Repórter Brasil – Organização de Comunicação e Projetos Sociais

Los impactos de la soja en la zafra 2009/10

Centro de Monitoreo de Agrocombustibles www.agrocombustiveis.org.br ONG Repórter Brasil www.reporterbrasil.org.br Abril de 2010

Vegetación degradada por plantadores de soja en Tabaporã, norte de Mato Grosso

Foto: Verena Glass

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Presentación Mientras los ojos del mundo están atentos a las condiciones de sustentabilidad con que se fabrica el etanol brasileño, otro agrocombustible producido en cantidades cada vez mayores en el país no merece tanta atención. Se trata del biodiesel, que a partir de enero del 2010 empezó a ser agregado, en un 5%, al diesel vendido en las gasolineras – hasta entonces, la mezcla era de 4%. Por un lado, la falta de interés en lo que se refiere al biodiesel se debe a una razón cuantitativa: a pesar del aumento de la producción, se estima que saldrán de las usinas 2,5 mil millones de litros de ese combustible en el 2010 – lo que todavía es poco si se compara a los 25,8 mil millones de litros de etanol que están previstos para la actual zafra. Por otro lado, la estructura productiva del parque brasileño de biodiesel trae un alerta que necesita ser debatido con más énfasis por la sociedad: la soja se mantiene como la materia prima responsable por cerca de un 80% del biodiesel nacional. Ese dato, en la práctica, revela más que el fracaso del programa oficial de inclusión de pequeños productores de ricino y dendé (Elaeis guineensis) en la cadena productiva de los agrocombustibles renovables. Indica también que todos los problemas ambientales, sociales y laborales vinculados al actual modelo de expansión del cultivo de soja surgen como obstáculos a los discursos empresariales y gubernamentales de que los agrocombustibles brasileños son el paradigma de la denominada “energía limpia”. En los últimos años, la destinación de soja hacia el sector de generación de energía ha sido cada vez mayor. En el 2008, fueron consumidas 3,5 millones de toneladas de soja para la producción de biodiesel, lo que representaba cerca de un 5,8% de toda la zafra del año. En el 2010, 8,3 millones de toneladas deben transformarse en fuente de energía, cantidad que equivale a un 12,3% del total producido. Es decir, en apenas dos años la proporción de soja destinada a biodiesel más que se duplicó. Los problemas que trajo la expansión de las áreas de soja no son pocos, como reconocen, en la práctica, las propias empresas y asociaciones empresariales vinculadas a la cadena productiva de ese grano cuando se implican, junto a ONGs y organismos del Estado, en iniciativas que buscan la sustentabilidad agrícola. Algunas de ellas tienen como objetivo monitorear la soja, pero sus resultados han sido limitados y no han llegado a afectar la producción de biodiesel. Un ejemplo de iniciativas de ese tipo, pero con resultados limitados, es la Moratoria de la Soja, nombre dado al pacto firmado entre la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales (Abiove) y ONGs ambientalistas (y que contó con la adhesión del Ministerio del Medio Ambiente en el 2008). Creada en el 2006 y con plazo de término previsto para julio de este año, la moratoria tiene como objetivo rastrear la soja producida en el bioma amazónico con la finalidad de minimizar la participación de ese grano en la deforestación de la Amazonía y combatir el trabajo esclavo en el sector a nivel nacional. Sin embargo, no sólo no eliminó la deforestación ni el trabajo esclavo en la cadena productiva, sino que su actuación se restringe a empresas asociadas1 a la Abiove, dejando fuera a la mayoría de las usinas de biodiesel.

1 Son empresas asociadas: Algar Agro S.A., ADM Brasil Ltda., Amaggi Exportación e Importación Ltda., Baldo S/A - Comercio Industria Exportación, Bunge Alimentos S/A, Cargill Agrícola S/A, Imcopa

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Sin embargo, fuera del bioma amazónico el mercado productor y consumidor de soja aún no ha implementado criterios de sustentabilidad socioambiental negociados en iniciativas como la Mesa Redonda de la Soja Responsable o la Mesa Redonda de los Biocombustibles Sostenibles, lo que se refleja en los continuos impactos de ese cultivo principalmente en el frágil bioma del Cerrado. Incluso en las esferas gubernamentales, la producción de biodiesel no ha sido objeto de ninguna reglamentación socioambiental, laboral y fundiaria más allá de lo que consta en las respectivas legislaciones. Existe, de hecho, una preocupación con el cumplimiento de las reglas establecidas por el Sello Combustible Social, que normatiza las relaciones entre usinas y agricultores familiares. No hay, sin embargo, ninguna garantía de que la soja producida con participación de trabajo esclavo o que haya causado impactos ambientales no llegue a formar parte de la composición del biodiesel consumido en las gasolineras – o de nuestra pauta de exportaciones. En este informe, cuyo foco está en el análisis de la zafra 2009/10 de soja, el Centro de Monitoreo de Agrocombustibles (CMA) analiza algunos aspectos de la producción de ese cultivo en regiones donde está consolidado – Mato Grosso – y donde nuevas fronteras se han abierto – Oeste de Bahia –, de la relación entre plantas productoras de biodiesel y la cadena productiva de ese grano, y de las tendencias de las articulaciones de criterios de sustentabilidad, señalando algunos de los problemas que todavía permanecen latentes en este sector. Con eso, el CMA da continuidad a su trabajo anual de investigación sobre la sustentabilidad de la zafra de soja, cuyos aspectos ya fueron discutidos en los informes divulgados en el 2008 y en el 2009.

Impactos socioambientales de la soja en Mato Grosso Con municipios localizados en la Amazonía, en el Cerrado y en el Pantanal, la enorme biodiversidad de Mato Grosso está amenazada por la expansión de las áreas de soja. En la zafra 2009/10, el Estado debe ser responsable por 18,7 millones de toneladas de soja, lo que equivale a un 28% de la producción nacional. Es, con mucha ventaja, el mayor productor del país. Sin embargo, tamaño vigor de su agronegocio cobra un alto precio ambiental. La soja ha sido uno de los principales vectores de la deforestación del Cerrado2 y también se

Importación Exportación e Industria de Aceites Ltda., Louis Dreyfus Commodities Brasil S.A, y Aceites Menu Industria y Comercio Ltda. 2 De acuerdo con el Informe Técnico de Monitoreo de la Deforestación en el Cerrado: 2002 a 2008 - Cooperación técnica MMA/IBAMA/PNUD y Centro de Sensoriamiento Remoto – CSR/IBAMA (http://siscom.ibama.gov.br/monitorabiomas/cerrado/Relatorio%20tecnico_Monitoramento%20Desmate_Bioma%20Cerrado_CSR_REV.pdf), de noviembre del 2009, el bioma perdió 85.074,87 km2 en este periodo, lo que representa una tasa anual cercana a los 14.200 km2, causados principalmente por soja, caña, pecuaria y carbón.

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ha expandido sobre áreas de deforestación reciente en el bioma amazónico, a pesar de esfuerzos como la Moratoria de la Soja. Mato Grosso posee, según el IBGE, 12 municipios que están totalmente y 24 municipios parcialmente localizados en el bioma amazónico – los demás municipios se localizan, principalmente, en los biomas Cerrado y Pantanal. De acuerdo con el Ibama, la soja ha sido responsable por una buena parte de los problemas ambientales en ese Estado. Un estudio de ese organismo sobre los principales focos de deforestación del Cerrado entre el 2002 y el 2008 señala que siete de los 20 municipios campeones en deforestación de ese bioma (ver tabla completa en la página 13) se encuentran en Mato Grosso. Todos son productores de soja, como muestra la tabla siguiente: Municipios en MT que constan la lista de los 20 mayores deforestadores del Cerrado Municipio Deforestaciones

en km2 Cerrado deforestado

Soja en hectáreas (zafra 2010)

Paranatinga 1,054.07 6.4% 65,000 Brasnorte 791.69 11.8% 149,000 Nova Ubiratã 766.03 15.1% 250,000 Sapezal 697.47 5.1% 375,000 Nova Mutum 621.47 7.1% 335,000 São José do Rio Claro 616.26 14.7% 90,000 Santa Rita do Trivelato 514.50 11% 145,000 Fuente: Ibama A pesar de la Moratoria de la Soja, el grano volvió a expandirse sobre áreas deforestadas en el 2009. De acuerdo con la ONG Greenpeace, una de las entidades que propusieron el acuerdo, este crecimiento se debe, en parte, al ciclo productivo de las áreas de deforestación en la Amazonía. Inadecuados para el cultivo inmediato de soja, los suelos deforestados son destinados primero al cultivo de arroz y maíz, que “amansan” la tierra, para que después reciba a la oleaginosa. Así, nuevas deforestaciones ocurridas a partir del 2006 pasaron a ser usadas para cultivar soja recién el año pasado, lo que ha aumentado el número de propiedades que no cumplen la Moratoria3. Independientemente de los estudios producidos por los grupos que observan la Moratoria4, otros indicios apuntan hacia la participación de la soja en el proceso de deforestación de la Amazonía Legal. Realizado por la Repórter Brasil, el cruce de datos entre procedimientos legales por crímenes ambientales entre el 2007 y el 2009 (deforestación e impedir la regeneración de vegetación nativa), proporcionados por el Ibama o que consten en la lista de áreas embargadas de ese organismo, y los registros de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE, instrumento de estandarización nacional de los códigos

3 De acuerdo con el Greenpeace, los monitoreos de la Moratoria se concentraron hasta ahora solamente sobre deforestaciones mayores a 100 hectáreas. En el 2009, se encontraron 12 áreas con soja en nuevas deforestaciones. En el 2010, ese número deberá ser mayor. 4 El monitoreo de la Moratoria es realizado tanto por una auditoria contratada por la Abiove como por el Greenpeace, que anualmente hace un levantamiento independiente.

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de actividad económica)5 resulta en al menos 34 casos de haciendas con soja que sufrieron procedimientos legales en Mato Grosso. Están localizadas en municipios totalmente localizados en el bioma amazónico (tba) o parcialmente localizados en el bioma (pba) – uno en Cláudia (tba); tres en Itanhangá (tba); dos en Itaúba (tba); uno en Lucas do Rio Verde (pba); dos en Nova Ubiratã, (pba); uno en Porto dos Gaúchos (tba); diez en Querência (tba); uno en Ribeirão Cascalheira (pba); uno en Santa Carmem (tba); ocho en Sinop (tba); y cuatro en Vera (pba). Los problemas, evidentemente, no existen solamente en Mato Grosso. En Pará, totalmente localizado en el bioma amazónico, al cruzar los procedimientos legales por crímenes ambientales del Ibama con la CNAE también queda sugerido que la soja está relacionada a problemas ambientales en 11 procedimientos entre el 2007 y el 2009: tres casos en Belterra, tres casos en Dom Eliseu, dos en Santarém, uno en Paragominas y tres en Ulianópolis. En lo que se refiere a los aspectos sociales y laborales, actualmente ocho haciendas dedicadas a la soja – Estrondo (Formoso do Rio Preto, BA), Progresso (Uruçuí, PI), Cosmos (Ribeiro Gonçalves, PI), Fatisul (Dourados, MS), São Simeão (Campos Lindos, TO), Itália I (Presidente Kennedy, TO), Bananal (São Desidério, BA), y Lírio Antônio Parisotto (Uruçuí, PI) - están en la “lista sucia” del trabajo esclavo del Ministerio del Trabajo y Empleo. A su vez, procedimientos legales con liberación de trabajadores esclavos en propiedades con cultivo de soja entre el 2007 y el 2009 afectaron a por lo menos 13 haciendas en los Estados de Bahia, Goiás, Maranhão, Piauí, Tocantins, Mato Grosso y Pará, de acuerdo con levantamiento realizado por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT). En la Amazonía, datos de los grupos móviles de fiscalización del Ministerio del Trabajo y Empleo y del Ministerio Público del Trabajo señalan que en al menos cuatro propiedades con cultivo de soja hubo liberaciones de trabajadores esclavos entre el 2007 y el 2009 – hacienda Colorado, en Nova Canaã do Norte (MT), hacienda Vale do Rio Verde, en Tapurah (MT), hacienda Curitiba, en Ribeirão Cascalheira, y una propiedad en la Gleba Pacoval, en Santarém (PA).

Soja recién cosechada y vegetación degradada al fondo en el asentamiento Mercedes I/II,

en Mato Grosso / Foto: Verena Glass

5 La CNAE es un indicador de las actividades productivas registradas en un determinado CNPJ o CPF (empresa o hacendado). No necesariamente todas las actividades enumeradas son practicadas en la propiedad todos los años.

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Impactos socioambientales y producción de biodiesel De las 48 plantas productoras de biodiesel que operan actualmente, 42 utilizan soja como materia prima. Entre ellas, 26 poseen el Sello Combustible Social6, concedido a las fábricas por el Ministerio del Desarrollo Agrario (MDA) y que prevé la compra de materia prima de la agricultura familiar a cambio de incentivos fiscales y de la garantía de participación en la subasta de biodiesel de la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP). Al menos 15 usinas de biodiesel están localizadas en municipios que constan en el Informe Técnico de Monitoreo de la Deforestación en el Bioma Cerrado – 2002 a 2008, producido por el Ibama y el Ministerio del Medio Ambiente, como muestra la tabla siguiente: Usinas de biodiesel y deforestación del Cerrado por municipio entre el 2002 y el 2008 Usina Municipio UF Deforestación km2 Cooperbio Verde Lucas do Rio Verde MT 99,29 Fiagril Lucas do Rio Verde MT 99,29 Brasil Ecodiesel Porto Nacional TO 184,58 Biocar Biodiesel Dourados MS 22,82 Biocamp Campo Verde MT 283,11 Petrobras Montes Claros MG 135,00 Coomisa Sapezal MT 697,48 Cooperbio Cuiabá MT 66,48 Araguassu Porto Alegre do Norte MT 80,60 B-100 Araxá MG 28,80 Tecnodiesel Sidrolândia MS 128,53 Caibiense Rondonópolis MT 12,72 ADM Rondonópolis MT 12,72 Barralcool Barra do Bugres MT 26,26 Binatural Formosa GO 34,08 Fuente: Ibama y Biodieselbr De acuerdo con el MDA, además de exigir la contratación de la producción de la agricultura familiar por parte de las usinas y la contrapartida de proporcionar asistencia técnica y la celebración de acuerdo comercial con los agricultores, el Sello Combustible Social no prevé ningún criterio ambiental u otro mecanismo de monitoreo socioambiental. Es decir, no está en la “competencia” del Sello verificar el cumplimiento de la legislación ambiental o fundiaria en las áreas de agricultura familiar – respeto a las Áreas de Preservación Permanente (APPs), registro de reserva legal, tipo de propiedad de la tierra etc. –, no constituyendo, por lo tanto, garantía de responsabilidad socioambiental del biodiesel. Estado visitado por los investigadores de la Repórter Brasil, Mato Grosso puede ser tomado como ejemplo de los problemas enfrentados por el biodiesel en lo que se refiere a

6 Datos del site Biodieselbr, http://www.biodieselbr.com/biodiesel/fabricas/usinas-biodiesel.htm

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sustentabilidad. Con 11 usinas operando – Cooperbio Verde, CLV Agrodiesel, Beira Rio Biodiesel, Fiagril, Biocamp, Coomisa, Cooperbio, Araguassu, Caibiense, ADM y Barralcool –, el Estado no sólo ha presentado problemas ambientales y laborales en grandes cultivos de soja, sino también en áreas de agricultura familiar. Restringida básicamente a los asentamientos de reforma agraria7, la producción familiar en Mato Grosso enfrenta grandes dificultades para lograr establecerse, y el cultivo de soja en los asentamientos, a pesar de ser, muchas veces, una opción económica, es considerado por el Incra como contrario a los objetivos de la reforma agraria, en especial el de la diversificación de la producción de alimentos.

La compleja relación entre usinas y asentamientos Estructuralmente, la producción de biodiesel en Mato Grosso enfrenta una situación compleja, tanto en lo que se refiere a criterios sociales, ambientales y fundiarios, como en lo que se refiere al cumplimiento de las exigencias del Sello Combustible Social. Mientras las usinas recurren a los asentamientos e incentivan el cultivo de soja para llegar al 15% de gastos con la agricultura familiar previstos por el Sello, el Incra ha tenido dificultades para implementar proyectos de desarrollo sostenible y regularización ambiental en los asentamientos, lo que ha llevado a una situación de inseguridad social y jurídica, además de a problemas de subsistencia de los asentados, irregularidades fundiarias y crímenes ambientales. Debido a deforestaciones de grandes áreas de floresta amazónica, asentamientos como Mercedes I/II (en Tabaporã), Mercedes 5 (en Ipiranga do Norte), Itanhangá (en Tapurah), Pingo D’Água (en Querência), Nova Cotriguaçu (en Cotriguaçu) y Macife I (en Bom Jesus do Araguaia), por ejemplo, fueron parcial o totalmente embargados por el Ibama en los últimos tres años8. Los problemas ambientales, sin embargo, no han impedido los acuerdos de compra de soja para biodiesel. De acuerdo con los asentados que cultivan ese grano en el asentamiento Mercedes I/II, las usinas Fiagril, Coomisa y ADM han adquirido su soja para producir agrocombustible, pero la mayoría de los productores afirma que no ha recibido asistencia técnica, como exige el Sello Combustible Social. En lo que se refiere a los contratos de compra y venta previstos por el Sello, que deben tener el aval de entidad representativa de los agricultores (sindicatos o cooperativas), los asentados afirmaron que las usinas ofrecen prefinanciaciones convencionales que incluyen semillas, fertilizantes y agrotóxicos (lo que termina haciendo con que la actividad agrícola sea viable, ya que que todas las políticas públicas de incentivo y financiación están paralizadas debido al embargo ambiental), pero no existe participación de la organización de clase en ese proceso. Las usinas Fiagril y Coomisa suelen pagar un

7 De acuerdo con la Federación de los Trabajadores en la Agricultura de MT (Fetagri MT), en el sector de la soja más de un 80% de los agricultores familiares del Estado son asentados. 8 El Ibama embargó 50.121,83 hectáreas del asentamiento Mercedes I/II, 38.290,64 hectáreas del Mercedes 5, 71.564 hectáreas del Itanhangá, 23.058 hectáreas del Pingo D’Água, 46.865 hectáreas del Nova Cotriguaçu y 38.469,13 hectáreas del Macife I.

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premio de R$ 1,00 sobre el precio de mercado por la producción, práctica no adoptada por la ADM, afirmaron los asentados. En testimonio dado al Centro de Monitoreo de Agrocombustibles (CMA), los productores de soja del Mercedes I/II explicaron que la mayoría de ellos llegó al asentamiento después del 2003, mucho después de que fuese creado el proyecto, en 1997. Muchos de ellos oriundos de los Estados del Sur, los plantadores de soja del Mercedes tienen una estructura productiva superior a la de los asentados originales (principalmente máquinas agrícolas pesadas), organizándose en grupos familiares o de vecinos y cultivando áreas continuas de soja, maíz y arroz que llegan a 500 hectáreas. Estas condiciones llevaron a cuestionamientos dentro del mismo asentamiento sobre la autenticidad de estos agricultores en tanto clientes de la reforma agraria. También señalan la actividad de la soja como uno de los vectores de deforestación en el área. De acuerdo con el Incra, que está terminando de revisar la situación ocupacional del asentamiento, la situación fundiaria y el modelo productivo del Mercedes I/II deberán ser cuestionados legalmente. Según ese organismo, un 77% de los lotes está en situación irregular – por ejemplo, compra y venta de lotes, arrendamientos, concentración fundiaria y presencia de capataces – lo que puede llevar a expropiaciones de áreas ocupadas ilegalmente. En lo que se refiere al cultivo de soja, el organismo afirma que cualquier producción a gran escala necesita autorización, y que la unificación de lotes ya constituye concentración fundiaria irregular. Aún en el caso de la cooperación entre parientes y vecinos, de acuerdo con el Incra es necesario que se mantengan las divisiones de los lotes, y que cada asentado posea su propia vivienda y organización productiva, que no es lo que generalmente ocurre en el Mercedes.

Lotes de la reforma agraria convertidos en haciendas de soja en el asentamiento

Mercedes I/II / Foto: Verena Glass

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Localizadas por el CMA para que se manifestasen sobre la existencia de criterios ambientales, sociales y fundiarios en los procesos de adquisición de materia prima, las usinas Barralcool y ADM no respondieron a los cuestionamientos. Ya la Fiagril, que afirmó que también adquiere soja en los asentamientos Mercedes 5 e Itanhangá, reconoció que no toma en cuenta problemas legales de sus colaboradores en las relaciones comerciales, pero declaró que ha tratado de estimular la adecuación de los asentamientos a las normas ambientales a través del programa Lucas Legal9. Sobre los acuerdos con los agricultores previstos por el Sello Combustible Social, la Fiagril afirmó que no establece ese tipo de vínculo con todos los productores, muchas veces porque ellos han sido financiados por otras usinas, pero computa todas las compras para atender a los 15% de gastos con la agricultura familiar previstos por el Sello. De acuerdo con documentos obtenidos por el CMA, la Fiagril también adquirió soja de productores que constan en la lista de áreas embargadas por crímenes ambientales del Ibama, como los productores Nelson Lauxen y Paulo Emir Lauxen, ambos de Sinop. En julio del 2008, la empresa compró 89.160 kg de soja de Nelson y en agosto del 2008, 15.941 kg de Paulo Emir; ambos están en la lista de áreas embargadas del Ibama desde abril del mismo año. Todavía según documento obtenido por el CMA, la Fiagril mantuvo relaciones comerciales con el hacendado Sadi Zanatta, quien enfrentó un procedimiento por trabajo esclavo en septiembre del 2008. Otra usina que deberá ver su actuación cuestionada por el Incra es la Biocamp, que compra soja en el asentamiento Dom Osório, en Campo Verde. De acuerdo con el Incra, la empresa firmó contratos con los asentados que más se asemejan a arrendamientos de los lotes, haciéndose cargo de la preparación de la tierra, de la siembra, de aplicar agrotóxicos y de la cosecha. Los agricultores son responsables sólo por los cuidados (manejo) del cultivo. De acuerdo con el Sindicato de los Trabajadores Rurales de Campo Verde, en Dom Osório también ocurrió unificación de los lotes para el cultivo de soja, único desarrollado en el asentamiento. El sindicato afirma que tampoco participó en la elaboración de los contratos de la usina con los agricultores, que ya enfrentaron problemas como, por ejemplo, endeudamiento con la usina. De acuerdo con el sindicato, la usina recibe la producción de soja como pago por las inversiones hechas en el cultivo, y el excedente se divide en dos (50% para la usina y 50% para el agricultor, al que se le paga solamente por esa cantidad). Por su parte, el MDA, que monitorea las relaciones de las usinas con la agricultura familiar debido al Sello Combustible Social, evalúa que la relación de la Biocamp con los asentados de Dom Osório no constituye arrendamiento, sino financiación del cultivo, lo que es legítimo para validar el Sello. El ministerio también afirma que, independientemente de la participación del sindicato en la elaboración de los contratos, la entidad consta como “firmante” en los documentos oficiales, lo que, desde el punto de vista legal, es suficiente para el Sello. La apuesta de las usinas de biodiesel en la colaboración con los asentamientos

9 Programa de regularización ambiental elaborado por la prefectura de Lucas do Rio Verde, la ONG The Nature Conservancy (TNC), Syngenta, Fiagril, y Sadia, Promotoria de Justicia y Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Mato Grosso. El programa prevé mapeos fundiarios, diagnóstico ambiental para cada propiedad rural, capacitación y manual de recuperación de áreas degradadas, además de la elaboración de un manual de buenas prácticas laborales.

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de reforma agraria, basada en el cultivo de soja en Mato Grosso, a pesar de ser la solución más inmediata para atender a las exigencias del Sello Combustible Social, está llena de problemas. En la evaluación del Incra, la soja no es un cultivo adecuado para el desarrollo de la agricultura familiar en los asentamientos (aunque, para el MDA, pueda ser un inductor de diversificación de cultivos, ya que se alterna con el cultivo de maíz en la región Centro-Oeste). Sin embargo, la falta de inversiones de los gobiernos federal y estadual deja pocas alternativas económicas a los agricultores, dice el movimiento sindical. A ejemplo del Mercedes I/II y del Dom Osório, el embargo ambiental, en el primer caso, y la no formalización legal de los agricultores (que aún no han obtenido el Contrato de Concesión de Uso (CCU) ni la Declaración de Aptitud al Pronaf (DAP), necesarios para regularizar la ocupación de los lotes y los contratos de venta de materia prima para biodiesel), en el segundo, convierten a las usinas en los únicos inversionistas y al cultivo de soja en poderoso generador de renta en los asentamientos, a veces de manera irregular. En el caso del asentamiento Dom Osório, evalúa el Incra, la falta del CCU y de la DAP, en principio impide la firma de contratos entre usinas y asentados, puesto que el número de la DAP del agricultor es componente obligatorio de la documentación a ser presentada por la usina al MDA para obtener y mantener el Sello Combustible Social. Sin la DAP, las operaciones están utilizando la Lista de Beneficiarios (RB) de los asentados, informó el MDA, pero el instrumento no es mencionado en la Instrucción Normativa (IN) del Sello Combustible Social10. De acuerdo con el Sindicato de los Trabajadores Rurales de Campo Verde, no sólo la Biocamp, sino también la ADM y la Agrenco (usina que perdió el Sello este año debido al incumplimiento de sus requisitos) han buscado relaciones comerciales con los agricultores del asentamiento. Ya en el Mercedes I/II, agricultores afirmaron que todas las usinas que actúan en el asentamiento han “comprado” DAPs de productores que no trabajan con ese cultivo. De acuerdo con las denuncias – es importante subrayar que éstas no fueron confirmadas o comprobadas por el CMA, que apenas reproduce en este documento el contenido de los testimonios recogidos –, con la intención de aumentar el número de colaboradores de la agricultura familiar para atender a las exigencias del Sello Combustible Social las empresas han presentado DAPs como pertenecientes a productores de soja, cultivo que no condice con la actividad de esos agricultores. Según el MDA, todas las usinas de biodiesel de Mato Grosso fueron auditadas en el 2008. Se encontraron irregularidades en varias de ellas, principalmente en lo referente a los aspectos de asistencia técnica y de contratos con los agricultores. Debido a la gravedad de los problemas, las usinas Agrenco y CLV/Bertin perdieron el Sello, mientras otras fueron notificadas y pueden sufrir procesos administrativos.

10 Según la IN, la DAP es documento obligatorio. En el párrafo 2º del artículo 4, consta que la documentación comprobatoria del valor de las adquisiciones de materia prima al agricultor familiar deberá contener, en el campo de informaciones complementarias, el número de la DAP. En el artículo 7, el párrafo 2º afirma que los contratos celebrados entre las partes deberán contener como mínimo la identificación de las partes integrantes del contrato, incluyendo el número de DAP del agricultor familiar o de la cooperativa agropecuaria.

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Impactos socioambientales de la soja en el Oeste de Bahia

Haciendas en profusión: poder del agronegocio, amenaza latente a la sociedad local

Foto: Antonio Biondi

Al paso que la expansión de la soja en áreas del bioma amazónico es objeto de importantes acciones de monitoreo, otras regiones brasileñas experimentan un fuerte avance de ese cultivo, provocando una serie de impactos, muchos de los cuales desconocidos para la opinión pública. Es el caso del Oeste de Bahia, una región cuya producción de soja se encuentra en franco crecimiento, donde la expansión del agronegocio está marcada por la llegada de industrias y por la comercialización de materia prima a usinas de biodiesel de otras localidades. Entre las zafras 1992/93 y 2009/10, la soja local aumentó de 380 mil hectáreas a 1,05 millón de hectáreas, un salto de casi tres veces en menos de dos décadas11. Al mismo tiempo, la región recibe a trabajadores oriundos de variadas regiones – parte de ellos llevados al Oeste baiano por los famosos “gatos” (contratista de mano de obra a servicio del productor rural) –, y presenta diversos problemas relacionados con los derechos laborales y la legislación ambiental. En un escenario en que los agentes económicos tienen una gran fuerza, el poder público intenta establecer el respeto al Estado Democrático de

11 Informaciones de la Aiba – Asociación de Agricultores e Irrigantes de Bahia (www.aiba.org.br).

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Derecho y adopta una serie de iniciativas y procedimientos en este sentido – pero sin duda todavía corre tras una serie de pasivos acumulados. La región es de grandes dimensiones y sus principales referencias son los municipios de Barreiras, Luís Eduardo Magalhães y São Desidério. Tiene fronteras con otros cinco Estados: Minas, Goiás, Tocantins, Maranhão y Piauí. A una distancia de casi mil km de Salvador, las ciudades locales más ricas son palco hasta de movimientos que intentan crear un nuevo Estado en la región. Sería el Estado do Rio São Francisco, que tendría en los grandes agricultores locales su probable fuerza política principal12 y cuya propuesta de realización de un plebiscito sobre el tema se encuentra tramitando en la Cámara de los Diputados13. El área en cuestión presenta avances económicos y sociales que se deben al crecimiento del agronegocio, donde el desarrollo de la infraestructura ocurre de manera directamente vinculada a ese sector – por ejemplo, con obras en la carretera BR-135, que une esa región al Sur de Piauí. Al mismo tiempo, se trata de un conjunto de municipios marcado por significativa pobreza, y que tiene en las inversiones en saneamiento una de sus grandes demandas para lograr mejorar la calidad de vida en la región. En el ranking del Índice de Desarrollo Humano de Brasil (IDH) referente al año 2000, por ejemplo, entre las nueve ciudades que más plantan soja en Bahia, todas presentan un IDH inferior al presentado por el país en su conjunto (0,766, en una escala que va de 0 a 1, siendo tanto mejor el índice cuanto más cercano a 1). Barreiras es la mejor colocada en el Atlas del Desarrollo Humano en Brasil, apareciendo, sin embargo, en la posición 2.560º entre los 5.507 municipios brasileños. Riachão das Neves, la peor colocada entre los principales municipios productores de soja del Estado, aparece en la posición 5.133º en el ranking del IDH. São Desidério, principal plantador de soja de Bahia, aparece en 4.486º lugar. En otros indicadores, como los presentados por el Atlas de la Exclusión Social en Brasil, la región también se encuentra en situación bastante frágil. IDH en el Oeste baiano Municipio Posición en el ranking nacional del IDH Barreiras 2.560º (0,723) Formosa do Rio Preto 3.820º (0,646) Correntina 3.884º (0,642) Jaborandi 4.360º (0,617) Cocos 4.386º (0,615) São Desidério 4.486º (0,61) Serra do Ramalho 4.700º (0,598) Baianópolis 4.805º (0,592) Riachão das Neves 5.133º (0,569) El IDH de Brasil, en el 2000, era de 0,766 Bahia se situaba en la 22ª posición en el ranking estadual en el 2000 (0,688) Fuente: Atlas del Desarrollo Humano en Brasil-PNUD Obs: Luís Eduardo Magalhães aún no se había emancipado de Barreiras en el 2000, por eso no aparece en la tabla aquí presentada.

12 Para más informaciones sobre el movimiento por la creación de un nuevo Estado en la región, visite: http://www.fundasf.com/ 13 Propuesta de Decreto Legislativo número 631/1998, del diputado Gonzaga Patriota.

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Bellezas en riesgo en el Cerrado de Bahia y Estados vecinos

En cuanto al medio ambiente, la región presenta bellezas singulares, con un riquísimo Cerrado, profusión de ríos, cataratas, lagos y grandes sierras. La cantidad de problemas es proporcional – en realidad, llaman aún más la atención – a las bellezas locales. De los diez municipios que más plantan soja en Bahia, seis aparecen como campeones de deforestación del Cerrado entre el 2002 y el 2008, de acuerdo con datos del Ministerio del Medio Ambiente14: Formosa do Rio Preto (campeón nacional de deforestación del Cerrado en el periodo, 2º en área sembrada con soja en Bahia en el 2008), São Desidério (vicecampeón en deforestación, 1º en área plantada en Bahia), Correntina (3º y 5ª), Jaborandi (9ª y 7ª), Barreiras (14a y 4a) y Riachão das Neves (17ª y 6ª).

Municipio Cultivo de soja

em Bahia* Deforestación Del

Cerrado** Áreas

embargadas*** São Desidério 1º (255.000) 2º (1.329,4 km2, 9,0%) 41 Formosa do Rio Preto 2º (152.000) 1º (2.003,1 km2, 12,4%) 65 Luís Eduardo Magalhães 3º (136.500) 80º (233,6 km2, 5,81%) 15 Barreiras 4º (135.000) 14º (615,8 km2, 7,8%) 53 Correntina 5º (100.000) 3º (1.284,4 km2, 10,6%) 22 Riachão das Neves 6º (70.000) 17º (544,5 km2, 9,3%) 14 Jaborandi 7º (35.000) 9º (724,3 km2, 7,6%) 19 Cocos 8º (12.500) 101º (214,3 km2, 2,12%) 6 Baianópolis 9º (7.000) 102º (214 km2, 6,36%) 6 Serra do Ramalho 10º (1.618) 795º (9,1 km2, 0,34%) 8 Fuente: IBGE y Ministerio del Medio Ambiente *Posición en el ranking estadual y total de hectáreas plantados en la zafra 2007/2008 ** Posición en el ranking nacional de deforestación del Cerrado entre el 2002 y el 2008, área total deforestada y porcentaje de deforestación con respecto al área total original del bioma en cada municipio *** Áreas embargadas en cada municipio, según el Ibama En este punto, vale registrar que tal situación de falta de respeto al Cerrado no es exclusiva de Bahia. En las regiones vecinas la situación se repite, y en los demás Estados que forman el Mapitoba (área que congrega los Estados de Maranhão, Piauí, Tocantins y Bahia, y que ha presentado fuerte avance del agronegocio en los últimos años), se repite la coincidencia en relación a los municipios campeones de deforestación y de producción de soja. En Piauí,

14 Veinte municipios en el Cerrado que más sufrieron deforestación entre el 2002 y el 2008 (teniendo como referencia el área total original de Cerrado en cada municipio): 1 Formosa do Rio Preto-BA: 2.003,13 km2 (12,4%), 2 São Desidério-BA: 1.329,38 km2 (9,0%), 3 Correntina-BA: 1.284,39 km2 (10,6%), 4 Paranatinga-MT: 1.054,07 km2 (6,4%), 5 Barra do Corda-MA: 874,41 km2 (11,1%), 6 Balsas-MA: 862,05 km2 (6,6%), 7 Brasnorte-MT: 791,69 km2 (11,8%), 8 Nova Ubiratã-MT: 766,03 km2 (15,1%), 9 Jaborandi-BA: 724,28 km2 (7,6%), 10 Sapezal-MT: 697,47 km2 (5,1%), 11 Baixa Grande do Ribeiro-PI: 661,81 km2 (8,5%), 12 Nova Mutum-MT: 621,00 km2 (7,1%), 13 São José del Rio Claro-MT: 616,26 km2 (14,7%), 14 Barreiras-BA: 615,75 km2 (7,8%), 15 Grajaú-MA: 608,13 km2 (8,6%), 16 Uruçuí-PI: 548,13 km2 (6,5%), 17 Riachão das Neves-BA: 544,54 km2 (9,3%), 18 Santa Rita do Trivelato-MT: 514,50 km2 (11,0%), 19 Crixás-GO: 491,26 km2 (10,5%), 20 João Pinheiro-MG: 484,56 km2 (4,5%)

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por ejemplo, hay dos integrantes en la lista de los 20 mayores deforestadores del Cerrado: Baixa Grande do Ribeiro (11º mayor deforestador) y Uruçuí (16º). Así como en Bahia, tales municipios son, respectivamente, 2º y 1º principales plantadores de soja en Piauí. En Maranhão, Balsas aparece en 6º lugar en la lista de deforestadores del Cerrado, siendo el principal municipio productor de soja en ese Estado, al paso que Grajaú surge en 15º lugar en la lista de deforestadores y como el 14º municipio que más planta soja en Maranhão. La situación constatada en el Mapitoba en lo que se refiere a la deforestación se repite, además, en otros indicadores nada positivos. Un estudio hecho por el CMA a partir de los diez mayores productores de soja de cada Estado integrante del Mapitoba identificó que tales municipios poseen altos índices de problemas ambientales registrados en el Ibama. En Bahia, por ejemplo, el estudio del CMA muestra la existencia de 966 autos de infracción en la página de áreas embargadas del Ibama el 16 de abril. De esas áreas embargadas, 249 se situaban en las diez mayores ciudades plantadoras de soja en Bahia. Es decir, un 25,8% de las áreas embargadas se concentraban en esas ciudades, al paso que los otros 74,2% de áreas embargadas estaban diseminados por los otros 407 municipios baianos. A pesar de los indicadores, el Gobierno del Estado y los representantes de los productores de Bahia evalúan que la situación tiene una mejor perspectiva. Con un discurso semejante, señalan ambigüedades que la legislación presentaba y problemas de estructura de los organismos ambientales, que llevaron al actual pasivo. Fiándose en investigaciones que indican la existencia de un área preservada de cerca de 64% del Cerrado en el Oeste de Bahia, gobierno y productores entienden que la riqueza ambiental local será protegida, y apuestan sus fichas en ese sentido en el programa “Oeste Legal”, destinado a regularizar la cuestión ambiental junto a los productores de la región. Mientras tanto, diversas fuentes consultadas por el CMA – entre organismos de investigación, entidades, movimientos sociales e instituciones públicas – presentan sus preocupaciones relacionadas al tema en la región. Son relatos e imágenes contundentes, además de números impresionantes sobre procedimientos adoptados por el poder público para responsabilizar a los que destruyen el medio ambiente local. Además de denuncias de contaminación de ríos por agrotóxicos y de uso inadecuado y no autorizado de los recursos hídricos locales, el CMA se encontró con innumerables registros de cursos de agua que están desapareciendo, así como con deforestaciones de áreas de preservación permanente, o con la inexistencia de áreas de reserva legal. Solamente el oficio del Ministerio Público Estadual en Barreiras posee 46 procedimientos destinados a regularizar las áreas de reserva legal de los emprendimiento de la región – una de las pautas que actualmente constituyen prioridad para el organismo. En este escenario, parte de la sociedad se moviliza con el fin de crear un parque nacional en la región, en el área del río de Janeiro, curso de agua que cuenta con la increíble catarata Acaba Vida y con el lindo Poço do Redondo. El pleito, que tramita en el ICMBio en Brasília, se intentó algunos años atrás. Sin éxito en esa ocasión, por motivos e intereses fáciles de imaginar.

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Poço do Redondo: part of residents dream about a national park in the area

Photo by Antonio Biondi

Derechos laborales a la sombra de los latifundistas En lo que se refiere al respeto a los derechos laborales, el Oeste de Bahia también presenta algunos tristes récords. Entre el 2003 y el 2009, la región presentó nada más nada menos que 43 casos de propiedades sorprendidas con trabajadores en situación análoga a la esclavitud15. En ese periodo, sólo dos casos en Bahia, en Juazeiro y Sebastião Laranjeiras, no estuvieron relacionados con la región Oeste del Estado. Los casos mencionados (43) se refieren al algodón, pecuaria, carbón, soja y maíz, entre otras actividades. Actualmente, la “lista sucia” del trabajo esclavo cuenta con dos propiedades del Oeste de Bahia en las que se descubrió trabajo esclavo en la soja, una de ellas en Formosa do Rio Preto y la segunda en São Desidério16. Además de esos dos casos, la “lista sucia” incluye otras tres propiedades con trabajo esclavo en la soja en Piauí, dos en Tocantins y una en Mato Grosso do Sul. Coincidencia o no, los municipios en los que se sorprendió la existencia de trabajo esclavo en la soja en Bahia y Piauí también son campeones de deforestación del Cerrado.

15 Para tener acceso a los datos completos, visite: http://www.reporterbrasil.com.br/pacto/conteudo/view/20 16 Datos disponibles en http://www.reporterbrasil.com.br/pacto/listasuja/lista

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La salud del trabajador recibe prácticamente ninguna atención por parte de muchos empleadores y se multiplican los relatos y estadísticas de problemas que tienen relación con la intoxicación por agrotóxicos, falta de equipos de protección e incluso muertes durante el trabajo. La Agrícola Xingu, por ejemplo, fue palco en el 2008 de accidentes que llevaron a la muerte de dos de sus trabajadores. En el 2002, la Bunge también tuvo un accidente en sus dependencias, causando la muerte de un trabajador. Ambas empresas lograron recientemente acuerdos judiciales con el Ministerio Público del Trabajo, pagando indemnización por la muerte de los trabajadores y asumiendo compromisos para la mejoría de las condiciones de seguridad en el ambiente de trabajo. El gran tamaño de los municipios y de las propiedades sin duda colabora con las dificultades constatadas en el campo laboral. Pero la codicia y el desprecio por los semejantes tienen su parte de responsabilidad en los problemas. En el vertedero de basura de Barreiras, la ONG local 10 Envolvimento desarrolla actualmente un proyecto de formación con los trabajadores que allí viven. En visita al local, el CMA pudo ver la situación a que parte de las personas de la región está sometida. En sus relatos, los trabajadores demuestran que la superexplotación, la coacción, la presión, la servidumbre, y, consecuentemente, la esclavitud, son aspectos comunes en sus historias. Tanto es así que, al comentar su actual situación, de vivir en el vertedero y obtener su renta del reciclado de los materiales allí lanzados, afirman que hoy están en una situación mejor que otras que enfrentaron anteriormente. Situaciones de las que huyeron, o a las que simplemente optaron por no seguir sometiéndose.

En el vertedero de Barreiras: los trabajadores optaron por eso, frente a las haciendas de

la región

Foto: Antonio Biondi

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Acostumbrados a trabajar en la aridez “del Gerais” (como los trabajadores llaman a las haciendas esparcidas por el intenso Cerrado local) y al no ver respetados sus derechos, los trabajadores cuentan que es común que no se paguen sueldos, horas extras o valores rescisorios. Una situación que llega al absurdo de que un empleador, obligado por un TAC (Término de Ajuste de Conducta) por las autoridades competentes a pagar indemnizaciones referentes a daños morales, haya exigido que los trabajadores devolviesen una parte de esos valores después que las autoridades salieron del local. El empleador, en este caso, propietario de la hacienda Gerais, no fue localizado por los reporteros para comentar el problema. La forma por la cual la región se está configurando, sea en el panorama macro, sea en cada detalle, dificulta la acción de las instituciones, sean locales, sean del Estado o federales. Además de las muchas fronteras estaduales, de las muchas distancias entre los municipios, los trayectos entre las haciendas son, muchas veces, tan largos (pueden sobrepasar los 100 km) como precarios. Y, con los municipios llegando a tener áreas cercanas al menor Estado brasileño, Sergipe, muchas veces cuando un agente del poder público se dirige a una propiedad para comprobar una denuncia o para corregir un problema, la situación ya ha sido “maquillada” por el propietario antes de la llegada de las autoridades. El Ministerio Público del Trabajo, por ejemplo, pasó a contar con un oficio en Barreiras en el 2006. Contando con sólo dos titulares, el oficio del MPT en Barreiras es responsable por nada más, nada menos, que 62 municipios baianos – y debe cuidar no sólo de las acciones preventivas y de fiscalización, sino también de los procesos y audiencias que se refieren a ellos. El Ministerio del Trabajo y Empleo también cuenta actualmente con sólo dos fiscales en Barreiras, los que eventualmente son apoyados por otros de Salvador. Este año fue realizado un concurso para auditores del MTE, que contratará con 12 nuevos fiscales para la administración local. Con ese refuerzo, se espera que la demanda por fiscalización sea atendida, aunque parcial y temporalmente. La situación constatada en el campo laboral se repite en otros sectores en los que los organismos estatales han tratado de consolidar su actuación, pero todavía enfrentan dificultades para cumplir con sus obligaciones. En el área fundiaria, por ejemplo, la región aún es palco de intensos y variados conflictos por tierra, según han afirmado al CMA prácticamente todos los entrevistados localmente. En Ponte de Mateus, en el municipio de São Desidério, por ejemplo, la comunidad tradicional que vive desde hace décadas en la región ha sido amenazada por varios otros propietarios locales, quienes intentan sumar tierras de la comunidad a sus emprendimientos. En el otro extremo de la realidad fundiaria local, grandes haciendas, como la Estrondo, la Agrícola Xingu y la São José poseen áreas que llegan a las 100 mil, 200 mil, 300 mil, o incluso 400 mil hectáreas – y cuyos datos de registro muchas veces están en conflicto entre uno y otro organismo público. Con las instituciones intentando ampliar su actuación y alcance localmente, la importancia de los actores económicos en la mejoría de las prácticas productivas locales crece. Y, en este sentido, Bunge y Cargill, con fábricas en la región y unidades de almacenamiento en cada una de las áreas más prometedoras de la producción local de soja, se consolidan como los principales players de la región, comprando la mayor parte de la producción de soja local, utilizándola para consumo propio y vendiéndola a otros grupos, incluso del biodiesel.

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Importante agente en el Oeste baiano, Cargill no proporcionó informaciones al CMA

Foto: Antonio Biondi

Buscadas por el CMA, las dos empresas, que integran la Mesa Redonda de la Soja Responsable manifestaron actitudes distintas. La Cargill no respondió a las preguntas de los reporteros, alegando falta de tiempo. La Bunge, a su vez, no reveló cuál es la cantidad de soja que compra localmente, además de afirmar que no acompaña el uso que sus compradores dan posteriormente a la soja. Por otro lado, explicó que utiliza cerca de un 80% para consumo propio. Y enumeró una serie de medidas destinadas a garantizar prácticas sostenibles por parte de sus proveedores. Pero reconoce ser ese un proceso en constante evolución y expuesto a riesgos y adecuaciones necesarias.

Criterios de sustentabilidad enfrentan resistencia Después de años de costosas negociaciones, en el 2009 algunas de las principales iniciativas a favor criterios socioambientales para la producción agropecuaria, en los que están implicados empresas del sector y representantes de ONGs, definieron algunas normas para lograr que los modelos productivos sean más sostenibles. Es el caso de las mesas redondas de la Soja Responsable y de la de los Biocombustibles Sostenibles, de carácter internacional, y de la denominada Iniciativa Brasileña para la Creación de un Sistema de Verificación de la Actividad Agropecuaria (www.iniciativabrasileira.com.br), que cubre

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todo el territorio nacional. De modo general, el próximo paso de cada iniciativa es probar los criterios en campo. El objetivo es evaluar en experimentos piloto si las normas son factibles desde el punto de vista productivo y si cumplen las metas de sustentabilidad para las cuales fueron creadas. Más tarde, podrían ser ofrecidas al mercado como una opción de certificación. A la hora de implementar los criterios, sin embargo, el sector productivo comenzó a crear dificultades para el avance del proceso. Uno de los primeros golpes ocurrió en mayo del 2009, cuando la Asociación de los Productores de Soja y Maíz del Estado de Mato Grosso (Aprosoja) se retiró de la Mesa Redonda de la Soja Responsable (www.responsiblesoy.org) por no estar de acuerdo con la aprobación de restricciones a la deforestación y a la expansión de ese cultivo en el Estado. La deserción se dio tras dieciocho meses de trabajo y tres fases de consultas públicas para formular normas sobre el cumplimiento de la legislación, buenas prácticas de negocios, condiciones responsables de trabajo, relaciones responsables con comunidades, responsabilidad ambiental y buenas prácticas agrícolas. De acuerdo con la norma aprobada, la expansión del cultivo de soja, durante el periodo de las pruebas de campo, no podría ocurrir en área deforestada después de mayo del 2009. Voz disonante y estando en un Estado campeón en deforestación, la Aprosoja defendió que el debate sobre el tema se pospusiera. En minoría, prefirió retirarse. La misma actitud fue adoptada este año por la Abiove, que también dejó la mesa redonda, con el argumento de que las propuestas estaban muy distantes de la realidad de los productores. A pesar de las bajas, los organizadores de la mesa redonda siguen apostando en la iniciativa. Ahora, en el 2010, el desafío es encontrar compradores de soja que acepten pagar por los costos productivos extras a favor de la sustentabilidad. Si la Mesa Redonda de la Soja Responsable avanza, aún a un ritmo lento, lo mismo no se puede decir de la Iniciativa Brasileña para la Creación de un Sistema de Verificación de la Actividad Agropecuaria. En noviembre del año pasado, representantes del sector productivo abandonaron el proceso con el argumento de que el modelo de governanza no tomaba en cuenta las posturas del grupo. Según carta firmada por la Asociación Brasileña de Agrobusiness (Abag), Abiove, Instituto para el Agronegocio Responsable (Ares), Instituto de Estudios del Comercio y de Negociaciones Internacionales (Icone), Organización de las Cooperativas de Brasil (OCB), Unión de las Industrias de Caña de Azúcar (Unica) y Sociedad Rural Brasileña (SRB), la coordinación de la Iniciativa Brasileña presentó para consulta pública un conjuntos de principios y criterios de los que algunos puntos no habían sido discutidos por el grupo de trabajo que reunía a productores, ONGs ambientalistas y entidades sindicales. La secretaría ejecutiva de la Iniciativa está en las manos de la ONG Amigos de la Tierra – Amazonía Brasileña. “Es importante ponderar que la construcción de los principios y criterios no sigue un parámetro claro en la toma de decisiones, lo que perjudica la governanza y la transparencia del proceso (...) Incluso, la participación de los diferentes stakeholders en las reuniones no es constante (...) Los principios y criterios que constan en la 2ª versión sólo atenderán nichos de mercado, lo que no se ajusta a uno de los preceptos contenidos en la Misión de la Iniciativa, que es crear principios y criterios con enfoque en el contexto productivo brasileño”, dice la carta.

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En seguida, los sectores ambiental y social, del que la Repórter Brasil forma parte, enviaron una carta respuesta al sector productivo, cobrando esclarecimientos. “El supuesto desacuerdo con los criterios discutidos no apunta hacia ningún caso específico, ni tampoco menciona cualquier hecho en que alguno de ellos se haya distanciado del encaminamiento resultante de las discusiones habidas en el GT”, dice el texto. Mientras tanto, no se ha tomado cualquier decisión sobre la continuidad del proceso. A lo largo de la actual zafra, la Mesa Redonda de los Biocombustibles Sustentables17 también pasó por agruras. A fines del 2009, cuando las ONGs participantes ya estaban ansiosas por el inicio de las pruebas de campo de los 12 principios y criterios acordados, el grupo de la industria de biodiesel, en especial el vinculado a las compañías europeas, pasó a cuestionar el modelo de governanza del proceso, exigiendo mayor representatividad. Para contornar el problema, fue creada una comisión para revisar los procedimientos internos de decisión y sugerir cambios. Integrantes vinculados a las ONGs, sin embargo, evalúan que el daño ya está hecho y las pruebas de campo pueden atrasarse. Si no surgen nuevos problemas, la expectativa es evaluar en la práctica las reglas de producción sostenible recién a fines de este año o a inicios del 2011. Hay una serie de lecciones que pueden ser extraídas de esos procesos. La primera es que las iniciativas multi-stakeholders no son – como era de esperarse – la solución para todos los males socioambientales de la agropecuaria brasileña. En tesis, pueden ser una etapa importante para “encuadrar” al sector productivo dentro de prácticas que causen menos degradación. Sin embargo, hasta ahora las compañías hicieron pocas concesiones a las ONGs ambientalistas y sociales. Otra lección es que, en general, las asociaciones de clase vinculadas al sector productivo suelen entrar en esos procesos con una agenda política: se pelean por cada coma de los principios y criterios y, al final, pueden incluso prestarles su aval. A la hora de implantarlos, sin embargo, falta bagaje ejecutivo: enfrentan dificultades para movilizar a productores e industria. Para participantes de mesas redondas, la aplicación de las decisiones puede ser más fácil si empresas participan directamente en los procesos con sus representantes. La verdad es que, en el 2010, grandes iniciativas internacionales multi-stakeholders, como las mesas redondas de la Soja Responsable y de los Biocombustibles Sustentables enfrentarán sus pruebas de fuego de implantar en la práctica lo que fue acordado en el papel. Para eso, las coordinaciones de cada iniciativa dependerán de una concertación de mercado para que las compañías paguen premio por productos que degraden menos el medio ambiente y cuyo origen no pase por la explotación del trabajador. Mientras ese momento no llega, el escenario en el campo sigue marcado por una serie de impactos al medio ambiente y violaciones al derecho del trabajador.

17 Ver más informaciones en http://cgse.epfl.ch/page65660.html

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Expediente

Repórter Brasil Organização de Comunicação e Projetos Sociais Coordinación general Leonardo Sakamoto Centro de Monitoreo de Agrocombustibles Marcel Gomes (coordinador) Antonio Biondi Verena Glass Colaboración André Campos Bianca Pyl Maurício Hashizume Maurício Monteiro Soporte administrativo Fabiana Garcia Rafael dos Santos Traducción Naila Freitas Apoyo

Direcciones para correspondencia

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