Politica Exterior del primer Franquismo.pdf

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  • FRANCO Y LA ELABORACIN DE UNA POLTICAEXTERIOR PERSONALISTA (1936-1953)

    Paul Pr~~tonThe London School of ECOIh'IIlh':'

    and Political Scienl'c,

    Durant~ la Guerra Civil espaola. Franco COnSgulO una \~ntajacrucial para el alzamiento Nacionalista. al ~stabl~c~rse rpidam~ntecomo el rec~ptor de la ayuda de Alemania e Italia. De esta manera de-mostr ser consciente de la dimensin internacional de su propio desti-no y adquiri un inters por la poltica exterior que seguira culti\andohasta bien entrada la dcada de 1950. Sup~r las dudas iniciales de

    ~lussolini para prestarle ayuda, consiguiendo qu~ las autoridad~s italia-nas de Tnger apoyasen su peticin de a\iones de transport~. La histo-ria de las negociaciones para obtener la ayuda italiana nos muestra aFranco tomando la iniciativa y luchando por ella con firme d~t~rminacin hasta que Mussolini decidi finalmente apoyar a Franco ~n lugarde a Mola. Fue una apelacin hbilm~nt~ dirigida a \Ius~olini. ofr~cindole halagos, cierto xito. su futura subordinacin y un pr~cio irri-sorio. Franco declar que su objetivo era establecer "un gobierno repu-blicano de estilo fascista adaptado a los espailoles. Afirm que elxito estara garanti zado si se le concedan los a\iones de transporte.Finalmente. prometi que si Italia apoyaba su causa. ,das futuras rela-ciones s~ran ms que amistosa~ I pi che {lJllic1u'\'o/i J. Tambin enAlemania los contactos de Franco tu\ieron ms xito qu~ los de Mola.~li~ntras que los distintos emisario~ de Mola quedaron atrapado~ en laburocracia berlinesa, Franco consigui el apoyo de Nazis muy intlu-yen tes residentes en Marruecos, y su decisin del 22 de julio de ~ll\iarles directamente a Hitler para pedirle aones ele transporte fu~ unaosada iniciativa que le convertira en beneficiario de la ayuda alemana

    Hi\1oria Contempornea 15. 1996. 93-:/rI

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    y que sera al mismo tiempo un paso de gigante en su camino hacia elpoder absoluto. A partir de ese momento, y durante la guerra, Francotendra un inters especial en las relaciones con Hitler y Mussolini.

    Tras su victoria en la guerra civil espaola y dadas sus ambicionesimperialistas, no haba lugar a dudas de cules eran las simpatas deFranco cuando Hitler declar su guerra contra la hegemona de las demo-cracias occidentales. Sin embargo, en ltimo trmino, las naturales incli-naciones antidemocrticas del Caudillo en poltica exterior estaban limi-tadas por dos consideraciones esenciales, su propia supervivencia enEspaa y la capacidad econmica y militar del pas para la guerra. Enambas reas, Franco estaba obligado a tener muy en cuenta las opinionesdel Alto Mando del Ejrcito. El ejrcito era la parte ms importante en elcomplejo juego de rivalidades entre los grupos que formabailla coalicinfranquista el frente nacional que acababa de salir victorioso. 1 Al comien-zo de la guerra mundial, casi todos los militares se mostraban convenci-dos de una inevitable victoria alemana. Sin embargo, las simpatas mo-nrquicas de los generales espaoles y su conocimiento de la escasacapacidad econmica y militar espaola reducan la posibilidad de queactuasen de acuerdo con dicha conviccin. A partir del otoo de 1940,los generales mostraron un escepticismo cada vez mayor sobre el triunfofinal del Eje. La Falange era un tema distinto. En sus filas haba unaabierta simpata por las proezas alemanas que no disminuira hasta losltimos das de la guerra. Las afinidades ideolgicas con el Tercer Reichdieron a la Falange una fuerza desmedida en la lucha por el poder internoen Espaa. Los militares y la Falange seran las dos principales influen-cias en la poltica exterior de Franco durante la segunda guerra mundial.

    Las opiniones de todos los grupos del frente nacional, con la excep-cin de los falangistas ms duros, evolucionaran ineludiblemente con-forme a los acontecimientos de la guerra. Franco, siempre sensible alhumor de sus apoyos ms poderosos, acomodara tambin sus respues-tas a las circunstancias cambiantes de la guerra. Al mismo tiempo, pro-curaba parapetarse siempre tras sus ministros. En asuntos exteriores, aligual que en muchas otras reas, su tctica era dejar hacer. Sin embar-go, en poltica exterior, esto era imposible, al ser un asunto de mximaimportancia para l. Oficialmente Franco no se ocupaba de los asuntosespecficos del ministerio, utilizndolo como pretexto para negarse arecibir a embajadores o encargados de negocios, exceptuando, por su-puesto, a sus favoritos del momento -alemanes e italianos durante la

    I Sobre los militares en este perodo, vase Carlos FERNNDEZ SANTANDER, Tensiones mi-litares durante el franquismo (Barcelona, 1985).

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    segunda guerra mundial, y americanos durante la Guerra Fra. Beigbe-deL lordana y Lequerica, todos ellos ministros de Asuntos Exterioresen diferentes momentos de la segunda guerra mundial, afirmaron queera el Caudillo quien estableca la poltica mientras ellos se ocupabansimplemente de los detalles y de Ileyar a cabo sus instrucciones. A.partir de 1945, los propagandistas de Franco se esforzaron mucho enpresentar a Serrano Suer como el nico artfice de la poltica pro-ger-mana. Esto es ridculo. Es inconcebible que Franco dejara la polticaexterior en manos de su cuado.

    Sin embargo, al comienzo de la segunda guerra mundial, deslumbra-do por su xito en la Guerra Civil. enardecido de solidaridad con losaliados del Eje que haban tenido un papel crucial en su victoria, Francono se mostraba en absoluto prudente. De hecho, durante el yerano de19.:1-0 estuyo a punto de meter a Espaila en la guerra del lado del Eje. Enel otoo de ese mismo ao, la inesperada supeniwncia de Gran Bretaaayud a Franco a recuperar su natural cautela. Aunque, incluso en esaocasin. si no hubiese sido por la brusquedad con que tanto Hitler comoRibbentrop le trataron a l y a su cuilado Ramn Serrano Suiler. Espailapodra haber entrado fcilmente en guerra. Adems. una \ez pasado elmomento de mayor peligro de beligerancia espailola, a finales de 19.:1-0,Franco seguira sintiendo lo que podra llamarse la tentacin del Eje, so-bre todo tras la invasin alemana de Rusia durante el verano de 1941.

    Por consiguiente, sera una simplificacin decir que durante el pri-mer ao de la segunda guerra mundial. Franco se mostr menos ambi-guo y cauteloso en las relaciones internacionales de lo que sera mstarde. El 20 de Febrero de 1939 el Caudillo haba decidido adherirse alPacto Anti-Comintern, un acto secreto de solidaridad con el Eje que sehizo pblico el 6 de abriL" El 8 de mayo, sac a Espaiia de la Liga delas ~aciones. Cuando Hitler y Mussolini firmaron el Pacto del Acero afinales de Mayo de 1939, Franco, en un gesto ms de belicosidad \iril.envi tropas al rea de Gibraltar. Las relaciones del dictador espailolcon Hitler eran cordiales, inspiradas en la gratitud por la ayuda alema-na durank la Guerra Civil pero matizadas tambin por la cautela pro-yocada por la gran arrogancia del Fhrer. Con \Ius.;;olini no existan re-senas. sino ms bien una gran cordialidad y simpata'.

    : G

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    Tanto Ciano como Mussolini pensaban que Ramn Serrano Suerera sin duda alguna el mayor defensor del Eje del rgimen franquis-ta.4 Existen pocas dudas sobre la admiracin de Serrano Suer por laItalia fascista. Sin embargo, Serrano Suer no debera convertirse en elresponsable de las actividades pro-Eje del gobierno franquista de estosaos. Existan pocas personalidades en el mbito militar o civil que noparticipasen de un entusiasmo generalizado por el nuevo orden polticoque pareca estar fragundose. El 5 de julio de 1939 Franco le comenta-ba al embajador italiano, el Conde Viola, que Espaa necesitaba unperodo de tranquilidad para ocuparse de su reconstruccin interna ylograr la autonoma econmica indispensable para conseguir el podermilitar que ambicionaba. Tambin afirm que pensaba mantener mo-bilizado un gran ejrcito para impedir abusos por parte de Inglaterra yFrancia. Dicho ejrcito le permitira asegurar la influencia de Espaaen el desarrollo de los acontecimientos y posiblemente sacar partido delas circunstancias. Se jactaba de que Francia nunca podra sentirsetranquila con Espaa.5

    Cuando el Ministro italiano de Asuntos Exteriores, el Conde Ga-leazzo Ciano, visit Espaa en julio de 1939, Franco le dijo que nece-sitaba cinco aos de paz para la preparacin econmica y militar deEspaa antes de poder identificarse plenamente con los estados totalita-rios. En caso de guerra preferira la neutralidad, pero estara del ladodel Eje porque no crea que su rgimen pudiera sobrevivir a una victo-ria de las democracias en una guerra general. Por consiguiente, con unaevidente falta de inters por la situacin de bancarrota de Espaa, espe-culaba sobre un importante programa de rearme para la marina y lasfuerzas areas. 6 A Franco le preocupaba el hecho de que, si el Eje ga-naba la prxima guerra sin su participacin, el mundo se reconstruirasin tener en cuenta sus ambiciones personales.

    Las seguridad de Franco sobre la inminencia de la guerra se reflejen los cambios en el Gabinete del 9 de agosto de 1939, con la sustitu-cin del anglfilo ministro de Asuntos Exteriores, el Conde de Jordana,por el Coronel Juan Beigbeder Atienza, uno de los primeros adeptos de

    4 DGFP, Serie D, Vol. VI, pp. 695-7; CIANa, Diario, 1, pp. 110, 114-15.5 DGFP, Serie D, Vol. VI, pp. 830-2, Vol. VIII, p. 24; The Times, 17,21 de junio 1939;

    Marc Ferro, Ptain (Paris, 1987) pp. 51-2; Javier TUSELL y Genoveva GARCA QUEIPO DELLANO, Franco y Mussolini: la poltica espaola durante la segunda guerra mundial, (Barce-lona, 1985) p. 37.

    6 Galeazzo CIANO, L'Europa verso la catastr()fe (Miln, 1948) pp. 439-46; Tusel1, Francoy Mussolini, pp. 38-9.

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    la Falange. Africanista convencido. Beigbeder comparti las ambicio-nes imperialistas de Franco en Marruecos. Al iniciarse las hostilidade~.el embajador alemn en Madrid, el Barn Eberhard Van Stohrer. inten-t evitar a Beigbeder y establecer contacto con Serrano Suer que pro-meti intluir en la actitud de la prensa espaola para que se mostraratotalmente a favor de la causa alemana.- Esto se hizo con el consenti-miento de Franco y de forma tan efecti \a que se convirti en una im-portante arma propagandstica del Eje en Espaa. La embajada alemanase encargaba de suministrar, al servicial aparato de la prensa falangista.material de propaganda nazi que luego se divulgaba en forma de noti-cias. Casi nunca apareca material pro-aliados. salvo en re~puesta aprotestas diplomticas especficas. 8 De hecho. la intluencia alemana enla prensa fue slo una de las muchas maneras en las que Espaa ibarumbo de convertirse en un satlite informal de Alemania9 .

    Cuando estall la guerra el 3 de septiembre, Franco se lament. aligual que Mussolini, de que se produjera demasiado pronto. Lo mejorque ambos podan hacer era proponer una ayuda subrepticia y sacar elmayor partido posible de la situacin. Oficialmente. Franco anunciabaque los espaoles observaran la ms estricta neutralidad>,.l" En pri\a-do. su actitud distaba mucho de ser neutral. Tanto l como Serrano Su-er crean que Espaa se haba visto sometida a una situacin humi-llante por la arrogancia de Francia y Gran Bretaa. Por consiguiente.ambos buscaban cualquier oportunidad brindada por la guerra que a~ u-dara a Espaa a conseguir su lugar entre las potencias europeas' l.

    Como vidos espectadores de la guerra falsa. Franco y '\lussolini seunieron an ms. La cordialidad de sus relaciones se retlej en la gene-rosidad italiana en el pago de las deudas de la guerra civil espaola. Fi-nalmente. el Duce, siempre inquiero y. segn sus propias palabras. nodispuesto a quedarse en la barrera mientras se escriba la historia. deci-di intervenir en la guerra. \lussolini haba comunicado sus planes aFranco con dos meses de antelacin. el 8 de abril de 1940. Tras agota-

    e DGFP. Sc'rie D. \ Pi. \'11. pp. :,Ol-~: \!auri,e PETERSON, Both Sides ,,( rh,. C2mai"(Londres. 19501 pp. 1l)1-~.

    , Sir Sal11l1el HCJ.~RE, AlIlbill.lw!"r 01/ Special.\fnliol/ (Londres, 1946) pp. 5.:1-5: SERR \.'0SL'i\ER. Enlre Hendu\(i y Gibralwr. p. 132: Ja\ier TERR"I MONTERO, La pr,.n.\(/ de E'plllladllmn/I.' el nj~i"lel/ de Franco (\Iadrid. 19:-:11 pp. .:11-5.:1.

    " Palll REY"\LD. AII coellr de la .Ift/,,. 1930-}'f./5IParis, 1951) p. 919; Peterson, Bo/h si-des. pp. 191-5.

    '.' Bolerll/ Oticial del Estado, .:1 de ,eptielllbre de 1939. Cf. SERRANO SUER, Entre Hel1-daya y Gibraltar. p. 89.

    SERR.~"CJ SCER, Entre Hendaya y Gi!>r,"rar. pp. 133-5, 142-3.

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    doras campaas en Abisinia, Espaa y Albania, Italia se encontraba enuna situacin no mucho mejor que la de Espaa para una aventura mili-tar. Serrano Suer y Beigbeder comunicaron a Stohrer en la primeraquincena del mes de abril que Espaa estaba del lado alemn y que lainminente entrada de Italia en la guerra automticamente asegurara laentrada de Espaa. A pesar del alarmante estado de las reservas es-paolas de combustible y grano, tanto a Franco como a Serrano Suerles tentaba mucho la perspectiva de la beligerancia espaola dirigida aconseguir Gibraltar y Tnger12 .

    En la primavera de 1940, Franco estaba seguro de una rpida victo-ria alemana. 13 Cuando los britnicos se retiraron de Dunquerque tras suderrota en Francia, el Caudillo segua los acontecimientos con emo-cin. EllO de junio enviaba a Berln a su Jefe del Estado Mayor, el Ge-neral Juan Vign, con una efusiva carta de felicitacin para Hitler. 14 Dehecho, Hitler mantuvo las distancias con Espaa, desairando a Vigncuando le vio en el Castillo de Acoz el 16 de junio de 1940, recono-ciendo nicamente las ambiciones marroques de Espaa. En ese mo-mento, Hitler no tena intencin de pagar un alto precio por serviciosque l crea que no iba a necesitar, ya que esperaba que los britnicosse rindiesen en cualquier momento. El hecho de que Espaa no partici-para finalmente en la guerra del lado del Eje ha sido el argumento utili-zado por los apologistas de Franco para afirmar que con enorme habili-dad poltica y gran astucia, se burl de Hitler y Mussolini en favor delos Aliados.15 De hecho, en 1940 se vio seriamente comprometido a to-mar parte en la guerra y no lleg a hacerlo debido nicamente a su in-capacidad para negociar unas condiciones aceptables con Hitler. Indu-dablemente, Franco enfocaba la cuestin de la intervencin en la guerraalemana con ms cautela que Mussolini. Sin embargo, a principios delverano de 1940, el avance espectacular de Hitler hacia el oeste infundial Caudillo una impetuosidad inusual. Saba que una Espaa econmi-camente postrada no podra mantener una guerra larga pero, por otrolado, no poda soportar la idea de que Francia y Gran Bretaa pudiesenser aniquiladas por un nuevo orden Hitleriano y que Espaa no partici-para en el reparto del botn. Por consiguiente, totalmente convencido

    12 DGFP, Serie D, Vol. VIII, pp. 190-2.13 DGFP, Serie D, Vol. IX, p. 396.14 DGFP, Serie D, Vol. IX, pp. 509-10.15 Ver, inter alia, Brian CROZIER, Franco: A Biographical History (Londres, 1967)

    pp. 313-75; Jos Mara DOUSS1NAGUE, Espaa tena razn (1939-1945) (Madrid, 1949) pas-sim; George Hills, Rack of Contention: A History of Gibraltar (Londres, 1974) pp. 428-32.

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    de que la \ictoria alemana era inevitable. Franco quiso entrar en la gue-rra en el ltimo minuto para conseguir un billete para el reparto del bo-tn. Sin embargo, su actitud se vio condicionada por el problemtico le-gado de sus relaciones econmicas con Hitler durante la Guerra CiYiI.En ltima instancia, el deseo de ambo., dictadores de cooperar contraGran Bretaa no prosperara porque Hitler no fue capaz de dejar dedespreciar la obstinada mezquindad y el engredo sentido de destino deFranco. Si el Fhrer hubiera sido capaz. como Mussolini, de cOl1\'ertirla necesidad de pagar las deudas de la Guerra Civil en una virtud. o sihubiera mentido con ms osada sobre "u \oluntad de entre2ar el \"ortede frica Francs, el resultado habra "ido sin duda distinto~

    Hasta toparse con la arrogancia e intransigencia alemanas. el pri-mer momento elegido por Franco para la entrada de Espaa en la gue-rra fue poco despus de la cada de Francia. cuando Gran Bretaa pare-ca estar al borde de la derrota. La segunda ocasin fue en el otoo de1940 cuando crea que la Operacin Len :Ylarino estaba a punto de lle-varse a cabo y el colapso de Inglaterra era inminente. En la primera deestas ocasiones, los alemanes rechazaron la oferta espaola con caba-lleroso desdn convencidos de que no la necesitaban. En la segunda.cuando realmente la necesitaban, ignoraron los intereses de Franco yespecialmente sus ambiciones africanas. Tras una reunin del consejode ministros el 12 de junio, Franco cambiaba la neutralidad oficial deEspaa por una postura no beligerante mucho ms pro-Eje. Franco co-mentaba al Ministro de Asuntos Exteriores italiano en Madrid que

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    amistad que profesaba a Ptain, el 14 de junio, cuando los alemanesentraron en Pars, Espaa ocupaba Tnger, tras asegurar a los france-ses que su accin era necesaria para garantizar su seguridad. Hitlerestaba encantado, sobre todo porque Franco haba actuado sinhablar.19 Al da siguiente de la peticin francesa de un armisticio,Franco afirmaba que la existencia del imperio francs en el norte defrica era imposible y peda el Marruecos francs, la regin de Ornde Argelia y la expansin del Sahara Espaol y de la Guinea Espaola.En el caso de que Inglaterra continuara las hostilidades tras la rendi-cin de Francia, el Caudillo se ofreci a entrar en la guerra del ladodel Eje a cambio de material de guerra, artillera pesada, aviones paraatacar Gibraltar, y quizs la cooperacin de los submarinos alemanesen la defensa de las Islas Canarias. Tambin solicit productos ali-menticios, municiones, combustible para motores y equipos de mate-rial de guerra francs 2 .

    Tras hacer esperar a los espaoles casi una semana, el Ministerio deAsuntos Exteriores alemn rechaz su oferta con un fro reconocimien-to de los deseos territoriales de Espaa en el Norte de frica.21 Tresdas antes Hitler haba respondido a Vign friamente, ya que, tras el re-sultado del ltimo ataque de Mussolini sobre Francia, recelaba de msvoluntarios de ltima hora no deseados para una guerra que l creaganada. No estaba dispuesto a perjudicar las negociaciones del armis-ticio con Francia para dar una satisfaccin gratuita a Espaa. Francoera obsequioso con el Tercer Reich, buscando constantemente la formade conseguir los favores de Berln. El 23 de junio se propuso a los ale-manes detener al Duque y a la Duquesa de Windsor que estaban depaso en Madrid con destino a Lisboa. Durante el verano de 1940, Se-rrano Suer y Franco colaboraron activamente en las maquinacionesalemanas para impedir que el Duque de Windsor asumiera el puesto deGobernador de las Bahamas, de manera que pudiese ser utilizado con-tra la camarilla de Churchill en las negociaciones de paz con Ingla-terra22 .

    19 DGFP, Serie D, Vol. IX, pp. 585-8; Reynaud, Au coeur de la Mele pp. 855-6.20 DGFP, Serie D. Vol. IX, pp. 620-121 DGFP, Serie D, Vol. X. pp. 15-16.22 DGFP, Serie D, Vol. X, pp. 2, 9,187-9,199-200,276-7,283,290-1,317-18,366-7,

    376-9,397-401,409-10; Walter SCHELLENBERG, The Schellenberg Memoirs: A Record ofthe Nazi Secret Service (Londres, 1956) pp. 126-43; Mariano GONZLEZ-ARNAO CONDE-LUQuE, Capturad al duque de Windsor!, Historia 16, n.O. 161, septiembre 1989; MichaelBloch, Operation Willi: The Plot to Kidnap the Duke ol Windsor lul)' 1940 (Londres,1984) passim..

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    En contraste con los esfuerzos espaoles por congraciarse con elTercer Reich, las urgentes demanda ... de alimentos de Franco eran de-sestimadas enseguida argumentando las mayores necesidades de .-\le-mania e Italia. 23 Aunque Franco estaba molesto por la improvisada re ... -puesta de Hitler, segua queriendo negociar la entrada de Espaila en laguerra. El 18 de julio de 1940 Franco afirmaba que Espaa contaba L'ondos millones de soldados dispuestos a luchar por revivir sus \iejas glo-rias imperiales y cumplir la misin de recuperar Gibraltar \ ampliar suterritorio en frica. 24 El equipo del ge.neral trazaba plane; para atacarlos territorios franceses del Norte de Africa y Gibraltar. Adems. a lolargo de ese perodo, Hitler se vio obligado a cambiar gradualmente susprioridades para la entrada de Espaa en la guerra. La inesperada yobstinada resistencia britnica y la derrota de la Luftwaffe en la Batallade Gran Bretaa puso fin a sus planes de invasin, la Operacin LenMarino. Alemania retom la idea de derrotar a Gran Bretaa por me-dios distintos de un ataque frontal. El 15 de agosto el General Jodl su-gera la intensificacin de la guerra en el mar por medio de '>ubmarinosy la toma de los centros neurlgicos de su imperio, Gibraltar ~ Suez. enun intento de conseguir el control del Mediterrneo y de Oriente \lediopara el Eje. El 2 de agosto, Ribbentrop informaba a su embajador enMadrid que lo que queremos lograr ahora es la rpida incorporaL'inde Espaa a la guerra.25 Los oficiales alemanes iniciaron un procesopara evaluar las necesidades exactas de militares y ciles espaoles encuanto a combustible. grano y otros productos \itales. Slo en usos ci-viles las cifras eran cuantiosas26 .

    En l\ladrid se hizo caso omiso de los graves problemas de sosteneruna mquina de guerra. al existir la cOll\iccin general en crculos ofi-ciales de que el contlicto sera corto y el tercer Reich saldra victorio-so. Franco coment a Vign que consideraba til una pronta entrada enla guerra. ya que debido al bloqueo britnico. Espaila ya tena un pieen la misma. Tambin dijo que podra resignarse a una guerra de ma-yor duracin. 2- El 15 de agosto. el Caudillo escriba desde \1adrid una

    y; DCFP. Serie D. \'01. rx. pp. 605-6. 60X-Il.-- Hoare. AIIl!>a\\lId"r. pp. -+S-9.

    DCFI'. Serie D. Vol. X. p. 396: HO\RE. AIIl!>a\\ador. p. 44; Serrano Suer, Emre Hell-daya y Cibm!rar. p. 65: WinSlon S. CHlRClIILL. 7he Sccolld World War 6 tomos (Londre,.19-+S-195-+1 n. 7heir Fillc.\! HOllr. p. -+63.

    2( DCFP. Serie D. Vol. X. pp. -+66- 7. -+99-"(H l. 521: Andr BRISSAUD, Canaris, (Londre,.19731 pp. 191--+: ~Iacgregor K'\o, . .\f//\\o/illi Ln/eashed 1939-1941: Polit/es alld Stmtegy illFil.\cis! Ita/r.\ 0./.\1 1I"1Ir (Cambridge. 1%21 p. 18-+ .

    ... DCFP. Serie D, Vol. X, pp. 51-+-15. "21.

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    carta a Mussolini, en la que declaraba que Espaa estaba preparndo-se para ocupar su lugar en la lucha contra nuestros enemigoscomunes28.

    A principios del verano de 1940, el entusiasmo por la entrada deEspaa en la guerra tena su origen en Madrid. Como resultaba dema-siado evidente que Franco y Serrano Suer planeaban la entrada de Es-paa en la guerra cuando lo peor hubiese pasado pero antes del repartodel botn, sus ofertas haban sido rechazadas por los alemanes. En elotoo y el invierno, la situacin cambiara lentamente mientras Francose daba cuenta poco a poco de la fuerza de la resistencia britnica y deldeterioro de la situacin econmica espaola. Aunque nunca lo admiti-ra y siempre se sentira molesto por ello, a partir del otoo de 1940,Franco sera ms vulnerable an a las presiones y halagos anglo-ameri-canos. El punto de vista alemn era que Espaa, a cambio de que elReich le suministrase el equipo militar y los alimentos necesarios, de-bera pagar a Alemania sus deudas de la guerra civil con futuras entre-gas de materias primas. Las explotaciones mineras inglesas y francesasen Espaa y en el Marruecos espaol seran adjudicadas a Alemania. Elterritorio espaol en el Golfo de Guinea sera transferido a Alemania.La economa espaola se integrara en una economa europea dominadapor Alemania. Espaa slo tendra un papel secundario, limitndose aactividades agrcolas, produccin de materias primas e industrias tpi-cas de Espaa. El Fhrer quera tambin una base para Alemania enuna de las Islas Canarias, y otras bases en Agadir y Mogador con unterreno circundante apropiado.29 Las duras exigencias de Hitler yRibbentrop en sus reuniones con Serrano Suer en Berln los das 16,17 Y 24 de Septiembre llevaron a Franco a tomar la determinacin deentrar en guerra slo si se le pagaba por adelantad0 3o.

    El 18 de octubre de 1940 Franco sustituy a Beigbeder por SerranoSuer como Ministro de Asuntos Exteriores,31 En el encuentro histri-co de Hitler y Franco en Hendaya el 23 de octubre de 1940 no se pro-dujo la reconciliacin. Franco, siempre dispuesto a aprovecharse de los

    28 DGFP, Serie D, Vol. X, pp. 484-6; CIANa, Diario, 1, p. 302; Serrano Suer, Entre Hen-daya y Gibraltar, pp. 103-4.

    29 DFGP, Serie D. Vol. XI, pp. 83-91; Serrano SUER, Entre Hendaya y Gibraltar,pp. 165-71.

    JO Denis S:VIYTH. "The Moor and the Money-lender: Politics and Profits in Anglo-GermanRelations with Francoist Spain 1936-1940 en Recker, Marie-Luise, editor, Von der Konku-rrenz zur Rivalitdt: Das britische-deutsche Verhdltnis in den Ldndern der eruopdischen Pe-ripherie 1919-1939 (Stuttgart, 1986) pp. 171-4.

    JI DGFP, Serie D, Vol. XI, pp. 331-4.

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    xitos de Hitler pero decidido a no tener que pagar por el pri vilegio.abri el encuentro de Hendaya con promesas retricas, Espaa estaraencantada de luchar del lado de Alemania. pero debido a las dificulta-des planteadas por Estados Unidos y Gran Bretaa, Espaa deber es-perar y mirar benvolamente y examinar algunas cosas con las que esten total descuerdo. Ms que conversaciones, fueron monlogos en-frentados. Hitler explic laboriosamente y bastante sesgadamente porqu resultaban problemticas las ambiciones espaolas sobre "tarrue-cos dada su necesidad de cooperar con los franceses. Hitler haba pen-sado engaar a Franco sobre el Marruecos francs. admitiendo conaparente franqueza que no poda darle lo que an no era suyo. 10 cualimplicaba que se 10 dara cuando tuviese poder para hacerlo. En efec-to. Hitler estaba convencido de que podra disponer del imperio colo-nial francs a su antojo, pero no tena intencin de drselo a Franco.Ese fue su gran fraude. Serrano Suer

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    domsticos fue su no-intervencin durante la Operacin Antorcha,que se produjo menos de dos meses despus del cese de Serrano Suer.Sin embargo, entre Hendaya y la Operacin Antorcha quedaba claroque Franco segua deseando formar parte de una coalicin victoriosadel Eje.

    A mediados de febrero de 1941, el Caudillo se reuna con Mussoli-ni en Bordighera.33 Franco dijo al Duce que segua creyendo en unavictoria final del Eje. Reconoci abiertamente los deseos de Espaade entrar en la guerra; su temor a entrar demasiado tarde y afirm se-camente que la entrada de Espaa en la guerra depende ms de Ale-mania que de la propia Espaa, cuanto antes enve ayuda Alemania, an-tes contribuir Espaa a la causa fascista. Por tanto, Mussolini erapartidario de dejar de intentar convencer a Franco para que entrara enla guerra del Eje a corto plazo. Crea ms bien que Alemania e Italiadeban limitar las iniciativas espaolas a mantener al dubitativo Caudi-llo en la esfera poltica del Eje. 34 Ms o menos al mismo tiempo que elDuce informaba a Hitler sobre la reunin de Bordighera, el Ministerioalemn de Planificacin Econmica comunicaba que los pedidos espa-oles no podran cumplirse sin poner en peligro la capacidad militardel Reich35 .

    Cuando finalmente Hitler decidi tomar una decisin sobre estacuestin, ya haba puesto su maquinaria militar al servicio de Italiapara salvarla de su desastrosa implicacin en los Balcanes. 36 De hecho,en Bordighera se vio que Franco estaba, de momento, inmune a la ten-tacin del Eje. La verdad es que hasta finales de 1944 no dejara de seruna posibilidad, pero ya nunca ms representara una tentacin clara.Sencillamente Hitler no tena suficientes reinos que ofrecerle. Sin em-bargo, durante un breve perodo a mediados de 1941, ante la posibili-dad de una rpida victoria sobre la Unin Sovitica, el Caudillo volvaa sentirse muy tentado. Su entusiasmo pro-Eje se aviv una vez ms alinvadir los nazis la Unin Sovitica el 22 de junio de 1941. Al ser in-formado oficialmente del ataque alemn sobre Rusia, Serrano Suer se

    33 Verbale del colloquio tra Mussolini, Franco e Serrano Suer, 1 Documenti DiplomaticiItaliani Serie 9a , VI (Roma, 1986) pp. 568-76; Serrano Suer Entre Hendaya y Gibraltar,pp. 262-3.

    34 SERRANO SUER, Entre Hendaya y Gibraltar, pp. 261-4; CIANO, L'Eurapa verso la ca-tastrare, pp. 629-43; Roberto CANTALUPO, Fu la Spagna. Ambasciata presso Franco. Feb-braio-Aprile 1937 (Miln, 1948) pp. 279-94.

    35 DGFP, Serie D, Vol. XII. pp. 96-7,131-2.36 Charles B. BCRDICK. Germany's Military Strategy and Spain in World War 11 (Syracu-

    se, 1968) pp. 103 Ysiguientes.

  • Franco y la elaboracin de una poltica exlerim personalista (1936-1953) 205

    mostr entusiasmado, comunicando a Stohrer que Franco deseaba en-viar unidades de voluntarios falangistas para luchar, independientemen-te de la entrada plena y total de Espaa en la guerra del lado del Eje.que se producira en el momento apropiado]7.

    En el quinto aniversario del comienzo de la Guerra Civil Espaola.el 17 de julio de 1941, Franco se dirigi al Consejo Nacional de la Fa-lange y les expres su entusiasmo por la aventura rusa de Hitler en es-tos momentos en que las armas alemanas dirigen la batalla que Europay el Cristianismo desde hace tantos aos anhelaban, y en que la sangrede nuestra juventud va a unirse a la de nuestros camaradas del Eje.como expresin viva de solidaridad". Durante el verano de 19-+ l. el go-bierno de Franco sigui mostrando una actitud cada vez ms pro-ale-mana. La prensa controlada atacaba a menudo a Inglaterra y a EstadosUnidos y ensalzaba los xitos del ejrcito alemn.''' Sin embargo. lafalta de carbn, cobre, estao, caucho y fibras textiles presagiaba eldescalabro de la industria espaola en cuestin de meses. Franco estabaobligado a ser ms circunspecto y a buscar un mayor acercamiento alas potencias occidentales. 39 Esto se retlejaba en parte en el hecho deque un importante sector de los militares pensaba ahora que Inglaterray Amrica iban a ganar la guerra y tomaran represalias contra Espaa.Adems. los generales con ms experiencia, como el propio Franco. nopodan e\"itar la alarmante conclusin de que Hitler se haba metido enun grave problema en Rusia. El segundo arrebato de entusiasmo deFranco en favor del Eje se produca durante el invierno de 19-+ l. conlos xitos de los alemanes en Rusia. Con la entrada de Estados Cnidosen la guerra y la victoria britnica en el Norte de Africa. el Caudillo pa-reci aceptar finalmente que ninguna compensacin territorial podrajustificar los riesgos que implicaba ahora entrar en la guerra.

    Al comprender que la beligerancia americana significaba una gue-rra larga y titnica. Franco se vio obligado a aplazar indefinidamente sUentrada en la guerra. Es difcil saber cul fue el momento e,acto de sUllamado C!llIqltereo (o cambio de chaqueta) por la sencilla razn de quenunca fue definitivo. Hablando con los oficiales del Alto Estado ~layorde su ejrcito en el Alczar de Sevilla en febrero de 19-+2. Franco de-claraba "Si el camino a Berln fuese abierto. no sera una di ,isin devoluntarios espaoles la que all fuese, sino que sera un milln de es-

    ,e DCF?, Serie D, Vol. XII, pp. I.OSO-I.~, Foreigll RelatiollS (~fthe Unitt'd Srllft \ } (1-11. \"01. 11 \\\~hhlIlgh'n. lLJ:,L) l. rr 9L~-,2)." FRL;S 1941, n, pp. 924-9.

  • 206 Paul Prestan

    paales los que se ofreceran.4 Puesto que Franco exiga dos condi-ciones para declarar la guerra -que se le garantizase el final del poderbritnico y una serie de contrapartidas de Hitler-, Espaa se mantuvoen paz. As que la neutralidad, lejos de ser el resultado de una polticao estrategia brillantes, fue fruto de un estrecho pragmatismo, que Serra-no Suer defini como la buena suerte de que Alemania no pudiese ono quisiese pagar el precio exigido por entrar en la guerra.

    En el otoo de 1942, cuando los preparativos para la OperacinAntorcha demostraron que el eventual triunfo del Eje estaba lejos deser seguro, Franco reaccion ms que con un proftico presentimientode la victoria final de los Aliados, con una cautela a corto plazo muyrazonable. La concentracin de fuerzas en sus fronteras no era el mejormomento para cruzar espadas con la Prfida Albin, especialmente trasel fracaso de Rommel en la conquista de Egipto. Franco era muy cons-ciente de la capacidad de represalia de los Aliados. En cualquier caso,los xitos de los pases aliados en el Norte de frica fueron tan espec-taculares que inhibieron de forma inmediata cualquier idea de accinhostil por parte de Espaa. Cuando entraron las fuerzas anglo-america-nas precisamente en los territorios de Argelia y del Marruecos francsque l codiciaba, Franco fue 10 sufientemente realista como para darinstrucciones a su embajador de Londres para iniciar un acercamientohacia los pases aliados. Eso no significaba que hubiese dejado de creeren la victoria final del Eje. El chaqueteo iba a ser gradual, dejandoabiertas distintas alternativas.

    Sin embargo, se vislumbraba ya el principio de un lento retrocesohacia la neutralidad, visible por ejemplo en la firma del acuerdo delBloque Ibrico con Portugal en Diciembre de 1942. En primavera de1943, era evidente que el panorama internacional en el que Franco ope-raba haba cambiado drsticamente. La operacinAntorcha habacambiado el equilibrio estratgico, pero durante la mayor parte de 1943y ciertamente hasta la cada de Mussolini en el verano, Franco seguaconvencido de que los Aliados no podran ganar y que sus xitos enfrica tenan poca importancia. El 3 de diciembre de 1943 Franco lecomentaba al nuevo embajador alemn, Hans Heinrich Dieckhoff, quesu propia supervivencia dependa de una victoria del Eje y que untriunfo de los aliados significara su propia aniquilacin. Por consi-guiente, deseaba con toda su alma que la victoria alemana se produjeselo antes posible. Resulta significativo que nunca hiciese una declara-

    40 Hoare, Ambassador, p. 140.

  • Franco y la elaboracin de una poltica exterior pcrsonalista (1936-1953) 207

    cin similar de simpata por la causa aliada a ningn diplomtico brit-nico o norteamericano. A comienzos de 19-1-L a la \ista del nue\'o rum-bo que estaba tomando la guerra. el norte de frica protegido e Italiafuera de la guerra, los Estados Vnidos se mostraban menos dispuesto" aser pacientes con Franco. Los oficiales del ejrcito norteamericano es-taban furiosos por las continuas exportaciones espaolas de wolframioa Alemania. El wolframio era un ingrediente crucial en la fabricacinde acero de alta calidad para todo tipo de armamento. y e"pecialmentepara mquina herramienta y proyectiles antiblindaje. Se produjo una si-tuacin de crisis cuando Franco eI1\i una carta a Jos P. Laurel felici-tndole por haber sido nombrado por los japoneses gobernador ttere deFilipinas. En respuesta, los americanos redujeron las exportaciones depetrleo a Espaa. 41 Finalmente. Franco se vio obligado a cerrar elConsulado alemn en Tnger. a retirar todas las unidades espaolas deRusia y a prometer expulsar a los espas y saboteadores alemanes deEspaa. De hecho, los puestos de observacin y estaciones para inter-ceptar las emisiones de radio se mantuvieron en Espaa hasta el finalde la guerra-+2 .

    En 1945 Franco saba que no poda sobrevivir ayudado slo por larepresin, si la situacin internacional era adversa. Confi en que losaliados le viesen como una mejor alternativa para la estabilidad antico-munista en Espaa que la oposicin republicana o el aspirante al trono.Don Juan de Borbn. La buena voluntad hacia Amrica "e exagerabaen pblico, mientras que en privado, Franco hablaba de su profundomalestar por tener que depender de la histeria poltica de Amrica.refirindose a los cambios de gobierno basados en los resultados elec-torales. Era un signo revelador de su desprecio por la democracia enlos Estados Cnidos que l consideraba un semillero de la peligrosa ma-sonera. Con su habitual franqueza. el Presidente Harry S. Truman re-pudi la tortuosidad de Franco. su rgimen represi\o. su fanatismo reli-gioso y sus denuncias de francmasonera. liberalismo y democracia.Por tanto. Franco estaba obligado a ree"cribir la historia de su papel enla segunda guerra mundial. De cara al exterior. empez destacando los

    ": Chllrchill & Roosvelt: The Complere Correspolldellce. 3 vals. IPrincC!lHl. 191141 ILpp. 72:'-6. 728. 751; The Diaries ()f Sir Alewllder Cadogan 1938-1945 editado por DavidDilkes. (Londres, 1971) pp. 602-3; Edward R. STE1TI"ICS JI., The Diaries (~t'Ed\\'ard R. Sler-rilllls ir.. 1943-1946, editado por Thomas \1. Campbell & George C. Herring (Nueva York.19751 pp. 28-29; HOARE, Ambassador. pp. 2:':-62.

    ". Chllrchill & Roosevelt: Corre.lpolldellct'. IIl. pp. 66-8, 99, 106-8, 114; CADOGA'>. Darics. pp. 622-3; Hoare, Ambassador. pp. 262-8.

  • 208 Panl Prestan

    elementos catlicos y monrquicos, quitando importancia a los elemen-tos fascistas de su sistema poltico, y nombrando Ministro de AsuntosExteriores al catlico conservador Alberto Martn Artajo. Al igual quedurante la segunda guerra mundial, el Caudillo mantuvo un control f-rreo sobre la poltica exterior, utilizando a Martn Artajo como la caraaceptable de su rgimen. Artajo coment a Jos Maria Pemn que to-dos los das mantena con Franco conversaciones telefnicas de al me-nos una hora y que utilizaba auriculares para tener las manos librespara tomar notas. Pemn escribira cruelmente en su diario Francohace poltica internacional y Artajo es el ministro-taqugrafo. En laprimera reunin del nuevo equipo de gobierno, el 21 de julio, Francodeca a sus ministros que slo se haran concesiones al mundo exteriorpor conveniencia y en aspectos sin importancia43 .

    El principal objetivo era sencillamente la permanencia de Francoen el poder. Tras casi una dcada expuesto a la adulacin diaria, era in-capaz de ver las contradicciones entre sus propias necesidades polticasy las de Espaa. Rechazaba las crticas extranjeras hacia su personacomo obra de una conspiracin masnica contra Espaa. Se vea a smismo como un navegante inspirado por Dios pilotando la asediadanave espaola. La nica tctica que tena a su alcance era capear el os-tracismo internacional hasta que cristalizara el natural antagonismo en-tre los bloques comunista y capitalista. Ms tarde, las ventajas geopol-ticas de Espaa contrarrestaran su pecado original de amistad conHitler y le abriran las puertas del bloque occidental. Fue una tarea mu-cho ms sencilla de lo que Franco esperaba, pero su odio obsesivo porla francmasonera la hizo ms difcil. Durante el perodo de 1945 a1950, Franco hablaba como si l y Espaa estuviesen amenazados demuerte por lo que l llamaba la ofensiva masnica, aunque era pocoprobable que los aliados, por 10 que l saba, tomasen medidas para li-brarse de l.

    Franco siempre neg que hubiese apoyado alguna vez al Eje, a pe-sar de que ciertos documentos incautados a los alemanes en 1946 de-mostraban lo contrario y de que las Naciones Unidas informasen queen los ltimos aos de la guerra su rgimen dio asilo a 2.000-3.000 na-zis huidos, fascistas italianos y partidarios de la Francia de Vichy.Franco consider las crticas internacionales fruto de una conspiracincomunista-masnica para destruir Espaa. Sus argumentos eran estrafa-

    43 Javier TUSELL, Frallco y los catlicos: la poltica interior espahola entre 1945 y 1957(Madrid, 1984) pp. 84-94, 118: Florentino Portero, Franco aislado: la cuestin espahola(1945-1950) (Madrid, 1989.1 pp. 106-10.

  • Franco y la daboracin de una poltica exterior per~onalista (1936-1953) 209

    larios y dbiles, aunque paradjicamente efectivos. En septiembre de1945, dijo a las asesoras religiosas de la Seccin Femenina que la Gue-rra Civil espaola se haba emprendido para combatir las maquinacio-nes satnicas de los pervertidos francmasones y ahora Espaa estabasiendo atacada por el super Estado masnico que controlaba la pren-sa y las emisoras de radio de todo el mundo, as como a los principalespolticos de las democracias occidentalesl-J.

    Finalmente, la campaa propagandstica le presentaba como elcampen de una Espaa sitiada. Los desastrosos resultados econmicosde su autrquico sistema de gobierno. incompetente y corrupto. fueronatribuidos a un inexistente bloqueo econmico. A principios de diciem-bre -de 1946, el rgimen de Franco era denunciado por las :\acionesUnidas por fascista, no representativo y moralmente repugnante. Fran-co mont una multitudinaria manifestacin de apoyo pblico. haren-gando a las 700.000 personas reunidas en la Plaza de Oriente con unaretrica propia de la guerra civil. Su respuesta personal a la re"olucinde las Naciones Unidas fue la publicacin en Arriba de una serie de ar-tculos contra la francmasonera en general y acusando a los lderes delas Naciones Unidas de francmasones a las rdenes de Mosc. Los art-culos, publicados bajo el seudnimo de Jakim Boor (los dos pilares deltemplo masnico). siguieron circulando hasta Mayo del 1951. Su tesiscentral era que la francmasonera, considerada por Franco consustan-cial a la democracia liberal, conspiraba con el comunismo para destruirEspaa-ls.

    De hecho, el Caudillo logr sobreYivir a lo peor. La re"olucin delas Naciones Unidas de diciembre de 1946. el momento de mayor os-tracismo internacional, haba fracasado. El ataque comunista a Checos-100'aquia en febrero de 1948 fue seguido del bloqueo de Berln de juniode 1948 a mayo de 1949 y el xito de la explosin de una bomba at-mica sovitica en agosto de 1949. aumentando la presin dentro de Es-tados Cnidos para un acercamiento a Espaa que garantizase tanto la"bases areas como navales. A comienzos de 1949. \Iao T"e-Tung habaestablecido la Repblica Popular China. El antifranqui"ta Truman fueobligado a claudicar ante la creciente demanda del Congre"o de unacercamiento a Espaa. Franco continu escribiendo en .4 rriha pen"an-do ingenuamente que el pseudnimo de Jakim Boor le permita denun-ciar la francmasonera como una conspiracin maligna del comuni"mo

    ~~ Franci~co fRANCO, Textos de e/oUrillll !'o/(lica: palabras y escritos e/e 1Y.J5 II 1

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    mientras expresaba pblicamente su admiracin por Amrica. La CasaBlanca recibi miles de telegramas de protesta. Washington era plena-mente consciente de que los artculos eran obra del Generalsimo.

    Sin embargo el Caudillo se libr de las consecuencias de su pasadoPro-Eje y su presente antidemocrtico gracias a la preocupacin de Es-tados Unidos y Europa por los avances y actividades del mundo Comu-nista. El olvido de la resolucin sobre Espaa de diciembre de 1946, elregreso de los embajadores a Espaa o la conclusin del Pacto de Ma-drid de 1953 fueron acogidos en Espaa como victorias colosales deFranco contra el cruel acoso. De hecho, nunca se haba producido uncerco internacional a plena escala y, cuando Franco fue recibido en bra-zos de los aliados occidentales, lo fue porque le queran a l no porquel les hubiese manipulado. A partir de ese momento, Franco dej la di-reccin de la poltica exterior a sus ministros.