32
  Marcelo Rolando Agüero FIN DEL MILENIO ¿FIN DEL MODELO? Un camino de transformación. EDITORIAL HERCA Santiago del Estero Argentina. 1998

MARCELO AGUERO. FIN DEL MILENIO FIN DEL MODELO.pdf

Embed Size (px)

Citation preview

  • Marcelo Rolando Agero

    FIN DEL MILENIO FIN DEL MODELO?

    Un camino de transformacin.

    EDITORIAL HERCA Santiago del Estero

    Argentina. 1998

  • P g i n a | 1

    AUTOR:

    Marcelo Rolando Agero

    1998 Es propiedad del Autor

    I.S.B.N. N 987-96792-2-9

    Diseo Grafico de tapa:

    Mario Cern

    Queda hecho el depsito que previene la Ley 11.723.

    Impreso en talleres grficos de editorial HERCA Caro Hnos. S.A.

    Lavalle 145 (4200) Santiago del Estero (Repblica Argentina)

  • P g i n a | 2

    A mis padres, porque son el faro que ilumina mi camino.

    A Ernesto que nos dej una vida como ejemplo, y

    a Emilia que nos ensea a seguir adelante.

    A Rosa Mara que con sus convicciones fortalece mis ideas.

    A Luciana, Javier y Mariano a quienes dedico todos mis anhelos.

    A la Provincia que todos soamos construir.

  • P g i n a | 3

    Prologo

    LA FUNCION DEL PENSAMIENTO CRTICO

    Desde el Manifiesto por una civilizacin solidaria, que firmara el

    sacerdote catlico Louis Joseph Lebret hacia mediados de este siglo,

    no han dejado de alzarse voces crticas alertando sobre el rumbo de

    la que habitualmente llamamos civilizacin occidental cristiana.

    Lebret no fue el primero: ya en los aos 30 y 40 surgi una lnea de

    aguda reflexin centrada en el concepto de la crisis. Karl Mannheim

    (La crisis de nuestro tiempo y Libertad y Planificacin) sita su anlisis

    en las dificultades para preservar la libertad colectiva e individual

    en pases donde los estados estn, obligadamente, incorporando la

    planificacin centralizada de sus decisiones. Desde un ngulo muy

    distinto, Jos Ortega y Gasset inaugura una discusin que an no

    ha concluido sobre la masificacin y la tecnologa: Cmo no

    recordar La rebelin de las masas y la preciosa Meditacin de la tcnica?

    El pensamiento cristiano, por su parte, puso nfasis desde

    temprano en lo que por entonces se denominaba cuestin social.

    Partiendo de Rerum Novarum (Len XIII, 1892). La iglesia incorpor

    una preocupacin que haban anunciado los fundadores de la

    sociologa moderna, que vean quebrarse los modelos de vida

    comunitaria por el influjo de la revolucin industrial. Desde luego,

    Karl Marx realiz en sus obras principales un anlisis profundo del

    capitalismo como sistema y como modo de produccin, sealando

    que la explotacin de los trabajadores era un rasgo inherente a ese

    modelo econmico. Es comprensible que la Iglesia demorara en

    encontrar un punto de convergencia con el pensamiento socialista,

    pues el atesmo proclamado de ste, y luego expuesto como razn de

    estado en la Unin Sovitica, creaba un abismo insalvable, pero,

    finalmente, los hechos sociales concretos presentaban unas

    condiciones tales qu no podan ocultarse a la sensibilidad de una

    doctrina social que hallaba algunos puntos de contacto con aquel

    discurso. As, al reclamar atencin sobre el destino universal de los

  • P g i n a | 4

    bienes y sobre el deber gravsimo de los pases ms desarrollados

    (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 1963) ponan en discusin la

    economa capitalista y a las relaciones entre las naciones ricas y

    pobres, teidas crecientemente de imperialismo desde el siglo XIX.

    Este ltimo documento expresaba tambin una nota no exenta de

    sutileza: el aprecio por la cultura y la civilizacin tcnica que

    contribuyen a la liberacin del hombre, sin dejar de reconocer sus

    lmites.

    Por qu reverdeci en el siglo XX esta polifactica discusin

    nacida, aunque en otros trminos, muchos aos antes? Creemos

    que hay varias razones. En primer lugar, porque aquellas historias

    clsicas de hombres empeados en dominar el vapor para poner la

    energa a su servicio, parecen haber hallado su culminacin, el

    despliegue mximo de su energa, en el viaje espacial y las nuevas

    conquistas de la electrnica. Pero, adems, se trata de una historia

    inconclusa, en marcha acelerada, que sin duda depara las sorpresas

    de mundos an por conocer. En segundo lugar, porque este siglo es

    el ms cruento de la historia, y no solo por sus guerras: El hambre y

    la miseria son parte de ese drama. En tercer lugar porque este siglo

    comenz con la experiencia de un camino alternativo, con la

    revolucin de 1917, y termin con su clausura, en 1991. Y con ella, la

    imagen de un capitalismo triunfante ya sobre el planeta, le permiti

    anunciar a Francis Fukuyama que la historia haba concluido.

    Es cierto que el sistema capitalista ha sido lo suficientemente

    flexible como para transformarse y sortear los escollos de su propia

    obra. Su alianza con la tcnica, por un lado, y con la democracia, por

    otro, le permitieron dejar atrs la fbrica srdida y la autocracia de

    los gobiernos tirnicos. Pero los padecimientos humanos se han

    desplazado de horizonte, sin desaparecer. All estn los dolores de

    los continentes explotados de la historia. Antes que desaparecieron

    los condenados de la tierra (Fanon) apareci en escena la

    muchedumbre solitaria (Riesman). Adems, la propia evolucin del

    sistema, condujo a la crisis de los grandes relatos, y muchos

  • P g i n a | 5

    pensaron y piensan que la utopa ha sido herida de muerte. Es

    razonable, entonces, que el desasosiego recorra los planos ms

    recnditos del pensamiento de este fin de siglo, y que a menudo se

    instale en ese lugar ntimo y personal, que solemos llamar nuestra

    alma. Se escuchan voces apocalpticas junto a las optimistas, que no

    siempre son irreflexivas. El esperanzado sueo de la democracia

    abierta no elimina el ojo vigilante sobre sus enemigos. Cmo no lo

    sabramos nosotros, los argentinos, que tambin padecimos el

    terror? Una suerte de vocacin autista se expone ante nuestros ojos,

    bajo la forma del aislamiento y la indiferencia, que conducen a un

    inconfesado pero patente deseo de evasin, afortunadamente

    resistido por la negativa de aceptarlo sin ms.

    Estas incongruencias, reales o aparentes, son las que originan

    un hondo y necesario malestar en la cultura de nuestro tiempo.

    Necesario, porque solo desde la conciencia de los lmites es posible

    avanzar hacia su superacin. Vivimos un tiempo que, acaso por

    primera vez en la historia, no es repeticin de otros tiempos, y por

    lo tanto, nos empuja hacia la incertidumbre como nico refugio. Si

    bien no han dejado de existir, las religiones se han visto conmovidas

    por los vientos de la secularizacin, y los hombres que quieren

    creer, tienen que reinventar el modo de hacerlo.

    No es fcil este tiempo, no Pero, cmo no advertir la

    fascinacin de estas paradojas y contradicciones, a la vez que nos

    decidimos a resistir las tentaciones de la inaccin y el desaliento? La

    penetrante sntesis de Max Weber cuando afirm que la

    modernidad haba provocado el desencantamiento del mundo,

    podra tentarnos a invertirla, postulando la aspiracin de re-

    encantar el mundo, superando a aquella, para as poder habitar en

    ambos. Desde luego, no s si esto es posible, pero dista mucho de

    parecerme un ejercicio intil.

    Es en esta intrincada secuencia de facetas problemticas y de

    crtica social que recorre la historia ltima, donde se inserta este

  • P g i n a | 6

    ensayo de Marcelo Agero, resultando de una reflexin sensitiva

    sobre un tiempo cuyos desafos tientan a la accin. En l, se

    perciben algunos de los aspectos planteados en las lneas de

    indagacin que mencionamos antes, cuya filiacin l podr o no

    reconocer, pero que probablemente no rechazar. Los varios planos

    de anlisis recurren al marco amplio de los fenmenos

    concernientes a lo que hoy se denomina globalizacin, pero tambin

    a la dimensin local, en la que transcurre nuestra vida cotidiana.

    Somos, al fin, miembros de una comunidad, habitantes de un

    poblado, un barrio, y una ciudad.

    Su estudio contiene una apreciacin que es clsica, dentro del

    pensamiento cristiano, que consiste en postular que los cambios

    sociales comienzan como fenmenos subjetivos. En el corazn del

    hombre, dicen los textos clsicos. Esta verdad inapelable, que no

    excluye la fuerte incidencia de una etapa posterior, colectiva, que se

    mueve en el nivel ms amplio de la accin propiamente social, o de

    los emprendimientos plurales, constituye uno de los puntos

    importantes que sealo al lector, y que yo, tambin lector, deseara

    ver ampliados en otra etapa de su trabajo en este tema, porque creo

    que las preguntas que ha empezado a formularse, an no han

    concluido. Fruto de una experiencia de vida personal como abogado

    y escritor, con innegable sensibilidad social y una trayectoria

    atendiendo a los problemas pblicos de esta provincia, estas pginas

    conciernen, sobre todo a quienes creemos que este mundo, an

    siendo bueno, puede y debe ser mejor.

    Alberto Tasso

  • P g i n a | 7

    EL CAMINO DE LA TRANSFORMACION

    UN LUGAR PARA EMPEZAR

    La historia de la intolerancia en este pas, quizs demuestre

    que los cambios solo pueden hacerse desde la bsqueda y no desde la

    verdad.

    Es posible que debamos concluir que a finales del siglo XX, no

    hemos podido construir un mundo distinto, ni proyectar la

    esperanza y el amor, y parece que todo se derrumbara en la

    mediocridad y el dolor de un mundo globalizado.

    Mucho se lleva escrito sobre los fenmenos y las posibilidades

    a las que nos enfrenta el fin de siglo, todo tiene el sello de la

    desorientacin y la bsqueda.

    Las propuestas de salidas son caminos paralelos, que tienen un

    solo sentido, superar los desencuentros, el agotamiento del planeta y

    del hombre, que nos deja como resultado el siglo XX.

    Quizs sea necesario destacar que no todo es trgico como

    parece.

    Tambin puede resultar necesario reconocer que los falsos

    valores que hemos perseguido durante este milenio, no han podido

    resolver los problemas de este mundo, y que la falta de valores

    genuinos que tengan al ser humano y su destino por centro, son las

    causas que nos han trado hasta este mundo globalizado que es

    maravilloso en lo interno del proceso sin tener las condiciones

    indispensables con qu enfrentarlo.

    Hay un mundo que muere, no por el fin del milenio, sino

    porque hay un proceso externo al hombre que lo ha superado. Las

    creaciones han invalidado a sus creadores, y resulta necesario iniciar

  • P g i n a | 8

    el verdadero proceso de construccin y transformacin de la nueva

    cultura.

    El mundo globalizado permite fenmenos maravillosos como

    la inmediatez y la totalidad.

    El tiempo y el espacio, el pasado y el futuro contenidos en el

    presente, asombran al hombre, que paradjicamente contempla un

    mundo que lo ha convertido en un ser ajeno.

    Esta ajenidad, este desarraigo, este vaco, tienen como

    respuesta el egosmo.

    El tener como forma o sinnimo de vivir se ha convertido

    en el nico modo de ocupar los espacios, pero a su vez, cuando ms

    se tiene, el vaco interior se magnifica y surge como respuesta

    inevitable la corrupcin del espritu. La insatisfaccin reclama ser

    atendida de cualquier manera y entonces los medios que se usan ya

    no importan.

    Es preciso dejar de poseer para comenzar a vivir. No se trata

    de despojarse materialmente al modo monstico, se trata de un

    cambio de actitud ante las cosas. Se trata de buscar los lmites, de

    darle a las cosas el valor relativo que tienen, para poder

    intercambiar los espacios internos con el mundo real. El hombre no

    puede vivir para las cosas, porque por ms que posea, no se llenan

    los vacos.

    El consumismo como propuesta de felicidad, lejos de

    satisfacer nuestros deseos, hace ms grande nuestro vaco interior,

    porque todos nuestros sentidos, ilusiones, sentimientos, deseos y

    facultades, abandonan nuestro cuerpo y se trasladan hacia las cosas,

    y la gente tambin se transforma susceptible de ser poseda.

    Amamos a travs de un auto, de una casa, de una licuadora, no

    amamos a; amamos porque y desde el amor hasta nuestro ms

    simples deseos y sentimientos, no pueden existir sino en el mundo

  • P g i n a | 9

    cosificado exterior que nos rodea, y solo existimos fuera de

    nosotros.

    Es por todo esto que la corrupcin es un smbolo de poder,

    porque hemos dejado de autorrespetarnos para respetar las cosas.

    El corrupto no se respeta a si mismo, y por eso no le importa

    que cualquier logro no sea producto de su propio esfuerzo, de su

    verdadero valor, lo nico que le interesa es tener.

    Quienes aceptan la corrupcin tampoco se respetan, porque la

    nica diferencia que tienen con los que la ejercen con resultado

    positivo, es que no han tenido la oportunidad.

    Cuando se habla de exclusores y excluidos, debe tenerse

    presente que se est hablando de este sistema corrupto y egosta, es

    decir, que quienes quieren entrar, lo desean hacer a este modelo que

    ha embrutecido al hombre.

    Este sistema exclusivo, materialista, egosta, no permite

    soluciones internas, porque carece de algo que es esencial, no tiene

    espritu. Por lo tanto no tiene ideales, no tiene esperanzas, ilusiones

    ni futuro, y mucho menos presente, porque ha roto sus propias

    reglas de subsistencia, que se basan en el equilibrio y por lo tanto se

    desbarranca inexorablemente, porque se ha convertido en un vaco,

    es nada.

    Este sistema genera referentes, que son personas que parecen

    tenerlo todo, fama, dinero, poder, posesiones de todo tipo, an de

    seres humanos, y sin embargos son drogadictos, suicidas o

    resentidos sociales, que vuelcan ese resentimiento en la sociedad a

    travs del poder que detentan.

    Este mundo viejo que nos deja el siglo XX, ya no tiene

    remedio, y hay un mundo nuevo que nace, que trata de surgir del

    desastre, y busca cmo preservar el medio ambiente, como combatir

    el hambre, como crecer a partir del conocimiento y la solidaridad.

  • P g i n a | 10

    Este mundo nuevo que tiene al hombre como principal referente,

    dentro de un espacio comn en el que habitan otros seres vivos, est

    naciendo y es el futuro.

    Esto no es de ahora, se ha venido preparando quizs, desde los

    principios del siglo, el solo pensar en la abolicin de la esclavitud,

    en la consolidacin de las democracias en Latinoamrica, an con

    todos sus defectos, la defensa cada vez mayor de los derechos de la

    minora, la conciencia sobre la importancia del desarme, el fabuloso

    desarrollo de la ciencia y la tecnologa, ya justifica pensar en un

    camino no casual.

    La globalizacin como un fenmeno resultante del avance de

    la ciencia y la tecnologa, es lo ms fantstico que nos deja el siglo

    XX. Pero a su vez se transforma en peligroso, porque existe

    incapacidad del hombre para controlarlo, porque es una propuesta

    de futuro a la que se pretende manejar desde los viejos esquemas

    sociales y polticos de un mundo cosificado.

    Hay una paradoja que debemos resolver, la globalizacin

    posibilitada por la inteligencia del ser humano, est poseda por la

    ignorancia y la idiotez en que ha cado ese mismo ser humano.

    Pretender ser incluido en el actual sistema de poder, es

    producto de un acto ignorante, porque este sistema sucumbe, porque

    ya no tiene gobierno posible, la avaricia y el desenfreno nos llevan

    al desastre.

    Es decir que el sistema se ha quedado sin respuestas y solo

    realiza como un acto reflejo e ingobernable, la acumulacin de

    riquezas y poder, que a modo del arcn del avaro, no le sirve sino

    para su propia putrefaccin.

    La crisis que estn sufriendo las bolsas de todo el mundo y el

    altsimo grado de inestabilidad de la economa mundial, podrn

    tener muchas explicaciones tcnicas, pero para el hombre comn

  • P g i n a | 11

    tiene una sola, que es simple y a la vez muy compleja: La avaricia lo

    ha despojado de su condicin humana.

    La gran pregunta que nos deja para contestar este siglo XX es

    que si todo lo que se tiene, si todo lo que se produce, lo que se crea,

    es para el hombre y a la vez este es excluido de su goce por exceso o

    por defecto, Para qu hemos construido todo esto?

    La crisis econmica se produce porque no hay a donde ir,

    porque el destinatario ya no est en ninguna parte, y los stocks de

    bienes se acumulan y los servicios no tienen destino, porque el

    afuera es ms grande que el adentro, y como lgica consecuencia, el

    adentro se ha quedado sin afuera.

    El sistema va a un callejn sin salida, no tiene soluciones

    internas, no hay remedios posibles.

    Es urgente y necesario construir una alternativa, no desde

    adentro, porque este est condenado, tanto como sus actores. Es

    preciso hacerlo desde afuera, pero incluso desde un afuera que no se

    corresponda con el adentro actual.

    Se trata de construir una propuesta desde el mundo real,

    independiente de la ficcin consumista, aprovechando los

    resultados positivos que nos deja este siglo, como plataforma de

    lanzamiento.

    Hace aos que la participacin del ser humano en la

    recuperacin del mundo real, viene siendo instrumentada, creciendo

    en redes sociales de cooperacin, organizaciones no

    gubernamentales, fortaleciendo la organizacin municipal, como

    primer hbitat de participacin directa.

    La humanidad est llegando a la conclusin de que no vale la

    pena invertir un solo minuto ms en el actual sistema, que est

    caduco y enfermo, y aunque debamos seguir transitndolo, de

  • P g i n a | 12

    acuerdo con reglas establecidas, hay que trabajar en conjunto para

    cambiarlas y preparar la transformacin.

    Para todo esto hay un comienzo al cual no podemos eludir, la

    transformacin personal. Sin ella la transformacin social es

    imposible. El mundo que se va, es oscuro, egosta, terrorfico, con

    hambre, guerras, epidemias, es un lugar donde al hombre se le han

    acabado las oportunidades.

    El mundo que se viene es abierto, lleno de luz, lleno de ideas

    nuevas, donde el hombre es el principal protagonista.

    Aqu y ahora hay un lugar donde comienza el nuevo camino,

    para escribir, para hacer, para construir, para imaginar, pero sobre

    todas las cosas, para actuar.

    Pero nada podr hacerse si no hay una transformacin

    personal y social, no hay cambios posibles si no los deseamos y los

    construimos profundamente y con fuerza.

  • P g i n a | 13

    LOS VALORES Y LA TRANSFORMACION

    Sabemos que el ser humano de una u otra forma, busca el

    perfeccionamiento. Es como un mensaje cifrado, una meta

    incorporada a la razn de su existencia, que lo hace definir los

    valores y el sentido de una raza, pueblo o regin.

    Si vemos el resultado de las ideologas del siglo XX, podemos

    concluir que no han logrado aportar una solucin al hombre en el

    aspecto ms importante, su existencia como ser humano.

    Las basadas en el materialismo capitalista o el dialctico han

    puesto la solucin fuera del ser humano.

    Las basadas en el misticismo, con la esperanza de una tierra

    prometida en la otra vida, tampoco pudieron superar el problema,

    porque tambin plantearon la solucin fuera del hombre.

    Y de todo, finalmente, se ha apropiado el capitalismo ms

    crudo donde solamente el mercado es dueo de la vida y obra de los

    seres humanos, con una concentracin econmica pocas veces

    conocida en la historia del mundo.

    Son finalmente estas ideas las que han fundado los valores

    sociales del siglo XX, para recalar al final del milenio, en el

    abandono de las ideologas, porque se han roto todos los lmites. Lo

    escrito ya no existe, los pactos sociales ya no tienen vigencia y el

    hombre ha perdido sentido en una sociedad que no puede resolver la

    injusticia.

    Hay hechos muy marcados en estos das, la globalizacin

    como un fenmeno inevitable, derivado de las comunicaciones en

    general, ha borrado las fronteras, ha acelerado el tiempo, y

    relativizado las distancias. Este es un capital de propiedad social,

    que ha producido el cambio ms fantstico y fascinante que nos

    entrega este siglo.

  • P g i n a | 14

    Por otro lado, se encuentran las consecuencias polticas de la

    apropiacin de la globalizacin, por un modelo que ha usado todos

    los medios que le brind este fenmeno para expandirse, crecer y

    dominar.

    No es objeto de este trabajo analizar la concepcin que ha

    permitido que considere siempre que todo el mundo le pertenece a

    unos pocos, y que por lo tanto toda posibilidad que pretenda existir

    fuera de ese universo, debe ser eliminada por cualquier forma.

    Pero si es importante decir, que ha sido esa concepcin la que

    ha permitido el desarrollo del proyecto geopoltico hegemnico, que

    se ha servido de la globalizacin para expandirse.

    Pero tambin es necesario advertir que no todo est

    condicionado al fatalismo de la dominacin, porque todo proceso de

    expansin genera fuerzas contrapuestas, y modificaciones en todo

    lo humano y social, que no se puede manejar voluntariamente.

    Si antes era posible la intervencin directa para acallar un

    reclamo social, sobre la base del componente ideolgico, y con lo

    cual se despojaba de legitimidad a este reclamo, hoy ello no puede

    ser realizado sin exponer a sus actores en forma directa.

    El hambre, la injusticia, la expoliacin del ser humano, ya no

    son un fenmeno ideolgico, sino una realidad que adems tiene

    nombre y apellido. Hoy todo el mundo sabe quines son los dueos,

    quienes son los actores del desorden, como tambin hoy, es muy

    difcil acallar la realidad bajo la cortina de las ideologas extraas.

    Y esto, aunque parezca paradjico, se lo debemos a la

    globalizacin, puesto que esta especie de mundo uno, ha puesto la

    paternidad de nuestras desventuras en donde siempre estuvo y no se

    lo vea, en este modelo econmico de exclusin.

  • P g i n a | 15

    Pero no todo va en el mismo sentido, no todo est fatalmente

    determinado y programado, y no es cierto que ya nada podemos

    hacer al respecto.

    Debemos pensar que las sociedades de los pases centrales han

    modificado su conducta; el ser humano ha modificado su conducta

    gracias a la globalizacin, que le ha creado conciencia planetaria.

    Basta con detenernos en el ejemplo de cmo afect e interes

    al mundo la destruccin del monte santiagueo. Pero as tambin

    pudimos ver perfectamente que esa destruccin estaba originada en

    la voracidad, la corrupcin y el egosmo, y esto vale para Brasil,

    frica o cualquier otra regin del planeta.

    Hoy se ha puesto en evidencia que, por ejemplo, un derecho y

    valor fundamental como es la libertad, en realidad no ha sido ms

    que la justificacin de una sola y principal libertad para las

    minoras: La libertad de robar (Noam Chomsky: La intervencin

    estadounidense en Centroamrica y Vietnam).

    Y esto es lo que han hecho durante todo el siglo XX, las

    potencias que han consolidado el proyecto hegemnico de poder en

    todas las pocas, y en todas nuestras regiones, con los recursos

    naturales y humanos, y adems es lo que nos hacen nuestras

    dirigencias polticas comprometidas con el modelo, que suponen

    que el poder es un botn de guerra, al que se llega no sin un

    sinnmero de batallas para conquistar al electorado, en el mejor de

    los casos, cuando no se lleg a travs de los golpes de estado.

    Pero hay que insistir, hoy no todo es igual, y las propias

    sociedades de los pases centrales estn experimentando el cambio

    porque el modelo comienza a excluir tambin, a parte de esas

    sociedades.

    Adems, en general, la humanidad est poco propensa a

    tolerar el robo y la destruccin, porque hay conciencia planetaria, y

    el hombre y sus circunstancias, han dejado de ser una visin lejana,

  • P g i n a | 16

    para ingresar sin tiempo ni espacio en la conciencia de cada

    individuo. Vuelvo al ejemplo del bosque santiagueo.

    Para muchos, la globalizacin es el triunfo del capitalismo en

    su versin ms crudamente liberal.

    Creo que en realidad la globalizacin como resultado del

    progreso cientfico y tecnolgico, es un patrimonio de la humanidad

    del que se ha apropiado el modelo, pero no por mucho tiempo.

    Pensemos que la economa actual no es la misma que la de

    hace veinte aos. Las bolsas del mundo hoy se conmocionan ante el

    ms tmido cambio de estructura o indicio de inseguridad en

    cualquier regin.

    Las condiciones sociales y polticas de cualquier pas, por

    pequeo que sea, han dejado de ser cuestiones ideolgicas para

    convertirse en problemas reales que afectan el equilibrio mundial.

    Se habla de economas emergentes y me parece que

    deberamos hablar de realidades emergentes, de sociedades que

    paradjicamente, gracias a la globalizacin, han desarrollado su

    sentido de identidad con relacin al otro, y buscan su lugar en el

    mundo globalizado.

    Y aqu est la gran divergencia, este es el punto de eleccin.

    Este lugar lo buscamos como excluidos en el proyecto de poder y de

    modelo econmico, o construimos una alternativa que contenga al

    ser humano, al planeta, sus recursos, y al progreso social como

    metas fundamentales.

    Retomamos aquel sentido de perfeccionamiento al que haca

    referencia al comienzo, y generamos nuevos valores basados en los

    fundamentos de la verdadera existencia del ser humano y ms all

    de los intereses egostas que han primado hasta ahora.

    Nada es eterno, porque todo proceso, y el social con mayor

    razn, contienen en su seno fuerzas contrapuestas que condicionan

  • P g i n a | 17

    su evolucin ms all de las influencias o intenciones de las

    individualidades que lo animan.

    Podemos decir sin temor a equivocarnos, que los cambios han

    comenzado, los nuevos paradigmas estn en el ambiente y la crisis

    no son ms que la anticipacin de los cambios.

    En plena guerra fra, el botn que poda destruir el mundo

    estaba en manos de los amos del planeta, hoy ese botn lo puede

    apretar cualquier terrorista fantico y tarde mejor que nunca nos

    hemos dado cuenta que debemos eliminar el botn.

    Creo que llegaremos a un desarme de las conciencias y si bien

    es cierto que puede decirse que para conquistar un pas solo debe

    controlarse su bolsa de valores, no es menos cierto que la

    desesperacin, la marginacin y el atraso que ello genera,

    constituyen en general un peligro para toda la humanidad.

    En los ltimos aos se han multiplicado los lugares de

    residencia exclusiva, apartados y cercados. Pequeos parasos en los

    cuales sus habitantes se sienten a seguro resguardo de una sociedad

    cada vez ms violenta y ms insegura.

    Pero a poco que se avanza, nos damos cuenta de esta

    inutilidad de estos intentos, porque algn da tienen que salir, y

    porque irremediablemente condenan a sus actores a la soledad y al

    aislacionismo.

    Aquello de que el planeta es la casa de todos, adquiere hoy una

    importancia singular porque los espacios y los recursos se agotan, y

    por ms que imaginemos y construyamos el mejor refugio, no hay

    posibilidad de salida si no es para todos.

    Hay quienes piensan en construir una lite exclusiva que

    pueda vivir en medio de la marginacin y la miseria.

    Que pueden construir un lugar artificial donde todo sea

    sintetizado Pero para quienes harn eso?. Porque cuanto ms

  • P g i n a | 18

    avanza el proyecto, ms se achica; mientras ms se excluye, ms se

    comprime el campo para el desarrollo del modelo exclusivista. A

    quines vendern lo que producen?

    Cmo producirn el dinero para mantener ese campo

    exclusivo?

    Estas y muchas otras preguntas, cuanto ms avanza el modelo,

    quedan sin respuesta, pero la realidad responde inexorablemente,

    con el desempleo, recesin y miseria.

    Para hacer frente a esto, debemos transformarnos individual y

    socialmente.

    Este proceso ha comenzado, pugna por lograr un lugar,

    debemos sumarnos para acelerar su desarrollo.

  • P g i n a | 19

    LOS NUEVOS VALORES

    Resulta sumamente difcil imaginar cmo podremos lograr la

    transformacin, si todo est predeterminado por un mundo que

    parece ir en un solo sentido.

    Cmo haremos para resolver el presente que est gobernado

    por el modelo, si las circunstancias que el mismo crea respecto de la

    gente, parece no tener otro remedio que la aceptacin.

    Considero que estas afirmaciones no tienen valor categrico, y

    que deben vincularse justamente con la transformacin personal y

    social.

    El modelo va a seguir existiendo por bastante tiempo ms, a

    pesar de los voluntarismos, dado que ha demostrado que puede

    comprar la conciencia de la gente, y aqu est el primer gran

    problema a resolver: Cmo hacer para no ponernos en venta.

    Ahora sin lugar a dudas, el ser humano, sobre todo en

    nuestros pases del cono sur, y en regiones como nuestro NOA, con

    la miseria y la marginacin, es un artculo de mercado.

    Resolver este problema nos llevar tiempo, porque requiere

    educacin y los gobiernos no estn dispuestos a darla, porque el

    basamento del poder est dado en la ignorancia, sobre todo para que

    el modelo prospere.

    Pero resulta absolutamente necesario dar el paso an a costa

    de la voluntad poltica de quienes ejercen el poder.

    No se trata de generar un sistema paralelo o de liberar al

    estado de sus obligaciones al respecto, sino de lograr una conciencia

    importante y activa en relacin a estos cambios para que luego

    tengan la expresin en polticas activas por parte del estado.

  • P g i n a | 20

    Se trata, en consecuencia, de que el ciudadano recupere sus

    organizaciones sociales y polticas para ponerlas al servicio de los

    intereses del bien comn.

    Para ello, deben jugar un papel fundamental las

    organizaciones no gubernamentales y sociales, entidades

    intermedias, partidos polticos, etc.

    La primera proposicin que deberamos aceptar, es que no hay

    caminos ni recetas hechas, porque cada realidad es distinta.

    Se trata de saber cmo creamos las condiciones para que el

    hombre pueda desarrollarse y generar acciones creativas en un

    medio hostil a los cambios, mientras subsistan las actuales

    condiciones de sometimiento.

    Entonces el proceso de transformacin debe darse sin esperar

    que lo inicie el estado, sin que dispongamos de inmediato de un

    aparato educativo adecuado, con los grados de desocupacin que se

    irn acrecentando, porque el modelo no dar las respuestas, y con

    muchas ms dificultades de las que hoy tenemos, y que pueden

    resumirse en la ms grave: La fabulosa concentracin de poder

    econmico y poltico de la que se tenga memoria. Poder que incluso

    ha superado totalmente a los estados nacionales y que contiene en

    su propia naturaleza los grmenes de la destruccin. Esto, ms tarde

    o ms temprano, va a colapsar, porque el hombre poco y nada tiene

    que hacer en este sistema que es autosuficiente y ha convertido al

    ser humano en un esclavo de necesidades, pero adems lo ha

    transformado en un artculo desechable.

    Podemos ver en nuestro pas, ms all de las fantasas o

    realidades, la eliminacin de los poderosos (Yabrn, por ejemplo),

    los ha revelado solo como una pieza del sistema. Todo el poder

    personal a la hora de la realidad es solo una gota en el ocano.

  • P g i n a | 21

    De all podemos ver la epidemia de suicidios o muertes sin

    esclarecer, el sistema comienza a cobrar su precio y a revelar su

    naturaleza: Necesita de la impunidad para subsistir.

    Nadie puede creer lo que est pasando en los EEUU: El

    hombre ms poderoso del mundo, el que puede llevar al planeta a un

    holocausto nuclear, o con una decisin equivocada, hacer caer el

    sistema monetario internacional, se muestra condicionado por un

    affaire amoroso.

    Qu decir de los trabajadores, de los desocupados, de los

    jubilados, de los profesionales, de los pequeos y medianos

    productores, que solo son una cifra en los programas econmicos del

    modelo. O de los presidentes, gerentes del modelo en cada pas, o

    los diputados y senadores: muchos no existen, pero nos gobiernan, y

    en el mejor de los casos, todava no saben para que; solo hacen su

    trabajo para mantenerse donde se encuentran, para que el modelo

    no los expulse.

    El poderoso no puede pararse un minuto; la avaricia y la

    voracidad, la corrupcin de los otros, alcanzarn la suya propia, y

    entonces ser eliminado. Ms an con la velocidad de los

    acontecimientos, no podr como antes, esperar a morir con el poder

    que tena. Alguien ya est construyendo, otro de la misma especie,

    que lo destruir y ser nada.

    El hombre comn es esclavo de las necesidades bsicas,

    obligado a trabajar por nada, o a recibir lo que le den al momento de

    su retiro, a no pensar en el futuro de sus hijos y condenado a vivir

    en medio de la muerte.

    En este modelo tenemos que vivir, y de este modelo tenemos

    que salir, pero no hay salida sin proyecto.

    Veamos el santiagueazo, no tuvo direccin ni proyecto, fue

    espontnea muestra de bronca e impotencia, pura rebelda pero sin

  • P g i n a | 22

    salida, termin entregando a la gente a la desesperanza y a las

    mismas cadenas originales.

    No hay salida para esto?.

    Yo creo que si, esta salida debe ser buscada por la gente; pero

    si hay instrumentos, sencillos al alcance de la mano, pero se

    requiere constancia y decisin para poder manejar los tiempos.

    Pero hay uno que es fundamental: Salirse de la esclavitud de

    las necesidades. Dedicar nuestros mayores esfuerzos a superar el

    problema de las necesidades bsicas, y despojarnos de la superflua

    oferta del consumismo, de la mano de nuevos valores; hay que crear

    las condiciones para buscarlos.

  • P g i n a | 23

    LA LIBERTAD: UN PUNTO DE PARTIDA.

    El dilema de si la libertad puede tenerla quien por ser esclavo

    no puede manejarla, dilema que ha ido acusando los cambios de la

    sociedad y cuya resolucin filosfica ha dado fundamento a tantos

    gobiernos autoritarios, no ha podido ser resuelto en este siglo XX.

    El hombre es ms esclavo que nunca, ya ni si quiera de otros

    hombres, sino de un sistema. Aquella fantasa futurista del hombre

    esclavo de una mquina autosuficiente se ha dado en la realidad con

    el modelo.

    Luego del progreso tecnolgico y cientfico, fabuloso legado de

    este siglo, viene ahora la bsqueda de esa libertad.

    No es el propsito de este trabajo dar definiciones, pero al

    menos vamos a caracterizar a la libertad como un valor sustentado

    en el conjunto de condiciones internas y externas que permiten el

    desarrollo de las capacidades humanas en una interrelacin

    ordenada de los individuos entre s, y del ser humano con el planeta.

    Y aqu comenzamos con la transformacin personal en el

    marco de esta definicin.

    El modelo nos propone la libertad, como la libertad para

    consumir, y derivado de ello, toda libertad se relaciona con la

    libertad de mercado, valor absoluto al que se debe aspirar y para ello

    debe someterse a las reglas que se le imponen.

    Pero resulta que estas reglas no estn hechas para l, sino para

    la subsistencia del sistema, y en definitiva termina siendo una

    libertad formal, que tiene un solo aspecto ms importante: La

    libertad de robar.

    Nos roban el medio ambiente, nos roban los recursos

    naturales, nos roban los recursos econmicos, nos roban el sistema

  • P g i n a | 24

    institucional, y as podramos seguir indefinidamente, y todo en

    nombre de la libertad.

    En los ltimos aos, en este pas, ni si quiera se ha respetado

    el sistema jurdico formal: se han robado las leyes y la constitucin,

    no vale la pena hablar de los ejemplos por todos conocidos.

    Y esto Por qu es posible?, porque en la sociedad no se ha

    creado conciencia de problema.

    Ejemplos prcticos, a la vista de todos los das. El que acepta

    un soborno y el que lo paga, son la mejor justificacin y

    fundamento para que las coimas fabulosas que se han descubierto en

    este pas, queden como una mera ancdota porque no hay un

    reclamo social al respecto.

    Es ms, el sistema del soborno es socialmente aceptado y

    adems inducido por los propios burcratas que nos terminan

    convenciendo de que es mejor pagar en el sistema informal que

    cumplir o luchar por un derecho que nos pertenece.

    Existe una idea generalizada roba pero hace y ello nos aleja

    cada vez ms de la oportunidad de construir algo distinto.

    Aquel que cobra, y el que paga sobornos, da fundamento para

    su propia desgracia, porque legitima, nos guste o no, todo el

    latrocinio en el cual nos encontramos inmersos.

    Se ha justificado esto en la extrema necesidad y los bajos

    sueldos, pero en definitiva, retroalimenta al sistema, y nos somete

    an mas.

    De esta conducta social se sirvi el sistema para elaborar la

    excusa para hacer caer los ferrocarriles, la seguridad social, la salud.

    Todos estaban complicados en todo, pero la cada solo benefici a

    unos pocos. Naci el ideal empresario cuyo afn de lucro

    desarrollado en la libertad de mercado, nos conducira al paraso de

    la eficiencia, y aqu estamos.

  • P g i n a | 25

    No se trata de postular estatismo o liberalismo, o una cruzada

    moral, no es tampoco objeto de este trabajo. Se trata de exponer

    conductas sociales y su influencia en los procesos de

    transformacin.

    El vecino que arroja la basura en la calle o en la plaza, o

    desagota las aguas servidas en los desages pluviales, termina

    legitimando con su conducta social, a la empresa que degrada el

    medioambiente.

    Hay miles de conductas de este tipo que terminan en la peor:

    La falta de conducta cvica para emitir el voto.

    No se trata de equivocarse, para eso es la democracia, se trata

    de no imponerle al momento de votar o de vender el voto, cosa muy

    comn, sobre todo en nuestro norte, y con eso legitiman que las

    promesas electorales luego sean burdas mentiras en el ejercicio del

    poder, o lo que es peor, que los gobernantes entiendan que han

    recibido un cheque en blanco.

    As estamos cautivos. No podemos ejercer la libertad o la

    hemos perdido, depende de la postura filosfica que se adopte.

    Pero lo cierto es que estamos rodeados de corrupcin, de

    autoritarismo, de desprejuicio.

    Hoy cualquiera que quiera hacerlo, y tenga el poder y/o las

    influencias, puede modificar el sistema legal y aduearse de

    nuestras vidas, no importa cun fuertes o dbiles seamos. En

    nuestra provincia sobran los ejemplos.

    De esto tenemos que salir. No se sale polticamente, se sale

    socialmente. No hay cambios sin proyectos sociales que los avalen,

    se necesita un nuevo pacto social para la libertad, y esto no lo

    haremos desde la superestructura, lo tiene que definir el hombre

    comn. Es David contra Goliat, porque mientras tanto el modelo va

    a seguir, pero hay que hacerlo.

  • P g i n a | 26

    Los instrumentos estn al alcance de la mano; esto ya est

    funcionando en otros pases, en ello tienen mucho que ver las

    organizaciones no gubernamentales y sociales.

    All debe darse la discusin y la formacin, y desde all debe

    darse batalla a los problemas cotidianos sobre la base de la

    solidaridad.

    Muchos piensan que la solidaridad es darle unas monedas al

    chico de la calle, o al hambriento que toca nuestras puertas, y que

    luego se puede no cumplir con el trabajo para el que se lo contrat, o

    no pagarle a los empleados.

    El primer acto de solidaridad es cumplir correctamente con

    nuestro rol en la sociedad, porque eso es una cadena de transmisin

    de una fuerza inconmensurable, muy difcil de dominar: Ello

    alimenta el proyecto social.

    Cumplir con el deber, en definitiva, ser lo que debemos ser, y

    hacer lo que debemos hacer; que no siempre es cumplir con las

    leyes, muchas veces significa oponerse y trabajar con el conjunto

    para cambiarlas, pero cuando se lo hace desde una posicin de

    legitimacin social, el esfuerzo no es el mismo.

    Haciendo un ejercicio de imaginacin: Qu pasara, si en la

    administracin pblica hubiera la decisin programada de los

    empleados, de que todo se tramite normalmente y en los plazos

    establecidos, respetando las normativas y los derechos?, A la larga

    no produciran una fuerte presin en la decisin final?. Puede

    parecer utpico, incluso inocente, pero muchas veces por all

    comienza la recuperacin de las instituciones que nos pertenecen.

    Qu pasara si el cuidado del medio ambiente, fuera una tarea

    socialmente asumida?.

  • P g i n a | 27

    As podramos tomar miles de ejemplos, pero para que ello no

    sea una utopa hay que superar el fatalismo del no es posible o la

    urgencia de los resultados inmediatos.

    En esta provincia hay ejemplos de conductas sociales

    asumidas en forma colectiva que han dado resultados positivos, de

    lo que se trata es de aceptar la formacin en el tiempo, la

    organizacin, la interdisciplinariedad, y la constancia como los

    presupuestos necesarios del cambio.

    Por solo poner un ejemplo, el centro vecinal, si en lugar de ser

    una oficina de reclamos o de apoyo poltico, tomando la idea que

    siempre se tiene de estos agrupamientos, se lo transforma en un

    mbito de formacin, de discusin, de creatividad, de solucin de

    conflictos, de actividades para mejorar la calidad de vida; estamos

    contribuyendo a construir otra mentalidad, Pero esto no lo har el

    estado ni la superestructura, lo debe hacer el vecino, y todo

    comienza con el primer paso.

    Otro: Si nos comprometiramos a desarrollar el

    cooperativismo como forma alternativa de la economa, como

    proyecto social, quizs podramos encontrar ms de una solucin al

    desempleo. Pero esto no lo va a hacer el modelo, tiene que haber una

    decisin social de impulsarlo.

    Pero como vemos, todo ello requiere salirse del modelo, an

    cuando debamos vivir en l, pero podemos cambiar muchos

    resultados adversos hasta que sobrevenga el cambio de fondo que

    nadie puede predecir cmo ser. Pero que habr un cambio ya no lo

    niega ni el ms conservador de los analistas.

    El problema es saber si seguiremos siendo objeto de los

    cambios, o sujetos de los mismos; elaborar las respuestas depende de

    la accin.

    La primera accin mientras subsista este modelo es la

    resistencia.

  • P g i n a | 28

    Cuando hablamos de modelo no nos referimos a un modelo

    poltico circunstancial y determinado, sino a aquel del cual este no

    es nada ms que la expresin instrumental, que ha permitido a lo

    largo de este siglo que la avaricia, la corrupcin y el desprejuicio se

    adueen de los instrumentos de gobierno social, de las instituciones,

    de la economa, del que ha permitido, en definitiva, que las

    minoras saquen provecho del trabajo social y destruyan el planeta

    sembrando el hambre, la miseria y la desocupacin.

    Pero esta resistencia debe ser organizada, debe partir de la

    conciencia de que tenemos que resistir, pero a la vez, construir la

    alternativa.

    Resistir, no con el sentido de vivir a la defensiva, sino de

    resistir para construir las polticas activas en el campo de la

    educacin, la ciencia, la tcnica, la produccin, y el desarrollo. Que

    sean solidarias y no excluyentes.

    Construir con las mayoras excluidas de otros pases, una

    integracin, no de intereses contrapuestos y competitivos, sino de

    polticas solidarias y de crecimiento.

    En esto ya no estamos solos, tampoco sern propuestas de

    ideologas extraas, hoy en todo el planeta se est resistiendo, y

    construyendo en este sentido. Para ello debemos recuperar la

    globalizacin como producto cientfico y social, para globalizar la

    solidaridad (Juan Pablo II Fidel Castro, encuentro en Cuba).

    Pensemos por ejemplo en las organizaciones ambientalistas,

    han logrado construir un fabuloso poder de resistencia a la

    destruccin del medioambiente.

    En las organizaciones de consumidores, que en otros pases

    pueden condicionar la elaboracin de determinados productos, o los

    precios o las polticas empresarias.

  • P g i n a | 29

    Podramos dar miles de ejemplos, pero hay una tarea que es la

    primera, superar el egosmo, la envidia, el aislacionismo a los que

    nos ha sometido el modelo, debemos reconstituir el tejido social

    abierto por estos males, y ello no va a ser fcil, pero debe hacerse, es

    prioritario para que cualquier accin de resistencia sea posible.

    All entran las organizaciones no gubernamentales, los

    municipios como primer escaln de la democracia, como una

    organizacin estatal, y al alcance de la mano de los ciudadanos, los

    centros vecinales, las parroquias, los centros de estudiantes, las

    organizaciones intermedias, los propios partidos polticos; all se

    debe construir la alternativa.

    La alternativa no es un producto poltico, es un proyecto

    social, al que el proyecto poltico deber adecuarse para no

    sucumbir. Solamente si hay un proyecto social solidario, habr un

    proyecto poltico solidario; de lo contario, el modelo ser un camino

    inevitable.

    Para construir, solo hay un camino: la participacin; todos

    debemos empezar a trabajar, a inmiscuirnos en los problemas y en

    las posibles soluciones, sabiendo que no hay una verdad, hay un

    camino a la verdad, y que a este se lo abre y se lo construye entre

    todos.

    Y participar sin pensar en los resultados inmediatos, porque

    de lo contrario la lucha estar perdida de antemano. Tenemos que

    pensar en el hoy, pero tambin saber que el maana llegar si

    tenemos constancia.

    Salir del modelo implica vivir en el modelo, y condicionarlo

    con nuestra accin, con nuestra resistencia. No habr nuevas

    dirigencias polticas comprometidas con una salida, si todos

    pensamos que podemos robar porque de arriba lo hacen.

    O si para comprometernos esperamos que primero vaya

    nuestro vecino.

  • P g i n a | 30

    La primera transformacin es la personal.

    Y luego, o paralelamente, viene la transformacin social, que

    nos abrir las puertas de salida, pero ese lugar debemos ganarlo; el

    modelo no nos regalar nada, al contrario, nos seguir tratando

    como lo que somos hoy: productos que pueden comprarse o

    venderse.

    El camino de la transformacin ser duro y difcil, pero hay

    que dar el primer paso; ste puede ser dado en el ms humilde

    agrupamiento social, o en la ms inusual convocatoria de cambio,

    pero debe darse, y cualquier instrumento o circunstancia son vlidos

    para hacerlo. Debemos prepararnos, sabiendo que todo lo que se

    hace es para el ser humano y todo est condicionado por l, hasta el

    propio modelo, que inexorablemente sucumbir porque no lo

    contiene.

    Saber que esto va a ocurrir, es la mejor esperanza.-

  • P g i n a | 31

    Este libro se termin de imprimir el da 20 de noviembre de 1998 en los talleres grficos de la

    EDITORIAL HERCA, Lavalle N 145 (4200) Santiago del Estero (Repblica Argentina.)