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GRANADA, ALHAMBRA: FUENTE DEL PATIO DE LOS LEONES. Fot. Garz611.
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ARQUITECTURA REVISTA OFICIAL DE LA SOCIEDAD CENTRAL DE ARQUITECTOS
AÑO XI, NÚM. 1,27 MADRID, PRINCIPE, 16 DICIEMBRE DE 1929
Las fuentes de Granada por L. Torres Balbás, arquitecto
Ciudad del agua pudo, justificadamente, llamarse
eni otro tiempo a Gra-nada. Abundantísima en agua
de ríos y fuentes la dice Mármol. En la época de esplcmklor del reino nazari, costosísimas obras la llevaban a lo alto de ,los cerros po,r los que se exten
día la población, a la Alcazaba, al Albaicín y a la AJhambra, y, desde ellos, deslizándo~ por sus pen
dient/es, procurá,ndoles vegetación y frescor, reparüase en infinidad de co.nJducciones por casas y cármenes. La misma agua corría en innumerables fuen
tes situadas a distinto ,niivel: después de habler cruzado !,os jardi·nes encam~ados, poblados de naranjos, de limoneros, de cipreses y plantas trepadoras, perfumados por los jazmines y g¡eranios, seguía a re
fres,car la ciudad. En la Alcazaba debier0¡n, tener agua corriente los
romanos, ya que allí existió umla ciudad importante, cuyo foro se excavó parcialmente en el siglo XV!IlI.
El frontero cerro de la Alhambra; ·en cambio, sin
ella, estaría seco y pelado, con un leve ·momento de
verdor en la rápida primavera mer:idional. Si como obras anteriores .a.! siglo XIII consérva·nse algunos
restos insignificantes e¡n1tre las construcciones de la colina roja, si la historia refiere h2.ber estado forti
ficada •en el IX, careciendo sus moradores de agua
corriente, todo ello no d'ebió a.lcamlzar gran importancia. Fué - realmente Mohamed ben Alahmar, el
fundador de la dinastía, (¡Uien, según cuentan los
escritol"es de su raza, conlstruyendo, una acequia que aún se llama Real, para tomar el agua del Darro
una legua río arriba de la ciudad, y probabJ.emente la. presa, cuyos estribos aún permanecen, fué el ver
dadero creador de la Alhambra y del Generaliife. S in esa obra primordial no existirían sus huerta,,
' jardines y palacios, y 'los cerros en los que se asien
tan, en lugar de la admirable vegetación de oasis que hoy los. cubl'e, serían calverosi l:lesnudos y rese
cos. Rota. la pr:esai desde hace largo tiempo, llegó a
nuestros días una prnvisional de ti.erra que hay que
reconstruir con frecuenlcia; la acequia Real consér.
vase en la mayor parte de su recorrido excavada en la roca, tal como fué hecha hace siete siglos.
· Ceñían a Granada, escribía en el siglo XIV, el. grana,dñino Abenaljatib, a ma·nera de muros, o má$ bien de brazaletes, fas almunias y granjas reales, en don
de se miraban ordenados swntuosos aposentos (1).
Fuera de su r ecinto, dice en la "Ihata" (2), existían
un centenar · de jardines o "gennas": jardÍ:~ de la tumba o del estaonque del valle ( ?) , vega o jardín
del barranco, barra.neo d:e Mócbol. jardín llama.do
(1) FRANCISCO J. S 1MONET: Dcscripci6n del Reino de Gra11ada. Madrid, 1860, pág. 53_.
(2) !IIATA (l-24-25). Debo esta noticia a la bondad del R. P. Melchor Antuña.
4 I 1
AL HA M B RA.
FUENTE EN EL
PATIO DE DA-RAJA.
Ribera de Isam, genna del Arin, genna denomi
nada de Cá<lah Bensah1nuc . .. El mismo autor y el
viaj:ero lbn Baltuta, visi,tante este último de Gra
nada Por el año de 1630, pondercen los huer tos
y cármenes de Ainadámar, monte de smwísimo y
templado ambient'e, amenísimamente cubierto de
vergeles, huertos placenteros, floridos jardines, aguas
dulces y copiosas, suntuosos apo•sentos, numerosos
alminares y casas de sólida construcción, plantíos
de hierbas aromá.tic:l!s y otras delicias (1).
(,) S1>10NET, obra citada, pág. 47.
4 1 2
Fot. Gallegos.
No se limitaron los musulmanfes granad ~nos a
llevar el agua allí donde el desniv,el del río y la.
lall'gitud de la acequia Real se lo consentía, es de
cir , a lo,s pabello~es del Generalife, la "hu ert a que
par no tenía", como punto más elevado. Quisier·o,n
gozar de más amplios horizontes, del panorama in
comparable de la vega y de Sierra Nevada, que st
percibe d esde lo ialto del cerro del Generalife, y "los
i~ed1atos al Sur, y por medio efe nor ias y a,rtifi
cios hidráulicos, eleva~on el agua hasta es.as alturas.
Histor ia y leyendas hablan de t res· mag¡níficos · pa-
GEN E RALIFE.FuENTE DEL PAno DEL CIPRÉS DE LA SULTANA,
lacios construídos en ellas : e l de los Allixares, el de Daralharosa y el de Dara,lguid. Testimonian de su
existencia grandes albercas, secas y medio destruídas, restos de mums y fragmentos d\e escayola y ce.rámica que aparecen al remover su suelo.
De la b·e)leza del primero nos ha quedado un eco
en ·el conocido romance de Abenamar, de i•nspira
ción morisca (1):
(1) R. MENÉNDEZ P 1DAL, Flor . 11u~c·a de rpmaHces vi{Jjos, 1928, fágs. 269,71.
"estaban los Alixares
labrados a maravilla.
Fot. Torres Molina.
El mo-ro que los labraba
cien doblas ganaba al dí-a,
y el día que no los labra
otras tantas se perdía;
desque los tuvo labrados
el rey le quitó la v ida
porqu.e no labre otras tales
al rey del Andalucía."
ALHAMBRA.-P A0
TIO DEL EX l:oNVENTO DE SAN FRANCISCO.
Desde sus esplé,ndidos jardines, escribe en 1526
e! embajador veneciano Andrés Navagero, disfrutá
base de bellísima. vista hacia la vega, pasándose de ellos a los vergeles del de Daralharosa por callles ceñidas de arrayanes por ambos lados. En lugar
más bello y solitario, ya muy cercano a las agua,, del Genil - sigue diciendo el veneciano - , iestaba el de Daralguid o Casa de las Gall,i,n'a.s. Por todas
partes, en lás pendientes de los cerros y en lo homdo de los valles, se veían pequeñas ,casitas . con sus
jardines, sus aguas, sus rosales, mosquetas, fuente~
y arrayanes, puestas de ~al modo ·entre los árboles que par1ecían estar dentro de un bosque, entrevién
dose apena1s.
Pero ya Navagero ve todo esto en decadenoeia. Treinta y cuatro años después de la Conquista esos tres palacios altos, _por encima de la Alhambra y del Generalife, estaban casi arruinados, -no quedan
do en p~e más que algunos trozos; rotos los con-
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Fot. Torres Molitla.
dua~os, los estain:ques carecían de agua y las piedras
de los enlosados, hendidas, dejaban asomar entre sus quiebras las raíces <l;'e los arrayanes. "En el!
tiempo en que la domina,ban los moros, esta tierra - diq! el embajador veneciano - era mucho más
hermosa qu1e lo es en e-1 día. Actualme¡nit:e son muchas las casas que se vam1 arruinando y los jardines destrozados; porque los moriscos más bien va-n
faltando que no creciendo, y ellos son los que tie
nen todo 'este terreno ·labrad.o, y plantado con t-ain•ta copia de árboles como aquí se ve. Porque los es
pañoles, no sólo en este suelo de Granada, sino en todo el resto ·die E spaña iguaJmente, n.o, som, muy
industriosos, ni plantan .11li cultivan voluntariame'nte la tierra, sino que se dan a otras cosas, y de
mejor gana se van a la guerra o a la India a -hacer
fortuna, que no por vía del traba]o" (Í).
( 1) S11o10NET,_ obra citada, pág. 186.
GRANADA (1832-33) .-LA PLAZ.'. NUEVA, CON LA FUENTr:, HOY DESAPARECIDA, SEGÚN UN DIBUjO DE GIRAULT DE
PRANGEY,
En el último terx:io del siglo XVI , Luis del Már
mol refiere que ei pailacio de Daralharosa estaba
derribado, viéndose solamente los cimientos; en ruinas también hallábase el ele los Alijares, al derre
dor del cual "había grandes estanques ele agua y
muy hermooos jardines, vergeles y huertos" (1).
Después de más de cu·aitro siglos de civilización cristiatna no hemos fogrado restaurar el nivel de
los jardines musulmanes en los cerros que dominan la ciudad. Siguen estériles y abandonados los
lugares en los que estuvieron esos tres palacios de ,romance y fas aÍturas que dominan la Alhambra
y el Generalife. La parte más elevada de la co«ina roja, asiento de aquella conocida desóe hace
fargo tiempó por "el Secano", comienza ahora a
disfrutar del agua de que careció desde el siglo XVI. Los que hemos excavado el suelo de la Al-
(1) Luis DEL MÁRMOL CARVAJAL, Historia del rebeli6n :V castigo de los mo,.iscos del rc:vno de Granada, Málaga, 1600,
hambra, tratando de descubr;r algunos de sus secretos, p.odemos dar fe de las palabra,s del embajador veneciano. Bajo la capa de tierra y escombros que se ha ido deposita111'do en muchos lugar:es del rednto, aparecen numerosa,s albercas, ·no pocas
'íuentes e mnumerables tuberías de barro y plomo que no dejaban un palmo de tierra sin el r egalo
de-1 agua. Lentamente se va desescombrando el recinto, hast'.ll alcain.zar el suelo árabe, haciendo sal
tar de nu~vo las fuenl'es, calladas des<le hace cuatro siglos, llcnanJo de agua las albercas que sirvieron ~e espejo a las arqu;erías de los palacios na
zarts. Con el tantas veces cita:do Navaigero, hay que reconocer que la i<ec01nlqui.sta representó un retroceso para el aspecto de la ciudad y de sus cercanías. A partir del siglo XVI, las gentes de
Granada huyen del cMI1po, reconcentrándose en el
núcleo urbano: parece haberse perdid-0, aquella afi
ción, patrimomiio de gentes de espíritu refinado, a
GRJ'.N A DA.
FUENTE DEL
SIGLO XVII.
EN EL PASEO
DE LA BOMBA.
la natura,Ieza, a la soledad y silencio del campo, a
los panoramas dilatados. Los granadi·nos de la hora presente prefieren las calles polvorientas, laJS casas
de pisos y los ruidos de la ciudad modenna. !Donde estuvo el palacio de los AJijares háJla~
hoy el cementer io. Imlgr'atos eriales son los solares de los restantes, cuyas grandes allbercas iesitán secas y medio destruídas (1).
( 1) Proporcionaoo agua al palacio de los Alijares una gran al· berca llamada del Negro, situada por encima del cementerio. Otro
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Fot. T or r e s Molina.
•
ANTES ESTUVO EN "EL CoNVEN•
10 DE SAN
AGUSTÍN.
Un proyecto de condución de aguas p.o-tables, en
comienzos de ejecución, hiecho con una vi!iiÓin' mez
quina del futuro, tan sólo la conduce, co~o punto
más elevado, al reci nto de la Alhambra, condenan
do a la ciudad a no ex.tetn,derse por sus cont.onnos
más bellos y ,sanos, despoblados desd.e el siglo XV.
gran depósito, llamado hoy de las Damas. se uti lizaba para el rieito de las huertas del Generalife. En el alcázar del Genil hay también varias albercas, hoy rellenas, una de las cuales tiene 1 21 por 28 metr<>s.
FUEN TÉ DEL SIGLO XVII,
EN EL PASEO
DEL SAL6N.
"El agua discurre Por' los suelos de las· casas co
mo lo hace a través de la ciudad; no hay mezquita ni vivienda en la que falte; hasta una torr'e del
palacio de la Alhambra, en su piso más elev:arlo,
tiene una f~enite", dice de Granada Al-Omari, escritor árabe ·de la' primera mrta:d del siglo XIV (1:). " Cada; casa tiene su fuenlte ", repite Antonio
(1) !BN FADL ALLAN AL ÜW:ARl, Massalik El Absar Fi Mamalik El Amsar, I, L 'Afrique, moins l'Egyote. Tradult et annoté par Gaudefroy•Demombynes. París, 1927, pág. 288.
Fot. T orres Molina.
ANTES ESTUVO EN EL CONVEN
TO DE SANTA
CRUZ.
de LaJaing, geñor de Montigny, visitando la ciu
dad de la Alhambra en 1502, diez años después de la Conquista (1). Todos Jos que por entonces 11.(!gan a Granada, maira,víllanse de su albundancia de
agua1S, no conocida en ninguna otra ciudad, y del n\\Ímero de sus fuentes. Per'o es, sobre todo, Nava-
(1) Collection des Chroniques Belges inédites. Collec~ion des voyagcs des Souverains des Pays-Bas, Bruxelles, 1876, t. I (citado por J. F. R1AÑO, Palacio árabe de la Alhambra, Monumentos arquitect6-nicos de España),
417
I
PILAR EN UNA CASA DE LA CARRER.. DEL DARRO,
gero el que, veim1icuatro años más tarde, dedica largos párrafos a las aguas y fuentes de Granada: " los montes que rodean la ci_udad tienen por todas partes gran abundancia d1e aguas que entran y correrv l}Or toda ella, sit11 que haya casa a,donde por
sus conductos no llegue el agua/'; " la parte de la ciu-dad que está en lo llano, es abundantísim:i
de agua, y no hay casa que! no la t~nga, la cual va por conductos que se cierran cuaml:lo se quiere; y
si la1 ciudad se e¡nsucia con lodos, se puede lavar tocia; quiero decir la parte llana. Y no sólo entran para el u.so de la población las aguas de la fuente de Alfacar, 3i-n.o otras mu chas por todas partes"; "toda fa cuesta (donde se asienta Granada por aque
lla parte ()11cía la Ca1r tuja, donde estuvieron los cármenes de Ainadamar), y lo mismo hacia la parte contraria, es ·bellísima, nena de muchas casas y j,att'-
d iEies, todos con sus fuentes, arrayanes y bosqueci-l1os, y en algunos hay gran,des y hermosísimas fuen-
tes ... Todo, ello es vistoso, todo placentero a ma
raivilla, tocio abundante 1e-n aguas, que no podría
ser más"; " ... en tantas partes se, divi,de el agua del Darro, que, au1nique él de por sí no sería muy cau~ daloso, se hace mucho me.mor y lleva siempre poco
profunda el agua... Conducen las agua<S de este río por tudos estos collados por mu,chas partes, así para
abastecer de agua el territorio, como para molinos y otras obras de esta especie. Una parte la condu
cen por lo alto del monte, cogiéndola en lugar elevado, y otra parte más abajo: aquélla 1a conducen por bóvedas subterráneas cavadas en el monte, qi:e
es cosa hermos:i, de ver ... " (r).
Desde la vivienda más modesta has ta la suntuo·sa Casa Real de la Alhambra, el agua cantaba en la
Granada nazar'i en ~n\rJumerables fuentes, repartién
dose por millar'es de ven31s que daban vida a la ciudad, como la sa·ngre al cuerpo humano. El agua
surge en el centro de la casa y va de allí a llevar su influjo bienhechor a todos los rinccc·cs . Los ho
gares humildes, minúsculos y r;ecatados, tenían va
rias, a más de la que alimentaba la. pequeña alberca del patio, centr-0 éste de l,a v :da privada. En los pa
tios de ingreso -a1 los palacios, •e.n las plazas, en los sitios C\n do1r.lde las estrechas calles daban holgura para ello, una fuente pública permitía al transeúnte apagar su sed. Y en los reci-ntos ínti_mos y 1•e
servado's de las viviendas, en las casas y jardine3,
las acequias, que según ·frase de Abenaljatib, re
fir iémdos'e a la: Real, "es un ú 01 que se derrama des
de los collados sobre la Alhambra con un ímpetu serri';!jante ,a,l de los peregrinos que bajan del monte
Arafat'', llevando "traídos ele los ríos con larga subida, torrentes de agua semeja1:1:tes a mares azu
les" (2), repartíanse por todas parres, alcanzando
hasta los últ imos rincones. Estas mismas acequias
las hacen atravesar sus edificacio·nes con el deseo de contemplar el fluir continuo ill! la corrien~. Se
ha, conservado el ejemplo más excelso de e-sa d is
posición. en el pátio <le la acequia del Generalife,
prodigio de gracia y frescor; en menores dimensiones fué semejant'e ei del palacio árabe cuyos res.
tos se registramJ en el ex convento de Sa~ Francisco de .Ja Alhambra, y Berta,ut aÍcanzó a ve_r, en
1659, una casa {le campo por' encima cFe la Cartu-
(1) Su,ONET, obra citada, págs. 182, 184, 185 y 186. (2) . S1MONET, obra citada, págs. 52 y 53.
ja, propiedad de un comerciante genovés, en cuyo
jar,dín había una grain acequia. (1). Un proverbio árabe cita, el murmullo del agua, en
unió-n, del sonido <l!el oro y de la voz de la mujer ama
da, como fos t res sonildos más gratos al oído del hom
bre. Este murmullo del agua era, sin duda, en la
G~_ana>da nazarí, suave, apagado e incesante, produc_ido por su lento caminar en las acequias y cana
les, el correr de las fuentes, de angostos caños, y e1
elevarse para caer en !.o.s finos surtidores. El agua se mezclaba a la vida litúrgica ¡en las mezquitas
y madrazas, a la famiLiar eur -todas las vivien
das. Para comprender lo que es la voz del agua en
estos palacios meridi01n'ales, el valor que tiene, la
vida y el enicanto que les presta, hay que visitar
la Alh a1mbra y el Generalife un día en que sus fuen
tes estén mudas, después de haiberse habituado a
oírla,s siempre correr: ie1 si lencio parece entone-es
profuin.do y angustioso; la soledad, más gra,nde que
nunca.
La trad·· ción no se pierde por completo a l con
quistar la ci_u,dad los Reyes Cartólicos. Las casas edi
ficadas a la castellana después, en la parte llana de
la .población,, 1Ja preferida por los españoles, te
ní,a1m también su fuente en uno ele los co,stado,s del
patio, llamada hasta n uestros días, ignoramos por
qué, "pilar". En esos patios a la castella,na no se
construyen ya albercas, sustituyendo a lru intimidad
y gracia de los musulmain1es un aspecto un tanto
frío y de a,parato, menos recatado; en lugar de re
servarse para la viclai ele familia, queda abierto ·a
la gente. de la calle, da·ndo, en unión dei la fachada,
prestancia monumental a las viviendas.
Desd¡e el siglo XVI al XVIII no hubo casa de a-1-
gttn'a impor,taincia en Gra.naicla que no ;tuviera su
"pilar" en el patio. Con finos relieves y moldura
ción sobria al principio, más tarce ostentan pi
náculos y cierta sequedad ele ornato, adquiriendo,
por último, una, bella pompa barroca. Escudos, ca.,
cos y cimeras, ornatos muy variados, swelein' verse
en sus frerutes. E l más famoso de todos ellos es
el Jlamaclo pilar de Carlc,s V, en la A lhambra, mar.~
dado constru ir por el conde de Tendilla, cuya tra-
( 1) BERTAUT, Journal d11 voyagc d'Espagnc (1659) (Rcvue Hispa,iiq11c, tome XLVII, número 111, octoure 1919, p. 65).
PILAR EN UNA CASA DE LA CARRERA DEL DARRO,
za hizo Pedro Machucai en 1545, habiendo ejecutado
las esculturas Nicolao ele Corte. Otro hubo, monu
mental, en la Plaza Nueva, levantado también, en el siglo XVI , y destruído en el XIX. E l del Toro, em,
la calle !de Elvira, contemporáneo de éste, ha sido
desfigu rado recientemente.
Estos p:Jares gr:::nadinos vam desapareciendo con
las casas viejas, viviendas de una sola familia, des
truídas para levai111tar otras mezquinas e incómodas,
d;estinada,s a habitación de varios vecinos. Cada día Vt.tede decirse que se calla una fuentte en la
c:udad. Dentro de poco tiempo es posible que toda
el agua de Granada se admi_nistre con grifo y co,n
tador, corriendo oculta y sileiruciosa.
419
PILAR EN EL ZAGUÁN DE UNA CASA DE LA CUESTA DE GOMERES.
8 FUENTE DE LA SALA DE LAS CAMAS.
420
....... =====~--~
• J.Yf,l'fft- Hl U ,TIO . .. LA ktJAt. •
• .. ,c. ........ t:10•
FUENTE DEL PATIO DE LA REJA.
. .......
..... ~"============>========>===~MfTllO •;...._.'"========="===========_: l'\~TP "tr
• IATIO t•\.o, \.f'Otlt•/ •
• ,Vf"Tllc 411• •.n• /OIA.L4tHC,lfOJltr•
Dibujo:. del autor del artículo., arq. L. Torres Balbás.
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