cambio en el modo de concebir la funcioacuten de los ejemplos Ya no proceden uacutenicamente de los buenos escritores que publicaron en la edad dorada de la literatura espantildeola los siglos XVI y XVII En las obras lexicograacuteficas del siglo XIX los ejemplos ilustran cada vez maacutes el uso contemporaacuteneo de las voces lematizadas Esto es lo que podemos ver precisamente en el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez Como obra prescriptiva auacuten se habla en ella de autoridades y se utiliza con frecuencia el verbo autorizar El concepto de autoridad va modificaacutendose al mismo tiempo que cambian la sociedad y sus valores esteacuteticos y va incluyendo a los propios escritores contemporaacuteneos Desde un punto de vista actual podemos afirmar sin embargo que el hecho de que progresivamente se vayan considerando autoridades a un nuacutemero mayor de escritores implica precisamente la devaluacioacuten de este concepto lo que supon-draacute ya avanzado el siglo XX que se reemplace por el principio de testimonio

Una vez analizada desde un punto de vista cuantitativo la proporcioacuten de autores seguacuten criterios geograacuteficos y cronoloacutegicos pasaremos a describir las diferentes funciones que los ejemplos lexicograacuteficos basados en textos reales asumen en el Diccionario de chilenismos

51 Los testimonios de uso chilenos como antiejemplos lexicograacuteficos

Al comienzo del presente estudio se explicoacute que el ejemplo lexicograacutefico es un componente formal que adapta su funcioacuten al propoacutesito genuino del diccionario en el que se encuentra En el caso del Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez son las palabras del autor las que por doquier y por medio de un lenguaje no estandarizado ni condensado aclaran la finalidad del ejemplo pre-sente en los artiacuteculos La funcioacuten que encontramos con mayor frecuencia es la de aquellos testimonios de uso chilenos presentados como antiejemplos esto es como modelo de lo que no debe decirse seguacuten la concepcioacuten normativa del lexicoacutegrafo funcioacuten entre otras que ha sido ya analizada por Dariacuteo Rojas

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea124

(2015 109) Los escritores chilenos son traiacutedos a menudo para condenar alguna palabra usada por ellos mismos Es el caso de abalear que se utiliza con otro significado en Espantildea Mientras que en Chile se corresponderiacutea con la palabra espantildeola tirotear en Espantildea abalear significa lsquoseparar el trigo de la pajarsquo Zoro-babel Rodriacuteguez cita a Valentiacuten Murillo y maacutes concretamente su obra Viacutectima del honor (1871)

Asiacute debe serhellip I es mui justo Miren que estar en un tris que a uno lo abaleen es para quedar con urisma (aenurisma)

Y antildeade Zorobabel

No estando este chilenismo justificado por la necesidad ni disculpado por el uso de las personas ilustradas dariacuteamos de buena gana nuestro voto por que fuese cuanto aacutentes pasado por las armas

Vemos coacutemo Zorobabel no le atribuye al testimonio literario ninguacuten valor de garantiacutea de buen uso De hecho se lamenta de que incluso las personas ilustra-das de su paiacutes empleen mal la lengua espantildeola Otro caso prototiacutepico lo halla-mos al tratar el artiacuteculo dedicado a reasumir y resumir verbos que con mucha frecuencia se confunden Observa dicha confusioacuten no solo en autores chilenos como en Vicuntildea Mackenna en su Diego Portales (1863) sino tambieacuten en auto-res espantildeoles como Diego Duraacuten en el proacutelogo de su Coleccioacuten de romances castellanos (1859) Tras poner dos antiejemplos Rodriacuteguez propone dos citas en las que siacute se utilizan los verbos reasumir y resumir en su correcta acepcioacuten citas extraiacutedas de Manuel Joseacute Quintana Vida de Balboa (incluido en la obra Vida de espantildeoles celebres 1807) y de Juan de Ercilla La Araucana (1569)

Enciso a quien por el tiacutetulo de alcalde mayor que tenia de Ojeda competia el mando en su ausencia lo reasumioacute i ordenoacute dar la vela para Urabaacute

Quintana ndash Vida de Balboa

Pido que atenta oreja me sea dadaQue el cuento es grave i atencioacuten requierePara que con curiosa i faacutecil plumaLos hechos de estos baacuterbaros resuma

Ercilla ndash Araucana

Otro caso es el de la voz donde cuando se usa en sentido de lsquoen casa dersquo Se trata de una expresioacuten usada de manera coloquial tanto por espantildeoles como por americanos Eacutel mismo escribe lo siguiente

Cuando llegueacute donde dontildea Mercedes se ocupaba en rizar con una bombilla de plata los negros i abundantes cabellos de una nintildea

Z Rodriacuteguez ndash Loco Estaquio

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 125

Zorobabel propone soluciones presentes en autores medievales o claacutesicos como el Conde Lucanor (s XIV) La Celestina (1499) el padre Sciacuteo o Cervantes para ver coacutemo expresar la idea de dirigirse a la casa de alguien evitando el uso de donde

Dieacuteronle una carta que le enviaba el arzobispo su tio en que le facia saber que estaba mui doliente et que le enviaba a robar que si le queriacutea ver vivo que fuese luego para eacutel

Conde Lucanor

Vente conmigo delante Calisto oiraacutes maravillasFernando de Roacutejas ndash Trajicomedia de Calisto y Melibea

iquestPor queacute no te vas al padre que te criacuteoGranada

Venian a eacutel todas las jentesP Scio ndash Traduccion de San Marcos

Se fueacute a eacutel abierto los brazosCervantes

En el caso de la voz teodolito Valentiacuten Gormaz en sus Correcciones lexigraacuteficas sobre la lengua castellana en Chile (186) autor al que Zorobabel corrige muy a menudo (Rojas 2015 104) utiliza el teacutermino en femenino teodolita Zorobabel argumenta en contra de este uso teniendo en cuenta su etimologiacutea y el uso de laquola jente instruidaraquo Por otra parte se condena la colocacioacuten elaborar pensamientos o elaborar ideas en lugar de concebir pensamientos o ideas Se testimonian por medio de antiejemplos extraiacutedos de Amunaacutetegui y de Catalina

Como se sabe las ideas que elaboran los cerebros humanos son muchas i de distintas clases etc

Amunaacutetegui ndash Juicio criacutetico de Guillermo Matta

Pero ni su cabeza ni su corazon (habla de la mujer) estaacuten de ordinario preparados para elaborar esos pensamientos elevados para dirijir esos sentimientos nobles

Catalina ndash La mujer

Zorobabel Rodriacuteguez se critica muchas veces a siacute mismo por ejemplo cuando usa la voz paacutempano para referirse a los pequentildeos racimos que quedan en los sarmientos despueacutes de haber hecho la vendimia

Arrepentidos de haber cometido un tan garrafal disparate la primera vez que publi-camos la composicioncilla titulada El pajarero (aun cuando enmendamos la pampiro-lada en la insercion que hicimos de ella en el primer tomo de la Miscelaacutenea poniendo racimos donde deciacutea paacutempanos) copiaremos aquiacute la estrofa en su primera forma en penitencia i para ejemplo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea126

De pieacute sobre un andamio improvisadoEn medio de la vintildea grita roncoUn mancebo jentilEspantando los paacutejaros que chupanEl codiciado jugo que atesoranLos paacutempanos de abril

En Espantildea en efecto el paacutempano es el sarmiento verde el pimpollo de la vid

52 Testimonio aprobado

Otras veces en cambio el chilenismo usado por un autor chileno es indultado Es el caso de abastero No hay un equivalente castizo en el Diccionario de la Academia Zorobabel trae el testimonio del poeta de Santiago Bernardino Guajardo y despueacutes antildeade

Caacuteese de su peso que no teniendo la palabra de que se trata sinoacutenimo castellano no hai por queacute condenarla Por otra parte su uso se ha hecho tan general que a pesar de cuantas sentencias de proscripcioacuten se pronunciasen contra ella sabria conservar su puesto i mantenerse en sus trece

Por otro lado Ajiacute es un americanismo y ajiaco un verdadero chilenismo que significa lsquopicantersquo Para comprobar que ajiacute significa solo lsquopimientorsquo y no lsquosalsa que se hace con pimientosrsquo como dice la Academia Zorobabel trae el ejemplo del peruano Manuel A Fuentes (Murcieacutelago) Cancioacuten nacional

Todo buen mandatario nos soplaVeinte mil lavativas de ajiacuteI nos canta i recanta esta coplaYa sois libres i gracias a miacuteiexclIhellip ihellip ihellip ihellip

Manuel A Fueacutentes (Murcieacutelago) ndash Cancion nacional

En la novela El Hueacuterfano se usa desgraciarse en forma reflexiva con el sentido de malograrse El lexicoacutegrafo chileno reconoce que es una forma castiza aunque en boca del vulgo parece adquirir mala fama Tambieacuten incluye a Juan de Arona quien en su obra Poesiacuteas peruanas en la lista de peruanismos que hay al final de su obra incluye la palabra sereno lsquopersona que ronda de nochersquo Zorobabel no incluye ejemplo castellano pero le basta su competencia para saber que esa voz se utiliza tanto en Espantildea como en Chile Por tanto Zorobabel no condena el uso de la voz Lo que hace es criticar el hecho de que Arona lo considere un peruanismo cuando en realidad se utiliza a ambos lados del oceacuteano

iquestPara queacute mozo de cordel pinche de cocina o destripaterrones de Espantildea seria un miste-rio el sentido de estos versos del sentildeor Arona

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 127

No turba aquiacute mi suentildeo con su gritoSereno atroz que por cantar maullaNi me crispa los nervios el malditoSilvido horripilante de su pito

Poesiacuteas peruanas

53 Testimonio espantildeol que corrige una fuente metalinguumliacutestica

A Rufino Joseacute Cuervo una de las principales autoridades metalinguumliacutesticas res-petadas por Zorobabel se le critican algunas explicaciones por medio del tes-timonio de alguacuten autor espantildeol como por ejemplo en el artiacuteculo dedicado a amarrar A propoacutesito de cara amarrada (s v amarrar) Cuervo dice que debe decirse cara entrapajada Pero el colaborador de Zorobabel Fernando Paulsen2 le advierte del error diciendo que en realidad se dice cara vendada Y antildeade

Confirma la opinion de nuestro amigo el siguiente pasaje de Cervaacutentes laquoAdemas estaba mohino i melancoacutelico el mal ferido D Quijote vendado el rostro i sentildealado no por la mano de Dios sino por las untildeas de un gatoraquo etc (Quijote)

Zorobabel corrige tambieacuten a Baralt que afirma que el verbo resentirse es un galicismo Sin embargo afirma que laquotal uso se haya autorizado por mui doctos i castizos escritoresraquo Y antildeade ejemplos de Puigblanch Opuacutesculos gramaacutetico satiacute-ricos contra Villanueva (1832) Hermosilla Juicio criacutetico (1840) Escosura Com-pendio de la Historia de Espantildea (1806) y Sicilia Ortografiacutea y prosodia (1832)

Su lenguaje se resiente de su provinciaPuigblanch ndash Opuacutesculos gramaacutetico satiacutericos contra Villanueva

La oda al nacimiento de don Antonio Castilla i la otra al capitan Alava se resienten de la edad en que se escribian

Hermosilla ndash Juicio criacutetico

El testamento de Alfonso se resintioacute de su caraacutecter inconstante i vaacuterioJeroacutenimo de la Escosura ndash Compendio de la Historia de Espantildea

Resultando de aquiacute que la primera no se resienta del golpe o caida del acento sobre su inmediata

Sicilia ndash Ortografiacutea i Prosodia

2 Fernando Paulsen ayudoacute a nuestro lexicoacutegrafo en la recopilacioacuten de chilenismos laquoacopiando durante antildeos una multitud de observaciones sobre los vicios de nuestra hablaraquo (Rodriacuteguez 1875 XI) informacioacuten que puso desinteresadamente en manos de Zorobabel Rodriacuteguez De ahiacute las numerosas menciones a Paulsen en gratitud por haberle suministrado esas observaciones sobre el habla de Chile

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea128

54 Antiejemplo espantildeol

En maacutes de una ocasioacuten Zorobabel se atreve a corregir partiendo de su pro-pia competencia linguumliacutestica el uso expresado por alguacuten autor castellano Nada menos que Cervantes es amonestado por el autor del Diccionario de chilenismos por usar la palabra bandada aplicaacutendola a un grupo de conejos y no de paacutejaros como dice el diccionario acadeacutemico

Hay por lo tanto impropiedad en el empleo que hace Cervaacutentes de bandada en el siguiente pasaje

Esles de particular entretenimiento i gusto (a los habitantes de los campos) ver en los frescos e intrincados setos cruzar las bandadas de conejos i en los prados las medrosas liebres

Cervaacutentes ndash Diaacutelogo entre Sillenia y Selanio

Poetas que son tanto espantildeoles como americanos suelen usar mal el adjetivo blondo al cual le dan el sentido de lsquorizadorsquo cuando en realidad seguacuten su eti-mologiacutea germaacutenica significa lsquoamarillorsquo o lsquorubiorsquo El antiejemplo se extrae de un autor espantildeol Meleacutendez Valdeacutes laquoI vaya una muestra sacada de entre los eminentes del parnaso espantildeolraquo

Tu vellon nevadode ricitos llenocual de blonda sedaCuidadoso peino

Meleacutendez Idilio II

55 Ejemplos espantildeoles con funcioacuten contrastiva

Las citas maacutes interesantes son sin duda las que se traen para describir esas pequentildeas diferencias existentes entre los usos americanos y espantildeoles ya sea porque tienen significado distinto o bien porque las expresiones que se con-trastan variacutean en alguacuten detalle Por ejemplo en Chile se dice caer en cuenta Cervantes y Ochoa autorizan en cambio caer en la cuenta

Decimos [caer en cuenta] cuando lo propio seria caer en la cuenta Siguiendo el ejemplo de los claacutesicos i buenos escritores de la lengua que nunca han dicho de otra suerte

Si eacutel cae en la cuenta de que te ha hecho algun agravio te lo sabraacute i te lo querraacute pagar i satisfacer con muchas ventajas

Cervantes ndash Quijote

Con esta cansada repeticioacuten de asonancias caeraacuten en la cuenta del grave defecto que aquiacute sentildealo los que no son mui sensibles a esa especie de martilleo

Ochoa ndash Pariacutes Loacutendres i Madrid

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 129

En Chile caraacutetula significa lo mismo que lsquoportada de un librorsquo Bretoacuten de los Herreros lo usa en cambio con el significado de lsquomaacutescararsquo lsquocaretarsquo

Ni ya con la frecuencia que soliaDel alma virtud al rostro se acomodaCaraacutetula falaz la hipocresiacutea

Bretoacuten ndash Desverguumlenza

En el paiacutes chileno se dice cargar donde en Espantildea se diriacutea traer (con un testimo-nio de Manuel Joseacute Quintana)

Andaban los hombres generalmente desnudos las mujeres traian unas mantillas de algodon desde la cintura hasta la rodilla

Quintana ndash Vida de Balboa

En Chile un cartucho es lo que en Espantildea comuacutenmente un cucurucho lsquopapel enrollado de forma coacutenicarsquo voz testimoniada en Hartzenbusch y Bretoacuten de los herreros

En sentildeal de tu boda le llevareacute un cucurucho de dulces de calabazaHartzenbusch ndash La coja i el encojido

Ai de cuantos poemas cucuruchosHaraacute el tendero i cuanto i cuanto chirloPreparan el raton i la polillaA maacutes de una rimada maravilla

Breton ndash Desverguumlenza

hellip iquestPuedo saberQueacute encierra ese cucuruchondash Son bombones capuchinasAlmendras garrapintildeadasYemas acarameladasI pastillas superfinas

Id ndash Marcela

En el habla chilena se usa hacerse del rogar Zorobabel afirma que el artiacuteculo laquoredunda en esta fraseraquo y ofrece un testimonio de Maloacuten de Chaide Tratado de la Magdalena (1588)

Si se hace de rogar algunas veces es por no concedernos la merced que le pedimosMalon de Chaide ndash Tratado de la Magdalena

Tambieacuten hay usos contrastivos de autores hispanoamericanos no chilenos Arona sirve para ilustrar la voz cancha que en Chile significa lsquopatiorsquo o lsquolugar de aparejorsquo (incluso lsquolugar de juegorsquo que Covarrubias da el nombre de trinquete) y que significa lo mismo en Argentina (ilustrado con los versos de Ascaacutesubi)

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea130

pero que en Peruacute significa lsquomaiacutez tostadorsquo tal como se muestra a traveacutes de los versos de Arona

Cielito cielo eso siacuteEstamos en nuestra canchaI hemos de desempentildearnosMucho mejor que en Cagancha

Cielito gaucho

iexclViva la chica que ensanchaLos aacutenimos apocadosiexclI viva la chomba anchaI viva tambien la canchaQue es pan comido a puntildeados

Juan de Arona ndash Poesiacuteas peruanas

El artiacuteculo dedicado al verbo pararse es uno de los mejores ejemplos en el que el verbo chileno se ilustra con varios testimonios de autores de Chile como Garciacutea Goyena Moiseacutes Vargas Lances de noche buena (1865) Zorobabel Loco Eustaquio (1863) y tambieacuten autores espantildeoles como Moreto El valiente justi-ciero (1657) Goacutemez Hermosilla La Iliacuteada (1831) Cervantes Quijote (1605) y el Diccionario de la Academia Los autores espantildeoles se citan para mostrar los equivalentes peninsulares (alzarse donde un chileno diriacutea pararse)

Hiere con la mano el sueloPaacutera el rabo pequentildeuelo

Garciacutea Goyena

Por aquiacute un gentleman fashionable de grandes cuellos paradosMoises Vaacutergas ndash Lances de noche buena

Senteacuteme yo sobre el tronco caido de la parra i ella a mis pies i sobre el pastohellip ndash iquestSabes amigo que quisiera pararme [ponerme en pie] i volverme a casa sin hablar contigo una palabra

Z Rodriacuteguez ndash Loco Eustaquio

Al cabo de cortos cortos instantes se paroacute de su asientoA Blest Gana ndash Martiacuten Rivas

No me interrumpaacuteis gritoacute con su voz mas agria i pinieacutendose en guardia como un gallo a quien se le paran todas las plumas

Pariacutes en Ameacuterica ndash Traduccioacuten de D Domingo Arteaga Alemparte

La prominente orejaPaacutera i escucha atentoA Lozano ndash Gran duelo de la Patria

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 131

Luego tumbaCosme HermidaiexclCuaacutel retumbaSu caidaI el se paraiexclSuerte raraCon la caraMal herida

[Mora] La Caza

Aacutelzese el buen AguileraMoreto ndash El valiente justiciero

Alzoacutese graveEl hijo de Laeacutertes i los ojosFijos en tierra sin alzar la vistaParado estaba i sin hablar i el cetro etc

Goacutemez Hermosilla ndash La Iliada

Alzando el pastor la cabeza se puso lijeramente en pieCervantes ndash El Quijote

Era la mula asombradiza i al tomarla del freno se espantoacute de manera que alzaacutendose en los pies dioacute con su duentildeohellip en el suelo

(Id Id)

El lomo o extremo de la chimenea que se suele formar de una teja vuelta hacia abajo o de dos tejas o ladrillos empinados que forman un aacutengulo

Diccionario de la Academia

56 Testimonios de usos arcaicos o modernos en espantildeol que siguen en uso en Chile

En el artiacuteculo dedicado a la preposicioacuten de Zorobabel aconseja la consulta de obras metalinguumliacutesticas como el Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana (1791) de Gregorio Garceacutes y el Diccionario de galicismos (1855) de Rafael Mariacutea Baralt No obstante va a aprobar varios usos chilenos de la pre-posicioacuten de por medio de usos arcaizantes del espantildeol peninsular Por ejemplo Santa Teresa escribioacute laquoDe que vi que era imposible ir a donde me matasen por Dios ordenamos (un hermano y yo) ser ermitantildeosraquo Zorobabel afirma que en nada es diferente respecto al uso contemporaacuteneo mostrado por el chileno Ber-nardino Guajardo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea132

Se le acercoacute por ideael malvado basiliscoy de que dijo un pellizcoiexclai iexclai iexclai dijo la fea

Tambieacuten justifica el uso de de noacute que equivaldriacutea a en caso de que no puesto que en Cervantes encuentra a menudo el giro donde no Lo justifica diciendo laquoNo tenemos a la mano ningun ejemplo de los claacutesicos que autorice la construccioacuten en que nos estamos ocupando pero encontrando en ella el mismo eneacuterjico laconismo que en las equivalentes donde noacute y si noacute tan del gusto de Cervantes no nos atrevemos a condenarlasraquo

Critica a Juan de Arona como hace en numerosas ocasiones por incluir la voz quebrada en la lista de peruanismos de sus Poesiacuteas peruanas Sin embargo lo encuentra en autores claacutesicos como Cervantes y Ercilla e incluso en autores modernos como Quintana

En aquel mesmo instante parecioacute por entre una quebrada de una sierra que salia donde ellos estaban el mancebo que buscaba

Cervaacutentes ndash Quijote

Por una espesa i aacutespera quebradaQue en medio de dos lomas se haciaLa baacuterbara canalla etc

Ercilla ndash La Araucana

El suelo aacutespero en unas partes i en otras cerrado de aacuterboles i de maleza no se dejaba hollar sino por las quebradas que los arroyos haciacutean

Quintana Vida de Francisco Pizarro

Tambieacuten critica a Salvaacute por calificar esta voz de americana y darle el sentido de lsquoramblarsquo laquoNi en el Peruacute ni en Chile la hemos oido usar en tal sentidoraquo

El adjetivo leiacutedo ya se deciacutea en los Siglos de Oro de aquel que habiacutea leiacutedo muchos libros Viene autorizada por la praacutectica de los buenos escritores como afirma Zorobabel y lo autoriza con un ejemplo del Quijote

[hellip] al cabo de los cuales habia vuelto a su lugar con opinion de mui sabio y mui leido

Reconoce Zorobabel que balbucear no se encuentra ni en los diccionarios ni en laquolos escritores de los buenos tiempos de la lenguaraquo Pero es de uso muy extendido complementando al verbo balbucir (se dice indistintamente balbu-ceaba o balbuciacutea pero hoy diacutea nadie diriacutea balbuzo o balbuzco) Balbucear no lo registra todaviacutea la Academia hecho que critica el conocido lexicoacutegrafo espantildeol Joseacute Ramoacuten Domiacutenguez pero estaacute documentado en laquonumerosos pasajes de los

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 133

maestros de la lengua acreditando su existencia i limpieza de sangreraquo Aparecen citadas las autoridades de San Juan de la Cruz y Ercilla

I todos cuantos vagande ti me val mil gracias refiriendoi todas mas me llagani deacutejame muriendoun nosequeacute que queda balbuciendo

San Juan de la Cruz Canciones

El balbucir de la pasmada jenteErcilla La Araucana

La palabra satisfaccioacuten significaba lsquoconfianzarsquo o lsquointimidadrsquo El Diccionario de la Academia no lo incluye pero no se trata de un chilenismo porque laquobuenos escritores peninsulares lo han usado a nuestra maneraraquo y cita unos versos de Tirso de Molina

hellip iquestCuando suelotener yo satisfaccionde ti ni de otro criadoiquestComunico yo secretocontigo

Tirso de Molina Amar por sentildeas

El testimonio del laquomuy culto Don Juan Valeraraquo registra bueniacutesimo en lugar de boniacutesimo seguacuten laquoexijen las reglas de la derivacioacutenraquo Pero por tratarse precisa-mente de un escritor espantildeol de cultura probada no condena el uso de bueniacute-simo en lugar de boniacutesimo en el habla de Chile

Por uacuteltimo mencionaremos el caso de templado que en Chile significa lsquoenamoradorsquo Zorobabel encuentra la misma voz con el mismo sentido en la obra andaluza Cuentos mentiras y exajeraciones andaluces Un Juramento de Ramoacuten Franquelo

Asina te quiero perlaMu corriente i mu templaacute

Ramoacuten Franquelo ndash Cuentos mentirasi exageraciones andalucesndash Un Juramento

Aunque no estaacute completamente seguro la posibilidad de que templado tambieacuten se use en Espantildea aunque sea en forma de regionalismo andaluz permite redi-mir su uso tambieacuten en Chile

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea134

6 Los ejemplos literarios en el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona y sus funciones

La versioacuten definitiva del Diccionario de peruanismos (1883ndash 1884) de Juan de Arona se publicoacute tan solo unos antildeos maacutes tarde que el Diccionario de chilenis-mos (1875) Por eso resulta loacutegico pensar que esta obra sirviera como punto de referencia para el escritor peruano Sin embargo Arona no dejoacute pasar la ocasioacuten de corregir las informaciones aportadas en los artiacuteculos del diccionario chileno Y es que a pesar de su proximidad cronoloacutegica y temaacutetica vamos a encontrar diferencias bastante significativas entre ambos repertorios lexicograacute-ficos Asiacute mientras que el Diccionario de chilenismos tiene un caraacutecter marca-damente normativo el Diccionario de peruanismos por el contrario abordaraacute tambieacuten el estudio filoloacutegico del leacutexico peruano entendiendo este como resul-tado del cruce entre dos culturas Tal como Arona reconoce en el Proacutelogo (sf [1883] XXIV- XXV) el espantildeol de Ameacuterica puede compararse con un oceacuteano en el que se han producido varios naufragios

Si nos figuramos en nuestra mente el aspecto del idioma castellano en la Ameacuterica espantildeola nos pareceraacute ver el vasto lecho de un oceacuteano exhausto Alliacute hay de todos los naufrajios riquezas completas riquezas truncas seacuterie de despojos hermosos y por acaso bien ordenados montones de restos informes heterogeacuteneos revueltos lo arcaico daacutendose de coces con lo flamante resultado todo de los dos grandes naufra-jios el de la civilizacioacuten indiacutejena que desaparecioacute hace tres siglos con la conquista y el de la espantildeola que se perdioacute al comenzar el presente con la emancipacioacuten y de los pequentildeos naufragios poco meacutenos que diarios de estas nuevas Repuacuteblicas fiscales sociales poliacuteticos morales etnograacuteficos con lo que ha acabado de perderse lo poco salvado y se ha aumentado la confusioacuten

Aunque la situacioacuten linguumliacutestica de su joven nacioacuten le resultaba desoladora no por ello pretendioacute ser purista ni un celoso guardiaacuten del casticismo pues era consciente de que ya no era posible devolver a la vida el castellano claacutesico de la misma manera que tampoco fue posible restaurar la latinitas durante la Edad Media

No nos cansareacutemos de decirlo el buen castellano de nuestros puristas es con mucha meacutenos perfeccioacuten la frase griega y latina de los Padres de la Iglesia cuando muer-tas aquellas dos lenguas madres se empentildeaban en conservarlas bajo su pluma (1883 XXV)

Influido sin duda por la investigacioacuten filoloacutegica llevada a cabo por Rufino Joseacute Cuervo Arona tuvo como objetivo rescatar la herencia hispaacutenica e indiacutegena que se hallaba dispersa en el espantildeol hablado en Peruacute Para ello se embarcoacute en el estudio de lo que eacutel mismo denominoacute hispanismo recoacutendito es decir aquella

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 135

palabra peruana cuyo origen en realidad podiacutea remontarse a alguacuten dialecto peninsular Tambieacuten le atrajeron los hispanismos de Ameacuterica es decir aquellas palabras creadas por los criollos o por los primeros espantildeoles en suelo ameri-cano respetando las reglas morfoloacutegicas de la lengua castellana Aunque estas ideas ya estaban presentes en la obra de Zorobabel Rodriacuteguez Arona profun-diza en el estudio de su historia y para ello se basaraacute en la lectura de numero-sos escritores espantildeoles especialmente cronistas de Indias que publicaron sus obras entre los siglos XVI y XVII

En el Apeacutendice 2 de este trabajo se encuentra la noacutemina de autores citados en el Diccionario de peruanismos Al igual que se hizo para el anaacutelisis de la obra de Zorobabel Rodriacuteguez los autores han sido organizados en tres gru-pos escritores peruanos escritores no peruanos ni espantildeoles y por uacuteltimo autores espantildeoles Como se comprobaraacute a continuacioacuten Juan de Arona citoacute una cantidad menor de autores con relacioacuten al lexicoacutegrafo chileno y tambieacuten en distinta proporcioacuten

Frente a los 170 escritores citados en la obra lexicograacutefica de Zorobabel Rodriacuteguez Juan de Arona menciona 104 autores en total De todos ellos 20 escritores son peruanos (maacutes 10 documentos periodiacutesticos en la que no se especifica el autor) El maacutes citado vuelve a ser el propio autor del repertorio lexicograacutefico en este caso Juan de Arona en 288 ocasiones En muchos artiacute-culos cita el libro de poemas Rimas de Riacutemac todaviacutea hoy ineacutedito y en el que se recogen numerosos poemas dispersos en la prensa de la eacutepoca El segundo escritor peruano maacutes citado es el Inca Garcilaso de la Vega fuente de nume-rosas informaciones de caraacutecter histoacuterico y etnograacutefico como ya ha sentildealado Arrizabalaga Lizarraga (2009) Aparece mencionado un nuacutemero considerable-mente inferior de veces en 34 artiacuteculos El tercer autor peruano maacutes citado es el escritor romaacutentico y militar Narciso Areacutestegui con novelas como El padre Horaacuten (1848) y El aacutengel salvador (1872) Otro autor citado en bastantes oca-siones es Manuel Ascensio Segura presente en 13 artiacuteculos Autor de teatro Arona lo denomina el laquoPlautoraquo peruano (1883ndash 1884 VI) y maacutes tarde le achaca el poner en boga pretendidos peruanismos que en realidad son laquoinsensatecesraquo como filimiliehupisti inguinfingalfa o curcumaristanflaacuteutico (sf [1883] XXX) Finalmente podemos destacar la presencia de Ladislao Grantildea y su novela Seacute bueno y seraacutes feliz (1861) en 5 artiacuteculos Al igual que en el Diccionario de chile-nismos Juan de Arona cita fundamentalmente a autores contemporaacuteneos algo que resulta loacutegico ya que la literatura peruana como la chilena y la del resto de excolonias espantildeolas se desarrolla especialmente a partir de su independencia Arona tampoco tiene preferencia por ninguacuten geacutenero literario en concreto Para

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea136

documentar peruanismos se sirve de obras poeacuteticas como la suya asiacute como tambieacuten de novelas y artiacuteculos periodiacutesticos

En cuanto a los autores que no son ni peruanos ni espantildeoles se han identifi-cado solo 13 escritores y 3 documentos anoacutenimos que dan origen en total a 20 citas Hay que decir que para el estudio de los americanismos generales Arona se apoya con maacutes frecuencia en obras metalexicograacuteficas

Respecto a los autores espantildeoles vuelven a ser los maacutes numerosos con un total de 71 escritores aunque citados con menos frecuencia que los literatos peruanos pues los representantes de la literatura espantildeola aparecen menciona-dos solo un total de 203 veces frente a las 288 ocasiones en que se citan autores peruanos A pesar de que ha sido una constante en la historia de la lexicografiacutea espantildeola el tomar copiadas las autoridades de una obra anterior en este caso no se produce ninguacuten tipo de repeticioacuten de citas entre Rodriacuteguez y Arona Las noacuteminas de ambos coinciden solo en el nombre de 34 autores (29 espantildeoles y 5 peruanos) Sin embargo a pesar de que los nombres coincidan no lo hacen las citas La razoacuten fundamental de que esto ocurra es que las voces seleccionadas como lemas apenas coinciden en ambos diccionarios lo que implica sobre todo en el caso de las citas espantildeolas buscar fuentes diferentes para documentarlas

Los graacuteficos 5 y 6 permiten observar coacutemo se distribuyen los autores citados por Juan de Arona seguacuten su procedencia teniendo en cuenta la cantidad de escritores y el nuacutemero total de ocasiones en que se citan respectivamente

2013

71

Autores peruanos Autores no peruanos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Peruanismos

Graacutefico 5 Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de peruanismos

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 137

Los autores espantildeoles constituyen el 40 de las citas en total y pueden cla-sificarse seguacuten su cronologiacutea Asiacute vemos que de los 71 autores mencionados (maacutes 7 obras que son anoacutenimas) 5 se escribieron en eacutepoca medieval (presen-tes en 6 citas) Los autores del siglo XVI ascienden a 20 con 48 citas mien-tras que los autores del siglo XVII disminuyen ligeramente (15 autores con 28 citas) Este nuacutemero relativamente alto de autores del siglo XVII no implica una aceptacioacuten del canon barroco que todaviacutea en el siglo XIX era rechazado en el mundo hispaacutenico Se debe maacutes bien a la abundancia de cronistas que escribieron en esa centuria como Gregorio Garciacutea y su Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607) Antonio de Herrera y Tordesillas y su Historia de las Indias Occidentales Memorias antiguas historiales y poliacuteticas del Peruacute (publi-cadas por Marcos Jimeacutenez de la Espada en el siglo XIX) asiacute como Bernardo Torres y su Croacutenica Agustiniana del Peruacute (1667) Todos ellos se unen a otros cronistas del siglo XVI como Joseacute de Acosta y su Historia natural y moral de las Indias (1590) Pedro Cieza de Leoacuten y su Croacutenica del Peruacute (1553) Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo y su Historia natural de las Indias (1527) Francisco Loacutepez de Goacutemara y su Historia general de las Indias (1552) Juan Salazar de Villasante y su Relacioacuten del Peruacute (1572) y Agustiacuten de Zaacuterate y su Historia del descubrimiento y de la conquista del Peruacute (1555) De estos autores afirma lo siguiente en el artiacuteculo dedicado a garuacutea

56

4

40

Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Peruanismos

Autores peruanos

Autores no peruanos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Graacutefico 6 Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de peruanismos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea138

La poeacutetica comparacioacuten de Zaacuterate que parece que son otro cielo prueba una vez maacutes que los Historiadores primitivos de Indias cronistas y prosaicos eran maacutes poetas que los que escribiacutean poemas llaacutemense Castellanos del Barco Centenera y hasta Ercilla

Esta gran abundancia de citas extraiacutedas de los antiguos cronistas no la halla-mos en la noacutemina de autores mencionados en el Diccionario de Chilenismos Y es que en comparacioacuten con Rodriacuteguez en Arona hay un mayor intereacutes por el estudio histoacuterico de los indigenismos Muchos de estos cronistas se citan para comprobar la lengua de origen de dichos indigenismos asiacute como su etimologiacutea o bien para aclarar su significado o aportar informacioacuten enci-clopeacutedica sobre sus referentes Con todo tambieacuten aparecen mencionadas verdaderas autoridades literarias ndash esto es de los siglos XVI y XVIIndash como El Lazarillo de Tormes Baltasar del Alcaacutezar Mateo Alemaacuten Calderoacuten de la Barca Santa Teresa de Jesuacutes Miguel de Cervantes (que curiosamente se cita solo en una ocasioacuten) Juan de Ercilla Fray Luis de Leoacuten Agustiacuten Moreto Francisco de Quevedo o Luis Veacutelez de Guevara Puede decirse que el siglo XVIII estaacute infrarrepresentado ya que uacutenicamente encontramos 8 autores distribuidos en 10 citas entre los que encontramos a Joseacute Cadalso a Ramoacuten de la Cruz a Leandro Fernaacutendez de Moratiacuten a Francisco Joseacute de Isla y su conocido Fray Gerundio de Campazas alias Zotes (1758) o al famoso autor de faacutebulas Feacutelix Mariacutea Samaniego Finalmente podemos constatar que el siglo XIX vuelve a ser la centuria mejor representada en cuanto a autores se refiere con un total de 27 asiacute como en citas que alcanza el nuacutemero de 107 Por tanto puede afirmarse que el Diccionario de peruanismos ref leja igualmente una transicioacuten entre el principio de autoridad que favorece la cita de autores claacutesicos y el principio de testimonio de naturaleza maacutes filo-loacutegica y descriptiva que privilegia la mencioacuten de obras contemporaacuteneas puesto que el nuacutemero de ejemplos extraiacutedos de publicaciones decimonoacute-nicas supera al nuacutemero de ejemplos extraiacutedos de autores canoacutenicos de los llamados Siglos de Oro De entre los autores del siglo XIX que Arona con-sidera con frecuencia autoridades podemos destacar a Pedro Antonio de Alarcoacuten Gustavo Adolfo Beacutecquer Fernaacuten Caballero (seudoacutenimo de Cecilia Boumlhl de Faber) Bretoacuten de los Herreros Juan Eugenio Hartzenbusch Ramoacuten de Campoamor Aacutengel Saavedra y Ramiacuterez (el Duque de Rivas) Antonio de Trueba y Quintana (de quien aprovecha un glosario que acompantildea a su obra Cuentos de color de rosa 1859) Juan Valera y Joseacute Zorrilla Todos ellos ape-nas alcanzan una o dos citas tal como puede verse en el Anexo 2 La autora maacutes citada es sin lugar a duda Fernaacuten Caballero la segunda en nuacutemero de menciones sin tener en cuenta el origen nacional con 60 referencias muy por delante del Inca Garcilaso Mientras que para Zorobabel Rodriacuteguez esta

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 139

autora no destaca especialmente para Arona tiene un valor fundamental en su buacutesqueda de hispanismos recoacutenditos pues su obra estaacute plagada de andalucismos que el lexicoacutegrafo conecta a menudo con los peruanismos que recoge su diccionario3 Como afirma Huisa Teacutellez (2011 80)

En cuanto a la obra de Fernaacuten Caballero vale la pena preguntarse por la motiva-cioacuten de Arona para utilizar su obra como punto de referencia del habla andaluza y espantildeola Al margen del hecho anecdoacutetico de que parece no saber que se trata del seudoacutenimo de una escritora Arona debioacute sentir cierta afinidad con ella por el tipo de literatura que produciacutea a caballo entre el costumbrismo y el romanticismo ademaacutes de que su fama ya estaba bastante extendida en Espantildea y su obra consti-tuiacutea una lectura bastante actual Otro elemento que podriacutea explicar tal cercaniacutea y que podriacutea considerarse otra coincidencia sintomaacutetica es la decidida preocupa-cioacuten de Fernaacuten Caballero por la especificidad dialectal del leacutexico andaluz que la lleva a presentar al final de su obra Clemencia un glosario que constituye la pri-mera obra de corte lexicograacutefico sobre el andaluz Esta uacuteltima cuestioacuten sumada al hecho de que tambieacuten Cuervo alude a la obra de Fernaacuten Caballero al mostrar las coincidencias entre el espantildeol americano y el andaluz podriacutea hacernos deducir que Arona se apoya en ella para intentar demostrar la inf luencia andaluza en el leacutexico peruano que registra

A Fernaacuten Caballero le siguen Antonio de Trueba con 15 citas Pedro Cieza de Leoacuten con 12 citas y Agustiacuten de Zaacuterate con 7 citas Estos dos uacuteltimos autores son cronistas de Indias como ya se ha dicho

Puede verse la distribucioacuten cronoloacutegica de los autores espantildeoles y sus citas en los graacuteficos 7 y 8 respectivamente

3 En la voz mantildeoso Arona dedica estas palabras a Fernaacuten Caballero laquoAunque no sabe-mos hasta queacute punto sea autoridad un escritor provincial desalintildeado eacute incorrecto y por lo demaacutes divino al fin es un escritor de Espantildearaquo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea140

Autores medievales3 Autores del

siglo XVI25

Autores del siglo XVII

14Autores del siglo XVIII

4

Autores del siglo XIX

54

NUacuteMERO DE CITAS DE AUTORES ESPANtildeOLES POR SIGLO

Graacutefico 8 Nuacutemero de citas de autores espantildeoles por siglo

5

20

15

6

27

AUTORES MEDIEVALES

AUTORES DEL SIGLO XVI

AUTORES DEL SIGLO XVII

AUTORES DEL SIGLO XVIII

AUTORES DEL SIGLO XIX

Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Graacutefico 7 Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

141Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona

En un gran nuacutemero de ocasiones las citas tienen caraacutecter enciclopeacutedico y sirven para informar acerca de realidades culturales o naturales especiacuteficas de Peruacute En otras muchas se mencionan diccionarios escritos por expertos en que-chua y tambieacuten otros diccionarios hispaacutenicos para dilucidar la etimologiacutea de determinada voz indiacutegena o el uso de un determinado peruanismo Aquiacute volve-remos a ocuparnos solo de los ejemplos de uso extraiacutedos de textos reales de uso

Cuando se trata de citas literarias estas tienen como funcioacuten fundamental testimoniar el uso de las palabras e ilustrar su significado ya sean utilizadas en Peruacute o en Espantildea Una vez maacutes los casos maacutes interesantes son aquellos en los que las citas tienen un fin contrastivo es decir mostrar el uso de voces ideacutenti-cas pero con alguna diferencia semaacutentica en ambos paiacuteses o bien mostrar el laquoequivalenteraquo en el espantildeol de Espantildea Pero Arona va maacutes allaacute para eacutel muchos usos peruanos tienen su origen en Espantildea solo que han quedado anticuados reducidos a algunas variedades dialectales limitadas o bien exageradas por la falta de cultura de los hablantes peruanos

Si nosotros dispusieacuteramos de los elementos de que probablemente dispuso el yanki Barlett al componer su Diccionario de americanismos empezariacuteamos como eacutel por estudiar los dialectos de Espantildea y de ahiacute deduciriacuteamos maacutes de uno de nuestros pro-vincialismos (s v acaacutepite)

A continuacioacuten ilustraremos las diferentes funciones que desempentildean los ejemplos de uso extraiacutedos de textos reales en el Diccionario de peruanismos

61 Funcioacuten enciclopeacutedica

Como ya se ha dicho autores como el Inca Garcilaso y los antiguos cronistas de Indias aparecen citados con el objetivo de aportar informacioacuten sobre una rea-lidad cultural o natural de Peruacute Por ejemplo tenemos el caso de los quipus las cuerdas que usaban los antiguos Incas como coacutedigo escrito Las citas del Inca Garcilaso de la Vega de Torres Rubio de Zaacuterate y su Historia del Peruacute (1555) o de Garciacutea y su Origen del Nuevo Mundo (1607) sirven para aportar nuevos datos acerca de este peculiar sistema de escritura

Otra mencioacuten del Inca Garcilaso sirve para describir el llamado (mosquito) zancudo (s v zancudo)

En aquella tierra (la Costa del Peruacute) en los valles muy calientes hay mosquitos diur-nos y nocturnos Los nocturnos son como los de por acaacute zancudos y del mismo talle y color sino que son mucho mayores Los espantildeoles por encarecer el mucho y muy bravo picar de estos dicen que pasaraacuten unas botas de cordovaacuten

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea142

Arona distingue entre mosquitos a secas que son los pequentildeos y los zancudos A propoacutesito de los pequentildeos Garcilaso los describe asiacute

Los mosquitos diurnos son pequentildeos ni maacutes ni menos que los que acaacute se criacutean en las bodegas de vino salvo que son amarillos como una gualda tan golosos de sangre que han certificado que han visto reventar algunos chupaacutendola que no se contentan con hartarse Por experimentar esto me dejeacute picar algunos hasta que reventasen los cuales despues de muy hartos no podian levantarse y se dejaban rodar para irse Las picaduras de estos mosquitos menores son en alguna manera ponzontildeosas que se les hacen llaguillas aunque de poco momento

A esta descripcioacuten Arona antildeade el testimonio de Salazar de Villasante que en su Relacioacuten del Peruacute escribe mosquito zancudo

Cieza de Leoacuten aporta informacioacuten sobre el pepino en Peruacute del cual tiene una buena opinioacuten a diferencia del resto de autores que no muestra gran aprecio por eacutel

Por todos los valles de estos llanos hay tambien una de las singulares frutas que yo he visto aacute la cual llaman pepinos de muy buen sabor y muy olorosos algunos de ellosEste valle (el de Chincha) es uno de los mayores de todo el Peruacute y es cosa hermosa de ver sus aacuterboles y acequias y cuaacutentas frutas hay por todo eacutel y cuan sabroso y olorosos pepinos no de la naturaleza de los de Espantildea aunque en el talle les parecen algo porque los de acaacute son amarillos quitaacutendoles la caacutescara y tan gustosos que cierto ha menester comer muchos un hombre para quedar satisfecho

Y antildeade Arona que Garcilaso de la Vega los llama fruta muy buena

62 Testimonio peruano no censurado

Hay determinadas voces utilizadas en Peruacute que a priori podriacutean ser censura-das al no pertenecer al acervo castellano y que sin embargo Arona no condena en absoluto Es el caso de espiche del ingleacutes speech que se utiliza en colocacio-nes como echar un espiche Aunque se trata evidentemente de un neologismo innecesario Arona lo ilustra con uno de sus poemas sin antildeadir ninguacuten juicio de valor

iquestQuereacuteis que mi Musa canteO por lo meacutenos decanteEn un oportuno espicheLas delicias del picanteY del peruano seviche

Otro neologismo aunque formado correctamente seguacuten las reglas morfoloacutegi-cas del espantildeol es el de extralimitarse que Arona acepta a pesar de que no lo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 143

recojan los diccionarios espantildeoles de su tiempo Su uso vuelve a ser ilustrado con un poema suyo

Y es en todo tan sublimeY tan extralimitadaQue en la botica seriaSublimado la ventajaY si la echara de bestiaMediriacutea siete cuartas

La prensa juega tambieacuten un papel muy importante a la hora de poner en circu-lacioacuten nuevas voces que acaban siendo aceptadas por la propia sociedad antes de ser sancionadas por los diccionarios Es lo que le sucede a la voz prestigioso cuya uacutenica acepcioacuten para el diccionario acadeacutemico es la de lsquoprestidigitadorrsquo Aunque Arona no cita ninguacuten artiacuteculo periodiacutestico en concreto llega a afirmar que la prensa peruana habla desde hace medio siglo de personas prestigiosas es decir con prestigio Aboga por defender que este nuevo sentido entre en los diccionarios espantildeoles como de hecho finalmente acaboacute haciendo

63 Citas que reflejan el mismo uso en Peruacute y en Espantildea

Como se comentoacute anteriormente Arona estaacute convencido de que muchos pre-suntos peruanismos en realidad no son tales Para ello antepone el testimonio de los textos a la etiqueta de provincialismo o americanismo que les atribu-yen los diccionarios Por ejemplo la palabra corpintildeo es seguacuten el diccionario de Vicente Salvaacute un peruanismo pero Fernaacuten Caballero usa la palabra con el mismo sentido que tiene en Peruacute

La voz cuadra que en este mismo paiacutes significa lsquosaloacuten de la casarsquo Arona la documenta en textos claacutesicos espantildeoles

Abrase cualquiera libro antiguo de comedias espantildeolas y se hallara cuadra aacute cada paso en el mismo sentido que hoy tiene entre nosotros Vaya por lo pronto este ejemplo de una de las cartas de D Eujenio de Salazar escritor espantildeol de hace tres siglos ldquoEn las dichas casas no hay sala ni cuadra ni retreterdquo (Carta V)

La palabra castantildeuelas se emplea en Peruacute mientras que Covarrubias y Tirso de Molina documentan en cambio el teacutermino castantildeetas Sin embargo una vez maacutes Fernaacuten Caballero con el apoyo adicional del testimonio del Diccionario castellano del padre Terreros obra admirada por Juan de Arona y que no es corregida en ninguna ocasioacuten muestran el empleo de castantildeuelas tambieacuten en Espantildea como de hecho sucede Afirma Arona

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea144

La forma nuestra proviene al parecer de Andaluciacutea como se veacute por este pasaje de Fernan Caballero en La Gaviota laquoSus graciosos movimientos se ejecutaban casi sin mudar de sitio como un elegante balanceo de cuerpo y marcando el compaacutes con el alegre repicoteo de las castantildeuelasraquo

Una expresioacuten como en mangas de camisa es calificada tanto por Zorobabel Rodriacuteguez como por Rufino Joseacute Cuervo de americanismo y la corrigen ademaacutes diciendo que ha de decirse en cuerpo de camisa Sin embargo el testimonio de Juan Valera en su conocida obra Pepita Jimeacutenez viene a desmentir que dicha expresioacuten sea un americanismo y mucho menos que tenga que ser corregida

En Peruacute se utiliza la voz candideces para significar lsquotonteriacuteasrsquo o lsquonecedadesrsquo Tradicionalmente se ha considerado un peruanismo Sin embargo Arona la encuentra tambieacuten en autores espantildeoles como Rojas Zorrilla y en Fernaacuten Caba-llero

iquestNo hay algunas que se afeitaniquestOtras no hacen reverenciasDe saltillo iquestNo hay algunasQue hablan de culto iquestno hay doncellasQue la noche de San JuanEscuchan lo que es verguumlenzaiquestHago yo estas candideces

Rojas Zorilla

iexclQueacute candidez de nintildea bien criadita La clase de libertad aacute que aludo hija mia es la de poder hacer lo que te deacute la gana La tenias cuando casada mi alma

Fernaacuten Caballero Clemencia

Son candideces repuso Clemencia iexclcuaacutento me alegro La candidez es hermana de la ino-cencia

Fernaacuten Caballero Clemencia

Tenemos que descender aacute los pormenores mas sencillos mas candidos y si se quiere mas triviales de la vida comuacuten

Fernaacuten Caballero Un Servidor

Arona cuenta en otro artiacuteculo coacutemo los perioacutedicos de Lima se hicieron eco de que la Real Academia iba a incluir en su diccionario el verbo panegerizar a pro-puesta de uno de sus correspondientes en esta ciudad Pero este verbo en cues-tioacuten no puede calificarse de peruanismo como afirmaban sus compatriotas pues Arona encuentra el uso de esta voz cincuenta antildeos atraacutes en un escritor espantildeol el padre Isla en su famoso Fray Gerundio de Campazas En la parte II capiacutetulo IX dice laquoEs posible que las bocas de todos esteacuten hoy empleadas en panegerizar tus asombrosos talentosraquo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 145

Un caso semejante es el de los arcaiacutesmos hispaacutenicos Asiacute una voz tan ameri-cana como frijol ya aparece en el Diccionario (1492) de Nebrija cuando el Nuevo Mundo apenas acababa de descubrirse Si bien es cierto que el Diccionario de Nebrija lo concebimos como obra metalinguumliacutestica lo traemos aquiacute para ejem-plificar la labor filoloacutegica de Arona en su empentildeo por rastrear la historia y los oriacutegenes de los americanismos empleados en su patria A propoacutesito de esta voz Arona afirma lo siguiente laquoPero los historiadores primitivos de Indias escri-tores espantildeoles del siglo XVI y hoy claacutesicos no solo por que [sic] pesan sobre sus obras tres siglos de constante y creciente respeto sino porque los ha adop-tado entre sus Autoridades dicen correctamente frijoacutel [hellip]raquo El testimonio de Nebrija sirve de excusa a Juan de Arona para burlarse de Salvaacute y de su laquosem-piterno americanismoraquo Otro arcaiacutesmo que Salvaacute califica de provincialismo americano es el de plata con el significado de lsquodinerorsquo Arona lo documenta en las Eroacuteticas (1618) de Villegas y tambieacuten en La Gaviota (1849) de Fernaacuten Caba-llero Por uacuteltimo la voz soga que en Ameacuterica sustituyoacute al sustantivo cuerda la encuentra con el mismo significado en Gonzalo de Berceo (s XIII)

Ante vos lo dixiemos (si bien vos remembrades)Que seriacutee luenga soga decir las sus bondades

En este apartado debemos hablar tambieacuten de los presuntos andalucismos del habla de Peruacute Arona cree firmemente en la huella dejada por el dialecto que hablaban los primeros colonos espantildeoles Fernaacuten Caballero seraacute con frecuencia la prueba que Arona utilizaraacute para confirmar las sospechas de andalucismo leacutexico como vimos en su afirmacioacuten sobre la voz castantildeuela Asiacute las palabras flojo y flojera tradicionalmente consideradas como americanismos las encuen-tra testimoniadas en numerosos textos de Fernaacuten Caballero Lo mismo dice Arona del verbo agarrar documentado en Fernaacuten Caballero y en varios sainetes de Ramoacuten de la Cruz con el sentido de lsquocogerrsquo y afirma laquoy este es sin embargo el provincialismo nuestro que maacutes choca aacute los espantildeoles recien llegadosraquo Otro ejemplo de posible andalucismo es el de ensartar con el sentido de lsquoenhebrarrsquo Dicha voz estaacute laquoautorizadaraquo en palabras de Arona por Fernaacuten Caballero a tra-veacutes del proverbio la agujita ensartada hace a la nintildea juiciada documentada en Cosa cumplida solo en la otra vida

64 Ejemplos espantildeoles con funcioacuten contrastiva

Numerosas citas traiacutedas por Arona tienen un objetivo claramente contras-tivo En este apartado mostraremos coacutemo Arona deduce que una misma pala-bra tiene significados distintos a ambas orillas Por ejemplo acequia en Peruacute

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea146

significa lsquoarroyorsquo mientras que Graciaacuten traduciendo a Plutarco y Bernardo Torres describiendo los alrededores del Callao en su Croacutenica peruana de San Agustiacuten (1657) muestran que en Espantildea se emplea con otro sentido diferente

Bien asiacute como el que de un gran rio saca arroyos y acequias4

Graciaacuten Traduccioacuten de PlutarcoMaacutes adelante se ven esparcidos a trechos quintas hermosas amenos olivares alegres arroyos feacutertiles sembrados que deleitan la vista

Bernardo de Torres Croacutenica peruana de San Agustiacuten

La palabra panteoacuten en Peruacute es lo mismo que cementerio Arona lo ilustra con un poema suyo

Pero nuestro panteon no es el de AgripaSino el gran pudridero y gran osarioDo el alma que del cuerpo se emancipaArroja el sudadero y el sudarioNo pudre alliacute de todo dios la tripaPero es alliacute donde por turno diarioCiento cincuenta mil y tantas almasVan libres del vivir batiendo palmas

Juan de Arona Artiacuteculos diversos

Sin embargo en Espantildea un cementerio puede acoger uno o varios panteones como se deduce de una cita de Fernaacuten Caballero

Este dijo que habiacutea costeado aacute sus expensas un cementerio en sus pueblohellip que solo fal-taba rematar el hermoso panteon que en el centro estaba concluyendo para eacutel y su des-cendencia

F Caballero Clemencia

La palabra veloacuten es la vela grande para los peruanos pero para los espantildeoles es lo mismo que el candil tal como queda testimoniado en dos obras de Fernaacuten Caballero La Gaviota y Laacutegrimas (1862) lo que demuestra que Fernaacuten Caba-llero no solo se cita para documentar andalucismos sino tambieacuten voces del espantildeol peninsular

En espantildeolhellip asombraos lectores limentildeos velon quiere decir candil laquoDetraacutes de este grupo habia una mesa pequentildea y baja en la que ardia un velon de cuatro mecherosraquo Fernan Caballero La Gaviota laquoUn velon de hoja de lata bastante bien conservadoraquo Idem Laacutegrimas

4 Y antildeade Arona laquoCualquiera de nuestros escritores se habria limitado aacute la uacuteltima palabraraquo (s v acequia)

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 147

Otra funcioacuten contrastiva de los ejemplos aducidos por Arona consiste en mos-trar el equivalente intralinguumliacutestico Asiacute lo que en Peruacute llaman caacutescara laquoparte exterior de una fruta uacute otro comestibleraquo en Espantildea lo llaman corteza y para ello muestra una cita de El Lazarillo de Tormes

Luego buscoacute prestada una ratonera y con cortezas de quesoLazarillo de Tormes Tratado II

Para la voz desgano usada en Peruacute pero tambieacuten en Galicia (testimoniada en un texto de Fernando Fulgosio) en Espantildea se usa desgana (palabra testimo-niada una vez maacutes en Fernaacuten Caballero)

Acaso de tres meses aacute esta parte no notas su desgana su languidezFernaacuten Caballero No transige conciencia

Mientras que en Peruacute se utiliza la palabra vivar (testimoniada en el perioacutedico El peruano 1856) en Espantildea se dice vi[c]torear (palabra testimoniada otra vez en Fernaacuten Caballero)

El pueblo gritoacute que queriacutea ver aacute su venerado pastor y eacuteste se presentoacute en el balcon bendiciendo aacute su juez que lo victoreaba con entusiasmo

Fernaacuten Caballero Deudas pagadas

Arona trata tambieacuten dos verbos que a priori podiacutean parecer intercambia-bles moverse y menearse (s v moverse) Afirma el autor peruano que el verbo moverse se utiliza con mucha maacutes frecuencia en Peruacute que en Espantildea donde se utiliza maacutes menearse

No nos atreveriacuteamos aacute dar como equivalentes moverse y menearse y aun aacute nuestros lectores peruanos les habraacute causado estrantildeeza si el uso vivo de Madrid hoy mismo y el ejemplo muerto de los claacutesicos no nos autorizaacutera aacute hacerlo asiacute

Los aacuterboles meneaCon tan manso ruido

Dice Fray Luis de Leon donde cualquier poeta peruano habria dicho se mueve Y el mismo poeta espantildeol moderno Carvajal en su traduccion de los Salmos

Y hoja ninguna en su aacuterbol se moviacutea

Por esa razoacuten Arona sospecha que menearse puede ser maacutes bien un provincia-lismo de Madrid del que se abusa

Por uacuteltimo en Peruacute dicen pila donde en Espantildea se dice con maacutes frecuen-cia fuente La voz pila en Espantildea es el lugar donde se deposita el agua no el surtidor y lo ilustra con una cita de Hidalgo en su obra Diaacutelogos de apacible entretenimiento (1606) laquoUn mozo de un mercader muy rico iba cada diacutea con un jumento por agua aacute un pilon o pila donde estaba la fuente [hellip]raquo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea148

65 Citas con funcioacuten prescriptiva

Para concluir hay que mencionar los ejemplos con funcioacuten prescriptiva que tambieacuten los hay aunque no son los maacutes frecuentes a diferencia de lo que sucede en el Diccionario de chilenismos Asiacute mientras que en Peruacute se utiliza la voz anda en Espantildea se emplea de manera invariable andas Arona afirma laquoDiacutegase andas oacute las andas como debe decirse aacute ancas aacute las ancas y no la ancaraquo (s v anda) La voz peruana se testimonia en el poeta limentildeo Arnaldo Maacuterquez que se traeriacutea aquiacute como antiejemplo

Nintildea iquestque quiere quien andaDel balcon aacute la barandaY la baranda al balconComo si fuese alguna andaQue llevan en procesioacuten

Arnaldo Maacuterquez

En Peruacute se dice de los potros que son mantildeosos cuando en realidad debe decirse resabiados tal como se testimonia en Fernaacuten Caballero Escribe Arona

Renunciemos pues aacute nuestros potros y machos mantildeosos y digamos no precisamente resabiososo que tambien aqui la etimologiacutea parece resbalarse por otro lado sino resa-biado laquoUn pendenciero al que le vendria la casaca de molde como el freno al potro resabiadoraquo Esto dice Fernaacuten Caballero en El dolor es una agonia de muerte

Y un poco maacutes adelante muestra un testimonio de uso peruano de la voz resa-biado

Vaya ahora un ejemplo de resabiado limentildeo oacute por lo menos tomado del perioacutedico publicado en Lima El Tribuno en 1838 en que todaviacutea estaacutebamos cerca de la fuente viva de nuestro idioma En el nuacutemero 42 en unos versos pareados se leacutee

Carintildeos de una resabiada vieja

Concluimos con el verbo fraguarse que en Peruacute significa lsquofrustrarsersquo Arona lo usoacute en sus poemas y se arrepiente laquonosotros mismos en la irreflexioacuten de los veinte antildeos incurrimos maacutes de una en semejante despropoacutesitoraquo Semejan-tes lamentos habiacuteamos visto tambieacuten en Zorobabel Rodriacuteguez Sin embargo y en su anhelo filoloacutegico de hallar el nexo con el espantildeol claacutesico Arona trae el testimonio del poeta espantildeol Esteban de Villegas en una biografiacutea hecha por Vicente de los Riacuteos donde se recoge un paacuterrafo de una carta de este poeta a Lorenzo Ramiacuterez y donde el uso de fraguar es muy semejante al peruano

En cuanto aacute lo que US me promete de la impresion de estos mis borrones acepto para alguacuten tiempo si en el interin no se fragua un trato que tengo hecho en Tolosa

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 149

Acto seguido sin embargo Arona reconoce la dificultad para interpretar correctamente el significado de la palabra en ese contexto laquoA primera vista podriacutea parecer nuestro se fragua (se frustra) si el sentido de la frase no indicara alliacute se ajusta se consolida que es una de las acepciones de fraguarse en estilo de albantildeileriacutearaquo

7 ConclusionesEl anaacutelisis de los diccionarios publicados en el pasado requiere de una con-veniente contextualizacioacuten que permita comprenderlos de una manera obje-tiva sin condenarlos desde postulados teoacutericos actuales ni presentarlos como genialidades fuera de su tiempo Desgraciadamente los primeros diccionarios del espantildeol americano han sido a menudo tachados de poco sistemaacuteticos de ser obras marcadas por una ideologiacutea conservadora apenas sujetas al lenguaje convencional lexicograacutefico y proacuteximas maacutes bien al geacutenero del ensayo o la enciclopedia Sin embargo diccionarios como los que acabamos de analizar nos muestran un proceder que nada tiene que ver con el trabajo de diletantes sino maacutes bien con el esfuerzo de autores versados en la actividad filoloacutegica anclada en el positivismo es decir en el anaacutelisis empiacuterico de datos extraiacutedos de textos reales Si en la actualidad la investigacioacuten del americanismo se lleva a cabo teniendo en cuenta las informaciones suministradas por corpus digita-les ya sean diacroacutenicos o sincroacutenicos en el siglo XIX eran los textos accesibles los que constituiacutean la fuente fundamental para su descripcioacuten Es cierto que la competencia del lexicoacutegrafo y el diccionario acadeacutemico marcaban la pauta para seleccionar los americanismos que debiacutean registrarse lexicograacuteficamente pero de ninguna manera estos constituiacutean los uacutenicos criterios para hacerlo Tanto Zorobabel Rodriacuteguez como Juan de Arona rompen los esquemas del artiacuteculo lexicograacutefico propios del diccionario de lengua inspirados sin duda por el enciclopedismo Explicaron las voces lematizadas sin seguir un esquema fijo pero lograron conectar con el usuario al que se dirigiacutea a traveacutes de un estilo ensayiacutestico directo

Esta flexibilidad se aprecia tambieacuten en los propios ejemplos Aparte del valor testimonial e ilustrativo que poseen todas las citas de una forma intriacutenseca estas podiacutean desarrollar otras funciones dependiendo del tipo de lema unas veces los textos se presentaban como antiejemplos otras veces teniacutean un valor con-trastivo pues mostraban ante el lector una palabra que o bien teniacutea el mismo sentido que tendriacutea otra empleada en el mismo contexto consideraacutendola enton-ces como un sinoacutenimo de esta o un equivalente intralinguumliacutestico o bien una palabra que el mismo usuario empleariacutea pero con un sentido diferente en el

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea150

uso de los hablantes de otra comunidad linguumliacutestica Es precisamente el valor contrastivo de los ejemplos el que como deciacuteamos al principio tiene un mayor intereacutes pues aunque se traen con una finalidad prescriptiva acaba dando lugar a la uacutenica forma viable de estudiar los americanismos que es contraponiendo dos subsistemas leacutexicos de la misma lengua

Queda mucho camino auacuten por recorrer En este estudio solo se han ana-lizado las citas presentes en dos de los primeros diccionarios de americanis-mos Con posterioridad salieron a la luz otros repertorios basados en ejemplos de testimonio como el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1893) de Carlos Gagini el Vocabulario de Mexicanismos (1899) de Joa-quiacuten Garciacutea Icazbalceta o el Diccionario de chilenismos y de otras voces y locu-ciones viciosas (1901ndash 1918) del padre Manuel Antonio Romaacuten Seriacutea necesario elaborar las noacuteminas de los autores que fueron utilizados en esos diccionarios y que no se incluyeron Una vez conocidas las fuentes exactas empleadas por los lexicoacutegrafos seriacutea mucho maacutes sencillo evaluar el trabajo que realizaron al elaborar sus diccionarios Podriacutea establecerse el grado de representatividad de esas fuentes en virtud de los momentos histoacutericos en que escribieron los autores citados con el fin de apreciar si se estaacute ante un diccionario basado en fuentes contemporaacuteneas o claacutesicas Tambieacuten seriacutea conveniente analizar las funciones que adquieren esas citas de manera que se aprecie si se trata de las mismas funciones que hemos visto hasta ahora la funcioacuten de testimonio y la funcioacuten contrastiva o si se antildeaden otras nuevas

Anexo INoacutemina de autores del DICCIONARIO DE CHILENISMOS (1875) de

Zorobabel Rodriacuteguez

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasAcuerdo del cabildo de Chile 1

Adivinanza popular 1Anaacuteles de la Universidad

diciembre de 1863XIX 1

Antiguo Himno Nacional 1Artesano de Talca nuacutem 5 de

noviembre de 18711

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 151

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasArtiacuteculo publicado en La Aurora de Chile (1873)

XIX 2

Bando general de policiacutea para el departamento de Santiago

(1853)

XIX 1

Cancioacuten El Cigarro 1Cancioacuten popular Copla

popular6

Coacutedigo Civil Chileno 1Coacutedigo de Comercio 2

Corrido popular 1Croacutenica de El Independiente

25 de enero de 1874XIX 1

Cuento popular 1Decreto del intendente

S Lira 23 de abril de 1858XIX 1

Diario de Santiago 1El Chilote de 12 de marzo de

1874XIX 1

El Chilote 13 de marzo de 1874

XIX 1

El Ferrocarril marzo 15 de 1864

XIX 1

El Independiente XIX 1Epigrama publicado en La

Estrella de ChileXIX 1

La Opinioacuten de Talca XIX 1Libertad Catoacutelica de

ConcepcioacutenXIX 1

Novela chilena XIX 1Ordenanza de aduanas de la Repuacuteblica de Chile Octubre

31 de 1864

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea152

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasOrdenanzas de mineriacutea 1

Poema anoacutenimo 2Prensa Sufragio 19 de dic

de 1873XIX 1

Primer Libro Becerro del Cabildo de Santiago (1541)

XVI 1

Real ceacutedula del Rei al presidente i oidores de Chile

(1707)

XVIII 1

Refraacuten popular 1Romance popular 3

Sesioacuten extraordinaria de la caacutemara de diputados de Chile

de 20 de enero de 1866

XIX 1

Tonada popular 5Zamacueca 5

Amunaacutetegui Aldunate Miguel Luis (1828ndash

1888)

Los precursores de la independencia de Chile

XIX 14

Arcos Santiago (1822ndash 1874)

Carta de Santiago Arcos a Francisco Bilbao (1852)

XIX 1

Barra Eduardo de la (1839ndash 1900)

El aacutenjel de mi guardia Correo del domingo nuacutemero

14

XIX 1

Barra Joseacute Miguel de la (1799ndash 1851)

Historia de Ameacuterica XIX 1

Barroacutes Arana Diego Traduccioacuten de un artiacuteculo de M Courcelle publicado en

La Revista del Paciacutefico

1

Barros Grez Daniel (1834ndash 1904)

El hueacuterfano Cuentos para los nintildeos grandes Faacutebulas

originales

XIX 30

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 153

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasBlanco Cuartiacuten

Manuel (1822ndash 1890)Soneto XIX 1

Blest Gana Alberto (1830ndash 1920)

El primer amor (1858) Martiacuten Rivas (1862) El ideal

de un calavera (1863) La aritmeacutetica en el amor

XIX 23

Cordoveacutes Simoacuten Faacutebulas morales (1862) XIX 1Cox Guillermo G E Cox Viaje a la

Patagonia (1863)XIX 2

Donoso Justo (1800ndash 1868)

Manual del Paacuterroco americano (1854)

XIX 1

Egantildea Juan (1769ndash 1836)

Examen de la Constitucioacuten (1824)

XIX 1

Erraacutezuriz Isidoro (1835ndash 1898)

El Ferrocarril (perioacutedico) XIX 1

Espintildeeira Antonio (1855ndash 1907)

La casa maldita XIX 1

Estrada Santiago Apuntes de viaje (1872) XIX 2Febres Andreacutes (1734ndash

1790)XVIII 3

Gallardo El gustador iquest 1Garciacutea Huidobro

CarlosProvincias meridionales de

Chile (1864)1

Guajardo Bernardino (1801ndash 1886)

Poesiacutea XIX 56

Henriacutequez Camilo (1769ndash 1825)

El Ciudadano Horacio al honorable ciudadano Terraza

XVIII 2

Jotabeche (seudoacutenimo de Joseacute Joaquiacuten Vallejo Borkoski 1811ndash 1858)

El puerto de Copiapoacute Los cangalleros

XIX 20

Laboulaye Eacutedouard Pariacutes en Ameacuterica (traduccioacuten de Arteaga Alemparte Domingo (1835ndash 1880))

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea154

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasLoacutepez Francisco Bosquejo histoacuterico de

la poesiacutea chilena por A Valderrama (1866)

XIX 1

Martiacutenez Marcial (1832ndash 1918)

Anales de la Universidad octubre de 1864

XIX 1

Matta Guillermo (1829ndash 1899)

Poesiacuteas XIX 1

Melchor Concha y Toro El Ferrocarril de 11 de mayo de 1863

XIX 1

Molina Juan Ignacio (1740ndash 1829)

History of Chile XVIII 1

Murillo Valentiacuten (1841ndash )

Revista de Valparaiacuteso junio de 1874 Una viacutectima del

honor

XIX 6

Necochea Mariano (1792ndash 1849)

Texto (1874) XIX 1

Ontildea Pedro de (1570ndash 1643)

Arauco domado (1596) XVI 3

Philippi Rodolfo Amando (1808ndash 1904)

XIX 1

Portales Diego (1793ndash 1837)

XIX 1

Rodriacuteguez Velazco Luis (1838ndash 1919)

la Voz de Chile 18 de abril de 1863

XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 155

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasRodriacuteguez Zorobabel

(1839ndash 1901)El loco Eustaquio Ando

con capa Adios del colejial a las vacaciones Artiacuteculo

bibliograacutefico sobre los Precursores del sentildeor

Amunaacutetegui El Borracho El Carro de la vida El Cura

de Petorca El pajarero (Miscelaacutenea literaria) El Tajamar y el Cochayuyo

La Manta del Jornalero La Parra i el Podador Poesiacutea Uacuteltimas huellas La Zorra conciliadora Recuerdo de la infancia El Borracho En la barra La manta

del jornalero Las abejas eligiendo Reina En el tren La Iglesia libre en el Estado

libre Arequipa

57

Santos Tornero Recaredo (1842ndash 1902)

Chile ilustrado XIX 2

Vargas Moiseacutes (1843ndash 1898)

Lances de Noche Buena XIX 4

Vicuntildea Mackenna Benjamiacuten (1831ndash 1886)

Historia de Santiago Diego Portales Carta del

Guadalarce La comarca de Quintero

XIX 54

Walker Martiacutenez Carlos (1842ndash 1905)

A un sauce lloroacuten XIX 3

Zapiola Joseacute Recuerdos de 30 antildeos (1882) XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea156

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasEl Comercio de Lima Peruacute 1

Adams William Bridges (1797ndash 1872)

Times XIX Inglaterra 1

Alcalde Espejo Vicente Una escursioacuten a la sierra de Coacuterdova

(1871)

XIX Argentina 1

Althaus Clemente de (1835ndash 1876)

XIX Peruacute 2

Arona Juan de [seudoacutenimo de Pedro Paz Soldaacuten y Onanue]

XIX Peruacute 41

Ascaacutesubi Hilario (1807ndash 18075)

Cielito gaucho Descripcioacuten de un

vapor La hierra La indiada La madrugada

XIX Argentina 15

Baralt Rafael Diacuteaz Ramoacuten

Resumen de la historia de Venezuela (1841)

XIX Venezuela 2

Campo Estanislao del (1834ndash 1880)

Monoacutelogo de un tronera XIX Argentina 2

DrsquoOrbigny Alcide (1802ndash 1857)

Voyage dans lrsquoAmeacuterique Meacuteridionale

(1834ndash 1847)

XIX Francia 1

Dumas Alejandro (1802ndash 1870)

La San Felipe (traduccioacuten por El

Ferrocarril)

XIX Francia 1

Echeverriacutea Estaban (1805ndash 1851)

La Cautiva (1870) XIX Argentina 1

Esteva Joseacute Mariacutea (1818ndash 1904)

XIX Meacutexico 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 157

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasFonseca Pedro Joseacute da

(1737ndash 1816)Traduccioacuten da versific

Portugueza Nota a la estrofa 48 del canto

6 de Os Lusiadas

XVIII Portugal 1

Fuentes Manuel Atanasio laquoel

Murcieacutelagoraquo (1820ndash 1889)

XIX Peruacute 1

Garciacutea de Quevedo Joseacute Heriberto (1819ndash 1971)

El proscrito XIX Venezuela 3

Gay Claudio (1800ndash 1873)

Historia de Chile XIX Francia 4

Gonzaacutelez Balcarce Florencio (1818ndash 1839)

Argentina 1

Gutieacuterrez Juan Mariacutea (1809ndash 1878)

XIX Argentina 1

Isaacs Jorge (1837ndash 1895) Mariacutea (1867) Vocabulario al final de

la obra

XIX Colombia 6

Lozano Abigaiacutel (1821ndash 1866)

Gran duelo de la patria XIX Venezuela 1

Mansilla Lucio Victorio (1831ndash 1913)

Una excursioacuten a los indios ranqueles (1870)

XIX Argentina 1

Marmol Joseacute (1817ndash 1871)

Argentina 1

Miller John (1829ndash 1910) Memorias del general Miller (traducido por el

general Torrijos)

XIX Inglaterra 1

Palma Ricardo (1833ndash 1919)

laquoCarta epitalaacutemicaraquo XIX Peruacute 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea158

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasPardo y Aliaga Felipe

(1806ndash 1868)Frutos de la educacioacuten

Una hueacuterfana en Chorrillos El Espejo de

mi tierra

XIX Peruacute 5

Paz Soldaacuten Mariano Felipe (1821ndash 1886)

XIX Peruacute 1

Peacuterez Felipe (1836ndash 1891) Gonzalo Pizarro XIX Colombia 1Ruiz de Alarcoacuten Juan de

(1572ndash 1639)El Tejedor de Segovia

(1634)XVII Meacutexico 1

Sarmiento Domingo Faustino (1811ndash 1888)

XIX Argentina 1

Sastre Marcos (1808ndash 1887)

El tempe argentino XIX Argentina 2

Segura Manuel Ascencio (1805ndash 1871)

Peruacute 2

Squier Ephraim George (1821ndash 1888)

The States of Central Ameacuterica

XIX Estados Unidos

1

Torres Caicedo Joseacute Mariacutea (1830ndash 1889)

XIX Colombia 1

Varnhagen Francisco La verdadera Guanahaniacute de Coloacuten

(1825)

XIX Brasil 1

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasSainete los dos preceptores 1

Cantar de Miacuteo Cid XIII 1Proacutelogo de Romances

Castellanos (Biblioteca de Rivadeneira)

XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 159

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasLazarillo de Tormes (1554)

atribuido a Hurtado de Mendoza

XVI 1

La mejor espuela XIX 1

Agustiacuten Duraacuten (1789ndash 1862)

Coleccioacuten de romances castellanos

XIX 1

Alcalaacute Galiano Joseacute (1849ndash 1919)

La hermosura XIX 1

Alcaacutezar Baltasar del (1530ndash 1606)

XVI 1

Aldrete Bernardo de Del origen y principio de la lengua castellana

XVI 1

Alemaacuten Mateo (1547ndash 1614)

Guzmaacuten de Alfarache (1599ndash 1604)

XVII 5

Alfonso X el Sabio Las siete partidas XIII 1Argensola Bartolomeacute Leonardo (1716ndash 1795)

Epiacutestola XVIII 1

Argensola Lupercio (1559ndash 1613)

Saacutetira XVII 3

Arias i Miranda Joseacute (1795ndash 1890)

Examen criacutetico- histoacuterico del influjo que tuvo el comerciohellip

XIX 1

Arias Saavedra Diego (1558ndash 1627) [atribuido a Fernando Aacutelvarez de

Toledo]

Pureacuten Indoacutemito XVII 1

Arolas Juan de (1805ndash 1849)

XIX 1

Arroyal Leoacuten de (1755ndash 1813)

Biblioteca selecta XVIII 1

Balmeacutes Jaime (1810ndash 1848)

Carta a un esceacuteptico XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea160

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasBanqueri J A Agricultura de Abuacute Zacariacutea

(1802)XIX 1

Barca Calderoacuten de la (1600ndash 1681)

El Purgatorio de san Patricio La cena de Baltasar No

siempre lo peor es cierto Saber del bien y del mal No hai cosa

como callar

XVII 8

Benavides Antonio (1808ndash 1884)

XIX 1

Boumlhl de Faber Cecilia [nombre real de Fernaacuten Caballero] (1796ndash 1877)

Floresta La Estrella de Vandalia

XIX 2

Bretoacuten de los Herreros Manuel (1796ndash 1873)

Poema laquoLa desverguumlenzaraquo Elena Marcela

XIX 10

Burgos Javier de (1778ndash 1848)

Traduccioacuten de Horacio XIX 1

Burguillos Tomeacute de (seudoacutenimo de Lope de

Vega 1562ndash 1645)

La gatomaquia (1634) XVII 3

Capmany Antonio (1742ndash 1813)

Arte de traducir XVIII 1

Castillejo Cristobal de (1490ndash 1550)

Rimas XVI 1

Catalina del Amo Severo (1832ndash 1871)

La mujer XIX 2

Cepeda y Ahumada Santa Teresa (1515ndash 1582)

Vida (1588) XVI 3

Cervantes Miguel de (1547ndash 1616)

El Rufian viudo El entremeacutes de los mirones La entretenida La ilustre fregona El Quijote Viaje al Parnaso La gitanilla

La tiacutea fingida El celoso extrementildeo Pedro de Urde-

Malas Diaacutelogo entre Sillenia i Selanio

XVI 46

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 161

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasChaide Maloacuten de (1530ndash

1589)Tratado de la Magdalena

(1588)XVI 1

Cieza de Leoacuten Pedro de (1520ndash 1554)

Croacutenica del Peruacute XVI 1

Coloacuten Cristobal (dagger1506) Diario (editado por Las Casas) XV 1Cruz San Juan de

(1542ndash 1591)XVI 1

Diacuteaz del Castillo Bernal (1495ndash 1584)

Historia verdadera de la conquista de Nueva Espantildea

(1632)

XVI 1

Ercilla Juan de (1533ndash 1594)

La Araucana XVI 5

Escobar Juan de Romancero del Cid (1605) XVII 1Escosura Jeroacutenimo de la

(1774ndash 1855)Compendio de la Historia de

Espantildea (1839)XIX 1

Espronceda Joseacute de (1802ndash 1842)

El diablo mundo XIX 1

Fernaacutendez de Angulo Francisco (1749ndash 1790)

XVIII 1

Fernaacutendez de Moratiacuten Leandro (1760ndash 1828)

Traduccioacuten de Hamlet El siacute de las nintildeas Romance al priacutencipe de la paz Romance al conde de

Floridablanca

XVIII 5

Fernaacutendez de Navarrete Martiacuten (1765ndash 1844)

Vida de Cervantes (1819) XIX 1

Fernaacutendez de Oviedo Gonzalo (1478ndash 1557)

Historia de las Indias (1527) XVI 6

Fernaacutendez i Gonzaacutelez Manuel (1821ndash 1888)

Los siete Infantes de Lara (1853)

XIX 1

Fernaacutendez- Gueacuterra i Orbe (1816ndash 1894)

Edicioacuten de la Perinola de Quevedo

XIX 1

Florentino Sanz Eulogio (1822ndash 1881)

1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea162

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasFranquelo Ramoacuten

(1821ndash 1875)Cuentos mentiras y

exajeraciones andaluzas Un Juramento (1862)

XIX 1

Garciacutea Goyena Florencio (1783ndash 1855)

XIX 1

Gil Polo Gaspar (1540ndash 1584)

Diana enamorada (1564) XVI 2

Gil y Zaacuterate Antonio (1793ndash 1861)

Un antildeo despueacutes de la boda (1826) El cesante

XIX 2

Goacutemez Hermosilla Joseacute Mamerto (1771ndash 1837)

Juicio criacutetico (1840) XIX 5

Gonzaacutelez Carvajal Tomaacutes (1753ndash 1834)

Traduccioacuten del salmo XXX XIX 1

Granada Fray Luis de (1504ndash 1588)

Siacutembolo de la fe (1583) Meditaciones Memorial

XVI 6

Guevara Antonio de (1480ndash 1545)

Epiacutestolas familiares (1539ndash 1541)

XVI 1

Hartzenbusch Juan Eugenio (1806ndash 1880)

Introduccioacuten a las comedias de D Juan Ruiz de Alarcon Proacutelogo al Dic De Gal De Baralt Un viaje en galera

Juan de las Vintildeas La Coja i el encojido

XIX 9

Herrera Fernando de (1534ndash 1597)

laquoA la batalla de Lepantoraquo XVI 1

Herrera Gabriel Alonso de (1470ndash 1539)

Agricultura general (1513) XVI 2

Hojeda Diego de (1570ndash 1615)

La cristiada (1611) XVII 2

Iriarte Tomaacutes de (1750ndash 1791)

El manguito el abanico y el quitasol La muacutesica La

sentildeorita mal criada

XVIII 4

Isla Francisco Joseacute de (1703ndash 1781)

Fray Gerundio Gil Blas de Santillana

XVIII 3

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 163

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasJovellanos Melchor

Gaspar de (1744ndash 1811)Ley agraria (1795) Jaacutecara a

Huerta Memoria que dirigioacute a sus compatriotas

XVIII 4

Larra Mariano Joseacute de (1809ndash 1837)

La Noche Buena de 1836 XIX 4

Leoacuten Fray Luis (1527ndash 1591)

La perfecta casada Nombres de Cristo

XVI 2

Manuel Infante don Juan

XIV 1

Mantildeeacute y Flaquer Juan (1823ndash 1901)

Espantildea en Londres XIX 1

Martiacutenez Villergas Juan (1817ndash 1894)

Sarmenticidio (1853) XIX 2

Maury Juan Mariacutea (1772ndash 1845)

Esvero y Almedora XIX 2

Meleacutendez Valdeacutes Juan (1754ndash 1817)

Idilio XVIII 2

Melo Francisco Manuel de (1608ndash 1666)

Guerra de Cataluntildea (1645) XVII 1

Mesonero Romanos Ramoacuten de (1803ndash 1882)

XIX 2

Molina Tirso (seudoacutenimo de Gabriel

Teacutellez) (1579ndash 1648)

Amar por sentildeas La venganza de Tamar Las amazonas de

las Indias La vida de herodes Quien no cae no se levanta El rey Enrique el enfermo Desde Toledo a Madrid No hay peor sordo La Villana de Vallecas

La celosa de siacute misma El condenado por desconfiado

Del enemigo el consejo

XVIII 13

Monlau Pedro Felipe (1808ndash 1871)

Elementos de higiene privada XIX 5

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea164

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasMora Joseacute Joaquiacuten

(1783ndash 1864)XIX 2

Moreto Agustiacuten (1618ndash 1669)

El valiente justiciero XVII 1

Ochoa Eugenio de (1815ndash 1872)

Paris Londres y Madrid (1861) XIX 3

Peacuterez de Montalbaacuten (1602ndash 1638)

La monja alfeacuterez (1625) XVII 1

Peacuterez del Castillo Baltasar

XVI 1

Puigblanch Antonio (1775ndash 1840)

Opuacutesculos gramaacutetico satiacutericos XIX 2

Quevedo Francisco de (1580ndash 1645)

Marco Bruto La visita de los chistes El Entremetido la

duentildea y el soplon Premaacuteticas del desengantildeo contra los poetas

guumleros

XVII 12

Quintana Manuel Joseacute (1772ndash 1857)

Vida de Vasco Nuacutentildeez de Balboa Vida de Francisco

Pizarro

XVIII 3

Ramoacuten de Campoamor (1817ndash 1901)

El baile El drama universal XIX 4

Reinoso Felix Joseacute (1772ndash 1841)

XIX 1

Ribadeneyra Pedro de (1526ndash 1611)

Vida de San Ignacio (obra editada por Vicente de la

Fuente)

XVI 4

Rojas Fernando de (1465ndash 1541)

La Celestina (1500) XV 1

Rosell Cayetano (1817ndash 1883)

Traduccioacuten de la Divina comedia

XIX 1

Saavedra Fajardo Diego de (1584ndash 1648)

Empresas poliacuteticas XVII 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 165

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasSaavedra y Ramiacuterez

Aacutengel (Duque de Rivas) (1791ndash 1865)

Recuerdos de un hombre grande El moro expoacutesito Masaniello El peregrino

indiano

XIX 4

Sciacuteo de San Miguel (1738ndash 1796)

Paraacutefrasis del salmo II XVIII 1

Seijas y Patintildeo Francisco de Paula (1828ndash 1856)

Comentario a Quevedo XIX 2

Soliacutes Antonio de (1610ndash 1686)

Historia de la conquista de Meacutexico (1684)

XVII 1

Terralla Esteban (1750ndash 1805)

Lima por dentro y por fuera (1797)

XVIII 1

Trueba y de la Quintana Antonio de (1819ndash 1889)

Nostalgia Fumemos Camino de la aldea Las Animaladas

de Perico

XIX 4

Ulloa Antonio de (1716ndash 1795)

XVIII 2

Valera Juan (1824ndash 1904) XIX 1Vega Inca Garcilaso de

la (1539ndash 1616)Comentarios reales (1609) XVII 3

Vega Lope de (1562ndash 1645)

El labrador de Madrid El perro del hortelano

XVII 2

Veacutelez de Guevara Luis (1579ndash 1644)

El diablo cojuelo (1641) XVIII 4

Villanueva Joaquiacuten Lorenzo (1757ndash 1837)

Vida literaria (1825) XIX 2

Villaviciosa Joseacute de (1589ndash 1658)

La Mosquea (1615) XVII 1

Virueacutes Cristobal de (1550ndash 1614)

El Monserrate (1587) XVI 1

Zorrilla Joseacute (1817ndash 1893)

La pasionaria Cantos del Trovador Margarita la tornera

XIX 3

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea166

Anexo IINoacutemina de autores del DICCIONARIO DE PERUANISMOS (1883ndash 1884)

de Juan de Arona

Autores peruanosNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasPrensa XIX 1

El Mercurio Peruano XIX 4La Nacioacuten (1884) XIX 2

El Peruano (prensa) (1856) XIX 1Poema anoacutenimo 2

Coplas 5El Tribuno (1838) XIX 1

El Mercurio Peruano 3Coacutedigo de Enjuiciamientos XIX 1

El Comercio de Lima XIX 2

Alfaro y Larriva Manuel

Tratado teoacuterico y praacutectico de Agricultura (1879)

XIX 2

Areacutestegui Narciso (1820ndash 1869)

El padre Horaacuten Escenas de la vida de Cuzco El aacutengel salvador

XIX 17

Arguedas Prada Ensayos poeacuteticos (1867) XIX 1Arona Juan de

[Pedro Paz Soldaacuten y Onanue]

Poesiacuteas peruanas Rimas del Riacutemac XIX 175

Caviedes Eloy (1849ndash 1902)

XIX 1

Fraguela Lorenzo XIX 1Fuentes Manuel

Atanasio laquoel Murcieacutelagoraquo (1820ndash

1889)

XIX 1

Grantildea Ladislao Seacute bueno y seraacutes feliz (1861) XIX 5Heros Juan de los Los tres rivales XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 167

Autores peruanosNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasHipoacutelito Unaacutenue Joseacute (1755ndash 1833)

XIX 1

Maacuterquez Joseacute Arnaldo (1832ndash

1903)

XIX 2

Pardo y Aliaga Felipe (1806ndash 1868)

XIX 3

Paz Soldaacuten Mateo (1812ndash 1857)

Versos ineacuteditos XIX 3

Paz- Soldan y Castro Manuel de

XIX 1

Rojas y Cantildeas Ramoacuten Cornejo

Polar Jorge

Museo de Limentildeadas (1853) XIX 2

Ruiz de Montoya Antonio (1585ndash

1652)

XVII 1

Ruiz y Pavoacuten Expedicioacuten botaacutenica del Peruacute (1777ndash 1788)

XVIII 1

Segura Manuel Ascencio (1805ndash

1871)

Comedias 13

Vega Inca Garcilaso de la

(1539ndash 1616)

Comentarios reales (1609) XVII 34

Zurras (iquest) El Mercurio de Lima de septiembre de 1863

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea168

Autores no peruanos ni espantildeolesNombre Obra Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasCroacutenica del Colegio de la

Union de Quito (1860)XIX Ecuador 1

Memorias de Relaciones Exteriores de Colombia

XIX Colombia 1

El Fiacutegaro de Buenos Aires

Argentina 1

Alcedo Antonio de (1735ndash 1812)

XVIII Ecuador 5

Cambaceres Eugenio (1843ndash 1889)

Silbidos de un Vago XVIII Argentina 1

Capefigue Jean- Baptiste (1801ndash 1872)

Espantildea y Francia en sus relaciones diplomaacuteticas

XIX Francia 1

Gustave Droz Antoine (1832ndash 1895)

XIX Francia 1

Hartwig Georg The tropical world (1873) XIX Inglaterra 1Ochoa y Acuntildea

Anastasio Mariacutea de (1783ndash 1833)

XIX Meacutexico 1

Pigafetta Antonio (1480ndash 1534)

XV Italia 1

Ruiz de Alarcoacuten Juan de (1572ndash 1639)

XVII Meacutexico 1

Smith Archibald Peru as it is (1835) XIX Inglaterra 1Stevenson William

BennetTwenty Years residence

in South America (1825)XIX Inglaterra 2

Valdeacutes Gabriel de la Concepcioacuten [Plaacutecido]

(1809ndash 1844)

XIX Cuba 1

Weddell Hugh Viaje en el sur de Bolivia (1845ndash 1846)

XIX Inglaterra 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 169

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasOrdenanzas del virrey de Toledo (1575) XVI 2

Lazarillo de Tormes (1554) XVI 1Romancero de Rivadeneyra 2

Seminario pintoresco espantildeol XIX 1Romancero general (1600) XVI 1Cantar popular de Bilbao XIX 1

Biblioteca de Rivadeneyra Epistolario Tomo 2

1

Acosta Joseacute (1540ndash 1600)

XVI 1

Alarcoacuten Pedro Antonio de (1833ndash

1891)

XIX 1

Alcaacutezar Baltasar del (1530ndash 1606)

laquoA uno muy gordo de vientreraquo XVI 1

Alemaacuten Mateo (1547ndash 1614)

Guzmaacuten de Alfarache (1599ndash 1604) XVII 1

Anzarena Cristoval (seudoacutenimo de

Donato de Anzarena) (s XVIII)

XVIII 1

Barca Calderoacuten de la (1600ndash 1681)

No hay cosa como callar Los tres mayores prodigios El mayor encanto

amor

XVII 3

Barco y Centenera Martiacuten del (1535ndash

1602)

La Argentina (1602) XVII 2

Beacutecquer Gustavo Adolfo (1836ndash 1870)

XIX 1

Berceo Gonzalo Vida de Santo Domingo XIII 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea170

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasBohl de Faber Cecilia

[nombre real de Fernaacuten Caballero]

(1796ndash 1877)

La Gaviota Clemencia Maacutes honor que honores Laacutegrimas Con mal oacute con bien aacute los tuyos te teacuten El tiacuteo en

Ameacuterica Una en otra El diacutea de Reyes Las aacutenimas El dolor es una agoniacutea

sin muerte La estrella de Vanodolia Callar en vida Familia Alvareda El

sochantre de lugar Lucas Garciacutea

XIX 60

Bretoacuten de los Herreros Manuel

(1796ndash 1873)

El pelo de la dehesa XIX 2

Cadalso Joseacute (1741ndash 1782)

XVIII 1

Campoamor Ramoacuten de (1817ndash 1901)

Grandes problemas XIX 1

Castelar Emilio (1832ndash 1899)

Correspondencia (publicada en El Nacional de Lima)

XIX 1

Cavanillas Antonio Joseacute (1745ndash 1804)

XVIII 1

Cepeda y Ahumada Santa Teresa (1515ndash

1582)

Vida XVI 1

Cervantes Miguel de (1547ndash 1616)

XVI 1

Cieza de Leoacuten Pedro (1520ndash 1554)

Croacutenica del Peruacute (1553) XVI 12

Contreras Jeroacutenimo (1505ndash 1582)

Selva de aventuras XVI 2

Cruz Ramoacuten de la (1731ndash 1794)

XVIII 1

Cuesta Teodoro (1829ndash 1895)

XIX 2

Ercilla Juan de (1533ndash 1594)

La Araucana XVI 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 171

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasFernaacutendez de

Moratiacuten Leandro (1760ndash 1828)

XVIII 2

Fernaacutendez de Oviedo Gonzalo (1478ndash 1557)

Historia natural de las Indias (1527) XVI 3

Fulgosio Fernando (1831ndash 1873)

La uacuteltima sentildeora de Insuacutea (1866) XIX 1

Garciacutea Gregorio (1556ndash 1627)

Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607)

XVII 1

Goacutemez de Cibdadreal Fernaacuten

XV 1

Goacutemez de la Huerta Jeroacutenimo (1573ndash 1643)

Florando de Castilla (1588) XVI 2

Gonzaacutelez Carvajal Tomaacutes (1753ndash 1834)

Traduccioacuten de los salmos XIX 1

Gonzaacutelez Pedroso Eduardo (1822ndash 1862)

XIX 1

Gonzaacutelez Reguera Antoacuten (dagger1662)

XVII 1

Goya y Munain Joseacute (1756ndash 1807)

Traduccioacuten de la Poeacutetica de Aristoacuteteles XIX 1

Graciaacuten Baltasar (1601ndash 1658)

Traduccioacuten de Plutarco XVII 1

Guzmaacuten Juan de Traduccioacuten de las Geoacutergicas (1586) XVI 1Hartzenbusch Juan Eugenio (1806ndash 1880)

XIX 1

Herrera y Tordesillas Antonio de (1549ndash

1626)

Historia de las Indias Occidentales (1601)

XVII 1

Herrera y Tordesillas Antonio de (1549ndash

1626)

Deacutecadas XVI 1

Hidalgo Gaspar Lucas de (1560ndash 1619)

Diaacutelogos de apacible entendimiento (1603)

XVII 4

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea172

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasIsla Francisco Joseacute de

(1703ndash 1781)Fray Gerundio 2

Juan de Valdeacutes (1509ndash 1541)

Diaacutelogo de la lengua (h 1533) XVI 1

Leoacuten Fray Luis (1527ndash 1591)

XVI 1

Loacutepez de Goacutemara Francisco (1511ndash 1566)

Historia general de las Indias XVI 4

Loacutepez de Mendoza Iacutentildeigo (Marqueacutes de Santillana) (1398ndash

1458)

Proemio al Condestable XV 1

Martiacutenez Villergas Juan (1817ndash 1894)

XIX 2

Montesinos Fernando de

Memorias antiguas historiales y poliacuteticas del Peruacute (publicadas por

Marcos Jimeacutenez de la Espada en el siglo XIX)

XVII 1

Mora Joseacute Joaquiacuten (1783ndash 1864)

XIX 2

Moreto Agustiacuten (1618ndash 1669)

XVII 1

Olona Luis (1823ndash 1863)

Zarzuela XIX 1

Ochoa Eugenio de (1815ndash 1872)

Traduccioacuten de las Georgicas (1879ndash 1880)

XIX 2

Peacuterez Ballesteros Joseacute (1833ndash 1918)

XIX 1

Queipo de Llano Joseacute Mariacutea (Conde de Toreno) (1786ndash 1843)

Historia del levantamiento guerra y revolucioacuten de Espantildea (1835)

XIX 1

Quevedo Francisco de (1580ndash 1645)

Necedades de Orlando XVII 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 173

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasRodriacuteguez Rubiacute

Tomas (1817ndash 1890)Poesiacuteas andaluzas XIX 1

Rojas Fernando de (1465ndash 1541)

La Celestina (1500) XV 2

Saavedra y Ramiacuterez Aacutengel (Duque de

Rivas) (1791ndash 1865)

XIX 1

Salazar de Villasante Juan

Relacioacuten del Peruacute (1572) XVI 1

Salazar Eugenio de (1530ndash 1602)

Cartas XVI 3

Samaniego Feacutelix Mariacutea (1745ndash 1801)

Faacutebulas XVIII 2

Torres Bernardo Croacutenica Agustiniana del Peruacute (1667) XVII 2Trueba y de la

Quintana Antonio de (1819ndash 1889)

Glosario de Cuentos de color de rosa La yesca Los tres consejos

XIX 15

Valera Juan (1824ndash 1904)

Escenas Andaluzas del Solitario XIX 2

Vargas Moiseacutes (1843ndash 1898)

XIX 1

Vega Lope de (1562ndash 1645)

El bobo del colejio XVII 4

Velarde Fernando (1823ndash 1881)

Caacutenticos del nuevo mundo (1870) 1

Velarde Joseacute (1848ndash 1892)

XIX 1

Veacutelez de Guevara Luis (1579ndash 1644)

El diablo cojuelo (1641) XVII 1

Villegas Esteban Manuel de (1589ndash

1669)

XVII 3

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea174

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasVillena Enrique de

(Marqueacutes de Villena) (1384ndash 1434)

Trabajos de Heacutercules (1417) XIV 1

Zaacuterate Agustiacuten de (1514ndash 1585)

Historia del descubrimiento y de la conquista del Peruacute (1555)

XVI 7

Zorrilla Joseacute (1817ndash 1893)

De fuera vendraacute quien de casa nos echaraacute

XIX 2

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Dariacuteo Rojas y Tania Avileacutes

El Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real

Academia Espantildeola (1884ndash 1927)

Abstract This article aims to study the reception of addition amendment or deletion proposals to the Dictionary of the Royal Spanish Academy between its 1884 and 1927 editions by Zorobabel Rodriacuteguez in his Diccionario de chilenismos (1875) The analysis reveals that these proposals were quantitatively marginal in Rodriacuteguezrsquos Diccionario that most of the proposals were accepted by the Dictionary of the Royal Spanish Academy in the 1925 and 1927 editions and that non- academic dictionaries acted as mediators between Rodriacuteguez and the Royal Spanish Academy supporting his proposals Addi-tionally we offer an interpretation of the glottopolitical meaning of this lexicographic practice in terms of the power conflicts around the institutional and international poli-tical management of the Spanish language in the context of academic hispanismo The latter point will help researchers to understand the need of not taking at face value the lexical data contained in this kind of dictionary

Keywords Spanish academic lexicography dictionaries of Spanish- American regiona-lisms prescriptive lexicography glottopolitics history of Spanish lexicography

1 IntroduccioacutenEn este trabajo nos proponemos estudiar la recepcioacuten de las propuestas de adi-ciones enmiendas o supresiones al Diccionario de la lengua espantildeola de la Real Academia Espantildeola (en adelante DRAE) hechas por Zorobabel Rodriacuteguez en su Diccionario de chilenismos de 1875 (en adelante DiCh) Nos concentraremos en determinar si las propuestas de Rodriacuteguez tuvieron alguna incidencia en las ediciones comprendidas entre la 12ordf (DRAE- 1884) que es la primera aparecida tras la publicacioacuten del DiCh y la 15ordf (DRAE- 1925) conocida por su programaacute-tica atencioacuten a los americanismos Ademaacutes incluimos en este recorte la primera edicioacuten del Diccionario manual de la corporacioacuten madrilentildea (DMRAE- 1927) versioacuten resumida y suplementaria de la 15ordf

Si bien el DiCh ha sido objeto de varios estudios que dan cuenta de su teacutecnica lexicograacutefica (Castillo 1995) de la ideologiacutea linguumliacutestica que manifiesta (Avileacutes y Rojas 2014 Rojas 2015 tambieacuten parcialmente Chaacutevez 2010 Rojas 2010 y Huisa 2013) y de las criacuteticas de que fue objeto (Rojas y Avileacutes 2015) ninguacuten

Rojas y Avileacutes178

estudio se ha propuesto abordar el problema especiacutefico que planteamos en esta ocasioacuten Desde nuestro punto de vista interesado en estudiar la lexicografiacutea como praacutectica social e ideoloacutegica (Rojas en prensa) y en este sentido deudor del enfoque glotopoliacutetico (Del Valle 2017) la relevancia de estudiar este problema radica en que constituye una de las dimensiones (y probablemente no la maacutes obvia) en que se manifiesta el problema maacutes amplio de la disputa por la parti-cipacioacuten en la gestioacuten poliacutetica de la lengua castellana en el contexto posterior a la emancipacioacuten de las naciones americanas hispanohablantes respecto de Espantildea Por ello creemos que a traveacutes de este estudio podemos contribuir a enriquecer nuestra comprensioacuten de lo poliacutetico del lenguaje y de las disciplinas encargadas de estudiarlo y de las maneras en que se han imbricado lenguaje poder agencia y autoridad en la historia de las comunidades hispanohablan-tes Por otra parte este tipo de aproximacioacuten por su presuncioacuten de que los diccionarios y otros instrumentos linguumliacutesticos no son nunca obras puramente descriptivas tambieacuten puede contribuir a darles mayor sofisticacioacuten teoacuterica y metodoloacutegica a los estudios de lexicologiacutea histoacuterica interesados en emplear este tipo de obras como fuentes de informacioacuten En particular resulta muy relevante la propuesta de Chen (2019 371ndash 372) que invita a no olvidar que los diccionarios son discursos opacos y no transparentes tal como no debe confundirse nunca un mapa (el diccionario) con el territorio que intenta repre-sentar (el leacutexico)

Por la razoacuten anterior en el apartado 2 ofreceremos una serie de anteceden-tes que permitiraacuten apreciar de manera maacutes clara la relevancia glotopoliacutetica del objetivo que nos proponemos alcanzar Luego en el apartado 3 explicaremos la metodologiacutea y presentaremos analizaremos y discutiremos los datos recaba-dos Finalmente en 4 esbozaremos algunas conclusiones

2 Contexto y sentido glotopoliacuteticoEn este apartado presentaremos antecedentes relativos a dos aspectos primero en 21 caracterizaremos la ideologiacutea linguumliacutestica que habiacutea alcanzado una posi-cioacuten hegemoacutenica en el momento en que se publica el DiCh enfatizando su rela-cioacuten solidaria con las caracteriacutesticas que adoptoacute la lexicografiacutea y otros geacuteneros metalinguumliacutesticos durante ese periodo Luego en 22 explicaremos la manera en que el proyecto de creacioacuten de academias americanas correspondientes de la RAE incide en la subordinacioacuten del DiCh a la lexicografiacutea y la poliacutetica linguumliacutes-tica acadeacutemica

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 179

21 La ideologiacutea linguumliacutestica dominante y sus consecuencias glotopoliacuteticas

El primer siglo de vida independiente de la Repuacuteblica de Chile (cuya eman-cipacioacuten de Espantildea fue declarada oficialmente en 1818) estaacute marcado por el proceso de formacioacuten de Estado- nacioacuten la consolidacioacuten de su orden durante la Repuacuteblica Conservadora (1830ndash 1860 aprox) y la modernizacioacuten del mismo durante las uacuteltimas deacutecadas del XIX y las primeras del XX (Collier y Sater 2004) Durante todo este proceso histoacuterico la lengua castellana ocupoacute un lugar prominente en las poliacuteticas y discusiones puacuteblicas por la importancia que se le atribuiacutea tanto en cuestiones praacutecticas (como la alfabetizacioacuten la educacioacuten y el ejercicio de la ciudadaniacutea) como simboacutelico- identitarias

La ideologiacutea linguumliacutestica dominante durante este periodo (Rojas Avileacutes y Villarroel 2021) tiene como nuacutecleo fundamental el pensamiento glotopoliacutetico de Andreacutes Bello (Moreacute 2014) De acuerdo con esto prevalecioacute el hispanismo es decir la postura partidaria de conservar en el lenguaje la tradicioacuten espantildeola como garante de un orden que permitiriacutea que el devenir histoacuterico de la repuacute-blica chilena se manifestara como progreso y no como una corrupcioacuten Gracias a esta prevalencia en el contexto poscolonial se preservoacute en lo esencial el orden simboacutelico colonial centro- periferia de acuerdo con el cual el centro en torno al cual habiacutea que buscar la unidad panhispaacutenica era la norma peninsular centro- nortentildea con especial preferencia por los modelos literarios claacutesicos mientras que la periferia estaba constituida por las excolonias cuyas variedades linguumliacutes-ticas se consideraban desviaciones y potenciales amenazas de fragmentacioacuten idiomaacutetica

Lo anterior explica dos caracteriacutesticas prevalentes de las intervenciones en el espacio puacuteblico del lenguaje en el Chile de esa eacutepoca que guardan estrecha rela-cioacuten entre siacute Primero el privilegio y autoridad concedidos a la Real Academia Espantildeola y sus obras el Diccionario de la lengua castellana la principal de ellas En el caso de los diccionarios de chilenismos estos se plantean como obras sub-sidiarias del diccionario acadeacutemico Uno de los autores de estos diccionarios el sacerdote salesiano Camilo Ortuacutezar lo explica de forma muy priacutestina

Jamaacutes diccionario alguno por estimable que sea podraacute llevar ventaja al de un cuerpo colectivo como es la Academia que de continuo se rejuvenece con nuevos indivi-duos y que con notable meacutetodo y concierto trabaja incesantemente en perfeccionar su obra ya en Espantildea en cuya capital ha sentado sus reales ya en casi todas las repuacute-blicas americanas donde otras corporaciones correspondientes del mismo geacutenero le sirven de auxiliares poderosos aacute la manera que en un riacuteo muacuteltiples arroyos aumentan el caudal de sus aguas (DMLV viii- ix)

Rojas y Avileacutes180

Cabe precisar en cualquier caso que en los lexicoacutegrafos chilenos de esta eacutepoca se puede apreciar algo que no es simplemente una aceptacioacuten sumisa de su pro-pio lugar subordinado a traveacutes de la praacutectica lexicograacutefica tienen un intereacutes firme por establecer desde el aacutembito local un espacio de participacioacuten en el proceso de gestioacuten idiomaacutetica que se da a nivel laquopanhispaacutenicoraquo Prueba de lo anterior se encuentra en el discurso del poliacutetico conservador Ramoacuten Sotomayor Valdeacutes en el que en 1866 proponiacutea crear un Diccionario Hispano- americano que seriacutea el instrumento principal de preservacioacuten de la unidad idiomaacutetica en el continente (Rojas 2014) Lo interesante es que creiacutea que la elaboracioacuten de este instrumento le correspondiacutea por naturaleza a una academia linguumliacutestica ame-ricana (antes de que estas se fundaran) y no a los espantildeoles De este modo a pesar de que tal proyecto de diccionario es descrito abiertamente por Soto-mayor como complementario respecto del de la RAE es al mismo tiempo un mecanismo de participacioacuten que sirve para que los hispanohablantes ameri-canos (o al menos a una eacutelite selecta de entre ellos) sean tambieacuten agentes de la construccioacuten de la lengua espantildeola que como Sotomayor enfatiza es tambieacuten de su propiedad

Si tomamos las ideas de Sotomayor como representativas del clima de opi-nioacuten de los primeros lexicoacutegrafos chilenos podemos presumir que la eacutelite cul-tural chilena representada por ellos deseaba participar en la determinacioacuten de las praacutecticas linguumliacutesticas socialmente legiacutetimas entre los hispanohablantes aunque fuera desde una posicioacuten que asumiacutean como subalterna Podriacuteamos decir que se trataba de un intento de lograr reconocimiento y concesioacuten de legi-timidad por parte de la madre espantildeola y al mismo tiempo de constituirse como agentes glotopoliacuteticos autorizados en el campo cultural local Zorobabel Rodriacuteguez a propoacutesito de la palabra chancaca hace un paralelismo revelador entre el aacutembito linguumliacutestico y el poliacutetico1

Es eacuteste [chancaca] un provincialismo americano de corrientiacutesimo uso que no ha tenido sin embargo todaviacutea el honor de ser reconocido por la Academia como si la ilustre corporacion tuviese empentildeo en seguir con las nuevas palabras de estos paises la misma poliacutetica pachorruda que el gobierno de Madrid sigue con los nuevos estados que surjieron de la guerra de la independencia iexclSolo en este antildeo ha reconocido la de la repuacuteblica de Venezuela (DiCh s v chancaca)

En esta cita se trasluce una actitud un poco criacutetica hacia la Academia pero maacutes bien debido a una percibida desidia en ejercer la responsabilidad de liderazgo

1 En todas las citas del DiCh respetamos la ortografiacutea del original que corresponde a la ortografiacutea reformada chilena vigente oficialmente en ese paiacutes entre 1844 y 1927

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 181

que le corresponde (laquopoliacutetica pachorrudaraquo) Es decir no se trata de un cuestio-namiento de fondo sino de un reconocimiento impliacutecito de que la corporacioacuten espantildeola es la que tiene la prerrogativa de sancionar la legitimidad de los usos linguumliacutesticos lo cual no quita que tenga la bondad de invitar a los americanos a participar en la toma de decisiones y que deba preocuparse de hacer su tarea bien (o lo mejor posible)

La segunda caracteriacutestica prevalente en las intervenciones glotopoliacuteticas del Chile de esta eacutepoca es la iacutendole prescriptivista de la abrumadora mayoriacutea de ellas empezando por las seminales laquoAdvertenciasraquo de Bello ([1833ndash 1834] 2013) e incluyendo el geacutenero completo de los diccionarios de chilenismos (Rojas 2010) cuyo concepto de chilenismo era de caraacutecter esencialmente pres-criptivo se trataba de incorrecciones o vicios idiomaacuteticos que normalmente se podiacutean remediar mediante el recurso a una voz castiza normalmente la pro-pugnada por el DRAE Estos diccionarios pretendiacutean mostrar cuaacuteles eran esas alternativas asiacute como a veces determinar cuaacuteles de estos chilenismos a falta de alternativas castizas podiacutean contar con la anuencia de la comunidad letrada Nuevamente en palabras de uno de los propios autores de este tipo de obras los diccionaristas de esta clase laquocumple[n] con la noble misioacuten de sacar a sus com-patriotas del estado de postracioacuten en que se encuentran les pone[n] delante las incorrecciones de lenguaje en que incurre el pueblo con el laudable propoacutesito de educarle e instruirleraquo (Del Solar 1900 4)

Algunas veces estos diccionarios tambieacuten podiacutean refutar la condicioacuten de chilenismo (o sea de incorreccioacuten o vicio) que se les atribuiacutea a determinados vocablos aportando evidencia de que habiacutean sido usados por autores castella-nos de prestigio o de que teniacutean meacuteritos sobresalientes para ser incorporados en el leacutexico estaacutendar Es a partir de esta uacuteltima dimensioacuten de los diccionarios de chilenismos que se origina el problema especiacutefico que analizamos en este tra-bajo una de las funciones que pretendiacutean cumplir fue la de servir de vehiacuteculo de intervencioacuten en el DRAE y a traveacutes de este en lo que Bourdieu (2001) llama la lengua legiacutetima

Para comprender adecuadamente estas caracteriacutesticas especialmente en relacioacuten con el DiCh de Rodriacuteguez es necesario ademaacutes relacionarlas con lo que ocurriacutea desde 1870 en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola a nivel insti-tucional asunto al que dedicaremos el siguiente apartado

Rojas y Avileacutes182

22 Las academias americanas correspondientes y la lexicografiacutea acadeacutemica

En 1870 la RAE puso en marcha un proyecto de creacioacuten de academias ame-ricanas correspondientes (Suumlselbeck 2014) que le serviriacutean como informantes para conocer las variedades americanas tal como demandaba por entonces el mercado de obras de referencia linguumliacutestica en el que comenzaban a ganar protagonismo diccionarios como el de Vicente Salvaacute preocupado de incluir muchos americanismos (Azoriacuten Fernaacutendez 2003) A la vez aunque de forma no declarada se esperaba que estas academias cumplieran un rol importante en la diplomacia cultural asociada a las aspiraciones poliacuteticas del proceso de Res-tauracioacuten de la monarquiacutea borboacutenica (Da Rosa 2014 154ndash 157) De forma maacutes general se tratoacute de un proyecto de iacutendole neocolonial por encontrar su razoacuten de ser en el hispanismo (Cortez y Goacutemez 2015) Este movimiento buscoacute superar la crisis decimonoacutenica del Imperio espantildeol promoviendo un lugar hegemoacutenico para Espantildea respecto de sus excolonias en virtud de la comunidad de lengua cultura y raza en la que aquella nacioacuten gozaba de primaciacutea histoacuterica (Del Valle Gabriel- Stheeman 2004 23ndash 27)

Las primeras academias correspondientes se fundaron durante la deacutecada de 1870 En Chile el proyecto se concretoacute con la fundacioacuten de la Academia Chilena correspondiente de la Espantildeola instalada en junio de 1885 con la participacioacuten de los acadeacutemicos correspondientes chilenos nombrados hasta entonces por la RAE (Rojas 2016) Entre ellos se encontraba Zorobabel Rodriacute-guez autor del DiCh quien se desempentildeoacute como primer secretario de la cor-poracioacuten e hizo de vocero de la misma en alguna poleacutemica suscitada en la prensa de la eacutepoca (Rojas 2019) Entre las primeras tareas que se propusieron estaba precisamente la de colaborar como informantes en la preparacioacuten de las proacuteximas ediciones del DRAE En la siguiente cita tomada de las actas de una de las primeras sesiones de la correspondiente chilena se hace expliacutecito que se basaraacuten en los trabajos lexicoloacutegicos ya publicados por algunos de sus miembros entre ellos el DiCh (para la obra de Amunaacutetegui Aldunate veacutease Avileacutes 2017)

Pasoacutese en seguida a fijar la materia de los trabajos que para cumplir con los fines de la institucioacuten habria de acometer la Academia i despues del correspondiente debate se acordoacute que desde la sesioacuten proacutexima i tomando por base las Apuntaciones que sobre algunas palabras usadas en Chile especialmente en el lenguaje legal i forense ha estado publicando el Sentildeor Don Miguel Luis Amunaacutetegui i el Diccionario de Chilenismos escrito por el Secretario se emprenderia un estudio ordenado i tan completo como fuese posible no solo de los provincialismos chilenos o peculiaridades de nuestra

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 183

habla sino tambien del Diccionario jeneral de la lengua para elevar a la considera-cioacuten de la Real Academia Espantildeola las observaciones que el uacuteltimo por ella publicado sujiriese a fin de que aquel Docto Cuerpo pueda tomarlas en cuenta en la proacutexima edicioacuten que haga de tan importante obra (Acta de sesioacuten AChL 01 08 1886 cit en Rojas et al 2018 33)2

Por otro lado los diccionarios de la RAE a partir de 1870 tambieacuten se vieron afectados por este proceso glotopoliacutetico de alcances mayores Si en la lexico-grafiacutea acadeacutemica de la primera mitad del siglo XIX y anterior laquola atencioacuten que dispensa el diccionario al leacutexico americano es muy secundariaraquo (Claveriacutea Nadal 2021 82) la situacioacuten cambia a partir de las ediciones de la segunda mitad de ese siglo Un factor clave en este giro como ya dijimos corresponde a la publi-cacioacuten en 1846 del Nuevo diccionario de Salvaacute el primero en prestar atencioacuten programaacutetica al leacutexico de Ameacuterica (Seco 1988 90) y convertirse en competen-cia seria para la RAE en el mercado hispanoamericano El otro factor decisivo como se puede colegir de los paacuterrafos anteriores fue la puesta en marcha del proyecto de academias americanas correspondientes

La primera edicioacuten que se propone aumentar la representacioacuten americana en el leacutexico es la 12ordf (DRAE- 1884) que por lo demaacutes es la primera laquomodernaraquo y que manifiesta cambios de planta considerables respecto de la tradicioacuten anterior (Garriga 2001) Estos cambios fueron sentildealados en las laquoReglas para la correccioacuten y aumento del Diccionario vulgarraquo de 1869 y revisadas en 1872 En este docu-mento3 se estableciacutea como misioacuten aumentar el nuacutemero de americanismos pero solo aquellos laquocuya utilidad esteacute reconocida cuidando mucho de que la inclu-sioacuten no se extienda aacute vocablos y giros caprichosos oacute antigramaticalesraquo (DRAE- 1869 2) En la laquoAdvertenciaraquo preliminar de esta edicioacuten se indica laquoAhora por vez primera se han dado las manos Espantildea y la Ameacuterica Espantildeola para trabajar

2 En un documento diplomaacutetico ineacutedito conservado en el Archivo de la RAE en el expediente de fundacioacuten de la Academia Chilena el plenipotenciario espantildeol en Chile informa que esta determinacioacuten ya se habiacutea tomado en la segunda sesioacuten pre-paratoria del 3 de julio aunque en el acta de esa sesioacuten no se indicoacute nada sobre trabajos lexicograacuteficos Ademaacutes el documento especifica que se la calificoacute de tarea laquopreferenteraquo laquoTambieacuten se tratoacute en dicha Sesioacuten de los trabajos a que proacuteximamente deberiacutea dedicarse la nueva Academia indicaacutendose como preferente el dar a conocer a la Corporacioacuten Espantildeola los modismos y frases usados en Chile valieacutendose al efecto del Diccionario de Chilenismos de que es autor Don Zorobabel Rodriacuteguezraquo

3 Firmado por entre otros acadeacutemicos Fermiacuten de la Puente y Apezechea quien tam-bieacuten estuvo detraacutes del proyecto de academias correspondientes americanas (Bec-ker 2021)

Rojas y Avileacutes184

unidas en pro del idioma que es bien comuacuten entreambasraquo (DRAE- 1884 vii) y se reconoce la colaboracioacuten de las academias correspondientes de Colom-bia Meacutexico y Venezuela Sin embargo como se hecho ver en varias ocasiones (Alvar 1993 entre otros) laquono seraacute hasta la edicioacuten del DRAE- 1925 cuando esta atencioacuten [al leacutexico americano] empiece a producir efectos dignos de mencioacutenraquo (Garriga 2001 282) A modo de ejemplo en la letra F laquola presencia de voces con marca de alguacuten paiacutes de Ameacuterica es miacutenimaraquo (ibid)

La edicioacuten 13ordf (DRAE- 1899) continuacutea por la senda inaugurada por su pre-cedente Las actas de las sesiones preparatorias de 1887 dejan ver que entre los acadeacutemicos espantildeoles existiacutea la idea de que laquosi se aceptaran demasiadas de estas voces [americanismos] se lsquoadulterariacutearsquo la lengua Se llega por tanto al acuerdo de caraacutecter general de admitir soacutelo palabras que designen objetos pro-pios de Ameacuterica que no tengan en la Peniacutensula otra denominacioacutenraquo (Claveriacutea 2004 626) Tambieacuten en el periodo preparatorio en 1892 ocurrioacute el conocido incidente en que el acadeacutemico peruano Ricardo Palma durante una estancia en Madrid solicitoacute sin gran eacutexito la incorporacioacuten de un puntildeado de neologismos americanos (entre ellos presupuestar) propuesta que desatoacute una poleacutemica con los acadeacutemicos de la RAE (Claveriacutea 2004 626ndash 627) Finalmente la adicioacuten de voces y acepciones americanas en esta edicioacuten fue muy exigua y la mayoriacutea corresponde a realia americanos Por otra parte todo indica que la RAE estaba maacutes interesada en antildeadir laquoleacutexico de tipo culto moderno y neoloacutegicoraquo (Claveriacutea 2004 628) maacutes que en americanismos El Suplemento de esta edicioacuten (DRAE- 1899b) sin embargo muestra una inclusioacuten mayor de voces americanas lo cual Claveriacutea (2004 631) atribuye al affaire Palma

Si la edicioacuten 14ordf (DRAE- 1914) casi no presenta novedades es en la 15ordf (DRAE- 1925) cuando la tendencia a incorporar americanismos encuentra su punto culminante y se revela como una diferencia notoria respecto de las edi-ciones anteriores tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo4 Un aspecto relacionado y destacable de esta edicioacuten es que es la primera en que el tiacutetulo nombra a la lengua como espantildeola y ya no castellana lo cual implica un giro teoacuterico (impulsado por Ramoacuten Meneacutendez Pidal) que obligaba a la RAE por coherencia a mostrar justamente en la incorporacioacuten de leacutexico americano (y de otras latitudes) esa ampliacioacuten del horizonte conceptual con que se pensoacute la lengua (Garriga y Rodriacuteguez 2007 248ndash 249) En el proacutelogo de esta edicioacuten

4 Garriga y Rodriacuteguez (2006 111) sentildealan que el 15 de las adiciones hechas a la 15ordf ed estaacuten marcadas como americanismos Ademaacutes se antildeaden 14 nuevas abreviaturas referidas a paiacuteses o regiones americanas

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 185

la atencioacuten especial prestada a los americanismos se declara y se explica lata-mente y se muestra una ampliacioacuten del criterio de seleccioacuten en comparacioacuten con las ediciones anteriores

Esperamos que esta atencioacuten consagrada a los americanismos sea una de las principa-les ventajas que se aprecien en este Diccionario respecto de los anteriores En eacutel se han acogido ante todo las voces y acepciones americanas que designan cosas peculiares de Ameacuterica animales plantas costumbres etc y se ha atendido asimismo a aquellas voces que aunque tengan su correspondiente en la Peniacutensula estaacuten difundidas por varios paiacuteses del otro continente (DRAE- 1925 viii)

Asimismo este proacutelogo deja ver que el meacutetodo seguido para satisfacer este pro-poacutesito fue el de la consulta de laquolos vocabularios de americanismos que andan impresosraquo (DRAE- 1925 viii) proceso en el que reconoce pudo haber cometido errores para cuyo remedio espera contar con la ayuda de las academias corres-pondientes en futuras ediciones

Finalmente la primera edicioacuten del Diccionario manual e ilustrado de la lengua espantildeola (DMRAE- 1927) tambieacuten puede considerarse como parte inte-grante de este momento cuacutelmine de la incorporacioacuten de americanismos sobre todo por su condicioacuten declarada de suplemento del DRAE- 1925 del cual seriacutea ademaacutes una versioacuten resumida y adaptada para uso escolar Esta obra recibioacute un importante influjo del Pequentildeo Larousse Ilustrado (1912) adaptado al espantildeol por Miguel de Toro y Gisbert a partir de la obra francesa original que tambieacuten poniacutea un fuerte eacutenfasis en la inclusioacuten de voces americanas En concreto en el DMRAE- 1927 los americanismos suponen laquoel 30 de las novedades [hellip] (23 de los nuevos lemas [hellip] y el 45 de las nuevas acepciones)raquo (Garriga y Rodriacute-guez 2008 102) Un dato de particular relevancia para nuestro estudio es que en el DMRAE- 1927 la adicioacuten de voces o acepciones con marca laquoChileraquo es la maacutes cuantiosa de los paiacuteses americanos por lejos (ibid)

3 AnaacutelisisEn 31 nos referiremos brevemente a algunas cuestiones metodoloacutegicas del estudio En 32 presentaremos los resultados del anaacutelisis descriptivo los que seraacuten luego sometidos a interpretacioacuten y discusioacuten en 33 Finalmente en 34 antildeadiremos a la discusioacuten algunos datos de iacutendole cualitativa que permitiraacuten enriquecer la comprensioacuten del problema estudiado

Rojas y Avileacutes186

31 Meacutetodo

Considerando que el lemario del DiCh no es excesivamente extenso (cerca de 1100 entradas a pesar de que el impreso tiene casi 500 paacuteginas) decidi-mos no confeccionar una muestra sino analizarlo por completo A partir del texto digitalizado en formato editable detectamos las entradas relevantes para nuestro objetivo aplicando buacutesquedas automaacuteticas para las secuencias de caracteres DICCIONARIO ACADEMIA ACADEacuteMIC y de forma complementaria otras secuencias que permitieran rastrear claves discursi-vas relevantes (INCLU ADMIT ADMIS INGRES ADOP entre otras) Estas secuencias complementarias mostraron ser completamente redundan-tes respecto de las anteriores en cualquier caso Finalmente realizamos una lectura iacutentegra y no automatizada del DiCh con el fin de remediar cualquier fallo heuriacutestico debido a errores de transcripcioacuten u otro factor En conse-cuencia podemos aseverar casi con total certeza que logramos realizar un inventario exhaustivo de las propuestas de intervencioacuten de Rodriacuteguez en el DRAE5

Cabe precisar que en ocasiones una entrada conteniacutea maacutes de una propuesta en congruencia con la lematizacioacuten muacuteltiple que es tiacutepica del DiCh Por ejemplo en la entrada muacuteltiple disparejo desparejo contamos cada uno de los vocablos lematizados como una propuesta separada Ademaacutes en otras ocasiones Rodriacute-guez suele discutir voces no lematizadas como sucede en la entrada baqueano donde tambieacuten discute la variante de pronunciacioacuten baquiano que considera-mos como una propuesta aparte

Una vez obtenido el inventario analizamos descriptivamente cada propuesta indicando su caraacutecter (adicioacuten enmienda o supresioacuten acepcioacuten o entrada) y rastreando cada una de las propuestas en el NTLLE (Nuevo Tesoro Lexicograacutefico

5 Es cierto que hay un continuo entre los casos en que evidentemente Rodriacuteguez estaacute proponiendo algo a la RAE (como el caso de chancaca citado en la seccioacuten anterior) y aquellos en que no (laquoLa Academia sin embargo no ha dado a seutil entrada a su Dic-cionario i ha hecho bien porque con ceutiacute bastaraquo DiCh sv sutil (limoacuten)) Algunos casos en que la fuerza asertiva de la propuesta es deacutebil y por tanto hay ambiguumledad son cobadera (laquoPor depoacutesito de guano no lo traen los diccionarios de la lenguaraquo DiCh sv cobadera) y mordoreacute (laquoSe pronuncia en Chile el frances mordoreacute (rojizo) que no trae ningun diccionario autorizadoraquo DiCh sv moldoreacute o moldoreacute) El primero de ellos de hecho nunca fue admitido en el DRAE (solo lo acogioacute Rodriacuteguez Navas- 1918) y el segundo por su condicioacuten de galicismo solo lo fue en DMRAE- 1927 que habiacutea relajado sus criterios de aceptacioacuten En casos ambiguos como estos tendimos a interpretarlos como propuestas igualmente

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 187

de la Lengua Espantildeola) para determinar si habiacutean sido admitidas en el DRAE En virtud de lo presentado en la seccioacuten 22 sobre la lexicografiacutea acadeacutemica acotamos la buacutesqueda a las ediciones del DRAE publicadas entre 1884 y 1927 De forma adicional tambieacuten consideramos los resultados relativos a dicciona-rios no acadeacutemicos publicados entre esos mismos antildeos con el fin de sopesar en queacute medida la recepcioacuten de las propuestas de Rodriacuteguez en diccionarios distintos a los de la RAE podiacutea influir en su recepcioacuten en la lexicografiacutea de la corporacioacuten madrilentildea

32 Las propuestas del DiCh y su recepcioacuten en la lexicografiacutea acadeacutemica

El anaacutelisis descriptivo de las propuestas de adicioacuten enmienda o supresioacuten de artiacuteculos o acepciones al DRAE por parte de Rodriacuteguez se presenta en la Tabla 1 Para su correcta lectura teacutenganse en cuenta las siguientes convenciones

bull En la columna de las propuestas del DiCh sentildealamos con laquo[acep]raquo cuando se trata de una propuesta de adicioacuten o enmienda de acepcioacuten en caso de no sentildealarse nada se deberaacute entender que es una propuesta de adicioacuten de artiacuteculo

bull Cuando es pertinente indicamos con laquo(sv hellip)raquo la entrada del DiCh en que puede encontrarse la propuesta De no indicarse nada se entiende que hay coincidencia entre lema y propuesta

bull Ponemos con mayuacutesculas las propuestas del DiCh que tuvieron alguacuten reflejo en las ediciones pertinentes del DRAE mientras que van con minuacutesculas las que no la tuvieron

bull En el caso de las propuestas acogidas por el DRAE indicamos con color negro la edicioacuten de este diccionario en que se recoge En cambio usamos una laquoxraquo para sentildea-lar otras obras lexicograacuteficas no acadeacutemicas que recogieron o coincidieron con las propuestas del DiCh Reservamos el uso de una laquooraquo para indicar cuando a pesar de que la propuesta del DiCh no fue acogida en alguna edicioacuten del DRAE siacute lo fue en alguno de los diccionarios no acadeacutemicos

bull En las columnas de los diccionarios resaltamos con gris oscuro las ediciones prin-cipales del DRAE con gris claro las ediciones laquomenoresraquo (el suplemento de 1899 y el Manual de 1927) y dejamos en blanco las columnas correspondientes a los dic-cionarios no acadeacutemicos

Rojas y Avileacutes188

Tabla 1 Propuestas de adicioacuten o enmienda al DRAE (1884ndash 1927) por parte del DiCh y su recepcioacuten en los diccionarios acadeacutemicos y no acadeacutemicos del periodo

DRA

E-18

84

Zero

lo-1

895

DRA

E-18

99a

DRA

E-18

99b

Toro

yG

oacutemez

-190

1

DRA

E-19

14

Alem

any-

1917

Rodr

iacutegue

z-19

18

DRA

E-19

25

DMR

AE-1

927

ABASTERO x x xACAacutePITE x x x xacompantildeado [acep] (s v acompantildear )acompantildear [acep]AJOacute (s v iexclaguacute )ALGORRA xARNESES [acep] (s v arneacutes ) xANTINATURAL x x xAYUYA x xbalbucearBAQUEANO x xBAQUIANO (s v baqueano ) xblanquillo (s v algorra )BOLETERIacuteA (s v boleto ) x x x xBOLETO [acep] x x x xBOSTA xBOTARSE [acep] xCABEZOacuteNCAMOTE [acep] x x xCAPINGO x x x xcardenilloCASAS [acep]cobadera oCOGOTUDO A xcrece [acep]CUADRA [acep] xCHANCACACHEUTO x x x

189

(Continuado)

Tabla 1 Continuado

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE

DR

AE-1

884

Zero

lo-1

895

DRA

E-18

99a

DRA

E-18

99b

Toro

yG

oacutemez

-190

1

DR

AE-1

914

Alem

any-

1917

Rodr

iacutegue

z-19

18

DR

AE-1

925

DMR

AE-

1927

DESGARRARSE [acep] (s v desgarrar ) x xdesgarro [acep] (s v desgarrar )deshuesado (s v descocado )DESPAREJO (s v disparejo ) xDICTAMINAR xDISPAREJO x xEDITORIAL [acep] xelevacioacuten [acep]elevada [acep] (s v elevacioacuten )elevarse [acep] (s v elevacioacuten )ENROLLARescriborroteador (s v patriotero )estearino (s v velas esterinas )esterino (s v velas esterinas )fondilludo (s v fundillos )freidera (s v fritanguera )FRONTOacuteN (s v frontoacuten descabezado )FRONTOacuteN DESCABEZADOGALPOacuteN xGORRO FRIGIO x x xHENDIJA x xINFERNAacuteCULO (s v lucho )INNATURAL (s v antinatural )INQUILINAJE xINQUILINO [acep] x xjustaacuten (s v fustaacuten )LAVATORIO [acep] x xLAZO [acep] xLICORERA xlocador o

190 Rojas y Avileacutes

Tabla 1 Continuado

DRA

E-18

84

Zero

lo-1

895

DRAE

-189

9a

DRAE

-189

9b

Toro

yGoacute

mez

-190

1

DRA

E-19

14

Alem

any-

1917

Rod

riacutegue

z-191

8

DRA

E-19

25

DM

RAE-

1927

martillo [acep]MATE [acep] xMATRACALADA (s v tracalada )MINtildeAQUE xMORDOREacute (s v moldoreacute) x xmusquete (s v algorra )obsequiar [acep] (s v obsequio )obsequio [acep]origen [saber algo de buen origen ]

papal [acep] (s v papa ) o o opapero (s v papa ) oPENSAMIENTO [acep]pretensioso opulso [acep] (s v sentido )RAMO [acep]

RANCHO [acep]REMEZOacuteN x xRODAJA [acep]satisfaccioacuten [acep]SECADOR [acep] xSECRETEOSEDOSO ASO xTEJEDOR [acep] x xTENSIOacuteN [acep] (s v payar )TEODOLITOTRACALADA x x x xVALORIZAR x xVOLATIacuteN (s v maroma y volatiacuten )VOLIDO x

De la Tabla 1 se desprenden los datos numeacutericos expresados en las Tablas 2 a 5

Tabla 2 Frecuencia y porcentaje por tipo de propuesta (admitida no admitida artiacuteculo acepcioacuten)

n

Total propuestas DiCh 88 100

Admitidas en DRAE 59 6705No admitidas en DRAE 29 3295

Adicioacuten o enmienda artiacuteculo 34 3864Adicioacuten o enmienda acepcioacuten 54 6136

Tabla 3 Relacioacuten entre laquoadmitida no admitidaraquo y laquoartiacuteculo acepcioacutenraquo

Admitida en DRAE No admitida en DRAE

Adicioacuten o enmienda artiacuteculo 18 (5294) 16 (4706)Adicioacuten o enmienda acepcioacuten 41 (76) 13 (24)

Tabla 4 Frecuencia y porcentaje por edicioacuten DRAE en que se admite la propuesta

n DRAE-1884 13 2203DRAE-1899a 9 1525DRAE-1899b 2 339DRAE-1914 2 339DRAE-1925 22 3729DMRAE-1927 11 1865Total 59 100

Tabla 5 Frecuencia y porcentaje por diccionarios no acadeacutemicos que recogen propuestas de DiCh y relacioacuten con laquoadmitida no admitidaraquo En la Tabla 5 columna segunda la frecuencia y porcentaje total no corresponde a la suma de las frecuencias y porcentajes de cada diccionario debido a que una determinada propuesta del DiCh puede ser recogida por maacutes de un diccionario no acadeacutemico al mismo tiempo

n () Admitida en DRAE No admitida en DRAEZerolo-1895 35 (7778) 33 (9429) 2 (571)Toro y Goacutemez-1901 7 (1555) 7 (100) 0Alemany-1917 27 (60) 25 (9259) 2 (741)Rodriacuteguez Navas-1918 14 (3111) 11 (7857) 3 (2143)Total 45 (100) 40 (8889) 5 (1111)

Rojas y Avileacutes192

33 Discusioacuten de los datos obtenidos

Sobre la base de las Tablas 1 a 5 podemos plantear los siguientes puntos dignos de consideracioacuten

En primer lugar de acuerdo con la Tabla 1 la proporcioacuten de voces reco-gidas en el DiCh que Rodriacuteguez propone antildeadir o enmendar en el DRAE es menor 88 propuestas que sobre un lemario de alrededor de 1100 entradas no alcanzan a significar siquiera una deacutecima parte Esto da cuenta de que el propoacutesito del DiCh es primariamente censurar los usos chilenos y que las veces en que Rodriacuteguez cree que las voces que comenta merecen ser incluidas en el DRAE son relativamente excepcionales Esto concuerda con lo sentildealado por Rojas (2010 219) respecto del predominio de las comprobaciones de la incorrec-cioacuten putativa de los usos chilenos en este diccionario

En segundo lugar cabe precisar que del total de propuestas listadas en la Tabla 1 solo dos casos (inquilino y mate) corresponden a enmiendas y que no hay casos de propuestas de supresioacuten Rodriacuteguez propone casi exclusivamente adiciones al DRAE y de estas como muestra la Tabla 2 la mayoriacutea correspon-den a adiciones de acepcioacuten La Tabla 3 permite antildeadir que las propuestas de adicioacuten de acepcioacuten precisamente son las que tienen mayor probabilidad de ser admitidas en el DRAE Nos atrevemos a interpretar estos datos en relacioacuten de coherencia con la condicioacuten glotopoliacutetica subordinada que ostenta el geacutenero de los diccionarios de provincialismos respecto del DRAE y la actitud servil a la RAE que manifiesta habitualmente Rodriacuteguez la posicioacuten subordinada lo autoriza a completar y suplementar es decir a antildeadir maacutes a lo que ya estaacute con-solidado (sin alterar mucho lo consolidado) pero no a corregir en el sentido de disputar autoridad al punto de proponer que algo que ya estaacute recogido en el DRAE deberiacutea no estarlo

En tercer lugar del total de propuestas como se ve en la Tabla 2 maacutes de dos tercios son admitidas en alguna de las ediciones relevantes del DRAE La Tabla 4 permite ademaacutes observar que como era de esperar de acuerdo con los antece-dentes expuestos en 22 la parte maacutes importante de las admisiones ocurre hacia el final del periodo estudiado en DRAE- 1925 y su complemento DMRAE- 1927 ediciones que tomadas en conjunto suman maacutes de la mitad de los casos Otro momento significativo de admisioacuten de propuestas aunque en grado un tanto menor corresponde a la primera edicioacuten publicada con posterioridad al DiCh DRAE- 1884 que coincide con el primer momento de intereacutes de la corporacioacuten madrilentildea por incorporar voces americanas objetivo no del todo satisfecho como vimos En cambio DRAE- 1899 y DRAE- 1914 incorporan muy pocas pro-puestas del DiCh aunque la primera edicioacuten maacutes que esta uacuteltima

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 193

Cabe recordar a propoacutesito de este patroacuten que DRAE- 1884 imponiacutea un crite-rio maacutes restrictivo para la aceptacioacuten de propuestas de adicioacuten provenientes de Ameacuterica apelando al criterio de laquoutilidadraquo es decir que no existieran ya pala-bras equivalentes en el espantildeol de la Peniacutensula ademaacutes de exigir que no fueran voces laquoantigramaticalesraquo o laquocaprichosasraquo En congruencia con esto la inmensa mayoriacutea de las propuestas del DiCh que son admitidas en esta edicioacuten suelen serlo sin recibir una marca diatoacutepica (con la sola excepcioacuten de chancaca y ran-cho que quedan marcadas como americanismos) y corresponden a voces cuyos putativos demeacuteritos Rodriacuteguez se encarga de refutar6 En cambio DRAE- 1925 y sobre todo DMRAE- 1927 por su propia naturaleza experimental ampliacutean el criterio para acoger voces que a pesar de tener equivalente en la Peniacutensula se usan en varios paiacuteses americanos Asiacute es como hacen ingreso al DRAE- 1925 o DMRAE- 1927 voces o acepciones usadas en Chile y otros paiacuteses americanos como boleto camote cogotudo remezoacuten secador tejedor o tracalada e incluso chilenismos estrictos como abastero algorra cheuto o inquilino Asimismo en DMRAE- 1927 se relaja el criterio que excluiacutea las voces laquoantigramaticalesraquo o laquocaprichosasraquo para recoger usos marcados expliacutecitamente como laquobarbaris-mosraquo (acaacutepite ayuya) o precedidos de asterisco (valorizar volido) sentildealados como laquoabusosraquo (botarse) o galicismos (mordoreacute)

Creemos que lo anterior puede interpretarse como una manifestacioacuten de que como es obvio era la RAE la que teniacutea el control y monopolizaba la agen-cia en este proceso de incorporacioacuten de americanismos en particular ya que se aplicaron los criterios determinados por ella y la incorporacioacuten se produjo cuando ella lo estimaba pertinente En este sentido el caso de Rodriacuteguez debe considerarse cualitativamente distinto del de Ricardo Palma quien adoptoacute una actitud maacutes bien criacutetica y poleacutemica respecto de la RAE hasta cierto punto casi forzaacutendola a incorporar sus propuestas (Claveriacutea 2004 631)

Finalmente la Tabla 5 nos conduce a la conclusioacuten de que un factor que debioacute haber ejercido influencia al momento de admitirse propuestas de Rodriacute-guez en el DRAE es el que fueran recogidas ademaacutes por otros diccionarios espantildeoles especialmente aquellos de vocacioacuten americanista y de afaacuten laquocom-pletistaraquo del DRAE a la usanza de Salvaacute asiacute como inscritos en la tendencia enciclopedista caracteriacutestica del siglo XIX espantildeol (Azoriacuten Fernaacutendez 1996ndash 1997) Se trata para el caso del DiCh del Diccionario enciclopeacutedico de la lengua

6 Por ejemplo enrollar del cual dice laquoNo lo trae el Diccionario de la Academia Es sin embargo tan espantildeol como arrollarraquo (DiCh sv enrollar) para lo cual aduce una cita de Hermosilla

Rojas y Avileacutes194

castellana (1895) de Eliacuteas Zerolo Miguel de Toro y Goacutemez y Emiliano Isaza el Nuevo diccionario enciclopeacutedico ilustrado de la lengua castellana de Miguel de Toro y Goacutemez (1901) el Diccionario de la lengua espantildeola de Joseacute Alemany y Bolufer (1917) y el Diccionario general y teacutecnico hispanoamericano de Manuel Rodriacuteguez- Navas y Carrasco (1918) Este es un dato importante porque da cuenta de que la voz de los lexicoacutegrafos americanos teniacutea maacutes probabilidad de ser escuchada si ademaacutes era apoyada por lexicoacutegrafos espantildeoles y diccionarios de alcance laquogeneralraquo con lo cual se manifiesta niacutetidamente la organizacioacuten jeraacuterquica colonial que articula las relaciones de poder y autoridad en la ges-tioacuten poliacutetica de la lengua

Al menos de acuerdo con la informacioacuten ofrecida por el NTLLE el diccio-nario no acadeacutemico que maacutes relacioacuten guarda con que una propuesta del DiCh sea admitida en el DRAE es Zerolo- 1895 Sin embargo no es el caso que la apa-ricioacuten en Zerolo- 1895 signifique un impacto inmediato en la edicioacuten siguiente del DRAE solo en 9 ocasiones ocurre esto pero en maacutes de una veintena de casos la propuesta respaldada por Zerolo- 1895 tiene efecto tan solo en DRAE- 1925 y casi siempre con el concurso del respaldo de otros diccionarios no acadeacutemi-cos Zerolo- 1895 es la uacutenica obra de este grupo que reconoce expliacutecitamente cuando toma el DiCh como fuente de la informacioacuten Asiacute ocurre por ejem-plo en abastero laquoAmer Ch El vendedor de ganado para abasto de una ciudad (Z Rod Chil)raquo (Zerolo- 1895 sv abastero) procedimiento que repite en ayuya botarse capingo o cheuto y que restringe a los casos de laquochilenismosraquo en sen-tido estricto (lo cual explica que no lo haga en camote o lavatorio que ademaacutes son usados en el Peruacute) Ademaacutes Alvar Ezquerra (2018 20) cree que estos auto-res recurrieron al DiCh en una serie de entradas en que no lo citan (brocearse cototo diuca echona habiloso hervido robleriacutea entre otras)7

Cabe destacar que entre los autores de esta obra habiacutea un colombiano Emi-liano Isaza (1850ndash 1930) a quien Alvar Ezquerra (2018 17) atribuye la revisioacuten del material americano Por su parte el canario Eliacuteas Zerolo (1848ndash 1900) cuya figuracioacuten como primer autor podriacuteamos considerar siacutentoma de su condicioacuten de liacuteder del proyecto tuvo una experiencia de contacto de primera mano con las hablas americanas entre 1871 y 1876 vivioacute en Ameacuterica del Sur (Paz Saacuten-chez 2010 62) Pero ademaacutes de este conocimiento directo del leacutexico americano

7 Alvar Ezquerra (2018 20) tambieacuten apunta una serie de entradas en que estos autores citan el DiCh pero que no tratamos en este trabajo por no corresponder a instancias expliacutecitas de propuestas de adicioacuten al DRAE (abombado arremingarse contesta engordero guatapique huira merqueacuten talquina entre otras)

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 195

Zerolo teniacutea ideas bastante claras respecto del rol de las academias americanas en la gestioacuten poliacutetica del idioma y de cuaacutel debiacutea ser su relacioacuten con la RAE las que parecen darle un sentido glotopoliacutetico muy claro (de subordinacioacuten) al laquoapoyoraquo que significaba hacerse eco en Zerolo- 1895 de las propuestas del DiCh para aumentar el DRAE

Asumiendo asiacute pues la expansioacuten de las lenguas en el marco poliacutetico- administrativo internacional en buena medida en la segunda mitad del siglo XIX Zerolo realza el papel que debe jugar la Real Academia Espantildeola entre los pueblos hermanos que hablan el espantildeol A Espantildea le corresponde como legiacutetima depositaria de los derechos histoacutericos del nacimiento de la lengua tutelar los designios que comparte con la laquogran federacioacuten linguumliacutesticaraquo Y como tal se la reconoce tanto por los trabajos publicados por la propia Academia como por los de algunos ilustres filoacutelogos y pensadores [hellip] La primaciacutea espantildeola en el terreno linguumliacutestico y su tutela acadeacutemica deben venir reforza-das por la labor que lleven a cabo ademaacutes las academias correspondientes america-nas (Medina Loacutepez 2007 358)

El otro diccionario cuya acogida de las propuestas del DiCh tiene una relacioacuten a primera vista importante con la admisioacuten en el DRAE es Alemany- 1917 Es per-tinente notar que Joseacute Alemany y Bolufer (1866ndash 1934) fue miembro de la RAE desde 1909 donde ejercioacute diversas funciones directivas e integroacute la comisioacuten de Academias Americanas y la comisioacuten del DRAE participando muy activa-mente en las ediciones de 1914 y 1927 asiacute como en DMRAE- 1927 (Prieto Garciacutea- Seco 2007 126) En su diccionario de 1917 Alemany se sirvioacute ampliamente de otros repertorios lexicograacuteficos para complementar la base fundamental de su lemario como el DRAE- 1914 En lo que respecta a las voces americanas seguacuten Prieto Garciacutea- Seco (2007 131) usoacute sobre todo las obras de Miguel de Toro y Gisbert (sobre americanismos y el ya mentado Pequentildeo Larousse Ilustrado) Si a esto sumamos el hecho de que no incluye el DiCh en su laquoLista de las obras consultadas para la redaccioacuten de este diccionarioraquo (Alemany- 1917 vii- viii) cabe imaginar que en realidad la obra de Toro y Gisbert sirvioacute de puente entre el DiCh y Alemany asiacute como obviamente lo debioacute haber hecho Zerolo- 1895 tambieacuten usado por Alemany como fuente La relacioacuten entre la admisioacuten de propuestas de Rodriacuteguez en el DRAE y su aparicioacuten en Alemany- 1917 de este modo resulta ser maacutes bien deacutebil e indirecta

Por otra parte la misma Tabla 5 permite sacar la conclusioacuten de que no es en cualquier caso estrictamente necesario que las propuestas de Rodriacuteguez hayan sido acogidas por alguacuten diccionario no acadeacutemico para que fueran admitidas en el DRAE ya que una cantidad no menor son recogidas en la edicioacuten de 1884 (ver Tabla 4) caso en el cual no hubo mediacioacuten por parte de otros lexicoacutegrafos Asimismo hay unos pocos casos (ver los sentildealados con laquooraquo en la Tabla 1) en que

Rojas y Avileacutes196

las propuestas no son admitidas en el DRAE a pesar de haber sido respaldadas por Zerolo- 1895 (locador) o por varios lexicoacutegrafos a la vez (papal)

34 Datos cualitativos

Junto con los datos presentados en 32 y discutidos en 33 nos parece relevante terminar con una breve revisioacuten de algunos datos muy puntuales de natura-leza cualitativa que ofrecen una perspectiva iluminadora respecto de la manera en que el propio Zorobabel Rodriacuteguez representa metadiscursivamente la praxis lexicograacutefica manifestada en el DiCh especiacuteficamente en lo que toca a las propuestas de adicioacuten de vocablos al DRAE Para esto nos servimos del concepto de ideologiacutea linguumliacutestica (Del Valle y Meirinho- Guede 2016) que se refiere a creencias ideas o representaciones sobre el lenguaje (en cualquiera de sus dimensiones) que se articulan de forma coconstitutiva con determinadas representaciones sobre la sociedad sostenidas desde posicionamientos poliacute-ticos y circunstancias materiales especiacuteficas y que por tanto desempentildean un papel central en la configuracioacuten y naturalizacioacuten de relaciones de poder domi-nacioacuten y desigualdad

En estudios anteriores (Avileacutes y Rojas 2014 Rojas 2015 Rojas y Avileacutes 2015) hemos mostrado que el DiCh contiene una representacioacuten de la lengua de caraacutecter racionalista (seguacuten los modelos culturales de la estandarizacioacuten de Geeraerts 2016 [2003] ) y afiacuten a la ideologiacutea de la lengua estaacutendar (Milroy 2001) situada dentro de las coordenadas del conservadurismo hispanista heredero de Andreacutes Bello (ver 21) En consecuencia en el DiCh lo dialectal (los laquochilenis-mosraquo) es objeto de actitudes negativas y por el contrario se recomienda adoptar los usos sancionados por la RAE o la literatura claacutesica Sin embargo se deja un margen de admisibilidad para suspender la condena a lo dialectal si es que tiene atenuantes que mitiguen la falta de ser una potencial amenaza a la unidad del idioma

Noacutetese que el vocabulario que usamos en la frase anterior remite metafoacute-ricamente al dominio conceptual del ordenamiento legal especiacuteficamente en su faceta penal condenar atenuantes falta Esto no es gratuito pues el pro-pio DiCh de forma muy reveladora dice que al usar destajo en la acepcioacuten de porcioacuten de fruta legumbre u otro alimento comprado a granel laquose comete un chilenismoraquo (Rojas y Avileacutes 2014 69ndash 71) En el caso de algunas entradas que forman parte del corpus del presente estudio la activacioacuten del dominio concep-tual de la legalidad aparece tambieacuten muy claramente pero esta vez aportando una dimensioacuten ideoloacutegica que reviste la adopcioacuten de nuevas voces en el DRAE de connotaciones poliacuteticas muy sugerentes

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 197

El sentildeor Salvaacute pone a esta voz [dictaminar] la nota ldquoProvincialismo de la Ameacuterica Meridional dar dictaacutemenrdquo aseveracion confirmada por el silencio que acerca de ella guarda el Diccionario de la Academia De desear seria que se procediese cuanto aacutentes a otorgarle carta de ciudadaniacutea pues es lo cierto que si se eliminase no quedaria para expresar la idea mas arbitrio que recurrir al circunloquio dar dictaacutemen i sabido es que nunca debe desterrarse un vocablo correctamente formado aunque sea nuevo para servirse de circunloquios o de frases (DiCh sv dictaminar las negritas son nuestras)ldquoNo haria mal en nuestro humilde juicio la Academia legalizando el empleo de una voz que sobre ser uacutetil no es mas que la sustantivacion del adjetivo editorial esto es lo perteneciente al editor (DiCh sv editorial las negritas son nuestras)rdquo

El caso del uso de legalizar en la entrada editorial es bastante claro el voca-bulario metalinguumliacutestico referido a la incorporacioacuten de voces al DRAE mani-fiesta la idea de que lo linguumliacutesticamente legiacutetimo estaacute dentro de los liacutemites de los coacutedigos acadeacutemicos y de que la RAE tiene la autoridad de convertir en legiacutetimo lo que hasta entonces (por desconocimiento o equivocacioacuten) no lo era El vocabulario metalinguumliacutestico que encontramos en la entrada dicta-minar por otra parte antildeade una dimensioacuten nueva la accioacuten de incorporar voces al DRAE queda equiparada a la naturalizacioacuten de las personas como ciudadanas de pleno derecho de una organizacioacuten poliacutetica de un Estado- nacioacuten En cambio el no admitirlas en el DRAE equivale a desterrarlas a hacerlas apaacutetridas

Para cambiar de estatus de apaacutetridas a ciudadanas del Estado- nacioacuten laquolen-gua espantildeolaraquo las palabras deben cumplir una serie de meacuteritos descritos con detalle en Avileacutes y Rojas (2014) y que acaacute vuelven a aparecer en la argumenta-cioacuten de Rodriacuteguez en favor de la admisioacuten de determinadas voces en el DRAE la necesidad denominativa o laquoutilidadraquo (esto es que exprese un concepto que no tiene ya denominacioacuten en la lengua) el ajuste a las normas gramaticales del idioma o la generalidad (geograacutefica y social) del uso son los principales de estos meacuteritos como puede verse en los casos de chancaca dictaminar y editorial ya citados en el transcurso de este trabajo

4 ConclusionesEn el presente estudio hemos podido comprobar que el DiCh tiene como una de sus funciones el proponer adiciones (principalmente de acepciones) al DRAE De entre estas propuestas la parte maacutes importante recibe acogida de forma relativamente tardiacutea en DRAE- 1925 y DMRAE- 1927 que es cuando seguacuten distintos estudios han comprobado la RAE se ocupoacute de incrementar

Rojas y Avileacutes198

sustancialmente el caudal de americanismos de su diccionario a pesar de que se proponiacutea hacerlo al menos desde DRAE- 1884 momento en que tambieacuten varias de las propuestas de Rodriacuteguez fueron recogidas (especiacuteficamente las de neologismos sin equivalente existente en la lengua) Aunque ambos momentos se enmarcan dentro del periodo en que la RAE muestra un particular intereacutes por incorporar americanismos (iniciado en 1870 con el proyecto de creacioacuten de academias correspondientes) la propia actitud de esta institucioacuten es la que sirve de reguladora del flujo de acogida de propuestas en un primer momento con criterio maacutes restrictivo (solo entran al DRAE- 1884 los neologismos laquouacutetilesraquo) y despueacutes maacutes laxo (en DRAE- 1925 aunque no sean uacutetiles pueden entrar si estaacuten suficientemente difundidos por Ameacuterica)

Otro hecho destacable que hemos podido sacar a la luz en nuestro estudio es que el eacutexito relativo de las propuestas de Rodriacuteguez se incrementa si estas reci-ben el apoyo de otros diccionarios no acadeacutemicos especialmente Zerolo- 1895 Se trata especiacuteficamente de diccionarios que se proponiacutean completar el leacutexico contenido en el DRAE con tecnicismos y americanismos y cuyos autores al menos en el caso de Alemany y Bolufer y de Zerolo teniacutean una demostrable afi-nidad con la ideologiacutea y la poliacutetica linguumliacutestica acadeacutemica en lo relativo a Ameacute-rica y que por tanto entendiacutean el sentido glotopoliacutetico de todo este conjunto de praacutecticas lexicograacuteficas Esto probablemente tambieacuten podriacutea explicar el que la mayor parte de las propuestas del DiCh hayan sido admitidas por la RAE en la parte final del periodo que estudiamos cuando estas obras no acadeacutemicas ya habiacutean avalado las propuestas de Rodriacuteguez

Esta funcioacuten laquosuplementariaraquo del DiCh tiene un caraacutecter maacutes bien secun-dario por su poca relevancia numeacuterica en el conjunto del lemario dedi-cado sobre todo a consignar laquoviciosraquo idiomaacuteticos chilenos y a corregirlos (esta seriacutea su funcioacuten primaria) Sin embargo tiene un alcance glotopoliacutetico mayor en la medida en que es una manifestacioacuten particular de la dinaacutemica de subordinacioacuten neocolonial que se constituyoacute como forma naturalizada de interaccioacuten entre la institucioacuten central de la poliacutetica linguumliacutestica hispaacutenica la RAE y sus academias correspondientes americanas a partir de 1870 Si bien Rodriacuteguez muestra una actitud servil frente a la RAE (que ilustra la famosa laquodeformacioacuten acadeacutemico- correspondienteraquo denunciada por Martiacuten Luis Guzmaacuten en el primer congreso de la ASALE en 1951) y en su praxis asume su posicioacuten subordinada en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola su intervencioacuten lexicograacutefica le habriacutea permitido generar un capital simboacute-lico a nivel local a traveacutes del cual se habriacutea posicionado como una autoridad frente a sus pares y del cual sin duda es siacutentoma su nombramiento como acadeacutemico correspondiente en 1883 y su participacioacuten como fundador y

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 199

primer secretario de la Academia Chilena desde 1885 En este sentido su intervencioacuten glotopoliacutetica responde al desideratum planteado por Ramoacuten Sotomayor en 1866 respecto de la participacioacuten e inclusioacuten de (algunos de) los hablantes americanos en la construccioacuten de la lengua legiacutetima mediante la elaboracioacuten de diccionarios

En siacutentesis este tipo de praacutecticas lexicograacuteficas pueden entenderse como manifestaciones de relaciones y conflictos de poder en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola que se dan en el aacutembito especiacutefico de la gestioacuten del leacutexico legiacutetimo Estas pugnas de poder son constitutivas de la produccioacuten de auto-ridad en materia idiomaacutetica en dos niveles primero por parte de la RAE en su esfuerzo por preservar la hegemoniacutea geopoliacutetica y neocolonial a traveacutes de la gestioacuten de la lengua comuacuten segundo por parte de los intelectuales ameri-canos entre los que cuenta Rodriacuteguez quienes en su deseo por posicionarse como hablantes autorizados en el campo poliacutetico local movilizan sus posi-ciones subalternas como un medio para generar capital simboacutelico por fuera de la RAE pero a traveacutes del gesto de reconocimiento de la autoridad de dicha corporacioacuten extranjera Como corolario de lo anterior la lexicologiacutea histoacuterica interesada en tomar el DiCh y obras afines como fuentes deberaacute necesaria-mente tener en cuenta que su valor testimonial no puede ser determinado sin considerar su sentido glotopoliacutetico (que es precisamente lo que eviden-cia su condicioacuten de laquomaparaquo que necesariamente distorsiona el laquoterritorioraquo) y mucho menos sin recurrir al apoyo de fuentes primarias (lenguaje en uso no metalinguumliacutestico)

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Luz Fernaacutendez Gordillo

Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899)

Abstract The article is devoted to a general presentation of Garciacutea Icazbalcetarsquos Voca-bulario de mexicanismos (1899) departing from the idea that monographic studies on dictionaries of provincialisms of the 19th century in Latin America are necessary To achieve this goal first the socio- historical and cultural context of the first period of Mexicorsquos independence is studied Secondly the nomenclature and microstructure of the Vocabulario are analyzed Finally the sources used by Garciacutea Icazbalceta are presented and commented

Keywords Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta differential lexicography historical dictionary 19th century Mexican Spanish mexicanisms

1 IntroduccioacutenLos sentildealamientos de varios lexicoacutegrafos hechos en el uacuteltimo tercio del siglo pasado acerca de que los diccionarios de regionalismos hispanoamericanos publicados en el siglo XIX y en las dos primeras deacutecadas del XX1 mantuvieron una dependencia del diccionario de la Real Academia Espantildeola (RAE) a pesar de que la mayoriacutea de sus paiacuteses habiacutea dejado de ser ya colonias del Imperio espa-ntildeol hace evidente seguacuten afirma Lara en algunos de sus artiacuteculos la concepcioacuten de que el conjunto de regionalismos de los primeros se ofrece como laquodesviacuteo de las normas impuestas por los acadeacutemicos y refuercen tanto el juego de valores ideoloacutegicos que nos han educado como la subordinacioacuten pasiva de las regiones americanas al sujeto histoacuterico de nuestra lengua representado por la Academia Espantildeolaraquo (Lara 1996 352 las cursivas son nuestras)

En este artiacuteculo me propongo matizar estos sentildealamientos con respecto a la postura de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta autor del inconcluso Vocabulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Propoacutenense ademaacutes algunas adiciones y enmiendas aacute la

1 Tambieacuten pertenece a este grupo el Diccionario de mejicanismos de Francisco J San-tamariacutea a pesar de la fecha de su publicacioacuten 1959 concebido como continuacioacuten del Vocabulario de mexicanismos de Garciacutea Icazbalceta

Luz Fernaacutendez Gordillo206

uacuteltima edicioacuten (12a) del Diccionario de la Academia (de ahora en adelante Voc-mex) publicado en 1899 puesto que de acuerdo con Huisa Teacutellez (2011 11) es necesario laquoafrontar el estudio de cada una de estas obras en particular par-tiendo de la premisa de que no todos los autores siguieron un mismo meacutetodo ni menos auacuten persiguieron los mismos objetivosraquo ya que aunque muestren coincidencias con obras similares de la misma eacutepoca tambieacuten manifiestan diferencias que los singularizan Este estudio monograacutefico nos proporcionaraacute ademaacutes la certeza de que esta obra constituye una fuente fiable en el estudio histoacuterico del leacutexico

Con esta finalidad tomareacute en cuenta el valor del Vocmex en primer lugar desde una perspectiva acorde con su contexto sociohistoacuterico - cultural perspec-tiva muy necesaria ya que nos permite emprender el estudio de la obra con cri-terios maacutes cercanos al enfoque del autor en su propia eacutepoca relacionado con el intereacutes de reflejar su propia identidad y la nacionalidad mexicana En segundo lugar analizareacute la obra en cuanto a la importancia de las voces registradas y a su estructura textual Queda claro que la perspectiva histoacuterica mencionada nos ayudaraacute a superar los liacutemites que supondriacutea considerar en abstracto y uacuteni-camente los criterios contemporaacuteneos de anaacutelisis lexicograacutefico Considerareacute tambieacuten las reflexiones que se han hecho sobre el conjunto de los llamados dic-cionarios de provincialismos o diccionarios de americanismos (Toro y Gisbert 1912 169ndash 219) y me apoyareacute en la correspondencia que mantuvo Garciacutea Icaz-balceta con diversas personalidades de su eacutepoca especialmente con el filoacutelogo Rufino Joseacute Cuervo porque en ella se halla informacioacuten sustancial para cono-cer aspectos de su biografiacutea y de su percepcioacuten de la lengua que aclaran su labor como lexicoacutegrafo

2 Los diccionarios de regionalismos hispanoamericanosEl Vocmex forma parte de los llamados diccionarios de provincialismos publi-cados en el siglo XIX entre los que destaco los siguientes Idiotismos hispano- mexicanos (1844) del mexicano Melchor Ocampo Diccionario de barbarismos y solecismos (1843ndash 44 2ordf ed 1884) del mexicano Joseacute Justo Goacutemez Conde de la Cortina Breve cataacutelogo de errores en orden aacute la Lengua y Lenguaje castella-nos (1862) del ecuatoriano Pedro Fermiacuten Cevallos Diccionario de chilenismos (1875) del chileno Zorobabel Rodriacuteguez Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) del peruano Juan de Arona Vocabulario rioplatense razonado (1889) del espantildeol radicado en Montevideo Daniel Granada Diccionario de mejicanismos coleccioacuten de locuciones y frases viciosas (1895) del cubano Feacutelix Ramos y Duarte

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 207

La labor de reunir peculiarismos de diversas regiones y paiacuteses de nuestro continente y definirlos o explicar sus usos tiene como antecedentes las peque-ntildeas glosas de palabras en diversos tipos de texto especialmente en los histoacuteri-cos desde la eacutepoca de la Conquista continuoacute durante la Colonia a veces como glosarios y aun en el lapso inmediatamente posterior a la consumacioacuten de la independencia como testimonia el glosario de 1830ndash 31 incluido al final del quinto y uacuteltimo volumen de la primera edicioacuten completa de la novela El Peri-quillo sarniento intitulado laquoPequentildeo vocabulario de las voces provinciales o de origen mexicano usadas en esta obra a maacutes de las tomadas de sus respecti-vos lugaresraquo2 El objetivo era aclarar a los destinatarios o lectores de los demaacutes paiacuteses de habla espantildeola el significado de aquellas palabras que designan rea-lidades exclusivas del aacutembito americano generalmente indigenismos aunque tambieacuten voces patrimoniales con usos propios por lo que cumpliacutean de manera prioritaria una funcioacuten que hoy caracterizamos como enciclopeacutedica

Los diccionarios de provincialismos significaron un hiato en este devenir del manejo lexicograacutefico hispanoamericano ya que antes de las luchas de indepen-dencia no se habiacutea cuestionado la valoracioacuten social de la lengua impuesta por Espantildea que era reconocida apreciada y considerada prestigiosa incluso para los hablantes monolinguumles de lenguas indiacutegenas que veiacutean en su uso una puerta abierta para salir de su situacioacuten marginal Sin embargo el hecho de que estos diccionarios surgieran en un periacuteodo posterior a la consumacioacuten de la indepen-dencia propicioacute distintas valoraciones ante la lengua espantildeola que Huisa Teacutellez (2011) identifica como funciones y que en cada diccionario se manifestaron de manera diversa Entre estas funciones destaca las siguientes 1) enciclopeacutedica 2) complementaria del diccionario acadeacutemico 3) prescriptiva 4) normaliza-dora 5) diferencial y 6) contrastiva advirtiendo que solo el estudio detallado de cada diccionario podriacutea dar lugar a otras (Huisa Teacutellez 2011 18) La explicacioacuten de estas funciones en particular de las cinco uacuteltimas tiene relacioacuten con el peso que tuvo el espantildeol peninsular para los hispanoamericanos al contrastarlo con el leacutexico de cada una de sus variedades particulares lo que motivoacute el despliegue de ideologiacuteas linguumliacutesticas en especial la de la normatividad que dio paso a la buacutesqueda de la unidad y de la correccioacuten idiomaacuteticas3

2 Es necesario precisar que esta edicioacuten es poacutestuma y que no se sabe con certeza si el vocabulario que incluye 64 regionalismos es del autor o del editor

3 Sobre las actitudes linguumliacutesticas en el Vocmex que no constituyen tema central de esta contribucioacuten cfr Buzek (2020)

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3 Contexto sociohistoacuterico- cultural de Meacutexico en el siglo XIX4

Uno de los periacuteodos maacutes dinaacutemicos en la historia de Meacutexico es justamente el siglo XIX caracterizado por cambios raacutepidos en todos los oacuterdenes de la vida fundamentalmente a partir de su surgimiento como paiacutes independiente

En sus primeros cincuenta antildeos de vida independiente (1821ndash 1870) prevalece la inquietud y falta de paz a causa de la guerra (civil y contra Estados Unidos y Francia) La vida del paiacutes ademaacutes de estar a merced de militares ambiciosos tambieacuten estuvo muy amenazada por bandoleros dedicados a asaltar a los pocos que se atreviacutean a circular por los malos caminos Agreguemos que la nacioacuten estaba muy dividida por una parte el partido poliacutetico centralista y conserva-dor influenciado por las logias masoacutenicas de rito escoceacutes en las que se reuniacutean los criollos de la alta sociedad borboacutenicos e iturbidistas5 y por otra parte por el partido liberal y federalista en cuya raiacutez estaban las logias yorquinas inte-gradas particularmente por criollos de la clase media No hubo desarrollo eco-noacutemico ni concordia social ni estabilidad poliacutetica ni cohesioacuten nacional por lo que no pudieron llevarse a cabo las metas que habiacutean sontildeado los independen-tistas para la nueva nacioacuten

En la segunda mitad de siglo los hombres cultivados ndash pocos ya que esta-diacutesticamente solo uno de diez sabiacutea leerndash decepcionados por lo ocurrido antes (la peacuterdida de medio territorio patrio ndash 2 400 000 km2 tras la guerra con Esta-dos Unidosndash la pobreza del pueblo y del gobierno la incesante guerra civil el caos de la administracioacuten puacuteblica y otros males) decidieron intentar dirigir la nacioacuten Aunque eran pocos continuaban divididos en dos partidos el conser-vador y el liberal Tanto conservadores como liberales coincidiacutean en la imagen de la grandeza natural de Meacutexico y en la pequentildeez de sus habitantes e inten-taron conscientemente construir una cultura nacional y una identidad propia pero no eran indiferentes a los intereses poliacuteticos que buscaban la unidad eco-noacutemica y poliacutetica

A lo largo de este siglo los conservadores se identificaron con la herencia espantildeola y catoacutelica defendieron un reacutegimen centralista y monaacuterquico que no se desprendiese de la Iglesia catoacutelica mientras que los liberales o progresistas rechazaban esa tradicioacuten por considerarla feudal y retroacutegrada y defendiacutean un

4 Para este contexto me he apoyado en Gonzaacutelez (1974) y (1976) Diacuteaz (1976) Vaacutezquez (1976) y (2006) Martiacutenez (1976) Stavenhagen (1988) y Villavicencio (2010)

5 Los borboacutenicos eran partidarios de volver a depender del imperio espantildeol los itur-bidistas deseaban formar un imperio mexicano como el de Agustiacuten I Agustiacuten de Iturbide ocupoacute el trono de Meacutexico desde julio de 1822 hasta marzo de 1823

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reacutegimen republicano y federalista con un Estado laico y al mismo tiempo bus-caban incorporar a la cultura algo de la ilustracioacuten francesa del racionalismo britaacutenico y del empirismo norteamericano No obstante tras la invasioacuten de Estados Unidos y la peacuterdida de territorio los liberales se volvieron maacutes criacuteticos con respecto al modelo cultural estadounidense y sobrevino una tendencia a mirarse a siacute mismos y buscar las raiacuteces culturales y la identidad no en mode-los europeos o angloamericanos sino en la propia sociedad mexicana en su composicioacuten eacutetnica e histoacuterica actitud relacionada con el proceso poliacutetico y econoacutemico de la construccioacuten nacional

Los nacionalistas romaacutenticos mexicanos del siglo XIX anhelaron un pro-yecto histoacuterico nacional sin embargo la cultura nacional que proponiacutean representaba solo los deseos coherentemente articulados de la pequentildea clase dominante heredera de la administracioacuten colonial y desesperadamente nece-sitada de legitimar su poder y de desarrollar las estrategias que excluiacutean del aparato poliacutetico a las masas populares constituidas por mestizos indios negros y mulatos que habiacutean tomado parte en las guerras de independencia

La divisioacuten de clases era tambieacuten una divisioacuten cultural Los indios conforma-ban la mayoriacutea de la poblacioacuten y ocupaban los peldantildeos maacutes bajos de la estruc-tura socioeconoacutemica Durante la eacutepoca colonial fueron mantenidos lejos del proceso poliacutetico mediante un riacutegido sistema de estratificacioacuten y segregacioacuten y solo se los incorporoacute a la economiacutea como mano de obra servil Despueacutes de la Independencia la esclavitud y la servidumbre fueron abolidas proclamaacuten-dose la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin embargo la subordina-cioacuten y la explotacioacuten de los indios persistioacute mediante los sistemas de tenencia y explotacioacuten de la tierra De hecho las poblaciones indiacutegenas eran consideradas un obstaacuteculo para la integracioacuten nacional y por lo tanto una amenaza para el legiacutetimo lugar que las elites nacionales criollas creiacutean ocupar entre las naciones civilizadas del mundo

La poliacutetica nacionalista de las artes y las letras nacida de la exaltacioacuten de dejar de ser sucursal de Espantildea y empezar su mexicanizacioacuten y actualizacioacuten dio lugar en la literatura al surgimiento de los cuadros de costumbres como los de Joseacute Tomaacutes de Cueacutellar ndash quien utilizoacute el seudoacutenimo de Facundondash de las novelas costumbristas como las de Manuel Payno y Astucia de Luis G Inclaacuten de los romances histoacutericos como los de Guillermo Prieto etc obras que por cierto constituiraacuten parte fundamental de la base documental de Garciacutea Icaz-balceta para seleccionar los ejemplos y reunir parte de la nomenclatura de su Vocmex El principal animador de este afaacuten nacionalista en la literatura fue Ignacio Manuel Altamirano escritor periodista y poliacutetico protagonista ademaacutes

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de una poleacutemica sostenida con Francisco Pimentel sintomaacutetica de la cuestioacuten de la lengua en el siglo XIX mexicano como veremos a continuacioacuten

4 La cuestioacuten de la lengua en el siglo XIX mexicanoTras el ciclo antillano en que el espantildeol traiacutedo por navegantes y conquistadores se americaniza o con maacutes precisioacuten se antillaniza y la posterior imposicioacuten del idioma en Meacutexico de la mano tambieacuten de los conquistadores fue la lengua culta usada en la corte espantildeola primero en la toledana y en seguida en la madrilentildea la imitada en la corte virreinal novohispana Entre 1591 y 1604 encontramos algu-nos testimonios que dan cuenta de la pulcritud linguumliacutestica que caracterizoacute a la capital de la Nueva Espantildea asiacute Bernardo de Balbuena escribe (apud Lope Blanch 2003 57 las cursivas son nuestras)

Es ciudad de notable policiacuteay donde se habla el espantildeol lenguajemaacutes puro y de mayor cortesaniacutea

vestido de un belliacutesimo ropajeque le da propiedad gracia agudezaen casto limpio liso y grave traje

Grandeza mexicana (1604)

Los estudios del espantildeol mexicano se refieren a esta lengua culta ndash hablada por espantildeoles y criollos de estratos superiores principalmente en el centro de las zonas urbanasndash siempre en compantildeiacutea de la lengua coloquial y popular hablada fuera de aquellos estratos en zonas perifeacutericas de los centros urbanos y en lugares poco poblados En este sentido Aacutengel Rama sentildeala en su artiacuteculo laquoLa ciudad escritu-rariaraquo

En el comportamiento linguumliacutestico de los latinoamericanos quedaron niacutetidamente sepa-radas dos lenguas Una fue la puacuteblica y de aparato que resultoacute fuertemente impregnada por la norma cortesana procedente de la peniacutensula [hellip] Sirvioacute para la oratoria religiosa las ceremonias civiles las relaciones protocolares de los miembros de la ciudad letrada y fundamentalmente para la escritura ya que soacutelo esta lengua puacuteblica llegaba al registro escrito La otra fue la popular y cotidiana utilizada por los hispano y lusohablantes en su vida privada y en sus relaciones sociales dentro deacutel mismo estrato bajo de la cual conta-mos con muy escasos registros y de la que sobre todo sabemos gracias a las diatribas de los letrados [hellip] (Rama 1985 4ndash 5)

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En la Nueva Espantildea esta lengua comuacuten siguioacute su trayectoria transformaacutendose constantemente con contribuciones de las lenguas indiacutegenas6 ademaacutes de sufrir diversos cambios foneacuteticos incorporaciones de un leacutexico propio y desplaza-mientos semaacutenticos de esta forma contrasta con la lengua culta u oficial que se caracterizaba por su rigidez y por ende su lenta evolucioacuten La formacioacuten de la variedad del espantildeol mexicano que dio sus primeras muestras desde el siglo XVI se desencadena de acuerdo con Rama (1985) como en muchos otros casos semejantes sobre todo a traveacutes del habla de aquella lengua coloquial7 esencialmente oral y con poca documentacioacuten escrita8 no seraacute sin embargo sino hasta el siglo XIX cuando el habla de la calle de ese momento irrumpa con su repertorio leacutexico en un texto literario de tema mexicano concretamente en la ya mencionada novela El Periquillo sarniento (1816) primera en el continente hispanohablante de Joaquiacuten Fernaacutendez de Lizardi

Ahora bien la actitud sumisa ante la norma cortesana madrilentildea y el purismo idiomaacutetico persistioacute durante mucho tiempo y desde el siglo XVIII al estable-cerse la RAE aquella se sustituyoacute por la norma acadeacutemica La explicacioacuten del purismo y de esas dependencias radica de acuerdo con Rama (1985 5) en laquosu situacioacuten minoritaria dentro de la sociedad y su actitud defensiva dentro de un medio hostilraquo

Lograda la emancipacioacuten poliacutetica de Meacutexico y como efecto de la buacutesqueda del nacionalismo que envolvioacute todos los aspectos de la vida sociohistoacuterico - cultural surge el intereacutes por el estudio de la lengua espantildeola ndash tanto como por el de las lenguas indiacutegenasndash lo que constituye una de las manifestaciones de querer mirar hacia dentro y conocer lo propio y peculiar A la par de las lenguas

6 Las lenguas indiacutegenas habladas por los indios entre los que dominaba el monolin-guumlismo ndash predominante hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando surgioacute la necesidad de comunicarse en espantildeol para servir a hacendados o duentildeos de minasndash se hablaban tambieacuten en las periferias de las ciudades pero esencialmente en los llamados pueblos de indios o repuacuteblicas de indios alejados de las ciudades

7 Ciertamente esta habla fue relevante para Garciacutea Icazbalceta por ejemplo uno de los autores de quien selecciona citas o autoridades de uso para su Vocmex es Fernaacuten Gonzaacutelez de Eslava (1534ndash 1599) espantildeol llegado a la Nueva Espantildea a los 24 antildeos quien utilizoacute el habla popular en varios de sus Coloquios (Cf Reyes 1948 67ndash 68)

8 La investigacioacuten actual estaacute revirtiendo este problema de falta de fuentes echando mano de documentos informales particularmente de cartas privadas y de poesiacuteas populares de tradicioacuten oral vigentes durante los tres siglos de la eacutepoca colonial cfr por ejemplo Parodi (1995) Arias (1997) Company (1994) y Perissinotto (1998) Ademaacutes se puede consultar ya el Corpus Electroacutenico del Espantildeol Colonial Mexicano (COREECOM)

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indiacutegenas consideradas lenguas propias de Meacutexico como nacioacuten multilinguumle el espantildeol se asumioacute tambieacuten como propio como la lengua de los que lucha-ron por la soberaniacutea y el progreso de Meacutexico como lengua heredada que com-partiacutean americanos y espantildeoles con los mismos derechos y no como lengua impuesta De esta forma para las elites criollas que ocupaban el poder poliacutetico conservar la pureza del espantildeol era obligacioacuten no solo de los espantildeoles sino tambieacuten de los mexicanos esto determinoacute que Antonio Loacutepez de Santa Anna presidente de Meacutexico ordenara la creacioacuten de la Academia de la Lengua sin lazos visibles con la RAE mediante el decreto promulgado el 22 de marzo de 1835 en el que se precisa

La decadencia aacute que ha llegado entre nosotros la lengua castellana tanto por la falta de principios en la mayor parte de los que la hablan y escriben como por la circulacioacuten de las malas traducciones de que ha inundado aacute la Repuacuteblica mexicana la codicia de los libreros extrangeros y principalmente por la escasez de obras claacutesicas y originales producidas por la incomunicacioacuten en que hemos estado con Espantildea ha llamado justamente la aten-cioacuten de los que se interesan en la conservacioacuten de la maacutes rica pomposa y sonora de todas las lenguas del Mediodiacutea de EuropaDeseoso el supremo gobierno de aprovechar tan favorable ocasioacuten para contener aquel mal y restituir toda la pureza y explendor aacute la lengua que heredamos de nuestros mayores y que es por consiguiente la nuestra ha dispuesto crear una academia con el tiacutetulo de Academia de la lengua cuyas atribuciones sean

1deg Conservarla en toda su pureza [hellip] 3deg Formar el diccionario de las voces hispano- mexicanas distinguieacutendolas de las caste-

llanas corrompidas 4deg Formar gramaacuteticas y diccionarios de las diferentes lenguas que se hablan en toda la

Repuacuteblica [hellip] 6deg Acopiar materiales que sirvan para la formacioacuten del atlas etnograacutefico de la Repuacuteblica

en la parte perteneciente aacute idiomas (apud Dublaacuten Lozano 187635 mantenemos la ortografiacutea del texto)

El reducido nuacutemero de personas ilustradas hizo que los acadeacutemicos seleccio-nados para integrar esta institucioacuten fueran los mismos que participaban en la Academia Nacional de Historia entre ellos destacoacute ndash ademaacutes de los historia-dores Carlos Mariacutea Bustamante Lucas Alamaacuten el autor de obras dramaacuteticas Manuel Eduardo Gorostiza y los poetas Joseacute Mariacutea Heredia y Joaquiacuten Pesadondash Joseacute Justo Goacutemez Conde de la Cortina quien fue nombrado presidente de la Academia autor del Diccionario de barbarismos y solecismos introducidos en la lengua castellana (1884) de finalidad esencialmente prescriptiva y que muestra

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una actitud purista pero sin que se hagan mayores referencias al diccionario acadeacutemico9

Las circunstancias poliacuteticas de Meacutexico en aquel momento fueron determi-nantes para que esta iniciativa no progresara ni siquiera antildeos despueacutes en 1854 cuando por medio del decreto del 24 de enero se restableciacutea el de 1835 y se ratificaba a Goacutemez de la Cortina como presidente de esta institucioacuten Garciacutea Icazbalceta por cierto pasoacute a ser integrante no de la Academia de la Lengua sino de la de Historia A pesar de estos fracasos hay que destacar el intereacutes que mostraron los primeros gobiernos mexicanos tanto por contribuir con el progreso de la cultura del paiacutes como por legislar ellos mismos sobre la lengua espantildeola aunque teniendo como modelo a la RAE Parece ser que a pesar de interrupciones y del poco tiempo que duraron las actividades de esta academia sus miembros se centraron esencialmente en corregir el uso anaacuterquico que se haciacutea de la ortografiacutea10

Un segundo personaje ilustre que me interesa mencionar en este breve repaso de la cuestioacuten de la lengua en Meacutexico en el siglo XIX es un contemporaacute-neo de Goacutemez de la Cortina Melchor Ocampo (1814ndash 1861)11 poliacutetico liberal y jurista quien ilustra los principios de la linguumliacutestica comparativa y de la linguumliacutes-tica histoacuterica europeas aplicadas a examinar la lengua espantildeola y las lenguas prehispaacutenicas Con respecto al espantildeol mexicano Ocampo preparoacute un vocabu-lario que dejoacute inconcluso IDIOTISMOS HISPANO- MEXICANOS o maacutes bien primeros apuntes de un suplemento al Diccionario de la Academia Espantildeola por las palabras que se usan en la Repuacuteblica de Meacutexico como parte del dialecto cas-tellano que en ella se habla (Idiotismos) editado y publicado mucho maacutes tarde por Aacutengel Pola en 1901 en el que registra vocablos correspondientes a lo que

9 Sobre la obra de Joseacute Justo Goacutemez cfr Cifuentes (2001) Merece la pena mencionar que su diccionario no registra indigenismos aunque pareciera que sin identificarlos como tales se le colaron algunos

10 Otro intento de fundar una institucioacuten encargada del cuidado de la lengua y de ela-borar un diccionario hispanomexicano y que tampoco prosperoacute partioacute de la orden que firmoacute Maximiliano como Emperador de Meacutexico el 10 de abril de 1865 para el establecimiento de la Academia Imperial de Ciencias y Literatura que integraba tres secciones una de las cuales conjuntaba filologiacutea linguumliacutestica y bellas artes A ella pertenecieron varias de las personalidades importantes de aquella eacutepoca como Joseacute Fernando Ramiacuterez y los que seriacutean fundadores de la Academia Mexicana Corres-pondiente de la Espantildeola en 1875 Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Francisco Pimentel y Joseacute Mariacutea Roa Baacutercena (cfr Fernaacutendez Gordillo 2010)

11 Sobre Ocampo cfr Fernaacutendez Gordillo (2011 100ndash 103 y 2010 13ndash 14) y Cifuentes (2004)

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hoy se designa como mexicanismos de uso diferencial y mexicanismos geneacuteticos y que habiacutea empezado a reunir hacia 1840 a solicitud de Vicente Salvaacute (1786ndash 1849) quien se habiacutea propuesto incrementar el nuacutemero de americanismos en su Diccionario de la lengua castellana Asimismo el 3 de septiembre de 1843 Melchor Ocampo publicoacute en el perioacutedico liberal El Siglo XIX un artiacuteculo de tres paacuteginas acompantildeado de un listado de un gran nuacutemero de palabras en el que de forma anoacutenima pero con la firma de laquoel autor del Idioticoacutenraquo solicitaba la colaboracioacuten de las personas interesadas en el espantildeol usado en Meacutexico para la formacioacuten del Idioticoacuten Hispano- mexicano aclarando que este era un diccio-nario que reuniacutea 1) unidades leacutexicas peculiares de Meacutexico 2) unidades leacutexicas que no estuvieran registradas en el diccionario acadeacutemico aunque se emplearan en Espantildea y 3) la acepcioacuten o acepciones diferentes de las que dicho dicciona-rio incluiacutea usadas entre los mexicanos Merece resaltarse de Ocampo su clara idea de dialecto o variedad en referencia al espantildeol mexicano cuya legitimidad basada en el uso general y no al buen uso defiende

Finalmente resulta importante integrar en este panorama la ya mencionada poleacutemica entre el literato Altamirano y el miembro de la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente a la espantildeola Francisco Pimentel ndash por cierto cuntildeado de Garciacutea Icazbalcetandash llevada a cabo en el Liceo Hidalgo el 10 de noviembre de 1884 centrada en el uso de locuciones mexicanas en la literatura uso apoyado por Altamirano y censurado por Pimentel12

Las obras lexicograacuteficas de Goacutemez de la Cortina y de Melchor Ocampo y la poleacutemica mencionada nos permiten pensar que la situacioacuten del espantildeol mexi-cano o idioma hispano mexicano en el siglo XIX se caracteriza por una doble actitud la de mantener la normatividad de la RAE ante los usos mexicanos expliacutecita o impliacutecitamente y la de reconocer la especificidad del espantildeol mexi-cano principalmente de su leacutexico y pugnar por su independencia linguumliacutestica No obstante predominoacute el tratamiento eminentemente normativo trazado por aquella por medio de su Gramaacutetica Ortografiacutea y Diccionario

5 Datos biobibliograacuteficos de Joaquiacuten Garciacutea IcazbalcetaEste contexto histoacuterico y linguumliacutestico es el que rodeoacute la vida de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta uno de los grandes autodidactas de innegable erudicioacuten y sapien-cia considerado bioacutegrafo biblioacutegrafo y biblioacutefilo historiador y filoacutelogo Nacioacute en la ciudad de Meacutexico el 21 de agosto de 1825 siendo el deacutecimo hijo del espantildeol

12 Sobre esta poleacutemica cfr Cifuentes Landa (2011)

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Eusebio Garciacutea Monasterio comerciante en vinos y de la criolla descendiente de vizcaiacutenos Ana Ramona Icazbalceta duentildea de extensas haciendas situadas principalmente en Morelos que heredariacutea posteriormente su hijo En 1829 esta familia se vio obligada a exiliarse ante la orden de expulsioacuten de los espantildeoles residentes en Meacutexico y permanecioacute en Caacutediz Espantildea hasta 1836 Radicoacute en la capital mexicana toda su vida donde se dedicaba al estudio y a atender su empresa cantildeera

En 1836 el paiacutes se encontraba en una situacioacuten convulsa entre otras cosas por la revolucioacuten en el sistema educativo puesto que pasoacute de la Iglesia a una direc-cioacuten general de instruccioacuten puacuteblica Sus padres que pensaban que todos los males de Meacutexico se habiacutean originado a raiacutez de su independencia decidieron contratar maestros a domicilio para que le dieran clases de latiacuten franceacutes italiano y algo de alemaacuten sin embargo nuestro autor llegoacute a afirmar (apud Martiacutenez 1978 8) que no habiacutea aprovechado sus ensentildeanzas a pesar de lo cual se interesoacute desde joven en proseguir con el estudio de las lenguas extranjeras y el aprendizaje de la historia de Meacutexico los cuales le permitieron traducir del ingleacutes la Historia de la conquista del Peruacute de William H Prescott y publicarla en 1849 y del latiacuten los tres diaacutelogos de Francisco Cervantes de Salazar en 1850 que publicoacute en 1874 con el tiacutetulo Meacutexico en 1554 Su pasioacuten por la historia de Meacutexico antigua y moderna lo condujo a coleccionar impresos y manuscritos antiguos y raros lo que se convirtioacute laquocasi en una maniacutearaquo seguacuten el propio Garciacutea Icazbalceta (carta del 22 de enero de 1850 dirigida a Joseacute Fernando Ramiacuterez apud Teixidor 1937 4) de esta forma reunioacute croacutenicas y manuscritos originales preferentemente del siglo XVI y copioacute varios que no pudo adquirir con el fin de editarlos y darlos a conocer a los especialistas para que dispusieran de documentacioacuten testimonial para sus estudios De hecho eacutel mismo aprovechoacute muchos de ellos para su Vocmex en las citas de sus vocablos

A los veintiocho antildeos participaba junto con Bassoco Goacutemez de la Cortina Joseacute Fernando Ramiacuterez Lucas Alamaacuten Orozco y Berra Riva Palacio Roa Baacuter-cena entre otros en las tertulias literarias que teniacutean lugar cada tarde en la libreriacutea de Joseacute Mariacutea Andrade Alliacute se gestoacute la idea laquode publicar una edicioacuten enriquecida del conjunto de artiacuteculos de tema universal contenidos en la edi-cioacuten espantildeolaraquo (Martiacutenez Baracs 2012 12) del Diccionario Universal de Histo-ria y de Geografiacutea y antildeadir la informacioacuten histoacuterica geograacutefica estadiacutestica y biograacutefica de Ameacuterica en general y de Meacutexico en particular13 Este proyecto se realizoacute con maacutes de cuarenta colaboradores integrados principalmente por los

13 Cfr el citado Martiacutenez Baracs (2012) en el cual me apoyo en este paacuterrafo para una informacioacuten detallada de la participacioacuten de Garciacutea Icazbalceta en la edicioacuten mexi-cana de la obra

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asistentes a aquellas tertulias A Icazbalceta le tocoacute la redaccioacuten de 59 artiacuteculos casi todos biograacuteficos muchos breves pero ademaacutes tuvo que completar los de Lucas Alamaacuten Joseacute Fernando Ramiacuterez y algunos otros asiacute como elaborar dos estudios laquoHistoriadores de Meacutexicoraquo y laquoTipografiacutea mexicanaraquo que retratan su pasioacuten por esos asuntos el primero se centra en la historia colonial y ofrece documentacioacuten con manuscritos que habiacutean obtenido varios colaboradores aunque la mayoriacutea le perteneciacutean a Icazbalceta El segundo trata de los inicios de la imprenta en Meacutexico en el siglo XVI y primera en Ameacuterica en la que pre-senta los resultados de una investigacioacuten detallada sobre los principales libros impresos en Meacutexico en particular los del siglo XVI y sobre editores grabado-res y litoacutegrafos asiacute como sobre la laquoproduccioacuten editorial las gacetas y revistas las libreriacuteas y las condiciones del mercado durante el periodo colonial hasta mediados del XIXraquo (Martiacutenez Baracs 2012 23)

Se dedicoacute ademaacutes a la revisioacuten y adaptacioacuten de la Biblioteca Hispano- Americana Septentrional de Beristaacutein de Souza experiencia que terminoacute 40 antildeos despueacutes en su obra de tiacutetulo Bibliografiacutea mexicana del siglo XVI De hecho de ese trabajo de juventud surgieron obras muy importantes Coleccioacuten de docu-mentos para la historia de Meacutexico (1858) Apuntes para un cataacutelogo de escri-tores en lenguas indiacutegenas de Ameacuterica (1881) Bibliografiacutea mexicana del siglo XVI (1886) y Nueva coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico (1887 el primer volumen 1889 el segundo 1891 el tercero y 1893 el cuarto y quinto) la publicacioacuten de estos dos uacuteltimos coincide con el acopio de unidades leacutexicas y la redaccioacuten de su Vocmex

6 laquoProvincialismos mexicanosraquo (1886)Garciacutea Icazbalceta fue fundador de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia (AM) en 1975 por pertenecer al grupo de Acadeacutemicos mexi-canos correspondientes de la corporacioacuten madrilentildea Fue su secretario desde ese momento hasta 1883 y desde entonces su director puesto en el que perma-necioacute once antildeos

La responsabilidad prioritaria que determinaron los fundadores de esta cor-poracioacuten fue la de hacer el Diccionario de Provincialismos de Meacutexico y para ello decidieron que cada acadeacutemico presentara una lista de unidades leacutexicas para discutirlas en las juntas Garciacutea Icazbalceta encargado de organizar los trabajos lexicograacuteficos de la AM pensoacute que los artiacuteculos publicados por el autor del Idio-ticoacuten en el Siglo XIX ndash sin haberlo identificado como Melchor Ocampondash cons-tituiacutean un punto de partida para la investigacioacuten de los provincialismos (apud Cifuentes 2004 204 nota 6) Sin embargo esta tarea se vio interrumpida

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posiblemente en 1876 por una peticioacuten de la RAE para que se revisaran y corrigieran en caso necesario los artiacuteculos marcados como mexicanismos de la edicioacuten de 1869 del Diccionario de la lengua castellana vigente entonces y se adicionaran aquellos maacutes generales en el paiacutes para la duodeacutecima edicioacuten (que se publicariacutea en 1884) y para la versioacuten que se preparaba del Diccionario de Auto-ridades Los acadeacutemicos mexicanos acordaron ejecutar este trabajo de manera colectiva y mediante la distribucioacuten de las letras del alfabeto y en forma exten-siva para ir apartando lo que no pareciera propio para el DRAE y conservarlo en un vocabulario especial (Garciacutea Icazbalceta 1876) En respuesta a tal peticioacuten la AM envioacute a la madrilentildea en agosto de 1884 mil trescientas papeletas que sugeriacutean por una parte enmiendas a artiacuteculos de vocablos de uso general o al menos hispanoamericano y por otra enmiendas y adiciones de mexicanismos Del total se aceptaron un poco maacutes de la mitad14

Esta tarea posiblemente motivoacute por una parte que Icazbalceta escribiera laquoPro-vincialismos mexicanosraquo15 y por otra la publicacioacuten ndash en el mismo lugar del texto anteriorndash de las tres listas de artiacuteculos lexicograacuteficos que elaboraron los acadeacutemi-cos mexicanos y que seguacuten reza en el tiacutetulo de estas fueron admitidos en todo o en parte en la duodeacutecima edicioacuten del DRAE (1884) Las voces enlistadas ahiacute apa-recen sin definicioacuten salvo algunos casos y sin autoridades (Cfr Garciacutea Icazbalceta et al 1886b 1886c y 1886d)

El artiacuteculo laquoProvincialismos mexicanosraquo es fundamental para conocer el pensamiento de nuestro autor sobre lo que son los diccionarios de provincia-lismos y lo que deberiacutea ser un diccionario de mexicanismos En eacutel precisa sus principales ideas sobre los americanismos en general y sobre los mexicanis-mos en particular y el lugar de ambos en el DRAE tambieacuten sobre las dife-rencias entre el diccionario de la lengua y el diccionario de provincialismos cuya importancia sentildeala Asimismo ofrece un plan o por lo menos algunos de sus aspectos para la elaboracioacuten de un diccionario de mexicanismos ndash cuya compilacioacuten reconoce como tarea de la AMndash precisando la finalidad de su elaboracioacuten Lamenta en principio que Meacutexico no tenga una obra que reuacutena

14 Las cifras exactas fueron 1285 propuestas de adiciones y enmiendas la RAE aceptoacute 652 algunas con leves modificaciones y rechazoacute 633 laquogran parte de eacutestas corres-pondientes aacute provincialismos nuestrosraquo (De la Pentildea 1886 6)

15 Artiacuteculo que fue leiacutedo en la corporacioacuten mexicana en 1886 publicado ese mismo antildeo en el tomo III de las Memorias de la Academia Mexicana (1886) e incluido antildeos despueacutes por su hijo Luis Garciacutea Pimentel como proacutelogo a su Vocmex

Luz Fernaacutendez Gordillo218

sus provincialismos mientras que otras naciones han elaborado ya las suyas y ofrece una lista de aquellas que conoce16

Observando que muchos mexicanismos resultan en realidad americanismos (es decir usuales tambieacuten en otros paiacuteses) y que maacutes que proceder de las lenguas indiacutegenas provienen de voces patrimoniales recurre a las ideas de Cuervo para explicar ndash desde la eacutepoca de formacioacutenndash las discrepancias entre el espantildeol mexi-cano y el peninsular para cuyo reconocimiento los diccionarios de provincia-lismos son fundamentales Se muestra bastante convencido de la importancia de obras de este tipo en la situacioacuten del espantildeol en Ameacuterica y tambieacuten de la comparacioacuten entre los usos dentro del continente Juzga ademaacutes el papel de la lexicografiacutea espantildeola por cuyo estado ndash esto es la falta de un registro completo de provincialismos peninsulares y arcaiacutesmosndash se complica la tarea de recoger americanismos

Por otro lado cita nuestro autor el proacutelogo de la Gramaacutetica de Andreacutes Bello en el que el filoacutelogo venezolano sostiene una defensa de los americanismos empleados en la lengua culta desde tiempo atraacutes lo que sumado a la mencioacuten de Vicente Salvaacute como defensor y ejemplo de la inclusioacuten de americanismos en

16 Estas son las siguientes las primeras cuatro ediciones de las Apuntaciones criacuteti-cas sobre el lenguaje bogotano de Rufino Joseacute Cuervo en cuya obra laquose encuentran [diseminados] los provincialismos colombianos pero es faacutecil el hallar los que se busquen mediante el iacutendice alfabeacutetico con que termina el libroraquo (Garciacutea Icazbalceta 1886 173ndash 174) el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez y los Reparos a este diccionario de Fidelis P del Solar el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona el Diccionario casi- razonado de vozes cubanas de Esteban Pichardo (consultoacute especialmente la edicioacuten de 1875) un estudio de Rafael Mariacutea Merchaacuten publicado en el tomo II del Repertorio Colombiano de 1879 en el que laquohizo notar la conformidad de Colombia y Cuba en muchas voces locuciones [sic] y aun defectos del lenguajeraquo (p 175) el glosario que agregoacute fray Diego de Landa a su Relacioacuten de las cosas de Yuca-taacuten que aporta testimonio del leacutexico del espantildeol que se usoacute en las Antillas en el siglo XVI el glosario que recogioacute Antonio de Alcedo en su Diccionario de Ameacuterica y el de la obra de Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo asiacute como las listas propuestas a la RAE e incluidas en las Actas y Memorias de las Academias Venezolana y Ecuatoriana entre las cuales se encuentran venezolanismos y ecuatorianismos A estas obras antildeade otras de las que estaacute informado vagamente pero no ha podido conseguir como una recopilacioacuten de ecuatorianismos de Cevallos una de voces maracaiberas reunidas por Medrano el extracto de un Diccionario de vocablos indiacutegenas de uso frecuente en Venezuela de Ariacutestides Rojas ineacutedito y un texto sobre bonaerensismos Excepto los dos uacuteltimos los demaacutes son citados en su Vocmex en la seccioacuten de corresponden-cias donde se explicitan las coincidencias o discrepancias de significados entre los mexicanismos y los regionalismos recogidos en otras naciones

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 219

el diccionario acadeacutemico le sirve de preaacutembulo a sus propias ideas primero con respecto a los neologismos cuya formacioacuten y uso justifica plenamente

Garciacutea Icazbalceta tiene conciencia del papel de los diccionarios como depoacute-sito de la memoria social e histoacuterica de la lengua ndash tal vez por igualarlo al papel de la historia con respecto a la memoria de los acontecimientos vividosndash lo cual se manifiesta en su conocimiento de casi todas las ediciones del diccionario aca-deacutemico del de Salvaacute y de Terreros asiacute como del Tesoro de Covarrubias como muestra en el Vocmex sino tambieacuten porque reconoce el papel de las academias como hacedoras de diccionarios aunque en este caso la memoria se restringe a la de la lengua legitimada por ellas

Las Academias no inventan siguen los pasos al uso y cuando le ven generalizado examinan si es el bueno para rechazar novedades inuacutetiles oacute infundadas apartar lo baacuterbaro oacute mal formado y acoger con criterio lo que realmente sirve para aumentar el caudal legiacutetimo de la lengua Oficio suyo es presentar el fiel retrato de ella en el momento de tomarle maacutes no le pinta aacute su antojo Las palabras nuevas andan fuera del Diccionario no porque sean sin excepcioacuten inadmisibles sino mientras no son acep-tadas por quienes pueden darles autoridad y se averigua si son dignas de aprobacioacuten definitiva Los individuos mismos de las Academias como particulares emplean en sus escritos voces y frases que reunidos en Cuerpo no se resuelven todaviacutea a admitir en el Diccionario No temamos pues valernos de voces nuevas temamos siacute acoger sin discernimiento las malas (Garciacutea Icazbalceta 1886a 182)

Para nuestro autor el laquovulgo y los grandes escritoresraquo son los principales crea-dores de neologismos y por lo tanto los hacedores del material propuesto para que lo examinen las academias el primero laquoa veces con acierto instintivoraquo las afianza con laquoel empuje de la muchedumbreraquo los segundos mediante laquoel pasa-porte de su autoridadraquo (Garciacutea Icazbalceta 1886a 182)

Garciacutea Icazbalceta justifica y propone la elaboracioacuten de un diccionario de americanismos que se basaraacute en principio en obras nacionales por lo que la reunioacuten de mexicanismos seriacutea un primer paso esencial Para la elaboracioacuten de diccionarios de provincialismos prefiere sobre el meacutetodo de la academia que se centra en la definicioacuten el Baralt porque incluye mayor informacioacuten enciclopeacute-dica que considera necesaria tambieacuten para el gusto de lector Concibe el diccio-nario de regionalismos como una obra exhaustiva a diferencia del general de lengua que introduce uacutenicamente lo legiacutetimo por lo que el primero

[d] ebe abarcarlo todo bueno oacute malo propio oacute impropio bien oacute mal formado lo fami-liar lo vulgar y aun lo bajo como no toque en soez uacute obsceno supuesto siempre el cuidado de sentildealar la calidad y censura de cada vocablo para que nadie le tome por lo que no es y de paso sirva de correctivo aacute los yerros Tal Diccionario debe reflejar como un espejo el habla provincial sin ocultar sus defectos para que conocidos se

Luz Fernaacutendez Gordillo220

enmienden y no se pierda el provecho que de ellos mismos pudiera resultar No es que todo se proponga para su admisioacuten en el campo de la lengua La Real Academia como juez superior tomaraacute ahora oacute despueacutes lo que estime conveniente lo demaacutes ser-viraacute para estudios filoloacutegicos y como vocabulario particular de una provincia (Garciacutea Icazbalceta 1886a 187)

Utiliza el teacutermino de diccionario de provincialismos para referirse exclusiva-mente a los diccionarios diferenciales de cada nacioacuten lo cual contrasta con sus citas acerca del diccionario de americanismos

Este diccionario de mexicanismos tambieacuten debe incluir provincialismos usuales en regiones interiores de una nacioacuten de rasgos muy probablemente dis-tintos por lo cual es importante indicar el lugar donde se usan Asimismo tiene que tomarse en cuenta las unidades leacutexicas que se dan en la lengua hablada aunque represente una dificultad sobre todo por la de eacutepocas anteriores Pro-pone que todos los provincialismos esteacuten autorizados

Concluye su artiacuteculo sintetizando los propoacutesitos de un Diccionario Hispano- Mexicano reconstruccioacuten de la lengua de los conquistadores y seguimiento de sus pasos en la nacioacuten mexicana presentando lo que ha mantenido y lo que ha adquirido los errores que se cometen aunque aprovechaacutendolos para investiga-ciones filoloacutegicas Destaca como objetivo fundamental de esta obra el laquoprestar ayuda aacute la formacioacuten del cuadro general de la lengua castellanaraquo (Garciacutea Icaz-balceta 1886 190)

Probablemente la idea de ser eacutel mismo el autor del diccionario de mexicanis-mos le surgioacute antes del uacuteltimo tercio de 1885 pero por no sentirse preparado para esa empresa pensoacute en limitarse a coleccionar algunos explicarlos e indicar los que se empleaban tambieacuten en otros paiacuteses hispanoamericanos estimulado esencialmente por las Apuntaciones criacuteticas del lenguaje bogotano de Cuervo17 Los motivos que lo determinaron a ejecutarla fueron por una parte el no exis-tir una obra de este tipo en Meacutexico y por otra la insistencia que ejercioacute Cuervo sobre eacutel tambieacuten para proseguirla incluso en sus etapas de desaliento y paraacute-lisis18

17 En la carta que nuestro autor le escribioacute a Cuervo el 8 de septiembre de 1885 le dice laquoEl libro de las Apuntaciones me habiacutea sugerido la idea no de emprender cosa semejante aplicable a mi tierra porque todaviacutea no he perdido la chaveta sino de reunir algunos provincialismos mexicanos [hellip]raquo (Epistolariohellip 1980 194) En esta misiva enlista las obras lexicograacuteficas de las que dispone e indica que no cuenta con la de Juan de Arona mientras que en su artiacuteculo al ofrecer aquellas ya la incluye por haberla recibido de Lima despueacutes de un largo tiempo como le informa a Cuervo en la misiva del 16 de marzo de 1889 (Epistolariohellip 1980 223)

18 Aquiacute una clara muestra

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 221

7 El Vocabulario de mexicanismos (1899)19

El Vocmex es una obra inconclusa ya que solo abarca hasta el final de la letra G Su hijo Luis Garciacutea Pimentel lo publicoacute en 1899 cinco antildeos despueacutes de la muerte de Icazbalceta El propoacutesito de nuestro autor era que el primer tomo de la obra abarcara hasta el final de esta letra y que los vocablos incluidos iriacutean auto-rizados con citas de fuentes diversas y contrastados con obras lexicograacuteficas de otros paiacuteses hispanohablantes de Ameacuterica como refleja el tiacutetulo de la obra Voca-bulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Fue a mediados del siglo XX cuando Francisco Javier Santamariacutea decidioacute continuarlo con su Diccionario de mejicanismos (1959) en donde ofrece la mayor parte del contenido del Vocmex y lo completa hasta fina-lizar el alfabeto siguiendo los principios metodoloacutegicos de su antecesor y ofre-ciendo cada vocablo con citas y referencias bibliograacuteficas de los siglos XIX y XX

Al parecer este diccionario lo inicioacute a principios de 189120 ya que Cuervo comenta en la carta dirigida a nuestro autor con fecha 25 de septiembre de dicho antildeo laquoAguardo con ansiedad el trabajo sobre voces mexicanas prescindo de ser obra de Vd que es la mayor garantiacutea para decirle que es libro que hace grandiacutesima faltaraquo (Epistolariohellip 1980 244) El 9 de noviembre de 1891 nuestro autor le comunica al gran filoacutelogo colombiano

El trabajo sobre voces mexicanas de que hableacute a V estaacute sumamente atrasado Como me he propuesto autorizar los artiacuteculos hasta donde sea posible tengo necesidad de leer muchos libros que a veces me dan corta cosecha Si hace antildeos hubiera yo pen-sado en semejante trabajo estariacutea hoy bastante adelantado porque habriacutea yo tomado apuntes Hasta ahora todo se reduce a unos mil artiacuteculos autorizados pero nada hay todaviacutea de definiciones y correspondencias Tal como debiera ser una obra de esta clase no la hareacute jamaacutes por falta de vida y de conocimientos suficientes V sabe mejor que nadie lo que para esto se necesita y yo no lo tengo Si me he resuelto a recopilar

laquoNo seacute ponderar el servicio que V hariacutea a las letras con una obra sobre ameri-canismos en que figurasen en primer teacutermino los mejicanismos y sin que sea lisonja creo que difiacutecilmente habraacute persona maacutes apta para esta tarea que V [hellip] Con el conocimiento profundo que V tiene de la antigua literatura colonial y con los inapreciable tesoros bibliograacuteficos que V posee ese trabajo preliminar le seriacutea faciliacutesimo si es que ya no lo tiene hecho como me lo hacen sospechar algunas de las notas de los Coloquios de Gonzaacutelez de Eslava [hellip]raquo (Romero 1980 199ndash 200)

19 Para esta descripcioacuten de la obra me baso en Fernaacutendez Gordillo (2011) 20 Gabriel Zaid (1999) establecioacute como fecha de inicio del Vocmex el antildeo de 1892 pro-

bablemente sobre la base de documentos de la Academia Mexicana de la Lengua

Luz Fernaacutendez Gordillo222

algo es porque veo que la obra hace falta y nadie la emprende (Epistolariohellip Romero 1980 245ndash 246 las cursivas son nuestras)

No obstante antildeade

No seacute todaviacutea si resolvereacute a publicar un ensayo informe un acopio de material crudo tan soacutelo para contribuir en lo que pueda y sirva a otro que cuente con mejores ele-mentos Es lo maacutes a que puedo aspirar Me causa miedo salir de mi provincia de editor de papeles viejos para que me digan ne sutorhellip Estoy ademaacutes muy desalentado para todo iquestQueacute me aconseja V (Epistolariohellip 1980 246)

Para la seleccioacuten de palabras y locuciones y aun de dichos y refranes el requi-sito que explicitoacute fue el de que no aparecieran en la uacuteltima edicioacuten del DRAE es decir la de 188421 y aunque no lo aclara dichas unidades leacutexicas las reuacutene a partir de las autoridades de las que se sirve tambieacuten para extraer citas que ejem-plifiquen los usos Para eacutel mismo sin embargo ese requisito no era un criterio determinante como lo prueba el contenido de su obra y lo que asentoacute al final del artiacuteculo de apentildeuscarse artiacuteculo que a continuacioacuten transcribimos iacutentegra-mente para mostrar ademaacutes que a nuestro autor le resulta ineludible revisar la historia de cada palabra a partir de las fuentes lexicograacuteficas y lexicoloacutegicas del espantildeol general o regional sean o no acadeacutemicas

Apentildeuscarse pr Apintildearse apretarse cosas oacute personas oprimieacutendose unas con otrasldquoAntes se apentildeusca y endurece de tal manera que con gran trabajo y dolor se purgardquo (J B Pomar Rel de Tezcoco p 62)mdash ldquoY como estaacuten todos en pie y apentildeuscados al tiempo de la bendicioacutenhelliprdquo (Mendieta Hist Ecles Ind lib IV cap 19)mdash ldquoBajan por una real escalera de dos andenes como la de Aracoeli de Roma patios y escalera llenos de gente apentildeuscada con sus ramos en las manosrdquo (Id ib)mdash ldquoPatios y escalera todo lleno de gente apentildeuscada con sus ramos en las manosrdquo (Torquemada Mon Ind lib XVII cap 7) mdash ldquoRecibiendo besos de los viejos hombres mujeres y muchachos que se apentildeuscaban para tener ese gustordquo (Astucia tom II cap II p 354)Bogotaacute ldquoTambieacuten se oye decir apentildeuscar pero no en el sentido de apantildeuscar que le da el Diccionario de Autoridades y reproduce Salvaacute sino en el de apintildear que nos ofrece el siguiente lugar de Ambrosio de Morales citado en el primero Alliacute hechos una muela y apentildeuscados pasamos casi toda la nocherdquo (Cuervo sect 676) [Eacutel mismo Sr Cuervo me ha hecho notar que ese pasaje de la Croacutenica de Morales (lib IX cap 7 fol 237 ed 1574) pertenece a la traduccioacuten del famoso privilegio de los votos del Rey Ramiro que en latiacuten se encuentra en la Espantildea Sagrada (XIX 331) donde se ve que aquel

21 laquoMi ideal de un Vocabulario de Provincialismos es el de un libro que contenga si no todas (que es imposible) muchas voces y frases de las que acaacute usamos y que no se hallan en la uacuteltima edicioacuten del Diccionarioraquo (Epistolariohellip 1980 253)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 223

pasaje corresponde al latino ldquoin una mole congregatirdquo lo que no deja duda del sentido del otro]Ecuador Cevallos p 34 Cuba Pichardo p 30 Maciacuteas p 8Venezuela Apentildeuscar equivale aacute apantildeuscar Aquella forma consta en la primera edicioacuten del Diccionario de la Academia lo mismo que el participio oacute adjetivo apentildeuscado Sin embargo generalmente se usa en sentido equivalente aacute apintildear apintildeadordquo [sic] (Rivodoacute p 136)Veamos ahora algo de la historia de estos asendereados verbos Covarrubias no da ni uno ni otro En la primera edicioacuten del tomo primero del Diccionario de Autoridades no hay el infinitivo apantildeuscar sino uacutenicamente el sustantivo apantildeuscador ldquola persona que coge y agarra entre las manos alguna cosa ajaacutendola y manoseaacutendolardquo Viene luego ape-ntildeuscar con definicioacuten semejante aacute la dada en apantildeuscador sigue el participio apentildeus-cado ldquocogido y apretado entre las manosrdquo y alliacute estaacute el lugar de Ambrosio de Morales copiado por el Sr Cuervo En la segunda edicioacuten deacutel mismo tomo aparece apantildeuscar definido en sustancia como el apentildeuscar de la anterior De este uacuteltimo verbo dice ldquolo mismo que apantildeuscarrdquo El texto de Morales desaparecioacute como era natural porque lejos de autorizar la definicioacuten la desautorizaba Salvaacute no hace maacutes que atenerse aacute esta segunda edicioacuten Terreros trae el apantildeuscar que define poco maacutes oacute menos como la Academia y pone luego en el lugar correspondiente a apentildeuscar con simple remisioacuten aacute apelmazar y apantildeuscar Extrantildeo es que apentildeuscar no haya tenido cabida en el Diccionario vulgar estando ya aunque mal definido en las dos ediciones del de Autoridades en Terreros en Salvaacute y en el lugar de Ambrosio Morales que la Academia misma habiacutea alegado En vez de retirarle pudo aceptar la voz y autorizarla con eacutel y con el de Torquemada (plagio del de Mendieta) que arriba citamos Es de suponerse que eacuteste le era conocido pues pone la Monarquiacutea Indiana en la lista de obras elegidas para autoridades (2ordf edicioacuten) Estos textos eran suficientes para probar que apentildeuscar era verbo castellano y de otra significacioacuten que apantildeuscar por lo cual era necesario definirlos separadamente pero hubo de parecer mejor echar fuera el pobre apentildeuscar juntamente con sus autoridades y dar la preferen-cia aacute apantildeuscar casi falto de ellasEjemplo es este entre muchos de que no debe declararse ligeramente que una voz es provincialismo nuestro oacute disparate vitando soacutelo porque no aparece en el uacuteltimo Diccio-nario Ciertamente que ni Morales ni Mendieta ni Torquemada aprendieron aquiacute el APEntildeUSCAR oacute APEntildeUSCARSE ni de acaacute pasoacute aacute Colombia al Ecuador aacute Venezuela y aacute Cuba (las cursivas son nuestras)

Como vemos la base de referencia y contraste es el espantildeol contenido en diver-sos diccionarios generales (cfr infra) asiacute como en las obras lexicoloacutegicas y

Luz Fernaacutendez Gordillo224

lexicograacuteficas hispanoamericanas22 A estas habriacutea que agregar las que consi-guioacute de provincias espantildeolas23

71 La nomenclatura

La nomenclatura del Vocmex estaacute integrada por dos grupos de unidades leacutexi-cas uno conformado por vocablos que consignados en la duodeacutecima edicioacuten del DRAE de 1884 no tienen marca de restriccioacuten referida a Meacutexico y que nuestro autor ofrece con el objetivo de precisar matices de su significado de su referente o bien para indicar que no ofrecen acepciones empleadas en Meacutexico ni usos gra-maticales propios ni unidades fraseoloacutegicas o refranes peculiares todos presen-tes en fuentes primarias mexicanas que certifican su empleo en nuestro paiacutes cada uno de los lemas correspondientes a este conjunto va precedido del siacutembolo dagger24

El segundo grupo estaacute constituido por los que denominariacuteamos actualmente mexicanismos stricto sensu y lato sensu geneacuteticos o de uso diferencial entre los que estaacuten los que nuestro autor presenta precedidos de asterisco para indi-car laquolas voces que estaacuten ya incluidas en el Diccionario como propias de Meacutexicoraquo

22 Entre estas destaco aquellas de las que no disponiacutea cuando publicoacute su artiacuteculo sobre los provincialismos Nahuatlismos de Costa Rica de Juan Fernaacutendez Ferraz los de cubanismos Oriacutegenes del lenguaje criollo de Juan Ignacio Armas (1882) y el Diccio-nario cubano (1886) de Joseacute Miguel Maciacuteas el de chilenismos titulado Diccionario manual de locuciones viciosas (1893) de Camilo Ortuacutezar el de ecuatorianismos Breve cataacutelogo de errores que se cometen en el lenguaje familiar (1862) de Pedro Fermiacuten Cevallos el de guatemaltequismos Vicios del lenguaje y provincialismos de Gua-temala (1892) de Antonio Batres el de bonaerensismos Diccionario de barbaris-mos cotidianos (1890) de Juan Seijas asiacute como el correspondiente a una zona maacutes amplia el Vocabulario rioplatense razonado (1889) de Daniel Granada las obras sobre venezolanismos Apuntaciones para la criacutetica sobre el lenguaje maracaibero (1883) de Joseacute Domingo Medrano Pedantismo literario y verdades poliacuteticas (1889) de Santiago Michelena Voces nuevas en la lengua castellana (1889) de Baldomero Rivodoacute asiacute como el Diccionario de galicismos de Baralt (1855)

23 Como el glosario de voces de las islas Canarias que Eliacuteas Zerolo incluyoacute al final de su libro La lengua la Academia y los Acadeacutemicos (1889) el libro Dialectos castella-nos montantildeeacutes vizcaiacuteno aragoneacutes (1892) de Pedro de Mugica y los 25 artiacuteculos del Diccionario de andalucismos (1893) de Joseacute Mariacutea Sbarbi

24 Sin embargo hay unos cuantos casos que no son claros de precisar asiacute ocurre con el nahuatlismo achichintle antecedido por dagger pero que no se halla en el DRAE Creo que nuestro autor habiacutea consignado primero achichinque que siacute estaacute registrado sin marca geograacutefica pero debido a la preferencia mexicana de entonces por la variante achichintle maacutes apegadas a la etimologiacutea modificoacute el lema sin percatarse del siacutembolo acompantildeado de una autoridad

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 225

(Epistolariohellip1980 265) con la finalidad de que unidas a los lemas sin sentildeala-miento se perciba el conjunto de los provincialismos mexicanos Esta marcacioacuten simboacutelica al igual que la comparacioacuten del material recabado del DRAE y otras obras lexicograacuteficas son manifestaciones de su criterio contrastivo25

72 Estructura del artiacuteculo lexicograacutefico

La estructura de los artiacuteculos ndash en total 1982 aunque el nuacutemero de unidades tratadas es mayorndash es en general bastante sistemaacutetica Los lemas son simples frecuentemente aun cuando introducen exclusivamente refranes o dichos extensos26 (daggerAdaacuten daggerAdobe daggerAlesna daggerArriero) pero lo conforman dos o maacutes vocablos en el caso de ciertas expresiones latinas (daggerAd nuacutetum) compuestos o locuciones (daggerAacutengel patudo daggeriexclAacutengela Mariacutea daggerClariacuten de la selva daggerDulces cubier-tos) y los que reuacutenen variantes (daggerCamalote oacute Camelote Chichigua oacute Chichihua)

El lema estaacute seguido de datos etimoloacutegicos entre pareacutentesis cuando se trata de indigenismos o de extranjerismos ndash su ausencia en algunos casos puede deberse a desconocimiento o a que la unidad no fue identificada como talndash o de la informacioacuten de procedencia de voces hispanas en el caso de ciertos neo-logismos o de vocablos no considerados en el DRAE de manera similar a la que adoptoacute esta obra en su duodeacutecima edicioacuten En el caso de los indigenismos con pronunciacioacuten peculiar la indicacioacuten al respecto se inserta tambieacuten entre pareacutentesis inmediatamente despueacutes del lema y antes de los datos etimoloacutegicos si los hay Siguen a esta informacioacuten de pronunciacioacuten y etimoloacutegica o al lema cuando esta no se ofrece las marcas gramaticales y cuando es pertinente las indicaciones sobre el nivel de lengua o el registro sobre los campos de conoci-miento y aquella diacroacutenica (ant) la mayoriacutea adoptadas de las abreviaturas del DRAE27 seguidas a veces por precisiones relativas a un uso escaso

25 Utilizo diferencial a partir de las precisiones que hizo Werner (1991) en el sentido amplio de incluir aquellos vocablos que perteneciendo al espantildeol de Meacutexico no for-man parte del conjunto de voces o supuestas voces de la lengua espantildeola a la que se considera como lengua de referencia Lo mismo hago en relacioacuten con el concepto contrastivo para designar laquola confrontacioacuten expliacutecita de elementos de estos dos con-juntos en la descripcioacuten lexicograacuteficaraquo (Werner 1991 240)

26 Aunque se encuentran excepciones (daggerClavo daggerCochino y daggerCodazo como introductores de las siguientes locuciones o frases breves Clavo aacute clavo Chillar el cochino y dar codazo) por lo que creo que en este aspecto habriacutea que referirse a tendencias en la presentacioacuten de entradas Aclaro ademaacutes que los lemas o entradas de artiacuteculo estaacuten representados con negritas redondas en el Vocmex y se inician con mayuacutescula

27 La abreviatura correspondiente a los verbos pronominales (pr) y al uso vulgar (vulg) no se emplean en las ediciones de 1869 y 1884 del DRAE

Luz Fernaacutendez Gordillo226

Tras todas estas indicaciones y marcas se presenta la definicioacuten una expli-cacioacuten del significado o del referente al que denomina

En paacuterrafo aparte y en menor tamantildeo tipograacutefico reuacutene las autoridades es decir las citas que ilustran sus usos y que van acompantildeadas de las referen-cias bibliograacuteficas correspondientes sin embargo estas autoridades faltan especialmente en artiacuteculos con sugerencias de correcciones para el DRAE y en otros casos

Continuacutean las correspondencias con las demaacutes naciones hispanoamerica-nas en el mismo tamantildeo de fuente tipograacutefica de las autoridades cada paacuterrafo va encabezado con el nombre del paiacutes ciudad o regioacuten que registra la voz fre-cuentemente la cita del artiacuteculo sin que falte la referencia al autor y a la paacutegina de la obra considerada como vemos en el artiacuteculo dedicado a apentildeuscarse que transcribimos arriba Estas correspondencias como es obvio no se hallan cuando no tienen registros del lema de que se trata

Se tiende a incluir al final del artiacuteculo o de una de sus acepciones los comen-tarios sobre las explicaciones etimoloacutegicas o caracteriacutesticas gramaticales semaacutenticas o de uso del vocablo que constituye el lema entrada en especial las geograacuteficas que lo circunscriben a una regioacuten particular de nuestro paiacutes esta frecuentemente presentada entre pareacutentesis28 las remisiones u observaciones a artiacuteculos de diccionarios generales de la lengua a veces distintos a la duodeacute-cima edicioacuten del DRAE29

28 Por ejemplo (el subrayado es nuestro)Acholole (Del mex choloa chorrear el agua) m Sobrantes del riego que escurren por el extremo de los surcos Uacutesase maacutes comunmente en plural (Estado de Morelos)Acaparar (Del franceacutes accaparer) a Comprar grandes cantidades de un artiacuteculo de comercio para revenderle con utilidad excesiva [hellip] Acaparar es algo maacutes que abarcar y se acerca mucho aacute monopolizardagger Amplificacioacuten f Reproduccioacuten en tamantildeo mayor de una fotografiacutea pequentildea Comunmente la amplificacioacuten de un retrato es del tamantildeo naturalGuachinango Pez de mar notable por su color rosa subido casi rojo cuando estaacute crudo y que desaparece en el cocimiento [hellip] 2 m y f Apodo que aplican en Veracruz aacute los originarios de las poblaciones arribentildeas oacute distantes de la costa [hellip] 3 adj Perteneciente al guachinango (2ordf acep) [hellip] Las etimologiacuteas que atribuyen aacute este nombre no satisfacen Seguacuten Mendoza es nombre geograacutefico y viene del mexicano Cuauhchinanco que se deriva de cuauhtla bosque chinamil seto y co lugar de y en efecto hay en Jalisco un pueblo de este nombre Pero falta saber por queacute pasoacute al pez y aacute las personas [hellip] El uso comuacuten es escribir con H el nombre del pueblo y con G el del pez y el apodo

29 Por ejemplo

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 227

Las remisiones a otros vocablos del propio Vocmex ocupan diferentes lugares de acuerdo con la parte del artiacuteculo desde donde se emite si se trata de hacer el enviacuteo a una cita o autoridad en otro artiacuteculo se expide tras la autoridad o despueacutes de la explicacioacuten definicional pero si se trata de remitir a la definicioacuten o explicacioacuten de otro artiacuteculo ocupa el lugar de esta30

73 Otra informacioacuten ofrecida en los artiacuteculos

Algunos artiacuteculos estaacuten constituidos uacutenicamente por los comentarios de Icaz-balceta por ejemplo el de galpoacuten palabra que a su entender deberiacutea estar regis-trado en el diccionario acadeacutemico (cfr infra el artiacuteculo completo) En otros artiacuteculos toma una o varias definiciones o alguacuten rasgo del vocablo de las obras lexicograacuteficas y lexicoloacutegicas que documenta predominantemente de las del DRAE como punto de partida para detallar sus observaciones31

Incluye en un solo artiacuteculo otra u otras voces que presentan rasgos semaacutenti-cos y gramaticales en comuacuten con el lema entrada justamente para que se apre-cien estos rasgos por ejemplo bajo almorzada registra andada merendada cenada y paseada

Almorzada f Esta palabra (en la acepcioacuten que aquiacute le damos) falta en el Diccionario lo mismo que merendada cenada paseada pues da solamente andada como anticuada por laquoviaje camino pasoraquo Como en su lugar diremos aquiacute no es anticuada y se toma por el acto de andar un trecho largo Paseada es un paseo agradable ALMORZADA merendada y cenada son el acto de almorzar merendar o cenar abundantemente y con agrado En tal paraje dimos una buena ALMORZADA

Cuando se trata de artiacuteculos con maacutes de una acepcioacuten presenta cada una de ellas precedida por un nuacutemero araacutebigo a partir de la segunda con excepcioacuten de las que van encabezadas por una locucioacuten frase o refraacuten a modo de sublemas

dagger Acidia f ant Pereza uno de los siete pecados capitales Trae esta voz el Diccio-nario pero sin la nota de anticuada que merece Terreros dice que antiguamente se tomaba tambieacuten por envidia oacute sentimiento del bien ajeno Debe verse aacute este propoacutesito la definicioacuten del Diccionario de Autoridades en la 1a edicioacuten del tomo primero en la 2ordf estaacute muy cambiada (las cursivas son nuestras)

30 Por ejemplodagger Afecto ta adj Destinado aacute alguacuten uso uacute ocupacioacuten V Afectar

31 Por ejemploAcervo m Parece que este nombre no soacutelo puede aplicarse al ldquomontoacuten de cosas menudas como de trigo cebada legumbres ampcrdquo seguacuten dice el Diccionario sino tambieacuten aacute otras cosas amontonadas en cantidad y sin orden v gr acervo de papeles Creo haber visto ejemplo de este uso (las segundas cursivas son nuestras)

Luz Fernaacutendez Gordillo228

o subentradas estas se distinguen por sus letras versales Ambos tipos de acep-ciones estaacuten estructurados de la misma forma que los artiacuteculos simples como se puede observar en el siguiente artiacuteculo

Chiquihuite (Del mex chiquihuitl) m Cesto o canasta de mimbres sin asaldquoY luego les toman sus mantas y sus chiquihuites en que tienen sus comidasrdquo (Coacuted Mend tom I p 133)ndash ldquoLe daban de tributo y sentildeoriacuteo mantas de algodoacuten guumlepiles petates chiquivites y el servicio personalrdquo (Descr de Quatlatauca MS 1579)ndash ldquoSe me vino encima con un chiquihuite que traiacutea cargadordquo (Diario de Meacutexico tomo I p 151)ndash ldquoSe entreteniacutea en sacar sanguijuelas con un chiquihuite en aquellas zanjitasrdquo (Pensador Periquillo tom II cap 11 p 184)Guatemala Batres p 2212 Abobado inuacutetilldquoNo se deacute a la pena no sea chiquihuite por vida de su madre y vaacuteyase aacute dormirrdquo (Astucia tom II cap 3 p 70)ndash ldquoLas cosas que me suceden no son para vistas me declaro de de veras chiquihuiterdquo (Id tom I cap 7 p 186)Hacer aacute uno chiquihuite hacerle bobo despreciarle no tenerle para nada en cuenta

74 Fuentes o autoridades32

Es necesario hacer hincapieacute en que la reunioacuten de ejemplos o autoridades en esta obra no obedece a un criterio prescriptivo o normativo sino al descriptivo como evidencia la carta del 18 de marzo de 1892 en la que Icazbalceta precisa este aspecto a Cuervo

Procurariacutea yo apoyarlas [laquolas voces y frases de las que acaacute usamosraquo] con ejemplos de escritores los antiguos ayudariacutean a probar que la voz o frase no es provincialismo sino que vino de Espantildea donde perecioacute despueacutes los modernos serviriacutean para com-probacioacuten del uso V juzga ser de puro lujo estas autoridades modernas pero en este punto me atrevo a disentir humildemente de su opinioacuten Sirven en primer lugar para hacer ver que la voz se usa (bien o mal) y esto es necesario porque muchas [veces] he oiacutedo a algunos negar que tal voz corra y aseguran no haberla oiacutedo en su vida en segundo esas autoridades que hoy son modernas se volveraacuten irremisiblemente anti-guas no habraacute que buscarlas de nuevo y aun serviraacuten para la historia del lenguaje Creo ademaacutes que los textos ayudan a esclarecer la definicioacuten y auacuten dan a conocer los regiacutemenes Y pues estaacuten acopiadas nada se pierde en conservarlas pues al cabo no ha de ser tan abultado el volumen (Epistolariohellip 1980 253)

De acuerdo con este propoacutesito Icazbalceta reuacutene en su obra una noacutemina amplia de autoridades que hay que precisar a partir de las abreviaturas de referencias

32 Sobre las fuentes de la obra cfr Fernaacutendez Gordillo (2014)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 229

bibliograacuteficas o de los simples apellidos de autores o tiacutetulos de obras que se hallan en la parte microestructural He contabilizado maacutes de trescientas refe-rencias distintas33 que comprenden obras lexicograacuteficas textos especializados textos de prensa documentos histoacutericos y textos literarios Ademaacutes hay otras autoridades extraiacutedas de textos no precisados como laquode escritor mexicano contemporaacuteneoraquo laquotomado de un perioacutedicoraquo laquocreo haber visto ese usoraquo y como es obvio las coplas populares de autores desconocidos

741 Fuentes lexicograacuteficas

En el Anexo 1 de este trabajo se ofrece una lista de las fuentes lexicograacuteficas ndash en algunos casos solo las maacutes destacadasndash seguacuten la siguiente clasificacioacuten

a) Diccionarios monolinguumles del espantildeol que utiliza nuestro autor como autoridades que permiten verificar la etimologiacutea y la historia de las palabras (cfr supra el artiacuteculo dedicado a apentildeuscarse) teniendo en cuenta su signi-ficado y variaciones semaacutenticas y de significante para decidir si son mexi-canismos voces patrimoniales o disparates que deben evitarse o bien las que habiendo sido censuradas son empleadas por sus propios detractores

b) Diccionarios monolinguumles de lenguas modernas en especial del ingleacutes de Estados Unidos como el de caraacutecter integral An American Dictionary of the English Language de Webster Noah 1828 o diferencial el Dictionary of Americanisms de Juan Rusell Bartlett 1854 Ambos le sirven para dar inter-pretaciones etimoloacutegicas de los anglicismos de uso en Meacutexico o detallar hispanismos en ingleacutes (buldog y estampida)

c) Diccionarios etimoloacutegicos tanto de palabras del espantildeol general como de nahuatlismos de galicismos y de orientalismos particularmente de arabis-mos con los que busca dar la informacioacuten etimoloacutegica pertinente detallar la definicioacuten o dar testimonio de ella (chita chocolate evidencia)

d) Diccionarios bilinguumles lo mismo del espantildeol y latiacuten o del espantildeol y una lengua moderna del espantildeol de otra lengua moderna con respecto a alguna lengua indiacutegena que se citan especialmente para precisar datos etimoloacutegicos

33 Este conteo es aproximado porque considereacute cada una de las obras o cada seccioacuten de poemas largos de un autor como autoridad Mi propoacutesito para hacerlo asiacute y no por autor respondioacute a dejar abierta la posibilidad de comparar autoridades y corres-pondencias del Vocmex con las del Diccionario de mejicanismos de Francisco Javier Santamariacutea (1959) quien se valioacute de textos escritos por los mismos autores pero publicados generalmente con fecha posterior al fallecimiento de Garciacutea Icazbalceta

Luz Fernaacutendez Gordillo230

e) Diccionarios o glosarios de lenguajes especializados que considero junto con textos centrados en un aacuterea de conocimiento cientiacutefico o teacutecnico tanto antiguos como contemporaacuteneos a Icazbalceta y que le sirven para ofrecer nombres cientiacuteficos de plantas y animales y detallar sus descripciones ndash o remitir a ellasndash (ahuizote epazote) para correccioacuten de vocablos y de deta-lles o aplicaciones del referente (chapopote) para precisiones en la defini-cioacuten (chontal) para dar testimonios de variantes semaacutenticas u ortograacuteficas (albortante cieacutenega) y para dar detalles etimoloacutegicos (chichicuilote)

f) Diccionarios que he llamado sintagmaacuteticos como el Diccionario de Cons-truccioacuten y Reacutegimen de Cuervo ndash del cual nuestro autor solo contaba con el primer tomondash y los de proverbios y refranes que recogen citas que atesti-guan usos generalmente espantildeoles de vocablos o locuciones que lo ameri-tan

g) Diccionarios de naciones hispanoamericanas no mexicanas y de algunas provincias espantildeolas que constituyen las correspondencias y que comprue-ban la extensioacuten de las unidades leacutexicas en Hispanoameacuterica y en ciertos casos su permanencia en regiones espantildeolas

742 Textos perioacutedicos y de caraacutecter histoacuterico juriacutedico y religioso

Tambieacuten se ofrece una lista de estos textos al final de este trabajo (Anexo 2) De estos dos conjuntos de textos nuestro autor extrae las citas que le permiten corroborar el empleo de las palabras atendiendo especialmente a su vigencia temporal aun en el caso de variantes (por ejemplo en el caso de frijol) Llega incluso a no definir por no tener seguridad en la interpretacioacuten del significado que puede deducir a partir de la uacutenica autoridad con la que cuenta ndash como le ocurre en el artiacuteculo de cobaco donde parece dejar que sea el lector el que inter-prete la significacioacuten de la voz al antildeadir otra cita que repite el mismo pasaje sin el vocablo en cuestioacutenndash o bien indica su interpretacioacuten a partir de un sola autoridad y la confirmacioacuten del significado con otra autoridad como en cade aunque nuestro autor intentoacute aclarar este problema

743 Textos literarios34

El grupo de textos literarios es tambieacuten numeroso Aunque hay varias obras de los siglos anteriores al XIX la mayoriacutea corresponde a obras escritas por autores

34 No considero las obras tomadas en cuenta en el conjunto anterior a pesar de haberse reconocido valor literario en varias de ellas junto con su importancia como obras histoacutericas

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 231

mexicanos durante el siglo XIX y cubren todos los geacuteneros (se presenta una seleccioacuten en el Anexo 3) Garciacutea Icazbalceta se sirve de ellas para conformar su nomenclatura y especialmente para ejemplificar usos mexicanos Se vale ade-maacutes de textos literarios de escritores espantildeoles o hispanoamericanos no mexi-canos ya sea como fuentes secundarias a partir de las correspondencias o de los diccionarios monolinguumles con autoridades o como primarias incorporadas por eacutel mismo con el objetivo de comprobar que el vocablo se utiliza tambieacuten en Espantildea o en otros paiacuteses hispanoamericanos o tiene su mismo matiz significa-tivo su mismo origen o es de uso arcaico

A pesar de haber querido presentar autoridades mexicanas para los voca-blos que seleccionoacute a partir de obras lexicograacuteficas o de textos literarios subli-terarios perioacutedicos histoacutericos o especializados no siempre lo pudo hacer Seguramente se dio cuenta de que muchas de las observaciones que haciacutea a artiacuteculos ya incluidos en el DRAE no se advertiacutean en las citas especialmente cuando se trataba de precisiones sobre el referente o sobre el aacutembito de uso de los vocablos (por ejemplo en academia aceitar) Tampoco ofrece autoridades mexicanas en palabras de uso restringido como acholole atopile (de empleo en el estado de Morelos) caacutecalo (marcada como familiar) bocadito (designacioacuten utilizada por laquola gente pobreraquo) binzas (empleada en el aacutembito rural) anquera (de escaso uso) Lo mismo ocurre en algunas voces que considera de reciente incorporacioacuten como aeroacutestato burocracia burocraacutetico o cablegrama en angli-cismos transparentes reconocidos o no como tales como bistec box boxear boxeo en galicismos bufet o en varios derivados de voces que siacute estaacuten autori-zadas cabrestero derivado de cabresto En el mismo caso se encuentran otros vocablos generalmente mexicanismos diferenciales (afanador o afanaduriacutea) y como es obvio tampoco menciona autoridades mexicanas en los vocablos que no se usan en Meacutexico aunque esteacuten en uno o varios diccionarios de Espantildea como mexicanismos (la acepcioacuten de almohada como lsquofunda de almohadarsquo) o de Hispanoameacuterica pero que presenta en su obra con la finalidad de aclarar su estatus especialmente el error de haberlos calificado de mexicanismos geneacuteti-cos sin serlo (cahuayo galpoacuten)

Galpoacuten m Voz que no se halla en el Diccionario ni en el de Autoridades ni en los de Terreros y de Salvaacute pero que bien pudiera entrar en el primero ya que le usan varios historiadores de Indias No la mencionariacuteamos puesto que aquiacute es desconocida si no fuera por hacer notar el yerro de los que le atribuyen origen mexicano y la creen perteneciente a la lengua azteca Tales son Rodriacuteguez (p 229) Ortuacutezar (100) Granada (p 223) y hasta el Glosario de la edicioacuten acadeacutemica de Oviedo otra prueba de que ese Glosario no merece confianza en cuanto a la filiacioacuten de las palabras seguacuten dijimos en el art COA Pareacuteceme no ser dudoso que pertenece a la lengua llamada de las Islas

Luz Fernaacutendez Gordillo232

y que de allaacute fue llevada por los espantildeoles a otras partes de Ameacuterica donde se arraigoacute como en el Peruacute y Chile (Arona p 234 Solar p 66) Armas (p 52) nos proporciona dos citas que he verificado helas aquiacute alargada un poco la primeralaquoEste nombre galpoacuten no es de la lengua general del Peruacute debe ser de las Islas de Bar-lovento Los espantildeoles lo han introducido en su lenguaje con otros muchos que se notaraacuten en la historiaraquo (GARCILASO Com Reales advert)

laquoA tal sazoacuten los baacuterbaros sosieganEn su galpoacuten de paja oacute rudo ranchoraquo(ONtildeA Araneo domado cant IV)

El error ha provenido probablemente de un pasaje de Oviedo citado por RodriacuteguezlaquoA la puerta de la sala estaba un patio muy grande en que habiacutea cient aposentos de veinte eacute cinco oacute treinta pies de largo cada uno sobre siacute en torno de dicho patio [hellip] y estos tales aposentos se llaman galponesraquo (Hist Gen lib XXXIII cap 46)Como Oviedo va tratando alliacute de las cosas de Nueva Espantildea y el pasaje se encuentra en la descripcioacuten que se hace de ciertos aposentos de Moctezuma se creyoacute que la voz era de la lengua azteca sin reparar en que eacutesta carece de la letra g Oviedo nunca estuvo aquiacute y la voz que empleoacute no fue maacutes que una aplicacioacuten que hizo de lo que habiacutea oiacutedo en las Islas donde residioacute largo tiempoGALPOacuteN viene a significar lo que entre nosotros galera

75 Ejemplos

Garciacutea Icazbalceta ofrece en varios artiacuteculos ejemplos propios seguramente con base en lo que ha escuchado leiacutedo o utilizado como en adjuntar almor-zada amarre bodoque (1ordf y 3ordf acs) cera (1ordf ac) o escurrideras con objeto de dejar constancia de la adecuacioacuten de la definicioacuten o descripcioacuten del referente asiacute como del aacutembito de uso y llega incluso a conjuntar ejemplos propios y auto-ridades en una misma acepcioacuten o artiacuteculo como se observa en la primera de aguaje y en la de cajeta

8 Algunas consideraciones a modo de conclusioacutenEl objetivo lexicograacutefico de Garciacutea Icazbalceta era colaborar desde la AM en el conocimiento amplio de la lengua espantildeola asumida como propia a partir de la idea ndash en absoluto extrantildea en su eacutepoca sino maacutes bien todo lo contrariondash de que el diccionario acadeacutemico no recogiacutea el caudal leacutexico de forma general por lo que resultaba necesario contribuir en su tarea complementaacutendolo con los usos hispanoamericanos De esta forma no siente la necesidad de hacer un diccio-nario integral de Meacutexico ndash ni habriacutea contado con los recursos para ellondash pero estaraacute seguro de que elaborar un diccionario diferencial supone un gran avance sobre lo que se sabe de la lengua

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 233

La tarea de complementar el diccionario no solo se llevaba a cabo a traveacutes del registro de innovaciones leacutexicas en tanto respetaran la estructura morfoloacutegica y sintaacutectica del espantildeol sino tambieacuten de usos testimoniados en la lengua escrita de cuatro siglos sobre la base de textos literarios perioacutedicos histoacutericos juriacutedi-cos y religiosos desde los conquistadores hasta los autores contemporaacuteneos de Icazbalceta asiacute como de fuentes de diversa iacutendole entre ellas las que ofreciacutean el vocabulario popular el del comercio la agricultura la mineriacutea la artesaniacutea etc conciliando asiacute la singularidad histoacuterica de Meacutexico en cuanto a sus indi-genismos con el espantildeol como la principal herencia cultural de la eacutepoca colo-nial Su diccionario en este sentido podriacutea considerarse histoacuterico justificado asimismo por el registro de unidades que se habiacutean dejado de usar o de las que no siendo mexicanismos se les atribuiacutea ese origen o uso

Es por otra parte diferencial y contrastivo respecto del espantildeol peninsu-lar y de otras variedades hispanoamericanas lo que se testimonia en sus fuen-tes lexicograacuteficas en la lectura de escritores espantildeoles e hispanoamericanos e incluso en la correspondencia que mantuvo con diversas personas de otras naciones hispanohablantes

Nuestro autor concibe el diccionario de regionalismos como una obra exhaustiva que recoge todo lo usual y lo antiguo definiendo o explicando su significacioacuten incluso con detalles enciclopeacutedicos a diferencia del diccionario general de lengua que introduce uacutenicamente lo legiacutetimo o correcto

Sin embargo tiene matices que lo podriacutean situar al lado de los dicciona-rios correctivos con funcioacuten normativa y ademaacutes con la normalizadora puesto que varias de sus normas no correspondan a las aplicadas por la RAE sino a su propoacutesito de hacer normal varias formas de representacioacuten ortograacutefica y de usos gramaticales asiacute como de usos comunes en el espantildeol de Ameacuterica que considera tan correctos como los peninsulares En este aspecto es interesante observar que el Vocmex al incluir las correspondencias con los demaacutes paiacuteses hispanoamericanos evidencia la falta de consenso en relacioacuten con la censura de ciertos vocablos De esta forma por ejemplo nuestro autor censura acciden-tado - da cuando se refiere a las caracteriacutesticas de un terreno y lo califica como laquoneologismo oacute galicismo inuacutetilraquo de acuerdo con Baralt Cuervo y Rodriacuteguez aunque lo laquodefiende Rivodoacuteraquo al igual que a ameritar laquomerecer dar meacuterito oacute motivo para una cosa Usado particularmente en perioacutedicos pero inuacutetilraquo a pesar de que Rivodoacute lo registra como uno de los que laquofaltan en el Diccionarioraquo En cambio nuestro autor no rechaza acocote contradiciendo a Rivodoacute quien laquocensura aacute la Academia por haber dado lugar aacute este terminacho en el Diccio-narioraquo Algunas censuras de Icazbalceta obedecen maacutes a normas morales de las eacutelites criollas conservadoras que a la normativa del DRAE a menos que

Luz Fernaacutendez Gordillo234

coincida con ella como ocurre con el rechazo de las voces soeces groseras o indecentes en los diccionarios o con incorrecciones que alteran el funciona-miento natural de la lengua o las reglas filoloacutegicas

La obra es suficientemente sistemaacutetica en la presentacioacuten de las unidades leacutexicas consignadas lo que se observa esencialmente en la manera de ofrecer sus artiacuteculos Destaco ademaacutes la utilizacioacuten regular de marcas diacroacutenicas y diastraacuteticas adecuadas y la ausencia de marcas dianormativas la pertinencia de sus observaciones y el lugar en que las ubica y lo mismo se puede decir de la seleccioacuten y presentacioacuten de las autoridades y correspondencias

De esta forma concluyo insistiendo en que el Vocmex de Garciacutea Icazbal-ceta es un diccionario histoacuterico y descriptivo de los mexicanismos lato y stricto sensu faltaran o no en el DRAE o requiriesen o no enmiendas A pesar de que su autor no pudo concluirla resulta superior a los demaacutes diccionarios de regio-nalismos elaborados durante el siglo XIX en Meacutexico incluso del Diccionario de mejicanismos publicado en 1885 por el cubano Feacutelix Ramos y Duarte y es ademaacutes laquola obra maacutes metoacutedica de las de su claseraquo seguacuten la apreciacioacuten que de ella hace Miguel Toro y Gisbert (1912 199) con la que coincido plenamente

Anexo 1Lista de las fuentes lexicograacuteficas (en algunos casos solo las maacutes destacadas) seguacuten la siguiente clasificacioacuten presentada en 741

a) El Tesoro de Covarrubias 1611 las dos ediciones del Diccionario de Auto-ridades mdash tanto la primera edicioacuten (1726ndash 39) como la segunda (1770 y que comprende uacutenicamente a- b)mdash y todas las del abreviado DRAE hasta la duodeacutecima de 1884 asiacute como los diccionarios de Terreros 1786ndash 93 y Salvaacute 1846

b) Los nombrados An American Dictionary of the English Language de Webster Noah 1828 y el Dictionary of Americanisms de Juan Rusell Bartlett 1854

c) El Diccionario etimoloacutegico de la lengua castellana de Monlau 1881 Oriacutegenes de la lengua de Mayaacutens y Siscar 1875 Apuntes para un cataacutelogo razonado de las palabras mexicanas introducidas al castellano de Eufemio Mendoza 1872 el Diccionario de galicismos de Baralt 1885 diccionarios de orientalis-mos particularmente de arabismos (Glossaire des mots espagnols et portu-gois deacuteriveacutes de lrsquoArabeel de Dozy 1866 y Glosario de las palabras espantildeolas (castellanas catalanas gallegas mallorquinas portuguesas valencianas y bascongadas) de origen oriental (aacuterabe hebreo malayo persa y turco) de Eguilaz y Yanguas 1886)

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d) Diccionario latino- espantildeol y espantildeol- latino de Valbuena 1793 Nuevo dic-cionario franceacutes- espantildeol y espantildeol- franceacutes de Salvaacute 1856 Vocabulario de las lenguas espantildeola y toscana de Cristoacutebal de las Casas 1570 Vocabula-rio castellano- zapoteco de Juan de Coacuterdova 1570 Vocabulario de la lengua mexicana y castellana de Molina 1571 Vocabulario de las lenguas mexicana y castellana de Pedro de Arenas 1611 Dictionnaire de la langue nahuatl ou mexicaine de Reacutemi Simeacuteon 1885

e) laquoGlosarioraquo en Milicia y descripcioacuten de las Indias de Vargas Machuca 1599 laquoIacutendice de los teacuterminos privativos del arte de la pinturaraquo en Museo Pictoacute-rico de Palomino de Castro 1715 Diccionario histoacuterico poliacutetico de Bails 1774 Diccionario de las nobles artes de Rejoacuten de Silva 1788 Diccionario razonado de legislacioacuten y jurisprudencia de Escriche 1847 el Diccionario mariacutetimo espantildeol de 1864 el Diccionario de nombres vulgares de muchas plantas usuales del Antiguo y Nuevo Mundo de Miguel Colmeiro 1871 Dic-cionario geograacutefico estadiacutestico histoacuterico biograacutefico de industria y comercio de la Repuacuteblica Mexicana de Joseacute Ma Peacuterez Hernaacutendez 1874 Los 10 voluacute-menes del Diccionario universal de historia y geografiacutea 1853ndash 1856 en el que participoacute Garciacutea Icazbalceta Tambieacuten obras relacionadas con disciplinas linguumliacutesticas como las Gramaacuteticas de la rae ediciones de 1880 y 1889 y otras relativas a distintas aacutereas cientiacuteficas o teacutecnicas Historia animalium Historia avium y la historia sobre los cuadruacutepedos de Francisco Hernaacutendez Quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales en la Nueva Espantildea de Francisco Ximeacutenez 1615 Farmacopea mexicana publi-cada en 1846 por la Academia Farmaceacuteutica de la capital de la Repuacuteblica Observaciones meteoroloacutegicas de Joseacute Antonio Alzate 1770 el Tratado breve de medicina de Agustiacuten Farfaacuten 1592 Verdadera Medicina Astrologiacutea y Cirugiacutea de Juan de Barrios 1607 Anotacionehis al Dioscoacuterides anotado por el Dr Laguna de Francisco Suaacuterez de Ribera 1733 Alexipharmaco de la salud antiacutedoto de la enfermedad favorable dieteacutetico instrumento de la vida de Joseacute Francisco de Malpica Diosdado 1751 El Arte Naval de Cesaacutereo Fer-naacutendez Duro 1890 laquoArcheacuteologie et Bibliographie Mexicainesraquo en Revue des Questions cientifiques Bruxelles de Aquiles Gerst 1887ndash 88 la obra con la taxonomiacutea de las plantas de Linneo de 1775 laquoSinonimia de plantasraquo de Carlos Mariacutea Bustamante anexada por este al final del libro XI de la Histo-ria general de las cosas de la Nueva Espantildea de Bernardino de Sahaguacuten en su propia edicioacuten 1829ndash 1830

f) Diccionario de Construccioacuten y Reacutegimen de Cuervo

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Anexo 2Textos perioacutedicos y de caraacutecter histoacuterico juriacutedico y religioso (cfr 742)

Diario de sucesos notables 1648 a 1664 escrito por Gregorio Martiacuten de Guijo y continuado por el Diario de algunas cosas notables que han sucedido en esta Nueva Espantildea y que abarca de 1665 a 1703 de Antonio de Robles la Gaceta de Meacutexico y Noticias de Nueva Espantildea que cubre los antildeos de 1722 a 1738 el Diario de Castro Santa- Anna con sucesos de las deacutecadas de los cincuenta y sesenta del siglo XVIII el Diario del Alabardero con los de las deacutecadas setenta ochenta y noventa de dicho siglo la Gaceta de Literatura de Joseacute Antonio Alzate Del siglo XIX textos del Diario de Meacutexico Monitor Republicano Don Simplicio (cuyo subtiacutetulo era Perioacutedico burlesco criacutetico y filosoacutefico y que fue fundado principal-mente por Ignacio Ramiacuterez laquoEl Nigromanteraquo y Guillermo Prieto) y el Mosaico Mexicano revista literaria (1836ndash 37 1849ndash 42)

Coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico Nueva coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico Meacutexico en 1554 obras suyas manus-critos de croacutenicas de Nueva Espantildea o de las Indias Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espantildea de Bernal Diacuteaz del Castillo Historia de la Indias de Nueva Espantildea e Islas de Tierra Firme de Diego Duraacuten Historia de los Indios de Nueva Espantildea de Motoliniacutea Historia general y natural de las Indias islas y Tierra Firme del mar oceacuteano de Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo Historia general de las cosas de Nueva Espantildea de Sahaguacuten manuscritos de las actas del Ayunta-miento y del Cabildo de Meacutexico el llamado Cedulario de Puga por haber sido el oidor de ese nombre quien lo compiloacute la Doctrina cristiana breve de Juan de Zumaacuterraga 1543 y la Recopilacioacuten de leyes de los reinos de Indias 1680 Teatro mexicano del nahuatlato y cronista mexicano Agustiacuten Betancourt 1698 Maacuter-tires del Japoacuten de Diego de San Francisco Historia de Yucataacuten Devocionario de Nuestra Sentildeora de Izmal y Conquista espiritual (1633) de Bernardo de Lizana Diario de exploraciones en Arizona y California en los antildeos de 1775 y 1776 de Francisco Tomaacutes Garceacutes Manual de Ministros de indios de Jacinto de la Serna Ordenanzas del Apartado [1784] Recopilacioacuten sumaria de todos los autos acor-dados de la Real Audiencia y Sala del Crimen de esta Nueva Espantildea (abarca desde 1677 a 1787) de Eusebio Ventura Belentildea Noticia de la California y de su conquista temporal y espiritual hasta el tiempo presente (1793) de Miguel Vene-gas Descripcioacuten geograacutefica natural y curiosa de la provincia de Sonora de Juan Nentwig Historia de la provincia de la Compantildeiacutea de Jesuacutes en la Nueva Espantildea de Francisco Javier Alegre Historia antigua de Meacutexico de Francisco Javier Clavijero Disertaciones sobre la historia de la Repuacuteblica Mexicana 1844ndash 49

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de Lucas Alamaacuten Biblioteca Hispano- Americana Septentrional de Beristaacutein y Souza Meacutexico viejo de Luis Gonzaacutelez Obregoacuten Ensayo poliacutetico sobre el reino de la Nueva Espantildea de Alejandro de Humboldt Historia antigua y de la conquista de Meacutexico Geografiacutea de las lenguas y casta etnograacutefica de Meacutexico y Memoria para la Carta Hidrograacutefica del Valle de Meacutexico las tres de Manuel Orozco y Berra etceacutetera

Anexo 3Seleccioacuten de textos literarios de autores mexicanos del siglo XIX (cfr 743)

Ignacio M Altamirano ClemenciaAacutengel de Campo (Microacutes) Ocios y apuntesJoseacute Tomaacutes de Cuellar (Facundo) Abuso de la chanza iexclAgua Baco amp Los apre-

tados Baile y cochino Casa de vecindad Comercio y otras cosas Corrillo en el Olimpo Chucho Decadencia del carnaval Dormitorios puacuteblicos Dos millo-nes de pesos El agio El aguador El ahorro El aseo amp El correo El egoiacutesmo El high life El lujo y el dormitorio puacuteblico El mundo Pachuca Plaza de la Constitucioacuten Prosperidades funestas Sabios y presidiarios Visita de diges-tioacuten Vistazos y los versos laquoAl chile pasillaraquo laquoLa digestioacutenraquo y laquoPor los viejosraquo

Rafael Delgado Angelina La calandria laquoEl salto de TuxpangoraquoJuan Diacuteaz Covarrubias Gil Goacutemez el insurgente o la hija del meacutedicoJoseacute Ma Esteva Tipos veracruzanos y composiciones variasJoseacute Joaquiacuten Fernaacutendez de Lizardi El Periquillo sarniento Don Catriacuten de la

Fachenda La Quijotita y su prima Noches tristes Diacutea alegre FaacutebulasLuis G Inclaacuten Astucia y Recuerdo del ChamberiacutenAnastasio Ma de Ochoa Poesiacuteas de un mexicanoManuel Payno El fistol del diablo Un viaje a Veracruz Mariacutea Estuardo Pepita

GranaditasAntonio Plaza algunos poemasGuillermo Prieto (Fidel) Musa callejera Poesiacuteas festivas Romancero nacionalEmilio Rabasa (Sancho Polo) La gran ciencia La bola El cuarto poderJoseacute Ma Roa Baacutercena Lanchitas Recuerdos de la invasioacuten norteamericana

Combates en el aire El rey y el bufoacuten Noche al rasoIgnacio Rodriacuteguez Galvaacuten El privado del virrey El anciano y el mancebo La

sanguijuela y el cerdo La sentildeorita Mis ilusionesLuis de la Rosa Miscelaacutenea de escritores descriptivosJoseacute Mariacutea Vigil CuentosFrancisco Zarco laquoProacutelogo al Gallo pitagoacutericoraquo

Luz Fernaacutendez Gordillo238

BibliografiacuteaArias Aacutelvarez Beatriz (1997) El espantildeol de Meacutexico en el siglo XVI estudio filo-

loacutegico de quince documentos Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico Instituto de Investigaciones Filoloacutegicas

Buzek Ivo (2020) laquoActitudes linguumliacutesticas en el Vocabulario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta (1899)raquo Nueva Revista de Filologiacutea Hispaacutenica 68 2 499ndash 521

Cifuentes Baacuterbara (2001) laquoJoseacute Justo Goacutemez de la Cortina frente a la lengua oficial de Meacutexicoraquo En Suaacuterez de la Torre Laura Beatriz (coord) Empresa y cultura en tinta y papel (1800ndash 1860) Meacutexico Instituto de Investigacioacuten Joseacute Mordf Luis Mora 374ndash 384

Cifuentes Baacuterbara (2004) laquoEntre dialecto y provincialismo Una poleacutemica entre Melchor Ocampo y Vicente Salvaacuteraquo En Guzmaacuten Betancourt Ignacio Pilar Maacuteynez y Ascensioacuten H de Leoacuten Portilla (coords) De historiografiacutea lin-guumliacutestica e historia de las lenguas Meacutexico Siglo XXI y Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico 203ndash 213

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Rodolfo Cerroacuten- Palomino

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino

Abstract The lexical records of the Andean area begin in 1560 for Quechua and in 1584 for Aymara In both cases the varieties considered archetypal are recorded leaving aside those deviating from the selected model Only in the seventeenth century other languages and not only dialects that had been marginalized until then were recorded and this not always in the form of vocabularies or simple glossaries Of all the Andean languages Quechua assimilated for historical and cultural reasons idiomatic influence from the other major languages of Ancient Peru Modernly the consultation of such sources has been carried out outside the historical and dialectological knowledge of the languages recorded and despite the contribution of Andean linguistics and philology in the second half of the twentieth century lexicographers of Andean Spanish continue to operate in terms of etymology with nineteenth- century criteria

Keywords Andean Spanisch lexicography of Andean Spanish lexicographical sources Quechua Aymara

1 PresentacioacutenLos primeros registros leacutexicos del aacuterea andina comienzan en 1560 para el que-chua y en 1584 para el aimara Dejando de lado la documentacioacuten inicial del quechua (1560) las codificaciones idiomaacuteticas realizadas con posterioridad registran las variedades consideradas desde entonces como arquetiacutepicas rele-gando aquellas que se alejaban del modelo seleccionado Solo en el siglo XVII se consignaraacuten ndash y no siempre en la forma de vocabularios o de simples glosariosndash no solo dialectos hasta entonces marginados sino tambieacuten alguno que otro idioma de distinta filiacioacuten Ahora se sabe que de todas las lenguas andinas la variedad de quechua asumida como vehiacuteculo oficial del imperio incaico habiacutea asimilado por razones sociohistoacutericas y culturales un poderoso influjo idiomaacute-tico de las otras lenguas mayores del antiguo Peruacute (principalmente el puquina y el aimara) Modernamente sin embargo la consulta de las fuentes lexico-graacuteficas de esta lengua se ha venido efectuando al margen del conocimiento histoacuterico de las situaciones de contacto por las que atravesoacute y no obstante el aporte de la linguumliacutestica y la filologiacutea andinas conseguido en la segunda mitad del siglo XX y mejor auacuten en lo que va de la presente centuria los lexicoacutegrafos

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del castellano del aacuterea andina siguen operando en materia de etimologiacuteas del leacutexico de procedencia nativa con criterios decimonoacutenicos

2 Documentacioacuten colonialPor lo que respecta al quechua y aun cuando se tienen noticias inciertas de registros previos lo concreto es que la primera gramaacutetica y el primer vocabu-lario de la lengua comienzan a circular en forma manuscrita en 1550 y solo se publican una deacutecada despueacutes En efecto esto ocurrioacute con los trabajos grama-tical y lexicograacutefico del dominico sevillano llamado con justicia el laquoNebrija indianoraquo publicados en Valladolid en 1560 (cf Santo Thomaacutes 1994a [1560] 1994b [1560]) El dialecto consignado en dichas obras y que fray Domingo designa por vez primera como ltquichuagt seraacute identificado por los estudiosos modernos de la lengua con la versioacuten hablada a la llegada de los espantildeoles bau-tizada como laquolengua generalraquo por su caraacutecter vehicular Si bien la gramaacutetica descrita deja entrever una variedad relativamente uniforme muy cercana a la de los dialectos modernos surentildeos del Peruacute el Lexicoacuten por el contrario recoge un vocabulario de base igualmente surentildea pero con ingredientes diversos pro-cedentes de distintas regiones del antiguo Peruacute en especial del llamado chin-chaisuyo precisamente como resultado del caraacutecter pandialectal de su registro una suerte de koineacute que veniacutea consolidaacutendose en los uacuteltimos tiempos del inca-rio

La segunda documentacioacuten de la lengua nos la ofrece el hasta ayer conocido como el laquoAnoacutenimoraquo (2014 [1586]) y que gracias a las pesquisas archiviacutesticas de Joseacute Caacuterdenas Bunsen (2014) podemos identificar como el ilustre mestizo Blas Valera La obra leacutexica y gramatical de este jesuita chachapoyano se inscribe dentro del proyecto de centralizacioacuten y unificacioacuten de la labor misionera de la iglesia y de la normalizacioacuten linguumliacutestica al servicio de dicha empresa propiciada y apuntalada por el Tercer Concilio Limense (1582ndash 1583) La variedad codi-ficada en esta oportunidad responde a otra seleccioacuten previa recusacioacuten de la que habiacutea sido registrada por el dominico por consideraacutersela como impropia y laquocorruptaraquo En efecto esta vez se opta por un dialecto de base declaradamente cuzquentildea aun cuando en el nivel leacutexico se da cabida marcaacutendolo en forma expliacutecita al vocabulario alternativo de procedencia ajena a la cuzquentildea (baacutesi-camente de origen chinchaisuyo) previa depuracioacuten fonoloacutegica de los rasgos considerados como laquocorruptosraquo o laquotoscosraquo (cf Cerroacuten- Palomino 1990 Durs-ton 2007)

La tercera documentacioacuten del quechua se la debemos al jesuita cacerentildeo Diego Gonccedilaacutelez Holguiacuten quien opta por describir no ya una variedad hasta

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cierto punto laquocomposicionalraquo (libre de una atadura dialectal concreta) como la propuesta por Blas Valera sino de manera decidida y manifiesta por el dialecto cuzquentildeo de su tiempo ya reconfigurado y depurado de teacuterminos conside-rados como laquoexquisitosraquo por parte del autor y que ahora podemos adivinar como puquinismos En efecto su gramaacutetica (cf Gonccedilaacutelez Holguiacuten 1975 [1607]) describe en detalle la variedad referida y su vocabulario (cf Gonccedilaacutelez Holguiacuten 1952 [1608]) ya no recoge ndash no al menos en forma expliacutecitandash la impronta leacutexica chinchaisuya en ambos tratados en cambio el dialecto registrado acusa como era de esperarse una fuerte presencia de rasgos gramaticales y leacutexicos atribui-bles al aimara sin descartar la impronta leacutexica puquina ya quechuizada que escapoacute de la purga de la misma efectuada por el autor (cf laquoAl lectorraquo 376) De esta manera tal vez sin proponeacuterselo y apartaacutendose de la intencioacuten pandia-lectal y ecumeacutenica de los expertos lenguaraces del Tercer Concilio el ilustre cacerentildeo contribuyoacute a la entronizacioacuten del cuzquentildeo del siglo XVII como la variedad modeacutelica de la lengua la misma que en adelante seraacute tomada como la representante exclusiva de el quechua

Finalmente Diego de Torres Rubio daraacute a conocer su compendio gramatical y leacutexico en el que por quechua debe entenderse siguiendo en materia selec-tiva el ejemplo del ilustre cacerentildeo su compantildeero de orden la variedad cuz-quentildea (cf Torres Rubio 1964 [1619]) A diferencia del caraacutecter monumental del vocabulario del cacerentildeo aquiacute estamos ante un manual praacutectico de consulta y aprendizaje de la lengua

Ahora bien debemos sentildealar que la reedicioacuten del compendio de Torres Rubio aparecida en 1700 rompe con la mencionada hegemoniacutea cuzquentildea del quechua En efecto gracias al jesuita huancavelicano Juan de Figueredo (1754 [1700]) la nueva edicioacuten no solo trae informacioacuten gramatical sobre la variedad llamada chinchaisuya sino tambieacuten consigna material leacutexico de la misma (cf Torres Rubio 1754 [1700] De este modo es registrado por primera vez si bien de manera apendicular el leacutexico de la variedad quechua que hoy reconocemos como central y que maacutes especiacuteficamente parece corresponder a la regioacuten de Cajatambo en la serraniacutea limentildea

Tales son las obras maacutes importantes sobre el quechua en el periacuteodo colonial en especial en materia lexicograacutefica dejando de lado otros trabajos menores que en general compendian y resumen los tratados gramaticales y leacutexicos que los precedieron

Por lo que respecta al aimara si bien ya se ofrece lo que podriacuteamos deno-minar su primera documentacioacuten gramatical y leacutexica en las laquoAnnotacionesraquo redactadas por los peritos en dicha lengua y que acompantildean a las traducciones de la Doctrina Christiana de la asamblea episcopal convocada por el arzobispo

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Toribio Alfonso de Mogrovejo (cf Tercer Concilio Limense 1985 [1585] fols 78ndash 84) todaviacutea esperaremos hasta 1603 para contar con la primera codificacioacuten de su gramaacutetica (cf Bertonio 1603) y mejor auacuten hasta 1612 para disponer de la monumental compilacioacuten de su leacutexico (cf Bertonio 1984 [1612]) La variedad aimara codificada por el ilustre jesuita italiano es la hablada en la reduccioacuten de Juli (Puno) a diferencia de la que subyace al primer esbozo mencionado que respondiacutea al empleado en La Paz con ligeras diferencias entre uno y otro dia-lecto (cf Cerroacuten- Palomino 1997)

Cuatro antildeos despueacutes el mismo Diego de Torres Rubio compantildeero de orden en el semillero linguumliacutestico de Juli publica su arte y vocabulario de la lengua aimara (cf Torres Rubio 1966 [1616]) tomando como base la variedad usada en la metroacutepoli minera de Potosiacute en siacute misma muy cercana a las habladas en Puno y La Paz Como en el caso de su aporte quechua aquiacute tambieacuten estamos ante una versioacuten condensada del arte y del vocabulario de la lengua elaborado con fines praacutecticos de consulta y aprendizaje

A diferencia de lo que ocurrioacute con el quechua tales obras cierran el ciclo de produccioacuten de los tratados gramaticales y lexicograacuteficos del aimara durante la eacutepoca colonial La calidad impresionante de la obra magna del ilustre jesuita italiano compensa con creces la naturaleza solitaria de su codificacioacuten debida praacutecticamente a la mano de una sola persona en este caso excepcional y nunca superado lexicoacutegrafo como lo sigue siendo Ludovico Bertonio Comparados los dos tesoros leacutexicos del quechua y del aimara mencionados ndash el del cacerentildeo y el del anconense respectivamentendash el del uacuteltimo resulta mucho maacutes ordenado y sistemaacutetico y menos descuidadamente repetitivo que el del primero

Muy diferente fue la suerte del puquina en materia de codificacioacuten y regis-tro pues ni siquiera fue tomada en cuenta como lengua meta de la Doctrina Christiana del Tercer Concilio no obstante haber sido reconocida oficialmente como laquolengua generalraquo en 1575 (cf Toledo 1989 [1575] 97ndash 100) La documen-tacioacuten de esta lengua se torna dramaacutetica por no decir nula pues en esta opor-tunidad fuera de la noticia vaga que tenemos respecto de la posible existencia nunca confirmada de un arte y un vocabulario redactados por el eximio poliacute-glota y lenguaraz Alonso de Barzana (1590) no contamos ni con su laquoreduccioacuten en arteraquo ni con la compilacioacuten de su leacutexico Todo lo que disponemos para tan importante laquolengua mayorraquo del antiguo Peruacute se reduce a los fragmentos de gra-maacutetica y del escueto leacutexico que subyacen a los textos pastorales en dicha len-gua compilados y editados aunque de manera descuidada por el franciscano igualmente eximio y ducho lenguaraz Jeroacutenimo de Oreacute (1607) La situacioacuten de desplazamiento idiomaacutetico por la que atravesaba la lengua a favor del quechua y del aimara con un bilinguumlismo societal marcado de puquina- aimara y de

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puquina- quechua y quizaacutes por ello mismo el desistimiento de usarla como vehiacuteculo de evangelizacioacuten por parte de los curas y misioneros determinaron la ausencia de todo esfuerzo codificador para con ella Como resultado de tales circunstancias adversas lo que le queda al estudioso de la lengua desaparecida en la primera mitad del siglo XIX es contentarse con el pobre y reducido leacutexico espigable de los textos de Oreacute como el efectuado por el grupo de estudiosos del puquina de la Universidad de Leiden dirigido por Willem Adelaar (cf Mossel 2015) pero tambieacuten del vocabulario aimara idioma que asimiloacute un caudal nada desdentildeable de teacuterminos propios de la lengua a la que desplazoacute tal como se des-prende de la obra monumental bertoniana examinada con rigurosos criterios etimoloacutegicos

Fuera de las laquolenguas generalesraquo mencionadas el uacutenico otro idioma que merecioacute ser codificado precisamente por haber sido empleado como vehiacuteculo de evangelizacioacuten fue el mochica entidad idiomaacutetica de caraacutecter regional des-aparecida en la primera mitad del siglo XX Como en el caso del quechua y del aimara aquiacute tambieacuten se tienen noticias de una codificacioacuten temprana de la lengua (hacia fines del siglo XVI) y sin embargo el uacutenico tratado gramatical con que contamos es el del criollo trujillano Fernando de la Carrera (1644) el mismo que no obstante anunciar el vocabulario respectivo de la lengua no parece haber cumplido con su promesa dejaacutendonos hueacuterfanos de todo registro leacutexico independiente aunque parcialmente extraiacuteble de su tratado gramatical (cf Cerroacuten- Palomino 1995)

De las otras lenguas andinas vigentes algunas de ellas hasta la segunda mitad del siglo XIX y aun llegando a la primera del XX apenas tenemos listas leacutexicas compiladas en la segunda mitad del siglo XVIII por el obispo Jaime Baltazar Martiacutenez Compantildeoacuten obispo ilustrado de la dioacutecesis de Trujillo (cf Martiacutenez Compantildeoacuten 1985 [1786]) Las listas que contienen alrededor de 40 entradas una vez depuradas de sus inevitables hispanismos corresponden a las lenguas tallana sechurana mochica quechua y culle para hablar de las estrictamente andinas

Tal es en suma una sucinta relacioacuten de las fuentes documentales idiomaacuteti-cas de origen colonial

3 Documentacioacuten republicanaLa tradicioacuten de los estudios leacutexicos y gramaticales iniciada con buenos auspi-cios durante el reacutegimen colonial y suacutebitamente interrumpida tras la expulsioacuten de los jesuitas (1767) es praacutecticamente abandonada durante la primera centuria de vida republicana Tal ocurre especialmente con los estudios del aimara en el

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lado peruano mas no asiacute en el boliviano y en el Ecuador como resultado de su constitucioacuten en nueva repuacuteblica se asiste a una suerte de legitimacioacuten dialectal autoacutenoma de la variante quechua local denominada desde entonces exclusiva y simboacutelicamente quichua Esta designacioacuten alternativa todaviacutea empleada en el Peruacute hasta comienzos del siglo XX seraacute abandonada completamente a favor de la variante quechua hoy diacutea vigente tambieacuten en Bolivia mas no en la Argentina donde sobreviviraacute De este modo el glotoacutenimo en cuestioacuten funciona actualmente como una especie de shibolet para referir al tipo de quechua del que estamos hablando

Dentro de dicho panorama la intelectualidad nacional de las joacutevenes repuacute-blicas andinas del siglo XIX vive praacutecticamente a espaldas de su propia rea-lidad linguumliacutestica en tanto se considera impliacutecita cuando no expliacutecitamente integrante de naciones definidas como cristianas castellano- hablantes y occi-dentales Seraacuten los viajeros extranjeros de la segunda mitad del mencionado siglo quienes laquoredescubriraacutenraquo las lenguas indiacutegenas andinas la mayoriacutea de ellas en peligro de irreversible extincioacuten En efecto ilustres viajeros como el suizo Tschudi el britaacutenico Markham el franceacutes Charles Wiener los germanos Mid-dendorf y Uhle retomaraacuten el estudio de las lenguas andinas relegadas y olvida-das por la clase pensante nativa A ellos les debemos gramaacuteticas y vocabularios del quechua (Tschudi 1853a 1853b 1884 y Markham 1864) y para el aimara y el quechua (Wiener 1880 y Middendorf 1890a 1890b y 1891a) Middendorf y Uhle ademaacutes y dejando de lado manuscritos propios y ajenos que aguardan ser editados retomaron el primero de ellos los estudios del mochica (Middendorf 1891b) y el segundo los del uro (Uhle 1895a 1895b cf Cerroacuten- Palomino 2008)

Pronto se dejoacute sentir en el aacutembito intelectual nacional la repercusioacuten de tales trabajos en algunos casos precursores de la linguumliacutestica andina contemporaacutenea A ello se sumaba la nueva acometida misionera emprendida por algunas de las oacuterdenes religiosas en territorios en los cuales durante la colonia se haciacutea uso exclusivo de la laquolengua generalraquo para lo cual se abocaron a laquoredescubrirraquo dialectos quechuas hasta entonces silenciados pero tambieacuten a retomar los estu-dios aimaraicos abandonados en el Peruacute desde el siglo XVIII Un hito en este despertar de los estudios linguumliacutesticos en el lado peruano es el Vocabulario Poliacute-glota Incaico preparado por los miembros de la Propaganda Fide del Peruacute de la orden franciscana y publicado en 1905 El gran meacuterito de este repositorio leacutexico aparte de recoger el vocabulario moderno del quechua cuzquentildeo es el de consignar por primera vez los correspondientes a los dialectos quechuas de Ayacucho Juniacuten y Aacutencash pero tambieacuten el de la variedad punentildea del aimara

Un despertar paralelo se advierte en las repuacuteblicas vecinas del Ecuador y de Bolivia En el paiacutes nortentildeo el quichua es estudiado libre ya de toda atadura al

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quechua peruano no solo por miembros de las oacuterdenes religiosas (por ejem-plo Grim 1989 [1896]) sino tambieacuten por intelectuales laicos (cf Cordero 1992 [1895]) En Bolivia ndash a diferencia de lo ocurrido en el Peruacutendash paiacutes cuya capital administrativa siempre estuvo inmersa en territorio de habla aimara nunca dejoacute de estudiarse la lengua (alentada ademaacutes por los trabajos de Middendorf y Uhle) pero tampoco el quechua con sus bastiones en Cochabamba y en Oruro (cf Berriacuteos 1904a y 1904b) No ocurriacutea lo propio en la Argentina donde la obra solitaria de Mossi (1857) no lograba cortar del todo el cordoacuten umbilical del que-chua boliviano Conviene sentildealar que todos estos trabajos son de caraacutecter gra-matical y leacutexico y a veces textos religiosos y profanos

El panorama descrito cambia radicalmente en la segunda mitad del siglo XX Caracteriza a esta etapa la introduccioacuten del trabajo de campo como un requisito para los estudios linguumliacutesticos de caraacutecter descriptivo y dialectoloacutegico asiacute como para la aplicacioacuten de los trabajos de reconstruccioacuten y clasificacioacuten de las entidades descritas conformando esta vez familias linguumliacutesticas en el caso del quechua y del aimara De esta manera por primera vez se busca integrar tales estudios en funcioacuten de su comprensioacuten linguumliacutestica global tanto sincroacutenica como diacroacutenica abandonando el enfoque tradicional que a la par que privi-legiaba el estudio exclusivo de variedades modeacutelicas relegaba al olvido y a la extincioacuten aquellas que se apartaban del prototipo Dicha praacutectica en el caso peruano habiacutea implicado como parte de su laquoherencia colonialraquo la atencioacuten prestada hasta entonces exclusivamente a las variedades surentildeas tanto quechuas como aimaraicas cuyas amarras no pudieron romper los escarceos dialectales iniciados por los franciscanos a comienzos del siglo XX

El cambio paradigmaacutetico registrado por la disciplina en materia de linguumliacutes-tica andina se vio estimulado en el Peruacute con la oficializacioacuten del quechua (1975) decretada por el gobierno militar como una medida que ahora sabemos popu-lista pero que tuvo la intencioacuten en el plano ideoloacutegico y simboacutelico de cancelar la discriminacioacuten idiomaacutetica secular del quechua y de las lenguas nativas en su conjunto reivindicaacutendolas al menos en el nivel del discurso oficial En un intento por fomentar la ensentildeanza y el aprendizaje del quechua en el paiacutes como correlato de su oficializacioacuten se prepararon sendas gramaacuteticas y vocabularios para los seis dialectos quechuas que se seleccionaron como representativos de toda la familia linguumliacutestica Las variedades elegidas fueron las de Aacutencash- Huailas (cf Parker 1976 Parker- Chaacutevez 1976) Ayacucho (cf Soto 1976a 1976b) Cajamarca- Cantildearis (cf Quesada 1976a 1976b) Cuzco- Collao (cf Cusi-huamaacuten 1976a 1976b) Juniacuten- Huanca (cf Cerroacuten- Palomino 1976a 1976b) y San Martiacuten- Lamas (cf Coombs et al 1976 Park et al 1976) Por lo que toca al aimara se describiraacute por primera vez la variedad central tupina hablada en las

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serraniacuteas de Lima (cf Hardman 1966) pero el leacutexico respectivo solo apareceraacute 30 antildeos despueacutes (cf Belleza Castro 1995) Finalmente tendremos que aguardar hasta la deacutecada del 80 para contar con el primer vocabulario del aimara punentildeo (cf Buumlttner y Condori 1984) Del mismo antildeo es la reedicioacuten del diccionario moderno del quechua cuzquentildeo de Lira (1982 [1941]) cuya ortografiacutea exoacutetica adoptada por el autor desorienta antes que invita a la consulta del interesado

Ahora bien como no es nuestra intencioacuten resentildear la produccioacuten linguumliacutestica (especialmente de orden leacutexico) en el resto de los paiacuteses andinos mencionados bastaraacute con sentildealar que en todos ellos gracias al impulso de los estudios des-criptivos han venido apareciendo tratados gramaticales y repositorios leacutexicos modernos maacutes centildeidos a la realidad descrita y consignada Para Bolivia qui-sieacuteramos destacar por un lado el diccionario quechua de Herrero y Saacutenchez de Losada (1983a 1983b) y por el otro el vocabulario aimara de Cotari et al (1978) asiacute como el de De Lucca (1987) Para el quichua argentino (santiaguentildeo) no solo contamos con la obra de Domingo Bravo (cf Bravo 1975 1977) sino sobre todo con la de Alderetes (2001)

4 Manejo de las fuentes lexicograacuteficasEn esta seccioacuten discutiremos de manera maacutes especiacutefica algunos de los proble-mas recurrentes con que tropieza el uso de los registros leacutexicos de lenguas andi-nas Primeramente nos referiremos a las fuentes coloniales y en una segunda instancia a los materiales republicanos tomando en cuenta la periodizacioacuten aproximada sugerida en las secciones precedentes

En cuanto a las fuentes de la primera etapa conviene discutir en primer lugar su accesibilidad tanto material como de contenido Lo primero es decir su disponibilidad se ha visto notoriamente aventajada desde el momento en que gracias a la tecnologiacutea informaacutetica de nuestros tiempos hoy es posible acceder a los monumentos lexicograacuteficos coloniales por la viacutea del internet Dicha alterna-tiva no excluye por cierto el disfrute y la satisfaccioacuten de acceder a las versiones originales de tales reliquias ya sea en las bibliotecas puacuteblicas o en las privadas o a sus versiones compuestas o facsimilares cuando las hay En segundo lugar conviene referirse igualmente al manejo praacutectico de tales documentos Para lo cual hay que recordar que ellos en tanto textos producidos en los siglos XVI y XVII estaacuten redactados en su vertiente castellana en la lengua y ortogra-fiacutea de la eacutepoca y en su vertiente en idioma indiacutegena en un alfabeto ideado y adaptado a eacutel en principio de acuerdo con la tradicioacuten ortograacutefica castellana del momento Como consecuencia de ello la lectura e interpretacioacuten de tales materiales requiere de una miacutenima familiarizacioacuten con el leacutexico y la ortografiacutea

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que los subyace en su mayor parte inevitablemente obsoletos No tenerla aca-rrea los errores consabidos de interpretacioacuten como es faacutecil demostrar con solo repasar los trabajos de historiadores y arqueoacutelogos cuando discurren sobre ins-tituciones andinas pero tambieacuten con hojear algunas de las ediciones de tales materiales preparadas por aficionados de buena voluntad pero hueacuterfanos de informacioacuten filoloacutegica y ecdoacutetica En tercer lugar y esta vez en relacioacuten con el material en lengua indiacutegena estaacute el ingrediente ideoloacutegico y formativo que impide el acercamiento desprejuiciado y ecuaacutenime del consultor respecto de tales fuentes Ocurre que el celo de los especialistas a la hora de trabajar con los textos coloniales cuando demuestran tenerlo solo resulta exigente con la parte castellana Y es que dentro de la praacutectica tradicional preocupaciones relativas con la fijacioacuten de un texto con su hermeneacuteutica es decir con su tratamiento e integridad filoloacutegica solo rigen para las laquolenguas de civilizacioacutenraquo mas no para aquellas que no tienen laquohistoria (escrita)raquo que seriacutea el caso de las lenguas andi-nas Dicha ideologiacutea de obvio caraacutecter digloacutesico es la responsable de que muy pocos estudiosos hagan el esfuerzo siquiera miacutenimo por adentrarse en la com-prensioacuten elemental de la lengua en vertiente indiacutegena hecho que se manifiesta en la consulta arbitraria y abusiva de los datos sin advertir erratas y gazapos evidentes e incluso pasando por alto las laquoadvertencias al lectorraquo con que se empentildean en iniciar sus tratados los autores maltratados Por lo demaacutes hacemos hincapieacute en los puntos que acabamos de mencionar por la sencilla razoacuten en principio muy reveladora de que las fuentes lexicograacuteficas coloniales no han perdido su vigencia (y hasta diriacuteamos algunas de ellas no han sido superadas) no solo entre los lexicoacutegrafos modernos sino tambieacuten entre quienes se intere-san en el estudio de las instituciones culturales del incario

Ahora bien la preocupacioacuten por el recto manejo de las fuentes lexicograacuteficas coloniales no solo tiene que ver con la notacioacuten ortograacutefica en que han sido con-signadas sus entradas sino tambieacuten con otro aspecto igualmente fundamental pero esta vez de naturaleza maacutes bien semaacutentica Nos referimos a la consulta a menudo acriacutetica del lemario vinculado con el leacutexico propio de las institucio-nes del incario particularmente las concernientes a la religiosidad andina que en manos de los evangelizadores devenidos en gramaacuteticos y lexicoacutegrafos fue objeto de haacutebiles manipulaciones y acomodamientos semaacutenticos en funcioacuten del dogma judeo- cristiano a impartirse entre la poblacioacuten nativa En tal sentido no debe perderse de vista que muchas de las acepciones que integran el articulado del leacutexico cultural y religioso andinos requieren para ser aprovechadas correc-tamente de un riguroso e informado escrutinio separando la paja del trigo es decir lo genuino de lo manipulado o acondicionado sesgadamente

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Por lo que respecta a las fuentes lexicograacuteficas republicanas habriacutea que dis-tinguir entre las producidas entre la segunda mitad del siglo XIX y antes de la deacutecada del 60 del siglo XX y las posteriores a esa fecha Corresponde a la primera etapa en la medida en que se produce la afirmacioacuten de las autono-miacuteas dialectales republicanas no solo la elevacioacuten al rango normativo de las peculiaridades fonoloacutegicas y leacutexicas de las hablas propias a las naciones joacutevenes sino tambieacuten y como consecuencia de ello la proliferacioacuten de convenciones ortograacuteficas particulares todas ellas inspiradas en la tradicioacuten ortograacutefica cas-tellana en boga cuando esta se ajustaba a la realidad foacutenica local pero repro-duciendo sobre todo en el caso peruano y para representar a las variedades surentildeas del quechua y del aimara algunos de los recursos diacriacuteticos en la nota-cioacuten de los fonemas ajenos al castellano De esta manera no es difiacutecil constatar que un mismo lexema de caraacutecter pandialectal aun sin mostrar variaciones foacutenicas notables fuera escrito de modo diverso demostrando que la escritura puede funcionar llegado el caso como elemento diferenciador y no unificador Un ejemplo elocuente de ello nos lo proporciona Xavier Alboacute (1974 cap 6 125) cuando refiere que ha podido verificar hasta 83 maneras distintas de escribir la palabra laquoquechuaraquo Pero la mejor muestra de la heterogeneidad ortograacutefica del quechua y o del aimara nos la dan las ediciones del diccionario de la RAE especialmente las anteriores a la deacutecimo primera (2001) basta con recorrer la manera en que se ofrecen las etimologiacuteas de los indigenismos seguacuten estos hayan sido propuestos por las filiales acadeacutemicas de los paiacuteses andinos

La situacioacuten descrita cambia de manera notoria en la deacutecada del sesenta del siglo XX que es cuando se inicia la etapa propiamente cientiacutefica de los estudios andinos Ella se caracteriza como se dijo por la introduccioacuten de las teacutecnicas de la linguumliacutestica descriptiva y del meacutetodo histoacuterico- comparativo en la recons-truccioacuten y clasificacioacuten de las entidades idiomaacuteticas andinas En teacuterminos de notacioacuten ortograacutefica la etapa vino precedida por la buena acogida especial-mente en el seno de las ciencias sociales de la practicidad y funcionalidad de los sistemas ortograacuteficos inspirados en el alfabeto foneacutetico internacional en este caso propuestos para el quechua y el aimara Impliacutecitamente dicha propuesta aconsejaba el empleo de una misma convencioacuten ortograacutefica por lo menos para aquellos fonemas comunes a los miembros de las distintas familias idiomaacuteti-cas ensayando de esta manera maacutes bien intuitivamente una eventual unifi-cacioacuten ortograacutefica de las mismas Asiacute es como gradualmente en unos paiacuteses maacutes que en otros fue imponieacutendose el uso de tales alfabetos los cuales bus-caban respaldarse ademaacutes en los sistemas fonoloacutegicos respectivos propuestos por los linguumlistas De otro lado desde una perspectiva diacroacutenica la aplicacioacuten del meacutetodo comparativo brindaba la posibilidad de tender puentes entre las

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distintas variedades de una misma familia linguumliacutestica proponiendo cognadas gobernadas por reglas sistemaacuteticas y sentildealando rutas etimoloacutegicas hasta enton-ces insospechadas uniendo formas que empantildeaban no solo la ortografiacutea tradi-cional sino tambieacuten el anaacutelisis efectuado en ausencia de todo rigor linguumliacutestico y filoloacutegico

Dentro del nuevo contexto esbozado en paiacuteses como el Peruacute y Bolivia se consiguioacute finalmente oficializar los alfabetos quechuas y aimaras de base fono-loacutegica en el Ecuador en donde se habiacutea conseguido unificar parcialmente una ortografiacutea quichua a la manera castellana se dio inicio a una reforma que bus-caba a semejanza de la experiencia peruano- boliviana reflejar lo maacutes cercana-mente posible el sistema fonoloacutegico subyacente de la lengua y en la Argentina se optoacute decididamente por un alfabeto de inspiracioacuten peruano- boliviana bus-cando aproximar ortograacuteficamente las lenguas alliacute donde hubiera comunioacuten fonoloacutegica En el plano diacroacutenico se reconstruyeron el proto- quechua (cf Par-ker 2013 [1963] Torero 1964) y el proto- aimara (cf Cerroacuten- Palomino 2000) y hasta se llegoacute a proponer el leacutexico atribuido al proto- quechua (cf Parker 2013 [1969]) Posteriormente con el avance de los estudios diacroacutenicos y en gene-ral de la prehistoria linguumliacutestica andina (cf Heggarty y Pearce 2011 Kaulicke et al 2011 Heggarty y Beresford- Jones 2012) se han comenzado a estudiar combinando los meacutetodos de la linguumliacutestica de contacto y de la etimologiacutea los fenoacutemenos de remodelacioacuten gramatical y de asimilacioacuten de preacutestamos leacutexicos entre las lenguas andinas mayores De esta manera ahora resulta claro coacutemo el vocabulario del aimara surentildeo contiene un notable ingrediente puquina pero tambieacuten coacutemo el quechua le debe al aimara y al puquina un caudal leacutexico no menos importante En el mismo terreno leacutexico al quechua le debe tambieacuten a su turno y desde eacutepocas maacutes recientes el aimara surentildeo de manera semejante le son deudores las lenguas menores como el mochica pero tambieacuten los idiomas selvaacuteticos con los cuales entroacute en contacto Tal es la fisonomiacutea leacutexica de las len-guas andinas con preacutestamos mutuos que se entrecruzan previa aclimatacioacuten idiomaacutetica y que los estudios de onomaacutestica andina buscan etimologizar des-cubriendo la direccionalidad de los procesos de asimilacioacuten involucrados Son finalmente estas lenguas las fuentes de los indigenismos del castellano para cuya recta identificacioacuten se requiere sobra decirlo la informacioacuten linguumliacutestica respectiva que es algo que los lexicoacutegrafos nacionales ignoran campantemente

Asiacute pues habraacute que reconocer que la perspectiva histoacuterica de estas lenguas tal como ha sido reconstruida y sin mencionar la laquohistoria externaraquo de las mis-mas que igualmente fue bosquejada en la deacutecada del 60 del siglo pasado es algo que auacuten escapa a los investigadores locales (quechuistas aimaristas lexicoacutegra-fos del castellano etc) especialmente a quienes debido a su falta de formacioacuten

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e informacioacuten no ven maacutes allaacute del contexto dialectal y linguumliacutestico inmediato dentro del cual investigan Un ejemplo de esta praacutectica es el diccionario de preacutes-tamos del quechua al castellano boliviano editado por el Instituto Boliviano de Lexicografiacutea bajo la direccioacuten de nuestro colega y amigo Carlos Coello Vila (2009) ya que los preacutestamos aludidos no solo son del idioma mencionado sino tambieacuten como era de esperarse y en densidad apreciable del aimara

5 IlustracioacutenEn esta seccioacuten presentaremos a manera de ilustracioacuten el modo en que son consignados los indigenismos de procedencia andina en los vocabularios de peruanismos y o americanismos Como se notaraacute los problemas que sentildeala-remos reflejan precisamente el mal manejo cuando no el desconocimiento y ausencia de informacioacuten de los trabajos en materia de linguumliacutestica histoacuterica y filologiacutea andinas aplicados a las lenguas mayores del antiguo Peruacute La fuente que utilizaremos para ilustrar nuestro cometido es el Diccionario de Ameri-canismos publicado por la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola (AALE) en 2010 Cuatro son los tipos de fenoacutemenos sobre los cuales llama-remos la atencioacuten (a) problemas de normalizacioacuten ortograacutefica (b) problemas de variacioacuten dialectal y linguumliacutestica (c) problemas de adaptacioacuten fonoloacutegica y (d) problemas de filiacioacuten etimoloacutegica Los tres primeros tienen en comuacuten el tratar sobre la forma que adquieren las entradas nativas la uacuteltima versa maacutes bien sobre las propuestas etimoloacutegicas de los indigenismos

51 Cuestiones de normalizacioacuten ortograacutefica

Los problemas de este tipo tienen que ver con la manera en que se fueron repre-sentando a traveacutes del tiempo los fonemas w y y del quechua y del aimara Representado el primero de ellos inicialmente (hasta el uacuteltimo tercio del siglo XVI) con ltgugt y ltvgt posteriormente fue registrado con lthugt De manera que los teacuterminos quechuas y aimaras que conllevaban el fonema respectivo y que ingresaron tempranamente al castellano fueron registrados dependiendo del periacuteodo en que se asimilaron echando mano primeramente de ltgugt alter-nando con ltvgt pero luego con lthugt Las notaciones sin embargo lejos de ser excluyentes coexistieron alguacuten tiempo y aun cuando la moda fue imponiendo la alternativa maacutes reciente ella no siempre logroacute desplazar los usos anterio-res que fueron delatando su eventual fisonomiacutea arcaica Como resultado de ello una misma palabra reflejando distintas tradiciones ortograacuteficas puede

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aparecer registrada de dos o tres maneras diferentes como se veraacute en la lista de ejemplos proporcionada

(1)

guaico ~ huaicoguato ~ huatochiguaco ~ chihuacoguaina ~ huaina ~ huaynaguaino ~ guayno ~ huainoguaira ~ huaira ~ huayraguatia ~ huatia ~ huatiacuteahuincha ~ vinchaviracocha ~ huiracochaviravira ~ huirahuira

lsquoencantildeadarsquolsquopiolarsquolsquozorzalrsquolsquojoven amantersquolsquomuacutesica andinarsquolsquovientorsquolsquobarbacoarsquolsquodiademarsquolsquoespantildeolrsquolsquovar de hierba medicinalrsquo

Pues bien ocurre que tales indigenismos aparecen en el DA en forma dupli-cada y hasta triplicada las maacutes de las veces sin referencia cruzada como si fueran entradas distintas Es maacutes muchos de tales teacuterminos vuelven a reapa-recer esta vez laquoremozadosraquo ortograacuteficamente con ltwgt siguiendo la manera en que se los escribe en la lengua fuente Y asiacute tenemos dupletes como lttarhuigt ~ lttarwigt lsquoaltramuzrsquo e incluso tripletes del tipo ltguintildeapogt ~ lthuintildeapogt ~ ltwintildeapugt lsquomaiacutez germinadorsquo Son tantas las variantes registradas con ltwgt que habitualmente no pasaban de la decena pero cuyo nuacutemero con dicha grafiacutea ini-cial se ha visto incrementado en el DA El exotismo ortograacutefico de indigenismos con ltwgt se explica naturalmente por el hecho de que al haber sido propuestos como tales se los presentoacute bajo la ortografiacutea de las lenguas nativas respectivas pasando por alto su normalizacioacuten ortograacutefica castellana que en tales casos echa mano de lthugt de manera natural y espontaacutenea Por lo que toca a y los tripletes de los ejemplos presentados ilustran su representacioacuten vacilante en final de siacutelaba bien como i (y entonces acorde con la ortografiacutea actual) bien como y (que explica escrituras arcaizadas como la de ltaymaragt o de ltayllogt lsquolinajersquo que igualmente variacutean con sus formas actualizadas ltaimaragt y ltaiacutellogt respectivamente)

52 Variacioacuten dialectal y linguumliacutestica

Este fenoacutemeno es al igual que el anterior el responsable de la duplicacioacuten de los indigenismos como entradas del DA Ocurre que la variacioacuten ortograacutefica en el presente caso responde a la distinta procedencia dialectal de un vocablo

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quechua o aimara o a su diferente filiacioacuten idiomaacutetica Sean los siguientes ejemplos

(2)

ancu ~ angoantarilla ~ andarillacachua ~ cashuacushma ~ cusmacollpa ~ colpachagra ~ chacrachumpi ~ chumbiguanto ~ guandohuanco ~ huangopajra ~ pajlacalapurca ~ carapulcachaguar ~ chaguarasoroche ~ sorojche

lsquonervio tendoacutenrsquolsquoflauta de pan pequentildearsquolsquodanza tiacutepica de joacutevenesrsquolsquovestimenta nativarsquolsquoazufrersquolsquoheredadrsquolsquofajarsquolsquoandasrsquolsquoatadurarsquolsquocalvorsquolsquoguiso de papa secarsquolsquomagueyrsquolsquomal de alturarsquo

Con excepcioacuten de los cuatro uacuteltimos ejemplos el resto acusa variacioacuten dialectal dentro del quechua en la que los elementos de la segunda columna correspon-diacutean a la variedad quechua koineacute en uso antes de la conquista espantildeola (el fenoacute-meno mayormente involucrado es la sonorizacioacuten de las oclusivas tras nasal) y que ingresaron tempranamente como tales al castellano antes de ser laquonor-malizadosraquo posteriormente (con base a la variedad cuzquentildea) Tales formas de paso coinciden con las del dialecto ecuatoriano y no seriacutea raro que fuera la academia asociada ecuatoriana la responsable de su propuesta en calidad de quechuismos En cuanto al primero de los cuatro uacuteltimos ejemplos estamos ante variantes dialectales de una misma palabra aimara (la primera de las cua-les presenta el cambio rgt l) los tres uacuteltimos constituyen formas castellaniza-das diferentemente bien de una voz aimara a la manera quechua (ltcarapulcagt proveniente de qala- phurka) bien de palabras quechuas a la manera aimara (ltchaguaragt procedente de črsquoawar y ltsorojchegt a partir de suru- chi- q) Como en el caso anterior aquiacute tambieacuten las variantes no consignadas aparecen por lo general sin la referencia cruzada respectiva

53 Variacioacuten de ajuste vocaacutelico

De acuerdo con las reglas fonotaacutecticas del castellano la lengua no tolera a dife-rencia del quechua y del aimara vocales altas inacentuadas en posicioacuten final de palabra En liacutenea con esta restriccioacuten todo lexema nativo acabado en tales

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vocales sufre el reacomodo automaacutetico de manera que termine en e o respec-tivamente Los ejemplos que ofrecemos son muy elocuentes al respecto en la medida en que explican el origen de las variaciones involucradas

(3)

ango ~ ancuaillo ~ aylluaine ~ aynicaito ~ caituculle ~ cullicharque ~ charquichoro ~ churuchuncho ~ chunchuchupo ~ chuputaparaco ~ taparacu

lsquonervio tendoacutenrsquolsquolinaje familiarsquolsquotrabajo reciacuteprocorsquolsquopiolarsquolsquomaiacutez moradorsquolsquocecinarsquolsquocaracolrsquolsquoselvaacuteticorsquolsquoapostemarsquolsquovar de mariposarsquo

En los ejemplos listados es obvio que las formas de la segunda columna res-ponden a un esfuerzo purista por laquorecuperarraquo parcialmente la pronunciacioacuten nativa de las mismas Como en el caso del empleo de ltwgt en el plano orto-graacutefico aquiacute tambieacuten a falta de una normalizacioacuten ortograacutefica sistemaacutetica de los indigenismos se opta por una escritura laquoetimoloacutegicaraquo que no rige para el castellano Por lo demaacutes variantes como las vistas aparecen en el DA como entradas independientes casi siempre disociadas o sin relacioacuten alguna entre siacute

54 Cuestiones etimoloacutegicas

En general puede decirse que las etimologiacuteas de los indigenismos del aacuterea andina que aparecen en el diccionario general de la RAE y maacutes especiacutefica-mente en el DA cuando las tienen se limitan a reproducir en forma acriacutetica y automaacutetica las postulaciones sugeridas por las comisiones lexicograacuteficas de las academias de lengua espantildeola asociadas Que sepamos en efecto la excepcioacuten la dio la comisioacuten lexicograacutefica de la academia peruana con su contribucioacuten respectiva a la vigeacutesimo primera edicioacuten del Diccionario (2001) El resto de las academias del aacuterea andina siguiendo con la vieja praacutectica consistente en pos-tular etimologiacuteas de caraacutecter local y sincroacutenico continuaron y auacuten continuacutean con elevar semejante tipo de propuestas Seguidamente pasaremos a sentildealar e ilustrar con algunos ejemplos la serie de problemas de que adolecen tales pro-puestas

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(a) eacutetimos de origen local y con ortografiacutea tradicional

callampacuichiguandohuairaquipantildeaupa

(del q callampa)(del q cuichi)(del q huandu)(del q guaira)(del q quipa)(del q ntildeaupaco)

(b) etimologiacuteas erraacuteticas o vacilantes

chagraconchocorontachunkuguacaguantoquinuawambra

(del q chagra o chacra)(del q qonchu cunchu)(del q koroacutenta o qorunta)(del q chunku)(del q waku)(del q huantung)(del q kinuacutewa o kiacutenua)(del q warmi)

(c) etimologiacuteas de filiacioacuten errada y vacilante

ancucachicaimacalatochallarchullpachaquicollpaguachoguainotola

(del q y a anku)(del a kachi)(del a qrsquoayma)(del q qrsquoala)(del q chrsquoallay)(del q y del a chullpa)(del a chrsquoakhi)(del q y a qollpa)(del q y del a wacho wachu)(del q wayno a waintildeu)(del q y del a trsquoula)

(d) etimologiacuteas desprovistas de identificacioacuten gramatical

apachetaayapugllanacapujarcuraca

(del q y del a apachita)(del q ayaypugllana)(del q kapujay)(del q kuraka)

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(e) entradas sin etimologiacutea

andinoaillobalacacarapulcaguachoguacoguaguaguangoguatiahuambrahuiracochavicuntildeavizcacha

lsquodel aacuterea andinarsquolsquofamilia linajersquolsquodiademarsquolsquov de guisorsquolsquosurcorsquolsquode labio leporinorsquolsquonintildeo criacutearsquolsquotrenzarsquolsquobarbacoarsquolsquonintildeorsquolsquoespantildeolrsquolsquov de cameacutelido andinorsquolsquov de roedor andinorsquo

5 A manera de resumenEn las secciones precedentes hemos procurado ofrecer una caracterizacioacuten de las fuentes relativas a las lenguas andinas con especial incidencia en las obras lexicograacuteficas en funcioacuten de su consulta en el tratamiento de los indigenismos de los diccionarios de americanismos Seguidamente pasaremos a resumir a modo de conclusioacuten algunos de los aspectos maacutes saltantes de nuestra discusioacuten sobre los cuales hemos querido llamar la atencioacuten

En primer lugar en relacioacuten con el manejo de las fuentes coloniales sub-sisten los problemas de lectura e interpretacioacuten de las mismas en la medida en que los lexicoacutegrafos locales salvo contadiacutesimas excepciones carecen de la informacioacuten linguumliacutestica y filoloacutegica necesarias no solo con respecto a las len-guas nativas sino tambieacuten con el castellano de la eacutepoca La consulta de tales fuentes se ve agravada por el hecho de que debido a razones de accesibilidad se recurre a reediciones que si no son facsimilares han sido preparadas sin el menor rigor filoloacutegico y por consiguiente con serios problemas de fijacioacuten textual El asunto se ve agravado por el hecho de que no contamos hasta la fecha con excepcioacuten del intento reciente de edicioacuten de la obra del Anoacutenimo (Blas Valera) de versiones de las fuentes coloniales interpretadas con el debido rigor criacutetico y ecdoacutetico lamentablemente ausente por ejemplo en la preparada por Calvo y Urbano (2013)

En segundo teacutermino con respecto a las fuentes modernas y en especial los vocabularios de lengua nativa pertenecientes a distintas realidades dialectales debemos recordar que salvo muy pocas excepciones estos han sido preparados por aficionados carentes de formacioacuten linguumliacutestica y lexicograacutefica y registrados

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siguiendo notaciones ortograacuteficas incoherentes y por lo general rentildeidas con la realidad descrita Ocioso resulta sentildealar que la consulta de tales materiales requiere de un miacutenimum de anaacutelisis y examen internos

En tercera instancia en cuanto a las propuestas de indigenismos hechas por las academias nacionales debe notarse la total ausencia de coordinacioacuten entre ellas para resolver problemas de seleccioacuten y normalizacioacuten ortograacutefica y de esta manera superar la proliferacioacuten de las soluciones de caraacutecter regional y local muchas veces con desconocimiento de una misma historia cultural y linguumliacutes-tica compartidas

Finalmente en cuarto y uacuteltimo lugar pero no por ello menos importante estaacute el problema de las propuestas etimoloacutegicas terreno sumamente escabroso en el que como resultado de los progresos en linguumliacutestica histoacuterica aplicada a las lenguas indiacutegenas se han venido haciendo notorios avances en los uacuteltimos tiempos Es de lamentar sin embargo que nuestros lexicoacutegrafos nacionales anclados en la perspectiva sincroacutenica de sus realidades dialectales todaviacutea no parecen haber cobrado conciencia plena de la historicidad de los idiomas invo-lucrados operando hasta ahora como si se trataran de laquolenguas sin historiaraquo

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Historia y contacto en textos indorromaacutenicos

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Vol 1 Luis Andrade Ciudad Aacutelvaro Ezcurra Rivero y Carlos Garatea Grau (eds) Leacutexico y contacto de lenguas en los Andes 2019

Vol 2 Julia Montemayor Gracia Martina Schrader-Kniffki (eds) Espacios de contacto en la hispano-

foniacutea Espantildeol y lenguas indiacutegenas en el mundo globalizado 2021

Vol 3 Joseacute Carlos Huisa Teacutellez (ed) Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispano- americano 2021

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  • Dedication
  • Contenido
  • Lista de autores
  • Introduccioacuten (Joseacute Carlos Huisa Teacutellez)
  • El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales (Elena Diez del Corral Areta)
  • Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los gentilicios para el Peruacute (Piero Renato Costa Leoacuten)
  • El leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios (Ignacio Ahumada Lara)
  • Lexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano (Joseacute Carlos Huisa Teacutellez)
  • Consideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute Garciacutea de Arboleya (Aurora M Camacho Barreiro)
  • La funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona (Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea)
  • El Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real Academia Espantildeola (1884ndash1927) (Dariacuteo Rojas y Tania Avileacutes)
  • Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899) (Luz Fernaacutendez Gordillo)
  • Fuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino (Rodolfo Cerroacuten- Palomino)
  • Obras publicadas en la coleccioacuten
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Luis Andrade (Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute) Beatriz Arias (Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico) Joachim Born (Justus-Liebig-Universitaumlt Gieszligen) Aacutelvaro Ezcurra (Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute) Carlos Garatea (Pontificia Universidad Catoacutelica del Peruacute) Esther Hernaacutendez (Consejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas Espantildea) Miguel Aacutengel Quesada Pacheco (Universitetet i Bergen) Joachim Steffen (Universitaumlt Augsburg)

Vol 3

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Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

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A Reinhold Werner in memoriam

Contenido

Lista de autores 9

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezIntroduccioacuten 11

Elena Diez del Corral AretaEl estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales 19

Piero Renato Costa LeoacutenEntre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los gentilicios para el Peruacute 35

Ignacio Ahumada LaraEl leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 53

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezLexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano 67

Aurora M Camacho BarreiroConsideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute Garciacutea de Arboleya 91

Eduardo Joseacute Jacinto GarciacuteaLa funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona 109

Dariacuteo Rojas y Tania AvileacutesEl Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real Academia Espantildeola (1884ndash1927) 177

Contenido8

Luz Fernaacutendez GordilloJoaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899) 205

Rodolfo Cerroacuten- PalominoFuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino 243

Lista de autores

Ignacio Ahumada LaraConsejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas

Tania AvileacutesUniversidad Catoacutelica de Temuco

Aurora M Camacho BarreiroInstituto de Literatura y Linguumliacutestica ldquoJoseacute Antonio Portuondo Valdorrdquo

Rodolfo Cerroacuten- PalominoPontifica Universidad Catoacutelica del Peruacute

Piero Costa LeoacutenUniversitagrave degli Studi di Verona Universitat Autogravenoma de Barcelona

Elena Diez del Corral AretaUniversiteacute de Lausanne

Luz Fernaacutendez GordilloEl Colegio de Meacutexico

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezJohannes Gutenberg- Universitaumlt Mainz

Eduardo Joseacute Jacinto GarciacuteaUniversidad de Coacuterdoba

Dariacuteo RojasUniversidad de Chile

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Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Introduccioacuten

Hace alrededor de tres deacutecadas ndash como ya varios especialistas se han detenido en comentar (cfr por ejemplo Lapesa 1991 Rivarola 2001 [1993] 19 y Ramiacuterez Luengo 2012 394)ndash empezoacute para el estudio histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica una eacutepoca de renovada atencioacuten que se extiende hasta hoy No es difiacutecil reco-nocer que uno de los factores maacutes importantes de este desarrollo sostenido de la investigacioacuten lo constituyen la ampliacioacuten y la mejora del tratamiento de su base documental de lo cual el Corpus Diacroacutenico y Diatoacutepico del Espantildeol de Ameacuterica (CORDIAM) o el dedicado trabajo de Juan Antonio Frago (por ejem-plo Frago 2010) son buenos botones de muestra Resulta esencial mencionar asimismo el importante impulso dado tambieacuten en el nivel teoacuterico por la escuela alemana de filologiacutea romaacutenica especialmente a traveacutes de los sucesivos proyec-tos de investigacioacuten dirigidos por Wulf Oesterreicher centrados en la eacutepoca colonial (sobre el primero de ellos laquoEscritura de impronta oral en la historio-grafiacutea colonial de Hispanoameacuterica (1500ndash 1615)raquo (1990ndash 1996) cfr por ejemplo Renwick 1997) Esta especie de nueva eacutepoca de la disciplina tambieacuten incluye por supuesto el intereacutes en el nivel leacutexico de hecho la gran mayoriacutea de los auto-res nombrados hasta ahora presta aplicada atencioacuten al devenir de las palabras en diferentes momentos de la historia de la lengua en el continente No pode-mos dejar sin mencionar el ya claacutesico Buesa y Enguita (1992) dedicado sobre todo a las que quizaacutes sean las categoriacuteas maacutes recurridas en la investigacioacuten las de indigenismo y leacutexico patrimonial

Si bien es cierto que en el estudio histoacuterico prima o debe primar el manejo de fuentes linguumliacutesticas en el sentido de fuentes que recogen el uso mismo de la len-gua frente al de las fuentes metalinguumliacutesticas que recogen maacutes bien la reflexioacuten de los hablantes sobre su propio uso la consulta de un tipo prototiacutepico de estas fuentes el diccionario o glosario no es en absoluto inusual entre los especialis-tas en especial porque reflejan los usos activos en un momento determinado Es significativo por ejemplo que en su estudio sobre el espantildeol de Ameacuterica en la eacutepoca de la independencia Frago dedique el apartado titulado laquoLa cues-tioacuten documentalraquo sobre todo a diversas pesquisas lexicograacuteficas en diccionarios espantildeoles e hispanoamericanos En su repaso del estudio de la incorporacioacuten de determinados preacutestamos indiacutegenas Rivarola ndash en otro ejemplo de intereacutesndash no duda en afirmar laquo[d] e queacute manera aquiacute el estudio linguumliacutestico se entreteje

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez12

con el de objetos costumbres e instituciones [hellip] queda patente a modo de ilustracioacuten cuando se examinan los registros lexicograacuteficos de papa y tomate en dicha obra [Autoridades]raquo (Rivarola 2001 [1993] 29) El papel coadyuvante de la lexicografiacutea en el caso de los estudios histoacutericos dicho sea de paso no se muestra solo en esta consulta complementaria de diccionarios del pasado sino tambieacuten en la elaboracioacuten de obras lexicograacuteficas en el presente a partir de una base documental bien trabajada muy buenos ejemplos de esto son Alvar Ezque-rra (1997) y Company y Melis (2002) Naturalmente no hay que perder de vista que los puntos de partida y llegada de obras como estas estaacuten relacionados de forma directa con la investigacioacuten Por su parte la produccioacuten lexicograacutefica de los siglos pasados especialmente en Ameacuterica y a diferencia de su contraparte acadeacutemica se ha hecho partiendo casi de forma exclusiva del intereacutes la compe-tencia y la experiencia del autor

Valga el uacuteltimo apunte para ir entrando de lleno en el tema central de este volumen Hacia el uacuteltimo tercio del siglo pasado y en el marco de modernas propuestas de elaboracioacuten de diccionarios del espantildeol americano la produc-cioacuten lexicograacutefica decimonoacutenica de eacutepoca republicana cuyo modelo se repite hasta el siguiente siglo se sometioacute a un duro examen Es bien conocida la criacute-tica de Lara sobre las bases ideoloacutegicas de aquella sobre todo en cuanto a la conciencia del desviacuteo de los lexicoacutegrafos y hablantes hispanoamericanos frente a su propia habla americana cuya superacioacuten el autor mexicano exige vehe-mentemente (cfr Lara 1990 [1989]) Por su parte Reinhold Werner y Guumlnther Haensch directores del Proyecto de Diccionarios Contrastivos del Espantildeol de Ameacuterica de la Universidad de Augsburgo Alemania apuntaban sus criacuteticas sobre todo a cuestiones metalexicograacuteficas al tener como objetivo sistematizar en un lenguaje lexicograacuteficamente condensado las intuiciones de los autores del pasado sobre las diferencias de uso entre el leacutexico americano y el penin-sular considerado como norma central (Werner 1991) Ciertamente y al igual que Lara Werner y Haensch intentaban dejar de lado esta postura normativa del XIX y asumiacutean a cambio que la comparacioacuten entre el leacutexico de un paiacutes americano y el de Espantildea todaviacutea resultaba necesaria por cuestiones pura-mente praacutecticas en la realidad del siglo XX De cualquier manera estas mira-das criacuteticas generales dieron paso a la necesidad de emprender estudios maacutes especiacuteficos de las obras en cuestioacuten que se han ido llevando a cabo a lo largo de las uacuteltimas dos deacutecadas impulsadas por desideratas como la de Werner al proponer laquola elaboracioacuten de cuidadosas ediciones criacuteticas de obras lexicograacute-ficas antiguas claacutesicas y de difiacutecil acceso hoy diacutearaquo (Werner 2001 sp) o esta indirecta de Lara laquo[la lexicografiacutea hispaacutenica] no ha escrito su propia historia ni puede evaluar sus diccionarios desde puntos de vista metoacutedicos y rigurosos

Introduccioacuten 13

(pienso en las obras de Quemada 1968 y Rey- Debove 1971 para el franceacutes)raquo (Lara 1990 [1989] 237)

Es posible establecer una estrecha relacioacuten entre este esfuerzo de exami-nar con detenimiento la praacutectica lexicograacutefica hispanoamericana y la labor del historiador de la lengua si tenemos en cuenta el hecho patente de que las obras correspondientes maacutes allaacute de sus entresijos ideoloacutegicos y sus sistemaacute-ticas carencias ofrecen informacioacuten que no puede desaprovecharse sobre un inmenso caudal leacutexico En otras palabras la evaluacioacuten de este tipo de obras es un paso previo para su adecuado empleo tambieacuten en el aacutembito histoacuterico esta vez como fuentes En gran medida este fue el espiacuteritu de la jornada organizada en la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia Alemania en 2014 de la cual surgen algunas de las contribuciones que se presentan hoy en este volu-men y que teniacutea como objetivo revisar y plantear formas de tratamiento de las fuentes en el estudio histoacuterico del leacutexico

Al margen de los problemas praacutecticos que impidieron a lo largo de los antildeos la elaboracioacuten de un volumen que compilara las comunicaciones presentadas en aquella jornada la sorpresiva muerte en 2015 de Reinhold Werner verdadero impulsor de las ideas que estamos presentando aquiacute truncoacute un proyecto de largo aliento dedicado a la extensa evaluacioacuten de la lexicografiacutea hispanoame-ricana cuyo primer paso lo habriacutea constituido la publicacioacuten planeada Con todo estos antildeos han servido para involucrar a maacutes especialistas que siguiendo sus propias rutas se dedican tambieacuten a la empresa de examinar las obras lexico-graacuteficas del pasado y sopesar su utilidad en el estudio histoacuterico Naturalmente y como veremos enseguida su incorporacioacuten a este volumen es a todas luces una ganancia no queremos sin embargo dejar de mostrar aquiacute las ideas inicia-les de Werner expuestas en el resumen que escribioacute de la conferencia con la que abririacutea aquella jornada significativamente titulada laquoiquestPor queacute nos interesa en el siglo XXI la lexicografiacutea hispanoamericana de los siglos XIX y XXraquo

Las obras lexicograacuteficas dedicadas al espantildeol americano publicadas a lo largo de los siglos XIX y XX han sido objeto de severas criacuteticas globales a partir de los antildeos setenta del siglo pasado en especial debido a su caraacutecter diferencial es decir al hecho de que recogen sobre todo tipos de vocabulario en los que el espantildeol de los paiacuteses america-nos se distingue del de Espantildea estableciendo asiacute un geacutenero lexicograacutefico perifeacuterico solo complementario a una lexicografiacutea seudopanhispaacutenica dominada por represen-tantes del espantildeol europeo En esta conferencia se afirmaraacute que existe toda una serie de razones que hacen deseables una recoleccioacuten metoacutedica y un anaacutelisis sistemaacutetico de los diccionarios y glosarios hispanoamericanos desde sus oriacutegenesAunque las obras lexicograacuteficas de los siglos pasados carezcan de importancia como descripciones cientiacuteficas del espantildeol americano actual presentan un alto valor como fuentes de informacioacuten para estudios de linguumliacutestica histoacuterica e historia cultural Como

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez14

hipoacutetesis de trabajo que ya puede apoyarse en primeros estudios sobre algunas obras pioneras de varias lexicografiacuteas nacionales se sostiene que los inicios de la produc-cioacuten diccionariacutestica hispanoamericana no son tan homogeacuteneos ni desde un punto de vista ideoloacutegico como opina la criacutetica poleacutemica que se les hace desde una perspectiva posterior que a su vez tambieacuten merece un anaacutelisis criacutetico con respecto a sus raiacuteces ideoloacutegicas No en uacuteltimo lugar deberiacutea examinarse sin prejuicios la pregunta de si las obras pioneras de la lexicografiacutea hispanoamericana no encierran alguna que otra idea que valdriacutea la pena ser reconsiderada tal vez integrada con elementos teoacutericos y metodoloacutegicos maacutes modernos para la concepcioacuten de futuros estudios lexicograacuteficos

Por otro lado el retraso en la decisioacuten de retomar este proyecto de publica-cioacuten trajo consigo tambieacuten perder la oportunidad de contar con la contribucioacuten de uno de los especialistas en historia del leacutexico americano maacutes activos en la actualidad Joseacute Luis Ramiacuterez Luengo Su importante aportacioacuten a las bases teoacutericas del estudio como tambieacuten muestras relevantes de un serio trabajo empiacuterico componentes de la comunicacioacuten que presentoacute en nuestra jornada pueden verse ya en Ramiacuterez Luengo (2017)

Una tercera comunicacioacuten no recogida aquiacute es la que presentoacute el editor de este volumen Se trataba de la evaluacioacuten de la parte dedicada al leacutexico de una obra fundacional de la filologiacutea peruana El lenguaje peruano de Pedro M Ben-venutto Murrieta publicada en 1936 evaluacioacuten que estableciacutea una relacioacuten entre sus bases teoacutericas y empiacutericas y el concepto lexicograacutefico que guiacutea el Dic-cionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona de 1883 que a su vez tambieacuten constituye un primer hito en la lexicografiacutea del espantildeol peruano Este estudio formaraacute parte de una edicioacuten comentada de la obra del primer autor todaviacutea en proyecto

Las comunicaciones restantes presentadas aparecen aquiacute finalmente en forma de artiacuteculos naturalmente tras una necesaria revisioacuten El primero de ellos de Elena Diez del Corral Areta apunta al manejo de las fuentes en el estu-dio histoacuterico maacutes allaacute del aacutembito lexicograacutefico parte del propio trabajo empiacute-rico con documentos coloniales de la Audiencia de Quito de la autora (Diez del Corral Areta 2015) para reflexionar en torno al restringido acceso a importante informacioacuten sobre el complejo variacional en el que una palabra o un determi-nado fenoacutemeno linguumliacutestico se presenta y a la consecuente dificultad de recons-truir el contexto Se presentan asiacute diferentes meacutetodos o recursos para poder mitigar o superar estos problemas Por su parte la contribucioacuten de Ignacio Ahumada centra su atencioacuten en un tipo de producto lexicograacutefico especiacutefico los glosarios antildeadidos a obras de otra naturaleza especialmente literarias rele-vantes tambieacuten para el estudio histoacuterico del leacutexico sobre todo porque dan pistas de la marcacioacuten en el uso de las palabras que induce al autor a registrarlas Se

Introduccioacuten 15

proponen entonces la recuperacioacuten de este tipo de fuentes y criterios para su edicioacuten moderna El estudio de Eduardo Jacinto Garciacutea estaacute dedicado a las dos obras maacutes prototiacutepicas de la serie de diccionarios diferenciales decimonoacutenicos hispanoamericanos el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez de 1875 y el Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona de 1883 centraacutendose especiacuteficamente en la naturaleza de los testimonios literarios presentados por los lexicoacutegrafos que el autor identifica como parte de los oriacute-genes de la investigacioacuten empiacuterica del leacutexico hispanoamericano Finalmente el artiacuteculo de Rodolfo Cerroacuten- Palomino se enfoca en las fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino despueacutes de una revisioacuten historiograacutefica se sentildealan los problemas de su tratamiento moderno que normalmente deja de lado conocimientos histoacutericos y culturales relevantes

A este primer contingente de trabajos producto de la jornada de 2014 se le suman en este volumen otros cinco artiacuteculos que participan del mismo ideal propuesto en la organizacioacuten de aquel encuentro La contribucioacuten de Piero Costa Leoacuten parte tambieacuten de un propio trabajo empiacuterico ya llevado a cabo (Costa Leoacuten 2017) sobre la historia de la polisemia de perulero para reflexio-nar en torno a las ventajas de complementar si bien con mucha cautela el uso de las fuentes documentales con el de las lexicograacuteficas El segundo artiacuteculo antildeadido ndash escrito por miacutendash tiene como objetivo esbozar algunas pautas generales para el adecuado manejo de los diccionarios diferenciales decimonoacutenicos his-panoamericanos como fuentes del estudio histoacuterico del leacutexico

Los tres trabajos restantes constituyen estudios monograacuteficos El de Aurora M Camacho Barreiro recupera para la historiografiacutea y naturalmente tam-bieacuten para el estudio de la historia del leacutexico el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabu-lario cubanoraquo de Joseacute Garciacutea de Arboleya publicado en 1852 y reeditado en 1859 adjunto a un texto mayor contextualizaacutendolo no solo desde un punto de vista sociocultural e histoacuterico sino tambieacuten metalexicograacutefico El artiacuteculo de Luz Fernaacutendez Gordillo constituye en gran medida un estudio introductorio del Vocabulario de Mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta publicado en 1899 que presta atencioacuten a aspectos definitorios de la obra entre los cuales es de sentildealar el concepto lexicograacutefico del autor de fuerte impronta en la pro-duccioacuten lexicograacutefica posterior Por uacuteltimo la contribucioacuten firmada por Tania Avileacutes y Dariacuteo Rojas explora la relacioacuten entre el ya mencionado diccionario de Zorobabel Rodriacuteguez y la Real Academia Espantildeola en principio en cuanto a las propuestas de adiciones modificaciones o supresiones del lexicoacutegrafo chileno pero sobre todo en cuanto a su significado glotopoliacutetico aspecto que tambieacuten debe tomarse en cuenta al tratar la informacioacuten que ofrecen los diccionarios de esta serie

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez16

No podemos dejar de mencionar que varios otros especialistas en la historia de la lexicografiacutea hispanoamericana tambieacuten estaacuten produciendo ahora mismo contribuciones de calidad que hay que tomar en cuenta para la evaluacioacuten pro-puesta de diccionarios y glosarios del pasado En ese sentido aunque aquiacute no esteacuten todos los que deberiacutean estar esperamos que este volumen contribuya en algo a que continuacutee estrechaacutendose la relacioacuten entre lexicografiacutea y el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano de tal manera que rinda en la medida de las posibilidades frutos tan sustanciosos como el tratamiento de las usuales fuentes de archivo

Sirvan las uacuteltimas liacuteneas de esta introduccioacuten para expresar nuestro agrade-cimiento a la Oficina de Fomento a la Investigacioacuten de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia por su apoyo en el inicio de este proyecto a la editorial Peter Lang por su acogida y en especial a los autores cuya paciencia se ha visto puesta a prueba a lo largo de este proceso

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Introduccioacuten 17

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2012) laquoEl leacutexico en los procesos de dialectalizacioacuten del espantildeol americano el caso de la bolivia andinaraquo Cuadernos del Instituto Historia de la Lengua 7 393ndash 404

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2017) laquoAspectos metodoloacutegicos en el estudio histoacute-rico del leacutexico americano conceptos ejemplificacioacuten y tareas para el futuroraquo Moenia 23 603ndash 619

Renwick Ricardo (1997) laquoEl proyecto de investigacioacuten ldquoEscritura de impronta oral en la historiografiacutea colonial de Hispanoameacuterica (1500ndash 1615)rdquo (Universi-dad de Friburgo) fundamentos teoacutericos y metodologiacutearaquo Lexis XXI 1 17ndash 52

Rivarola Joseacute Luis (2001 [1993]) laquoHistoria del espantildeol de Ameacuterica Avances y algunas cuestiones pendientesraquo En Rivarola Joseacute Luis El espantildeol de Ameacute-rica en su historia Valladolid Universidad de Valladolid 17ndash 35

Werner Reinhold (1991) laquoPrincipios diferenciales y contrastivos en la lexico-grafiacutea del espantildeol americanoraquo En Presencia y destino el espantildeol de Ameacuterica hacia el siglo XXI Santafeacute de Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo I 229ndash 271

Werner Reinhold (2001) laquoAacutereas pendientes en la lexicografiacutea del espa-ntildeol americanoraquo II Congreso Internacional de la Lengua Espantildeola https cvccervanteses obref congresos valladolid ponencias unidad_ diversidad_ del_ espanol 2_ el_ espanol_ de_ america werner_ rhtm [21082021]

Elena Diez del Corral Areta

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un

corpus de documentos coloniales

Abstract The study of variation is fundamental in order to explain the historical develop-ment of a natural language such as Spanish If we understand language as a variational architecture we know that it does not evolve in a linear way and at the same level but that changes originate from and spread in different spheres Therefore it is necessary to take into account the whole variational complex in which a word or a certain linguistic phenomenon appears to pay attention to the speaker uttering it to the texts in which it is used and in short to the communicative situation However when we work with old texts we do not always have access to all this information and it is difficult to recons-truct the context The article will therefore be devoted to pointing out these pitfalls and limitations that we encounter and to providing as far as possible different methods or resources to solve or at least mitigate them

Keywords corporarsquos elaboration diasystematic variation discoursive traditions colonial documents linguistic change

1 IntroduccioacutenEl estudio de la variacioacuten linguumliacutestica resulta fundamental para explicar el deve-nir histoacuterico de una lengua natural como el espantildeol (Castillo Lluch y Pons Rodriacuteguez 2011 7 Penny 2004) ya que si entendemos la lengua como un edi-ficio variacional ndash con las tres dimensiones sentildealadas por Coseriu siguiendo a Flydal (1952) diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica (apud Loacutepez Serena 2007 371)ndash conocemos que esta no evoluciona de manera lineal y en un mismo nivel sino que los cambios se originan y se difunden en distintos aacutembitos

Partiendo de esta idea consideramos que es necesario tener en cuenta todo el complejo variacional en el que una palabra o un fenoacutemeno linguumliacutestico se emplea atender al interlocutor que lo emite a los textos en los que se difunde y en definitiva a la situacioacuten comunicativa en la que se presenta

Con variacioacuten diasistemaacutetica nos referimos a los tres niveles de variacioacuten linguumliacutestica (diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica) diferenciados tradicionalmente a

Elena Diez del Corral Areta20

los que se suma una cuarta dimensioacuten variacional (laquooral escritoraquo) sentildealada por Koch y Oesterreicher (1985 2007 [1990]) que permite comprender el funciona-miento de las distintas variedades linguumliacutesticas en una situacioacuten comunicativa determinada y resulta por ello fundamental para modelar adecuadamente el diasistema y el espacio variacional de una lengua histoacuterica (Loacutepez Serena 2007 371)

La intencioacuten de nuestro trabajo no es otra que la de ofrecer algunas reflexiones acerca del estudio de todos estos niveles de variacioacuten en fuentes americanas con-cretamente en documentos coloniales de caraacutecter juriacutedico- administrativo Estas reflexiones surgieron a lo largo de la elaboracioacuten de un proyecto de investigacioacuten ndash que analizaba los conectores consecutivos en textos documentales de la Audiencia de Quito (1563ndash 1822)1 ndash y cobraron forma en el encuentro internacional al que nos referimos en el proacuteximo apartado y que tomamos como punto de partida de este trabajo

2 Punto de partidaEn el texto de presentacioacuten del pequentildeo congreso en el que se leyeron los trabajos publicados en este volumen se poniacutean de relieve algunos aspectos que queremos detenernos en comentar Concretamente en los paacuterrafos introductorios que anun-ciaban los motivos del encuentro se afirmaba lo siguiente

No se ha examinado satisfactoriamente por ejemplo la variacioacuten diasistemaacutetica del leacutexico en eacutepocas distintas de la actual yendo maacutes allaacute de la pura diacroniacutea y profundi-zando en aspectos de distribucioacuten diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica

Mediante este paacuterrafo se resaltaba la falta de estudios histoacutericos del leacutexico que tuvieran en cuenta la variacioacuten linguumliacutestica en toda su amplitud Desde nues-tro punto de vista esta idea se extiende tambieacuten a otros niveles ya que hasta donde sabemos tampoco se ha examinado siempre satisfactoriamente la varia-cioacuten diasistemaacutetica en los estudios histoacutericos y diacroacutenicos de fenoacutemenos mor-foloacutegicos o sintaacutectico- discursivos del espantildeol en Ameacuterica debido entre otros motivos al anaacutelisis que se ha realizado de las fuentes2

1 Esa investigacioacuten fue un proyecto de tesis doctoral defendido en la Universidad de Neuchacirctel en el antildeo 2013 y publicado posteriormente como Diez del Corral (2015)

2 En el caso concreto que nos ocupa nos referimos a aquellos estudios basados en la documentacioacuten colonial de tipo juriacutedico- administrativo que se custodia en dife-rentes archivos nacionales de las distintas repuacuteblicas americanas y en el Archivo General de Indias de Sevilla Veacutease infra el apartado 31 dedicado a la accesibilidad de los documentos coloniales y el epiacutegrafe 34 sobre el tratamiento de las fuentes

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 21

En relacioacuten precisamente con este aspecto se sentildealaba tambieacuten en el ya men-cionado resumen del encuentro lo siguiente

No se apela con decisioacuten a los tipos y a la naturaleza de los textos tomados en consi-deracioacuten a las tradiciones discursivas en que se inscriben a las coordenadas de inme-diatez y distancia en las que se encuentran etc

Es numerosa la bibliografiacutea en la que se sentildeala la importancia de atender al con-junto de reglas formales estructurales y pragmaacutetico- situacionales del discurso es decir a las llamadas tradiciones discursivas cuyas primeras formulaciones debemos a Coseriu (1981) y Schlieben- Lange (1983) Sin embargo en lo que respecta a la documentacioacuten colonial de caraacutecter juriacutedico- administrativo3 son pocos los que aplican o tienen en cuenta este concepto en estudios linguumliacutesti-cos concretos4 De hecho algunos autores como Quesada Pacheco (1990 21) afirman que eligieron laquoal azarraquo los documentos utilizados para su estudio his-toacuterico del espantildeol colonial de Costa Rica y se refieren a la variedad de textos analizados mencionaacutendolos sucintamente mediante listados imprecisos como el siguiente laquoinformes de cofradiacuteas actas de cabildos testamentos protocolos juicios informaciones de meacuteritos cartas avisos inventarios y otrosraquo (Quesada Pacheco 1990 21)

Percataacutendonos de estos problemas y al tener que enfrentarnos a la elabo-racioacuten de un corpus para una investigacioacuten basada en fuentes coloniales ame-ricanas5 intentamos abordar el estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica para ir maacutes allaacute de la laquopura diacroniacutearaquo o de la diacroniacutea simplificada e irreal a la que se aludiacutea en las citas previas Como todo intento nos encontramos con varias dificultades y limitaciones que sentildealaremos tambieacuten a continuacioacuten a modo de reflexioacuten Asiacute pues nuestro objetivo es exponer las pautas que seguimos a la hora de elaborar un corpus de documentacioacuten colonial explicando sus ventajas y sus liacutemites para poder tenerlos en cuenta en estudios futuros

en la constitucioacuten de un corpus en concreto en lo que se refiere a su delimitacioacuten tipoloacutegica

3 Dentro de las fuentes coloniales americanas existe una preponderancia de textos administrativo- judiciales a pesar de que haya otro tipo de textos maacutes conocidos como las croacutenicas o algunos documentos privados

4 En este sentido merecen un reconocimiento especial los trabajos de Wesch (1994 1996 1998) por intentar establecer una tipologiacutea linguumliacutestica de los textos juriacutedico- administrativos y por describir en detalle algunos de ellos como la relacioacuten geograacutefica la real ceacutedula o la informacioacuten

5 La mencionada en la nota a pie de paacutegina nuacutemero 1

Elena Diez del Corral Areta22

3 La variacioacuten en la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales

En la elaboracioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial hay que tomar en consideracioacuten varios factores como la accesibilidad y la validez de las fuentes Sobre ellos giran las diferentes pautas criterios o delimitaciones que nos esta-blecimos para constituir nuestro corpus una delimitacioacuten archiviacutestica (sect 31) una delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica (sect 32) una delimitacioacuten cronoloacutegica (sect 33) y una delimitacioacuten tipoloacutegica (sect 34)

31 Delimitacioacuten archiviacutestica accesibilidad a las fuentes

La primera delimitacioacuten que establecimos para la elaboracioacuten de nuestro cor-pus fue la archiviacutestica Cada archivo ya sea general provincial municipal o catedralicio tiene una normativa propia que el investigador debe conocer para poder acceder a los fondos que estos custodian Si en territorio espantildeol ya contamos con un nuacutemero elevado de archivos con poliacuteticas y modos de admi-nistracioacuten muy diferentes (Diez del Corral Areta 2012a 36) en las distintas repuacuteblicas americanas existen otros a los que se suma ademaacutes el problema de la distancia fiacutesica (para alguien que vive en Europa viajar a Ameacuterica siem-pre conlleva maacutes esfuerzos y gastos) en el caso de que se requiera consultar el manuscrito directamente en el archivo

El Archivo General de Indias de Sevilla (AGI) es el principal depoacutesito de documentacioacuten juriacutedico- administrativa del Nuevo Mundo De ahiacute que se haya originado el toacutepico que lo designa como laquola meca del Americanismoraquo (AGI Historia en liacutenea) Sus maacutes de 49 000 legajos reposan en unos 8 kiloacutemetros de estanteriacuteas (AGI Historia en liacutenea) y sus fondos proceden de los distintos orga-nismos encargados de la administracioacuten colonial como el Consejo de Indias las Secretariacuteas de Estado y del Despacho Universal las Secretariacuteas de Gracia y Justicia las Secretariacuteas de Hacienda y de Guerra etc

Ademaacutes el acceso a los fondos del Archivo General de Indias se ha visto favorecido por uno de los proyectos maacutes ambiciosos del Ministerio de Cul-tura y Deporte del Gobierno de Espantildea para difundir el patrimonio histoacuterico documental a traveacutes de la Red la creacioacuten del Portal de Archivos Espantildeoles (PARES) Gracias a este portal cualquier persona puede consultar en internet varios fondos de los archivos estatales de manera libre y gratuita

Aun asiacute la accesibilidad en forma digital a los textos manuscritos es en cierta manera precaria como se puede comprobar al trabajar con algunas fuentes del Archivo General de Indias pues las imaacutegenes de muchos de los documentos digitalizados tienen una resolucioacuten deficiente y ademaacutes cada folio reprografiado

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 23

contiene una marca del archivo que atraviesa diagonalmente el manuscrito lo que dificulta a veces la lectura de algunas grafiacuteas6

La ventaja de la cercaniacutea de este archivo ndash al que podemos trasladarnos desde Europa con mayor facilidad que a los americanosndash asiacute como la facilidad del ser-vicio de reprografiacutea que nos ofrece mdash gracias al cual se pueden pedir copias in situ en papel o en formato digital en un CD- ROMmdash y la amplitud y calidad de sus fondos nos condujo a limitar nuestro corpus a este uacutenico depoacutesito

32 Delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica iquestvariacioacuten diatoacutepica

El segundo criterio en la delimitacioacuten del corpus atiende a la procedencia poliacutetico- geograacutefica de los textos Nos limitamos a una zona muy poco estu-diada como es la comprendida por el distrito de la Audiencia de Quito pues nuestra investigacioacuten se enmarcaba en un proyecto financiado por el Fonds National Suisse de la Recherche Scientifique (Reacutefeacuterence numeacutero 100012- 120257 1) Este se titulaba laquoEvolucioacuten histoacuterica del espantildeol en la Audiencia de Quito y Panamaacute durante la eacutepoca colonial (siglos XVI- XVIII) Estudio de linguumliacutestica histoacuterica contrastivaraquo y estaba coordinado por Juan Saacutenchez Meacutendez quien fue el primero en ofrecer un estudio de caraacutecter extensivo sobre el espantildeol en estos territorios a traveacutes del anaacutelisis de documentos coloniales

Con el fin de estudiar el espantildeol empleado en Ameacuterica nos limitamos a ana-lizar textos escritos uacutenicamente en territorios ultramarinos dejando a un lado los documentos emitidos desde los oacuterganos administrativos y judiciales de la Peniacutensula (en constante correspondencia con las instituciones americanas) En la mayoriacutea o en la praacutectica totalidad de los expedientes se incluyen textos de ambas partes del oceacuteano por lo que es preciso fijarse con atencioacuten en el lugar de emisioacuten del manuscrito

La documentacioacuten que compone nuestro corpus procede de distintas ciu-dades y pueblos situados en territorios bajo la jurisdiccioacuten de la Audiencia de Quito que abarcan no solo la actual repuacuteblica del Ecuador sino tambieacuten el sur de Colombia y el norte del Peruacute Ciudades como San Francisco de Quito o San-tiago de Guayaquil son muy frecuentes en el corpus como lugares de emisioacuten de la documentacioacuten pero tambieacuten existen manuscritos de otras ciudades como

6 Para comprobar esta afirmacioacuten puede consultarse la paacutegina del archivo en el portal de pares (wwwparesmcues) y realizar una buacutesqueda sencilla por ejemplo con el nombre de cualquier ciudad americana actual como Quito Lima o Bogotaacute

Elena Diez del Corral Areta24

Popayaacuten Almaguer Santiago de Cali San Juan de Pasto Jaeacuten de Bracamoros Noanamaacute Loja Riobamba Otavalo etc7

La variedad de lugares de procedencia de los textos y la delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica de los territorios pretendiacutean tener en cuenta la variacioacuten diatoacutepica en la composicioacuten del corpus No obstante en el tiacutetulo de este subapartado hemos incluido esta idea entre interrogantes (iquestvariacioacuten diatoacutepica) porque existen algunas limitaciones en ella Desarrollaremos estas reflexiones en el epiacutegrafe 4 dedicado a la validez de las fuentes junto a otras sobre los demaacutes niveles de variacioacuten para cuestionarnos de manera conjunta hasta queacute punto puede tenerse en cuenta la variacioacuten diasistemaacutetica en la constitucioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial

33 Delimitacioacuten cronoloacutegica (1563ndash 1822) variacioacuten diacroacutenica

La tercera delimitacioacuten del corpus atantildee a la cronologiacutea abarcada Dado el fenoacutemeno sintaacutectico- discursivo que se estudiaba (los conectores consecutivos) necesitaacutebamos un eje cronoloacutegico extenso y por tanto decidimos analizar todo el periacuteodo histoacuterico comuacutenmente conocido como laquoeacutepoca colonialraquo en con-creto desde el nacimiento de la Audiencia de Quito en 1563 hasta su desapari-cioacuten en 1822

Los siglos XVI XVII y XVIII eran los previstos en el proyecto en el que se enmarcaba nuestra investigacioacuten pero al hacer algunas incursiones en textos del siglo XIX nos percatamos de la importancia para nuestro objeto de estudio de ampliar el corpus ya que en esta eacutepoca aparecen nuevos marcadores discur-sivos y otros surgidos a finales del XVIII van consolidando sus usos (Gara-chana Camarero 1998 204 Pons Rodriacuteguez 2010 574)

Cada una de estas centurias se ha dividido en cuatro periacuteodos de 25 antildeos que corresponden al tiempo necesario para la conformacioacuten de una generacioacuten tal y como considera la sociolinguumliacutestica a excepcioacuten del siglo XVI que consta de dos periacuteodos y el XIX que va uacutenicamente de 1800 a 1822

Esta divisioacuten nos permitioacute organizar toda la documentacioacuten de forma orde-nada ademaacutes de facilitarnos la observacioacuten de algunos cambios que se daban en la documentacioacuten en una fecha concreta Solo asiacute pudimos realizar un estudio que tuviera en cuenta la variacioacuten diacroacutenica de la manera maacutes precisa posible

7 Para una detallada descripcioacuten de todas las fuentes con los lugares de emisioacuten de cada manuscrito veacutease Diez del Corral Areta (2015)

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 25

34 Delimitacioacuten tipoloacutegica iquestvariacioacuten diafaacutesica y diastraacutetica

El uacuteltimo criterio que tuvimos en cuenta para elaborar nuestro corpus fue el tipoloacutegico Esta delimitacioacuten supuso problemas maacutes complejos ya que a veces no resulta sencillo dilucidar ante queacute tipo de texto nos encontramos

La necesidad de una labor de clasificacioacuten tipoloacutegica es una opinioacuten unaacute-nime pero existen todaviacutea pocos trabajos con resultados concluyentes (Lou-reda Lamas 2003 53) En lo que respecta a la documentacioacuten colonial nos encontramos con tal abundancia de tipos textuales que en palabras de Corteacutes Alonso (1987 31) es laquotan grande como lo son las actividades humanas que no tenemos hecha una lista completa de todos ellosraquo

Ademaacutes la clasificacioacuten de tipos textuales entrantildea algunas dificultades como son la variacioacuten de los mismos o los cambios que se suceden en ellos a lo largo de la historia En algunos trabajos recientes que aseguran atender a las tradiciones discursivas estas variaciones no son tenidas en cuenta en el trata-miento de sus fuentes por lo que se realizan adscripciones apresuradas o enca-sillamientos comparando textos de diferentes tradiciones como si se tratara de estructuras monoliacuteticas (Guzmaacuten Riveroacuten 2007 87)

Asimismo otro problema en la clasificacioacuten tipoloacutegica es la atencioacuten exclu-siva a la Diplomaacutetica para la caracterizacioacuten de los textos (Diez del Corral Areta 2011 2012b) Los etiquetamientos de los documentos realizados por los escri-banos o incluso siglos maacutes tarde por los archiveros nos conducen en muchas ocasiones a una contextualizacioacuten falsa de ellos

Estas dificultades han producido que en muchas investigaciones basadas en documentos coloniales no se hayan tenido en cuenta las diferencias tipoloacute-gicas y textuales Por citar algunos trabajos relevantes en el estudio histoacuterico del espantildeol en Ameacuterica mencionamos las obras conocidas de Fontanella de Weinberg (1987) y Rojas (1985) para Argentina de Aacutelvarez Nazario (1982) para Puerto Rico el volumen ya mencionado de Quesada Pacheco (1990) para Costa Rica o el de Saacutenchez Meacutendez (1997) para Ecuador y Venezuela

En estos trabajos se menciona a veces la diversidad de la documentacioacuten colonial e incluso se hace alusioacuten en algunos rasgos linguumliacutesticos a la presencia de estos en un determinado tipo textual pero a excepcioacuten de muy pocos casos aislados se trata la documentacioacuten colonial como un bloque integral sin tener en cuenta su gran variedad No se elabora por tanto un laquocorpus diacroacutenico multidimensionalraquo en terminologiacutea de Kabatek (2006 170) constituido por distintas tradiciones discursivas

Los motivos de esta ausencia se deben a que todos los trabajos citados son de caraacutecter extensivo ndash investigaciones arduas y pioneras ademaacutes ya que

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previamente a ellas no habiacutea estudios en esos aacutembitosndash y la labor que implicariacutea constituir un corpus de documentacioacuten colonial para realizarlos diferenciando subtipos textuales dificultariacutea y ralentizariacutea la tarea

Por otro lado para elaborar un corpus tipoloacutegico adecuado se precisan cono-cimientos no solo linguumliacutesticos sino tambieacuten diplomaacuteticos como hemos mencio-nado previamente Los estudios diplomaacuteticos sobre el documento indiano no son abundantes y contamos tan solo con algunos estudios rigurosos como los excelen-tes trabajos de los antildeos setenta y ochenta realizados por Real Diacuteaz (1970) y por su esposa Heredia Herrera (1985a 1985b) En lo que respecta a los aspectos linguumliacutes-ticos hay que tener en cuenta la ubicacioacuten de cualquier texto en un contiacutenuum concepcional concebido entre un polo de maacutexima inmediatez comunicativa y otro de maacutexima distancia (Koch y Oesterreicher 2007 [1990]) algo que tampoco resulta sencillo por no existir compartimentos estancos en los que clasificar los diferentes manuscritos

En el corpus que creamos de documentacioacuten colonial de la Audiencia de Quito intentamos diferenciar algunos subtipos documentales en concreto dos unidades complejas que denominamos laquocartas oficialesraquo e laquoinformacionesraquo En el estudio de los conectores consecutivos y de cualquier marcador del discurso se ha puesto siempre de relieve la importancia de las situaciones comunicativas en las que estos se daban para poder entender mejor su uso asiacute que procuramos diferenciar al menos dos tradiciones discursivas complejas distintas sentildealando tambieacuten sus subtipos y describieacutendolas lo maacutes detalladamente posible

Las laquocartasraquo son maacutes libres en cuanto a su expresividad y a sus estructuras sintaacutectico- discursivas mientras que las laquoinformacionesraquo son documentos maacutes reiterativos y sujetos a patrones muy riacutegidos (e incluso a formularios) para su escritura Asiacute pues las laquocartasraquo se aproximan maacutes al polo de la inmediatez comu-nicativa mientras que las laquoinformacionesraquo se acercan al polo de la distancia comu-nicativa Por supuesto esta diferenciacioacuten es orientativa ya que consideramos que todos los textos son actos comunicativos plenos en los que hay que buscar siempre patrones comunes de la construccioacuten textual (aquellos precisamente que nos per-miten diferenciar subtipos)

Los teacuterminos en siacute de laquocartaraquo e laquoinformacioacutenraquo pueden resultar ambiguos pues el concepto laquocartaraquo lleva impliacutecito un enviacuteo o una comunicacioacuten a un destinatario y las laquoinformacionesraquo tambieacuten se enviaban por correo Las informaciones por su lado laquoinformanraquo pero iquestno informan tambieacuten las cartas que tratan tanto asuntos puacuteblicos como privados

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 27

No es este el momento para detenernos en justificar los dos tipos documen-tales elegidos en nuestro corpus8 pero siacute cabe destacar coacutemo esta diferencia-cioacuten ha dado resultados significativos en cuanto a la seleccioacuten paradigmaacutetica de los conectores consecutivos y la frecuencia de uso de los mismos Estos datos demuestran empiacutericamente la importancia de tener en cuenta esta variacioacuten en cualquier tipo de anaacutelisis linguumliacutestico como lo han hecho ya en numerosos estudios tantos otros investigadores9

Teniendo en cuenta estos paraacutemetros pretendiacuteamos atender a la variacioacuten diastraacutetica y diafaacutesica aunque con ciertas limitaciones como se pone de relieve en el siguiente apartado

4 Dificultades y limitaciones la validez de las fuentesEn un corpus de esta iacutendole nos encontramos con algunas dificultades y limita-ciones a la hora de tener en cuenta la variacioacuten diasistemaacutetica tanto la variacioacuten diatoacutepica (que se da en el espacio) la diafaacutesica (correspondiente a las circuns-tancias y a las relativas finalidades expresivas del hablar) y la diastraacutetica (seguacuten los estratos socioculturales de la comunidad hablante)

En el caso de la variacioacuten diatoacutepica la restriccioacuten del estudio a la documen-tacioacuten emitida por la Audiencia de Quito no implica una restriccioacuten diatoacutepica absoluta Muchos cargos gubernativos eclesiaacutesticos y los mismos escribanos soliacutean cambiar con frecuencia de lugar de residencia y eran destinados de una provincia a otra con relativa facilidad Ademaacutes la determinacioacuten de la pro-cedencia de aquellas personas que consignaban los textos es difiacutecil en algu-nos casos y valorar las influencias linguumliacutesticas de otras zonas geograacuteficas en las que residieron es una tarea todaviacutea maacutes compleja sobre todo en los primeros momentos de la colonizacioacuten De hecho en algunos documentos como copias y duplicados no se sabe siquiera quieacuten fue el escribano que las consignoacute por lo que no podemos determinar de quieacuten es la expresioacuten iquestdel escribano iquestdel que firma Existe por tanto un margen de error que hay que tener en cuenta en la consideracioacuten de la variacioacuten diatoacutepica que se proponiacutea

8 Un extenso apartado del trabajo mencionado (Diez del Corral 2015) se dedica pre-cisamente a ello

9 Algunos de los trabajos recopilatorios de estudios que versan sobre las tradiciones discursivas y que aplican el concepto a corpus muy variados son Oesterreicher Stoll y Wesch (1998) Jacob y Kabatek (2001) Aschenberg y Wilhelm (2003) Jungbluth Kaiser y Lopes (2006) y Kabatek (2008) entre otros

Elena Diez del Corral Areta28

Por lo que respecta a la variacioacuten diafaacutesica en general es difiacutecil la recons-truccioacuten del contexto comunicativo en textos antiguos pues el acceso completo a este es imposible ya que no puede saberse a ciencia cierta coacutemo los hablantes procesaban e interpretaban un enunciado cualquiera No obstante existen fac-tores contextuales que estaacuten al alcance como el laquocotextoraquo o ciertos contextos situacionales que contribuyen al anaacutelisis y que pueden hallarse en los textos mismos o en otro tipo de fuentes metatextuales o histoacuterico- culturales Para ello es uacutetil (y necesario desde nuestro punto de vista) tener en cuenta esos moldes histoacuterico- normativos sociodiscursivos e intertextuales llamados tambieacuten tra-diciones discursivas

Solo asiacute se deja atraacutes la visioacuten monoliacutetica de la gramaacutetica histoacuterica y la idea de que la evolucioacuten de la lengua es un proceso rectiliacuteneo y lineal pues lo que se estudian son textos variados de diferentes eacutepocas y no la evolucioacuten de la lengua como una unidad o ente homogeacuteneo en siacute

En nuestro corpus solo tuvimos en cuenta dos tipos documentales a pesar de que en la documentacioacuten colonial exista una gran abundancia de tipos tex-tuales pero estos se han descrito minuciosamente teniendo en cuenta aspectos diplomaacuteticos y linguumliacutesticos por lo que se antildeaden a otros tipos de documentos ya caracterizados detalladamente como son la real provisioacuten la real ceacutedula y la relacioacuten geograacutefica (veacutease la nota a pie de paacutegina 4)

En cuanto a lo que se refiere a la variacioacuten diastraacutetica esta no puede plan-tearse en la documentacioacuten colonial ya que la mayoriacutea de los textos son ofi-ciales (de caraacutecter juriacutedico- administrativo) y estaacuten escritos por personas con cargos importantes (gubernativos eclesiaacutesticos o militares) que habiacutean reci-bido una formacioacuten y que teniacutean una cultura frente a la mayoriacutea de la poblacioacuten analfabeta que no teniacutea acceso a la escritura En las lsquoinformacionesrsquo se recogen algunas declaraciones de personas que laquodizen no saber firmarraquo pero es el escri-bano quien las consigna con lo que se abririacutea el debate sobre la intervencioacuten del escribano sobre la tergiversacioacuten o no de la informacioacuten sobre la literalidad de lo escrito etc

Para un estudio diacroacutenico adecuado seriacutea recomendable tener en cuenta todas las dimensiones variacionales del habla Solo asiacute podemos descubrir coacutemo se genera y desarrolla el cambio linguumliacutestico dejando atraacutes esa idea de que la lengua es maacutes o menos unitaria y que la uacutenica variacioacuten es diacroacutenica (por la que podemos reconstruir la historia cotejando textos perfectamente fechados y ubicados en el tiempo) Una lengua natural no es un sistema sino un conjunto de sistemas

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 29

5 Recapitulacioacuten y tareas pendientesCon este trabajo hemos pretendido ofrecer unas reflexiones sobre el estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica y sobre coacutemo tenerla en cuenta en la elaboracioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial Para ello hemos comentado coacutemo accedimos a los textos y queacute pautas seguimos para componerlo En concreto nos guiamos por 4 criterios de seleccioacuten archiviacutestico (es decir de queacute archivos iacutebamos a extraer los documentos) poliacutetico- geograacutefico (para tener en cuenta la variacioacuten diatoacutepica) cronoloacutegico (para poder realizar un estudio diacroacutenico) y tipoloacutegico (para poder atender en cierta medida a la variacioacuten diafaacutesica)

Una vez explicitados estos criterios nos hemos detenido en reflexionar sobre la validez de las fuentes detallando las dificultades y limitaciones del corpus realizado Algunas de esas dificultades se pueden solventar o mitigar y en el caso de las limitaciones es necesario conocerlas y sentildealarlas a la comunidad cientiacutefica evitando generalizaciones universales y dando cabida a un margen de error en nuestras investigaciones

En el caso concreto de la documentacioacuten colonial hemos visto coacutemo la variacioacuten diatoacutepica no es en parte laquoestrictaraquo dada la movilidad de los habitan-tes que circulaban con cierta flexibilidad de una audiencia a otra (de un cargo a otrohellip) y por la dificultad de determinar la procedencia de muchos escribanos o autores

En cuanto a la variacioacuten diastraacutetica siacute hemos observado que las restricciones son mayores y que maacutes que una dificultad nos encontramos ante una limi-tacioacuten del corpus dado que las personas que teniacutean acceso a la escritura eran uacutenicamente aquellas formadas frente a una mayoriacutea de poblacioacuten analfabeta

Por uacuteltimo en relacioacuten con la variacioacuten diafaacutesica nos hemos percatado de coacutemo a pesar de la dificultad de reconstruir el contexto en su totalidad y de acceder a coacutemo los hablantes interpretaban los diferentes enunciados tenemos herramientas que nos permiten su estudio como son las tradiciones discursi-vas Es necesario atender a las particularidades de cada texto y de cada tradi-cioacuten textual a la hora de estudiar un fenoacutemeno linguumliacutestico cualquiera Tarea nada faacutecil cuando hemos de enfrentarnos a la documentacioacuten colonial en la cual los tipos textuales no estaacuten tan claramente delimitados y es difiacutecil saber a queacute tradicioacuten discursiva pertenecen

De cualquier manera estos escollos no deben desalentarnos sino todo lo contrario deben animarnos a hacer investigaciones maacutes precisas y a constituir corpus mejor elaborados Con corpus diferenciados que den cuenta de la varia-cioacuten y de la diversidad multidimensional podremos reconstruir grandes liacuteneas evolutivas en la historia de la lengua espantildeola

Elena Diez del Corral Areta30

Esa labor de creacioacuten de corpus es precisamente la que tenemos como tarea pendiente (y que se resaltoacute tambieacuten en el encuentro realizado en la Universidad de Mainz concretamente para el siglo XIX) Hay muy pocos corpus de docu-mentacioacuten americana por el trabajo que implica la constitucioacuten de uno extenso y auacuten maacutes de uno que contemple toda la gama de posibilidades de una lengua

La creacioacuten de infraestructuras de este tipo estaacute poco valorada cientiacutefica-mente pero es un pilar fundamental para poder realizar a posteriori estudios linguumliacutesticos de todo tipo Supone una gran inversioacuten de tiempo pero un gran avance cientiacutefico por lo que es una tarea fundamental y necesaria para el estu-dio del leacutexico para el americanismo y para la historia de la lengua espantildeola Valgan estas reflexiones como toma de conciencia para unir nuestros esfuerzos y constituir uno conjuntamente

BibliografiacuteaAGI Archivo General de Indias Historia https wwwculturaydeportegob

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Piero Renato Costa Leoacuten

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los

gentilicios para el Peruacute

Abstract This article aims to discuss the advantages of carrying out a combined approach when addressing the historical study of the Spanish lexicon in the Americas ie to retrieve and carefully combine the data available both in thesauri and textual corpora In this sense by exploring the polysemy of perulero - a and its lexical variation with peruano - a and peruviano - a on the basis of the information obtained via the Nuevo Tesoro Lexicograacutefico de la Lengua Espantildeola (NTLLE) and the Corpus Diacroacute-nico del Espantildeol (CORDE) it is ultimately intended to discuss the role of both type of sources and moreover the one played by additional historical data as well as eventual fortuitous findings

Keywords thesauri corpora demonyms lexical variation polysemy

1 IntroduccioacutenDos asuntos de distinta naturaleza epistemoloacutegica que ndash entre otros tantosndash ata-ntildeen al estudio del espantildeol americano son por un lado la labor de registrar y datar la variacioacuten y la polisemia de su leacutexico y por otro que el investigador de estados de lengua pasados pueda contar con un grupo de fuentes capaces de garantizar niveles miacutenimos de representatividad Maacutes allaacute de las diferencias entre los aspectos maacutes cualitativos del primer asunto mencionado y aquellos de caraacutecter maacutes filoloacutegico- metodoloacutegico de disponibilidad documental del segundo no puede negarse la utilidad que el intereacutes puesto paralelamente en ambas preocupaciones puede brindar al estudio del espantildeol americano (o al menos parcialmente americano) a traveacutes del afaacuten por disponer de un material de consulta apropiado y fiable se puede ahondar en el estudio del leacutexico poliseacute-mico tanto de las Indias como de la Hispanoameacuterica republicana La atencioacuten conjuntamente puesta sobre los dos aspectos deriva por ende en un mayor nuacutemero de instancias confiables desde las cuales afrontar la polisemia El estu-dio del leacutexico y de sus implicaciones semaacutenticas es sin duda tributario enton-ces de un adecuado armado de un corpus representativo que para el caso del

Piero Renato Costa Leoacuten36

espantildeol americano ha de resultar luego capaz de dar lugar en el momento de anaacutelisis a lo siguiente

una visioacuten general que explique de queacute manera ndash y en queacute momentondash se van configu-rando las variedades dialectales que existen hoy [y que en alguacuten momento jugaron un rol] en tierras americanas esto es de queacute manera y en queacute momento se producen los procesos de dialectalizacioacuten1 (Ramiacuterez Luengo 2012 394)

Los estudios leacutexico- semaacutenticos y diacroacutenicos del espantildeol americano hallan en este sentido en las problemaacuteticas de la linguumliacutestica de corpus una viacutea en que el debate por la idoneidad de cada uno de los documentos de los que se ha de extraer y contrastar los usos tiene consecuencias tanto con respecto a los datos mismos como en torno de su interpretacioacuten y ndash yendo incluso maacutes allaacutendash en torno de coacutemo se perfila la discusioacuten maacutes panoraacutemica sobre la periodizacioacuten del espantildeol en el continente americano Como parte de estas consideraciones de hecho una dimensioacuten documental que entra en juego en el aacutembito de estas problemaacuteticas es el rol de las fuentes lexicograacuteficas y la subsecuente valoracioacuten de su potencial e idoneidad de cara a la investigacioacuten histoacuterica del espantildeol ame-ricano en particular de su acervo leacutexico En el espiacuteritu de tales observacio-nes la presente contribucioacuten apunta a ahondar sobre la base de un estudio aplicado en el papel que por un lado la informacioacuten lexicograacutefica del pasado puede ofrecer para explorar y rescatar el empleo y la semaacutentica del leacutexico colo-nial y republicano como en los aportes que por el otro tambieacuten puede brindar la indagacioacuten en corpora diacroacutenicos

De esta forma el objetivo que en concreto persigue este artiacuteculo es dar cuenta de la variacioacuten leacutexica y la polisemia desplegadas a lo largo de la historia colonial y parte de aquella poscolonial por las denominaciones gentilicias refe-rentes al Peruacute y como parte del mismo cometido rescatar a traveacutes de la explo-tacioacuten de la informacioacuten lexicograacutefica (a veces solamente detectable a traveacutes de circunstancias fortuitas) variantes leacutexicas que muy posiblemente pasariacutean des-apercibidas en la historia de la lengua de no ser explotadas a partir del miacutenimo indicio Se describiraacute dadas tales finalidades una red de distintos significados

1 Maacutes allaacute de los reparos que indudablemente se puede hacer a la necesidad de insistir en la dialectalizacioacuten del espantildeol en Ameacuterica sobre todo en los periodos ya tardo-coloniales y de albores de las repuacuteblicas (veacutease por ejemplo Huisa Teacutellez en este volumen) se pretende rescatar de la observacioacuten de Ramiacuterez Luengo (2012) el intereacutes por dar con formas para estudiar la gestacioacuten y consolidacioacuten de la variacioacuten en el aacutembito de los propios desarrollos de los espantildeoles americanos sin que necesaria-mente se entienda por ello solo el alejamiento de las hablas peninsulares

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 37

asociados en particular a tres vocablos en funcioacuten principalmente de la infor-macioacuten lexicograacutefica disponible en el Nuevo Tesoro Lexicograacutefico de la Lengua Espantildeola (NTLLE) y posteriormente en el Corpus Diacroacutenico de la Lengua Espantildeola (CORDE) peruano - a perulero - a y peruviano - a Sobre la base de la informacioacuten de la documentacioacuten proporcionada por ambas bases de datos la presente contribucioacuten pretende adentrarse en concordancia con la proble-maacutetica sentildealada ya anteriormente en una breve serie de reflexiones en torno de coacutemo la informacioacuten lexicograacutefica puede combinarse con los hallazgos hechos por la investigacioacuten realizada exclusivamente en corpora y al mismo tiempo valorar maacutes allaacute de los riesgos de su interpretacioacuten los caminos de reconstruc-cioacuten histoacuterico- semaacutentica que la informacioacuten lexicograacutefica en su justa medida nos puede ayudar a construir

2 La polisemia de las denominaciones gentilicias relativas al Peruacute

En el transcurso del devenir de la lengua espantildeola las formas leacutexicas usadas para referirse a los seres o eventos propios o vinculados con un determinado territorio pueden variar semaacutenticamente y desarrollar ndash e incluso lexicalizarndash distintos valores semaacutenticos2 Es asiacute que por ejemplo voces como mayonesa (con un caraacutecter ademaacutes plenamente nominal) pueden trascender de un con-tenido relacional con su topoacutenimo de base (Mahoacuten) para pasar a encerrar un significado distinto o que un gentilicio como canario - a pueda desplazar en una de sus acepciones su referencia toponiacutemica de las Islas Canarias a la pro-vincia uruguaya de Canelones (Morera 2012 117) Puede suscitarse tambieacuten el caso en que diferentes voces puedan acoger el mismo significado Asiacute tanto jie-nense como jaenero - a pueden poseer el mismo valor semaacutentico es decir lsquopro-pio o relacionado con la provincia espantildeola de Jaeacutenrsquo (Garciacutea Gallariacuten 2003 583)

21 Entre ser peruano - a y ser perulero - a

Es justamente este uacuteltimo caso el que se detecta en la laquocontienda leacutexicaraquo entre peruano - a forma gentilicia sobreviviente hasta la actualidad y perulero - a ambos con el valor de lsquopropio o relativo al Peruacutersquo Investigaciones hechas

2 Con el propoacutesito de ahondar en estos aspectos leacutexico- semaacutenticos se sugiere revisar la tipologiacutea de los laquosentidos secundarios de las palabras gentiliciasraquo de Morera y Garciacutea Padroacuten (2013) asiacute como las etapas de lexicalizacioacuten con nuevos valores semaacutenticos de las denominaciones gentilicias que propone Garciacutea Padroacuten (2015 124ndash 127)

Piero Renato Costa Leoacuten38

previamente (Costa Leoacuten 2018) han estado dedicadas a explorar sobre todo la polisemia de perulero - a entre el siglo XVI y la primera mitad del XIX pero tambieacuten sobre la base del anaacutelisis cuantitativo de las apariciones de ambas voces en el CORDE en el mismo rango cronoloacutegico el uso contrastado de los empleos estrictamente gentilicios de perulero - a con aquellos gentilicios ndash y antildeadamos aquiacute eventualmente eacutetnicosndash de peruano - a Tal como se pretende sentildealar en la Tabla 1 maacutes allaacute de la mayor preferencia en los distintos rangos temporales de peruano - a por sobre perulero - a la evidencia recogida del corpus en cuestioacuten le permite a la investigacioacuten citada anteriormente sugerir un cierto periodo de coexistencia de ambas voces a lo largo del periodo colonial americano

El estudio contrastado de ambas voces en tanto gentilicios debe entenderse sin embargo no solo a partir de este reporte cuantitativo sino que asimismo hay que tomar en cuenta que en cuanto a perulero - a fue necesario emprender de antemano ademaacutes la evaluacioacuten pormenorizada del significado de cada una de sus concordancias en el CORDE para proceder a determinar sus significa-dos y distinguir por ende entre los valores gentilicios del vocablo y otros que tambieacuten desarrolloacute3 tenemos por un lado lsquoexitoso comerciante colonial que transporta mercanciacuteas diversas entre el Peruacute y la Espantildea peninsularrsquo ndash tal como se atestigua en la Historia general de las Indias (1552) de Francisco Loacutepez de Goacutemara y se expone a continuacioacuten en la cita (1)ndash y por el otro lsquovasija de barro de amplio grosor en el medio mayormente aprovechada para el transporte de

Tab 1 Comparacioacuten de tokens disponibles en el CORDE para perulero - a ndash solo sus significados gentiliciosndash y peruano - a (los nuacutemeros entre pareacutentesis indican la cantidad de textos diferentes en que aparecen las concordancias)

perulero - a (como gentilicio)

peruano - a Total

Siglo XVI - 3 (3) 3 (3)Siglo XVII Primera mitad 1 20 (9) 21 (10)

Segunda mitad 3 (3) 191 (6) 194 (9)Siglo XVIII Primera mitad 1 50 (10) 51 (11)

Segunda mitad 17 (5) 94 (16) 111 (19)Siglo XIX ndash Primera mitad 2 (2) 94 (34) 96 (36)

Total 24 (12) 448 (76) 476 (88)

3 Con la evidente finalidad de encarar solamente la comparacioacuten entre sus valores gentilicios con los precisamente gentilicios de peruano - a

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 39

liacutequidosrsquo ndash ilustrado por su parte en la cita (2) con un ejemplo extraiacutedo de la Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada (1573ndash 1581) de Fray Pedro de Aguadondash 4

(1) Partioacute pues Blasco Nuacutentildeez con la Audiencia y llegoacute al Nombre de Dios a diez de enero de mil y quinientos y quarenta y quatro Halloacute alliacute a Christoacuteval de Barrien-tos y otros peruleros de partida para Espantildea con buena cantidad de oro y plata y requirioacute a los alcaldes embaraccedilassen aquel oro hasta que se averiguasse de queacute lo llevaban [hellip]

(2) En esta resfriega dieron estos barbaros vn flechazo a vna muyer sevillana que en esta jornada yva con su marido que era portugues llamado Juan Gonccedilalez natu-ral de Mertula La flecha le dio por la garganta y llevava yerva ponccedilontildeosa y ansi murio luego rabiando Tomaron los yndios a los espantildeoles vna botija perulera llena de poluora que les hizo harta falta y otras muchas petacas y puercos y con todo se quedaron

Hay por tanto una dimensioacuten cualitativa del manejo de la informacioacuten pro-porcionada por el corpus que en lo que al marco de esta contribucioacuten atantildee depende no solo del enfrentamiento contextualizado ante los usos para su pos-terior cuantificacioacuten sino tambieacuten del fundamental apoyo lexicograacutefico puesto que la investigacioacuten mencionada tambieacuten involucroacute una faceta lexicograacutefica en concreto acudiendo a descripciones de los diccionarios disponibles en el NTLLE publicados hasta la primera mitad del siglo XIX se puede dejar cons-tancia de su innegable aporte en una primera etapa de cara al ulterior escruti-nio cualitativo concerniente a la polisemia general de perulero - a aporte que se presenta a grandes rasgos en la Tabla 2

Sobre la base de la interpretacioacuten de las definiciones lexicograacuteficas obtenidas en el NTLLE y agrupadas en una red de acepciones tiacutepicas de una constelacioacuten poliseacutemica5ndash se procedioacute al posterior y aquiacute ya mencionado anaacutelisis de las ins-tancias de perulero - a obtenidas en el CORDE mostradas de forma resumida en la Tabla 2 La exploracioacuten inicial de los diversos contenidos semaacutenticos de una voz poliseacutemica pueden encararse entonces partiendo del anaacutelisis de lo que sentildealan los lexicoacutegrafos en sus obras y en consecuencia el rastreo en los corpora puede entenderse como un recurso complementario (y muy posible-mente no solo complementario) para validar las hipoacutetesis esbozadas tras una primera fase respecto de la polisemia del leacutexico americano (o en todo caso

4 Ambos ejemplos textuales han sido extraiacutedos del CORDE 5 Se toma en cuenta en este sentido la concepcioacuten de que laquola polisemia debe ser enten-

dida [hellip] como una cadena o red de sentidosraquo (Blank 2003 272 traduccioacuten propia)

Piero Renato Costa Leoacuten40

de referencia americana6) Hay que tomar en cuenta empero que tal como se pretendioacute llevar a cabo en Costa Leoacuten (2018) la configuracioacuten poliseacutemica arro-jada por el examen de los materiales lexicograacuteficos alojados en un tesoro como el del NTLLE no puede tomarse como un reflejo plenamente fiel de la realidad linguumliacutestica son solo un punto de inicio de la investigacioacuten y se necesita com-plementar maacutes bien tales hallazgos con el respectivo anaacutelisis de instancias de uso en un corpus que resulte ademaacutes representativo de los estados de lengua y las preferencias diatoacutepicas sometidos a observacioacuten7 Solo de esta forma la exploracioacuten puede depurar vicios analiacuteticos impresos por los lexicoacutegrafos de las

Tab 2 Clasificacioacuten de las concordancias de perulero - a halladas en el CORDE por significado y distribucioacuten cronoloacutegica (los nuacutemeros entre pareacutentesis indican la cantidad de textos diferentes en que aparecen las respectivas concordancias)

Significado

lsquotransportista de mercanciacuteas entre Espantildea

y Peruacutersquo

gentiliciolsquovasija de

barro para liacutequidosrsquo

Total

Siglo XVI 18 (10) - 1 19 (11)Siglo XVII Primera mitad 75 (39) 1 10 (8) 86 (47)

Segunda mitad 7 (5) 3 (3) 5 (3) 15 (9)Siglo XVIII

Primera mitad 3 (2) 1 - 4 (2)Segunda mitad 9 (3) 17 (5) 1 27 (6)

Siglo XIX ndash Primera mitad - 2 (2) - 2 (2)Total 112 (59) 24 (11) 17 (13) 153 (77)

6 Se hace aquiacute esta aclaracioacuten en vista de que tal como se sugiere en Costa Leoacuten (2018 90) el origen geograacutefico de perulero - a pareciera ser en el siglo XVI penin-sular no endoacutegeno (es decir no necesariamente surgido en praacutecticas discursivas peruanas) puesto que se encuentra inicialmente en documentos escritos en terri-torios peninsulares y tambieacuten novohispanos -siempre no obstante producidos por autores peninsularesndash

7 Resulta necesario recordar de todos modos que laquose debe confiar en el caraacutecter de representatividad del corpusraquo (Torruella Casantildeas 2017 35) por maacutes que tal como advierte Parodi (2008) laquoes imposible recolectar un corpus que abarque toda una lengua [hellip] De este modo se debe siempre tener presente que un corpus es soacutelo una coleccioacuten finita de un universo infinitoraquo (105) Por tanto laquoaunque [hellip] limitado [un corpus] no puede dejar de ser un fiel reflejo de la lengua que quiere representar [hellip] los tipos de documentos que lo constituyan deben siempre que sea posible guardar entre siacute y en todo momento unas proporciones que reflejen el conjunto del estado o del nivel de lengua representadoraquo (Torruella Casantildeas 2017 36)

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 41

distintas obras consultadas y pasar en consecuencia a una caracterizacioacuten maacutes fidedigna de las praacutecticas verbales en los que pudo haber discurrido la polise-mia de una determinada voz

Retomando aquiacute un punto ya sugerido en el paacuterrafo precedente hay que tomar en cuenta ademaacutes que los condicionamientos ideoloacutegicos y analiacuteticos que pueden afectar la labor de todo lexicoacutegrafo8 pueden ensombrecer en mayor o menor medida la interpretacioacuten semaacutentica de cada palabra Una consecuen-cia de ello puede ser el toparse en medio de la investigacioacuten con una red de acepciones mayor o menor de la que a fin de cuentas puede proporcionar un estudio apoyado en la exploracioacuten complementaria de material textual de diversa iacutendole disponible en los corpora La consideracioacuten de las implicaciones de los condicionamientos ideoloacutegicos de por ejemplo los diccionarios y demaacutes obras lexicograacuteficas americanas con respecto al estudio del espantildeol americano ha sido ya advertida por autores como Huisa Teacutellez (2019) quien concretamente con respecto al Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) de Juan de Arona invita a laquodudar de que Arona sea una fuente importante para los estudios actuales del contacto linguumliacutestico entre el espantildeol y las lenguas indiacute-genas en Ameacuterica y de las influencias mutuas a menos que [hellip] se estudien las ideologiacuteas linguumliacutesticas sobre tal contactoraquo (284) Las dimensiones ideoloacutegicas pueden por tanto limitar o incluso anular la posibilidad de estudiar ciertas realidades linguumliacutesticas ndash entre ellas y pensando en el principal punto de intereacutes del presente artiacuteculo las leacutexico- semaacutenticasndash sobre todo cuando dificultan el acceso a un panorama representativo de los usos linguumliacutesticos que le interesan a un determinado investigador

Profundizando ahora bien en las descripciones que por interpretacioacuten particular de los lexicoacutegrafos se puede hallar en el estudio lexicograacutefico- diacroacutenico no hay que perder de vista de todas formas el eacutenfasis en asuntos culturalmente importantes en una determinada sociedad en cierto momento y que los lexicoacutegrafos terminan por fijar en una acepcioacuten propia en el dicciona-rio sin que necesariamente la pesquisa en corpora permita confirmarla como plenamente separada de las demaacutes Esta situacioacuten puede verse de hecho con respecto a perulero - a cuando se constata que por maacutes que en el Diccionario de

8 Desde un punto de vista criacutetico e ideoloacutegico no puede perderse de vista en este sentido que como producto del trabajo humano en el aacutembito lexicograacutefico en la definicioacuten lexicograacutefica y otras partes de la microestructura se pueden laquoantildeadir [hellip] connotaciones negativas o positivas que no son generales o comunes a los hablantes de la lenguaraquo (Gutieacuterrez Cuadrado 2011 51)

Piero Renato Costa Leoacuten42

Autoridades (en su tomo de 1737) y las primeras tres ediciones del Diccionario de la lengua espantildeola de la Real Academia Espantildeola (es decir las de 1780 1783 y 1791) la primera acepcioacuten es la de laquoadj que se aplica agrave la moneacuteda fabricada en el Peruacuteraquo9 hay indicios provenientes tanto de la consulta en el CORDE como del anaacutelisis semaacutentico elaborado por Costa Leoacuten (2018) que hacen difiacutecil pen-sar en que una moneda llamada perulera deacute cuenta de un empleo diferenciado de aquel de perulero - a como denominacioacuten gentilicia La buacutesqueda realizada en el CORDE no ha permitido dar maacutes que con dos empleos en que se habla de monedas peruleras empleos en los que dicho sea de paso perulero - a no exhibe un valor distinto del considerado en general como gentilicio Veacutease a modo de ejemplo el siguiente fragmento extraiacutedo del CORDE de las Memo-rias de Raimundo de Lantery mercader de Indias en Caacutediz 1673ndash 1700 (1706) escritas por el mismo Lantery

(3) No obstante en Granada sentenciaron pagar muchas partidas a pesos antiguos [hellip] y los pesos sevillanos antiguos mexicanos y peruleros o columnarios los pusieron a 15 Reales de Velloacuten o 10 de plata de esa moneda nueva con nombres de escudos como corren aun hoy y los doblones de peso a 60 Reales Velloacuten y 40 Rea-les de plata de esa moneda nueva como vale hoy diacutea que escribo esto que somos al antildeo de 1706

La referencia hecha en la misma cadena sintagmaacutetica a pesos sevillanos mexi-canos y peruleros parece reflejar en peruleros un valor meramente gentilicio el valor numismaacutetico se reserva maacutes bien a pesos ademaacutes de que en el contexto del fragmento hay otras referencias leacutexicas a monedas y tipos de estas como los reales

Es posible pensar de hecho en la situacioacuten de que el significado tenido en mente por los lexicoacutegrafos encargados de tal acepcioacuten en los diccionarios aca-deacutemicos (o al menos en todo caso en el Diccionario de Autoridades en tanto obra pionera en presentar tal acepcioacuten) sea aquella gentilicia el eacutenfasis puesto sin embargo en la moneda como elemento representativo de la proveniencia peruana podriacutea explicarse en funcioacuten de los teacuterminos culturales que de forma particular podriacutean haber impactado en la historia colonial y en general del mundo hispaacutenico hasta llegar al punto de asignarle iconicidad a cierto grupo de monedas Resulta crucial para ahondar en la pesquisa leacutexica echar mano tambieacuten de otro tipo de fuentes En este sentido la informacioacuten histoacuterico- econoacutemica brindada por Jovel y Jovel (2004) nos permite tener en cuenta que el descubrimiento de monedas producidas en el Virreinato del Peruacute (maacutes

9 La acentuacioacuten en este caso es la disponible en el Diccionario de Autoridades

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concretamente en Potosiacute) carentes de la medida y el peso oficialmente estableci-dos por la corona espantildeola impactoacute en la economiacutea colonial sobre todo hacia la deacutecada de 1640 Estas monedas laquodefectuosasraquo pasaron a ser llamadas monedas peruleras y en vista de su existencia y sus consecuencias perjudiciales para el sistema numismaacutetico hispaacutenico la proliferacioacuten de las mismas condujo a pos-teriori a la implementacioacuten de una serie de medidas que frenaran la posterior acuntildeacioacuten de monedas igualmente fallidas

La incorporacioacuten de la dimensioacuten numismaacutetica en asociacioacuten con el gen-tilicio parece no tener mayor justificacioacuten semaacutentica a pesar del valor his-toriograacutefico que indudablemente tiene para entender al menos en parte las circunstancias ideoloacutegicas que condujeron a su inclusioacuten en el diccionario este es el diagnoacutestico que la exploracioacuten del CORDE nos lleva a sugerir10 Hay que considerar por tanto que ciertas posturas ideoloacutegicas y analiacuteticas en los diccio-narios consultables en un tesoro lexicograacutefico pueden ocultar o sobregenerar acepciones que la posterior investigacioacuten en corpora va a finalmente conducir a descartar o confirmar Aun asiacute sin embargo en los casos en que la inda-gacioacuten en estas uacuteltimas bases de datos contribuya a desmontar falsos valores poliseacutemicos los condicionamientos detectados han de ofrecer de todos modos informacioacuten cultural sin lugar a dudas interesante sobre un sinfiacuten de aspectos sociales y cognitivos que han determinado el devenir de la academia y en gene-ral de parte de una comunidad Hay que diferenciar por tanto al menos las veces en que resulte posible la informacioacuten estrictamente linguumliacutestica de aquella maacutes externa de caraacutecter cultural maacutes laquomacroraquo sin que esta distincioacuten signifi-que el desmedro de la uacuteltima dimensioacuten se trata esencialmente de compren-der solamente que no siempre ha de ser material uacutetil para la reconstruccioacuten histoacuterica de la polisemia

2 La reducida visibilidad de peruviano - aUn distinto tipo de aprovechamiento que se puede obtener de la informacioacuten lexicograacutefica de cara al estudio diacroacutenico del leacutexico tanto poliseacutemico como en variacioacuten en laquocontiendaraquo por tomar los mismos significados es la posibilidad de acceder a formas leacutexicas que de otra forma corren maacutes riesgo de escapar del control del investigador y por tanto de su utilizacioacuten en posteriores fases de anaacutelisis Se hace necesario sentildealar aquiacute por consiguiente que la investigacioacuten

10 No puede descartarse de todos modos que se corre siempre el riesgo de que en el propio anaacutelisis nos afecte otra serie de condicionamientos socioculturales maacutes propios de nuestro contexto

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realizada en torno de las denominaciones gentilicias alusivas al Peruacute nos ha permitido toparnos en el NTLLE con el lema de peruviano - a en la misma columna en que por lo general aparecen peruano - a y perulero - a El hallazgo de peruviano - a por tanto en el acervo lexicograacutefico acadeacutemico se debe aquiacute a un caso de serendipia aun asiacute el encuentro con dicha forma leacutexica indudable-mente permite expandir el margen de alcance de los estudios en torno del leacutexico poblacional11 peruano

Tal serendipia por tanto ha de entenderse como una posibilidad siempre contemplable en la indagacioacuten de una red de voces y sus muacuteltiples significados Ante esta situacioacuten sin embargo toda vez que la exploracioacuten lleve al investiga-dor hacia el hallazgo de nuevos datos debe desplegarse en seguida una pesquisa combinada tanto en tesoros lexicograacuteficos como en corpora textuales de las formas leacutexicas encontradas En esta toacutenica vale la pena traer a colacioacuten aquiacute que tras habernos topado con peruviano - a en el NTLLE emprendimos el ras-treo del vocablo en cuestioacuten en tanto lema de buacutesqueda en el referido tesoro acadeacutemico para luego buscarlo a partir de los valores semaacutenticos disponibles en las descripciones lexicograacuteficas en el CORDE ya sea individualmente como en combinacioacuten con otras unidades linguumliacutesticas El encuentro de la voz puede ser entonces fortuito y no planificado pero el aprovechamiento a posteriori de dicha informacioacuten siacute puede ser maacutes bien conducido de manera ordenada y sistemaacutetica

De esta forma y en el aacutembito de un rastreo realizado tanto en el CORDE como en el NTLLE resulta oportuno examinar y reportar la presencia de peru-viano - a en un rango temporal muy similar al explorado para perulero - a y peruano - a en Costa Leoacuten (2018) se ha tomado igualmente el siglo XVI como punto de partida pero en vez de realizar la pesquisa solo hasta la primera mitad del siglo XIX se ha optado por considerar la totalidad de este uacuteltimo Se tiene entonces que desde una perspectiva lexicograacutefica abordada a partir de la consulta del NTLLE peruviano - a aparece por primera vez en la documenta-cioacuten lexicograacutefica en 1846 concretamente en el Nuevo diccionario de la lengua castellana de Vicente Salvaacute En esta fuente se lee al interior de la entrada de Peruviano la siguiente unidad fraseoloacutegica

11 La eleccioacuten terminoloacutegica de leacutexico poblacional responde aquiacute a la necesidad de agrupar en un solo aacutembito leacutexico a los gentilicios y etnoacutenimos dada su recurrente resemantizacioacuten en distintas circunstancias histoacutericas en una u otra direccioacuten (es decir hacia identidades mayormente geograacuteficas o eacutetnico- culturales) Veacutease Costa Leoacuten (2021 120ndash 121) para ahondar en la problemaacutetica al respecto

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(4) Peruviano (baacutelsamo) m Aceite balsaacutemico muy apreciado que se recibe del Peruacute

A primera vista no parece dar cuenta el referido diccionario de un valor estric-tamente gentilicio aplicable a cualquier ser entidad o evento sino maacutes bien de un sentido esencialmente asociado con un tipo de aceite especiacutefico precisa-mente de proveniencia peruana Esta observacioacuten no deja de lado sin embargo la posibilidad de entrever en el anaacutelisis composicional de la unidad fraseoloacute-gica baacutelsamo peruviano que el contenido semaacutentico de peruviano por maacutes que quizaacute haya podido tener un uso preferente en relacioacuten con baacutelsamo por encima de otros objetos o seres12 es justamente el de lsquoproveniencia peruanarsquo No deja de ser imaginable de todos modos que por las propiedades de dicho baacutelsamo la voz peruviano - a haya desarrollado en virtud de tal combinatoria un conte-nido no solo estrictamente geograacutefico (y que trascienda en definitiva el matiz puramente gentilicio) pero ante la dificultad de poder confirmar dicha hipoacute-tesis resulta cuando menos cauto y saludable asumir la posibilidad de que peruviano solo posea un valor gentilicio a pesar de que Salvaacute de acuerdo con el anaacutelisis aquiacute efectuado parece no contemplar tal significado

Sobre la base de estas consideraciones vale la pena volver a traer a colacioacuten lo sentildealado en la seccioacuten anterior con respecto a las descripciones lexicograacuteficas de las monedas peruleras y contemplar en la misma temaacutetica el caso de que maacutes que revelar una acepcioacuten diferenciada para perulero - a la informacioacuten de los diccionarios acadeacutemicos haya dado cuenta sobre todo de una colocacioacuten frecuente en un cierto momento histoacuterico y como producto de determinadas circunstancias sociales Regresando sin embargo a lo que atantildee a peruviano - a resulta necesario reportar ademaacutes que su registro lexicograacutefico trasciende la obra de Salvaacute ndash por maacutes que quepa la posibilidad de que otros lexicoacutegrafos la hayan tomado como un calco de la obra de este uacuteltimondash y que se incluye de todos modos en posteriores documentos tambieacuten disponibles en el NTLLE Es posible en este sentido que la colocacioacuten baacutelsamo peruviano haya sido con-siderada auacuten relevante en el saber linguumliacutestico (sea ya en teacuterminos sincroacutenicos o diacroacutenicos) al punto de llegar a ser incorporada en posteriores repertorios lexicograacuteficos el segundo tomo del Diccionario enciclopeacutedico de la lengua espa-ntildeola (1855) de Gaspar y Roig (5) y el suplemento de 1869 del Diccionario Nacio-nal de Ramoacuten Joaquiacuten Domiacutenguez (6)

12 Quizaacute en vista de que precisamente una colocacioacuten (leacutexica) es entendida tal como establecen Granger y Paquot (2008 45) como una frase formada por dos lexemas sobre la base de un patroacuten sintaacutectico especiacutefico y determinada por usos preferentes entre los hablantes en sus dinaacutemicas comunicativas

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(5) Peruviano adj y adj s PERUANO =Bot BAacuteLSAMO PERUVIANO BAacuteLSAMO PERUVIANO V BAacuteLSAMO

(6) PURUVIANO [sic] (Baacutelsamo) sm Aceite balsaacutemico muy apreciado que se recibe del Peruacute

Parece haber por ende una perpetuacioacuten en parte de la lexicografiacutea espantildeola del siglo XIX de la unidad fraseoloacutegica baacutelsamo peruviano en la cual el genti-licio en cuestioacuten se uniriacutea preferentemente con el sustantivo baacutelsamo Hay que rescatar tambieacuten sin embargo que en el rastreo lexicograacutefico efectuado hay registros posteriores al de Salvaacute algunas veces igualmente posteriores y otras tantas contemporaacuteneos al trabajo de Domiacutenguez y el de Gaspar y Roig que siacute describen la voz peruviano - a como equivalente de peruano - a (y el sentido gentilicio de perulero - a) Se tiene ademaacutes de la primera acepcioacuten para peru-viano - a ya evidenciada en el ejemplo (5) los registros de este vocablo con una remisioacuten en las ediciones de 1852 a 1899 del acadeacutemico del Diccionario de la lengua espantildeola a las entradas de perulero - a (en 1852) y a peruano - a (en las ediciones de 1869 1884 y 1899) Hay que agregar asimismo a esta lista el artiacute-culo de peruviano - a del mismiacutesimo Diccionario Nacional (1853) de Domiacuten-guez (7) y el Diccionario enciclopeacutedico de la lengua castellana (1895) de Eliacuteas Zerolo (8) en el que ademaacutes se aclara que es una voz ya en desuso

(7) Peruviano na V Peruano y Perulero (8) PERUVIANO NA adj PERUANO Apl aacute pers uacute t c s Hoy no se usa

Tratando de reconstruir entonces la configuracioacuten semaacutentica de peruviano - a a partir de su documentacioacuten lexicograacutefica pasada disponible en el NTLLE nos atrevemos a observar aquiacute que esta voz posiblemente tuvo tan solo el signi-ficado gentilicio que previamente se ha visto para peruano - a y tambieacuten dentro de la red poliseacutemica de perulero - a y que las referencias al baacutelsamo perulero podriacutean maacutes bien revelar una colocacioacuten frecuente de dicho adjetivo13 El

13 La profundizacioacuten en los recursos lexicograacuteficos dispuestos en el NTLLE tambieacuten nos ha permitido acceder a la siguiente definicioacuten en el primer tomo del diccionario de Gaspar y Roig (1855)

(9) BAacuteLSAMO PERUANO lo produce el mirospermo peruiacutefero aacuterbol de la misma familia y paiacutes que el anterior [baacutelsamo de toluacute] Dos especies se encuentran en el comercio el blanco y el negro el primero fluye espontaacuteneamente de las incisiones hechas al aacuterbol y es liacutequido espesa de olor suave color amarillo y sabor amargo se vuelve rojizo y soacutelido con el tiempo y se usa en Medicina como toacutenico y esti-mulante El segundo se obtiene por la decoccioacuten de las ramas y otras partes del

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trabajo llevado a cabo con el ya referido material lexicograacutefico provisto por la Real Academia Espantildeola siacute pareciera revelar un valor gentilicio de peruviano - a y la interpretacioacuten de los materiales consultados ademaacutes permitiriacutea suponer una combinatoria sintagmaacutetica poco libre (al menos en el siglo XIX) y mayor-mente ligada a la base nominal baacutelsamo

La fase concerniente por su parte a la buacutesqueda en el CORDE arrojoacute tan solo ocho ocurrencias de peruviano - a hasta finales del siglo XIX dos de ellas en las Tradiciones Peruanas (1874ndash 1875) de Ricardo Palma y el resto en tex-tos espantildeoles escritos desde finales del siglo XVIII Pese al reducido nuacutemero de concordancias recuperadas sobresale la constatacioacuten de que dos de ellas corresponden a laquobaacutelsamo(s) peruviano(s)raquo La buacutesqueda en el CORDE luego de aquella en el NTLLE de forma similar a como se condujo la investigacioacuten de Costa Leoacuten (2018) para perulero - a reportada en el acaacutepite precedente permite fortalecer las observaciones de que como parte del anaacutelisis semaacutentico la labor investigativa ha de realizarse en al menos un corpus sobre la base de la informa-cioacuten a la que se accede gracias al tesoro lexicograacutefico

Asiacute en este caso concreto de peruviano - a no puede descartarse una ten-dencia a emplear el vocablo en colocacioacuten junto con baacutelsamo pero tampoco que el significado de peruviano - a no sea maacutes que aquel gentilicio A este uacuteltimo respecto creemos igualmente pertinente agregar que en pro de la posibilidad de entrever en la permutabilidad paradigmaacutetica de peruano - a y peruviano - a al interior de la unidad fraseoloacutegica encabezada por baacutelsamo una de las con-cordancias arrojadas por el CORDE para peruano - a atestigua la combinacioacuten laquobaacutelsamo peruanoraquo Se tiene por lo tanto en la Historia del reino de Quito en la Ameacuterica Meridional (1789) del local Juan de Velasco el siguiente fragmento

(10) El valle del Yunguilla maacutes abajo de Giroacuten es de clima caliente seco y muy sano y se halla lleno de ingenios de azuacutecar de grana silvestre que es pasto de las bes-tias y en su cercaniacutea de San Pedro tiene tambieacuten el baacutelsamo peruano llamado alliacute chaquino

aacuterbol es negruzco de consistencia de melaza menos oloroso que el anterior y estaacute adulterado con frecuencia

Se puede suponer en consecuencia la variacioacuten entre baacutelsamo peruano y baacutelsamo peruviano y por tanto contribuir a la hipoacutetesis del uso gentilicio de peruviano - a como similar ndash si nos basamos en la permutacioacutenndash al de peruano - a en el mismo sintagma

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3 Algunas observaciones de cierreEs necesario partir en este uacuteltimo acaacutepite sosteniendo que no basta con histo-riar el devenir de la lengua y sus contenidos semaacutenticos desde la informacioacuten lexicograacutefica puesto que es un tipo de informacioacuten que no ha respondido en muchas circunstancias histoacutericas a criterios exclusivamente descriptivos14 ni se halla exenta ndash como cualquier evaluacioacuten metalinguumliacutesticandash de eventuales yerros analiacuteticos Es necesario por tanto entender que la informacioacuten alojada en los repositorios lexicograacuteficos puede ofrecer contenido valioso en pos de la recons-truccioacuten histoacuterica de la polisemia de los vocablos tal como se ha pretendido demostrar en las paacuteginas precedentes pero tambieacuten que la informacioacuten obte-nida de los diccionarios puede en determinadas ocasiones opacar y en otras tantas sobredimensionar matices semaacutenticos dificultando asiacute la investigacioacuten en torno de la condicioacuten poliseacutemica de una voz

Es justamente por esta razoacuten por la que la pesquisa leacutexico- semaacutentica a partir de las posibles trayectorias poliseacutemicas esbozadas desde la averiguacioacuten hecha en los tesoros lexicograacuteficos ofrece una o maacutes viacuteas de investigacioacuten que a fin de cuentas han de complementarse preferentemente con lo que la consulta en corpora puede ofrecer por su parte Es esta segunda fase evidentemente ins-pirada tal como se acaba de sentildealar por los indicios inicialmente esbozados por la informacioacuten recogida en la fase inicial de exploracioacuten lexicograacutefica la que va a permitir confirmar o en todo caso poner en duda las redes poliseacute-micas trazadas luego del examen estrictamente lexicograacutefico Hemos visto asiacute por ejemplo coacutemo la acepcioacuten que en algunos diccionarios acadeacutemicos se reserva al interior del artiacuteculo de perulero - a a la moneda fabricada en el Peruacute no encuentra mayor resonancia como una acepcioacuten distinta ni en las instancias disponibles en la buacutesqueda por concordancias en el CORDE ni en el anaacutelisis semaacutentico efectuado en Costa Leoacuten (2018) Y el mismo reparo por su cuenta

14 Y hay que tomar en cuenta ademaacutes que un pilar de la lexicografiacutea ya contemporaacute-nea ndash en arenas maacutes cercanas a los intereses de la lexicografiacutea proactiva que concibe Rodriacuteguez Barcia (2016 67)ndash es que en pro de un afaacuten precisamente descriptivo aunque laquo[e] l uso linguumliacutestico es portador de ideologiacutea [hellip] el lexicoacutegrafo debe descri-birlo como lo percibe aunque tiene todo el derecho de advertir o anotar lo que juzgue oportunoraquo (Gutieacuterrez Cuadrado 2011 57) Asiacute resulta apropiado en la lexicografiacutea maacutes reciente laquoponer de manifiesto estos significados por ofensivos que parezcan o por mucho que denigren a alguacuten colectivo [hellip] pero tambieacuten pensamos que debe hacerlo corteacutesmente sin antildeadir comentarios expresiones o teacuterminos innecesaria-mente vejatoriosraquo (Camacho Barreiro 2009 36)

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puede sentildealarse para el uso peruviano - a en relacioacuten con un baacutelsamo tal como se ha pretendido aportar a modo de novedad en esta contribucioacuten

No parecieran ser asiacute por lo tanto maacutes que posibles sobredimensionamien-tos producto de condicionamientos culturales que han de estudiarse en el marco de los debidos contextos histoacutericos y sociocognitivos de los lexicoacutegrafos a cargo de los materiales a disposicioacuten de la investigacioacuten No basta entonces la informacioacuten que se desprende de los artiacuteculos del diccionario (sobre todo a la luz del contraste con el examen del corpus y posteriores consideraciones semaacuten-ticas como aquellas desplegadas en esta contribucioacuten) para darles a tales des-cripciones un estatus diferenciado como una acepcioacuten distinta Esto no quita no obstante que el contenido de las definiciones resulte de intereacutes de todos modos para pesquisas de caraacutecter maacutes historiograacutefico y cultural en vista de la atencioacuten puesta en los aspectos de cariz extralinguumliacutestico disponible en los materiales lexicograacuteficos No hay que perder de vista ademaacutes que tal como se ha sugerido en las paacuteginas precedentes para moneda perulera y baacutelsamo peru-viano estemos quizaacute ante combinaciones fraseoloacutegicas recurrentes en deter-minadas circunstancias comunicativas y que dichas combinaciones se hayan visto evidentemente impulsadas en el marco de ciertos paradigmas y praacutecticas culturales

Hay que considerar por tanto la informacioacuten lexicograacutefica como un punto de partida para la investigacioacuten del leacutexico poliseacutemico y de variacioacuten leacutexica pero al mismo tiempo entender que tal tipo de exploracioacuten idealmente debe combinarse con la averiguacioacuten a la que nos da acceso la consulta en corpora debidamente representativos de los estados de lengua a estudiar15 El estudio histoacuterico del leacutexico y la polisemia hispanoamericanos en siacutentesis no deberiacutea

15 Y entender ademaacutes la importancia de contar en cada ocasioacuten laquocon un corpus lo suficientemente amplio y lo suficientemente variado ndash diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesicamentendash como para representar con cierta fiabilidad la situacioacuten leacutexica del pasado y reflejar asiacute la realidad (cualquier cosa que eso sea) de este nivel linguumliacutestico en la eacutepoca seleccionadaraquo (Ramiacuterez Luengo 2017 615) laquoEs a partir de la localizacioacuten y cuantificacioacuten de los diferentes datos recogidos en cada uno de los diversos aparta-dos de estos tres ejes [diatoacutepico diastraacutetico y diafaacutesico apenas recieacuten mencionados] que se podraacute empezar a desarrollar la teoriacutea que se quiera estudiar y a establecer conclusiones respecto de la evolucioacuten temporal [hellip] o de la situacioacuten geograacutefica de los elementos linguumliacutesticos que se deseen investigarraquo (Torruella Casantildeas 2017 67) La incidencia en la consideracioacuten de tales ejes para el estudio diacroacutenico del espantildeol americano (asiacute como tambieacuten de aquel no americano) permite aproximarse asiacute en definitiva a instancias de uso maacutes representativas de cada estado de lengua y dinaacute-mica comunicativa

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descartar el impulso de inspiracioacuten al que nos arrojan las acepciones suge-ridas por los artiacuteculos lexicograacuteficos Sin quedarse solo en ello y en vista de la necesidad de aprovechar todo material disponible (en su justa y respectiva medida) es momento de servirse tanto de las evidencias de uso como tambieacuten de las aproximaciones metalinguumliacutesticas que nos anteceden y que debidamente asumidas podemos poner a nuestra disposicioacuten en pro de fortalecer los pro-pios hallazgos e hipoacutetesis

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Ignacio Ahumada Lara

El leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten

metalexicograacutefica de los glosarios

Abstract The recovery and edition of glossaries both of literary and specialized works leads to the reestablishment of the repertoires endorsed by authorities a lexicographic model of scarce cultivation in our dictionary past In addition to this it involves the rewriting of our lexicographical history in the light of modern lexicographical theory and the recovery of those words that lexicographers and users saw as differential from the standard or obscure because they did not use them in short it is a decisive contri-bution to the knowledge and dating of our historical lexicon In this article we will try to insist on the one hand on the metalexicographic criteria for the recovery and edition of glossaries and on the other hand on the need to promote the recovery and edition of these brief repertoires of Americanisms as in fact and based on our proposals is being carried out in countries such as Costa Rica and Uruguay

Keywords edition of glossaries authorities historical lexicon repertoires of Ameri-canisms

1 IntroduccioacutenEl glosario ndash conviene recordarlondash ha sido un modelo lexicograacutefico de escaso cultivo en nuestro pasado diccionariacutestico La edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios tanto de obras literarias como de obras especializadas supone el res-tablecimiento en la lexicografiacutea hispaacutenica de los repertorios avalados bien por autoridades literarias bien por citas del maacutes variado tenor Ademaacutes de esto la edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios supone la reescritura de nuestra historia lexicograacutefica a la luz de la moderna teoriacutea lexicograacutefica y el restableci-miento filoloacutegico de aquellas voces que creadores y expertos consideraron en su momento como voces diferenciales del estaacutendar como exoacuteticas como obscuras por desusadas o como imprescindibles por su importancia pedagoacutegica en el dominio de una materia concreta La edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios supone en definitiva una decisiva aportacioacuten al conocimiento y datacioacuten de nuestro leacutexico histoacuterico ya se trate del leacutexico general ya lo sea del especializado

En esta contribucioacuten voy a referirme en primera instancia a los criterios metalexicograacuteficos para la recuperacioacuten y edicioacuten de estos glosarios y ademaacutes

Ignacio Ahumada Lara54

a la necesidad de impulsar la recuperacioacuten y edicioacuten de estos breves repertorios de voces regionales del espantildeol de Ameacuterica

2 La recuperacioacuten y edicioacuten de los glosariosEntiendo que es la necesidad de una comunicacioacuten plena la que impulsa al autor de un texto a antildeadir un glosario a su obra Este autor como sucede en la mayoriacutea de los casos se enfrenta a la tarea lexicograacutefica desde su intuicioacuten como usuario de diccionarios Es el conocimiento pasivo de las obras lexicograacuteficas lo que le dicta las normas para la redaccioacuten de su breve repertorio En cualquier caso los materiales son apreciadiacutesimas joyas para el conocimiento histoacuterico tanto del leacutexico general como especializado de cualquier lengua Ante una lengua como el espantildeol milenaria y atractivamente compleja en su diversidad geolinguumliacutestica la necesidad de recuperar y editar estos glosarios con rigurosidad lexicograacute-fica redundaraacute siempre en un mayor y preciso conocimiento de nuestro pasado linguumliacutestico A ello hay que sumar otras implicaciones que conlleva la edicioacuten metalexicograacutefica (a) el aval de uso que supone la recuperacioacuten de las citas en el texto original (literario o especializado) y (b) el anaacutelisis contrastivo de ese uso en fuentes coetaacuteneas y estudios posteriores

El glosario es un modelo lexicograacutefico que afecta no solo a la literatura de creacioacuten y cientiacutefica sino en general a toda actividad escrita que suponga una exposicioacuten dirigida a un puacuteblico concreto En las paacuteginas que siguen me ocupo con especial atencioacuten del glosario anexado a una obra literaria De manera muy ocasional tomo ejemplos del glosario antildeadido a alguna obra especializada Ya utilice uno u otro siempre partireacute de materiales exhumados por el autor de estas paacuteginas y publicados entre los antildeos 2004 y 2013 (cf Ahumada 2004 Ahu-mada 2007 Ahumada 2009 y Ahumada 2013)

21 Ad fontes1

El primer paso nos obliga a una lectura muy pormenorizada de la obra en cues-tioacuten con el fin de localizar a partir del glosario todas y cada una de las voces en su contexto y ello tantas cuantas veces fuera posible localizar la entrada

1 Tomo como base para mis consideraciones la exposicioacuten que hice sobre este mismo asunto en Ahumada (2009) Los ejemplos proceden de Ahumada (2007) (sobre el vocabulario de Garciacutea Rodriacuteguez de 1899) y Ahumada (2013) (sobre laquoProvincialis-mos de Andaluciacutearaquo de Clemente de 1809) glosarios manuscritos y Ahumada (2004) (sobre Clemencia de Fernaacuten Caballero de 1852) y Ahumada (2009) (sobre Arauco domado de Pedro de Ontildea de 1596) glosarios impresos Como referencia bibliograacutefica

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 55

No basta con la documentacioacuten de una primera concordancia aunque en la mayoriacutea de los casos el uso en el texto es uacutenico He aquiacute un ejemplo con tres concordancias a lo largo del texto

macana s f Arma ofensiva Hasta de madera d[e] dos braccedilas y maacutes de alto gruessa como la muntildeeca remata arriua haziendo vn codillo maacutes ancho q[ue] lo demaacutes del hasta en forma de cayado2

laquoQue mientras Tucapel gozare aliento y vieren que rebuelue la macana ni enla diuina fuerccedila ni enla humana podraacute caber tan gran atreuimientoraquo (Ontildea 1596 25r)laquoA tal sazoacuten los baacuterbaros sossiegan en su galpoacuten de paja o rudo rancho Do arriman la macana y el rodancho y al elemento caacutelido se lleganraquo (Ontildea 1596 56r)laquoQuita [don Felipe de Hurtado] por fuerccedila a vn indio la macana y ala primera vez que la boltea haze subir maacutes gente ala trinchea dela que se le queda en tierra llanaraquo (Ontildea 1596 82r)

De manera excepcional puede suceder que algunas de las voces recogidas en el glosario no puedan documentarse en el cuerpo de la obra a pesar de las dife-rentes lecturas que hayamos hecho del texto Recomiendo en estos casos acu-dir al resto de la produccioacuten de ese autor si la hubiera para suplir esa carencia

turraco s m Aacuterbol caiacutedo sin rama ni corteza[laquoPero en fin mdash antildeadioacute viendo correr las laacutegrimas de Luciacuteamdash no hablemos de lo pasado que eso es despueacutes del conejo ido palos a la cama y no soy yo de los que sacan astillas del aacuterbol caiacutedo [turraco] ni de los que a borrica arrodillada le doblan la cargaraquo (Fernaacuten Caballero Cuadros 1852 227)]3

Previamente el punto de partida indiscutible aunque por manido parece olvi-dado ha sido localizar la primera edicioacuten del texto objeto de estudio Se trata

de cada ejemplificacioacuten tomo el nombre del autor del glosario seguido de la fecha de la primera edicioacuten o de la redaccioacuten del manuscrito

2 Respeto escrupulosamente la ortografiacutea de los textos originales a no ser que se trate de una errata evidente Debe tenerse en cuenta en este sentido la perspectiva histoacute-rica desde la que se observan los materiales que recogemos cuando editamos cual-quier glosario

3 iquestCoacutemo podriacutea haber ocurrido algo asiacute En realidad el caso de laquoFernaacuten Caballeroraquo es extremo en la inveterada costumbre de los autores de entregar sus obras para la revi-sioacuten a otras manos (otros autores correctores de estilo etc) Nuestro autor al tratarse de su primera novela escrita originariamente en espantildeol pidioacute a J E Hartzenbusch su revisioacuten El dramaturgo ni corto ni perezoso enmendoacute algunos regionalismos sin previamente haberlos suprimido del glosario

Ignacio Ahumada Lara56

de un principio incuestionable de criacutetica textual maacutexime si se acepta que la primera edicioacuten ha sido seguida con especial atencioacuten por el propio autor4

22 Hiperestructura

Se refiere la hiperestructura entre otros datos que pudieran registrarse a la relacioacuten completa de los principios y consideraciones necesarios sobre la ecdoacute-tica del texto El editor queda sujeto a la exposicioacuten pormenorizada de los cri-terios textuales que ha aplicado tanto desde el punto de vista filoloacutegico como linguumliacutestico orientados siempre hacia la fiabilidad y calidad de la edicioacuten meta-lexicograacutefica del glosario Deben sentildealarse entre otros aspectos los criterios sobre la lematizacioacuten la restauracioacuten ortograacutefica de determinados lemas el sistema de reenviacuteos la restauracioacuten de la categoriacutea gramatical las marcas la normalizacioacuten de las definiciones la edicioacuten de las citas el empleo de glosas o los principios del anaacutelisis contrastivo

Cuando se trata de la edicioacuten a partir de una obra uacutenica queda sentada la fuente desde el primer momento pero si ocurre como sentildealo en la nota 2 esto es que el glosario registre entradas de las que se han prescindido en el cuerpo de la obra ha de antildeadirse la laquoNoacutemina de obrasraquo que se hayan constituido en fuentes directas para la seleccioacuten de las citas o autoridades He aquiacute las referen-cias bibliograacuteficas que empleamos para documentar las treinta y ocho entradas registradas en el glosario de Clemencia

Noacutemina de obras de Fernaacuten Caballero citadas en esta Tabla

Fernaacuten Caballero 1849 laquoUna en otraraquo en El Heraldo nuacutems 2257ndash 2296 28 de sep-tiembre a 14 noviembre

Fernaacuten Caballero 1852 Clemencia Novela de costumbres Madrid Imp a cargo de C Gonzaacutelez Calle del Rubio nordm 14

Fernaacuten Caballero [Epistolario 1849ndash 1869] en Theodor Heinermann Cecilia Boumlhl de Faber (Fernaacuten Caballero) y Juan Eugenio de Hartzenbusch Una correspondencia ineacutedita Madrid- Stuttgart- Berliacuten Espasa- Calpe- W Kohlhammer 1944

4 Julio Rodriacuteguez- Luis publicoacute en 1984 una edicioacuten criacutetica de la novela semiautobio-graacutefica Clemencia de Fernaacuten Caballero de 1852 No le sobran razones al editor para justificar su decisioacuten de tomar como texto de partida la segunda edicioacuten de 1857 Si comparamos el glosario (o tabla seguacuten la obra en cuestioacuten) observaremos dos notables diferencias (a) el glosario de 1852 presenta treinta y ocho entradas frente a las treinta y siete que erroacuteneamente presenta la de 1857 y (b) la entrada cancha ruda lsquopersona chica y gordarsquo no es el compuesto sintagmaacutetico cancha + ruda tal y como aparece en los diccionarios de andalucismos que la han tomado de aquiacute sino que se trata de una sola unidad leacutexica cancharruda

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 57

Fernaacuten Caballero 1852 Cuadros de costumbres populares andaluces Sevilla Imprenta Libreriacutea Espantildeola y Extrangera de D Joseacute M Geofriacuten Calle de Olavide nuacutems 4 y 5

Fernaacuten Caballero 1865 laquoMaacutes honor que honoresraquo en Obras completas Novelas cor-tas tomo 11 Madrid Establecimiento Tipograacutefico de Mellado

Fernaacuten Caballero 1877 Cuentos oraciones adivinas y refranes populares e infantiles Madrid Fortanet

Forma parte tambieacuten de la hiperestructura como es evidente el apartado de referencias bibliograacuteficas que cierra la edicioacuten del glosario o cualquier otro aspecto que el editor estime oportuno posibles ilustraciones estadiacutesticas sobre voces la organizacioacuten onomasioloacutegica siglas y abreviaturas etc

23 Macroestructura lematizacioacuten

La lematizacioacuten en un glosario plantea variables cuya incidencia en un dicciona-rio general es praacutecticamente nula Nos enfrentamos en esta ocasioacuten a los casos de pronunciacioacuten popular en los glosarios regionales o a las grafiacuteas arcaizantes En ambos casos conviene recuperar entre corchetes los grafemas elididos

[en]luciacute[d] a adj Juacutescar5 [piedra de molino] Lisa lustrosa (Clemente 1809)montuacute[d] o a adj HMaacutelaga [pino] Silvestre (Clemente 1809)[h] ogantildeazo s m Graz Ubr Hogantildeo (Clemente 1809)a[de]rezar v tr Aderezar (Gordf Gutieacuterrez 1899)je[d] or s m Hedor (Gordf Gutieacuterrez 1899)6

ji[ed]e v intr Hiede (Gordf Gutieacuterrez 1899)espindongao a adj [d] espindonga[d]o (Gordf Gutieacuterrez 1899)[d] espindonga[d]o a adj Crecido alto estirado 2 Atrevido que se permite libertades no concedidas iexclQueacute espindon- gao que eres o iexclQueacute espindongao que estaacutes suele decir alguna nintildea a su primo [novio] (Gordf Gutieacuterrez 1899)

Es necesario respetar los usos en plural cuando se encuentran lexicalizados

arrumales s pl Disparates (Fernaacuten Caballero 1852)

La nomenclatura del glosario original puede incrementarse por al menos dos razones diferentes (a) las revisiones de la fuente original y (b) los reenviacuteos ineludibles dentro del mismo glosario ya sea por pronunciacioacuten regional ya lo sea por grafiacutea arcaizante o simples variantes textuales

En cuanto a las revisiones de la fuente puede ocurrir que en el cuerpo de la obra a modo de glosas se localicen otras voces con tratamiento lexicograacutefico

5 Hoy Juacutezcar poblacioacuten de la Serraniacutea de Ronda 6 laquoEstas [dos voces jeor y jie] tambieacuten se dicen por ahiacuteraquo

Ignacio Ahumada Lara58

como de hecho asiacute ocurrioacute al tratar de localizar las citas en el Arauco domado (1596) A las ocho entradas del glosario hubo que antildeadirles seguacuten indica el propio autor laquolas que ya van al margenraquo esto es diez entradas maacutes cacique callana chaquira chigua coacutendor enchiguado guincha llanto pacayal y tabo maacutes Pillano como nombre del demonio

[cacique s m Sentildeor de vasallos (Ontildea 1596)]

[callana s f Caccediluela de barro (Ontildea 1596)]

Es evidente que las entradas producto de la revisioacuten del texto original han de ir entre corchetes para justificar su presencia en el repertorio

Como asiacute sucede con aquellas otras voces a las que nos obligan los reenviacuteos Con toda probabilidad Fernaacuten Caballero empleoacute puesto que asiacute se recoge en el glosario abuhado por abujado y surrar por zurrar La pulcritud linguumliacutestica de alguacuten atrevido corrector enmendariacutea la pronunciacioacuten regional

abuhado da adj Hinchado [Veacutease abujado]

[abujado da adj abuhado]laquoDuermo en el suelo sentildeorita miacutea que parece usted hecha de dulce con esas carnes tan blancas que se puede escribir en ellas esa boca que parece un madrontildeo y esos ojos que parecen dos luces de altar y no ese usiacutea abujado [don Martiacuten] que tiene la lengua maacutes aacutespera y con maacutes espinas que una abulagaraquo (Clemencia 1852 II 3 p 201)

surrar[se] v pron Encojerse de miedo [Veacutease zurrarse]

[zurrarse v pron surrarse]laquoSiacute las tres Mariacuteas mdash repuso don Martiacutenmdash Mariacutea Satanaacutes Mariacutea Barrabaacutes y Mariacutea de todos los diablos Pues iquestquerraacuten ustedes creer que me vino a pedir la baratera esa Pero no tuve maacutes que mirarla y iexclqueacute ojos no la echariacutea yo cuando la monfiacute esa se zurroacute y se mudoacute un poquillo Le tengo odio y mala voluntad a la Latrana a la Machaca y a la Tarasca que son tres personas distintas y una sola indinidaacuteraquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 7 pp 257ndash 258)

Como en cualquier otro repertorio los adjetivos se lematizan en ambos geacuteneros cuando la entrada gramaticalmente asiacute lo exija Y por uacuteltimo las locuciones y expresiones fijas lo hacen seguacuten costumbre a partir de la palabra gramatical-mente maacutes fuerte

[enchiguado a adj Encunado (Ontildea 1596)]

descudiado a adj Sev Gr otras prov vulg Descuidado (Clemente 1809)

marchanas (No iacutersele las ~) loc Tener presencia de aacutenimo (Fernaacuten Caballero 1852)vera (A la ~) loc Gr Sev Inmediato a la inmediacioacuten Muy usado (Clemente 1809)

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 59

En aras de la fidelidad al original y dada la presencia singular de nombres pro-pios en la nomenclatura entiendo que deben mantenerse en el glosario

Maule s pr Riacuteo caudaloso q[ue] dista quarenta leguas de Sanctiago vadease por muchos braccedilos y balsease por vno (Ontildea 1596)

[Pillano s pr Demonio (Ontildea 1596)]

24 Microestructura

241 Artiacuteculo lexicograacutefico estructura baacutesica

El caraacutecter praacutectico con el que se concibe el glosario de una obra literaria o de un manual obvia principios tan esenciales en lexicografiacutea como la coherente estructuracioacuten del propio artiacuteculo lexicograacutefico Para la correcta edicioacuten del glosario hemos de partir de la estructura baacutesica generalmente aceptada de entrada + categoriacutea + definicioacuten La categoriacutea brilla por su ausencia en cual-quier glosario al uso Es a partir de las concordancias que hemos extraiacutedo del texto matriz aquella que determinaraacute la categoriacutea y subcategoriacutea de la entrada

muday s m Chicha de mayacutez maacutes suave [que el molle]laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)

arrapiezo s m Malo y despreciable sujetolaquoiexclYo libertar a ese arrapiezo [a Bernardo sobrino de la tiacutea Latrana] En eso estaba yo pensando iquestY va usted a sacar a Gil que es criado honrado de la casa desde que Adaacuten pecoacuteraquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 4 p 234)laquoiquestAcaso crees tuacute chiquilla que aquellos arrapiezos [los mirlifiques de la ciudad] pollos piones hariacutean mejores maridos que Pabloraquo (Iacuted II 7 p 252)

raspagona adj [mujer] Descarada atrevidalaquomdash [hellip] En honra de la salvacioacuten de mi hija y en gloria de la guapeza de mi sobrino habiacutea pensado darle a usted un duro mdash dijo don Martiacuten daacutendole una pesetamdash iquestY los diez y seis reales que faltan sentildeor don Martiacuten Esos me los deberaacute su merceacute mdash dijo con alegre ansia la viejamdash Piacutedaselos usted a la gran insolente de su lengua que se los ha robado pues en ponieacutendose a chirlar no hay respetos que no atropelle iquestestaacute usted enterada tiacutea raspagona mdash dijo don Martiacuten volvieacutendole la espaldamdash y sepa que de la mano a la boca se pierde la soparaquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 5 p 230)

visorar v intr ColumbrarlaquoOye Juana mdash preguntoacute [don Martiacuten al ama de llaves]mdash iquestme querraacutes decir quieacutenes eran los que componiacutean aquella reona de gente que visoreacute en la cocinaraquo (Clemen-cia 1852 II 10 p 292)

Ignacio Ahumada Lara60

242 Las marcas

Siempre que se disponga de la informacioacuten necesaria bien por indicacioacuten expresa del autor bien por el uso en el cuerpo de la obra deben aparecer las diferentes marcas que se usan en la lexicografiacutea general diatoacutepicas diastraacuteti-cas diafaacutesicas de transicioacuten semaacutentica pragmaacuteticas etc

cudiado s m Sev Gr otras provs vulg Cuidado (Clemente 1809)

primo s m euf Novio

Gl Se tiene a gran verguumlenza tener novio y por esto acostumbran las nintildeas a decir laquomi primo fulanoraquo para referirse al novio (Gordf Rodriacuteguez 1899)

243 La definicioacuten

En cuanto a la definicioacuten debe tenerse en cuenta que en la medida de lo posible ha de procurarse la equivalencia categorial entre el definido y la periacutefrasis defi-nicional respetando en todo momento la definicioacuten aportada por el autor Para Pedro de Ontildea molle significa lsquoregalada fruta de aacuterboles silvestresrsquo Es obvia la supresioacuten del adjetivo regalada en la edicioacuten metalexicograacutefica

molle s m Fruta de aacuterboles silvestres [de que se haze la mejor chicha] (schinus latifo-lius)7

laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)

Debe tenerse en cuenta la indicacioacuten del contorno siempre que sea precisa su delimitacioacuten respetando en todo momento la definicioacuten aportada por el autor La abundancia de datos en este tipo de obras nos permite ampliar el concepto de contorno a un mayor nuacutemero de sustantivos de los que normalmente son susceptibles de ir acompantildeados de estas indicaciones

muday s m Chicha de mayacutez [maacutes suave que el molle] (Ontildea 1596)

peacuterper s m Chicha de mayacutez [maacutes gruessa y menos fuerte de todas] (Ontildea 1596)

capillera s f STolox Cuerda [con que se hace la cara al alpargate] (Clemente 1809)

gemella s f [En las camadas de pollos] El que sale enclenque (Gordf Gutieacuterrez 1899)

7 Los nombre populares de zooacutenimos y fitoacutenimos maacutexime en lexicografiacutea regional deben identificarse en lo posible con su nombre cientiacutefico laquocoacutendor s m Ave inmunda de Chile (sarcorhamphus gryphus)raquo (Ontildea 1596)

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 61

Si recurrimos en sustantivos y verbos al concepto de glosa evitaremos con el aacutenimo de no desvirtuar demasiado la definicioacuten original del autor la sobrea-bundancia de datos

frangollo s m HMaacute Trigo quebrantado

Gl laquo[El trigo se quebranta] en molinillo de dos piedras pequentildeas que se maneja en casa con la mano y es portaacutetil Cuecen el trigo con agua y sal y a veces con aceyte como si fuera arroz Luego de cocido como arroz le hechan leche arrope azuacutecar o miel y lo comen Gustan mucho de este manjar tan alimenticio y lo usan especial-m[en]te en invierno En los lagares y cortijos usan el frangollo en la olla en lugar de verza o de arroz con carne y tocinoraquo (Clemente 1809)

Una mayor informacioacuten en la indicacioacuten del contorno supone la mejora sustan-cial de los datos que recibe el usuario (ltsujetogt y [complementos])

embrocarse v prnl Ben Graz Inclinarse o caerse ltuna pentildeagt [por falta de apoyo sea de otra de la arcilla u otra cualquiera] (Clemente 1809)

envacarse v prnl Graz Ubr Contraer mal gusto ltel aguagt [por el pisoteo orines y cagadas de las vacas y otros animales o bichos] (Clemente 1809)

revocar v tr Graz Ronda Tolox Refluir hacia abajo ltel vientogt mudar de direccioacuten ltel vientogt El aire revoca el humo (Clemente 1809)

emborrizar v tr Ensuciar manchar 2 Enharinar ltel pescadogt 3 prnl Tener mal giro ltun asuntogt [por negligencia o mala fe] (Gordf Gutieacuterrez 1899)Siempre es el adjetivo en la mayor parte de las ocasiones la categoriacutea gramatical que menores problemas plantea en la indicacioacuten del contorno

monfiacute adj PRonda [animal] Silvestre braviacuteo puerco ~ s m AGaz Graz Jabaliacute Pl monfiacutees (Clemente 1809)

pechecilla adj [mujer] Que no es nintildea ni mozuela auacuten (Fernaacuten Caballero 1852)

[d] escancarra[d]o a adj [persona] Que es o estaacute muy abierto de piernas (Gordf Gutieacute-rrez 1899)

Cuando por el contrario no cabe la posibilidad de delimitar una definicioacuten entre los datos que nos proporciona el autor conviene redactar una breve defi-nicioacuten reproducida entre pareacutentesis

alfaguara s f Yunq (Manantial abundante) Arrojan estos tajos en invierno una alfa-guara de agua

Gl laquoArrojan estos tajos en invierno una alfaguara de aguaraquo deciacutea uno en Yunquera junto al nacim[ien]to de[l] riacuteo Grande Ademaacutes de ser nombre propio de sitios que manan agua en toda la Serraniacutea de Ronda y aun en la Hoya de Maacutelaga se usa como apelativo muy frequentem[en]te Asiacute se dice Esta fuente pentildeas o sitio hechan (sic)

Ignacio Ahumada Lara62

en invierno una alfaguara de agua cet para dar a entender que arrojan mucha (Clemente 1809)

empoyatarse v prnl (Quedarse atrapado en un accidente del terreno) Empoyatarse el toro la cabra (Clemente 1809)

244 Las citas y concordancias

La acotacioacuten correcta de las autoridades citas o ejemplos en la revisioacuten del texto matriz debe regirse por los principios de autonomiacutea sintaacutectica y de autonomiacutea semaacutentica

En cuanto al nuacutemero de concordancias parece oportuno que se incorporen tantas cuantas citas se hayan podido documentar

gallorear v intr Levantar la voz con impertinencia

laquomdash iquestQueacute es esto deslenguada iexclDecirme a miacute falta de caridad cuando hasta adelan-tadas les tengo pagadas sus necesidadesmdash Sentildeor no me entretenga su merceacute que las sanguisuelas urgenmdash Lo que urge es que se me quite usted de delante y baje el gallo [deje de gallorear] iexclcaracoles Que si fuese usted de alambre no habriacutea mejor cencerro en toda la cam-pintildearaquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 6 pp 244)laquomdash [hellip] Pero no tengas cuidado mujer su merecido ha de llevar porque Dios con-siente pero no para siempremdash Siacute mdash repuso la primeramdash consiente que se mueran las buenas y se quedan gallo-reando las malasraquo (Fernaacuten Caballero Cuadros 1852 161)laquomdash Dos buenos callos me han nacido uno en la boca y otro en los oiacutedos mdash contestoacute el tiacuteo Cayetanomdash Pues estos deslenguados no tienen ninguno en la boca ni yo ninguno en los oiacutedosmdash Ni en la lengua mdash dijo el de Conilmdash que estoy para miacute que con los franceses aquellos que le llevaban un geme a los dos de ahora no habiacutea usted de gallorear tantoraquo (Fernaacuten Caballero Cuentos 1859 123)

245 La glosa

La incorporacioacuten de glosas a la edicioacuten metalexicograacutefica de un glosario nos ayuda a evitar la informacioacuten enciclopeacutedica que el lexicoacutegrafo ocasional suele incorporar a la definicioacuten stricto sensu ello nos facilita sobremanera la presen-tacioacuten de las definiciones lo maacutes acorde posible con la teacutecnica lexicograacutefica de nuestro tiempo

vlpo s m Harina de mayacutez o ceuada tostada desleyda en agua friacutea

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 63

laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)Gl Los indios llaman (si se puede escribir) vlldpu Es el principal y maacutes ordinario mantenimiento Siacuterueles de comida y beuida juntamente y desto hazen su cocauiacute o matalotaje quando caminan lleuando vna talega d[e] esta harina y vn cestillo para hazer el ulldpu tan texido que nunca el agua echada enel se vierte ni reccediluma Es alime[n]to muy fresco y maacutes sustancial y regalado quando la harina lleua de aquel madi que arriba se declara

frangollo s m HMaacute Trigo quebrantadoGl [El trigo se quebranta] en molinillo de dos piedras pequentildeas que se maneja en casa con la mano y es portaacutetil Cuecen el trigo con agua y sal y a veces con aceyte como si fuera arroz Luego de cocido como arroz le hechan leche arrope azuacutecar o miel y lo comen Gustan mucho de este manjar tan alimenticio y lo usan especial-m[en]te en invierno En los lagares y cortijos usan el frangollo en la olla en lugar de verza o de arroz con carne y tocino (Clemente 1609)

25 Anaacutelisis contrastivo

El anaacutelisis debe llevarse a cabo al menos con otros repertorios asiacute como con cor-pus textuales tanto de caraacutecter histoacuterico como sincroacutenico de esta manera dotare-mos nuestra investigacioacuten de un mayor intereacutes filoloacutegico y linguumliacutestico

Al contrastar con otras fuentes lexicograacuteficas la voz chigua documentada en 1596 comprobaremos que fue en siglo XX cuando se incorpora por vez primera al Diccionario de la lengua espantildeola (1917) de Joseacute Alemany y Boluacutefer o al Dicciona-rio general de americanismos (1942) de Francisco Javier Santamariacutea

[chigua s f Fardel armado sobre aros de cantildeas verdes y trauado de tomisas [sic] de paja (Ontildea 1596 36v)]

Alemany 1917 y Santamariacutea 1942

Consideraciones del mismo tenor merecen las voces chivarro registrado como leonesismo o cancharrudo documentado en las dos ediciones del Vocabulario andaluz

chivarro s m Graz Ubr Macho de cabriacuteo en el primer antildeo separado ya de la madre (Cle-mente 1809)

En los diccionarios acadeacutemicos se registra desde la ed de 1936 La documentacioacuten que aporta Le Men 2004 en su Leacutexico del leoneacutes actual corresponde a la segunda mitad del siglo xx

cancharrudo da adj [persona] Chica y gorda (Fernaacuten Caballero 1852)Alcalaacute Venceslada 1933ndash 34 cancharudo lsquopersona pequentildea y gruesarsquo Alcalaacute Venceslada 1951 (Almeriacutea)

Ignacio Ahumada Lara64

3 El espantildeol de AmeacutericaEl glosario literario y el especializado son una herencia del Humanismo rena-centista Antonio de Nebrija antildeade glosarios latino- espantildeoles a las tres versio-nes de sus Introductiones latinae (1481 1485 1495) por ejemplo8 En esa liacutenea continuaron los maestros de naacuteutica o los editores de libros de arquitectura claacutesica en el siglo XVI Y en el aacutembito de la creacioacuten literaria Alonso de Ercilla (1569) Gonzalo Argote de Molina (1575) etc (cf Ahumada 2009 18ndash 21) Por esto nada tiene de extrantildeo la temprana aparicioacuten del glosario de Pedro de Ontildea a su Arauco domado (1596) El exotismo de las voces amerindias asiacute lo exigiacutea

La independencia de las colonias y el Romanticismo literario movimiento clave para autoafirmar a traveacutes de la literatura las nuevas identidades america-nas propiciaraacuten la profusioacuten de obras literarias de un marcado caraacutecter regio-nal y con ella la obligada adicioacuten de glosarios con voces indiacutegenas oscuras y de uso popular

Como sentildealo al comienzo de estas paacuteginas la recuperacioacuten de estos mate-riales leacutexicos a lo largo de una cronologiacutea de cuatro siglos editados con crite-rios metalexicograacuteficos redundaraacute sin duda en nuestro conocimiento sobre el devenir del leacutexico patrimonial ameacuten de anticipar en el tiempo las raiacuteces de la lexicografiacutea en cada regioacuten del espantildeol

Se han sumado hasta ahora a la recuperacioacuten de estos materiales investiga-dores radicados en Costa Rica y Paraguay De una parte Alexaacutender Saacutenchez Mora ha recuperado laquosetenta y cinco glosarios hasta ahora escondidos en nues-tra literatura Algunos de los textos donde se ubican son Concheriacuteas de Aquileo J Echeverriacutea El Moto de Joaquiacuten Garciacutea Monge y El hijo de un gamonal de Claudio Gonzaacutelezraquo (Saacutenchez Mora 2010) de otra Adriana Cabakian quien se encuentra en pleno proceso de recoleccioacuten y estudio (Cabakian 2012) Reciente-mente se han sumado al proyecto Juan Carlos Santana en Puerto Rico y Daniel Rivas en El Salvador

5 ConclusionesLas propuestas de edicioacuten metalexicograacutefica de glosarios impresos o manus-critos la hemos aplicado con resultados satisfactorios a la edicioacuten de glosarios a partir de textos hablados en concreto para glosarios integrales anexados a textos para la ensentildeanza de espantildeol como segunda lengua (ELE)

8 Ademaacutes lo hace a In Cosmographia libri introductionum (1498) a De medinicali mate-ria (1518) entre otras obras

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 65

El libro explota diez capiacutetulos de una serie documental de televisioacuten que refleja fiel-mente la cultura actual del paiacutes mediante la representacioacuten de estereotipos y lugares comunes que compartimos los colombianos pero que suelen desconocer los extranje-ros El glosario que lo acompantildea es un soporte lexicograacutefico de los contenidos de los videos cuya naturaleza coloquial exige la incorporacioacuten de marcas geolinguumliacutesticas sociolinguumliacutesticas y pragmaacuteticas en las definiciones asiacute como de ejemplos que propor-cionan orientacioacuten a los estudiantes sobre los contextos de uso de las expresionesPor otra parte el glosario presenta dos criterios de organizacioacuten de las expresiones contenidas en los videos una alfabeacutetica y otra ideoloacutegica que se convierten en recur-sos didaacutecticos uacutetiles para la comprensioacuten por parte de los estudiantes y la explicacioacuten por parte de los profesores (Nieto 2015 3)

Significa esto que no tiene por queacute ser diferente el planteamiento metalexico-graacutefico de un diccionario general a la edicioacuten de glosarios tanto uno como otro se distribuyen salvando las distancias cuantitativas bajo el mismo concepto de geacutenero en lexicografiacutea teoacuterica

Bibliografiacutea Ahumada Lara Ignacio (2004) laquoEl valor de las fuentes escritas en la lexico-

grafiacutea regional Fernaacuten Caballero y su intereacutes para la lexicografiacutea histoacuterica andaluzaraquo En Ahumada Lara Ignacio (ed) Lexicografiacutea regional del espa-ntildeol VI Seminario de Lexicografiacutea Hispaacutenica Jaeacuten 19 al 21 de noviembre de 2003 Jaeacuten Universidad de Jaeacuten 57ndash 82

Ahumada Lara Ignacio (2007) laquoFrancisco Rodriacuteguez Mariacuten y sus correspon-sales el Vocabulario de Villanueva de San Juan (Sevilla)raquo Revista de Filolo-giacutea de la Universidad de La Laguna 25 33ndash 47

Ahumada Lara Ignacio (2009) laquoSobre la lexicografiacutea con autoridades La edi-cioacuten metalexicograacutefica de los glosariosraquo En Martos Marco Aiacuteda Mendoza e Ismael Pinto (eds) Actas del III Congreso Internacional de Lexicologiacutea y lexicografiacutea en homenaje a Diego de Villegas y Quevedo Saavedra Lima 21 al 25 de abril de 2008 Lima Academia Peruana de la Lengua Universidad San Martiacuten de Porres 13ndash 49

Ahumada Lara Ignacio (2013) laquoVoces andaluzas en la obra del naturalista Cle-mente y Rubio laquoProvincialismos de Andaluciacutearaquo (1809)raquo Boletiacuten de la Real Academia Espantildeola 93 133ndash 160

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Ignacio Ahumada Lara66

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Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Lexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Abstract In the following pages I propose to establish a relationship between Spanish- American differential lexicography and the historical study of the lexicon Specifically some general guidelines for dealing adequately with these dictionaries in the study of the nineteenth century are offered Some considerations on the type of lexical history to which these ideas try to adapt and on the notion of ism central to the discipline are presented

Keywords differential lexicography lexicon of American Spanish history of the Spanish- American lexicon dictionaries of provincialisms Spanish- American 19th century

1 Planteamiento de la cuestioacutenCon lexicografiacutea (hispanoamericana) de ismos me refiero aquiacute en concreto a aquellos glosarios o diccionarios que se empezaron a elaborar regularmente en el siglo XIX con la finalidad de registrar el leacutexico diferencial de una variedad nacional americana usando el ismo correspondiente por ejemplo peruanismo o chilenismo frente a un presupuesto espantildeol general1 praacutectica semejante a aquella dedicada a regionalismos o provincialismos ya usual en la lexicografiacutea peninsular Trataacutendose de una lengua trasplantada no es difiacutecil de explicar que en un inicio ndash pero tambieacuten todaviacutea hoy en muchos casosndash el punto de compa-racioacuten haya sido el leacutexico usual en Espantildea incluso solo aquel registrado en el diccionario acadeacutemico en consonancia con una clara idea dicotoacutemica de cen-tro periferia maacutes tarde identificada con la de lengua estaacutendar dialecto En ese sentido no hay que dejar de sentildealar la existencia de factores extralinguumliacutesticos e histoacutericos que han potenciado este tipo de lexicografiacutea como el trasplante

1 Algunas de las obras maacutes importantes son el Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacuteguez el Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) de Juan de Arona Vicios del lenguaje y provincialismos de Guatemala Ensayo filoloacutegico (1892) de Antonio Batres el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1893) de Carlos Gagini Neologismos y americanismos (1896) y Papeletas lexico-graacuteficas (1903) de Ricardo Palma el Vocabulario de mexicanismos (1899) de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Para una lista maacutes amplia cfr Haensch y Omentildeaca (2004)

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mismo de la lengua la existencia de un centro de poder poliacutetico fuerte un largo periacuteodo colonial la consiguiente formacioacuten de diferentes estados nacionales y el permanente impulso en la actualidad de una llamada poliacutetica panhispaacutenica

Me propongo establecer en las siguientes paacuteginas una relacioacuten entre esta praacutectica lexicograacutefica especiacutefica de alargada vitalidad y el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano En concreto me interesa ofrecer unas pautas gene-rales para tratar adecuadamente estos diccionarios en el estudio del siglo XIX Presentareacute algunas consideraciones sobre el tipo de historia del leacutexico a las que estas ideas intentan adaptarse y sobre la nocioacuten de ismo que ha marcado con fuego la disciplina

2 Algunas consideraciones sobre el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Sobre la base de las bien conocidas ideas de Wulf Oesterreicher especialmente aquellas planteadas en Oesterreicher (1998) ndash como tambieacuten en (1995)ndash Aacutelvaro Ezcurra (2013 13) esboza en las primeras paacuteginas de su estudio sobre indi-genismos rituales andinos una sumaria clasificacioacuten de los propoacutesitos que tradicionalmente se persiguen al estudiar la historia del leacutexico americano Menciona en primer lugar el intereacutes por elaborar listas de palabras clasifica-das seguacuten el origen o campo semaacutentico las cuales muchas veces pueden alcan-zar tambieacuten la naturaleza de glosarios adjuntos a textos de cualquier otro tipo Por otro lado es posible distinguir un intereacutes enciclopeacutedico en los llamados exotismos especialmente en su aparicioacuten en la documentacioacuten Si bien ndash como matiza Ezcurrandash todos estos intereses son naturalmente legiacutetimos y en defini-tiva sus productos pueden constituir materiales que apoyen el estudio (Ezcurra 2013 13) se exige desde la linguumliacutestica histoacuterica desde la que eacutel parte sentildealar-los y superarlos porque obstaculizan finalmente la consecucioacuten de objetivos maacutes robustos laquoMuchos de los repertorios y presentaciones del material lin-guumliacutestico de eacutepocas pasadas deben ser calificados de trabajos positivistas porque bloquean en su concepcioacuten misma el objetivo de un verdadero conocimiento histoacutericoraquo (Oesterreicher 1998 40) Esta afirmacioacuten es ciertamente absoluta y en el aacutembito del tratamiento histoacuterico del leacutexico hispanoamericano que aquiacute nos interesa se enfrenta a toda una larguiacutesima y bien establecida tradicioacuten que todaviacutea hoy sigue siendo muy productiva en la investigacioacuten enfocada en pecu-liaridades leacutexicas de una regioacuten o paiacutes normalmente en comparacioacuten con el espantildeol peninsular

Merece la pena recordar los puntos maacutes criacuteticos de tal tradicioacuten determinados por Oesterreicher (1995 y 1998) faacutecilmente identificables en la bibliografiacutea el

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profundo intereacutes en la historia documental de las unidades leacutexicas esto es un intereacutes etimoloacutegico que se concentra en la buacutesqueda y celebracioacuten del primer testimonio el intereacutes restringido a una sola dimensioacuten de la variacioacuten la dia-toacutepica dejando de lado aquellas diafaacutesica y diastraacutetica y el intereacutes unificador en campos semaacutenticos ndash onomasioloacutegico en palabras del autorndash que finalmente iguala de manera inadecuada las unidades leacutexicas registradas En todos los casos se desatienden aspectos iacutentimamente relacionados con el uso mismo del leacutexico esto es con la realidad linguumliacutestica de eacutepocas pasadas que precisamente se intenta historizar De esta manera resulta necesario seguacuten esta perspectiva histoacuterica y siguiendo a Oesterreicher volver la mirada a elementos que pue-dan iluminar mejor el uso como el efecto de las tradiciones discursivas la formacioacuten de los emisores y la situacioacuten comunicativa en combinacioacuten con materiales contemporaacuteneos a las eacutepocas estudiadas que van maacutes allaacute de la com-petencia comuacuten como el de tratadistas sobre lenguaje especializado o gramaacuteti-cos y lexicoacutelogos Todo lo anterior se lleva a la praacutectica actualmente sobre todo en relacioacuten con otros niveles de la lengua mientras que comparativamente ha tenido menos repercusioacuten en el estudio del leacutexico de hecho el mismo Oeste-rreicher propone en otro lugar una expresa desiderata laquoEn general tambieacuten la investigacioacuten sistemaacutetica del leacutexico de los textos de diversa iacutendole concepcional constituye un desideraacutetum y una tarea urgente de la linguumliacutestica variacional diacroacutenica y la historia de la lenguaraquo (Oesterreicher 2011 37)

Por otro lado el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano muestra una marcada tendencia a enfocarse en las primeras etapas de la presencia del idioma en el continente o en partes de eacutel justificada evidentemente por la posi-cioacuten preeminente del trasplante linguumliacutestico en la historia como bien afirma Rivarola sobre el estatus de objeto de estudio del nivel leacutexico se trata de aquel laquoen el que del modo maacutes directo y evidente se notan las consecuencias del trasplante linguumliacutestico a una nueva realidad geograacutefica y socialraquo (Rivarola 2018 [2004] 809) Varios aspectos tratados a partir de este enfoque ya resultan praacutec-ticamente lugares comunes sin que por ello dejen de ser fundamentales en especial la adaptacioacuten del vocabulario patrimonial a una nueva realidad y la introduccioacuten de indigenismos fenoacutemenos ambos que se iban transformando o ampliando seguacuten iban avanzando los espantildeoles en el territorio Por lo ante-rior es tautoloacutegico decir que la existencia de indigenismos y exotismos (y tam-bieacuten de supuestos andalucismos de lusismos y de los equiacutevocamente llamados arcaiacutesmos) consecuencia de procesos tempranos de la historia de la lengua en el continente constituye un genuino objeto de estudio de una disciplina dedicada a una lengua trasplantada En contraste ndash siguiendo las ideas de Rivarolandash el leacutexico parece perder relevancia cuando nos enfrentamos con otras situaciones

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linguumliacutesticas desencadenadas a lo largo de la historia como el prolongado con-tacto con las lenguas indiacutegenas por ejemplo la existencia de preacutestamos leacutexi-cos no demuestra directamente que exista una situacioacuten de bilinguumlismo social crucial para entender el devenir de la lengua mientras que fenoacutemenos prosoacute-dicos por ejemplo siacute demuestran un contacto mucho maacutes intensivo En gene-ral parece ser que la suerte de los elementos de otros niveles de la lengua es maacutes indicadora de su estado en un momento determinado mientras que la del leacutexico ofrece solo un panorama superficial

A pesar de esto uacuteltimo merece la pena seguir rompiendo una lanza por el estudio del leacutexico hispanoamericano de eacutepocas maacutes alejadas de los oriacutegenes ndash como por lo demaacutes ya vienen haciendo varios investigadoresndash y en estas paacutegi-nas en especial por el del siglo XIX con el convencimiento de que a su manera constituye tambieacuten el inicio de una nueva etapa si consideramos el inmenso peso de los factores sociohistoacutericos En el aspecto linguumliacutestico resultan cruciales procesos que ya poco tienen que ver con el trasplante mismo y cuyos efectos con seguridad se reflejan en la situacioacuten del presente en especial la formacioacuten de diversas normas nacionales Estos procesos se originan indudablemente ya en el siglo anterior (cfr Company 2007 y 2012 (para el caso mexicano) Cano 2020 y Saacutenchez Meacutendez 2020) y por otro lado se pueden identificar con el que Ramiacuterez Luengo llama dialectalizacioacuten (Ramiacuterez Luengo 2012) si bien el nombre debe mucho a un esquema lengua estaacutendar dialecto que quizaacutes haya que revisar

Asiacute se entiende por dialectalizacioacuten lsquoel proceso de seleccioacuten o determinacioacuten norma-tiva que en el espantildeol de una regioacuten concreta va a dar como resultado la imposicioacuten (y o el abandono) de determinados fenoacutemenos que lo identifican y caracterizan geo-graacuteficamentersquo en general como resultado de complejos procesos sociolinguumliacutesticos y siempre tras un periodo maacutes o menos largo de convivencia de variantes (Ramiacuterez Luengo 2012 394)

No hay que olvidar en todo caso el caraacutecter determinante de factores extra-linguumliacutesticos como la organizacioacuten administrativa vigente por lo menos desde las Reformas borboacutenicas ni maacutes adelante el establecimiento (o la ausencia) de diferentes poliacuteticas linguumliacutesticas y educativas republicanas cuyo fondo ideo-loacutegico puede identificarse definitorias para el devenir de la lengua En cuanto a esto uacuteltimo por cierto el estudio del siglo XIX tambieacuten debe incentivar y proponer una mirada prospectiva

En este orden de ideas finalmente puede resultar admisible proponer el abandono de algunos de los toacutepicos usuales al estudiar el trasplante o la situa-cioacuten de los siglos anteriores nos referimos especiacuteficamente a la permanente atencioacuten al ismo

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3 La cuestioacuten del ismo en el estudio histoacuterico del leacutexicoResulta faacutecil de constatar que teacuterminos como americanismo los ismos seguacuten paiacutes y anteriormente otros como provincialismo o regionalismo aparecen con mucha frecuencia en los estudios del leacutexico hispanoamericano Basta pensar en obras de importante estatus en la bibliografiacutea como Buesa y Enguita (1992) (Leacutexico del espantildeol de Ameacuterica) cuya introduccioacuten estaacute dedicada precisamente a laquolos americanismos leacutexicosraquo o la recopilacioacuten de trabajos del segundo de los autores Enguita (2004) titulada directamente Para la historia de los ameri-canismos leacutexicos En general el natural manejo de estos teacuterminos estaacute indis-cutiblemente dado por sentado Muestran por lo demaacutes un claro criterio diferencial con respecto a la lengua trasplantada (es decir se refieren a unida-des leacutexicas solo usuales o de uso distinto en Ameacuterica o en alguacuten paiacutes o regioacuten determinada u originadas ahiacute con respecto al espantildeol peninsular) que no es ajeno por cierto al estudio del leacutexico de otras lenguas trasplantadas como el ingleacutes (por ejemplo Algeo 2006) o el franceacutes (por ejemplo Hausmann 1990)

Esta centralidad de los teacuterminos en cuestioacuten ha determinado que se reflexione largamente sobre ellos Al margen de la existencia misma de las uni-dades leacutexicas diferenciales (entre las que se cuentan tambieacuten los indigenismos y exotismos) merece la pena no perder de vista una distincioacuten baacutesica entre a) la conciencia metalinguumliacutestica de la diferencia o diferencialidad por parte de los hablantes americanos o espantildeoles b) el correspondiente uso de los teacuterminos en el registro lexicograacutefico y c) la definicioacuten teoacuterica de su naturaleza en especial la de americanismo Notemos que esta distincioacuten obedece tambieacuten a una sucesioacuten en el tiempo primero a) despueacutes b) y finalmente c)

Desde muy temprano se pueden encontrar muestras de la conciencia dife-rencial en Ameacuterica como este testimonio de 1703 del poeta neogranadino Francisco Aacutelvarez de Velasco y Zorrilla que nos trae Aacutelvarez de Miranda (en liacutenea [2002]) si bien con el uso de indianismo

No puedo escusar el prevenir a los letores que aviendo visto estas Obras algunas per-sonas tan discretas como eloquumlentes de las muchas que ay en esta Corte han reparado en algunas vozes que unas no estaacuten por acaacute en uso otras se tienen por demasiado baxas y otras (porque lo ha querido assiacute el antojo de la malicia) por impuras y cre-yendo yo en las Indias que eran corrientes en todo [sic] Espantildea porque no de otra parte nos han ido los Maestros que han ensentildeado en ellas la Lengua Castellana siendo los dichos teacuterminos en quienes se ha reparado allaacute muy usados no cuideacute de evitarlos por creer que acaacute seriacutea lo mesmo y porque aviendo escrito estas imperfectas obras en Indias y no en Castilla y que en ellas tambieacuten tenemos nuestros Indianismos natu-ralmente avreacute usado de algunos como de inmemoriales locuciones de que usamos los Americanos como acaacute de otros Hispanismos lo qual advierto porque me dissimulen

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los letores las impropriedades de vozes frases o metaacuteforas en que tropezare su discre-cioacuten (apud Aacutelvarez de Miranda en liacutenea [2002] sp las cursivas son nuestras)

Lo mismo ocurre desde Espantildea como bien muestra Guitarte (1986) y sobre lo cual reflexiona Rivarola (2017)

[hellip] ciertos testimonios metalinguumliacutesticos de los siglos XVI y XVII nos revelan la intui-cioacuten de que existiacutea una realidad idiomaacutetica americana caracterizada de un lado por unas variedades lsquocorrompidasrsquo (recordemos al italiano Flavio Biondo que acuntildeoacute la nocioacuten) a causa del contacto linguumliacutestico y de otro por una variedad culta aunque eacutesta tambieacuten con peculiaridades que la haciacutean menos prestigiosa que la metropolitana seguacuten el juicio de Bernardo de Aldrete quien estos teacuterminos instaloacute al espantildeol de Ameacuterica quizaacutes a su pesar en la historia del espantildeol (Rivarola 2007 172)

Como es sabido de la mano de esta conciencia de la diferencia se fue llevando a cabo en Ameacuterica una praacutectica lexicograacutefica muy inicial que se materializaba en forma de glosas en textos escritos como aclaraciones para un lector ajeno a la realidad del continente Sin embargo el uso de un teacutermino especializado refe-rido directamente al aacutembito lexicograacutefico fue posterior recordemos en primer lugar el uso de voces provinciales (si bien el teacutermino ya era usual en la lexico-grafiacutea peninsular) de Alcedo en su laquoVocabulario de las voces provinciales de la Ameacuterica usadas en el Diccionario geograacutefico- histoacuterico de ella y de los nombres propios de plantas aves y animalesraquo hacia finales del siglo XVIII que maacutes tarde y siguiendo el camino de este usoacute de forma consecuente Pichardo a partir de 1836 en las cuatro ediciones de su diccionario cubano En ambos casos no obs-tante se trataba maacutes de la constatacioacuten de que se hablaba de provincias espa-ntildeolas en ultramar que centralmente de la indicacioacuten de diferencias leacutexicas o de usos Esto uacuteltimo lo vemos maacutes bien y de forma prototiacutepica en las ya mencio-nadas obras lexicograacuteficas diferenciales dedicadas a los paiacuteses formados tras la independencia y que se titulaban con el ismo correspondiente Solo maacutes tarde ya en el siglo XX algunos autores se embarcaron en la ambiciosa tarea de ela-borar diccionarios generales de americanismos por ejemplo el Diccionario de americanismos de Malaret de 1925 y el Diccionario general de americanismos de Santamariacutea de 1942 Esta tradicioacuten lexicograacutefica ha sido caracterizada por algunos (cfr especialmente Matus 1994) como de precientiacutefica en el sentido de que no parte de una postura teoacuterica para definir los criterios de seleccioacuten de las unidades leacutexicas para su registro Esta criacutetica sin embargo no solo puede resul-tar injusta por anacroacutenica sino que ademaacutes es faacutecilmente rebatible en muchos casos por ejemplo el de Arona o el del mexicano Garciacutea Icazbalceta (cfr Fer-naacutendez Gordillo en este volumen) el lexicoacutegrafo se preocupa sistemaacuteticamente por sustentar sus criterios de registro Es innegable ademaacutes que para su eacutepoca

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la mayoriacutea de los autores teniacutea una buena competencia filoloacutegica de hecho for-maban parte de una intelligentsia criolla equiparable con una europea En todo caso no hay que perder de vista que en absoluto perseguiacutean propoacutesitos teoacutericos sino genuinamente praacutecticos

La reflexioacuten teoacuterica sobre los teacuterminos ndash en especial el de americanismondash es bastante posterior a su uso lexicograacutefico llegariacutea solo a mediados del siglo pasado en el marco de estudios lexicoloacutegicos y dialectoloacutegicos (cfr especiacutefica-mente Rabanales 1953 Rona 1969 y Montes 1970)2 Muy conocida es la pro-puesta de Rona que de la mano de supuestos puramente linguumliacutesticos muy deudores de su propia eacutepoca niega la existencia misma del espantildeol americano En cualquier caso no hay que dejar de notar que el ismo deja de restringirse aquiacute exclusivamente a la lexicografiacutea y en general al leacutexico y ampliacutea su alcance de referencia a elementos de cualquier nivel de la lengua

Esto uacuteltimo no significa por cierto que no se hayan presentado reflexiones teoacutericas sobre los teacuterminos desde la lexicografiacutea incluso en una eacutepoca bastante reciente por ejemplo para mexicanismo Company (2010) en su introduccioacuten al Diccionario de Mexicanismos elaborado por la Academia Mexicana de la Len-gua y para peruanismo Calvo Peacuterez (2010) tambieacuten en relacioacuten con la elabo-racioacuten del Diccionario de Peruanismos de la Academia Peruana de la Lengua Por su lado Werner (1994a) habiacutea sentildealado un tiempo antes la poca utilidad de una definicioacuten teoacuterica para el trabajo praacutectico de elaboracioacuten de diccionarios

Al lexicoacutegrafo las preguntas no se le plantean en el orden en que las plantea Rabana-les No se decide primero la elaboracioacuten de un diccionario de chilenismos para soacutelo despueacutes preguntarse queacute son chilenismos No las primeras preguntas son iquestcuaacutel es la finalidad del diccionario y iquesta quieacuten se dirige la obra De la respuesta a estas pre-guntas depende la seleccioacuten de toda informacioacuten del diccionario y en primer lugar la seleccioacuten de los elementos leacutexicos cuyo origen cuyas propiedades o cuyo uso se explican Y soacutelo en uacuteltimo lugar se plantean la necesidad de un tiacutetulo para la obra y la necesidad de un teacutermino operacional adecuado para referirse a los elementos leacutexicos que seraacuten objeto de la explicacioacuten lexicograacutefica (Werner 1994a 17)

Por otra parte en el estudio histoacuterico del leacutexico el teacutermino americanismo ha cobrado en los uacuteltimos antildeos una renovada importancia de la mano de las pro-puestas teoacutericas de Ramiacuterez Luengo (2017) ndash a su vez basadas como se ve a con-tinuacioacuten en las de Company (2007)ndash

2 Panoramas generales sobre el particular pueden encontrarse en Guacutetemberg Bohoacuter-quez (1984) Kamenetskaia (2008) y Miyoshi (2003)

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A este respecto cabe sentildealar que aunque existe una idea maacutes o menos intuitiva de coacutemo se debe entender este concepto lo cierto es que no resulta faacutecil determinar queacute es un americanismo y ofrecer una definicioacuten plenamente satisfactoria de eacutel y esto explica que sean tan numerosos los autores que se han ocupado de esta cuestioacuten y las conclusiones a las que han llegado muchas veces ndash seguacuten se indicaba en Ramiacuterez Luengo (2014b 2)ndash notablemente dispares entre siacute En este caso concreto ndash y teniendo en cuenta los objetivos que pretende este trabajondash se ha optado por seguir la interpre-tacioacuten que hace Company (2007 28- 9) del concepto mexicanismo y que faacutecilmente se puede ampliar al americanismo asiacute se entenderaacute el americanismo linguumliacutestico como lsquoel conjunto de voces formas o construcciones que son caracterizadoras del habla urbana popular o culta o ambas de Ameacuterica y cuyo uso muy frecuente y cotidiano distancia la variedad americana respecto del espantildeol peninsularrsquo americanismos seraacuten por tanto cada uno de los elementos aislados que conforman una unidad enun-ciada maacutes arriba

El intereacutes indudable de una definicioacuten como la planteada por Company estriba en tres aspectos que se derivan de ella y que constituyen principios metodoloacutegicos de gran utilidad a la hora de estudiar con rigor el americanismo desde un punto de vista histoacuterico en concreto tales principios son los siguientes (a) la consideracioacuten del uso ndash y no de la etimologiacuteandash a la hora de establecer queacute unidad leacutexica es un americanismo (b) la existencia de distintas formas de cumplir la definicioacuten anterior y por tanto la existencia de diferentes tipos de americanismos y (c) el caraacutecter eminentemente dinaacute-mico histoacuterico de esta categoriacutea De este modo parece necesario tener en cuenta estas cuestiones para poder llevar a cabo un estudio maacutes riguroso de estos elementos en lo que constituye su dimensioacuten diacroacutenica y sobre todo para poder entender de forma maacutes profunda los procesos de dialectalizacioacuten en el leacutexico de los que se viene hablando desde el principio (Ramiacuterez Luengo 2017 609)

Maacutes adelante por cierto el autor seguiraacute tambieacuten la mencionada propuesta sobre mexicanismo de Company (2010) Esta conexioacuten entre una formalizacioacuten teoacuterica que deacute pie a un teacutermino operativo en el estudio histoacuterico y propuestas nacidas a partir de la praacutectica lexicograacutefica resulta una vuelta de tuerca maacutes a los intentos en dialectologiacutea de Rabanales Rona y Montes Quizaacutes merezca la pena ponerlos en tela de juicio planteando la cuestioacuten de en queacute medida es ade-cuado e indispensable echar mano de teacuterminos de un aacutembito determinado para consolidar una base teoacuterica de otro distinto

No es ese sin embargo nuestro objetivo aquiacute sino hacer hincapieacute nueva-mente en la indiscutible concepcioacuten diferencial con respecto al espantildeol penin-sular del objeto de estudio en la historia del leacutexico esto es el ismo Mientras que en la praacutectica lexicograacutefica ya hace varias deacutecadas Lara (1990 [1989]) criticoacute duramente la tradicioacuten hispanoamericana consagrada al ismo ndash con relativo poco eacutexito a juzgar por el hecho de que la lexicografiacutea diferencial hispanoame-ricana es ahora incluso maacutes vigorosa que a finales del siglo pasado (cfr la nota

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4)ndash en el estudio histoacuterico del leacutexico la situacioacuten no es en ninguacuten modo tan faacutecil de precisar Para empezar ya hemos dicho que esta perspectiva diferencial estaacute definitivamente justificada cuando nos enfrentamos a procesos de etapas tem-pranas de la presencia espantildeola en el continente y por ende es comuacuten y ade-cuado examinar procesos de americanizacioacuten leacutexica (cfr Rivarola 2018 [2004]) o de americanizacioacuten del leacutexico (cfr Torres Torres 2004) y manejar los teacuterminos correspondientes No obstante no es impensable ndash como ya hemos dicho en el apartado anteriorndash que la cuestioacuten de la adaptacioacuten de una lengua trasplantada a una nueva realidad pierda relevancia en la posterior formacioacuten y consolida-cioacuten de diferentes comunidades de habla y de sus variedades a partir de factores y contextos distintos y que por lo tanto maacutes que prestarle atencioacuten al ismo es decir la diferencia de uso entre Ameacuterica y Espantildea quizaacutes resulte maacutes adecuado centrarse en los entresijos de aquellos procesos y recordando las propuestas de Oesterreicher en el uso mismo de la lengua en sus propios contextos discur-sivos e histoacutericos Naturalmente tanto en un nivel teoacuterico como empiacuterico la variacioacuten dentro de una misma comunidad de habla y en contraste con otras constituiraacute siempre uno de los temas centrales pero resultaraacute maacutes productivo restarle(s) a la(s) variedad(es) trasplantada(s) desde la peniacutensula y siglos atraacutes su valor como grupo de control

Ahora bien si nuestro objetivo es el estudio de la formacioacuten de normas en el siglo XIX como ya vienen haciendo autores como Saacutenchez Meacutendez (2019) a cuya propuesta nos referiremos maacutes adelante no pueden dejarse de lado los diccionarios elaborados en gran cantidad en aquella eacutepoca de clara naturaleza diferencial por supuesto pero que ademaacutes dan buena cuenta y participan del proceso que queremos investigar como ya adelantara Rojas (2010) para el caso de Zorobabel Rodriacuteguez cuestioacuten que ndash proponemosndash deberiacutea ser central en su tratamiento como fuentes Para poder rentabilizar su uso es indispensable comprender y tener muy en cuenta sus caracteriacutesticas idiosincraacutesicas en primer lugar la tradicioacuten lexicograacutefica en la que se inscriben

4 La tradicioacuten lexicograacutefica hispanoamericana hacia el siglo XIX

El surgimiento a mediados del siglo XIX de una imponente tradicioacuten lexico-graacutefica dedicada al espantildeol americano puede y debe explicarse de la mano de un conjunto de diversos factores de tintes socioculturales e histoacutericos Induda-blemente es tambieacuten un reflejo de aquella conciencia linguumliacutestica diferencial que encontramos desde muy temprano entre los hablantes en el continente En ese sentido la estrecha relacioacuten que une esta tradicioacuten y la idea de ismo es faacutecilmente

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez76

explicable y de hecho no significoacute ninguna innovacioacuten en la lexicografiacutea his-paacutenica acostumbrada ya a registrar provincialismos o regionalismos peninsu-lares Es necesario de todas formas establecer un panorama historiograacutefico de las continuidades y rupturas entre esta tradicioacuten y la historia la anterior pero tambieacuten aquella posterior del registro lexicograacutefico de corte diferencial en el continente Esto no significa de ninguna manera que se trate de una tradi-cioacuten puramente endoacutegena todo lo contrario bebe evidentemente de otras tra-diciones lexicograacuteficas y de pensamiento europeas Como adelantamos ya esta mirada resulta uacutetil ademaacutes para considerar adecuadamente el nutrido conjunto de obras lexicograacuteficas producto de esta tradicioacuten como fuentes para el estudio histoacuterico del leacutexico Estaacute claro que este propoacutesito historiograacutefico se alcanza en gran parte a partir de estudios monograacuteficos sobre las obras individuales pero es posible establecer en un primer momento definitivas liacuteneas generales

Para empezar las continuidades y las rupturas entre esta lexicografiacutea deci-monoacutenica y sus antecedentes pueden encontrarse en un nivel textual por ejem-plo en la explicacioacuten del significado de la mano de un sinoacutenimo o de una glosa que ya aparecen en textos muy tempranos producidos en el continente Otro ejemplo importante lo constituyen las semejanzas y diferencias en cuanto a la organizacioacuten de la informacioacuten en los artiacuteculos en comparacioacuten con la lexico-grafiacutea europea bien conocida en general por nuestros autores En el nivel ideo-loacutegico tambieacuten nos topamos con la permanencia o irrupcioacuten de rasgos No es difiacutecil reconocer un aacutenimo enciclopeacutedico el cual si bien decrece con el paso del tiempo en favor de la descripcioacuten del uso de palabras comunes atraviesa toda la historia de la lexicografiacutea hispanoamericana Tambieacuten y como consecuencia de la influencia de la lexicografiacutea espantildeola no acadeacutemica estaacuten los propoacutesitos de ampliacioacuten y complementacioacuten de la nomenclatura acadeacutemica En el mismo plano ideoloacutegico ndash uacuteltimamente revisitado desde una perspectiva glotopoliacutetica (cfr Rojas y Avileacutes en este volumen)ndash se puede identificar con claridad una creciente carga normativa y prescriptiva que convierte la obra lexicograacutefica en una herramienta que interviene de manera decidida en las praacutecticas linguumliacutes-ticas de los ciudadanos En el plano del discurso entendido como un hecho social que refleja pero que tambieacuten transforma la naturaleza de la sociedad nos encontramos en esta tradicioacuten lexicograacutefica decimonoacutenica con la consolidacioacuten de la relacioacuten ndash hasta hoy muy recurridandash entre lengua espantildeola e identidad nacional en la inmensa mayoriacutea de los casos y su difusioacuten a traveacutes de medios hegemoacutenicos impensable en estadios anteriores del registro del leacutexico ameri-cano

Frente a todo lo anterior interesa en estas liacuteneas echarle una mirada a la manera en que el criterio diferencial alcanza en la tradicioacuten decimonoacutenica una

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nueva dimensioacuten vista en perspectiva con etapas anteriores del registro lexico-graacutefico Los autores mismos muestran inequiacutevocamente ser conscientes tanto de conformar una propia tradicioacuten la de diccionarios de provincialismos como de seguir estelas anteriores en especial la de Cuervo y Bello y maacutes especiacutefica-mente la de Pichardo Werner (1994b) ha sentildealado con razoacuten que la transfor-macioacuten del concepto lexicograacutefico del autor a traveacutes de las cuatro ediciones de su obra es un claro preludio a la lexicografiacutea que revisamos Mientras que en la uacuteltima edicioacuten ya podemos entrever un tratamiento maacutes diferencial del habla cubana ndash la atencioacuten prestada a las frases cubanas del tiacutetulo es sintomaacuteticandash que tiene en cuenta y se enfrenta a la perspectiva acadeacutemica la primera edicioacuten ndash dedicada maacutes bien a la flora y fauna y a elementos especiacuteficos cubanosndash partici-paba sobre todo del espiacuteritu ilustrado y enciclopeacutedico de la eacutepoca

A su vez la primera edicioacuten de Pichardo especialmente en cuanto a su pro-poacutesito enciclopeacutedico estaacute estrechamente vinculada al vocabulario de Alcedo no solo por el uso del adjetivo provincial (maacutes bien relacionado con la idea de provincia antes que con una lexicografiacutea de ismos como ya anotamos) No obs-tante deben sentildealarse por lo menos dos diferencias fundamentales En primer lugar la obra de Alcedo tiene un propoacutesito general en cuanto a la lengua y no plantea ninguna restriccioacuten diatoacutepica algo que naturalmente encontramos en el diccionario cubano y que este legaraacute a los diccionarios diferenciales naciona-les posteriores La diferencia entre la situacioacuten colonial en la que cada obra se elabora y la especificidad de la realidad cubana (cfr Leclercq 2004) explican cla-ramente esta diferencia entre Alcedo y Pichardo del mismo modo que la con-sumacioacuten de la independencia y los diferentes procesos de formacioacuten nacional lo haraacuten maacutes tarde en el caso de la tradicioacuten lexicograacutefica pertinente para noso-tros En segundo lugar como el propio nombre de la obra de Alcedo indica se trata de un vocabulario que tiene como principal objetivo complementar la informacioacuten ofrecida en otra obra de mayor volumen y de distinto propoacutesito la de Pichardo en cambio estaacute pensada desde un inicio como una obra especiacutefica-mente lexicograacutefica Por uacuteltimo es evidente que en Alcedo el propoacutesito enciclo-peacutedico es primordial mientras que el registro de voces de uso comuacuten a partir de un criterio diferencial es muy marginal no obstante siacute se encuentran en el vocabulario algunos casos prototiacutepicos que sustentariacutean la idea de su latencia

La naturaleza complementaria del vocabulario de Alcedo estaacute relacionada a su vez con aquella ya mencionada praacutectica comuacuten llevada a cabo desde eacutepo-cas muy tempranas la explicacioacuten o glosado de teacuterminos usados en textos de diferente tipo que en otro lugar he llamado brotes lexicograacuteficos (Huisa Teacutellez 2018) y que sobre todo se presenta en relacioacuten con indigenismos y exotismos referidos a elementos propios de la naturaleza americana Queda claro que esta

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praacutectica si bien propiamente lexicograacutefica se encuentra en el nivel del habla esto es que estaacute pensada para resolver posibles problemas de comprensioacuten en situaciones comunicativas muy determinadas Estaacute de maacutes decir por uacuteltimo que el criterio diferencial aquiacute es miacutenimo3

La llegada al auge de este criterio diferencial en el siglo XIX espoleado por factores socioculturales e histoacutericos que ademaacutes estimulaban la conciencia de la variacioacuten leacutexica tuvo como resultado que otros propoacutesitos lexicograacuteficos mencionados aquiacute y preeminentes en etapas anteriores pasaran a un segundo plano como el enciclopeacutedico o el descriptivo o aquellos praacutecticos relacionados con la intercomprensioacuten Se imponiacutea asiacute una lexicografiacutea puramente de ismos que se fosilizoacute en la primera mitad del siglo XX (cfr Haensch y Omentildeaca 2004) fue duramente condenada desde aacutembitos cientiacuteficos en la segunda mitad (cfr Werner 1991 Zimmermann 1994 o Lara 1990 [1989]) y volvioacute a ganar vitalidad en las primeras deacutecadas del XXI hasta hoy mismo4

Este panorama historiograacutefico debe servir como punto de partida para poder calibrar el tratamiento propuesto de las obras lexicograacuteficas decimonoacute-nicas como fuentes metalinguumliacutesticas de una renovada historia del leacutexico hispa-noamericano centrada en el siglo XIX

5 Los diccionarios de ismos como fuentes del estudio histoacutericoEn el aacutembito lexicograacutefico el papel de fuente de obras lexicograacuteficas anterio-res ndash esto es en buena cuenta el trasvase de la informacioacuten recogida en un diccionario o glosario a otro que se elaborandash no es de ninguacuten modo extrantildeo De hecho los diccionarios generales de americanismos especialmente los pri-meros pero tambieacuten aquellos que se han elaborado en deacutecadas recientes son

3 Tambieacuten en eacutepocas tempranas se elaboraron para la evangelizacioacuten en Ameacuterica una gran cantidad de obras lexicograacuteficas especialmente bilinguumles con lenguas indiacutege-nas Esta hoy llamada lexicografiacutea misionera que aquiacute no resulta central ha trazado su propia historia y ciertamente puede servir como fuente para el estudio histoacuterico como ya ha propuesto Esther Hernaacutendez (2018)

4 En los uacuteltimos antildeos han visto la luz las siguientes obras el Diccionario de america-nismos (2010) de la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola el Dicciona-rio de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua el Diccionario de peruanismos (2016) de la Academia Peruana de la Lengua el Nuevo diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del espantildeol de Chile (Edi-cioacuten refundida y actualizada 2010) de Morales Pettorino el Diccionario del espantildeol ecuatoriano (2016) de Fernando Mintildeo- Garceacutes y el Diccionario de colombianismos (2018) del Instituto Caro y Cuervo

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en gran parte obras compiladoras de los diccionarios nacionales praacutectica de la que tambieacuten participa el Diccionario de americanismos de la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola publicado en 2010 (cfr Cerroacuten- Palomino 2010) Lo mismo se puede decir de la historia de la lexicografiacutea espantildeola gene-ral recordemos que Salvaacute incluyoacute buena cantidad de informacioacuten de Pichardo y que el diccionario acadeacutemico ha ido recogiendo a traveacutes de sus ediciones informacioacuten registrada en aquellos diccionarios nacionales Aunque a veces parece no ser evidente este trasvase trae consigo serios peligros no especial-mente el del plagio Resulta problemaacutetico por ejemplo pasar por alto la com-probacioacuten de la vitalidad actual del leacutexico que se registra o el hecho de que se trate de obras cuyos autores siguieron una metodologiacutea poco sistemaacutetica e intuitiva No es difiacutecil llegar a la conclusioacuten de que es urgente plantearse la cuestioacuten de en queacute medida es fiable la informacioacuten de obras elaboradas en un tiempo y contexto distintos En ese mismo sentido se reclama tambieacuten ndash como hacen por ejemplo Corrales y Corbella (2003) para el caso canariondash trascender las fuentes puramente lexicograacuteficas lo que se deja bien claro en el preaacutembulo del Diccionario del Espantildeol Actual citado por los autores como parte de su argumentacioacuten

Para redactar un diccionario no es suficiente la existencia de una tradicioacuten lexicograacute-fica por muy ilustre que esta sea ni la aportacioacuten de iniciativas individuales aunque a menudo sean inteligentes ni sobre todo la mera imitacioacuten aparencial y externa ndash tan frecuente hoyndash de modelos extranjeros Para redactar un diccionario es indispensable una base documental Algo que ya nos habiacutean ensentildeado ndash en vano al parecerndash los aca-deacutemicos que el siglo XVIII compusieron el Diccionario de autoridades (DEA 1999 XI apud Corrales y Corbella 2003 233)

En el aacutembito del estudio histoacuterico de la lengua esto resulta incluso maacutes evi-dente No es en absoluto inusual sin embargo la apelacioacuten a diccionarios en el trabajo empiacuterico algunas veces respaldada por una justificacioacuten teoacuterica por ejemplo en Perdiguero (2008) en donde se defiende laquoun indudable intereacutes de los diccionarios para conocer la evolucioacuten del leacutexicoraquo (Perdiguero 2008 1441) sin olvidar sus deficiencias pero rescatando el valor de la informacioacuten parcial que ofrecen

Volvamos a la propuesta de una historia del leacutexico hispanoamericano cen-trada en el siglo XIX que abandone automatismos propios del estudio del tras-plante linguumliacutestico No es difiacutecil imaginar que tanto la naturaleza de sus fuentes como la forma de tratarlas son o tienen que ser en gran parte distintas de las de las fuentes con que se cuentan para etapas anteriores si bien la distincioacuten concepcional continuacutea siendo un eje central pensemos por ejemplo en textos de prensa o en correspondencia privada La justificada relevancia por cierto

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de los textos de concepcioacuten oral tambieacuten es indudable aquiacute sobre todo por-que escapan a una fuerza normativa monoceacutentrica propia de situaciones (pos)coloniales La propuesta de una linguumliacutestica histoacuterica desde abajo (cfr Elspaszlig 2005) resulta a este tenor maacutes que propicia Ahora bien las obras lexicograacuteficas diferenciales decimonoacutenicas que nos interesan en estas paacuteginas son manifies-tamente ajenas a este modelo y cumplen en cambio funciones prescriptivas y estandarizadoras La abundante informacioacuten que ofrecen no puede ser sin embargo menospreciada y puede llegar a ser uacutetil por ejemplo para contrastar aquella recogida de otras fuentes o para identificar procesos de consagracioacuten de usos siempre a condicioacuten de que el investigador la trate de forma sensata Es necesario determinar de manera sistemaacutetica los objetivos del manejo de estas fuentes en el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano siguiendo el espiacute-ritu de la pregunta que para el aacutembito metalexicograacutefico planteoacute Werner en la jornada que dio pie a este volumen laquoiquestpor queacute nos interesa en el siglo XXI la lexicografiacutea hispanoamericana de los siglos XIX y XXraquo estrechamente rela-cionada con aquella sobre queacute elementos propios de estas fuentes lexicograacutefi-cas hay que tomar en cuenta para rentabilizar adecuadamente su tratamiento A continuacioacuten pasaremos revista a algunas cuestiones que nos pueden ayudar a responder esas preguntas

51 El purismo en la formacioacuten de diferentes normas nacionales

En primer lugar es esencial una mirada historiograacutefica que situacutee adecuada-mente el surgimiento y auge de los diccionarios diferenciales en el devenir de la lengua en Ameacuterica especialmente en nuestro caso en cuanto a la formacioacuten de diferentes normas nacionales cuyo efecto por lo demaacutes explica la situacioacuten linguumliacutestica actual En su propuesta sobre la conformacioacuten histoacuterica del poli-centrismo del espantildeol americano Saacutenchez Meacutendez (2019) sentildeala las impor-tantes diferencias entre la consolidacioacuten normativa del idioma a los dos lados del oceacuteano sobre todo el hecho de que en comparacioacuten el de Ameacuterica fue un proceso mucho maacutes lento y tardiacuteo A partir de la impronta ilustrada en el pen-samiento americano Saacutenchez Meacutendez afirma

[l] as reflexiones linguumliacutesticas y la actividad normativa hispanoamericana podriacutean divi-dirse en dos grandes grupos [hellip] la vertiente ilustrada que se bifurcoacute a su vez en una propuesta de contenido hispaacutenico y en otra de marco exclusivamente americano y o regional y la vertiente purista con una concepcioacuten monoceacutentrica de la norma basada uacutenicamente en el espantildeol centro- peninsular (Saacutenchez Meacutendez 2019 379)

Estas tres vertientes las identifica el autor respectivamente con las ideas de Bello con las del romanticismo argentino y con las de Cuervo Si bien el peso

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cuantitativo en la bibliografiacutea da la impresioacuten de que la aspiracioacuten a una inde-pendencia cultural e idiomaacutetica de la mano de las ideas romaacutenticas reclamada en la Argentina independiente haya sido general en todo el continente (cfr del Valle y Gabriel- Stheeman 2004) se puede comprobar con facilidad que fue maacutes bien la mirada purista concentrada en un modelo monoceacutentrico peninsular la que gozoacute de gran vitalidad en la mayor parte de los territorios De hecho no es raro que los diccionarios del siglo XIX hispanoamericano conformen en gran parte una laquolexicografiacutea de vicios y defectosraquo (Lozano Andreacutes 2002) destinada directamente a la educacioacuten baacutesica

Habriacutea que definir no obstante en queacute medida su aparicioacuten en el horizonte linguumliacutestico y cultural de ese momento es meramente sintomaacutetica del proceso que sentildeala Saacutenchez Meacutendez o si maacutes bien constituye un factor coadyuvante En teacuterminos concretos la eleccioacuten y consagracioacuten de determinados usos leacutexi-cos por parte de los hablantes pueden responder ciertamente a la imposicioacuten prescriptiva de las obras lexicograacuteficas Esta cuestioacuten estaacute estrechamente rela-cionada con la que mencionaremos maacutes adelante sobre la naturaleza poliacutetica de estos diccionarios

52 Elementos metalexicograacuteficos

En segundo lugar en el examen de estos diccionarios diferenciales como fuen-tes resulta necesario asomarnos brevemente al aacutembito metalexicograacutefico Son relevantes por lo menos cuatro cuestiones a) la finalidad genuina de las obras b) el criterio de seleccioacuten de unidades leacutexicas para su registro c) las indicaciones de uso o marcas de registro y d) el comportamiento lexicograacutefico contrastivo Se defiende en la metalexicografiacutea actual la idea de que las obras lexicograacute-ficas se elaboran para cumplir funciones concretas siguiendo una finalidad genuina (cfr por ejemplo Wiegand 2001 y Jacinto Garciacutea 2015) Esta deter-mina todos los aspectos clave de la obra por ejemplo el tipo de informacioacuten ofrecida y su propia organizacioacuten en el artiacuteculo lexicograacutefico Naturalmente la coincidencia entre la finalidad prevista inicialmente y el producto final puede no ser completa En muchos de los diccionarios que tratamos el autor declara expliacutecitamente cuaacutel es su finalidad al emprender la tarea de elaborar la obra y tambieacuten se puede entrever en las caracteriacutesticas de esta Resulta evidente que esta declaracioacuten de intenciones o la determinacioacuten de una finalidad a traveacutes de las caracteriacutesticas de la obra es fundamental cuando el investigador la trata como fuente documental En nuestro caso hay que tener en cuenta un variado conjunto de propoacutesitos entre los cuales la pura descripcioacuten de peculiaridades regionales la prescripcioacuten normativa la comparacioacuten de usos leacutexicos o el deseo

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de complementar el diccionario acadeacutemico son solo algunos de los maacutes rele-vantes

Ya debe haber quedado claro que la naturaleza de las obras diferenciales estaacute determinada por un criterio de seleccioacuten de unidades leacutexicas para su registro en otras palabras se registraraacute en el diccionario una palabra solo si resulta ser diferencial con respecto a otra comunidad de habla que sirve como punto de comparacioacuten Los diccionarios decimonoacutenicos diferenciales recogen por lo menos a primera vista el leacutexico de un paiacutes que resulta diferente al del espantildeol general En el fondo sin embargo llevar a cabo esta tarea plantea pro-blemas de los que los autores no eran realmente conscientes y que de cualquier forma no habriacutean tenido capacidad de enfrentar En primer lugar el conjunto de palabras que constituye el leacutexico de un paiacutes se conforma en la praacutectica solo a traveacutes de la competencia y la experiencia del autor como hablante y a lo sumo del manejo asistemaacutetico de algunas fuentes literarias o de la prensa Aquellos usos que quedaran fuera de esto terminaban siendo completamente invisibi-lizados Lo mismo ocurriacutea con el supuesto punto de comparacioacuten el espantildeol general para cuya concepcioacuten evidentemente la sola competencia linguumliacutestica o experiencia del autor o su conocimiento literario no bastaban por lo cual en el mejor de los casos recurriacutea ademaacutes a corresponsales o simplemente a lo registrado en diccionarios espantildeoles que era la praacutectica comuacuten De la misma manera que en el caso anterior aquel leacutexico que no estuviera registrado en la peniacutensula tambieacuten podriacutea llevar a error al autor del diccionario diferencial Evidentemente esta forma deficiente de poner en praacutectica el criterio en cues-tioacuten hace necesaria una revisioacuten detenida de la nomenclatura de cada obra Esta revisioacuten tiene que ver tambieacuten con la fiabilidad del diccionario en cuanto a la verdadera vitalidad de las palabras registradas que solo podremos com-probar con un trabajo combinado con otras fuentes (cfr Costa Leoacuten en este volumen)

Por su parte la informacioacuten ofrecida en el nivel microestructural es incluso maacutes relevante para el historiador de la lengua que la sola nomenclatura Maacutes allaacute de la definicioacuten sinoniacutemica usual en la lexicografiacutea diferencial que por sobre sus carencias tiene la ventaja de ofrecer una ruta raacutepida para encontrar el equivalente peninsular resulta relevante la cuestioacuten de la informacioacuten diasis-temaacutetica no referida a la variacioacuten diatoacutepica (cfr Zimmerman 1994) A pesar del buen conocimiento de la lexicografiacutea occidental que la inmensa mayo-riacutea de los autores demuestra no echaban mano normalmente de un lenguaje lexicograacutefico codificado que incluyera marcas gramaticales o indicaciones de uso De esta manera la informacioacuten sobre el registro se diluiacutea en la ofre-cida en el artiacuteculo cuando apareciacutea El examen de estas obras lexicograacuteficas

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tambieacuten pasa por tanto por esta labor de rescate de informacioacuten escondida importante para el estudio de la lengua Otra informacioacuten incluso mucho maacutes rica para el investigador ofrecida por esta lexicografiacutea si bien tampoco de forma sistemaacutetica es aquella contrastiva que no hay que confundir con la diferencial (esto es que el teacutermino o su uso es distinto del espantildeol general) constatada ya por el solo registro (cfr Werner 1991) Se trata en concreto de los comentarios que los autores hacen de manera no uniforme sobre el uso mismo de las unidades leacutexicas por ejemplo sentildealando acepciones distintas a las del espantildeol peninsular o entre los paiacuteses americanos comentarios que muestran como hemos mencionado ya antes una muy clara y aguda concien-cia de la variacioacuten

Para cerrar este apartado no resulta inoportuno referirnos a una idea que ya otros han esbozado (por ejemplo Werner 2001 y los artiacuteculos correspondien-tes en Corbella Fajardo y Langenbacher 2018) Nos referimos a la necesidad praacutectica no solo de reunir en un solo tesoro todos los diccionarios diferenciales nacionales del siglo XIX sino tambieacuten de contar con una herramienta infor-maacutetica que permita acceder de manera simplificada a la informacioacuten aludida en estos paacuterrafos

53 Naturaleza poliacutetica

La perspectiva metalexicograacutefica debe combinarse en el examen de la lexi-cografiacutea diferencial con una mirada que atienda a su vez a cuestiones ideo-loacutegicas propias del momento histoacuterico que atravesaba el continente que van mucho maacutes allaacute del mero purismo linguumliacutestico que hemos visto ya A este res-pecto es interesante seguir los pasos que viene dando en esta direccioacuten la relativamente reciente glotopoliacutetica latinoamericana (remitimos nuevamente a Rojas y Avileacutes en este volumen) Para tratar con cautela la informacioacuten que nos ofrecen es necesario ver estas obras tambieacuten como dispositivos que inter-vienen en la percepcioacuten de la lengua por parte de las sociedades americanas especialmente hacieacutendole el juego seguacuten su lugar de enunciacioacuten a posturas normativas y acadeacutemicas pero sobre todo poliacuteticas Es innegable en nues-tro aacutembito que la naturaleza poliacutetica de esta lexicografiacutea ha cumplido un rol esencial en la formacioacuten de las normas americanas y por tanto constituye un factor importante que incide desde el siglo XIX hasta hoy mismo en la historia y en la situacioacuten actual de la lengua como propone Rojas (2010) a propoacutesito del caso chileno

Planteamos que la forma de estos repertorios se debe a su funcioacuten a saber su caraacutecter de instrumentos de estandarizacioacuten linguumliacutestica Dicho de otro modo

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algunas de sus caracteriacutesticas textuales fundamentales se derivan del propoacute-sito al cual se encuentran destinados esto es la implantacioacuten de una poliacutetica linguumliacutestica conducente a la conformacioacuten de una lengua ejemplar (Coseriu 1990) de caraacutecter nacional Su finalidad uacuteltima es servir de herramienta en el proceso de estan-darizacioacuten del espantildeol de Chile durante la mencionada eacutepoca particularmente en la seleccioacuten de rasgos linguumliacutesticos y la codificacioacuten de estos bajo la forma de un cuerpo de obras de referencia idiomaacutetica Los ldquodiccionarios de provincialismosrdquo pueden con-siderarse como el vehiacuteculo discursivo mediante el cual se intenta impulsar cambios desde arriba (Trudgill y Hernaacutendez 2007 sv) durante la eacutepoca en referencia (Rojas 2010 210)

En ese sentido esta naturaleza poliacutetica de los diccionarios decimonoacutenicos no solo debe tratarse como un aspecto perifeacuterico sino siendo conscientes de su inmensa influencia en las sociedades como un aspecto central en el estudio histoacuterico del leacutexico

54 La mirada del lexicoacutegrafo sobre el proceso de formacioacuten de normas

Por otro lado el criterio diferencial sustentado en una bien definida concepcioacuten monoceacutentrica de la lengua y los tintes normativos o puristas que se desprenden de ella en estos diccionarios participa del temor comuacuten de la eacutepoca de que las hablas americanas se estaban alejando de sus raiacuteces castizas Es evidente que este alejamiento que no siempre fue calificado negativamente por los lexicoacutegra-fos decimonoacutenicos se corresponde precisamente con la formacioacuten de normas a las que nos estamos refiriendo frecuentemente en estas liacuteneas Se deben consi-derar con mucha cautela sin embargo las caracteriacutesticas que estos le atribuyen a tal proceso Como ejemplo pensemos en la mirada del autor del Diccionario de peruanismos

El elemento corruptor criollo es el que figura en mayor proporcioacuten y no el elemento indiacutejena [sic] como pudiera creerse siacutervanos de consuelo porque al fin evolucionar dentro del mismo idioma es tal vez evolucionar al porvenir (Arona sf [1883] 522)

Vemos que se propone con firmeza que la evolucioacuten del espantildeol peruano ocu-rre mayoritariamente dentro de los maacutergenes esperables del idioma restrin-giendo territorial y cuantitativamente ndash y en contra de la realidad de los hechos demostrada actualmentendash la impronta de las lenguas indiacutegenas Se impone entonces una revisioacuten criacutetica de estas miradas que ciertamente forman parte tambieacuten de los oriacutegenes de la filologiacutea hispanoamericana por lo cual esta revi-sioacuten alcanza tambieacuten un vuelo no solo historiograacutefico sino tambieacuten epistemo-loacutegico

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6 CierreHemos esbozado en estas paacuteginas algunas pautas generales para el tratamiento de los diccionarios nacionales del siglo XIX como fuentes del estudio histoacute-rico del leacutexico hispanoamericano Creemos que a pesar de su caraacutecter meta-linguumliacutestico constituyen fuentes ineludibles no ciertamente debido al criterio diferencial del que parten ni centralmente por el inmenso volumen de informa-cioacuten que ofrecen sino especiacuteficamente por el papel que cumplieron en la con-formacioacuten de diferentes normas nacionales Resulta central tener en cuenta su posicionamiento historiograacutefico sus caracteriacutesticas lexicograacuteficas pertinentes su papel como instrumentos glotopoliacuteticos y las nociones sobre el estado de la lengua en Ameacuterica que ofrecen

Ademaacutes hemos aprovechado la oportunidad para proponer un estudio del siglo XIX de distinto corte de aquel que presta atencioacuten a etapas iniciales del espantildeol en Ameacuterica centrado sobre todo en los procesos de adaptacioacuten y trans-formacioacuten de la lengua trasplantada Esto implica no solo tomar en cuenta la evidente distancia temporal entre ambas eacutepocas sino sobre todo asumir en la maacutes reciente de ellas la ocurrencia de procesos radicalmente distintos del tras-plante especialmente el de la paralela conformacioacuten de diferentes normas his-panoamericanas Asumiendo esta idea no parece ser inoportuno abogar por el abandono de una perspectiva diferencial con respecto al espantildeol peninsular concentrada en el ismo que en estadios maacutes recientes de la lengua pierde toda su relevancia

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Aurora M Camacho Barreiro

Consideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute

Garciacutea de Arboleya

Abstract In 1852 the Spaniard Joseacute Garciacutea de Arboleya published his Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Administracioacuten in Cuba which had a second edition in 1859 It provides readers with a valuable overview making it an essential reference when one wants to know and understand the Cuban reality of the 19th century This article focuses on the laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario Cubanoraquo which appears at the end of the Manual and which sheds light on aspects of the Cuban lexicon and its use Some considerations are proposed here mainly from lexicographical theory of the lexical subfield of meals in the laquoIacutendiceraquo We are sure that this could become with proper analysis and treatment an important source in the historical study of the islandrsquos lexicon

Keywords Cuban lexicography lexicografiacutea de autor definition food lexicography lexicon of food

1 IntroduccioacutenEl Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Administracioacuten (de ahora en adelante Manual) elaborado por el espantildeol Joseacute Garciacutea de Arboleya y publicado por primera vez en 1852 no solo ofrece a sus lectores un valioso panorama de la Cuba de su eacutepoca por lo que se hace de consulta obligatoria cuando se quiere conocer y entender la realidad cubana del siglo XIX sino que tambieacuten ilumina aspectos del leacutexico cubano y de su uso Nos referimos especiacuteficamente al laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (de ahora en adelante laquoIacutendiceraquo) incluido en la obra sobre el cual se proponen aquiacute algunas consideraciones principalmente metalexicograacuteficas relacionadas con el registro del subcampo leacutexico de las comidas Estamos seguros de que esta parte lexicograacutefica del Manual de Garciacutea de Arboleya podriacutea convertirse a partir de un anaacutelisis y tratamiento adecuados en una fuente importante en el estudio histoacuterico del leacutexico de la isla

Aurora M Camacho Barreiro92

2 Joseacute Garciacutea de Arboleya vida y obraSon escasos y confusos los datos biograacuteficos que se localizan sobre Joseacute Garciacutea de Arboleya Puede consultarse el artiacuteculo que le dedica Diacuteaz Enriacutequez (2013) algunos datos relevantes se encuentran en liacutenea tanto en la entrada correspon-diente de la Enciclopedia cubana (en liacutenea s v Joseacute Garciacutea de Arboleya) como en Vega Garciacutea (sf) de donde extraemos la siguiente informacioacuten

De don Joseacute Garciacutea de Arboleya puede decirse que poca informacioacuten se ha publicado sobre eacutel y aparece en muchos repertorios biograacuteficos directamente bajo el segundo apellido de entrada se desconoce su fecha de nacimiento Francisco Calcagno precisa en su Diccionario Biograacutefico Cubano que es natural de Andaluciacutea aunque Carlos Manuel Trelles lo corrige a mano y sentildeala que es de Caacutediz Fue cajista del Faro Industrial que llegoacute luego a dirigir y en 1841 redactoacute La Prensa Produjo una obra de Geometriacutea Elemental en dos tomos y el Manual Fun-gioacute como profesor luego director de la Escuela Preparatoria y fallecioacute en agosto de 1876 dejando casi concluida su Siacutentesis de la Creacioacuten Seguacuten el profesor y escritor Ambrosio Fornet fue un agrimensor que pretendioacute realizar una guiacutea destinada a los forasteros que visitaban el paiacutes

La obra de Arboleya ndash como se le cita en la bibliografiacutea consultadandash de natu-raleza enciclopeacutedica abarca esferas tan diversas como la historia la geografiacutea las ciencias fiacutesicas y las matemaacuteticas La contribucioacuten lexicograacutefica que aquiacute consideramos se localiza en su Manual publicado en La Habana en 1852 por la Imprenta del Gobierno en su primera edicioacuten y en 1859 por la Imprenta del Tiempo en una segunda edicioacuten corregida y aumentada Los datos de referencia en los archivos de la Biblioteca Nacional de Cuba Joseacute Martiacute (BNJM) son los siguientes (Vega Garciacutea sf)

Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Admi-nistracioacuten ndash Habana Imprenta del Gobierno 1852 ndash p il mapas pleg - - 155 cm

Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Admi-nistracioacuten - - 2 ed corregida y aumentada ndash Habana Imprenta del Tiempo 1859 ndash 418 p il mapas pleg - - 155 cm

La dedicatoria del Manual para el Gobernador de la Isla y Capitaacuten General Don Valentiacuten Cantildeedo explicita el propoacutesito del autor de laquoinstruir aacute los forasteros de la importancia social y econoacutemica de esta perla del Nuevo Mundoraquo (Arboleya 1859 [1852] sp) Se trata ndash en palabras de Vega Garciacuteandash de lo siguiente

una guiacutea de viajeros [que] se ha convertido poco maacutes de un siglo y medio despueacutes en una de las joyas bibliograacuteficas no solamente de la Biblioteca Nacional de Cuba Joseacute Martiacute sino tambieacuten de todas aquellas instituciones que en el mundo se enorgullecen de contarla en sus fondos (Vega Garciacutea sf)

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 93

La obra consta de dos partes el compendio histoacuterico que abarca desde el descu-brimiento hasta 1852 y el apeacutendice a este compendio que curiosamente resulta maacutes amplio y rico en datos En el iacutendice general se reconoce la voluntad del autor de orientar a sus contemporaacuteneos sobre la Isla y divulgar aspectos bas-tante diversos (por ejemplo sobre la geografiacutea la cultura la administracioacuten y las ciudades) El mismo autor dice al iniciar su obra

Ninguna obra se ha publicado hasta ahora que deacute aacute conocer la importancia social y econoacutemica de la isla de Cuba en todas sus faces (sic) y en la eacutepoca de su mayor prospe-ridad y los veinte mil forasteros que anualmente la visitan ya para fijarse en ella ya de paso aacute otros paiacuteses o negocios de momento en vano buscan un libro que satisfaga su justa curiosidadLlenar tan sensible vaciacuteo ha sido mi propoacutesito al escribir este Manual [hellip] (Arboleya 1859 [1852] sp)

De esta manera de laquola historia y de los tesoros del suelo cubanoraquo ofrece Arbo-leya un valioso panorama al que tendraacuten que acudir quienes pretendan cono-cer y entender el siglo XIX cubano como hemos dicho ya su intereacutes ilumina tambieacuten aspectos del vocabulario a traveacutes del objeto de estudio de esta con-tribucioacuten el laquoIacutendiceraquo La informacioacuten estadiacutestica las ilustraciones los textos descriptivos y el propio laquoIacutendiceraquo convierten al Manual en un libro de obligada consulta y en un texto al que deberaacuten volver especialistas y aprendices por ser compendio y expresioacuten de lo cubano a fines del siglo XIX

El laquoIacutendiceraquo constituye un exponente de la lexicografiacutea diferencial monolin-guumle cubana a pesar de que Arboleya solo lo describiera como una contribucioacuten que laquohace veces de diccionario de voces cubanasraquo ndash es decir que se asemeja o parece un diccionariondash al agruparlas en un intento de contrastar la realidad idiomaacutetica cubana con la espantildeola

La Antologiacutea de la linguumliacutestica cubana de Alonso y Fernaacutendez (1977) incluye el laquoIacutendiceraquo y sobre eacutel dicen los compiladores en su presentacioacuten que la labor filoloacutegica de Arboleya laquo(hellip) no rebasa el marco del presente trabajo interesante por cuanto representa un aporte al Diccionario de Pichardo teniendo sobre todo en cuenta la escasa efervescencia linguumliacutestica del momentoraquo (Alonso y Fer-naacutendez 1977 sp las cursivas son nuestras) No solo es interesante la aportacioacuten filoloacutegica de Arboleya en realidad es una pieza fundamental en el conjunto de repertorios lexicograacuteficos cubanos del siglo XIX pero su localizacioacuten entre las paacuteginas de una obra enciclopeacutedica poco conocida y la pobreza de los estudios metalexicograacuteficos de la eacutepoca en que se reunieron los textos que integran la antologiacutea impiden a Alonso y Fernaacutendez aquilatar su preciso valor en el pano-rama de la lexicografiacutea cubana

Aurora M Camacho Barreiro94

El Tesoro lexicograacutefico de Cuba (Tlex- Cuba) ndash fruto de un proyecto de investi-gacioacuten desarrollado por un equipo de investigadoras del Instituto de Literatura y Linguumliacutestica entre los antildeos 2009 y 2013ndash rescata el laquoIacutendiceraquo de cierto olvido y desmerecimiento de su condicioacuten de obra lexicograacutefica escondida y lo agrupa con otros doce repertorios cubanos de los siglos XIX XX y XXI para conformar un diccionario de diccionarios de nueva planta (cfr Camacho Barreiro 2011)

3 Cuestiones previas al anaacutelisis del laquoIacutendiceraquoAntes de comentar desde un punto de vista metalexicograacutefico el laquoIacutendiceraquo nos parece necesario referirnos a dos cuestiones relevantes para su anaacutelisis la lla-mada lexicografiacutea de autor dentro de la cual podemos ubicar a Arboleya y la relacioacuten de su obra lexicograacutefica con la de Pichardo con toda seguridad el dic-cionarista maacutes importante de Cuba

31 Lexicografiacutea de autor

Como bien advierten Alonso y Fernaacutendez con respecto al tratamiento de las obras compiladas en su antologiacutea

(hellip) el ordenamiento cronoloacutegico tiende a dar una visioacuten histoacuterica del desarrollo de la linguumliacutestica y del surgimiento de las personalidades a ella dedicadas toda vez que en lo que respecta al menos al periacuteodo prerrevolucionario nuestra historia linguumliacutestica es en esencia la historia de esas personalidades (Alonso y Fernaacutendez 1977 8 las cursivas son nuestras)

Ciertamente se ha repetido que la contribucioacuten de personalidades a la produc-cioacuten lexicograacutefica es significativa en el panorama nacional de tal forma que nuestro quehacer lexicograacutefico en los siglos XIX y XX se distingue por la lexico-grafiacutea de autor esto es una lexicografiacutea directamente relacionada con personas interesadas en la lengua que sienten la necesidad de recopilar voces e integrarlas en diccionarios tengan la denominacioacuten y caraacutecter que sea Estos autores pue-den dedicarse a diversos oficios y tener una formacioacuten muy distinta de la del filoacutelogo o propiamente del lexicoacutegrafo Cualquiera podiacutea ndash y se debe antildeadir que puede todaviacutea en el siglo XXIndash hacer un diccionario una tendencia muy rela-cionada con el hecho de que un diccionario era una obra artesanal y de teacutecnica de raacutepido aprendizaje y aplicacioacuten Pascual en una interesante descripcioacuten de la profesioacuten del lexicoacutegrafo se detiene a caracterizar a los autores de diccionarios

(hellip) igual podiacutea ser un autor de un diccionario un quiacutemico que un literato o un comer-ciante Sin dudas que la mayor parte de estos autores de diccionarios eran personas con cierto nivel de cultura y de erudicioacuten conocedores de la lengua pero no en el

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 95

grado suficiente para no cometer equivocaciones graves (Pascual 1994 126 traduc-cioacuten nuestra)

No se trataba pues y como decimos de una labor cientiacutefica sino maacutes bien de una llevada a cabo de forma artesanal por diletantes y aficionados Cier-tamente muchos hacedores de diccionarios eran ndash y lo son todaviacuteandash personas con un alto nivel de cultura y erudicioacuten y conocedores del idioma pero no exentas de cometer errores en lo que corresponde a la naturaleza especiacutefica del trabajo lexicograacutefico No obstante algunos estuvieron familiarizados con las teacutecnicas lexicograacuteficas o las corrientes de pensamiento linguumliacutestico en boga en cada momento histoacuterico por ejemplo el mismo Pichardo

Al respecto Pascual ha sentildealado un aspecto muy significativo del asunto y es que estos autores si bien produciacutean obras abundantes no explicaban laquoni en los prefacios los meacutetodos de trabajo las fuentes de procedencia de los mate-riales las teacutecnicas de tratamiento de estos y los principios teoacutericos en que se basabanraquo (Pascual 1994 127 traduccioacuten nuestra) Estos rasgos convierten a muchos repertorios en recopilaciones poco soacutelidas desde el punto de vista teoacute-rico y repletas de folclorismos y rarezas pero tambieacuten en piezas que arman y complementan una historia

En realidad no son pocas las contribuciones emprendidas por individuos con curiosidad por el idioma y motivados a reunir a manera de glosarios leacutexicos vocabularios diccionarios etc que si bien carecen en su mayoriacutea de basamentos metodoloacutegicos o adolecen de fraacutegil sosteacuten teoacuterico no pueden ser desconocidas ni menospreciadas sobre todo como testimonios leacutexicos de un estado de la lengua en un paiacutes una regioacuten etc

La contribucioacuten lexicograacutefica de Arboleya se inscribe dentro la lexicografiacutea diferencial monolinguumle cubana de autor y resulta como otras de nuestra tra-dicioacuten

(hellip) fruto de empentildeos individuales ocupacioacuten de aficionados dirigidos a la variante nacional en primer teacutermino faltos de meacutetodos cientiacuteficos improvisados con enfoque impresionista de los fenoacutemenos cargados de preceptismo y en correspondencia limi-tados en cuanto a las posibilidades de realizar un anaacutelisis linguumliacutestico profundo de la realidad (Alpiacutezar19941)

32 Arboleya y Pichardo

Las dos ediciones del Manual (1852 y 1859) se publican entre la segunda edi-cioacuten de la monumental obra de Esteban Pichardo (el Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas de 1849) y la tercera (del mismo tiacutetulo si bien se escribe vozes de 1862) por lo que la consideracioacuten y cotejo con los repertorios

Aurora M Camacho Barreiro96

pichardianos es imprescindible si se trata de evaluar la contribucioacuten de Arbo-leya a la lexicografiacutea cubana La referencia al ilustre geoacutegrafo y diccionarista fundamental se localiza en la misma laquoAdvertenciaraquo que sirve de proacutelogo o pala-bras de presentacioacuten al laquoIacutendiceraquo

Tampoco figuran en el Iacutendice los nombres propios topograacuteficos por presentarse reunidos en sus lugares respectivos ni los sucesos histoacutericos que se hallaraacuten en el Compendio y por uacuteltimo he omitido algunos derivados que se forman por las reglas gramaticales y no pocas voces que aunque no son castellanas se conocen general-mente por su uso en el comercio y la marina oacute por ser peculiares aacute varias provincias de la Peniacutensula especialmente las de Andaluciacutea muchos de cuyos provincialismos figuran indebidamente en el interesante Diccionario de Voces Cubanas de don Esteacute-ban (sic) Pichardo obra utiliacutesima y tal vez indispensable para los que quieran conocer aacute fondo nuestro lenguaje provincial En cambio de estas omisiones hallaraacute el lector en este Vocabulario algunas palabras y acepciones omitidas en la obra del Sr de Pichardo cuya respetable opinioacuten he procurado seguir en mis definiciones sean estas maacutes breves y no siempre de acuerdo con las suyas (Arboleya 1852 [1859] 349)

Seguacuten Arboleya aspectos metodoloacutegicos y teoacutericos distinguen su aportacioacuten lexicograacutefica de la de Pichardo como tambieacuten comprueba Diacuteaz Enriacutequez (2013 78) pero sobre todo interesa en esta aproximacioacuten al laquoIacutendiceraquo su decla-rada intencioacuten de diferenciarse del destacado diccionarista cuya obra no deja de calificar como interesante utiliacutesima o indispensable Tras un detallado estu-dio del laquoIacutendiceraquo se puede comprobar que en comparacioacuten con las definiciones de Esteban Pichardo ciertamente y como habiacutea anunciado en la laquoAdvertenciaraquo las suyas se caracterizan por la siacutentesis y la brevedad (Diacuteaz Enriacutequez 2013 78)

No pueden dejar de mencionarse al respecto las consideraciones de Zamora Munneacute acerca del panorama de la lexicografiacutea cubana del siglo XIX y en espe-cial las observaciones sobre el lugar que ocupa la obra de Arboleya en dicho panorama Al respecto advierte

La obra de Garciacutea de Arboleya no tiene el meacuterito de ser la primera ni tiene la calidad de la de Pichardo pero no puede hablarse de la lexicografiacutea cubana del siglo XIX sin al menos mencionarla entre otras razones porque no puede descartarse la uacutenica criacutetica que acertadamente su autor hace a Pichardo (Zamora Munneacute 2001 96ndash 97)

Sin embargo conviene retomar una idea esbozada y ejemplificada por este autor en torno a la singularidad de las definiciones empleadas por Arboleya a las que califica de laquoimprecisas y tan frecuentemente equivocadas como las de Loacutepez Matosoraquo (Zamora Munneacute 2001 97) haciendo referencia al autor mexicano ndash deportado en Cubandash de Viaje de Perico Ligero al paiacutes de los moros de 1816 Por otra parte advierte el estudioso que el listado de palabras de Arboleya es mucho maacutes completo que el del mexicano Sirve a Zamora Munneacute para su descripcioacuten

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 97

el anaacutelisis comparativo entre el tratamiento de la entrada leacutexica abuje de la que Arboleya aporta laquosimplementeraquo que es una lsquoEspecie de ladillarsquo y Pichardo (1862) antildeade que es un lsquoInsecto parecido a la ladilla maacutes chico que obra casi sus mis-mos efectos y aun se introduce en la epidermis [hellip]rsquo (Zamora Munneacute 2001 97)

A desentrantildear un particular modo de definir en el laquoIacutendiceraquo se encamina tam-bieacuten el anaacutelisis que proponemos con la intencioacuten de revelar si eran tan imprecisas y equivocadas sus definiciones como asegura Zamora Munneacute en la frase citada o si respondiacutean a una estrategia del tratadista espantildeol De acuerdo con sus propias palabras y propoacutesitos en su repertorio se encontraraacuten palabras y acepciones que no se localizan en la obra de Pichardo y sus definiciones seraacuten maacutes breves (Arbo-leya 1859 [1852] 349)

4 Anaacutelisis metalexicograacuteficoCon el acelerado desarrollo de la teoriacutea sobre los diccionarios o metalexicografiacutea estamos en mejores condiciones de revisitar la obra lexicograacutefica de Joseacute Garciacutea de Arboleya y describirla dentro del horizonte diccionariacutestico cubano del siglo XIX Lo haremos centraacutendonos primero en el estudio del lemario en el nivel macroestruc-tural y de la definicioacuten en el microestructural Teniendo en cuenta que el laquoIacutendiceraquo aparece incluido dentro del Manual es adecuado referirnos al sistema de referen-cias o remisiones que lo conectan o relacionan con el cuerpo principal de la obra

Nos restringiremos al subcampo leacutexico de las comidas cubanas con el inte-reacutes de ahondar en la seleccioacuten del lemario y en la peculiaridad de la definicioacuten aportada por Arboleya y de compararla con la aparecida en la edicioacuten de 1862 de Pichardo Describiremos tambieacuten las referencias que sobre algunos platos apare-cen en el Manual asiacute como el epiacutegrafe dedicado al tema laquoLa comidaraquo dentro del propio compendio

41 El lemario

En sentido general podriacuteamos caracterizar el laquoIacutendiceraquo como una relacioacuten de palabras en forma de lemas ordenadas alfabeacuteticamente ndash se incluyen las letras CH y LL pero no K W ni Xndash que se inician con letra mayuacutescula y terminan con un punto final Arboleya propone tambieacuten una serie de abreviaturas que representan contenidos diversos1 como las marcas gramaticales pero es asiste-maacutetico en su imposicioacuten

1 Diacuteaz Enriacutequez (2013) precisa aspectos macro- y microestructurales en el artiacuteculo citado

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En total el laquoIacutendiceraquo contiene 1414 entradas de las cuales 818 aparecen con segundo enunciado en la terminologiacutea de Seco (1987) y 596 con la informacioacuten del nuacutemero de la paacutegina donde debe estar localizado el referente en el Manual a manera de referencia o remisioacuten aunque en algunos casos el nuacutemero de paacutegina remitido no es el correcto (por ejemplo en ajiaco aporreado y arroz) Este sis-tema de remisioacuten no se cumple de manera sistemaacutetica de tal forma que se lema-tizan y se remiten al Manual en donde sin embargo no tienen definiciones ajiaco aporreado arroz arroz blanco casabe oacute cazaba catibiacutea fufuacute majarete morcillas de dulce y de sal tamal y tortas de casabe En estos casos ademaacutes la marcacioacuten gramatical es irregular solo aporreado y tamal tienen marca de sustantivo masculino irregularidad que se repite en los casos con definicioacuten en el laquoIacutendiceraquo (solo la tienen bien- me sabe bocadillo bocado de la reina cafiroleta gandinga mala- rabia mata- hambre y palanqueta) Ademaacutes en un uacutenico caso el de chibirico Arboleya unifica los dos modelos de su praacutectica lexicograacutefica la referencial y la definicional esto es antecede a la propuesta definicional el nuacutemero de la referencia en el Manual

Arboleya sentildeala que laquolas voces puramente cubanas y las castellanas que solo tienen en el Pais (sic) un significado peculiar se distinguen en el Iacutendice con letra bastardillaraquo (Arboleya 1859 [1852] 349ndash 350) Se nota asiacute el intereacutes por la descripcioacuten diferencial y por establecer un sistema de tratamiento ortotipograacute-fico

El tema de la comida lo desarrolla Arboleya en su Manual entre las paacutegi-nas 251 y 253 del apartado laquoCostumbresraquo (249ndash 262) que junto con otros que tratan diversos aspectos (laquoGeografiacutea Fiacutesicaraquo laquoDivisioacuten Territorialraquo laquoPobla-cioacutenraquo laquoProduccioacuten y Riquezaraquo y laquoComunicaciones y Comercioraquo) forma parte del laquoApendice al Compendio histoacutericoraquo Sobre horarios denominaciones de platos gustos y preferencias abunda el autor Tomaacutendose eacutel mismo como un cubano maacutes dice Arboleya laquoNuestras mesas son abundantes y el arte culinario ha hecho grandes progresos en la Islaraquo (Arboleya 1859 [1852] 251) y se recrea en describir la preferencia por el pan el cafeacute o el chocolate y otras costumbres y gustos culinarios

Precisa Arboleya ademaacutes que laquoLos platos especiales de Cuba son pocos y casi solo se ven en las mesas pobres pues en las de las clases acomodadas se come aacute la espantildeola aacute la italiana aacute la francesa amp Dareacute aacute conocer los maacutes comunesraquo (Arboleya 1859 [1852] 251) Dichos platos maacutes comunes seguacuten el tratadista son el ajiaco el arroz blanco el aporreado el picadillo el quim-bomboacute la zambuila el tamal el majarete la mazamorra el guiso de maiacutez el maiacutez de finados y el tasajo brujo Las denominaciones han sido destacadas en cursiva y se ofrecen al lector aspectos sobre los ingredientes y el modo de

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 99

elaboracioacuten de las preparaciones Como se ha advertido ya algunos aparecen en el listado de las entradas del subcampo leacutexico del laquoIacutendiceraquo comentado con un nuacutemero y otros no tienen marca referencial o de remisioacuten al Manual de ninguna clase como ocurre con picadillo quimbomboacute zambuila mazamorra o maiz de finado

Se presenta a continuacioacuten la relacioacuten de las entradas leacutexicas correspondien-tes al subcampo leacutexico de los platos o las comidas aportadas por Arboleya en el laquoIacutendiceraquo que hacen un total de veinte

1 Alegriacutea 2 Alfajor 3 Arepa 4 Bien-me-sabe 5 Bocadillo 6 Bocado de la reina 7 Cafiroleta 8 Cusubeacute 9 Chibirico 10 Enchilado 11 Frangollo 12 Gandinga 13 Mala- rabia 14 Mata- hambre 15 Melcochado (huevo) 16 Monteriacutea 17 Palanqueta 18 Panetela 19 Panqueacute 20 Yema doble

42 La definicioacuten

Retomamos aquiacute un tema de especial intereacutes la definicioacuten de voces pertene-cientes al subcampo mencionado que habiacuteamos abordado en aproximaciones al leacutexico de la alimentacioacuten en Cuba Seguacuten Camacho Barreiro

En los trabajos lexicograacuteficos cubanos se advierte un alto iacutendice de aparicioacuten de este vocabulario Ahora bien algunos lexicoacutegrafos tienden a definir la unidad leacutexica mediante la receta o meacutetodo de preparacioacuten de un determinado plato lo cual sobre-pasa los liacutemites de una definicioacuten lexicograacutefica si concordamos con Manuel Seco (1987234) en que laquo(eacutesta) no se propone ndash o no se debe proponerndash la imagen completa

Aurora M Camacho Barreiro100

del objeto sino la imagen suficiente o sea la que se constituye por medio de los espe-cificadores necesarios para que el objeto quede (hellip) caracterizado en sus rasgos rele-vantes y diferenciadores (hellip)raquo (Camacho Barreiro 1994 10ndash 11)

Algunos diccionaristas acuden con una finalidad abarcadora a una serie de datos que rebasan los liacutemites que deben establecerse para un artiacuteculo de diccio-nario de lengua No se trata en estos casos de observaciones superfluas ni de aspectos no distintivos del significado de la entrada sino de la inclusioacuten en el artiacuteculo lexicograacutefico de los meacutetodos de elaboracioacuten de los platos o recetas de cocina propiamente dichos que se complementa con exhaustivas explicaciones de las distintas descripciones u orientaciones que aparecen en recetarios o en otros diccionarios2 Vale recordar aquiacute lo que ya Porto Dapena (2014) habiacutea mencionado sobre este tipo de artiacuteculo lexicograacutefico especiacuteficamente en rela-cioacuten con la definicioacuten

Una cuestioacuten que a propoacutesito de las definiciones hiperespeciacuteficas convendriacutea plan-tearnos ndash [hellip]ndash viene representada por la relacioacuten entre la cantidad de informacioacuten y los liacutemites de la propia definicioacuten pues en dependencia de lo que entendamos por esta esa hiperespecificidad puede de hecho rebasar los liacutemites de la propia definicioacuten (Porto Dapena 2014 46)

En el caso de las definiciones de los platos o preparaciones culinarias se puede localizar en los diccionarios cubanos diferente tratamiento pero se observa una tendencia hacia la hiperespecificidad a la que Porto Dapena se refiere En este panorama conviene delimitar la perspectiva de Arboleya y describir su praacutectica lexicograacutefica3

2 Por ejemplo en el Leacutexico Mayor de Cuba (1958ndash 1959) de Esteban Rodriacuteguez Herrera encontramos algunas definiciones que confirman esta aseveracioacuten por ejemplo

bienmesabe sm Dulce compuesto de azuacutecar almendras harina de trigo huevo etc que en la antiguumledad se preparaba en esta Isla pero ya hoy es completamente desconocido en el paiacutes con ese mismo nombre (hellip) En un libro espantildeol impreso en Madrid (1913) encontramos una foacutermula para preparar el bien me sabe pero a la manera americana y no espantildeola pues dice Se rallan despueacutes de bien raspada la caacutescara oscura dos cocos frescos se exprimen mucho entre un pantildeo y toda la leche que suelten los cocos se pone en el perol con mucha azuacutecar y cuando ha hervido se le agregan seis yemas de huevos y [hellip] (las cursivas son nuestras)

3 Es posible ver en nuestro autor una clara conciencia de la informacioacuten enciclopeacute-dica ya desde la laquoAdvertenciaraquo del laquoIacutendiceraquo reconoce el caraacutecter enciclopeacutedico que pueden adquirir obras como su Manual y en este sentido precisa que prefiere evitar laquoel disgusto de digresiones fastidiosasraquo y laquoagregar al Iacutendice alfabeacutetico de las materias

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 101

Arboleya emplea los siguientes hiperoacutenimos en las denominaciones de platos cubanos que registra dulce (11) manjar (2) pastelillo (1) guisado (1) vizcocho (1)4 Emplea ademaacutes las formas especie de panetela (1) y cierto dulce (1) En el resto de las definiciones no podemos hablar propiamente de hiperoacutenimos de hecho encontramos una definicioacuten sinoacutenima (lsquoasadurarsquo bajo gandinga) Obser-vamos asiacute asistematicidad en la construccioacuten del definiens en particular en la seleccioacuten del geacutenero proacuteximo y el establecimiento de una distincioacuten entre aquellos platos definidos como dulces y los definidos como manjares En cuanto a esta distincioacuten seguacuten la edicioacuten del antildeo 1852 del Diccionario Usual de la Real Academia Espantildeola la maacutes cercana a la eacutepoca en que Arboleya redacta su obra dulce y manjar se definiacutean de la siguiente manera

dulce adj Lo que causa cierta sensacioacuten suave y agradable al paladar como la miel el azuacutecar etcmanjar m Cualquier comestible

La designacioacuten de las entradas arepa y matahambre a partir del hiperoacutenimo manjar es poco precisa si se tiene en cuenta que ambas preparaciones pueden ser clasificadas como dulces como ocurre con el resto de los platos de esta clase

La utilizacioacuten del determinante indefinido cierto revela la inseguridad en el dominio de la realidad dada o el desconocimiento real de aspectos de la vida popular y de nuestra cultura ancestral (Camacho Barreiro 2013 89ndash 90)5 Con el empleo de la denominacioacuten especie de la definicioacuten hiperoniacutemica esconde igualmente la verdadera acepcioacuten de la unidad leacutexica tratada panqueacute cuyo sig-nificado no se conoceriacutea o que no precisa como en otros casos con el hiperoacute-nimo dulce es decir el lexicoacutegrafo muestra inseguridad o desconocimiento

tratadas en el texto las voces cuyo significado no se explican en eacutel pues de este modo se ofrece al lector un vocabulario tan completo como lo necesita para su cabal inte-ligenciaraquo (Arboleya 1859 [1852] 349) Resulta claro que la conexioacuten entre el todo y una de sus partes es fundamental el sistema de referencias asiacute lo sugiere a pesar de que ndash como hemos vistondash su aplicacioacuten adolezca de irregularidades

4 Como puede notarse frente al relativo amplio nuacutemero de dulces solo tres entradas clasifican entre lo que denominariacuteamos platos fuertes o platos principales (enchilado gandinga y monteriacutea) de tal forma que podemos definir una tendencia en la selec-cioacuten de las unidades registradas muy seguramente basada en el conocimiento y las preferencias del autor

5 Seguacuten la NGRLE cierto se utiliza por laquodeseo del hablante de mantener oculta la iden-tidad del referente [hellip] y a veces su propia incapacidad para expresarla o ponerla de manifiesto [hellip]raquo o que prefiere laquoque quede velada o encubiertaraquo (NGRLE 2009 966)

Aurora M Camacho Barreiro102

Sobre el caso de pastelillo como hiperoacutenimo en la entrada encabezada por chibirico merece la pena sentildealar el uso de la forma en diminutivo El empleo de algunas derivadas como geacutenero proacuteximo nos enfrenta al problema de la inser-cioacuten del vocablo definido en una clase de mayor extensioacuten semaacutentica del tipo de definicioacuten aristoteacutelica hiperoniacutemica o por geacutenero proacuteximo y diferencia especiacute-fica6 El uso comuacuten de derivados en - illo o - ito para denominar referentes ame-ricanos en la lexicografiacutea peninsular o aquella hecha por espantildeoles se puede notar tambieacuten en Arboleya7

Ya hemos dicho que la preparacioacuten culinaria llamada gandinga se define como lsquoasadurarsquo en una claacutesica definicioacuten sinoniacutemica asiacute tambieacuten procede con las entradas huevo melcochado y vizcocho Emplea como hiperoacutenimo la deno-minacioacuten guisado que se adecua a la entrada leacutexica definida

guisado (hellip)m La vianda compuesta y aderezada con caldo especias uacute (sic) otras cosasasadura f Las entrantildeas del animal Dijeacuteronse asiacute porque antiguamente y con espe-cialidad en los sacrificios recien (sic) muerto el animal se echaban en las brasas y se asaban

43 Comparacioacuten con Pichardo

De las veinte entradas leacutexicas que estamos revisando Pichardo registra trece con ideacutentica grafiacutea y cinco donde esto no ocurre (bien- me- sabe bienmesabe bocado de la reina bocado de la Reacuteina chibirico chiribico mata- hambre mata-hambre panqueacute panqueque) y no lematiza la unidad leacutexica huevo melcochado sino el participio melcochado da

6 Para Martiacutenez de Sousa laquose emplea la definicioacuten hiperoniacutemica cuando se define oso con el hiperoacutenimo animal o vaso con recipiente etc En relacioacuten con este hiperoacutenimo la unidad leacutexica es su hipoacutenimo y todas las palabras que pueden definirse con el mismo hiperoacutenimo son cohipoacutenimos entre siacute como oso cabra vaca etc en relacioacuten con animal [hellip] El hiperoacutenimo constituye el geacutenero proacuteximo de la unidad leacutexica y la informacioacuten que se antildeade al hiperoacutenimo para distinguir al hipoacutenimo de sus cohi-poacutenimos constituye la diferencia especiacuteficaraquo (Martiacutenez de Sousa 1995 75) Pascual y Olaguiacutebel ya habiacutean advertido tambieacuten sobre la praacutectica laquode tratar de adaptar de una manera servil la realidad de las palabras a la de los objetos que designanraquo (Pascual y Olaguiacutebel 1991 78)

7 Otro caso conocido en el aacutembito cubano es el Vocabulario cubano (1921) del espantildeol Constantino Suaacuterez en donde por ejemplo bajo amor al uso se define lsquoarbolito de jardineriacutea con gajos cubiertos de suave pelusa de hojas cordiformesrsquo (las cursivas son nuestras)

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 103

En el anexo de este trabajo se cotejan las definiciones aportadas por Arbo-leya y por Pichardo en los casos coincidentes cotejo que arroja elementos de intereacutes acerca de los modelos definicionales empleados por ambos autores Ya se advirtioacute que Arboleya se propuso elaborar definiciones breves y no necesa-riamente coincidentes con las redactadas por Pichardo por lo que interesa el paralelo entre sus producciones lexicograacuteficas de manera particular Se puede distinguir un tratamiento regular y con tendencia a la sistematicidad en la construccioacuten de las definiciones del subcampo estudiado Se identifican en el repertorio de Arboleya cinco modelos definicionales

X (hiperoacutenimo) con Y (ingrediente) panqueacuteX (hiperoacutenimo) de Y (ingredientes) alfajor arepa bien- me- sabe bocadillo bocado de la reina mala- rabia mata- hambre yema- dobleX (hiperoacutenimo) hecho con Y (ingredientes) alegriacutea cafiroleta monteriacuteaX (hiperoacutenimo) hecho de Y (ingredientes) cusubeacute palanquetaX (hiperoacutenimo) que se hace con Y (ingredientes) frangollo

Como se observa Arboleya incluye en la definicioacuten los ingredientes fundamen-tales de la preparacioacuten descritos de manera sistemaacutetica solo que a traveacutes de modelos definicionales distintos El modelo X de Y es el maacutes empleado (7) El autor no adiciona a su definicioacuten ninguacuten otro dato acerca del modo de elabora-cioacuten o receta propiamente dicha o sobre la forma que debe tomar el plato dado como siacute hacen otros diccionaristas cubanos Los liacutemites de sus definiciones en el subcampo leacutexico analizado se ajustan a los elementos baacutesicos en este caso los ingredientes

Siguiendo a Porto Dapena se puede precisar que en el laquoIacutendiceraquo no se emplean extensiones definicionales entendidas estas como laquoespecies de apeacutendices que ayudan a complementar la informacioacuten ofrecida dentro de la definicioacuten pero que no forman propiamente parte de ellaraquo (Porto Dapena 2015 46) Podemos decir por ello que las definiciones elaboradas por nuestro autor para las entra-das leacutexicas del subcampo de los platos o comidas son breves y sinteacuteticas

Como se puede ver en el cotejo del anexo Pichardo incorpora los ingredien-tes (laquohecho de Yraquo laquocompuesto de Yraquo) en alegriacutea cafiroleta enchilado gandinga y mala- rabia la forma o el aspecto de la preparacioacuten culinaria en alfajor boca-dillo y chiribico el modo de elaboracioacuten o receta de cocina en arepa bocado de la Reacuteina cusubeacute monteriacutea palanqueta panetela panqueque y yema- doble Se puede advertir que la introduccioacuten de otros elementos marca una transicioacuten de la definicioacuten ajustada con liacutemites precisos en Arboleya y a una definicioacuten con apeacutendices con informacioacuten diversa en Pichardo En sentido diferente a las consideraciones de Zamora Munneacute (2001) citadas paacuteginas arriba acerca del

Aurora M Camacho Barreiro104

caraacutecter de las definiciones de Arboleya puede concluirse a partir de estas pri-meras consideraciones en el caso del subcampo leacutexico de los platos y comidas y en comparacioacuten con el trabajo de Pichardo que aquellas no deben catalogarse de imprecisas ni de equivocadas

Para una valoracioacuten maacutes exacta se puede plantear una raacutepida comparacioacuten entre nuestro autor y el mexicano Antonio Loacutepez Matoso quien durante su estancia en La Habana recopila una lista de palabras y las recoge en su des-cripcioacuten del Viaje de Perico Ligero al paiacutes de los moros en 1816 Son solo cuatro las entradas leacutexicas lematizadas y definidas por Loacutepez Matoso que localizamos tambieacuten en Arboleya Se toman para la comparacioacuten las entradas leacutexicas del subcampo analizado que coinciden con la seleccioacuten de Arboleya

Alegriacutea es maiacutez crudo tostado asta q revienta y asi sin mas ni mas se une con miel en unas pelotasMalarrabia es un dulce mui sabroso de camote frito y mielMata- hambre es la yuca mui molida i cocida en dulcePalanquetas son ponte- duro

En cuanto a los elementos que componen la definicioacuten se identifican ingredien-tes (en alegriacutea malarrabia y mata- hambre) y modos de elaboracioacuten (alegriacutea y mata- hambre) En el caso de la entrada palanqueta emplea una definicioacuten sino-niacutemica Recoge la denominacioacuten ponte- duro como sinoacutenimo del dulce cubano que se trata seguacuten el Diccionario de Americanismos de 2010 de un lsquoturroacuten ela-borado con maiacutez tostado piloncillo y semillas de calabazarsquo (aunque se lematiza la variante ponteduro)

En las definiciones de Loacutepez Matoso vemos ademaacutes elementos subjetivos y valorativos por ejemplo laquosin maacutes ni maacutesraquo8 al referirse al dulce alegriacutea y laquomui sabrosoraquo cuando se trata de malabarria elementos ambos que deberiacutean ser evitados de acuerdo con el principio de objetividad lexicograacutefica Para Blecua el uso de la lengua en un diccionario es en teoriacutea un modelo de objetividad frente al uso coloquial que seriacutea el polo opuesto (Blecua 1990 61)

En cuanto a este punto volvamos al caso de Pichardo en quien tambieacuten pueden encontrarse elementos valorativos por ejemplo en el uso de laquogroseroraquo para expresar su disgusto como se encuentra bajo palanqueta9 En el caso de

8 DRAE 2001 loc adv coloq lsquoSin reparo ni consideracioacuten precipitadamentersquo 9 Para una caracterizacioacuten maacutes completa de la funcionalidad del adjetivo para vehi-

cular contenidos ideoloacutegicos en una muestra de la lexicografiacutea diferencial cubana entre los siglos XIX y XX ver Camacho Barreiro 2013

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 105

Arboleya llama la atencioacuten que el autor evita toda valoracioacuten o comentario subjetivo rasgo que caracteriza el laquoIacutendiceraquo de manera muy singular

5 A manera de conclusioacutenUn estudio detallado del tratamiento lexicograacutefico dado a las unidades leacutexicas del subcampo de los platos y comidas a traveacutes de los siglos XIX y XX en Cuba nos permitiraacute llegar a conclusiones definitivas pero puede adelantarse que en fechas tan tempranas como la segunda mitad del siglo XIX se forjaba ya un modelo definicional que transitaraacute de la inclusioacuten de los ingredientes de la pre-paraciones o platos a la precisioacuten sobre su forma o aspecto hasta la incorpora-cioacuten de recetas propiamente dichas o fases para su elaboracioacuten El cotejo entre los repertorios de Arboleya y de Pichardo nos permite identificar una zona de transicioacuten pero este dato deberiacutea complementarse con la informacioacuten que pue-den arrojar las restantes ediciones del diccionario de Pichardo o la obra lexico-graacutefica de otros diccionaristas del siglo XIX

AnexoCotejo de las definiciones de Arboleya y Pichardo10 (subcampo leacutexico de las comidas)11

En todos los casos en primer lugar aparece la entrada de Arboleya seguida de la Pichardo

Se puede notar que se ofrecen si bien no regularmente tres diferentes tipos de informacioacuten los ingredientes la forma que toma la preparacioacuten y el modo de elaboracioacuten

Alegriacutea Dulce en pasta hecho con miel y alguna fruta oacute ajonjoliacuteAlegriacutea [hellip] Dulce seco hecho de Ajonjoli o Coco rallado y miel de cantildea o azuacute-car (hellip)

10 La edicioacuten de Pichardo consultada es la correspondiente a los antildeos 1861 y 1862 que se publicara en dos diferentes imprentas habaneras la Imprenta del Gobierno y la Imprenta La Antilla Alpiacutezar nos aclara que es la misma edicioacuten pero que ciertas dificultades en la primera imprenta obligaron a continuar la impresioacuten en la segunda (1989 56) No hemos pedido consultar las ediciones de 1836 y de 1849 pero siacute tuvimos acceso a las ediciones de 1976 y a la reimpresioacuten de 1985 para ampliacioacuten y contraste de datos

11 Se mantiene la ortografiacutea (incluyendo mayuacutesculas iniciales) de ambos autores

Aurora M Camacho Barreiro106

Alfajor Dulce de casabe azuacutecar y pimienta Lo hay de otras clasesAlfajor [hellip] Dulce seco hecho de Casabe azuacutecar y pimienta en forma de rombo o romboide

Arepa Manjar de maiz azuacutecar aniacutes y mantequilla (sic)Arepa [hellip] Manjar hecho de Maiacutes salcochado majado pasado por el Jibe o cedazo a cuya pasta se agregan huevos y mantequilla y luego se pone en el horno

Bien-me-sabe m Dulce de huevos almendras ampcBienmesabe [hellip] Dulce compuesto de huevos almendras ampc

Bocadillo m Dulce de boniatosBocadillo [hellip] Dulce blando y suave hecho de Buniato parecido a la Cafiro-leta

Bocado de la reina m Dulce de harina y huevosBocado de la Reacuteina Dulce hecho de la clara del huevo batida leche algo de harina almiacutevar y luego regado con la yema

Cafiroleta f Dulce hecho con buniato y coco y tambien con almendra (sic)Cafiroleta [hellip] Dulce compuesto de Boniato Coco rayado y azuacutecar Si de Buniato solo y seco se llama Buniatillo

Cusubeacute Cierto dulce hecho de almidoacuten de yucaCusubeacute [hellip]Dulce seco hecho de harina de Yuca [Almidon] en panecillos o porciones que llaman Bollitos con agua y azuacutecar y a veces amasada con huevos

Chibirico 174 Pastelillo pequentildeoChiribico [hellip] Especie de pastelito mui pequentildeo en La Habana

Enchilado [hellip] II El pescado fresco oacute salado con este condimentoEnchilado [hellip] El pezcado compuesto con una salsa mui cargada de Ajiacute Chile

Frangollo Dulce seco que se hace con plaacutetanosFrangollo [hellip] Dulce seco hecho de plaacutetano verde pulverizado azuacutecar ampc

Gandinga fAsadura(A 1852)Gandinga [hellip] Comida favorita para el almuerzo compuesta de hiacutegado o bofe cortados en trozos pequentildeos con salsa espesa

Mala- rabia f Dulce de boniato oacute plaacutetanos y mielMala- rabia [hellip] Dulce compuesto de pedazos de plaacutetano maduro Buniato y cosas semejantes con Melado o almiacutevar

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 107

Mata- hambrem Manjar de catibia huevos y almiacutevarMatahambre [hellip] Masa hecha de yuca con huevo y dulce cocida al horno

Melcochado (Huevo) Huevo en ceradoMelcochado da [hellip] Lo que tiene el temple o punto de la Melcocha (Huevo) Oslash

Monteriacutea Guisado hecho con las sobras de las aves servidas el diacutea anteriorMonteriacutea [hellip] El ave guisada en piezas con caldo que sirvioacute de otro modo el diacutea anterior

Palanqueta f Dulce seco hecho de gofio y mielPalanqueta [hellip] Dulce seco grosero que hacen en La Habana de Mais tostado y molido amasado con miel y en la figura de su comparativo

Panetela Vizcocho en la segunda acepcioacutenPanetela [hellip] En la parte occidental es el Biscochuelo de Tierradentro pero en Tierradentro tambieacuten se dice Panetela a su mismo Biscochuelo si despues se corta en telas u hojas sufriendo luego cochura en el horno entoacutences se llama en la Vueltabajo Panetela biscochada

Panqueacute oacute panqueque Especie de panetela con mantequillaPanqueque [hellip] La misma composicion de la Panetela o Biscochuelo de Tierra-dentro pero maacutes cargado de harina y mantequilla En Cuba Panqueacute

Yema doble Dulce de yema de huevos en almiacutevarYema- doble Dulce hecho de yema de huevo con almiacutevar de modo que cuajada en ciacuterculo y doblada luego por el medio presenta dos hojas

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Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea

La funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y

Juan de Arona

Abstract The diachronic study of the lexicon is based on the careful analysis of past texts Alongside this type of sources which can be digitized to form corpora dictio-naries from previous centuries have also occupied a privileged place The reliability of these works is however debatable except when they offer quotations or examples of testimony since they make it possible to document previously lemmatized voices and not only to record them lexicographically For the diachronic study of American Spa-nish the first dictionaries of provincialisms are still of great importance today because they reflect an attitude towards the language or an awareness of variation that turn them into cultural and linguistic testimonies of the first order Some of these dictionaries as hybrid heirs of the encyclopedic and linguistic genre included literary quotations taken especially from Peninsular authors but also from American authors in order to demonstrate and illustrate the variation of American Spanish with respect to the use of European Spanish Thanks to this feature it is possible to not only see in them the application of a differential criterion in the selection of lexical units but also a form not yet systematized of contrastive methodology In this paper we will analyze the literary sources cited in two of the first dictionaries of Americanisms published in the 19th century the Diccionario de chilenismos by Zorobabel Roriacuteguez (1875) and the Diccionario de peruanimismos (1883) by Juan de Arona in order to verify a common use conscious and recurrent use of quotations by both authors who wanting to create normative works actually published two dictionaries of a markedly empirical character contrary to what is usually claimed based on a documentary corpus from which they extracted abundant contrastive information

Keywords dictionaries of Americanisms lexicographical example history of lexicogra-phy differential- contrastive lexicography history of Americanisms

1 IntroduccioacutenComo ha sentildealado Dariacuteo Rojas (2010 210 229ndash 230) para valorar adecuada-mente los primeros diccionarios de provincialismos hay que tener en cuenta el propoacutesito comunicativo con que fueron escritos Este propoacutesito es en uacuteltima instancia el que determina los aspectos formales y de contenido de

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea110

cualquier repertorio lexicograacutefico (Werner 1991 239) Los diccionarios de provincialismos tienen en comuacuten una serie de rasgos como son los equiva-lentes intralinguumliacutesticos las secuencias directivas en el interior de su microes-tructura o los ejemplos basados en testimonios escritos que no comparten con otras clases de diccionarios maacutes comunes Dada su especificidad estas obras no pueden juzgarse en los mismos teacuterminos que los diccionarios gene-rales monolinguumles sino considerando el modo en que lograron adecuarse a las necesidades comunicativas y de adquisicioacuten de conocimiento de un tipo concreto de usuario que vivioacute tras la independencia de las colonias america-nas De ahiacute que estemos completamente de acuerdo con la opinioacuten de Rojas (2010 229) al rechazar la idea de quienes partiendo de la periodizacioacuten esta-blecida por Alfredo Matus (1994) afirman que estas primeras obras lexico-graacuteficas americanas se elaboraron seguacuten un meacutetodo laquoprecientiacuteficoraquo propio de diletantes cuando en realidad estaacuten escritas obedeciendo a un propoacutesito bien definido que era el de dar respuesta a las exigencias de una parte de la sociedad hispanoamericana que deseaba normalizar la variedad linguumliacutestica que hablaba entonces

En este trabajo vamos a centrarnos en un tipo de componente microes-tructural orientado a esa finalidad normalizadora los testimonios literarios aducidos en los diccionarios de provincialismos Cada componente lexico-graacutefico como son las marcas gramaticales las definiciones los ejemplos de uso etc tiene asignada una funcioacuten especiacutefica Sin embargo son precisa-mente los ejemplos de uso y en este caso los testimonios literarios uno de los pocos componentes cuya naturaleza es multifuncional esto es permite la asuncioacuten de diferentes funciones sin modificar su forma ni tener que adap-tarse a un nuevo tipo de indicacioacuten (Jacinto 2015 23 54) Como se veraacute a lo largo de este estudio la relacioacuten del ejemplo con otros componentes del dic-cionario y su conexioacuten con el llamado propoacutesito genuino de la obra es decir el objetivo principal que guiacutea la recogida y la presentacioacuten de los datos (cfr Wiegand 1987 200 Wiegand 2001 Bergenholtz Tarp 2003 Tarp 2008 43) nos ayudaraacuten a determinar la funcioacuten de esos testimonios literarios Hemos analizado como casos representativos de los inicios de la lexicografiacutea his-panoamericana dos de los primeros diccionarios de provincialismos que se publicaron en el siglo XIX el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona (1883) iacutentimamente conectados ya que ambos se inscriben en el paradigma del cas-ticismo linguumliacutestico de raiacutez hispaacutenica pero tambieacuten con algunas diferencias ideoloacutegicas significativas

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 111

2 Los primeros diccionarios de provincialismos como fuente para el estudio del leacutexico hispanoamericano

En su origen los diccionarios del espantildeol americano aun sin ser sus autores plenamente conscientes de ello pusieron en praacutectica una metodologiacutea que sigue estando vigente todaviacutea hoy en la lexicografiacutea hispanoamericana una teacutecnica basada en el enfoque diferencial- contrastivo Dicho enfoque ha sido definido por Reinhold Werner (1991 240) con las siguientes palabras

Distingo aquiacute entre rasgos diferenciales y contrastivos de obras lexicograacuteficas Ambos teacuterminos diferencial y contrastivo aluden al cotejo de dos diferentes conjuntos de elementos Utilizo el teacutermino diferencial cuando quiero expresar que para el trata-miento lexicograacutefico se eligen de uno de los elementos confrontados soacutelo aquellos elementos que no sean a la vez elementos del respectivo otro conjunto Mediante el teacutermino contrastivo me refiero a la confrontacioacuten expliacutecita de elementos de los dos conjuntos unos con los otros en la descripcioacuten lexicograacutefica

Aunque Werner reconoce inmediatamente que la mayoriacutea de los diccionarios de espantildeol de Ameacuterica estaacuten concebidos solo de manera diferencial aprecia que son los primeros diccionarios de este tipo los que por su caraacutecter prescriptivo adquirieron un caraacutecter igualmente contrastivo

De hecho una norma de iacutendole prescriptiva y purista constituye la base de compa-racioacuten para algunas obras lexicograacuteficas publicadas en Hispanoameacuterica Estas obras estaacuten concebidas como diccionarios o glosarios de desviacuteos de la norma vigente de incorrecciones de vicios linguumliacutesticos y en parte se contraponen en ellas los elementos considerados como correctos a los no aceptados como tales La confrontacioacuten entre elementos correctos e incorrectos les confiere un rasgo contrastivo a estos dicciona-rios tiacutepicos del siglo XIX y de comienzos del XX rasgo que se perdioacute en la medida en que la lexicografiacutea del espantildeol americano adoptoacute actitudes maacutes descriptivas en vez de las puramente correctivas (Werner 1991 241)

No deja de ser llamativo comprobar coacutemo obras escritas seguacuten paraacutemetros que hoy considerariacuteamos superados procedieron seguacuten una metodologiacutea que a la larga se ha percibido como una de las maacutes adecuadas en el estudio lexicograacute-fico de los americanismos (Huisa Teacutellez 2014) Loacutegicamente aquellos autores no podiacutean prever que al contraponer la voz censurada y la palabra castiza o propiamente espantildeola lo que haciacutean era marcar la senda de lo que posterior-mente y de forma maacutes sistemaacutetica hariacutean otros diccionarios ya sin ninguna intencioacuten prescriptiva como la serie elaborada en la Universidad de Augsburgo Los ejemplos aducidos en los diccionarios de Rodriacuteguez y Arona tuvieron una funcioacuten semejante a las tradicionales autoridades que veniacutean usaacutendose en la peniacutensula ibeacuterica y en el resto de Europa pero hoy pueden percibirse como

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea112

testimonios de uso que muestran indirectamente la conciencia de variacioacuten lin-guumliacutestica que teniacutea el hispanoamericano culto del siglo XIX

3 Textos literarios y norma linguumliacutesticaTras la independencia de las colonias americanas gramaacuteticos e intelectuales como Andreacutes Bello o Rufino Joseacute Cuervo establecieron un paralelismo entre la situacioacuten del espantildeol y la progresiva fragmentacioacuten del latiacuten ocurrida tras la caiacuteda del Imperio Romano A raiacutez de la formacioacuten de los nuevos Estados fueron muchos quienes comenzaron a temer por la unidad del idioma La idea de salva-guardar el comuacuten patrimonio linguumliacutestico con respecto a la antigua metroacutepolis fue ampliamente compartida salvo excepciones como la del escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento quien aspiraba a una nivelacioacuten del espantildeol americano a partir del uso de las clases populares y no de la variedad hablada por las clases cultas consumando asiacute no solo la independencia poliacutetica con res-pecto a Espantildea sino tambieacuten la independencia idiomaacutetica (Torrejoacuten 1993 70 Velleman 2004) Los esfuerzos de una precoz poliacutetica linguumliacutestica fueron sin embargo en sentido contrario Las eacutelites criollas buscaron afianzar los nexos entre el espantildeol de ambas orillas a traveacutes del escrutinio de la comuacuten herencia literaria Esto explica la etapa de normativizacioacuten que sufrieron las diferentes variedades del espantildeol americano etapa caracterizada por la publicacioacuten de diccionarios de provincialismos y gramaacuteticas en los que se tomaba como punto de referencia el espantildeol culto hablado y escrito de la peniacutensula ibeacuterica

La identificacioacuten de lengua literaria y norma se mantuvo durante siglos en la mayoriacutea de las lenguas europeas Tal como ha sentildealado Eugenio Coseriu (1991 46ndash 47) todaviacutea en el siglo XIX se confundiacutean los conceptos de correccioacuten linguumliacutestica y ejemplaridad La lengua literaria actuaba como piedra de toque para discernir lo correcto de aquello que no lo era en un proceso semejante al que se produce en las denominadas lenguas de elaboracioacuten Seguacuten Heinz Kloss (1976) una lengua de elaboracioacuten o Ausbausprache se configura a traveacutes de la accioacuten codificadora de diccionarios y gramaacuteticas pero tambieacuten mediante la formacioacuten de un canon de textos literarios Una comunidad linguumliacutestica selec-ciona aquella variedad de entre todas las existentes que encierra un conjunto de valores simboacutelicos y esteacuteticos que la hacen sobresalir del resto de manera que pueda competir con otras variedades y lenguas Los diccionarios permi-ten posteriormente fijar esa variedad que debe erigirse como norma o estaacutendar para que perdure en el tiempo Luis Fernando Lara (1997 23ndash 31) ha estudiado magistralmente la relacioacuten entre el surgimiento de los Estados nacionales y la aparicioacuten de los primeros diccionarios monolinguumles Seguacuten el autor mexicano

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 113

los diccionarios monolinguumles posibilitaron la codificacioacuten de los buenos usos literarios convirtieacutendose estos mismos diccionarios en monumentos linguumliacutesti-cos de un alto valor simboacutelico para los nuevos Estados En el caso de las exco-lonias hispanoamericanas y maacutes concretamente de los primeros diccionarios de provincialismos se aprecia que los textos literarios aducidos son los mismos que se veniacutean utilizando en la lexicografiacutea general espantildeola

La informacioacuten ofrecida por los lexicoacutegrafos debiacutea estar garantizada a tra-veacutes de ciertos procedimientos como el uso de citas literarias ya que la lengua literaria representaba el fundamento mismo de la correccioacuten idiomaacutetica Lara (1997 109) habla de condiciones de validez para referirse a los requisitos que la sociedad exige para asumir como verdadero el acto de habla basado en la res-puesta a una pregunta linguumliacutestica lanzada por el usuario de un diccionario que es el rasgo esencial de toda consulta lexicograacutefica Wiegand y Kučera (1981100ndash 101) por su parte hablan de tres principios de garantiacutea apoyados en las fuentes del diccionario

ndash Principio de corpus (Korpusprinzip) todo diccionario de nueva planta debe basarse en un corpus (entendido como el conjunto de fuentes primarias y secundarias)

ndash Principio de comprobacioacuten de las fuentes (Quellennachweisprinzip) los dicciona-rios deben sentildealar en un iacutendice el conjunto de fuentes consultadas

ndash Principio de testimonio (Belegprinzip) Los diccionarios deben testimoniar cuando sea necesario el uso de cada voz lematizada mediante una indicacioacuten de testimo-nio

Cada principio supone un mayor grado de exigencia con respecto al anterior A estos tres habriacutea que antildeadirle ademaacutes un cuarto principio de garantiacutea que hemos denominado principio de autoridad (Jacinto 2015 40) Se trata de un principio muy semejante al principio de testimonio pero que se diferencia de este uacuteltimo en un hecho el principio de testimonio se basa en una visioacuten des-criptiva de la lengua seguacuten la cual el mero testimonio de uso contemporaacuteneo de una voz es suficiente para incluirla en un diccionario independientemente de la naturaleza de ese testimonio En cambio el principio de autoridad se basa en una visioacuten prescriptiva propia de la lexicografiacutea de siglos pasados seguacuten la cual solo podiacutean admitirse textos autoritativos que avalaran el uso de la voz textos como diccionarios refrendados por instituciones o autores de renombre y sobre todo textos literarios de escritores consagrados admitidos ya en un canon y con una cierta antiguumledad

Como se veraacute en este trabajo los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y de Juan de Arona constituyen obras de transicioacuten en el empleo de ambos princi-pios el de autoridad y el de testimonio la mitad de textos espantildeoles que se citan

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea114

en ellos estaacuten extraiacutedos de obras literarias reconocidas como canoacutenicas y que se publicaron en los siglos XVI y XVII mientras que la otra mitad son obras lite-rarias estrictamente contemporaacuteneas a los autores estudiados Eso no significa sin embargo que ambos lexicoacutegrafos percibieran las citas literarias extraiacutedas de obras contemporaacuteneas como meros testimonios de uso Los escritores espantildeo-les del siglo XIX seguiacutean percibieacutendose como auteacutenticas autoridades

Lo verdaderamente llamativo es que valieacutendose en gran medida de un anti-guo recurso de normativizacioacuten y codificacioacuten linguumliacutestica como es la cita de escritores canoacutenicos Rodriacuteguez y Arona confieren a ese tipo de cita una funcioacuten hasta entonces ineacutedita la funcioacuten contrastiva Es la primera vez en el aacutembito de la lexicografiacutea hispaacutenica que se comparan dos tipos de leacutexico empleando para ello dos clases diferentes de fuentes la fuente literaria local y la fuente litera-ria espantildeola Aunque la competencia de ambos lexicoacutegrafos constituiacutea la base fundamental para considerar o no una voz como chilena o peruana las fuentes escritas representaban en los casos correspondientes la prueba definitiva que les permitiacutean aceptar o rechazar la voz en cuestioacuten Esto constituye ademaacutes un hito en el estudio de los americanismos ya que se utiliza aunque todaviacutea sin el suficiente rigor un enfoque empiacuterico fundamentado en el meacutetodo diferencial- contrastivo

4 Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona ante los americanismos

Sobre el concepto de americanismo han corrido riacuteos de tinta desde que se lle-vara a cabo el estudio fundacional de Ambrosio Rabanales en 1953 Actual-mente la mayoriacutea de los investigadores estaacuten de acuerdo en que dicho concepto no hace referencia a una realidad per se Depende sobre todo de la finalidad del anaacutelisis linguumliacutestico que se realiza Asiacute por ejemplo la definicioacuten de ame-ricanismo puede cambiar si se estudia la historia del espantildeol de Ameacuterica si se confecciona un diccionario orientado a usuarios espantildeoles o si se investiga un determinado dialecto dentro de un paiacutes americano Tal como han destacado Company (2007) o Ramiacuterez Luengo (2017) el concepto de americanismo es dinaacutemico Lo que tienen en comuacuten todas las definiciones de americanismo es su caraacutecter diferencial

Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona trataron de concretar en los proacutelo-gos de sus respectivas obras queacute tipos de voces iban a incluir en la nomencla-tura de su diccionario Para ninguno de ellos el concepto de americanismo es central sino maacutes bien el de chilenismo o el de peruanismo teacuterminos con que sustituiacutean al menos preciso de provincialismo Para Zorobabel Rodriacuteguez lo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 115

que determina la consideracioacuten de una voz o una expresioacuten pluriverbal como chilenismo es su caraacutecter privativo con respecto al uso de Espantildea (Becerra Cas-tro Garrido 2007 74) pese a que el chilenismo en cuestioacuten se emplee en otras naciones hispanoamericanas Becerra Castro Garrido (2007 75) trazan a partir de los datos extraiacutedos del Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez una concepcioacuten gradual de chilenismo seguacuten la cual algunas voces y expresio-nes pluriverbales seriacutean laquomejores exponentesraquo de chilenismos que otros Asiacute la condicioacuten necesaria para Rodriacuteguez seriacutea que la voz no se utilizara en Espantildea aunque otras condiciones frecuentes aunque no necesarias seriacutean que tuvieran un origen indiacutegena sufrieran variacioacuten morfoloacutegica respecto a la voz usada en la peniacutensula o que esta perteneciera a los estratos sociales bajos de Chile

Respecto a Juan de Arona los peruanismos recogidos en su diccionario son el resultado de la observacioacuten directa de las diferencias existentes entre el espa-ntildeol hablado en Peruacute y el hablado en otros lugares (Huisa Teacutellez 2014) por ejem-plo a raiacutez de sus viajes a Chile o Espantildea Arona utilizoacute un criterio de seleccioacuten abierto lo que le permitioacute incluir voces que en principio difiacutecilmente podriacutean definirse como peruanismos En uno de los paratextos de su diccionario indica queacute voces se tendraacuten en cuenta para su tratamiento lexicograacutefico (Arona sf [1883] XXXIII- XXXV)

a) voces derivadas del quechua o de otras lenguas indiacutegenas americanas b) palabras de apariencia completamente espantildeola pero que no se recogen en nin-

guacuten diccionario ni texto espantildeol c) vocablos que se utilizan con maacutes frecuencia en Peruacute que en Espantildea d) palabras corrientes en Peruacute que en Espantildea son arcaiacutesmos o de caraacutecter dialectal e) vocablos adulterados en cuanto al acento o a la ortografiacutea

Para Huisa Teacutellez (2014 121ndash 124) los tipos de unidades leacutexicas seleccionadas como lema son de cuatro tipos voces maacutes frecuentes en Peruacute que en Espantildea voces que compiten con otras usadas en Espantildea voces que son castizas real-mente usadas en algunos dialectos de la peniacutensula peruanismos necesarios El mismo Arona afirma en su proacutelogo (sf [1883] VII) que no le interesan los ame-ricanismos incluidos por Salvaacute seguramente ya bien conocidos en la peniacutensula Tampoco pretende complementar al diccionario acadeacutemico Los diccionarios de Salvaacute de la Academia y de Terreros son obras de referencia que se comple-mentan con las lecturas de textos hispaacutenicos

Lo que Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona comparten es la idea de que una voz por el mero hecho de ser chilenismo o peruanismo no la hace mere-cedora de una condena expliacutecita Ambos incluyeron equivalentes intralinguumliacutes-ticos en sus diccionarios y ejemplificaron su uso por medio de autores claacutesicos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea116

espantildeoles En los siguientes apartados analizaremos las diversas funciones que adquirieron los ejemplos o testimonios de uso aducidos tanto en el Diccionario de chilenismos como en el Diccionario peruanismos

5 Los ejemplos de testimonio del Diccionario de chilenismos y sus funciones

El Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacuteguez es una obra pres-criptiva en la que tanto los ejemplos de uso como la mencioacuten de obras de caraacutec-ter metalinguumliacutestico tienen como finalidad argumentar sobre la conveniencia o no de la voz o expresioacuten tratada en cada artiacuteculo (Avileacutes Rojas 2014) Este recurso argumentativo no es nuevo en absoluto El principio de autoridad que no deja de ser una forma de argumentacioacuten se remonta a la antiguumledad claacutesica y en el caso espantildeol tiene su mayor exponente en una obra publicada durante el siglo XVIII el Diccionario de autoridades (1726ndash 1739) conocido asiacute popular-mente por el uso sistemaacutetico de citas con una funcioacuten de autoridad Podemos leer en el proacutelogo a esta obra

La Academia no es maestra ni maestros los Acadeacutemicos sino unos Jueces que con su estuacutedio han juzgado las voces y para que no sea libre la sentencia se antildeaden los meacuteritos de la causa propuestos en las autoridades que se citan (Diccionario de Autori-dades I XIX [1726])

En efecto las citas se aducen para comprobar si como se deciacutea en el siglo XIX una determinada expresioacuten podiacutea adquirir carta de ciudadaniacutea en el idioma Los primeros repertorios leacutexicos de americanismos eran obras de correc-cioacuten idiomaacutetica al igual que otros diccionarios ya existentes en la peniacutensula (Lozano 2002 Ahumada 2012) Su principal objetivo era condenar el empleo de extranjerismos y neologismos innecesarios pues a menudo reemplaza-ban otras voces arraigadas en espantildeol que se percibiacutean como castizas Para ello se traiacutean citas con una funcioacuten semejante a la que teniacutean las autoridades claacutesicas

Zorobabel Rodriacuteguez escribe su diccionario porque considera que el espantildeol de Chile estaacute repleto de barbarismos tal como se desprende del proacutelogo laquoLa incorreccioacuten con que en Chile se habla i escribe la lengua espantildeola es un mal tan generalmente reconocido como justamente deploradoraquo (1875 VIII) Pre-tende prestar asiacute un servicio a la nacioacuten para que los hablantes puedan distin-guir queacute palabras son propias del espantildeol y cuaacuteles no

Asiacute ya en adelante no tendraacute disculpa el escritor que como casi todos hasta ahora sin otro guia que su instinto i juzgando de los vocablos por el aspecto subraye i haga

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 117

publicar en bastardilla como provinciales muchas cosas que son de la mas lejiacutetima cepa espantildeola i vice- versa deacute paso franco como si fuesen castizas a otras que vienen en liacutenea recta del quichua o del araucano o de ninguna parte porque son disparates de tomo i lomo (Rodriacuteguez 1875 IX)

lsquo[el diccionario] podraacute prestar servicios no despreciables a aquellos de nuestros paisa-nos que deseen perfeccionarse en el arte de hablar i escribir con pureza i correccioacuten su idioma (Rodriacuteguez 1875 X)rsquo

Avileacutes y Rojas (2014 149) analizan partiendo de la teoriacutea de Toulmin (2007) la estructura argumentativa de los artiacuteculos del Diccionario de chilenismos en los que a modo de pequentildeas monografiacuteas leacutexicas se someten a juicio las palabras seleccionadas por el lexicoacutegrafo mediante pruebas que permiten demostrar si su uso puede considerarse correcto o no Las clases de datos que funcionan para comprobar o refutar la correccioacuten de las voces es resumida por los autores de la siguiente manera (2014 151)

Comprobaciones laquoEs censurable porquehellipraquo

1 laquohellip estaacute asociado principalmente al vulgoraquo

2 laquohellip el DRAE ya registra otro teacutermino equivalente que no es provincialismoraquo

3 laquohellip no ha sido usado por autores literarios espantildeolesraquo

4 laquohellip es un extranjerismo sustituible por un teacutermino castizoraquo

5 laquohellip es ajeno a las reglas gramaticales del idiomaraquo

Refutaciones laquoEs aceptable porquehellipraquo

1 laquohellip lo registra el DRAE y en realidad no es provincialraquo

2 laquohellip lo usan autoridades literarias (espantildeolas o americanas)raquo

3 laquohellip satisface una necesidad denominativaraquo

4 laquohellip se ajusta a las reglas gramaticales del idiomaraquo

Se parte del hecho de que todos los provincialismos recogidos por Zorobabel son sospechosos de impropiedad linguumliacutestica Por tanto es necesario compro-bar si dicha sospecha estaacute fundada o si por el contrario es necesario refutarla Un provincialismo no es condenable por el mero hecho de serlo Solo si estaacute asociado al vulgo o si sustituye una voz castiza deberaacute llevarse a cabo su repro-bacioacuten Por el contrario si la voz ya estaacute registrada en el diccionario acadeacutemico o en otros repertorios espantildeoles o si estaacute documentada en textos escritos por autores de renombrada fama el provincialismo se admitiraacute como propio de la lengua espantildeola ya sea porque no se trata de un verdadero provincialismo o porque el uso de los escritores como modelo de personas instruidas confirma

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea118

que se trata de una expresioacuten necesaria o construida seguacuten las reglas gramati-cales del espantildeol

Los fundamentos en los que se apoya Zorobabel Rodriacuteguez para emitir su juicio son tres 1) su propia competencia linguumliacutestica 2) las gramaacuteticas los dic-cionarios y ensayos linguumliacutesticos sobre el espantildeol americano 3) los textos espe-cialmente literarios extraiacutedos de autores espantildeoles chilenos o de otros paiacuteses En cuanto a la competencia linguumliacutestica es la que le permite al lexicoacutegrafo dis-criminar aquellas voces que van a ser estudiadas y las que no Ademaacutes hay casos en los que su competencia basta para condenar o absolver la voz estu-diada incluso en contra de otras evidencias halladas en los textos como se veraacute maacutes adelante En segundo lugar las obras de naturaleza metalinguumliacutestica como los diccionarios sobre todo el acadeacutemico (ediciones de 1852 y 1869) la Gramaacutetica de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847) de Andreacutes Bello o las Apuntaciones escritas sobre el lenguaje bogotano (1867ndash 1872) de Rufino Joseacute Cuervo se aducen como obras sancionadoras del buen uso aunque yerren en no pocas ocasiones De hecho los usos documentados en los textos pueden contradecir lo afirmado en las obras metalinguumliacutesticas Es la autoridad de los escritores la que se utiliza como criterio definitivo para emitir una sentencia concreta acerca de la voz analizada Es necesario advertir sin embargo que los autores chilenos carecen del valor de autoridad que siacute poseen los escritores espantildeoles debido a la concepcioacuten monoceacutentrica del espantildeol que se teniacutea en el siglo XIX

En el Anexo 1 de este trabajo se ha incluido una noacutemina en la que se identifi-can todos los autores de obras literarias citados en el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez Estaacuten clasificados en tres grupos a) autores chilenos b) autores no chilenos ni espantildeoles c) autores espantildeoles Junto a sus nombres se indican las obras citadas y el nuacutemero de artiacuteculos en los que aparecen men-cionados En nuestro estudio hemos contabilizado 43 autores chilenos ade-maacutes de 35 documentos de caraacutecter anoacutenimo No hay un geacutenero literario que prevalezca sobre los demaacutes Entre los autores citados se encuentran poetas como Bernardino Guajardo novelistas como Alberto Blest Gana periodis-tas como Isidoro Erraacutezuriz historiadores como Miguel Luis de Amunaacutete-gui juristas como Juan Egantildea y militares como Joseacute Miguel de la Barra La inmensa mayoriacutea de los textos chilenos citados pertenecen al siglo XIX Una de las pocas excepciones la encontramos en la cita del llamado Primer Libro Becerro del Cabildo de Santiago (1541) (s v chacra) considerado el documento castellano maacutes antiguo de lo que hoy es Chile y tambieacuten en las referencias a Pedro de Ontildea autor de El Arauco domado (1596) (s v estero y hostigar) El nuacutemero total de veces en que son citados autores chilenos asciende a 364

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 119

Los maacutes mencionados son el propio Zorobabel (en 57 artiacuteculos)1 que recurre a distintas obras suyas indicadas en el anexo 1 aunque la maacutes citada es sin duda su novela La cueva del loco Eustaquio el poeta Bernardino Guajardo (en 56 artiacuteculos) el maacutes popular entre sus contemporaacuteneos (Rojas 2015 109) el poliacutetico escritor e historiador Benjamiacuten Vicuntildea Mackenna (en 54 artiacutecu-los) Alberto Blest Gana conocido como el padre de la novela chilena (en 23 artiacuteculos) y Joseacute Joaquiacuten Vallejo Borkoski escritor que firmaba sus obras con el seudoacutenimo de Jotabeche (en 20 artiacuteculos) Por tanto los cinco autores maacutes citados con 210 citas suponen el 57 del total de citas de autores chilenos Ademaacutes existe una referencia frecuente bajo la denominacioacuten de El Hueacuterfano (en 28 artiacuteculos) que Rodriacuteguez califica de novela anoacutenima (s v albazo) y de novela de costumbres (s v aguacharse) Aunque Becerra Castro y Garrido (2007 65) afirman que bajo la curiosa denominacioacuten de Hueacuterfano Zorobabel Rodriacuteguez haciacutea referencia a obras de caraacutecter popular y anoacutenimo lo cierto es que se trata a todas luces de la novela titulada El hueacuterfano escrita por Daniel Barros Grez tal como nos ha confirmado amablemente Dariacuteo Rojas una obra publicada en forma de folletiacuten a partir de 1871 y que nuestro lexicoacutegrafo sin duda debiacutea de conocer

Encontramos tambieacuten el nombre de 32 escritores que no son chilenos ni espa-ntildeoles Son mencionados en un total de 102 ocasiones Su presencia en esta obra se justifica por el hecho de que Zorobabel Rodriacuteguez a menudo no solo estudia el chilenismo en cuestioacuten sino tambieacuten su extensioacuten fuera de Chile trataacutendose por tanto de un verdadero americanismo es decir una expresioacuten linguumliacutestica que sobrepasa las fronteras de un uacutenico paiacutes hispanoamericano y que sin embargo no se utiliza en Espantildea Peruacute es el paiacutes mejor representado debido a que Juan de Arona criticado con frecuencia por Zorobabel es citado en 41 artiacuteculos Tam-bieacuten se citan autores de Venezuela Meacutexico Colombia y Argentina siendo un argentino el poeta Hilario Ascaacutesubi el maacutes mencionado tras Arona (en 15 oca-siones) seguido por el novelista colombiano Jorge Isaacs (en 6 ocasiones) que incluyoacute un glosario de provincialismos al final de su novela Mariacutea (1867) y que

1 Sobre el nuacutemero elevado de veces que Zorobabel Rodriacuteguez se cita a siacute mismo el pro-pio autor reconoce defendieacutendose de aquellos que podriacutean acusarlo de vanidoso laquoLa obra de hallar un ejemplo para cada chilenismo es larga i nosotros no podiamos dedicarle mas que algunos momentos De ahiacute que tomaacutesemos las citas que teniacuteamos mas a mano i iquestcuaacuteles habiacuteamos de recordar mejor que las que ocurrian en nuestros escritos Por otra parte ridiacutecula vanidad seria la de buscar gloria en una exhibicioacuten de los propios pecadosraquo (Rodriacuteguez 1875 IX)

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea120

el mismo Zorobabel reconoce haber consultado (s v contra) Otros autores en su origen al menos de lengua no espantildeola son Alejandro Dumas (se cita la tra-duccioacuten publicada en El Ferrocarril de la novela La San Felice (s v liacutevido)) Alcide DrsquoOrbigny (se cita el texto franceacutes Voyage dans lrsquoAmeacuterique Meacuteridionale 1834ndash 1847 para ilustrar las voces raudal y sentildeorita) Claudio Gay (aunque franceacutes residente muchos antildeos en Chile y autor de la Historia fiacutesica y poliacutetica de Chile 1844 obra citada para ilustrar teacuterminos referentes a entidades zooloacutegicas y botaacute-nicas de Chile como el mitoloacutegico chonchoacuten la especie de ratoacuten llamado laucha el arbusto palqui o la legumbre denominada poroto) el portugueacutes Pedro Joseacute da Fonseca (s v partes) o las Memorias del general Guillermo Miller traducidas al espantildeol por el general Torrijos (s v palangana - ada) No se tienen en cuenta en este trabajo a lexicoacutegrafos de lengua no espantildeola

Finalmente identificamos el nombre de 95 autores espantildeoles citados en 282 ocasiones Para este grupo de escritores se pueden distinguir dos funciones fun-damentales testimoniar en la peniacutensula ibeacuterica la misma voz usada en Chile al menos en cuanto al significante en segundo lugar mostrar el equivalente intralinguumliacutestico aplicando asiacute el meacutetodo que hoy conocemos como diferencial- contrastivo

Con el fin de comprobar la distribucioacuten del nuacutemero de autores seguacuten su nacionalidad y su presencia en los artiacuteculos del Diccionario de chilenismos pue-den consultarse los graacuteficos 1 y 2 que se muestran a continuacioacuten

4332

95

Autores chilenos Autores no chilenos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Chilenismos

Graacutefico 1 Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Chilenismos

121Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona

Como puede verse en ambos graacuteficos Zorobabel Rodriacuteguez consultoacute un nuacutemero considerable de escritores espantildeoles para comprobar el uso de una voz en la peniacutensula o para mostrar el equivalente del vocablo chileno al otro lado del Atlaacutentico Sin embargo nuestro autor no los explota con la misma frecuen-cia con que cita a escritores de Chile Casi el 50 de las citas corresponden a autores de su propio paiacutes Tal como veremos a continuacioacuten en un gran nuacutemero de ocasiones las citas de los autores nacionales sirven para testimoniar el uso laquoviciadoraquo de una determinada voz En cuanto a las citas de otros autores que no son chilenos ni espantildeoles estas suponen un 13 del total Aunque suponga una cantidad reducida comparada con el nuacutemero de citas de autores chilenos o espantildeoles debe valorarse este hecho como un dato meritorio por tratarse de citas que permiten muchas veces ejemplificar el uso de un presunto chilenismo fuera de las fronteras de Chile lo que implica la puesta en praacutectica de un meacutetodo diferencial no solo respecto a Espantildea sino tambieacuten a otros paiacuteses limiacutetrofes

En relacioacuten con los autores espantildeoles que como ya dijimos ascienden a un nuacutemero de 95 citados en 282 ocasiones lo que supone el 38 del total de citas consideramos de gran intereacutes analizar en detalle si los usos descritos a traveacutes de ellos se corresponden a empleos contemporaacuteneos o bien a usos del pasado Seriacutea erroacuteneo en nuestra opinioacuten deducir la existencia de un canon literario en el diccionario ya que en todo caso solo podriacutea hablarse de un canon disponi-ble de obras y no de un canon organizado intencionadamente por Zorobabel

49

13

38

Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Chilenismos

Autores chilenos

Autores no chilenos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Graacutefico 2 Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Chilenismos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea122

Sin embargo aunque resulte complejo hablar de canon literario o incluso de corpus en un sentido moderno el anaacutelisis de los ejemplos lexicograacuteficos puede ayudarnos a comprender el valor que Zorobabel dio a los autores coetaacuteneos con respecto a los autores del pasado Veamos queacute datos arrojan los ejemplos del Diccionario de chilenismos extraiacutedos de autores espantildeoles (graacuteficos 3 y 4)

5

2116 15

43

AUTORES MEDIEVALES

AUTORES DEL SIGLO XVI

AUTORES DEL SIGLO XVII

AUTORES DEL SIGLO XVIII

AUTORES DEL SIGLO XIX

Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Graacutefico 3 Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Autores medievales2

Autores del siglo XVI

31

Autores del siglo XVII

17

Autores del siglo XVIII

16

Autores del siglo XIX

34

NUacuteMERO DE CITAS DE AUTORES ESPANtildeOLES POR SIGLO

Graacutefico 4 Nuacutemero de citas de autores espantildeoles por siglo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 123

Del graacutefico 3 podemos extraer los siguientes datos los autores del siglo XIX suponen sin lugar a duda la mayoriacutea del total de escritores citados Junto a los autores de la Ilustracioacuten estos alcanzan el nuacutemero de 58 En cambio los auto-res medievales y de los Siglos de Oro solo llegan a 42 No obstante si vemos su presencia en el nuacutemero de artiacuteculos en que los hallamos vemos tal como se visualiza en el graacutefico 4 que el 50 de los ejemplos estaacuten extraiacutedos de obras correspondientes a los Siglos de Oro y en un porcentaje meramente simboacute-lico tambieacuten de obras medievales iquestCoacutemo deben interpretarse estos datos Tal como recogemos en otro trabajo (Jacinto 2012 494) a mediados del siglo XIX se produce un cambio en el modo de concebir la funcioacuten de los ejemplos Ya no proceden uacutenicamente de los buenos escritores que publicaron en la edad dorada de la literatura espantildeola los siglos XVI y XVII En las obras lexicograacuteficas del siglo XIX los ejemplos ilustran cada vez maacutes el uso contemporaacuteneo de las voces lematizadas Esto es lo que podemos ver precisamente en el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez Como obra prescriptiva auacuten se habla en ella de autoridades y se utiliza con frecuencia el verbo autorizar El concepto de autoridad va modificaacutendose al mismo tiempo que cambian la sociedad y sus valores esteacuteticos y va incluyendo a los propios escritores contemporaacuteneos Desde un punto de vista actual podemos afirmar sin embargo que el hecho de que progresivamente se vayan considerando autoridades a un nuacutemero mayor de escritores implica precisamente la devaluacioacuten de este concepto lo que supon-draacute ya avanzado el siglo XX que se reemplace por el principio de testimonio

Una vez analizada desde un punto de vista cuantitativo la proporcioacuten de autores seguacuten criterios geograacuteficos y cronoloacutegicos pasaremos a describir las diferentes funciones que los ejemplos lexicograacuteficos basados en textos reales asumen en el Diccionario de chilenismos

51 Los testimonios de uso chilenos como antiejemplos lexicograacuteficos

Al comienzo del presente estudio se explicoacute que el ejemplo lexicograacutefico es un componente formal que adapta su funcioacuten al propoacutesito genuino del diccionario en el que se encuentra En el caso del Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez son las palabras del autor las que por doquier y por medio de un lenguaje no estandarizado ni condensado aclaran la finalidad del ejemplo pre-sente en los artiacuteculos La funcioacuten que encontramos con mayor frecuencia es la de aquellos testimonios de uso chilenos presentados como antiejemplos esto es como modelo de lo que no debe decirse seguacuten la concepcioacuten normativa del lexicoacutegrafo funcioacuten entre otras que ha sido ya analizada por Dariacuteo Rojas

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea124

(2015 109) Los escritores chilenos son traiacutedos a menudo para condenar alguna palabra usada por ellos mismos Es el caso de abalear que se utiliza con otro significado en Espantildea Mientras que en Chile se corresponderiacutea con la palabra espantildeola tirotear en Espantildea abalear significa lsquoseparar el trigo de la pajarsquo Zoro-babel Rodriacuteguez cita a Valentiacuten Murillo y maacutes concretamente su obra Viacutectima del honor (1871)

Asiacute debe serhellip I es mui justo Miren que estar en un tris que a uno lo abaleen es para quedar con urisma (aenurisma)

Y antildeade Zorobabel

No estando este chilenismo justificado por la necesidad ni disculpado por el uso de las personas ilustradas dariacuteamos de buena gana nuestro voto por que fuese cuanto aacutentes pasado por las armas

Vemos coacutemo Zorobabel no le atribuye al testimonio literario ninguacuten valor de garantiacutea de buen uso De hecho se lamenta de que incluso las personas ilustra-das de su paiacutes empleen mal la lengua espantildeola Otro caso prototiacutepico lo halla-mos al tratar el artiacuteculo dedicado a reasumir y resumir verbos que con mucha frecuencia se confunden Observa dicha confusioacuten no solo en autores chilenos como en Vicuntildea Mackenna en su Diego Portales (1863) sino tambieacuten en auto-res espantildeoles como Diego Duraacuten en el proacutelogo de su Coleccioacuten de romances castellanos (1859) Tras poner dos antiejemplos Rodriacuteguez propone dos citas en las que siacute se utilizan los verbos reasumir y resumir en su correcta acepcioacuten citas extraiacutedas de Manuel Joseacute Quintana Vida de Balboa (incluido en la obra Vida de espantildeoles celebres 1807) y de Juan de Ercilla La Araucana (1569)

Enciso a quien por el tiacutetulo de alcalde mayor que tenia de Ojeda competia el mando en su ausencia lo reasumioacute i ordenoacute dar la vela para Urabaacute

Quintana ndash Vida de Balboa

Pido que atenta oreja me sea dadaQue el cuento es grave i atencioacuten requierePara que con curiosa i faacutecil plumaLos hechos de estos baacuterbaros resuma

Ercilla ndash Araucana

Otro caso es el de la voz donde cuando se usa en sentido de lsquoen casa dersquo Se trata de una expresioacuten usada de manera coloquial tanto por espantildeoles como por americanos Eacutel mismo escribe lo siguiente

Cuando llegueacute donde dontildea Mercedes se ocupaba en rizar con una bombilla de plata los negros i abundantes cabellos de una nintildea

Z Rodriacuteguez ndash Loco Estaquio

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 125

Zorobabel propone soluciones presentes en autores medievales o claacutesicos como el Conde Lucanor (s XIV) La Celestina (1499) el padre Sciacuteo o Cervantes para ver coacutemo expresar la idea de dirigirse a la casa de alguien evitando el uso de donde

Dieacuteronle una carta que le enviaba el arzobispo su tio en que le facia saber que estaba mui doliente et que le enviaba a robar que si le queriacutea ver vivo que fuese luego para eacutel

Conde Lucanor

Vente conmigo delante Calisto oiraacutes maravillasFernando de Roacutejas ndash Trajicomedia de Calisto y Melibea

iquestPor queacute no te vas al padre que te criacuteoGranada

Venian a eacutel todas las jentesP Scio ndash Traduccion de San Marcos

Se fueacute a eacutel abierto los brazosCervantes

En el caso de la voz teodolito Valentiacuten Gormaz en sus Correcciones lexigraacuteficas sobre la lengua castellana en Chile (186) autor al que Zorobabel corrige muy a menudo (Rojas 2015 104) utiliza el teacutermino en femenino teodolita Zorobabel argumenta en contra de este uso teniendo en cuenta su etimologiacutea y el uso de laquola jente instruidaraquo Por otra parte se condena la colocacioacuten elaborar pensamientos o elaborar ideas en lugar de concebir pensamientos o ideas Se testimonian por medio de antiejemplos extraiacutedos de Amunaacutetegui y de Catalina

Como se sabe las ideas que elaboran los cerebros humanos son muchas i de distintas clases etc

Amunaacutetegui ndash Juicio criacutetico de Guillermo Matta

Pero ni su cabeza ni su corazon (habla de la mujer) estaacuten de ordinario preparados para elaborar esos pensamientos elevados para dirijir esos sentimientos nobles

Catalina ndash La mujer

Zorobabel Rodriacuteguez se critica muchas veces a siacute mismo por ejemplo cuando usa la voz paacutempano para referirse a los pequentildeos racimos que quedan en los sarmientos despueacutes de haber hecho la vendimia

Arrepentidos de haber cometido un tan garrafal disparate la primera vez que publi-camos la composicioncilla titulada El pajarero (aun cuando enmendamos la pampiro-lada en la insercion que hicimos de ella en el primer tomo de la Miscelaacutenea poniendo racimos donde deciacutea paacutempanos) copiaremos aquiacute la estrofa en su primera forma en penitencia i para ejemplo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea126

De pieacute sobre un andamio improvisadoEn medio de la vintildea grita roncoUn mancebo jentilEspantando los paacutejaros que chupanEl codiciado jugo que atesoranLos paacutempanos de abril

En Espantildea en efecto el paacutempano es el sarmiento verde el pimpollo de la vid

52 Testimonio aprobado

Otras veces en cambio el chilenismo usado por un autor chileno es indultado Es el caso de abastero No hay un equivalente castizo en el Diccionario de la Academia Zorobabel trae el testimonio del poeta de Santiago Bernardino Guajardo y despueacutes antildeade

Caacuteese de su peso que no teniendo la palabra de que se trata sinoacutenimo castellano no hai por queacute condenarla Por otra parte su uso se ha hecho tan general que a pesar de cuantas sentencias de proscripcioacuten se pronunciasen contra ella sabria conservar su puesto i mantenerse en sus trece

Por otro lado Ajiacute es un americanismo y ajiaco un verdadero chilenismo que significa lsquopicantersquo Para comprobar que ajiacute significa solo lsquopimientorsquo y no lsquosalsa que se hace con pimientosrsquo como dice la Academia Zorobabel trae el ejemplo del peruano Manuel A Fuentes (Murcieacutelago) Cancioacuten nacional

Todo buen mandatario nos soplaVeinte mil lavativas de ajiacuteI nos canta i recanta esta coplaYa sois libres i gracias a miacuteiexclIhellip ihellip ihellip ihellip

Manuel A Fueacutentes (Murcieacutelago) ndash Cancion nacional

En la novela El Hueacuterfano se usa desgraciarse en forma reflexiva con el sentido de malograrse El lexicoacutegrafo chileno reconoce que es una forma castiza aunque en boca del vulgo parece adquirir mala fama Tambieacuten incluye a Juan de Arona quien en su obra Poesiacuteas peruanas en la lista de peruanismos que hay al final de su obra incluye la palabra sereno lsquopersona que ronda de nochersquo Zorobabel no incluye ejemplo castellano pero le basta su competencia para saber que esa voz se utiliza tanto en Espantildea como en Chile Por tanto Zorobabel no condena el uso de la voz Lo que hace es criticar el hecho de que Arona lo considere un peruanismo cuando en realidad se utiliza a ambos lados del oceacuteano

iquestPara queacute mozo de cordel pinche de cocina o destripaterrones de Espantildea seria un miste-rio el sentido de estos versos del sentildeor Arona

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 127

No turba aquiacute mi suentildeo con su gritoSereno atroz que por cantar maullaNi me crispa los nervios el malditoSilvido horripilante de su pito

Poesiacuteas peruanas

53 Testimonio espantildeol que corrige una fuente metalinguumliacutestica

A Rufino Joseacute Cuervo una de las principales autoridades metalinguumliacutesticas res-petadas por Zorobabel se le critican algunas explicaciones por medio del tes-timonio de alguacuten autor espantildeol como por ejemplo en el artiacuteculo dedicado a amarrar A propoacutesito de cara amarrada (s v amarrar) Cuervo dice que debe decirse cara entrapajada Pero el colaborador de Zorobabel Fernando Paulsen2 le advierte del error diciendo que en realidad se dice cara vendada Y antildeade

Confirma la opinion de nuestro amigo el siguiente pasaje de Cervaacutentes laquoAdemas estaba mohino i melancoacutelico el mal ferido D Quijote vendado el rostro i sentildealado no por la mano de Dios sino por las untildeas de un gatoraquo etc (Quijote)

Zorobabel corrige tambieacuten a Baralt que afirma que el verbo resentirse es un galicismo Sin embargo afirma que laquotal uso se haya autorizado por mui doctos i castizos escritoresraquo Y antildeade ejemplos de Puigblanch Opuacutesculos gramaacutetico satiacute-ricos contra Villanueva (1832) Hermosilla Juicio criacutetico (1840) Escosura Com-pendio de la Historia de Espantildea (1806) y Sicilia Ortografiacutea y prosodia (1832)

Su lenguaje se resiente de su provinciaPuigblanch ndash Opuacutesculos gramaacutetico satiacutericos contra Villanueva

La oda al nacimiento de don Antonio Castilla i la otra al capitan Alava se resienten de la edad en que se escribian

Hermosilla ndash Juicio criacutetico

El testamento de Alfonso se resintioacute de su caraacutecter inconstante i vaacuterioJeroacutenimo de la Escosura ndash Compendio de la Historia de Espantildea

Resultando de aquiacute que la primera no se resienta del golpe o caida del acento sobre su inmediata

Sicilia ndash Ortografiacutea i Prosodia

2 Fernando Paulsen ayudoacute a nuestro lexicoacutegrafo en la recopilacioacuten de chilenismos laquoacopiando durante antildeos una multitud de observaciones sobre los vicios de nuestra hablaraquo (Rodriacuteguez 1875 XI) informacioacuten que puso desinteresadamente en manos de Zorobabel Rodriacuteguez De ahiacute las numerosas menciones a Paulsen en gratitud por haberle suministrado esas observaciones sobre el habla de Chile

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea128

54 Antiejemplo espantildeol

En maacutes de una ocasioacuten Zorobabel se atreve a corregir partiendo de su pro-pia competencia linguumliacutestica el uso expresado por alguacuten autor castellano Nada menos que Cervantes es amonestado por el autor del Diccionario de chilenismos por usar la palabra bandada aplicaacutendola a un grupo de conejos y no de paacutejaros como dice el diccionario acadeacutemico

Hay por lo tanto impropiedad en el empleo que hace Cervaacutentes de bandada en el siguiente pasaje

Esles de particular entretenimiento i gusto (a los habitantes de los campos) ver en los frescos e intrincados setos cruzar las bandadas de conejos i en los prados las medrosas liebres

Cervaacutentes ndash Diaacutelogo entre Sillenia y Selanio

Poetas que son tanto espantildeoles como americanos suelen usar mal el adjetivo blondo al cual le dan el sentido de lsquorizadorsquo cuando en realidad seguacuten su eti-mologiacutea germaacutenica significa lsquoamarillorsquo o lsquorubiorsquo El antiejemplo se extrae de un autor espantildeol Meleacutendez Valdeacutes laquoI vaya una muestra sacada de entre los eminentes del parnaso espantildeolraquo

Tu vellon nevadode ricitos llenocual de blonda sedaCuidadoso peino

Meleacutendez Idilio II

55 Ejemplos espantildeoles con funcioacuten contrastiva

Las citas maacutes interesantes son sin duda las que se traen para describir esas pequentildeas diferencias existentes entre los usos americanos y espantildeoles ya sea porque tienen significado distinto o bien porque las expresiones que se con-trastan variacutean en alguacuten detalle Por ejemplo en Chile se dice caer en cuenta Cervantes y Ochoa autorizan en cambio caer en la cuenta

Decimos [caer en cuenta] cuando lo propio seria caer en la cuenta Siguiendo el ejemplo de los claacutesicos i buenos escritores de la lengua que nunca han dicho de otra suerte

Si eacutel cae en la cuenta de que te ha hecho algun agravio te lo sabraacute i te lo querraacute pagar i satisfacer con muchas ventajas

Cervantes ndash Quijote

Con esta cansada repeticioacuten de asonancias caeraacuten en la cuenta del grave defecto que aquiacute sentildealo los que no son mui sensibles a esa especie de martilleo

Ochoa ndash Pariacutes Loacutendres i Madrid

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 129

En Chile caraacutetula significa lo mismo que lsquoportada de un librorsquo Bretoacuten de los Herreros lo usa en cambio con el significado de lsquomaacutescararsquo lsquocaretarsquo

Ni ya con la frecuencia que soliaDel alma virtud al rostro se acomodaCaraacutetula falaz la hipocresiacutea

Bretoacuten ndash Desverguumlenza

En el paiacutes chileno se dice cargar donde en Espantildea se diriacutea traer (con un testimo-nio de Manuel Joseacute Quintana)

Andaban los hombres generalmente desnudos las mujeres traian unas mantillas de algodon desde la cintura hasta la rodilla

Quintana ndash Vida de Balboa

En Chile un cartucho es lo que en Espantildea comuacutenmente un cucurucho lsquopapel enrollado de forma coacutenicarsquo voz testimoniada en Hartzenbusch y Bretoacuten de los herreros

En sentildeal de tu boda le llevareacute un cucurucho de dulces de calabazaHartzenbusch ndash La coja i el encojido

Ai de cuantos poemas cucuruchosHaraacute el tendero i cuanto i cuanto chirloPreparan el raton i la polillaA maacutes de una rimada maravilla

Breton ndash Desverguumlenza

hellip iquestPuedo saberQueacute encierra ese cucuruchondash Son bombones capuchinasAlmendras garrapintildeadasYemas acarameladasI pastillas superfinas

Id ndash Marcela

En el habla chilena se usa hacerse del rogar Zorobabel afirma que el artiacuteculo laquoredunda en esta fraseraquo y ofrece un testimonio de Maloacuten de Chaide Tratado de la Magdalena (1588)

Si se hace de rogar algunas veces es por no concedernos la merced que le pedimosMalon de Chaide ndash Tratado de la Magdalena

Tambieacuten hay usos contrastivos de autores hispanoamericanos no chilenos Arona sirve para ilustrar la voz cancha que en Chile significa lsquopatiorsquo o lsquolugar de aparejorsquo (incluso lsquolugar de juegorsquo que Covarrubias da el nombre de trinquete) y que significa lo mismo en Argentina (ilustrado con los versos de Ascaacutesubi)

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea130

pero que en Peruacute significa lsquomaiacutez tostadorsquo tal como se muestra a traveacutes de los versos de Arona

Cielito cielo eso siacuteEstamos en nuestra canchaI hemos de desempentildearnosMucho mejor que en Cagancha

Cielito gaucho

iexclViva la chica que ensanchaLos aacutenimos apocadosiexclI viva la chomba anchaI viva tambien la canchaQue es pan comido a puntildeados

Juan de Arona ndash Poesiacuteas peruanas

El artiacuteculo dedicado al verbo pararse es uno de los mejores ejemplos en el que el verbo chileno se ilustra con varios testimonios de autores de Chile como Garciacutea Goyena Moiseacutes Vargas Lances de noche buena (1865) Zorobabel Loco Eustaquio (1863) y tambieacuten autores espantildeoles como Moreto El valiente justi-ciero (1657) Goacutemez Hermosilla La Iliacuteada (1831) Cervantes Quijote (1605) y el Diccionario de la Academia Los autores espantildeoles se citan para mostrar los equivalentes peninsulares (alzarse donde un chileno diriacutea pararse)

Hiere con la mano el sueloPaacutera el rabo pequentildeuelo

Garciacutea Goyena

Por aquiacute un gentleman fashionable de grandes cuellos paradosMoises Vaacutergas ndash Lances de noche buena

Senteacuteme yo sobre el tronco caido de la parra i ella a mis pies i sobre el pastohellip ndash iquestSabes amigo que quisiera pararme [ponerme en pie] i volverme a casa sin hablar contigo una palabra

Z Rodriacuteguez ndash Loco Eustaquio

Al cabo de cortos cortos instantes se paroacute de su asientoA Blest Gana ndash Martiacuten Rivas

No me interrumpaacuteis gritoacute con su voz mas agria i pinieacutendose en guardia como un gallo a quien se le paran todas las plumas

Pariacutes en Ameacuterica ndash Traduccioacuten de D Domingo Arteaga Alemparte

La prominente orejaPaacutera i escucha atentoA Lozano ndash Gran duelo de la Patria

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 131

Luego tumbaCosme HermidaiexclCuaacutel retumbaSu caidaI el se paraiexclSuerte raraCon la caraMal herida

[Mora] La Caza

Aacutelzese el buen AguileraMoreto ndash El valiente justiciero

Alzoacutese graveEl hijo de Laeacutertes i los ojosFijos en tierra sin alzar la vistaParado estaba i sin hablar i el cetro etc

Goacutemez Hermosilla ndash La Iliada

Alzando el pastor la cabeza se puso lijeramente en pieCervantes ndash El Quijote

Era la mula asombradiza i al tomarla del freno se espantoacute de manera que alzaacutendose en los pies dioacute con su duentildeohellip en el suelo

(Id Id)

El lomo o extremo de la chimenea que se suele formar de una teja vuelta hacia abajo o de dos tejas o ladrillos empinados que forman un aacutengulo

Diccionario de la Academia

56 Testimonios de usos arcaicos o modernos en espantildeol que siguen en uso en Chile

En el artiacuteculo dedicado a la preposicioacuten de Zorobabel aconseja la consulta de obras metalinguumliacutesticas como el Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana (1791) de Gregorio Garceacutes y el Diccionario de galicismos (1855) de Rafael Mariacutea Baralt No obstante va a aprobar varios usos chilenos de la pre-posicioacuten de por medio de usos arcaizantes del espantildeol peninsular Por ejemplo Santa Teresa escribioacute laquoDe que vi que era imposible ir a donde me matasen por Dios ordenamos (un hermano y yo) ser ermitantildeosraquo Zorobabel afirma que en nada es diferente respecto al uso contemporaacuteneo mostrado por el chileno Ber-nardino Guajardo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea132

Se le acercoacute por ideael malvado basiliscoy de que dijo un pellizcoiexclai iexclai iexclai dijo la fea

Tambieacuten justifica el uso de de noacute que equivaldriacutea a en caso de que no puesto que en Cervantes encuentra a menudo el giro donde no Lo justifica diciendo laquoNo tenemos a la mano ningun ejemplo de los claacutesicos que autorice la construccioacuten en que nos estamos ocupando pero encontrando en ella el mismo eneacuterjico laconismo que en las equivalentes donde noacute y si noacute tan del gusto de Cervantes no nos atrevemos a condenarlasraquo

Critica a Juan de Arona como hace en numerosas ocasiones por incluir la voz quebrada en la lista de peruanismos de sus Poesiacuteas peruanas Sin embargo lo encuentra en autores claacutesicos como Cervantes y Ercilla e incluso en autores modernos como Quintana

En aquel mesmo instante parecioacute por entre una quebrada de una sierra que salia donde ellos estaban el mancebo que buscaba

Cervaacutentes ndash Quijote

Por una espesa i aacutespera quebradaQue en medio de dos lomas se haciaLa baacuterbara canalla etc

Ercilla ndash La Araucana

El suelo aacutespero en unas partes i en otras cerrado de aacuterboles i de maleza no se dejaba hollar sino por las quebradas que los arroyos haciacutean

Quintana Vida de Francisco Pizarro

Tambieacuten critica a Salvaacute por calificar esta voz de americana y darle el sentido de lsquoramblarsquo laquoNi en el Peruacute ni en Chile la hemos oido usar en tal sentidoraquo

El adjetivo leiacutedo ya se deciacutea en los Siglos de Oro de aquel que habiacutea leiacutedo muchos libros Viene autorizada por la praacutectica de los buenos escritores como afirma Zorobabel y lo autoriza con un ejemplo del Quijote

[hellip] al cabo de los cuales habia vuelto a su lugar con opinion de mui sabio y mui leido

Reconoce Zorobabel que balbucear no se encuentra ni en los diccionarios ni en laquolos escritores de los buenos tiempos de la lenguaraquo Pero es de uso muy extendido complementando al verbo balbucir (se dice indistintamente balbu-ceaba o balbuciacutea pero hoy diacutea nadie diriacutea balbuzo o balbuzco) Balbucear no lo registra todaviacutea la Academia hecho que critica el conocido lexicoacutegrafo espantildeol Joseacute Ramoacuten Domiacutenguez pero estaacute documentado en laquonumerosos pasajes de los

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 133

maestros de la lengua acreditando su existencia i limpieza de sangreraquo Aparecen citadas las autoridades de San Juan de la Cruz y Ercilla

I todos cuantos vagande ti me val mil gracias refiriendoi todas mas me llagani deacutejame muriendoun nosequeacute que queda balbuciendo

San Juan de la Cruz Canciones

El balbucir de la pasmada jenteErcilla La Araucana

La palabra satisfaccioacuten significaba lsquoconfianzarsquo o lsquointimidadrsquo El Diccionario de la Academia no lo incluye pero no se trata de un chilenismo porque laquobuenos escritores peninsulares lo han usado a nuestra maneraraquo y cita unos versos de Tirso de Molina

hellip iquestCuando suelotener yo satisfaccionde ti ni de otro criadoiquestComunico yo secretocontigo

Tirso de Molina Amar por sentildeas

El testimonio del laquomuy culto Don Juan Valeraraquo registra bueniacutesimo en lugar de boniacutesimo seguacuten laquoexijen las reglas de la derivacioacutenraquo Pero por tratarse precisa-mente de un escritor espantildeol de cultura probada no condena el uso de bueniacute-simo en lugar de boniacutesimo en el habla de Chile

Por uacuteltimo mencionaremos el caso de templado que en Chile significa lsquoenamoradorsquo Zorobabel encuentra la misma voz con el mismo sentido en la obra andaluza Cuentos mentiras y exajeraciones andaluces Un Juramento de Ramoacuten Franquelo

Asina te quiero perlaMu corriente i mu templaacute

Ramoacuten Franquelo ndash Cuentos mentirasi exageraciones andalucesndash Un Juramento

Aunque no estaacute completamente seguro la posibilidad de que templado tambieacuten se use en Espantildea aunque sea en forma de regionalismo andaluz permite redi-mir su uso tambieacuten en Chile

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea134

6 Los ejemplos literarios en el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona y sus funciones

La versioacuten definitiva del Diccionario de peruanismos (1883ndash 1884) de Juan de Arona se publicoacute tan solo unos antildeos maacutes tarde que el Diccionario de chilenis-mos (1875) Por eso resulta loacutegico pensar que esta obra sirviera como punto de referencia para el escritor peruano Sin embargo Arona no dejoacute pasar la ocasioacuten de corregir las informaciones aportadas en los artiacuteculos del diccionario chileno Y es que a pesar de su proximidad cronoloacutegica y temaacutetica vamos a encontrar diferencias bastante significativas entre ambos repertorios lexicograacute-ficos Asiacute mientras que el Diccionario de chilenismos tiene un caraacutecter marca-damente normativo el Diccionario de peruanismos por el contrario abordaraacute tambieacuten el estudio filoloacutegico del leacutexico peruano entendiendo este como resul-tado del cruce entre dos culturas Tal como Arona reconoce en el Proacutelogo (sf [1883] XXIV- XXV) el espantildeol de Ameacuterica puede compararse con un oceacuteano en el que se han producido varios naufragios

Si nos figuramos en nuestra mente el aspecto del idioma castellano en la Ameacuterica espantildeola nos pareceraacute ver el vasto lecho de un oceacuteano exhausto Alliacute hay de todos los naufrajios riquezas completas riquezas truncas seacuterie de despojos hermosos y por acaso bien ordenados montones de restos informes heterogeacuteneos revueltos lo arcaico daacutendose de coces con lo flamante resultado todo de los dos grandes naufra-jios el de la civilizacioacuten indiacutejena que desaparecioacute hace tres siglos con la conquista y el de la espantildeola que se perdioacute al comenzar el presente con la emancipacioacuten y de los pequentildeos naufragios poco meacutenos que diarios de estas nuevas Repuacuteblicas fiscales sociales poliacuteticos morales etnograacuteficos con lo que ha acabado de perderse lo poco salvado y se ha aumentado la confusioacuten

Aunque la situacioacuten linguumliacutestica de su joven nacioacuten le resultaba desoladora no por ello pretendioacute ser purista ni un celoso guardiaacuten del casticismo pues era consciente de que ya no era posible devolver a la vida el castellano claacutesico de la misma manera que tampoco fue posible restaurar la latinitas durante la Edad Media

No nos cansareacutemos de decirlo el buen castellano de nuestros puristas es con mucha meacutenos perfeccioacuten la frase griega y latina de los Padres de la Iglesia cuando muer-tas aquellas dos lenguas madres se empentildeaban en conservarlas bajo su pluma (1883 XXV)

Influido sin duda por la investigacioacuten filoloacutegica llevada a cabo por Rufino Joseacute Cuervo Arona tuvo como objetivo rescatar la herencia hispaacutenica e indiacutegena que se hallaba dispersa en el espantildeol hablado en Peruacute Para ello se embarcoacute en el estudio de lo que eacutel mismo denominoacute hispanismo recoacutendito es decir aquella

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 135

palabra peruana cuyo origen en realidad podiacutea remontarse a alguacuten dialecto peninsular Tambieacuten le atrajeron los hispanismos de Ameacuterica es decir aquellas palabras creadas por los criollos o por los primeros espantildeoles en suelo ameri-cano respetando las reglas morfoloacutegicas de la lengua castellana Aunque estas ideas ya estaban presentes en la obra de Zorobabel Rodriacuteguez Arona profun-diza en el estudio de su historia y para ello se basaraacute en la lectura de numero-sos escritores espantildeoles especialmente cronistas de Indias que publicaron sus obras entre los siglos XVI y XVII

En el Apeacutendice 2 de este trabajo se encuentra la noacutemina de autores citados en el Diccionario de peruanismos Al igual que se hizo para el anaacutelisis de la obra de Zorobabel Rodriacuteguez los autores han sido organizados en tres gru-pos escritores peruanos escritores no peruanos ni espantildeoles y por uacuteltimo autores espantildeoles Como se comprobaraacute a continuacioacuten Juan de Arona citoacute una cantidad menor de autores con relacioacuten al lexicoacutegrafo chileno y tambieacuten en distinta proporcioacuten

Frente a los 170 escritores citados en la obra lexicograacutefica de Zorobabel Rodriacuteguez Juan de Arona menciona 104 autores en total De todos ellos 20 escritores son peruanos (maacutes 10 documentos periodiacutesticos en la que no se especifica el autor) El maacutes citado vuelve a ser el propio autor del repertorio lexicograacutefico en este caso Juan de Arona en 288 ocasiones En muchos artiacute-culos cita el libro de poemas Rimas de Riacutemac todaviacutea hoy ineacutedito y en el que se recogen numerosos poemas dispersos en la prensa de la eacutepoca El segundo escritor peruano maacutes citado es el Inca Garcilaso de la Vega fuente de nume-rosas informaciones de caraacutecter histoacuterico y etnograacutefico como ya ha sentildealado Arrizabalaga Lizarraga (2009) Aparece mencionado un nuacutemero considerable-mente inferior de veces en 34 artiacuteculos El tercer autor peruano maacutes citado es el escritor romaacutentico y militar Narciso Areacutestegui con novelas como El padre Horaacuten (1848) y El aacutengel salvador (1872) Otro autor citado en bastantes oca-siones es Manuel Ascensio Segura presente en 13 artiacuteculos Autor de teatro Arona lo denomina el laquoPlautoraquo peruano (1883ndash 1884 VI) y maacutes tarde le achaca el poner en boga pretendidos peruanismos que en realidad son laquoinsensatecesraquo como filimiliehupisti inguinfingalfa o curcumaristanflaacuteutico (sf [1883] XXX) Finalmente podemos destacar la presencia de Ladislao Grantildea y su novela Seacute bueno y seraacutes feliz (1861) en 5 artiacuteculos Al igual que en el Diccionario de chile-nismos Juan de Arona cita fundamentalmente a autores contemporaacuteneos algo que resulta loacutegico ya que la literatura peruana como la chilena y la del resto de excolonias espantildeolas se desarrolla especialmente a partir de su independencia Arona tampoco tiene preferencia por ninguacuten geacutenero literario en concreto Para

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea136

documentar peruanismos se sirve de obras poeacuteticas como la suya asiacute como tambieacuten de novelas y artiacuteculos periodiacutesticos

En cuanto a los autores que no son ni peruanos ni espantildeoles se han identifi-cado solo 13 escritores y 3 documentos anoacutenimos que dan origen en total a 20 citas Hay que decir que para el estudio de los americanismos generales Arona se apoya con maacutes frecuencia en obras metalexicograacuteficas

Respecto a los autores espantildeoles vuelven a ser los maacutes numerosos con un total de 71 escritores aunque citados con menos frecuencia que los literatos peruanos pues los representantes de la literatura espantildeola aparecen menciona-dos solo un total de 203 veces frente a las 288 ocasiones en que se citan autores peruanos A pesar de que ha sido una constante en la historia de la lexicografiacutea espantildeola el tomar copiadas las autoridades de una obra anterior en este caso no se produce ninguacuten tipo de repeticioacuten de citas entre Rodriacuteguez y Arona Las noacuteminas de ambos coinciden solo en el nombre de 34 autores (29 espantildeoles y 5 peruanos) Sin embargo a pesar de que los nombres coincidan no lo hacen las citas La razoacuten fundamental de que esto ocurra es que las voces seleccionadas como lemas apenas coinciden en ambos diccionarios lo que implica sobre todo en el caso de las citas espantildeolas buscar fuentes diferentes para documentarlas

Los graacuteficos 5 y 6 permiten observar coacutemo se distribuyen los autores citados por Juan de Arona seguacuten su procedencia teniendo en cuenta la cantidad de escritores y el nuacutemero total de ocasiones en que se citan respectivamente

2013

71

Autores peruanos Autores no peruanos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Peruanismos

Graacutefico 5 Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de peruanismos

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 137

Los autores espantildeoles constituyen el 40 de las citas en total y pueden cla-sificarse seguacuten su cronologiacutea Asiacute vemos que de los 71 autores mencionados (maacutes 7 obras que son anoacutenimas) 5 se escribieron en eacutepoca medieval (presen-tes en 6 citas) Los autores del siglo XVI ascienden a 20 con 48 citas mien-tras que los autores del siglo XVII disminuyen ligeramente (15 autores con 28 citas) Este nuacutemero relativamente alto de autores del siglo XVII no implica una aceptacioacuten del canon barroco que todaviacutea en el siglo XIX era rechazado en el mundo hispaacutenico Se debe maacutes bien a la abundancia de cronistas que escribieron en esa centuria como Gregorio Garciacutea y su Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607) Antonio de Herrera y Tordesillas y su Historia de las Indias Occidentales Memorias antiguas historiales y poliacuteticas del Peruacute (publi-cadas por Marcos Jimeacutenez de la Espada en el siglo XIX) asiacute como Bernardo Torres y su Croacutenica Agustiniana del Peruacute (1667) Todos ellos se unen a otros cronistas del siglo XVI como Joseacute de Acosta y su Historia natural y moral de las Indias (1590) Pedro Cieza de Leoacuten y su Croacutenica del Peruacute (1553) Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo y su Historia natural de las Indias (1527) Francisco Loacutepez de Goacutemara y su Historia general de las Indias (1552) Juan Salazar de Villasante y su Relacioacuten del Peruacute (1572) y Agustiacuten de Zaacuterate y su Historia del descubrimiento y de la conquista del Peruacute (1555) De estos autores afirma lo siguiente en el artiacuteculo dedicado a garuacutea

56

4

40

Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Peruanismos

Autores peruanos

Autores no peruanos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Graacutefico 6 Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de peruanismos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea138

La poeacutetica comparacioacuten de Zaacuterate que parece que son otro cielo prueba una vez maacutes que los Historiadores primitivos de Indias cronistas y prosaicos eran maacutes poetas que los que escribiacutean poemas llaacutemense Castellanos del Barco Centenera y hasta Ercilla

Esta gran abundancia de citas extraiacutedas de los antiguos cronistas no la halla-mos en la noacutemina de autores mencionados en el Diccionario de Chilenismos Y es que en comparacioacuten con Rodriacuteguez en Arona hay un mayor intereacutes por el estudio histoacuterico de los indigenismos Muchos de estos cronistas se citan para comprobar la lengua de origen de dichos indigenismos asiacute como su etimologiacutea o bien para aclarar su significado o aportar informacioacuten enci-clopeacutedica sobre sus referentes Con todo tambieacuten aparecen mencionadas verdaderas autoridades literarias ndash esto es de los siglos XVI y XVIIndash como El Lazarillo de Tormes Baltasar del Alcaacutezar Mateo Alemaacuten Calderoacuten de la Barca Santa Teresa de Jesuacutes Miguel de Cervantes (que curiosamente se cita solo en una ocasioacuten) Juan de Ercilla Fray Luis de Leoacuten Agustiacuten Moreto Francisco de Quevedo o Luis Veacutelez de Guevara Puede decirse que el siglo XVIII estaacute infrarrepresentado ya que uacutenicamente encontramos 8 autores distribuidos en 10 citas entre los que encontramos a Joseacute Cadalso a Ramoacuten de la Cruz a Leandro Fernaacutendez de Moratiacuten a Francisco Joseacute de Isla y su conocido Fray Gerundio de Campazas alias Zotes (1758) o al famoso autor de faacutebulas Feacutelix Mariacutea Samaniego Finalmente podemos constatar que el siglo XIX vuelve a ser la centuria mejor representada en cuanto a autores se refiere con un total de 27 asiacute como en citas que alcanza el nuacutemero de 107 Por tanto puede afirmarse que el Diccionario de peruanismos ref leja igualmente una transicioacuten entre el principio de autoridad que favorece la cita de autores claacutesicos y el principio de testimonio de naturaleza maacutes filo-loacutegica y descriptiva que privilegia la mencioacuten de obras contemporaacuteneas puesto que el nuacutemero de ejemplos extraiacutedos de publicaciones decimonoacute-nicas supera al nuacutemero de ejemplos extraiacutedos de autores canoacutenicos de los llamados Siglos de Oro De entre los autores del siglo XIX que Arona con-sidera con frecuencia autoridades podemos destacar a Pedro Antonio de Alarcoacuten Gustavo Adolfo Beacutecquer Fernaacuten Caballero (seudoacutenimo de Cecilia Boumlhl de Faber) Bretoacuten de los Herreros Juan Eugenio Hartzenbusch Ramoacuten de Campoamor Aacutengel Saavedra y Ramiacuterez (el Duque de Rivas) Antonio de Trueba y Quintana (de quien aprovecha un glosario que acompantildea a su obra Cuentos de color de rosa 1859) Juan Valera y Joseacute Zorrilla Todos ellos ape-nas alcanzan una o dos citas tal como puede verse en el Anexo 2 La autora maacutes citada es sin lugar a duda Fernaacuten Caballero la segunda en nuacutemero de menciones sin tener en cuenta el origen nacional con 60 referencias muy por delante del Inca Garcilaso Mientras que para Zorobabel Rodriacuteguez esta

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 139

autora no destaca especialmente para Arona tiene un valor fundamental en su buacutesqueda de hispanismos recoacutenditos pues su obra estaacute plagada de andalucismos que el lexicoacutegrafo conecta a menudo con los peruanismos que recoge su diccionario3 Como afirma Huisa Teacutellez (2011 80)

En cuanto a la obra de Fernaacuten Caballero vale la pena preguntarse por la motiva-cioacuten de Arona para utilizar su obra como punto de referencia del habla andaluza y espantildeola Al margen del hecho anecdoacutetico de que parece no saber que se trata del seudoacutenimo de una escritora Arona debioacute sentir cierta afinidad con ella por el tipo de literatura que produciacutea a caballo entre el costumbrismo y el romanticismo ademaacutes de que su fama ya estaba bastante extendida en Espantildea y su obra consti-tuiacutea una lectura bastante actual Otro elemento que podriacutea explicar tal cercaniacutea y que podriacutea considerarse otra coincidencia sintomaacutetica es la decidida preocupa-cioacuten de Fernaacuten Caballero por la especificidad dialectal del leacutexico andaluz que la lleva a presentar al final de su obra Clemencia un glosario que constituye la pri-mera obra de corte lexicograacutefico sobre el andaluz Esta uacuteltima cuestioacuten sumada al hecho de que tambieacuten Cuervo alude a la obra de Fernaacuten Caballero al mostrar las coincidencias entre el espantildeol americano y el andaluz podriacutea hacernos deducir que Arona se apoya en ella para intentar demostrar la inf luencia andaluza en el leacutexico peruano que registra

A Fernaacuten Caballero le siguen Antonio de Trueba con 15 citas Pedro Cieza de Leoacuten con 12 citas y Agustiacuten de Zaacuterate con 7 citas Estos dos uacuteltimos autores son cronistas de Indias como ya se ha dicho

Puede verse la distribucioacuten cronoloacutegica de los autores espantildeoles y sus citas en los graacuteficos 7 y 8 respectivamente

3 En la voz mantildeoso Arona dedica estas palabras a Fernaacuten Caballero laquoAunque no sabe-mos hasta queacute punto sea autoridad un escritor provincial desalintildeado eacute incorrecto y por lo demaacutes divino al fin es un escritor de Espantildearaquo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea140

Autores medievales3 Autores del

siglo XVI25

Autores del siglo XVII

14Autores del siglo XVIII

4

Autores del siglo XIX

54

NUacuteMERO DE CITAS DE AUTORES ESPANtildeOLES POR SIGLO

Graacutefico 8 Nuacutemero de citas de autores espantildeoles por siglo

5

20

15

6

27

AUTORES MEDIEVALES

AUTORES DEL SIGLO XVI

AUTORES DEL SIGLO XVII

AUTORES DEL SIGLO XVIII

AUTORES DEL SIGLO XIX

Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Graacutefico 7 Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

141Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona

En un gran nuacutemero de ocasiones las citas tienen caraacutecter enciclopeacutedico y sirven para informar acerca de realidades culturales o naturales especiacuteficas de Peruacute En otras muchas se mencionan diccionarios escritos por expertos en que-chua y tambieacuten otros diccionarios hispaacutenicos para dilucidar la etimologiacutea de determinada voz indiacutegena o el uso de un determinado peruanismo Aquiacute volve-remos a ocuparnos solo de los ejemplos de uso extraiacutedos de textos reales de uso

Cuando se trata de citas literarias estas tienen como funcioacuten fundamental testimoniar el uso de las palabras e ilustrar su significado ya sean utilizadas en Peruacute o en Espantildea Una vez maacutes los casos maacutes interesantes son aquellos en los que las citas tienen un fin contrastivo es decir mostrar el uso de voces ideacutenti-cas pero con alguna diferencia semaacutentica en ambos paiacuteses o bien mostrar el laquoequivalenteraquo en el espantildeol de Espantildea Pero Arona va maacutes allaacute para eacutel muchos usos peruanos tienen su origen en Espantildea solo que han quedado anticuados reducidos a algunas variedades dialectales limitadas o bien exageradas por la falta de cultura de los hablantes peruanos

Si nosotros dispusieacuteramos de los elementos de que probablemente dispuso el yanki Barlett al componer su Diccionario de americanismos empezariacuteamos como eacutel por estudiar los dialectos de Espantildea y de ahiacute deduciriacuteamos maacutes de uno de nuestros pro-vincialismos (s v acaacutepite)

A continuacioacuten ilustraremos las diferentes funciones que desempentildean los ejemplos de uso extraiacutedos de textos reales en el Diccionario de peruanismos

61 Funcioacuten enciclopeacutedica

Como ya se ha dicho autores como el Inca Garcilaso y los antiguos cronistas de Indias aparecen citados con el objetivo de aportar informacioacuten sobre una rea-lidad cultural o natural de Peruacute Por ejemplo tenemos el caso de los quipus las cuerdas que usaban los antiguos Incas como coacutedigo escrito Las citas del Inca Garcilaso de la Vega de Torres Rubio de Zaacuterate y su Historia del Peruacute (1555) o de Garciacutea y su Origen del Nuevo Mundo (1607) sirven para aportar nuevos datos acerca de este peculiar sistema de escritura

Otra mencioacuten del Inca Garcilaso sirve para describir el llamado (mosquito) zancudo (s v zancudo)

En aquella tierra (la Costa del Peruacute) en los valles muy calientes hay mosquitos diur-nos y nocturnos Los nocturnos son como los de por acaacute zancudos y del mismo talle y color sino que son mucho mayores Los espantildeoles por encarecer el mucho y muy bravo picar de estos dicen que pasaraacuten unas botas de cordovaacuten

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea142

Arona distingue entre mosquitos a secas que son los pequentildeos y los zancudos A propoacutesito de los pequentildeos Garcilaso los describe asiacute

Los mosquitos diurnos son pequentildeos ni maacutes ni menos que los que acaacute se criacutean en las bodegas de vino salvo que son amarillos como una gualda tan golosos de sangre que han certificado que han visto reventar algunos chupaacutendola que no se contentan con hartarse Por experimentar esto me dejeacute picar algunos hasta que reventasen los cuales despues de muy hartos no podian levantarse y se dejaban rodar para irse Las picaduras de estos mosquitos menores son en alguna manera ponzontildeosas que se les hacen llaguillas aunque de poco momento

A esta descripcioacuten Arona antildeade el testimonio de Salazar de Villasante que en su Relacioacuten del Peruacute escribe mosquito zancudo

Cieza de Leoacuten aporta informacioacuten sobre el pepino en Peruacute del cual tiene una buena opinioacuten a diferencia del resto de autores que no muestra gran aprecio por eacutel

Por todos los valles de estos llanos hay tambien una de las singulares frutas que yo he visto aacute la cual llaman pepinos de muy buen sabor y muy olorosos algunos de ellosEste valle (el de Chincha) es uno de los mayores de todo el Peruacute y es cosa hermosa de ver sus aacuterboles y acequias y cuaacutentas frutas hay por todo eacutel y cuan sabroso y olorosos pepinos no de la naturaleza de los de Espantildea aunque en el talle les parecen algo porque los de acaacute son amarillos quitaacutendoles la caacutescara y tan gustosos que cierto ha menester comer muchos un hombre para quedar satisfecho

Y antildeade Arona que Garcilaso de la Vega los llama fruta muy buena

62 Testimonio peruano no censurado

Hay determinadas voces utilizadas en Peruacute que a priori podriacutean ser censura-das al no pertenecer al acervo castellano y que sin embargo Arona no condena en absoluto Es el caso de espiche del ingleacutes speech que se utiliza en colocacio-nes como echar un espiche Aunque se trata evidentemente de un neologismo innecesario Arona lo ilustra con uno de sus poemas sin antildeadir ninguacuten juicio de valor

iquestQuereacuteis que mi Musa canteO por lo meacutenos decanteEn un oportuno espicheLas delicias del picanteY del peruano seviche

Otro neologismo aunque formado correctamente seguacuten las reglas morfoloacutegi-cas del espantildeol es el de extralimitarse que Arona acepta a pesar de que no lo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 143

recojan los diccionarios espantildeoles de su tiempo Su uso vuelve a ser ilustrado con un poema suyo

Y es en todo tan sublimeY tan extralimitadaQue en la botica seriaSublimado la ventajaY si la echara de bestiaMediriacutea siete cuartas

La prensa juega tambieacuten un papel muy importante a la hora de poner en circu-lacioacuten nuevas voces que acaban siendo aceptadas por la propia sociedad antes de ser sancionadas por los diccionarios Es lo que le sucede a la voz prestigioso cuya uacutenica acepcioacuten para el diccionario acadeacutemico es la de lsquoprestidigitadorrsquo Aunque Arona no cita ninguacuten artiacuteculo periodiacutestico en concreto llega a afirmar que la prensa peruana habla desde hace medio siglo de personas prestigiosas es decir con prestigio Aboga por defender que este nuevo sentido entre en los diccionarios espantildeoles como de hecho finalmente acaboacute haciendo

63 Citas que reflejan el mismo uso en Peruacute y en Espantildea

Como se comentoacute anteriormente Arona estaacute convencido de que muchos pre-suntos peruanismos en realidad no son tales Para ello antepone el testimonio de los textos a la etiqueta de provincialismo o americanismo que les atribu-yen los diccionarios Por ejemplo la palabra corpintildeo es seguacuten el diccionario de Vicente Salvaacute un peruanismo pero Fernaacuten Caballero usa la palabra con el mismo sentido que tiene en Peruacute

La voz cuadra que en este mismo paiacutes significa lsquosaloacuten de la casarsquo Arona la documenta en textos claacutesicos espantildeoles

Abrase cualquiera libro antiguo de comedias espantildeolas y se hallara cuadra aacute cada paso en el mismo sentido que hoy tiene entre nosotros Vaya por lo pronto este ejemplo de una de las cartas de D Eujenio de Salazar escritor espantildeol de hace tres siglos ldquoEn las dichas casas no hay sala ni cuadra ni retreterdquo (Carta V)

La palabra castantildeuelas se emplea en Peruacute mientras que Covarrubias y Tirso de Molina documentan en cambio el teacutermino castantildeetas Sin embargo una vez maacutes Fernaacuten Caballero con el apoyo adicional del testimonio del Diccionario castellano del padre Terreros obra admirada por Juan de Arona y que no es corregida en ninguna ocasioacuten muestran el empleo de castantildeuelas tambieacuten en Espantildea como de hecho sucede Afirma Arona

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea144

La forma nuestra proviene al parecer de Andaluciacutea como se veacute por este pasaje de Fernan Caballero en La Gaviota laquoSus graciosos movimientos se ejecutaban casi sin mudar de sitio como un elegante balanceo de cuerpo y marcando el compaacutes con el alegre repicoteo de las castantildeuelasraquo

Una expresioacuten como en mangas de camisa es calificada tanto por Zorobabel Rodriacuteguez como por Rufino Joseacute Cuervo de americanismo y la corrigen ademaacutes diciendo que ha de decirse en cuerpo de camisa Sin embargo el testimonio de Juan Valera en su conocida obra Pepita Jimeacutenez viene a desmentir que dicha expresioacuten sea un americanismo y mucho menos que tenga que ser corregida

En Peruacute se utiliza la voz candideces para significar lsquotonteriacuteasrsquo o lsquonecedadesrsquo Tradicionalmente se ha considerado un peruanismo Sin embargo Arona la encuentra tambieacuten en autores espantildeoles como Rojas Zorrilla y en Fernaacuten Caba-llero

iquestNo hay algunas que se afeitaniquestOtras no hacen reverenciasDe saltillo iquestNo hay algunasQue hablan de culto iquestno hay doncellasQue la noche de San JuanEscuchan lo que es verguumlenzaiquestHago yo estas candideces

Rojas Zorilla

iexclQueacute candidez de nintildea bien criadita La clase de libertad aacute que aludo hija mia es la de poder hacer lo que te deacute la gana La tenias cuando casada mi alma

Fernaacuten Caballero Clemencia

Son candideces repuso Clemencia iexclcuaacutento me alegro La candidez es hermana de la ino-cencia

Fernaacuten Caballero Clemencia

Tenemos que descender aacute los pormenores mas sencillos mas candidos y si se quiere mas triviales de la vida comuacuten

Fernaacuten Caballero Un Servidor

Arona cuenta en otro artiacuteculo coacutemo los perioacutedicos de Lima se hicieron eco de que la Real Academia iba a incluir en su diccionario el verbo panegerizar a pro-puesta de uno de sus correspondientes en esta ciudad Pero este verbo en cues-tioacuten no puede calificarse de peruanismo como afirmaban sus compatriotas pues Arona encuentra el uso de esta voz cincuenta antildeos atraacutes en un escritor espantildeol el padre Isla en su famoso Fray Gerundio de Campazas En la parte II capiacutetulo IX dice laquoEs posible que las bocas de todos esteacuten hoy empleadas en panegerizar tus asombrosos talentosraquo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 145

Un caso semejante es el de los arcaiacutesmos hispaacutenicos Asiacute una voz tan ameri-cana como frijol ya aparece en el Diccionario (1492) de Nebrija cuando el Nuevo Mundo apenas acababa de descubrirse Si bien es cierto que el Diccionario de Nebrija lo concebimos como obra metalinguumliacutestica lo traemos aquiacute para ejem-plificar la labor filoloacutegica de Arona en su empentildeo por rastrear la historia y los oriacutegenes de los americanismos empleados en su patria A propoacutesito de esta voz Arona afirma lo siguiente laquoPero los historiadores primitivos de Indias escri-tores espantildeoles del siglo XVI y hoy claacutesicos no solo por que [sic] pesan sobre sus obras tres siglos de constante y creciente respeto sino porque los ha adop-tado entre sus Autoridades dicen correctamente frijoacutel [hellip]raquo El testimonio de Nebrija sirve de excusa a Juan de Arona para burlarse de Salvaacute y de su laquosem-piterno americanismoraquo Otro arcaiacutesmo que Salvaacute califica de provincialismo americano es el de plata con el significado de lsquodinerorsquo Arona lo documenta en las Eroacuteticas (1618) de Villegas y tambieacuten en La Gaviota (1849) de Fernaacuten Caba-llero Por uacuteltimo la voz soga que en Ameacuterica sustituyoacute al sustantivo cuerda la encuentra con el mismo significado en Gonzalo de Berceo (s XIII)

Ante vos lo dixiemos (si bien vos remembrades)Que seriacutee luenga soga decir las sus bondades

En este apartado debemos hablar tambieacuten de los presuntos andalucismos del habla de Peruacute Arona cree firmemente en la huella dejada por el dialecto que hablaban los primeros colonos espantildeoles Fernaacuten Caballero seraacute con frecuencia la prueba que Arona utilizaraacute para confirmar las sospechas de andalucismo leacutexico como vimos en su afirmacioacuten sobre la voz castantildeuela Asiacute las palabras flojo y flojera tradicionalmente consideradas como americanismos las encuen-tra testimoniadas en numerosos textos de Fernaacuten Caballero Lo mismo dice Arona del verbo agarrar documentado en Fernaacuten Caballero y en varios sainetes de Ramoacuten de la Cruz con el sentido de lsquocogerrsquo y afirma laquoy este es sin embargo el provincialismo nuestro que maacutes choca aacute los espantildeoles recien llegadosraquo Otro ejemplo de posible andalucismo es el de ensartar con el sentido de lsquoenhebrarrsquo Dicha voz estaacute laquoautorizadaraquo en palabras de Arona por Fernaacuten Caballero a tra-veacutes del proverbio la agujita ensartada hace a la nintildea juiciada documentada en Cosa cumplida solo en la otra vida

64 Ejemplos espantildeoles con funcioacuten contrastiva

Numerosas citas traiacutedas por Arona tienen un objetivo claramente contras-tivo En este apartado mostraremos coacutemo Arona deduce que una misma pala-bra tiene significados distintos a ambas orillas Por ejemplo acequia en Peruacute

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea146

significa lsquoarroyorsquo mientras que Graciaacuten traduciendo a Plutarco y Bernardo Torres describiendo los alrededores del Callao en su Croacutenica peruana de San Agustiacuten (1657) muestran que en Espantildea se emplea con otro sentido diferente

Bien asiacute como el que de un gran rio saca arroyos y acequias4

Graciaacuten Traduccioacuten de PlutarcoMaacutes adelante se ven esparcidos a trechos quintas hermosas amenos olivares alegres arroyos feacutertiles sembrados que deleitan la vista

Bernardo de Torres Croacutenica peruana de San Agustiacuten

La palabra panteoacuten en Peruacute es lo mismo que cementerio Arona lo ilustra con un poema suyo

Pero nuestro panteon no es el de AgripaSino el gran pudridero y gran osarioDo el alma que del cuerpo se emancipaArroja el sudadero y el sudarioNo pudre alliacute de todo dios la tripaPero es alliacute donde por turno diarioCiento cincuenta mil y tantas almasVan libres del vivir batiendo palmas

Juan de Arona Artiacuteculos diversos

Sin embargo en Espantildea un cementerio puede acoger uno o varios panteones como se deduce de una cita de Fernaacuten Caballero

Este dijo que habiacutea costeado aacute sus expensas un cementerio en sus pueblohellip que solo fal-taba rematar el hermoso panteon que en el centro estaba concluyendo para eacutel y su des-cendencia

F Caballero Clemencia

La palabra veloacuten es la vela grande para los peruanos pero para los espantildeoles es lo mismo que el candil tal como queda testimoniado en dos obras de Fernaacuten Caballero La Gaviota y Laacutegrimas (1862) lo que demuestra que Fernaacuten Caba-llero no solo se cita para documentar andalucismos sino tambieacuten voces del espantildeol peninsular

En espantildeolhellip asombraos lectores limentildeos velon quiere decir candil laquoDetraacutes de este grupo habia una mesa pequentildea y baja en la que ardia un velon de cuatro mecherosraquo Fernan Caballero La Gaviota laquoUn velon de hoja de lata bastante bien conservadoraquo Idem Laacutegrimas

4 Y antildeade Arona laquoCualquiera de nuestros escritores se habria limitado aacute la uacuteltima palabraraquo (s v acequia)

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 147

Otra funcioacuten contrastiva de los ejemplos aducidos por Arona consiste en mos-trar el equivalente intralinguumliacutestico Asiacute lo que en Peruacute llaman caacutescara laquoparte exterior de una fruta uacute otro comestibleraquo en Espantildea lo llaman corteza y para ello muestra una cita de El Lazarillo de Tormes

Luego buscoacute prestada una ratonera y con cortezas de quesoLazarillo de Tormes Tratado II

Para la voz desgano usada en Peruacute pero tambieacuten en Galicia (testimoniada en un texto de Fernando Fulgosio) en Espantildea se usa desgana (palabra testimo-niada una vez maacutes en Fernaacuten Caballero)

Acaso de tres meses aacute esta parte no notas su desgana su languidezFernaacuten Caballero No transige conciencia

Mientras que en Peruacute se utiliza la palabra vivar (testimoniada en el perioacutedico El peruano 1856) en Espantildea se dice vi[c]torear (palabra testimoniada otra vez en Fernaacuten Caballero)

El pueblo gritoacute que queriacutea ver aacute su venerado pastor y eacuteste se presentoacute en el balcon bendiciendo aacute su juez que lo victoreaba con entusiasmo

Fernaacuten Caballero Deudas pagadas

Arona trata tambieacuten dos verbos que a priori podiacutean parecer intercambia-bles moverse y menearse (s v moverse) Afirma el autor peruano que el verbo moverse se utiliza con mucha maacutes frecuencia en Peruacute que en Espantildea donde se utiliza maacutes menearse

No nos atreveriacuteamos aacute dar como equivalentes moverse y menearse y aun aacute nuestros lectores peruanos les habraacute causado estrantildeeza si el uso vivo de Madrid hoy mismo y el ejemplo muerto de los claacutesicos no nos autorizaacutera aacute hacerlo asiacute

Los aacuterboles meneaCon tan manso ruido

Dice Fray Luis de Leon donde cualquier poeta peruano habria dicho se mueve Y el mismo poeta espantildeol moderno Carvajal en su traduccion de los Salmos

Y hoja ninguna en su aacuterbol se moviacutea

Por esa razoacuten Arona sospecha que menearse puede ser maacutes bien un provincia-lismo de Madrid del que se abusa

Por uacuteltimo en Peruacute dicen pila donde en Espantildea se dice con maacutes frecuen-cia fuente La voz pila en Espantildea es el lugar donde se deposita el agua no el surtidor y lo ilustra con una cita de Hidalgo en su obra Diaacutelogos de apacible entretenimiento (1606) laquoUn mozo de un mercader muy rico iba cada diacutea con un jumento por agua aacute un pilon o pila donde estaba la fuente [hellip]raquo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea148

65 Citas con funcioacuten prescriptiva

Para concluir hay que mencionar los ejemplos con funcioacuten prescriptiva que tambieacuten los hay aunque no son los maacutes frecuentes a diferencia de lo que sucede en el Diccionario de chilenismos Asiacute mientras que en Peruacute se utiliza la voz anda en Espantildea se emplea de manera invariable andas Arona afirma laquoDiacutegase andas oacute las andas como debe decirse aacute ancas aacute las ancas y no la ancaraquo (s v anda) La voz peruana se testimonia en el poeta limentildeo Arnaldo Maacuterquez que se traeriacutea aquiacute como antiejemplo

Nintildea iquestque quiere quien andaDel balcon aacute la barandaY la baranda al balconComo si fuese alguna andaQue llevan en procesioacuten

Arnaldo Maacuterquez

En Peruacute se dice de los potros que son mantildeosos cuando en realidad debe decirse resabiados tal como se testimonia en Fernaacuten Caballero Escribe Arona

Renunciemos pues aacute nuestros potros y machos mantildeosos y digamos no precisamente resabiososo que tambien aqui la etimologiacutea parece resbalarse por otro lado sino resa-biado laquoUn pendenciero al que le vendria la casaca de molde como el freno al potro resabiadoraquo Esto dice Fernaacuten Caballero en El dolor es una agonia de muerte

Y un poco maacutes adelante muestra un testimonio de uso peruano de la voz resa-biado

Vaya ahora un ejemplo de resabiado limentildeo oacute por lo menos tomado del perioacutedico publicado en Lima El Tribuno en 1838 en que todaviacutea estaacutebamos cerca de la fuente viva de nuestro idioma En el nuacutemero 42 en unos versos pareados se leacutee

Carintildeos de una resabiada vieja

Concluimos con el verbo fraguarse que en Peruacute significa lsquofrustrarsersquo Arona lo usoacute en sus poemas y se arrepiente laquonosotros mismos en la irreflexioacuten de los veinte antildeos incurrimos maacutes de una en semejante despropoacutesitoraquo Semejan-tes lamentos habiacuteamos visto tambieacuten en Zorobabel Rodriacuteguez Sin embargo y en su anhelo filoloacutegico de hallar el nexo con el espantildeol claacutesico Arona trae el testimonio del poeta espantildeol Esteban de Villegas en una biografiacutea hecha por Vicente de los Riacuteos donde se recoge un paacuterrafo de una carta de este poeta a Lorenzo Ramiacuterez y donde el uso de fraguar es muy semejante al peruano

En cuanto aacute lo que US me promete de la impresion de estos mis borrones acepto para alguacuten tiempo si en el interin no se fragua un trato que tengo hecho en Tolosa

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 149

Acto seguido sin embargo Arona reconoce la dificultad para interpretar correctamente el significado de la palabra en ese contexto laquoA primera vista podriacutea parecer nuestro se fragua (se frustra) si el sentido de la frase no indicara alliacute se ajusta se consolida que es una de las acepciones de fraguarse en estilo de albantildeileriacutearaquo

7 ConclusionesEl anaacutelisis de los diccionarios publicados en el pasado requiere de una con-veniente contextualizacioacuten que permita comprenderlos de una manera obje-tiva sin condenarlos desde postulados teoacutericos actuales ni presentarlos como genialidades fuera de su tiempo Desgraciadamente los primeros diccionarios del espantildeol americano han sido a menudo tachados de poco sistemaacuteticos de ser obras marcadas por una ideologiacutea conservadora apenas sujetas al lenguaje convencional lexicograacutefico y proacuteximas maacutes bien al geacutenero del ensayo o la enciclopedia Sin embargo diccionarios como los que acabamos de analizar nos muestran un proceder que nada tiene que ver con el trabajo de diletantes sino maacutes bien con el esfuerzo de autores versados en la actividad filoloacutegica anclada en el positivismo es decir en el anaacutelisis empiacuterico de datos extraiacutedos de textos reales Si en la actualidad la investigacioacuten del americanismo se lleva a cabo teniendo en cuenta las informaciones suministradas por corpus digita-les ya sean diacroacutenicos o sincroacutenicos en el siglo XIX eran los textos accesibles los que constituiacutean la fuente fundamental para su descripcioacuten Es cierto que la competencia del lexicoacutegrafo y el diccionario acadeacutemico marcaban la pauta para seleccionar los americanismos que debiacutean registrarse lexicograacuteficamente pero de ninguna manera estos constituiacutean los uacutenicos criterios para hacerlo Tanto Zorobabel Rodriacuteguez como Juan de Arona rompen los esquemas del artiacuteculo lexicograacutefico propios del diccionario de lengua inspirados sin duda por el enciclopedismo Explicaron las voces lematizadas sin seguir un esquema fijo pero lograron conectar con el usuario al que se dirigiacutea a traveacutes de un estilo ensayiacutestico directo

Esta flexibilidad se aprecia tambieacuten en los propios ejemplos Aparte del valor testimonial e ilustrativo que poseen todas las citas de una forma intriacutenseca estas podiacutean desarrollar otras funciones dependiendo del tipo de lema unas veces los textos se presentaban como antiejemplos otras veces teniacutean un valor con-trastivo pues mostraban ante el lector una palabra que o bien teniacutea el mismo sentido que tendriacutea otra empleada en el mismo contexto consideraacutendola enton-ces como un sinoacutenimo de esta o un equivalente intralinguumliacutestico o bien una palabra que el mismo usuario empleariacutea pero con un sentido diferente en el

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea150

uso de los hablantes de otra comunidad linguumliacutestica Es precisamente el valor contrastivo de los ejemplos el que como deciacuteamos al principio tiene un mayor intereacutes pues aunque se traen con una finalidad prescriptiva acaba dando lugar a la uacutenica forma viable de estudiar los americanismos que es contraponiendo dos subsistemas leacutexicos de la misma lengua

Queda mucho camino auacuten por recorrer En este estudio solo se han ana-lizado las citas presentes en dos de los primeros diccionarios de americanis-mos Con posterioridad salieron a la luz otros repertorios basados en ejemplos de testimonio como el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1893) de Carlos Gagini el Vocabulario de Mexicanismos (1899) de Joa-quiacuten Garciacutea Icazbalceta o el Diccionario de chilenismos y de otras voces y locu-ciones viciosas (1901ndash 1918) del padre Manuel Antonio Romaacuten Seriacutea necesario elaborar las noacuteminas de los autores que fueron utilizados en esos diccionarios y que no se incluyeron Una vez conocidas las fuentes exactas empleadas por los lexicoacutegrafos seriacutea mucho maacutes sencillo evaluar el trabajo que realizaron al elaborar sus diccionarios Podriacutea establecerse el grado de representatividad de esas fuentes en virtud de los momentos histoacutericos en que escribieron los autores citados con el fin de apreciar si se estaacute ante un diccionario basado en fuentes contemporaacuteneas o claacutesicas Tambieacuten seriacutea conveniente analizar las funciones que adquieren esas citas de manera que se aprecie si se trata de las mismas funciones que hemos visto hasta ahora la funcioacuten de testimonio y la funcioacuten contrastiva o si se antildeaden otras nuevas

Anexo INoacutemina de autores del DICCIONARIO DE CHILENISMOS (1875) de

Zorobabel Rodriacuteguez

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasAcuerdo del cabildo de Chile 1

Adivinanza popular 1Anaacuteles de la Universidad

diciembre de 1863XIX 1

Antiguo Himno Nacional 1Artesano de Talca nuacutem 5 de

noviembre de 18711

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 151

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasArtiacuteculo publicado en La Aurora de Chile (1873)

XIX 2

Bando general de policiacutea para el departamento de Santiago

(1853)

XIX 1

Cancioacuten El Cigarro 1Cancioacuten popular Copla

popular6

Coacutedigo Civil Chileno 1Coacutedigo de Comercio 2

Corrido popular 1Croacutenica de El Independiente

25 de enero de 1874XIX 1

Cuento popular 1Decreto del intendente

S Lira 23 de abril de 1858XIX 1

Diario de Santiago 1El Chilote de 12 de marzo de

1874XIX 1

El Chilote 13 de marzo de 1874

XIX 1

El Ferrocarril marzo 15 de 1864

XIX 1

El Independiente XIX 1Epigrama publicado en La

Estrella de ChileXIX 1

La Opinioacuten de Talca XIX 1Libertad Catoacutelica de

ConcepcioacutenXIX 1

Novela chilena XIX 1Ordenanza de aduanas de la Repuacuteblica de Chile Octubre

31 de 1864

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea152

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasOrdenanzas de mineriacutea 1

Poema anoacutenimo 2Prensa Sufragio 19 de dic

de 1873XIX 1

Primer Libro Becerro del Cabildo de Santiago (1541)

XVI 1

Real ceacutedula del Rei al presidente i oidores de Chile

(1707)

XVIII 1

Refraacuten popular 1Romance popular 3

Sesioacuten extraordinaria de la caacutemara de diputados de Chile

de 20 de enero de 1866

XIX 1

Tonada popular 5Zamacueca 5

Amunaacutetegui Aldunate Miguel Luis (1828ndash

1888)

Los precursores de la independencia de Chile

XIX 14

Arcos Santiago (1822ndash 1874)

Carta de Santiago Arcos a Francisco Bilbao (1852)

XIX 1

Barra Eduardo de la (1839ndash 1900)

El aacutenjel de mi guardia Correo del domingo nuacutemero

14

XIX 1

Barra Joseacute Miguel de la (1799ndash 1851)

Historia de Ameacuterica XIX 1

Barroacutes Arana Diego Traduccioacuten de un artiacuteculo de M Courcelle publicado en

La Revista del Paciacutefico

1

Barros Grez Daniel (1834ndash 1904)

El hueacuterfano Cuentos para los nintildeos grandes Faacutebulas

originales

XIX 30

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 153

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasBlanco Cuartiacuten

Manuel (1822ndash 1890)Soneto XIX 1

Blest Gana Alberto (1830ndash 1920)

El primer amor (1858) Martiacuten Rivas (1862) El ideal

de un calavera (1863) La aritmeacutetica en el amor

XIX 23

Cordoveacutes Simoacuten Faacutebulas morales (1862) XIX 1Cox Guillermo G E Cox Viaje a la

Patagonia (1863)XIX 2

Donoso Justo (1800ndash 1868)

Manual del Paacuterroco americano (1854)

XIX 1

Egantildea Juan (1769ndash 1836)

Examen de la Constitucioacuten (1824)

XIX 1

Erraacutezuriz Isidoro (1835ndash 1898)

El Ferrocarril (perioacutedico) XIX 1

Espintildeeira Antonio (1855ndash 1907)

La casa maldita XIX 1

Estrada Santiago Apuntes de viaje (1872) XIX 2Febres Andreacutes (1734ndash

1790)XVIII 3

Gallardo El gustador iquest 1Garciacutea Huidobro

CarlosProvincias meridionales de

Chile (1864)1

Guajardo Bernardino (1801ndash 1886)

Poesiacutea XIX 56

Henriacutequez Camilo (1769ndash 1825)

El Ciudadano Horacio al honorable ciudadano Terraza

XVIII 2

Jotabeche (seudoacutenimo de Joseacute Joaquiacuten Vallejo Borkoski 1811ndash 1858)

El puerto de Copiapoacute Los cangalleros

XIX 20

Laboulaye Eacutedouard Pariacutes en Ameacuterica (traduccioacuten de Arteaga Alemparte Domingo (1835ndash 1880))

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea154

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasLoacutepez Francisco Bosquejo histoacuterico de

la poesiacutea chilena por A Valderrama (1866)

XIX 1

Martiacutenez Marcial (1832ndash 1918)

Anales de la Universidad octubre de 1864

XIX 1

Matta Guillermo (1829ndash 1899)

Poesiacuteas XIX 1

Melchor Concha y Toro El Ferrocarril de 11 de mayo de 1863

XIX 1

Molina Juan Ignacio (1740ndash 1829)

History of Chile XVIII 1

Murillo Valentiacuten (1841ndash )

Revista de Valparaiacuteso junio de 1874 Una viacutectima del

honor

XIX 6

Necochea Mariano (1792ndash 1849)

Texto (1874) XIX 1

Ontildea Pedro de (1570ndash 1643)

Arauco domado (1596) XVI 3

Philippi Rodolfo Amando (1808ndash 1904)

XIX 1

Portales Diego (1793ndash 1837)

XIX 1

Rodriacuteguez Velazco Luis (1838ndash 1919)

la Voz de Chile 18 de abril de 1863

XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 155

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasRodriacuteguez Zorobabel

(1839ndash 1901)El loco Eustaquio Ando

con capa Adios del colejial a las vacaciones Artiacuteculo

bibliograacutefico sobre los Precursores del sentildeor

Amunaacutetegui El Borracho El Carro de la vida El Cura

de Petorca El pajarero (Miscelaacutenea literaria) El Tajamar y el Cochayuyo

La Manta del Jornalero La Parra i el Podador Poesiacutea Uacuteltimas huellas La Zorra conciliadora Recuerdo de la infancia El Borracho En la barra La manta

del jornalero Las abejas eligiendo Reina En el tren La Iglesia libre en el Estado

libre Arequipa

57

Santos Tornero Recaredo (1842ndash 1902)

Chile ilustrado XIX 2

Vargas Moiseacutes (1843ndash 1898)

Lances de Noche Buena XIX 4

Vicuntildea Mackenna Benjamiacuten (1831ndash 1886)

Historia de Santiago Diego Portales Carta del

Guadalarce La comarca de Quintero

XIX 54

Walker Martiacutenez Carlos (1842ndash 1905)

A un sauce lloroacuten XIX 3

Zapiola Joseacute Recuerdos de 30 antildeos (1882) XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea156

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasEl Comercio de Lima Peruacute 1

Adams William Bridges (1797ndash 1872)

Times XIX Inglaterra 1

Alcalde Espejo Vicente Una escursioacuten a la sierra de Coacuterdova

(1871)

XIX Argentina 1

Althaus Clemente de (1835ndash 1876)

XIX Peruacute 2

Arona Juan de [seudoacutenimo de Pedro Paz Soldaacuten y Onanue]

XIX Peruacute 41

Ascaacutesubi Hilario (1807ndash 18075)

Cielito gaucho Descripcioacuten de un

vapor La hierra La indiada La madrugada

XIX Argentina 15

Baralt Rafael Diacuteaz Ramoacuten

Resumen de la historia de Venezuela (1841)

XIX Venezuela 2

Campo Estanislao del (1834ndash 1880)

Monoacutelogo de un tronera XIX Argentina 2

DrsquoOrbigny Alcide (1802ndash 1857)

Voyage dans lrsquoAmeacuterique Meacuteridionale

(1834ndash 1847)

XIX Francia 1

Dumas Alejandro (1802ndash 1870)

La San Felipe (traduccioacuten por El

Ferrocarril)

XIX Francia 1

Echeverriacutea Estaban (1805ndash 1851)

La Cautiva (1870) XIX Argentina 1

Esteva Joseacute Mariacutea (1818ndash 1904)

XIX Meacutexico 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 157

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasFonseca Pedro Joseacute da

(1737ndash 1816)Traduccioacuten da versific

Portugueza Nota a la estrofa 48 del canto

6 de Os Lusiadas

XVIII Portugal 1

Fuentes Manuel Atanasio laquoel

Murcieacutelagoraquo (1820ndash 1889)

XIX Peruacute 1

Garciacutea de Quevedo Joseacute Heriberto (1819ndash 1971)

El proscrito XIX Venezuela 3

Gay Claudio (1800ndash 1873)

Historia de Chile XIX Francia 4

Gonzaacutelez Balcarce Florencio (1818ndash 1839)

Argentina 1

Gutieacuterrez Juan Mariacutea (1809ndash 1878)

XIX Argentina 1

Isaacs Jorge (1837ndash 1895) Mariacutea (1867) Vocabulario al final de

la obra

XIX Colombia 6

Lozano Abigaiacutel (1821ndash 1866)

Gran duelo de la patria XIX Venezuela 1

Mansilla Lucio Victorio (1831ndash 1913)

Una excursioacuten a los indios ranqueles (1870)

XIX Argentina 1

Marmol Joseacute (1817ndash 1871)

Argentina 1

Miller John (1829ndash 1910) Memorias del general Miller (traducido por el

general Torrijos)

XIX Inglaterra 1

Palma Ricardo (1833ndash 1919)

laquoCarta epitalaacutemicaraquo XIX Peruacute 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea158

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasPardo y Aliaga Felipe

(1806ndash 1868)Frutos de la educacioacuten

Una hueacuterfana en Chorrillos El Espejo de

mi tierra

XIX Peruacute 5

Paz Soldaacuten Mariano Felipe (1821ndash 1886)

XIX Peruacute 1

Peacuterez Felipe (1836ndash 1891) Gonzalo Pizarro XIX Colombia 1Ruiz de Alarcoacuten Juan de

(1572ndash 1639)El Tejedor de Segovia

(1634)XVII Meacutexico 1

Sarmiento Domingo Faustino (1811ndash 1888)

XIX Argentina 1

Sastre Marcos (1808ndash 1887)

El tempe argentino XIX Argentina 2

Segura Manuel Ascencio (1805ndash 1871)

Peruacute 2

Squier Ephraim George (1821ndash 1888)

The States of Central Ameacuterica

XIX Estados Unidos

1

Torres Caicedo Joseacute Mariacutea (1830ndash 1889)

XIX Colombia 1

Varnhagen Francisco La verdadera Guanahaniacute de Coloacuten

(1825)

XIX Brasil 1

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasSainete los dos preceptores 1

Cantar de Miacuteo Cid XIII 1Proacutelogo de Romances

Castellanos (Biblioteca de Rivadeneira)

XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 159

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasLazarillo de Tormes (1554)

atribuido a Hurtado de Mendoza

XVI 1

La mejor espuela XIX 1

Agustiacuten Duraacuten (1789ndash 1862)

Coleccioacuten de romances castellanos

XIX 1

Alcalaacute Galiano Joseacute (1849ndash 1919)

La hermosura XIX 1

Alcaacutezar Baltasar del (1530ndash 1606)

XVI 1

Aldrete Bernardo de Del origen y principio de la lengua castellana

XVI 1

Alemaacuten Mateo (1547ndash 1614)

Guzmaacuten de Alfarache (1599ndash 1604)

XVII 5

Alfonso X el Sabio Las siete partidas XIII 1Argensola Bartolomeacute Leonardo (1716ndash 1795)

Epiacutestola XVIII 1

Argensola Lupercio (1559ndash 1613)

Saacutetira XVII 3

Arias i Miranda Joseacute (1795ndash 1890)

Examen criacutetico- histoacuterico del influjo que tuvo el comerciohellip

XIX 1

Arias Saavedra Diego (1558ndash 1627) [atribuido a Fernando Aacutelvarez de

Toledo]

Pureacuten Indoacutemito XVII 1

Arolas Juan de (1805ndash 1849)

XIX 1

Arroyal Leoacuten de (1755ndash 1813)

Biblioteca selecta XVIII 1

Balmeacutes Jaime (1810ndash 1848)

Carta a un esceacuteptico XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea160

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasBanqueri J A Agricultura de Abuacute Zacariacutea

(1802)XIX 1

Barca Calderoacuten de la (1600ndash 1681)

El Purgatorio de san Patricio La cena de Baltasar No

siempre lo peor es cierto Saber del bien y del mal No hai cosa

como callar

XVII 8

Benavides Antonio (1808ndash 1884)

XIX 1

Boumlhl de Faber Cecilia [nombre real de Fernaacuten Caballero] (1796ndash 1877)

Floresta La Estrella de Vandalia

XIX 2

Bretoacuten de los Herreros Manuel (1796ndash 1873)

Poema laquoLa desverguumlenzaraquo Elena Marcela

XIX 10

Burgos Javier de (1778ndash 1848)

Traduccioacuten de Horacio XIX 1

Burguillos Tomeacute de (seudoacutenimo de Lope de

Vega 1562ndash 1645)

La gatomaquia (1634) XVII 3

Capmany Antonio (1742ndash 1813)

Arte de traducir XVIII 1

Castillejo Cristobal de (1490ndash 1550)

Rimas XVI 1

Catalina del Amo Severo (1832ndash 1871)

La mujer XIX 2

Cepeda y Ahumada Santa Teresa (1515ndash 1582)

Vida (1588) XVI 3

Cervantes Miguel de (1547ndash 1616)

El Rufian viudo El entremeacutes de los mirones La entretenida La ilustre fregona El Quijote Viaje al Parnaso La gitanilla

La tiacutea fingida El celoso extrementildeo Pedro de Urde-

Malas Diaacutelogo entre Sillenia i Selanio

XVI 46

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 161

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasChaide Maloacuten de (1530ndash

1589)Tratado de la Magdalena

(1588)XVI 1

Cieza de Leoacuten Pedro de (1520ndash 1554)

Croacutenica del Peruacute XVI 1

Coloacuten Cristobal (dagger1506) Diario (editado por Las Casas) XV 1Cruz San Juan de

(1542ndash 1591)XVI 1

Diacuteaz del Castillo Bernal (1495ndash 1584)

Historia verdadera de la conquista de Nueva Espantildea

(1632)

XVI 1

Ercilla Juan de (1533ndash 1594)

La Araucana XVI 5

Escobar Juan de Romancero del Cid (1605) XVII 1Escosura Jeroacutenimo de la

(1774ndash 1855)Compendio de la Historia de

Espantildea (1839)XIX 1

Espronceda Joseacute de (1802ndash 1842)

El diablo mundo XIX 1

Fernaacutendez de Angulo Francisco (1749ndash 1790)

XVIII 1

Fernaacutendez de Moratiacuten Leandro (1760ndash 1828)

Traduccioacuten de Hamlet El siacute de las nintildeas Romance al priacutencipe de la paz Romance al conde de

Floridablanca

XVIII 5

Fernaacutendez de Navarrete Martiacuten (1765ndash 1844)

Vida de Cervantes (1819) XIX 1

Fernaacutendez de Oviedo Gonzalo (1478ndash 1557)

Historia de las Indias (1527) XVI 6

Fernaacutendez i Gonzaacutelez Manuel (1821ndash 1888)

Los siete Infantes de Lara (1853)

XIX 1

Fernaacutendez- Gueacuterra i Orbe (1816ndash 1894)

Edicioacuten de la Perinola de Quevedo

XIX 1

Florentino Sanz Eulogio (1822ndash 1881)

1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea162

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasFranquelo Ramoacuten

(1821ndash 1875)Cuentos mentiras y

exajeraciones andaluzas Un Juramento (1862)

XIX 1

Garciacutea Goyena Florencio (1783ndash 1855)

XIX 1

Gil Polo Gaspar (1540ndash 1584)

Diana enamorada (1564) XVI 2

Gil y Zaacuterate Antonio (1793ndash 1861)

Un antildeo despueacutes de la boda (1826) El cesante

XIX 2

Goacutemez Hermosilla Joseacute Mamerto (1771ndash 1837)

Juicio criacutetico (1840) XIX 5

Gonzaacutelez Carvajal Tomaacutes (1753ndash 1834)

Traduccioacuten del salmo XXX XIX 1

Granada Fray Luis de (1504ndash 1588)

Siacutembolo de la fe (1583) Meditaciones Memorial

XVI 6

Guevara Antonio de (1480ndash 1545)

Epiacutestolas familiares (1539ndash 1541)

XVI 1

Hartzenbusch Juan Eugenio (1806ndash 1880)

Introduccioacuten a las comedias de D Juan Ruiz de Alarcon Proacutelogo al Dic De Gal De Baralt Un viaje en galera

Juan de las Vintildeas La Coja i el encojido

XIX 9

Herrera Fernando de (1534ndash 1597)

laquoA la batalla de Lepantoraquo XVI 1

Herrera Gabriel Alonso de (1470ndash 1539)

Agricultura general (1513) XVI 2

Hojeda Diego de (1570ndash 1615)

La cristiada (1611) XVII 2

Iriarte Tomaacutes de (1750ndash 1791)

El manguito el abanico y el quitasol La muacutesica La

sentildeorita mal criada

XVIII 4

Isla Francisco Joseacute de (1703ndash 1781)

Fray Gerundio Gil Blas de Santillana

XVIII 3

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 163

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasJovellanos Melchor

Gaspar de (1744ndash 1811)Ley agraria (1795) Jaacutecara a

Huerta Memoria que dirigioacute a sus compatriotas

XVIII 4

Larra Mariano Joseacute de (1809ndash 1837)

La Noche Buena de 1836 XIX 4

Leoacuten Fray Luis (1527ndash 1591)

La perfecta casada Nombres de Cristo

XVI 2

Manuel Infante don Juan

XIV 1

Mantildeeacute y Flaquer Juan (1823ndash 1901)

Espantildea en Londres XIX 1

Martiacutenez Villergas Juan (1817ndash 1894)

Sarmenticidio (1853) XIX 2

Maury Juan Mariacutea (1772ndash 1845)

Esvero y Almedora XIX 2

Meleacutendez Valdeacutes Juan (1754ndash 1817)

Idilio XVIII 2

Melo Francisco Manuel de (1608ndash 1666)

Guerra de Cataluntildea (1645) XVII 1

Mesonero Romanos Ramoacuten de (1803ndash 1882)

XIX 2

Molina Tirso (seudoacutenimo de Gabriel

Teacutellez) (1579ndash 1648)

Amar por sentildeas La venganza de Tamar Las amazonas de

las Indias La vida de herodes Quien no cae no se levanta El rey Enrique el enfermo Desde Toledo a Madrid No hay peor sordo La Villana de Vallecas

La celosa de siacute misma El condenado por desconfiado

Del enemigo el consejo

XVIII 13

Monlau Pedro Felipe (1808ndash 1871)

Elementos de higiene privada XIX 5

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea164

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasMora Joseacute Joaquiacuten

(1783ndash 1864)XIX 2

Moreto Agustiacuten (1618ndash 1669)

El valiente justiciero XVII 1

Ochoa Eugenio de (1815ndash 1872)

Paris Londres y Madrid (1861) XIX 3

Peacuterez de Montalbaacuten (1602ndash 1638)

La monja alfeacuterez (1625) XVII 1

Peacuterez del Castillo Baltasar

XVI 1

Puigblanch Antonio (1775ndash 1840)

Opuacutesculos gramaacutetico satiacutericos XIX 2

Quevedo Francisco de (1580ndash 1645)

Marco Bruto La visita de los chistes El Entremetido la

duentildea y el soplon Premaacuteticas del desengantildeo contra los poetas

guumleros

XVII 12

Quintana Manuel Joseacute (1772ndash 1857)

Vida de Vasco Nuacutentildeez de Balboa Vida de Francisco

Pizarro

XVIII 3

Ramoacuten de Campoamor (1817ndash 1901)

El baile El drama universal XIX 4

Reinoso Felix Joseacute (1772ndash 1841)

XIX 1

Ribadeneyra Pedro de (1526ndash 1611)

Vida de San Ignacio (obra editada por Vicente de la

Fuente)

XVI 4

Rojas Fernando de (1465ndash 1541)

La Celestina (1500) XV 1

Rosell Cayetano (1817ndash 1883)

Traduccioacuten de la Divina comedia

XIX 1

Saavedra Fajardo Diego de (1584ndash 1648)

Empresas poliacuteticas XVII 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 165

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasSaavedra y Ramiacuterez

Aacutengel (Duque de Rivas) (1791ndash 1865)

Recuerdos de un hombre grande El moro expoacutesito Masaniello El peregrino

indiano

XIX 4

Sciacuteo de San Miguel (1738ndash 1796)

Paraacutefrasis del salmo II XVIII 1

Seijas y Patintildeo Francisco de Paula (1828ndash 1856)

Comentario a Quevedo XIX 2

Soliacutes Antonio de (1610ndash 1686)

Historia de la conquista de Meacutexico (1684)

XVII 1

Terralla Esteban (1750ndash 1805)

Lima por dentro y por fuera (1797)

XVIII 1

Trueba y de la Quintana Antonio de (1819ndash 1889)

Nostalgia Fumemos Camino de la aldea Las Animaladas

de Perico

XIX 4

Ulloa Antonio de (1716ndash 1795)

XVIII 2

Valera Juan (1824ndash 1904) XIX 1Vega Inca Garcilaso de

la (1539ndash 1616)Comentarios reales (1609) XVII 3

Vega Lope de (1562ndash 1645)

El labrador de Madrid El perro del hortelano

XVII 2

Veacutelez de Guevara Luis (1579ndash 1644)

El diablo cojuelo (1641) XVIII 4

Villanueva Joaquiacuten Lorenzo (1757ndash 1837)

Vida literaria (1825) XIX 2

Villaviciosa Joseacute de (1589ndash 1658)

La Mosquea (1615) XVII 1

Virueacutes Cristobal de (1550ndash 1614)

El Monserrate (1587) XVI 1

Zorrilla Joseacute (1817ndash 1893)

La pasionaria Cantos del Trovador Margarita la tornera

XIX 3

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea166

Anexo IINoacutemina de autores del DICCIONARIO DE PERUANISMOS (1883ndash 1884)

de Juan de Arona

Autores peruanosNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasPrensa XIX 1

El Mercurio Peruano XIX 4La Nacioacuten (1884) XIX 2

El Peruano (prensa) (1856) XIX 1Poema anoacutenimo 2

Coplas 5El Tribuno (1838) XIX 1

El Mercurio Peruano 3Coacutedigo de Enjuiciamientos XIX 1

El Comercio de Lima XIX 2

Alfaro y Larriva Manuel

Tratado teoacuterico y praacutectico de Agricultura (1879)

XIX 2

Areacutestegui Narciso (1820ndash 1869)

El padre Horaacuten Escenas de la vida de Cuzco El aacutengel salvador

XIX 17

Arguedas Prada Ensayos poeacuteticos (1867) XIX 1Arona Juan de

[Pedro Paz Soldaacuten y Onanue]

Poesiacuteas peruanas Rimas del Riacutemac XIX 175

Caviedes Eloy (1849ndash 1902)

XIX 1

Fraguela Lorenzo XIX 1Fuentes Manuel

Atanasio laquoel Murcieacutelagoraquo (1820ndash

1889)

XIX 1

Grantildea Ladislao Seacute bueno y seraacutes feliz (1861) XIX 5Heros Juan de los Los tres rivales XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 167

Autores peruanosNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasHipoacutelito Unaacutenue Joseacute (1755ndash 1833)

XIX 1

Maacuterquez Joseacute Arnaldo (1832ndash

1903)

XIX 2

Pardo y Aliaga Felipe (1806ndash 1868)

XIX 3

Paz Soldaacuten Mateo (1812ndash 1857)

Versos ineacuteditos XIX 3

Paz- Soldan y Castro Manuel de

XIX 1

Rojas y Cantildeas Ramoacuten Cornejo

Polar Jorge

Museo de Limentildeadas (1853) XIX 2

Ruiz de Montoya Antonio (1585ndash

1652)

XVII 1

Ruiz y Pavoacuten Expedicioacuten botaacutenica del Peruacute (1777ndash 1788)

XVIII 1

Segura Manuel Ascencio (1805ndash

1871)

Comedias 13

Vega Inca Garcilaso de la

(1539ndash 1616)

Comentarios reales (1609) XVII 34

Zurras (iquest) El Mercurio de Lima de septiembre de 1863

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea168

Autores no peruanos ni espantildeolesNombre Obra Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasCroacutenica del Colegio de la

Union de Quito (1860)XIX Ecuador 1

Memorias de Relaciones Exteriores de Colombia

XIX Colombia 1

El Fiacutegaro de Buenos Aires

Argentina 1

Alcedo Antonio de (1735ndash 1812)

XVIII Ecuador 5

Cambaceres Eugenio (1843ndash 1889)

Silbidos de un Vago XVIII Argentina 1

Capefigue Jean- Baptiste (1801ndash 1872)

Espantildea y Francia en sus relaciones diplomaacuteticas

XIX Francia 1

Gustave Droz Antoine (1832ndash 1895)

XIX Francia 1

Hartwig Georg The tropical world (1873) XIX Inglaterra 1Ochoa y Acuntildea

Anastasio Mariacutea de (1783ndash 1833)

XIX Meacutexico 1

Pigafetta Antonio (1480ndash 1534)

XV Italia 1

Ruiz de Alarcoacuten Juan de (1572ndash 1639)

XVII Meacutexico 1

Smith Archibald Peru as it is (1835) XIX Inglaterra 1Stevenson William

BennetTwenty Years residence

in South America (1825)XIX Inglaterra 2

Valdeacutes Gabriel de la Concepcioacuten [Plaacutecido]

(1809ndash 1844)

XIX Cuba 1

Weddell Hugh Viaje en el sur de Bolivia (1845ndash 1846)

XIX Inglaterra 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 169

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasOrdenanzas del virrey de Toledo (1575) XVI 2

Lazarillo de Tormes (1554) XVI 1Romancero de Rivadeneyra 2

Seminario pintoresco espantildeol XIX 1Romancero general (1600) XVI 1Cantar popular de Bilbao XIX 1

Biblioteca de Rivadeneyra Epistolario Tomo 2

1

Acosta Joseacute (1540ndash 1600)

XVI 1

Alarcoacuten Pedro Antonio de (1833ndash

1891)

XIX 1

Alcaacutezar Baltasar del (1530ndash 1606)

laquoA uno muy gordo de vientreraquo XVI 1

Alemaacuten Mateo (1547ndash 1614)

Guzmaacuten de Alfarache (1599ndash 1604) XVII 1

Anzarena Cristoval (seudoacutenimo de

Donato de Anzarena) (s XVIII)

XVIII 1

Barca Calderoacuten de la (1600ndash 1681)

No hay cosa como callar Los tres mayores prodigios El mayor encanto

amor

XVII 3

Barco y Centenera Martiacuten del (1535ndash

1602)

La Argentina (1602) XVII 2

Beacutecquer Gustavo Adolfo (1836ndash 1870)

XIX 1

Berceo Gonzalo Vida de Santo Domingo XIII 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea170

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasBohl de Faber Cecilia

[nombre real de Fernaacuten Caballero]

(1796ndash 1877)

La Gaviota Clemencia Maacutes honor que honores Laacutegrimas Con mal oacute con bien aacute los tuyos te teacuten El tiacuteo en

Ameacuterica Una en otra El diacutea de Reyes Las aacutenimas El dolor es una agoniacutea

sin muerte La estrella de Vanodolia Callar en vida Familia Alvareda El

sochantre de lugar Lucas Garciacutea

XIX 60

Bretoacuten de los Herreros Manuel

(1796ndash 1873)

El pelo de la dehesa XIX 2

Cadalso Joseacute (1741ndash 1782)

XVIII 1

Campoamor Ramoacuten de (1817ndash 1901)

Grandes problemas XIX 1

Castelar Emilio (1832ndash 1899)

Correspondencia (publicada en El Nacional de Lima)

XIX 1

Cavanillas Antonio Joseacute (1745ndash 1804)

XVIII 1

Cepeda y Ahumada Santa Teresa (1515ndash

1582)

Vida XVI 1

Cervantes Miguel de (1547ndash 1616)

XVI 1

Cieza de Leoacuten Pedro (1520ndash 1554)

Croacutenica del Peruacute (1553) XVI 12

Contreras Jeroacutenimo (1505ndash 1582)

Selva de aventuras XVI 2

Cruz Ramoacuten de la (1731ndash 1794)

XVIII 1

Cuesta Teodoro (1829ndash 1895)

XIX 2

Ercilla Juan de (1533ndash 1594)

La Araucana XVI 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 171

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasFernaacutendez de

Moratiacuten Leandro (1760ndash 1828)

XVIII 2

Fernaacutendez de Oviedo Gonzalo (1478ndash 1557)

Historia natural de las Indias (1527) XVI 3

Fulgosio Fernando (1831ndash 1873)

La uacuteltima sentildeora de Insuacutea (1866) XIX 1

Garciacutea Gregorio (1556ndash 1627)

Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607)

XVII 1

Goacutemez de Cibdadreal Fernaacuten

XV 1

Goacutemez de la Huerta Jeroacutenimo (1573ndash 1643)

Florando de Castilla (1588) XVI 2

Gonzaacutelez Carvajal Tomaacutes (1753ndash 1834)

Traduccioacuten de los salmos XIX 1

Gonzaacutelez Pedroso Eduardo (1822ndash 1862)

XIX 1

Gonzaacutelez Reguera Antoacuten (dagger1662)

XVII 1

Goya y Munain Joseacute (1756ndash 1807)

Traduccioacuten de la Poeacutetica de Aristoacuteteles XIX 1

Graciaacuten Baltasar (1601ndash 1658)

Traduccioacuten de Plutarco XVII 1

Guzmaacuten Juan de Traduccioacuten de las Geoacutergicas (1586) XVI 1Hartzenbusch Juan Eugenio (1806ndash 1880)

XIX 1

Herrera y Tordesillas Antonio de (1549ndash

1626)

Historia de las Indias Occidentales (1601)

XVII 1

Herrera y Tordesillas Antonio de (1549ndash

1626)

Deacutecadas XVI 1

Hidalgo Gaspar Lucas de (1560ndash 1619)

Diaacutelogos de apacible entendimiento (1603)

XVII 4

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea172

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasIsla Francisco Joseacute de

(1703ndash 1781)Fray Gerundio 2

Juan de Valdeacutes (1509ndash 1541)

Diaacutelogo de la lengua (h 1533) XVI 1

Leoacuten Fray Luis (1527ndash 1591)

XVI 1

Loacutepez de Goacutemara Francisco (1511ndash 1566)

Historia general de las Indias XVI 4

Loacutepez de Mendoza Iacutentildeigo (Marqueacutes de Santillana) (1398ndash

1458)

Proemio al Condestable XV 1

Martiacutenez Villergas Juan (1817ndash 1894)

XIX 2

Montesinos Fernando de

Memorias antiguas historiales y poliacuteticas del Peruacute (publicadas por

Marcos Jimeacutenez de la Espada en el siglo XIX)

XVII 1

Mora Joseacute Joaquiacuten (1783ndash 1864)

XIX 2

Moreto Agustiacuten (1618ndash 1669)

XVII 1

Olona Luis (1823ndash 1863)

Zarzuela XIX 1

Ochoa Eugenio de (1815ndash 1872)

Traduccioacuten de las Georgicas (1879ndash 1880)

XIX 2

Peacuterez Ballesteros Joseacute (1833ndash 1918)

XIX 1

Queipo de Llano Joseacute Mariacutea (Conde de Toreno) (1786ndash 1843)

Historia del levantamiento guerra y revolucioacuten de Espantildea (1835)

XIX 1

Quevedo Francisco de (1580ndash 1645)

Necedades de Orlando XVII 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 173

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasRodriacuteguez Rubiacute

Tomas (1817ndash 1890)Poesiacuteas andaluzas XIX 1

Rojas Fernando de (1465ndash 1541)

La Celestina (1500) XV 2

Saavedra y Ramiacuterez Aacutengel (Duque de

Rivas) (1791ndash 1865)

XIX 1

Salazar de Villasante Juan

Relacioacuten del Peruacute (1572) XVI 1

Salazar Eugenio de (1530ndash 1602)

Cartas XVI 3

Samaniego Feacutelix Mariacutea (1745ndash 1801)

Faacutebulas XVIII 2

Torres Bernardo Croacutenica Agustiniana del Peruacute (1667) XVII 2Trueba y de la

Quintana Antonio de (1819ndash 1889)

Glosario de Cuentos de color de rosa La yesca Los tres consejos

XIX 15

Valera Juan (1824ndash 1904)

Escenas Andaluzas del Solitario XIX 2

Vargas Moiseacutes (1843ndash 1898)

XIX 1

Vega Lope de (1562ndash 1645)

El bobo del colejio XVII 4

Velarde Fernando (1823ndash 1881)

Caacutenticos del nuevo mundo (1870) 1

Velarde Joseacute (1848ndash 1892)

XIX 1

Veacutelez de Guevara Luis (1579ndash 1644)

El diablo cojuelo (1641) XVII 1

Villegas Esteban Manuel de (1589ndash

1669)

XVII 3

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea174

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasVillena Enrique de

(Marqueacutes de Villena) (1384ndash 1434)

Trabajos de Heacutercules (1417) XIV 1

Zaacuterate Agustiacuten de (1514ndash 1585)

Historia del descubrimiento y de la conquista del Peruacute (1555)

XVI 7

Zorrilla Joseacute (1817ndash 1893)

De fuera vendraacute quien de casa nos echaraacute

XIX 2

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Dariacuteo Rojas y Tania Avileacutes

El Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real

Academia Espantildeola (1884ndash 1927)

Abstract This article aims to study the reception of addition amendment or deletion proposals to the Dictionary of the Royal Spanish Academy between its 1884 and 1927 editions by Zorobabel Rodriacuteguez in his Diccionario de chilenismos (1875) The analysis reveals that these proposals were quantitatively marginal in Rodriacuteguezrsquos Diccionario that most of the proposals were accepted by the Dictionary of the Royal Spanish Academy in the 1925 and 1927 editions and that non- academic dictionaries acted as mediators between Rodriacuteguez and the Royal Spanish Academy supporting his proposals Addi-tionally we offer an interpretation of the glottopolitical meaning of this lexicographic practice in terms of the power conflicts around the institutional and international poli-tical management of the Spanish language in the context of academic hispanismo The latter point will help researchers to understand the need of not taking at face value the lexical data contained in this kind of dictionary

Keywords Spanish academic lexicography dictionaries of Spanish- American regiona-lisms prescriptive lexicography glottopolitics history of Spanish lexicography

1 IntroduccioacutenEn este trabajo nos proponemos estudiar la recepcioacuten de las propuestas de adi-ciones enmiendas o supresiones al Diccionario de la lengua espantildeola de la Real Academia Espantildeola (en adelante DRAE) hechas por Zorobabel Rodriacuteguez en su Diccionario de chilenismos de 1875 (en adelante DiCh) Nos concentraremos en determinar si las propuestas de Rodriacuteguez tuvieron alguna incidencia en las ediciones comprendidas entre la 12ordf (DRAE- 1884) que es la primera aparecida tras la publicacioacuten del DiCh y la 15ordf (DRAE- 1925) conocida por su programaacute-tica atencioacuten a los americanismos Ademaacutes incluimos en este recorte la primera edicioacuten del Diccionario manual de la corporacioacuten madrilentildea (DMRAE- 1927) versioacuten resumida y suplementaria de la 15ordf

Si bien el DiCh ha sido objeto de varios estudios que dan cuenta de su teacutecnica lexicograacutefica (Castillo 1995) de la ideologiacutea linguumliacutestica que manifiesta (Avileacutes y Rojas 2014 Rojas 2015 tambieacuten parcialmente Chaacutevez 2010 Rojas 2010 y Huisa 2013) y de las criacuteticas de que fue objeto (Rojas y Avileacutes 2015) ninguacuten

Rojas y Avileacutes178

estudio se ha propuesto abordar el problema especiacutefico que planteamos en esta ocasioacuten Desde nuestro punto de vista interesado en estudiar la lexicografiacutea como praacutectica social e ideoloacutegica (Rojas en prensa) y en este sentido deudor del enfoque glotopoliacutetico (Del Valle 2017) la relevancia de estudiar este problema radica en que constituye una de las dimensiones (y probablemente no la maacutes obvia) en que se manifiesta el problema maacutes amplio de la disputa por la parti-cipacioacuten en la gestioacuten poliacutetica de la lengua castellana en el contexto posterior a la emancipacioacuten de las naciones americanas hispanohablantes respecto de Espantildea Por ello creemos que a traveacutes de este estudio podemos contribuir a enriquecer nuestra comprensioacuten de lo poliacutetico del lenguaje y de las disciplinas encargadas de estudiarlo y de las maneras en que se han imbricado lenguaje poder agencia y autoridad en la historia de las comunidades hispanohablan-tes Por otra parte este tipo de aproximacioacuten por su presuncioacuten de que los diccionarios y otros instrumentos linguumliacutesticos no son nunca obras puramente descriptivas tambieacuten puede contribuir a darles mayor sofisticacioacuten teoacuterica y metodoloacutegica a los estudios de lexicologiacutea histoacuterica interesados en emplear este tipo de obras como fuentes de informacioacuten En particular resulta muy relevante la propuesta de Chen (2019 371ndash 372) que invita a no olvidar que los diccionarios son discursos opacos y no transparentes tal como no debe confundirse nunca un mapa (el diccionario) con el territorio que intenta repre-sentar (el leacutexico)

Por la razoacuten anterior en el apartado 2 ofreceremos una serie de anteceden-tes que permitiraacuten apreciar de manera maacutes clara la relevancia glotopoliacutetica del objetivo que nos proponemos alcanzar Luego en el apartado 3 explicaremos la metodologiacutea y presentaremos analizaremos y discutiremos los datos recaba-dos Finalmente en 4 esbozaremos algunas conclusiones

2 Contexto y sentido glotopoliacuteticoEn este apartado presentaremos antecedentes relativos a dos aspectos primero en 21 caracterizaremos la ideologiacutea linguumliacutestica que habiacutea alcanzado una posi-cioacuten hegemoacutenica en el momento en que se publica el DiCh enfatizando su rela-cioacuten solidaria con las caracteriacutesticas que adoptoacute la lexicografiacutea y otros geacuteneros metalinguumliacutesticos durante ese periodo Luego en 22 explicaremos la manera en que el proyecto de creacioacuten de academias americanas correspondientes de la RAE incide en la subordinacioacuten del DiCh a la lexicografiacutea y la poliacutetica linguumliacutes-tica acadeacutemica

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 179

21 La ideologiacutea linguumliacutestica dominante y sus consecuencias glotopoliacuteticas

El primer siglo de vida independiente de la Repuacuteblica de Chile (cuya eman-cipacioacuten de Espantildea fue declarada oficialmente en 1818) estaacute marcado por el proceso de formacioacuten de Estado- nacioacuten la consolidacioacuten de su orden durante la Repuacuteblica Conservadora (1830ndash 1860 aprox) y la modernizacioacuten del mismo durante las uacuteltimas deacutecadas del XIX y las primeras del XX (Collier y Sater 2004) Durante todo este proceso histoacuterico la lengua castellana ocupoacute un lugar prominente en las poliacuteticas y discusiones puacuteblicas por la importancia que se le atribuiacutea tanto en cuestiones praacutecticas (como la alfabetizacioacuten la educacioacuten y el ejercicio de la ciudadaniacutea) como simboacutelico- identitarias

La ideologiacutea linguumliacutestica dominante durante este periodo (Rojas Avileacutes y Villarroel 2021) tiene como nuacutecleo fundamental el pensamiento glotopoliacutetico de Andreacutes Bello (Moreacute 2014) De acuerdo con esto prevalecioacute el hispanismo es decir la postura partidaria de conservar en el lenguaje la tradicioacuten espantildeola como garante de un orden que permitiriacutea que el devenir histoacuterico de la repuacute-blica chilena se manifestara como progreso y no como una corrupcioacuten Gracias a esta prevalencia en el contexto poscolonial se preservoacute en lo esencial el orden simboacutelico colonial centro- periferia de acuerdo con el cual el centro en torno al cual habiacutea que buscar la unidad panhispaacutenica era la norma peninsular centro- nortentildea con especial preferencia por los modelos literarios claacutesicos mientras que la periferia estaba constituida por las excolonias cuyas variedades linguumliacutes-ticas se consideraban desviaciones y potenciales amenazas de fragmentacioacuten idiomaacutetica

Lo anterior explica dos caracteriacutesticas prevalentes de las intervenciones en el espacio puacuteblico del lenguaje en el Chile de esa eacutepoca que guardan estrecha rela-cioacuten entre siacute Primero el privilegio y autoridad concedidos a la Real Academia Espantildeola y sus obras el Diccionario de la lengua castellana la principal de ellas En el caso de los diccionarios de chilenismos estos se plantean como obras sub-sidiarias del diccionario acadeacutemico Uno de los autores de estos diccionarios el sacerdote salesiano Camilo Ortuacutezar lo explica de forma muy priacutestina

Jamaacutes diccionario alguno por estimable que sea podraacute llevar ventaja al de un cuerpo colectivo como es la Academia que de continuo se rejuvenece con nuevos indivi-duos y que con notable meacutetodo y concierto trabaja incesantemente en perfeccionar su obra ya en Espantildea en cuya capital ha sentado sus reales ya en casi todas las repuacute-blicas americanas donde otras corporaciones correspondientes del mismo geacutenero le sirven de auxiliares poderosos aacute la manera que en un riacuteo muacuteltiples arroyos aumentan el caudal de sus aguas (DMLV viii- ix)

Rojas y Avileacutes180

Cabe precisar en cualquier caso que en los lexicoacutegrafos chilenos de esta eacutepoca se puede apreciar algo que no es simplemente una aceptacioacuten sumisa de su pro-pio lugar subordinado a traveacutes de la praacutectica lexicograacutefica tienen un intereacutes firme por establecer desde el aacutembito local un espacio de participacioacuten en el proceso de gestioacuten idiomaacutetica que se da a nivel laquopanhispaacutenicoraquo Prueba de lo anterior se encuentra en el discurso del poliacutetico conservador Ramoacuten Sotomayor Valdeacutes en el que en 1866 proponiacutea crear un Diccionario Hispano- americano que seriacutea el instrumento principal de preservacioacuten de la unidad idiomaacutetica en el continente (Rojas 2014) Lo interesante es que creiacutea que la elaboracioacuten de este instrumento le correspondiacutea por naturaleza a una academia linguumliacutestica ame-ricana (antes de que estas se fundaran) y no a los espantildeoles De este modo a pesar de que tal proyecto de diccionario es descrito abiertamente por Soto-mayor como complementario respecto del de la RAE es al mismo tiempo un mecanismo de participacioacuten que sirve para que los hispanohablantes ameri-canos (o al menos a una eacutelite selecta de entre ellos) sean tambieacuten agentes de la construccioacuten de la lengua espantildeola que como Sotomayor enfatiza es tambieacuten de su propiedad

Si tomamos las ideas de Sotomayor como representativas del clima de opi-nioacuten de los primeros lexicoacutegrafos chilenos podemos presumir que la eacutelite cul-tural chilena representada por ellos deseaba participar en la determinacioacuten de las praacutecticas linguumliacutesticas socialmente legiacutetimas entre los hispanohablantes aunque fuera desde una posicioacuten que asumiacutean como subalterna Podriacuteamos decir que se trataba de un intento de lograr reconocimiento y concesioacuten de legi-timidad por parte de la madre espantildeola y al mismo tiempo de constituirse como agentes glotopoliacuteticos autorizados en el campo cultural local Zorobabel Rodriacuteguez a propoacutesito de la palabra chancaca hace un paralelismo revelador entre el aacutembito linguumliacutestico y el poliacutetico1

Es eacuteste [chancaca] un provincialismo americano de corrientiacutesimo uso que no ha tenido sin embargo todaviacutea el honor de ser reconocido por la Academia como si la ilustre corporacion tuviese empentildeo en seguir con las nuevas palabras de estos paises la misma poliacutetica pachorruda que el gobierno de Madrid sigue con los nuevos estados que surjieron de la guerra de la independencia iexclSolo en este antildeo ha reconocido la de la repuacuteblica de Venezuela (DiCh s v chancaca)

En esta cita se trasluce una actitud un poco criacutetica hacia la Academia pero maacutes bien debido a una percibida desidia en ejercer la responsabilidad de liderazgo

1 En todas las citas del DiCh respetamos la ortografiacutea del original que corresponde a la ortografiacutea reformada chilena vigente oficialmente en ese paiacutes entre 1844 y 1927

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 181

que le corresponde (laquopoliacutetica pachorrudaraquo) Es decir no se trata de un cuestio-namiento de fondo sino de un reconocimiento impliacutecito de que la corporacioacuten espantildeola es la que tiene la prerrogativa de sancionar la legitimidad de los usos linguumliacutesticos lo cual no quita que tenga la bondad de invitar a los americanos a participar en la toma de decisiones y que deba preocuparse de hacer su tarea bien (o lo mejor posible)

La segunda caracteriacutestica prevalente en las intervenciones glotopoliacuteticas del Chile de esta eacutepoca es la iacutendole prescriptivista de la abrumadora mayoriacutea de ellas empezando por las seminales laquoAdvertenciasraquo de Bello ([1833ndash 1834] 2013) e incluyendo el geacutenero completo de los diccionarios de chilenismos (Rojas 2010) cuyo concepto de chilenismo era de caraacutecter esencialmente pres-criptivo se trataba de incorrecciones o vicios idiomaacuteticos que normalmente se podiacutean remediar mediante el recurso a una voz castiza normalmente la pro-pugnada por el DRAE Estos diccionarios pretendiacutean mostrar cuaacuteles eran esas alternativas asiacute como a veces determinar cuaacuteles de estos chilenismos a falta de alternativas castizas podiacutean contar con la anuencia de la comunidad letrada Nuevamente en palabras de uno de los propios autores de este tipo de obras los diccionaristas de esta clase laquocumple[n] con la noble misioacuten de sacar a sus com-patriotas del estado de postracioacuten en que se encuentran les pone[n] delante las incorrecciones de lenguaje en que incurre el pueblo con el laudable propoacutesito de educarle e instruirleraquo (Del Solar 1900 4)

Algunas veces estos diccionarios tambieacuten podiacutean refutar la condicioacuten de chilenismo (o sea de incorreccioacuten o vicio) que se les atribuiacutea a determinados vocablos aportando evidencia de que habiacutean sido usados por autores castella-nos de prestigio o de que teniacutean meacuteritos sobresalientes para ser incorporados en el leacutexico estaacutendar Es a partir de esta uacuteltima dimensioacuten de los diccionarios de chilenismos que se origina el problema especiacutefico que analizamos en este tra-bajo una de las funciones que pretendiacutean cumplir fue la de servir de vehiacuteculo de intervencioacuten en el DRAE y a traveacutes de este en lo que Bourdieu (2001) llama la lengua legiacutetima

Para comprender adecuadamente estas caracteriacutesticas especialmente en relacioacuten con el DiCh de Rodriacuteguez es necesario ademaacutes relacionarlas con lo que ocurriacutea desde 1870 en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola a nivel insti-tucional asunto al que dedicaremos el siguiente apartado

Rojas y Avileacutes182

22 Las academias americanas correspondientes y la lexicografiacutea acadeacutemica

En 1870 la RAE puso en marcha un proyecto de creacioacuten de academias ame-ricanas correspondientes (Suumlselbeck 2014) que le serviriacutean como informantes para conocer las variedades americanas tal como demandaba por entonces el mercado de obras de referencia linguumliacutestica en el que comenzaban a ganar protagonismo diccionarios como el de Vicente Salvaacute preocupado de incluir muchos americanismos (Azoriacuten Fernaacutendez 2003) A la vez aunque de forma no declarada se esperaba que estas academias cumplieran un rol importante en la diplomacia cultural asociada a las aspiraciones poliacuteticas del proceso de Res-tauracioacuten de la monarquiacutea borboacutenica (Da Rosa 2014 154ndash 157) De forma maacutes general se tratoacute de un proyecto de iacutendole neocolonial por encontrar su razoacuten de ser en el hispanismo (Cortez y Goacutemez 2015) Este movimiento buscoacute superar la crisis decimonoacutenica del Imperio espantildeol promoviendo un lugar hegemoacutenico para Espantildea respecto de sus excolonias en virtud de la comunidad de lengua cultura y raza en la que aquella nacioacuten gozaba de primaciacutea histoacuterica (Del Valle Gabriel- Stheeman 2004 23ndash 27)

Las primeras academias correspondientes se fundaron durante la deacutecada de 1870 En Chile el proyecto se concretoacute con la fundacioacuten de la Academia Chilena correspondiente de la Espantildeola instalada en junio de 1885 con la participacioacuten de los acadeacutemicos correspondientes chilenos nombrados hasta entonces por la RAE (Rojas 2016) Entre ellos se encontraba Zorobabel Rodriacute-guez autor del DiCh quien se desempentildeoacute como primer secretario de la cor-poracioacuten e hizo de vocero de la misma en alguna poleacutemica suscitada en la prensa de la eacutepoca (Rojas 2019) Entre las primeras tareas que se propusieron estaba precisamente la de colaborar como informantes en la preparacioacuten de las proacuteximas ediciones del DRAE En la siguiente cita tomada de las actas de una de las primeras sesiones de la correspondiente chilena se hace expliacutecito que se basaraacuten en los trabajos lexicoloacutegicos ya publicados por algunos de sus miembros entre ellos el DiCh (para la obra de Amunaacutetegui Aldunate veacutease Avileacutes 2017)

Pasoacutese en seguida a fijar la materia de los trabajos que para cumplir con los fines de la institucioacuten habria de acometer la Academia i despues del correspondiente debate se acordoacute que desde la sesioacuten proacutexima i tomando por base las Apuntaciones que sobre algunas palabras usadas en Chile especialmente en el lenguaje legal i forense ha estado publicando el Sentildeor Don Miguel Luis Amunaacutetegui i el Diccionario de Chilenismos escrito por el Secretario se emprenderia un estudio ordenado i tan completo como fuese posible no solo de los provincialismos chilenos o peculiaridades de nuestra

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 183

habla sino tambien del Diccionario jeneral de la lengua para elevar a la considera-cioacuten de la Real Academia Espantildeola las observaciones que el uacuteltimo por ella publicado sujiriese a fin de que aquel Docto Cuerpo pueda tomarlas en cuenta en la proacutexima edicioacuten que haga de tan importante obra (Acta de sesioacuten AChL 01 08 1886 cit en Rojas et al 2018 33)2

Por otro lado los diccionarios de la RAE a partir de 1870 tambieacuten se vieron afectados por este proceso glotopoliacutetico de alcances mayores Si en la lexico-grafiacutea acadeacutemica de la primera mitad del siglo XIX y anterior laquola atencioacuten que dispensa el diccionario al leacutexico americano es muy secundariaraquo (Claveriacutea Nadal 2021 82) la situacioacuten cambia a partir de las ediciones de la segunda mitad de ese siglo Un factor clave en este giro como ya dijimos corresponde a la publi-cacioacuten en 1846 del Nuevo diccionario de Salvaacute el primero en prestar atencioacuten programaacutetica al leacutexico de Ameacuterica (Seco 1988 90) y convertirse en competen-cia seria para la RAE en el mercado hispanoamericano El otro factor decisivo como se puede colegir de los paacuterrafos anteriores fue la puesta en marcha del proyecto de academias americanas correspondientes

La primera edicioacuten que se propone aumentar la representacioacuten americana en el leacutexico es la 12ordf (DRAE- 1884) que por lo demaacutes es la primera laquomodernaraquo y que manifiesta cambios de planta considerables respecto de la tradicioacuten anterior (Garriga 2001) Estos cambios fueron sentildealados en las laquoReglas para la correccioacuten y aumento del Diccionario vulgarraquo de 1869 y revisadas en 1872 En este docu-mento3 se estableciacutea como misioacuten aumentar el nuacutemero de americanismos pero solo aquellos laquocuya utilidad esteacute reconocida cuidando mucho de que la inclu-sioacuten no se extienda aacute vocablos y giros caprichosos oacute antigramaticalesraquo (DRAE- 1869 2) En la laquoAdvertenciaraquo preliminar de esta edicioacuten se indica laquoAhora por vez primera se han dado las manos Espantildea y la Ameacuterica Espantildeola para trabajar

2 En un documento diplomaacutetico ineacutedito conservado en el Archivo de la RAE en el expediente de fundacioacuten de la Academia Chilena el plenipotenciario espantildeol en Chile informa que esta determinacioacuten ya se habiacutea tomado en la segunda sesioacuten pre-paratoria del 3 de julio aunque en el acta de esa sesioacuten no se indicoacute nada sobre trabajos lexicograacuteficos Ademaacutes el documento especifica que se la calificoacute de tarea laquopreferenteraquo laquoTambieacuten se tratoacute en dicha Sesioacuten de los trabajos a que proacuteximamente deberiacutea dedicarse la nueva Academia indicaacutendose como preferente el dar a conocer a la Corporacioacuten Espantildeola los modismos y frases usados en Chile valieacutendose al efecto del Diccionario de Chilenismos de que es autor Don Zorobabel Rodriacuteguezraquo

3 Firmado por entre otros acadeacutemicos Fermiacuten de la Puente y Apezechea quien tam-bieacuten estuvo detraacutes del proyecto de academias correspondientes americanas (Bec-ker 2021)

Rojas y Avileacutes184

unidas en pro del idioma que es bien comuacuten entreambasraquo (DRAE- 1884 vii) y se reconoce la colaboracioacuten de las academias correspondientes de Colom-bia Meacutexico y Venezuela Sin embargo como se hecho ver en varias ocasiones (Alvar 1993 entre otros) laquono seraacute hasta la edicioacuten del DRAE- 1925 cuando esta atencioacuten [al leacutexico americano] empiece a producir efectos dignos de mencioacutenraquo (Garriga 2001 282) A modo de ejemplo en la letra F laquola presencia de voces con marca de alguacuten paiacutes de Ameacuterica es miacutenimaraquo (ibid)

La edicioacuten 13ordf (DRAE- 1899) continuacutea por la senda inaugurada por su pre-cedente Las actas de las sesiones preparatorias de 1887 dejan ver que entre los acadeacutemicos espantildeoles existiacutea la idea de que laquosi se aceptaran demasiadas de estas voces [americanismos] se lsquoadulterariacutearsquo la lengua Se llega por tanto al acuerdo de caraacutecter general de admitir soacutelo palabras que designen objetos pro-pios de Ameacuterica que no tengan en la Peniacutensula otra denominacioacutenraquo (Claveriacutea 2004 626) Tambieacuten en el periodo preparatorio en 1892 ocurrioacute el conocido incidente en que el acadeacutemico peruano Ricardo Palma durante una estancia en Madrid solicitoacute sin gran eacutexito la incorporacioacuten de un puntildeado de neologismos americanos (entre ellos presupuestar) propuesta que desatoacute una poleacutemica con los acadeacutemicos de la RAE (Claveriacutea 2004 626ndash 627) Finalmente la adicioacuten de voces y acepciones americanas en esta edicioacuten fue muy exigua y la mayoriacutea corresponde a realia americanos Por otra parte todo indica que la RAE estaba maacutes interesada en antildeadir laquoleacutexico de tipo culto moderno y neoloacutegicoraquo (Claveriacutea 2004 628) maacutes que en americanismos El Suplemento de esta edicioacuten (DRAE- 1899b) sin embargo muestra una inclusioacuten mayor de voces americanas lo cual Claveriacutea (2004 631) atribuye al affaire Palma

Si la edicioacuten 14ordf (DRAE- 1914) casi no presenta novedades es en la 15ordf (DRAE- 1925) cuando la tendencia a incorporar americanismos encuentra su punto culminante y se revela como una diferencia notoria respecto de las edi-ciones anteriores tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo4 Un aspecto relacionado y destacable de esta edicioacuten es que es la primera en que el tiacutetulo nombra a la lengua como espantildeola y ya no castellana lo cual implica un giro teoacuterico (impulsado por Ramoacuten Meneacutendez Pidal) que obligaba a la RAE por coherencia a mostrar justamente en la incorporacioacuten de leacutexico americano (y de otras latitudes) esa ampliacioacuten del horizonte conceptual con que se pensoacute la lengua (Garriga y Rodriacuteguez 2007 248ndash 249) En el proacutelogo de esta edicioacuten

4 Garriga y Rodriacuteguez (2006 111) sentildealan que el 15 de las adiciones hechas a la 15ordf ed estaacuten marcadas como americanismos Ademaacutes se antildeaden 14 nuevas abreviaturas referidas a paiacuteses o regiones americanas

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 185

la atencioacuten especial prestada a los americanismos se declara y se explica lata-mente y se muestra una ampliacioacuten del criterio de seleccioacuten en comparacioacuten con las ediciones anteriores

Esperamos que esta atencioacuten consagrada a los americanismos sea una de las principa-les ventajas que se aprecien en este Diccionario respecto de los anteriores En eacutel se han acogido ante todo las voces y acepciones americanas que designan cosas peculiares de Ameacuterica animales plantas costumbres etc y se ha atendido asimismo a aquellas voces que aunque tengan su correspondiente en la Peniacutensula estaacuten difundidas por varios paiacuteses del otro continente (DRAE- 1925 viii)

Asimismo este proacutelogo deja ver que el meacutetodo seguido para satisfacer este pro-poacutesito fue el de la consulta de laquolos vocabularios de americanismos que andan impresosraquo (DRAE- 1925 viii) proceso en el que reconoce pudo haber cometido errores para cuyo remedio espera contar con la ayuda de las academias corres-pondientes en futuras ediciones

Finalmente la primera edicioacuten del Diccionario manual e ilustrado de la lengua espantildeola (DMRAE- 1927) tambieacuten puede considerarse como parte inte-grante de este momento cuacutelmine de la incorporacioacuten de americanismos sobre todo por su condicioacuten declarada de suplemento del DRAE- 1925 del cual seriacutea ademaacutes una versioacuten resumida y adaptada para uso escolar Esta obra recibioacute un importante influjo del Pequentildeo Larousse Ilustrado (1912) adaptado al espantildeol por Miguel de Toro y Gisbert a partir de la obra francesa original que tambieacuten poniacutea un fuerte eacutenfasis en la inclusioacuten de voces americanas En concreto en el DMRAE- 1927 los americanismos suponen laquoel 30 de las novedades [hellip] (23 de los nuevos lemas [hellip] y el 45 de las nuevas acepciones)raquo (Garriga y Rodriacute-guez 2008 102) Un dato de particular relevancia para nuestro estudio es que en el DMRAE- 1927 la adicioacuten de voces o acepciones con marca laquoChileraquo es la maacutes cuantiosa de los paiacuteses americanos por lejos (ibid)

3 AnaacutelisisEn 31 nos referiremos brevemente a algunas cuestiones metodoloacutegicas del estudio En 32 presentaremos los resultados del anaacutelisis descriptivo los que seraacuten luego sometidos a interpretacioacuten y discusioacuten en 33 Finalmente en 34 antildeadiremos a la discusioacuten algunos datos de iacutendole cualitativa que permitiraacuten enriquecer la comprensioacuten del problema estudiado

Rojas y Avileacutes186

31 Meacutetodo

Considerando que el lemario del DiCh no es excesivamente extenso (cerca de 1100 entradas a pesar de que el impreso tiene casi 500 paacuteginas) decidi-mos no confeccionar una muestra sino analizarlo por completo A partir del texto digitalizado en formato editable detectamos las entradas relevantes para nuestro objetivo aplicando buacutesquedas automaacuteticas para las secuencias de caracteres DICCIONARIO ACADEMIA ACADEacuteMIC y de forma complementaria otras secuencias que permitieran rastrear claves discursi-vas relevantes (INCLU ADMIT ADMIS INGRES ADOP entre otras) Estas secuencias complementarias mostraron ser completamente redundan-tes respecto de las anteriores en cualquier caso Finalmente realizamos una lectura iacutentegra y no automatizada del DiCh con el fin de remediar cualquier fallo heuriacutestico debido a errores de transcripcioacuten u otro factor En conse-cuencia podemos aseverar casi con total certeza que logramos realizar un inventario exhaustivo de las propuestas de intervencioacuten de Rodriacuteguez en el DRAE5

Cabe precisar que en ocasiones una entrada conteniacutea maacutes de una propuesta en congruencia con la lematizacioacuten muacuteltiple que es tiacutepica del DiCh Por ejemplo en la entrada muacuteltiple disparejo desparejo contamos cada uno de los vocablos lematizados como una propuesta separada Ademaacutes en otras ocasiones Rodriacute-guez suele discutir voces no lematizadas como sucede en la entrada baqueano donde tambieacuten discute la variante de pronunciacioacuten baquiano que considera-mos como una propuesta aparte

Una vez obtenido el inventario analizamos descriptivamente cada propuesta indicando su caraacutecter (adicioacuten enmienda o supresioacuten acepcioacuten o entrada) y rastreando cada una de las propuestas en el NTLLE (Nuevo Tesoro Lexicograacutefico

5 Es cierto que hay un continuo entre los casos en que evidentemente Rodriacuteguez estaacute proponiendo algo a la RAE (como el caso de chancaca citado en la seccioacuten anterior) y aquellos en que no (laquoLa Academia sin embargo no ha dado a seutil entrada a su Dic-cionario i ha hecho bien porque con ceutiacute bastaraquo DiCh sv sutil (limoacuten)) Algunos casos en que la fuerza asertiva de la propuesta es deacutebil y por tanto hay ambiguumledad son cobadera (laquoPor depoacutesito de guano no lo traen los diccionarios de la lenguaraquo DiCh sv cobadera) y mordoreacute (laquoSe pronuncia en Chile el frances mordoreacute (rojizo) que no trae ningun diccionario autorizadoraquo DiCh sv moldoreacute o moldoreacute) El primero de ellos de hecho nunca fue admitido en el DRAE (solo lo acogioacute Rodriacuteguez Navas- 1918) y el segundo por su condicioacuten de galicismo solo lo fue en DMRAE- 1927 que habiacutea relajado sus criterios de aceptacioacuten En casos ambiguos como estos tendimos a interpretarlos como propuestas igualmente

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 187

de la Lengua Espantildeola) para determinar si habiacutean sido admitidas en el DRAE En virtud de lo presentado en la seccioacuten 22 sobre la lexicografiacutea acadeacutemica acotamos la buacutesqueda a las ediciones del DRAE publicadas entre 1884 y 1927 De forma adicional tambieacuten consideramos los resultados relativos a dicciona-rios no acadeacutemicos publicados entre esos mismos antildeos con el fin de sopesar en queacute medida la recepcioacuten de las propuestas de Rodriacuteguez en diccionarios distintos a los de la RAE podiacutea influir en su recepcioacuten en la lexicografiacutea de la corporacioacuten madrilentildea

32 Las propuestas del DiCh y su recepcioacuten en la lexicografiacutea acadeacutemica

El anaacutelisis descriptivo de las propuestas de adicioacuten enmienda o supresioacuten de artiacuteculos o acepciones al DRAE por parte de Rodriacuteguez se presenta en la Tabla 1 Para su correcta lectura teacutenganse en cuenta las siguientes convenciones

bull En la columna de las propuestas del DiCh sentildealamos con laquo[acep]raquo cuando se trata de una propuesta de adicioacuten o enmienda de acepcioacuten en caso de no sentildealarse nada se deberaacute entender que es una propuesta de adicioacuten de artiacuteculo

bull Cuando es pertinente indicamos con laquo(sv hellip)raquo la entrada del DiCh en que puede encontrarse la propuesta De no indicarse nada se entiende que hay coincidencia entre lema y propuesta

bull Ponemos con mayuacutesculas las propuestas del DiCh que tuvieron alguacuten reflejo en las ediciones pertinentes del DRAE mientras que van con minuacutesculas las que no la tuvieron

bull En el caso de las propuestas acogidas por el DRAE indicamos con color negro la edicioacuten de este diccionario en que se recoge En cambio usamos una laquoxraquo para sentildea-lar otras obras lexicograacuteficas no acadeacutemicas que recogieron o coincidieron con las propuestas del DiCh Reservamos el uso de una laquooraquo para indicar cuando a pesar de que la propuesta del DiCh no fue acogida en alguna edicioacuten del DRAE siacute lo fue en alguno de los diccionarios no acadeacutemicos

bull En las columnas de los diccionarios resaltamos con gris oscuro las ediciones prin-cipales del DRAE con gris claro las ediciones laquomenoresraquo (el suplemento de 1899 y el Manual de 1927) y dejamos en blanco las columnas correspondientes a los dic-cionarios no acadeacutemicos

Rojas y Avileacutes188

Tabla 1 Propuestas de adicioacuten o enmienda al DRAE (1884ndash 1927) por parte del DiCh y su recepcioacuten en los diccionarios acadeacutemicos y no acadeacutemicos del periodo

DRA

E-18

84

Zero

lo-1

895

DRA

E-18

99a

DRA

E-18

99b

Toro

yG

oacutemez

-190

1

DRA

E-19

14

Alem

any-

1917

Rodr

iacutegue

z-19

18

DRA

E-19

25

DMR

AE-1

927

ABASTERO x x xACAacutePITE x x x xacompantildeado [acep] (s v acompantildear )acompantildear [acep]AJOacute (s v iexclaguacute )ALGORRA xARNESES [acep] (s v arneacutes ) xANTINATURAL x x xAYUYA x xbalbucearBAQUEANO x xBAQUIANO (s v baqueano ) xblanquillo (s v algorra )BOLETERIacuteA (s v boleto ) x x x xBOLETO [acep] x x x xBOSTA xBOTARSE [acep] xCABEZOacuteNCAMOTE [acep] x x xCAPINGO x x x xcardenilloCASAS [acep]cobadera oCOGOTUDO A xcrece [acep]CUADRA [acep] xCHANCACACHEUTO x x x

189

(Continuado)

Tabla 1 Continuado

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE

DR

AE-1

884

Zero

lo-1

895

DRA

E-18

99a

DRA

E-18

99b

Toro

yG

oacutemez

-190

1

DR

AE-1

914

Alem

any-

1917

Rodr

iacutegue

z-19

18

DR

AE-1

925

DMR

AE-

1927

DESGARRARSE [acep] (s v desgarrar ) x xdesgarro [acep] (s v desgarrar )deshuesado (s v descocado )DESPAREJO (s v disparejo ) xDICTAMINAR xDISPAREJO x xEDITORIAL [acep] xelevacioacuten [acep]elevada [acep] (s v elevacioacuten )elevarse [acep] (s v elevacioacuten )ENROLLARescriborroteador (s v patriotero )estearino (s v velas esterinas )esterino (s v velas esterinas )fondilludo (s v fundillos )freidera (s v fritanguera )FRONTOacuteN (s v frontoacuten descabezado )FRONTOacuteN DESCABEZADOGALPOacuteN xGORRO FRIGIO x x xHENDIJA x xINFERNAacuteCULO (s v lucho )INNATURAL (s v antinatural )INQUILINAJE xINQUILINO [acep] x xjustaacuten (s v fustaacuten )LAVATORIO [acep] x xLAZO [acep] xLICORERA xlocador o

190 Rojas y Avileacutes

Tabla 1 Continuado

DRA

E-18

84

Zero

lo-1

895

DRAE

-189

9a

DRAE

-189

9b

Toro

yGoacute

mez

-190

1

DRA

E-19

14

Alem

any-

1917

Rod

riacutegue

z-191

8

DRA

E-19

25

DM

RAE-

1927

martillo [acep]MATE [acep] xMATRACALADA (s v tracalada )MINtildeAQUE xMORDOREacute (s v moldoreacute) x xmusquete (s v algorra )obsequiar [acep] (s v obsequio )obsequio [acep]origen [saber algo de buen origen ]

papal [acep] (s v papa ) o o opapero (s v papa ) oPENSAMIENTO [acep]pretensioso opulso [acep] (s v sentido )RAMO [acep]

RANCHO [acep]REMEZOacuteN x xRODAJA [acep]satisfaccioacuten [acep]SECADOR [acep] xSECRETEOSEDOSO ASO xTEJEDOR [acep] x xTENSIOacuteN [acep] (s v payar )TEODOLITOTRACALADA x x x xVALORIZAR x xVOLATIacuteN (s v maroma y volatiacuten )VOLIDO x

De la Tabla 1 se desprenden los datos numeacutericos expresados en las Tablas 2 a 5

Tabla 2 Frecuencia y porcentaje por tipo de propuesta (admitida no admitida artiacuteculo acepcioacuten)

n

Total propuestas DiCh 88 100

Admitidas en DRAE 59 6705No admitidas en DRAE 29 3295

Adicioacuten o enmienda artiacuteculo 34 3864Adicioacuten o enmienda acepcioacuten 54 6136

Tabla 3 Relacioacuten entre laquoadmitida no admitidaraquo y laquoartiacuteculo acepcioacutenraquo

Admitida en DRAE No admitida en DRAE

Adicioacuten o enmienda artiacuteculo 18 (5294) 16 (4706)Adicioacuten o enmienda acepcioacuten 41 (76) 13 (24)

Tabla 4 Frecuencia y porcentaje por edicioacuten DRAE en que se admite la propuesta

n DRAE-1884 13 2203DRAE-1899a 9 1525DRAE-1899b 2 339DRAE-1914 2 339DRAE-1925 22 3729DMRAE-1927 11 1865Total 59 100

Tabla 5 Frecuencia y porcentaje por diccionarios no acadeacutemicos que recogen propuestas de DiCh y relacioacuten con laquoadmitida no admitidaraquo En la Tabla 5 columna segunda la frecuencia y porcentaje total no corresponde a la suma de las frecuencias y porcentajes de cada diccionario debido a que una determinada propuesta del DiCh puede ser recogida por maacutes de un diccionario no acadeacutemico al mismo tiempo

n () Admitida en DRAE No admitida en DRAEZerolo-1895 35 (7778) 33 (9429) 2 (571)Toro y Goacutemez-1901 7 (1555) 7 (100) 0Alemany-1917 27 (60) 25 (9259) 2 (741)Rodriacuteguez Navas-1918 14 (3111) 11 (7857) 3 (2143)Total 45 (100) 40 (8889) 5 (1111)

Rojas y Avileacutes192

33 Discusioacuten de los datos obtenidos

Sobre la base de las Tablas 1 a 5 podemos plantear los siguientes puntos dignos de consideracioacuten

En primer lugar de acuerdo con la Tabla 1 la proporcioacuten de voces reco-gidas en el DiCh que Rodriacuteguez propone antildeadir o enmendar en el DRAE es menor 88 propuestas que sobre un lemario de alrededor de 1100 entradas no alcanzan a significar siquiera una deacutecima parte Esto da cuenta de que el propoacutesito del DiCh es primariamente censurar los usos chilenos y que las veces en que Rodriacuteguez cree que las voces que comenta merecen ser incluidas en el DRAE son relativamente excepcionales Esto concuerda con lo sentildealado por Rojas (2010 219) respecto del predominio de las comprobaciones de la incorrec-cioacuten putativa de los usos chilenos en este diccionario

En segundo lugar cabe precisar que del total de propuestas listadas en la Tabla 1 solo dos casos (inquilino y mate) corresponden a enmiendas y que no hay casos de propuestas de supresioacuten Rodriacuteguez propone casi exclusivamente adiciones al DRAE y de estas como muestra la Tabla 2 la mayoriacutea correspon-den a adiciones de acepcioacuten La Tabla 3 permite antildeadir que las propuestas de adicioacuten de acepcioacuten precisamente son las que tienen mayor probabilidad de ser admitidas en el DRAE Nos atrevemos a interpretar estos datos en relacioacuten de coherencia con la condicioacuten glotopoliacutetica subordinada que ostenta el geacutenero de los diccionarios de provincialismos respecto del DRAE y la actitud servil a la RAE que manifiesta habitualmente Rodriacuteguez la posicioacuten subordinada lo autoriza a completar y suplementar es decir a antildeadir maacutes a lo que ya estaacute con-solidado (sin alterar mucho lo consolidado) pero no a corregir en el sentido de disputar autoridad al punto de proponer que algo que ya estaacute recogido en el DRAE deberiacutea no estarlo

En tercer lugar del total de propuestas como se ve en la Tabla 2 maacutes de dos tercios son admitidas en alguna de las ediciones relevantes del DRAE La Tabla 4 permite ademaacutes observar que como era de esperar de acuerdo con los antece-dentes expuestos en 22 la parte maacutes importante de las admisiones ocurre hacia el final del periodo estudiado en DRAE- 1925 y su complemento DMRAE- 1927 ediciones que tomadas en conjunto suman maacutes de la mitad de los casos Otro momento significativo de admisioacuten de propuestas aunque en grado un tanto menor corresponde a la primera edicioacuten publicada con posterioridad al DiCh DRAE- 1884 que coincide con el primer momento de intereacutes de la corporacioacuten madrilentildea por incorporar voces americanas objetivo no del todo satisfecho como vimos En cambio DRAE- 1899 y DRAE- 1914 incorporan muy pocas pro-puestas del DiCh aunque la primera edicioacuten maacutes que esta uacuteltima

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 193

Cabe recordar a propoacutesito de este patroacuten que DRAE- 1884 imponiacutea un crite-rio maacutes restrictivo para la aceptacioacuten de propuestas de adicioacuten provenientes de Ameacuterica apelando al criterio de laquoutilidadraquo es decir que no existieran ya pala-bras equivalentes en el espantildeol de la Peniacutensula ademaacutes de exigir que no fueran voces laquoantigramaticalesraquo o laquocaprichosasraquo En congruencia con esto la inmensa mayoriacutea de las propuestas del DiCh que son admitidas en esta edicioacuten suelen serlo sin recibir una marca diatoacutepica (con la sola excepcioacuten de chancaca y ran-cho que quedan marcadas como americanismos) y corresponden a voces cuyos putativos demeacuteritos Rodriacuteguez se encarga de refutar6 En cambio DRAE- 1925 y sobre todo DMRAE- 1927 por su propia naturaleza experimental ampliacutean el criterio para acoger voces que a pesar de tener equivalente en la Peniacutensula se usan en varios paiacuteses americanos Asiacute es como hacen ingreso al DRAE- 1925 o DMRAE- 1927 voces o acepciones usadas en Chile y otros paiacuteses americanos como boleto camote cogotudo remezoacuten secador tejedor o tracalada e incluso chilenismos estrictos como abastero algorra cheuto o inquilino Asimismo en DMRAE- 1927 se relaja el criterio que excluiacutea las voces laquoantigramaticalesraquo o laquocaprichosasraquo para recoger usos marcados expliacutecitamente como laquobarbaris-mosraquo (acaacutepite ayuya) o precedidos de asterisco (valorizar volido) sentildealados como laquoabusosraquo (botarse) o galicismos (mordoreacute)

Creemos que lo anterior puede interpretarse como una manifestacioacuten de que como es obvio era la RAE la que teniacutea el control y monopolizaba la agen-cia en este proceso de incorporacioacuten de americanismos en particular ya que se aplicaron los criterios determinados por ella y la incorporacioacuten se produjo cuando ella lo estimaba pertinente En este sentido el caso de Rodriacuteguez debe considerarse cualitativamente distinto del de Ricardo Palma quien adoptoacute una actitud maacutes bien criacutetica y poleacutemica respecto de la RAE hasta cierto punto casi forzaacutendola a incorporar sus propuestas (Claveriacutea 2004 631)

Finalmente la Tabla 5 nos conduce a la conclusioacuten de que un factor que debioacute haber ejercido influencia al momento de admitirse propuestas de Rodriacute-guez en el DRAE es el que fueran recogidas ademaacutes por otros diccionarios espantildeoles especialmente aquellos de vocacioacuten americanista y de afaacuten laquocom-pletistaraquo del DRAE a la usanza de Salvaacute asiacute como inscritos en la tendencia enciclopedista caracteriacutestica del siglo XIX espantildeol (Azoriacuten Fernaacutendez 1996ndash 1997) Se trata para el caso del DiCh del Diccionario enciclopeacutedico de la lengua

6 Por ejemplo enrollar del cual dice laquoNo lo trae el Diccionario de la Academia Es sin embargo tan espantildeol como arrollarraquo (DiCh sv enrollar) para lo cual aduce una cita de Hermosilla

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castellana (1895) de Eliacuteas Zerolo Miguel de Toro y Goacutemez y Emiliano Isaza el Nuevo diccionario enciclopeacutedico ilustrado de la lengua castellana de Miguel de Toro y Goacutemez (1901) el Diccionario de la lengua espantildeola de Joseacute Alemany y Bolufer (1917) y el Diccionario general y teacutecnico hispanoamericano de Manuel Rodriacuteguez- Navas y Carrasco (1918) Este es un dato importante porque da cuenta de que la voz de los lexicoacutegrafos americanos teniacutea maacutes probabilidad de ser escuchada si ademaacutes era apoyada por lexicoacutegrafos espantildeoles y diccionarios de alcance laquogeneralraquo con lo cual se manifiesta niacutetidamente la organizacioacuten jeraacuterquica colonial que articula las relaciones de poder y autoridad en la ges-tioacuten poliacutetica de la lengua

Al menos de acuerdo con la informacioacuten ofrecida por el NTLLE el diccio-nario no acadeacutemico que maacutes relacioacuten guarda con que una propuesta del DiCh sea admitida en el DRAE es Zerolo- 1895 Sin embargo no es el caso que la apa-ricioacuten en Zerolo- 1895 signifique un impacto inmediato en la edicioacuten siguiente del DRAE solo en 9 ocasiones ocurre esto pero en maacutes de una veintena de casos la propuesta respaldada por Zerolo- 1895 tiene efecto tan solo en DRAE- 1925 y casi siempre con el concurso del respaldo de otros diccionarios no acadeacutemi-cos Zerolo- 1895 es la uacutenica obra de este grupo que reconoce expliacutecitamente cuando toma el DiCh como fuente de la informacioacuten Asiacute ocurre por ejem-plo en abastero laquoAmer Ch El vendedor de ganado para abasto de una ciudad (Z Rod Chil)raquo (Zerolo- 1895 sv abastero) procedimiento que repite en ayuya botarse capingo o cheuto y que restringe a los casos de laquochilenismosraquo en sen-tido estricto (lo cual explica que no lo haga en camote o lavatorio que ademaacutes son usados en el Peruacute) Ademaacutes Alvar Ezquerra (2018 20) cree que estos auto-res recurrieron al DiCh en una serie de entradas en que no lo citan (brocearse cototo diuca echona habiloso hervido robleriacutea entre otras)7

Cabe destacar que entre los autores de esta obra habiacutea un colombiano Emi-liano Isaza (1850ndash 1930) a quien Alvar Ezquerra (2018 17) atribuye la revisioacuten del material americano Por su parte el canario Eliacuteas Zerolo (1848ndash 1900) cuya figuracioacuten como primer autor podriacuteamos considerar siacutentoma de su condicioacuten de liacuteder del proyecto tuvo una experiencia de contacto de primera mano con las hablas americanas entre 1871 y 1876 vivioacute en Ameacuterica del Sur (Paz Saacuten-chez 2010 62) Pero ademaacutes de este conocimiento directo del leacutexico americano

7 Alvar Ezquerra (2018 20) tambieacuten apunta una serie de entradas en que estos autores citan el DiCh pero que no tratamos en este trabajo por no corresponder a instancias expliacutecitas de propuestas de adicioacuten al DRAE (abombado arremingarse contesta engordero guatapique huira merqueacuten talquina entre otras)

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 195

Zerolo teniacutea ideas bastante claras respecto del rol de las academias americanas en la gestioacuten poliacutetica del idioma y de cuaacutel debiacutea ser su relacioacuten con la RAE las que parecen darle un sentido glotopoliacutetico muy claro (de subordinacioacuten) al laquoapoyoraquo que significaba hacerse eco en Zerolo- 1895 de las propuestas del DiCh para aumentar el DRAE

Asumiendo asiacute pues la expansioacuten de las lenguas en el marco poliacutetico- administrativo internacional en buena medida en la segunda mitad del siglo XIX Zerolo realza el papel que debe jugar la Real Academia Espantildeola entre los pueblos hermanos que hablan el espantildeol A Espantildea le corresponde como legiacutetima depositaria de los derechos histoacutericos del nacimiento de la lengua tutelar los designios que comparte con la laquogran federacioacuten linguumliacutesticaraquo Y como tal se la reconoce tanto por los trabajos publicados por la propia Academia como por los de algunos ilustres filoacutelogos y pensadores [hellip] La primaciacutea espantildeola en el terreno linguumliacutestico y su tutela acadeacutemica deben venir reforza-das por la labor que lleven a cabo ademaacutes las academias correspondientes america-nas (Medina Loacutepez 2007 358)

El otro diccionario cuya acogida de las propuestas del DiCh tiene una relacioacuten a primera vista importante con la admisioacuten en el DRAE es Alemany- 1917 Es per-tinente notar que Joseacute Alemany y Bolufer (1866ndash 1934) fue miembro de la RAE desde 1909 donde ejercioacute diversas funciones directivas e integroacute la comisioacuten de Academias Americanas y la comisioacuten del DRAE participando muy activa-mente en las ediciones de 1914 y 1927 asiacute como en DMRAE- 1927 (Prieto Garciacutea- Seco 2007 126) En su diccionario de 1917 Alemany se sirvioacute ampliamente de otros repertorios lexicograacuteficos para complementar la base fundamental de su lemario como el DRAE- 1914 En lo que respecta a las voces americanas seguacuten Prieto Garciacutea- Seco (2007 131) usoacute sobre todo las obras de Miguel de Toro y Gisbert (sobre americanismos y el ya mentado Pequentildeo Larousse Ilustrado) Si a esto sumamos el hecho de que no incluye el DiCh en su laquoLista de las obras consultadas para la redaccioacuten de este diccionarioraquo (Alemany- 1917 vii- viii) cabe imaginar que en realidad la obra de Toro y Gisbert sirvioacute de puente entre el DiCh y Alemany asiacute como obviamente lo debioacute haber hecho Zerolo- 1895 tambieacuten usado por Alemany como fuente La relacioacuten entre la admisioacuten de propuestas de Rodriacuteguez en el DRAE y su aparicioacuten en Alemany- 1917 de este modo resulta ser maacutes bien deacutebil e indirecta

Por otra parte la misma Tabla 5 permite sacar la conclusioacuten de que no es en cualquier caso estrictamente necesario que las propuestas de Rodriacuteguez hayan sido acogidas por alguacuten diccionario no acadeacutemico para que fueran admitidas en el DRAE ya que una cantidad no menor son recogidas en la edicioacuten de 1884 (ver Tabla 4) caso en el cual no hubo mediacioacuten por parte de otros lexicoacutegrafos Asimismo hay unos pocos casos (ver los sentildealados con laquooraquo en la Tabla 1) en que

Rojas y Avileacutes196

las propuestas no son admitidas en el DRAE a pesar de haber sido respaldadas por Zerolo- 1895 (locador) o por varios lexicoacutegrafos a la vez (papal)

34 Datos cualitativos

Junto con los datos presentados en 32 y discutidos en 33 nos parece relevante terminar con una breve revisioacuten de algunos datos muy puntuales de natura-leza cualitativa que ofrecen una perspectiva iluminadora respecto de la manera en que el propio Zorobabel Rodriacuteguez representa metadiscursivamente la praxis lexicograacutefica manifestada en el DiCh especiacuteficamente en lo que toca a las propuestas de adicioacuten de vocablos al DRAE Para esto nos servimos del concepto de ideologiacutea linguumliacutestica (Del Valle y Meirinho- Guede 2016) que se refiere a creencias ideas o representaciones sobre el lenguaje (en cualquiera de sus dimensiones) que se articulan de forma coconstitutiva con determinadas representaciones sobre la sociedad sostenidas desde posicionamientos poliacute-ticos y circunstancias materiales especiacuteficas y que por tanto desempentildean un papel central en la configuracioacuten y naturalizacioacuten de relaciones de poder domi-nacioacuten y desigualdad

En estudios anteriores (Avileacutes y Rojas 2014 Rojas 2015 Rojas y Avileacutes 2015) hemos mostrado que el DiCh contiene una representacioacuten de la lengua de caraacutecter racionalista (seguacuten los modelos culturales de la estandarizacioacuten de Geeraerts 2016 [2003] ) y afiacuten a la ideologiacutea de la lengua estaacutendar (Milroy 2001) situada dentro de las coordenadas del conservadurismo hispanista heredero de Andreacutes Bello (ver 21) En consecuencia en el DiCh lo dialectal (los laquochilenis-mosraquo) es objeto de actitudes negativas y por el contrario se recomienda adoptar los usos sancionados por la RAE o la literatura claacutesica Sin embargo se deja un margen de admisibilidad para suspender la condena a lo dialectal si es que tiene atenuantes que mitiguen la falta de ser una potencial amenaza a la unidad del idioma

Noacutetese que el vocabulario que usamos en la frase anterior remite metafoacute-ricamente al dominio conceptual del ordenamiento legal especiacuteficamente en su faceta penal condenar atenuantes falta Esto no es gratuito pues el pro-pio DiCh de forma muy reveladora dice que al usar destajo en la acepcioacuten de porcioacuten de fruta legumbre u otro alimento comprado a granel laquose comete un chilenismoraquo (Rojas y Avileacutes 2014 69ndash 71) En el caso de algunas entradas que forman parte del corpus del presente estudio la activacioacuten del dominio concep-tual de la legalidad aparece tambieacuten muy claramente pero esta vez aportando una dimensioacuten ideoloacutegica que reviste la adopcioacuten de nuevas voces en el DRAE de connotaciones poliacuteticas muy sugerentes

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El sentildeor Salvaacute pone a esta voz [dictaminar] la nota ldquoProvincialismo de la Ameacuterica Meridional dar dictaacutemenrdquo aseveracion confirmada por el silencio que acerca de ella guarda el Diccionario de la Academia De desear seria que se procediese cuanto aacutentes a otorgarle carta de ciudadaniacutea pues es lo cierto que si se eliminase no quedaria para expresar la idea mas arbitrio que recurrir al circunloquio dar dictaacutemen i sabido es que nunca debe desterrarse un vocablo correctamente formado aunque sea nuevo para servirse de circunloquios o de frases (DiCh sv dictaminar las negritas son nuestras)ldquoNo haria mal en nuestro humilde juicio la Academia legalizando el empleo de una voz que sobre ser uacutetil no es mas que la sustantivacion del adjetivo editorial esto es lo perteneciente al editor (DiCh sv editorial las negritas son nuestras)rdquo

El caso del uso de legalizar en la entrada editorial es bastante claro el voca-bulario metalinguumliacutestico referido a la incorporacioacuten de voces al DRAE mani-fiesta la idea de que lo linguumliacutesticamente legiacutetimo estaacute dentro de los liacutemites de los coacutedigos acadeacutemicos y de que la RAE tiene la autoridad de convertir en legiacutetimo lo que hasta entonces (por desconocimiento o equivocacioacuten) no lo era El vocabulario metalinguumliacutestico que encontramos en la entrada dicta-minar por otra parte antildeade una dimensioacuten nueva la accioacuten de incorporar voces al DRAE queda equiparada a la naturalizacioacuten de las personas como ciudadanas de pleno derecho de una organizacioacuten poliacutetica de un Estado- nacioacuten En cambio el no admitirlas en el DRAE equivale a desterrarlas a hacerlas apaacutetridas

Para cambiar de estatus de apaacutetridas a ciudadanas del Estado- nacioacuten laquolen-gua espantildeolaraquo las palabras deben cumplir una serie de meacuteritos descritos con detalle en Avileacutes y Rojas (2014) y que acaacute vuelven a aparecer en la argumenta-cioacuten de Rodriacuteguez en favor de la admisioacuten de determinadas voces en el DRAE la necesidad denominativa o laquoutilidadraquo (esto es que exprese un concepto que no tiene ya denominacioacuten en la lengua) el ajuste a las normas gramaticales del idioma o la generalidad (geograacutefica y social) del uso son los principales de estos meacuteritos como puede verse en los casos de chancaca dictaminar y editorial ya citados en el transcurso de este trabajo

4 ConclusionesEn el presente estudio hemos podido comprobar que el DiCh tiene como una de sus funciones el proponer adiciones (principalmente de acepciones) al DRAE De entre estas propuestas la parte maacutes importante recibe acogida de forma relativamente tardiacutea en DRAE- 1925 y DMRAE- 1927 que es cuando seguacuten distintos estudios han comprobado la RAE se ocupoacute de incrementar

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sustancialmente el caudal de americanismos de su diccionario a pesar de que se proponiacutea hacerlo al menos desde DRAE- 1884 momento en que tambieacuten varias de las propuestas de Rodriacuteguez fueron recogidas (especiacuteficamente las de neologismos sin equivalente existente en la lengua) Aunque ambos momentos se enmarcan dentro del periodo en que la RAE muestra un particular intereacutes por incorporar americanismos (iniciado en 1870 con el proyecto de creacioacuten de academias correspondientes) la propia actitud de esta institucioacuten es la que sirve de reguladora del flujo de acogida de propuestas en un primer momento con criterio maacutes restrictivo (solo entran al DRAE- 1884 los neologismos laquouacutetilesraquo) y despueacutes maacutes laxo (en DRAE- 1925 aunque no sean uacutetiles pueden entrar si estaacuten suficientemente difundidos por Ameacuterica)

Otro hecho destacable que hemos podido sacar a la luz en nuestro estudio es que el eacutexito relativo de las propuestas de Rodriacuteguez se incrementa si estas reci-ben el apoyo de otros diccionarios no acadeacutemicos especialmente Zerolo- 1895 Se trata especiacuteficamente de diccionarios que se proponiacutean completar el leacutexico contenido en el DRAE con tecnicismos y americanismos y cuyos autores al menos en el caso de Alemany y Bolufer y de Zerolo teniacutean una demostrable afi-nidad con la ideologiacutea y la poliacutetica linguumliacutestica acadeacutemica en lo relativo a Ameacute-rica y que por tanto entendiacutean el sentido glotopoliacutetico de todo este conjunto de praacutecticas lexicograacuteficas Esto probablemente tambieacuten podriacutea explicar el que la mayor parte de las propuestas del DiCh hayan sido admitidas por la RAE en la parte final del periodo que estudiamos cuando estas obras no acadeacutemicas ya habiacutean avalado las propuestas de Rodriacuteguez

Esta funcioacuten laquosuplementariaraquo del DiCh tiene un caraacutecter maacutes bien secun-dario por su poca relevancia numeacuterica en el conjunto del lemario dedi-cado sobre todo a consignar laquoviciosraquo idiomaacuteticos chilenos y a corregirlos (esta seriacutea su funcioacuten primaria) Sin embargo tiene un alcance glotopoliacutetico mayor en la medida en que es una manifestacioacuten particular de la dinaacutemica de subordinacioacuten neocolonial que se constituyoacute como forma naturalizada de interaccioacuten entre la institucioacuten central de la poliacutetica linguumliacutestica hispaacutenica la RAE y sus academias correspondientes americanas a partir de 1870 Si bien Rodriacuteguez muestra una actitud servil frente a la RAE (que ilustra la famosa laquodeformacioacuten acadeacutemico- correspondienteraquo denunciada por Martiacuten Luis Guzmaacuten en el primer congreso de la ASALE en 1951) y en su praxis asume su posicioacuten subordinada en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola su intervencioacuten lexicograacutefica le habriacutea permitido generar un capital simboacute-lico a nivel local a traveacutes del cual se habriacutea posicionado como una autoridad frente a sus pares y del cual sin duda es siacutentoma su nombramiento como acadeacutemico correspondiente en 1883 y su participacioacuten como fundador y

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 199

primer secretario de la Academia Chilena desde 1885 En este sentido su intervencioacuten glotopoliacutetica responde al desideratum planteado por Ramoacuten Sotomayor en 1866 respecto de la participacioacuten e inclusioacuten de (algunos de) los hablantes americanos en la construccioacuten de la lengua legiacutetima mediante la elaboracioacuten de diccionarios

En siacutentesis este tipo de praacutecticas lexicograacuteficas pueden entenderse como manifestaciones de relaciones y conflictos de poder en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola que se dan en el aacutembito especiacutefico de la gestioacuten del leacutexico legiacutetimo Estas pugnas de poder son constitutivas de la produccioacuten de auto-ridad en materia idiomaacutetica en dos niveles primero por parte de la RAE en su esfuerzo por preservar la hegemoniacutea geopoliacutetica y neocolonial a traveacutes de la gestioacuten de la lengua comuacuten segundo por parte de los intelectuales ameri-canos entre los que cuenta Rodriacuteguez quienes en su deseo por posicionarse como hablantes autorizados en el campo poliacutetico local movilizan sus posi-ciones subalternas como un medio para generar capital simboacutelico por fuera de la RAE pero a traveacutes del gesto de reconocimiento de la autoridad de dicha corporacioacuten extranjera Como corolario de lo anterior la lexicologiacutea histoacuterica interesada en tomar el DiCh y obras afines como fuentes deberaacute necesaria-mente tener en cuenta que su valor testimonial no puede ser determinado sin considerar su sentido glotopoliacutetico (que es precisamente lo que eviden-cia su condicioacuten de laquomaparaquo que necesariamente distorsiona el laquoterritorioraquo) y mucho menos sin recurrir al apoyo de fuentes primarias (lenguaje en uso no metalinguumliacutestico)

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Rojas y Avileacutes200

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Luz Fernaacutendez Gordillo

Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899)

Abstract The article is devoted to a general presentation of Garciacutea Icazbalcetarsquos Voca-bulario de mexicanismos (1899) departing from the idea that monographic studies on dictionaries of provincialisms of the 19th century in Latin America are necessary To achieve this goal first the socio- historical and cultural context of the first period of Mexicorsquos independence is studied Secondly the nomenclature and microstructure of the Vocabulario are analyzed Finally the sources used by Garciacutea Icazbalceta are presented and commented

Keywords Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta differential lexicography historical dictionary 19th century Mexican Spanish mexicanisms

1 IntroduccioacutenLos sentildealamientos de varios lexicoacutegrafos hechos en el uacuteltimo tercio del siglo pasado acerca de que los diccionarios de regionalismos hispanoamericanos publicados en el siglo XIX y en las dos primeras deacutecadas del XX1 mantuvieron una dependencia del diccionario de la Real Academia Espantildeola (RAE) a pesar de que la mayoriacutea de sus paiacuteses habiacutea dejado de ser ya colonias del Imperio espa-ntildeol hace evidente seguacuten afirma Lara en algunos de sus artiacuteculos la concepcioacuten de que el conjunto de regionalismos de los primeros se ofrece como laquodesviacuteo de las normas impuestas por los acadeacutemicos y refuercen tanto el juego de valores ideoloacutegicos que nos han educado como la subordinacioacuten pasiva de las regiones americanas al sujeto histoacuterico de nuestra lengua representado por la Academia Espantildeolaraquo (Lara 1996 352 las cursivas son nuestras)

En este artiacuteculo me propongo matizar estos sentildealamientos con respecto a la postura de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta autor del inconcluso Vocabulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Propoacutenense ademaacutes algunas adiciones y enmiendas aacute la

1 Tambieacuten pertenece a este grupo el Diccionario de mejicanismos de Francisco J San-tamariacutea a pesar de la fecha de su publicacioacuten 1959 concebido como continuacioacuten del Vocabulario de mexicanismos de Garciacutea Icazbalceta

Luz Fernaacutendez Gordillo206

uacuteltima edicioacuten (12a) del Diccionario de la Academia (de ahora en adelante Voc-mex) publicado en 1899 puesto que de acuerdo con Huisa Teacutellez (2011 11) es necesario laquoafrontar el estudio de cada una de estas obras en particular par-tiendo de la premisa de que no todos los autores siguieron un mismo meacutetodo ni menos auacuten persiguieron los mismos objetivosraquo ya que aunque muestren coincidencias con obras similares de la misma eacutepoca tambieacuten manifiestan diferencias que los singularizan Este estudio monograacutefico nos proporcionaraacute ademaacutes la certeza de que esta obra constituye una fuente fiable en el estudio histoacuterico del leacutexico

Con esta finalidad tomareacute en cuenta el valor del Vocmex en primer lugar desde una perspectiva acorde con su contexto sociohistoacuterico - cultural perspec-tiva muy necesaria ya que nos permite emprender el estudio de la obra con cri-terios maacutes cercanos al enfoque del autor en su propia eacutepoca relacionado con el intereacutes de reflejar su propia identidad y la nacionalidad mexicana En segundo lugar analizareacute la obra en cuanto a la importancia de las voces registradas y a su estructura textual Queda claro que la perspectiva histoacuterica mencionada nos ayudaraacute a superar los liacutemites que supondriacutea considerar en abstracto y uacuteni-camente los criterios contemporaacuteneos de anaacutelisis lexicograacutefico Considerareacute tambieacuten las reflexiones que se han hecho sobre el conjunto de los llamados dic-cionarios de provincialismos o diccionarios de americanismos (Toro y Gisbert 1912 169ndash 219) y me apoyareacute en la correspondencia que mantuvo Garciacutea Icaz-balceta con diversas personalidades de su eacutepoca especialmente con el filoacutelogo Rufino Joseacute Cuervo porque en ella se halla informacioacuten sustancial para cono-cer aspectos de su biografiacutea y de su percepcioacuten de la lengua que aclaran su labor como lexicoacutegrafo

2 Los diccionarios de regionalismos hispanoamericanosEl Vocmex forma parte de los llamados diccionarios de provincialismos publi-cados en el siglo XIX entre los que destaco los siguientes Idiotismos hispano- mexicanos (1844) del mexicano Melchor Ocampo Diccionario de barbarismos y solecismos (1843ndash 44 2ordf ed 1884) del mexicano Joseacute Justo Goacutemez Conde de la Cortina Breve cataacutelogo de errores en orden aacute la Lengua y Lenguaje castella-nos (1862) del ecuatoriano Pedro Fermiacuten Cevallos Diccionario de chilenismos (1875) del chileno Zorobabel Rodriacuteguez Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) del peruano Juan de Arona Vocabulario rioplatense razonado (1889) del espantildeol radicado en Montevideo Daniel Granada Diccionario de mejicanismos coleccioacuten de locuciones y frases viciosas (1895) del cubano Feacutelix Ramos y Duarte

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 207

La labor de reunir peculiarismos de diversas regiones y paiacuteses de nuestro continente y definirlos o explicar sus usos tiene como antecedentes las peque-ntildeas glosas de palabras en diversos tipos de texto especialmente en los histoacuteri-cos desde la eacutepoca de la Conquista continuoacute durante la Colonia a veces como glosarios y aun en el lapso inmediatamente posterior a la consumacioacuten de la independencia como testimonia el glosario de 1830ndash 31 incluido al final del quinto y uacuteltimo volumen de la primera edicioacuten completa de la novela El Peri-quillo sarniento intitulado laquoPequentildeo vocabulario de las voces provinciales o de origen mexicano usadas en esta obra a maacutes de las tomadas de sus respecti-vos lugaresraquo2 El objetivo era aclarar a los destinatarios o lectores de los demaacutes paiacuteses de habla espantildeola el significado de aquellas palabras que designan rea-lidades exclusivas del aacutembito americano generalmente indigenismos aunque tambieacuten voces patrimoniales con usos propios por lo que cumpliacutean de manera prioritaria una funcioacuten que hoy caracterizamos como enciclopeacutedica

Los diccionarios de provincialismos significaron un hiato en este devenir del manejo lexicograacutefico hispanoamericano ya que antes de las luchas de indepen-dencia no se habiacutea cuestionado la valoracioacuten social de la lengua impuesta por Espantildea que era reconocida apreciada y considerada prestigiosa incluso para los hablantes monolinguumles de lenguas indiacutegenas que veiacutean en su uso una puerta abierta para salir de su situacioacuten marginal Sin embargo el hecho de que estos diccionarios surgieran en un periacuteodo posterior a la consumacioacuten de la indepen-dencia propicioacute distintas valoraciones ante la lengua espantildeola que Huisa Teacutellez (2011) identifica como funciones y que en cada diccionario se manifestaron de manera diversa Entre estas funciones destaca las siguientes 1) enciclopeacutedica 2) complementaria del diccionario acadeacutemico 3) prescriptiva 4) normaliza-dora 5) diferencial y 6) contrastiva advirtiendo que solo el estudio detallado de cada diccionario podriacutea dar lugar a otras (Huisa Teacutellez 2011 18) La explicacioacuten de estas funciones en particular de las cinco uacuteltimas tiene relacioacuten con el peso que tuvo el espantildeol peninsular para los hispanoamericanos al contrastarlo con el leacutexico de cada una de sus variedades particulares lo que motivoacute el despliegue de ideologiacuteas linguumliacutesticas en especial la de la normatividad que dio paso a la buacutesqueda de la unidad y de la correccioacuten idiomaacuteticas3

2 Es necesario precisar que esta edicioacuten es poacutestuma y que no se sabe con certeza si el vocabulario que incluye 64 regionalismos es del autor o del editor

3 Sobre las actitudes linguumliacutesticas en el Vocmex que no constituyen tema central de esta contribucioacuten cfr Buzek (2020)

Luz Fernaacutendez Gordillo208

3 Contexto sociohistoacuterico- cultural de Meacutexico en el siglo XIX4

Uno de los periacuteodos maacutes dinaacutemicos en la historia de Meacutexico es justamente el siglo XIX caracterizado por cambios raacutepidos en todos los oacuterdenes de la vida fundamentalmente a partir de su surgimiento como paiacutes independiente

En sus primeros cincuenta antildeos de vida independiente (1821ndash 1870) prevalece la inquietud y falta de paz a causa de la guerra (civil y contra Estados Unidos y Francia) La vida del paiacutes ademaacutes de estar a merced de militares ambiciosos tambieacuten estuvo muy amenazada por bandoleros dedicados a asaltar a los pocos que se atreviacutean a circular por los malos caminos Agreguemos que la nacioacuten estaba muy dividida por una parte el partido poliacutetico centralista y conserva-dor influenciado por las logias masoacutenicas de rito escoceacutes en las que se reuniacutean los criollos de la alta sociedad borboacutenicos e iturbidistas5 y por otra parte por el partido liberal y federalista en cuya raiacutez estaban las logias yorquinas inte-gradas particularmente por criollos de la clase media No hubo desarrollo eco-noacutemico ni concordia social ni estabilidad poliacutetica ni cohesioacuten nacional por lo que no pudieron llevarse a cabo las metas que habiacutean sontildeado los independen-tistas para la nueva nacioacuten

En la segunda mitad de siglo los hombres cultivados ndash pocos ya que esta-diacutesticamente solo uno de diez sabiacutea leerndash decepcionados por lo ocurrido antes (la peacuterdida de medio territorio patrio ndash 2 400 000 km2 tras la guerra con Esta-dos Unidosndash la pobreza del pueblo y del gobierno la incesante guerra civil el caos de la administracioacuten puacuteblica y otros males) decidieron intentar dirigir la nacioacuten Aunque eran pocos continuaban divididos en dos partidos el conser-vador y el liberal Tanto conservadores como liberales coincidiacutean en la imagen de la grandeza natural de Meacutexico y en la pequentildeez de sus habitantes e inten-taron conscientemente construir una cultura nacional y una identidad propia pero no eran indiferentes a los intereses poliacuteticos que buscaban la unidad eco-noacutemica y poliacutetica

A lo largo de este siglo los conservadores se identificaron con la herencia espantildeola y catoacutelica defendieron un reacutegimen centralista y monaacuterquico que no se desprendiese de la Iglesia catoacutelica mientras que los liberales o progresistas rechazaban esa tradicioacuten por considerarla feudal y retroacutegrada y defendiacutean un

4 Para este contexto me he apoyado en Gonzaacutelez (1974) y (1976) Diacuteaz (1976) Vaacutezquez (1976) y (2006) Martiacutenez (1976) Stavenhagen (1988) y Villavicencio (2010)

5 Los borboacutenicos eran partidarios de volver a depender del imperio espantildeol los itur-bidistas deseaban formar un imperio mexicano como el de Agustiacuten I Agustiacuten de Iturbide ocupoacute el trono de Meacutexico desde julio de 1822 hasta marzo de 1823

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 209

reacutegimen republicano y federalista con un Estado laico y al mismo tiempo bus-caban incorporar a la cultura algo de la ilustracioacuten francesa del racionalismo britaacutenico y del empirismo norteamericano No obstante tras la invasioacuten de Estados Unidos y la peacuterdida de territorio los liberales se volvieron maacutes criacuteticos con respecto al modelo cultural estadounidense y sobrevino una tendencia a mirarse a siacute mismos y buscar las raiacuteces culturales y la identidad no en mode-los europeos o angloamericanos sino en la propia sociedad mexicana en su composicioacuten eacutetnica e histoacuterica actitud relacionada con el proceso poliacutetico y econoacutemico de la construccioacuten nacional

Los nacionalistas romaacutenticos mexicanos del siglo XIX anhelaron un pro-yecto histoacuterico nacional sin embargo la cultura nacional que proponiacutean representaba solo los deseos coherentemente articulados de la pequentildea clase dominante heredera de la administracioacuten colonial y desesperadamente nece-sitada de legitimar su poder y de desarrollar las estrategias que excluiacutean del aparato poliacutetico a las masas populares constituidas por mestizos indios negros y mulatos que habiacutean tomado parte en las guerras de independencia

La divisioacuten de clases era tambieacuten una divisioacuten cultural Los indios conforma-ban la mayoriacutea de la poblacioacuten y ocupaban los peldantildeos maacutes bajos de la estruc-tura socioeconoacutemica Durante la eacutepoca colonial fueron mantenidos lejos del proceso poliacutetico mediante un riacutegido sistema de estratificacioacuten y segregacioacuten y solo se los incorporoacute a la economiacutea como mano de obra servil Despueacutes de la Independencia la esclavitud y la servidumbre fueron abolidas proclamaacuten-dose la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin embargo la subordina-cioacuten y la explotacioacuten de los indios persistioacute mediante los sistemas de tenencia y explotacioacuten de la tierra De hecho las poblaciones indiacutegenas eran consideradas un obstaacuteculo para la integracioacuten nacional y por lo tanto una amenaza para el legiacutetimo lugar que las elites nacionales criollas creiacutean ocupar entre las naciones civilizadas del mundo

La poliacutetica nacionalista de las artes y las letras nacida de la exaltacioacuten de dejar de ser sucursal de Espantildea y empezar su mexicanizacioacuten y actualizacioacuten dio lugar en la literatura al surgimiento de los cuadros de costumbres como los de Joseacute Tomaacutes de Cueacutellar ndash quien utilizoacute el seudoacutenimo de Facundondash de las novelas costumbristas como las de Manuel Payno y Astucia de Luis G Inclaacuten de los romances histoacutericos como los de Guillermo Prieto etc obras que por cierto constituiraacuten parte fundamental de la base documental de Garciacutea Icaz-balceta para seleccionar los ejemplos y reunir parte de la nomenclatura de su Vocmex El principal animador de este afaacuten nacionalista en la literatura fue Ignacio Manuel Altamirano escritor periodista y poliacutetico protagonista ademaacutes

Luz Fernaacutendez Gordillo210

de una poleacutemica sostenida con Francisco Pimentel sintomaacutetica de la cuestioacuten de la lengua en el siglo XIX mexicano como veremos a continuacioacuten

4 La cuestioacuten de la lengua en el siglo XIX mexicanoTras el ciclo antillano en que el espantildeol traiacutedo por navegantes y conquistadores se americaniza o con maacutes precisioacuten se antillaniza y la posterior imposicioacuten del idioma en Meacutexico de la mano tambieacuten de los conquistadores fue la lengua culta usada en la corte espantildeola primero en la toledana y en seguida en la madrilentildea la imitada en la corte virreinal novohispana Entre 1591 y 1604 encontramos algu-nos testimonios que dan cuenta de la pulcritud linguumliacutestica que caracterizoacute a la capital de la Nueva Espantildea asiacute Bernardo de Balbuena escribe (apud Lope Blanch 2003 57 las cursivas son nuestras)

Es ciudad de notable policiacuteay donde se habla el espantildeol lenguajemaacutes puro y de mayor cortesaniacutea

vestido de un belliacutesimo ropajeque le da propiedad gracia agudezaen casto limpio liso y grave traje

Grandeza mexicana (1604)

Los estudios del espantildeol mexicano se refieren a esta lengua culta ndash hablada por espantildeoles y criollos de estratos superiores principalmente en el centro de las zonas urbanasndash siempre en compantildeiacutea de la lengua coloquial y popular hablada fuera de aquellos estratos en zonas perifeacutericas de los centros urbanos y en lugares poco poblados En este sentido Aacutengel Rama sentildeala en su artiacuteculo laquoLa ciudad escritu-rariaraquo

En el comportamiento linguumliacutestico de los latinoamericanos quedaron niacutetidamente sepa-radas dos lenguas Una fue la puacuteblica y de aparato que resultoacute fuertemente impregnada por la norma cortesana procedente de la peniacutensula [hellip] Sirvioacute para la oratoria religiosa las ceremonias civiles las relaciones protocolares de los miembros de la ciudad letrada y fundamentalmente para la escritura ya que soacutelo esta lengua puacuteblica llegaba al registro escrito La otra fue la popular y cotidiana utilizada por los hispano y lusohablantes en su vida privada y en sus relaciones sociales dentro deacutel mismo estrato bajo de la cual conta-mos con muy escasos registros y de la que sobre todo sabemos gracias a las diatribas de los letrados [hellip] (Rama 1985 4ndash 5)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 211

En la Nueva Espantildea esta lengua comuacuten siguioacute su trayectoria transformaacutendose constantemente con contribuciones de las lenguas indiacutegenas6 ademaacutes de sufrir diversos cambios foneacuteticos incorporaciones de un leacutexico propio y desplaza-mientos semaacutenticos de esta forma contrasta con la lengua culta u oficial que se caracterizaba por su rigidez y por ende su lenta evolucioacuten La formacioacuten de la variedad del espantildeol mexicano que dio sus primeras muestras desde el siglo XVI se desencadena de acuerdo con Rama (1985) como en muchos otros casos semejantes sobre todo a traveacutes del habla de aquella lengua coloquial7 esencialmente oral y con poca documentacioacuten escrita8 no seraacute sin embargo sino hasta el siglo XIX cuando el habla de la calle de ese momento irrumpa con su repertorio leacutexico en un texto literario de tema mexicano concretamente en la ya mencionada novela El Periquillo sarniento (1816) primera en el continente hispanohablante de Joaquiacuten Fernaacutendez de Lizardi

Ahora bien la actitud sumisa ante la norma cortesana madrilentildea y el purismo idiomaacutetico persistioacute durante mucho tiempo y desde el siglo XVIII al estable-cerse la RAE aquella se sustituyoacute por la norma acadeacutemica La explicacioacuten del purismo y de esas dependencias radica de acuerdo con Rama (1985 5) en laquosu situacioacuten minoritaria dentro de la sociedad y su actitud defensiva dentro de un medio hostilraquo

Lograda la emancipacioacuten poliacutetica de Meacutexico y como efecto de la buacutesqueda del nacionalismo que envolvioacute todos los aspectos de la vida sociohistoacuterico - cultural surge el intereacutes por el estudio de la lengua espantildeola ndash tanto como por el de las lenguas indiacutegenasndash lo que constituye una de las manifestaciones de querer mirar hacia dentro y conocer lo propio y peculiar A la par de las lenguas

6 Las lenguas indiacutegenas habladas por los indios entre los que dominaba el monolin-guumlismo ndash predominante hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando surgioacute la necesidad de comunicarse en espantildeol para servir a hacendados o duentildeos de minasndash se hablaban tambieacuten en las periferias de las ciudades pero esencialmente en los llamados pueblos de indios o repuacuteblicas de indios alejados de las ciudades

7 Ciertamente esta habla fue relevante para Garciacutea Icazbalceta por ejemplo uno de los autores de quien selecciona citas o autoridades de uso para su Vocmex es Fernaacuten Gonzaacutelez de Eslava (1534ndash 1599) espantildeol llegado a la Nueva Espantildea a los 24 antildeos quien utilizoacute el habla popular en varios de sus Coloquios (Cf Reyes 1948 67ndash 68)

8 La investigacioacuten actual estaacute revirtiendo este problema de falta de fuentes echando mano de documentos informales particularmente de cartas privadas y de poesiacuteas populares de tradicioacuten oral vigentes durante los tres siglos de la eacutepoca colonial cfr por ejemplo Parodi (1995) Arias (1997) Company (1994) y Perissinotto (1998) Ademaacutes se puede consultar ya el Corpus Electroacutenico del Espantildeol Colonial Mexicano (COREECOM)

Luz Fernaacutendez Gordillo212

indiacutegenas consideradas lenguas propias de Meacutexico como nacioacuten multilinguumle el espantildeol se asumioacute tambieacuten como propio como la lengua de los que lucha-ron por la soberaniacutea y el progreso de Meacutexico como lengua heredada que com-partiacutean americanos y espantildeoles con los mismos derechos y no como lengua impuesta De esta forma para las elites criollas que ocupaban el poder poliacutetico conservar la pureza del espantildeol era obligacioacuten no solo de los espantildeoles sino tambieacuten de los mexicanos esto determinoacute que Antonio Loacutepez de Santa Anna presidente de Meacutexico ordenara la creacioacuten de la Academia de la Lengua sin lazos visibles con la RAE mediante el decreto promulgado el 22 de marzo de 1835 en el que se precisa

La decadencia aacute que ha llegado entre nosotros la lengua castellana tanto por la falta de principios en la mayor parte de los que la hablan y escriben como por la circulacioacuten de las malas traducciones de que ha inundado aacute la Repuacuteblica mexicana la codicia de los libreros extrangeros y principalmente por la escasez de obras claacutesicas y originales producidas por la incomunicacioacuten en que hemos estado con Espantildea ha llamado justamente la aten-cioacuten de los que se interesan en la conservacioacuten de la maacutes rica pomposa y sonora de todas las lenguas del Mediodiacutea de EuropaDeseoso el supremo gobierno de aprovechar tan favorable ocasioacuten para contener aquel mal y restituir toda la pureza y explendor aacute la lengua que heredamos de nuestros mayores y que es por consiguiente la nuestra ha dispuesto crear una academia con el tiacutetulo de Academia de la lengua cuyas atribuciones sean

1deg Conservarla en toda su pureza [hellip] 3deg Formar el diccionario de las voces hispano- mexicanas distinguieacutendolas de las caste-

llanas corrompidas 4deg Formar gramaacuteticas y diccionarios de las diferentes lenguas que se hablan en toda la

Repuacuteblica [hellip] 6deg Acopiar materiales que sirvan para la formacioacuten del atlas etnograacutefico de la Repuacuteblica

en la parte perteneciente aacute idiomas (apud Dublaacuten Lozano 187635 mantenemos la ortografiacutea del texto)

El reducido nuacutemero de personas ilustradas hizo que los acadeacutemicos seleccio-nados para integrar esta institucioacuten fueran los mismos que participaban en la Academia Nacional de Historia entre ellos destacoacute ndash ademaacutes de los historia-dores Carlos Mariacutea Bustamante Lucas Alamaacuten el autor de obras dramaacuteticas Manuel Eduardo Gorostiza y los poetas Joseacute Mariacutea Heredia y Joaquiacuten Pesadondash Joseacute Justo Goacutemez Conde de la Cortina quien fue nombrado presidente de la Academia autor del Diccionario de barbarismos y solecismos introducidos en la lengua castellana (1884) de finalidad esencialmente prescriptiva y que muestra

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 213

una actitud purista pero sin que se hagan mayores referencias al diccionario acadeacutemico9

Las circunstancias poliacuteticas de Meacutexico en aquel momento fueron determi-nantes para que esta iniciativa no progresara ni siquiera antildeos despueacutes en 1854 cuando por medio del decreto del 24 de enero se restableciacutea el de 1835 y se ratificaba a Goacutemez de la Cortina como presidente de esta institucioacuten Garciacutea Icazbalceta por cierto pasoacute a ser integrante no de la Academia de la Lengua sino de la de Historia A pesar de estos fracasos hay que destacar el intereacutes que mostraron los primeros gobiernos mexicanos tanto por contribuir con el progreso de la cultura del paiacutes como por legislar ellos mismos sobre la lengua espantildeola aunque teniendo como modelo a la RAE Parece ser que a pesar de interrupciones y del poco tiempo que duraron las actividades de esta academia sus miembros se centraron esencialmente en corregir el uso anaacuterquico que se haciacutea de la ortografiacutea10

Un segundo personaje ilustre que me interesa mencionar en este breve repaso de la cuestioacuten de la lengua en Meacutexico en el siglo XIX es un contemporaacute-neo de Goacutemez de la Cortina Melchor Ocampo (1814ndash 1861)11 poliacutetico liberal y jurista quien ilustra los principios de la linguumliacutestica comparativa y de la linguumliacutes-tica histoacuterica europeas aplicadas a examinar la lengua espantildeola y las lenguas prehispaacutenicas Con respecto al espantildeol mexicano Ocampo preparoacute un vocabu-lario que dejoacute inconcluso IDIOTISMOS HISPANO- MEXICANOS o maacutes bien primeros apuntes de un suplemento al Diccionario de la Academia Espantildeola por las palabras que se usan en la Repuacuteblica de Meacutexico como parte del dialecto cas-tellano que en ella se habla (Idiotismos) editado y publicado mucho maacutes tarde por Aacutengel Pola en 1901 en el que registra vocablos correspondientes a lo que

9 Sobre la obra de Joseacute Justo Goacutemez cfr Cifuentes (2001) Merece la pena mencionar que su diccionario no registra indigenismos aunque pareciera que sin identificarlos como tales se le colaron algunos

10 Otro intento de fundar una institucioacuten encargada del cuidado de la lengua y de ela-borar un diccionario hispanomexicano y que tampoco prosperoacute partioacute de la orden que firmoacute Maximiliano como Emperador de Meacutexico el 10 de abril de 1865 para el establecimiento de la Academia Imperial de Ciencias y Literatura que integraba tres secciones una de las cuales conjuntaba filologiacutea linguumliacutestica y bellas artes A ella pertenecieron varias de las personalidades importantes de aquella eacutepoca como Joseacute Fernando Ramiacuterez y los que seriacutean fundadores de la Academia Mexicana Corres-pondiente de la Espantildeola en 1875 Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Francisco Pimentel y Joseacute Mariacutea Roa Baacutercena (cfr Fernaacutendez Gordillo 2010)

11 Sobre Ocampo cfr Fernaacutendez Gordillo (2011 100ndash 103 y 2010 13ndash 14) y Cifuentes (2004)

Luz Fernaacutendez Gordillo214

hoy se designa como mexicanismos de uso diferencial y mexicanismos geneacuteticos y que habiacutea empezado a reunir hacia 1840 a solicitud de Vicente Salvaacute (1786ndash 1849) quien se habiacutea propuesto incrementar el nuacutemero de americanismos en su Diccionario de la lengua castellana Asimismo el 3 de septiembre de 1843 Melchor Ocampo publicoacute en el perioacutedico liberal El Siglo XIX un artiacuteculo de tres paacuteginas acompantildeado de un listado de un gran nuacutemero de palabras en el que de forma anoacutenima pero con la firma de laquoel autor del Idioticoacutenraquo solicitaba la colaboracioacuten de las personas interesadas en el espantildeol usado en Meacutexico para la formacioacuten del Idioticoacuten Hispano- mexicano aclarando que este era un diccio-nario que reuniacutea 1) unidades leacutexicas peculiares de Meacutexico 2) unidades leacutexicas que no estuvieran registradas en el diccionario acadeacutemico aunque se emplearan en Espantildea y 3) la acepcioacuten o acepciones diferentes de las que dicho dicciona-rio incluiacutea usadas entre los mexicanos Merece resaltarse de Ocampo su clara idea de dialecto o variedad en referencia al espantildeol mexicano cuya legitimidad basada en el uso general y no al buen uso defiende

Finalmente resulta importante integrar en este panorama la ya mencionada poleacutemica entre el literato Altamirano y el miembro de la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente a la espantildeola Francisco Pimentel ndash por cierto cuntildeado de Garciacutea Icazbalcetandash llevada a cabo en el Liceo Hidalgo el 10 de noviembre de 1884 centrada en el uso de locuciones mexicanas en la literatura uso apoyado por Altamirano y censurado por Pimentel12

Las obras lexicograacuteficas de Goacutemez de la Cortina y de Melchor Ocampo y la poleacutemica mencionada nos permiten pensar que la situacioacuten del espantildeol mexi-cano o idioma hispano mexicano en el siglo XIX se caracteriza por una doble actitud la de mantener la normatividad de la RAE ante los usos mexicanos expliacutecita o impliacutecitamente y la de reconocer la especificidad del espantildeol mexi-cano principalmente de su leacutexico y pugnar por su independencia linguumliacutestica No obstante predominoacute el tratamiento eminentemente normativo trazado por aquella por medio de su Gramaacutetica Ortografiacutea y Diccionario

5 Datos biobibliograacuteficos de Joaquiacuten Garciacutea IcazbalcetaEste contexto histoacuterico y linguumliacutestico es el que rodeoacute la vida de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta uno de los grandes autodidactas de innegable erudicioacuten y sapien-cia considerado bioacutegrafo biblioacutegrafo y biblioacutefilo historiador y filoacutelogo Nacioacute en la ciudad de Meacutexico el 21 de agosto de 1825 siendo el deacutecimo hijo del espantildeol

12 Sobre esta poleacutemica cfr Cifuentes Landa (2011)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 215

Eusebio Garciacutea Monasterio comerciante en vinos y de la criolla descendiente de vizcaiacutenos Ana Ramona Icazbalceta duentildea de extensas haciendas situadas principalmente en Morelos que heredariacutea posteriormente su hijo En 1829 esta familia se vio obligada a exiliarse ante la orden de expulsioacuten de los espantildeoles residentes en Meacutexico y permanecioacute en Caacutediz Espantildea hasta 1836 Radicoacute en la capital mexicana toda su vida donde se dedicaba al estudio y a atender su empresa cantildeera

En 1836 el paiacutes se encontraba en una situacioacuten convulsa entre otras cosas por la revolucioacuten en el sistema educativo puesto que pasoacute de la Iglesia a una direc-cioacuten general de instruccioacuten puacuteblica Sus padres que pensaban que todos los males de Meacutexico se habiacutean originado a raiacutez de su independencia decidieron contratar maestros a domicilio para que le dieran clases de latiacuten franceacutes italiano y algo de alemaacuten sin embargo nuestro autor llegoacute a afirmar (apud Martiacutenez 1978 8) que no habiacutea aprovechado sus ensentildeanzas a pesar de lo cual se interesoacute desde joven en proseguir con el estudio de las lenguas extranjeras y el aprendizaje de la historia de Meacutexico los cuales le permitieron traducir del ingleacutes la Historia de la conquista del Peruacute de William H Prescott y publicarla en 1849 y del latiacuten los tres diaacutelogos de Francisco Cervantes de Salazar en 1850 que publicoacute en 1874 con el tiacutetulo Meacutexico en 1554 Su pasioacuten por la historia de Meacutexico antigua y moderna lo condujo a coleccionar impresos y manuscritos antiguos y raros lo que se convirtioacute laquocasi en una maniacutearaquo seguacuten el propio Garciacutea Icazbalceta (carta del 22 de enero de 1850 dirigida a Joseacute Fernando Ramiacuterez apud Teixidor 1937 4) de esta forma reunioacute croacutenicas y manuscritos originales preferentemente del siglo XVI y copioacute varios que no pudo adquirir con el fin de editarlos y darlos a conocer a los especialistas para que dispusieran de documentacioacuten testimonial para sus estudios De hecho eacutel mismo aprovechoacute muchos de ellos para su Vocmex en las citas de sus vocablos

A los veintiocho antildeos participaba junto con Bassoco Goacutemez de la Cortina Joseacute Fernando Ramiacuterez Lucas Alamaacuten Orozco y Berra Riva Palacio Roa Baacuter-cena entre otros en las tertulias literarias que teniacutean lugar cada tarde en la libreriacutea de Joseacute Mariacutea Andrade Alliacute se gestoacute la idea laquode publicar una edicioacuten enriquecida del conjunto de artiacuteculos de tema universal contenidos en la edi-cioacuten espantildeolaraquo (Martiacutenez Baracs 2012 12) del Diccionario Universal de Histo-ria y de Geografiacutea y antildeadir la informacioacuten histoacuterica geograacutefica estadiacutestica y biograacutefica de Ameacuterica en general y de Meacutexico en particular13 Este proyecto se realizoacute con maacutes de cuarenta colaboradores integrados principalmente por los

13 Cfr el citado Martiacutenez Baracs (2012) en el cual me apoyo en este paacuterrafo para una informacioacuten detallada de la participacioacuten de Garciacutea Icazbalceta en la edicioacuten mexi-cana de la obra

Luz Fernaacutendez Gordillo216

asistentes a aquellas tertulias A Icazbalceta le tocoacute la redaccioacuten de 59 artiacuteculos casi todos biograacuteficos muchos breves pero ademaacutes tuvo que completar los de Lucas Alamaacuten Joseacute Fernando Ramiacuterez y algunos otros asiacute como elaborar dos estudios laquoHistoriadores de Meacutexicoraquo y laquoTipografiacutea mexicanaraquo que retratan su pasioacuten por esos asuntos el primero se centra en la historia colonial y ofrece documentacioacuten con manuscritos que habiacutean obtenido varios colaboradores aunque la mayoriacutea le perteneciacutean a Icazbalceta El segundo trata de los inicios de la imprenta en Meacutexico en el siglo XVI y primera en Ameacuterica en la que pre-senta los resultados de una investigacioacuten detallada sobre los principales libros impresos en Meacutexico en particular los del siglo XVI y sobre editores grabado-res y litoacutegrafos asiacute como sobre la laquoproduccioacuten editorial las gacetas y revistas las libreriacuteas y las condiciones del mercado durante el periodo colonial hasta mediados del XIXraquo (Martiacutenez Baracs 2012 23)

Se dedicoacute ademaacutes a la revisioacuten y adaptacioacuten de la Biblioteca Hispano- Americana Septentrional de Beristaacutein de Souza experiencia que terminoacute 40 antildeos despueacutes en su obra de tiacutetulo Bibliografiacutea mexicana del siglo XVI De hecho de ese trabajo de juventud surgieron obras muy importantes Coleccioacuten de docu-mentos para la historia de Meacutexico (1858) Apuntes para un cataacutelogo de escri-tores en lenguas indiacutegenas de Ameacuterica (1881) Bibliografiacutea mexicana del siglo XVI (1886) y Nueva coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico (1887 el primer volumen 1889 el segundo 1891 el tercero y 1893 el cuarto y quinto) la publicacioacuten de estos dos uacuteltimos coincide con el acopio de unidades leacutexicas y la redaccioacuten de su Vocmex

6 laquoProvincialismos mexicanosraquo (1886)Garciacutea Icazbalceta fue fundador de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia (AM) en 1975 por pertenecer al grupo de Acadeacutemicos mexi-canos correspondientes de la corporacioacuten madrilentildea Fue su secretario desde ese momento hasta 1883 y desde entonces su director puesto en el que perma-necioacute once antildeos

La responsabilidad prioritaria que determinaron los fundadores de esta cor-poracioacuten fue la de hacer el Diccionario de Provincialismos de Meacutexico y para ello decidieron que cada acadeacutemico presentara una lista de unidades leacutexicas para discutirlas en las juntas Garciacutea Icazbalceta encargado de organizar los trabajos lexicograacuteficos de la AM pensoacute que los artiacuteculos publicados por el autor del Idio-ticoacuten en el Siglo XIX ndash sin haberlo identificado como Melchor Ocampondash cons-tituiacutean un punto de partida para la investigacioacuten de los provincialismos (apud Cifuentes 2004 204 nota 6) Sin embargo esta tarea se vio interrumpida

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 217

posiblemente en 1876 por una peticioacuten de la RAE para que se revisaran y corrigieran en caso necesario los artiacuteculos marcados como mexicanismos de la edicioacuten de 1869 del Diccionario de la lengua castellana vigente entonces y se adicionaran aquellos maacutes generales en el paiacutes para la duodeacutecima edicioacuten (que se publicariacutea en 1884) y para la versioacuten que se preparaba del Diccionario de Auto-ridades Los acadeacutemicos mexicanos acordaron ejecutar este trabajo de manera colectiva y mediante la distribucioacuten de las letras del alfabeto y en forma exten-siva para ir apartando lo que no pareciera propio para el DRAE y conservarlo en un vocabulario especial (Garciacutea Icazbalceta 1876) En respuesta a tal peticioacuten la AM envioacute a la madrilentildea en agosto de 1884 mil trescientas papeletas que sugeriacutean por una parte enmiendas a artiacuteculos de vocablos de uso general o al menos hispanoamericano y por otra enmiendas y adiciones de mexicanismos Del total se aceptaron un poco maacutes de la mitad14

Esta tarea posiblemente motivoacute por una parte que Icazbalceta escribiera laquoPro-vincialismos mexicanosraquo15 y por otra la publicacioacuten ndash en el mismo lugar del texto anteriorndash de las tres listas de artiacuteculos lexicograacuteficos que elaboraron los acadeacutemi-cos mexicanos y que seguacuten reza en el tiacutetulo de estas fueron admitidos en todo o en parte en la duodeacutecima edicioacuten del DRAE (1884) Las voces enlistadas ahiacute apa-recen sin definicioacuten salvo algunos casos y sin autoridades (Cfr Garciacutea Icazbalceta et al 1886b 1886c y 1886d)

El artiacuteculo laquoProvincialismos mexicanosraquo es fundamental para conocer el pensamiento de nuestro autor sobre lo que son los diccionarios de provincia-lismos y lo que deberiacutea ser un diccionario de mexicanismos En eacutel precisa sus principales ideas sobre los americanismos en general y sobre los mexicanis-mos en particular y el lugar de ambos en el DRAE tambieacuten sobre las dife-rencias entre el diccionario de la lengua y el diccionario de provincialismos cuya importancia sentildeala Asimismo ofrece un plan o por lo menos algunos de sus aspectos para la elaboracioacuten de un diccionario de mexicanismos ndash cuya compilacioacuten reconoce como tarea de la AMndash precisando la finalidad de su elaboracioacuten Lamenta en principio que Meacutexico no tenga una obra que reuacutena

14 Las cifras exactas fueron 1285 propuestas de adiciones y enmiendas la RAE aceptoacute 652 algunas con leves modificaciones y rechazoacute 633 laquogran parte de eacutestas corres-pondientes aacute provincialismos nuestrosraquo (De la Pentildea 1886 6)

15 Artiacuteculo que fue leiacutedo en la corporacioacuten mexicana en 1886 publicado ese mismo antildeo en el tomo III de las Memorias de la Academia Mexicana (1886) e incluido antildeos despueacutes por su hijo Luis Garciacutea Pimentel como proacutelogo a su Vocmex

Luz Fernaacutendez Gordillo218

sus provincialismos mientras que otras naciones han elaborado ya las suyas y ofrece una lista de aquellas que conoce16

Observando que muchos mexicanismos resultan en realidad americanismos (es decir usuales tambieacuten en otros paiacuteses) y que maacutes que proceder de las lenguas indiacutegenas provienen de voces patrimoniales recurre a las ideas de Cuervo para explicar ndash desde la eacutepoca de formacioacutenndash las discrepancias entre el espantildeol mexi-cano y el peninsular para cuyo reconocimiento los diccionarios de provincia-lismos son fundamentales Se muestra bastante convencido de la importancia de obras de este tipo en la situacioacuten del espantildeol en Ameacuterica y tambieacuten de la comparacioacuten entre los usos dentro del continente Juzga ademaacutes el papel de la lexicografiacutea espantildeola por cuyo estado ndash esto es la falta de un registro completo de provincialismos peninsulares y arcaiacutesmosndash se complica la tarea de recoger americanismos

Por otro lado cita nuestro autor el proacutelogo de la Gramaacutetica de Andreacutes Bello en el que el filoacutelogo venezolano sostiene una defensa de los americanismos empleados en la lengua culta desde tiempo atraacutes lo que sumado a la mencioacuten de Vicente Salvaacute como defensor y ejemplo de la inclusioacuten de americanismos en

16 Estas son las siguientes las primeras cuatro ediciones de las Apuntaciones criacuteti-cas sobre el lenguaje bogotano de Rufino Joseacute Cuervo en cuya obra laquose encuentran [diseminados] los provincialismos colombianos pero es faacutecil el hallar los que se busquen mediante el iacutendice alfabeacutetico con que termina el libroraquo (Garciacutea Icazbalceta 1886 173ndash 174) el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez y los Reparos a este diccionario de Fidelis P del Solar el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona el Diccionario casi- razonado de vozes cubanas de Esteban Pichardo (consultoacute especialmente la edicioacuten de 1875) un estudio de Rafael Mariacutea Merchaacuten publicado en el tomo II del Repertorio Colombiano de 1879 en el que laquohizo notar la conformidad de Colombia y Cuba en muchas voces locuciones [sic] y aun defectos del lenguajeraquo (p 175) el glosario que agregoacute fray Diego de Landa a su Relacioacuten de las cosas de Yuca-taacuten que aporta testimonio del leacutexico del espantildeol que se usoacute en las Antillas en el siglo XVI el glosario que recogioacute Antonio de Alcedo en su Diccionario de Ameacuterica y el de la obra de Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo asiacute como las listas propuestas a la RAE e incluidas en las Actas y Memorias de las Academias Venezolana y Ecuatoriana entre las cuales se encuentran venezolanismos y ecuatorianismos A estas obras antildeade otras de las que estaacute informado vagamente pero no ha podido conseguir como una recopilacioacuten de ecuatorianismos de Cevallos una de voces maracaiberas reunidas por Medrano el extracto de un Diccionario de vocablos indiacutegenas de uso frecuente en Venezuela de Ariacutestides Rojas ineacutedito y un texto sobre bonaerensismos Excepto los dos uacuteltimos los demaacutes son citados en su Vocmex en la seccioacuten de corresponden-cias donde se explicitan las coincidencias o discrepancias de significados entre los mexicanismos y los regionalismos recogidos en otras naciones

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 219

el diccionario acadeacutemico le sirve de preaacutembulo a sus propias ideas primero con respecto a los neologismos cuya formacioacuten y uso justifica plenamente

Garciacutea Icazbalceta tiene conciencia del papel de los diccionarios como depoacute-sito de la memoria social e histoacuterica de la lengua ndash tal vez por igualarlo al papel de la historia con respecto a la memoria de los acontecimientos vividosndash lo cual se manifiesta en su conocimiento de casi todas las ediciones del diccionario aca-deacutemico del de Salvaacute y de Terreros asiacute como del Tesoro de Covarrubias como muestra en el Vocmex sino tambieacuten porque reconoce el papel de las academias como hacedoras de diccionarios aunque en este caso la memoria se restringe a la de la lengua legitimada por ellas

Las Academias no inventan siguen los pasos al uso y cuando le ven generalizado examinan si es el bueno para rechazar novedades inuacutetiles oacute infundadas apartar lo baacuterbaro oacute mal formado y acoger con criterio lo que realmente sirve para aumentar el caudal legiacutetimo de la lengua Oficio suyo es presentar el fiel retrato de ella en el momento de tomarle maacutes no le pinta aacute su antojo Las palabras nuevas andan fuera del Diccionario no porque sean sin excepcioacuten inadmisibles sino mientras no son acep-tadas por quienes pueden darles autoridad y se averigua si son dignas de aprobacioacuten definitiva Los individuos mismos de las Academias como particulares emplean en sus escritos voces y frases que reunidos en Cuerpo no se resuelven todaviacutea a admitir en el Diccionario No temamos pues valernos de voces nuevas temamos siacute acoger sin discernimiento las malas (Garciacutea Icazbalceta 1886a 182)

Para nuestro autor el laquovulgo y los grandes escritoresraquo son los principales crea-dores de neologismos y por lo tanto los hacedores del material propuesto para que lo examinen las academias el primero laquoa veces con acierto instintivoraquo las afianza con laquoel empuje de la muchedumbreraquo los segundos mediante laquoel pasa-porte de su autoridadraquo (Garciacutea Icazbalceta 1886a 182)

Garciacutea Icazbalceta justifica y propone la elaboracioacuten de un diccionario de americanismos que se basaraacute en principio en obras nacionales por lo que la reunioacuten de mexicanismos seriacutea un primer paso esencial Para la elaboracioacuten de diccionarios de provincialismos prefiere sobre el meacutetodo de la academia que se centra en la definicioacuten el Baralt porque incluye mayor informacioacuten enciclopeacute-dica que considera necesaria tambieacuten para el gusto de lector Concibe el diccio-nario de regionalismos como una obra exhaustiva a diferencia del general de lengua que introduce uacutenicamente lo legiacutetimo por lo que el primero

[d] ebe abarcarlo todo bueno oacute malo propio oacute impropio bien oacute mal formado lo fami-liar lo vulgar y aun lo bajo como no toque en soez uacute obsceno supuesto siempre el cuidado de sentildealar la calidad y censura de cada vocablo para que nadie le tome por lo que no es y de paso sirva de correctivo aacute los yerros Tal Diccionario debe reflejar como un espejo el habla provincial sin ocultar sus defectos para que conocidos se

Luz Fernaacutendez Gordillo220

enmienden y no se pierda el provecho que de ellos mismos pudiera resultar No es que todo se proponga para su admisioacuten en el campo de la lengua La Real Academia como juez superior tomaraacute ahora oacute despueacutes lo que estime conveniente lo demaacutes ser-viraacute para estudios filoloacutegicos y como vocabulario particular de una provincia (Garciacutea Icazbalceta 1886a 187)

Utiliza el teacutermino de diccionario de provincialismos para referirse exclusiva-mente a los diccionarios diferenciales de cada nacioacuten lo cual contrasta con sus citas acerca del diccionario de americanismos

Este diccionario de mexicanismos tambieacuten debe incluir provincialismos usuales en regiones interiores de una nacioacuten de rasgos muy probablemente dis-tintos por lo cual es importante indicar el lugar donde se usan Asimismo tiene que tomarse en cuenta las unidades leacutexicas que se dan en la lengua hablada aunque represente una dificultad sobre todo por la de eacutepocas anteriores Pro-pone que todos los provincialismos esteacuten autorizados

Concluye su artiacuteculo sintetizando los propoacutesitos de un Diccionario Hispano- Mexicano reconstruccioacuten de la lengua de los conquistadores y seguimiento de sus pasos en la nacioacuten mexicana presentando lo que ha mantenido y lo que ha adquirido los errores que se cometen aunque aprovechaacutendolos para investiga-ciones filoloacutegicas Destaca como objetivo fundamental de esta obra el laquoprestar ayuda aacute la formacioacuten del cuadro general de la lengua castellanaraquo (Garciacutea Icaz-balceta 1886 190)

Probablemente la idea de ser eacutel mismo el autor del diccionario de mexicanis-mos le surgioacute antes del uacuteltimo tercio de 1885 pero por no sentirse preparado para esa empresa pensoacute en limitarse a coleccionar algunos explicarlos e indicar los que se empleaban tambieacuten en otros paiacuteses hispanoamericanos estimulado esencialmente por las Apuntaciones criacuteticas del lenguaje bogotano de Cuervo17 Los motivos que lo determinaron a ejecutarla fueron por una parte el no exis-tir una obra de este tipo en Meacutexico y por otra la insistencia que ejercioacute Cuervo sobre eacutel tambieacuten para proseguirla incluso en sus etapas de desaliento y paraacute-lisis18

17 En la carta que nuestro autor le escribioacute a Cuervo el 8 de septiembre de 1885 le dice laquoEl libro de las Apuntaciones me habiacutea sugerido la idea no de emprender cosa semejante aplicable a mi tierra porque todaviacutea no he perdido la chaveta sino de reunir algunos provincialismos mexicanos [hellip]raquo (Epistolariohellip 1980 194) En esta misiva enlista las obras lexicograacuteficas de las que dispone e indica que no cuenta con la de Juan de Arona mientras que en su artiacuteculo al ofrecer aquellas ya la incluye por haberla recibido de Lima despueacutes de un largo tiempo como le informa a Cuervo en la misiva del 16 de marzo de 1889 (Epistolariohellip 1980 223)

18 Aquiacute una clara muestra

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 221

7 El Vocabulario de mexicanismos (1899)19

El Vocmex es una obra inconclusa ya que solo abarca hasta el final de la letra G Su hijo Luis Garciacutea Pimentel lo publicoacute en 1899 cinco antildeos despueacutes de la muerte de Icazbalceta El propoacutesito de nuestro autor era que el primer tomo de la obra abarcara hasta el final de esta letra y que los vocablos incluidos iriacutean auto-rizados con citas de fuentes diversas y contrastados con obras lexicograacuteficas de otros paiacuteses hispanohablantes de Ameacuterica como refleja el tiacutetulo de la obra Voca-bulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Fue a mediados del siglo XX cuando Francisco Javier Santamariacutea decidioacute continuarlo con su Diccionario de mejicanismos (1959) en donde ofrece la mayor parte del contenido del Vocmex y lo completa hasta fina-lizar el alfabeto siguiendo los principios metodoloacutegicos de su antecesor y ofre-ciendo cada vocablo con citas y referencias bibliograacuteficas de los siglos XIX y XX

Al parecer este diccionario lo inicioacute a principios de 189120 ya que Cuervo comenta en la carta dirigida a nuestro autor con fecha 25 de septiembre de dicho antildeo laquoAguardo con ansiedad el trabajo sobre voces mexicanas prescindo de ser obra de Vd que es la mayor garantiacutea para decirle que es libro que hace grandiacutesima faltaraquo (Epistolariohellip 1980 244) El 9 de noviembre de 1891 nuestro autor le comunica al gran filoacutelogo colombiano

El trabajo sobre voces mexicanas de que hableacute a V estaacute sumamente atrasado Como me he propuesto autorizar los artiacuteculos hasta donde sea posible tengo necesidad de leer muchos libros que a veces me dan corta cosecha Si hace antildeos hubiera yo pen-sado en semejante trabajo estariacutea hoy bastante adelantado porque habriacutea yo tomado apuntes Hasta ahora todo se reduce a unos mil artiacuteculos autorizados pero nada hay todaviacutea de definiciones y correspondencias Tal como debiera ser una obra de esta clase no la hareacute jamaacutes por falta de vida y de conocimientos suficientes V sabe mejor que nadie lo que para esto se necesita y yo no lo tengo Si me he resuelto a recopilar

laquoNo seacute ponderar el servicio que V hariacutea a las letras con una obra sobre ameri-canismos en que figurasen en primer teacutermino los mejicanismos y sin que sea lisonja creo que difiacutecilmente habraacute persona maacutes apta para esta tarea que V [hellip] Con el conocimiento profundo que V tiene de la antigua literatura colonial y con los inapreciable tesoros bibliograacuteficos que V posee ese trabajo preliminar le seriacutea faciliacutesimo si es que ya no lo tiene hecho como me lo hacen sospechar algunas de las notas de los Coloquios de Gonzaacutelez de Eslava [hellip]raquo (Romero 1980 199ndash 200)

19 Para esta descripcioacuten de la obra me baso en Fernaacutendez Gordillo (2011) 20 Gabriel Zaid (1999) establecioacute como fecha de inicio del Vocmex el antildeo de 1892 pro-

bablemente sobre la base de documentos de la Academia Mexicana de la Lengua

Luz Fernaacutendez Gordillo222

algo es porque veo que la obra hace falta y nadie la emprende (Epistolariohellip Romero 1980 245ndash 246 las cursivas son nuestras)

No obstante antildeade

No seacute todaviacutea si resolvereacute a publicar un ensayo informe un acopio de material crudo tan soacutelo para contribuir en lo que pueda y sirva a otro que cuente con mejores ele-mentos Es lo maacutes a que puedo aspirar Me causa miedo salir de mi provincia de editor de papeles viejos para que me digan ne sutorhellip Estoy ademaacutes muy desalentado para todo iquestQueacute me aconseja V (Epistolariohellip 1980 246)

Para la seleccioacuten de palabras y locuciones y aun de dichos y refranes el requi-sito que explicitoacute fue el de que no aparecieran en la uacuteltima edicioacuten del DRAE es decir la de 188421 y aunque no lo aclara dichas unidades leacutexicas las reuacutene a partir de las autoridades de las que se sirve tambieacuten para extraer citas que ejem-plifiquen los usos Para eacutel mismo sin embargo ese requisito no era un criterio determinante como lo prueba el contenido de su obra y lo que asentoacute al final del artiacuteculo de apentildeuscarse artiacuteculo que a continuacioacuten transcribimos iacutentegra-mente para mostrar ademaacutes que a nuestro autor le resulta ineludible revisar la historia de cada palabra a partir de las fuentes lexicograacuteficas y lexicoloacutegicas del espantildeol general o regional sean o no acadeacutemicas

Apentildeuscarse pr Apintildearse apretarse cosas oacute personas oprimieacutendose unas con otrasldquoAntes se apentildeusca y endurece de tal manera que con gran trabajo y dolor se purgardquo (J B Pomar Rel de Tezcoco p 62)mdash ldquoY como estaacuten todos en pie y apentildeuscados al tiempo de la bendicioacutenhelliprdquo (Mendieta Hist Ecles Ind lib IV cap 19)mdash ldquoBajan por una real escalera de dos andenes como la de Aracoeli de Roma patios y escalera llenos de gente apentildeuscada con sus ramos en las manosrdquo (Id ib)mdash ldquoPatios y escalera todo lleno de gente apentildeuscada con sus ramos en las manosrdquo (Torquemada Mon Ind lib XVII cap 7) mdash ldquoRecibiendo besos de los viejos hombres mujeres y muchachos que se apentildeuscaban para tener ese gustordquo (Astucia tom II cap II p 354)Bogotaacute ldquoTambieacuten se oye decir apentildeuscar pero no en el sentido de apantildeuscar que le da el Diccionario de Autoridades y reproduce Salvaacute sino en el de apintildear que nos ofrece el siguiente lugar de Ambrosio de Morales citado en el primero Alliacute hechos una muela y apentildeuscados pasamos casi toda la nocherdquo (Cuervo sect 676) [Eacutel mismo Sr Cuervo me ha hecho notar que ese pasaje de la Croacutenica de Morales (lib IX cap 7 fol 237 ed 1574) pertenece a la traduccioacuten del famoso privilegio de los votos del Rey Ramiro que en latiacuten se encuentra en la Espantildea Sagrada (XIX 331) donde se ve que aquel

21 laquoMi ideal de un Vocabulario de Provincialismos es el de un libro que contenga si no todas (que es imposible) muchas voces y frases de las que acaacute usamos y que no se hallan en la uacuteltima edicioacuten del Diccionarioraquo (Epistolariohellip 1980 253)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 223

pasaje corresponde al latino ldquoin una mole congregatirdquo lo que no deja duda del sentido del otro]Ecuador Cevallos p 34 Cuba Pichardo p 30 Maciacuteas p 8Venezuela Apentildeuscar equivale aacute apantildeuscar Aquella forma consta en la primera edicioacuten del Diccionario de la Academia lo mismo que el participio oacute adjetivo apentildeuscado Sin embargo generalmente se usa en sentido equivalente aacute apintildear apintildeadordquo [sic] (Rivodoacute p 136)Veamos ahora algo de la historia de estos asendereados verbos Covarrubias no da ni uno ni otro En la primera edicioacuten del tomo primero del Diccionario de Autoridades no hay el infinitivo apantildeuscar sino uacutenicamente el sustantivo apantildeuscador ldquola persona que coge y agarra entre las manos alguna cosa ajaacutendola y manoseaacutendolardquo Viene luego ape-ntildeuscar con definicioacuten semejante aacute la dada en apantildeuscador sigue el participio apentildeus-cado ldquocogido y apretado entre las manosrdquo y alliacute estaacute el lugar de Ambrosio de Morales copiado por el Sr Cuervo En la segunda edicioacuten deacutel mismo tomo aparece apantildeuscar definido en sustancia como el apentildeuscar de la anterior De este uacuteltimo verbo dice ldquolo mismo que apantildeuscarrdquo El texto de Morales desaparecioacute como era natural porque lejos de autorizar la definicioacuten la desautorizaba Salvaacute no hace maacutes que atenerse aacute esta segunda edicioacuten Terreros trae el apantildeuscar que define poco maacutes oacute menos como la Academia y pone luego en el lugar correspondiente a apentildeuscar con simple remisioacuten aacute apelmazar y apantildeuscar Extrantildeo es que apentildeuscar no haya tenido cabida en el Diccionario vulgar estando ya aunque mal definido en las dos ediciones del de Autoridades en Terreros en Salvaacute y en el lugar de Ambrosio Morales que la Academia misma habiacutea alegado En vez de retirarle pudo aceptar la voz y autorizarla con eacutel y con el de Torquemada (plagio del de Mendieta) que arriba citamos Es de suponerse que eacuteste le era conocido pues pone la Monarquiacutea Indiana en la lista de obras elegidas para autoridades (2ordf edicioacuten) Estos textos eran suficientes para probar que apentildeuscar era verbo castellano y de otra significacioacuten que apantildeuscar por lo cual era necesario definirlos separadamente pero hubo de parecer mejor echar fuera el pobre apentildeuscar juntamente con sus autoridades y dar la preferen-cia aacute apantildeuscar casi falto de ellasEjemplo es este entre muchos de que no debe declararse ligeramente que una voz es provincialismo nuestro oacute disparate vitando soacutelo porque no aparece en el uacuteltimo Diccio-nario Ciertamente que ni Morales ni Mendieta ni Torquemada aprendieron aquiacute el APEntildeUSCAR oacute APEntildeUSCARSE ni de acaacute pasoacute aacute Colombia al Ecuador aacute Venezuela y aacute Cuba (las cursivas son nuestras)

Como vemos la base de referencia y contraste es el espantildeol contenido en diver-sos diccionarios generales (cfr infra) asiacute como en las obras lexicoloacutegicas y

Luz Fernaacutendez Gordillo224

lexicograacuteficas hispanoamericanas22 A estas habriacutea que agregar las que consi-guioacute de provincias espantildeolas23

71 La nomenclatura

La nomenclatura del Vocmex estaacute integrada por dos grupos de unidades leacutexi-cas uno conformado por vocablos que consignados en la duodeacutecima edicioacuten del DRAE de 1884 no tienen marca de restriccioacuten referida a Meacutexico y que nuestro autor ofrece con el objetivo de precisar matices de su significado de su referente o bien para indicar que no ofrecen acepciones empleadas en Meacutexico ni usos gra-maticales propios ni unidades fraseoloacutegicas o refranes peculiares todos presen-tes en fuentes primarias mexicanas que certifican su empleo en nuestro paiacutes cada uno de los lemas correspondientes a este conjunto va precedido del siacutembolo dagger24

El segundo grupo estaacute constituido por los que denominariacuteamos actualmente mexicanismos stricto sensu y lato sensu geneacuteticos o de uso diferencial entre los que estaacuten los que nuestro autor presenta precedidos de asterisco para indi-car laquolas voces que estaacuten ya incluidas en el Diccionario como propias de Meacutexicoraquo

22 Entre estas destaco aquellas de las que no disponiacutea cuando publicoacute su artiacuteculo sobre los provincialismos Nahuatlismos de Costa Rica de Juan Fernaacutendez Ferraz los de cubanismos Oriacutegenes del lenguaje criollo de Juan Ignacio Armas (1882) y el Diccio-nario cubano (1886) de Joseacute Miguel Maciacuteas el de chilenismos titulado Diccionario manual de locuciones viciosas (1893) de Camilo Ortuacutezar el de ecuatorianismos Breve cataacutelogo de errores que se cometen en el lenguaje familiar (1862) de Pedro Fermiacuten Cevallos el de guatemaltequismos Vicios del lenguaje y provincialismos de Gua-temala (1892) de Antonio Batres el de bonaerensismos Diccionario de barbaris-mos cotidianos (1890) de Juan Seijas asiacute como el correspondiente a una zona maacutes amplia el Vocabulario rioplatense razonado (1889) de Daniel Granada las obras sobre venezolanismos Apuntaciones para la criacutetica sobre el lenguaje maracaibero (1883) de Joseacute Domingo Medrano Pedantismo literario y verdades poliacuteticas (1889) de Santiago Michelena Voces nuevas en la lengua castellana (1889) de Baldomero Rivodoacute asiacute como el Diccionario de galicismos de Baralt (1855)

23 Como el glosario de voces de las islas Canarias que Eliacuteas Zerolo incluyoacute al final de su libro La lengua la Academia y los Acadeacutemicos (1889) el libro Dialectos castella-nos montantildeeacutes vizcaiacuteno aragoneacutes (1892) de Pedro de Mugica y los 25 artiacuteculos del Diccionario de andalucismos (1893) de Joseacute Mariacutea Sbarbi

24 Sin embargo hay unos cuantos casos que no son claros de precisar asiacute ocurre con el nahuatlismo achichintle antecedido por dagger pero que no se halla en el DRAE Creo que nuestro autor habiacutea consignado primero achichinque que siacute estaacute registrado sin marca geograacutefica pero debido a la preferencia mexicana de entonces por la variante achichintle maacutes apegadas a la etimologiacutea modificoacute el lema sin percatarse del siacutembolo acompantildeado de una autoridad

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 225

(Epistolariohellip1980 265) con la finalidad de que unidas a los lemas sin sentildeala-miento se perciba el conjunto de los provincialismos mexicanos Esta marcacioacuten simboacutelica al igual que la comparacioacuten del material recabado del DRAE y otras obras lexicograacuteficas son manifestaciones de su criterio contrastivo25

72 Estructura del artiacuteculo lexicograacutefico

La estructura de los artiacuteculos ndash en total 1982 aunque el nuacutemero de unidades tratadas es mayorndash es en general bastante sistemaacutetica Los lemas son simples frecuentemente aun cuando introducen exclusivamente refranes o dichos extensos26 (daggerAdaacuten daggerAdobe daggerAlesna daggerArriero) pero lo conforman dos o maacutes vocablos en el caso de ciertas expresiones latinas (daggerAd nuacutetum) compuestos o locuciones (daggerAacutengel patudo daggeriexclAacutengela Mariacutea daggerClariacuten de la selva daggerDulces cubier-tos) y los que reuacutenen variantes (daggerCamalote oacute Camelote Chichigua oacute Chichihua)

El lema estaacute seguido de datos etimoloacutegicos entre pareacutentesis cuando se trata de indigenismos o de extranjerismos ndash su ausencia en algunos casos puede deberse a desconocimiento o a que la unidad no fue identificada como talndash o de la informacioacuten de procedencia de voces hispanas en el caso de ciertos neo-logismos o de vocablos no considerados en el DRAE de manera similar a la que adoptoacute esta obra en su duodeacutecima edicioacuten En el caso de los indigenismos con pronunciacioacuten peculiar la indicacioacuten al respecto se inserta tambieacuten entre pareacutentesis inmediatamente despueacutes del lema y antes de los datos etimoloacutegicos si los hay Siguen a esta informacioacuten de pronunciacioacuten y etimoloacutegica o al lema cuando esta no se ofrece las marcas gramaticales y cuando es pertinente las indicaciones sobre el nivel de lengua o el registro sobre los campos de conoci-miento y aquella diacroacutenica (ant) la mayoriacutea adoptadas de las abreviaturas del DRAE27 seguidas a veces por precisiones relativas a un uso escaso

25 Utilizo diferencial a partir de las precisiones que hizo Werner (1991) en el sentido amplio de incluir aquellos vocablos que perteneciendo al espantildeol de Meacutexico no for-man parte del conjunto de voces o supuestas voces de la lengua espantildeola a la que se considera como lengua de referencia Lo mismo hago en relacioacuten con el concepto contrastivo para designar laquola confrontacioacuten expliacutecita de elementos de estos dos con-juntos en la descripcioacuten lexicograacuteficaraquo (Werner 1991 240)

26 Aunque se encuentran excepciones (daggerClavo daggerCochino y daggerCodazo como introductores de las siguientes locuciones o frases breves Clavo aacute clavo Chillar el cochino y dar codazo) por lo que creo que en este aspecto habriacutea que referirse a tendencias en la presentacioacuten de entradas Aclaro ademaacutes que los lemas o entradas de artiacuteculo estaacuten representados con negritas redondas en el Vocmex y se inician con mayuacutescula

27 La abreviatura correspondiente a los verbos pronominales (pr) y al uso vulgar (vulg) no se emplean en las ediciones de 1869 y 1884 del DRAE

Luz Fernaacutendez Gordillo226

Tras todas estas indicaciones y marcas se presenta la definicioacuten una expli-cacioacuten del significado o del referente al que denomina

En paacuterrafo aparte y en menor tamantildeo tipograacutefico reuacutene las autoridades es decir las citas que ilustran sus usos y que van acompantildeadas de las referen-cias bibliograacuteficas correspondientes sin embargo estas autoridades faltan especialmente en artiacuteculos con sugerencias de correcciones para el DRAE y en otros casos

Continuacutean las correspondencias con las demaacutes naciones hispanoamerica-nas en el mismo tamantildeo de fuente tipograacutefica de las autoridades cada paacuterrafo va encabezado con el nombre del paiacutes ciudad o regioacuten que registra la voz fre-cuentemente la cita del artiacuteculo sin que falte la referencia al autor y a la paacutegina de la obra considerada como vemos en el artiacuteculo dedicado a apentildeuscarse que transcribimos arriba Estas correspondencias como es obvio no se hallan cuando no tienen registros del lema de que se trata

Se tiende a incluir al final del artiacuteculo o de una de sus acepciones los comen-tarios sobre las explicaciones etimoloacutegicas o caracteriacutesticas gramaticales semaacutenticas o de uso del vocablo que constituye el lema entrada en especial las geograacuteficas que lo circunscriben a una regioacuten particular de nuestro paiacutes esta frecuentemente presentada entre pareacutentesis28 las remisiones u observaciones a artiacuteculos de diccionarios generales de la lengua a veces distintos a la duodeacute-cima edicioacuten del DRAE29

28 Por ejemplo (el subrayado es nuestro)Acholole (Del mex choloa chorrear el agua) m Sobrantes del riego que escurren por el extremo de los surcos Uacutesase maacutes comunmente en plural (Estado de Morelos)Acaparar (Del franceacutes accaparer) a Comprar grandes cantidades de un artiacuteculo de comercio para revenderle con utilidad excesiva [hellip] Acaparar es algo maacutes que abarcar y se acerca mucho aacute monopolizardagger Amplificacioacuten f Reproduccioacuten en tamantildeo mayor de una fotografiacutea pequentildea Comunmente la amplificacioacuten de un retrato es del tamantildeo naturalGuachinango Pez de mar notable por su color rosa subido casi rojo cuando estaacute crudo y que desaparece en el cocimiento [hellip] 2 m y f Apodo que aplican en Veracruz aacute los originarios de las poblaciones arribentildeas oacute distantes de la costa [hellip] 3 adj Perteneciente al guachinango (2ordf acep) [hellip] Las etimologiacuteas que atribuyen aacute este nombre no satisfacen Seguacuten Mendoza es nombre geograacutefico y viene del mexicano Cuauhchinanco que se deriva de cuauhtla bosque chinamil seto y co lugar de y en efecto hay en Jalisco un pueblo de este nombre Pero falta saber por queacute pasoacute al pez y aacute las personas [hellip] El uso comuacuten es escribir con H el nombre del pueblo y con G el del pez y el apodo

29 Por ejemplo

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 227

Las remisiones a otros vocablos del propio Vocmex ocupan diferentes lugares de acuerdo con la parte del artiacuteculo desde donde se emite si se trata de hacer el enviacuteo a una cita o autoridad en otro artiacuteculo se expide tras la autoridad o despueacutes de la explicacioacuten definicional pero si se trata de remitir a la definicioacuten o explicacioacuten de otro artiacuteculo ocupa el lugar de esta30

73 Otra informacioacuten ofrecida en los artiacuteculos

Algunos artiacuteculos estaacuten constituidos uacutenicamente por los comentarios de Icaz-balceta por ejemplo el de galpoacuten palabra que a su entender deberiacutea estar regis-trado en el diccionario acadeacutemico (cfr infra el artiacuteculo completo) En otros artiacuteculos toma una o varias definiciones o alguacuten rasgo del vocablo de las obras lexicograacuteficas y lexicoloacutegicas que documenta predominantemente de las del DRAE como punto de partida para detallar sus observaciones31

Incluye en un solo artiacuteculo otra u otras voces que presentan rasgos semaacutenti-cos y gramaticales en comuacuten con el lema entrada justamente para que se apre-cien estos rasgos por ejemplo bajo almorzada registra andada merendada cenada y paseada

Almorzada f Esta palabra (en la acepcioacuten que aquiacute le damos) falta en el Diccionario lo mismo que merendada cenada paseada pues da solamente andada como anticuada por laquoviaje camino pasoraquo Como en su lugar diremos aquiacute no es anticuada y se toma por el acto de andar un trecho largo Paseada es un paseo agradable ALMORZADA merendada y cenada son el acto de almorzar merendar o cenar abundantemente y con agrado En tal paraje dimos una buena ALMORZADA

Cuando se trata de artiacuteculos con maacutes de una acepcioacuten presenta cada una de ellas precedida por un nuacutemero araacutebigo a partir de la segunda con excepcioacuten de las que van encabezadas por una locucioacuten frase o refraacuten a modo de sublemas

dagger Acidia f ant Pereza uno de los siete pecados capitales Trae esta voz el Diccio-nario pero sin la nota de anticuada que merece Terreros dice que antiguamente se tomaba tambieacuten por envidia oacute sentimiento del bien ajeno Debe verse aacute este propoacutesito la definicioacuten del Diccionario de Autoridades en la 1a edicioacuten del tomo primero en la 2ordf estaacute muy cambiada (las cursivas son nuestras)

30 Por ejemplodagger Afecto ta adj Destinado aacute alguacuten uso uacute ocupacioacuten V Afectar

31 Por ejemploAcervo m Parece que este nombre no soacutelo puede aplicarse al ldquomontoacuten de cosas menudas como de trigo cebada legumbres ampcrdquo seguacuten dice el Diccionario sino tambieacuten aacute otras cosas amontonadas en cantidad y sin orden v gr acervo de papeles Creo haber visto ejemplo de este uso (las segundas cursivas son nuestras)

Luz Fernaacutendez Gordillo228

o subentradas estas se distinguen por sus letras versales Ambos tipos de acep-ciones estaacuten estructurados de la misma forma que los artiacuteculos simples como se puede observar en el siguiente artiacuteculo

Chiquihuite (Del mex chiquihuitl) m Cesto o canasta de mimbres sin asaldquoY luego les toman sus mantas y sus chiquihuites en que tienen sus comidasrdquo (Coacuted Mend tom I p 133)ndash ldquoLe daban de tributo y sentildeoriacuteo mantas de algodoacuten guumlepiles petates chiquivites y el servicio personalrdquo (Descr de Quatlatauca MS 1579)ndash ldquoSe me vino encima con un chiquihuite que traiacutea cargadordquo (Diario de Meacutexico tomo I p 151)ndash ldquoSe entreteniacutea en sacar sanguijuelas con un chiquihuite en aquellas zanjitasrdquo (Pensador Periquillo tom II cap 11 p 184)Guatemala Batres p 2212 Abobado inuacutetilldquoNo se deacute a la pena no sea chiquihuite por vida de su madre y vaacuteyase aacute dormirrdquo (Astucia tom II cap 3 p 70)ndash ldquoLas cosas que me suceden no son para vistas me declaro de de veras chiquihuiterdquo (Id tom I cap 7 p 186)Hacer aacute uno chiquihuite hacerle bobo despreciarle no tenerle para nada en cuenta

74 Fuentes o autoridades32

Es necesario hacer hincapieacute en que la reunioacuten de ejemplos o autoridades en esta obra no obedece a un criterio prescriptivo o normativo sino al descriptivo como evidencia la carta del 18 de marzo de 1892 en la que Icazbalceta precisa este aspecto a Cuervo

Procurariacutea yo apoyarlas [laquolas voces y frases de las que acaacute usamosraquo] con ejemplos de escritores los antiguos ayudariacutean a probar que la voz o frase no es provincialismo sino que vino de Espantildea donde perecioacute despueacutes los modernos serviriacutean para com-probacioacuten del uso V juzga ser de puro lujo estas autoridades modernas pero en este punto me atrevo a disentir humildemente de su opinioacuten Sirven en primer lugar para hacer ver que la voz se usa (bien o mal) y esto es necesario porque muchas [veces] he oiacutedo a algunos negar que tal voz corra y aseguran no haberla oiacutedo en su vida en segundo esas autoridades que hoy son modernas se volveraacuten irremisiblemente anti-guas no habraacute que buscarlas de nuevo y aun serviraacuten para la historia del lenguaje Creo ademaacutes que los textos ayudan a esclarecer la definicioacuten y auacuten dan a conocer los regiacutemenes Y pues estaacuten acopiadas nada se pierde en conservarlas pues al cabo no ha de ser tan abultado el volumen (Epistolariohellip 1980 253)

De acuerdo con este propoacutesito Icazbalceta reuacutene en su obra una noacutemina amplia de autoridades que hay que precisar a partir de las abreviaturas de referencias

32 Sobre las fuentes de la obra cfr Fernaacutendez Gordillo (2014)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 229

bibliograacuteficas o de los simples apellidos de autores o tiacutetulos de obras que se hallan en la parte microestructural He contabilizado maacutes de trescientas refe-rencias distintas33 que comprenden obras lexicograacuteficas textos especializados textos de prensa documentos histoacutericos y textos literarios Ademaacutes hay otras autoridades extraiacutedas de textos no precisados como laquode escritor mexicano contemporaacuteneoraquo laquotomado de un perioacutedicoraquo laquocreo haber visto ese usoraquo y como es obvio las coplas populares de autores desconocidos

741 Fuentes lexicograacuteficas

En el Anexo 1 de este trabajo se ofrece una lista de las fuentes lexicograacuteficas ndash en algunos casos solo las maacutes destacadasndash seguacuten la siguiente clasificacioacuten

a) Diccionarios monolinguumles del espantildeol que utiliza nuestro autor como autoridades que permiten verificar la etimologiacutea y la historia de las palabras (cfr supra el artiacuteculo dedicado a apentildeuscarse) teniendo en cuenta su signi-ficado y variaciones semaacutenticas y de significante para decidir si son mexi-canismos voces patrimoniales o disparates que deben evitarse o bien las que habiendo sido censuradas son empleadas por sus propios detractores

b) Diccionarios monolinguumles de lenguas modernas en especial del ingleacutes de Estados Unidos como el de caraacutecter integral An American Dictionary of the English Language de Webster Noah 1828 o diferencial el Dictionary of Americanisms de Juan Rusell Bartlett 1854 Ambos le sirven para dar inter-pretaciones etimoloacutegicas de los anglicismos de uso en Meacutexico o detallar hispanismos en ingleacutes (buldog y estampida)

c) Diccionarios etimoloacutegicos tanto de palabras del espantildeol general como de nahuatlismos de galicismos y de orientalismos particularmente de arabis-mos con los que busca dar la informacioacuten etimoloacutegica pertinente detallar la definicioacuten o dar testimonio de ella (chita chocolate evidencia)

d) Diccionarios bilinguumles lo mismo del espantildeol y latiacuten o del espantildeol y una lengua moderna del espantildeol de otra lengua moderna con respecto a alguna lengua indiacutegena que se citan especialmente para precisar datos etimoloacutegicos

33 Este conteo es aproximado porque considereacute cada una de las obras o cada seccioacuten de poemas largos de un autor como autoridad Mi propoacutesito para hacerlo asiacute y no por autor respondioacute a dejar abierta la posibilidad de comparar autoridades y corres-pondencias del Vocmex con las del Diccionario de mejicanismos de Francisco Javier Santamariacutea (1959) quien se valioacute de textos escritos por los mismos autores pero publicados generalmente con fecha posterior al fallecimiento de Garciacutea Icazbalceta

Luz Fernaacutendez Gordillo230

e) Diccionarios o glosarios de lenguajes especializados que considero junto con textos centrados en un aacuterea de conocimiento cientiacutefico o teacutecnico tanto antiguos como contemporaacuteneos a Icazbalceta y que le sirven para ofrecer nombres cientiacuteficos de plantas y animales y detallar sus descripciones ndash o remitir a ellasndash (ahuizote epazote) para correccioacuten de vocablos y de deta-lles o aplicaciones del referente (chapopote) para precisiones en la defini-cioacuten (chontal) para dar testimonios de variantes semaacutenticas u ortograacuteficas (albortante cieacutenega) y para dar detalles etimoloacutegicos (chichicuilote)

f) Diccionarios que he llamado sintagmaacuteticos como el Diccionario de Cons-truccioacuten y Reacutegimen de Cuervo ndash del cual nuestro autor solo contaba con el primer tomondash y los de proverbios y refranes que recogen citas que atesti-guan usos generalmente espantildeoles de vocablos o locuciones que lo ameri-tan

g) Diccionarios de naciones hispanoamericanas no mexicanas y de algunas provincias espantildeolas que constituyen las correspondencias y que comprue-ban la extensioacuten de las unidades leacutexicas en Hispanoameacuterica y en ciertos casos su permanencia en regiones espantildeolas

742 Textos perioacutedicos y de caraacutecter histoacuterico juriacutedico y religioso

Tambieacuten se ofrece una lista de estos textos al final de este trabajo (Anexo 2) De estos dos conjuntos de textos nuestro autor extrae las citas que le permiten corroborar el empleo de las palabras atendiendo especialmente a su vigencia temporal aun en el caso de variantes (por ejemplo en el caso de frijol) Llega incluso a no definir por no tener seguridad en la interpretacioacuten del significado que puede deducir a partir de la uacutenica autoridad con la que cuenta ndash como le ocurre en el artiacuteculo de cobaco donde parece dejar que sea el lector el que inter-prete la significacioacuten de la voz al antildeadir otra cita que repite el mismo pasaje sin el vocablo en cuestioacutenndash o bien indica su interpretacioacuten a partir de un sola autoridad y la confirmacioacuten del significado con otra autoridad como en cade aunque nuestro autor intentoacute aclarar este problema

743 Textos literarios34

El grupo de textos literarios es tambieacuten numeroso Aunque hay varias obras de los siglos anteriores al XIX la mayoriacutea corresponde a obras escritas por autores

34 No considero las obras tomadas en cuenta en el conjunto anterior a pesar de haberse reconocido valor literario en varias de ellas junto con su importancia como obras histoacutericas

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 231

mexicanos durante el siglo XIX y cubren todos los geacuteneros (se presenta una seleccioacuten en el Anexo 3) Garciacutea Icazbalceta se sirve de ellas para conformar su nomenclatura y especialmente para ejemplificar usos mexicanos Se vale ade-maacutes de textos literarios de escritores espantildeoles o hispanoamericanos no mexi-canos ya sea como fuentes secundarias a partir de las correspondencias o de los diccionarios monolinguumles con autoridades o como primarias incorporadas por eacutel mismo con el objetivo de comprobar que el vocablo se utiliza tambieacuten en Espantildea o en otros paiacuteses hispanoamericanos o tiene su mismo matiz significa-tivo su mismo origen o es de uso arcaico

A pesar de haber querido presentar autoridades mexicanas para los voca-blos que seleccionoacute a partir de obras lexicograacuteficas o de textos literarios subli-terarios perioacutedicos histoacutericos o especializados no siempre lo pudo hacer Seguramente se dio cuenta de que muchas de las observaciones que haciacutea a artiacuteculos ya incluidos en el DRAE no se advertiacutean en las citas especialmente cuando se trataba de precisiones sobre el referente o sobre el aacutembito de uso de los vocablos (por ejemplo en academia aceitar) Tampoco ofrece autoridades mexicanas en palabras de uso restringido como acholole atopile (de empleo en el estado de Morelos) caacutecalo (marcada como familiar) bocadito (designacioacuten utilizada por laquola gente pobreraquo) binzas (empleada en el aacutembito rural) anquera (de escaso uso) Lo mismo ocurre en algunas voces que considera de reciente incorporacioacuten como aeroacutestato burocracia burocraacutetico o cablegrama en angli-cismos transparentes reconocidos o no como tales como bistec box boxear boxeo en galicismos bufet o en varios derivados de voces que siacute estaacuten autori-zadas cabrestero derivado de cabresto En el mismo caso se encuentran otros vocablos generalmente mexicanismos diferenciales (afanador o afanaduriacutea) y como es obvio tampoco menciona autoridades mexicanas en los vocablos que no se usan en Meacutexico aunque esteacuten en uno o varios diccionarios de Espantildea como mexicanismos (la acepcioacuten de almohada como lsquofunda de almohadarsquo) o de Hispanoameacuterica pero que presenta en su obra con la finalidad de aclarar su estatus especialmente el error de haberlos calificado de mexicanismos geneacuteti-cos sin serlo (cahuayo galpoacuten)

Galpoacuten m Voz que no se halla en el Diccionario ni en el de Autoridades ni en los de Terreros y de Salvaacute pero que bien pudiera entrar en el primero ya que le usan varios historiadores de Indias No la mencionariacuteamos puesto que aquiacute es desconocida si no fuera por hacer notar el yerro de los que le atribuyen origen mexicano y la creen perteneciente a la lengua azteca Tales son Rodriacuteguez (p 229) Ortuacutezar (100) Granada (p 223) y hasta el Glosario de la edicioacuten acadeacutemica de Oviedo otra prueba de que ese Glosario no merece confianza en cuanto a la filiacioacuten de las palabras seguacuten dijimos en el art COA Pareacuteceme no ser dudoso que pertenece a la lengua llamada de las Islas

Luz Fernaacutendez Gordillo232

y que de allaacute fue llevada por los espantildeoles a otras partes de Ameacuterica donde se arraigoacute como en el Peruacute y Chile (Arona p 234 Solar p 66) Armas (p 52) nos proporciona dos citas que he verificado helas aquiacute alargada un poco la primeralaquoEste nombre galpoacuten no es de la lengua general del Peruacute debe ser de las Islas de Bar-lovento Los espantildeoles lo han introducido en su lenguaje con otros muchos que se notaraacuten en la historiaraquo (GARCILASO Com Reales advert)

laquoA tal sazoacuten los baacuterbaros sosieganEn su galpoacuten de paja oacute rudo ranchoraquo(ONtildeA Araneo domado cant IV)

El error ha provenido probablemente de un pasaje de Oviedo citado por RodriacuteguezlaquoA la puerta de la sala estaba un patio muy grande en que habiacutea cient aposentos de veinte eacute cinco oacute treinta pies de largo cada uno sobre siacute en torno de dicho patio [hellip] y estos tales aposentos se llaman galponesraquo (Hist Gen lib XXXIII cap 46)Como Oviedo va tratando alliacute de las cosas de Nueva Espantildea y el pasaje se encuentra en la descripcioacuten que se hace de ciertos aposentos de Moctezuma se creyoacute que la voz era de la lengua azteca sin reparar en que eacutesta carece de la letra g Oviedo nunca estuvo aquiacute y la voz que empleoacute no fue maacutes que una aplicacioacuten que hizo de lo que habiacutea oiacutedo en las Islas donde residioacute largo tiempoGALPOacuteN viene a significar lo que entre nosotros galera

75 Ejemplos

Garciacutea Icazbalceta ofrece en varios artiacuteculos ejemplos propios seguramente con base en lo que ha escuchado leiacutedo o utilizado como en adjuntar almor-zada amarre bodoque (1ordf y 3ordf acs) cera (1ordf ac) o escurrideras con objeto de dejar constancia de la adecuacioacuten de la definicioacuten o descripcioacuten del referente asiacute como del aacutembito de uso y llega incluso a conjuntar ejemplos propios y auto-ridades en una misma acepcioacuten o artiacuteculo como se observa en la primera de aguaje y en la de cajeta

8 Algunas consideraciones a modo de conclusioacutenEl objetivo lexicograacutefico de Garciacutea Icazbalceta era colaborar desde la AM en el conocimiento amplio de la lengua espantildeola asumida como propia a partir de la idea ndash en absoluto extrantildea en su eacutepoca sino maacutes bien todo lo contrariondash de que el diccionario acadeacutemico no recogiacutea el caudal leacutexico de forma general por lo que resultaba necesario contribuir en su tarea complementaacutendolo con los usos hispanoamericanos De esta forma no siente la necesidad de hacer un diccio-nario integral de Meacutexico ndash ni habriacutea contado con los recursos para ellondash pero estaraacute seguro de que elaborar un diccionario diferencial supone un gran avance sobre lo que se sabe de la lengua

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 233

La tarea de complementar el diccionario no solo se llevaba a cabo a traveacutes del registro de innovaciones leacutexicas en tanto respetaran la estructura morfoloacutegica y sintaacutectica del espantildeol sino tambieacuten de usos testimoniados en la lengua escrita de cuatro siglos sobre la base de textos literarios perioacutedicos histoacutericos juriacutedi-cos y religiosos desde los conquistadores hasta los autores contemporaacuteneos de Icazbalceta asiacute como de fuentes de diversa iacutendole entre ellas las que ofreciacutean el vocabulario popular el del comercio la agricultura la mineriacutea la artesaniacutea etc conciliando asiacute la singularidad histoacuterica de Meacutexico en cuanto a sus indi-genismos con el espantildeol como la principal herencia cultural de la eacutepoca colo-nial Su diccionario en este sentido podriacutea considerarse histoacuterico justificado asimismo por el registro de unidades que se habiacutean dejado de usar o de las que no siendo mexicanismos se les atribuiacutea ese origen o uso

Es por otra parte diferencial y contrastivo respecto del espantildeol peninsu-lar y de otras variedades hispanoamericanas lo que se testimonia en sus fuen-tes lexicograacuteficas en la lectura de escritores espantildeoles e hispanoamericanos e incluso en la correspondencia que mantuvo con diversas personas de otras naciones hispanohablantes

Nuestro autor concibe el diccionario de regionalismos como una obra exhaustiva que recoge todo lo usual y lo antiguo definiendo o explicando su significacioacuten incluso con detalles enciclopeacutedicos a diferencia del diccionario general de lengua que introduce uacutenicamente lo legiacutetimo o correcto

Sin embargo tiene matices que lo podriacutean situar al lado de los dicciona-rios correctivos con funcioacuten normativa y ademaacutes con la normalizadora puesto que varias de sus normas no correspondan a las aplicadas por la RAE sino a su propoacutesito de hacer normal varias formas de representacioacuten ortograacutefica y de usos gramaticales asiacute como de usos comunes en el espantildeol de Ameacuterica que considera tan correctos como los peninsulares En este aspecto es interesante observar que el Vocmex al incluir las correspondencias con los demaacutes paiacuteses hispanoamericanos evidencia la falta de consenso en relacioacuten con la censura de ciertos vocablos De esta forma por ejemplo nuestro autor censura acciden-tado - da cuando se refiere a las caracteriacutesticas de un terreno y lo califica como laquoneologismo oacute galicismo inuacutetilraquo de acuerdo con Baralt Cuervo y Rodriacuteguez aunque lo laquodefiende Rivodoacuteraquo al igual que a ameritar laquomerecer dar meacuterito oacute motivo para una cosa Usado particularmente en perioacutedicos pero inuacutetilraquo a pesar de que Rivodoacute lo registra como uno de los que laquofaltan en el Diccionarioraquo En cambio nuestro autor no rechaza acocote contradiciendo a Rivodoacute quien laquocensura aacute la Academia por haber dado lugar aacute este terminacho en el Diccio-narioraquo Algunas censuras de Icazbalceta obedecen maacutes a normas morales de las eacutelites criollas conservadoras que a la normativa del DRAE a menos que

Luz Fernaacutendez Gordillo234

coincida con ella como ocurre con el rechazo de las voces soeces groseras o indecentes en los diccionarios o con incorrecciones que alteran el funciona-miento natural de la lengua o las reglas filoloacutegicas

La obra es suficientemente sistemaacutetica en la presentacioacuten de las unidades leacutexicas consignadas lo que se observa esencialmente en la manera de ofrecer sus artiacuteculos Destaco ademaacutes la utilizacioacuten regular de marcas diacroacutenicas y diastraacuteticas adecuadas y la ausencia de marcas dianormativas la pertinencia de sus observaciones y el lugar en que las ubica y lo mismo se puede decir de la seleccioacuten y presentacioacuten de las autoridades y correspondencias

De esta forma concluyo insistiendo en que el Vocmex de Garciacutea Icazbal-ceta es un diccionario histoacuterico y descriptivo de los mexicanismos lato y stricto sensu faltaran o no en el DRAE o requiriesen o no enmiendas A pesar de que su autor no pudo concluirla resulta superior a los demaacutes diccionarios de regio-nalismos elaborados durante el siglo XIX en Meacutexico incluso del Diccionario de mejicanismos publicado en 1885 por el cubano Feacutelix Ramos y Duarte y es ademaacutes laquola obra maacutes metoacutedica de las de su claseraquo seguacuten la apreciacioacuten que de ella hace Miguel Toro y Gisbert (1912 199) con la que coincido plenamente

Anexo 1Lista de las fuentes lexicograacuteficas (en algunos casos solo las maacutes destacadas) seguacuten la siguiente clasificacioacuten presentada en 741

a) El Tesoro de Covarrubias 1611 las dos ediciones del Diccionario de Auto-ridades mdash tanto la primera edicioacuten (1726ndash 39) como la segunda (1770 y que comprende uacutenicamente a- b)mdash y todas las del abreviado DRAE hasta la duodeacutecima de 1884 asiacute como los diccionarios de Terreros 1786ndash 93 y Salvaacute 1846

b) Los nombrados An American Dictionary of the English Language de Webster Noah 1828 y el Dictionary of Americanisms de Juan Rusell Bartlett 1854

c) El Diccionario etimoloacutegico de la lengua castellana de Monlau 1881 Oriacutegenes de la lengua de Mayaacutens y Siscar 1875 Apuntes para un cataacutelogo razonado de las palabras mexicanas introducidas al castellano de Eufemio Mendoza 1872 el Diccionario de galicismos de Baralt 1885 diccionarios de orientalis-mos particularmente de arabismos (Glossaire des mots espagnols et portu-gois deacuteriveacutes de lrsquoArabeel de Dozy 1866 y Glosario de las palabras espantildeolas (castellanas catalanas gallegas mallorquinas portuguesas valencianas y bascongadas) de origen oriental (aacuterabe hebreo malayo persa y turco) de Eguilaz y Yanguas 1886)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 235

d) Diccionario latino- espantildeol y espantildeol- latino de Valbuena 1793 Nuevo dic-cionario franceacutes- espantildeol y espantildeol- franceacutes de Salvaacute 1856 Vocabulario de las lenguas espantildeola y toscana de Cristoacutebal de las Casas 1570 Vocabula-rio castellano- zapoteco de Juan de Coacuterdova 1570 Vocabulario de la lengua mexicana y castellana de Molina 1571 Vocabulario de las lenguas mexicana y castellana de Pedro de Arenas 1611 Dictionnaire de la langue nahuatl ou mexicaine de Reacutemi Simeacuteon 1885

e) laquoGlosarioraquo en Milicia y descripcioacuten de las Indias de Vargas Machuca 1599 laquoIacutendice de los teacuterminos privativos del arte de la pinturaraquo en Museo Pictoacute-rico de Palomino de Castro 1715 Diccionario histoacuterico poliacutetico de Bails 1774 Diccionario de las nobles artes de Rejoacuten de Silva 1788 Diccionario razonado de legislacioacuten y jurisprudencia de Escriche 1847 el Diccionario mariacutetimo espantildeol de 1864 el Diccionario de nombres vulgares de muchas plantas usuales del Antiguo y Nuevo Mundo de Miguel Colmeiro 1871 Dic-cionario geograacutefico estadiacutestico histoacuterico biograacutefico de industria y comercio de la Repuacuteblica Mexicana de Joseacute Ma Peacuterez Hernaacutendez 1874 Los 10 voluacute-menes del Diccionario universal de historia y geografiacutea 1853ndash 1856 en el que participoacute Garciacutea Icazbalceta Tambieacuten obras relacionadas con disciplinas linguumliacutesticas como las Gramaacuteticas de la rae ediciones de 1880 y 1889 y otras relativas a distintas aacutereas cientiacuteficas o teacutecnicas Historia animalium Historia avium y la historia sobre los cuadruacutepedos de Francisco Hernaacutendez Quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales en la Nueva Espantildea de Francisco Ximeacutenez 1615 Farmacopea mexicana publi-cada en 1846 por la Academia Farmaceacuteutica de la capital de la Repuacuteblica Observaciones meteoroloacutegicas de Joseacute Antonio Alzate 1770 el Tratado breve de medicina de Agustiacuten Farfaacuten 1592 Verdadera Medicina Astrologiacutea y Cirugiacutea de Juan de Barrios 1607 Anotacionehis al Dioscoacuterides anotado por el Dr Laguna de Francisco Suaacuterez de Ribera 1733 Alexipharmaco de la salud antiacutedoto de la enfermedad favorable dieteacutetico instrumento de la vida de Joseacute Francisco de Malpica Diosdado 1751 El Arte Naval de Cesaacutereo Fer-naacutendez Duro 1890 laquoArcheacuteologie et Bibliographie Mexicainesraquo en Revue des Questions cientifiques Bruxelles de Aquiles Gerst 1887ndash 88 la obra con la taxonomiacutea de las plantas de Linneo de 1775 laquoSinonimia de plantasraquo de Carlos Mariacutea Bustamante anexada por este al final del libro XI de la Histo-ria general de las cosas de la Nueva Espantildea de Bernardino de Sahaguacuten en su propia edicioacuten 1829ndash 1830

f) Diccionario de Construccioacuten y Reacutegimen de Cuervo

Luz Fernaacutendez Gordillo236

Anexo 2Textos perioacutedicos y de caraacutecter histoacuterico juriacutedico y religioso (cfr 742)

Diario de sucesos notables 1648 a 1664 escrito por Gregorio Martiacuten de Guijo y continuado por el Diario de algunas cosas notables que han sucedido en esta Nueva Espantildea y que abarca de 1665 a 1703 de Antonio de Robles la Gaceta de Meacutexico y Noticias de Nueva Espantildea que cubre los antildeos de 1722 a 1738 el Diario de Castro Santa- Anna con sucesos de las deacutecadas de los cincuenta y sesenta del siglo XVIII el Diario del Alabardero con los de las deacutecadas setenta ochenta y noventa de dicho siglo la Gaceta de Literatura de Joseacute Antonio Alzate Del siglo XIX textos del Diario de Meacutexico Monitor Republicano Don Simplicio (cuyo subtiacutetulo era Perioacutedico burlesco criacutetico y filosoacutefico y que fue fundado principal-mente por Ignacio Ramiacuterez laquoEl Nigromanteraquo y Guillermo Prieto) y el Mosaico Mexicano revista literaria (1836ndash 37 1849ndash 42)

Coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico Nueva coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico Meacutexico en 1554 obras suyas manus-critos de croacutenicas de Nueva Espantildea o de las Indias Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espantildea de Bernal Diacuteaz del Castillo Historia de la Indias de Nueva Espantildea e Islas de Tierra Firme de Diego Duraacuten Historia de los Indios de Nueva Espantildea de Motoliniacutea Historia general y natural de las Indias islas y Tierra Firme del mar oceacuteano de Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo Historia general de las cosas de Nueva Espantildea de Sahaguacuten manuscritos de las actas del Ayunta-miento y del Cabildo de Meacutexico el llamado Cedulario de Puga por haber sido el oidor de ese nombre quien lo compiloacute la Doctrina cristiana breve de Juan de Zumaacuterraga 1543 y la Recopilacioacuten de leyes de los reinos de Indias 1680 Teatro mexicano del nahuatlato y cronista mexicano Agustiacuten Betancourt 1698 Maacuter-tires del Japoacuten de Diego de San Francisco Historia de Yucataacuten Devocionario de Nuestra Sentildeora de Izmal y Conquista espiritual (1633) de Bernardo de Lizana Diario de exploraciones en Arizona y California en los antildeos de 1775 y 1776 de Francisco Tomaacutes Garceacutes Manual de Ministros de indios de Jacinto de la Serna Ordenanzas del Apartado [1784] Recopilacioacuten sumaria de todos los autos acor-dados de la Real Audiencia y Sala del Crimen de esta Nueva Espantildea (abarca desde 1677 a 1787) de Eusebio Ventura Belentildea Noticia de la California y de su conquista temporal y espiritual hasta el tiempo presente (1793) de Miguel Vene-gas Descripcioacuten geograacutefica natural y curiosa de la provincia de Sonora de Juan Nentwig Historia de la provincia de la Compantildeiacutea de Jesuacutes en la Nueva Espantildea de Francisco Javier Alegre Historia antigua de Meacutexico de Francisco Javier Clavijero Disertaciones sobre la historia de la Repuacuteblica Mexicana 1844ndash 49

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 237

de Lucas Alamaacuten Biblioteca Hispano- Americana Septentrional de Beristaacutein y Souza Meacutexico viejo de Luis Gonzaacutelez Obregoacuten Ensayo poliacutetico sobre el reino de la Nueva Espantildea de Alejandro de Humboldt Historia antigua y de la conquista de Meacutexico Geografiacutea de las lenguas y casta etnograacutefica de Meacutexico y Memoria para la Carta Hidrograacutefica del Valle de Meacutexico las tres de Manuel Orozco y Berra etceacutetera

Anexo 3Seleccioacuten de textos literarios de autores mexicanos del siglo XIX (cfr 743)

Ignacio M Altamirano ClemenciaAacutengel de Campo (Microacutes) Ocios y apuntesJoseacute Tomaacutes de Cuellar (Facundo) Abuso de la chanza iexclAgua Baco amp Los apre-

tados Baile y cochino Casa de vecindad Comercio y otras cosas Corrillo en el Olimpo Chucho Decadencia del carnaval Dormitorios puacuteblicos Dos millo-nes de pesos El agio El aguador El ahorro El aseo amp El correo El egoiacutesmo El high life El lujo y el dormitorio puacuteblico El mundo Pachuca Plaza de la Constitucioacuten Prosperidades funestas Sabios y presidiarios Visita de diges-tioacuten Vistazos y los versos laquoAl chile pasillaraquo laquoLa digestioacutenraquo y laquoPor los viejosraquo

Rafael Delgado Angelina La calandria laquoEl salto de TuxpangoraquoJuan Diacuteaz Covarrubias Gil Goacutemez el insurgente o la hija del meacutedicoJoseacute Ma Esteva Tipos veracruzanos y composiciones variasJoseacute Joaquiacuten Fernaacutendez de Lizardi El Periquillo sarniento Don Catriacuten de la

Fachenda La Quijotita y su prima Noches tristes Diacutea alegre FaacutebulasLuis G Inclaacuten Astucia y Recuerdo del ChamberiacutenAnastasio Ma de Ochoa Poesiacuteas de un mexicanoManuel Payno El fistol del diablo Un viaje a Veracruz Mariacutea Estuardo Pepita

GranaditasAntonio Plaza algunos poemasGuillermo Prieto (Fidel) Musa callejera Poesiacuteas festivas Romancero nacionalEmilio Rabasa (Sancho Polo) La gran ciencia La bola El cuarto poderJoseacute Ma Roa Baacutercena Lanchitas Recuerdos de la invasioacuten norteamericana

Combates en el aire El rey y el bufoacuten Noche al rasoIgnacio Rodriacuteguez Galvaacuten El privado del virrey El anciano y el mancebo La

sanguijuela y el cerdo La sentildeorita Mis ilusionesLuis de la Rosa Miscelaacutenea de escritores descriptivosJoseacute Mariacutea Vigil CuentosFrancisco Zarco laquoProacutelogo al Gallo pitagoacutericoraquo

Luz Fernaacutendez Gordillo238

BibliografiacuteaArias Aacutelvarez Beatriz (1997) El espantildeol de Meacutexico en el siglo XVI estudio filo-

loacutegico de quince documentos Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico Instituto de Investigaciones Filoloacutegicas

Buzek Ivo (2020) laquoActitudes linguumliacutesticas en el Vocabulario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta (1899)raquo Nueva Revista de Filologiacutea Hispaacutenica 68 2 499ndash 521

Cifuentes Baacuterbara (2001) laquoJoseacute Justo Goacutemez de la Cortina frente a la lengua oficial de Meacutexicoraquo En Suaacuterez de la Torre Laura Beatriz (coord) Empresa y cultura en tinta y papel (1800ndash 1860) Meacutexico Instituto de Investigacioacuten Joseacute Mordf Luis Mora 374ndash 384

Cifuentes Baacuterbara (2004) laquoEntre dialecto y provincialismo Una poleacutemica entre Melchor Ocampo y Vicente Salvaacuteraquo En Guzmaacuten Betancourt Ignacio Pilar Maacuteynez y Ascensioacuten H de Leoacuten Portilla (coords) De historiografiacutea lin-guumliacutestica e historia de las lenguas Meacutexico Siglo XXI y Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico 203ndash 213

Cifuentes Baacuterbara y Guadalupe Landa (2011) laquoFuentes para la reconstruccioacuten de la poleacutemica ldquoAltamirano- Pimentelrdquoraquo En Vaacutezquez Laslop Mariacutea Euge-nia Klaus Zimmermann y Francisco Segovia (eds) de la lengua por soacutelo la extrantildeeza Estudios de lexicologiacutea norma linguumliacutestica historia y literatura en homenaje a Luis Fernando Lara Meacutexico El Colegio de Meacutexico 2 647ndash 675

Company Company Concepcioacuten (1994) Documentos linguumliacutesticos de la Nueva Espantildea Altiplano central Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico Instituto de Investigaciones Filoloacutegicas Centro de Linguumliacutestica His-paacutenica

De la Pentildea Rafael Aacutengel 1886 [1886ndash 1891] laquoResentildea histoacuterica de la Academia Mexicanaraquo En Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia (Firmada el 27 de abril de 1886) Meacutexico Imprenta de Fran-cisco Diacuteaz de Leoacuten III 5ndash 11

Diacuteaz Lilia (1976) laquoEl liberalismo militanteraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 87ndash 162

Dublaacuten Manuel y Joseacute Mariacutea Lozano (1876) Legislacioacuten mexicana o Coleccioacuten completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la Repuacuteblica III (1835ndash 1840) Meacutexico Imprenta de Comercio

Epistolariohellip Romero Mario Germaacuten (ed) (1980) Epistolario de Miguel Anto-nio Caro Rufino Joseacute Cuervo y otros colombianos con Joaquiacuten Garciacutea Icazbal-ceta Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 239

Fernaacutendez Gordillo Luz (2010) laquoLas inquietudes y los diccionarios pre-cedentesraquo Boletiacuten Editorial 146 (dedicado al Diccionario del espantildeol de Meacutexico) 12ndash 19

Fernaacutendez Gordillo Luz (2011) laquoEl Vocabulario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalcetaraquo En Vaacutezquez Laslop Mariacutea Eugenia Klaus Zimmer-mann y Francisco Segovia (eds) de la lengua por soacutelo la extrantildeeza Estudios de lexicologiacutea norma linguumliacutestica historia y literatura en homenaje a Luis Fer-nando Lara Meacutexico El Colegio de Meacutexico 1 99ndash 123

Fernaacutendez Gordillo Luz (2014) laquoAutoridades y correspondencias en el Vocabu-lario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalcetaraquo En Barriga Villanueva Rebeca y Esther Herrera Zendejas (coords y eds) Lenguas estructuras y hablantes Estudios en homenaje a Thomas C Smith Stark Meacutexico El Cole-gio de Meacutexico 1 521ndash 579

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten 1876 [1876ndash 1878] laquoAdvertencia preliminarraquo En Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia Meacutexico Imprenta de Francisco Diacuteaz de Leoacuten I 5ndash 10

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten (1886a) laquoProvincialismos mexicanosraquo En Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Acade-mia Meacutexico Imprenta de Francisco Diacuteaz de Leoacuten III 170ndash 190

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten et al (1886b) laquoArtiacuteculos de la letra A admitidos en el Diccionario en todo o en parteraquo En Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espantildeola Meacutexico Imprenta de Francisco Diacuteaz de Leoacuten III 191ndash 199

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten et al (1886c) laquoArtiacuteculos de las letras B y C admi-tidos en el Diccionario en todo o en parteraquo En Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espantildeola Meacutexico Imprenta de Fran-cisco Diacuteaz de Leoacuten III 296ndash 301

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten et al (1886d) laquoArtiacuteculos de las letras CH a Z admi-tidos en todo o en parte en el Diccionarioraquo En Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espantildeola Meacutexico Imprenta de Fran-cisco Diacuteaz de Leoacuten III 426ndash 433

Gonzaacutelez Luis (1974) laquoEl periodo formativoraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel Igna-cio Bernal Alejandra Moreno Toscano Luis Gonzaacutelez y Eduardo Blan-quel Historia miacutenima de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 73ndash 114

Gonzaacutelez Luis (1976) laquoEl liberalismo triunfanteraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 165ndash 281

Luz Fernaacutendez Gordillo240

Huisa Teacutellez Joseacute Carlos (2011) Estudio preliminar de Diccionario de perua-nismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona Tesis doctoral Universidad de Augsburgo

Lara Luis Fernando (1996) laquoPor una redefinicioacuten de la lexicografiacutea hispaacutenicaraquo Nueva Revista de Filologiacutea Hispaacutenica XLIV 2 345ndash 364

Lope Blanch Juan M (2003) laquoCastellano espantildeol y dialectos hispaacuteni-cosraquo En Lope Blanch Juan M Cuestiones de filologiacutea hispanoamericana Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico 47ndash 64

Martiacutenez Joseacute Luis (1976) laquoMeacutexico en busca de su expresioacutenraquo En Cosiacuteo Ville-gas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 285ndash 337

Martiacutenez Joseacute Luis (1978) laquoEstudio preliminarraquo En Garciacutea Icazbalceta Joa-quiacuten Escritos infantiles Meacutexico Fondo de Cultura Econoacutemica 7ndash 23

Martiacutenez Baracs Rodrigo (2012) laquoJoaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y el Diccionario Universal de Historia y de Geografiacutearaquo Boletiacuten del Instituto de Investigaciones Bibliograacuteficas XVII 1 y 2 9ndash 51

Parodi Claudia (1995) Oriacutegenes del espantildeol americano 1 Reconstruccioacuten de la pronunciacioacuten Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico

Perissinotto Giorgio (1998) Documenting everyday life in early Spanish Califor-nia the Santa Barbara Presidio memorias y factura 1779ndash 1810 Santa Bar-bara CA Santa Barbara Trust for Historic Preservation

Rama Aacutengel (1985) laquoLa ciudad escriturariaraquo En Rama Aacutengel La criacutetica de la cultura en Ameacuterica Latina Caracas Biblioteca Ayacucho 3ndash 18

Reyes Alfonso (1948) laquoEl teatro criollo en el siglo XVIraquo En Reyes Alfonso Letras de la Nueva Espantildea Meacutexico Buenos Aires Fondo de Cul-tura Econoacutemica 63ndash 76

Santamariacutea Francisco Javier (1959) Diccionario de mejicanismos Razonado comprobado con citas de autoridades comparado con el de americanismos y con los vocabularios provinciales de los maacutes distinguidos diccionaristas hispa-noamericanos Meacutejico Porruacutea

Stavenhagen Rodolfo (1988) laquoCultura y sociedad en Ameacuterica Latinaraquo En Sta-venhagen R y Margarita Nolasco (coords) Poliacutetica cultural para un paiacutes multieacutetnico Coloquio sobre problemas educativos y culturales en una socie-dad multieacutetnica Meacutexico Direccioacuten General de Culturas Populares El Cole-gio de Meacutexico Universidad de Las Naciones Unidas 21ndash 35

Teixidor Felipe (ed) (1937) Cartas de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Meacutexico Porruacutea

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 241

Toro y Gisbert Miguel de [1912] laquoLos diccionarios de americanismosraquo En Toro y Gisbert Miguel de Americanismos Pariacutes Sociedad de Ediciones Literarias y Artiacutestica Libreriacutea Paul Ollendorff 169ndash 219

Vaacutezquez Josefina Zoraida (1976) laquoLos primeros tropiezosraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 3ndash 84

Vaacutezquez Josefina Zoraida (2006) laquoDe la independencia a la consolidacioacuten republicanaraquo En Nueva historia miacutenima de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 137ndash 191

Villavicencio Frida (2010) laquoEntre una realidad plurilinguumle y un anhelo de nacioacuten Apuntes para un estudio sociolinguumliacutestico del siglo XIXraquo En Barriga Villanueva Rebeca y Pedro Martiacuten Butraguentildeo (dirs) Historia sociolinguumliacutes-tica de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 2 713ndash 793

VocMex Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten (1899) Vocabulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Propoacutenense ademaacutes algunas adiciones y enmiendas a la uacuteltima edicioacuten (12) del Diccionario de la Academia (Obra poacutestuma publicada por su hijo Luis Garciacutea Pimentel) Meacutexico Tip y Lit ldquoLa Europeardquo de J Aguilar Vera y Ca

Werner Reinhold (1991) laquoPrincipios diferenciales y contrastivos en la lexico-grafiacutea del espantildeol americanoraquo En Encuentro internacional sobre el espantildeol de Ameacuterica Presencia y destino El espantildeol de Ameacuterica hacia el siglo XXI Santafeacute de Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo I 231ndash 271

Zaid Gabriel (1999) laquoPepenadores de mexicanismosraquo Letras Libres 1 5 20ndash 23

Rodolfo Cerroacuten- Palomino

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino

Abstract The lexical records of the Andean area begin in 1560 for Quechua and in 1584 for Aymara In both cases the varieties considered archetypal are recorded leaving aside those deviating from the selected model Only in the seventeenth century other languages and not only dialects that had been marginalized until then were recorded and this not always in the form of vocabularies or simple glossaries Of all the Andean languages Quechua assimilated for historical and cultural reasons idiomatic influence from the other major languages of Ancient Peru Modernly the consultation of such sources has been carried out outside the historical and dialectological knowledge of the languages recorded and despite the contribution of Andean linguistics and philology in the second half of the twentieth century lexicographers of Andean Spanish continue to operate in terms of etymology with nineteenth- century criteria

Keywords Andean Spanisch lexicography of Andean Spanish lexicographical sources Quechua Aymara

1 PresentacioacutenLos primeros registros leacutexicos del aacuterea andina comienzan en 1560 para el que-chua y en 1584 para el aimara Dejando de lado la documentacioacuten inicial del quechua (1560) las codificaciones idiomaacuteticas realizadas con posterioridad registran las variedades consideradas desde entonces como arquetiacutepicas rele-gando aquellas que se alejaban del modelo seleccionado Solo en el siglo XVII se consignaraacuten ndash y no siempre en la forma de vocabularios o de simples glosariosndash no solo dialectos hasta entonces marginados sino tambieacuten alguno que otro idioma de distinta filiacioacuten Ahora se sabe que de todas las lenguas andinas la variedad de quechua asumida como vehiacuteculo oficial del imperio incaico habiacutea asimilado por razones sociohistoacutericas y culturales un poderoso influjo idiomaacute-tico de las otras lenguas mayores del antiguo Peruacute (principalmente el puquina y el aimara) Modernamente sin embargo la consulta de las fuentes lexico-graacuteficas de esta lengua se ha venido efectuando al margen del conocimiento histoacuterico de las situaciones de contacto por las que atravesoacute y no obstante el aporte de la linguumliacutestica y la filologiacutea andinas conseguido en la segunda mitad del siglo XX y mejor auacuten en lo que va de la presente centuria los lexicoacutegrafos

Rodolfo Cerroacuten-Palomino244

del castellano del aacuterea andina siguen operando en materia de etimologiacuteas del leacutexico de procedencia nativa con criterios decimonoacutenicos

2 Documentacioacuten colonialPor lo que respecta al quechua y aun cuando se tienen noticias inciertas de registros previos lo concreto es que la primera gramaacutetica y el primer vocabu-lario de la lengua comienzan a circular en forma manuscrita en 1550 y solo se publican una deacutecada despueacutes En efecto esto ocurrioacute con los trabajos grama-tical y lexicograacutefico del dominico sevillano llamado con justicia el laquoNebrija indianoraquo publicados en Valladolid en 1560 (cf Santo Thomaacutes 1994a [1560] 1994b [1560]) El dialecto consignado en dichas obras y que fray Domingo designa por vez primera como ltquichuagt seraacute identificado por los estudiosos modernos de la lengua con la versioacuten hablada a la llegada de los espantildeoles bau-tizada como laquolengua generalraquo por su caraacutecter vehicular Si bien la gramaacutetica descrita deja entrever una variedad relativamente uniforme muy cercana a la de los dialectos modernos surentildeos del Peruacute el Lexicoacuten por el contrario recoge un vocabulario de base igualmente surentildea pero con ingredientes diversos pro-cedentes de distintas regiones del antiguo Peruacute en especial del llamado chin-chaisuyo precisamente como resultado del caraacutecter pandialectal de su registro una suerte de koineacute que veniacutea consolidaacutendose en los uacuteltimos tiempos del inca-rio

La segunda documentacioacuten de la lengua nos la ofrece el hasta ayer conocido como el laquoAnoacutenimoraquo (2014 [1586]) y que gracias a las pesquisas archiviacutesticas de Joseacute Caacuterdenas Bunsen (2014) podemos identificar como el ilustre mestizo Blas Valera La obra leacutexica y gramatical de este jesuita chachapoyano se inscribe dentro del proyecto de centralizacioacuten y unificacioacuten de la labor misionera de la iglesia y de la normalizacioacuten linguumliacutestica al servicio de dicha empresa propiciada y apuntalada por el Tercer Concilio Limense (1582ndash 1583) La variedad codi-ficada en esta oportunidad responde a otra seleccioacuten previa recusacioacuten de la que habiacutea sido registrada por el dominico por consideraacutersela como impropia y laquocorruptaraquo En efecto esta vez se opta por un dialecto de base declaradamente cuzquentildea aun cuando en el nivel leacutexico se da cabida marcaacutendolo en forma expliacutecita al vocabulario alternativo de procedencia ajena a la cuzquentildea (baacutesi-camente de origen chinchaisuyo) previa depuracioacuten fonoloacutegica de los rasgos considerados como laquocorruptosraquo o laquotoscosraquo (cf Cerroacuten- Palomino 1990 Durs-ton 2007)

La tercera documentacioacuten del quechua se la debemos al jesuita cacerentildeo Diego Gonccedilaacutelez Holguiacuten quien opta por describir no ya una variedad hasta

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio de indigenismos 245

cierto punto laquocomposicionalraquo (libre de una atadura dialectal concreta) como la propuesta por Blas Valera sino de manera decidida y manifiesta por el dialecto cuzquentildeo de su tiempo ya reconfigurado y depurado de teacuterminos conside-rados como laquoexquisitosraquo por parte del autor y que ahora podemos adivinar como puquinismos En efecto su gramaacutetica (cf Gonccedilaacutelez Holguiacuten 1975 [1607]) describe en detalle la variedad referida y su vocabulario (cf Gonccedilaacutelez Holguiacuten 1952 [1608]) ya no recoge ndash no al menos en forma expliacutecitandash la impronta leacutexica chinchaisuya en ambos tratados en cambio el dialecto registrado acusa como era de esperarse una fuerte presencia de rasgos gramaticales y leacutexicos atribui-bles al aimara sin descartar la impronta leacutexica puquina ya quechuizada que escapoacute de la purga de la misma efectuada por el autor (cf laquoAl lectorraquo 376) De esta manera tal vez sin proponeacuterselo y apartaacutendose de la intencioacuten pandia-lectal y ecumeacutenica de los expertos lenguaraces del Tercer Concilio el ilustre cacerentildeo contribuyoacute a la entronizacioacuten del cuzquentildeo del siglo XVII como la variedad modeacutelica de la lengua la misma que en adelante seraacute tomada como la representante exclusiva de el quechua

Finalmente Diego de Torres Rubio daraacute a conocer su compendio gramatical y leacutexico en el que por quechua debe entenderse siguiendo en materia selec-tiva el ejemplo del ilustre cacerentildeo su compantildeero de orden la variedad cuz-quentildea (cf Torres Rubio 1964 [1619]) A diferencia del caraacutecter monumental del vocabulario del cacerentildeo aquiacute estamos ante un manual praacutectico de consulta y aprendizaje de la lengua

Ahora bien debemos sentildealar que la reedicioacuten del compendio de Torres Rubio aparecida en 1700 rompe con la mencionada hegemoniacutea cuzquentildea del quechua En efecto gracias al jesuita huancavelicano Juan de Figueredo (1754 [1700]) la nueva edicioacuten no solo trae informacioacuten gramatical sobre la variedad llamada chinchaisuya sino tambieacuten consigna material leacutexico de la misma (cf Torres Rubio 1754 [1700] De este modo es registrado por primera vez si bien de manera apendicular el leacutexico de la variedad quechua que hoy reconocemos como central y que maacutes especiacuteficamente parece corresponder a la regioacuten de Cajatambo en la serraniacutea limentildea

Tales son las obras maacutes importantes sobre el quechua en el periacuteodo colonial en especial en materia lexicograacutefica dejando de lado otros trabajos menores que en general compendian y resumen los tratados gramaticales y leacutexicos que los precedieron

Por lo que respecta al aimara si bien ya se ofrece lo que podriacuteamos deno-minar su primera documentacioacuten gramatical y leacutexica en las laquoAnnotacionesraquo redactadas por los peritos en dicha lengua y que acompantildean a las traducciones de la Doctrina Christiana de la asamblea episcopal convocada por el arzobispo

Rodolfo Cerroacuten-Palomino246

Toribio Alfonso de Mogrovejo (cf Tercer Concilio Limense 1985 [1585] fols 78ndash 84) todaviacutea esperaremos hasta 1603 para contar con la primera codificacioacuten de su gramaacutetica (cf Bertonio 1603) y mejor auacuten hasta 1612 para disponer de la monumental compilacioacuten de su leacutexico (cf Bertonio 1984 [1612]) La variedad aimara codificada por el ilustre jesuita italiano es la hablada en la reduccioacuten de Juli (Puno) a diferencia de la que subyace al primer esbozo mencionado que respondiacutea al empleado en La Paz con ligeras diferencias entre uno y otro dia-lecto (cf Cerroacuten- Palomino 1997)

Cuatro antildeos despueacutes el mismo Diego de Torres Rubio compantildeero de orden en el semillero linguumliacutestico de Juli publica su arte y vocabulario de la lengua aimara (cf Torres Rubio 1966 [1616]) tomando como base la variedad usada en la metroacutepoli minera de Potosiacute en siacute misma muy cercana a las habladas en Puno y La Paz Como en el caso de su aporte quechua aquiacute tambieacuten estamos ante una versioacuten condensada del arte y del vocabulario de la lengua elaborado con fines praacutecticos de consulta y aprendizaje

A diferencia de lo que ocurrioacute con el quechua tales obras cierran el ciclo de produccioacuten de los tratados gramaticales y lexicograacuteficos del aimara durante la eacutepoca colonial La calidad impresionante de la obra magna del ilustre jesuita italiano compensa con creces la naturaleza solitaria de su codificacioacuten debida praacutecticamente a la mano de una sola persona en este caso excepcional y nunca superado lexicoacutegrafo como lo sigue siendo Ludovico Bertonio Comparados los dos tesoros leacutexicos del quechua y del aimara mencionados ndash el del cacerentildeo y el del anconense respectivamentendash el del uacuteltimo resulta mucho maacutes ordenado y sistemaacutetico y menos descuidadamente repetitivo que el del primero

Muy diferente fue la suerte del puquina en materia de codificacioacuten y regis-tro pues ni siquiera fue tomada en cuenta como lengua meta de la Doctrina Christiana del Tercer Concilio no obstante haber sido reconocida oficialmente como laquolengua generalraquo en 1575 (cf Toledo 1989 [1575] 97ndash 100) La documen-tacioacuten de esta lengua se torna dramaacutetica por no decir nula pues en esta opor-tunidad fuera de la noticia vaga que tenemos respecto de la posible existencia nunca confirmada de un arte y un vocabulario redactados por el eximio poliacute-glota y lenguaraz Alonso de Barzana (1590) no contamos ni con su laquoreduccioacuten en arteraquo ni con la compilacioacuten de su leacutexico Todo lo que disponemos para tan importante laquolengua mayorraquo del antiguo Peruacute se reduce a los fragmentos de gra-maacutetica y del escueto leacutexico que subyacen a los textos pastorales en dicha len-gua compilados y editados aunque de manera descuidada por el franciscano igualmente eximio y ducho lenguaraz Jeroacutenimo de Oreacute (1607) La situacioacuten de desplazamiento idiomaacutetico por la que atravesaba la lengua a favor del quechua y del aimara con un bilinguumlismo societal marcado de puquina- aimara y de

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio de indigenismos 247

puquina- quechua y quizaacutes por ello mismo el desistimiento de usarla como vehiacuteculo de evangelizacioacuten por parte de los curas y misioneros determinaron la ausencia de todo esfuerzo codificador para con ella Como resultado de tales circunstancias adversas lo que le queda al estudioso de la lengua desaparecida en la primera mitad del siglo XIX es contentarse con el pobre y reducido leacutexico espigable de los textos de Oreacute como el efectuado por el grupo de estudiosos del puquina de la Universidad de Leiden dirigido por Willem Adelaar (cf Mossel 2015) pero tambieacuten del vocabulario aimara idioma que asimiloacute un caudal nada desdentildeable de teacuterminos propios de la lengua a la que desplazoacute tal como se des-prende de la obra monumental bertoniana examinada con rigurosos criterios etimoloacutegicos

Fuera de las laquolenguas generalesraquo mencionadas el uacutenico otro idioma que merecioacute ser codificado precisamente por haber sido empleado como vehiacuteculo de evangelizacioacuten fue el mochica entidad idiomaacutetica de caraacutecter regional des-aparecida en la primera mitad del siglo XX Como en el caso del quechua y del aimara aquiacute tambieacuten se tienen noticias de una codificacioacuten temprana de la lengua (hacia fines del siglo XVI) y sin embargo el uacutenico tratado gramatical con que contamos es el del criollo trujillano Fernando de la Carrera (1644) el mismo que no obstante anunciar el vocabulario respectivo de la lengua no parece haber cumplido con su promesa dejaacutendonos hueacuterfanos de todo registro leacutexico independiente aunque parcialmente extraiacuteble de su tratado gramatical (cf Cerroacuten- Palomino 1995)

De las otras lenguas andinas vigentes algunas de ellas hasta la segunda mitad del siglo XIX y aun llegando a la primera del XX apenas tenemos listas leacutexicas compiladas en la segunda mitad del siglo XVIII por el obispo Jaime Baltazar Martiacutenez Compantildeoacuten obispo ilustrado de la dioacutecesis de Trujillo (cf Martiacutenez Compantildeoacuten 1985 [1786]) Las listas que contienen alrededor de 40 entradas una vez depuradas de sus inevitables hispanismos corresponden a las lenguas tallana sechurana mochica quechua y culle para hablar de las estrictamente andinas

Tal es en suma una sucinta relacioacuten de las fuentes documentales idiomaacuteti-cas de origen colonial

3 Documentacioacuten republicanaLa tradicioacuten de los estudios leacutexicos y gramaticales iniciada con buenos auspi-cios durante el reacutegimen colonial y suacutebitamente interrumpida tras la expulsioacuten de los jesuitas (1767) es praacutecticamente abandonada durante la primera centuria de vida republicana Tal ocurre especialmente con los estudios del aimara en el

Rodolfo Cerroacuten-Palomino248

lado peruano mas no asiacute en el boliviano y en el Ecuador como resultado de su constitucioacuten en nueva repuacuteblica se asiste a una suerte de legitimacioacuten dialectal autoacutenoma de la variante quechua local denominada desde entonces exclusiva y simboacutelicamente quichua Esta designacioacuten alternativa todaviacutea empleada en el Peruacute hasta comienzos del siglo XX seraacute abandonada completamente a favor de la variante quechua hoy diacutea vigente tambieacuten en Bolivia mas no en la Argentina donde sobreviviraacute De este modo el glotoacutenimo en cuestioacuten funciona actualmente como una especie de shibolet para referir al tipo de quechua del que estamos hablando

Dentro de dicho panorama la intelectualidad nacional de las joacutevenes repuacute-blicas andinas del siglo XIX vive praacutecticamente a espaldas de su propia rea-lidad linguumliacutestica en tanto se considera impliacutecita cuando no expliacutecitamente integrante de naciones definidas como cristianas castellano- hablantes y occi-dentales Seraacuten los viajeros extranjeros de la segunda mitad del mencionado siglo quienes laquoredescubriraacutenraquo las lenguas indiacutegenas andinas la mayoriacutea de ellas en peligro de irreversible extincioacuten En efecto ilustres viajeros como el suizo Tschudi el britaacutenico Markham el franceacutes Charles Wiener los germanos Mid-dendorf y Uhle retomaraacuten el estudio de las lenguas andinas relegadas y olvida-das por la clase pensante nativa A ellos les debemos gramaacuteticas y vocabularios del quechua (Tschudi 1853a 1853b 1884 y Markham 1864) y para el aimara y el quechua (Wiener 1880 y Middendorf 1890a 1890b y 1891a) Middendorf y Uhle ademaacutes y dejando de lado manuscritos propios y ajenos que aguardan ser editados retomaron el primero de ellos los estudios del mochica (Middendorf 1891b) y el segundo los del uro (Uhle 1895a 1895b cf Cerroacuten- Palomino 2008)

Pronto se dejoacute sentir en el aacutembito intelectual nacional la repercusioacuten de tales trabajos en algunos casos precursores de la linguumliacutestica andina contemporaacutenea A ello se sumaba la nueva acometida misionera emprendida por algunas de las oacuterdenes religiosas en territorios en los cuales durante la colonia se haciacutea uso exclusivo de la laquolengua generalraquo para lo cual se abocaron a laquoredescubrirraquo dialectos quechuas hasta entonces silenciados pero tambieacuten a retomar los estu-dios aimaraicos abandonados en el Peruacute desde el siglo XVIII Un hito en este despertar de los estudios linguumliacutesticos en el lado peruano es el Vocabulario Poliacute-glota Incaico preparado por los miembros de la Propaganda Fide del Peruacute de la orden franciscana y publicado en 1905 El gran meacuterito de este repositorio leacutexico aparte de recoger el vocabulario moderno del quechua cuzquentildeo es el de consignar por primera vez los correspondientes a los dialectos quechuas de Ayacucho Juniacuten y Aacutencash pero tambieacuten el de la variedad punentildea del aimara

Un despertar paralelo se advierte en las repuacuteblicas vecinas del Ecuador y de Bolivia En el paiacutes nortentildeo el quichua es estudiado libre ya de toda atadura al

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quechua peruano no solo por miembros de las oacuterdenes religiosas (por ejem-plo Grim 1989 [1896]) sino tambieacuten por intelectuales laicos (cf Cordero 1992 [1895]) En Bolivia ndash a diferencia de lo ocurrido en el Peruacutendash paiacutes cuya capital administrativa siempre estuvo inmersa en territorio de habla aimara nunca dejoacute de estudiarse la lengua (alentada ademaacutes por los trabajos de Middendorf y Uhle) pero tampoco el quechua con sus bastiones en Cochabamba y en Oruro (cf Berriacuteos 1904a y 1904b) No ocurriacutea lo propio en la Argentina donde la obra solitaria de Mossi (1857) no lograba cortar del todo el cordoacuten umbilical del que-chua boliviano Conviene sentildealar que todos estos trabajos son de caraacutecter gra-matical y leacutexico y a veces textos religiosos y profanos

El panorama descrito cambia radicalmente en la segunda mitad del siglo XX Caracteriza a esta etapa la introduccioacuten del trabajo de campo como un requisito para los estudios linguumliacutesticos de caraacutecter descriptivo y dialectoloacutegico asiacute como para la aplicacioacuten de los trabajos de reconstruccioacuten y clasificacioacuten de las entidades descritas conformando esta vez familias linguumliacutesticas en el caso del quechua y del aimara De esta manera por primera vez se busca integrar tales estudios en funcioacuten de su comprensioacuten linguumliacutestica global tanto sincroacutenica como diacroacutenica abandonando el enfoque tradicional que a la par que privi-legiaba el estudio exclusivo de variedades modeacutelicas relegaba al olvido y a la extincioacuten aquellas que se apartaban del prototipo Dicha praacutectica en el caso peruano habiacutea implicado como parte de su laquoherencia colonialraquo la atencioacuten prestada hasta entonces exclusivamente a las variedades surentildeas tanto quechuas como aimaraicas cuyas amarras no pudieron romper los escarceos dialectales iniciados por los franciscanos a comienzos del siglo XX

El cambio paradigmaacutetico registrado por la disciplina en materia de linguumliacutes-tica andina se vio estimulado en el Peruacute con la oficializacioacuten del quechua (1975) decretada por el gobierno militar como una medida que ahora sabemos popu-lista pero que tuvo la intencioacuten en el plano ideoloacutegico y simboacutelico de cancelar la discriminacioacuten idiomaacutetica secular del quechua y de las lenguas nativas en su conjunto reivindicaacutendolas al menos en el nivel del discurso oficial En un intento por fomentar la ensentildeanza y el aprendizaje del quechua en el paiacutes como correlato de su oficializacioacuten se prepararon sendas gramaacuteticas y vocabularios para los seis dialectos quechuas que se seleccionaron como representativos de toda la familia linguumliacutestica Las variedades elegidas fueron las de Aacutencash- Huailas (cf Parker 1976 Parker- Chaacutevez 1976) Ayacucho (cf Soto 1976a 1976b) Cajamarca- Cantildearis (cf Quesada 1976a 1976b) Cuzco- Collao (cf Cusi-huamaacuten 1976a 1976b) Juniacuten- Huanca (cf Cerroacuten- Palomino 1976a 1976b) y San Martiacuten- Lamas (cf Coombs et al 1976 Park et al 1976) Por lo que toca al aimara se describiraacute por primera vez la variedad central tupina hablada en las

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serraniacuteas de Lima (cf Hardman 1966) pero el leacutexico respectivo solo apareceraacute 30 antildeos despueacutes (cf Belleza Castro 1995) Finalmente tendremos que aguardar hasta la deacutecada del 80 para contar con el primer vocabulario del aimara punentildeo (cf Buumlttner y Condori 1984) Del mismo antildeo es la reedicioacuten del diccionario moderno del quechua cuzquentildeo de Lira (1982 [1941]) cuya ortografiacutea exoacutetica adoptada por el autor desorienta antes que invita a la consulta del interesado

Ahora bien como no es nuestra intencioacuten resentildear la produccioacuten linguumliacutestica (especialmente de orden leacutexico) en el resto de los paiacuteses andinos mencionados bastaraacute con sentildealar que en todos ellos gracias al impulso de los estudios des-criptivos han venido apareciendo tratados gramaticales y repositorios leacutexicos modernos maacutes centildeidos a la realidad descrita y consignada Para Bolivia qui-sieacuteramos destacar por un lado el diccionario quechua de Herrero y Saacutenchez de Losada (1983a 1983b) y por el otro el vocabulario aimara de Cotari et al (1978) asiacute como el de De Lucca (1987) Para el quichua argentino (santiaguentildeo) no solo contamos con la obra de Domingo Bravo (cf Bravo 1975 1977) sino sobre todo con la de Alderetes (2001)

4 Manejo de las fuentes lexicograacuteficasEn esta seccioacuten discutiremos de manera maacutes especiacutefica algunos de los proble-mas recurrentes con que tropieza el uso de los registros leacutexicos de lenguas andi-nas Primeramente nos referiremos a las fuentes coloniales y en una segunda instancia a los materiales republicanos tomando en cuenta la periodizacioacuten aproximada sugerida en las secciones precedentes

En cuanto a las fuentes de la primera etapa conviene discutir en primer lugar su accesibilidad tanto material como de contenido Lo primero es decir su disponibilidad se ha visto notoriamente aventajada desde el momento en que gracias a la tecnologiacutea informaacutetica de nuestros tiempos hoy es posible acceder a los monumentos lexicograacuteficos coloniales por la viacutea del internet Dicha alterna-tiva no excluye por cierto el disfrute y la satisfaccioacuten de acceder a las versiones originales de tales reliquias ya sea en las bibliotecas puacuteblicas o en las privadas o a sus versiones compuestas o facsimilares cuando las hay En segundo lugar conviene referirse igualmente al manejo praacutectico de tales documentos Para lo cual hay que recordar que ellos en tanto textos producidos en los siglos XVI y XVII estaacuten redactados en su vertiente castellana en la lengua y ortogra-fiacutea de la eacutepoca y en su vertiente en idioma indiacutegena en un alfabeto ideado y adaptado a eacutel en principio de acuerdo con la tradicioacuten ortograacutefica castellana del momento Como consecuencia de ello la lectura e interpretacioacuten de tales materiales requiere de una miacutenima familiarizacioacuten con el leacutexico y la ortografiacutea

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que los subyace en su mayor parte inevitablemente obsoletos No tenerla aca-rrea los errores consabidos de interpretacioacuten como es faacutecil demostrar con solo repasar los trabajos de historiadores y arqueoacutelogos cuando discurren sobre ins-tituciones andinas pero tambieacuten con hojear algunas de las ediciones de tales materiales preparadas por aficionados de buena voluntad pero hueacuterfanos de informacioacuten filoloacutegica y ecdoacutetica En tercer lugar y esta vez en relacioacuten con el material en lengua indiacutegena estaacute el ingrediente ideoloacutegico y formativo que impide el acercamiento desprejuiciado y ecuaacutenime del consultor respecto de tales fuentes Ocurre que el celo de los especialistas a la hora de trabajar con los textos coloniales cuando demuestran tenerlo solo resulta exigente con la parte castellana Y es que dentro de la praacutectica tradicional preocupaciones relativas con la fijacioacuten de un texto con su hermeneacuteutica es decir con su tratamiento e integridad filoloacutegica solo rigen para las laquolenguas de civilizacioacutenraquo mas no para aquellas que no tienen laquohistoria (escrita)raquo que seriacutea el caso de las lenguas andi-nas Dicha ideologiacutea de obvio caraacutecter digloacutesico es la responsable de que muy pocos estudiosos hagan el esfuerzo siquiera miacutenimo por adentrarse en la com-prensioacuten elemental de la lengua en vertiente indiacutegena hecho que se manifiesta en la consulta arbitraria y abusiva de los datos sin advertir erratas y gazapos evidentes e incluso pasando por alto las laquoadvertencias al lectorraquo con que se empentildean en iniciar sus tratados los autores maltratados Por lo demaacutes hacemos hincapieacute en los puntos que acabamos de mencionar por la sencilla razoacuten en principio muy reveladora de que las fuentes lexicograacuteficas coloniales no han perdido su vigencia (y hasta diriacuteamos algunas de ellas no han sido superadas) no solo entre los lexicoacutegrafos modernos sino tambieacuten entre quienes se intere-san en el estudio de las instituciones culturales del incario

Ahora bien la preocupacioacuten por el recto manejo de las fuentes lexicograacuteficas coloniales no solo tiene que ver con la notacioacuten ortograacutefica en que han sido con-signadas sus entradas sino tambieacuten con otro aspecto igualmente fundamental pero esta vez de naturaleza maacutes bien semaacutentica Nos referimos a la consulta a menudo acriacutetica del lemario vinculado con el leacutexico propio de las institucio-nes del incario particularmente las concernientes a la religiosidad andina que en manos de los evangelizadores devenidos en gramaacuteticos y lexicoacutegrafos fue objeto de haacutebiles manipulaciones y acomodamientos semaacutenticos en funcioacuten del dogma judeo- cristiano a impartirse entre la poblacioacuten nativa En tal sentido no debe perderse de vista que muchas de las acepciones que integran el articulado del leacutexico cultural y religioso andinos requieren para ser aprovechadas correc-tamente de un riguroso e informado escrutinio separando la paja del trigo es decir lo genuino de lo manipulado o acondicionado sesgadamente

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Por lo que respecta a las fuentes lexicograacuteficas republicanas habriacutea que dis-tinguir entre las producidas entre la segunda mitad del siglo XIX y antes de la deacutecada del 60 del siglo XX y las posteriores a esa fecha Corresponde a la primera etapa en la medida en que se produce la afirmacioacuten de las autono-miacuteas dialectales republicanas no solo la elevacioacuten al rango normativo de las peculiaridades fonoloacutegicas y leacutexicas de las hablas propias a las naciones joacutevenes sino tambieacuten y como consecuencia de ello la proliferacioacuten de convenciones ortograacuteficas particulares todas ellas inspiradas en la tradicioacuten ortograacutefica cas-tellana en boga cuando esta se ajustaba a la realidad foacutenica local pero repro-duciendo sobre todo en el caso peruano y para representar a las variedades surentildeas del quechua y del aimara algunos de los recursos diacriacuteticos en la nota-cioacuten de los fonemas ajenos al castellano De esta manera no es difiacutecil constatar que un mismo lexema de caraacutecter pandialectal aun sin mostrar variaciones foacutenicas notables fuera escrito de modo diverso demostrando que la escritura puede funcionar llegado el caso como elemento diferenciador y no unificador Un ejemplo elocuente de ello nos lo proporciona Xavier Alboacute (1974 cap 6 125) cuando refiere que ha podido verificar hasta 83 maneras distintas de escribir la palabra laquoquechuaraquo Pero la mejor muestra de la heterogeneidad ortograacutefica del quechua y o del aimara nos la dan las ediciones del diccionario de la RAE especialmente las anteriores a la deacutecimo primera (2001) basta con recorrer la manera en que se ofrecen las etimologiacuteas de los indigenismos seguacuten estos hayan sido propuestos por las filiales acadeacutemicas de los paiacuteses andinos

La situacioacuten descrita cambia de manera notoria en la deacutecada del sesenta del siglo XX que es cuando se inicia la etapa propiamente cientiacutefica de los estudios andinos Ella se caracteriza como se dijo por la introduccioacuten de las teacutecnicas de la linguumliacutestica descriptiva y del meacutetodo histoacuterico- comparativo en la recons-truccioacuten y clasificacioacuten de las entidades idiomaacuteticas andinas En teacuterminos de notacioacuten ortograacutefica la etapa vino precedida por la buena acogida especial-mente en el seno de las ciencias sociales de la practicidad y funcionalidad de los sistemas ortograacuteficos inspirados en el alfabeto foneacutetico internacional en este caso propuestos para el quechua y el aimara Impliacutecitamente dicha propuesta aconsejaba el empleo de una misma convencioacuten ortograacutefica por lo menos para aquellos fonemas comunes a los miembros de las distintas familias idiomaacuteti-cas ensayando de esta manera maacutes bien intuitivamente una eventual unifi-cacioacuten ortograacutefica de las mismas Asiacute es como gradualmente en unos paiacuteses maacutes que en otros fue imponieacutendose el uso de tales alfabetos los cuales bus-caban respaldarse ademaacutes en los sistemas fonoloacutegicos respectivos propuestos por los linguumlistas De otro lado desde una perspectiva diacroacutenica la aplicacioacuten del meacutetodo comparativo brindaba la posibilidad de tender puentes entre las

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distintas variedades de una misma familia linguumliacutestica proponiendo cognadas gobernadas por reglas sistemaacuteticas y sentildealando rutas etimoloacutegicas hasta enton-ces insospechadas uniendo formas que empantildeaban no solo la ortografiacutea tradi-cional sino tambieacuten el anaacutelisis efectuado en ausencia de todo rigor linguumliacutestico y filoloacutegico

Dentro del nuevo contexto esbozado en paiacuteses como el Peruacute y Bolivia se consiguioacute finalmente oficializar los alfabetos quechuas y aimaras de base fono-loacutegica en el Ecuador en donde se habiacutea conseguido unificar parcialmente una ortografiacutea quichua a la manera castellana se dio inicio a una reforma que bus-caba a semejanza de la experiencia peruano- boliviana reflejar lo maacutes cercana-mente posible el sistema fonoloacutegico subyacente de la lengua y en la Argentina se optoacute decididamente por un alfabeto de inspiracioacuten peruano- boliviana bus-cando aproximar ortograacuteficamente las lenguas alliacute donde hubiera comunioacuten fonoloacutegica En el plano diacroacutenico se reconstruyeron el proto- quechua (cf Par-ker 2013 [1963] Torero 1964) y el proto- aimara (cf Cerroacuten- Palomino 2000) y hasta se llegoacute a proponer el leacutexico atribuido al proto- quechua (cf Parker 2013 [1969]) Posteriormente con el avance de los estudios diacroacutenicos y en gene-ral de la prehistoria linguumliacutestica andina (cf Heggarty y Pearce 2011 Kaulicke et al 2011 Heggarty y Beresford- Jones 2012) se han comenzado a estudiar combinando los meacutetodos de la linguumliacutestica de contacto y de la etimologiacutea los fenoacutemenos de remodelacioacuten gramatical y de asimilacioacuten de preacutestamos leacutexicos entre las lenguas andinas mayores De esta manera ahora resulta claro coacutemo el vocabulario del aimara surentildeo contiene un notable ingrediente puquina pero tambieacuten coacutemo el quechua le debe al aimara y al puquina un caudal leacutexico no menos importante En el mismo terreno leacutexico al quechua le debe tambieacuten a su turno y desde eacutepocas maacutes recientes el aimara surentildeo de manera semejante le son deudores las lenguas menores como el mochica pero tambieacuten los idiomas selvaacuteticos con los cuales entroacute en contacto Tal es la fisonomiacutea leacutexica de las len-guas andinas con preacutestamos mutuos que se entrecruzan previa aclimatacioacuten idiomaacutetica y que los estudios de onomaacutestica andina buscan etimologizar des-cubriendo la direccionalidad de los procesos de asimilacioacuten involucrados Son finalmente estas lenguas las fuentes de los indigenismos del castellano para cuya recta identificacioacuten se requiere sobra decirlo la informacioacuten linguumliacutestica respectiva que es algo que los lexicoacutegrafos nacionales ignoran campantemente

Asiacute pues habraacute que reconocer que la perspectiva histoacuterica de estas lenguas tal como ha sido reconstruida y sin mencionar la laquohistoria externaraquo de las mis-mas que igualmente fue bosquejada en la deacutecada del 60 del siglo pasado es algo que auacuten escapa a los investigadores locales (quechuistas aimaristas lexicoacutegra-fos del castellano etc) especialmente a quienes debido a su falta de formacioacuten

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e informacioacuten no ven maacutes allaacute del contexto dialectal y linguumliacutestico inmediato dentro del cual investigan Un ejemplo de esta praacutectica es el diccionario de preacutes-tamos del quechua al castellano boliviano editado por el Instituto Boliviano de Lexicografiacutea bajo la direccioacuten de nuestro colega y amigo Carlos Coello Vila (2009) ya que los preacutestamos aludidos no solo son del idioma mencionado sino tambieacuten como era de esperarse y en densidad apreciable del aimara

5 IlustracioacutenEn esta seccioacuten presentaremos a manera de ilustracioacuten el modo en que son consignados los indigenismos de procedencia andina en los vocabularios de peruanismos y o americanismos Como se notaraacute los problemas que sentildeala-remos reflejan precisamente el mal manejo cuando no el desconocimiento y ausencia de informacioacuten de los trabajos en materia de linguumliacutestica histoacuterica y filologiacutea andinas aplicados a las lenguas mayores del antiguo Peruacute La fuente que utilizaremos para ilustrar nuestro cometido es el Diccionario de Ameri-canismos publicado por la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola (AALE) en 2010 Cuatro son los tipos de fenoacutemenos sobre los cuales llama-remos la atencioacuten (a) problemas de normalizacioacuten ortograacutefica (b) problemas de variacioacuten dialectal y linguumliacutestica (c) problemas de adaptacioacuten fonoloacutegica y (d) problemas de filiacioacuten etimoloacutegica Los tres primeros tienen en comuacuten el tratar sobre la forma que adquieren las entradas nativas la uacuteltima versa maacutes bien sobre las propuestas etimoloacutegicas de los indigenismos

51 Cuestiones de normalizacioacuten ortograacutefica

Los problemas de este tipo tienen que ver con la manera en que se fueron repre-sentando a traveacutes del tiempo los fonemas w y y del quechua y del aimara Representado el primero de ellos inicialmente (hasta el uacuteltimo tercio del siglo XVI) con ltgugt y ltvgt posteriormente fue registrado con lthugt De manera que los teacuterminos quechuas y aimaras que conllevaban el fonema respectivo y que ingresaron tempranamente al castellano fueron registrados dependiendo del periacuteodo en que se asimilaron echando mano primeramente de ltgugt alter-nando con ltvgt pero luego con lthugt Las notaciones sin embargo lejos de ser excluyentes coexistieron alguacuten tiempo y aun cuando la moda fue imponiendo la alternativa maacutes reciente ella no siempre logroacute desplazar los usos anterio-res que fueron delatando su eventual fisonomiacutea arcaica Como resultado de ello una misma palabra reflejando distintas tradiciones ortograacuteficas puede

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aparecer registrada de dos o tres maneras diferentes como se veraacute en la lista de ejemplos proporcionada

(1)

guaico ~ huaicoguato ~ huatochiguaco ~ chihuacoguaina ~ huaina ~ huaynaguaino ~ guayno ~ huainoguaira ~ huaira ~ huayraguatia ~ huatia ~ huatiacuteahuincha ~ vinchaviracocha ~ huiracochaviravira ~ huirahuira

lsquoencantildeadarsquolsquopiolarsquolsquozorzalrsquolsquojoven amantersquolsquomuacutesica andinarsquolsquovientorsquolsquobarbacoarsquolsquodiademarsquolsquoespantildeolrsquolsquovar de hierba medicinalrsquo

Pues bien ocurre que tales indigenismos aparecen en el DA en forma dupli-cada y hasta triplicada las maacutes de las veces sin referencia cruzada como si fueran entradas distintas Es maacutes muchos de tales teacuterminos vuelven a reapa-recer esta vez laquoremozadosraquo ortograacuteficamente con ltwgt siguiendo la manera en que se los escribe en la lengua fuente Y asiacute tenemos dupletes como lttarhuigt ~ lttarwigt lsquoaltramuzrsquo e incluso tripletes del tipo ltguintildeapogt ~ lthuintildeapogt ~ ltwintildeapugt lsquomaiacutez germinadorsquo Son tantas las variantes registradas con ltwgt que habitualmente no pasaban de la decena pero cuyo nuacutemero con dicha grafiacutea ini-cial se ha visto incrementado en el DA El exotismo ortograacutefico de indigenismos con ltwgt se explica naturalmente por el hecho de que al haber sido propuestos como tales se los presentoacute bajo la ortografiacutea de las lenguas nativas respectivas pasando por alto su normalizacioacuten ortograacutefica castellana que en tales casos echa mano de lthugt de manera natural y espontaacutenea Por lo que toca a y los tripletes de los ejemplos presentados ilustran su representacioacuten vacilante en final de siacutelaba bien como i (y entonces acorde con la ortografiacutea actual) bien como y (que explica escrituras arcaizadas como la de ltaymaragt o de ltayllogt lsquolinajersquo que igualmente variacutean con sus formas actualizadas ltaimaragt y ltaiacutellogt respectivamente)

52 Variacioacuten dialectal y linguumliacutestica

Este fenoacutemeno es al igual que el anterior el responsable de la duplicacioacuten de los indigenismos como entradas del DA Ocurre que la variacioacuten ortograacutefica en el presente caso responde a la distinta procedencia dialectal de un vocablo

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quechua o aimara o a su diferente filiacioacuten idiomaacutetica Sean los siguientes ejemplos

(2)

ancu ~ angoantarilla ~ andarillacachua ~ cashuacushma ~ cusmacollpa ~ colpachagra ~ chacrachumpi ~ chumbiguanto ~ guandohuanco ~ huangopajra ~ pajlacalapurca ~ carapulcachaguar ~ chaguarasoroche ~ sorojche

lsquonervio tendoacutenrsquolsquoflauta de pan pequentildearsquolsquodanza tiacutepica de joacutevenesrsquolsquovestimenta nativarsquolsquoazufrersquolsquoheredadrsquolsquofajarsquolsquoandasrsquolsquoatadurarsquolsquocalvorsquolsquoguiso de papa secarsquolsquomagueyrsquolsquomal de alturarsquo

Con excepcioacuten de los cuatro uacuteltimos ejemplos el resto acusa variacioacuten dialectal dentro del quechua en la que los elementos de la segunda columna correspon-diacutean a la variedad quechua koineacute en uso antes de la conquista espantildeola (el fenoacute-meno mayormente involucrado es la sonorizacioacuten de las oclusivas tras nasal) y que ingresaron tempranamente como tales al castellano antes de ser laquonor-malizadosraquo posteriormente (con base a la variedad cuzquentildea) Tales formas de paso coinciden con las del dialecto ecuatoriano y no seriacutea raro que fuera la academia asociada ecuatoriana la responsable de su propuesta en calidad de quechuismos En cuanto al primero de los cuatro uacuteltimos ejemplos estamos ante variantes dialectales de una misma palabra aimara (la primera de las cua-les presenta el cambio rgt l) los tres uacuteltimos constituyen formas castellaniza-das diferentemente bien de una voz aimara a la manera quechua (ltcarapulcagt proveniente de qala- phurka) bien de palabras quechuas a la manera aimara (ltchaguaragt procedente de črsquoawar y ltsorojchegt a partir de suru- chi- q) Como en el caso anterior aquiacute tambieacuten las variantes no consignadas aparecen por lo general sin la referencia cruzada respectiva

53 Variacioacuten de ajuste vocaacutelico

De acuerdo con las reglas fonotaacutecticas del castellano la lengua no tolera a dife-rencia del quechua y del aimara vocales altas inacentuadas en posicioacuten final de palabra En liacutenea con esta restriccioacuten todo lexema nativo acabado en tales

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vocales sufre el reacomodo automaacutetico de manera que termine en e o respec-tivamente Los ejemplos que ofrecemos son muy elocuentes al respecto en la medida en que explican el origen de las variaciones involucradas

(3)

ango ~ ancuaillo ~ aylluaine ~ aynicaito ~ caituculle ~ cullicharque ~ charquichoro ~ churuchuncho ~ chunchuchupo ~ chuputaparaco ~ taparacu

lsquonervio tendoacutenrsquolsquolinaje familiarsquolsquotrabajo reciacuteprocorsquolsquopiolarsquolsquomaiacutez moradorsquolsquocecinarsquolsquocaracolrsquolsquoselvaacuteticorsquolsquoapostemarsquolsquovar de mariposarsquo

En los ejemplos listados es obvio que las formas de la segunda columna res-ponden a un esfuerzo purista por laquorecuperarraquo parcialmente la pronunciacioacuten nativa de las mismas Como en el caso del empleo de ltwgt en el plano orto-graacutefico aquiacute tambieacuten a falta de una normalizacioacuten ortograacutefica sistemaacutetica de los indigenismos se opta por una escritura laquoetimoloacutegicaraquo que no rige para el castellano Por lo demaacutes variantes como las vistas aparecen en el DA como entradas independientes casi siempre disociadas o sin relacioacuten alguna entre siacute

54 Cuestiones etimoloacutegicas

En general puede decirse que las etimologiacuteas de los indigenismos del aacuterea andina que aparecen en el diccionario general de la RAE y maacutes especiacutefica-mente en el DA cuando las tienen se limitan a reproducir en forma acriacutetica y automaacutetica las postulaciones sugeridas por las comisiones lexicograacuteficas de las academias de lengua espantildeola asociadas Que sepamos en efecto la excepcioacuten la dio la comisioacuten lexicograacutefica de la academia peruana con su contribucioacuten respectiva a la vigeacutesimo primera edicioacuten del Diccionario (2001) El resto de las academias del aacuterea andina siguiendo con la vieja praacutectica consistente en pos-tular etimologiacuteas de caraacutecter local y sincroacutenico continuaron y auacuten continuacutean con elevar semejante tipo de propuestas Seguidamente pasaremos a sentildealar e ilustrar con algunos ejemplos la serie de problemas de que adolecen tales pro-puestas

Rodolfo Cerroacuten-Palomino258

(a) eacutetimos de origen local y con ortografiacutea tradicional

callampacuichiguandohuairaquipantildeaupa

(del q callampa)(del q cuichi)(del q huandu)(del q guaira)(del q quipa)(del q ntildeaupaco)

(b) etimologiacuteas erraacuteticas o vacilantes

chagraconchocorontachunkuguacaguantoquinuawambra

(del q chagra o chacra)(del q qonchu cunchu)(del q koroacutenta o qorunta)(del q chunku)(del q waku)(del q huantung)(del q kinuacutewa o kiacutenua)(del q warmi)

(c) etimologiacuteas de filiacioacuten errada y vacilante

ancucachicaimacalatochallarchullpachaquicollpaguachoguainotola

(del q y a anku)(del a kachi)(del a qrsquoayma)(del q qrsquoala)(del q chrsquoallay)(del q y del a chullpa)(del a chrsquoakhi)(del q y a qollpa)(del q y del a wacho wachu)(del q wayno a waintildeu)(del q y del a trsquoula)

(d) etimologiacuteas desprovistas de identificacioacuten gramatical

apachetaayapugllanacapujarcuraca

(del q y del a apachita)(del q ayaypugllana)(del q kapujay)(del q kuraka)

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio de indigenismos 259

(e) entradas sin etimologiacutea

andinoaillobalacacarapulcaguachoguacoguaguaguangoguatiahuambrahuiracochavicuntildeavizcacha

lsquodel aacuterea andinarsquolsquofamilia linajersquolsquodiademarsquolsquov de guisorsquolsquosurcorsquolsquode labio leporinorsquolsquonintildeo criacutearsquolsquotrenzarsquolsquobarbacoarsquolsquonintildeorsquolsquoespantildeolrsquolsquov de cameacutelido andinorsquolsquov de roedor andinorsquo

5 A manera de resumenEn las secciones precedentes hemos procurado ofrecer una caracterizacioacuten de las fuentes relativas a las lenguas andinas con especial incidencia en las obras lexicograacuteficas en funcioacuten de su consulta en el tratamiento de los indigenismos de los diccionarios de americanismos Seguidamente pasaremos a resumir a modo de conclusioacuten algunos de los aspectos maacutes saltantes de nuestra discusioacuten sobre los cuales hemos querido llamar la atencioacuten

En primer lugar en relacioacuten con el manejo de las fuentes coloniales sub-sisten los problemas de lectura e interpretacioacuten de las mismas en la medida en que los lexicoacutegrafos locales salvo contadiacutesimas excepciones carecen de la informacioacuten linguumliacutestica y filoloacutegica necesarias no solo con respecto a las len-guas nativas sino tambieacuten con el castellano de la eacutepoca La consulta de tales fuentes se ve agravada por el hecho de que debido a razones de accesibilidad se recurre a reediciones que si no son facsimilares han sido preparadas sin el menor rigor filoloacutegico y por consiguiente con serios problemas de fijacioacuten textual El asunto se ve agravado por el hecho de que no contamos hasta la fecha con excepcioacuten del intento reciente de edicioacuten de la obra del Anoacutenimo (Blas Valera) de versiones de las fuentes coloniales interpretadas con el debido rigor criacutetico y ecdoacutetico lamentablemente ausente por ejemplo en la preparada por Calvo y Urbano (2013)

En segundo teacutermino con respecto a las fuentes modernas y en especial los vocabularios de lengua nativa pertenecientes a distintas realidades dialectales debemos recordar que salvo muy pocas excepciones estos han sido preparados por aficionados carentes de formacioacuten linguumliacutestica y lexicograacutefica y registrados

Rodolfo Cerroacuten-Palomino260

siguiendo notaciones ortograacuteficas incoherentes y por lo general rentildeidas con la realidad descrita Ocioso resulta sentildealar que la consulta de tales materiales requiere de un miacutenimum de anaacutelisis y examen internos

En tercera instancia en cuanto a las propuestas de indigenismos hechas por las academias nacionales debe notarse la total ausencia de coordinacioacuten entre ellas para resolver problemas de seleccioacuten y normalizacioacuten ortograacutefica y de esta manera superar la proliferacioacuten de las soluciones de caraacutecter regional y local muchas veces con desconocimiento de una misma historia cultural y linguumliacutes-tica compartidas

Finalmente en cuarto y uacuteltimo lugar pero no por ello menos importante estaacute el problema de las propuestas etimoloacutegicas terreno sumamente escabroso en el que como resultado de los progresos en linguumliacutestica histoacuterica aplicada a las lenguas indiacutegenas se han venido haciendo notorios avances en los uacuteltimos tiempos Es de lamentar sin embargo que nuestros lexicoacutegrafos nacionales anclados en la perspectiva sincroacutenica de sus realidades dialectales todaviacutea no parecen haber cobrado conciencia plena de la historicidad de los idiomas invo-lucrados operando hasta ahora como si se trataran de laquolenguas sin historiaraquo

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Historia y contacto en textos indorromaacutenicos

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Martina Schrader-Kniffki and Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Vol 1 Luis Andrade Ciudad Aacutelvaro Ezcurra Rivero y Carlos Garatea Grau (eds) Leacutexico y contacto de lenguas en los Andes 2019

Vol 2 Julia Montemayor Gracia Martina Schrader-Kniffki (eds) Espacios de contacto en la hispano-

foniacutea Espantildeol y lenguas indiacutegenas en el mundo globalizado 2021

Vol 3 Joseacute Carlos Huisa Teacutellez (ed) Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispano- americano 2021

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  • Dedication
  • Contenido
  • Lista de autores
  • Introduccioacuten (Joseacute Carlos Huisa Teacutellez)
  • El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales (Elena Diez del Corral Areta)
  • Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los gentilicios para el Peruacute (Piero Renato Costa Leoacuten)
  • El leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios (Ignacio Ahumada Lara)
  • Lexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano (Joseacute Carlos Huisa Teacutellez)
  • Consideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute Garciacutea de Arboleya (Aurora M Camacho Barreiro)
  • La funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona (Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea)
  • El Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real Academia Espantildeola (1884ndash1927) (Dariacuteo Rojas y Tania Avileacutes)
  • Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899) (Luz Fernaacutendez Gordillo)
  • Fuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino (Rodolfo Cerroacuten- Palomino)
  • Obras publicadas en la coleccioacuten
Page 3: Fuentes lexicográficas del estudio histórico

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez (ed)

Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

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A Reinhold Werner in memoriam

Contenido

Lista de autores 9

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezIntroduccioacuten 11

Elena Diez del Corral AretaEl estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales 19

Piero Renato Costa LeoacutenEntre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los gentilicios para el Peruacute 35

Ignacio Ahumada LaraEl leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 53

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezLexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano 67

Aurora M Camacho BarreiroConsideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute Garciacutea de Arboleya 91

Eduardo Joseacute Jacinto GarciacuteaLa funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona 109

Dariacuteo Rojas y Tania AvileacutesEl Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real Academia Espantildeola (1884ndash1927) 177

Contenido8

Luz Fernaacutendez GordilloJoaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899) 205

Rodolfo Cerroacuten- PalominoFuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino 243

Lista de autores

Ignacio Ahumada LaraConsejo Superior de Investigaciones Cientiacuteficas

Tania AvileacutesUniversidad Catoacutelica de Temuco

Aurora M Camacho BarreiroInstituto de Literatura y Linguumliacutestica ldquoJoseacute Antonio Portuondo Valdorrdquo

Rodolfo Cerroacuten- PalominoPontifica Universidad Catoacutelica del Peruacute

Piero Costa LeoacutenUniversitagrave degli Studi di Verona Universitat Autogravenoma de Barcelona

Elena Diez del Corral AretaUniversiteacute de Lausanne

Luz Fernaacutendez GordilloEl Colegio de Meacutexico

Joseacute Carlos Huisa TeacutellezJohannes Gutenberg- Universitaumlt Mainz

Eduardo Joseacute Jacinto GarciacuteaUniversidad de Coacuterdoba

Dariacuteo RojasUniversidad de Chile

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Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Introduccioacuten

Hace alrededor de tres deacutecadas ndash como ya varios especialistas se han detenido en comentar (cfr por ejemplo Lapesa 1991 Rivarola 2001 [1993] 19 y Ramiacuterez Luengo 2012 394)ndash empezoacute para el estudio histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica una eacutepoca de renovada atencioacuten que se extiende hasta hoy No es difiacutecil reco-nocer que uno de los factores maacutes importantes de este desarrollo sostenido de la investigacioacuten lo constituyen la ampliacioacuten y la mejora del tratamiento de su base documental de lo cual el Corpus Diacroacutenico y Diatoacutepico del Espantildeol de Ameacuterica (CORDIAM) o el dedicado trabajo de Juan Antonio Frago (por ejem-plo Frago 2010) son buenos botones de muestra Resulta esencial mencionar asimismo el importante impulso dado tambieacuten en el nivel teoacuterico por la escuela alemana de filologiacutea romaacutenica especialmente a traveacutes de los sucesivos proyec-tos de investigacioacuten dirigidos por Wulf Oesterreicher centrados en la eacutepoca colonial (sobre el primero de ellos laquoEscritura de impronta oral en la historio-grafiacutea colonial de Hispanoameacuterica (1500ndash 1615)raquo (1990ndash 1996) cfr por ejemplo Renwick 1997) Esta especie de nueva eacutepoca de la disciplina tambieacuten incluye por supuesto el intereacutes en el nivel leacutexico de hecho la gran mayoriacutea de los auto-res nombrados hasta ahora presta aplicada atencioacuten al devenir de las palabras en diferentes momentos de la historia de la lengua en el continente No pode-mos dejar sin mencionar el ya claacutesico Buesa y Enguita (1992) dedicado sobre todo a las que quizaacutes sean las categoriacuteas maacutes recurridas en la investigacioacuten las de indigenismo y leacutexico patrimonial

Si bien es cierto que en el estudio histoacuterico prima o debe primar el manejo de fuentes linguumliacutesticas en el sentido de fuentes que recogen el uso mismo de la len-gua frente al de las fuentes metalinguumliacutesticas que recogen maacutes bien la reflexioacuten de los hablantes sobre su propio uso la consulta de un tipo prototiacutepico de estas fuentes el diccionario o glosario no es en absoluto inusual entre los especialis-tas en especial porque reflejan los usos activos en un momento determinado Es significativo por ejemplo que en su estudio sobre el espantildeol de Ameacuterica en la eacutepoca de la independencia Frago dedique el apartado titulado laquoLa cues-tioacuten documentalraquo sobre todo a diversas pesquisas lexicograacuteficas en diccionarios espantildeoles e hispanoamericanos En su repaso del estudio de la incorporacioacuten de determinados preacutestamos indiacutegenas Rivarola ndash en otro ejemplo de intereacutesndash no duda en afirmar laquo[d] e queacute manera aquiacute el estudio linguumliacutestico se entreteje

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez12

con el de objetos costumbres e instituciones [hellip] queda patente a modo de ilustracioacuten cuando se examinan los registros lexicograacuteficos de papa y tomate en dicha obra [Autoridades]raquo (Rivarola 2001 [1993] 29) El papel coadyuvante de la lexicografiacutea en el caso de los estudios histoacutericos dicho sea de paso no se muestra solo en esta consulta complementaria de diccionarios del pasado sino tambieacuten en la elaboracioacuten de obras lexicograacuteficas en el presente a partir de una base documental bien trabajada muy buenos ejemplos de esto son Alvar Ezque-rra (1997) y Company y Melis (2002) Naturalmente no hay que perder de vista que los puntos de partida y llegada de obras como estas estaacuten relacionados de forma directa con la investigacioacuten Por su parte la produccioacuten lexicograacutefica de los siglos pasados especialmente en Ameacuterica y a diferencia de su contraparte acadeacutemica se ha hecho partiendo casi de forma exclusiva del intereacutes la compe-tencia y la experiencia del autor

Valga el uacuteltimo apunte para ir entrando de lleno en el tema central de este volumen Hacia el uacuteltimo tercio del siglo pasado y en el marco de modernas propuestas de elaboracioacuten de diccionarios del espantildeol americano la produc-cioacuten lexicograacutefica decimonoacutenica de eacutepoca republicana cuyo modelo se repite hasta el siguiente siglo se sometioacute a un duro examen Es bien conocida la criacute-tica de Lara sobre las bases ideoloacutegicas de aquella sobre todo en cuanto a la conciencia del desviacuteo de los lexicoacutegrafos y hablantes hispanoamericanos frente a su propia habla americana cuya superacioacuten el autor mexicano exige vehe-mentemente (cfr Lara 1990 [1989]) Por su parte Reinhold Werner y Guumlnther Haensch directores del Proyecto de Diccionarios Contrastivos del Espantildeol de Ameacuterica de la Universidad de Augsburgo Alemania apuntaban sus criacuteticas sobre todo a cuestiones metalexicograacuteficas al tener como objetivo sistematizar en un lenguaje lexicograacuteficamente condensado las intuiciones de los autores del pasado sobre las diferencias de uso entre el leacutexico americano y el penin-sular considerado como norma central (Werner 1991) Ciertamente y al igual que Lara Werner y Haensch intentaban dejar de lado esta postura normativa del XIX y asumiacutean a cambio que la comparacioacuten entre el leacutexico de un paiacutes americano y el de Espantildea todaviacutea resultaba necesaria por cuestiones pura-mente praacutecticas en la realidad del siglo XX De cualquier manera estas mira-das criacuteticas generales dieron paso a la necesidad de emprender estudios maacutes especiacuteficos de las obras en cuestioacuten que se han ido llevando a cabo a lo largo de las uacuteltimas dos deacutecadas impulsadas por desideratas como la de Werner al proponer laquola elaboracioacuten de cuidadosas ediciones criacuteticas de obras lexicograacute-ficas antiguas claacutesicas y de difiacutecil acceso hoy diacutearaquo (Werner 2001 sp) o esta indirecta de Lara laquo[la lexicografiacutea hispaacutenica] no ha escrito su propia historia ni puede evaluar sus diccionarios desde puntos de vista metoacutedicos y rigurosos

Introduccioacuten 13

(pienso en las obras de Quemada 1968 y Rey- Debove 1971 para el franceacutes)raquo (Lara 1990 [1989] 237)

Es posible establecer una estrecha relacioacuten entre este esfuerzo de exami-nar con detenimiento la praacutectica lexicograacutefica hispanoamericana y la labor del historiador de la lengua si tenemos en cuenta el hecho patente de que las obras correspondientes maacutes allaacute de sus entresijos ideoloacutegicos y sus sistemaacute-ticas carencias ofrecen informacioacuten que no puede desaprovecharse sobre un inmenso caudal leacutexico En otras palabras la evaluacioacuten de este tipo de obras es un paso previo para su adecuado empleo tambieacuten en el aacutembito histoacuterico esta vez como fuentes En gran medida este fue el espiacuteritu de la jornada organizada en la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia Alemania en 2014 de la cual surgen algunas de las contribuciones que se presentan hoy en este volu-men y que teniacutea como objetivo revisar y plantear formas de tratamiento de las fuentes en el estudio histoacuterico del leacutexico

Al margen de los problemas praacutecticos que impidieron a lo largo de los antildeos la elaboracioacuten de un volumen que compilara las comunicaciones presentadas en aquella jornada la sorpresiva muerte en 2015 de Reinhold Werner verdadero impulsor de las ideas que estamos presentando aquiacute truncoacute un proyecto de largo aliento dedicado a la extensa evaluacioacuten de la lexicografiacutea hispanoame-ricana cuyo primer paso lo habriacutea constituido la publicacioacuten planeada Con todo estos antildeos han servido para involucrar a maacutes especialistas que siguiendo sus propias rutas se dedican tambieacuten a la empresa de examinar las obras lexico-graacuteficas del pasado y sopesar su utilidad en el estudio histoacuterico Naturalmente y como veremos enseguida su incorporacioacuten a este volumen es a todas luces una ganancia no queremos sin embargo dejar de mostrar aquiacute las ideas inicia-les de Werner expuestas en el resumen que escribioacute de la conferencia con la que abririacutea aquella jornada significativamente titulada laquoiquestPor queacute nos interesa en el siglo XXI la lexicografiacutea hispanoamericana de los siglos XIX y XXraquo

Las obras lexicograacuteficas dedicadas al espantildeol americano publicadas a lo largo de los siglos XIX y XX han sido objeto de severas criacuteticas globales a partir de los antildeos setenta del siglo pasado en especial debido a su caraacutecter diferencial es decir al hecho de que recogen sobre todo tipos de vocabulario en los que el espantildeol de los paiacuteses america-nos se distingue del de Espantildea estableciendo asiacute un geacutenero lexicograacutefico perifeacuterico solo complementario a una lexicografiacutea seudopanhispaacutenica dominada por represen-tantes del espantildeol europeo En esta conferencia se afirmaraacute que existe toda una serie de razones que hacen deseables una recoleccioacuten metoacutedica y un anaacutelisis sistemaacutetico de los diccionarios y glosarios hispanoamericanos desde sus oriacutegenesAunque las obras lexicograacuteficas de los siglos pasados carezcan de importancia como descripciones cientiacuteficas del espantildeol americano actual presentan un alto valor como fuentes de informacioacuten para estudios de linguumliacutestica histoacuterica e historia cultural Como

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez14

hipoacutetesis de trabajo que ya puede apoyarse en primeros estudios sobre algunas obras pioneras de varias lexicografiacuteas nacionales se sostiene que los inicios de la produc-cioacuten diccionariacutestica hispanoamericana no son tan homogeacuteneos ni desde un punto de vista ideoloacutegico como opina la criacutetica poleacutemica que se les hace desde una perspectiva posterior que a su vez tambieacuten merece un anaacutelisis criacutetico con respecto a sus raiacuteces ideoloacutegicas No en uacuteltimo lugar deberiacutea examinarse sin prejuicios la pregunta de si las obras pioneras de la lexicografiacutea hispanoamericana no encierran alguna que otra idea que valdriacutea la pena ser reconsiderada tal vez integrada con elementos teoacutericos y metodoloacutegicos maacutes modernos para la concepcioacuten de futuros estudios lexicograacuteficos

Por otro lado el retraso en la decisioacuten de retomar este proyecto de publica-cioacuten trajo consigo tambieacuten perder la oportunidad de contar con la contribucioacuten de uno de los especialistas en historia del leacutexico americano maacutes activos en la actualidad Joseacute Luis Ramiacuterez Luengo Su importante aportacioacuten a las bases teoacutericas del estudio como tambieacuten muestras relevantes de un serio trabajo empiacuterico componentes de la comunicacioacuten que presentoacute en nuestra jornada pueden verse ya en Ramiacuterez Luengo (2017)

Una tercera comunicacioacuten no recogida aquiacute es la que presentoacute el editor de este volumen Se trataba de la evaluacioacuten de la parte dedicada al leacutexico de una obra fundacional de la filologiacutea peruana El lenguaje peruano de Pedro M Ben-venutto Murrieta publicada en 1936 evaluacioacuten que estableciacutea una relacioacuten entre sus bases teoacutericas y empiacutericas y el concepto lexicograacutefico que guiacutea el Dic-cionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona de 1883 que a su vez tambieacuten constituye un primer hito en la lexicografiacutea del espantildeol peruano Este estudio formaraacute parte de una edicioacuten comentada de la obra del primer autor todaviacutea en proyecto

Las comunicaciones restantes presentadas aparecen aquiacute finalmente en forma de artiacuteculos naturalmente tras una necesaria revisioacuten El primero de ellos de Elena Diez del Corral Areta apunta al manejo de las fuentes en el estu-dio histoacuterico maacutes allaacute del aacutembito lexicograacutefico parte del propio trabajo empiacute-rico con documentos coloniales de la Audiencia de Quito de la autora (Diez del Corral Areta 2015) para reflexionar en torno al restringido acceso a importante informacioacuten sobre el complejo variacional en el que una palabra o un determi-nado fenoacutemeno linguumliacutestico se presenta y a la consecuente dificultad de recons-truir el contexto Se presentan asiacute diferentes meacutetodos o recursos para poder mitigar o superar estos problemas Por su parte la contribucioacuten de Ignacio Ahumada centra su atencioacuten en un tipo de producto lexicograacutefico especiacutefico los glosarios antildeadidos a obras de otra naturaleza especialmente literarias rele-vantes tambieacuten para el estudio histoacuterico del leacutexico sobre todo porque dan pistas de la marcacioacuten en el uso de las palabras que induce al autor a registrarlas Se

Introduccioacuten 15

proponen entonces la recuperacioacuten de este tipo de fuentes y criterios para su edicioacuten moderna El estudio de Eduardo Jacinto Garciacutea estaacute dedicado a las dos obras maacutes prototiacutepicas de la serie de diccionarios diferenciales decimonoacutenicos hispanoamericanos el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez de 1875 y el Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona de 1883 centraacutendose especiacuteficamente en la naturaleza de los testimonios literarios presentados por los lexicoacutegrafos que el autor identifica como parte de los oriacute-genes de la investigacioacuten empiacuterica del leacutexico hispanoamericano Finalmente el artiacuteculo de Rodolfo Cerroacuten- Palomino se enfoca en las fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino despueacutes de una revisioacuten historiograacutefica se sentildealan los problemas de su tratamiento moderno que normalmente deja de lado conocimientos histoacutericos y culturales relevantes

A este primer contingente de trabajos producto de la jornada de 2014 se le suman en este volumen otros cinco artiacuteculos que participan del mismo ideal propuesto en la organizacioacuten de aquel encuentro La contribucioacuten de Piero Costa Leoacuten parte tambieacuten de un propio trabajo empiacuterico ya llevado a cabo (Costa Leoacuten 2017) sobre la historia de la polisemia de perulero para reflexio-nar en torno a las ventajas de complementar si bien con mucha cautela el uso de las fuentes documentales con el de las lexicograacuteficas El segundo artiacuteculo antildeadido ndash escrito por miacutendash tiene como objetivo esbozar algunas pautas generales para el adecuado manejo de los diccionarios diferenciales decimonoacutenicos his-panoamericanos como fuentes del estudio histoacuterico del leacutexico

Los tres trabajos restantes constituyen estudios monograacuteficos El de Aurora M Camacho Barreiro recupera para la historiografiacutea y naturalmente tam-bieacuten para el estudio de la historia del leacutexico el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabu-lario cubanoraquo de Joseacute Garciacutea de Arboleya publicado en 1852 y reeditado en 1859 adjunto a un texto mayor contextualizaacutendolo no solo desde un punto de vista sociocultural e histoacuterico sino tambieacuten metalexicograacutefico El artiacuteculo de Luz Fernaacutendez Gordillo constituye en gran medida un estudio introductorio del Vocabulario de Mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta publicado en 1899 que presta atencioacuten a aspectos definitorios de la obra entre los cuales es de sentildealar el concepto lexicograacutefico del autor de fuerte impronta en la pro-duccioacuten lexicograacutefica posterior Por uacuteltimo la contribucioacuten firmada por Tania Avileacutes y Dariacuteo Rojas explora la relacioacuten entre el ya mencionado diccionario de Zorobabel Rodriacuteguez y la Real Academia Espantildeola en principio en cuanto a las propuestas de adiciones modificaciones o supresiones del lexicoacutegrafo chileno pero sobre todo en cuanto a su significado glotopoliacutetico aspecto que tambieacuten debe tomarse en cuenta al tratar la informacioacuten que ofrecen los diccionarios de esta serie

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez16

No podemos dejar de mencionar que varios otros especialistas en la historia de la lexicografiacutea hispanoamericana tambieacuten estaacuten produciendo ahora mismo contribuciones de calidad que hay que tomar en cuenta para la evaluacioacuten pro-puesta de diccionarios y glosarios del pasado En ese sentido aunque aquiacute no esteacuten todos los que deberiacutean estar esperamos que este volumen contribuya en algo a que continuacutee estrechaacutendose la relacioacuten entre lexicografiacutea y el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano de tal manera que rinda en la medida de las posibilidades frutos tan sustanciosos como el tratamiento de las usuales fuentes de archivo

Sirvan las uacuteltimas liacuteneas de esta introduccioacuten para expresar nuestro agrade-cimiento a la Oficina de Fomento a la Investigacioacuten de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia por su apoyo en el inicio de este proyecto a la editorial Peter Lang por su acogida y en especial a los autores cuya paciencia se ha visto puesta a prueba a lo largo de este proceso

BibliografiacuteaAlvar Ezquerra Manuel (1997) Vocabulario de indigenismos en las croacutenicas de

Indias Madrid Consejo Superior de Investigaciones CientiacuteficasCompany Company Concepcioacuten y Chantal Melis (2002) Leacutexico histoacuterico del

espantildeol de Meacutexico reacutegimen clases funcionales usos sintaacutecticos frecuencias y variacioacuten graacutefica Meacutexico D F Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico

Costa Leoacuten Piero (2017) La polisemia de perulero un rastreo diacroacutenico de una voz castellana entre los siglos XVI y XIX Tesis de Magiacutester Pontificia Uni-versidad Catoacutelica del Peruacute https tesispucpedupe repositorio bitstream handle 2050012404 12049 Costa_ Lec3b3n20_ Polisemia_ perulero_ rastreo1pdfsequence=1ampisAllowed=y [21082021]

Diez del Corral Areta Elena (2015) Los conectores consecutivos en documen-tos coloniales de la Audiencia de Quito (1563ndash 1822) Madrid Frankfurt am Main Iberoamericana Vervuert

Frago Juan Antonio (2010) El espantildeol de Ameacuterica en la Independencia San-tiago de Chile Aguilar Chilena de Ediciones

Lapesa Rafael (1991) laquoEl estudio del espantildeol americano en los uacuteltimos dece-nios aportaciones y cuestiones pendientesraquo En Hernaacutendez Alonso Ceacutesar (ed) El espantildeol de Ameacuterica actas del III congreso internacional de el espantildeol en Ameacuterica Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten I 7ndash 28

Lara Luis Fernando (1990 [1989]) laquoLagunas y debilidades de la lexicografiacutea hispaacutenicaraquo En Lara Luis Fernando Dimensiones de la lexicografiacutea A pro-poacutesito del Diccionario del espantildeol de Meacutexico Meacutexico DF El Colegio de Meacutexico 233ndash 237

Introduccioacuten 17

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2012) laquoEl leacutexico en los procesos de dialectalizacioacuten del espantildeol americano el caso de la bolivia andinaraquo Cuadernos del Instituto Historia de la Lengua 7 393ndash 404

Ramiacuterez Luengo Joseacute Luis (2017) laquoAspectos metodoloacutegicos en el estudio histoacute-rico del leacutexico americano conceptos ejemplificacioacuten y tareas para el futuroraquo Moenia 23 603ndash 619

Renwick Ricardo (1997) laquoEl proyecto de investigacioacuten ldquoEscritura de impronta oral en la historiografiacutea colonial de Hispanoameacuterica (1500ndash 1615)rdquo (Universi-dad de Friburgo) fundamentos teoacutericos y metodologiacutearaquo Lexis XXI 1 17ndash 52

Rivarola Joseacute Luis (2001 [1993]) laquoHistoria del espantildeol de Ameacuterica Avances y algunas cuestiones pendientesraquo En Rivarola Joseacute Luis El espantildeol de Ameacute-rica en su historia Valladolid Universidad de Valladolid 17ndash 35

Werner Reinhold (1991) laquoPrincipios diferenciales y contrastivos en la lexico-grafiacutea del espantildeol americanoraquo En Presencia y destino el espantildeol de Ameacuterica hacia el siglo XXI Santafeacute de Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo I 229ndash 271

Werner Reinhold (2001) laquoAacutereas pendientes en la lexicografiacutea del espa-ntildeol americanoraquo II Congreso Internacional de la Lengua Espantildeola https cvccervanteses obref congresos valladolid ponencias unidad_ diversidad_ del_ espanol 2_ el_ espanol_ de_ america werner_ rhtm [21082021]

Elena Diez del Corral Areta

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un

corpus de documentos coloniales

Abstract The study of variation is fundamental in order to explain the historical develop-ment of a natural language such as Spanish If we understand language as a variational architecture we know that it does not evolve in a linear way and at the same level but that changes originate from and spread in different spheres Therefore it is necessary to take into account the whole variational complex in which a word or a certain linguistic phenomenon appears to pay attention to the speaker uttering it to the texts in which it is used and in short to the communicative situation However when we work with old texts we do not always have access to all this information and it is difficult to recons-truct the context The article will therefore be devoted to pointing out these pitfalls and limitations that we encounter and to providing as far as possible different methods or resources to solve or at least mitigate them

Keywords corporarsquos elaboration diasystematic variation discoursive traditions colonial documents linguistic change

1 IntroduccioacutenEl estudio de la variacioacuten linguumliacutestica resulta fundamental para explicar el deve-nir histoacuterico de una lengua natural como el espantildeol (Castillo Lluch y Pons Rodriacuteguez 2011 7 Penny 2004) ya que si entendemos la lengua como un edi-ficio variacional ndash con las tres dimensiones sentildealadas por Coseriu siguiendo a Flydal (1952) diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica (apud Loacutepez Serena 2007 371)ndash conocemos que esta no evoluciona de manera lineal y en un mismo nivel sino que los cambios se originan y se difunden en distintos aacutembitos

Partiendo de esta idea consideramos que es necesario tener en cuenta todo el complejo variacional en el que una palabra o un fenoacutemeno linguumliacutestico se emplea atender al interlocutor que lo emite a los textos en los que se difunde y en definitiva a la situacioacuten comunicativa en la que se presenta

Con variacioacuten diasistemaacutetica nos referimos a los tres niveles de variacioacuten linguumliacutestica (diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica) diferenciados tradicionalmente a

Elena Diez del Corral Areta20

los que se suma una cuarta dimensioacuten variacional (laquooral escritoraquo) sentildealada por Koch y Oesterreicher (1985 2007 [1990]) que permite comprender el funciona-miento de las distintas variedades linguumliacutesticas en una situacioacuten comunicativa determinada y resulta por ello fundamental para modelar adecuadamente el diasistema y el espacio variacional de una lengua histoacuterica (Loacutepez Serena 2007 371)

La intencioacuten de nuestro trabajo no es otra que la de ofrecer algunas reflexiones acerca del estudio de todos estos niveles de variacioacuten en fuentes americanas con-cretamente en documentos coloniales de caraacutecter juriacutedico- administrativo Estas reflexiones surgieron a lo largo de la elaboracioacuten de un proyecto de investigacioacuten ndash que analizaba los conectores consecutivos en textos documentales de la Audiencia de Quito (1563ndash 1822)1 ndash y cobraron forma en el encuentro internacional al que nos referimos en el proacuteximo apartado y que tomamos como punto de partida de este trabajo

2 Punto de partidaEn el texto de presentacioacuten del pequentildeo congreso en el que se leyeron los trabajos publicados en este volumen se poniacutean de relieve algunos aspectos que queremos detenernos en comentar Concretamente en los paacuterrafos introductorios que anun-ciaban los motivos del encuentro se afirmaba lo siguiente

No se ha examinado satisfactoriamente por ejemplo la variacioacuten diasistemaacutetica del leacutexico en eacutepocas distintas de la actual yendo maacutes allaacute de la pura diacroniacutea y profundi-zando en aspectos de distribucioacuten diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesica

Mediante este paacuterrafo se resaltaba la falta de estudios histoacutericos del leacutexico que tuvieran en cuenta la variacioacuten linguumliacutestica en toda su amplitud Desde nues-tro punto de vista esta idea se extiende tambieacuten a otros niveles ya que hasta donde sabemos tampoco se ha examinado siempre satisfactoriamente la varia-cioacuten diasistemaacutetica en los estudios histoacutericos y diacroacutenicos de fenoacutemenos mor-foloacutegicos o sintaacutectico- discursivos del espantildeol en Ameacuterica debido entre otros motivos al anaacutelisis que se ha realizado de las fuentes2

1 Esa investigacioacuten fue un proyecto de tesis doctoral defendido en la Universidad de Neuchacirctel en el antildeo 2013 y publicado posteriormente como Diez del Corral (2015)

2 En el caso concreto que nos ocupa nos referimos a aquellos estudios basados en la documentacioacuten colonial de tipo juriacutedico- administrativo que se custodia en dife-rentes archivos nacionales de las distintas repuacuteblicas americanas y en el Archivo General de Indias de Sevilla Veacutease infra el apartado 31 dedicado a la accesibilidad de los documentos coloniales y el epiacutegrafe 34 sobre el tratamiento de las fuentes

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 21

En relacioacuten precisamente con este aspecto se sentildealaba tambieacuten en el ya men-cionado resumen del encuentro lo siguiente

No se apela con decisioacuten a los tipos y a la naturaleza de los textos tomados en consi-deracioacuten a las tradiciones discursivas en que se inscriben a las coordenadas de inme-diatez y distancia en las que se encuentran etc

Es numerosa la bibliografiacutea en la que se sentildeala la importancia de atender al con-junto de reglas formales estructurales y pragmaacutetico- situacionales del discurso es decir a las llamadas tradiciones discursivas cuyas primeras formulaciones debemos a Coseriu (1981) y Schlieben- Lange (1983) Sin embargo en lo que respecta a la documentacioacuten colonial de caraacutecter juriacutedico- administrativo3 son pocos los que aplican o tienen en cuenta este concepto en estudios linguumliacutesti-cos concretos4 De hecho algunos autores como Quesada Pacheco (1990 21) afirman que eligieron laquoal azarraquo los documentos utilizados para su estudio his-toacuterico del espantildeol colonial de Costa Rica y se refieren a la variedad de textos analizados mencionaacutendolos sucintamente mediante listados imprecisos como el siguiente laquoinformes de cofradiacuteas actas de cabildos testamentos protocolos juicios informaciones de meacuteritos cartas avisos inventarios y otrosraquo (Quesada Pacheco 1990 21)

Percataacutendonos de estos problemas y al tener que enfrentarnos a la elabo-racioacuten de un corpus para una investigacioacuten basada en fuentes coloniales ame-ricanas5 intentamos abordar el estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica para ir maacutes allaacute de la laquopura diacroniacutearaquo o de la diacroniacutea simplificada e irreal a la que se aludiacutea en las citas previas Como todo intento nos encontramos con varias dificultades y limitaciones que sentildealaremos tambieacuten a continuacioacuten a modo de reflexioacuten Asiacute pues nuestro objetivo es exponer las pautas que seguimos a la hora de elaborar un corpus de documentacioacuten colonial explicando sus ventajas y sus liacutemites para poder tenerlos en cuenta en estudios futuros

en la constitucioacuten de un corpus en concreto en lo que se refiere a su delimitacioacuten tipoloacutegica

3 Dentro de las fuentes coloniales americanas existe una preponderancia de textos administrativo- judiciales a pesar de que haya otro tipo de textos maacutes conocidos como las croacutenicas o algunos documentos privados

4 En este sentido merecen un reconocimiento especial los trabajos de Wesch (1994 1996 1998) por intentar establecer una tipologiacutea linguumliacutestica de los textos juriacutedico- administrativos y por describir en detalle algunos de ellos como la relacioacuten geograacutefica la real ceacutedula o la informacioacuten

5 La mencionada en la nota a pie de paacutegina nuacutemero 1

Elena Diez del Corral Areta22

3 La variacioacuten en la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales

En la elaboracioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial hay que tomar en consideracioacuten varios factores como la accesibilidad y la validez de las fuentes Sobre ellos giran las diferentes pautas criterios o delimitaciones que nos esta-blecimos para constituir nuestro corpus una delimitacioacuten archiviacutestica (sect 31) una delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica (sect 32) una delimitacioacuten cronoloacutegica (sect 33) y una delimitacioacuten tipoloacutegica (sect 34)

31 Delimitacioacuten archiviacutestica accesibilidad a las fuentes

La primera delimitacioacuten que establecimos para la elaboracioacuten de nuestro cor-pus fue la archiviacutestica Cada archivo ya sea general provincial municipal o catedralicio tiene una normativa propia que el investigador debe conocer para poder acceder a los fondos que estos custodian Si en territorio espantildeol ya contamos con un nuacutemero elevado de archivos con poliacuteticas y modos de admi-nistracioacuten muy diferentes (Diez del Corral Areta 2012a 36) en las distintas repuacuteblicas americanas existen otros a los que se suma ademaacutes el problema de la distancia fiacutesica (para alguien que vive en Europa viajar a Ameacuterica siem-pre conlleva maacutes esfuerzos y gastos) en el caso de que se requiera consultar el manuscrito directamente en el archivo

El Archivo General de Indias de Sevilla (AGI) es el principal depoacutesito de documentacioacuten juriacutedico- administrativa del Nuevo Mundo De ahiacute que se haya originado el toacutepico que lo designa como laquola meca del Americanismoraquo (AGI Historia en liacutenea) Sus maacutes de 49 000 legajos reposan en unos 8 kiloacutemetros de estanteriacuteas (AGI Historia en liacutenea) y sus fondos proceden de los distintos orga-nismos encargados de la administracioacuten colonial como el Consejo de Indias las Secretariacuteas de Estado y del Despacho Universal las Secretariacuteas de Gracia y Justicia las Secretariacuteas de Hacienda y de Guerra etc

Ademaacutes el acceso a los fondos del Archivo General de Indias se ha visto favorecido por uno de los proyectos maacutes ambiciosos del Ministerio de Cul-tura y Deporte del Gobierno de Espantildea para difundir el patrimonio histoacuterico documental a traveacutes de la Red la creacioacuten del Portal de Archivos Espantildeoles (PARES) Gracias a este portal cualquier persona puede consultar en internet varios fondos de los archivos estatales de manera libre y gratuita

Aun asiacute la accesibilidad en forma digital a los textos manuscritos es en cierta manera precaria como se puede comprobar al trabajar con algunas fuentes del Archivo General de Indias pues las imaacutegenes de muchos de los documentos digitalizados tienen una resolucioacuten deficiente y ademaacutes cada folio reprografiado

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 23

contiene una marca del archivo que atraviesa diagonalmente el manuscrito lo que dificulta a veces la lectura de algunas grafiacuteas6

La ventaja de la cercaniacutea de este archivo ndash al que podemos trasladarnos desde Europa con mayor facilidad que a los americanosndash asiacute como la facilidad del ser-vicio de reprografiacutea que nos ofrece mdash gracias al cual se pueden pedir copias in situ en papel o en formato digital en un CD- ROMmdash y la amplitud y calidad de sus fondos nos condujo a limitar nuestro corpus a este uacutenico depoacutesito

32 Delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica iquestvariacioacuten diatoacutepica

El segundo criterio en la delimitacioacuten del corpus atiende a la procedencia poliacutetico- geograacutefica de los textos Nos limitamos a una zona muy poco estu-diada como es la comprendida por el distrito de la Audiencia de Quito pues nuestra investigacioacuten se enmarcaba en un proyecto financiado por el Fonds National Suisse de la Recherche Scientifique (Reacutefeacuterence numeacutero 100012- 120257 1) Este se titulaba laquoEvolucioacuten histoacuterica del espantildeol en la Audiencia de Quito y Panamaacute durante la eacutepoca colonial (siglos XVI- XVIII) Estudio de linguumliacutestica histoacuterica contrastivaraquo y estaba coordinado por Juan Saacutenchez Meacutendez quien fue el primero en ofrecer un estudio de caraacutecter extensivo sobre el espantildeol en estos territorios a traveacutes del anaacutelisis de documentos coloniales

Con el fin de estudiar el espantildeol empleado en Ameacuterica nos limitamos a ana-lizar textos escritos uacutenicamente en territorios ultramarinos dejando a un lado los documentos emitidos desde los oacuterganos administrativos y judiciales de la Peniacutensula (en constante correspondencia con las instituciones americanas) En la mayoriacutea o en la praacutectica totalidad de los expedientes se incluyen textos de ambas partes del oceacuteano por lo que es preciso fijarse con atencioacuten en el lugar de emisioacuten del manuscrito

La documentacioacuten que compone nuestro corpus procede de distintas ciu-dades y pueblos situados en territorios bajo la jurisdiccioacuten de la Audiencia de Quito que abarcan no solo la actual repuacuteblica del Ecuador sino tambieacuten el sur de Colombia y el norte del Peruacute Ciudades como San Francisco de Quito o San-tiago de Guayaquil son muy frecuentes en el corpus como lugares de emisioacuten de la documentacioacuten pero tambieacuten existen manuscritos de otras ciudades como

6 Para comprobar esta afirmacioacuten puede consultarse la paacutegina del archivo en el portal de pares (wwwparesmcues) y realizar una buacutesqueda sencilla por ejemplo con el nombre de cualquier ciudad americana actual como Quito Lima o Bogotaacute

Elena Diez del Corral Areta24

Popayaacuten Almaguer Santiago de Cali San Juan de Pasto Jaeacuten de Bracamoros Noanamaacute Loja Riobamba Otavalo etc7

La variedad de lugares de procedencia de los textos y la delimitacioacuten poliacutetico- geograacutefica de los territorios pretendiacutean tener en cuenta la variacioacuten diatoacutepica en la composicioacuten del corpus No obstante en el tiacutetulo de este subapartado hemos incluido esta idea entre interrogantes (iquestvariacioacuten diatoacutepica) porque existen algunas limitaciones en ella Desarrollaremos estas reflexiones en el epiacutegrafe 4 dedicado a la validez de las fuentes junto a otras sobre los demaacutes niveles de variacioacuten para cuestionarnos de manera conjunta hasta queacute punto puede tenerse en cuenta la variacioacuten diasistemaacutetica en la constitucioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial

33 Delimitacioacuten cronoloacutegica (1563ndash 1822) variacioacuten diacroacutenica

La tercera delimitacioacuten del corpus atantildee a la cronologiacutea abarcada Dado el fenoacutemeno sintaacutectico- discursivo que se estudiaba (los conectores consecutivos) necesitaacutebamos un eje cronoloacutegico extenso y por tanto decidimos analizar todo el periacuteodo histoacuterico comuacutenmente conocido como laquoeacutepoca colonialraquo en con-creto desde el nacimiento de la Audiencia de Quito en 1563 hasta su desapari-cioacuten en 1822

Los siglos XVI XVII y XVIII eran los previstos en el proyecto en el que se enmarcaba nuestra investigacioacuten pero al hacer algunas incursiones en textos del siglo XIX nos percatamos de la importancia para nuestro objeto de estudio de ampliar el corpus ya que en esta eacutepoca aparecen nuevos marcadores discur-sivos y otros surgidos a finales del XVIII van consolidando sus usos (Gara-chana Camarero 1998 204 Pons Rodriacuteguez 2010 574)

Cada una de estas centurias se ha dividido en cuatro periacuteodos de 25 antildeos que corresponden al tiempo necesario para la conformacioacuten de una generacioacuten tal y como considera la sociolinguumliacutestica a excepcioacuten del siglo XVI que consta de dos periacuteodos y el XIX que va uacutenicamente de 1800 a 1822

Esta divisioacuten nos permitioacute organizar toda la documentacioacuten de forma orde-nada ademaacutes de facilitarnos la observacioacuten de algunos cambios que se daban en la documentacioacuten en una fecha concreta Solo asiacute pudimos realizar un estudio que tuviera en cuenta la variacioacuten diacroacutenica de la manera maacutes precisa posible

7 Para una detallada descripcioacuten de todas las fuentes con los lugares de emisioacuten de cada manuscrito veacutease Diez del Corral Areta (2015)

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 25

34 Delimitacioacuten tipoloacutegica iquestvariacioacuten diafaacutesica y diastraacutetica

El uacuteltimo criterio que tuvimos en cuenta para elaborar nuestro corpus fue el tipoloacutegico Esta delimitacioacuten supuso problemas maacutes complejos ya que a veces no resulta sencillo dilucidar ante queacute tipo de texto nos encontramos

La necesidad de una labor de clasificacioacuten tipoloacutegica es una opinioacuten unaacute-nime pero existen todaviacutea pocos trabajos con resultados concluyentes (Lou-reda Lamas 2003 53) En lo que respecta a la documentacioacuten colonial nos encontramos con tal abundancia de tipos textuales que en palabras de Corteacutes Alonso (1987 31) es laquotan grande como lo son las actividades humanas que no tenemos hecha una lista completa de todos ellosraquo

Ademaacutes la clasificacioacuten de tipos textuales entrantildea algunas dificultades como son la variacioacuten de los mismos o los cambios que se suceden en ellos a lo largo de la historia En algunos trabajos recientes que aseguran atender a las tradiciones discursivas estas variaciones no son tenidas en cuenta en el trata-miento de sus fuentes por lo que se realizan adscripciones apresuradas o enca-sillamientos comparando textos de diferentes tradiciones como si se tratara de estructuras monoliacuteticas (Guzmaacuten Riveroacuten 2007 87)

Asimismo otro problema en la clasificacioacuten tipoloacutegica es la atencioacuten exclu-siva a la Diplomaacutetica para la caracterizacioacuten de los textos (Diez del Corral Areta 2011 2012b) Los etiquetamientos de los documentos realizados por los escri-banos o incluso siglos maacutes tarde por los archiveros nos conducen en muchas ocasiones a una contextualizacioacuten falsa de ellos

Estas dificultades han producido que en muchas investigaciones basadas en documentos coloniales no se hayan tenido en cuenta las diferencias tipoloacute-gicas y textuales Por citar algunos trabajos relevantes en el estudio histoacuterico del espantildeol en Ameacuterica mencionamos las obras conocidas de Fontanella de Weinberg (1987) y Rojas (1985) para Argentina de Aacutelvarez Nazario (1982) para Puerto Rico el volumen ya mencionado de Quesada Pacheco (1990) para Costa Rica o el de Saacutenchez Meacutendez (1997) para Ecuador y Venezuela

En estos trabajos se menciona a veces la diversidad de la documentacioacuten colonial e incluso se hace alusioacuten en algunos rasgos linguumliacutesticos a la presencia de estos en un determinado tipo textual pero a excepcioacuten de muy pocos casos aislados se trata la documentacioacuten colonial como un bloque integral sin tener en cuenta su gran variedad No se elabora por tanto un laquocorpus diacroacutenico multidimensionalraquo en terminologiacutea de Kabatek (2006 170) constituido por distintas tradiciones discursivas

Los motivos de esta ausencia se deben a que todos los trabajos citados son de caraacutecter extensivo ndash investigaciones arduas y pioneras ademaacutes ya que

Elena Diez del Corral Areta26

previamente a ellas no habiacutea estudios en esos aacutembitosndash y la labor que implicariacutea constituir un corpus de documentacioacuten colonial para realizarlos diferenciando subtipos textuales dificultariacutea y ralentizariacutea la tarea

Por otro lado para elaborar un corpus tipoloacutegico adecuado se precisan cono-cimientos no solo linguumliacutesticos sino tambieacuten diplomaacuteticos como hemos mencio-nado previamente Los estudios diplomaacuteticos sobre el documento indiano no son abundantes y contamos tan solo con algunos estudios rigurosos como los excelen-tes trabajos de los antildeos setenta y ochenta realizados por Real Diacuteaz (1970) y por su esposa Heredia Herrera (1985a 1985b) En lo que respecta a los aspectos linguumliacutes-ticos hay que tener en cuenta la ubicacioacuten de cualquier texto en un contiacutenuum concepcional concebido entre un polo de maacutexima inmediatez comunicativa y otro de maacutexima distancia (Koch y Oesterreicher 2007 [1990]) algo que tampoco resulta sencillo por no existir compartimentos estancos en los que clasificar los diferentes manuscritos

En el corpus que creamos de documentacioacuten colonial de la Audiencia de Quito intentamos diferenciar algunos subtipos documentales en concreto dos unidades complejas que denominamos laquocartas oficialesraquo e laquoinformacionesraquo En el estudio de los conectores consecutivos y de cualquier marcador del discurso se ha puesto siempre de relieve la importancia de las situaciones comunicativas en las que estos se daban para poder entender mejor su uso asiacute que procuramos diferenciar al menos dos tradiciones discursivas complejas distintas sentildealando tambieacuten sus subtipos y describieacutendolas lo maacutes detalladamente posible

Las laquocartasraquo son maacutes libres en cuanto a su expresividad y a sus estructuras sintaacutectico- discursivas mientras que las laquoinformacionesraquo son documentos maacutes reiterativos y sujetos a patrones muy riacutegidos (e incluso a formularios) para su escritura Asiacute pues las laquocartasraquo se aproximan maacutes al polo de la inmediatez comu-nicativa mientras que las laquoinformacionesraquo se acercan al polo de la distancia comu-nicativa Por supuesto esta diferenciacioacuten es orientativa ya que consideramos que todos los textos son actos comunicativos plenos en los que hay que buscar siempre patrones comunes de la construccioacuten textual (aquellos precisamente que nos per-miten diferenciar subtipos)

Los teacuterminos en siacute de laquocartaraquo e laquoinformacioacutenraquo pueden resultar ambiguos pues el concepto laquocartaraquo lleva impliacutecito un enviacuteo o una comunicacioacuten a un destinatario y las laquoinformacionesraquo tambieacuten se enviaban por correo Las informaciones por su lado laquoinformanraquo pero iquestno informan tambieacuten las cartas que tratan tanto asuntos puacuteblicos como privados

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 27

No es este el momento para detenernos en justificar los dos tipos documen-tales elegidos en nuestro corpus8 pero siacute cabe destacar coacutemo esta diferencia-cioacuten ha dado resultados significativos en cuanto a la seleccioacuten paradigmaacutetica de los conectores consecutivos y la frecuencia de uso de los mismos Estos datos demuestran empiacutericamente la importancia de tener en cuenta esta variacioacuten en cualquier tipo de anaacutelisis linguumliacutestico como lo han hecho ya en numerosos estudios tantos otros investigadores9

Teniendo en cuenta estos paraacutemetros pretendiacuteamos atender a la variacioacuten diastraacutetica y diafaacutesica aunque con ciertas limitaciones como se pone de relieve en el siguiente apartado

4 Dificultades y limitaciones la validez de las fuentesEn un corpus de esta iacutendole nos encontramos con algunas dificultades y limita-ciones a la hora de tener en cuenta la variacioacuten diasistemaacutetica tanto la variacioacuten diatoacutepica (que se da en el espacio) la diafaacutesica (correspondiente a las circuns-tancias y a las relativas finalidades expresivas del hablar) y la diastraacutetica (seguacuten los estratos socioculturales de la comunidad hablante)

En el caso de la variacioacuten diatoacutepica la restriccioacuten del estudio a la documen-tacioacuten emitida por la Audiencia de Quito no implica una restriccioacuten diatoacutepica absoluta Muchos cargos gubernativos eclesiaacutesticos y los mismos escribanos soliacutean cambiar con frecuencia de lugar de residencia y eran destinados de una provincia a otra con relativa facilidad Ademaacutes la determinacioacuten de la pro-cedencia de aquellas personas que consignaban los textos es difiacutecil en algu-nos casos y valorar las influencias linguumliacutesticas de otras zonas geograacuteficas en las que residieron es una tarea todaviacutea maacutes compleja sobre todo en los primeros momentos de la colonizacioacuten De hecho en algunos documentos como copias y duplicados no se sabe siquiera quieacuten fue el escribano que las consignoacute por lo que no podemos determinar de quieacuten es la expresioacuten iquestdel escribano iquestdel que firma Existe por tanto un margen de error que hay que tener en cuenta en la consideracioacuten de la variacioacuten diatoacutepica que se proponiacutea

8 Un extenso apartado del trabajo mencionado (Diez del Corral 2015) se dedica pre-cisamente a ello

9 Algunos de los trabajos recopilatorios de estudios que versan sobre las tradiciones discursivas y que aplican el concepto a corpus muy variados son Oesterreicher Stoll y Wesch (1998) Jacob y Kabatek (2001) Aschenberg y Wilhelm (2003) Jungbluth Kaiser y Lopes (2006) y Kabatek (2008) entre otros

Elena Diez del Corral Areta28

Por lo que respecta a la variacioacuten diafaacutesica en general es difiacutecil la recons-truccioacuten del contexto comunicativo en textos antiguos pues el acceso completo a este es imposible ya que no puede saberse a ciencia cierta coacutemo los hablantes procesaban e interpretaban un enunciado cualquiera No obstante existen fac-tores contextuales que estaacuten al alcance como el laquocotextoraquo o ciertos contextos situacionales que contribuyen al anaacutelisis y que pueden hallarse en los textos mismos o en otro tipo de fuentes metatextuales o histoacuterico- culturales Para ello es uacutetil (y necesario desde nuestro punto de vista) tener en cuenta esos moldes histoacuterico- normativos sociodiscursivos e intertextuales llamados tambieacuten tra-diciones discursivas

Solo asiacute se deja atraacutes la visioacuten monoliacutetica de la gramaacutetica histoacuterica y la idea de que la evolucioacuten de la lengua es un proceso rectiliacuteneo y lineal pues lo que se estudian son textos variados de diferentes eacutepocas y no la evolucioacuten de la lengua como una unidad o ente homogeacuteneo en siacute

En nuestro corpus solo tuvimos en cuenta dos tipos documentales a pesar de que en la documentacioacuten colonial exista una gran abundancia de tipos tex-tuales pero estos se han descrito minuciosamente teniendo en cuenta aspectos diplomaacuteticos y linguumliacutesticos por lo que se antildeaden a otros tipos de documentos ya caracterizados detalladamente como son la real provisioacuten la real ceacutedula y la relacioacuten geograacutefica (veacutease la nota a pie de paacutegina 4)

En cuanto a lo que se refiere a la variacioacuten diastraacutetica esta no puede plan-tearse en la documentacioacuten colonial ya que la mayoriacutea de los textos son ofi-ciales (de caraacutecter juriacutedico- administrativo) y estaacuten escritos por personas con cargos importantes (gubernativos eclesiaacutesticos o militares) que habiacutean reci-bido una formacioacuten y que teniacutean una cultura frente a la mayoriacutea de la poblacioacuten analfabeta que no teniacutea acceso a la escritura En las lsquoinformacionesrsquo se recogen algunas declaraciones de personas que laquodizen no saber firmarraquo pero es el escri-bano quien las consigna con lo que se abririacutea el debate sobre la intervencioacuten del escribano sobre la tergiversacioacuten o no de la informacioacuten sobre la literalidad de lo escrito etc

Para un estudio diacroacutenico adecuado seriacutea recomendable tener en cuenta todas las dimensiones variacionales del habla Solo asiacute podemos descubrir coacutemo se genera y desarrolla el cambio linguumliacutestico dejando atraacutes esa idea de que la lengua es maacutes o menos unitaria y que la uacutenica variacioacuten es diacroacutenica (por la que podemos reconstruir la historia cotejando textos perfectamente fechados y ubicados en el tiempo) Una lengua natural no es un sistema sino un conjunto de sistemas

El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 29

5 Recapitulacioacuten y tareas pendientesCon este trabajo hemos pretendido ofrecer unas reflexiones sobre el estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica y sobre coacutemo tenerla en cuenta en la elaboracioacuten de un corpus de documentacioacuten colonial Para ello hemos comentado coacutemo accedimos a los textos y queacute pautas seguimos para componerlo En concreto nos guiamos por 4 criterios de seleccioacuten archiviacutestico (es decir de queacute archivos iacutebamos a extraer los documentos) poliacutetico- geograacutefico (para tener en cuenta la variacioacuten diatoacutepica) cronoloacutegico (para poder realizar un estudio diacroacutenico) y tipoloacutegico (para poder atender en cierta medida a la variacioacuten diafaacutesica)

Una vez explicitados estos criterios nos hemos detenido en reflexionar sobre la validez de las fuentes detallando las dificultades y limitaciones del corpus realizado Algunas de esas dificultades se pueden solventar o mitigar y en el caso de las limitaciones es necesario conocerlas y sentildealarlas a la comunidad cientiacutefica evitando generalizaciones universales y dando cabida a un margen de error en nuestras investigaciones

En el caso concreto de la documentacioacuten colonial hemos visto coacutemo la variacioacuten diatoacutepica no es en parte laquoestrictaraquo dada la movilidad de los habitan-tes que circulaban con cierta flexibilidad de una audiencia a otra (de un cargo a otrohellip) y por la dificultad de determinar la procedencia de muchos escribanos o autores

En cuanto a la variacioacuten diastraacutetica siacute hemos observado que las restricciones son mayores y que maacutes que una dificultad nos encontramos ante una limi-tacioacuten del corpus dado que las personas que teniacutean acceso a la escritura eran uacutenicamente aquellas formadas frente a una mayoriacutea de poblacioacuten analfabeta

Por uacuteltimo en relacioacuten con la variacioacuten diafaacutesica nos hemos percatado de coacutemo a pesar de la dificultad de reconstruir el contexto en su totalidad y de acceder a coacutemo los hablantes interpretaban los diferentes enunciados tenemos herramientas que nos permiten su estudio como son las tradiciones discursi-vas Es necesario atender a las particularidades de cada texto y de cada tradi-cioacuten textual a la hora de estudiar un fenoacutemeno linguumliacutestico cualquiera Tarea nada faacutecil cuando hemos de enfrentarnos a la documentacioacuten colonial en la cual los tipos textuales no estaacuten tan claramente delimitados y es difiacutecil saber a queacute tradicioacuten discursiva pertenecen

De cualquier manera estos escollos no deben desalentarnos sino todo lo contrario deben animarnos a hacer investigaciones maacutes precisas y a constituir corpus mejor elaborados Con corpus diferenciados que den cuenta de la varia-cioacuten y de la diversidad multidimensional podremos reconstruir grandes liacuteneas evolutivas en la historia de la lengua espantildeola

Elena Diez del Corral Areta30

Esa labor de creacioacuten de corpus es precisamente la que tenemos como tarea pendiente (y que se resaltoacute tambieacuten en el encuentro realizado en la Universidad de Mainz concretamente para el siglo XIX) Hay muy pocos corpus de docu-mentacioacuten americana por el trabajo que implica la constitucioacuten de uno extenso y auacuten maacutes de uno que contemple toda la gama de posibilidades de una lengua

La creacioacuten de infraestructuras de este tipo estaacute poco valorada cientiacutefica-mente pero es un pilar fundamental para poder realizar a posteriori estudios linguumliacutesticos de todo tipo Supone una gran inversioacuten de tiempo pero un gran avance cientiacutefico por lo que es una tarea fundamental y necesaria para el estu-dio del leacutexico para el americanismo y para la historia de la lengua espantildeola Valgan estas reflexiones como toma de conciencia para unir nuestros esfuerzos y constituir uno conjuntamente

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El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 31

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El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica 33

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Piero Renato Costa Leoacuten

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los

gentilicios para el Peruacute

Abstract This article aims to discuss the advantages of carrying out a combined approach when addressing the historical study of the Spanish lexicon in the Americas ie to retrieve and carefully combine the data available both in thesauri and textual corpora In this sense by exploring the polysemy of perulero - a and its lexical variation with peruano - a and peruviano - a on the basis of the information obtained via the Nuevo Tesoro Lexicograacutefico de la Lengua Espantildeola (NTLLE) and the Corpus Diacroacute-nico del Espantildeol (CORDE) it is ultimately intended to discuss the role of both type of sources and moreover the one played by additional historical data as well as eventual fortuitous findings

Keywords thesauri corpora demonyms lexical variation polysemy

1 IntroduccioacutenDos asuntos de distinta naturaleza epistemoloacutegica que ndash entre otros tantosndash ata-ntildeen al estudio del espantildeol americano son por un lado la labor de registrar y datar la variacioacuten y la polisemia de su leacutexico y por otro que el investigador de estados de lengua pasados pueda contar con un grupo de fuentes capaces de garantizar niveles miacutenimos de representatividad Maacutes allaacute de las diferencias entre los aspectos maacutes cualitativos del primer asunto mencionado y aquellos de caraacutecter maacutes filoloacutegico- metodoloacutegico de disponibilidad documental del segundo no puede negarse la utilidad que el intereacutes puesto paralelamente en ambas preocupaciones puede brindar al estudio del espantildeol americano (o al menos parcialmente americano) a traveacutes del afaacuten por disponer de un material de consulta apropiado y fiable se puede ahondar en el estudio del leacutexico poliseacute-mico tanto de las Indias como de la Hispanoameacuterica republicana La atencioacuten conjuntamente puesta sobre los dos aspectos deriva por ende en un mayor nuacutemero de instancias confiables desde las cuales afrontar la polisemia El estu-dio del leacutexico y de sus implicaciones semaacutenticas es sin duda tributario enton-ces de un adecuado armado de un corpus representativo que para el caso del

Piero Renato Costa Leoacuten36

espantildeol americano ha de resultar luego capaz de dar lugar en el momento de anaacutelisis a lo siguiente

una visioacuten general que explique de queacute manera ndash y en queacute momentondash se van configu-rando las variedades dialectales que existen hoy [y que en alguacuten momento jugaron un rol] en tierras americanas esto es de queacute manera y en queacute momento se producen los procesos de dialectalizacioacuten1 (Ramiacuterez Luengo 2012 394)

Los estudios leacutexico- semaacutenticos y diacroacutenicos del espantildeol americano hallan en este sentido en las problemaacuteticas de la linguumliacutestica de corpus una viacutea en que el debate por la idoneidad de cada uno de los documentos de los que se ha de extraer y contrastar los usos tiene consecuencias tanto con respecto a los datos mismos como en torno de su interpretacioacuten y ndash yendo incluso maacutes allaacutendash en torno de coacutemo se perfila la discusioacuten maacutes panoraacutemica sobre la periodizacioacuten del espantildeol en el continente americano Como parte de estas consideraciones de hecho una dimensioacuten documental que entra en juego en el aacutembito de estas problemaacuteticas es el rol de las fuentes lexicograacuteficas y la subsecuente valoracioacuten de su potencial e idoneidad de cara a la investigacioacuten histoacuterica del espantildeol ame-ricano en particular de su acervo leacutexico En el espiacuteritu de tales observacio-nes la presente contribucioacuten apunta a ahondar sobre la base de un estudio aplicado en el papel que por un lado la informacioacuten lexicograacutefica del pasado puede ofrecer para explorar y rescatar el empleo y la semaacutentica del leacutexico colo-nial y republicano como en los aportes que por el otro tambieacuten puede brindar la indagacioacuten en corpora diacroacutenicos

De esta forma el objetivo que en concreto persigue este artiacuteculo es dar cuenta de la variacioacuten leacutexica y la polisemia desplegadas a lo largo de la historia colonial y parte de aquella poscolonial por las denominaciones gentilicias refe-rentes al Peruacute y como parte del mismo cometido rescatar a traveacutes de la explo-tacioacuten de la informacioacuten lexicograacutefica (a veces solamente detectable a traveacutes de circunstancias fortuitas) variantes leacutexicas que muy posiblemente pasariacutean des-apercibidas en la historia de la lengua de no ser explotadas a partir del miacutenimo indicio Se describiraacute dadas tales finalidades una red de distintos significados

1 Maacutes allaacute de los reparos que indudablemente se puede hacer a la necesidad de insistir en la dialectalizacioacuten del espantildeol en Ameacuterica sobre todo en los periodos ya tardo-coloniales y de albores de las repuacuteblicas (veacutease por ejemplo Huisa Teacutellez en este volumen) se pretende rescatar de la observacioacuten de Ramiacuterez Luengo (2012) el intereacutes por dar con formas para estudiar la gestacioacuten y consolidacioacuten de la variacioacuten en el aacutembito de los propios desarrollos de los espantildeoles americanos sin que necesaria-mente se entienda por ello solo el alejamiento de las hablas peninsulares

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 37

asociados en particular a tres vocablos en funcioacuten principalmente de la infor-macioacuten lexicograacutefica disponible en el Nuevo Tesoro Lexicograacutefico de la Lengua Espantildeola (NTLLE) y posteriormente en el Corpus Diacroacutenico de la Lengua Espantildeola (CORDE) peruano - a perulero - a y peruviano - a Sobre la base de la informacioacuten de la documentacioacuten proporcionada por ambas bases de datos la presente contribucioacuten pretende adentrarse en concordancia con la proble-maacutetica sentildealada ya anteriormente en una breve serie de reflexiones en torno de coacutemo la informacioacuten lexicograacutefica puede combinarse con los hallazgos hechos por la investigacioacuten realizada exclusivamente en corpora y al mismo tiempo valorar maacutes allaacute de los riesgos de su interpretacioacuten los caminos de reconstruc-cioacuten histoacuterico- semaacutentica que la informacioacuten lexicograacutefica en su justa medida nos puede ayudar a construir

2 La polisemia de las denominaciones gentilicias relativas al Peruacute

En el transcurso del devenir de la lengua espantildeola las formas leacutexicas usadas para referirse a los seres o eventos propios o vinculados con un determinado territorio pueden variar semaacutenticamente y desarrollar ndash e incluso lexicalizarndash distintos valores semaacutenticos2 Es asiacute que por ejemplo voces como mayonesa (con un caraacutecter ademaacutes plenamente nominal) pueden trascender de un con-tenido relacional con su topoacutenimo de base (Mahoacuten) para pasar a encerrar un significado distinto o que un gentilicio como canario - a pueda desplazar en una de sus acepciones su referencia toponiacutemica de las Islas Canarias a la pro-vincia uruguaya de Canelones (Morera 2012 117) Puede suscitarse tambieacuten el caso en que diferentes voces puedan acoger el mismo significado Asiacute tanto jie-nense como jaenero - a pueden poseer el mismo valor semaacutentico es decir lsquopro-pio o relacionado con la provincia espantildeola de Jaeacutenrsquo (Garciacutea Gallariacuten 2003 583)

21 Entre ser peruano - a y ser perulero - a

Es justamente este uacuteltimo caso el que se detecta en la laquocontienda leacutexicaraquo entre peruano - a forma gentilicia sobreviviente hasta la actualidad y perulero - a ambos con el valor de lsquopropio o relativo al Peruacutersquo Investigaciones hechas

2 Con el propoacutesito de ahondar en estos aspectos leacutexico- semaacutenticos se sugiere revisar la tipologiacutea de los laquosentidos secundarios de las palabras gentiliciasraquo de Morera y Garciacutea Padroacuten (2013) asiacute como las etapas de lexicalizacioacuten con nuevos valores semaacutenticos de las denominaciones gentilicias que propone Garciacutea Padroacuten (2015 124ndash 127)

Piero Renato Costa Leoacuten38

previamente (Costa Leoacuten 2018) han estado dedicadas a explorar sobre todo la polisemia de perulero - a entre el siglo XVI y la primera mitad del XIX pero tambieacuten sobre la base del anaacutelisis cuantitativo de las apariciones de ambas voces en el CORDE en el mismo rango cronoloacutegico el uso contrastado de los empleos estrictamente gentilicios de perulero - a con aquellos gentilicios ndash y antildeadamos aquiacute eventualmente eacutetnicosndash de peruano - a Tal como se pretende sentildealar en la Tabla 1 maacutes allaacute de la mayor preferencia en los distintos rangos temporales de peruano - a por sobre perulero - a la evidencia recogida del corpus en cuestioacuten le permite a la investigacioacuten citada anteriormente sugerir un cierto periodo de coexistencia de ambas voces a lo largo del periodo colonial americano

El estudio contrastado de ambas voces en tanto gentilicios debe entenderse sin embargo no solo a partir de este reporte cuantitativo sino que asimismo hay que tomar en cuenta que en cuanto a perulero - a fue necesario emprender de antemano ademaacutes la evaluacioacuten pormenorizada del significado de cada una de sus concordancias en el CORDE para proceder a determinar sus significa-dos y distinguir por ende entre los valores gentilicios del vocablo y otros que tambieacuten desarrolloacute3 tenemos por un lado lsquoexitoso comerciante colonial que transporta mercanciacuteas diversas entre el Peruacute y la Espantildea peninsularrsquo ndash tal como se atestigua en la Historia general de las Indias (1552) de Francisco Loacutepez de Goacutemara y se expone a continuacioacuten en la cita (1)ndash y por el otro lsquovasija de barro de amplio grosor en el medio mayormente aprovechada para el transporte de

Tab 1 Comparacioacuten de tokens disponibles en el CORDE para perulero - a ndash solo sus significados gentiliciosndash y peruano - a (los nuacutemeros entre pareacutentesis indican la cantidad de textos diferentes en que aparecen las concordancias)

perulero - a (como gentilicio)

peruano - a Total

Siglo XVI - 3 (3) 3 (3)Siglo XVII Primera mitad 1 20 (9) 21 (10)

Segunda mitad 3 (3) 191 (6) 194 (9)Siglo XVIII Primera mitad 1 50 (10) 51 (11)

Segunda mitad 17 (5) 94 (16) 111 (19)Siglo XIX ndash Primera mitad 2 (2) 94 (34) 96 (36)

Total 24 (12) 448 (76) 476 (88)

3 Con la evidente finalidad de encarar solamente la comparacioacuten entre sus valores gentilicios con los precisamente gentilicios de peruano - a

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 39

liacutequidosrsquo ndash ilustrado por su parte en la cita (2) con un ejemplo extraiacutedo de la Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada (1573ndash 1581) de Fray Pedro de Aguadondash 4

(1) Partioacute pues Blasco Nuacutentildeez con la Audiencia y llegoacute al Nombre de Dios a diez de enero de mil y quinientos y quarenta y quatro Halloacute alliacute a Christoacuteval de Barrien-tos y otros peruleros de partida para Espantildea con buena cantidad de oro y plata y requirioacute a los alcaldes embaraccedilassen aquel oro hasta que se averiguasse de queacute lo llevaban [hellip]

(2) En esta resfriega dieron estos barbaros vn flechazo a vna muyer sevillana que en esta jornada yva con su marido que era portugues llamado Juan Gonccedilalez natu-ral de Mertula La flecha le dio por la garganta y llevava yerva ponccedilontildeosa y ansi murio luego rabiando Tomaron los yndios a los espantildeoles vna botija perulera llena de poluora que les hizo harta falta y otras muchas petacas y puercos y con todo se quedaron

Hay por tanto una dimensioacuten cualitativa del manejo de la informacioacuten pro-porcionada por el corpus que en lo que al marco de esta contribucioacuten atantildee depende no solo del enfrentamiento contextualizado ante los usos para su pos-terior cuantificacioacuten sino tambieacuten del fundamental apoyo lexicograacutefico puesto que la investigacioacuten mencionada tambieacuten involucroacute una faceta lexicograacutefica en concreto acudiendo a descripciones de los diccionarios disponibles en el NTLLE publicados hasta la primera mitad del siglo XIX se puede dejar cons-tancia de su innegable aporte en una primera etapa de cara al ulterior escruti-nio cualitativo concerniente a la polisemia general de perulero - a aporte que se presenta a grandes rasgos en la Tabla 2

Sobre la base de la interpretacioacuten de las definiciones lexicograacuteficas obtenidas en el NTLLE y agrupadas en una red de acepciones tiacutepicas de una constelacioacuten poliseacutemica5ndash se procedioacute al posterior y aquiacute ya mencionado anaacutelisis de las ins-tancias de perulero - a obtenidas en el CORDE mostradas de forma resumida en la Tabla 2 La exploracioacuten inicial de los diversos contenidos semaacutenticos de una voz poliseacutemica pueden encararse entonces partiendo del anaacutelisis de lo que sentildealan los lexicoacutegrafos en sus obras y en consecuencia el rastreo en los corpora puede entenderse como un recurso complementario (y muy posible-mente no solo complementario) para validar las hipoacutetesis esbozadas tras una primera fase respecto de la polisemia del leacutexico americano (o en todo caso

4 Ambos ejemplos textuales han sido extraiacutedos del CORDE 5 Se toma en cuenta en este sentido la concepcioacuten de que laquola polisemia debe ser enten-

dida [hellip] como una cadena o red de sentidosraquo (Blank 2003 272 traduccioacuten propia)

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de referencia americana6) Hay que tomar en cuenta empero que tal como se pretendioacute llevar a cabo en Costa Leoacuten (2018) la configuracioacuten poliseacutemica arro-jada por el examen de los materiales lexicograacuteficos alojados en un tesoro como el del NTLLE no puede tomarse como un reflejo plenamente fiel de la realidad linguumliacutestica son solo un punto de inicio de la investigacioacuten y se necesita com-plementar maacutes bien tales hallazgos con el respectivo anaacutelisis de instancias de uso en un corpus que resulte ademaacutes representativo de los estados de lengua y las preferencias diatoacutepicas sometidos a observacioacuten7 Solo de esta forma la exploracioacuten puede depurar vicios analiacuteticos impresos por los lexicoacutegrafos de las

Tab 2 Clasificacioacuten de las concordancias de perulero - a halladas en el CORDE por significado y distribucioacuten cronoloacutegica (los nuacutemeros entre pareacutentesis indican la cantidad de textos diferentes en que aparecen las respectivas concordancias)

Significado

lsquotransportista de mercanciacuteas entre Espantildea

y Peruacutersquo

gentiliciolsquovasija de

barro para liacutequidosrsquo

Total

Siglo XVI 18 (10) - 1 19 (11)Siglo XVII Primera mitad 75 (39) 1 10 (8) 86 (47)

Segunda mitad 7 (5) 3 (3) 5 (3) 15 (9)Siglo XVIII

Primera mitad 3 (2) 1 - 4 (2)Segunda mitad 9 (3) 17 (5) 1 27 (6)

Siglo XIX ndash Primera mitad - 2 (2) - 2 (2)Total 112 (59) 24 (11) 17 (13) 153 (77)

6 Se hace aquiacute esta aclaracioacuten en vista de que tal como se sugiere en Costa Leoacuten (2018 90) el origen geograacutefico de perulero - a pareciera ser en el siglo XVI penin-sular no endoacutegeno (es decir no necesariamente surgido en praacutecticas discursivas peruanas) puesto que se encuentra inicialmente en documentos escritos en terri-torios peninsulares y tambieacuten novohispanos -siempre no obstante producidos por autores peninsularesndash

7 Resulta necesario recordar de todos modos que laquose debe confiar en el caraacutecter de representatividad del corpusraquo (Torruella Casantildeas 2017 35) por maacutes que tal como advierte Parodi (2008) laquoes imposible recolectar un corpus que abarque toda una lengua [hellip] De este modo se debe siempre tener presente que un corpus es soacutelo una coleccioacuten finita de un universo infinitoraquo (105) Por tanto laquoaunque [hellip] limitado [un corpus] no puede dejar de ser un fiel reflejo de la lengua que quiere representar [hellip] los tipos de documentos que lo constituyan deben siempre que sea posible guardar entre siacute y en todo momento unas proporciones que reflejen el conjunto del estado o del nivel de lengua representadoraquo (Torruella Casantildeas 2017 36)

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 41

distintas obras consultadas y pasar en consecuencia a una caracterizacioacuten maacutes fidedigna de las praacutecticas verbales en los que pudo haber discurrido la polise-mia de una determinada voz

Retomando aquiacute un punto ya sugerido en el paacuterrafo precedente hay que tomar en cuenta ademaacutes que los condicionamientos ideoloacutegicos y analiacuteticos que pueden afectar la labor de todo lexicoacutegrafo8 pueden ensombrecer en mayor o menor medida la interpretacioacuten semaacutentica de cada palabra Una consecuen-cia de ello puede ser el toparse en medio de la investigacioacuten con una red de acepciones mayor o menor de la que a fin de cuentas puede proporcionar un estudio apoyado en la exploracioacuten complementaria de material textual de diversa iacutendole disponible en los corpora La consideracioacuten de las implicaciones de los condicionamientos ideoloacutegicos de por ejemplo los diccionarios y demaacutes obras lexicograacuteficas americanas con respecto al estudio del espantildeol americano ha sido ya advertida por autores como Huisa Teacutellez (2019) quien concretamente con respecto al Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) de Juan de Arona invita a laquodudar de que Arona sea una fuente importante para los estudios actuales del contacto linguumliacutestico entre el espantildeol y las lenguas indiacute-genas en Ameacuterica y de las influencias mutuas a menos que [hellip] se estudien las ideologiacuteas linguumliacutesticas sobre tal contactoraquo (284) Las dimensiones ideoloacutegicas pueden por tanto limitar o incluso anular la posibilidad de estudiar ciertas realidades linguumliacutesticas ndash entre ellas y pensando en el principal punto de intereacutes del presente artiacuteculo las leacutexico- semaacutenticasndash sobre todo cuando dificultan el acceso a un panorama representativo de los usos linguumliacutesticos que le interesan a un determinado investigador

Profundizando ahora bien en las descripciones que por interpretacioacuten particular de los lexicoacutegrafos se puede hallar en el estudio lexicograacutefico- diacroacutenico no hay que perder de vista de todas formas el eacutenfasis en asuntos culturalmente importantes en una determinada sociedad en cierto momento y que los lexicoacutegrafos terminan por fijar en una acepcioacuten propia en el dicciona-rio sin que necesariamente la pesquisa en corpora permita confirmarla como plenamente separada de las demaacutes Esta situacioacuten puede verse de hecho con respecto a perulero - a cuando se constata que por maacutes que en el Diccionario de

8 Desde un punto de vista criacutetico e ideoloacutegico no puede perderse de vista en este sentido que como producto del trabajo humano en el aacutembito lexicograacutefico en la definicioacuten lexicograacutefica y otras partes de la microestructura se pueden laquoantildeadir [hellip] connotaciones negativas o positivas que no son generales o comunes a los hablantes de la lenguaraquo (Gutieacuterrez Cuadrado 2011 51)

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Autoridades (en su tomo de 1737) y las primeras tres ediciones del Diccionario de la lengua espantildeola de la Real Academia Espantildeola (es decir las de 1780 1783 y 1791) la primera acepcioacuten es la de laquoadj que se aplica agrave la moneacuteda fabricada en el Peruacuteraquo9 hay indicios provenientes tanto de la consulta en el CORDE como del anaacutelisis semaacutentico elaborado por Costa Leoacuten (2018) que hacen difiacutecil pen-sar en que una moneda llamada perulera deacute cuenta de un empleo diferenciado de aquel de perulero - a como denominacioacuten gentilicia La buacutesqueda realizada en el CORDE no ha permitido dar maacutes que con dos empleos en que se habla de monedas peruleras empleos en los que dicho sea de paso perulero - a no exhibe un valor distinto del considerado en general como gentilicio Veacutease a modo de ejemplo el siguiente fragmento extraiacutedo del CORDE de las Memo-rias de Raimundo de Lantery mercader de Indias en Caacutediz 1673ndash 1700 (1706) escritas por el mismo Lantery

(3) No obstante en Granada sentenciaron pagar muchas partidas a pesos antiguos [hellip] y los pesos sevillanos antiguos mexicanos y peruleros o columnarios los pusieron a 15 Reales de Velloacuten o 10 de plata de esa moneda nueva con nombres de escudos como corren aun hoy y los doblones de peso a 60 Reales Velloacuten y 40 Rea-les de plata de esa moneda nueva como vale hoy diacutea que escribo esto que somos al antildeo de 1706

La referencia hecha en la misma cadena sintagmaacutetica a pesos sevillanos mexi-canos y peruleros parece reflejar en peruleros un valor meramente gentilicio el valor numismaacutetico se reserva maacutes bien a pesos ademaacutes de que en el contexto del fragmento hay otras referencias leacutexicas a monedas y tipos de estas como los reales

Es posible pensar de hecho en la situacioacuten de que el significado tenido en mente por los lexicoacutegrafos encargados de tal acepcioacuten en los diccionarios aca-deacutemicos (o al menos en todo caso en el Diccionario de Autoridades en tanto obra pionera en presentar tal acepcioacuten) sea aquella gentilicia el eacutenfasis puesto sin embargo en la moneda como elemento representativo de la proveniencia peruana podriacutea explicarse en funcioacuten de los teacuterminos culturales que de forma particular podriacutean haber impactado en la historia colonial y en general del mundo hispaacutenico hasta llegar al punto de asignarle iconicidad a cierto grupo de monedas Resulta crucial para ahondar en la pesquisa leacutexica echar mano tambieacuten de otro tipo de fuentes En este sentido la informacioacuten histoacuterico- econoacutemica brindada por Jovel y Jovel (2004) nos permite tener en cuenta que el descubrimiento de monedas producidas en el Virreinato del Peruacute (maacutes

9 La acentuacioacuten en este caso es la disponible en el Diccionario de Autoridades

Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico 43

concretamente en Potosiacute) carentes de la medida y el peso oficialmente estableci-dos por la corona espantildeola impactoacute en la economiacutea colonial sobre todo hacia la deacutecada de 1640 Estas monedas laquodefectuosasraquo pasaron a ser llamadas monedas peruleras y en vista de su existencia y sus consecuencias perjudiciales para el sistema numismaacutetico hispaacutenico la proliferacioacuten de las mismas condujo a pos-teriori a la implementacioacuten de una serie de medidas que frenaran la posterior acuntildeacioacuten de monedas igualmente fallidas

La incorporacioacuten de la dimensioacuten numismaacutetica en asociacioacuten con el gen-tilicio parece no tener mayor justificacioacuten semaacutentica a pesar del valor his-toriograacutefico que indudablemente tiene para entender al menos en parte las circunstancias ideoloacutegicas que condujeron a su inclusioacuten en el diccionario este es el diagnoacutestico que la exploracioacuten del CORDE nos lleva a sugerir10 Hay que considerar por tanto que ciertas posturas ideoloacutegicas y analiacuteticas en los diccio-narios consultables en un tesoro lexicograacutefico pueden ocultar o sobregenerar acepciones que la posterior investigacioacuten en corpora va a finalmente conducir a descartar o confirmar Aun asiacute sin embargo en los casos en que la inda-gacioacuten en estas uacuteltimas bases de datos contribuya a desmontar falsos valores poliseacutemicos los condicionamientos detectados han de ofrecer de todos modos informacioacuten cultural sin lugar a dudas interesante sobre un sinfiacuten de aspectos sociales y cognitivos que han determinado el devenir de la academia y en gene-ral de parte de una comunidad Hay que diferenciar por tanto al menos las veces en que resulte posible la informacioacuten estrictamente linguumliacutestica de aquella maacutes externa de caraacutecter cultural maacutes laquomacroraquo sin que esta distincioacuten signifi-que el desmedro de la uacuteltima dimensioacuten se trata esencialmente de compren-der solamente que no siempre ha de ser material uacutetil para la reconstruccioacuten histoacuterica de la polisemia

2 La reducida visibilidad de peruviano - aUn distinto tipo de aprovechamiento que se puede obtener de la informacioacuten lexicograacutefica de cara al estudio diacroacutenico del leacutexico tanto poliseacutemico como en variacioacuten en laquocontiendaraquo por tomar los mismos significados es la posibilidad de acceder a formas leacutexicas que de otra forma corren maacutes riesgo de escapar del control del investigador y por tanto de su utilizacioacuten en posteriores fases de anaacutelisis Se hace necesario sentildealar aquiacute por consiguiente que la investigacioacuten

10 No puede descartarse de todos modos que se corre siempre el riesgo de que en el propio anaacutelisis nos afecte otra serie de condicionamientos socioculturales maacutes propios de nuestro contexto

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realizada en torno de las denominaciones gentilicias alusivas al Peruacute nos ha permitido toparnos en el NTLLE con el lema de peruviano - a en la misma columna en que por lo general aparecen peruano - a y perulero - a El hallazgo de peruviano - a por tanto en el acervo lexicograacutefico acadeacutemico se debe aquiacute a un caso de serendipia aun asiacute el encuentro con dicha forma leacutexica indudable-mente permite expandir el margen de alcance de los estudios en torno del leacutexico poblacional11 peruano

Tal serendipia por tanto ha de entenderse como una posibilidad siempre contemplable en la indagacioacuten de una red de voces y sus muacuteltiples significados Ante esta situacioacuten sin embargo toda vez que la exploracioacuten lleve al investiga-dor hacia el hallazgo de nuevos datos debe desplegarse en seguida una pesquisa combinada tanto en tesoros lexicograacuteficos como en corpora textuales de las formas leacutexicas encontradas En esta toacutenica vale la pena traer a colacioacuten aquiacute que tras habernos topado con peruviano - a en el NTLLE emprendimos el ras-treo del vocablo en cuestioacuten en tanto lema de buacutesqueda en el referido tesoro acadeacutemico para luego buscarlo a partir de los valores semaacutenticos disponibles en las descripciones lexicograacuteficas en el CORDE ya sea individualmente como en combinacioacuten con otras unidades linguumliacutesticas El encuentro de la voz puede ser entonces fortuito y no planificado pero el aprovechamiento a posteriori de dicha informacioacuten siacute puede ser maacutes bien conducido de manera ordenada y sistemaacutetica

De esta forma y en el aacutembito de un rastreo realizado tanto en el CORDE como en el NTLLE resulta oportuno examinar y reportar la presencia de peru-viano - a en un rango temporal muy similar al explorado para perulero - a y peruano - a en Costa Leoacuten (2018) se ha tomado igualmente el siglo XVI como punto de partida pero en vez de realizar la pesquisa solo hasta la primera mitad del siglo XIX se ha optado por considerar la totalidad de este uacuteltimo Se tiene entonces que desde una perspectiva lexicograacutefica abordada a partir de la consulta del NTLLE peruviano - a aparece por primera vez en la documenta-cioacuten lexicograacutefica en 1846 concretamente en el Nuevo diccionario de la lengua castellana de Vicente Salvaacute En esta fuente se lee al interior de la entrada de Peruviano la siguiente unidad fraseoloacutegica

11 La eleccioacuten terminoloacutegica de leacutexico poblacional responde aquiacute a la necesidad de agrupar en un solo aacutembito leacutexico a los gentilicios y etnoacutenimos dada su recurrente resemantizacioacuten en distintas circunstancias histoacutericas en una u otra direccioacuten (es decir hacia identidades mayormente geograacuteficas o eacutetnico- culturales) Veacutease Costa Leoacuten (2021 120ndash 121) para ahondar en la problemaacutetica al respecto

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(4) Peruviano (baacutelsamo) m Aceite balsaacutemico muy apreciado que se recibe del Peruacute

A primera vista no parece dar cuenta el referido diccionario de un valor estric-tamente gentilicio aplicable a cualquier ser entidad o evento sino maacutes bien de un sentido esencialmente asociado con un tipo de aceite especiacutefico precisa-mente de proveniencia peruana Esta observacioacuten no deja de lado sin embargo la posibilidad de entrever en el anaacutelisis composicional de la unidad fraseoloacute-gica baacutelsamo peruviano que el contenido semaacutentico de peruviano por maacutes que quizaacute haya podido tener un uso preferente en relacioacuten con baacutelsamo por encima de otros objetos o seres12 es justamente el de lsquoproveniencia peruanarsquo No deja de ser imaginable de todos modos que por las propiedades de dicho baacutelsamo la voz peruviano - a haya desarrollado en virtud de tal combinatoria un conte-nido no solo estrictamente geograacutefico (y que trascienda en definitiva el matiz puramente gentilicio) pero ante la dificultad de poder confirmar dicha hipoacute-tesis resulta cuando menos cauto y saludable asumir la posibilidad de que peruviano solo posea un valor gentilicio a pesar de que Salvaacute de acuerdo con el anaacutelisis aquiacute efectuado parece no contemplar tal significado

Sobre la base de estas consideraciones vale la pena volver a traer a colacioacuten lo sentildealado en la seccioacuten anterior con respecto a las descripciones lexicograacuteficas de las monedas peruleras y contemplar en la misma temaacutetica el caso de que maacutes que revelar una acepcioacuten diferenciada para perulero - a la informacioacuten de los diccionarios acadeacutemicos haya dado cuenta sobre todo de una colocacioacuten frecuente en un cierto momento histoacuterico y como producto de determinadas circunstancias sociales Regresando sin embargo a lo que atantildee a peruviano - a resulta necesario reportar ademaacutes que su registro lexicograacutefico trasciende la obra de Salvaacute ndash por maacutes que quepa la posibilidad de que otros lexicoacutegrafos la hayan tomado como un calco de la obra de este uacuteltimondash y que se incluye de todos modos en posteriores documentos tambieacuten disponibles en el NTLLE Es posible en este sentido que la colocacioacuten baacutelsamo peruviano haya sido con-siderada auacuten relevante en el saber linguumliacutestico (sea ya en teacuterminos sincroacutenicos o diacroacutenicos) al punto de llegar a ser incorporada en posteriores repertorios lexicograacuteficos el segundo tomo del Diccionario enciclopeacutedico de la lengua espa-ntildeola (1855) de Gaspar y Roig (5) y el suplemento de 1869 del Diccionario Nacio-nal de Ramoacuten Joaquiacuten Domiacutenguez (6)

12 Quizaacute en vista de que precisamente una colocacioacuten (leacutexica) es entendida tal como establecen Granger y Paquot (2008 45) como una frase formada por dos lexemas sobre la base de un patroacuten sintaacutectico especiacutefico y determinada por usos preferentes entre los hablantes en sus dinaacutemicas comunicativas

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(5) Peruviano adj y adj s PERUANO =Bot BAacuteLSAMO PERUVIANO BAacuteLSAMO PERUVIANO V BAacuteLSAMO

(6) PURUVIANO [sic] (Baacutelsamo) sm Aceite balsaacutemico muy apreciado que se recibe del Peruacute

Parece haber por ende una perpetuacioacuten en parte de la lexicografiacutea espantildeola del siglo XIX de la unidad fraseoloacutegica baacutelsamo peruviano en la cual el genti-licio en cuestioacuten se uniriacutea preferentemente con el sustantivo baacutelsamo Hay que rescatar tambieacuten sin embargo que en el rastreo lexicograacutefico efectuado hay registros posteriores al de Salvaacute algunas veces igualmente posteriores y otras tantas contemporaacuteneos al trabajo de Domiacutenguez y el de Gaspar y Roig que siacute describen la voz peruviano - a como equivalente de peruano - a (y el sentido gentilicio de perulero - a) Se tiene ademaacutes de la primera acepcioacuten para peru-viano - a ya evidenciada en el ejemplo (5) los registros de este vocablo con una remisioacuten en las ediciones de 1852 a 1899 del acadeacutemico del Diccionario de la lengua espantildeola a las entradas de perulero - a (en 1852) y a peruano - a (en las ediciones de 1869 1884 y 1899) Hay que agregar asimismo a esta lista el artiacute-culo de peruviano - a del mismiacutesimo Diccionario Nacional (1853) de Domiacuten-guez (7) y el Diccionario enciclopeacutedico de la lengua castellana (1895) de Eliacuteas Zerolo (8) en el que ademaacutes se aclara que es una voz ya en desuso

(7) Peruviano na V Peruano y Perulero (8) PERUVIANO NA adj PERUANO Apl aacute pers uacute t c s Hoy no se usa

Tratando de reconstruir entonces la configuracioacuten semaacutentica de peruviano - a a partir de su documentacioacuten lexicograacutefica pasada disponible en el NTLLE nos atrevemos a observar aquiacute que esta voz posiblemente tuvo tan solo el signi-ficado gentilicio que previamente se ha visto para peruano - a y tambieacuten dentro de la red poliseacutemica de perulero - a y que las referencias al baacutelsamo perulero podriacutean maacutes bien revelar una colocacioacuten frecuente de dicho adjetivo13 El

13 La profundizacioacuten en los recursos lexicograacuteficos dispuestos en el NTLLE tambieacuten nos ha permitido acceder a la siguiente definicioacuten en el primer tomo del diccionario de Gaspar y Roig (1855)

(9) BAacuteLSAMO PERUANO lo produce el mirospermo peruiacutefero aacuterbol de la misma familia y paiacutes que el anterior [baacutelsamo de toluacute] Dos especies se encuentran en el comercio el blanco y el negro el primero fluye espontaacuteneamente de las incisiones hechas al aacuterbol y es liacutequido espesa de olor suave color amarillo y sabor amargo se vuelve rojizo y soacutelido con el tiempo y se usa en Medicina como toacutenico y esti-mulante El segundo se obtiene por la decoccioacuten de las ramas y otras partes del

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trabajo llevado a cabo con el ya referido material lexicograacutefico provisto por la Real Academia Espantildeola siacute pareciera revelar un valor gentilicio de peruviano - a y la interpretacioacuten de los materiales consultados ademaacutes permitiriacutea suponer una combinatoria sintagmaacutetica poco libre (al menos en el siglo XIX) y mayor-mente ligada a la base nominal baacutelsamo

La fase concerniente por su parte a la buacutesqueda en el CORDE arrojoacute tan solo ocho ocurrencias de peruviano - a hasta finales del siglo XIX dos de ellas en las Tradiciones Peruanas (1874ndash 1875) de Ricardo Palma y el resto en tex-tos espantildeoles escritos desde finales del siglo XVIII Pese al reducido nuacutemero de concordancias recuperadas sobresale la constatacioacuten de que dos de ellas corresponden a laquobaacutelsamo(s) peruviano(s)raquo La buacutesqueda en el CORDE luego de aquella en el NTLLE de forma similar a como se condujo la investigacioacuten de Costa Leoacuten (2018) para perulero - a reportada en el acaacutepite precedente permite fortalecer las observaciones de que como parte del anaacutelisis semaacutentico la labor investigativa ha de realizarse en al menos un corpus sobre la base de la informa-cioacuten a la que se accede gracias al tesoro lexicograacutefico

Asiacute en este caso concreto de peruviano - a no puede descartarse una ten-dencia a emplear el vocablo en colocacioacuten junto con baacutelsamo pero tampoco que el significado de peruviano - a no sea maacutes que aquel gentilicio A este uacuteltimo respecto creemos igualmente pertinente agregar que en pro de la posibilidad de entrever en la permutabilidad paradigmaacutetica de peruano - a y peruviano - a al interior de la unidad fraseoloacutegica encabezada por baacutelsamo una de las con-cordancias arrojadas por el CORDE para peruano - a atestigua la combinacioacuten laquobaacutelsamo peruanoraquo Se tiene por lo tanto en la Historia del reino de Quito en la Ameacuterica Meridional (1789) del local Juan de Velasco el siguiente fragmento

(10) El valle del Yunguilla maacutes abajo de Giroacuten es de clima caliente seco y muy sano y se halla lleno de ingenios de azuacutecar de grana silvestre que es pasto de las bes-tias y en su cercaniacutea de San Pedro tiene tambieacuten el baacutelsamo peruano llamado alliacute chaquino

aacuterbol es negruzco de consistencia de melaza menos oloroso que el anterior y estaacute adulterado con frecuencia

Se puede suponer en consecuencia la variacioacuten entre baacutelsamo peruano y baacutelsamo peruviano y por tanto contribuir a la hipoacutetesis del uso gentilicio de peruviano - a como similar ndash si nos basamos en la permutacioacutenndash al de peruano - a en el mismo sintagma

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3 Algunas observaciones de cierreEs necesario partir en este uacuteltimo acaacutepite sosteniendo que no basta con histo-riar el devenir de la lengua y sus contenidos semaacutenticos desde la informacioacuten lexicograacutefica puesto que es un tipo de informacioacuten que no ha respondido en muchas circunstancias histoacutericas a criterios exclusivamente descriptivos14 ni se halla exenta ndash como cualquier evaluacioacuten metalinguumliacutesticandash de eventuales yerros analiacuteticos Es necesario por tanto entender que la informacioacuten alojada en los repositorios lexicograacuteficos puede ofrecer contenido valioso en pos de la recons-truccioacuten histoacuterica de la polisemia de los vocablos tal como se ha pretendido demostrar en las paacuteginas precedentes pero tambieacuten que la informacioacuten obte-nida de los diccionarios puede en determinadas ocasiones opacar y en otras tantas sobredimensionar matices semaacutenticos dificultando asiacute la investigacioacuten en torno de la condicioacuten poliseacutemica de una voz

Es justamente por esta razoacuten por la que la pesquisa leacutexico- semaacutentica a partir de las posibles trayectorias poliseacutemicas esbozadas desde la averiguacioacuten hecha en los tesoros lexicograacuteficos ofrece una o maacutes viacuteas de investigacioacuten que a fin de cuentas han de complementarse preferentemente con lo que la consulta en corpora puede ofrecer por su parte Es esta segunda fase evidentemente ins-pirada tal como se acaba de sentildealar por los indicios inicialmente esbozados por la informacioacuten recogida en la fase inicial de exploracioacuten lexicograacutefica la que va a permitir confirmar o en todo caso poner en duda las redes poliseacute-micas trazadas luego del examen estrictamente lexicograacutefico Hemos visto asiacute por ejemplo coacutemo la acepcioacuten que en algunos diccionarios acadeacutemicos se reserva al interior del artiacuteculo de perulero - a a la moneda fabricada en el Peruacute no encuentra mayor resonancia como una acepcioacuten distinta ni en las instancias disponibles en la buacutesqueda por concordancias en el CORDE ni en el anaacutelisis semaacutentico efectuado en Costa Leoacuten (2018) Y el mismo reparo por su cuenta

14 Y hay que tomar en cuenta ademaacutes que un pilar de la lexicografiacutea ya contemporaacute-nea ndash en arenas maacutes cercanas a los intereses de la lexicografiacutea proactiva que concibe Rodriacuteguez Barcia (2016 67)ndash es que en pro de un afaacuten precisamente descriptivo aunque laquo[e] l uso linguumliacutestico es portador de ideologiacutea [hellip] el lexicoacutegrafo debe descri-birlo como lo percibe aunque tiene todo el derecho de advertir o anotar lo que juzgue oportunoraquo (Gutieacuterrez Cuadrado 2011 57) Asiacute resulta apropiado en la lexicografiacutea maacutes reciente laquoponer de manifiesto estos significados por ofensivos que parezcan o por mucho que denigren a alguacuten colectivo [hellip] pero tambieacuten pensamos que debe hacerlo corteacutesmente sin antildeadir comentarios expresiones o teacuterminos innecesaria-mente vejatoriosraquo (Camacho Barreiro 2009 36)

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puede sentildealarse para el uso peruviano - a en relacioacuten con un baacutelsamo tal como se ha pretendido aportar a modo de novedad en esta contribucioacuten

No parecieran ser asiacute por lo tanto maacutes que posibles sobredimensionamien-tos producto de condicionamientos culturales que han de estudiarse en el marco de los debidos contextos histoacutericos y sociocognitivos de los lexicoacutegrafos a cargo de los materiales a disposicioacuten de la investigacioacuten No basta entonces la informacioacuten que se desprende de los artiacuteculos del diccionario (sobre todo a la luz del contraste con el examen del corpus y posteriores consideraciones semaacuten-ticas como aquellas desplegadas en esta contribucioacuten) para darles a tales des-cripciones un estatus diferenciado como una acepcioacuten distinta Esto no quita no obstante que el contenido de las definiciones resulte de intereacutes de todos modos para pesquisas de caraacutecter maacutes historiograacutefico y cultural en vista de la atencioacuten puesta en los aspectos de cariz extralinguumliacutestico disponible en los materiales lexicograacuteficos No hay que perder de vista ademaacutes que tal como se ha sugerido en las paacuteginas precedentes para moneda perulera y baacutelsamo peru-viano estemos quizaacute ante combinaciones fraseoloacutegicas recurrentes en deter-minadas circunstancias comunicativas y que dichas combinaciones se hayan visto evidentemente impulsadas en el marco de ciertos paradigmas y praacutecticas culturales

Hay que considerar por tanto la informacioacuten lexicograacutefica como un punto de partida para la investigacioacuten del leacutexico poliseacutemico y de variacioacuten leacutexica pero al mismo tiempo entender que tal tipo de exploracioacuten idealmente debe combinarse con la averiguacioacuten a la que nos da acceso la consulta en corpora debidamente representativos de los estados de lengua a estudiar15 El estudio histoacuterico del leacutexico y la polisemia hispanoamericanos en siacutentesis no deberiacutea

15 Y entender ademaacutes la importancia de contar en cada ocasioacuten laquocon un corpus lo suficientemente amplio y lo suficientemente variado ndash diatoacutepica diastraacutetica y diafaacutesicamentendash como para representar con cierta fiabilidad la situacioacuten leacutexica del pasado y reflejar asiacute la realidad (cualquier cosa que eso sea) de este nivel linguumliacutestico en la eacutepoca seleccionadaraquo (Ramiacuterez Luengo 2017 615) laquoEs a partir de la localizacioacuten y cuantificacioacuten de los diferentes datos recogidos en cada uno de los diversos aparta-dos de estos tres ejes [diatoacutepico diastraacutetico y diafaacutesico apenas recieacuten mencionados] que se podraacute empezar a desarrollar la teoriacutea que se quiera estudiar y a establecer conclusiones respecto de la evolucioacuten temporal [hellip] o de la situacioacuten geograacutefica de los elementos linguumliacutesticos que se deseen investigarraquo (Torruella Casantildeas 2017 67) La incidencia en la consideracioacuten de tales ejes para el estudio diacroacutenico del espantildeol americano (asiacute como tambieacuten de aquel no americano) permite aproximarse asiacute en definitiva a instancias de uso maacutes representativas de cada estado de lengua y dinaacute-mica comunicativa

Piero Renato Costa Leoacuten50

descartar el impulso de inspiracioacuten al que nos arrojan las acepciones suge-ridas por los artiacuteculos lexicograacuteficos Sin quedarse solo en ello y en vista de la necesidad de aprovechar todo material disponible (en su justa y respectiva medida) es momento de servirse tanto de las evidencias de uso como tambieacuten de las aproximaciones metalinguumliacutesticas que nos anteceden y que debidamente asumidas podemos poner a nuestra disposicioacuten en pro de fortalecer los pro-pios hallazgos e hipoacutetesis

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Ignacio Ahumada Lara

El leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten

metalexicograacutefica de los glosarios

Abstract The recovery and edition of glossaries both of literary and specialized works leads to the reestablishment of the repertoires endorsed by authorities a lexicographic model of scarce cultivation in our dictionary past In addition to this it involves the rewriting of our lexicographical history in the light of modern lexicographical theory and the recovery of those words that lexicographers and users saw as differential from the standard or obscure because they did not use them in short it is a decisive contri-bution to the knowledge and dating of our historical lexicon In this article we will try to insist on the one hand on the metalexicographic criteria for the recovery and edition of glossaries and on the other hand on the need to promote the recovery and edition of these brief repertoires of Americanisms as in fact and based on our proposals is being carried out in countries such as Costa Rica and Uruguay

Keywords edition of glossaries authorities historical lexicon repertoires of Ameri-canisms

1 IntroduccioacutenEl glosario ndash conviene recordarlondash ha sido un modelo lexicograacutefico de escaso cultivo en nuestro pasado diccionariacutestico La edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios tanto de obras literarias como de obras especializadas supone el res-tablecimiento en la lexicografiacutea hispaacutenica de los repertorios avalados bien por autoridades literarias bien por citas del maacutes variado tenor Ademaacutes de esto la edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios supone la reescritura de nuestra historia lexicograacutefica a la luz de la moderna teoriacutea lexicograacutefica y el restableci-miento filoloacutegico de aquellas voces que creadores y expertos consideraron en su momento como voces diferenciales del estaacutendar como exoacuteticas como obscuras por desusadas o como imprescindibles por su importancia pedagoacutegica en el dominio de una materia concreta La edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios supone en definitiva una decisiva aportacioacuten al conocimiento y datacioacuten de nuestro leacutexico histoacuterico ya se trate del leacutexico general ya lo sea del especializado

En esta contribucioacuten voy a referirme en primera instancia a los criterios metalexicograacuteficos para la recuperacioacuten y edicioacuten de estos glosarios y ademaacutes

Ignacio Ahumada Lara54

a la necesidad de impulsar la recuperacioacuten y edicioacuten de estos breves repertorios de voces regionales del espantildeol de Ameacuterica

2 La recuperacioacuten y edicioacuten de los glosariosEntiendo que es la necesidad de una comunicacioacuten plena la que impulsa al autor de un texto a antildeadir un glosario a su obra Este autor como sucede en la mayoriacutea de los casos se enfrenta a la tarea lexicograacutefica desde su intuicioacuten como usuario de diccionarios Es el conocimiento pasivo de las obras lexicograacuteficas lo que le dicta las normas para la redaccioacuten de su breve repertorio En cualquier caso los materiales son apreciadiacutesimas joyas para el conocimiento histoacuterico tanto del leacutexico general como especializado de cualquier lengua Ante una lengua como el espantildeol milenaria y atractivamente compleja en su diversidad geolinguumliacutestica la necesidad de recuperar y editar estos glosarios con rigurosidad lexicograacute-fica redundaraacute siempre en un mayor y preciso conocimiento de nuestro pasado linguumliacutestico A ello hay que sumar otras implicaciones que conlleva la edicioacuten metalexicograacutefica (a) el aval de uso que supone la recuperacioacuten de las citas en el texto original (literario o especializado) y (b) el anaacutelisis contrastivo de ese uso en fuentes coetaacuteneas y estudios posteriores

El glosario es un modelo lexicograacutefico que afecta no solo a la literatura de creacioacuten y cientiacutefica sino en general a toda actividad escrita que suponga una exposicioacuten dirigida a un puacuteblico concreto En las paacuteginas que siguen me ocupo con especial atencioacuten del glosario anexado a una obra literaria De manera muy ocasional tomo ejemplos del glosario antildeadido a alguna obra especializada Ya utilice uno u otro siempre partireacute de materiales exhumados por el autor de estas paacuteginas y publicados entre los antildeos 2004 y 2013 (cf Ahumada 2004 Ahu-mada 2007 Ahumada 2009 y Ahumada 2013)

21 Ad fontes1

El primer paso nos obliga a una lectura muy pormenorizada de la obra en cues-tioacuten con el fin de localizar a partir del glosario todas y cada una de las voces en su contexto y ello tantas cuantas veces fuera posible localizar la entrada

1 Tomo como base para mis consideraciones la exposicioacuten que hice sobre este mismo asunto en Ahumada (2009) Los ejemplos proceden de Ahumada (2007) (sobre el vocabulario de Garciacutea Rodriacuteguez de 1899) y Ahumada (2013) (sobre laquoProvincialis-mos de Andaluciacutearaquo de Clemente de 1809) glosarios manuscritos y Ahumada (2004) (sobre Clemencia de Fernaacuten Caballero de 1852) y Ahumada (2009) (sobre Arauco domado de Pedro de Ontildea de 1596) glosarios impresos Como referencia bibliograacutefica

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 55

No basta con la documentacioacuten de una primera concordancia aunque en la mayoriacutea de los casos el uso en el texto es uacutenico He aquiacute un ejemplo con tres concordancias a lo largo del texto

macana s f Arma ofensiva Hasta de madera d[e] dos braccedilas y maacutes de alto gruessa como la muntildeeca remata arriua haziendo vn codillo maacutes ancho q[ue] lo demaacutes del hasta en forma de cayado2

laquoQue mientras Tucapel gozare aliento y vieren que rebuelue la macana ni enla diuina fuerccedila ni enla humana podraacute caber tan gran atreuimientoraquo (Ontildea 1596 25r)laquoA tal sazoacuten los baacuterbaros sossiegan en su galpoacuten de paja o rudo rancho Do arriman la macana y el rodancho y al elemento caacutelido se lleganraquo (Ontildea 1596 56r)laquoQuita [don Felipe de Hurtado] por fuerccedila a vn indio la macana y ala primera vez que la boltea haze subir maacutes gente ala trinchea dela que se le queda en tierra llanaraquo (Ontildea 1596 82r)

De manera excepcional puede suceder que algunas de las voces recogidas en el glosario no puedan documentarse en el cuerpo de la obra a pesar de las dife-rentes lecturas que hayamos hecho del texto Recomiendo en estos casos acu-dir al resto de la produccioacuten de ese autor si la hubiera para suplir esa carencia

turraco s m Aacuterbol caiacutedo sin rama ni corteza[laquoPero en fin mdash antildeadioacute viendo correr las laacutegrimas de Luciacuteamdash no hablemos de lo pasado que eso es despueacutes del conejo ido palos a la cama y no soy yo de los que sacan astillas del aacuterbol caiacutedo [turraco] ni de los que a borrica arrodillada le doblan la cargaraquo (Fernaacuten Caballero Cuadros 1852 227)]3

Previamente el punto de partida indiscutible aunque por manido parece olvi-dado ha sido localizar la primera edicioacuten del texto objeto de estudio Se trata

de cada ejemplificacioacuten tomo el nombre del autor del glosario seguido de la fecha de la primera edicioacuten o de la redaccioacuten del manuscrito

2 Respeto escrupulosamente la ortografiacutea de los textos originales a no ser que se trate de una errata evidente Debe tenerse en cuenta en este sentido la perspectiva histoacute-rica desde la que se observan los materiales que recogemos cuando editamos cual-quier glosario

3 iquestCoacutemo podriacutea haber ocurrido algo asiacute En realidad el caso de laquoFernaacuten Caballeroraquo es extremo en la inveterada costumbre de los autores de entregar sus obras para la revi-sioacuten a otras manos (otros autores correctores de estilo etc) Nuestro autor al tratarse de su primera novela escrita originariamente en espantildeol pidioacute a J E Hartzenbusch su revisioacuten El dramaturgo ni corto ni perezoso enmendoacute algunos regionalismos sin previamente haberlos suprimido del glosario

Ignacio Ahumada Lara56

de un principio incuestionable de criacutetica textual maacutexime si se acepta que la primera edicioacuten ha sido seguida con especial atencioacuten por el propio autor4

22 Hiperestructura

Se refiere la hiperestructura entre otros datos que pudieran registrarse a la relacioacuten completa de los principios y consideraciones necesarios sobre la ecdoacute-tica del texto El editor queda sujeto a la exposicioacuten pormenorizada de los cri-terios textuales que ha aplicado tanto desde el punto de vista filoloacutegico como linguumliacutestico orientados siempre hacia la fiabilidad y calidad de la edicioacuten meta-lexicograacutefica del glosario Deben sentildealarse entre otros aspectos los criterios sobre la lematizacioacuten la restauracioacuten ortograacutefica de determinados lemas el sistema de reenviacuteos la restauracioacuten de la categoriacutea gramatical las marcas la normalizacioacuten de las definiciones la edicioacuten de las citas el empleo de glosas o los principios del anaacutelisis contrastivo

Cuando se trata de la edicioacuten a partir de una obra uacutenica queda sentada la fuente desde el primer momento pero si ocurre como sentildealo en la nota 2 esto es que el glosario registre entradas de las que se han prescindido en el cuerpo de la obra ha de antildeadirse la laquoNoacutemina de obrasraquo que se hayan constituido en fuentes directas para la seleccioacuten de las citas o autoridades He aquiacute las referen-cias bibliograacuteficas que empleamos para documentar las treinta y ocho entradas registradas en el glosario de Clemencia

Noacutemina de obras de Fernaacuten Caballero citadas en esta Tabla

Fernaacuten Caballero 1849 laquoUna en otraraquo en El Heraldo nuacutems 2257ndash 2296 28 de sep-tiembre a 14 noviembre

Fernaacuten Caballero 1852 Clemencia Novela de costumbres Madrid Imp a cargo de C Gonzaacutelez Calle del Rubio nordm 14

Fernaacuten Caballero [Epistolario 1849ndash 1869] en Theodor Heinermann Cecilia Boumlhl de Faber (Fernaacuten Caballero) y Juan Eugenio de Hartzenbusch Una correspondencia ineacutedita Madrid- Stuttgart- Berliacuten Espasa- Calpe- W Kohlhammer 1944

4 Julio Rodriacuteguez- Luis publicoacute en 1984 una edicioacuten criacutetica de la novela semiautobio-graacutefica Clemencia de Fernaacuten Caballero de 1852 No le sobran razones al editor para justificar su decisioacuten de tomar como texto de partida la segunda edicioacuten de 1857 Si comparamos el glosario (o tabla seguacuten la obra en cuestioacuten) observaremos dos notables diferencias (a) el glosario de 1852 presenta treinta y ocho entradas frente a las treinta y siete que erroacuteneamente presenta la de 1857 y (b) la entrada cancha ruda lsquopersona chica y gordarsquo no es el compuesto sintagmaacutetico cancha + ruda tal y como aparece en los diccionarios de andalucismos que la han tomado de aquiacute sino que se trata de una sola unidad leacutexica cancharruda

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 57

Fernaacuten Caballero 1852 Cuadros de costumbres populares andaluces Sevilla Imprenta Libreriacutea Espantildeola y Extrangera de D Joseacute M Geofriacuten Calle de Olavide nuacutems 4 y 5

Fernaacuten Caballero 1865 laquoMaacutes honor que honoresraquo en Obras completas Novelas cor-tas tomo 11 Madrid Establecimiento Tipograacutefico de Mellado

Fernaacuten Caballero 1877 Cuentos oraciones adivinas y refranes populares e infantiles Madrid Fortanet

Forma parte tambieacuten de la hiperestructura como es evidente el apartado de referencias bibliograacuteficas que cierra la edicioacuten del glosario o cualquier otro aspecto que el editor estime oportuno posibles ilustraciones estadiacutesticas sobre voces la organizacioacuten onomasioloacutegica siglas y abreviaturas etc

23 Macroestructura lematizacioacuten

La lematizacioacuten en un glosario plantea variables cuya incidencia en un dicciona-rio general es praacutecticamente nula Nos enfrentamos en esta ocasioacuten a los casos de pronunciacioacuten popular en los glosarios regionales o a las grafiacuteas arcaizantes En ambos casos conviene recuperar entre corchetes los grafemas elididos

[en]luciacute[d] a adj Juacutescar5 [piedra de molino] Lisa lustrosa (Clemente 1809)montuacute[d] o a adj HMaacutelaga [pino] Silvestre (Clemente 1809)[h] ogantildeazo s m Graz Ubr Hogantildeo (Clemente 1809)a[de]rezar v tr Aderezar (Gordf Gutieacuterrez 1899)je[d] or s m Hedor (Gordf Gutieacuterrez 1899)6

ji[ed]e v intr Hiede (Gordf Gutieacuterrez 1899)espindongao a adj [d] espindonga[d]o (Gordf Gutieacuterrez 1899)[d] espindonga[d]o a adj Crecido alto estirado 2 Atrevido que se permite libertades no concedidas iexclQueacute espindon- gao que eres o iexclQueacute espindongao que estaacutes suele decir alguna nintildea a su primo [novio] (Gordf Gutieacuterrez 1899)

Es necesario respetar los usos en plural cuando se encuentran lexicalizados

arrumales s pl Disparates (Fernaacuten Caballero 1852)

La nomenclatura del glosario original puede incrementarse por al menos dos razones diferentes (a) las revisiones de la fuente original y (b) los reenviacuteos ineludibles dentro del mismo glosario ya sea por pronunciacioacuten regional ya lo sea por grafiacutea arcaizante o simples variantes textuales

En cuanto a las revisiones de la fuente puede ocurrir que en el cuerpo de la obra a modo de glosas se localicen otras voces con tratamiento lexicograacutefico

5 Hoy Juacutezcar poblacioacuten de la Serraniacutea de Ronda 6 laquoEstas [dos voces jeor y jie] tambieacuten se dicen por ahiacuteraquo

Ignacio Ahumada Lara58

como de hecho asiacute ocurrioacute al tratar de localizar las citas en el Arauco domado (1596) A las ocho entradas del glosario hubo que antildeadirles seguacuten indica el propio autor laquolas que ya van al margenraquo esto es diez entradas maacutes cacique callana chaquira chigua coacutendor enchiguado guincha llanto pacayal y tabo maacutes Pillano como nombre del demonio

[cacique s m Sentildeor de vasallos (Ontildea 1596)]

[callana s f Caccediluela de barro (Ontildea 1596)]

Es evidente que las entradas producto de la revisioacuten del texto original han de ir entre corchetes para justificar su presencia en el repertorio

Como asiacute sucede con aquellas otras voces a las que nos obligan los reenviacuteos Con toda probabilidad Fernaacuten Caballero empleoacute puesto que asiacute se recoge en el glosario abuhado por abujado y surrar por zurrar La pulcritud linguumliacutestica de alguacuten atrevido corrector enmendariacutea la pronunciacioacuten regional

abuhado da adj Hinchado [Veacutease abujado]

[abujado da adj abuhado]laquoDuermo en el suelo sentildeorita miacutea que parece usted hecha de dulce con esas carnes tan blancas que se puede escribir en ellas esa boca que parece un madrontildeo y esos ojos que parecen dos luces de altar y no ese usiacutea abujado [don Martiacuten] que tiene la lengua maacutes aacutespera y con maacutes espinas que una abulagaraquo (Clemencia 1852 II 3 p 201)

surrar[se] v pron Encojerse de miedo [Veacutease zurrarse]

[zurrarse v pron surrarse]laquoSiacute las tres Mariacuteas mdash repuso don Martiacutenmdash Mariacutea Satanaacutes Mariacutea Barrabaacutes y Mariacutea de todos los diablos Pues iquestquerraacuten ustedes creer que me vino a pedir la baratera esa Pero no tuve maacutes que mirarla y iexclqueacute ojos no la echariacutea yo cuando la monfiacute esa se zurroacute y se mudoacute un poquillo Le tengo odio y mala voluntad a la Latrana a la Machaca y a la Tarasca que son tres personas distintas y una sola indinidaacuteraquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 7 pp 257ndash 258)

Como en cualquier otro repertorio los adjetivos se lematizan en ambos geacuteneros cuando la entrada gramaticalmente asiacute lo exija Y por uacuteltimo las locuciones y expresiones fijas lo hacen seguacuten costumbre a partir de la palabra gramatical-mente maacutes fuerte

[enchiguado a adj Encunado (Ontildea 1596)]

descudiado a adj Sev Gr otras prov vulg Descuidado (Clemente 1809)

marchanas (No iacutersele las ~) loc Tener presencia de aacutenimo (Fernaacuten Caballero 1852)vera (A la ~) loc Gr Sev Inmediato a la inmediacioacuten Muy usado (Clemente 1809)

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 59

En aras de la fidelidad al original y dada la presencia singular de nombres pro-pios en la nomenclatura entiendo que deben mantenerse en el glosario

Maule s pr Riacuteo caudaloso q[ue] dista quarenta leguas de Sanctiago vadease por muchos braccedilos y balsease por vno (Ontildea 1596)

[Pillano s pr Demonio (Ontildea 1596)]

24 Microestructura

241 Artiacuteculo lexicograacutefico estructura baacutesica

El caraacutecter praacutectico con el que se concibe el glosario de una obra literaria o de un manual obvia principios tan esenciales en lexicografiacutea como la coherente estructuracioacuten del propio artiacuteculo lexicograacutefico Para la correcta edicioacuten del glosario hemos de partir de la estructura baacutesica generalmente aceptada de entrada + categoriacutea + definicioacuten La categoriacutea brilla por su ausencia en cual-quier glosario al uso Es a partir de las concordancias que hemos extraiacutedo del texto matriz aquella que determinaraacute la categoriacutea y subcategoriacutea de la entrada

muday s m Chicha de mayacutez maacutes suave [que el molle]laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)

arrapiezo s m Malo y despreciable sujetolaquoiexclYo libertar a ese arrapiezo [a Bernardo sobrino de la tiacutea Latrana] En eso estaba yo pensando iquestY va usted a sacar a Gil que es criado honrado de la casa desde que Adaacuten pecoacuteraquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 4 p 234)laquoiquestAcaso crees tuacute chiquilla que aquellos arrapiezos [los mirlifiques de la ciudad] pollos piones hariacutean mejores maridos que Pabloraquo (Iacuted II 7 p 252)

raspagona adj [mujer] Descarada atrevidalaquomdash [hellip] En honra de la salvacioacuten de mi hija y en gloria de la guapeza de mi sobrino habiacutea pensado darle a usted un duro mdash dijo don Martiacuten daacutendole una pesetamdash iquestY los diez y seis reales que faltan sentildeor don Martiacuten Esos me los deberaacute su merceacute mdash dijo con alegre ansia la viejamdash Piacutedaselos usted a la gran insolente de su lengua que se los ha robado pues en ponieacutendose a chirlar no hay respetos que no atropelle iquestestaacute usted enterada tiacutea raspagona mdash dijo don Martiacuten volvieacutendole la espaldamdash y sepa que de la mano a la boca se pierde la soparaquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 5 p 230)

visorar v intr ColumbrarlaquoOye Juana mdash preguntoacute [don Martiacuten al ama de llaves]mdash iquestme querraacutes decir quieacutenes eran los que componiacutean aquella reona de gente que visoreacute en la cocinaraquo (Clemen-cia 1852 II 10 p 292)

Ignacio Ahumada Lara60

242 Las marcas

Siempre que se disponga de la informacioacuten necesaria bien por indicacioacuten expresa del autor bien por el uso en el cuerpo de la obra deben aparecer las diferentes marcas que se usan en la lexicografiacutea general diatoacutepicas diastraacuteti-cas diafaacutesicas de transicioacuten semaacutentica pragmaacuteticas etc

cudiado s m Sev Gr otras provs vulg Cuidado (Clemente 1809)

primo s m euf Novio

Gl Se tiene a gran verguumlenza tener novio y por esto acostumbran las nintildeas a decir laquomi primo fulanoraquo para referirse al novio (Gordf Rodriacuteguez 1899)

243 La definicioacuten

En cuanto a la definicioacuten debe tenerse en cuenta que en la medida de lo posible ha de procurarse la equivalencia categorial entre el definido y la periacutefrasis defi-nicional respetando en todo momento la definicioacuten aportada por el autor Para Pedro de Ontildea molle significa lsquoregalada fruta de aacuterboles silvestresrsquo Es obvia la supresioacuten del adjetivo regalada en la edicioacuten metalexicograacutefica

molle s m Fruta de aacuterboles silvestres [de que se haze la mejor chicha] (schinus latifo-lius)7

laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)

Debe tenerse en cuenta la indicacioacuten del contorno siempre que sea precisa su delimitacioacuten respetando en todo momento la definicioacuten aportada por el autor La abundancia de datos en este tipo de obras nos permite ampliar el concepto de contorno a un mayor nuacutemero de sustantivos de los que normalmente son susceptibles de ir acompantildeados de estas indicaciones

muday s m Chicha de mayacutez [maacutes suave que el molle] (Ontildea 1596)

peacuterper s m Chicha de mayacutez [maacutes gruessa y menos fuerte de todas] (Ontildea 1596)

capillera s f STolox Cuerda [con que se hace la cara al alpargate] (Clemente 1809)

gemella s f [En las camadas de pollos] El que sale enclenque (Gordf Gutieacuterrez 1899)

7 Los nombre populares de zooacutenimos y fitoacutenimos maacutexime en lexicografiacutea regional deben identificarse en lo posible con su nombre cientiacutefico laquocoacutendor s m Ave inmunda de Chile (sarcorhamphus gryphus)raquo (Ontildea 1596)

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 61

Si recurrimos en sustantivos y verbos al concepto de glosa evitaremos con el aacutenimo de no desvirtuar demasiado la definicioacuten original del autor la sobrea-bundancia de datos

frangollo s m HMaacute Trigo quebrantado

Gl laquo[El trigo se quebranta] en molinillo de dos piedras pequentildeas que se maneja en casa con la mano y es portaacutetil Cuecen el trigo con agua y sal y a veces con aceyte como si fuera arroz Luego de cocido como arroz le hechan leche arrope azuacutecar o miel y lo comen Gustan mucho de este manjar tan alimenticio y lo usan especial-m[en]te en invierno En los lagares y cortijos usan el frangollo en la olla en lugar de verza o de arroz con carne y tocinoraquo (Clemente 1809)

Una mayor informacioacuten en la indicacioacuten del contorno supone la mejora sustan-cial de los datos que recibe el usuario (ltsujetogt y [complementos])

embrocarse v prnl Ben Graz Inclinarse o caerse ltuna pentildeagt [por falta de apoyo sea de otra de la arcilla u otra cualquiera] (Clemente 1809)

envacarse v prnl Graz Ubr Contraer mal gusto ltel aguagt [por el pisoteo orines y cagadas de las vacas y otros animales o bichos] (Clemente 1809)

revocar v tr Graz Ronda Tolox Refluir hacia abajo ltel vientogt mudar de direccioacuten ltel vientogt El aire revoca el humo (Clemente 1809)

emborrizar v tr Ensuciar manchar 2 Enharinar ltel pescadogt 3 prnl Tener mal giro ltun asuntogt [por negligencia o mala fe] (Gordf Gutieacuterrez 1899)Siempre es el adjetivo en la mayor parte de las ocasiones la categoriacutea gramatical que menores problemas plantea en la indicacioacuten del contorno

monfiacute adj PRonda [animal] Silvestre braviacuteo puerco ~ s m AGaz Graz Jabaliacute Pl monfiacutees (Clemente 1809)

pechecilla adj [mujer] Que no es nintildea ni mozuela auacuten (Fernaacuten Caballero 1852)

[d] escancarra[d]o a adj [persona] Que es o estaacute muy abierto de piernas (Gordf Gutieacute-rrez 1899)

Cuando por el contrario no cabe la posibilidad de delimitar una definicioacuten entre los datos que nos proporciona el autor conviene redactar una breve defi-nicioacuten reproducida entre pareacutentesis

alfaguara s f Yunq (Manantial abundante) Arrojan estos tajos en invierno una alfa-guara de agua

Gl laquoArrojan estos tajos en invierno una alfaguara de aguaraquo deciacutea uno en Yunquera junto al nacim[ien]to de[l] riacuteo Grande Ademaacutes de ser nombre propio de sitios que manan agua en toda la Serraniacutea de Ronda y aun en la Hoya de Maacutelaga se usa como apelativo muy frequentem[en]te Asiacute se dice Esta fuente pentildeas o sitio hechan (sic)

Ignacio Ahumada Lara62

en invierno una alfaguara de agua cet para dar a entender que arrojan mucha (Clemente 1809)

empoyatarse v prnl (Quedarse atrapado en un accidente del terreno) Empoyatarse el toro la cabra (Clemente 1809)

244 Las citas y concordancias

La acotacioacuten correcta de las autoridades citas o ejemplos en la revisioacuten del texto matriz debe regirse por los principios de autonomiacutea sintaacutectica y de autonomiacutea semaacutentica

En cuanto al nuacutemero de concordancias parece oportuno que se incorporen tantas cuantas citas se hayan podido documentar

gallorear v intr Levantar la voz con impertinencia

laquomdash iquestQueacute es esto deslenguada iexclDecirme a miacute falta de caridad cuando hasta adelan-tadas les tengo pagadas sus necesidadesmdash Sentildeor no me entretenga su merceacute que las sanguisuelas urgenmdash Lo que urge es que se me quite usted de delante y baje el gallo [deje de gallorear] iexclcaracoles Que si fuese usted de alambre no habriacutea mejor cencerro en toda la cam-pintildearaquo (Fernaacuten Caballero Clemencia 1852 II 6 pp 244)laquomdash [hellip] Pero no tengas cuidado mujer su merecido ha de llevar porque Dios con-siente pero no para siempremdash Siacute mdash repuso la primeramdash consiente que se mueran las buenas y se quedan gallo-reando las malasraquo (Fernaacuten Caballero Cuadros 1852 161)laquomdash Dos buenos callos me han nacido uno en la boca y otro en los oiacutedos mdash contestoacute el tiacuteo Cayetanomdash Pues estos deslenguados no tienen ninguno en la boca ni yo ninguno en los oiacutedosmdash Ni en la lengua mdash dijo el de Conilmdash que estoy para miacute que con los franceses aquellos que le llevaban un geme a los dos de ahora no habiacutea usted de gallorear tantoraquo (Fernaacuten Caballero Cuentos 1859 123)

245 La glosa

La incorporacioacuten de glosas a la edicioacuten metalexicograacutefica de un glosario nos ayuda a evitar la informacioacuten enciclopeacutedica que el lexicoacutegrafo ocasional suele incorporar a la definicioacuten stricto sensu ello nos facilita sobremanera la presen-tacioacuten de las definiciones lo maacutes acorde posible con la teacutecnica lexicograacutefica de nuestro tiempo

vlpo s m Harina de mayacutez o ceuada tostada desleyda en agua friacutea

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 63

laquoY en copas de madera no medianas les dan liquor de molle regalado muday peacuterper y el vlpo su beuida que sirue juntamente de comidaraquo (Ontildea 1596 220v)Gl Los indios llaman (si se puede escribir) vlldpu Es el principal y maacutes ordinario mantenimiento Siacuterueles de comida y beuida juntamente y desto hazen su cocauiacute o matalotaje quando caminan lleuando vna talega d[e] esta harina y vn cestillo para hazer el ulldpu tan texido que nunca el agua echada enel se vierte ni reccediluma Es alime[n]to muy fresco y maacutes sustancial y regalado quando la harina lleua de aquel madi que arriba se declara

frangollo s m HMaacute Trigo quebrantadoGl [El trigo se quebranta] en molinillo de dos piedras pequentildeas que se maneja en casa con la mano y es portaacutetil Cuecen el trigo con agua y sal y a veces con aceyte como si fuera arroz Luego de cocido como arroz le hechan leche arrope azuacutecar o miel y lo comen Gustan mucho de este manjar tan alimenticio y lo usan especial-m[en]te en invierno En los lagares y cortijos usan el frangollo en la olla en lugar de verza o de arroz con carne y tocino (Clemente 1609)

25 Anaacutelisis contrastivo

El anaacutelisis debe llevarse a cabo al menos con otros repertorios asiacute como con cor-pus textuales tanto de caraacutecter histoacuterico como sincroacutenico de esta manera dotare-mos nuestra investigacioacuten de un mayor intereacutes filoloacutegico y linguumliacutestico

Al contrastar con otras fuentes lexicograacuteficas la voz chigua documentada en 1596 comprobaremos que fue en siglo XX cuando se incorpora por vez primera al Diccionario de la lengua espantildeola (1917) de Joseacute Alemany y Boluacutefer o al Dicciona-rio general de americanismos (1942) de Francisco Javier Santamariacutea

[chigua s f Fardel armado sobre aros de cantildeas verdes y trauado de tomisas [sic] de paja (Ontildea 1596 36v)]

Alemany 1917 y Santamariacutea 1942

Consideraciones del mismo tenor merecen las voces chivarro registrado como leonesismo o cancharrudo documentado en las dos ediciones del Vocabulario andaluz

chivarro s m Graz Ubr Macho de cabriacuteo en el primer antildeo separado ya de la madre (Cle-mente 1809)

En los diccionarios acadeacutemicos se registra desde la ed de 1936 La documentacioacuten que aporta Le Men 2004 en su Leacutexico del leoneacutes actual corresponde a la segunda mitad del siglo xx

cancharrudo da adj [persona] Chica y gorda (Fernaacuten Caballero 1852)Alcalaacute Venceslada 1933ndash 34 cancharudo lsquopersona pequentildea y gruesarsquo Alcalaacute Venceslada 1951 (Almeriacutea)

Ignacio Ahumada Lara64

3 El espantildeol de AmeacutericaEl glosario literario y el especializado son una herencia del Humanismo rena-centista Antonio de Nebrija antildeade glosarios latino- espantildeoles a las tres versio-nes de sus Introductiones latinae (1481 1485 1495) por ejemplo8 En esa liacutenea continuaron los maestros de naacuteutica o los editores de libros de arquitectura claacutesica en el siglo XVI Y en el aacutembito de la creacioacuten literaria Alonso de Ercilla (1569) Gonzalo Argote de Molina (1575) etc (cf Ahumada 2009 18ndash 21) Por esto nada tiene de extrantildeo la temprana aparicioacuten del glosario de Pedro de Ontildea a su Arauco domado (1596) El exotismo de las voces amerindias asiacute lo exigiacutea

La independencia de las colonias y el Romanticismo literario movimiento clave para autoafirmar a traveacutes de la literatura las nuevas identidades america-nas propiciaraacuten la profusioacuten de obras literarias de un marcado caraacutecter regio-nal y con ella la obligada adicioacuten de glosarios con voces indiacutegenas oscuras y de uso popular

Como sentildealo al comienzo de estas paacuteginas la recuperacioacuten de estos mate-riales leacutexicos a lo largo de una cronologiacutea de cuatro siglos editados con crite-rios metalexicograacuteficos redundaraacute sin duda en nuestro conocimiento sobre el devenir del leacutexico patrimonial ameacuten de anticipar en el tiempo las raiacuteces de la lexicografiacutea en cada regioacuten del espantildeol

Se han sumado hasta ahora a la recuperacioacuten de estos materiales investiga-dores radicados en Costa Rica y Paraguay De una parte Alexaacutender Saacutenchez Mora ha recuperado laquosetenta y cinco glosarios hasta ahora escondidos en nues-tra literatura Algunos de los textos donde se ubican son Concheriacuteas de Aquileo J Echeverriacutea El Moto de Joaquiacuten Garciacutea Monge y El hijo de un gamonal de Claudio Gonzaacutelezraquo (Saacutenchez Mora 2010) de otra Adriana Cabakian quien se encuentra en pleno proceso de recoleccioacuten y estudio (Cabakian 2012) Reciente-mente se han sumado al proyecto Juan Carlos Santana en Puerto Rico y Daniel Rivas en El Salvador

5 ConclusionesLas propuestas de edicioacuten metalexicograacutefica de glosarios impresos o manus-critos la hemos aplicado con resultados satisfactorios a la edicioacuten de glosarios a partir de textos hablados en concreto para glosarios integrales anexados a textos para la ensentildeanza de espantildeol como segunda lengua (ELE)

8 Ademaacutes lo hace a In Cosmographia libri introductionum (1498) a De medinicali mate-ria (1518) entre otras obras

Estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios 65

El libro explota diez capiacutetulos de una serie documental de televisioacuten que refleja fiel-mente la cultura actual del paiacutes mediante la representacioacuten de estereotipos y lugares comunes que compartimos los colombianos pero que suelen desconocer los extranje-ros El glosario que lo acompantildea es un soporte lexicograacutefico de los contenidos de los videos cuya naturaleza coloquial exige la incorporacioacuten de marcas geolinguumliacutesticas sociolinguumliacutesticas y pragmaacuteticas en las definiciones asiacute como de ejemplos que propor-cionan orientacioacuten a los estudiantes sobre los contextos de uso de las expresionesPor otra parte el glosario presenta dos criterios de organizacioacuten de las expresiones contenidas en los videos una alfabeacutetica y otra ideoloacutegica que se convierten en recur-sos didaacutecticos uacutetiles para la comprensioacuten por parte de los estudiantes y la explicacioacuten por parte de los profesores (Nieto 2015 3)

Significa esto que no tiene por queacute ser diferente el planteamiento metalexico-graacutefico de un diccionario general a la edicioacuten de glosarios tanto uno como otro se distribuyen salvando las distancias cuantitativas bajo el mismo concepto de geacutenero en lexicografiacutea teoacuterica

Bibliografiacutea Ahumada Lara Ignacio (2004) laquoEl valor de las fuentes escritas en la lexico-

grafiacutea regional Fernaacuten Caballero y su intereacutes para la lexicografiacutea histoacuterica andaluzaraquo En Ahumada Lara Ignacio (ed) Lexicografiacutea regional del espa-ntildeol VI Seminario de Lexicografiacutea Hispaacutenica Jaeacuten 19 al 21 de noviembre de 2003 Jaeacuten Universidad de Jaeacuten 57ndash 82

Ahumada Lara Ignacio (2007) laquoFrancisco Rodriacuteguez Mariacuten y sus correspon-sales el Vocabulario de Villanueva de San Juan (Sevilla)raquo Revista de Filolo-giacutea de la Universidad de La Laguna 25 33ndash 47

Ahumada Lara Ignacio (2009) laquoSobre la lexicografiacutea con autoridades La edi-cioacuten metalexicograacutefica de los glosariosraquo En Martos Marco Aiacuteda Mendoza e Ismael Pinto (eds) Actas del III Congreso Internacional de Lexicologiacutea y lexicografiacutea en homenaje a Diego de Villegas y Quevedo Saavedra Lima 21 al 25 de abril de 2008 Lima Academia Peruana de la Lengua Universidad San Martiacuten de Porres 13ndash 49

Ahumada Lara Ignacio (2013) laquoVoces andaluzas en la obra del naturalista Cle-mente y Rubio laquoProvincialismos de Andaluciacutearaquo (1809)raquo Boletiacuten de la Real Academia Espantildeola 93 133ndash 160

Cabakian Adriana (2012) laquoLos glosarios un capiacutetulo de nuestra historia lexi-cograacuteficaraquo En VI Seminario sobre lexicologiacutea y lexicografiacutea del espantildeol y del portugueacutes americanos Montevideo 16 y 17 de octubre de 2012 http wwwacademiadeletrasgubuy innovaportal file 102864 1 cabakianpdf [21082021]

Ignacio Ahumada Lara66

Nieto Martiacuten Gloria Viviana (2015) La elaboracioacuten de glosarios integrales regionales de aprendizaje de espantildeol A propoacutesito del libro Hecho en Colom-bia cultura colombiana para las clases de ELE del Instituto Caro y Cuervo Maacutester de Lexicografiacutea Hispaacutenica- Escuela de Lexicografiacutea Hispaacutenica de la Real Academia Espantildeola- Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola y Universidad de Leoacuten

Saacutenchez Mora Alexaacutender (2010) laquoLos glosarios escondidos de la literatura costarricense aporte bibliograacuteficoraquo En IV Coloquio Costarricense de Lexicografiacutea San Joseacute de Costa Rica 5 al 8 de noviembre de 2008 https betaodiucraccr noticias 2009 09 21 academico- saca- a- la- luz- glosarios- escondidoshtml [21082021]

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Lexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Abstract In the following pages I propose to establish a relationship between Spanish- American differential lexicography and the historical study of the lexicon Specifically some general guidelines for dealing adequately with these dictionaries in the study of the nineteenth century are offered Some considerations on the type of lexical history to which these ideas try to adapt and on the notion of ism central to the discipline are presented

Keywords differential lexicography lexicon of American Spanish history of the Spanish- American lexicon dictionaries of provincialisms Spanish- American 19th century

1 Planteamiento de la cuestioacutenCon lexicografiacutea (hispanoamericana) de ismos me refiero aquiacute en concreto a aquellos glosarios o diccionarios que se empezaron a elaborar regularmente en el siglo XIX con la finalidad de registrar el leacutexico diferencial de una variedad nacional americana usando el ismo correspondiente por ejemplo peruanismo o chilenismo frente a un presupuesto espantildeol general1 praacutectica semejante a aquella dedicada a regionalismos o provincialismos ya usual en la lexicografiacutea peninsular Trataacutendose de una lengua trasplantada no es difiacutecil de explicar que en un inicio ndash pero tambieacuten todaviacutea hoy en muchos casosndash el punto de compa-racioacuten haya sido el leacutexico usual en Espantildea incluso solo aquel registrado en el diccionario acadeacutemico en consonancia con una clara idea dicotoacutemica de cen-tro periferia maacutes tarde identificada con la de lengua estaacutendar dialecto En ese sentido no hay que dejar de sentildealar la existencia de factores extralinguumliacutesticos e histoacutericos que han potenciado este tipo de lexicografiacutea como el trasplante

1 Algunas de las obras maacutes importantes son el Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacuteguez el Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) de Juan de Arona Vicios del lenguaje y provincialismos de Guatemala Ensayo filoloacutegico (1892) de Antonio Batres el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1893) de Carlos Gagini Neologismos y americanismos (1896) y Papeletas lexico-graacuteficas (1903) de Ricardo Palma el Vocabulario de mexicanismos (1899) de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Para una lista maacutes amplia cfr Haensch y Omentildeaca (2004)

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez68

mismo de la lengua la existencia de un centro de poder poliacutetico fuerte un largo periacuteodo colonial la consiguiente formacioacuten de diferentes estados nacionales y el permanente impulso en la actualidad de una llamada poliacutetica panhispaacutenica

Me propongo establecer en las siguientes paacuteginas una relacioacuten entre esta praacutectica lexicograacutefica especiacutefica de alargada vitalidad y el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano En concreto me interesa ofrecer unas pautas gene-rales para tratar adecuadamente estos diccionarios en el estudio del siglo XIX Presentareacute algunas consideraciones sobre el tipo de historia del leacutexico a las que estas ideas intentan adaptarse y sobre la nocioacuten de ismo que ha marcado con fuego la disciplina

2 Algunas consideraciones sobre el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano

Sobre la base de las bien conocidas ideas de Wulf Oesterreicher especialmente aquellas planteadas en Oesterreicher (1998) ndash como tambieacuten en (1995)ndash Aacutelvaro Ezcurra (2013 13) esboza en las primeras paacuteginas de su estudio sobre indi-genismos rituales andinos una sumaria clasificacioacuten de los propoacutesitos que tradicionalmente se persiguen al estudiar la historia del leacutexico americano Menciona en primer lugar el intereacutes por elaborar listas de palabras clasifica-das seguacuten el origen o campo semaacutentico las cuales muchas veces pueden alcan-zar tambieacuten la naturaleza de glosarios adjuntos a textos de cualquier otro tipo Por otro lado es posible distinguir un intereacutes enciclopeacutedico en los llamados exotismos especialmente en su aparicioacuten en la documentacioacuten Si bien ndash como matiza Ezcurrandash todos estos intereses son naturalmente legiacutetimos y en defini-tiva sus productos pueden constituir materiales que apoyen el estudio (Ezcurra 2013 13) se exige desde la linguumliacutestica histoacuterica desde la que eacutel parte sentildealar-los y superarlos porque obstaculizan finalmente la consecucioacuten de objetivos maacutes robustos laquoMuchos de los repertorios y presentaciones del material lin-guumliacutestico de eacutepocas pasadas deben ser calificados de trabajos positivistas porque bloquean en su concepcioacuten misma el objetivo de un verdadero conocimiento histoacutericoraquo (Oesterreicher 1998 40) Esta afirmacioacuten es ciertamente absoluta y en el aacutembito del tratamiento histoacuterico del leacutexico hispanoamericano que aquiacute nos interesa se enfrenta a toda una larguiacutesima y bien establecida tradicioacuten que todaviacutea hoy sigue siendo muy productiva en la investigacioacuten enfocada en pecu-liaridades leacutexicas de una regioacuten o paiacutes normalmente en comparacioacuten con el espantildeol peninsular

Merece la pena recordar los puntos maacutes criacuteticos de tal tradicioacuten determinados por Oesterreicher (1995 y 1998) faacutecilmente identificables en la bibliografiacutea el

Lexicografiacutea de ismos y leacutexico hispanoamericano 69

profundo intereacutes en la historia documental de las unidades leacutexicas esto es un intereacutes etimoloacutegico que se concentra en la buacutesqueda y celebracioacuten del primer testimonio el intereacutes restringido a una sola dimensioacuten de la variacioacuten la dia-toacutepica dejando de lado aquellas diafaacutesica y diastraacutetica y el intereacutes unificador en campos semaacutenticos ndash onomasioloacutegico en palabras del autorndash que finalmente iguala de manera inadecuada las unidades leacutexicas registradas En todos los casos se desatienden aspectos iacutentimamente relacionados con el uso mismo del leacutexico esto es con la realidad linguumliacutestica de eacutepocas pasadas que precisamente se intenta historizar De esta manera resulta necesario seguacuten esta perspectiva histoacuterica y siguiendo a Oesterreicher volver la mirada a elementos que pue-dan iluminar mejor el uso como el efecto de las tradiciones discursivas la formacioacuten de los emisores y la situacioacuten comunicativa en combinacioacuten con materiales contemporaacuteneos a las eacutepocas estudiadas que van maacutes allaacute de la com-petencia comuacuten como el de tratadistas sobre lenguaje especializado o gramaacuteti-cos y lexicoacutelogos Todo lo anterior se lleva a la praacutectica actualmente sobre todo en relacioacuten con otros niveles de la lengua mientras que comparativamente ha tenido menos repercusioacuten en el estudio del leacutexico de hecho el mismo Oeste-rreicher propone en otro lugar una expresa desiderata laquoEn general tambieacuten la investigacioacuten sistemaacutetica del leacutexico de los textos de diversa iacutendole concepcional constituye un desideraacutetum y una tarea urgente de la linguumliacutestica variacional diacroacutenica y la historia de la lenguaraquo (Oesterreicher 2011 37)

Por otro lado el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano muestra una marcada tendencia a enfocarse en las primeras etapas de la presencia del idioma en el continente o en partes de eacutel justificada evidentemente por la posi-cioacuten preeminente del trasplante linguumliacutestico en la historia como bien afirma Rivarola sobre el estatus de objeto de estudio del nivel leacutexico se trata de aquel laquoen el que del modo maacutes directo y evidente se notan las consecuencias del trasplante linguumliacutestico a una nueva realidad geograacutefica y socialraquo (Rivarola 2018 [2004] 809) Varios aspectos tratados a partir de este enfoque ya resultan praacutec-ticamente lugares comunes sin que por ello dejen de ser fundamentales en especial la adaptacioacuten del vocabulario patrimonial a una nueva realidad y la introduccioacuten de indigenismos fenoacutemenos ambos que se iban transformando o ampliando seguacuten iban avanzando los espantildeoles en el territorio Por lo ante-rior es tautoloacutegico decir que la existencia de indigenismos y exotismos (y tam-bieacuten de supuestos andalucismos de lusismos y de los equiacutevocamente llamados arcaiacutesmos) consecuencia de procesos tempranos de la historia de la lengua en el continente constituye un genuino objeto de estudio de una disciplina dedicada a una lengua trasplantada En contraste ndash siguiendo las ideas de Rivarolandash el leacutexico parece perder relevancia cuando nos enfrentamos con otras situaciones

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez70

linguumliacutesticas desencadenadas a lo largo de la historia como el prolongado con-tacto con las lenguas indiacutegenas por ejemplo la existencia de preacutestamos leacutexi-cos no demuestra directamente que exista una situacioacuten de bilinguumlismo social crucial para entender el devenir de la lengua mientras que fenoacutemenos prosoacute-dicos por ejemplo siacute demuestran un contacto mucho maacutes intensivo En gene-ral parece ser que la suerte de los elementos de otros niveles de la lengua es maacutes indicadora de su estado en un momento determinado mientras que la del leacutexico ofrece solo un panorama superficial

A pesar de esto uacuteltimo merece la pena seguir rompiendo una lanza por el estudio del leacutexico hispanoamericano de eacutepocas maacutes alejadas de los oriacutegenes ndash como por lo demaacutes ya vienen haciendo varios investigadoresndash y en estas paacutegi-nas en especial por el del siglo XIX con el convencimiento de que a su manera constituye tambieacuten el inicio de una nueva etapa si consideramos el inmenso peso de los factores sociohistoacutericos En el aspecto linguumliacutestico resultan cruciales procesos que ya poco tienen que ver con el trasplante mismo y cuyos efectos con seguridad se reflejan en la situacioacuten del presente en especial la formacioacuten de diversas normas nacionales Estos procesos se originan indudablemente ya en el siglo anterior (cfr Company 2007 y 2012 (para el caso mexicano) Cano 2020 y Saacutenchez Meacutendez 2020) y por otro lado se pueden identificar con el que Ramiacuterez Luengo llama dialectalizacioacuten (Ramiacuterez Luengo 2012) si bien el nombre debe mucho a un esquema lengua estaacutendar dialecto que quizaacutes haya que revisar

Asiacute se entiende por dialectalizacioacuten lsquoel proceso de seleccioacuten o determinacioacuten norma-tiva que en el espantildeol de una regioacuten concreta va a dar como resultado la imposicioacuten (y o el abandono) de determinados fenoacutemenos que lo identifican y caracterizan geo-graacuteficamentersquo en general como resultado de complejos procesos sociolinguumliacutesticos y siempre tras un periodo maacutes o menos largo de convivencia de variantes (Ramiacuterez Luengo 2012 394)

No hay que olvidar en todo caso el caraacutecter determinante de factores extra-linguumliacutesticos como la organizacioacuten administrativa vigente por lo menos desde las Reformas borboacutenicas ni maacutes adelante el establecimiento (o la ausencia) de diferentes poliacuteticas linguumliacutesticas y educativas republicanas cuyo fondo ideo-loacutegico puede identificarse definitorias para el devenir de la lengua En cuanto a esto uacuteltimo por cierto el estudio del siglo XIX tambieacuten debe incentivar y proponer una mirada prospectiva

En este orden de ideas finalmente puede resultar admisible proponer el abandono de algunos de los toacutepicos usuales al estudiar el trasplante o la situa-cioacuten de los siglos anteriores nos referimos especiacuteficamente a la permanente atencioacuten al ismo

Lexicografiacutea de ismos y leacutexico hispanoamericano 71

3 La cuestioacuten del ismo en el estudio histoacuterico del leacutexicoResulta faacutecil de constatar que teacuterminos como americanismo los ismos seguacuten paiacutes y anteriormente otros como provincialismo o regionalismo aparecen con mucha frecuencia en los estudios del leacutexico hispanoamericano Basta pensar en obras de importante estatus en la bibliografiacutea como Buesa y Enguita (1992) (Leacutexico del espantildeol de Ameacuterica) cuya introduccioacuten estaacute dedicada precisamente a laquolos americanismos leacutexicosraquo o la recopilacioacuten de trabajos del segundo de los autores Enguita (2004) titulada directamente Para la historia de los ameri-canismos leacutexicos En general el natural manejo de estos teacuterminos estaacute indis-cutiblemente dado por sentado Muestran por lo demaacutes un claro criterio diferencial con respecto a la lengua trasplantada (es decir se refieren a unida-des leacutexicas solo usuales o de uso distinto en Ameacuterica o en alguacuten paiacutes o regioacuten determinada u originadas ahiacute con respecto al espantildeol peninsular) que no es ajeno por cierto al estudio del leacutexico de otras lenguas trasplantadas como el ingleacutes (por ejemplo Algeo 2006) o el franceacutes (por ejemplo Hausmann 1990)

Esta centralidad de los teacuterminos en cuestioacuten ha determinado que se reflexione largamente sobre ellos Al margen de la existencia misma de las uni-dades leacutexicas diferenciales (entre las que se cuentan tambieacuten los indigenismos y exotismos) merece la pena no perder de vista una distincioacuten baacutesica entre a) la conciencia metalinguumliacutestica de la diferencia o diferencialidad por parte de los hablantes americanos o espantildeoles b) el correspondiente uso de los teacuterminos en el registro lexicograacutefico y c) la definicioacuten teoacuterica de su naturaleza en especial la de americanismo Notemos que esta distincioacuten obedece tambieacuten a una sucesioacuten en el tiempo primero a) despueacutes b) y finalmente c)

Desde muy temprano se pueden encontrar muestras de la conciencia dife-rencial en Ameacuterica como este testimonio de 1703 del poeta neogranadino Francisco Aacutelvarez de Velasco y Zorrilla que nos trae Aacutelvarez de Miranda (en liacutenea [2002]) si bien con el uso de indianismo

No puedo escusar el prevenir a los letores que aviendo visto estas Obras algunas per-sonas tan discretas como eloquumlentes de las muchas que ay en esta Corte han reparado en algunas vozes que unas no estaacuten por acaacute en uso otras se tienen por demasiado baxas y otras (porque lo ha querido assiacute el antojo de la malicia) por impuras y cre-yendo yo en las Indias que eran corrientes en todo [sic] Espantildea porque no de otra parte nos han ido los Maestros que han ensentildeado en ellas la Lengua Castellana siendo los dichos teacuterminos en quienes se ha reparado allaacute muy usados no cuideacute de evitarlos por creer que acaacute seriacutea lo mesmo y porque aviendo escrito estas imperfectas obras en Indias y no en Castilla y que en ellas tambieacuten tenemos nuestros Indianismos natu-ralmente avreacute usado de algunos como de inmemoriales locuciones de que usamos los Americanos como acaacute de otros Hispanismos lo qual advierto porque me dissimulen

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez72

los letores las impropriedades de vozes frases o metaacuteforas en que tropezare su discre-cioacuten (apud Aacutelvarez de Miranda en liacutenea [2002] sp las cursivas son nuestras)

Lo mismo ocurre desde Espantildea como bien muestra Guitarte (1986) y sobre lo cual reflexiona Rivarola (2017)

[hellip] ciertos testimonios metalinguumliacutesticos de los siglos XVI y XVII nos revelan la intui-cioacuten de que existiacutea una realidad idiomaacutetica americana caracterizada de un lado por unas variedades lsquocorrompidasrsquo (recordemos al italiano Flavio Biondo que acuntildeoacute la nocioacuten) a causa del contacto linguumliacutestico y de otro por una variedad culta aunque eacutesta tambieacuten con peculiaridades que la haciacutean menos prestigiosa que la metropolitana seguacuten el juicio de Bernardo de Aldrete quien estos teacuterminos instaloacute al espantildeol de Ameacuterica quizaacutes a su pesar en la historia del espantildeol (Rivarola 2007 172)

Como es sabido de la mano de esta conciencia de la diferencia se fue llevando a cabo en Ameacuterica una praacutectica lexicograacutefica muy inicial que se materializaba en forma de glosas en textos escritos como aclaraciones para un lector ajeno a la realidad del continente Sin embargo el uso de un teacutermino especializado refe-rido directamente al aacutembito lexicograacutefico fue posterior recordemos en primer lugar el uso de voces provinciales (si bien el teacutermino ya era usual en la lexico-grafiacutea peninsular) de Alcedo en su laquoVocabulario de las voces provinciales de la Ameacuterica usadas en el Diccionario geograacutefico- histoacuterico de ella y de los nombres propios de plantas aves y animalesraquo hacia finales del siglo XVIII que maacutes tarde y siguiendo el camino de este usoacute de forma consecuente Pichardo a partir de 1836 en las cuatro ediciones de su diccionario cubano En ambos casos no obs-tante se trataba maacutes de la constatacioacuten de que se hablaba de provincias espa-ntildeolas en ultramar que centralmente de la indicacioacuten de diferencias leacutexicas o de usos Esto uacuteltimo lo vemos maacutes bien y de forma prototiacutepica en las ya mencio-nadas obras lexicograacuteficas diferenciales dedicadas a los paiacuteses formados tras la independencia y que se titulaban con el ismo correspondiente Solo maacutes tarde ya en el siglo XX algunos autores se embarcaron en la ambiciosa tarea de ela-borar diccionarios generales de americanismos por ejemplo el Diccionario de americanismos de Malaret de 1925 y el Diccionario general de americanismos de Santamariacutea de 1942 Esta tradicioacuten lexicograacutefica ha sido caracterizada por algunos (cfr especialmente Matus 1994) como de precientiacutefica en el sentido de que no parte de una postura teoacuterica para definir los criterios de seleccioacuten de las unidades leacutexicas para su registro Esta criacutetica sin embargo no solo puede resul-tar injusta por anacroacutenica sino que ademaacutes es faacutecilmente rebatible en muchos casos por ejemplo el de Arona o el del mexicano Garciacutea Icazbalceta (cfr Fer-naacutendez Gordillo en este volumen) el lexicoacutegrafo se preocupa sistemaacuteticamente por sustentar sus criterios de registro Es innegable ademaacutes que para su eacutepoca

Lexicografiacutea de ismos y leacutexico hispanoamericano 73

la mayoriacutea de los autores teniacutea una buena competencia filoloacutegica de hecho for-maban parte de una intelligentsia criolla equiparable con una europea En todo caso no hay que perder de vista que en absoluto perseguiacutean propoacutesitos teoacutericos sino genuinamente praacutecticos

La reflexioacuten teoacuterica sobre los teacuterminos ndash en especial el de americanismondash es bastante posterior a su uso lexicograacutefico llegariacutea solo a mediados del siglo pasado en el marco de estudios lexicoloacutegicos y dialectoloacutegicos (cfr especiacutefica-mente Rabanales 1953 Rona 1969 y Montes 1970)2 Muy conocida es la pro-puesta de Rona que de la mano de supuestos puramente linguumliacutesticos muy deudores de su propia eacutepoca niega la existencia misma del espantildeol americano En cualquier caso no hay que dejar de notar que el ismo deja de restringirse aquiacute exclusivamente a la lexicografiacutea y en general al leacutexico y ampliacutea su alcance de referencia a elementos de cualquier nivel de la lengua

Esto uacuteltimo no significa por cierto que no se hayan presentado reflexiones teoacutericas sobre los teacuterminos desde la lexicografiacutea incluso en una eacutepoca bastante reciente por ejemplo para mexicanismo Company (2010) en su introduccioacuten al Diccionario de Mexicanismos elaborado por la Academia Mexicana de la Len-gua y para peruanismo Calvo Peacuterez (2010) tambieacuten en relacioacuten con la elabo-racioacuten del Diccionario de Peruanismos de la Academia Peruana de la Lengua Por su lado Werner (1994a) habiacutea sentildealado un tiempo antes la poca utilidad de una definicioacuten teoacuterica para el trabajo praacutectico de elaboracioacuten de diccionarios

Al lexicoacutegrafo las preguntas no se le plantean en el orden en que las plantea Rabana-les No se decide primero la elaboracioacuten de un diccionario de chilenismos para soacutelo despueacutes preguntarse queacute son chilenismos No las primeras preguntas son iquestcuaacutel es la finalidad del diccionario y iquesta quieacuten se dirige la obra De la respuesta a estas pre-guntas depende la seleccioacuten de toda informacioacuten del diccionario y en primer lugar la seleccioacuten de los elementos leacutexicos cuyo origen cuyas propiedades o cuyo uso se explican Y soacutelo en uacuteltimo lugar se plantean la necesidad de un tiacutetulo para la obra y la necesidad de un teacutermino operacional adecuado para referirse a los elementos leacutexicos que seraacuten objeto de la explicacioacuten lexicograacutefica (Werner 1994a 17)

Por otra parte en el estudio histoacuterico del leacutexico el teacutermino americanismo ha cobrado en los uacuteltimos antildeos una renovada importancia de la mano de las pro-puestas teoacutericas de Ramiacuterez Luengo (2017) ndash a su vez basadas como se ve a con-tinuacioacuten en las de Company (2007)ndash

2 Panoramas generales sobre el particular pueden encontrarse en Guacutetemberg Bohoacuter-quez (1984) Kamenetskaia (2008) y Miyoshi (2003)

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A este respecto cabe sentildealar que aunque existe una idea maacutes o menos intuitiva de coacutemo se debe entender este concepto lo cierto es que no resulta faacutecil determinar queacute es un americanismo y ofrecer una definicioacuten plenamente satisfactoria de eacutel y esto explica que sean tan numerosos los autores que se han ocupado de esta cuestioacuten y las conclusiones a las que han llegado muchas veces ndash seguacuten se indicaba en Ramiacuterez Luengo (2014b 2)ndash notablemente dispares entre siacute En este caso concreto ndash y teniendo en cuenta los objetivos que pretende este trabajondash se ha optado por seguir la interpre-tacioacuten que hace Company (2007 28- 9) del concepto mexicanismo y que faacutecilmente se puede ampliar al americanismo asiacute se entenderaacute el americanismo linguumliacutestico como lsquoel conjunto de voces formas o construcciones que son caracterizadoras del habla urbana popular o culta o ambas de Ameacuterica y cuyo uso muy frecuente y cotidiano distancia la variedad americana respecto del espantildeol peninsularrsquo americanismos seraacuten por tanto cada uno de los elementos aislados que conforman una unidad enun-ciada maacutes arriba

El intereacutes indudable de una definicioacuten como la planteada por Company estriba en tres aspectos que se derivan de ella y que constituyen principios metodoloacutegicos de gran utilidad a la hora de estudiar con rigor el americanismo desde un punto de vista histoacuterico en concreto tales principios son los siguientes (a) la consideracioacuten del uso ndash y no de la etimologiacuteandash a la hora de establecer queacute unidad leacutexica es un americanismo (b) la existencia de distintas formas de cumplir la definicioacuten anterior y por tanto la existencia de diferentes tipos de americanismos y (c) el caraacutecter eminentemente dinaacute-mico histoacuterico de esta categoriacutea De este modo parece necesario tener en cuenta estas cuestiones para poder llevar a cabo un estudio maacutes riguroso de estos elementos en lo que constituye su dimensioacuten diacroacutenica y sobre todo para poder entender de forma maacutes profunda los procesos de dialectalizacioacuten en el leacutexico de los que se viene hablando desde el principio (Ramiacuterez Luengo 2017 609)

Maacutes adelante por cierto el autor seguiraacute tambieacuten la mencionada propuesta sobre mexicanismo de Company (2010) Esta conexioacuten entre una formalizacioacuten teoacuterica que deacute pie a un teacutermino operativo en el estudio histoacuterico y propuestas nacidas a partir de la praacutectica lexicograacutefica resulta una vuelta de tuerca maacutes a los intentos en dialectologiacutea de Rabanales Rona y Montes Quizaacutes merezca la pena ponerlos en tela de juicio planteando la cuestioacuten de en queacute medida es ade-cuado e indispensable echar mano de teacuterminos de un aacutembito determinado para consolidar una base teoacuterica de otro distinto

No es ese sin embargo nuestro objetivo aquiacute sino hacer hincapieacute nueva-mente en la indiscutible concepcioacuten diferencial con respecto al espantildeol penin-sular del objeto de estudio en la historia del leacutexico esto es el ismo Mientras que en la praacutectica lexicograacutefica ya hace varias deacutecadas Lara (1990 [1989]) criticoacute duramente la tradicioacuten hispanoamericana consagrada al ismo ndash con relativo poco eacutexito a juzgar por el hecho de que la lexicografiacutea diferencial hispanoame-ricana es ahora incluso maacutes vigorosa que a finales del siglo pasado (cfr la nota

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4)ndash en el estudio histoacuterico del leacutexico la situacioacuten no es en ninguacuten modo tan faacutecil de precisar Para empezar ya hemos dicho que esta perspectiva diferencial estaacute definitivamente justificada cuando nos enfrentamos a procesos de etapas tem-pranas de la presencia espantildeola en el continente y por ende es comuacuten y ade-cuado examinar procesos de americanizacioacuten leacutexica (cfr Rivarola 2018 [2004]) o de americanizacioacuten del leacutexico (cfr Torres Torres 2004) y manejar los teacuterminos correspondientes No obstante no es impensable ndash como ya hemos dicho en el apartado anteriorndash que la cuestioacuten de la adaptacioacuten de una lengua trasplantada a una nueva realidad pierda relevancia en la posterior formacioacuten y consolida-cioacuten de diferentes comunidades de habla y de sus variedades a partir de factores y contextos distintos y que por lo tanto maacutes que prestarle atencioacuten al ismo es decir la diferencia de uso entre Ameacuterica y Espantildea quizaacutes resulte maacutes adecuado centrarse en los entresijos de aquellos procesos y recordando las propuestas de Oesterreicher en el uso mismo de la lengua en sus propios contextos discur-sivos e histoacutericos Naturalmente tanto en un nivel teoacuterico como empiacuterico la variacioacuten dentro de una misma comunidad de habla y en contraste con otras constituiraacute siempre uno de los temas centrales pero resultaraacute maacutes productivo restarle(s) a la(s) variedad(es) trasplantada(s) desde la peniacutensula y siglos atraacutes su valor como grupo de control

Ahora bien si nuestro objetivo es el estudio de la formacioacuten de normas en el siglo XIX como ya vienen haciendo autores como Saacutenchez Meacutendez (2019) a cuya propuesta nos referiremos maacutes adelante no pueden dejarse de lado los diccionarios elaborados en gran cantidad en aquella eacutepoca de clara naturaleza diferencial por supuesto pero que ademaacutes dan buena cuenta y participan del proceso que queremos investigar como ya adelantara Rojas (2010) para el caso de Zorobabel Rodriacuteguez cuestioacuten que ndash proponemosndash deberiacutea ser central en su tratamiento como fuentes Para poder rentabilizar su uso es indispensable comprender y tener muy en cuenta sus caracteriacutesticas idiosincraacutesicas en primer lugar la tradicioacuten lexicograacutefica en la que se inscriben

4 La tradicioacuten lexicograacutefica hispanoamericana hacia el siglo XIX

El surgimiento a mediados del siglo XIX de una imponente tradicioacuten lexico-graacutefica dedicada al espantildeol americano puede y debe explicarse de la mano de un conjunto de diversos factores de tintes socioculturales e histoacutericos Induda-blemente es tambieacuten un reflejo de aquella conciencia linguumliacutestica diferencial que encontramos desde muy temprano entre los hablantes en el continente En ese sentido la estrecha relacioacuten que une esta tradicioacuten y la idea de ismo es faacutecilmente

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explicable y de hecho no significoacute ninguna innovacioacuten en la lexicografiacutea his-paacutenica acostumbrada ya a registrar provincialismos o regionalismos peninsu-lares Es necesario de todas formas establecer un panorama historiograacutefico de las continuidades y rupturas entre esta tradicioacuten y la historia la anterior pero tambieacuten aquella posterior del registro lexicograacutefico de corte diferencial en el continente Esto no significa de ninguna manera que se trate de una tradi-cioacuten puramente endoacutegena todo lo contrario bebe evidentemente de otras tra-diciones lexicograacuteficas y de pensamiento europeas Como adelantamos ya esta mirada resulta uacutetil ademaacutes para considerar adecuadamente el nutrido conjunto de obras lexicograacuteficas producto de esta tradicioacuten como fuentes para el estudio histoacuterico del leacutexico Estaacute claro que este propoacutesito historiograacutefico se alcanza en gran parte a partir de estudios monograacuteficos sobre las obras individuales pero es posible establecer en un primer momento definitivas liacuteneas generales

Para empezar las continuidades y las rupturas entre esta lexicografiacutea deci-monoacutenica y sus antecedentes pueden encontrarse en un nivel textual por ejem-plo en la explicacioacuten del significado de la mano de un sinoacutenimo o de una glosa que ya aparecen en textos muy tempranos producidos en el continente Otro ejemplo importante lo constituyen las semejanzas y diferencias en cuanto a la organizacioacuten de la informacioacuten en los artiacuteculos en comparacioacuten con la lexico-grafiacutea europea bien conocida en general por nuestros autores En el nivel ideo-loacutegico tambieacuten nos topamos con la permanencia o irrupcioacuten de rasgos No es difiacutecil reconocer un aacutenimo enciclopeacutedico el cual si bien decrece con el paso del tiempo en favor de la descripcioacuten del uso de palabras comunes atraviesa toda la historia de la lexicografiacutea hispanoamericana Tambieacuten y como consecuencia de la influencia de la lexicografiacutea espantildeola no acadeacutemica estaacuten los propoacutesitos de ampliacioacuten y complementacioacuten de la nomenclatura acadeacutemica En el mismo plano ideoloacutegico ndash uacuteltimamente revisitado desde una perspectiva glotopoliacutetica (cfr Rojas y Avileacutes en este volumen)ndash se puede identificar con claridad una creciente carga normativa y prescriptiva que convierte la obra lexicograacutefica en una herramienta que interviene de manera decidida en las praacutecticas linguumliacutes-ticas de los ciudadanos En el plano del discurso entendido como un hecho social que refleja pero que tambieacuten transforma la naturaleza de la sociedad nos encontramos en esta tradicioacuten lexicograacutefica decimonoacutenica con la consolidacioacuten de la relacioacuten ndash hasta hoy muy recurridandash entre lengua espantildeola e identidad nacional en la inmensa mayoriacutea de los casos y su difusioacuten a traveacutes de medios hegemoacutenicos impensable en estadios anteriores del registro del leacutexico ameri-cano

Frente a todo lo anterior interesa en estas liacuteneas echarle una mirada a la manera en que el criterio diferencial alcanza en la tradicioacuten decimonoacutenica una

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nueva dimensioacuten vista en perspectiva con etapas anteriores del registro lexico-graacutefico Los autores mismos muestran inequiacutevocamente ser conscientes tanto de conformar una propia tradicioacuten la de diccionarios de provincialismos como de seguir estelas anteriores en especial la de Cuervo y Bello y maacutes especiacutefica-mente la de Pichardo Werner (1994b) ha sentildealado con razoacuten que la transfor-macioacuten del concepto lexicograacutefico del autor a traveacutes de las cuatro ediciones de su obra es un claro preludio a la lexicografiacutea que revisamos Mientras que en la uacuteltima edicioacuten ya podemos entrever un tratamiento maacutes diferencial del habla cubana ndash la atencioacuten prestada a las frases cubanas del tiacutetulo es sintomaacuteticandash que tiene en cuenta y se enfrenta a la perspectiva acadeacutemica la primera edicioacuten ndash dedicada maacutes bien a la flora y fauna y a elementos especiacuteficos cubanosndash partici-paba sobre todo del espiacuteritu ilustrado y enciclopeacutedico de la eacutepoca

A su vez la primera edicioacuten de Pichardo especialmente en cuanto a su pro-poacutesito enciclopeacutedico estaacute estrechamente vinculada al vocabulario de Alcedo no solo por el uso del adjetivo provincial (maacutes bien relacionado con la idea de provincia antes que con una lexicografiacutea de ismos como ya anotamos) No obs-tante deben sentildealarse por lo menos dos diferencias fundamentales En primer lugar la obra de Alcedo tiene un propoacutesito general en cuanto a la lengua y no plantea ninguna restriccioacuten diatoacutepica algo que naturalmente encontramos en el diccionario cubano y que este legaraacute a los diccionarios diferenciales naciona-les posteriores La diferencia entre la situacioacuten colonial en la que cada obra se elabora y la especificidad de la realidad cubana (cfr Leclercq 2004) explican cla-ramente esta diferencia entre Alcedo y Pichardo del mismo modo que la con-sumacioacuten de la independencia y los diferentes procesos de formacioacuten nacional lo haraacuten maacutes tarde en el caso de la tradicioacuten lexicograacutefica pertinente para noso-tros En segundo lugar como el propio nombre de la obra de Alcedo indica se trata de un vocabulario que tiene como principal objetivo complementar la informacioacuten ofrecida en otra obra de mayor volumen y de distinto propoacutesito la de Pichardo en cambio estaacute pensada desde un inicio como una obra especiacutefica-mente lexicograacutefica Por uacuteltimo es evidente que en Alcedo el propoacutesito enciclo-peacutedico es primordial mientras que el registro de voces de uso comuacuten a partir de un criterio diferencial es muy marginal no obstante siacute se encuentran en el vocabulario algunos casos prototiacutepicos que sustentariacutean la idea de su latencia

La naturaleza complementaria del vocabulario de Alcedo estaacute relacionada a su vez con aquella ya mencionada praacutectica comuacuten llevada a cabo desde eacutepo-cas muy tempranas la explicacioacuten o glosado de teacuterminos usados en textos de diferente tipo que en otro lugar he llamado brotes lexicograacuteficos (Huisa Teacutellez 2018) y que sobre todo se presenta en relacioacuten con indigenismos y exotismos referidos a elementos propios de la naturaleza americana Queda claro que esta

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praacutectica si bien propiamente lexicograacutefica se encuentra en el nivel del habla esto es que estaacute pensada para resolver posibles problemas de comprensioacuten en situaciones comunicativas muy determinadas Estaacute de maacutes decir por uacuteltimo que el criterio diferencial aquiacute es miacutenimo3

La llegada al auge de este criterio diferencial en el siglo XIX espoleado por factores socioculturales e histoacutericos que ademaacutes estimulaban la conciencia de la variacioacuten leacutexica tuvo como resultado que otros propoacutesitos lexicograacuteficos mencionados aquiacute y preeminentes en etapas anteriores pasaran a un segundo plano como el enciclopeacutedico o el descriptivo o aquellos praacutecticos relacionados con la intercomprensioacuten Se imponiacutea asiacute una lexicografiacutea puramente de ismos que se fosilizoacute en la primera mitad del siglo XX (cfr Haensch y Omentildeaca 2004) fue duramente condenada desde aacutembitos cientiacuteficos en la segunda mitad (cfr Werner 1991 Zimmermann 1994 o Lara 1990 [1989]) y volvioacute a ganar vitalidad en las primeras deacutecadas del XXI hasta hoy mismo4

Este panorama historiograacutefico debe servir como punto de partida para poder calibrar el tratamiento propuesto de las obras lexicograacuteficas decimonoacute-nicas como fuentes metalinguumliacutesticas de una renovada historia del leacutexico hispa-noamericano centrada en el siglo XIX

5 Los diccionarios de ismos como fuentes del estudio histoacutericoEn el aacutembito lexicograacutefico el papel de fuente de obras lexicograacuteficas anterio-res ndash esto es en buena cuenta el trasvase de la informacioacuten recogida en un diccionario o glosario a otro que se elaborandash no es de ninguacuten modo extrantildeo De hecho los diccionarios generales de americanismos especialmente los pri-meros pero tambieacuten aquellos que se han elaborado en deacutecadas recientes son

3 Tambieacuten en eacutepocas tempranas se elaboraron para la evangelizacioacuten en Ameacuterica una gran cantidad de obras lexicograacuteficas especialmente bilinguumles con lenguas indiacutege-nas Esta hoy llamada lexicografiacutea misionera que aquiacute no resulta central ha trazado su propia historia y ciertamente puede servir como fuente para el estudio histoacuterico como ya ha propuesto Esther Hernaacutendez (2018)

4 En los uacuteltimos antildeos han visto la luz las siguientes obras el Diccionario de america-nismos (2010) de la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola el Dicciona-rio de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua el Diccionario de peruanismos (2016) de la Academia Peruana de la Lengua el Nuevo diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del espantildeol de Chile (Edi-cioacuten refundida y actualizada 2010) de Morales Pettorino el Diccionario del espantildeol ecuatoriano (2016) de Fernando Mintildeo- Garceacutes y el Diccionario de colombianismos (2018) del Instituto Caro y Cuervo

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en gran parte obras compiladoras de los diccionarios nacionales praacutectica de la que tambieacuten participa el Diccionario de americanismos de la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola publicado en 2010 (cfr Cerroacuten- Palomino 2010) Lo mismo se puede decir de la historia de la lexicografiacutea espantildeola gene-ral recordemos que Salvaacute incluyoacute buena cantidad de informacioacuten de Pichardo y que el diccionario acadeacutemico ha ido recogiendo a traveacutes de sus ediciones informacioacuten registrada en aquellos diccionarios nacionales Aunque a veces parece no ser evidente este trasvase trae consigo serios peligros no especial-mente el del plagio Resulta problemaacutetico por ejemplo pasar por alto la com-probacioacuten de la vitalidad actual del leacutexico que se registra o el hecho de que se trate de obras cuyos autores siguieron una metodologiacutea poco sistemaacutetica e intuitiva No es difiacutecil llegar a la conclusioacuten de que es urgente plantearse la cuestioacuten de en queacute medida es fiable la informacioacuten de obras elaboradas en un tiempo y contexto distintos En ese mismo sentido se reclama tambieacuten ndash como hacen por ejemplo Corrales y Corbella (2003) para el caso canariondash trascender las fuentes puramente lexicograacuteficas lo que se deja bien claro en el preaacutembulo del Diccionario del Espantildeol Actual citado por los autores como parte de su argumentacioacuten

Para redactar un diccionario no es suficiente la existencia de una tradicioacuten lexicograacute-fica por muy ilustre que esta sea ni la aportacioacuten de iniciativas individuales aunque a menudo sean inteligentes ni sobre todo la mera imitacioacuten aparencial y externa ndash tan frecuente hoyndash de modelos extranjeros Para redactar un diccionario es indispensable una base documental Algo que ya nos habiacutean ensentildeado ndash en vano al parecerndash los aca-deacutemicos que el siglo XVIII compusieron el Diccionario de autoridades (DEA 1999 XI apud Corrales y Corbella 2003 233)

En el aacutembito del estudio histoacuterico de la lengua esto resulta incluso maacutes evi-dente No es en absoluto inusual sin embargo la apelacioacuten a diccionarios en el trabajo empiacuterico algunas veces respaldada por una justificacioacuten teoacuterica por ejemplo en Perdiguero (2008) en donde se defiende laquoun indudable intereacutes de los diccionarios para conocer la evolucioacuten del leacutexicoraquo (Perdiguero 2008 1441) sin olvidar sus deficiencias pero rescatando el valor de la informacioacuten parcial que ofrecen

Volvamos a la propuesta de una historia del leacutexico hispanoamericano cen-trada en el siglo XIX que abandone automatismos propios del estudio del tras-plante linguumliacutestico No es difiacutecil imaginar que tanto la naturaleza de sus fuentes como la forma de tratarlas son o tienen que ser en gran parte distintas de las de las fuentes con que se cuentan para etapas anteriores si bien la distincioacuten concepcional continuacutea siendo un eje central pensemos por ejemplo en textos de prensa o en correspondencia privada La justificada relevancia por cierto

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de los textos de concepcioacuten oral tambieacuten es indudable aquiacute sobre todo por-que escapan a una fuerza normativa monoceacutentrica propia de situaciones (pos)coloniales La propuesta de una linguumliacutestica histoacuterica desde abajo (cfr Elspaszlig 2005) resulta a este tenor maacutes que propicia Ahora bien las obras lexicograacuteficas diferenciales decimonoacutenicas que nos interesan en estas paacuteginas son manifies-tamente ajenas a este modelo y cumplen en cambio funciones prescriptivas y estandarizadoras La abundante informacioacuten que ofrecen no puede ser sin embargo menospreciada y puede llegar a ser uacutetil por ejemplo para contrastar aquella recogida de otras fuentes o para identificar procesos de consagracioacuten de usos siempre a condicioacuten de que el investigador la trate de forma sensata Es necesario determinar de manera sistemaacutetica los objetivos del manejo de estas fuentes en el estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano siguiendo el espiacute-ritu de la pregunta que para el aacutembito metalexicograacutefico planteoacute Werner en la jornada que dio pie a este volumen laquoiquestpor queacute nos interesa en el siglo XXI la lexicografiacutea hispanoamericana de los siglos XIX y XXraquo estrechamente rela-cionada con aquella sobre queacute elementos propios de estas fuentes lexicograacutefi-cas hay que tomar en cuenta para rentabilizar adecuadamente su tratamiento A continuacioacuten pasaremos revista a algunas cuestiones que nos pueden ayudar a responder esas preguntas

51 El purismo en la formacioacuten de diferentes normas nacionales

En primer lugar es esencial una mirada historiograacutefica que situacutee adecuada-mente el surgimiento y auge de los diccionarios diferenciales en el devenir de la lengua en Ameacuterica especialmente en nuestro caso en cuanto a la formacioacuten de diferentes normas nacionales cuyo efecto por lo demaacutes explica la situacioacuten linguumliacutestica actual En su propuesta sobre la conformacioacuten histoacuterica del poli-centrismo del espantildeol americano Saacutenchez Meacutendez (2019) sentildeala las impor-tantes diferencias entre la consolidacioacuten normativa del idioma a los dos lados del oceacuteano sobre todo el hecho de que en comparacioacuten el de Ameacuterica fue un proceso mucho maacutes lento y tardiacuteo A partir de la impronta ilustrada en el pen-samiento americano Saacutenchez Meacutendez afirma

[l] as reflexiones linguumliacutesticas y la actividad normativa hispanoamericana podriacutean divi-dirse en dos grandes grupos [hellip] la vertiente ilustrada que se bifurcoacute a su vez en una propuesta de contenido hispaacutenico y en otra de marco exclusivamente americano y o regional y la vertiente purista con una concepcioacuten monoceacutentrica de la norma basada uacutenicamente en el espantildeol centro- peninsular (Saacutenchez Meacutendez 2019 379)

Estas tres vertientes las identifica el autor respectivamente con las ideas de Bello con las del romanticismo argentino y con las de Cuervo Si bien el peso

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cuantitativo en la bibliografiacutea da la impresioacuten de que la aspiracioacuten a una inde-pendencia cultural e idiomaacutetica de la mano de las ideas romaacutenticas reclamada en la Argentina independiente haya sido general en todo el continente (cfr del Valle y Gabriel- Stheeman 2004) se puede comprobar con facilidad que fue maacutes bien la mirada purista concentrada en un modelo monoceacutentrico peninsular la que gozoacute de gran vitalidad en la mayor parte de los territorios De hecho no es raro que los diccionarios del siglo XIX hispanoamericano conformen en gran parte una laquolexicografiacutea de vicios y defectosraquo (Lozano Andreacutes 2002) destinada directamente a la educacioacuten baacutesica

Habriacutea que definir no obstante en queacute medida su aparicioacuten en el horizonte linguumliacutestico y cultural de ese momento es meramente sintomaacutetica del proceso que sentildeala Saacutenchez Meacutendez o si maacutes bien constituye un factor coadyuvante En teacuterminos concretos la eleccioacuten y consagracioacuten de determinados usos leacutexi-cos por parte de los hablantes pueden responder ciertamente a la imposicioacuten prescriptiva de las obras lexicograacuteficas Esta cuestioacuten estaacute estrechamente rela-cionada con la que mencionaremos maacutes adelante sobre la naturaleza poliacutetica de estos diccionarios

52 Elementos metalexicograacuteficos

En segundo lugar en el examen de estos diccionarios diferenciales como fuen-tes resulta necesario asomarnos brevemente al aacutembito metalexicograacutefico Son relevantes por lo menos cuatro cuestiones a) la finalidad genuina de las obras b) el criterio de seleccioacuten de unidades leacutexicas para su registro c) las indicaciones de uso o marcas de registro y d) el comportamiento lexicograacutefico contrastivo Se defiende en la metalexicografiacutea actual la idea de que las obras lexicograacute-ficas se elaboran para cumplir funciones concretas siguiendo una finalidad genuina (cfr por ejemplo Wiegand 2001 y Jacinto Garciacutea 2015) Esta deter-mina todos los aspectos clave de la obra por ejemplo el tipo de informacioacuten ofrecida y su propia organizacioacuten en el artiacuteculo lexicograacutefico Naturalmente la coincidencia entre la finalidad prevista inicialmente y el producto final puede no ser completa En muchos de los diccionarios que tratamos el autor declara expliacutecitamente cuaacutel es su finalidad al emprender la tarea de elaborar la obra y tambieacuten se puede entrever en las caracteriacutesticas de esta Resulta evidente que esta declaracioacuten de intenciones o la determinacioacuten de una finalidad a traveacutes de las caracteriacutesticas de la obra es fundamental cuando el investigador la trata como fuente documental En nuestro caso hay que tener en cuenta un variado conjunto de propoacutesitos entre los cuales la pura descripcioacuten de peculiaridades regionales la prescripcioacuten normativa la comparacioacuten de usos leacutexicos o el deseo

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de complementar el diccionario acadeacutemico son solo algunos de los maacutes rele-vantes

Ya debe haber quedado claro que la naturaleza de las obras diferenciales estaacute determinada por un criterio de seleccioacuten de unidades leacutexicas para su registro en otras palabras se registraraacute en el diccionario una palabra solo si resulta ser diferencial con respecto a otra comunidad de habla que sirve como punto de comparacioacuten Los diccionarios decimonoacutenicos diferenciales recogen por lo menos a primera vista el leacutexico de un paiacutes que resulta diferente al del espantildeol general En el fondo sin embargo llevar a cabo esta tarea plantea pro-blemas de los que los autores no eran realmente conscientes y que de cualquier forma no habriacutean tenido capacidad de enfrentar En primer lugar el conjunto de palabras que constituye el leacutexico de un paiacutes se conforma en la praacutectica solo a traveacutes de la competencia y la experiencia del autor como hablante y a lo sumo del manejo asistemaacutetico de algunas fuentes literarias o de la prensa Aquellos usos que quedaran fuera de esto terminaban siendo completamente invisibi-lizados Lo mismo ocurriacutea con el supuesto punto de comparacioacuten el espantildeol general para cuya concepcioacuten evidentemente la sola competencia linguumliacutestica o experiencia del autor o su conocimiento literario no bastaban por lo cual en el mejor de los casos recurriacutea ademaacutes a corresponsales o simplemente a lo registrado en diccionarios espantildeoles que era la praacutectica comuacuten De la misma manera que en el caso anterior aquel leacutexico que no estuviera registrado en la peniacutensula tambieacuten podriacutea llevar a error al autor del diccionario diferencial Evidentemente esta forma deficiente de poner en praacutectica el criterio en cues-tioacuten hace necesaria una revisioacuten detenida de la nomenclatura de cada obra Esta revisioacuten tiene que ver tambieacuten con la fiabilidad del diccionario en cuanto a la verdadera vitalidad de las palabras registradas que solo podremos com-probar con un trabajo combinado con otras fuentes (cfr Costa Leoacuten en este volumen)

Por su parte la informacioacuten ofrecida en el nivel microestructural es incluso maacutes relevante para el historiador de la lengua que la sola nomenclatura Maacutes allaacute de la definicioacuten sinoniacutemica usual en la lexicografiacutea diferencial que por sobre sus carencias tiene la ventaja de ofrecer una ruta raacutepida para encontrar el equivalente peninsular resulta relevante la cuestioacuten de la informacioacuten diasis-temaacutetica no referida a la variacioacuten diatoacutepica (cfr Zimmerman 1994) A pesar del buen conocimiento de la lexicografiacutea occidental que la inmensa mayo-riacutea de los autores demuestra no echaban mano normalmente de un lenguaje lexicograacutefico codificado que incluyera marcas gramaticales o indicaciones de uso De esta manera la informacioacuten sobre el registro se diluiacutea en la ofre-cida en el artiacuteculo cuando apareciacutea El examen de estas obras lexicograacuteficas

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tambieacuten pasa por tanto por esta labor de rescate de informacioacuten escondida importante para el estudio de la lengua Otra informacioacuten incluso mucho maacutes rica para el investigador ofrecida por esta lexicografiacutea si bien tampoco de forma sistemaacutetica es aquella contrastiva que no hay que confundir con la diferencial (esto es que el teacutermino o su uso es distinto del espantildeol general) constatada ya por el solo registro (cfr Werner 1991) Se trata en concreto de los comentarios que los autores hacen de manera no uniforme sobre el uso mismo de las unidades leacutexicas por ejemplo sentildealando acepciones distintas a las del espantildeol peninsular o entre los paiacuteses americanos comentarios que muestran como hemos mencionado ya antes una muy clara y aguda concien-cia de la variacioacuten

Para cerrar este apartado no resulta inoportuno referirnos a una idea que ya otros han esbozado (por ejemplo Werner 2001 y los artiacuteculos correspondien-tes en Corbella Fajardo y Langenbacher 2018) Nos referimos a la necesidad praacutectica no solo de reunir en un solo tesoro todos los diccionarios diferenciales nacionales del siglo XIX sino tambieacuten de contar con una herramienta infor-maacutetica que permita acceder de manera simplificada a la informacioacuten aludida en estos paacuterrafos

53 Naturaleza poliacutetica

La perspectiva metalexicograacutefica debe combinarse en el examen de la lexi-cografiacutea diferencial con una mirada que atienda a su vez a cuestiones ideo-loacutegicas propias del momento histoacuterico que atravesaba el continente que van mucho maacutes allaacute del mero purismo linguumliacutestico que hemos visto ya A este res-pecto es interesante seguir los pasos que viene dando en esta direccioacuten la relativamente reciente glotopoliacutetica latinoamericana (remitimos nuevamente a Rojas y Avileacutes en este volumen) Para tratar con cautela la informacioacuten que nos ofrecen es necesario ver estas obras tambieacuten como dispositivos que inter-vienen en la percepcioacuten de la lengua por parte de las sociedades americanas especialmente hacieacutendole el juego seguacuten su lugar de enunciacioacuten a posturas normativas y acadeacutemicas pero sobre todo poliacuteticas Es innegable en nues-tro aacutembito que la naturaleza poliacutetica de esta lexicografiacutea ha cumplido un rol esencial en la formacioacuten de las normas americanas y por tanto constituye un factor importante que incide desde el siglo XIX hasta hoy mismo en la historia y en la situacioacuten actual de la lengua como propone Rojas (2010) a propoacutesito del caso chileno

Planteamos que la forma de estos repertorios se debe a su funcioacuten a saber su caraacutecter de instrumentos de estandarizacioacuten linguumliacutestica Dicho de otro modo

Joseacute Carlos Huisa Teacutellez84

algunas de sus caracteriacutesticas textuales fundamentales se derivan del propoacute-sito al cual se encuentran destinados esto es la implantacioacuten de una poliacutetica linguumliacutestica conducente a la conformacioacuten de una lengua ejemplar (Coseriu 1990) de caraacutecter nacional Su finalidad uacuteltima es servir de herramienta en el proceso de estan-darizacioacuten del espantildeol de Chile durante la mencionada eacutepoca particularmente en la seleccioacuten de rasgos linguumliacutesticos y la codificacioacuten de estos bajo la forma de un cuerpo de obras de referencia idiomaacutetica Los ldquodiccionarios de provincialismosrdquo pueden con-siderarse como el vehiacuteculo discursivo mediante el cual se intenta impulsar cambios desde arriba (Trudgill y Hernaacutendez 2007 sv) durante la eacutepoca en referencia (Rojas 2010 210)

En ese sentido esta naturaleza poliacutetica de los diccionarios decimonoacutenicos no solo debe tratarse como un aspecto perifeacuterico sino siendo conscientes de su inmensa influencia en las sociedades como un aspecto central en el estudio histoacuterico del leacutexico

54 La mirada del lexicoacutegrafo sobre el proceso de formacioacuten de normas

Por otro lado el criterio diferencial sustentado en una bien definida concepcioacuten monoceacutentrica de la lengua y los tintes normativos o puristas que se desprenden de ella en estos diccionarios participa del temor comuacuten de la eacutepoca de que las hablas americanas se estaban alejando de sus raiacuteces castizas Es evidente que este alejamiento que no siempre fue calificado negativamente por los lexicoacutegra-fos decimonoacutenicos se corresponde precisamente con la formacioacuten de normas a las que nos estamos refiriendo frecuentemente en estas liacuteneas Se deben consi-derar con mucha cautela sin embargo las caracteriacutesticas que estos le atribuyen a tal proceso Como ejemplo pensemos en la mirada del autor del Diccionario de peruanismos

El elemento corruptor criollo es el que figura en mayor proporcioacuten y no el elemento indiacutejena [sic] como pudiera creerse siacutervanos de consuelo porque al fin evolucionar dentro del mismo idioma es tal vez evolucionar al porvenir (Arona sf [1883] 522)

Vemos que se propone con firmeza que la evolucioacuten del espantildeol peruano ocu-rre mayoritariamente dentro de los maacutergenes esperables del idioma restrin-giendo territorial y cuantitativamente ndash y en contra de la realidad de los hechos demostrada actualmentendash la impronta de las lenguas indiacutegenas Se impone entonces una revisioacuten criacutetica de estas miradas que ciertamente forman parte tambieacuten de los oriacutegenes de la filologiacutea hispanoamericana por lo cual esta revi-sioacuten alcanza tambieacuten un vuelo no solo historiograacutefico sino tambieacuten epistemo-loacutegico

Lexicografiacutea de ismos y leacutexico hispanoamericano 85

6 CierreHemos esbozado en estas paacuteginas algunas pautas generales para el tratamiento de los diccionarios nacionales del siglo XIX como fuentes del estudio histoacute-rico del leacutexico hispanoamericano Creemos que a pesar de su caraacutecter meta-linguumliacutestico constituyen fuentes ineludibles no ciertamente debido al criterio diferencial del que parten ni centralmente por el inmenso volumen de informa-cioacuten que ofrecen sino especiacuteficamente por el papel que cumplieron en la con-formacioacuten de diferentes normas nacionales Resulta central tener en cuenta su posicionamiento historiograacutefico sus caracteriacutesticas lexicograacuteficas pertinentes su papel como instrumentos glotopoliacuteticos y las nociones sobre el estado de la lengua en Ameacuterica que ofrecen

Ademaacutes hemos aprovechado la oportunidad para proponer un estudio del siglo XIX de distinto corte de aquel que presta atencioacuten a etapas iniciales del espantildeol en Ameacuterica centrado sobre todo en los procesos de adaptacioacuten y trans-formacioacuten de la lengua trasplantada Esto implica no solo tomar en cuenta la evidente distancia temporal entre ambas eacutepocas sino sobre todo asumir en la maacutes reciente de ellas la ocurrencia de procesos radicalmente distintos del tras-plante especialmente el de la paralela conformacioacuten de diferentes normas his-panoamericanas Asumiendo esta idea no parece ser inoportuno abogar por el abandono de una perspectiva diferencial con respecto al espantildeol peninsular concentrada en el ismo que en estadios maacutes recientes de la lengua pierde toda su relevancia

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Aurora M Camacho Barreiro

Consideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute

Garciacutea de Arboleya

Abstract In 1852 the Spaniard Joseacute Garciacutea de Arboleya published his Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Administracioacuten in Cuba which had a second edition in 1859 It provides readers with a valuable overview making it an essential reference when one wants to know and understand the Cuban reality of the 19th century This article focuses on the laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario Cubanoraquo which appears at the end of the Manual and which sheds light on aspects of the Cuban lexicon and its use Some considerations are proposed here mainly from lexicographical theory of the lexical subfield of meals in the laquoIacutendiceraquo We are sure that this could become with proper analysis and treatment an important source in the historical study of the islandrsquos lexicon

Keywords Cuban lexicography lexicografiacutea de autor definition food lexicography lexicon of food

1 IntroduccioacutenEl Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Administracioacuten (de ahora en adelante Manual) elaborado por el espantildeol Joseacute Garciacutea de Arboleya y publicado por primera vez en 1852 no solo ofrece a sus lectores un valioso panorama de la Cuba de su eacutepoca por lo que se hace de consulta obligatoria cuando se quiere conocer y entender la realidad cubana del siglo XIX sino que tambieacuten ilumina aspectos del leacutexico cubano y de su uso Nos referimos especiacuteficamente al laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (de ahora en adelante laquoIacutendiceraquo) incluido en la obra sobre el cual se proponen aquiacute algunas consideraciones principalmente metalexicograacuteficas relacionadas con el registro del subcampo leacutexico de las comidas Estamos seguros de que esta parte lexicograacutefica del Manual de Garciacutea de Arboleya podriacutea convertirse a partir de un anaacutelisis y tratamiento adecuados en una fuente importante en el estudio histoacuterico del leacutexico de la isla

Aurora M Camacho Barreiro92

2 Joseacute Garciacutea de Arboleya vida y obraSon escasos y confusos los datos biograacuteficos que se localizan sobre Joseacute Garciacutea de Arboleya Puede consultarse el artiacuteculo que le dedica Diacuteaz Enriacutequez (2013) algunos datos relevantes se encuentran en liacutenea tanto en la entrada correspon-diente de la Enciclopedia cubana (en liacutenea s v Joseacute Garciacutea de Arboleya) como en Vega Garciacutea (sf) de donde extraemos la siguiente informacioacuten

De don Joseacute Garciacutea de Arboleya puede decirse que poca informacioacuten se ha publicado sobre eacutel y aparece en muchos repertorios biograacuteficos directamente bajo el segundo apellido de entrada se desconoce su fecha de nacimiento Francisco Calcagno precisa en su Diccionario Biograacutefico Cubano que es natural de Andaluciacutea aunque Carlos Manuel Trelles lo corrige a mano y sentildeala que es de Caacutediz Fue cajista del Faro Industrial que llegoacute luego a dirigir y en 1841 redactoacute La Prensa Produjo una obra de Geometriacutea Elemental en dos tomos y el Manual Fun-gioacute como profesor luego director de la Escuela Preparatoria y fallecioacute en agosto de 1876 dejando casi concluida su Siacutentesis de la Creacioacuten Seguacuten el profesor y escritor Ambrosio Fornet fue un agrimensor que pretendioacute realizar una guiacutea destinada a los forasteros que visitaban el paiacutes

La obra de Arboleya ndash como se le cita en la bibliografiacutea consultadandash de natu-raleza enciclopeacutedica abarca esferas tan diversas como la historia la geografiacutea las ciencias fiacutesicas y las matemaacuteticas La contribucioacuten lexicograacutefica que aquiacute consideramos se localiza en su Manual publicado en La Habana en 1852 por la Imprenta del Gobierno en su primera edicioacuten y en 1859 por la Imprenta del Tiempo en una segunda edicioacuten corregida y aumentada Los datos de referencia en los archivos de la Biblioteca Nacional de Cuba Joseacute Martiacute (BNJM) son los siguientes (Vega Garciacutea sf)

Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Admi-nistracioacuten ndash Habana Imprenta del Gobierno 1852 ndash p il mapas pleg - - 155 cm

Manual de la Isla de Cuba compendio de su Historia Geografiacutea Estadiacutestica y Admi-nistracioacuten - - 2 ed corregida y aumentada ndash Habana Imprenta del Tiempo 1859 ndash 418 p il mapas pleg - - 155 cm

La dedicatoria del Manual para el Gobernador de la Isla y Capitaacuten General Don Valentiacuten Cantildeedo explicita el propoacutesito del autor de laquoinstruir aacute los forasteros de la importancia social y econoacutemica de esta perla del Nuevo Mundoraquo (Arboleya 1859 [1852] sp) Se trata ndash en palabras de Vega Garciacuteandash de lo siguiente

una guiacutea de viajeros [que] se ha convertido poco maacutes de un siglo y medio despueacutes en una de las joyas bibliograacuteficas no solamente de la Biblioteca Nacional de Cuba Joseacute Martiacute sino tambieacuten de todas aquellas instituciones que en el mundo se enorgullecen de contarla en sus fondos (Vega Garciacutea sf)

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 93

La obra consta de dos partes el compendio histoacuterico que abarca desde el descu-brimiento hasta 1852 y el apeacutendice a este compendio que curiosamente resulta maacutes amplio y rico en datos En el iacutendice general se reconoce la voluntad del autor de orientar a sus contemporaacuteneos sobre la Isla y divulgar aspectos bas-tante diversos (por ejemplo sobre la geografiacutea la cultura la administracioacuten y las ciudades) El mismo autor dice al iniciar su obra

Ninguna obra se ha publicado hasta ahora que deacute aacute conocer la importancia social y econoacutemica de la isla de Cuba en todas sus faces (sic) y en la eacutepoca de su mayor prospe-ridad y los veinte mil forasteros que anualmente la visitan ya para fijarse en ella ya de paso aacute otros paiacuteses o negocios de momento en vano buscan un libro que satisfaga su justa curiosidadLlenar tan sensible vaciacuteo ha sido mi propoacutesito al escribir este Manual [hellip] (Arboleya 1859 [1852] sp)

De esta manera de laquola historia y de los tesoros del suelo cubanoraquo ofrece Arbo-leya un valioso panorama al que tendraacuten que acudir quienes pretendan cono-cer y entender el siglo XIX cubano como hemos dicho ya su intereacutes ilumina tambieacuten aspectos del vocabulario a traveacutes del objeto de estudio de esta con-tribucioacuten el laquoIacutendiceraquo La informacioacuten estadiacutestica las ilustraciones los textos descriptivos y el propio laquoIacutendiceraquo convierten al Manual en un libro de obligada consulta y en un texto al que deberaacuten volver especialistas y aprendices por ser compendio y expresioacuten de lo cubano a fines del siglo XIX

El laquoIacutendiceraquo constituye un exponente de la lexicografiacutea diferencial monolin-guumle cubana a pesar de que Arboleya solo lo describiera como una contribucioacuten que laquohace veces de diccionario de voces cubanasraquo ndash es decir que se asemeja o parece un diccionariondash al agruparlas en un intento de contrastar la realidad idiomaacutetica cubana con la espantildeola

La Antologiacutea de la linguumliacutestica cubana de Alonso y Fernaacutendez (1977) incluye el laquoIacutendiceraquo y sobre eacutel dicen los compiladores en su presentacioacuten que la labor filoloacutegica de Arboleya laquo(hellip) no rebasa el marco del presente trabajo interesante por cuanto representa un aporte al Diccionario de Pichardo teniendo sobre todo en cuenta la escasa efervescencia linguumliacutestica del momentoraquo (Alonso y Fer-naacutendez 1977 sp las cursivas son nuestras) No solo es interesante la aportacioacuten filoloacutegica de Arboleya en realidad es una pieza fundamental en el conjunto de repertorios lexicograacuteficos cubanos del siglo XIX pero su localizacioacuten entre las paacuteginas de una obra enciclopeacutedica poco conocida y la pobreza de los estudios metalexicograacuteficos de la eacutepoca en que se reunieron los textos que integran la antologiacutea impiden a Alonso y Fernaacutendez aquilatar su preciso valor en el pano-rama de la lexicografiacutea cubana

Aurora M Camacho Barreiro94

El Tesoro lexicograacutefico de Cuba (Tlex- Cuba) ndash fruto de un proyecto de investi-gacioacuten desarrollado por un equipo de investigadoras del Instituto de Literatura y Linguumliacutestica entre los antildeos 2009 y 2013ndash rescata el laquoIacutendiceraquo de cierto olvido y desmerecimiento de su condicioacuten de obra lexicograacutefica escondida y lo agrupa con otros doce repertorios cubanos de los siglos XIX XX y XXI para conformar un diccionario de diccionarios de nueva planta (cfr Camacho Barreiro 2011)

3 Cuestiones previas al anaacutelisis del laquoIacutendiceraquoAntes de comentar desde un punto de vista metalexicograacutefico el laquoIacutendiceraquo nos parece necesario referirnos a dos cuestiones relevantes para su anaacutelisis la lla-mada lexicografiacutea de autor dentro de la cual podemos ubicar a Arboleya y la relacioacuten de su obra lexicograacutefica con la de Pichardo con toda seguridad el dic-cionarista maacutes importante de Cuba

31 Lexicografiacutea de autor

Como bien advierten Alonso y Fernaacutendez con respecto al tratamiento de las obras compiladas en su antologiacutea

(hellip) el ordenamiento cronoloacutegico tiende a dar una visioacuten histoacuterica del desarrollo de la linguumliacutestica y del surgimiento de las personalidades a ella dedicadas toda vez que en lo que respecta al menos al periacuteodo prerrevolucionario nuestra historia linguumliacutestica es en esencia la historia de esas personalidades (Alonso y Fernaacutendez 1977 8 las cursivas son nuestras)

Ciertamente se ha repetido que la contribucioacuten de personalidades a la produc-cioacuten lexicograacutefica es significativa en el panorama nacional de tal forma que nuestro quehacer lexicograacutefico en los siglos XIX y XX se distingue por la lexico-grafiacutea de autor esto es una lexicografiacutea directamente relacionada con personas interesadas en la lengua que sienten la necesidad de recopilar voces e integrarlas en diccionarios tengan la denominacioacuten y caraacutecter que sea Estos autores pue-den dedicarse a diversos oficios y tener una formacioacuten muy distinta de la del filoacutelogo o propiamente del lexicoacutegrafo Cualquiera podiacutea ndash y se debe antildeadir que puede todaviacutea en el siglo XXIndash hacer un diccionario una tendencia muy rela-cionada con el hecho de que un diccionario era una obra artesanal y de teacutecnica de raacutepido aprendizaje y aplicacioacuten Pascual en una interesante descripcioacuten de la profesioacuten del lexicoacutegrafo se detiene a caracterizar a los autores de diccionarios

(hellip) igual podiacutea ser un autor de un diccionario un quiacutemico que un literato o un comer-ciante Sin dudas que la mayor parte de estos autores de diccionarios eran personas con cierto nivel de cultura y de erudicioacuten conocedores de la lengua pero no en el

laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo 95

grado suficiente para no cometer equivocaciones graves (Pascual 1994 126 traduc-cioacuten nuestra)

No se trataba pues y como decimos de una labor cientiacutefica sino maacutes bien de una llevada a cabo de forma artesanal por diletantes y aficionados Cier-tamente muchos hacedores de diccionarios eran ndash y lo son todaviacuteandash personas con un alto nivel de cultura y erudicioacuten y conocedores del idioma pero no exentas de cometer errores en lo que corresponde a la naturaleza especiacutefica del trabajo lexicograacutefico No obstante algunos estuvieron familiarizados con las teacutecnicas lexicograacuteficas o las corrientes de pensamiento linguumliacutestico en boga en cada momento histoacuterico por ejemplo el mismo Pichardo

Al respecto Pascual ha sentildealado un aspecto muy significativo del asunto y es que estos autores si bien produciacutean obras abundantes no explicaban laquoni en los prefacios los meacutetodos de trabajo las fuentes de procedencia de los mate-riales las teacutecnicas de tratamiento de estos y los principios teoacutericos en que se basabanraquo (Pascual 1994 127 traduccioacuten nuestra) Estos rasgos convierten a muchos repertorios en recopilaciones poco soacutelidas desde el punto de vista teoacute-rico y repletas de folclorismos y rarezas pero tambieacuten en piezas que arman y complementan una historia

En realidad no son pocas las contribuciones emprendidas por individuos con curiosidad por el idioma y motivados a reunir a manera de glosarios leacutexicos vocabularios diccionarios etc que si bien carecen en su mayoriacutea de basamentos metodoloacutegicos o adolecen de fraacutegil sosteacuten teoacuterico no pueden ser desconocidas ni menospreciadas sobre todo como testimonios leacutexicos de un estado de la lengua en un paiacutes una regioacuten etc

La contribucioacuten lexicograacutefica de Arboleya se inscribe dentro la lexicografiacutea diferencial monolinguumle cubana de autor y resulta como otras de nuestra tra-dicioacuten

(hellip) fruto de empentildeos individuales ocupacioacuten de aficionados dirigidos a la variante nacional en primer teacutermino faltos de meacutetodos cientiacuteficos improvisados con enfoque impresionista de los fenoacutemenos cargados de preceptismo y en correspondencia limi-tados en cuanto a las posibilidades de realizar un anaacutelisis linguumliacutestico profundo de la realidad (Alpiacutezar19941)

32 Arboleya y Pichardo

Las dos ediciones del Manual (1852 y 1859) se publican entre la segunda edi-cioacuten de la monumental obra de Esteban Pichardo (el Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas de 1849) y la tercera (del mismo tiacutetulo si bien se escribe vozes de 1862) por lo que la consideracioacuten y cotejo con los repertorios

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pichardianos es imprescindible si se trata de evaluar la contribucioacuten de Arbo-leya a la lexicografiacutea cubana La referencia al ilustre geoacutegrafo y diccionarista fundamental se localiza en la misma laquoAdvertenciaraquo que sirve de proacutelogo o pala-bras de presentacioacuten al laquoIacutendiceraquo

Tampoco figuran en el Iacutendice los nombres propios topograacuteficos por presentarse reunidos en sus lugares respectivos ni los sucesos histoacutericos que se hallaraacuten en el Compendio y por uacuteltimo he omitido algunos derivados que se forman por las reglas gramaticales y no pocas voces que aunque no son castellanas se conocen general-mente por su uso en el comercio y la marina oacute por ser peculiares aacute varias provincias de la Peniacutensula especialmente las de Andaluciacutea muchos de cuyos provincialismos figuran indebidamente en el interesante Diccionario de Voces Cubanas de don Esteacute-ban (sic) Pichardo obra utiliacutesima y tal vez indispensable para los que quieran conocer aacute fondo nuestro lenguaje provincial En cambio de estas omisiones hallaraacute el lector en este Vocabulario algunas palabras y acepciones omitidas en la obra del Sr de Pichardo cuya respetable opinioacuten he procurado seguir en mis definiciones sean estas maacutes breves y no siempre de acuerdo con las suyas (Arboleya 1852 [1859] 349)

Seguacuten Arboleya aspectos metodoloacutegicos y teoacutericos distinguen su aportacioacuten lexicograacutefica de la de Pichardo como tambieacuten comprueba Diacuteaz Enriacutequez (2013 78) pero sobre todo interesa en esta aproximacioacuten al laquoIacutendiceraquo su decla-rada intencioacuten de diferenciarse del destacado diccionarista cuya obra no deja de calificar como interesante utiliacutesima o indispensable Tras un detallado estu-dio del laquoIacutendiceraquo se puede comprobar que en comparacioacuten con las definiciones de Esteban Pichardo ciertamente y como habiacutea anunciado en la laquoAdvertenciaraquo las suyas se caracterizan por la siacutentesis y la brevedad (Diacuteaz Enriacutequez 2013 78)

No pueden dejar de mencionarse al respecto las consideraciones de Zamora Munneacute acerca del panorama de la lexicografiacutea cubana del siglo XIX y en espe-cial las observaciones sobre el lugar que ocupa la obra de Arboleya en dicho panorama Al respecto advierte

La obra de Garciacutea de Arboleya no tiene el meacuterito de ser la primera ni tiene la calidad de la de Pichardo pero no puede hablarse de la lexicografiacutea cubana del siglo XIX sin al menos mencionarla entre otras razones porque no puede descartarse la uacutenica criacutetica que acertadamente su autor hace a Pichardo (Zamora Munneacute 2001 96ndash 97)

Sin embargo conviene retomar una idea esbozada y ejemplificada por este autor en torno a la singularidad de las definiciones empleadas por Arboleya a las que califica de laquoimprecisas y tan frecuentemente equivocadas como las de Loacutepez Matosoraquo (Zamora Munneacute 2001 97) haciendo referencia al autor mexicano ndash deportado en Cubandash de Viaje de Perico Ligero al paiacutes de los moros de 1816 Por otra parte advierte el estudioso que el listado de palabras de Arboleya es mucho maacutes completo que el del mexicano Sirve a Zamora Munneacute para su descripcioacuten

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el anaacutelisis comparativo entre el tratamiento de la entrada leacutexica abuje de la que Arboleya aporta laquosimplementeraquo que es una lsquoEspecie de ladillarsquo y Pichardo (1862) antildeade que es un lsquoInsecto parecido a la ladilla maacutes chico que obra casi sus mis-mos efectos y aun se introduce en la epidermis [hellip]rsquo (Zamora Munneacute 2001 97)

A desentrantildear un particular modo de definir en el laquoIacutendiceraquo se encamina tam-bieacuten el anaacutelisis que proponemos con la intencioacuten de revelar si eran tan imprecisas y equivocadas sus definiciones como asegura Zamora Munneacute en la frase citada o si respondiacutean a una estrategia del tratadista espantildeol De acuerdo con sus propias palabras y propoacutesitos en su repertorio se encontraraacuten palabras y acepciones que no se localizan en la obra de Pichardo y sus definiciones seraacuten maacutes breves (Arbo-leya 1859 [1852] 349)

4 Anaacutelisis metalexicograacuteficoCon el acelerado desarrollo de la teoriacutea sobre los diccionarios o metalexicografiacutea estamos en mejores condiciones de revisitar la obra lexicograacutefica de Joseacute Garciacutea de Arboleya y describirla dentro del horizonte diccionariacutestico cubano del siglo XIX Lo haremos centraacutendonos primero en el estudio del lemario en el nivel macroestruc-tural y de la definicioacuten en el microestructural Teniendo en cuenta que el laquoIacutendiceraquo aparece incluido dentro del Manual es adecuado referirnos al sistema de referen-cias o remisiones que lo conectan o relacionan con el cuerpo principal de la obra

Nos restringiremos al subcampo leacutexico de las comidas cubanas con el inte-reacutes de ahondar en la seleccioacuten del lemario y en la peculiaridad de la definicioacuten aportada por Arboleya y de compararla con la aparecida en la edicioacuten de 1862 de Pichardo Describiremos tambieacuten las referencias que sobre algunos platos apare-cen en el Manual asiacute como el epiacutegrafe dedicado al tema laquoLa comidaraquo dentro del propio compendio

41 El lemario

En sentido general podriacuteamos caracterizar el laquoIacutendiceraquo como una relacioacuten de palabras en forma de lemas ordenadas alfabeacuteticamente ndash se incluyen las letras CH y LL pero no K W ni Xndash que se inician con letra mayuacutescula y terminan con un punto final Arboleya propone tambieacuten una serie de abreviaturas que representan contenidos diversos1 como las marcas gramaticales pero es asiste-maacutetico en su imposicioacuten

1 Diacuteaz Enriacutequez (2013) precisa aspectos macro- y microestructurales en el artiacuteculo citado

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En total el laquoIacutendiceraquo contiene 1414 entradas de las cuales 818 aparecen con segundo enunciado en la terminologiacutea de Seco (1987) y 596 con la informacioacuten del nuacutemero de la paacutegina donde debe estar localizado el referente en el Manual a manera de referencia o remisioacuten aunque en algunos casos el nuacutemero de paacutegina remitido no es el correcto (por ejemplo en ajiaco aporreado y arroz) Este sis-tema de remisioacuten no se cumple de manera sistemaacutetica de tal forma que se lema-tizan y se remiten al Manual en donde sin embargo no tienen definiciones ajiaco aporreado arroz arroz blanco casabe oacute cazaba catibiacutea fufuacute majarete morcillas de dulce y de sal tamal y tortas de casabe En estos casos ademaacutes la marcacioacuten gramatical es irregular solo aporreado y tamal tienen marca de sustantivo masculino irregularidad que se repite en los casos con definicioacuten en el laquoIacutendiceraquo (solo la tienen bien- me sabe bocadillo bocado de la reina cafiroleta gandinga mala- rabia mata- hambre y palanqueta) Ademaacutes en un uacutenico caso el de chibirico Arboleya unifica los dos modelos de su praacutectica lexicograacutefica la referencial y la definicional esto es antecede a la propuesta definicional el nuacutemero de la referencia en el Manual

Arboleya sentildeala que laquolas voces puramente cubanas y las castellanas que solo tienen en el Pais (sic) un significado peculiar se distinguen en el Iacutendice con letra bastardillaraquo (Arboleya 1859 [1852] 349ndash 350) Se nota asiacute el intereacutes por la descripcioacuten diferencial y por establecer un sistema de tratamiento ortotipograacute-fico

El tema de la comida lo desarrolla Arboleya en su Manual entre las paacutegi-nas 251 y 253 del apartado laquoCostumbresraquo (249ndash 262) que junto con otros que tratan diversos aspectos (laquoGeografiacutea Fiacutesicaraquo laquoDivisioacuten Territorialraquo laquoPobla-cioacutenraquo laquoProduccioacuten y Riquezaraquo y laquoComunicaciones y Comercioraquo) forma parte del laquoApendice al Compendio histoacutericoraquo Sobre horarios denominaciones de platos gustos y preferencias abunda el autor Tomaacutendose eacutel mismo como un cubano maacutes dice Arboleya laquoNuestras mesas son abundantes y el arte culinario ha hecho grandes progresos en la Islaraquo (Arboleya 1859 [1852] 251) y se recrea en describir la preferencia por el pan el cafeacute o el chocolate y otras costumbres y gustos culinarios

Precisa Arboleya ademaacutes que laquoLos platos especiales de Cuba son pocos y casi solo se ven en las mesas pobres pues en las de las clases acomodadas se come aacute la espantildeola aacute la italiana aacute la francesa amp Dareacute aacute conocer los maacutes comunesraquo (Arboleya 1859 [1852] 251) Dichos platos maacutes comunes seguacuten el tratadista son el ajiaco el arroz blanco el aporreado el picadillo el quim-bomboacute la zambuila el tamal el majarete la mazamorra el guiso de maiacutez el maiacutez de finados y el tasajo brujo Las denominaciones han sido destacadas en cursiva y se ofrecen al lector aspectos sobre los ingredientes y el modo de

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elaboracioacuten de las preparaciones Como se ha advertido ya algunos aparecen en el listado de las entradas del subcampo leacutexico del laquoIacutendiceraquo comentado con un nuacutemero y otros no tienen marca referencial o de remisioacuten al Manual de ninguna clase como ocurre con picadillo quimbomboacute zambuila mazamorra o maiz de finado

Se presenta a continuacioacuten la relacioacuten de las entradas leacutexicas correspondien-tes al subcampo leacutexico de los platos o las comidas aportadas por Arboleya en el laquoIacutendiceraquo que hacen un total de veinte

1 Alegriacutea 2 Alfajor 3 Arepa 4 Bien-me-sabe 5 Bocadillo 6 Bocado de la reina 7 Cafiroleta 8 Cusubeacute 9 Chibirico 10 Enchilado 11 Frangollo 12 Gandinga 13 Mala- rabia 14 Mata- hambre 15 Melcochado (huevo) 16 Monteriacutea 17 Palanqueta 18 Panetela 19 Panqueacute 20 Yema doble

42 La definicioacuten

Retomamos aquiacute un tema de especial intereacutes la definicioacuten de voces pertene-cientes al subcampo mencionado que habiacuteamos abordado en aproximaciones al leacutexico de la alimentacioacuten en Cuba Seguacuten Camacho Barreiro

En los trabajos lexicograacuteficos cubanos se advierte un alto iacutendice de aparicioacuten de este vocabulario Ahora bien algunos lexicoacutegrafos tienden a definir la unidad leacutexica mediante la receta o meacutetodo de preparacioacuten de un determinado plato lo cual sobre-pasa los liacutemites de una definicioacuten lexicograacutefica si concordamos con Manuel Seco (1987234) en que laquo(eacutesta) no se propone ndash o no se debe proponerndash la imagen completa

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del objeto sino la imagen suficiente o sea la que se constituye por medio de los espe-cificadores necesarios para que el objeto quede (hellip) caracterizado en sus rasgos rele-vantes y diferenciadores (hellip)raquo (Camacho Barreiro 1994 10ndash 11)

Algunos diccionaristas acuden con una finalidad abarcadora a una serie de datos que rebasan los liacutemites que deben establecerse para un artiacuteculo de diccio-nario de lengua No se trata en estos casos de observaciones superfluas ni de aspectos no distintivos del significado de la entrada sino de la inclusioacuten en el artiacuteculo lexicograacutefico de los meacutetodos de elaboracioacuten de los platos o recetas de cocina propiamente dichos que se complementa con exhaustivas explicaciones de las distintas descripciones u orientaciones que aparecen en recetarios o en otros diccionarios2 Vale recordar aquiacute lo que ya Porto Dapena (2014) habiacutea mencionado sobre este tipo de artiacuteculo lexicograacutefico especiacuteficamente en rela-cioacuten con la definicioacuten

Una cuestioacuten que a propoacutesito de las definiciones hiperespeciacuteficas convendriacutea plan-tearnos ndash [hellip]ndash viene representada por la relacioacuten entre la cantidad de informacioacuten y los liacutemites de la propia definicioacuten pues en dependencia de lo que entendamos por esta esa hiperespecificidad puede de hecho rebasar los liacutemites de la propia definicioacuten (Porto Dapena 2014 46)

En el caso de las definiciones de los platos o preparaciones culinarias se puede localizar en los diccionarios cubanos diferente tratamiento pero se observa una tendencia hacia la hiperespecificidad a la que Porto Dapena se refiere En este panorama conviene delimitar la perspectiva de Arboleya y describir su praacutectica lexicograacutefica3

2 Por ejemplo en el Leacutexico Mayor de Cuba (1958ndash 1959) de Esteban Rodriacuteguez Herrera encontramos algunas definiciones que confirman esta aseveracioacuten por ejemplo

bienmesabe sm Dulce compuesto de azuacutecar almendras harina de trigo huevo etc que en la antiguumledad se preparaba en esta Isla pero ya hoy es completamente desconocido en el paiacutes con ese mismo nombre (hellip) En un libro espantildeol impreso en Madrid (1913) encontramos una foacutermula para preparar el bien me sabe pero a la manera americana y no espantildeola pues dice Se rallan despueacutes de bien raspada la caacutescara oscura dos cocos frescos se exprimen mucho entre un pantildeo y toda la leche que suelten los cocos se pone en el perol con mucha azuacutecar y cuando ha hervido se le agregan seis yemas de huevos y [hellip] (las cursivas son nuestras)

3 Es posible ver en nuestro autor una clara conciencia de la informacioacuten enciclopeacute-dica ya desde la laquoAdvertenciaraquo del laquoIacutendiceraquo reconoce el caraacutecter enciclopeacutedico que pueden adquirir obras como su Manual y en este sentido precisa que prefiere evitar laquoel disgusto de digresiones fastidiosasraquo y laquoagregar al Iacutendice alfabeacutetico de las materias

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Arboleya emplea los siguientes hiperoacutenimos en las denominaciones de platos cubanos que registra dulce (11) manjar (2) pastelillo (1) guisado (1) vizcocho (1)4 Emplea ademaacutes las formas especie de panetela (1) y cierto dulce (1) En el resto de las definiciones no podemos hablar propiamente de hiperoacutenimos de hecho encontramos una definicioacuten sinoacutenima (lsquoasadurarsquo bajo gandinga) Obser-vamos asiacute asistematicidad en la construccioacuten del definiens en particular en la seleccioacuten del geacutenero proacuteximo y el establecimiento de una distincioacuten entre aquellos platos definidos como dulces y los definidos como manjares En cuanto a esta distincioacuten seguacuten la edicioacuten del antildeo 1852 del Diccionario Usual de la Real Academia Espantildeola la maacutes cercana a la eacutepoca en que Arboleya redacta su obra dulce y manjar se definiacutean de la siguiente manera

dulce adj Lo que causa cierta sensacioacuten suave y agradable al paladar como la miel el azuacutecar etcmanjar m Cualquier comestible

La designacioacuten de las entradas arepa y matahambre a partir del hiperoacutenimo manjar es poco precisa si se tiene en cuenta que ambas preparaciones pueden ser clasificadas como dulces como ocurre con el resto de los platos de esta clase

La utilizacioacuten del determinante indefinido cierto revela la inseguridad en el dominio de la realidad dada o el desconocimiento real de aspectos de la vida popular y de nuestra cultura ancestral (Camacho Barreiro 2013 89ndash 90)5 Con el empleo de la denominacioacuten especie de la definicioacuten hiperoniacutemica esconde igualmente la verdadera acepcioacuten de la unidad leacutexica tratada panqueacute cuyo sig-nificado no se conoceriacutea o que no precisa como en otros casos con el hiperoacute-nimo dulce es decir el lexicoacutegrafo muestra inseguridad o desconocimiento

tratadas en el texto las voces cuyo significado no se explican en eacutel pues de este modo se ofrece al lector un vocabulario tan completo como lo necesita para su cabal inte-ligenciaraquo (Arboleya 1859 [1852] 349) Resulta claro que la conexioacuten entre el todo y una de sus partes es fundamental el sistema de referencias asiacute lo sugiere a pesar de que ndash como hemos vistondash su aplicacioacuten adolezca de irregularidades

4 Como puede notarse frente al relativo amplio nuacutemero de dulces solo tres entradas clasifican entre lo que denominariacuteamos platos fuertes o platos principales (enchilado gandinga y monteriacutea) de tal forma que podemos definir una tendencia en la selec-cioacuten de las unidades registradas muy seguramente basada en el conocimiento y las preferencias del autor

5 Seguacuten la NGRLE cierto se utiliza por laquodeseo del hablante de mantener oculta la iden-tidad del referente [hellip] y a veces su propia incapacidad para expresarla o ponerla de manifiesto [hellip]raquo o que prefiere laquoque quede velada o encubiertaraquo (NGRLE 2009 966)

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Sobre el caso de pastelillo como hiperoacutenimo en la entrada encabezada por chibirico merece la pena sentildealar el uso de la forma en diminutivo El empleo de algunas derivadas como geacutenero proacuteximo nos enfrenta al problema de la inser-cioacuten del vocablo definido en una clase de mayor extensioacuten semaacutentica del tipo de definicioacuten aristoteacutelica hiperoniacutemica o por geacutenero proacuteximo y diferencia especiacute-fica6 El uso comuacuten de derivados en - illo o - ito para denominar referentes ame-ricanos en la lexicografiacutea peninsular o aquella hecha por espantildeoles se puede notar tambieacuten en Arboleya7

Ya hemos dicho que la preparacioacuten culinaria llamada gandinga se define como lsquoasadurarsquo en una claacutesica definicioacuten sinoniacutemica asiacute tambieacuten procede con las entradas huevo melcochado y vizcocho Emplea como hiperoacutenimo la deno-minacioacuten guisado que se adecua a la entrada leacutexica definida

guisado (hellip)m La vianda compuesta y aderezada con caldo especias uacute (sic) otras cosasasadura f Las entrantildeas del animal Dijeacuteronse asiacute porque antiguamente y con espe-cialidad en los sacrificios recien (sic) muerto el animal se echaban en las brasas y se asaban

43 Comparacioacuten con Pichardo

De las veinte entradas leacutexicas que estamos revisando Pichardo registra trece con ideacutentica grafiacutea y cinco donde esto no ocurre (bien- me- sabe bienmesabe bocado de la reina bocado de la Reacuteina chibirico chiribico mata- hambre mata-hambre panqueacute panqueque) y no lematiza la unidad leacutexica huevo melcochado sino el participio melcochado da

6 Para Martiacutenez de Sousa laquose emplea la definicioacuten hiperoniacutemica cuando se define oso con el hiperoacutenimo animal o vaso con recipiente etc En relacioacuten con este hiperoacutenimo la unidad leacutexica es su hipoacutenimo y todas las palabras que pueden definirse con el mismo hiperoacutenimo son cohipoacutenimos entre siacute como oso cabra vaca etc en relacioacuten con animal [hellip] El hiperoacutenimo constituye el geacutenero proacuteximo de la unidad leacutexica y la informacioacuten que se antildeade al hiperoacutenimo para distinguir al hipoacutenimo de sus cohi-poacutenimos constituye la diferencia especiacuteficaraquo (Martiacutenez de Sousa 1995 75) Pascual y Olaguiacutebel ya habiacutean advertido tambieacuten sobre la praacutectica laquode tratar de adaptar de una manera servil la realidad de las palabras a la de los objetos que designanraquo (Pascual y Olaguiacutebel 1991 78)

7 Otro caso conocido en el aacutembito cubano es el Vocabulario cubano (1921) del espantildeol Constantino Suaacuterez en donde por ejemplo bajo amor al uso se define lsquoarbolito de jardineriacutea con gajos cubiertos de suave pelusa de hojas cordiformesrsquo (las cursivas son nuestras)

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En el anexo de este trabajo se cotejan las definiciones aportadas por Arbo-leya y por Pichardo en los casos coincidentes cotejo que arroja elementos de intereacutes acerca de los modelos definicionales empleados por ambos autores Ya se advirtioacute que Arboleya se propuso elaborar definiciones breves y no necesa-riamente coincidentes con las redactadas por Pichardo por lo que interesa el paralelo entre sus producciones lexicograacuteficas de manera particular Se puede distinguir un tratamiento regular y con tendencia a la sistematicidad en la construccioacuten de las definiciones del subcampo estudiado Se identifican en el repertorio de Arboleya cinco modelos definicionales

X (hiperoacutenimo) con Y (ingrediente) panqueacuteX (hiperoacutenimo) de Y (ingredientes) alfajor arepa bien- me- sabe bocadillo bocado de la reina mala- rabia mata- hambre yema- dobleX (hiperoacutenimo) hecho con Y (ingredientes) alegriacutea cafiroleta monteriacuteaX (hiperoacutenimo) hecho de Y (ingredientes) cusubeacute palanquetaX (hiperoacutenimo) que se hace con Y (ingredientes) frangollo

Como se observa Arboleya incluye en la definicioacuten los ingredientes fundamen-tales de la preparacioacuten descritos de manera sistemaacutetica solo que a traveacutes de modelos definicionales distintos El modelo X de Y es el maacutes empleado (7) El autor no adiciona a su definicioacuten ninguacuten otro dato acerca del modo de elabora-cioacuten o receta propiamente dicha o sobre la forma que debe tomar el plato dado como siacute hacen otros diccionaristas cubanos Los liacutemites de sus definiciones en el subcampo leacutexico analizado se ajustan a los elementos baacutesicos en este caso los ingredientes

Siguiendo a Porto Dapena se puede precisar que en el laquoIacutendiceraquo no se emplean extensiones definicionales entendidas estas como laquoespecies de apeacutendices que ayudan a complementar la informacioacuten ofrecida dentro de la definicioacuten pero que no forman propiamente parte de ellaraquo (Porto Dapena 2015 46) Podemos decir por ello que las definiciones elaboradas por nuestro autor para las entra-das leacutexicas del subcampo de los platos o comidas son breves y sinteacuteticas

Como se puede ver en el cotejo del anexo Pichardo incorpora los ingredien-tes (laquohecho de Yraquo laquocompuesto de Yraquo) en alegriacutea cafiroleta enchilado gandinga y mala- rabia la forma o el aspecto de la preparacioacuten culinaria en alfajor boca-dillo y chiribico el modo de elaboracioacuten o receta de cocina en arepa bocado de la Reacuteina cusubeacute monteriacutea palanqueta panetela panqueque y yema- doble Se puede advertir que la introduccioacuten de otros elementos marca una transicioacuten de la definicioacuten ajustada con liacutemites precisos en Arboleya y a una definicioacuten con apeacutendices con informacioacuten diversa en Pichardo En sentido diferente a las consideraciones de Zamora Munneacute (2001) citadas paacuteginas arriba acerca del

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caraacutecter de las definiciones de Arboleya puede concluirse a partir de estas pri-meras consideraciones en el caso del subcampo leacutexico de los platos y comidas y en comparacioacuten con el trabajo de Pichardo que aquellas no deben catalogarse de imprecisas ni de equivocadas

Para una valoracioacuten maacutes exacta se puede plantear una raacutepida comparacioacuten entre nuestro autor y el mexicano Antonio Loacutepez Matoso quien durante su estancia en La Habana recopila una lista de palabras y las recoge en su des-cripcioacuten del Viaje de Perico Ligero al paiacutes de los moros en 1816 Son solo cuatro las entradas leacutexicas lematizadas y definidas por Loacutepez Matoso que localizamos tambieacuten en Arboleya Se toman para la comparacioacuten las entradas leacutexicas del subcampo analizado que coinciden con la seleccioacuten de Arboleya

Alegriacutea es maiacutez crudo tostado asta q revienta y asi sin mas ni mas se une con miel en unas pelotasMalarrabia es un dulce mui sabroso de camote frito y mielMata- hambre es la yuca mui molida i cocida en dulcePalanquetas son ponte- duro

En cuanto a los elementos que componen la definicioacuten se identifican ingredien-tes (en alegriacutea malarrabia y mata- hambre) y modos de elaboracioacuten (alegriacutea y mata- hambre) En el caso de la entrada palanqueta emplea una definicioacuten sino-niacutemica Recoge la denominacioacuten ponte- duro como sinoacutenimo del dulce cubano que se trata seguacuten el Diccionario de Americanismos de 2010 de un lsquoturroacuten ela-borado con maiacutez tostado piloncillo y semillas de calabazarsquo (aunque se lematiza la variante ponteduro)

En las definiciones de Loacutepez Matoso vemos ademaacutes elementos subjetivos y valorativos por ejemplo laquosin maacutes ni maacutesraquo8 al referirse al dulce alegriacutea y laquomui sabrosoraquo cuando se trata de malabarria elementos ambos que deberiacutean ser evitados de acuerdo con el principio de objetividad lexicograacutefica Para Blecua el uso de la lengua en un diccionario es en teoriacutea un modelo de objetividad frente al uso coloquial que seriacutea el polo opuesto (Blecua 1990 61)

En cuanto a este punto volvamos al caso de Pichardo en quien tambieacuten pueden encontrarse elementos valorativos por ejemplo en el uso de laquogroseroraquo para expresar su disgusto como se encuentra bajo palanqueta9 En el caso de

8 DRAE 2001 loc adv coloq lsquoSin reparo ni consideracioacuten precipitadamentersquo 9 Para una caracterizacioacuten maacutes completa de la funcionalidad del adjetivo para vehi-

cular contenidos ideoloacutegicos en una muestra de la lexicografiacutea diferencial cubana entre los siglos XIX y XX ver Camacho Barreiro 2013

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Arboleya llama la atencioacuten que el autor evita toda valoracioacuten o comentario subjetivo rasgo que caracteriza el laquoIacutendiceraquo de manera muy singular

5 A manera de conclusioacutenUn estudio detallado del tratamiento lexicograacutefico dado a las unidades leacutexicas del subcampo de los platos y comidas a traveacutes de los siglos XIX y XX en Cuba nos permitiraacute llegar a conclusiones definitivas pero puede adelantarse que en fechas tan tempranas como la segunda mitad del siglo XIX se forjaba ya un modelo definicional que transitaraacute de la inclusioacuten de los ingredientes de la pre-paraciones o platos a la precisioacuten sobre su forma o aspecto hasta la incorpora-cioacuten de recetas propiamente dichas o fases para su elaboracioacuten El cotejo entre los repertorios de Arboleya y de Pichardo nos permite identificar una zona de transicioacuten pero este dato deberiacutea complementarse con la informacioacuten que pue-den arrojar las restantes ediciones del diccionario de Pichardo o la obra lexico-graacutefica de otros diccionaristas del siglo XIX

AnexoCotejo de las definiciones de Arboleya y Pichardo10 (subcampo leacutexico de las comidas)11

En todos los casos en primer lugar aparece la entrada de Arboleya seguida de la Pichardo

Se puede notar que se ofrecen si bien no regularmente tres diferentes tipos de informacioacuten los ingredientes la forma que toma la preparacioacuten y el modo de elaboracioacuten

Alegriacutea Dulce en pasta hecho con miel y alguna fruta oacute ajonjoliacuteAlegriacutea [hellip] Dulce seco hecho de Ajonjoli o Coco rallado y miel de cantildea o azuacute-car (hellip)

10 La edicioacuten de Pichardo consultada es la correspondiente a los antildeos 1861 y 1862 que se publicara en dos diferentes imprentas habaneras la Imprenta del Gobierno y la Imprenta La Antilla Alpiacutezar nos aclara que es la misma edicioacuten pero que ciertas dificultades en la primera imprenta obligaron a continuar la impresioacuten en la segunda (1989 56) No hemos pedido consultar las ediciones de 1836 y de 1849 pero siacute tuvimos acceso a las ediciones de 1976 y a la reimpresioacuten de 1985 para ampliacioacuten y contraste de datos

11 Se mantiene la ortografiacutea (incluyendo mayuacutesculas iniciales) de ambos autores

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Alfajor Dulce de casabe azuacutecar y pimienta Lo hay de otras clasesAlfajor [hellip] Dulce seco hecho de Casabe azuacutecar y pimienta en forma de rombo o romboide

Arepa Manjar de maiz azuacutecar aniacutes y mantequilla (sic)Arepa [hellip] Manjar hecho de Maiacutes salcochado majado pasado por el Jibe o cedazo a cuya pasta se agregan huevos y mantequilla y luego se pone en el horno

Bien-me-sabe m Dulce de huevos almendras ampcBienmesabe [hellip] Dulce compuesto de huevos almendras ampc

Bocadillo m Dulce de boniatosBocadillo [hellip] Dulce blando y suave hecho de Buniato parecido a la Cafiro-leta

Bocado de la reina m Dulce de harina y huevosBocado de la Reacuteina Dulce hecho de la clara del huevo batida leche algo de harina almiacutevar y luego regado con la yema

Cafiroleta f Dulce hecho con buniato y coco y tambien con almendra (sic)Cafiroleta [hellip] Dulce compuesto de Boniato Coco rayado y azuacutecar Si de Buniato solo y seco se llama Buniatillo

Cusubeacute Cierto dulce hecho de almidoacuten de yucaCusubeacute [hellip]Dulce seco hecho de harina de Yuca [Almidon] en panecillos o porciones que llaman Bollitos con agua y azuacutecar y a veces amasada con huevos

Chibirico 174 Pastelillo pequentildeoChiribico [hellip] Especie de pastelito mui pequentildeo en La Habana

Enchilado [hellip] II El pescado fresco oacute salado con este condimentoEnchilado [hellip] El pezcado compuesto con una salsa mui cargada de Ajiacute Chile

Frangollo Dulce seco que se hace con plaacutetanosFrangollo [hellip] Dulce seco hecho de plaacutetano verde pulverizado azuacutecar ampc

Gandinga fAsadura(A 1852)Gandinga [hellip] Comida favorita para el almuerzo compuesta de hiacutegado o bofe cortados en trozos pequentildeos con salsa espesa

Mala- rabia f Dulce de boniato oacute plaacutetanos y mielMala- rabia [hellip] Dulce compuesto de pedazos de plaacutetano maduro Buniato y cosas semejantes con Melado o almiacutevar

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Mata- hambrem Manjar de catibia huevos y almiacutevarMatahambre [hellip] Masa hecha de yuca con huevo y dulce cocida al horno

Melcochado (Huevo) Huevo en ceradoMelcochado da [hellip] Lo que tiene el temple o punto de la Melcocha (Huevo) Oslash

Monteriacutea Guisado hecho con las sobras de las aves servidas el diacutea anteriorMonteriacutea [hellip] El ave guisada en piezas con caldo que sirvioacute de otro modo el diacutea anterior

Palanqueta f Dulce seco hecho de gofio y mielPalanqueta [hellip] Dulce seco grosero que hacen en La Habana de Mais tostado y molido amasado con miel y en la figura de su comparativo

Panetela Vizcocho en la segunda acepcioacutenPanetela [hellip] En la parte occidental es el Biscochuelo de Tierradentro pero en Tierradentro tambieacuten se dice Panetela a su mismo Biscochuelo si despues se corta en telas u hojas sufriendo luego cochura en el horno entoacutences se llama en la Vueltabajo Panetela biscochada

Panqueacute oacute panqueque Especie de panetela con mantequillaPanqueque [hellip] La misma composicion de la Panetela o Biscochuelo de Tierra-dentro pero maacutes cargado de harina y mantequilla En Cuba Panqueacute

Yema doble Dulce de yema de huevos en almiacutevarYema- doble Dulce hecho de yema de huevo con almiacutevar de modo que cuajada en ciacuterculo y doblada luego por el medio presenta dos hojas

BibliografiacuteaAlonso G y Aacutengel Luis Fernaacutendez (1977) Antologiacutea de linguumliacutestica cubana I La

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Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea

La funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y

Juan de Arona

Abstract The diachronic study of the lexicon is based on the careful analysis of past texts Alongside this type of sources which can be digitized to form corpora dictio-naries from previous centuries have also occupied a privileged place The reliability of these works is however debatable except when they offer quotations or examples of testimony since they make it possible to document previously lemmatized voices and not only to record them lexicographically For the diachronic study of American Spa-nish the first dictionaries of provincialisms are still of great importance today because they reflect an attitude towards the language or an awareness of variation that turn them into cultural and linguistic testimonies of the first order Some of these dictionaries as hybrid heirs of the encyclopedic and linguistic genre included literary quotations taken especially from Peninsular authors but also from American authors in order to demonstrate and illustrate the variation of American Spanish with respect to the use of European Spanish Thanks to this feature it is possible to not only see in them the application of a differential criterion in the selection of lexical units but also a form not yet systematized of contrastive methodology In this paper we will analyze the literary sources cited in two of the first dictionaries of Americanisms published in the 19th century the Diccionario de chilenismos by Zorobabel Roriacuteguez (1875) and the Diccionario de peruanimismos (1883) by Juan de Arona in order to verify a common use conscious and recurrent use of quotations by both authors who wanting to create normative works actually published two dictionaries of a markedly empirical character contrary to what is usually claimed based on a documentary corpus from which they extracted abundant contrastive information

Keywords dictionaries of Americanisms lexicographical example history of lexicogra-phy differential- contrastive lexicography history of Americanisms

1 IntroduccioacutenComo ha sentildealado Dariacuteo Rojas (2010 210 229ndash 230) para valorar adecuada-mente los primeros diccionarios de provincialismos hay que tener en cuenta el propoacutesito comunicativo con que fueron escritos Este propoacutesito es en uacuteltima instancia el que determina los aspectos formales y de contenido de

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea110

cualquier repertorio lexicograacutefico (Werner 1991 239) Los diccionarios de provincialismos tienen en comuacuten una serie de rasgos como son los equiva-lentes intralinguumliacutesticos las secuencias directivas en el interior de su microes-tructura o los ejemplos basados en testimonios escritos que no comparten con otras clases de diccionarios maacutes comunes Dada su especificidad estas obras no pueden juzgarse en los mismos teacuterminos que los diccionarios gene-rales monolinguumles sino considerando el modo en que lograron adecuarse a las necesidades comunicativas y de adquisicioacuten de conocimiento de un tipo concreto de usuario que vivioacute tras la independencia de las colonias america-nas De ahiacute que estemos completamente de acuerdo con la opinioacuten de Rojas (2010 229) al rechazar la idea de quienes partiendo de la periodizacioacuten esta-blecida por Alfredo Matus (1994) afirman que estas primeras obras lexico-graacuteficas americanas se elaboraron seguacuten un meacutetodo laquoprecientiacuteficoraquo propio de diletantes cuando en realidad estaacuten escritas obedeciendo a un propoacutesito bien definido que era el de dar respuesta a las exigencias de una parte de la sociedad hispanoamericana que deseaba normalizar la variedad linguumliacutestica que hablaba entonces

En este trabajo vamos a centrarnos en un tipo de componente microes-tructural orientado a esa finalidad normalizadora los testimonios literarios aducidos en los diccionarios de provincialismos Cada componente lexico-graacutefico como son las marcas gramaticales las definiciones los ejemplos de uso etc tiene asignada una funcioacuten especiacutefica Sin embargo son precisa-mente los ejemplos de uso y en este caso los testimonios literarios uno de los pocos componentes cuya naturaleza es multifuncional esto es permite la asuncioacuten de diferentes funciones sin modificar su forma ni tener que adap-tarse a un nuevo tipo de indicacioacuten (Jacinto 2015 23 54) Como se veraacute a lo largo de este estudio la relacioacuten del ejemplo con otros componentes del dic-cionario y su conexioacuten con el llamado propoacutesito genuino de la obra es decir el objetivo principal que guiacutea la recogida y la presentacioacuten de los datos (cfr Wiegand 1987 200 Wiegand 2001 Bergenholtz Tarp 2003 Tarp 2008 43) nos ayudaraacuten a determinar la funcioacuten de esos testimonios literarios Hemos analizado como casos representativos de los inicios de la lexicografiacutea his-panoamericana dos de los primeros diccionarios de provincialismos que se publicaron en el siglo XIX el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona (1883) iacutentimamente conectados ya que ambos se inscriben en el paradigma del cas-ticismo linguumliacutestico de raiacutez hispaacutenica pero tambieacuten con algunas diferencias ideoloacutegicas significativas

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 111

2 Los primeros diccionarios de provincialismos como fuente para el estudio del leacutexico hispanoamericano

En su origen los diccionarios del espantildeol americano aun sin ser sus autores plenamente conscientes de ello pusieron en praacutectica una metodologiacutea que sigue estando vigente todaviacutea hoy en la lexicografiacutea hispanoamericana una teacutecnica basada en el enfoque diferencial- contrastivo Dicho enfoque ha sido definido por Reinhold Werner (1991 240) con las siguientes palabras

Distingo aquiacute entre rasgos diferenciales y contrastivos de obras lexicograacuteficas Ambos teacuterminos diferencial y contrastivo aluden al cotejo de dos diferentes conjuntos de elementos Utilizo el teacutermino diferencial cuando quiero expresar que para el trata-miento lexicograacutefico se eligen de uno de los elementos confrontados soacutelo aquellos elementos que no sean a la vez elementos del respectivo otro conjunto Mediante el teacutermino contrastivo me refiero a la confrontacioacuten expliacutecita de elementos de los dos conjuntos unos con los otros en la descripcioacuten lexicograacutefica

Aunque Werner reconoce inmediatamente que la mayoriacutea de los diccionarios de espantildeol de Ameacuterica estaacuten concebidos solo de manera diferencial aprecia que son los primeros diccionarios de este tipo los que por su caraacutecter prescriptivo adquirieron un caraacutecter igualmente contrastivo

De hecho una norma de iacutendole prescriptiva y purista constituye la base de compa-racioacuten para algunas obras lexicograacuteficas publicadas en Hispanoameacuterica Estas obras estaacuten concebidas como diccionarios o glosarios de desviacuteos de la norma vigente de incorrecciones de vicios linguumliacutesticos y en parte se contraponen en ellas los elementos considerados como correctos a los no aceptados como tales La confrontacioacuten entre elementos correctos e incorrectos les confiere un rasgo contrastivo a estos dicciona-rios tiacutepicos del siglo XIX y de comienzos del XX rasgo que se perdioacute en la medida en que la lexicografiacutea del espantildeol americano adoptoacute actitudes maacutes descriptivas en vez de las puramente correctivas (Werner 1991 241)

No deja de ser llamativo comprobar coacutemo obras escritas seguacuten paraacutemetros que hoy considerariacuteamos superados procedieron seguacuten una metodologiacutea que a la larga se ha percibido como una de las maacutes adecuadas en el estudio lexicograacute-fico de los americanismos (Huisa Teacutellez 2014) Loacutegicamente aquellos autores no podiacutean prever que al contraponer la voz censurada y la palabra castiza o propiamente espantildeola lo que haciacutean era marcar la senda de lo que posterior-mente y de forma maacutes sistemaacutetica hariacutean otros diccionarios ya sin ninguna intencioacuten prescriptiva como la serie elaborada en la Universidad de Augsburgo Los ejemplos aducidos en los diccionarios de Rodriacuteguez y Arona tuvieron una funcioacuten semejante a las tradicionales autoridades que veniacutean usaacutendose en la peniacutensula ibeacuterica y en el resto de Europa pero hoy pueden percibirse como

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea112

testimonios de uso que muestran indirectamente la conciencia de variacioacuten lin-guumliacutestica que teniacutea el hispanoamericano culto del siglo XIX

3 Textos literarios y norma linguumliacutesticaTras la independencia de las colonias americanas gramaacuteticos e intelectuales como Andreacutes Bello o Rufino Joseacute Cuervo establecieron un paralelismo entre la situacioacuten del espantildeol y la progresiva fragmentacioacuten del latiacuten ocurrida tras la caiacuteda del Imperio Romano A raiacutez de la formacioacuten de los nuevos Estados fueron muchos quienes comenzaron a temer por la unidad del idioma La idea de salva-guardar el comuacuten patrimonio linguumliacutestico con respecto a la antigua metroacutepolis fue ampliamente compartida salvo excepciones como la del escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento quien aspiraba a una nivelacioacuten del espantildeol americano a partir del uso de las clases populares y no de la variedad hablada por las clases cultas consumando asiacute no solo la independencia poliacutetica con res-pecto a Espantildea sino tambieacuten la independencia idiomaacutetica (Torrejoacuten 1993 70 Velleman 2004) Los esfuerzos de una precoz poliacutetica linguumliacutestica fueron sin embargo en sentido contrario Las eacutelites criollas buscaron afianzar los nexos entre el espantildeol de ambas orillas a traveacutes del escrutinio de la comuacuten herencia literaria Esto explica la etapa de normativizacioacuten que sufrieron las diferentes variedades del espantildeol americano etapa caracterizada por la publicacioacuten de diccionarios de provincialismos y gramaacuteticas en los que se tomaba como punto de referencia el espantildeol culto hablado y escrito de la peniacutensula ibeacuterica

La identificacioacuten de lengua literaria y norma se mantuvo durante siglos en la mayoriacutea de las lenguas europeas Tal como ha sentildealado Eugenio Coseriu (1991 46ndash 47) todaviacutea en el siglo XIX se confundiacutean los conceptos de correccioacuten linguumliacutestica y ejemplaridad La lengua literaria actuaba como piedra de toque para discernir lo correcto de aquello que no lo era en un proceso semejante al que se produce en las denominadas lenguas de elaboracioacuten Seguacuten Heinz Kloss (1976) una lengua de elaboracioacuten o Ausbausprache se configura a traveacutes de la accioacuten codificadora de diccionarios y gramaacuteticas pero tambieacuten mediante la formacioacuten de un canon de textos literarios Una comunidad linguumliacutestica selec-ciona aquella variedad de entre todas las existentes que encierra un conjunto de valores simboacutelicos y esteacuteticos que la hacen sobresalir del resto de manera que pueda competir con otras variedades y lenguas Los diccionarios permi-ten posteriormente fijar esa variedad que debe erigirse como norma o estaacutendar para que perdure en el tiempo Luis Fernando Lara (1997 23ndash 31) ha estudiado magistralmente la relacioacuten entre el surgimiento de los Estados nacionales y la aparicioacuten de los primeros diccionarios monolinguumles Seguacuten el autor mexicano

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 113

los diccionarios monolinguumles posibilitaron la codificacioacuten de los buenos usos literarios convirtieacutendose estos mismos diccionarios en monumentos linguumliacutesti-cos de un alto valor simboacutelico para los nuevos Estados En el caso de las exco-lonias hispanoamericanas y maacutes concretamente de los primeros diccionarios de provincialismos se aprecia que los textos literarios aducidos son los mismos que se veniacutean utilizando en la lexicografiacutea general espantildeola

La informacioacuten ofrecida por los lexicoacutegrafos debiacutea estar garantizada a tra-veacutes de ciertos procedimientos como el uso de citas literarias ya que la lengua literaria representaba el fundamento mismo de la correccioacuten idiomaacutetica Lara (1997 109) habla de condiciones de validez para referirse a los requisitos que la sociedad exige para asumir como verdadero el acto de habla basado en la res-puesta a una pregunta linguumliacutestica lanzada por el usuario de un diccionario que es el rasgo esencial de toda consulta lexicograacutefica Wiegand y Kučera (1981100ndash 101) por su parte hablan de tres principios de garantiacutea apoyados en las fuentes del diccionario

ndash Principio de corpus (Korpusprinzip) todo diccionario de nueva planta debe basarse en un corpus (entendido como el conjunto de fuentes primarias y secundarias)

ndash Principio de comprobacioacuten de las fuentes (Quellennachweisprinzip) los dicciona-rios deben sentildealar en un iacutendice el conjunto de fuentes consultadas

ndash Principio de testimonio (Belegprinzip) Los diccionarios deben testimoniar cuando sea necesario el uso de cada voz lematizada mediante una indicacioacuten de testimo-nio

Cada principio supone un mayor grado de exigencia con respecto al anterior A estos tres habriacutea que antildeadirle ademaacutes un cuarto principio de garantiacutea que hemos denominado principio de autoridad (Jacinto 2015 40) Se trata de un principio muy semejante al principio de testimonio pero que se diferencia de este uacuteltimo en un hecho el principio de testimonio se basa en una visioacuten des-criptiva de la lengua seguacuten la cual el mero testimonio de uso contemporaacuteneo de una voz es suficiente para incluirla en un diccionario independientemente de la naturaleza de ese testimonio En cambio el principio de autoridad se basa en una visioacuten prescriptiva propia de la lexicografiacutea de siglos pasados seguacuten la cual solo podiacutean admitirse textos autoritativos que avalaran el uso de la voz textos como diccionarios refrendados por instituciones o autores de renombre y sobre todo textos literarios de escritores consagrados admitidos ya en un canon y con una cierta antiguumledad

Como se veraacute en este trabajo los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y de Juan de Arona constituyen obras de transicioacuten en el empleo de ambos princi-pios el de autoridad y el de testimonio la mitad de textos espantildeoles que se citan

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea114

en ellos estaacuten extraiacutedos de obras literarias reconocidas como canoacutenicas y que se publicaron en los siglos XVI y XVII mientras que la otra mitad son obras lite-rarias estrictamente contemporaacuteneas a los autores estudiados Eso no significa sin embargo que ambos lexicoacutegrafos percibieran las citas literarias extraiacutedas de obras contemporaacuteneas como meros testimonios de uso Los escritores espantildeo-les del siglo XIX seguiacutean percibieacutendose como auteacutenticas autoridades

Lo verdaderamente llamativo es que valieacutendose en gran medida de un anti-guo recurso de normativizacioacuten y codificacioacuten linguumliacutestica como es la cita de escritores canoacutenicos Rodriacuteguez y Arona confieren a ese tipo de cita una funcioacuten hasta entonces ineacutedita la funcioacuten contrastiva Es la primera vez en el aacutembito de la lexicografiacutea hispaacutenica que se comparan dos tipos de leacutexico empleando para ello dos clases diferentes de fuentes la fuente literaria local y la fuente litera-ria espantildeola Aunque la competencia de ambos lexicoacutegrafos constituiacutea la base fundamental para considerar o no una voz como chilena o peruana las fuentes escritas representaban en los casos correspondientes la prueba definitiva que les permitiacutean aceptar o rechazar la voz en cuestioacuten Esto constituye ademaacutes un hito en el estudio de los americanismos ya que se utiliza aunque todaviacutea sin el suficiente rigor un enfoque empiacuterico fundamentado en el meacutetodo diferencial- contrastivo

4 Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona ante los americanismos

Sobre el concepto de americanismo han corrido riacuteos de tinta desde que se lle-vara a cabo el estudio fundacional de Ambrosio Rabanales en 1953 Actual-mente la mayoriacutea de los investigadores estaacuten de acuerdo en que dicho concepto no hace referencia a una realidad per se Depende sobre todo de la finalidad del anaacutelisis linguumliacutestico que se realiza Asiacute por ejemplo la definicioacuten de ame-ricanismo puede cambiar si se estudia la historia del espantildeol de Ameacuterica si se confecciona un diccionario orientado a usuarios espantildeoles o si se investiga un determinado dialecto dentro de un paiacutes americano Tal como han destacado Company (2007) o Ramiacuterez Luengo (2017) el concepto de americanismo es dinaacutemico Lo que tienen en comuacuten todas las definiciones de americanismo es su caraacutecter diferencial

Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona trataron de concretar en los proacutelo-gos de sus respectivas obras queacute tipos de voces iban a incluir en la nomencla-tura de su diccionario Para ninguno de ellos el concepto de americanismo es central sino maacutes bien el de chilenismo o el de peruanismo teacuterminos con que sustituiacutean al menos preciso de provincialismo Para Zorobabel Rodriacuteguez lo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 115

que determina la consideracioacuten de una voz o una expresioacuten pluriverbal como chilenismo es su caraacutecter privativo con respecto al uso de Espantildea (Becerra Cas-tro Garrido 2007 74) pese a que el chilenismo en cuestioacuten se emplee en otras naciones hispanoamericanas Becerra Castro Garrido (2007 75) trazan a partir de los datos extraiacutedos del Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez una concepcioacuten gradual de chilenismo seguacuten la cual algunas voces y expresio-nes pluriverbales seriacutean laquomejores exponentesraquo de chilenismos que otros Asiacute la condicioacuten necesaria para Rodriacuteguez seriacutea que la voz no se utilizara en Espantildea aunque otras condiciones frecuentes aunque no necesarias seriacutean que tuvieran un origen indiacutegena sufrieran variacioacuten morfoloacutegica respecto a la voz usada en la peniacutensula o que esta perteneciera a los estratos sociales bajos de Chile

Respecto a Juan de Arona los peruanismos recogidos en su diccionario son el resultado de la observacioacuten directa de las diferencias existentes entre el espa-ntildeol hablado en Peruacute y el hablado en otros lugares (Huisa Teacutellez 2014) por ejem-plo a raiacutez de sus viajes a Chile o Espantildea Arona utilizoacute un criterio de seleccioacuten abierto lo que le permitioacute incluir voces que en principio difiacutecilmente podriacutean definirse como peruanismos En uno de los paratextos de su diccionario indica queacute voces se tendraacuten en cuenta para su tratamiento lexicograacutefico (Arona sf [1883] XXXIII- XXXV)

a) voces derivadas del quechua o de otras lenguas indiacutegenas americanas b) palabras de apariencia completamente espantildeola pero que no se recogen en nin-

guacuten diccionario ni texto espantildeol c) vocablos que se utilizan con maacutes frecuencia en Peruacute que en Espantildea d) palabras corrientes en Peruacute que en Espantildea son arcaiacutesmos o de caraacutecter dialectal e) vocablos adulterados en cuanto al acento o a la ortografiacutea

Para Huisa Teacutellez (2014 121ndash 124) los tipos de unidades leacutexicas seleccionadas como lema son de cuatro tipos voces maacutes frecuentes en Peruacute que en Espantildea voces que compiten con otras usadas en Espantildea voces que son castizas real-mente usadas en algunos dialectos de la peniacutensula peruanismos necesarios El mismo Arona afirma en su proacutelogo (sf [1883] VII) que no le interesan los ame-ricanismos incluidos por Salvaacute seguramente ya bien conocidos en la peniacutensula Tampoco pretende complementar al diccionario acadeacutemico Los diccionarios de Salvaacute de la Academia y de Terreros son obras de referencia que se comple-mentan con las lecturas de textos hispaacutenicos

Lo que Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona comparten es la idea de que una voz por el mero hecho de ser chilenismo o peruanismo no la hace mere-cedora de una condena expliacutecita Ambos incluyeron equivalentes intralinguumliacutes-ticos en sus diccionarios y ejemplificaron su uso por medio de autores claacutesicos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea116

espantildeoles En los siguientes apartados analizaremos las diversas funciones que adquirieron los ejemplos o testimonios de uso aducidos tanto en el Diccionario de chilenismos como en el Diccionario peruanismos

5 Los ejemplos de testimonio del Diccionario de chilenismos y sus funciones

El Diccionario de chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacuteguez es una obra pres-criptiva en la que tanto los ejemplos de uso como la mencioacuten de obras de caraacutec-ter metalinguumliacutestico tienen como finalidad argumentar sobre la conveniencia o no de la voz o expresioacuten tratada en cada artiacuteculo (Avileacutes Rojas 2014) Este recurso argumentativo no es nuevo en absoluto El principio de autoridad que no deja de ser una forma de argumentacioacuten se remonta a la antiguumledad claacutesica y en el caso espantildeol tiene su mayor exponente en una obra publicada durante el siglo XVIII el Diccionario de autoridades (1726ndash 1739) conocido asiacute popular-mente por el uso sistemaacutetico de citas con una funcioacuten de autoridad Podemos leer en el proacutelogo a esta obra

La Academia no es maestra ni maestros los Acadeacutemicos sino unos Jueces que con su estuacutedio han juzgado las voces y para que no sea libre la sentencia se antildeaden los meacuteritos de la causa propuestos en las autoridades que se citan (Diccionario de Autori-dades I XIX [1726])

En efecto las citas se aducen para comprobar si como se deciacutea en el siglo XIX una determinada expresioacuten podiacutea adquirir carta de ciudadaniacutea en el idioma Los primeros repertorios leacutexicos de americanismos eran obras de correc-cioacuten idiomaacutetica al igual que otros diccionarios ya existentes en la peniacutensula (Lozano 2002 Ahumada 2012) Su principal objetivo era condenar el empleo de extranjerismos y neologismos innecesarios pues a menudo reemplaza-ban otras voces arraigadas en espantildeol que se percibiacutean como castizas Para ello se traiacutean citas con una funcioacuten semejante a la que teniacutean las autoridades claacutesicas

Zorobabel Rodriacuteguez escribe su diccionario porque considera que el espantildeol de Chile estaacute repleto de barbarismos tal como se desprende del proacutelogo laquoLa incorreccioacuten con que en Chile se habla i escribe la lengua espantildeola es un mal tan generalmente reconocido como justamente deploradoraquo (1875 VIII) Pre-tende prestar asiacute un servicio a la nacioacuten para que los hablantes puedan distin-guir queacute palabras son propias del espantildeol y cuaacuteles no

Asiacute ya en adelante no tendraacute disculpa el escritor que como casi todos hasta ahora sin otro guia que su instinto i juzgando de los vocablos por el aspecto subraye i haga

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 117

publicar en bastardilla como provinciales muchas cosas que son de la mas lejiacutetima cepa espantildeola i vice- versa deacute paso franco como si fuesen castizas a otras que vienen en liacutenea recta del quichua o del araucano o de ninguna parte porque son disparates de tomo i lomo (Rodriacuteguez 1875 IX)

lsquo[el diccionario] podraacute prestar servicios no despreciables a aquellos de nuestros paisa-nos que deseen perfeccionarse en el arte de hablar i escribir con pureza i correccioacuten su idioma (Rodriacuteguez 1875 X)rsquo

Avileacutes y Rojas (2014 149) analizan partiendo de la teoriacutea de Toulmin (2007) la estructura argumentativa de los artiacuteculos del Diccionario de chilenismos en los que a modo de pequentildeas monografiacuteas leacutexicas se someten a juicio las palabras seleccionadas por el lexicoacutegrafo mediante pruebas que permiten demostrar si su uso puede considerarse correcto o no Las clases de datos que funcionan para comprobar o refutar la correccioacuten de las voces es resumida por los autores de la siguiente manera (2014 151)

Comprobaciones laquoEs censurable porquehellipraquo

1 laquohellip estaacute asociado principalmente al vulgoraquo

2 laquohellip el DRAE ya registra otro teacutermino equivalente que no es provincialismoraquo

3 laquohellip no ha sido usado por autores literarios espantildeolesraquo

4 laquohellip es un extranjerismo sustituible por un teacutermino castizoraquo

5 laquohellip es ajeno a las reglas gramaticales del idiomaraquo

Refutaciones laquoEs aceptable porquehellipraquo

1 laquohellip lo registra el DRAE y en realidad no es provincialraquo

2 laquohellip lo usan autoridades literarias (espantildeolas o americanas)raquo

3 laquohellip satisface una necesidad denominativaraquo

4 laquohellip se ajusta a las reglas gramaticales del idiomaraquo

Se parte del hecho de que todos los provincialismos recogidos por Zorobabel son sospechosos de impropiedad linguumliacutestica Por tanto es necesario compro-bar si dicha sospecha estaacute fundada o si por el contrario es necesario refutarla Un provincialismo no es condenable por el mero hecho de serlo Solo si estaacute asociado al vulgo o si sustituye una voz castiza deberaacute llevarse a cabo su repro-bacioacuten Por el contrario si la voz ya estaacute registrada en el diccionario acadeacutemico o en otros repertorios espantildeoles o si estaacute documentada en textos escritos por autores de renombrada fama el provincialismo se admitiraacute como propio de la lengua espantildeola ya sea porque no se trata de un verdadero provincialismo o porque el uso de los escritores como modelo de personas instruidas confirma

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea118

que se trata de una expresioacuten necesaria o construida seguacuten las reglas gramati-cales del espantildeol

Los fundamentos en los que se apoya Zorobabel Rodriacuteguez para emitir su juicio son tres 1) su propia competencia linguumliacutestica 2) las gramaacuteticas los dic-cionarios y ensayos linguumliacutesticos sobre el espantildeol americano 3) los textos espe-cialmente literarios extraiacutedos de autores espantildeoles chilenos o de otros paiacuteses En cuanto a la competencia linguumliacutestica es la que le permite al lexicoacutegrafo dis-criminar aquellas voces que van a ser estudiadas y las que no Ademaacutes hay casos en los que su competencia basta para condenar o absolver la voz estu-diada incluso en contra de otras evidencias halladas en los textos como se veraacute maacutes adelante En segundo lugar las obras de naturaleza metalinguumliacutestica como los diccionarios sobre todo el acadeacutemico (ediciones de 1852 y 1869) la Gramaacutetica de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847) de Andreacutes Bello o las Apuntaciones escritas sobre el lenguaje bogotano (1867ndash 1872) de Rufino Joseacute Cuervo se aducen como obras sancionadoras del buen uso aunque yerren en no pocas ocasiones De hecho los usos documentados en los textos pueden contradecir lo afirmado en las obras metalinguumliacutesticas Es la autoridad de los escritores la que se utiliza como criterio definitivo para emitir una sentencia concreta acerca de la voz analizada Es necesario advertir sin embargo que los autores chilenos carecen del valor de autoridad que siacute poseen los escritores espantildeoles debido a la concepcioacuten monoceacutentrica del espantildeol que se teniacutea en el siglo XIX

En el Anexo 1 de este trabajo se ha incluido una noacutemina en la que se identifi-can todos los autores de obras literarias citados en el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez Estaacuten clasificados en tres grupos a) autores chilenos b) autores no chilenos ni espantildeoles c) autores espantildeoles Junto a sus nombres se indican las obras citadas y el nuacutemero de artiacuteculos en los que aparecen men-cionados En nuestro estudio hemos contabilizado 43 autores chilenos ade-maacutes de 35 documentos de caraacutecter anoacutenimo No hay un geacutenero literario que prevalezca sobre los demaacutes Entre los autores citados se encuentran poetas como Bernardino Guajardo novelistas como Alberto Blest Gana periodis-tas como Isidoro Erraacutezuriz historiadores como Miguel Luis de Amunaacutete-gui juristas como Juan Egantildea y militares como Joseacute Miguel de la Barra La inmensa mayoriacutea de los textos chilenos citados pertenecen al siglo XIX Una de las pocas excepciones la encontramos en la cita del llamado Primer Libro Becerro del Cabildo de Santiago (1541) (s v chacra) considerado el documento castellano maacutes antiguo de lo que hoy es Chile y tambieacuten en las referencias a Pedro de Ontildea autor de El Arauco domado (1596) (s v estero y hostigar) El nuacutemero total de veces en que son citados autores chilenos asciende a 364

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 119

Los maacutes mencionados son el propio Zorobabel (en 57 artiacuteculos)1 que recurre a distintas obras suyas indicadas en el anexo 1 aunque la maacutes citada es sin duda su novela La cueva del loco Eustaquio el poeta Bernardino Guajardo (en 56 artiacuteculos) el maacutes popular entre sus contemporaacuteneos (Rojas 2015 109) el poliacutetico escritor e historiador Benjamiacuten Vicuntildea Mackenna (en 54 artiacutecu-los) Alberto Blest Gana conocido como el padre de la novela chilena (en 23 artiacuteculos) y Joseacute Joaquiacuten Vallejo Borkoski escritor que firmaba sus obras con el seudoacutenimo de Jotabeche (en 20 artiacuteculos) Por tanto los cinco autores maacutes citados con 210 citas suponen el 57 del total de citas de autores chilenos Ademaacutes existe una referencia frecuente bajo la denominacioacuten de El Hueacuterfano (en 28 artiacuteculos) que Rodriacuteguez califica de novela anoacutenima (s v albazo) y de novela de costumbres (s v aguacharse) Aunque Becerra Castro y Garrido (2007 65) afirman que bajo la curiosa denominacioacuten de Hueacuterfano Zorobabel Rodriacuteguez haciacutea referencia a obras de caraacutecter popular y anoacutenimo lo cierto es que se trata a todas luces de la novela titulada El hueacuterfano escrita por Daniel Barros Grez tal como nos ha confirmado amablemente Dariacuteo Rojas una obra publicada en forma de folletiacuten a partir de 1871 y que nuestro lexicoacutegrafo sin duda debiacutea de conocer

Encontramos tambieacuten el nombre de 32 escritores que no son chilenos ni espa-ntildeoles Son mencionados en un total de 102 ocasiones Su presencia en esta obra se justifica por el hecho de que Zorobabel Rodriacuteguez a menudo no solo estudia el chilenismo en cuestioacuten sino tambieacuten su extensioacuten fuera de Chile trataacutendose por tanto de un verdadero americanismo es decir una expresioacuten linguumliacutestica que sobrepasa las fronteras de un uacutenico paiacutes hispanoamericano y que sin embargo no se utiliza en Espantildea Peruacute es el paiacutes mejor representado debido a que Juan de Arona criticado con frecuencia por Zorobabel es citado en 41 artiacuteculos Tam-bieacuten se citan autores de Venezuela Meacutexico Colombia y Argentina siendo un argentino el poeta Hilario Ascaacutesubi el maacutes mencionado tras Arona (en 15 oca-siones) seguido por el novelista colombiano Jorge Isaacs (en 6 ocasiones) que incluyoacute un glosario de provincialismos al final de su novela Mariacutea (1867) y que

1 Sobre el nuacutemero elevado de veces que Zorobabel Rodriacuteguez se cita a siacute mismo el pro-pio autor reconoce defendieacutendose de aquellos que podriacutean acusarlo de vanidoso laquoLa obra de hallar un ejemplo para cada chilenismo es larga i nosotros no podiamos dedicarle mas que algunos momentos De ahiacute que tomaacutesemos las citas que teniacuteamos mas a mano i iquestcuaacuteles habiacuteamos de recordar mejor que las que ocurrian en nuestros escritos Por otra parte ridiacutecula vanidad seria la de buscar gloria en una exhibicioacuten de los propios pecadosraquo (Rodriacuteguez 1875 IX)

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea120

el mismo Zorobabel reconoce haber consultado (s v contra) Otros autores en su origen al menos de lengua no espantildeola son Alejandro Dumas (se cita la tra-duccioacuten publicada en El Ferrocarril de la novela La San Felice (s v liacutevido)) Alcide DrsquoOrbigny (se cita el texto franceacutes Voyage dans lrsquoAmeacuterique Meacuteridionale 1834ndash 1847 para ilustrar las voces raudal y sentildeorita) Claudio Gay (aunque franceacutes residente muchos antildeos en Chile y autor de la Historia fiacutesica y poliacutetica de Chile 1844 obra citada para ilustrar teacuterminos referentes a entidades zooloacutegicas y botaacute-nicas de Chile como el mitoloacutegico chonchoacuten la especie de ratoacuten llamado laucha el arbusto palqui o la legumbre denominada poroto) el portugueacutes Pedro Joseacute da Fonseca (s v partes) o las Memorias del general Guillermo Miller traducidas al espantildeol por el general Torrijos (s v palangana - ada) No se tienen en cuenta en este trabajo a lexicoacutegrafos de lengua no espantildeola

Finalmente identificamos el nombre de 95 autores espantildeoles citados en 282 ocasiones Para este grupo de escritores se pueden distinguir dos funciones fun-damentales testimoniar en la peniacutensula ibeacuterica la misma voz usada en Chile al menos en cuanto al significante en segundo lugar mostrar el equivalente intralinguumliacutestico aplicando asiacute el meacutetodo que hoy conocemos como diferencial- contrastivo

Con el fin de comprobar la distribucioacuten del nuacutemero de autores seguacuten su nacionalidad y su presencia en los artiacuteculos del Diccionario de chilenismos pue-den consultarse los graacuteficos 1 y 2 que se muestran a continuacioacuten

4332

95

Autores chilenos Autores no chilenos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Chilenismos

Graacutefico 1 Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Chilenismos

121Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona

Como puede verse en ambos graacuteficos Zorobabel Rodriacuteguez consultoacute un nuacutemero considerable de escritores espantildeoles para comprobar el uso de una voz en la peniacutensula o para mostrar el equivalente del vocablo chileno al otro lado del Atlaacutentico Sin embargo nuestro autor no los explota con la misma frecuen-cia con que cita a escritores de Chile Casi el 50 de las citas corresponden a autores de su propio paiacutes Tal como veremos a continuacioacuten en un gran nuacutemero de ocasiones las citas de los autores nacionales sirven para testimoniar el uso laquoviciadoraquo de una determinada voz En cuanto a las citas de otros autores que no son chilenos ni espantildeoles estas suponen un 13 del total Aunque suponga una cantidad reducida comparada con el nuacutemero de citas de autores chilenos o espantildeoles debe valorarse este hecho como un dato meritorio por tratarse de citas que permiten muchas veces ejemplificar el uso de un presunto chilenismo fuera de las fronteras de Chile lo que implica la puesta en praacutectica de un meacutetodo diferencial no solo respecto a Espantildea sino tambieacuten a otros paiacuteses limiacutetrofes

En relacioacuten con los autores espantildeoles que como ya dijimos ascienden a un nuacutemero de 95 citados en 282 ocasiones lo que supone el 38 del total de citas consideramos de gran intereacutes analizar en detalle si los usos descritos a traveacutes de ellos se corresponden a empleos contemporaacuteneos o bien a usos del pasado Seriacutea erroacuteneo en nuestra opinioacuten deducir la existencia de un canon literario en el diccionario ya que en todo caso solo podriacutea hablarse de un canon disponi-ble de obras y no de un canon organizado intencionadamente por Zorobabel

49

13

38

Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Chilenismos

Autores chilenos

Autores no chilenos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Graacutefico 2 Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Chilenismos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea122

Sin embargo aunque resulte complejo hablar de canon literario o incluso de corpus en un sentido moderno el anaacutelisis de los ejemplos lexicograacuteficos puede ayudarnos a comprender el valor que Zorobabel dio a los autores coetaacuteneos con respecto a los autores del pasado Veamos queacute datos arrojan los ejemplos del Diccionario de chilenismos extraiacutedos de autores espantildeoles (graacuteficos 3 y 4)

5

2116 15

43

AUTORES MEDIEVALES

AUTORES DEL SIGLO XVI

AUTORES DEL SIGLO XVII

AUTORES DEL SIGLO XVIII

AUTORES DEL SIGLO XIX

Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Graacutefico 3 Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Autores medievales2

Autores del siglo XVI

31

Autores del siglo XVII

17

Autores del siglo XVIII

16

Autores del siglo XIX

34

NUacuteMERO DE CITAS DE AUTORES ESPANtildeOLES POR SIGLO

Graacutefico 4 Nuacutemero de citas de autores espantildeoles por siglo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 123

Del graacutefico 3 podemos extraer los siguientes datos los autores del siglo XIX suponen sin lugar a duda la mayoriacutea del total de escritores citados Junto a los autores de la Ilustracioacuten estos alcanzan el nuacutemero de 58 En cambio los auto-res medievales y de los Siglos de Oro solo llegan a 42 No obstante si vemos su presencia en el nuacutemero de artiacuteculos en que los hallamos vemos tal como se visualiza en el graacutefico 4 que el 50 de los ejemplos estaacuten extraiacutedos de obras correspondientes a los Siglos de Oro y en un porcentaje meramente simboacute-lico tambieacuten de obras medievales iquestCoacutemo deben interpretarse estos datos Tal como recogemos en otro trabajo (Jacinto 2012 494) a mediados del siglo XIX se produce un cambio en el modo de concebir la funcioacuten de los ejemplos Ya no proceden uacutenicamente de los buenos escritores que publicaron en la edad dorada de la literatura espantildeola los siglos XVI y XVII En las obras lexicograacuteficas del siglo XIX los ejemplos ilustran cada vez maacutes el uso contemporaacuteneo de las voces lematizadas Esto es lo que podemos ver precisamente en el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez Como obra prescriptiva auacuten se habla en ella de autoridades y se utiliza con frecuencia el verbo autorizar El concepto de autoridad va modificaacutendose al mismo tiempo que cambian la sociedad y sus valores esteacuteticos y va incluyendo a los propios escritores contemporaacuteneos Desde un punto de vista actual podemos afirmar sin embargo que el hecho de que progresivamente se vayan considerando autoridades a un nuacutemero mayor de escritores implica precisamente la devaluacioacuten de este concepto lo que supon-draacute ya avanzado el siglo XX que se reemplace por el principio de testimonio

Una vez analizada desde un punto de vista cuantitativo la proporcioacuten de autores seguacuten criterios geograacuteficos y cronoloacutegicos pasaremos a describir las diferentes funciones que los ejemplos lexicograacuteficos basados en textos reales asumen en el Diccionario de chilenismos

51 Los testimonios de uso chilenos como antiejemplos lexicograacuteficos

Al comienzo del presente estudio se explicoacute que el ejemplo lexicograacutefico es un componente formal que adapta su funcioacuten al propoacutesito genuino del diccionario en el que se encuentra En el caso del Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez son las palabras del autor las que por doquier y por medio de un lenguaje no estandarizado ni condensado aclaran la finalidad del ejemplo pre-sente en los artiacuteculos La funcioacuten que encontramos con mayor frecuencia es la de aquellos testimonios de uso chilenos presentados como antiejemplos esto es como modelo de lo que no debe decirse seguacuten la concepcioacuten normativa del lexicoacutegrafo funcioacuten entre otras que ha sido ya analizada por Dariacuteo Rojas

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea124

(2015 109) Los escritores chilenos son traiacutedos a menudo para condenar alguna palabra usada por ellos mismos Es el caso de abalear que se utiliza con otro significado en Espantildea Mientras que en Chile se corresponderiacutea con la palabra espantildeola tirotear en Espantildea abalear significa lsquoseparar el trigo de la pajarsquo Zoro-babel Rodriacuteguez cita a Valentiacuten Murillo y maacutes concretamente su obra Viacutectima del honor (1871)

Asiacute debe serhellip I es mui justo Miren que estar en un tris que a uno lo abaleen es para quedar con urisma (aenurisma)

Y antildeade Zorobabel

No estando este chilenismo justificado por la necesidad ni disculpado por el uso de las personas ilustradas dariacuteamos de buena gana nuestro voto por que fuese cuanto aacutentes pasado por las armas

Vemos coacutemo Zorobabel no le atribuye al testimonio literario ninguacuten valor de garantiacutea de buen uso De hecho se lamenta de que incluso las personas ilustra-das de su paiacutes empleen mal la lengua espantildeola Otro caso prototiacutepico lo halla-mos al tratar el artiacuteculo dedicado a reasumir y resumir verbos que con mucha frecuencia se confunden Observa dicha confusioacuten no solo en autores chilenos como en Vicuntildea Mackenna en su Diego Portales (1863) sino tambieacuten en auto-res espantildeoles como Diego Duraacuten en el proacutelogo de su Coleccioacuten de romances castellanos (1859) Tras poner dos antiejemplos Rodriacuteguez propone dos citas en las que siacute se utilizan los verbos reasumir y resumir en su correcta acepcioacuten citas extraiacutedas de Manuel Joseacute Quintana Vida de Balboa (incluido en la obra Vida de espantildeoles celebres 1807) y de Juan de Ercilla La Araucana (1569)

Enciso a quien por el tiacutetulo de alcalde mayor que tenia de Ojeda competia el mando en su ausencia lo reasumioacute i ordenoacute dar la vela para Urabaacute

Quintana ndash Vida de Balboa

Pido que atenta oreja me sea dadaQue el cuento es grave i atencioacuten requierePara que con curiosa i faacutecil plumaLos hechos de estos baacuterbaros resuma

Ercilla ndash Araucana

Otro caso es el de la voz donde cuando se usa en sentido de lsquoen casa dersquo Se trata de una expresioacuten usada de manera coloquial tanto por espantildeoles como por americanos Eacutel mismo escribe lo siguiente

Cuando llegueacute donde dontildea Mercedes se ocupaba en rizar con una bombilla de plata los negros i abundantes cabellos de una nintildea

Z Rodriacuteguez ndash Loco Estaquio

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 125

Zorobabel propone soluciones presentes en autores medievales o claacutesicos como el Conde Lucanor (s XIV) La Celestina (1499) el padre Sciacuteo o Cervantes para ver coacutemo expresar la idea de dirigirse a la casa de alguien evitando el uso de donde

Dieacuteronle una carta que le enviaba el arzobispo su tio en que le facia saber que estaba mui doliente et que le enviaba a robar que si le queriacutea ver vivo que fuese luego para eacutel

Conde Lucanor

Vente conmigo delante Calisto oiraacutes maravillasFernando de Roacutejas ndash Trajicomedia de Calisto y Melibea

iquestPor queacute no te vas al padre que te criacuteoGranada

Venian a eacutel todas las jentesP Scio ndash Traduccion de San Marcos

Se fueacute a eacutel abierto los brazosCervantes

En el caso de la voz teodolito Valentiacuten Gormaz en sus Correcciones lexigraacuteficas sobre la lengua castellana en Chile (186) autor al que Zorobabel corrige muy a menudo (Rojas 2015 104) utiliza el teacutermino en femenino teodolita Zorobabel argumenta en contra de este uso teniendo en cuenta su etimologiacutea y el uso de laquola jente instruidaraquo Por otra parte se condena la colocacioacuten elaborar pensamientos o elaborar ideas en lugar de concebir pensamientos o ideas Se testimonian por medio de antiejemplos extraiacutedos de Amunaacutetegui y de Catalina

Como se sabe las ideas que elaboran los cerebros humanos son muchas i de distintas clases etc

Amunaacutetegui ndash Juicio criacutetico de Guillermo Matta

Pero ni su cabeza ni su corazon (habla de la mujer) estaacuten de ordinario preparados para elaborar esos pensamientos elevados para dirijir esos sentimientos nobles

Catalina ndash La mujer

Zorobabel Rodriacuteguez se critica muchas veces a siacute mismo por ejemplo cuando usa la voz paacutempano para referirse a los pequentildeos racimos que quedan en los sarmientos despueacutes de haber hecho la vendimia

Arrepentidos de haber cometido un tan garrafal disparate la primera vez que publi-camos la composicioncilla titulada El pajarero (aun cuando enmendamos la pampiro-lada en la insercion que hicimos de ella en el primer tomo de la Miscelaacutenea poniendo racimos donde deciacutea paacutempanos) copiaremos aquiacute la estrofa en su primera forma en penitencia i para ejemplo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea126

De pieacute sobre un andamio improvisadoEn medio de la vintildea grita roncoUn mancebo jentilEspantando los paacutejaros que chupanEl codiciado jugo que atesoranLos paacutempanos de abril

En Espantildea en efecto el paacutempano es el sarmiento verde el pimpollo de la vid

52 Testimonio aprobado

Otras veces en cambio el chilenismo usado por un autor chileno es indultado Es el caso de abastero No hay un equivalente castizo en el Diccionario de la Academia Zorobabel trae el testimonio del poeta de Santiago Bernardino Guajardo y despueacutes antildeade

Caacuteese de su peso que no teniendo la palabra de que se trata sinoacutenimo castellano no hai por queacute condenarla Por otra parte su uso se ha hecho tan general que a pesar de cuantas sentencias de proscripcioacuten se pronunciasen contra ella sabria conservar su puesto i mantenerse en sus trece

Por otro lado Ajiacute es un americanismo y ajiaco un verdadero chilenismo que significa lsquopicantersquo Para comprobar que ajiacute significa solo lsquopimientorsquo y no lsquosalsa que se hace con pimientosrsquo como dice la Academia Zorobabel trae el ejemplo del peruano Manuel A Fuentes (Murcieacutelago) Cancioacuten nacional

Todo buen mandatario nos soplaVeinte mil lavativas de ajiacuteI nos canta i recanta esta coplaYa sois libres i gracias a miacuteiexclIhellip ihellip ihellip ihellip

Manuel A Fueacutentes (Murcieacutelago) ndash Cancion nacional

En la novela El Hueacuterfano se usa desgraciarse en forma reflexiva con el sentido de malograrse El lexicoacutegrafo chileno reconoce que es una forma castiza aunque en boca del vulgo parece adquirir mala fama Tambieacuten incluye a Juan de Arona quien en su obra Poesiacuteas peruanas en la lista de peruanismos que hay al final de su obra incluye la palabra sereno lsquopersona que ronda de nochersquo Zorobabel no incluye ejemplo castellano pero le basta su competencia para saber que esa voz se utiliza tanto en Espantildea como en Chile Por tanto Zorobabel no condena el uso de la voz Lo que hace es criticar el hecho de que Arona lo considere un peruanismo cuando en realidad se utiliza a ambos lados del oceacuteano

iquestPara queacute mozo de cordel pinche de cocina o destripaterrones de Espantildea seria un miste-rio el sentido de estos versos del sentildeor Arona

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 127

No turba aquiacute mi suentildeo con su gritoSereno atroz que por cantar maullaNi me crispa los nervios el malditoSilvido horripilante de su pito

Poesiacuteas peruanas

53 Testimonio espantildeol que corrige una fuente metalinguumliacutestica

A Rufino Joseacute Cuervo una de las principales autoridades metalinguumliacutesticas res-petadas por Zorobabel se le critican algunas explicaciones por medio del tes-timonio de alguacuten autor espantildeol como por ejemplo en el artiacuteculo dedicado a amarrar A propoacutesito de cara amarrada (s v amarrar) Cuervo dice que debe decirse cara entrapajada Pero el colaborador de Zorobabel Fernando Paulsen2 le advierte del error diciendo que en realidad se dice cara vendada Y antildeade

Confirma la opinion de nuestro amigo el siguiente pasaje de Cervaacutentes laquoAdemas estaba mohino i melancoacutelico el mal ferido D Quijote vendado el rostro i sentildealado no por la mano de Dios sino por las untildeas de un gatoraquo etc (Quijote)

Zorobabel corrige tambieacuten a Baralt que afirma que el verbo resentirse es un galicismo Sin embargo afirma que laquotal uso se haya autorizado por mui doctos i castizos escritoresraquo Y antildeade ejemplos de Puigblanch Opuacutesculos gramaacutetico satiacute-ricos contra Villanueva (1832) Hermosilla Juicio criacutetico (1840) Escosura Com-pendio de la Historia de Espantildea (1806) y Sicilia Ortografiacutea y prosodia (1832)

Su lenguaje se resiente de su provinciaPuigblanch ndash Opuacutesculos gramaacutetico satiacutericos contra Villanueva

La oda al nacimiento de don Antonio Castilla i la otra al capitan Alava se resienten de la edad en que se escribian

Hermosilla ndash Juicio criacutetico

El testamento de Alfonso se resintioacute de su caraacutecter inconstante i vaacuterioJeroacutenimo de la Escosura ndash Compendio de la Historia de Espantildea

Resultando de aquiacute que la primera no se resienta del golpe o caida del acento sobre su inmediata

Sicilia ndash Ortografiacutea i Prosodia

2 Fernando Paulsen ayudoacute a nuestro lexicoacutegrafo en la recopilacioacuten de chilenismos laquoacopiando durante antildeos una multitud de observaciones sobre los vicios de nuestra hablaraquo (Rodriacuteguez 1875 XI) informacioacuten que puso desinteresadamente en manos de Zorobabel Rodriacuteguez De ahiacute las numerosas menciones a Paulsen en gratitud por haberle suministrado esas observaciones sobre el habla de Chile

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea128

54 Antiejemplo espantildeol

En maacutes de una ocasioacuten Zorobabel se atreve a corregir partiendo de su pro-pia competencia linguumliacutestica el uso expresado por alguacuten autor castellano Nada menos que Cervantes es amonestado por el autor del Diccionario de chilenismos por usar la palabra bandada aplicaacutendola a un grupo de conejos y no de paacutejaros como dice el diccionario acadeacutemico

Hay por lo tanto impropiedad en el empleo que hace Cervaacutentes de bandada en el siguiente pasaje

Esles de particular entretenimiento i gusto (a los habitantes de los campos) ver en los frescos e intrincados setos cruzar las bandadas de conejos i en los prados las medrosas liebres

Cervaacutentes ndash Diaacutelogo entre Sillenia y Selanio

Poetas que son tanto espantildeoles como americanos suelen usar mal el adjetivo blondo al cual le dan el sentido de lsquorizadorsquo cuando en realidad seguacuten su eti-mologiacutea germaacutenica significa lsquoamarillorsquo o lsquorubiorsquo El antiejemplo se extrae de un autor espantildeol Meleacutendez Valdeacutes laquoI vaya una muestra sacada de entre los eminentes del parnaso espantildeolraquo

Tu vellon nevadode ricitos llenocual de blonda sedaCuidadoso peino

Meleacutendez Idilio II

55 Ejemplos espantildeoles con funcioacuten contrastiva

Las citas maacutes interesantes son sin duda las que se traen para describir esas pequentildeas diferencias existentes entre los usos americanos y espantildeoles ya sea porque tienen significado distinto o bien porque las expresiones que se con-trastan variacutean en alguacuten detalle Por ejemplo en Chile se dice caer en cuenta Cervantes y Ochoa autorizan en cambio caer en la cuenta

Decimos [caer en cuenta] cuando lo propio seria caer en la cuenta Siguiendo el ejemplo de los claacutesicos i buenos escritores de la lengua que nunca han dicho de otra suerte

Si eacutel cae en la cuenta de que te ha hecho algun agravio te lo sabraacute i te lo querraacute pagar i satisfacer con muchas ventajas

Cervantes ndash Quijote

Con esta cansada repeticioacuten de asonancias caeraacuten en la cuenta del grave defecto que aquiacute sentildealo los que no son mui sensibles a esa especie de martilleo

Ochoa ndash Pariacutes Loacutendres i Madrid

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 129

En Chile caraacutetula significa lo mismo que lsquoportada de un librorsquo Bretoacuten de los Herreros lo usa en cambio con el significado de lsquomaacutescararsquo lsquocaretarsquo

Ni ya con la frecuencia que soliaDel alma virtud al rostro se acomodaCaraacutetula falaz la hipocresiacutea

Bretoacuten ndash Desverguumlenza

En el paiacutes chileno se dice cargar donde en Espantildea se diriacutea traer (con un testimo-nio de Manuel Joseacute Quintana)

Andaban los hombres generalmente desnudos las mujeres traian unas mantillas de algodon desde la cintura hasta la rodilla

Quintana ndash Vida de Balboa

En Chile un cartucho es lo que en Espantildea comuacutenmente un cucurucho lsquopapel enrollado de forma coacutenicarsquo voz testimoniada en Hartzenbusch y Bretoacuten de los herreros

En sentildeal de tu boda le llevareacute un cucurucho de dulces de calabazaHartzenbusch ndash La coja i el encojido

Ai de cuantos poemas cucuruchosHaraacute el tendero i cuanto i cuanto chirloPreparan el raton i la polillaA maacutes de una rimada maravilla

Breton ndash Desverguumlenza

hellip iquestPuedo saberQueacute encierra ese cucuruchondash Son bombones capuchinasAlmendras garrapintildeadasYemas acarameladasI pastillas superfinas

Id ndash Marcela

En el habla chilena se usa hacerse del rogar Zorobabel afirma que el artiacuteculo laquoredunda en esta fraseraquo y ofrece un testimonio de Maloacuten de Chaide Tratado de la Magdalena (1588)

Si se hace de rogar algunas veces es por no concedernos la merced que le pedimosMalon de Chaide ndash Tratado de la Magdalena

Tambieacuten hay usos contrastivos de autores hispanoamericanos no chilenos Arona sirve para ilustrar la voz cancha que en Chile significa lsquopatiorsquo o lsquolugar de aparejorsquo (incluso lsquolugar de juegorsquo que Covarrubias da el nombre de trinquete) y que significa lo mismo en Argentina (ilustrado con los versos de Ascaacutesubi)

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea130

pero que en Peruacute significa lsquomaiacutez tostadorsquo tal como se muestra a traveacutes de los versos de Arona

Cielito cielo eso siacuteEstamos en nuestra canchaI hemos de desempentildearnosMucho mejor que en Cagancha

Cielito gaucho

iexclViva la chica que ensanchaLos aacutenimos apocadosiexclI viva la chomba anchaI viva tambien la canchaQue es pan comido a puntildeados

Juan de Arona ndash Poesiacuteas peruanas

El artiacuteculo dedicado al verbo pararse es uno de los mejores ejemplos en el que el verbo chileno se ilustra con varios testimonios de autores de Chile como Garciacutea Goyena Moiseacutes Vargas Lances de noche buena (1865) Zorobabel Loco Eustaquio (1863) y tambieacuten autores espantildeoles como Moreto El valiente justi-ciero (1657) Goacutemez Hermosilla La Iliacuteada (1831) Cervantes Quijote (1605) y el Diccionario de la Academia Los autores espantildeoles se citan para mostrar los equivalentes peninsulares (alzarse donde un chileno diriacutea pararse)

Hiere con la mano el sueloPaacutera el rabo pequentildeuelo

Garciacutea Goyena

Por aquiacute un gentleman fashionable de grandes cuellos paradosMoises Vaacutergas ndash Lances de noche buena

Senteacuteme yo sobre el tronco caido de la parra i ella a mis pies i sobre el pastohellip ndash iquestSabes amigo que quisiera pararme [ponerme en pie] i volverme a casa sin hablar contigo una palabra

Z Rodriacuteguez ndash Loco Eustaquio

Al cabo de cortos cortos instantes se paroacute de su asientoA Blest Gana ndash Martiacuten Rivas

No me interrumpaacuteis gritoacute con su voz mas agria i pinieacutendose en guardia como un gallo a quien se le paran todas las plumas

Pariacutes en Ameacuterica ndash Traduccioacuten de D Domingo Arteaga Alemparte

La prominente orejaPaacutera i escucha atentoA Lozano ndash Gran duelo de la Patria

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 131

Luego tumbaCosme HermidaiexclCuaacutel retumbaSu caidaI el se paraiexclSuerte raraCon la caraMal herida

[Mora] La Caza

Aacutelzese el buen AguileraMoreto ndash El valiente justiciero

Alzoacutese graveEl hijo de Laeacutertes i los ojosFijos en tierra sin alzar la vistaParado estaba i sin hablar i el cetro etc

Goacutemez Hermosilla ndash La Iliada

Alzando el pastor la cabeza se puso lijeramente en pieCervantes ndash El Quijote

Era la mula asombradiza i al tomarla del freno se espantoacute de manera que alzaacutendose en los pies dioacute con su duentildeohellip en el suelo

(Id Id)

El lomo o extremo de la chimenea que se suele formar de una teja vuelta hacia abajo o de dos tejas o ladrillos empinados que forman un aacutengulo

Diccionario de la Academia

56 Testimonios de usos arcaicos o modernos en espantildeol que siguen en uso en Chile

En el artiacuteculo dedicado a la preposicioacuten de Zorobabel aconseja la consulta de obras metalinguumliacutesticas como el Fundamento del vigor y elegancia de la lengua castellana (1791) de Gregorio Garceacutes y el Diccionario de galicismos (1855) de Rafael Mariacutea Baralt No obstante va a aprobar varios usos chilenos de la pre-posicioacuten de por medio de usos arcaizantes del espantildeol peninsular Por ejemplo Santa Teresa escribioacute laquoDe que vi que era imposible ir a donde me matasen por Dios ordenamos (un hermano y yo) ser ermitantildeosraquo Zorobabel afirma que en nada es diferente respecto al uso contemporaacuteneo mostrado por el chileno Ber-nardino Guajardo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea132

Se le acercoacute por ideael malvado basiliscoy de que dijo un pellizcoiexclai iexclai iexclai dijo la fea

Tambieacuten justifica el uso de de noacute que equivaldriacutea a en caso de que no puesto que en Cervantes encuentra a menudo el giro donde no Lo justifica diciendo laquoNo tenemos a la mano ningun ejemplo de los claacutesicos que autorice la construccioacuten en que nos estamos ocupando pero encontrando en ella el mismo eneacuterjico laconismo que en las equivalentes donde noacute y si noacute tan del gusto de Cervantes no nos atrevemos a condenarlasraquo

Critica a Juan de Arona como hace en numerosas ocasiones por incluir la voz quebrada en la lista de peruanismos de sus Poesiacuteas peruanas Sin embargo lo encuentra en autores claacutesicos como Cervantes y Ercilla e incluso en autores modernos como Quintana

En aquel mesmo instante parecioacute por entre una quebrada de una sierra que salia donde ellos estaban el mancebo que buscaba

Cervaacutentes ndash Quijote

Por una espesa i aacutespera quebradaQue en medio de dos lomas se haciaLa baacuterbara canalla etc

Ercilla ndash La Araucana

El suelo aacutespero en unas partes i en otras cerrado de aacuterboles i de maleza no se dejaba hollar sino por las quebradas que los arroyos haciacutean

Quintana Vida de Francisco Pizarro

Tambieacuten critica a Salvaacute por calificar esta voz de americana y darle el sentido de lsquoramblarsquo laquoNi en el Peruacute ni en Chile la hemos oido usar en tal sentidoraquo

El adjetivo leiacutedo ya se deciacutea en los Siglos de Oro de aquel que habiacutea leiacutedo muchos libros Viene autorizada por la praacutectica de los buenos escritores como afirma Zorobabel y lo autoriza con un ejemplo del Quijote

[hellip] al cabo de los cuales habia vuelto a su lugar con opinion de mui sabio y mui leido

Reconoce Zorobabel que balbucear no se encuentra ni en los diccionarios ni en laquolos escritores de los buenos tiempos de la lenguaraquo Pero es de uso muy extendido complementando al verbo balbucir (se dice indistintamente balbu-ceaba o balbuciacutea pero hoy diacutea nadie diriacutea balbuzo o balbuzco) Balbucear no lo registra todaviacutea la Academia hecho que critica el conocido lexicoacutegrafo espantildeol Joseacute Ramoacuten Domiacutenguez pero estaacute documentado en laquonumerosos pasajes de los

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 133

maestros de la lengua acreditando su existencia i limpieza de sangreraquo Aparecen citadas las autoridades de San Juan de la Cruz y Ercilla

I todos cuantos vagande ti me val mil gracias refiriendoi todas mas me llagani deacutejame muriendoun nosequeacute que queda balbuciendo

San Juan de la Cruz Canciones

El balbucir de la pasmada jenteErcilla La Araucana

La palabra satisfaccioacuten significaba lsquoconfianzarsquo o lsquointimidadrsquo El Diccionario de la Academia no lo incluye pero no se trata de un chilenismo porque laquobuenos escritores peninsulares lo han usado a nuestra maneraraquo y cita unos versos de Tirso de Molina

hellip iquestCuando suelotener yo satisfaccionde ti ni de otro criadoiquestComunico yo secretocontigo

Tirso de Molina Amar por sentildeas

El testimonio del laquomuy culto Don Juan Valeraraquo registra bueniacutesimo en lugar de boniacutesimo seguacuten laquoexijen las reglas de la derivacioacutenraquo Pero por tratarse precisa-mente de un escritor espantildeol de cultura probada no condena el uso de bueniacute-simo en lugar de boniacutesimo en el habla de Chile

Por uacuteltimo mencionaremos el caso de templado que en Chile significa lsquoenamoradorsquo Zorobabel encuentra la misma voz con el mismo sentido en la obra andaluza Cuentos mentiras y exajeraciones andaluces Un Juramento de Ramoacuten Franquelo

Asina te quiero perlaMu corriente i mu templaacute

Ramoacuten Franquelo ndash Cuentos mentirasi exageraciones andalucesndash Un Juramento

Aunque no estaacute completamente seguro la posibilidad de que templado tambieacuten se use en Espantildea aunque sea en forma de regionalismo andaluz permite redi-mir su uso tambieacuten en Chile

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea134

6 Los ejemplos literarios en el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona y sus funciones

La versioacuten definitiva del Diccionario de peruanismos (1883ndash 1884) de Juan de Arona se publicoacute tan solo unos antildeos maacutes tarde que el Diccionario de chilenis-mos (1875) Por eso resulta loacutegico pensar que esta obra sirviera como punto de referencia para el escritor peruano Sin embargo Arona no dejoacute pasar la ocasioacuten de corregir las informaciones aportadas en los artiacuteculos del diccionario chileno Y es que a pesar de su proximidad cronoloacutegica y temaacutetica vamos a encontrar diferencias bastante significativas entre ambos repertorios lexicograacute-ficos Asiacute mientras que el Diccionario de chilenismos tiene un caraacutecter marca-damente normativo el Diccionario de peruanismos por el contrario abordaraacute tambieacuten el estudio filoloacutegico del leacutexico peruano entendiendo este como resul-tado del cruce entre dos culturas Tal como Arona reconoce en el Proacutelogo (sf [1883] XXIV- XXV) el espantildeol de Ameacuterica puede compararse con un oceacuteano en el que se han producido varios naufragios

Si nos figuramos en nuestra mente el aspecto del idioma castellano en la Ameacuterica espantildeola nos pareceraacute ver el vasto lecho de un oceacuteano exhausto Alliacute hay de todos los naufrajios riquezas completas riquezas truncas seacuterie de despojos hermosos y por acaso bien ordenados montones de restos informes heterogeacuteneos revueltos lo arcaico daacutendose de coces con lo flamante resultado todo de los dos grandes naufra-jios el de la civilizacioacuten indiacutejena que desaparecioacute hace tres siglos con la conquista y el de la espantildeola que se perdioacute al comenzar el presente con la emancipacioacuten y de los pequentildeos naufragios poco meacutenos que diarios de estas nuevas Repuacuteblicas fiscales sociales poliacuteticos morales etnograacuteficos con lo que ha acabado de perderse lo poco salvado y se ha aumentado la confusioacuten

Aunque la situacioacuten linguumliacutestica de su joven nacioacuten le resultaba desoladora no por ello pretendioacute ser purista ni un celoso guardiaacuten del casticismo pues era consciente de que ya no era posible devolver a la vida el castellano claacutesico de la misma manera que tampoco fue posible restaurar la latinitas durante la Edad Media

No nos cansareacutemos de decirlo el buen castellano de nuestros puristas es con mucha meacutenos perfeccioacuten la frase griega y latina de los Padres de la Iglesia cuando muer-tas aquellas dos lenguas madres se empentildeaban en conservarlas bajo su pluma (1883 XXV)

Influido sin duda por la investigacioacuten filoloacutegica llevada a cabo por Rufino Joseacute Cuervo Arona tuvo como objetivo rescatar la herencia hispaacutenica e indiacutegena que se hallaba dispersa en el espantildeol hablado en Peruacute Para ello se embarcoacute en el estudio de lo que eacutel mismo denominoacute hispanismo recoacutendito es decir aquella

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 135

palabra peruana cuyo origen en realidad podiacutea remontarse a alguacuten dialecto peninsular Tambieacuten le atrajeron los hispanismos de Ameacuterica es decir aquellas palabras creadas por los criollos o por los primeros espantildeoles en suelo ameri-cano respetando las reglas morfoloacutegicas de la lengua castellana Aunque estas ideas ya estaban presentes en la obra de Zorobabel Rodriacuteguez Arona profun-diza en el estudio de su historia y para ello se basaraacute en la lectura de numero-sos escritores espantildeoles especialmente cronistas de Indias que publicaron sus obras entre los siglos XVI y XVII

En el Apeacutendice 2 de este trabajo se encuentra la noacutemina de autores citados en el Diccionario de peruanismos Al igual que se hizo para el anaacutelisis de la obra de Zorobabel Rodriacuteguez los autores han sido organizados en tres gru-pos escritores peruanos escritores no peruanos ni espantildeoles y por uacuteltimo autores espantildeoles Como se comprobaraacute a continuacioacuten Juan de Arona citoacute una cantidad menor de autores con relacioacuten al lexicoacutegrafo chileno y tambieacuten en distinta proporcioacuten

Frente a los 170 escritores citados en la obra lexicograacutefica de Zorobabel Rodriacuteguez Juan de Arona menciona 104 autores en total De todos ellos 20 escritores son peruanos (maacutes 10 documentos periodiacutesticos en la que no se especifica el autor) El maacutes citado vuelve a ser el propio autor del repertorio lexicograacutefico en este caso Juan de Arona en 288 ocasiones En muchos artiacute-culos cita el libro de poemas Rimas de Riacutemac todaviacutea hoy ineacutedito y en el que se recogen numerosos poemas dispersos en la prensa de la eacutepoca El segundo escritor peruano maacutes citado es el Inca Garcilaso de la Vega fuente de nume-rosas informaciones de caraacutecter histoacuterico y etnograacutefico como ya ha sentildealado Arrizabalaga Lizarraga (2009) Aparece mencionado un nuacutemero considerable-mente inferior de veces en 34 artiacuteculos El tercer autor peruano maacutes citado es el escritor romaacutentico y militar Narciso Areacutestegui con novelas como El padre Horaacuten (1848) y El aacutengel salvador (1872) Otro autor citado en bastantes oca-siones es Manuel Ascensio Segura presente en 13 artiacuteculos Autor de teatro Arona lo denomina el laquoPlautoraquo peruano (1883ndash 1884 VI) y maacutes tarde le achaca el poner en boga pretendidos peruanismos que en realidad son laquoinsensatecesraquo como filimiliehupisti inguinfingalfa o curcumaristanflaacuteutico (sf [1883] XXX) Finalmente podemos destacar la presencia de Ladislao Grantildea y su novela Seacute bueno y seraacutes feliz (1861) en 5 artiacuteculos Al igual que en el Diccionario de chile-nismos Juan de Arona cita fundamentalmente a autores contemporaacuteneos algo que resulta loacutegico ya que la literatura peruana como la chilena y la del resto de excolonias espantildeolas se desarrolla especialmente a partir de su independencia Arona tampoco tiene preferencia por ninguacuten geacutenero literario en concreto Para

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea136

documentar peruanismos se sirve de obras poeacuteticas como la suya asiacute como tambieacuten de novelas y artiacuteculos periodiacutesticos

En cuanto a los autores que no son ni peruanos ni espantildeoles se han identifi-cado solo 13 escritores y 3 documentos anoacutenimos que dan origen en total a 20 citas Hay que decir que para el estudio de los americanismos generales Arona se apoya con maacutes frecuencia en obras metalexicograacuteficas

Respecto a los autores espantildeoles vuelven a ser los maacutes numerosos con un total de 71 escritores aunque citados con menos frecuencia que los literatos peruanos pues los representantes de la literatura espantildeola aparecen menciona-dos solo un total de 203 veces frente a las 288 ocasiones en que se citan autores peruanos A pesar de que ha sido una constante en la historia de la lexicografiacutea espantildeola el tomar copiadas las autoridades de una obra anterior en este caso no se produce ninguacuten tipo de repeticioacuten de citas entre Rodriacuteguez y Arona Las noacuteminas de ambos coinciden solo en el nombre de 34 autores (29 espantildeoles y 5 peruanos) Sin embargo a pesar de que los nombres coincidan no lo hacen las citas La razoacuten fundamental de que esto ocurra es que las voces seleccionadas como lemas apenas coinciden en ambos diccionarios lo que implica sobre todo en el caso de las citas espantildeolas buscar fuentes diferentes para documentarlas

Los graacuteficos 5 y 6 permiten observar coacutemo se distribuyen los autores citados por Juan de Arona seguacuten su procedencia teniendo en cuenta la cantidad de escritores y el nuacutemero total de ocasiones en que se citan respectivamente

2013

71

Autores peruanos Autores no peruanos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de Peruanismos

Graacutefico 5 Nuacutemero de autores citados en el Diccionario de peruanismos

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 137

Los autores espantildeoles constituyen el 40 de las citas en total y pueden cla-sificarse seguacuten su cronologiacutea Asiacute vemos que de los 71 autores mencionados (maacutes 7 obras que son anoacutenimas) 5 se escribieron en eacutepoca medieval (presen-tes en 6 citas) Los autores del siglo XVI ascienden a 20 con 48 citas mien-tras que los autores del siglo XVII disminuyen ligeramente (15 autores con 28 citas) Este nuacutemero relativamente alto de autores del siglo XVII no implica una aceptacioacuten del canon barroco que todaviacutea en el siglo XIX era rechazado en el mundo hispaacutenico Se debe maacutes bien a la abundancia de cronistas que escribieron en esa centuria como Gregorio Garciacutea y su Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607) Antonio de Herrera y Tordesillas y su Historia de las Indias Occidentales Memorias antiguas historiales y poliacuteticas del Peruacute (publi-cadas por Marcos Jimeacutenez de la Espada en el siglo XIX) asiacute como Bernardo Torres y su Croacutenica Agustiniana del Peruacute (1667) Todos ellos se unen a otros cronistas del siglo XVI como Joseacute de Acosta y su Historia natural y moral de las Indias (1590) Pedro Cieza de Leoacuten y su Croacutenica del Peruacute (1553) Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo y su Historia natural de las Indias (1527) Francisco Loacutepez de Goacutemara y su Historia general de las Indias (1552) Juan Salazar de Villasante y su Relacioacuten del Peruacute (1572) y Agustiacuten de Zaacuterate y su Historia del descubrimiento y de la conquista del Peruacute (1555) De estos autores afirma lo siguiente en el artiacuteculo dedicado a garuacutea

56

4

40

Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de Peruanismos

Autores peruanos

Autores no peruanos niespantildeoles

Autores espantildeoles

Graacutefico 6 Nuacutemero de citas presentes en el Diccionario de peruanismos

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea138

La poeacutetica comparacioacuten de Zaacuterate que parece que son otro cielo prueba una vez maacutes que los Historiadores primitivos de Indias cronistas y prosaicos eran maacutes poetas que los que escribiacutean poemas llaacutemense Castellanos del Barco Centenera y hasta Ercilla

Esta gran abundancia de citas extraiacutedas de los antiguos cronistas no la halla-mos en la noacutemina de autores mencionados en el Diccionario de Chilenismos Y es que en comparacioacuten con Rodriacuteguez en Arona hay un mayor intereacutes por el estudio histoacuterico de los indigenismos Muchos de estos cronistas se citan para comprobar la lengua de origen de dichos indigenismos asiacute como su etimologiacutea o bien para aclarar su significado o aportar informacioacuten enci-clopeacutedica sobre sus referentes Con todo tambieacuten aparecen mencionadas verdaderas autoridades literarias ndash esto es de los siglos XVI y XVIIndash como El Lazarillo de Tormes Baltasar del Alcaacutezar Mateo Alemaacuten Calderoacuten de la Barca Santa Teresa de Jesuacutes Miguel de Cervantes (que curiosamente se cita solo en una ocasioacuten) Juan de Ercilla Fray Luis de Leoacuten Agustiacuten Moreto Francisco de Quevedo o Luis Veacutelez de Guevara Puede decirse que el siglo XVIII estaacute infrarrepresentado ya que uacutenicamente encontramos 8 autores distribuidos en 10 citas entre los que encontramos a Joseacute Cadalso a Ramoacuten de la Cruz a Leandro Fernaacutendez de Moratiacuten a Francisco Joseacute de Isla y su conocido Fray Gerundio de Campazas alias Zotes (1758) o al famoso autor de faacutebulas Feacutelix Mariacutea Samaniego Finalmente podemos constatar que el siglo XIX vuelve a ser la centuria mejor representada en cuanto a autores se refiere con un total de 27 asiacute como en citas que alcanza el nuacutemero de 107 Por tanto puede afirmarse que el Diccionario de peruanismos ref leja igualmente una transicioacuten entre el principio de autoridad que favorece la cita de autores claacutesicos y el principio de testimonio de naturaleza maacutes filo-loacutegica y descriptiva que privilegia la mencioacuten de obras contemporaacuteneas puesto que el nuacutemero de ejemplos extraiacutedos de publicaciones decimonoacute-nicas supera al nuacutemero de ejemplos extraiacutedos de autores canoacutenicos de los llamados Siglos de Oro De entre los autores del siglo XIX que Arona con-sidera con frecuencia autoridades podemos destacar a Pedro Antonio de Alarcoacuten Gustavo Adolfo Beacutecquer Fernaacuten Caballero (seudoacutenimo de Cecilia Boumlhl de Faber) Bretoacuten de los Herreros Juan Eugenio Hartzenbusch Ramoacuten de Campoamor Aacutengel Saavedra y Ramiacuterez (el Duque de Rivas) Antonio de Trueba y Quintana (de quien aprovecha un glosario que acompantildea a su obra Cuentos de color de rosa 1859) Juan Valera y Joseacute Zorrilla Todos ellos ape-nas alcanzan una o dos citas tal como puede verse en el Anexo 2 La autora maacutes citada es sin lugar a duda Fernaacuten Caballero la segunda en nuacutemero de menciones sin tener en cuenta el origen nacional con 60 referencias muy por delante del Inca Garcilaso Mientras que para Zorobabel Rodriacuteguez esta

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 139

autora no destaca especialmente para Arona tiene un valor fundamental en su buacutesqueda de hispanismos recoacutenditos pues su obra estaacute plagada de andalucismos que el lexicoacutegrafo conecta a menudo con los peruanismos que recoge su diccionario3 Como afirma Huisa Teacutellez (2011 80)

En cuanto a la obra de Fernaacuten Caballero vale la pena preguntarse por la motiva-cioacuten de Arona para utilizar su obra como punto de referencia del habla andaluza y espantildeola Al margen del hecho anecdoacutetico de que parece no saber que se trata del seudoacutenimo de una escritora Arona debioacute sentir cierta afinidad con ella por el tipo de literatura que produciacutea a caballo entre el costumbrismo y el romanticismo ademaacutes de que su fama ya estaba bastante extendida en Espantildea y su obra consti-tuiacutea una lectura bastante actual Otro elemento que podriacutea explicar tal cercaniacutea y que podriacutea considerarse otra coincidencia sintomaacutetica es la decidida preocupa-cioacuten de Fernaacuten Caballero por la especificidad dialectal del leacutexico andaluz que la lleva a presentar al final de su obra Clemencia un glosario que constituye la pri-mera obra de corte lexicograacutefico sobre el andaluz Esta uacuteltima cuestioacuten sumada al hecho de que tambieacuten Cuervo alude a la obra de Fernaacuten Caballero al mostrar las coincidencias entre el espantildeol americano y el andaluz podriacutea hacernos deducir que Arona se apoya en ella para intentar demostrar la inf luencia andaluza en el leacutexico peruano que registra

A Fernaacuten Caballero le siguen Antonio de Trueba con 15 citas Pedro Cieza de Leoacuten con 12 citas y Agustiacuten de Zaacuterate con 7 citas Estos dos uacuteltimos autores son cronistas de Indias como ya se ha dicho

Puede verse la distribucioacuten cronoloacutegica de los autores espantildeoles y sus citas en los graacuteficos 7 y 8 respectivamente

3 En la voz mantildeoso Arona dedica estas palabras a Fernaacuten Caballero laquoAunque no sabe-mos hasta queacute punto sea autoridad un escritor provincial desalintildeado eacute incorrecto y por lo demaacutes divino al fin es un escritor de Espantildearaquo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea140

Autores medievales3 Autores del

siglo XVI25

Autores del siglo XVII

14Autores del siglo XVIII

4

Autores del siglo XIX

54

NUacuteMERO DE CITAS DE AUTORES ESPANtildeOLES POR SIGLO

Graacutefico 8 Nuacutemero de citas de autores espantildeoles por siglo

5

20

15

6

27

AUTORES MEDIEVALES

AUTORES DEL SIGLO XVI

AUTORES DEL SIGLO XVII

AUTORES DEL SIGLO XVIII

AUTORES DEL SIGLO XIX

Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

Graacutefico 7 Autores espantildeoles ordenados cronoloacutegicamente

141Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona

En un gran nuacutemero de ocasiones las citas tienen caraacutecter enciclopeacutedico y sirven para informar acerca de realidades culturales o naturales especiacuteficas de Peruacute En otras muchas se mencionan diccionarios escritos por expertos en que-chua y tambieacuten otros diccionarios hispaacutenicos para dilucidar la etimologiacutea de determinada voz indiacutegena o el uso de un determinado peruanismo Aquiacute volve-remos a ocuparnos solo de los ejemplos de uso extraiacutedos de textos reales de uso

Cuando se trata de citas literarias estas tienen como funcioacuten fundamental testimoniar el uso de las palabras e ilustrar su significado ya sean utilizadas en Peruacute o en Espantildea Una vez maacutes los casos maacutes interesantes son aquellos en los que las citas tienen un fin contrastivo es decir mostrar el uso de voces ideacutenti-cas pero con alguna diferencia semaacutentica en ambos paiacuteses o bien mostrar el laquoequivalenteraquo en el espantildeol de Espantildea Pero Arona va maacutes allaacute para eacutel muchos usos peruanos tienen su origen en Espantildea solo que han quedado anticuados reducidos a algunas variedades dialectales limitadas o bien exageradas por la falta de cultura de los hablantes peruanos

Si nosotros dispusieacuteramos de los elementos de que probablemente dispuso el yanki Barlett al componer su Diccionario de americanismos empezariacuteamos como eacutel por estudiar los dialectos de Espantildea y de ahiacute deduciriacuteamos maacutes de uno de nuestros pro-vincialismos (s v acaacutepite)

A continuacioacuten ilustraremos las diferentes funciones que desempentildean los ejemplos de uso extraiacutedos de textos reales en el Diccionario de peruanismos

61 Funcioacuten enciclopeacutedica

Como ya se ha dicho autores como el Inca Garcilaso y los antiguos cronistas de Indias aparecen citados con el objetivo de aportar informacioacuten sobre una rea-lidad cultural o natural de Peruacute Por ejemplo tenemos el caso de los quipus las cuerdas que usaban los antiguos Incas como coacutedigo escrito Las citas del Inca Garcilaso de la Vega de Torres Rubio de Zaacuterate y su Historia del Peruacute (1555) o de Garciacutea y su Origen del Nuevo Mundo (1607) sirven para aportar nuevos datos acerca de este peculiar sistema de escritura

Otra mencioacuten del Inca Garcilaso sirve para describir el llamado (mosquito) zancudo (s v zancudo)

En aquella tierra (la Costa del Peruacute) en los valles muy calientes hay mosquitos diur-nos y nocturnos Los nocturnos son como los de por acaacute zancudos y del mismo talle y color sino que son mucho mayores Los espantildeoles por encarecer el mucho y muy bravo picar de estos dicen que pasaraacuten unas botas de cordovaacuten

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea142

Arona distingue entre mosquitos a secas que son los pequentildeos y los zancudos A propoacutesito de los pequentildeos Garcilaso los describe asiacute

Los mosquitos diurnos son pequentildeos ni maacutes ni menos que los que acaacute se criacutean en las bodegas de vino salvo que son amarillos como una gualda tan golosos de sangre que han certificado que han visto reventar algunos chupaacutendola que no se contentan con hartarse Por experimentar esto me dejeacute picar algunos hasta que reventasen los cuales despues de muy hartos no podian levantarse y se dejaban rodar para irse Las picaduras de estos mosquitos menores son en alguna manera ponzontildeosas que se les hacen llaguillas aunque de poco momento

A esta descripcioacuten Arona antildeade el testimonio de Salazar de Villasante que en su Relacioacuten del Peruacute escribe mosquito zancudo

Cieza de Leoacuten aporta informacioacuten sobre el pepino en Peruacute del cual tiene una buena opinioacuten a diferencia del resto de autores que no muestra gran aprecio por eacutel

Por todos los valles de estos llanos hay tambien una de las singulares frutas que yo he visto aacute la cual llaman pepinos de muy buen sabor y muy olorosos algunos de ellosEste valle (el de Chincha) es uno de los mayores de todo el Peruacute y es cosa hermosa de ver sus aacuterboles y acequias y cuaacutentas frutas hay por todo eacutel y cuan sabroso y olorosos pepinos no de la naturaleza de los de Espantildea aunque en el talle les parecen algo porque los de acaacute son amarillos quitaacutendoles la caacutescara y tan gustosos que cierto ha menester comer muchos un hombre para quedar satisfecho

Y antildeade Arona que Garcilaso de la Vega los llama fruta muy buena

62 Testimonio peruano no censurado

Hay determinadas voces utilizadas en Peruacute que a priori podriacutean ser censura-das al no pertenecer al acervo castellano y que sin embargo Arona no condena en absoluto Es el caso de espiche del ingleacutes speech que se utiliza en colocacio-nes como echar un espiche Aunque se trata evidentemente de un neologismo innecesario Arona lo ilustra con uno de sus poemas sin antildeadir ninguacuten juicio de valor

iquestQuereacuteis que mi Musa canteO por lo meacutenos decanteEn un oportuno espicheLas delicias del picanteY del peruano seviche

Otro neologismo aunque formado correctamente seguacuten las reglas morfoloacutegi-cas del espantildeol es el de extralimitarse que Arona acepta a pesar de que no lo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 143

recojan los diccionarios espantildeoles de su tiempo Su uso vuelve a ser ilustrado con un poema suyo

Y es en todo tan sublimeY tan extralimitadaQue en la botica seriaSublimado la ventajaY si la echara de bestiaMediriacutea siete cuartas

La prensa juega tambieacuten un papel muy importante a la hora de poner en circu-lacioacuten nuevas voces que acaban siendo aceptadas por la propia sociedad antes de ser sancionadas por los diccionarios Es lo que le sucede a la voz prestigioso cuya uacutenica acepcioacuten para el diccionario acadeacutemico es la de lsquoprestidigitadorrsquo Aunque Arona no cita ninguacuten artiacuteculo periodiacutestico en concreto llega a afirmar que la prensa peruana habla desde hace medio siglo de personas prestigiosas es decir con prestigio Aboga por defender que este nuevo sentido entre en los diccionarios espantildeoles como de hecho finalmente acaboacute haciendo

63 Citas que reflejan el mismo uso en Peruacute y en Espantildea

Como se comentoacute anteriormente Arona estaacute convencido de que muchos pre-suntos peruanismos en realidad no son tales Para ello antepone el testimonio de los textos a la etiqueta de provincialismo o americanismo que les atribu-yen los diccionarios Por ejemplo la palabra corpintildeo es seguacuten el diccionario de Vicente Salvaacute un peruanismo pero Fernaacuten Caballero usa la palabra con el mismo sentido que tiene en Peruacute

La voz cuadra que en este mismo paiacutes significa lsquosaloacuten de la casarsquo Arona la documenta en textos claacutesicos espantildeoles

Abrase cualquiera libro antiguo de comedias espantildeolas y se hallara cuadra aacute cada paso en el mismo sentido que hoy tiene entre nosotros Vaya por lo pronto este ejemplo de una de las cartas de D Eujenio de Salazar escritor espantildeol de hace tres siglos ldquoEn las dichas casas no hay sala ni cuadra ni retreterdquo (Carta V)

La palabra castantildeuelas se emplea en Peruacute mientras que Covarrubias y Tirso de Molina documentan en cambio el teacutermino castantildeetas Sin embargo una vez maacutes Fernaacuten Caballero con el apoyo adicional del testimonio del Diccionario castellano del padre Terreros obra admirada por Juan de Arona y que no es corregida en ninguna ocasioacuten muestran el empleo de castantildeuelas tambieacuten en Espantildea como de hecho sucede Afirma Arona

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea144

La forma nuestra proviene al parecer de Andaluciacutea como se veacute por este pasaje de Fernan Caballero en La Gaviota laquoSus graciosos movimientos se ejecutaban casi sin mudar de sitio como un elegante balanceo de cuerpo y marcando el compaacutes con el alegre repicoteo de las castantildeuelasraquo

Una expresioacuten como en mangas de camisa es calificada tanto por Zorobabel Rodriacuteguez como por Rufino Joseacute Cuervo de americanismo y la corrigen ademaacutes diciendo que ha de decirse en cuerpo de camisa Sin embargo el testimonio de Juan Valera en su conocida obra Pepita Jimeacutenez viene a desmentir que dicha expresioacuten sea un americanismo y mucho menos que tenga que ser corregida

En Peruacute se utiliza la voz candideces para significar lsquotonteriacuteasrsquo o lsquonecedadesrsquo Tradicionalmente se ha considerado un peruanismo Sin embargo Arona la encuentra tambieacuten en autores espantildeoles como Rojas Zorrilla y en Fernaacuten Caba-llero

iquestNo hay algunas que se afeitaniquestOtras no hacen reverenciasDe saltillo iquestNo hay algunasQue hablan de culto iquestno hay doncellasQue la noche de San JuanEscuchan lo que es verguumlenzaiquestHago yo estas candideces

Rojas Zorilla

iexclQueacute candidez de nintildea bien criadita La clase de libertad aacute que aludo hija mia es la de poder hacer lo que te deacute la gana La tenias cuando casada mi alma

Fernaacuten Caballero Clemencia

Son candideces repuso Clemencia iexclcuaacutento me alegro La candidez es hermana de la ino-cencia

Fernaacuten Caballero Clemencia

Tenemos que descender aacute los pormenores mas sencillos mas candidos y si se quiere mas triviales de la vida comuacuten

Fernaacuten Caballero Un Servidor

Arona cuenta en otro artiacuteculo coacutemo los perioacutedicos de Lima se hicieron eco de que la Real Academia iba a incluir en su diccionario el verbo panegerizar a pro-puesta de uno de sus correspondientes en esta ciudad Pero este verbo en cues-tioacuten no puede calificarse de peruanismo como afirmaban sus compatriotas pues Arona encuentra el uso de esta voz cincuenta antildeos atraacutes en un escritor espantildeol el padre Isla en su famoso Fray Gerundio de Campazas En la parte II capiacutetulo IX dice laquoEs posible que las bocas de todos esteacuten hoy empleadas en panegerizar tus asombrosos talentosraquo

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 145

Un caso semejante es el de los arcaiacutesmos hispaacutenicos Asiacute una voz tan ameri-cana como frijol ya aparece en el Diccionario (1492) de Nebrija cuando el Nuevo Mundo apenas acababa de descubrirse Si bien es cierto que el Diccionario de Nebrija lo concebimos como obra metalinguumliacutestica lo traemos aquiacute para ejem-plificar la labor filoloacutegica de Arona en su empentildeo por rastrear la historia y los oriacutegenes de los americanismos empleados en su patria A propoacutesito de esta voz Arona afirma lo siguiente laquoPero los historiadores primitivos de Indias escri-tores espantildeoles del siglo XVI y hoy claacutesicos no solo por que [sic] pesan sobre sus obras tres siglos de constante y creciente respeto sino porque los ha adop-tado entre sus Autoridades dicen correctamente frijoacutel [hellip]raquo El testimonio de Nebrija sirve de excusa a Juan de Arona para burlarse de Salvaacute y de su laquosem-piterno americanismoraquo Otro arcaiacutesmo que Salvaacute califica de provincialismo americano es el de plata con el significado de lsquodinerorsquo Arona lo documenta en las Eroacuteticas (1618) de Villegas y tambieacuten en La Gaviota (1849) de Fernaacuten Caba-llero Por uacuteltimo la voz soga que en Ameacuterica sustituyoacute al sustantivo cuerda la encuentra con el mismo significado en Gonzalo de Berceo (s XIII)

Ante vos lo dixiemos (si bien vos remembrades)Que seriacutee luenga soga decir las sus bondades

En este apartado debemos hablar tambieacuten de los presuntos andalucismos del habla de Peruacute Arona cree firmemente en la huella dejada por el dialecto que hablaban los primeros colonos espantildeoles Fernaacuten Caballero seraacute con frecuencia la prueba que Arona utilizaraacute para confirmar las sospechas de andalucismo leacutexico como vimos en su afirmacioacuten sobre la voz castantildeuela Asiacute las palabras flojo y flojera tradicionalmente consideradas como americanismos las encuen-tra testimoniadas en numerosos textos de Fernaacuten Caballero Lo mismo dice Arona del verbo agarrar documentado en Fernaacuten Caballero y en varios sainetes de Ramoacuten de la Cruz con el sentido de lsquocogerrsquo y afirma laquoy este es sin embargo el provincialismo nuestro que maacutes choca aacute los espantildeoles recien llegadosraquo Otro ejemplo de posible andalucismo es el de ensartar con el sentido de lsquoenhebrarrsquo Dicha voz estaacute laquoautorizadaraquo en palabras de Arona por Fernaacuten Caballero a tra-veacutes del proverbio la agujita ensartada hace a la nintildea juiciada documentada en Cosa cumplida solo en la otra vida

64 Ejemplos espantildeoles con funcioacuten contrastiva

Numerosas citas traiacutedas por Arona tienen un objetivo claramente contras-tivo En este apartado mostraremos coacutemo Arona deduce que una misma pala-bra tiene significados distintos a ambas orillas Por ejemplo acequia en Peruacute

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea146

significa lsquoarroyorsquo mientras que Graciaacuten traduciendo a Plutarco y Bernardo Torres describiendo los alrededores del Callao en su Croacutenica peruana de San Agustiacuten (1657) muestran que en Espantildea se emplea con otro sentido diferente

Bien asiacute como el que de un gran rio saca arroyos y acequias4

Graciaacuten Traduccioacuten de PlutarcoMaacutes adelante se ven esparcidos a trechos quintas hermosas amenos olivares alegres arroyos feacutertiles sembrados que deleitan la vista

Bernardo de Torres Croacutenica peruana de San Agustiacuten

La palabra panteoacuten en Peruacute es lo mismo que cementerio Arona lo ilustra con un poema suyo

Pero nuestro panteon no es el de AgripaSino el gran pudridero y gran osarioDo el alma que del cuerpo se emancipaArroja el sudadero y el sudarioNo pudre alliacute de todo dios la tripaPero es alliacute donde por turno diarioCiento cincuenta mil y tantas almasVan libres del vivir batiendo palmas

Juan de Arona Artiacuteculos diversos

Sin embargo en Espantildea un cementerio puede acoger uno o varios panteones como se deduce de una cita de Fernaacuten Caballero

Este dijo que habiacutea costeado aacute sus expensas un cementerio en sus pueblohellip que solo fal-taba rematar el hermoso panteon que en el centro estaba concluyendo para eacutel y su des-cendencia

F Caballero Clemencia

La palabra veloacuten es la vela grande para los peruanos pero para los espantildeoles es lo mismo que el candil tal como queda testimoniado en dos obras de Fernaacuten Caballero La Gaviota y Laacutegrimas (1862) lo que demuestra que Fernaacuten Caba-llero no solo se cita para documentar andalucismos sino tambieacuten voces del espantildeol peninsular

En espantildeolhellip asombraos lectores limentildeos velon quiere decir candil laquoDetraacutes de este grupo habia una mesa pequentildea y baja en la que ardia un velon de cuatro mecherosraquo Fernan Caballero La Gaviota laquoUn velon de hoja de lata bastante bien conservadoraquo Idem Laacutegrimas

4 Y antildeade Arona laquoCualquiera de nuestros escritores se habria limitado aacute la uacuteltima palabraraquo (s v acequia)

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 147

Otra funcioacuten contrastiva de los ejemplos aducidos por Arona consiste en mos-trar el equivalente intralinguumliacutestico Asiacute lo que en Peruacute llaman caacutescara laquoparte exterior de una fruta uacute otro comestibleraquo en Espantildea lo llaman corteza y para ello muestra una cita de El Lazarillo de Tormes

Luego buscoacute prestada una ratonera y con cortezas de quesoLazarillo de Tormes Tratado II

Para la voz desgano usada en Peruacute pero tambieacuten en Galicia (testimoniada en un texto de Fernando Fulgosio) en Espantildea se usa desgana (palabra testimo-niada una vez maacutes en Fernaacuten Caballero)

Acaso de tres meses aacute esta parte no notas su desgana su languidezFernaacuten Caballero No transige conciencia

Mientras que en Peruacute se utiliza la palabra vivar (testimoniada en el perioacutedico El peruano 1856) en Espantildea se dice vi[c]torear (palabra testimoniada otra vez en Fernaacuten Caballero)

El pueblo gritoacute que queriacutea ver aacute su venerado pastor y eacuteste se presentoacute en el balcon bendiciendo aacute su juez que lo victoreaba con entusiasmo

Fernaacuten Caballero Deudas pagadas

Arona trata tambieacuten dos verbos que a priori podiacutean parecer intercambia-bles moverse y menearse (s v moverse) Afirma el autor peruano que el verbo moverse se utiliza con mucha maacutes frecuencia en Peruacute que en Espantildea donde se utiliza maacutes menearse

No nos atreveriacuteamos aacute dar como equivalentes moverse y menearse y aun aacute nuestros lectores peruanos les habraacute causado estrantildeeza si el uso vivo de Madrid hoy mismo y el ejemplo muerto de los claacutesicos no nos autorizaacutera aacute hacerlo asiacute

Los aacuterboles meneaCon tan manso ruido

Dice Fray Luis de Leon donde cualquier poeta peruano habria dicho se mueve Y el mismo poeta espantildeol moderno Carvajal en su traduccion de los Salmos

Y hoja ninguna en su aacuterbol se moviacutea

Por esa razoacuten Arona sospecha que menearse puede ser maacutes bien un provincia-lismo de Madrid del que se abusa

Por uacuteltimo en Peruacute dicen pila donde en Espantildea se dice con maacutes frecuen-cia fuente La voz pila en Espantildea es el lugar donde se deposita el agua no el surtidor y lo ilustra con una cita de Hidalgo en su obra Diaacutelogos de apacible entretenimiento (1606) laquoUn mozo de un mercader muy rico iba cada diacutea con un jumento por agua aacute un pilon o pila donde estaba la fuente [hellip]raquo

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea148

65 Citas con funcioacuten prescriptiva

Para concluir hay que mencionar los ejemplos con funcioacuten prescriptiva que tambieacuten los hay aunque no son los maacutes frecuentes a diferencia de lo que sucede en el Diccionario de chilenismos Asiacute mientras que en Peruacute se utiliza la voz anda en Espantildea se emplea de manera invariable andas Arona afirma laquoDiacutegase andas oacute las andas como debe decirse aacute ancas aacute las ancas y no la ancaraquo (s v anda) La voz peruana se testimonia en el poeta limentildeo Arnaldo Maacuterquez que se traeriacutea aquiacute como antiejemplo

Nintildea iquestque quiere quien andaDel balcon aacute la barandaY la baranda al balconComo si fuese alguna andaQue llevan en procesioacuten

Arnaldo Maacuterquez

En Peruacute se dice de los potros que son mantildeosos cuando en realidad debe decirse resabiados tal como se testimonia en Fernaacuten Caballero Escribe Arona

Renunciemos pues aacute nuestros potros y machos mantildeosos y digamos no precisamente resabiososo que tambien aqui la etimologiacutea parece resbalarse por otro lado sino resa-biado laquoUn pendenciero al que le vendria la casaca de molde como el freno al potro resabiadoraquo Esto dice Fernaacuten Caballero en El dolor es una agonia de muerte

Y un poco maacutes adelante muestra un testimonio de uso peruano de la voz resa-biado

Vaya ahora un ejemplo de resabiado limentildeo oacute por lo menos tomado del perioacutedico publicado en Lima El Tribuno en 1838 en que todaviacutea estaacutebamos cerca de la fuente viva de nuestro idioma En el nuacutemero 42 en unos versos pareados se leacutee

Carintildeos de una resabiada vieja

Concluimos con el verbo fraguarse que en Peruacute significa lsquofrustrarsersquo Arona lo usoacute en sus poemas y se arrepiente laquonosotros mismos en la irreflexioacuten de los veinte antildeos incurrimos maacutes de una en semejante despropoacutesitoraquo Semejan-tes lamentos habiacuteamos visto tambieacuten en Zorobabel Rodriacuteguez Sin embargo y en su anhelo filoloacutegico de hallar el nexo con el espantildeol claacutesico Arona trae el testimonio del poeta espantildeol Esteban de Villegas en una biografiacutea hecha por Vicente de los Riacuteos donde se recoge un paacuterrafo de una carta de este poeta a Lorenzo Ramiacuterez y donde el uso de fraguar es muy semejante al peruano

En cuanto aacute lo que US me promete de la impresion de estos mis borrones acepto para alguacuten tiempo si en el interin no se fragua un trato que tengo hecho en Tolosa

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 149

Acto seguido sin embargo Arona reconoce la dificultad para interpretar correctamente el significado de la palabra en ese contexto laquoA primera vista podriacutea parecer nuestro se fragua (se frustra) si el sentido de la frase no indicara alliacute se ajusta se consolida que es una de las acepciones de fraguarse en estilo de albantildeileriacutearaquo

7 ConclusionesEl anaacutelisis de los diccionarios publicados en el pasado requiere de una con-veniente contextualizacioacuten que permita comprenderlos de una manera obje-tiva sin condenarlos desde postulados teoacutericos actuales ni presentarlos como genialidades fuera de su tiempo Desgraciadamente los primeros diccionarios del espantildeol americano han sido a menudo tachados de poco sistemaacuteticos de ser obras marcadas por una ideologiacutea conservadora apenas sujetas al lenguaje convencional lexicograacutefico y proacuteximas maacutes bien al geacutenero del ensayo o la enciclopedia Sin embargo diccionarios como los que acabamos de analizar nos muestran un proceder que nada tiene que ver con el trabajo de diletantes sino maacutes bien con el esfuerzo de autores versados en la actividad filoloacutegica anclada en el positivismo es decir en el anaacutelisis empiacuterico de datos extraiacutedos de textos reales Si en la actualidad la investigacioacuten del americanismo se lleva a cabo teniendo en cuenta las informaciones suministradas por corpus digita-les ya sean diacroacutenicos o sincroacutenicos en el siglo XIX eran los textos accesibles los que constituiacutean la fuente fundamental para su descripcioacuten Es cierto que la competencia del lexicoacutegrafo y el diccionario acadeacutemico marcaban la pauta para seleccionar los americanismos que debiacutean registrarse lexicograacuteficamente pero de ninguna manera estos constituiacutean los uacutenicos criterios para hacerlo Tanto Zorobabel Rodriacuteguez como Juan de Arona rompen los esquemas del artiacuteculo lexicograacutefico propios del diccionario de lengua inspirados sin duda por el enciclopedismo Explicaron las voces lematizadas sin seguir un esquema fijo pero lograron conectar con el usuario al que se dirigiacutea a traveacutes de un estilo ensayiacutestico directo

Esta flexibilidad se aprecia tambieacuten en los propios ejemplos Aparte del valor testimonial e ilustrativo que poseen todas las citas de una forma intriacutenseca estas podiacutean desarrollar otras funciones dependiendo del tipo de lema unas veces los textos se presentaban como antiejemplos otras veces teniacutean un valor con-trastivo pues mostraban ante el lector una palabra que o bien teniacutea el mismo sentido que tendriacutea otra empleada en el mismo contexto consideraacutendola enton-ces como un sinoacutenimo de esta o un equivalente intralinguumliacutestico o bien una palabra que el mismo usuario empleariacutea pero con un sentido diferente en el

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea150

uso de los hablantes de otra comunidad linguumliacutestica Es precisamente el valor contrastivo de los ejemplos el que como deciacuteamos al principio tiene un mayor intereacutes pues aunque se traen con una finalidad prescriptiva acaba dando lugar a la uacutenica forma viable de estudiar los americanismos que es contraponiendo dos subsistemas leacutexicos de la misma lengua

Queda mucho camino auacuten por recorrer En este estudio solo se han ana-lizado las citas presentes en dos de los primeros diccionarios de americanis-mos Con posterioridad salieron a la luz otros repertorios basados en ejemplos de testimonio como el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1893) de Carlos Gagini el Vocabulario de Mexicanismos (1899) de Joa-quiacuten Garciacutea Icazbalceta o el Diccionario de chilenismos y de otras voces y locu-ciones viciosas (1901ndash 1918) del padre Manuel Antonio Romaacuten Seriacutea necesario elaborar las noacuteminas de los autores que fueron utilizados en esos diccionarios y que no se incluyeron Una vez conocidas las fuentes exactas empleadas por los lexicoacutegrafos seriacutea mucho maacutes sencillo evaluar el trabajo que realizaron al elaborar sus diccionarios Podriacutea establecerse el grado de representatividad de esas fuentes en virtud de los momentos histoacutericos en que escribieron los autores citados con el fin de apreciar si se estaacute ante un diccionario basado en fuentes contemporaacuteneas o claacutesicas Tambieacuten seriacutea conveniente analizar las funciones que adquieren esas citas de manera que se aprecie si se trata de las mismas funciones que hemos visto hasta ahora la funcioacuten de testimonio y la funcioacuten contrastiva o si se antildeaden otras nuevas

Anexo INoacutemina de autores del DICCIONARIO DE CHILENISMOS (1875) de

Zorobabel Rodriacuteguez

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasAcuerdo del cabildo de Chile 1

Adivinanza popular 1Anaacuteles de la Universidad

diciembre de 1863XIX 1

Antiguo Himno Nacional 1Artesano de Talca nuacutem 5 de

noviembre de 18711

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 151

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasArtiacuteculo publicado en La Aurora de Chile (1873)

XIX 2

Bando general de policiacutea para el departamento de Santiago

(1853)

XIX 1

Cancioacuten El Cigarro 1Cancioacuten popular Copla

popular6

Coacutedigo Civil Chileno 1Coacutedigo de Comercio 2

Corrido popular 1Croacutenica de El Independiente

25 de enero de 1874XIX 1

Cuento popular 1Decreto del intendente

S Lira 23 de abril de 1858XIX 1

Diario de Santiago 1El Chilote de 12 de marzo de

1874XIX 1

El Chilote 13 de marzo de 1874

XIX 1

El Ferrocarril marzo 15 de 1864

XIX 1

El Independiente XIX 1Epigrama publicado en La

Estrella de ChileXIX 1

La Opinioacuten de Talca XIX 1Libertad Catoacutelica de

ConcepcioacutenXIX 1

Novela chilena XIX 1Ordenanza de aduanas de la Repuacuteblica de Chile Octubre

31 de 1864

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea152

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasOrdenanzas de mineriacutea 1

Poema anoacutenimo 2Prensa Sufragio 19 de dic

de 1873XIX 1

Primer Libro Becerro del Cabildo de Santiago (1541)

XVI 1

Real ceacutedula del Rei al presidente i oidores de Chile

(1707)

XVIII 1

Refraacuten popular 1Romance popular 3

Sesioacuten extraordinaria de la caacutemara de diputados de Chile

de 20 de enero de 1866

XIX 1

Tonada popular 5Zamacueca 5

Amunaacutetegui Aldunate Miguel Luis (1828ndash

1888)

Los precursores de la independencia de Chile

XIX 14

Arcos Santiago (1822ndash 1874)

Carta de Santiago Arcos a Francisco Bilbao (1852)

XIX 1

Barra Eduardo de la (1839ndash 1900)

El aacutenjel de mi guardia Correo del domingo nuacutemero

14

XIX 1

Barra Joseacute Miguel de la (1799ndash 1851)

Historia de Ameacuterica XIX 1

Barroacutes Arana Diego Traduccioacuten de un artiacuteculo de M Courcelle publicado en

La Revista del Paciacutefico

1

Barros Grez Daniel (1834ndash 1904)

El hueacuterfano Cuentos para los nintildeos grandes Faacutebulas

originales

XIX 30

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 153

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasBlanco Cuartiacuten

Manuel (1822ndash 1890)Soneto XIX 1

Blest Gana Alberto (1830ndash 1920)

El primer amor (1858) Martiacuten Rivas (1862) El ideal

de un calavera (1863) La aritmeacutetica en el amor

XIX 23

Cordoveacutes Simoacuten Faacutebulas morales (1862) XIX 1Cox Guillermo G E Cox Viaje a la

Patagonia (1863)XIX 2

Donoso Justo (1800ndash 1868)

Manual del Paacuterroco americano (1854)

XIX 1

Egantildea Juan (1769ndash 1836)

Examen de la Constitucioacuten (1824)

XIX 1

Erraacutezuriz Isidoro (1835ndash 1898)

El Ferrocarril (perioacutedico) XIX 1

Espintildeeira Antonio (1855ndash 1907)

La casa maldita XIX 1

Estrada Santiago Apuntes de viaje (1872) XIX 2Febres Andreacutes (1734ndash

1790)XVIII 3

Gallardo El gustador iquest 1Garciacutea Huidobro

CarlosProvincias meridionales de

Chile (1864)1

Guajardo Bernardino (1801ndash 1886)

Poesiacutea XIX 56

Henriacutequez Camilo (1769ndash 1825)

El Ciudadano Horacio al honorable ciudadano Terraza

XVIII 2

Jotabeche (seudoacutenimo de Joseacute Joaquiacuten Vallejo Borkoski 1811ndash 1858)

El puerto de Copiapoacute Los cangalleros

XIX 20

Laboulaye Eacutedouard Pariacutes en Ameacuterica (traduccioacuten de Arteaga Alemparte Domingo (1835ndash 1880))

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea154

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasLoacutepez Francisco Bosquejo histoacuterico de

la poesiacutea chilena por A Valderrama (1866)

XIX 1

Martiacutenez Marcial (1832ndash 1918)

Anales de la Universidad octubre de 1864

XIX 1

Matta Guillermo (1829ndash 1899)

Poesiacuteas XIX 1

Melchor Concha y Toro El Ferrocarril de 11 de mayo de 1863

XIX 1

Molina Juan Ignacio (1740ndash 1829)

History of Chile XVIII 1

Murillo Valentiacuten (1841ndash )

Revista de Valparaiacuteso junio de 1874 Una viacutectima del

honor

XIX 6

Necochea Mariano (1792ndash 1849)

Texto (1874) XIX 1

Ontildea Pedro de (1570ndash 1643)

Arauco domado (1596) XVI 3

Philippi Rodolfo Amando (1808ndash 1904)

XIX 1

Portales Diego (1793ndash 1837)

XIX 1

Rodriacuteguez Velazco Luis (1838ndash 1919)

la Voz de Chile 18 de abril de 1863

XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 155

Autores chilenosNombre Obras Siglo Nuacutemero de

citasRodriacuteguez Zorobabel

(1839ndash 1901)El loco Eustaquio Ando

con capa Adios del colejial a las vacaciones Artiacuteculo

bibliograacutefico sobre los Precursores del sentildeor

Amunaacutetegui El Borracho El Carro de la vida El Cura

de Petorca El pajarero (Miscelaacutenea literaria) El Tajamar y el Cochayuyo

La Manta del Jornalero La Parra i el Podador Poesiacutea Uacuteltimas huellas La Zorra conciliadora Recuerdo de la infancia El Borracho En la barra La manta

del jornalero Las abejas eligiendo Reina En el tren La Iglesia libre en el Estado

libre Arequipa

57

Santos Tornero Recaredo (1842ndash 1902)

Chile ilustrado XIX 2

Vargas Moiseacutes (1843ndash 1898)

Lances de Noche Buena XIX 4

Vicuntildea Mackenna Benjamiacuten (1831ndash 1886)

Historia de Santiago Diego Portales Carta del

Guadalarce La comarca de Quintero

XIX 54

Walker Martiacutenez Carlos (1842ndash 1905)

A un sauce lloroacuten XIX 3

Zapiola Joseacute Recuerdos de 30 antildeos (1882) XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea156

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasEl Comercio de Lima Peruacute 1

Adams William Bridges (1797ndash 1872)

Times XIX Inglaterra 1

Alcalde Espejo Vicente Una escursioacuten a la sierra de Coacuterdova

(1871)

XIX Argentina 1

Althaus Clemente de (1835ndash 1876)

XIX Peruacute 2

Arona Juan de [seudoacutenimo de Pedro Paz Soldaacuten y Onanue]

XIX Peruacute 41

Ascaacutesubi Hilario (1807ndash 18075)

Cielito gaucho Descripcioacuten de un

vapor La hierra La indiada La madrugada

XIX Argentina 15

Baralt Rafael Diacuteaz Ramoacuten

Resumen de la historia de Venezuela (1841)

XIX Venezuela 2

Campo Estanislao del (1834ndash 1880)

Monoacutelogo de un tronera XIX Argentina 2

DrsquoOrbigny Alcide (1802ndash 1857)

Voyage dans lrsquoAmeacuterique Meacuteridionale

(1834ndash 1847)

XIX Francia 1

Dumas Alejandro (1802ndash 1870)

La San Felipe (traduccioacuten por El

Ferrocarril)

XIX Francia 1

Echeverriacutea Estaban (1805ndash 1851)

La Cautiva (1870) XIX Argentina 1

Esteva Joseacute Mariacutea (1818ndash 1904)

XIX Meacutexico 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 157

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasFonseca Pedro Joseacute da

(1737ndash 1816)Traduccioacuten da versific

Portugueza Nota a la estrofa 48 del canto

6 de Os Lusiadas

XVIII Portugal 1

Fuentes Manuel Atanasio laquoel

Murcieacutelagoraquo (1820ndash 1889)

XIX Peruacute 1

Garciacutea de Quevedo Joseacute Heriberto (1819ndash 1971)

El proscrito XIX Venezuela 3

Gay Claudio (1800ndash 1873)

Historia de Chile XIX Francia 4

Gonzaacutelez Balcarce Florencio (1818ndash 1839)

Argentina 1

Gutieacuterrez Juan Mariacutea (1809ndash 1878)

XIX Argentina 1

Isaacs Jorge (1837ndash 1895) Mariacutea (1867) Vocabulario al final de

la obra

XIX Colombia 6

Lozano Abigaiacutel (1821ndash 1866)

Gran duelo de la patria XIX Venezuela 1

Mansilla Lucio Victorio (1831ndash 1913)

Una excursioacuten a los indios ranqueles (1870)

XIX Argentina 1

Marmol Joseacute (1817ndash 1871)

Argentina 1

Miller John (1829ndash 1910) Memorias del general Miller (traducido por el

general Torrijos)

XIX Inglaterra 1

Palma Ricardo (1833ndash 1919)

laquoCarta epitalaacutemicaraquo XIX Peruacute 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea158

Autores no chilenos ni espantildeolesNombre Obras Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasPardo y Aliaga Felipe

(1806ndash 1868)Frutos de la educacioacuten

Una hueacuterfana en Chorrillos El Espejo de

mi tierra

XIX Peruacute 5

Paz Soldaacuten Mariano Felipe (1821ndash 1886)

XIX Peruacute 1

Peacuterez Felipe (1836ndash 1891) Gonzalo Pizarro XIX Colombia 1Ruiz de Alarcoacuten Juan de

(1572ndash 1639)El Tejedor de Segovia

(1634)XVII Meacutexico 1

Sarmiento Domingo Faustino (1811ndash 1888)

XIX Argentina 1

Sastre Marcos (1808ndash 1887)

El tempe argentino XIX Argentina 2

Segura Manuel Ascencio (1805ndash 1871)

Peruacute 2

Squier Ephraim George (1821ndash 1888)

The States of Central Ameacuterica

XIX Estados Unidos

1

Torres Caicedo Joseacute Mariacutea (1830ndash 1889)

XIX Colombia 1

Varnhagen Francisco La verdadera Guanahaniacute de Coloacuten

(1825)

XIX Brasil 1

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasSainete los dos preceptores 1

Cantar de Miacuteo Cid XIII 1Proacutelogo de Romances

Castellanos (Biblioteca de Rivadeneira)

XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 159

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasLazarillo de Tormes (1554)

atribuido a Hurtado de Mendoza

XVI 1

La mejor espuela XIX 1

Agustiacuten Duraacuten (1789ndash 1862)

Coleccioacuten de romances castellanos

XIX 1

Alcalaacute Galiano Joseacute (1849ndash 1919)

La hermosura XIX 1

Alcaacutezar Baltasar del (1530ndash 1606)

XVI 1

Aldrete Bernardo de Del origen y principio de la lengua castellana

XVI 1

Alemaacuten Mateo (1547ndash 1614)

Guzmaacuten de Alfarache (1599ndash 1604)

XVII 5

Alfonso X el Sabio Las siete partidas XIII 1Argensola Bartolomeacute Leonardo (1716ndash 1795)

Epiacutestola XVIII 1

Argensola Lupercio (1559ndash 1613)

Saacutetira XVII 3

Arias i Miranda Joseacute (1795ndash 1890)

Examen criacutetico- histoacuterico del influjo que tuvo el comerciohellip

XIX 1

Arias Saavedra Diego (1558ndash 1627) [atribuido a Fernando Aacutelvarez de

Toledo]

Pureacuten Indoacutemito XVII 1

Arolas Juan de (1805ndash 1849)

XIX 1

Arroyal Leoacuten de (1755ndash 1813)

Biblioteca selecta XVIII 1

Balmeacutes Jaime (1810ndash 1848)

Carta a un esceacuteptico XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea160

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasBanqueri J A Agricultura de Abuacute Zacariacutea

(1802)XIX 1

Barca Calderoacuten de la (1600ndash 1681)

El Purgatorio de san Patricio La cena de Baltasar No

siempre lo peor es cierto Saber del bien y del mal No hai cosa

como callar

XVII 8

Benavides Antonio (1808ndash 1884)

XIX 1

Boumlhl de Faber Cecilia [nombre real de Fernaacuten Caballero] (1796ndash 1877)

Floresta La Estrella de Vandalia

XIX 2

Bretoacuten de los Herreros Manuel (1796ndash 1873)

Poema laquoLa desverguumlenzaraquo Elena Marcela

XIX 10

Burgos Javier de (1778ndash 1848)

Traduccioacuten de Horacio XIX 1

Burguillos Tomeacute de (seudoacutenimo de Lope de

Vega 1562ndash 1645)

La gatomaquia (1634) XVII 3

Capmany Antonio (1742ndash 1813)

Arte de traducir XVIII 1

Castillejo Cristobal de (1490ndash 1550)

Rimas XVI 1

Catalina del Amo Severo (1832ndash 1871)

La mujer XIX 2

Cepeda y Ahumada Santa Teresa (1515ndash 1582)

Vida (1588) XVI 3

Cervantes Miguel de (1547ndash 1616)

El Rufian viudo El entremeacutes de los mirones La entretenida La ilustre fregona El Quijote Viaje al Parnaso La gitanilla

La tiacutea fingida El celoso extrementildeo Pedro de Urde-

Malas Diaacutelogo entre Sillenia i Selanio

XVI 46

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 161

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasChaide Maloacuten de (1530ndash

1589)Tratado de la Magdalena

(1588)XVI 1

Cieza de Leoacuten Pedro de (1520ndash 1554)

Croacutenica del Peruacute XVI 1

Coloacuten Cristobal (dagger1506) Diario (editado por Las Casas) XV 1Cruz San Juan de

(1542ndash 1591)XVI 1

Diacuteaz del Castillo Bernal (1495ndash 1584)

Historia verdadera de la conquista de Nueva Espantildea

(1632)

XVI 1

Ercilla Juan de (1533ndash 1594)

La Araucana XVI 5

Escobar Juan de Romancero del Cid (1605) XVII 1Escosura Jeroacutenimo de la

(1774ndash 1855)Compendio de la Historia de

Espantildea (1839)XIX 1

Espronceda Joseacute de (1802ndash 1842)

El diablo mundo XIX 1

Fernaacutendez de Angulo Francisco (1749ndash 1790)

XVIII 1

Fernaacutendez de Moratiacuten Leandro (1760ndash 1828)

Traduccioacuten de Hamlet El siacute de las nintildeas Romance al priacutencipe de la paz Romance al conde de

Floridablanca

XVIII 5

Fernaacutendez de Navarrete Martiacuten (1765ndash 1844)

Vida de Cervantes (1819) XIX 1

Fernaacutendez de Oviedo Gonzalo (1478ndash 1557)

Historia de las Indias (1527) XVI 6

Fernaacutendez i Gonzaacutelez Manuel (1821ndash 1888)

Los siete Infantes de Lara (1853)

XIX 1

Fernaacutendez- Gueacuterra i Orbe (1816ndash 1894)

Edicioacuten de la Perinola de Quevedo

XIX 1

Florentino Sanz Eulogio (1822ndash 1881)

1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea162

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasFranquelo Ramoacuten

(1821ndash 1875)Cuentos mentiras y

exajeraciones andaluzas Un Juramento (1862)

XIX 1

Garciacutea Goyena Florencio (1783ndash 1855)

XIX 1

Gil Polo Gaspar (1540ndash 1584)

Diana enamorada (1564) XVI 2

Gil y Zaacuterate Antonio (1793ndash 1861)

Un antildeo despueacutes de la boda (1826) El cesante

XIX 2

Goacutemez Hermosilla Joseacute Mamerto (1771ndash 1837)

Juicio criacutetico (1840) XIX 5

Gonzaacutelez Carvajal Tomaacutes (1753ndash 1834)

Traduccioacuten del salmo XXX XIX 1

Granada Fray Luis de (1504ndash 1588)

Siacutembolo de la fe (1583) Meditaciones Memorial

XVI 6

Guevara Antonio de (1480ndash 1545)

Epiacutestolas familiares (1539ndash 1541)

XVI 1

Hartzenbusch Juan Eugenio (1806ndash 1880)

Introduccioacuten a las comedias de D Juan Ruiz de Alarcon Proacutelogo al Dic De Gal De Baralt Un viaje en galera

Juan de las Vintildeas La Coja i el encojido

XIX 9

Herrera Fernando de (1534ndash 1597)

laquoA la batalla de Lepantoraquo XVI 1

Herrera Gabriel Alonso de (1470ndash 1539)

Agricultura general (1513) XVI 2

Hojeda Diego de (1570ndash 1615)

La cristiada (1611) XVII 2

Iriarte Tomaacutes de (1750ndash 1791)

El manguito el abanico y el quitasol La muacutesica La

sentildeorita mal criada

XVIII 4

Isla Francisco Joseacute de (1703ndash 1781)

Fray Gerundio Gil Blas de Santillana

XVIII 3

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 163

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasJovellanos Melchor

Gaspar de (1744ndash 1811)Ley agraria (1795) Jaacutecara a

Huerta Memoria que dirigioacute a sus compatriotas

XVIII 4

Larra Mariano Joseacute de (1809ndash 1837)

La Noche Buena de 1836 XIX 4

Leoacuten Fray Luis (1527ndash 1591)

La perfecta casada Nombres de Cristo

XVI 2

Manuel Infante don Juan

XIV 1

Mantildeeacute y Flaquer Juan (1823ndash 1901)

Espantildea en Londres XIX 1

Martiacutenez Villergas Juan (1817ndash 1894)

Sarmenticidio (1853) XIX 2

Maury Juan Mariacutea (1772ndash 1845)

Esvero y Almedora XIX 2

Meleacutendez Valdeacutes Juan (1754ndash 1817)

Idilio XVIII 2

Melo Francisco Manuel de (1608ndash 1666)

Guerra de Cataluntildea (1645) XVII 1

Mesonero Romanos Ramoacuten de (1803ndash 1882)

XIX 2

Molina Tirso (seudoacutenimo de Gabriel

Teacutellez) (1579ndash 1648)

Amar por sentildeas La venganza de Tamar Las amazonas de

las Indias La vida de herodes Quien no cae no se levanta El rey Enrique el enfermo Desde Toledo a Madrid No hay peor sordo La Villana de Vallecas

La celosa de siacute misma El condenado por desconfiado

Del enemigo el consejo

XVIII 13

Monlau Pedro Felipe (1808ndash 1871)

Elementos de higiene privada XIX 5

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea164

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasMora Joseacute Joaquiacuten

(1783ndash 1864)XIX 2

Moreto Agustiacuten (1618ndash 1669)

El valiente justiciero XVII 1

Ochoa Eugenio de (1815ndash 1872)

Paris Londres y Madrid (1861) XIX 3

Peacuterez de Montalbaacuten (1602ndash 1638)

La monja alfeacuterez (1625) XVII 1

Peacuterez del Castillo Baltasar

XVI 1

Puigblanch Antonio (1775ndash 1840)

Opuacutesculos gramaacutetico satiacutericos XIX 2

Quevedo Francisco de (1580ndash 1645)

Marco Bruto La visita de los chistes El Entremetido la

duentildea y el soplon Premaacuteticas del desengantildeo contra los poetas

guumleros

XVII 12

Quintana Manuel Joseacute (1772ndash 1857)

Vida de Vasco Nuacutentildeez de Balboa Vida de Francisco

Pizarro

XVIII 3

Ramoacuten de Campoamor (1817ndash 1901)

El baile El drama universal XIX 4

Reinoso Felix Joseacute (1772ndash 1841)

XIX 1

Ribadeneyra Pedro de (1526ndash 1611)

Vida de San Ignacio (obra editada por Vicente de la

Fuente)

XVI 4

Rojas Fernando de (1465ndash 1541)

La Celestina (1500) XV 1

Rosell Cayetano (1817ndash 1883)

Traduccioacuten de la Divina comedia

XIX 1

Saavedra Fajardo Diego de (1584ndash 1648)

Empresas poliacuteticas XVII 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 165

Autores espantildeolesNombre Obras Siglo Nuacutemero

de citasSaavedra y Ramiacuterez

Aacutengel (Duque de Rivas) (1791ndash 1865)

Recuerdos de un hombre grande El moro expoacutesito Masaniello El peregrino

indiano

XIX 4

Sciacuteo de San Miguel (1738ndash 1796)

Paraacutefrasis del salmo II XVIII 1

Seijas y Patintildeo Francisco de Paula (1828ndash 1856)

Comentario a Quevedo XIX 2

Soliacutes Antonio de (1610ndash 1686)

Historia de la conquista de Meacutexico (1684)

XVII 1

Terralla Esteban (1750ndash 1805)

Lima por dentro y por fuera (1797)

XVIII 1

Trueba y de la Quintana Antonio de (1819ndash 1889)

Nostalgia Fumemos Camino de la aldea Las Animaladas

de Perico

XIX 4

Ulloa Antonio de (1716ndash 1795)

XVIII 2

Valera Juan (1824ndash 1904) XIX 1Vega Inca Garcilaso de

la (1539ndash 1616)Comentarios reales (1609) XVII 3

Vega Lope de (1562ndash 1645)

El labrador de Madrid El perro del hortelano

XVII 2

Veacutelez de Guevara Luis (1579ndash 1644)

El diablo cojuelo (1641) XVIII 4

Villanueva Joaquiacuten Lorenzo (1757ndash 1837)

Vida literaria (1825) XIX 2

Villaviciosa Joseacute de (1589ndash 1658)

La Mosquea (1615) XVII 1

Virueacutes Cristobal de (1550ndash 1614)

El Monserrate (1587) XVI 1

Zorrilla Joseacute (1817ndash 1893)

La pasionaria Cantos del Trovador Margarita la tornera

XIX 3

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea166

Anexo IINoacutemina de autores del DICCIONARIO DE PERUANISMOS (1883ndash 1884)

de Juan de Arona

Autores peruanosNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasPrensa XIX 1

El Mercurio Peruano XIX 4La Nacioacuten (1884) XIX 2

El Peruano (prensa) (1856) XIX 1Poema anoacutenimo 2

Coplas 5El Tribuno (1838) XIX 1

El Mercurio Peruano 3Coacutedigo de Enjuiciamientos XIX 1

El Comercio de Lima XIX 2

Alfaro y Larriva Manuel

Tratado teoacuterico y praacutectico de Agricultura (1879)

XIX 2

Areacutestegui Narciso (1820ndash 1869)

El padre Horaacuten Escenas de la vida de Cuzco El aacutengel salvador

XIX 17

Arguedas Prada Ensayos poeacuteticos (1867) XIX 1Arona Juan de

[Pedro Paz Soldaacuten y Onanue]

Poesiacuteas peruanas Rimas del Riacutemac XIX 175

Caviedes Eloy (1849ndash 1902)

XIX 1

Fraguela Lorenzo XIX 1Fuentes Manuel

Atanasio laquoel Murcieacutelagoraquo (1820ndash

1889)

XIX 1

Grantildea Ladislao Seacute bueno y seraacutes feliz (1861) XIX 5Heros Juan de los Los tres rivales XIX 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 167

Autores peruanosNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasHipoacutelito Unaacutenue Joseacute (1755ndash 1833)

XIX 1

Maacuterquez Joseacute Arnaldo (1832ndash

1903)

XIX 2

Pardo y Aliaga Felipe (1806ndash 1868)

XIX 3

Paz Soldaacuten Mateo (1812ndash 1857)

Versos ineacuteditos XIX 3

Paz- Soldan y Castro Manuel de

XIX 1

Rojas y Cantildeas Ramoacuten Cornejo

Polar Jorge

Museo de Limentildeadas (1853) XIX 2

Ruiz de Montoya Antonio (1585ndash

1652)

XVII 1

Ruiz y Pavoacuten Expedicioacuten botaacutenica del Peruacute (1777ndash 1788)

XVIII 1

Segura Manuel Ascencio (1805ndash

1871)

Comedias 13

Vega Inca Garcilaso de la

(1539ndash 1616)

Comentarios reales (1609) XVII 34

Zurras (iquest) El Mercurio de Lima de septiembre de 1863

XIX 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea168

Autores no peruanos ni espantildeolesNombre Obra Siglo Paiacutes Nuacutemero

de citasCroacutenica del Colegio de la

Union de Quito (1860)XIX Ecuador 1

Memorias de Relaciones Exteriores de Colombia

XIX Colombia 1

El Fiacutegaro de Buenos Aires

Argentina 1

Alcedo Antonio de (1735ndash 1812)

XVIII Ecuador 5

Cambaceres Eugenio (1843ndash 1889)

Silbidos de un Vago XVIII Argentina 1

Capefigue Jean- Baptiste (1801ndash 1872)

Espantildea y Francia en sus relaciones diplomaacuteticas

XIX Francia 1

Gustave Droz Antoine (1832ndash 1895)

XIX Francia 1

Hartwig Georg The tropical world (1873) XIX Inglaterra 1Ochoa y Acuntildea

Anastasio Mariacutea de (1783ndash 1833)

XIX Meacutexico 1

Pigafetta Antonio (1480ndash 1534)

XV Italia 1

Ruiz de Alarcoacuten Juan de (1572ndash 1639)

XVII Meacutexico 1

Smith Archibald Peru as it is (1835) XIX Inglaterra 1Stevenson William

BennetTwenty Years residence

in South America (1825)XIX Inglaterra 2

Valdeacutes Gabriel de la Concepcioacuten [Plaacutecido]

(1809ndash 1844)

XIX Cuba 1

Weddell Hugh Viaje en el sur de Bolivia (1845ndash 1846)

XIX Inglaterra 1

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 169

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasOrdenanzas del virrey de Toledo (1575) XVI 2

Lazarillo de Tormes (1554) XVI 1Romancero de Rivadeneyra 2

Seminario pintoresco espantildeol XIX 1Romancero general (1600) XVI 1Cantar popular de Bilbao XIX 1

Biblioteca de Rivadeneyra Epistolario Tomo 2

1

Acosta Joseacute (1540ndash 1600)

XVI 1

Alarcoacuten Pedro Antonio de (1833ndash

1891)

XIX 1

Alcaacutezar Baltasar del (1530ndash 1606)

laquoA uno muy gordo de vientreraquo XVI 1

Alemaacuten Mateo (1547ndash 1614)

Guzmaacuten de Alfarache (1599ndash 1604) XVII 1

Anzarena Cristoval (seudoacutenimo de

Donato de Anzarena) (s XVIII)

XVIII 1

Barca Calderoacuten de la (1600ndash 1681)

No hay cosa como callar Los tres mayores prodigios El mayor encanto

amor

XVII 3

Barco y Centenera Martiacuten del (1535ndash

1602)

La Argentina (1602) XVII 2

Beacutecquer Gustavo Adolfo (1836ndash 1870)

XIX 1

Berceo Gonzalo Vida de Santo Domingo XIII 1

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea170

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasBohl de Faber Cecilia

[nombre real de Fernaacuten Caballero]

(1796ndash 1877)

La Gaviota Clemencia Maacutes honor que honores Laacutegrimas Con mal oacute con bien aacute los tuyos te teacuten El tiacuteo en

Ameacuterica Una en otra El diacutea de Reyes Las aacutenimas El dolor es una agoniacutea

sin muerte La estrella de Vanodolia Callar en vida Familia Alvareda El

sochantre de lugar Lucas Garciacutea

XIX 60

Bretoacuten de los Herreros Manuel

(1796ndash 1873)

El pelo de la dehesa XIX 2

Cadalso Joseacute (1741ndash 1782)

XVIII 1

Campoamor Ramoacuten de (1817ndash 1901)

Grandes problemas XIX 1

Castelar Emilio (1832ndash 1899)

Correspondencia (publicada en El Nacional de Lima)

XIX 1

Cavanillas Antonio Joseacute (1745ndash 1804)

XVIII 1

Cepeda y Ahumada Santa Teresa (1515ndash

1582)

Vida XVI 1

Cervantes Miguel de (1547ndash 1616)

XVI 1

Cieza de Leoacuten Pedro (1520ndash 1554)

Croacutenica del Peruacute (1553) XVI 12

Contreras Jeroacutenimo (1505ndash 1582)

Selva de aventuras XVI 2

Cruz Ramoacuten de la (1731ndash 1794)

XVIII 1

Cuesta Teodoro (1829ndash 1895)

XIX 2

Ercilla Juan de (1533ndash 1594)

La Araucana XVI 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 171

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasFernaacutendez de

Moratiacuten Leandro (1760ndash 1828)

XVIII 2

Fernaacutendez de Oviedo Gonzalo (1478ndash 1557)

Historia natural de las Indias (1527) XVI 3

Fulgosio Fernando (1831ndash 1873)

La uacuteltima sentildeora de Insuacutea (1866) XIX 1

Garciacutea Gregorio (1556ndash 1627)

Origen de los Indios del Nuevo Mundo (1607)

XVII 1

Goacutemez de Cibdadreal Fernaacuten

XV 1

Goacutemez de la Huerta Jeroacutenimo (1573ndash 1643)

Florando de Castilla (1588) XVI 2

Gonzaacutelez Carvajal Tomaacutes (1753ndash 1834)

Traduccioacuten de los salmos XIX 1

Gonzaacutelez Pedroso Eduardo (1822ndash 1862)

XIX 1

Gonzaacutelez Reguera Antoacuten (dagger1662)

XVII 1

Goya y Munain Joseacute (1756ndash 1807)

Traduccioacuten de la Poeacutetica de Aristoacuteteles XIX 1

Graciaacuten Baltasar (1601ndash 1658)

Traduccioacuten de Plutarco XVII 1

Guzmaacuten Juan de Traduccioacuten de las Geoacutergicas (1586) XVI 1Hartzenbusch Juan Eugenio (1806ndash 1880)

XIX 1

Herrera y Tordesillas Antonio de (1549ndash

1626)

Historia de las Indias Occidentales (1601)

XVII 1

Herrera y Tordesillas Antonio de (1549ndash

1626)

Deacutecadas XVI 1

Hidalgo Gaspar Lucas de (1560ndash 1619)

Diaacutelogos de apacible entendimiento (1603)

XVII 4

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea172

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasIsla Francisco Joseacute de

(1703ndash 1781)Fray Gerundio 2

Juan de Valdeacutes (1509ndash 1541)

Diaacutelogo de la lengua (h 1533) XVI 1

Leoacuten Fray Luis (1527ndash 1591)

XVI 1

Loacutepez de Goacutemara Francisco (1511ndash 1566)

Historia general de las Indias XVI 4

Loacutepez de Mendoza Iacutentildeigo (Marqueacutes de Santillana) (1398ndash

1458)

Proemio al Condestable XV 1

Martiacutenez Villergas Juan (1817ndash 1894)

XIX 2

Montesinos Fernando de

Memorias antiguas historiales y poliacuteticas del Peruacute (publicadas por

Marcos Jimeacutenez de la Espada en el siglo XIX)

XVII 1

Mora Joseacute Joaquiacuten (1783ndash 1864)

XIX 2

Moreto Agustiacuten (1618ndash 1669)

XVII 1

Olona Luis (1823ndash 1863)

Zarzuela XIX 1

Ochoa Eugenio de (1815ndash 1872)

Traduccioacuten de las Georgicas (1879ndash 1880)

XIX 2

Peacuterez Ballesteros Joseacute (1833ndash 1918)

XIX 1

Queipo de Llano Joseacute Mariacutea (Conde de Toreno) (1786ndash 1843)

Historia del levantamiento guerra y revolucioacuten de Espantildea (1835)

XIX 1

Quevedo Francisco de (1580ndash 1645)

Necedades de Orlando XVII 2

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 173

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasRodriacuteguez Rubiacute

Tomas (1817ndash 1890)Poesiacuteas andaluzas XIX 1

Rojas Fernando de (1465ndash 1541)

La Celestina (1500) XV 2

Saavedra y Ramiacuterez Aacutengel (Duque de

Rivas) (1791ndash 1865)

XIX 1

Salazar de Villasante Juan

Relacioacuten del Peruacute (1572) XVI 1

Salazar Eugenio de (1530ndash 1602)

Cartas XVI 3

Samaniego Feacutelix Mariacutea (1745ndash 1801)

Faacutebulas XVIII 2

Torres Bernardo Croacutenica Agustiniana del Peruacute (1667) XVII 2Trueba y de la

Quintana Antonio de (1819ndash 1889)

Glosario de Cuentos de color de rosa La yesca Los tres consejos

XIX 15

Valera Juan (1824ndash 1904)

Escenas Andaluzas del Solitario XIX 2

Vargas Moiseacutes (1843ndash 1898)

XIX 1

Vega Lope de (1562ndash 1645)

El bobo del colejio XVII 4

Velarde Fernando (1823ndash 1881)

Caacutenticos del nuevo mundo (1870) 1

Velarde Joseacute (1848ndash 1892)

XIX 1

Veacutelez de Guevara Luis (1579ndash 1644)

El diablo cojuelo (1641) XVII 1

Villegas Esteban Manuel de (1589ndash

1669)

XVII 3

Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea174

Autores espantildeolesNombre Obra Siglo Nuacutemero

de citasVillena Enrique de

(Marqueacutes de Villena) (1384ndash 1434)

Trabajos de Heacutercules (1417) XIV 1

Zaacuterate Agustiacuten de (1514ndash 1585)

Historia del descubrimiento y de la conquista del Peruacute (1555)

XVI 7

Zorrilla Joseacute (1817ndash 1893)

De fuera vendraacute quien de casa nos echaraacute

XIX 2

BibliografiacuteaAhumada Ignacio (2012) laquoIdeologiacutea y correccioacuten linguumliacutestica los prece-

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Arona Juan de [Pedro Paz Soldaacuten y Onanue] (sf [1883] Diccionario de perua-nismos Ensayo filoloacutegico Lima Libreriacutea Francesa Cientiacutefica J Garland

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Bello Andreacutes (1847) Gramaacutetica de la lengua castellana destinada al uso de los americanos Santiago de Chile Imprenta del Progreso

Bergenholtz Henning y Tarp Sven (2003) laquoTwo opposing theories On H E Wiegandrsquos recent Discovery of lexicographic functionsraquo Hermes 31 171ndash 196

Los ejemplos en Rodriacuteguez y Arona 175

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Huisa Teacutellez Joseacute Carlos (2011) Estudio preliminar de Diccionario de perua-nismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona Tesis doctoral Universidad de Augsburgo

Huisa Teacutellez Joseacute Carlos (2014) laquoHacia la edicioacuten criacutetica del Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Aronaraquo En Huisa Teacutellez Joseacute Carlos (ed) Estudios lexicograacuteficos sobre Juan de Arona Lima Academia Peruana de la Lengua 99ndash 135

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Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea176

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Rojas Dariacuteo (2015) laquoEl Diccionario de Chilenismos (1875) de Zorobabel Rodriacute-guez ideologiacuteas linguumliacutesticas e intertextualidadraquo Revista de Humanidades 32 87ndash 116

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Dariacuteo Rojas y Tania Avileacutes

El Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real

Academia Espantildeola (1884ndash 1927)

Abstract This article aims to study the reception of addition amendment or deletion proposals to the Dictionary of the Royal Spanish Academy between its 1884 and 1927 editions by Zorobabel Rodriacuteguez in his Diccionario de chilenismos (1875) The analysis reveals that these proposals were quantitatively marginal in Rodriacuteguezrsquos Diccionario that most of the proposals were accepted by the Dictionary of the Royal Spanish Academy in the 1925 and 1927 editions and that non- academic dictionaries acted as mediators between Rodriacuteguez and the Royal Spanish Academy supporting his proposals Addi-tionally we offer an interpretation of the glottopolitical meaning of this lexicographic practice in terms of the power conflicts around the institutional and international poli-tical management of the Spanish language in the context of academic hispanismo The latter point will help researchers to understand the need of not taking at face value the lexical data contained in this kind of dictionary

Keywords Spanish academic lexicography dictionaries of Spanish- American regiona-lisms prescriptive lexicography glottopolitics history of Spanish lexicography

1 IntroduccioacutenEn este trabajo nos proponemos estudiar la recepcioacuten de las propuestas de adi-ciones enmiendas o supresiones al Diccionario de la lengua espantildeola de la Real Academia Espantildeola (en adelante DRAE) hechas por Zorobabel Rodriacuteguez en su Diccionario de chilenismos de 1875 (en adelante DiCh) Nos concentraremos en determinar si las propuestas de Rodriacuteguez tuvieron alguna incidencia en las ediciones comprendidas entre la 12ordf (DRAE- 1884) que es la primera aparecida tras la publicacioacuten del DiCh y la 15ordf (DRAE- 1925) conocida por su programaacute-tica atencioacuten a los americanismos Ademaacutes incluimos en este recorte la primera edicioacuten del Diccionario manual de la corporacioacuten madrilentildea (DMRAE- 1927) versioacuten resumida y suplementaria de la 15ordf

Si bien el DiCh ha sido objeto de varios estudios que dan cuenta de su teacutecnica lexicograacutefica (Castillo 1995) de la ideologiacutea linguumliacutestica que manifiesta (Avileacutes y Rojas 2014 Rojas 2015 tambieacuten parcialmente Chaacutevez 2010 Rojas 2010 y Huisa 2013) y de las criacuteticas de que fue objeto (Rojas y Avileacutes 2015) ninguacuten

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estudio se ha propuesto abordar el problema especiacutefico que planteamos en esta ocasioacuten Desde nuestro punto de vista interesado en estudiar la lexicografiacutea como praacutectica social e ideoloacutegica (Rojas en prensa) y en este sentido deudor del enfoque glotopoliacutetico (Del Valle 2017) la relevancia de estudiar este problema radica en que constituye una de las dimensiones (y probablemente no la maacutes obvia) en que se manifiesta el problema maacutes amplio de la disputa por la parti-cipacioacuten en la gestioacuten poliacutetica de la lengua castellana en el contexto posterior a la emancipacioacuten de las naciones americanas hispanohablantes respecto de Espantildea Por ello creemos que a traveacutes de este estudio podemos contribuir a enriquecer nuestra comprensioacuten de lo poliacutetico del lenguaje y de las disciplinas encargadas de estudiarlo y de las maneras en que se han imbricado lenguaje poder agencia y autoridad en la historia de las comunidades hispanohablan-tes Por otra parte este tipo de aproximacioacuten por su presuncioacuten de que los diccionarios y otros instrumentos linguumliacutesticos no son nunca obras puramente descriptivas tambieacuten puede contribuir a darles mayor sofisticacioacuten teoacuterica y metodoloacutegica a los estudios de lexicologiacutea histoacuterica interesados en emplear este tipo de obras como fuentes de informacioacuten En particular resulta muy relevante la propuesta de Chen (2019 371ndash 372) que invita a no olvidar que los diccionarios son discursos opacos y no transparentes tal como no debe confundirse nunca un mapa (el diccionario) con el territorio que intenta repre-sentar (el leacutexico)

Por la razoacuten anterior en el apartado 2 ofreceremos una serie de anteceden-tes que permitiraacuten apreciar de manera maacutes clara la relevancia glotopoliacutetica del objetivo que nos proponemos alcanzar Luego en el apartado 3 explicaremos la metodologiacutea y presentaremos analizaremos y discutiremos los datos recaba-dos Finalmente en 4 esbozaremos algunas conclusiones

2 Contexto y sentido glotopoliacuteticoEn este apartado presentaremos antecedentes relativos a dos aspectos primero en 21 caracterizaremos la ideologiacutea linguumliacutestica que habiacutea alcanzado una posi-cioacuten hegemoacutenica en el momento en que se publica el DiCh enfatizando su rela-cioacuten solidaria con las caracteriacutesticas que adoptoacute la lexicografiacutea y otros geacuteneros metalinguumliacutesticos durante ese periodo Luego en 22 explicaremos la manera en que el proyecto de creacioacuten de academias americanas correspondientes de la RAE incide en la subordinacioacuten del DiCh a la lexicografiacutea y la poliacutetica linguumliacutes-tica acadeacutemica

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21 La ideologiacutea linguumliacutestica dominante y sus consecuencias glotopoliacuteticas

El primer siglo de vida independiente de la Repuacuteblica de Chile (cuya eman-cipacioacuten de Espantildea fue declarada oficialmente en 1818) estaacute marcado por el proceso de formacioacuten de Estado- nacioacuten la consolidacioacuten de su orden durante la Repuacuteblica Conservadora (1830ndash 1860 aprox) y la modernizacioacuten del mismo durante las uacuteltimas deacutecadas del XIX y las primeras del XX (Collier y Sater 2004) Durante todo este proceso histoacuterico la lengua castellana ocupoacute un lugar prominente en las poliacuteticas y discusiones puacuteblicas por la importancia que se le atribuiacutea tanto en cuestiones praacutecticas (como la alfabetizacioacuten la educacioacuten y el ejercicio de la ciudadaniacutea) como simboacutelico- identitarias

La ideologiacutea linguumliacutestica dominante durante este periodo (Rojas Avileacutes y Villarroel 2021) tiene como nuacutecleo fundamental el pensamiento glotopoliacutetico de Andreacutes Bello (Moreacute 2014) De acuerdo con esto prevalecioacute el hispanismo es decir la postura partidaria de conservar en el lenguaje la tradicioacuten espantildeola como garante de un orden que permitiriacutea que el devenir histoacuterico de la repuacute-blica chilena se manifestara como progreso y no como una corrupcioacuten Gracias a esta prevalencia en el contexto poscolonial se preservoacute en lo esencial el orden simboacutelico colonial centro- periferia de acuerdo con el cual el centro en torno al cual habiacutea que buscar la unidad panhispaacutenica era la norma peninsular centro- nortentildea con especial preferencia por los modelos literarios claacutesicos mientras que la periferia estaba constituida por las excolonias cuyas variedades linguumliacutes-ticas se consideraban desviaciones y potenciales amenazas de fragmentacioacuten idiomaacutetica

Lo anterior explica dos caracteriacutesticas prevalentes de las intervenciones en el espacio puacuteblico del lenguaje en el Chile de esa eacutepoca que guardan estrecha rela-cioacuten entre siacute Primero el privilegio y autoridad concedidos a la Real Academia Espantildeola y sus obras el Diccionario de la lengua castellana la principal de ellas En el caso de los diccionarios de chilenismos estos se plantean como obras sub-sidiarias del diccionario acadeacutemico Uno de los autores de estos diccionarios el sacerdote salesiano Camilo Ortuacutezar lo explica de forma muy priacutestina

Jamaacutes diccionario alguno por estimable que sea podraacute llevar ventaja al de un cuerpo colectivo como es la Academia que de continuo se rejuvenece con nuevos indivi-duos y que con notable meacutetodo y concierto trabaja incesantemente en perfeccionar su obra ya en Espantildea en cuya capital ha sentado sus reales ya en casi todas las repuacute-blicas americanas donde otras corporaciones correspondientes del mismo geacutenero le sirven de auxiliares poderosos aacute la manera que en un riacuteo muacuteltiples arroyos aumentan el caudal de sus aguas (DMLV viii- ix)

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Cabe precisar en cualquier caso que en los lexicoacutegrafos chilenos de esta eacutepoca se puede apreciar algo que no es simplemente una aceptacioacuten sumisa de su pro-pio lugar subordinado a traveacutes de la praacutectica lexicograacutefica tienen un intereacutes firme por establecer desde el aacutembito local un espacio de participacioacuten en el proceso de gestioacuten idiomaacutetica que se da a nivel laquopanhispaacutenicoraquo Prueba de lo anterior se encuentra en el discurso del poliacutetico conservador Ramoacuten Sotomayor Valdeacutes en el que en 1866 proponiacutea crear un Diccionario Hispano- americano que seriacutea el instrumento principal de preservacioacuten de la unidad idiomaacutetica en el continente (Rojas 2014) Lo interesante es que creiacutea que la elaboracioacuten de este instrumento le correspondiacutea por naturaleza a una academia linguumliacutestica ame-ricana (antes de que estas se fundaran) y no a los espantildeoles De este modo a pesar de que tal proyecto de diccionario es descrito abiertamente por Soto-mayor como complementario respecto del de la RAE es al mismo tiempo un mecanismo de participacioacuten que sirve para que los hispanohablantes ameri-canos (o al menos a una eacutelite selecta de entre ellos) sean tambieacuten agentes de la construccioacuten de la lengua espantildeola que como Sotomayor enfatiza es tambieacuten de su propiedad

Si tomamos las ideas de Sotomayor como representativas del clima de opi-nioacuten de los primeros lexicoacutegrafos chilenos podemos presumir que la eacutelite cul-tural chilena representada por ellos deseaba participar en la determinacioacuten de las praacutecticas linguumliacutesticas socialmente legiacutetimas entre los hispanohablantes aunque fuera desde una posicioacuten que asumiacutean como subalterna Podriacuteamos decir que se trataba de un intento de lograr reconocimiento y concesioacuten de legi-timidad por parte de la madre espantildeola y al mismo tiempo de constituirse como agentes glotopoliacuteticos autorizados en el campo cultural local Zorobabel Rodriacuteguez a propoacutesito de la palabra chancaca hace un paralelismo revelador entre el aacutembito linguumliacutestico y el poliacutetico1

Es eacuteste [chancaca] un provincialismo americano de corrientiacutesimo uso que no ha tenido sin embargo todaviacutea el honor de ser reconocido por la Academia como si la ilustre corporacion tuviese empentildeo en seguir con las nuevas palabras de estos paises la misma poliacutetica pachorruda que el gobierno de Madrid sigue con los nuevos estados que surjieron de la guerra de la independencia iexclSolo en este antildeo ha reconocido la de la repuacuteblica de Venezuela (DiCh s v chancaca)

En esta cita se trasluce una actitud un poco criacutetica hacia la Academia pero maacutes bien debido a una percibida desidia en ejercer la responsabilidad de liderazgo

1 En todas las citas del DiCh respetamos la ortografiacutea del original que corresponde a la ortografiacutea reformada chilena vigente oficialmente en ese paiacutes entre 1844 y 1927

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que le corresponde (laquopoliacutetica pachorrudaraquo) Es decir no se trata de un cuestio-namiento de fondo sino de un reconocimiento impliacutecito de que la corporacioacuten espantildeola es la que tiene la prerrogativa de sancionar la legitimidad de los usos linguumliacutesticos lo cual no quita que tenga la bondad de invitar a los americanos a participar en la toma de decisiones y que deba preocuparse de hacer su tarea bien (o lo mejor posible)

La segunda caracteriacutestica prevalente en las intervenciones glotopoliacuteticas del Chile de esta eacutepoca es la iacutendole prescriptivista de la abrumadora mayoriacutea de ellas empezando por las seminales laquoAdvertenciasraquo de Bello ([1833ndash 1834] 2013) e incluyendo el geacutenero completo de los diccionarios de chilenismos (Rojas 2010) cuyo concepto de chilenismo era de caraacutecter esencialmente pres-criptivo se trataba de incorrecciones o vicios idiomaacuteticos que normalmente se podiacutean remediar mediante el recurso a una voz castiza normalmente la pro-pugnada por el DRAE Estos diccionarios pretendiacutean mostrar cuaacuteles eran esas alternativas asiacute como a veces determinar cuaacuteles de estos chilenismos a falta de alternativas castizas podiacutean contar con la anuencia de la comunidad letrada Nuevamente en palabras de uno de los propios autores de este tipo de obras los diccionaristas de esta clase laquocumple[n] con la noble misioacuten de sacar a sus com-patriotas del estado de postracioacuten en que se encuentran les pone[n] delante las incorrecciones de lenguaje en que incurre el pueblo con el laudable propoacutesito de educarle e instruirleraquo (Del Solar 1900 4)

Algunas veces estos diccionarios tambieacuten podiacutean refutar la condicioacuten de chilenismo (o sea de incorreccioacuten o vicio) que se les atribuiacutea a determinados vocablos aportando evidencia de que habiacutean sido usados por autores castella-nos de prestigio o de que teniacutean meacuteritos sobresalientes para ser incorporados en el leacutexico estaacutendar Es a partir de esta uacuteltima dimensioacuten de los diccionarios de chilenismos que se origina el problema especiacutefico que analizamos en este tra-bajo una de las funciones que pretendiacutean cumplir fue la de servir de vehiacuteculo de intervencioacuten en el DRAE y a traveacutes de este en lo que Bourdieu (2001) llama la lengua legiacutetima

Para comprender adecuadamente estas caracteriacutesticas especialmente en relacioacuten con el DiCh de Rodriacuteguez es necesario ademaacutes relacionarlas con lo que ocurriacutea desde 1870 en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola a nivel insti-tucional asunto al que dedicaremos el siguiente apartado

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22 Las academias americanas correspondientes y la lexicografiacutea acadeacutemica

En 1870 la RAE puso en marcha un proyecto de creacioacuten de academias ame-ricanas correspondientes (Suumlselbeck 2014) que le serviriacutean como informantes para conocer las variedades americanas tal como demandaba por entonces el mercado de obras de referencia linguumliacutestica en el que comenzaban a ganar protagonismo diccionarios como el de Vicente Salvaacute preocupado de incluir muchos americanismos (Azoriacuten Fernaacutendez 2003) A la vez aunque de forma no declarada se esperaba que estas academias cumplieran un rol importante en la diplomacia cultural asociada a las aspiraciones poliacuteticas del proceso de Res-tauracioacuten de la monarquiacutea borboacutenica (Da Rosa 2014 154ndash 157) De forma maacutes general se tratoacute de un proyecto de iacutendole neocolonial por encontrar su razoacuten de ser en el hispanismo (Cortez y Goacutemez 2015) Este movimiento buscoacute superar la crisis decimonoacutenica del Imperio espantildeol promoviendo un lugar hegemoacutenico para Espantildea respecto de sus excolonias en virtud de la comunidad de lengua cultura y raza en la que aquella nacioacuten gozaba de primaciacutea histoacuterica (Del Valle Gabriel- Stheeman 2004 23ndash 27)

Las primeras academias correspondientes se fundaron durante la deacutecada de 1870 En Chile el proyecto se concretoacute con la fundacioacuten de la Academia Chilena correspondiente de la Espantildeola instalada en junio de 1885 con la participacioacuten de los acadeacutemicos correspondientes chilenos nombrados hasta entonces por la RAE (Rojas 2016) Entre ellos se encontraba Zorobabel Rodriacute-guez autor del DiCh quien se desempentildeoacute como primer secretario de la cor-poracioacuten e hizo de vocero de la misma en alguna poleacutemica suscitada en la prensa de la eacutepoca (Rojas 2019) Entre las primeras tareas que se propusieron estaba precisamente la de colaborar como informantes en la preparacioacuten de las proacuteximas ediciones del DRAE En la siguiente cita tomada de las actas de una de las primeras sesiones de la correspondiente chilena se hace expliacutecito que se basaraacuten en los trabajos lexicoloacutegicos ya publicados por algunos de sus miembros entre ellos el DiCh (para la obra de Amunaacutetegui Aldunate veacutease Avileacutes 2017)

Pasoacutese en seguida a fijar la materia de los trabajos que para cumplir con los fines de la institucioacuten habria de acometer la Academia i despues del correspondiente debate se acordoacute que desde la sesioacuten proacutexima i tomando por base las Apuntaciones que sobre algunas palabras usadas en Chile especialmente en el lenguaje legal i forense ha estado publicando el Sentildeor Don Miguel Luis Amunaacutetegui i el Diccionario de Chilenismos escrito por el Secretario se emprenderia un estudio ordenado i tan completo como fuese posible no solo de los provincialismos chilenos o peculiaridades de nuestra

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habla sino tambien del Diccionario jeneral de la lengua para elevar a la considera-cioacuten de la Real Academia Espantildeola las observaciones que el uacuteltimo por ella publicado sujiriese a fin de que aquel Docto Cuerpo pueda tomarlas en cuenta en la proacutexima edicioacuten que haga de tan importante obra (Acta de sesioacuten AChL 01 08 1886 cit en Rojas et al 2018 33)2

Por otro lado los diccionarios de la RAE a partir de 1870 tambieacuten se vieron afectados por este proceso glotopoliacutetico de alcances mayores Si en la lexico-grafiacutea acadeacutemica de la primera mitad del siglo XIX y anterior laquola atencioacuten que dispensa el diccionario al leacutexico americano es muy secundariaraquo (Claveriacutea Nadal 2021 82) la situacioacuten cambia a partir de las ediciones de la segunda mitad de ese siglo Un factor clave en este giro como ya dijimos corresponde a la publi-cacioacuten en 1846 del Nuevo diccionario de Salvaacute el primero en prestar atencioacuten programaacutetica al leacutexico de Ameacuterica (Seco 1988 90) y convertirse en competen-cia seria para la RAE en el mercado hispanoamericano El otro factor decisivo como se puede colegir de los paacuterrafos anteriores fue la puesta en marcha del proyecto de academias americanas correspondientes

La primera edicioacuten que se propone aumentar la representacioacuten americana en el leacutexico es la 12ordf (DRAE- 1884) que por lo demaacutes es la primera laquomodernaraquo y que manifiesta cambios de planta considerables respecto de la tradicioacuten anterior (Garriga 2001) Estos cambios fueron sentildealados en las laquoReglas para la correccioacuten y aumento del Diccionario vulgarraquo de 1869 y revisadas en 1872 En este docu-mento3 se estableciacutea como misioacuten aumentar el nuacutemero de americanismos pero solo aquellos laquocuya utilidad esteacute reconocida cuidando mucho de que la inclu-sioacuten no se extienda aacute vocablos y giros caprichosos oacute antigramaticalesraquo (DRAE- 1869 2) En la laquoAdvertenciaraquo preliminar de esta edicioacuten se indica laquoAhora por vez primera se han dado las manos Espantildea y la Ameacuterica Espantildeola para trabajar

2 En un documento diplomaacutetico ineacutedito conservado en el Archivo de la RAE en el expediente de fundacioacuten de la Academia Chilena el plenipotenciario espantildeol en Chile informa que esta determinacioacuten ya se habiacutea tomado en la segunda sesioacuten pre-paratoria del 3 de julio aunque en el acta de esa sesioacuten no se indicoacute nada sobre trabajos lexicograacuteficos Ademaacutes el documento especifica que se la calificoacute de tarea laquopreferenteraquo laquoTambieacuten se tratoacute en dicha Sesioacuten de los trabajos a que proacuteximamente deberiacutea dedicarse la nueva Academia indicaacutendose como preferente el dar a conocer a la Corporacioacuten Espantildeola los modismos y frases usados en Chile valieacutendose al efecto del Diccionario de Chilenismos de que es autor Don Zorobabel Rodriacuteguezraquo

3 Firmado por entre otros acadeacutemicos Fermiacuten de la Puente y Apezechea quien tam-bieacuten estuvo detraacutes del proyecto de academias correspondientes americanas (Bec-ker 2021)

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unidas en pro del idioma que es bien comuacuten entreambasraquo (DRAE- 1884 vii) y se reconoce la colaboracioacuten de las academias correspondientes de Colom-bia Meacutexico y Venezuela Sin embargo como se hecho ver en varias ocasiones (Alvar 1993 entre otros) laquono seraacute hasta la edicioacuten del DRAE- 1925 cuando esta atencioacuten [al leacutexico americano] empiece a producir efectos dignos de mencioacutenraquo (Garriga 2001 282) A modo de ejemplo en la letra F laquola presencia de voces con marca de alguacuten paiacutes de Ameacuterica es miacutenimaraquo (ibid)

La edicioacuten 13ordf (DRAE- 1899) continuacutea por la senda inaugurada por su pre-cedente Las actas de las sesiones preparatorias de 1887 dejan ver que entre los acadeacutemicos espantildeoles existiacutea la idea de que laquosi se aceptaran demasiadas de estas voces [americanismos] se lsquoadulterariacutearsquo la lengua Se llega por tanto al acuerdo de caraacutecter general de admitir soacutelo palabras que designen objetos pro-pios de Ameacuterica que no tengan en la Peniacutensula otra denominacioacutenraquo (Claveriacutea 2004 626) Tambieacuten en el periodo preparatorio en 1892 ocurrioacute el conocido incidente en que el acadeacutemico peruano Ricardo Palma durante una estancia en Madrid solicitoacute sin gran eacutexito la incorporacioacuten de un puntildeado de neologismos americanos (entre ellos presupuestar) propuesta que desatoacute una poleacutemica con los acadeacutemicos de la RAE (Claveriacutea 2004 626ndash 627) Finalmente la adicioacuten de voces y acepciones americanas en esta edicioacuten fue muy exigua y la mayoriacutea corresponde a realia americanos Por otra parte todo indica que la RAE estaba maacutes interesada en antildeadir laquoleacutexico de tipo culto moderno y neoloacutegicoraquo (Claveriacutea 2004 628) maacutes que en americanismos El Suplemento de esta edicioacuten (DRAE- 1899b) sin embargo muestra una inclusioacuten mayor de voces americanas lo cual Claveriacutea (2004 631) atribuye al affaire Palma

Si la edicioacuten 14ordf (DRAE- 1914) casi no presenta novedades es en la 15ordf (DRAE- 1925) cuando la tendencia a incorporar americanismos encuentra su punto culminante y se revela como una diferencia notoria respecto de las edi-ciones anteriores tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo4 Un aspecto relacionado y destacable de esta edicioacuten es que es la primera en que el tiacutetulo nombra a la lengua como espantildeola y ya no castellana lo cual implica un giro teoacuterico (impulsado por Ramoacuten Meneacutendez Pidal) que obligaba a la RAE por coherencia a mostrar justamente en la incorporacioacuten de leacutexico americano (y de otras latitudes) esa ampliacioacuten del horizonte conceptual con que se pensoacute la lengua (Garriga y Rodriacuteguez 2007 248ndash 249) En el proacutelogo de esta edicioacuten

4 Garriga y Rodriacuteguez (2006 111) sentildealan que el 15 de las adiciones hechas a la 15ordf ed estaacuten marcadas como americanismos Ademaacutes se antildeaden 14 nuevas abreviaturas referidas a paiacuteses o regiones americanas

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la atencioacuten especial prestada a los americanismos se declara y se explica lata-mente y se muestra una ampliacioacuten del criterio de seleccioacuten en comparacioacuten con las ediciones anteriores

Esperamos que esta atencioacuten consagrada a los americanismos sea una de las principa-les ventajas que se aprecien en este Diccionario respecto de los anteriores En eacutel se han acogido ante todo las voces y acepciones americanas que designan cosas peculiares de Ameacuterica animales plantas costumbres etc y se ha atendido asimismo a aquellas voces que aunque tengan su correspondiente en la Peniacutensula estaacuten difundidas por varios paiacuteses del otro continente (DRAE- 1925 viii)

Asimismo este proacutelogo deja ver que el meacutetodo seguido para satisfacer este pro-poacutesito fue el de la consulta de laquolos vocabularios de americanismos que andan impresosraquo (DRAE- 1925 viii) proceso en el que reconoce pudo haber cometido errores para cuyo remedio espera contar con la ayuda de las academias corres-pondientes en futuras ediciones

Finalmente la primera edicioacuten del Diccionario manual e ilustrado de la lengua espantildeola (DMRAE- 1927) tambieacuten puede considerarse como parte inte-grante de este momento cuacutelmine de la incorporacioacuten de americanismos sobre todo por su condicioacuten declarada de suplemento del DRAE- 1925 del cual seriacutea ademaacutes una versioacuten resumida y adaptada para uso escolar Esta obra recibioacute un importante influjo del Pequentildeo Larousse Ilustrado (1912) adaptado al espantildeol por Miguel de Toro y Gisbert a partir de la obra francesa original que tambieacuten poniacutea un fuerte eacutenfasis en la inclusioacuten de voces americanas En concreto en el DMRAE- 1927 los americanismos suponen laquoel 30 de las novedades [hellip] (23 de los nuevos lemas [hellip] y el 45 de las nuevas acepciones)raquo (Garriga y Rodriacute-guez 2008 102) Un dato de particular relevancia para nuestro estudio es que en el DMRAE- 1927 la adicioacuten de voces o acepciones con marca laquoChileraquo es la maacutes cuantiosa de los paiacuteses americanos por lejos (ibid)

3 AnaacutelisisEn 31 nos referiremos brevemente a algunas cuestiones metodoloacutegicas del estudio En 32 presentaremos los resultados del anaacutelisis descriptivo los que seraacuten luego sometidos a interpretacioacuten y discusioacuten en 33 Finalmente en 34 antildeadiremos a la discusioacuten algunos datos de iacutendole cualitativa que permitiraacuten enriquecer la comprensioacuten del problema estudiado

Rojas y Avileacutes186

31 Meacutetodo

Considerando que el lemario del DiCh no es excesivamente extenso (cerca de 1100 entradas a pesar de que el impreso tiene casi 500 paacuteginas) decidi-mos no confeccionar una muestra sino analizarlo por completo A partir del texto digitalizado en formato editable detectamos las entradas relevantes para nuestro objetivo aplicando buacutesquedas automaacuteticas para las secuencias de caracteres DICCIONARIO ACADEMIA ACADEacuteMIC y de forma complementaria otras secuencias que permitieran rastrear claves discursi-vas relevantes (INCLU ADMIT ADMIS INGRES ADOP entre otras) Estas secuencias complementarias mostraron ser completamente redundan-tes respecto de las anteriores en cualquier caso Finalmente realizamos una lectura iacutentegra y no automatizada del DiCh con el fin de remediar cualquier fallo heuriacutestico debido a errores de transcripcioacuten u otro factor En conse-cuencia podemos aseverar casi con total certeza que logramos realizar un inventario exhaustivo de las propuestas de intervencioacuten de Rodriacuteguez en el DRAE5

Cabe precisar que en ocasiones una entrada conteniacutea maacutes de una propuesta en congruencia con la lematizacioacuten muacuteltiple que es tiacutepica del DiCh Por ejemplo en la entrada muacuteltiple disparejo desparejo contamos cada uno de los vocablos lematizados como una propuesta separada Ademaacutes en otras ocasiones Rodriacute-guez suele discutir voces no lematizadas como sucede en la entrada baqueano donde tambieacuten discute la variante de pronunciacioacuten baquiano que considera-mos como una propuesta aparte

Una vez obtenido el inventario analizamos descriptivamente cada propuesta indicando su caraacutecter (adicioacuten enmienda o supresioacuten acepcioacuten o entrada) y rastreando cada una de las propuestas en el NTLLE (Nuevo Tesoro Lexicograacutefico

5 Es cierto que hay un continuo entre los casos en que evidentemente Rodriacuteguez estaacute proponiendo algo a la RAE (como el caso de chancaca citado en la seccioacuten anterior) y aquellos en que no (laquoLa Academia sin embargo no ha dado a seutil entrada a su Dic-cionario i ha hecho bien porque con ceutiacute bastaraquo DiCh sv sutil (limoacuten)) Algunos casos en que la fuerza asertiva de la propuesta es deacutebil y por tanto hay ambiguumledad son cobadera (laquoPor depoacutesito de guano no lo traen los diccionarios de la lenguaraquo DiCh sv cobadera) y mordoreacute (laquoSe pronuncia en Chile el frances mordoreacute (rojizo) que no trae ningun diccionario autorizadoraquo DiCh sv moldoreacute o moldoreacute) El primero de ellos de hecho nunca fue admitido en el DRAE (solo lo acogioacute Rodriacuteguez Navas- 1918) y el segundo por su condicioacuten de galicismo solo lo fue en DMRAE- 1927 que habiacutea relajado sus criterios de aceptacioacuten En casos ambiguos como estos tendimos a interpretarlos como propuestas igualmente

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de la Lengua Espantildeola) para determinar si habiacutean sido admitidas en el DRAE En virtud de lo presentado en la seccioacuten 22 sobre la lexicografiacutea acadeacutemica acotamos la buacutesqueda a las ediciones del DRAE publicadas entre 1884 y 1927 De forma adicional tambieacuten consideramos los resultados relativos a dicciona-rios no acadeacutemicos publicados entre esos mismos antildeos con el fin de sopesar en queacute medida la recepcioacuten de las propuestas de Rodriacuteguez en diccionarios distintos a los de la RAE podiacutea influir en su recepcioacuten en la lexicografiacutea de la corporacioacuten madrilentildea

32 Las propuestas del DiCh y su recepcioacuten en la lexicografiacutea acadeacutemica

El anaacutelisis descriptivo de las propuestas de adicioacuten enmienda o supresioacuten de artiacuteculos o acepciones al DRAE por parte de Rodriacuteguez se presenta en la Tabla 1 Para su correcta lectura teacutenganse en cuenta las siguientes convenciones

bull En la columna de las propuestas del DiCh sentildealamos con laquo[acep]raquo cuando se trata de una propuesta de adicioacuten o enmienda de acepcioacuten en caso de no sentildealarse nada se deberaacute entender que es una propuesta de adicioacuten de artiacuteculo

bull Cuando es pertinente indicamos con laquo(sv hellip)raquo la entrada del DiCh en que puede encontrarse la propuesta De no indicarse nada se entiende que hay coincidencia entre lema y propuesta

bull Ponemos con mayuacutesculas las propuestas del DiCh que tuvieron alguacuten reflejo en las ediciones pertinentes del DRAE mientras que van con minuacutesculas las que no la tuvieron

bull En el caso de las propuestas acogidas por el DRAE indicamos con color negro la edicioacuten de este diccionario en que se recoge En cambio usamos una laquoxraquo para sentildea-lar otras obras lexicograacuteficas no acadeacutemicas que recogieron o coincidieron con las propuestas del DiCh Reservamos el uso de una laquooraquo para indicar cuando a pesar de que la propuesta del DiCh no fue acogida en alguna edicioacuten del DRAE siacute lo fue en alguno de los diccionarios no acadeacutemicos

bull En las columnas de los diccionarios resaltamos con gris oscuro las ediciones prin-cipales del DRAE con gris claro las ediciones laquomenoresraquo (el suplemento de 1899 y el Manual de 1927) y dejamos en blanco las columnas correspondientes a los dic-cionarios no acadeacutemicos

Rojas y Avileacutes188

Tabla 1 Propuestas de adicioacuten o enmienda al DRAE (1884ndash 1927) por parte del DiCh y su recepcioacuten en los diccionarios acadeacutemicos y no acadeacutemicos del periodo

DRA

E-18

84

Zero

lo-1

895

DRA

E-18

99a

DRA

E-18

99b

Toro

yG

oacutemez

-190

1

DRA

E-19

14

Alem

any-

1917

Rodr

iacutegue

z-19

18

DRA

E-19

25

DMR

AE-1

927

ABASTERO x x xACAacutePITE x x x xacompantildeado [acep] (s v acompantildear )acompantildear [acep]AJOacute (s v iexclaguacute )ALGORRA xARNESES [acep] (s v arneacutes ) xANTINATURAL x x xAYUYA x xbalbucearBAQUEANO x xBAQUIANO (s v baqueano ) xblanquillo (s v algorra )BOLETERIacuteA (s v boleto ) x x x xBOLETO [acep] x x x xBOSTA xBOTARSE [acep] xCABEZOacuteNCAMOTE [acep] x x xCAPINGO x x x xcardenilloCASAS [acep]cobadera oCOGOTUDO A xcrece [acep]CUADRA [acep] xCHANCACACHEUTO x x x

189

(Continuado)

Tabla 1 Continuado

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DR

AE-1

884

Zero

lo-1

895

DRA

E-18

99a

DRA

E-18

99b

Toro

yG

oacutemez

-190

1

DR

AE-1

914

Alem

any-

1917

Rodr

iacutegue

z-19

18

DR

AE-1

925

DMR

AE-

1927

DESGARRARSE [acep] (s v desgarrar ) x xdesgarro [acep] (s v desgarrar )deshuesado (s v descocado )DESPAREJO (s v disparejo ) xDICTAMINAR xDISPAREJO x xEDITORIAL [acep] xelevacioacuten [acep]elevada [acep] (s v elevacioacuten )elevarse [acep] (s v elevacioacuten )ENROLLARescriborroteador (s v patriotero )estearino (s v velas esterinas )esterino (s v velas esterinas )fondilludo (s v fundillos )freidera (s v fritanguera )FRONTOacuteN (s v frontoacuten descabezado )FRONTOacuteN DESCABEZADOGALPOacuteN xGORRO FRIGIO x x xHENDIJA x xINFERNAacuteCULO (s v lucho )INNATURAL (s v antinatural )INQUILINAJE xINQUILINO [acep] x xjustaacuten (s v fustaacuten )LAVATORIO [acep] x xLAZO [acep] xLICORERA xlocador o

190 Rojas y Avileacutes

Tabla 1 Continuado

DRA

E-18

84

Zero

lo-1

895

DRAE

-189

9a

DRAE

-189

9b

Toro

yGoacute

mez

-190

1

DRA

E-19

14

Alem

any-

1917

Rod

riacutegue

z-191

8

DRA

E-19

25

DM

RAE-

1927

martillo [acep]MATE [acep] xMATRACALADA (s v tracalada )MINtildeAQUE xMORDOREacute (s v moldoreacute) x xmusquete (s v algorra )obsequiar [acep] (s v obsequio )obsequio [acep]origen [saber algo de buen origen ]

papal [acep] (s v papa ) o o opapero (s v papa ) oPENSAMIENTO [acep]pretensioso opulso [acep] (s v sentido )RAMO [acep]

RANCHO [acep]REMEZOacuteN x xRODAJA [acep]satisfaccioacuten [acep]SECADOR [acep] xSECRETEOSEDOSO ASO xTEJEDOR [acep] x xTENSIOacuteN [acep] (s v payar )TEODOLITOTRACALADA x x x xVALORIZAR x xVOLATIacuteN (s v maroma y volatiacuten )VOLIDO x

De la Tabla 1 se desprenden los datos numeacutericos expresados en las Tablas 2 a 5

Tabla 2 Frecuencia y porcentaje por tipo de propuesta (admitida no admitida artiacuteculo acepcioacuten)

n

Total propuestas DiCh 88 100

Admitidas en DRAE 59 6705No admitidas en DRAE 29 3295

Adicioacuten o enmienda artiacuteculo 34 3864Adicioacuten o enmienda acepcioacuten 54 6136

Tabla 3 Relacioacuten entre laquoadmitida no admitidaraquo y laquoartiacuteculo acepcioacutenraquo

Admitida en DRAE No admitida en DRAE

Adicioacuten o enmienda artiacuteculo 18 (5294) 16 (4706)Adicioacuten o enmienda acepcioacuten 41 (76) 13 (24)

Tabla 4 Frecuencia y porcentaje por edicioacuten DRAE en que se admite la propuesta

n DRAE-1884 13 2203DRAE-1899a 9 1525DRAE-1899b 2 339DRAE-1914 2 339DRAE-1925 22 3729DMRAE-1927 11 1865Total 59 100

Tabla 5 Frecuencia y porcentaje por diccionarios no acadeacutemicos que recogen propuestas de DiCh y relacioacuten con laquoadmitida no admitidaraquo En la Tabla 5 columna segunda la frecuencia y porcentaje total no corresponde a la suma de las frecuencias y porcentajes de cada diccionario debido a que una determinada propuesta del DiCh puede ser recogida por maacutes de un diccionario no acadeacutemico al mismo tiempo

n () Admitida en DRAE No admitida en DRAEZerolo-1895 35 (7778) 33 (9429) 2 (571)Toro y Goacutemez-1901 7 (1555) 7 (100) 0Alemany-1917 27 (60) 25 (9259) 2 (741)Rodriacuteguez Navas-1918 14 (3111) 11 (7857) 3 (2143)Total 45 (100) 40 (8889) 5 (1111)

Rojas y Avileacutes192

33 Discusioacuten de los datos obtenidos

Sobre la base de las Tablas 1 a 5 podemos plantear los siguientes puntos dignos de consideracioacuten

En primer lugar de acuerdo con la Tabla 1 la proporcioacuten de voces reco-gidas en el DiCh que Rodriacuteguez propone antildeadir o enmendar en el DRAE es menor 88 propuestas que sobre un lemario de alrededor de 1100 entradas no alcanzan a significar siquiera una deacutecima parte Esto da cuenta de que el propoacutesito del DiCh es primariamente censurar los usos chilenos y que las veces en que Rodriacuteguez cree que las voces que comenta merecen ser incluidas en el DRAE son relativamente excepcionales Esto concuerda con lo sentildealado por Rojas (2010 219) respecto del predominio de las comprobaciones de la incorrec-cioacuten putativa de los usos chilenos en este diccionario

En segundo lugar cabe precisar que del total de propuestas listadas en la Tabla 1 solo dos casos (inquilino y mate) corresponden a enmiendas y que no hay casos de propuestas de supresioacuten Rodriacuteguez propone casi exclusivamente adiciones al DRAE y de estas como muestra la Tabla 2 la mayoriacutea correspon-den a adiciones de acepcioacuten La Tabla 3 permite antildeadir que las propuestas de adicioacuten de acepcioacuten precisamente son las que tienen mayor probabilidad de ser admitidas en el DRAE Nos atrevemos a interpretar estos datos en relacioacuten de coherencia con la condicioacuten glotopoliacutetica subordinada que ostenta el geacutenero de los diccionarios de provincialismos respecto del DRAE y la actitud servil a la RAE que manifiesta habitualmente Rodriacuteguez la posicioacuten subordinada lo autoriza a completar y suplementar es decir a antildeadir maacutes a lo que ya estaacute con-solidado (sin alterar mucho lo consolidado) pero no a corregir en el sentido de disputar autoridad al punto de proponer que algo que ya estaacute recogido en el DRAE deberiacutea no estarlo

En tercer lugar del total de propuestas como se ve en la Tabla 2 maacutes de dos tercios son admitidas en alguna de las ediciones relevantes del DRAE La Tabla 4 permite ademaacutes observar que como era de esperar de acuerdo con los antece-dentes expuestos en 22 la parte maacutes importante de las admisiones ocurre hacia el final del periodo estudiado en DRAE- 1925 y su complemento DMRAE- 1927 ediciones que tomadas en conjunto suman maacutes de la mitad de los casos Otro momento significativo de admisioacuten de propuestas aunque en grado un tanto menor corresponde a la primera edicioacuten publicada con posterioridad al DiCh DRAE- 1884 que coincide con el primer momento de intereacutes de la corporacioacuten madrilentildea por incorporar voces americanas objetivo no del todo satisfecho como vimos En cambio DRAE- 1899 y DRAE- 1914 incorporan muy pocas pro-puestas del DiCh aunque la primera edicioacuten maacutes que esta uacuteltima

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 193

Cabe recordar a propoacutesito de este patroacuten que DRAE- 1884 imponiacutea un crite-rio maacutes restrictivo para la aceptacioacuten de propuestas de adicioacuten provenientes de Ameacuterica apelando al criterio de laquoutilidadraquo es decir que no existieran ya pala-bras equivalentes en el espantildeol de la Peniacutensula ademaacutes de exigir que no fueran voces laquoantigramaticalesraquo o laquocaprichosasraquo En congruencia con esto la inmensa mayoriacutea de las propuestas del DiCh que son admitidas en esta edicioacuten suelen serlo sin recibir una marca diatoacutepica (con la sola excepcioacuten de chancaca y ran-cho que quedan marcadas como americanismos) y corresponden a voces cuyos putativos demeacuteritos Rodriacuteguez se encarga de refutar6 En cambio DRAE- 1925 y sobre todo DMRAE- 1927 por su propia naturaleza experimental ampliacutean el criterio para acoger voces que a pesar de tener equivalente en la Peniacutensula se usan en varios paiacuteses americanos Asiacute es como hacen ingreso al DRAE- 1925 o DMRAE- 1927 voces o acepciones usadas en Chile y otros paiacuteses americanos como boleto camote cogotudo remezoacuten secador tejedor o tracalada e incluso chilenismos estrictos como abastero algorra cheuto o inquilino Asimismo en DMRAE- 1927 se relaja el criterio que excluiacutea las voces laquoantigramaticalesraquo o laquocaprichosasraquo para recoger usos marcados expliacutecitamente como laquobarbaris-mosraquo (acaacutepite ayuya) o precedidos de asterisco (valorizar volido) sentildealados como laquoabusosraquo (botarse) o galicismos (mordoreacute)

Creemos que lo anterior puede interpretarse como una manifestacioacuten de que como es obvio era la RAE la que teniacutea el control y monopolizaba la agen-cia en este proceso de incorporacioacuten de americanismos en particular ya que se aplicaron los criterios determinados por ella y la incorporacioacuten se produjo cuando ella lo estimaba pertinente En este sentido el caso de Rodriacuteguez debe considerarse cualitativamente distinto del de Ricardo Palma quien adoptoacute una actitud maacutes bien criacutetica y poleacutemica respecto de la RAE hasta cierto punto casi forzaacutendola a incorporar sus propuestas (Claveriacutea 2004 631)

Finalmente la Tabla 5 nos conduce a la conclusioacuten de que un factor que debioacute haber ejercido influencia al momento de admitirse propuestas de Rodriacute-guez en el DRAE es el que fueran recogidas ademaacutes por otros diccionarios espantildeoles especialmente aquellos de vocacioacuten americanista y de afaacuten laquocom-pletistaraquo del DRAE a la usanza de Salvaacute asiacute como inscritos en la tendencia enciclopedista caracteriacutestica del siglo XIX espantildeol (Azoriacuten Fernaacutendez 1996ndash 1997) Se trata para el caso del DiCh del Diccionario enciclopeacutedico de la lengua

6 Por ejemplo enrollar del cual dice laquoNo lo trae el Diccionario de la Academia Es sin embargo tan espantildeol como arrollarraquo (DiCh sv enrollar) para lo cual aduce una cita de Hermosilla

Rojas y Avileacutes194

castellana (1895) de Eliacuteas Zerolo Miguel de Toro y Goacutemez y Emiliano Isaza el Nuevo diccionario enciclopeacutedico ilustrado de la lengua castellana de Miguel de Toro y Goacutemez (1901) el Diccionario de la lengua espantildeola de Joseacute Alemany y Bolufer (1917) y el Diccionario general y teacutecnico hispanoamericano de Manuel Rodriacuteguez- Navas y Carrasco (1918) Este es un dato importante porque da cuenta de que la voz de los lexicoacutegrafos americanos teniacutea maacutes probabilidad de ser escuchada si ademaacutes era apoyada por lexicoacutegrafos espantildeoles y diccionarios de alcance laquogeneralraquo con lo cual se manifiesta niacutetidamente la organizacioacuten jeraacuterquica colonial que articula las relaciones de poder y autoridad en la ges-tioacuten poliacutetica de la lengua

Al menos de acuerdo con la informacioacuten ofrecida por el NTLLE el diccio-nario no acadeacutemico que maacutes relacioacuten guarda con que una propuesta del DiCh sea admitida en el DRAE es Zerolo- 1895 Sin embargo no es el caso que la apa-ricioacuten en Zerolo- 1895 signifique un impacto inmediato en la edicioacuten siguiente del DRAE solo en 9 ocasiones ocurre esto pero en maacutes de una veintena de casos la propuesta respaldada por Zerolo- 1895 tiene efecto tan solo en DRAE- 1925 y casi siempre con el concurso del respaldo de otros diccionarios no acadeacutemi-cos Zerolo- 1895 es la uacutenica obra de este grupo que reconoce expliacutecitamente cuando toma el DiCh como fuente de la informacioacuten Asiacute ocurre por ejem-plo en abastero laquoAmer Ch El vendedor de ganado para abasto de una ciudad (Z Rod Chil)raquo (Zerolo- 1895 sv abastero) procedimiento que repite en ayuya botarse capingo o cheuto y que restringe a los casos de laquochilenismosraquo en sen-tido estricto (lo cual explica que no lo haga en camote o lavatorio que ademaacutes son usados en el Peruacute) Ademaacutes Alvar Ezquerra (2018 20) cree que estos auto-res recurrieron al DiCh en una serie de entradas en que no lo citan (brocearse cototo diuca echona habiloso hervido robleriacutea entre otras)7

Cabe destacar que entre los autores de esta obra habiacutea un colombiano Emi-liano Isaza (1850ndash 1930) a quien Alvar Ezquerra (2018 17) atribuye la revisioacuten del material americano Por su parte el canario Eliacuteas Zerolo (1848ndash 1900) cuya figuracioacuten como primer autor podriacuteamos considerar siacutentoma de su condicioacuten de liacuteder del proyecto tuvo una experiencia de contacto de primera mano con las hablas americanas entre 1871 y 1876 vivioacute en Ameacuterica del Sur (Paz Saacuten-chez 2010 62) Pero ademaacutes de este conocimiento directo del leacutexico americano

7 Alvar Ezquerra (2018 20) tambieacuten apunta una serie de entradas en que estos autores citan el DiCh pero que no tratamos en este trabajo por no corresponder a instancias expliacutecitas de propuestas de adicioacuten al DRAE (abombado arremingarse contesta engordero guatapique huira merqueacuten talquina entre otras)

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 195

Zerolo teniacutea ideas bastante claras respecto del rol de las academias americanas en la gestioacuten poliacutetica del idioma y de cuaacutel debiacutea ser su relacioacuten con la RAE las que parecen darle un sentido glotopoliacutetico muy claro (de subordinacioacuten) al laquoapoyoraquo que significaba hacerse eco en Zerolo- 1895 de las propuestas del DiCh para aumentar el DRAE

Asumiendo asiacute pues la expansioacuten de las lenguas en el marco poliacutetico- administrativo internacional en buena medida en la segunda mitad del siglo XIX Zerolo realza el papel que debe jugar la Real Academia Espantildeola entre los pueblos hermanos que hablan el espantildeol A Espantildea le corresponde como legiacutetima depositaria de los derechos histoacutericos del nacimiento de la lengua tutelar los designios que comparte con la laquogran federacioacuten linguumliacutesticaraquo Y como tal se la reconoce tanto por los trabajos publicados por la propia Academia como por los de algunos ilustres filoacutelogos y pensadores [hellip] La primaciacutea espantildeola en el terreno linguumliacutestico y su tutela acadeacutemica deben venir reforza-das por la labor que lleven a cabo ademaacutes las academias correspondientes america-nas (Medina Loacutepez 2007 358)

El otro diccionario cuya acogida de las propuestas del DiCh tiene una relacioacuten a primera vista importante con la admisioacuten en el DRAE es Alemany- 1917 Es per-tinente notar que Joseacute Alemany y Bolufer (1866ndash 1934) fue miembro de la RAE desde 1909 donde ejercioacute diversas funciones directivas e integroacute la comisioacuten de Academias Americanas y la comisioacuten del DRAE participando muy activa-mente en las ediciones de 1914 y 1927 asiacute como en DMRAE- 1927 (Prieto Garciacutea- Seco 2007 126) En su diccionario de 1917 Alemany se sirvioacute ampliamente de otros repertorios lexicograacuteficos para complementar la base fundamental de su lemario como el DRAE- 1914 En lo que respecta a las voces americanas seguacuten Prieto Garciacutea- Seco (2007 131) usoacute sobre todo las obras de Miguel de Toro y Gisbert (sobre americanismos y el ya mentado Pequentildeo Larousse Ilustrado) Si a esto sumamos el hecho de que no incluye el DiCh en su laquoLista de las obras consultadas para la redaccioacuten de este diccionarioraquo (Alemany- 1917 vii- viii) cabe imaginar que en realidad la obra de Toro y Gisbert sirvioacute de puente entre el DiCh y Alemany asiacute como obviamente lo debioacute haber hecho Zerolo- 1895 tambieacuten usado por Alemany como fuente La relacioacuten entre la admisioacuten de propuestas de Rodriacuteguez en el DRAE y su aparicioacuten en Alemany- 1917 de este modo resulta ser maacutes bien deacutebil e indirecta

Por otra parte la misma Tabla 5 permite sacar la conclusioacuten de que no es en cualquier caso estrictamente necesario que las propuestas de Rodriacuteguez hayan sido acogidas por alguacuten diccionario no acadeacutemico para que fueran admitidas en el DRAE ya que una cantidad no menor son recogidas en la edicioacuten de 1884 (ver Tabla 4) caso en el cual no hubo mediacioacuten por parte de otros lexicoacutegrafos Asimismo hay unos pocos casos (ver los sentildealados con laquooraquo en la Tabla 1) en que

Rojas y Avileacutes196

las propuestas no son admitidas en el DRAE a pesar de haber sido respaldadas por Zerolo- 1895 (locador) o por varios lexicoacutegrafos a la vez (papal)

34 Datos cualitativos

Junto con los datos presentados en 32 y discutidos en 33 nos parece relevante terminar con una breve revisioacuten de algunos datos muy puntuales de natura-leza cualitativa que ofrecen una perspectiva iluminadora respecto de la manera en que el propio Zorobabel Rodriacuteguez representa metadiscursivamente la praxis lexicograacutefica manifestada en el DiCh especiacuteficamente en lo que toca a las propuestas de adicioacuten de vocablos al DRAE Para esto nos servimos del concepto de ideologiacutea linguumliacutestica (Del Valle y Meirinho- Guede 2016) que se refiere a creencias ideas o representaciones sobre el lenguaje (en cualquiera de sus dimensiones) que se articulan de forma coconstitutiva con determinadas representaciones sobre la sociedad sostenidas desde posicionamientos poliacute-ticos y circunstancias materiales especiacuteficas y que por tanto desempentildean un papel central en la configuracioacuten y naturalizacioacuten de relaciones de poder domi-nacioacuten y desigualdad

En estudios anteriores (Avileacutes y Rojas 2014 Rojas 2015 Rojas y Avileacutes 2015) hemos mostrado que el DiCh contiene una representacioacuten de la lengua de caraacutecter racionalista (seguacuten los modelos culturales de la estandarizacioacuten de Geeraerts 2016 [2003] ) y afiacuten a la ideologiacutea de la lengua estaacutendar (Milroy 2001) situada dentro de las coordenadas del conservadurismo hispanista heredero de Andreacutes Bello (ver 21) En consecuencia en el DiCh lo dialectal (los laquochilenis-mosraquo) es objeto de actitudes negativas y por el contrario se recomienda adoptar los usos sancionados por la RAE o la literatura claacutesica Sin embargo se deja un margen de admisibilidad para suspender la condena a lo dialectal si es que tiene atenuantes que mitiguen la falta de ser una potencial amenaza a la unidad del idioma

Noacutetese que el vocabulario que usamos en la frase anterior remite metafoacute-ricamente al dominio conceptual del ordenamiento legal especiacuteficamente en su faceta penal condenar atenuantes falta Esto no es gratuito pues el pro-pio DiCh de forma muy reveladora dice que al usar destajo en la acepcioacuten de porcioacuten de fruta legumbre u otro alimento comprado a granel laquose comete un chilenismoraquo (Rojas y Avileacutes 2014 69ndash 71) En el caso de algunas entradas que forman parte del corpus del presente estudio la activacioacuten del dominio concep-tual de la legalidad aparece tambieacuten muy claramente pero esta vez aportando una dimensioacuten ideoloacutegica que reviste la adopcioacuten de nuevas voces en el DRAE de connotaciones poliacuteticas muy sugerentes

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 197

El sentildeor Salvaacute pone a esta voz [dictaminar] la nota ldquoProvincialismo de la Ameacuterica Meridional dar dictaacutemenrdquo aseveracion confirmada por el silencio que acerca de ella guarda el Diccionario de la Academia De desear seria que se procediese cuanto aacutentes a otorgarle carta de ciudadaniacutea pues es lo cierto que si se eliminase no quedaria para expresar la idea mas arbitrio que recurrir al circunloquio dar dictaacutemen i sabido es que nunca debe desterrarse un vocablo correctamente formado aunque sea nuevo para servirse de circunloquios o de frases (DiCh sv dictaminar las negritas son nuestras)ldquoNo haria mal en nuestro humilde juicio la Academia legalizando el empleo de una voz que sobre ser uacutetil no es mas que la sustantivacion del adjetivo editorial esto es lo perteneciente al editor (DiCh sv editorial las negritas son nuestras)rdquo

El caso del uso de legalizar en la entrada editorial es bastante claro el voca-bulario metalinguumliacutestico referido a la incorporacioacuten de voces al DRAE mani-fiesta la idea de que lo linguumliacutesticamente legiacutetimo estaacute dentro de los liacutemites de los coacutedigos acadeacutemicos y de que la RAE tiene la autoridad de convertir en legiacutetimo lo que hasta entonces (por desconocimiento o equivocacioacuten) no lo era El vocabulario metalinguumliacutestico que encontramos en la entrada dicta-minar por otra parte antildeade una dimensioacuten nueva la accioacuten de incorporar voces al DRAE queda equiparada a la naturalizacioacuten de las personas como ciudadanas de pleno derecho de una organizacioacuten poliacutetica de un Estado- nacioacuten En cambio el no admitirlas en el DRAE equivale a desterrarlas a hacerlas apaacutetridas

Para cambiar de estatus de apaacutetridas a ciudadanas del Estado- nacioacuten laquolen-gua espantildeolaraquo las palabras deben cumplir una serie de meacuteritos descritos con detalle en Avileacutes y Rojas (2014) y que acaacute vuelven a aparecer en la argumenta-cioacuten de Rodriacuteguez en favor de la admisioacuten de determinadas voces en el DRAE la necesidad denominativa o laquoutilidadraquo (esto es que exprese un concepto que no tiene ya denominacioacuten en la lengua) el ajuste a las normas gramaticales del idioma o la generalidad (geograacutefica y social) del uso son los principales de estos meacuteritos como puede verse en los casos de chancaca dictaminar y editorial ya citados en el transcurso de este trabajo

4 ConclusionesEn el presente estudio hemos podido comprobar que el DiCh tiene como una de sus funciones el proponer adiciones (principalmente de acepciones) al DRAE De entre estas propuestas la parte maacutes importante recibe acogida de forma relativamente tardiacutea en DRAE- 1925 y DMRAE- 1927 que es cuando seguacuten distintos estudios han comprobado la RAE se ocupoacute de incrementar

Rojas y Avileacutes198

sustancialmente el caudal de americanismos de su diccionario a pesar de que se proponiacutea hacerlo al menos desde DRAE- 1884 momento en que tambieacuten varias de las propuestas de Rodriacuteguez fueron recogidas (especiacuteficamente las de neologismos sin equivalente existente en la lengua) Aunque ambos momentos se enmarcan dentro del periodo en que la RAE muestra un particular intereacutes por incorporar americanismos (iniciado en 1870 con el proyecto de creacioacuten de academias correspondientes) la propia actitud de esta institucioacuten es la que sirve de reguladora del flujo de acogida de propuestas en un primer momento con criterio maacutes restrictivo (solo entran al DRAE- 1884 los neologismos laquouacutetilesraquo) y despueacutes maacutes laxo (en DRAE- 1925 aunque no sean uacutetiles pueden entrar si estaacuten suficientemente difundidos por Ameacuterica)

Otro hecho destacable que hemos podido sacar a la luz en nuestro estudio es que el eacutexito relativo de las propuestas de Rodriacuteguez se incrementa si estas reci-ben el apoyo de otros diccionarios no acadeacutemicos especialmente Zerolo- 1895 Se trata especiacuteficamente de diccionarios que se proponiacutean completar el leacutexico contenido en el DRAE con tecnicismos y americanismos y cuyos autores al menos en el caso de Alemany y Bolufer y de Zerolo teniacutean una demostrable afi-nidad con la ideologiacutea y la poliacutetica linguumliacutestica acadeacutemica en lo relativo a Ameacute-rica y que por tanto entendiacutean el sentido glotopoliacutetico de todo este conjunto de praacutecticas lexicograacuteficas Esto probablemente tambieacuten podriacutea explicar el que la mayor parte de las propuestas del DiCh hayan sido admitidas por la RAE en la parte final del periodo que estudiamos cuando estas obras no acadeacutemicas ya habiacutean avalado las propuestas de Rodriacuteguez

Esta funcioacuten laquosuplementariaraquo del DiCh tiene un caraacutecter maacutes bien secun-dario por su poca relevancia numeacuterica en el conjunto del lemario dedi-cado sobre todo a consignar laquoviciosraquo idiomaacuteticos chilenos y a corregirlos (esta seriacutea su funcioacuten primaria) Sin embargo tiene un alcance glotopoliacutetico mayor en la medida en que es una manifestacioacuten particular de la dinaacutemica de subordinacioacuten neocolonial que se constituyoacute como forma naturalizada de interaccioacuten entre la institucioacuten central de la poliacutetica linguumliacutestica hispaacutenica la RAE y sus academias correspondientes americanas a partir de 1870 Si bien Rodriacuteguez muestra una actitud servil frente a la RAE (que ilustra la famosa laquodeformacioacuten acadeacutemico- correspondienteraquo denunciada por Martiacuten Luis Guzmaacuten en el primer congreso de la ASALE en 1951) y en su praxis asume su posicioacuten subordinada en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola su intervencioacuten lexicograacutefica le habriacutea permitido generar un capital simboacute-lico a nivel local a traveacutes del cual se habriacutea posicionado como una autoridad frente a sus pares y del cual sin duda es siacutentoma su nombramiento como acadeacutemico correspondiente en 1883 y su participacioacuten como fundador y

Diccionario de chilenismos y diccionarios de la RAE 199

primer secretario de la Academia Chilena desde 1885 En este sentido su intervencioacuten glotopoliacutetica responde al desideratum planteado por Ramoacuten Sotomayor en 1866 respecto de la participacioacuten e inclusioacuten de (algunos de) los hablantes americanos en la construccioacuten de la lengua legiacutetima mediante la elaboracioacuten de diccionarios

En siacutentesis este tipo de praacutecticas lexicograacuteficas pueden entenderse como manifestaciones de relaciones y conflictos de poder en la gestioacuten poliacutetica de la lengua espantildeola que se dan en el aacutembito especiacutefico de la gestioacuten del leacutexico legiacutetimo Estas pugnas de poder son constitutivas de la produccioacuten de auto-ridad en materia idiomaacutetica en dos niveles primero por parte de la RAE en su esfuerzo por preservar la hegemoniacutea geopoliacutetica y neocolonial a traveacutes de la gestioacuten de la lengua comuacuten segundo por parte de los intelectuales ameri-canos entre los que cuenta Rodriacuteguez quienes en su deseo por posicionarse como hablantes autorizados en el campo poliacutetico local movilizan sus posi-ciones subalternas como un medio para generar capital simboacutelico por fuera de la RAE pero a traveacutes del gesto de reconocimiento de la autoridad de dicha corporacioacuten extranjera Como corolario de lo anterior la lexicologiacutea histoacuterica interesada en tomar el DiCh y obras afines como fuentes deberaacute necesaria-mente tener en cuenta que su valor testimonial no puede ser determinado sin considerar su sentido glotopoliacutetico (que es precisamente lo que eviden-cia su condicioacuten de laquomaparaquo que necesariamente distorsiona el laquoterritorioraquo) y mucho menos sin recurrir al apoyo de fuentes primarias (lenguaje en uso no metalinguumliacutestico)

Bibliografiacuteaa) DiccionariosAlemany- 1917 = Joseacute Alemany y Bolufer (dir) 1917 Diccionario de la lengua

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DMRAE- 1927 = Real Academia Espantildeola 1927 Diccionario manual e ilustrado de la lengua espantildeola Madrid Espasa- Calpe

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Rojas y Avileacutes200

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Luz Fernaacutendez Gordillo

Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899)

Abstract The article is devoted to a general presentation of Garciacutea Icazbalcetarsquos Voca-bulario de mexicanismos (1899) departing from the idea that monographic studies on dictionaries of provincialisms of the 19th century in Latin America are necessary To achieve this goal first the socio- historical and cultural context of the first period of Mexicorsquos independence is studied Secondly the nomenclature and microstructure of the Vocabulario are analyzed Finally the sources used by Garciacutea Icazbalceta are presented and commented

Keywords Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta differential lexicography historical dictionary 19th century Mexican Spanish mexicanisms

1 IntroduccioacutenLos sentildealamientos de varios lexicoacutegrafos hechos en el uacuteltimo tercio del siglo pasado acerca de que los diccionarios de regionalismos hispanoamericanos publicados en el siglo XIX y en las dos primeras deacutecadas del XX1 mantuvieron una dependencia del diccionario de la Real Academia Espantildeola (RAE) a pesar de que la mayoriacutea de sus paiacuteses habiacutea dejado de ser ya colonias del Imperio espa-ntildeol hace evidente seguacuten afirma Lara en algunos de sus artiacuteculos la concepcioacuten de que el conjunto de regionalismos de los primeros se ofrece como laquodesviacuteo de las normas impuestas por los acadeacutemicos y refuercen tanto el juego de valores ideoloacutegicos que nos han educado como la subordinacioacuten pasiva de las regiones americanas al sujeto histoacuterico de nuestra lengua representado por la Academia Espantildeolaraquo (Lara 1996 352 las cursivas son nuestras)

En este artiacuteculo me propongo matizar estos sentildealamientos con respecto a la postura de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta autor del inconcluso Vocabulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Propoacutenense ademaacutes algunas adiciones y enmiendas aacute la

1 Tambieacuten pertenece a este grupo el Diccionario de mejicanismos de Francisco J San-tamariacutea a pesar de la fecha de su publicacioacuten 1959 concebido como continuacioacuten del Vocabulario de mexicanismos de Garciacutea Icazbalceta

Luz Fernaacutendez Gordillo206

uacuteltima edicioacuten (12a) del Diccionario de la Academia (de ahora en adelante Voc-mex) publicado en 1899 puesto que de acuerdo con Huisa Teacutellez (2011 11) es necesario laquoafrontar el estudio de cada una de estas obras en particular par-tiendo de la premisa de que no todos los autores siguieron un mismo meacutetodo ni menos auacuten persiguieron los mismos objetivosraquo ya que aunque muestren coincidencias con obras similares de la misma eacutepoca tambieacuten manifiestan diferencias que los singularizan Este estudio monograacutefico nos proporcionaraacute ademaacutes la certeza de que esta obra constituye una fuente fiable en el estudio histoacuterico del leacutexico

Con esta finalidad tomareacute en cuenta el valor del Vocmex en primer lugar desde una perspectiva acorde con su contexto sociohistoacuterico - cultural perspec-tiva muy necesaria ya que nos permite emprender el estudio de la obra con cri-terios maacutes cercanos al enfoque del autor en su propia eacutepoca relacionado con el intereacutes de reflejar su propia identidad y la nacionalidad mexicana En segundo lugar analizareacute la obra en cuanto a la importancia de las voces registradas y a su estructura textual Queda claro que la perspectiva histoacuterica mencionada nos ayudaraacute a superar los liacutemites que supondriacutea considerar en abstracto y uacuteni-camente los criterios contemporaacuteneos de anaacutelisis lexicograacutefico Considerareacute tambieacuten las reflexiones que se han hecho sobre el conjunto de los llamados dic-cionarios de provincialismos o diccionarios de americanismos (Toro y Gisbert 1912 169ndash 219) y me apoyareacute en la correspondencia que mantuvo Garciacutea Icaz-balceta con diversas personalidades de su eacutepoca especialmente con el filoacutelogo Rufino Joseacute Cuervo porque en ella se halla informacioacuten sustancial para cono-cer aspectos de su biografiacutea y de su percepcioacuten de la lengua que aclaran su labor como lexicoacutegrafo

2 Los diccionarios de regionalismos hispanoamericanosEl Vocmex forma parte de los llamados diccionarios de provincialismos publi-cados en el siglo XIX entre los que destaco los siguientes Idiotismos hispano- mexicanos (1844) del mexicano Melchor Ocampo Diccionario de barbarismos y solecismos (1843ndash 44 2ordf ed 1884) del mexicano Joseacute Justo Goacutemez Conde de la Cortina Breve cataacutelogo de errores en orden aacute la Lengua y Lenguaje castella-nos (1862) del ecuatoriano Pedro Fermiacuten Cevallos Diccionario de chilenismos (1875) del chileno Zorobabel Rodriacuteguez Diccionario de peruanismos Ensayo filoloacutegico (1883) del peruano Juan de Arona Vocabulario rioplatense razonado (1889) del espantildeol radicado en Montevideo Daniel Granada Diccionario de mejicanismos coleccioacuten de locuciones y frases viciosas (1895) del cubano Feacutelix Ramos y Duarte

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 207

La labor de reunir peculiarismos de diversas regiones y paiacuteses de nuestro continente y definirlos o explicar sus usos tiene como antecedentes las peque-ntildeas glosas de palabras en diversos tipos de texto especialmente en los histoacuteri-cos desde la eacutepoca de la Conquista continuoacute durante la Colonia a veces como glosarios y aun en el lapso inmediatamente posterior a la consumacioacuten de la independencia como testimonia el glosario de 1830ndash 31 incluido al final del quinto y uacuteltimo volumen de la primera edicioacuten completa de la novela El Peri-quillo sarniento intitulado laquoPequentildeo vocabulario de las voces provinciales o de origen mexicano usadas en esta obra a maacutes de las tomadas de sus respecti-vos lugaresraquo2 El objetivo era aclarar a los destinatarios o lectores de los demaacutes paiacuteses de habla espantildeola el significado de aquellas palabras que designan rea-lidades exclusivas del aacutembito americano generalmente indigenismos aunque tambieacuten voces patrimoniales con usos propios por lo que cumpliacutean de manera prioritaria una funcioacuten que hoy caracterizamos como enciclopeacutedica

Los diccionarios de provincialismos significaron un hiato en este devenir del manejo lexicograacutefico hispanoamericano ya que antes de las luchas de indepen-dencia no se habiacutea cuestionado la valoracioacuten social de la lengua impuesta por Espantildea que era reconocida apreciada y considerada prestigiosa incluso para los hablantes monolinguumles de lenguas indiacutegenas que veiacutean en su uso una puerta abierta para salir de su situacioacuten marginal Sin embargo el hecho de que estos diccionarios surgieran en un periacuteodo posterior a la consumacioacuten de la indepen-dencia propicioacute distintas valoraciones ante la lengua espantildeola que Huisa Teacutellez (2011) identifica como funciones y que en cada diccionario se manifestaron de manera diversa Entre estas funciones destaca las siguientes 1) enciclopeacutedica 2) complementaria del diccionario acadeacutemico 3) prescriptiva 4) normaliza-dora 5) diferencial y 6) contrastiva advirtiendo que solo el estudio detallado de cada diccionario podriacutea dar lugar a otras (Huisa Teacutellez 2011 18) La explicacioacuten de estas funciones en particular de las cinco uacuteltimas tiene relacioacuten con el peso que tuvo el espantildeol peninsular para los hispanoamericanos al contrastarlo con el leacutexico de cada una de sus variedades particulares lo que motivoacute el despliegue de ideologiacuteas linguumliacutesticas en especial la de la normatividad que dio paso a la buacutesqueda de la unidad y de la correccioacuten idiomaacuteticas3

2 Es necesario precisar que esta edicioacuten es poacutestuma y que no se sabe con certeza si el vocabulario que incluye 64 regionalismos es del autor o del editor

3 Sobre las actitudes linguumliacutesticas en el Vocmex que no constituyen tema central de esta contribucioacuten cfr Buzek (2020)

Luz Fernaacutendez Gordillo208

3 Contexto sociohistoacuterico- cultural de Meacutexico en el siglo XIX4

Uno de los periacuteodos maacutes dinaacutemicos en la historia de Meacutexico es justamente el siglo XIX caracterizado por cambios raacutepidos en todos los oacuterdenes de la vida fundamentalmente a partir de su surgimiento como paiacutes independiente

En sus primeros cincuenta antildeos de vida independiente (1821ndash 1870) prevalece la inquietud y falta de paz a causa de la guerra (civil y contra Estados Unidos y Francia) La vida del paiacutes ademaacutes de estar a merced de militares ambiciosos tambieacuten estuvo muy amenazada por bandoleros dedicados a asaltar a los pocos que se atreviacutean a circular por los malos caminos Agreguemos que la nacioacuten estaba muy dividida por una parte el partido poliacutetico centralista y conserva-dor influenciado por las logias masoacutenicas de rito escoceacutes en las que se reuniacutean los criollos de la alta sociedad borboacutenicos e iturbidistas5 y por otra parte por el partido liberal y federalista en cuya raiacutez estaban las logias yorquinas inte-gradas particularmente por criollos de la clase media No hubo desarrollo eco-noacutemico ni concordia social ni estabilidad poliacutetica ni cohesioacuten nacional por lo que no pudieron llevarse a cabo las metas que habiacutean sontildeado los independen-tistas para la nueva nacioacuten

En la segunda mitad de siglo los hombres cultivados ndash pocos ya que esta-diacutesticamente solo uno de diez sabiacutea leerndash decepcionados por lo ocurrido antes (la peacuterdida de medio territorio patrio ndash 2 400 000 km2 tras la guerra con Esta-dos Unidosndash la pobreza del pueblo y del gobierno la incesante guerra civil el caos de la administracioacuten puacuteblica y otros males) decidieron intentar dirigir la nacioacuten Aunque eran pocos continuaban divididos en dos partidos el conser-vador y el liberal Tanto conservadores como liberales coincidiacutean en la imagen de la grandeza natural de Meacutexico y en la pequentildeez de sus habitantes e inten-taron conscientemente construir una cultura nacional y una identidad propia pero no eran indiferentes a los intereses poliacuteticos que buscaban la unidad eco-noacutemica y poliacutetica

A lo largo de este siglo los conservadores se identificaron con la herencia espantildeola y catoacutelica defendieron un reacutegimen centralista y monaacuterquico que no se desprendiese de la Iglesia catoacutelica mientras que los liberales o progresistas rechazaban esa tradicioacuten por considerarla feudal y retroacutegrada y defendiacutean un

4 Para este contexto me he apoyado en Gonzaacutelez (1974) y (1976) Diacuteaz (1976) Vaacutezquez (1976) y (2006) Martiacutenez (1976) Stavenhagen (1988) y Villavicencio (2010)

5 Los borboacutenicos eran partidarios de volver a depender del imperio espantildeol los itur-bidistas deseaban formar un imperio mexicano como el de Agustiacuten I Agustiacuten de Iturbide ocupoacute el trono de Meacutexico desde julio de 1822 hasta marzo de 1823

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 209

reacutegimen republicano y federalista con un Estado laico y al mismo tiempo bus-caban incorporar a la cultura algo de la ilustracioacuten francesa del racionalismo britaacutenico y del empirismo norteamericano No obstante tras la invasioacuten de Estados Unidos y la peacuterdida de territorio los liberales se volvieron maacutes criacuteticos con respecto al modelo cultural estadounidense y sobrevino una tendencia a mirarse a siacute mismos y buscar las raiacuteces culturales y la identidad no en mode-los europeos o angloamericanos sino en la propia sociedad mexicana en su composicioacuten eacutetnica e histoacuterica actitud relacionada con el proceso poliacutetico y econoacutemico de la construccioacuten nacional

Los nacionalistas romaacutenticos mexicanos del siglo XIX anhelaron un pro-yecto histoacuterico nacional sin embargo la cultura nacional que proponiacutean representaba solo los deseos coherentemente articulados de la pequentildea clase dominante heredera de la administracioacuten colonial y desesperadamente nece-sitada de legitimar su poder y de desarrollar las estrategias que excluiacutean del aparato poliacutetico a las masas populares constituidas por mestizos indios negros y mulatos que habiacutean tomado parte en las guerras de independencia

La divisioacuten de clases era tambieacuten una divisioacuten cultural Los indios conforma-ban la mayoriacutea de la poblacioacuten y ocupaban los peldantildeos maacutes bajos de la estruc-tura socioeconoacutemica Durante la eacutepoca colonial fueron mantenidos lejos del proceso poliacutetico mediante un riacutegido sistema de estratificacioacuten y segregacioacuten y solo se los incorporoacute a la economiacutea como mano de obra servil Despueacutes de la Independencia la esclavitud y la servidumbre fueron abolidas proclamaacuten-dose la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin embargo la subordina-cioacuten y la explotacioacuten de los indios persistioacute mediante los sistemas de tenencia y explotacioacuten de la tierra De hecho las poblaciones indiacutegenas eran consideradas un obstaacuteculo para la integracioacuten nacional y por lo tanto una amenaza para el legiacutetimo lugar que las elites nacionales criollas creiacutean ocupar entre las naciones civilizadas del mundo

La poliacutetica nacionalista de las artes y las letras nacida de la exaltacioacuten de dejar de ser sucursal de Espantildea y empezar su mexicanizacioacuten y actualizacioacuten dio lugar en la literatura al surgimiento de los cuadros de costumbres como los de Joseacute Tomaacutes de Cueacutellar ndash quien utilizoacute el seudoacutenimo de Facundondash de las novelas costumbristas como las de Manuel Payno y Astucia de Luis G Inclaacuten de los romances histoacutericos como los de Guillermo Prieto etc obras que por cierto constituiraacuten parte fundamental de la base documental de Garciacutea Icaz-balceta para seleccionar los ejemplos y reunir parte de la nomenclatura de su Vocmex El principal animador de este afaacuten nacionalista en la literatura fue Ignacio Manuel Altamirano escritor periodista y poliacutetico protagonista ademaacutes

Luz Fernaacutendez Gordillo210

de una poleacutemica sostenida con Francisco Pimentel sintomaacutetica de la cuestioacuten de la lengua en el siglo XIX mexicano como veremos a continuacioacuten

4 La cuestioacuten de la lengua en el siglo XIX mexicanoTras el ciclo antillano en que el espantildeol traiacutedo por navegantes y conquistadores se americaniza o con maacutes precisioacuten se antillaniza y la posterior imposicioacuten del idioma en Meacutexico de la mano tambieacuten de los conquistadores fue la lengua culta usada en la corte espantildeola primero en la toledana y en seguida en la madrilentildea la imitada en la corte virreinal novohispana Entre 1591 y 1604 encontramos algu-nos testimonios que dan cuenta de la pulcritud linguumliacutestica que caracterizoacute a la capital de la Nueva Espantildea asiacute Bernardo de Balbuena escribe (apud Lope Blanch 2003 57 las cursivas son nuestras)

Es ciudad de notable policiacuteay donde se habla el espantildeol lenguajemaacutes puro y de mayor cortesaniacutea

vestido de un belliacutesimo ropajeque le da propiedad gracia agudezaen casto limpio liso y grave traje

Grandeza mexicana (1604)

Los estudios del espantildeol mexicano se refieren a esta lengua culta ndash hablada por espantildeoles y criollos de estratos superiores principalmente en el centro de las zonas urbanasndash siempre en compantildeiacutea de la lengua coloquial y popular hablada fuera de aquellos estratos en zonas perifeacutericas de los centros urbanos y en lugares poco poblados En este sentido Aacutengel Rama sentildeala en su artiacuteculo laquoLa ciudad escritu-rariaraquo

En el comportamiento linguumliacutestico de los latinoamericanos quedaron niacutetidamente sepa-radas dos lenguas Una fue la puacuteblica y de aparato que resultoacute fuertemente impregnada por la norma cortesana procedente de la peniacutensula [hellip] Sirvioacute para la oratoria religiosa las ceremonias civiles las relaciones protocolares de los miembros de la ciudad letrada y fundamentalmente para la escritura ya que soacutelo esta lengua puacuteblica llegaba al registro escrito La otra fue la popular y cotidiana utilizada por los hispano y lusohablantes en su vida privada y en sus relaciones sociales dentro deacutel mismo estrato bajo de la cual conta-mos con muy escasos registros y de la que sobre todo sabemos gracias a las diatribas de los letrados [hellip] (Rama 1985 4ndash 5)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 211

En la Nueva Espantildea esta lengua comuacuten siguioacute su trayectoria transformaacutendose constantemente con contribuciones de las lenguas indiacutegenas6 ademaacutes de sufrir diversos cambios foneacuteticos incorporaciones de un leacutexico propio y desplaza-mientos semaacutenticos de esta forma contrasta con la lengua culta u oficial que se caracterizaba por su rigidez y por ende su lenta evolucioacuten La formacioacuten de la variedad del espantildeol mexicano que dio sus primeras muestras desde el siglo XVI se desencadena de acuerdo con Rama (1985) como en muchos otros casos semejantes sobre todo a traveacutes del habla de aquella lengua coloquial7 esencialmente oral y con poca documentacioacuten escrita8 no seraacute sin embargo sino hasta el siglo XIX cuando el habla de la calle de ese momento irrumpa con su repertorio leacutexico en un texto literario de tema mexicano concretamente en la ya mencionada novela El Periquillo sarniento (1816) primera en el continente hispanohablante de Joaquiacuten Fernaacutendez de Lizardi

Ahora bien la actitud sumisa ante la norma cortesana madrilentildea y el purismo idiomaacutetico persistioacute durante mucho tiempo y desde el siglo XVIII al estable-cerse la RAE aquella se sustituyoacute por la norma acadeacutemica La explicacioacuten del purismo y de esas dependencias radica de acuerdo con Rama (1985 5) en laquosu situacioacuten minoritaria dentro de la sociedad y su actitud defensiva dentro de un medio hostilraquo

Lograda la emancipacioacuten poliacutetica de Meacutexico y como efecto de la buacutesqueda del nacionalismo que envolvioacute todos los aspectos de la vida sociohistoacuterico - cultural surge el intereacutes por el estudio de la lengua espantildeola ndash tanto como por el de las lenguas indiacutegenasndash lo que constituye una de las manifestaciones de querer mirar hacia dentro y conocer lo propio y peculiar A la par de las lenguas

6 Las lenguas indiacutegenas habladas por los indios entre los que dominaba el monolin-guumlismo ndash predominante hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando surgioacute la necesidad de comunicarse en espantildeol para servir a hacendados o duentildeos de minasndash se hablaban tambieacuten en las periferias de las ciudades pero esencialmente en los llamados pueblos de indios o repuacuteblicas de indios alejados de las ciudades

7 Ciertamente esta habla fue relevante para Garciacutea Icazbalceta por ejemplo uno de los autores de quien selecciona citas o autoridades de uso para su Vocmex es Fernaacuten Gonzaacutelez de Eslava (1534ndash 1599) espantildeol llegado a la Nueva Espantildea a los 24 antildeos quien utilizoacute el habla popular en varios de sus Coloquios (Cf Reyes 1948 67ndash 68)

8 La investigacioacuten actual estaacute revirtiendo este problema de falta de fuentes echando mano de documentos informales particularmente de cartas privadas y de poesiacuteas populares de tradicioacuten oral vigentes durante los tres siglos de la eacutepoca colonial cfr por ejemplo Parodi (1995) Arias (1997) Company (1994) y Perissinotto (1998) Ademaacutes se puede consultar ya el Corpus Electroacutenico del Espantildeol Colonial Mexicano (COREECOM)

Luz Fernaacutendez Gordillo212

indiacutegenas consideradas lenguas propias de Meacutexico como nacioacuten multilinguumle el espantildeol se asumioacute tambieacuten como propio como la lengua de los que lucha-ron por la soberaniacutea y el progreso de Meacutexico como lengua heredada que com-partiacutean americanos y espantildeoles con los mismos derechos y no como lengua impuesta De esta forma para las elites criollas que ocupaban el poder poliacutetico conservar la pureza del espantildeol era obligacioacuten no solo de los espantildeoles sino tambieacuten de los mexicanos esto determinoacute que Antonio Loacutepez de Santa Anna presidente de Meacutexico ordenara la creacioacuten de la Academia de la Lengua sin lazos visibles con la RAE mediante el decreto promulgado el 22 de marzo de 1835 en el que se precisa

La decadencia aacute que ha llegado entre nosotros la lengua castellana tanto por la falta de principios en la mayor parte de los que la hablan y escriben como por la circulacioacuten de las malas traducciones de que ha inundado aacute la Repuacuteblica mexicana la codicia de los libreros extrangeros y principalmente por la escasez de obras claacutesicas y originales producidas por la incomunicacioacuten en que hemos estado con Espantildea ha llamado justamente la aten-cioacuten de los que se interesan en la conservacioacuten de la maacutes rica pomposa y sonora de todas las lenguas del Mediodiacutea de EuropaDeseoso el supremo gobierno de aprovechar tan favorable ocasioacuten para contener aquel mal y restituir toda la pureza y explendor aacute la lengua que heredamos de nuestros mayores y que es por consiguiente la nuestra ha dispuesto crear una academia con el tiacutetulo de Academia de la lengua cuyas atribuciones sean

1deg Conservarla en toda su pureza [hellip] 3deg Formar el diccionario de las voces hispano- mexicanas distinguieacutendolas de las caste-

llanas corrompidas 4deg Formar gramaacuteticas y diccionarios de las diferentes lenguas que se hablan en toda la

Repuacuteblica [hellip] 6deg Acopiar materiales que sirvan para la formacioacuten del atlas etnograacutefico de la Repuacuteblica

en la parte perteneciente aacute idiomas (apud Dublaacuten Lozano 187635 mantenemos la ortografiacutea del texto)

El reducido nuacutemero de personas ilustradas hizo que los acadeacutemicos seleccio-nados para integrar esta institucioacuten fueran los mismos que participaban en la Academia Nacional de Historia entre ellos destacoacute ndash ademaacutes de los historia-dores Carlos Mariacutea Bustamante Lucas Alamaacuten el autor de obras dramaacuteticas Manuel Eduardo Gorostiza y los poetas Joseacute Mariacutea Heredia y Joaquiacuten Pesadondash Joseacute Justo Goacutemez Conde de la Cortina quien fue nombrado presidente de la Academia autor del Diccionario de barbarismos y solecismos introducidos en la lengua castellana (1884) de finalidad esencialmente prescriptiva y que muestra

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 213

una actitud purista pero sin que se hagan mayores referencias al diccionario acadeacutemico9

Las circunstancias poliacuteticas de Meacutexico en aquel momento fueron determi-nantes para que esta iniciativa no progresara ni siquiera antildeos despueacutes en 1854 cuando por medio del decreto del 24 de enero se restableciacutea el de 1835 y se ratificaba a Goacutemez de la Cortina como presidente de esta institucioacuten Garciacutea Icazbalceta por cierto pasoacute a ser integrante no de la Academia de la Lengua sino de la de Historia A pesar de estos fracasos hay que destacar el intereacutes que mostraron los primeros gobiernos mexicanos tanto por contribuir con el progreso de la cultura del paiacutes como por legislar ellos mismos sobre la lengua espantildeola aunque teniendo como modelo a la RAE Parece ser que a pesar de interrupciones y del poco tiempo que duraron las actividades de esta academia sus miembros se centraron esencialmente en corregir el uso anaacuterquico que se haciacutea de la ortografiacutea10

Un segundo personaje ilustre que me interesa mencionar en este breve repaso de la cuestioacuten de la lengua en Meacutexico en el siglo XIX es un contemporaacute-neo de Goacutemez de la Cortina Melchor Ocampo (1814ndash 1861)11 poliacutetico liberal y jurista quien ilustra los principios de la linguumliacutestica comparativa y de la linguumliacutes-tica histoacuterica europeas aplicadas a examinar la lengua espantildeola y las lenguas prehispaacutenicas Con respecto al espantildeol mexicano Ocampo preparoacute un vocabu-lario que dejoacute inconcluso IDIOTISMOS HISPANO- MEXICANOS o maacutes bien primeros apuntes de un suplemento al Diccionario de la Academia Espantildeola por las palabras que se usan en la Repuacuteblica de Meacutexico como parte del dialecto cas-tellano que en ella se habla (Idiotismos) editado y publicado mucho maacutes tarde por Aacutengel Pola en 1901 en el que registra vocablos correspondientes a lo que

9 Sobre la obra de Joseacute Justo Goacutemez cfr Cifuentes (2001) Merece la pena mencionar que su diccionario no registra indigenismos aunque pareciera que sin identificarlos como tales se le colaron algunos

10 Otro intento de fundar una institucioacuten encargada del cuidado de la lengua y de ela-borar un diccionario hispanomexicano y que tampoco prosperoacute partioacute de la orden que firmoacute Maximiliano como Emperador de Meacutexico el 10 de abril de 1865 para el establecimiento de la Academia Imperial de Ciencias y Literatura que integraba tres secciones una de las cuales conjuntaba filologiacutea linguumliacutestica y bellas artes A ella pertenecieron varias de las personalidades importantes de aquella eacutepoca como Joseacute Fernando Ramiacuterez y los que seriacutean fundadores de la Academia Mexicana Corres-pondiente de la Espantildeola en 1875 Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Francisco Pimentel y Joseacute Mariacutea Roa Baacutercena (cfr Fernaacutendez Gordillo 2010)

11 Sobre Ocampo cfr Fernaacutendez Gordillo (2011 100ndash 103 y 2010 13ndash 14) y Cifuentes (2004)

Luz Fernaacutendez Gordillo214

hoy se designa como mexicanismos de uso diferencial y mexicanismos geneacuteticos y que habiacutea empezado a reunir hacia 1840 a solicitud de Vicente Salvaacute (1786ndash 1849) quien se habiacutea propuesto incrementar el nuacutemero de americanismos en su Diccionario de la lengua castellana Asimismo el 3 de septiembre de 1843 Melchor Ocampo publicoacute en el perioacutedico liberal El Siglo XIX un artiacuteculo de tres paacuteginas acompantildeado de un listado de un gran nuacutemero de palabras en el que de forma anoacutenima pero con la firma de laquoel autor del Idioticoacutenraquo solicitaba la colaboracioacuten de las personas interesadas en el espantildeol usado en Meacutexico para la formacioacuten del Idioticoacuten Hispano- mexicano aclarando que este era un diccio-nario que reuniacutea 1) unidades leacutexicas peculiares de Meacutexico 2) unidades leacutexicas que no estuvieran registradas en el diccionario acadeacutemico aunque se emplearan en Espantildea y 3) la acepcioacuten o acepciones diferentes de las que dicho dicciona-rio incluiacutea usadas entre los mexicanos Merece resaltarse de Ocampo su clara idea de dialecto o variedad en referencia al espantildeol mexicano cuya legitimidad basada en el uso general y no al buen uso defiende

Finalmente resulta importante integrar en este panorama la ya mencionada poleacutemica entre el literato Altamirano y el miembro de la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente a la espantildeola Francisco Pimentel ndash por cierto cuntildeado de Garciacutea Icazbalcetandash llevada a cabo en el Liceo Hidalgo el 10 de noviembre de 1884 centrada en el uso de locuciones mexicanas en la literatura uso apoyado por Altamirano y censurado por Pimentel12

Las obras lexicograacuteficas de Goacutemez de la Cortina y de Melchor Ocampo y la poleacutemica mencionada nos permiten pensar que la situacioacuten del espantildeol mexi-cano o idioma hispano mexicano en el siglo XIX se caracteriza por una doble actitud la de mantener la normatividad de la RAE ante los usos mexicanos expliacutecita o impliacutecitamente y la de reconocer la especificidad del espantildeol mexi-cano principalmente de su leacutexico y pugnar por su independencia linguumliacutestica No obstante predominoacute el tratamiento eminentemente normativo trazado por aquella por medio de su Gramaacutetica Ortografiacutea y Diccionario

5 Datos biobibliograacuteficos de Joaquiacuten Garciacutea IcazbalcetaEste contexto histoacuterico y linguumliacutestico es el que rodeoacute la vida de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta uno de los grandes autodidactas de innegable erudicioacuten y sapien-cia considerado bioacutegrafo biblioacutegrafo y biblioacutefilo historiador y filoacutelogo Nacioacute en la ciudad de Meacutexico el 21 de agosto de 1825 siendo el deacutecimo hijo del espantildeol

12 Sobre esta poleacutemica cfr Cifuentes Landa (2011)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 215

Eusebio Garciacutea Monasterio comerciante en vinos y de la criolla descendiente de vizcaiacutenos Ana Ramona Icazbalceta duentildea de extensas haciendas situadas principalmente en Morelos que heredariacutea posteriormente su hijo En 1829 esta familia se vio obligada a exiliarse ante la orden de expulsioacuten de los espantildeoles residentes en Meacutexico y permanecioacute en Caacutediz Espantildea hasta 1836 Radicoacute en la capital mexicana toda su vida donde se dedicaba al estudio y a atender su empresa cantildeera

En 1836 el paiacutes se encontraba en una situacioacuten convulsa entre otras cosas por la revolucioacuten en el sistema educativo puesto que pasoacute de la Iglesia a una direc-cioacuten general de instruccioacuten puacuteblica Sus padres que pensaban que todos los males de Meacutexico se habiacutean originado a raiacutez de su independencia decidieron contratar maestros a domicilio para que le dieran clases de latiacuten franceacutes italiano y algo de alemaacuten sin embargo nuestro autor llegoacute a afirmar (apud Martiacutenez 1978 8) que no habiacutea aprovechado sus ensentildeanzas a pesar de lo cual se interesoacute desde joven en proseguir con el estudio de las lenguas extranjeras y el aprendizaje de la historia de Meacutexico los cuales le permitieron traducir del ingleacutes la Historia de la conquista del Peruacute de William H Prescott y publicarla en 1849 y del latiacuten los tres diaacutelogos de Francisco Cervantes de Salazar en 1850 que publicoacute en 1874 con el tiacutetulo Meacutexico en 1554 Su pasioacuten por la historia de Meacutexico antigua y moderna lo condujo a coleccionar impresos y manuscritos antiguos y raros lo que se convirtioacute laquocasi en una maniacutearaquo seguacuten el propio Garciacutea Icazbalceta (carta del 22 de enero de 1850 dirigida a Joseacute Fernando Ramiacuterez apud Teixidor 1937 4) de esta forma reunioacute croacutenicas y manuscritos originales preferentemente del siglo XVI y copioacute varios que no pudo adquirir con el fin de editarlos y darlos a conocer a los especialistas para que dispusieran de documentacioacuten testimonial para sus estudios De hecho eacutel mismo aprovechoacute muchos de ellos para su Vocmex en las citas de sus vocablos

A los veintiocho antildeos participaba junto con Bassoco Goacutemez de la Cortina Joseacute Fernando Ramiacuterez Lucas Alamaacuten Orozco y Berra Riva Palacio Roa Baacuter-cena entre otros en las tertulias literarias que teniacutean lugar cada tarde en la libreriacutea de Joseacute Mariacutea Andrade Alliacute se gestoacute la idea laquode publicar una edicioacuten enriquecida del conjunto de artiacuteculos de tema universal contenidos en la edi-cioacuten espantildeolaraquo (Martiacutenez Baracs 2012 12) del Diccionario Universal de Histo-ria y de Geografiacutea y antildeadir la informacioacuten histoacuterica geograacutefica estadiacutestica y biograacutefica de Ameacuterica en general y de Meacutexico en particular13 Este proyecto se realizoacute con maacutes de cuarenta colaboradores integrados principalmente por los

13 Cfr el citado Martiacutenez Baracs (2012) en el cual me apoyo en este paacuterrafo para una informacioacuten detallada de la participacioacuten de Garciacutea Icazbalceta en la edicioacuten mexi-cana de la obra

Luz Fernaacutendez Gordillo216

asistentes a aquellas tertulias A Icazbalceta le tocoacute la redaccioacuten de 59 artiacuteculos casi todos biograacuteficos muchos breves pero ademaacutes tuvo que completar los de Lucas Alamaacuten Joseacute Fernando Ramiacuterez y algunos otros asiacute como elaborar dos estudios laquoHistoriadores de Meacutexicoraquo y laquoTipografiacutea mexicanaraquo que retratan su pasioacuten por esos asuntos el primero se centra en la historia colonial y ofrece documentacioacuten con manuscritos que habiacutean obtenido varios colaboradores aunque la mayoriacutea le perteneciacutean a Icazbalceta El segundo trata de los inicios de la imprenta en Meacutexico en el siglo XVI y primera en Ameacuterica en la que pre-senta los resultados de una investigacioacuten detallada sobre los principales libros impresos en Meacutexico en particular los del siglo XVI y sobre editores grabado-res y litoacutegrafos asiacute como sobre la laquoproduccioacuten editorial las gacetas y revistas las libreriacuteas y las condiciones del mercado durante el periodo colonial hasta mediados del XIXraquo (Martiacutenez Baracs 2012 23)

Se dedicoacute ademaacutes a la revisioacuten y adaptacioacuten de la Biblioteca Hispano- Americana Septentrional de Beristaacutein de Souza experiencia que terminoacute 40 antildeos despueacutes en su obra de tiacutetulo Bibliografiacutea mexicana del siglo XVI De hecho de ese trabajo de juventud surgieron obras muy importantes Coleccioacuten de docu-mentos para la historia de Meacutexico (1858) Apuntes para un cataacutelogo de escri-tores en lenguas indiacutegenas de Ameacuterica (1881) Bibliografiacutea mexicana del siglo XVI (1886) y Nueva coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico (1887 el primer volumen 1889 el segundo 1891 el tercero y 1893 el cuarto y quinto) la publicacioacuten de estos dos uacuteltimos coincide con el acopio de unidades leacutexicas y la redaccioacuten de su Vocmex

6 laquoProvincialismos mexicanosraquo (1886)Garciacutea Icazbalceta fue fundador de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia (AM) en 1975 por pertenecer al grupo de Acadeacutemicos mexi-canos correspondientes de la corporacioacuten madrilentildea Fue su secretario desde ese momento hasta 1883 y desde entonces su director puesto en el que perma-necioacute once antildeos

La responsabilidad prioritaria que determinaron los fundadores de esta cor-poracioacuten fue la de hacer el Diccionario de Provincialismos de Meacutexico y para ello decidieron que cada acadeacutemico presentara una lista de unidades leacutexicas para discutirlas en las juntas Garciacutea Icazbalceta encargado de organizar los trabajos lexicograacuteficos de la AM pensoacute que los artiacuteculos publicados por el autor del Idio-ticoacuten en el Siglo XIX ndash sin haberlo identificado como Melchor Ocampondash cons-tituiacutean un punto de partida para la investigacioacuten de los provincialismos (apud Cifuentes 2004 204 nota 6) Sin embargo esta tarea se vio interrumpida

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 217

posiblemente en 1876 por una peticioacuten de la RAE para que se revisaran y corrigieran en caso necesario los artiacuteculos marcados como mexicanismos de la edicioacuten de 1869 del Diccionario de la lengua castellana vigente entonces y se adicionaran aquellos maacutes generales en el paiacutes para la duodeacutecima edicioacuten (que se publicariacutea en 1884) y para la versioacuten que se preparaba del Diccionario de Auto-ridades Los acadeacutemicos mexicanos acordaron ejecutar este trabajo de manera colectiva y mediante la distribucioacuten de las letras del alfabeto y en forma exten-siva para ir apartando lo que no pareciera propio para el DRAE y conservarlo en un vocabulario especial (Garciacutea Icazbalceta 1876) En respuesta a tal peticioacuten la AM envioacute a la madrilentildea en agosto de 1884 mil trescientas papeletas que sugeriacutean por una parte enmiendas a artiacuteculos de vocablos de uso general o al menos hispanoamericano y por otra enmiendas y adiciones de mexicanismos Del total se aceptaron un poco maacutes de la mitad14

Esta tarea posiblemente motivoacute por una parte que Icazbalceta escribiera laquoPro-vincialismos mexicanosraquo15 y por otra la publicacioacuten ndash en el mismo lugar del texto anteriorndash de las tres listas de artiacuteculos lexicograacuteficos que elaboraron los acadeacutemi-cos mexicanos y que seguacuten reza en el tiacutetulo de estas fueron admitidos en todo o en parte en la duodeacutecima edicioacuten del DRAE (1884) Las voces enlistadas ahiacute apa-recen sin definicioacuten salvo algunos casos y sin autoridades (Cfr Garciacutea Icazbalceta et al 1886b 1886c y 1886d)

El artiacuteculo laquoProvincialismos mexicanosraquo es fundamental para conocer el pensamiento de nuestro autor sobre lo que son los diccionarios de provincia-lismos y lo que deberiacutea ser un diccionario de mexicanismos En eacutel precisa sus principales ideas sobre los americanismos en general y sobre los mexicanis-mos en particular y el lugar de ambos en el DRAE tambieacuten sobre las dife-rencias entre el diccionario de la lengua y el diccionario de provincialismos cuya importancia sentildeala Asimismo ofrece un plan o por lo menos algunos de sus aspectos para la elaboracioacuten de un diccionario de mexicanismos ndash cuya compilacioacuten reconoce como tarea de la AMndash precisando la finalidad de su elaboracioacuten Lamenta en principio que Meacutexico no tenga una obra que reuacutena

14 Las cifras exactas fueron 1285 propuestas de adiciones y enmiendas la RAE aceptoacute 652 algunas con leves modificaciones y rechazoacute 633 laquogran parte de eacutestas corres-pondientes aacute provincialismos nuestrosraquo (De la Pentildea 1886 6)

15 Artiacuteculo que fue leiacutedo en la corporacioacuten mexicana en 1886 publicado ese mismo antildeo en el tomo III de las Memorias de la Academia Mexicana (1886) e incluido antildeos despueacutes por su hijo Luis Garciacutea Pimentel como proacutelogo a su Vocmex

Luz Fernaacutendez Gordillo218

sus provincialismos mientras que otras naciones han elaborado ya las suyas y ofrece una lista de aquellas que conoce16

Observando que muchos mexicanismos resultan en realidad americanismos (es decir usuales tambieacuten en otros paiacuteses) y que maacutes que proceder de las lenguas indiacutegenas provienen de voces patrimoniales recurre a las ideas de Cuervo para explicar ndash desde la eacutepoca de formacioacutenndash las discrepancias entre el espantildeol mexi-cano y el peninsular para cuyo reconocimiento los diccionarios de provincia-lismos son fundamentales Se muestra bastante convencido de la importancia de obras de este tipo en la situacioacuten del espantildeol en Ameacuterica y tambieacuten de la comparacioacuten entre los usos dentro del continente Juzga ademaacutes el papel de la lexicografiacutea espantildeola por cuyo estado ndash esto es la falta de un registro completo de provincialismos peninsulares y arcaiacutesmosndash se complica la tarea de recoger americanismos

Por otro lado cita nuestro autor el proacutelogo de la Gramaacutetica de Andreacutes Bello en el que el filoacutelogo venezolano sostiene una defensa de los americanismos empleados en la lengua culta desde tiempo atraacutes lo que sumado a la mencioacuten de Vicente Salvaacute como defensor y ejemplo de la inclusioacuten de americanismos en

16 Estas son las siguientes las primeras cuatro ediciones de las Apuntaciones criacuteti-cas sobre el lenguaje bogotano de Rufino Joseacute Cuervo en cuya obra laquose encuentran [diseminados] los provincialismos colombianos pero es faacutecil el hallar los que se busquen mediante el iacutendice alfabeacutetico con que termina el libroraquo (Garciacutea Icazbalceta 1886 173ndash 174) el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez y los Reparos a este diccionario de Fidelis P del Solar el Diccionario de peruanismos de Juan de Arona el Diccionario casi- razonado de vozes cubanas de Esteban Pichardo (consultoacute especialmente la edicioacuten de 1875) un estudio de Rafael Mariacutea Merchaacuten publicado en el tomo II del Repertorio Colombiano de 1879 en el que laquohizo notar la conformidad de Colombia y Cuba en muchas voces locuciones [sic] y aun defectos del lenguajeraquo (p 175) el glosario que agregoacute fray Diego de Landa a su Relacioacuten de las cosas de Yuca-taacuten que aporta testimonio del leacutexico del espantildeol que se usoacute en las Antillas en el siglo XVI el glosario que recogioacute Antonio de Alcedo en su Diccionario de Ameacuterica y el de la obra de Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo asiacute como las listas propuestas a la RAE e incluidas en las Actas y Memorias de las Academias Venezolana y Ecuatoriana entre las cuales se encuentran venezolanismos y ecuatorianismos A estas obras antildeade otras de las que estaacute informado vagamente pero no ha podido conseguir como una recopilacioacuten de ecuatorianismos de Cevallos una de voces maracaiberas reunidas por Medrano el extracto de un Diccionario de vocablos indiacutegenas de uso frecuente en Venezuela de Ariacutestides Rojas ineacutedito y un texto sobre bonaerensismos Excepto los dos uacuteltimos los demaacutes son citados en su Vocmex en la seccioacuten de corresponden-cias donde se explicitan las coincidencias o discrepancias de significados entre los mexicanismos y los regionalismos recogidos en otras naciones

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 219

el diccionario acadeacutemico le sirve de preaacutembulo a sus propias ideas primero con respecto a los neologismos cuya formacioacuten y uso justifica plenamente

Garciacutea Icazbalceta tiene conciencia del papel de los diccionarios como depoacute-sito de la memoria social e histoacuterica de la lengua ndash tal vez por igualarlo al papel de la historia con respecto a la memoria de los acontecimientos vividosndash lo cual se manifiesta en su conocimiento de casi todas las ediciones del diccionario aca-deacutemico del de Salvaacute y de Terreros asiacute como del Tesoro de Covarrubias como muestra en el Vocmex sino tambieacuten porque reconoce el papel de las academias como hacedoras de diccionarios aunque en este caso la memoria se restringe a la de la lengua legitimada por ellas

Las Academias no inventan siguen los pasos al uso y cuando le ven generalizado examinan si es el bueno para rechazar novedades inuacutetiles oacute infundadas apartar lo baacuterbaro oacute mal formado y acoger con criterio lo que realmente sirve para aumentar el caudal legiacutetimo de la lengua Oficio suyo es presentar el fiel retrato de ella en el momento de tomarle maacutes no le pinta aacute su antojo Las palabras nuevas andan fuera del Diccionario no porque sean sin excepcioacuten inadmisibles sino mientras no son acep-tadas por quienes pueden darles autoridad y se averigua si son dignas de aprobacioacuten definitiva Los individuos mismos de las Academias como particulares emplean en sus escritos voces y frases que reunidos en Cuerpo no se resuelven todaviacutea a admitir en el Diccionario No temamos pues valernos de voces nuevas temamos siacute acoger sin discernimiento las malas (Garciacutea Icazbalceta 1886a 182)

Para nuestro autor el laquovulgo y los grandes escritoresraquo son los principales crea-dores de neologismos y por lo tanto los hacedores del material propuesto para que lo examinen las academias el primero laquoa veces con acierto instintivoraquo las afianza con laquoel empuje de la muchedumbreraquo los segundos mediante laquoel pasa-porte de su autoridadraquo (Garciacutea Icazbalceta 1886a 182)

Garciacutea Icazbalceta justifica y propone la elaboracioacuten de un diccionario de americanismos que se basaraacute en principio en obras nacionales por lo que la reunioacuten de mexicanismos seriacutea un primer paso esencial Para la elaboracioacuten de diccionarios de provincialismos prefiere sobre el meacutetodo de la academia que se centra en la definicioacuten el Baralt porque incluye mayor informacioacuten enciclopeacute-dica que considera necesaria tambieacuten para el gusto de lector Concibe el diccio-nario de regionalismos como una obra exhaustiva a diferencia del general de lengua que introduce uacutenicamente lo legiacutetimo por lo que el primero

[d] ebe abarcarlo todo bueno oacute malo propio oacute impropio bien oacute mal formado lo fami-liar lo vulgar y aun lo bajo como no toque en soez uacute obsceno supuesto siempre el cuidado de sentildealar la calidad y censura de cada vocablo para que nadie le tome por lo que no es y de paso sirva de correctivo aacute los yerros Tal Diccionario debe reflejar como un espejo el habla provincial sin ocultar sus defectos para que conocidos se

Luz Fernaacutendez Gordillo220

enmienden y no se pierda el provecho que de ellos mismos pudiera resultar No es que todo se proponga para su admisioacuten en el campo de la lengua La Real Academia como juez superior tomaraacute ahora oacute despueacutes lo que estime conveniente lo demaacutes ser-viraacute para estudios filoloacutegicos y como vocabulario particular de una provincia (Garciacutea Icazbalceta 1886a 187)

Utiliza el teacutermino de diccionario de provincialismos para referirse exclusiva-mente a los diccionarios diferenciales de cada nacioacuten lo cual contrasta con sus citas acerca del diccionario de americanismos

Este diccionario de mexicanismos tambieacuten debe incluir provincialismos usuales en regiones interiores de una nacioacuten de rasgos muy probablemente dis-tintos por lo cual es importante indicar el lugar donde se usan Asimismo tiene que tomarse en cuenta las unidades leacutexicas que se dan en la lengua hablada aunque represente una dificultad sobre todo por la de eacutepocas anteriores Pro-pone que todos los provincialismos esteacuten autorizados

Concluye su artiacuteculo sintetizando los propoacutesitos de un Diccionario Hispano- Mexicano reconstruccioacuten de la lengua de los conquistadores y seguimiento de sus pasos en la nacioacuten mexicana presentando lo que ha mantenido y lo que ha adquirido los errores que se cometen aunque aprovechaacutendolos para investiga-ciones filoloacutegicas Destaca como objetivo fundamental de esta obra el laquoprestar ayuda aacute la formacioacuten del cuadro general de la lengua castellanaraquo (Garciacutea Icaz-balceta 1886 190)

Probablemente la idea de ser eacutel mismo el autor del diccionario de mexicanis-mos le surgioacute antes del uacuteltimo tercio de 1885 pero por no sentirse preparado para esa empresa pensoacute en limitarse a coleccionar algunos explicarlos e indicar los que se empleaban tambieacuten en otros paiacuteses hispanoamericanos estimulado esencialmente por las Apuntaciones criacuteticas del lenguaje bogotano de Cuervo17 Los motivos que lo determinaron a ejecutarla fueron por una parte el no exis-tir una obra de este tipo en Meacutexico y por otra la insistencia que ejercioacute Cuervo sobre eacutel tambieacuten para proseguirla incluso en sus etapas de desaliento y paraacute-lisis18

17 En la carta que nuestro autor le escribioacute a Cuervo el 8 de septiembre de 1885 le dice laquoEl libro de las Apuntaciones me habiacutea sugerido la idea no de emprender cosa semejante aplicable a mi tierra porque todaviacutea no he perdido la chaveta sino de reunir algunos provincialismos mexicanos [hellip]raquo (Epistolariohellip 1980 194) En esta misiva enlista las obras lexicograacuteficas de las que dispone e indica que no cuenta con la de Juan de Arona mientras que en su artiacuteculo al ofrecer aquellas ya la incluye por haberla recibido de Lima despueacutes de un largo tiempo como le informa a Cuervo en la misiva del 16 de marzo de 1889 (Epistolariohellip 1980 223)

18 Aquiacute una clara muestra

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 221

7 El Vocabulario de mexicanismos (1899)19

El Vocmex es una obra inconclusa ya que solo abarca hasta el final de la letra G Su hijo Luis Garciacutea Pimentel lo publicoacute en 1899 cinco antildeos despueacutes de la muerte de Icazbalceta El propoacutesito de nuestro autor era que el primer tomo de la obra abarcara hasta el final de esta letra y que los vocablos incluidos iriacutean auto-rizados con citas de fuentes diversas y contrastados con obras lexicograacuteficas de otros paiacuteses hispanohablantes de Ameacuterica como refleja el tiacutetulo de la obra Voca-bulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Fue a mediados del siglo XX cuando Francisco Javier Santamariacutea decidioacute continuarlo con su Diccionario de mejicanismos (1959) en donde ofrece la mayor parte del contenido del Vocmex y lo completa hasta fina-lizar el alfabeto siguiendo los principios metodoloacutegicos de su antecesor y ofre-ciendo cada vocablo con citas y referencias bibliograacuteficas de los siglos XIX y XX

Al parecer este diccionario lo inicioacute a principios de 189120 ya que Cuervo comenta en la carta dirigida a nuestro autor con fecha 25 de septiembre de dicho antildeo laquoAguardo con ansiedad el trabajo sobre voces mexicanas prescindo de ser obra de Vd que es la mayor garantiacutea para decirle que es libro que hace grandiacutesima faltaraquo (Epistolariohellip 1980 244) El 9 de noviembre de 1891 nuestro autor le comunica al gran filoacutelogo colombiano

El trabajo sobre voces mexicanas de que hableacute a V estaacute sumamente atrasado Como me he propuesto autorizar los artiacuteculos hasta donde sea posible tengo necesidad de leer muchos libros que a veces me dan corta cosecha Si hace antildeos hubiera yo pen-sado en semejante trabajo estariacutea hoy bastante adelantado porque habriacutea yo tomado apuntes Hasta ahora todo se reduce a unos mil artiacuteculos autorizados pero nada hay todaviacutea de definiciones y correspondencias Tal como debiera ser una obra de esta clase no la hareacute jamaacutes por falta de vida y de conocimientos suficientes V sabe mejor que nadie lo que para esto se necesita y yo no lo tengo Si me he resuelto a recopilar

laquoNo seacute ponderar el servicio que V hariacutea a las letras con una obra sobre ameri-canismos en que figurasen en primer teacutermino los mejicanismos y sin que sea lisonja creo que difiacutecilmente habraacute persona maacutes apta para esta tarea que V [hellip] Con el conocimiento profundo que V tiene de la antigua literatura colonial y con los inapreciable tesoros bibliograacuteficos que V posee ese trabajo preliminar le seriacutea faciliacutesimo si es que ya no lo tiene hecho como me lo hacen sospechar algunas de las notas de los Coloquios de Gonzaacutelez de Eslava [hellip]raquo (Romero 1980 199ndash 200)

19 Para esta descripcioacuten de la obra me baso en Fernaacutendez Gordillo (2011) 20 Gabriel Zaid (1999) establecioacute como fecha de inicio del Vocmex el antildeo de 1892 pro-

bablemente sobre la base de documentos de la Academia Mexicana de la Lengua

Luz Fernaacutendez Gordillo222

algo es porque veo que la obra hace falta y nadie la emprende (Epistolariohellip Romero 1980 245ndash 246 las cursivas son nuestras)

No obstante antildeade

No seacute todaviacutea si resolvereacute a publicar un ensayo informe un acopio de material crudo tan soacutelo para contribuir en lo que pueda y sirva a otro que cuente con mejores ele-mentos Es lo maacutes a que puedo aspirar Me causa miedo salir de mi provincia de editor de papeles viejos para que me digan ne sutorhellip Estoy ademaacutes muy desalentado para todo iquestQueacute me aconseja V (Epistolariohellip 1980 246)

Para la seleccioacuten de palabras y locuciones y aun de dichos y refranes el requi-sito que explicitoacute fue el de que no aparecieran en la uacuteltima edicioacuten del DRAE es decir la de 188421 y aunque no lo aclara dichas unidades leacutexicas las reuacutene a partir de las autoridades de las que se sirve tambieacuten para extraer citas que ejem-plifiquen los usos Para eacutel mismo sin embargo ese requisito no era un criterio determinante como lo prueba el contenido de su obra y lo que asentoacute al final del artiacuteculo de apentildeuscarse artiacuteculo que a continuacioacuten transcribimos iacutentegra-mente para mostrar ademaacutes que a nuestro autor le resulta ineludible revisar la historia de cada palabra a partir de las fuentes lexicograacuteficas y lexicoloacutegicas del espantildeol general o regional sean o no acadeacutemicas

Apentildeuscarse pr Apintildearse apretarse cosas oacute personas oprimieacutendose unas con otrasldquoAntes se apentildeusca y endurece de tal manera que con gran trabajo y dolor se purgardquo (J B Pomar Rel de Tezcoco p 62)mdash ldquoY como estaacuten todos en pie y apentildeuscados al tiempo de la bendicioacutenhelliprdquo (Mendieta Hist Ecles Ind lib IV cap 19)mdash ldquoBajan por una real escalera de dos andenes como la de Aracoeli de Roma patios y escalera llenos de gente apentildeuscada con sus ramos en las manosrdquo (Id ib)mdash ldquoPatios y escalera todo lleno de gente apentildeuscada con sus ramos en las manosrdquo (Torquemada Mon Ind lib XVII cap 7) mdash ldquoRecibiendo besos de los viejos hombres mujeres y muchachos que se apentildeuscaban para tener ese gustordquo (Astucia tom II cap II p 354)Bogotaacute ldquoTambieacuten se oye decir apentildeuscar pero no en el sentido de apantildeuscar que le da el Diccionario de Autoridades y reproduce Salvaacute sino en el de apintildear que nos ofrece el siguiente lugar de Ambrosio de Morales citado en el primero Alliacute hechos una muela y apentildeuscados pasamos casi toda la nocherdquo (Cuervo sect 676) [Eacutel mismo Sr Cuervo me ha hecho notar que ese pasaje de la Croacutenica de Morales (lib IX cap 7 fol 237 ed 1574) pertenece a la traduccioacuten del famoso privilegio de los votos del Rey Ramiro que en latiacuten se encuentra en la Espantildea Sagrada (XIX 331) donde se ve que aquel

21 laquoMi ideal de un Vocabulario de Provincialismos es el de un libro que contenga si no todas (que es imposible) muchas voces y frases de las que acaacute usamos y que no se hallan en la uacuteltima edicioacuten del Diccionarioraquo (Epistolariohellip 1980 253)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 223

pasaje corresponde al latino ldquoin una mole congregatirdquo lo que no deja duda del sentido del otro]Ecuador Cevallos p 34 Cuba Pichardo p 30 Maciacuteas p 8Venezuela Apentildeuscar equivale aacute apantildeuscar Aquella forma consta en la primera edicioacuten del Diccionario de la Academia lo mismo que el participio oacute adjetivo apentildeuscado Sin embargo generalmente se usa en sentido equivalente aacute apintildear apintildeadordquo [sic] (Rivodoacute p 136)Veamos ahora algo de la historia de estos asendereados verbos Covarrubias no da ni uno ni otro En la primera edicioacuten del tomo primero del Diccionario de Autoridades no hay el infinitivo apantildeuscar sino uacutenicamente el sustantivo apantildeuscador ldquola persona que coge y agarra entre las manos alguna cosa ajaacutendola y manoseaacutendolardquo Viene luego ape-ntildeuscar con definicioacuten semejante aacute la dada en apantildeuscador sigue el participio apentildeus-cado ldquocogido y apretado entre las manosrdquo y alliacute estaacute el lugar de Ambrosio de Morales copiado por el Sr Cuervo En la segunda edicioacuten deacutel mismo tomo aparece apantildeuscar definido en sustancia como el apentildeuscar de la anterior De este uacuteltimo verbo dice ldquolo mismo que apantildeuscarrdquo El texto de Morales desaparecioacute como era natural porque lejos de autorizar la definicioacuten la desautorizaba Salvaacute no hace maacutes que atenerse aacute esta segunda edicioacuten Terreros trae el apantildeuscar que define poco maacutes oacute menos como la Academia y pone luego en el lugar correspondiente a apentildeuscar con simple remisioacuten aacute apelmazar y apantildeuscar Extrantildeo es que apentildeuscar no haya tenido cabida en el Diccionario vulgar estando ya aunque mal definido en las dos ediciones del de Autoridades en Terreros en Salvaacute y en el lugar de Ambrosio Morales que la Academia misma habiacutea alegado En vez de retirarle pudo aceptar la voz y autorizarla con eacutel y con el de Torquemada (plagio del de Mendieta) que arriba citamos Es de suponerse que eacuteste le era conocido pues pone la Monarquiacutea Indiana en la lista de obras elegidas para autoridades (2ordf edicioacuten) Estos textos eran suficientes para probar que apentildeuscar era verbo castellano y de otra significacioacuten que apantildeuscar por lo cual era necesario definirlos separadamente pero hubo de parecer mejor echar fuera el pobre apentildeuscar juntamente con sus autoridades y dar la preferen-cia aacute apantildeuscar casi falto de ellasEjemplo es este entre muchos de que no debe declararse ligeramente que una voz es provincialismo nuestro oacute disparate vitando soacutelo porque no aparece en el uacuteltimo Diccio-nario Ciertamente que ni Morales ni Mendieta ni Torquemada aprendieron aquiacute el APEntildeUSCAR oacute APEntildeUSCARSE ni de acaacute pasoacute aacute Colombia al Ecuador aacute Venezuela y aacute Cuba (las cursivas son nuestras)

Como vemos la base de referencia y contraste es el espantildeol contenido en diver-sos diccionarios generales (cfr infra) asiacute como en las obras lexicoloacutegicas y

Luz Fernaacutendez Gordillo224

lexicograacuteficas hispanoamericanas22 A estas habriacutea que agregar las que consi-guioacute de provincias espantildeolas23

71 La nomenclatura

La nomenclatura del Vocmex estaacute integrada por dos grupos de unidades leacutexi-cas uno conformado por vocablos que consignados en la duodeacutecima edicioacuten del DRAE de 1884 no tienen marca de restriccioacuten referida a Meacutexico y que nuestro autor ofrece con el objetivo de precisar matices de su significado de su referente o bien para indicar que no ofrecen acepciones empleadas en Meacutexico ni usos gra-maticales propios ni unidades fraseoloacutegicas o refranes peculiares todos presen-tes en fuentes primarias mexicanas que certifican su empleo en nuestro paiacutes cada uno de los lemas correspondientes a este conjunto va precedido del siacutembolo dagger24

El segundo grupo estaacute constituido por los que denominariacuteamos actualmente mexicanismos stricto sensu y lato sensu geneacuteticos o de uso diferencial entre los que estaacuten los que nuestro autor presenta precedidos de asterisco para indi-car laquolas voces que estaacuten ya incluidas en el Diccionario como propias de Meacutexicoraquo

22 Entre estas destaco aquellas de las que no disponiacutea cuando publicoacute su artiacuteculo sobre los provincialismos Nahuatlismos de Costa Rica de Juan Fernaacutendez Ferraz los de cubanismos Oriacutegenes del lenguaje criollo de Juan Ignacio Armas (1882) y el Diccio-nario cubano (1886) de Joseacute Miguel Maciacuteas el de chilenismos titulado Diccionario manual de locuciones viciosas (1893) de Camilo Ortuacutezar el de ecuatorianismos Breve cataacutelogo de errores que se cometen en el lenguaje familiar (1862) de Pedro Fermiacuten Cevallos el de guatemaltequismos Vicios del lenguaje y provincialismos de Gua-temala (1892) de Antonio Batres el de bonaerensismos Diccionario de barbaris-mos cotidianos (1890) de Juan Seijas asiacute como el correspondiente a una zona maacutes amplia el Vocabulario rioplatense razonado (1889) de Daniel Granada las obras sobre venezolanismos Apuntaciones para la criacutetica sobre el lenguaje maracaibero (1883) de Joseacute Domingo Medrano Pedantismo literario y verdades poliacuteticas (1889) de Santiago Michelena Voces nuevas en la lengua castellana (1889) de Baldomero Rivodoacute asiacute como el Diccionario de galicismos de Baralt (1855)

23 Como el glosario de voces de las islas Canarias que Eliacuteas Zerolo incluyoacute al final de su libro La lengua la Academia y los Acadeacutemicos (1889) el libro Dialectos castella-nos montantildeeacutes vizcaiacuteno aragoneacutes (1892) de Pedro de Mugica y los 25 artiacuteculos del Diccionario de andalucismos (1893) de Joseacute Mariacutea Sbarbi

24 Sin embargo hay unos cuantos casos que no son claros de precisar asiacute ocurre con el nahuatlismo achichintle antecedido por dagger pero que no se halla en el DRAE Creo que nuestro autor habiacutea consignado primero achichinque que siacute estaacute registrado sin marca geograacutefica pero debido a la preferencia mexicana de entonces por la variante achichintle maacutes apegadas a la etimologiacutea modificoacute el lema sin percatarse del siacutembolo acompantildeado de una autoridad

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 225

(Epistolariohellip1980 265) con la finalidad de que unidas a los lemas sin sentildeala-miento se perciba el conjunto de los provincialismos mexicanos Esta marcacioacuten simboacutelica al igual que la comparacioacuten del material recabado del DRAE y otras obras lexicograacuteficas son manifestaciones de su criterio contrastivo25

72 Estructura del artiacuteculo lexicograacutefico

La estructura de los artiacuteculos ndash en total 1982 aunque el nuacutemero de unidades tratadas es mayorndash es en general bastante sistemaacutetica Los lemas son simples frecuentemente aun cuando introducen exclusivamente refranes o dichos extensos26 (daggerAdaacuten daggerAdobe daggerAlesna daggerArriero) pero lo conforman dos o maacutes vocablos en el caso de ciertas expresiones latinas (daggerAd nuacutetum) compuestos o locuciones (daggerAacutengel patudo daggeriexclAacutengela Mariacutea daggerClariacuten de la selva daggerDulces cubier-tos) y los que reuacutenen variantes (daggerCamalote oacute Camelote Chichigua oacute Chichihua)

El lema estaacute seguido de datos etimoloacutegicos entre pareacutentesis cuando se trata de indigenismos o de extranjerismos ndash su ausencia en algunos casos puede deberse a desconocimiento o a que la unidad no fue identificada como talndash o de la informacioacuten de procedencia de voces hispanas en el caso de ciertos neo-logismos o de vocablos no considerados en el DRAE de manera similar a la que adoptoacute esta obra en su duodeacutecima edicioacuten En el caso de los indigenismos con pronunciacioacuten peculiar la indicacioacuten al respecto se inserta tambieacuten entre pareacutentesis inmediatamente despueacutes del lema y antes de los datos etimoloacutegicos si los hay Siguen a esta informacioacuten de pronunciacioacuten y etimoloacutegica o al lema cuando esta no se ofrece las marcas gramaticales y cuando es pertinente las indicaciones sobre el nivel de lengua o el registro sobre los campos de conoci-miento y aquella diacroacutenica (ant) la mayoriacutea adoptadas de las abreviaturas del DRAE27 seguidas a veces por precisiones relativas a un uso escaso

25 Utilizo diferencial a partir de las precisiones que hizo Werner (1991) en el sentido amplio de incluir aquellos vocablos que perteneciendo al espantildeol de Meacutexico no for-man parte del conjunto de voces o supuestas voces de la lengua espantildeola a la que se considera como lengua de referencia Lo mismo hago en relacioacuten con el concepto contrastivo para designar laquola confrontacioacuten expliacutecita de elementos de estos dos con-juntos en la descripcioacuten lexicograacuteficaraquo (Werner 1991 240)

26 Aunque se encuentran excepciones (daggerClavo daggerCochino y daggerCodazo como introductores de las siguientes locuciones o frases breves Clavo aacute clavo Chillar el cochino y dar codazo) por lo que creo que en este aspecto habriacutea que referirse a tendencias en la presentacioacuten de entradas Aclaro ademaacutes que los lemas o entradas de artiacuteculo estaacuten representados con negritas redondas en el Vocmex y se inician con mayuacutescula

27 La abreviatura correspondiente a los verbos pronominales (pr) y al uso vulgar (vulg) no se emplean en las ediciones de 1869 y 1884 del DRAE

Luz Fernaacutendez Gordillo226

Tras todas estas indicaciones y marcas se presenta la definicioacuten una expli-cacioacuten del significado o del referente al que denomina

En paacuterrafo aparte y en menor tamantildeo tipograacutefico reuacutene las autoridades es decir las citas que ilustran sus usos y que van acompantildeadas de las referen-cias bibliograacuteficas correspondientes sin embargo estas autoridades faltan especialmente en artiacuteculos con sugerencias de correcciones para el DRAE y en otros casos

Continuacutean las correspondencias con las demaacutes naciones hispanoamerica-nas en el mismo tamantildeo de fuente tipograacutefica de las autoridades cada paacuterrafo va encabezado con el nombre del paiacutes ciudad o regioacuten que registra la voz fre-cuentemente la cita del artiacuteculo sin que falte la referencia al autor y a la paacutegina de la obra considerada como vemos en el artiacuteculo dedicado a apentildeuscarse que transcribimos arriba Estas correspondencias como es obvio no se hallan cuando no tienen registros del lema de que se trata

Se tiende a incluir al final del artiacuteculo o de una de sus acepciones los comen-tarios sobre las explicaciones etimoloacutegicas o caracteriacutesticas gramaticales semaacutenticas o de uso del vocablo que constituye el lema entrada en especial las geograacuteficas que lo circunscriben a una regioacuten particular de nuestro paiacutes esta frecuentemente presentada entre pareacutentesis28 las remisiones u observaciones a artiacuteculos de diccionarios generales de la lengua a veces distintos a la duodeacute-cima edicioacuten del DRAE29

28 Por ejemplo (el subrayado es nuestro)Acholole (Del mex choloa chorrear el agua) m Sobrantes del riego que escurren por el extremo de los surcos Uacutesase maacutes comunmente en plural (Estado de Morelos)Acaparar (Del franceacutes accaparer) a Comprar grandes cantidades de un artiacuteculo de comercio para revenderle con utilidad excesiva [hellip] Acaparar es algo maacutes que abarcar y se acerca mucho aacute monopolizardagger Amplificacioacuten f Reproduccioacuten en tamantildeo mayor de una fotografiacutea pequentildea Comunmente la amplificacioacuten de un retrato es del tamantildeo naturalGuachinango Pez de mar notable por su color rosa subido casi rojo cuando estaacute crudo y que desaparece en el cocimiento [hellip] 2 m y f Apodo que aplican en Veracruz aacute los originarios de las poblaciones arribentildeas oacute distantes de la costa [hellip] 3 adj Perteneciente al guachinango (2ordf acep) [hellip] Las etimologiacuteas que atribuyen aacute este nombre no satisfacen Seguacuten Mendoza es nombre geograacutefico y viene del mexicano Cuauhchinanco que se deriva de cuauhtla bosque chinamil seto y co lugar de y en efecto hay en Jalisco un pueblo de este nombre Pero falta saber por queacute pasoacute al pez y aacute las personas [hellip] El uso comuacuten es escribir con H el nombre del pueblo y con G el del pez y el apodo

29 Por ejemplo

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 227

Las remisiones a otros vocablos del propio Vocmex ocupan diferentes lugares de acuerdo con la parte del artiacuteculo desde donde se emite si se trata de hacer el enviacuteo a una cita o autoridad en otro artiacuteculo se expide tras la autoridad o despueacutes de la explicacioacuten definicional pero si se trata de remitir a la definicioacuten o explicacioacuten de otro artiacuteculo ocupa el lugar de esta30

73 Otra informacioacuten ofrecida en los artiacuteculos

Algunos artiacuteculos estaacuten constituidos uacutenicamente por los comentarios de Icaz-balceta por ejemplo el de galpoacuten palabra que a su entender deberiacutea estar regis-trado en el diccionario acadeacutemico (cfr infra el artiacuteculo completo) En otros artiacuteculos toma una o varias definiciones o alguacuten rasgo del vocablo de las obras lexicograacuteficas y lexicoloacutegicas que documenta predominantemente de las del DRAE como punto de partida para detallar sus observaciones31

Incluye en un solo artiacuteculo otra u otras voces que presentan rasgos semaacutenti-cos y gramaticales en comuacuten con el lema entrada justamente para que se apre-cien estos rasgos por ejemplo bajo almorzada registra andada merendada cenada y paseada

Almorzada f Esta palabra (en la acepcioacuten que aquiacute le damos) falta en el Diccionario lo mismo que merendada cenada paseada pues da solamente andada como anticuada por laquoviaje camino pasoraquo Como en su lugar diremos aquiacute no es anticuada y se toma por el acto de andar un trecho largo Paseada es un paseo agradable ALMORZADA merendada y cenada son el acto de almorzar merendar o cenar abundantemente y con agrado En tal paraje dimos una buena ALMORZADA

Cuando se trata de artiacuteculos con maacutes de una acepcioacuten presenta cada una de ellas precedida por un nuacutemero araacutebigo a partir de la segunda con excepcioacuten de las que van encabezadas por una locucioacuten frase o refraacuten a modo de sublemas

dagger Acidia f ant Pereza uno de los siete pecados capitales Trae esta voz el Diccio-nario pero sin la nota de anticuada que merece Terreros dice que antiguamente se tomaba tambieacuten por envidia oacute sentimiento del bien ajeno Debe verse aacute este propoacutesito la definicioacuten del Diccionario de Autoridades en la 1a edicioacuten del tomo primero en la 2ordf estaacute muy cambiada (las cursivas son nuestras)

30 Por ejemplodagger Afecto ta adj Destinado aacute alguacuten uso uacute ocupacioacuten V Afectar

31 Por ejemploAcervo m Parece que este nombre no soacutelo puede aplicarse al ldquomontoacuten de cosas menudas como de trigo cebada legumbres ampcrdquo seguacuten dice el Diccionario sino tambieacuten aacute otras cosas amontonadas en cantidad y sin orden v gr acervo de papeles Creo haber visto ejemplo de este uso (las segundas cursivas son nuestras)

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o subentradas estas se distinguen por sus letras versales Ambos tipos de acep-ciones estaacuten estructurados de la misma forma que los artiacuteculos simples como se puede observar en el siguiente artiacuteculo

Chiquihuite (Del mex chiquihuitl) m Cesto o canasta de mimbres sin asaldquoY luego les toman sus mantas y sus chiquihuites en que tienen sus comidasrdquo (Coacuted Mend tom I p 133)ndash ldquoLe daban de tributo y sentildeoriacuteo mantas de algodoacuten guumlepiles petates chiquivites y el servicio personalrdquo (Descr de Quatlatauca MS 1579)ndash ldquoSe me vino encima con un chiquihuite que traiacutea cargadordquo (Diario de Meacutexico tomo I p 151)ndash ldquoSe entreteniacutea en sacar sanguijuelas con un chiquihuite en aquellas zanjitasrdquo (Pensador Periquillo tom II cap 11 p 184)Guatemala Batres p 2212 Abobado inuacutetilldquoNo se deacute a la pena no sea chiquihuite por vida de su madre y vaacuteyase aacute dormirrdquo (Astucia tom II cap 3 p 70)ndash ldquoLas cosas que me suceden no son para vistas me declaro de de veras chiquihuiterdquo (Id tom I cap 7 p 186)Hacer aacute uno chiquihuite hacerle bobo despreciarle no tenerle para nada en cuenta

74 Fuentes o autoridades32

Es necesario hacer hincapieacute en que la reunioacuten de ejemplos o autoridades en esta obra no obedece a un criterio prescriptivo o normativo sino al descriptivo como evidencia la carta del 18 de marzo de 1892 en la que Icazbalceta precisa este aspecto a Cuervo

Procurariacutea yo apoyarlas [laquolas voces y frases de las que acaacute usamosraquo] con ejemplos de escritores los antiguos ayudariacutean a probar que la voz o frase no es provincialismo sino que vino de Espantildea donde perecioacute despueacutes los modernos serviriacutean para com-probacioacuten del uso V juzga ser de puro lujo estas autoridades modernas pero en este punto me atrevo a disentir humildemente de su opinioacuten Sirven en primer lugar para hacer ver que la voz se usa (bien o mal) y esto es necesario porque muchas [veces] he oiacutedo a algunos negar que tal voz corra y aseguran no haberla oiacutedo en su vida en segundo esas autoridades que hoy son modernas se volveraacuten irremisiblemente anti-guas no habraacute que buscarlas de nuevo y aun serviraacuten para la historia del lenguaje Creo ademaacutes que los textos ayudan a esclarecer la definicioacuten y auacuten dan a conocer los regiacutemenes Y pues estaacuten acopiadas nada se pierde en conservarlas pues al cabo no ha de ser tan abultado el volumen (Epistolariohellip 1980 253)

De acuerdo con este propoacutesito Icazbalceta reuacutene en su obra una noacutemina amplia de autoridades que hay que precisar a partir de las abreviaturas de referencias

32 Sobre las fuentes de la obra cfr Fernaacutendez Gordillo (2014)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 229

bibliograacuteficas o de los simples apellidos de autores o tiacutetulos de obras que se hallan en la parte microestructural He contabilizado maacutes de trescientas refe-rencias distintas33 que comprenden obras lexicograacuteficas textos especializados textos de prensa documentos histoacutericos y textos literarios Ademaacutes hay otras autoridades extraiacutedas de textos no precisados como laquode escritor mexicano contemporaacuteneoraquo laquotomado de un perioacutedicoraquo laquocreo haber visto ese usoraquo y como es obvio las coplas populares de autores desconocidos

741 Fuentes lexicograacuteficas

En el Anexo 1 de este trabajo se ofrece una lista de las fuentes lexicograacuteficas ndash en algunos casos solo las maacutes destacadasndash seguacuten la siguiente clasificacioacuten

a) Diccionarios monolinguumles del espantildeol que utiliza nuestro autor como autoridades que permiten verificar la etimologiacutea y la historia de las palabras (cfr supra el artiacuteculo dedicado a apentildeuscarse) teniendo en cuenta su signi-ficado y variaciones semaacutenticas y de significante para decidir si son mexi-canismos voces patrimoniales o disparates que deben evitarse o bien las que habiendo sido censuradas son empleadas por sus propios detractores

b) Diccionarios monolinguumles de lenguas modernas en especial del ingleacutes de Estados Unidos como el de caraacutecter integral An American Dictionary of the English Language de Webster Noah 1828 o diferencial el Dictionary of Americanisms de Juan Rusell Bartlett 1854 Ambos le sirven para dar inter-pretaciones etimoloacutegicas de los anglicismos de uso en Meacutexico o detallar hispanismos en ingleacutes (buldog y estampida)

c) Diccionarios etimoloacutegicos tanto de palabras del espantildeol general como de nahuatlismos de galicismos y de orientalismos particularmente de arabis-mos con los que busca dar la informacioacuten etimoloacutegica pertinente detallar la definicioacuten o dar testimonio de ella (chita chocolate evidencia)

d) Diccionarios bilinguumles lo mismo del espantildeol y latiacuten o del espantildeol y una lengua moderna del espantildeol de otra lengua moderna con respecto a alguna lengua indiacutegena que se citan especialmente para precisar datos etimoloacutegicos

33 Este conteo es aproximado porque considereacute cada una de las obras o cada seccioacuten de poemas largos de un autor como autoridad Mi propoacutesito para hacerlo asiacute y no por autor respondioacute a dejar abierta la posibilidad de comparar autoridades y corres-pondencias del Vocmex con las del Diccionario de mejicanismos de Francisco Javier Santamariacutea (1959) quien se valioacute de textos escritos por los mismos autores pero publicados generalmente con fecha posterior al fallecimiento de Garciacutea Icazbalceta

Luz Fernaacutendez Gordillo230

e) Diccionarios o glosarios de lenguajes especializados que considero junto con textos centrados en un aacuterea de conocimiento cientiacutefico o teacutecnico tanto antiguos como contemporaacuteneos a Icazbalceta y que le sirven para ofrecer nombres cientiacuteficos de plantas y animales y detallar sus descripciones ndash o remitir a ellasndash (ahuizote epazote) para correccioacuten de vocablos y de deta-lles o aplicaciones del referente (chapopote) para precisiones en la defini-cioacuten (chontal) para dar testimonios de variantes semaacutenticas u ortograacuteficas (albortante cieacutenega) y para dar detalles etimoloacutegicos (chichicuilote)

f) Diccionarios que he llamado sintagmaacuteticos como el Diccionario de Cons-truccioacuten y Reacutegimen de Cuervo ndash del cual nuestro autor solo contaba con el primer tomondash y los de proverbios y refranes que recogen citas que atesti-guan usos generalmente espantildeoles de vocablos o locuciones que lo ameri-tan

g) Diccionarios de naciones hispanoamericanas no mexicanas y de algunas provincias espantildeolas que constituyen las correspondencias y que comprue-ban la extensioacuten de las unidades leacutexicas en Hispanoameacuterica y en ciertos casos su permanencia en regiones espantildeolas

742 Textos perioacutedicos y de caraacutecter histoacuterico juriacutedico y religioso

Tambieacuten se ofrece una lista de estos textos al final de este trabajo (Anexo 2) De estos dos conjuntos de textos nuestro autor extrae las citas que le permiten corroborar el empleo de las palabras atendiendo especialmente a su vigencia temporal aun en el caso de variantes (por ejemplo en el caso de frijol) Llega incluso a no definir por no tener seguridad en la interpretacioacuten del significado que puede deducir a partir de la uacutenica autoridad con la que cuenta ndash como le ocurre en el artiacuteculo de cobaco donde parece dejar que sea el lector el que inter-prete la significacioacuten de la voz al antildeadir otra cita que repite el mismo pasaje sin el vocablo en cuestioacutenndash o bien indica su interpretacioacuten a partir de un sola autoridad y la confirmacioacuten del significado con otra autoridad como en cade aunque nuestro autor intentoacute aclarar este problema

743 Textos literarios34

El grupo de textos literarios es tambieacuten numeroso Aunque hay varias obras de los siglos anteriores al XIX la mayoriacutea corresponde a obras escritas por autores

34 No considero las obras tomadas en cuenta en el conjunto anterior a pesar de haberse reconocido valor literario en varias de ellas junto con su importancia como obras histoacutericas

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 231

mexicanos durante el siglo XIX y cubren todos los geacuteneros (se presenta una seleccioacuten en el Anexo 3) Garciacutea Icazbalceta se sirve de ellas para conformar su nomenclatura y especialmente para ejemplificar usos mexicanos Se vale ade-maacutes de textos literarios de escritores espantildeoles o hispanoamericanos no mexi-canos ya sea como fuentes secundarias a partir de las correspondencias o de los diccionarios monolinguumles con autoridades o como primarias incorporadas por eacutel mismo con el objetivo de comprobar que el vocablo se utiliza tambieacuten en Espantildea o en otros paiacuteses hispanoamericanos o tiene su mismo matiz significa-tivo su mismo origen o es de uso arcaico

A pesar de haber querido presentar autoridades mexicanas para los voca-blos que seleccionoacute a partir de obras lexicograacuteficas o de textos literarios subli-terarios perioacutedicos histoacutericos o especializados no siempre lo pudo hacer Seguramente se dio cuenta de que muchas de las observaciones que haciacutea a artiacuteculos ya incluidos en el DRAE no se advertiacutean en las citas especialmente cuando se trataba de precisiones sobre el referente o sobre el aacutembito de uso de los vocablos (por ejemplo en academia aceitar) Tampoco ofrece autoridades mexicanas en palabras de uso restringido como acholole atopile (de empleo en el estado de Morelos) caacutecalo (marcada como familiar) bocadito (designacioacuten utilizada por laquola gente pobreraquo) binzas (empleada en el aacutembito rural) anquera (de escaso uso) Lo mismo ocurre en algunas voces que considera de reciente incorporacioacuten como aeroacutestato burocracia burocraacutetico o cablegrama en angli-cismos transparentes reconocidos o no como tales como bistec box boxear boxeo en galicismos bufet o en varios derivados de voces que siacute estaacuten autori-zadas cabrestero derivado de cabresto En el mismo caso se encuentran otros vocablos generalmente mexicanismos diferenciales (afanador o afanaduriacutea) y como es obvio tampoco menciona autoridades mexicanas en los vocablos que no se usan en Meacutexico aunque esteacuten en uno o varios diccionarios de Espantildea como mexicanismos (la acepcioacuten de almohada como lsquofunda de almohadarsquo) o de Hispanoameacuterica pero que presenta en su obra con la finalidad de aclarar su estatus especialmente el error de haberlos calificado de mexicanismos geneacuteti-cos sin serlo (cahuayo galpoacuten)

Galpoacuten m Voz que no se halla en el Diccionario ni en el de Autoridades ni en los de Terreros y de Salvaacute pero que bien pudiera entrar en el primero ya que le usan varios historiadores de Indias No la mencionariacuteamos puesto que aquiacute es desconocida si no fuera por hacer notar el yerro de los que le atribuyen origen mexicano y la creen perteneciente a la lengua azteca Tales son Rodriacuteguez (p 229) Ortuacutezar (100) Granada (p 223) y hasta el Glosario de la edicioacuten acadeacutemica de Oviedo otra prueba de que ese Glosario no merece confianza en cuanto a la filiacioacuten de las palabras seguacuten dijimos en el art COA Pareacuteceme no ser dudoso que pertenece a la lengua llamada de las Islas

Luz Fernaacutendez Gordillo232

y que de allaacute fue llevada por los espantildeoles a otras partes de Ameacuterica donde se arraigoacute como en el Peruacute y Chile (Arona p 234 Solar p 66) Armas (p 52) nos proporciona dos citas que he verificado helas aquiacute alargada un poco la primeralaquoEste nombre galpoacuten no es de la lengua general del Peruacute debe ser de las Islas de Bar-lovento Los espantildeoles lo han introducido en su lenguaje con otros muchos que se notaraacuten en la historiaraquo (GARCILASO Com Reales advert)

laquoA tal sazoacuten los baacuterbaros sosieganEn su galpoacuten de paja oacute rudo ranchoraquo(ONtildeA Araneo domado cant IV)

El error ha provenido probablemente de un pasaje de Oviedo citado por RodriacuteguezlaquoA la puerta de la sala estaba un patio muy grande en que habiacutea cient aposentos de veinte eacute cinco oacute treinta pies de largo cada uno sobre siacute en torno de dicho patio [hellip] y estos tales aposentos se llaman galponesraquo (Hist Gen lib XXXIII cap 46)Como Oviedo va tratando alliacute de las cosas de Nueva Espantildea y el pasaje se encuentra en la descripcioacuten que se hace de ciertos aposentos de Moctezuma se creyoacute que la voz era de la lengua azteca sin reparar en que eacutesta carece de la letra g Oviedo nunca estuvo aquiacute y la voz que empleoacute no fue maacutes que una aplicacioacuten que hizo de lo que habiacutea oiacutedo en las Islas donde residioacute largo tiempoGALPOacuteN viene a significar lo que entre nosotros galera

75 Ejemplos

Garciacutea Icazbalceta ofrece en varios artiacuteculos ejemplos propios seguramente con base en lo que ha escuchado leiacutedo o utilizado como en adjuntar almor-zada amarre bodoque (1ordf y 3ordf acs) cera (1ordf ac) o escurrideras con objeto de dejar constancia de la adecuacioacuten de la definicioacuten o descripcioacuten del referente asiacute como del aacutembito de uso y llega incluso a conjuntar ejemplos propios y auto-ridades en una misma acepcioacuten o artiacuteculo como se observa en la primera de aguaje y en la de cajeta

8 Algunas consideraciones a modo de conclusioacutenEl objetivo lexicograacutefico de Garciacutea Icazbalceta era colaborar desde la AM en el conocimiento amplio de la lengua espantildeola asumida como propia a partir de la idea ndash en absoluto extrantildea en su eacutepoca sino maacutes bien todo lo contrariondash de que el diccionario acadeacutemico no recogiacutea el caudal leacutexico de forma general por lo que resultaba necesario contribuir en su tarea complementaacutendolo con los usos hispanoamericanos De esta forma no siente la necesidad de hacer un diccio-nario integral de Meacutexico ndash ni habriacutea contado con los recursos para ellondash pero estaraacute seguro de que elaborar un diccionario diferencial supone un gran avance sobre lo que se sabe de la lengua

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 233

La tarea de complementar el diccionario no solo se llevaba a cabo a traveacutes del registro de innovaciones leacutexicas en tanto respetaran la estructura morfoloacutegica y sintaacutectica del espantildeol sino tambieacuten de usos testimoniados en la lengua escrita de cuatro siglos sobre la base de textos literarios perioacutedicos histoacutericos juriacutedi-cos y religiosos desde los conquistadores hasta los autores contemporaacuteneos de Icazbalceta asiacute como de fuentes de diversa iacutendole entre ellas las que ofreciacutean el vocabulario popular el del comercio la agricultura la mineriacutea la artesaniacutea etc conciliando asiacute la singularidad histoacuterica de Meacutexico en cuanto a sus indi-genismos con el espantildeol como la principal herencia cultural de la eacutepoca colo-nial Su diccionario en este sentido podriacutea considerarse histoacuterico justificado asimismo por el registro de unidades que se habiacutean dejado de usar o de las que no siendo mexicanismos se les atribuiacutea ese origen o uso

Es por otra parte diferencial y contrastivo respecto del espantildeol peninsu-lar y de otras variedades hispanoamericanas lo que se testimonia en sus fuen-tes lexicograacuteficas en la lectura de escritores espantildeoles e hispanoamericanos e incluso en la correspondencia que mantuvo con diversas personas de otras naciones hispanohablantes

Nuestro autor concibe el diccionario de regionalismos como una obra exhaustiva que recoge todo lo usual y lo antiguo definiendo o explicando su significacioacuten incluso con detalles enciclopeacutedicos a diferencia del diccionario general de lengua que introduce uacutenicamente lo legiacutetimo o correcto

Sin embargo tiene matices que lo podriacutean situar al lado de los dicciona-rios correctivos con funcioacuten normativa y ademaacutes con la normalizadora puesto que varias de sus normas no correspondan a las aplicadas por la RAE sino a su propoacutesito de hacer normal varias formas de representacioacuten ortograacutefica y de usos gramaticales asiacute como de usos comunes en el espantildeol de Ameacuterica que considera tan correctos como los peninsulares En este aspecto es interesante observar que el Vocmex al incluir las correspondencias con los demaacutes paiacuteses hispanoamericanos evidencia la falta de consenso en relacioacuten con la censura de ciertos vocablos De esta forma por ejemplo nuestro autor censura acciden-tado - da cuando se refiere a las caracteriacutesticas de un terreno y lo califica como laquoneologismo oacute galicismo inuacutetilraquo de acuerdo con Baralt Cuervo y Rodriacuteguez aunque lo laquodefiende Rivodoacuteraquo al igual que a ameritar laquomerecer dar meacuterito oacute motivo para una cosa Usado particularmente en perioacutedicos pero inuacutetilraquo a pesar de que Rivodoacute lo registra como uno de los que laquofaltan en el Diccionarioraquo En cambio nuestro autor no rechaza acocote contradiciendo a Rivodoacute quien laquocensura aacute la Academia por haber dado lugar aacute este terminacho en el Diccio-narioraquo Algunas censuras de Icazbalceta obedecen maacutes a normas morales de las eacutelites criollas conservadoras que a la normativa del DRAE a menos que

Luz Fernaacutendez Gordillo234

coincida con ella como ocurre con el rechazo de las voces soeces groseras o indecentes en los diccionarios o con incorrecciones que alteran el funciona-miento natural de la lengua o las reglas filoloacutegicas

La obra es suficientemente sistemaacutetica en la presentacioacuten de las unidades leacutexicas consignadas lo que se observa esencialmente en la manera de ofrecer sus artiacuteculos Destaco ademaacutes la utilizacioacuten regular de marcas diacroacutenicas y diastraacuteticas adecuadas y la ausencia de marcas dianormativas la pertinencia de sus observaciones y el lugar en que las ubica y lo mismo se puede decir de la seleccioacuten y presentacioacuten de las autoridades y correspondencias

De esta forma concluyo insistiendo en que el Vocmex de Garciacutea Icazbal-ceta es un diccionario histoacuterico y descriptivo de los mexicanismos lato y stricto sensu faltaran o no en el DRAE o requiriesen o no enmiendas A pesar de que su autor no pudo concluirla resulta superior a los demaacutes diccionarios de regio-nalismos elaborados durante el siglo XIX en Meacutexico incluso del Diccionario de mejicanismos publicado en 1885 por el cubano Feacutelix Ramos y Duarte y es ademaacutes laquola obra maacutes metoacutedica de las de su claseraquo seguacuten la apreciacioacuten que de ella hace Miguel Toro y Gisbert (1912 199) con la que coincido plenamente

Anexo 1Lista de las fuentes lexicograacuteficas (en algunos casos solo las maacutes destacadas) seguacuten la siguiente clasificacioacuten presentada en 741

a) El Tesoro de Covarrubias 1611 las dos ediciones del Diccionario de Auto-ridades mdash tanto la primera edicioacuten (1726ndash 39) como la segunda (1770 y que comprende uacutenicamente a- b)mdash y todas las del abreviado DRAE hasta la duodeacutecima de 1884 asiacute como los diccionarios de Terreros 1786ndash 93 y Salvaacute 1846

b) Los nombrados An American Dictionary of the English Language de Webster Noah 1828 y el Dictionary of Americanisms de Juan Rusell Bartlett 1854

c) El Diccionario etimoloacutegico de la lengua castellana de Monlau 1881 Oriacutegenes de la lengua de Mayaacutens y Siscar 1875 Apuntes para un cataacutelogo razonado de las palabras mexicanas introducidas al castellano de Eufemio Mendoza 1872 el Diccionario de galicismos de Baralt 1885 diccionarios de orientalis-mos particularmente de arabismos (Glossaire des mots espagnols et portu-gois deacuteriveacutes de lrsquoArabeel de Dozy 1866 y Glosario de las palabras espantildeolas (castellanas catalanas gallegas mallorquinas portuguesas valencianas y bascongadas) de origen oriental (aacuterabe hebreo malayo persa y turco) de Eguilaz y Yanguas 1886)

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 235

d) Diccionario latino- espantildeol y espantildeol- latino de Valbuena 1793 Nuevo dic-cionario franceacutes- espantildeol y espantildeol- franceacutes de Salvaacute 1856 Vocabulario de las lenguas espantildeola y toscana de Cristoacutebal de las Casas 1570 Vocabula-rio castellano- zapoteco de Juan de Coacuterdova 1570 Vocabulario de la lengua mexicana y castellana de Molina 1571 Vocabulario de las lenguas mexicana y castellana de Pedro de Arenas 1611 Dictionnaire de la langue nahuatl ou mexicaine de Reacutemi Simeacuteon 1885

e) laquoGlosarioraquo en Milicia y descripcioacuten de las Indias de Vargas Machuca 1599 laquoIacutendice de los teacuterminos privativos del arte de la pinturaraquo en Museo Pictoacute-rico de Palomino de Castro 1715 Diccionario histoacuterico poliacutetico de Bails 1774 Diccionario de las nobles artes de Rejoacuten de Silva 1788 Diccionario razonado de legislacioacuten y jurisprudencia de Escriche 1847 el Diccionario mariacutetimo espantildeol de 1864 el Diccionario de nombres vulgares de muchas plantas usuales del Antiguo y Nuevo Mundo de Miguel Colmeiro 1871 Dic-cionario geograacutefico estadiacutestico histoacuterico biograacutefico de industria y comercio de la Repuacuteblica Mexicana de Joseacute Ma Peacuterez Hernaacutendez 1874 Los 10 voluacute-menes del Diccionario universal de historia y geografiacutea 1853ndash 1856 en el que participoacute Garciacutea Icazbalceta Tambieacuten obras relacionadas con disciplinas linguumliacutesticas como las Gramaacuteticas de la rae ediciones de 1880 y 1889 y otras relativas a distintas aacutereas cientiacuteficas o teacutecnicas Historia animalium Historia avium y la historia sobre los cuadruacutepedos de Francisco Hernaacutendez Quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales en la Nueva Espantildea de Francisco Ximeacutenez 1615 Farmacopea mexicana publi-cada en 1846 por la Academia Farmaceacuteutica de la capital de la Repuacuteblica Observaciones meteoroloacutegicas de Joseacute Antonio Alzate 1770 el Tratado breve de medicina de Agustiacuten Farfaacuten 1592 Verdadera Medicina Astrologiacutea y Cirugiacutea de Juan de Barrios 1607 Anotacionehis al Dioscoacuterides anotado por el Dr Laguna de Francisco Suaacuterez de Ribera 1733 Alexipharmaco de la salud antiacutedoto de la enfermedad favorable dieteacutetico instrumento de la vida de Joseacute Francisco de Malpica Diosdado 1751 El Arte Naval de Cesaacutereo Fer-naacutendez Duro 1890 laquoArcheacuteologie et Bibliographie Mexicainesraquo en Revue des Questions cientifiques Bruxelles de Aquiles Gerst 1887ndash 88 la obra con la taxonomiacutea de las plantas de Linneo de 1775 laquoSinonimia de plantasraquo de Carlos Mariacutea Bustamante anexada por este al final del libro XI de la Histo-ria general de las cosas de la Nueva Espantildea de Bernardino de Sahaguacuten en su propia edicioacuten 1829ndash 1830

f) Diccionario de Construccioacuten y Reacutegimen de Cuervo

Luz Fernaacutendez Gordillo236

Anexo 2Textos perioacutedicos y de caraacutecter histoacuterico juriacutedico y religioso (cfr 742)

Diario de sucesos notables 1648 a 1664 escrito por Gregorio Martiacuten de Guijo y continuado por el Diario de algunas cosas notables que han sucedido en esta Nueva Espantildea y que abarca de 1665 a 1703 de Antonio de Robles la Gaceta de Meacutexico y Noticias de Nueva Espantildea que cubre los antildeos de 1722 a 1738 el Diario de Castro Santa- Anna con sucesos de las deacutecadas de los cincuenta y sesenta del siglo XVIII el Diario del Alabardero con los de las deacutecadas setenta ochenta y noventa de dicho siglo la Gaceta de Literatura de Joseacute Antonio Alzate Del siglo XIX textos del Diario de Meacutexico Monitor Republicano Don Simplicio (cuyo subtiacutetulo era Perioacutedico burlesco criacutetico y filosoacutefico y que fue fundado principal-mente por Ignacio Ramiacuterez laquoEl Nigromanteraquo y Guillermo Prieto) y el Mosaico Mexicano revista literaria (1836ndash 37 1849ndash 42)

Coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico Nueva coleccioacuten de documentos para la historia de Meacutexico Meacutexico en 1554 obras suyas manus-critos de croacutenicas de Nueva Espantildea o de las Indias Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espantildea de Bernal Diacuteaz del Castillo Historia de la Indias de Nueva Espantildea e Islas de Tierra Firme de Diego Duraacuten Historia de los Indios de Nueva Espantildea de Motoliniacutea Historia general y natural de las Indias islas y Tierra Firme del mar oceacuteano de Gonzalo Fernaacutendez de Oviedo Historia general de las cosas de Nueva Espantildea de Sahaguacuten manuscritos de las actas del Ayunta-miento y del Cabildo de Meacutexico el llamado Cedulario de Puga por haber sido el oidor de ese nombre quien lo compiloacute la Doctrina cristiana breve de Juan de Zumaacuterraga 1543 y la Recopilacioacuten de leyes de los reinos de Indias 1680 Teatro mexicano del nahuatlato y cronista mexicano Agustiacuten Betancourt 1698 Maacuter-tires del Japoacuten de Diego de San Francisco Historia de Yucataacuten Devocionario de Nuestra Sentildeora de Izmal y Conquista espiritual (1633) de Bernardo de Lizana Diario de exploraciones en Arizona y California en los antildeos de 1775 y 1776 de Francisco Tomaacutes Garceacutes Manual de Ministros de indios de Jacinto de la Serna Ordenanzas del Apartado [1784] Recopilacioacuten sumaria de todos los autos acor-dados de la Real Audiencia y Sala del Crimen de esta Nueva Espantildea (abarca desde 1677 a 1787) de Eusebio Ventura Belentildea Noticia de la California y de su conquista temporal y espiritual hasta el tiempo presente (1793) de Miguel Vene-gas Descripcioacuten geograacutefica natural y curiosa de la provincia de Sonora de Juan Nentwig Historia de la provincia de la Compantildeiacutea de Jesuacutes en la Nueva Espantildea de Francisco Javier Alegre Historia antigua de Meacutexico de Francisco Javier Clavijero Disertaciones sobre la historia de la Repuacuteblica Mexicana 1844ndash 49

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 237

de Lucas Alamaacuten Biblioteca Hispano- Americana Septentrional de Beristaacutein y Souza Meacutexico viejo de Luis Gonzaacutelez Obregoacuten Ensayo poliacutetico sobre el reino de la Nueva Espantildea de Alejandro de Humboldt Historia antigua y de la conquista de Meacutexico Geografiacutea de las lenguas y casta etnograacutefica de Meacutexico y Memoria para la Carta Hidrograacutefica del Valle de Meacutexico las tres de Manuel Orozco y Berra etceacutetera

Anexo 3Seleccioacuten de textos literarios de autores mexicanos del siglo XIX (cfr 743)

Ignacio M Altamirano ClemenciaAacutengel de Campo (Microacutes) Ocios y apuntesJoseacute Tomaacutes de Cuellar (Facundo) Abuso de la chanza iexclAgua Baco amp Los apre-

tados Baile y cochino Casa de vecindad Comercio y otras cosas Corrillo en el Olimpo Chucho Decadencia del carnaval Dormitorios puacuteblicos Dos millo-nes de pesos El agio El aguador El ahorro El aseo amp El correo El egoiacutesmo El high life El lujo y el dormitorio puacuteblico El mundo Pachuca Plaza de la Constitucioacuten Prosperidades funestas Sabios y presidiarios Visita de diges-tioacuten Vistazos y los versos laquoAl chile pasillaraquo laquoLa digestioacutenraquo y laquoPor los viejosraquo

Rafael Delgado Angelina La calandria laquoEl salto de TuxpangoraquoJuan Diacuteaz Covarrubias Gil Goacutemez el insurgente o la hija del meacutedicoJoseacute Ma Esteva Tipos veracruzanos y composiciones variasJoseacute Joaquiacuten Fernaacutendez de Lizardi El Periquillo sarniento Don Catriacuten de la

Fachenda La Quijotita y su prima Noches tristes Diacutea alegre FaacutebulasLuis G Inclaacuten Astucia y Recuerdo del ChamberiacutenAnastasio Ma de Ochoa Poesiacuteas de un mexicanoManuel Payno El fistol del diablo Un viaje a Veracruz Mariacutea Estuardo Pepita

GranaditasAntonio Plaza algunos poemasGuillermo Prieto (Fidel) Musa callejera Poesiacuteas festivas Romancero nacionalEmilio Rabasa (Sancho Polo) La gran ciencia La bola El cuarto poderJoseacute Ma Roa Baacutercena Lanchitas Recuerdos de la invasioacuten norteamericana

Combates en el aire El rey y el bufoacuten Noche al rasoIgnacio Rodriacuteguez Galvaacuten El privado del virrey El anciano y el mancebo La

sanguijuela y el cerdo La sentildeorita Mis ilusionesLuis de la Rosa Miscelaacutenea de escritores descriptivosJoseacute Mariacutea Vigil CuentosFrancisco Zarco laquoProacutelogo al Gallo pitagoacutericoraquo

Luz Fernaacutendez Gordillo238

BibliografiacuteaArias Aacutelvarez Beatriz (1997) El espantildeol de Meacutexico en el siglo XVI estudio filo-

loacutegico de quince documentos Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico Instituto de Investigaciones Filoloacutegicas

Buzek Ivo (2020) laquoActitudes linguumliacutesticas en el Vocabulario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta (1899)raquo Nueva Revista de Filologiacutea Hispaacutenica 68 2 499ndash 521

Cifuentes Baacuterbara (2001) laquoJoseacute Justo Goacutemez de la Cortina frente a la lengua oficial de Meacutexicoraquo En Suaacuterez de la Torre Laura Beatriz (coord) Empresa y cultura en tinta y papel (1800ndash 1860) Meacutexico Instituto de Investigacioacuten Joseacute Mordf Luis Mora 374ndash 384

Cifuentes Baacuterbara (2004) laquoEntre dialecto y provincialismo Una poleacutemica entre Melchor Ocampo y Vicente Salvaacuteraquo En Guzmaacuten Betancourt Ignacio Pilar Maacuteynez y Ascensioacuten H de Leoacuten Portilla (coords) De historiografiacutea lin-guumliacutestica e historia de las lenguas Meacutexico Siglo XXI y Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico 203ndash 213

Cifuentes Baacuterbara y Guadalupe Landa (2011) laquoFuentes para la reconstruccioacuten de la poleacutemica ldquoAltamirano- Pimentelrdquoraquo En Vaacutezquez Laslop Mariacutea Euge-nia Klaus Zimmermann y Francisco Segovia (eds) de la lengua por soacutelo la extrantildeeza Estudios de lexicologiacutea norma linguumliacutestica historia y literatura en homenaje a Luis Fernando Lara Meacutexico El Colegio de Meacutexico 2 647ndash 675

Company Company Concepcioacuten (1994) Documentos linguumliacutesticos de la Nueva Espantildea Altiplano central Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico Instituto de Investigaciones Filoloacutegicas Centro de Linguumliacutestica His-paacutenica

De la Pentildea Rafael Aacutengel 1886 [1886ndash 1891] laquoResentildea histoacuterica de la Academia Mexicanaraquo En Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia (Firmada el 27 de abril de 1886) Meacutexico Imprenta de Fran-cisco Diacuteaz de Leoacuten III 5ndash 11

Diacuteaz Lilia (1976) laquoEl liberalismo militanteraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 87ndash 162

Dublaacuten Manuel y Joseacute Mariacutea Lozano (1876) Legislacioacuten mexicana o Coleccioacuten completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la Repuacuteblica III (1835ndash 1840) Meacutexico Imprenta de Comercio

Epistolariohellip Romero Mario Germaacuten (ed) (1980) Epistolario de Miguel Anto-nio Caro Rufino Joseacute Cuervo y otros colombianos con Joaquiacuten Garciacutea Icazbal-ceta Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 239

Fernaacutendez Gordillo Luz (2010) laquoLas inquietudes y los diccionarios pre-cedentesraquo Boletiacuten Editorial 146 (dedicado al Diccionario del espantildeol de Meacutexico) 12ndash 19

Fernaacutendez Gordillo Luz (2011) laquoEl Vocabulario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalcetaraquo En Vaacutezquez Laslop Mariacutea Eugenia Klaus Zimmer-mann y Francisco Segovia (eds) de la lengua por soacutelo la extrantildeeza Estudios de lexicologiacutea norma linguumliacutestica historia y literatura en homenaje a Luis Fer-nando Lara Meacutexico El Colegio de Meacutexico 1 99ndash 123

Fernaacutendez Gordillo Luz (2014) laquoAutoridades y correspondencias en el Vocabu-lario de mexicanismos de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalcetaraquo En Barriga Villanueva Rebeca y Esther Herrera Zendejas (coords y eds) Lenguas estructuras y hablantes Estudios en homenaje a Thomas C Smith Stark Meacutexico El Cole-gio de Meacutexico 1 521ndash 579

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten 1876 [1876ndash 1878] laquoAdvertencia preliminarraquo En Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia Meacutexico Imprenta de Francisco Diacuteaz de Leoacuten I 5ndash 10

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten (1886a) laquoProvincialismos mexicanosraquo En Memorias de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Acade-mia Meacutexico Imprenta de Francisco Diacuteaz de Leoacuten III 170ndash 190

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten et al (1886b) laquoArtiacuteculos de la letra A admitidos en el Diccionario en todo o en parteraquo En Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espantildeola Meacutexico Imprenta de Francisco Diacuteaz de Leoacuten III 191ndash 199

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten et al (1886c) laquoArtiacuteculos de las letras B y C admi-tidos en el Diccionario en todo o en parteraquo En Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espantildeola Meacutexico Imprenta de Fran-cisco Diacuteaz de Leoacuten III 296ndash 301

Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten et al (1886d) laquoArtiacuteculos de las letras CH a Z admi-tidos en todo o en parte en el Diccionarioraquo En Memorias de la Academia Mexicana Correspondiente de la Real Espantildeola Meacutexico Imprenta de Fran-cisco Diacuteaz de Leoacuten III 426ndash 433

Gonzaacutelez Luis (1974) laquoEl periodo formativoraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel Igna-cio Bernal Alejandra Moreno Toscano Luis Gonzaacutelez y Eduardo Blan-quel Historia miacutenima de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 73ndash 114

Gonzaacutelez Luis (1976) laquoEl liberalismo triunfanteraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 165ndash 281

Luz Fernaacutendez Gordillo240

Huisa Teacutellez Joseacute Carlos (2011) Estudio preliminar de Diccionario de perua-nismos Ensayo filoloacutegico de Juan de Arona Tesis doctoral Universidad de Augsburgo

Lara Luis Fernando (1996) laquoPor una redefinicioacuten de la lexicografiacutea hispaacutenicaraquo Nueva Revista de Filologiacutea Hispaacutenica XLIV 2 345ndash 364

Lope Blanch Juan M (2003) laquoCastellano espantildeol y dialectos hispaacuteni-cosraquo En Lope Blanch Juan M Cuestiones de filologiacutea hispanoamericana Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico 47ndash 64

Martiacutenez Joseacute Luis (1976) laquoMeacutexico en busca de su expresioacutenraquo En Cosiacuteo Ville-gas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 285ndash 337

Martiacutenez Joseacute Luis (1978) laquoEstudio preliminarraquo En Garciacutea Icazbalceta Joa-quiacuten Escritos infantiles Meacutexico Fondo de Cultura Econoacutemica 7ndash 23

Martiacutenez Baracs Rodrigo (2012) laquoJoaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y el Diccionario Universal de Historia y de Geografiacutearaquo Boletiacuten del Instituto de Investigaciones Bibliograacuteficas XVII 1 y 2 9ndash 51

Parodi Claudia (1995) Oriacutegenes del espantildeol americano 1 Reconstruccioacuten de la pronunciacioacuten Meacutexico Universidad Nacional Autoacutenoma de Meacutexico

Perissinotto Giorgio (1998) Documenting everyday life in early Spanish Califor-nia the Santa Barbara Presidio memorias y factura 1779ndash 1810 Santa Bar-bara CA Santa Barbara Trust for Historic Preservation

Rama Aacutengel (1985) laquoLa ciudad escriturariaraquo En Rama Aacutengel La criacutetica de la cultura en Ameacuterica Latina Caracas Biblioteca Ayacucho 3ndash 18

Reyes Alfonso (1948) laquoEl teatro criollo en el siglo XVIraquo En Reyes Alfonso Letras de la Nueva Espantildea Meacutexico Buenos Aires Fondo de Cul-tura Econoacutemica 63ndash 76

Santamariacutea Francisco Javier (1959) Diccionario de mejicanismos Razonado comprobado con citas de autoridades comparado con el de americanismos y con los vocabularios provinciales de los maacutes distinguidos diccionaristas hispa-noamericanos Meacutejico Porruacutea

Stavenhagen Rodolfo (1988) laquoCultura y sociedad en Ameacuterica Latinaraquo En Sta-venhagen R y Margarita Nolasco (coords) Poliacutetica cultural para un paiacutes multieacutetnico Coloquio sobre problemas educativos y culturales en una socie-dad multieacutetnica Meacutexico Direccioacuten General de Culturas Populares El Cole-gio de Meacutexico Universidad de Las Naciones Unidas 21ndash 35

Teixidor Felipe (ed) (1937) Cartas de Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta Meacutexico Porruacutea

Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos 241

Toro y Gisbert Miguel de [1912] laquoLos diccionarios de americanismosraquo En Toro y Gisbert Miguel de Americanismos Pariacutes Sociedad de Ediciones Literarias y Artiacutestica Libreriacutea Paul Ollendorff 169ndash 219

Vaacutezquez Josefina Zoraida (1976) laquoLos primeros tropiezosraquo En Cosiacuteo Villegas Daniel (coord) Historia general de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 3 3ndash 84

Vaacutezquez Josefina Zoraida (2006) laquoDe la independencia a la consolidacioacuten republicanaraquo En Nueva historia miacutenima de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 137ndash 191

Villavicencio Frida (2010) laquoEntre una realidad plurilinguumle y un anhelo de nacioacuten Apuntes para un estudio sociolinguumliacutestico del siglo XIXraquo En Barriga Villanueva Rebeca y Pedro Martiacuten Butraguentildeo (dirs) Historia sociolinguumliacutes-tica de Meacutexico Meacutexico El Colegio de Meacutexico 2 713ndash 793

VocMex Garciacutea Icazbalceta Joaquiacuten (1899) Vocabulario de mexicanismos comprobado con ejemplos y comparado con los de otros paiacuteses hispano- americanos Propoacutenense ademaacutes algunas adiciones y enmiendas a la uacuteltima edicioacuten (12) del Diccionario de la Academia (Obra poacutestuma publicada por su hijo Luis Garciacutea Pimentel) Meacutexico Tip y Lit ldquoLa Europeardquo de J Aguilar Vera y Ca

Werner Reinhold (1991) laquoPrincipios diferenciales y contrastivos en la lexico-grafiacutea del espantildeol americanoraquo En Encuentro internacional sobre el espantildeol de Ameacuterica Presencia y destino El espantildeol de Ameacuterica hacia el siglo XXI Santafeacute de Bogotaacute Instituto Caro y Cuervo I 231ndash 271

Zaid Gabriel (1999) laquoPepenadores de mexicanismosraquo Letras Libres 1 5 20ndash 23

Rodolfo Cerroacuten- Palomino

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino

Abstract The lexical records of the Andean area begin in 1560 for Quechua and in 1584 for Aymara In both cases the varieties considered archetypal are recorded leaving aside those deviating from the selected model Only in the seventeenth century other languages and not only dialects that had been marginalized until then were recorded and this not always in the form of vocabularies or simple glossaries Of all the Andean languages Quechua assimilated for historical and cultural reasons idiomatic influence from the other major languages of Ancient Peru Modernly the consultation of such sources has been carried out outside the historical and dialectological knowledge of the languages recorded and despite the contribution of Andean linguistics and philology in the second half of the twentieth century lexicographers of Andean Spanish continue to operate in terms of etymology with nineteenth- century criteria

Keywords Andean Spanisch lexicography of Andean Spanish lexicographical sources Quechua Aymara

1 PresentacioacutenLos primeros registros leacutexicos del aacuterea andina comienzan en 1560 para el que-chua y en 1584 para el aimara Dejando de lado la documentacioacuten inicial del quechua (1560) las codificaciones idiomaacuteticas realizadas con posterioridad registran las variedades consideradas desde entonces como arquetiacutepicas rele-gando aquellas que se alejaban del modelo seleccionado Solo en el siglo XVII se consignaraacuten ndash y no siempre en la forma de vocabularios o de simples glosariosndash no solo dialectos hasta entonces marginados sino tambieacuten alguno que otro idioma de distinta filiacioacuten Ahora se sabe que de todas las lenguas andinas la variedad de quechua asumida como vehiacuteculo oficial del imperio incaico habiacutea asimilado por razones sociohistoacutericas y culturales un poderoso influjo idiomaacute-tico de las otras lenguas mayores del antiguo Peruacute (principalmente el puquina y el aimara) Modernamente sin embargo la consulta de las fuentes lexico-graacuteficas de esta lengua se ha venido efectuando al margen del conocimiento histoacuterico de las situaciones de contacto por las que atravesoacute y no obstante el aporte de la linguumliacutestica y la filologiacutea andinas conseguido en la segunda mitad del siglo XX y mejor auacuten en lo que va de la presente centuria los lexicoacutegrafos

Rodolfo Cerroacuten-Palomino244

del castellano del aacuterea andina siguen operando en materia de etimologiacuteas del leacutexico de procedencia nativa con criterios decimonoacutenicos

2 Documentacioacuten colonialPor lo que respecta al quechua y aun cuando se tienen noticias inciertas de registros previos lo concreto es que la primera gramaacutetica y el primer vocabu-lario de la lengua comienzan a circular en forma manuscrita en 1550 y solo se publican una deacutecada despueacutes En efecto esto ocurrioacute con los trabajos grama-tical y lexicograacutefico del dominico sevillano llamado con justicia el laquoNebrija indianoraquo publicados en Valladolid en 1560 (cf Santo Thomaacutes 1994a [1560] 1994b [1560]) El dialecto consignado en dichas obras y que fray Domingo designa por vez primera como ltquichuagt seraacute identificado por los estudiosos modernos de la lengua con la versioacuten hablada a la llegada de los espantildeoles bau-tizada como laquolengua generalraquo por su caraacutecter vehicular Si bien la gramaacutetica descrita deja entrever una variedad relativamente uniforme muy cercana a la de los dialectos modernos surentildeos del Peruacute el Lexicoacuten por el contrario recoge un vocabulario de base igualmente surentildea pero con ingredientes diversos pro-cedentes de distintas regiones del antiguo Peruacute en especial del llamado chin-chaisuyo precisamente como resultado del caraacutecter pandialectal de su registro una suerte de koineacute que veniacutea consolidaacutendose en los uacuteltimos tiempos del inca-rio

La segunda documentacioacuten de la lengua nos la ofrece el hasta ayer conocido como el laquoAnoacutenimoraquo (2014 [1586]) y que gracias a las pesquisas archiviacutesticas de Joseacute Caacuterdenas Bunsen (2014) podemos identificar como el ilustre mestizo Blas Valera La obra leacutexica y gramatical de este jesuita chachapoyano se inscribe dentro del proyecto de centralizacioacuten y unificacioacuten de la labor misionera de la iglesia y de la normalizacioacuten linguumliacutestica al servicio de dicha empresa propiciada y apuntalada por el Tercer Concilio Limense (1582ndash 1583) La variedad codi-ficada en esta oportunidad responde a otra seleccioacuten previa recusacioacuten de la que habiacutea sido registrada por el dominico por consideraacutersela como impropia y laquocorruptaraquo En efecto esta vez se opta por un dialecto de base declaradamente cuzquentildea aun cuando en el nivel leacutexico se da cabida marcaacutendolo en forma expliacutecita al vocabulario alternativo de procedencia ajena a la cuzquentildea (baacutesi-camente de origen chinchaisuyo) previa depuracioacuten fonoloacutegica de los rasgos considerados como laquocorruptosraquo o laquotoscosraquo (cf Cerroacuten- Palomino 1990 Durs-ton 2007)

La tercera documentacioacuten del quechua se la debemos al jesuita cacerentildeo Diego Gonccedilaacutelez Holguiacuten quien opta por describir no ya una variedad hasta

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cierto punto laquocomposicionalraquo (libre de una atadura dialectal concreta) como la propuesta por Blas Valera sino de manera decidida y manifiesta por el dialecto cuzquentildeo de su tiempo ya reconfigurado y depurado de teacuterminos conside-rados como laquoexquisitosraquo por parte del autor y que ahora podemos adivinar como puquinismos En efecto su gramaacutetica (cf Gonccedilaacutelez Holguiacuten 1975 [1607]) describe en detalle la variedad referida y su vocabulario (cf Gonccedilaacutelez Holguiacuten 1952 [1608]) ya no recoge ndash no al menos en forma expliacutecitandash la impronta leacutexica chinchaisuya en ambos tratados en cambio el dialecto registrado acusa como era de esperarse una fuerte presencia de rasgos gramaticales y leacutexicos atribui-bles al aimara sin descartar la impronta leacutexica puquina ya quechuizada que escapoacute de la purga de la misma efectuada por el autor (cf laquoAl lectorraquo 376) De esta manera tal vez sin proponeacuterselo y apartaacutendose de la intencioacuten pandia-lectal y ecumeacutenica de los expertos lenguaraces del Tercer Concilio el ilustre cacerentildeo contribuyoacute a la entronizacioacuten del cuzquentildeo del siglo XVII como la variedad modeacutelica de la lengua la misma que en adelante seraacute tomada como la representante exclusiva de el quechua

Finalmente Diego de Torres Rubio daraacute a conocer su compendio gramatical y leacutexico en el que por quechua debe entenderse siguiendo en materia selec-tiva el ejemplo del ilustre cacerentildeo su compantildeero de orden la variedad cuz-quentildea (cf Torres Rubio 1964 [1619]) A diferencia del caraacutecter monumental del vocabulario del cacerentildeo aquiacute estamos ante un manual praacutectico de consulta y aprendizaje de la lengua

Ahora bien debemos sentildealar que la reedicioacuten del compendio de Torres Rubio aparecida en 1700 rompe con la mencionada hegemoniacutea cuzquentildea del quechua En efecto gracias al jesuita huancavelicano Juan de Figueredo (1754 [1700]) la nueva edicioacuten no solo trae informacioacuten gramatical sobre la variedad llamada chinchaisuya sino tambieacuten consigna material leacutexico de la misma (cf Torres Rubio 1754 [1700] De este modo es registrado por primera vez si bien de manera apendicular el leacutexico de la variedad quechua que hoy reconocemos como central y que maacutes especiacuteficamente parece corresponder a la regioacuten de Cajatambo en la serraniacutea limentildea

Tales son las obras maacutes importantes sobre el quechua en el periacuteodo colonial en especial en materia lexicograacutefica dejando de lado otros trabajos menores que en general compendian y resumen los tratados gramaticales y leacutexicos que los precedieron

Por lo que respecta al aimara si bien ya se ofrece lo que podriacuteamos deno-minar su primera documentacioacuten gramatical y leacutexica en las laquoAnnotacionesraquo redactadas por los peritos en dicha lengua y que acompantildean a las traducciones de la Doctrina Christiana de la asamblea episcopal convocada por el arzobispo

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Toribio Alfonso de Mogrovejo (cf Tercer Concilio Limense 1985 [1585] fols 78ndash 84) todaviacutea esperaremos hasta 1603 para contar con la primera codificacioacuten de su gramaacutetica (cf Bertonio 1603) y mejor auacuten hasta 1612 para disponer de la monumental compilacioacuten de su leacutexico (cf Bertonio 1984 [1612]) La variedad aimara codificada por el ilustre jesuita italiano es la hablada en la reduccioacuten de Juli (Puno) a diferencia de la que subyace al primer esbozo mencionado que respondiacutea al empleado en La Paz con ligeras diferencias entre uno y otro dia-lecto (cf Cerroacuten- Palomino 1997)

Cuatro antildeos despueacutes el mismo Diego de Torres Rubio compantildeero de orden en el semillero linguumliacutestico de Juli publica su arte y vocabulario de la lengua aimara (cf Torres Rubio 1966 [1616]) tomando como base la variedad usada en la metroacutepoli minera de Potosiacute en siacute misma muy cercana a las habladas en Puno y La Paz Como en el caso de su aporte quechua aquiacute tambieacuten estamos ante una versioacuten condensada del arte y del vocabulario de la lengua elaborado con fines praacutecticos de consulta y aprendizaje

A diferencia de lo que ocurrioacute con el quechua tales obras cierran el ciclo de produccioacuten de los tratados gramaticales y lexicograacuteficos del aimara durante la eacutepoca colonial La calidad impresionante de la obra magna del ilustre jesuita italiano compensa con creces la naturaleza solitaria de su codificacioacuten debida praacutecticamente a la mano de una sola persona en este caso excepcional y nunca superado lexicoacutegrafo como lo sigue siendo Ludovico Bertonio Comparados los dos tesoros leacutexicos del quechua y del aimara mencionados ndash el del cacerentildeo y el del anconense respectivamentendash el del uacuteltimo resulta mucho maacutes ordenado y sistemaacutetico y menos descuidadamente repetitivo que el del primero

Muy diferente fue la suerte del puquina en materia de codificacioacuten y regis-tro pues ni siquiera fue tomada en cuenta como lengua meta de la Doctrina Christiana del Tercer Concilio no obstante haber sido reconocida oficialmente como laquolengua generalraquo en 1575 (cf Toledo 1989 [1575] 97ndash 100) La documen-tacioacuten de esta lengua se torna dramaacutetica por no decir nula pues en esta opor-tunidad fuera de la noticia vaga que tenemos respecto de la posible existencia nunca confirmada de un arte y un vocabulario redactados por el eximio poliacute-glota y lenguaraz Alonso de Barzana (1590) no contamos ni con su laquoreduccioacuten en arteraquo ni con la compilacioacuten de su leacutexico Todo lo que disponemos para tan importante laquolengua mayorraquo del antiguo Peruacute se reduce a los fragmentos de gra-maacutetica y del escueto leacutexico que subyacen a los textos pastorales en dicha len-gua compilados y editados aunque de manera descuidada por el franciscano igualmente eximio y ducho lenguaraz Jeroacutenimo de Oreacute (1607) La situacioacuten de desplazamiento idiomaacutetico por la que atravesaba la lengua a favor del quechua y del aimara con un bilinguumlismo societal marcado de puquina- aimara y de

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puquina- quechua y quizaacutes por ello mismo el desistimiento de usarla como vehiacuteculo de evangelizacioacuten por parte de los curas y misioneros determinaron la ausencia de todo esfuerzo codificador para con ella Como resultado de tales circunstancias adversas lo que le queda al estudioso de la lengua desaparecida en la primera mitad del siglo XIX es contentarse con el pobre y reducido leacutexico espigable de los textos de Oreacute como el efectuado por el grupo de estudiosos del puquina de la Universidad de Leiden dirigido por Willem Adelaar (cf Mossel 2015) pero tambieacuten del vocabulario aimara idioma que asimiloacute un caudal nada desdentildeable de teacuterminos propios de la lengua a la que desplazoacute tal como se des-prende de la obra monumental bertoniana examinada con rigurosos criterios etimoloacutegicos

Fuera de las laquolenguas generalesraquo mencionadas el uacutenico otro idioma que merecioacute ser codificado precisamente por haber sido empleado como vehiacuteculo de evangelizacioacuten fue el mochica entidad idiomaacutetica de caraacutecter regional des-aparecida en la primera mitad del siglo XX Como en el caso del quechua y del aimara aquiacute tambieacuten se tienen noticias de una codificacioacuten temprana de la lengua (hacia fines del siglo XVI) y sin embargo el uacutenico tratado gramatical con que contamos es el del criollo trujillano Fernando de la Carrera (1644) el mismo que no obstante anunciar el vocabulario respectivo de la lengua no parece haber cumplido con su promesa dejaacutendonos hueacuterfanos de todo registro leacutexico independiente aunque parcialmente extraiacuteble de su tratado gramatical (cf Cerroacuten- Palomino 1995)

De las otras lenguas andinas vigentes algunas de ellas hasta la segunda mitad del siglo XIX y aun llegando a la primera del XX apenas tenemos listas leacutexicas compiladas en la segunda mitad del siglo XVIII por el obispo Jaime Baltazar Martiacutenez Compantildeoacuten obispo ilustrado de la dioacutecesis de Trujillo (cf Martiacutenez Compantildeoacuten 1985 [1786]) Las listas que contienen alrededor de 40 entradas una vez depuradas de sus inevitables hispanismos corresponden a las lenguas tallana sechurana mochica quechua y culle para hablar de las estrictamente andinas

Tal es en suma una sucinta relacioacuten de las fuentes documentales idiomaacuteti-cas de origen colonial

3 Documentacioacuten republicanaLa tradicioacuten de los estudios leacutexicos y gramaticales iniciada con buenos auspi-cios durante el reacutegimen colonial y suacutebitamente interrumpida tras la expulsioacuten de los jesuitas (1767) es praacutecticamente abandonada durante la primera centuria de vida republicana Tal ocurre especialmente con los estudios del aimara en el

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lado peruano mas no asiacute en el boliviano y en el Ecuador como resultado de su constitucioacuten en nueva repuacuteblica se asiste a una suerte de legitimacioacuten dialectal autoacutenoma de la variante quechua local denominada desde entonces exclusiva y simboacutelicamente quichua Esta designacioacuten alternativa todaviacutea empleada en el Peruacute hasta comienzos del siglo XX seraacute abandonada completamente a favor de la variante quechua hoy diacutea vigente tambieacuten en Bolivia mas no en la Argentina donde sobreviviraacute De este modo el glotoacutenimo en cuestioacuten funciona actualmente como una especie de shibolet para referir al tipo de quechua del que estamos hablando

Dentro de dicho panorama la intelectualidad nacional de las joacutevenes repuacute-blicas andinas del siglo XIX vive praacutecticamente a espaldas de su propia rea-lidad linguumliacutestica en tanto se considera impliacutecita cuando no expliacutecitamente integrante de naciones definidas como cristianas castellano- hablantes y occi-dentales Seraacuten los viajeros extranjeros de la segunda mitad del mencionado siglo quienes laquoredescubriraacutenraquo las lenguas indiacutegenas andinas la mayoriacutea de ellas en peligro de irreversible extincioacuten En efecto ilustres viajeros como el suizo Tschudi el britaacutenico Markham el franceacutes Charles Wiener los germanos Mid-dendorf y Uhle retomaraacuten el estudio de las lenguas andinas relegadas y olvida-das por la clase pensante nativa A ellos les debemos gramaacuteticas y vocabularios del quechua (Tschudi 1853a 1853b 1884 y Markham 1864) y para el aimara y el quechua (Wiener 1880 y Middendorf 1890a 1890b y 1891a) Middendorf y Uhle ademaacutes y dejando de lado manuscritos propios y ajenos que aguardan ser editados retomaron el primero de ellos los estudios del mochica (Middendorf 1891b) y el segundo los del uro (Uhle 1895a 1895b cf Cerroacuten- Palomino 2008)

Pronto se dejoacute sentir en el aacutembito intelectual nacional la repercusioacuten de tales trabajos en algunos casos precursores de la linguumliacutestica andina contemporaacutenea A ello se sumaba la nueva acometida misionera emprendida por algunas de las oacuterdenes religiosas en territorios en los cuales durante la colonia se haciacutea uso exclusivo de la laquolengua generalraquo para lo cual se abocaron a laquoredescubrirraquo dialectos quechuas hasta entonces silenciados pero tambieacuten a retomar los estu-dios aimaraicos abandonados en el Peruacute desde el siglo XVIII Un hito en este despertar de los estudios linguumliacutesticos en el lado peruano es el Vocabulario Poliacute-glota Incaico preparado por los miembros de la Propaganda Fide del Peruacute de la orden franciscana y publicado en 1905 El gran meacuterito de este repositorio leacutexico aparte de recoger el vocabulario moderno del quechua cuzquentildeo es el de consignar por primera vez los correspondientes a los dialectos quechuas de Ayacucho Juniacuten y Aacutencash pero tambieacuten el de la variedad punentildea del aimara

Un despertar paralelo se advierte en las repuacuteblicas vecinas del Ecuador y de Bolivia En el paiacutes nortentildeo el quichua es estudiado libre ya de toda atadura al

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quechua peruano no solo por miembros de las oacuterdenes religiosas (por ejem-plo Grim 1989 [1896]) sino tambieacuten por intelectuales laicos (cf Cordero 1992 [1895]) En Bolivia ndash a diferencia de lo ocurrido en el Peruacutendash paiacutes cuya capital administrativa siempre estuvo inmersa en territorio de habla aimara nunca dejoacute de estudiarse la lengua (alentada ademaacutes por los trabajos de Middendorf y Uhle) pero tampoco el quechua con sus bastiones en Cochabamba y en Oruro (cf Berriacuteos 1904a y 1904b) No ocurriacutea lo propio en la Argentina donde la obra solitaria de Mossi (1857) no lograba cortar del todo el cordoacuten umbilical del que-chua boliviano Conviene sentildealar que todos estos trabajos son de caraacutecter gra-matical y leacutexico y a veces textos religiosos y profanos

El panorama descrito cambia radicalmente en la segunda mitad del siglo XX Caracteriza a esta etapa la introduccioacuten del trabajo de campo como un requisito para los estudios linguumliacutesticos de caraacutecter descriptivo y dialectoloacutegico asiacute como para la aplicacioacuten de los trabajos de reconstruccioacuten y clasificacioacuten de las entidades descritas conformando esta vez familias linguumliacutesticas en el caso del quechua y del aimara De esta manera por primera vez se busca integrar tales estudios en funcioacuten de su comprensioacuten linguumliacutestica global tanto sincroacutenica como diacroacutenica abandonando el enfoque tradicional que a la par que privi-legiaba el estudio exclusivo de variedades modeacutelicas relegaba al olvido y a la extincioacuten aquellas que se apartaban del prototipo Dicha praacutectica en el caso peruano habiacutea implicado como parte de su laquoherencia colonialraquo la atencioacuten prestada hasta entonces exclusivamente a las variedades surentildeas tanto quechuas como aimaraicas cuyas amarras no pudieron romper los escarceos dialectales iniciados por los franciscanos a comienzos del siglo XX

El cambio paradigmaacutetico registrado por la disciplina en materia de linguumliacutes-tica andina se vio estimulado en el Peruacute con la oficializacioacuten del quechua (1975) decretada por el gobierno militar como una medida que ahora sabemos popu-lista pero que tuvo la intencioacuten en el plano ideoloacutegico y simboacutelico de cancelar la discriminacioacuten idiomaacutetica secular del quechua y de las lenguas nativas en su conjunto reivindicaacutendolas al menos en el nivel del discurso oficial En un intento por fomentar la ensentildeanza y el aprendizaje del quechua en el paiacutes como correlato de su oficializacioacuten se prepararon sendas gramaacuteticas y vocabularios para los seis dialectos quechuas que se seleccionaron como representativos de toda la familia linguumliacutestica Las variedades elegidas fueron las de Aacutencash- Huailas (cf Parker 1976 Parker- Chaacutevez 1976) Ayacucho (cf Soto 1976a 1976b) Cajamarca- Cantildearis (cf Quesada 1976a 1976b) Cuzco- Collao (cf Cusi-huamaacuten 1976a 1976b) Juniacuten- Huanca (cf Cerroacuten- Palomino 1976a 1976b) y San Martiacuten- Lamas (cf Coombs et al 1976 Park et al 1976) Por lo que toca al aimara se describiraacute por primera vez la variedad central tupina hablada en las

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serraniacuteas de Lima (cf Hardman 1966) pero el leacutexico respectivo solo apareceraacute 30 antildeos despueacutes (cf Belleza Castro 1995) Finalmente tendremos que aguardar hasta la deacutecada del 80 para contar con el primer vocabulario del aimara punentildeo (cf Buumlttner y Condori 1984) Del mismo antildeo es la reedicioacuten del diccionario moderno del quechua cuzquentildeo de Lira (1982 [1941]) cuya ortografiacutea exoacutetica adoptada por el autor desorienta antes que invita a la consulta del interesado

Ahora bien como no es nuestra intencioacuten resentildear la produccioacuten linguumliacutestica (especialmente de orden leacutexico) en el resto de los paiacuteses andinos mencionados bastaraacute con sentildealar que en todos ellos gracias al impulso de los estudios des-criptivos han venido apareciendo tratados gramaticales y repositorios leacutexicos modernos maacutes centildeidos a la realidad descrita y consignada Para Bolivia qui-sieacuteramos destacar por un lado el diccionario quechua de Herrero y Saacutenchez de Losada (1983a 1983b) y por el otro el vocabulario aimara de Cotari et al (1978) asiacute como el de De Lucca (1987) Para el quichua argentino (santiaguentildeo) no solo contamos con la obra de Domingo Bravo (cf Bravo 1975 1977) sino sobre todo con la de Alderetes (2001)

4 Manejo de las fuentes lexicograacuteficasEn esta seccioacuten discutiremos de manera maacutes especiacutefica algunos de los proble-mas recurrentes con que tropieza el uso de los registros leacutexicos de lenguas andi-nas Primeramente nos referiremos a las fuentes coloniales y en una segunda instancia a los materiales republicanos tomando en cuenta la periodizacioacuten aproximada sugerida en las secciones precedentes

En cuanto a las fuentes de la primera etapa conviene discutir en primer lugar su accesibilidad tanto material como de contenido Lo primero es decir su disponibilidad se ha visto notoriamente aventajada desde el momento en que gracias a la tecnologiacutea informaacutetica de nuestros tiempos hoy es posible acceder a los monumentos lexicograacuteficos coloniales por la viacutea del internet Dicha alterna-tiva no excluye por cierto el disfrute y la satisfaccioacuten de acceder a las versiones originales de tales reliquias ya sea en las bibliotecas puacuteblicas o en las privadas o a sus versiones compuestas o facsimilares cuando las hay En segundo lugar conviene referirse igualmente al manejo praacutectico de tales documentos Para lo cual hay que recordar que ellos en tanto textos producidos en los siglos XVI y XVII estaacuten redactados en su vertiente castellana en la lengua y ortogra-fiacutea de la eacutepoca y en su vertiente en idioma indiacutegena en un alfabeto ideado y adaptado a eacutel en principio de acuerdo con la tradicioacuten ortograacutefica castellana del momento Como consecuencia de ello la lectura e interpretacioacuten de tales materiales requiere de una miacutenima familiarizacioacuten con el leacutexico y la ortografiacutea

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que los subyace en su mayor parte inevitablemente obsoletos No tenerla aca-rrea los errores consabidos de interpretacioacuten como es faacutecil demostrar con solo repasar los trabajos de historiadores y arqueoacutelogos cuando discurren sobre ins-tituciones andinas pero tambieacuten con hojear algunas de las ediciones de tales materiales preparadas por aficionados de buena voluntad pero hueacuterfanos de informacioacuten filoloacutegica y ecdoacutetica En tercer lugar y esta vez en relacioacuten con el material en lengua indiacutegena estaacute el ingrediente ideoloacutegico y formativo que impide el acercamiento desprejuiciado y ecuaacutenime del consultor respecto de tales fuentes Ocurre que el celo de los especialistas a la hora de trabajar con los textos coloniales cuando demuestran tenerlo solo resulta exigente con la parte castellana Y es que dentro de la praacutectica tradicional preocupaciones relativas con la fijacioacuten de un texto con su hermeneacuteutica es decir con su tratamiento e integridad filoloacutegica solo rigen para las laquolenguas de civilizacioacutenraquo mas no para aquellas que no tienen laquohistoria (escrita)raquo que seriacutea el caso de las lenguas andi-nas Dicha ideologiacutea de obvio caraacutecter digloacutesico es la responsable de que muy pocos estudiosos hagan el esfuerzo siquiera miacutenimo por adentrarse en la com-prensioacuten elemental de la lengua en vertiente indiacutegena hecho que se manifiesta en la consulta arbitraria y abusiva de los datos sin advertir erratas y gazapos evidentes e incluso pasando por alto las laquoadvertencias al lectorraquo con que se empentildean en iniciar sus tratados los autores maltratados Por lo demaacutes hacemos hincapieacute en los puntos que acabamos de mencionar por la sencilla razoacuten en principio muy reveladora de que las fuentes lexicograacuteficas coloniales no han perdido su vigencia (y hasta diriacuteamos algunas de ellas no han sido superadas) no solo entre los lexicoacutegrafos modernos sino tambieacuten entre quienes se intere-san en el estudio de las instituciones culturales del incario

Ahora bien la preocupacioacuten por el recto manejo de las fuentes lexicograacuteficas coloniales no solo tiene que ver con la notacioacuten ortograacutefica en que han sido con-signadas sus entradas sino tambieacuten con otro aspecto igualmente fundamental pero esta vez de naturaleza maacutes bien semaacutentica Nos referimos a la consulta a menudo acriacutetica del lemario vinculado con el leacutexico propio de las institucio-nes del incario particularmente las concernientes a la religiosidad andina que en manos de los evangelizadores devenidos en gramaacuteticos y lexicoacutegrafos fue objeto de haacutebiles manipulaciones y acomodamientos semaacutenticos en funcioacuten del dogma judeo- cristiano a impartirse entre la poblacioacuten nativa En tal sentido no debe perderse de vista que muchas de las acepciones que integran el articulado del leacutexico cultural y religioso andinos requieren para ser aprovechadas correc-tamente de un riguroso e informado escrutinio separando la paja del trigo es decir lo genuino de lo manipulado o acondicionado sesgadamente

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Por lo que respecta a las fuentes lexicograacuteficas republicanas habriacutea que dis-tinguir entre las producidas entre la segunda mitad del siglo XIX y antes de la deacutecada del 60 del siglo XX y las posteriores a esa fecha Corresponde a la primera etapa en la medida en que se produce la afirmacioacuten de las autono-miacuteas dialectales republicanas no solo la elevacioacuten al rango normativo de las peculiaridades fonoloacutegicas y leacutexicas de las hablas propias a las naciones joacutevenes sino tambieacuten y como consecuencia de ello la proliferacioacuten de convenciones ortograacuteficas particulares todas ellas inspiradas en la tradicioacuten ortograacutefica cas-tellana en boga cuando esta se ajustaba a la realidad foacutenica local pero repro-duciendo sobre todo en el caso peruano y para representar a las variedades surentildeas del quechua y del aimara algunos de los recursos diacriacuteticos en la nota-cioacuten de los fonemas ajenos al castellano De esta manera no es difiacutecil constatar que un mismo lexema de caraacutecter pandialectal aun sin mostrar variaciones foacutenicas notables fuera escrito de modo diverso demostrando que la escritura puede funcionar llegado el caso como elemento diferenciador y no unificador Un ejemplo elocuente de ello nos lo proporciona Xavier Alboacute (1974 cap 6 125) cuando refiere que ha podido verificar hasta 83 maneras distintas de escribir la palabra laquoquechuaraquo Pero la mejor muestra de la heterogeneidad ortograacutefica del quechua y o del aimara nos la dan las ediciones del diccionario de la RAE especialmente las anteriores a la deacutecimo primera (2001) basta con recorrer la manera en que se ofrecen las etimologiacuteas de los indigenismos seguacuten estos hayan sido propuestos por las filiales acadeacutemicas de los paiacuteses andinos

La situacioacuten descrita cambia de manera notoria en la deacutecada del sesenta del siglo XX que es cuando se inicia la etapa propiamente cientiacutefica de los estudios andinos Ella se caracteriza como se dijo por la introduccioacuten de las teacutecnicas de la linguumliacutestica descriptiva y del meacutetodo histoacuterico- comparativo en la recons-truccioacuten y clasificacioacuten de las entidades idiomaacuteticas andinas En teacuterminos de notacioacuten ortograacutefica la etapa vino precedida por la buena acogida especial-mente en el seno de las ciencias sociales de la practicidad y funcionalidad de los sistemas ortograacuteficos inspirados en el alfabeto foneacutetico internacional en este caso propuestos para el quechua y el aimara Impliacutecitamente dicha propuesta aconsejaba el empleo de una misma convencioacuten ortograacutefica por lo menos para aquellos fonemas comunes a los miembros de las distintas familias idiomaacuteti-cas ensayando de esta manera maacutes bien intuitivamente una eventual unifi-cacioacuten ortograacutefica de las mismas Asiacute es como gradualmente en unos paiacuteses maacutes que en otros fue imponieacutendose el uso de tales alfabetos los cuales bus-caban respaldarse ademaacutes en los sistemas fonoloacutegicos respectivos propuestos por los linguumlistas De otro lado desde una perspectiva diacroacutenica la aplicacioacuten del meacutetodo comparativo brindaba la posibilidad de tender puentes entre las

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distintas variedades de una misma familia linguumliacutestica proponiendo cognadas gobernadas por reglas sistemaacuteticas y sentildealando rutas etimoloacutegicas hasta enton-ces insospechadas uniendo formas que empantildeaban no solo la ortografiacutea tradi-cional sino tambieacuten el anaacutelisis efectuado en ausencia de todo rigor linguumliacutestico y filoloacutegico

Dentro del nuevo contexto esbozado en paiacuteses como el Peruacute y Bolivia se consiguioacute finalmente oficializar los alfabetos quechuas y aimaras de base fono-loacutegica en el Ecuador en donde se habiacutea conseguido unificar parcialmente una ortografiacutea quichua a la manera castellana se dio inicio a una reforma que bus-caba a semejanza de la experiencia peruano- boliviana reflejar lo maacutes cercana-mente posible el sistema fonoloacutegico subyacente de la lengua y en la Argentina se optoacute decididamente por un alfabeto de inspiracioacuten peruano- boliviana bus-cando aproximar ortograacuteficamente las lenguas alliacute donde hubiera comunioacuten fonoloacutegica En el plano diacroacutenico se reconstruyeron el proto- quechua (cf Par-ker 2013 [1963] Torero 1964) y el proto- aimara (cf Cerroacuten- Palomino 2000) y hasta se llegoacute a proponer el leacutexico atribuido al proto- quechua (cf Parker 2013 [1969]) Posteriormente con el avance de los estudios diacroacutenicos y en gene-ral de la prehistoria linguumliacutestica andina (cf Heggarty y Pearce 2011 Kaulicke et al 2011 Heggarty y Beresford- Jones 2012) se han comenzado a estudiar combinando los meacutetodos de la linguumliacutestica de contacto y de la etimologiacutea los fenoacutemenos de remodelacioacuten gramatical y de asimilacioacuten de preacutestamos leacutexicos entre las lenguas andinas mayores De esta manera ahora resulta claro coacutemo el vocabulario del aimara surentildeo contiene un notable ingrediente puquina pero tambieacuten coacutemo el quechua le debe al aimara y al puquina un caudal leacutexico no menos importante En el mismo terreno leacutexico al quechua le debe tambieacuten a su turno y desde eacutepocas maacutes recientes el aimara surentildeo de manera semejante le son deudores las lenguas menores como el mochica pero tambieacuten los idiomas selvaacuteticos con los cuales entroacute en contacto Tal es la fisonomiacutea leacutexica de las len-guas andinas con preacutestamos mutuos que se entrecruzan previa aclimatacioacuten idiomaacutetica y que los estudios de onomaacutestica andina buscan etimologizar des-cubriendo la direccionalidad de los procesos de asimilacioacuten involucrados Son finalmente estas lenguas las fuentes de los indigenismos del castellano para cuya recta identificacioacuten se requiere sobra decirlo la informacioacuten linguumliacutestica respectiva que es algo que los lexicoacutegrafos nacionales ignoran campantemente

Asiacute pues habraacute que reconocer que la perspectiva histoacuterica de estas lenguas tal como ha sido reconstruida y sin mencionar la laquohistoria externaraquo de las mis-mas que igualmente fue bosquejada en la deacutecada del 60 del siglo pasado es algo que auacuten escapa a los investigadores locales (quechuistas aimaristas lexicoacutegra-fos del castellano etc) especialmente a quienes debido a su falta de formacioacuten

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e informacioacuten no ven maacutes allaacute del contexto dialectal y linguumliacutestico inmediato dentro del cual investigan Un ejemplo de esta praacutectica es el diccionario de preacutes-tamos del quechua al castellano boliviano editado por el Instituto Boliviano de Lexicografiacutea bajo la direccioacuten de nuestro colega y amigo Carlos Coello Vila (2009) ya que los preacutestamos aludidos no solo son del idioma mencionado sino tambieacuten como era de esperarse y en densidad apreciable del aimara

5 IlustracioacutenEn esta seccioacuten presentaremos a manera de ilustracioacuten el modo en que son consignados los indigenismos de procedencia andina en los vocabularios de peruanismos y o americanismos Como se notaraacute los problemas que sentildeala-remos reflejan precisamente el mal manejo cuando no el desconocimiento y ausencia de informacioacuten de los trabajos en materia de linguumliacutestica histoacuterica y filologiacutea andinas aplicados a las lenguas mayores del antiguo Peruacute La fuente que utilizaremos para ilustrar nuestro cometido es el Diccionario de Ameri-canismos publicado por la Asociacioacuten de Academias de la Lengua Espantildeola (AALE) en 2010 Cuatro son los tipos de fenoacutemenos sobre los cuales llama-remos la atencioacuten (a) problemas de normalizacioacuten ortograacutefica (b) problemas de variacioacuten dialectal y linguumliacutestica (c) problemas de adaptacioacuten fonoloacutegica y (d) problemas de filiacioacuten etimoloacutegica Los tres primeros tienen en comuacuten el tratar sobre la forma que adquieren las entradas nativas la uacuteltima versa maacutes bien sobre las propuestas etimoloacutegicas de los indigenismos

51 Cuestiones de normalizacioacuten ortograacutefica

Los problemas de este tipo tienen que ver con la manera en que se fueron repre-sentando a traveacutes del tiempo los fonemas w y y del quechua y del aimara Representado el primero de ellos inicialmente (hasta el uacuteltimo tercio del siglo XVI) con ltgugt y ltvgt posteriormente fue registrado con lthugt De manera que los teacuterminos quechuas y aimaras que conllevaban el fonema respectivo y que ingresaron tempranamente al castellano fueron registrados dependiendo del periacuteodo en que se asimilaron echando mano primeramente de ltgugt alter-nando con ltvgt pero luego con lthugt Las notaciones sin embargo lejos de ser excluyentes coexistieron alguacuten tiempo y aun cuando la moda fue imponiendo la alternativa maacutes reciente ella no siempre logroacute desplazar los usos anterio-res que fueron delatando su eventual fisonomiacutea arcaica Como resultado de ello una misma palabra reflejando distintas tradiciones ortograacuteficas puede

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio de indigenismos 255

aparecer registrada de dos o tres maneras diferentes como se veraacute en la lista de ejemplos proporcionada

(1)

guaico ~ huaicoguato ~ huatochiguaco ~ chihuacoguaina ~ huaina ~ huaynaguaino ~ guayno ~ huainoguaira ~ huaira ~ huayraguatia ~ huatia ~ huatiacuteahuincha ~ vinchaviracocha ~ huiracochaviravira ~ huirahuira

lsquoencantildeadarsquolsquopiolarsquolsquozorzalrsquolsquojoven amantersquolsquomuacutesica andinarsquolsquovientorsquolsquobarbacoarsquolsquodiademarsquolsquoespantildeolrsquolsquovar de hierba medicinalrsquo

Pues bien ocurre que tales indigenismos aparecen en el DA en forma dupli-cada y hasta triplicada las maacutes de las veces sin referencia cruzada como si fueran entradas distintas Es maacutes muchos de tales teacuterminos vuelven a reapa-recer esta vez laquoremozadosraquo ortograacuteficamente con ltwgt siguiendo la manera en que se los escribe en la lengua fuente Y asiacute tenemos dupletes como lttarhuigt ~ lttarwigt lsquoaltramuzrsquo e incluso tripletes del tipo ltguintildeapogt ~ lthuintildeapogt ~ ltwintildeapugt lsquomaiacutez germinadorsquo Son tantas las variantes registradas con ltwgt que habitualmente no pasaban de la decena pero cuyo nuacutemero con dicha grafiacutea ini-cial se ha visto incrementado en el DA El exotismo ortograacutefico de indigenismos con ltwgt se explica naturalmente por el hecho de que al haber sido propuestos como tales se los presentoacute bajo la ortografiacutea de las lenguas nativas respectivas pasando por alto su normalizacioacuten ortograacutefica castellana que en tales casos echa mano de lthugt de manera natural y espontaacutenea Por lo que toca a y los tripletes de los ejemplos presentados ilustran su representacioacuten vacilante en final de siacutelaba bien como i (y entonces acorde con la ortografiacutea actual) bien como y (que explica escrituras arcaizadas como la de ltaymaragt o de ltayllogt lsquolinajersquo que igualmente variacutean con sus formas actualizadas ltaimaragt y ltaiacutellogt respectivamente)

52 Variacioacuten dialectal y linguumliacutestica

Este fenoacutemeno es al igual que el anterior el responsable de la duplicacioacuten de los indigenismos como entradas del DA Ocurre que la variacioacuten ortograacutefica en el presente caso responde a la distinta procedencia dialectal de un vocablo

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quechua o aimara o a su diferente filiacioacuten idiomaacutetica Sean los siguientes ejemplos

(2)

ancu ~ angoantarilla ~ andarillacachua ~ cashuacushma ~ cusmacollpa ~ colpachagra ~ chacrachumpi ~ chumbiguanto ~ guandohuanco ~ huangopajra ~ pajlacalapurca ~ carapulcachaguar ~ chaguarasoroche ~ sorojche

lsquonervio tendoacutenrsquolsquoflauta de pan pequentildearsquolsquodanza tiacutepica de joacutevenesrsquolsquovestimenta nativarsquolsquoazufrersquolsquoheredadrsquolsquofajarsquolsquoandasrsquolsquoatadurarsquolsquocalvorsquolsquoguiso de papa secarsquolsquomagueyrsquolsquomal de alturarsquo

Con excepcioacuten de los cuatro uacuteltimos ejemplos el resto acusa variacioacuten dialectal dentro del quechua en la que los elementos de la segunda columna correspon-diacutean a la variedad quechua koineacute en uso antes de la conquista espantildeola (el fenoacute-meno mayormente involucrado es la sonorizacioacuten de las oclusivas tras nasal) y que ingresaron tempranamente como tales al castellano antes de ser laquonor-malizadosraquo posteriormente (con base a la variedad cuzquentildea) Tales formas de paso coinciden con las del dialecto ecuatoriano y no seriacutea raro que fuera la academia asociada ecuatoriana la responsable de su propuesta en calidad de quechuismos En cuanto al primero de los cuatro uacuteltimos ejemplos estamos ante variantes dialectales de una misma palabra aimara (la primera de las cua-les presenta el cambio rgt l) los tres uacuteltimos constituyen formas castellaniza-das diferentemente bien de una voz aimara a la manera quechua (ltcarapulcagt proveniente de qala- phurka) bien de palabras quechuas a la manera aimara (ltchaguaragt procedente de črsquoawar y ltsorojchegt a partir de suru- chi- q) Como en el caso anterior aquiacute tambieacuten las variantes no consignadas aparecen por lo general sin la referencia cruzada respectiva

53 Variacioacuten de ajuste vocaacutelico

De acuerdo con las reglas fonotaacutecticas del castellano la lengua no tolera a dife-rencia del quechua y del aimara vocales altas inacentuadas en posicioacuten final de palabra En liacutenea con esta restriccioacuten todo lexema nativo acabado en tales

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio de indigenismos 257

vocales sufre el reacomodo automaacutetico de manera que termine en e o respec-tivamente Los ejemplos que ofrecemos son muy elocuentes al respecto en la medida en que explican el origen de las variaciones involucradas

(3)

ango ~ ancuaillo ~ aylluaine ~ aynicaito ~ caituculle ~ cullicharque ~ charquichoro ~ churuchuncho ~ chunchuchupo ~ chuputaparaco ~ taparacu

lsquonervio tendoacutenrsquolsquolinaje familiarsquolsquotrabajo reciacuteprocorsquolsquopiolarsquolsquomaiacutez moradorsquolsquocecinarsquolsquocaracolrsquolsquoselvaacuteticorsquolsquoapostemarsquolsquovar de mariposarsquo

En los ejemplos listados es obvio que las formas de la segunda columna res-ponden a un esfuerzo purista por laquorecuperarraquo parcialmente la pronunciacioacuten nativa de las mismas Como en el caso del empleo de ltwgt en el plano orto-graacutefico aquiacute tambieacuten a falta de una normalizacioacuten ortograacutefica sistemaacutetica de los indigenismos se opta por una escritura laquoetimoloacutegicaraquo que no rige para el castellano Por lo demaacutes variantes como las vistas aparecen en el DA como entradas independientes casi siempre disociadas o sin relacioacuten alguna entre siacute

54 Cuestiones etimoloacutegicas

En general puede decirse que las etimologiacuteas de los indigenismos del aacuterea andina que aparecen en el diccionario general de la RAE y maacutes especiacutefica-mente en el DA cuando las tienen se limitan a reproducir en forma acriacutetica y automaacutetica las postulaciones sugeridas por las comisiones lexicograacuteficas de las academias de lengua espantildeola asociadas Que sepamos en efecto la excepcioacuten la dio la comisioacuten lexicograacutefica de la academia peruana con su contribucioacuten respectiva a la vigeacutesimo primera edicioacuten del Diccionario (2001) El resto de las academias del aacuterea andina siguiendo con la vieja praacutectica consistente en pos-tular etimologiacuteas de caraacutecter local y sincroacutenico continuaron y auacuten continuacutean con elevar semejante tipo de propuestas Seguidamente pasaremos a sentildealar e ilustrar con algunos ejemplos la serie de problemas de que adolecen tales pro-puestas

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(a) eacutetimos de origen local y con ortografiacutea tradicional

callampacuichiguandohuairaquipantildeaupa

(del q callampa)(del q cuichi)(del q huandu)(del q guaira)(del q quipa)(del q ntildeaupaco)

(b) etimologiacuteas erraacuteticas o vacilantes

chagraconchocorontachunkuguacaguantoquinuawambra

(del q chagra o chacra)(del q qonchu cunchu)(del q koroacutenta o qorunta)(del q chunku)(del q waku)(del q huantung)(del q kinuacutewa o kiacutenua)(del q warmi)

(c) etimologiacuteas de filiacioacuten errada y vacilante

ancucachicaimacalatochallarchullpachaquicollpaguachoguainotola

(del q y a anku)(del a kachi)(del a qrsquoayma)(del q qrsquoala)(del q chrsquoallay)(del q y del a chullpa)(del a chrsquoakhi)(del q y a qollpa)(del q y del a wacho wachu)(del q wayno a waintildeu)(del q y del a trsquoula)

(d) etimologiacuteas desprovistas de identificacioacuten gramatical

apachetaayapugllanacapujarcuraca

(del q y del a apachita)(del q ayaypugllana)(del q kapujay)(del q kuraka)

Fuentes lexicograacuteficas para el estudio de indigenismos 259

(e) entradas sin etimologiacutea

andinoaillobalacacarapulcaguachoguacoguaguaguangoguatiahuambrahuiracochavicuntildeavizcacha

lsquodel aacuterea andinarsquolsquofamilia linajersquolsquodiademarsquolsquov de guisorsquolsquosurcorsquolsquode labio leporinorsquolsquonintildeo criacutearsquolsquotrenzarsquolsquobarbacoarsquolsquonintildeorsquolsquoespantildeolrsquolsquov de cameacutelido andinorsquolsquov de roedor andinorsquo

5 A manera de resumenEn las secciones precedentes hemos procurado ofrecer una caracterizacioacuten de las fuentes relativas a las lenguas andinas con especial incidencia en las obras lexicograacuteficas en funcioacuten de su consulta en el tratamiento de los indigenismos de los diccionarios de americanismos Seguidamente pasaremos a resumir a modo de conclusioacuten algunos de los aspectos maacutes saltantes de nuestra discusioacuten sobre los cuales hemos querido llamar la atencioacuten

En primer lugar en relacioacuten con el manejo de las fuentes coloniales sub-sisten los problemas de lectura e interpretacioacuten de las mismas en la medida en que los lexicoacutegrafos locales salvo contadiacutesimas excepciones carecen de la informacioacuten linguumliacutestica y filoloacutegica necesarias no solo con respecto a las len-guas nativas sino tambieacuten con el castellano de la eacutepoca La consulta de tales fuentes se ve agravada por el hecho de que debido a razones de accesibilidad se recurre a reediciones que si no son facsimilares han sido preparadas sin el menor rigor filoloacutegico y por consiguiente con serios problemas de fijacioacuten textual El asunto se ve agravado por el hecho de que no contamos hasta la fecha con excepcioacuten del intento reciente de edicioacuten de la obra del Anoacutenimo (Blas Valera) de versiones de las fuentes coloniales interpretadas con el debido rigor criacutetico y ecdoacutetico lamentablemente ausente por ejemplo en la preparada por Calvo y Urbano (2013)

En segundo teacutermino con respecto a las fuentes modernas y en especial los vocabularios de lengua nativa pertenecientes a distintas realidades dialectales debemos recordar que salvo muy pocas excepciones estos han sido preparados por aficionados carentes de formacioacuten linguumliacutestica y lexicograacutefica y registrados

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siguiendo notaciones ortograacuteficas incoherentes y por lo general rentildeidas con la realidad descrita Ocioso resulta sentildealar que la consulta de tales materiales requiere de un miacutenimum de anaacutelisis y examen internos

En tercera instancia en cuanto a las propuestas de indigenismos hechas por las academias nacionales debe notarse la total ausencia de coordinacioacuten entre ellas para resolver problemas de seleccioacuten y normalizacioacuten ortograacutefica y de esta manera superar la proliferacioacuten de las soluciones de caraacutecter regional y local muchas veces con desconocimiento de una misma historia cultural y linguumliacutes-tica compartidas

Finalmente en cuarto y uacuteltimo lugar pero no por ello menos importante estaacute el problema de las propuestas etimoloacutegicas terreno sumamente escabroso en el que como resultado de los progresos en linguumliacutestica histoacuterica aplicada a las lenguas indiacutegenas se han venido haciendo notorios avances en los uacuteltimos tiempos Es de lamentar sin embargo que nuestros lexicoacutegrafos nacionales anclados en la perspectiva sincroacutenica de sus realidades dialectales todaviacutea no parecen haber cobrado conciencia plena de la historicidad de los idiomas invo-lucrados operando hasta ahora como si se trataran de laquolenguas sin historiaraquo

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Historia y contacto en textos indorromaacutenicos

Edited by Editada por

Martina Schrader-Kniffki and Joseacute Carlos Huisa Teacutellez

Vol 1 Luis Andrade Ciudad Aacutelvaro Ezcurra Rivero y Carlos Garatea Grau (eds) Leacutexico y contacto de lenguas en los Andes 2019

Vol 2 Julia Montemayor Gracia Martina Schrader-Kniffki (eds) Espacios de contacto en la hispano-

foniacutea Espantildeol y lenguas indiacutegenas en el mundo globalizado 2021

Vol 3 Joseacute Carlos Huisa Teacutellez (ed) Fuentes lexicograacuteficas del estudio histoacuterico del leacutexico hispano- americano 2021

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  • Cover
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  • Dedication
  • Contenido
  • Lista de autores
  • Introduccioacuten (Joseacute Carlos Huisa Teacutellez)
  • El estudio de la variacioacuten diasistemaacutetica reflexiones en torno a la elaboracioacuten de un corpus de documentos coloniales (Elena Diez del Corral Areta)
  • Entre el corpus y el tesoro lexicograacutefico Algunas reflexiones en torno del estudio de la variacioacuten leacutexica y la polisemia a partir de los gentilicios para el Peruacute (Piero Renato Costa Leoacuten)
  • El leacutexico histoacuterico del espantildeol de Ameacuterica en las fuentes metalinguumliacutesticas estudio y edicioacuten metalexicograacutefica de los glosarios (Ignacio Ahumada Lara)
  • Lexicografiacutea de ismos y estudio histoacuterico del leacutexico hispanoamericano (Joseacute Carlos Huisa Teacutellez)
  • Consideraciones sobre el laquoIacutendice alfabeacutetico y vocabulario cubanoraquo (1859 [1852]) de Joseacute Garciacutea de Arboleya (Aurora M Camacho Barreiro)
  • La funcioacuten contrastiva de los ejemplos literarios en los diccionarios de Zorobabel Rodriacuteguez y Juan de Arona (Eduardo Joseacute Jacinto Garciacutea)
  • El Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodriacuteguez (1875) y los diccionarios de la Real Academia Espantildeola (1884ndash1927) (Dariacuteo Rojas y Tania Avileacutes)
  • Joaquiacuten Garciacutea Icazbalceta y su Vocabulario de mexicanismos (1899) (Luz Fernaacutendez Gordillo)
  • Fuentes lexicograacuteficas para el estudio histoacuterico de los indigenismos del castellano andino (Rodolfo Cerroacuten- Palomino)
  • Obras publicadas en la coleccioacuten
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