Poesia Popula, poesia Tradicional

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    1/10

    POESÍA TRAD ICIONA L / POESÍA POPULAR

    V I C E N C B E L T R A N

    Universitat de Barcelona

    Lo s es tud ios sobre poes ía t rad ic iona l y popu la r en e l ám bi to de la F i lo log ía Hisp án ica ,

    desde com ienzos del s iglo XX , se han m ovido s in apenas excepción en la es te la de don R am ón

    M enén dez P idal y su escuela ; sólo en lo re la t ivo a la épica , don de las querel las entre tradic io-

    nalis tas , individualis tas y , más recientemente , los ora l is tas , han introducido un factor de

    c on t rove rsia , pa r t i c u la rme n te in te nso e n e l ú l t imo m e d io s i g l o y e n m e nor me d ida e n e l

    r o m a n c e r o

    2

      la pe rspec t iva teór ica ha gozado rec ien temente de c ie r ta va r iedad . Quizá no

    será abusivo resum ir este itinerario en el sentido q ue el tradicio nalism o ha d om inad o la escuela

    española de f i lo logía , mientras ha tenido más dif icultades en e l ámbito de la romanís t ica

    europ ea, m ás influida po r e l po si t iv i sm o de Jose ph Béd ier , y ha corrido div ersa fortun a en

    e l ám bi to de la h ispan ís t ica ang losa jona , m ás v ivaz y ab ie r ta en sus o r ien tac iones m eto do

    lógicas. A diferencia de estos cam po s, el estadio de la lírica popular an tigua o lírica tradiciona l

    ha permanecido s ignif icadamente vinculada a l ámbito más es tr icto del hispanism o hispanoha

    b la n te y a a lgunos a lumnos de M e né nd e z P ida l

    3

    , de ah í p ro bable m ente su m ayo r f ide l idad

    a las enseñanzas del maestro .

    Sin lugar a dudas, M ené nde z Pidal aportó en su mo m ent o la teoría m ás elaborada y flexible

    para la comp rens ión de la poes ía t rad ic iona l o , a l m eno s , de sus p rob lem as de com pos ic ió n

    y transmisión. En los años veinte y tre inta del fenecido s iglo X X , poc os especia l is tas reun ían

    com o él un a experienc ia tan completa y compleja en el folklore de cam po, en sus implicacion es

    fi lológicas y en invest igación his toriográfica; no puede extrañar, por tanto, la profunda

    1.

      V éas e el estado de la cuestió n en el estudio preliminar

     

    Cantar de Mío Cid,

     ed . Alber to Montaner, Barcelo na,

    Crítica, 1993, pp. 12-13, en particular los trabajos de C. Smith y M. E. Lacarra, a los que habría que añadir I.

    Zaderenko,  Problem as de autoría, de estructura y de fuentes en el «Poem a de mío Cid»,  Alcalá de Henares,

    Universidad de Alcalá, 1998.

    2.  Qu izá la controversia m ás aguda es la que ha enfrentado  D . Dev oto, Sobre el estudio folklórico del romancero

    español. P ropo siciones para un métod o de estudio de la transmisión tradicional ,  Bulletin Hispanique,  57, 1955 ,

    pp. 2 33 -29 1, probablemente men os enfrentadas m etodológicam ente a la escuela tradicionalista de lo que parece

    a juzgar por la reacción de D . Catalán M ené nde z Pidal, El

      motivo

      y la

      variación

      en la transmisión tradicional

    del romancero , en  Bulletin Hispanique,  6 1 , 19 5 9 , p p . 14 9 - 18 2 ( h oy  en Arte poética del romanc ero

      oral

    Parte  1 .

    Los textos abiertos de creación colectiva,

      Madrid, Siglo XX I de España Editores , SA - Fundación Men éndez Pidal ,

    199 7, cap. I), a la que De vo to replicó en Un no aprehendido canto. Sobre el estudio del roman cero tradicional

    y e l l lamado método geográfico ,  Abaco,  1, 19 69, pp. 11 -44.

    3.  Lo cual no implica en absoluto que ciertos hispanistas extranjeros, como Daniel Devoto, John Cummins

    y más recientem ente John Gornall entre otros no hayan realizado aportacion es mu y sign ificativas; m e refiero aquí

    a las líneas maestras de la investigación.

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    2/10

    66 VlCENg

      B E L T R N

    influencia que ejerció en aquel momento, ni las coincidencias que acabo de señalar. De ahí

    que sus formulaciones, si nos atenemos a lo esencial de su doctrina, su descripción del fenó

    meno de la tradicionalidad, son compatibles en la práctica a las de representantes de corrientes

    críticas ajenas y aún hostiles.

    Al margen de los planteamientos teóricos, las observaciones de los antropólogos o estudio

    sos de la poesía oral actual en los pueblos primitivos no difieren de los tradicionalistas sino

    en detalles; valgan como ejemplo estas palabras de Jack Goody:

    L a b a l a d a me d i e v a l n o

     es

     s im plem ente un a c reac ión ind iv idua l , s ino una c reac ión ind ividua l

     en

    un medio o ra l ;

     el

     p r o c e s o

     de

     t r a n s mi s i ó n s u p o n e

     que

     es tá sujeta

     a una

     com posición cont inua,

    a un a c reac ión con t inua , y de ahí se delatan a lguna s de las caracter ís t icas q ue los pr imeros investi

    gadores a t r ibu ían

     al

     mi s t e r io s o p r o c e s o

     de

     i n v e n c i ó n c o l e c t i v a

    4

    .

    En general, definiciones de este género son comunes a todos los estudiosos del folklore

    y la poesía popular moderna, sea cual sea su filiación teórica; divergen sin embargo cuando

    tratan de interpretar esta experiencia para relacionar la poesía popular con la culta, o para

    explicar sus orígenes y desarrollo

    5

    .

    Creo que este marco histórico es útil para afrontar uno de los planteamientos del maestro

    en lo relativo a uno de los problemas fundamentales que afectan a la poesía tradicional:

    su naturaleza socio-literaria. Menéndez Pidal en uno de sus últimos trabajos de conjunto

    sobre el tema distinguía claramente entre poesía popularizada y poesía tradicional,  la que

    vivía en sus variantes, y concluía: creo que debe evitarse el adjetivo popular  (...) y usar

    tradicional  que alude a la asimilación y elaboración del canto popularizado durante mucho

    tiempo

    6

    ; por eso podía hablar Manuel Alvar de poesía que nace en las variantes (...)

    que sólo de un modo muy parcial podía llamarse popular, según probó abrumadoramente

    4.  La domesticación de pensamiento salvaje,

     Mad rid, Akal, 1985, p . 36, versión normalmente ilegible de The

    Domesticatin ofthe Savage

     Mind,

     Cambridge, Cam bridge U niversity Pre ss, 1977 (el pasaje indicado puede verse

    en la

     p.

     2 6). Puede ser útil también su introducción a Jack Goody

     y

     S. W . D. K. Gandah, Une récitation du  Bagre

    Paris, Armand Colin, 1980, especialmente p p.

     18-21.

    5.

      Véase, a título de ejemp lo, cóm o explica H. Davenson el carácter de la tradición oral o tradition mouvant ,

    como él la

     llama:

      la mém oire conserve cóté á cóté des variants mú ltiples: la chanson se présente au souvenir sous

    une forme flottante, indéterminée, qui á chaqué instant, bifurque, he site, propose au chanteur des partis divers (...)

    le peuple (...) se sent parfaitement libre pour disposer des éléments que lui furnit sa mém oire: de la ees contaminations

    que rendent inextricable 1' analyse, et méme la publication, de tant de chansons Le

     livre

     des chansons ou Intoduction

    á la connaissance de la chanson populaire francaise,

      Neuchátel, Editions de la Baconniére,

      1946,

     que cito según

    su reimpresión en

     Le

     livre

     des

     chansons. S'ensuivent cent trente-neuf belles chansons anciennes choisies

     et

    commentées,

     Paris, Seuil, 1982, p. 83.

    6. Ram ón M enéndez Pidal, La primitiva lírica europea. Estado actual del problema , Revista de Filología

    Española, 43,1960,

     pp .

     279-354, que cito por la reimpresión en Islam y cristiandad. España entre las dos culturas,

    ed.

     Alvaro Galmés de Fuentes, M álaga, Universidad,

     2001, Analecta

     M alacitana, Anejos,

     33 , pp.

     543-604, especial

    mente

     p.

     557. Véase también el vol. I, cap. II de su Rom ancero hispánico (Hispano-po rtugués, am ericano y sefardí).

    Teoría e historia (primera edición d e 1953), que cito por la reimpresión de sus Obras completas, vol. IX, Madrid,

    Espasa-Calpe, S. A., 1968, especialmente pp. 44-4 7. Esta idea es muy antigua en

     el

     autor,

     y

     puede verse ya,

     en

    formulación un tanto más im precisa, en la conclusión de su Sob re geografía folklórica , pp. 337-338 y 140-141

    de

     la

     segunda edición.

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    3/10

    Poesía tradicional /poesía popular 67

    M e n é n d ez P i d a l "

    1

    . En es ta misma l ínea se manifes ta ron Dámaso Alonso y José Manue l

    Blecua en e l t í tu lo de su his tórica antología y aún hoy J . M. Alín

    8

    .

    S in em bargo , en la p rác t ica , M ené nde z P ida l pa r t ía de su exper ienc ia con e l rom anc ero

    moderno, sobre e l que pretendía "observar la l i tera tura tradic ional colect iva del s iglo XX

    para después proyectar estas observaciones sobre los siglos prim itivo s"

    9

    . De ahí que, al estud iar

    la ap l icac ión de las observa c iones de Pa rr y

    1 0

      y L o r d

    1 1

      sobre la épica yugoeslava lo hic iera

    a rgumentando que :

    el cantor de una balada o rom ance de tradición

     oral,

     teniéndolo por patrimo nio común del pueblo,

    se siente poseído del texto poético que ha aprendido de otro cantor, se recrea en él, y a la vez lo

    re-crea, acomodan do la expresión, libre

     o

     vagamente recordada,

     a

     su espontánea sensibilidad del

    mom ento (...) pero por lo común (...) el que canta pretende siempre seguir un prototipo colectivo

    12

    .

    Y para es ta a f i rmac ión se basa ba en dos a rgum entos : los da tos de Ed m ond Fara l sobre

    las invocaciones de autoridad de las ges tas franceses , que a luden a menudo a un texto de

    re fe renc ia , y su prop ia exper ienc ia con e l romancero t rad ic iona l

    1 3

    .

    M enén dez P ida l ceñ ía la va l idez y ap l icac ión de sus conc lu s iones a l ám bi to e uro peo ;

    es tud ios pos te r io res pensados para ver i f ica r los p lan teamien tos teór icos de Lord y Parry

    sobre un corpus ora l de Oceanía enseñan que ambos fenómenos pueden co inc id i r , la

    com posic ión oral s imultánea a la e jecución y la rep rod ucc ión de un texto f ijo y m em oriz ad o;

    as imism o, lo que es más in te resan te , la au tora encue ntra casos de com pos ic ión ind iv idu a l

    (a veces a tr ibuido s a inspira ción y autoría directam ente divina) y de com pos ic ió n colec t iva ,

    a t ravés de grupos qu e co laboran en la ges tac ión de l po em a

    1 4

    . La com parac ión co n la l í r ica

    ora l v iva nunca se rá oc iosa s i ampl iamos a l máximo nues t ro campo de es tud io .

    7. La tradicionalidad en la escu ela españo la de filología , ver sión definitiva de su Me nénde z Pe lay o y la

    poes ía de tipo tradicional , primero en

     Boletín de la Universidad de Gran ada,

      5, 19 56, pp. 51 -79 que cito por la

    edición de El roman cero. Tradicionalidad y pervivencia,  Barce lona, Planeta, 1970 , pp. 15-50 , espe cialm ente p. 49 .

    8. La teoría de Menéndez Pidal está implícita en las primeras páginas de su

      El cancionero español de tipo

    tradicional,  Madrid, Taurus, 196 8 (concretamen te pp. 13 -14 ), aunque no desarrolla allí la contra posic ión

    popular/tradicional,

      con mayo r precisión en su

      Cancion ero tradicional

      Madrid, Castalia, 19 91 , pp. 7- 13 .

    9. Así lo afirma en la p. v del prólogo a su Ramón Menéndez Pidal, Diego Catalán, y Alvaro Galmés,   Cómo

    vive un roman ce. D os ensayos sobre tradicionalidad,  Madrid, Co nse jo Superior de Inve stigacion es Científicas,

    1954,

      Anejos de la Revista de Fi lología Española, lx , donde reimprimía, con un estudio comp lementario de los

    otros dos autores citados, la piedra basilar de su escuela, Sobre geografía folklórica. Ensa yo de un métod o , pub licado

    originalmente en la Revista de Filología Españo la, 1,  1920 , pp . 229-3 38 .

    10 .

      Milman Parry,

     L'épithéte traditionelle dans Hom ére. Essai sur un probléme de style homérique,

      Paris, Les

    Belles Lettres, 1928.

    11.  Albert Lord,  The Singer of Tales,  Cambridge, MA, Harvard University Press, 1960.

    12.

      Ramón Menéndez Pidal , Los cantores épicos yugo eslavo s y los occidentales: e l

      Mío Cid

     y los refund idores

    primitivos , Boletín de la Real Academ ia de Buena s L etras de Barcelona,  3 1 , 1 9 6 5 - 1 9 6 6 , p p. 195 -225, especialmente

    p.

     20 5. La cursiva es del autor.

    13.  Rem ite concretam ente a las pp. 32 2-3 27 de Sobre geografía folklórica , equivalen tes a las pp. 122 -127

    de la reimpresión de 195 4.

    14.  R. Finnegan, Oral Com positio n and Oral Literature: So m e Evid enc e from the Pacific ,

      Literacy and

    Orality. Stud ies in the Techno logy of Com mun ication,  Oxford, Basi l Black well , 198 8, pp. 86-1 09 (originalmente

    Oral Composition and Oral Literature in the Pacific , en   Oralitá,  ed. B. Gentili y G. Paion e, Rom a, Edicio ne

    del l 'Ateneo, 1985) .

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    4/10

    68

    VlCENC  B E L T R N

    D e ah í qu e el sal to de lo

     tradicional

      a lo

     popular

      no estuv iera totalm ente injustif icado

    en su escue la, m ás aún cua nd o el m aestro ha bía definido segú n su teoría el sentido del término

    'popula r ' , que no deseaba des te r ra r de su vocabula r io :

    noso t ros , cuando empleemos e l ad je t ivo ' popu lar ' l o tomaremos s i empre a lud iendo a l sen t ido

    m ás lato de pue blo 'nación to tal ' , según lo entendía Alfonso el Sabio , para quien pueblo es ayunta

    m ien to de todos los ho m es co m una lm ente , de los m ayo res e t de los m enores e t de los medianos .

    M ás aún: invo can do las consid eracione s de Alfred Jean roy, acepta que antes de la época

    cortés, todos los géneros poéticos se dirigían al pueblo o sociedad entera, al público de las

    ferias,

     d e las plaza s , lo m ism o que a l de las sa las de los ca s t i l lo s

    1 5

    ; este sería el con cepto de

    pueblo

      ta l co m o él lo inv oca , de ahí qu e no pu ed e extrañarn os la re ivindicación de la

      poesía

    tradicional

      c o m o

     poesía popular antigua

      que vem os a me nu do por una parte de sus seguidores.

    Es po s ib le que M ené nd ez Pida l tuv ie ra razón c uand o recom enda ba ev i ta r e l t é rmino

    popular.  Este con cepto tal com o lo usan él y sus seguidores im plica un sentido técnico, secun

    dar io en l a l engua co m ún; en español , popular  se def ine com o 'd el pue blo o de la pleb e ' ;

    po r si el se gu nd o su sta ntiv o no de jara c lar o el sentido,/?we¿>Zo pu ed e ser 'con junto de personas

    de un lugar , región o p aí s ' , segú n quer ían Alfonso X y M en énd ez Pidal , pero también 'gente

    c o m ú n o p l e b e '

    1 6

    . Lo m ism o sucede en el f rancés

    p e u p l e

    1 7

    , en el italiano

     popólo

    1

    *

      o el inglés

    people

    19

    .

      Para un lector no espe cialm ente exper to en sus teor ías ,

     popular

      corre el peligro

    de ser interpretado con la segunda de es tas acepciones .

    Son muy numerosos los problemas involucrados en es te aspecto de la cul tura popular

    antigua y su desarrollo lo reservo p ara otra oc asión; las l imitaciones d el t iem po hoy disponible

    ob l igan a centrarno s exclu siva m ente en a lgun os tes t im onio s mu y s ignif icat ivos , en cuanto

    nos h an conse rvado no sólo un os textos , s ino una vis ión del entorno social en que vivían. Por

    su interés int r ínseco y po r su pos ic ión c ron ológ icam ente extre m a ci taré sólo dos casos: e l

    nov el is ta Jean Ren ar t y e l m úsico L uis M ilán. El pr im ero , en e l pr im er terc io del siglo XIII

    2 0

    pretendió renovar profundamente e l ar te de novelar renunciando a e lementos fantás t icos ,

    actu al izan do sus tem as y sus personajes e inser tan do te xtos l í r icos en e l re la to; e l resultado

    es lo que se ha dado en l lam ar Le

     courant réaliste dans le román co urtois du mayen age

    21

    .

    15.  La primitiva lírica euro pea , ed. cit., p. 558 .

    16.

      Uso

     las

     definiciones del

     D iccionario de la Lengua Española,

     decimonovena edición, Madrid,

     Real

     Academia

    Española, 1970.

    17.

      Dictionnaire de la Langue Francaise Petit Robert

     1,

     París, Le Rob ert, 1981 , s. v.

    18.  // grand e dizionario Garzanti della lingua italiana. M ilano, G arzanti, 1987, s. v.

    19.  The O xford Englis Dictionnary,

     2

    a

     edición, Oxford, Clarendon, 1989, s. v.

    20.

      Las fechas propuestas van de 1199-1201 (G. Servois), pasando por 1228 (R itaLejeun e, cuyo estudio L'oeuvre

    de Jean Renart. Con tribution á Vétude du genre romanesque au Moyen Age, P aris-Liége, Droz-Bibliothéque de

    la Faculté de Philosophie et Lettres de

     l'Université

     de Liége, 1935, reimpresión facsimilar de Genéve, Slatkine

    Reprints, 1968, resulta imprescindible citar) hasta 1228 (F. Lecoy; para simplificar las referencias remito sólo a

    su análisis en Sur la date de  Guillaume de Dole , Romanía, 82,  1961, pp. 379-402 cuyas conclusiones resume

    en la introducc ión a su edición, Jean Re nart,

     Le román de la rose ou de Guillaume de Dole,

     Les Classiques Francais

    de Moyen Age,

     9 1,

     Pa rís, Champion, 1969, pp. vi-viii).

    21 .

      Es el título del cono cido libro de Anthime F ourrier, Le

     courrant

     réaliste dans le román courtois en France au

    Moyen Age, Paris,

     Nizet,

     1960, retomado por

     R.

     Léjeune en su estado de la cuestión Jean Renart et le román réaliste

    au XUIe siécle , en Grundriss der Romanischen Literaturen des Mittelalters, H eidelberg, Cari Winter, 1978, vol. IV

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    5/10

    Poesía tradicional /poesía popular

    6 9

    Ha de adver t i rse qu e e l rea l ism o de Jean Renar t no se pare ce en na da a l de la no vela m o

    derna; sin em bar go , introd uce en el relato personajes v ivos en su t iem po (cuy a identif icación

    ha s ido la c lave de todos los intentos de datación) y hemos de pensar que cuando pone en

    su boca de te rm inadas c anc iones es porq ue e ran , al m eno s en té rm inos genera les , cono c idas

    por su públ ico.

    Tres de es tas canc ione s proceden de l reper tor io t rovado resco (Be rnard de V entado rn ,

    Da ude de Prad as y Jaufre R ude l) , ot ras t rece del de los

     trouvéres

      (Gac e Brulé , Ch á te la in de

    Coucy , Ren aut de Beaujeu , Re naut (o Rob er t ) de Sabloe i l , V idam e de Char t res , Go nt ie r de

    So i gni e s y cua tro anó n i m as )

    2 2

    ; si exce ptuam os un Tournoi de domes,  y un f ragm ento d e la

    gesta Gerbert de Metz,  las otras veintio cho pu ede n ads cribirse a distintos géneros de la  chanson

    defemm e (chanson de toile, Bele Aelis, pastourelles, rondeaux

      y cu atro estr ibil los) y sus

    textos y su prob lem át ica han o cup ado s iemp re un lugar centra l en toda s las discusion es sobre

    la l ír ica popu lar medieva l europea, de la que consti tuyen sus primero s testimon ios conse rvado s

    (sólo para los es t rib i llos conoc em os a lgún e jemplo a n t e r io r

    2 3

    ) . Por muy hipercr í t icos que

    pretendam os ser no pod em os du dar que es tos textos o , a l m eno s, los géneros y regis t ros a que

    se acogen (espe cialm ente e l pop ular iza nte) eran preexis te ntes , pues ni en e l prólog o (do nd e

    descr ibe las inserciones de textos l ír icos com o una inn ovac ión person al en e l ar te de na rra r

    2 4

    )

    n i en n ingún o t ro lugar se expresa n ingú n ind ic io de or ig ina l idad en es tos a sp ec to s

    2 5

    .

    Es tas c ircuns tanc ias conc eden u na notab le imp or tanc ia a su t es t imo nio ; vea m os cuá l

    es e l contex to en qu e nos s itúa es tas canc ion es . La no ve la com ienza cuan do e l em perad or

    Conrado ,  en esté, quant il est sesons / de deduire en prez eten bois (vv . 140-141) conv oca

    a los barones y damas de su re ino para cazar y solazarse;

    Quant ilfurent levé vers tierce,

    par le bois vont joer grant piece,

    toz deschaus, manches descoussues,

    tant qu 'il sont e s  les venues

    tomo I, pp. 400- 453 . Marc-René Jung, L'Empereur Conrad chanteur de poésie lyrique. Fiction et verité dans le

      Román

    de la Rose

      de Jean Renart ,

     Romanía,

      10 1, 19 80 , pp. 35-50 especialm ente en su primera parte , hace at inadísimas

    consideraciones sobre la forma en que hemos de entender su 'realismo' y el papel de las canciones insertadas.

    2 2 .  Puede verse la relación en el prólogo de Leco y, p p . xxii i -xx iv, y más organizada en Meritxel l Simó,

     La arqui

    tectura del román courtois en verso con inserciones líricas,  Bern, Peter Lang, 1999 , pp. 43 -44 . En cuanto a los

    datos bibliográficos sobre estos tex tos, me rem ito sencillam ente a M. de Riquer, Los trovadores. Historia literaria y

    textos, B arcelona, Planeta, 1975 y Robert W hite Linker, A bibliography ofOld French Lyrics,  Romance Monographs

    Inc., 31 , Va lencia , Un iversity of Missis sipp i, 1 979 ; las únicas ed icion es de carácter filo lóg ico de esto s autores apa

    recidas con posterioridad a la pub licación de dich as obras de referencia son las de Lucia no Form isano,  Gontier de

    Soignies. II canzoniere,  Milano -Nap oli , Riccardo Ricciardi , 1980 Ro y Rosenstein,  The Poetry of Cercamon and

    Jaufre Rudel

    N ew York, Garland, 1983 y Giorg io Charini,

     El canzioniere di Jaufre Rudel

    L'Aquila, Japadre, 1985.

    2 3.  M e refiero a citas y estribillos insertos en textos latinos, co m o los de Hilario el Inglés p ublicado s en

      Hilarii

    versus et ludi,  ed. J. J. Champollion Figeac, París, 1835; se trata de un filón apenas explorado hoy, para el que

    puede verse por ejemplo las páginas que le dedica Peter Dronke, Medieval Latin and the Rise ofEuropea n Love-Lyric,

    Oxford, Clarendon, 1968, que cito por la reimpresión de Oxford, Clarendon, 1999, pp. 217-220.

    2 4.  Cil qui mist cest conté en romans (...) einsi a il chans et son s mis ( ...) qui est une novel e chose ,  Ed. cit,

    vv. 1-12.

    2 5.  Má s bien lo contrario; es bien con ocid o el lugar dond e se solicita a la madre de G uillaume una can ción y

    contesta: Biaus filz, ce fu ca en arriers / que les dame s et les  ro ínes / soloie nt fere lor cortin es / et chanter les ch ango ns

    d'istoire (Ed.  di . , vv . 11 48-1151) .

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    6/10

    70

    V I C E N C B E L T R N

    as fonteneles qui sordoient

    mout pres de la ou il estoient

    logié el bois por le dedu it.

    Qa .ii., ga   . M Í . ga vii., ga .viii.

    s 'assieent por laver lor mains.

    Li lieus n'estoit mié vilains,

    ainz estoit verz com en esté,

    et si avoit mout grant

      pí nt

    de floretes indes et Manc hes.

    Aingois qu 'il cousissent lor manches,

    levent lor oils et lor beau s vis.

    Lespuceles, ce m'est avis,

    lor atornen tfil defilieres

    qu 'eles ont en lor aumosnieres.

    Or ne sai ge que riens lorfaille:

    as dames, en lieu de touaille,

    empruntent lor Man ches chemises;

    par ceste ochoison si ont mises

    lor mains a mainte M anche cuisse

    (je ne di mié que cil puisse

    estre courtois qui plus demande );

    et li disners et la v'iand e

    est aprestez, nap es assises.

    Et les dames se resont mises

    au retour, et li cheva lier,

    qui ne prisent mauvés dangier

    la coue d'une Viólete,

    ains chantent ceste changonete:

    Enon Deu, sire, se ne l'ai

    Vamo r de lui, mar Vacointai

    Ed. Ci t . , vv . 259-292)

    E n las pró xim as pá gin as siguen otra s cinco pieza s lír icas, siem pre en boca de personajes

    del séquito im perial ; si esta iba en boc a de   li chevalier ,  s igue  unepucele que  reconmence

    de rechief

      v v . 3 01 - 3 0 3 ) ,

      une dame (...) qui ertsuerau duc de Ma ience

    vv. 307-308),

    li gentiz quens de Savoie [qui] chante ceste y, por fin,  li quens de Lucelebourc, /qui

    amoit iloec par amor/une dame de grant solaz vv. 323-325). Por si la personalidad de

    los ejecutantes n o fuera test im onio suficiente, el autor va apo sti l lando la nob leza de la escena

    ( Li lieus n'estoit mié vilains ,

      v . 268 ,

      je ne di mié que cil puisse /estre cortois qui plus

    demandé ,  vv . 28 2-2 83 ); y po r s i qu eda ran dud as , vo lver em os al prólo go, donde cal if ica

    las canciones que piensa c i tar de

      biaus vers/que vilains nel porroit savoir

    vv. 14-15).

    A lo largo del poe m a los intérpretes de es tas com pos icion es per ten ecen a m enud o a la c ima

    de la pirámide feudal , o bien a cualquiera de sus niveles o son ejecutantes profesionales

    (menestrels,  jug lares ) a su servicio y , por s i cupiera a lg una duda, en e l m om ento cum bre

    del re la to , cu an do el Em pe rad or d esc ubr e a la vez la personal id ad, la bel leza y la inocencia

    de Leonor , a é l mismo,

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    7/10

    Poesía tradicional /poesía popular

    7 1

    de

     l

    joie qui Ven rehete

    li est ciz chans dou cue r v olez:

    Que demandez vos

    quant vos m'avez?

    que demandez vos?

    dont ne m'avez vos?

    — G e ne demant ien

    se vos m'amez bien (...)

    La escen a, t ras la resp uesta d e un es tr ibi l lo por la asam blea de nota bles , term ina con un "ce

    fu  Te Deum laudamus"  (vv . 510 4-51 15) . Al pon er en boc a de tan e levad os persona jes es tas

    com pos ic iones , ¿habr em os de pen sar que podr ía basa rse en cons ta tac ion es soc io l i te ra rias

    fa lsas un autor que había puesto sus esperanzas en la acogida de es ta novedad?

    En e l segundo cuar to de l s ig lo X V I, don Fern ando de Aragón , duque de Ca labr ia y su

    esposa Germana de Foix sos tuvieron en Valencia una de las cortes l i terarias más lucidas

    del Re nac im iento espa ñol. Val enci a era un a c iudad con r ica tradic ión l i teraria y cultura l (de

    all í surgieron obras señeras de la l i tera tura cata lana, como la poesía de Ausiás March y e l

    Tirant,  pero también de sus c írculos sa l ió la edic ión del  Cancionero general  de 151 1, e l

    más vo lum inoso s y d ivu lg ado de los canc ionero s cas te l lanos ) ; don Fer nan do (1488 -1550 )

    era e l descendiente legít imo de los reyes de Ñapóles , desposeído de su re ino por e l Gran

    Capitán y Fernando e l Católico, que lo encerró de por vida en e l cas t i l lo de Já t iva (Va lencia) .

    So l ic itado por los sub levados de las Gem ianías (151 9-15 22) , que le o frec ie ron la corona ,

    res is tió tan pelig rosa ten tación y e l Em pera dor , agrad ecido , le dio la l ibertad (152 3), lo casó

    en 1526 con doña G erm ana, viud a de Fernan do e l Católico , y les dio a los dos e l v irre in ato de

    Valencia , donde conv ocaro n un a corte fas tuosa . Tras la m uerte de esta dam a (1536 ), en 1541

    vo lv ió a c a s a r c on Me nc ía de Me ndoz a

    2 6

    . La b ib l io teca de don Fernando , aún d iezmada

    por los s iglos y la incur ia , consti tuy e toda vía la m ejor co lecció n esp año la antigu a de l ibros

    h u m a n í s t i c o s

    2 1

    .

    U no de los m iem bros de aque l la cor te , Luis Milá n , mús ico y poe ta , publ icó en 1561 e l

    Libro intitulado el cortesano

    2

    *,  dedicad o a Felipe I I; com o ind ica en el p ró logo m edian te una

    a n é c d o t a i n g e n i o s a

    2 9

    , lo había escri to con la in tención de emular la obra de Baldassar

    26.  Hay distintos trabajos sobre estos personajes, aunque la mayoría no tienen aspiraciones eruditas; véanse

    en particular V. Castañeda y Alco ver, Don Fernando de Arag ón, duque de Calabria. Ap untes biográficos ,  Revista

    de Archivos, Bibliotecas y Mu seos,  15 ,19 11 , pp . 268-29 6 y Regina P in il la ,  Valencia y doña Germana,  Valencia,

    Generalitat Valenciana. Consell Valencia de Cultura, 1994.

    27.

      Véanse los catálogos de exposición

     M anuscrits del Du c de Calabria: Códexs de la Universitat de Valencia,

    Valencia, Caja de Ahorros de Vale ncia, 1991 y, sobre todo, los estudios e ilustraciones con tenid os en La Biblioteca

    Reale di Napo li al tempo della dinastía aragonese. La Biblioteca Real de Ñapó les en tiempos de la dinastía aragonesa.

    Catálogo de la Exposición (Napoli, 1998),

      Valencia, Consorci de Mu seus de la Comunitat Valen ciana, 1998.

    Depositada originalmente, tras la muerte del magnate, en el monasterio de San Miguel de los Reyes de Valencia,

    se conserva hoy en su biblioteca universitaria.

    28.  Reeditado con el mismo título en Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1874, por donde cito.

    29.  Probablemente la anécdota (con cibió la idea de escribir el libro por estar en esas m anos / donde yo querría

    estar , las de las damas de la Reina que leían a Castiglion e,

      Ed. cit.,

      p. 4) tiene alguna base real pues la versión

    castellana de Juan Bo scán , Los quatro libros del Cortesano compu estos en italiano por el conde Balthasar Castellón

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    8/10

    72

    VlCENC BELT R N

    C astig lione , cuyo t í tulo tom ó, y está form ado po r un conjun to de cuadros de la vida de corte,

    con vivos debates entre damas y cabal leros , a f in de enseñar buenas maneras a los que

    frecuentab an la del nue vo R ey. Ca rece po r supu esto del valor ideológico y didáctico de su

    modelo; s in embargo interesa por los personajes que desf i lan por sus páginas: e l Duque,

    l a Re ina y sus cor tesanos , a veces famosos por sus versos (e l Almiran te

    3 0

    , don Juan de

    M e n d o z a

    3 1

    , Juan Fernández de H ere dia

    3 2

    ) , así co m o p or la vivacidad de los diálogos y com o

    test im onio de formas sociales . Y es ahí don de en tra de nuevo la erudición poética, de una

    form a m uy s imilar a com o sal ía de la plu m a de Jea n Ren ar t ; cuenta en c ier ta ocasión que

    en una cacer ía encontraron a Juan Fernández de Heredia luchando a brazo par t ido con un

    pu erc o o jab al í y as í em pe zó u na suce sión de pul las con su mujer , doña Jerónima:

    D oñ a Jerón im a, ¿a quié n veníad es a socorrer , a mí o al pu erc o? . Y ella le respondió: Yo os

    respondo con lo que dixo el Duque de Ferrara en un socorro que hizo a los franceses contra los

    españo les en l a ba ta l l a de Rávena , que v iendo los dos campos muy t raba jos y perd idos , para

    acaba l los de l todo , man dó d espara r su a r ti l le r í a a todos y d i jo :

     Tutti son  inimici .

     Rieron mu cho

    y (. ..) dix o Joa n Fe rná nd ez: Pue s sabed, señor a mujer, q ue , hab lando de veras, el puerco es vuestro,

    qu e m atá nd ole m e dixo : 'Y o me de xo a tu m ujer ' y as í os le pres ento con es te cantar : Ma l casada,

    no t e eno jes , / qu e me m atan tus am ore s . Y e l l a l e resp ond ió con es te o t ro :  ¡ Ay, se ñoras, si se

    u s a s e / q u e q u i e n ma l ma r i d o t i e n e / q u e l o d e x a s e

    3 3

    .

    Q ue es te diá logo, entreverado de bro m as ex presa das m edian te c i tas poét icas , fue concebido

    como modelo de conversación ingeniosa, f ina y cor tés nos lo cer t i f ica e l mismo autor en

    el pró logo al anu ncia r que su l ibro da mo do s y avis os de ha blar sin verbosid ad ni afectación

    ni cor tedad de palabras , que sea para esconder la razón, dando conversaciones para saber

    b u r la r a m o d o d e p a l a c i o

    3 4

    .

    Lo s versos, com o bien sabemo s mu y frecuentes y ab und antes, son a veces poemas cuatro

    centistas, otras vec es, com pos icion es i tal ianizantes ( qu e de ningu na manera pueden remontar

    a la ép oc a de la co rte virreina l valen cian a, an terior a la pu blica ción de la obra de Garcilaso

    de la V ega y Juan Bo scán ) , m uy a m enu do , como en e l e jem plo seleccionado, composiciones

    de t ipo trad icion al o pop ular. El ver so inicial del prim er estr ibil lo de este fragmento es citado

    de nuevo en l a misma obra , ya en boca de o t ro persona je

    3 5

    ; el segundo poema aparece al

    menos s ie te veces en ot ros fuentes de la misma época, por e jemplo en la obra de Juan

    Fernández de Heredia , pero también en pl iegos suel tos , la forma más popular y barata de

    y agora nueuamente traduzidos en lengua castellana, Ba rcelona, Monpezar, 1534, salió en la época dorada de

    la corte virreinal.

    30.

      Cancionero del Almirante don Fadrique

     Enríquez, ed.

     Juan Bautista de Avalle-Arce,

     Barcelona,

     Sirmio-Quader

    Crema, 1994.

    31.

      Puede ser el poeta del

      Cancionero general

      estudiado por Ian Macpherson, Juan de Mendoza,

     El bello

    malmandado ,

      en

     The Age o fthe

      Catholic Monarchs,

     1474-1516. L iterary Studies

     in Memory

     ofKeith Whinnom,

    ed. A. Deyermond y I. Macpherson, Liverpool, Liverpool University Press, 1989,

     pp.

     95-102 , aunque en este caso

    habría que modificar su identificación.

    32.

      Obras, ed. Rafael F errere s, col. Clásicos Castellan os, 139, Madrid, Espasa-Calpe, S. A., 1955.

    33.  Ed. cit.,

     p.

     33.

    34.  Ed. cit., p.

     5 .

    35.

     Ed. cit.,

     p.

     376 . Fue re cogido en la mayor parte de las antologías de poesía tradicional; véase Frenk, Corpus

    n° 398.

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    9/10

    Poesía tradicional /poesía popular

    73

    divulgación escrita en su tiempo   C om o en e l caso de Jean Renart , hem os d e dar verosirmli tud

    a esta escena y a la inserción de tales versos; si el autor afirma que fue en la corte de "la

    Reina y e l Duque donde fu i mandado que pus iese por obra

      El cortesano,

      que las dam as

    mandaron q ue h ic iese y que lo d i r ig iese a vues t ra Rea l M ag es ta d"

    3 7

    , e s porque juz ga ba la

    escena y los versos u sad os dig nos d e ta les prin cipes y de ta l R ey y no es fáci l que e l gusto

    de un cor tesano co m o é l se equ ivocara en es te pu nto .

    S i se juz gab a es ta poes ía d igna de f igura r en la bo ca de persona jes tan encu m brad os ,

    si,

      como ins is te Jean Renart , nada había de vi l lano en e l la ¿en qué sentido podía ser por

    tanto

     popular

    A la luz de tan tos ind ic ios concord antes , c reo que proced e re formula r es ta

    tradición literaria com o una subliteratura cortés. U na literatura men os va lorada qu e la cortesana

    en sentido es tr ic to por mantenerse a l margen del amor cortés y por su menor r igor formal

    y es t il íst ico, de ahí que hay a perm ane cido por lo general a l m arge n de los cancioneros l í r icos ;

    una l i te ra tu ra de cuya ora l idad , al m eno s med ia ta , no parec e que deba m os du dar , de ah í que

    podamos caracterizarla com o una subliteratura cortés m ás que com o una subliteratura  popular.

    Lo cual no s ignif ica que es ta no hubie ra exis t ido; sus pro duc tos , sencil la m ente , se perd ieron

    ir remediab lemente co m o ta les, aun que qu izá los cons ervem os reves t ido s de o t ra fo rma , en

    vers iones de origen cortesano o le trado.

    Considero tam bién m uy prob able qu e entre la l í r ica cortés subli teraria y la vulgar hubiera

    una comunicación constante y f luida; as í parece indicarlo la permeabil idad del folklore

    mo derno a sus pro duc tos y la m ay or prox im idad de la l í r ica tradic iona l antigua a l fo lklore

    moderno . Es también pos ib le que , por su prox imidad , los poe tas y usuar ios de la l í r ica

    tradic ional cortés identif icaran o tend ieran a identif icar es tos dos n iv e le s

    3 8

    ; al fin y al cab o,

    la dis tancia que se pu ede es ta blece r entre la l í r ica tradic iona l m ed iev al y el folklore l í r ico

    moderno es todavía menor que la exis tente entre aquella y la poesía cortés . En cualquier

    caso,

     no m e cabe la m eno r duda de que tan to la l í r ica t rad ic iona l vu lga r com o la co r tesana

    que aquí estudiamo s po día ser com par tida po r el conjun to d e la sociedad, desd e la aristocracia

    y las c lases i lus tradas , que s iempre han part ic ipado en e l uso del folklore , has ta e l pueblo

    bajo,

     qu e, aún cuando pu diera rechazar algun os aspectos ideológicos d e la tradición subliteraria

    cor tés (com o e l insu l to de "Sola m e dexa s tes / en aque l ye r m o: / ¡v i l lano malo , g a l l eg o "

    3 9

    )

    tenía pleno acceso a l d isfrute de sus pro du cto s ; a lgo imp ens abl e con la l í r ica tro vad ores ca ,

    las formas e levad as de la poe sía cortesa na bajo m edie val o las form as m ás le tradas del  dezir

    y el dit,  a menudo impregnadas de fo rmas dan tescas , e rud ic ión la t ina y cu l tu ra esco la r .

    Es evidente que a l definir la l í r ica tradic ional m edie val com o una subli tera tura cortés n o

    podem os aceptar al pie de la letra las posicio nes de alguno s seguido res del neotra dicion alism o

    36.

      lbídem,

      n° 23 8.

    37.

      Ed. cit.,  p. 5.

    38.

      Muy semejante

     

    esta es la situación de algu nos relatos piad osos ; Aaron Gurevich o bserva que las narraciones

    de viajes al otro mundo , atribuidas a persona jes d e baja condic ión socia l y cultural y relatadas por clérigos e n latín

    pueden ser el resultado de la reelaborac ión de una expe riencia v isionaria vulgar reinterpretada  la luz de la tradición

    eclesiástica y de las con ven cion es de la literatura religiosa latina ( Oral and Written Culture of the M idd le A ge s;

    Two 'Peasant Visio ns' of the Late Twelfth

     to

     the Early Thirteenth Centuries , originalmen te en

     New Literary History,

    16,1 984 , pp. 51-6 6, luego en su Historical Anthropo logy of the M iddle A ges,  Edited by Jana How lett, Cam bridge

    (UK),

      Polity Press, 1992, pp. 50-64).

    39.

      Frenk,

      Corpus,

      n° 67 3.

  • 8/19/2019 Poesia Popula, poesia Tradicional

    10/10

    74

    V I C E N C B E L T R N

    de M ené nde z Pida l; sin emba rgo, sus propu estas sobre el mo do d e producción y de transmisión

    de es ta poesía , ba sad as en la teor ía de una pe rvive ncia secular de carácter oral , coinciden

    en lo sustancial con la experiencia de los folkloristas, los antropólogos y los estudiosos de

    la po esía o ral m od ern a. N uest ra a pro xim ació n co nf i rma la val idez de es tos supuestos y la

    fert il idad d el estudio con junto de am ba s tradicion es; en tanto no surjan h ipótesis al ternativas

    capaces de expl icar es tos fenómenos, seamos o no creyentes de su escuela , podemos

    solida rizarno s con la parad ójica fo rm ulac ión de Pau l Zu m tho r, seguido r de la teoría oralista:

    en ce qui concerne l 'épopée la plus ancienne et sans doute les ormes initiales d e la poésie lyrique,

    forcé nous est d'adopter en pratique, mém e si onpréfére les récuser en théorie, lespositions

    du 'néo-traditionalisme' de R. Mené ndez Pidal

    40

    .

    40.  Essai de poétique médiévale, Paris, Seuil, 1972, p. 68.