24
Revista Del Más Allá Del Cuervo Grupo Editorial 102Defectos 1 primera edición 16 De Diciembre De 2012 Bogotá/Colombia Kevin Osorio Pérez 16/12/2012 Poeta De La Noche Revista creada por y para jóvenes de la noche atreves de escritos basados en el escritor Edgar Allan Poe y sus más Conocidos Escritos

Poe Y sus Legados

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Escritos de los estudiantes de artes visuales II Semestre

Citation preview

Page 1: Poe Y sus Legados

Revista Del Más Allá Del Cuervo

G r u p o E d i t o r i a l

1 0 2 D e f e c t o s

1 p r i m e r a e d i c i ó n

1 6 D e D i c i e m b r e D e 2 0 1 2

B o g o t á / C o l o m b i a

K e v i n O s o r i o P é r e z

1 6 / 1 2 / 2 0 1 2

Poeta De La Noche

Revista creada por y para jóvenes de la noche atreves

de escritos basados en el escritor Edgar Allan Poe y

sus más Conocidos Escritos

Page 2: Poe Y sus Legados

1

Page 3: Poe Y sus Legados

2

Editorial

Los escritos expuestos en esta revista no solo son escritos por estudiantes de

la universidad pedagógica nacional de Colombia en la licenciatura de Artes Vi-

suales, cursando actualmente II Semestre, como el señor espectador vera es-

tos escritos fueron realizados a partir de la literatura de Edgar Allan Poe quien

es una gran influencia en la literatura actual, cada uno de los escritos contienen

emociones o algún parecido a los escritos del autor.

Cada uno de los sentimientos de los autores se encuentra expuestos en los

textos que leerá, Cada uno de ellos tiene un razón diferente por la cual fue es-

crita solo espero que de verdad en este camino oscuro y de perversidad en-

cuentre esos sentimientos en estos escritos.

Y tal vez como yo vea que así como Edgar Ellan Poe mostraba el terror y el

suspenso en la mayoría de sus escritos usted como espectador y lector intente

comprender y sentir lo que estos autores jóvenes quieren hacerle sentir.

Page 4: Poe Y sus Legados

3

Textos

Eterna decisión ........................................................................................................................... 4

Haz tu danza y acaba ................................................................................................................ 7

Conmigo ....................................................................................................................................... 7

Cauce ........................................................................................................................................... 8

El TERROR, la travesía de Poe ..................................................................................................... 10

El hombre y la bestia ............................................................................................................... 13

La memoria de un extraño ...................................................................................................... 15

En busca del amor ................................................................................................................... 17

Sin Nombre ................................................................................................................................ 20

El gato negro ............................................................................................................................. 22

Page 5: Poe Y sus Legados

4

Eterna decisión

Como el nuevo comienzo

que se acercaba; observé

con calma lo que en unos

minutos se convertiría en

mi diario vivir: vi con nue-

vos ojos las cortinas rosas

que graciosamente cu-

brían parte de los mue-

bles de tu vecina, observé

detalladamente el conta-

dor de agua que registra-

ba el día a día de tus ve-

cinos de al frente y me

deleité observando como

el gato de manchas blan-

cas ágilmente brincaba

del techo de su dueño

hacia el tuyo y luego, con

mucha destreza y casi

como una pluma, se des-

lizaba por las canaletas

de tu casa, brincaba hacia

el poste que estaba en

frente y rebotaba nueva-

mente en la pared de la

casa hasta detenerse

contra el andén que le

indicaba su libertad.

Al terminar esa impresio-

nante muestra de agilidad,

el gato se percató de mi

presencia y se quedó

mirándome como si su-

piese el motivo de mi visi-

ta durante esa noche.

Intentando interpretar su

mirada confusa e indómita

me pregunte si quería

advertirme algo, algo ma-

lo, que no debía hacer.

Mi intento por querer

descifrar su mirada fue en

vano porque antes de

poder solucionar mi predi-

camento, el animal ya se

había alejado hasta per-

derse tras dar la vuelta en

la esquina de la última

casa. Yo estaba inmóvil,

dubitativo por nuestro

futuro, pero seguro de mis

siguientes actos. Me tomé

unos segundos antes de

acercarme a tu puerta y

tras un suspiro profundo y

largo toqué el timbre. El

tiempo que te tomó bajar

al primer piso para abrir la

puerta fue más largo de lo

que me esperaba, pero

ver tu rostro pálido y deli-

cado me tranquilizó un

poco, sin embargo al es-

cucharte decir que me

estabas esperando una

extraña sensación me

invadió; estaba seguro de

lo que iba a hacer, pero

ya no tenía la misma cer-

teza de lo que quería ha-

cer.

Como notaste que no

entraba a la casa, me

tomaste de las manos y

me arrastraste hacia den-

tro, me sentí como un

niño al que sus padres

tienen que llevar de la

mano para que no se

pierda del camino. Mien-

tras subías por las escale-

ras, aún con mis manos

entre las tuyas, noté la

salida de baño que lleva-

bas puesta. Tenías el pelo

mojado y las manos cáli-

das; lucias hermosa. Me

condujiste hasta tu cuarto

Page 6: Poe Y sus Legados

5

y noté en tu rostro la feli-

cidad que te invadía, ver

tu expresión me llenaba

de placidez pero temía

que ese éxtasis que nos

rodeaba terminara por mi

culpa; traté disimular mi

distracción pero no fui lo

suficientemente bueno

porque al poco tiempo

noté como tu sonrisa

cambiaba por una expre-

sión de desconcierto.

Quería evitar la situación,

hasta ese momento me di

cuenta que necesitaba

más tiempo para tomar

esa decisión. Tenía que

elegir mi respuesta con la

presión del tiempo sobre

mí, me di ánimos pensan-

do en la fortuna de per-

manecer a tu lado y con

una pequeña luz de espe-

ranza encendida dentro

de mí, tomé tu cara y te

besé.

Luego de aquel beso me

di cuenta que no podía

continuar. Lo que me es-

taba haciendo era un mal

y no soportaba la idea de

arrastrarte conmigo; te

aparté y me dirigí hacia la

salida de tu cuarto, enton-

ces me preguntaste por

qué estaba haciendo eso,

por qué estaba actuando

de esa forma, pero yo no

quería responder, sabía

que si te contaba sólo te

lastimaría y no quería

verte sufrir.

Seguí caminando para

salir de tu casa y mientras

bajaba las escaleras me

volviste a reclamar. Nue-

vamente preferí ignorarte

y seguí caminando, hasta

que, al abrir la puerta que

conducía a la helada no-

che escuché tu llanto,

arma infernal de la que

nunca he podido escapar

y al darme vuelta me pa-

ralicé al ver como las lá-

grimas caían sobre tu

rostro, lágrimas acompa-

ñadas por una pregunta

casi inaudible “¿Por

qué?”. No quería hacerte

sufrir, pero ya lo estaba

haciendo así que opté por

contarte todo, merecías la

verdad… Nunca me había

sentido tan lúgubre como

esa noche en la que, lue-

go de explicarte nuestra

situación, tuve que salir

dejándote en la soledad,

mientras enfrentabas a

tus espantos en medio de

la fría oscuridad.

Llegué a casa; ilusamente

esperaba ver tu rostro

abrirme la puerta, pero no

fue así. Ella también tenía

el pelo mojado. Llevaba

un pijama blanco de pun-

tos azules ¿por qué esta-

ba vestida así? ¿Por qué

no se había puesto su

mejor vestido para reci-

birme?

No quise complicarme

pensando en ello. Me

preguntó por qué había

llegado tan tarde, note en

su rostro una expresión

de angustia y amor por

mí; con una sonrisa la

calmé y le contesté que

simplemente quería estar

con ella, era la verdad no

quería volver a alejarme

de su compañía me pro-

metí que nunca la iba a

hacer sufrir; ese error ya

lo había cometido contigo,

Page 7: Poe Y sus Legados

6

fue doloroso, pero fue mi

decisión.

Al escuchar mi respuesta

me abrazó con fuerza y

me besó; no fue lo mismo,

nunca lo volvió a ser. Me

condujo hasta la sala,

prendí el televisor y mien-

tras me alistaba algo de

comer el chiquitín se

acercó para contarme su

día en el colegio.

Escrito Por:

Luis Alejandro Mariño Figueroa

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 8: Poe Y sus Legados

7

Haz tu danza y acaba

Conmigo

Haz tu danza y acaba conmigo

El tiempo se agota,

la sangre se desborda.

Haz tu danza y acaba conmigo

Que ya mucho he sufrido

No bastan las palabras

Para expresar lo que he vivido

Ni un minuto de sufrimiento

Para curar este odio infinito.

Haz tu danza y acaba conmigo

Hazlo de una vez por todas

Es lo que he estado esperando

Vamos, la muerte no teme

Y creo que ahora yo tampoco

Vienes por mí

anhelo sentirte

Anhelo sentirte danzando sobre mí

Sobre mi cuerpo, sobre mis huesos

Sobre mi carne que ahora yace.

Haz tu danza y acaba conmigo,

Acaba con este cuerpo terrenal

De vacíos vánales

Y caprichos indeseables,

Haz tu danza.

Haz tu danza y

Acaba conmigo

Aunque creo que ya no existo

Alguna parte de mí aún está aquí

Y se ha dejado seducir por ti

Por tu encanto, por tu lujuria

Ya no quiero que dances en mí

Quiero danzar contigo en

Ese lugar prometido…

Ya no sé si eres la muerte o

Si eres mi propio demonio

O si soy yo mismo encarnado

En un ser amado.

Haz tu danza y acaba conmigo

Porque he empezado a vislumbrarme

Con algo que no estoy seguro

Que seas tú y para cuando lo compruebe

Puede que sea muy tarde.

Haz tu danza, has de mí lo que quieras

Ya no siento nada

Y lo siento todo…

En un mar de confusión.

Ya no tengo miedo de nada

Ven por mi pronto

No me hagas esperar más

Todo se nublo y nada se escuchó.

Poema escrito Por:

Alexandra Ivonne Prieto Reyes

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 9: Poe Y sus Legados

8

Cauce

Escucho llantos y gritos

de desesperación, no sé

si es algo que me ator-

menta desde que llegue

aquí. Sé que a mi alrede-

dor no hay absolutamente

nada, solo el paso del rio,

la caída de agua, y el

maullar de los gatos, pero

me pregunto ¿qué son

esas voces? aunque sean

gritos desgarradores no

producen ecos, no produ-

cen nada, solo miedo.

Aun me pregunto ¿qué

hago acá? Trato de recor-

dar ¿cómo llegue? Pero

en mi mente solo pasa la

silueta de una mujer, algo

opaco pero muy bello;

delgado y su pelo, un

hermoso pelo largo y ne-

gro, me sonríe, una sonri-

sa maliciosa.

Recorro aquel lugar tan

familiar y desconocido a la

vez. Es una casa enorme

no puedo ver sus colores

pues la luz que entra por

alguno de los ventanales

es poca para ver que hay

en ella; estos ventanales

son algo grandes con

marcos de madera, el olor

de la madera mojada de

ellos es tan fuerte, hay

largos pasillos que condu-

cen a escaleras. Con algo

de cuidado logro tocar la

baranda, algo fría y suave

de madera muy delgada y

fina. Mientras voy subien-

do las tablas del piso sue-

nan, chirrean, escucho el

maullar de los gatos más

fuertes, el pasar de las

ratas por entre las tablas y

el fuerte ruido del caer del

agua.

Llegando al segundo piso

me encuentro encerrado

en un pasillo largo lleno

de puertas. Entro a una

de las habitaciones, esta

tiene 3 ventanas, entra

algo de luz de la luna que

ilumina las nubes rojizas.

Me asomo y veo un gran

paisaje de arbustos. A lo

lejos un bosque muy es-

peso.

Lo que más me sorprende

es un brillo, resalta tan

tenebroso de la caída de

agua de aquel cauce. Con

mucha fuerza se veía

como el agua caída si

miedo a nada, rompiendo

con todo a su paso. Aún

más atemorizante era que

solo escuchaba el recorri-

do del agua, mas no con

la fuerza que esta pegaba

a las rocas al caer. Como

si solo un pasar turbio

fueran esas aguas nada

más; quien escuchara

aquello solo pensaría que

hay un pequeño riachuelo

con agua cristalina donde

me podría bañar, pero era

todo lo contrario el agua

se veía caer con tanta

rudeza y sus aguas espe-

sas que formaban espu-

mas de las negras y su-

Page 10: Poe Y sus Legados

9

cias aguas. En ese mo-

mento recordé algunos

episodios de lo que quizás

habría podido pasar. Vol-

vía a mí el recuerdo de

aquella mujer su sonrisa

me tenía loco pues la veía

con tanta claridad sé que

no estaba feliz pues era

una risa hipócrita. Maldita

sonrisa. La vi intentando

pasar su mano en mi ros-

tro y solo viendo el movi-

miento de sus labios di-

ciendo “te amo” no la es-

cuchaba, pero solo tenía

ganas de matarla, pues

aunque sentía que mi

corazón latía fuerte y que

un sentimiento más gran-

de que el odio me unía a

ella. Quería desaparecer-

la, no ver nunca más esa

sonrisa, esa sonrisa loca

que alguna vez me ena-

moro, esa sonrisa que me

llevo a donde estoy. Así

se fue aclarando todo,

entendía que no eran

más de las 5 de la maña-

na pero aun el lugar esta-

ba tan oscuro, ni un rayo

de sol atravesaba la ven-

tana. No entendía por qué

la noción del tiempo se

perdía en aquel lugar y

recordé que sin querer

ese era el lugar de mi

muerte.

Recordé que una sonrisa

maniática me había lleva-

do aquel abismo y con mi

vida había acabado, sin

embargo yo sigo recor-

dando esa sonrisa mien-

tras espero en esta casa

vacía, llena de sombras

que bajan de aquel salto,

llena de llantos y gritos

desesperados, habitar

esta casa llena de maldi-

tos recuerdos será la his-

toria más triste por una

maldita sonrisa.

Escrito Por:

Ana María Usaquén Rodríguez

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 11: Poe Y sus Legados

10

El TERROR, la travesía de Poe.

Un breve acercamiento a los Cuentos de Terror: El pozo y el péndulo, y El

gato negro

La palabra terror viene del

latín terror, a partir del

verbo terreo. Este verbo

en origen significa hacer

temblar, de modo que

terror en principio es tem-

blor. Si bien etimológica-

mente la palabra terror ha

cambiado su significado

con el paso del tiempo, y

ha pasado a destacar en

ello el miedo, el horror,

entre otras. No ha sido

gratuita su transformación

y ya lo veremos más ade-

lante.

Nos encontramos con dos

alternativas para hablar

del terror: La primera,

cómo un sentimiento inde-

leble en el hombre. Po-

demos observar su pure-

za, un estado natural, un

sentimiento falto de racio-

nalidad, simplemente un

sentir que se presenta de

un momento a otro, que

no se busca. La segunda,

por el contrario, es el te-

rror visto cómo una he-

rramienta u objeto que se

puede alterar, una cir-

cunstancia que se puede

planear, que de hecho,

puede ser adquirido o

evitado, un “algo” que va

tomando características y

se va moldeando para ser

transmitido o suprimido

cuando se quiera.

Acercándonos entonces a

la literatura de terror, nos

encontramos con su ori-

gen en las antiguas le-

yendas y mitos, el deseo

del hombre por contar sus

experiencias con lo natu-

ral, es decir con los fenó-

menos naturales, entre

ellos el temblor, rasgo del

terror que anotaba más

arriba cómo falto de ra-

cionalidad. Al contrastar

este tipo de literatura con

la novela gótica, vemos la

transformación del terror,

ahora objeto estético que

se fundamenta como he-

rramienta causal de cir-

cunstancias hechas para

lo que deja de ser natural

y pasa a ser ese “algo”

transmitido y transforma-

do. Es precisamente allí

donde nuestro queridísi-

mo Poe aparece, con todo

un método de composi-

ción, en el que plantea las

bases para analizar al

receptor y lograr transmi-

tirle ese temblor ficticio:

“La verdadera decisión se

adopta en el último mo-

mento, ¡a tanta idea en-

trevista!, a veces sólo

como en un relámpago y

que durante tanto tiempo

se resiste a mostrarse a

plena luz, el pensamiento

plenamente maduro pero

desechado por ser de

índole inabordable, la

elección prudente y los

arrepentimientos, las dolo-

rosas raspaduras y las

interpolación. Es, en

suma, los rodamientos y

las cadenas, los artificios

para los cambios de

decoración, las escaleras

Page 12: Poe Y sus Legados

11

y los escotillones, las

plumas de gallo, el colore-

te, los lunares y todos los

aceites que en el noventa

y nueve por ciento de los

casos son lo peculiar del

histrión literario. Por lo

demás, no se me escapa

que no es frecuente el

caso en que un autor se

halle en buena disposi-

ción para reemprender el

camino por donde llegó a

su desenlace. General-

mente, las ideas surgieron

mezcladas; luego fueron

seguidas y finalmente

olvidadas de la misma

manera. En cuanto a mí,

no comparto la repugnan-

cia de que acabo de ha-

blar, ni encuentro la me-

nor dificultad en recordar

la marcha progresiva de

todas mis composiciones.

Puesto que el interés de

este análisis o recons-

trucción, que se ha con-

siderado como un deside-

rátum en literatura, es

enteramente independien-

te de cualquier supuesto

ideal en lo analizado, no

se me podrá censurar

que salte a las conve-

niencias si revelo aquí el

modus operandi con que

logré construir una de mis

obras. Escojo para ello El

cuervo debido a que es

la más conocida de

todas. Consiste mi pro-

pósito en demostrar que

ningún punto de la com-

posición puede atribuirse

a la intuición ni al azar;

y que aquélla avanzó

hacia su terminación,

paso a paso, con la

misma exactitud y la

lógica rigurosa propias

de un problema mate-

mático.”1

Y es justo ese problema

matemático su gran he-

rencia, puesto que es allí

donde nacen las estructu-

ras de El pozo y el péndu-

lo, y El gato negro. Y no

necesariamente me refie-

ro con esto a que Poe

manejara una única es-

tructura para todos sus

escritos, me refiero al

planteamiento que él hace

al proponer un orden a la

hora de transmitir las dife-

rentes sensaciones. En-

1 Poe, Edgar. Filosofía de la

composición.

tonces, es normal encon-

trar entre sus cuentos de

terror una armonía similar

y, la implantación de ca-

racterísticas comunes. La

sensación de desespero,

por ejemplo, es uno de los

rasgos más notorios en

estos dos cuentos y en

general en la idea de te-

rror ficticia como una cir-

cunstancia que se puede

planear o evitar como

citamos más arriba, ma-

nejado por Poe:

…Una horrible idea hizo

que la sangre se agolpara

a torrentes en mi corazón,

y por un breve instante

recaí en la insensibilidad.

Cuando me repuse, tem-

blando compulsivamente,

me levante y tendí desati-

nadamente los brazos en

todas direcciones. No

sentí nada, pero no me

atreví a dar un solo paso,

por temor de que me lo

impidieran las paredes de

una tumba. Botaba el

sudor por todos mis poros

y tenía la frente empapa-

da de gotas heladas. Pero

la agonía de la incerti-

dumbre terminó por vol-

verse intolerable, y caute-

losamente me volví ade-

lante, con los brazos ten-

didos, desorbitados los

ojos en el deseo de captar

Page 13: Poe Y sus Legados

12

el más débil rayo de

luz…2Y:

…La filosofía no tiene en

cuenta éste espíritu; y, sin

embargo, tan seguro es-

toy de que mi alma existe

como de que la perversi-

dad es uno de los impul-

sos primordiales del cora-

zón humano, una de las

facultades primarias indi-

visibles, uno de esos sen-

timientos que dirigen el

carácter del hombre.

¿Quién no se ha sorpren-

dido a sí mismo cien ve-

ces en momentos de que

cometía una acción tonta

o malvada por la simple

razón de que no debía

cometerla? ¿No hay en

nosotros una tendencia

permanente, que enfrenta

descaradamente al buen

sentido, una tendencia a

transgredir lo que consti-

tuye la ley por el sólo he-

cho de serlo? Este espíri-

tu de perversidad se pre-

sentó, como he dicho, en

mi caída final…3

2 Poe, Edgar. El pozo y el

péndulo. Traducción de Julio Cortázar. Editorial, Circulo de lectores. 3 Poe, Edgar. El gato negro.

Traducción de Julio Cortázar. Editorial, Círculo de lectores.

Finalmente considero que

el terror a partir de Poe

será una herramienta

llevada a su máximo nivel

y esta, terminará de ser

pulida como objeto estéti-

co para la consolidación

de la conocida literatura

de terror.

Escrito Por:

Angélica Klinger

Aguirre

Estudiante Lic. Artes

Visuales (II Semestre)

Universidad

Pedagógica Nacional

Page 14: Poe Y sus Legados

13

El hombre y la bestia

En una época remota

existía un hombre que

vivía alejado de todos los

demás. Nunca se le veía

por las calles, siempre se

le observaba en su hogar

postrado a una silla a una

pluma y una hoja, siempre

andaba en malas fachas,

su aspecto personal no

era el mejor, y su perso-

nalidad era lo más desco-

nocido que podía existir.

Cuando se le veía por las

calles de aquel descono-

cido pueblo se le obser-

vaba en los lugares me-

nos esperados, este hom-

bre rondaba cementerios,

morgues, y otros lugares

que las personas les daba

terror. También se escu-

chaba decir que cuando

se le veía cosas inusuales

pasaban en aquel lugar.

Se encontraban cadáve-

res en el peor estado,

pasaban muertes de todo

tipo. Cuando por alguna

razón una persona se

extraviaba una muche-

dumbre gigantesca se

dirigía al tremendo castillo

donde este siniestro hom-

bre reposaba. Iban con

antorchas, cuchillos, y

todo tipo de objeto que

pudiera causar daño,

siempre se le acusaba de

todo lo malo que sucedía

en aquel pueblecillo.

Un día sucedió lo que

todos llegaron a pensar.

Una linda mujer, que por

cierto era muy joven apa-

reció a las afueras del

pueblo colgada en un

árbol del cuello, su cuerpo

ya no tenía los ojos ni los

dedos de las manos ni de

sus pies. Además su vien-

tre estaba abierto y se

podía observar todo su

interior, los buitres y los

cuervos rondaban el

cuerpo que yacía muerto

y frio, con un olor lo más

desagradable y repugnan-

te posible.

Un hombre que visitaba el

pueblecito la vio y co-

rriendo se dirigió a buscar

la autoridad del pueblo

para comentarle lo suce-

dido. De inmediato se

formo una gran muche-

dumbre la cual estaba

dispuesta a acabar con

aquella bestia quien había

cometido tal crimen.

Todos se dirigían al casti-

llo el cual se encontraba

en lo alto de una colina.

No se observaban luces,

todo era oscuro y aquellas

criaturas diabólicas y

abominables rondaban

alrededor de este. Solo

algunos valientes se atre-

vían a rondar sus alrede-

dores. En este caso era

tal el odio que la gente

llevaba, que no importa-

ban los peligros que se

encontrara por el camino.

Al llegar a la gran puerta

que separaba el castillo

de todo aquello que esta-

Page 15: Poe Y sus Legados

14

ba en frente de este. La

muchedumbre empezó a

gritar “Poe mounstro ase-

sino, debes pagar por lo

que has hecho “. Lo que

la gente no sabía era que

este pobre hombre era el

padre de una criatura a

quien el mismísimo diablo

le había encargado para

su protección.

Este hombre cuidaba de

él y en algunos días lo

tenía que soltar para que

este se pudiera alimentar,

el aprovechaba además

las atrocidades que la

criatura cometía para

escribir relatos y cuentos

de terror. Relatos de la

mejor calidad que causa-

ban en las personas las

peores sensaciones posi-

bles de miedo y horror.

Cuando la muchedumbre

logro entrar al castillo

encontraron a la bestia

encadenada a una gran

pared y, al darse cuenta

que esta era la causante

de todo lo sucedido dije-

ron: tranquilo amigo Poe

nosotros te ayudaremos a

liberarte de tal castigo que

llevas encima. La muche-

dumbre se abalanzo so-

bre aquella bestia a la

cual después de causar

tremendas atrocidades le

dieron muerte finalmente.

Poe quien se encontraba

agradecido con toda la

gente del pueblo les dijo

gracias a ustedes hoy soy

libre del castigo que mi

cuerpo y alma llevaba

encima, gracias a esto los

deleitare con mis cuentos

y serán ustedes los prime-

ros en conocer mis histo-

rias de terror , desde este

día Poe se convirtió en un

sabio para su pueblo era

el escritor más reconocido

en todo el reino y era

aclamado por todos por

sus grandes historias las

cuales saciaban las men-

tes gigantes de todos los

pobladores de aquel le-

jano y recóndito reino.

Escrito Por:

Juan Carlos Toledo

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 16: Poe Y sus Legados

15

La memoria de un extraño

Un tercer piso de una

casa vieja, desgastada

con puertas de madera

rechinantes, ventanas

rotas por las piedras que

fueron lanzadas hacia

ella, paredes ralladas por

delincuentes que asechan

la zona, movimiento ex-

traños que se sienten en

el primer piso, suelo

manchado de un color

muy rojo un poco parecido

a la sangre, sonidos de

patrullas de policía que se

escuchan al exterior de

este lugar, no es suficien-

te miedo para sentir el

olor a líquido de vida por

todos lados.

En el interior de este cuar-

to, se siente la soledad a

un nivel totalmente depri-

mente que hace que la

oscuridad que ya lo inva-

de sea algo totalmente

inevitable a través de las

ventanas rotas, el fuego

arde en el exterior, todos

los lugares que rodean

este sitio están en llamas,

las casas poco a poco se

destruyen. Las paredes

parecen ser blancas, pero

no lo son están llenas de

papel que las cubren de

alguna u otra forma, de tal

manera que no se pueda

ver nada de ella en lo

absoluto. El piso es blan-

co en su totalidad con

algunas manchas rojas

en el piso, del cual se

desconocen la razón del

¿por qué? están ahí, el

techo es de madera en

forma de columnas, ubi-

cadas en forma horizontal

queriendo formar una

especie de triángulo hacia

arriba.

Una ventana abierta que

permite la entrada del

congelante frío, las corti-

nas de banco moviéndose

al paso del viento que

entra y mientras más fuer-

te es el impacto del viento

con ellas; el sonido del

silbido que produce el

viento es más fuerte, una

soga de color rojo colgada

en el techo, el dolor inter-

minable se siente en este

sitio que parece no dejar

de llenar de soledad y

dolor el lugar.

A pesar de los colores

claros que asechan este

sitio pareciera que fuera

más oscuro que la casa

en su totalidad, este cuar-

to tiene una puerta de

madera rota que constan-

temente rechina sin cesar

gracias al viento que entra

a el, dejando así un sen-

tido tenebroso, en donde

el cuarto de color blanco

se opaca por los sonidos

que se sienten.

Una cama lo único que se

ve en este sitio, vestida

con sabanas color rojo

algo muy parecido a la

sangre que se ve en el

piso, alrededor ropa tirada

en el piso por todo lado

manchada con un color

como el que produce en la

Page 17: Poe Y sus Legados

16

mente el asesino; ¿qué

sigue descubrir por qué? ,

en este momento otros

olores se siente, sudor,

lágrimas entre otros, tam-

bién suenan cadenas,

como collares, el color de

sus paredes parece inten-

tar calmar la sensación

pero no la oscuridad per-

siste junto con su color

rojo por todas partes y

más con el olor de ese

color pasional en la ropa

que parece que fuera

“sangre”

Tal vez esta oscuridad

permanecerá en este sitio

lleno de olores, sonidos

tanto internos como ex-

ternos, el color rojo segui-

rá vivo como una ruptura

que es mucha más rápida

de lo que se puede espe-

rar y entonces ¿Por qué

hay tanto color rojo san-

gre en todo el cuarto?

“No temas al color, témele a la razón del porque el color”

Rojo No.5. R-O-J-O es 27, más 5 es 32 ¿Qué es?

23 a la inversa

Escrito Por:

Kevin Felipe Osorio Pérez

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 18: Poe Y sus Legados

17

En busca del amor

Solo soy un hombre joven

y aventurero nacido en

Jamaica, creo que mi

nombre es irrelevante,

tengo 25 años y dicen que

soy muy guapo, amigable,

solidario.

Estoy muy feliz con mi

vida, no me gusta estre-

sarme y soy muy enérgi-

co. A olvide decir que soy

uno de los 3 psicólogos

más importantes del mun-

do. Un día en mi despa-

cho, pensé por que no

formar una familia, para

esto debo buscar la chica

indicada, tal vez a mi alma

gemela , decidí poner en

marcha un viaje por todo

el mundo en busca de

ella, estuve en muchos

lugares, conocí muchas

mujeres , todas decían

quererme, pero lo que

realmente enviciaban era

mi dinero, en uno de estos

lugares creí encontrarla,

era una mujer muy bella la

conocí en un lugar muy

distinguido. Salimos un

par de veces al parecer

no le interesaba mi dinero,

sorprendentemente ella

me propuso que nos ca-

sáramos, sentí que era

muy apresurado tomar

esa decisión,, pues no

llevábamos mucho tiempo

en conocernos. Pasados

unos días me dí cuenta

que su intención era ca-

sarse con migo por el

simple hecho de no estar

sola.

Muchas otras historias

sucedieron con miles de

mujeres, que por una u

otras cosas no tenía lo

que yo buscaba de una

mujer, pasaba el tiempo y

nada que encontraba a mi

alma gemela, realmente

ya me estaba resignando

y sentía que el amor no

era para mí. Tal vez esta-

ba destinado a estar solo.

Finalmente decidí tomar

el primer avión que saliera

e irme a cualquier lugar,

ya no me importaba nada

ni nadie. El avión me llevó

a un lugar muy extraño,

un país que jamás había

visitado, en mis largos

años como psicólogo, y

eso que yo creía conocer

todo el mundo. Este lugar,

era interesante, la gente

no me perseguía, para

pedirme un autógrafo,

como en otros sitios, na-

die sabía quién era yo, así

que fue sencillo pasar

inadvertido por toda la

cuidad, mientras camina-

ba por una calle, sentí que

alguien me observaba,

continúe caminando, sen-

tía que alguien me seguía.

Cuando de repente un

niño se acercó a mí, él

estaba sucio, mal vestido

y olía un poco mal, se

acercó a mí y me dijo que

yo de donde era, que

estaba seguro que yo no

era de ese lugar, sonreí y

le dije, cómo te llamas y el

me contesto, Joseph se-

ñor, le pregunte por que

me seguía y me observa-

ba tanto, me dijo que le

parecía muy sorprendente

y mágico mi cabello, que

jamás había visto algo

así, le explique de qué

lugar venia, y por qué la

Page 19: Poe Y sus Legados

18

particularidad de mi cabe-

llo tejido, el solo me pres-

taba atención. Decidí

invitarle a tomar algo,

parecía un poco agotado,

el acepto a pesar de que

yo era un desconocido,

decidimos tomar jugo

natural en una cafetería,

él estaba muy feliz y me

confeso que ese día era el

mejor día de su vida, le

pregunte que por qué, que

si era que jamás había

tomado jugo natural, me

dijo si por supuesto señor,

lo digo porque hoy en la

mañana, conocí una se-

ñorita muy buena gente

como usted, me invito

desayunar, me regalo un

par de zapatos nuevos y

me dijo que me quería

adoptar, que la esperara

en la misma calle donde

lo conocí a usted señor.

Quede muy extrañado

con esa sospechosa ayu-

da por parte de esa seño-

rita con el niño Joseph,

no era normal que una

persona se interesara así

por un niño de la calle, le

pregunte que si sabía algo

de ella, me contesto que

sí, que había platicado un

poco en el desayuno con

ella, y me contó que era

un estudiante de artes

escénicas, que tenía 25

años, que no tenía nin-

guna mala intensión con-

migo, que solo quería

ayudarme, que ella solo

quería hacer de su vida,

una obra de caridad con

los más necesitados y que

su lema es ayuda a tu

prójimo y serás feliz, que-

de muy impresionado con

esa maravillosa manera

de ver la vida, jamás

había escuchado algo así

, le pregunte a Joseph

que ella le había dado

algún numero para que se

comunicara con ella si

algo ocurría me respondió

que sí, le dije que si me

regalaba su número, para

contactarme con ella y el

chico me dio el número.

Decidí marcarle y al con-

testar escuche una dulce

voz, preguntándose con

quien hablaba, le dije que

era amigo de Joseph y

que lo estaba cuidando

para cuando ella volviera,

me agradeció por la bue-

na actitud y me dijo que

en par de horas iría a

recoger a Joseph, en la

calle donde había queda-

do con el , le conteste que

seguro estaríamos allá,

cuando colgué sentí una

paz indescriptible, jamás

había sentido eso con una

mujer y eso que ni siquie-

ra la había visto, Salí co-

rriendo y recogí a Joseph

para llevarlo a ese lugar,

no quería llegar tarde y

perderme el hecho de

conocer esa espectacular

mujer.

Al llegar solo vi un par de

crespos dorados volar

sobre aire, una gran luz

que salía de su boca, una

hermosa silueta tallada

por ángeles, y un par de

ojos brillantes. No pude

negar mi gusto por ella,

antes de que el niño la

saludara, le pregunte co-

mo se llamaba, se sonrojo

y me respondió que se

llamaba Alison, era un

nombre de diosa, una

mujer así no era de esta

tierra, charlamos un par

Page 20: Poe Y sus Legados

19

de horas, y salimos juntos

con Joseph, y sentí por

primera vez que el amor

había llegado a mi vida,

ella era, ella era mi alma

gemela, y tanto que bus-

que y busque el amor, y

fue el amor quien me en-

contró.

Escrito Por:

Rodry Alex Torres Amezquita

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 21: Poe Y sus Legados

20

Sin Nombre

En las mañanas de fin de

año me levanto, pongo

música, me distraigo, leo

un poco, fumo y cuando

fumo miro por la ventana.

No voy a mentir con de-

seos de encontrar al-

go interesante por ahí

tirado en el piso o ver a

algún conocido pasar por

la acera. No hay muchas

complicaciones, el sol

retumba suavemente por

el vidrio transparente y

mientras las bocanadas

pasan por mi garganta

veo al viejo de enfrente;

hoy pensé en lo triste y

desolado que se debe

sentir, hace mucho tuvo

un taller de mecánica, ya

no puede caminar bien.

Creo que hoy mas que

cualquier otro día me sen-

tí apenado por su vida, a

pesar de que en el fondo

y en la realidad no impor-

ta lo que piense, él ya

está viejo y perdido.

Cuando él era un poco

mas joven y yo era un

simple niño que miraba

por el portón de la casa, lo

que en las aceras pasaba

y mientras mi mama des-

de el balcón hacia jardine-

ría con las matas de la

fachada, él tenía su taller

de mecánica directamente

enfrente de la calle.

Siempre estaba lleno y

tenia gente que le ayuda-

ba, todo el día había tra-

bajo que hacer. El taller

estaba acreditado por el

distrito, tenían un teléfono

de monedas rojo que

siempre timbraba tan fuer-

te que en mi casa se sa-

bia cuando alguien les

llamaba, recuerdo con

sentada irritabilidad por

que después en mi casa

tendríamos un teléfono

que sonaba exactamente

igual. El hombre que en

ese entonces no era tan

viejo tenia una esposa

algo gorda de nombre

Omaira; como la niña

Omaira la que se murió

enterrada en el fango que

escupió el Ruiz. Un día

volvíamos de la casa en

pachaquiaro (nombre de

un ave del oriente colom-

biano) de noche y con el

frío tradicional de esta

ciudad, cuando vimos

sobre la puerta de nuestro

vecino una nota de esas

que ponen en las iglesias

con la fecha de la misa en

honor a Omaira. Cómo se

sentiría el viejo al ver mo-

rir a su esposa, al tener

que llevarla a la tumba.

Las cosas no terminaron

ahí por que a su hija el

marido la dejo y quedaron

el viejo viudo, su hija

abandonada y Paco, fiel

hincha de santa Fe que

por lo demás no tiene

nada particular, un par de

veces él, Paco, bebió en

mi casa con trucha, con

Andrea, Omar mas o

menos en fechas como

estas. Luego de un tiempo

paco tampoco volvió; el

taller no volvió a estar tan

lleno como en otras épo-

cas mientras mis piernas

se alargaban y la espalda

me crecía.

Un día el taller lo arren-

daron y se convirtió en

bodega; después en un

aguacero, que término

cancelando rock al par-

que, cayò tanto granizo

que las tejas del taller se

rompieron. Siempre que

Page 22: Poe Y sus Legados

21

miro por el balcón de la

casa o cuando estoy fu-

mando lo veo, al pobre

viejo, solo y ahora con un

bastón por que ya no

puede caminar bien, va-

cio, triste mirando sus

viejas manos y recordan-

do gloriosos días en los

que esas manos respal-

daban la fuerza de sobre-

vivir a este mundo; ahora

muchas personas lo salu-

dan pero pocos son ami-

gos que le visiten Los

dueños de un nuevo taller

mucho menos fructífero,

casi no le permiten opinar

sobre los problemas de

los carros. Y Tarzan el

perro pulgoso de taller

que mira con ojos de sa-

biduría los días, ahora ya

ni lo dejan quedar dentro

de la casa se la pasa co-

mo el viejo sentado en la

puerta o en el anden mi-

rando los días pocos o

muchos de la vida que le

quedan. No lo veo sonreír

desde hace muchos años,

hoy es navidad y me le-

vante a escuchar música

y fumar, lo vi por la venta

y pensé triste, terminar tus

días solo un día de navi-

dad y comprendí que yo

mientras fumaba y lo veía

tan bien estaba sólo.

Escrito Por:

Nacor Andrade

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional

Page 23: Poe Y sus Legados

22

El gato negro.

¿Qué sucede? ¿Dónde

estoy? Esta oscuro, ¡no

veo nada! ¿Cómo llegué

aquí? Estoy confundida y

sola, ¡quiero irme a casa!

El último día que recuerdo

estaba junto a mi esposo

y mi gato; fue un día como

todos los demás, como

esos en los que los dolo-

res que vienen con los

años no te dejan más que

cansancio, es por eso que

no sales de casa y te

quedas recostada jugando

con el gato o escuchando

las locuras de tu esposo;

¡Ah, vaya que si era loco,

por eso me enamoré de

él! Era una de esas per-

sonas a las que la creati-

vidad traiciona a ratos,

pues se sofoca tan fácil-

mente que a veces piensa

que el gato lo acecha;

pobrecillo, su cabeza está

aturdida de tanto uso,

pues es muy inteligente;

escribe de una manera

tan lúcida que disfrutarías

escuchando de su boca

hasta la más negra menti-

ra.

Aquel día, apenas y pude

levantarme a acomodar

algunas cosas en el só-

tano; estaba sucio y des-

ordenado, así que le pedí

ayuda; se acercó a mí de

mal humor, ha de ser por

esas terribles resacas ¡ya

no sé qué hacer para que

deje de embriagarse! Es

un hábito terrible que ad-

quirió hace mucho tiempo

y que fue creciendo cuan-

do la vejez llegó; al princi-

pio no me molestó pues

tiene derecho a divertirse

de vez en cuando, trabaja

tan arduamente que sería

cruel no permitírselo; pero

ahora no puedo evitar

sentirme incómoda, las

noches de copas se hicie-

ron casi diarias y pienso

que ahora se pierde su-

mido en la bebida, ya no

sabe ni lo que hace, ha

intentado dañarme y aun-

que sé que no es su culpa

es inevitable la tristeza

que dejan sus manos

cuando golpean mi rostro;

me duele tan profunda-

mente verle tan perdido,

pues al amanecer sé que

mis moretones le lastiman

tanto como a mí, pues él

me ama, me amó desde

la primera vez hasta hoy,

cada vez más intensa-

mente y yo lo amé y lo

amo de igual manera.

¡Me siento tan culpable!,

es cierto, no puedo culpar

al alcohol por su compor-

tamiento; fui yo quien lo

ha obligado a beber, mi

amor hacia él es aún tan

grande y sin embargo

nunca pude mostrárselo

del todo, a pesar de mis

esfuerzos por entenderlo

sé que no hice más que

hacerle sentir incompren-

dido y solitario. Mi amor

¿Qué más podías hacer si

no es buscar alivio?

Page 24: Poe Y sus Legados

23

La última vez que le vi

estaba junto al gato, ba-

jando hacia el sótano;

mientras este jugueteaba

entre sus piernas le oí

maldecir a mi gatito, no

dije nada pues a veces

puede ser molesta su

imprudencia, hasta su

ronronear llega a deses-

perarme, sin embargo es

mi único amigo, quien

espera junto a mí la llega-

da de mi querido esposo;

por otro lado sé que mi

marido no siente lo mis-

mo, como ya he dicho

antes, piensa que el gato

le persigue y de alguna

manera le tortura profun-

damente nada más su

presencia. Puede ser esta

la razón por la que salió

de sus cabales aquel día,

harto de soportar las mo-

lestias que producía tomó

un hacha e intento matar-

le; estoy segura que lo

evité, jamás dejaría que

nadie le tocara un pelo, no

quisiera perderle como

sucedió con Plutón, pero

aún no sé qué sucedió

después de ello.

Hay algo extraño junto a

mí, es suave, mullido,

parece estar respirando

aquí cerca, ¿Serás tú,

gato?, le oigo ronronear

¡Es él! ¿Cómo estás mi

querido amigo? ¿Qué

hacemos aquí?

¿Qué haces gato? Cálla-

te. ¿A quién le gritas tan

horriblemente?, pareces

enojado ¡cálmate! Veo

algo de luz, crece cada

vez más y tú gritas cada

vez con más fuerza gato

tonto, ¿te has vuelto lo-

co?; se abre un agujero

frente a mí y por fin le veo

¡Amor de mi vida! ¡Te

extrañé tanto! No entiendo

como llegué aquí, pero el

gato estuvo conmigo,

¿Qué sucede? Esa ex-

presión de tu rostro me

aterra, ¿No te alegra ver-

me?

Quienes están contigo

gritan de terror, ¡Está

muerta! ¿Es eso cierto?

No puede ser, nadie lo

haría, no hay manera de

que esté muerta, ¿Quién

podría matarme? ¿Acaso

lo sabes tu amor mío?

Escrito Por:

Natalia Bravo

Estudiante Lic. Artes Visuales (II Semestre)

Universidad Pedagógica Nacional