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Centro de atención a la familia Las primeras referencias sobre el uso de la bañera para partos comenzó en los años 70, en una pequeña clínica francesa, en Pithiviers cerca de París. El Dr. Odent, obstetra francés e investigador de la fisiología del nacimiento, redescubriendo las necesidades de la mujer durante el proceso del parto observó, la atracción que las mujeres sentían hacia el agua, bien fuera, con la necesidad de tomar una ducha caliente en un lugar pequeño e íntimo, o con la inmersión total de su cuerpo en una bañera. Así, decidió en un principio conseguir una piscina hinchable e instalarla en su maternidad, en un habitación pequeña de color azul marino, evocando las olas en el océano, y decorada con delfines. La mujer se podía sentir como en casa, de manera que cuando las contracciones se hacían dolorosas y pedía que se le administrara un analgésico, meterse en el agua las aliviaba y conseguían, en la mayoría de los casos, llegar a la dilatación completa en una o dos horas después de la inmersión. Una de las características que se dan en el ambiente del parto fisiológico es que una vez en el agua y sin estar condicionadas por lo que han visto o leído, la mayoría de las mujeres cuando se acerca el nacimiento del bebé, tienen la necesidad imperiosa de salir de la bañera, de manera que el bebé nace, en muchos casos, fuera del agua. Algunos aspectos cruciales para que se desarrolle la primera etapa del trabajo de parto de forma espontánea son: el ambiente de privacidad, intimidad, oscuridad, calma, libertad para hacer ruido y para trabajar en cualquier posición, así como ofrecer un acompañamiento a la mujer de manera que se sienta segura y no observada. Para ésto han de conocerse las necesidades de la mujer de parto, la importancia del silencio, el poder de ser invisibles y de no perturbar el proceso del nacimiento. 18 20 EL USO DEL AGUA EN EL PARTO

+Q9m nº16 Imagyne

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Centro de atención a la familia

Las primeras referencias sobre el uso de la bañera para partos comenzó en los años 70, en una pequeña clínica francesa, en Pithiviers cerca de París.El Dr. Odent, obstetra francés e investigador de la fisiología del nacimiento, redescubriendo las necesidades de la mujer durante el proceso del parto observó, la atracción que las mujeres sentían hacia el agua, bien fuera, con la necesidad de tomar una ducha caliente en un lugar pequeño e íntimo, o con la inmersión total de su cuerpo en una bañera.Así, decidió en un principio conseguir una piscina hinchable e instalarla en su maternidad, en un habitación pequeña de color azul marino, evocando las olas en el océano, y decorada con delfines. La mujer se podía sentir como en casa, de manera que cuando las contracciones se hacían dolorosas y pedía que se le administrara un analgésico, meterse en el agua las aliviaba y conseguían, en la mayoría de los casos, llegar a la dilatación completa en una o dos horas después de la inmersión.

Una de las características que se dan en el ambiente del parto fisiológico es que una vez en el agua y sin estar condicionadas por lo que han visto o leído, la mayoría de las mujeres cuando se acerca el nacimiento del bebé, tienen la necesidad imperiosa de salir de la bañera, de manera que el bebé nace, en muchos casos, fuera del agua.Algunos aspectos cruciales para que se desarrolle la primera etapa del trabajo de parto de forma espontánea son: el ambiente de privacidad, intimidad, oscuridad,

calma, libertad para hacer ruido y para trabajar en cualquier posición, así como ofrecer un acompañamiento a la mujer de manera que se sienta segura y no observada. Para ésto han de conocerse las necesidades de la mujer de parto, la importancia del silencio, el poder de ser invisibles y de no perturbar el proceso del nacimiento.

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EL USO DEL AGUA EN EL PARTO

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El agua hace que la mujer pueda flotar sintiéndose liviana durante las contracciones. El calor reduce la secreción de adrenalina y relaja los músculos, a la vez que el agua induce ondas cerebrales Alfa, ayudando a conseguir un estado de relajación mental y favoreciendo así la progresión del parto. De manera que se ha demostrado que aquellas mujeres que tienen la oportunidad de utilizar la inmersión en el agua durante el trabajo de parto reducen el uso de analgesia farmacológica durante el proceso

de dilatación.Cuando una mujer entra en el agua a mitad de la dilatación (5 cm), con buena dinámica de parto se produce alivio del dolor, y por lo tanto una reducción de las hormonas del estrés. El principal efecto que se produce a corto plazo, es un pico elevado de oxitocina y por lo tanto un espectacular progreso de la dilatación.Si la inmersión en el agua ocurre antes del ecuador de la dilatación, o la mujer permanece mucho tiempo dentro podríamos provocar el efecto contrario, pudiendo hacer el trabajo de parto más largo y lento. El arte de la comadrona, será saber cuál es el momento ideal para entrar en la bañera, así como controlar la

temperatura óptima del agua (no superior a 37ºC).El parto dentro del agua podría suceder, el bebé nacería en un medio acuático, del mismo del que proviene, de manera que la primera respiración no sucedería hasta que no saliera a la superficie en contacto con el aire. Pero éste no debería ser el objetivo ya que el parto es un proceso instintivo, en el que hay que guiarse por las necesidades que surgen en el momento. No se debería planificar o idealizar para no quedar atrapados en nuestro propio proyecto.

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