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ISSN: 1988-0839 Publicación dirigida a todos los sectores implicados en emergencias Número 0 Año 2007 ISSN: 1988-0839 www.centraldeemergencias.com

Revista Digital Central de Emergencias. ISSN 1998-0839. Año 2007 - 1º Semestre

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Publicación dirigida a profesionales de la gestión de emergencias y seguridad

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ISSN: 1988-0839

Publicación dirigida a todos los sectores implicados en emergencias

Número 0

Año 2007 ISSN: 1988-0839

www.centraldeemergencias.com

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ISSN: 1988-0839

Central de Emergencias quiere comenzar su andadura rindiendo un sen-cillo homenaje a todas aquellas personas que entregaron su vida mien-

tras protegían a nuestra Sociedad.

La profesionalidad y valía personal de todos ellos nos dan fuerzas para seguir trabajando y entregándonos día a día.

Jamás mueren en vano los

que mueren por una causa

grande Lord Byron

George Gordon Byron

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ISSN: 1988-0839

deISSN: En trámite

Noticias breves

www.centraldeemergencias.com

Central de Emergencias pre-tende ser un nuevo punto de encuentro de todos los secto-res implicados en las emer-gencias donde poner en co-mún los conocimientos y expe-riencias

Cuando en nuestras ciudades se produce una situación de emergencia, los colectivos implicados en su gestión de-ben ser capaces de actuar de forma coordinada, conociendo todos las líneas de actuación de cada uno. Debe existir simbiosis entre todos.

La sinergia es la integra-ción de elementos que da como resultado algo más grande que la simple suma de éstos.

Eso es lo que pretendemos, que unamos nuestros conoci-mientos y experiencias en un punto común para encaminar-nos hacia una gestión eficaz de la emergencias.

Esta revista pretende apro-vechar los conocimientos y experiencia de nuestros profesionales y divulgarlos entre todos nuestros sus-criptores.

Central de Emergencias tiene previsto lanzar su pri-mer número en el primer semestre del año 2007.

Se trata de una publicación electrónica que se emitirá

con una pe-r i o d i c i d a d

bimensual..

Esperamos contar con vuestras aporta-ciones, las cuales

servirán de fuente de formación para todos.

Las aportaciones enviadas serán evaluadas, de forma anónima, por nuestro equipo de revisores quienes envia-rán un informe a los autores, sugiriéndoles las modifica-ciones que estimen pertinen-tes.

Una vez realizadas las correc-ciones al trabajo, volverán a ser evaluadas.

En el caso de ser aceptadas se publicarán en el número si-guiente. Central de Emergen-cias emitirá la acreditación oportuna de la publicación.

Os animo a participar en este proyecto, que es un proyecto de todos.

Un cordial saludo.

Antonio Barea Sánchez.

Nace un nuevo punto de encuentro

Nuestro equipo Central de Emergencias cuen-ta con un equipo de redacción multidisciplinar.

Contamos con profesionales de reconocido prestigio en sus ámbitos que garantizarán la calidad en las publicacio-nes de esta Revista.

Experiencia, formación y pro-fesionalidad se unen en un proyecto común.

• El nuevo Centro de Mando y Control de la Policía Local de Sevilla será una realidad en breve.

• Secora, la nueva red de telecomunicaciones digitales del Ayuntamiento de Sevilla es ya una realidad. Integrará a los servicios de emergencias y empresas municipales

• La Unidad Militar de Emergencia, UME, es una Unidad Militar de nueva creación, con el máximo potencial y ca-pacidad de reacción para su intervención en situaciones extremas

Revista profesional de todos los sectores implicados en emergencias

Año 2007 Primer Semestre ISSN: 1988-0839

Vol. 0 nº 0

Secciones • Seguridad Pública

• Emergencias Sanitarias

• Protección Civil y Salvamento

• Criminología

• Tráfico y Seguridad Vial

• Jurídico-Legal

• Nuevas tecnologías

• Medio Ambiente. Riesgos naturales

• Psicología de Emergencias

• Emergencias Marítimas

• Periodismo de Emergencias

• Gestión de Recursos Humanos

• Formación continua

• Lúdico — Cultural

• Noticias

Staff Dirección

Antonio Barea Sánchez

Jefe de Redacción José Eduardo Márquez Mestre

Secciones

Seguridad Pública José Eduardo Márquez Mestre

Emergencias Sanitarias Francisco Bonilla Quintero

Tráfico y Seguridad Vial Ildefonso Ferrón López

Jurídico Legal Mariano Mateo Parejo

Medio Ambiente. Riesgos naturales Antonio Matías Navarro Torres

Protección Civil y Salvamento Plácido Díaz García

Criminología José Julio Camacho Pachón

Nuevas Tecnologías Francisco Javier Blanco

Prevención de Riesgos Laborales Rafael García Gamero

Psicología de Emergencias Antonio Vigil-Escalera Pacheco

Emergencias Marítimas José Antonio Correa Velázquez

Periodismo de Emergencias Salomé Machío

Gestión de Recursos Humanos José Antonio Vargas Mellado

Formativa

Lúdico-Cultural Relaciones externas

Noticias David Guzmán Valenzuela

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ISSN: 1988-0839

DESDE UNA PERSPECTIVA CRÍTICA

Admiramos, perplejos, las colosales obras de ingeniería de la humanidad: la Gran Muralla China, pirámides en Asia y Sudamérica, canales entre mares de Améri-ca y Oriente, grandes catedrales de Occi-dente... Adivinamos, detrás del ingente esfuerzo material, una constante: la gran potencia, el imperio.

La historia de las civilizaciones nos ha demostrado que grandes poblaciones no han sido sinónimo de grandes potencias. Así ha ocurrido durante milenios con mu-chas poblaciones de Asia y África que, lejos de prosperar, no consiguieron zafarse del hambre y del subdesarrollo.

El hecho clave de las potencias, los imperios, es la organización. No todas las poblaciones alcanzaron un nivel de organi-zación que les permitiera gestionar sus recursos, humanos y materiales, de forma eficaz y eficiente.

Con tal propósito, las potencias recu-rrieron a profesionales de la organización. Estos eran seleccionados por su competen-cia y lealtad, y formaron parte de cuerpos jerarquizados. Se inventó así al funcionario y a la Administración.

Volviendo a los ejemplos iniciales, las grandes obras, podemos constatar el cum-plimiento de un presupuesto previo: efica-ces administraciones. La administración china, la egipcia, la romana, las de las po-tencias e imperios de Europa, la de E.E.U.U.

Las administraciones nacieron en las antiguas civilizaciones. Con rudimentarios instrumentos técnicos y conocimientos científicos limitados, sus estructuras idó-neas fueron perfectamente piramidales.

Con el transcurso de siglos, y aún milenios, sus principios esenciales de orga-nización se fueron heredando, perfeccio-nándose sin grandes variaciones.

Durante este tiempo, la teoría organi-zativa de la humanidad avanzaba muy por delante de su capacidad operativa. Las comunicaciones, el transporte y la conser-vación eran los factores limitativos de las capacidades de mando y logística de las administraciones.

A pesar de las limitaciones enunciadas, estas administraciones lograban la movilización y actua-ción de ingentes cantidades de recursos. Las obras referidas, e incluso las grandes guerras, son prueba de ello. No obstante, la lentitud era un factor insalvable en la maniobra que implicaba extensos recursos.

Estas sociedades, y sus administraciones, poco podían hacer en el ámbito de la gestión de emergencias. La lentitud operativa las condenaba a la ineficiencia. Como notas definitorias, la ges-tión de emergencias era: reactiva, lenta, local y limitada.

Avanzando hasta nuestra época, nos encon-tramos en un universo muy diferente. Un mundo atravesado por redes digitales de banda ancha, rotulado por autopistas y vías férreas, sobrevolado simultáneamente por millares de aeronaves, coro-nado por centenares de satélites de información... La logística actual nos tiene acostumbrado al movi-miento cotidiano y optimizado de millones de tone-ladas diarias de mercancías, cientos de miles de personas. Las cifras crecen vertiginosamente.

En estas condiciones me gustaría plantear una reflexión crítica. ¿Siguen siendo comunicacio-nes, transporte y conservación los factores limitati-vos de las posibilidades humanas en la gestión de la emergencia? ¿O son ahora factores políticos, dimanantes de la organización humana, los que dificultan la gestión de las emergencias?

Las administraciones de nuestro entorno se han vuelto enormemente complejas. Sus compe-tencias funcionales y territoriales se superponen, confunden, o coinciden en inhibiciones.

Nuestra Legislación, desde las superiores instancias europeas hasta los más inferiores esca-lones locales, se esfuerza en declarar coordinación y colaboración como ampulosas fórmulas mágicas de las relaciones entre administraciones. Directi-vas europeas, leyes, reglamentos, órdenes… En su ejecución, planes de protección civil, convenios, acuerdos, etc. tratan de resolver los problemas inherentes a la atomización e independencia de cuantos factores deberían trabajar en la gestión conjunta de las emergencias.

Continuando nuestra reflexión con espíritu crítico, aquellos que nos movemos en el mundo de la seguridad pública sabemos responder inequívo-camente a cuestiones como: ¿están perfectamen-te definidas las competencias de cuantas agen-cias, organismos y cuerpos nos vemos involucra-dos en el ámbito de gestión de las emergencias? ¿Están formulados y difundidos, hasta niveles inferiores, planes y procedimientos operativos concretos, de forma que posibilite reaccionar sin dilación cuando se produce ésta? ¿Los procedi-mientos operativos han sido estandarizados de

Seguridad Pública

“El hecho clave de las potencias, los

imperios, es la organización”

“Las

administraciones nacieron en las

antiguas civilizaciones”

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forma que nos permita la actuación urgente de estos recursos, incluso fuera de su ámbito territorial? ¿Plantea algún problema la adscripción inmediata de recursos humanos o materiales a agencias, organismos y cuerpos a otras administraciones perentoriamente necesitadas?

Llama la atención que organizaciones a las que pertenecemos, como la OTAN, tengan perfectamente detallados, homologados y certificados procedimientos, medios e incluso unidades tácticos. De forma habitual, sus unidades efectúan ejercicios de entrenamiento en amplias maniobras combinadas de varios países, dedicando importantes porciones de sus presupuestos a estos cometidos, perfectamente conscientes de su impor-tancia preventiva.

En el ámbito de la gestión de emergencias, ningún parecido con lo anterior. Cada administración, agencia o cuerpo difiere en las nomencla-turas o codificaciones de las emergencias y en sus protocolos de actua-ción. Sus recursos materiales no son interoperables. Sus procedimientos tácticos son diferentes. No está prevista la logística necesaria para actuaciones fuera de sus territorios, etc.

Así pues, desde el ámbito profesional debemos contribuir a una mejora en la gestión de emer-gencias, reclamando hasta los más altos niveles políticos (sería deseable a nivel de Parlamento Europeo) la solución a los problemas esbozados en las líneas anteriores. Esencialmente:

• Estandarización de las nomenclaturas y codificaciones de emergencias.

• Estandarización de procedimientos preventivos.

• Estandarización de protocolos de actuación frente a cada emergencia.

• Homologación de competencias concretas de cada administración, cuerpo, agen-cia englobados por sectores y países o regiones. Procedimientos de certificación.

• Homologación de cuantos medios físicos pueden usar cada uno de los anteriores, en aras a la interoperabilidad.

• Establecimiento de procedimientos logísticos comunes para toda la Unión Euro-pea, incluyendo depósitos de materiales distribuidos territorialmente conforme a criterios tácticos de empleo.

Sin duda, estas líneas esenciales desembocarían en una nueva etapa de la gestión de emer-gencias. Conduciría también a la incorporación eficaz de mayor número de agentes de sectores privados en el sistema.

Queremos entrar en esa nueva etapa contando con la participación de todos vosotros. Por ello os invitamos a que os impliquéis en este proyecto. Esperamos conocer vuestras inquietudes.

José Eduardo Márquez Mestre

Licenciado en Derecho

Intendente de Policía Local

Seguridad Pública

“Sin duda, estas líneas esenciales desembocarían en una nueva etapa de la gestión de emergencias”

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BOMBEROS Y EMERGENCIA

Cuando los impulsores de esta revista digital se ponen en contacto conmigo para solicitar mi colaboración, no me asaltó ninguna duda que me hiciera vacilar sobre ello. El mundo de la Emergencia es apasionante. En él intervienen muchas personas, mu-chos organismos diferentes y se involucra a una gran diversidad de estamentos, tanto públicos como privados, políticos o sociales, activos y pasivos. Estamos en un país en el que el tratamiento de la emergencia, su atención adecuada, los medios empleados en ello, en definitiva, una respuesta apropiada, seria, responsa-ble y profesional, son ya un valor social, y por ende político, de gran interés y en alza continua en la escala de valores del ciudadano. La sociedad, cada día más, va a requerir de sus representantes políticos una respues-ta cada vez más decidida, no sólo en la asistencia sanitaria o en la seguridad asocia-

da a la labor policial. También está empezando a valorar ese otro tipo de seguridad no tan vistosa, y que se asocia al entorno en el que habita. Los anglosajones tienen unos términos que definen con enorme claridad estos conceptos: safety y security. Ahí engloban todo lo que se mueva alrededor de este concepto: la seguridad ante el robo, ante un incendio, o el tratamiento de un infarto con efica-cia; la protección contra incendios de un edificio o el sistema contra atraco de un cajero automáti-co. Pero también de una manera decidida la seguridad de que va a ser perfectamente atendido cuando se encuentre en una situación de riesgo provocado por una inundación, un terremoto, un incendio, un accidente de mayor o menor envergadura, etc.

Soy un firme defensor de la idea de que el tratamiento de la emergencia es y debe ser integral. Cualquier tipo de emergencia. Seguramente aparecerá en esta revista , una vez más, la necesidad de definir con claridad conceptos fundamentales en este campo, empezando por el de emergencia en si misma. También creo cierto que cada sector involucrado tiene su propio prisma a la hora de ver y tratarlo. Como no podía ser menos, también en bomberos se tienen una serie de peculiaridades que hacen que veamos este mundo de la emergencia de una manera algo particu-lar.

Eso es lo que en los primeros tiempo propongo que abordemos en la revista: una visión de la emergencia desde el punto de vista de bomberos. Lógicamente esa visión es subjetiva y de ningún modo quiero arrogarme representación alguna del colectivo, ni siquiera de una parte.

Seguro que en las próximas publicaciones saldrá a relucir la actual legislación en el

Extinción de Incendios y Salvamento

“el tratamiento de la emergencia es y debe ser integral”

“trataremos

aspectos concretos universales en su

aplicación”

Pág. 6 de

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campo de la emergencia. Porque será una de las constantes que nos encontrare-mos: la falta de una sintonía plena entre las CC AA. cuando abordan su tratamien-to legal. Tampoco hay una Doctrina de orden general que nos encauce a todos.

Pero sí hay una serie de aspectos comunes que nos hacen ver que todos estamos tratando algo muy similar. Todos tenemos una serie de necesida-des muy parejas. Y unos problemas en el día a día muy parecidos.

Desde un punto de vista particular (lo reitero intencionadamente), trataré aspectos concretos que siendo universales en su aplicación, cada organis-mo que trata la emergencia le aporta su propia impronta. En las próximas entre-gas haremos una introducción en temas concretos relacionados con la emergen-cia. Como avance citaremos algunos:

• FILOSOFIA DE LA EMERGENCIA: todo un reto, por su subjetividad y las evidentes diver-gencias existentes en la actualidad, sobre todo teniendo en cuenta el foro en el que nos vamos a mover. Sin ir más lejos, las diferencia entre lo que piensa un alcalde de un pue-blo del sur de España y uno del norte, pasando por lo que piensa uno de una gran ciu-dad. Y no digamos si le añadimos lo que pensaría alguien del altiplano sudamericano.

• INFORMACIÓN Y EMERGENCIA: análisis con detenimiento de la información que se trata en este ámbito. Ver la información común y específica, el tipo de tratamiento que requie-re, quién tiene que realizarlo, etc. Adelanto un apócrifo escrito por un estudiante en un banco de la Universidad de Salamanca (no sé si borrado ya). Decía así: “La sabiduría me persigue, pero yo soy muy rápido”. Pues bien, en nuestro caso, muchas veces tendría-mos que decir eso de “la información nos persigue, pero los servicios de emergencia somos muy rápidos....”

• SISTEMAS DE GESTION DE EMERGENCIAS: es, bajo mi punto de vista, una de las piedras angulares de este entramado. El aporte de ideas, la asunción de una filosofía común, el continuo perfeccionamiento, su universalidad, etc., etc., son aspectos que deberíamos de tratar con detenimiento y creo que éste podría ser un foro idóneo para ello. Seguro que cada uno de nosotros tendrá mucho que aportar en este campo.

• ANÁLISIS DE LOS FACTORES Y ESTUDIO DE LA DECISIÓN EN EMERGENCIAS: la toma de una decisión con rapidez implica riesgos. Por eso, hay que realizar con tiempo suficiente un análisis de todo lo que puede influir en esa decisión, precisamente con calma, con todo el tiempo del mundo, con antelación. Sería bueno sentar las bases de ese análisis, genéricamente, para poder aplicarlo, dando forma a esa decisión de manera sistemáti-ca, ágil y sencilla. Una idea: tomemos todo el tiempo necesario para estudiar una situación y decidamos lo que hay que hacer. Cuando esa situación se produzca, de manera inmediata y sin pérdi-da de tiempo, nos ponemos en marcha. Ya sabemos muy bien lo que y cómo lo tenemos que hacer.

• EMERGENCIA Y CAOS: UN TANDEM INDIVISIBLE. Cuando llegamos a un lugar en el que ha ocurrido algo de cierta importancia, casi siempre oímos una expresión muy reiterada: “¡¡esto es un “caos”....!!!”. A nosotros nos corresponde enfrentarnos a ese “caos”, de la mejor de las maneras posibles: organizándolo. Hasta resulta atractiva y creo que muy certera una definición global de la misión de los Servicios de Emergencias, definiéndola de la siguiente manera: LA ORGANIZACIÓN DEL CAOS.

Como apreciareis, sólo son apuntes y avances. Es una declaración de intenciones. Espero que resulten interesantes. En la confluencia de opiniones esperemos encontrar respues-tas. Ya hay muchas, por lo que no hay que seguir buscando donde ya hay. Pero quedan, sin nin-guna duda, cuestiones que requieren por lo menos atención, definición clara, estudio, análisis y, por que no, polémica. Por mi parte, empecemos. Este puede ser un buen lugar para establecer todo lo que creamos más conveniente. Hablemos de Emergencias. Desde los más diversos pun-tos de vista. También desde el de Bomberos. Aunque sea a titulo absolutamente personal. Ah! ¿y si le añadimos algo de innovación y originalidad?.

Saludos cordiales.

Plácido Díaz García

“emergencia y caos: un tandem indivisible” “¿y si le añadimos algo de innovación y originalidad?”

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de

Según el Diccionario de la Real Academia, Tecnología es el “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico.”

Ese aprovechamiento no siempre se inmediato. Por ejemplo, es difícil para muchas personas intuir en qué se benefician ellas de los vuelos espaciales. Y es verdad, la tecnología, aun siendo la aplicación práctica de los conocimientos científicos, camina muchas veces en la dirección en que marcan los tecnólogos, las empresas de consumo y los gobiernos guiados unos más que otros por intereses económicos a corto plazo.

El DVD es un aprovechamiento de la tecnología del láser que produce muchos beneficios econó-micos a empresas de reproductores y a la industria del cine, pero, tenemos que reconocer que difí-cilmente puede solucionar alguno de los serios problemas que aquejan a la Humanidad.

Por otra parte, vivimos en una era en la que la tecnología se ha convertido en una “afición” para muchas personas, especialmente en el primer mundo. Pero esta afición se concretiza en aparatos de uso doméstico o personal enfocados al ocio: pantallas de plasma, emepetrés, teléfonos móviles con cámara de fotos…

Visto lo visto, ¿existe realmente un uso práctico de los conocimientos científicos en beneficio de la Humanidad?

Personalmente entiendo que sí, pero este uso queda oculto por el bombardeo del otro, el de consumo masivo, que es mucho más rentable económicamente para el que vende la tecnología. Sin embargo, este uso dual, el realmente práctico y el simplemente utilitario, permite a estas empresas rentabilizar la investigación y el desarrollo y es el diezmo que nuestra sociedad tiene que pagar para mantener una infraestructura que, de otra forma, sería una inversión nada atractiva para cual-quiera con cuenta de resultados.

En este contexto, queremos que los artículos que nos enviéis nos ayuden a descubrir esa aplica-ción práctica de los nuevos o viejos inventos.

No nos deberemos dejar llevar por la “pasión por los aparatos” mostrando sólo el “invento”, sino que procederemos primero a identificar el problema que solucionan, el coste del mismo, la eficacia de la solución tecnológica y sus beneficios. Si el saldo es positivo, además, para disfrutar de esa pasión tecnológica, que sin duda también tenemos, indagaremos en los entresijos del mencionado invento, sus orígenes y su funcionamiento para afianzar nuestra fe en la capacidad del Hombre para adaptarse al medio y para mejorar sus condiciones de vida.

Por último, si habéis deducido que este apartado se dedica sólo a cosas físicas (aparatos como he dicho antes) querría aclarar algo importante: la aplicación de un comportamiento o procedimien-to humano a la gestión o resolución de emergencias es también una EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA porque un procedimiento “manual” es también un “invento” procedente de la investigación empíri-ca (científica en definitiva) del comportamiento humano. En este sentido, serán muy bien recibidas aquellas propuestas o experiencias que indaguen o revelen mejoras en la eficacia del trabajo en equipo, la coordinación y la actuación de grupos de efectivos humanos implicados en la gestión y/o resolución de situaciones de emergencia.

No dudéis en enviar todo aquello que se os ocurra, estamos dispuestos además de a revisar vuestros textos, a proponeros mejoras, enviaros información interesante al respecto y documentar-los para que lo que se publique tenga la calidad y el alcance deseados.

Un saludo y un abrazo.

Javier Blanco.

Jefe del Departamento de Sistemas de Información de Emergencia

Junta de Andalucía.

Nuevas Tecnologías

“Nos ayudaréis a descubrir la

aplicación práctica de los nuevos y viejos inventos”

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Ciertamente, la Criminología no es una disciplina que tenga que ver directamente con cualquier tipo de emergencia, que es de lo que trata este sitio.

Centrada en el crimen y todos los elementos que de alguna manera lo conforman, sus teorías y planteamientos tienen, sin embargo, por finalidad el llegar a la disección del hecho una vez ocurrido para plantear actuaciones que eviten su repetición en la medida de posible. Así pues, podríamos decir que la Criminología extiende su campo de acción después del hecho criminal para proponer actuaciones anteriores al siguiente hecho criminal. Como vemos, queda lejos de la propia emergencia, aunque precisamente por esa posible influencia en la misma, parece oportu-no incluirla en aquí.

En esta sección pretendemos publicar documentos, los que ustedes nos remitan, que de alguna manera traten sobre cualquier elemento relacionado con el crimen y que puedan ser de interés en la prevención del mismo.

Su campo de actuación es tan amplio que relacionar todos los temas sobre los que los artículos pueden girar se haría aburrido, aunque precisamente esa multidisciplinaridad permite prever una gran variedad de propuestas, las que pueden ir desde el aspecto psicológico referido tanto al propio criminal como a la víctima o a la sociedad que, de alguna forma, también padece el crimen, hasta cómo puede influir el diseño urbanístico en la generación de guetos o qué efectivi-dad tiene la aplicación de políticas de tolerancia cero en determinados barrios.

En definitiva, pretendemos que esta sección de Central de Emergencias se convierta en un foro donde puedan exponer sus trabajos y teorías, las que, a buen seguro, darán pie a intere-santes réplicas y a otros estudios.

José Julio Camacho Pachón

Criminólogo

Criminología

“La multidisciplinaridad de la Criminología permite prever una gran variedad de propuestas”

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Sirvan estas primeras líneas para dar la bienvenida a todos los que, como yo, amamos la Educación Vial; y, como no, también de una manera muy especial a quienes aún sin tener concien-cia de hasta qué punto la Educación Vial afecta a sus vidas y a la de su familia, no obstante mues-tran un inicial interés por este tema.

En lo que a esta materia se refiere, el proyecto nace como un foro de difusión; un espacio donde poder compartir no sólo conocimientos y experiencias, sino también inquietudes, ilusiones y sueños. Aquí serán bien recibidas -y compartidas- cuantas aportaciones seamos capaces de traer juntos al foro; y siempre con la esperanza puesta en que las todavía altas tasas de siniestralidad bajen, y que la convivencia ciudadana quede reforzada.

Ocurre como casi en cualquier otra materia, pero mucho más en ésta: aquí no caben los dogmas, ni los planteamientos cerrados y ajenos a interpretaciones o modos de ver distintos; pen-sar que “todo está inventado” equivaldría a ignorar la fría estadística a la que ya nos hemos acos-tumbrado.

El Código de la Circulación de 1934 (aprobado por Decreto de 25 de Septiembre) dedica-ba su art. 7 a las escuelas, estableciendo que “el profesorado de todas las escuelas y colegios, tanto oficiales como particulares, está obligado a enseñar a sus alumnos las reglas generales de la circulación y la conveniencia de su perfecta observancia; advirtiéndoles de los grandes peligros a que se exponen al jugar en las calzadas de las vías públicas, salir atropelladamente de los centros docentes, subir a la parte posterior de los vehículos y topes de los tranvías, etc. El Ministerio de Instrucción Pública dictará las oportunas disposiciones que aseguren la conveniente vigilancia del cumplimiento de este precepto”

La realidad fue otra: ni el Ministerio de Instrucción Pública (hoy Ministerio de Educación y Ciencia) realizó tal labor de vigilancia, ni las prescripciones de la norma se llevaron a la práctica; entre otros, por los siguientes motivos:

Los objetivos se formularon de una manera simple y poco clara.

• No quedaron especificados qué contenidos había que desarrollar para poder alcanzar esos objetivos (ni tan siquiera los planteados de un modo genérico).

• Las Autoridades no se preocuparon por formar adecuadamente al profesorado en esta ma-teria; y, a diferencia de lo que hoy ocurre, el resto de los agentes educadores tenían poco peso.

• Los recursos didácticos y la metodología utilizados fueron insuficientes, y no pocas veces ordenados en función de la edad de los destinatarios.

• Por último, decir que se limitaba el concepto de la Educación Vial, identificándola exclusiva-mente con la “Formación de Conductores”. ¿Qué pasaba con el resto?

Teniendo en cuenta todos estos factores, no nos ha de extrañar los escasos resultados obtenidos, ni la tardanza en abordar este asunto con seriedad.

La situación se mantuvo durante más de 40 años. El término Educación Vial no se men-cionaba en el Código de Circulación de 1934, como tampoco lo fue en otras Órdenes de los años 60 (entre ellas, una de 1967 referida a Educación Primaria y Bachillerato) donde simplemente se hablaba de “normas de señalización”. Ya a principios de la década de los 60, la administración de Tráfico advertía -en su memoria anual- acerca de la necesidad de incidir en aquella parte de la Edu-cación Cívica que tenía como destino a la población escolar.

En la década de los años 80 sí que se le dio un importante impulso al tema de la Educa-ción Vial, tanto a nivel legislativo como de puesta en práctica de proyectos serios. Al día de la fe-cha, la legislación específica ya distingue claramente parcelas que antaño no tenían cabida en la

Tráfico y Seguridad Vial La Educación Vial como alternativa

“En la década de los años 80 se

le dio un importante

impulso al tema de la Educación

Vial”

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práctica diaria. La Educación Vial ya no se circunscribe única y exclusivamente al campo de la Formación Vial; y aun-que con puntos comunes, existen as-pectos que caracterizan y diferencian a la Seguridad Vial del resto de parcelas. Todas, incluida la Educación Vial, for-man parte a su vez de la Educación Cívica.

Mayoritariamente es aceptado que tres son los elementos esenciales que integran el tráfico; elementos de cuyo desequilibrio se deriva inestabili-dad y da origen al accidente de tráfico.

De igual manera, se reconoce que de aquellos elementos, es el deno-minado “Factor Humano (o personas)” el más trascendental a la hora de consi-derar las causas que provocan los acci-dentes de tráfico; y ello, por más que algunos sectores de población quieran atribuir a los restantes dos elementos (los “Vehículos”, por un lado; la “Vía y su entorno” por otro) una mayor importancia relativa de la que realmente tienen. Es cierto que aún queda mucho por mejorar en aspectos concretos tanto de la “Vía”, como de los “Vehículos”; pero no es menos cierto que quien hace uso de aquella y dirige éstos, no es otro que la “Persona”.

Varios son los conceptos fundamentales relacionados con la Educación Vial y el tráfico; entre ellos, los siguientes:

• Los accidentes de tráfico son, por lo general, evitables (la inmensa mayoría, por no decir todos). Cuestión distinta sería determinar la manera de cómo disminuir la lesividad de los accidentes de tráfico. Esta cuestión, relativa a Seguridad Activa y Pasiva, afecta a los tres elementos integrantes del tráfico.

• La Educación Vial es un proceso continuo; en general lo es cualquier parcela de la Educa-ción Ciudadana. Se aprende desde que se nace, y el proceso no termina nunca mientras se está viviendo. No obstante, se insiste siempre en la importancia del período escolar como determinante en la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes (o modifi-cación de las mismas).

• Agentes Educadores somos todos: el principal agente educador es la Familia; y, como no, la Escuela y la propia Administración. El papel desempeñado por la familia ha ido refor-zándose a medida que ésta ha ido tomando conciencia de su influencia sobre el escolar; y aunque tradicionalmente se ha querido desviar la actividad hacia las escuelas y cole-gios, de ser importante su función, es sólo complementaria de la ejercida en las casas por madres, padres y otros familiares. Es cierto que el Código de la Circulación de 1934 daba paso a una nueva época; pero el discurrir de la historia puso freno drástico a las expectativas teóricas que se derivaban de la norma. La necesidad de supervivencia de las primeras décadas no permitió atender otras parcelas “menos importantes”; el inci-piente despegue de los años 60, y –sobre todo- la democracia, impulsó también este campo, dando pie a que los diversos agentes educadores tomaran carta en el asunto.

Las Universidades, las autoescuelas, las compañías aseguradoras, los medios de co-municación, etc. desempeñan un importantísimo papel en la Educación Vial.

Y aunque se ha avanzado bastante, queda mucho camino por recorrer: las familias han de tomar conciencia y actuar como auténticos educadores, con coherencia y responsabili-dad; y por supuesto, siempre en conjunción con el profesorado. Éste, debe tener igualmente una

“El factor humano el más trascendental a la hora de considerar las causas que provocan los accidentes de tráfico”

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mayor implicación en la actividad que la ley marca; pero, además, debe estar mejor formado en esta materia específica, no circunscrita –como hemos dicho- al marco de la formación vial.

La Administración ha de actuar como tal: legislando convenientemente, con criterios pro-fesionales, técnicos, y no tanto con criterios de conveniencia política; se sabe que la economía mueve el mundo, pero el peso de aquella no debe ser un lastre para las personas que integran las sociedades. Legislar debe ser un acto de responsabilidad, y no de oportunismo político que lleve a situaciones de hipocresía que la razón no puede aguantar; la publicidad mueve montañas.

Efectivamente, se ha avanzado mucho; pero ello no ha sido aún suficiente. La obligatorie-dad de la Educación Vial se incardina dentro del currículo escolar, como tema o área transversal. Es necesario, sin embargo, ir más allá; no basta con aquello, sino que sería conveniente instaurar la Educación Vial (junto a otras transversales) como área troncal obligatoria, impartida por docentes específicamente instruidos en la materia, dando un carácter global (integral) a la enseñanza de esta materia.

En ello, mucho tienen que decir familia y profesorado; como igualmente importante es lo que se espera de la Administración. No menos importancia tiene el papel de las Policías Locales (como parte de la Administración) y, como no, de los Formadores Viales, injustamente tratados e insuficientemente valorados; de éstos últimos, su actividad se concreta preferentemente en las autoescuelas, y por ello, los destinatarios son mayoritariamente adultos, todos conductores o futu-ros conductores. Su conocimiento y su experiencia profesional han de ser aprovechadas en los Colegios, con carácter general y habitual, no como esporádicas colaboraciones a título individual.

Los Ayuntamientos han de tomar carta en el asunto, para dar la importancia que precisa la Educación y Seguridad Vial; entre otras medidas necesarias, la “formación” es la esencial, y para ello debe potenciar a sus Policías Locales, formándolas adecuadamente y creando Unidades espe-cializadas que actúen con poblaciones diversas, pero fundamentalmente en el ámbito escolar. Di-chas unidades deben estar dedicadas exclusivamente a esta actividad principal, coordinando dife-rentes Áreas Municipales cuya actividad afecta a la Educación Vial; el destinar funcionarios de Poli-cía que integran otras Unidades, a impartir de vez en cuando clases en colegios, suele provocar descoordinación, situaciones conflictivas a nivel interno, y por lo general sirve sólo a nivel estadísti-co.

Las Compañías aseguradoras, las casas comerciales de compra-venta de vehículos, etc., han avanzado en esta materia; pero, a veces nos “venden Seguridad” y nos publicitan lo contrario.

Los medios de comunicación tienen que asumir igualmente su cuota de responsabilidad; la comunicación es un arma de doble filo y debe servir para difundir conocimientos, y potenciar hábitos y conductas saludables (nada que ver con muchos de los programas, incluso denominados “educativos”, con que distraen a nuestros pequeños).

Extensa es la materia, y muchas los temas que no esperan. Os invitamos a participar. Entre todos conseguiremos resultados positivos. Gracias.

Ildefonso Ferrón López

Policía Local

Monitor de Seguridad Vial

“Los medios de comunicación

tienen que asumir igualmente su

cuota de responsabilidad”

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ISSN: 1988-0839

El mundo de la seguridad pública, donde podemos incardinar todo lo concerniente a emergencias, seguri-dad ciudadana, protección civil, etc, se nos plantea como un lugar común donde convergen todo tipo de conocimientos que conforman la necesidad de una for-mación de carácter multidisciplinar de los profesionales de la seguridad públi-ca, tales como policías, bomberos, sani-tarios y otros técnicos.

El conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías, y de otros conocimientos científicos y técnicos, se hace imprescindible para las personas implicadas en esta área de los servicios públicos.

Cabría destacar aquí la impor-tancia de cómo el Ordenamiento Jurídico modula y determina de manera muy importante la actividad del sector de la emergencias públicas, lo que justifica sobradamente la necesidad de su cono-cimiento y estudio.

Hoy para los profesionales de la seguridad pública, y de acuerdo con la estructura territorial de España configu-rada en nuestra Constitución, no encon-tramos con tres niveles perfectamente

diferenciados a nivel competencial. De estos tres niveles, estatal, autonómico y local, surgen órganos administrativos de carácter territorial que en desarrollo de sus respectivas competencias han dotado al Estado de una normativa verdaderamente compleja en esta ma-teria que nos ocupa.

Se hace necesario, por tanto un conocimiento adecuado del marco jurídico donde estos profesionales pres-tan día a día su servicio a la Comuni-dad.

Desde aquí, trataremos de difundir aquellos trabajos de contenido jurídico que nos ayuden y faciliten des-de el punto de vista práctico nuestra labor diaria, a policías, bomberos, per-sonal sanitario, etc.

Muchos son como se ha dicho anterior-mente los problemas de índole jurídico que se nos plantean a diario y que pue-den ser analizados en esta páginas en beneficio de todos los que nos dedica-mos a la seguridad pública, que redun-darán en un mejor servicio a los ciuda-danos objetivo final y razón de ser de este foro profesional que pretende ser Central de Emergencias.

Mariano Mateo Parejo

Intendente de Policía Local

Licenciado en Derecho

Jurídico Legal

“Se hace necesario un conocimiento adecuado del marco jurídico que enmarca las actuaciones de los servicios de emergencias”

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ISSN: 1988-0839

En primer lugar y al ser ésta la primera edición de la revista y por consiguiente de esta sección, se hace necesario sentar las bases de lo que pretendemos sea el contenido de nuestra área sobre el medio ambiente y los riesgos naturales.

Vamos a definir que entendemos por “medio ambiente” y por “riesgos naturales”, conceptos que nos ayudarán a comprender la extensión y el contenido de esta sección. En un sentido amplio el medio ambiente lo definiremos como el entorno que nos rodea, formado por el conjunto de valo-res naturales, tecnológicos, sociales y culturales existentes en un lugar y momento determinado, que repercuten en las condiciones y circunstancias de la vida de las personas y de la sociedad ac-tual y futura en general.

Este entorno puede afectar en todos los aspectos a las personas, de forma positiva o negativa. Un ejemplo claro de efectos negativos del medio ambiente, lo tenemos reflejado en los estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente ha constatado que el 24% de las personas que enferman se debe a ries-gos medioambientales evitables, como el agua y aire contaminado, radiaciones, ruido, campos electromagnéticos, construcciones, agricultura e higiene en general. Son muy importantes las re-percusiones medioambientales sobre la sociedad, ya que enfermedades como el asma, los padeci-mientos pulmonares crónicos, casos de suicidio y los accidentes de carretera entre otros, están estrechamente relacionados con las condiciones medioambientales. Dicho estudio mantiene que si se guarda una adecuada relación entre el entorno y el ser humano se pueden evitar cerca de 4 millones de muertes al año.

En este sentido podemos decir que la calidad de vida, desde el punto de vista de la salud y el bienestar, está directamente relacionada con las condiciones medioambientales de nuestro entor-no, las cuales se ven cada vez más afectadas por la actividad humana y su desarrollo tecnológico e industrial, contaminando suelo, aire y agua. Son tales las consecuencias negativas de la actividad humana que el 5 de junio de cada año se celebra, en todo el mundo, el Día Mundial del Medio Am-biente. Éste fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1972. El Día Mundial del Medio Ambiente es uno de los principales vehículos por medio de los cuales la Organización de las Naciones Unidas estimula la sensibilización mundial en torno al medio ambiente e intensifica la atención y la acción política.

En cuanto a los “riesgos naturales”, podríamos comenzar con el significado de la expresión “riesgo natural” que se refiere a la probabilidad de que un determinado fenómeno natural se pro-duzca con consecuencias sobre la sociedad o el medio, siendo diferenciado del riesgo tecnológico, no implicando que el riesgo sea consecuencia de un fenómeno exclusivamente natural o que el hombre no tenga nada que ver. Como por ejemplo las consecuencias y los desastres naturales deri-vados del calentamiento global, favorecido o provocado por la actividad humana.

Medio Ambiente y Riesgos Naturales

“Si se guarda una adecuada relación entre el entorno y el ser humano se

pueden evitar cerca de 4 millones de muertes al año”

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ISSN: 1988-0839

¿Que entendemos por riesgo? Podríamos decir que el riesgo es el producto del peligro al que estamos sometidos y la capacidad de la sociedad o el medio de asumir o asimilar el impacto del fenómeno natural acaecido.

Riesgo = Peligro x Asimilación

De esta expresión se desprende que cuanto menos capacidad de respuesta o asimi-lación de la sociedad o el medio ante un peli-gro determinado, mayor será el riesgo que se asume.

¿Que entendemos por peligro? Podemos definirlo como la probabilidad de que un deter-minado fenómeno natural, de una cierta exten-sión, intensidad y duración, con consecuencias negativas, se produzca. (Por ejemplo un alud en la ladera de una montaña, o un tsunami tras un maremoto próximo a la costa)

¿Que entendemos por asimilación? Sería la capacidad de la sociedad o el medio de asu-mir el impacto del fenómeno y es precisamen-te la disminución de esta capacidad de asimi-lación la que ha llevado a un mayor aumento de los riesgos naturales.

La capacidad de asimilación se relaciona con aspectos del progreso, desde el uso del territorio (por ejemplo, la ubicación de vivien-das en zonas inundables) hasta la estructura de los edificios y construcciones, y depende fuertemente de la respuesta de la población frente al riesgo.

La disminución de la capacidad de asimi-lación global ante los desastres naturales au-

menta debido a la continua degradación am-biental, el crecimiento demográfico, la ubica-ción de inversiones en áreas vulnerables, y la concentración de infraestructura e industrias en áreas sujetas a los desastres.

Los daños que nos producen los riesgos naturales, se podrían clasificar en directos sobre personas, bienes, patrimonio etc., e indi-rectos como la disminución del turismo, la pa-ralización de obras etc.

Últimamente y debido a la frecuencia de estos riesgos por el cambio climático, las pobla-ciones tienen cada vez mayor capacidad de respuesta por lo que se incluye esta como fac-tor que aminora el riesgo. Ya que cuanto mejor sea la respuesta menos consecuencias y me-nor será el riesgo.

Riesgo = [Peligro x Asimilación] – Capaci-dad de respuesta

Entre los tipos de riesgos naturales, están los meteorológicos (huracanes, granizo, neva-das extraordinarias, etc.), los geofísicos (aludes, inundaciones, sequías, incendios, etc.), biológicos (plagas, epidemias, etc.).

En los riesgos naturales es fundamental disponer de medios predictivos para detectar-los, ya que una detección prematura, ayuda a prever lo que sucederá y su alcance, de este modo, prevenir y disminuir o evitar los daños por el desencadenamiento del riesgo.

En conclusión podríamos decir que la pre-dicción1 y la prevención2 no serian eficaces sin una gestión inmediata3 del riesgo una vez des-

“La predicción y la prevención no serian eficaces sin una gestión inmediata del riesgo una vez desencadenado”

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Bibliografía Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2003

Bellamy, David y otros. Salvemos la Tierra. Madrid: Ediciones Aguilar, 1991. Obra de carácter divulgativa sobre los problemas medioambientales.

Bilbao, A. y otros. Desarrollo, pobreza y medio ambiente Madrid: Ediciones Talasa, 1994. Obra divulgativa sobre el desequilibrio entre países ricos y pobres.

Drago, Tito. El futuro es hoy: reflexiones sobre medio ambiente Madrid: Cruz Roja Española, 1990. Obra divulgativa que repasa los problemas ambientales más importantes; bibliografía.

Gribbin, John. El planeta amenazado. Madrid: Ediciones Pirámide, 1987. Reunión de artículos sobre los distintos problemas ambientales del planeta.

Tobías, M. El hombre contra la tierra. Población y biosfera al final del milenio. Barcelona: Ediciones Flor del Viento, 1996. Obra de carácter divul-gativa.

Tapia, F. y otros. medio ambiente: ¿alerta verde? Madrid: Editorial Acento, 1995. Obra de divulgación sobre desarrollo y gestión ambiental.

encadenado. Estos tres aspectos no están desvincula-dos entre si por lo que podríamos agrupar toda esta cadena de actuaciones bajo el nombre de “prevención” ya que en definitiva de lo que se trata es de disminuir los posibles daños producidos por la materialización del riesgo natural en cuestión.

Una vez definida el área de “medio ambiente” y “riesgos naturales” nos quedaría por decir, que ante el creciente consenso sobre la necesidad de preservar el Medio Am-biente a escala mundial, las consideraciones sobre los riesgos naturales o medioambientales se están integran-do, cada vez en mayor medida, en los procesos de toma de decisiones a todos los niveles y ámbitos sociales, lo que nos lleva a que en un futuro próximo, cualquier ac-ción humana se encuentre ligada a condicionantes me-dioambientales para poder llevarla a cabo.

Antonio Matías Navarro Torres

Ingeniero Técnico Industrial Ingeniero de Organización Industrial

Funcionario de la Policía Local del Ayuntamiento de Sevilla. Unidad de Medio Ambiente. Profesor colaborador de la ESPA (Escuela de Seguridad Pública de la Junta de Andalucía).

Profesor colaborador de la academia de la Policía Local del Ayuntamiento de Sevilla.

Ana M. Jáuregui Ramírez

Ingeniero Técnico Industrial Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales en las especialidades de Seguridad, Ergonomía e Higiene Industrial.

Master en Auditorias de Prevención. Responsable del Departamento de Prevención de Riesgos Laborales de ENDESA INGENIERIA.

Notas al pie 1. La predicción se refiere a la anticipación del fenómeno con una mayor o menor antelación,

2. La prevención se refiere a una planificación para un futuro no necesariamente inmediato, dentro de los términos de sostenibilidad, gene-rando medidas que han de tener una duración prolongada bastantes años, es decir, con un cierto carácter estático en contraposición a la predicción, más dinámica y que genera información y resultados en permanente actualización.

3. La actuación inmediata se refiere a la gestión del riesgo una vez desencadenado (salvamento, evacuación, coordinación de los cuerpos afectados como son policía, bomberos, emergencias sanitarias, proyección civil, etc.). Esta tarea está desarrollada normalmente por un único organismo rector o bien por los organismos regionales o municipales más vinculados a las zonas afectadas, o por la combinación de ambas posibilidades.

de

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Sistema Mundial de Socorro y Seguridad Marítimos

SMSSM Hace ya unos años, el sistema de socorro y seguridad marítimos, definido por el Conve-

nio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) de 1974 de la Organiza-ción Marítima Internacional (OMI), se basaba en que los buques, cuando navegan por el mar, mantienen un servicio de escucha continua en las frecuencias 500 kHz. para Morse y 2 182 kHz para telefonía, frecuencias destinadas en todo el mundo a las comunicaciones de socorro, de conformidad con el Reglamento de Radiocomunicaciones de la UIT, disponiendo a bordo de un equipo de radiocomunicaciones capaz de transmitir mensajes de seguridad en los mismos cana-les.

Cuando un buque recibe una señal de socorro de otro buque que se encuentra en peli-gro, el capitán del buque en navegación tenía la obligación de acusar recibo inmediatamente de la llamada de socorro en la misma frecuencia y proceder con la mayor celeridad posible a prestar ayuda al buque en peligro. Como el alcance práctico de las comunicaciones del equipo de radio-comunicaciones a bordo en ondas hectométricas se limitaba a unas 150 millas náuticas, la asis-tencia al buque en peligro la prestaban normalmente otros barcos situados en las proximidades del lugar del incidente. Por tanto, este sistema de socorro estaba centrado fundamentalmente en las operaciones barco a barco.

En 1979, la Conferencia Internacional sobre búsqueda y salvamento marítimos (SAR) aprobó el Convenio Internacional sobre búsqueda y salvamento marítimos (Convenio SAR, 1979), cuyo principal objetivo era establecer un plan mundial de búsqueda y salvamento marítimos. Di-cho plan se basó en un marco de acuerdos entre estados marítimos vecinos sobre la prestación de servicios de búsqueda y salvamento destinados a lograr la máxima cooperación y el apoyo mutuos para hacer frente a las situaciones de peligro. A la Conferencia asistió también la Organi-zación Marítima Internacional (OMI), a la que se invitó para que elaborara un sistema mundial de socorro y seguridad marítimos (SMSSM), para una ejecución eficaz del plan de búsqueda y salva-mento establecido en el Convenio SAR de 1979.

La Asamblea de la OMI, consideró los dispositivos existentes de las comunicaciones de socorro y seguridad marítimos y decidió que debía establecerse un nuevo sistema mundial de socorro y seguridad marítimos a fin de mejorar las comunicaciones y los procedimientos de soco-rro y seguridad. Ese nuevo sistema incorporaría la tecnología moderna dotada de los últimos avances en comunicación, comprendidas las comunicaciones por satélite, apoyada por una in-fraestructura coordinada de búsqueda y salvamento basada en tierra, con lo cual se obtendrían importantes mejoras en la seguridad de la vida humana en el mar.

La diferencia fundamental entre el antiguo y el nuevo sistema de socorro es que el nue-vo sistema está centrado y coordinado en la costa y hace ahora más hincapié en el alerta barco a barco que en el alerta barco a costa. El nuevo sistema está automatizado y, lo que es más impor-tante, es más eficaz y fiable que la antigua telegrafía Morse manual y el sistema de alerta de radiotelefonía. El SMSSM está diseñado específicamente para automatizar la función de alerta de socorro del sistema radioeléctrico de un barco y, en consecuencia, eliminar la necesidad de escu-cha manual (humana) en los canales de socorro.

El objetivo fundamental del SMSSM es permitir a la infraestructura costera de búsqueda y salvamento, dar la respuesta más rápida posible, evitando la pérdida de vidas humanas a cau-sa de un accidente o catástrofe, gracias a la velocidad de respuesta del servicio de salvamento.

Cada buque, adecuadamente equipado para el SMSSM, e independientemente en la zona en que opera, está en condiciones de llevar a cabo las funciones de comunicación esencia-les para la seguridad del propio barco y de otros barcos que navegan en la misma zona, ya que el sistema también proporciona comunicaciones de urgencia y seguridad, así como información sobre seguridad marítima (MSI), incluidos avisos náuticos, previsiones meteorológicas y otro tipo de información de seguridad urgente destinada a los buques.

Las radiobalizas son equipos que emiten una señal en ciertas frecuencias posibilitando que su posición sea determinada por medio de un sistema satelital de radiogoniometría. Está destinado a facilitar las tareas de búsqueda y rescate en casos de emergencias en el mar. Toma su denominación de Emergency Position Indicating Radio Beacons, es decir, Radiobaliza Indica-dora de Posición de Emergencia.

Existen dos clases de EPIRI,s aprobados, el mas simple opera en las frecuencias aero-náuticas de 121,5 y 243 MHz y un modelo más sofisticado que opera sobre la frecuencia 406,025 MHz, con la adición de 121,5 MHz.

Emergencias marítimas

“... debía establecerse un nuevo sistema mundial de socorro y seguridad marítimos a fin de mejorar las comunicaciones y los procedimientos de socorro y seguridad”

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Radiobaliza ACR Globalfix 406 (con GPS incorporado)

Código Morse S.O.S.

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La ventaja de los equipos con la frecuencia de 406 MHz es que incluyen un código de identificación de la embarcación, que debe ser registrado. Al activarse, el Centro Coordina-dor de Rescate, la Sociedad Estatal de Salvamento Marítimo en España, puede determi-nar el nombre y características de la embarcación.

Existen unas normas básicas de obligado cumplimiento sobre su empleo, éstas deter-minan que el EPIRB debe ser estibado a bordo en un lugar accesible pero, al mismo tiem-po, libre de cualquier tipo de interferencias, y riesgos de poder ser activado involuntaria-mente. Tampoco debe estar en la proximidad de equipos que generan campos magnéti-cos, como antenas o altavoces, ya que sus imanes pueden activarlo.

No dudéis en enviar todo aquello que se os ocurra, incluso puede ser interesante expo-ner algún caso real en el que se haya puesto en alerta los sistemas de Salvamento Maríti-mo, y que tengáis buena información de ello.

José Antonio Correa Velázquez

Técnico de Grado Superior en Navegación y Transporte Marítimo Diplomado en Ciencias Náuticas

Operador General de Sistema Mundial de Socorro y Salvamento Marítimo Instructor Internacional de Buceo

Funcionario de la Policía Local de Sevilla. Oficina de Relaciones Externa (Prensa) Experto Universitario en Criminología

Profesor en CENAUTICA

“El objetivo fundamental es

dar una respuesta lo más rápida

posible ante una emergencia marítima”

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“En febrero de 2005 se aprobó la normativa sobre Prevención de Riesgos Laborales en la Guardia Civil”

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El actual enfoque normativo que presen-ta la protección de la seguridad y salud de los trabajadores frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo deriva por un lado del mandato recogido en el art. 40.2 de la Constitu-ción Española, donde encomendado a los pode-res públicos y como uno de los principios rectores de la política social y económica se encuentra el velar por la seguridad e higiene en el trabajo, así como de la Directiva Comunitaria 89/391/CE relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y salud de los trabaja-dores, como más significativa.

La norma principal que regula actual-

mente la prevención de riesgos laborales es la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, siendo transpo-sición de la Directiva Comunitaria anteriormente citada, dando solución en el ámbito interno tanto a la falta de visión unitaria en la política de pre-vención de riesgos laborales derivada de una elevada dispersión normativa como a la de actua-lizar regulación anticuada y desfasada y dando solución a situaciones nuevas no contempladas anteriormente.

Novedad importante que incorpora la

mencionada norma es la inclusión en su ámbito de aplicación a las Administraciones públicas en un intento de dar universalidad a la Ley, dirigida a abordar globalmente el proble-ma derivado de los riesgos rela-cionados con el trabajo con independencia del ámbito en el que se preste, quedando exclui-das únicamente determinadas actividades de policía, seguri-dad, resguardo aduanero, peri-taje forense y protección civil debido a las particularidades de aplicación en dichos colectivos, no sin anunciar una futura regu-lación para la salvaguarda de la seguridad y salud de aquellos que realicen tales actividades, al igual que la necesaria adap-tación a las características de los centros y establecimientos militares y los penitenciarios.

Esta normativa y su

posterior desarrollo con el R.D. 39/1997 de 17 de enero, del Reglamento de los Servicios de Prevención, establece una pro-tección del trabajador frente a los riesgos laborales que supera a una actuación empresarial

meramente ceñida al cumplimiento de cier-tos requisitos formales de deberes y obliga-ciones y a la corrección a posteriori de si-tuaciones de riesgo ya manifestadas, obli-gando a una planificación preventiva, eva-luación inicial de riesgos y actualización periódica en función de la modificación de circunstancias, ordenación de conjunto coherente de medidas en función a los riesgos y control de la efectividad de dichas medidas.

En lo que respecta a algunas de

las actividades anteriormente señaladas como excluidas, debe significarse que hace relativamente escaso tiempo se aprobó el R.D. 179/2005 de 18 de febrero sobre Prevención de Riesgos Laborales en la Guardia Civil, estableciéndose en el art 2 la aplicación del mismo al personal de la Guardia Civil y miembros de las Fuerzas Armadas destinados en establecimientos bajo competencia de la Dirección General y para aquellas actividades específicas para el cumplimiento de las misiones encomen-dadas en la Ley Orgánica 2/1986 de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, excluyéndose las misiones de carácter mili-tar que continuarán regidas por su normati-va específica. Aquellas funciones que no revistan carácter exclusivo de actividad de policía, seguridad, resguardo aduanero y

Prevención de Riesgos Laborales

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servicios operativos de protección civil les será de aplicación la normativa general sobre preven-ción de riesgos laborales, con las particularida-des establecidas para la Administración General del Estado, y las contenidas en este real decreto sobre el derecho de información al personal, órganos de representación, cauces de participa-ción y órganos de prevención, seguridad y vigilan-cia de la salud.

Más reciente aún es la normativa que

regula la materia para el Cuerpo Nacional de Policía, concretamente el R.D. 2/2006 de 16 de enero, sobre normas de Prevención de Riesgos Laborales en actividades de los funcionarios de dicho Cuerpo, estableciéndose idéntico ámbito funcional de aplicación.

Con esta normativa se regula de la for-

ma ya anunciada por la Ley 31/995 lo que en un principio se presentó como una exclusión consti-

tutiva, dotándose dicha regulación de pecu-liaridades en función a las especiales funcio-nes a desarrollar en dichos colectivos.

Desde estas páginas y en futuras

ediciones, pretendemos abordar el estudio de prácticas y comportamientos que si bien no constituyen fuente de preocupación por no generar lesiones o padecimientos de for-ma grave e inmediata, no es menos cierto que con el paso del tiempo van provocando situaciones de grave merma de las condicio-nes físicas de aquellos que las padecen, intentando la adopción de comportamientos y costumbres más seguras para poder evitar o paliar, en la medida de lo posible, las des-agradables consecuencias llevan aparejadas.

Rafael García Gamero

Diplomado en Relaciones Laborales

Licenciado en Ciencias del Trabajo

Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

(Especialidad de Seguridad)

Prevención de Riesgos Laborales

“En 2006 se regularon las normas

de Prevención de Riesgos Laborales

para el Cuerpo Nacional de

Policía”

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