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20 / CUATRO CAMINOS LA VOZ DE TETUÁN, jueves 6 de abril de 2006 Los cinco sentidos de Cuatro Caminos Casi treinta mil españoles conviven con 7.400 inmigrantes en el ambiente multicultu- ral del barrio del distrito de Tetuán Sabores tradicionales se fusionan con aromas del mundo. Patrimonio cultural y paisaje urbano que se presta a ser acari- ciado. Y el ruido del tráfico. Así se degusta, huele, se ve, se palpa y se escu- cha Cuatro Caminos, el madrileño barrio perteneciente al distrito de Tetuán. Con casi 150 años de historia, la famo- sa Glorieta de Cuatro Caminos nace como encuentro de las Rondas, las actua- les calles de Reina Victoria y Raimundo Fernández Villaverde. Hasta ella llegaba la carretera a Francia, hoy Bravo Murillo. A su alrededor se empezaron a cons- truir humildes viviendas y un mercado de pequeños artesanos y hortelanos prove- nientes de la sierra. Un tranvía conectaba a Cuatro Caminos con el centro de Madrid, aunque no fue hasta la apertura del metro, en 1919, cuando el barrio experimentó un gran desarrollo. Entonces, el distrito de Tetuán, al que pertenece el barrio, se incorporó al municipio de Madrid. Según datos de enero de 2006 de la Dirección General de Estadística, la población del barrio de Cuatro Caminos -que ocupa una superficie total de 118,71 hectáreas- alcanza los 37.083 habitantes. Esta cifra revela un crecimiento del 8% con respecto a los datos del año 2000. La llegada de inmigrantes proceden- tes, en su mayoría, de Latinoamérica pone fin al decrecimiento demográfico de la década anterior. En el barrio, 29.687 españoles conviven con 7.400 inmigrantes, con una densidad de 304 habitantes por hectárea. Y así ha crecido la actividad comercial en el Mercado Maravillas, considerado el mercado más grande de Madrid. Sabores aromáticos El Mercado Maravillas congrega a comerciantes distribuidos en las distintas Dos transeúntes ante las obras de rehabilitación de la calle Hernani / Imagen: ESTUDIO UC3M parking y a una de las entradas al merca- do, y muy próximos a él, restaurantes orientales, un local de pastas frescas ita- lianas, otro de comida preparada españo- la y cervecerías. Así, cada día, se entre- mezclan en el ambiente urbano intensos olores a pescado fresco con aromas que recuerdan a cuscús. En la entrada principal del mercado por Bravo Murillo, Harrison vende el periódico La Farola, desde las ocho y cuarto de la mañana hasta las nueve y media de la noche, con un descanso a galerías del número 122 de la calle Bravo Murillo. Exóticos productos como la yuca tienen un hueco entre los puestos de la tradicional cocina del país. Productos perecederos conviven con negocios de todo tipo: desde alimentos frescos hasta textiles, pasando por el mercado de las agencias de viaje, el té o las flores. Es un espacio para la degustación y el intercul- turalismo, ya que no sólo la clientela, sino también los vendedores, provienen de distintos rincones del mundo. Desde la calle Palencia se accede al mediodía. Harrison nació hace 25 años en Nigeria y llegó a Madrid hace año y medio, después de pasar por el archipié- lago canario. Es ingeniero y habla tres lenguas: inglés, francés y un español que, poco a poco, va aprendiendo. Cada mañana, se despierta en una habitación que comparte con otros dos nigerianos para emprender el camino al trabajo. Ahora ya forma parte de la estampa del Mercado Maravillas de Bravo Murillo. Lleva gorro, y mientras ladea la cabeza, comenta que este invier- no ha pasado “mucho frío. Son demasia- das horas en la calle”. Sonriente, relata sus oníricas veladas frente al papel. “Escribo en una revista para una, ¿cómo se dice? ¿evangelist church? [iglesia evangélica]”. Los ojos de Harrison cam- bian de expresión: “Busco una oportuni- dad, pero nadie me contrata en lo que yo sé hacer”. Al otro lado del barrio, en el corazón de Azca, trabaja Francisco, otro ingenie- ro. Cuando este mallorquín de 26 años llegó a Madrid hace nueve meses, traía consigo un contrato con Cintra. Cintra es una empresa del grupo Ferrovial dedica- da al mercado de las autopistas y los aparcamientos. La compañía ocupa cinco de las 23 plantas del acristalado Edificio Alfredo Mahou. “Mi lugar de trabajo es espectacular. Las oficinas están bien equipadas, como en cualquier otra empresa, pero lo que destaca especial- mente es la fachada”. En cada planta se comprueba la identidad del trabajador mediante una tarjeta con banda magnéti- ca. “En otros edificios sí hay conserjes en la entrada principal, como en Torre Europa, donde el acceso está más vigila- do”, añade Francisco con la intranquili- dad propia de quien ha desvelado un secreto. Visión urbana Azca es una manzana de oficinas -com- “No se concibe que en el siglo XXI veamos ese tipo de viviendas”, lamenta el presi- dente de la Asociación de Vecinos UC3M, Madrid En el ambiente urbano se entremezclan intensos olo- res a pescado fresco con aro- mas que recuerdan a cuscús Cuatro Caminos activa los cinco sentidos. De izquierda a derecha: puesto de jamones y pescadería en el Mercado Maravillas; uno de los edificios del Complejo Azca; reproducción a escala de la estatua de Cibeles; obras en la calle Hernani / Fotografía: ESTUDIO UC3M

Los cinco sentidos de Cuatro Camino

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Reportaje que descubre el ambiente multicultural del distrito madrileño "Cuatro Caminos"

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Page 1: Los cinco sentidos de Cuatro Camino

20 / CUATRO CAMINOS LA VOZ DE TETUÁN, jueves 6 de abril de 2006

Los cinco sentidos de Cuatro CaminosCasi treinta mil españoles conviven con 7.400 inmigrantes en el ambiente multicultu-

ral del barrio del distrito de Tetuán

Sabores tradicionales se fusionan conaromas del mundo. Patrimonio cultural ypaisaje urbano que se presta a ser acari-ciado. Y el ruido del tráfico. Así sedegusta, huele, se ve, se palpa y se escu-cha Cuatro Caminos, el madrileño barrioperteneciente al distrito de Tetuán.

Con casi 150 años de historia, la famo-sa Glorieta de Cuatro Caminos nacecomo encuentro de las Rondas, las actua-les calles de Reina Victoria y RaimundoFernández Villaverde. Hasta ella llegabala carretera a Francia, hoy BravoMurillo.

A su alrededor se empezaron a cons-truir humildes viviendas y un mercado depequeños artesanos y hortelanos prove-nientes de la sierra.

Un tranvía conectaba a Cuatro Caminoscon el centro de Madrid, aunque no fuehasta la apertura del metro, en 1919,cuando el barrio experimentó un grandesarrollo. Entonces, el distrito deTetuán, al que pertenece el barrio, seincorporó al municipio de Madrid.

Según datos de enero de 2006 de laDirección General de Estadística, lapoblación del barrio de Cuatro Caminos-que ocupa una superficie total de 118,71hectáreas- alcanza los 37.083 habitantes.Esta cifra revela un crecimiento del 8%con respecto a los datos del año 2000.

La llegada de inmigrantes proceden-tes, en su mayoría, de Latinoaméricapone fin al decrecimiento demográficode la década anterior. En el barrio,29.687 españoles conviven con 7.400inmigrantes, con una densidad de 304habitantes por hectárea. Y así ha crecidola actividad comercial en el MercadoMaravillas, considerado el mercado másgrande de Madrid.

Sabores aromáticos

El Mercado Maravillas congrega acomerciantes distribuidos en las distintas

Dos transeúntes ante las obras de rehabilitación de la calle Hernani / Imagen: ESTUDIO UC3M

parking y a una de las entradas al merca-do, y muy próximos a él, restaurantesorientales, un local de pastas frescas ita-lianas, otro de comida preparada españo-la y cervecerías. Así, cada día, se entre-mezclan en el ambiente urbano intensosolores a pescado fresco con aromas querecuerdan a cuscús.

En la entrada principal del mercadopor Bravo Murillo, Harrison vende elperiódico La Farola, desde las ocho ycuarto de la mañana hasta las nueve ymedia de la noche, con un descanso a

galerías del número 122 de la calle BravoMurillo. Exóticos productos como layuca tienen un hueco entre los puestos dela tradicional cocina del país. Productosperecederos conviven con negocios detodo tipo: desde alimentos frescos hastatextiles, pasando por el mercado de lasagencias de viaje, el té o las flores. Es unespacio para la degustación y el intercul-turalismo, ya que no sólo la clientela,sino también los vendedores, provienende distintos rincones del mundo.

Desde la calle Palencia se accede al

mediodía. Harrison nació hace 25 añosen Nigeria y llegó a Madrid hace año ymedio, después de pasar por el archipié-lago canario. Es ingeniero y habla treslenguas: inglés, francés y un español que,poco a poco, va aprendiendo.

Cada mañana, se despierta en unahabitación que comparte con otros dosnigerianos para emprender el camino altrabajo. Ahora ya forma parte de laestampa del Mercado Maravillas deBravo Murillo. Lleva gorro, y mientrasladea la cabeza, comenta que este invier-no ha pasado “mucho frío. Son demasia-das horas en la calle”. Sonriente, relatasus oníricas veladas frente al papel.“Escribo en una revista para una, ¿cómose dice? ¿evangelist church? [iglesiaevangélica]”. Los ojos de Harrison cam-bian de expresión: “Busco una oportuni-dad, pero nadie me contrata en lo que yosé hacer”.

Al otro lado del barrio, en el corazónde Azca, trabaja Francisco, otro ingenie-ro. Cuando este mallorquín de 26 añosllegó a Madrid hace nueve meses, traíaconsigo un contrato con Cintra. Cintra esuna empresa del grupo Ferrovial dedica-da al mercado de las autopistas y losaparcamientos. La compañía ocupa cincode las 23 plantas del acristalado EdificioAlfredo Mahou. “Mi lugar de trabajo esespectacular. Las oficinas están bienequipadas, como en cualquier otraempresa, pero lo que destaca especial-mente es la fachada”. En cada planta secomprueba la identidad del trabajadormediante una tarjeta con banda magnéti-ca. “En otros edificios sí hay conserjes enla entrada principal, como en TorreEuropa, donde el acceso está más vigila-do”, añade Francisco con la intranquili-dad propia de quien ha desvelado unsecreto.

Visión urbana

Azca es una manzana de oficinas -com-

“No se concibe que en el

siglo XXI veamos ese tipo de

viviendas”, lamenta el presi-

dente de la Asociación de

Vecinos

UC3M, Madrid

En el ambiente urbano se

entremezclan intensos olo-

res a pescado fresco con aro-

mas que recuerdan a cuscús

Cuatro Caminos activa los cinco sentidos. De izquierda a derecha: puesto de jamones y pescadería en el Mercado Maravillas; uno de los edificios del Complejo Azca; reproducción a escala de la

estatua de Cibeles; obras en la calle Hernani / Fotografía: ESTUDIO UC3M

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LA VOZ DE TETUÁN, jueves 6 de abril de 2006 CUATRO CAMINOS / 21

prendida entre las calles RaimundoFernández Villaverde, Orense, GeneralPerón y el Paseo de la Castellana- queacoge uno de los centros financieros y denegocios más importantes de Madrid. Enun paseo por la zona, el transeúnte puededejarse cautivar por los escaparates dedecenas de comercios. Unos grandesalmacenes, franquicias de moda naciona-les e internacionales, 34 entidades banca-rias, restaurantes, hoteles, cafeterías, dis-cotecas, locales de ocio…se concentranen este complejo.

Fernando García López, presidente dela Asociación de Vecinos de CuatroCaminos define Azca como “la zonanoble del distrito”. Sus bajos dan cobijo adiscotecas y bares de copas frecuentadospor latinoamericanos, lo que la convierteen el mayor centro de ocio nocturno paralatinos de toda Europa. Alrededor de unadecena de discotecas reúnen a este públi-co cada fin de semana para bailar bacha-ta, merengue, cumbia y reggaeton.

Este ambiente ha sido testigo de pele-as con arma blanca por motivos de alco-hol y celos, como en el caso protagoniza-do el pasado septiembre, que se saldó condos heridos de 21 años de origen ecuato-riano y cinco detenidos. Tres de elloseran menores de edad y, según fuentespoliciales, ninguno pertenecía a las ban-das urbanas de Los Ñetas y Latin Kings.Marcela Manubens, mediadora vecinalde la Asociación de Vecinos aclara: "Enrealidad, se trata de chicos de familiasreagrupadas y los medios de comunica-ción han dado demasiada relevancia aestos sucesos; han convertido estoshechos puntuales en una trama". GarcíaLópez continúa: "los fines de semanasólo hay un policía, que pasa la nocheencerrado en la comisaría. No hay nimedios ni dispositivos para afrontar elproblema".

A pesar de estas connotaciones nega-tivas, Azca se distingue, sobre todo, porsus modernas expresiones arquitectóni-cas. La Torre Picasso, la Torre Europa yla Torre BBVA son un ejemplo de edifi-cios que se alzan intentando alcanzar elcielo infinito. La vista parece querer per-

derse en las alturas de estos gigantes van-guardistas, pero el sentido del tacto tam-bién reclama un espacio donde ser el pro-tagonista.

Un toque artístico

Un grupo de escolares aguardan entusias-mados a la puerta de una de las salas delMuseo Tiflológico. Una guía los conducede la mano a la salida. Unos instantesantes, los niños han tocado, palpado ysentido con sus manos maquetas como laMezquita de Córdoba, la Catedral deSantiago de Compostela, la SagradaFamilia, o incluso el Coliseo romano y laTorre Eiffel, sin apenas salir de las cuatroparedes de la estancia.

Este Museo Tiflológico es el primermuseo español en el que no sólo se pue-den ver, sino también tocar, todas lasobras que se exponen. Su nombre provie-ne del vocablo griega tiflos (ciego) y setrata de un proyecto ideado por y paraciegos, donde se exhibe el patrimoniocultural de la O.N.C.E. y se desarrollanprogramas de exposiciones temporales.

Referencias en braille de las maque-tas y obras que se exponen; reproduccio-nes a escala de la arquitectura nacional einternacional; pinturas y esculturas ama-bles al tacto creadas por artistas ciegos ydeficientes visuales posan para el espec-tador.

Paredes decimonónicas

En una calle paralela al museo, FernandoGarcía López recibe las sugerencias yquejas de los vecinos. La Asociación deVecinos de Cuatro Caminos cuenta con450 socios que disponen del servicio gra-tuito de una Asesoría Jurídica, la cualtambién atiende a todos los vecinos quelo deseen del barrio. “La Asociación sefundó en 1976 y este año celebramosnuestro trigésimo aniversario. Aunque yodejo la presidencia a mediados de abril,¡llevo ya tanto tiempo!”. FernandoGarcía confiesa que en estos últimosaños han cambiado tanto las cosas que yano reconoce su ciudad. “El barrio yMadrid ya no son lo que eran. Los niñosya no salen al parque a jugar y han perdi-

do los valores de ciudadanía”. El presidente de la asociación compa-

ra Azca con el neoyorquino barrio deManhattan, aunque insiste en la proble-mática del estado de ciertos edificios.“No se concibe que en el siglo XXI vea-mos ese tipo de viviendas”.

El Ayuntamiento de Madrid inició unproyecto de rehabilitación de la calleOviedo con el fin de reconstruir el inte-rior de los inmuebles conservando laestética de sus fachadas.

Este plan se desintegró porque las 300familias no tenían asegurado su realojo,ni durante las obras, ni después de ellas,por la redistribución del espacio. Desdeentonces, los vecinos de la calle Oviedo

Arriba. Plano de Cuatro Caminos / Fuente: Dirección General de Estadística (Ayto. de Madrid)

Dos ejecutivos en la terraza de una cafetería de la calle Orense / Imagen: ESTUDIO UC3M

han creado una asociación de afectados yel ayuntamiento estudia un nuevo pro-yecto más viable. “La vivienda social enMadrid es casi inexistente; algunos pisosson de 28m² y su alquiler ronda 150.000de las antiguas pesetas”. Otras viviendasson del siglo XIX y tampoco cumplen lasmínimas características de habitabilidad.Varios edificios tienen un aseo comúnpor planta y sus vecinos, mayoritaria-mente inmigrantes, acuden para ducharsea la Casa de Baños de Bravo Murillo,inaugurada en 1920.

La actividad de Bravo Murillo, laarteria del distrito de Tetuán, da vida azapaterías, ópticas y tiendas de moda. Unhombre de unos 45 años mira con curio-sidad los fascículos amontonados en elsuelo y pregunta al quiosquero por laúltima entrega de Gabriel GarcíaMárquez. Al otro lado de la calle, unamujer dominicana de piel tostada, con elpelo recogido y caderas anchas, mira auno y otro lado y vocea: “¡Bananas, a uneuro; niña, bananas a un euro, y aguaca-tes!”. Dos jóvenes vestidos con monoazul transportan cajas en una carretilla yse abren camino entre la multitud quecruza el paso de peatones. Mientras, en laboca del metro Alvarado, un ecuatorianoentrega en mano propaganda de unvidente mágico africano.

No muy lejos de allí, a dos calles per-pendiculares, antes de llegar a la Glorietade Cuatro Caminos, se levanta unahumareda de polvo que deja su rastrosobre los cristales de los escaparates.Una tintorería, tiendas de todo a un euro,peluquerías y un estanco se enfrentan alsonido repetitivo y ensordecedor de lasobras de urbanización de la calleHernani.

Abajo. Distribución por origen de la población

de Cuatro Caminos / Datos: Dirección General

de Estadística (Ayto. de Madrid)

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