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Buenos Aires, julio de 2015, número 12 – ISSN 2314-3797 FFyL UB A XXII - Centro Universit ario Devoto 30 años del cud / saber de leyes no es saber de derecho / La materialización del tiempo / entrevista a luz en la piel / la guerra y otro punto de vista / entrevista a berdugo / el centro de producción de accesibilidad / Cuento + Poesía Expresando nuestros ideales

La Resistencia Nº12

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Revista realizada en el Taller Colectivo de Edición, Centro Universitario Devoto, como parte de las actividades del Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Julio 2015.

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  • Buenos Aires, julio de 2015, nmero 12 I SSN 2 314-3797FFyL UB A XXII - Centro U niversit ario Devoto

    30 aos del cud / saber de leyes no es saber de derecho /La materializacin del tiempo / entrevista a luz en la piel / la guerra y otro punto de vista / entrevista a berdugo /el centro de produccin de accesibilidad / Cuento + Poesa

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  • Acercaron material y editaron la revistaDavid Andrs Acevedo Muoz, Jess Sebastin Aramayo, Mrgara Averbach, Camilo Berdugo, Lautaro Bianchi, Gastn Waiki Brossio, Ana Camarda y el Taller de Formacin Sindical, Hctor Cspedes Rodrguez, Rubn Daro Colinas Agero, Gabriela DAngelo, Jhonathan Flores, Antonella Gaudio, Carlos Gavarotto, Mateo Gaviria Mrquez, Jhon Gonzlez Valbuena, Tony Gual, Federico Gude, Franco Longarela, Alejandra y Luz en la Piel, Fernando Maiales, Toms Manoukian, Ghislain Montenegro Granados, Maury Moreno Palma, Yonson Paul Patio Bulla, Diego Petrissans, Facundo Reyes, Juan Ros, Eduardo Walter Rojas, Mara Jos Rubin, Ana Luca Salgado, Juan Luis Patn Villanueva.

    AgradecemosA Magal Barreiro y Luca Gabrielli, que sumaron su trabajo y compromiso en este nmero de la revista, a travs de la ctedra de Pasanta de Prctica Profesional en Instituciones Pblicas u ONG de la Carrera de Edicin.

    Dedicamos Esta revista a Rubn M. Calmels, quien dio el puntapi inicial para La Resistencia.

    Esta publicacin es producto del trabajo realizado en el marco del Taller Colectivo de Edicin, como parte de las actividades del Programa de Extensin en Crceles de la Facultad de Filosofa y Letras.

    Este nmero ha sido financiado en parte por el Pro-grama de Voluntariado Universitario, Direccin Na-cional de Desarrollo Universitario y Voluntariado, Secretara de Polticas Universitarias, Ministerio de Educacin de la Nacin Argentina.

    Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires

    DecanA Graciela MorgadeVICEDECANOAmrico CristfaloSecretaria AcadmicaSofa ThistedSecretariA de Extensin y Bienestar EstudiantilIvanna PetzSecretario de PosgradoAlberto DamianiSecretariA de Investigacin Cecilia Prez de MicouSecretario GeneralJorge GugliottaSecretaria de Hacienda y AdministracinMarcela LamelzaSubsecretaria de BibliotecasMara Rosa MostaccioSubsecretario de PublicacionesMatas CordoSubsecretario de Transferencia y DesarrolloAlejandro ValituttiSubsecretaria de Relaciones Institucionales e InternacionalesSilvana CampaniniDireccin de imprenta, composicin y venta de publicacionesRosa Gmez

    Editorial de la Facultad de Filosofa y LetrasISSN: 2314-3797 De la edicin: Facultad de Filosofa y Letras, UBA, 2014 Subsecretara de PublicacionesPuan 480 - Ciudad Autnoma de Buenos Aires - Repblica ArgentinaTel.: 4432-0606, int. 213 - [email protected] De los textos y las ilustraciones: sus respectivos autores

    La Resistencia se publica bajo una licencia:http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es

    Todos los nmeros de la revista los encontrs para leer on line o descargar en:http://issuu.com/laresistenciacud

    Te invitamos a participar de nuestro intercambio de opiniones para que de esta manera seas ms que un simple lector. Dej tus comentarios en: www.laresistenciacud.wordpress.com [email protected] Facebook: La Resistencia CUD

    Hay equipo30 AOS DEL CUD

    Por qu vi ni ste al CUD l a primera vez?La mayora viene para poder salir un rato de pa-belln y por curiosidad, pero lo cierto es que una vez ac, empieza la magia

    Te hace ver que sos cliente del sistema penal, opre-sor y excluyente, y las causas que posibilitan que esas condiciones se sigan manteniendo.

    Sirve para romper la lgica de la brutalidad de la crcel, para socializar el conocimiento y las viven-cias, sin diferencias.

    Mi primera impresin al ingresar fue que tena libertad de expresin y facilidad de caminar por el centro libremente, sin la presin carcelaria. Aqu se respira, arriba se lucha.

    Aprends a valorar lo que es la educacin y el res-peto hacia los dems.

    Es un oasis dentro de este desierto que te seca el alma. Puedo afirmar que me hizo cambiar, no del todo an, porque quiero seguir armado, pero esta vez con un lpiz y un pincel, porque el CUD y mis compaeros despertaron en m esa fascinacin por el arte y las pinturas.

    Me acerqu al CUD con la intencin de termi-nar algn proyecto que pudiera facilitar mi vida en diversas condiciones y lograr retomar la vida en la calle. Tambin con el objetivo de despejar la mente luego de darme cuenta de que la vida an contina y el tiempo sigue su curso.

    Qu te aport a venir?Conocimiento, conciencia, mantener una relacin con la sociedad, sensacin de libertad.

    Ensea a valorar la educacin, a los profesores que ponen sus ganas para ensearnos, todo lo ne-cesario para que esta condena sea menos dura.

    Fundamentalmente, romper con la lgica del encie-rro y poder reunirse con otros docentes y compae-ros con los que uno no se encuentra a diario.

    Est muy bueno ver exposiciones en una palabra. Es maravilloso. Para m, pensar est buensimo.

    Por qu lo recomend ar as?Para no estar metidos en el pabelln, viviendo la misma rutina, que es lo que te atrapa a la reja, a los problemas entre compaeros, a las discusiones.

    Es una linda locura, escribir y compartir.

    Es una gran oportunidad para que los compae-ros oxigenen sus ideas, sus pareceres e intenten un cambio de hbitos, ms armonioso con su entor-no y, por supuesto, para que tengan la posibilidad de estudiar e interactuar con los dems.

    De ac te llevs los mejores recuerdos, emociones, valores, lucha y voluntad. Lo fundamental es poder ser parte de la lucha contra la desigualdad. Derechos tenemos todos. Es bueno que lo sepas. Es muy importante ser parte de esta realidad. Los berretines, dejalos en el pabelln.

    Est a revi st a h a si do decl arad a de I nters p ara l a Promocin y Defensa de los Derechos Hum a nos, por l a Legi sl atur a de l a Ciud ad Autnom a de Buenos Aires (2014).

    En 2015, se cumplen 30 aos desde l a i nauguracin del centro u niversit ario de devoto. Para festejar, los alumnos compartimos nuestras experienci as.

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  • Acercaron material y editaron la revistaDavid Andrs Acevedo Muoz, Jess Sebastin Aramayo, Mrgara Averbach, Camilo Berdugo, Lautaro Bianchi, Gastn Waiki Brossio, Ana Camarda y el Taller de Formacin Sindical, Hctor Cspedes Rodrguez, Rubn Daro Colinas Agero, Gabriela DAngelo, Jhonathan Flores, Antonella Gaudio, Carlos Gavarotto, Mateo Gaviria Mrquez, Jhon Gonzlez Valbuena, Tony Gual, Federico Gude, Franco Longarela, Alejandra y Luz en la Piel, Fernando Maiales, Toms Manoukian, Ghislain Montenegro Granados, Maury Moreno Palma, Yonson Paul Patio Bulla, Diego Petrissans, Facundo Reyes, Juan Ros, Eduardo Walter Rojas, Mara Jos Rubin, Ana Luca Salgado, Juan Luis Patn Villanueva.

    AgradecemosA Magal Barreiro y Luca Gabrielli, que sumaron su trabajo y compromiso en este nmero de la revista, a travs de la ctedra de Pasanta de Prctica Profesional en Instituciones Pblicas u ONG de la Carrera de Edicin.

    Dedicamos Esta revista a Rubn M. Calmels, quien dio el puntapi inicial para La Resistencia.

    Esta publicacin es producto del trabajo realizado en el marco del Taller Colectivo de Edicin, como parte de las actividades del Programa de Extensin en Crceles de la Facultad de Filosofa y Letras.

    Este nmero ha sido financiado en parte por el Pro-grama de Voluntariado Universitario, Direccin Na-cional de Desarrollo Universitario y Voluntariado, Secretara de Polticas Universitarias, Ministerio de Educacin de la Nacin Argentina.

    Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires

    DecanA Graciela MorgadeVICEDECANOAmrico CristfaloSecretaria AcadmicaSofa ThistedSecretariA de Extensin y Bienestar EstudiantilIvanna PetzSecretario de PosgradoAlberto DamianiSecretariA de Investigacin Cecilia Prez de MicouSecretario GeneralJorge GugliottaSecretaria de Hacienda y AdministracinMarcela LamelzaSubsecretaria de BibliotecasMara Rosa MostaccioSubsecretario de PublicacionesMatas CordoSubsecretario de Transferencia y DesarrolloAlejandro ValituttiSubsecretaria de Relaciones Institucionales e InternacionalesSilvana CampaniniDireccin de imprenta, composicin y venta de publicacionesRosa Gmez

    Editorial de la Facultad de Filosofa y LetrasISSN: 2314-3797 De la edicin: Facultad de Filosofa y Letras, UBA, 2014 Subsecretara de PublicacionesPuan 480 - Ciudad Autnoma de Buenos Aires - Repblica ArgentinaTel.: 4432-0606, int. 213 - [email protected] De los textos y las ilustraciones: sus respectivos autores

    La Resistencia se publica bajo una licencia:http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es

    Todos los nmeros de la revista los encontrs para leer on line o descargar en:http://issuu.com/laresistenciacud

    Te invitamos a participar de nuestro intercambio de opiniones para que de esta manera seas ms que un simple lector. Dej tus comentarios en: www.laresistenciacud.wordpress.com [email protected] Facebook: La Resistencia CUD

    Hay equipo30 AOS DEL CUD

    Por qu vi ni ste al CUD l a primera vez?La mayora viene para poder salir un rato de pa-belln y por curiosidad, pero lo cierto es que una vez ac, empieza la magia

    Te hace ver que sos cliente del sistema penal, opre-sor y excluyente, y las causas que posibilitan que esas condiciones se sigan manteniendo.

    Sirve para romper la lgica de la brutalidad de la crcel, para socializar el conocimiento y las viven-cias, sin diferencias.

    Mi primera impresin al ingresar fue que tena libertad de expresin y facilidad de caminar por el centro libremente, sin la presin carcelaria. Aqu se respira, arriba se lucha.

    Aprends a valorar lo que es la educacin y el res-peto hacia los dems.

    Es un oasis dentro de este desierto que te seca el alma. Puedo afirmar que me hizo cambiar, no del todo an, porque quiero seguir armado, pero esta vez con un lpiz y un pincel, porque el CUD y mis compaeros despertaron en m esa fascinacin por el arte y las pinturas.

    Me acerqu al CUD con la intencin de termi-nar algn proyecto que pudiera facilitar mi vida en diversas condiciones y lograr retomar la vida en la calle. Tambin con el objetivo de despejar la mente luego de darme cuenta de que la vida an contina y el tiempo sigue su curso.

    Qu te aport a venir?Conocimiento, conciencia, mantener una relacin con la sociedad, sensacin de libertad.

    Ensea a valorar la educacin, a los profesores que ponen sus ganas para ensearnos, todo lo ne-cesario para que esta condena sea menos dura.

    Fundamentalmente, romper con la lgica del encie-rro y poder reunirse con otros docentes y compae-ros con los que uno no se encuentra a diario.

    Est muy bueno ver exposiciones en una palabra. Es maravilloso. Para m, pensar est buensimo.

    Por qu lo recomend ar as?Para no estar metidos en el pabelln, viviendo la misma rutina, que es lo que te atrapa a la reja, a los problemas entre compaeros, a las discusiones.

    Es una linda locura, escribir y compartir.

    Es una gran oportunidad para que los compae-ros oxigenen sus ideas, sus pareceres e intenten un cambio de hbitos, ms armonioso con su entor-no y, por supuesto, para que tengan la posibilidad de estudiar e interactuar con los dems.

    De ac te llevs los mejores recuerdos, emociones, valores, lucha y voluntad. Lo fundamental es poder ser parte de la lucha contra la desigualdad. Derechos tenemos todos. Es bueno que lo sepas. Es muy importante ser parte de esta realidad. Los berretines, dejalos en el pabelln.

    Est a revi st a h a si do decl arad a de I nters p ara l a Promocin y Defensa de los Derechos Hum a nos, por l a Legi sl atur a de l a Ciud ad Autnom a de Buenos Aires (2014).

    En 2015, se cumplen 30 aos desde l a i nauguracin del centro u niversit ario de devoto. Para festejar, los alumnos compartimos nuestras experienci as.

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    Entrevista al profesor Carlos Gavarotto Hace cunto dicta clases en el CUD?Hace 15 aos.Qu materia ensea?Enseaba Introduccin al Pensamiento Cientfico

    hasta que, en el ao 2012, me jubilaron de oficio en la Universidad y qued a cargo de talleres, algunos de los cuales ya daba antes durante mi actividad formal. Ahora los doy dentro de un grupo de profesores con los cuales conformamos la extensin universitaria de la Facultad de Ciencias Sociales, que se llama Ave Fnix. Los talle-res que estoy dando en la actualidad son de formacin universitaria, poltica, de organizaciones, de lenguas, de filosofa, etc. Trabaj varias temticas en talleres y sigo todava, ahora gratis.

    Qu diferencia nota con los alumnos del medio libre?

    Son dos mundos distintos, pero hay un solo profesor verdadero, que soy yo (risas). Desde mi punto de vista, de cmo planifico la enseanza, no hay diferencias entre el adentro y el afuera del penal, o por lo menos eso es lo que yo pretendo, ms all de que la realidad de los estu-diantes presos no es la misma que la de los estudiantes en libertad, y las cuestiones que ocurren dentro de un penal afectan directa o indirectamente a cualquier tipo de enseanza de cualquier profesor.

    Un profesor ac es consciente de que el estudiante que viene a clase est preso y eso condiciona la ensean-za, de alguna manera. En la calle, uno tiene un curso con estudiantes y ni sabe ni le importa quines son, tal vez hay alguno que ha sido un delincuente pero jams lo va a pensar. En el penal, el profesor ya sabe que todos los que estn, si no lo son, se irn, y si lo son, se quedarn. Pero la mayora est blanqueado en el sentido de que se sabe que son procesados o condenados, que por alguna razn estn ac. Eso dificulta el rgimen de aprendizaje, porque el estudiante no est con una cabeza disponible como para poder capitalizar conocimientos sin ms. En la calle tambin puede pasar lo mismo, pero no es algo que est en discusin, es algo que le puede ocurrir a al-gn alumno, pero no va a venir a blanquearlo. Los pro-fesores ac tenemos contacto con los estudiantes durante y despus de dictada la materia, en la calle termina un curso y al estudiante no lo ve ms; ac, uno termina de dictar el curso, el alumnos lo aprueba y en el siguiente cuatrimestre sigue estando, se mantienen relaciones ms all de lo que puede ocurrir en libertad; afuera, uno no ve ms a los alumnos, difcilmente se encuentre con uno.

    En el medio libre, usted dicta clases y cuando termina sale con los alumnos. Qu se siente salir solo sin los alumnos?

    Los sentimientos son confusos, aparecen quira-lo uno o no. El hecho de estar trabajando en un me-dio como este hace que un profesor reaccione de una manera no acostumbrada y que puede o no dificultar la enseanza o el aprendizaje, eso depende de cmo el profesor y el estudiante se comporten en relacin con el conocimiento. Hay algunos colegas que interpretan

    que el profesor aqu debe cumplir un rol de apoyo, dado que son personas necesitadas. El apoyo lo tiene que te-ner cualquier estudiante porque es necesario que tenga, desde el punto de vista pedaggico, una relacin con su docente que le facilite y no le entorpezca la enseanza y el aprendizaje, pero a veces se pide un poco ms de eso en las condiciones de encierro. Hay muchos profesores que pierden el lugar donde deben estar como docentes y mezclan la docencia con las relaciones personales. Creo que cuando la docencia se mezcla interfiere en la ense-anza y el aprendizaje, porque queda todo inmerso en el plano de la subjetividad y en el de las emociones. Y el de los sentimientos subjetivos no es un plano sobre el cual uno pueda poner fros; en general, son planos de relaciones candentes y hay que saber desempearse. Por mi parte, he distinguido siempre entre un estudian-te o un ex alumno; uno puede tener amistad con un exalumno, pero se desenvuelve distinto como profesor que como amigo.

    Cmo lleva esa diferencia entre ser amigo y profesor?

    En principio, eso es un desidertum (risas). Uno no es Gardel, a veces se maneja con mayor soltura y otras, no tanto, porque cuando uno se compromete emocional-mente con una persona es difcil la objetividad; no es im-posible, pero s difcil. Del mismo modo que un mdico enamorado de un paciente difcilmente pueda operar con ese paciente como lo hace con otro del que no lo est.

    Cmo es la relacin con el SPF?Buen da, buenas tardes, hasta la prxima (risas).Qu fue lo que ms lo marc en el CUD?Me marc el primer da que vine al penal. Creo que

    es una experiencia inolvidable para toda persona que est presa o en libertad. No se entra al penal por prime-ra vez como se entra a su casa, a eso se le agregan los fantasmas que todos tenemos con respecto a lo que nos vamos a encontrar. Es difcil el inicio de esta tarea. Des-pus, uno va adquiriendo cierta confianza, sabe cmo se tiene que desenvolver, aprende por fuerza de repeticin y por conocimientos que pueda tener sobre el tema. Apren-de a desempearse, ya inmune, como quien recibe una vacuna frente a determinadas cuestiones que entorpecen la tarea, que son muchas, pero fundamentalmente la fal-ta de compromiso tanto de las autoridades universitarias como del SPF y de los mismos estudiantes que asisten a clase. Cuando el compromiso flaquea, la enseanza y el aprendizaje no se pueden realizar. Un profesor no pue-de cumplir funciones que no le son propias y, si aquellos que tienen funciones que cumplir no las cumplen como debieran, la enseanza va a estar condicionada en estos medios mucho ms que afuera, porque all existen las facultades que gozan de autonoma y las ctedras que tienen libertad, pero, en un medio como este, en qu consiste la libertad de ctedra cuando uno est trabajan-do en su curso y aparece un uniformado que le saca a un alumno porque tiene un comparendo? Eso es algo que ocurre habitualmente.

    Los docentes y t alleri st as t ambi n nos cont aron qu es el cud p ara ellos y por qu lo consideran valioso.

    el cud para los que vienen de afuera

    El CUD fue mi primera experiencia en crceles. Tuve seis alumnos inolvidables que me cuidaban todo el tiempo y con los que yo coma. Contaba las puer-tas al entrar (eran 9) y al salir y esas puertas pesaban en m todo el tiempo en que me quedaba. La relacin con los alumnos fue un descubrimiento, y de nuevo en cada clase. Aprend mucho ms que ellos, estoy segura. Des-pus, en el CUE (Ezeiza), tuve otro tipo de experiencias, tal vez de mayor cercana y confianza (por ah es cues-tin de gnero), pero el CUD sigui siendo mi primera experiencia. Por eso fue importante para m. No dej de ensear en crceles desde entonces.Recomendara a cualquier docente que enseara en cr-celes, en el CUD, en el CUE, para entender el deseo de aprender de los que sufren una negacin de su humani-dad, para entender por qu la clase puede ser un refugio en lugar del sitio en el que se baja lnea y se trata de for-matear a otros. Para aprender lo que pueden ensear los presos desde la resistencia, qu significa hacer talleres o estudiar en la crcel. Gracias al CUD entiendo ms el mundo y no el mo solamente, no solamente el de cla-se media, universidad, barrio residencial, sino otro mundo ms difcil, un mundo en el que es un esfuerzo cada instante

    Mrgara Averbach, profesora de la carrera de Letras

    En el CUD hice amigos. Me encontr en otras miradas. Fue el equivalente a entender la msi-ca (o parte de su sentido ms importante). Me permiti esperanzarme sobre lo que puede ser el trabajo en las escuelas, del otro lado de los muros (del lado donde las barreras son culturales o psicosociales o de desgano y resignacin). Volv a la ciudad en la que me cri a traba-jar como profesor para probarme si estoy en lo cierto. La vengo piloteando hasta ah, con un poco de ceniza. Cada tanto me doy con una piedra en la frente y me veo ante chicos de 14 aos pidindoles que se callen y que copien algo sin sentido del pizarrn. Son los momentos dbiles. Son esos en los que debera pensar en los compaeros que conoc en el CUD o en el CUE. Gracias a mi paso por estos espacios, hoy s que educarse es poder decir y ser escuchado, y que eso no nos viene garantizado. Me aport muchsimo y a 1600 km de dis-tancia (viviendo en Chos Malal, Neuqun), me sigo sin-tiendo interpelado por las mismas situaciones que me convocaron a ir durante 4 o 5 aos al CUD y al CUE. Espero actuar en consecuencia ahora, en el rol que me toca. Y que el resultado de mi participacin en los di-ferentes proyectos colectivos de la escuela me dejen el

    mismo orgullo que haber participado en La Resistencia y en Los Monstruos Tienen Miedo.

    Toms Manoukian, docente del Taller Colectivo de Edicin (2010-2014)

    El CUD es importante para todos los que asisten, pero quienes adquirimos mayor riqueza en la ex-periencia somos los estudiantes de la Facultad de Cien-cias Sociales, porque nos sacamos prejuicios y estigma-tizaciones que la sociedad construye en torno al grupo social, y nos acercamos desde otro punto de vista, perci-biendo la complejidad y heterogeneidad del grupo. Mu-chas carreras de dicha facultad redundan en la transmi-sin de conocimientos en forma terica y poco o nada en forma prctica. Creo que, definitivamente, ser diferente mi reflexin en torno a la funcin social de la crcel y los contextos de encierro despus de su conocimiento en forma prctica.Lautaro Bianchi, pasante del Taller Colectivo de Edicin 2014

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    Entrevista al profesor Carlos Gavarotto Hace cunto dicta clases en el CUD?Hace 15 aos.Qu materia ensea?Enseaba Introduccin al Pensamiento Cientfico

    hasta que, en el ao 2012, me jubilaron de oficio en la Universidad y qued a cargo de talleres, algunos de los cuales ya daba antes durante mi actividad formal. Ahora los doy dentro de un grupo de profesores con los cuales conformamos la extensin universitaria de la Facultad de Ciencias Sociales, que se llama Ave Fnix. Los talle-res que estoy dando en la actualidad son de formacin universitaria, poltica, de organizaciones, de lenguas, de filosofa, etc. Trabaj varias temticas en talleres y sigo todava, ahora gratis.

    Qu diferencia nota con los alumnos del medio libre?

    Son dos mundos distintos, pero hay un solo profesor verdadero, que soy yo (risas). Desde mi punto de vista, de cmo planifico la enseanza, no hay diferencias entre el adentro y el afuera del penal, o por lo menos eso es lo que yo pretendo, ms all de que la realidad de los estu-diantes presos no es la misma que la de los estudiantes en libertad, y las cuestiones que ocurren dentro de un penal afectan directa o indirectamente a cualquier tipo de enseanza de cualquier profesor.

    Un profesor ac es consciente de que el estudiante que viene a clase est preso y eso condiciona la ensean-za, de alguna manera. En la calle, uno tiene un curso con estudiantes y ni sabe ni le importa quines son, tal vez hay alguno que ha sido un delincuente pero jams lo va a pensar. En el penal, el profesor ya sabe que todos los que estn, si no lo son, se irn, y si lo son, se quedarn. Pero la mayora est blanqueado en el sentido de que se sabe que son procesados o condenados, que por alguna razn estn ac. Eso dificulta el rgimen de aprendizaje, porque el estudiante no est con una cabeza disponible como para poder capitalizar conocimientos sin ms. En la calle tambin puede pasar lo mismo, pero no es algo que est en discusin, es algo que le puede ocurrir a al-gn alumno, pero no va a venir a blanquearlo. Los pro-fesores ac tenemos contacto con los estudiantes durante y despus de dictada la materia, en la calle termina un curso y al estudiante no lo ve ms; ac, uno termina de dictar el curso, el alumnos lo aprueba y en el siguiente cuatrimestre sigue estando, se mantienen relaciones ms all de lo que puede ocurrir en libertad; afuera, uno no ve ms a los alumnos, difcilmente se encuentre con uno.

    En el medio libre, usted dicta clases y cuando termina sale con los alumnos. Qu se siente salir solo sin los alumnos?

    Los sentimientos son confusos, aparecen quira-lo uno o no. El hecho de estar trabajando en un me-dio como este hace que un profesor reaccione de una manera no acostumbrada y que puede o no dificultar la enseanza o el aprendizaje, eso depende de cmo el profesor y el estudiante se comporten en relacin con el conocimiento. Hay algunos colegas que interpretan

    que el profesor aqu debe cumplir un rol de apoyo, dado que son personas necesitadas. El apoyo lo tiene que te-ner cualquier estudiante porque es necesario que tenga, desde el punto de vista pedaggico, una relacin con su docente que le facilite y no le entorpezca la enseanza y el aprendizaje, pero a veces se pide un poco ms de eso en las condiciones de encierro. Hay muchos profesores que pierden el lugar donde deben estar como docentes y mezclan la docencia con las relaciones personales. Creo que cuando la docencia se mezcla interfiere en la ense-anza y el aprendizaje, porque queda todo inmerso en el plano de la subjetividad y en el de las emociones. Y el de los sentimientos subjetivos no es un plano sobre el cual uno pueda poner fros; en general, son planos de relaciones candentes y hay que saber desempearse. Por mi parte, he distinguido siempre entre un estudian-te o un ex alumno; uno puede tener amistad con un exalumno, pero se desenvuelve distinto como profesor que como amigo.

    Cmo lleva esa diferencia entre ser amigo y profesor?

    En principio, eso es un desidertum (risas). Uno no es Gardel, a veces se maneja con mayor soltura y otras, no tanto, porque cuando uno se compromete emocional-mente con una persona es difcil la objetividad; no es im-posible, pero s difcil. Del mismo modo que un mdico enamorado de un paciente difcilmente pueda operar con ese paciente como lo hace con otro del que no lo est.

    Cmo es la relacin con el SPF?Buen da, buenas tardes, hasta la prxima (risas).Qu fue lo que ms lo marc en el CUD?Me marc el primer da que vine al penal. Creo que

    es una experiencia inolvidable para toda persona que est presa o en libertad. No se entra al penal por prime-ra vez como se entra a su casa, a eso se le agregan los fantasmas que todos tenemos con respecto a lo que nos vamos a encontrar. Es difcil el inicio de esta tarea. Des-pus, uno va adquiriendo cierta confianza, sabe cmo se tiene que desenvolver, aprende por fuerza de repeticin y por conocimientos que pueda tener sobre el tema. Apren-de a desempearse, ya inmune, como quien recibe una vacuna frente a determinadas cuestiones que entorpecen la tarea, que son muchas, pero fundamentalmente la fal-ta de compromiso tanto de las autoridades universitarias como del SPF y de los mismos estudiantes que asisten a clase. Cuando el compromiso flaquea, la enseanza y el aprendizaje no se pueden realizar. Un profesor no pue-de cumplir funciones que no le son propias y, si aquellos que tienen funciones que cumplir no las cumplen como debieran, la enseanza va a estar condicionada en estos medios mucho ms que afuera, porque all existen las facultades que gozan de autonoma y las ctedras que tienen libertad, pero, en un medio como este, en qu consiste la libertad de ctedra cuando uno est trabajan-do en su curso y aparece un uniformado que le saca a un alumno porque tiene un comparendo? Eso es algo que ocurre habitualmente.

    Los docentes y t alleri st as t ambi n nos cont aron qu es el cud p ara ellos y por qu lo consideran valioso.

    el cud para los que vienen de afuera

    El CUD fue mi primera experiencia en crceles. Tuve seis alumnos inolvidables que me cuidaban todo el tiempo y con los que yo coma. Contaba las puer-tas al entrar (eran 9) y al salir y esas puertas pesaban en m todo el tiempo en que me quedaba. La relacin con los alumnos fue un descubrimiento, y de nuevo en cada clase. Aprend mucho ms que ellos, estoy segura. Des-pus, en el CUE (Ezeiza), tuve otro tipo de experiencias, tal vez de mayor cercana y confianza (por ah es cues-tin de gnero), pero el CUD sigui siendo mi primera experiencia. Por eso fue importante para m. No dej de ensear en crceles desde entonces.Recomendara a cualquier docente que enseara en cr-celes, en el CUD, en el CUE, para entender el deseo de aprender de los que sufren una negacin de su humani-dad, para entender por qu la clase puede ser un refugio en lugar del sitio en el que se baja lnea y se trata de for-matear a otros. Para aprender lo que pueden ensear los presos desde la resistencia, qu significa hacer talleres o estudiar en la crcel. Gracias al CUD entiendo ms el mundo y no el mo solamente, no solamente el de cla-se media, universidad, barrio residencial, sino otro mundo ms difcil, un mundo en el que es un esfuerzo cada instante

    Mrgara Averbach, profesora de la carrera de Letras

    En el CUD hice amigos. Me encontr en otras miradas. Fue el equivalente a entender la msi-ca (o parte de su sentido ms importante). Me permiti esperanzarme sobre lo que puede ser el trabajo en las escuelas, del otro lado de los muros (del lado donde las barreras son culturales o psicosociales o de desgano y resignacin). Volv a la ciudad en la que me cri a traba-jar como profesor para probarme si estoy en lo cierto. La vengo piloteando hasta ah, con un poco de ceniza. Cada tanto me doy con una piedra en la frente y me veo ante chicos de 14 aos pidindoles que se callen y que copien algo sin sentido del pizarrn. Son los momentos dbiles. Son esos en los que debera pensar en los compaeros que conoc en el CUD o en el CUE. Gracias a mi paso por estos espacios, hoy s que educarse es poder decir y ser escuchado, y que eso no nos viene garantizado. Me aport muchsimo y a 1600 km de dis-tancia (viviendo en Chos Malal, Neuqun), me sigo sin-tiendo interpelado por las mismas situaciones que me convocaron a ir durante 4 o 5 aos al CUD y al CUE. Espero actuar en consecuencia ahora, en el rol que me toca. Y que el resultado de mi participacin en los di-ferentes proyectos colectivos de la escuela me dejen el

    mismo orgullo que haber participado en La Resistencia y en Los Monstruos Tienen Miedo.

    Toms Manoukian, docente del Taller Colectivo de Edicin (2010-2014)

    El CUD es importante para todos los que asisten, pero quienes adquirimos mayor riqueza en la ex-periencia somos los estudiantes de la Facultad de Cien-cias Sociales, porque nos sacamos prejuicios y estigma-tizaciones que la sociedad construye en torno al grupo social, y nos acercamos desde otro punto de vista, perci-biendo la complejidad y heterogeneidad del grupo. Mu-chas carreras de dicha facultad redundan en la transmi-sin de conocimientos en forma terica y poco o nada en forma prctica. Creo que, definitivamente, ser diferente mi reflexin en torno a la funcin social de la crcel y los contextos de encierro despus de su conocimiento en forma prctica.Lautaro Bianchi, pasante del Taller Colectivo de Edicin 2014

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    s t (reflexiones)Ghislain Montenegro Granados

    Tomemos las armasLa educacin, el razonamiento, el lenguaje, la escritura, el conocimiento de nuestros derechos y el buen

    manejo de la informacin son las armas ms poderosas de los estudiantes. Desde tiempos antiguos, la gra-mtica, la palabra y el poder del discurso nos han acompaado, respaldando levantamientos, protestas y revoluciones. Siempre han sido el motor que impulsa la organizacin de las masas por su comn inconfor-midad con el sistema.

    En todas las civilizaciones, gobiernos e imperios, la educacin siempre ha sido un privilegio para la aristocracia y la burguesa; se nos ha negado el derecho a la educacin. Esta es una realidad muy clara y muestra lo bien que ha sido manipulada la gente a travs de muchas generaciones. Los dirigentes polticos y mandatarios de alta jerarqua saben muy bien que un pueblo analfabeto o con educacin muy precaria es ms fcil de controlar, porque no cuestiona la autoridad establecida. Es por esto que nos limitan el conoci-miento: no les conviene que haya gente capaz de protestar, organizarse y rebelarse.

    Esta es la razn por la cual los invitamos a sumarse a la minora, ser parte de los grandes pensadores, ser parte de La Resistencia.

    AntiestadoEn el anonimato, inconformes por el orden establecido, nos organizamos sin importar la edad ni la

    raza, para protestar por una causa justa y comn: el derecho a la educacin para todos. Nos movemos en la clandestinidad para despertar las mentes que han sido lavadas por los medios, mentes mediocres, mentes dbiles.

    Somos gente comn. Nuestro problema es pensar demasiado. Nos comportamos diferente a como el sistema quiere que lo hagamos. Nos negamos a ser sometidos y por eso hemos sido perseguidos por ge-neraciones. Por cuestionar, por no estar de acuerdo con cmo se manejan las cosas. Porque encontramos maneras para defendernos. Generamos espacios para compartir con personas inteligentes leales a la causa. Compartimos el conocimiento uno a otro como una cadena, en la que cada eslabn se hace ms fuerte cada vez que recibe nueva informacin.

    Somos protestantes inconformes. Usamos nuestras herramientas, lpiz y papel, para reunir a nuestros pares y luchar contra el sistema opresor. Te invitamos a ser parte de La Resistencia, estudiantes organizados.

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    eo Ga

    viria

    Mr

    quez

    M13 (P.V.C)

    Cuntos fueron los das...Cuntos fueron los das que camin a ciegas

    por caminos oscuros; esos das en los que mi alma se contaminaba y se rompa de a poco, esos das donde mis ojos vean por conveniencia. Fue tanta la inmadurez, la ignorancia y esa rebelda impla-cable, que siempre descart una idea de cambio. Fueron das en los que nunca dej de probar la fruta de la tentacin, siempre rodeado de envidia, hipocresa, vanidad y otras cosas que no vienen al caso, pero si ese es mi mundo, mundo al cual no culpo, ya que fue mi entorno de crianza y, sin justif icarme, vea que era el camino correcto. Es triste voltear y fijarme en el pasado y ver tantos errores que no podr borrar tal como borramos fo-tos del telfono, errores que hoy da me rasgan el corazn ya hecho de piedra, errores que no podr simplif icar y dejar en la mesita de noche. No se trata de golpearme el pecho ni de tratar de ocultar el sol dndole la espalda: esos errores fueron paga-dos de una u otra manera y siento la necesidad de pagarlos hasta que tenga esa di-cha de respirar.

    No se trata de resumir mi vida en una hoja de pa-pel y muchos se preguntarn el porqu de escribir estas cosas; y, simple hermanos, mi da a da no es color de rosa y qu mejor momento para dejarlo plasmado, ese momento de confusin cuando ests rodeado de corderos con colmillos f ilosos en sus fauces, preparados para dar su mejor golpe. Pero lo irnico es que me siento victimario y me ro, ya que yo tambin, en un tiempo, tuve esos colmillos que desaparecieron de tanto uso. Entonces, de qu se trata? De vivir arrepintindome toda una vida, mientras sigo viendo inconformidades, atropellos y desigualdades? Se trata de ser una especie de n-gel vulnerable a lo que me rodea. Es cuando pien-so que hasta los ngeles ms lindos tienen mugre bajos sus alas y me pregunto si sera conveniente un cambio. Cmo quisiera que mi cerebro fuera como una computadora e instalarle un antivirus que limpie todo tipo de dao y lo deje como nuevo. No se trata de no ponerle el pecho a los proble-mas o escaparme de ellos, se trata de querer vivir tranquilo y no aceptar esta realidad tan bastarda. Asumo y me hago cargo de mis actos, asumo todo dao y mal que hice y seguir cometiendo. De mi parte, no es fcil conseguir una respuesta y trato de refugiarme en la tranquilidad, lo cual no es una tarea fcil, pero, de igual forma, no dejar de intentarlo. Me veo en un espejo imaginario y noto tantas cicatrices invisibles en mi rostro que no me sorprenden para nada, veo mis ojos te-nues y secos y recuerdo cuando alguien dijo que los ojos hay que mantenerlos hmedos, ya que ellos son las ventanas del alma, alma que de mi cuerpo se escap por no soportar un minuto ms cargar con tantas cosas. Veo al cielo muy lejos como para llegar a l, veo la luna e ima-gino vivir en ella, veo el sol y sueo con que-mar mis pesares. Cmo quisiera rer siendo sincero. Es imposible y no es que no lo haya intentado; la verdad, no me nace tan sim-ple gesto. Olvidemos el pasado y vivamos el presente es una cita que leemos a dia-rio, pero cmo hacerlo? Digan a qu hora es la clase para rendir esa materia y apren-der, porque de eso se trata: de vivir para aprender, y es cuando cuestiono el cmo aprender a vivir con momentos amargos; y, ms, sabiendo que ninguna herida sana sin cicatriz. Es la vida con tantos detalles que no comprendo y, si existe la supuesta reencarnacin, morira para ser un pez y nadar por todos los mares, y ser libre, tan libre como la inocencia de un nio, cuyos ojos solo ven arcoris.

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    s t (reflexiones)Ghislain Montenegro Granados

    Tomemos las armasLa educacin, el razonamiento, el lenguaje, la escritura, el conocimiento de nuestros derechos y el buen

    manejo de la informacin son las armas ms poderosas de los estudiantes. Desde tiempos antiguos, la gra-mtica, la palabra y el poder del discurso nos han acompaado, respaldando levantamientos, protestas y revoluciones. Siempre han sido el motor que impulsa la organizacin de las masas por su comn inconfor-midad con el sistema.

    En todas las civilizaciones, gobiernos e imperios, la educacin siempre ha sido un privilegio para la aristocracia y la burguesa; se nos ha negado el derecho a la educacin. Esta es una realidad muy clara y muestra lo bien que ha sido manipulada la gente a travs de muchas generaciones. Los dirigentes polticos y mandatarios de alta jerarqua saben muy bien que un pueblo analfabeto o con educacin muy precaria es ms fcil de controlar, porque no cuestiona la autoridad establecida. Es por esto que nos limitan el conoci-miento: no les conviene que haya gente capaz de protestar, organizarse y rebelarse.

    Esta es la razn por la cual los invitamos a sumarse a la minora, ser parte de los grandes pensadores, ser parte de La Resistencia.

    AntiestadoEn el anonimato, inconformes por el orden establecido, nos organizamos sin importar la edad ni la

    raza, para protestar por una causa justa y comn: el derecho a la educacin para todos. Nos movemos en la clandestinidad para despertar las mentes que han sido lavadas por los medios, mentes mediocres, mentes dbiles.

    Somos gente comn. Nuestro problema es pensar demasiado. Nos comportamos diferente a como el sistema quiere que lo hagamos. Nos negamos a ser sometidos y por eso hemos sido perseguidos por ge-neraciones. Por cuestionar, por no estar de acuerdo con cmo se manejan las cosas. Porque encontramos maneras para defendernos. Generamos espacios para compartir con personas inteligentes leales a la causa. Compartimos el conocimiento uno a otro como una cadena, en la que cada eslabn se hace ms fuerte cada vez que recibe nueva informacin.

    Somos protestantes inconformes. Usamos nuestras herramientas, lpiz y papel, para reunir a nuestros pares y luchar contra el sistema opresor. Te invitamos a ser parte de La Resistencia, estudiantes organizados.

    Ilust

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    Mr

    quez

    M13 (P.V.C)

    Cuntos fueron los das...Cuntos fueron los das que camin a ciegas

    por caminos oscuros; esos das en los que mi alma se contaminaba y se rompa de a poco, esos das donde mis ojos vean por conveniencia. Fue tanta la inmadurez, la ignorancia y esa rebelda impla-cable, que siempre descart una idea de cambio. Fueron das en los que nunca dej de probar la fruta de la tentacin, siempre rodeado de envidia, hipocresa, vanidad y otras cosas que no vienen al caso, pero si ese es mi mundo, mundo al cual no culpo, ya que fue mi entorno de crianza y, sin justif icarme, vea que era el camino correcto. Es triste voltear y fijarme en el pasado y ver tantos errores que no podr borrar tal como borramos fo-tos del telfono, errores que hoy da me rasgan el corazn ya hecho de piedra, errores que no podr simplif icar y dejar en la mesita de noche. No se trata de golpearme el pecho ni de tratar de ocultar el sol dndole la espalda: esos errores fueron paga-dos de una u otra manera y siento la necesidad de pagarlos hasta que tenga esa di-cha de respirar.

    No se trata de resumir mi vida en una hoja de pa-pel y muchos se preguntarn el porqu de escribir estas cosas; y, simple hermanos, mi da a da no es color de rosa y qu mejor momento para dejarlo plasmado, ese momento de confusin cuando ests rodeado de corderos con colmillos f ilosos en sus fauces, preparados para dar su mejor golpe. Pero lo irnico es que me siento victimario y me ro, ya que yo tambin, en un tiempo, tuve esos colmillos que desaparecieron de tanto uso. Entonces, de qu se trata? De vivir arrepintindome toda una vida, mientras sigo viendo inconformidades, atropellos y desigualdades? Se trata de ser una especie de n-gel vulnerable a lo que me rodea. Es cuando pien-so que hasta los ngeles ms lindos tienen mugre bajos sus alas y me pregunto si sera conveniente un cambio. Cmo quisiera que mi cerebro fuera como una computadora e instalarle un antivirus que limpie todo tipo de dao y lo deje como nuevo. No se trata de no ponerle el pecho a los proble-mas o escaparme de ellos, se trata de querer vivir tranquilo y no aceptar esta realidad tan bastarda. Asumo y me hago cargo de mis actos, asumo todo dao y mal que hice y seguir cometiendo. De mi parte, no es fcil conseguir una respuesta y trato de refugiarme en la tranquilidad, lo cual no es una tarea fcil, pero, de igual forma, no dejar de intentarlo. Me veo en un espejo imaginario y noto tantas cicatrices invisibles en mi rostro que no me sorprenden para nada, veo mis ojos te-nues y secos y recuerdo cuando alguien dijo que los ojos hay que mantenerlos hmedos, ya que ellos son las ventanas del alma, alma que de mi cuerpo se escap por no soportar un minuto ms cargar con tantas cosas. Veo al cielo muy lejos como para llegar a l, veo la luna e ima-gino vivir en ella, veo el sol y sueo con que-mar mis pesares. Cmo quisiera rer siendo sincero. Es imposible y no es que no lo haya intentado; la verdad, no me nace tan sim-ple gesto. Olvidemos el pasado y vivamos el presente es una cita que leemos a dia-rio, pero cmo hacerlo? Digan a qu hora es la clase para rendir esa materia y apren-der, porque de eso se trata: de vivir para aprender, y es cuando cuestiono el cmo aprender a vivir con momentos amargos; y, ms, sabiendo que ninguna herida sana sin cicatriz. Es la vida con tantos detalles que no comprendo y, si existe la supuesta reencarnacin, morira para ser un pez y nadar por todos los mares, y ser libre, tan libre como la inocencia de un nio, cuyos ojos solo ven arcoris.

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    Diego Petrissans

    La materializacin del tiempo (entrega final)

    s t (reflexiones)

    Continuando con la forma de vida dentro de la ins-titucin total, las muertes dentro de los penales cons-tituyen un asesinato de Estado, en que la pualada no es exclusividad de los presos: la requisa (cuerpo de represin en la crcel) utiliza la pualada contra los presos indeseables, presenta su muerte como pelea entre internos y camufla los homicidios instituciona-les. Otras formas de eliminacin del no deseado es a travs de ahorcamientos disfrazados de suicidios (ver los informes anuales del Comit contra la Tortura), la entrega de unos presos a los pabellones donde estn sus enemigos, y la negacin de la atencin mdica a quien sale herido de un pabelln.

    La materializacin del tiempo en condiciones de encierro que se sufre bajo la presin del sistema no puede ser otra que la violencia entre presos. Lo nece-sario de esta reflexin es entender que las sociedades modernas viven en la violencia constantemente. La violencia debe ser utilizada como herramienta poltica y debe ser dirigida contra el sistema de dominacin. El problema es que no se visualiza o entiende objeti-vamente al enemigo poltico, y tomamos lo que tene-mos ms a mano, ms al alcance de nuestra medida: el igual.

    La violencia dentro de la crcel, este sistema de crueldad, es el instrumento por excelencia de la admi-nistracin estatal. No se ejerce solamente de manera fsica sobre los cuerpos: se ejerce silenciosa pero efecti-vamente de manera cultural, econmica y psicolgica.

    Cultural: toda vez que se ejerce un proceso de in-fantilizacin sobre el reo, cuando se le indica a qu hora dormir, qu y cundo comer, cundo tiene patio, visita, sexo.

    Econmica: cuando se condiciona si trabaja o no, en qu trabaja y cmo; cundo y de qu manera puede disponer del fruto de su trabajo.

    Psicolgico: afectando lo relacionado con el indi-viduo y su ncleo familiar al humillarlo, tratarlo ar-bitrariamente y de forma despectiva, trastornando el estado psicolgico del detenido tanto como el de su ncleo familiar.

    El tiempo se materializa en la limitada capacidad de romper con la cotidianidad del claustro. Intentar desarrollar las actividades que conllevan la vida y sus necesidades ms bsicas consume el tiempo, ese tiem-po que nos atormenta cuantitativamente; a lo largo del entendimiento subjetivo del tiempo, a esperar la liber-tad, en la realidad material, concreta.

    Cmo cosificar el tiempo? Cmo hacemos cosa el tiempo? De qu manera hacer cosa material la in-terpretacin abstracta del tiempo? El tiempo se hace cosa a travs de la lectura, la masturbacin y el sexo,

    la droga, la pelea; se hace cosa a travs de los nmeros tachados en el almanaque, las requisas, los momentos de patio, los das de cumpleaos, los velorios de fa-miliares, el paso de la Navidad como un da ms, los Aos Nuevos, los cambios de calendarios eternos en el mismo lugar; las comunicaciones telefnicas, las cartas, los comparendos, los traslados a los distintos pabellones que, repetitivamente, son todos iguales. El tiempo se hace cosa con la msica (cuando hay posibi-lidad), con el noticiero, con el reencuentro de amigos y enemigos, con las visitas, con las calificaciones tri-mestrales de conducta y concepto condiciones para obtener libertades anticipadas, con los mates amar-gos y los sueos de fuga y libertad.

    La cosificacin del tiempo duro, el tiempo de en-cierro, debe ser utilizada para no quebrarnos exis-tencialmente, de la manera que mejor nos alcance. Obviamente, una herramienta imprescindible para resistir lo que se puede en la inmensa imitacin de la voluntad es la educacin, la cultura y, como el poder penitenciario conoce que la educacin es la luz del in-dividuo en las sombras de la prisin, entorpece de mil maneras el acceso a esta herramienta con traslados, con cortes arbitrarios del movimiento de los deteni-dos, con exigencias por fuera de la ley; con los conflic-tos diarios es como se cosifica el tiempo.

    Los procesos polticos, los cambios de gobierno que regulan los gritos de la represin policial parapoli-cial penitenciaria, cosifican el tiempo.

    Entender que el tiempo se vende en fuerza labo-ral y aos de encierro para quienes no se someten a la injusta ley de los intereses de clases, comprender por qu intereses menos egostas nos condicionan a cosificar el tiempo de esta forma; cosificar el tiempo en la crcel es comprender el inters del Estado en la represin, la complicidad de la ley, del poder judicial (uno de los pilares del poder del estado republicano), que acepta el grado de represin que se ejerce pol-ticamente en la sociedad explotada a travs del ser-vicio penitenciario como mano de obra de ese poder dominante, obreros de la represin como los hay de la construccin.

    Toda clase dominante ejerce el poder poltico-eco-nmico principalmente. Este inters esconde la doc-trina ideolgica de la mano dura y contina con la tortura y la desaparicin forzada de personas aun en tiempos supuestamente constitucionales.

    Cosificar el tiempo es entender esas polticas de exclusin que se emplean aplicadamente desde la dcada de 1960 y ms fuertemente en los ltimos 30 aos, el porqu de este presente social, histrico, pol-tico y econmico. En este contexto, hay que entender

    el trabajo represivo y vital que la crcel tiene como funcin y objetivo.

    La crcel se concibe como un poder disciplinario inscripto en el modo de produccin capitalista que re-quiere imperiosamente gobernar a las poblaciones y, al mismo tiempo, transformar al hombre. De este modo, aparece como contracara de un poder que destruye, propio de las sociedades penales de la Edad Media. Es el derecho de dar muerte, del ejercicio soberano de un castigo estrictamente corporal (mutilacin, pena de muerte, latigazos, descuartizacin pblica, destierro), de un castigo-pena que se hunda en un poder eficaz sobre la vida, un poder disciplinario para transformar al hombre. Es el pasaje de un poder que destruye (so-berano) a un poder que transforma (disciplina) y que se inscribe en las necesidades polticas y econmicas del naciente capitalismo; un poder que disciplina tanto en la fbrica como en la crcel. Las instituciones pena-les y, en particular, la crcel, tuvieron por misin co-rregir al desviado, curar en el encierro al delincuente peligroso y producir un sujeto capaz de aceptar las re-glas del juego del mercado de trabajo capitalista. Nace as el modelo correccional, la justificacin del sistema punitivo (tal como lo explica el informe anual del Co-mit contra la Tortura de 2009, pgi-nas 33 y 34).

    Entender que esto es as es cosi-ficar el tiempo en madurez orgnica, es crecer como individuo poltico; crecer es tambin cosificar el tiempo.

    Como dije antes, cada crcel es particular; la crcel es el gnero y cada unidad es la especie. Cada cr-cel, a su vez, es el gnero y cada pa-belln, la especie.

    Con los aos, uno se va acomo-dando; el hombre es un animal de costumbres y, con los aos, las for-mas de vida se van adaptando al encierro: entre el encierro en aisla-miento y el encierro en pabellones trabajadores o de universitarios, las diferencias son enormes; el trato, la violencia, la comida, la requisa, todo es abismalmente distinto, lo que hace parecer que no hay encie-rro. Es el momento de las visitas, las personas que se extraan, las visitas con la mujer de uno, o con una mu-jer; las pasiones funden los momen-tos, derriten el encierro, la humedad y el fro de los muros, del xido de las rejas. Pero dura poco, muy poco, el tiempo de desahogo, las ganas de que la visita no termine, de irme con ellas, con ellos.

    No me considero vctima, con-sidero que somos responsables de nuestros actos, los cuales no estn bien; pero tampoco est bien la cr-cel. Escuch a mucha gente decir

    que la crcel es un mal necesario: es la misma con-cepcin justificadora de la tortura, la desaparicin y la muerte, de decir que por algo ser, que algo habrn hecho. No los odio, pero s los considero enemigos, personas hostiles a mi condicin, pero estos son temas aparte.

    La relacin del tiempo se hace desde los recuerdos del ayer a los acontecimientos del presente. El ayer, el ayer convertido en recuerdos, en imgenes guardadas solo en la memoria, ni siquiera en las fotografas. El ayer, donde quedaban restos de inocencia, se disfruta-ba la felicidad espordica, la alegra, la risa, el amor; el ayer en familia y viajes, el ayer y el primer amor; la pareja y el descubrir los pro y contra de vivir en pareja. El ayer y mi nia hermosa, la que no conozco, la que perd de ver crecer, de ver sus ojos, sus necesi-dades; mi nia, mi hija con quien no estuve cuando empez a caminar, sus primera palabras, los abrazos imaginados en la oscuridad de la celda, sus manitos sin besar; y hoy, que la cuenta da que tiene 12 aos, una adolescente.

    Pasaron los aos, an ms, muchos msAyer sal de transitoria!!! La ltima oportunidad.

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    Diego Petrissans

    La materializacin del tiempo (entrega final)

    s t (reflexiones)

    Continuando con la forma de vida dentro de la ins-titucin total, las muertes dentro de los penales cons-tituyen un asesinato de Estado, en que la pualada no es exclusividad de los presos: la requisa (cuerpo de represin en la crcel) utiliza la pualada contra los presos indeseables, presenta su muerte como pelea entre internos y camufla los homicidios instituciona-les. Otras formas de eliminacin del no deseado es a travs de ahorcamientos disfrazados de suicidios (ver los informes anuales del Comit contra la Tortura), la entrega de unos presos a los pabellones donde estn sus enemigos, y la negacin de la atencin mdica a quien sale herido de un pabelln.

    La materializacin del tiempo en condiciones de encierro que se sufre bajo la presin del sistema no puede ser otra que la violencia entre presos. Lo nece-sario de esta reflexin es entender que las sociedades modernas viven en la violencia constantemente. La violencia debe ser utilizada como herramienta poltica y debe ser dirigida contra el sistema de dominacin. El problema es que no se visualiza o entiende objeti-vamente al enemigo poltico, y tomamos lo que tene-mos ms a mano, ms al alcance de nuestra medida: el igual.

    La violencia dentro de la crcel, este sistema de crueldad, es el instrumento por excelencia de la admi-nistracin estatal. No se ejerce solamente de manera fsica sobre los cuerpos: se ejerce silenciosa pero efecti-vamente de manera cultural, econmica y psicolgica.

    Cultural: toda vez que se ejerce un proceso de in-fantilizacin sobre el reo, cuando se le indica a qu hora dormir, qu y cundo comer, cundo tiene patio, visita, sexo.

    Econmica: cuando se condiciona si trabaja o no, en qu trabaja y cmo; cundo y de qu manera puede disponer del fruto de su trabajo.

    Psicolgico: afectando lo relacionado con el indi-viduo y su ncleo familiar al humillarlo, tratarlo ar-bitrariamente y de forma despectiva, trastornando el estado psicolgico del detenido tanto como el de su ncleo familiar.

    El tiempo se materializa en la limitada capacidad de romper con la cotidianidad del claustro. Intentar desarrollar las actividades que conllevan la vida y sus necesidades ms bsicas consume el tiempo, ese tiem-po que nos atormenta cuantitativamente; a lo largo del entendimiento subjetivo del tiempo, a esperar la liber-tad, en la realidad material, concreta.

    Cmo cosificar el tiempo? Cmo hacemos cosa el tiempo? De qu manera hacer cosa material la in-terpretacin abstracta del tiempo? El tiempo se hace cosa a travs de la lectura, la masturbacin y el sexo,

    la droga, la pelea; se hace cosa a travs de los nmeros tachados en el almanaque, las requisas, los momentos de patio, los das de cumpleaos, los velorios de fa-miliares, el paso de la Navidad como un da ms, los Aos Nuevos, los cambios de calendarios eternos en el mismo lugar; las comunicaciones telefnicas, las cartas, los comparendos, los traslados a los distintos pabellones que, repetitivamente, son todos iguales. El tiempo se hace cosa con la msica (cuando hay posibi-lidad), con el noticiero, con el reencuentro de amigos y enemigos, con las visitas, con las calificaciones tri-mestrales de conducta y concepto condiciones para obtener libertades anticipadas, con los mates amar-gos y los sueos de fuga y libertad.

    La cosificacin del tiempo duro, el tiempo de en-cierro, debe ser utilizada para no quebrarnos exis-tencialmente, de la manera que mejor nos alcance. Obviamente, una herramienta imprescindible para resistir lo que se puede en la inmensa imitacin de la voluntad es la educacin, la cultura y, como el poder penitenciario conoce que la educacin es la luz del in-dividuo en las sombras de la prisin, entorpece de mil maneras el acceso a esta herramienta con traslados, con cortes arbitrarios del movimiento de los deteni-dos, con exigencias por fuera de la ley; con los conflic-tos diarios es como se cosifica el tiempo.

    Los procesos polticos, los cambios de gobierno que regulan los gritos de la represin policial parapoli-cial penitenciaria, cosifican el tiempo.

    Entender que el tiempo se vende en fuerza labo-ral y aos de encierro para quienes no se someten a la injusta ley de los intereses de clases, comprender por qu intereses menos egostas nos condicionan a cosificar el tiempo de esta forma; cosificar el tiempo en la crcel es comprender el inters del Estado en la represin, la complicidad de la ley, del poder judicial (uno de los pilares del poder del estado republicano), que acepta el grado de represin que se ejerce pol-ticamente en la sociedad explotada a travs del ser-vicio penitenciario como mano de obra de ese poder dominante, obreros de la represin como los hay de la construccin.

    Toda clase dominante ejerce el poder poltico-eco-nmico principalmente. Este inters esconde la doc-trina ideolgica de la mano dura y contina con la tortura y la desaparicin forzada de personas aun en tiempos supuestamente constitucionales.

    Cosificar el tiempo es entender esas polticas de exclusin que se emplean aplicadamente desde la dcada de 1960 y ms fuertemente en los ltimos 30 aos, el porqu de este presente social, histrico, pol-tico y econmico. En este contexto, hay que entender

    el trabajo represivo y vital que la crcel tiene como funcin y objetivo.

    La crcel se concibe como un poder disciplinario inscripto en el modo de produccin capitalista que re-quiere imperiosamente gobernar a las poblaciones y, al mismo tiempo, transformar al hombre. De este modo, aparece como contracara de un poder que destruye, propio de las sociedades penales de la Edad Media. Es el derecho de dar muerte, del ejercicio soberano de un castigo estrictamente corporal (mutilacin, pena de muerte, latigazos, descuartizacin pblica, destierro), de un castigo-pena que se hunda en un poder eficaz sobre la vida, un poder disciplinario para transformar al hombre. Es el pasaje de un poder que destruye (so-berano) a un poder que transforma (disciplina) y que se inscribe en las necesidades polticas y econmicas del naciente capitalismo; un poder que disciplina tanto en la fbrica como en la crcel. Las instituciones pena-les y, en particular, la crcel, tuvieron por misin co-rregir al desviado, curar en el encierro al delincuente peligroso y producir un sujeto capaz de aceptar las re-glas del juego del mercado de trabajo capitalista. Nace as el modelo correccional, la justificacin del sistema punitivo (tal como lo explica el informe anual del Co-mit contra la Tortura de 2009, pgi-nas 33 y 34).

    Entender que esto es as es cosi-ficar el tiempo en madurez orgnica, es crecer como individuo poltico; crecer es tambin cosificar el tiempo.

    Como dije antes, cada crcel es particular; la crcel es el gnero y cada unidad es la especie. Cada cr-cel, a su vez, es el gnero y cada pa-belln, la especie.

    Con los aos, uno se va acomo-dando; el hombre es un animal de costumbres y, con los aos, las for-mas de vida se van adaptando al encierro: entre el encierro en aisla-miento y el encierro en pabellones trabajadores o de universitarios, las diferencias son enormes; el trato, la violencia, la comida, la requisa, todo es abismalmente distinto, lo que hace parecer que no hay encie-rro. Es el momento de las visitas, las personas que se extraan, las visitas con la mujer de uno, o con una mu-jer; las pasiones funden los momen-tos, derriten el encierro, la humedad y el fro de los muros, del xido de las rejas. Pero dura poco, muy poco, el tiempo de desahogo, las ganas de que la visita no termine, de irme con ellas, con ellos.

    No me considero vctima, con-sidero que somos responsables de nuestros actos, los cuales no estn bien; pero tampoco est bien la cr-cel. Escuch a mucha gente decir

    que la crcel es un mal necesario: es la misma con-cepcin justificadora de la tortura, la desaparicin y la muerte, de decir que por algo ser, que algo habrn hecho. No los odio, pero s los considero enemigos, personas hostiles a mi condicin, pero estos son temas aparte.

    La relacin del tiempo se hace desde los recuerdos del ayer a los acontecimientos del presente. El ayer, el ayer convertido en recuerdos, en imgenes guardadas solo en la memoria, ni siquiera en las fotografas. El ayer, donde quedaban restos de inocencia, se disfruta-ba la felicidad espordica, la alegra, la risa, el amor; el ayer en familia y viajes, el ayer y el primer amor; la pareja y el descubrir los pro y contra de vivir en pareja. El ayer y mi nia hermosa, la que no conozco, la que perd de ver crecer, de ver sus ojos, sus necesi-dades; mi nia, mi hija con quien no estuve cuando empez a caminar, sus primera palabras, los abrazos imaginados en la oscuridad de la celda, sus manitos sin besar; y hoy, que la cuenta da que tiene 12 aos, una adolescente.

    Pasaron los aos, an ms, muchos msAyer sal de transitoria!!! La ltima oportunidad.

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    s t (reflexiones)Tony Gual

    La guerra y otro punto de vistaEn la revista La Resistencia 10 del mes de julio

    de 2014, en la pgina 3, se public un escrito muy interesante sobre la guerra que pregunta qu es la guerra?. La respuesta me gust, pero deseara ampliar y aclarar algunos puntos, siempre desde mi perspectiva. Empezaremos con la gnesis de las guerras.

    Tenemos como punto de partida para esta ex-posicin uno de los mejores libros para ilustrarnos: La Biblia. Como siempre ocurre, el ser humano de nuestra civilizacin solo lee y entiende lo que le conviene. En la mayora, por no decir en todos los apartados del Antiguo Testamento, se hace referen-cia y hasta apologa de la guerra. En todos ellos, Dios ayuda a los ejrcitos del pueblo elegido para derrotar al enemigo, pero infinidad de veces con-siente que los derroten, los humillen y los lleven cautivos, para que, luego, con nuevas guerras, ocu-rra al revs y la victoria sea para el pueblo elegido. Entonces, el propio Dios ayuda a arreglar las injus-ticias y los apoderamientos de lo ajeno, con guerras, incluso aniquilando a mujeres y nios, matando a todos y, como muy bien dice el artculo de La Resis-tencia 10, con el paso de los aos se va sepultando la verdadera razn del ser humano: el amor.

    Definamos el amor: el amor es dar y, si buscas una definicin mejor y ms corta, no la encontra-rs, o por lo menos yo no la he sabido encontrar. Amor es dar, tres letras: D-A-R, y el mejor exponen-te que tenemos es Jess, que dio su vida por amor a todos nosotros.

    La guerra empez cuando el bien y el mal toma-ron forma, con la rebelin de Lucifer, despus sigui con el destierro de Adn y Eva del Paraso, ms tar-de con Can y Abel, hermanos de sangre, y sigue hoy en da; o sea que la guerra es ms antigua que nuestra propia civilizacin.

    Si el ser humano fuera ms objetivo, leera lo malo de las guerras y lo bueno del amor. Leamos un apartado de la Biblia, xodo 20: Los Mandamientos, pilar de la religin cristiana, dicen: Yo soy tu Dios y no tendrs otros dioses fuera de m, y si me amas yo te amar por mil generaciones, no matars, no hurtars, no hablars contra tu prjimo falso testi-monio, no codiciars de tu prjimo su casa, su es-posa, su siervo, su criada, su buey, su asno, ni cosa alguna.

    Las dos religiones monotestas ms extendi-das en la Tierra son la cristiana y la musulmana, y tanto la Biblia como el Corn (libro sagrado mu-sulmn) dicen lo mismo en relacin con el amor: Amars a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo: el Corn en la pgina 1006, ale-ya 9, dice: No abuses del hurfano ni ahuyentes al mendigo; en otro apartado dice: Ay! del que no acoge al hurfano o al mendigo, porque arder en

    el fuego eterno; en las pginas 1007 y 1008, ale-yas 4,5,6,7, dice que en verdad Al (Dios) cre al hombre en la mejor armona (semejanza) y luego lo convertimos en uno de los ms bajos (malvados), ex-cepto los que crean y llevan a cabo las acciones de bien, porque ellos tendrn una recompensa que no cesar, y sigue diciendo: Al todo lo ve, y el que haya hecho el peso de una brizna de bien, lo ver, y el que haya hecho el peso de una brizna de mal, lo ver. En la pgina 10, aleya 35, Dios, Al, dice: Adn, habita con tu pareja en el jardn, y comed sin restricciones de lo que haya en l, pero no os acerquis a este rbol, porque entonces seris de los injustos (transgresores), pero Shaytn (Satans) les hizo caer por su causa, sacndoles de donde estaban y dijimos: Descended y unos seris enemigos de otros! (anuncio de la guerra). Y dijimos, descended todos de aqu (Paraso) y si os llega de m una gua, los que la sigan no tendrn que temer ni se entris-tecern, pero los que se nieguen a creer y tachen de mentira nuestros signos, esos sern los compaeros del fuego donde vivirn para siempre. En la pgina 22, aleya 85, en referencia a la guerra, dice: Es que vais a creer (lo que os convenga) en una parte del libro (tablas) y en otra no?. Lo mismo que los man-damientos de la Biblia, porque, como vemos, Abra-ham, Moiss, David, Isa (Jess) y todos los profetas son los mismos para los cristianos y para los musul-manes; el Dios es nico, llmese como se llame, y ambos libros son muy claros: hablan del bien y del mal, igualito uno que el otro.

    Es decir que lo de la guerra ya esta en el Gnesis de la Biblia y del Corn. Entiendo que es innato en el hombre, vayamos entonces al que conocemos me-jor: la Biblia. Los diez mandamientos se encierran en dos: el primero, Amars a Dios sobre todas las cosas, y continua y al prjimo como a ti mismo, y todos los dems estn incluidos en estos dos, ama-rs y honrars a tu padre y a tu madre, no matars, no mentirs, no robars, no desears la mujer de tu prjimo ni su casa, ni su buey, ni su asno, ni su petrleo, ni su gas, ni sus minas ni sus cosechas, ni su tierra, etc.

    Digamos entonces, por orden cronolgico, quin es nuestro prjimo. Cuando nacemos el primer pr-jimo que reconocemos es nuestra madre, que nos da la teta para alimentarnos; despus, el padre, que trabaja para la familia; los hermanos, los abuelos, los primos, los tos; en el colegio, los amigos; en el trabajo, los compaeros; en el barrio, los vecinos; cuando formamos pareja, nuestra pareja; en la ciu-dad, los conciudadanos; en la nacin, los compatrio-tas; y, en el mundo; todos los hombres y mujeres, pues todos somos hermanos, por ser hijos de Dios (el gran olvidado, ese gran Dios olvidado). Y aunque pronunciemos el nombre de Dios continuamente,

    al hacernos dao, al pedir algo con vehemencia, y hasta cuando nos enfadamos mucho, llegando al pa-roxismo, nos cagamos en l. En las guerras se mata en su nombre; hoy en da, la violencia de gnero, cuando se pega a la esposa y hasta se la mata, y los nios quedan hurfanos, tambin es una gue-rra, pequea, pero al fin y al cabo una guerra y, si no, que se lo pregunten a los nios, que lo presen-cian y lo sufren y ensuciamos su inocencia. Ay, de nosotros que nos hemos olvidado de este buen Dios! Qu cnicos, qu vergenza! Si tuvisemos memoria histrica, si leysemos bien todo, si fu-semos objetivos y amsemos de verdad, sera ma-ravilloso; no haran falta policas ni jueces, porque nadie robara, nadie deseara lo ajeno, nadie menti-ra, nadie matara, etc. No haran falta los ejrcitos porque no habra guerras. No habra guerras! Qu bonito, verdad? Pero ojo, que aqu quera llegar: de pequeos se nos inculca la competencia: tenemos que ser los primeros, tenemos que ser mejores que los dems, tenemos que tener ms y mejor que los dems, tenemos que ser jefes, tenemos que ganar mucho dinero y, por qu no, los ms ambiciosos lle-gar a ser presidentes, y para qu? Para robar ms y mejor, para mentir a los electores, para manejar a las masas (poder) y declarar guerras generalmente en el nombre de Dios contra los impos (malos); nos declaramos buenos para apoderarnos de su tierra, o de su petrleo, o simplemente por vender mejor el armamento que producimos en nuestras fbricas, que esto de montar guerras para vender armamento deja muchos beneficios; y se mata, se mata!, y no pasa nada. El que gana es el bueno y el que pierde es el malo: qu cnicos, y luego los de buen corazn se rasgan las vestiduras y hacen protestas en con-tra de la guerra y a favor de la paz, y sirve para algo? Los gobernantes de turno se ren de nosotros, quin devuelve el hijo muerto a su madre?, y para qu?

    Como dijo Jess a los fariseos, sois como sepul-cros blanqueados. El ser humano empez con Can y Abel (hermanos) y hoy en da an es peor, porque son millones y ms millones los muertos por la gue-rra y por la hambruna, y por miles de ambiciones de todo tipo y a todos los niveles, porque la mitad de la humanidad desea lo que tiene la otra mitad, todos los mandatarios del mundo son unos cnicos mentirosos y corruptos; es una plaga que se debera extirpar.

    Seamos sinceros, cuntos justos de corazn y mente de verdad creis que hay? Y estos justos, con amor, van a arreglar el Mundo? Lo creis de ver-dad? Cuntos somos de verdad? Lot, para salvar a Sodoma pidi a Dios: Seor, y si hubiera diez justos en la ciudad, la perdonaras?, y se le dijo que s, y si hubiera seis la perdonaras?, y se le dijo que s, Seor, y si tan solo hubiera dos, tambin?, pero no los haba.

    Las Iglesias de cualquier religin reparten parte de sus riquezas a los pobres? No. Los estados ricos dan alimento a los pobres? No, y se tiran exceden-tes. Los estados ricos dan enseanza y maquinaria a los pobres para que puedan evolucionar y mejo-rar? No. Alguno de nosotros da algo al prjimo necesitado? No. Y cuando en la televisin dan algu-na de las miserias que ocurren demasiadas veces, qu hacemos? Cambiamos de canal para que los nios no lo vean, no sea que se traumaticen, mien-tras que los del tercer mundo no se pueden trauma-tizar porque se mueren; o simplemente cambiamos porque nos deja mal cuerpo, mejor el ftbol, o la novela, y, a los diez minutos, ya no nos acordamos.

    Seores, tenemos lo que nos merecemos. No practicamos el amor, no damos: quitamos, robamos, saqueamos y, por robar, robamos a nuestro propio planeta, a la naturaleza que nos da de comer, ex-tinguimos las especies, y es verdad que el hombre es el mayor depredador que existe. Dicen los soa-dores, los utpicos, que lo que mueve al mundo, que el motor del mundo es el amor, pero pensemos que amor es dar, no quitar. Los creyentes sinceros piden a Dios siempre lo mismo: paz en el mundo, paz, paz, amor, amor, y de verdad es lo nico que nos queda, tener fe y amar mucho a Jess y al prjimo. Acor-daros de lo que dijo: el que hace el bien al pobre y necesitado, me lo hace a m.

    Y qu hacemos realmente? Nada o muy poco, seamos sinceros. Y qu podemos hacer? Hum-mm...! sufrir y aguantar a los Canes de turno, por-que si los matamos nos convertimos en uno de ellos. Soluciones, hay: para m son utpicas todas, pero esto es motivo y tema, si os ha gustado para otro escrito protesta, lo prometo! Pero os haya gustado o no, nada de esto os lo tomis a broma, porque fal-ta la ltima pgina del libro El Apocalipsis. El da despus de del cine est potencialmente aqu, a la vuelta de la esquina, porque la ambicin y la locura del hombre no tiene lmites.

    Moraleja: aunque sea difcil cambiar algo en el mundo, podemos empezar a cambiar nosotros mismos, a ser mejores. Soy un convencido y practicante del amor. Amo y creo en Dios y tengo la esperanza de que hay solucin.

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    s t (reflexiones)Tony Gual

    La guerra y otro punto de vistaEn la revista La Resistencia 10 del mes de julio

    de 2014, en la pgina 3, se public un escrito muy interesante sobre la guerra que pregunta qu es la guerra?. La respuesta me gust, pero deseara ampliar y aclarar algunos puntos, siempre desde mi perspectiva. Empezaremos con la gnesis de las guerras.

    Tenemos como punto de partida para esta ex-posicin uno de los mejores libros para ilustrarnos: La Biblia. Como siempre ocurre, el ser humano de nuestra civilizacin solo lee y entiende lo que le conviene. En la mayora, por no decir en todos los apartados del Antiguo Testamento, se hace referen-cia y hasta apologa de la guerra. En todos ellos, Dios ayuda a los ejrcitos del pueblo elegido para derrotar al enemigo, pero infinidad de veces con-siente que los derroten, los humillen y los lleven cautivos, para que, luego, con nuevas guerras, ocu-rra al revs y la victoria sea para el pueblo elegido. Entonces, el propio Dios ayuda a arreglar las injus-ticias y los apoderamientos de lo ajeno, con guerras, incluso aniquilando a mujeres y nios, matando a todos y, como muy bien dice el artculo de La Resis-tencia 10, con el paso de los aos se va sepultando la verdadera razn del ser humano: el amor.

    Definamos el amor: el amor es dar y, si buscas una definicin mejor y ms corta, no la encontra-rs, o por lo menos yo no la he sabido encontrar. Amor es dar, tres letras: D-A-R, y el mejor exponen-te que tenemos es Jess, que dio su vida por amor a todos nosotros.

    La guerra empez cuando el bien y el mal toma-ron forma, con la rebelin de Lucifer, despus sigui con el destierro de Adn y Eva del Paraso, ms tar-de con Can y Abel, hermanos de sangre, y sigue hoy en da; o sea que la guerra es ms antigua que nuestra propia civilizacin.

    Si el ser humano fuera ms objetivo, leera lo malo de las guerras y lo bueno del amor. Leamos un apartado de la Biblia, xodo 20: Los Mandamientos, pilar de la religin cristiana, dicen: Yo soy tu Dios y no tendrs otros dioses fuera de m, y si me amas yo te amar por mil generaciones, no matars, no hurtars, no hablars contra tu prjimo falso testi-monio, no codiciars de tu prjimo su casa, su es-posa, su siervo, su criada, su buey, su asno, ni cosa alguna.

    Las dos religiones monotestas ms extendi-das en la Tierra son la cristiana y la musulmana, y tanto la Biblia como el Corn (libro sagrado mu-sulmn) dicen lo mismo en relacin con el amor: Amars a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo: el Corn en la pgina 1006, ale-ya 9, dice: No abuses del hurfano ni ahuyentes al mendigo; en otro apartado dice: Ay! del que no acoge al hurfano o al mendigo, porque arder en

    el fuego eterno; en las pginas 1007 y 1008, ale-yas 4,5,6,7, dice que en verdad Al (Dios) cre al hombre en la mejor armona (semejanza) y luego lo convertimos en uno de los ms bajos (malvados), ex-cepto los que crean y llevan a cabo las acciones de bien, porque ellos tendrn una recompensa que no cesar, y sigue diciendo: Al todo lo ve, y el que haya hecho el peso de una brizna de bien, lo ver, y el que haya hecho el peso de una brizna de mal, lo ver. En la pgina 10, aleya 35, Dios, Al, dice: Adn, habita con tu pareja en el jardn, y comed sin restricciones de lo que haya en l, pero no os acerquis a este rbol, porque entonces seris de los injustos (transgresores), pero Shaytn (Satans) les hizo caer por su causa, sacndoles de donde estaban y dijimos: Descended y unos seris enemigos de otros! (anuncio de la guerra). Y dijimos, descended todos de aqu (Paraso) y si os llega de m una gua, los que la sigan no tendrn que temer ni se entris-tecern, pero los que se nieguen a creer y tachen de mentira nuestros signos, esos sern los compaeros del fuego donde vivirn para siempre. En la pgina 22, aleya 85, en referencia a la guerra, dice: Es que vais a creer (lo que os convenga) en una parte del libro (tablas) y en otra no?. Lo mismo que los man-damientos de la Biblia, porque, como vemos, Abra-ham, Moiss, David, Isa (Jess) y todos los profetas son los mismos para los cristianos y para los musul-manes; el Dios es nico, llmese como se llame, y ambos libros son muy claros: hablan del bien y del mal, igualito uno que el otro.

    Es decir que lo de la guerra ya esta en el Gnesis de la Biblia y del Corn. Entiendo que es innato en el hombre, vayamos entonces al que conocemos me-jor: la Biblia. Los diez mandamientos se encierran en dos: el primero, Amars a Dios sobre todas las cosas, y continua y al prjimo como a ti mismo, y todos los dems estn incluidos en estos dos, ama-rs y honrars a tu padre y a tu madre, no matars, no mentirs, no robars, no desears la mujer de tu prjimo ni su casa, ni su buey, ni su asno, ni su petrleo, ni su gas, ni sus minas ni sus cosechas, ni su tierra, etc.

    Digamos entonces, por orden cronolgico, quin es nuestro prjimo. Cuando nacemos el primer pr-jimo que reconocemos es nuestra madre, que nos da la teta para alimentarnos; despus, el padre, que trabaja para la familia; los hermanos, los abuelos, los primos, los tos; en el colegio, los amigos; en el trabajo, los compaeros; en el barrio, los vecinos; cuando formamos pareja, nuestra pareja; en la ciu-dad, los conciudadanos; en la nacin, los compatrio-tas; y, en el mundo; todos los hombres y mujeres, pues todos somos hermanos, por ser hijos de Dios (el gran olvidado, ese gran Dios olvidado). Y aunque pronunciemos el nombre de Dios continuamente,

    al hacernos dao, al pedir algo con vehemencia, y hasta cuando nos enfadamos mucho, llegando al pa-roxismo, nos cagamos en l. En las guerras se mata en su nombre; hoy en da, la violencia de gnero, cuando se pega a la esposa y hasta se la mata, y los nios quedan hurfanos, tambin es una gue-rra, pequea, pero al fin y al cabo una guerra y, si no, que se lo pregunten a los nios, que lo presen-cian y lo sufren y ensuciamos su inocencia. Ay, de nosotros que nos hemos olvidado de este buen Dios! Qu cnicos, qu vergenza! Si tuvisemos memoria histrica, si leysemos bien todo, si fu-semos objetivos y amsemos de verdad, sera ma-ravilloso; no haran falta policas ni jueces, porque nadie robara, nadie deseara lo ajeno, nadie menti-ra, nadie matara, etc. No haran falta los ejrcitos porque no habra guerras. No habra guerras! Qu bonito, verdad? Pero ojo, que aqu quera llegar: de pequeos se nos inculca la competencia: tenemos que ser los primeros, tenemos que ser mejores que los dems, tenemos que tener ms y mejor que los dems, tenemos que ser jefes, tenemos que ganar mucho dinero y, por qu no, los ms ambiciosos lle-gar a ser presidentes, y para qu? Para robar ms y mejor, para mentir a los electores, para manejar a las masas (poder) y declarar guerras generalmente en el nombre de Dios contra los impos (malos); nos declaramos buenos para apoderarnos de su tierra, o de su petrleo, o simplemente por vender mejor el armamento que producimos en nuestras fbricas, que esto de montar guerras para vender armamento deja muchos beneficios; y se mata, se mata!, y no pasa nada. El que gana es el bueno y el que pierde es el malo: qu cnicos, y luego los de buen corazn se rasgan las vestiduras y hacen protestas en con-tra de la guerra y a favor de la paz, y sirve para algo? Los gobernantes de turno se ren de nosotros, quin devuelve el hijo muerto a su madre?, y para qu?

    Como dijo Jess a los fariseos, sois como sepul-cros blanqueados. El ser humano empez con Can y Abel (hermanos) y hoy en da an es peor, porque son millones y ms millones los muertos por la gue-rra y por la hambruna, y por miles de ambiciones de todo tipo y a todos los niveles, porque la mitad de la humanidad desea lo que tiene la otra mitad, todos los mandatarios del mundo son unos cnicos mentirosos y corruptos; es una plaga que se debera extirpar.

    Seamos sinceros, cuntos justos de corazn y mente de verdad creis que hay? Y estos justos, con amor, van a arreglar el Mundo? Lo creis de ver-dad? Cuntos somos de verdad? Lot, para salvar a Sodoma pidi a Dios: Seor, y si hubiera diez justos en la ciudad, la perdonaras?, y se le dijo que s, y si hubiera seis la perdonaras?, y se le dijo que s, Seor, y si tan solo hubiera dos, tambin?, pero no los haba.

    Las Iglesias de cualquier religin reparten parte de sus riquezas a los pobres? No. Los estados ricos dan alimento a los pobres? No, y se tiran exceden-tes. Los estados ricos dan enseanza y maquinaria a los pobres para que puedan evolucionar y mejo-rar? No. Alguno de nosotros da algo al prjimo necesitado? No. Y cuando en la televisin dan algu-na de las miserias que ocurren demasiadas veces, qu hacemos? Cambiamos de canal para que los nios no lo vean, no sea que se traumaticen, mien-tras que los del tercer mundo no se pueden trauma-tizar porque se mueren; o simplemente cambiamos porque nos deja mal cuerpo, mejor el ftbol, o la novela, y, a los diez minutos, ya no nos acordamos.

    Seores, tenemos lo que nos merecemos. No practicamos el amor, no damos: quitamos, robamos, saqueamos y, por robar, robamos a nuestro propio planeta, a la naturaleza que nos da de comer, ex-tinguimos las especies, y es verdad que el hombre es el mayor depredador que existe. Dicen los soa-dores, los utpicos, que lo que mueve al mundo, que el motor del mundo es el amor, pero pensemos que amor es dar, no quitar. Los creyentes sinceros piden a Dios siempre lo mismo: paz en el mundo, paz, paz, amor, amor, y de verdad es lo nico que nos queda, tener fe y amar mucho a Jess y al prjimo. Acor-daros de lo que dijo: el que hace el bien al pobre y necesitado, me lo hace a m.

    Y qu hacemos realmente? Nada o muy poco, seamos sinceros. Y qu podemos hacer? Hum-mm...! sufrir y aguantar a los Canes de turno, por-que si los matamos nos convertimos en uno de ellos. Soluciones, hay: para m son utpicas todas, pero esto es motivo y tema, si os ha gustado para otro escrito protesta, lo prometo! Pero os haya gustado o no, nada de esto os lo tomis a broma, porque fal-ta la ltima pgina del libro El Apocalipsis. El da despus de del cine est potencialmente aqu, a la vuelta de la esquina, porque la ambicin y la locura del hombre no tiene lmites.

    Moraleja: aunque sea difcil cambiar algo en el mundo, podemos empezar a cambiar nosotros mismos, a ser mejores. Soy un convencido y practicante del amor. Amo y creo en Dios y tengo la esperanza de que hay solucin.

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    Jhon Gonzlez Valbuena

    aqu AquAquAqu dej de ser un nmero para ser tenido en cuenta como un hombre.Aqu tuve el espacio y los compaeros para construir ideas y sueos.Aqu constru un pensamiento crtico de este sistema de explotacin.Aqu recib las mejores clases con un equipo de profesores, talleristas y amigos.Aqu tuve largas charlas y debates que me ayudaron a quitarme la venda.Aqu cambi la ambicin por la escritura y los txicos, por los libros.Aqu aprend que las personas valen por lo que son y no por lo que tienen.Aqu entend que en la vida hay que servir a los dems.Aqu supe que la responsabilidad es conmigo mismo.Aqu me di cuenta de que cada da los seres humanos nos olvidamos de lo importante, que es el hogar en el que vivimos.Aqu aprend que la resistencia no es solo resistir, sino existir, y que resistir es soar con otros paradigmas.

    Aqu aprend que todo lo aprendido son formulaciones para hacernos funcionales.Aqu conoc que lo nico que puede cambiar la forma de vida de cualquiera es el amor, el amor propio, por los dems, por la vida, y el amor por una mujer.Aqu conoc que el verdadero culpable de que nos matemos unos a otros es el poder.Aqu el tiempo se me hizo ms corto de lo que esperaba.Aqu, solo aqu, mis das cambiaron su horizonte.Aqu me expres sin tapujos, sin ataduras, y me di cuenta de que dentro de m hay un potencial para lograr lo que quiero.Aqu se queda un pedazo de mi vida, aqu se queda un pedazo de mi corazn, de mi cuerpo. Aqu se queda una etapa de resistencia.Muchas gracias a todos y a todas los que me brindaron una palabra de aliento, un voto de confianza y una enseanza nueva.Aqu quedan estas palabras.Gracias.

    Caminito a la calleTony Gual

    Despedida homenaje a un pequeo hombre de gran corazn

    El martes 2 de junio de 2015, a las 3.30 de la madrugada, un compaero del mdulo I, pabe-l ln 4, nos abandon saliendo en l ibertad, pero de una forma muy especial, pues lo normal es que un seor l lamado juez nos autorice y, entonces, se acaba la crcel para uno. El otro camino es la fuga, pero muy pocos de los que lo intentan tie-nen suerte. Y el tercer camino es el que solo deci-de uno mismo, y t solo decides si vale la pena o no. Si en el caso de la fuga hay pocos que tienen suerte, en este tercer caso, yo pienso que es uno por milln el que se inclina por el s, y solo l de-cide el s de la libertad definitiva. Los compae-ros dicen que es una cobarda, yo pienso que hay que ser muy valiente para hacerlo, para poner fin a los das en este mundo y liberarse de todas las ataduras terrenales.

    Unos dicen que realmente no quera, que solo quera llamar la atencin de alguien, pero algo le fall y el experimento le sali mal. Otros dicen que era el patito feo de su familia: el hermano, mejor que l, se haba casado el domingo ante-rior, el 31 de mayo; el marido de la hermana se senta un hombre 10; por presiones de un sitio o de otro, opt por l iberarse para siempre de las cargas terrenales.

    Yo solo dir que tena un gran corazn que, de grande y generoso, no le caba en el pecho; que, lo poco que tena, lo comparta siempre con al-guien que no tena.

    Flaco por las muchas operaciones quirrgicas a las que haba sido sometido, vivaracho, vividor, y con un gran corazn, no tena para nada el per-fil de un suicida.

    Yo d igo que ni siquiera el pecado cometido contra s mismo y contra Dios al quitarse la vida, queriendo o sin querer, ha podido ennegrecer su alma, por lo buena persona que era, y, por su gran corazn, creo y espero que Dios lo haya per-donado. Normalmente se dice que descanse en paz. Yo digo vuela libre por el espacio infinito y sigue dando tu corazn a quien lo necesite en la otra dimensin.

    Hasta siempre, amigo Dani, Tony.

    Ilust

    raci

    n d

    e Fa

    cund

    o Rey

    esHomenaje a Daniel

    Daniel, con corazn de miel,con tus amigos siempre has sido fiel.Y siempre ha sido ptimotu corazn con el prjimo.Contigo mismo has tenido lealtadpara conseguir al final tu libertad.Que tu alma vuele siempre con esta libertad.

  • 10 11

    Jhon Gonzlez Valbuena

    aqu AquAquAqu dej de ser un nmero para ser tenido en cuenta como un hombre.Aqu tuve el espacio y los compaeros para construir ideas y sueos.Aqu constru un pensamiento crtico de este sistema de explotacin.Aqu recib las mejores clases con un equipo de profesores, talleristas y amigos.Aqu tuve largas charlas y debates que me ayudaron a quitarme la venda.Aqu cambi la ambicin por la escritura y los txicos, por los libros.Aqu aprend que las personas valen por lo que son y no por lo que tienen.Aqu entend que en la vida hay que servir a los dems.Aqu supe que la responsabilidad es conmigo mismo.Aqu me di cuenta de que cada da los seres humanos nos olvidamos de lo importante, que es el hogar en el que vivimos.Aqu aprend que la resistencia no es solo resistir, sino existir, y que resistir es soar con otros paradigmas.

    Aqu aprend que todo lo aprendido son formulaciones para hacernos funcionales.Aqu conoc que lo nico que puede cambiar la forma de vida de cualquiera es el amor, el amor propio, por los dems, por la vida, y el amor por una mujer.Aqu conoc que el verdadero culpable de que nos matemos unos a otros es el poder.Aqu el tiempo se me hizo ms corto de lo que esperaba.Aqu, solo aqu, mis das cambiaron su horizonte.Aqu me expres sin tapujos, sin ataduras, y me di cuenta de que dentro de m hay un potencial para lograr lo que quiero.Aqu se queda un pedazo de mi vida, aqu se queda un pedazo de mi corazn, de mi cuerpo. Aqu se queda una etapa de resistencia.Muchas gracias a todos y a todas los que me brindaron una palabra de aliento, un voto de confianza y una enseanza nueva.Aqu quedan estas palabras.Gracias.

    Caminito a la calleTony Gual

    Despedida homenaje a un pequeo hombre de gran corazn

    El martes 2 de junio de 2015, a las 3.30 de la madrugada, un compaero del mdulo I, pabe-l ln 4, nos abandon saliendo en l ibertad, pero de una forma muy especial, pues lo normal es que un seor l lamado juez nos autorice y, entonces, se acaba la crcel para uno. El otro camino es la fuga, pero muy pocos de los que lo intentan tie-nen suerte. Y el tercer camino es el que solo deci-de uno mismo, y t solo decides si vale la pena o no. Si en el caso de la fuga hay pocos que tienen suerte, en este tercer caso, yo pienso que es uno por milln el que se inclina por el s, y solo l de-cide el s de la libertad definitiva. Los compae-ros dicen que es una cobarda, yo pienso que hay que ser muy valiente para hacerlo, para poner fin a los das en este mundo y liberarse de todas las ataduras terrenales.

    Unos dicen que realmente no quera, que solo quera llamar la atencin de alguien, pero algo le fall y el experimento le sali mal. Otros dicen que era el patito feo de su familia: el hermano, mejor que l, se haba casado el domingo ante-rior, el 31 de mayo; el marido de la hermana se senta un hombre 10; por presiones de un sitio o de otro, opt por l iberarse para siempre de las cargas terrenales.

    Yo solo dir que tena un gran corazn que, de grande y generoso, no le caba en el pecho; que, lo poco que tena, lo comparta siempre con al-guien que no tena.

    Flaco por las muchas operaciones quirrgicas a las que haba sido sometido, vivaracho, vividor, y con un gran corazn, no tena para nada el per-fil de un suicida.

    Yo d igo que ni siquiera el pecado cometido contra s mismo y contra Dios al quitarse la vida, queriendo o sin querer, ha podido ennegrecer su alma, por lo buena persona que era, y, por su gran corazn, creo y espero qu