Mi Voz Se Irá Contigo

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    “MI VOZ SE IRA

    CONTIGO”

    CUENTOSDIDACTICOS DE

    MILTON H.ERICKSON

    Psic. JOSELITO CAMACHO BRITO

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    PALABRAS PRELIMINARES

    Los ingeniosos y encantadores relatos didácticos de Milton Erickson, esas

    historias que narraba a sus pacientes y a los que peregrinaban hasta su hogar para

    escucharlo sentados a sus pies, son extraordinarios ejemplos del arte de la

    persuasión. Muchos opinan que no merecen quedar arrinconados en los estantes de

    los psiquiatras, ya que si bien su propósito era terapéutico, orman parte de una

    tradición norteamericana mucho más !asta" la del ingenio humor#stico, cuyo ejemplo

    más excelso es Mark $%ain.

    Las sorprendentes ha&a'as de Erickson llegaron por primera !e& a mis o#dos

    cuando empecé a trabajar como redactor y copilador en el (nstituto de (n!estigaciones

    Mentales de )alo *lto, en +-. /eun#a a la sa&ón el material para el libro $echniques

    o 0amily $herapy, que copilamos junto con 1ay 2eley. 3l hab#a grabado muchas

    horas de con!ersaciones con Erickson, y me contaba sobre él una anécdota tras otra,

    que yo escuchaba absorto. Esta experiencia ue parte de mi iniciación en el campo de

    la terapia amiliar, y tu!o gran repercusión en m#. Me sent# sumamente honrado, pues,

    al solicitarme, +4 a'os más tarde, que escribiera estas palabras preliminares para la

    copilación de relatos didácticos de Erickson que reali&ó 5idney /osen.

    6escribir la manera de trabajar de Erickson no es sencillo, porque se encuentra

    en la l#nea di!isora entre el curador y el poeta, el cient#ico y el bardo. )or magniicas

    que sean las transcripciones nos dejan en alguna medida insatisechos. 7curre

    simplemente que la palabra escrita es incapa& de trasmitir las pausas, sonrisas y

    penetrantes y s8bitas miradas con que Erickson acompa'aba sus relatos, de registrar

    su perecto dominio de los tonos y matices de la !o&. En suma la palabra escrita no

    puede dar la idea de cómo Erickson se insinuaba ante sus oyentes.

    5#dney /osen ha resuelto este problema, aunque no estoy seguro del grado de

    éxito que pudo haber alcan&ado. En su calidad de disc#pulo, colega y amigo de

    Erickson, este lo eligió para que preparase la edición del presente !olumen, y como de

    costumbre su intuición no le allo. /osen tiene un modo muy peculiar de tomarnos de

    la mano en insinuarnos que Erickson esta en nuestra presencia, no parece haber entre

    él y nosotros obstáculo alguno.

    9na !e& asist# en el estado de la lorida del mundo subacuático: el p8blico

    estaba sentado en un recinto situado debajo del ni!el del suelo y separado con un

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    panel de !idrio de un gran estanque de piedra cali&a. El agua era tan clara y

    tranparente que los peces se acercaban al panel parec#an estar desli&ándose por el

    aire.

    9n experiencia semejante ue para m# la lectura de este libro, qui&ás porque /osenlograba hacernos percibir el campo relacional, medio natural del propio Erickson. El

    primer cap#tulo se abre con una obser!ación de Erickson a /osen sobre la naturale&a

    de lo inconsciente. * medida que Erickson !a entretejiendo las reminiscencias, datos

    biográicos personales, ideas curiosas o hechos poco corrientes, as# también /osen

    entrela&a sus ragmentos de comentarios acerca de tal o cual encuentro personal con

    Erickson, sus asociaciones ante alg8n relato particular y la orma en que el ;/osen<

    empleo estas historias en su propia labor terapéutica: a la !e&, no !a explicando las

    di!ersas técnicas que los relatos ejempliican. *s# pues, el comentario de /osen es en

    s# mismo el campo relacional en que están suspendidos tales relatos.

    )or a'adidura, /osen en ning8n momento parece estar escribiendo si no

    hablando, lo cual !uel!e a tra&ar entre él y Erickson: y su estilo es amable y cordial,

    carente de tecnicismos y muy directo. 6eliberadamente o no, lo cierto es que /osen

    crea un marco lo bastante natural como para que resalte ese trasondo el colorido y el

    brillo de las historias Ericksonianas. 6e todos modos, el eecto total trasciende al de

    cada elemento por separado prestando minuciosa atención a cada anécdota, estea!e&ado hipnoterapeuta talentoso ejecutante de las técnicas de Erickson nos entrega

    as# un libro que es, de hecho, un relato didáctico acerca de relatos didácticos.

    )erm#taseme que indique la manera en que los relatos de Erickson brotan los

    comentarios de /osen, tomando como base la primera parte del cap#tulo , =>on#a en

    tu inconsciente?. >omien&a contando bre!emente que en una oportunidad en que

    Erickson tu!o que pronunciar impre!istamente un discurso que no ten#a tiempo para

    preparar, se dijo as# mismo que deb#a coniar en el depósito de ideas y experiencias

    en él acumuladas a lo largo de los a'os. /osen subraya este tema de la conian&a en

    los propios poderes inconscientemente acumulados, e incluye una !i'eta con el t#tulo

    de =@e!isca?: en su simplicidad, ella ronda en torno de un recuerdo inantil y del

    momento que se implanto en la memoria. * este relato le siguen dos más sobre el

    mismo tema. En el ultimo, Erickson nos cuenta que cuando el tenia cuatro a'os de

    edad no toda!#a no hablaba, y que las personas que se inquietaban con esto, su

    madre les dec#a" =Aa hablara cuando llegue el momento?. /osen interrumpe aqu# le

    sir!e de relatos para decirnos sumariamente que esta que esta es una buena historiapara contar a los pacientes que están aprendiendo a entrar en trance.

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    El relato que sigue es esplendido. 5e titula =/ascar cerdos?. 6escriben la época

    en que el jo!en Erickson !end#a libros para pagarse los estudios, y en una ocasión en

    que estaba preocupado !enderle a un !iejo y duro granjero, este le dice que no quiere

    comprar ninguno y que se !aya con la m8sica a otra parte. 5in pensarlo siquiera,

    Erickson recoge unos guijarros del suelo y empie&a a rascar con ellos las ancas de los

    cerdos que le granjero estaba alimentando en ese momento. *l instante que el

    granjero cambiaba la opción y acepta comprarle los libros, porque, airma, =t8 sabes

    cómo rascar a los cerdos?

    En seguida /osen comenta la anécdota y para a describir la oportunidad en

    que la escucho por primera !e&. Le hab#a preguntado a Erickson porque moti!o lo

    escogió a él para que redactase el prologo de su libro hypnotherapy. 6espués de

    explicarle que cosa lo hab#a resuelto coniarle ese prologo, Erickson a'adió" =Me

    gusta la orma en que tu rascas a los cerdos?.

    Este ragmento nos da una idea de la rica textura del presente libro. >ada

    relato es tratado como si uera un objeto precioso perteneciente a una colección, un

    objeto que está lleno de recuerdos: y /osen comparte con el lector los dierentes

    signiicados que estos objetos e!ocan en él como indi!iduo y como cl#nico. 5i yo uese

    tan saga& como aquel granjero, comprar#a el libro. 5#dney /osen sabe como rascar a

    los cerdos.

    Lynn 2oman

    (nstituto *ckerman de $erapia 0amiliar 

    NOTA DEL COPILADOR

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     El jue!es BC de mar&o de +4D mi oicina de @ue!a Aork me teleoneó a

    5no%bird, estado de 9tah, donde yo estaba esquiando en mi temporada de

    !acaciones, para comunicarme que Milton Erickson hab#a muerto. )ensé en etty

    Erickson y la llame de inmediato. Me dijo que el !iernes Erickson hab#a concluido sus

    habituales cursos de la semana y autograió doce libros: el sábado se sintió todo el d#a

    algo cansado, y el domingo por la ma'ana repentinamente dejo de respirar. etty le

    aplico respiración artiicial y consiguió reanimarlo. 9n equipo paramédico la ayudo a

    lle!arlo al hospital, donde no pudo ele!ársele la presión arterial ;que ten#a un ni!el

    sistólico de cuarentaomo !eras muchas personas están planeando

    rendir tributo a su memoria en di!ersas ciudades del pa#s.? )or ortuna, pude llegar en

    mi automó!il hasta el aeropuerto de 5alt Lake >ity y arribar a )hoenix tras un corto

    !uelo. El clima caluroso y sereno de )hoenix contrastaba agudamente con el !entoso

    rio monta'és que acaba de dejar atrás.

    La reunión fue  realmente intima. El cadá!er de Erickson ue cremado, sus

    ceni&as esparcidas por el cerro 5qua%, cercano a su domicilio. 6urante la ceremonia

    hablaron cuatro personas" 1erey Geig, /obert )earson, Hay $hompson y Ernest

    /ossi. /ecuerdo las palabras inales de )earson" =Erickson se enrento solo con el

    sistema psiquiátrico establecido y le sacudió una tunda. Ellos toda!#a no se han dado

    cuentaI? /ossi recito y conto un se'o que hab#a tenido inmediatamente antes de

    recibir la llamada anunciándole la muerte de Erickson, y del cual despertó ba'ada en

    lagrimas.

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    Luego de los unerales, etty me dijo que ten#a algo para darme: eran las

    cartas que hab#an intercambiado Erickson y 5al!ador Minuchin. Este hab#a conocido a

    Erickson apenas una semana antes de su muerte: Erickson no hab#a llegado a leer la

    8ltima que Minuchin le en!iara, pero etty la contesto debidamente y le ped# permiso

    para que yo hiciera uso de ellas en este libro: Minuchin accedió gentilmente a ello.

    Esta 8ltima carta comien&a as#" =mi encuentro con usted ue una experiencia

    memorable. * lo largo de mi !ida he conocido un pu'ado de personas extraordinarias:

    usted es una de ellas.? A más adelante agrega"? me impresiono enormemente la

    orma en que usted es capa& de contemplar momentos simples y describirlos en toda

    su complejidad, as# como su conian&a en la capacidad de los seres humanos para el

    repertorio de experiencias que tienen dentro suyo pero ignoran.?

    >uan do !isite )hoenix en +C, me in!itaron a dormir en la peque'a casa de

    huéspedes anexa al consultorio de Erickson. *pro!eche la oportunidad para echar una

    mirada a su biblioteca y me causo impresión que muchos de sus libros lle!aran

    dedicatorias de sus autor, con testimonios de gratitud. Esos libros no !ersaban solo

    sobre hipnosis y psicoterapia si no sobre muchas otras disciplinas: los hab#a sobre

    Jurdjie, sobre planeamiento urbano, sobre literatura. Las dedicatorias eran rayadas a

    menudo en la de!olución: por ejemplo" =gracias por ense'arme la dierencia entre la

    sapiencia y el saber?. )ara quienes como yo, hab#amos seguido la obra de Ericksondesde las décadas de +K y +D, era gratiicante enterarse de que, próximo ya a los

    ochenta a'os, hab#a sido inalmente reconocido por un p8blico más !asto, sus

    métodos y técnicas podr#an beneiciar a mucho más personas. 6esde luego, en los

    c#rculos proesionales de la hipnosis Erickson era apreciado desde hacia tiempo como

    una igura prominente. 0ue undador y director de la 5ociedad @orteamericana de

    2ipnosis cl#nica. En la década del cincuenta tu!o a su cargo la redacción del art#culo

    sobre la hipnosis para la Encyclopedia ritánica. Era recuente que di!ersos

    proesionales solicitaron sus consejos en materia de hipnosis y de estados alterados

    de conciencia. En esa misma década hipnoti&o a *ldous 2uxley y colaborar con él en

    su estudio de dichos estados. Margaret Mead estudio junto a él durante más de

    cuarenta e incluso llego ormar parte de la sociedad de hipnosis cl#nica. Aa en la

    década del cuarenta la re!ista life se hab#a ocupado de obra Erickson en +B

    participo acti!amente en las conerencias Macy, en cuyo transcurso autoridades como

    Jregory ateson, y Margaret mead y el eminente psicoanalista La%rence Hubie

    debatieron cuestiones que lle!aron a la creación de la cibernética. )ese que a todo

    esto, la mayor#a de los legos y aun muchos psicoterapeutas jamás hab#an o#do hablar

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    de Erickson, cuando este apellidos misionaba lo correctamente era que dijeran" =ah,

    s#, EricksonN?O

    El interés por Milton Erickson estimulado por los escritos de 1ay 2aley quien

    estudio con él diecisiete a'os y llego a ser un destacado exponente de la terapiaamiliar. En echa más reciente, también los escritos y seminarios o talleres de

    /ichard andler y 1ohn Jrinder diundieron las ideas Ericksonianas.

    La lista de personas que quer#an concurrir a las sesiones grupales conducidas

    por Erickson era larga. * todos los que en el 8ltimo a'o lo llamaron con tal propósito y

    se le dijo que deb#a esperar más de un a'o, y que no se reser!ar#an turnos uturos

    hasta después de inali&ado el congreso internacional de hipnosis Ericksoniana, por

    celebrarse en )hoenix en diciembre de +4D.

    O 5e reiere al célebre psicoanalista, autor de inancia y sociedad, identidad, ju!entud y crisis los

    sue'os 5igmund 0reud interpreta dos etc. ;$<

    *l exponer su obra ante proesionales. >on demostraciones prácticas de

    hipnosis y a !eces con la ayuda de !ideocintas, compruebe que muchos estaban

    ansiosos por !isitarlo personalmente e. A como esto era imposible para la mayor#a, yo

    me preguntaba qué aspecto de sus ense'an&as podr#a trasmitir mejor, a estas y otras

    personas, la escancia de sus métodos terapéuticos y, a la !e&, un sentimiento decontacto personal con él.

    /ecuerdo un dialogo entablado en +C entre Erickson y uno de los psiquiatras

    que asist#an a su seminario. En un momento se !ol!#a hacia ese psiquiatra y,

    sonriendo, le pregunto" =Ptoda!#a piensa que la terapia consiste simplemente a relatar

    historiasQ? pues bien, aunque es ob!io que la terapia Ericksoniana no consiste

    8nicamente en relatar historias y anécdotas, lo cierto que no consist#a únicamente en

    relatar historias y enecdotas,lo cierto es que uno de sus elementos undamente les era

    lo que yo he denominado =cuentos didácticos? En agosto de +C,Erikson me autori&o

    a escribir un libro sobre esto? cuentos didácticos?, en no!iembre de ese mismo a'o

    acepto ser coautor del libro, y irmamos nuestro contrato de edición unos tres meses

    antes de su allecimiento. Estos? cuentos didácticos? ueron narrados por Erickson a

    sus pacientes y disc#pulos a lo largo de muchos, a'os En los 8ltimos seis

    aproximadamente, se reunió con grupos de psicoterapéuticas casi todos los d#as, En

    el curso de estas sesiones se hablaba sobre la hipnosis, la terapia y la !ida. A

    Erickson apelaba generosamente a esos =cuentos didácticos?. La mayor#a de losnombres de personas que parecen en las historias que siguen son icticios, con

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    excepción de los que corresponden a los miembros de la amilia Erickson: estos

    8ltimos me aseguraron que no ten#a ninguna objeción a que se utili&aran sus nombres.

    6ebo agradecer Elaine /oseneld, 6a!a Reinstein y 1oan )oel!oorde la ayuda que

    me prestaron para obtener material: a Ernest /ossi, su apoyo y aliento: y a 1erey

    Geig la generosa entrega que me hi&o de su tiempo y de sus inestimables ideas. 9n

    agradecimiento especial merece etty Erickson por la conian&a que deposito en mi,

    sabiendo que no habr#a de tri!iali&ar la obra de su esposo, as# como por el tiempo que

    dedico a re!isar el manuscrito y los relatos !inculados a la amilia, y su insistencia en

    que yo uera exacto aun en los detalles más nimios, )or supuesto, a mi

    responsabilidad incumbe cualquier apartamiento respecto de las normas que era

    estableció.

    Sidney Rosen, Nueva York, 1981

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    CAMBIAR LA MENTE INCONSCIENTE

    =Lo que t8 no ad!iertes, 5id, es que la mayor parte de tu !ida está determinado

    en orma inconscientes?. >uando escuche estas palabras de Erickson, reaccione en la

    misma orma en que lo hacen muchos de mis pacientes cuando les digo eso mismo"

    pensé lo que quer#a decir era que mi !ida estaba predeterminada, y que todo cuanto

    yo pod#a esperar era percatarme de esos pautamientos inconscientes tan irmemente

    establecidos. )ero más tarde comprend# que lo inconsciente no es por uer&a

    inmodiicable. $odas y cada una de nuestras experiencias actuales aectan tanto

    nuestra mente consciente como inconsciente. 5i leo alg8n ragmento que me inspira,

    mi mente se abra modiicado, lo mismo si cono&co a una persona importanteFimportante para m#SS. En !erdad, la eicacia de cualquier psicoterapia se undamenta

    en la capacidad de la persona para cambiar, en gran medida como consecuencia de

    un encuentro con otro u otras personas.

    En mi opinan, este cambio se logra de una manera más eecti!a y permanente

    cuanto más se aplica el terapeuta a inluenciar las pautas inconscientes de su

    paciente, que con recuencia incluyen sus !alores y marcos de reerencia. Erickson

    sosten#a este mismo punto de !ista, y hacia el in de su !ida desarrollo un método

    muy ruct#ero para alcan&ar este objeti!o" sus seminarios didácticos.

    La 8ltima !e& que lo !i me explico como hab#a surgido este método" =El tiempo

    que dedicaba s un solo paciente era excesi!o. Mi propósito más bien era ense'as a

    muchas  personas a pensar y a manejar sus problemas. 2e recibido decenas y

    decenas de cartas que declaran" =usted modiico por completo mi manera de tratar a

    los pacientes?. $engo un gran n8mero de pacientes pero los !eo cada !e& menos.

    >ada !e& es mayor la cantidad de pacientes que atiendo, cada !e& durante menos

    tiempo?. Le indague" =PA esta es consecuencia deIQ? /espondió" =6e que !inieran

    aqu# y me dejasen relatarles historias. Luego !ol!# al lugar donde !i!#an y modiicaban

    su práctica cl#nica.? >omo es ob!io, el hecho =de que !inieran y me dejasen relatarles

    historias? implica expectati!as y mensajes en muchos planos. )or ejemplo cualquiera

    que pase un tiempo junto a Erickson probablemente terminara experimentando

    di!ersos ni!eles de trance hipnótico. La persona que tiene expectati!as positi!as, en

    estado de trance, se halla en las mejores condiciones para acoger los mensajes e

    inluencias que Erickson trasmit#a atre!es de sus historias. A el airmaba que si su

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    oyente se =ol!idaba? de alguno de eso relatos, !ale decir, si desarrollaba una amnesia

    con respecto a él, su eecto podr#a ser más potente toda!#a.

    En su costumbre de narrar anécdotas y relatos Erickson se gu#a, desde luego,

    una antiqu#sima tradición. Los cuentos y leyendas han sido utili&ados desde tiempoinmemoriales para trasmitir !alores morales, éticos y culturales. Aa se sabe" una

    p#ldora amarga puede tragarse más ácilmente si !iene en!uelta en una dulce

    cobertura. $al !e& alguien desestime una predica moral directa, pero la orientación y

    las directi!as de otro resultaran aceptables si están insertas en una narración

    interesante, di!ertida y bien contada. >on este in, los relatos de Erickson apelan a

    muchos artiicios narrati!os, incluido el uso del humor y de inormaciones interesantes

    Fpor ejemplo, datos médicos, psicológicos y antropológicos poco conocidosSS. Las

    sugestiones terapéuticas !ienen intercaladas en relatos cuyo contenido tiene un

    !#nculo muy remoto con las inquietudes del paciente y con los temas que el terapeuta

    enoca maniiestamente.

    El estado de trance, seg8n Erickson, es aquel en que hay más probabilidades

    de que se produ&ca el aprendi&aje y la apertura del cambio: no se reiere a un estado

    incluido de somnolencia. Los pacientes no son =sometidos? dirigidos para la !oluntad

    del terapeuta, ni pierden el control de sus actos. En realidad, el trance es un estado

    natural, que todos experimentamos. El estado de trance con el que más amiliari&adosestamos es el de sue'o diurno o enso'ación, pero también se producen estados de

    trance cuando meditamos, oramos o reali&amos determinados ejerciciosFcomo el

    aerobismo, que ha sido denominado, =meditación en mo!imiento?SSS.En estas

    situaciones. >iertas !i!encias sensoriales y ps#quicas interiores asumen un carácter

    !i!ido, tanto que pierden importancia los sonidos y mo!imientos exteriores.

    En el estado de trance los pacientes suelen comprender de manera intuiti!a el

    signiicado de sue'o, s#mbolos y otras maniestaciones inconscientes. 5e

    despreocupan de sus ideas y de sus problemas y se aproximan a lo que Erickson

    denomina =aprendi&aje inconsciente?. )ueden aceptar entonces con menores cr#ticas

    las sugestiones del hipnoti&ador, aunque sin ellas entran en pugna con los !alores que

    el indi!iduo sostiene, esa aceptación es solo transitoria o no se produce. )uede no

    recordar la experiencia del trance o parte de ella, pero esto no constituye un aspecto

    esencial.

    )ara ayudarlo a entra en trance, el terapeuta capta la atención del paciente y la

    dirige hacia su interior, hacia una b8squeda interna, de modo de generar una

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    respuesta hipnótica. Esta 8ltima se relaciona con las necesidades y expectati!as y con

    la directi!a que le dio el terapeuta, y procede de su =!asto deposito de conocimientos?.

    Las sugestiones terapéuticas que apuntan a obtener esta respuesta pueden ser

    indirectas y estar entreme&cladas con una con una con!ersación corriente o la

    narración de un relato interesante. ;En su libro hypnotherapy , Erickson y Ernest /ossi

    han descrito algunos métodos concretos utilices para este propósito.<

    El terapeuta se mantiene alerta a in de percibir los sutiles cambios que indican

    la =atención de respuesta? del sujeto" un ablandamiento de los m8sculos áciles, la

    mira ija sin parpadeo, una inmo!ilidad casi total. *s# está presente esta constelación

    de elementos, el terapeuta puede presumir con total seguridad que su paciente ha

    entrado en un trance ligero. Entonces puede ormularle una sugestión o simplemente

    decirle" =Eso es. Tuédese con eso?, en la certe&a de que el sujeto estaba abordando

    material inconsciente.

    Los relatos de Erickson suelen seguir pautas arquet#picas, como las que

    presentan los cuentos de hadas, las parábolas b#blicas y los mitos populares. (ncluyen

    a menudo, como estos 8ltimos, el tema de la b8squeda. El cumplimiento de algunas

    de las tareas asignadas por Erickson tal !e& no tenga el carácter heroico de la

    b8squeda del Uellocino de 7ro, pero los sentimientos y dramas interiores son

    similares. A en muchas de sus narraciones, en especial las que !ersan sobre suamilia, hay rasgos particularmente norteamericanos. )or este moti!o se ha dicho que

    Erickson es una especie de héroe popular de Estados 9nidos.

    @o obstante, uno podr#a preguntarse cómo es que el solo hecho de escuchar

    un relato, aunque sea un trance hipnótico, puede ser pro!echoso para un paciente o

    un alumno. En muchos aspectos, el eecto es similar al del =embrujo? que se siente

    después de !er una buena pel#cula de cine. 6urante la proyección, muchos

    espectadores entran en un estado alterado de conciencia, se identiican con uno o

    más personajes y salen del cine =tranceSormados?O. )ero este sentimiento dura poco,

    a lo sumo die& o quince minutos. En contraste con ello, las personas que han

    escuchado un relato de Erickson !uel!en a reerirse a él muchos a'os más tarde: el

    cambio que produjo en sus actitudes y conducta puede haber sido permanente.

    Erickson explicaba la perdurabilidad de estos cambios por el hecho de

    producirse en el contexto de la =hipnosis?, que él dein#a como =la e!ocación y

    utili&ación de los aprendi&ajes inconscientes?. 5i un terapeuta es capa&, recurriendo o

    no a los relatos, de ayudar a un indi!iduo a ponerse en contacto con su propio saber

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    desapro!echado, lo más probable es que éste incorpore a su conducta esos ol!idados

    conocimientos, y que ello dé por resultado un comportamiento más constructi!o y

    autoortalecedor.

    PEn qué se dierencia este proceso de un =la!ado de cerebro?Q Tui&ás la principaldierencia radique en que, sin un reuer&o cultural, los la!ados de cerebro tienden a

    disiparse. )or ejemplo, durante la guerra de >orea a muchos prisioneros de guerra

    norteamericanos se los sometió a la!ados de cerebro para que aceptaran creencias

    antinorteamericanas: miles ellos declararon luego que quer#an permanecer en >hina

    comunista en !e& de retornar a su patria. )or lo que parece, sin embargo, después de

    haber sido repatriados, la mayor#a de ellos, si no todos, !ol!ieron a sus antiguas

    creencias.

    O1uego de palabras" =tranceSormed? se pronuncia en inglés igual que =transormed?

    ;transormados

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    >omo ya dijimos, la mente inconsciente puede ser inluida mediante alujos

    externos positi!os. El solo hecho de trabajar relación con un terapeuta como Erickson,

    optimista y alentador del crecimiento, puede con!ertirse en uno de esos alujospositi!os, que es reor&ado, complementado y dirigido mediante los =cuentos

    didácticos?. *l narrar sus historias, Erickson a'ade datos nue!os, suscita nue!os

    sentimientos, prescribe nue!as experiencias. * tra!és de estos relatos, un indi!iduo

    que ha librado batalla durante a'os con su propia concepción estrecha y culposa de la

    !ida puede encontrarse con una iloso#a como la de Erickson, permisi!a y celebradora

    de la !ida. A estas ideas penetran en él en muchos ni!eles, incluso en el inconsciente.

    )ueden serle presentadas en el estado de !igilia o durante la hipnosis: encualquier caso, el paciente descubrirá que no tiene por qué descansar exclusi!amente

    en sus arraigados y circulares esquemas de pensamiento, que no tiene por qué

    =arreglárselas? con su limitada iloso#a y sus limitados mecanismos mentales. En parte

    gracias a estas historias ad!ertirá que existen para él nue!as posibilidades, que es

    libre de abra&ar o recha&ar tanto en el plano consciente como inconsciente.

    En ocasiones se identiicará con el personaje de un relato o con el propio

    Erickson Vel maestro capa& de hacer rente con éxito a los arduos desa#osS.

    Experimentará en tal caso un sentimiento de reali&ación, que lo habilitará para abordar

    determinada situación con mayor conian&a en s# mismo. (lustra esto el tratamiento de

    problemas sexuales como el de la eyaculación preco&. 5i en el curso de un trance

    hipnótico un paciente ha sido capa& de go&ar !icariamente del acto sexual, el

    terapeuta habrá agregado a sus recuerdos el sentimiento de éxito y la expectati!a de

    que ese éxito puede repetirse.

    6esde luego, no todos los cuentos didácticos de Erickson ;y por cierto ninguno

    de ellos en su totalidad< están encaminados a aportar al inconsciente tales alujos

    positi!os. *lgunos pretenden remo!er y traer a la conciencia una sensación de alta de

    !italidad, de estancamiento o de, inautenticidad. El sujeto apelará entonces a sus

    propios recursos inconscientes a in de remediar la situación. $ambién puede hallar en

    algunos relatos apoyo emocional e intelectual.

    * !eces basta recordar una sola de las rases dichas al pasar por Erickson en

    sus relatos para que se altere toda la manera de !i!ir una jornada. En cierta ocasión,

    eso ue lo que me aconteció mientras caminaba por un prado. 6e repente me !ino a lamente una pregunta que hab#a hecho Erickson" =P5ab#as t8 que cada bri&na de hierba

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    tiene un mati& dierente de !erdeQ? Miré con más atención el prado que me rodeaba.

    Era !erdadN 6urante todo el resto del d#a caminé con los ojos más abiertos que de

    costumbre.

    Muchos de los relatos de Erickson parecen implicar interacciones personales yaun manipulación de otros indi!iduos, y alguien podr#a extraer la equi!ocada

    conclusión de que lo que él quiere es ense'arle a la gente a manipular a los demás.

    Esto se halla muy lejos del !erdadero propósito de los relatos o de sus eectos, que se

    maniiestan undamentalmente en cambios interiores. Jran parte de quienes los han

    escuchado comprueban que empie&an a obrar con mayor libertad y creati!idad: y esto,

    ob!iamente, procede de ciertos cambios interiores. $al !e& podamos comprender

    mejor esos cambios si entendemos los relatos y sus personajes como representati!os

    de estructuras ps#quicas interiores. )or ejemplo, los padres que aparecen en uno de

    ellos pueden representar modelos o gu#as, uentes de amor y de apoyo, o bien de

    orientación irracional: con suma recuencia representan el origen de las uer&as

    coacti!as irracionales. El ni'o de una historia tal !e& este subrango al que tenemos

    dentro nuestro, ese ni'o inexperto, ansioso de aprender pero sin saber cómo hacerlo,

    natural y espontanea en su ingenuidad, dotado de un repertorio limitado de respuestas

    y de conductas. 5i el oyente se identiica con ese ni'o y luego escucha que ha

    logrado superar los obstáculos que se opon#an a su crecimiento y a su libertad, no es

    raro que se sienta esperan&ado.

    *lgunos cambios intraps#quicas pueden ser consecuencia del proceso de

    =reparentali&ación?, concepto que aplico Jacqui Lee Schiff en su libro, Transnational

     Analysis Treatment of psichosis, A que Erickson dio un empleo más amplio mediante

    su procedimiento de reempla&ar los mandatos =parentales? pre!ios con nue!as ideas,

    instiladas mediante sugestiones posthipnóticas.

    Estas sugestiones posthipnóticas eran !eces acilitadas mediante unas rases

    que Erickson sol#a incluir en sus inducciones hipnóticas" =A mi !o& !a contigo a nue!as

    partes?. Esta rase le permit#a mantenerse en contacto con el sujeto en estado de

    trance, con independencia a la proundidad de su regresión, a la !e& que le ser!#a

    como se'al indicati!a de las sugestiones posthipnóticas. 7tra rase indicadora de

    esta #ndole era" =A !eras una ráaga de calor.? Mucha después de la sesión

    terapéutica, cuando el paciente !iera una =ráaga de calor?, responder#a a las otras

    sugestiones posthipnóticas ormuladas al mismo tiempo que esa. Estas sugestiones

    pod#an incluir mandatos o ideas que serian =o#dos? ;con recuencia en la propia !o& dErickson< como si pro!inieran de un progenitor introyectado o superyó. En cualquier

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    psicoterapia puede darse esta introyección de la !o& del terapeuta, pero es mucho

    más probable que aconte&ca cuando el paciente se encuentra en trance hipnótico.

    9na de las posibles explicaciones de este enómeno ue lo que dio La%rence Hubie en

    una reunión de la *sociación )sicoanal#tica @orteamericana. *puntó el doctor Hubie

    que en el trance hipnótico queda abolida la distinción entre el hipnoti&ador y el sujeto,

    y este escucha la !o& de aquel como si procediera de su propia cabe&a, como su

    propia !o& interior. $al lo que ocurre. La !o& de él se !ol!#a la !o& de uno, e iba con

    uno a todas partes.

    E!identemente, para trasmitir de manera !i!ida estos relatos habr#a que

    hacerlo mediante !ideocintas, o por lo menos con cintas magnetoónicas. 5in duda se

    tendr#a as# una mejor idea de lo importante que eran los cambios de !o& de Erickson,

    sus silencios, la posición de su cuerpo en cada circunstancia, sus indicadores no

    !erbales. )or desgracia, en la actualidad se dispone de pocas !ideocintas, y la

    mayor#a de las cintas magnetoónicas son escasamente inteligibles. 9na de las

    !entajas de la publicación impresa de estos relatos es, precisamente, que as# será

    más ácil examinarlos y estudiarlos.

    INTERPRETACION DE LOS METODOS

    TERAPEUTICOS DE ERICKSON

    La casu#stica de Erickson suele rele!ar curas en apariencias mágicas, y ciertas

    personas reaccionaron rente a esto con incredulidad, en todo que otros estimaron que

    los correspondientes inormes, pese a estar muy correcta y atracti!amente escritos,

    eran de todas manera icticios. Mi obser!ación personal de Erickson en su trabajo conpacientes me permite dar e de que algunas de esos inormes, por lo menos nada

    tiene de icticio. Más aun, creo que todos ellos se entienden a los hechos, y la labor

    editorial a que ueron sometidos no hi&o si no !ol!erlos más legibles, y qui&ás más

    espectaculares, de lo que es habitual en la mayor#a de los inormes cl#nicos. 2ay

    también personas persuadidas de que Erickson lograba pacientes, disc#pulos y otros

    terapeutas cambios reales y espectaculares, pero sostienen que probablemente

    dichos cambios eran el resultado de alg8n carisma especial, no transmisible a otros

    terapeutas. @o obstante, en los 8ltimos tiempos se han reali&ado tentati!as de estudiaren orma más anal#tica sus modalidades de comunicación.

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    En su libro Uncommom Therapy. 1ay 2aley  puso el acento en el carácter

    estratégico del método de Erickson. 2aley deinió la =terapia estratégica? como aquella

    en la cual =el cl#nico toma la iniciati!a de lo que habrá de ocurrir durante la terapia y

    establece un método particular para cada problema?. )untuali&ó que Erickson no solo

    se comunicaba metaóricamente con sus pacientes, sino que además =operaba dentro

    de la metáora a in de producir un cabio?. 5e'alo que Erickson e!itaba las

    interpretaciones, y que a su juicio, =las interpretaciones t#picas, por !#a del =insight?, de

    las comunicaciones inconscientes, son absurdamente reduccionistas, como si se

    pretendiera resumir una obra entera de 5hakespeare en una oración?. 2aley destaco

    que entre las caracter#sticas primordiales de la terapia Ericksoniana se encontraba el

    =aliento de resistencia?, el =orecimiento de una alternati!a peor?: la =rustración de una

    respuesta para alterarla?, la =siembra de ideas?, la =ampliación de una di!ersión? y la=prescripción del s#ntoma?.

    andler y Jrinder, con su enoque =neurolingW#stico?, ha interpretado

    microscópicamente las comunicaciones de Erickson, se'alado, !erbigracia, su

    tendencia a =marcar? las sugestiones intercaladas en un relato. /eali&aba esta

    =marcación? con sus pausas, su tono de !o&, los cambios de la postura del cuerpo:

    también precediendo la sugestión =marcada? con el a'adido del nombre del paciente.

    Ernest /ossi, en los libros Hynotic Realities e hypnotherapy, di!idido en cincoetapas las inducciones hipnóticas de Erickson y sus ormas indirectas de sugestión" +<

    ijación de la atención: B< despotenciación de los marcos de reerencia y sistemas de

    creencias habituales: < b8squeda inconsciente: K< proceso inconsciente, y <

    respuesta hipnótica, cada !e& de estas etapas conduce a la siguiente. Los autores

    han denominado a este método =de utili&ación para la 2ipnoterapia?. En estas obras y

    en las de Watla!ic", #han$e y the len$ua%e of #han$e, se anali&a la tesis de que

    Erickson se comunicaba con el hemiserio derecho de cerebro, que se ocupa

    primordialmente de los procesos primarios, el lenguaje arcaico, las emociones, el

    espacio y las ormas ;!ale decir, las imágenes

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    pueden crear conusión y as# promo!er en el sujeto una buena respuesta hipnótica. 4<

    (mprimen su huella en la memoria, haciendo =que la idea expuesta sea más

    rememorable?.

    APLICACIONES DE LOS RELATOS

     DIDACTICOS EN LA TERAPIA

    9no de los métodos más 8tiles e importantes de Erickson es el que podr#amos

    denominar =lectura de la mente?. 7bser!ando minuciosamente la conducta y respuesta

    del paciente. A mostrándoselas luego como relejadas en un espejo, Erickson le

    trasmit#a la sensación de que su mente era le#da por él, y de que lo conoc#a realmente.

    Esta clase de =conocimiento? crea una relación intima. El )rapport* , ese !inculo de

    ainidad que es imperati!o alcan&ar en cualquier clase de psicoterapia, aparentemente

    se establece con más rapide& durante la hipnosis que en las demás !ariedades. ;Esinteresante apuntar que en este sentido *nton Mesmer ue primero en utili&ar el

    término )rapport*   en relación con la terapia.< La mayor#a de los terapeutas,

    independientemente de la =escuela? a que pertene&can, coincidirán en la importancia

    de este =!inculo médicoSpaciente? o rapport. 9n uerte !#nculo hace que el paciente se

    sienta coniado, seguro y comprendido, y pueda a!enturarse en el mundo externo

    como en el interno con más irme&a y más dispuesto a correr riesgos.

    El tipo de =conocimiento? a que aqu# nos reerimos es muy distinto del modohabitual en que le terapeuta anal#tico llega a conocer =acerca de? su paciente. 6e

    hecho Erickson no necesitaba contar con gran cantidad de antecedentes sobre un

    sujeto, ni siquiera sobre sus s#ntomas. Es !álido especular que su conocimiento era

    =intuiti!o?, pero solo si entendemos que su intuición se undaba en un largo, laborioso y

    minucioso entretenimiento de la obser!ación. Esta no solo abarcaba cuestiones

    simples como los mo!imientos corporales, la respiración y el pulso cardiaco ;apreciado

    en el cuello

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    historia, o bien desarrollar#a lo que !en#a relatando de modo tal de intensiicar esa

    pregunta. 5us relatos no eran, pues, solo terapéuticos" eran además procedimientos

    diagnósticos.

    Los cuentos didácticos eran siempre empleados por el Vy deben serloFenconjunción con otros principios de la terapia Ericksoniana, ya esbo&ados por 2aley y

    otros autores, como la prescripción del s#ntoma, la utili&ación de la resistencia y el

    reencuadre. * menudo le indicaba al sujeto la reali&ación de ciertas acti!idades y aun

    le impon#a tareas pesadas o sacriicadas. El cambio ten#a lugar como resultado de la

    interacción de tales acti!idades como las modiicaciones intraps#quicas, en el contexto

    de un !#nculo médicoSpaciente estrecho y coniable.

    5eg8n él mismo declaro en un libro Hypnotherapy , Erickson captaba laatención del paciente merced a la sorpresa, el impacto, pro!ocándole duda y

    conusión, y recurriendo ampliamente en sus relatos a inerencias tácticas, preguntas,

    bromas y retruécanos. $odas sus historias ten#an estructura y argumento, a menudo

    con in. 5ol#an a!an&ar hasta un cierto =cl#max?, para dar lugar posteriormente a una

    sensación de ali!io o de éxito. El empleo de los cuentos didácticos pone de relie!e un

    principio ormulado por Erickson en Hypnotherapy Realities" =>uando abordes un

    problema concéntrate en ese interesante esquema y pasar por alto la agobiadora tarea

    que él implica.? En primer término, hay que identiicar un esquema interesante. En lasrespuestas y s#ntomas del paciente: a continuación, escoger uno o !arios relatos que

    suministren una primera analog#a de esos esquemas del paciente, para proceder más

    tarde a obtener un esquema mejor. Erickson lo expuso en estos términos a su nuera

    >ookie" =)rimero debes orecer un modelo un rol acorde al mundo del paciente. Luego

    debes orecer como modelo debes orecer un modelo acorde a ese mundo.? Ejemplo

    de ellos el siguiente relato, titulado =placer !icioso?

    PLACER VICIOSO

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    9na mujer de algunos mas de treinta a'os llegó y dijo" =supongo que usted no

    quiere entenderme?. Ao le dije" =Eso es lo que usted supone. PLe interesar#a saber lo

    que supongo yoQ?. =La !erdad?, agrego ella, =es que no mere&co su atención?.

    >uando ten#a seis a'os mi padre me molestó sexualmente, y desde entonceshasta los diecisiete a'os me utili&o como objeto sexual en orma regular, !arias !eces

    por semana. A cada !e& que él lo hac#a yo estaba atemori&ada, parali&ada de terror.

    Me sent#a sucia, !ulgar a!ergon&ada una piltraa.

    =cuando tu!e diecisiete que ya era lo bastante uerte como para apartarme de

    él y me abr# camino hasta que termine la escuela secundaria, en la esperan&a de que

    eso me dar#a respeto por m# misma. )ero no ue as#. )ensé entonces que tal !e& un

    diploma de licenciada de artes me dar#a ese autorrespeto. Me abr# camino por launi!ersidad. Me sent#a a!ergon&ada, !ulgar, indecente. Era un terrible sentimiento de

    desenga'o. )ensé que la licenciatura me dar#a ese autorrespeto, pero no ue as#. A

    durante toda mi carrera uni!ersitaria, y hasta en el ciclo de la licenciatura, me hac#an

    proposiciones amorosas. Eso probaba que yo no era merecedora de ese autorrespeto.

    )ensé en seguir el doctorado, pero los hombres continuaron haciéndome

    proposiciones. 2asta que abandone y me con!ert# en una prostituta com8n. )ero esto

    no es muy agradable. 9n tipo me oreció irme a !i!ir con él. ueno una chica necesita

    comer y tener un techo donde guarnecerse, as# que acepte.

    =El sexo ue una experiencia horrible. 9n pene es algo tan duro y tan

    amena&adorIAo me quedaba pasi!a, llena de temor. Era un penosa, horrible

    experiencia. Ese hombre se canso de m# y me ui a !i!ir con otro. A lo mismo !ol!ió a

    ocurrir una y otra !e&, hasta que decid# !enir a !erlo a usted. Me siento hecha una

    basura. 9n pene erecto me aterrori&a y me !uel!e impotente, débil y pasi!a. Me pongo

    contenta cuando el hombre acaba.

    =)ero lo cierto es que tengo que !i!ir. $engo que !estirme y tener un techo: en

    esencian no me mere&co nada más?.

    Ao le dije" =Es una triste historia. A la parte triste de todo esto esI Tue usted

    es imbécilN Me dice que le tiene miedo a un pene auda&, duro y erecto y eso es

    imbécilN 9sted sabe que tiene una !agina, yo también lo sé. 9na !agina es capa& de

    con!ertir el pene más grande, auda& y prepotente en un objeto des!alido y lojo y su

    !agina pue+e etraer un placer -icioso re+ucin+olo a ese ob%eto +es-ali+o y flo%o.*

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    =El cambio que experimento su semblante ue mara!illoso. =$engo que regresar

    a Los Xngeles?, me dijo. =P)uedo !ol!er a !erlo dentro de un mesQ? =)or cierto?, le

    aseguro yo.

    9n mes más tarde regreso y dijo" =9sted ten#a ra&ónN Me ui con un hombre ala cama y extraje un enorme !icioso placer en reducirlo al des!anecimiento, no me

    lle!o mucho tiempo conseguirlo, y lo disruté. A luego probé con otro hombre, y paso lo

    mismo. A con otro. es un placer enormeN *hora !oy a obtener mi doctorado y

    dedicarme a la psicopedagog#a, esperare hasta que pare&ca un hombre con el que

    tenga ganas de !i!ir?"

    La llame =imbécil?. Realmente consegu# atrapar su atención. A luego le dije

    =placer !icioso?. Ella se sent#a agra!iada por los hombres, sin lugar a dudas. *demásyo le dije =placer?.

    >uando Erickson me narro esto, le comenté" =)or la orma en que usted

    describió ese pene duro, lo hi&o aparecer muy atracti!o yI enigmático. )orque en lo

    que usted hi&o hubo cierta seducción !erbal. 9sted le estaba penetrando !erbal e

    imaginariamente?.

    La primera parte del relato, la que concluye con =Ino me mere&co nada más?,

    es una presentación del paciente de un modelo de su propio mundo. 5i se cuenta estoa un sujeto que ha procurado inructuosamente superar su escasa autoestima

    mediante cambios exteriores ;alcan&ar t#tulos uni!ersitarios, dejarse utili&ar por los

    demás

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    temor a los hombres y autodesprecioFes reenunciado as#: =9sted me está diciendo

    que tiene miedo de un pene auda&, duro y erecto?. La palabra =miedo? condensa los

    temores de la paciente no solo hacia os hombres, sino hacia la !ida en general. A se le

    asegura inalmente que dicho temor es =imbécil? ;acostumbrándola a que se conciba

    as# misma como una imbéciluando él o cualquier otra persona narra un relato como éste,

    queda en el oyente la esperan&a de que los problemas de esta #ndole puedan ser

    resueltos. A como he dicho, los =problemas de esta #ndole? no son solo las diicultades

    sexuales pro!ocadas por un incesto, sino que pueden incluir temores óbicos,

    situaciones ans#ogenas o impedimentos para airmar la propia personalidad. Las

    metáoras de este relato brindan muchos =ganchos? de los cuales colgar toda suerte

    de problemas de cólera, des!alimiento y autoairmación.

    =)lacer !icioso? es un hermoso ejemplo del uso del reencuadre para tocar un

    sentimiento de pasi!a impotencia en otro de dominio acti!o. $ambién demuestra como

    puede apelarse al reencuadre para sacar a un sujeto de una posición de sometimiento

    y pasarlo a otra en que él es quien manda. )or más que la paciente hab#a puesto el

    acento en su temor e impotencia, Erickson ad!irtió que ten#a además un intenso

    resentimiento hacia los hombres y lo ligó con un potencial placer al respecto: de ah#

    que empleara la e!ocati!a rase =placer sexual?.

    6espués de leer este relato, Pnos sentiremos más inclinados a admitir

    nuestros sentimientos y hacernos cargo de ellosQ PEstaremos en mejores condiciones

    para hacer rente a las uer&as que sentimos que nos a!asallan, y complacernos en

    dominarlas y reducirlas a la impotenciaQ

    Es probable que el terapeuta que emplee los cuentos didácticos de Erickson

    experimente una merma de su ansiedad habitual: podrá entonces centrarse mejor en

    el asunto entre manos y ayudar al paciente a mostrarse mejor más ranco, a buscar

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    soluciones no!edosas para sus diicultades y nue!os marcos de reerencia. El simple

    hecho de disponer de un repertorio de relatos puede darle al terapeuta un sentimiento

    de control, dominio y competencia. *demás, al leer o narrar uno de los relatos de

    Erickson, no es raro que él mismo. En ese estado de trance, ya sea por sus

    asociaciones relati!as a Erickson o por el =eecto hipnótico? inherente al relato mismo.

    En ese estado de trance, no solo disminuirá su ansiedad, sino que dará mayor cabida

    a sus propias asociaciones inconscientes. 6e esta manera, estará mejor habilitado

    para ayudar al paciente a abandonar sus angustias, explotar sus potencialidades y

    descubrir nue!as maneras de !er las cosas.

    2e comprobado que para el terapeuta el mejor procedimiento de selección de

    relatos consiste en entregarse a sus propias asociaciones libre, entendiendo por tales

    no solo las de tipo intelectual, sino también las respuestas corporales, emociones,

    percepciones y, en particular, imágenes. 6aré sendos ejemplos de mi aplicación de

    relatos de Erickson en el tratamiento de dos pacientes.

    El primero era un indi!iduo de treinta a'os de edad que practicaba la religión

     jud#a 1as#dica. Me ue en!iado por su esposa, quien hab#a le#do acerca de las técnicas

    Ericksonianas y pensaba que yo podr#a ayudar a su marido con un problema que

    databa de antiguo" le era imposible le!antarse de la cama a una hora ra&onable.

    6esde que cru&aba el decimo grado de la escuela jud#a, jamás hab#a podidole!antarse antes de las once o doce de la ma'ana. * ra#& de esto no pudo conser!ar

    ning8n ejemplo: no obstante, se hab#a amoldado a trabajar en un negocio de la amilia.

    *sia un a'o que estaban casados, y la esposa encontraban demasiado molesto e

    inoportuno perder diariamente una hora en procurar le!antar a su marido todas las

    ma'anas.

    En la primera sesión el paciente me conto que hab#a sido hipnoti&ado !arias

    !eces por un hipnoti&ador muy conocido.

    Este 8ltimo hab#a maniestado su satisacción por ello, pero el paciente no

    estaba igualmente satisecho. Lo somet# a una inducción hipnótica corriente,

    empleando las técnicas de la le!itación del bra&o y ijación ocular: llego a cerrar los

    parpados y a sentir sensación de pesade& en el bra&o.

    5in embargo, al inal de la sesión insistió que él no hab#a sido hipnoti&ado, que

    simplemente hab#a querido cooperar conmigo Vpese que yo le hab#a pedido que

    tratara de no cooperarSS. *l poco rato de concluir la sesión me teleoneo para decirmeque cuando le conto a su esposa el procedimiento hipnótico seguido por m#, ella no

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    dudo que uera lo bastante =no con!encional? como para considerarlo un método

    Ericksoniano.

     En la segunda sesión, comencé a ad!irtiéndoles" =ya hemos determinado que

    no pueden ser hipnoti&ados a su satisacción, por más que tanto el otro hipnoti&adorcomo yo pensábamos que usted ue hipnoti&ado. En consecuencia, no perderemos

    más tiempo tratando de persuadirlo de que usted puede ser hipnoti&ado.? >omo

    réplica, el paciente me relato un caso acerca del cual él y su esposa hab#a le#do, y

    que era lo que ellos entend#an por terapia =Ericksoniana?" Erickson hab#a tratado un

    matrimonia de enuréticos haciendo que se pusieran de rodillas todas las noche en la

    cama y orinar ah# mismo, y luego se acostaran sobre las sabanas mojadas.

    Ao inicie entonces una larga di!agación acerca del !alor de la menteinconsciente, en cuyo transcurso el paciente mostro e!identes se'ales de relajación,

    sus parpados se cerraron y pareció entrar en trance hipnótico. @o puse en tela de

     juicio la proundidad de su trance, sino que mientras hablaba comencé a asociar la

    historia de los enuréticos, y recordé el comentario que hab#a hecho Erickson al inal

    del relato" =Pquieren ustedes saber cuál es la técnica inalible para !i!ir una larga !idaQ

    6espiértense todas las ma'anasN A para asegurarse que realmente se !an a

    despertar por la ma'ana antes de irse a dormir beban mucho liquido: as# que tendrá

    que despertarse para ir al ba'o?.

    Luego de contarle esto, le suger# que bebiera no menos de liquido todas las

    noches, una hora antes de irse a la cama, por un periodo de quince d#as, anticipando

    a la !e& media hora cada noche la hora de dormir: por entonces se estaba acostando

    alrededor de las tres de la madrugada y le!antándose a eso de las once, le suger#a

    que empe&ara yéndose a la cama de las dos y media, luego de las dos, a la una y

    media, etc.: hasta lograr acostarse a las doce, que era la hora que lo hacia su esposa.

    $ambién le encomendé que no permaneciera despierto en la cama: el hecho deb#a

    estar asociado en dormir o hacer el amor. En caso de no poder dormirse deb#a

    le!antar e irse al li!ing a leer o mirar tele!isión: y antes de irse a la cama beber#a un

    litro de liquido como m#nimo.

    Le asegure que de ese modo su !ejiga estar#a llena en lapso de seis a ocho

    horas y el no tendr#a mas remedio que bajar de la cama para orinar. 9na !e& que lo

    hubieran hecho, se dar#a una ducha de agua r#a en lo posible, al terminar. Luego se

    !estir#a, tomar#a su desayuno y se ir#a a trabajar sin !ol!er a la cama bajo ninguna

    circunstancia.

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    El paciente objetó que no le gustaba ducharse de ma'ana, que habitualmente

    lo hac#a de noche, le insist# que esta !e& lo har#a de de ma'ana, al menos hasta haber

    superado su problema con respecto al despertarse. )rometió que as# lo har#a, y que

    me llamar#a en dos o tres semanas para hacerme saber como hab#a uncionado el

    plan. 6os semanas más tarde, en eecto, me teleoneo al in de inormarle que no ten#a

    ning8n problema para dormirse ni tampoco para despertarse.

    *l d#a siguiente recib# a una mujer inteligente y reinada, que inicialmente hab#a

    solicitado que la ayudara porque ten#a problemas para dormir y una dolorosa

    inlamación de la !ejiga. *l empe&ar la sesión yo no estaba pensando a conciencia en

    sus problemas !esicales: se hab#a que la semana anterior en los tribunales para

    poner término a un juicio por di!orcio, pese a lo cual en mi consultorio su apariencia

    era de calma y placide&. $ambién estaba enterado que ella le interesaba los métodos

    terapéuticos de Erickson. Le conté mi experiencia con el jud#o 1asidico, mi consejo de

    que bebiera liquido antes de dormir, y al inali&ar a'ad# un comentario de Erickson

    cuando relato aquel caso" =todos empe&amos a morir desde el momento mismo en

    que nacemos?.

    Mi paciente se largo a llorar a mares le pregunte si quer#a contarme porque

    estaba llorando. ;a mi mismo me preguntaba si su llanto ten#a que !er con la

    asociación respecto a sus problemas urinarios y lo que yo hab#a relatado.< Merespondió que al hablar de la muerte le hab#a hecho sentir que su !ida estaba

    terminada, con!icción que !en#a gestándose en ella desde tiempo atrás. * pesar de su

    éxito proesional y haber criado perectamente a sus hijos, pensaba que ya no ten#a

    moti!os para continuar !i!iendo.

    /elaciona esto con el hecho de que sus padres, separados desde que ella

    ten#a once a'os de edad, jamás se hab#an di!orciado. La madre le hab#a prohibido

    mantener cualquier !#nculo con el padre, diciéndole que le interpretar#a como un signo

    de deslealtad hacia ella. )or consiguiente, mi paciente sent#a que se le hab#a !edado

    !incularse con su padre: y pensaba que si sus progenitores se hubiesen di!orciado,

    ella habr#a tenido mayor libertad para !erlo. *l padre se le abr#a el derecho a !isitarla,

    etc. : y hubiera existido entre ambos una relación, as# pues asociado a su di!orcio con

    el hecho de dejar en libertad a sus hijos, y a la !e& consumado ese proceso, pensaba

    que ya no ten#a que !i!ir.

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    Esto me recordó a otra historia, que pase a relatarle. 6espués de !isitar a

    Erickson por primera !e&, tu!e un sue'o en el que !e#a las siguientes palabras: =$8

    nunca terminas nada?.

    5iete a'os más tarde, estaba escuchando un )hoenix unas cintas grabadas deErickson, cuando de pronto comprend#: =PTuién dice que tengas que terminar algoQ

    En realidad, nada se termina en tanto y cuando estamos !i!os?.

    Le conté esto a mi paciente y l dije que qui&ás ella pudiera concebir su !ida

    como una continuación de los de sus padres y la !ida de sus hijos como una

    continuación de ella: y el proceso proseguir#a en la medida en que hubiera !ida sobre

    la tierra. Esa idea le pareció reconortante. Lo principal de este largo resumen de dos

    sesiones con pacientes m#os es que mi selección de mis relatos no estu!odeterminada por ninguna noción preconcebida, si no que surgió de mis propias

    asociaciones libres, en la que estaban inluyendo de mi !ida reinadas por más de

    treinta a'os de labor cl#nica. * si mismo, importa destacar que todo esto tu!o lugar con

    el contexto de buenas relaciones terapéuticas.

    >ada uno de los pacientes escogió determinada parte de mis relatosFno

    necesariamente las que yo pensé que habr#an de escoger, pero ueron 8tiles lo mismo

    Fpara ampliarlas a su caso.

    El peligro al usar los relatos es el mismo que tiene el uso de la imaginación en

    general" la experiencia imaginaria puede con!ertirse en un sucedáneo de la

    experiencia de la !ida real.

    5i uno está con!encido de que ya no ha logrado satisacer sus necesidades

    básicas de la !ida, no se sentirá moti!ado en absoluto a dejar la cama en la ma'ana.

    6esde luego, si un terapeuta abra&a una iloso#a de acti!ismo como la de Erickson,

     jamás omentara un tipo de !ida basado en el =no hacer nada?. @o es probable que losoyentes relatos de Erickson opten por apartarse de la !ida.

    En ocasiones mis pacientes me coniesan que, por más que en el consultorio

    tu!ieron conmigo una sesión contusiasmante, en la que antasearon o imaginaron

    cómo resol!er sus conlictos, nada de eso tu!o consecuencias en su !ida. 5e quejan

    diciendo que =no hubo en cambio en mi: uera del consultorio sigo haciendo lo mismo

    que antes?. En tales casos, lo mejor es que el paciente permane&ca callado y pasi!o

    mientras le cuento alguna de las anécdotas de Erickson. $al !e& sea un relato largo y

    aburrido sobre el crecimiento de un ni'o, y al inal de la sesión el paciente se lamente

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    de que no ue tan =buena? como la anterior y declare que preiere algo más dinámico.

    (ncluso puede conesarse aburrido. En tal circunstancia yo le recordare que el trabajo

    que procuramos reali&ar se cumple en un ni!el inconsciente, y que poco importa lo que

    haga su mente consiente en el #nterin" más adelante, ya me darán cuenta de cambios

    importantes en su !ida. )or ejemplo, me inorman que han mejorado sus relaciones

    sociales, que se muestra más emprendedor o seguro de si mismo o que ha cambiado

    de trabajo dicho de otro modo" su acti!idad tiene lugar uera de la sesión: en esta, soy

    yo el que la asumo.

    6esde luego, hay paciente a quienes les disgusta que se le cuenten historias

    creadas por otro que no es su terapeuta: preieren un tratamiento más personali&ado.

    7bras como Therapeutic &ethaports, de 6a!id Jordon, inspirada en el uso que hacia

    Erickson de las metáoras, pueden ser 8tiles a aquellos terapeutas que, sin dejar de

    emplear el método general de Erickson, se inclinan por crear sus propias metáoras.

    6e más esta decir que la sola lectura o relatos de alguna de estas historias no

    producirán, probablemente, transormación alguna: esta solo habrá de ocurrir cuando

    el receptor, y qui&ás también el transmisor ;denominación que utili&are de ahora en

    más para el terapeutaomo mencione

    anteriormente, la orma más sencilla y rápida de alcan&ar este estado de especial

    recepti!idad consciente en inducir un trance hipnótico. El !#nculo terapéutico óptimo noes lo que suele llamarse =transerencia positi!a?, sino más bien aquel en que terapeuta

    y paciente han establecido rapport   tal que sus respecti!as mentes inconscientes

    responden plenamente una a la otra. 5i estos relatos son le#dos en el llamado =estado

    de !igilia?, tal !e& se los desestime considerándolos =estereotipados?, =!ánales?, o bien

    =interesantes pero no iluminadores?. )ero en el estado hipnótico, donde es real&ado el

    signiicado de todo cuanto dice el terapeuta, cualquier relato y hasta palabras aisladas

    de un relato pueden desencadenar, en peque'a escala, un =satori* Fel termino que los

    adeptos al udismo Gen aplican a la =iluminación?

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    CAPITULO II

    RELATOS MOTIVADORES

    >omo una manera de inculcarle a una persona el sentido de su propio proceso

    de !ida y de crecimiento, Erickson apelaba a menudo a descripciones del desarrollo

    del ni'o desde su primera inancia" como aprendió a reconocer su propia mano, a

    ponerse de pie, a caminar, a hablar: cada !e& que me contaba un relato que remit#a en

    esos primer#simos aprendi&ajes, yo pude re!i!enciar en estado de trance los inmensosesuer&os y recuentes rustraciones que implican aprender cualquier nue!a habilidad

    o tarea: pero a la !e& tenia perecta conciencia de que yo hab#a logrado aprende todo

    eso. El corolario era que del mismo modo podr#a superar el mismo desa#o que me

    plantease mi !ida actual.

    >omo 1ay 2aley destaca en Uncommom Therapy, Erickson pose#a una n#tida

    concepción sobre el desarrollo normal del ser humano. Lo cual no signiica que tratase

    de amoldar a todos los indi!iduos a un mismo patrón, si no que entend#a que en cadasujeto hay un n8cleo normal.

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    5ano, qui&ás semejante a los que Haren 2orney denomino =el s#Fmismo real?.

    >onoc#a perectamente las m8ltiples maneras en que puede deormarse y

    desencaminarse el crecimiento y desarrollo, pero pensaba que la labor del terapeuta

    consist#a en !ol!er a situar al sujeto en su =!erdadero camino?.

    9no de sus relatos !inculados con esto !ersaba sobre un caballo perdido que,

    cuando él era muchacho, hab#a llegado hasta el corral de su casa, el animal no

    presentaba marca alguna que lo identiicase. Erickson se oreció a lle!arlo de !uelta a

    sus due'os, para lo cual simplemente lo monto, lo dirigió hacia el camino que por ah#

    pasaba y dejos que el propio caballo decidiera donde ir. 5olo inter!ino cuando se

    aparto de ese camino para comer gramilla en los prados adyacentes o deambular por

    ellos al a&ar. 0inalmente llego con el caballo hasta la granja de un !ecino, a !arios

    kilómetros de la suya. El de'o de casa le pregunto" =P>ómo supiste que ese caballo

    era nuestroQ? Erickson respondió" =Ao no lo supeI el caballo lo sab#a. $odo cuanto yo

    hice ue mantenerlo en el camino?.

    *l comien&o de cualquier terapia o curso de cualquier ense'an&a sueles ser 8til

    remontarse a los inicios del !erdadero camino. 9n ejemplo de estos nos lo da el

    cuento didáctico de Erickson titulado =aprender a pararse?

    APRENDER A PARARSE

    *prendemos un montón de cosas a ni!el consciente y luego ol!idamos lo que

    hemos aprendido y usamos la habilidad adquirida. Ao goce de un enorme !entaja

    sobre los demás" tu!e poliomielitis, quede totalmente paralitico, con una inlamación

    tan grande que incluso padec# de parálisis sensorial.

    )ero pod#a mo!er los ojos y mi audición no surió ning8n trastorno. Me sent#a

    muy solo tendido en la cama sin poder mo!er otra cosa que los ojos. Estu!e en

    cuarentena en nuestra granja, con siete hermanas y un hermano, mis padres y una

    enermera. P6e qué manera pod#a entretenermeQ Empecé a obser!ar a la gente y el

    entorno. )ronto aprend#a que mis hermana pod#an decir =no? cuando en realidadquer#an decir =si?, y pod#an decir =si? y al mismo tiempo querer decir =no?. $al !e& le

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    orec#an a otra hermanita una man&ana y después se la negaban y as# empecé a

    estudiar el lenguaje no !erbal y el lenguaje corporal.

    $en#a una hermanita que ya hab#a aprendido a gatear: por mi parte, yo deb#a

    aprender apárame y aprende a caminar. 5e imaginan con qué interés obser!e a mihermanita mientras pasaba del gateo al aprendi&aje de cómo pararse. * ninguno de

    ustedes sabe como aprendió a pararse ni siquiera sabe como aprendió a caminar. $al

    !e& piensen que son capaces de caminar en l#nea recata seis cuadras si no hay

    tránsito de peatones y de !eh#culos. @o saben que no podr#an caminar en l#nea recta

    manteniendo un ritmo uniormeN ustedes que es lo que hacen al caminar. @o saben

    como aprendieron a pararse lo aprendieron extendiendo la mano y tirando desde ella.

    Esta presión sobre sus manos les hi&o descubrir, por accidente, que pod#an asentar un

    peso sobre sus pies. Esto es algo tremendamente complicado, porque las rodillas

    cedenI y si ellas se mantienen derechas la que sede es la cadera, y los pies quedan

    trabados uno no puede parase porque tanto las rodillas y las cadera seden. Los pies

    se cru&anI y pronto aprende que debe armarse de coraje y esor&arse hacia arriba

    cuidando de mantener derechas las rodillasI una por !e&. >uando ya se ha

    aprendido eso, se debe aprender como mantener derecha la cadera para eso hay que

    poner mucha atención luego uno comprueba que debe poner atención en mantener

    rodillas y caderas derechas y al mismo tiempo los pies bien separadosN *hora si,

    inalmente, uno puede mantenerse parado con los pies separados, apoyándose con

    las manos.

    Uino luego una lección en tres etapas. 9no distribuye el propio peso en los dos

    pies y una sola mano, ya que esta otra ;E. al&a la mano i&quierda

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    el mo!imiento de cada mano, el mo!imiento de la cabe&a, el mo!imiento del cuerpo y

    entonces adelantar un pie y alterar a si todo el centro de gra!edadQ Las rodillas se

    lexionabanI y uno se ca#a de culoN )ero se le!antaba y !ol!#a a le!antar. 2asta que

    a la larga uno aprend#a a adelantar un pie y dar un pasoI y eso parec#a magniico, as#

    que uno lo repet#aI que bueno es. Luego el tercer paso, con el mismo pie que el

    primero, y all# cataplum, se iba al sueloN Lle!aba largo rato alternar derecha i&quierda,

    derechaSi&quierda, derechaSi&quierda. A ahora uno pod#a mo!er los bra&os hacia

    adelante y hacia atrás, !ol!er la cabe&a mira a uno y otro lado y seguir caminando sin

    prestar la mas m#nima atención a la rodilla derecha y caderas derechas.

    Erickson nos está sugiriendo que una incapacidad puede dar a un indi!iduo

    =una enorme !entaja sobre los demás?, y que el aprendi&aje es una de las mejores

    ormas de entrenamiento. >uando queda completamente paralitico, se preguntan"

    =P6e qué manera podr#a entretenermeQ? y a continuación describe como desarrollo su

    poder de obser!ación. @os cuenta luego acerca del placer de todo nue!o aprendi&aje

    Fde cosas que son de ordinario inconscientesSS, ejempliicando con nuestras acciones

    y mo!imientos inconscientes al caminar por las calles.

    *l reerirse al proceso eecti!o de aprender a pararse, pone gran acento en el

    percatamiento kinestésico. A es probable que quién lo esté escuchando ocalicé su

    atención en su propio sentido kinestesico interior. La torpe&a ap procurar parase yentrecru&ársele los pies, etc., es la torpe&a que todos experimentamos cuando

    intentamos aprender algo nue!o.

    *l describir las !eros#miles experiencias de un bebé que quiere aprender a

    ponerse de pie y caminar, estimula la regresión del oyente hasta el ni!el se su primera

    inancia. 6e hecho casi todos los que escuche entraran en un trance hipnótico y harán

    esa regresión.

    El relato que pone énasis en el aprendi&aje de una destre&a elemental, al

    principio de modo consciente, hasta que luego se !uel!e inconsciente.

    9tili&ado como inducción hipnótica, omenta la regresión y la maniestación de

    automatismo. Es interesante notar que las enunciaciones de tipo negati!o ;por

    ejemplo" =se iba al suelo?Q Están en tiempo pasado, mientras que para ormular una

    sugestión de tipo positi!o usa el presente ;=unos descubre como modiica el equilibrio

    del cuerpo?< al comien&o de cualquier programa terapéutico, este relato acerca de una

    =muy temprana disposición pasa el aprendi&aje? es 8til por que contrae al paciente enuna época anterior a la aparición de sus problemas neuróticos, trastocando sus

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    coniguraciones ps#quicas ijasFpor lo menos temporalmenteSS. $ambién le corrobora

    que si bien el aprendi&aje puede ser diicultoso, a la larga aprenderá si persiste:

    después de todo, ahora sabe caminar sin esuer&o.

    *demás, Erickson nos está puntuali&ando que ya tenemos asentados loselementos básicos de la construcción y que lle!aremos esos elementos con nosotros

    en el uturo. >omo chico criado en el campo, a Erickson siempre le interesaron las

    siembras que se cosechar#a en el uturo con este relato establece uno de los

    elementos básicos para la construcción de la terapia al reerirse a la orma en que las

    personas aprenden.

    @os pinta el proceso de aprendi&aje como algo interesante y carente de

    peligros. $ambién comien&a a ilustrar algunos puntos sobre los cuales !ol!erá una yotra !e& en sus relatos" él obser!a todo muy atentamente, aprend#a mirando a los

    demás. En este mensaje está impl#cito" =tu estas aqu# para aprender?, y a la

    disposición para el aprendi&aje. La parálisis es inhabilitante: los pacientes, por su

    parte, se !en en!ueltos en diicultades que los inhabilita. Erickson con!ierte su

    parálisis en un elemento 8til" estaba solo, no pod#a coniar en nadie más que en si

    mismo, y comen&ó por obser!ar cuando nos cuenta que una hermanita le orec#a a

    otra una man&ana y después se la negaba, Pacaso querrá decir que él puede

    orecernos la man&ana del saber y luego negárnoslaQ P7 que cada uno de nosotrospuede orecer algo sé si pero negarlo al mismo tiempoQ @o nos está trasmitiendo uno

    u otro mensaje, en !erdad, si no un mensaje en m8ltiples ni!eles. A la man&ana nos

    trae a las mentes en el jard#n del para#so, el comien&o de génesis.

    =5e ima$inan con qué interés me obser!éI? aqu# el acento recae en la palabra

    =imaginan?, desde luego, el trabajo hipnótico se cumplirá mediante imágenes,

    mediante imaginaciones. $ambién está iniciando la inducción y la ocali&ando la

    atención del oyente.

    1erey Geig comento lo siguiente acerca de este relato" =Erickson ten#a la

    capacidad de jugar con la atención de quien lo escuchaba y con su propia atención. *

    lo largo de todos sus relatos acostumbraba re#rse entre dientes" el iba a di!ertirse, lo

    in!itaba a uno para que se di!irtiera también, si uno no quer#a jugar, el problema era

    de uno de todos modos él cursar#a la in!itación aun que no se oend#a si uno la

    recha&aba. *penas hemos escarbado en la supericie en los procedimientos de

    Erickson: yo cre#a comprenderlos bastante bien, pero cuando nos sentábamos con él

    para comentar lo que hab#a hecho, descubr#amos que solo nos hab#amos quedado en

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    un ni!el supericial o lo sumo en el estrato que corre por debajo de la supericie. El

    tenia presentes dos estratos más bajo. >uando nos orec#an el s#mbolo de una

    man&ana estaba bien do esos dos o tres estratos. 5eria" Yque piensa un ni'o peque'o

    de una man&anaY, o bien Y PTué hace uno con una man&ana cuando es un ni'oQY se

    la lle!a a la maestra: es un s#mbolo de complacer a alguien.

    Erickson conoc#a el inconsciente de las personas de tal modo que la presentar

    esta clase de palabras o s#mbolo, era pre!isible que se produjera ciertas asociaciones.

    7bser!ando al indi!iduo, pod#a luego apresar cualquiera de sus asociaciones, y

    proseguir a partir de ellas, esta clase de conocimientos en proundidad no tiene

    paralelo. *s#, uno no sabe como aprendió apararse, pero lo cierto es que cuentan

    como esa inormación?.

    Este era uno de los principios undamentales de Erickson" que las personas

    poseen, en su propia historia natural, los recursos para superar el problema que las

    lle!o a solicitar ayuda. En este relato, esta recordándonos que contamos con recursos

    de los ni siquiera nos hemos percatado.

    *l emplear oraciones como esta" =Esa presión sobre sus manos le hi&o

    descubrir, por accidente, que podr#an asentar un peso sobre sus pies?, estaba

    transmitiendo su idea de utili&ar en la terapia =accidentes programados?. 5i se coloca

    el paciente en una determinada situación habrá de descubrir cosaI siempre y cuando

    se mantenga atento.

    =Esto es algo tremendamente complicado, porque las rodillas sedenI y si ellas

    se mantienen derechas la que sede es la cadera?" con rases como =mantenerse

    derecha? o =parase?, Erickson está lan&ando se'ales de inconsciente. Más tarde

    cuando se introdu&can estas palabras o rases en la terapia, automáticamente será

    e!ocada la disposición y actitud a!orable para el aprendi&aje.

    EL CHICO ESTARA MUERTO A LA MAÑA

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    $ermine mi escuela en junio de ++. En agosto, escuche que tres médicos le

    dec#an el cuarto contiguo a mi madre" =el chico estará muerto a la ma'ana?. ;Erickson

    tu!o su primera inección poliomiel#tica a los +C a'os< como yo era un muchacho

    normal eso me aecto.

    @uestro médico rural hab#a llamado en consulta a dos hombres de chicago, y ellos le

    dijeron a mi madre" =el chico estará muerto a la ma'ana?.

    Ao estaba urioso. P* quién se le puede ocurr#rsele que su hijo estará muerto a

    la ma'anaQ Es una barbaridadN

    *l rato mi madre encontró en la pie&a, imperturbable. )ensó que yo ten#a ideas

    delirantes, porque le insiste para que mo!iera un gran ba8l que hab#a en el cuarto,

    colocándolo en un ángulo distinto en relación con la cama. Ella lo puso junto la cama

    de una cierta manera, y yo !ol!# a pedirle que lo mo!iera de aqu# y allá, hasta que

    quede satisecho. Ese ba8l me tapaba la !entana, Py maldita la gracia que me hacia

    morir sin !er el crep8sculoQ 5olo puedo !erlo a medias. )ermanec# inconsciente tres

    d#as.

    @o le dije nada a mi madre. Ella no me dijo nada.

    Erickson me narro esta conmo!edora historia en +CD, cuando yo hab#a

    acudido a solicitar su ayuda para mejor la memoria para los nombres y recobra ciertos

    recuerdos inantiles. 6e inmediato recordé algunosIcomo los !inculados con un serio

    episodio de escarlatina, acompa'ado de mucha iebre. En cambio, mi anhelo de

    mejorar mi memoria de los nombres propios no se !io satisecho solo mas tarde me

    hab#a querido insinuar que yo aceptara esa limitación m#a. $ambién me trasmitió esta

    sugestión relatándome un comentario que hab#a hecho su padre en los unerales de la

    madre de Erickson.

    =A en los unerales de mi madre, padre subrayo" Yue lindo este treinta y cuatro

    ani!ersario con la misma persona. 2abr#a mas lindo celebrar sus treinta y cinco, pero

    uno no puede tenerlo todoY?.

    Mediante este relato y el anterior nos está diciendo, indirectamente que somos

    aortunados de estar !i!os. *l reerirse al ba8l y el crep8sculo, estaba trasmitiendo una

    de sus recetas a!oritas para go&ar la !ida. ;Tui&ás incluso para prolongarloN

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    signiicati!o que no le haya dicho a ella porque quer#a correr el ba8l. no siempre es

    indispensable que demos las ra&ones de nuestro proceder, pero si lo es que tengamos

    objeti!os inmediatos y alcan&ables.

    DILATACION

    Erickson no sostu!o jamás que la hipnosis obrara milagros: sin embargo repet#a con recuencia

    que todos poseemos poderes naturales que no utili&amos, y que pueden ser apro!echados con

    sugestiones directi!as moti!adoras apropiadas. @arro la siguiente historia para responder a esta

    pregunta" =Pes 8til la hipnosis en el tratamiento del cáncerQ?, principalmente con reerencia a su !alor para

    ali!iar el dolor, estaba impl#cito junto con tratamientos con!encionales, con la cirug#a, la hipnosis puede

    mejorar las probabilidades de super!i!encia del enermo.

    >reo que es mucho lo que se puede hacer. El presidente de la asociación

    medico de estados, un cirujano me en!ió una mujer que hab#a sido operada de un

    cáncer en la matri& y luego de otro, de distinta especie, en el colon.

    La mujer hab#a desarrollado una contracción del colon inerior que le !ol!#a

    sumamente dolorosa la deecación: y acudió al consultorio para este médico para

    tener una lenta y gradual dilatación. A sur#a terribles dolores el médico me pregunto"=P)uedes ayudar a esta mujer con hipnosisQ @o quiero practicarle una tercera

    operación?.

    *s# pues, utilice el estado de trance. Le dije a la mujer que hab#a tenido dos

    canceres de distinta especie, que ahora padec#a una dolorosa contracción del colon

    inerior, que eso era muy doloroso que hab#a que dilatarlo. Le dije que la dilatación

    seria mucho menos dolorosa si todos los d#as se pudiera su traje de ba'o, tirar un

    neumático de automó!il en medio de una pileta de natación y sentarse sobre el,go&ando del placer de estar en la pileta.

    Lo hi&o todos los d#as. El médico me comento que la dilatación a!an&aba

    mucho más rápidamente, a una !elocidad inusual. 6ijo que la mujer segu#a

    quejándose dolo como antes, pero con otro tono de !o&: el no cre#a que le doliera que

    igual que antes.

    *lrededor de un a'o más tarde la mujer !ino a !erme, me abra&o y beso y me

    dijo que mara!illosa era la !ida. 5u colon se hab#a curado: seg8n el médico, ahora eranormal. 3l le hab#a extirpado el tumor canceroso no hubo recidi!a.

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    Erickson nos está sugiriendo con esto que la =dilatación? será mucho menos dolorosa para una

    persona si está tomando alguna iniciati!a, como arrojar un neumático a la pileta y sentarse ah#

    cómodamente. Está preparando la escena para la terapia posterior, al insinuar que esta puede lle!arse a

    cabo con relati!a comodidad. $ambién insin8a a!an&ara =mucho más rápidamente, a una !elocidad

    inusual?. El corolario es que la terapia tendrá éxito, que lo tu!o con esta mujer, pese a que sur#a unaaección a menudo atal. >omo en este caso las directi!asFun remedio más bien casero para el dolorF

    ueron dadas en hipnosis, su poder será mucho mayor que si hubiera sido impartida en estado de Uigilia.

    Es posible que Erickson relate una historia como esta a in de trasmitir un mensaje en alg8n

    miembro del grupo que el supone emocional o mentalmente =constipado. $al !e& indique que el mensaje

    le está destinado a esa persona en particular mirando en una dirección al par que dirige su !o& en otra, o

    modiicando el tono de su !o& al mirar a esa persona, o e!itando mirarla.

    PELEAS

    9n hombre de 0iladelia a quien yo le hab#a curado sus dolores de cabe&a

    en!ió a la t#a y t#o para que me !ieran. Me dijo" =esos dos se pelearon todos los d#as

    de su !ida conyugal. 2ace más de treinta a'os que están casado?.

    Ellos !inieran !erme y les dije" =Pno han peleado ya bastanteQ P)or qué no

    empie&an a go&ar de la !idaQ? y tu!ieron una !ida muy agradable. La t#a trato de

    persuadir a su hermanaFla madre de aquel hombreFpara que !iniera a !erme

    porque era muy desdichada.

    6e manera indirecta t#pica de él Erickson responde en este relato a algunos

    cr#ticos que le inquirieron acerca del seguimiento de sus pacientes. )onen en claroque la curación de los dolores de cabe&a ue eica&, ya que el =hombre de 0iladelia?

    en!ió a sus t#os para que lo !ieran. $ambién ob!io que la situación de estos mejoró,

    desde el momento en que la t#a pensó que Erickson podr#a ayudar a su hermana.

    Erickson suele iniciar el inorme de un solo caso haciendo reerencia a un

    paciente anterior tratado con éxito. Es posible que relate una historia como esta si en

    el grupo hay alguien que se debate ineriormente con él o consigo mismo. 5ubrayara

    la rase" =P@o han peleado ya bastante?

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    Este relato puede resultar poco cre#ble, pero lo presento por su llamati!a

    simplicidad.

    )ed# a Erickson que nos dijera algo más acerca del contexto en que ueron

    hechas estas sencillas sugestiones. P>uánto tiempo dedico a establecer rapport QP2ipnoti&o a la parejaQ /espondió" =simplemente recurr# a un trance en !igilia, que se

    transormo en un trance ligero. Les pregunte" Y P)ero porque no go&ar de la !idaQ Aa

    han tenido más de treinta a'os de peleas. Ao creo que el matrimonio debe ser algo

    para disrutar, y ustedes no les queda demasiados a'os para disrutar el matrimonioY.

    A ellos !aloraron lo que les dije.?

    Much#simos terapeutas suponen que deben dirigir el cambio de sus pacientes, ayudarlos a

    cambiar. La terapia es como una bola de nie!e que se deja caer desde la cima de una monta'a. * medida

    que rueda, aumenta y aumenta de tama'o, y se con!ierte en una a!alancha que se amolda a la orma de

    la monta'a?

    CAPITULO III

    CONIA EN TU INCONSCIENTE

    !O HABIA APRENDIDO MUCHO

    En la acultad de 7s%ego, en @ue!a Aork, el proesor de Zpsiquiatr#a[

    Estabrooks me dijo cuando ui a !erlo" =$e he anotado para que hables en la

    con!ocatoria de proesores de esta tarde.?(ba a asistir un montón de gente de la

    ciudad y yo ten#a miles de cosas que hacer antes de concurrir al auditorio, cosas que

    nada ten#an que !er con esa conerencia. )ero no me aquiete, porque sab#a que yo

    pod#a hablar, y sab#a que pod#a pensar, y sab#a que yo hab#a aprendido mucho en el

    curso de los a'os

    En esta !i'eta y las dos que siguen, Erickson expone el modelo de una actitud de conian&a en

    los propios recuerdos de antigua data y en el saber acumulado inconscientemente. 6estaca el hecho de

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    que la mente inconsciente es un depósito de recuerdos y habilidades