PREVENCIÓN YY TTRATAMIENTO

DEL CCÁNCER PPOR LLA DDIETA

Dra. MMaud TTresillian FFere

Real Colegio de Médicos y Cirujanos de EdimburgoReal Colegio de Médicos y Cirujanos de Glasgow

Diploma de Salud Pública (Londres)Funcionaria Médica de Tuberculosis del Real Instituto

de Salud Pública (Londres)

RECONOCIMIENTOS

La autora desea expresar su profundo agradecimien-to y reconocimiento al Dr. E. H. Smalpage, de Sydney(Australia), miembro del Real Colegio de Cirugía,Inglaterra, por sus trabajos en investigación sobre el sodioy su relación con el cáncer, así como por sus amables y últi-mas sugerencias acerca de dos elementos naturales del cuer-po, el cloro y el fósforo, que contribuyen a controlar y elim-inar el exceso de sodio. Mi casi completa curación delcáncer se la debo en gran medida a sus trabajos y consejos.

INDICE

I. Cómo empieza el cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9II. Conocimientos de bioquímica . . . . . . . . . . . . . . .17

III. El equilibrio ácido-alcalino . . . . . . . . . . . . . . . . . .25IV. Nuestro laboratorio químico personal . . . . . . . .33V. El fósforo y el cloro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .37

VI. Un breve análisis de los factores químicos . . . . .41VII. Signos del cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47

VIII. Una explicación sencilla de cómo comienza el cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51

IX. Cómo se producen los puntos débiles precancerosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57

X. El cáncer de pulmón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .63XI. Algunos importantes comentarios sobre el

cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .65XII. Enfermedades provocadas por el exceso de sal . .79

XIII. Lo que debería saber acerca de sus comidas y bebidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .83

XIV. La importancia de una dieta correcta . . . . . . . . .87XV. Algunas observaciones generales acerca de los

elementos nutritivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91XVI. Las radiaciones y los rayos X en relación con

el cáncer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97XVII. Puntos de vista de los médicos acerca de la

cirugía y las radiaciones en relación con el cáncer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .103

XVIII. Los Diez Mandamientos de la Buena Salud . . .113XIX. Cómo me curé a mí misma . . . . . . . . . . . . . . . . .123

INTRODUCCIÓN Y DEDICATORIA

El indiscutible éxito por mí obtenido al curarme uncáncer de intestino me ha impulsado a escribir este libro enbeneficio de los demás.

Si a algunos lectores les parece que simplifico algo lascosas, les ruego que me disculpen y piensen en los que pose-en menos capacidad de comprensión que ellos. Tambiéndeseo poner de relieve que las numerosas repeticiones quese encontrarán están hechas a propósito, con el fin de dejarbien claros determinados puntos que me interesa resaltar, ylograr que no se olviden.

Este libro está dedicado a todos los que sufren de cán-cer y a las personas que intentan conservar una buena saludsiguiendo las normas de la higiene. Está escrito con lamayor sencillez posible, para que su trascendental pro-blemática sea comprendida por el mayor número posible depersonas.

M. T. F.

Christchureh, Nueva ZelandaMarzo de 1963

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I

CÓMO EMPIEZA EL CÁNCER

Todos nosotros estamos formados por grupos de unnúmero infinito de células de distintas formas. Todas lascélulas de, por ejemplo, la parte externa de un vaso sanguí-neo tienen la misma forma que las demás. Las del interiorserán de forma distinta de las del exterior, pero no diferiránentre sí. Las células de las capas intermedias tendrán tam-bién una forma distinta de las del interior y exterior, peroserán iguales entre sí.

Cada diminuta célula es como un globito compuestopor una sustancia firme, parecida a una jalea, perfectamen-te perceptible a través del microscopio. Algunos grupos decélulas son de forma redondeada, otros planos y circulares,otros más bien cuadrados o cuadrangulares: algunos tienenincluso la forma de las antiguas botellas de gaseosa, confibras que salen de la boca de las mismas. Este último tipose encuentra en los centros nerviosos, tales como el cerebro.Otras células son aplanadas y en forma de estrella, con unnúmero bastante irregular de puntas; algunas tienen formade grano de trigo, otras de escalera, y otras son alargadas.

Puede decirse que cada pequeña célula es como unapersona en miniatura. Toma su alimento y arroja sus resi-duos o desperdicios en el fluido que la rodea. La célulacrece, aumenta de tamaño y se multiplica mediante unmétodo sumamente rápido y simple de división antes del

nacimiento, y por medio de un método mucho más lento ycomplicado de división después del nacimiento. Así debeser, pues, de lo contrario, llegaríamos todos a convertirnosen gigantes. La célula posee una cierta capacidad de irrita-ción; es decir, la propiedad de responder con algún tipo decambio a la influencia de un agente o estímulo externo. Sise aplica un ácido débil a las células, se frena su crecimien-to; si se aplica una débil solución alcalina, se ven estimula-das a crecer más rápidamente.

Es importante resaltar que, antes del nacimiento, lacomposición de las células es mucho más sencilla que des-pués del mismo. Las células normales de protoplasma seencuentran unidas en grupos mediante tejidos fibrosos deconexión. Las que se sustentan sobre un armazón óseo, elesqueleto, pasan a formar el cuerpo humano vivo.

La materia viva se encuentra en un estado de equilibrioquímico continuamente inestable, formándose por un ladoy descomponiéndose por otro; es decir, transformandocompuestos simples en compuestos complejos, y descom-poniendo compuestos complejos en compuestos simples. Eltérmino empleado para designar la suma total de esas reor-denaciones intramoleculares es el de “metabolismo”.

La salud de nuestras células corporales depende demanera especial del suministro de un importante ingre-diente para su nutrición, en forma de oxigeno, que les esaportado por la sangre que pasa por los pulmones, y por supropia producción regular y eficiente de la importantemateria de desecho conocida como dióxido de carbono.Parte de esta materia de desecho, que da lugar a la forma-ción de ácidos, se elimina a través de los pulmones. Pero lamayor parte se neutraliza formando en nuestra sangre otejidos un compuesto con algún componente alcalino, eli-minándose finalmente por medio de los riñones y la vejiga.Ese compuesto alcalino es normalmente el sodio, que seencuentra presente en los fluidos del cuerpo en mayor pro-porción que cualquier otro alcalino; por tanto, una canti-dad correcta de sodio es positiva o favorable para nuestrasalud.

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Pero debo resaltar que un exceso de sodio puede resul-tar peligroso, ya que hay probabilidades de que forme sosacáustica, un irritante, cuando nuestra salud no sea buena.Más adelante demostraré cómo el sodio es un factor clavepara la aparición del cáncer.

Al estudio de la composición de un cuerpo vivo y delos cambios químicos que tienen lugar en el mismo se ledenomina bioquímica, y es una pena que no se enseñe másen nuestras escuelas en lugar de tantas otras cosas muchomenos importantes para nuestro bienestar. Los científicosque practican la bioquímica han observado el efecto orepercusión sobre las células vivas de la alcalinidad o acidezdel fluido que rodea a cada célula (el fluido o líquido intra-celular).

EXPERIMENTO CON UNA CÉLULA MARINA

En un experimento se descubrió que si se deposita unacélula marina viva en agua de mar bien equilibrada, su divi-sión -es decir, su multiplicación- se produce a un determi-nado ritmo. No obstante, si se añade una parte de clorurode sodio por cada mil -esto es, sal de mesa-, la célula se mul-tiplicará a un ritmo más rápido. Si se añade una sustanciasuavemente alcalina para hacer que el agua sea aún másalcalina, la multiplicación de las células tendrá lugar atodavía mayor velocidad. Por el contrario, si se añade unasustancia ligeramente ácida, tal como cloruro de calcio, enla proporción de 1 a 1.000, la tasa de multiplicación de lacélula marina en el agua de mar se verá frenada o inclusointerrumpida. Otros ácidos suaves añadidos al líquidodetendrán o interrumpirán también la multiplicación de lacélula marina.

En el Manual de fisiología, de Haliburton -una obramuy conocida-, se dice que unos alcalinos suaves estimulana nuestras células, mientras que unas sustancias ligeramen-te ácidas contribuyen a deprimirlas. Por supuesto, unosproductos ácidos o alcalinos muy fuertes servirían única-mente para cauterizar las células.

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De hecho la importancia de estos experimentos esbásica para el estudio de las causas del cáncer, ya que en lascélulas de los organismos humanos se producen fenómenosidénticos. Esto explica por qué en el tratamiento del cáncerse obtienen buenos resultados con la aplicación frecuentede suaves dosis de ácidos inorgánicos bien disueltos, talescomo el ácido clorhídrico, y de pequeñísimas dosis de ácidofosfórico, que es normal encontrar en el cuerpo humano;mientras que, cuando existe un cáncer, su suministro es másbien escaso. Pero éste es un tema que analizaremos con másdetalle en otro momento.

En la revista Journal of Pharmacy (Nº 607), el doctorE. McDonald, de la Asociación Norteamericana para laInvestigación del Cáncer, afirmaba lo siguiente:

«La célula cancerosa es simplemente una célula delcuerpo normal y corriente obligada a vivir en un medioequivocado, lo que se debe a un exceso de alcalinidad unidoa un bajo contenido de calcio. Los tratamientos de irradia-ción, es decir, de rayos X, tienen éxito en la medida en quecontribuyan a reducir la excesiva alcalinidad de la sangre».

Pero no se trata del único científico que opina así aun-que muchos médicos insistan en ocuparse únicamente delas células y hacer caso omiso de la calidad del fluido quelas rodea. Lo que hace que las células crezcan anormalmen-te rápido y formen tumores es precisamente la calidad anor-mal del fluido que rodea a las células normales.

Es de sobra sabido que, en los casos de cáncer, se dasiempre una mayor alcalinidad en el plasma sanguíneo y enel suero del cuerpo, pero sobre todo en el fluido que rodeaal tumor canceroso. Y esto es precisamente lo que cabeesperar con un cuerpo que contenga una cantidad anormalde sodio.

CÓMO SE ORIGINA EL CÁNCER

Pasemos a considerar ahora más atentamente el proce-so de multiplicación celular. Las células del cuerpo de un

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feto no sólo crecen más rápido que después del nacimiento,sino que poseen también una estructura más simple. Elhecho es que, cuando las células de cualquier punto o zonadel ser humano comienzan a crecer anormalmente rápido,al mismo ritmo que las del feto o nonato, poseen tambiénla misma estructura interna simplificada.

Lo que el médico busca en el laboratorio de patologíacuando examina una porción de tumor al microscopio esprecisamente está similitud de estructuras. Si descubre quelas células poseen la misma estructura que las del feto ononato, el diagnóstico es: «Se trata de un tumor maligno, deun cáncer». En ese caso, el cirujano opinará normalmenteque lo mejor sería extirparlo, siempre que pueda hacerlo sindestruir la vida. Parece ignorar el hecho de que un cuerpoque se vea aquejado de un tumor canceroso suele tener tam-bién otros que resultan inaccesibles.

Todas y cada una de las partes de que se componenuestro organismo están controladas por los nervios de loscentros involuntarios del cerebro. Cuando alguien hacepasar algo por delante de nuestros ojos, y a una velocidadsuperior a la de la luz, el centro involuntario del cerebrohace que bajemos los párpados a modo de gesto de protec-ción. De forma similar, cuando las células del cuerpo se venirritadas por la presencia de sosa cáustica, debida a un exce-so de sodio, sus centros involuntarios del cerebro parecenimpulsarlas a multiplicarse a un ritmo más rápido, con elfin de producir velozmente ácido láctico que neutralice a lasosa cáustica. Por tanto, la formación del tumor cancerosono es en realidad sino un intento por parte del cuerpo deprotegerse contra la sosa cáustica (NaOH), ya que, al mul-tiplicarse, las células del cuerpo segregan siempre ácido lác-tico que, como he señalado, neutraliza en parte al sodioalcalino.

Normalmente, el estómago se apodera de buena partedel cloro de la sal de mesa (la sal está formada por un 50 por100 de sodio y un 50 por 100 de cloro) para digerir las pro-teínas, y el sodio restante -que es incapaz de permanecer ais-lado, sin combinarse inmediatamente con algo- se une al

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instante con parte del dióxido de carbono eliminado por lascélulas, flotando en la sangre en forma de inofensivo car-bonato de sosa. No obstante, el carbonato de sosa es suma-mente inestable y, algunas veces, cuando se encuentra encantidad excesiva, se descompone por razones que explica-remos más adelante, depositando sodio puro que, cuandono haya ningún ácido presente con el que combinarse, seunirá a parte del agua del organismo para formar sosa cáus-tica. Como ya hemos señalado, ésta irrita a las células delcuerpo, por lo que empiezan a multiplicarse más rápido delo normal con el fin de formar ácido láctico, que las protegede momento contra el influjo de la sosa cáustica. Sin embar-go, los problemas surgen cuando la sosa cáustica se forma enmayor cantidad que la del ácido láctico preventivo.

El ácido láctico se une al sodio para formar una ino-fensiva sal láctica, que se ve eliminada por los riñones,saliendo del organismo a través de la orina.

Como ya he señalado, las células de nuestro cuerpo semultiplican muy rápidamente antes del nacimiento median-te la simple división. Después del nacimiento, las células sedividen y multiplican mucho más lentamente y medianteun procedimiento bastante más complicado. Si las célulasde un tumor se multiplican a la velocidad relativamentelenta de postnacimiento, a cualquier bulto que se forme sele denominará tumor «simple», y las células de las que secompone aparecerán a través del microscopio como de lamisma composición que las células de cualquier ser huma-no después del nacimiento. Este tipo de tumores no siguecreciendo indefinidamente de tamaño, sino que alcanzanunas determinadas dimensiones y pueden no desarrollarsemás. Pero si la irritación continúa y es lo suficientementeintensa, las células de los tumores simples pueden empezara desarrollarse a la tasa de división de pre-nacimiento, ymostrarán la modalidad simplificada de composición pro-pia de una célula anterior al nacimiento, denominadaembriónica. En un laboratorio de patología cabe distinguirestas características examinándolas al microscopio, y esetumor se etiqueta como «maligno», como en realidad es.

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Como he indicado anteriormente, las células corpora-les de forma parecida se mantienen aferradas a su pequeñogrupo. En caso de tumor simple manifiestan también estamisma característica. Pero no en un tumor maligno, en elque se da una nueva combinación: las células de una deter-minada forma extienden tentáculos en dirección a la masade células de una forma distinta, dando lugar a un contor-no que cabe equiparar al de las patas e un pulpo.

Por tanto, cuando se descubra que las células de untumor han crecido por el veloz sistema de PRE-nacimiento,y que poseen la estructura simplificada de las células de unembrión humano, el tumor se clasificará como maligno; esdecir, como de carácter canceroso.

OBJECIONES A LA BIOPSIA

Se denomina biopsia al método consistente en cortarun trocito de tumor y someterlo a examen. El procedi-miento parece en sí perfectamente correcto. Pero es cadavez mayor el número de destacados científicos de la medi-cina que condenan la biopsia. Afirman que, cortando untrocito de tumor, lo único que se consigue es irritarlo, deforma que un tumor simple o no maligno puede empezar amultiplicarse a la velocidad de PRE-nacimiento y conver-tirse por tanto en maligno. Otra objeción se basa segúnellos en el hecho de que, cuando se ha enviado a dos labo-ratorios distintos una misma muestra de tumor, las conclu-siones de examen han sido completamente divergentes. Noestán por tanto seguros qué es mejor: si cortar o dejar altumor tranquilo.

Otra crítica a la biopsia se basa en que, muchas veces,provoca una metástasis del tumor maligno original a otraspartes del cuerpo. Metástasis es el término médico emplea-do para expresar la teoría de que siempre existe un primertumor maligno y de que cualquier otro tumor maligno enese paciente procederá del inicial, habiéndose propagado através de los vasos sanguíneos o linfáticos. Esta teoría sebasa en el hecho de que, por muy elevado que sea su núme-

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ro, o cualquiera que sea el lugar en que se encuentren, cuan-do existen varios tumores malignos en el mismo paciente,todos ellos consisten en una única forma de células. Paraformular esta afirmación nos basamos en los trabajos yexperiencias de laboratorios patológicos. Se dice que sólo alfinal de la enfermedad puede haber en ocasiones células dedistintas formas afectadas.

No todos los científicos de la medicina aceptan lateoría de la metástasis. Un especialista la denomina «eco-nomía de esfuerzos de la naturaleza». Creo que tiene razón.Así, cuando alguien cierra involuntariamente los ojos paraprotegerlos no levanta al mismo tiempo, por ejemplo, lapierna. Los cirujanos que creen en la metástasis parecenignorar la calidad de los fluidos del cuerpo y también lainfluencia de dichos fluidos sobre las células. Parecen asi-mismo olvidarse de la influencia del control de la parte sub-consciente del cerebro, y de la influencia de la reacción delas numerosas fibras nerviosas que rodean a las diversascélulas de nuestro cuerpo. Las fibras nerviosas de una deter-minada forma de célula corporal procederán de un centronervioso concreto del cerebro, o de un conjunto de centrosnerviosos del cerebro que estén estrechamente conectadosentre sí. Por tanto, cualquier reaparición del tumor estaríaformada por las células del cuerpo de la misma forma, aun-que no necesariamente por un trozo o fragmento del tumororiginal.

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II

CONOCIMIENTOS DE BIOQUÍMICA

Para que los lectores puedan comprender más clara-mente el tema de la bioquímica en lo que se refiere a losfines de este libro, les pido que estudien la siguiente senci-lla explicación. Siempre que repito algo que ya he dichoanteriormente es únicamente para ponerlo más de relieve ypara permitir su fácil memorización.

El agua pura está formada por una molécula compues-ta de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Un ele-mento es una sustancia que consiste en un solo tipo demateria. Todos los minerales son elementos.

A la partícula de menor tamaño de un elemento se ladenomina átomo, y al compuesto de dos o más átomos enun líquido se le llama molécula.

En la composición de la maquinaria de nuestro cuerpoentran un elevado número de elementos alcalinos y ácidos.Los más importantes de ellos son el sodio, el potasio, el cal-cio, el magnesio, el manganeso, el hierro, el cobre, el yodo,el fósforo, el cloro y el azufre. Los cuatro últimos son denaturaleza ácida y ayudan por tanto a prevenir una excesi-va alcalinidad, que la mayoría de los demás tienden a pro-vocar.

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EQUILIBRIO ÁCIDO-ALCALINO

Lo más necesario para la salud es un equilibrio perfec-to entre estos dos elementos de carácter opuesto. Lamayoría de la gente sabe que la acidez en nuestra reaccióncorporal es negativa, pero pocas personas se dan cuenta deque el exceso de alcalinidad resulta igualmente peligroso.Este hecho científico, tan frecuentemente olvidado, consti-tuye (en una constitución debilitada) una de las causas delcáncer, así como de al menos otras veinte enfermedades.

Los elementos inorgánicos ácidos y alcalinos experi-mentan una gran atracción unos por otros, uniéndose siem-pre que tienen la oportunidad de hacerlo, como cuando seencuentran en un líquido. Una proporción igual de sodio ycloro forma el compuesto vulgarmente conocido como salde mesa (NaCl). Como resulta tan sabroso, son muchas laspersonas que ingieren una cantidad excesiva del mismo endiversos artículos alimenticios y como condimento, lo quepuede resultar potencialmente muy contraproducente.Existen numerosos tipos de sales, pero como ninguna deellas sabe bien, no es probable que las tomemos en exceso,como nos ocurre con la sal de mesa.

Podemos experimentar quemaduras como consecuen-cia del fuego o de fuertes ácidos. El daño que provocanpuede contrarrestarse con una cantidad suficiente de agua.Pero no ocurre así en el caso de determinadas sustanciasalcalinas. Como ya he señalado, las sustancias alcalinas tien-den a unirse a las ácidas en cuanto tienen oportunidad dehacerlo; pero cuando no se encuentran presentes sustanciasácidas a las que pueda unirse una sustancia alcalina, talcomo el sodio, pero sí agua, el sodio se unirá de inmediatoal agua para formar un potente producto cáustico; es decir,la sosa cáustica (NaOH).

Por poner otro ejemplo, diremos que, cuando se leañade agua y tanto si forma parte de un compuesto como sise encuentra en forma de cal viva, el calcio dará lugar a unasustancia liquida abrasante. Las personas que trabajan conél experimentan con frecuencia graves heridas, sobre todo

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en las manos. Pero si se ponen inmediatamente algún tipode ácido, o incluso vinagre, alivian los efectos de la quema-dura, ya que las sustancias alcalinas aman a los ácidos másque al agua.

Este hecho químico constituye la base del tratamientodietético del cáncer, que detallaremos más adelante. Paraneutralizar la formación de sosa cáustica en el cuerpo seemplea ácido clorhídrico debilitado. Cuando se encuentraen situación debilitada, el cuerpo es incapaz de neutralizarun exceso de sodio.

Si un químico extrae algo de sodio puro de su com-puesto, el cloruro sódico (sal de mesa), tendrá que mante-nerlo aparte en, por ejemplo, una probeta de cristal ycubierto por alquitrán, producto con el que no tiene ningu-na afinidad.

Un profesor de química puede llevar un día a su claseal laboratorio de química y elegir dos alumnos para demos-trar que, si el sodio no puede encontrar ningún ácido con elque unirse, y hay agua, se unirá siempre a ésta para formarsosa cáustica. Para ello le entregará a cada uno de los alum-nos un trocito de sodio puro y les pedirá que lo depositenen un pequeño recipiente de agua delante de ellos. El sodiose agitará en el agua como si estuviese vivo, y si el trozo eslo suficientemente grande, puede arrojar incluso chispas.(Que debe evitarse vayan a parar al cuerpo, pues no resultaen absoluto agradable.) De la superficie del agua surge unleve vapor. ¿Qué está ocurriendo? Sencillamente, que elsodio puro está fragmentando las moléculas del agua y for-mando sosa cáustica. Como cabe comprobar, el sodio esuna sustancia muy activa y también muy potente.

Una sustancia que se extrae de determinados vegetales,llamada tornasol, puede teñir el papel de rojo. Si se deposi-ta un trozo de este papel teñido de rojo en un líquido alca-lino, se volverá de distintos tonos de azul, dependiendo dela concentración de producto alcalino en la disolución. Si sedeja caer en un recipiente conteniendo agua, no cambiaráde color; pero si se hace después de haber depositado en elagua un trozo de sodio, el papel rojo se volverá azul, lo que

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demuestra que el agua se ha convertido en alcalina. (Estepapel tornasolado puede adquirirse en cualquier estableci-miento químico por muy poco dinero.)

Como he explicado anteriormente, estamos formadospor miríadas de pequeñas partículas, llamadas células.Ingerimos alimentos con el fin de nutrir dichas células. Porel proceso del metabolismo, los alimentos se transformanen calor, energía, sustancias corporales y residuos o desper-dicios, que son eliminados a través de los pulmones, la piel,los riñones y los intestinos. El sodio, especialmente en sucompuesto de cloruro sódico (sal de mesa), constituye unasustancia útil y necesaria. Lo que puede resultar perjudiciales sólo su abuso. Muchas medicinas actúan también de esemodo; es decir, son beneficiosas en una dosis correcta ypeligrosas cuando se abusa de ellas.

Los elementos que nutren nuestro cuerpo entran en lacomposición de las células del cuerpo, mientras que, nor-malmente, el sodio parece encontrarse fundamentalmenteen los líquidos del organismo. Ayuda a controlar la densi-dad correcta de los fluidos del cuerpo, permitiendo así quelos elementos nutritivos lleguen a las células y que se elimi-nen las materias residuales. Pero la función más importan-te desempeñada por el sodio es neutralizar la acidez delcuerpo.

PELIGROS DE LA SAL DE MESA

Los químicos emplean la palabra «grano» para referir-se a una medida especial de peso. Para ellos, quince granosequivalen a la cuarta parte de una cucharilla de café. A lacantidad contenida en una cucharilla de café -que suelentener un tamaño estándar- la denominan dracma. Treintagranos equivalen, pues, a medio dracma y sesenta a un drac-ma entero. Un bioquímico, el doctor Estes, afirma quepodríamos mantenernos perfectamente sanos tomandoquince granos de sal de mesa cada veinticuatro horas, lo querepresenta aproximadamente la cuarta parte de la cabida deuna cucharilla de café. Otros bioquímicos varían ligeramen-

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te en su estimación de la proporción correcta. La mayoríade los bioquímicos ingleses afirman que podemos ingerirsesenta granos de sal de mesa cada veinticuatro horas; esdecir, aproximadamente una cucharilla de café completa.Según algunos, el hombre occidental medio consume entre200 y 500 granos de sal de mesa cada veinticuatro horas, loque equivale de tres a ocho cucharillas de café llenas.Muchas veces, cuando le he preguntado a una paciente sitomaba demasiada sal de mesa, me ha contestado: «Muypoca, doctora. Nunca tomo más de una cuarta parte decucharilla de café de sal en la mesa.» Pero se ha quedadomuy sorprendida cuando le he señalado la elevada cantidadque puede estar tornando con los diversos alimentos queingiere: mantequilla, pan, alimentos preparados, etc.Incluso los antiguos eran conscientes del peligro de tomardemasiada sal. Lo sabemos gracias a las advertencias for-muladas a sus respectivos pueblos en algunas de sus tablasde mandamientos.

En lo que se refiere a la carne, un bioquímico señala losiguiente: «La carne cruda contiene bastante sodio, pero seve neutralizado y convertido en inofensivo por el cloro y elfósforo que también contiene. No obstante, cuando secocina, el cloro y el fósforo se evaporan, quedando sólo elsodio. Por tanto -afirma-, lo más seguro es comer la carnecruda.»

Los panaderos ponen un montón de sal en la masapara que su pan resulte sabroso. Uno de ellos llegaba aponer todos los días cuatro kilos de sal de mesa en el panque hacía con cuatro sacos de harina, que convertía en unoscuantos cientos de barras de pan. Se dice que la mantequi-lla fabricada comercialmente contiene hasta media cuchari-lla de café de sal de mesa por cada 25 ó 30 gramos de peso.La mayoría de las carnes enlatadas y productos similarescontienen sal, y no sólo para que resulten más sabrosos,sino porque es también un excelente conservador. Enmuchas de las píldoras que compramos en las farmacias haytambién cantidades mayores o menores de sodio, especial-mente en las tabletas de aspirina. ¡Y piense en la cantidad

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de tabletas de aspirina que se consumen! Incluso los hela-dos contienen muchas veces sal. Deténgase a pensar en losmiles y miles de recetas de cocina que terminan con lasiguiente directriz: «Añada X cantidad de sal», cantidad quesuele variar entre un cuarto de cucharilla y una cucharillaentera. Se dice que todos los tipos de cerveza contienentambién sal. El queso, el bacon, la carne enlatada de buey,las salchichas y los productos cárnicos en general contienenasimismo sal. El pescado posee ya de por sí su propio con-tenido de sal. Hay también mucha en todas las levaduras,salsas y productos para dar sabor. Casi todos los cocinerosemplean determinadas cantidades de sal para guisar las ver-duras. Además, y debido a hervirlas demasiado, a emplearuna excesiva cantidad de agua o temperaturas demasiadoelevadas, las verduras suelen perder su sabor natural y, paracompensar, y como la cosa más natural del mundo, sueleañadírselas sal.

Es importante recordar también que, combinado conel fósforo, el sodio es frecuentemente utilizado por los car-niceros y pescaderos en dosis excesivas para nuestra salud,aunque ellos lo hacen por sus cualidades antisépticas y deconservación. No obstante, si sus dispositivos de refrigera-ción son adecuados, esta medida es del todo innecesaria.

Cuando experimentan cierta acidez en el estómago,algunas personas depositan media cucharilla de bicarbona-to sódico (NaHCO3) en un vaso de agua, y se lo beben,afirmando que con ello experimentan un gran alivio. Ungas ligeramente ácido les sube inmediatamente a la boca.¿Qué ha ocurrido? Que 2 NaHCO3 (bicarbonato sódico)es igual a 2 NAOH (sosa cáustica) más 2 CO2 (gas de dió-xido de carbono), que es el que sube hasta sus bocas. ElNAOH (la sosa cáustica), que es un potente alcalino, se unede inmediato a la acidez del estómago, la causa de sus pro-blemas, proporcionándoles un gran alivio.

En el campo de la química existen dos ramas funda-mentales:

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1. La química inorgánica. (Inorgánica significa no orgá-nica.) Se ocupa de las sustancias simples y de sus compues-tos. Las sustancias simples son elementos. Un elemento esuna sustancia que consiste en un único tipo de materia.Todos los minerales son elementos. Pero no todos los ele-mentos son minerales, como, por ejemplo: (N) nitrógeno;(H) hidrógeno; (0) oxigeno; (C) carbono.

2. A la segunda rama de la química se la denomina quí-mica orgánica. La palabra «orgánica» significa organizada.Se ocupa de las sustancias compuestas. Dichas sustancias sehan visto fabricadas o elaboradas mediante algún ser vivo,animal o planta.

El dióxido de carbono o anhídrido carbónico, expul-sado por nuestras células corporales, constituye una sus-tancia orgánica. Cuando se une a una molécula de aguaforma ácido carbónico; esto es, C02 + H20 = H2 C03, oácido carbónico.

3. Aparte de las dos ramas anteriormente descritasexiste un tercer grupo, denominado de compuestos sintéti-cos. Estos son con frecuencia muy complicados y suelen serobra de químicos que la mayoría de las veces imitan a com-puestos orgánicos que pretenden mejorar. Existen desgra-ciadamente un número sumamente elevado de dichos com-puestos orgánicos. Todos los días llegan anuncios de ellos alos hospitales, farmacéuticos y médicos; anuncios en losque se afirma que proporcionan cura o alivio para un tipode dolencia u otro. Puede ser cierto; pero, desgraciadamen-te, y en general, no dicen nada acerca de sus reacciones oefectos colaterales, que pueden ser sumamente dañinos. Loscompuestos sintéticos forman parte de un incontable con-junto de tabletas, cápsulas, etc., o de líquidos destinados asu inyección hipodérmica. El pobre paciente internado enun hospital carece de la menor oportunidad; si intenta evi-tar tener que tragarse todas esas tabletas, los recibirá a travésde inyecciones u otros medios.

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LAS MEDICINAS PUEDEN MATAR

En mi opinión, en nuestros hospitales se abusa delempleo de esa clase de tabletas y pastillas. Tuve comopaciente a un joven que respondía estupendamente a mitratamiento constitucional, cuando, cierta mañana, me lla-maron por teléfono para comunicarme que habla sufridoun pequeño accidente y que tenía que ser hospitalizado. Ala mañana siguiente fui a verle. Le pregunté a la enfermera-jefe de su pabellón: «¿Qué medicinas concretas le están uste-des administrando?» Me informó satisfactoriamente.Entonces le dije: «Está bien, me alegra mucho que no leestén dando nada de C-, que es un antibiótico -y añadí-: Yasabe, enfermera, cuántos pacientes han muerto como con-secuencia de esa maldita medicina.» Y me respondió: «Perolos médicos tienen que tener alguien con quien experimen-tar.» «¡Y a quién le gusta ser utilizado como conejillo deIndias?», le pregunté irónicamente; pero no me respondió.

Una importante causa de nuestro actual fracaso en eli-minar o prevenir el cáncer es que tanto los pacientes comomuchos médicos se concentran únicamente en los sínto-mas, en lugar de estudiar las causas de la mayor parte de lasenfermedades. La gente suele acudir al médico quejándosede dolores, cansancio, insomnio, dolores de cabeza, indi-gestiones o estreñimientos, palpitaciones, etc., y el doctorpuede limitarse a bautizar su mal o dolencia con un nom-bre misterioso y a recetarles unas pastillas. La gente puedesentirse muy ofendida si el médico hace preguntas sobre susmalos hábitos o costumbres o acerca del quebrantamientode alguno de los Diez Mandamientos de la Buena Salud,que enumeramos en el Cap. XVIII.

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III

EL EQUILIBRIO ÁCIDO-ALCALINO

Se conserva una buena salud manteniendo un equili-brio correcto entre la reacción de los dos elementos inorgá-nicos opuestos: el ácido y el alcalino. Y lo más importantees recordar que «la cantidad correcta es tan esencial comola calidad». Si observa el diagrama de la página siguiente, deun péndulo en forma de V invertida, comprobará que heintentado mostrar los elementos relativos tal como afectana la reacción correcta de nuestra sangre y organismo en unestado de buena salud. A la derecha aparecen los elementosalcalinos.

Estudiemos los elementos alcalinos. En una cantidadnormal, el sodio se encuentra fundamentalmente en loslíquidos o fluidos del organismo; pero cuando hay un exce-so del mismo, tiende a penetrar en las propias células delcuerpo y a expulsar de ellas al calcio. Este ejerce un efectodebilitador sobre el vigor y la acción muscular. Observamospor tanto que, en general, los pacientes de cáncer tienen unosintestinos sumamente débiles, ya que los músculos de los mis-mos se han visto despojados de su contenido de calcio. De ahíque la mayoría de las víctimas de cáncer sufran también muchode estreñimiento. En las dolencias cardiacas, el problema puedeverse empeorado por un exceso de sodio, que priva a las célu-las de los músculos cardiacos de su calcio, provocando en con-secuencia un debilitamiento de los latidos del corazón.

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En un estado de buena salud, nuestra sangre y líquido linfático sonligeramente alcalinos, al igual que nuestros cuerpos. Nuestros tejidososcilan entre la acidez y la alcalinidad.

Nuestra orina es ligeramente ácida, salvo después de una comilona,momento en que puede ser alcalina, ya que el estómago ha extraídomucho cloro de la sangre con el fin de que le ayude a digerir las pro-teínas. Las proteínas animales requieren para su digestión más cloroque las vegetales, la que libera más cantidad de sodio en el organismo.Por esto hay que someter al paciente aquejado de exceso de sodio a unadicta vegetariana mientras se intenta liberar a su organismo de dichosodio excesivo. (Véanse los comentarios sobre el tratamiento del cán-cer del Cap. XIX.)

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A lo largo de más de veinte años, es decir, desde queme vengo ocupando especialmente del cáncer a partir de miautocuración, he observado que la mayoría de los pacientesde cáncer tienden a tener un pulso débil.

El magnesio, el manganeso, el hierro y el cobre sontodos elementos alcalinos inorgánicos destinados a mante-ner el equilibrio de la composición química del cuerpo.

Existen también trazas o restos de otros muchos ele-mentos que no he incluido en el diagrama. En algunoscasos, los científicos no están seguros de si se encuentranpresentes por accidente o de si constituyen una parte nece-saria de la composición química del organismo. Algunosafirman que son de la mayor importancia, realizándosecontinuamente investigaciones a este respecto.

En el lado izquierdo del diagrama en forma de péndu-lo o V invertida aparece una relación de los elementos áci-dos. Figura el cloro, que necesitamos en abundancia, y encantidades mucho menores, el fósforo, que forma parte dela composición química de las células del cuerpo. Aunquese necesita en cantidades más pequeñas, el yodo resulta sinembargo de la mayor importancia, sobre todo para un buenfuncionamiento de la glándula tiroides. Nos encontramosluego con el azufre, que, entre otras cosas, contribuye a unbuen funcionamiento de los intestinos. Y luego el impor-tante compuesto orgánico del C02 (dióxido de carbono),producido por las células del cuerpo y expresado en formade calor y energía.

Aparece a continuación el ácido láctico, un ácidomucho más potente que el dióxido de carbono y que, comohemos señalado anteriormente, es producido siempre porlas células cuando se multiplican mediante el método de sudivisión.

La reacción normal de la sangre es siempre ligeramen-te alcalina. El menor cambio en dicha reacción es tanimportante que los científicos no lo calculan en cifras ente-ras. Toman la cifra siete como la reacción propia del aguapura, que no es ni ácida ni alcalina. Los laboratorios ingle-ses consideran la cifra de 7,4 como la reacción alcalina de la

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sangre normal. Algunos laboratorios instalados en el conti-nente europeo afirman que 7,3 es la reacción alcalina nor-mal, mientras que algunos laboratorios norteamericanosinsisten en que es 7,5. Cualquier cifra inferior a 7,3 se califi-ca de acidosis, a pesar de que la sangre no pueda ser enabsoluto ácida. La reacción rara vez registra la cifra neutrade siete.

Ya he indicado mediante el diagrama del péndulo laposición de peligro que representa una alcalinidad exce-siva.

La orina normal es siempre ligeramente ácida, salvodurante un breve período de tiempo que sigue a, por ejem-plo, una copiosa comida, cuando el estómago ha extraídode la sangre una cantidad extra de cloro para que le ayude adigerir la carne. Nuestros tejidos oscilan entre ligeramenteácidos y ligeramente alcalinos. El hígado es un importanteórgano de control, fundamental para nuestra salud por subenéfica acción. La gente debería ocuparse del bienestar desu hígado mucho más de lo que suelen hacerlo. Al tratar aun paciente de cáncer es sumamente importante estudiar entodo momento su hígado y asegurarse de que no se vesobrecargado en ningún sentido.

El problema del equilibrio ácido/alcalino del sistemase apoya casi exclusivamente en el tipo de alimentos queingerimos.

Pocas personas se dan cuenta de hasta qué punto unaalimentación equivocada contribuye a la aparición tanto delcáncer como de otras muchas enfermedades, y de que nopodrá ponerse freno al cáncer mientras no se tomen los ali-mentos correctos y en la proporción adecuada. El ingerirunos alimentos desequilibrados provoca la formación deverdaderos «venenos» irritantes. Cuando su salud empieza aser deficiente y, por tanto, no puede seguir liberándose deesos venenos irritantes, puede convertirse en víctima delcáncer, sobre todo si está tomando cantidades excesivas decloruro de sodio (sal de mesa) con los alimentos que ingie-re, como hace la mayoría de la gente aunque sea incons-cientemente.

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Muchas veces, la gente no se da cuenta de la existenciade este desequilibrio en sus organismos durante muchotiempo, normalmente hasta que empiezan a sentirse mal oaparece en algún lugar de sus cuerpos un extraño bulto otumor. Entonces comprenden que deben acudir al médico.

EL CÁNCER ES UNA ENFERMEDADCONSTITUCIONAL

No sirve de nada que a uno le extirpen una parte ofragmento de su propio cuerpo, como se hace en las opera-ciones de cáncer, ya que el veneno irritante se encuentradiseminado por todo el organismo. Lo que tiene que haceres tomar los alimentos correctos en las proporciones ade-cuadas, purificando así la corriente sanguínea y haciendoinnecesaria cualquier tipo de intervención quirúrgica.

Después de una operación normal de cáncer, se suelepedir al paciente que vuelva a ver al cirujano al cabo deunos tres meses para comprobar si se ha producido una rea-parición del tumor canceroso, lo que lógicamente cabeesperar que ocurra si el veneno irritante continúa ejercien-do su acción en su sistema u organismo. Y eso ocurrirá sinduda alguna si no lo ha «limpiado» mediante una dieta puri-ficadora y un estricto cumplimiento de los DiezMandamientos de la Buena Salud, y si no ha reducido drás-ticamente el anterior consumo excesivo de sodio.

Repito que el cáncer es una enfermedad constitucio-nal, como el reumatismo o un resfriado. Por tanto, nopodrá curarse nunca de manera permanente limitándose aextirpar trozos o tumores del cuerpo o a quemarlosmediante el radio o los rayos X. Las radiaciones hacen quelos carbonatos de sodio se descompongan y originentodavía más sosa cáustica, que quema los órganos del cuer-po a menos que se vea eliminada a través de los riñones.Cualquier persona mínimamente sensata sabe que si unotiene pájaros, aves, perros, gatos o cualquier otro animal, ylos alimenta incorrectamente, enfermarán al poco tiempo;

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así como que, si no se corrige el error, se morirán. ¿Por quéhemos de pensar, pues, que el animal humano es diferente?

Como experimento, se alimentó a un gatito con carneguisada a la que se añadía una elevada proporción de sal. Ensólo tres meses apareció en su organismo un tumor cance-roso. Luego se le alimentó con carne cruda, y en unos cuan-tos meses el cáncer desapareció.

Se sabe que los marineros, que comen mucha carnesalada, suelen ser muy propensos al cáncer. Muchas perso-nas han contribuido a deteriorar su dentadura ingiriendohabitualmente alimentos deficientes y equivocados omediante unos malos hábitos alimenticios; pero aunque tie-nen que ponerse una dentadura postiza continúan ellamentable proceso de degeneración de su salud. Resultasumamente triste darse cuenta de que la mayoría de la gentecome únicamente lo que sabe bien, o incluso lo que ofreceun aspecto agradable, olvidándose de su valor alimenticio yde sus consecuencias para la salud.

Durante una reciente visita a una granja avícola,observé que algunas de las aves habían perdido muchas delas plumas de la cola. Una o dos tenían incluso una manchaulcerada en una zona pelada de debajo del ala. El propieta-rio me contó que él también se había dado cuenta de esasfrecuentes «calvas» de sus aves mientras las limpiaba para suventa, y que era perfectamente consciente de que estabancausadas por la sal de mesa que mezclaba con sus piensoscompuestos. Sin embargo, me señaló que era un hombre denegocios, y no un filántropo. Y añadió que la sal hacía quelas aves pusieran más huevos. Le indiqué que la cantidadpodía ser un factor a tomar en cuenta, y que si ponía unpoquitín menos de sal las gallinas podrían encontrarse enmejor forma aún y poner muchos más huevos. Pero muchome temo que mi requisitoria en nombre de las gallinas cayóen saco roto. Lo interesante del caso es observar cómo unexceso de sal puede afectar no sólo a los seres humanos,sino también a las aves.

Un inteligente médico londinense logró convencer encierta ocasión a un paciente enfermo y sobrealimentado,

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que padecía de graves y dolorosas indigestiones, de quedepositase en un recipiente cantidades equivalentes a todolo que comía a lo largo de un día y que, al final del mismo,echase una detenida ojeada al contenido del mismo.Entonces el paciente se dio cuenta de las terribles combi-naciones y mezclas que tenía que soportar su pobre estó-mago, y dejó de preguntarse por qué experimentaba tantostrastornos digestivos.

Cuando una persona adulta acude a un médico consíntomas similares y debido a las mismas causas, es decir, alabuso de una alimentación excesivamente rica y abundante,el médico puede limitarse a decirle: «Bien, aquí tiene algopara detener los dolores, y luego le recetaré alguna otramedicina para acabar con las diarreas y los vómitos.» «Unmédico maravilloso -comenta más tarde el paciente-, conuna sola dosis logró acabar con el dolor.» El pacienteretendrá, pues, su vientre en estado de fermentación y per-manecerá bajo los cuidados de ese médico durante meses ymeses.

¡Ah, pero estamos en la era de la eliminación de lossíntomas! Por supuesto, este tipo de tratamiento cómpliceno es verdaderamente muy ético y carece además de lamenor base científica; pero ¿por qué echarle toda la culpa almédico? Es la demanda la que crea la oferta. Los médicostienen que ganarse la vida bajo el actual sistema estúpido ysin sentido. Ningún tratamiento será real y permanente-mente eficiente a menos que el propio paciente haga deter-minadas cosas por su propia voluntad: en primer lugar,negarse a sí mismo ciertos placeres, lo que a muchos lesdesagradará enormemente, y en segundo, ejercer un elevadogrado de autocontrol y autodirección. El paciente tendráademás que pensar por sí solo en su propio cuerpo y en supropio estado de salud, lo que, una vez más, no es del agra-do de muchas personas.

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IV

NUESTRO LABORATORIOQUÍMICO PERSONAL

Es una suerte que el sodio prefiera unirse a los ácidosy no al agua; aunque, cuando no se encuentren ácidos pre-sentes, se combinará con el agua para formar sosa cáustica,elevándose el hidrógeno restante en forma de ligero vapordesde la superficie del agua. Se trata del átomo de hidróge-no al que el átomo de sodio no le servía de nada. De estemodo, el laboratorio químico de nuestro cuerpo experi-menta grandes dificultades para prevenir o para neutralizary eliminar cualquier compuesto peligroso con una propor-ción excesiva de sodio.

Alguien ha señalado que nuestros cuerpos son comomotores de combustión lenta; pero resultaría igualmentecorrecto afirmar que somos como laboratorios químicosque estuviesen transformando continuamente compuestossimples en otros más complejos, y descomponiendo sustan-cias complejas en compuestos simples, todo ello en el pro-ceso de producción de calor, energía y sustancias orgánicas.En las personas sanas y normales es cierto que algunoscompuestos de sodio contribuyen a neutralizar una excesi-va acidez en el cuerpo y que, en ese sentido, y siempre quesu cantidad no sea excesiva, resultan de gran utilidad paranuestra salud.

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ALIMENTOS QUE ORIGINAN ACIDEZ Y QUECONVIENE EVITAR

Si se padece de acidez, lo mejor para conseguir un buenestado de salud es evitar cualquier exceso de alimentos queoriginen ácidos, tales como el pan blanco, hecho a base deharinas refinadas y blanqueadas, así como tomar demasia-do azúcar de la clase que sea, especialmente azúcar de caña,y cualquier tipo de melazas y jarabes. Tome miel, pero nomás de dos veces por semana. Evite la carne, la caza, lasaves, el pescado, especialmente los mariscos, y el exceso degrasas; los alimentos fritos, especialmente cuando estánimpregnados de grasa, resultan sumamente perniciosos. Surepercusión es aún más negativa cuando hace calor. Loshuevos deberían comerse sólo un día si y otro no, ya que elhígado necesita hasta cuarenta y ocho horas para dar cuen-ta de un huevo. Una vez cumplidos los cincuenta, y en elcaso de muchas personas los cuarenta, no se debería comercarne más de una vez por semana. Las proteínas vegetales,que se encuentran en las legumbres y en los frutos secos,deberían tomarse todos los días. Un hecho que todo elmundo debería conocer es que, antes de que pueda serabsorbido por nuestro organismo, todo tipo de almidóntiene que transformarse en azúcar corporal; y que todos losazúcares y sustancias dulces tienen que convertirse tambiénen azúcar corporal para poder resultar de utilidad a nuestrocuerpo. Puede ver, por tanto, cuál es la importancia comoórgano de nuestro hígado, y hasta qué punto deberíamostener cuidado de no sobrecargarlo de trabajo.

Nuestros riñones están constantemente intentandopurificar la sangre que pase a través de ellos, expulsandocualquier tipo de ácido, razón por la que la orina de cual-quier organismo normal suele ser ligeramente ácida. Si seintroduce un trocito de papel tornasolado rojo en una orinaasí, no cambiará de color. Antes de adoptar cualquier trata-miento de ácido de cloro para el cáncer, la orina de unpaciente de cáncer hará por lo general que el papel torna-solado rojo se vuelva azul. El papel tornasolado rojo sólo se

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vuelve azul en presencia de una sustancia alcalina. Todosnosotros sabemos que el compuesto del amoniaco es alcali-no y sumamente volátil; es decir, que se evapora muy fácil-mente en forma de gas. Mueva un trocito de papel tornaso-lado rojo delante de la boca de una botella que contengaamoniaco y comprobará cómo se vuelve azul. Y, porsupuesto, el amoniaco es un alcalino mucho más suave queel hidrato sódico (la sosa cáustica).

Volviendo a nuestro examen del sodio, la cuestión desi es bueno o malo para nuestro cuerpo dependerá de la can-tidad. En la proporción correcta es positivo. En excesonegativo. El punto fundamental es saber cuál es la cantidado proporción correcta. Desgraciadamente, existe una consi-derable variación en la cantidad que distintos individuospueden ingerir con aparente impunidad. Además, las canti-dades deseables de sodio que se pueden tomar varíanmucho según los grados de temperatura y de ejercicio físi-co que se realice. Cuanto más elevada sea la temperatura ymayor el ejercicio, mayor será la cantidad de sodio que sepodrá ingerir, acompañada, por supuesto, del correspon-diente incremento de agua consumida. También, y en deter-minadas enfermedades, como en una cierta etapa del mal deAddison, el consumo de una gran cantidad de sodio enforma de sal de mesa parece ejercer un gran beneficio omejora.

LA AMENAZA DEL EXCESO DE SODIO

Debemos darnos asimismo cuenta de que el hábito ocostumbre puede ser un factor importante. Sabemos queuna persona que se ha acostumbrado a algún veneno peli-groso, tal corno el opio o el arsénico, puede muchas vecesingerir con aparente impunidad, y en un solo día, una can-tidad que bastaría para matar a diez personas normales ycorrientes que no estén acostumbradas a ingerir habitual-mente el veneno. Pero eso no quiere decir que las personasque toman el veneno con aparente impunidad sean siempre

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capaces de hacerlo. Los científicos saben de sobra que, derepente, sin ninguna señal o advertencia reconocida, elveneno que una persona está habitualmente tomando sinexperimentar el menor daño puede adquirir efectos vene-nosos y hacerle enfermar gravemente o incluso provocarlela muerte. Parece cómo si el organismo hubiese estado tra-bajando sometido a una gran tensión y decidiera de repen-te ponerse en huelga. Y no me cabe la menor duda de que,si hubiésemos sido lo suficientemente prudentes como parareconocerlos, habríamos advertido un montón de síntomasde aviso o advertencia.

El fumar tabaco, y el abuso de sodio en cualquiera desus compuestos, encajan en esa misma categoría de venenos.Recuerde lo fácil que resulta tomar cantidades excesivas desodio abusando de la sal en una gran variedad de comidas;especialmente la mantequilla salada, con su peligrosa pro-porción de media cucharilla de sal por 25 ó .30 gramos depeso. Recuerde que los bioquímicos ingleses se han mostra-do de acuerdo en que una persona normal no necesita másde una cucharilla de sal de mesa como máximo por cadaveinticuatro horas, y distribuida en todos sus alimentos,tales como mantequilla, queso, pan, alimentos cocinados,etc. Y algunos creen que el mínimo debería ser una canti-dad aún menor. Para mí constituye una permanente fuentede asombro el hecho de que se haya prestado tan poca aten-ción a la amenaza de un exceso de sodio. Si alguien le dije-se: «Tengo la teoría de que si meto las manos en agua, se memojarán», estará totalmente justificado que le responda:«No seas ridículo, eso no es ninguna teoría.» Pues bien, ésamisma es mi actitud hacia el cáncer y el exceso de sodiocomo su causa en un cuerpo que ha dejado de tolerarlo.

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V

EL FÓSFORO Y EL CLORO

El paciente normal y corriente de cáncer que acude amí y cumple mi requisito fundamental, el de la coopera-ción, durante tres meses, experimenta un notable alivio desus dolores y por lo general es capaz en sólo tres semanasde pasarse sin los analgésicos y medicinas calmantes que havenido tomando. Esto provoca por supuesto una granimpresión tanto en el propio paciente como en sus amigosy conocidos. Además, mi práctica de colocar un trocito depapel tornasolado rojo en la parte externa de la encía supe-rior del paciente durante dos o tres minutos para obtenerun cálculo aproximado de si tienden a sufrir de alcalinidado de acidez en sus tejidos, como revela el hecho de que elpapel se vuelva azulado o no, ha sido también de la mayorutilidad. Cuando un miembro de una familia padece cáncer,y toda la familia se somete a la prueba del papel tornasola-do, la diferencia entre la reacción de color azulado del pro-pio paciente y la de los restantes miembros de la familiaresulta claramente perceptible; y, por supuesto, todos ellosse quedan vivamente impresionados.

Corno la familia habrá comido más o menos la mismacomida y cometido más o menos los mismos errores, noparece lógico que se produzca una diferencia tan marca- da.Sin embargo, debemos darnos cuenta de que, por diversasrazones relacionadas con el incumplimiento de los

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Mandamientos de la Buena Salud, el cuerpo del paciente decáncer ha perdido la habilidad necesaria para resolver elproblema del exceso de sodio, por lo que carece de la vita-lidad necesaria para neutralizarlo y eliminarlo.

Pasemos a estudiar ahora el tema del fósforo. Se tratade un potente elemento de formación de ácidos, y aunqueen un cuerpo normal se encuentra sólo en pequeñas canti-dades, es sumamente importante para nuestra salud. El fós-foro forma parte de la composición de nuestras células cor-porales.

Si el paciente tomase la cantidad reglamentada por lafarmacopea británica del ácido fosfórico débil y en estadoliquido denominado Acid Phosphoricum Dilutuni, estaríatomando una medicina en la que, en una cucharilla de líqui-do, se encuentran diez gotas de ácido fosfórico diluido, quecorresponderían a la quinta parte de la dosis prescrita enuna píldora por el doctor Smalpage. Yo personalmenteprescribo la dosis liquida, con dos cucharadas grandes deagua (pues no puedo conseguir las píldoras), que debe tor-narse tres veces al día, después de las comidas, durante losdos primeros meses del tratamiento. Muchos pacientesmanifiestan haber experimentado un gran alivio por eseprocedimiento. Para fines de identificación, coloreo de rosaesta combinación fosfórica añadiéndole un par de gotas deextracto líquido de amaranto, que es un extracto vegetalcompletamente inofensivo.

Conviene resaltar que, por razones químicas, si elpaciente está tomando cloro en forma de Pulvis CalciumChloride en cápsulas, no debería tomar la menor cantidadde fósforo al mismo tiempo. En ese caso hay que limitarsea esperar que el paciente extraiga suficiente fósforo de lasfrutas y ensaladas que coma; o, alternativamente, adminis-trar el fósforo y el calcio al menos con dos horas de dife-rencia.

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EL FÓSFORO ORGANIZADO

Normalmente nuestro cuerpo utiliza el fósforo para que leayude a neutralizar el exceso de sodio. En los casos de cán-cer, el organismo contiene poco fósforo, lo que se debe aque el paciente se ha olvidado de ingerir suficientes alimen-tos ricos en fósforo, en forma de frutas frescas y ensaladas.Estos alimentos, ricos en fósforo organizado, constituyen elmétodo más seguro de proporcionarnos esta sustancia detanta utilidad, pero al mismo tiempo peligrosa cuandosupera las necesidades del cuerpo.

Por tanto, recomiendo siempre a los pacientes de cán-cer que no sigan tomando la medicina rica en fósforo des-pués de los dos primeros meses de tratamiento; aunquealgunas veces me convencen para que les deje seguirtomándola unas cuantas semanas más, pues afirman que lessirve de gran ayuda. Si resulta verdaderamente convenienteseguir administrándoles fósforo, prefiero dárselo durante eltercer mes, y posteriormente mediante una cucharilla de ali-mento químico Parrish, disuelto en un poco de agua, una odos veces al día después de las comidas. Esto es bastanteútil, ya que contiene también hierro y calcio, dos sustanciasnecesarias de las que el paciente de cáncer siempre adolece.Existe no obstante un elemento insuficientemente repre-sentado en el alimento químico Parrish, y es el sulfato decobre, tan útil para facilitar la absorción del hierro; hagopor tanto que se añada siempre un grano de sulfato decobre a cada botella de 225 gramos de alimento químicoParrish.

Si el paciente no puede masticar ensaladas y verdurascrudas, siempre puede tomarlas en pequeños trocitos opicadas, o pasándolas por una batidora o licuadora.

Sin embargo, conviene tener en cuenta que las pielesde algunas verduras contienen una elevada cantidad de loque se podría calificar como condimento «picante», pareci-do al pimiento rojo, y que puede resultar sumamente irri-tante si, en los zumos frescos, se ingiere en cantidades exce-sivas. Un ejemplo lo constituye la piel de los rábanos.

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Debemos estudiar y conocer, pues, el tema de la dictacorrecta, pues sin ello no podremos alcanzar nunca un esta-do de buena salud. Cuando se reduce el consumo de sal demesa para liberar al paciente de su exceso de sodio, no debeverse privado de un importante mineral, el yodo, que, enalgunos países, se añade a algunas marcas de sal de mesa.Conocedoras de este hecho, muchas personas ingieren deli-beradamente una cantidad peligrosa de sal para conseguirese precioso yodo. Comprobará, no obstante, en el capítulodedicado al tratamiento, cómo me aseguro de que se con-suma el mínimo diario de ese valiosísimo elemento.

Pero existe otro importante elemento bioquímico, elcloro, del que los pacientes de cáncer tienden a carecer.Como sabrá ya más que de sobra, la sal de mesa está for-mada por un 50 por 100 de cloro y otro 50 por 100 de sodio,por lo que, al reducir el consumo de sal para amortiguar elexceso de sodio, el paciente no debería verse privado delvital elemento cloro. Asegúrese, por tanto, de obtener todoel que necesita de acuerdo con las directrices expuestas enel Cap. XIX.

El cloro es necesario para que el estómago pueda dige-rir los alimentos ricos en proteínas. Es también un impor-tante neutralizador del sodio. Esto es algo que he podidoexperimentar personalmente. Estoy segura de que fue el fac-tor principal que me salvó la vida en lo que se refiere amedicinas, cuando yo misma padecí un cáncer. Por supues-to, poseo buenos conocimientos sobre dietética, así comoun conocimiento sólido de las leyes de la verdadera higiene.La aplicación de las mismas constituyó un factor esencialpara el tratamiento con éxito del cáncer en mi propio caso.Constituyen de hecho factores vitales para el tratamientocon éxito de todas las enfermedades. Resulta por ello espe-cialmente lamentable que se vean con frecuencia ignoradastanto por los médicos como por sus pacientes.

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VI

UN BREVE ANÁLISIS DE LOS FACTORES QUÍMICOS

En el paciente de cáncer se da un exceso de carbonatode sosa, lo que provoca un aumento de la ligera alcalinidadnatural de la sangre. Existe una deficiencia de fosfatos y cló-ricos en la sangre, que dan lugar a la formación de ácidos,neutralizando así los componentes sódicos de carácter alca-lino. En la orina brillan totalmente por su ausencia loshabituales fosfatos y clóricos urinarios que dan lugar a laformación de ácidos. Cualquier lego en la materia puededemostrar la pérdida de la acidez normal de la orina depo-sitando una hojita de papel tornasolado rojo en la primeraorina de la mañana y observando cómo se vuelve azul,como ocurre siempre con el papel tornasolado rojo en pre-sencia de un elemento alcalino. Si la orina procediese deuna persona sana y normal, el papel tornasolado conser-varía su color rojo, lo que demuestra que la orina es ácida,como debe ser cuando se goza de buena salud. Por supues-to, la orina debe ser sólo levemente ácida; pero si el pacien-te ha disfrutado recientemente de un banquete o comilona,su orina puede ser neutra o incluso ligeramente alcalina,pues su estómago habrá necesitado ácido clorhídrico extra,y habrá tomado bastante de él.

Asimismo, conviene tener en cuenta que los riñonesestán continuamente depurando cualquier ácido de la san-

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gre, por lo que una persona sana y normal posee una orinaligeramente ácida, que contiene algunos fosfatos y cloratos.

«TEST» DE LA SANGRE

Pasemos ahora a estudiar la sangre. Evidentemente, un legoen la materia no podrá experimentar ni realizar pruebascon ella. No obstante, la reacción de la sangre se muestra enconsiderable medida en los tejidos de las membranas muco-sas superficiales, en las que fluye a través de diminutosvasos sanguíneos. Una de esas zonas resulta muy accesiblepara comprobar o analizar la reacción: la superficie exteriory húmeda de las encías superiores. Apriete suavemente untrocito de papel tornasolado rojo a lo largo de la encía, ybaje luego el labio superior. Déjelo ahí durante tres o cua-tro minutos, sáquelo y deposítelo sobre una hoja de papelblanco. Observe cómo en un paciente de cáncer no someti-do a tratamiento se habrá vuelto por lo general de colorazul intenso; mientras que, si la persona es normal y estásana, es decir, si se trata de una persona sin exceso de sodioalcalino en su organismo, el papel tornasolado rojo habráadquirido un suave tono malva, o sólo un azul pálido y apa-gado en algunas partes, principalmente en los bordes. Parademostrar que el papel tornasolado se vuelve azul en pre-sencia de algún elemento alcalino, tome un liquido alcalinotípico, tal como media cucharilla de bicarbonato sódicodisuelta en una tacita de agua, e introduzca en él el papeltornasolado rojo. Descubrirá que, en dicha solución, sevuelve inmediatamente azul.

No olvide nunca que en el organismo humano existendos conjuntos o juegos de elementos, los elementos ácidosy los alcalinos, y que se neutralizan mutuamente. En elcuerpo hay numerosas sustancias compuestas (orgánicas)que son ácidas o alcalinas. Las que a nosotros más nos inte-resan son el ácido láctico y el ácido úrico. Algunas vecesexisten también ácidos orgánicos perjudiciales o negativos,como las grasas a medio digerir, llamadas quetonas, que enocasiones se encuentran incluso en una sangre de naturale-

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za alcalina. Como ya he indicado, estas sustancias com-puestas pertenecen al grupo orgánico de la química. Se diceque el abuso de las grasas animales produce quetonas.También se dice que, por lo general, los compuestos orgá-nicos tienen uno o más átomos de carbono en su fórmula ocomposición.

EL OXIGENO ES ESENCIAL PARA LOS GLÓBULOSROJOS

Una vez descompuesta una sustancia orgánica, nosresulta por lo general imposible volver a unir del mismomodo las distintas partículas de que se compone. Obsérvesetambién que en el cáncer se da una gran deficiencia o esca-sez de oxihemoglobina. Se trata de la sustancia de los gló-bulos rojos de la sangre que transporta el dióxido de car-bono (expulsado por las células del cuerpo) hasta los pul-mones, donde se intercambia por oxigeno, que los glóbulosrojos transportan de vuelta desde los pulmones a las célulasdel cuerpo, cada una de las cuales puede equipararse a unmotor de combustión lenta. Una célula del cuerpo normaly sana quema y produce calor y energía, y como cualquierotro motor de combustión, expulsa dióxido de carbono(C02). La oxihemoglobina de los pequeños glóbulos rojoses la sustancia que les permite tomar parte de este C02; ycuando los glóbulos vuelven de nuevo a los pulmones, cam-bian el C02 por oxígeno, que, a través de la circulación,devuelven luego a las células del cuerpo, intercambiándolode nuevo por una partícula de C02, elemento que las célu-las del cuerpo segregan continuamente.

Llámesele como se le llame, el ciclo que acabamos dedescribir constituye la esencia de nuestra vida. Si en nues-tros pulmones no hubiese oxígeno al que los glóbulos rojospuedan recurrir, dejaríamos de vivir, bastando para ello conque la ausencia de oxígeno durase unos pocos minutos.

Pero existen numerosos grados o matices entre laausencia total de oxígeno y la obtención continua por parte

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de los glóbulos rojos de su cuota perfecta de oxígeno.Pueden intervenir varios factores. El más obvio e impor-tante es el de que, si el glóbulo rojo acudiese a los pulmo-nes sin su partícula de C02, no recibirla oxígeno alguno.

Pero existe otro cielo también en continuo funciona-miento, al que me he referido ya varias veces, el de la accióndel átomo de sodio apoderándose de una partícula de C02y formando con ella un compuesto no irritante, un carbo-nato de sodio, que fluye disuelto en la masa sanguínea demanera totalmente inofensiva.

Los bioquímicos denominan a este último grupo deC02 dióxido de carbono combinado; y el C02 que los gló-bulos rojos transportan hasta los pulmones, dióxido de car-bono libre. Reproduzco a continuación una cita muyimportante extraída de una obra estándar sobre bioquímica,Acidosis and Alkalosis, de Graham y Morris (E. & S.Livingstone, Edimburgo). Estos dos médicos y científicos,en otro tiempo profesores de bioquímica en la universidadde Glasgow (Escocia), manifiestan lo siguiente:

«Cualquier elemento que incremente la proporción dedióxido de carbono libre en relación con el dióxido de car-bono combinado dará lugar a una acidosis; y, por el contra-rio, cualquier elemento que disminuya la proporción dedióxido de carbono libre en relación con el dióxido de car-bono combinado provocará una alcalosis.»

Le ruego estudie detenidamente esta afirmación, yaque resume muy acertadamente un hecho sobre el quepodría escribir páginas y páginas sin llegar a formularlo tanclara y convincentemente. La mayoría de las personas sonperfectamente conscientes del peligro de la acidosis; peroson también muchas, incluyendo médicos y pacientes, lasque ignoran o hacen caso omiso de la amenaza de una alca-linidad excesiva. El punto fundamental que deseo poner derelieve es que para gozar de una salud perfecta debe haberun equilibrio perfecto; es decir, una razón o proporciónperfecta entre los dos ciclos: 1) el ciclo del glóbulo rojo conel dióxido de carbono, con su veloz movimiento, y 2) el

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ciclo del sodio combinándose con el dióxido de carbonopara fluir en la corriente sanguínea en forma de un carbo-nato de sodio.

Observará que hablo de un carbonato de sodio, comosi hubiese diversas variedades, y en realidad así ocurre. Peroeso no afecta para nada al contenido de este libro.

A LOS PACIENTES DE CÁNCER LES FALTA OXIGENO

En el cáncer se da un exceso de sodio alcalino que difi-culta la función de los glóbulos rojos de transportar oxíge-no desde los pulmones hasta las células del cuerpo. Algunosde ellos se ven privados de su cuota de C02 por el exceso desodio, por lo que no pueden intercambiarlo por oxígenocuando, mezclados con la masa sanguínea, llegan hasta lospulmones. Por tanto, el paciente de cáncer no consigue sufi-ciente oxígeno.

Nada puede arder adecuadamente sin oxígeno, ni lashogueras, las lámparas, las velas o las cerillas, ni las célulasde nuestros cuerpos. Cualquiera que no respire suficienteaire limpio (oxígeno) tenderá a volverse anémico. Casi todoel mundo conoce la extremada palidez y anemia que carac-terizan a los pacientes de cáncer.

Sabemos que los pacientes de tuberculosis experimen-tan ataques de fiebre: queman demasiado deprisa. Pero noocurre lo mismo con un paciente de cáncer: siente frío por-que tiende a quemar demasiado lentamente; le falta oxíge-no. Todo su sistema tiende a ralentizarse; su pulso se hacemás lento y menos vigoroso de lo normal. Sufre con fre-cuencia de un funcionamiento deficiente de los intestinos.Como su circulación es mala, tiende a tener los pies y lasmanos crónicamente fríos. Propende a mostrarse exangüe ya cansarse muy fácilmente. Pero el grado y gravedad detodos estos síntomas depende únicamente de la cantidad deexceso de sodio y del nivel de vitalidad con que tenga queenfrentarse el organismo.

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Hay casos en los que la vitalidad es baja y existe ungran exceso de sodio. Como consecuencia de ello, muchosglóbulos rojos se ven permanentemente privados de sucuota de C02 y, por tanta¡, de su porción de oxígeno. Estorepercute tan negativamente sobre los diminutos glóbulosrojos que muchos de ellos perecen de repente. Mueren y seconvierten, por tanto, en materia extraña dentro de la masasanguínea. Entonces los leucocitos intentan eliminarlosejerciendo su función de fagocitosis, y nos encontramoscon el mal denominado leucemia. Como ya he señalado, setrata de una modalidad fatal de cáncer, y el paciente puedemorir en cuestión de pocos días. Resulta especialmentemaligna en los niños pequeños, cuando la sangre de lamadre ha tenido un exceso de sodio, y, por tanto, el bebéha nacido con ese mismo exceso de sodio. Además, si se lealimenta con biberón y sus botellas de leche han sido lim-piadas por el lechero con alguna solución de sosa cáustica,y no suficientemente aclaradas, el resultado es verdadera-mente desastroso. La cantidad de sosa cáustica así transmi-tida puede ser de hecho muy pequeña, pero peligrosa parael bebé que, ya antes de nacer, tenía en su organismo unacantidad excesiva de sodio, transmitida a través de la sangrede la madre.

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VII

SIGNOS DEL CÁNCER

Los miembros de la rama neozelandesa del BritishEmpire Cancer Campaign especifican los siete siguientessignos de peligro de cáncer:

1) Cualquier herida que no sane. 2) Un quiste o abultamiento en el pecho o en cual

quier otra zona del cuerpo. 3) Hemorragias o menstruaciones fuera de lo normal. 4) Cualquier cambio en un lunar o verruga. 5) Indigestiones continuadas o dificultades para tragar.6) Carraspera o tos persistente. 7) Cualquier cambio en los hábitos normales de defe-

cación.

A continuación reproduzco otros signos de posiblecáncer que he venido observando en mi larga carrera comomédico:

1) Dolores al respirar, especialmente cuando se respi-ra profundamente, sin que aumente la temperatura. Puedenindicar un cáncer de pulmón, especialmente en el caso deun fumador empedernido.

2) Cuando el paciente se queja de dolor o quemazónen alguna parte de su cuerpo y, al poner la mano sobre ella,esperando encontrarla caliente, resulta estar fría, pues la

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quemazón no se debe a una elevación de la temperatura,sino a la acción del compuesto irritante de sodio, NaOH(sosa cáustica).

3) Un dolor o quemazón que surge cuando los resi-duos orgánicos llegan al intestino grueso, y que se debe pro-bablemente a un exceso de sosa cáustica en los intestinos,no perceptible en el interior de los mismos, pero que quemacuando pasa por la sensible zona del ano.

4) Anemia. 5) Cansarse con desacostumbrada facilidad. 6) Con sumo excesivo de sal. 7) Ciática. 8) Un anormal azulamiento que indica un elevado

grado de alcalinidad del papel tornasolado rojo cuando seaprieta contra la encía húmeda del paciente por debajo dellabio superior. La aparición de ese mismo tono azuladocuando, por medio del papel tornasolado rojo, se mide laalcalinidad de las evacuaciones tanto liquidas como sólidas.Esto resulta especialmente perceptible cuando sólo uno delos miembros de la familia se ve aquejado de cáncer, y todosellos se someten a la prueba del papel tornasolado rojo. Ladiferencia entre los resultados del test del paciente de cán-cer y los de los demás les impresiona mucho.

9) Una alcalinidad extra de la sangre del pacientesegún los análisis de un laboratorio médico.

10) Estreñimiento o acción ineficiente de los intestinosy una elevación o aumento de la flatulencia (ventosidad). Siel cáncer se encuentra en el interior de los intestinos se pro-ducen con frecuencia breves ataques de diarrea acompaña-dos de sangre y mucus.

11) Un pulso débil, cuyo ritmo no haya aumentado.Parece constituir uno de los signos más constantes entre lospacientes de cáncer, lo que no debe sorprendernos si tene-mos en cuenta cómo el sodio le arrebata el calcio a las célu-las musculares, contribuyendo por tanto a debilitarlas.

12) Tetania, que es el espasmo de ciertos músculos yunos dolorosos calambres en las piernas, los pies o las pan-torrillas, especialmente cuando el paciente está a punto de

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quedarse dormido. Los nervios faciales resultan extremada-mente irritables cuando el médico repiqueteo sobre elloscon las yemas de los dedos. Estos fenómenos suelen acom-pañar a un aumento de la alcalinidad de la sangre y a unapérdida de calcio. Yo personalmente he observado que encasi todos mis pacientes de cáncer se da un cierto grado detetania de los músculos.

13) Cuando se le somete a la prueba del papel torna-solado rojo, en el paciente de cáncer se observa una fre-cuente alcalinidad de la orina. El papel tornasolado rojopuede volverse incluso azul marino en contacto con laorina, aunque en el test de encías del mismo paciente elpapel tornasolado puede mostrar sólo una leve reacción decolor azul pálido. Esto indica que la reacción química delcuerpo varía en distintas zonas o partes del mismo.

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VIII

UNA EXPLICACIÓN SENCILLA DECÓMO COMIENZA EL CÁNCER

Cuando las partículas de un veneno irritante entran encontacto con, por ejemplo, la boca de una pequeña glándu-la sudorípara, y si ésta está sana, sus músculos se contraeránviolentamente, e impedirán que las partículas de veneno sealojen en ella. Pero si los músculos de la glándula sudorípa-ra carecen de calcio, estarán demasiado débiles como paracontraerse y expulsar las partículas venenosas. Debemosdarnos cuenta de que, por todos los recursos a su alcance,nuestro cuerpo intenta protegerse siempre de cualquierdaño o lesión. Por tanto, el centro nervioso correspondien-te del cerebro (de carácter involuntario) envía una orden ala pequeña célula (en contacto con el veneno), en el sentidode que se multiplique rápidamente para impedir así que lasdañinas partículas de veneno penetren en el organismo. Lascélulas se multiplican y forman algo así como una diminu-ta estructura a modo de verruga, lo que constituye un actode autoprotección.

En páginas anteriores hemos analizado ya el métodopor el cual estas células se dividen y multiplican; es decir,mediante la tasa más lenta de postnacimiento, siempre queel veneno irritante sea limitado tanto en su cantidad comoen su periodo de aplicación, por lo que la verruga crece conrelativa lentitud y su tamaño sigue siendo reducido. Se cla-sifica corno un simple bulto, pudiendo denominarse tam-bién adenoma superficial.

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Para poder llegar a fluir o circular por el espacio querodea a las células del cuerpo, el veneno irritante que pro-voca la formación del bulto canceroso debe ser potente yverse continuamente segregado desde los canales linfáticoso en la corriente sanguínea. La humedad que rodea a lascélulas circula a su vez por las glándulas linfáticas, volvien-do eventualmente al corazón. Esto es de hecho lo que ocu-rre cuando existe un exceso de sodio y de compuestos decarbonato de sodio en nuestra corriente sanguínea.

Pero existe un hecho importante que conviene tener encuenta, y es que en la corriente sanguínea los compuestosde carbonato de sosa no tienen esa misma tendencia a pasara través de las paredes de los vasos sanguíneos a los tejidoscircundantes cuando dichos tejidos son blandos, no consti-tuyendo por tanto ningún impedimento para la contracciónde los vasos sanguíneos o para el rápido flujo de la sangreen los vasos sanguíneos, como en el caso del intestino del-gado. Pero cuando los vasos sanguíneos pasan por algunazona antiguamente dañada y que se ha visto reparada prin-cipalmente con tejidos conectivos, que no son elásticos,tienden a impedir y ralentizar la contracción involuntariade los vasos sanguíneos y, por tanto, a hacer que la circula-ción de la sangre sea más lenta. Esto concede más tiempo alas partículas más sólidas de los vasos sanguíneos -por ejem-plo, a las moléculas de carbonato de sosa- para filtrarse ofluir hasta ese punto. Algunos de los carbonatos de sosa sonsustancias sumamente inestables, y por tanto se descompo-nen y liberan socio puro, que se une a cualquier humedadque encuentre para formar sosa cáustica.

Pero el mecanismo protector del organismo no per-manece inactivo mientras tanto. El centro cerebral involun-tario, que controla las células del cuerpo más próximas a lasosa cáustica, les ordena que se multipliquen de inmediatoa la tasa de prenacimiento (mucho más rápida), y que pro-duzcan la suficiente cantidad de ácido láctico protector des-tinado a neutralizar la sosa y a impedir que se produzca undaño o lesión. Lo que más le gusta a la irritante sosa cáusti-ca son precisamente los ácidos, uniéndose por tanto de

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inmediato con el ácido láctico recién formado para darlugar a una sal neutral, un lactato inofensivo, que se ve puri-ficado a través de la corriente linfática.

POR QUÉ SE FORMAN LOS TUMORES

Pero, desgraciadamente, cuando en un mismo puntofluyen a la corriente sanguínea cada vez más y más carbo-natos de sosa, y se forma más sosa cáustica, más y más semultiplican las células de dicha zona (para formar el ácidoláctico protector), con lo que las células corporales dereciente formación llegan a dar lugar a la aparición de unbulto, que se denomina tumor. Así, un tumor cancerosotípico no es sino algo creado por nuestro propio cuerpopara protegerse de la abrasadora sosa cáustica. El tipo detumor canceroso formado variará según la zona o punto endonde apareciese inicialmente. Todos los tumores secunda-rios de un paciente pertenecen al mismo tipo de células delas del tumor inicial. A este fenómeno se le conoce comoAhorro de esfuerzos de la naturaleza.

Parece evidente que, o bien un centro nervioso invo-luntario del cerebro gobierna a todas las células del cuerpodotadas de la misma forma, o bien que los diferentes cen-tros nerviosos que gobiernan las células del cuerpo dotadasde la misma forma están en estrecho contacto o relación -através de sus terminaciones de fibra nerviosa- con todos losdemás centros nerviosos por que se rigen las células corpo-rales de esa misma forma. Por supuesto, algunas células cor-porales experimentan de manera natural un crecimientomucho más rápido que otras.

Otro asentamiento potencial de los tumores cancero-sos es allí donde las delgadas paredes de los diminutos vasossanguíneos se encuentran, por ejemplo sobre la superficiede una membrana mucosa que rodea a una cavidad. En esecaso, es muy posible que los carbonatos de sosa excesivosde los vasos sanguíneos se filtren por las delgadas paredesde los mismos y pasen a la superficie de la cavidad. Allí se

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descomponen y segregan gases de dióxido de carbono; lasosa se libera y forma rápidamente sosa cáustica, que iniciade inmediato su destructora labor en la superficie de lamembrana. Estos tumores cancerosos pueden formarse enel interior de los labios, la lengua, la boca, las amígdalas, lagarganta, el estómago o el intestino grueso. Cuando se for-man en el intestino o en el estómago, aparece una continuaflatulencia formada por gases de dióxido de carbono.

Mi propia experiencia personal, hace algunos años, delespantoso dolor provocado por la formación de sosa cáus-tica en mi propio cuerpo y del maravilloso alivio propor-cionado mediante la aplicación de una ligera disolución deácido clorhídrico, me convenció totalmente de la validez dela afirmación del doctor Smalpage en su obra Cancer - ItsCause, Prevention and Cure, de que el cáncer se debe a laformación del alcaloide llamado sosa cáustica en nuestroorganismo, y de que puede verse aliviado gracias al empleode soluciones débiles de ácido clorhídrico. El doctorSmalpage añadía también diminutas dosis de ácido fosfóri-co en unas píldoras especiales, que contenían una cincuen-tava parte de un grano de fósforo.

Para poner aún más de relieve el hecho de que lostumores secundarios consisten en células de la mismaforma que el primario, lo que constituye una consecuenciadel ahorro de esfuerzos de la naturaleza, llamo nuevamen-te su atención sobre el hecho de que, cuando se produceuna orden involuntaria desde el cerebro, por ejemplo a unpárpado para que proteja al ojo de un movimiento repenti-no desagradablemente cercano, una persona normal ycorriente no contrae involuntaria y simultáneamente subrazo o pierna.

Dado que el sodio es tan peligroso, parece lógicointentar prohibirlo o desterrarle totalmente; pero en unacantidad correcta es tan importante para nuestra saludcomo el aire o el agua. Otra peculiaridad del sodio es quesu funcionamiento adecuado tiene lugar en los líquidos delcuerpo. Conserva la densidad correcta de humedad de nues-tro organismo, lo que permite que las partículas alimenti-

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cias sean recibidas por nuestras células corporales y queéstas se liberen de sus partículas residuales o desperdicios.La labor de todos los demás elementos distintos del sodiose relaciona por el contrario con la composición real de lasdiversas sustancias de que están formadas nuestras célulascorporales.

Sólo fracasamos en neutralizar apropiadamente y eneliminar el exceso de sodio, cuando en nuestro organismose alberga un notable exceso del mismo y nuestro estado desalud es más bien deficiente. Gracias a todo ello, y corno yahemos visto, consigue abrirse camino hasta algunas de lascélulas corporales y expulsar a algunos de los otros ele-mentos alcalinos. Esto resulta especialmente nefasto y dañi-no cuando los elementos alcalinos son compuestos de cal-cio, pues como he señalado anteriormente, si los músculospierden su proporción correcta de calcio, se convierten enfofos y débiles. Como resulta fácil de imaginar, esto puedeser sumamente perjudicial en lo que se refiere a los múscu-los del corazón.

Por tanto, el exceso de sodio puede desempeñar tam-bién un importante papel en la causa más importante defallecimientos: las enfermedades cardiacas. Por supuesto,este factor será más pronunciado cuando la persona encuestión no haga suficiente ejercicio diario y coma dema-siado, sobre todo alimentos que llenen mucho y no seanestimulantes, tales como pan no integral y otros a base deféculas y almidones, carentes de la proporción necesaria deminerales naturales y vitaminas que sin embargo abundanen los alimentos integrales y en las ensaladas y frutas fres-cas.

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IX

CÓMO SE PRODUCEN LOS PUNTOS DÉBILES PRECANCEROSOS

Considero de la mayor importancia proporcionar unarelación más detallada de los factores que pueden provocarla aparición de un punto débil en nuestro organismo, sumi-nistrando así un emplazamiento potencial para que la sosacáustica realice su mortal labor. Lo hago para que el proce-so por el que se produce un cáncer resulte absolutamenteinteligible. Ahora podemos dar ya por sentado que, en un99 por 100 de los casos de cáncer, el agente o causa en con-tinuo funcionamiento no es otro que la sosa cáustica.

Los factores primarios de degeneración que dan lugara la aparición de un punto débil, pueden ser:

I. Físicos, tales como irritantes mecánicos, una con-tusión, un golpe o una fricción, tal como rascarse con-tinuamente.

II. Agentes térmicos. Son el abuso del calor a través delfuego, la electricidad, el agua caliente, o el de bebidasdemasiado frías o calientes, los helados, etc. Tambiénla costumbre de quemar la piel, aún en vigor en algu-nos países asiáticos.

III. Los Rayos. Los rayos X y el radio, que descompo-nen compuestos inofensivos de sodio, provocando asíla formación de NAOH (sosa cáustica). Los rayossolares pueden dar asimismo lugar a que el exceso de

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carbonatos de sodio se transforme en sosa cáustica,como ha quedado demostrado por algunos casos decáncer de piel originados en las playas de Sydney.

IV. Agentes químicos. Los agentes químicos dañinosson innumerables. Citaremos como ejemplo elalquitrán del carbón, el del tabaco, los alcaloides fuer-tes, tales como el potasio, también el calcio (en formade cal viva), los alcoholes fuertes, diversas sales fuer-tes, los hidratos de carbono, etc., y numerosas medici-nas.

V. Infecciones bacterianas. Una infección bacterianaanterior, que se ha superado, pero que ha dejado unpunto débil o dañado en el organismo.

Los irritantes e irritaciones producidas por los factoresanteriormente mencionados se encuentran frecuentementeen la vida cotidiana. Cuando el tejido corporal es normal,está dotado de una resistencia natural, por lo que las célulasdel cuerpo degeneradas por el irritante primario se regene-ran rápidamente transformándose nuevamente en célulasnormales o se ven reemplazadas por éstas; por tanto, elorganismo no enferma.

Es muy importante que tengamos unos conocimientosclaros y precisos de los hechos hasta ahora mencionados, yaque algunos pensadores e investigadores más bien superfi-ciales tienen una cierta tendencia a echarle toda la culpa alos factores primarios, que lo único que hacen es provocarla aparición de un punto débil, y que no podrían producirnunca un cáncer sin la presencia de un exceso de sodio enel organismo en cuestión, trátese de un ave, un mamífero oun ser humano. Las aves en cuyos piensos compuestos semezcla mucha sal desarrollan con frecuencia tumores intes-tinales, y en ocasiones resulta posible observar en ellas untumor ulceroso, especialmente en la parte de piel sin plu-mas de debajo de las alas. Los tumores en el interior de suscuerpos se observan con relativa frecuencia cuando se lim-pian para su venta en el mercado.

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TRATAMIENTO CON ÉXITO DEL EXCESO DESODIO

Como ejemplo de cómo los venenos externos puedenprovocar la aparición de un punto débil en el cuerpo, con-taré uno de los numerosos casos tratados con éxito median-te los métodos que describo en esta obra. La paciente encuestión, a la que llamaremos señora W., fue desahuciadahace unos ocho años de un hospital público, debido a unaenfermedad incurable y no operable del páncreas. (El pán-creas es un órgano fundamental del aparato digestivo, pró-ximo al estómago, y que actúa sobre la comida que le vienede éste). La señora W. era sumamente aficionada a lapimienta y a los condimentos picantes. No me cabe lamenor duda de que le irritaban el páncreas y provocabanuna inflamación crónica de dicho órgano. Tenla además unexceso de sodio en su organismo (algo desgraciadamentemuy corriente). Estaba casada con un labrador y había lle-vado la habitual vida activa de las mujeres del campo.Durante años y años su salud no parecía haberse resentidoabsolutamente de nada.

Sus mecanismos internos de equilibrio la hablan per-mitido neutralizar y eliminar el exceso de sodio; pero, paralograrlo, el laboratorio químico formado por su propiocuerpo llevaba mucho tiempo trabajando agotadoramente.Como suele ocurrir, era felizmente inconsciente de quealgo iba mal. Entonces, al envejecer, cuando tuvo más decincuenta años, el dolor se desarrolló repentinamente, alparecer en la región del páncreas. Su laboratorio interno sehabía declarado en huelga, dejando de funcionar eficiente-mente, debido sin duda al agotamiento o a un estado desalud deficiente.

Los ataques de dolor llegaron a ser tan espantosos quepidió y obtuvo varios analgésicos y medicinas calmantes.Cuando finalmente se la mandó a su casa para esperar lamuerte, pues estaba demasiado débil como para ser opera-da, se pidió a su médico de cabecera que siguiese el procesoy continuara administrándole los calmantes, las diversas

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medicinas destinadas a adormecer el sistema nervioso. Eneste momento, un familiar suyo me pidió que la reconocie-se y que diese mi opinión y formulara un posible trata-miento. Vivía a más de ochenta kilómetros de distancia,pero su marido me la traía en coche todas las semanas, aun-que yo hubiese preferido que permaneciese al menos dossemanas en mi consulta, para poder adoctrinarla a fondosobre la rutina vital del tratamiento.

La sometí a un tratamiento parecido al que describoen el Cap. XIX, destinado a liberarla de su exceso de sodioy a frenar la enfermedad. Ella misma siguió el tratamientoen su propia casa. Al principio, su proceso de recuperaciónexperimentaba altas y bajas, y entonces cedió y vino a vivircerca de mí, acompañada de su nuera, una cocinera inváli-da, que demostró ser la enfermera ideal. Al cabo de dossemanas su estado había mejorado de manera asombrosa ylos dolores desaparecido. Volvió a su hogar, en donde con-tinuó mejorando de manera lenta pero constante. Llegó arecuperarse del todo y en la actualidad lleva una vida acti-va, feliz y agradable. Pero su páncreas no se recobró total-mente del daño que la sosa cáustica le habla hecho.

Recordará que señalé que el páncreas es un importan-te órgano del aparato digestivo. Esta paciente tendió a expe-rimentar a partir de entonces de vez en cuando alguna lige-ra indigestión, tal como demostraba su flatulencia, perounas dosis continuadas de tabletas de extracto de páncreassolucionaron el problema. Cinco años más tarde, estamisma señora W., se encontró con una sospechosa llaga yenrojecimiento de la lengua. Acudió a mi consulta y reco-noció que últimamente había tomado de nuevo mantequi-lla salada y utilizado un «poquitín» de sal de mesa en susguisos. Tras administrarle una medicina a base de cloro ydejar de tomar sal, su lengua volvió a la normalidad y ellapudo recuperar su buena salud habitual.

En los casos de cáncer humanos conviene tener encuenta una importante señal: la tasa de crecimiento deltumor, y los factores por los que se rige. Cuando la tasa decrecimiento progresa de manera ininterrumpida, debe

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haber en el organismo algo de naturaleza continuamenteprogresiva e irritante. Observe que, de una forma u otra, enun alimento u otro, la víctima humana del cáncer sigueintroduciendo diariamente en su cuerpo un exceso de sodio.Aunque parezca increíble en una persona educada, escorriente la creencia de que cualquier parte del organismohumano puede crecer de repente a la tasa o velocidad a laque con frecuencia lo hace un tumor canceroso y luegodecaer sin dirección ni razón aparente, siendo ésta la acti-tud que algunos miembros de la profesión médica parecenadoptar.

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X

EL CÁNCER DE PULMÓN

Al igual que otros eminentes científicos e investigado-res, el doctor Smalpage se ha referido a la generalizada cos-tumbre o hábito de fumar, que con tanta frecuencia provo-ca el cáncer de pulmón al irritar los delicados tejidos pul-monares y de las vías respiratorias. Parece llegar a la con-clusión de que, a través del abuso del tabaco, la gente inha-la sodio. Existe no obstante algo totalmente seguro e inne-gable, que la nicotina es un potente irritante y que provocala aparición de pequeñas manchas de inflamación en lospulmones. Esto se ve demostrado por la tos crónica de tan-tos y tantos fumadores. Sabemos que cuando en el organis-mo hay un exceso de sodio, se produce como consecuenciaun exceso de carbonatos inestables de soda en la sangre. Esde sobra conocido que el cáncer se inicia con frecuencia enun punto anteriormente dañado o lesionado; pero lo queno se comprende aún suficientemente bien es que, cuandoexiste un gran exceso de ellos, algunos de los carbonatosinestables de sosa de la sangre se filtran desde los vasos san-guíneos a los tejidos, desintegrándose en ellos, donde elsodio se une con parte de la humedad para formar sosacáustica. Esta se deposita en las zonas de los pulmones pre-viamente dañadas por la nicotina, las cauteriza y forma bul-tos o tumores cancerosos.

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El cáncer de pulmón es una enfermedad especialmen-te dolorosa y casi siempre mortal. No es curable por nin-guno de los métodos actualmente empleados por los profe-sionales de la medicina. Pero he conocido algunos casos decáncer de pulmón a cuya recuperación contribuían losmétodos que liberan el organismo del exceso de sodio yaumentan su vitalidad. Es por supuesto esencial una buenacooperación entre el paciente y la persona encargada de cui-darle, si tiene la suerte de contar con una competente. A eseayudante le llamo mi garante o «fiador». Una persona enfer-ma suele ser olvidadiza y algunas veces descuidada. El cán-cer es quizá la enfermedad en la que más cuenta una buenacooperación entre el paciente y quien le atiende. Yo perso-nalmente prefiero tratar un caso de cáncer de pulmón queotro de cáncer de estómago, ya que este segundo tipo deenfermedad dificulta enormemente el control de la dictaalimenticia.

Hace algún tiempo asistí a una reunión médica. Enella, uno de los asistentes narró un experimento médico, omejor dicho, una investigación, recientemente concluida enGran Bretaña. Dos años y medio antes se había contactadoa más de dos mil médicos, dividiéndoles en tres grupos: 1)fumadores empedernidos, 2) fumadores sin exageración, y3) no fumadores. Al cabo de dos años se habla reanudado elcontacto con ellos. Algunos de los fumadores empederni-dos hablan muerto víctimas del cáncer de pulmón. Otrossufrían dicha enfermedad. De los fumadores sin exagera-ción, sólo uno había fallecido, pero varios de ellos padecíancáncer de pulmón. De los no fumadores, ninguno habíafallecido y ninguno estaba aquejado de tal enfermedad.Cuando el doctor terminó de contar su historia, se produ-jo un prolongado silencio, y uno de los presentes comentóque ¡no oía encenderse tantas cerillas como era habitual!

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XI

ALGUNOS IMPORTANTES COMENTARIOSSOBRE EL CÁNCER

Es evidente que cuando se esté intentando eliminar elexceso de sodio, y durante los dos primeros meses de trata-miento, no se debería tomar sodio en nada. Es convenientepreceder el tratamiento con un par de días en los que sólose ingiera líquidos. Tome frecuentes tragos de agua templa-da en la que haya disuelto una cucharadita de lo que yollamo «vinagre común»; es decir, de agua clorada (véase lapág. 136).

Aun en el caso de mostrarse escéptico en relación conel tratamiento dietético, está claro que no puede hacerningún daño. Los dolientes se sentirán normalmente mara-villados ante el alivio a sus dolores logrado al cabo de sólotres semanas, y ello sin que muchas veces sea necesario elempleo de medicinas anestésicas. Los baños calientes fre-cuentes proporcionan también alivio a algunos pacientes.Existe una modalidad de cáncer que no conlleva grandesdolores, ya que el tumor dificulta la circulación local pre-sionando los vasos sanguíneos, dando lugar a una exuda-ción de fluidos que presiona sobre los nervios y los insen-sibiliza.

Hay muchos tipos distintos de cáncer, dependiendototalmente del grupo de células corporales afectadas.Algunas células se multiplican mucho más rápidamente queotras. Al cáncer caracterizado por un tipo de célula que

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crece de forma especialmente rápida se le denomina sarco-ma, y resulta especialmente maligno.

El necio tratamiento que se aplica actualmente al cán-cer se limita a extirpar el bulto o tumor, siempre que puedahacerse sin que el paciente fallezca en la mesa de operacio-nes. Aun en el caso de que el paciente muera al día siguien-te, el cirujano seguirá afirmando que la operación fue todoun éxito, aunque añade con frecuencia: «Si el paciente se hamuerto, es culpa suya; debería haber venido antes en buscade tratamiento.» Este es un chiste negro muy habitual entrelos estudiantes de medicina. Ni el cirujano ni el médicohacen el menor esfuerzo por descubrir la causa irritanteque provocó la aparición del tumor.

A) EL RADIO ES UN TRATAMIENTO DOLOROSO

Antes de operar debería intentarse siempre encontrarprimero la causa de la irritación y eliminarla. Pues si lacausa irritante del tumor continúa, éste reaparecerá antes odespués una vez realizada la operación. Esto es algo queestamos viendo todos los días. No obstante, cuando nocabe extirpar quirúrgicamente el tumor, se recurre a losrayos X o al radio. El radio quema, y al descomponer loscarbonatos de sosa de la zona tratada permite que el sodioforme casi de inmediato hidratos sódicos (sosa cáustica).Esta abrasa la parte afectada y provoca la oclusión de losvasos sanguíneos de la misma, impidiendo que acuda a ellamás sodio, con lo que se pone freno al desarrollo del tumoren esa zona. Pero se trata por lo general de un tratamientosumamente doloroso. Por supuesto, esta modalidad de tra-tamiento sólo es factible cuando el tumor se encuentra en ocerca de la superficie del cuerpo.

B) LOS RAYOS X PUEDEN RESULTAR MORTALES

Si se emplea rayos X, no ejercerán por sí mismos elmenor efecto o repercusión sobre las células cancerosas,

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pues lo único que hacen es que los carbonatos de sosa dezonas ajenas al tumor se desintegren y formen sosa cáusti-ca. Esto puede aliviar de momento el verdadero tumor, peroel paciente se siente espantosamente mal, como si estuviesequemándose en todo su organismo, como de hecho ocurrecon la formación de sosa cáustica en todas partes. Se sientemuy enfermo, tiene el rostro enrojecido y en ocasionesvomita repetidamente. Los tejidos del paciente están siendoliteralmente abrasados, formándose ácido úrico, con el queel sodio se une de inmediato para formar un urato de sodio;estos uratos de sodio se ven eliminados a través de la orina.Si se examina la orina del paciente antes del tratamiento, nose encontrará en ella ningún urato de los del tipo de sodiode ácido úrico; pero después de la aplicación de rayos X secomprobará que la orina del enfermo está sobrecargada deellos.

Un paciente de cáncer al que estaba tratando me dijoen cierta ocasión: «Hace un mes me sometí a un tratamien-to de rayos X, y me hizo sentirme espantosamente mal.Ahora estoy empezando a recuperarme, pero el hospital meha enviado un aviso diciendo que debo acudir para unsegundo tratamiento de rayos X. ¿Debo ir o no? ¡Me datanto miedo!» Esto ocurrió mientras yo tenía abierta miconsulta en la ciudad de Christchurch. Acostumbraba aacudir a ella todos los días. Como en aquel entonces yo nosabia lo que sé ahora acerca de los rayos X, me limité adecirle: «Supongo que saben lo que hacen. Quizá lo mejorque puede hacer es acudir.» El resultado fue que empezó asentirse progresivamente peor y que llegó un momento enque no podía venir ya a mi consulta. Tuve que acudir yo asu domicilio. Había reaccionado maravillosamente bien altratamiento dietético; pero después de la segunda tanda derayos X su salud se había deteriorado tanto que no pudehacer nada por salvarla, y se fue apagando poco a pocohasta morir.

¿Se me puede culpar de no haber vuelto a enviar a unenfermo de cáncer a un tratamiento de rayos X? Tampocoaconsejo que los pacientes de cáncer sean tratados quirúr-

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gicamente, pues sé que la cirugía no puede curar el cáncer.No obstante, en ocasiones he recomendado una operaciónpara remediar un daño causado al organismo por la sosacáustica, o por la obstrucción de algún vaso o conductoimportante por el tumor, y también para eliminar excre-cencias.

Siempre que ha resultado aconsejable practicar unacolostomía, he pedido que fuese de carácter puramente tem-poral, de forma que, una vez eliminado el tumor cancerosoque obstruía el canal alimentario, pudiese abrirse de nuevola abertura natural desde los intestinos al ano.

Ningún cirujano es capaz de garantizar por escritoque su tratamiento operativo haya curado permanentemen-te a su paciente, o que el tumor no volverá a reaparecer. Nopuede ser de otro modo, ya que actúa únicamente sobre losefectos e ignora la causa por la que se ha formado el tumor.Por tanto, el cirujano suele pedirle al paciente que se pre-sente a reconocimiento cada tres meses, para comprobar sise ha reproducido el tumor; lo que resulta evidentementelógico esperar cuando no se ha eliminado la causa de su for-mación.

Ahora bien, el cáncer no es infeccioso, ni tampocohereditario, aunque lo que sí se puede heredar es un hígadoo unos riñones débiles, con lo que se encontrará uno conuna menor capacidad para eliminar el exceso de sodio.También los hábitos alimenticios y culinarios suelen trans-mitiese de una generación a otra.

El paciente normal y corriente aquejado de cáncer vaempeorando progresiva y visiblemente. Adelgaza, pierdeenergías, se vuelve cada vez más débil e incluso anémico, yofrece un aspecto demacrado y macilento, sobre todo alfinal..Le falta el suministro vital de oxigeno. Experimentaataques de intensos dolores, y según la enfermedad va avan-zando, ni tan siquiera los anestésicos y calmantes máspotentes consiguen aliviar esos dolores, y en caso de hacer-lo, sólo durante breves períodos.

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EL CÁNCER PUEDE SER DETENIDO

El cáncer es una enfermedad verdaderamente terribley cruel. Pero es posible prevenirla y también detenerla.Como los tumores secundarios consisten siempre en célu-las de la misma forma que los primarios, los médicos yespecialistas tienden a ignorar cualquier influencia que loscentros cerebrales involuntarios puedan ejercer sobre lascélulas corporales, llegando por tanto a la conclusión erró-nea de que los llamados tumores secundarios surgen de uncontagio directo, de la infección a partir de las células ini-cialmente afectadas, que adoptaron una tasa anormal decrecimiento.

Para que no quede la menor duda al respecto, y paraayudar a una mejor comprensión del tema, vuelvo a repetiralgunas ideas básicas anteriormente apuntadas.

Es indudable que cada tipo concreto de forma de célu-la de nuestro organismo posee su propio centro nervioso enel cerebro. Si algún irritante alcalino sobreexcita algún tipode célula corporal, y a través de sus fibras nerviosas parti-culares, esas células concretas enviarán un mensaje a un cen-tro nervioso particular en el cerebro (como el parpadeoinvoluntario de los ojos cuando algo se mueve próximo aellos), recibiendo inmediatamente a través de los nerviosinvoluntarios la orden siguiente: «Multiplicaos rápidamen-te, incluso a la tasa de pre-nacimiento». Puede verse afecta-da cualquiera de las células de esa forma concreta, en cual-quier parte del cuerpo, y emprender un rápido crecimiento,formándose así los tumores.

Es de sobra conocido que, cuando se multiplican, lascélulas segregan el neutralizante del sodio, el ácido láctico.Parte de ese ácido láctico se une a la sosa cáustica alcalina(NaOH), formándose así una sustancia neutra e inofensiva,el lactato de sodio, que es transportado a través de los con-ductos linfáticos hasta el corazón, luego hasta los riñones através de los vasos sanguíneos, y eliminado con la orina. Noobstante, si la salud del paciente no es buena, el lactato desodio no se ve suficientemente eliminado a través de los

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riñones y se forman los bultos o tumores. Los nervios queactúan en estos casos son los llamados nervios del sistemasimpático. Por tanto, los bultos, a los que denominamostumores, no son en realidad sino un esfuerzo de la natura-leza para proteger al cuerpo de ese abrasante producto, lasosa cáustica (NaOH).

Los bultos no matan al paciente a menos que presio-nen sobre algún órgano vital. Lo que con frecuencia mata alos pacientes de cáncer es que parte de la sosa cáustica abra-sa los vasos sanguíneos más pequeños, con lo que puedenfinalmente desangrarse hasta morir. Esta hemorragia puedeser interna y, por tanto, no visible u oculta; pero, casi siem-pre, las enfermeras y personas que atendieron a la víctimadurante su agonía afirman que, al final, ésta expulsa gran-des cantidades de sangre. El paciente puede fallecer tambiénpor falta de oxigeno a través de una grave anemia.Evidentemente, en algunos casos de cáncer extremadamen-te maligno, y al final de la vida del paciente, un número ele-vado de células de distintas formas puede adoptar la moda-lidad de crecimiento rápido y formar tumores en todo elcuerpo.

VENENOS IRRITANTES

Todo lo anteriormente expuesto dependerá en granmedida de la cantidad de sodio ingerida y de la habilidad de¡organismo para deshacerse de él. Experimentando en labo-ratorios de vivisección, se ha descubierto que diversos vene-nos irritantes aplicados continuamente a un punto del cuer-po de un animal provocarán la aparición de un tumor decarácter canceroso.

En el caso de una verruga, causada por un parecidoreflejo del cerebro, el veneno procede de fuera del cuerpo,y la verruga no crece mucho, ya que el veneno irritante eslimitado en cuanto a su duración y cantidad. Pero en el casodel cáncer, el veneno procede del interior del propio cuer-po, y el crecimiento protector tiene que aumentar conside-

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rablemente su volumen para poder cumplir su tarea de pro-tección, pues la abrasante sosa cáustica se está formando demanera continua y aumentada y bombardeando el bulto otumor. Esto provoca con frecuencia que algunas de las célu-las recién formadas se descompongan y ulceren, dandolugar a hemorragias.

Lo primero que ocurre en el caso de un tumor cance-roso es que el paciente se ve sobrecargado en sus vasos san-guíneos de carbonatos inestables de sosa. Indudablemente,esto es consecuencia del hecho de que sus laboratoriosinternos de equilibrio, neutralización y eliminación hanestado trabajando a un ritmo intenso y durante demasiadotiempo a lo largo de años y años. Desgraciadamente, y porlo general, el paciente no ha sido en ningún momento cons-ciente de que se estaba desarrollando un proceso tan grave.

Luego, y por infringir de manera continuada uno omás de los Diez Mandamientos de la Buena Salud (lea cui-dadosamente el Cap. 'XVIII), la salud del paciente empeo-ra. Puede deberse a la falta de sueño y a una dicta equivo-cada, a no hacer suficiente ejercicio al aire libre, a un malfuncionamiento del aparato excretor, o a una combinaciónde todos esos factores. Puede poseer además un punto débilo lesionado en la superficie o en el interior del cuerpo, queproporcione el punto de arranque o partida para la forma-ción de un tumor canceroso.

Ese punto puede resultar de:

1) Una causa física, como un golpe. 2) Alguna antigua acción bacteriana, como un conduc-to mamario antiguamente infectado, en el caso de lasmujeres. 3) Algún veneno químico. 4) Una quemadura anterior, o alguna de las otras cau-sas de daños o lesiones señaladas en el Cap. IX.

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EL CÁNCER DE MAMA

El desarrollo de un cáncer en el pecho de las mujereses un fenómeno de lo más corriente, debido a que lasmamas carecen de un suministro de sangre arterial quefluya con rapidez, mientras que si poseen un elevado núme-ro de diminutos vasos sanguíneos, y en ellos la sangre nocircula tan rápidamente como en los grandes vasos arteria-les. También poseen una densa red de vasos o conductoslinfáticos. Unos sostenes excesivamente apretados o unospechos grandes y colgantes pueden contribuir asimismo auna circulación más lenta. Todas estas condiciones propor-cionan a las partículas de carbonato de sosa la oportunidadde filtrarse a través de los vasos sanguíneos hasta algúnpunto dañado, y por tanto más sensible, y de formar en élsosa cáustica, con la consiguiente multiplicación aceleradade células y el inicio de un proceso canceroso, si la mujer encuestión se encuentra débil y mal de salud.

Los conductos mamarios de los pezones están exudan-do continuamente leche. Es cierto que cuando la mujer noestá embarazada, lo hacen en cantidades muy pequeñas, tanpequeñas de hecho que la mujer suele ser totalmenteinconsciente de su presencia. La leche es uno de los cultivosmás adecuados para el florecimiento de bacterias, por loque los conductos mamarios pueden verse infectados fácil-mente, sobre todo si no se presta especial atención a lospezones y se les mantiene en todo momento superlimpios.

Cuando un pezón se infecta, la infección puede trans-mitirse a alguno de los conductos mamarios y formar pun-tos de inflamación, con lo que se advertirá una hinchazón obultito en esa zona. Puede que no ocurra nada más; pero sila salud de la mujer en cuestión es buena y su sangre seencuentra sobrecargada de carbonatos inestables de sosa,parte de ellos pueden filtrarse a través de esos vasos sanguí-neos en los que la sangre circula lentamente y pasar alpunto dañado o deteriorado. Entonces el carbonato de sosase descompone y se libera sodio. Todos sabemos que elsodio no puede permanecer aislado ni un segundo, y, por

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tanto, si no se encuentra presente ningún ácido protector,se une de inmediato con dos tercios de una molécula deagua para formar sosa cáustica. Esto irrita hasta tal extremolas células corporales del punto en cuestión, que comienzana multiplicarse al instante. Algunas veces, y al principio, lamultiplicación se produce a la tasa comparativamente lentade postnacimiento. Esto libera el protector ácido láctico,que neutraliza a la sosa cáustica, por lo que la mujer se vedurante mayor o menor tiempo protegida de la formaciónde un tumor canceroso de rápido crecimiento. Lo más pro-bable, además, es que posea suficiente vitalidad para elimi-nar los compuestos de sodio, por lo que puede que no lle-gue a desarrollarse nunca un tumor canceroso; es posibleque tenga sólo lo que se denomina tumor benigno o ade-noma.

No obstante, si la salud de la mujer en cuestión sedeteriora y su vitalidad resulta insuficiente como para eli-minar los compuestos de lactato de sodio con la suficienterapidez, al punto deteriorado se irá filtrando una cantidadcada vez mayor de carbonato de sosa, formándose más ymás sosa cáustica. En ese caso, las células corporales se mul-tiplicarán mucho más rápidamente, a la tasa de pre-naci-miento. A pesar de que, al multiplicarse más rápidamente,las células neutralizan parte de la sosa cáustica, el procesocontinúa, ya que en ese punto se forma continuamente cadavez más y más, por lo que las células se multiplican aún másrápidamente que a la tasa de prenacimiento. Buena parte delas células ni tan siquiera esperan a formarse adecuadamen-te, y la sosa cáustica cauteriza muchas de las células deltumor, con lo que éste se ulcera y sangra.

Al llegar a este punto puede afirmarse ya que la mujerpadece cáncer de mama. Experimenta un continuo dolorpunzante o abrasante, para el que la paciente solicita cual-quier tipo de alivio. Los calmantes y analgésicos que se lesuelen administrar no sólo no curan el mal, sino que con-tribuyen a empeorar su estado, poniendo aún más trabas alfuncionamiento de los laboratorios revitalizadores inter-nos.

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El cáncer de mama es uno de los menos difíciles de tra-tar, ya que, a diferencia de los órganos digestivos, no plan-tea ningún obstáculo a las tan necesarias revisiones dietéti-cas para los pacientes de cáncer.

OTRAS MODALIDADES DE CÁNCER

En algunos casos de cáncer, una intervención quirúr-gica puede resultar útil para proporcionar al paciente tiem-po de liberarse del exceso, de sodio; como, por ejemplo,cuando se encuentra localizado en el intestino grueso y haprovocado un bloqueo u obstrucción. En ese caso, y comohe señalado anteriormente, una colostomía temporal puederesultar útil, para que el tratamiento dietético y otros tiposde tratamiento puedan reducir y eliminar el exceso desodio.

En los casos en que ha quedado obstruido el conductocomún del páncreas y la vesícula biliar, como ocurre con elcáncer de páncreas, es necesario volver a unir la vesículabiliar con los intestinos. Esta operación tiene más probabi-lidades de éxito si se «drena» primero el cuerpo del pacien-te, en cuyo caso puede ser necesaria una transfusión de san-gre. El conducto común a que me refiero es que conduce losjugos tanto del hígado como del páncreas hasta los intesti-nos. Cuando se ve obstruido o bloqueado, el paciente ofre-ce un aspecto amarillento, corno de ictericia.

En los diversos casos de cáncer de los que he tenidoque ocuparme, el historial del paciente demostraba quehabla sido muy aficionado a las comidas fuertes; por ejem-plo, a la pimienta, la mostaza y los alimentos muy fríos. Nome cabe, pues, la menor duda de que, en un principio, elpáncreas se vio debilitado a causa de la continua irritaciónprovocada por esa clase de alimentación.

En el cáncer de esófago (garganta), y cuando llega abloquear el paso de la comida hasta el estómago, un tubounido temporalmente a éste permitirá alimentar fácilmenteal paciente.

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Cuando el cáncer se encuentra en los intestinos, y elpaciente experimenta un intenso dolor al pasar sus excre-ciones al ano, un enema o lavativa de ácido clorhídrico, enla proporción de una cucharilla de ácido diluido por cadatres cuartos de litro de agua templada, proporciona un ali-vio sorprendente e instantáneo. No obstante, su ano puederesultar tan sensible que sólo soporte un cuarto de litrocada vez; en ese caso conviene administrarle varios edemassucesivos de un cuarto de litro de la solución, según puedairlos tolerando.

Existe algo que el paciente de cáncer o la persona quele cuide deben tener siempre en cuenta, y es que, aun en elcaso de que no posean mucha fe en los métodos por mí des-critos, deben comprender que, en cualquier caso, tampocohacen ningún daño. Si aplican minuciosamente todas lastécnicas comprendidas en mi tratamiento, los resultados lescomplacerán hasta extremos inimaginables para ellos.

IMPORTANCIA DE UNA DIETA VEGETARIANA

Al principio, algunos pacientes de cáncer no entiendenpor qué deben adoptar una dieta vegetariana; pero si leenesta obra atentamente, es casi seguro que lo comprenderán.Sobre todo cuando el cáncer les haya afectado al hígado, esimportante que se atengan a una dieta vegetariana hasta quesu vitalidad se haya recuperado totalmente, lo que puedeexigir hasta dos años de firme perseverancia. Por supuesto,en los casos normales de cáncer, el exceso de alcalinidad yel crecimiento del tumor canceroso pueden detenerse ensiete u ocho semanas. Pero si un órgano o parte importan-te ha resultado destruido por una operación imprudente opor el empleo del radio o los rayos X, o si la presencia deun gran exceso de sodio, acompañada de una baja vitalidad,ha dado lugar a una leucemia, podemos no ser capaces desalvar la vida del paciente, aunque sí de proporcionarle ali-vio y de prolongarla lo más posible cuando todos los demásremedios han fallado.

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¿Recuerda que nuestra sangre contiene dos clases fun-damentales de células? Existen millones de glóbulos rojoscuya misión consiste en transportar el oxígeno desde lospulmones, y el dióxido de carbono hasta los pulmones.Luego están unas células de tamaño ligeramente mayor,denominadas leucocitos, cuya cifra es inferior.

Normalmente tienen forma globular, bastante pareci-da a la de los glóbulos rojos, pero poseen la capacidad demoverse, de cambiar temporalmente de forma, y su color espálido y suave. Lo más asombroso de ellas es que se apode-ran de cualquier materia extraña, tal como tejidos muertoso microbios, y se la tragan en un intento por destruirla.Actúan como una especie de camión de la basura. En oca-siones son denominadas como los policías de nuestro cuer-po. Los científicos las llaman fagocitos; y a su capacidad deengullir y digerir partículas extrañas, fagocitosis.

Ya he explicado antes hasta qué punto dependemos deltrabajo de los pequeños glóbulos rojos de la sangre y de susuministro de oxígeno a todas nuestras pequeñas célulascorporales. Toman de éstas el dióxido de carbono (CO2) ylo transportan hasta los vasos sanguíneos de nuestros pul-mones, donde lo intercambian por oxígeno, que transpor-tan luego de vuelta hasta nuestras células.

Se nos puede comparar con un motor de combustiónlenta. Por tanto, y como todas las cosas que arden, debemoscontar con oxígeno. Nuestras células lo necesitan para pro-ducir calor, energía y sustancias corporales. En un organis-mo sano este proceso se desarrolla sin interrupción; perocuando estarnos sobrecargados con un exceso de sodio, seproduce una interferencia en el funcionamiento casiautomático del ciclo. Cuando el estómago se apodera delcloro contenido en la partícula de clorato sódico, el sodiorestante puede unirse a una partícula de dióxido carbónico,formando un carbonato de sosa, que parece desplazarse enla masa sanguínea de manera completamente inofensiva.

Ahora bien, en la medida en que haya suficiente dióxi-do de carbono para que los dos procesos se desarrollen demodo equilibrado, es decir, para la toma del mismo en las

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células corporales por parte del sodio, y también para quelos glóbulos rojos puedan transportarlo hasta los pulmonese intercambiarlo allí por oxígeno, no tiene por qué ocurrirningún fenómeno de carácter negativo. En estas circunstan-cias, puede darse ocasionalmente un pequeño exceso desodio, lo que provocará una alcalinidad extra de la sangre;pero, con suficiente vitalidad corno para hacer frente a ello,no surgirá problema alguno. No obstante, si el desequili-brio aumenta y continúa, puede aparecer un tumor simpleo benigno.

COMIDAS APETITOSAS

Es fundamental que el paciente medio de cáncer nosiga perdiendo peso, sobre todo si ha adelgazado ya mucho.La comida debe ser apetitosa y sabrosa, pero también abun-dante, especialmente el primer plato. No se debe preguntarnunca a los enfermos qué prefieren o si desean un segundoplato. Hay que limitarse a servírselo, y la mayoría de lasveces el paciente se lo tomará; mientras que, si se le pre-gunta, lo más probable es que diga que no.

Aunque, como demostrará la aparición de flatulencia yventosidad, el tomar ácidos y almidones juntos puede pro-vocar una indigestión, eso dependerá en gran medida de lascantidades relativas. Si inmediatamente después de habercomido patatas se toma una compota de frutas, lo más pro-bable es que experimente pesadez de estómago y ventosi-dad. Pero un pequeño tomate o una raja de tomate juntocon las patatas no resultará perjudicial, sobre todo si la can-tidad es justo la suficiente como para proporcionar una sen-sación de alivio.

Asimismo, las patatas acompañadas de ensalada pre-viamente aliñada con algún producto ácido no tienen por-qué resultar indigestas si se evita abusar del aliño. Ustedmismo lo podrá comprobar por los resultados.

Una rebanada de plum-cake elaborado sin levadura notiene por qué perjudicar al paciente de cáncer.

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Una rebanada de pan con mantequilla y mermeladatampoco, siempre que las cantidades de ambos productosno sean excesivas.

Una docena o más de pasas hervidas en un poquito deagua y extendidas luego sobre una rebanada de pan conmantequilla constituyen un excelente alimento.

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XII

ENFERMEDADES PROVOCADASPOR EL EXCESO DE SAL

Debemos recordar en todo momento que un total deuna cuarta parte de una cucharilla de café de sal de mesa esmás que suficiente para las veinticuatro horas del día,teniendo en cuenta todas las fuentes. Algunos bioquímicosafirman que una cucharilla llena hasta el borde es unabuena medida para ese plazo de veinticuatro horas. En cual-quier caso, el individuo medio toma varias cucharillas de salrepartidas entre la mantequilla, el pan, el bacon, el pescado,las verduras hervidas, la cerveza, los dulces y confituras,etc., que ingiere a lo largo del día. Además de estas fuentes,tenemos que contar con el bicarbonato de sosa, que en larepostería actual ha venido a sustituir el bicarbonato deamonio que nuestras abuelas prudentemente utilizaban.

El exceso de sodio puede provocar hasta veinte enfer-medades distintas, de las que el cáncer es sólo una. Se pro-ducen cuando el organismo se encuentra tan debilitado porhaber constantemente infringido uno o más de losMandamientos de la Buena Salud, que no puede seguirhaciendo -frente a ese exceso como anteriormente.

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LISTA DE ALGUNAS DE LAS ENFERMEDADESQUE PUEDEN PROVOCAR EL EXCESO DE SODIO

Estreñimiento, más raramente disentería.

Enfermedades cardiacas. Diversos tipos de anemia yleucemia.

Una menor resistencia a las enfermedades infecciosas.De ese modo, el exceso de sal puede ser una de las causas dela gripe, la tuberculosis y la poliomielitis.

Diversos quistes, como en el tiroides, el ovario o elútero. Hidrocefalia. Piedras en la vesícula billar, el riñón ola vejiga de la orina.

Asma, problemas sépticos nasales, catarros de nariz,crecimiento de pólipos, rinitis, sinusitis frontal, inflama-ción del mastoides; fibroides, esclerosis generalizada, ade-nomas, ulceración del útero, edemas, jaqueca, reumatismo(que se debe asimismo a una acidez excesiva del organismo).

Ulceras, problemas de piel y diversos tipos de ecce-mas, picores y quemazones de la piel, calambres y tetania.(Esta última dolencia, la tetania, la he observado en unaforma u otra, en un período ü otro, en casi todos mispacientes de cáncer. Se trata de la contracción o calambreinvoluntario de algún músculo y puede resultar extremada-mente dolorosa. Con frecuencia se produce durante lanoche, en el momento de quedarse dormido.)

EL SODIO COMO CAUSA IRRITANTE DELCÁNCER

La anterior lista o relación de enfermedades figura enla mencionada obra del doctor Smalpage, de Sydney(Australia). Este descubrió en su laboratorio que la causairritante del cáncer era el exceso de sodio en una constitu-ción debilitada, y que el cáncer sólo puede curarse liberán-dose de entrada del exceso de sodio en el organismo.

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Indudablemente, he conocido y tratado todas lasenfermedades anteriormente reseñadas; pero desde quecomprendí que la causa irritante del cáncer es el sodio, yosólo me he encontrado con algunas de ellas. En los casospor mí tratados, la respuesta al proceso de depuración delexceso de sodio ha sido sin embargo tan clara que estoyconvencida de que el doctor Smalpage acierta en todas lasafirmaciones que he venido reproduciendo.

Ahora someto a tests a todos los pacientes que acudena mi consulta para comprobar si poseen un exceso de alca-linidad en la sangre, lo que equivale a una alcalosis. Algunasveces vienen a mí quejándose de que sufren de acidez; esdecir, de acidosis. Y les sorprendo, y me sorprendo muchasveces yo misma, al descubrir mediante la prueba del papeltornasolado rojo que se encuentran aquejados del mal exac-tamente contrario; esto es, de alcalosis. Es maravillosa larapidez con que mejoran en cuanto les someto a un régimenantialcalino, y el placer que experimentan al comprobarcómo mejora su salud. Por supuesto, algunos de estospacientes no están aún tan debilitados como para haberdesarrollado un cáncer, y resulta mucho más fácil propor-cionarle alivio y curación. Pero, en todo caso, son víctimaspotenciales del cáncer.

Recuerde siempre que solemos cavar nuestra propiatumba con los dientes, y que sólo podremos alcanzar lon-gevidad y una buena salud comiendo los alimentos adecua-dos; si queremos, podemos convertirnos en ejemplosvivientes para toda la comunidad de cómo intentar respetaren todo momento las reglas de la buena salud y, sobre todo,las relacionadas con los hábitos alimenticios. Para ello bas-tará con mantener el equilibrio correcto entre los elementosalcalinos y ácidos, como se explicará más adelante en estamisma obra.

Yo personalmente he sufrido de cáncer, enfermedadescardiacas y fuertes jaquecas como consecuencia de un con-sumo excesivo de sodio y de encontrarme al mismo tiempoagotada y debilitada. Pero, al conocer la causa, logré salvar-me.

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He ayudado a numerosos pacientes de cáncer neutra-lizando y liberando sus organismos del exceso de sodio ysometiéndoles a una dieta correcta y sana, desprovista desal, y haciéndoles estrictamente vegetarianos durante tresmeses, o mucho más si el paciente lo deseaba. Una dictavegetariana puede resultar deliciosa y muy apetitosa, consus vitaminas naturales y ensaladas frescas. Resulta maravi-lloso comprobar con cuánta rapidez desaparecen los dolo-res del enfermo y comienza a mejorar. Pero, al mismotiempo, deben respetar cuidadosamente todas las Leyes dela Buena Salud, que describiré con detalle en el Cap. XVIII.Muchas veces me ha resultado enormemente difícil hacercomprender a los pacientes hasta qué punto son importan-tes estas leyes. La consecución de unos resultados positivosdependerá en gran medida de una cuidadosa cooperaciónentre el paciente y la persona ocupada dé cuidarle para elcumplimiento de estas leyes de la buena salud.

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XIII

LO QUE DEBERÍA SABER ACERCA DE SUS COMIDAS Y BEBIDAS

CLASE I: EL AGUA

El agua es de la mayor importancia. Mucha gente nobebe suficiente agua al día. Deberíamos tomar como míni-mo tres cuartos de litro de líquido diariamente, en forma deagua, de zumos de frutas o en los alimentos que ingerimos.No es conveniente tomar mucho liquido durante las comi-das, ya que contribuirá a diluir y, por tanto, a debilitar nues-tros jugos digestivos. Lo mejor es beber a media mañana ya media tarde, o al menos una hora antes o una o dos horasdespués de las comidas. Salvo fruta, entre comida y comidano se debería tomar absolutamente nada.

CLASE II: LOS HIDRATOS DE CARBONO

GRUPO I: Almidones. Se encuentran fundamental-mente en la harina de trigo y los cereales. Nunca se conde-nará con suficiente rigor la generalizada práctica de molerel trago y separar el germen y la cáscara, quedándose úni-camente con el almidón concentrado. La harina resultante,fuertemente empobrecida, es empleada luego por casi todoel mundo para elaborar toda una serie de dulces, pasteles,bizcochos, etc. Son también numerosos los productos de latierra, como patatas, judías, guisantes y todo tipo de legum-bres, muy ricos en almidón.

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GRUPO II: Azúcar. Los alimentos azucarados son elazúcar de caña y todos los productos con ella elaborados,tales como melazas, jarabes, etc. Pero la mejor fuente deazúcar es la miel, así como el azúcar presente en diversosalimentos, tales como en las uvas, la lactosa, la maltosa y laglucosa.

GRUPO III: Grasas y aceites. Son la mantequilla, lanata, la grasa de la carne, la mantequilla de cacahuetes, elaceite de diversas semillas y frutos. El aceite de semilla dealgodón, de girasol, de soja, etc., y los aceites de determina-dos pescados, como el aceite de hígado de bacalao.

CLASE III: LOS ALIMENTOS PROTEÍNICOS

GRUPO I: Las proteínas animales incluyen todos lostipos de carnes, como el buey, el cordero, el cerdo, la terne-ra, el bacon, el jamón, el pescado, las aves y todos los pro-ductos elaborados a base de las mismas. Otros alimentosasimismo ricos en proteínas son el queso y los huevos, asícomo la leche en polvo o concentrada.

Las proteínas animales dejan más restos de ácido úricoen el organismo. Esto constituye la base de numerosasenfermedades, cuando esos restos no se eliminan adecuada-mente.

GRUPO II: Proteínas vegetales, que se encuentran,por ejemplo, en los guisantes, las judías, las lentejas, los gar-banzos y la harina de guisantes. Estas legumbres contienentambién almidón, por lo que aparecen en ambos grupos. Laharina de soja resulta especialmente valiosa como fuente deproteínas, ya que su contenido de almidón es casi insignifi-cante. El germen de trigo, presente en el pan integral, cons-tituye también una buena fuente de proteínas.

Los frutos secos en toda su amplia variedad. Los piño-nes y las avellanas son excelentes, así como la mantequillade cacahuetes sin sal que se vende en numerosos estableci-

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mientos de alimentación sana. Nos encontramos luego conel coco seco, las nueces y la harina de nueces, un alimentointegral. Algunos incluyen en esta lista las gelatinas, las jale-as y la gelatina de cola de pescado, pero su contenido deproteínas es más bien escaso. Los alimentos proteínicos sonmuy importantes para reemplazar los tejidos gastados; perola mayoría de la gente no se da cuenta de que, una vez com-pletado nuestro proceso de crecimiento, necesitamos cadavez menos y menos, sobre todo una vez alcanzada la madu-rez. Si se toman en exceso, los hidratos de carbono y lasproteínas animales tienden a provocar la formación de áci-dos en el organismo. ¡Y no se olvide nunca de que la canti-dad cuenta tanto como la calidad!

CLASE IV: LOS ALIMENTOS DEPURADORES

Son las verduras y las frutas, crudas y con toda su«vida», sus minerales y vitaminas. Deberíamos tomar siem-pre alimentos crudos, al menos dos veces por día, aunquesea sólo un poco de cebolla cruda, de perejil o de menta.Las verduras contienen siempre más vitaminas y valiososelementos nutritivos antes de cocinarlas. Las cebolletas, lostomates, las manzanas, los limones y el berro son especial-mente ricos en todas las vitaminas que necesita el organis-mo. También son buenas las verduras frescas rayadas.

Puede decirse que las vitaminas son como el aceite queengrasa las ruedas de la vida y que hace que funcione bieny con plena vitalidad. Sin su propia vitamina o vitaminas,ningún alimento podrá ser asimilado y utilizado por elorganismo.

Resulta lamentable comprobar cuánta comida se des-perdicia literalmente por no tomarla con su propio conte-nido vitamínico, que se ha perdido en el proceso de elabo-ración o cocinado.

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CLASE V: LAS SALES MINERALES

Las principales son las sales de hierro, magnesio, cal-cio, sodio, potasio, manganeso y cobre. Estos son los prin-cipales elementos alcalinos inorgánicos; luego se encuen-tran las sales de elementos ácidos inorgánicos, como elyodo, el cloro, el fósforo y el azufre.

Es esencial para nuestra salud que todos los días ingi-ramos una cantidad suficiente de estas sustancias y en lasproporciones correctas. Estos elementos se encuentran engran medida en las verduras y las frutas. Se diluyen en elagua en la que se cocinan, por lo que resulta un disparatetirar el agua en que se hierven las verduras. Las verdurasdeberían guisarse lo menos posible, para que conserven susabor natural, así como sus vitaminas y minerales naturales.Cualquier liquido empleado para cocinar verduras deberíareservarse para beberlo o emplearlo en la elaboración desopas, salsas, etc.

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XIV

LA IMPORTANCIA DE UNA DIETA CORRECTA

Yo personalmente tuve que empezar a estudiar los ali-mentos que tomaba antes de cumplir los diez años, parapoder superar mis frecuentes ataques de bilis, que solían iracompañados de intensos dolores de cabeza e inquietantespalpitaciones. Logré superarlos hacia los trece años, edad ala que se me permitió comenzar a asistir a la escuela. ¡Ydesde entonces he estado sometida siempre a dieta! Pero meha resultado de gran utilidad, pues me ha permitido descu-brir que los alimentos buenos para mí son también buenosy curativos para mis pacientes. Gracias a ello he logradoalgunas curaciones maravillosas, especialmente en casos deenfermos deshauciados por los hospitales y enviados a sushogares a esperar la muerte por considerárseles como casossin esperanza. Pacientes que habían sido sometidos a loshabituales tratamientos erróneos de medicamentos, inter-venciones quirúrgicas y rayos X, y a los que se había ya des-hauciado, experimentaron recuperaciones aparentementemilagrosas gracias al tratamiento de higiene y dieta correc-ta por mí descrito.

La historia de la tuberculosis parece no haberlesenseñado nada a los profesionales de la medicina. Pero esun hecho bien sabido y reconocido que ni los medicamen-tos ni las operaciones lograrán curar nunca la tuberculosissin una dicta apropiada y una higiene muy estricta.

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El tratamiento dietético no se parece en nada a lamagia negra. Me limito a hacer lo que haría cualquier otromédico si se molestase en enseñar al paciente a vivir deacuerdo con las leyes de la buena salud. La palabra «doctor»significa también «maestro». En este libro estoy intentandoespecificar todos los detalles prácticos del tratamiento ycura de la enfermedad, de forma que cualquier persona inte-ligente pueda aplicarlos. Por supuesto, si se decide a ello,una persona con preparación médica podría realizar verda-deros milagros con la información que estoy intentandotransmitir claramente. Pero hay que aplicar simultánea-mente las tres cosas siguientes: en primer lugar y sobretodo, la dieta, en segundo, la higiene, y en tercero, la medi-cación.

Como he señalado con anterioridad, la formación deácidos en nuestro cuerpo, aparte de la del estómago, es per-judicial, al igual que el exceso de alcalinidad. Debemosintentar mantener en los fluidos de nuestro organismo unareacción equilibrada de muy ligero grado de alcalinidad.Pero es fundamental comprender que la palabra ligero esimportantísima: la cantidad es tan importante como la cali-dad. Si se toma una píldora laxante, el resultado puede serpositivo; pero si se toma una caja entera de una vez, las con-secuencias serán negativas y muy dolorosas. La mayoría dela gente ha experimentado un ataque de bilis por comer unacantidad excesiva de un alimento pesado en una sola comi-da; mientras que, si hubiesen tomado sólo una pequeñacantidad, no habrían sufrido daño alguno.

LA LECHE NO ES UNA BEBIDA

Volviendo al tema de que la cantidad es tan importan-te como la calidad, encontramos en la leche un buen ejem-plo de ello. Son numerosas las personas que toman la lechecomo bebida, cuando deberían hacerlo sólo como alimento;y, de este modo, y sin saberlo, toman más elementos nutri-tivos de los que el organismo puede aceptar. Como conse-

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cuencia de todo ello, segregan mucho mucus y sufren de lasllamadas enfermedades catarrales. Si está usted expulsandocontinuamente mocos a pesar de no encontrarse resfriado,interrumpa o reduzca su consumo de leche y se quedarásorprendido al comprobar cómo disminuye de inmediatoesa mucosidad.

Un conocido especialista en dietética ha afirmado queel tomar demasiada leche no sólo aumenta la mucosidad,sino que, muchas veces, provoca incluso una inflamación delas glándulas mucosas y linfáticas, siendo la causa funda-mental de la amigdalitis en los niños. Si en lugar de extirparlas amígdalas se redujese el consumo de leche por parte delniño, en las amígdalas inflamadas se observaría una notablemejoría.

Yo personalmente opino que a los niños en edad esco-lar se les haría un bien mucho mayor dándoles en la escue-la una buena manzana en lugar del habitual vaso de leche.Pero se les debería enseñar la necesidad de lavar la fruta aunantes de pelarla, debido a la posibilidad de la existencia dehuevos de lombrices en la superficie de las frutas y. comoconsecuencia de la conveniencia de eliminar los productosquímicos con que son rociadas.

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XV

ALGUNAS OBSERVACIONES GENERALESACERCA DE LOS ELEMENTOS NUTRITIVOS

Para cocinar de manera sana conviene engrasar -fíjesebien que digo sólo engrasar- el fondo de la cacerola congrasa o aceite, echar en ella las verduras y ponerla sobre elfuego alto; añádase luego una tacita de agua caliente yredúzcase el fuego al mínimo. De este modo, la comida seguisará casi tan rápidamente como cuando se la hierve enmucha agua y a fuego alto. Un calor prolongado y muy ele-vado destruye las vitaminas. Si es un cocinero atento y cui-dadoso, jamás «quemará» de ese modo sus verduras. Endeterminados casos puede haber necesidad de añadir unacucharadita de agua de vez en cuando. Y, por supuesto, con-viene servir las verduras inmediatamente después de coci-nadas.

No debería resultar difícil conseguir que los niñoscoman verduras preparadas de este modo. Resultan delicio-sas y de sabor completamente distinto del de las excesiva-mente hervidas en mucho líquido, con lo que su sabor yvitaminas se pierden con el vapor y sus minerales en el agua.No debe asombrarnos que los niños pequeños se nieguen acomer estos alimentos hasta que se les hace adquirir la per-niciosa afición por la sal de mesa, que se añade en grandescantidades para hacer que las verduras así «asesinadas»resulten apetitosas. Incluso el propio padre de familia esincapaz de comerse unas verduras tan mal cocinadas antes

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de haberlas rociado generosamente de sal o de que lo hayahecho la propia cocinera. A mí personalmente me saben apapel secante mojado. De este modo, y a través de un inne-cesario abuso de la sal, se siembra todos los días al menosveinte enfermedades distintas, de las que el cáncer es sólouna. 'Obsérvese asimismo que tanto las sales minerales delas verduras como las de las frutas son esenciales para nues-tra sangre y para los diversos compuestos de nuestro orga-nismo.

Recuerde siempre que el sodio es uno de los elementosmás peligrosos cuando se toma en exceso. La sal de mesa yla sosa que se ponen en el agua en la que se hierve las ver-duras, destruyen en gran medida las valiosas vitaminas queéstas contienen. La vitamina C resulta completamente des-truida. Por tanto, hierva siempre las verduras de forma queno pierdan de¡ todo sus sanos minerales y vitaminas. Lasverduras adecuadamente cocinadas son de la mayor impor-tancia en la dicta de los pacientes de cáncer. Su organismose ha mostrado incapaz de hacer frente al exceso de sodio.Por tanto, debería tener cuidado durante el resto de su vida.

Aunque me estoy ocupando de momento de las reper-cusiones sobre la salud de lo que nos entra a través de laboca, me gustaría señalar que estoy totalmente de acuerdocon los médicos y especialistas que condenan la fluoridifi-cación del agua que bebemos. Si la dosis de flúor es lo sufi-cientemente potente corno para afectar médicamente a unasección de la población, es evidente que afectará a todo elmundo; y, a algunos, en un sentido negativo.

Está claro que no ayudará a los dientes de los niñosmientras sigan pudriéndose como consecuencia de un exce-so de alimentos de la Clase II, tales como pan no integral,azúcar de caña, caramelos, papillas, etc. El flúor no pro-porcionará nunca los minerales y vitaminas propios de losalimentos de las Clase IV y V (véase Cap. XIII). Estos ali-mentos no son lujos, sino necesidades para la salud y ladentadura de los niños. Por cada dólar que los gobiernosdestinen a subsidios para poner estos valiosos alimentos alalcance de todo el mundo, ahorrarán a los contribuyentes

más de mil en costes de enfermedades, medicinas, médicos,hospitales, etc. Se dice que los niños son el mayor tesoro deuna nación. Pues bien, fijémonos en el aspecto físico de losniños en edad escolar cuando se dirigen en grupos a suscentros. La postura de muchos de ellos nos parecerá cho-cante. La barbilla suele ser la zona más adelantada de todosu cuerpo, tienen las espaldas cargadas; avanzan encorva-dos, con el pecho hundido, y sus rostros son pálidos ydemacrados. La gente recién llegada a Nueva Zelanda desdeGran Bretaña comenta frecuentemente con sorpresa la pali-dez de nuestros niños. ¡Y oigámosles jugar! La mayoría de lasveces no escucharemos la feliz algarabía de niños que sedivierten, sino sólo histéricos chillidos... Me pregunto en quémedida no será responsable el cine. En Austria, y antes de laPrimera Guerra Mundial, los especialistas de enfermedadesnerviosas consiguieron que el gobierno prohibiese entrar a loscines a los niños de menos de doce años. Estoy segura de quealgo debe ir mal cuando, en un país tan maravilloso comoNueva Zelanda, poseemos el mayor porcentaje de casos dedemencia de todos los países de habla inglesa.

Al llegar aquí puede usted señalarme: «Sí, pero ¿quétiene que ver todo eso con el cáncer?» La respuesta es:«Mucho», ya que todas las cosas que contribuyan a dismi-nuir la vitalidad del individuo le hacen menos capaz dehacer frente al exceso de sodio en su organismo.

LA FLUORIDIFICACIÓN FAVORECE EL CÁNCER

Este capítulo no quedaría completo sin algunos deta-lles más acerca de los males de la fluoridificación del agua.En un artículo que comenzaba con el titular: «La absorciónde compuestos de cloro provoca un envenenamiento cróni-co», el British Medical Journal bautizaba al nuevo mal conel nombre de fluorosis, y pasaba luego a enumerar muchosde los efectos perniciosos de los compuestos de flúor ennuestro organismo, citando a diversas autoridades médicaspara apoyar su condena.

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Posteriormente, leí en otra revista unas declaracionesde Madame Louise de Australia, en el sentido de que unaimportante compañía norteamericana dedicada a la pro-ducción de aluminio obtenía como subproducto del proce-so un peligroso fluoruro de sodio. Estaban intentando con-vencer a varias naciones de que lo utilizasen como aditivoen sus depósitos de agua potable, afirmándose que ofrecíanincluso dinero a diversas autoridades públicas para queéstas propagasen la idea de que era beneficioso para la den-tadura de los niños. Cuando vendían su subproducto comoveneno para ratas, obtenían sólo tres centavos por kilo depeso; mientras que, cuando lo vendían para el consumohumano, conseguían una cifra varias veces superior.

Es un hecho reconocido que algo más de una milloné-sima de fluoruro de sodio en nuestra agua potable no espotencialmente venenosa. Pero los alimentos cocinados enese agua contendrían mucho más, alcanzándose por tantocantidades potencialmente peligrosas. Indudablemente,ésta es una de las razones por las que más de ochocientasurbes y ciudades de Estados Unidos han rechazado o inte-rrumpido la fluorificación de sus depósitos de agua potable.Cuando un individuo lleno de espíritu cívico, un tal Mr.Robinson, de Nueva Zelanda, ofreció un cheque de millibras a cualquiera que pudiese demostrar que era posiblemantener los depósitos de agua fluoridificada por debajodel margen seguro de una millonésima parte del fluorurode sodio, nadie se atrevió a aceptar el desafío. Lo quedemuestra claramente que la fluoridificación representauna sombría amenaza para nuestra salud. E incluso en elcaso de que fuese buena para la dentadura de los niños,resulta perjudicial para la de los adultos. Se trata de unhecho demostrado mediante fotografías en el BritishMedical Journal del 10 de diciembre de 1955.

No cabe, pues, la menor duda de que la fluoridifica-ción de nuestros depósitos de agua potable contribuiría aincrementar los casos de cáncer, debido al hecho de queresultara imposible evitar el exceso de sodio en la misma. Elfluoruro de sodio se va acumulando en el organismo, y sólo

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cuando alcanza un determinado nivel comienza a demos-trar sus venenosos efectos. Obsérvese que, muchas veces, elfluoruro de sodio provoca intensos dolores en las articula-ciones de las personas de edad. El flúor siente un gran ansiade calcio.

Existen además dos tipos de compuestos de flúor:

1) Las modalidades orgánicas, que se encuentran en laNaturaleza, y que contienen siempre algo de calcio.

2) Las modalidades inorgánicas que, cuando se intro-ducen en nuestro organismo, se apoderan inmediata-mente de parte de su contenido de calcio, como el quese encuentra en nuestros músculos, contribuyendo adebilitarlos. Esto resulta especialmente dañino cuandoson los músculos de nuestro corazón los que se vendespojados de calcio. El problema es que las modali-dades orgánicas -es decir, las modalidades naturales decompuestos de flúor- no son muy solubles, mientrasque las inorgánicas, como el peligroso fluoruro desodio, si lo son.

Y a juzgar por las espléndidas dentaduras de losmaoríes antes de que llegasen los europeos a NuevaZelanda con sus alimentos dañinos tanto para la dentaduracomo para la salud en general, estoy segura de que en nues-tro país debe haber suficientes modalidades orgánicas deflúor, con su contenido natural de calcio, para mantenerperfectamente sanas las dentaduras de sus habitantes.

Resumiré todo lo anteriormente expuesto en una brevereflexión: mientras persista la fluoridificación, resultaráimposible curar el cáncer, ya que, limitándonos a modificarsu dieta, no seremos capaces de liberar el organismo delpaciente del exceso de sodio, sobre todo cuando el agua quebebe y buena parte de sus alimentos siguen conteniéndolo.

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XVI

LAS RADIACIONES Y LOS RAYOS X EN RELACIÓN CON EL CÁNCER

El método actualmente favorito entre la mayoría delos médicos para tratar los casos de cáncer consiste en extir-par el tumor, siempre que pueda hacerse sin que el pacien-te fallezca en la mesa de operaciones. Otros métodos alter-nativos de tratamiento consisten en la aplicación del radioo de los rayos X. No ejercen el menor efecto en la propiacélula cancerosa: afectan únicamente al compuesto mineral,a los carbonatos de sosa, contribuyendo o descomponerlosy, por tanto, a liberar los átomos de sodio. Ahora bien, si nose encuentra ningún ácido presente con el que pueda unir-se el sodio, éste se unirá de inmediato a la humedad máspróxima para formar el compuesto de sosa cáustica(NaOH), que actúa sobre las células del cuerpo más próxi-mas, cauterizándolas y provocando de nuevo un terribledolor o quemazón.

Fijémonos, por ejemplo, en el aparente éxito logradoalgunas veces mediante la aplicación de radio de los tejidossuperficiales del cuerpo para tratar los casos de cáncer pró-ximos a la superficie. ¿Qué ocurre en realidad? Cualquierefecto del radio se debe en su totalidad a que descomponelos carbonatos de sosa de los fluidos de los tejidos y lostransforma en sosa cáustica. En este caso, la acción es másbien lenta. Pero la consecuencia o resultado de esa lenta for-mación de sosa cáustica provoca la fibrosis (abultamiento y

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contracción) mediante la destrucción de los tejidos, inte-rrumpiendo así el suministro de sangre al tumor. Esto llevaa la atrofia del mismo y también a la lenta descomposiciónde los carbonatos de sosa en los tejidos que lo rodean,mucho antes de que su producto cáustico pueda rozar eltumor real. Esto elimina la principal causa de que el tumoraumente de tamaño mediante la multiplicación de sus célu-las para formar el protector ácido láctico. Sin la causa, esdecir, la irritante sosa cáustica, las células del tumor cance-roso pueden experimentar la atrofia propia de¡ desuso. Esteproceso de atrofia puede ser extremadamente lento y duraraños y años. Pero el tratamiento con radio resulta suma-mente doloroso En su libro, el doctor Smalpage lo explicamuy claramente.

Los rayos X no ejercen la menor influencia ni sobre lascélulas del cuerpo ni sobre las cancerosas, pero sí sobre loscompuestos minerales. Si deseamos obtener una radiografíade, por ejemplo, el interior del estómago o los intestinos,primero tenernos que rellenarlos de alguna sustancia mine-ral mediante el empleo del medio conocido corno papillade bismuto, que los pacientes tanto temen debido a queresulta sumamente pesado e incómodo. Para expulsarlonecesitan que se les aplique luego una lavativa; y si existealgún punto reblandecido o ulcerado en alguna parte, seresentirá y le dolerá mucho tan pronto como se haya libe-rado de la papilla de bismuto. El paciente puede afirmarque se siente mucho peor que antes, y probablemente seráverdad. Evidentemente, esta papilla de bismuto sólo sesuministra para un examen a través de rayos X para permi-tir al médico ver claramente cuál es el estado exacto delórgano en cuestión.

CÁNCER DE PULMÓN A CAUSA DEL TABACO

Hace algunos años, me encontré con el caso de unamujer, ya mayor y debilitada, que llevaba ocho años pade-ciendo de úlcera gástrica que su médico creía se había con-

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vertido ya en un cáncer. Ofrecía también signos de sufrir decáncer de pulmón. Era fumadora empedernida desde hacíamucho tiempo, y experimentaba abrasadores dolores en laparte superior del pecho y también al respirar. Aumentó laintensidad de los ataques de dolores de estómago debidos ala úlcera gástrica. Y, en ocasiones, sentía una quemazón enla parte inferior izquierda del pecho, justo por encima de lacintura. El médico que la atendía dijo que estaba demasiadodébil como para ser intervenida quirúrgicamente y que, encualquier caso, se trataba de un caso de cáncer sin esperan-za, que era del todo incurable; pero manifestó su deseo deque se tomase una papilla de bismuto y se sometiese a unreconocimiento radiológico. Tanto ella misma como la hijaque la cuidaba se negaron a ello. Entonces el médico dijoque no volvería a visitarla hasta que cambiase de opinión, loque significaba que tendría que pasarse sin los calmantes yanalgésicos que le había venido prescribiendo. Como acabode decir, había informado previamente a la hija de que sumadre era un caso absolutamente incurable.

La paciente mejoró no obstante de manera asombrosaen cuanto adoptó el tratamiento dietético apropiado, y alcabo de ocho años sigue aún viva, no experimenta doloresa pesar de no tomar calmantes y es incluso capaz de darpequeños paseos.

LOS DUDOSOS BENEFICIOS DE LOS RAYOS X

Volvamos ahora a nuestro examen de los rayos X. Lostumores cancerosos son sensibles a los mismos simple-mente -porque transforman los carbonatos de sosa presen-tes en la sosa cáustica. El grado de la llamada sensibilidad alas radiaciones depende totalmente de¡ grado de saturaciónde carbonatos de sosa que posea el fluido de los tejidos.Cuanto menor sea la cantidad de carbonatos de sosa pre-sentes, menor será el grado de sensibilidad a las radiaciones.Esta importancia de los carbonatos de sosa para las radia-ciones y para las repercusiones sobre los tejidos del empleo

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del radio o de los rayos X nos revela por qué tantos y tan-tos síntomas clínicos y estados patológicos no son sino laconsecuencia de la aplicación de estas radiaciones a lospacientes de cáncer.

Lo que ocurra en un cáncer dependerá fundamental-mente de la cantidad de sodio y del nivel de vitalidad delorganismo que tiene que hacerle frente. Pensemos que, trasla exposición a los llamados rayos X profundos, el pacientede cáncer suele experimentar diversos grados de náuseas,vómitos, de postración tanto física como mental, y una sen-sación de como si su cuerpo estuviera ardiendo. ¿Qué es loque provoca todos esos síntomas constitucionales? Aun ariesgo de repetirme, señalaré que los rayos X transforman alos carbonatos de sosa que circulan (alejándose del tumor)por la sangre y los fluidos de los tejidos corporales de la víc-tima del cáncer en hidrato de sosa (sosa cáustica), quequema literalmente los tejidos. La sustancia proteínica delas células del cuerpo arde también, produciéndose así sudestrucción. Se forma ácido úrico, que se combina con lasosa cáustica para formar suaves uratos de sosa.

Para demostrarlo bastará con examinar la orina delenfermo antes del tratamiento con rayos X, comprobándo-se que no aparecen en ella uratos. Pero después del trata-miento la orina del paciente estará cargada de los mismos.Indudablemente, esto aleja de momento al abrasador e irri-tante sodio del emplazamiento del tumor, pero no está nadaclaro que se obtenga así beneficios o mejoras de carácterpermanente. Muchas veces, el resultado final del tratamien-to es la muerte del paciente. Esto es algo que he podidoobservar personalmente en enfermos así tratados por otrosmédicos.

MÉDICOS EMINENTES CONDENAN LAS INTER-VENCIONES QUIRÚRGICAS

Pasemos a examinar ahora la cirugía como tratamien-to curativo. Lea cuidadosamente el Cap. XVII. Cita decla-raciones formuladas por eminentes médicos y especialistas

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que se muestran contrarios a las intervenciones quirúrgicascomo forma de curar el cáncer. Afirman que no sólo nocuran, sino que, además, muchas veces contribuyen a empe-orar el estado del enfermo. Evidentemente, la cirugía resul-ta algunas veces necesaria, pero sólo temporalmente, paraextirpar o aliviar el daño causado por la sosa cáustica enalguna zona del cuerpo, o cuando el tumor bloquea algúnconducto importante. Son muchos los médicos eminentesque no sólo condenan la cirugía como método para curar elcáncer, sino también el quemar los tumores mediante elradio o los rayos X, que es únicamente una forma estúpidade tratar una pequeña zona del cuerpo, cuando es todo elorganismo el que se encuentra afectado y necesitado de tra-tamiento.

Muchos médicos ignoran totalmente la acción contro-ladora de los centros involuntarios del cerebro. Pero son yatantos los médicos y especialistas de renombre que han con-denado los actuales métodos quirúrgicos y de radiaciónpara el tratamiento del cáncer que resulta casi increíble queotros muchos sigan insistiendo en ellos. ¿Es porque su vani-dad no les permite reconocer que estaban equivocados? ¿O,como sugieren algunos críticos furibundos, porque losbeneficios financieros que consiguen con el actual sistemason demasiado elevados como para renunciar sin más aellos?

Encontré maravilloso que Sir Stanford Cade, un desta-cado cirujano de Londres, afirmase durante una visita aNueva Zelanda, hacia finales de 1955, y ante una nutridareunión de médicos celebrada en Christchurch, que nocreía ya en la conveniencia de extirpar el pecho de unamujer que padeciese cáncer de mama. Dijo que había vistohasta 25.000 pechos extirpados a causa de un cáncer y que,como regla general, en todos los casos el cáncer reaparecíaantes o después en una zona menos fácilmente operable delorganismo. Afirmó no conocer cuál era la causa del cáncer.Pero señaló que, sólo en Gran Bretaña, había un cuarto demillón de personas afectadas del mal. Y afirmó que creíaque los casos de cáncer estaban aumentando rápidamente

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en toda la Commonwealth. Después de su vuelta aInglaterra, leí en el Star-Sun -un periódico vespertino deChristchurch (Nueva Zelanda)- del 14 de diciembre de 1955,que Sir Stanford Cade había pronunciado una conferenciaante el Real Colegio de Cirujanos de Manchester(Inglaterra), en la que había manifestado que «los llamadoscánceres inoperables habían dejado de ser incurables, y quelos modernos descubrimientos en el campo de la quimiote-rapia -es decir, de los medicamentos- podían lograr situar alos pacientes de cáncer en la misma línea que los enfermosde diabetes o de cualquier otra enfermedad constitucional.Dijo que los avances en el tratamiento eficiente de los casosno operables de cáncer no es sino el resultado de una com-prensión más clara de la enfermedad, de la historia naturalde la misma y de la aplicación de un conjunto de conoci-mientos en rápido desarrollo. Afirmó finalmente que el cán-cer podía considerarse como una enfermedad más.

Me gustaría añadir al llegar aquí que yo personalmen-te había hecho entrega a Sir Stanford Cade de un ejemplardel libro del doctor Srnalpage sobre el cáncer, comunicán-dole que había logrado demostrar repetidas veces la afirma-ción del doctor Smalpage de que la causa del cáncer es elexceso de sodio en el organismo. Pero desconozco en quémedida influyó todo ello sobre las declaraciones que hizo asu regreso a Inglaterra.

A pesar de estas importantes. manifestaciones de SirStanford Cade, los médicos de aquí, de Nueva Zelanda, noparecen haber quedado en absoluto impresionados. Lamayoría siguen operando a los pacientes de cáncer exacta-mente igual que antes.

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XVII

PUNTOS DE VISTA DE LOS MÉDICOS ACERCA DE LA CIRUGÍA Y LAS RADIACIO-

NES EN RELACIÓN CON EL CÁNCER

Muchos médicos ingleses se oponen a la cirugía comoforma de curar el cáncer, y algunos de ellos afirman queésta no sólo no cura, sino que empeora el estado del pacien-te. El doctor Stanton, de Sydney, que dirigió un importan-te hospital de dicha ciudad, afirmó durante una conferenciasobre el cáncer que sólo un 5 por 100 de los operados decáncer habían logrado sobrevivir más de cinco años.Expresó también su opinión de que debería investigarse afondo cualquier otro tratamiento del cáncer distinto delquirúrgico, como la aplicación de radio o de rayos X. Noobstante, la comunidad médica de Nueva Zelanda y lasautoridades sanitarias del país se niegan con frecuencia atomar en consideración cualquier método distinto de aque-llos.

Un médico muy conocido en Inglaterra, el doctor L.Duncan Bulklay, ha señalado: «El cáncer no se cura con elbisturí. No es más sensato considerar el cáncer como unaenfermedad local que se pueda curar quirúrgicamente,mediante radio, rayos X, etc., de lo que sería limitarse a tra-tar y a curar la gota, el raquitismo, la sífilis o la tuberculo-sis como un simple síntoma local, haciendo caso omiso delestado general del organismo. Primero debemos averiguarqué es lo que funciona mal en el sistema de un paciente eintentar rectificarlo mediante medidas constitucionales

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apropiadas. Actuando de ese modo, muchos de nosotroshemos logrado curar casos de cáncer sin recurrir al bisturi,al que con tanta razón la gente teme.»

El doctor Weedon Cooke, durante veinte años ciruja-no del Hospital Oncológico de Londres, formuló unadeclaración parecida, al igual que el profesor Syme y SirBenjamin Brodie, especialista de fama mundial.

También el doctor R. Mallett ha señalado: «El bisturíes una falsa esperanza. Sirve únicamente para aterrorizar ymutilar a pobres infelices. Si sobreviven y no se les previe-ne de que deben modificar sus malos hábitos alimenticios...,la naturaleza se rebelará antes o después y provocará unmayor desarrollo del mal canceroso.»

El difunto Lord Horder, médico de la familia realbritánica, manifestó su creencia de que el método de limi-tarse a extirpar sin más un tumor canceroso no equivale auna cura en el verdadero sentido de la palabra.

LA MODIFICACIÓN DE LA DIETA PUEDE IMPE-DIR EL CÁNCER

El doctor F. W. Alexander, funcionario de Sanidad dePoplar (Londres), ha manifestado lo siguiente: «Sólo unareforma de nuestros hábitos en relación con el comer, elbeber, el fumar y el abuso de medicinas podrá frenar elimplacable avance del cáncer, que acaba actualmente conlas vidas de un número doble de personas que hace diezaños. En algunas familias, el cáncer parece ser hereditario,pero sólo porque en las mismas se perpetúan métodos equi-vocados de cocinar, comer y vivir.»

El doctor T. Barker señala cómo se priva al pan deimportantísimas vitaminas, cómo se le blanquea artificial-mente y se la añaden ingredientes químicos peligrosos parala salud de las personas. Los animales alimentados sólo conpan mueren al poco tiempo. Mientras que, si se les alimen-ta con pan integral, sobreviven y medran. Muchos médicosque han vivido entre nativos de pueblos primitivos que

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toman sólo alimentos naturales afirman que no han vistoentre ellos ningún caso de cáncer. Pero cuando cambian sudicta por otra occidental, se vuelven propensos al mal.

Sir Robert MeCarrison dijo exactamente lo mismo enlas páginas de la revista norteamericana Medical Times, aligual que el doctor Veitch, quien trabajó entre los polinesiosy los melanesios. De la misma opinión es el doctor WilliamMcGregor, quien practicó la medicina en la GuyanaBritánica durante más de nueve años. Y el doctor Johnson(quien la ejerció en Lagos, en la costa occidental de Africa,durante catorce años) se encarga de corroborarlo.

El doctor Hislop y el doctor Fenwick, ambos deNueva Zelanda, afirman que el cáncer está aumentandorápidamente en este país, cuyos habitantes son muy aficio-nados a la carne, el pan blanco, el té y el tabaco, sin que, demomento, se esté haciendo nada al respecto.

De acuerdo con las estadísticas de algunas empresas deseguros correspondientes a 1954, en Nueva Zelanda moríande cáncer 55 personas a la semana, lo que equivale aproxi-madamente a unas 2.800 al año. Si se toma en cuenta la dife-rencia de población, se trata de un porcentaje muy superioral de Gran Bretaña, en donde hay unas 250.000 personasaquejadas de cáncer. De ellas, 16.300 fallecieron de cáncerdel pulmón o del sistema respiratorio. Y 261 niños menoresde cinco años murieron de cáncer en Gran Bretaña. Perovolviendo a las opiniones de personas autorizadas:

El conocido libro de Haliburton sobre fisiología, uti-lizado en numerosas facultades de medicina, señala quelas sales minerales, especialmente el calcio y el sodio, sonimportantes en las cantidades correctas y en la propor-ción adecuada para un buen funcionamiento del corazón;y que una alcalosis debida a un exceso de sodio provocauna disminución del calcio tonificante de la sangre, loque, a su vez, ejerce un efecto debilitador sobre el corazónal privarlo del calcio que tan vitalmente necesita. Esteefecto se da también en los músculos de los intestinos, yes en gran medida el responsable de los estreñimientoscrónicos.

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El doctor Estes, de Chicago, señala que los antiguosprevenían a la gente contra el exceso de sodio, como cabecomprobar en los mensajes tallados en piedra.

Dice también: «El exceso de sodio puede provocaradema, calvicie, endurecimiento de las arterias, una malavisión, un oído deficiente, mareos e insomnio, así como unaextremada sensibilidad al dolor debido a una indebida irri-tabilidad de los nervios, melancolía, malas costumbres, des-viación y desequilibrio de nuestro contenido de minerales.» Según él, quince granos de sal de mesa, es decir, la cuartaparte de una cucharilla de café, es la cantidad adecuada aconsumir teniendo en cuenta todas las fuentes, no debien-do superarse en el período de veinticuatro horas.

Dos grandes especialistas de bioquímica, los doctoresCameron y Gilmour, profesores de bioquímica en una uni-versidad canadiense, consideran que sesenta granos de sal aldía en todos los alimentos es una cantidad adecuada para eladulto medio, pero también que la mayoría de la gentesupera con mucho esta cantidad, haciéndose así un granmal a sí mismos. Todo el mundo debería leer su libro, TheBiochemistri of Medicine (Churchill Edito res, Londres).

Ya en 1902, el doctor James Braithwaite afirmaba quela sal común era la causa del cáncer. Luego, en 1906, y en suconocida obra, The Nature and Treatment of Cancer, eldoctor Shaw Mackenzie señalaba que todos sus pacienteshacían un consumo excesivo de sal. Desde entonces, cientosy cientos de médicos han realizado la misma observación.El doctor E. D. Robinson, del Laboratorio BioquímicoNacional de Mount Vernon (Nueva York), ha descrito elcloruro de sodio (la sal común) como «la causa más activade cáncer entre los agentes inorgánicos».

Otros médicos, como el doctor Haig, hablan de la salcorno una de las causas que contribuyen a la aparición delcáncer. Un investigador experto en bioquímica, el doctor R.Keiler, de Basilea, ha revelado que muchas de las personali-dades destacadas de la Europa Oriental siguen una dietapobre en sal. Los pacientes de un famoso sanatorio cercanoa Dresde (R. D. A.), y de unos otros cincuenta sanatorios,

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se ven en su mayoría sometidos a un régimen alimenticiopobre en cloruro de sodio (sal común) y rico en potasio,gracias a ensaladas de verduras frescas y fruta cruda. El doc-tor Gerson ha tratado de este modo tumores en distintoshospitales de Nueva York. En algunos casos, y durante undeterminado periodo, se eliminan incluso de la dieta elsodio normalmente presente en los alimentos. Esto permi-te que el potasio y otras importantes sales del cuerpo semuestren activas allí donde su función normal se hablavisto anteriormente interferida por el exceso de cloruro desodio.

Se ha señalado que, en los últimos años del siglo XIX,en los que sus habitantes se sustentaban fundamentalmen-te a base de pescado salado, se produjo en Japón una eleva-da mortalidad a causa del cáncer. El azote del cáncer no seredujo hasta haber reducido considerablemente el consumode este tipo de alimento.

En 1946, Cancer (la publicación oficial de la SociedadAmericana contra el Cáncer) publicó un informe de veintepáginas, obra de destacados investigadores médicos, en elque se afirmaba que los «rayos X (y también los rayosgamma) podían provocar cáncer de huesos (que es unamodalidad sumamente dolorosa del mal). Existen, pues,pruebas concluyentes de que los rayos X y el radio nodeberían desempeñar papel alguno en el tratamiento delcáncer, pues no representan sino un intento más de hacerfrente a los síntomas y no a las causas de la enfermedad.Debilitan el organismo, disminuyen su resistencia y, si seadministran en dosis excesivas, pueden acelerar la muerte.Numerosos pacientes de cáncer fallecen a consecuencia deun tratamiento excesivo con rayos X, radio o intervencionesquirúrgicas. Sus muertes pueden atribuirse a deformidadesfuncionales o anatómicas provocadas por esos tratamien-tos».

Tome ahora buena nota de lo siguiente: el famoso ydestacado cirujano de la Clínica Mayo, doctor C. H. Mayo,afirma en el American Medical Journal, tomo 2, pág. 213,que «el extraer una biopsia (un diminuto trocito de tumor

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canceroso) contribuye muchas veces a agravar y estimular elcrecimiento maligno, y no sirve para indicar cuántos tumo-res secundarios pueden haberse ya desarrollado». No obs-tante, al menos en Nueva Zelanda, la mayoría de los ciruja-nos suelen ordenar que se realice una biopsia a práctica-mente todos los pacientes de cáncer, especialmente si con-sideran que el mal se encuentra en sus primeras fases. Haceya treinta años, el doctor G. Everett Field, director delRadium Institute de Nueva York, señaló que «durante gene-raciones y generaciones hemos venido atacando ciegamenteel cáncer en sus estadios avanzados por medio de interven-ciones quirúrgicas, y todo ello para encontrarnos con unapronta reaparición después de su extirpación».

En 1946, el doctor Herman J. Miller, científico, derenombre mundial y premio Nobel, advirtió a un Comitédel Senado norteamericano de que «no existe ninguna dosisde rayos X tan baja como para no implicar el riesgo de unamaligna propagación del cáncer a otras zonas».

En su número del 12 de noviembre de 1938, la revistaLancet afirmaba: «El cáncer reaparece muchas veces enotras partes del cuerpo, como consecuencia de una aplica-ción local de radio».

EL CÁNCER ES UNA ENFERMEDAD DE LA SANGRE

En el Medical Research Record de Nueva York demarzo de 1922, el eminente doctor Robert Bell señalaba: «Elcáncer es una enfermedad de la sangre y debe ser tratadacomo tal. Durante diecisiete años he venido operando a lospacientes de cáncer, pero ahora me he dado cuenta de queel cáncer es una enfermedad constitucional, prevenible ycurable mediante una dieta adecuada y fortaleciendo laconstitución del individuo. He renunciado por tanto a laparte más lucrativa del ejercicio de mi profesión (es decir, lacirugía para casos de cáncer), pues he observado que duran-te todos esos años de práctica quirúrgica, y a pesar de que

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el tratamiento mediante operaciones se ha aplicado a dece-nas de miles de personas, la tasa de mortalidad a causa delcáncer había aumentado en un doscientos por ciento.»Mientras desempeñaba el cargo de director en el BatterseaHospital de Inglaterra, afirmó: «La cirugía y los rayos X sonineficaces para curar el cáncer».

El doctor W. A. Dewey, profesor de medicina en launiversidad de Michigan, ha escrito: «A lo largo de cuaren-ta y cinco años de ejercicio de la profesión no he visto aúnni un solo caso de cáncer, salvo unos cuantos epiteliomassemimalignos (cáncer de piel), que se curase mediantecirugía, rayos X o el radio».

El doctor E. C. Folkman, director de redacción deScientific Therapy e investigador, afirma: «Cuando, comomédico, fui testigo de la terrible destrucción y degeneraciónde medio rostro de un paciente tras varios meses de aplica-ción de agujas de radio, decidí que nunca más volverla arecomendar el empleo del radio. El remedio es mucho peorque la enfermedad».

El doctor O. Theron Clagett, famoso cirujano de laClínica Mayo, señaló el 1 de marzo de 1955: «Un trata-miento quirúrgico radical no constituye una respuesta ade-cuada al problema del cáncer, pues el bisturí no eliminatodas las posibles vías de propagación», añadiendo que esta-ba seguro de que, antes o después, el cáncer podría curarsepor medio de la medicina.

EL CÁNCER NO CONSTITUYE UN FENÓMENOAISLADO

El doctor Nikolai Blokhin, de la Academia Soviéticade Ciencias, declaró en 1954 durante la celebración de unCongreso sobre cáncer que, «como resultado de una largaserie de experimentos, sabemos que la aparición dé untumor canceroso no constituye un fenómeno aislado, sinola manifestación de una enfermedad de todo el cuerpo. Loscientíficos soviéticos consideramos que el cáncer se debe atoda una serie de agentes, incluyendo factores químicos y

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físicos, que pueden provocar una alteración del metabolis-mo y, en determinadas condiciones, originar un cáncer.Toda una serie de experimentos han demostrado que el cre-cimiento o desarrollo del tumor depende por lo general delestado de salud del organismo».

Es muy importante tener en cuenta que aunque elexceso de sodio priva al cuerpo de los otros elementos alca-linos, no resulta seguro intentar reemplazarlos mientras lareacción del organismo siga siendo demasiado alcalina.Antes de tratar de suministrar otros importantes elementosalcalinos, tales como el calcio, el potasio, el hierro y el mag-nesio, hay que reducir primero el exceso de alcalinidad.Cuando se llegue al Cap. XIX, se comprobará que tuvemucho cuidado de no tomar naranjas durante el primermes, y durante el segundo sólo una al día. Esto se debe aque las naranjas son especialmente ricas en potasio. Perouna vez superado el segundo mes, las naranjas contribuirána reducir el exceso de sodio, sobre todo si se toman conmoderación. Las ciruelas, los tomates y los nabos pertene-cen a la misma categoría que las naranjas.

Comparativamente, he citado sólo unos cuantos de losnumerosos médicos que han condenado las intervencionesquirúrgicas, el radio y los rayos X como medios de curar elcáncer. Hay muchos más que han dicho exactamente lomismo. Para varias de mis referencias a declaraciones deeminentes médicos y especialistas que han condenado lacirugía, el radio y los rayos X como forma de tratar el cán-cer, he recurrido a citas de la obra de H. M. Hoxsey, YourDon't Have to Die (Keystone Puplishers Inc., Nueva York).Creo que era en este mismo libro donde un preeminentemédico norteamericano se refería a la lamentable prácticade algunos profesionales de la medicina de repartirse loshonorarios. Esto significa que cuando un médico envía unode sus pacientes a un cirujano para una intervención, elcirujano le hace entrega de una parte de los honorarios quepercibe por operar.

Sir Robert McCarrison, del Servicio Médico delEjército Británico, que ocupó un puesto en los Himalayas,

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señaló que «en los nueve años que me pasé allí no tuve quetratar a ningún nativo de cáncer, apendicitis, úlcera gástricao de duodeno, piedras en la vesícula, colitis, reumatismo, ocualquiera de las conocidas plagas de nuestra civilización.Los dogmas religiosos y la pobreza constreñían a los nati-vos a alimentarse de los frutos de la tierra, y salvo la lechey el queso, que tomaban en pocas cantidades, la dieta deaquella gente se componía fundamentalmente de verduras,frutas, frutos secos y pan integral». McCarrison afirma quelos hombres más ancianos de la tribu se parecían tanto a losjóvenes que, muchas veces, mientras les contemplaba traba-jar en los campos, era incapaz de distinguir a los unos de losotros. Afirmaban haber alcanzado edades muy avanzadas, ylos hombres de más edad se conservaban tan bien queseguían tomando parte en las luchas y otras agotadoras acti-vidades deportivas.

En su libro, A New Health Era, el doctor W. H. Hay,manifestaba. «Podríamos conservarnos bien si consiguiéra-mos dejar de enfermarnos; y si comiésemos menos carne,harina blanca y azúcar de caña, lograríamos evitar el peli-gro de autointoxicación (autoenvenenamiento)». Nosrecuerda que lo más importante que debemos recordarsiempre en relación con nuestros alimentos es su valor parala digestión, absorción y utilización por parte del organis-mo para crear calor, energía y sustancias corporales.Nuestra habilidad para eliminar las cenizas (residuos) delsistema debería ser en todo momento elevada. Pone tam-bién mucho énfasis en que deberíamos prestar atención a lacomposición química de los alimentos, con lo que, entreotras cosas, nos daremos cuenta del peligro de combinarácidos y almidones en la misma comida. Tanto los ácidoscomo los almidones son buenos por separado; pero fre-cuentemente se combaten y contrarrestan entre sí cuandose toman juntos, como ocurre cuando se acompaña unacompota de frutas con unas natillas.

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XVIII

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA BUENA SALUD

Los siguientes Diez Mandamientos de la Buena Saluddeben ser obedecidos por todos los que padezcan algunaenfermedad crónica. Es fundamental que se cumplan de laforma más consciente y constante posible. Las medidas amedias no servirán de nada, por lo que no cabe la menordebilidad o concesión.

I. Tendrás suficiente aire limpio (sin pasar frío). II. Tendrás suficiente calor (nunca los pies fríos, ni laspiernas azuladas en invierno). III. Tendrás suficiente agua (tanto dentro como fuera). IV. Tendrás suficiente sol (aunque no en la zona deltumor). V. Dormirás lo suficiente (un mínimo de ocho horas). VI. Harás suficiente ejercicio (lo mejor es dar diaria-mente paseos al aire libre). VII. Tendrás suficiente relajamiento (en posición recli-nada). VIII. Tendrás una eliminación suficiente (a través delos intestinos, la piel, los riñones y los pulmones). IX. Tendrás una actitud suficientemente animosa. X. Tendrás una dieta suficientemente equilibrada.

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LOS ALIMENTOS DEBEN SER ADECUADOS ENCUANTO A:

a) Calidadb) Cantidad.c) Momento de ingerirlos (a intervalos regulares decinco horas).d) Velocidad en el comer.e) Proporciones. (Se desaconseja tomar grandes trozosde carne con diminutas guarniciones de verdu- ras, etc.No tome sólo proteínas y nada de almidones, o a lainversa.)f) Combinación. (Los ácidos y los almidones al mismotiempo resultan perjudiciales, especialmente para lospacientes de cáncer.)g) La atmósfera mental o estado de ánimo con que seCome.

AL ESTUDIAR ESTOS MANDAMIENTOS DE LANATURALEZA, RECUERDE QUE ESTA ES DULCEY AMABLE CUANDO SE LA OBEDECE, PERODURA COMO EL ACERO CUANDO SE LA DESO-BEDECE. DESOBEDÉZCALA Y MORIRÁ.

Pasaremos ahora a analizar con más detalle los DiezMandamientos de la Buena Salud.

I. Debemos tener suficiente aire puro, rico en oxigenoy sin humos o vapores venenosos. Aunque es convenientemantener las ventanas abiertas, no lo es dormir en medio deuna corriente que nos deje helados, lo que muchas vecesocurre cuando se deja también la puerta del dormitorioabierta. (Algunos pacientes de tuberculosis han cogido unaneumonía fatal debido a que las personas que los cuidabanse olvidaron de esto.)

II. Calor. Los pacientes de cáncer suelen sentir inten-samente el frío, ya que su circulación es deficiente, por lo

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que conviene protegerlos contra el peligro de pasar frío. Suspies deben estar calientes tanto de noche como de día. A lospacientes de cáncer les sienta muy bien estar lo más posibleal aire libre. Una silla cómoda, un felpudo y una almohadao cojín, y quizá una bolsa de agua caliente, pueden posibi-litarle el permanecer al aire libre. La parte afectada por elcáncer se ve con frecuencia aliviada por compresas frías yluego por calientes. Aplique las que proporcionen mayoralivio.

III. Agua. Como regla, el agua debería tomarse a latemperatura aproximada de la sangre, y una media horaantes o después de cada comida. También es convenientetomarla entre comidas. Beber algo de liquido durante lascomidas no tiene nada de malo, pero no debe tomarsenunca tanto que diluya los jugos digestivos, provocando asíuna indigestión. A menos que los alimentos ingeridos con-tengan un elevado grado de humedad, se deberá beber siem-pre como mínimo tres cuartos de litro de agua cada veinti-cuatro horas. Un litro es también una medida válida. Elagua es purificante. Por supuesto, si su comida es más bienseca, necesitará más agua. Pero la cantidad exacta dependeráde la altura y peso del individuo, del trabajo que realice ydel clima en que viva.

IV. Sol. Evite las quemaduras, pero permanezca al soltodo el tiempo que pueda, aunque sea durante períodos bre-ves. No se debe dejar el tumor canceroso expuesto al sol, yaque éste puede inducir a que los carbonatos de sodio en élpresentes formen hidratos sódicos, o sosa cáustica(NaOH). A menos que el organismo de la persona conten-ga un exceso de sodio, el sol no provoca cáncer de piel. Dehecho, si no se da ese exceso, el tomar el sol puede contri-buir a prevenir el cáncer, como todas aquellas cosas quefavorecen un buen estado de salud. Uno podrá hacerse ideade si existen probabilidades de un exceso de sodio en elorganismo limitándose a estudiar sus hábitos dietéticos, asícomo el resultado de la prueba de papel tornasolado rojoen las encías y la orina. La sensación de fuego o quemazón

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en el ano mientras se defeca indica también la presencia deun exceso de sodio.

V. Horas de sueño. Fíjese bien en lo siguiente: ningunadroga o medicamento puede sustituir al sueño natural sufi-ciente. Si desea vivir lo más posible, una persona que traba-je no deberá dormir nunca menos de ocho horas; o, almenos, permanecer ocho horas en la cama. Si no puede dor-mirse, deberá relajarse. No conviene leer en la cama. Las píl-doras para dormir son sumamente perjudiciales. Se puedeprescindir de todas ellas. Para favorecer el sueño se debehacer diariamente ejercicio al aire libre. El ejercicio deandar es positivo, pero no emprenda ninguno que puedaprovocar hemorragias en el tumor canceroso. Algunas per-sonas no pueden cenar carne, pescado, huevos queso, etc., ydormir bien después. Deberían cenar por tanto verdurashervidas acompañadas de mantequilla sin sal, o una ensala-da que incluya cebollas y perejil seguida de un postre, si lodesean.

VI. Ejercicio. Todo el mundo debería realizar algo deejercicio físico activo todos los días. Es preferible hacerlo enforma de paseos o caminatas, al paso más rápido posible yrecorriendo distancias que dependerán de la vitalidad ycapacidad de cada uno. Siempre que sea posible, se deberárecorrer dos o tres kilómetros de un solo tirón. En esta erade transporte motorizado, la gente se muestra cada vezmenos inclinada a transportar sus propios cuerpos pormedio de sus propios motores, de sus músculos. No olvidenunca que la Vida es Movimiento, y que todo lo que sequeda quieto termina por morir. Estas son leyes inmutablesde la Naturaleza.

Cuando no sea posible hacer ejercicios de andar, sedeberá recurrir a la práctica diaria y regular de movimientosde ejercicio. También deberán realizarse todos los días ejer-cicios respiratorios que, cuando se practican de modo regu-lar y consciente, incrementan la capacidad de absorción deoxígeno, una necesidad vital para los pacientes de cáncer.

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DE SER POSIBLE, SE DEBERÍA PRACTICAR TODOSLOS DÍAS EL SIGUIENTE AUTOMASAJE:

Presione firmemente los músculos de un brazo con lamano contraria, como intentando empujarlos en direcciónal corazón. Repita con el brazo contrario, y luego con pri-mero una pierna y luego la contraria. El movimiento deberáser siempre en dirección al corazón, pues eso estimula lacirculación. Cuando lo haga con las extremidades inferio-res, podrá utilizar ambas manos para presionar en cadapierna. En todos los casos de cáncer, se deberá tener cuida-do de que el ejercicio previsto no pueda provocar hemorra-gias.

VII. Relajamiento. El relajamiento es muy importante.Es necesario que, a lo largo de la jornada de trabajo, todo elmundo se relaje durante algunos momentos, y que no seestá rindiendo continuamente al máximo. Cuando sientaque va aumentando la tensión, échese durante un ratito.Algunas personas se relajan limitándose a cambiar de tareadurante un período de tiempo; otras prefieren echarse bocaarriba e intentar no pensar en nada concreto. Esta últimaactitud es muy positiva. El tomar estimulantes, tales comoel té, el café o el alcohol, hace que mucha gente esté sobre-tensa todo el tiempo. No se relajan nunca adecuadamente.Esto debilita poco a poco sus nervios. Según un conocidoespecialista en enfermedades nerviosas, en Gran Bretañahay más mujeres que terminan en hospitales para enfermosmentales por abusar del té que por cualquier otra razón.

Las drogas alcaloides, teína y cafeína, que se encuen-tran en el té y el café respectivamente, castigan duramenteal sistema nervioso, y estas mismas drogas, y otras igual-mente dañinas, constituyen la parte estimulante de lamayoría de las bebidas no alcohólicas de todo el mundo.¿Cabe por tanto asombrarse de que Nueva Zelanda, dondese consume aún más té que en la propia Gran Bretaña, gocede la poco envidiable reputación de contar con más casosde demencia por cada 1.000 habitantes que ningún otro paísde habla inglesa?

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Para los que desean una bebida caliente y refrescante,existen numerosas preparaciones, completamente inocuas,que se pueden adquirir en los herbolarios o establecimien-tos de alimentos naturales.

VIII. Eliminación. Eliminamos los residuos a través delos pulmones, la piel, los riñones y los intestinos. El ejerci-cio de andar al aire libre y de respirar profundamente sirvede ayuda en esta tarea de eliminación, así como en la deconformar unos músculos sanos y poderosos en todo elcuerpo; unos músculos con una cuota adecuada de calcio, yno unos músculos fofos que se hayan visto debilitados alverse privados de su calcio por el exceso de sodio en el orga-nismo. Esta es, más que ninguna otra, la causa de losestreñimientos, especialmente cuando se combina con lafalta de ejercicio al aire libre.

Si obedece a las leyes de la Buena Salud y hace el ejer-cicio adecuado, sus laboratorios internos eliminarán através de la piel mediante una perspiración inofensiva y noirritante (sudor). Por el contrario, numerosas enfermedadesde la piel son provocadas por una perspiración irritantedebido a un exceso de sodio. En cuanto a los intestinos,algunos científicos han señalado que, si una persona sientedeseos de defecar y no lo hace, al cabo de unos veinte minu-tos el veneno de las heces fecales comenzará a ser reabsor-bido por el organismo. Evidentemente esto resulta especial-mente desastroso en el caso de una persona enferma o deli-cada. Pero, en cierta ocasión, una mujer me contó que sehabía quejado a una enfermera de que su marido no habíahecho de vientre en cuatro días, a lo que ésta respondió:«¡Ah, eso no es nada en este pabellón!»

IX. Una actitud animosa. Una reina de la belleza dijoen cierta ocasión que no se podía ser bella si no se era buenaal mismo tiempo. Dios está siempre más dispuesto a ayu-darnos que nosotros a pedirle ayuda o a escucharle. Y estoes aplicable tanto a la salud como a la belleza. Cultive unestado de ánimo optimista.

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Tenga fe en usted mismo y en lo que está haciendopara recuperar la salud. Según vaya mejorando, su actitud seirá haciendo cada vez más animosa.

X. Una alimentación equilibrada. Para crear calor,energía y sustancia corporal se necesitan los alimentos ade-cuados.

a) Deben ser adecuados en cuanto a su Calidad.b) También deben serlo en cuanto a su Cantidad.

Debemos contar con una cantidad suficiente de los diversostipos de alimentos que necesitarnos diariamente: proteínas,hidratos de carbono, grasas o aceites, minerales y vitaminas.Si comemos habitualmente más de lo que necesitamos,sobrecargamos y desgastamos nuestros órganos digestivosy, sobre todo, los de eliminación. La mayoría de la gentetiene un apetito excesivo, especialmente los jóvenes, aunquealgunas de las personas de mayor edad comen también,demasiado, bien para tener algo que hacer, bien para finessociales. Antes de empezar a comer, esa clase de gentedebería decidir el límite ante el que deben detenerse. Haytambién casos de personas que no sienten nunca apetitohasta haber comido unos cuantos bocados. Lo más proba-ble es que esa gente esté ya sobrealimentada, y que el orga-nismo no desee seguir siendo alimentado. Deberían exami-nar su apetito (o falta de él) a la luz de esta posibilidad, yactuar de acuerdo con ello. Deberían comprar un buenlibro de dietética y seguir escrupulosamente sus recomen-daciones.

c) El momento de comer. Es importante hacer las trescomidas en el mismo momento del día. Los principios querigen la conducta o comportamiento habrán condicionadoa sus órganos digestivos a que estén preparados en esemomento. Y son muy puntuales en sus demandas. Si se lepasa a uno el momento de una comida, lo mejor que puedehacer es abstenerse de tomar nada sólido hasta el momentode la siguiente, y limitarse a tomar algo de leche, cacao,agua de cebada o algún zumo de fruta madura. Evite cual-

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quier bebida sobre cuyo origen y proceso de elaboraciónexperimente dudas. Una cucharadita de postre del produc-to que denomino vinagre común (descrito en el Cap. XIX)en una tacita de agua caliente, constituye una bebida suma-mente beneficiosa en las primeras etapas del tratamiento.

d) Velocidad en el comer. El tragarse apresuradamen-te la comida equivale a provocar una indigestión. Mastiqueconcienzudamente la comida y no se la «zampe» nunca.

e) Proporciones. He visto muchas veces un grueso trozode carne con una diminuta guarnición de verduras en elplato de los jóvenes. Esto es muy negativo. Sería muchomejor tomar aproximadamente siete veces el volumen decarne en forma de verduras. Los condimentos picantesdeberían tomarse con moderación, o no tomarse en abso-luto. El paciente de cáncer deberá evitarlos en todos loscasos. Este tipo de condimentos dañan al páncreas y pre-disponen al cáncer. También es negativo tomar demasiadosdulces y platos azucarados, sobre todo si están endulzadoscon azúcar blanca refinada. Una paciente mía reconociótomarse todos los días siete tazas de té con dos cucharadasde azúcar cada una. ¿Cómo sorprenderse, pues, de queestuviese enferma?

f) Combinaciones. Es contraproducente tomar alimen-tos a base de almidón, como patatas o natillas, en la mismacomida en la que, por ejemplo, se tome compota de frutas.Los almidones no se digieren nunca bien cuando se encuen-tra un ácido presente. Las frutas ácidas deberían tornarsetres cuartos de hora después de una comida a base dealmidón. Por supuesto, las frutas «blandas», tales como losdiversos frutos secos, pasas, higos, etc., y los plátanos pue-den tomarse sin problema acompañando a comidas ricas enalmidón. Si es usted una persona fuerte y digiere bien,puede no observar ninguna tensión o esfuerzo de sus órga-nos digestivos a causa de mezclas poco afortunadas de ali-mentos. Pero si su salud no es del todo buena, experimen-tará flatulencia, o ventosidad a causa de la fermentación; oprobablemente frecuentes eructos y un enrojecimiento de

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la nariz (con lo que incurrirá en sospechas de alcoholismo,a pesar de que quizá ni tan siquiera pruebe el alcohol).

g) La atmósfera mental durante las comidas. Lo quemás dificulta quizá una buena digestión es un trastornomental o emocional durante las comidas. He conocido uncaso de cáncer de hígado que comenzó como consecuenciade que a la persona en cuestión se la molestara durante lascomidas hasta tres veces al día a lo largó de varios años. Lacostumbre de llevar los problemas y preocupaciones a lamesa es negativa y favorece las indigestiones. Por tanto, ymientras esté comiendo y digiriendo sus comidas, olvídesede ellos aunque sea temporalmente.

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XIX

CÓMO ME CURÉ A MÍ MISMA

Lo que voy a exponer a continuación es el régimenamplio de tratamiento que seguí para curarme un cáncer deintestino. Las referencias a lo ya señalado en capítulos ante-riores confirmarán que el tratamiento se encaminaba entodos sus aspectos a normalizar el funcionamiento fisioló-gico del organismo y, por tanto, a combatir el tumor can-ceroso y a recuperar mi salud.

Me di perfectamente cuenta de que, si deseaba teneréxito en mi autocuración, tendría que seguir tanto implíci-ta como conscientemente un régimen muy estricto destina-do a fortalecer mi salud, y de que cualquier desviación oinfracción haría que el tratamiento resultase inútil.

Al tratar cualquier caso de enfermedad grave he inten-tado siempre contar con la ayuda y colaboración de algunapersona distinta al propio paciente, que actúe como garan-tizador de que mis instrucciones se cumplen al pie de laletra. Muchas veces, los pacientes no son lo suficientemen-te resueltos y decididos como para mantenerse sin desviar-se en el estrecho y duro camino de un tratamiento correc-to. Creen que las infracciones ligeras no importan, espe-cialmente en cuanto experimentan alguna mejoría. Un ayu-dante o garantizador que supervise el tratamiento, vencerácualquier debilidad por parte del paciente, sobre todo por-que estará animado por un objetivo elevado y maravilloso:

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ayudar a alguien a recobrar lo más importante en la vida deuna persona, la salud.

EL TRATAMIENTO QUÍMICO NATURAL

Al tratarme a mí misma de cáncer, utilicé las siguien-tes preparaciones medicinales (no medicinas exactamente,sino productos químicos naturales) que considero indis-pensables:

1) El primer preparado fue clórico de amonio en table-tas de siete gramos y medio, que me proporcionaba un far-macéutico. Tomaba una tableta tres veces al día, media horadespués de las comidas.

2) BOTELLA DE MEDICINA ROSADA. Consistía enuna disolución de ácido fosfórico B.P. (es decir, en ácidofosfórico líquido diluido) y extracto liquido de amaranto.Pedía al farmacéutico que preparase una mezcla de ácidofosfórico diluido en la proporción de diez gotas por cadadracma de agua, hasta llenar una botella de medio litro.Luego se teñía de rosa con extracto de amaranto (un extrac-to vegetal inofensivo), con el fin de permitir su identifica-ción. Esta medicina posee un olor levemente ácido. La dosisera de una cucharilla de café disuelta en dos cuacharadas deagua media hora después de cada una de las tres comidasdiarias.

3) TINTURA DE YODO. El farmacéutico la prepara-ba en la proporción de un dracma de tintura de yodo porcada 100 gramos de agua. (Para guardarlo se cerraba biencon un tapón.) La dosis era de una cucharilla de café una vezal día en cualquier momento. Esta medicina seguí tomán-dola aun después de mi recuperación.

4) BOTELLA DE MEDICINA TRANSPARENTE(«VINAGRE COMÚN»). Estaba formada por una disolu-ción normal y corriente de fuerte ácido clorhídrico, B.P.,que el farmacéutico me proporcionaba en botellas de 100 ó120 gramos.

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a) Preparaba una disolución de una cucharada de lasolución de ácido clorhídrico en un cuarto de litro deagua fría, previamente hervida, y la depositaba en unabotella limpia de cristal, que etiquetaba como «VinagreComún». b) Todos los días preparaba una segunda disolucióndel producto tal como me lo proporcionaba el far-macéutico, y depositaba una cucharilla de café en unostres cuartos de litro de agua fría, previamente hervida,en una botella de vidrio, que etiquetaba como «AguaAcidulada».

En mi opinión, desempeñó un papel muy importanteen mi proceso de recuperación. Me tomaba la mitad de lacantidad preparada (esto es, cinco octavas partes), templadao fría, a media mañana, y la otra mitad a media tarde.Cuando deseaba un cambio de sabor, le añadía zumo reciénextraído de zanahoria.

MEDIDAS ESPECIALES DURANTE EL PRIMERMES. Cada veinticuatro horas tomaba 0,150 litros (no más)de leche, a la que había añadido una cucharilla de café de«Vinagre Común». Empleaba una cucharilla de plástico, yaque las de metal tendían a quedarse manchadas a causa delácido si me olvidaba de enjuagarlas inmediatamente.

SEGUNDO MES. Incrementé la dosis de leche a uncuarto de litro diario, acidulada con una cucharilla de«Vinagre Común», aunque, después del primer mes, noconsideré ya fundamental seguir tomando la leche. No obs-tante, una hora antes del desayuno tomaba siempre el AguaAcidulada, un cuarto de litro, aproximadamente, diluidacon un 50 por 100 de zumo de zanahorias. (En los dos pri-meros meses, esta bebida no debería tomarse después de lasocho de la tarde.)

Como variante, en lugar del Agua Acidulada, tomabauna cucharada de «Vinagre Común», mezclado con un cuar-to de litro de zumo de zanahorias y agua pura. Continué

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tomando esta bebida aun después de los dos primerosmeses, pues la consideraba necesaria por razones de seguri-dad y progreso.

Siempre empleo este producto que denomino «VinagreComún» en lugar del vinagre, y siempre corno aliño paralas ensaladas.

TERCER MES. En una cucharada o más de agua,disolvía suficientes sales de epsom como para cubrir unamoneda pequeña, y me la tornaba todos los días. Continuéhaciéndolo hasta recuperar un funcionamiento o actividadnormal y regular de los intestinos. Cuando consideré queme había liberado ya del exceso de sodio, comencé a tomartabletas de gluconato de sodio, con vitamina D, dos veces aldía y durante un total de seis meses.

PRIMEROS AUXILIOS PARA EL DOLOR

Cuando un paciente de cáncer experimenta grandesdolores, y aparte de una inyección anodina, que deberá seradministrada por un profesional de la medicina, he descu-bierto que lo mejor es suministrarle una dosis de espíritudulce de nitro; por ejemplo, mezclado mitad y mitad conagua, y darle a beber mucha agua acidulada («VinagreComún»), con el fin de ayudarle a neutralizar la sosa cáus-tica y a eliminar la mayor cantidad posible a través de losriñones. También resulta útil un baño caliente, sobre todosi después del mismo se frota todo el cuerpo del enfermocon una esponja mojada en agua caliente y ácido clorhídri-co disuelto, en la proporción de una cucharilla de postrepor cuatro de agua. Siempre que se pueda, conviene hacerque el paciente sude. Deben dársele cápsulas de seis granosde clórico de calcio después de las comidas, tres veces al día.Proporciónele también frecuentes infusiones calientes deagua de cabada que contengan por cada medio litro unacucharilla de postre de Glucosa D y una cucharada de«Vinagre Común».

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Para que el paciente pueda hacer de vientre, he descu-bierto que lo mejor son enemas que contengan una cucha-radita de ácido clorhídrico diluido por cada tres cuartos delitro de agua templada. Si resulta posible llegar a la zonadolorida, aplique agua caliente que contenga una cuchara-dita de ácido clorhídrico diluido por cada tres cuartos delitro, aproximadamente, de agua, lo que deberá proporcio-nar un alivio casi inmediato.

MI DIETA DURANTE LOS TRES PRIMEROS MESES

Durante los dos primeros meses, no tomé para nadacarne, pescado, queso o clara de huevo. Las yemas sólo unaun día sí y otro no, y únicamente durante el segundo mes;cuando los tests químicos (es decir, con papel tornasolado)demostraron que el hígado funcionaba ya bien. Mi dieta fueestrictamente vegetariana durante los tres primeros meses,al cabo de los cuales seguí excluyendo la carne en la medi-da de lo posible, pues las proteínas vegetales contienenmenos venenos residuales que las animales.

NADA de zumos envasados de frutas que contuviesenconservantes.

NADA de azúcar de caña, o sólo una cantidad muylimitada.

NADA de té, café, alcohol o bebidas de cola. NADA de condimentos (pimienta, mostaza o pican-

tes). NADA de nicotina, ni un solo cigarrillo. NADA de sal de mesa o que la contuviese. La lista de

este tipo de alimentos es muy larga, por lo que tuve quetener un cuidado extremado.

NADA de sodio en absoluto. La sal de mesa es un 50%sodio. Las levaduras comerciales están repletas de sodio,por lo que no tomé nada que hubiese sido elaborado conellas.

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NADA de bicarbonato de sodio. NADA de aspirinas o productos similares. NADA de bórax. Los carniceros y pescaderos emplean

compuestos de sodio y, con frecuencia, sulfato de sodio.Muchas veces, los fabricantes emplean compuestos de sodiopara conservar mejor los frutos secos, las lentejas y los gui-santes y judías secos. Por tanto, antes de cocinarlos, losdejaba toda la noche en agua y los aclaraba bien; luego losponía en agua fría y los colocaba al fuego, hasta que empe-zaban a hervir, cocinándolos luego a fuego lento. Si sentíala menor duda, comprobaba su grado de alcalinidadmediante la prueba o test del papel tornasolado rojo.

NADA de frutas ácidas en una comida a base de ver-duras (las frutas dulces, tales como las pasas, los dátiles ylos higos secos no son frutas ácidas). Cuando utilizo pasaso dátiles, prefiero comprarlos con hueso o pepita, lavarlosbien y sacarlos yo misma.

NADA de frutas conservadas en dulce. Asimismo,tomaba únicamente productos a base de cereales sin sal,tales como gachas o porridge sin sal, o pan sin sal.

NOTAS ESPECIALES: Toda la mantequilla que tomoes sin sal, regla que seguiré respetando durante toda mi vida,para evitar una recaída.

La mantequilla salada normal y corriente contienetreinta granos; es decir, media cucharilla de sal por cada 25ó 30 gramos de peso. La cantidad de sal que debería consu-mir una persona sana no debe superar nunca los sesentagranos (una cucharilla) cada veinticuatro horas, sumandotoda la que uno toma en todos sus alimentos.

NADA de naranjas, pomelos, tomates, frutos secos onabos durante el primer mes especial; aunque, durante elsegundo, yo ya tomé naranjas una vez al día. En alguna demis comidas tomo siempre una cucharilla o más de germende trigo.

La cebolla, bien seca cortada en trocitos y espolvorea-da, o mezclada con los alimentos hervidos, como las pata-tas, aportan cierta dosis de sabor, con lo que uno no echa

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tanto de menos la sal. También puede utilizarse zumo decebolla para dar sabor a algunos guisos. Siempre que resul-te conveniente, podrá emplearse cebolla en polvo para hacermás sabrosas las comidas. Las verduras frescas rayadas ocortadas en trocitos pequeños también mejoran el gusto delos alimentos, y le ayudan a uno a no echar de menos la sal.

NOTA: El calor, si es muy elevado, destruye las vita-minas de los alimentos. El valor de las vitaminas consiste enque le permiten a uno asimilar la sustancia en que seencuentran presentes. Tomadas por separado, es decir, sinla sustancia a la que pertenecen, las vitaminas actúan comopotentes estimulantes momentáneos; pero si se persiste entomarlas, terminan por ir minando y agotando la vitalidaddel paciente.

DESAYUNO (COMIDA N.º 1). Tuve mucho cuidadode evitar cualquier alimento que, según mi experiencia,hubiese trastornado el hígado.

Mi desayuno consistía en fruta, especialmente frutafresca, nueces y, al cabo de la tercera semana, un poco deleche, o media taza de yogur sin sal. Algunas veces tomabalas nueces rayadas. Mi plato favorito era la ensalada de fru-tas frescas.

Tomaba siempre diariamente algo de fruta fresca. Laque prefería era la manzana bien lavada, en ocasiones raya-da.

NOTA: los frutos secos, tales como pasas, sultanas,uvas de Corinto, higos (previamente humedecidos) y cirue-las (previamente humedecidas) no formaron parte de midicta hasta después del primer mes de tratamiento; contie-nen una proporción relativamente elevada de sodio organi-zado, que es sumamente valioso cuando la persona estásana, pero no cuando precisamente intenta superar un malprovocado por el exceso de sodio. La comida a base de fru-tas la tomaba sólo corno desayuno o a medio día, peronunca por la noche.

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En las ensaladas, o en su aliño, y con el fin de contra-rrestar el sabor ácido del «Vinagre Común», empleabacinco o seis dátiles, pero sólo después del primer mes. Devez en cuando tomaba algún tipo de porridge o gachas (deavena o trigo) en el desayuno, pero siempre sin sal y con unpoquito de leche acidulada y una cucharada de crema deleche fresca y no manipulada recubriéndolo todo. (Me ase-guraba siempre de que la crema no contenía nada de bóraxo bicarbonato.) Cuando me apetecía, y para darle mássabor, añadía una cucharilla de melaza, sirope o miel.También, y como desayuno alternativo, tomaba dos o tresrebanadas de pan sin sal con mantequilla también sin sal. Elpan podía estar tostado o no, pero la. mantequilla debíauntarse siempre fría, y se podía acompañar de sultanas,rodajas de cebollas, frutos secos previamente humedecidos,nueces o plátanos bien maduros.

Algunas veces suprimía el endulzamiento del porridge,o tomaba porridge de trigo en lugar de avena. Entre trescuartos y una hora después de la comida a base de almidón(cereales), tomaba fruta en abundancia (preferentementemanzanas), aunque los plátanos son también buenos, seanguisados o crudos.

Adopté la regla de que las frutas ácidas, tales comociruelas, peras, grosellas, uvas, manzanas ácidas, etc., debíantomarse siempre una hora después de los almidones (loscereales y todos los alimentos elaborados a base de harina,patatas, arroz, etc.).

Desde mi punto de vista, la cantidad es tan importan-te como la calidad.

COMIDA N.º 2. ENSALADA ESPECIAL DE VER-DURAS. La tomaba, bien durante el desayuno, bien amediodía o por la noche. De este modo añadía a mi ali-mentación un importantísimo factor: la clorofila.

Cogía algunas hojas bien lavadas de espinacas, hojasverdes de lechuga,.remolacha o algún tipo de col, y las cor-taba en trozos grandes sobre una tabla de madera. Luegocogía una cebolleta o un trozo de cebolla, y lo cortaba tam-

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bién sobre la tabla de madera, cubriéndolo con las hojas deverduras frescas (la de espinaca es la mejor de todas), pasán-dolo a través de un aparato de picar carne. Lo picaba lo másfino que podía, como se pica la menta para preparar salsade menta. Al cabo del primer mes, añadía una docena desultanas o pasas bien lavadas, también picadas. Luego cogíauna zanahoria, la pelaba, y la rayaba en un rayador fino.

Mezclaba la zanahoria rayada y los demás ingredientesen una vasija o recipiente, añadiendo un tomate cortado entrocitos (sólo a partir del segundo mes), o media manzana,así como una cucharadita de «Vinagre Común». O prepara-ba un aliño a base de vinagre común; por ejemplo, unacucharada de dicho producto mezclada con seis dátiles cor-tados, una cucharada de leche y otra de aceite de maíz, olivao girasol. Esta es aproximadamente la cantidad de aliñonecesaria para una taza de desayuno de la ensalada de ver-duras frescas. Tomaba esta ensalada con una comida de ver-duras hervidas o con un porridge, con pan integral sin sal ymantequilla asimismo sin sal, o sola, acompañada única-mente de una taza de agua caliente.

Esta ensalada clorofilada resulta sumamente agradabley sana, y la tomaba todos los días. Es extremadamente puri-ficante y, al mismo tiempo, un suave laxante.

COMIDA N.º 3. COMIDA A BASE DE VERDU-RAS HERVIDAS. Para tomar en el desayuno, a mediodía opor la noche. Cocinaba las verduras de alguna de las dosformas siguientes:

1) De manera natural; es decir, conservando en lamedida de lo posible los minerales contenidos en lasmismas.

2) En forma de puré, hirviendo varias verduras juntasen un mismo recipiente, hasta que formen una masasemisólida. De este modo conservan también casitodos sus minerales.

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Pero cualquiera que fuese el método elegido, encontréque era siempre necesario añadir una ensalada fresca a estacomida. La acompañaba, pues, de una mezcla de productosvegetales en ensalada, compuesta por zanahorias rayadas,perejil, tallos tiernos de apio, remolacha fresca, menta,tomillo, mostaza y berros, lechuga y hojas verdes de coles yapio.

Las verduras frescas me proporcionaban las vitaminas,y las hervidas los minerales que necesitaba.

COCINAR DE MODO NATURAL

Existen varias formas de cocinar así. El objetivo que sepersigue es que, una vez guisados, los productos vegetalesconserven muy poco o ningún liquido. Yo solía asar laspatatas con cáscara o piel y hervir las verduras en una fuen-te de «Pyrex» o envueltas en papel de plata, así como emple-ar una olla doble o un recipiente cerrado que se depositabadentro de una cacerola con agua puesta a hervir. En ningúncaso permitía que las verduras se cocinasen en exceso.

Las ollas a presión están bien para hervir productosvegetales duros, tales como guisantes o judías secas, pero nopara las verduras blandas. Con este tipo de ollas resultamuy difícil no pasarse en el hervido de las verduras. Si sonde aluminio, considero prudente prevenir cualquier proba-bilidad de contaminación metálica poniendo las verduras enun recipiente esmaltado y cerrado, que se depositará luegoen el fondo de la olla a presión. Yo descubrí que otra formade cocinar de manera natural consiste en engrasar el fondode una sartén esmaltada y depositar en él las verduras. Lacubría luego con un plato también esmaltado e iba aña-diendo cucharadas de agua de vez en cuando, hasta que lasverduras estaban deliciosamente cocinadas.

Mediante un pequeño estudio conseguí que la comidavegetariana resultase muy grata de sabor, aun sin sal. Unbuen libro de cocina a base de recetas dietéticas constituyetambién una valiosísima ayuda.

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Otra forma de guisar por mí empleada consistía enengrasar el fondo de una cacerola esmaltada con grasa oaceite (el aceite de cacahuete y de maíz resultan especial-mente indicados). Entonces echaba las verduras y ponía lacacerola sobre un fuego intenso. Añadía de inmediato unataza de agua caliente, y bajaba el fuego. Si era necesario,levantaba la tapa de vez en cuando y echaba cucharadas deagua caliente. Pero muchas veces ni tan siquiera hacia falta.Una vez cocinadas, las verduras no contenían más que unacucharada de líquido. Entonces las servía, añadiéndoles miensalada de clorofila. Por este procedimiento conseguía unacomida verdaderamente deliciosa.

Con estas comidas, uno debe tomar siempre algunasproteínas vegetales, contenidas por ejemplo en los guisanteso las judías secas. Cuando ni el hígado ni los órganos delaparato digestivo se ven afectados por el cáncer, y paratomar proteínas, se puede acompañar esta comida con unhuevo o con un queso cremoso sin sal, pero sólo a partir deltercer mes. No se debería comer huevos nada más un día síy otro no.

La modalidad de puré en la que preparaba las verdurasera ligeramente distinta. Cuando las verduras habían que-dado reducidas en la cacerola esmaltada a una masa semisó-lida, añadía entre media y una cucharada de harina de sojapor persona, y lo espesaba todo con un poco de puré de gui-santes, previamente mezclado con agua fría y hervidodurante al menos diez minutos. Entonces servía la comiday añadía la ensalada de grasa natural; añadía al principiouna cucharadita de aceite por persona. Uno debería tomartodos los días al menos una cucharadita de aceite de oliva,soja, maíz o girasol.

Un paciente gravemente aquejado de cáncer de hígadomejoró asombrosamente tornando porridge con espinacasfrescas troceadas como desayuno, a mediodía verduras gui-sadas según los procedimientos descritos (alternándolos devez en cuando), y simplemente hojas de lechuga, cebolletas,rábanos y pan y mantequilla sin sal a la hora del té, con fre-cuentes cucharadas de «Vinagre Común» acompañando a

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todas las comidas y bebidas a lo largo del día. Cuando sepueden conseguir, las galletas «Granose» sin sal y la mante-quilla de cacahuetes sin sal son también muy positivas.

LOS SUSTITUTOS DE LA CARNE ANIMAL SON:

1) Los frutos secos (que yo personalmente tomabatodos los días), y 2) las legumbres (que tomaba también dia-ria- mente), tales como guisantes, alubias, lentejas, puré deguisantes, harina de soja, de linaza (o de mijo, para cam-biar), germen de trigo y mantequilla de cacahuetes sin sal.La harina de soja es la mejor de todas las proteínas. Yo per-sonalmente me aseguraba de que estaba fresca cuando lacompraba, y la conservaba en un jarro de cristal con tapa.Echaba dos o tres cucharaditas de ella en el porridge o en elpan y la leche, o disolvía dos o tres cucharaditas en algunabebida caliente.

El puré de guisantes apenas requiere preparación.Cualquier semilla comestible, como la de girasol, equivale auna legumbre. Descubrí que los guisantes canadienses sonexcelentes. Acompañaba las verduras de bastante mantequi-lla pura sin sal, o de un poco de leche acidulada a unacucharada de crema pura y sin sal. A partir del tercer mes,tomaba una rebanada de queso muy suave, alternándolocon el huevo.

Permanecía al aire libre y al sol todo lo que podía.Mantenía siempre el calor, especialmente en los pies, y rea-lizaba todos los días ejercicios respiratorios. Si la ensaladafresca me parecía excesivamente fría en el invierno, la toma-ba templada (pero sólo templada), calentándolo ligeramen-te junto con las verduras hervidas. Otro método consistíaen untar de mantequilla y cortar en cuadritos una rebanadade pan, depositándolos luego en una cacerola esmaltada conun poquito de leche acidulada y agua, o de leche aciduladay caldo de verduras (el agua de haber hervido verduras), ydejar que hiervan. Luego lo retiraba del fuego, echaba laensalada por encima, y lo movía todo. Finalmente, lo servíaen una pequeña fuente y me lo comía, masticándolo todo

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bien. Descubrí que lo mejor era añadir algunas verdurashervidas al plato antes de echar la ensalada. También que unqueso muy suave puede resultar positivo al cabo de la déci-ma semana.

Me aseguré bien de no cocinar nada en cacerolas dealuminio. El aluminio en sí no es perjudicial, pero el plomocon el que suele estar amalgamado puede resultar extrema-damente venenoso.

NO OLVIDE JAMÁS que, en un 99% de los casos, elcáncer se debe al exceso de sodio, unido a una constitucióndebilitada por haber infringido las Leyes de la Buena Saluddescritas en el Cap. XVIII.

A lo largo de todo este libro he intentado inculcar a loslectores que, en los casos de cáncer, la constitución delpaciente se ha visto debilitada antes del desarrollo de laenfermedad, porque su organismo ha sucumbido ante elexceso de sodio. También, al describir el procedimientoseguido para mi propia curación, espero haber demostradoque ese exceso puede ser contrarrestado y la salud recupe-rada.

Fue hace unos doce años cuando descubrí que yomisma sufría cáncer de intestino y experimenté los intensosdolores propios de dicha enfermedad. Consideré que el plande acción óptimo consistía en buscar la ayuda y asistenciade una paciente a la que habla curado anteriormente de cán-cer. Pensé que habiendo atravesado ella misma ese calvario,era la persona más indicada para ayudarme.

Me mantuvo en cama durante ocho semanas, empren-diéndose los dos meses de tratamiento descritos en ese capi-tulo, con el fin de restablecer el equilibrio de sodio de miorganismo.

Durante todo este periodo del tratamiento, me sentícomo un saco de huesos doloridos. Experimentaba conti-nuamente espantosos dolores, pero sabía que no debía que-jarme, pues a pesar de ese dolor constante, pero cuya inten-sidad iba gradualmente disminuyendo, sabía que estabamejorando.

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Al llegar a este punto, deseo resaltar que tuvieron quepasar casi dos años antes de poder afirmar tajantemente ysin la menor duda que la curación era completa.

Desde entonces me he visto totalmente libre del mal.Ni que decir tiene que, en todo momento, he respetado conreligiosa escrupulosidad los principios expuestos a lo largode esta obra.

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