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Miscelánea del Callejero Histórico de Arucas Humberto M. Pérez Hidalgo

Miscelánea del callejero histórico de Arucas

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Un recorrido por las distintas denominaciones de sus calles históricas del casco de la ciudad de Arucas (Islas Canarias).

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Humberto M. Pérez Hidalgo

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de Arucas

Humberto M. Pérez Hidalgo

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© Prólogo: © Texto: Humberto M. Pérez Hidalgo Coordinador de la publicación: Diseño y maquetación: Humberto M. Pérez Hidalgo Créditos de la obra editorial: Depósito Legal: GC

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Índice

00. PRESENTACIÓN ............................................................................ 5 01. LOS DISTINTOS TIEMPOS DE SUS NOMBRES Y RÓTULOS ............. 6 02. ACEQUIA ALTA (Calle) .................................................................. 9 03. ALCALDE HENRÍQUEZ PITTI (Calle) ............................................. 11 04. ALCALDE MATEO DE MATOS QUINTANA (Calle) ........................... 14 05. ALCALDE RAFAEL DÍAZ (Calle) ..................................................... 17 06. ALCALDE SERVANDO BLANCO (Calle) .......................................... 20 07. ANTONIO GONZÁLEZ (Calle) ........................................................ 21 08. ARMAS (Calle) ............................................................................. 23 09. ARQUITECTO VEGA MARCH (Calle) .............................................. 28 10. BARRANQUILLO (Calle) ............................................................... 31 11. CALVO SOTELO (Calle) ................................................................. 34 12. CERERA (Calle) ............................................................................ 36 13. EL CERRILLO (Calle) .................................................................... 39 14. LA CONSTITUCIÓN (Plaza) .......................................................... 41 15. CRISTO DE LA SALUD (Calle) ....................................................... 45 16. CRONISTA JUAN ZAMORA SÁNCHEZ (Calle) ................................. 47 17. CRONISTA TEODORO ROSALES QUEVEDO (Calle) ........................ 51 18. LA CRUZ (Calle) ........................................................................... 53 19. DOCTOR GARCÍA GUERRA (Calle) ................................................ 56 20. FEDERICO DÍAZ BERTRANA (Calle) .............................................. 60 21. FRANCISCO GOURIÉ (Calle) ......................................................... 61 22. FRANCISCO PONCE (Calle)........................................................... 65 23. GOURIÉ (Calle) ............................................................................ 67 24. LA HEREDAD (Calle)..................................................................... 74 25. HERRERIA (Calle) ........................................................................ 76 26. INGENIERO ORENCIO HERNÁNDEZ (Calle) .................................. 79 27. JOSÉ FRANCHY ROCA (Calle) ....................................................... 81 28. JUAN DE DIOS MARTÍN (Calle) .................................................... 84 29. LEÓN Y CASTILLO (Calle) ............................................................. 87 30. MARQUESES DE ARUCAS (Calle) .................................................. 91 31. MATEOS (Calle) ............................................................................ 95 33. OBISPO PILDAIN (Calle) ........................................................... 102 34. OSARIO (Calle) .......................................................................... 104 35. PANCHITO HERNÁNDEZ (Calle) ................................................. 107 36. PÁRROCO CÁRDENES (Calle) ..................................................... 110 37. PÁRROCO MORALES (Calle) ....................................................... 113 38. PAZ, DE LA (Parque) .................................................................. 116 39. PEDRO MARCELINO QUINTANA (Calle) ...................................... 122 40. PEDRO MARICHAL (Calle) .......................................................... 125 41. PÉREZ GALDÓS (Calle) ............................................................... 127 42. PILAR MEDINA (Calle) ............................................................... 128 43. RELOJ (Calle) ............................................................................. 133 44. SALVADOR RUEDA (Calle) .......................................................... 137 45. SAN JUAN (Calle) ....................................................................... 141 46. SAN JUAN (Plaza) ...................................................................... 143 47. SOR CÁNDIDA SUÁREZ (Calle) ................................................... 145

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PRESENTACIÓN

Paso a paso se construye un camino que nos acerca de un lugar a otro, y poco a poco al borde del camino una casa, y otra más. Cuando en el lugar somos muchos los que coincidimos, nuevas casas se arriman para dar calor humano, unas a sus lados, otras a sus traseras. Los primeros que llegaron disfrutan con los juegos de sus nietos en un pequeño terreno y dialogando con sus vecinos. Después de unos pocos pasos, se detienen y contemplan con admiración que son muchas más las casas, alineadas unas frente a otras, y en medio los caminos empedrados por donde sus gentes llegan. El camino que va hacia abajo, se ensancha junto a la casa del herrero. Otro va hacia arriba, allí donde la cerera coloca el pabilo con esmerado cuidado para que alumbre con intensidad. Ambos artesanos son conocidos por todos, y se convertirán así en obligadas referencias orientativas para señalar a muchos la ubicación de su casa. Cuando han pasado muchos años como siglos, son muchas más las casas en el lugar, muchas de planta alta, y muchos más los caminos que las acercan. Y aún así de grande al camino se le llama calle, pero el pueblo sigue siendo chico, y como tal, es "infierno" grande. Unos y otros tienen la ocurrencia de dejarse llevar por su pasiones religiosas e ideológicas, y así en las calles ponen rótulos dedicados a idolatrados personajes que nadie de aquí conoce. Los unos a unos desconocidos, que serán quitados por los otros a otros desconocidos, y de nuevo a empezar. Cuando echamos la vista atrás por descubrir y escribir de qué o de quién se ha ensalzado en tanto rótulo de nuestro callejero, al final resulta una "obra o escrito en que se tratan muchas materias inconexas y mezcladas", como bien dice el diccionario, una auténtica "miscelánea" que limitamos a nuestro Callejero Histórico de siglos. Que sirva de ejemplo irrepetible. Lo bueno, donde coincidían todos los vecinos, era conocer donde estaban aquellos anónimos herrero y cerera, que aún siendo anónimos son recordados cinco siglos después.

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1. LOS DISTINTOS TIEMPOS DE SUS NOMBRES Y RÓTULOS El tejido urbano de Arucas fue definiéndose y ampliándose de forma progresiva a partir del siglo XVI y a medida que crecía sus vecinos precisaban identificar las calles, siendo en un principio siguiendo las pautas primarias de la ciencia toponímica, y así la memoria colectiva las identificaba relacionándola con el vecino u ocupación que más notoriedad tenía dentro del colectivo, sin necesidad de rotular las mismas. En el más antiguo de los tiempos históricos tras la incorporación de Canarias a la Corona de Castilla, respondiendo al ideario político de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla en particular, se seguía un modelo de implantación territorial en la conquista de los nuevos territorios de Canarias y América, o en la reconquista de los ocupados por el Islam. Se concretaba en identificar los lugares, villas y ciudades, plazas, calles y caminos que fueran propiedad de la Corona con el adjetivo de "REAL" que luego se sustantivaría, llegando incluso a definir los modelos de la Plaza Mayor para ubicar y concentrar en torno a la misma todos los poderes.

Tal obligado calificativo de "REAL" se realizó desde su política de claros tintes anti-nobiliarios, acotando el poder de los Señoríos tras la triste experiencia de crecientes tensiones sociales que se habían producido durante el reinado de su hermano y antecesor Enrique IV, y con ello fortalecía el concepto del realengo, de que la jurisdicción y administración correspondía a la Corona. Concentrándonos en el caso de Arucas, y más concretamente en su Casco Histórico, al retroceder en la denominación de algunas calles llegamos a encontrar que varias en la antigüedad eran conocidas o denominadas como

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"CALLE REAL". Y es así. porque el primer tejido urbano de Arucas creció a los márgenes del "CAMINO REAL". Su itinerario, como bifurcación del CAMINO REAL DEL NORTE, de la Ciudad Real de Las Palmas a Gáldar, nacía aproximadamente en los Cardones, penetraba por el Hornillo a la Hoya de San Juan, seguía por el trazado de las actuales calles de La Salle, Juan de Dios Martín y Marqueses de Arucas. Al final de ésta, intercedía con la calle central del antiguo entramado urbano que era la calle San Juan, continuaba por la actual calle León y Castillo y Francisco Gourié que era el camino hacia el lugar "de Arriba" por el Cerrillo hacia el "CAMINO DE LOS INGENIOS". A partir de la actual Plaza de La Constitución, por el trazado que tiene la hoy llamada calle Barranquillo se iniciaba un CAMINO DE HERRADURA que, rodeando el CERCADO DE SAN SEBASTIÁN propiedad del Mayorazgo de Pedro Cerón, actual Parque Municipal y el suelo protegido para su ampliación, por la Acequia Alta en el camino que comienza en los lavaderos se llegaba hasta el Árbol Bonito para enlazar nuevamente con el Camino Real del Norte en la Cruz de Pineda. En los primeros tiempos alguna explicación tuvo que el CAMINO REAL no discurriera por la actual calle Pedro Marichal. Posiblemente, porque eran tierras de propiedad privada o porque la cota de la calle Marqueses de Arucas facilitaba una mejor accesibilidad a la zona del TABAIBAL donde se ubicaban las cuevas de habitación de la gran mayoría de los estantes en el lugar. En cualquier caso es sabido que la calle Pedro Marichal está construida en una fuerte rampa sobre el lugar después conocido como CAPELLANÍA GRANDE, el actual aparcamiento público a la entrada de Arucas, de mucho mayor tamaño por las agregaciones de bienes que hicieron sus distintos patronos o poseedores. La hipótesis del cronista de que la procesión del Corpus de 1555 (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 304) discurriera por la calle EL SOL, hoy Pedro Marichal, es más producto de su buena pluma, que de la historia misma, pues igualmente reconoce que no se tienen noticias documentadas de la parroquia hasta 1656. En la fotografía de Leopoldo Prieto de 1927 en los archivos de FEDAC puede apreciarse la distinta alineación de las antiguas casas de la margen derecha y su diferencia de nivel. Tras esta recreación del histórico CAMINO REAL, defino los tiempos en que el callejero histórico fue adoptando denominaciones y luego rotulándolas, y todo ello en función de los hábitos que imperaron en el pasado en la denominación y rotulación de calles, que nos permite afirmar que todo se condensaría en modismos de épocas o tiempos diferenciados, que conforman modelos o patrones seguidos en cada tiempo. I. El primero sería el tiempo inmediato a la Conquista, el llamado Antiguo

Régimen (de la propiedad), posiblemente el más puro dado el pequeño tamaño del entramado urbano, donde además de concurrir la ancestral fórmula de identificar el CAMINO REAL en cuyos márgenes se iniciaban las urbanizaciones de las poblaciones, se identificaban los TABAIBALES de las tierras de realengo que serían ocupadas ilegalmente pero en cierta medida consentida, y los nombres de calles y plazas cuya

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nombre popular se debía a las circunstancias de personas estantes en el lugar, donde eran conocidas por su apellido o por su oficio, o por circunstancias físicas concretas de la calle y aquello que la misma sugería a los vecinos.

II. El segundo grupo, a partir del siglo XVIII, es en el que surgen nombres

vinculados a la advocación a algún santo, o que identifican el lugar, o por proximidad o localización.

III. El tercer tiempo, en la segunda mitad del siglo XIX ya extinguido con

la desamortización el Antiguo Régimen (de la propiedad), los ya caducos ayuntamientos creados por Carlos III van a alcanzar una corporación electa con la Constitución de Cádiz en 1812, que aún siendo el comienzo del liberalismo, son los intereses económicos que detentan el poder los que reconocerán con los rótulos los esfuerzos en su favor, que afectan también al interés general.

IV. La etapa republicana, de 1931 a 1936, comportaría una elevación de

los valores humanos que se traslada a las rotulaciones, primando el ideal de libertad, el reconocimiento de los valores democráticos de significados políticos, algunos grandes desconocidos pero muy valorados, en línea con el pensamiento intelectual que identificaba la enseñanza como bastión irrenunciable en la conquista de la libertad, y algún que otro reconocimiento local donde se valora a las personas por su proximidad al pueblo, aunque también en algunos se emborracharan ideológicamente.

V. En este quinto tiempo, coincidente con la dictadura franquista, la

rotulación de las calles está motivada por primero por revanchismo, y de forma generalizada, siguiendo consignas y pautas de la propaganda política y guerra sicológica aprendida de los nazis y normalmente nacidas muy lejos de aquí, son realizados en su gran mayoría desde las primeras sesiones que celebra la Comisión Gestora Municipal el 2 de octubre y el 25 de diciembre de 1936. Es una época que, en lo local, tiene un marchamo más falangista que franquista, como queda demostrado por el perfil de los homenajeados.

VI. El último tiempo, desde la transición hasta después de la aprobación

de la Constitución Española, en que se inicia un revisionismo controlado desterrando los rótulos indiscutiblemente fascistas, si bien dado que aún perduran los miedos por la lenta consolidación del sistema democrático, no se restituyen rotulaciones que podrían entenderse ajustadas al interés general, y en ocasiones se buscan argumentaciones ambivalentes, donde es más valorado el cargo ocupado que el perfil de quien lo ostentó.

Estos seis tiempos conforman la cronología que reflejan los rótulos de nuestro callejero histórico, que en distintos casos no atienden al denominador común que la memoria colectiva de los vecinos reconoce como propio, como curiosamente se hiciera en los primeros tiempos de nuestra microhistoria como pueblo, y sin pretender entrar en el debate si aquellos que se refieren a personas son merecidos o no.

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2. ACEQUIA ALTA (Calle) Antes JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA, GALÁN Y GARCÍA HÉRNANDEZ, y ACEQUIA ALTA En la última modificación de su denominación, la calle recuperó el antiguo nombre del viejo camino de herradura de ACEQUIA ALTA. No ofrece duda alguna su identificación pues es la calle que a partir de la Calle Salvador Rueda hasta la Carretera a Trasmontaña, es paralela al curso del agua de la Acequia, encontrándose a mitad de camino uno de los lavaderos públicos construidos por la Heredad de Aguas. En la actualidad gran parte de su recorrido lo hace bajo las viviendas que se han construido. Es sabido que las acequias son canales artificiales diseñados para transportar el agua desde su nacimiento, excavados en tierra o roca y con una pendiente generalmente pequeña. Es un vocablo procedente del árabe, cultura que dominaba la ingeniería hidráulica. Esta acequia fue construida en el s. XVI por la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas desde los nacientes o madres en el Barranco de la Virgen en Valsendero, derecho que fue concedido en los repartimientos, y tenía por objetivo conducir el agua desde dichos cauces naturales hasta las tierras plantadas en el primer momento con la caña de azúcar, antes llamados cañaverales, que una vez recolectada era trasladada a los trapiches e ingenios para su molienda y cocción, y así, obtener el azúcar en sus distintas variantes. El agua de las acequias fue utilizada como fuerza motriz para esta artesanal industria azucarera, y posteriormente para los molinos de trigo y gofio, e inclusive como generadora de energía eléctrica en Trasmontaña. Aunque no ha quedado constancia exacta de su diferenciación técnica, se distinguía la Alta de la Baja, en que la segunda se construía en tierras "abancadas", con lo que se homogenizaba el cauce. A los bancales en esta tierra los conocemos como cadenas, terrazas, etc., y fueron construidos para el aprovechamiento de las laderas y rampas para destinarlas al cultivo. Los ramales de las acequias son conocidos como Sub-acequias, y tanto unas como las otras, en su recorrido eran aprovechadas por la población para lavaderos y otros usos sanitarios. No obstante la diferenciación apuntada, podría ser que la acequia Alta fuera la que llevara el agua al "herido" de un ingenio azucarero, por precisar el salto del agua de la altura para producir la fuerza hidráulica, aunque no se tienen las noticias de que existieran ingenios en su actual trazado.

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Esta última tesis se sustenta en una escritura de petición de Juan de Ávila de unas tierras en la vega de Aguatona (Ingenio), del 7 de Octubre de 1552 cuando dice: «... tierras del valle del Fiscal e a la cabeçada de arriba con tierras de Diego Díaz e con la açyquia alta del yngenio e con tierras que son del fiscal que se dize los majanos ...». En concreto esta Acequia Alta parece nació en la necesidad del Mayorazgo de de Pedro Cerón para el riego de uno de sus principales bienes, el cercado mayor llamado del Prior, después Cercado de San Sebastián, que viene a ser lo que hoy es el Parque Municipal y todo lo que se conoce como Hoya de La Campana. Hay referencias documentales de que ya en 1572 la acequia cruzaba el lugar de Arucas en dirección a Trasmontaña.

En cuanto a su importancia para la población por la que discurría, hay un acuerdo de la Junta General de 24 de enero de 1841 de la Heredad determinando que en todas las cantoneras de la acequia general se regulase la salida de este chorro por la misma medida que tiene en la cantonera de su origen. Y en la sesión general, de 10 de julio de 1842, se concreta que cuando por la acequia del Alta no vaya agua de riego, corra por ella el Chorro de San Juan, en lugar de ir por la Acequia de San Juan, para así asegurar el uso público de la población. En la cota más baja de la calle se encuentran precisamente los antiguos lavaderos para uso del vecindario, justo donde se inicia el viejo Camino de Herradura que llegaba a lo que hoy conocemos como el Árbol Bonito y que terminaba por conectar con el Camino Real del Norte en la Cruz de Pineda. Tres han sido los heredamientos que en Arucas construyeron la gran red de acequias y cantoneras. El principal, la mencionada Heredad de Aguas de

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Arucas y Firgas, que a mitad del s. XIX tenía cada día veinticuatro azadas de agua, que llegaban a los pagos del Cerrillo, Goleta, Trapiche, Palmitos, Trasmontaña, Montaña de Cardones, Hoya de San Juan, Cruz de Pineda, Cardonal y Costa del Bañadero. El heredamiento del Pinillo, dos azadas de agua diaria que regaban el pago de la Santidad y Montaña de Cardones. Y el de Padilla, que con ocho azadas diarias regaban el pago de San Andrés y Quintanilla (Informe del ayuntamiento al Alcalde de Las Palmas de fecha 15 de abril de 1847). Parte de esta calle, a partir de la intersección con la actual calle Ramón y Cajal, fue rotulada durante el período republicano con el nombre de GALÁN Y GARCÍA HERNÁNDEZ, en memoria de los considerados mártires de la República. Los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández fueron protagonistas de la llamada Sublevación de Jaca del 12 de diciembre de 1930, pronunciamiento popular contra el gobierno de la última etapa de la dictadura de Primo de Rivera. Aunque fue sofocada y ambos resultaron fusilados tras un rápido juicio sumarísimo promovido por el General Berenguer, Primer Ministro y Ministro de la Guerra en la dictadura, sus efectos fueron fructuosos tras la proclamación de la Segunda República Española cuatro meses después. La sublevación se organiza por el Comité Republicano Nacional que agrega partidos políticos y sindicatos republicanos. Se inicia con la proclamación de la República desde los balcones del ayuntamiento de Jaca, y el nombramiento de la primera alcaldía republicana como símbolo de su carácter estrictamente civil. Al mismo tiempo se organizan dos columnas dirigidas por los capitanes Galán y Sediles que parten hacia Huesca. Fracasada la sublevación, dos días después en Consejo de Guerra se condenan a morir fusilados a los capitanes Galán y García Hernández. En marzo serían juzgados y condenados un número significativo de militares por los hechos. El capitán Sediles, condenado a muerte, fue indultado ante las movilizaciones populares. Tras las elecciones del 14 de abril, la monarquía se exilia, se proclama la República y se les reconocerá como mártires. Tras el golpe militar por el que se inicia la dictadura franquista, esta dos calles, en ese momento llamadas de Galán y García Hernández y de Acequia Alta, como eran prolongación de la actual calle BARRANQUILLO recibieron todas el nombre JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA, pero aún así los vecinos le siguieron llamando a todos los efectos ACEQUIA ALTA. Para no ser reiterativos, en el capítulo de la calle Barranquillo comentamos del mismo. Se dio la anécdota en esos cambios de nominación tan apresurados de la dictadura franquista que el tramo de la calle de Galán y García Hernández tuvo durante tres meses el nombre de GENERAL FRANCO, dado que lo recibió en la Comisión Gestora Municipal celebrada el 2 de octubre de 1936, nombre que se daría en la siguiente sesión de 25 de diciembre del mismo año a otra calle, sin que se enmendara la anterior nominación, si bien en la práctica se sobreentiende porque no pueden haber dos calles en la misma población con igual nominación. 3. ALCALDE HENRÍQUEZ PITTI (Calle)

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Antes DEFENSORES DEL ALCÁZAR y PASEO DE LA LIBERTAD Esta calle tiene su origen en la compraventa el 26 de mayo de 1908 cuando la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas adquiere el solar en El Mirón para la construcción de su sede con planos del Arquitecto Fernando Carmelo Navarro Pérez, que se terminó de construir el año 1912. La construcción del edificio de la Heredad facilitó la apertura de esta nueva calle hacia la nueva zona urbana de El Mirón que ha ido consolidándose por calles paralelas hasta nuestros días. Por esta calle de tierra apisonada debieron discurrir los carros y primeras camionetas que llevaban la piedra que se extrajo de la desaparecida Cantera de El Mirón, justo detrás del edificio de la Heredad, con destino a la construcción de la nueva Iglesia de San Juan Bautista, pues fue el mayor proveedor. Posiblemente su condición de calle polvorienta por este trasiego influyó en la no existencia de fachadas con acceso directo a la misma en el primer tramo de la calle, el más antiguo. Con la proclamación de la Segunda República y la aprobación de la Constitución de la República Española de 1931 sería rotulada PASEO DE LA LIBERTAD, aunque abarcaba también en aquellos tiempos el camino de tierra, la hoy calle Alcalde Suárez Franchy, en recuerdo de quien siendo alcalde falleció el 14 de mayo de 1948 a los 37 años de edad. El concepto de libertad fue una importante conquista social. España es definida como «una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y Justicia», hacía compatible la unidad del Estado y la autonomía de los municipios y regiones. Se renunciaba al uso de la guerra como instrumento político y garantizaba el sufragio universal para hombres y mujeres mayores de 23 años conforme a las leyes. Se alcanzaba con la misma cotas hasta ese momento no imaginadas, y así reconocía la libertad religiosa, de expresión, reunión, asociación y petición; el derecho de toda persona a dirigir una petición al gobierno, el derecho de libre residencia y de circulación y de elección de profesión, inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia, igualdad ante la justicia, protección a la familia, derecho al divorcio, derecho al trabajo, derechos a la cultura y la enseñanza; y se suprimía todo privilegio de clase social y de riqueza, lo que equivalía a anular la nobleza como entidad jurídica. El 18 de julio de 1936 se producía la sublevación militar que acabaría con la República en 1939. Tras la Dictadura Franquista se inician los cambios de rótulos de muchas calles de la ciudad para enaltecer sus valores, y así esta calle, en contraposición al nombre anterior, es rotulada como DEFENSORES DEL ALCÁZAR, recordando a los golpistas, militares y paramilitares que se amotinaron y defendieron utilizando escudos humanos. Aproximadamente ochocientos hombres de la Guardia Civil, ocho cadetes de la Academia de Infantería, uno de la de Artillería y ciento diez paramilitares civiles, bajo el mando del coronel Moscardó, se tomaron la extraña libertad de no entregar la munición de la Fábrica de Armas de Toledo al legal Gobierno de la República que la precisaba para defender la Constitución aprobada. Los mismos que durante el acoso utilizaron como "escudos humanos" a cientos de rehenes no

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combatientes, principalmente mujeres y niños, que les obligaban a quedarse junto a las ventanas. Como el ejército de Madrid se sublevó contra la República, se movilizaron milicianos gubernamentales del Frente Popular y comenzaron en Toledo su asedio sobre los sublevados el 21 de julio de 1936, pero tuvieron que desistir el 27 de septiembre, tras la llegada del Ejército de África al mando del general José Enrique Varela, que dejaron mucha sangre en sus calles.

Los mismos que resistieron Defensores del Alcázar jadearon el paso de los Regulares de Ben Mizzian (Mohammed ben Mizzian, Nador 1897 - Madrid 1975, militar de los ejércitos de Marruecos y España) bajo el mando del General Varela por los barrios de la ciudad de Toledo, que impidieron durante dos días la entrada de los periodistas extranjeros que luego verían grandes charcos de sangre coagulada en el pavimento de sus calles (PRESTON, P.: El holocausto español, Navarra, 2011, p. 453). Así lo cantaba el cronista jesuita Alberto Risco «Con el aliento de la venganza de Dios sobre las puntas de sus machetes, persiguen, destrozan, matan... Y embriagados ya con la sangre, la columna avanza ...» (Obra citada, p. 452). Aprobada la nueva Constitución Española de 1978 que ponía fin a la dictadura franquista, la calle recibe el nombre de ALCALDE HENRÍQUEZ PITTI, en recuerdo de José Henríquez Pitti, alcalde entre los años 1945 y 1959, que concentró su esfuerzo en la construcción del que fuera llamado Parque Franco -hoy Parque de La Paz-, el Grupo Escolar Generalísimo y la compra de un pozo en Madrelagua para solucionar el agua de abasto público, que años más tarde se secaría por no adquirirse los derechos circundantes. Inició también un largo proceso para la adquisición del parque municipal conocido como Jardín de Gourié. En la sesión extraordinaria de 23 de abril de

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1946 la Corporación municipal por él presidida aprobó el proyecto del ingeniero José Luis Jiménez relativo a la urbanización parcial del casco de Arucas en la zona conocida por Jardín de Gourié, teniendo por objeto la conservación de dicha zona con destino a parque municipal, así como el edificio que en él existía que será destinado a fines públicos. El 31 de octubre de aquel año el proyecto fue aprobado definitivamente y declarado de utilidad pública. Dos años después, el 30 de marzo de 1948 se informaba de la expropiación de dos parcelas de un total de 1.042 metros cuadrados a los herederos de Severino de Armas Gourié, por importe de 23.525 pesetas. Un mes después, se negocia con los expropiados y aceptan la oferta de los propietarios para la adquisición del resto de la finca por el precio de 167.474 pesetas, siendo la superficie total de las parcelas adquiridas de 4.699 metros cuadrados (ALMEIDA PÉREZ, R. y HERNÁNDEZ PADRÓN, A.: "El Parque Municipal de Arucas", Revista Rincones del Atlántico, n. 3, 2006). Es así como la principal zona arbolada de los jardines de la familia Armas Gourié, el sector lindante con la calle Francisco Gourié y antigua carretera del Norte, pasaba a dominio público, incluidos los terrenos donde habría de construirse a mediados de los años sesenta la planta baja del parque. El 23 de junio de 1948 el párroco Francisco Hidalgo bendijo los jardines recién comprados, convertidos ahora en Jardín Municipal procediéndose a su inauguración del recinto. El proyecto de adquisición y habilitación total de los Jardines de Gourié sería completado por los siguientes alcaldes: Francisco Ferrera Rosales que en 1964 aprueba la pavimentación y reforma de la parte baja del jardín, y, en 1970-1971 adquiere dos parcelas más; y Manuel F. Pérez y Pérez en 1976 adquiere la casa de Gourié y el resto de los jardines.

4. ALCALDE MATEO DE MATOS QUINTANA (Calle) Antes QUINTANA

Esta calle peatonal, antiguo callejón por el que se llegaba desde la Acequia Alta al antiguo Tabaibal en la ladera meridional de la montaña, hoy interrumpida por la construcción de la Fábrica La Isleña, quebrándose varias veces hasta encontrarse con la calle Sor Cándida Suárez, conserva aún hoy la comunicación aérea que se daba en viviendas de planta alta a través de una balconada de madera. Las antiguas viviendas de planta baja, algunas modificadas posteriormente con la construcción de la planta alta, datan de la primera mitad del s. XIX. La estrechez de la calle y sus construcciones conservan el entonces Lugar de callejuelas y callejones en este contorno urbano. Su antigua denominación QUINTANA, obedece a la histórica costumbre de nominar a las calles por los apellidos que en la antigüedad se mencionaban de forma aleatoria, y tanto la anterior, como la actual corresponden a la memoria del mismo ALCALDE MATEO DE MATOS QUINTANA. Fue nombrado Alcalde

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Real de 1800 a 1807, y elegido después primer Alcalde Constitucional tras las Cortes de Cádiz de 1812 a 1813. En su primer mandato, tuvo lugar el Motín de 1800 ante una escasez de grano toma la decisión y ordena se vendieran igualmente los granos de los Marqueses del Buen Suceso, residentes en Madrid e ignorantes de las necesidades de la población aruquense, y además pone a la venta los suyos a precios razonables. Eran tiempos de hambre, agudizada por la guerra de España con Inglaterra, y Canarias soportaba el cierre de los mares, de forma que lo único que llegaba a las Islas, era de África. No llegaban barcos de Europa, salvo los neutrales, escaseaba el trigo y la cebada. Los de siempre, en nuestro caso el Mayorazgo del Buen Suceso, especulaban fuertemente con el precio del grano, y en pocos días, el precio de la fanega de trigo pasaba de cinco pesos y medio a doce pesos, y después a catorce pesos. La cebada, menos demandada, pasaba de cinco a seis pesos. Se aprovechaban también del antiguo y permanente enfrentamiento entre el Regimiento y la Audiencia, uno defendía sus derechos, y la Audiencia trataba de defender los de todos. Hasta en tres ocasiones un mes antes del motín del 5 de mayo, el Alcalde Mateo de Matos a través de los Diputados de Abastos de Arucas demandaban de la Audiencia que el administrador del Mayorazgo «vendiese sus granos al precio corriente y dinero constante»; la Audiencia estimaba la demanda «viendo que la libertad del cosechero havía traspasado con enorme exceso los límites de la equidad y justicia», pero el Gobernador de Tropa se oponía a su venta porque ya lo tenía comprado para la tropa. Además del hambre, se sufría el poder de los ricos para especular y el contrapoder del Regimiento frente a la Audiencia. No era suficiente pagar el precio corriente y en dinero constante, ni que la Audiencia se pusiera de parte. Ni que el Alcalde Real y los Diputados de Arucas demandaran la venta del grano. Era como decía un pasquín, los insaciables hacendados y la tiranía del poder de la milicia lo que obligaba a morir de hambre. Pero cuando se llega a un punto donde comienza la estrecha línea entre la justicia y la cruel injusticia, todo se desborda. Inevitable que fuera el motín, convocados los vecinos al toque de caracola «A las once de la noche bajaban por las caminos que conducen desde los barrios

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de La Goleta y del Cerrillo una multitud de gentes con sus caras enmascaradas y armados de garrotes, introduciéndose por las calles de Arucas produciendo con sus voces de queja gran alboroto, lo que hizo que el Alcalde Real, Don Mateo de Matos, se decidiera a intervenir con su autoridad para cortar el motín y en unión del Oficial de Armas, Don Ignacio de Matos y del Señor Cura Párroco y de algunos milicianos que se pudieron recoger al paso, se fueron hacia los amotinados que se dirigían al domicilio de Don Francisco González encargado del granero e informado de su pretensiones para que se les vendiera el trigo almacenado en tal granero, les prometió que al día siguiente serían atendidas». Algunas crónicas manifiestan que tras la monarquía absolutista de Fernando VII, abandona el cargo y es denunciado por el marquesado del Buen Suceso, siendo arrestado en el Castillo de La Luz. Tras evadirse, hipoteca sus propiedades y obtiene un préstamo del comerciante Francisco Rosalie Gourié David, para desplazarse a Madrid en defensa de su actuación como Alcalde, pero arruinado decide no volver a Canarias (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de G.C., 1984, p. 430. y ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de Gran Canaria, 2003, p. 284). Contrasta la anterior con otra conocida y documentada (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Tesis Doctoral ULPGC, 1987, p. 696, nota 26), que tiene aún más relevancia social que dice: «Con posterioridad sólo se registra el caso de Arucas en 1813 contra el alcalde don Mateo Ignacio de Matos por "suponerles desobedientes a las ordenes superiores y formandoles causas de asonada, lo que se da en perjuicio de todo el vecindario por calumniarle de tan feo delito". A resultas de estos hechos y acusaciones el alcalde es apresado el 25 de agosto de 1813 y, aunque el Alcalde Mayor por auto de 1 de abril de 1814 le absuelve de toda culpa, la Audiencia revoca este auto y le condena, el 23 de junio de 1814, a las costas y a 2 años de destierro de Arucas». Puede que las confusas crónicas y la información contrastada concurran en este caso. Su salida del castillo puede no fuera por evasión, sino la revocación de sentencia por la causa de asonada; y que para su destierro de dos años se viera en la necesidad de hipotecar sus bienes para subsistir, además de los pagos que comportaría tratar de que en la Capital del Reino se reabriera su causa para la total absolución, además de las costas de un larguísimo pleito. Al no haberlo conseguido quedaría arruinado, adjudicándose sus bienes el prestamista Francisco Rosalie Gourié David. Nada salvó al Alcalde, ni siquiera el crudo relato del padecer de las gentes dado por un testigo en el pleito: «Ques más que notoria la necesidad que ha padecido y padece este Pueblo; en terminos que sus vecinos en su mayor parte se han estado manteniendo con yerbas y afrecho tostado haviendo muchísimos que no comían gofio ni pan muchos meces, dandoles accidentes de la mucha necesidad y hambre que tenían, sin que pudiesen trabajar de resultas de ello». Le venía de sangre su defensa de la justicia social en su pueblo por el Alcalde

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Mateo de Matos Quintana. Era hijo del el Capitán de Milicias Ignacio de Matos Ponce, que fue Alcalde Real de Arucas desde 1770 a 1774, más de quince años antes de plantear el pleito al Mayorazgo de Pedro Cerón por apropiación de muchas tierras que «pertenecen a S.M. y a la República del Pueblo de Arucas, como vecinos, para edificar y adelantamiento de la población, a que era su destino y proporción y otros a S.M. y repartimientos entre los vecinos el árbitro lo tuviere a bien» desde su privilegiada posición que «era un sujeto de tanta recomendación y autoridad en estas islas, cual es la de Comandante General, que tomaba cuantos terrenos le brindaba la suerte y ocasión con sus mismas facultades». También perdería su padre otra causa de justicia social dado que la demanda sería desestimada por la Audiencia, que ya había sentado precedentes jurídicos que se sustentaban en la Real Cédula de 10 de octubre de 1615 dictada para amparar los abusos cometidos en los años posteriores a la Conquista, algo así como una amnistía general a las apropiaciones que de lo público hicieron los conquistadores. 5. ALCALDE RAFAEL DÍAZ (Calle) Antes GENERAL QUEIPO DE LLANO, RAFAEL DÍAZ y lugar del TABAIBAL El tabaibal-cardonal es una formación vegetal mixta propia de las zonas bajas y costeras de las islas que puede llegar hasta los setecientos metros de altitud, en función de la topografía y orientación. Esta vegetación es de las más típicas y es tan representativa que algunas de las plantas que la integran son reconocidas como símbolo regional: cardones, dragos y verodes. Este topónimo al uso en la antigüedad definía los espacios de realengo destinados en gran medida al pastoreo, y lo encontramos en distintos municipios de la isla de Gran Canaria. El Tabaibal aruquense es definido en 1790, en el pleito que plantea el Capitán de Milicias de Arucas Ignacio de Matos contra el Mayorazgo de Arucas sobre la titularidad de sus posesiones. Juan Bautista Descouber, Administrador del Mayorazgo, al plantear su defensa viene a decir, entre otras argumentaciones: «Que los bienes del Mayorazgo proceden de los repartimientos de la Isla después de su conquista y que siempre lindaron con bienes particulares y no con terrenos realengos, no existiendo en Arucas más propiedades de esta índole que la Dehesa, propiedad del Cabildo de la Isla, y el Tabaibal, dado a los vecinos de Arucas para la construcción de casas en 1740, como certificó el propio Matos en su pericia del año 1779, ordenada por la Real Audiencia y presentada a su Oidor, Don Francisco Carbonell del Rosal» (CABALLERO MUJICA,F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de G.C., 1973, p. 170), lo cual era así conforme con las ordenanzas del Cabildo General de 1531 y las licencias reales concedidas incluidas en el Libro Rojo de Gran Canaria (CULLEN DEL CASTILLO, P.: ... o Gran Libro de Provisiones y Reales Cédulas, Las Palmas de G.C., 1947).

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Según esta definición, teniendo en cuenta que el primitivo TABAIBAL de Arucas tenía por lindes: al Oeste, las propiedades del Mayorazgo y al Sur, las del Vínculo de Mirón, de donde puede decirse que ocupaba falda meridional de la Montaña, concretamente el Norte y Este del actual territorio urbano que progresivamente fue poblándose. En consecuencia, en julio de 1928 el lugar del TABAIBAL, no urbanizado y no construido, aparecía discontinuo y debiera estar:

• Al Norte y Noroeste de la calle Cerera, o lo que es lo mismo, la ladera

meridional de la montaña de Arucas que aún no estaba construida, ni urbanizada, donde luego surgiría esta calle, y que para su conexión con la anterior ya se decía en esta época en un informe municipal «... la apertura hasta la de Tabaibal, traería consigo la desaparición de varias casas y callejones que constituyen hoy una vergüenza porque presentan caracteres de verdaderas pocilgas, enclavadas dentro de la población... » (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de G.C., 1984, p. 172).

• Y todo el territorio que quedaba en la margen Norte de la calle Muñoz, que

sería después Marqueses de Arucas, también ladera meridional y naciente de la montaña, en parte conocida como el Pedregal, después popularmente por El Grupo, hasta el límite del Camino Real de la Hoya de San Juan, conocido como El Terrero, hoy calle Juan de Dios Martín. Al Este de este último camino, después calle, lo que queda son los territorios de los dos antiguos ingenios de Juan de Aríñez y de Lope Sosa, cuyas inmediaciones estaban ya pobladas o cultivadas.

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En cualquier caso, de forma aislada pudo haber alguna construcción doméstica o cuevas de habitación, pero su urbanización y construcción de forma generalizada la impulsó Rafael Díaz Batista, primer alcalde de la II República elegido en abril de 1931 hasta su fallecimiento el 4 de octubre del mismo año, quien también presidía la Federación Obrera, y que inició el primer proyecto de pavimentación de esta calle, que resolvía el enlace de la calle Cerera con el camino a Trasmontaña a través del antiguo Tabaibal. Tuvo tan notable preocupación por la situación de las calles de la población que interesó de la Comisión de Fomento un informe sobre las obras necesarias de pavimentación. Tras su fallecimiento la Corporación le reconocería sus méritos dando su nombre RAFAEL DÍAZ a la calle. Con la sublevación militar de 18 de julio de 1936, se inicia la dictadura franquista para que esta calle y la calle Cerera con la que enlaza a partir de la intersección con el Pasaje General Palafox, son rotuladas ambas como GENERAL QUEIPO DE LLANO, en homenaje a Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (Tordesillas, 1875 - Sevilla, 1951), teniente general del arma de Caballería, fue siempre un crítico con excesos de protagonismo. Educado en un seminario, combatió en la Guerra de Cuba y en la Guerra del Rif, ascendiendo a general de brigada en 1923. Aunque apoyó en un principio al dictador General Miguel Primo de Rivera, sus críticas hacia su política provocaron su postergamiento y trasladado a la reserva en 1928. Conspiró para derribar la monarquía de Alfonso XIII y dirigió la Cuartelada de Cuatro Vientos, lo que le obligó a exiliarse en Portugal. Proclamada la República, fue nombrado Capitán General de Madrid e Inspector General del Ejército, contribuyendo de forma fundamental al éxito de las reformas militares de Manuel Azaña. Con posterioridad fue nombrado Jefe del Cuarto Militar del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, del que llegaría a ser consuegro, hasta que renunció en 1933 a raíz de las críticas recibidas por una serie de injerencias suyas en la vida política. Tras la destitución de Alcalá Zamora, fue junto con los generales Mola y Sanjurjo uno de cabecillas principales del golpe militar contra el gobierno de la Segunda República que originó la Guerra Civil Española. Dirigió el golpe militar en Sevilla, uno de los baluartes frente populistas, e inició una fuerte represión que ocasionó solamente en Sevilla en el periodo comprendido entre el 18 de julio de 1936 y enero de 1937 la muerte de 111.028 personas. Se destacó por su uso de la radiodifusión como medio de guerra psicológica, con sus famosas charlas a través de Unión Radio Sevilla. El 26 de julio de 1936 proclamó: «...os digo que a todo afeminado o invertido que lance alguna infamia o bulos alarmistas contra este movimiento nacional tan glorioso, lo matéis como a un perro...», y así se cumplió con Federico García Lorca, y con muchos más, incluso fusilando en Castilleja del Campo a mujeres embarazadas en el momento de dar a luz, y cuando le dieron el tiro de gracia a la madre, mataron al recién nacido a culatazos (PRESTON, P.: El holocausto español, Navarra, 2011, p. 216). Nombrado Jefe del Ejército del Sur, asumió el gobierno militar y civil, y a lo largo de la guerra actuó con casi total independencia, lo que llevó a ser conocido como el Virrey de Andalucía. Ascendido a teniente general y

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condecorado con la Laureada de San Fernando tras su triunfo en la Guerra Civil, llamaba a Franco “Paca la Culona” y le consideraba un hombre egoísta y mezquino, resultando postergado por el régimen (PRESTON, P.: El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco, Barcelona, 2008). Aprobada la nueva Constitución Española de 1978 que ponía fin a la dictadura franquista, la calle recupera su nombre, esta vez precedido de su cargo de representación que tuvo para la ciudad ALCALDE RAFAEL DÍAZ. 6. ALCALDE SERVANDO BLANCO (Calle) Antes REYES CATÓLICOS La construcción del Mercado Municipal a partir de 1875 será un edificio singular que motiva la apertura de nuevas calles en su perímetro. La calle en la fachada lateral de naciente del Mercado Municipal recibiría el nombre de REYES CATÓLICOS, bajo cuyo reinado tuvo lugar la conquista de Canarias. La calle en la fachada lateral de poniente recibiría el nombre de Doramas, al que siempre fue considerado el último jefe aborigen que fue muerto y enterrado en Arucas en un lugar cercano al conocido como Camino de la Cruz. Sin poder asegurar si fue intencionado o por azar, se guardó la simbología de la regla natural marcada por el Sol, el principio al Este y el fin al Oeste, donde los Reyes Católicos representan el principio de una época y Doramas el final de otra. El título de Reyes Católicos fue conferido a Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla por el Papa valenciano Alejandro VI en la bula Si convenit expedida el 19 de diciembre de 1496. La pareja se casó en el Palacio de los Vivero de Valladolid el 19 de octubre de 1469, ella con 18 años y él con 17. El reinado de los Reyes Católicos significó el tránsito del mundo medieval al mundo moderno en España. Con su enlace se consiguió la unión, en la dinastía de los Trastámara, de las Coronas de Castilla y de Aragón. Además de la paz entre las dos, en pugna por el territorio y la influencia política. Los Reyes, apoyados por las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y la alta nobleza. Con la conquista de Granada, Navarra, Canarias, Melilla y otras plazas africanas consiguieron la unión territorial bajo una sola corona de la totalidad de los territorios que hoy forman España, exceptuando Ceuta y Olivenza que entonces pertenecían a Portugal. Dicha unión territorial era personal, ya que se mantuvieron las soberanías, normas e instituciones propias de cada reino y corona, de modo que cuando se emprendía una acción militar o una empresa comercial, se hacía bajo estandarte común. Posteriormente en el mandato del alcalde Francisco Ferrera Rosales, la calle recibiría el nombre de ALCALDE SERVANDO BLANCO, hijo del que fuera el primer médico de la Beneficencia municipal el Dr. Joaquín Blanco Sapera (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 323), a quien se le dedicara la Glorieta del Dr. Joaquín Blanco, popularmente conocido como "Parque Chino", en el vértice de las calles peatonales de León y Castillo y Gourié. Su hijo Servando Blanco Suárez fue alcalde entre 1924 y 1926, durante la Dictadura

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del General Primo de Rivera, teniendo en este período una contribución decisiva en la mayor escolarización de la población, creándose tres escuelas unitarias de ambos sexos en el casco, dos de niñas en La Goleta, una de niños y otra de niñas en El Cerrillo, Los Portales, Cardones, Cruz de Pineda y Bañaderos.

Igualmente promovió la mejora urbanística del casco histórico realizando la pavimentación de las calles León y Castillo, Canónigos (hoy también calle Reloj ), Reloj, Gourié, Plaza San Sebastián y Francisco Gourié con ladrillos de asfalto comprimido sobre mortero de cal de gran resistencia y suave rodamiento. Fue el pavimento que se mantuvo hasta los años 2007 y siguientes en que se realizó la peatonalización del casco histórico de la ciudad. 7. ANTONIO GONZÁLEZ (Calle) Antes NUEVA En 1928 esta calle era conocida con el nombre de NUEVA, empedrada sobre tierra bastante deteriorada y por ser una fuerte rampa se proponía «ensayar en ella el sistema de empedrado sobre firme de mortero de cal, utilizando callao de naturaleza basáltica, de quince centímetros de largo que acumula el mar en las playas, colocados de punta y rellenos los huecos de una lechada de cal, arena y grava y un poco de cemento» (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 171). Debió haber prosperado el ensayo, pues fue el modelo que años después se utilizó en las calles de rampa, salvo la rampa inicial de la calle San Juan que tuvo un acabado de adoquines. El adoquinado que presenta en la actualidad

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sustituyó en los años setenta del pasado siglo el empedrado sobre mortero que se ensayó. Con posterioridad se rotuló en memoria de ANTONIO GONZÁLEZ, también González de segundo apellido, quien fue alcalde en 1875, e interinamente en 1895. A su primer período se debe el inicio de la construcción del Ayuntamiento y del proyecto del Mercado Municipal (Obra citada, p. 110) y de la plantación de laureles de Indias en la desaparecida Plaza de San Sebastián, que supuso uno de los mayores cambios urbanos. Tuvo una fuerte oposición a la construcción del ayuntamiento en el lugar que actualmente ocupa, pues había un proyecto anterior que la situaba en la Plaza de San Juan, frente a la antigua Iglesia el escrito de oposición estaba firmado por sus opositores (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 272). Antonio González y González había sido 2º Alcalde cuando ocupaba la alcaldía el fraile exclaustrado Luis Ponce y Ponce en 1868, era tiempos en que en la entonces Villa el grupo de poder hegemónico era conocido como el Partido Viejo, que además controlaba la Heredad de Aguas que en esos tiempos ejercía un de gran poder económico donde confluían muchos intereses. Fue el año en que se realizó la demolición de la ermita de San Sebastián, es total estado de ruina y abandono por sus patronos y que de alguna forma fue la "chispa" que terminó por motivar al ya "quemado" carácter del párroco Jose Antonio Rivero Mireles, que padeció la pérdida de su estamento -entiéndase, poder local- y de los buenos recursos económicos derivados de la propia desamortización de las azadas de aguas de la Subacequia de San Juan y de parte de los ingresos por la segregación de la parroquia de Firgas, además del nombramiento de un maestro "público", condición que la parroquia venía tutelando y percibiendo retribución por ello. En esos años fue cuando el párroco propició la creación de un "nuevo casino" y una "nueva banda de música" lo que comportaba la génesis de una nueva corriente de poder local político y económico que sería llamado el Partido Nuevo. Aunque no se conoce con certeza si en dicha corriente política se integró Antonio González y González, determinados hechos y circunstancias parecen

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que al menos fue alejándose de las líneas marcadas por el Partido Viejo. Aunque en 1872 por una perlesía cerebral queda paralítico el párroco Rivero y se ve obligado a renunciar a su cargo, ya la lucha política en Arucas es de total enfrentamiento aunque ninguno de los dos partidos estén en consonancia con la agonizante Primera República. Ambos defendían sus intereses de grupo. Restaurada la monarquía y proclamado rey Alfonso XII en diciembre de 1874, en enero de 1875 el alcalde es Antonio González y González, quien es denunciado por no llevar los libros de años anteriores que correspondían al mandato de Pedro Castellano Ponce, por lo que asume las funciones una gestora que en junio lleva Luis Ponce y Ponce, hasta que en octubre es asumida de nuevo por Antonio González y González al ser sobreseída la denuncia por no ser de su responsabilidad los hechos denunciados. Le tocó a este buen Alcalde, por las obras emprendidas, soportar el incendio intencionado de los archivos municipales y además, como habíamos dicho, una fuerte oposición cuando tomó la iniciativa de construir el Ayuntamiento en el lugar que actualmente ocupa, en contraposición a los que promovían su construcción en la Plaza de San Juan frente a la antigua Iglesia. El escrito de oposición lo firmaban entre otros: Domingo Cabrera Barbosa, Rafael Ponce de Armas, Miguel Grau Bassas, Francisco Blanco, Valentín Granados, Pedro Marichal Álvarez, Esteban de Santa Ana, Carlos Medina, Francisco Ferrera González, y Luis Ponce y Ponce (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003,p. 272). Huelga recordar que el último de los nombrados firmantes es el más conocido del Partido Viejo. Volviendo a la calle que recibió su nombre, las edificaciones antiguas de la banda naciente de esta calle, son todas de planta baja, todas ellas construidas en la primera mitad del s. XX, y las de la banda poniente son de planta alta. La señalada con el número 3, fue donde se fundó por el tinerfeño Constancio Fuentes González la Sociedad de Trabajadores, después Sociedad Atlántida, donde también estuvo la fugaz Sociedad Republicana, y fue llamada "Casa de los Miedos" por los extraños ruidos que allí se oían, que según dicen desaparecieron cuando allí se instaló el primer cuartel de la Guardia Civil. Según parece los extraños ruidos se escuchaban cuando pasaba un camión pesado por la calle de León y Castillo, que se transmitían a través de algún tubo volcánico de los muchos que atraviesan el subsuelo de Arucas . 8. ARMAS (Calle) Esta calle que se inicia en la intersección de la calle Cerera con la calle Alcalde Rafael Diaz, termina siendo un pequeño callejón descendente para desembocar en la calle Sor Cándida Suárez. Su denominación popular de ARMAS es con seguridad del siglo XVIII, aunque podríamos aventurar de su existencia ya en el anterior formando parte de ese entramado pre-urbano de callejones que conformaban la margen sur del antiguo Tabaibal en la falda de la Montaña de Arucas, y al poniente del barranquillo por donde bajaban las

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aguas de la misma hasta la Acequia Real, hoy conocida como Acequia Alta, cuyo cauce es ocupado por la actual calle Salvador Rueda. Esta calle ARMAS es también el flanco naciente de lo que podríamos considerar el sector que conserva el entramado pre-urbano más antiguo de Arucas, entre la calle Acequia Alta y la calle Alcalde Rafael Díaz, al que se han ido incorporando las nuevas construcciones a partir de la Fábrica La Isleña, para quedar flanqueado al poniente por la actual calle Ramón y Cajal. En su interior, con acceso rodado reducido a la mínima expresión en sus inicios y peatonal en la máxima, nos encontramos quebrados callejones hoy conocidos como Cáceres, Badajoz, Pasaje Famara, Médico José Cuyás González Corvo y Pasaje Granada, a los que sumamos las calles que tienen comentamos en sus respectivos capítulos, Calle Alcalde Mateo de Matos Quintana y Calle Sor Cándida Suárez. Su nominación ARMAS se debe a la familia De Armas muy arraigada en Arucas, y en particular a los tres presbíteros, dos hermanos y un sobrino, y en particular de los primeros uno de ellos fue canónigo de la Catedral quien donó a Arucas tierras en Trasmontaña para que con su venta se construyeran escuelas públicas de Primeras Letras en la actual calle León y Castillo. Es el primer cronista Pedro Marcelino Quintana en su Cuaderno 1º, quien indirectamente nos acerca al origen de la nominación de la calle. Al realizar averiguaciones sobre el lugar de fallecimiento del presbítero Vicente Pérez de Armas, nos incluye información dada por un vecino dice que murió «en la casa que luego fue de su sobrino D. Guillermo Pérez de León, casi frente a la calle Quintana». La última calle referida es la antigua denominación de la calle Alcalde Mateo de Matos, si bien es el tramo que admite el tráfico de vehículos que hoy es la llamada calle Sor Cándida Suárez, en la que desemboca esta calle ARMAS (la fotografía de Eliú Pérez que encabeza esta entrada). Conozcamos de la familia aruquense de nacimiento De Armas con la información que nos aporta el primer cronista de Arucas (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012), y dado que se trata de un "cuadernos de notas", optamos por redactar de forma más amena. Tenemos primero a Vicente Antonio de Armas, quien dijo su primera misa el 20 de enero de 1760, día de San Sebastián, «vino de su casa bajo de palio en procesión» hasta la parroquia, acompañado del Curato y capellanes, y dada la festividad se llevó la imagen de San Sebastián desde su ermita a la iglesia parroquial, siendo sus padrinos «el Venerable Cura y D. Manuel Ponse con capas y Diácono y Subdiácono, el Padre Fray Antonio Martín y el Padre Lector Fray José Marrero, los que se ordenaron de Sacerdotes el mismo día que él». Se infiere por la concelebración organizada para el ordenamiento de varios sacerdotes, el especial protocolo seguido con él y la onomástica elegida, que procedía de una familia distinguida en el lugar de Arucas, y sin hacer otras conjeturas, reseñar que fue alcalde ordinario desde 1731 hasta 1736 el alférez Mateo de Armas Cabrera. Pero hay otros datos del mismo, que sí pudieran inducirnos a pensar que pertenece a esta familia. El primero, en cuanto a su distinción como vecino y vinculación a la parroquia, pues es de los

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vecinos comparecientes que ante notario el 13 de marzo de 1707 solicitan a «Su Majestad el señor don Felipe V, haga merced a este lugar y sus vecinos del Beneficio Eclesiástico que pretenden por su vecindad de 500 y más vecinos» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 216). Y el segundo, mucho más esclarecedor, que el alférez Mateo de Armas Cabrera es mayordomo de la Cofradía del Rosario desde 1707 a 1719, cofradía y capilla con la que van a tener una especial relación sus presuntos descendientes los presbíteros. Volviendo al sacerdote Vicente Antonio de Armas, el día 6 de junio de 1769 sucedió en este Curato de Arucas, siendo Teniente de Cura de la parroquia, pasando a ser cura propietario hasta 1777. Después pasó al Sagrario en la Iglesia Catedral después de haber hecho tres oposiciones a dicho Curato, recibiendo el título de Canónigo de dicha Catedral el 23 de Junio de 1788. Cuando falleció en abril de 1822, hay una nota sobrepuesta en el Cuaderno del cronista que refiere «Cuando le sorprendió la muerte, quedó debiendo á la fábrica como mayordomo una cantidad bastante crecida; por lo que la iglesia se quedó con dos casas, que fueron vendidas á D. Germán Mujica por 6.622 rs. 36 cents. el 23 de Julio de 1853.» Sin poner en duda tal información, sí aportar que no consta en la nómina de mayordomos aportada por otras fuentes. También pudiera ser la "excusa" legal que antiguamente se daba para poder adjudicarse la propiedad de los bienes vinculados a las capellanías sujetas a las normas del Antiguo Régimen de la Propiedad, y que la venta se hace cuando se aprueban las Leyes de Desamortización. Su tía Estebana María Perdomo, constituyó una capellanía por testamento el 9 de noviembre de 1755, nombrándolo sucesor, a cambio de «5 misas rezadas anuales en Iglesia de Arucas a 3 reales de limosna», que vinculaba las siguientes propiedades que parecen ser las que refiere el cronista «Dos casas terreras con cocina y cuartos en la calle San Juan y un Censo de 1.200 reales de principal impuesto sobre un cercado de tierra en Arucas», entendamos el censo como un alquiler perpetuo (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Tesis Doctoral ULPGC, 1987, Anexo p. 95). Hacemos esta aclaración, dado que su posición económica era envidiable, y además de estar documentada la donación que hiciera al pueblo de Arucas Vicente Antonio de Armas conjuntamente con el también canónigo José Fernández Abad de terrenos y casas en Trasmontaña para la construcción de las Escuelas de Primeras Letras (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 348), habría que añadir sus dos importantes capellanías cuyos bienes en Arucas, que sus poseedores no pueden vender por estar vinculados, eran un molino con casas antiguas en La Goleta, una suerte de secano en Montaña Blanca, otra en Calderetas, un pedazo labradío de 17 fanegadas y otro de secano de 2 fanegadas en Los Masapeses (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Tesis Doctoral ULPGC, 1987, Anexo p. 136).

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Del mencionado molino nos aporta más información otro autor aruquense de una novela costumbrista, del que nos consta realizó buenas investigaciones: « ... y el otro Molino de Arriba en el barrio de la Goleta era de la Capellanía fundada por don Vicente Antonio de Armas, Párroco que fué de Arucas y, heredó la Capellanía su sobrino don Vicente Pérez de Arma, Párroco que fué de Arucas y al abolirse las capellanías y fallecer ese señor pasaron las propiedades y el molino a sus familiares y como antiguamente la posesión de las Capellanías las daba el obispado y una de las principales propietarias del Molino de Arriba es una señora parienta del fallecido párroco don Vicente Pérez de Armas; le dicen «la Obispa»-dice don Bruno» (MEDINA MATOS, C.: El cólera en la isla de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1961, p.113). Está documentado también que en vida compró una azada de agua en 1.500 reales a la parroquia, que arrendó más azadas de agua para regar sus tierras de cultivo, y aparece como tributario de la Capilla del Santísimo (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013). Hermano del anterior es Simón de Armas, quien fue Teniente cura del Sagrario de la Sta. Iglesia de la Catedral y falleció en Arucas en 1813, nueve años antes que su hermano menor (?), por quien había sido nombrado capellán cuando la fundó la primera el 19 de Abril de 1777, a cuyos bienes vinculados antes nos hemos referido. Fue mayordomo de la Fábrica de san Juan del 22 de diciembre de 1742 al 8 de septiembre de 1752. Sobrino de los dos anteriores es Vicente Pérez de Armas, nacido también en Arucas el 6 de mayo de 1769, hijo de Antonio Pérez y de Catalina Suárez de Armas, y actuando como padrino de bautismo su tío Vicente Antonio de Armas. Después de haber sido preceptor de Gramática en Arucas el año 1792, inicio su formación eclesiástica diciendo su primera misa en Teror el 28 de septiembre de 1799, en diciembre de 1801 pasó á Santa Brígida, y en diciembre de 1802 se incorporó a la parroquia de Arucas, accediendo al cargo de párroco en propiedad a partir de 1805, hasta su muerte el 23 de mayo de 1838 en su casa en esta calle ARMAS, que luego sería propiedad de su sobrino Guillermo Pérez de León. Entre las noticias significativas y singulares que se tienen durante sus 33 años que ejerció como párroco en Arucas, vivió tres años muy intensos desde 1808 a 1810, coincidiendo con la guerra de la Independencia contra la ocupación francesa, en los que estuvo muy cerca de los políticos locales, los hermanos Mateo e Ignacio de Matos Quintana, prácticamente vecinos puerta con puerta.

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A partir de la sublevación contra los franceses en Madrid del 2 de Mayo de 1808 cuyas noticias son conocidas en la isla con relativa prontitud, activa todos sus sentimientos «De la actitud de la población de Arucas ante la invasión napoleónica, tenemos referencia de altos quilates patrióticos. El Párroco, Don Vicente Pérez de Armas, enardece los ánimos y sentimientos de su feligresía en una homilía memorable, hoy lastimosamente perdida. Este párroco. que escribía todas sus homilías y sermones, escribió también la pronunciada en su iglesia de San Juan Bautista contra Napoleón Bonaparte» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 266). Inmediatamente, en los años 1809 y 1810 acontece una gran sequía y de acuerdo con el alcalde Ignacio de Matos Quintana convocan al pueblo a unas rogativas, traen la imagen de san Andrés desde su ermita en la Costa de Lairaga a Arucas, los dos años, con el consentimiento del obispo Manuel Verdugo (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 386). La traída de esta imagen pudiera guardar relación con la antigua costumbre de ir en procesión a la ermita de san Andrés desde Arucas. Ese mismo año 1810 es alcalde Mateo de Matos Quintana, habiéndose producido la incautación de los bienes del Marqués de Florencia y Conde de Benazuza, propietario del Mayorazgo de Arucas, al considerarse que era vasallo de Napoleón, 120 colonos de Arucas solicitan que se comisione al Intendente o «a la Audiencia de Canarias para que proceda a la incautación de las tierras del mayorazgo que el marqués de Florencia, residente en el Reino de Italia y vasallo de Napoleón, tiene en Arucas y a la venta de las mismas a los colonos que actualmente las disfrutan en arriendo» cuestión que no prosperaría dado que el largo procedimiento lo llevaría a 1814 en que se inicia la etapa Absolutista de Fernando VII que derogaría la Constitución de 1812 (Obra citada, p.396). No dudamos que el sentimiento patriótico del párroco era partícipe de esta denuncia. Seguía abanderando la lucha contra los franceses en 1812 y sus anotaciones tras la celebración de la misa de Acción de Gracias el 30 de mayo día de san Fernando en los libros parroquiales nos trasmite sus pensamientos anti-napoleónicos, que no se confunde con anti-francés «"en memoria del fiel levantamiento de la Nación en favor de su Rey Fernando VII y contra Napoleón, tirano de los franceses que intentó también tiranizarla". Y al dia siguiente, "un aniversario solemne por las almas de los que han fallecido en esta gloriosa lucha de la libertad contra la tiranía". Así lo escribe en el Libro de Cuadrante de Aniversarios Cantados "para que conste in soecula soeculorum". Estos aniversarios se celebraron hasta 1829» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 267). Cuando Mateo de Matos abandona la alcaldía e hipoteca sus bienes para iniciar su defensa contra el pleito que le pusiera por asonada el Mayorazgo del Buen Suceso por el Motín de subsistencia del 5 de mayo de 1800, por el que quedaría arruinado y fallecería, el párroco ya está cercano al nuevo alcalde popular Pedro Castellano González, posible vecino de la calle Cerera, a quien

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le reconocerían sus buenos servicios un siglo después nominando la calle a su nombre. Se les ve muy próximos y sobre todo aportando ambos reales para estandartes y palios nuevos de la parroquia. Vicente Pérez de Armas aún siendo párroco, había sido nombrado mayordomo de de la Cofradía del Rosario el 25 de octubre de 1809, de la misma que lo había sido un siglo atrás su antepasado el alférez Mateo de Armas Cabrera, presumiblemente su abuelo materno y padre de sus tíos. Encargó al escultor Luján Pérez los "angelotes" del retablo de la capilla del Rosario, el mismo que su tío el canónigo Vicente Antonio de Armas encargó al maestro dorador Cayetano González, en el que se invirtieron 1446 reales en oro. Después de 20 años de trabajos en la capilla del Rosario lo celebraron con una función solemne (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, pp. 388-389). Esta misma fuente cita a dos personas vinculadas a la parroquia en esos tiempos que parecen ser hermanos de Vicente Pérez de Armas. El primero es José Pérez de Armas quien compró la casa y cueva que la cofradía dejó a Marcela Rodríguez y cuyo tributo como limosna lo había pagado Simón de Armas. Y el segundo es Simón Perez Armas que es citado como cerero que en 1814 suministra sus productos a la parroquia. Muchos vínculos entre vecinos de este sector de Arucas, en el que nacieron alcaldes que estuvieron muy próximos al pueblo, y no faltando en su familia aquellos que se dedicaron a un oficio que dio nombre al muy próximo de La Cerera que ha llegado hasta nuestros días.

9. ARQUITECTO VEGA MARCH (Calle) Antes SARGENTOS PROVISIONALES, PLAZA DE SAN JUAN y PLAZA DE LA PARROQUIA

Antes de la última rotulación recibida, esta calle no tenía denominación alguna, pues era parte del perímetro de la PLAZA DE LA PARROQUIA, que luego se llamaría PLAZA DE SAN JUAN de la cual desarrollaremos su historia en el capítulo correspondiente de la misma. En esta calle encontramos edificaciones representativas de la arquitectura doméstica de los siglos XVII y XVIII, conformados por la Casa Parroquial y la casa de planta alta de la antigua Capellanía del Presbítero Juan Mateo de Castro, tal como el mismo la sitúa con sus linderos: «con la calle por donde pasan las procesiones del Corpus y por la parte de arriba con sitio de la cofradía del Santísimo Sacramento y por la parte de abajo con la misma plaza de dicha villa» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 196).

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Se encuentran también edificios de planta baja con cubiertas de teja a dos aguas, huecos con sillería de piedra y ventanas de guillotina, salvo la fachada de la Casa Parroquial con una paño gótico de puerta-ventana de la rehabilitación realizada a finales del s. XIX por el Párroco Morales, tras la demolición parcial por la explosión intencionada de un cartucho de dinamita siendo párroco el gomero Eutimio Darias. Avanzada la dictadura franquista, entre la década de los 60 y 70 del pasado siglo XX, las Hermandades de los Alféreces y Sargentos Provisionales iniciaron una coordinada acción con sus asociados, desde la finalidad de alcanzar un testimonio reconocimiento social por su activa su participación individual en la Guerra Civil Española. No tardó en llegar la iniciativa a nuestra ciudad, y algunos miembros de la Hermandad de Sargentos Provisionales cercanos a la Corporación Municipal lograron que se rotulara esta calle como SARGENTOS PROVISIONALES. Estos cargos militares intitulados como "Provisionales" fue una iniciativa surgida desde la Falange para dotar de cuadros al ejército que se reveló en armas contra la República, por las propias necesidades bélicas ante la escasez de oficiales de complemento, es decir, procedentes de las academias militares. Era una captación que se hacían en las propias filas de los movilizados y de los que se conocía tenían alguna titulación académica, así como centurias de la propia Falange conformada por universitarios afines al partido. La propia norma reguladora establecía que el empleo de oficiales y sargentos provisionales se integraría con los efectivos en igualdad de condiciones de destinos, mandos y situaciones militares mientras perdurase su existencia, que se mantendría "mientras la nación les necesitase", quedando por tanto vinculado el término del empleo al fin de la propia guerra civil, desde la teoría que llegado el término de la contienda accederían sin mayores problemas

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podrían acceder a un puesto de trabajo en la vida civil por su propia formación académica. La profunda crisis económica y la autarquía en la que se sumergió el país, condicionó en gran medida su reincorporación al término de la guerra, lo que favoreció la regulación por ley del acceso a determinados "servicios civiles" reservados para los cuadros "provisionales", solución que si bien aportó alguna solución material, fue considerada por las hermandades que no trasladaba a la sociedad el reconocimiento de su merecida aportación a la éxito de la contienda. Aquí en Arucas, sorpresivamente muchos debieron ser los hermanados que presionaron a la Corporación, dado que obtuvieron para sí la nominación de una calle en una ubicación muy privilegiada junto a la iglesia parroquial, encuadre que satisfacía plenamente sus aspiraciones. Curiosamente lo fue en exclusiva para los suboficiales provisionales. Aprobada la Constitución Española, en la sesión del Pleno del Ayuntamiento de 24 de abril de 1981 en que se revisó de forma generalizada la nomenclatura de las calles y plazas se acordó que la calle reciba el nombre de ARQUITECTO VEGA MARCH. Manuel Vega i March (Granollers, 1871 - Barcelona, 1931) fue el arquitecto ganador del concurso y autor del proyecto neogótico de construcción de la nueva Iglesia de San Juan Bautista de Arucas en 1908. Titulado en 1892, siete años después ingresa como profesor en la Escuela Superior de Arquitectos de Barcelona, de la que luego sería director. Autor también del Colegio de Huérfanos Pobres de Sant Julià de Vilatorta en 1904, de un proyecto de urbanización de Montjuïc para la Exposición Internacional de 1929, con Lluís Domènech i Montaner, y, un proyecto de 1922 no ejecutado para la plaza de Cataluña de Barcelona. Fue académico de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi (1913) y director de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona (1920-1931). Fundó y dirigió la revista Arquitectura y Construcción (1889-1923), y fue autor de importantes estudios publicados como "Las enseñanzas industriales en España" (1903) y "La reforma de Barcelona" (1907). Para dirigir la ejecución del proyecto realizado por Vega March la Junta Pro-edificación del templo contrata al arquitecto Fernando Navarro y Navarro (Las Palmas de GC, 1864 - Madrid, 1925) que como arquitecto diocesano intervino también en la reconstrucción de la Basílica del Pino en Teror y la conclusión del frontis de la Catedral de Santa Ana, debiéndose al mismo también la iglesia parroquial de Montaña Cardones que proyecta y dirige, así como el edificio de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas. A su fallecimiento dirigió la ejecución del proyecto su yerno Rafael Masanet y Faus (Alcoy, 1890 - Las Palmas de GC, 1966), nombrado arquitecto diocesano. El arquitecto proyectista dejó acreditado el dominio de osadas técnicas: piedra y vidrio, verticalidad y luz, todo sobre una planta central «Nuestro arquitecto , Manuel Vega i March, va a realizar en esta iglesia de Arucas una casi novedad dentro del neogótico. Va a crear una iglesia de planta central. En efecto el nuevo templo de Arucas, como así gustaba llamarlo a sus patrocinadores, tiene una planimetría central lograda con la adecuada ampliación del crucero. Vega i March corta casi en ciernes las tres naves, de tal manera que las laterales sólo desarrollan un tramo y la principal,

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analizándolo con generosidad, dos tramos, y escribo con generosidad porque realmente el primer tramo no es exactamente la nave sino el recibidor, el atrio cubierto que queda bajo el coro. He señalado que las naves se ven cortadas por un transepto de igual ancho que la nave central y aún más dilatado en la zona del crucero. Este centralismo se refuerza con la tribuna que recorre los laterales del templo, pues en el momento de acceder a él, por la puerta principal, nos sentimos empujados a acudir hacia el centro del templo. En breves pasos ya estamos bajo el crucero. Crucero que no sobresale ni por tener una altura destacada ni por ser coronado, apreciable en su interior, por un cimborrio que tal vez estimó el arquitecto como un exceso volumétrico en tan corto espacio. (...) Las capillas alojadas en las torres angulares, como igualmente la sacristía y dependencias anejas, no suponen parte estricta del interior de la iglesia. Aquellas están comunicadas abiertamente, pero sólo forman un elemento anexo, no forman básicamente el espacio-iglesia» CAMPOS ORAMAS, J.: La iglesia de San Juan de Arucas en la estela del gótico catalán, Las Palmas de GC, 1999). Muchas manos anónimas de Arucas fueron necesarias para culminar esta joya arquitectónica. Maestros de obra, labrantes, canteros, cabuqueros, y un largo etcétera dieron la más bella forma a cada una de las piedras para que el proyecto de Vega i March fuera una auténtica realidad, para goce y disfrute de las generaciones siguientes. 10. BARRANQUILLO (Calle) Antes JOSÉ ANTONIO, PABLO IGLESIAS, SAN PEDRO y CAMINO AL BARRANQUILLO Si de alguna forma habría que intitular a esta calle, habría que llamarla la calle de los despropósitos, pues los dos primeros nombres obedecían al conocimiento popular, pero los siguientes fueron las pasiones de unos y revanchas de otros, rematadas al final con cierto desconocimiento de los nexos gramaticales. Popularmente era llamada CAMINO AL BARRANQUILLO, porque era el Camino que llevaba al barranquillo, que se ubicaba en la hoy calle Salvador Rueda. A partir de 1829 el llamado popularmente CAMINO AL BARRANQUILLO pasó a rotularse como calle de SAN PEDRO, advocación muy vinculada a la historia de Arucas, y más concretamente por los siguientes hechos acontecidos y por la convergencia de las imágenes de san Pedro y san Sebastián en la misma ermita. De igual forma las calles que convergían en la ermita recibieron el nombre de estos santos. La historia se remonta cuando en 1521 Juan Mansel casado con María de Santa Gadea funda una ermita bajo la advocación de san Pedro Apóstol ubicada entre el Lomo de San Pedro y el Cerrillo, lo que se conocía en el s. XV como el lugar de Arriba de Arucas.

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Después, Pedro Cerón y Ponce de León y Sofía de Santa Gadea, hija de Juan Mansel, fundan el Mayorazgo y en la testamentaría establecen que se deben celebrar cuatro misas semanales con una dotación de cuarenta ducados en la ermita de San Pedro Apóstol, situada junto al ingenio azucarero en La Goleta. Destruida esta primera ermita, se construye una nueva más cercana, donde ahora está totalmente rehabilitada como centro cultural y fuera de culto. El lugar de la azucarera Fábrica Azucarera de San Pedro primero y después Destilería de Ron Arehucas, era conocido también como Era de San Pedro por la ermita.

Como decíamos, en el s. XIX esta nueva ermita estaba también en ruinas y como tenían que decirse las misas para cumplir con el testamento, se solicitó al obispado su permuta. El 25 de febrero de 1829, el Obispo Martínez autoriza que las cuatro misas semanales de la carta fundacional del Mayorazgo queden reducidas a las de los domingos y días festivos, para ello concede licencia para que el Mayorazgo adquiera la Ermita de San Sebastián y tome la advocación de San Pedro Apóstol, colocando la imagen de san Sebastián en un altar colateral que en ella existe, y condona las misas pendientes, con la condición de que todos los años se celebren tres misas por los fundadores y se de una limosna de 10 reales de vellón que se entregaran a los jueces de Cruzada (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 286). Con esta decisión episcopal, la imagen de san Pedro era la que presidía la ermita de san Sebastián, situada al inicio de esta calle que recibió dicho nombre de SAN PEDRO, al igual que el viejo "Cercado del Prior", actual Jardín Municipal o de Gourié y su reserva de expansión. Tras la demolición de la ermita de san Sebastián, la imagen de san Pedro que pasó a la iglesia

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parroquial de san Juan Bautista sería ofertada por el párroco de Arucas a quien primero terminara su ermita entre los pagos de Bañaderos y Montaña Cardones. En 1878 se terminó la de Bañaderos, costeada por los vecinos, y el 28 de junio de dicho año era trasladada en procesión desde Arucas a Bañaderos dicha imagen, obra del escultor Manuel Hernández El Morenito, discípulo de José Luján Pérez (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 158). Fue en esta calle, donde Alfonso Gourié que había comprado la mitad del Mayorazgo, obligaba al Ayuntamiento a construir la Fuente Pública para que el pueblo de Arucas aprovechara el agua de la madre de la Fuente del Hierro que el mismo había donado, con la condición que el agua sobrante que no fuera tomada por el pueblo la pudiera él aprovechar, por lo que construyó un estanque o albercón en la trasera de la Fuente Pública dentro de sus posesiones junto a su residencia. Declarada la Segunda República, la calle es rotulada en honor del diputado socialista en Cortes PABLO IGLESIAS. Pablo Iglesias Posse (Ferrol, 1850 - Madrid, 1925) fue un político español de tendencia marxista, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de la Unión General de Trabajadores (UGT), y, en 1874 es elegido presidente de la Asociación del Arte de Imprimir. En 1910 dicho partido político consiguió su primer diputado de la historia en el Parlamento Español, cuyo sillón ocupó Pablo Iglesias y en sucesivas elecciones, en coalición con los republicanos, fue incrementándose el número de representantes. Tras la dictadura franquista, la derecha falangista en el poder municipal se toma la revancha y rotula la calle y su prolongación natural calle Acequia Alta en memoria de JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA. El fundador de la Falange Española y de las JONS, que terminaba la filiación de su nombre con la cópula de Sáenz de Heredia, y el noble título de III Marqués de Estella (Madrid, 1903 – Alicante, 1936), fue un abogado y político español, hijo primogénito del dictador General Miguel Primo de Rivera. Fue condenado y ejecutado por conspiración y rebelión militar contra el gobierno legal de la II República durante los primeros meses de la guerra civil española. Una gran misterio rodeó un intento de canje de José Antonio con Francisco Largo Calvo, hijo de Francisco Largo Caballero Presidente del Gobierno de la República, que fue detenido y llevado a Sevilla. Aunque su padre no dio crédito a un rumor, añadía que «...el general Queipo de Llano lo había rechazado y que por esta causa se fusiló en nuestra zona a Primo de Rivera...» (LARGO CABALLERO, F.: Mis recuerdos. Cartas a un amigo, México D.F., 1958, p. 165). Otra fuente (GIBELLO GARCÍA, A.: José Antonio ese desconocido, Madrid, 1985, p. 288) cuando relata lo acontecido en el Consejo de Ministros de la República donde supuestamente se trató el tema del canje, apuntaba las razones de los que eran favorables al mismo «Julián Zugazagoitia, quien como Prieto, siente por el Jefe de la Falange una profunda simpatía, pues le considera, junto a su jefe, "el único hombre con capacidad y emoción para concluir la guerra en un arreglo"». Se deduce que a los militares golpistas no interesaba que se acabara la guerra, ni que Jose Antonio siguiera vivo a su término por su liderazgo.

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Su imagen fue honrada durante la guerra civil española y la dictadura franquista como icono y mártir al servicio de la propaganda del instaurado Movimiento Nacional. Su muerte fue silenciada en el bando golpista durante dos años, recibiendo el apelativo de El Ausente. Terminada la guerra su nombre encabezó todas las listas de fallecidos de dicho bando, llegándose a poner la inscripción «José Antonio ¡Presente!» en la gran mayoría de las iglesias españolas. Fue tal la obsesión que Franco tenía por reconocerse el único gran caudillo de "Una, Grande y Libre España", que se alargó artificialmente su muerte para hacerla coincidir con el 20 de noviembre, fecha en la que también había sido asesinado José Antonio. Tal calificativo a Franco de gran caudillo se adjudica a Manuel Machado quien lo menciona en su libro dedicado Horas de oro, en el soneto «caudillo de la nueva reconquista» y fue utilizado en los mensajes en Unión Radio de Madrid por José María Pemán como bienvenida a las tropas de Franco. Manuel Machado era de "derechas" y su hermano Antonio de "izquierdas", este último autor del célebre poema Cantares. Aprobada la nueva Constitución Española de 1978, es rotulada de nuevo la calle recibiendo el nombre de BARRANQUILLO, al darse una lectura errónea a la antigua denominación popular de Camino al Barranquillo cuando el viejo cauce del barranquillo por donde bajaban las aguas de lluvia desde la montaña de Arucas es la calle Salvador Rueda en cuyo capítulo damos amplia información sobre este particular. 11. CALVO SOTELO (Calle) Antes ÁLVAREZ Hasta la instauración de la dictadura franquista, esta calle se llamaba ÁLVAREZ, siguiendo la costumbre de la antigüedad de rotular las calles con el apellido de algún reconocido estante en el lugar. Según las fuentes (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 213) lo es por Manuel Álvarez de Castro, propietario en el siglo XVII de varias casas existentes en la esquina de las hoy calles Padre Marcelino Quintana y San Juan, e hijo de Fernando de Armas Troya, escribano de Arucas y Sacristán mayor de la parroquia de San Juan Bautista, de la que fueron ambos benefactores. Parece existir cierta confusión para algunas fuentes entre el mencionado canónigo Manuel Álvarez de Castro con el canónigo Manuel Álvarez de Godoy. Este segundo es fruto de las terceras nupcias de Juan Mateo Trujillo con Lucana de Orduña y Godoy, y por consiguiente hermanastro de Juan Mateo de Castro, hijo del primer matrimonio de su común padre con Úrsula de Rosales y Castro. En la antigüedad los descendientes elegían libremente el apellido que querían llevar. Fernando de Armas Troya, padre de Manuel Álvarez de Castro, es primo de Juan Mateo de Castro (QUINTANA MIRANDA P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 90).

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Tras la dictadura franquista, la corporación que rotuló calles con el nombre de muchos generales, quisieron destacar la figura de algunos civiles, y así el nombre de esta calle CALVO SOTELO lo es en memoria de José Calvo Sotelo (Tuy/Pontevedra, 1893 - Madrid, 1936), político y jurisconsulto español, ministro de Hacienda entre 1925 y 1930, durante la Dictadura del General Primo de Rivera. Se exilió de forma voluntaria, por temor a las represalias por sus responsabilidades como ministro de esa dictadura, fue elegido diputado en todas las legislaturas, incorporándose a su escaño tras una amnistía durante el bienio radical-cedista en 1934. Destacó como líder de las fuerzas que pretendían la instauración de una monarquía autoritaria corporativista a través del partido Renovación Española, aunque no mantuvo muy buena relación con las otras fuerzas de la derecha.

Los meses anteriores a su asesinato, protagonizó varios debates en las Cortes en los que pidió al Gobierno que restableciese el orden público, y si no lo hacía, que esta tarea fuera asumida por el Ejército. En la madrugada del 13 de julio de 1936 un grupo de guardias de Asalto le detuvo ilegalmente en su domicilio y le asesinó. En la dictadura franquista fue honrado como Protomártir de la Cruzada o del Movimiento Nacional, y Franco le concedió a título póstumo en 1948 el honor de Duque. Popularmente esta calle era conocida como a "la calle del teléfono" por encontrarse en ella la central manual telefónica durante muchos años. A partir de 1955, el nombre oficial de la calle queda limitado hasta su intersección con la calle de La Cruz, es decir sólo la pendiente, y desde aquí, su parte llana en lo alto, hasta la intersección con la calle de San Juan recibirá el nombre de Pedro Marcelino Quintana de la que damos información en su capítulo correspondiente.

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12. CERERA (Calle) Antes GENERAL QUEIPO DE LLANO, PEDRO CASTELLANO, y CERERA

Pudiera ser que en los primeros tiempos el trazado de esta calle fuera parte del Camino Real del que se tienen datos que ahora ocupa la actual calle Francisco Ponce, al que se llegaba por el entonces existente en la calle San Juan. No lo hemos incluido como antecedente cierto de esta calle Cerera, dado que entendemos que dicho Camino Real por el que se accedía a las cuevas de habitación que había en el antiguo Tabaibal al pie de la Montaña de Arucas, lo era siguiendo la línea recta de la calle Francisco Ponce, por donde actualmente es su prolongación a partir de la intersección con esta calle Cerera, que en los años cincuenta del pasado siglo era el camino que enlazaba con la carretera de la montaña para llegar a las casas que están en El Morrete o seguir por el atajo hacia arriba. Tras aclarar este particular, veamos del origen de su primigenio nombre y de su relación con la artesanía de la cera. La primera referencia que tenemos de una mujer con la profesión de "cerera" es de Francisca Rodríguez, que es denominada la siriera referente al s. XVII (RODRIGUEZ CALLEJA, J.: La Población de Arucas y Moya en el siglo XVII, Las Palmas de GC, 2002, p. 257), apareciendo otros nombres de varones vinculados a esta actividad: Matías Rodríguez (1666), Antonio González (1668) y Luis Rodríguez (1684). Con posterioridad se localiza nuevamente a Lucas Rodríguez, oficial de cerero, actuando como comprador en una venta para regularizar las ocupaciones ilegales de tierras, en la escritura de fecha 10 de abril de 1697. donde el Cabildo General le vende una casa que le dieron en dote al casar con Estefanía Macías, y se obliga a pagar tres reales de vellón (SUÁREZ GRIMÓN, V.: "Propios y Realengos en Gran Canaria en el Siglo XVIII", III Coloquio de Historia Canario-Americana, 1978, p. 200). Otras fuentes sitúan en el s. XVIII a Mariquita La Cerera que continuó con el oficio del padre, aunque pudiera tratarse de la misma mujer por el genérico

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tradicional de este diminutivo femenino. De la estancia en dichos lugares de alguna de estas profesionales, la calle era así conocida como la CERERA. Según la Real Academia, cerero/a es la persona que labra o vende la cera. Dada la antigüedad del nombre de la calle, en la periferia de la población donde comenzaba lo que era llamado el Tabaibal, es de suponer que guarde relación con la morada de Mariquita La Cerera, aún cuando se especuló si pudiera corresponder a un patronímico por la corrupción del apellido Cirera, cuya única referencia documental es tardía en el s. XX vinculado a un capellán del Colegio de las Monjas. En la antigüedad la cera procedente de las colmenas o abejeras, incluidas las salvajes, estuvieron muy protegidas en las Ordenanzas de 1531 hasta el extremo que se sancionaba económicamente a los que castraran las colmenas, y se protegían los territorios para que no se establecieran otras nuevas sin el permiso del que las tuviera con anterioridad. El valor de la cera era alto pues se destinaba a la fabricación de candelas o velas. También se fabricaban con el cebo animal, pero eran más apreciadas las de cera por su mejor aroma. Ya lo dice Francisco Morales Padrón en su introducción a las Ordenanzas de 1531: «Debía ser importante esta ocupación ya que se le dedica una media docena de ordenanzas. Como en el título sevillano se comienza por señalar que la cera y sebo que se usen sean buenos y que el pabilo que empleen sea de lino y no grueso. Al parecer en sus engaños los cereros solían poner sebo dentro y cera por fuera, o diversas capas de ambos productos, malogrando la vela. Esto se prohíbe y se le dice al candelero que debería labrar la cera según las pragmáticas del reino. La cera amarilla podía ser vendida a 55 maravedís la libra y la blanca a 60, quedando impedidos de vender los cirios y velas a ojo. Se llegaba a fijar hasta cuántas velas o candelas debían de salir de cada libra de sebo: ocho más o menos; pero se les permitía que pudieran sacar hasta 12 ó 16. Cualquier persona podía llevarle al candelero sebo o cera para que le hiciera velas; en tal caso el artesano le cobraba 6 maravedís por cada libra labrada, además de quedarse con la quinta parte de la cera o sebo que se le entregara». En el siglo XVII se sabe que el presbítero Juan Mateo de Castro tiene posesiones en el Charco del Colmenar dentro de sus capellanías, que recibía su antiguo nombre por la existencia de colmenas. Dicha zona se sitúa en el lugar conocido en la actualidad como Barreto. Con posterioridad, en la primera mitad del s. XX, probablemente una corporación republicana tomó el acuerdo de rotular la calle como PEDRO CASTELLANO. Se refieren así a Pedro Castellano González, alcalde constitucional durante las Cortes de Cádiz, de 1814 hasta 1816, nuevamente en 1821 durante el Trienio Liberal, y finalmente en 1826. Sustituyendo al Alcalde Mateo de Matos Quintana (véase el capítulo de esta calle) que tuvo que abandonar el cargo por la denuncia del Mayorazgo del Buen Suceso por asonada y haber autorizado la venta del grano de su propiedad durante el

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Motín de 1800, accede Pedro Castellano a la alcaldía en un período muy convulso a nivel nacional. Vive tres tiempos muy marcados por los ambientes nacionales tras la ocupación francesa, iniciados con la aprobación de la Constitución de 1812 por las Cortes de Cádiz, de las que pasan a llamarse por primera vez Alcaldes Constitucionales, y en 1814 se instaura la monarquía de Fernando VII, cuyo reinado tiene tres etapas muy distintas. El período absolutista durante el que persigue a los liberales, que acaba en 1820 por un pronunciamiento militar que da inicio el período conocido como Trienio Liberal o Constitucional al acatar la constitución el monarca y que terminará en 1823. A los efectos municipales, en este tiempo el proceso electoral mantiene el sistema indirecto de segundo grado por el que los vecinos eligen a los compromisarios y éstos a los alcaldes, diputados y síndicos personeros, y surge la nueva figura del diputado conformándose así la corporación municipal. Es significativo que en el momento que accede a la alcaldía Pedro Castellano González, llegan los tiempos difíciles del Absolutismo, y quedando desplazado repite en el meridiano del Trienio Liberal. En los tiempos de la dictadura franquista, en la sesión de la Comisión Gestora Municipal del 2 de octubre de 1936, en cumplimiento de la orden del Gobernador Civil, se decide el cambio de muchas calles y plazas, y es cuando esta calle como su prolongación natural hacia el enlace con la carretera a Trasmontaña, calle Alcalde Rafael Díaz, recibieron el nombre de GENERAL QUEIPO DE LLANO, del que ya se habla en el capítulo de la mencionada calle Alcalde Rafael Díaz. En la revisión general que se hizo de las rotulaciones aprobada la Constitución de 1978, la calle recuperó su antiguo nombre de CERERA, que era con el que siempre se le conoció popularmente a pesar de los distintos rótulos oficiales que en ella se fijaron. Las dos casas que figuran a la derecha de la fotografía son las conocidas como "Casas de la iglesia" se encuentran catalogadas dado que son «una presencia diacrónica de la antigua arquitectura que más allá del núcleo de «abajo» se formaba, en el s. XVII, por pequeñas agrupaciones de este tipo de construcción» (ALEMÁN HERNÁNDEZ, S. y MARTÍN HERNÁNDEZ, M.: Guía del Patrimonio arquitectónico de Arucas, Las Palmas de GC, 1994). Y lo son así, pues si bien la apariencia exterior a esta calle Cerera está formada por dos pequeñas crujías con huecos adintelados, detrás de ellas sobre una parcela irregular hay todo un conjunto de varias crujías de una planta y otra de dos alturas, todas con cubiertas de teja a dos aguas, forjados de madera y muros de carga de mampuesto, ejemplos de la construcción doméstica tradicional canaria. Por la descripción, antigüedad y titularidad que se le adjudica, puede tratarse de los sitios que fueron del cura Sebastián González Montañez «oriundo de esta Villa sucedió en el Curato de esta Parroquial del Sr. San Juan Bautista (3 de Julio de 1693 á 7 de Noviembre de 1706)» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 60), según resulta de los linderos mencionados en la escritura de

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venta otorgada por el Cabildo General el 13 de abril de 1697 «Pedro Ortiz, vecino de Arucas, se obliga a pagar 8 reales por una casa y un sitio plantado de árboles de 70' pies en cuadra cada uno. Lindan por una parte con Barranquillo arriba que baja de la Montaña a dar a una cueva que fue de sus padres, cogiendo a la Cueva de Francisco Cabrera, por otro lado cercadito del susodicho, por otro lado sitios del Licenciado Sebastián Montañés, cura de Arucas, y una Calle que va a quedar entre el sitio del cura que ha de pasar al Tabaibal, por abajo Calle Real» (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: "Propios y Realengos en Gran Canaria en el Siglo XVIII", III Coloquio de Historia Canario-Americana, 1978, p. 202). 13. EL CERRILLO (Calle) Antes GENERAL VARELA, REAL DEL CERRILLO y CAMINO DE LOS INGENIOS Como se cuenta y comenta en el capítulo de la calle prolongación de ésta, la calle Obispo Pildain (calle), en la antigüedad al igual que todo el viejo camino que desde el Lomo de San Pedro llega hasta aquí, era conocido como CAMINO DE LOS INGENIOS, siendo así mencionado en las Ordenanzas del Concejo de 1531, cuando se regula el título referido a «… la guarda de las sementeras y vegas sembradas», donde se prohíbe que los puercos puedan andar por determinados caminos. Se dice «… Otrosy que los puercos no puedan andar en todo la defendido de estos mojones que aquí yrán declarados los quales vayan el primero desde (…) la fuente de los Laureles y toda la dicha vereda hasta el camino que va de los engenos de Arucas a dar a la madera del barranco de Firgas …» (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria (1531), Las Palmas de GC, 1974). Su antiguo nombre REAL DEL CERRILLO es un geo-topónimo que hace mención al cerro pequeño sobre el que se asienta, y desde los primeros años de la conquista de la isla ya aparece mencionado en los documentos públicos, añadiéndose el epíteto Real, por corresponder a un antiguo Camino Real, propiedad del Rey, que conducía a los ingenios azucareros, uniendo los entonces aruquenses lugares de Arriba y de Abajo. Hay multitud de referencias documentales antiguas de su ubicación, entre ellas, una escritura de censo suscrita en junio de 1656, ante el escribano Diego Álvarez de Silva, por Fray Juan Perdomo, Administrador del Mayorazgo, a favor de Juan Afonso, vecino de Arucas, de unas tierras situadas «...detrás de los Alamos en el Serrillo que linda por la parte de abaxo un paredón antiguo y andenes del Mayorazgo y por la de arriva los dichos Alamos del Serrillo y camino real que sale del lugar del Serrillo para el cercado de San Sebastián y Hoyas de Ariñes y por el otro camino real que sale de dicho lugar para la Cueva de la Fula y Trapiches ...» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 100). Más tarde, Juan Mateo de Castro al describir una propiedad dice «Yten una suerte de Parral poco más o menos en la Vega de Arucas, que tiene por linderos las casas de purgar del Ingenio de avajo y el Camino Rl. que va al Serrillo de Arucas» (Obra citada, p. 97).

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Ya en 1928 en un informe municipal de la Comisión de Fomento se dice « Es indispensable el adoquinarla o alquitranarla con urgencia, pues el piso de tierra que actualmente tiene, no permite el violento tránsito que tiene en todas las estaciones del año. ...Al mismo tiempo que se repara esta calle habrá que atender a su rasante que deja mucho que desear » (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P., Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 172). Tras la dictadura franquista, en la vorágine propagandística y de la autocomplacencia, pese a lo histórico de su nombre, se rotula como GENERAL VARELA. José Enrique Varela Iglesias (San Fernando/Cádiz, 1891-Tánger/Marruecos, 1951), a su salida de la Academia Militar es destinado a las fuerzas regulares de Melilla con el empleo de Teniente, obteniendo por dos veces la Cruz Laureada de San Fernando. La primera en los combates de Muires y Ruman, y la segunda en combate en Adama.

El advenimiento de la II República el 14 de abril de 1931, lo ve el coronel Varela con reserva. De ideas carlistas había redactado la ordenanza del Requeté, y participa en 1932 en la sublevación del general José Sanjurjo, por lo cual será detenido y hecho preso en Sevilla y Guadalajara. Es oportuno conocer para entender lo dicho, que el carlismo era un movimiento político muy tradicionalista, antiliberal y contrarrevolucionario que tuvo sus orígenes en el s. XIX, cuando Fernando VII sin sucesión se casó en terceras nupcias con María Cristina de Borbón-Dos Sicilias en 1829, y cuando quedó embarazada, promulgó la Pragmática Sanción por la cual podía si su descendiente no era varón podría heredar el trono su primera hija, lo que

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suponía la derogación de la Ley Sálica. Se instauraba así la dinastía de los Borbones, e impidió así que accediera al trono su hermano Carlos María Isidro a quien había nombrado heredero. Dio lugar a las llamadas tres guerras Carlistas (1833, 1846 y 1872) cuando Carlos fue proclamado Rey por sus seguidores. Volviendo a nuestro carlista General Varela, en 1935 siendo José María Gil-Robles ministro de defensa y el general Franco Jefe de Estado Mayor de Defensa, es ascendido Varela a General. Al comienzo de la sublevación el 18 de julio de 1936, Varela con José López Pinto y la ayuda de refuerzos procedentes de Marruecos, ocupan la ciudad de Cádiz dado que una huelga general parecía haber ganado dicha ciudad para los obreros. Después de la conquista y masacre de Toledo, decidido a avanzar sobre Madrid comunicó a Franco: «Mañana estaremos en el Escorial y pasado en Madrid...» (VACA DE OSMA, J.: La larga guerra de Francisco Franco, Madrid, 1991, p. 296). Franco le dio una contraorden porque necesitaba sus tropas para conquistar Santander, lo que Varela criticó abiertamente. Aún así, finaliza la guerra civil como General de División y es nombrado ministro del Ejército en el primer gobierno de la dictadura del general Franco, si bien este último se aseguró de que estuviese vigilado, nombrando a tal efecto para el puesto de subsecretario del Ministerio del Ejército a su íntimo compinche y confidente Camilo Alonso Vega. Presidiendo una sangrienta ceremonia religiosa de los carlistas en Bilbao, concretamente en la Basílica de Begoña el 16 de agosto de 1942, consintió -según se dijo buscando su marginación- que un grupo de falangistas arrojara dos bombas a la muchedumbre: «Tras la misa un falangista, Juan Domínguez, lanzó dos bombas: hubo centenares de heridos y los carlistas hicieron correr el rumor de que "elementos de inspiración extranjera" (alemanes o italianos) habían intentado asesinar al ministro del Ejército, Varela. Aunque la prensa obvió el tema el hecho disparó indignaciones en el sector del Ejército donde el antifalangismo era una constante afianzada. Franco, intentando mantener su equilibrio, y el propio Varela tuvieron una tormentosa entrevista y el segundo dimitió por escrito acusando al Caudillo de favorecer al falangismo» (MUNIESA I BRITO, B.: "La dictadura franquista, 1939-1975", Dictadura y transición: la España lampedusiana, Vol. 1 Barcelona, 2005, p. 75). Resumiendo, el general Varela de nuestra calle era considerado como un reaccionario duro, relacionado con los carlistas, pero por sus dos grandes cruces laureadas de san Fernando por mostrar valor ante el enemigo, gozaba de enorme autoridad dentro de las Fuerzas Armadas, si bien fue siempre muy hostil al falangismo y muy pro-monárquico, por lo que el Caudillo le tuvo siempre muy vigilado. En la revisión de las calles tras la aprobación de la Constitución de 1978, vuelve a recuperar su antiguo nombre EL CERRILLO, prescindiendo del epíteto Real. 14. LA CONSTITUCIÓN (Plaza)

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Antes PARQUE DE SAN SEBASTIÁN, PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO, PLAZA DE ANTONIO JIMÉNEZ MARTÍN, PLAZA DE LA REPÚBLICA, PLAZA DE SAN SEBASTIÁN. Sólo enumerar y significar las rotulaciones que ha tenido esta plaza, actual centro urbano de la Villa y de la Ciudad, nos narra secuencialmente el devenir histórico, donde se escriben y describen fórmulas de gobierno, ideologías, autobombos, intereses económicos y fobias. Sorprendería como testimonio ilustrativo del comportamiento de los grupos dominantes en todo momento, que imponen desde el poder que ostentan el nombre con el que ha de ser conocido un lugar por los grandes "invisibles" de la historia, la gran mayoría silenciosa del pueblo, que siempre terminará por conocerlo como LA PLAZA por antonomasia, porque si hay algo que no ha cambiado en algo más de dos siglos, es lo que representa para la ciudad su centro geográfico a partir del último cuarto del siglo XIX, que desgraciadamente ha perdido su poder de atracción por el efecto mediático de los intereses comerciales y urbanísticos. Intentaré explicar y aproximar a la gran cantidad de rótulos, que si todos se conservaran, podrían decorar el piso de la misma. En lo más remoto de nuestra historia escrita, el lugar era donde se ubicaba la segunda ERMITA DE SAN SEBASTIÁN edificada por Fernando de Armas Troya en 1669 (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, p. 212), y reconstruida por el Capitán Don Alonso de Múxica, según manifestaba el 25 de octubre de 1724 el propio hijo del primero, el aruquense Canónigo Maestrescuela de la Catedral José Álvarez de Castro: « Y su Merced a el devoto que se ha hecho cargo que es el Capitán Don Alonso de Múxica de reedificar dicha iglesia con su solicitud, limosna y vesinos, le dio las gracias. Y suplicó continuase a acabarla con su buen selo y cuidado y io firmo su Merced; y en cuanto a los hornamentos y vienes, asi del Sr. San Sebastián como del Sr. San Cayetano, luego que este la ermita acabada y colocada en ella los Santos ya dichos se restituyan en dicha ermita» (Obra citada, p. 260). Conviene aclarar que la ubicación de la primigenia ERMITA DE SAN SEBASTIÁN lo fue en las proximidades de lo que hoy llamamos El Terrero, construida por el albacea Juan Mansel dando cumplimiento al mandato testamentario de Juan de Çamora y en las tierras que fueron de éste. El estado de ruina abandono de la reconstruida segunda ERMITA DE SAN SEBASTIÁN por la desidia de los administradores del Mayorazgo de Arucas, desde que el 25 de febrero de 1829 el Obispo Martínez concedió licencia para que el Mayorazgo la adquiriera la Ermita y tomara también la advocación de San Pedro Apóstol, que impedía la realización en la misma de cualquier culto, obligará a que la corporación municipal presidida por Luis Ponce y Ponce el 11 de octubre de 1868 tomara el acuerdo de demoler la ermita de San Sebastián, que ya había autorizado la Junta Superior al considerarla de interés general para la construcción de las nuevas Casas Consistoriales, iniciándose su derribo el 19 de octubre de 1865 cuando ya era propiedad

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indivisa de los compradores de los bienes del Mayorazgo Bruno González Castellano y Alfonso Gourié Álvarez. La demolición no comportó la pérdida de la identidad del lugar para los vecinos, pues además la convergencia en la ermita de las imágenes de san Pedro y san Sebastián, motivaría que la calles que en ella convergen recibieran el nombre de dichos santos, el primero para la actual calle Barranquillo y el segundo para la actual calle León y Castillo.

En 1875, siendo alcalde Antonio González y González, se acomete la transformación del que sería el nuevo centro urbano de la ciudad que crecía hacia el Poniente y Sur, con la compra de muchos solares de la finca de El Mirón por parte de particulares, encomendándose a José Antonio López Echegarreta el proyecto de construcción de las nuevas Casas Consistoriales del Ayuntamiento en la vieja Casa del Pósito, la plantación de laureles de Indias en el soleado terreno de la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN, que ocupaba el solar de la vieja ermita y que así fue llamada, y el edificio del Mercado Municipal, que sería construido sobre un solar adquirido a los propietarios de la mencionada finca. Con el alcalde Pedro Marichal en los últimos años del s. XIX, la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN sería rematada con un proyecto de planta casi cuadrangular, formando un parque cerrado, con pavimentos y cerramientos de piedra de cantería, rematada con rejería de hierro y florones en las pilastras. Dado que el solar era en plano inclinado, la fachada Sur hacia la calle León y Castillo quedaría rematada con dos escalinatas de siete pasos de piedra. Se dejaron los huecos circulares de los viejos laureles de Indias y se plantaron dos más. En el lateral Este y la fachada Norte se construyeron dos pequeñas calles que la separaban de las edificaciones inmediatas y permitir el acceso de carros a ellas.

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En 1892 y en reconocimiento a la valiosa mediación del político Fernando de León y Castillo para la supresión de la franquicia de los azúcares canarios a su entrada en la Península, el ayuntamiento acordó dar a la entonces calle Real su nombre, e igualmente llamar así a la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO como continuación de la calle de su nombre. Esta rotulación de la plaza lo era exclusivamente para la amplia superficie que quedó entre la fachada del Mercado Municipal y la nueva alineación de la calle León y Castillo, hasta el inicio de la calle Francisco Gourié entonces llamada Camino Real, no afectando por tanto a la PLAZA DE SAN SEBASTIÁN cuya denominación se mantuvo para el parque allí construido. Aunque no hay certezas de este hecho, parece que desde el nombramiento del primer Alcalde con la Segunda República en 1931, Rafael Diaz Batista o quien le sustituyó a su fallecimiento Nicolás Lorenzo Fernández, se rotuló como PLAZA DE LA REPÚBLICA, aunque no quedó claro si desaparecía también el nombre de la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO. Unos años después, probablemente en 1943, ya instaurada la dictadura franquista, es rotulada como PLAZA DE ANTONIO JIMÉNEZ MARTÍN, que se corresponde con el nombre del alcalde o presidente de la Gestora Municipal que el 18 de julio de 1936 se hizo cargo de la administración municipal tras la destitución del alcalde constitucional Juan Doreste Casanova. Se incorporó a la División Azul donde perdió la vida en Rusia el 5 de marzo de 1942 según comunicó a su familia el Jefe de la División, General Agustín Muñoz Grandes. Bien fuera porque no estaban los tiempos para hacer rótulos o porque no arraigaron los dos cambios anteriores, prevaleció al menos popular y oficiosamente el nombre anterior PARQUE DE SAN SEBASTIÁN que se recuperó exclusivamente para el cuadrado que conformaba el cerramiento del parque, sin que quedara nada claro si también se recuperó el nombre de la PLAZA DE LEÓN Y CASTILLO. Durante muchos años de la primera mitad del s. XX, este parque fue conocido popularmente como PARQUE DE LOS GANSOS, no porque en él viviera o estuviera este ave, sencillamente porque allí paraban los "ociosos" que no se les conocía ocupación, algunos a la espera de que le hicieran algún encargo o "mandado", expresión con la que se conocía la acción de llevar alguna compra o paquete a cualquier lugar. Su estratégica ubicación frente al mercado, al lado del ayuntamiento y junto a la antigua parada de los "coches piratas" que salían para Las Palmas un poco antes que los coches amarillos para quitarles el pasaje que esperaba en las paradas, facilitaba este oficio. No obstante, como antes decía, los más que por allí deambulaban, o más bien se recostaban durante horas en los bancos de madera, eran los ociosos de profesión, pocos amigos de darle utilidad al cuerpo. En 1967 siendo alcalde Francisco Ferrera Rosales se acuerda la demolición del PARQUE DE SAN SEBASTIÁN desde la perspectiva de realzar los edificios de las Casas Consistoriales, acuerdo que mereció las mayores críticas populares porque suponían la pérdida de parte de un conjunto urbano que significó el inicio de la gran renovación urbana del casco histórico de la ciudad a finales del s. XIX y principios del s. XX. La pretensión del realce de los

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edificios colindantes pudo haberse conseguido tan sólo con la tala de los laureles de Indias, pero en una borrachera de poder se cometió este irreparable error histórico. En el lugar fue construida un fuente luminosa, que con posterioridad se remató con un conjunto escultórico en memoria de "Doramas" del escultor aruquense José Luis Marrero, fuente que siempre fue una charca por los exigentes cuidados que merecía este amueblamiento urbano al que el ayuntamiento poco dedicó. Ya en el final de esta pequeña historia recibió el nombre de LA CONSTITUCIÓN a partir del momento en que fue refrendada la Constitución Española de 1978, como norma suprema del ordenamiento jurídico del Reino de España, a la que están sujetos los poderes públicos y los ciudadanos de España, en vigor desde el 29 de diciembre de 1978. La Constitución fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada por el Rey el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre del mismo año. La promulgación de la Constitución implicó la culminación de la llamada Transición Española, que tuvo lugar como consecuencia de la muerte el 20 de noviembre de 1975 del anterior Jefe del Estado, el General Francisco Franco, precipitando una serie de acontecimientos políticos e históricos que transformaron el anterior régimen franquista en un Estado Social y Democrático de Derecho, bajo la forma política de Monarquía Parlamentaria. Con posterioridad, siendo alcalde Froilán Rodríguez Díaz, se proyecta el espacio actual que a modo de antesala de las Casas Consistoriales, cumple también la función de plataforma escénica o tribuna para la celebración de actos públicos, pero que nunca llegará a ser lo que representó urbanísticamente el Parque de San Sebastián.

15. CRISTO DE LA SALUD (Calle) Antes TRASERA y AMARGURA Quizás sea esta pequeña calle un ejemplo modelo de como operaba la memoria colectiva de los vecinos para dar nombre a su calle, y de ahí su verdadero interés por recogerla dentro de este inventario del Callejero histórico de Arucas. La calle que nace en la Plaza del Calvario tiene su trazado formando ángulo y su mayor lado es en paralelo a la calle El Cerrillo, quebrándose al término de la misma en ángulo recto para confluir con la anterior calle El Cerrillo, si bien en su mitad hay un pequeño pasaje que también las une. Sobre la antigüedad de estas calles hemos de remitirnos al s. XVII, cuando explícitamente es mencionada la calle de la Amargura, al tiempo que se hace mención a la calle de la Travesía, que pudiera ser después la calle Trasera, según resulta de los alquileres que percibía en la Cofradía de la Vera Cruz allá

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por 1668: «27 reales que importaron tres pagas de a 9 reales cada una que paga Francisco Denis, que está impuesta a una casa del Cerrillo que linda con casas de Antono Díaz su suegro y por las otras partes calle Real, calle de la Travesía y calle de la Amargura que va al Calvario» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013).

El trazado en paralelo al sur, hasta el año 1929 recibía el nombre de calle TRASERA, precisamente por ser la calle trasera con referencia a la entonces calle Real del Cerrillo, diciéndose de ella en un informe municipal para su adecuación que era «De naturaleza rocosa, se impone un repelado o labrado a pico para planearlo y modificar su rasante, quedando una vez labrado como pavimentación natural, cómoda y duradera». El tramo inferior, que conecta al naciente con la calle Cerrillo, en algún momento recibió el nombre de la AMARGURA, que pudo ser así llamada por los vecinos dado que su tránsito era una auténtica amargura, ya que en tiempos de lluvia todo el agua que caía sobre las casas y el risco de la calle Trasera en plano inclinado hacia la primera podía desembocar en ella, inundando las viviendas de planta baja con barro y aguas pluviales. Tampoco debiéramos sustraernos que están situadas en el trayecto de la que fue llamada en la antigüedad la procesión de la Sangre, que pudo determinar su nombre primigenio: «La procesión de la Sangre que se efectuaba en la tarde del Jueves Santo, después del Sermón del Mandato, recorría dos kilómetros desde el templo actual, donde siempre estuvieron las sucesivas iglesias parroquiales, hasta la

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ermita de San Pedro, al pie del lomo de su nombre. Tal distancia no era compartida, en tiempos posteriores, por varios párrocos que se quejaban constantemente de ella y sólo en 1718, lograron reducir el trayecto hasta al Calvario del Cerrillo, donde hasta el presente acuden las procesiones de Semana Santa, una vez destruida la ermita de San Pedro por un temporal y arruinado su valioso patrimonio artístico ...» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, p. 58). Con posterioridad se cambia su denominación rotulándose como CRISTO DE LA SALUD, debido a la advocación de la ermita situada en la Plaza del Calvario que fue edificada hacia 1720 por sus vecinos, una pequeña ermita que presidiera luego el Santo Cristo de la Salud traído hasta Arucas por el devoto indiano Juan de Quintana y Castro por aquellas fechas. 16. CRONISTA JUAN ZAMORA SÁNCHEZ (Calle) Antes FALANGE ESPAÑOLA y CALLEJÓN DE GRAJERÍA Fue conocida popularmente en la antigüedad como CALLEJÓN DE GRAJERÍA, porque era el callejón de tierra que partiendo desde la calle León y Castillo, junto a las antiguas Escuelas de Primeras Letras, también conocidas como Escuelas del Rey (edificio donde en la actualidad se encuentra la Oficina de Turismo de Arucas), conducía hasta el lugar y hacienda conocida como Grajería o por corrupción Granjería, pues alguna fuente la cita así erróneamente, lindante con la finca del Vínculo de El Mirón, de la familia Mujica. Esta hacienda fue propiedad a principios del s. XIX del Alcalde Mateo de Matos Quintana (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 269), donde celebraba las sesiones con sus regidores por carecer el Lugar de casas consistoriales, perdiéndola al arruinarse y pasando a propiedad de Juan de Dios Martín a finales del mismo siglo. La antigua casa solariega se mantiene en pie, en estado ruinoso, junto al Club de Pensionistas en la Avenida El Mirón número 18, justo al final de esta actual calle. Curiosamente conserva pintada la leyenda Domine, quid me vis facere? (Señor, ¿qué quieres que haga?) correspondiente al libro de los Hechos de los Apósteles, que acredita la religiosidad del personaje que en vida destacó como un gran curandero y estelero, que arreglaba dislocamiento de huesos y articulaciones. En la entrada correspondiente a la calle de su nombre se aporta más información de esta persona. Parece más probable que el nombre correcto sea Grajería, aún cuando no se tiene certeza del origen del mismo. Una aproximación a su significado nos la da el DRAE, referida a grajero/ra, adjetivo «Dicho de un lugar: En que se recogen y anidan los grajos ». Pero dada la poca abundancia de este ave en Canarias, habría que aventurar que al ser su propietario Juan de Dios Martín, hijo de indiano adinerado y nacido en Cuba, pudiera más referirse al significado que le dan en la isla antillana al grajo: «Planta de las Mirtáceas, de olor fétido, hojas ovaladas y brillantes en el haz, flores blancas y frutos globosos con la superficie áspera y rugosa. Proporciona una madera muy dura

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de color rojo», que pudo haber traído su padre y plantar en el lugar, más aún por la afición de su hijo a la medicina natural. Tras la dictadura franquista, y posiblemente por la proximidad de la sede en la calle León y Castillo número 14, la calle es rotulada como FALANGE ESPAÑOLA, más aún cuando la Comisaría de la Policía Municipal ocupó los locales de la antigua Escuela de Primeras Letras, presuntamente escenario de alguna represalia falangista en aplicación de la derogada Ley de Vagos y Maleantes. Veamos las contradicciones a la creación de este partido que nos aproxima al perfil de su mentor y fundador, en la opinión de un gran especialista en la Europa fascista (HEIBERG, M.: Emperadores del Mediterráneo: Franco, Mussolini y la guerra civil española, Barcelona, 2004, p. 150) que ha estudiado la especial relación entre la España franquista y la Italia de Mussolini, texto algo extenso que no conviene resumir por describir el contexto definitorio de su génesis y evolución: «La Falange española nació en 1933 con José Antonio, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, como líder carismático. Es justo decir que Ernesto Giménez Caballero, escritor español e intelectual fascista, fue la primera persona que trazó un programa fascista español coherente inspirado en los compromisos del régimen fascista italiano respecto a los poderes establecidos entre 1928 y 1932. De suma importancia para la idea fascista de Giménez Caballero fueron los pactos lateranenses de 1929, que resolvían de una vez por todas el estatuto formal de la Iglesia en la sociedad italiana. Apenas le interesaba el fascismo revolucionario, y promovió un "nuevo catolicismo», un "fascismo frailuno», es decir un híbrido entre las opiniones religiosas y derechistas que se acomodara a la tradición española. José Antonio, cuyo programa era mucho más revolucionario, se opuso enconadamente a las ideas de Giménez. Los falangistas se esforzaron por desarrollar un cierto nacionalismo español, cuyo primer objetivo sería devolver a España su grandeza imperial. De ahí que el epicentro de sus frustraciones románticas fuera la derrota española en Cuba en 1898. El partido estaba a favor de la unidad de España y se oponía ferozmente a cualquier tendencia regionalista en el seno de la sociedad española. El rechazo de los falangistas a alinearse con los partidos políticos tradicionales jugó en su contra en las elecciones a las Cortes españolas de 1936, e impidió la obtención de la inmunidad política que, tal vez, habría salvado la vida de José Antonio. En la primavera de 1936 el partido fue prohibido, sus principales dirigentes, arrestados y el 20 de noviembre, José Antonio murió en una prisión de Alicante fusilado. La influencia política de los falangistas creció considerablemente durante la guerra civil, ...». Ese perfil revolucionario pretendido por su fundador, no se ajustaba al totalitarismo con el que soñaban los militares golpistas, y más concretamente Francisco Franco, razones más que suficientes para dejar ejecutar a José Antonio el 20 de noviembre de 1936 (de esta teoría se da más información en el capítulo de la calle Barranquillo) y para que unos meses después en 1937, Franco firmara el Decreto 255, por el que desaparecen todas las corrientes

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de opinión de la derecha española para su unificación en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, aprobando sus estatutos el 4 de agosto de 1937, para su reconversión en nacional-catolicismo. Emulaba así lo realizado por el padre de José Antonio, el General Primo de Rivera en su dictadura. Manteniendo el espíritu fascista de desconfiar de los métodos democráticos e imponer un "Nuevo Estado de carácter totalitario y corporativo", la Falange como partido único se inspiró en el pensamiento del nacional-socialismo germánico, para conjugar dos grandes ideas o contrapoderes: • Un nacional-sindicalismo, que se sustentaría en el Fuero de los

Trabajadores, que más adelante impulsará un sindicalismo vertical tutelado. Su máximo exponente fue José Solís Ruiz, que en 1951 es nombrado Delegado Nacional de Sindicatos y seis años después Ministro Secretario General del Movimiento. Se caracterizó por el respaldo a las posturas falangistas frente a las defendidas por los tecnócratas del Opus Dei.

• Un nacional-catolicismo, reforzando las relaciones con la Iglesia Católica en

reconocimiento a los grandes apoyos dados durante la contienda, obteniendo así el privilegio del culto bajo palio con la restauración de la confesionalidad religiosa del Estado. La relación Iglesia-Estado alcanzaría su mayor esplendor con la firma del Concordato en 1953 (Tratado o convenio sobre asuntos eclesiásticos que el Gobierno de un Estado hace con la Santa Sede), en la etapa de los ministros tecnócratas del Opus Dei.

Aprobada la Constitución de 1978, a pocos días de su fallecimiento, el 24 de abril de 1981 la calle es rotulada CRONISTA JUAN ZAMORA SÁNCHEZ, tercer cronista oficial de la ciudad, que curiosamente en vida sufrió la

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persecución de los falangistas. Nacido en Arucas el 23 de febrero de 1907, maestro, concejal, presidente de la Sociedad Atlántida, etc., en 1939 con la dictadura franquista había sido represaliado y detenido por ser miembro de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza, siendo suspendido de empleo y sueldo a pesar de haberse realizado movilizaciones de familiares, amigos, alumnos y vecinos en su favor. Resultó inhabilitado para el desempeño de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza. La persecución a los enseñantes fue una de los objetivos que se trazaron los golpistas. En el primer momento fueron los compañeros del detenido alcalde de Arucas Juan Doreste Casanova, conocidos maestros que habían sido nombrados alcaldes en febrero de 1936: Miguel Pérez García (Agaete), Juan Rubio Pérez (Firgas), Diego Trujillo Rodriguez (Gáldar), Julián Caparrós Morata (Santa Lucía) y Antonio González Santana (Telde), con distinta suerte. Después tocaría el turno a otros 46 maestros, según los "informes recibidos y noticias adquiridas" (Circular de la Junta de Defensa Nacional publicada en el periódico La Falange), de los cuales tres eran de Arucas: Andrés Hernández Brito, Gregorio Medina Medina y Escolástico Soto Martín. El 11 de noviembre de 1936 se hace una nueva lista de 162 enseñantes por el juez instructor Cristóbal García Uziaga, 10 de ellos destinados en Arucas, entre los que se encontraba el maestro de la escuela de la Hoya de San Juan, Juan Zamora Sánchez, quien pasó alguna noche desagraciada en los sótanos de la Casa del Niño y sería suspendido de empleo y sueldo el 21 de octubre de 1936. El único denominador común de todos es estar afiliados a la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza. En enero de 1937 sería sancionado también el auxiliar del Instituto Pérez Galdós Demófilo Mederos Pérez, por su participación como delegado del Frente Popular en Arucas, siendo condenado a 30 años de reclusión (ANAYA HERNÁNDEZ, L.A Y OTROS: "La represión franquista en la enseñanza en la provincia de Las Palmas 1936-1939", Revista Guiniguada ULPGC, n. 3, 1987, p. 213). No dudamos que los denunciantes también recordaban que era hijo y sobrino de Juan y Valentín Zamora Hernández respectivamente, conocidos promotores de la sociedad cultural El Progreso, afín al Partido Republicano Progresista de Franchy Roca, grupo de jóvenes aruquenses de 1909 que fueron bautizados como los "Jóvenes Turcos" por el escritor y diputado Luis Morote por su desigual pugna por llegar al Ayuntamiento frente al "histórico sultanato" del siempre dominante Partido Viejo, entonces reconvertido en los leoninos seguidores de los intereses económicos que protegió y abanderó Fernando León y Castillo. En su favor de Juan Zamora Sánchez se sumaron muchos aruquenses en dos escritos, uno suscrito con firmas y huellas de vecinos y padres de niños de la escuela de la Hoya de San Juan, y otro firmado por amigos, conocidos y significados vecinos de Arucas, solicitando se repusiera al "buen Maestro" en su labor docente. La resolución final se alargó en el tiempo y el 18 de mayo de 1940 dictaba la siguiente sanción: «Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de

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enseñanza». Cerraban así incluso toda posibilidad de que se le ayudara desde las instancias locales en labores distintas y al margen de las docentes. Juan Zamora Sánchez sería después uno de los impulsores de la Revista Arucas y del Heraldo de Arucas, que le proporcionaron algún sustento económico, además de dedicarse a dar clases particulares de forma clandestina en el desaparecido Colegio Ferrera de Arucas, de alguna forma consentida por los vecinos, que más adelante trasladaría a su propia academia. Igualmente ejerció de corresponsal local de dos periódicos provinciales en los que publicaba artículos de interés periodístico e histórico del municipio. Alcanzó el nombramiento de Cronista Oficial el 20 de febrero de 1967. Paralelamente escribió poemas, impresiones y cuentos. Falleció el 13 de abril de 1981, reconociéndose su labor investigadora y profesional rotulando con su nombre esta calle y el nuevo colegio público a la entrada de Arucas. No deja de ser curiosa y valiente la decisión municipal para que la calle que algunas decenas de años atrás unos rotularon como FALANGE ESPAÑOLA recibiera el nombre del "buen Maestro" que fue expedientado para que no ejerciera la docencia ni la actividad cultural. 17. CRONISTA TEODORO ROSALES QUEVEDO (Calle) Antes PÉREZ GALDÓS, SAN SEBASTIÁN y DEL POTRERO Esta calle se inicia en su intersección con la calle La Cruz y calle Sor Cándida Suárez y termina al enlazar con la calle San Juan, donde se encuentra la Plaza Escultor Manolo Ramos. Con anterioridad al último cuarto del s. XX esta calle como prolongación natural de la calle Pérez Galdós que se inicia en la calle Barranquillo tenía igual nombre calle PÉREZ GALDÓS hasta su fin en la calle San Juan, así como los anteriores nombres que esta misma tuvo de SAN SEBASTIÁN y DEL POTRERO, según se cuenta en el capítulo de la calle Pérez Galdós. El actual nombre de CRONISTA TEODORO ROSALES QUEVEDO, corresponde al segundo cronista oficial de la ciudad, nacido en el corazón de la aún Villa el 20 de abril de 1889, en la casa de sus abuelos maternos en la plaza de San Sebastián. Se inicia en los estudios en la Escuela de Comercio de Las Palmas, en la que acabaría siendo posteriormente profesor de Geografía Económica hasta su jubilación cincuenta años después. Viajero incansable, trabajó de contable en Arucas en 1912 para liquidación de la sociedad de la familia Pantaleón Quevedo y Hnos., siendo además secretario de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas y de la Junta de Construcción de la Iglesia de Arucas. Nombrado cronista de la ya ciudad, publica numerosos artículos en los periódicos provinciales y en La Voz de Arucas, así como numerosas conferencias. Después de su fallecimiento en 1966 se publicó su obra de investigación Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas y permanecen aún inéditas otras dos más bajo los títulos de La Historia de

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Arucas y Memorias de un Memorión, esta última escrita en un estilo ameno y suelto, en la cual desfilan innumerables personajes de Arucas y Las Palmas, animadas con sus acostumbrados chascarrillos. Destaca en esta calle, además de la actual plaza dedicada al escultor Manuel Ramos (Arucas, 1898 - La Orotava/Sta. Cruz de Tenerife, 1971), la sede de la actual Sociedad La Atlántida que ocupa desde 1928, parte de la misma son edificaciones de planta alta del s. XVIII, que fuera fundada como Sociedad de Trabajadores en su primigenia sede en la calle Antonio González nº 3, luego en el mismo número de la calle Francisco Gourié, y en 1908 estaba en el nº 32 de la calle San Juan. Ocupa un edificio de planta irregular, cuya crujías más antiguas que forman esquina con la calle La Cruz, representan «el "pasado" más lejano de esta calle. A partir de la pilastra de la esquina, se disponen huecos asimétricos de tipos diferenciados. Así los del dintel recto y con ventana de guillotina en planta alta, se repiten en el otro lado de la esquina; si seguimos por la calle vemos el tipo "gótico" de puerta-ventana en un mismo paño de cantería y con repisa en la ventana» (ALEMÁN HERNÁNDEZ, S. y MARTÍN HERNÁNDEZ, M.: Guía del Patrimonio arquitectónico de Arucas, Las Palmas de GC, 1994, p. 59).

El interior del edificio dispone de un gran salón multiusos donde tenían lugar los afamados y celebrados bailes que organizó la Sociedad La Atlántida desde sus inicios, salón que resultó del pavimentado y techado de un gran patio preexistente en la gran parcela consolidada donde se ubica, típico de los recurrentes trazados urbanos de las villas y ciudades de los siglos XVIII y XIX, donde el tamaño de la "manzana" o parcela venía definido por la propia

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orografía del lugar, y así surgía el asentamiento observando la alineación de las casas, sin preocuparse porque se produjeran grandes vacíos en el interior de las mismas. Podría decirse que en el contorno de la actual calle Cronista Teodoro Rosales Quevedo era de mucha sonoridad. A finales del s. XIX se escuchaba amenizar música en el Casino Nuevo que estuvo frente a la plaza del escultor Manuel Ramos, en el número 24 de la calle San Juan (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 247). Ya avanzado el siglo XX, fue la Sociedad de Trabajadores, Atlántida tras la Guerra Civil, la que organizaba los afamados bailes de Carnavales y de Juventud en los años sesenta del pasado siglo, amenizados por los conjuntos "electrónicos" aruquenses "Los Rangers" y "Los Spider", entre otros, que vinieron a sustituir a aquellas orquestas que amenizaban con instrumentos musicales de viento. 18. LA CRUZ (Calle) Antes PILAR MEDINA y LA CRUZ El origen del nombre de esta calle se pierde en las noches de los siglos, y es así porque en la antigüedad los usos y costumbres de los lugares de procedencia de los conquistadores arriban con ellos a la isla. Desde muy antiguo la simbología cristiana auspició la colocación de una "cruz" en un lugar respondiendo a distintas razones. Los frailes que recorrían a pie la isla acostumbraban a señalar con ellas los cruces de caminos, lo que dio lugar a la génesis de topónimos como la Cruz de Tejeda o el caserío de La Cruz en Firgas. También arraigó la costumbre de colocarla en el lugar en que fallecía algún familiar, por las causas que fuera, caso de la Cruz de Pineda o nuestro propio caserío de La Cruz que según muchas fuentes se debe al lugar donde fue enterrado Doramas, costumbre que todavía se mantiene no sorprendiendo ver cruces en las márgenes de las carreteras o estanques debidas a algún accidente mortal. Y como no, para señalar el principio de una gran propiedad rural como es la Cruz de la Marca en Tenerife señalando las posesiones de los marqueses de Villanueva del Prado, o marqueses de Nava y Grimón. Otro grupo hay que nos recuerda los llamados Descansaderos de los Muertos o Cuevas de Ánimas reconocidos con cruces. Obedecían los primeros a aquellos lugares donde el séquito que acompañaba el entierro del vecino de un pago distante hacía la parada obligada, aguardando la llegada del cura para el responso y acompañamiento; las segundas, a aquellos refugios resguardados en mitad del camino donde se guardaban las andas para llevar los cadáveres. Incluso se tenía la costumbre de poner una cruz sobre los hornos, pues se hacía un santiguado para que la cocción fuera buena y no se perdiera el pan de centeno, cebada o trigo que era un bien preciado. En el caso de nuestra calle LA CRUZ, creemos que guarda más relación con la tradición andaluza que tanta importancia ha tenido en las Islas. Tenemos el ejemplo de las cruces del barrio de Santa Cruz en Sevilla, que debe su

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nombre a dos cruces adosadas a fachadas desde el siglo XV, que allí estuvieron hasta el año 1868 en que el ayuntamiento mandó quitar retablos y cruces de fachadas; los vecinos las trasladaron al hospicio de los Venerables, hasta que en 1955 se restituyeron nuevamente a sus huecos en el inicio de la calle Cruces, sin que se sepa por qué se colocaron allí. Retomando las primeras costumbres, pudiera ser que el nombre de esta calle de Arucas obedeciera a un antiguo cruce de caminos o callejones. La estrechez de esta calle, y su prolongación natural la calle Sor Cándida Suárez, así como la ausencia de alineación de la actual calle Cronista Teodoro Rosales, prolongación natural del que fuera el Camino Real, hoy calle Marqueses de Arucas, como también de los distintos callejones por los que se accedían desde el antiguo Tabaibal, actuales calle Mateos, calle Sor Julia Millán, calle Moreno, calle Salvador Rueda, y otras más, sugieren un entramado de callejuelas que rememoran el típico asentamiento de artesanos y otros oficios como acequieros, carreteros, albañiles, cereros, latoneros, atalayeros y tenderas del siglo XVII, lo que se denomina la clase intermedia y sector independiente. Algunas fuentes apunta que el sector era conocido en el siglo XVIII como "barrio de Antonio Marrero", sin que tengamos más noticias del personaje. Acudiendo a la tradición sevillana, los más viejos del lugar parecen recordar que entre las fachadas de los antiguos edificios números 10 y 12 de esta calle, los que forman la esquina con la actual calle Cronista Teodoro Rosales, hubo una cruz de madera fijada en la misma con una inscripción. Esa cruz pudo haberse desmontado al inicio de la segunda mitad del siglo XX, e inclusive antes. Se trataría de la fachada naciente del edificio que la actual Sociedad La Atlántida viene ocupando desde 1928, con varias crujías del siglo XVIII, de huecos asimétricos, a un lado con dinteles rectos con ventanas de guillotina en planta alta, y al otro con ventana y hueco de puerta en un único paño de cantería de marcada tipología gótica, acreditando el "pasado" más lejano de esta calle LA CRUZ (ALEMÁN HERNÁNDEZ, S. y MARTÍN HERNÁNDEZ, M.: Guía del Patrimonio arquitectónico de Arucas, Las Palmas de GC, 1994), apreciándose no sólo la curiosidad del diseño gótico de la puerta-ventana en contraste con el otro dintel recto de puerta-ventana junto a la pilastra de la esquina, que dejan en medio un desproporcionado hueco de mampostería donde pudo estar la vagamente recordada "cruz". Hemos de considerar igualmente que en la parroquia de Arucas existió desde

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los primeros tiempos la Cofradía de la Vera Cruz, cuyo principal impulsor pudo tener su domicilio o bienes inmuebles muy cerca de aquí, en la actual calle Pilar Medina. «En el año de 1579 se constituye en la parroquia de Arucas, la Cofradía de la Vera Cruz, de fecunda historia hasta 1830, en que desaparece, como otras, debido a la ruina que les produjo las leyes desamortizadoras. Felipe de Rosales es su fundador y autor de casi todo el primer libro, el "Libro Viejo", de la señalada Cofradía, escrito con elegante caligrafía del siglo XVl. En el citado libro encontramos el dato siguiente: "1579.— padrón de los cofrades de la santa vera crus desta villa de Arucas difuntos y Bibos que gozan de las misas y lo demas—primeramente el Sor. Pedro Seron que sea en gloria.— la sra. doña Sufia de Santa Gadea su muger"» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, pp. 56-57). Ya en ese tiempo la misma Cofradía además de realizar la procesión de la Vera Cruz con disciplinantes, el Jueves Santo, además «Con solemnidad se celebraba también el día de la Santa Cruz de Mayo» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 62), de donde quedó la costumbre de las cruces florales que se cuelgan cada año en las casas. Si observamos el modelo de la capital insular, en la antigua Ciudad Real de Las Palmas encontramos la calle de La Veracruz con una particular historia: «Parece que la mancebía desapareció al final de la década tercera del siglo XVI, si tenemos en cuenta lo dicho por Pedro Agustín del Castillo, quien relata que por esos años y en la ocasión de la epidemia de cólera que hacía estragos en la isla en el lugar que aquella ocupaba fue levantada la ermita de la Vera Cruz en rogativa para que cesara aquel mal» (HERRERA PIQUÉ, A.: La ciudad de Las Palmas. Noticia histórica de su urbanización, Las Palmas de GC, 1978, p.38), recibiendo tal nombre la calle que conducía a la ermita. Con respecto a la aruquense está documentado que en el Lugar «La cofradía poseía unas casas que les servía de sede o alquilada» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 62). El modelo de la muy antigua plaza de La Cruz de la capital insular no es aplicable a Arucas, pues era así llamada «una explanada en donde se quemaban en la hoguera las víctimas de la Inquisición, que desde entonces tomó el nombre del Quemadero, de la Cruz o plaza de la Horca» (Obra citada, p. 40). Con el paso de los siglos muchas son las conjeturas que pueden realizarse sobre su origen, todas ellas vinculadas a las tradiciones cristianas, pero concretar su origen difícil será mientras no se encuentre algún documento que aporte información para ello. En tiempos de la Segunda República, el ayuntamiento que presidía el alcalde accidental José González Santana, por la convalecencia de Nicolás Lorenzo Fernández, toma el acuerdo de nominar esta calle a PILAR MEDINA, organizándose un acto de homenaje el 29 de enero de 1933 descubriendo una placa, e interviniendo distintos oradores que destacaban el apoyo económico y social que la viuda de Rafael María Suárez había prestado en su corta vida a

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la clase trabajadora, así como su inestimable apoyo a la junta de beneficencia local, acto que tuvo gran repercusión a nivel insular. Tras el golpe militar y al inicio de la guerra civil, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936 decide restituir el nombre de LA CRUZ a esta calle y dar el nombre de Pilar Medina a la calle que actualmente lo mantiene, cuyo nombre anterior era calle Rosales y que puede guardar relación con quien fundara la Cofradía de la Vera Cruz arriba referido. En el capítulo de dicha calle Pilar Medina glosamos su persona. 19. DOCTOR GARCÍA GUERRA (Calle) Antes DEL ARCO En la primera mitad del s. XIX, era conocida como calle DEL ARCO, que de ser correctos los dibujos realizados por el Cronista Pedro Marcelino Quintana, era así llamada por el arco existente al inicio de la misma, en el alineamiento perimetral del espacio que luego sería la Plaza de San Juan. Con posterioridad es rotulada como DOCTOR GARCÍA GUERRA. Nacido en Arucas el 21 de diciembre de 1848, fue una figura importante de la política y más aún del foro canario a fines del siglo XIX. Profesionalmente fue registrador de la propiedad de Las Palmas, notable abogado criminalista y Decano del Colegio de Abogados en 1892 (GUIMERÁ PERAZA, M.: "El pleito insular. La pugna por la hegemonía canaria. 1874-1900", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 16, 1971, p.479). Según algunas fuentes, era pariente de Nicolás Salmerón y Alonso (1838-1908), político y filósofo, Presidente del Poder Ejecutivo de la 1ª República en 1873, renunciando un mes después alegando problemas de conciencia para no firmar unas condenas a muerte. Fue Catedrático de Historia Universal en la Universidad de Oviedo y de Metafísica en la Universidad de Madrid. El Dr. García Guerra en 1875 remató la compra de diez azadas de San Juan, adquiriendo así la condición de partícipe de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas. Al ser nombrado letrado del heredamiento, en 1890 se le encomendó la iniciación de un expediente de expropiación forzosa en base a la Ley de Aguas para la construcción de una presa en La Caldera, en las tierras que Santiago Bravo había adquirido por un tributo a su favor, licencia que no se obtuvo por la negativa del Gobernador Civil ante la presión y oposición de los propietarios del suelo la familia Bravo (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, p. 91). Puede suponerse que por su prestigio profesional se requirió su participación igualmente en expedientes de expropiación de servidumbres para la construcción de acueductos y canalizaciones de la Acequia Real cuando se impulsaron los cultivos de regadío por la que se creó una extensa red de acequias y cantoneras. Su variable posición política quedó de manifiesto cuando en 1888 fue el abogado defensor del famoso caso de Eduardo Rodríguez Lazo, alcalde de

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Granadilla, denunciado por el gobernador civil, del quien se decía que había sido interpuesto por Fernando León y Castillo, por un delito electoral: «...el local designado para la elección permanecía cerrado, ignorándose el motivo, ó mejor dicho sabiéndose que el motivo era impedir á los electores que ejercitaran su derecho; después de requerir á los presentes que manifestasen si había alguno con mejor derecho para desempeñar el cargo á que lo compelían los electores en su indignación y protestando cederle el puesto si después se presentaba, presidió la elección con los interventores proclamados por la junta del censo..." (La Opinión, 25-abr-1890). Su defensa le granjeó prestigio profesional, muchas amistades en Tenerife y muchas enemistades políticas en Gran Canaria, bastión del partido "leonino". Por su prestigio profesional le fue solicitado un dictamen sobre la sedicente Heredad del Chorro de Telde, sobre la que también opinaron José Franchy y Roca, Juan Ramírez Doreste y Carlos López de Haro (GUIMERÁ PERAZA, M.: "El pleito insular. La pugna por la hegemonía canaria (1874-1900)", Anuario de Estudios Atlánticos, nº. 16, 1970, p.479). A principios del siglo XX, el llamado conflicto “El Chorro” culminó con la adquisición municipal de las aguas que se destinaron al uso comunitario.

Su condición de aruquense con proyección política a nivel nacional, recomienda descubramos con más extensión su evolución política, difícil de entender incluso para sus coetáneos. Crece políticamente en la época del canovismo que abogaba por la implantación de una democracia no revolucionaria y tradicional, tomando por modelo la británica, basada en la monarquía parlamentaria, con un bipartidismo entre los conservadores que lideraba Cánovas del Castillo y los liberales de Sagasta, con alternancia del poder, en un ambiente de elevado fraude electoral auspiciado por el

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imperante caciquismo que amparaba Alfonso XIII, modelo que se proyectaba en las islas por la presencia en las Cortes de Fernando de León y Castillo. Progresivamente fue quedando al descubierto la falsa apariencia de Cánovas como demócrata, que motivará las escisiones en su partido a partir de 1890, si bien los primeros escindidos son más de lo mismo, que le empujarían a una posición más extremista que concluirían con los incidentes de Barcelona en 1896, siendo el responsable de ordenar el arresto de socialistas y sindicalistas, que serán sometidos a toda clase de torturas, hecho que se unía a su conocida posición de abogar por el esclavismo. En este escenario el Dr. García Guerra, con un ambiente político enrarecido del ocaso de la Restauración borbónica, surge como presidente del Partido Sincrético, formado en 1890 al escindirse del Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo, Francisco Silvela (1843-1905), historiador, abogado y político, que luego sería Presidente del Consejo de Ministros en la regencia de María Cristina y durante el reinado de Alfonso XIII, al sustituir a Cánovas tras su asesinato en 1897. Dentro de las corrientes filosóficas de la época, con la bandera del sincretismo trataban de conciliar las diferentes posiciones políticas pues en él convergen conservadores y liberales, que pregonan la división provincial y son, a su vez, contrarios al divisionista León y Castillo. Llegan a tener en las islas periódico político El conservador, editado por tipografía La Verdad en los años 1890-91, que era el órgano del partido sincrético, bajo la orientación personal del Dr. García Guerra, quien en 1891 rompería con Francisco Silvela. Pese a pregonar la división provincial, mantuvo acuerdos con el partido tinerfeño de Martín Rodríguez Peraza y así obtuvo para sus correligionarios los nombramientos en la Administración de Puertos Francos, cesando los leoninos partidarios de Fernando de León y Castillo. Ocupó escaño en las Cortes Españolas obtenido en las elecciones de 1898, 1899 y 1901 (CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, Histórico de Diputados 1810-1977), y cuando empieza a recobrar fuerzas el llamado "pleito canario" es defensor de la división provincial cuando milita en el Partido Liberal Demócrata de José Canalejas, participando en la creación del Partido Local Canario en 1903 que promulgaba la división de la provincia canaria con capitalidad en Tenerife para la creación de la provincia de Las Palmas. Muy astuto, sopesando siempre su oportunidad, en los diferentes períodos se presentó por diferentes circunscripciones electorales, siendo diputado por Las Palmas en las elecciones de Sagasta, en marzo de 1898, después por Guía, en las de Silvela de 21 de abril de 1899, y finalmente en el último Gobierno de Sagasta el 12 de mayo de 1901 también por Guía GUIMERÁ PERAZA, M.: "El pleito insular. La pugna por la hegemonía canaria. 1874-1900", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 16, 1970, p.479). Fue uno de los jóvenes, en su mayor parte universitarios, que arribaron a la actividad republicana isleña «... jóvenes que, en sucesivas elecciones a Cortes, apoyarán la candidatura conservadora independiente de Juan Quesada Déniz y combatirán al republicano integrado -antiguo jefe de los republicanos progresistas- Tomás García Guerra. Impotentes para presentar sus propios

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candidatos, recurrirán a su paisano conservador con el deseo de contribuir al necesario bipartidismo después del fracaso de los canovistas locales» (MILLARES CANTERO, A.: Aproximación a una fenomenología de la Restauración en Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1975. p. 90). Su adscripción política es una nebulosa, parece estar entre conservadores, se relaciona con los liberales de León y Castillo tras el fallecimiento de su líder, y de alguna manera con los republicanos de Franchy y Roca, siendo muy criticado desde uno y otro lado. Hay muchas referencias documentales a esa desdibujada posición suya, con una u otra opción. Del lado de los republicanos se reconoce su poca fiabilidad: «El declarado apoliticismo del órgano de la "Asociación Gremial", "El Trabajo", no impide ver la instrumentalización que de la misma pretendían hacer algunos de sus organizadores: de un lado, la defensa de la candidatura de Juan León y Castillo para la alcaldía de Las Palmas y, de otro, el ataque a los pseudo-republicanos de García Guerra e inspiradores de "El Telégrafo" -escrito con más de 1.638 firmas contra ellos-, demuestran claramente el empleo de la agrupación obrera como base popular para una débil oposición al leonismo, según el criterio de algunos de sus elementos rectores» (Obra citada, p. 95). Los leonistas de León y Castillo fueron más explícitos en la prensa local de su doble juego: «Los leonistas dijeron tras la ruptura que García Guerra estuvo apoyando y protegiendo siempre a personas no afiliadas a nuestro partido, dejando muchas veces burlados a nuestros correligionarios en sus justas peticiones ...» (Diario de Las Palmas, 16-abr-1903, "El señor García Guerra. Ayer y hoy"). También muy clarificadora de su posición política esta otra referencia periodísticas: «.. traicionó al señor León y Castillo por no querer secundar la política abierta de éste en el asunto de Puertos Francos. ¿Qué puede esperarse de de quien se ha sentado en el Congreso como socio de una casa que ha medrado a la sombra de aquéllos?» (Unión Liberal, 23-abr-1903, "El último deslinde"). Posiblemente lo más decisivo para la iniciativa de rotulación de la calle por parte del ayuntamiento, no fuera su variable e itinerante filiación política contraria a los intereses leoninos imperantes en la entonces Villa de Arucas, y lo fuera por su condición de aruquense o por haber propuesto en la Junta de 28 de septiembre de 1879 de la Heredad de Aguas, una imaginativa fórmula para que el préstamo de 4.000 pesos que ésta concedió al Ayuntamiento para la construcción del nuevo Mercado Municipal, no devengara intereses, pactándose en su compensación que el Ayuntamiento dejara utilizar la planta baja de las Casas Consistoriales para las reuniones de la Heredad. Falleció el 4 de julio de 1911. Toda su trayectoria política es puro sincretismo, que como dice la Real Academia es «Doctrina o sistema que trata de conciliar o armonizar ideas o teorías diferentes u opuestas». Pero no debe olvidarse la etimología griega de la palabra synkretismos, que define así a «la coalición entre dos adversarios contra un tercero», referida a la estratégica unión de los cretenses, reconciliando sus diferencias en una alianza frente a los peligros externos de los invasores aqueos, dorios, helenos, romanos y bizantinos.

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Actitud defensiva que mutó hacia una actitud ofensiva denominada talasocracia o el gobierno y dominio geoestratégico de los mares. 20. FEDERICO DÍAZ BERTRANA (Calle) Antes ONÉSIMO REDONDO, PLAZA DE FRANCHY Y ROCA, DE SAN JUAN y DE LA PARROQUIA Se trata de la calle que discurre en dirección norte-sur de la actual Plaza de San Juan, por tanto lateral de naciente de la misma que enlaza con la actual calle Osario, y que antes de recibir una nominación concreta a todos los efectos de numeración de gobierno seguía el perimetral de la Plaza, y por tanto fue conocida con los nombres que la misma tuvo según se cuenta en su capítulo, y que fueron cronológicamente hasta el más antiguo PLAZA DE FRANCHY Y ROCA, DE SAN JUAN y DE LA PARROQUIA.

En tiempos de la dictadura franquista, la calle dejó de ser nominada como perimetral de la Plaza y se aprueba por primera vez la nominación ONÉSIMO REDONDO. El abogado Onésimo Redondo Ortega (Quintanilla de Abajo/Valladolid, 1905 - Labajos/Segovia, 1936) fallecido en la guerra civil, inicial militante de Acción Nacional, fue el fundador de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, que se integrarían en las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, más conocidas por sus siglas JONS, que al sumarse a la Falange conformarían Falange Española de las JONS. «Su caso merece atención porque su ciudad natal, Valladolid, experimentó un mayor grado de violencia política que otras capitales de provincia castellanas,

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debido en buena medida a la divulgación de su ideas». En agosto de 1931, tras obtener la coalicicón republicano-socialista una mayoría aplastante, rechaza la democracia y abandona Acción Nacional, para fundas las Juntas Castellanas, y en su publicación llamada "Libertad" divulga su soflama fascista «El momento histórico, jóvenes paisanos, nos obliga a tomar las armas. Sepamos usarlas en defensa de lo nuestro y no al servicio de los políticos. Salga de Castilla la voz de la sensatez racial que se imponga sobre el magno desconcierto del momento: use de su fuerza unificadora para establecer la justicia y el orden en la nueva España» (PRESTON, P.: El holocausto español, Navarra, 2011, pp.83-92). La fragilidad de su organización y el poco número de seguidores le obligó continuamente a la integración con otros grupos fascistas, elaborando siempre en sus escritos «la idea que la violencia contra la izquierda era legítima dada la inferioridad racial de sus integrantes» para terminar compartiendo con sus aliados políticos que «los católicos se enfrentaban a una lucha a muerte, porque "en cada judío va un masón: astucia, secreto doloso, odio a Cristo y su civilización, sed de exterminio. Masones y judíos son los autores y directores del socialismo y el bolchevismo" (...) creían en la existencia de un contubernio judeo masónico y bolchevique, se sumaron y desembocaron en una teoría que justificaba el exterminio de la izquierda». Aprobada la Constitución Española, la sesión del 24 de abril de 1981 de la Corporación Municipal aprobó que la calle fuera rotulada como FEDERICO DÍAZ BERTRANA, Presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria desde el 9 de febrero de 1961 hasta el 29 de abril de 1970, organismo que contribuyó económicamente y de forma decisiva a la construcción de la Torre Mayor de la Iglesia, hermano político del que fue alcalde de Arucas Francisco Ferrera Rosales, al considerarse desproporcionado que tiempos atrás se le nominara la calle de la fachada principal de la Iglesia, actual calle Párroco Cárdenes quien fuera el verdadero impulsor de la construcción del nuevo templo, recibiendo su nombre en la misma sesión plenaria.

21. FRANCISCO GOURIÉ (Calle) Antes GENERAL FRANCO, FRANCISCO GOURIÉ y REAL Está documentado ampliamente que el trazado de esta calle ocupa lo que fue el antiguo CAMINO REAL que unía el lugar de Abajo con el lugar de Arriba por el Camino del Cerrillo. Al Norte quedaban las propiedades del Mayorazgo de Pedro Cerón, al Sur la hacienda El Mirón de los Mujica, y en la divisoria entre ambas el CAMINO REAL junto a la primitiva Acequia Real. Se trataba de un camino estrecho hasta que el Ayuntamiento alcanzó un acuerdo el 6 de mayo de 1866 con Alfonso Gourié Álvarez-Conde para la cesión de terrenos que facilitara la alineación y ensanchamiento del viejo camino (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 268).

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En 1875 se inicia el crecimiento del entramado urbano de la entonces Villa hacia poniente con la construcción de las nuevas Casas Consistoriales y el Mercado Municipal y quince años después ya comienzan a transitar por la polvorienta carretera de Las Palmas-Arucas dieciséis charabanes que trasladaban a los viajeros. La compra-venta de solares de la finca de El Mirón irá definiendo la alineación sur de esta CALLE REAL, que tendrá su impulso definitivo cuando el 24 de febrero de 1907 la Heredad de Aguas acuerda comprar un solar para la construcción de su sede junto al inicio del Camino de El Cerrillo, cuya escritura será firmada el 26 de mayo de 1908 (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, p. 59), algo más de dos meses después de haberse puesto la primera piedra del nuevo templo de la Iglesia de San Juan. Las construcciones en esta calle, edificios de planta alta, fueron realizadas entre 1905 y 1920 y todas mirando al jardín que fue de la familia Gourié, hoy Parque Municipal. Entre las edificaciones destaca la conocida como Casa de Blas Rosales Artiles en el número 7 de gobierno, uno de los más bellos y suntuosos edificios del casco histórico, tanto en su fachada exterior como en su interior con una gran escalera central. También destaca el edificio conocido como Casino de Arucas, el número 11, del que se mantiene su fachada y que el ayuntamiento quería destinar a Escuela de Hostelería, pero su obra de rehabilitación está parada por la quiebra del constructor. Los restantes edificios son todos de hermosa factura arquitectónica. Cuando el párroco Francisco Cárdenes empezó a impulsar la construcción del nuevo templo parroquial en 1908, tenía muy claro a quién acudir. La iniciativa para el párroco tiene más de deseo personal que de necesidad colectiva o, al menos, sentida seriamente por el pueblo. La senda la había marcado el párroco Jose Antonio Rivero cuando en 1862 consiguió que Alfonso Gourié Álvarez-Vidal pagara el pavimento del bautisterio de la antigua ermita, y cuando en el devenir del pilar público de la calle de San Pedro, habló de donar dinero para la reedificación del templo, y el mecenas elegido sería su hijo Francisco Gourié Marrero. Y así, cuando se coloca la primera piedra del nuevo templo parroquial, es el gran protagonista. El párroco Cárdenes nunca ocultó sus preferencias en la elección del mecenas, ni los boatos y adulaciones a Gourié, pues la obra que iba a emprenderse precisaba de mucho músculo financiero, más aún cuando el diseño del arquitecto catalán Vega March era un capricho del gótico tardío, especialmente florido o flamígero por su exceso decorativo con elementos vegetales tallados en la piedra, para cuya construcción se precisaba lo que se tenía y lo que no se tenía. Era una obra de larga duración, de muchos años, y tenía que animarse periódicamente al mecenas para que no decayera en su empeño. Así erigiéndose el Ayuntamiento en representante del pueblo, en el pleno del 25 de agosto de 1911 se presenta una moción al pleno «por ser tan notorios y constar a todos, los muchos beneficios que a este ilustre patricio debe esta población, tanto en el orden moral como en el material» y acuerda por unanimidad nombrar «Hijo Adoptivo de la Ciudad de Arucas a D.

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Francisco Gourié y Marrero» (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 55). Pasan los años y las obras del templo siguen adelante y Francisco Gourié no se limitaba exclusivamente al papel de mecenas de poner los dineros. Se volcaba personalmente en el seguimiento de la obra y además en la captación de otros donantes entre la clase aristocrática de la isla, comprometiendo además a la burguesía terrateniente aruquense. Su posición en la capital insular le ayudaba: «Político de acción siempre al lado de León y Castillo, al fallecer éste reconoció la Jefatura de D. Agustín Bravo y luego la de don José Mesa y López. Concejal de Las Palmas y Consejero del Cabildo Insular permanece en esta última Corporación hasta el advenimiento de la Dictadura,...» (NAVARRO RUIZ, C.: Nomenclátor de Calles y Plazas de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, 1943, p. 48).

Por fin el templo inacabado, sin sus torres, se abriría al culto el 17 de mayo de 1917, y ya se sabía que lo que quedaba por hacer era mucho más. Hacía falta otra buena dosis de ánimos para que el mecenas se mantuviera en su firme apoyo. Un mes antes de tan solemne celebración, en el pleno del Ayuntamiento del 13 de abril, se da lectura a un escrito firmado por ciento cuarenta y un vecinos que tras afirmar «que cediendo a un impulso espontáneo de reconocimiento hacia el hombre bueno y generoso, caritativo y altruista que se llama D. Francisco Gourié y Marrero, el cual jamás ha omitido sacrificio alguno cuando del bien y de la prosperidad y engrandecimiento de esta población se ha tratado» elevando la siguiente propuesta que es aprobada por el pleno: «se dé el nombre de Francisco Gourié a la calle comprendida entre la esquina norte de la Plaza del Mercado y la cantonera de

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la Heredad de aguas de Arucas y Firgas» (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 56). Y fue así como la calle quedó nominada FRANCISCO GOURIÉ, además de tomar en consideración el mismo pleno otra proposición de que en su día se diera su nombre al parque o plaza que se proyectaba construir, el actual Parque de La Paz. Pero la obra del templo no había concluido, y de nuevo había que seguir adulando al mecenas que expresaba continuamente «su eterna gratitud» y el municipio seguía poniendo todo su empeño e insistencia ante el Gobierno de Su Majestad hasta que en 1925 se le concedió a Francisco Gourié Marrero la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica, éxito que el Ayuntamiento hizo suyo congratulándose y entregándole con fecha 4 de octubre de dicho año un pergamino con regocijo «por su perseverante y fructífera labor en pro de los intereses morales y materiales de la Ciudad» (Obra citada, p. 57). En 1931 ya estaba terminado el nuevo templo con tres torres y pendiente de edificar la torre mayor o campanario que se edificaría muchos años más tarde. El 17 de marzo de ese mismo año moría Francisco Gourié Marrero, y con su óbito terminaba la continua y sistemática adulación del párroco y de la corporación municipal, pues con él satisfacían su ego para obtener su inestimable apoyo en la construcción del nuevo templo. Tras el golpe militar que iniciaría la dictadura franquista, la sesión apresurada que celebra la Comisión Gestora Municipal el 2 de octubre de 1936, a cinco años de fallecido el mecenas del nuevo templo parroquial, toma el sorprendente acuerdo de quitar su nombre a esta calle y nominarla GENERAL FRANCO, y al mismo tiempo acuerda formalmente nominar Francisco Gourié al todavía no construido Parque de La Paz, que entonces se había rotulado en tiempos de la Segunda República como Parque de Marcelino Domingo según se cuenta en su capítulo. Habían interpretado precipitadamente y a su manera los compromisos históricos que la ciudad tenía contraídos. A pesar de los difíciles momentos que se vivían en esos tiempos, tal sorpresivo acuerdo debió generar mucha crítica y algunos ciudadanos entonces influyentes debieron advertir a la Comisión Gestora que se habían columpiado totalmente. A resultas de ello, el día de Navidad del 25 de diciembre del mismo año 1936, la repetida Comisión Gestora se corrige a sí mismo y toma el acuerdo de nominar nuevamente a esta calle FRANCISCO GOURIÉ, en sustitución de General Franco, y paralelamente al entonces Parque Francisco Gourié nominarlo Parque General Franco. Probablemente enmendar el error cometido no fue fácil, pues por los Gobernadores Civil y Militar podría hacerse la lectura de un acuerdo bastante contrario el nuevo régimen impuesto, dado que podría entenderse como quitarle el nombre del General Franco a una calle de Arucas. De alguna manera se vieron obligados a olvidarse por completo de aquel compromiso adquirido en 1917 de nominar el parque como Francisco Gourié.

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22. FRANCISCO PONCE (Calle) Antes REAL Previsiblemente toda ella era el camino prolongación natural de la antigua calle Real de San Juan, y hasta la primera mitad del s. XX era conocida como calle REAL que en 1928 se decía que era de tierra apisonada. Es de suponer que conservara este nombre por ser el camino real de comunicación con la calle Cerera y con el Tabaibal que se extendía por la falda de la montaña donde estaban las cuevas de habitación. En la primera mitad del siglo XX ya aparece rotulada la misma como FRANCISCO PONCE, sin que pueda precisarse cuando se nominó como tal. En el Padrón de 1930 aparece como "Real", tachado y sobreescrito en tinta roja "Francisco Ponce", apareciendo sólo esta última en el Padrón de 1940, el siguiente conservado. Conocer de quién es el homenajeado Francisco Ponce, tal cual se recoge sin el segundo apellido, es tarea difícil dado que en Arucas hay muchos personajes homónimos. El Cronista Juan Zamora (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 335) la adjudicaba al alcalde de 1872 y «que tanto destacó en su cometido», cuando quien que ocupaba la alcaldía en ese año era Pedro Castellano Ponce. Más que un lapsus del cronista en confundir al personaje del s. XIX con Francisco Ponce Marrero que fue alcalde en 1792 a quien realmente puede recordar la calle, entiendo que fue producto de la magia tipográfica y sea una errata la mención de 1872 que deba sustituirse por 1792. Confirma esta errata que el propio cronista es conocedor que el "Alcalde popular" en 1873 fue Pedro Castellano Ponce al mencionarlo en otro artículo (Obra citada, p. 273). Como no hemos podido localizar el acuerdo de la nominación de esta calle que lo es sólo con el primer apellido, concurren otros personajes de la historia local que podían responder a tal nombre, y anta la duda, es conveniente aportar información sobre ellos. Tenemos en primer lugar Francisco Ponce, así mencionado por el primer cronista quien decía que era el ingeniero venido de Barcelona a finales de 1894 para montar la dinamo que generaría la electricidad para la Fábrica Azucarera de San Pedro (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 169), y como quiera que siempre se presumió que Arucas fue primigenia en el aprovechamiento de la electricidad, la endogamia pudo llevar a ello. También menciona el primer cronista a Francisco Ponce Martínez como Presidente de la Heredad en la colocación de la Primera Piedra de la Presa el 23 de abril de 1899 (Obra citada, p. 176), salvo que estuviera representando a Ramón Madán, pues ya había sido Presidente Accidental en 1890 (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, p. 155).

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Estas coincidencias en los nombres, por la proximidad en los tiempos vividos, puede inducir que se trata de la misma persona, cuestión que no parece que así sea cuando el segundo no aparece en el censo de electores "capacitados" donde se incluían a aquellos que tenían formación universitaria y análogos, y sí en el general de cabezas de familia. En su primer cuaderno de notas nos amplía información sobre el segundo de los antes mencionados: «El domingo dos de Mayo de 1899 [nota marginal: "Así dice el libro de Memorias de la Parroquia; pero esto es un equivocación"] se puso la primera piedra de la Represa de Arucas. Á este fin, á eso de las tres de la tarde, salió el párroco de Arucas con capa pluvial, cruz y ciriales, acompañado de varios sacerdotes con roquete y una comisión de la Heredad de este pueblo al barranquillo de Pinto, donde bendijo el solar y la primera piedra; dentro de la cual se pusieron un duro y una peseta, periódicos del día tirados en esta Isla, y un acta conmemorativa del acto firmada por los herederos. El gentío por aquellas lomas y fondo del barranco era enorme. Entonces era presidente de la Heredad D. Francisco Ponce Martínez, quien en compañía de D. Francisco Gourié Marrero asentó la primera piedra hecho lo cual, subido á un montón de cascajo pronunció D. Francisco Gourié un discurso patriótico alusivo al acto, haciendo á continuación el Dr. D. Gregorio Chil y Naranjo uso de la palabra, felicitando á los hijos de Arucas por su amor á la agricultura y por saber emplear tan bien sus capitales y recordando á D. Alfonso Gourié, que en tiempos pasados quiso realizar aquella obra y no pudo y manifestándole ante todos su sincero agradecimiento por haberle en su juventud prestado su franca protección para seguir su carrera y llegar al puesto envidiable que en la sociedad ocupaba actualmente» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 115).

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Sí destaca el segundo cronista que conoció de los libros de actas de la Heredad a Francisco Ponce Martínez como miembro importante de la Junta de Gobierno de la Heredad, cuando ejercía la Presidencia Ramón Madán Uriondo, quien residía habitualmente en Madrid y lo podía ejercer como "accidental" desde su condición de Vicepresidente de la Junta. En unión de Francisco Gourié Marrero procedieron a la colocación de la primera piedra de la Presa del Pinto el domingo 23 de abril de 1899 y fueron luego obsequiados en las Casas Consistoriales de Arucas. También la Junta General en la sesión del 9 de diciembre de 1900 comisionaron a Francisco Ponce y Francisco Gourié para, de acuerdo con el Ingeniero Director, llevar aguas al embalse (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, p. 95). En la Junta general de 26 de mayo de 1901, se acordó dar las gracias a los donantes de pases para el acueducto de la Presa, así como a los señores Ponce Martínez y Gourié Marrero por las valiosas gestiones de todo orden llevadas a cabo en la construcción y demás particulares del embalse, y fijar para el día 10 del entrante julio la suelta por vez primera de la Presa, como así se efectuó (Obra citada, p. 98). Esto hito histórico de primera piedra de la presa y que Francisco Ponce Martínez en 1907 ya había fallecido, pudieron situarlo como candidato a una nominación, más aún cuando tenía bienes inmuebles en el entorno de esta calle. En cuanto a sus ancestros, los menciona otro escritor aruquense en una novela costumbrista «... Francisco Ponce Martínez, hijo del actual alcalde de Arucas don José Antonio Ponce y Ponce que no estaba en el bautizo, como tampoco estaba su hermano don Luis Ponce y Ponce, ex-alcalde y capitán de milicias nacionales...», de donde se infiere su pertenencia al siempre dominante Partido Viejo (MEDINA MATOS, C.:, El cólera en la isla de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1961, p. 50). Igualmente aparece mencionado en un extracto de acuerdos de una sesión del Ayuntamiento celebrado en el mes de septiembre de 1888, cuando se dice «También concurrieron los mayores contribuyentes D. Domingo Guerra, D. Rafael Suárez González, D. Francisco Ponce Martínez, D. Juan Andrés Suárez y D. Francisco Pérez Marrero» (BOC, 1-nov-1888), valoración patrimonial que no ofrece dudas cuando años atrás promovió como demandante la subasta de importantes fincas embargadas a «a don Juan de Dios Martin y Jiménez del Águila, su convecino, sobre cobro de pesetas, y para hacer efectivas las costas causadas por el último en su defensa á que fue condenado por la Superioridad» (BOC, 12-jul-1886), algunas de estas fincas situadas en las entonces calles de Muñoz y Del Arco, en la actualidad calle Marqueses de Arucas y calle Dr. García Guerra; aparece también como vocal de la Junta municipal por la 1ª sección del Casco. 23. GOURIÉ (Calle) Antes RELOJ, GOURIÉ, RELOJ, GOURIÉ y DEL RELOJ

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La calle que en los primeros momentos de su historia era el pequeño atajo entre las ermitas de san Juan y san Sebastián que luego acogería también a san Pedro, cuyo primigenio nombre anda perdido en la historia, a partir 1851 empieza a conocerse popularmente como la calle DEL RELOJ, por dar de frente a la torre que se construyera en la ermita parroquial y donde se instalara el reloj que fuera utilizado como patrón para medir las horas de las azadas de agua de la Heredad. Es en la actualidad la única calle de Arucas dedicada a una saga o familia no estante entonces en la Villa. Desde la perspectiva de nuestros días, sus rótulos han ido y venido, cómo de forma aparentemente casual, si bien las primeras variaciones lo pudieron ser por un oculto interés económico, político y social, que posiblemente, por estar inédita en el tiempo su pequeña historia, ha confundido las decisiones más recientes en los cambios de su nominación, y que siendo justos con la historia y los sentimientos, demandaría que volviera a rotularse como DEL RELOJ. El popular nombre de la calle DEL RELOJ, lo es a partir del acuerdo de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas para la construcción de una nueva torre en el ángulo del Sur de la fachada principal de la antigua ermita de San Juan Bautista, con el objetivo de instalar en su remate un reloj, según nos lo documenta en su cuaderno de notas el primer cronista: «El reloj público de la Heredad.- En sesión de 1º. de Abril de 1846, á propuesta de Don Miguel Suárez Ponce, (Padre de D. Isidro Suárez) se acordó la construcción de la torre del reloj, comisionándose para la ejecución de esta obra á Don Miguel Déniz Miranda, administrador del Mayorazgo, á Don Germán Mujica, á Don Luis Ponce Ponce y á Don Francisco González Rodríguez (padre de Don Bruno González Castellano). Costó la Torre 77.668 rvon. (Es decir, 19.417 ptas.). El 1º. Relojero fue el Pbro. D. Pedro Regalado Hernández nombrado el 13 de Abril de 1851, el cual ocupó este cargo hasta el 18 de Abril de 1852 en que se trasladó á Las Palmas, nombrándose en su lugar á D. Rafael Henríquez (Padre de Don Norberto Henríquez) Esta torre se acordó venderla á la Iglesia parroquial en sesión de 13 de Junio de 1909. El nuevo reloj de la Heredad se instaló en la casa de esta sociedad el año de 1912. (Me ha dado estos datos Don Teodoro Rosales- Año de 1933). Este reloj de Arucas.- Traído en 1850, tiene esta inscripción: Made by Jonh Moore & Sons.- Clerkenwell-London- 1849. Traducción: Hecho por Juan Moore e Hijos. Clerkenwell.- Londres. 1849. El reloj de la torre.- El día 2 de Junio de 1850 quedó en uso colocándose en la torre nueva el hermoso reloj que se hizo venir del extranjero costeado por la Heredad de Aguas de esta Villa (siendo su primer relojero el Pbro. D. Pedro Regalado Hernández). Se acordó venderlo por 10.000 ptas. en sesión del Heredamiento fecha 13 de Junio de 1909» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 100). La información del diseñador y maestro de obras nos la aporta también el cronista «Torre del reloj.- El día 2 de Junio de 1846 se principió la torre nueva del reloj y se concluyó el día 8 de Mayo del año siguiente, habiendo estado la

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obra parada un mes. Fue costeada por el Heredamiento de aguas de esta Villa. Hizo el diseño D. Gregorio Guerra Rodríguez, joven entonces de 30 años de edad, natural de esta Villa. (El maestro de obra de esta torre fue D. Rafael Henríquez Marrero, padre de D. Norverto Henríquez. Me lo dijo este Sr.) Tenía de alto 22 metros» (Obra citada, p. 98). A partir de ese momento, desde la intersección de esta con la actual calle León y Castillo hasta el lado norte del actual Parque de La Paz donde debió haber una plazoleta, era llamada DEL RELOJ y así aparece en el otorgamiento de una licencia del extracto de acuerdos del mes de agosto de 1888 del Ayuntamiento: «Segundo: conceder á D. José Andrés Castellano la autorización que solicita para reedificar la casa terrera de su pertenencia que radica en la plazoleta de la Iglesia, entre las calles del Reloj y de los Canónigos, mejorando al efecto la fachada de la misma y construyéndola de dos pisos en la forma que aparece del plano que acompaña». En 1892 el ayuntamiento aprueba la nueva nominación de GOURIÉ en memoria de Alfonso Gourié Álvarez-Conde fallecido dos años antes, desde la intersección con la actual calle León y Castillo hasta su intersección con la actual calle Párroco Cárdenes, manteniendo a partir de aquí el nombre DEL RELOJ. Resulta curiosa la nominación exclusiva con el apellido Gourié, que sin dudar que lo fuera en recuerdo de Alfonso Gourié, parece que de alguna forma se pretendió desde el ayuntamiento reconocer en favor de toda la saga de los Gourié, al no recoger el nombre completo del homenajeado. Pero más sorprende aún que se eligiera para tal reconocimiento la calle DEL RELOJ, en una villa en expansión hacia el sur y poniente con muchas calles que aún no habían sido nominadas en esas fechas, cuando ni siquiera se había iniciado la construcción del nuevo templo. La saga del apellido francés Gourié, se inició en la isla con la arribada de Francisco Rosalie Gourié y David, quien llegó con lo puesto en una barca en compañía de Diego Swanston, quien se estableció en Las Palmas y tutelaría al entonces joven Gourié a su vuelta de Tenerife, permitiéndole prosperar con relativa facilidad ejerciendo como prestamista para terminar perteneciendo a la burguesía comercial y atesorando cuadros y joyas. Sus primeras propiedades en Arucas procederían de dicha actividad, cuando concede un préstamo que hipotecan los bienes al alcalde Mateo de Matos Quintana, quien lo pidió para obtener dinero en efectivo y defenderse de la denuncia del Marqués del Buen Suceso por el llamado Motín de 5 de mayo de 1800,

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hipotecas que serían ejecutadas al quedar arruinado el alcalde de quien se cuenta en el capítulo de la calle Alcalde Mateo de Matos Quintana. Del matrimonio Francisco Rosalie Gourié con Juana Álvarez-Conde y Vidal, nacieron Alfonso, Esteban, Emilia, Eduardo, Virginia y Matilde. Fue el primogénito Alfonso Gourié Álvarez-Conde nacido en 1810, quien adquiriría la mitad del Mayorazgo de Cerón el 20 de mayo de 1859 consistente en las fincas de Las Vegas, El Arco, Vasco-López y Meleros. De su matrimonio con Gregoria Marrero Yánez tuvo dos hijos, Rosario y Francisco Gourié Marrero. En 1881 Alfonso Gourié y Ricardo Suárez se asociaron para la construcción de una fábrica azucarera y un pequeño puerto de mar en Bañaderos para el tránsito de la producción al de La Luz por mar, sociedad que fracasó por desavenencias. Cuando el primero ya estaba comprando la maquinaria de la fábrica en Arucas, buscó sumar otros interesados para la explotación de la caña y el tabaco e ideó la creación de la Sociedad Agrícola Industrial de Canarias, invitándose a pequeños agricultores aruquenses a los que se ofertaba una cuarta parte y el resto sería de inversores de Barcelona (sic), lo que parecía un tanto sorprendente. La participación minoritaria y el que no se garantizara a los futuros socios la compra de sus cosechas de caña con destino a la azucarera a precios de mercado, así como la propia fórmula empresarial con domicilio en Barcelona con personas interpuestas, no terminó de agradar a los otros cosechadores de caña de Arucas, quienes desistieron de la oferta y construyeron sus propios trapiches para obtener azúcar. La soledad en la que quedó Alfonso Gourié en su iniciativa para la construcción de la Fábrica Azucarera de San Pedro por la retirada de los pequeños propietarios de plantaciones de caña dulce de Arucas, y la necesidad de recursos económicos, obligó a un entendimiento con la viuda de Bruno González Castellano, suegro de Ramón Madan que sería Marqués de Arucas, para así inaugurar la fábrica en 1884. El 25 de marzo de 1890 se produce el fallecimiento repentino de Alfonso Gourié, heredando sus hijos y tomando las riendas de la azucarera Francisco Gourié Marrero. Como decíamos arriba, no deja de ser curiosa la elección de esta calle DEL RELOJ para darle la nominación de GOURIÉ, y más aún por la circunstancia de que se perdía una denominación popular y, para que así no fuera, se desdoblara en dos nominaciones. Más aún cuando es conocido que el apellido Gourié durante muchos años es, en sentido figurado, "la mano que mece la cuna" de los políticos locales. A finales del siglo XIX Francisco Gourié Marrero está en el escenario de la política en la capital insular donde tiene su domicilio, es militante activo del partido "leonino" cuyo jefe y líder Fernando León y Castillo defiende en Madrid la supresión de los aranceles de entrada en península para el azúcar canario que sólo traslada más beneficio a la empresa azucarera, y porque son los interesados correligionarios del extinto Partido Viejo los que bajo la misma bandera del "leonismo" gobiernan el Ayuntamiento de Arucas. Es Francisco Gourié quien porta el cuadro de León y Castillo en el acto de homenaje realizado en Arucas como lo acreditan los documentos gráficos (Fedac - Fotos Antiguas REF 8448), acto aprobado por la

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sesión municipal del 28 de febrero de 1892, después de haberse aprobado también nominar esta calle como GOURIÉ. ¿Qué interés podía existir en desplazar el nombre DEL RELOJ? Sólo habían pasado escasamente 42 años desde la instalación del reloj de la Heredad, hito de suma importancia para los muchos que precisaban de aguas de riego medidas a tiempos justos para vendedor y comprador. Pudiera ser que su continua mención refrescara permanente algunas historias, y ello desagradara. Cuando se "maneja la tramoya" y a las personas como si de marionetas se tratara, resulta difícil conocer que intencionalidad tiene el movimiento que realiza quien mueve los hilos y las razones que le llevan a ello. Es el arte de las transformaciones y los prodigios. A modo de ensayo y con la retrospectiva permite, leamos lo que se ha escrito de las juntas que se celebraron en la Heredad de Aguas para la construcción de la torre y colocación del reloj, de forma cronológica según se escribieron. El primer cronista de Arucas dejó escrito a su muerte en 1952 una simple reseña, sin mayores datos: «El martes, 2 de junio de dicho año fue empezada la torre del reloj, costeada por el Heredamiento de aguas de esta Villa, conforme al dibujo que trazó el profesor D. Gregorio Rodríguez Guerra, paisano nuestro. Tenía de alto 22 varas, concluyéndose el 8 de mayo del siguiente año. El reloj comenzó a funcionar el 2 de junio de 1850. Fue su primer relojero Don Pedro Regalado Hernández, ya citado» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 136). El segundo cronista a su muerte en 1966 nos deja escrito algo más, pues nos dice de algunos que se oponían a la instalación del reloj: «Ocasionaba todo esto una constante discusión entre acequieros y regantes, y una imperfecta distribución de las aguas. D. Miguel Suárez Ponce concibió la idea de acabar con estas majaderias y, en la Junta General de 1 de Marzo de 1846, presidida por el Alcalde D. Antonio José Ponce Ponce, propuso la edificación en ella de un reloj público adosado al frontis de la iglesia parroquial de S. Juan Bautista para que las operaciones de aguas no se rigiesen por los caprichos ni por los relojes particulares, sino por las indicaciones de este señor reloj. (...) Algunos herederos, forasteros de vecindad, a quienes interesaba poco el asunto por tener sus aguas arrendadas y estar, por ello, ausentes de todas estas inconveniencias que corrían a cargo de sus arrendatarios, elevaron el acuerdo ante el Jefe Político de la Provincia (Gobernador Civil), pretextando haber sido tomado sin estar expresamente incluido en la convocatoria. Dicha Autoridad se dirigió a la Heredad, ordenando su suspensión y la de las obras que se habían comenzado, y hasta nueva determinación. (...) Finalmente, el oponente Melián dijo que la razón principal que ellos tenían para oponerse era el temor de que la fábrica de la torre y compra del reloj agotase los fondos del secuestro, y entonces hubiese que recurrir al bolsillo particular de cada quisque para los gastos de la Heredad» (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, pp. 102-105).

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El tercer cronista en un artículo publicado en el Eco de Canarias del 8 de agosto de 1968, ya parece aventurarse más en calificar a los oponentes: «El proyecto tuvo sus naturales enemigos, los "arrendadores" de aguas que, como es lógico, no sentían interés por la normalidad de tal servicio, por aquello de que "a río revuelto..." y acudieron al Jefe Político, cargo equivalente al del Gobernador Civil de hoy, para obstaculizarlo al máximo, pero nada en concreto lograron ya que la "Torre del Reloj" se empezó aquel mismo año y al poco tiempo se daba por terminada. Su coste alcanzó la suma de setenta mil reales de vellón que traducido en pesetas llegaban a unas veinte mil» (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 292). Por último, el escritor que investigó la función social de la Heredad, no entra en el detalle de lo acontecido en las juntas, ni reparó en las sucesivas nominaciones que ha tenido la calle: «En la sesión de 1 de marzo de 1846, se acuerda construir con los fondos del Secuestro del Heredamiento, una torre en la parte sur del frontis de la Iglesia Parroquia1 y colocar un reloj grande en la parte más alta de la misma para regular la distribución de las aguas. (...) La calle que confluye a dicha torre, se llamó desde entonces del Reloj, de tan grato y enternecedor recuerdo para los aruquenses. El reloj de la Iglesia acompasaba la vida del pueblo desde la altura» (RIZKALLAL SANTANA, E.: Función social de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas a través de su historia, Las Palmas de GC, 1990, p. 103). Hemos de esperar al año 2013 para conocer lo que se cuenta por una persona para un concurso de relatos, que escribe otra, tratando la transcripción de las actas de esas Juntas de la Heredad en 1846, y así conozcamos quienes fueron los que se opusieron a la colocación del reloj: «En dicha junta, comentó don Miguel Suárez Ponce, persona afable y conocedora de los problemas que se padecían en aquellos tiempos. —"Este pueblo, tiene la necesidad, de un reloj, en donde todos podamos tener una sola hora; en donde todos nos podamos regir por ella: trabajadores, colegios, iglesias, fábricas, horarios para aguas, misas, entierros, etc.., porque no nos ponemos de acuerdo...". (...) Declarandose suficientemente disentido este punto, se paso a votación las propuestas de unos y otros, por lo cual el Sr. Presidente pide que los que están a favor del Sr. D. Miguel Déniz se pongan en pie, y lo que están a favor de don Julián torón que permanezcan sentados. Componiendo esta junta ciento cincuenta y cinco personas, tan solo se quedan sentadas diez personas: don Antonio Navarro, don Juan Antonio Guerra, don Juan Gabriel González, vecino de Firgas, don Antonio Sicilia, don Juan Melián y Caballero, apoderado del Sr. Marqués del Buen Suceso, don Mariano Collina, apoderado de don Benigno Mandillo y doña Virginia Gourié de Mandillo, don Julián Torón, vecino de Las Palmas de Gran Canaria, representante del Sr. Conde de La Vega Grande, don Pedro Moreno Lezcano, don José Suárez y González y don Agustín Suárez, vecino de Teror, representante de don Agustín Manrique. La mayor parte de ellos eran representantes de Herederos, por lo cual no podían tomar decisiones propias, ya que solo eran administradores de altas personalidades de

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esta provincia».(ALONSO CASTELLANO, J. Y SANTIAGO HENRÍQUEZ, P.: "El reloj de la torre de la iglesia. Arucas en la historia", Rescatando la memoria. XIII Concurso de Relatos Cortos, Las Palmas de GC, 2013, pp. 69-78). Conocemos ahora de esas personas que se opusieron y hemos destacado en bastardilla los más relevantes a quines se les presupone grandes disponibilidades económicas entonces y a los restantes por su proximidad a los anteriores, cuya preocupación no sería precisamente que se agotaran los recursos económicos del Secuestro de la Heredad. Más bien, que fuera un reloj público quien arbitrara cuantas horas de agua o azadas habían pasado por las cantoneras y acequias para los regadíos, y a ellos hemos de adjudicar los calificativos no personalizados por el segundo y tercer cronista que antes hemos reproducido. Además hemos de llamar la atención sobre los representados Benigno Mandillo, primer médico matriculado con residencia en el Trapiche, y su mujer Virginia Gourié de Mandillo, hermana de Alfonso Gourié Álvarez-Vidal vivo en ese año y tía de Francisco Gourié Marrero. Se puede creer en las casualidades, pero nosotros no apostaríamos porque así fuera, y algo nos sugiere los "va y viene" de las nominaciones posteriores. Cuando se inició la Segunda República, el Ayuntamiento toma el acuerdo de volver a dar a la misma calle la nominación de RELOJ, también probablemente por las malas relaciones laborales que se tenían con un patrón, descendiente de la saga de los Gourié considerado un "cacique" como sus ancestros, y que más tarde sería denunciado a la Guardia Civil por provocaciones con armas de fuego durante la huelga de los jornaleros de Arucas en mayo de 1936. Poco va a durar este rótulo, pues llegada la dictadura franquista, vuelve la tan traída calle a cambiarse su nominación para que pase a llamarse de nuevo GOURIÉ. Aprobada la Constitución Española, el pleno de 24 de abril de 1981 dentro del cambio masivo de nominaciones de calles, vuelve a restablecer para la misma el nombre de RELOJ, que volvería a ser cambiada con posterioridad para quedar de nuevo en GOURIÉ, tal como la encontramos en la actualidad. Convendría de una vez por todas, restituir en esta calle su primigenio nombre DEL RELOJ en toda su longitud y si en la voluntad de la corporación está en seguir respetando el deseo de aquella corporación de 1892 que le dio el nombre de GOURIÉ, que busque otra calle a tal fin, o que se den por satisfechos con el reconocimiento que se les hace en el Jardín de Gourié, nominación como en muchas ocasiones es nombrado el Parque Municipal sin que regalaran un duro cuando se compró, pues ceder para alcanzar un acuerdo cuando se está en las puertas de una presunta bancarrota no es dar, ni si quiera en un expediente de expropiación que fija el justiprecio. En esta calle se rehabilitó un inmueble de la familia Blanco para realizar la fachada principal de la Casa de la Cultura, para lo cual fueron utilizadas las piedras que componían la sillería de la casa que tenía en la calle Sol, hoy calle Pedro Marichal, el inquisidor Blas González Pérez, que fuera alcalde en 1661 y

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que el ayuntamiento conservó cuando la misma fue demolida por un particular (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 248). 24. LA HEREDAD (Calle) Antes GENERAL PRIMO DE RIVERA, 13 DE SEPTIEMBRE y REAL DEL CERRILLO En la antigüedad era el antiguo camino REAL DEL CERRILLO, que se iniciaba en la Ermita de San Sebastián, y las edificaciones no existían. Al sur estaba la Finca de El Mirón del vínculo de los Muxica y al norte el llamado cercado de San Sebastián propiedad del Mayorazgo de Arucas, siendo la divisoria el Camino Real y la Acequia Real. A partir del cruce donde hoy se encuentra el edificio de la Heredad, se iniciaba el camino REAL DEL CERRILO, que conectaba con el llamado Camino de los Ingenios que llegaba hasta el pago de La Cruz (Firgas), siendo mencionado en las Ordenanzas de 1531 cuando se dice « ... y toda la dicha vereda hasta el camino que va de los engenos de Arucas a dar a la madera del barranco de Firgas que es en la montaña ...». En los primeros tiempos de nuestra historia, el Camino Real hacia Bañaderos no lo era por donde se inicia en la actualidad la carretera de Arucas-Bañaderos (GC-330). Uno de los caminos desde el Lugar de Abajo, el actual casco de Arucas, lo era por el Camino Viejo que sale desde la Acequia Alta hacia el llamado "Árbol Bonito", y desde aquí a la Cruz de Pineda, por el camino rural que todavía existe a partir de El Hinojal, para allí conectar con el Camino Real de Gáldar que procedía de Trasmontaña. El Lugar de Arriba, es decir El Cerrillo y La Goleta, se bajaba por el callejón del Molino, Puesto Escondido y Las Cuevecillas para llegar también al "Árbol Bonito" rodeando el antiguo cercado de San Sebastián, hoy Parque Municipal, es el después, su prolongación natural hasta la carretera después de atravesar la Carretera Nueva a Moya. En el año 1928 fue nominada 13 DE SEPTIEMBRE, la denominación aunque nunca llegó a ponerse rótulo, manteniéndose el nombre del camino Real del

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Cerrillo a partir de la bifurcación de la llamada Carretera Nueva, la carretera de Arucas-Moya (GC-300). Tal nominación lo era en recuerdo del 13 de septiembre de 1923 cuando el General Primo de Rivera suspende la Constitución de 1876, disuelve el Parlamento e instaura una dictadura. El 29 de agosto de 1928, siendo alcalde Antonio Rodríguez Uribe, se hizo hijo adoptivo de Arucas al General Primo de Rivera, quien visitó la ciudad el día 21 de octubre del mismo año, mostrándosele la Presa del Pinto de la Heredad de Aguas. Ya después, en el inicio de la dictadura franquista con la guerra civil, la sesión del 25 de diciembre de 1936 de la Comisión Gestora Municipal adopta el acuerdo de nominarla como GENERAL PRIMO DE RIVERA. El general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (1870-1930) abrió un periodo dictatorial, en cuyo transcurso se suspendió la vida parlamentaria. El 13 de septiembre de 1923, como ya se ha dicho, es la culminación de la crisis de la Restauración y el callejón sin salida en que se hallaba la institución monárquica de Alfonso XIII, significaron el regreso a una práctica decimonónica que parecía olvidada: el pronunciamiento para instaurar una dictadura. Primo de Rivera, liberal por sus orígenes, concibió la dictadura como una solución pasajera y no pretendió en absoluto instituir un nuevo régimen, apoyándose desde el principio en los sectores más progresistas, aunque no en los más representativos del país: los industriales, las clases medias urbanas y los socialistas. Sus adversarios fueron las clases conservadoras, un sector del ejército, el mundo obrero de signo comunista y los regionalistas, enfrentados a la política centralista de Primo de Rivera, quien de inmediato suprimió la Mancomunidad de Cataluña. La primera preocupación de Primo de Rivera fue terminar con la sangría de la guerra de África, y concertó una acción con Francia a fin de asaltar el reducto rebelde del Rif, que en 1925 estaba pacificado. Los intelectuales, muy influyentes en este período de esplendor cultural, se oponían irreductiblemente a Primo de Rivera, en el que veían a un tirano que sofocaba las libertades democráticas. Una parte del ejército se mostraba resentida por la forma de resolver la cuestión marroquí. Primo de Rivera consultó a los capitanes generales para recabar su apoyo por la depresión mundial de 1928, la retirada de la inversión extranjera, la pérdida de reservas de los bancos y la devaluación la peseta motivaron su dimisión el 28 de enero de 1930. Con fecha 31 de julio de 1975 es rotulada la calle con el nombre actual de LA HEREDAD. La constitución y formación de todos los Heredamientos de Aguas de la isla de Gran Canaria data de los tiempos últimos de la conquista, fines del siglo XV. Pedro de Vera, vino a la isla provisto de Real Cédula expedida en Toledo por los Reyes Católicos en 4 de febrero de 1480, por la que se le autorizaba para el reparto de Egidos, Dehesas y Heredamientos de Aguas entre los Caballeros, Escuderos y Soldados, que quisieran vivir y morar en la isla, dividiéndolo todo en debida y justa proporción a los servicios que cada cual hubiese prestado en la conquista de la Isla.

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Estos ciertos fundamentos que da el cronista Teodoro Rosales sobre los orígenes de la Heredad (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, pp. 3-12), y las innumerables ocasiones en que la Heredad ha puesto sus recursos económicos para atender necesidades de la población aruquense, así como la gran importancia que ha tenido para que la agricultura prosperara e hiciera prosperar al lugar, primero como Villa, y después Ciudad, le hicieron acreedor a su nominación, pues además construyó su sede en un bellísimo y singular edificio en el inicio de la calle que le da una gran prestancia. 25. HERRERIA (Calle) Antes 15 DE NOVIEMBRE, GENERAL MOLA y HERRERÍA Su más antigua mención documental la encontramos en la descripción de las tierras que tiene el cura allá por 1556 «Yten tiene la dicha iglesia un sitio y solar de tierra pequeña que dejó a la iglesia Catalina Ximénez que da por linderos tierras de la herrería y el Camino Real por ambas partes, y al presente está arrendada por dos reales cada año al padre Tomás Álvarez, cura, y no hay más título que la pacífica posesión en que está la iglesia» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 29). Las tierras dejadas por Catalina Ximénez es lo que hoy conocemos por Parque de San Juan y en cuanto al mencionado cura Tomás Álvarez, es el primero que aparece en la copia de los Venerables Curas que han sucedido en la parroquia desde el 18 de Octubre de 1556, de cuando el visitador y vicario Fernán González de la Costa lo nombró y colocó el Santísimo en la Parroquia «suponiendo siempre que antes de dicha colocación hubo Capellanes curados para administrar sacramentos por haber pila bautismal en dicha Villa». «D. Tomás Álvarez el supradicho, natural de Miranda de Duero, en España, fue cura primero de esta Parroquial del Sr. San Juan Bautista de esta Villa de Arucas, siendo nombrado Juan Sánchez por primer Sacristán a quien se le señaló 10 fanegas de trigo de salario pagado por el mayordomo de fábrica Pedro Jiménez que fue el primero» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 56). Según nota del editor de la obra citada, el Cuaderno tiene una anotación escrita a bolígrafo y corresponde a una caligrafía no reconocida del autor que dice: "Portugués: Miranda de Duero fue diócesis del Noreste de Portugal, hoy Braganza". De la mención tierras de la herrería surge el más antiguo topónimo de HERRERÍA no ofreciendo dudas obedece a la existencia de una herrería en el lugar. En el lugar de Arucas se tienen noticias documentales de la existencia de un herrero en 1622 llamado Antonio Díaz (RODRIGUEZ CALLEJA, J.: La Población de Arucas y Moya en el siglo XVII, Las Palmas de GC, 2002, p. 257). En la antigüedad el buen oficio de herrero o cerrajero era muy apreciado, y se ocupaba del herraje del ganado y de la producción de piezas de ingenios

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azucareros y trapiches, marcas, cerraduras, pasadores, pesas, plegajes y ejes de carros, pernos para prensas, hierros de macete, clavazón para el picadero, cinchos para los ejes, rodillos, chapas, etc. Las ordenanzas de la isla de 1531 designaban a un herrero o calderero como fiel de las pesas y medidas metálicas. Un ejemplo lo tenemos en el precio que se pagaba en 1504 por una media docena de herrajes acemilares, para mulas o machos de carga, que se pagaban a 147 maravedís, y en 1522, la docena de herrajes costaba 250 maravedís. En tiempos de la Segunda República la calle recibió el nombre de 15 DE NOVIEMBRE, que no guarda relación con ningún acontecimiento aruquense relacionado con dicha fecha, y que podría recordar al 15 de noviembre de 1344, fecha de la bula del papa Clemente VI otorgando el Señorío de las islas Afortunadas junto con el título de Príncipe de la Fortuna al infante Luis de la Cerda, conde de Clermont, pariente de los reyes de Castilla y Francia. Pero la nominación republicana no lo puede ser por una celebración, sino en homenaje y por un triste recuerdo, del 15 de noviembre de 1911, de cuando en el colegio electoral de Molino de Viento de la capital insular, dentro de una tensa jornada electoral, se suceden discusiones entre apoderados sobre la validez o no de los votantes, y un notario llevado por la oposición, es conminado a abandonar el local.

La falsa noticia de la detención del republicano federal José Franchy y Roca provocan que numerosos obreros acudan a las puertas del colegio, la guardia civil hace acto de presencia y, junto a guardias municipales, custodian la entrada del colegio.

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Al cerrarse las urnas a las cuatro de la tarde, una piedra cae al pie de los guardias que, sin previo aviso, disparan a los concentrados sus máussers (fusil mosquetón español con 7x57 mm de calibre), muriendo seis personas todos ellos trabajadores de La Isleta (MILLARES CANTERO, S.: "15 de noviembre de 1911. Noventa y seis años de la masacre de obreros de Arenales", Revista Canarii, nº. 6, 2007, Fundación Canaria Archipiélago 2021). Al inicio de la dictadura franquista, la Comisión Gestora Municipal en su sesión celebrada el 2 de octubre de 1936, esta calle sufrió los embates propagandísticos del régimen y se rotuló como GENERAL MOLA. Hace referencia a Emilio Mola Vidal (Villa Clara/Cuba, 1887 - Alcocero/Burgos, 1937). Tras su formación y graduación como teniente en 1907, fue destinado al Regimiento de Infantería Bailén, y después sirvió en la guerra colonial española de Marruecos, en el regimiento de Infantería de Melilla, donde recibió la Medalla Militar Individual por la campaña de 1909 y donde se convirtió en una autoridad en asuntos militares. En 1927, con cuarenta años, fue ascendido a general de brigada y se hizo cargo de la comandancia general de Larache. Mola fue también Director General de Seguridad en 1930, un puesto político donde sus ideas conservadoras le hicieron muy impopular entre la oposición socialista y republicana. Una de sus labores más relevantes en el cargo fue la reorganización del Cuerpo de Policía. Tras la proclamación de la República en abril de 1931, Mola fue encarcelado y separado del servicio activo. Después de la fallida sublevación del general Sanjurjo en 1932, y a pesar de que no había tenido intervención alguna, el Gobierno de Manuel Azaña le pasó a la segunda reserva. Los problemas económicos que se derivaron de la suspensión de sueldo lo llevaron a hacer juguetes y a escribir en distintos medios para conseguir algo de dinero. En mayo de 1934 Mola fue amnistiado y regresó al ejército, colaborando en el Estado Mayor Central del Ejército con el general Francisco Franco y otros. En agosto de 1935 fue nombrado general jefe de la Circunscripción Oriental de Marruecos, con sede en Melilla, y a finales del mismo año Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, con sede en Tetuán, capital del Protectorado español de Marruecos, donde facilitó el aterrizaje de Francisco Franco procedente de Canarias y puso las tropas a sus órdenes. Fue el fiel compañero del General Sanjurjo en las intentonas, el juguetero amnistiado por la República, el Director de la sublevación, el primero en ponerse junto a Franco en Marruecos, y quien le facilitó campo de aterrizaje y tropas. Franco le concedió a título póstumo en 1948 el honor de Duque. Se cuenta que dijo aquello "...eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros..." (PRESTON, P.: El holocausto español , Navarra, 2011, p. 18). Sembró el terror con las purgas en Navarra, Galicia, Castilla La Vieja y León. También el general Mola moriría en junio de 1937,

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como consecuencia igualmente de otro accidente de avión, estrellándose en el monte Brújula (Burgos). Se cuenta que el embajador alemán, general Wilhelm Von Faupel, advirtió en su diario que la desaparición del "Director" le había quitado a Franco un problema de encima cuando anotó: «El Generalísimo, sin duda, se siente aliviado por la muerte de Mola» (BLANCO ESCOLÁ, C.: General Mola: el ególatra que provocó la Guerra Civil, Madrid, 2002, p.340). Con posterioridad a la aprobación de la Constitución, el pleno municipal celebrado el 24 de abril de 1981, entendió más acertado que la calle recuperara su antiguo nombre de HERRERÍA y adoptó el acuerdo a tal fin. 26. INGENIERO ORENCIO HERNÁNDEZ (Calle) Antes 14 DE ABRIL y DE LA GLORIA En la antigüedad la calle era llamada DE LA GLORIA. Se iniciaba la misma en el ángulo nordeste del alineamiento perimetral del espacio que luego sería la Plaza de San Juan, terminando en una gran pendiente. La prolongación de esta calle desde la calle Marqueses de Arucas hasta la calle Profesor Manuel Hernández, se realizó cuando la construcción del Asilo-Hospital que donó el Marquesado en febrero de 1934, edificio hoy conocido como Casa del Niño. Hasta ese momento todo el "sequero" o "arrifal" se supone era atravesado por un atajo con mucha dificultad para llegar a lo que era conocido como El Pedregal, a partir de la repetida calle Profesor Manuel Hernández, inclusive, que también sería construida con posterioridad. Interpretemos correctamente el significado del canarismo "arrifal" para imaginarnos su realidad de entonces. Según la Academia Canaria de la Lengua, "arrifal" es un «Terreno pedregoso e improductivo, generalmente cubierto de maleza», aportando el propio diccionario como ejemplo una locución muy apropiada «En estos arrifales no hay más que tabaibas y lagartos». Así con esta recreación y añadiendo que era una fuerte rampa, el propio arquitecto del Asilo Hospital Miguel Martín-Fernández de la Torre ya consideraba lo que resultaría terminada la obra «la calle tiene una pendiente violentísima, siendo imposible para el tránsito rodado» (ÁLVAREZ ÁLVAREZ, R. y ABRANTE LUIS, M.: La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas, Las Palmas de GC, 2014), como así ha resultado que sólo es transitada para bajar y las aceras escalonadas. Considerando la antigüedad de la denominación que popularmente se le daba a la calle, y que La Gloria es un término al uso por la iglesia católica, habitual expresión en los responsos de los finados o fallecidos, cuando el cura dice como consuelo a los familiares “ya está con Dios en Su gloria”, como sinónimo del "cielo" mismo. Tampoco hemos de olvidar que la memoria colectiva de los pueblos en la génesis de los topónimos en muchas ocasiones opera con sarcasmo, y podría interpretarse como la subida a la gloria, pues cuando arriba se llegaba era después de un gran esfuerzo. Más aún cuando la calle que la prolonga en línea recta, detrás de la antigua ermita de san Juan, era ya conocida como calle del Osario, por encontrarse allí el osario donde se

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depositaban los huesos exhumados del pequeño cementerio que allí había. De donde, "del cementerio a la gloria" hay sólo unos pasos. Tras el inicio de la Segunda República Española, fue rotulada como 14 DE ABRIL, fecha que recuerda el día de su proclamación en 1931. Fue el primer estado totalmente democrático que existió en España en el período que abarca desde el 14 de abril de 1931, fecha de su proclamación y de la salida de España del rey Alfonso XIII, hasta el 1 de abril de 1939, fecha de la victoria definitiva del bando insurgente en la Guerra Civil Española que siguió al golpe de estado del 18 de julio de 1936 y que daría paso al periodo histórico conocido como "dictadura franquista".

Durante este periodo republicano se llevaron a cabo diversas reformas, como la agraria, que en la mayoría de los casos no cumplieron con las expectativas generadas. A la par, la falta de progreso acrecentó también paulatinamente el malestar del llamado proletariado (DRAE: 1. adj. Perteneciente o relativo a la clase obrera. 2. adj. Se decía de quien carecía de bienes y solamente estaba comprendido en las listas vecinales por su persona y prole). Tras múltiples huelgas, levantamientos populares y alternativas en el poder, se produjo la sublevación de militar del 18 de julio de 1936 que desembocó en la triste Guerra Civil antes mencionada. Con posterioridad, al inicio de la dictadura franquista, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936, acuerda nominar la calle INGENIERO ORENCIO HERNÁNDEZ, en recuerdo del ingeniero aruquense Orencio Hernández Pérez autor del proyecto y director de las obras de la Presa del Pinto de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 341), cuya primera piedra fue colocada el

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domingo 23 de abril de 1899. La construcción de la presa, la primera de la isla, fue un hito de gran importancia para la agricultura aruquense, al mejorar notablemente la disponibilidad de los recursos hidráulicos de forma permanente. Realizó el proyecto del Puerto de Arrecife, en el que aplicó el sistema de muralla interior y revestimiento de escolleras, estudiado cuando participó como segundo ingeniero en la construcción del Puerto de La Luz diseñado por el que es considerado su maestro, Juan de León y Castillo (HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, A.: Juan de León y Castillo, Las Palmas de GC, 2006, p. 147). El nombre del Ingeniero Orencio Hernández había sido ya dado por el ayuntamiento republicano a la actual calle Marqueses de Arucas (tenía aún su antiguo nombre de calle Muñoz), nominación que sería modificada en la misma sesión de la Comisión Gestora Municipal para reconocerle al Marquesado su silencio ante el cambio de uso del edificio citado para Casa del Niño, que de alteraba el mandato testamentario de Asilo-Hospital. 27. JOSÉ FRANCHY ROCA (Calle) Antes GENERAL SANJURJO, 18 DE JULIO, FRANCHY Y ROCA y lugar de TABAIBAL En la antigüedad la zona por donde discurre esta calle era conocido como el TABAIBAL, que venían siendo ocupados los sitios por los vecinos de forma ilegal dado que eran tierras de realengo, y serían legalizadas por el Cabildo General entre los días 10 y 14 de abril de 1697 mediante su venta por cantidad anual con carácter perpetuo. Como ejemplo citamos algunas de las ventas que se realizaron: Juan González, zapatero, vecino de Arucas, se obliga a pagar 8 reales de rédito perpetuo y anual por dos casas terreras, con su cocina y pedazo de corral, en el Tabaibal y falda de la Montaña de Arucas; Francisco Sánchez, vecino de Arucas, se obliga a pagar 4 reales por una cueva en la falda de la Montaña con un pedazo de sitio que ahora se le da para fabricar una casa en el plazo de tres años, y con una cabida de 140 pies en cuadra, que linda por todas partes con realengos; Francisco Cabrera, vecino de Arucas, se obliga a pagar 4 reales por una cueva y medio sitio de 35 pies en cuadra, en la falda de la Montaña; Lucas Martín, se obliga a pagar 4 reales por un sitio de 70 pies en cuadra, en el Tabaibal, linda por todas partes con tierras rea1engas; Vicente Ramos del Pino, negro libre y vecino de Arucas, se obliga a pagar 4 reales por un sitio y una cueva junto a él de 70 pies en cuadra y en el Tabaibal, linda por una parte y otra con terreno realengo. El viejo camino vecinal que penetraba en el TABAIBAL de la ladera o falda de la montaña, partiendo de la entonces recién abierta calle Rafael Diaz que enlazaba con el Camino de Trasmontaña, para comunicar las humildes viviendas allí existentes proclamada la Segunda República en 1931, se eleva a la categoría de calle y recibe el nombre FRANCHY Y ROCA. José Franchy y Roca (Las Palmas de GC, 1871 - México DF, 1944) fue un político canario,

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destacado líder del republicanismo federal tanto en Canarias como en toda España. Abogado y periodista de profesión, fundó en 1902 la rama del Partido Republicano Federal en Canarias y la Federación Obrera Canaria. En su faceta como periodista fundó los periódicos Las Efemérides y El Tribuno, éste último como órgano de difusión de su partido político. En sus orígenes políticos fue un firme defensor de los derechos de la clase obrera, organizó los gremios para la reivindicación laboral, principalmente el de trabajadores portuarios, quienes promovieron en 1910 la primera huelga acaecida en el Puerto de La Luz. Años más tarde adquiriría, en nombre de la Sociedad de Obreros del Carbón, un solar en el barrio de La Isleta para construir la Casa del Pueblo. La edificación se comenzó a levantar en 1913 y en 1936 fue volada con explosivos por los militares franquistas durante la sublevación que dio origen a la Guerra Civil Española. En 1931, siendo secretario de gobierno de la Audiencia Territorial de La Coruña, fue elegido diputado por Las Palmas y poco después, en julio de 1931 fue designado Fiscal General del Estado, cargo del que dimitiría años más tarde, tras aprobarse por las Cortes Constituyentes la Ley de Defensa de la República. Manuel Azaña, en su segundo mandato como Presidente del Consejo de Ministros en 1933, le designó para dirigir el Ministerio de Industria y Comercio, sin embargo, su mandato sería breve ya que sólo permaneció tres meses en el cargo, regresando a Gran Canaria. Iniciada la Guerra Civil, se exilió a México donde falleció en 1944. Sus restos mortales fueron trasladados en 1976 a Las Palmas de Gran Canaria. Franchy Roca mantuvo estrechos vínculos con Arucas, participando en la inauguración de la sociedad casino El Progreso en 1908, lugar de encuentro de los radicalistas republicanos de Arucas que fueron bautizados por el político Luis Morote como los "Jóvenes Turcos", por su difícil lucha política local frente a los llamados "leoninos", seguidores de León y Castillo que tuvieron sus raíces primeras en el Partido Viejo de Arucas, quienes se habían hecho con el poder local y lo administraron durante varias generaciones de familias como si de un "sultanato" se tratara. Fue igualmente quien impulsó la Federación Obrera de Arucas, asesorándola en sus reivindicaciones laborales frente a la actitudes caciquiles que se daban en los patronos, negándose a cualquier negociación, y que terminaron por generar la mayor huelga del sector agrícola de la historia local.

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Tras el golpe de estado y al inicio de la Guerra Civil que daría paso a la dictadura franquista, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936 en que modificaron muchas nominaciones de calles, dando cumplimiento al Suplemento del Boletín del Gobernador Civil del 26 de septiembre, adopta el acuerdo de nominar a esta calle 18 DE JULIO, para conmemorar el golpe militar llamado por sus fervientes el "Alzamiento Nacional" que había tenido lugar el 18 de julio de 1936, escasamente 76 días antes de aquella sesión. Aunque faltaba mucho tiempo por conocer como acabaría aquella aventura militar que se conmemoraba, alguna autoridad gubernativa debió llamar la atención que era vergonzoso nominar con tan importante fecha para la causa para una mal llamada calle que era entonces de tierra apisonada, por tanto sin ni siquiera empedrar, y ubicada entonces en un barrio obrero con una población muy humilde, aunque en su inicio se encontraran un conjunto de viviendas terreras de cierta prestancia construidas en el paso del siglo XIX al XX. Como decía, debió ser importante y escandalosa la "metedura de pata" de la Comisión Gestora, que inmediatamente a la siguiente sesión celebrada un festivo como era el 25 de diciembre del mismo año, adoptaron un nuevo acuerdo por el que nominaban esta calle como GENERAL SANJURGO, y trasladaban la nominación de 18 DE JULIO para la entonces calle Canónigos, la actual calle Reloj, de mucho más prestancia, con los más modernos pavimentos prensados, donde tenía su casa el párroco Cárdenes y dando a la fachada sur del nuevo templo de la Iglesia de San Juan Bautista. Eso era una enmienda en todo regla para prestigiar el día del Alzamiento, y así arreglar el desaguisado que habían cometido dos meses antes con las prisas. La nominación de esta calle como GENERAL SANJURJO, lo es para rendir memoria a quien iba a asumir la jefatura del Estado que le ofrecían los sublevados, fallecido a los dos días del Alzamiento (20-07-1936), José Sanjurjo y Sacanell (Pamplona, 1872 - Estoril/Portugal, 1936). Huérfano de un coronel carlista, siguió la carrera militar y recibió destinos en Cuba y Marruecos. Ascendió por méritos de guerra hasta el generalato en 1921, año en que fue nombrado gobernador militar de Zaragoza. Desde allí secundó el golpe de Estado del General Primo de Rivera en 1923, con cuya dictadura colaboró estrechamente. Como comandante general de Melilla preparó el desembarco de Alhucemas, que acabó con la insurrección de Abd-el-Krim (dirigente de la resistencia contra la administración colonial española y francesa en el Rif, y presidente de la efímera República del Rif entre 1923 y 1926), consolidó el protectorado español en Marruecos y proporcionó a la dictadura uno de sus mayores éxitos. Su labor al frente del ejército de Marruecos le proporcionó ascensos, condecoraciones, un título nobiliario, Marqués del Rif y un prestigio incontestado entre los jóvenes oficiales africanistas. Al proclamarse la Segunda República en 1931 aceptó el cargo de Director de la Guardia Civil, del que fue destituido por sus excesos en la represión contra movimientos obreros. Pasó entonces a dirigir el Cuerpo de Carabineros, pero

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la derecha instrumentalizó este cambio presentándolo como una discriminación sectaria del gobierno de Azaña. No simpatizaba ni con la orientación izquierdista del gobierno, ni con el carácter democrático del régimen republicano, como demostró encabezando un intento de golpe de Estado en Sevilla que fracasó en 1932. La pena de muerte le fue conmutada por la de cadena perpetua, y fue excarcelado por el gobierno de derechas que salió de las elecciones de 1933. Partió al destierro en Portugal, donde pudo conspirar contra la República con total libertad. Convertido en un símbolo para los militares reaccionarios descontentos con el triunfo electoral de la izquierda en 1936, fue reconocido como jefe por Mola, Franco y los demás conspiradores que prepararon el alzamiento del mes de julio. Murió en un accidente de aviación cuando. General Sanjurjo -hoy calle José Franchy Roca- golpista por naturaleza, quien no dudó en reprimir con exceso los movimientos obreros, quien lo intentó una vez y en la segunda, cuando se creía el General Jefe del Levantamiento, murió en un misterioso accidente de avión cuando venía de Portugal para llegar a Burgos y asumir la jefatura del Estado que le ofrecían los sublevados, fallecimiento que dejaría expedito el camino para Franco. Del misterioso accidente, el falangista y piloto Juan Antonio Ansaldo que resultó ileso, en su libro Mémoires d'un monarchiste espagnol, 1931-1952 (Mónaco, 1953) dice que fue un «aterrizaje de emergencia» argumentando que su aparato perdía fuerza y posiblemente se había roto un hélice; resultó ser un dudoso accidente que se presta a la teoría de que Sanjurjo vivo habría sido el Generalísimo y tras la victoria impondría de nuevo la monarquía. Tuvo odio permanente hacia la República, aunque ésta le condonara su pena de muerte en la primera intentona. Aprobada la Constitución de 1978, se adopta el acuerdo que la calle recupere su primera nominación incorporando el nombre de pila y quedando en JOSÉ FRANCHY ROCA. 28. JUAN DE DIOS MARTÍN (Calle) Antes EL TERRERO y REAL El nombre de REAL obedece al antiguo trazado del Camino Real a cuyos márgenes crece el primer tejido urbano del entonces Lugar de Arucas. Es conocido que el primer asentamiento estable de los conquistadores en la isla fue la fundación de la Ciudad Real de Las Tres Palmas, que se convirtió en la capital militar, administrativa y religiosa, desde la que se iniciaban las dos principales vías de comunicación, entonces llamados Caminos Reales, uno hacia el norte de la isla llamado Camino de Gáldar, y otro hacia el sur llamado Camino de Telde, lugares donde ya estaban los mayores asentamientos prehispánicos, al que debemos añadir Arguineguín, si bien al considerar los castellanos que era en la "parte de atrás de la isla", fueron reservados sus aprovechamientos para los prehistóricos ocupantes.

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El Camino Real de Gáldar, al llegar aproximadamente al valle de los Cardones procedente del Portichuelo y Tenoya, tenía una derivación que cruzando el barranco de Arucas, pasaba por El Carril, El Hornillo y la Hoya de San Juan, utilizando los mismo senderos que usaron los aborígenes canarios, enlazaba con las actuales calles de La Salle, de Juan de Dios Martín y de los Marqueses de Arucas, para llegar a la calle principal del antiguo entramado urbano que era la actual calle San Juan del entonces Lugar de Arucas. Desde el enlace de esta calle que comentamos con la actual calle Marqueses de Arucas, surgieron variantes para llegar hasta la ubicación de la primigenia ermita de san Juan. Es destacable que en un lugar próximo, junto a la Acequia Real en la trasera del "Teatro Nuevo" pudo estar la primigenia ermita de san Sebastián.

Tenemos una referencia clara de la derivación del Camino Real hacia Arucas, en la descripción que aporta Geronimo Batista en la solicitud de una data al Cabildo General del 7 de junio de 1555, cuando pide unas tierras «... que son viniendo de Arucas a esta çibdad como pasan un barranquillo y desaguadero que sale de la Vega de Arucas corriendo del dicho barranquillo por luengo del a mano yzquierda, hasta subir a lo alto y lindando con el camino que viene a esta çibdad ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998, p.238). Esta situación de Camino REAL que atravesaba espacios agrícolas abiertos debió mantenerse durante los siguientes siglos, pues según parece los primeros asentamientos poblacionales a sus márgenes comenzaron a surgir

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en el siglo XIX, conclusión que se infiere por la no existencia de viviendas anteriores a dicho siglo. Y es en este siglo XIX cuando se documenta el nombre popular de EL TERRERO que algunas fuentes sostienen se debe a la antigua existencia de un terrero de luchas en el lugar. Si bien hay referencias a la celebración en su contorno de ferias de ganado durante las fiestas patronales de san Juan y de donde surgiría el lugar de la Feria cerca de El Pedregal, vinculadas a la celebración de luchas canarias las únicas que se conocen son del primer cuarto del siglo XX, cuando los hermanos Alfredo y Juan de Dios Martín Reyes ofrecieron en el solar amurallado de lo que después se llamaría Teatro Nuevo "excelentes temporadas gallísticas y de lucha canaria» (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 404), que pocos años después otras cuatro personas lo techan con planchas de zinc para dar funciones de teatro y sesiones cinematográficas. En la segunda mitad del siglo XX, las luchadas se trasladaron a antiguo solar del actual Centro Municipal de Deportes en la calle Doctor Fleming. Como puede observarse todas las referencias documentadas son del siglo XX, y el nombre de la calle EL TERRERO ya era conocido en el siglo anterior, naciendo allí el 8 de diciembre de 1886 en el número 17 el primer cronista de Arucas Pedro Marcelino Quintana Miranda, que no dudamos hubiera dejado algo escrito sobre el origen del nombre de su calle, pues disfrutaba contando de esas pequeñas curiosidades. Creemos que su origen es por mimetismo con su homónimo en la capital insular. Debe recordarse que desde muy antiguo las casas de una sola planta en Canarias son llamadas terreras. El lugar de igual nombre que existió en Las Palmas de GC, el entorno de la Alameda de Colón, era así llamado por ser todas las casas de una sola planta. En esta calle solo existe un edificio de planta alta, el que correspondió a la familia Medina, del que se sabe que la planta alta fue edificada con posterioridad. No debe considerarse en su morfología dentro de este conjunto el inmueble conocido como El Barco, pues es la construcción trasera hacia el Pasaje Teruel que aprovechó la diferencia de nivel para habilitar los semisótanos como habitación. Y así está catalogado «Es el conjunto más homogéneo de casas terreras en el ciudad» (ALEMÁN HERNÁNDEZ, S. y MARTÍN HERNÁNDEZ, M.: Guía del Patrimonio arquitectónico de Arucas, Las Palmas de GC, 1994). Con posterioridad en la segunda mitad de 1902 la calle recibiría el nombre de JUAN DE DIOS MARTÍN, de su segundo apellido Jiménez del Águila, es en memoria del primogénito de Juan Manuel Martín, casado con María Antonia Jiménez del Águila, aruquense que emigró a Cuba y retornó sobre 1829, como todos los indianos invirtiendo aquí todos sus caudales en tierras, aguas y casas. El primogénito que había nacido en Cuba en 1822 fue heredero de su toledano abuelo materno, acaparando las mejoras hereditarias por su primogenitura, y las de sus hermanos solteros, alcanzando un gran patrimonio. Se casó con la hija del rico agricultor Gregorio Domingo Rodríguez

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Barbosa, que fue alcalde de Arucas en varias ocasiones (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 385). Su posición económica le permitió dedicarse a la política siendo miembro de la insular Junta de Fomento, Tenencia de Alcaldía de Arucas, miembro de la Comisión de la División de la Provincia Canaria, Depositario de Bienes del Ayuntamiento, Juez de Paz, miembro de la Junta Local de Sanidad, nuevamente Concejal, Procurador Síndico, miembro de la Junta de Primera Enseñanza y de la Comisión de Abastos, etc. El propietario de la hacienda La Grajería, que con anterioridad había pertenecido al también alcalde Mateo de Matos Quintana a principios del siglo XIX, fue celebrado "curandero" con un profundo conocimiento de la medicina natural y de la anatomía humana. Su gran vocación era prestar asistencia médica de forma desinteresada a cualquier persona, desde desgarros, contusiones o roturas, a la atención a todo tipo de enfermos para los que hacía los brebajes naturales. Murió en 1900, a los setenta y ocho años de edad. Puede que se eligiera esta calle para su nominación por ser propietario de las tierras donde se construyó el repetido Teatro Nuevo, en cuyo solar sus nietos organizaron luchadas y peleas de gallos como ya se ha dicho antes, y donde se inicia el sector que todavía es conocido popularmente como El Terrero. Y el momento elegido para la nominación es después del fallecimiento del alcalde Pedro Marichal Álvarez, 9 de julio de 1902, es el pleno del ayuntamiento presidido por el alcalde accidental Manuel del Toro González, yerno del fallecido, adopta el acuerdo de nominar a la actual calle Pedro Marichal, que es la calle que iniciándose en la Plaza de San Juan termina al enlazar con esta calle JUAN DE DIOS MARTÍN, que fue nominada en ese mismo pleno y dándose la curiosidad de que éste es suegro de Pedro Marichal Álvarez dado que estuvo con su hija Francisca Martín Jimenez.

29. LEÓN Y CASTILLO (Calle) Antes de LA ESCUELA, SAN SEBASTIÁN y REAL

Cuando contemplamos esta actual calle, prácticamente en línea recta con un pequeño ángulo en su intersección con la calle San Juan, podríamos considerar que su trazado en la antigüedad era muy futurista, convencimiento al que puede llegarse incluso cuando conocemos de sus anteriores denominaciones. En los primeros tiempos del Lugar de Abajo de Arucas, lo que hoy conocemos por Casco Histórico, el camino que la unía a la Ciudad Real de las Tres Palmas, estuvo siempre condicionado por la especial orografía de esta isla "redonda", cuyo tránsito depende de los barrancos que de forma radial desde las Cumbres desaguan en la costa, y muchos de ellos, con cauces con márgenes de grandes rampas formadas por la continua erosión y drenaje de las aguas pluviales durante muchos siglos.

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La mayor dificultad orográfica entre la Ciudad y el Lugar de Arucas siempre lo fue el barranco de Lezcano, o de Tenoya aguas abajo, de abundantes aguas en tiempos pasados, que condicionaron el tránsito de personas y animales, unos que cuando disponían de buena economía utilizaban el servicio de los "pertigueros" que los portaban en sillas con andas, otros que lo hacían como prestigiados caballeros en buenas yeguas, y los más en mulas o a pie. El documentado Camino de Gáldar atravesaba el barranco de Tenoya, después de haber bajado por Cuevas Blancas, por el antiguo sendero aborigen de El Portichuelo, para llegar al Valle de los Cardones y seguir hacia Trasmontaña. Antes, desde el Valle, quienes querían llegar hasta el Lugar de Arucas, tomaban el sendero aborigen que pasando por El Carril y El Hornillo, llegaban hasta la Hoya de San Juan, trayecto en el que se encontraban los pequeños asentamientos aborígenes.

Desde este último lugar, el Camino Real pasaba por El Terrero, seguía por la actual calle Marqueses de Arucas, y bajaba al llano por el lomo que luego sería la actual calle San Juan para conectar con la actual calle León y Castillo. Posiblemente las variantes del Camino Real hacia la ubicación de la entonces ermita de san Juan Bautista, fueron definiéndose en la primera mitad del siglo XVI. Hay que considerar la población de entonces, y en el acta de la visita del provisor Hernán González de la Costa del 18 de octubre de 1556 se dice «considerando que en esta villa de Arucas hay más de 40 vecinos y feligreses a los cuales según derecho se deben enteramente administrar y conceder todos los santos sacramentos» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 31) de donde hemos de considerar un estimado de 200 vecinos, a

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los que habría que añadir los niños y esclavos no bautizados, pues los canarios no bautizados fueron deportados u obligados a vivir en "la parte de atrás de la isla". Valga la extendida aclaración para comprender que el trazado del Camino Real que daría nombre de Calle REAL a ésta, coincidía con ella a partir del cruce con la actual calle San Juan y en dirección de poniente hacia donde estuvo la ermita de san Sebastián, la actual Plaza de La Constitución, para enlazar con el camino de los Ingenios azucareros, por El Cerrillo y Lomo de San Pedro. El crecimiento y construcción de la calle en dirección naciente hacia lo que se conoce como El Pino lo sería posterior, paralelamente al crecimiento poblacional y en torno a la ermita de san Juan Bautista, el atajo que unía ambas ermitas la hoy calle Gourié, y que definiría la prolongación de esta calle en dirección de naciente, en cierta medida siguiendo el cauce de la Acequia Real, en el tramo que luego correspondería a la Subacequia de San Juan, que siglos atrás llevaba la fuerza del agua a los ingenios del gobernador Lope de Sosa y del escribano Juan de Aríñez, así como a los cultivos de las Vegas de Afuera, prolongación que tiempos después alcanzaría su definición y alineación en dos tiempos que más adelante comentamos. Igualmente, que fuera el Camino Real que llevaba a la ermita de san Sebastián, determinará que el mismo sea conocido como el Camino de San Sebastián, para terminar nominándose como calle SAN SEBASTIÁN aproximadamente en el siglo XVIII, eran los tiempos en que la ermita ya había sido reconstruida por el Capitán Alonso de Múxica, antes del año 1724. Con la construcción en 1850 de la primitiva Casa-Escuela en la intersección de la misma con el callejón de Grajería, hoy calle Cronista Juan Zamora Sánchez prolongación de la calle San Juan, para albergar la Escuela de Primeras Letras, sería llamada calle de LA ESCUELA (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 276), si bien perduró su paralela notoriedad como calle REAL en su tramo de naciente, la fotografía que ilustra este capítulo. El origen de la Escuela está en la testamentaria de los Canónigos José Fernández Abad y Vicente de Armas, que habían dejado con este fin unas tierras y casas en Trasmontaña, y se hicieron por acuerdo de la sesión municipal del 2 de junio de 1850. La construcción de la carretera desde Las Palmas a Arucas en la segunda mitad del siglo XIX va a ser una constante en el desarrollo urbano de la recién reconocida Villa de Arucas; se van dando hitos sucesivos que afectarán a la alineación de la que va a ser la principal calle de la Villa, conforme al trazado de la carretera diseñaba el ingeniero Juan de León y Castillo que ya se conocía desde 1841. Así en 1860 quedaba terminado el puente sobe el barranco de Arucas propuesto por Germán Mujica y financiado por la Heredad de Aguas, diseñado para encontrar la línea recta que se trazó entre el extremo norte del mismo y la prolongación de esta calle, desestimando así su desviación hacia la falda de la montaña de Arucas, lo que comportó la expropiación de tierras a los entonces adquirentes de la Capellanía Grande en la entrada a Arucas y el retranqueo de la fachada del nuevo Cementerio.

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La nueva burguesía aruquense se sindicaba para otorgar un préstamo al ilustre contratista de la carretera, el diputado Antonio Matos Moreno después padre del político Leopoldo Matos, hipotecando los muchos bienes de su padre para garantizar la operación ante una posible quiebra, como así sucedió. Se había terminado el Túnel del Machicao en Tenoya, y con el préstamo obtenido se reconstruía con más fortaleza el puente sobre el barranco de Lezcano. Avanzaba el tiempo y el desmonte en las rampas hasta Arucas se iba realizando y se apisonaba la típica tierra blanca para que circularan los carros. Ya en 1869 había un servicio de coches tirados a caballo de la empresa La Marina, bajo la dirección de Mr. Lustre, que salía de Arucas todos los días a las siete de la mañana y regresaba de Las Palmas a las cuatro de la tarde, la cual vendía sus billetes en la nueva calle de San Sebastián (la actual calle Pérez Galdós) y en la calle Mayor de Triana de la Ciudad. En la última década del siglo XIX, el ayuntamiento acomete la alineación de la calle REAL o de la ESCUELA, que precisó retranquear las fachadas del lateral norte que producían un estrechamiento de la calle, aproximadamente desde donde se construyó después el Cine Díaz hasta la esquina de la calle San Juan, proyecto que comportó la sustitución de casas de planta baja por viviendas de planta alta. Después de una manifestación pública que recorrió esta calle organizada por los gobernantes "leoninos", locales encabezados por Francisco Gourié Marrero propietario de la Azucarera de San Pedro, en 1892 el ayuntamiento acordó dar el nombre de LEÓN Y CASTILLO, y gran en reconocimiento a la valiosa mediación del político Fernando de León y Castillo para la supresión de la franquicia de los azúcares canarios a su entrada en la Península. Fernando León y Castillo, Marqués del Muni (Telde, 1842 - Biarritz/Francia, 1918), abogado, político y diplomático canario, que participó en la política de España, impulsando decididamente la intervención española en el Norte de África y que fue ministro de Ultramar durante el reinado de Alfonso XII y ministro de Gobernación durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena. Estudió Derecho en Madrid y colaboró en publicaciones liberales en los últimos años del reinado de Isabel I. Tras la Revolución de 1868 fue nombrado gobernador civil de Granada y Valencia. Resulta elegido diputado a Cortes por Gran Canaria en 1871 y más tarde senador. Promovió diversas obras de construcción en Gran Canaria, como el Puerto de La Luz; se construyó además el faro de Maspalomas y el lazareto de Gando. También se crearon los correos interinsulares, conocidos como "correillos", pequeños barcos de vapor que venían a comunicar las Islas entre sí. En 1924, siendo alcalde Servando Blanco Suárez, se adopta el acuerdo de poner el pavimento de baldosín de asfalto comprimido en la calle, y entre las condiciones que se le imponen al contratista Paulino Montesdeoca Henríquez se incluye resolver las expropiaciones del alineamiento del tramo de naciente de la calle, que precisaron llegar a acuerdos de retranqueos con varios vecinos: Juan Miguel Gil Cabrera, José Hidalgo González -mi abuelo materno- y Tomás Vega Almeida. También fue necesario la expropiación total de dos

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viviendas en la intersección con la calle Gourié, propiedad de Inés Henríquez y José Henríquez Mateo que comportaron indemnizaciones que se elevaron a un total de 18.500 pesetas (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 320). Estas dos últimas expropiaciones lo fueron para darle anchura a la calle y para la construcción de un parque "chico" o glorieta. Cuando en 1925 muere el dr. Joaquín Blanco Sapera, padre del alcalde que había sido el médico que llevó la Beneficencia Municipal durante cuarenta años y que allí tenía su despacho, la corporación municipal, con la ausencia preceptiva del alcalde, toma el acuerdo de perpetuar su nombre nominando la glorieta a su nombre. De alguna forma no caló popularmente aquella finura ajustada al diccionario de llamarla glorieta, y popularmente se llamó "parque chico", que de manera interesada o desinteresada evolucionó en los años cuarenta del pasado siglo para llamarse "parque chino", que según algunas fuentes vino motivado por la actuación de unos acróbatas chinos en dicha glorieta o "parque chico" como se le decía, sin que sepamos si se asumió por no menospreciar el tamaño de la imagen del homenajeado con la glorieta, si bien fue muy apreciado su buen hacer social. Se concluía así la total alineación de la calle LEÓN Y CASTILLO, que guarda en su devenir muchos de los hitos de la historia de Arucas, que terminaría por ser su calle principal y el inicio del crecimiento de su tejido urbano hacia el sur, reflejando las fachadas de sus construcciones un testimonio de los grandes períodos de bonanza económica vivida que motivaron las grandes inmigraciones que conforman su ciudadanía. 30. MARQUESES DE ARUCAS (Calle) Antes INGENIERO ORENCIO HERNÁNDEZ, MUÑOZ y REAL Aún cuando no está acreditado documentalmente que se conociera como REAL, su trazado y anchura avala que la misma tuviera su origen en el antiguo el Camino Real que desde el Camino de Gáldar a su paso por el Valle de los Cardones, y desde allí llegar a la Hoya de San Juan y pasando por donde ahora es esta calle enlazaba con la antigua calle Real de San Juan, en la antigüedad la más importante calle del Lugar de Arucas. Siguiendo las costumbres de la antigüedad, muchas calles fueron conocidas popularmente por el apellido de alguna persona relevante estante en la misma, o propietaria de las tierras, y en este caso fue conocida como calle MUÑOZ. Aún cuando no pueda afirmarse que se corresponda con el mismo, existen noticias de Amaro Muñoz, propietario de tierras y casas, aunque algunos autores mencionan a Catalina Muñoz sin documentar. Hay una referencia documental sobre el primero, cuando el 17 de abril de 1671 el visitador de la parroquia Calderín, para hacer la comprobación y liquidación de los tributos y alquileres recaudados, hizo comparecer al alcalde Pedro González Falcón, quien había desempeñado el cargo de mayordomo de

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la fábrica parroquial en los años 1668 y 1669, declarando entre otros el que sigue: «Primeramente se le hace cargo de 84 reales de tributo de 42 reales cada año que pagan los herederos de Diego Hernández, impuesto sobre un cercado de tierras que está donde dicen la Hoya de San Juan con más otros pedazos de tierra calma que todo linda por la parte de abajo con cercado del bachiller Juan Matheo de Castro cura desta villa y por un lado tierras de Amaro Muñoz y por el otro tierras de Gaspar Martin y Gaspar Ayala y por la parte de arriba tierras de los herederos de Sebastián Rodríguez vecino que fue de Teror...» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 156). La detallada descripción nos menciona el "cercado del bachiller Juan Matheo de Castro" que puede ser parte de llamada Capellanía Grande, que se inicia en el ángulo formado por las actuales calle Pedro Marichal y calle Federico Díaz Bertrana, y lindando con dicho cercado las "tierras de Amaro Muñoz", tierras a través de las cuales hoy discurre esta calle. El mencionado Gaspar de Ayala, puede ser el padre, quien fue Teniente de Gobernador de Canarias, o su hijo homónimo que fuera regidor y abuelo de Maria Ana o Mariana de Ayala que se casaría con el capitán Agustín Inglés del Castillo, propietarios de la hacienda conocida como Casa Ayala, de quienes desciende María de Ayala, mujer de Miguel Lazcano Muxica poseedor del vínculo de El Mirón. Ella fue quien colaboró económicamente con el párroco Lorenzo Finollo y Venegas para ampliar la pequeña ermita de san Juan Bautista, con la adición de dos pequeñas naves laterales para quedar en tres allá por 1652 (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 59). A finales del siglo XVII el lugar era prácticamente el inicio del Tabaibal, como queda patente en la descripción de una finca vendida el 13 de abril de 1697 por el Cabildo General a Juan López, vecino de Arucas, que se obliga a pagar 4 reales por un sitio para fábrica de casa « junto a la Plaza de San Juan y está de muros afuera, de 70 pies en cuadra. Linda por un lado dichos muros, por uno y otro lado Calles que han de quedar y van al Tabaibal » (SUÁREZ GRIMÓN, V.: "Propios y Realengos en Gran Canaria en el Siglo XVIII", III Coloquio de Historia Canario-Americana, 1978, p. Anexo). El primer cronista estimaba que su denominación de Muñoz, «es tradicional, por haber vivido en dicha calle un tal tío Pepe Muñoz, con su mujer á quien

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llamaban “la muñoza”, y tenían una tienda en dicha calle, casi al llegar á la calle de San Juan», referencia que ya nos sitúa en tiempos posteriores a los anteriormente comentados (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 2º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2015). El 30 de mayo de 1903 María del Rosario González y Fernández del Campo, casada con Ramón Madán y Uriondo, heredera del que fuera alcalde de Arucas Bruno González Castellano y también comprador de la mitad del Mayorazgo de Pedro Cerón en 1859, realiza su testamento en el que establece: «Octavo. Lega la casa grande de la calle de Muñoz marcada con el número treinta de gobierno en la que nació la exponente y todo el solar y sequero contiguo a objeto de que se dedique a establecimiento de un Hospital de pobres, dejando todo el solar y sequero para que sea susceptible de ampliar el establecimiento cuando se considere conveniente. Noveno. Para los efectos de este legado el Ayuntamiento de la ciudad de Arucas se hará cargo de dicho edificio, solar y sequero, no pudiendo emplearlo sino al fin indicado; esperando del celo y honradez del mismo Ayuntamiento así como de los sentimientos que le caracterizan, tome el mayor empeño en la instalación de un Hospital, digno de un pueblo tan culto y humanitario» (ÁLVAREZ ÁLVAREZ, R. y ABRANTE LUIS, M.: La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas, Las Palmas de GC, 2014). El 29 de abril de 1911 el Rey Alfonso XIII concede el título de Marqués de Arucas al matrimonio y el 11 de enero de 1914 fallece Maria del Rosario, que instituye heredero de todos sus bienes, derechos y acciones a su cónyuge Ramón Madan, quien al testar el 21 de enero de 1931 dispone «... que en el mismo edificio se instale también un Asilo para Pobres y en caso de no construirlo el mismo testador o de no dejarlo terminado en vida, encarga a su heredera que lo construya o termine ...». Declarada la Segunda República el 14 de abril de 1931, aproximadamente un mes después, fallece Ramón Madán el 17 de mayo de 1931. En la sesión de la corporación municipal presidida por el Alcalde Rafael Díaz Batista, se da cuenta del testamento de los Marqueses, con la donación del solar y el compromiso de construcción y destino, tomándose el acuerdo de comunicar a «su heredera doña María del Carmen Fernández Madán, de Massieu, el reconocimiento de esta corporación municipal por tan importante fundación». En siguientes sesiones del ayuntamiento republicano se adoptan distintos acuerdos para nominar distintas calles de Arucas en reconocimiento a hitos y atributos de la nueva etapa democrática, así como personas que representan para Arucas valores encomiables del momento, y entre estos últimos surge el nombre del Ingeniero Orencio Hernández. Al mismo se debía la dirección técnica en la construcción de la Presa de Pinto de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, que precisó de muchas novaciones en el proyecto por las complejidades aparecidas durante su construcción debidas al subsuelo del barranco homónimo, siendo la primera gran obra de ingeniería hidráulica que se construía en la isla, que aportaba una solución definitiva para el riego durante el estío de los cultivos de

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regadíos de los que se beneficiaban muchos herederos, lo que venía a generar más puestos de trabajo. En su memoria se nominó esta calle como INGENIERO ORENCIO HERNÁNDEZ. El 3 de febrero de 1934 ya está terminada la construcción del Asilo-Hospital bajo la dirección técnica del arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre, y el entonces alcalde José González Santana recibe la donación total del edificio, actuando en representación de la heredera de los Marqueses su cónyuge Felipe Massieu de la Rocha, «quedando obligado el Municipio a destinar dicho edificio exclusivamente a Hospital y Asilo para pobres», si bien lo que se había trasladado a la prensa es más ambiguo «Una obra importante: Hospital, clínica de urgencia, "hogar del niño", asilo, etcétera. En breve será entregado al Ayuntamiento de Arucas el edificio construido por don Felipe Massieu, ...» (La Provincia, 11-mar-1933). El mismo alcalde en la sesión municipal del 11 de mayo de 1934 propone el acuerdo aceptado que la cuadrilla municipal proceda a poner en las debidas condiciones el pavimento de las calles que circundan al Hospital de esta ciudad, cuyo estado contrasta visiblemente con el decoroso aspecto de dicho edificio. La puesta en marcha del Hospital hace necesario la disposición de fondos para dotarlo de mobiliario específico y enseres sanitarios, y el ayuntamiento gestiona con el Cabildo una fórmula que permita avanzar una solución definitiva. Mientras tanto, en la segunda mitad de 1935 se acuerda habilitar dos dependencias para atender a las curas de urgencia de los heridos. En este panorama de estrecheces económicas que hace imposible la total puesta en marcha del Hospital y Asilo, Arucas está padeciendo la mayor huelga general, y en particular de jornaleros de la tierra, donde los patrones siguen la postura "caciquil" de no negociar ninguna propuesta de solución presentada por la Federación Obrera, amparados en su doble condición de patrones y líderes norteños de la gran derecha política bajo la marca del Partido Popular Agrario Autónomo bajo la que se presentaron las distintas familias del anterior "leonismo" y donde ya coincidían personas con grandes dotes para practicar el clientelismo de obligar a sus trabajadores a cambio del jornal, entre los que destacan « ... los señores del Conde para sus medianeros del Cortijo del Corchos, a Don Felipe Massieu, Don Laureano de Armas, Don Manuel del Toro, Don Alejandro Rodríguez, los señores de Barbosa, Don Severiano de Armas, Don Sixto del Castillo, los señores de Manrique (Cortijo de Crespos) y Don Francisco Guerra (Firgas)» (MONTEIRO QUINTANA, M.L.: La derecha en Las Palmas durante la II República: el Partido Popular Agrario Autónomo, Tesis Doctoral ULPGC, 2004, p. 387). En 18 de julio de 1936 acontece el golpe de estado que daría inicio a la dictadura franquista, y sin resolverse la total puesta en marcha del Hospital y Asilo, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936, acuerda nominar la calle como MARQUESES DE ARUCAS de cuyo historial ya hemos dado cuenta. No es extemporáneo el acuerdo tomado, pues aún reconociéndose que el Marquesado era acreedor a tal nominación por la donación del inmueble, habían otras intenciones muy distintas a ese universal reconocimiento del

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pueblo de Arucas. Había un claro interés político-social en la decisión, y así disponer del edificio con fines distintos a los exigidos por el donante, y sin aparente oposición del representante. En particular conforme a la publicada Orden General del día 1º de septiembre del auditor de Guerra, que establecía: «Artículo primero: La visita general de cárceles y prisiones donde se hallan individuos sometidos a la jurisdicción de Guerra que declara preceptiva el artículo 685 del Código de Justicia Militar (...) Artículo cuarto: En los pueblos de Arucas, Gáldar y Guía se verificará la visita general también por mi autoridad el domingo día 6 a las 9 y media ...». Los tiempos corrían veloces, ya se habían ocupado los sótanos del edificio para una "checa" en la que se castigaba inhumanamente a los detenidos "sin cargos", por su simple adscripción a la Federación Obrera, y de alguna forma había que premiar el consentimiento por su uso muy distinto al exigido por el donante primigenio «Como ya hemos reseñado anteriormente la ocupación de las instalaciones del aquel entonces construido y donado Asilo-Hospital de Arucas fue fruto del acuerdo del poder político municipal, ocupado y nombrado por orden militar, y los falangistas o militares. Además de las fuentes documentales escritas, que ya hemos señalado con anterioridad, la información oral es también muy clarificadora y contundente al respecto del uso de las instalaciones del inmueble por parte de los militares y falangistas con esa finalidad represiva» (ÁLVAREZ ÁLVAREZ, R. y ABRANTE LUIS, M.: La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas, Las Palmas de GC, 2014). Pocos meses después quedaba oficialmente adverado y maquillado el cambio de uso del inmueble cuando el Gobernador Civil declara a la prensa del movimiento del 21 de octubre de 1937 «con motivo de la futura inauguración de la primera Casa del Niño precisamente en Arucas, habla de su plan de Beneficencia que bajo el signo de Auxilio Social intentaría ...» para poco después ser nombrada como regidora la camarada Antonia Hidalgo de Cuyás. De los tristes avatares allí acontecidos, de la represión con adultos y niños, mejor no hablar aquí y sí recomendar la lectura de la buena bibliografía citada "La Educación Silenciada".

31. MATEOS (Calle)

Esta calle en el núcleo pre-urbano de Arucas, antiguo callejón por el que se accedía desde la antiguas calles del Potrero (la actual calle Pérez Galdós) y del Real de San Juan a la calle Cerera y al Tabaibal, mantiene su nombre desde muy antiguo. Sabido es que las denominaciones populares de las calles en esos tiempos siempre se han realizado por el apellido del estante en la misma, bien por sus bienes o por su notoriedad social. La circunstancia que el apellido se mencione en plural, no condiciona su antigüedad, dado que al tratarse de un apellido patronímico, derivado del nombre de pila del padre o un antepasado, la nominación del antiguo callejón como MATEOS infiere que hace referencia a una saga de varios individuos de una misma familia.

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En el Lugar de Arucas está documentado que en la antigüedad dos alcaldes ordinarios llevaron este apellido. Juan Mateo que lo fue en los años 1633 y 1634, y posteriormente, Salvador Mateo de Quintana quien lo fue desde 1706 a 1710. En los primeros siglos tras la conquista castellana, hasta la segunda mitad del siglo XVIII los alcaldes ordinarios eran realmente un cargo de funcionarios elegidos por los regidores el uno de enero de cada año. Esta elección debía hacerse entre los vecinos y naturales del lugar que tuviera parroquia, y además, como en el caso de los regidores, preferir a los primeros pobladores y sus descendientes. En el antiguo Lugar de Arucas de escasa población se dio la circunstancia de que los cargos de sacristán de la parroquia y alcalde ordinario coincidían ocasionalmente en la misma persona, cargos que prestigiaban a la persona que los desempeñaba. Aunque no podemos adverar que sea el caso que nos ocupa, el cargo de alcalde ordinario en muchas ocasiones pasaron de padres a hijos, por el conocimiento que de las familias tenían los regidores que los elegían para impartir la justicia ordinaria, pequeños conflictos entre vecinos.

La vinculación a la parroquia y a sus cofradías era considerado en la antigüedad un prestigio social. «Asociadas a la iglesia nos aparecen otras personas que indudablemente debieron gozar de cierta importancia, no ya tanto económica sino de prestigio social, aunque a nivel económico hemos encontrado en algunas parroquias que los sacristanes eran poseedores de esclavos. Estas personas que tienen relación con la parroquia son los sacristanes, los mayordomos de fábrica y cofradías y los alguaciles de la

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iglesia. En Arucas las fuentes hacen referencia a sacristanes menores y mayores. (...) Los sacristanes mayores de Arucas que quedan reflejados a lo largo del siglo fueron 8 y su permanencia en el cargo fue prolongada, y así Juan González lo fue de 1606 a 1624; Esteban Díaz de Ortega de 1627 a 1635; Fernando de Armas y Troya de 1654 a 1691 y Salvador Mateo de Quintana que comienza en 1696 y se introduce en el S. XVIII. Este último, junto con el Br. D,. Juan Mateo de Castro, que fue sacristán de Arucas antes de pasar a párroco de Moya, en 1642, fueron los únicos clérigos que desempeñaron este cargo. Algunos de estos sacristanes desempeñaron la función de notarios y en ocasiones escribían las memorias y últimas voluntades convirtiéndose así, en muchos casos, en albaceas testamentarios; también en ocasiones compaginaban el cargo de sacristán con el de mayordomo de fábrica, como lo hizo Fernando de Armas y Troya en 1662» (RODRÍGUEZ CALLEJA, J.E.: La Población de Arucas y Moya en el siglo XVII, Las Palmas de GC, 2002, pp. 251-252). Nos aparece el nombramiento de Salvador Mateo de Quintana como sacristán mayor el primero de enero de 1696, por la entrega del sacristán menor Miguel Suárez de Medina por la ausencia del mayor desplazado a Fuerteventura, quien hizo entrega «... de todo dicho tesoro menos una estola colorada que dicen no la había, todo lo cual entregó en presencia mía y de los testigos que lo fueron los reverendos padres fray Simó González Denis y fray Bartolomé González Marrero de la Orden de los Predicadores, lo cual el susodicho cura en presencia de los dichos testigos entregó a Salvador Matheo de Quintana sacristán mayor de dicha iglesia, el cual lo dio por entregado en dicho día, mes y año, el cual dio por fiador a Lorenzo González Travieso, el cual se obligó con su persona y bienes habidos y para ver y entregar lo que faltare de dicho tesoro ...» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 202). Lo localizamos como vecino distinguido cuando el 13 de marzo de 1707, es uno de los firmantes ante notario, del acuerdo de los vecinos del Lugar convocados al toque de campanas «... para obtener el logro de Su Majestad el señor don Felipe V, haga merced a este lugar y sus vecinos del Beneficio Eclesiástico que pretenden por su vecindad de 500 y más vecinos y los frutos que en él se dan cuantiosos para la Fábrica de dicha Iglesia y Beneficiado ...» (Obra citada, p. 216). Igualmente actúa de sacristán cuando se realiza el inventario de del 24 de octubre de 1724 por mandato del visitador, con el añadido que comparecen como testigos dos licenciados clérigos presbíteros Francisco Bernardo y Andrés Mateo de Quintana deduciendo que se trate de un hermano de Salvador Mateo, tiempos remotos que dice el autor acreditan que el párroco vivía con otros sacerdotes para atender las capellanías que dejó Juan Mateo de Castro (Obra citada, p. 239). Ese mismo año compagina el cargo de sacristán con el de notario público y de visita que ejerce en la visita del canónigo José Álvarez de Castro para comprobar el estado e inventario de las ermitas de san Pedro y san Sebastián

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en Arucas, de san Andrés en la Costa de Lairaga, de la Santísima Trinidad en Azuaje, de los Dolores en Los Trapiches y de san Nicolás de Bari en Tenoya (Obra citada, pp. 242/245). En 1734 por un conflicto del párroco Pedro de Ortega con las hermandades del Santísimo y del Rosario de no seguir al costumbre de "rociarlas con agua bendita mediante el hisopo", comparece ante el párroco para informar de sus normas en su condición de secretario de ambas hermandades (Obra citada, p. 258). En 1736 comparece Salvador Mateo ya como mayordomo de la Cofradía del Santísimo (Obra citada, p. 256) y otras más comparecencias. No nos ofrece duda que si alguna saga responde al prestigio social para que un callejón sea conocido con su apellido, es la de los hermanos Salvador y Andrés Mateo de Quintana, el segundo de aparente menor prestigio social que el segundo, si bien tiempo después sería párroco de Arucas: «47º.- D. Andrés Mateo de Quintana, nació en esta Villa de Arucas y fué bautizado en la Parroquial del Sr. San Juan Bautista, donde dijo su misa nueva, fué Teniente Cura y Mayordomo de la Cofradía de Ánimas en dicha Villa, uno y otro muy poco tiempo, quedándose en flor con su muerte el mucho fruto que se esperaba siendo delatado su vida, fue sentida por todos y por muchos llorada por lo amable de sus buenos procederes. Su cuerpo está en dicha Parroquia, y su alma quiera Dios tenerla en el cielo. Amén» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 78). En cuanto a Salvador Mateo, su saga seguiría y así tenemos «Ejercía como mayordomo del Santísimo desde enero de 1739 Bartolomé Mateo de Quintana. Había sustituido a su padre Salvador Mateo que durante doce años había administrado la cofradía "sin interés alguno, con celo y aplicación" » (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 266). 32. MORENO (Calle)

Esta calle que forma ángulo y mantiene su nombre desde la antigüedad, se inicia aproximadamente en la mitad de la calle Pérez Galdós, para quebrar y seguir paralela a ella hasta su intersección con la calle Sor Cándida Suárez. Pertenece al grupo de calles más antiguas del tejido pre-urbano del lugar de Arucas formado por estrechos callejones enmarcado por los Caminos Reales. Entre el descendente al poniente que llegaba a la actual calle de San Juan hasta la actual calle de León y Castillo; el septentrional ascendente que desde la misma calle de San Juan seguía por la actual calle Francisco Ponce hasta el antiguo Tabaibal para acceder a las cuevas de habitación de la falda meridional de la Montaña de Arucas, y que, presumiblemente, continuaba por las actuales calle Cerera y calle Alcalde Rafael Diaz; y cerrando su lado meridional, el Camino de herradura que discurría junto al Cercado de San Pedro del Mayorazgo, las actuales calle Barranquillo y calle Acequia Alta, que

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llegando a la altura de los lavaderos tomaba a la izquierda el conocido actualmente como Camino Viejo que baja al "Árbol Bonito" y a la derecha al entonces conocido como Camino de Trasmontaña. En los siglos XVI y XVII, los más numerosos asentamientos poblacionales del lugar de Arucas se encontraban en las cuevas de habitación del Tabaibal, ocupando ilegalmente las tierras de realengo, por lo que eran llamados "usurpadores". La construcción con piedra y barro de la primigenia Acequia Real del heredamiento de Arucas y Firgas al borde del antiguo humedal de Las Vegas, por la que discurrían las aguas de las Madres de Firgas y Valsendero, del entonces llamado barranco de la Montaña, en la actualidad barranco de la Virgen y sus tributarios, y que dará lugar al aprovechamiento de su fuerza hidráulica para los "heridos" de los ingenios azucareros, obligó que la construcción de estos fuera en las márgenes de la acequia, lo que motivaría asimismo que las ermitas de san Sebastián y san Juan Bautista también allí se edificaran. Todo ello comportó que los vecinos con su constante transitar de arriba a abajo y de vuelta, fueran definiendo con su paso distintos y estrechos senderos que terminarían siendo callejones para comunicar el Tabaibal con la zona baja junto a la Acequia Real, y así surgieron de naciente a poniente los que serían conocidos como Mateos, Moreno, Rosales (la actual calle Pilar Medina), Armas y Quintana (la actual calle Alcalde Mateo de Matos Quintana), y posiblemente las márgenes del barranquillo que bajaba de la Montaña (la actual calle Salvador Rueda). Luego surgirían los transversales a estos, los callejones de la Fe y de la Cruz.

La calle MORENO, que era así llamada hasta su intersección con la calle Cerera, pues la actual calle Sor Julia Millán fue nominada por división de esta en su nomenclatura en el último tercio del siglo XX, fue adquiriendo

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importancia a partir de la construcción de la nueva ermita de san Sebastián y la aparición del potrero en el tramo inferior de la actual calle Pérez Galdós, en el paso del siglo XVIII al XIX. Ello representaría un mayor desplazamiento de personas, animales y carros entre el Tabaibal y la parte baja de la Villa a través de esta calle MORENO, más aún cuando todo el espacio intermedio de transición que cruzaban los caminos transversales se convirtió en el barrio de los artesanos, que algunas fuentes citan como barrio de Antonio Rodríguez, hábitos que terminaron por consolidarse con la construcción de las Casas Consistoriales y el Mercado Municipal en el último cuarto del siglo XIX. Es la comodidad de la utilización de los vehículos a motor en el desplazamiento interior por la Ciudad, ya en el último tercio del siglo XX, lo que restará su importancia como vía de comunicación peatonal entre La Cerera y la ampliación del entramado urbano de la zona baja, si bien aún muchos vecinos que se desplazan a pie la utilizan. Del origen de su nombre, nada se sabe de quién se trata, y si lo es por su apellido o por el color de su piel, o por ambos. Y puede ser así porque algunos genealogistas dicen que el apellido originario de Castilla desciende del caballero romano Lucio Murena, mientras que otros sostienen que proviene del mote o apodo que surgió del color oscuro de su piel. Está documentado que en el lugar de Arucas desde los primeros tiempos habían esclavos negros de ambos sexos que trabajaban para sus dueños en los ingenios y en sus tierras, e incluso para sus servicios domiciliarios y personales. Igualmente están documentados los nacimientos de hijos de padre desconocido, probablemente sus dueños, que dio por resultado los llamados "morenos" por su color de piel resultado de la unión genética de las dos razas. Cuando eran bautizados, con la licencia obligada de sus padres, los hijos de esclavos aparecen registrados en los libros de bautismo con el apellido prestado por sus padrinos y dueños, como gesto de generosidad, y en las partidas se indicaba el color, del que resultan muchas inscripciones donde se indica «moreno». Igualmente se indicaba si sus padres eran libres, lo que se especificaba como «liberto», de donde la conclusión popular del registro terminaría por crear el apellido. «Los libros sacramentales de bautizos y matrimonio no son muy esclarecedores en cuanto al número de libertos, pero nos permiten sacar y si acaso aventurar algunas conclusiones. Muchos libertos al recibir alguno de los sacramentos no nos consignan su origen y cuando lo hacen, abandonan el término negro para autodenominarse moreno. Del conjunto de bautizados en el siglo en la isla de Gran Canaria, sólo aparecen 56 hijos de libertos, por una o ambas partes, cuyo índice no es nada relevante, pues no llega ni a un 1 %(17)». (LOBO CABRERA, M.: Los libertos en la sociedad canaria del siglo XVI, Sta. Cruz Tenerife, 1983, p. 47). Para ubicar la investigación realizada, el autor incluye la nota al pie «(17) Estos datos los hemos hallado de la consulta de los siguientes Archivos parroquiales: El Sagrario de Las Palmas, Telde, La Vega, Guía, Gáldar y Arucas. Libros de bautizos».

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También se daba la doble situación, donde el varón era liberto, porta el apellido "Moreno" y desde su condición de hombre libre contrae matrimonio con una esclava: «... por los matrimonios de Juan Moreno, labrador, con Ana Suárez, esclava del alférez Luis Castrillo» (LOBO CABRERA, M. Y OTROS: La "otra" población. Expósitos, ilegítimos, esclavos ..., Las Palmas de GC, 1993, p. 127). Desde la creación de la parroquia de San Juan Bautista de Arucas en 1515 se realizaron por los vecinos donaciones de casas y tierras para el sostenimiento de la Fábrica de la Parroquia, en contraprestación de misas anuales por sus "ánimas" a su fallecimiento. Estos bienes eran dados en arrendamiento a vecinos que tenían que pagar anualmente el "tributo" establecido. Hubo otros bienes que fueron donados con iguales fines a las distintas cofradías que existieron en la parroquia. De los casos que hemos conocido, algunas de esas casas donadas en los primeros tiempos pudieron estar en el entorno de este sector de transito pre-urbano y algunas en El Cerrillo, dado que sí sabemos con certeza documental que muchas de las situadas en el entorno de la ermita de san Juan estaban adscritas a las capellanías de Juan Mateo de Castro, donde también se menciona tan sólo la cueva o casa-canaria del presbítero Manuel Cayrasco. Entre estas aparece un caso de tributos pagados que pudiera guardar aparente relación con este lugar. En la liquidación de cuentas que el mayordomo de la fábrica parroquial Antonio Díaz realiza a finales de 1625 al visitador Matamala, se reconocen nuevos tributos y alquileres, entre los que se incluyen: «30 reales que paga Rodrigo Moreno y Juan Hernández sobre unas casas en que viven», mayordomo eclesiástico que también volverá a realizar otra liquidación de cuentas el 8 de julio de 1629, esta vez ante el provisor Luis de Toral, y de nuevo incluye «2 tostones que paga Rodrigo Moreno sobre unas casas en que vive», quien sigue pagando tributos por estas casas en las liquidaciones que hasta 1643 hace el mayordomo y párroco Juan Pérez Ojeda, y en las que realiza el mayordomo Andrés González en 1654. Llama la atención que entre estas fechas de 1649-1650, ejercen de mayordomo y sacristán por primera vez dos jóvenes clérigos, Juan Almeida Trujillo y Pedro López Travieso, quienes declaran como tributario de las casas a Rosario Moreno en las cuentas que liquidan ante el provisor Marcos de León Tamariz, quien nombró de nuevo mayordomo a un seglar, el capitán Domingo Suárez (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 105-130). La nombrada pudiera ser familiar de Rodrigo Moreno, y que los nobeles presbíteros registraron erróneamente a nombre de quien entrega los reales, y no del titular de los tributos. Si así fuera, el arriendo de la misma casa durante 25 años, es período más que suficiente para que en aquellos tiempos su estancia cree un topónimo. Siglos después, tenemos documentada la pervivencia del apellido en Arucas, cuando en las cuentas que liquida en 1804 el mayordomo de la Fábrica Parroquial de San Juan y alcalde ordinario de Arucas Victor Lorenzo Diaz se incluye «Por 232 maravedies que pagó en el año 1799 a don Joaquín

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Moreno alguacil mayor de la iglesia, por citación de peritos para el reconocimiento de la acequia» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 375). En todo caso, y al margen de la persona que siendo estante en el lugar por su apellido o apodo pudo crear el topónimo con el que se conoce la calle, queda acreditada la gran importancia que la misma tuvo en siglos pasados como necesaria vía de comunicación entre dos distintas zonas de Arucas. 33. OBISPO PILDAIN (Calle) Antes LA GOLETA y CAMINO DE LOS INGENIOS En la antigüedad esta calle, como todo el viejo trayecto desde el Lomo de San Pedro hasta El Cerrillo, era conocido como CAMINO DE LOS INGENIOS, siendo así mencionado en las Ordenanzas del Concejo de 1531, cuando se regula el título referido a «… la guarda de las sementeras y vegas sembradas», donde se prohíbe que los puercos puedan andar por determinados caminos. Se dice «… Otrosy que los puercos no puedan andar en todo la defendido de estos mojones que aquí yrán declarados los quales vayan el primero desde (…) la fuente de los Laureles y toda la dicha vereda hasta el camino que va de los engenos de Arucas a dar a la madera del barranco de Firgas …».

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Eran los tiempos en que las Vegas de Arucas eran un humedal intransitable y el camino que bajaba desde El Palmar (Teror), por Los Altabacales llegaba a La Cruz (Firgas), bajando por La Caldera hasta Arucas, encontrándose en este último tramo los más antiguos ingenios azucareros que aprovechaban la Acequia Real del Heredamiento para llenar sus heridos y obtener su fuerza hidráulica. Con posterioridad, los propios castellanos darían a este lugar el nombre de Goleta, por su especial orografía dado que el lomo en el que se asienta se estrecha a partir de El Angostillo y hasta El Cerrillo, por lo que metafóricamente entendieron se asemejaba a una "gola", tal como dice el Diccionario de la Lengua Castellano de 1783 «Arma defensiva, que se pone sobre el peto para cubrir y defender la garganta», en diminutivo "goleta", por ser un paso estrecho o angosto como lo fue este lugar un lomo con fuertes rampas, topónimo que también dieron a la degollada al pie del Roque Nublo por similares características. Durante mucho tiempo la calle asfaltada que en la segunda mitad del siglo XX sepultaría al antiguo y polvoriento camino de herradura sin empedrar era conocida con el nombre del lugar, camino de LA GOLETA, desde la actual Plaza de Nuestra Sra. del Rosario en el inicio de El Cerrillo hasta el Lomo de San Pedro, pues era la única travesía de la que partían con algunos pequeños callejones ramificándose a ambos lados y que normalmente eran conocidos con el nombre del vecino que en ellos tenía su casa. En la revisión general que se hizo de las rotulaciones aprobada la Constitución de 1978, por petición de los vecinos la calle recibe el nombre de OBISPO PILDAIN, en honor de Antonio Pildain y Zapiain (Lezo/Guipúzcoa, 1890 - Las Palmas de GC, 1973), nombrado obispo de Canarias entre 1936 y 1966. La petición popular guardaba estrecha relación con su decidida intervención por las ilegales detenciones que se practicaron en Arucas a partir del golpe militar del 18 de julio de 1936 que dio lugar a la guerra civil española, de las que resultaron desaparecidos sesenta y siete aruquenses (Asociación por la Memoria Histórica de Arucas) en los primeros meses de 1937, cuando habían sido liberados del campo de concentración del Lazareto de Gando por los militares al no existir causa contra ellos, y que presumiblemente fueron asesinados y arrojados sus cuerpos en distintos pozos de agua. Entre los muchos detenidos habían muchos vecinos de La Goleta, y entre ellos otros ochenta y nueve aruquenses fueron acusados con mayores cargos, oponerse al golpe militar, y encausados en el Consejo de Guerra 500/1936, sentenciado el 20 de abril de 1937, del que resultaron veintisiete penas de muerte, conmutadas por la insistencia del Obispo Pildain que visitaba sorpresivamente el Lazareto de Gando donde se encontraban presos, después de haber sido trasladados desde el Campo de Concentración de la Isleta que se quedó pequeño. Se les imputaba una voladura en el puente de Tenoya, acción defensiva realizada por los republicanos para impedir el paso del ejército golpista hacia Arucas. Sólo la firmeza del Obispo Pildain pudo salvar a los aruquenses al demandar el indulto ante la sentencia de pena de muerte: «También por aquellos meses

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obtuvo el incansable mitrado, con la colaboración de don Luis de Sáa, dignísimo cónsul de Portugal, requerido por la presencia de un compatriota suyo en las filas de los condenados, que se indultaran de la última pena a los veintisiete presos de Arucas que habían vivido, a lo largo de treinta y un meses angustiosos e interminables, bajo la inminente amenaza diaria de fusilamiento» (CHIL ESTÉVEZ, A.: Pildain, un obispo para una época, Las Palmas de GC, 1988, p. 172). Así se congratulaba en un carta pastoral de su éxito «Podéis imaginaros la consternación de sus familiares que alocados, acudían, cada día a la capital, y cuando otras puertas se les cerraban, encontraron siempre abiertas las del Palacio Episcopal, y en él, al obispo apelando, como hemos dicho, a todos los medios imaginables y no dando punto de reposo hasta que recibimos la noticia de que S. E. el Jefe del Estado había concedido el tan deseado e impetrado indulto, que dio lugar a emocionantes escenas de gratitud en los salones del Palacio Episcopal sólo comparables a las estremecedoras de las que han solido hacer objeto al obispo las tan intencionadamente -pocas veces- que ha llegado al popular barrio de la Goleta, en que moraban la mayoría de aquellos obreros librados de la muerte ...» (Obra citada, p. 174). Pero es más, estas últimas intervenciones del Obispo ponían fin a aquella primera que trasladándose apresuradamente al lugar evitó que los 27 presos de Arucas llevados en camionetas fueran lanzados en la Sima de Jinámar (Obra citada, p. 176) en una triste noche, posiblemente en los días que fueron trasladados del campo de concentración de La Isleta al de Lazareto. En este grupo, como personaje público destacado estaba el lanzaroteño Juan Doreste Casanova, Maestro de Primera Enseñanza, afiliado del Partido Socialista Obrero Español y de la Federación Obrera. A los 29 años de edad fue nombrado alcalde de Arucas por la destitución de Juan González Morán, elegido tras los resultados de las terceras Elecciones Generales de la Segunda República Española celebradas el 16 de febrero de 1936, que dieron el triunfo a la coalición de izquierdas denominada Frente Popular. 34. OSARIO (Calle)

Se trata de la prolongación natural de la calle Federico Díaz Bertrana que discurre en dirección sur justo detrás de la iglesia de San Juan Bautista, en su fachada trasera o naciente, y del Parque de La Paz, no ubicándose en la misma ninguna vivienda privada. Se refiere al nombre que desde la antigüedad se daba al espacio donde se acumulaban los huesos humanos resultado de la exhumaciones que se practicaban en el primigenio cementerio situado en la trasera de la antigua ermita parroquial, conforme recoge el significado de la Real Academia con dos acepciones: «1) En las iglesias o en los cementerios, lugar destinado para reunir los huesos que se sacan de las sepulturas a fin de volver a enterrar en ellas. y 2) Lugar donde se hallan huesos». Fue por consiguiente utilizado hasta la construcción por la parroquia del actual cementerio en el siglo XIX, como se documenta:

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«El cementerio de esta Villa de Arucas fué fabricado en terreno de las Monjas de Sta. Clara de la ciudad de Las Palmas que se compró por la Fábrica Parroquial siendo mayordomo D. Vicente Lorenzo según escritura otorgada en 15 de Noviembre de 1824 ante D. Nicolás Oramas escribano público; y también su construcción fue costeada por la Fábrica Parroquial como aparece de las cuentas del referido mayordomo, haciéndose el 1º enterramiento el día 6 de Enero de 1827 en el cadáver de Dª. Catalina Marrero, viuda de D. José Vicente Afonso, como puede verse en el Libro 7º. de Defunciones, folio 3º de esta Parroquia» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 96). Con anterioridad a la fecha de ese primer enterramiento en el nuevo cementerio, era costumbre obligada en la antigüedad que los enterramientos de los vecinos se hicieran en el subsuelo de las ermitas o en sus inmediaciones siendo competencia de las parroquias su gestión. El Libro Rojo incluía una disposición real de 18 de marzo de 1582 conforme con los Sinodales del Obispo Hernando Vázquez de Arce, de los derechos que han de tener los curas y clérigos de las parroquias por razón de las obsequias y enterramientos de los difuntos de los moradores de las islas, afirmando que no podrán recibir agravios (CULLEN DEL CASTILLO, P.: El Libro Rojo de Gran Canaria o Gran Libro de Provisiones y Reales Cédulas, Las Palmas de GC, 1947). Desde la fundación de la parroquia, dispuso de un cementerio cuya ubicación aparece documentada en la descripción de la antigua iglesia de finales del s. XVII «... practicándose más tarde una nueva salida, que se denominó Puerta del Sol, que daba acceso a un pequeño cementerio y a la actual plaza de San Juan» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 101).

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El tamaño del cementerio y los siglos que estuvo utilizándose, el aumento de las inhumaciones como consecuencia del progresivo aumento de la población, obligaba a remover el suelo de tierra apisonada para exhumar los más viejos restos óseos que eran depositados en una fosa común o en un "osario", prácticamente un pequeño terreno existente en la parte trasera de la ermita, lugar que luego sería de alguna forma aislado por motivos de higiene pública. Aunque hay distintas referencias documentales al mismo, la más concreta hace referencia al activo fraile que realizó las primeras obras de fábrica sobre el primigenio osario a inicios del siglo XVIII: «El P. Fray José Ponce, Maestro de Novicios, Jubilado de la Orden de Sto. Domingo, nació en esta Villa de Arucas y fue bautizado en la Parroquia del Sr. San Juan Bautista, y en ella dijo su misa nueva, fue en el Convento de San Pedro Mártir doce años Maestro de Novicios, en cuyo premio obtuvo de su generalísimo, jubilación, grado en su religión... (...) Hizo cuatro cuadros, es á saber: Bautismo de Cristo, otro señalándole San Juan, su nacimiento y su degollación, con sus guarniciones doradas, que dicha cuadrería llena el testero de la capilla mayor desde la madera hasta el suelo, hizo los ciriales dorados, hizo el sagrario pequeño que está en el altar del Rosario, sirviéndo la puesta llave y escudo de la que era del antiguo, hizo el cuadrante, la tabla de aniversarios que está en la sacristía, y con sus manos doró dicho sagrario y hizo las dos cruces de carey de otra que estaba, una que está en el altar mayor y otra que está en el altar del Rosario, con dichas manos enlozó de cantería toda la Iglesia asistiendo con su persona desde el día que comenzó hasta que se acabó, fabricó el osario detrás de la sacristía desde los cimientos hasta la cruz de piedra que está en la almena del medio, con llaves hizo el facistol con escudo y llave, una hechura de un santo Cristo de bronce en crúz de ébano, con peana dorada que está sobre dicho facistol con cuatro candeleros clavados en él para las luces de Navidad, Resurrección, Tinieblas y misas de la Luz. Fabricó todos los poyos que están en la puerta que sale á la plaza á cal y canto, dando el canónigo Don Josef Álvarez el costo del poyo que linda con su capilla. Hizo el altar de ánimas costeándolo desde los cimientos hasta el encerado, con frontal de pintura, manteles, candeleros, con cadenas, atril, piedra de ara, y crúz hecha por su mano y, credencia. Derribó el coro antiguo y fabricó las paredes del coro nuevo ...» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 73). Tras la construcción del nuevo cementerio, el actual situado en la carretera de entrada a Arucas, que expropiaría el Ayuntamiento en 1865 por los gastos de mantenimiento a que obligaba el mismo conforme a las normas de higiene pública, se cerraría el pequeño cementerio. La demolición de la vieja ermita para la construcción del actual templo en la primera década del siglo XX, comportó que sobre parte del espacio que ocupaba el antiguo camposanto, se habilitara como calle que se adoquinó con el objeto de no remover el subsuelo, si bien posiblemente aquellos restos que quedaron en superficie se trasladaron a fosas comunes en el nuevo cementerio, y en la memoria de los

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vecinos quedó que allí estaba el viejo Osario, lo que determinaría tiempo después que la calle fuera así nominada que ha perdurado en el tiempo. En la sesión plenaria celebrada el día 25 de agosto de 1911, se acuerda dar el nombre de OBISPO PÉREZ MUÑOZ a esta calle "para perpetuar el recuerdo del Excmo. e Iltrmo. Sr. Don Adolfo Pérez Muñoz, Obispo de esta Diócesis, entusiasta defensor de los intereses del Grupo Oriental de Canarias, que tanto cariño ha venido demostrando por esta Ciudad desde que la visitó por primera vez". Nacido en Soto de Campoo (Cantabria) en julio de 1864, estuvo al frente de la Diócesis Canariensis de 1908 a 1911, pasando después como obispo a Badajoz y luego a Córdoba donde falleció en diciembre de 1945. Se desconocen los motivos por los que no llegó a rotularse o divulgarse su nominación, pudiendo conjeturarse tan sólo que próximo a tales fechas se promulgó la Ley de Cabildos Insularres de 11 de julio de 1912, mientras que la división de Canarias en dos provincias, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, no se sustanció hasta el 21 de septiembre de 1927. Todas las referencias posteriores siempre hablan de la calle OSARIO. 35. PANCHITO HERNÁNDEZ (Calle) Antes DORAMAS En la capítulo correspondiente a la calle Alcalde Servando Blanco comentamos que la construcción del antiguo Mercado Municipal como edificio singular motivó la definición de nuevas calles en su perímetro, y que esa calle de la fachada lateral de naciente del Mercado Municipal fue nominada en su primer momento calle Reyes Católicos, y ésta calle que ahora comentamos en la fachada lateral de poniente recibió la nominación de DORAMAS, al que siempre fue considerado el último jefe aborigen que fue muerto y enterrado en Arucas. Conviene recordar que comentábamos en dicho capítulo, aunque no podía asegurarse si intencionado o por azar, se guardó la simbología de la regla natural marcada por el astro solar, el principio al Este y el fin al Oeste, donde los Reyes Católicos representan el principio de una época y Doramas el final de otra. DORAMAS fue el jefe de un grupo de la resistencia canaria a la conquista castellana, que se ocultaba en el gran bosque de laurisilva que tomaría su nombre, y residía en una cuevas bastante inaccesibles situadas en el antiguo barranco de Aumastel, después conocido como barranco de Azuaje, próxima al caserío moyense que también lleva su nombre al naciente de la carretera de Moya a Fontanales. Según las crónicas de la conquista, aún siendo de clase plebeya, ganó fama en el rechazo a los conquistadores liderando su guerrilla, más que tropa, por lo que el capitán castellano Pedro de Vera pone en marcha una campaña decisiva contra él. El 20 de agosto de 1481 se entabló una dura batalla en las proximidades de Arucas, donde Doramas cayó herido de una lanzada, falleciendo a continuación. Hay diferentes versiones sobre el lugar concreto de la batalla. Unos la sitúan en el Lomo de Arucas y otros junto al Camino Real a

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Gáldar, si bien también aquí surge la división de opiniones. Unos cerca del Portichuelo y otros en la inmediaciones de Trasmontaña. Las crónicas de Agustín Millares narran que estando herido de muerte Doramas «… Sabido del caso por Vera y sus oficiales, se dispuso inmediatamente hacer alto y bautizarle, para cuya ceremonia, que él no podía comprender, llevaron agua de una fuente cercana en el casco de un soldado. Quiso entonces ser su padrino el mismo General y darle su propio nombre, todo lo cual, verificado sin el menor obstáculo y recibida el agua santa, el héroe expiró. Abriéronle un sepulcro en aquella montaña de Arucas, testigo de sus triunfos y de su derrota, y, entre canarios y españoles, levantaron un cerco que rodease su fosa, señalándola a las futuras generaciones con una humilde cruz...» (MILLARES TORRES, A., Historia de la Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1997, p. 175, Tomo I). Es esta versión la que sustentaría el origen toponímico del pago aruquense de La Cruz, si bien el autor toma la versión de Abreu y Galindo: «Enterráronlo encima de las montañas los cristianos y algunos canarios que habian venido con él, que no lo habian querido dejar, y le hicieron un cercado en el mismo lugar donde esta enterrado y pusieron una cruz que está hoy allí ». También aparece la referencia de la "cruz" en la petición de tierras que hace Juan de Aríñez al Consejo General el 23 de febrero de 1551, quien desde su condición de escribano debe adverar lo que manifiesta: «... un pedaço de tierra de sequero que es en la comarca de Arucas en un valle que esta debaxo del camino Real que va a Arucas por baxo de la cruz que a por linderos el barranquillo del desaguadero de Arucas y es enfrente de un corral que solia ser colmenar que dizen de Adan Azedo en mitad del dicho valle de un cabo e de otro en que podra aver doze hanegadas ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998, p. 463). Pero hay otras versiones distintas, y nos narra el capellán licenciado Pedro Gómez Escudero que su cabeza fue traída a la Ciudad: «El Gobernador hizo cortar la cabeza a Doramas y traerla puesta en una lanza, y hizo ponerla en la Plaza de el Real, que era la de San Antón» (GÓMEZ ESCUDERO, P.: Historia de la conquista de la Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1936, p. 43), hecho que no es recogido por los otros cronistas.

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Al margen de su lugar de enterramiento, conozcamos de su persona y atributos lo que compendia de las distintas crónicas una buena fuente (LOBO CABRERA, M.: La conquista de Gran Canaria. 1478-1483, Las Palmas de GC, 2012, pp. 161-163):

«De él dicen que vivía en la montaña de su nombre, con la reputación que había ganado de valiente, habiéndose hecho capitán sin permiso del Guanarteme. En otro pasaje se dice que es hombre de gran cuerpo y mayores fuerzas y ánimo, temido y estimado entre los canarios; y se reitera que era valeroso, valiente y de grandes fuerzas, y que por su valor se había hecho señor del valle y montaña que llevaba su nombre. Hay quien añade que era hombre de grandes fuerzas, pero no de tanto cuerpo; su nombre significaba "narices", porque las tenía muy anchas. (...) De lo que sabemos de él, además de su valor, es que era de la categoría de los "trasquilados", es decir villano, hijo de otro de su mismo nombre, natural del reino de Telde, en Arguineguín. (...) A partir de 1478 los indígenas de los dos reinos quedaron unidos bajo un solo mando para derrotar al invasor, bajo la capitanía de guerra del valiente Doramas. Abreu nos comenta que empujado este por su valor personal, por su ingenio para estratagemas bélicas en un terreno como el de la isla, y auxiliado por un grupo de jóvenes, logró durante el bienio 1478-1480 una serie continuada de victorias sobre las huestes castellanas, y declinaron tras su muerte en la batalla de Arucas un 20 de agosto de 1481, pues era reconocido como gran guerrero,...».

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En los años setenta del pasado siglo, cuando se decide trasladar el grupo escultórico "Doramas" de Jose Luis Marrero, antes situado en el centro de la fuente ubicada en la actual Plaza de la Constitución al Lomo de Arucas, uno de los lugares donde se supone pudo ser la histórica "batalla de Arucas", se toma el acuerdo plenario de nominar esta calle a PANCHITO HERNÁNDEZ, es una propuesta del cronista Juan Zamora Sánchez (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 118), nacida en la inmediatez del recuerdo por su fallecimiento, y posiblemente de la proximidad en la amistad. Surgió la propuesta para reconocer a un personaje del s. XX que prestó con la mejor de las elegancias servicios de transporte a personas, mercancías y medicamentos de urgencias, sin exigir contraprestación alguna en los históricos coches de hora que partían desde sus cocheras en la antigua calle El Sol hacia Las Palmas, cuando sólo habían al día uno o dos viajes públicos, lo que le hacían a su juicio acreedor para ello. Eran tiempos en que «El acomodamiento del pasaje, cuando éste era mucho, era cosa divertida y curiosa. Era un arte de "estiva" en que eran maestros, por ejemplo, Panchito Hernández, Bruno Toledo, Clemente y José Antonio. El interior del coche estaba destinado preferentemente para las señoras viajeras y con unos "jágase pa llá, cristiana"; con unos "aquí no vamos a vivir"; con unos "Ay Mería, Cha Pina, no sea tan delicada, cristiana", colocaban, en el sitio de 10 o 12 personas, 15 o 20, amén de la gente del pescante y de su tabla, y, es más, si todavía quedaba alguno que otro, patrimonio suyo era la "paleta" (estribo trasero para subir al carruaje) y hasta en casos extremos, el techo del Charabán (que los de la "línea" de Agaete tenían dos bancos en él) o si no los tenían, tumbados "a la bartola" (pero bien agarrados, desde luego), sobre el tablaje del techo» (Arucas, Revista Gráfico - Literaria, Navidades, 1946). Del charabán dice el DRAE que procede del francés "char-à-bancs", en castellano "carro con bancos" y su significado es «Coche de caballos descubierto, con dos o más filas de asientos», de donde surgieron después los de motor que hemos vitos en las fotografías antiguas junto a nuestro desaparecido Parque de San Sebastián (Fedac Fotografía 8499 - MAISCH, TEODORO ). La personalización en Panchito Hernández lo era también representando a un colectivo de personas de todos los tiempos, que no tenían la exclusiva tarea de conducir el vehículo y "colocar" a su pasaje como mejor pudieran, sino que añadían al difícil oficio aquellos pequeños "mandados" de llevar o traer de la "suidad" recados o paquetes delicados, o medicinas que no habían en Arucas que en muchos casos eran de suma urgencia. Eran tiempos de muy pocos coches particulares, no pasaban de una docena, y donde los cocheros, después chóferes, se convertían en auténticos mensajeros de felicidad. 36. PÁRROCO CÁRDENES (Calle) Antes FEDERICO DÍAZ BERTRANA y PLAZA DE LA IGLESIA

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En la antigüedad los lugares públicos ubicados ante las puertas de las ermitas, eran conocidos como PLAZA DE LA IGLESIA. Para dirimir o resolver las causas o conflictos de derechos entre vecinos, se convocaban a los vecinos, hombres libres, en las puertas de la iglesia o en los mercados, dirigidos por un representante del Rey. De estos antiguos fueros y costumbres, cuando se institucionalizó la justicia en tiempos anteriores a la Conquista de la isla, el rey al consolidar su poder creó las Audiencias para la administración de la justicia, y en los lugares y villas se encargaron de la justicia ordinaria en un principio los alcaldes de fuero, y después como es el caso del Lugar de Arucas, los alcaldes de salario llamados Alcaldes ordinarios que eran elegidos anualmente por los regidores, en uso de las facultades concedidas por el Rey. Igualmente las puertas de las iglesias era el lugar donde se pregonaban los repartimientos de tierras en la isla, con el fin de que fuera conocido por los vecinos, no fuera que alguien se opusiera a la data por estar en posesión de dichas tierras, como es el ejemplo que reproducimos de una data solicitada por el regidor Zoilo Ramírez en 1544: «E en Arucas paresçe que fue publicada a la puerta de la yglesia del dicho lugar a ocho dias de Junio e del dicho año e no ovo contradiçion. E por los dichos señores gobernador de Regidores visto dixeron que le davan e dieron las dichas tierras que pide de sequero syn perjuizio de terçero e con las condiçiones de las tierras de sequero e mandaron que se le de título dellas» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998, p. 175). El 11 de marzo de 1558 visitaba la parroquia de Arucas el obispo Diego de Deza, y entre los mandatos que dejó encontramos dos referidos a los usos públicos de este lugar con pena de excomunión. El primero prohibiendo la juntas de vecinos «Por cuanto su Rvma. señoría fue informado que en la puerta de la dicha iglesia en los días de domingos y fiestas de guardar se juntan vecinos y hacen audiencia y hay voces, grito y alboroto, los cuales son en desacato de la dicha iglesia y su Santo Sacramento que en ella está, mandó que de aqyuí adelante no se haga so pena de excomunión». Y el segundo referido a que el ganado paste en la puerta, que habrá que entenderse que los llevaban los vecinos y dejaban atados mientras acudían a los oficios religiosos: «Por cuanto asimismo su Rvma. señoría es informado que suelen llevar y llevan los vecinos del dicho lugar sus ganados y los pastan por la puerta de la dicha iglesia teniendo otras partes para

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pastarlos, dicha iglesia estar sucia y no tal como debe al decoro de la dicha iglesia, mandó so la dicha pena de excomunión que de aquí adelante no pasen ni lleven los dichos ganados por la puerta de la dicha iglesia como hasta aquí lo hacían» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 42). Un siglo después, el carácter público que recibía la puerta de la iglesia, convocaba a un innumerable número de "trezeneras" y otros mercaderes, que tomaban la iglesia para su descanso, no agradando a los párrocos. «Entre tanto se fueron introduciendo en nuestra Parroquia varios abusos. Las señoras habían adoptado la costumbre de sentarse en el presbiterio. Los alcaldes volvieron a hacer justicia pública en la plaza de la iglesia, en los días de fiesta» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Historia de Arucas, Las Palmas de GC, 1979, p. 86). Es así como en la primera visita del Obispo Cristóbal de la Cámara y Murga al lugar de Arucas el 12 de noviembre de 1628, siendo párroco Juan Pérez de Ojeda, dicta dos severos mandatos. El primero a las que mujeres que descansaban en la iglesia: «Que atento y constando que algunas mujeres mientras la misa y otros oficios divinos se sientan en la capilla mayor contra lo dispuesto en el concilio Toledano, pena de excomunión mayor latae sententiae y tres ducados aplicados a la iglesia del señor San Juan de este lugar...». Y el segundo, al alcalde o ministros suyos «Que atento que muchas personas temerosas de la justicia que se suele ejecutar en ellas los domingos y días festivos no aducen a misa y a otros divinos oficios se les advierte y siendo necesario en virtud de santa obediencia, se les manda al señor alcalde o alcaldes o ministros suyos que en tales días no hagan semejantes justicias, pues además de estas así determinado en derecho pueden en otros hacerlo, y no lo cumpliendo proceda el cura que es o fuere contra ellos con censuras hasta declararlas» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 105). Y así fue conocida durante siglos la calle inmediata a la entrada principal de la iglesia, hasta que en tiempos de la dictadura franquista bajo el mandato del alcalde Francisco Ferrera Rosales, se adopta el acuerdo de nominar esta calle y su prolongación hasta el ángulo norte de la Plaza de San Juan como FEDERICO DÍAZ BERTRANA, presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, en reconocimiento por el apoyo económico que esta administración prestó a la construcción de la Torre Mayor o Campanario de la iglesia, de quien damos más datos en la actual calle Federico Díaz Bertrana. Tras la aprobación de la Constitución, considerándose desproporcionada esta nominación, el pleno celebrado el 24 de abril de 1981 toma el acuerdo de nominar esta calle en memoria del PÁRROCO CÁRDENES, quien había sido el impulsor de la construcción del nuevo templo, y su prolongación hasta el ángulo norte de la Plaza de San Juan sería nominada calle Arquitecto Vega March autor del proyecto del nuevo templo. Francisco Cárdenes Herrera (Valleseco 1865 - Arucas 1943), le ordenó de

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Presbítero en La Laguna el ilustrísimo Torrijos el 20 de Septiembre de 1889, celebrando su primera misa en su pueblo natal el día 29 del mismo mes y año. Fue coadjutor de la parroquia de Arucas en 1895, nombrado párroco interino en 1896 y posteriormente confirmado en su cargo, siendo el gran impulsor de la construcción de la nueva iglesia en 1909 como ya se ha dicho, retomando un viejo proyecto de finales del siglo XIX cuyos fondos recaudados fueron destinados al arreglo de la casa parroquial por decisión del obispo. Está enterrado en la capilla del Carmen. Aunque el gran mecenas de la construcción de la nueva iglesia es Francisco Gourié, se tiene la total seguridad que sin el impulso, constancia y empeño que puso el Párroco Cárdenes en el proyecto, posiblemente no hubiera avanzado en su consecución, pues fue decisivo en convencer al primero para que se sumara a esta causa, adulándole cuando se hizo necesario y teniendo que lidiar además los problemas surgidos con el Marqués de Arucas cuando se decidió el lugar de construcción del templo. Además del esfuerzo y voluntad personal en la construcción de un templo que no llegó a ver totalmente terminado al no acabarse la Torre Mayor o Campanario, donó a la parroquia, además de la casa que tenía en la calle de los Canónigos, la imagen de piedra blanca de san José con el Niño que está en el hastial de la fachada principal, un cáliz de plata para lo que mandó a fundir su cubertería y la vidriera de tres cuerpos, con dos venas de piedra, que representa al santo de su onomástica, san Francisco de Asís, con sus ornamentos florales. 37. PÁRROCO MORALES (Calle) Antes SANTA BÁRBARA Esta calle asciende desde la Casa Parroquial, en un extremo de la actual calle Párroco Cárdenes, hasta la calle de San Juan, y con anterioridad a su nominación actual fue conocida como SANTA BÁRBARA, sin que pueda concretarse en que momento lo fue. Al tratarse de una santa, siguiendo nuestra clasificación cronológica habríamos de situar el "hagiónimo" en el siglo XVIII, y la única vinculación que encontramos en el lugar de Arucas, es que en el inventario de la parroquia realizado el 13 de agosto de 1770, entre las catorce láminas que donó el canónigo José Álvarez de Castro hay un cuadro de Santa Bárbara (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 148), que está colgado en la sacristía, y que otra fuente lo cita erróneamente como San Bartolomé (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 294). Ello no parece sea suficiente justificación para la nominación de una calle dado que no está documentado que la santa despertara advocación entre los feligreses, ni hubo regimiento de artillería en Arucas.

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En consecuencia, su nominación debió ser en la segunda mitad del siglo XIX o en el primer cuarto del siglo XX, dado que la actual data de la época republicana. Nos situamos en unos tiempos que era elocuente la utilización de refranes, y se hizo famosa en la emergente prensa de las islas el recurso a la utilización del decir "Nadie se acuerda de Santa Bárbara, sino cuando truena", muy al uso en el cambio de siglo por los despropósitos que terminarían con la pérdida de Cuba, e inclusive la encontramos dedicada al conocido político de Arucas Tomás García Guerra, que ya había abandonado su Partido Sincrético y ahora intentaba convertirse en líder de los agotados "leoninos" que gobernaban en la política local e insular. Fue cuando convocó un mitin en la gallera que existió en la calle de Santa Bárbara de Las Palmas, y es citado en el diario liberal-conservador La Opinión del 18 de abril y de 2 de mayo de 1896. El suelto del primer día, al hilo del lugar elegido, dice «Consiste en que los leoninos no se acuerdan de Santa Bárbara, sino cuando truena. No se acuerdan el aristocrático D. Felipe y su estado mayor de meetings y de reuniones populares, sino cuando se ven con el agua al cuello». Y el segundo nos cuenta de su nuevo líder «Después de todo, recomendados en la forma que parece lo fuimos á los concurrentes á la Gallera, por el Sr. García Guerra (D. Tomás), no es de extrañar el auto de fé de LA OPINIÓN. No hay peor cuña que la de la misma madera, (...) Basta y sobra con recordar que el Sr. García Guerra fué el leader, el alma, por decirlo así, de los sincréticos de 1890, de los progenitores de los actuales patrióticos, de aquellos que inauguraron en Canaria la lucha á muerte contra el caciquismo leonino (...) y que en 1896 sea el jaleador de Don Fernando [se refiere a Fernando de León y Castillo] y el predicador de la cruzada contra el partido que él mismo contribuyó á formar». Mayor información del personaje la tenemos en el capítulo calle Doctor García Guerra. Es necesario describir los escenarios para entender las decisiones y actitudes, pues ahora traemos a colación las noticias que nos da nuestro primer cronista de los acontecimientos vividos en la Casa Parroquial en esos tiempos. Hace referencia al párroco nº 40 (de su ordinal), Teótimo Darias Padilla, natural de La Gomera «y familiar que había sido del Sr. Obispo Urquinaona», quien fue nombrado primero Coadjutor de esta Parroquia el 31 de Octubre de 1878, hasta el 15 de Febrero de 1880, tres días después de la muerte del párroco José Antonio Rivero que ejerció de cura ecónomo. Añade el cronista una nota en tira de papel pegada y sobrepuesta a la página de su Cuaderno nº 1 que dice «Dados los trámites que se seguían entonces en el obispado, sospecho que él se creyó ipso facto cura ecónomo desde que falleció el Sr. Rivero». Incluye el cronista las siguientes notas que extraemos: «Este Sr. pasó á la Diócesis de Tenerife, pues enemistado en Arucas con algunas personas á causa de un disgusto que tuvo con Francisco Esteban Santana, sochantre de esta Parroquia, en que se atentó contra su vida llegando el encono de los malvados hasta agujerearle la casa, se vió precisado á hacer su renuncia».

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Y otra más que cuenta otros detalles: «Le apedrearon la casa en la noche del 7 al 8 de Septiembre de 1884. En la noche del 10 al 11 de Octubre del mismo año tiraron a D. Teótimo un cartucho de dinamita sobre el techo de la casa parroquial. La detonación se oyó por toda Arucas. La impunidad habrán dado sus frutos. El 26 de Octubre del mismo año el Coadjutor leyó una enérgica protesta del Sr. Obispo por lo de la dinamita» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 65). El párroco que renunció, puso agua de por medio, pidió ser designado para la parroquia de Hermigua y más tarde pidió trasladarse a Cuba, donde falleció. Por las otras noticias que da el cronista de esta calle, y su manera de expresarse para aquellos tiempos, siempre atento a las decisiones de los municipales, no sería extraño que fuera el proponente de la nominación de la calle por los acontecimientos vividos, acordándose del enorme trueno allí sentido. Esas otras noticias son: «Casa diezmos.- La casa donde se recogían los diezmos de la Iglesia en esta Parroquial está al extremo de la calle de Santa Bárbara cuya casa compró D. Cleto Matos y después ha sido reedificada por varios, entre otros por D. Esteban Quintana, Dña. Saturnina Matos y D. Pedro Luzardo» (Obra citada, p. 95). «Reedificación de la casa parroquial.- El 13 de Agosto de 1888 se comenzó la reedificación de la casa parroquial de Arucas por la parte que da á la calle de Sta. Bárbara, estando ya terminada toda la parte nueva á fines de Mayo de 1890. Los trabajos fueron dirigidos por el maestro de obras D. Manuel Aguiar» (Obra citada, p. 111).

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Con relación a la última noticia habría que añadir que parte del coste de la reedificación de la casa parroquial fue pagado con él fondo que ascendió a 1.699,98 pesetas, recaudado entre vecinos de Arucas para acometer un primer proyecto de construcción del nuevo templo a finales del siglo XIX, y que el obispo recomendó se destinara a la Casa Parroquial que estaba en un estado lamentable tras los incidentes (Certificación manuscrita del Párroco Morales de 22 de mayo de 1889, Archivos Fundación Mapfre Guanarteme). En 1931, tras la proclamación de la Segunda República, la corporación presidida por el alcalde Nicolás Lorenzo Fernández, que sustituía al fallecido Rafael Diaz Batista el 4 de octubre de 1931, adoptó el acuerdo de nominar la calle como PÁRROCO MORALES, por su proximidad al pueblo. De alguna manera estaban mandando un mensaje al entonces párroco Cárdenes, siempre más cerca de los adinerados de los que precisaba su ayuda para el nuevo templo en construcción y por el conflicto surgido tras su decisión de sustituir a un joven coadjutor muy próximo a la clase más humilde, que motivó la detención durante meses de varios jóvenes aruquenses a los que denunció por alborotadores. Manuel Morales Caballero nacido en Las Palmas de GC el 1º de enero de 1854, después de haber estado en las parroquias de San Mateo y Tetir, renunciando a éste último por motivos de salud, asumió la entonces conflictiva parroquia de San Juan Bautista en febrero de 1885. El 13 de agosto de 1888 comenzó la construcción de la casa parroquial, en la esquina de esta calle y de ahí que se le dedicara esta calle. «Este Sr. fue un sacerdote ejemplar que predicaba hasta tres veces en los días festivos sin que fuera

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obstáculo la enfermedad cruel que padecía, siendo incansable en su santo ministerio». Murió el 3 de junio de 1896, siendo enterrado en la iglesia. De su entierro también dice el cronista «En fin después de haber hecho tanto y otras muchas cosas, amado y principalmente respetado de todos sucumbió víctima de aguda enfermedad el día tres de Junio de 1896 en Las Palmas, Calle En medio nº (así viene en el original), su cuerpo habiendo sido transladado en coche fúnebre á esta Parroquia según su voluntad, fue recibido por el Clero y Crúz parroquial é inmensa muchedumbre de fieles en el puente de Arucas y conducido al templo en donde de cuerpo presente se le hicieron solemnes honras fúnebres con oración que presidió D. Francisco Vega Párroco de San Francisco de Las Palmas. Asistió mucho clero, y en medio de general tristeza recibió sepultura en el panteón de Sacerdotes de esta Iglesia destinado en el Cementerio junto al de sus antecesores D. José Rivero y D. Pedro Hernández Regalado» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 66). Ya en la segunda mitad del siglo XX la calle sería popularmente conocida como la calle del Cura, probablemente por lo lejos que en el tiempo iba quedando el recuerdo del párroco Morales. 38. PAZ, DE LA (Parque) Antes GENERAL FRANCO, FRANCISCO GOURIÉ, MARCELINO DOMINGO, y HUERTA DE JUAN CASTELLANO Es el parque que enmarca la fachada sur del templo parroquial, entrada histórica de la ciudad y de su casco antiguo, que hasta el primer cuarto del siglo XX el lugar era conocido como HUERTA DE JUAN CASTELLANO, por ser propiedad privada consistente en casa y huerta del menor Juan Castellano Franchy, siendo su protutor Celestino González, penitenciario de la Catedral de Las Palmas (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 349). Fue expropiada en 1929 por el Ayuntamiento presidido por el Alcalde Antonio Rodríguez Uribe por interés general. Con posterioridad, el Ayuntamiento donó a la Parroquia parte del suelo donde se ubicaba la casa, sobre el que sería construida la Torre Mayor o Campanario de la iglesia de san Juan Bautista. La donación realizada fue reclamada por algunos vecinos que la consideraban lesiva para el interés general del municipio, y además consideraban que iba a ser destinada a sacristía o casa parroquial que podría ubicarse en los sótanos. En 1917 ya se tenía la decisión de construir un parque público rematando así la fachada sur de la nuevo templo de san Juan Bautista. El Ayuntamiento con fecha 13 de abril de dicho año acordó dar el nombre de FRANCISCO GOURIÉ al parque cuando se terminara, pero hasta 1925 no sería redactado el proyecto por el arquitecto Rafael Masanet, quien había realizado un proyecto de Torre Campanario, que sería corregido después para la construcción de la Torre Mayor que se realizaría a partir de 1930.

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Declarada la Segunda República, sobre 1935 cuando ya se había iniciado la primera fase de construcción de la Torre Mayor de la Iglesia -dos alturas de forjados-, el lugar era lo que quedaba de la huerta de su anterior propietario, y la corporación tomó el acuerdo de nominarlo con el nombre de MARCELINO DOMINGO, (Tarragona, 1884 - Toulouse/Francia, 1939), que en 1929 fundó el Partido Radical-Socialista y trabajó para la unión de las fuerzas de izquierda contra la Dictadura de Primo de Rivera y la Monarquía, firmando el Pacto de San Sebastián y comprometiéndose en la sublevación de Jaca. Pero la nominación del parque a su nombre venía justificada por su decidida participación en la mejora de la educación y de la agricultura. Al proclamarse la República, Marcelino Domingo Sanjuán fue nombrado ministro de Instrucción Pública, con la ambiciosa política de construcciones escolares, mejoras y por la renovación pedagógica. Los que habían recibido instrucción en aquella primera Escuela Primaria pública de Arucas que tantos elogios recibió, habían aprendido del valor de la misma para defender las libertades. También fue redactor del Proyecto de Ley de Reforma Agraria que tanto afectaba a Arucas. En 1931 el país contaba con 33.000 escuelas, y se precisaban para poder escolarizar a los españoles 27.000 más e incrementar la plantilla de maestros. Marcelino Domingo, como ministro de Instrucción Pública, se enfrascó en un plan quinquenal para construir 7.000 en el primer año y 5.000 escuelas los siguientes años. En el primer año se construyeron 9.000, y fue tal su perseverancia que la Segunda República fue también reconocida como "República de los Maestros". De más de 36.000 maestros, solamente 250 pertenecían a la primera categoría (GUTIÉRREZ CUADRADO, J., HERNÁNDEZ SANDOICA, E., y LUIS PESET, J.: "Educación y enseñanza", Enciclopedia de la Historia de España, Tomo 1: Economía. Sociedad, Barcelona, 1988, p. 590). En el caso concreto de la provincia de Las Palmas, la estimación que hacía el Inspector Jefe de Primera Enseñanza Juan Rodríguez Santana «haciendo un cálculo de 50 niños por aula, harían falta 1.143 escuelas en toda la provincia, de las que solo existían 516, donde recibían educación apenas 22.975 niños de los 57.124 existentes en 1932, siendo necesarios para acoger a los 34.329 restantes, 621 nuevos centros. El esfuerzo comienza con la creación, en 1932, de 178 escuelas y estando pendiente de creación 74. Se pretendía extender la escolarización a los 3-4 años y para tal fin se ponen en funcionamiento 7 escuelas de párvulos en Las Palmas y una en Arucas» (MILLARES CANTERO, S.: "15 de noviembre de 1911. Noventa y seis años de la masacre de obreros de Arenales", Revista Canarii n. 6 (2007), Fundación Canaria Archipiélago 2021).

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Habían pasado escasamente 76 días del golpe militar contra la República, en pleno inicio de la guerra civil, y la Comisión Gestora Municipal nombrada por el gobernador civil en su sesión de 2 de octubre de 1936 acataba sus órdenes de cambiar los nombres y designaciones de calles de «... nombres, símbolos de ideas que en su totalidad rechazan los buenos patriotas», buena muestra de la sistemática y estudiada campaña sicológica que se iniciaba desde los primeros momentos. Apresuradamente toman el acuerdo de cambiar su nominación para llamarlo PARQUE DE FRANCISCO GOURIÉ, y al mismo tiempo decidían quitarle este nombre a la calle que actualmente lo lleva para nominarla calle General Franco.

De alguna forma los poderes fácticos locales que años atrás eran correligionarios del todopoderoso mecenas Francisco Gourié Marrero en el antiguo partido de los "leoninos", consideraron una afrenta quitarle el nombre a su calle, pues no era lo mismo dar el nombre de un terreno que algún día podría ser un parque, pero que a dicha fecha, era un simple terreno donde no se podía poner ni una placa, cuestión que como ya se ha dicho había sido propuesta en 1917. El día de Navidad 25 de diciembre de 1936, se reúne de nuevo Comisión Gestora Municipal y sin dar mayores explicaciones en el acta, toma el acuerdo de restituir el nombre de la calle Francisco Gourié y paralelamente nominar a este terreno como PARQUE DEL GENERAL FRANCO, si bien años después de su terminación sería llamado popularmente "Parque Franco". No ponemos en duda que muchas explicaciones debieron dar al gobernador civil por la eliminación del nombre de Franco a la calle.

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Francisco Franco Bahamonde (Ferrol, 1892 - Madrid, 1975), conocido como Francisco Franco o simplemente Franco, fue un militar dictador español, golpista integrante del pronunciamiento militar de 1936 que desembocó en la Guerra Civil Española. La ausencia de un ideario definido le permitió transitar de unas fórmulas dictatoriales a otras, rozando el fascismo en los cuarenta y las dictaduras desarrollistas en los sesenta de la mano del Opus Dei. Para no abundar en los datos biográficos, estudiados por muchos de una y otra tendencia, abreviaremos aquí algunos ilustrativos y desconocidos hitos del personaje que definen sus particulares fobias, al hilo de la historia constructiva de nuestro parque. En los años siguientes de la dictadura, durante el mandato de los alcaldes Ramón Suárez Franchy y José Henríquez Pitti, no podía el Caudillo Franco quedarse con un rótulo (¿?) que señalaba tan sólo la huerta abandonada del huérfano Juan Castellano a quien se le había expropiado. Será en 1945 y después bajo el mandato del segundo, cuando se aprovecha el viejo proyecto del arquitecto del obispado Rafael Massanet para el parque, diseñado con dos plataformas por la diferencia de nivel del suelo. Rafael Massanet y Faus fue el primer Arquitecto Director del proyecto del Campanario de la Iglesia de Arucas, más conocido como Torre Nueva, aunque luego fue corregido el proyecto por el arquitecto catalán Vega March (CAMPOS ORAMAS, J.: La Iglesia de San Juan de Arucas en la estela del gótico catalán, Las Palmas de GC, 1999, p. 52). Se realiza la alineación de las actuales calle León y Castillo y calle Reloj, ampliándose el ancho de la segunda con un muro de contención y rellenándose con hormigón el ensanche del pavimento para enrasar con el preexistente resto de adoquines prensados, y construyéndose la singular baranda perimetral del parque con piedra de Arucas. En la plataforma inferior se esboza una estructura radial de la jardinería, reservándose en su centro geométrico un vaso y acometida para la construcción de una fuente alegórica que nunca llegó a realizarse, justo encima de donde pasaba la Acequia Real cuyo cauce quedó cubierto. En el centro de la plataforma superior se construyó una enorme cruz de piedra de cantería, emulando así la que se venía construyendo en la Sierra de Guadarrama (San Lorenzo del Escorial) que luego sería bautizado como el Valle de los Caídos o la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. En ésta de Arucas, su base reproducía el Yugo y las Flechas en sobre relieve, símbolos de la dictadura, con un texto alusivo al Alzamiento Nacional que ya no recordamos, al tiempo que las flores recortadas dibujaban un Viva España o un Presente, algo ya perdido también en nuestros recuerdos, voces muy usuales en la época para el régimen imperante. El lugar fue el punto de encuentro donde cada 20 de noviembre se tributaba un homenaje floral y patriótico a los Caídos por la Patria en la Guerra Civil, donde los únicos caídos eran los del bando nacional, el bando azul, y allí los comparecientes lo hacían con la tradicional camisa azul bordada con el yugo y las flechas, y nos llevaban a todos los escolares para cantar el Cara al Sol. Los otros, los vencidos, eran Los Rojos, los del bando perdedor, lo que obligó a que dicho color se conociera más como encarnado (color carne) para no mencionarlos, pues todo se cuidaba con esmero sicológico.

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Nuestra infancia avanzó en los tiempos del alcalde José Henríquez Pitti, y en su doble condición de Secretario Local del Movimiento, allí vestía como muchos su camisa azul y mano alzada. No entendíamos del Cara al Sol, del Prietas las filas, ni de las Montañas nevadas. Nos teníamos que aprender las letras de cantarlas un día sí, y otro también, y sobre todo, el gran día del 20 de noviembre, el aniversario del gran ausente siempre "Presente", Jose Antonio. No fue nada visionario Henríquez Pitti cuando catorce años antes de ser alcalde, en un pequeño periódico local (La Voz del Norte, 22-oct-1932) loaba la celebración en Arucas del "Día de la Raza", diciendo «... Hoy cúmplese un sagrado vínculo de expansión de nuestra raza, cuando el inmortal navegante pisó por primera vez tierra americana, llevando en su espíritu de genio inquebrantable la semilla española: sangre, costumbres, lenguaje...». Diez años antes de la publicación de su loa, allá por 1922, un desconocido Franco en su diario de guerra de África (FRANCO BAHAMONDE, F.: Diario de una bandera, Madrid, 1922, pp. 129 y 177) ya describió con esmero las masacres étnicas realizadas, el mismo «... que dirigió doce legionarios en un ataque del que volvieron ondeando en sus bayonetas las cabezas de otros tantos harqueños a modo de trofeo...» (PRESTON, P.: El holocausto español, Navarra, 2011, p. 18). Le distinguía la pureza de su "raza" frente a otras que poco importaban. Cuando escribió aquella emotiva loa a la raza de "semilla española" no llegó a imaginar la "raza" estereotipada por el Dr. Vallejo Nágera Jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares, con la experiencia adquirida en los campos de prisioneros en la Alemania de la II Guerra Mundial que había visitado. Diseñó su perfil en el Gabinete de Investigación creado con la autorización personal de Franco mediante telegrama nº 1.565, de 23 de agosto de 1938 (GARZÓN REAL, B.: Auto de Inhibición Sumario (Proceso Ordinario) 53/2008 E, Juzgado Central de Instrucción Nº 5, Audiencia Nacional, Madrid, 18-nov-2008, p. 13) y el asesoramiento de científicos alemanes, donde realizaron «..esa labor trascendente de higienización de nuestra raza ...». Sin consentimiento informado, sicoanalizaron a cincuenta reclusas de la cárcel de Málaga, que en su versión «... como seres degenerados acreditaban la criminalidad revolucionaria femenina, con un marcado carácter sádico...» (PRESTON, P.: El holocausto español, Navarra, 2011, p. 666). La máxima era que los valores republicanos y de izquierdas eran hostiles y deberían erradicarse. Se buscaba la pureza de la raza, al igual que los nazis con la raza aria. Para los nazis, las diferencias segregables eran físicas, genéticas, de etnias caucásicas. Para Franco, las diferencias segregables eran los idearios de las personas, los llamados "rojos", o lo que era lo mismo, «judeo-masónica-comunista», para incluir a todo anti-patriota que se opusiera a sus ideas. Incluso se llegó al extremo de buscar justificaciones psiquiátricas académicas para las mayores aberraciones humanas, en una moderna Inquisición, como escribió su amigo el comandante médico psiquiatra y jefe de ese Gabinete de

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Investigación Dr. Vallejo Nágera (VALLEJO NÁGERA, A.: Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza española, Burgos, 1937, pp. 58-61). Si fuera poco convincente su título [según DRAE: eugenesia (Del gr. εὖ, bien, y -génesis) Aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana] con palabras mayores para quienes comulgaban con la religión Católica, contraria a toda manipulación humana, baste mencionar frases como «La salud de la raza exigía separar a los niños de sus madres rojas (...) porque eran seres degenerados, proclives a la delincuencia marxista» (PRESTON, P.: El holocausto español , Navarra, 2011, p. 666). Similares teorías a las utilizadas en los campos de concentración nazi donde aprendió. No imaginó nuestro entonces alcalde que la "Raza" fuera también el título y argumento de la película patrocinada por el Consejo de la Hispanidad, con banda sonora interpretada por las orquestas Nacional, Sinfónica y Filarmónica, que mostraba al mundo el espíritu abnegado y valeroso del español, coincidente con el nacional-catolicismo del régimen, que en opinión generalizada fue guionizada por el propio Franco. El mismo Franco, ese hombre, que llenó el celuloide con veinticinco años de "paz" después, en un documental del mismo director cinematográfico Sáenz de Heredia. La historia es inapelable, y a Franco lo desconectarían un 20 de noviembre para morir el mismo día del aniversario de Jose Antonio, para que solo hubiera un mártir que recordar si celebraban esos obligados actos de adhesión a los caídos. Porque todo estuvo sistemáticamente calculado y estudiado. Estos son los pequeños pero grandes detalles de sus fobias que no se suelen contar de aquel que fue homenajeado con nuestro parque, y aún así nos impresionamos por lo que se cuenta de los nazis que segregaban por cuestión de genética, permaneciendo impasibles cuando aquí se segregó por las ideas. Los nazis no adoptaron a los niños judíos, aquí en España se sustrajeron sistemáticamente hasta 40.000 niños para educarlos en las ideas separándolos de sus madres rojas (...) porque eran seres degenerados, bajo el amparo de leyes inhumanas. En su visita a Arucas no se paró a ver el parque de su nombre y desconocemos si lo llevaron a la Casa del Niño para ver esta obra benéfica que reeducaba la mente de muchos niños sometidos a malos tratos físicos y sicológicos, o para enseñarle los sótanos donde en 1937 instalaron una checa para depurar y castigar a muchos aruquenses, lugar a dónde acudían los niños para conocer de la suerte de sus padres sacados de sus casas en las madrugadas. Es duro contar estas cosas, como lo es leerlas, y aunque nos duela, hemos de conocer de las mismas para valorar la historia, pues por encima de cualquier ideología están los derechos humanos que siempre deben ser prioritarios. Al menos así lo regula el Artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aprobado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas, que enumera los delitos

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tipificados como "crimen de lesa humanidad", que afectan a todos los actos inhumanos que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física. Ya llegada la democracia y aprobada La Constitución, la corporación presidida por el alcalde Juan Antonio Ferrera Santana (1983-87), se nominó como PARQUE DE LA PAZ recibiendo este nombre, con la simbología de representar la reconciliación de las dos Españas. Cualquiera de las siguientes acepciones que recoge el DRAE son buenas para definir el fin pretendido: «4. Sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos. 5. Reconciliación, vuelta a la amistad o a la concordia. 6. f. Virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones». El vaso de la fuente que nunca llegó a terminarse se selló y se erigió un monolito en piedra de cantería. También se suprimieron los símbolos del franquismo en la gran cruz de piedra. El Director de la Oficina del Centro Histórico de Arucas (1997-1999), Federico Rivero Alemán, propuso la idea de desplazar la Cruz, adosándola al templo para que perdiera protagonismo físico y simbólico, trabajo que se ejecutó piedra a piedra. Igualmente se pavimentó parte de dicho parque, desapareciendo los pasillos de picón volcánico que separaban los parterres florales. En uno de ellos se encontraba un gran ficus blanco (Ficus elástica "Doescheri") cuyas hojas vistieron muchas de las coronas florales que acompañaban a los finados en sus entierros. Tiempos atrás del siglo pasado fue llamado popularmente y en ocasiones el "Parque de los Enamorados", porque allí iban las parejas, apartándose del mundanal ruido y a la búsqueda de sus momentos felices, lejos del alcance de aquellos y aquellas que "En cualquier esquina sacan filo" o que "Hacen una sama de una escama". 39. PEDRO MARCELINO QUINTANA (Calle) Antes CALVO SOTELO y ÁLVAREZ Esta calle formó parte de la calle CALVO SOTELO, antiguamente calle ÁLVAREZ, cuyos detalles comentamos en el capítulo correspondiente a la misma, hasta que resultó dividida en dos en 1955 a partir de la intersección con la calle de La Cruz para nominar el tramo entre ésta y la calle de San Juan con el nombre del cronista. El 12 de junio de 1955 se rotuló esta calle con el nombre de PEDRO MARCELINO QUINTANA, de segundo apellido Miranda, quien fue el primer cronista oficial de la ciudad. Nació el 8 de diciembre de 1886 en la calle El Terrero nº 18, actual calle Juan de Dios Martín, siguiendo la carrera sacerdotal y estudiar Teología y Derecho Canónico en la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia de Canarias, recibiendo el título de licenciado en Sagrados Cánones y Filosofía el 19 de julio de 1910, siendo ordenado sacerdote por el obispo Pérez Muñoz, diciendo su primera misa en Arucas el

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29 de septiembre de 1910. Durante ocho años ejerce de coadjutor en la parroquia de San Lorenzo y destinado a la Isla de Cuba vuelve en 1921, haciéndose cargo la capellanía del Colegio de La Salle de Arucas, donde ejerce la docencia y dirección espiritual. Desde muy joven cultivó las bellas letras escribiendo más de quinientas composiciones poéticas y varias en prosa inéditas, como la novela Aves peregrinas o humorística como Aventuras del Clérigo Don Sebaldo. En el capítulo histórico-religioso realizó la Historia del Seminario Conciliar de Las Palmas, Apuntes para una historia de la Compañía de Jesús en Las Palmas y Vida de San Cristóbal, y de forma más generalista en la temática publicó más de trescientos artículos en la prensa provincial desde 1929 a 1932. Su Historia de la ciudad de Arucas, publicada en 1979, es una obra dirigida a los niños, si bien es más la detallada historia de la parroquia adornada con distintos acontecimientos del contorno popular. Fue el traslado de su manuscrito al Ayuntamiento para su publicación, que sería tardía, motivo suficiente para que el Pleno Municipal celebrado el 9 de agosto de 1944 le nombrara a título honorífico Cronista Oficial de la Ciudad de Arucas, siendo por consiguiente el primer cronista del municipio como ya se ha dicho. En el año 2012 el Ayuntamiento de Arucas realizó la edición digital de su Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, disponible en el sitio Ediciones Digitales Ayuntamiento de Arucas. Se está ultimando la edición del Cuaderno 2º y después el 3º. A modo de prólogo dice el Profesor Ramón Díaz Hernández en la Presentación de la edición digitalizada del Cuaderno 1º, bajo su dirección, que esa obra comprende« tres Cuadernos manuscritos que suman un total de 837 páginas. Es exactamente en el día 28 de mayo de 1926 cuando empezó don Marcelino Quintana a escribir su primer Cuaderno de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas acabándolo el 4 de abril de 1927. El segundo lo comenzó en 1927 y lo terminó en 1931. El tercero lo debió terminar en la primera mitad de los años 30. (...) Se trata en definitiva de un registro general de anotaciones, fichas con datos de interés lingüístico, noticias genealógicas, tablas de cifras, comentarios, reproducción de textos, sucesos acaecidos en Arucas, visitas pastorales, rogativas, resúmenes, correspondencia, borradores y demás materiales que, en su conjunto, no guardaban un orden temático determinado, ni concordaban con los habituales hitos temporales de forma

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coherente. Aunque abundan las referencias a temas generales de la Historia de Canarias, suponemos nuevamente que estos apuntes estaban destinados a componer una Historia de Arucas más profunda y contextualizada en un momento en que su autor entraba de lleno en la madurez intelectual de los 40 y más años de edad». La elección de esta pequeña calle para su nominación al primer cronista que falleció el 23 de julio de 1952, guarda relación con la proximidad de su segundo domicilio, en el número 19 de la calle de San Juan, al que se mudó la familia algunos años después de establecer su residencia en Arucas. Es aquí en este domicilio donde tenía un rústico vivero de plantas; unas pocas y pequeñas macetas y muchos oxidados "cacharros" (DICCIONARIO DE CANARISMOS: Envase de hojalata, de diferentes tamaños) situados a ambos lados del largo y estrecho patio de entrada a las habitaciones de su modesta casa, muchos colgando de las paredes, donde cultivaba las más diversas plantas que uno pueda imaginarse, conocimientos que le llevaron a escribir una serie de anotaciones al Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias de Viera y Clavijo. Allí tenía también expuesta la recopilación de objetos y vestigios arqueológicos, unos productos de sus investigaciones de campo y otros que le fueron entregados por aruquenses sabiendo de sus conocimientos y de sus continuas consultas bibliográficas. Todo ello permitió que presentara un trabajo al concurso organizado por El Museo Canario en 1930 titulado "Correcciones a la Historia de Canarias de Viera y Clavijo", por el que resultó premiado. Si bien no tengo recuerdos de haberle conocido personalmente, murió cuando tenía tan sólo cuatro años, si tengo recuerdos de mis idas y venidas a su vecina casa después, donde conocí a su hermana Dª Enriqueta Quintana, y en particular su vivero donde no dejó de sorprenderme nada de lo que contemplaba. Aquella Mimosa púdica, o sensitiva, que se cerraba cuando la tocaba; no me extrañaría que se la trajera él mismo de Cuba o se la enviara algún conocido desde la América tropical de su hábitat. Como tampoco aquellos "cacharros" con plantas vivas en tierra inundada de agua; en esos años pensé que se había olvidado de hacerle el agujerito para desaguar, muchos años después conocí que ese sistema de cultivo lo llamaban "hidroponía". Curiosamente la calle que recibió su nombre el cronista fue donde transcurrió nuestra infancia, veces jugando al boliche o con los carretones, allí donde nos reuníamos cuando caía la noche, junto a la ventana de la Gota Leche, para contar las aventuras del día de la adolescencia que íbamos perdiendo. Cuando se levantaron los empedrados de la calle para su adoquinado, allí estábamos observando con ilusión por si aparecerían aquellas "bonituras y gaseosas" que se nos perdieron por los oscuros agujeros de los bota-aguas, con la esperanza quizás, que con ellas encontráramos de nuevo los años ya vividos. Quintana Miranda presentó en 1946 una propuesta de escudo heráldico para la ciudad de Arucas, de la que se tomarían algunas de sus ideas para el

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diseño final atribuido al Concejal Florencio Santana Sánchez en 1954. Habría que valorar la importancia de su propuesta, pues lo fue en oposición a otra que proponía el blasón del Mayorazgo de Arucas, cuestión que rechazaba acertadamente dado que no era representativo del pueblo de Arucas. 40. PEDRO MARICHAL (Calle) Antes DEL SOL Se trata de la calle que se inicia en el ángulo nordeste de la Plaza de San Juan y termina en la calle Juan de Dios Martín. Antiguamente las calles y plazas con orientación en el recorrido del astro solar, de naciente a poniente por la rotación de nuestro planeta Tierra, eran llamadas con el nombre DEL SOL, por su alta insolación.

En los primeros tiempos alguna explicación tuvo que el Camino Real que enlazaba Arucas con el Camino de Gáldar, no discurriera por esta calle. Posiblemente, porque eran tierras de propiedad privada o porque la cota de la actual calle Marqueses de Arucas facilitaba una mejor accesibilidad a la zona del Tabaibal donde se ubicaban las cuevas de habitación de la gran mayoría de los estantes en el lugar de Arucas, y enlazar con lo que fue la primigenia calle Real de San Juan. En cualquier caso es sabido que esta calle, como ya hemos contado en otras entradas, está construida en una fuerte rampa sobre el lugar donde se iniciaba la Capellanía Grande, el actual Recinto Ferial o aparcamiento público.

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La hipótesis del cronista de que la procesión del Corpus de 1555 (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 304) discurriera por la calle EL SOL, es más producto de su buena pluma, que de la historia misma, pues igualmente reconoce que no se tienen noticias documentadas de la parroquia hasta 1656. En la fotografía de Leopoldo Prieto de 1927 puede apreciarse la distinta alineación de las antiguas casas de la margen derecha y su diferencia de nivel. Esa diferente alineación nos aproxima, primero a que la variante de enlace con el Camino Real que llegaba hasta la actual calle Juan de Dios Martín fue posterior, y después a que su trazado lo era aproximadamente buscando el cauce de la Acequia Real. Cuando Juan Mateo de Castro el 29 de noviembre de 1680 redacta su testamento ante el escribano Francisco de Ortega, al describir su casa que incorporó a esta capellanía lo hacía así: «... sobre una casa alta sobrada y nueva en que vivo y asisto de presente, la cual hice y fabriqué a mi costa, y sobre un cercado de tierra labradía que confina con las casas dichas de mi morada y linda por un lado con la plaza e iglesia parroquial de dicha villa y por abajo con el Camino Real que va a la ciudad de Las Palmas ... Y dicho cercado todo él con lo que hay de la acequia arriba, tres fanegadas de tierras labradías poco más o menos y toda la cerca la he modificado a mi costa, haciendo parte de ella de mampuesto encalado y con caballete y la demás pared nueva y fuerte de piedra seca que se hizo en este presente año. Y en dicho cercado junto a la acequia que pasa por él hay un tanque de catería hecho a mi costa y junto a él un cercadito de hortaliza y por toda la orilla de la acequia por la parte de arriba y debajo está poblada de árboles frutales con su manzanos, durasneros, higueras, morales, tamarán, limoneros, naranjos y parras de malvasía con un lagar de tea, libre de tributo y pensión» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 195). Al describir que el Camino Real está "por abajo", se refiere claro está a la trasera de su casa que está en la actual calle Federico Díaz Bertrana, mencionándonos además el estanque próximo al Teatro Nuevo, que siglos después se mejoraría en su construcción sin variar su estratégica ubicación en altura para facilitar el regadío, y hablando de caballetes y muros para los cultivos escalonados dada la rampa que formaba el territorio. No debe sorprendernos la cantidad de cultivos que menciona, pues en las agregaciones que hiciera a las capellanías habla de «las tierras que gozo y poseo en la Hoya que dicen de Ariñez en dicha villa de Arucas que son labradías y entiéndase solamente en las tierras que son de riego y están en la acequia del Pino para abajo» (Obra citada, p. 196). Ya a principios del siglo XX, se nominó en memoria de PEDRO MARICHAL y Álvarez de segundo apellido. Elegido alcalde en 1895 adscrito al Partido Liberal, fue cesado en el cargo en diciembre del mismo año por el Gobernador Civil, tras inspección por la que se imputó a toda la Corporación que no se llevaban los libros reglamentarios y que los créditos con la Heredad no habían

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sido autorizadas por el Pleno, aunque correspondían a los mandatos anteriores. En 1897 es sobreseída por la Sala de lo Criminal de la Audiencia de Madrid, condenando a la parte querellante. De nuevo en el cargo, fue el alcalde del tránsito del s. XIX al XX, que dedicó gran parte de su mandato a corregir los múltiples errores cometidos por los alcaldes accidentales alternantes mientras duró el pleito, Antonio González González y Francisco Blanco Falcón, si bien correspondían a mandatos anteriores a 1875 también. Impulsó la construcción y pavimentación total de la plaza de San Juan que terminó en 1901, donde se inicia esta calle, y la desaparecida plaza de San Sebastián, además de avanzar el proyecto de alumbrado público. Fallecido siendo alcalde el 9 de julio de 1902, el pleno del ayuntamiento presidido por el alcalde accidental Manuel del Toro González, después de organizar un gran funeral, acuerda nominar la calle PEDRO MARICHAL, e igualmente su prolongación natural conocida hasta ese momento como calle El Terrero, que es nominada como calle Juan de Dios Martín, personaje que había fallecido el 23 de agosto de 1900, suegro de Pedro Marichal Álvarez quien se había casado con su hija Francisca Martín Jimenez. Pocos días después del fallecimiento del alcalde ya se anunciaban en la prensa las entonces celebradas fiestas de Santa Lucía del mes de diciembre a celebrar la víspera en dicha calle: «Al medio día se anunciará la fiesta con repique general y multitud de voladores. Al toque de oraciones se cantará tercia celebrándose con la solemnidad acostumbrada. Terminada ésta, tendrá lugar la verbena en la calle de Pedro Marichal, á cuyo efecto se hallará convenientemente adornada, durante ella se quemarán varios fuegos de artificio confeccionados por varios pirotécnicos: este acto será amenizado por la banda "Unión filarmónica", organizadora de la fiesta» (Diario de Las Palmas, 28-nov-1902). 41. PÉREZ GALDÓS (Calle) Antes SAN SEBASTIÁN y DEL POTRERO Hasta la primera mitad del siglo XIX la quebrada calle era conocida como DEL POTRERO debido a la localización en su inicio ascendente de un potrero o lugar destinado al cuidado del ganado caballar de la época, relacionado de alguna forma con las Milicias de Caballería asentadas en Arucas. Aproximadamente a finales de dicho siglo el potrero se convertiría en una vaquería, si bien era estante en el lugar un talabartero, oficio que se dedicaba a la confección artesanal ordinariamente con cuero de correajes, bridas, pretinas o cinturones, tanto para los caballos y otros animales, como los tiros de donde que cuelgan espadas y sables. La calle era uno de los accesos al considerado barrio artesanal que conectaba el Camino Real con La Cerera y con el desdibujado camino al Barranquillo en los linderos con el Cercado de San Sebastián del Mayorazgo, hoy en día parte de lo que ocupa el Parque Municipal conocido como Jardín de Gourié.

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A partir del año 1850 se rotuló de SAN SEBASTIÁN, nombre que heredaba de aquella calle que recibió el nombre de De La Escuela, actual de calle León y Castillo, cuando se construyó en la misma la primera Casa-Escuela, destinada a la Escuela de Primeras Letras (JESÚS Y VELEZ-QUESADA, P.P.: Arucas, hombres y hechos, Las Palmas de GC, 1984, p. 276). Con posterioridad la calle es rotulada en memoria del insigne escritor canario PÉREZ GALDÓS. Benito María de los Dolores Pérez Galdós, nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, más conocido como Benito Pérez Galdós, fue uno de los más grandes novelistas, dramaturgo y cronista español. Se trata de uno de los principales representantes de la novela realista del siglo XIX y uno de los más importantes escritores en lengua española. En su obra destacan Los Episodios nacionales, su obra cumbre, donde se refleja la vida íntima de los españoles del siglo XIX y su contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país. Son 46 episodios en cinco series de diez novelas cada una, salvo la última, que quedó inconclusa. Arrancan con la batalla de Trafalgar y concluyen con la Restauración borbónica en España. Este conjunto novelístico constituye una de las obras más importantes de la literatura española de todos los tiempos y ejerció un influjo considerable en la trayectoria de la novela histórica española. En 1876 se publicó Doña Perfecta, una novela contra la intolerancia ideológica. Pese a las oposiciones que suscitó la obra, fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1889. Otras obras suyas son: Marianela, Fortunata y Jacinta, Ángel Guerra, Nazarín, Miau, Misericordia, El Abuelo, etc. Hasta el último cuarto del s. XX la calle mantenía el mismo nombre desde su inicio en la calle Barranquillo hasta su fin en la calle San Juan. A partir de dicho tiempo, desde la intersección con la calle La Cruz hasta la calle San Juan tomó el nombre de calle Cronista Teodoro Rosales Quevedo, que desarrollamos en su capítulo. 42. PILAR MEDINA (Calle) Antes ROSALES

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Hasta 1936 la calle mantuvo el nombre de ROSALES. Este patronímico es muy frecuente en el antiguo Lugar de Arucas y a lo largo de su historia. Dentro de lo alcaldes ordinarios del s. XVII es mencionado el Capitán Francisco de Rosales, que fue elegido para tal empleo dos veces, en 1635 y en 1637. También aparecen otros vecinos así apellidados, y de cierto renombre, que salpican nuestra historia local. Cronológicamente tenemos a Felipe de Rosales, quien en 1579 aparece como fundador de la Cofradía de la Vera Cruz en la parroquia de Arucas, que en su condición de principal impulsor pudo tener su domicilio o bienes inmuebles muy cerca de aquí. «En el año de 1579 se constituye en la parroquia de Arucas, la Cofradía de la Vera Cruz, de fecunda historia hasta 1830, en que desaparece, como otras, debido a la ruina que les produjo las leyes desamortizadoras. Felipe de Rosales es su fundador y autor de casi todo el primer libro, el "Libro Viejo", de la señalada Cofradía, escrito con elegante caligrafía del siglo XVl. En el citado libro encontramos el dato siguiente: "1579.— padrón de los cofrades de la santa vera crus desta villa de Arucas difuntos y Bibos que gozan de las misas y lo demas—primeramente el Sor. Pedro Seron que sea en gloria.— la sra. doña Sufia de Santa Gadea su muger"» (CABALLERO MUJICA, F.: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas, Las Palmas de GC, 1973, pp. 56-57). Sobre la posesión de inmuebles del mencionado está documentado en las cuentas del mayordomo parroquial Pedro Hernández que «Se le hace cargo de 5.000 mrs. que son de cuatro pagas del tributo que paga Felipe de Rosales de las casas que tiene a tributo que fueron de Juan Alonso que son las del repartimiento que cada una paga, son dos doblas y media» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 53). Es también quien en 1585 aparece como prioste de la Cofradía del Santísimo Rosario de la Virgen y escribano de la relación de capellanías de misas rezadas y cantadas, de donde se infiere conoce y tiene información completa de los bienes inmuebles dejados a la fábrica parroquial. Por sus oficios y coetáneo, pudiera tratarse de Felipe de Rosales Troya, abuelo materno del Canónigo Juan Mateo de Castro, padre de Úrsula de Rosales. Otro persona importante es Félix de Rosales, vecino de Arucas quien en 1647 actúa como amanuense en el reparto escrito de aguas de la Heredad de Arucas y Firgas, que fue confeccionado por los Alcaldes de Aguas Antonio Trujillo, Capitán y Familiar del Santo Oficio y Gaspar de Ayala. Fue hecho en el Pago de los Trapiches conforme a los datos del Repartidor de aguas Juan Rivero. Este documento fue protocolizado más tarde, el uno de julio de 1790, por el Escribano Público de Las Palmas, Andrés Cabrera de León, por orden del Corregidor y Capitán de Guerra Vicente Cano (ROSALES QUEVEDO, T.: Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, Las Palmas de GC, 1977, p. 8). Con posterioridad son distintos y numerosos los personajes con este apellido, en su mayoría vinculados a la Heredad, donde ocuparon diversos cargos de gobierno, deduciendo por tanto que eran significativos propietarios de tierras y aguas. En cualquier caso hay que considerar que el topónimo de esta calle

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está en el grupo de los más antiguos, de donde debe corresponder a los siglos XVI o XVII. Tras el golpe militar y en el inicio de la guerra civil, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936 acuerda nominar esta calle a PILAR MEDINA, y paralelamente restituye el nombre de la calle La Cruz que había sido rotulada con el nombre de esta señora el 29 de enero de 1933 durante el mandato del alcalde accidental republicano José González Santana, por la convalecencia de Nicolás Lorenzo Fernández. Conocer de las circunstancias y de los atributos de las personas que no son coetáneas nuestras, leyendo los fríos acuerdos resumidos de las sesiones plenarias del Ayuntamiento, siempre es tarea difícil y puede inducir a errores. La nominación hace referencia a Maria del Pilar Medina Rivero, con una única y pequeña referencia bibliográfica local que se limita a dar cuenta que era la mujer del terrateniente del Trapiche Rafael María Suárez y Suárez (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 346), quien en la primera mitad del s. XX destacó por sus múltiples iniciativas colaborando económicamente en asuntos de interés general, como es el caso de la Iglesia del Trapiche que se levantó por iniciativa de los vecinos y que sin el apoyo económico de este matrimonio difícilmente hubiera alcanzado su culminación. La plaza de este singular barrio construida en 1937 siendo alcalde Bruno Falcón Fernández, fue igualmente nominada con su nombre. A Pilar Medina de Suárez como era conocida, le tocó vivir su propia lucha personal con la enfermedad que arrastró en los últimos años de su vida, aferrándose a ella y buscando una solución de continuidad consultando a distintos médicos de renombre en Europa, y en ese viajar sorprendió a todos la noticia fatal: «Pilar Medina Rivero ha muerto. Al amanecer del jueves dejó de existir en Madrid, recién regresada de Suiza, y cuando se disponía a volver, otra vez, a esta su tierra canaria que tantas veces dejara circunstancialmente, presa del vértigo que lleno de fecundos afanes su vida de mujer excepcional... Se quebró su vida en plena juventud, inexorablemente, dolorosamente, abatida por irreparable mal. Peregrinó por Europa Pilar Medina, visitó las más celebradas clínicas, confió al final —un triste final de amarga desesperanza— los ya tenues hilos de su inquieta existencia a la sabiduría de las eminencias, del dolor físico, mas todo en vano. Ni su juventud, ni la reciedumbre de su fortaleza, ni su espíritu fuerte e infantil a la vez, que la confortaba aunado al intenso cariño de su esposo y de los hijos de su alma, lograron otra cosa que suavizar un poco el tránsito de esta señora, cuya desaparición lleva a innumerables hogares una honda amargura» (La Provincia, 16-sep-1933). Su marido, Rafael María Suárez y Suárez, de mayor edad y con quien se había casado en segundas nupcias, había fallecido el 14 de enero de 1919, y desde ese momento Pilar Medina tomó el testigo de la gran actividad agrícola que desarrollaban, siempre ayudada por sus hijos Rafael, María y Juana Teresa. Le toca vivir en tiempos de muchas dificultades en el sector primario, conviviendo con actitudes "caciquiles" de los patrones agrarios que mantenían

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los hábitos de explotar al jornalero de sol a sol, amparados por el régimen dictatorial impuesto por el General Primo de Rivera, sin concesiones de mejoras salariales, o derechos para las mujeres que empaquetaban los plátanos a las que tanto se acercó Pilar Medina, sin respeto a la edad del menor que por ser hijo de un jornalero venía obligado a trabajar cuando debería estar en las escuela, y todos, sin derechos algunos a prestaciones sociales, porque en esos tiempos no existían las mutualidades que respondían ante los accidentes laborales.

El comportamiento de esta mujer, era poco frecuente en su época, destacando por su buen hacer sincero para con las clases más necesitadas, siendo modélica con los propios jornaleros que trabajan las muchas tierras de la familia. No lo ejercía por alcanzar el prestigio social, sino por la justicia social, desde la perspectiva que algo pequeño para sí, podía ser muy importante para otros. Y lo hacía manteniendo el anonimato, que sólo aquella familia que resultaba auxiliada con su apoyo económico era quien realmente conocía, respetando así la intimidad. Trascendía exclusivamente en el entorno de aquellas familias que se veían auxiliadas. Su forma de ser distaba mucho de los habituales ámbitos de la clase alta a la que pertenecía, y probablemente, a muchos de esos "caciques" no agradaba que rompiera las reglas y jornales que se seguían en la agricultura isleña. Más

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aún cuando llegada la Segunda República los "caciques" radicalizaron sus posiciones cuando se vieron obligados a constituir mutuas laborales que garantizaran los accidentes y bajas laborales de sus jornaleros. Aún así, mantuvo su condición de empresario o patrón agrario, y participa del interés general del sector, en aquellos que no lesionan la justicia social. Así la encontramos en la constitución del Sindicato Agrícola del Norte de Gran Canaria, entre los primeros firmantes Francisco Gourié, Laureano de Armas, Manuel Hernández Martín, Pilar Medina, Rafael Suárez (hijo), Manuel del Toro y otros varios cosecheros exportadores de importancia. Como también, entre aquellos que hicieron posible la carretera de Tamaraceite al Puerto de suma necesidad para el transporte de la fruta al muelle, como recoge el agradecimiento del pleno del Ayuntamiento de Las Palmas del 2 de abril de 1932 «... de las obras de la carretera del Puerto, proponiendo que la Corporación haga constar en acta la gratitud a doña Pilar Medina, don Manuel del Toro y a don Sixto y don Enrique del Castillo». Su identificación con el Trapiche no se limitó sólo a la construcción de la nueva iglesia, pues además donó una «preciosa imagen dé San Rafael acompañado de Tobías» que mantenían en su casa particular; a ello hay que sumar su permanente preocupación por sus convecinos dándoles trabajo, ayudas económicas y de todo tipo, inclusive llevando al Obispo al pago «En este día, dedicado al descanso, fué objeto por parte de los vecinos de dicho barrio de innumerables atenciones hospedándose en la amplia y bonita propiedad de la señora doña Pilar Medina, víuda de don Rafael Mª. Suárez, quien galantemente cedió su casa, para que en ella habitara su S. I. el tiempo necesario hasta cumplir el sagrado deber». No resultó extraño que tras la noticia de su muerte el 15 de septiembre de 1932, aún conociéndose por todos su grave enfermedad, tan sólo tres días después motivara un editorial de "La Voz Obrera" de Arucas que empezaba y terminaba con los siguientes párrafos: «Obreras de Gran Canaria: Doña Pilar Medina, la mujer sublime, todo corazón, que supo derramar el bien a raudales entre los desheredados, sin que su mano izquierda viera jamás lo que hacía la derecha, ha muerto. (...) Con gusto veríamos que nuestro ilustre Ayuntamiento que tan pródigo ha sido en la nomenclatura de nuestras Vías ciudadanas, dedicara una a la ilustre finada, aunque no haga falta para perpetuar su nombre, pues éste estará grabado eternamente en el corazón de todos». Conocedora de que su vida se apagaba dejó escrito el mandato a sus herederos de entregar «un donativo de mil pesetas a la Junta de beneficencia creada en esta ciudad para socorrer a los pobres que viven de la caridad pública». Se hacía difícil encontrar un colectivo al que no hubiera llegado su ayuda, y como evidencia curiosa, al siguiente domingo de su fallecimiento, 18 de septiembre, los jugadores del Marino Club de Futbol lucieron brazaletes negros en señal de duelo por la miembro honoraria del club. El ayuntamiento de Arucas de la Segunda República toma el acuerdo de poner a su nombre la calle de La Cruz, y convoca un acto de homenaje el domingo 29 de enero de 1933, de máxima solemnidad, descubriendo una placa. Cuenta la crónica que «Desde muy temprano fué reuniéndose una gran

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multitud en la esquina de la nueva calle "Pilar Medina", compuesta en su mayoría por hombres de trabajo, mujeres y autoridades y representantes de todas las entidades locales. La banda de música municipal ejecutó el himno de Riego al comenzar el acto descubriéndose la lápida». El acto que estuvo presidido por el convaleciente alcalde de Arucas, Nicolás Lorenzo Fernández, quien subió a la tribuna para dar la palabra al Teniente alcalde y al «periodista y orador Juan Rodríguez Doreste [alcalde de Las Palmas 1983-1987], quien hizo el panegírico de la desaparecida. Se refirió a las luchas del capital y el trabajo, lucha cruenta y constante en la que los humildes buscan el mejoramiento físico y moral y las reivindicaciones justas de sus derechos, atropellados por capitalistas sin corazón, ciegos ante el brillo del dinero, conquistado con el sudor de aquellos a quienes atropella. En esas luchas —dice—, al igual que en la marcha mecánica de todo lo creado, es necesario y con frecuencia sucede, que el lubricante alivie el engranaje do la maquinaria de su perenne rozamiento. Así sucede hasta en el cuerpo humano. En el combate de clases, el acto que se lleva a cabo es un lubricante en esa lucha, y una demostración también de que el proletariado sabe ser agradecido y justo, rindiendo con toda nobleza un tributo a la que supo ser humana en su trato con sus obreros» (La Provincia, 31-ene-1933). Tras el golpe militar y al inicio de la guerra civil, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936 decide restituir el nombre a la anterior calle de La Cruz revertiendo el acuerdo republicano y dando el nombre de PILAR MEDINA a esta calle, sin vinculación aparente con la homenajeada. Pretendían así argumentar que los "rojos" habían desposeído el santo nombre de la "Cruz" a una calle por su ideario ateo, y ocultando que ninguno de los "caciques" que se decían amigos de Pilar Medina comparecieron en su acto de homenaje. Y también se ocultó deliberadamente que la elección de la calle de la Cruz para dedicársela en homenaje a Pilar Medina, lo era por ser la calle flanqueada al poniente por la sede de la Sociedad de Trabajadores, llamada La Atlántida tras la Guerra Civil, y al naciente por la sede de la Federación Obrera, edificio que fue incautado y conocido después como "Gota Leche", siendo fijada la placa conmemorativa en la fachada lateral de la misma por su acreditada personalidad de estar siempre al lado de los trabajadores del campo. 43. RELOJ (Calle) Antes GOURIÉ, 18 DE JULIO y CANÓNIGOS (tramo S-N); y antes GOURIÉ y PLAZA DE LA IGLESIA (tramo E-O) En la actualidad la nominación del RELOJ corresponde a una calle formando ángulo prácticamente recto; un lado perpendicular a la calle León y Castillo en dirección Sur-Norte discurre junto al Parque de la Paz; y el otro lado en dirección Este-Oeste, junto a la fachada meridional de la Iglesia de san Juan Bautista para interceder con la calle Párroco Cárdenes y con la calle Gourié. Ambos lados o tramos han tenido distintas nominaciones a lo largo de su historia.

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Siguiendo la dirección del tráfico rodado, comentamos primero el tramo de esta calle en dirección Sur-Norte, es decir desde su intersección con la calle León y Castillo hacia la escalinata de la puerta meridional de la Iglesia, que como hemos dicho discurre por un lateral del Parque de la Paz.

No se tienen noticias documentadas de la existencia de esta calle en la época pre-urbana del lugar de Arucas, dado que las tierras al sur de la antigua ermita de san Juan Bautista y de la Acequia Real eran las propiedades de Gaspar de Ayala, Teniente de Gobernador de Canarias, que pasaron a su hijo homónimo regidor, de quienes desciende María Ana o Mariana de Ayala, mujer de Miguel Lazcano Muxica poseedor del vínculo de El Mirón, quien, como ya comentamos en otro capítulo, colaboró económicamente con el párroco Lorenzo Finollo y Venegas para la ampliación de la pequeña ermita de san Juan Bautista con dos pequeñas naves laterales allá por 1652. Sí pudiera ser que por aquí discurriera el camino que conducía a la Zanja, la conocida "Charca" en la actual carretera a Teror, que es mencionada en las cuentas que liquida el 17 de abril de 1671 el mayordomo de la Fábrica de la iglesia Pedro González Falcón, cuando ya era Alcalde Ordinario de Arucas (1669-1672): «9 reales de dichas dos pagas de tributo de 4 reales y medio que paga Diego Cabrera de un cercadito que linda por la parte de arriba de la Acequia Real que va para el Charco del Colmenar y por un lado Camino Real que va a la Sanja y por un lado cercado de Ana Miguel » (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 158). El mencionado Charco del Colmenar son las tierras que fueron de los hermanos Barreto, que dieron origen a este topónimo, donde antiguamente llamaban las Vegas de Afuera.

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A partir de la época en que comienza a definirse el tejido urbano de la Villa de Arucas, en la segunda mitad del siglo XIX, ya aparece como calle al edificarse en su margen de poniente, si bien lo era más estrecha que la actual que se ampliaría tras la construcción del Parque de la Paz en la primera mitad del siglo XX. A partir del último cuarto del siglo XIX la calle ya aparece nominada como CANÓNIGOS, que lo es por los dos eclesiásticos que tienen una canonjía en la Catedral de Las Palmas, es decir, un prebendado de oficios distintos como asesor jurídico del cabildo catedral, teólogo, predicador, confesor, etc. En el caso concreto de esta calle lo fue en memoria de los prebendados Vicente de Armas y José Fernández Abad, que hicieron donación de terrenos y casas en Trasmontaña vendidos por subasta rematada por Tomás Marrero Ponce en pagos aplazados, cuyo importe iría destinado a las nuevas escuelas públicas (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 348). Construidas las Escuelas de Primeras Letras, también llamadas Escuelas del Rey, en la actual calle de León y Castillo esquina a calle Cronista Juan Zamora Sánchez (después trasladadas al nº 8 de la calle Salvador Rueda cuando el derribo del primigenio inmueble), resultaron fondos disponibles que con autorización gubernativa se aplicaron en la construcción de las actuales Casas Consistoriales en la actual Plaza de la Constitución. Del primero nos dice el primer cronista en su Cuaderno que «D. Vicente Antonio de Armas, natural de esta Villa de Arucas sucedió en este Curato el día 6 de Junio de 1769, siendo Teniente de Cura de esta Parroquial, y fue el primero que de tal Teniente pasó á ser Cura propietario, pasó á el Sagrario en la Iglesia Catedral habiendo hecho tres oposiciones á el mismo Curato. Después fue Canónigo de dicha Catedral. Recibióse el 23 de Junio de 1788, años, falleciendo en Abril de 1822» (QUINTANA MIRANDA, P.M.: Cuaderno 1º de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas, ed. digital, 2012, p. 61). Del segundo tenemos una cita del folio 68v. del Libro de Prebendados (Archivo del Cabildo Catedralicio) que dice: «El doctor don José Fernández Abad era natural de Tacoronte, Tenerife. Se graduó en ambos derechos en la universidad de Granada. Fue abogado de los Reales Consejos, visitador y fiscal general del obispado de Canarias. El 10 de mayo de 1802 fue recibido como canónigo de la catedral. Era también juez del Tribunal de la Cruzada. Se retiró a la villa de Arucas donde murió el 7 de septiembre de 1826, dejando a la catedral mil pesos» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 343). En cuanto a otros bienes, del primero se conoce que en sus dos capellanías los bienes vinculados en Arucas eran un molino con casas antiguas en La Goleta, una suerte de secano en Montaña Blanca, otra en Calderetas, un pedazo labradío de 17 fanegadas y otro de secano de 2 fanegadas en Los Masapeses (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Tesis Doctoral ULPGC, 1987, Anexo p. 136), que pudo haber tenido alguna casa en esta calle. Y del segundo sabemos que sus herederos tomaron la posesión de

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una casa que tenía en la plaza de san Juan en relativo mal estado a mediados del siglo XIX. Sí está claro que en el siglo XX existió una casa de planta alta adquirida por el Párroco Cárdenes, que a su fallecimiento donó a la parroquia en 1943. Iniciada la guerra civil que daría paso a la dictadura franquista, la Comisión Gestora Municipal nombrada por el Gobernador Civil, en su sesión del 25 de diciembre de 1936 adopta el acuerdo de nominar a esta calle como 18 DE JULIO, en memoria del entonces reciente Glorioso Alzamiento Nacional que había tenido lugar ese día de ese mismo año.

De este acuerdo puede sorprender que los "nacionales" quiten una calle a los Canónigos, cuando los llamados a sí mismos "nacionales" se erigieron en defensores que de la religión católica; ello fue debido a que el acuerdo se adoptó para reparar el menosprecio que habían hecho a dicha conmemoración cuando en la sesión anterior celebrada el 2 de octubre del mismo año, la calle que se había nominado con tal efemérides había sido la actual calle José Franchy Roca, ubicada prácticamente en el antiguo Tabaibal en la falda de la Montaña de Arucas. Alguien debió "dictar" que debería enmendarse para que fuera reconocido y celebrado en una calle céntrica, aunque ello comportara quitársela a los Canónigos, pues ya todas las demás calles del casco histórico tenían nuevos nombres, acordes con los "principios patrióticos" que les inspiraban. Tras la aprobación de la Constitución de 1978, por acuerdo del pleno municipal de 24 de abril de 1981, la calle es nominada GOURIÉ, y en otro acuerdo de años posteriores nominarse RELOJ, aunque desde la misma sea

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difícil ver el reloj de la torre, nominaciones alternativas que se darían con posterioridad al verse afectada por esos muchos vaivenes en los cambios de nominación según comentamos en el capítulo de la calle Gourié. Con relación al tramo dirección Este-Oeste, como comentamos en el capítulo de la calle Párroco Cárdenes, en la antigüedad los lugares públicos ubicados ante las puertas de las ermitas, eran conocidos como PLAZA DE LA IGLESIA, lugares que eran acostumbrados para dirimir o resolver las causas o conflictos de derechos entre vecinos. Se convocaban a los vecinos en asamblea, en las puertas de la iglesia o en los mercados, primero dirigidos por un representante del Rey, y después ya en los tiempos del lugar de Arucas por los alcaldes de salario llamados Alcaldes ordinarios que eran elegidos anualmente por los regidores. Cuando el 2 de junio de 1847 se inició la construcción por la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas de la torre que se anexaba a la vieja ermita en su esquina Oeste-Sur de la fachada principal, con la finalidad de instalar en ella un reloj que fuera visible por todos y que regulara las sueltas de aguas para riego en las cantoneras que despachaban las dulas de la Heredad, al encontrarse esta calle al pie de dicha torre, sería conocida popularmente como RELOJ, costumbre muy extendida por nuestra geografía y que le fue dado tanto a este tramo, como a su prolongación natural la actual calle Gourié. El reloj empezó a funcionar el 2 de junio de 1850 siendo el patrón horario para regular la medición de las azadas por horas de aguas que tanto venían discutiéndose hasta entonces. El desdoblamiento en la nominación de la calle se produjo en 1894 cuando el ayuntamiento adoptó el acuerdo para homenajear así a Alfonso Gourié Álvarez-Conde propietario de la Azucarera de San Pedro, cambio de nominación que pudo haber tenido otras connotaciones político-sociales, dado que el apoderado de su hermana Virginia Gourié de Mandillo formaba parte del minoritario grupo de herederos agua-tenientes que se habían opuesto en las Juntas de la Heredad de Aguas a la construcción de la torre para la instalación del reloj, circunstancias que de alguna forma marcaron los ya reiterados vaivenes en los cambios de nominación de dicha calle, como ya comentamos en el capítulo de la calle Gourié. 44. SALVADOR RUEDA (Calle) Antes BARRANQUILLO Para entender la denominación popular anterior de esta calle, basta leer el informe municipal de 1929, del que entresacamos una pequeña frase que define el estado en que se encontraba la que ya había sido nominada como calle Salvador Rueda, aún a pesar de su lamentable estado por la urgencia política de la colocación de su rótulo como más adelante se contará. Dice de ella que está «... convertida en la actualidad de verdadero basurero, urge adoquinarla». En la antigüedad éste era el pequeño cauce del BARRANQUILLO por donde bajaban las aguas de lluvia desde la montaña. Conviene aclarar que en la

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actualidad la calle así nominada es la antigua calle de San Pedro, que era realmente el "Camino al Barranquillo" siendo esta última definición la que motivaría la confusión, dado que no es el lugar concreto del "Barranquillo", sino el camino que conducía hasta él según comentamos en el capítulo de la calle Barranquillo. Muchas son las referencias documentales que mencionan el BARRANQUILLO, todas ellas cuando vinculadas a las ventas realizadas con el fin de legalizar las usurpaciones que se habían realizado por los vecinos de las tierras de realengo. A tal fin, tras las negociaciones con los ocupantes, el Cabildo General otorga escrituras de venta a diferentes vecinos, protocolizadas los días 12, 13 y 14 de abril de 1697, donde queda perfectamente delimitado el repetido BARRANQUILLO (SUAREZ GRIMON, V.: "Propios y Realengos en Gran Canaria en el Siglo XVIII", III Coloquio de Historia Canario-Americana, 1978, Tabla II). En una de 12 de abril de 1697, el Sargento Juan Rodríguez, vecino de Arucas, se obliga a pagar 2 reales y medio por una casilla que heredó de sus padres en la "falda" de la Montaña «linda por una parte herederos de Bartolomé Suárez, por abajo herederos de Lorenzo Déniz, por otro lado cueva de herederos de Ana González y Gregorio Bautista a dar a un Camino y un Barranquillo que va a la Acequia Real». Al día siguiente, Juan González Benítez, zapatero, vecino de Arucas, se obliga a pagar 13 reales por dos casas de 70 pies en cuadra, fabricadas durante su matrimonio con Laura Montesdeoca, y por un pedazo de tierra de una fanegada junto a otras suyas. Las casas « lindan por un lado con Barranquillo que baja de la Montaña, por otro lado sitio realengo y Camino que va a Trasmontaña, por otros lados término realengo. Las tierras lindan por abajo Camino y Acequia Real que va a Trasmontaña, por la parte que mira a Arucas término realengo, por arriba falda de la Montaña de Arucas». Y el último día, siguiente del anterior, Cristóbal González se obliga a pagar 2 reales por medio sitio en la "falda" de la Montaña «Linda por un lado Barranquillo que baja de la Montaña, por otro lado, cercadito de Antonio Gutiérrez, otro lado cercado de Francisco de Medina y Juan Gutiérrez, otro lado Cueva que dicen de Dorotea». Además de estas señas, por si quedara alguna duda, tenemos la antigua referencia de las llamadas Casas de la iglesia, situadas en la calle Cerera esquina a calle Armas, que es la que se enlaza con la actual calle Salvador Rueda. Se trata de los sitios que fueron del aruquense que fue cura párroco del 3 de Julio de 1693 al 7 de Noviembre de 1706 Sebastián González Montañez. Es la venta realizada por el Cabildo General el 13 de abril de 1697 «Pedro Ortiz, vecino de Arucas, se obliga a pagar 8 reales por una casa y un sitio plantado de árboles de 70 pies en cuadra cada uno. Lindan por una parte con Barranquillo arriba que baja de la Montaña a dar a una cueva que fue de sus padres, cogiendo a la Cueva de Francisco Cabrera, por otro lado cercadito del susodicho, por otro lado sitios del Licenciado Sebastián Montañés,

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cura de Arucas, y una Calle que va a quedar entre el sitio del cura que ha de pasar al Tabaibal, por abajo Calle Real». Las diferentes descripciones nos definen primeramente el BARRANQUILLO que va a la Acequia Real, que es el callejón que sigue existiendo todavía y que muere en el canal de la llamada Acequia Alta justo al final de la calle, y el resto todos con la expresión bajando de la montaña es la actual calle Salvador Rueda, en sentido contrario, hasta su confluencia con el encuentro de las calle Armas que se inicia en la confluencia de la calle Cerera con la calle Alcalde Rafael Díaz, que baja por su prolongación natural aguas arriba que es el actual Pasaje de General Palafox. Esta denominación popular de BARRANQUILLO se mantuvo hasta los primeros años del siglo XX, y así vemos un anuncio en la prensa local de ese tiempo: «SE VENDE Una Casa de dos pisos, que tiene doce habitaciones, situada en la calle del Barranquillo de Arúcas. Dirigirse para informes á Pedro Padrón, cerca del Lazareto del Puerto de la Luz» (Diario de Las Palmas, 11-dic-1899). Por el singular número de habitaciones que se indica, creemos que se pueda tratar del inmueble con el número 8 de la actual calle, el que ocuparon primero las "Escuelas del Rey" y después las "Escuelas del Barranquillo". El 15 de febrero de 1909 de paso para Méjico visitó Arucas el poeta SALVADOR RUEDA, invitado por el nuevo centro de cultura y recreo El Progreso, recitándose algunas de sus composiciones, entre ellas La batalla de flores y El rosario de mi madre (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003, p. 331). Podría sorprender que la visita de un poeta a un pueblo sea motivo suficiente para que se le nomine una calle. El caso que nos ocupa es una muestra de la curiosa competencia política que se daba en Arucas a principios del siglo XX, tiempos en que preocupaba mucho quedar bien, aunque sólo lo fuera por apariencia. Resultó que el poeta había sido invitado por la oposición al grupo "leonino" que entonces gobernaba la política local, en una clara proyección de más a menos, prácticamente moribundo. Fue agasajado por la junta de gobierno de El Progreso que además descubrió una lápida conmemorativa. Desde la

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segunda mitad del siglo XIX los casinos, liceos y sociedades culturales eran auténticas sedes o puntos de encuentro de las corrientes políticas, entonces conocidas como Partido Viejo y Partido Nuevo, que disponían ocasionalmente de bandas de música. En el caso concreto de El Progreso, era el centro cultural de los radicales-federalistas seguidores de Franchy Roca muchos de ellos procedentes del Partido Nuevo, cuyas juventudes fueron conocidas como "Jóvenes turcos" por enfrentarse en inferioridad de condiciones al instalado "sultanato" que durante muchos años gobernaron los seguidores de León y Castillo o "leoninos", opción donde acabaron los correligionarios del Partido Viejo, en el poder local desde 1860. Frente a tal acontecimiento organizado por los "Jóvenes turcos" en la oposición, la corporación municipal de entonces bajo el mandato "leonino" del alcalde Domingo Barbosa Quesada, para no ser menos con el poeta Salvador Rueda, adoptó el acuerdo de nominar a su nombre esta calle que aún no estaba adoquinada y que, como se ha dicho al principio, era un verdadero basurero. Salvador Rueda Santos (Macharaviaya/Málaga, 1857 - Málaga, 1933), fue un periodista y poeta español, considerado precursor español del modernismo. De familia campesina y educación en primeras letras, el cura de su pueblo le enseñó latín y lírica española. Desde muy joven marchó a la capital malagueña donde haciendo carrera periodística compaginó la publicación de pequeños poemas en el periódico El Mediodía de Málaga, que recopilaría después en el libro titulado "Renglones cortos" que editaría a los 23 años. Ello le permitió convertirse en redactor del periódico y tres años después publicar su innovadora obra "Noventa estrofas", que le llevó a dar el salto a la capital del reino y trabajar en La Gaceta de Madrid. A partir de aquí se inicia una continua publicación de libros de poemas y cuentos ambientados en el regionalismo andaluz y en la mujer andaluza, que lo situaban en el proto-modernismo sin aventurarse a dar el paso definitivo de romper con los usos decimonónicos culturales. Se dice que con su viaje a Méjico Salvador Rueda intentaba recomponer la amistad con Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, poeta nicaragüense y máximo representante del modernismo literario en lengua española, a quien Salvador Rueda había apadrinado en los ambientes literarios de Madrid a finales del siglo XIX. Las diferencias surgieron entre ellos precisamente porque Rubén Darío entendió que Salvador Rueda no terminó por defender la renovación de la poesía en castellano. Cuando en 1909 Salvador Rueda estuvo en Arucas, en ese tiempo se habían puesto de moda en la isla las corrientes modernistas de la mano de los coetáneos poetas grancanarios Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón, así como del pintor Néstor Martín Fernández de la Torre. Tomás Morales que ese año había vuelto a la isla después de terminar su carrera de medicina en Madrid, había conocido allí en los ambientes literarios madrileños a Salvador Rueda y a Rubén Darío, y de ahí la importancia del homenajeado en la esfera local como referente cultural.

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45. SAN JUAN (Calle) Antes REAL DE SAN JUAN El antiguo lugar de Arucas creció en sus primeros tiempos pre-urbanos a partir de los asentamientos que se hicieron en las márgenes del Camino Real que le unía al Camino de Gáldar, el cual penetrando por la Hoya de San Juan a través del trazado de la calle Muñoz, la actual calle Marqueses de Arucas, llegaba a la actual calle de San Juan, donde se desdoblaba el Camino Real, en dirección norte hacia la falda de la Montaña de Arucas para acceder al Tabaibal donde estaban los primigenios asentamientos en las cuevas de habitación, y en dirección sur aprovechando el descendente lomo para seguir el camino por la actual calle León y Castillo. A medida que los asentamientos poblacionales se realizaban en las márgenes del Camino Real en este lomo, fue adquiriendo importancia y notoriedad como calle REAL DE SAN JUAN, no en el sentido que algunas fuentes sostienen de divisoria entre las ermitas de san Juan y de san Sebastián, pues la última fue edificada por Fernando de Armas Troya en 1669 en el lugar de la actual Plaza de la Constitución. Pero no era este el lugar de ubicación de la primigenia ermita de san Sebastián, que había sido construida por el albacea Juan Mansel dando cumplimiento al mandato testamentario de Juan de Çamora y en las tierras que fueron de éste, aproximadamente junto al conocido como Teatro Nuevo en la confluencia de la calle Marqueses de Arucas con la calle Juan de Dios Martín. Pero no sólo por ello. Arucas en 1676 tenía ya 1.235 habitantes y el nombrado Fernando o Hernando de Armas Troya, mayordomo de la Fábrica Parroquial casado con Catalina de Godoy Álvarez, tenía su casa en esta calle, haciendo esquina con la actual calle Pedro Marcelino Quintana, que era llamada calle Álvarez precisamente por corresponder al apellido que de su madre tomaron sus hijos: los canónigos Manuel Alvarez de Castro Godoy y José Alvarez de Castro Godoy; Antonia Alvarez Castro Godoy mujer del Capitán de caballos José Ortega Talavera que fuera alcalde ordinario de Arucas entre 1711 y 1715; y Maria Dolores Alvarez Castro mujer de Domingo de Matos. Tan sólo su hijo Sebastián Mateo Armas Castro no llevó el apellido materno. Sí fue la calle REAL DE SAN JUAN el eje a partir del cual comenzaría a crecer el tejido pre-urbano, con pequeñas calles descendentes en dirección de naciente hacia la ermita de san Juan, y también en dirección de poniente, pues además de la nombrada calle Álvarez que bajaba hasta la nueva ermita de san Sebastián, a la altura de su intersección con la antigua calle Muñoz, la actual calle Marqueses de Arucas, se iniciaba un entramado pre-urbano de estrechos callejones para acceder al que fue conocido como "barrio de Antonio Marrero" o de los artesanos, donde aparecen esos estrechos callejones con nombres que perduran y otros ya perdidos como Mateos, La Cruz, La Fe, Moreno y Rosales que llegaban hasta el Barranquillo que bajaba desde el Tabaibal de la Montaña hasta la Acequia Real, hoy Acequia Alta. Ese eje pre-urbano del siglo XVIII que conformaba la calle REAL DE SAN JUAN, en un lomo descendente desde la falda de la Montaña, se va a convertir en su tramo más llano en un auténtico mercado callejero a cielo

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abierto donde se ensancharía el Camino Real y se instalaron los puestos para la venta de verdura, frutas, se expendía el pescado y los productos de la industria chacinera, en el espacio que un siglo después surgirían las aceras cuando se pavimentó la calle con grandes adoquines.

El propio crecimiento de la población que en 1735 ya anotaba unos 605 vecinos, aproximadamente unos tres mil habitantes, y la también ampliación de la ermita de san Juan a tres naves que realizara el párroco Lorenzo Finollo y Venegas en el siglo anterior, unido a las numerosas casas de planta alta construidas en este tiempo por el rico párroco Juan Mateo de Castro en el perímetro de la actual Plaza de San Juan que vincularía a sus capellanías, convirtieron a esta calle en el repetido gran mercado a cielo abierto del lugar de Arucas. Un siglo después en el XIX, cuando ya reconocida como Villa se inicia el verdadero proceso urbano, con la construcción en el último cuarto del nuevo Mercado Municipal frente a la entonces Plaza de San Sebastián, comportará el traslado de aquellos puestos al nuevo mercado, si bien en la calle quedaron aquellos tenderos que aprovecharon los bajos de las viviendas de planta alta. Se iniciaba la pérdida de su hegemonía urbana, que se desplazaba ante la fuerte atracción que comenzó a ejercer la calle León y Castillo por la ubicación de las Casas Consistoriales, el nuevo Mercado, y sobre todo, la terminación de la carretera que unió Arucas con Las Palmas que en ella acababa, y aunque perdiera el epíteto de Real que la calle tuvo, por el progresivo abandono del antiguo Camino de Gáldar, y pase a llamarse simplemente calle de SAN JUAN, mantuvo durante la primera mitad del siglo XX su relativa importancia

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en el contexto urbano dado que en ella estaban radicadas las oficinas de correos y las del telégrafo, así como el llamado Teatro Circo con oficios de gallera y terrero de lucha, después Teatro Cine Viejo tras el inicio de la construcción del llamado Teatro Nuevo en El Terrero, donde el teatro y distintas manifestaciones musicales compartían espacio con el cine, sin olvidar que allí estuvo en los primeros años del siglo el Casino. Fue en esa primera mitad del siglo XX cuando el pavimento de la calle se consideró modélico, basado en un sistema de adoquines cúbicos de piedra de cantería, aproximadamente de quince, por veinticinco y por veinticinco centímetros, colocados sobre un manto de argamasa, y rellenos los huecos de una lechada de cal, arena, grava marina y un poco de cemento, con estadales y losas de piedra de diferentes tonalidades en las aceras, con huecos bota-aguas bajo las aceras dando salida a las aguas pluviales de las viviendas, y alcantarillas de piedra y hierro con cloaca y registros, que llevaban las aguas pluviales y sucias al colector general. En el informe municipal de 1929 se decía «Se encuentra adoquinada casi en su totalidad, faltando solamente el trozo comprendido entre las calles de Muñoz y Real que está empedrado». Hay que llamar la atención que la expresión totalidad incluye la fuerte rampa inicial de la calle, el tramo entre la calle León y Castillo y la calle Párroco Morales, el que conserva en gran medida el ancho del antiguo Camino Real, la fotografía que ilustra este capítulo, lo que le hacía más meritorio aún por el constante paso de carros y herraduras de aquella época. Ya en el siglo XXI, la demolición del Teatro Viejo dará lugar a la construcción de un edificio multifuncional que albergará además de la sede de la Mancomunidad de Ayuntamientos del Norte de Gran Canaria, un auditorio apto para diversas actividades, que ha sido bautizado con el cacofónico nombre de Nuevo Teatro Viejo. 46. SAN JUAN (Plaza) Antes FRANCHY Y ROCA, SAN JUAN y DE LA PARROQUIA Desde el siglo XVI aún siendo un cercado de tierra, es conocida popularmente como DE LA PARROQUIA. Era el solar resultante de un cercado pisoteado que fue propiedad de Catalina Jiménez quien lo donó a la Parroquia antes de 1556. Su más antigua mención documental la encontramos en la descripción de las tierras que tiene el cura allá por 1556 «Yten tiene la dicha iglesia un sitio y solar de tierra pequeña que dejó a la iglesia Catalina Ximénez que da por linderos tierras de la herrería y el Camino Real por ambas partes, y al presente está arrendada por dos reales cada año al padre Tomás Álvarez, cura, y no hay más título que la pacífica posesión en que está la iglesia» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 29). Es sabido que Juan Mateo de Castro heredó bienes que pertenecieron a su padre Juan Mateo Trujillo, y antes a su abuelo Salvador Mateo de Armas, distintos bienes que luego pasarían a ser los que fueron conocidos como Capellanía Grande y Capellanía Chica, que se iniciaban en el perímetro de la

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actual plaza donde tenían sus casas de morada, extendiéndose la primera hacia el naciente y llegando hasta la Hoya de San Juan y Barreto. La mujer de Salvador Mateo, abuela del primero de los nombrados, se llamaba Antonia Jiménez de Cerpa, de donde puede deducirse que la donante Catalina Jiménez pudiera tener algún parentesco con la misma dado que comparte las épocas, la localización de los bienes y la devoción por la parroquia (CABALLERO MUJICA, F.: "Aspectos de la vida religiosa en Fontanales", Anuario de Estudios Atlánticos Núm. 26, 1980, p. 399). En los primeros tiempos la parroquia lo arrendaba obteniendo recursos para su sustento, lo que se conocía en la antigüedad como la Fábrica de la Parroquia, pero hubo mucho tiempo que quedó como un solar que era utilizado por la propia parroquia cuando las donaciones por promesas se hacían en especies agrícolas donde eran depositadas. La proximidad a la ermita de san Juan lo convirtió en el centro del entonces Lugar de Arucas convirtiéndolo en plaza pública y allí llegó a impartirse justicia muy al uso en la antigüedad, pues se prohibió que se hiciera en la puerta de la ermita siguiendo la costumbre de antaño.

Se comenzó a adecentar en 1852, obligando el ayuntamiento a los vecinos a amurallar los solares no construidos en su perímetro y embaldosar las aceras de sus casas. En 1857 el alcalde Juan Ponce Marrero terminaba su ornato, utilizándose piedra de la cantera de El Mirón para los estadales perimetrales y un pasillo central de la plaza. A ambos lados de ese pasillo parece que hubo picón volcánico o caracolillo apisonado (ZAMORA SÁNCHEZ, J.: La Obra del Cronista, compilación de Juan Zamora Maldonado, Las Palmas de GC, 2003), p. 395).

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Parece ser que del pasillo central pavimentado se lo apropió la gente adinerada, y los que no estaban en esa "aristocracia" caminaban sobre los laterales apisonados, costumbre que se daba también en otros lugares de la isla como Gáldar que tenía un marcado carácter aristocrático y clasista de los privilegios concedidos a dicha villa por los Reyes Católicos. Sobre esa época, dada la importancia que adquiría como plaza principal de la entonces Villa, título solicitado por el ayuntamiento presidido por el alcalde Antonio J. Ponce y Ponce y que alcanzó en el año 1846 en atención al gran desarrollo de su agricultura y a que contaba a la sazón con unos cinco mil habitantes (Obra citada, p. 278), paradójicamente el año que Arucas soportaba una gran hambruna que hizo estragos en la población infantil (el 60% de los fallecidos eran menores de diez años). Años después los miembros del Partido Viejo exigían al alcalde Antonio González y González que el proyectado ayuntamiento se construyera en el lateral norte de esta plaza, dando frente a la ermita de san Juan, pero al final se desestimó construyéndose en el lugar que actualmente ocupa. Es en ese último cuarto del siglo XIX cuando ya se conoce como Plaza de SAN JUAN, y debe su nombre a la advocación de la parroquia a san Juan Bautista desde la fundación de la misma en 1502. En 1901 es cuando se remata totalmente su construcción de cerramiento y pavimentación, siendo alcalde Pedro Marichal Álvarez. Tuvo iluminación eléctrica en las fiestas de san Juan de 1904, con un tendido de cables desde la dinamo (generador) de la Rica Fábrica Azucarera de San Pedro. En tiempos de la Segunda República el pleno del Ayuntamiento presidido por el alcalde Nicolás Lorenzo Fernández acordó nominarlo como Plaza de FRANCHY Y ROCA, al ser elegido diputado por Las Palmas y poco después designado Fiscal General del Estado, y en particular en reconocimiento por su asesoramiento en la creación de la Federación Obrera de Arucas que tuvo su sede en la actual calle de Calvo Sotelo, incautada después por la dictadura franquista pasando a convertirse en "Gota Leche". Tras el golpe militar y el inicio de la guerra civil, la Comisión Gestora Municipal en su sesión de 2 de octubre de 1936 adopta el acuerdo de nominarla nuevamente Plaza de SAN JUAN, aunque popularmente será conocida como Parque de San Juan. 47. SOR CÁNDIDA SUÁREZ (Calle) Antes LA FE Es la calle que se inicia en la intersección de la calle Pérez Galdós con la calle La Cruz y con la calle Cronista Teodoro Rosales; y termina, al encontrarse con la pequeña calle Alcalde Mateo de Matos Quintana, después de atravesar el Barranquillo, tramo a partir del cual era conocida en la antigüedad como calle Quintana, al igual que la antes mencionada con la que se encuentra. Es difícil entender en los tiempos actuales como pudo trazarse esta larga calle, algo quebrada en su trazado y a diferentes niveles. Habría que recrear

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al menos la vida ciudadana de hace un siglo, de cuando se podía jugar al boliche en aquellas calles empedradas, donde los coches que podían circular eran muy pocos, y más que coches, aquellos llamados "fotingos" que eran advertidos por su sonido desde mucha distancia. En ese tiempo y en los anteriores, estas y otras de nuestras calles nacieron por la necesidad de atajar el camino, de cuando las campanas llamaban a misa o de cuando las caracolas convocaban a asamblea. Los vecinos que vivían en el Barranquillo atajaban en dirección a la plaza de la Iglesia por esta, entonces llamada calle La Fe, al igual que lo hacían los del Tabaibal y de La Cerera que bajaban por la calle Moreno, para continuar por las calles de La Cruz, Álvarez, y después, la del Cura. Era el mismo recorrido que al revés hacían los curas, cuando la campanilla del viático con agudo sonido anunciaba su paso porque llevaba los últimos sacramentos al agonizante vecino de esos lugares. Siempre el mismo camino, y siempre parábamos en nuestro juego para santiguarnos y no "pecar". Porque este era el mejor atajo urbano construido por el hombre con su paso de siglos para llegar con el menor recorrido y esfuerzo. Pero la antigua nominación de esta calle de LA FE, no tiene su génesis ni en el atajo en sí, ni en los viáticos. Al igual que la calle La Cruz guarda estrecha relación con las costumbres cristianas de siglos atrás. Si aquella lo fue por la presumible colocación de una cruz muchos siglos atrás junto a un pequeño cruce de callejones, o porque por allí estaban las propiedades de la Cofradía de la Vera Cruz, la "fe" cristiana se acreditó en el entonces lugar de Arucas con claras muestras de participación de los cofrades y por la devoción popular. Cuando la visita del obispo Dávila y Cárdenas en 1732, se refiere en los libros parroquiales: «Visitó su ilustrísima las cofradías que han en esta iglesia que son la de San Juan que es el libro de esta fábrica, la de la Vera Cruz, la del Santísimo, Rosario y Ánimas y en sus libros quedaron sus decretos. Hay otra que comienza a fundar del señor San Sebastián y otra del Dulce Nombre de Jesús que con el tiempo se verá su estado» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J.: Historia de la Parroquia de San Juan Bautista de Arucas 1515-1817, Las Palmas de GC, 2013, p. 253). Muchas para 605 vecinos, aproximadamente unos tres mil habitantes contando niños. El que la Fe fuera para los cristianos la «primera de las tres virtudes teologales, asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia» es la circunstancia por la que se reconoció en esta calle con un rótulo. Al igual que, por prestigio social se fuera cofrade aunque comportara contribuir económicamente a su existencia y a la Fábrica de la parroquia; o que se fuera "disciplinante" en la procesión de la Sangre que llegaba hasta San Pedro; o que se pagaran algunos reales por llevar las andas procesionales o una vara del palio en la del Corpus. Todos eran signos externos que contribuían al prestigio social. Y aún así, el mismo obispo Dávila y Cárdenas en su mandato exigía «que todos los feligreses oigan misa los días de fiesta y que ninguno trabaje

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en ellos, mostrando a los que faltasen o delinquieren como lo disponen las leyes sinodales deste obispado». Y lamentaba «la gran pobreza desta fábrica y de todas las cofradías desta parroquia, que no solo nace de haberse entibiado ya la antigua devoción de estos vecinos en contribuir con sus limosnas para sus gastos, sino también por el descuido de los mayordomos en la cobranza de los caudales, deudas y limosnas que se han donado a la fábrica y cofradías, pues en todas hay rezagos de muchos años que entonces eran efectivos y ya por la mayor parte se han hecho incobrables» (Obra citada, p. 250).

Con posterioridad en la segunda mitad del siglo XX es nominada SOR CÁNDIDA SUÁREZ en reconocimiento a la decisiva participación de la aruquense Sor Cándida Suárez Suárez en la fundación en 1906 del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de las Hijas de la Caridad, que tuvo su primera ubicación en los dos inmuebles situados en la esquina de ésta con la calle Pérez Galdós, donados por la misma para destinarlos a esta actividad, y al que se uniría otro viejo caserón adquirido más tarde, que sería demolido y construido de nueva planta. En el mismo año 1906, a su hermano José Suárez y Suárez le vino el pensamiento de fundar en Arucas un colegio bajo la dirección de la Orden de los Padres Franciscanos, pero después de conocer la opinión del entonces capellán de las Hijas de la Caridad, Ramón Cirera, sumando a otros aruquenses y con nuevos contactos, conocen de la actividad docente de los Hermanos de las Escuelas Cristinas, quienes estaban abandonando Francia

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por la aprobación de la ley de enseñanza laica e iniciando su actividad en otros países, y consiguen convenir la apertura del Colegio de San Juan Bautista de la Salle. Eran los tiempos en que se imponía el criterio de la segregación de géneros en las escuelas, y se duplicaban las iniciativas, si bien en este del Sagrado Corazón de Jesús se admitían niños en el parvulario, es de suponer así lo era desde el pensamiento que no comportaban riesgo alguno para las niñas, y porque se observó la regla de un niño por cada diez niñas. Con el paso de los años, en la década de los setenta del siglo XX el colegio trasladará su actividad al lugar de El Pino, en una hermoso edificio adquirido a la familia Hernández Suárez donde sigue prestando su actividad docente.

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