Richard Bach - Uno

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  • 8/8/2019 Richard Bach - Uno

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    Richard

    Bach

    uno

    Javier Vergara Editor s.a.

    Buenos Aires / Madrid / Quito

    Mxico / Santiago de ChileBogot / Caracas / Montevideo

    Ttulo original

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    Edicin originalWilliam Morrow

    TraduccinEdith Zilli

    1988 by Richard Bach and Leslie Bach 1988 by Javier Vergara Editor S.A.

    Paseo Coln 221 6 Buenos Aires Argentina

    ISBN 950-15-0863-3

    Impreso en la Argentina/Printed in Argentine.Depositado de acuerdo a la Ley 11.723.

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    Introduccin

    Hemos recorrido juntos un largo camino, verdad, querido lector?Cuando nos conocimos, hace veinticinco aos, yo era un piloto de aviacin, fascinado por el

    vuelo, que buscaba significados detrs de los instrumentos y la velocidad aerodinmica. Hace

    veinte aos, nuestro viaje nos condujo hasta un esquema de vida en el ala de una gaviota. Hace

    diez aos conocimos al salvador del mundo y descubrimos que era nosotros. Sin embargo, hasta

    donde t podas saber, yo era un alma solitaria, con la mente llena de rumbos y altitudes, oculta

    tras una pantalla de palabras. Y tenas razn.

    Por fin confi conocerte lo suficiente para sugerir que mis aventuras podran haber sido

    tambin las tuyas, felices y no tan felices. Empiezas a comprender cmo funciona el mundo? Yo

    tambin. Te has sentido inquieto y solo con lo aprendido? Tambin yo. Te has pasado la vida

    buscando un nico y precioso amor? Yo tambin lo he hecho, y lo hall, y en El puente hacia el

    infinito te present a Leslie Parrish-Bach, mi esposa.Ahora escribimos juntos, Leslie y yo. Nos hemos convertido en RiLeschardlie; ya no sabemos

    dnde termina el uno y donde empieza la otra.

    Gracias a El puente, nuestra familia de lectores se ha vuelto an ms clida. A los aventureros

    que volaban conmigo en los primeros libros se han agregado quienes ans an el amor y quienes lo

    han encontrado: nuestras vidas son un espejo de las de ellos, segn escriben una y otra vez. Ser

    posible que todos nosotros estemos cambiados y nos reflejemos mutuamente?

    Leslie y yo solemos leer nuestra correspondencia en la cocina; uno lo hace en voz alta, mientras

    el otro prepara la comida-sorpresa del da. Con las cartas de algunos lectores hemos redo tanto

    que las ensaladas han cado en la sopa; otros nos han dado lgrimas a guisa de sal.

    Un da, a manera de hielo, recibimos

    sta:

    "Te acuerdas del Richard alternativo sobre el cual te preguntabas en El

    puente? El que huy, el que rehus permutar sus muchas mujeres por

    Leslie. Se me ocurri que te gustara recibir noticias mas, porque yo soy

    ese hombre y s lo que ocurri despus."

    Los paralelos que nos indicaba eran asombrosos. Tambin l es escritor; haba ganado

    sbitamente una fortuna con un solo libro y cay en los mismos problemas impositivos que yo.

    Tambin l dej de buscar a una nica mujer y se conform con muchas.

    Despus conoci a una que lo am por lo que l era. Y ella le dio a elegir: sera la nica mujer

    de su vida o no formara parte de su vida en absoluto. Era la misma eleccin que Leslie meplante a m; estaba en la misma bifurcacin del camino.

    En esa bifurcacin yo vir a la derecha, para elegir la intimidad y el clido futuro que esperaba

    recibir con ella.

    El gir a la derecha. Se alej de la mujer que lo amaba, abandon sus casas y sus aviones para

    que el gobierno se apoderara de ellos y vol (como yo estuve a punto de hacerlo) a Nueva

    Zelanda. La carta prosegua:

    "...con la literatura me va bien; tengo casas y automviles en Auckland,

    Madrid y Singapur; puedo viajar a cualquier lugar del mundo, salvo a

    Estados Unidos. Nadie intima demasiado conmigo.

    "Pero an pienso en mi Laura. Me pregunto qu habra pasado si yo le

    hubiera dado una oportunidad. Podra ser lo que me cuenta El puente.

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    Ustedes dos an estn juntos? Tom la decisin correcta? O la

    correcta fue la de ustedes?"

    El hombre es multimillonario; todos sus deseos se hacen realidad y el mundo es su feria de

    diversiones. Pero tuve que secarme una lgrima y, al apartar la vista de su carta, vi a Leslie

    apoyada contra la mesa, con la cara escondida entre las manos.Por mucho tiempo habamos pensado que l era una ficcin, un alma espectral que viva en

    alguna extraa dimensin del podra-haber-sido, alguien inventado por nosotros. Despus de su

    carta nos sentimos inquietos, intranquilos, como si una campanilla nos estuviera llamando y no

    supiramos cmo responder.

    Entonces (coincidencia) rele un extrao librito de fsica llamado La interpretacin de los

    mundos mltiples de la mecnica cuntica. Mundos mltiples, por cierto, segn deca. A cada

    instante el mundo que conocemos se divide en un nmero infinito de otros mundos, futuros

    diferentes y diferentes pasados.

    Segn la fsica, el otro Richard no desapareci en la bifurcacin donde yo cambi mi vida.

    Existe en este momento, en un mundo alternativo que se desliza junto a ste. En ese mundo,

    tambin Leslie Parrish eligi una vida diferente: Richard Bach no es su esposo, sino el hombre alque dej partir cuando descubri que no le ofreca amor y regocijo, sino infinitos dolores.

    Despus de releer La interpretacin de los mundos mltiples, mi subconsciente se llev a la

    cama un ejemplar fantasma del libro para leerlo todas las noches y acicatearme en tanto dorm a.

    Y si pudieras hallar un camino hacia esos mundos paralelos?, susurraba. Y si pudieras

    conocer al Richard y a la Leslie que fueron antes de cometer sus peores errores y tomar sus

    decisiones ms inteligentes? Y si pudieras advertirles, agradecerles, hacerles cualquier pregunta

    que desearas? Qu sabran ellos de la vida, de la juventud, la vejez y el morir, la carrera, el amor

    y la patria, la guerra y la paz, las responsabilidades, las elecciones y sus consecuencias, sobre el

    mundo que t tomas como real?

    Vete, le dije.Crees que no perteneces a este mundo, lleno de guerras y destruccin, odio y violencia? Por

    qu vives aqu?

    Djame dormir, dije.

    Buenas noches, dijo l.

    Pero las mentes fantasmas nunca duermen; en mis sueos oa volver pginas y ms pginas.

    Ahora estoy despierto y las preguntas perduran. Es cierto que nuestras elecciones cambian

    nuestros mundos? Y si la ciencia tuviera razn?

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    Descendimos inclinados desde el norte, en nuestro hidroavin nieve-y-arcoiris, por sobremontaas del color de los recuerdos viejos. El vasto buuelo de cemento de la ciudad se elev

    gradualmente all adelante, por entre el resplandor, cocindose en el verano, postre final despus

    de un largo vuelo.

    Cunto falta, queridita? pregunt.

    Leslie toc el receptor de navegacin de largo alcance y los nmeros se encendieron en el

    tablero de instrumentos.

    Cuarenta y ocho kilmetros al norte dijo. Faltan quince minutos. Quieres el acercamiento

    a Los Angeles?

    Gracias dije, y sonre. Cunto habamos cambiado desde que nos conociramos! Ella, a

    quien antes aterrorizaba volar, ahora tambin era piloto. Yo, a quien antes aterrorizaba el

    casamiento, ahora llevaba doce aos casado y an me senta como un amante afortunado.

    Hola, Torre de Control Los Angeles dije al micrfono AquMartn Avemarina Uno Cuatro

    Bravo, con ustedes desde siete mil cinco para tres mil cinco, rumbo al sur hacia Santa Mnica.

    En la intimidad llambamos Grun a nuestro hidroavin, pero ante los controles de trnsito

    areo dbamos el nombre oficial.

    Por qu somos tan afortunados?, pens; llevamos una vida que, cuando nios, tombamos por

    sueos. En menos de medio siglo de desafos, aprendizaje, intentos y errores, cada uno de

    nosotros ha salido trabajosamente de los malos tiempos para lograr un presente ms encantador de

    lo que habamos soado.

    Martn Uno Cuatro Bravo est en contacto de radar dijo la voz en nuestros auriculares.

    Hay trnsito all advirti Leslie . Y all.Los tengo a la vista.

    La mir tambin a ella, actriz convertida en compaera de aventuras: pelo dorado envuelto a las

    suaves curvas de la cara, reflejando el sol y la sombra; ojos glaucos muy dedicados al trabajo de

    escrutar el cielo a nuestro alrededor. Qu adorable cara haba construido esa mente!

    Martn Uno Cuatro Bravo dijo Control Los Angeles . Emita seal cuatro seis cuatro cinco.

    Cules eran las posibilidades de que nos encontrramos esa notable mujer y yo, de que

    nuestros senderos se encontraran y coincidieran como lo haban hecho? Cules eran las

    posibilidades de que dejramos de ser desconocidos para convertirnos en almas gemelas?

    Ahora volbamos juntos a Spring Hill, a un congreso de investigacin que explora los lmites

    del pensamiento creativo: ciencia y conciencia, guerra y paz, el futuro de un planeta.

    Eso no era para nosotros? dijo ella.

    Tienes razn repliqu. Qu nmero dijeron?

    Ella se volvi a mirarme, los ojos llenos de diversin.

    No te acuerdas?

    Cuatro seis cuatro cinco.

    Eso dijo Qu haras sin m?

    Fueron las ltimas palabras que oantes de que el mundo cambiara.

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    El transpondedor de radar es una caja negra en el tablero de instrumentos del anfibio, conventanillas que muestran un cdigo de cuatro nmeros. Cuando ponemos nmeros en esas

    ventanillas, en cuartos oscuros situados a kilmetros de distancia se nos identifica: nmero de

    avin, rumbo, altitud, velocidad; todo lo que interesa a los del control de trnsito areo, en sus

    verdes talleres de radar.

    Esa tarde, tal vez por diezmilsima vez en mi carrera de piloto, alargu la mano para cambiar

    esos nmeros en sus ventanillas. Cuatro en la primera, seis en la segunda, cuatro en la siguiente,

    cinco en la ltima. Mientras mantena la vista baja, fija en esa tarea, percibun extrao zumbido

    que se inici en do bajo y fue ascendiendo por la escala hasta volverse inaudible; despus, un

    juomp, como si nos hubiera alcanzado una fuerte corriente de aire ascendente, y un crepitante

    destello de luz de mbar en la cabina.

    Leslie grit:Gir bruscamente la cabeza para mirarla a la cara. La boca abierta, los ojos. dilatados.

    Un poco de turbulencia, queridita dije; un poco de...

    En ese momento pude ver con mis propios ojos y me interrump en medio de la frase.

    Los Angeles haba desaparecido.

    Desaparecidos estaban la ciudad, all adelante, ancha como el horizonte; las montaas que la

    rodeaban; el velo de neblina de ciento cincuenta kilmetros.

    ESFUMADOS.

    El cielo haba tomado el color azul de las flores silvestres: intenso, fresco, fro. All abajo no

    haba autopistas, tejados y centros comerciales, sino un mar sin interrupciones, espejo del cielo.

    Azul de pensamiento, ese mar, que no tena la profundidad del oc

    ano en su parte media, sinobajos por doquier, como si hubiera arena de cobalto a una braza de profundidad, un diseo de

    platas y oros.

    Dnde est Los Angeles? dije. Ves...? Dime qu ves!

    Agua! Estamos sobre el ocano! exclam ella Richie, Z ,qu pas?

    No lo s! respond, todo confusin vacua.

    Verifiqu el tablero de instrumentos del motor; todos los indicadores marcaban lo que

    corresponda. La velocidad aerodinmica no haba cambiado; el rumbo segua siendo de 142

    grados en la br jula giroscpica. Pero ahora la br jula magntica giraba ociosamente en su caja,

    como si hubieran dejado de importarle el norte y el sur.

    Leslie prob llaves y oprimi interruptores.

    Las radios de navegacin no funcionan dijo, con el miedo atenacendole la garganta. Tienenpotencia, pero no operan...

    Sin duda. Los dispositivos de navegacin mostraban lneas en blanco y banderillas en OFF. El

    tablero lornico presentaba un dato que nunca habamos visto: SEAL PERDIDA.

    Nuestras mentes tambin quedaron en blanco. Atnitos, lo miramos fijamente por un momento.

    Viste algo antes de que... cambiara? pregunt.

    No dijo Leslie. S! Hubo una especie de silbido. Lo oste? Despus, un destello de luz

    amarilla, un... una onda de impacto a nuestro alrededor... y entonces desapareci, junto con todo

    lo dems! Dnde estamos?

    Se lo resumlo mejor que pude:

    El avin marcha bien, exceptuando el loran y las radios de navegacin. Pero la brjula

    magntica ha fallado... El nico instrumento de un avin que nunca puede fallar ha fallado! No s

    dnde estamos.

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    Control Los Angeles? sugiri ella, sbitamente.

    Bien! Oprimel botn del micrfono.

    Hola, Control Los Angeles, Martn Uno Cuatro Bravo.

    Baj la vista, esperando la respuesta. Bajo el agua, la arena estaba torneada en una vasta matriz

    retorcida, como si all corrieran arremolinados ros de luz, arroyuelos que se reunieran en

    innumerables tributarios, todos conectados y reverberando a un par de metros de la superficie.Hola, Control Los Angeles repet , aqu Martn Anfibio Uno Cuatro Bravo. Cmo me

    reciben?

    Sub el volumen; haba esttica en el altavoz de la cabina. La radio funcionaba, pero nadie

    hablaba por ella.

    Hola, cualquier estacin que reciba a Martn Avemarina Uno Cuatro Bravo. Responda por esta

    frecuencia.

    Ruido blanco. Ni una palabra.

    Me estoy quedando sin ideas confes. RICHARD!

    Por instinto urgal avin a ascender, en busca de una vista ms amplia, con la esperanza de que

    la altura nos ayudara a encontrar alguna pista del mundo que habamos perdido.

    En pocos minutos descubrimos algunos hechos extraos: por mucho que ascendiramos, elaltmetro no se alteraba; el aire no estaba ms enrarecido por la altitud. Cuando calcul que

    estaramos a tres mil metros, el instrumento an marcaba el nivel del mar.

    El panorama tampoco se alteraba: millas y millas de bajos caleidoscpicos, colores

    interminables, esquemas que nunca se repetan. El horizonte era igual por doquier: ni montaas ni

    islas. No haba sol, ni nubes, ni barcos, ni seres vivientes.

    Leslie dio un golpecito al indicador de combustible.

    Se dira que no estamos consumiendo nada coment Es posible?

    Lo ms probable es que el flotador se haya atascado.

    El motor funcionaba ms lento o ms rpido segn yo moviera el acelerador, pero nuestro

    indicador de combustible se haba petrificado una pizca por debajo del medio tanque.Slo eso faltaba le dije, meneando la cabeza. Que tambin fallara el indicador de

    combustible. Probablemente nos queden dos horas de vuelo, pero preferira economizar lo que

    tenemos.

    Ella estudi el horizonte vaco.

    Dnde aterrizaremos? pregunt.

    Acaso importa?

    El mar lanzaba hacia arriba sus colores de gloria, desconcertndonos con sus esquemas.

    Deslic el acelerador hacia atrs y el barco volador se asent en un largo planeo. Mientras

    descendamos observamos aquel espectral paisaje marino. Dos de los senderos refulgan,

    serpenteando primero por separado, despus en sentido paralelo, para unirse finalmente. De los

    dos partan otros miles, como ramas en un bosque de sauces.Hay un motivo para esto, pens. Algo traz esas lneas. Eran senderos? Caminos de lava?

    Rutas subacuticas?

    Leslie me tom la mano.

    Richie dijo, suave y triste, no te parece que estamos muertos? Tal vez chocamos con algo

    en el aire o algo choc contra nosotros a tanta velocidad que no nos dimos cuenta.

    En la familia, el experto sobre la muerte soy yo, pero ni siquiera se me haba ocurrido... Y si

    ella tena razn? Pero en ese caso, qu haca Grun con nosotros? De cuanto he ledo sobre la

    muerte, nada dice que no cambie siquiera la presin de aceite.

    Esto no puede ser la muerte! dije . Los libros dicen que, cuando morimos, hay un t nel,

    luz, un amor increble, gente que nos sale al encuentro... Si nos tomamos el trabajo de morir

    juntos, los dos al mismo tiempo, no crees que ellos se las habran arreglado para estar

    esperndonos?

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    Tal vez los libros se equivocan dijo ella.

    Descendimos en silencio, abatidos por la tristeza. Cmo era posible que el regocijo y la

    promesa de nuestras dos vidas hubieran terminado tan de pronto?

    Te sientes muerto? pregunt ella.

    No.

    Yo tampoco.Volamos a baja altura por sobre los canales paralelos, atentos a cualquier formacin de coral, a

    cualquier tronco flotante antes de acuatizar. Aun cuando se est muerto, uno trata de no hacer

    pedazos su avin descendiendo sobre alguna roca.

    Qu manera tonta de terminar una vida! suspir Leslie . Ni siquiera sabemos qu pas,

    cmo morimos.

    La luz dorada, Leslie, la onda de choque! Pudo haber sido una explosin nuclear? Acaso

    fuimos los primeros en morir en la Tercera Guerra Mundial?

    Ella qued pensativa.

    No, no lo creo. Eso no vena hacia nosotros: se alejaba. Adems, habramos sentido algo.

    Volamos en silencio. Tristes. Muy tristes.

    No es justo! protest Leslie . La vida se haba vuelto tan hermosa... Trabajamos tanto,superamos tantos problemas... Apenas empezbamos a pasarla bien.

    Suspir.

    Bueno, si morimos, hemos muerto juntos. Esa parte de nuestros planes se cumpli.

    Se supone que la vida pasa frente a una en un instante dijo ella. Viste pasar tu vida?

    Todava no dije Y t?

    No. Y dicen que todo se vuelve negro. Eso tambin est equivocado!

    Es posible que tantos libros, que nosotros mismos nos equivoquemos tanto? Recuerdas las

    noches en que nos salamos del cuerpo? La muerte debera ser as, slo que continuaramos afuera

    en vez de regresar por la maana.

    Yo siempre haba pensado que la muerte tendr

    a sentido, que ser

    a una oportunidad racional ycreativa de lograr una nueva comprensin, una alegre libertad con respecto a los lmites de la

    materia, una aventura ms all de los muros de las torpes convicciones. Nada nos haba advertido

    que morir era volar sobre un infinito ocano en tecnicolor.

    Al menos podamos descender. No haba rocas, algas ni cardmenes. El agua estaba calma y

    clara; el viento apenas rizaba la superficie.

    Leslie me seal aquellos dos senderos refulgentes.

    Se dira que esos dos son amigos dijo: siempre juntos.

    Tal vez sean pistas suger . Me parece que lo mejor es descender sobre ellos. Posmonos

    justo donde se unen, te parece bien? Lista para acuatizar? Creo que s dijo ella.

    Mir por las ventanillas laterales, verificando nuestro tren de aterrizaje por partida doble.

    La mayor izquierda est subida dije; la del morro, subida; la mayor derecha, subida. Todaslas ruedas estn subidas para acuatizaje; los flaps estn bajados...

    Iniciamos el ltimo giro lento y el mar se inclin graciosamente, cmara lenta, para salirnos al

    encuentro. Flotamos por un largo instante, a algunos centmetros de la superficie; reflejos de color

    pastel salpicaban el casco blanco.

    La quilla roz las ondulaciones de la superficie y el hidroavin se convirti en lancha de

    carrera, lanzada en una nube de llovizna. El susurro del motor se esfum en el torrente de agua,

    en tanto yo desactivaba el acelerador para aminorar la velocidad.

    Luego el agua desapareci, el avin desapareci. A nuestro alrededor, borroneados, se vean

    tejados, bandas de tejas rojas y palmeras, el muro de un gran edificio con ventanas bien hacia

    adelante.

    CUIDADO!

    Un segundo despus nos detenamos dentro de ese edificio, mareados, pero indemnes, juntos y

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    de pie en un largo corredor. Alargu la mano hacia mi esposa y la abrac.

    Ests bien? preguntamos los dos a un tiempo, sin aliento.

    S! dijimos . Ni un rasguo! Y t? S!

    No haba vidrio estrellado en la ventana, al final del corredor, ni agujero en la pared a travs de

    la cual habamos pasado. Nadie a la vista, ni un ruido en todo el edificio.

    Estall de frustracin.Qu diablos est pasando?

    Richie dijo Leslie, en voz baja, con los ojos grandes de extraeza, este lugar me resulta

    conocido. Ya hemos estado aqu!

    Mir a mi alrededor. Un corredor con muchas puertas, alfombra de color rojo ladrillo, puertas

    de ascensor frente a nosotros, palmeras en tiestos. La ventana daba a tejados llenos de sol; ms

    all, colinas doradas, de poca altura, y el neblinoso azul de la tarde.

    Es... parece un hotel. No recuerdo ningn hotel...

    Se oy una suave seal snica; una flecha verde se encendi por sobre las puertas del ascensor.

    Ante nuestra mirada, las puertas se abrieron con un ronroneo. Adentro haba un hombre robusto

    y anguloso y una encantadora mujer, vestida con una camisa de trabajo, ya desteida, pantalones y

    chaqueta marinera y una gorra de tono rojizo.Oque mi esposa, a mi lado, dejaba escapar una exclamacin ahogada; su cuerpo se puso tenso.

    Del ascensor bajaban el hombre y la mujer que nosotros habamos sido diecisiete aos antes, los

    dos que ramos el da de nuestro primer encuentro.

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    Quedamos petrificados, enmudecidos, boquiabiertos.La Leslie ms joven abandon el ascensor sin echar una sola mirada al Richard que yo hab a

    sido; despus, casi corriendo, se encamin hacia su cuarto.

    La urgencia se impuso al asombro. No podamos permitir que se fueran.

    Leslie! Espera! llam mi Leslie.

    La joven se detuvo y se volvi, esperando encontrarse con una amiga, pero no pareci

    reconocernos. Seguramente slo vea nuestro contorno, puesto que tenamos la ventana atrs.

    Leslie dijo mi esposa, caminando hacia ella, puedes concederme un minuto?

    Mientras tanto, el Richard ms joven pas junto a nosotros hacia su habitacin. El hecho de que

    la mujer del ascensor se hubiera encontrado con amigos no era asunto suyo.

    Y aunque nosotros no sepamos qu est pasando, pens, eso no impide que seamos los que

    debemos hacernos cargo de todo. Era como arrear polluelos: esos dos iban en direccionesopuestas y nosotros sabamos que su destino era pasar juntos el resto de la vida.

    Confiando en que Leslie alcanzara a su yo anterior,, trot detrs del joven.

    Disculpa dije desde atrs. Richard?

    Se volvi, tanto por el sonido de mi voz como por las palabras; se volvi con curiosidad. Yo

    recordaba esa chaqueta deportiva color camello. Tena una desgarradura en el forro que yo haba

    cosido diez o doce veces, sin que sirviera para nada: la seda o lo que fuere insista en

    deshilacharse a partir del zurcido.

    Hace falta que me presente? pregunt. Me mir; la amabilidad controlada se convirti en

    ojos como platillos.

    Qu

    ...!Mira dije, con tanta calma como pude , nosotros tampoco lo entendemos. Ibamos en avin

    cuando nos atac esta cosa extraa y...

    Eres...?

    Se le apag la voz; as qued, mirndome fijamente. Para l era todo un golpe, por supuesto,

    pero me sent extraamente irritado con ese tipo. Quin saba cunto tiempo podramos pasar

    juntos? Minutos o menos, horas o menos, y l quera malgastarlo rehusando creer lo que debera

    haberle sido obvio.

    La respuesta es sdije. Soy el hombre que vas a ser dentro de algunos aos.

    El asombro se convirti en suspicacia.

    Cul era el apodo que me daba mi madre? pregunt, entornando los ojos.

    Se lo dije, con un suspiro.Cmo se llamaba mi perro, el que tena cuando nio, y qu clase de fruta coma?

    Vamos, Richard! protest. Lady no era perro sino perra. Y coma albaricoques. Tenas un

    telescopio newtoniano casero, de quince centmetros, con una desportilladura en el espejo, hecha

    por un par de pinzas que se te cayeron al trabajar con la araa, con el tubo hacia arriba en vez de

    estar hacia abajo; en la cerca, junto a la ventana de tu cuarto, haba una tabla secreta, una tabla

    con bisagras por las que podas escurrirte cuando no queras usar el portn...

    De acuerdo dijo, mirndome como si yo fuera un acto de magia Supongo que podras

    seguir.

    Indefinidamente. No puedes formular una pregunta sobre ti mismo que yo no pueda responder,

    viejo. Y tengo diecisiete aos ms de respuestas que t de preguntas!

    Me mir con fijeza. Un muchachito, pens, sin una sola cana. Unas cuantas canas le sentarn.

    Quieres perder el tiempo del que disponemos charlando en el corredor? Sabes que en ese

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    ascensor acabas de conocer a la mujer que... a la persona ms importante de tu vida? Y ni siquiera

    lo sabes.

    Ella? Mir a lo largo del corredor. Pero si es hermosa! Cmo quieres que me...?

    No lo entiendo, pero le resultas atractivo. Te doy mi palabra.

    Bueno, te creo dijo. Te creo! Sac una llave del bolsillo de su chaqueta. Pasa.

    Nada tena sentido, pero todo concordaba. Aquello no era Los Angeles, sino Carmel,California, octubre de 1972, tercer piso del Holiday Inn. Antes de que l hiciera girar la llave, supe

    que el cuarto estara sembrado de gaviotas que volaban por control remoto, construidas para una

    pelcula que habamos estado filmando en la playa. Algunos de esos modelos volaban en

    encantadoras acrobacias; otros daban tumbos en el aire y se estrellaban. Yo haba arrastrado las

    ruinas a mi cuarto para repararlas.

    Voy a buscar a Leslie dije Trata de ordenar un poco esto, quieres?

    A Leslie?

    Es... bueno, hay dos Leslie. Una es la mujer con la que viajaste en el ascensor, lamentando no

    saber cmo saludarla. La otra, tan hermosa, es la misma, pero diecisiete aos despus: mi esposa.

    No puedo creerlo!

    Por qu no limpias un poquito el cuarto? suger. Enseguida volveremos.Encontr a Leslie en el vestbulo, a pocas puertas de distancia; de espaldas a m, conversaba

    con su yo ms joven. Al acercarme a ella, una camarera sali del cuarto vecino, rumbo al

    ascensor, empujando un carrito de cuatro ruedas cargado de ropa sucia. Sin prestar atencin,

    empuj aquella cosa pesada hacia mi esposa.

    Cuidado! grit.

    Demasiado tarde. Leslie gir ante mi grito, pero el carrito la golpe en el costado y sigui a

    travs de su cuerpo como si ella fuera de aire; la camarera pas caminando a travs de ella y

    salud a la ms joven con una sonrisa.

    Eh! dijo la joven Leslie, alarmada.

    Eh respondi

    la camarera, buen da. Corr

    hacia Leslie.Ests bien?

    Muy bien asegur ella. Creo que no me... Se volvi hacia la joven. Richard, quiero

    presentarte a Leslie Parrish. Leslie, te presento a mi esposo, Richard Bach.

    Sonreante lo formal de su presentacin.

    Hola salud a la joven. Me ves con claridad?

    Ella ri, con un chisporroteo en los ojos.

    Se supone que eres borroso? Ni espanto ni desconfianza. La joven Leslie pareca haber

    tomado todo eso por un sueo y estaba decidida a disfrutarlo.

    Quera saber, no ms dije. Despus de lo que pas con ese carrito, no estoy seguro de que

    formemos parte de este mundo. Apostara a que...

    Alargu la mano hacia la pared, sospechando que mis dedos pasaran a travs del yeso. Asfue:la hunden el empapelado hasta la mueca. La joven Leslie rea, encantada.

    Creo que aqusomos fantasmas dije.

    Por eso no morimos a la llegada, pens, al atravesar la pared del hotel.

    Con qu prontitud nos adaptamos a situaciones increbles! Un resbaln en el muelle y de

    inmediato sabemos que estamos sumergidos en agua: nos movemos de otro modo, respiramos de

    otro modo; en medio segundo estamos adaptados, aunque no nos guste el chapuzn.

    Lo mismo ocurra con, eso. Estbamos sumergidos en nuestro propio pasado, sobresaltados por

    la cada, y nos manejbamos lo mejor posible en aquel lugar extrao. Y lo mejor era reunir a esos

    dos, salvarlos de perder los aos que nosotros habamos perdido antes de comprender que ramos

    almas gemelas.

    Resultaba extrao conversar con ella, como si volviramos a encontrarnos por primera vez. Qu

    extrao, pens. Es Leslie, pero no tengo nada vivido con ella!

    11

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    Quizs, en vez de estarnos aqu... Seal corredor abajo. Richard nos ha invitado a su

    cuarto. All podramos conversar un poco y aclarar las cosas, sin carritos que pasen a travs de

    nosotros.

    Ella ech un vistazo al espejo del vestbulo.

    No estaba preparada para que me presentaran a alguien dijo Estoy hecha un espantajo.

    Y se acomod unos largos mechones de pelo rubio bajo los bordes de la gorra.Mir a mi esposa; no pudimos menos que rer.

    Bien! dije. Esa fue nuestra ltima prueba. Si Leslie Parrish se mira al espejo y dice que

    luce bien, no es la verdadera Leslie Parrish.

    Encabec la marcha hasta la puerta de Richard y toqu sin pensar. Mis nudillos desaparecieron

    en la madera sin ruido alguno, por supuesto.

    Ser mejor que llames t dije a la joven Leslie.

    Ella lo hizo con un ritmo alegre, demostrando que sus toques no ten an slo sonido, sino

    tambin msica.

    La puerta se abri de inmediato. Richard sostena una gaviota de madera balsa de un metro de

    envergadura, por la punta de un ala.

    Hola dije. Richard, quiero presentarte a Leslie Parrish, tu futura esposa. Leslie, ste esRichard Bach, el que va a ser tu marido.

    El apoy la gaviota contra la pared y estrech formalmente la mano a la joven; su cara, al

    mirarla, era una mezcla curiosa de ansiedad y temor. El chisporroteo divertido segua en los ojos

    que la joven Leslie levant hacia l, al estrecharle la mano con toda la gravedad posible.

    Muy feliz de conocerte dijo.

    Y sta, Richard, es mi esposa, Leslie Parrish-Bach.

    Hola dijo l, saludando con la cabeza.

    Se estuvo quieto por un largo instante, paseando la mirada de una Leslie a la otra, de la otra a

    m, como si a su puerta hubiera llegado una banda de bromistas en Noche de Brujas.

    Pasen invit

    , por fin La habitaci

    n es un desastre...No menta. Si la haba ordenado, no se notaba. Aves de madera, mdulos de control remoto,

    bateras, lminas de madera balsa, porqueras en los antepechos de las ventanas y, por doquier,

    olor a pintura para modelos de aviones.

    Haba dispuesto cuatro vasos de agua en la mesa ratona, tres bolsitas de copos de ma z y una

    lata de cacahuetes. Si nuestras manos pasan a travs de las paredes, pens, no creo que tengamos

    mucha suerte con los copos de maz.

    Para tranquilizarla, seorita Parrish comenzl, me cas una vez, pero no pienso volver a

    hacerlo. No comprendo qu hacen aqu estas personas, pero le aseguro que no tengo la menor

    intencin de intentar ningn acercamiento...

    Oh, Dios dijo mi esposa, sotto voce, mirando el cielo raso El discurso anticonyugal.

    Por favor, wookie susurr. Es un buen tipo, pero est asustado. No le...Wookie? dijo la joven Leslie.

    Disculpa manifest. Es un apodo, tomado de una pelcula que vimos hace... har mucho

    tiempo.

    Empezaba a darme cuenta de que tenamos por delante una conversacin muy difcil.

    Ante todo, lo principal dijo mi esposa, organizando lo increble. Richard y yo no sabemos

    cmo hemos llegado aqu, por cunto tiempo vamos a quedarnos ni adnde iremos. Lo nico que

    sabemos es quines sois; conocemos vuestro pasado y vuestro futuro, al menos por los prximos

    diecisiete aos.

    Os enamoraris dije. Ya estis enamorados, slo que no sabis que cada uno de vosotros es

    la persona que el otro amara si os conocierais. En estos momentos pensis que no hay en el

    mundo nadie capaz de comprenderos o de amaros. Pero hay alguien, y aqu estis!

    La joven Leslie, sentada en el suelo, se reclin contra el sof y disimul una sonrisa,

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    recogiendo las rodillas hasta el mentn.

    Tenemos algo que ver con este amor nuestro o es el destino indetenible?

    Buena pregunta reconoci Leslie. Permitidnos contaros lo que recordamos, lo que nos

    ocurri a nosotros. Hizo una pausa, desconcertada por lo que iba a decir. Despu s tendris que

    hacer lo que os parezca correcto.

    Lo que recordamos, pens. Recuerdo este lugar, recuerdo haber estado con Leslie en elascensor, pero sin llegar a conocerla por muchos aos. No recuerdo haberme reunido aqu con

    ninguna Leslie futura ni que algn Richard futuro me indicara ordenar mi habitacin.

    El joven Richard, sentado en una silla de escritorio, observaba a la joven Leslie. Su belleza

    fsica era, para l, casi dolorosa. Las mujeres hermosas lo tornaban tmido; ni siquiera sospechaba

    que ella era tan tmida como l.

    Cuando nos encontramos, las apariencias nos bloquearon; otras personas impidieron que

    tratramos, siquiera, de conocernos dijo Leslie.

    Separados, cometimos errores que jams habramos cometido juntos agregu . Pero ahora

    que vosotros sabis... no os dais cuenta? No es necesario que cometis errores!

    Cuando volvimos a encontrarnos, aos despus prosigui Leslie, slo nos qued recoger

    los pedazos, con la esperanza de poder an construir una vida bella como la que imaginbamosque habramos podido edificar aos antes. Si nos hubiramos encontrado antes, no tendramos que

    haber pasado por toda esa recuperacin. Claro que nos habamos encontrado antes, en el ascensor,

    como vosotros ahora. Pero no tuvimos el valor ni la sagacidad suficientes... Mene la cabeza.

    No tenamos lo que nos haca falta para saber qu podamos ser el uno para la otra.

    Por eso ros parece que cometis una locura al no caer ahora el uno en brazos de la otra

    prosegu, al no agradecer a Dios por haberos encontrado y dedicaros a cambiar vuestras vidas

    para estar juntos.

    Nuestros yo jvenes se echaron una mutua mirada y apartaron los ojos con celeridad.

    Nosotros perdimos mucho tiempo cuando ramos vosotros dije. Malgastamos muchas

    oportunidades de alejarnos de los desastres y de huir.Desastres? repiti Richard.

    Desastres le confirm En este momento ests en medio de varios, aunque todava no lo

    sabes.

    T los superaste observ. Crees ser el nico capaz de resolver problemas? Tienes todas

    las respuestas?

    Por qu se pona tan a la defensiva? Me pase junto a la mesa, mirndolo.

    Tenemos algunas respuestas, pero lo importante a saber, para ti, es que ella tiene la mayor

    parte, y que t tambin tienes respuestas para ella. Juntos, no hay nada que pueda deteneros!

    Detenernos en qu sentido? dijo la joven Leslie, cautivada por lo intenso de mis

    sentimientos y sospechando, por fin, que quiz eso no fuera un sueo.

    En cuanto a vivir vuestro amor ms elevado explic mi esposa y alcanzar una vida encomn tan maravillosa que, separados, no podis imaginarla.

    Un regalo como el que les estbamos ofreciendo slo se recibe una vez cada jams. Cmo

    podan esos dos resistrsele? Con cunta frecuencia podemos conversar con las personas que

    vamos a ser, con quienes conocen todos los errores que vamos a cometer? Ellos tenan la

    oportunidad que todo el mundo desea y nadie consigue.

    Mi esposa se sent en el suelo, junto a Leslie, la mayor de dos gemelas.

    En la intimidad de este cuarto, entre nosotros, necesitamos deciros: a pesar de todos vuestros

    errores, cada uno de vosotros es una persona extraordinaria. Os habis aferrado a vuestra nocin

    de lo correcto, a vuestra tica interior, aun cuando ha sido difcil o peligroso, aunque otros os

    hayan considerado extraos. Pero lo mismo que os hace extraos tambin os asla. Os torna

    solitarios. Y tambin os hace perfectos el uno para la otra.

    Escuchaban con, tanta atencin que yo no pude interpretar sus expresiones.

    13

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    Ella tiene razn? les pregunt. Enviadnos al demonio si esto es una tontera. Si no es

    verdad, nos iremos. Tenemos nuestro propio problemita a solucionar...

    No! dijeron ellos, a la par.

    Nos habis dicho una cosa, cuanto menos observ la joven Leslie: que viviremos diecisiete

    aos ms! Sin guerra, sin que acabe el mundo. Pero... tal vez eso es una pregunta. Fuimos

    nosotros los que sobrevivimos por ese tiempo o fuisteis vosotros? Acaso creis que nosotros sabemos lo que est pasando? dije. No! Ni siquiera sabemos

    si estamos vivos o muertos! Slo que de algn modo es posible, sin que caiga toda la maquinaria

    del universo, que nosotros, vuestro futuro, nos reunamos con vosotros, nuestro pasado.

    Queremos pediros algo dijo Leslie.

    Su yo ms joven levant la vista: los mismos ojos bellos.

    Qu?

    Nosotros somos quienes os siguen, los que pagan por vuestros errores y se benefician con

    vuestros esfuerzos. Somos los que se enorgullecen de vuestras mejores decisiones y se entristecen

    por las peores. Somos los mejores amigos que tenis, aparte de teneros el uno a la otra. Pase lo

    que pase, no nos olvidis, no nos restis valor!

    Sabis qu hemos aprendido? dije . El consuelo a breve plazo para los problemas a largoplazo no es lo que estis buscando. El camino fcil no es el camino fcil. Me volvhacia mi yo

    menor. Sabes cuntas oportunidades de ese tipo se te presentarn entre tu tiempo y el nuestro?

    Montones?

    Montones asent.

    Cmo se evitan las decisiones equivocadas? preguntl. Tengo la sensacin de que ya he

    optado por el camino fcil un par de veces.

    Es de esperar dije . Las decisiones equivocadas son tan importantes como las correctas. A

    veces, ms importantes an.

    Pero no son muy cmodas observ.

    No, pero son... Vosotros sois nuestro nico futuro?

    La joven Leslie haba hablado sbitamente, interrumpindome con la importancia de su

    pregunta. Sin saber por qu, experiment un arrebato de miedo al orla.

    Sois vosotros nuestro nico pasado? respondi mi esposa.

    Por supuesto dijo Richard.

    No! Lo mir, atnito. Por supuesto que no! Por eso nosotros no recordamos haber

    conocido a nadie de nuestro futuro en el Holiday Inn de Carmel. No lo recordamos porque a

    nosotros no nos pas y a vosotros s.

    Las implicancias atravesaron como rayos lser a todos los presentes. All estbamos nosotros,

    brindando a esos dos lo mejor que podamos, pero eran ellos acaso slo uno de nuestros pasados,

    uno de los caminos que conducan a quienes ramos? Por un momento, nosotros representamospara ellos la seguridad, puesto que confirmbamos la supervivencia. Pero era posible que no

    furamos su futuro inevitable? Habra acaso otras elecciones para ellos, giros diferentes de los

    que nosotros habamos tomado?

    No importa que seamos vuestro futuro o no dijo mi esposa . No volvis la espalda al

    amor...

    Se interrumpi en medio de la frase para mirarme, sobresaltada. La habitacin temblaba; un

    rumor sordo recorra el edificio.

    Un terremoto? dije.

    No, no hay ningn terremoto dijo la joven Leslie . Yo no siento nada. Y t, Richard?

    El sacudi la cabeza.

    Nada.

    Para nosotros, todo el cuarto se estremeca en ondas de baja frecuencia, mas veloces a cada

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    instante.

    Mi esposa se levant bruscamente, asustada. Haba sobrevivido a dos grandes terremotos y no

    tena muchas ganas de enfrentarse al tercero. Le tom la mano.

    Los mortales de esta habitacin no sienten ningn terremoto, wookie, y a los fantasmas no nos

    daa el yeso desprendido...

    Y entonces todo aquello se estremeci como el azul celeste en un batidor de pintura; las paredesse borronearon y el rugido se hizo ms potente que antes. Los nosotros ms jvenes quedaron

    confundidos por lo que estaba ocurriendo con Leslie y conmigo. La nica cosa slida era mi

    esposa, a mi lado, resistiendo y gritando a aquellos dos:

    Seguid... juntos!

    Un momento despus, el cuarto de hotel desapareci con una sacudida, tragado por el rugir de

    motores y el torrente de agua. La llovizna vol hacia atrs, arrebatada del vidrio por el viento. All

    estbamos, en la cabina de nuestro hidroavin una vez ms, con los instrumentos temblando en las

    lneas rojas, el mar poco profundo golpeteando secamente bajo nosotros, el Avemarina ya liviano

    sobre el casco, listo para volar.

    Leslie chill de alivio y dio una palmadita amorosa al vidrio antideslumbrante del hidroavin.

    Oh, Grun, cunto me alegro de verte!Atraje la palanca de mandos hacia m y, a los pocos segundos, nuestro pequeo barco se

    desprenda del agua, dejando un velo de llovizna; aquellas intrincadas lneas en el fondo del mar

    se alejaron hacia abajo. Qu a salvo nos sentamos otra vez en el aire!

    Fue el despegue de Grun! dije . Grun nos sac de Carmel. Pero cmo supones que

    se oper el acelerador? Qu puso en marcha el despegue?

    La respuesta lleg desde atrs, antes de que Leslie pudiera decir nada:

    Fui yo.

    Giramos al mismo tiempo, atontados por la sorpresa. De sbito, a noventa metros de altura por

    sobre un mundo que no conocamos, tenamos un pasajero a bordo.

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    De inmediato mi mano se prepar para impulsar hacia adelante la palanca de mandos, a fin deinmovilizar a la intrusa contra la parte alta de la cabina.

    No os asustis! dijo ella. Soy amiga! Y se ech a rer. De mes de quien menos debis

    temer.

    Mi mano se afloj un poquito. Leslie la mir con fijeza, diciendo:

    Quin...?

    Nuestra pasajera vesta blue jeans y una blusa a cuadros; su piel era oscura y tersa; los ojos,

    negros como la medianoche; el pelo, moreno con tintes azulados, le llegaba a los hombros.

    Me llamo Pye dijo . Soy a vosotros lo que vosotros sois a aquellos que dejasteis en Carmel.

    Se encogi de hombros, corrigindose : Por varios miles.

    Volva poner el motor a velocidad de crucero y el ruido se perdi.

    Cmo hiciste...? pregunt Qu haces aqu? Se me ocurri que podais estar preocupados dijo. He venido a ayudar.

    Por qu dijiste "por varios miles"? inquiri Leslie . Eres yo venida del futuro?

    Ella asinti, inclinndose hacia adelante al hablar.

    Soy vosotros dos al mismo tiempo. Pero no del futuro, sino de... Enton una curiosa nota

    doble. ..un ahora alternativo.

    Me mona por saber cmo era posible que ella fuera nosotros dos al mismo tiempo y qu era un

    ahora alternativo, pero por sobre todo quera saber qu estaba pasando.

    Dnde estamos? le pregunt Sabes qu nos mat?

    Ella sonri, sacudiendo la cabeza.

    Qu

    los mat

    ? Y por qu

    pens

    is que hab

    is muerto?No s reconoc. Estbamos descendiendo hacia Los Angeles; de pronto se oy un fuerte

    zumbido y la ciudad desapareci. Eso es todo. Lo que era civilizacin se evapora en medio

    segundo y nos encontramos solos, por sobre algn ocano que no existe en el planeta Tierra. Y

    cuando aterrizamos somos fantasmas frente a nuestro propio pasado, frente a los que ramos

    cuando nos conocimos, y nadie puede vernos, aparte de ellos; la gente pasa a trav s de nosotros

    con carritos. de ropa sucia y nuestros brazos atraviesan las paredes... Me encog de hombros,

    desolado. Descontando eso, no se me ocurre por qu pensamos que hemos muerto.

    Ella se ech a rer.

    Bueno, pues no habis muerto.

    Mi esposa y yo cambiamos una mirada; sentamos una oleada de alivio.

    En ese caso dnde estamos? pregunt Leslie. Qu nos pas? Esto no es tanto un lugar como un punto de perspectiva dijo Pye Probablemente, lo

    ocurrido se relaciona con la electrnica. Mir nuestro tablero de instrumentos con el ceo

    fruncido. Allhay transmisores de muy alta frecuencia. Receptor lornico, transponedor, pulsos

    de radar... Pudo haber sido una interaccin. Rayos csmicos... Estudi los instrumentos e hizo

    una pausa. Hubo un gran destello dorado?

    S!

    Interesante dijo ella, con una sonrisita. Las posibilidades de que ocurra algo asson de una

    en trillones. Se mostraba totalmente familiar, clida y simptica. No contis con hacer este

    viaje con mucha frecuencia.

    Y volver tambin se da una vez en trillones? pregunt. Maana tenemos un congreso en

    Los Angeles. Llegaremos a tiempo?

    A tiempo? Se volvi hacia Leslie. Tienes hambre?

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    No.

    Hacia m:

    Sed?

    No.

    Y por qu suponis que no hay hambre ni sed?

    Por la excitacin dije yo. Por la tensin nerviosa.Por el miedo! dijo Leslie.

    Tenis miedo? pregunt Pye.

    Leslie lo pens por un momento y le sonri. Ya no.

    Yo no poda decir lo mismo. El cambio no es mi deporte favorito. Pye se volvi hacia m.

    Cunto combustible estis usando?

    El indicador an segua petrificado.

    Nada! exclam, comprendiendo sbitamente Grun no est consumiendo combustible. No

    consumimos combustible porque el combustible, el hambre y la sed se relacionan con el tiempo y

    aquno hay tiempo.

    Pye asinti.

    La velocidad tambin est relacionada con el tiempo seal Leslie sin embargo, nosmovemos.

    Os movis? Pye arque las cejas oscuras en una interrogacin dirigida a m.

    A mno me mires ped. Nos movemos slo en conviccin? Nos movemos slo en...?

    Pye me hizo un gesto de aliento que deca "tibio, tibio", como si estuviramos jugando a las

    adivinanzas.

    ...conciencia?

    Se toc la punta de la nariz, encendiendo una sonrisa brillante.

    Exacto! Tiempo es el nombre que se da al movimiento de la conciencia. Cada

    acontecimiento que pueda suceder en el espacio y en el tiempo sucede ahora, al unsono,

    simult

    neamente. No hay pasado, no hay futuro: s

    lo el ahora, aunque tengamos que usar unlenguaje basado en el tiempo para poder entendernos. Es como... Busc una comparacin en la

    parte alta de la cabina. Es como la aritmtica. En cuanto uno aprende el sistema, sabe que todos

    los problemas con nmeros ya estn resueltos. El principio de la aritmtica ya sabe la raz cbica

    de seis, pero a uno puede llevarle lo que llamamos tiempo, algunos segundos, descubrir cul ha

    sido siempre la solucin.

    La raz cbica de ocho es dos, pens; la raz cbica de uno es uno. La raz cbica de seis?

    Algo entre uno y dos, tirando a ms... Uno coma ocho? Y sin duda alguna, mientras calculaba

    comprend que la respuesta haba estado esperando desde antes de que yo me formulara la

    pregunta.

    Todos los acontecimientos? pregunt Leslie. Todo lo que puede ocurrir ya ha ocurrido?

    No hay futuro?Ni pasado dijo Pye , ni tiempo.

    Leslie, siempre prctica, estaba exasperada.

    En ese caso, por qu pasamos por todas estas experiencias en este... este tiempo de

    mentirillas, si ya todo est hecho? A qu molestarse?

    Lo importante no es que todo est hecho, sino que tenemos infinitas posibilidades de eleccin

    dijo Pye Nuestras elecciones nos llevan a experiencias; con la experiencia comprendemos que

    no somos las pequeas criaturas que parecemos ser. Somos expresiones interdimensionales de la

    vida, espejos del espritu.

    Dnde ocurre todo esto? pregunt Hay en el cielo algn gran depsito, con estantes para

    todos esos posibles acontecimientos entre los que se puede elegir?

    Un depsito no. No es un lugar, aunque podra pareceros tal dijo ella. Dnde pensis que

    podra estar?

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    Mene la cabeza y me volvhacia Leslie. Ella tambin hizo un gesto negativo.

    Pye pregunt otra vez, con dramatismo: Dnde?

    Mientras, nos miraba a los ojos, levant la mano y seal hacia abajo.

    Bajamos la mirada. Debajo de nosotros, bajo el agua, giraban aquellos infinitos senderos en el

    fondo del ocano.

    Los diseos? dijo Leslie. Bajo el agua? Oh! Nuestras elecciones! El diseo representalos senderos que tomamos, los giros que escogimos. Y todos los giros que pudimos haber

    escogido, los que hemos escogido en...

    ...vidas paralelas? pregunt, mientras las piezas caan en su sitio Vidas alternativas!

    El diseo se desparramaba majestuosamente debajo de nosotros. Lo devoramos con los ojos,

    maravillados.

    Si volamos alto dije, estremecido, por la captacin, tenemos perspectiva. Vemos todas las

    alternativas, las bifurcaciones, los cruces de rutas. Pero cuanto ms bajo volamos, ms perspectiva

    perdemos. Y cuando aterrizamos, nuestras perspectiva de todas las otras alternativas desaparece.

    Nos concentramos en el detalle: el detalle diario horario diminuto, olvidadas las vidas

    alternativas.

    Qu bella metfora habis elaborado para explorar el quines sois! coment Pye Unesquema bajo el agua infinita. Aunque os sea preciso pilotear vuestro hidroavin hacia un lado u

    otro para visitar a vuestros yos alternativos, es una herramienta creativa. Y funciona.

    Este mar que tenemos por debajo, entonces dije , no es un mar, verdad? En realidad, el

    diseo no est all.

    Nada en el espaciotiempo est realmente all dijo ella. El diseo es una ayuda visual que

    habis elaborado; es vuestro modo de comprender las vidas simultneas. Es una metfora del

    vuelo, porque os encanta volar. Cuando aterrizis, vuestro avin flota por sobre el diseo y

    vosotros sois observadores, fantasmas en mundos alternativos. Podis aprender de vuestros otros

    aspectos sin tomar como real el ambiente que los rodea. Cuando habis descubierto lo que

    necesitabais descubrir, os acord

    is de vuestro avi

    n y, con s

    lo impulsar el regulador haciaadelante, ascendis en el aire para volver a vuestra perspectiva grandiosa.

    Nosotros mismos diseamos este... esquema? pregunt Leslie.

    Las metforas para expresar las vidas del espaciotiempo son tantas como las disciplinas que os

    fascinen dijo Pye Si os encantara la fotografa, vuestra metfora podra haberse basado en

    niveles de enfoque. El enfoque hace que un punto sea ntido y todo lo dems, borroso. Enfocamos

    una vida y pensamos que no hay otra cosa. Pero los otros aspectos, los borrosos, los que tomamos

    por sueos, deseos y pudohaber-sidos, son tan reales como cualquiera. Nosotros elegimos el

    enfoque.

    Es por eso que nos fascina la fsica pregunt , la mecnica cuntica, la atemporalidad?

    Nada de eso es posible, pero todo eso es verdad? No hay vidas pasadas ni vidas futuras, pero

    desciendes a un punto, crees que se mueve y has inventado el tiempo? Nos dejamos involucrar ycreemos que sa es la nica vida existente? Es as, Pye?

    Bastante aproximado dijo ella.

    Entonces podemos seguir volando dijo Leslie, ms all del sitio donde dejamos a Richard y

    a Leslie jvenes, en Carmel, y aterrizar ms adelante, para averiguar si siguieron juntos o no.

    Podemos ver si aprovecharon esos aos que nosotros perdimos!

    Ya lo sabis dijo nuestra gua del alter-mundo.

    No! protest. Se nos arranc...

    Pye sonrea.

    Ellos tambin tienen alternativas. Un aspecto de ellos est asustado y huye de un futuro

    demasiado pleno de compromisos. Otro llega a la condicin de amigos, pero no de amantes; otro

    llega a la condicin de amantes, pero no de amigos; otro se casa y se divorcia; otro decide que

    cada uno vea en el otro a su alma gemela, se casa y ama por siempre jams.

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    En ese caso somos aqucomo turistas! dije No construimos el paisaje; slo elegimos qu

    parte deseamos ver.

    Es una bonita manera de expresarlo dijo Pye.

    Bueno continu, supongo que uno vuela a una tajada del diseo, aterriza e impide que su

    madre conozca a su padre. Si no se conocen, cmo pudo uno haber nacido?

    No, Richie intervino Leslie ; eso no nos impedira nacer. Nacimos en la parte del diseodonde ellos sse conocieron, y nada puede alterar esa circunstancia.

    No hay nada predeterminado? inquir. No hay destino?

    Claro que hay destino dijo Pye , pero el destino no te empuja adonde no quieres ir. T eres

    el que escoge. El destino depende de ti.

    Yo escogera volver a casa, Pye dije Cmo volvemos?

    Ella sonri.

    Volver a casa es tan fcil como bajar de un tronco. Vuestro esquema es psquico, pero el

    camino de regreso es espiritual. Orientaos por el amor... Se interrumpi de sbito. Perdonad la

    conferencia. Querrais volver ya?

    Por favor.

    No! exclam Leslie. Hablaba dirigindose a Pye, pero me busc la mano: su modo de decir"escchame hasta el final". Si he comprendido bien, los que ramos, los que iban volando hacia

    Los Angeles, estn detenidos en el tiempo. Podemos volver a ellos cuando aslo deseemos.

    Por supuesto que podemos dije , pero un segundo despus viene el estallido del rayo

    csmico y aquestamos otra vez!

    No dijo Pye En cuanto volvis cambia un milln de variables. Cualquiera de ellas impedir

    que esto vuelva a ocurrir. Querrais volver?

    No dijo Leslie, otra vez. Quiero aprender de esto, Richie, quiero comprender! Si slo

    tenemos una posibilidad en trillones y es sta, tenemos que quedarnos!

    Pye dije , si nos quedamos, podemos resultar heridos en algn otro tiempo, podemos

    lastimarnos a pesar de ser fantasmas?Podis elegir que assea, si lo deseis dijo ella.

    Elegirlo?

    Me sonaba ominoso. Suelo tomarme las aventuras con calma. Volar en lo absolutamente

    desconocido no es aventura, sino demencia. Podamos quedar atrapados en ese esquema de

    conviccin y perder el mundo que tenamos? Y si nos separbamos y jams volvamos a

    reunirnos? Las convicciones pueden ser trampas feroces. Me volvhacia mi esposa, algo nervioso.

    Creo que sera mejor volver, cielito.

    Oh, Richie, de veras quieres dejar pasar esta oportunidad? No es lo que siempre has ledo en

    los libros, la fascinacin de toda tu vida, las existencias simultneas, los futuros alternativos?

    Piensa en lo que aprenderamos. No vale la pena correr un poco de peligro?

    Suspir. El pasado de Leslie es todo elecciones valientes en busca de la verdad y los principios.Ella prefera quedarse, por supuesto. Y apelaba al explorador que resida en las mrgenes de mi

    mente.

    Est bien, queridita dije, al fin.

    En el aire pendan, densos, los riesgos subestimados. Me sentcomo un aprendiz de piloto en el

    momento de despegar para practicar giros lentos sin cinturn de seguridad.

    Pye, di, cuntos aspectos nuestros hay? pregunt.

    Ella se ech a rer y mir por la ventanilla hacia el diseo, all abajo.

    Cuntos puedes imaginar? No hay modo de contarlos.

    Todo ese esquema es nosotros? exclam Leslie, atnita. Hasta donde podemos ver, hasta

    donde podemos volar, el esquema es nuestras elecciones?

    Pye asinti.

    An no hemos comenzado, pens, y ya es increble.

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    Y todos los dems, Pye? Cuntas vidas puede haber en un solo universo?

    Me mir desconcertada, como si no comprendiera mi pregunta.

    Cuntas vidas en el universo, Richard? pregunt. Una.

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    Ests segura de que no hay mapas? pregunt.Pye sonri.

    No hay mapas.

    La lectura de cartas es una parte tan importante del vuelo..., pens. Ponemos un punto en

    nuestro papel: aqu estamos. Otro punto: aqu deseamos ir. Entre ellos, un torrente de ngulos,

    rumbos y distancias, derroteros y tiempos. Ahora, en un infinito pa s que nunca habamos visto, la

    brjula no funcionaba y no tenamos mapas.

    Aqu la gua es la intuicin dijo Pye Un plano de vosotros sabe cuanto se puede saber.

    Buscad ese plano, pedidle orientacin y confiad en que os llevar adonde ms necesitis ir.

    Probad.

    Leslie cerr inmediatamente los ojos y se relaj a mi lado, haciendo lo posible por seguir las

    instrucciones. El diseo se desplegaba all abajo, sereno; nuestra extraa pasajera guardabasilencio; mi esposa estaba quieta desde haca tanto tiempo que bien poda haber estado

    durmiendo.

    Gira a la derecha dijo Leslie por fin, suavemente.

    No me dijo si deba ser un viraje cerrado o abierto, no me indic los grados.

    Eleghacerlo con suavidad; movel timn y el anfibio se inclin graciosamente en el giro.

    Al cabo de un momento ella dijo:

    Ya est bien.

    Las alas se nivelaron.

    Desciende unos ciento cincuenta metros. Reduje la potencia y nos deslizamos ms cerca de las

    olas.Esto no es tan extrao, pens. Los psquicos que tratan de recordar otras vidas imaginan el

    camino por lo que les parece correcto, franqueando muros, atravesando puertas, hasta que llegan.

    Por qu considerar extrao liberar la misma potencia para pilotear el Avemarina, dejando que

    busque a los nosotros alternativos que nuestro gua interior ms desea hacernos conocer? Y si no

    resulta, qu perdemos con intentarlo?

    Gira otra vez a la derecha dijo Leslie. De pronto, casi de inmediato : Recto. Y desciende

    otros ciento cincuenta metros.

    Asestaremos apenas por encima del agua advert.

    Ella asinti con la cabeza, los ojos an cerrados: Preprate para aterrizar.

    En el diseo, all abajo, no se haban producido cambios: infinita complejidad, hasta donde

    alcanzaba la vista. Torbellino irisados, intersecciones y paralelas daban paso a desvos bruscos,curvas y abanicos; los tonos pastel, al plateado. Chisporroteando por sobre todo eso, el cristalino

    mar de ese mundo extrao.

    Me volvhacia Pye, pero ella, a manera de respuesta, mir un mudo "espera y vers".

    Giro a la derecha dijo Leslie. Casi hemos llegado. Un poquitito a la izquierda... Corta la

    energa y acuatiza!

    Cort el acelerador y la quilla toc las olas de inmediato. Leslie abri los ojos ante el sonido del

    agua y observ, con tanta ansiedad como yo, el mundo que se disolva en llovizna. El Avemarina

    desapareci, y Pye con l. Leslie y yo camos juntos por un ocaso dorado, junto a los rboles de

    una ribera y, despus, a lo largo de una vieja casa de piedra.

    Nos detuvimos en la sala, penumbrosa y gris, de techos bajos; un hogar cerrado con tablas en

    un rincn, ondulantes suelos de madera marcada, un cajn de naranjas a manera de mesa, un

    destartalado piano vertical contra una pared. Hasta la luz de ese cuarto era gris.

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    En una silla vieja, frente al piano, se sentaba una joven delgada. Su pelo era largo y rubio; sus

    ropas estaban radas. El estante de las partituras, frente a ella, desbordaba pesados libros de

    Beethoven, Bach, Schumann. Tocaba de memoria una sonata de Beethoven, sonido glorioso a

    travs de ese instrumento ruinoso.

    Leslie observaba todo, abrumada.

    Es mi casa susurr, la casa de Upper Black Eddy! Richie, sa soy yo!Mir con fijeza. Mi esposa me haba dicho que, de nia, no haba tenido mucho que comer, pero

    esa muchacha estaba al borde de la desnutricin. No era de extraar que Leslie rara vez recordara

    el pasado. Si el mo hubiera sido tan triste, yo tampoco recordara.

    La muchacha no repar en nosotros. Continu tocando como si estuviera en el cielo.

    Ante la puerta que comunicaba con la cocina apareci una mujer; se qued escuchando la

    msica en silencio, con un sobre abierto en la mano. Era menuda y de facciones hermosas, pero

    estaba tan demacrada y desharrapada como la muchachita.

    Mam! grit Leslie, con voz quebrada.

    La mujer no nos vio, no respondi. Esper en silencio hasta que ces la msica.

    Maravilloso, querida dijo la espalda de la muchacha, meneando tristemente la cabeza De

    veras. Estoy orgullosa de ti. Pero es algo sin futuro! Mam, por favor... dijo la muchacha.

    Tienes que ser realista prosigui la madre. Los pianistas se venden por docena. Recuerda lo

    que te dijo el sacerdote: que su hermana nunca pudo ganarse la vida con el piano. Y eso, despus

    de aos y aos de estudio!

    Oh, mam! La muchacha levant los brazos en un gesto de exasperacin. No vuelvas otra

    vez con lo de la hermana del sacerdote! No te das cuenta de que esa mujer es una pianista

    malsima, que no pudo ganarse la vida con el piano porque lo toca horriblemente mal?

    La madre pas eso por alto.

    Sabes cunto estudio necesitars? Sabes lo que cuestan esos estudios?

    La muchacha apret

    los dientes y mir

    hacia el frente, hacia sus partituras, asintiendo con airesombro:

    S exactamente cunto cuestan. Ya tengo tres empleos, mam. Conseguir ese dinero.

    La mujer suspir.

    No te enfades conmigo, tesoro. Slo trato de ayudarte. No quiero que dejes pasar estas

    maravillosas oportunidades como yo lo hice y despus lo lamentes por toda tu vida. Envi tu

    fotografa a Nueva York porque saba que poda ser tu solucin. Y lo que importa es que has

    ganado! Te han aceptado!

    Puso el sobre en el atril del piano y agreg:

    Cuanto menos, chale un vistazo. Tienes la oportunidad de trabajar como modelo para una de

    las mayores agencias de Nueva York y de terminar con esta lucha sin fin... Trabajos de camarera,

    de fregona, matarte trabajando!No me mato trabajando!

    Mira cmo ests! Flaca como un esprrago. Crees que podrs seguir as, acumulando todas

    tus clases en dos das a la semana, yendo y viniendo porque no puedes permitirte pasar en

    Filadelfia ms de una noche a la semana? No puedes. Tienes slo diecisiete aos y ests

    exhausta! Por qu no entras en razones?

    La muchacha permaneca rgida y silenciosa. La madre la observaba, meneando la cabeza,

    desconcertada.

    A cualquier muchacha le encantara ser modelo. Y t quieres rechazar la oportunidad!

    Escucha, tesoro: ve y haz la prueba por un ao o dos y ahorra todo lo que puedas. Entonces

    podrs seguir con la msica, si an lo deseas.

    La chica alarg la mano para tomar el sobre y lo devolvi a su madre por sobre el hombro, sin

    mirar.

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    No quiero ir a Nueva York dijo, tratando de dominar su enojo. No me importa haber

    ganado o no. No quiero ser modelo. Y. no me molesta luchar, si con eso puedo hacer lo que me

    gusta.

    La madre le arrebat la carta, ya perdida la paciencia.

    No puedes pensar en otra cosa que no sea ese piano?

    No!La jovencita ahog cualquier dilogo con las manos, llenando la habitacin con los sonidos de

    las partituras que tena adelante; sus dedos eran mariposas en un segundo, acero al siguiente.

    Cmo puede tener tanta energa en brazos tan flacos?, me pregunt.

    La madre la contempl por un momento. Sac la carta del sobre, la dej abierta sobre el cajn

    de naranjas y sali por la puerta trasera. La chica sigui tocando.

    Por lo que Leslie me haba contado, yo sabia que ofrecera un recital en Filadelfia al da

    siguiente. Se levantara a las cuatro de la maana para iniciar un viaje de ochenta kilmetros: seis

    horas a pie, en autobs, en trolebs. Asistirla a sus clases de secundaria durante todo el da; por la

    noche tocara en su recital. Despus dormira en la estacin de autobuses hasta que se iniciaran las

    clases de la maana; de ese modo ahorraba el alquiler de un cuarto para comprar msica.

    Leslie se apart bruscamente de mpara acercarse a la muchacha. Se detuvo a su lado, pero ellala ignor.

    Yo contemplaba la msica, extraado. Era nueva. Eran las mismas partituras, ya amarillentas,

    que an honran nuestro piano.

    Por fin la jovencita se volvi hacia Leslie; una cara plida y adorable, de facciones parecidas a

    las de su madre y ojos azules que relampagueaban resentimiento.

    Si usted es de la agencia de modelos dijo, al borde del enojo , la respuesta es no. Gracias,

    pero no. Leslie mene la cabeza.

    No vengo en nombre de Conover dijo. La muchacha la mir por un largo instante; despus

    se levant, boquiabierta, atnita.

    Usted... Usted se parece a m! exclam

    . Usted es yo! Cierto?Mi esposa asinti.

    La jovencita la miraba.

    Pero es adulta!

    Rodeada por su pobreza y sus sueos, contempl su futuro, observ en silencio a mi esposa;

    por fin se quebr su ptrea muralla de decisin. Volvi a caer en la silla y escondi el rostro entre

    las manos.

    Aydame! llor Por favor, aydame!

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    Mi esposa se arrodill junto a la jovencita que haba sido, mirndola.Todo est bien le dijo, tranquilizadora Todo saldr bien. Tienes mucha suerte! De veras!

    La muchacha se incorpor para mirarla con incredulidad, mientras se enjugaba las lgrimas con

    las manos.

    Suerte? Esto te parece suerte? Casi rea de esperanza a travs de los surcos dejados por las

    lgrimas.

    Suerte, don, privilegio. Has averiguado qu te gusta! Muy pocas personas de tu edad lo han

    averiguado. Algunos no llegan jams a saberlo. T ya lo sabes.

    La msica.

    Mi esposa asinti, mientras se ponla de pie.

    Ests tan bien dotada... Eres inteligente y talentosa, amas la msica y tienes tanta voluntad

    como el mejor. Nada puede detenerte!Por qu tengo que ser tan pobre? Si al menos...

    Este piano est... escucha! Toc el teclado cuatro veces, ocho notas en veloces octavas. Hasta

    yo me di cuenta de que adentro haba cuerdas rotas. El sol; sostenido y el re no suenan. Ni

    siquiera tenemos dinero: para afinarlo... Descarg el puo contra las teclas amarillas. Por

    qu?

    Para que puedas demostrar que la voluntad, el amor y el esfuerzo pueden arrancarte de la

    pobreza y la desesperacin. Y tal vez algn da conozcas a alguna,, otra muchachita que viva en la

    pobreza. Entonces, cuando ella te diga: "Oh, a ti te resulta todo fcil porque eres una pianista

    famosa, eres rica; pero yo no tengo para comer y slo cuento con esta ruina para practicar",

    entonces t

    podr

    s transmitirle este poquito de experiencia y ayudarla a resistir.La muchacha qued pensativa.

    Estoy gimoteando y no s por qu dijo Detesto los gimoteos!

    Ante mpuedes quejarte dijo Leslie.

    Podr resistir? Triunfar? pregunt la jovencita.

    La decisin es tuya, ms de lo que supones. Leslie me ech una mirada. Si jams

    abandonas lo que te interesa, si te interesa tanto que ests dispuesta a luchar as para tenerlo, te

    prometo que tu vida estar llena de xitos. Ser una vida difcil, porque la excelencia no es fcil,

    pero buena.

    Podra tener una vida fcil y mala?

    Esa tambin es una decisin.

    Y una vida fcil y feliz? Chisporroteaba la travesura.Las dos mujeres se echaron a rer.

    Es posible dijo Leslie . Pero t no escogeras una vida fcil, verdad?

    La muchacha la mir con aire de aprobacin.

    Quiero hacer lo mismo que hiciste t.

    No dijo Leslie, con una sonrisa triste. Sigue tu propio curso, escoge tu propio camino.

    Eres feliz?

    S!

    Entonces quiero hacer lo que t hiciste. Leslie estudi a la muchacha por un momento y,

    decidida a confesarle lo peor, prosigui:

    No creo que quieras eso. He pasado por momentos tan terribles que ya no quera vivir.

    Muchas veces. Hasta trat de ponerle fin...

    La muchacha contuvo el aliento.

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    Yo tambin!

    LO s dijo Leslie. S lo difcil que es la vida para ti.

    Pero t triunfaste. Cmo?

    Leslie apart la cara, avergonzada de decrselo.

    Acept el empleo de Conover. Abandon el piano.

    La muchacha qued aturdida; aquello le pareca increble.Cmo pudiste? Y... y el amor, la voluntad? Leslie volvi a mirarla.

    S lo que haces en Filadelfia: duermes en la estacin de autobuses y gastas el dinero del

    alojamiento y de la comida en comprar partituras. Mam se desmayara si se enterara. Vives al

    borde del desastre.

    La chica asinti.

    Yo era igual dijo mi esposa. Pero me qued sin uno de los empleos y no pude seguir, ni aun

    pasando hambre. Estaba desesperada y furiosa, pero tuve que aceptarlo: mam tena razn. Me

    promet que ira a Nueva York por slo un ao; trabajara da y noche, ahorrara hasta el ltimo

    centavo y ganara lo suficiente para mantenerme hasta recibir el diploma.

    La frase acab en melanclicos recuerdos.

    Pero no ganaste nada?No. Gan mucho. El xito, en un principio, me cay encima como un aguacero: trabajos de

    modelo y despus la televisin. Al cabo de un ao estaba en Hollywood, contratada por la

    Twentieth Century-Fox, trabajando en cine. Pero tena xito en un trabajo que no me gustaba.

    Nunca me consideraba lo bastante buena ni lo bastante bonita; siempre me sent a fuera de lugar

    entre la gente hermosa. Como poda ayudar a la familia, no me pareca correcto renunciar para

    volver a la msica. Pero tampoco escog seguir en el cine; simplemente me qued: una decisin

    por abandono.

    Hizo una pausa, recordando.

    No pona el corazn en eso, comprendes? Por eso slo me permita un xito limitado. Cada

    vez que las cosas amenazaban con ir m

    s all

    , yo rechazaba la mayor parte, hua o me enfermaba;haca algo para arruinarlo. Nunca tom claramente la decisin de triunfar de verdad.

    Guardaron silencio por un momento, pensativas ambas.

    Y cmo quejarme de las cosas buenas que me estaban pasando? No poda decir nada a nadie.

    Me senta sola. Leslie suspir. Y bien. Cuando abandon la msica obtuve tanto xito como

    pude tolerar. Tuve aventuras, desafos, entusiasmo, un tremendo aprendizaje...

    No parece tan malo... coment la jovencita. Mi esposa asinti.

    Lo s. Por eso resultaba tan difcil comprender, tan difcil dejarlo. Pero aos despus me di

    cuenta de que, al abandonar la msica, abandon mi oportunidad de llevar una vida apacible y

    gozosa, haciendo lo que realmente me gustaba. La abandon por largo tiempo, cuanto menos.

    Yo escuchaba, sorprendido. Apenas comenzaba a comprender lo que aquello deba de haber

    sido, lo que mi esposa haba descartado al pasar de la msica al hielo de su carreracinematogrfica.

    La muchacha pareca totalmente confundida.

    Bueno, eso fue cierto en tu caso, pero sera cierto en el mo? Qu debera hacer yo?

    T eres la nica en el mundo que puede responder a esa pregunta. Averigua qu quieres en

    realidad y hazlo. No te pases veinte aos viviendo por abandono, si puedes decidir ahora mismo

    seguir la direccin de tu amor. Qu es lo que quieres, en realidad?

    Ella lo supo de inmediato.

    Quiero aprender. Quiero ser excelente en lo mo dijo Quiero dar algo bello al mundo.

    Lo hars. Qu ms?

    Quiero ser feliz. No quiero ser pobre.

    S. Qu ms?

    La muchacha iba entusiasmndose con el juego.

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    Quiero creer que hay un motivo que da sentido al vivir, un principio que me ayude a pasar los

    malos ratos y tambin los buenos. No es la religin, porque ya lo he intentado, de veras, y en vez

    de darme respuestas slo me dicen: "Ten fe, hija ma".

    Leslie frunci el ceo al recordar. La joven prosigui, sbitamente intimidada:

    Quiero creer que en el mundo hay alguien tan solo como yo. Quiero creer que vamos a

    encontrarnos y... a amarnos, y que nunca volveremos a estar solos.Escucha dijo mi esposa: todo cuanto has dicho, todo cuanto quieres creer ya es cierto. Quiz

    tardes algn tiempo en encontrar algunas de esas cosas; otras tardarn mucho ms. Pero eso no

    quita que sean verdad en este mismo instante.

    Tambin ese alguien a quien amar? Hay realmente alguien para m? El tambin existe?

    Se llama Richard. Quieres conocerlo?

    Conocerlo ahora? exclam ella, con los ojos maravillados.

    Mi esposa alarg una mano hacia m. Sal de tras la muchacha, feliz de que ese aspecto de

    alguien tan querido quisiera conocerme.

    Ella me mir sin decir palabra.

    Hola dije, yo tambin algo abrumado. Qu extrao, mirar aquella cara, tan diferente de la

    mujer que yo amaba, tan la misma cosa!Pareces... demasiado... muy adulto para m.Por fin haba hallado una forma diplomtica de

    decir viejo

    Por la poca en que vas a conocerme te encantarn los hombres mayores le asegur.

    A mno me encantan los hombres mayores! protest mi esposa, echndome los brazos a la

    cintura Me encanta este hombre mayor.

    La muchacha nos observaba.

    Puedo preguntar... si vosotros sois realmente felices como pareja? Lo dijo como si le

    costara creerlo.

    Ms felices de lo que puedas imaginar le dije. Cundo te conocer? Dnde? En el

    conservatorio?Deba decirle la verdad? Qu an pasara por otros veinticinco aos, un matrimonio

    fracasado, otros hombres? Que faltaban una vida y media a partir del momento en que estaba,

    junto a su maltrecho piano, para que nos conociramos?

    Mir la pregunta a mi esposa.

    Pasar bastante tiempo dijo ella, con suavidad.

    Oh...

    Pasar bastante tiempo pareca haberla hecho sentir ms sola que nunca. Se volvi hacia m.

    Y t, qu decidiste ser? pregunt. T tambin eres pianista?

    No dije. Soy piloto de aviones.

    Ella mir a Leslie, desilusionada.

    ...pero estoy aprendiendo a tocar la flauta.Me di cuenta de que no le impresionaban los flautistas aficionados. Lo dej pasar, decidida a

    descubrir mi aspecto ms interesante, y se inclin hacia m, muy seria.

    Qu puedes ensearme? pregunt. Qu sabes?

    S que todos estamos en la escuela dije. Y tenemos algunos cursos obligatorios:

    Sobrevivencia, Alimentacin y Techo enumer con intencin. Ella sonri con aire culpable,

    comprendiendo que yo haba odo de sus secretos para ahorrar dinero. Sabes qu otra cosa s?

    Qu?

    Que ni las discusiones, ni los hechos ni los argumentos te harn cambiar de idea. A nosotros

    nos es fcil ver la solucin de tus problemas; todo problema es fcil cuando ya lo has solucionado.

    Pero ni siquiera tu propio yo futuro, materializado de la nada frente a ti para decirte, palabra por

    palabra, lo que te pasar en los prximos treinta y cinco aos, podr hacerte cambiar de idea. Lo

    nico que te har cambiar es tu propia comprensin individual, personal.

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    Quieres que aprenda eso de ti? La muchacha ri. Toda mi familia me cree terca y extraa.

    Te odiaran si escucharan cmo me alientas:

    Por qu crees que hemos venido a verte? pregunt Leslie.

    Porque pensasteis que me matara? sugiri la jovencita. Por que a ti te habra gustado que

    algn yo futuro se hubiera presentado ante ti a esta edad para decirte: "No te preocupes,

    sobrevivirs"? No es as?Leslie asinti.

    Prometo sobrevivir dijo la muchacha. Ms an, prometo que te alegrars de que yo viva;

    prometo que te sentirs orgullosa de m.

    Ya lo estoy asegur LeslieLos dos estamos orgullosos de ti! Mi vida estaba en tus manos y

    no me dejaste morir; no abandonaste, pese a que a tu alrededor todo era desesperacin. Tal vez no

    hemos venido a salvarte; tal vez vinimos para agradecerte que abrieras el camino, que

    posibilitaras el encuentro entre Richard y yo, para que pudiramos ser felices. Tal vez vinimos a

    decirte que te amamos.

    El mundo empez a estremecerse a nuestro alrededor. El triste escenario se borrone. Se nos

    estaba arrancando de all.

    Ella, al comprender que nos bamos, se enjug las lgrimas de los ojos.Volver a veros?

    Eso esperamos... dijo Leslie, tambin entre lgrimas.

    Gracias por venir! grit an. Gracias!

    Debemos de haber desaparecido para ella, pues a travs de la niebla la vimos reclinarse contra

    el piano, con la cabeza gacha por un momento. Luego se sent en la vieja silla y sus dedos

    comenzaron a moverse sobre el teclado.

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    eso?

    Ella se ech a rer.

    Ya lo sabis. Lo que debis aprender, en el espaciotiempo, es a mantener vuestras luces

    apagadas.

    Qued ms intrigado que nunca; me pona nervioso necesitar de esa persona. Por muy amable

    que pareciera, era ella quien manejaba nuestra vida.Pye, cuando queramos volver de esos yos alternativos en los que aterrizamos, cmo debemos

    hacer para que el avin nos lleve?

    No necesitis el avin, en absoluto. Ni tampoco el diseo. Los formis con vuestra

    imaginacin y hacis con ellos lo que os place. Y tal como lo imaginis, as parece ser vuestro

    mundo.

    Imagino que pongo la mano en el acelerador? Cmo puedo poner la mano en el acelerador

    si estoy en otro mundo? Cmo puedo estar en dos lugares al mismo tiempo? Si t no nos

    hubieras sacado de all, estaramos atrapados en 1952!

    No estis en dos lugares al mismo tiempo, sino en todas partes al mismo tiempo. Y sois

    vosotros los que gobernis vuestros mundos, no a la inversa. Os gustara probar otra vez?

    Leslie me toc la rodilla y tom los mandos.Prueba, queridito dijo Dime hacia dnde ir.

    Me arrellan en el asiento, con los ojos cerrados.

    Recto hacia adelante dije; me senta tonto. Con la misma facilidad habra podido decir:

    "Recto hacia arriba".

    El motor nos acun por un rato. De pronto, aunque no vea nada, percibuna sbita sensacin

    de voluntad en lo oscuro.

    Gira a la derecha dije . Bien a la derecha.

    Sentque el avin se inclinaba al girar. Entonces vi lneas luminosas: una fina hebra de niebla

    extendida verticalmente; otra horizontal. Estbamos a la izquierda del punto donde se cruzaban,

    cerca del centro. Est bien. Recto.

    La cruz baj un poco ms y empez a centrarse.

    Empieza a descender. Un poquito a la izquierda...

    Ahora la imagen mental era tan clara como las agujas de un instrumento para el aterrizaje e

    igualmente exacta. Qu real parece nuestra imaginacin!

    Abajo un poquito dije. Estamos en trayectoria de planeo, en lnea central. Un poquito ms a

    la izquierda. Deberamos de estar a punto de tocar agua, no?

    Uno o dos metros ms dijo Leslie.

    Bien. Ahora, cierra la potencia dije.

    O que las olas rozaban la quilla de nuestro barco volador; al abrir los ojos vi que el mundo

    desapareca, envuelto en llovizna. Despus todo se convirti en negrura mvil, en difusas formasplateadas que se estremecan en la oscuridad. Por fin nos detuvimos.

    Estbamos de pie en una ancha explanada de cemento... Una base area! Luces azules para

    pistas de circulacin en los bordes, pistas a la distancia, aviones de combate a chorro en tierra,

    plata bajo el claro de luna.

    Dnde estamos? susurr Leslie.

    Los aviones de combate, de los que haba filas y ms filas, eran Sabrejets F-86F

    norteamericanos. De inmediato adivin dnde estbamos.

    En la base Williams de la Fuerza Area, en Arizona. Escuela para pilotos de combate. Es 1957

    murmur Yo sola caminar por aqua la noche, slo para estar con los aviones.

    Por qu hablamos en susurros? pregunt ella.

    En ese momento apareci un jeep de la Polica Area por el extremo de una pista; vena

    patrullando y avanz hacia nosotros. Aminor la marcha, gir alrededor de un avin aparcado a

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    nuestra derecha y se detuvo.

    Aunque no podamos ver al polica, somos su voz.

    Disculpe, seor dijo, podra mostrarme su documento de identidad?

    Respondi una voz baja, con unas cuantas slabas que no captamos.

    Est hablando conmigo dije a Leslie. Recuerdo esto.

    Por cierto, seor. La voz del polica. Slo es una verificacin. No hay problema.Un momento despus, el jeep retrocedi para esquivar el ala; su conductor puso la primera,

    apret el acelerador y vir alrededor del avin. Si nos vio, no dio seales de que as fuera. Antes

    de que pudiramos hacernos a un lado, los fanales delanteros eran soles deslumbrantes que

    estallaban hacia nosotros.

    CUIDADO! grit, demasiado tarde.

    Leslie lanz un alarido.

    El jeep sigui en lnea recta hacia nosotros, pas a travs de nuestros cuerpos sin pensarlo dos

    veces y continu su marcha, siempre acelerando.

    Oh dije Disculpa. Me haba olvidado.

    Cuesta acostumbrarse! reconoci ella, sin aliento.

    Ante el morro del avin apareci una silueta. Quin anda por all? Estis bien?

    Usaba un traje de piloto de nylon oscuro y una chaqueta; lo mismo era un difuso fantasma a la

    luz de la luna. En la chaqueta, bordadas en blanco, las alas de piloto y las barras amarillas de

    teniente segundo.

    Ve t susurr Leslie Estar esperndote all.

    Asenty le di un abrazo.

    Estoy bien dije. Autorizacin para reunirme con usted?

    Sonreante mi propia expresin; despus de tantos aos, volva a hablar como los cadetes.

    Quin es? Por qu tena que hacer preguntas difciles?

    Teniente segundo Bach, Richard D., se

    or respond. A-otres-ceroochocerosiete-siete-cuatro,seor.

    Eres t, Mize? Ri entre dientes. Qu haces por aqu, payaso?

    Phil Mizenhalter, me dije. Qu gran tipo. Dentro de diez aos habr muerto, derribado en

    Vietnam con su F-105.

    No soy Mize respond Soy Richard Bach.

    T venido del futuro, de treinta aos a partir de ahora. El forz la vista en la oscuridad.

    Quin dices que eres?

    Si insistimos con esto, pens, tendremos que acostumbrarnos a esa pregunta.

    Soy usted, teniente. Usted mismo, con un poco ms de experiencia. Soy el que cometi todos

    los errores que usted va a cometer y se las compuso para sobrevivir.

    El se acerc un poco ms para inspeccionarme en la oscuridad. An pensaba que todo eso erauna broma.

    Voy a cometer errores? dijo, con una sonrisa. Cuesta creerlo.

    Podramos llamarlos experiencias inesperadas de aprendizaje.

    Creo que puedo manejarme con ellos dijo.

    Ya has cometido el peor insist unirte a los militares. Lo inteligente seria renunciar ahora.

    No, lo inteligente no: sera lo sabio.

    Jo! exclam. Acabo de graduarme como piloto! An me cuesta creer que soy un piloto de

    la Fuerza Area y t me dices que renuncie. Qu bien. Qu ms sabes?

    Si pensaba que eso era un juego, estaba dispuesto a jugar.

    Bueno dije, en el pasado que yo recuerdo, crea estar usando a la Fuerza Area para

    aprender a volar. En realidad, la Fuerza Area me estaba usando a my yo no lo saba.

    Pero yo s lo s! exclam Ocurre que amo a mi pas. Y si hay que combatir para

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    mantenerlo libre, quiero participar.

    Te acuerdas del teniente Wyeth? Hblame del teniente Wyeth.

    Me mir de soslayo, intranquilo.

    Se llamaba Wyatt corrigi Instructor en adiestramiento previo al vuelo. No s qu le pas

    en Corea, pero se volvi un poquito loco. Se plant frente a nuestra clase y escribi en la pizarra,

    en letras bien grandes: ASESINOS! Despus gir en redondo, con cara de muerte sonriente, ydijo: "Esos son ustedes!" Se llamaba Wyatt.

    Sabes qu vas a descubrir en tu futuro, Richard? dije. Vas a descubrir que el teniente

    Wyatt era la persona ms cuerda de cuantas conocers en la Fuerza Area.

    El sacudi la cabeza.

    Fjate dijo : de vez en cuando imagino cmo sera conocerte, hablar con el hombre que voy

    a ser dentro de treinta aos. T no eres como l. En absoluto! El estar orgulloso de m!

    Yo tambin estoy orgulloso de ti dije, pero por motivos diferentes de los que imaginas.

    Estoy orgulloso porque s que ests poniendo lo mejor de ti. Pero no me enorgullezco de que lo

    mejor de ti se ofrezca para matar gente, para asolar aldeas atacndolas desde aviones, a

    ametralladora, cohetes y napalm, aldeas llenas de nios y mujeres aterrorizados.

    Ni hablar de eso! dijo. Yo voy a estar en la defensa!No dije una palabra.

    Bueno, lo que me gustara hacer es dedicarme a la defensa area. Me limit a mirarlo en la

    oscuridad.

    Caramba, quiero servir a mi pas y har cualquier cosa que...

    Podras servir a tu pas de diez mil maneras diferentes le asegur. Vamos, di, por qu ests

    aqu? Lo sabes siquiera? Eres tan franco contigo mismo?

    Vacil.

    Quiero volar.

    Antes de enrolarte en la Fuerza Area sabas volar. Podras haber piloteado Piper Cubs y

    Cessnas.No son lo bastante... rpidos.

    No son como los que figuran en las propagandas, verdad? Los Cessnas no son como los

    aviones de las pelculas.

    Silencio. Luego:

    No.

    Bueno, por qu ests aqu?

    Porque hay algo en el alto desempeo... Se contuvo, ya tan sincero como le era posible.

    Hay algo en los aviones de combate. Hay una gloria que no se encuentra en otro sitio.

    Hblame de esa gloria.

    La gloria proviene de un... dominio de la cosa. Al pilotear este avin dijo, dando una

    palmadita amorosa al ala, no estoy chapoteando en el barro, no estoy atado a escritorios, ni aedificios ni a nada en mundo. Puedo volar a una velocidad superior a la del sonido, a doce mil

    metros de altura, donde prcticamente no ha estado nunca otro ser viviente. Algo en m sabe que

    no somos seres del suelo, me dice que no tenemos lmites, y como ms logro acercarme a vivir lo

    que s cierto es piloteando uno de stos. Da la causalidad de que es un avin de combate.

    Por supuesto. Por eso haba deseado yo la velocidad, el deslumbramiento, el rayo. Nunca lo

    haba dicho con palabras, nunca lo haba expresado en mis pensamientos. Me limitaba a sentirlo.

    Detesto que cuelguen bombas a los aviones continu l pero no puedo evitarlo. De lo

    contrario no habra aparatos como ste.

    Sin ti, pens, la guerra morira. Mov la mano hacia el Sabre. Hasta el da de hoy sigo

    considerndolo como el avin ms hermoso de cuantos se han construido.

    Hermoso dije. Carnada.

    Carnada?

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    Los aviones de combate son carnada. El pez eres t.

    Y cul es el anzuelo?

    El anzuelo te matar cuando lo descubras dije. El anzuelo es que t, Richard Bach, ser

    humano, eres personalmente responsable por cada hombre, mujer y nio que mates con esta cosa.

    Un momento! Yo no soy responsable. No tengo nada que ver en decisiones como sa.

    Obedezco rdenes...La guerra no es excusa, la Fuerza Area no es excusa, las rdenes no son excusas. Cada

    asesinato te perseguir hasta tu muerte; todas las noches despertars gritando y volvers a matar a

    cada uno, otra vez, otra vez ms.

    Se puso tieso.

    Mira, sin la Fuerza Area, si nos atacan... Estoy aqupara proteger nuestra libertad!

    Dijiste que estabas aquporque deseabas volar y por la gloria.

    Al volar protejo a mi pas...

    Eso es lo que dicen tambin los otros, palabra por palabra. Los soldados rusos, los soldados

    chinos, los soldados rabes, los soldados puntos suspensivos de la nacin puntos suspensivos. Se

    les ensea el lema "En Nosotros Confiamos", "Defiende a la Patria, a la Matria, contra Ellos."

    Pero el Ellos de los otros, Richard, eres t!Sbitamente perdi la arrogancia.

    Recuerdas los modelos de aviones? dijo, casi suplicante . Mil modelos de aviones, y un

    diminuto yo piloteaba cada uno de ellos. Recuerdas lo de trepar a los rboles para mirar hacia

    abajo? Yo era el p jaro que esperaba volar. Recuerdas haberte arrojado desde los trampolines,

    fingiendo que eso era volar? Recuerdas el primer ascenso, en el Globe Swift de Paul Marcus?

    Por das enteros no volva ser el de antes. Nunca ms volva ser el de antes!

    Ases como est planeado observ.

    Planeado?

    En cuanto aprendiste a ver, ilustraciones. En cuanto aprendiste a escuchar, cuentos y

    canciones. En cuanto aprendiste a leer, libros, letreros, banderas, pelculas, estatuas, tradici

    n,clases de historia, juramentos de lealtad, saludos a la bandera. Por un lado, Nosotros; por el otro,

    Ellos. Ellos nos harn dao si no estamos atentos, suspicaces, furiosos, armados. Obedece las

    rdenes, haz lo que se te dice, defiende a tu pas.

    "Se alienta en el nio varn la curiosidad por las mquinas que se mueven: automviles, barcos,

    aviones. Despus se les pone ante los ojos lo ms excelso de esas mquinas mgicas en un solo

    lugar: en los cuarteles, en las fuerzas armadas de todos los pa