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Mérida2012

SemanaSanta

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SumarioSumario

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SALUDASSaluda del Arzobispo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3Saluda del Vicario Episcopal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4Saluda del Alcalde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5Saluda del Delegado Episcopal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6Saluda del Arcipreste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Saluda de la Junta de Cofradías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

ARTÍCULOS Decálogo cofrade, por Antonio Bellido . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Breve guía para un breve paseo por la imaginería emeritense, por Francisco José Pérez Valero . . . . . . . . . . . . 10Tras las huellas de Cristo, por Carmelo Arribas . . . . . . . . . . . 12 Seguir a Jesús, por José Ramón Matas . . . . . . . . . . . . . . . . . 13Plan de adecuación y protección de los bienes religiosos custodiados por las cofradías y Las asociaciones religiosas, por Josefina Molina . . . . . . . . . 14La Cuaresma de 1230 y la fecha de la reconquista de Mérida, por Manuel López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 La Juventud en las Hermandades y las nuevas tecnologías, por Mario Hernández . . . . . . . . . . . 18Nos vemos en twitter, Por Paco Vadillo . . . . . . . . . . . . . . . . . 21Allá por los años 40 del pasado siglo, por Norberto García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22Espiritualidad y devoción en la ciudad de Mérida a principios del siglo XVI, por Pablo Iglesias . . . . . . . . . . . . . 24Los tres pilares de la espiritualidad emeritense durante el periodo tardoantiguo, por Rafael Sabio . . . . . . . 26La “Tentación” de Judas Iscariote, por Paco Castelló . . . . . 29Sentido del Viernes Santo, por Teodoro A . López . . . . . . . . . 30

COFRADÍAS Cofradía del Calvario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Cofradía del Nazareno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34Cofradía Ferroviaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36Cofradía Infantil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38Cofradía del Prendimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Cofradía de la Vera Cruz 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42Cofradía de las Tres Caídas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44Cofradía de las Lágrimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46Cofradía de la Cena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

PREGONESPregón de Semana Santa 2011 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Pregón del Costalero 2011 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

• Edita:Junta de Cofradías de Mérida• Foto portada: Cartel de la Semana Santa Mérida 2012. Cofradía de la Vera Cruz. (Manuel Molina Bolaños).

• Coordinación: Mario Hernández Maquirriaín.

• Fotografías: J. M. Romero, Manuel Molina Bola-ños, Mario Hernández Maquirriaín y Archivo Junta de Cofradías.

• Diseño e impresión: Editorial MIC.

D.L.: BA.102/ 2052

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saludas

Cada año me dirijo a vosotros ocupando las primeras páginas de vuestros cuidados bo-letines preparatorios para la Semana Santa. No puede ser de otra manera si me he ma-nifestado reiteradamente dispuesto a cami-nar con vosotros en esa difícil andadura que es la vida cristiana en nuestros tiempos.

Yo comprendo que la vida no está para dormirse. Parece que todo está inseguro aunque lo estemos apretando en nuestras manos y aunque lleguen a nuestros oídos promesas agradables y aparentemente es-peranzadoras. El trabajo, la paz familiar, el futuro de los hijos, la seguridad ciudadana, el recto ordenamiento de la vida civil y po-lítica en sus diversas dimensiones, y tantas otras cosas más, parece que penden de un hilo, como popularmente se dice. Para otros, cercanos a nosotros o simplemente conocidos, da la impresión de que el hilo se ha roto. ¿Cómo vivir con alegría? ¿Qué va-lor tienen los proyectos y los esfuerzos rea-lizados para llevarlos a feliz término? ¿Qué sentido tiene una vida planteada mirando al futuro si todo tiene el riesgo de desmoro-narse? ¿A quién mirar con la confianza de que puede ayudarnos a encontrar la paz y el optimismo en el afán de cada día?

Estos interrogantes, y otros de mayor cru-deza según las circunstancias familiares, personales, laborales y sociales de cada uno, se ciernen sobre muchas personas em-pujándolas al disfrute de la inmediatez que parece lo único seguro, a buscar la luz del bienestar en acciones incorrectas y arries-gadas, o a procurar la evasión que les per-mita olvidar, al menos, el dolor de cada día y el miedo al futuro.

Aunque estas líneas parecen dibujar un paisaje harto difícil, y así lo es para mu-chos como bien sabemos, constituyen una voz que se alza desde la convicción de que la realidad no puede ser siempre así de os-cura, lamentable y desesperanzadora. En verdad, aunque lo dicho puede ser el perfil aproximado que dibuja situaciones reales y abundantes entre los casi cinco millones de parados, entre las familias desestructu-radas y entre quienes perciben la amenaza de oscuros pronósticos, hay una razón de mayor fuerza para mantener la esperanza. Una esperanza que nada tiene que ver con la resignación, con el apocamiento y con la retirada del esfuerzo y de la lucha justa y mantenida, Lo que ocurre es que esa razón

No os Canséisde nuestra posible esperanza contra toda desesperanza está más allá de nuestras fuerzas personales, más allá de las seguri-dades estrictamente humanas y más allá de toda planificación inmediata.

La razón de nuestra verdadera esperanza no está en las ideas luminosas, ni en un nuevo y deseado orden político, económico, laboral o comercial. Nada de lo que está en manos de las personas humanas es motivo suficiente de auténtica esperanza. La expli-cación es muy sencilla: el hombre y la mujer son pecadores casi desde que la humanidad comenzara a existir con Adán y Eva. El Ma-ligno, que tentó a nuestros primeros padres, permanece en su empeño de torcer nuestro criterio, nuestras inclinaciones, nuestra visión de las vida y de las cosas, y de en-torpecer las relaciones humanas sembran-do el egoísmo y barriendo los escrúpulos a base de endurecer la conciencia. De ahí que ocurran entre nosotros cosas que parecen inconcebibles. Ese es el caso del crimen, del engaño fundado en la mentira, del despre-cio a la vida de los demás nacidos o no, del egoísmo que lleva al maltrato de la naturale-za y de las personas para satisfacer los pro-pios e injustos deseos que, con el tiempo, se hacen incontenibles e insaciables.

¿Dónde está la solución? Sencillamente en la misma raíz que produce el mal. La so-lución está en el corazón de las personas. Quienes viven de espaldas a Dios no pueden tratar correctamente a quienes también son criaturas de Dios. Los desórdenes se suceden cuando faltan los fundamentos del orden. Y esos fundamentos están en Jesu-cristo. Él es el camino, la verdad y la vida. Él nos ha señalado el camino de la verdad y del bien Él nos ha enseñado donde está la fuente de las buenas obras, de la capacidad de luchar con esperanza frente a las dificul-tades, y de vencer el pesimismo definitivo que tan fuertemente puede avasallar a mu-chas personas cuando se encuentran con el fracaso repetido, con las puertas cerradas a sus justos anhelos, con el mal incontenible de los otros que parecen amenazar los más esenciales derechos humanos. Jesucristo nos ha prometido la paz. No una paz como pueden darla los hombres. Jesucristo nos promete la paz interior gracias a la cual el espíritu puede seguir mirando al horizonte de un futuro mejor, y comprometerse en la construcción de ese futuro para la vida per-sonal, familiar y social.

Jesucristo nos ofrece su ayuda espiritual. Y nosotros debemos saber que la raíz del pesi-mismo, como el fundamento del optimismo y de la esperanza están en el espíritu. Por tanto, sólo cultivando la vida interior con sanos principios, sólo recurriendo a quien puede lo que para nosotros parece impo-sible, sólo dando cabida en nuestra vida a Quien es el origen de la vida, podremos so-breponernos ante las dificultades, grandes o pequeñas; sólo entonces podremos abrir el corazón a la esperanza contra todo motivo de desesperanza; y sólo así podremos con-tribuir a la renovación de este mundo.

Todo ello contribuye, como he dicho antes, a cultivar los valores fundamentales, que son las virtudes cristianas. Sólo viviendo de cara a Dios nuestro Señor, manifestado en Jesucristo, podremos alcanzar una visión serena ante el presente y vislumbrar la luz en el futuro; sólo en el encuentro con el Se-ñor que se ofrece a nosotros especialmente en los Sacramentos, en la oración y en su palabra revelada, podremos llegar a descu-brir que es posible cuanto hemos dicho.

Queridos cofrades y miembros de las Her-mandades: Desde la honradez que como Pastor os debo, no puedo menos que repe-tir una y más veces esta llamada a buscar y seguir a Jesucristo y a fundamentar vues-tra vida en sus enseñanzas. Su gracia es la única fuerza que nos capacita para afrontar los sufrimientos, los sinsentidos y todas las contrariedades que se oponen a una vida personal y social serena, justa y legítima-mente deseada.

Al acercarse los días de la Semana Santa, en que como Cofrades tenéis grandes posi-bilidades de vivir el misterio de Jesucristo, y al procurar que vuestros hermanos así lo hagan, encontraréis y podréis ofrecer las razones auténticas y suficientes para vivir. La tarea exige constancia. Por eso os digo: No os canséis.

Santiago García AracilArzobispo de Mérida-Badajoz

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En el corazón de la Cuaresma deseo compartir con todos los cofrades de Mérida la fe que brota del Evangelio.

Una fe que tiene a Cristo muerto y resucitado como centro. Una fe que confiesa que sólo Dios es grande. Una fe que, alentada por el Espíritu del Señor, se compromete en buscar caminos de justicia y de Vida para todos los seres humanos. Una fe que, impulsada por el compromiso con el Crucificado Resucitado, com-plica la existencia de los cristianos para hacer posible que todos los hombres y mujeres vivan con la dig-nidad de hijos de Dios y para hacer presente el mensaje del Evangelio en medio de nuestro mundo y de nuestra historia.

Los cristianos somos personas del Camino. De un modo especial, la Cuaresma nos adentra en días de camino, de esperanza, de conver-sión… En todos nosotros brota el deseo de acercarnos a Cristo, de acompañarlo en el Camino hacia el Calvario. La Pascua es nuestra meta; Cristo, razón y centro de nuestra existencia, es el Camino.

La Pascua, paso de la muerte a la Vida, lleva consigo renuncia, sacrifi-cio, entrega, conversión, cambio de vida… porque quien nos acompaña es Cristo y hacia quien vamos es hacia el mismo Dios, a quien encon-tramos en los hermanos, especial-mente en aquellos que hoy sufren también crucifixión y muerte.

No puede hacerse, por tanto, el ca-mino cuaresmal de cualquier mane-ra, porque es un camino cristiano. A la cima del Calvario se sube con Cristo o no se sube. A la Pascua se llega con Cristo o no se llega. Y el camino de conversión que es la Cuaresma solamente será real si se anda en la Verdad.

Caminando en la Verdad y vivien-do en la Justicia. A fin de cuentas, Cristo, el Señor, es condenado a muerte porque muchos no soportan el amor, la misericordia y la justicia de Aquél que es la Verdad. Su Victo-ria es el triunfo de la Verdad.

Vivir en la Verdad es vivir en Dios y según Dios. Esa es la vida que se le pide al cristiano y, por lo mismo, a todo cofrade que quiere hacer el Camino Cuaresmal con Cristo. Vi-

Vivir y Caminar La Verdaden

vir en Dios, que no es otra cosa que vivir de espaldas a la mentira. Vivir en Dios, que es mirar siempre de frente. Vivir en Dios, que es vivir sin miedo, porque quien tiene a Dios por meta y a Cristo por compañe-ro, sabe que siempre hay esperanza, que es posible un futuro mejor, el futuro de Dios.

Subamos hacia el Calvario con Cristo y en la Iglesia. Unidos a ella, conscientes de que vivir y sentir con la Iglesia es vivir y sentir con Cristo.

Subamos al Calvario de puntillas y en silencio. Sabiendo que Dios se hace presente en quien lo busca con sincero corazón. Acerquemos al Misterio nuestras vidas; que tiemble todo nuestro ser por la entrega de un Dios que es la Verdad y nos invi-ta a caminar en sencillez, en humil-dad, en justicia, en Verdad. Vivamos y cantemos el Misterio de la Pascua, para que, viéndonos, muchos pue-dan sentirse invitados a vivir lo que ofrecemos en nuestras Estaciones de Penitencia: la fe en Cristo muer-to y resucitado, el Hijo de María, nuestro hermano y nuestro Señor.

Francisco Manuel Sayago BrazoVicario Episcopal de Mérida

y Tierra de Barros

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saludas

A la hora de afrontar la Semana Santa, uno siempre se enfrenta ante una dificultad por la pasión que co-bra todo el protagonismo en unos días de abatimiento colectivo y con-tagio de una especie de impotencia que a todos nos preocupa. Dificul-tad, porque es hora de silencios y meditaciones profundas. Dificultad, porque se trata de escuchar la voz más íntima de cada uno.

La Semana Santa de Mérida encien-de su pasión y desborda por recón-ditos lugares su delicado aroma de reflexión y recogimiento en armo-nía con esencias de incienso, flor de azahar y el arrullo elegante que des-prende el desfile de cada una de las advocaciones que espigan el paisaje de la ciudad romana.

Me dejo llevar por los pasos armóni-cos de cada palio al desplazarse en un ceremonial de terciopelo, humo y seda mientras una alfombra en-sangrentada de claveles heridos se abre ante la desnudez de un pere-grino. Así llega la Semana Santa a Mérida, con esa ligazón afectiva de primaveras y viajes hacia el silencio que encadenan procesiones de co-frades, hermandades y bullas leja-nas de turistas.

Semana Santa es la metáfora des-carnada del sufrimiento humano: costaleros que soportan el peso de una imagen, de una cruz, de una lu-cha personal Y el proceso a un ino-cente Así llega la Semana Santa a Mérida con una “Levantá” de lirios que se alzan al cielo en revuelo de plegarias y un rotundo silencio de orfebrería que teje la “Madrugá”

Por todas partes se respira Semana Santa, todo Mérida es una repre-sentación solemne de la Magna pro-cesión del amor de un pueblo a su “Crucificado”. Espero y deseo por tanto para estos días de fraternidad, que en ningún momento camine en soledad por nuestras calles, que su cruz no le resulte dolorosa y que una invasión de nazarenos blinde sin co-bardía el tortuoso camino de nuestro “hecce homo” hacia el calvario.

Semana Santa es una hermosa me-táfora del perdón por ello sería bueno concluir estas palabras ex-hortando a todos a la realización de un esfuerzo colectivo para vivir sin sobresaltos la fiesta con proyección más turística de Mérida.

Pedro AcedoAlcalde de Mérida

AlquimiadePasión

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El cofrade, que normalmente suele estar cercano a las sagradas imá-genes de sus titulares, y a las que le profesa un cariño especial, sabe mejor que nadie que éstas son re-presentaciones de Nuestro Señor Jesucristo, de su Madre Santísima o de los santos; es decir: no olvidan que son imágenes, y por lo tanto las distingue de las realidades a quie-nes ellas representan. Nosotros per-cibimos las realidades a través de los sentidos corporales: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Por lo que la devoción que a ellas les dedicamos transciende a las per-sonas representadas. Dios Padre al enviar a su Hijo a nuestro mundo para salvarnos, no lo mandó como un espíritu sino que SE HIZO CAR-NE, hombre semejante a nosotros en todo menos en el pecado, y así se le pudo percibir por los senti-dos igual que a las demás personas. San Juan (I Jn.1,1-2) nos dice: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos vis-to con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras

Dime con Quién Andas,

manos acerca del Verbo de la vida; pues la vida se hizo visible.” Se está refiriendo evidentemente a Jesu-cristo el Hijo de Dios hecho hombre.

Como a Cristo, a María y a los san-tos ahora no los percibimos por los sentidos, nos hacemos imágenes que los representan. Por ellas les expresamos nuestros sentimientos, nuestro cariño y nuestra devoción.

Nuestra cercanía a las imágenes deben llevarnos a estar cerca de quienes éstas representan. Esta proximidad se traduce en afecto y a relación con las personas represen-tadas, que nos comprometen a vivir como ellas vivieron, y a tener muy en cuenta lo que ellas nos enseña-ron.

Hay quienes no necesitan de media-ciones materiales para vivir su re-lación religiosa, pero a mí, me con-suela saber que los grandes santos y santas como Teresa de Jesús, les ayudaban la contemplación de las imágenes en sus oraciones y devo-ciones, y les acompañaban en sus viajes para fundar y reformar con-ventos.

Acercarnos a las imágenes, es acer-carnos a lo sagrado, y esta cercanía nos debe llevar a una amistad res-petuosa y sincera con Jesús, María y los santos, sus amigos. No olvidemos que somos hijos de Dios por nuestro bautismo, y que los santos son nues-tros hermanos. “Descálzate, le dijo Dios a Moisés, porque la tierra que estás pisando, es sagrada.” También nosotros, al contacto con lo sagra-

do, no podemos “familiarizarnos” rutinariamente; necesitamos “des-calzarnos”, caer en la cuenta lo que esas imágenes representan para no-sotros y para sus devotos.

Con mucho cariño adornamos a nuestras sagradas imágenes, a veces hasta con lujo, olvidando el estilo de vida de Jesús, María y los santos sus amigos. El mejor adorno para nuestras imágenes es la coherencia y autenticidad de vida cristiana que debemos llevar sus devotos, ya que somos hijos del Padre Dios y her-manos unos de otros. No podemos deshonrar con nuestras vidas ni al Padre, ni a los hermanos.

Las Juntas de Gobierno de nuestras Hermandades y Cofradías, no son grupos políticos que necesitan ha-cer muchas cosas para que la poste-ridad les recuerde y comparen con otras. Nuestro principal objetivo es el anuncio y la extensión del Reino de Dios, y a este objetivo debemos orientar nuestros esfuerzos y traba-jos. Y como esta terea no es nuestra en exclusiva, sino de toda la Iglesia, deviene nuestra necesidad de em-peñarnos en trabajar y colaborar en nuestras respectivas parroquias, y con nuestra Iglesia Diocesana. Por lo tanto se debe notar nuestra cer-canía a las sagradas imágenes en nuestra manera de vivir y testimo-niar nuestra fe.

Pedro María Rodríguez GallegoDelegado Episcopal para

Hermandades y Cofradías

yTe Diré Quién Eres

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saludassaludas

El segundo viaje misionero (Hchos 15,36-18,17) lo emprende San Pablo acompañado de Silas, a los que más tarde se les uniría Timoteo, desde el año 50 al 52, con la intención de consolidar las comunidades funda-das en su primer viaje.

Tras atravesar Asia y Bitinia llega-ron a Filipos donde fueron encarce-lados y flajelados, pasando después a Tesalónica. Un altercado hizo que tuvieran que huir a Berea, donde un conflicto con los judíos, hizo de nuevo que tuvieran que embarcarse hacia Atenas.

Y es precisamente en esta ciudad donde va a tener lugar la “segunda” conversión de San Pablo: del pre-dicador “filósofo” al predicador del “Cristo Crucificado”.

Tras pasar los primeros días en Ate-nas, y ver la gran cantidad de “ído-los”, de altares con imágenes dedi-cadas a dioses paganos, y discutir con los judíos en las sinagogas y con los griegos en el ágora ( con los filó-sofos epicúreos y estoicos), fue invi-tado a hablar en el Areópago, pues querían oír hablar a ese “charlatán” sobre “esa nueva doctrina y cosas extrañas” que predicaba.

Hizo un discurso soberbio (Hchos 17, 22-34), muy bien estructurado filosóficamente, pero no consiguió fruto alguno. “Unos se burlaron y otros le dijeron:” sobre esto ya te oiremos otro día” (Hchos 17,32). A partir de este tremendo fracaso, Pa-blo cambiará el modo de presentar el Evangelio. Se olvidará de toda sa-biduría humana para predicar sen-cilla y abiertamente a Cristo Cruci-ficado.

Varios años más tarde, en el 57, cuando Pablo escribe su tercera

el predicador del

carta a la comunidad de Corinto (la 1ª nuestra, pues las dos anteriores se perdieron) para abordar el grave problema de las divisiones internas de la comunidad, hace una clara exposición de la “predicación de la Cruz” (1ª Cor 1 y 2).

Pablo predica el Evangelio “no con palabras sabias” (aludiendo a las es-peculaciones del pensamiento y los artificios de la retorica, muy en boga en la filosofía del momento) para evitar descafeinar el mensaje de la Cruz. Para San Pablo, la sabiduría de este mundo fue incapaz por si misma de descubrir y conocer a Dios, por lo que Dios quiso darse a conocer me-diante la necedad de la predicación para salvar a los que crean.

Débil el Crucificado, débil el evan-gelizador, débil la predicación. Y de esta triple “necedad y debilidad” Dios se vale para confundir a los sa-bios y fuertes de este mundo: “Por-que la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres” ( 1, 25).

A la sabiduría humana se opondrá la sabiduría de Dios. Pablo no condena en todo este pasaje a la autentica sa-biduría humana, que es don de Dios

y capaz de hacer descubrir a Dios, sino a una sabiduría orgullosa y lle-na de presunción. Así, mientras los griegos buscan una sabiduría que satisfaga a una inteligencia ham-brienta de conocimiento orgulloso y engreído, y los judíos buscan se-guridades humanas (milagros) que garanticen la verdad del mensaje del Evangelio, la predicación del Cristo Crucificado (necedad para griegos, escándalo para judíos) se convierte “para los llamados, lo mismo judíos que griegos, en Cristo, Fuerza y Sa-biduría de Dios” (1,24).

Humanamente, la Cruz aparecía como lo contrario a las aspiracio-nes tanto de los judíos, fracaso en vez de manifestación gloriosa de Dios, como de los griegos, necedad en vez de sabiduría. Pero desde la fe, el Crucificado aparece como Al-guien que colma y supera todas las aspiraciones humanas: el Poder y la Fuerza de Dios. Toda una paradoja.

Hoy, XX siglos desde de la predica-ción de San Pablo, seguimos creyen-do en el “escándalo y la locura” del Cristo Crucificado.

Jorge Sánchez MurielArcipreste de Mérida

Pablo,

“Cristo Crucificado”

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Afrontamos una nueva Semana Santa con el pensamiento puesto en otras cuestiones que se escapan total-mente de la brillantez y solemnidad de nuestras Estaciones de Peniten-cia que, de por sí, ya lo son fruto del esfuerzo de cientos de cofrades que, día a día, se afanan en cada una de nuestras Hermandades y Cofradías. Un pensamiento en los cientos de hermanos que lo pasan mal en los tiempos que corren. Vivimos una época de penuria en la que no sería cristiano el mirar hacia otro lado sin tender la mano al más necesitado.

La Junta Local de Cofradías redobla su esfuerzo, año tras año, en inten-tar coordinar las actividades de las diferentes cofradías y la puesta en la calle de nuestras estaciones de pe-nitencia, para que sea una auténtica catequesis plástica, pero también

JuntadeCofradíasen fomentar e incentivar otra de las principales y auténticas misiones de cada una de nuestras Herman-dades: el amor fraterno y caritativo. Debemos ayudar al prójimo sí, pero no sólo en los días señalados de la Navidad en que, conscientes de que el corazón se ablanda, sabemos de la buena respuesta de todos y cada uno. El año tiene 365 días y cada día 24 horas en los que muchos pensamientos, muchas oraciones, se encaminan a intentar paliar, en la medida de nuestras posibilidades, las penurias de quienes lo pasan mal. Y a ello se afanan, nos consta, todas las cofradías en colaboración con sus Cáritas parroquiales.

Por ello los cofrades debemos ser ahora más cofrades que nunca. Pero de nada vale denominarse cofrade si sólo pensamos en la banda que nos acompañará, en las flores que pon-dremos a los pasos, en los bordados que haremos en las vestimentas de nuestras imágenes. Somos cofrades siempre y como cofrades sabemos (y debemos) poner las cosas en su sitio, y saber que la mejor música

para cada uno de los Pasos de nues-tra Semana Santa debe ser aquella que nos marca nuestro sentido cris-tiano y que nos hace cumplidores de un servicio a toda la sociedad.

Todo podrá ser menos sonado, me-nos adornado, pero igualmente bri-llante si en ese pequeño rincón de nuestro corazón nos late el esfuerzo y sacrificio por los demás. Aprove-chando que en unos días celebra-remos los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección, sería el mo-mento para acompasar nuestro rit-mo con La Iglesia (no puede ser de otra manera), el arrepentimiento, la conversión sincera y el perdón, el perdón sin condiciones, que Él pre-conizó desde la Cruz. Después nos llegará la alegría de la Resurrección que da sentido a todo.

Redoblaremos esfuerzos, coordi-naremos lo mejor que podamos la Semana Santa y seguiremos traba-jando el resto del año para cumplir con nuestro compromiso con los ne-cesitados. Para lo demás Ya habrá tiempo.

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artículos

Sé cofrade. Palabra que viene de “cum” = con y “frater” = hermano. Es ser co-hermano. Miembro de una “Cofradía” = hermandad. Con iden-tidad propia, pero sólo en el seno de la Iglesia.

Sé “semanasantero”. Vive con pasión la Semana Santa, la Semana Mayor. Si eres directivo sirve, no te sirvas. Si eres “costalero”, sé eso, “Cristófo-ro” = portador de Dios. Pero siempre relativizando la imagen. Ella sólo es “icono”, parecido, medio para aden-trarnos en la Persona viva.

Venera tu imagen. Porta, mece, mima. Pero no “adores”, porque: “Sólo a Dios adorarás “ (Mt. 4,109. Tenemos el riesgo y la tentación de quedarnos en la “copia” de Dios.

Valora las imágenes. También las de otros cofrades y otras Cofradías. No te aísles. No te enroques en lo tuyo. Comparte gustos, criterios. Vé con ojos ajenos.

Procesiona desde el Evangelio. No pretendas el aplauso que es efímero. Piensa que tu Procesión es “Cate-quesis” plástica, popular, gratuita. Es catequesis muda y sonora. Es lle-nar la calle de misterio, de milagro, de evangelio.

Descubre al “otro” Cristo. Tu Cris-to, cofrade, es hermoso, artístico, con una larga historia de besos y lá-grimas, de ofrendas y promesas. Has de pasar al “otro” Cristo, el de carne y sangre y divinidad oculta. Has de pasar a los “otros” cristos que ca-minan con la cruz a cuestas. Lo dijo Blas Pascal: “Cristo estará en agonía hasta el final de los tiempos.

Convierte la calle en templo. Con la Procesión, de alguna manera, con-viertes la calle en templo abierto. Pero no olvides que en el Templo y sólo en él se viven las tres grandes y únicas Celebraciones:

Jueves Santo: “Misa in coena Dó-mini”” memorial de Pan partido y sangre derramada, memoria del Sa-cerdocio y de Mandamiento Nuevo.

Viernes Santo: Celebración de la Pasión del Señor, repaso minucioso de sus pasos pasionales, contrictos y humillados.

Sábado Santo, alba del Domingo, la Vigilia Pascual, la “madre de todas las Vigilias”, la eclosión de Alegría.

Un cofrade verdadero vive, vibra, experimenta, celebra, “en iglesia”, en comunidad, en el templo, estos Misterios y luego sale a la calle para compartir su fe.

Adorna a tu imagen. Saca tu paso airoso y florido. Pero a la vez que pones flores a los pies de la imagen, lleva pan a las imágenes deteriora-das de tus hermanos los Pobres. No olvides que las Cofradías nacieron como respuestas a necesidades de hermanos y porque Jesús lo predi-có: “Lo que hicisteis con mis her-

manos los humildes conmigo lo hi-cisteis” (Mt 25,40)

“Conviértete y cree en el Evange-lio”. Eso nos dijeron al signarnos en la frente con la Ceniza. La Conver-sión es la máxima exigencia, el sig-no acreditativo de pertenencia y la conversión pasa indefectiblemente por el sacramento de la Penitencia, vulgo “confesión”. Aviso para des-pistados.

Alcanza la meta. La semana Santa es de Domingo a Domingo. Muchos se quedan a las puertas del Milagro, del Gozo, de la Resurrección, verda-dera y única clave para explicar la Pasión y Muerte.

El Misterio Pascual es: Pasión – Muerte – Resurrección.

No lo olvides: El único Cristo que existe es el Pascual, Glorioso, Re-sucitado.

Antonio Bellido Almeida.Párroco de Santa Eulalia

“En la sombra de su mano me escondió” (Is . 49 .2)

“Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes” (Is .35 .3)

Decálogo Cofrade

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SemanaSanta

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Francisco José Pérez Valero

Se trata de un paseo que podemos hacer con ánimo de peregrinación o artístico. Sobre todo, con actitud contemplativa. De contemplación de la belleza. A eso me refiero. Comen-zamos por la concatedral de Santa María la Mayor. Entramos en la iglesia cuando está en penumbra; una media hora antes de que comience la Misa. Así podemos ver mejor las tallas. La luz artificial nos impide, en muchas ocasiones, admirar los pliegues y las expresiones de las tallas. Nos dirigi-mos al ábside. En su lado izquierdo nos espera el Santísimo Cristo de la O, emblema de la piedad popular emeritense desde hace seis siglos.

Durante todo el año la escultura per-manece en ese “lado del Evangelio” y muy pocos se acercan hasta ella. Su figura espanta y duele. Sus facciones expresan demasiada crueldad para es-tos tiempos. Podemos mirarle a la cara y ver su cuello torcido. Ese Cristo de la O saldrá el Miércoles Santo. El Vía Crucis en el Anfiteatro le aguarda.

En Santa María nos detenemos tam-bién ante otras tallas sobresalientes.

Junto a la capilla del Sagrario, en una hornacina, aparece el Santísimo Cris-to de las Injurias, de la Cofradía In-fantil. Se trata de una de las imágenes más valiosas del patrimonio cofrade emeritense. Es obra de Blas de Molner y data de finales del siglo XVII. A su lado, la imagen de Nuestra Señora del Rosario -también de la Infantil- con ese rostro sereno y dulce. Y si mira-mos a los “pies” de la iglesia podemos ver la silueta del Cristo de Medinaceli, que completa este tríptico que sale a las calles el Martes Santo. El Medina-celi es una de las imágenes más queri-das en la ciudad. Tras una genuflexión y un padrenuestro, salimos a la calle. Nos vamos a Santa Eulalia.

Allí nos espera el Nazareno. Otra de la imágenes con más devotos en la ciudad. Su altar, colocado en la pared trasera de la iglesia, aparece siempre rodeado de fieles y flores. La imagen deslumbra con el dolor que transmi-te. Los emeritenses queremos siem-pre ser los cireneos de este Cristo que sale cada Miércoles Santo encabezan-do la procesión “de los penitentes”. A su lado, la Virgen del Mayor Dolor en continua reverencia.

En Santa Eulalia, en su nave lateral derecha, se sitúa el Cristo de los Re-medios, de la Cofradía del Nazareno, con su rostro ya vencido por la muer-te. Junto a esta imagen han ubicado a la María Magdalena de los Ferro-viarios, con las manos implorando y en oración perpetua. Esta imagen forma parte del monumental paso del Descendimiento que sale en Jueves Santo.

Si miramos de nuevo hacia los “pies” de la iglesia, en el sotocoro, nos da su bendición el Resucitado, obra de Eduardo Zancada, con su gesto triun-fal y enérgico. Nos falta la nave lateral de la izquierda. Nos aguarda en ella la Virgen de las Angustias, esa “pietá” con la que los Ferroviarios iluminan las mañanas del Viernes Santo.

Ahora podemos dirigirnos hacia el Calvario. Llegamos a la plaza de la antigua ermita, junto al “castellum aquae”. Nos paramos ante la capilla de la Virgen de la Amargura que sale a las calles cada Martes Santo. Lue-go nos dirigimos a la iglesia de Cristo Rey, todo un museos de tallas insig-nes. En el retablo del altar, el Cristo

p o r l a i m a g i n e r í a e m e r i t e n s e

Breve guíapara un breve paseo

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Crucificado del Calvario. Imagen del siglo XVII que procesiona en esa “ma-drugá” solemnemente emeritense del Jueves al Viernes Santo. Al día si-guiente será introducido en una urna y le seguiremos por las calles en el Santo Entierro.

En la nave de la derecha, la Virgen de los Dolores. Y en la parte izquierda de la iglesia, el Nazareno de Manuel Pi-neda Calderón, que resume en Mérida toda la esencia del barroco sevillano. Nos dirigimos a los pies de la iglesia para ver la Flagelación -Cristo atado a la columna- y la Oración en el Huer-to. Ambos componen sendos grupos escultóricos de gran valor estético. Podemos detenernos en el diálogo de miradas que mantienen el Ángel con el cáliz y Nuestro Señor Jesucristo. Los veremos también el Martes Santo en la procesión del Calvario.

Nos acercamos ahora a la parroquia de San José, en la barriada de La Argentina. En su amplio interior se encuentran las imágenes del grupo de la Sagrada Cena y la Virgen del Patrocinio que procesionan el Do-mingo de Ramos. Luego, en una pe-queña caminata, llegamos a la parro-quia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Su portada nos ofrece un ventanal por el que podemos rezar ante el Cristo Crucificado de la Vera Cruz que mira hacia lo alto en el momento de pronunciar “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abando-nado?”. Dentro de la iglesia, a sus pies, la talla de María Santísima de Nazaret, también de la cofradía de la Vera Cruz, espera la llegada del Jue-ves Santo.

Nuestro paseo termina en la parro-quia de Los Milagros, al otro lado del río. La Cofradía de las Tres Caídas guarda en este templo sus dos imá-genes titulares. En el brazo izquierdo de la iglesia se miran el Cristo de las Tres Caídas -con su rostro de aflic-ción y su mano soportando el golpe del madero- y Nuestra Señora de la Misericordia. Ambas cruzarán el puente romano en la noche del Miér-coles Santo.

Aunque aún hay algo más. Si las obras no lo impiden podemos quizás llegar hasta la iglesia de San Francisco de Sales. El templo sobrevive -aunque sitiado- entre los mastodónticos edi-ficios administrativos. En su interior dos joyas: el Beso de Judas de Juan de Ávalos y la Virgen de la Paz de la Cofradía del Prendimiento.

Otras tallasy esculturas religiosas

Ya que nos hemos decidido a recorrer la ciudad buscando la imaginería de nuestra Semana Santa podemos se-guir con esta afición al paseo y al arte viendo otras tallas y esculturas reli-giosas. En Santa María admiramos también el San Pedro y el San Pablo de Francisco Morato, de proporcio-nes humanas, colocados ahora antes del presbiterio. Son muy llamativos el movimiento de sus ropajes y la fuerza de sus expresiones barrocas. También la Inmaculada que ocupa el centro del retablo. A su izquierda aparece una talla de Santa Eulalia y, al otro lado, Santa Julia.

Al salir de la concatedral, en lo alto de la portada se encuentra la capi-lla de Nuestra Señora de la Guía, en donde hay una escultura en piedra de la Virgen. Si caminamos un poco hasta la calle Santa Julia, en el actual Museo Visigodo -antes iglesia del Convento de Santa Cla-ra- nos encontramos con la graciosa estampa de una Virgen con el Niño. En realidad se trata de una escultu-ra barroca de Nuestra Señora de la Antigua. Y en la calle Concepción, a pocos metros, la portada del con-vento de “las encerradas” -a las que se les echa de menos- nos regala otra Virgen con el Niño de gruesas proporciones, como si un “Botero” las hubiera esculpido.

También muy cerca, en la iglesia del Carmen vemos una imagen de esta advocación en la fachada que da a la calle Almendralejo. En su interior, de nuevo la Virgen del Carmen pre-side la iglesia desde su camarín de yesería.

En Santa Eulalia, las imágenes de la mártir -en el ábside y en el “horni-to”- son siempre un motivo para rezar ante ellas. En esta iglesia conviene detenerse ante el púlpito de piedra labrado con imágenes de los santos emeritenses: Eulalia, Servando y Germán.

En este recorrido no podemos ol-vidarnos del Obelisco -aunque sea una réplica- de Santa Eulalia en la Rambla compuesto con las piezas del templo romano de la Concordia. Algo más arriba, en el parque, aparece la imponente escultura de la mártir, caracterizada con rasgos de nuestra época, y que fue instalada aquí, junto a la Puerta de la Villa, en la conme-moración de los diecisiete siglos de su martirio tras ser sufragada por los donativos del pueblo de Mérida.

En nuestros paseos podemos admi-rar también el Santo Domingo, en la plaza del mismo nombre, afectado por el olvido y la falta de atención. Subiendo por la calle Oviedo nos en-contraremos con la Piedad de Juan de Ávalos, la más monumental de nues-tras esculturas, regalada a la ciudad por el escultor que la concibió como homenaje a los emeritenses caídos en todas las guerras.

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SemanaSanta

La búsqueda de la confirmación de la fi-gura histórica de Jesús y de los hechos que le acompañaron en su existencia, ha sido una constante tanto por los que no creen en su realidad histórica, como los que buscan una confirmación a sus creencias. Esta búsqueda la podemos encontrar ya en los primeros siglos del cristianismo. Santa Helena “mujer no-tabilísima, esposa castísima del divino Constancio, nuestra señora Flavia Au-gusta Helena”, como la denominaban los escritores de su época, pese a que había sido una tabernera de la que se enamoró Constancio, y a la que tuvo de concubina. Fue madre de Constantino I el Grande, el emperador que emitió el Edicto de Tolerancia, por el que se con-cedía la libertad de culto a los cristia-nos, y una de las primeras que organizó una búsqueda para encontrar la Cruz en la que murió Jesucristo. Difícil tarea, ya que según nos cuenta el historiador judío Flavio Josefo en la “Guerra de los judíos” y que vivió él mismo, el asedio a Jerusalén, fueron cientos los judíos que eran crucificados por Vespasiano, en los montes cercanos, a la vista de los defen-sores de la ciudad para doblegar su re-sistencia. Sin embargo inició con cerca de ochenta años, la que se podría con-siderar la primera excavación arqueoló-gica, lo que la convertiría en patrona de los arqueólogos. Los restos de madera encontrados, según indica la leyenda, para confirmar de que se trataban de los de la Vera Cruz, se llevaron ante una persona recientemente fallecida, que al ser tocada por ellos, resucitó. Parece ser que también encontraron los clavos. Para algunos, el que tal acontecimiento tan importante no fuera citado por su contemporáneo Eusebio de Cesaréa, re-presenta la existencia de algunas dudas sobre la veracidad de tal hallazgo.

La confirmación epigráfica de la existen-cia de diversos personajes que aparecen en los evangelios como la inscripción de Poncio Pilato en Cesarea Marítima, el sepulcro de Caifás y la casa de Pedro en Cafarnaún, aportan una seguridad so-bre la existencia real de tales personajes y por asociación de los acontecimientos que se narran en los evangelios.

En 1961, se encontró, en las excavacio-nes que estaba realizando un grupo italiano, inserta en el muro de una es-calera del teatro romano una lápida que decía: s Tiberieum /[- Po]ntius Pilatus /[praef]ectus Iudae[a]e /[ref]e[cit]. s Tiberio… Poncio Pilato, prefecto de Ju-dea reparó.( ¿Templo al culto del empe-

rador Tiberio? Posiblemente) Sin duda por esa costumbre de reaprovechar los materiales ya en desuso, que recomen-daba el propio Vitrubio, se había reuti-lizado, en la remodelación que se había hecho del teatro, aproximadamente por el S.IV, tal placa en la inscripción nos da a conocer que el cargo que ostentaba Poncio Pilato era el de “prefecto”. Perso-naje esta al que también se refiere en su relación con Cristo, en su libro “Anti-güedades Judías”, Flavio Josefo, pues en el capítulo 18,63 y 64, el llamado “tes-timonium Flavianum”, dice:”Por aquel tiempo apareció Jesús, un hombre sa-bio. Fue autor de hechos asombrosos, maestro de gente que recibe con gusto la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. Cuando Pila-tos, a causa de una acusación hecha por los principales entre nosotros, lo condenó a la cruz, los que antes lo ha-bían amado no dejaron de hacerlo. Y hasta este mismo día, la tribu de los cristianos, llamados así a causa de él, no ha desaparecido”.

Más interesante fue el hallazgo en 1990, en la realización de una obras en la ciu-dad antigua de Jerusalén, de una gruta del S.I que todavía permanecía sellada, y en cuyo interior encontraron un gran sepulcro rodeado de doce recipientes. Los arqueólogos a juzgar por los huesos esparcidos por el suelo, vieron que había sido alterada al menos en dos ocasiones. Sin embargo continuaban unas arque-tas en su lugar, una de ellas llevaba la inscripción: “Yehosef bar Caifas”. “José hijo de Caifás”. Citado con este nombre, por Flavio Josefo, el personaje que en la Bíblia sólo es nombrado como Caifás. Los arqueólogos comprobaron que los restos que contenía eran los de un hom-bre de unos sesenta años. El historiador judío Flavio Josefo, quien narra en sus obras la historia de sus contemporá-neos, dejó escrito que Caifás fue el sumo sacerdote de Jerusalén entre los años dieciocho y treinta y seis de nuestra era.

Podríamos seguir con la aparición de la “Casa de Pedro”, que reproduce y reúne en sí todas las características que he-mos visto en otros hallazgos. La presen-cia de unas reliquias, que son considera-das venerables por los cristianos y sobre las que construyen una pequeña iglesia, o monumento que se ve engrandecido con el paso del tiempo. Así durante un largo período de tiempo del 1968 al 86, un grupo de arqueólogos franciscanos excavaron, bajo los restos de una igle-sia del S.V. Esta se había levantado so-

bre otra de menores dimensiones, que había sido remodelada varias veces, encontrando inscripciones del s.II al IV, realizadas por cristianos que acudían a este espacio sin duda en peregrinación a venerar dicho lugar, considerando que Cristo pudo estar ahí. Llegándose a la conclusión de que se trataba de la Casa de Pedro, aquel lugar en el que Cristo curó a la suegra del Apóstol. (Mc I, 29) Saliendo luego de la sinagoga, fueron a la casa de Simón y de Andrés, con San-tiago y Juan. La suegra de Pedro esta-ba en la cama con fiebre, y al punto le hablaron de ella. Y acercándose Él la levantó tomándola de la mano. La dejó la fiebre y se puso a servirlos.

Posiblemente los Cristianos no nece-sitemos de confirmaciones históricas para saber de la existencia histórica de Cristo. Pero como nos cuenta S. Juan ( 20:24-29) que Jesús le dijo a Tomás, cuando este afirmó “ No creeré mientras no meta el dedo en su llaga y la mano en su costado”. Las confirmaciones arqueo-lógicas son como la frase de Cristo a To-más “mete el dedo en mi llaga y tu mano en mi costado”. Que nos indican la rea-lidad de unos acontecimientos, que al-gunos todavía se empeñan en poner en entredicho. Pero bien vale recordar las palabras de Cristo a Tomás: “Tomás, porque has visto has creído. Bienaven-turados los que sin ver creen, porque de ellos será el reino de los cielos.”.

Carmelo Arribas Pérez

Tras lasHuellas de Cristo

SemanaSanta

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Al comenzar Jesús su ministerio, una de las decisiones que tomó, fue reunir a un grupo de seguidores.

“Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, que estaban echan-do la red en el lago, pues eran pescado-res. Les dijo: Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres.

Ellos dejaron al instante las redes y los siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago, el de Zebedeo, y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo, reparando las re-des. Los llamó también, y ellos, dejando al punto la barca y a su padre, lo siguieron.

Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas. Anunciaba la buena noticia del reino y curaba las enferme-dades y las dolencias del pueblo. Su fama llegó a toda Siria; le trajeron todos los que se sentían mal, aquejados de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y Él los curó. Y le siguió mucha gente de Galilea, la Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán. (Mt.4,18-25); entre estos habían hombres y mujeres de diferente condición.

“Después de esto, Jesús caminaba por pueblos y aldeas predicando y anun-ciando el reino de Dios. Iban con él los doce y algunas mujeres que había libera-do de malos espíritus y curado de enfer-medades: María, llamada Magdalena, de la que había expulsado siete demonios, Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes, Susana, y otras muchas que le asistían con sus bienes. (Lc. 8, 1-3)

¿Para qué los llamó?, ¿por qué eligió Je-sús el grupo de los discípulos?

Los llamó a compartir un proyecto de evangelización, para después no solo predicar, sino a ser su testigo.

Hoy día se nos ve a los cristianos o se nos identifica con unas prácticas re-ligiosas, haber pasado por unos ritos sacramentales… pero va más allá, ser cristiano es aquel que se siente llamado y responde, se preocupa por formarse, se esfuerza en vivir como Jesús, apren-diendo de Él. ¿Cómo?, en nuestro caso leyendo y meditando el Evangelio y ver

que nuestras actitudes se asemejan a la de él, formándose en las escuelas de formación básica cristiana que nuestra archidiócesis ha puesto en marcha hace pocos años, retiros, charlas…

De este modo conoceríamos mejor la vida de Jesús, como vivía y actuaba (enseñaba con autoridad, curaba a enfermos…).

Seguir a Jesús implica también estar dispuesto a superar todas las dificulta-des que nos impide seguirle:

El individualismo: Sin dejar de compar-tir con los demás.

El amor desordenado a los bienes materia-les: Anteponiendo el deseo de poseer antes que alcanzar los bienes sobrenaturales.

La pasividad: Las ocasiones de evange-lizar que desaprovechamos, los pobres que ignoramos, el trabajo que dejamos de realizar bien, las responsabilidades que eludimos…

En definitiva, seguirle con desprendi-miento, compartiendo con los demás,

cargar con la cruz de cada día, auste-ridad, evangelizar. Y todo ello desde la vocación a la que cada uno de nosotros hemos sido llamado, bien como consa-grados (sacerdotes, religiosos) ó como laicos en mi casa, en la actividad profe-sional, en mi barrio, en mi comunidad, en mi parroquia…… todos juntos for-mando la Iglesia cuya cabeza es Cristo.

Eres seguidor de Cristo:

Si pasas por este mundo llevando ale-gría, aliviando las penas y las tristezas de los hermanos.

Si prestas a Cristo tus manos, tus labios, tu corazón, todo tu ser.

Si tienes manos abiertas para acoger, le-vantar, sostener y ayudar a los débiles, pequeños, enfermos, necesitados.

Jesús quiere que le sigamos. Seguir a Jesús es participar al servicio del reino de Dios.

José Ramón Matas

Hdad. de la Vera Cruz

Seguir a Jesús

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SemanaSanta

Los bienes y colecciones religiosas custodiadas por las asociaciones y cofradías son a veces una de las ra-zones de ser de la existencia de las mismas. Si no existen estos bienes ó no se custodian adecuadamente, podrían, en algún momento, des-aparecer con ellos.

Estos bienes y colecciones con-llevan no solamente un valor eco-nómico y cultural que pueda ser atractivo a un sector de la pobla-ción, sino, sobre todo, un gran valor devocional y un incuestionable peso espiritual, sobre amplias capas de la sociedad . Custodiamos obras en muchos casos valiosísimas en todos los sentidos.

Debemos tener preparados los bie-nes para ser custodiados, no sola-mente por nosotros o nuestros hijos y nuestros nietos, sino por déca-das y décadas incluso siglos. Y ser conscientes de tener las instalacio-nes preparadas para emergencias, ya que estás se caracterizan por ser siempre imprevisibles.

El objetivo de este trabajo de ade-cuación y protección de bienes y colecciones es exponer un conjunto de medidas que se deben acometer de modo ordenado, con una pauta de actuación y en colaboración en-tre las asociaciones, cofradías, la Agrupación Arciprestal y el propio Arzobispado; Intentando evitar, o al menos reducir al máximo, el de-terioro y daño sobre el patrimonio religioso.

En este plan se intenta presentar una pauta en la que se recojan aque-llos aspectos que no deben pasarse por alto, teniendo que personalizar-lo cada asociación y cofradía, aten-diendo cada una a sus necesidades y condiciones básicas, ajustándose al perfil y características de tipo ju-

rídico, económico, físico y de aso-ciados ó cofrades.

Debemos encarar con éxito la ta-rea de recuperación de los enseres en general, y en particular los da-ñados. Se trata de rentabilizar los recursos humanos, económicos y materiales.

Este trabajo va dirigido a los direc-tivos, cofrades, sacerdotes y asocia-dos en general, para que todos sea-mos conscientes del patrimonio que guardan.

Sí es cierto que la máxima respon-sabilidad recae sobre la dirección de la asociación, ó la cofradía, y sobre los responsables eclesiásticos que son a los que se les otorga la res-ponsabilidad de tomar las ultimas decisiones.

Las pautas expuestas aquí, deben ser interpretadas con cierta flexibi-lidad, dada la gran diversidad de ca-racterísticas y circunstancias pro-pias de las entidades a tratar.

En primer lugar lo ideal es dar un paseo por cada una de las sedes para conocer las circunstancias de

cada una, pudiendo estudiar sus problemas.

Del mismo modo, en función de las necesidades y “recursos” de cada en-tidad se priorizarán las actuaciones.

No se trata de elaborar un listado de normas y soluciones potenciales, sino en estudiar las deficiencias y actuaciones poco adecuadas para trabajar eficazmente sobre ellas.

En este plan de trabajo se pretende alcanzar otros objetivos secunda-rios, cuando no menos importantes, que no deben despreciarse y que se deben poner en práctica ya mismo como son:

- Fortalecer el espíritu de equipo entre los asociados y cofrades para llevar entre todos, el esfuer-zo de la puesta a punto de la la-bor encomendada.

- Establecer relaciones autenticas entre las instituciones para opti-mizar las condiciones de mante-nimiento en general de los bie-nes custodiados.

EL sentido de todo esto es que os ayudéis unas a las otras para mejo-rar todas.

Entendiendo siempre que puede ha-ber unos intereses comunes entre todas las cofradías y asociaciones y otras particulares de cada agrupa-ción. Aún así:

“Si todas mejoráis, todos los obje-tivos comunes como puede ser La Semana Santa, saldrán mejor”.

A continuación os exponemos unos esquemas de cómo estructurar el trabajo

SemanaSantaPlan de Adecuación y Protección de los Bienes ReligiososCustodiados por las Cofradías y las Asociaciones Religiosas

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EVALUACIÓN DE ESTADO Y CONSERVACIÓN DE LOS ESPACIOS QUE INTEGRAN LA SEDE

-Estudio del edificio.

- Identificación de las zonas donde se encuentran los enseres.

- Zonas y sistemas de protección ac-tuales.

- Identificación de los problemas y riesgos para los bienes.

- Evaluación de los problemas y ries-gos por zonas.

-Jerarquización de los bienes.

-Recursos

-Recursos materiales:

- Personal de contacto. Dirección y teléfono

- Espacio de almacenaje. Superficie útil, accesos, condiciones, seguri-dad, condiciones medioambien-tales…

- Medios materiales para su movi-lización

- Medidas protectoras referentes a los recursos humanos:

-Creación de equipos

- Asignación de responsabilidades.

EVALUACIÓN DE ESTADO DE CONSERVACIÓN DE ENSERES

Se trata de hacer un chequeo del esta-do de conservación en que se encuen-tran los enseres y su entorno. Son la razón por la que el conocimiento deta-llado y actualización de las instalacio-nes y los enseres son imprescindibles para la elaboración de un buen Plan.

Los problemas más comunes que afectan a los enseres tienen su ori-gen el las propias obras, su insta-lación, emplazamiento, materiales constitutivos y en su defecto por desgaste y falta de mantenimiento ó de protección.

Debemos hacer una reflexión his-tórica de las obras y sus enseres, de su cuidado, movimientos, y se-guridad en general. Todo lo que hemos ido analizando debe servir para mejorar la situación de los mismos, su conservación, man-tenimiento y aprendamos todos a mover con mayor seguridad las obras apoyándonos en unos cono-cimientos lógicos.

Se debería establecer un sistema de fichas donde se identifique cada uno de los enseres, tipo de objeto, su uso, material de construcción, caracte-rísticas especiales, información fun-damental para poder evaluar el trato, ubicación y mantenimiento.

También debemos tener claro lo que son trabajos habituales de man-tenimiento y de conservación pre-ventiva que se realizan de manera cotidiana, con los cuidados que surgen esporádicamente en mo-mentos puntuales como puede ser una procesión (en la cual se pue-den presentar riesgos internos: de las propias obras como pueden ser: fisuras, golpes, craquelado, roturas, fallo de anclaje, daño biológico por plagas…. Como externos: luz, vien-

to, lluvia, movimientos bruscos, in-cendio, vandalismo, robo….)

JERARQUIZACIÓN DE ENSERES

Entendemos que es muy difícil esta-blecer una jerarquización de bienes con relación a su valor tanto artístico como económico de todas las colec-ciones, pero es una labor imprescin-dible si se quiere mejorar en conjunto el mundo cofrade y de asociaciones.

Debemos tener presente que los en-seres que tenemos en las cofradías y asociaciones, principalmente me refiero a las tallas, son depósitos ó prestamos efectuados por la iglesia y que las obras más caras no tienen por que ser las más importantes ó más veneradas. Un objeto de culto, está destinado desde el inicio de su existencia a cumplir un ciclo de vida útil, y llegar hasta la destrucción (nacimiento, vida y muerte) .Parte importante de nuestra labor es pro-teger, retardando o deteniendo los procesos externos que aceleran su deterioro. El registro de las condi-ciones de luz, humedad, tempera-tura, espacio, polvo, manipulación, traslados, exhibiciones, etc…pueden determinar la seguridad del objeto.

Una idea bastante acertada podría ser Crear una comisión que valora-se todos los bienes, y confeccionase un listado valorando los enseres por su importancia tanto artística, eco-nómica y religiosa. Con las fichas de estado de conservación podríamos, entre todos, juntar fuerzas, para que se pusiese en valor estas obras siguiendo un orden y mejorar todo, con el esfuerzo de todos, estudian-do como se va a invertir las ayudas exteriores e interiores de una forma coherente. Inevitablemente, esto significa establecer un orden de prioridades en la intervención sobre los enseres en general.

Josefa Eulalia Molina García

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Puede que a muchos lectores se pre-gunten sobre la coherencia de un artículo que trate de la reconquista cristiana de Mérida en unas fechas de recogimiento espiritual, siempre de acuerdo con la mentalidad litúr-gica propia de la Semana Santa. Pero estamos seguros que lo encontrarán menos chocante si tienen en cuenta que el acontecimiento histórico que acabamos de citar está íntimamen-te relacionado con la Cuaresma de 1230, año en el que se recupera el culto cristiano en esta villa después de la huida de los últimos mozárabes como consecuencia de los efectos de la conquista musulmana cinco siglos antes. Por si lo anterior resultara in-suficiente, añadiremos también que de acuerdo con los datos a nuestro alcance es muy posible que los ac-tos litúrgicos de la primera Semana Santa celebrada en Mérida después de su reconquista pudieron llevarse a cabo con la presencia del rey Al-fonso IX de León, en el paréntesis bélico que medió entre la batalla de Alange y el inicio de las operaciones militares que finalizaron con la con-quista de Badajoz.

En este orden de cosas, comenzare-mos diciendo que ni la documenta-ción ni las fuentes históricas de la época son generosas en proporcio-nar datos concretos con respecto a la fecha de la entrada del ejército cristiano en Mérida. De aquí que en tiempos de Moreno de Vargas se su-piera poco sobre el asunto, una vez perdida la memoria local; en la mis-ma línea nos parece mejor documen-tado Navarro del Castillo, pero este autor desconocía ciertos detalles a los que hoy podemos acceder y que nos permiten más precisión en el de-sarrollo de los acontecimientos que tratamos. Con respecto al primero de ellos, la caída de Mérida en manos cristianas, señalaremos que una obra en la que se exalta la historia del rei-no de León, como es el -escrito por Lucas, obispo de Tuy, y terminado

de escribir en 1236-, en absoluto se menciona la fecha de la toma de Mé-rida, indicando solamente que fue el año siguiente al de la conquista de Cáceres. Resaltando principalmen-te todo lo castellano, tampoco dice nada sobre la fecha que buscamos la obra del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, , -terminada en 1248-. Tan solo la –finalizada en 1239- hace mención a que la operación mili-tar en la que se conquistó Mérida comenzó en las proximidades de la Cuaresma del año siguiente al que se ganó Cáceres1.

Uniendo los datos proporcionados por las fuentes medievales ya citadas, podemos saber que Mérida cayó en manos cristianas en la Cuaresma del año 1230, porque Cáceres, como ha quedado ampliamente demostrado por varios tratadistas, pasó a manos cristianas en 1229. Esta ambigüedad de las fuentes queda clarificada con la precisión de Adriano Cappelli2 cuando nos dice que el miércoles de Ceniza del año 1230 lo celebró la Iglesia el 20 de febrero y el do-mingo de Pascua o Resurrección fue el día 7 de abril. Aunque con estos datos tenemos una horquilla tem-poral concreta, debemos abandonar ahora el hecho relacionado con la toma de Mérida por el ejército leonés y centrarnos en otro acontecimiento bélico si queremos avanzar con este sistema aproximativo. El hecho his-tórico del que hablamos ahora no es otro que la batalla habida entre las huestes de Alfonso IX de León y las del caudillo andalusí Ibn Hud, en la margen izquierda del Guadiana, ya que el musulmán fijo su campamen-to en las proximidades de Alange y

1 La Crónica Latina, después de decir que en el año 1229 se ganó Cáceres, viene a decir que al año siguiente el rey de León, alrededor de la Cuaresma que se avecinaba, entró en tierras de moros.2 Cronología, Cronografía y Calendario perpetuo. Editorial Ubrico Hoepli. Milán, 1983, p. 68.

el rey leonés fue a su encuentro cru-zando dicho río de noche.

Por razones que no vienen al caso, este hecho de armas ha tenido tanta o más repercusión historiográfica que la propia caída de Mérida y, dada su proximidad en el tiempo, ambos casos están íntimamente unidos; tanto lo están que al mencionado encuentro bélico se le conoce tam-bién como batalla de Mérida, tal vez por esa proximidad cronológica y porque no se sabe exactamente en el alfoz de qué villa de las dos se dio el enfrentamiento del que hablamos. El caso es que si el rey leonés lo hu-biera perdido, de nada le hubiera servido haberse ganado Mérida unos días antes. Y es que Mérida, siguien-do la secuencia de los hechos que nos transmite el obispo de Tuy en su fue tomada por el ejército del rey leonés antes del enfrentamiento ar-mado del que hablamos. Ya sabemos que existen dos corrientes historio-gráficas discordantes con respecto al orden en que se dieron estos su-cesos, pero a tenor de lo antes dicho creemos más acertada la que nos transmite el obispo de Tuy porque este orden es el que se sigue en un documento de 1230 del que luego hablaremos, y porque carece de todo sentido que una vez derrotado el ejército musulmán que venía en su auxilio los emeritenses hubieran ofrecido esa enconada resistencia que tuvieron que superar los cris-tianos como se deduce de ciertas referencias epigráfica relativas a las huestes de Zamora. Así que después de apoyarnos en lo anterior para in-clinarnos abiertamente por la toma de Mérida antes de la batalla campal, aún nos faltan dos datos claves para encontrar la fecha que buscamos: el primero de ellos es conocer cuándo se dio el encuentro armado del que venimos hablando y, el otro, saber cuántos días transcurrieron entre la entrada de los cristianos en Mérida y la mencionada batalla.

La Cuaresma de 1230y la Fecha de La Reconquista de Mérida

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Pues bien, para responder a la pri-mera cuestión contamos con un dato que nos resulta de la máxima utili-dad en el 3-escrito antes de 1433-, donde se nos dice que la batallas se dio del año 1231. Ya vemos que el autor de este cronicón yerra en lo que al año se refiere, pero la men-ción del día del combate nos resul-ta de la máxima utilidad en nuestra búsqueda. Sucede así porque dicho viernes precede al domingo de Lá-zaro y éste corresponde al 5º domin-go de Cuaresma debido a que en el Evangelio de san Juan (11, 1-45) se habla precisamente de la resurrec-ción de Lázaro. Y como dicho do-mingo se celebró el año 1230 el día 24 de marzo –siguiendo la cronología de Adriano Cappelli-, la batalla en cuestión hubo de darse el día 22 de dicho mes, siempre de acuerdo con las fuentes medievales que venimos utilizando. No obstante, el autor del , aparte de seguir la secuencia del Tudense en los hechos ocurridos en las proximidades del Guadiana, para nada menciona la fecha concreta de la toma de Mérida, así que no pode-mos responder de momento a la se-gunda cuestión planteada.

Difícil hubiera resultado tal intento aproximativo de no contar con un dato que nos proporciona otro cro-nicón que se guardaba en el Archivo del convento de Uclés de la Orden de Santiago, escrito por Pedro López de Baeza, comendador de Montizón an-tes de 1346. Nos dice este cronicón uclense que en la “. Por lo que ve-mos, aquí se diferencia claramente los dos hechos de armas, aunque se yerra también en el año de los acon-tecimientos que tratamos porque el antes referido de la era Hispánica corresponde a 1235; pero ya supera-do este error cronológico por otras

3 Aquí hacemos uso de la edición de LO-MAX, W. Derek: El Cronicón Cordubense de Fernando de Salmerón. <<En la España Medieval>>, nº 2, volumen I. Universidad Complutense. Madrid, 1982. pp.595-641.

fuentes, nos resulta de la mayor utilidad en nuestra búsqueda que li-teralmente se fije en los días trans-curridos entre la toma de Mérida y la batalla campal de Mérida o Alange.

Así que, apoyándonos en los datos proporcionados por las fuentes cita-das, podemos decir ya que la villa de Mérida fue conquistada por los cris-tianos el lunes 11 de marzo de 1230, dato que nos parece de la máxima importancia para los emeritenses y su historia. Como también la tie-ne -en consonancia con otro punto que aquí tratamos de defender- que el día 30 de ese mes de marzo, fecha en la que Alfonso IX concede a la Or-den de Alcántara ciertas donaciones en Mérida4, fuese el sábado que pre-cede al domingo de Ramos. Como dicha carta está datada en Mérida, y hasta el 19 de abril no aparece otro documento del rey leonés cercando ya a Badajoz5, queremos inclinarnos a pensar que Alfonso IX y su hueste permanecieron en Mérida a lo largo de la Semana Santa del año 1230. De todo punto resulta descabella-da semejante hipótesis si tenemos en cuenta que entre la aristocracia leonesa que confirma el documen-to firmado en Mérida, relativo a la donación a la Orden de Alcántara, encontramos al arzobispo de Com-postela y a los obispos de Oviedo, León, Astorga, Zamora, Salamanca, Ciudad Rodrigo y Coria.

4 Colección Diplomática Medieval de la Or-den de Alcántara (1157-1494). Editan: Fun-dación san Benito de Alcántara y Universidad Complutense, tomo I, documento nº 115.

5 TERRÓN ALBARRÁN, Manuel: Extrema-dura musulmana. Badajoz, 1991, p. 208.

No sería extraño que después de combatir victoriosamente a lo largo de toda la Cuaresma -no olvidemos que en la misma campaña se ganó también el castillo de Montánchez- a los dignatarios leoneses les parecie-ra acertado respetar el tiempo litúr-gico de la Semana Santa con varias finalidades: por un lado, como mues-tra de respeto y agradecimiento a Dios por los éxitos obtenidos y, por otro, para recuperar y reorganizar el ejército antes de pasar a la ofensiva sobre Badajoz, eso sin menoscabo de las medidas defensivas que pudieran llevarse a cabo por aquellos días para reforzar y consolidar las posiciones ganadas.

Si la estancia del monarca leonés en Mérida pudo influir en la magnifi-cencia y boato de los actos litúrgicos propios de aquella Semana Santa emeritense, no creemos que la pre-sencia de tanto prelado fuese menos influyente en el aspecto religioso. En este sentido ya dice Moreno de Vargas que cuando los cristianos en-traron en Mérida se bendijo la mez-quita de la alcazaba y se puso bajo la advocación de Santa María; pero poco más se podría hacer, dadas las circunstancias militares del momen-to y la rápida alarma por la llegada de Ibn Hud a las proximidades del castillo de Alange. Sin embargo, en el compás de espera que siguió a la batalla entre los días 22 y 31 de marzo, ya en el umbral de la Sema-na Santa, es posible que otras mez-quitas se transformaran en los tem-plos que nos serán dados a conocer con los nombres de Santa María de “fuera”, San Andrés y Santiago, así como en recuperar también para el culto cristiano la destruida basílica de Santa Eulalia, iglesias todas ellas mencionadas en otro documento santiaguista de 1269 del que ya he-mos hablado en otras ocasiones.

Manuel López FernándezDoctor en Historia por la UNED

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Hasta hace unos años, no muchos, las Hermandades y Cofradías eran núcleos herméticamente cerrados. En muchos casos, eran incluso cosas de familia; es decir, sus miembros pertenecían a una o unas de las fa-milias más influyentes de la locali-dad. Tal es así que, el privilegio de ser familiar (aunque fuera en el deci-monoveno grado de consanguinidad) era motivo sin más, para tener pues-to de directivo, e incluso de Herma-no Mayor, en la Hermandad.

Hace unos años, no muchos, los únicos jóvenes que se acercaban a las hermandades eran, precisamen-te, los hijos de los miembros de las juntas de gobierno (y sus afortuna-dos amigos) que, avalados por sus padres, se erigían en mandamases en las procesiones, ejerciendo una inusitada autoridad durante el tiem-po en el que discurría la procesión. Otros jóvenes que se acercaban, bien por devoción o por querer participar activamente de la cofradía, veían como no se les tenía en cuenta.

Hasta hace unos años, no muchos, los jóvenes se limitaban a partici-par en la Estación de Penitencia, sin más. Eso sí, portando un cirio por-que la Cruz de Guía, estandartes, y demás insignias, estaban destinados a los mismos elegidos de siempre que, anclados en ancestrales privi-legios, se aferraban en llevar las in-signias de la Hermandad a pesar de que el peso de los años les llamaba, precisamente, a ocupar un más que destacable lugar en las filas, o las presidencias de pasos.

Hasta hace unos años, no muchos, el joven que se acercaba a una herman-dad, a ayudar al montaje de pasos o a la limpieza de enseres, era “mal mirado” por el resto que pensaba “¿Y este? Ya está el pesado de todos los años”. Hasta hace unos años, no muchos, la vida de la Hermandad se limitaba al corto espacio que nos

La Juventud en las Hermandadesy las nuevas tecnologías

lleva desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección.

Todo esto ocurría hasta finales de los años 80 aunque, en algunas her-mandades, de muchas ciudades, el paso de los años ni siquiera se ha notado y siguen mirando a los jóve-nes como a un enemigo, cargado de ideas calificadas de chorradas y que suponen un cambio “cuasi sacrílego” en la forma en que se hacen las cosas en las Hermandades.

El punto de inflexión para que la ju-ventud irrumpiera tímidamente en las hermandades se produjo a media-dos de los ochenta. Una gran crisis en las hermandades hizo replantear-se la situación e introducir algunos de esos cambios “casi sacrílegos”, por ejemplo el de cambiar las ruedas de los pasos, por varales para ser lle-vados a hombros. En este momento las hermandades ven la necesidad de contar con gente joven y fuerte que pueda portar los pasos y hacerle dar a la Estación de Penitencia ese pequeño cambio que comenzaban a exigir los nuevos tiempos. Funda-mentalmente a raíz de las primeras cuadrillas de portadores de cada uno de los pasos, los jóvenes que, atraí-dos por la apertura de una nueva responsabilidad en la Cofradía, co-mienzan a sentirse atraídos por las

Hermandades. Sin duda, un hecho trascendental que supuso un impor-tante cambio en la configuración de las Hermandades y que, paulatina-mente, supondría el inicio de un giro radical en la configuración de Juntas de Gobierno.

El camino fue largo… y espinoso. La juventud arribaba en las her-mandades cargada de ideas, de proyectos, de ilusiones que choca-ban contra los herméticos muros de las ancestrales Juntas de Go-bierno. Aún así la juventud, ese río desbordado de vida, conseguía ir abriendo brechas a lo largo del muro y demostrar, lentamente, que esos proyectos e ilusiones, engran-decían la Hermandad y la coloca-ban en el camino de los nuevos tiempos, mirando hacia

La juventud es un río desbordado, es un torrente de agua fresca que, previamente debe ser canalizado. Ahí comienza el árduo trabajo de las hermandades y su nuevo tiem-po. La juventud quiere ser escu-chada, y se desencanta cuando sus proyectos caen en saco roto. Las Juntas de Gobierno, por su parte, deben escuchar, estudiar y anali-zar la viabilidad de las cuestiones planteadas. Hay hermandades que, inteligentemente, han sabido ca-nalizar esa savia nueva. En pocas palabras, llevársela a su terreno. La fuerza de la juventud también es moldeable y ahí es donde ha estado el principal trabajo en esos prime-ros años. Comienzan así a crear-se los primeros grupos jóvenes, fundamentalmente en torno a los pasos en los que salen como por-tadores o, a finales de los 80, como costaleros.

Grupos jóvenes que se disponen a transformar las hermandades, a lu-char por la renovación de enseres haciendo actividades con originali-dad y, sobre todo… con ganas.

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Pero, como suele pasar, los árboles no nos dejan ver el bosque. Esa ju-ventud que irrumpe en las herman-dades se centra más en lo externo, olvidando en muchos momentos el verdadero sentido de la existencia de la Cofradía. Muchas veces es más importante lo bello que vaya el Palio, las chicotás bien dadas a los sones de las mejores marchas, la mejor tú-nica, la mejor banda, que la asisten-cia a los cultos a los titulares, la im-portancia de las obras asistenciales, el refuerzo de la Caridad… lo más importante, sin duda, de la cofradía. Y olvidamos, de todas todas, el senti-miento de hermandad, de ser herma-nos. Las miserias humanas, siempre al acecho, hacen que muchas veces nuestra condición nos aleje del con-cepto de ser “Hermanos”.

En los grupos de costaleros ocurre un tanto de lo mismo, cargamos imá-genes, hacemos verdaderas virgue-rías, sin ser conscientes en muchos casos de la importancia de quien lle-vamos arriba, sin conocer realmente a quién llevamos. Hay quien lo saca y lo entra en la iglesia, perdonad la expresión, como el que traslada un mueble, y dejándolo en su sitio hasta el año que viene.

Por eso hay que fomentar la verdade-ra vinculación con los titulares, con la Hermandad, con Dios mismo y los misterios de su Pasión, Muerte y Re-surrección. De lo contrario, seremos cofrades, de fachada, pero vacíos por dentro.

La juventud en las hermandades garantiza su futuro. En los tiempos que corren, que no se diferencian mucho de otros tiempos vividos, las hermandades deben ser ejemplo de vida cristiana, deben estar llenas de vida los 365 días al año y los jóvenes vivirla intensamente acercándose a ellas, siendo partícipes de ella.

Junto a todo esto, la llegada de las Nuevas Tecnologías ha supuesto un nuevo punto de inflexión en el deve-nir de las Hermandades. A diferencia de otras comunidades, en nuestra tierra, informativamente hablando, las hermandades “no venden”.

Y es que las empresas informativas no consideran al mundo cofrade, que mueve miles y miles de personas, como algo que genere información los 365 días al año. Los periodistas, entre los que me incluyo, se prepa-ran para difundir la información. Podremos encontrar especialistas en periodismo deportivo, político, taurino, local, agrario pero ¿cofra-de? Desgraciadamente pocos, muy pocos, le prestan atención. El perio-dista que entra a trabajar en un me-dio se limita a transmitir la nota de prensa que le remite (ocasionalmen-te) una hermandad. Transmitirla sin más, sin buscar antecedentes a los hechos, no se indaga en los matices, las peculiaridades, la simbología… de las hermandades. Para ellos las cofradías son grupos organizados que procesionan imágenes en Sema-na Santa y que hacen aumentar la cifra de visitantes a esta u otra loca-lidad. No se preocupan en distinguir a un portador de un costalero, una banda de cornetas y tambores de una agrupación musical. Una seño-ra de Mantilla, de una manola (esa fue la última que escuché en una re-transmisión regional). Tampoco es que las hermandades se lo pongan fácil al periodista, digamos que la in-formación no viaja en doble sentido.

En ocasiones, cuando un medio encuentra a un periodista que, ade-más, es cofrade, parece que la infor-mación levanta un poco el vuelo. Al menos se hace con rigor y seriedad, buscando los antecedentes y lla-mando a cada cosa por su nombre. Pero de estos casos, muy pocos. Otra cuestión es que para el periodista co-frade no es fácil que se inserte una información de este tipo en su me-dio, debe convencer a los directores de que esa información es, realmen-te interesante, que es noticia.

En este sentido internet se ha con-vertido, también para las hermanda-des, en el inmenso océano en el que mostrar al exterior su vida, sus pro-yectos formativos, sus actividades, sus imágenes titulares. De esta ma-nera nacen las “Casas de Hermandad virtuales” en las que los hermanos y el resto de personas interesadas en la vida de las hermandades, encuen-tran datos, fotos, y toda la informa-ción relativa a cada una de ellas.

Internet también nos trajo el naci-miento de los periódicos digitales especializados en cofradías. En defi-nitiva, hacer hermandad.

Muchas hermandades incluso han aprovechado sus webs para crear au-ténticas secretarías virtuales en la que uno puede hacerse hermano, pa-gar su cuota, adquirir algún recuerdo del Cristo o de la Virgen, la meda-lla….En definitiva, todo al alcance de un teclado. Es aquí donde viene uno

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de los primeros “peligros” del uso de las nuevas tecnologías. No es que vaya a decir que Internet sea malo, como tanto se insiste. Todo es malo si no se utiliza convenientemente.

Por tanto, en este caso nos encontra-mos con un arma de doble filo. Por-que si bien los hermanos estamos en contacto con la Hermandad a través del teclado, nos alejamos de la asis-tencia a la parroquia aunque sólo sea para adquirir la papeleta de sitio. Perdemos ese contacto físico, visual. Se deben buscar puntos de encuen-tro, atraer a los hermanos pero de un modo natural. Igualmente se abren foros, auténticas tertulias cofrades digitales de las que se aprende mu-cho, donde se ponen muchas cosas en común pero donde la cobardía del anonimato campa a sus anchas y donde, en ocasiones, se pueden leer verdaderas barbaridades.

Es más, creo que muchos se ampa-ran en ese anonimato porque no se atreven a decirlo en el seno de su hermandad y es más fácil aquello de “Difama… que algo queda”. Y nos hacemos críticas destructivas que son vistas por cientos y cientos de internautas que, asombrados, saben más de las pocas miserias que de las muchas virtudes de cada una de las hermandades. Por eso hay que andar con cuidado, muchos de los que es-criben, incluso, no llegan a ser cofra-des, no saben tan siquiera lo que es un capirote.

Internet, y las redes sociales Face-book y Tuenti, se han convertido en herramientas imprescindibles y apasionantes desde las que mostrar nuestra Semana Santa al mundo. Las redes sociales suponen, además, el punto de encuentro entre cofra-des a través de eventos y publicacio-nes. A través de las redes sociales, y en tiempo real, los cofrades en la diáspora se sienten más cerca de su hermandad. Las redes sociales han

marcado, para las cofradías, un ver-dadero hito en el alcance de su mi-sión evangelizadora.

Las hermandades se han lanzado a la aventura y desde las redes informan de eventos que se propagan como la pólvora, de noticias importantes, los cultos a los titulares (a los que todo el mundo marca con un (asistiré) y lue-go no los encuentras en la parroquia. Fuera de bromas, las redes han con-seguido aglutinar a miles de cofrades que, por el simple hecho de serlos, se envían solicitudes de amistad. Se conocen hermandades de sitios leja-nos y conocemos sus costumbres, sus cultos, sus procesiones, sus inquietu-des, y les brindamos nuestra amistad. La red se va tejiendo en un futuro en el que cada vez internet es parte fun-damental de nuestras vidas.

Las redes sociales se han convertido en un instrumento más para conse-guir lograr los verdaderos fines de las hermandades y cofradías, uno más, no el único. Unos fines que van mucho más allá de la Cofradía en la calle. Las Redes suponen punto de encuentro, de debate y de comuni-cación. Bien aprovechadas y utiliza-das, se les puede sacar todo su rendi-miento y convertirlas en auténticas casas de Hermandad virtuales a las que todos tiene acceso. Enseñar, evangelizar, lanzar nuestro mensaje como cristianos, deben ser los pila-res básicos.

Se abre un futuro apasionante para nuestras hermandades y cofradías. Las nuevas tecnologías nos hacen ver cómo se hacen las cosas en otros lugares y adaptarlas a nues-tro entorno ¡ojo! Adaptarlas al en-torno, no hacer malas copias. Con ello quiero decir que busquemos l por qué se hacen antes de el cómo se hacen. Todo tiene su por qué y seguro, seguro que el motivo esta-rá siempre más alejado de lo mera-mente estético.

Llegados a este punto, solo me que-da decir que la importancia de la juventud en las hermandades pasa por eso precisamente, por buscar lo interno y saber exteriorizarlo acor-de con nuestros pensamientos y creencias. Que el aprovechamiento de las Nuevas Tecnologías debe re-dundar en un beneficio moral y cris-tiano lejos de la autocomplacencia y el orgullo. Se ha abierto un impre-sionante mundo de posibilidades, el futuro está en vuestras manos, prueba de ello fueron los dos millo-nes de jóvenes, entre los que os en-contrábais muchos de vosotros, que fueron a Madrid a vivir la JMJ y que mostraron al Mundo como se vive en España la Semana Santa desde el recogimiento hasta la exaltación popular en la calle.

Mario Hernández MaquirriaínPeriodista.

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Ver las cosas desde un punto de vista diferente al resto del mundo provoca, en un primer instante, confusión, irritabilidad y lejanía. No por parte de quien lo cuenta, sino de quien lo escucha. Pero, ge-nerar reflexión siempre es positi-vo, más aún, en instituciones que tradicionalmente se preocupan poco por dar difusión a las activi-dades que realizan. Que un grupo humano comunique lo que hace es importante por varios motivos. En primer lugar porque de esta mane-ra se hace presente en la sociedad en la que vive. En segundo lugar, porque hace partícipe al resto de la ciudadanía de su trabajo diario. En tercer lugar, porque es un canal de comunicación, casi imprescindible, para que su tarea llegue a todos. En cuarto lugar, porque comunicar es una muestra de transparencia. En quinto lugar, porque la sociedad es lo que está más allá de los mu-ros del local, parroquia o nave de ensayos y enseres. En sexto lugar, porque no adaptarse a los tiempos

Nos vemos

actuales conlleva anquilosamiento. En séptimo lugar, por justicia al tra-bajo realizado. En octavo lugar, por satisfacer necesidades informativas de la población. En noveno lugar, por satisfación propia de la organi-zación. Y en décimo lugar, porque la publicidad y difusión del trabajo siempre conlleva la mejora de los canales informativos dentro de la propia organización y la mejora de la participación, además de la mejor explotación de los recursos.

Seguramente podríamos añadir, a este decálogo, más motivos por los que se hace imprescindible y nece-sario que una hermandad o cofradía tenga una comunicación fluida con sus hermanos y con el resto de la sociedad donde está inserta. Las cosas están cambiando, y hoy nos encontramos con varias herman-dades que envían de forma fluida notas de prensa a los medios de comunicación, para que las radios, televisiones y periódicos informen de su trabajo, y llegue así, al resto

de hermanos que durante el año se alejan de la parroquia. La cofradía Infantil es un claro ejemplo de este cambio, lento, pero que ha llegado por fin. Con comunicados que invi-tan siempre a la participación de la vida en hermandad. También dan sus primeros pasos los nuevos ges-tores del Calvario o los luchadores de Las Lágrimas, que llevan años levantando teléfonos y enviando comunicados para que la sociedad emeritense participe de su activi-dad, de su parroquia.

Las hermandades deben ser cons-cientes de la sociedad en la que se encuentran y participar de forma activa de las redes sociales. Pre-sentarse más atractivas a sus her-manos, más cercanas. La mejora y fluidez de la comunicación externa sólo tiene un beneficio: la propia hermandad. Así lo entendió hace años la cofradía de Nueva Ciudad, donde fueron capaces de adelantar-se al resto creando una página en internet que hoy es referente en el mundo cofrade emeritense. Para-fraseando a José María Álvarez, las cofradías deben seguir ‘emeriten-seando’ gracias a los nuevos y vie-jos canales de información que le conectan con sus hermanos. Hoy no entenderíamos un pregón del costa-lero sin que alguien por twitter esté ofreciendo titulares a todos aquellos hermanos que no han podido asis-tir. No comprenderíamos un certa-men de bandas sin fotografías ni vi-deos en youtube o por facebook que hagan partícipe del evento al resto de los fieles. Las radios, periódicos, televisiones…Las Cofradías deben seguir dando pasos de gigante en este punto, salir de la cueva, donde algunas se centran y presentarse a la sociedad a través de los medios de comunicación, sin miedos, sin complejos y con la cabeza bien alta.

Paco VadilloPeriodista de la Cadena COPE

twitteren

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Allá por los años 40 del pasado si-glo, la pugna entre las primitivas Hermandades de la ciudad -la de los “moraos” y la de los “castillos”-, fue una constante. Los múltiples y permanentes desacuerdos entre sus Hermanos Mayores trascienden al posicionamiento de los párrocos de Santa María, D. Carlos J. Alon-so de Rojas y de Santa Eulalia, D. César Lozano Cambero. Cada cual utiliza sus influencias, el primero como Arcipreste y el segundo como benefactor de la patrona de Mérida, la Mártir Santa Eulalia, para que la cofradía que radica en su parroquia sea la más pujante.

Con objeto de paliar las desave-nencias entre las mencionadas her-mandades, en el año 1947, “la del Santísimo Cristo del Calvario y Santísima Virgen de los Dolores, para la procesión de Nuestro Padre Jesús Yacente y Santísima Virgen de los Dolores del Viernes Santo, en nota expresa, INVITA, a referi-da procesión a la Cofradía de N.P. Nazareno y Santísimo Cristo de los Remedios, que saldrá a las seis y media de la ermita del Calvario, por . (Sic)”.

Al siguiente año y en el programa oficial de la Semana Santa, después del itinerario de la procesión del Santo Entierro, se especifica que:

“Las directivas de las cofradías asistirán completas y con túnicas acompañadas de sus insignias y estandartes. Reunidas las Directi-vas de las Cofradías, se ha acorda-do haga la procesión del Santo En-tierro sólo la del Santísimo Cristo del Calvario y Santísima Virgen de los Dolores (que es a la que perte-nece) y cada CUATRO años se hará por todas las Cofradías en las que se lucirá toda la Pasión completa y a la que se dará el mayor esplendor posible por el engrandecimiento de nuestra Semana Santa, para la

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El Santísimo Cristo de los Remedios y el autor del artículo en la “Procesión Magna” de los años sesenta (1962).

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que todos pondremos nuestro ma-yor esfuerzo y sacrificio. Se adjun-ta NOTA. -A la procesión del Santo Entierro están invitadas todas las Cofradías y a la que asistirán los hermanos sin túnicas formando el acompañamiento (Sic)”

Ya en 1949: < a las cinco de la tar-de sale de la Ermita del Calvario el Cristo Yacente ; y a las cuatro en punto, saldrán de Santa Eulalia los pasos y clero de la misma que lle-vará el itinerario -el mismo que se ha venido haciendo-, para unirse al Santo Entierro, que se organizará por este orden: Abre la marcha la Cofradía Infantil, sigue la cruz de la Hermandad de Santa María con la mitad de sus hermanos dando escolta a los pasos de la Oración y Flagelación; a continuación la Cofradía de Santa Eulalia con los pasos de Jesús Nazareno y Santí-simo Cristo de los Remedios; se-guirá la de los Ferroviarios con el Descendimiento y, por último, la del Calvario con Cristo Yacente y Santísima Virgen de los Dolores. El regreso desde Santa María a Santa Eulalia, con los pasos y el clero de esta parroquia, se efectuará por la Plaza de España (parte baja) Santa Eulalia, Rambla (izqda.) y a su igle-sia (Sic)>

Posteriormente sigue realizándose lo que conocemos por “Procesión Magna”, en la década de los años cincuenta, quizás las más nume-rosas, coincidiendo en 1954 con el año Mariano. Se mantienen en la década de los sesenta y en 1962, al haber aumentado el número de Her-mandades y pasos, la procesión del Santo Entierro se organizó de la for-ma siguiente: “Abre el desfile el paso de la Oración en el Huerto, Cristo de Medinaceli, Prendimiento de Nuestro Señor, Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios, Descendimiento de Nuestro Señor, Nuestra Señora de las Angustias,

Cristo Yacente y Santísima Virgen de los Dolores (Sic)”

Se mantienen -las magnas- en los años setenta -la de 1975 como con-memoración del bimilenario de la ciudad-, en los ochenta, en los no-venta y en el presente siglo siendo la última la celebrada en el 2002.

Por lo tanto y desde aquellas fechas -años cuarenta del siglo pasado-, sin mantener la periodicidad acordada en su día por las Directivas de las Cofradías y a pesar del mayor nú-mero de hermanos, pasos y modos de llevarlos, variación en los reco-rridos, etc. , han seguido celebrán-dose “las procesiones magnas”.

El pasado Viernes Santo, el de 2011, no pudimos ver satisfechas nuestras aspiraciones, la de los cofrades y se-manasanteros emeritenses, al sus-penderse, por la lluvia, la “Procesión Magna”, quizá la más significativa de una era, cuando se cumplían se-tenta y cuatro años de la primera -1947-, y hubiera servido como colo-fón a los anhelos de muchos aman-tes de la Semana Santa después de obtener el reconocimiento de Inte-rés Turístico Nacional.

Actualmente, la idiosincrasia de las Hermandades ha variado sus-

tancialmente y por ello se formó la Junta de Cofradías (hoy Junta arciprestal de Hermandades y Co-fradías), entre otras, para guiar los devenires de la Semana Santa, te-niendo entre sus retos la cohesión profunda de las cofradías y el im-pulso definitivo de una Procesión Magna de la Semana Mayor de la peculiar ciudad de Mérida. Es la re-ferida Junta quien, a partir de aho-ra, debería encargarse de las futuras procesiones magnas. Y ¿por qué no en Sábado Santo? Con el benepláci-to de la Autoridad Eclesiástica y el acuerdo de las Hermandades y Co-fradías, llevando a nuestras calles y plazas, cronológicamente,: Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; para rememorar lo que sucediera hace veinte siglos y que sigue teniendo especial signi-ficado para los creyentes, además de servir como signo inequívoco de catequesis pública de la Fe.

Por lo anteriormente expuesto, con-sidero interesante, por no decir im-prescindible, formar una Comisión Organizativa para llevar a efecto las Procesiones Magnas (entonces las podríamos denominar así) de la Ca-pital de Extremadura, configurando un proyecto definitivo a modo de culminación de los esfuerzos e ilu-siones de los que nos precedieron y tanto lucharon por la Semana Santa de nuestra querida ciudad.

Haciendo mía la frase que Juan Francisco Muñoz y Pabón, canóni-go lectoral de la Catedral de Sevilla, utilizara cuando lanzó la idea de la Coronación Canónica para la Vir-gen del Rocío:

“La pelota está en el tejado”

Norberto García-Camarero Hernández

Mayordomo del Santísimo Cristo de los Remedios

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Desde los años cuarenta han seguido celebrándose “las procesiones magnas”

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“Fueron los visitadores a la iglesia parrochial de la dicha ciudad que es / de la vocación señora Santa María la cual es en la plaça de la dicha ciu-dad / e después de haber oydo mysa se fue visitado el santísimo Sacra-mento…”

(6 de marzo del año 1511. Acta de visita: Orden de Santiago. Ciudad de Mérida)

Aprovechando el estudio que en es-tos momentos realizo sobre la co-marca de Mérida entre los siglos XV al XVII (desde el año 1494 a 1605) centrado documentalmente en los libros de Actas de Visita de la Orden Militar del señor Santiago de la Espada, para lo que es ya la reali-dad de un interesante trabajo de in-vestigación, la riqueza espiritual de Mérida durante los años finales del siglo XV y principios del siglo XVI, puede ser analizada y estudiada por medio de sus advocaciones, que promovieron entre los emeritenses, eclesiástica y administrativamente la presencia de la Orden de Santia-go con la construcción de una se-rie de templos que por su número y por sus advocaciones nos ayudan a comprender ahora, en este tiempo de manifestación pública de la fe a través de las cofradías y herman-dades, lo que en aquellos años de esplendor para Extremadura y para España fueron la década final del si-glo XV y las primeras dos décadas del XVI (en general ambos siglos son extraordinariamente bellos desde la visión de y en la Iglesia), y todo ello gracias al estudio de las actas redac-tadas por los Visitadores-caballeros de la orden santiaguista.

Sin pretender entrar en el detalle minucioso que estos documentos

Espiritualidad y devoción en la ciudad de Mérida a principios del siglo XVI: años 1494-1516

nos requieren si podemos indicar que estudiando las antedichas actas para los años de 1494 a 1516, según se nos informa en ellas, Mérida go-zaba a la altura del primer tercio del siglo XVI de una realidad instruida en una bella arquitectura que re-fleja esa espiritualidad del hombre emeritense del Dieciséis (esta es la relación que puede componerse entre los años 1494-1516): iglesia parroquial de Santa María; ermita de San Salvador de la parroquial de Santa María; ermitas de Santia-go, Santa Catalina, Santa María de Urbina, san Andrés, santos Mártires Fabián y Sebastián, san Juan, Santa María del Castillo, Nuestra Señora de la Antigua y ermita de la Magda-lena. Además del hospital y ermita de Santa Olalla y el hospital de San-ta María junto a la casas de santa Lucía y de la Encarnación.

Acogiéndonos a la visita del año 1511 por ser una de las más precisas en estos veinte primeros años del siglo

XVI y siendo alcaldes de dicha ciu-dad Francisco de Ruega y Gonzalo Martín y regidores a los que se les presenta los privilegios santiaguis-tas, Pero Gómez de Gayangos y Juan Alfonso los visitadores desmenuzan Mérida para deleite del investigador –espero que del lector también-.

Fueron visitados todos y cada uno de estos lugares además de repasar el estado del curato, privilegios, tí-

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tulos de beneficios, posesiones y cuentas de los respectivos mayordo-mos, destacando de las descripcio-nes la ubicación de los antedichos edificios nacidos de esa espirituali-dad y de la riqueza devocional eme-ritense.

Imaginemos por un instante la lle-gada de los Tiempos Fuertes litúr-gicamente hablando para un perio-do cronológico en el que no se había dado aún el Concilio de Trento (ini-ciado en 1545 y finalizado en 1563, luego aún nos queda lejos, especial-mente su acción reformadora), ni tan siquiera el protestantismo lute-rano había llamado a la puerta de la Iglesia Católica. Los visitadores nos describen con precisión el pro-ceso que realizaban y gracias a ellos podemos hoy conocer en cada uno de los edificios quién era su párroco o sacerdote en el que recaía el título de beneficio y curato; el mayordomo y las cuentas de la fábrica (para el siglo XVII se está analizando para Mérida y pueblos de la comarca igualmente las cofradías y herman-dades así como capellanías y obras pías). Es el caso del inicio de la men-cionada visita para la parroquial, indudablemente la más importante donde tras oír Misa, se procedía a visitar el Santísimo Sacramento y se reflejaba su estado así como, si contenía el libros de bautizados, ac-ción que se incrementará tras Tren-to con el mandamiento del correcto registro sacramental (recordemos que en muchos aspectos, el Conci-lio tridentino no reformo más que reafirmando, caso del registro sa-cramental por ejemplo).

Posteriormente, observamos se describía la ubicación del templo, de los que hemos tomados algunos ejemplos. Por ejemplo, en la plaza de la ciudad para Santa María; san Salvador “…que es en extramu-

ros de la ciudad…”; la de Santiago “…que suso dicha es dentro de la ciudad…”; igualmente la de San-ta Catalina o el hospital de Santa María del que se dice por parte de los visitadores “…que es dentro de la ciudad e casa bien reparada…con casa frontera al dicho hospi-tal…”; mientras tanto la casa de santa Lucía o la iglesia de Santa Olalla se ubicaban a las afuera “En el año suso dicho de mil e quinien-tos once, fue visita la iglesia / de santa Olalla que es extramuros de la ciudad…”; Nuestra Señora de la Antigua de la que se informa “…visitose la dicha hermita de santa María de la Antigua que está afuera / de la dicha ciudad de Mérida…”; Nuestra Señora de Urbina que era localizada a una legua de la ciudad de Mérida: los Santos Mártires “…extramuros…”; el hospital de Santa Olalla “…el cual es junto a la di-cha iglesia / de Santa Olalla…” Así podríamos completar todos los edi-ficios mencionados (nos extendería-mos muchos).

Se procedía a la redacción de or-namentos, plata, campanas, libros y posesiones con las respectivas cuentas del mayordomo así como, en el caso de la iglesia matriz, las capellanías o ermitas aledañas ads-critas a ella, como la de San Salva-dor mencionada anteriormente.

Lo cierto es que, Mérida abrazó fuertemente la llegada y el desarro-llo delos Tiempos Modernos (XV-XVIII) y hemos querido que sea en esta edición de la revista que las cofradías y hermandades de Mérida editan con motivo de la Semana de Pasión, el lugar donde hacer partíci-pes a los emeritenses del interesan-te estudio que sobre la vida espiri-tual y secular de Mérida y Comarca se está realizando y que verá próxi-mamente la luz.

A todos, feliz Pascua de Resurrección.

Pablo Iglesias AuniónProfesor de Religión Católica del Arzobispado de Mérida-Badajoz

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Hace ya dos años que iniciamos una trilogía de trabajos concatenados en los que pretendíamos ir tratando los que consideramos que constituyen los tres pilares de la espiritualidad eme-ritense durante la Antigüedad tardía. En la primera entrega hablamos de la austeridad de lo humano, una pauta percibida tanto en fuentes como en el registro material y en la que creíamos ver cierto rechazo a la manifestación del lujo en la vida cotidiana. En una segunda entrega y por contraste nos centramos en la grandeza de lo divino, ahora con un mayor hincapié en los testimonios materiales y en función de la cual los espacios sagrados se or-narían con una escultura decorativa sin parangón en la Península Ibérica, así como con una orfebrería litúrgica que, aunque perdida en su mayoría, había dejado no obstante algunos se-ñalados reflejos en textos, representa-ciones o incluso marcas labradas en la piedra para su incrustación.

En fin, la tercera parte a la que nos comprometimos estaba destinada a destacar una tercera pauta, manifes-tada de continuo en la plástica pero que, de puro evidente, ha sido por lo general obviada. Se trata del anico-nismo, o tendencia al rechazo de la representación de la figura humana en relación especialmente a los espacios sagrados. Si en la primera entrega hi-cimos un profuso uso de las fuentes y en la segunda uno más relajado frente al del testimonio material, en esta ter-cera nos apoyaremos exclusivamente en el registro arqueológico para funda-mentar nuestra teoría.

Hablábamos al término de la entrega precedente del mosaico de , de su muy avanzada cronología y de su posible asociación a un espacio doméstico. Sin duda el mundo de lo terrenal de-bió de resistir durante un mayor espa-cio de tiempo a una de las costumbres de tradición semítica que estimamos que fueron enraizándose poco a poco en la sociedad emeritense a partir del

triunfo del Cristianismo. Dicha tradi-ción, a la que se conoce con el nombre de aniconismo, prescribe en efecto el rechazo a la figuración humana, y en cierto modo se proyecta también so-bre las figuraciones animales. Sólo la representación de elementos cargados de un valor simbólico u ornamental se encuentra tolerada por dicha ideolo-gía. No se debe confundir sin embargo aniconismo con iconoclastia: el pri-mero entraña un rechazo, y el segundo una reacción violenta contra las repre-sentaciones figuradas que desemboca en su destrucción. Si esto último tuvo algún ejemplo en Mérida, lo hizo en el contexto del desmantelamiento de los monumentos paganos, pero no parece que ni textos ni vestigios arqueológi-cos prueben la presencia en algún mo-mento de una reacción violenta contra una representación figurada asociada al Cristianismo: directamente ésta no existe.

Abriendo nuestro prisma al contexto del Mediterráneo cristiano, resulta cu-rioso comprobar que en efecto y frente a una mitad oriental del Imperio más

propensa a la figuración, en Occidente ésta causó un rechazo bien asentado desde una fecha muy temprana. Es di-fícil valorar la causa de tal oposición. Quizá el Oriente cristiano, vecino del principal foco judío que suponía la ac-tual Israel, fuera más proclive a la figu-ración por el sólo hecho inconsciente de distinguirse de las costumbres ju-daicas. O el mismo Occidente, cons-ciente de su pérdida de protagonismo frente a un Oriente cada vez más vigo-roso, encontró en el aniconismo una fuente de pureza que le distinguía de una parte oriental del Imperio que se tildaría a sí misma como abanderada de la ortodoxia. El caso es que hasta el Siglo VII es un hecho que Occidente se caracteriza por la ausencia general de representaciones humanas en los con-textos Cristianos, mientras que Orien-te lo haría por lo contrario. Y como un curioso capricho de la historia, en el momento en el que el Papa Gregorio Magno comienza a predicar en Occi-dente que la figuración debe tolerarse en la Iglesia como “Biblia de los iletra-dos”, esto es, como una licencia con fines docentes, Oriente reacciona y estalla en una revuelta iconoclasta bajo la que se destruirán multitud de imágenes figuradas asociadas al Cris-tianismo. El Islam, adiestrado en el panorama de un Oriente aún domi-nado por la figuración, asumirá por contraste el aniconismo como verda-dero dogma de Fe, y en su avance por la mitad Sur de Mediterráneo pudo ser incluso el factor que propiciara a la postre cierta cohesión iconódula en la totalidad del mundo Cristiano.

Cuando se habla de figuración en el Occidente cristiano durante los pri-meros siglos se percibe de origen un punto de partida discordante con la ulterior tendencia anicónica. Se trata de los sarcófagos figurados de produc-ción italiana que pueblan multitud de colecciones arqueológicas, y más con-cretamente muchas de las hispanas. Comenzando, pues, con dicha excep-ción, sólo manifestada en el Siglo IV,

LO S T R E S P I L A R E S D E L A E S P I R I T UA L I DA D E M E R I T E N S E D U R A N T E E L P E R I O D O TA R D OA N T I G U O .

3: El Aniconismo

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hemos de indicar que su presencia se hace notar en la Bética y la Tarraco-nense, pero no así en la Lusitania, y más concretamente en Mérida. Y es que pese a que en Mérida han sido localizados multitud de sarcófagos de mármol lo que domina son ejemplares sin decorar, y las pocas excepciones a ello las integran piezas con decora-ción no figurada, como el fragmento de sarcófago con conservado en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano (MNAR, nº inv. 13733). A tal efecto, un sarcófago con una es-cena de cacería expuesto en las salas del Museo (MNAR, nº inv. 727) debe-mos indicar que posiblemente se trate de una simple placa decorativa, dadas algunas de sus características forma-les. Zanjando la cuestión de los sarcó-fagos emeritenses, al parecer con una larga proyección en el tiempo, lo más posible es que la ausencia de decora-ción, figurada o no, sea producto de un abastecimiento local de ejemplares en el contexto lusitano, según prueba la existencia de dos piezas a medio labrar en Vila Viçosa, Portugal. No parece en todo caso que podamos fundamentar en los sarcófagos que nos hallemos ante una cuestión ideológica, dado que los primeros sarcófagos emeriten-ses datan del Siglo III, muchos de ellos debieron pertenecer a paganos y, en fin, la cuestión anicónica no debería de haber condicionado la presencia de una tradición simplemente ornamen-tal, poblando la ciudad de un mayor número de sarcófagos con temas tan recurrentes en otros lugares como los . La causa del fenómeno debe de estar vinculada simplemente con una cues-tión de círculos comerciales.

Centrados ya en Mérida pero vagando por otros derroteros, debemos decir que los primeros testimonios asocia-dos al Cristianismo sí podrían probar no obstante un incipiente rechazo a la imagen figurada. O al menos no resul-ta fácil encontrárnosla asociada a un contexto cristiano. El crismón hallado por Javier Heras en la cisterna de una

casa próxima al es lo más temprano que conocemos asociado al Cristianis-mo emeritense, datando quizá de un momento aún de persecución, y no se encuentra vinculado a figuración algu-na. Las lucernas con temas cristianos recurren también a símbolos como la cruz o el crismón, y aunque suelen ser de origen africano, su presencia en el mercado local también obedece a una demanda, y por tanto a una inclina-ción. Casos como el de la llamada Ca-sa-basílica, donde aparecen represen-tadas una serie de figuras humanas podrían constituir una salvedad, y lo asumimos; pero tampoco está proba-do que nos hallemos ante una , como se ha querido sostener en el pasado.

Si en la primera mitad del Siglo IV el panorama del Cristianismo en la ciu-dad de Mérida no se encuentra muy bien perfilado, sí que se va concre-tando algo más a partir de la segunda mitad de dicho siglo. En sus últimos coletazos, la tendencia figurativa se refugia en el ámbito oficial o priva-do, donde vemos aparecer ejemplos tan relevantes como el de Teodosio I en relación al primero o los nume-rosos pavimentos de mosaico en el segundo. Pero dichas figuraciones se hacen más extrañas a medida que nos aproximamos a la Iglesia Cristiana y ámbitos adscritos a la religiosidad per-sonal, como lo sería el funerario. Las estelas retrato desaparecen a finales del siglo IV, y uno de sus últimos tes-timonios, datado en éste momento en función de su plástica, podría no estar asociado a un cristiano, por contraste a lápidas como la de (MNAR, nº inv.

8206), (MNAR, nº inv. 36169) o el mis-mo (MNAR, nº inv. 16724), todas de fi-nales del Siglo IV y principios del Siglo V: las dos primeras están coronadas por una sucesión cruces y crismones, y en la tercera dos aves flanquean un cáliz, todo ello con un marcado carác-ter simbólico. A este mismo momento debe corresponder el plato votivo ha-llado en la Barriada de Santa Catali-na, con la representación de un varón barbado acompañado de una cruz (CCMM 8001/169/27). Se trata de un objeto extraño no obstante, y si su in-terpretación no parece ser definitiva, su temprano contexto podría estar en-clavado aún en un momento de inde-cisión, constituyendo en todo caso un ejemplo aislado.

Lo que sucede en el Siglo V es difícil de esclarecer desde el punto de vista material. La restauración del puente y las murallas, así como algunas lápidas funerarias, constituyen algunos de sus escasos hitos seguros. Pero como sue-le suceder en arqueología, muchos ele-mentos del IV y el VI deberían confluir en dicho siglo para nutrirlo de un ma-yor número de testimonios. En todo caso, lo que nos interesa a nosotros aquí realmente de dicho siglo es que, sin duda, marca un punto de inflexión en el que se consolidan unas tradicio-nes y desaparecen otras. La plástica oficial, como el Imperio de Occidente, desaparece. Y el mosaico, con su tradi-ción figurada, muere con la misma es-cuela de mosaistas justo después de su periodo de mayor auge. Resta la escul-tura decorativa, ahora asociada funda-mentalmente a los edificios de culto, y en ella se define ya de un modo defini-tivo un marcado contraste anicónico respecto a lo que sucedía con la extin-ta tradición del mosaico. Un ejemplo aislado pero elocuente: en el mosaico del salón principal de la villa de Las Tiendas, de mediados del Siglo IV, ro-deando la conocida escena de caza de jabalí aparecían cuatro alegorías de las estaciones del año bajo la forma de personificaciones femeninas; sin em-

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bargo y transcurrido entre siglo y siglo y medio, una representación del estío plasmada sobre una placa de revesti-miento murario (MNAR, nº inv. 37022) muestra como emblema del mismo un motivo vegetal al que se superpone de un modo tan expresivo como anicóni-co lo que creemos que más que un haz de espigas es una perspectiva poco afortunada de un campo de trigo.

Los cimacios, pilastras y placas, de re-vestimiento como de cancel, datados en los siglos VI y VII, están sin duda pobladas en su mayoría por motivos en los que la figuración se halla elo-cuentemente ausente. Encontramos motivos sobre todo geométricos y ve-getales, seguidos de otros cristianos (cruces y crismones sobre todo) más minoritarios pero ocupando lugares preferentes en la mayoría de las com-posiciones en las que se integran. Re-sultan más extraños los animales, algo de siempre considerado en el límite de lo figurativo, como se podrá compro-bar posteriormente en la plástica islá-mica. Y cuando nos los encontramos en la plástica tardoantigua emeriten-se, las más de las veces debió de ser entrañando cierto valor simbólico: de este modo, la placa de cancel con la representación de un pez de grandes dimensiones en sus dos caras (MNAR, nº inv. 27874), bien podría estar rela-cionada con la historia de la ballena que devoró a Jonás, muy utilizada de antiguo en los sermones por su fuerza y posibilidades exegéticas.

En un conjunto de tres fragmentos de placas de cancel (MNAR, nº inv. 12140) halladas en la otra orilla del Guadiana, el carácter simbólico de las representaciones animales se hace mucho más fácil de apreciar si cabe: el fragmento mayor representa un león alado y nimbado; otro menor que se creyó parte de la misma represen-tación ya fue interpretado por Cruz Villalón como una figuración distinta en la que, al observarse una pezuña, se entendió atinadamente que nos

encontrábamos ante un bóvido; y en el tercer fragmento, en el que parece representarse un ala como la del pri-mero, entendemos nosotros que por la falta de consonancia de los motivos labrados en el dorso nos hallamos ante una tercera representación, más inde-terminada pero sin duda alada como la del león. La interpretación del con-junto es evidente: nos hallamos ante la que posiblemente sea la primera plas-mación del tetramorfos de la plástica hispánica, conservándosenos parte de la representación de San Marcos, sim-bolizado por el león, San Lucas, sim-bolizado por el toro y quizá también San Juan, simbolizado por el águila.

El mismo carácter simbólico de la es-cena representada excusaría en este caso la figuración animal: no son ani-males lo que se plasman sino un tema que los trasciende, convirtiéndolos en símbolos tan válidos como la cruz o el crismón. Y el mencionado carác-ter simbólico hubiera tenido fuerza suficiente para admitir incluso la re-presentación humana, dado que ésta hubiese sido el símbolo, y no la re-presentación, del evangelista que nos debe faltar en la composición: San Ma-teo. Aunque no podemos determinar si debió de pertenecer al mismo con-junto, de hecho sabemos de la existen-cia de una pieza, hallada en el entorno de Morería, en la que se ha querido ver plasmado al mismo San Mateo, nim-bado y sosteniendo un libro. Su plás-tica es algo más clásica, y el contexto de hallazgo distinto al del conjunto descrito, pero por una casualidad de la arqueología, dicha pieza viene a com-pletar la temática tratada en la descri-ta placa con una imagen que supone,

de hecho, la única figuración humana que podemos contar en el panorama de la Mérida del Siglo VI.

Como ya hemos indicado, el aniconis-mo no es una excepción emeritense a la norma percibida en la Península Ibérica y aún en todo el Occidente en el tránsito de la Antigüedad tardía a la Alta Edad Media. Hay ejemplos de figuración en la plástica de época visi-goda como los atestiguados en San Pe-dro de la Nave. Pero como sucedía con el tema del boato, son un posible pro-ducto de la relajación a la observancia de las normas en el medio rural, amén de resultar algo tardías ya. La singu-laridad emeritense es posiblemente lo temprano de su manifestación y ello en todo caso, sumado a las otras dos características que hemos ido de-finiendo a lo largo de los dos últimos años para la espiritualidad emeritense en la tardoantigüedad, sí que constitu-ye un caso a considerar ciertamente como peculiar.

Mérida es el paradigma de la Antigüe-dad tardía hispánica, capital de facto y después en la sombra del panorama peninsular entre los siglos IV al VIII. Pero además de ello no es únicamente el mayor ejemplo entre otras réplicas a menor escala. Su caso alberga una personalidad propia basada, o al me-nos eso es lo que hemos intentado probar, en la conjunción de los tres pi-lares que para ella hemos definido a lo largo de nuestras páginas.

SABIO GONZÁLEZ, Rafael.Conservador del Museo Nacio-nal de Arte Romano de Mérida

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El nombre de Judas era bastante co-rriente entre los judíos. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamen-to se citan varios personajes con este nombre, lo que indica lo común de esta nominación; Judas Macabeo, Judas Santiago, Judas Galileo, Judas Barsa-bás, Judas Tadeo, etc. etc. Un nombre en fin bien documentado en la zona de Jerusalén por la necrópolis judeocris-tiana del Monte de los Olivos.

Mas interesante es, -en este caso-, la segunda parte del nombre (apelativo) que no apellido: “Iscariote”. Tal vez porque su origen fuera Qariot, antigua ciudad del sur de Judea, cuya deno-minación viene de una deformación del latín Sicarios, lo que podría igual-mente indicar que Judas Iscariote era además un nacionalista. Por tanto un hombre visceralmente enfrentado al dominio que Roma ejercía sobre su patria, su gente y el mismo. Un nacio-nalista dispuesto a pactar con el “dia-blo” para acabar con el sometimiento de su pueblo a los romanos. Mas el dia-blo se le aparece nada menos que en forma del propio hijo de Dios; Jesucris-to. El nuevo Rey de su pueblo. Con un poder sobrenatural capaz de calmar las tempestades, hacer firme las aguas bajos sus pies, devolver la salud a los enfermos, la vista a los ciegos, la vida a los difuntos…

Judas es atónito testigo de este impresio-nante poder, por lo que en varias ocasio-nes insta a Jesús a utilizarlo contra los romanos. Pero no era esa la revolución que el Hijo de Dios vino a realizar entre los hombres. Judas no entendió esto y tal vez ese fuera su autentico error, su verdadera ”Tentación”.

Los historiadores no han encontrado una explicación coherente a la “trai-ción” de Judas. Tal vez porque no exis-tió como la han transmitido de genera-ción en generación.

Sus propios contemporáneos Mateo y Lucas,- dos de los doce primeros- se

limitan a citar a Judas Iscariote como instrumento por el que se llega a pren-der a Jesús. Y el propio Jesucristo sus-cita un hálito de “sorpresa” cuando la turbamulta llega al huerto de Getsema-ní: “¿Venís a prenderme con espadas y garrotes como a un ladrón, cuando todos los días estaba en el templo en-señando y no me prendisteis…”

No hubiera sido necesario que Judas denunciara a Jesús para que este fue-ra prendido por el Sanedrín en cual-quier momento. Creo que la debilidad de Judas fue tentar a Jesús. Poner al Maestro en una situación limite que le hiciera reaccionar con todo su poder contra quines le acusaban de blasfe-mo, contra quines por esto le hacían reo de muerte.

Al fin y al cabo una debilidad tan hu-mana como la que llevó a Pedro aque-lla misma noche a negar a Jesús tres veces. O la que hizo que muchos de los doce se escondieran presas del pánico tras la detención de su Maestro.

Cuando Judas contempla la pasividad de Jesús ante sus captores, la resigna-ción con la que se entrega - cual cor-dero que llevan al matadero para que se cumpla así la Profecía-, se da cuen-ta verdaderamente de lo inútil de su acción que él mismo lamentará mas que nadie.

Pero ya no puede hacer nada para re-parar su error. Ha contribuido con su denuncia a que se cumpla lo escrito. Todo lo contrario de lo que él mismo pretendía.

Las horas que preceden a su final son sin duda un “calvario” paralelo para este desdichado. Le ahoga la ansiedad, el dolor, la desesperación, el remordi-miento, la impotencia ante cualquier solución para reparar su doble error. Deambula por las calles maldiciendo su propio nombre, llorando lágrimas de sangre. Ni siquiera arrojar a las puertas del Sanedrín aquellos treinta

malditos siclos de plata. (Mateo 26:15)- simbólico pago a su desgraciada deter-minación, -le aporta un ápice de tran-quilidad.

(Es claro que Judas no denuncia a Jesús por di-

nero, no lo necesitaba ya que el mismo además

de ser el ecónomo del grupo, disponía de los re-

cursos suficientes para sufragar- y lo hacía- los

gastos que los doce y el Maestro necesitaran en

cada momento).

Más tarde. Aquella misma noche pone fin a su vida. Poco importa la forma ya sea como dice Mateo o como cuenta Lucas. La suerte de Judas Iscariote en el más allá, es sin duda un secreto de Dios. Tal vez en el último suspiro de su vida tuvo la oportunidad de arrepen-tirse no solo de su “tentación”, sino de la propia desesperación que le llevó a tan trágico final.

Dios en su infinita misericordia segu-ramente le habrá perdonado ambas cosas. ¿Nosotros, quienes somos para juzgarlo ?

Francisco Castelló GilPublicado en 1995 en la Revista

Semana Santa de las Cofradía del Santísimo Criíto de las Tres Caídas

AUDIENCIA DE BENEDICTO XVI- 18-10 2006 Hablando sobre Judas Iscariote.

…. Una segunda `pregunta afecta al motivo del comportamiento de Judas: ¿Por qué traicionó a Jesús? La cues-tión suscita varias hipótesis; Algunos recurren a la avidez por el dinero; otros ofrecen una explicación de ca-rácter mesiánico; Judas habría queda-do decepcionado al ver que Jesús no entraba en el programa de liberación político-militar de su propio país. En realidad los textos evangélicos insisten en otro aspecto…

La “Tentación” Judas Iscariotede

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I. ASPECTOS GENERALES

La Cruz y la Muerte

Hoy comenzamos propiamente la celebración de la Pascua, que signi-fica “paso”, el tránsito de Jesús de la muerte a la Nueva Vida. Hoy es el primer acto de este paso: la “Pascha crucifixionis” como la llamaban los Santos Padres. No es exacto quedar-se en el primer elemento del bino-mio Muerte-Resurrección como en la piedad popular de las procesiones - entre las estaciones de penitencia con las de gloria hay una gran des-proporción numérica- ya que los dos aspectos forman una gran unidad. La memoria de la Muerte, hoy, está preñada de esperanza y de victoria, mientras que la vigilia de mañana no sólo recuerda la resurrección, sino todo el dinamismo del paso de la muerte a la vida.: “Cristo, nues-tra Pascua, ha sido inmolado”.

Este día está centrado todo él en la Cruz del Señor. Pero no con aire de tristeza, sino de celebración: la co-munidad cristiana proclama la Pa-sión y adora su Cruz como primer acto del Misterio Pascual. Recor-dándonos el color rojo que es propio del martirio para el Primer Mártir y no morado como en las exequias.

La austeridad y el ayuno

El Viernes y el Sábado, los dos prime-ros días del Triduo, están marcados la austeridad y el ayuno. A ser posible “se prolonga durante el sábado santo este ayuno” (SC 110). Pero no por un signo penitencial; ya que la cuaresma terminó ayer. Es una celebración cul-tual del Tránsito Pascual. Es un ayu-no esperanzado que desembocará en la alegría de la resurrección. Un as-pecto de este ayuno es la ausencia de celebraciones sacramentales en es-tos dos días. La comunidad ora, cele-bra la Pasión y la Cruz, se reúne para la meditación y la contemplación, o

Sentido del Viernes Santopara la alabanza de las Horas canó-nicas, pero no celebra sacramentos. Es una antigua tradición eclesial que estos días la comunidad ayune de sa-cramentos; “ sacramenta penitus non celebrari”, sobre todo la Eucaristía. El que el Viernes Santo día y memorial de la Muerte del Señor no se celebre la Eucaristía: El Triduo Pascual se ce-lebra como un solo día, y la Eucaristía es la de la Vigilia Pascual. No faltaron opiniones de suprimir incluso la co-munión de esta día, cuando se hizo la reforma liturgica el 16 de noviembre de 1955 por el mismo motivo.

La austeridad tiene también su ma-nifestación en el carácter sobrio de toda celebración. Las luces y flores del monumento se redujeron durante la noche, abierto y vacío sagrario del presbiterio y el altar sin manteles.

II. LITURGIA DE LOS SANTOS OFICIOS

Introducción

Comienza con la procesión de en-trada en silencio hasta llegar el ce-lebrante al altar donde se postra en tierra o arrodillado durante el tiempo de la recitación de un Pater noster.

I. Liturgia de la Palabra. Diá-logo entre Dios y el hombreDios habla por medio de las lecturas de la Sagrada Escritura o Biblia. Con-cretamente el cuarto Canto del Sier-vo de Yavé ( Is. 52, 13--53, 12) en que Isaías anuncia ya toda la tragedia. El ha sido traspasado por nuestros delitos. La lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9 sobre Jesús que experimenta en sí mismo toda

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la angustia de la muerte salvadora, viniendo a ser causa de la salvación eterna para todos, ofrecen la mejor clave para escuchar con pleno senti-do la Pasión joánnica 18, 1-19, 42 en donde Jesús aparece como Rey que vence a la muerte. El tema central es la Realiza de Cristo.(4ª escena), cuya estructura general es como sigue:

4º escena

Flagelación

y coronación

4º escena

3º escena

Ante Pilato

Crucifixión5º

escena

2º escena

Casa

de AnásMaternidad

62º escena

1º escena

En el huerto

Sepultura7º

escena

El hombre responde en dos mo-mentos puntuales: El salmo respon-sorial 30, 2 y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25 “ Padre a tus manos encomiendo mi espíritu” y habla del abandono de Cristo en manos de su Padre. Y el himno cristológico paulino de Fili-penses 2, 4-9 “Cristo, por nosotros, se sometió a la muerte, y una muer-te de cruz” donde ve la Kenosis. Se concluye con la Oración Universal, se resume así:

IntencionesPor la Iglesia

Universal

Por el Papa

Por los ministros y

fieles

Por los catecúmenos

Por la unidad de los

cristianos

Por los judíos

Por los que no creen en

Cristo

Por los que no creen en Dios

Por los gobernantes

Por los atribulados

Invitación Oremos Oremos Oremos Oremos Oremos Oremos Oremos Oremos Oremos Oremos

Momento de silencio

(----) (----) (----) (----) (----) (----) (----) (----) (----) (----)

Oración Texto Texto Texto Texto Texto Texto Texto Texto Texto Texto

Respuesta Amen Amen Amen Amen Amen Amen Amen Amen Amen Amen

II. Adoración de la Cruz.La comunidad cristiana expresa sus sentimientos de contemplación y adoración de cruz como principio de la Pascua.

La forma de la presentación de la Cruz se puede hacer descubierta o cubierta con un velo, con la acla-mación: MIRAD EL ARBOL DE LA CRUZ DONDE ESTUVO CLAVADO EL REDENTOR DEL MUNDO. R/ VENID, ADORADLO. (tres veces) . Sigue la procesión de los fieles para adorarla con un beso, genuflexión, tocando la Cruz y santiguándose etc.... mientras se canta:

Improperios: R/ ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho. En qué te he ofendido? Respóndeme.V/ Yo te saqué de Egipto: tu preparas-te una cruz para tu salvador. R/ Hágios o Theos

V/ Santo es DiosR/ Hágios IschyrósV/ Santo fuerteR/ Hágios Athánatos, eléison himásV/ Santo e inmortal, ten piedad de nosotros.O el Himno¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza¡Jamás el bosque dio mejor tributoEn hoja, en flor y en fruto.¡Dulces clavos¡ ¡Dulce árbol donde la Vida empieza con un peso tan dulce en su corteza¡

Es importante que esta Cruz - gran-de, hermosa, expresiva- quede para toda la jornada de hoy y mañana como centro de atención de toda la comunidad. Estos dos días se hace genuflexión ante ella, como los de-más días se hace ante el sagrario.

La Santa Comunión Una vez llevada desde el monumento

al altar, se reza el Pater Noster y nos preparamos inmediatamente a la co-munión, con la Eucaristía del día an-terior, que había estado reservada en el Monumento. La distribución entre los fieles se hace en silencio y con cla-ra sobriedad. Tal vez se pudiera leer o cantar lentamente del Salmo 21. Ter-mina con la oración sobre el pueblo. La reserva sobrante se guarda en un lugar privado fuera del templo.

Conclusión Todos salen en silencio a la sacris-tía. El altar se desnuda en el mo-mento oportuno.

Nota de Religiosidad popular:Meditación de las Siete Palabra; Celebración de Vía Crucis y Adap-tación de la Liturgia de las Horas para la mañana del Viernes Santo.

Teodoro A. López LópezCanónigo archivero

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Hermandad del Santísimo Cristo del Calvario, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísima Virgen de los Dolores y María Santísima de la Amargura

LA HERMANDAD DEL CALVARIO EN LA CUARESMA DE 2012

Hemos iniciado un nuevo camino hacia la Pascua. Con Cristo, con María y en la Iglesia. Como no podía ser menos, la Hermandad del Cal-vario de Mérida afronta su propio camino cuaresmal, consciente de que es la Iglesia quien nos abre a los Misterios que pretenden poner en la calle nuestras cofradías, Misterios en los que nos introduce la Madre Iglesia para llegar, con los hombres y mujeres de nuestro mundo, hasta Dios. Misterio que reclama un ca-mino común, recorrido con los co-frades en el seno de la gran familia de la Iglesia y en las entrañas del mundo.

No son días fáciles para la huma-nidad. Y no olvidamos, con el Con-cilio Vaticano II, que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nues-tro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y an-gustias de los discípulos de Cristo” (GS 1).

Nos preocupa el dolor y el sufri-miento de tantos hombres y mujeres que viven en su carne la angustia de la falta de trabajo y la amargura y el dolor de un mundo sin futuro.

Avanzamos en nuestro camino cua-resmal alentados por el Santísimo Cristo del Calvario y acompañados por María Santísima de los Dolores y de la Amargura. A sus pies pone-mos el sufrimiento de la humanidad doliente, el dolor de todos aquellos hombres y mujeres que esperan un mundo mejor y luchan cada día por hacerlo posible.

La Cuaresma nos invita a instalar-nos en la solidaridad y en la fra-ternidad. Desde ahí, con los Pasos procesionales que conforman el devocionario de la Cofradía del Cal-vario, queremos ayudar a todos a buscar cauces para que la caridad y la justicia sienten su trono en medio de nuestra plaza pública.

Con ese planteamiento de fe, la Comisión Gestora de la Herman-dad del Calvario intenta responder fielmente a la misión encomendada

por la Iglesia, llevando adelante las tareas necesarias para que nuestra Cofradía presente ante todas las personas de bien un testimonio de fe en Aquél que es la razón de nues-tra esperanza. Por eso, pone todos sus esfuerzos en preparar las Esta-ciones de Penitencia y los cultos a nuestros titulares con la sencillez debida y la elegancia acostumbrada; con la fe que heredamos de nuestros mayores y que ha de movernos a to-dos a avanzar por los caminos del evangelio.

Desde esas premisas, el Equipo de trabajo de esta Hermandad, sin ce-der un segundo al desaliento, con el deseo firme de construir puentes… camina por la ruta que conduce al Calvario, convencidos de que la Vic-toria de Cristo es ya nuestra victo-ria, convencidos de que en la tarea de construir Hermandad todos los brazos son necesarios; convencidos de que con sencillez, con humildad, con deseos de sumar... todo es posi-ble; con la certeza de que en el Cal-vario, con Cristo, todos tenemos un sitio.

En la Iglesia y con la Iglesia. En el mundo y solidarios con el dolor de nuestro mundo. Unidos a Cristo y a María, queremos que esta Cuares-ma haga más firme nuestra fe y ro-bustezca nuestra esperanza.

¡Buena Cuaresma! ¡Feliz Pascua!

La Comisión Gestorade la Hermandad del Calvario

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María Santísima de la Amargura

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Estimados Cofrades:

Después de la Asamblea General del día 17 de febrero, en la que pudimos contemplar con satisfacción que los proyectos de renovación de pasos y enseres están prácticamente ce-rrados (únicamente falta por aco-plar las figuras de las capillas late-rales del paso del Santísimo Cristo de los Remedios, que D.m. estarán concluidas en el próximo ejercicio) puede decirse que cerramos otro ci-clo en la Historia de Nuestra Cofra-día, para plantearnos nuevos retos: Restauración de las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores, tras-lado a una sede más céntrica…etc, sería tiempo para soñar, pero no es así, la realidad es otra.

Como ya suponíamos la crisis está aquí y se presupone que será larga, y como siempre, ataca de manera inmisericorde especialmente a los más desfavorecidos, y a los que han perdido su puesto de trabajo. Las

instituciones dependientes de nues-tra Iglesia, que con valor ejemplar se aplican en paliar estos efectos adversos, se ven desbordadas en su lucha heroica contra la margi-nación, la pobreza y contra la apa-rición de una nueva lacra: la de los “pobres vergonzantes” . Como Co-frades, podemos y debemos redo-blar nuestros esfuerzos para ayudar en estos momentos de crisis.

Todos, pero especialmente los que aún tienen la suerte de no sufrir de manera acuciante estos efectos, podemos, por muy poco, contribuir de manera positiva a paliar estas la-cras y ser Solidarios, como lo fue-ron nuestros antecesores cuando fundaron las primeras cofradías, llamadas en buena manera a paliar las carencias cuando faltaban varios siglos para alumbrar el “Estado del Bienestar”.

Podemos, y debemos, hacer algo, ya que además nos costará muy poco,

Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Mayor Dolor

por ello os proponemos entrar en una cadena solidaria (Programa Cofrades Solidarios II), en ella, me-diante una pequeñísima aportación mensual, podemos ayudar a solven-tar necesidades básicas del Centro de Acogida “Padre Cristóbal de San-ta Catalina”, y otras instituciones similares regentadas por Cáritas. Vuestra aportación, que será domi-ciliada a través de una cuenta ban-caria, será únicamente destinada a estos fines, y será interrumpida en el momento en el que vosotros libre-mente decidáis. En contrapresta-ción, recibiréis la alegría de ayudar a aquellos en los que se reflejan en nuestros Cristos y Vírgenes, y con los que estaría sin duda nuestro Na-zareno.

Ánimo, ayudando nos ayudamos. Y, muchos pocos, hacen mucho. Ser solidario cuesta poco y es gratifi-cante. Al final, alguien nos lo agra-decerá diciendo: “Tuve hambre y me diste de comer….”.

La Junta de Gobierno

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Nuestra Señora del Mayor Dolor

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La alegría de la Semana Santa

¿Cómo una Semana Santa en la que no paramos de ser hipócritas con Jesús, de ponerlo en cautiverio, fla-gelarlo, ponerle con una cruz en la que lo vamos a clavar, y en la que finalmente así lo hacemos, podemos estar, tan contentos, tan realizados con nosotros mismos? Yo digo que es por el mismo motivo por el que nos levantamos cuando nos deja un ser querido, porque confiamos en el milagro más grande que es la Re-surrección, y es la que nos mueve a todos en nuestra Semana grande, sino, ¿Qué sentido tendría?

Es un honor poderme presentar a todos mis hermanos por primera vez en esta publicación como vues-tro Hermano Mayor. En Septiembre celebramos cabildo de elecciones y resulté elegido entre dos candida-turas. Desde entonces, con la Junta de Gobierno que presido, no hemos

Real Hermandad y Cofradía Infantil de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, Santísimo Cristo de las Injurias y Nuestra Señora del Rosario

parado en el empeño de seguir tra-bajando por nuestra Cofradía cómo lo han hecho nuestros antecesores, sin descanso. Quizá, eso sí, nos he-mos marcado unas líneas muy dis-tintas acordes con las personas que formamos esta Junta de Gobierno, personas muy jóvenes que son por-tadoras de un torrente de ideas con-tinuo, cómo se ha podido compro-bar en estos últimos meses.

Hasta ahora hemos informatiza-do todo el archivo de Hermanos, hemos puesto en marcha un gru-po joven que pronto ha empezado a dar sus frutos con la pastorada navideña y con el inicio de lo que pretende ser una gran escuela co-frade. Hemos trasladado nuestros enseres a un local más amplio, dón-de ya hemos tenido algunos días de Hermandad en lo que ya es nuestra Casa de Hermandad, hasta estamos presentes en las redes sociales para que los hermanos que tienen acce-

so a Internet tengan información de primera mano con las decisiones que esta Junta toma. En definitiva, estamos sentando las bases de lo que esta Junta de Gobierno quiere para nuestra Cofradía.

No quisiera olvidarme de los insig-nes hermanos fallecidos durante este año 2011, y me gustaría hacer especial mención a mi compañe-ro Eduardo Muñoz (Chato) que fue miembro de la Junta de Gobierno, Vice-Hermano Mayor y Capataz del Santísimo Cristo de las Injurias. También de nuestros hermanos que lo están pasando mal por diversos motivos. Para todas sus familias les mando este respetuoso mensaje de ánimo.

Nuestra Hermandad está muy viva, y queremos que todos se sientan partícipes de sus logros. Hermanos que con la ayuda de Nuestra Señora del Rosario, seamos capaces de vi-vir una gran Semana Santa.

Un fraternal abrazo

Hermano MayorD. Emilio Fermín Nova Ramos

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Nuestro Padre Jesús de Medinaceli

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SemanaSantacofradíasCofradía Ferroviaria de Descendimiento,

Santísima Virgen de las Angustias y Nuestra Señora de la EsperanzaLa Advocación Perdida

Como en casi todas las casas, o fa-milias, siempre hay algún miembro que se le conoce más por el apodo que por el mismo nombre, es el caso de muchos Franciscos, que en mu-chas casas se les conoce por “Cu-rro”, pues en nuestra Cofradía no íbamos a ser menos.

Nuestras imágenes de los Santos Va-rones, familiarmente las conocemos como “Manolo y Juan”, y se pregun-tarán ¿porqué?. La solución es muy fácil, la imagen que representa a José de Arimatea, el único miembro del sanedrín que creía y confiaba en Cristo, ese bendito varón que puso a disposición de Ntro. Señor la tumba que poseía en sus terrenos, lleva la cara de Juan Blanco Pajares, escul-tor de nuestras imágenes, y Nicode-mo, aquel que anteriormente había estado con él por la noche, lleva la cara de Manuel González Martín-Romo, Hermano Mayor fundador.

Por lo tanto, siempre a la hora de montar el paso del Descendimiento, siempre se ha dicho “Traer a Mano-lo, traer a Juan”, cuando realmen-te lo que se quería decir era traer a José de Arimatea, traer a Nicodemo, y claro traer a la Virgen, traer a San Juan, pues era como los conocíamos normalmente, desde tiempos remo-tos.

Pero he aquí, que buscando en el archivo de la Cofradía, datos que nos pudieran revelar que pasó con la primera imagen de Santa María Magdalena, nos hemos encontrado con un dato que no conocíamos, y que data de principios de la misma, y más exactamente del año 1948, cuando se bendijo el paso del Des-cendimiento de Ntro. Señor. Dicho

dato es que la imagen de la Virgen María, se bendijo bajo la Advocación Mariana de Ntra. Señora del Amor Hermoso, cosa que desconocíamos por todo lo anteriormente expuesto.

Con este dato podemos ver, que des-de un principio, la Cofradía apostó por tres advocaciones marianas muy significativas y muy especiales, Ntra. Sra. del Amor Hermoso, Ntra. Sra. de la Esperanza y Stíma. Virgen de las Angustias.

Por qué son significativas y a la vez especiales, muy fácil, lo vamos a expo-ner a continuación:

- Ntra. Sra. del Amor Hermoso, la me-jor advocación que se le puede aplicar a la Virgen, pues por amor a su hijo, huyó a Egipto con él para salvarle la vida cuando Herodes decretó la muer-te de los varones recién nacidos en ese momento, lo educó según los planes de Dios, confió en él y se resignó cuando comenzó su etapa de predicación, le siguió con el grupo de las mujeres que creían en él y lo llamaban también, al igual que los discípulos masculinos, “Maestro”, y como no, lo siguió hasta la cruz.

Pero en el monte Calvario, se pro-duce un hecho muy importante antes de que Cristo expirase, el mo-mento en el que le dice Ntro. Señor a su bendita Madre, “Mujer, he ahí tu hijo, hijo he ahí tu madre” (Mt. 27,55-56; Mc. 15, 40-41; Lc. 23,49; Jn. 19, 26-27), momento en el cual la encomienda que cuide del discí-pulo amado, y al discípulo amado que cuide de su madre, hecho que es anterior en el tiempo al del Des-cendimiento.

- Ntra. Sra. de la Esperanza, la es-pera. María esperó el momento

del nacimiento de su hijo, porque creyó en las palabras del Arcángel Gabriel, esperó el momento en el cual su hijo se diese a conocer, que empezase a realizar sus obras y mi-lagros, pues bien claro se señala en los evangelios en el pasaje de “Las bodas de Caná”, en donde le dice a Cristo que se han quedado sin vino, y el la contesta que no ha lle-gado aún su hora, también esperó, porque creyó en él, el momento de la Resurrección, pero el momento más importante fue la espera de la venida del Espíritu Santo en Pen-tecostés.

Ella siempre esperó y creyó con fe, todos aquellos acontecimientos que iban a venir, y su mejor respuesta a su espera y creencia es la contestación que le dio al Arcángel: “He aquí la es-clava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

- Stíma. Virgen de las Angustias, las angustias, el dolor, el sufrimiento por la muerte del hijo amado, el hijo tan esperado, el hijo que concibió inmaculada, el hijo con el cual huyó a Egipto recién dado a luz. Esas an-gustias por tenerlo cuanto antes en sus brazos, pero siempre al pie de la cruz, angustias que se trasforma-ron en amor cuando lo recogió en su regazo, pero angustias que se trans-formó en esperanza, esperanza en la Resurrección.

Como hemos visto, son tres advoca-ciones que se complementan y que son cada una de ellas muy dignas en las imágenes que representan a la Virgen María dentro de nuestra Co-fradía.

Ha sido un orgullo para nosotros, el descubrir este dato sobre la advoca-ción perdida por el uso y la costumbre.

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Santísima Virgen de las Angustias y Nuestra Señora de la Esperanza

Ntra. Sra del Amor Hermoso año 1950 Ntra. Sra del Amor Hermoso actualidad Nicodemo (Manolo)

José de Arimatea (Juan)

Descendimiento año 1949

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“Vino nuevo, Odres nuevos”. Con esta comparación evangélica, nues-tra Cofradía del Prendimiento se dispone a vivir tiempos nuevos, quizá diferentes hasta los ahora vi-vidos, pero siempre llenos de la ilu-sión y gozo para poder llevar a cabo su trabajo con esperanza, alegría y eficacia.

Desde estas páginas, toda la Cofra-día agradece a la Junta de Gobierno que ha cumplido su mandato en la persona de su Hermano Mayor, Don Leopoldo Escaso, su inestimable en-trega y trabajo que he hecho posible que ahora, en estos tiempos nuevos, nos encontremos en una optima si-tuación, humana y materialmente, para emprender esta etapa que se nos encomienda.

Nuestro deseo es que este progre-so siga incrementándose y fortale-ciéndose, especialmente entre los hermanos cofrades, aprovechando

las realidades de la JMJ y los cur-sos de Formación Básica Cristiana y Escuela de Agentes de Pastoral que se imparte en el Arciprestazgo y que tan necesarios son para orien-tar nuestras vidas en relación con nuestro ser y sentir cristiano.

Además de rendir el culto debido a nuestras imágenes titulares, nuestro esfuerzo se centrara en concienciar a los hermanos cofrades de la necesidad de una mayor implicación en la vida parroquial, allí donde se encuentren. No podemos ni debemos limitarnos solamente a los días de la Pasión del Señor, sino que debemos tener una vida mas en consonancia con nuestro ser cristiano a lo largo de todo el año.

Otro objetivo debe ser el conseguir que los feligreses que componen to-das las barriadas de la Parroquia de San Francisco de Sales, empiecen a considerar a la Cofradía como un elemento más de la vida parroquial,

independientemente de su ubica-ción en un templo u otro.

Es cierto que actualmente el edi-ficio de la iglesia de San Francisco de Sales ha quedado prácticamente oculto, anulado por las edificacio-nes que lo rodean, pero no debe-mos olvidar que este templo nos acogió en su día y ha sido nuestra sede durante tantísimos años, des-pués de nuestra salida de la ermita de Santa Catalina, hoy desgraciada-mente desaparecida.

Solo nos queda ponernos bajo la protección del Señor, en su Prendi-miento y de María Santísima, Nues-tra Señora de la Paz, para que todos seamos capaces de sacar lo mejor de nosotros y ponerlo a disposición de aquellos que mas lo puedan nece-sitar en unos momentos realmente difíciles para muchos.

Tomás Muñoz Cerezo

Cofradía del Prendimiento de Jesús y Nuestra Señora de la Paz

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Prendimiento de Jesús

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Franciscana Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de Nazaret

Preparación y Espera

Llegado el pasado Lunes de Pascua, en nuestra Franciscana Hermandad del Stmo. Cristo de la Vera Cruz y María Stma. de Nazaret, empezamos a tra-bajar para la preparación cristiana de todos los hermanos.

El primer Sábado de Pascua realiza-mos el Vía Lucis en el que recreamos las apariciones de Jesús después de la Resurrección; pilar básico de nuestra religión.

En el primer Domingo de Mayo proce-sionamos a María Santísima de Naza-ret, nuestra madre, rezando el rosario y pidiéndole su protección maternal para cada uno de nosotros.

Al llegar el mes de Junio celebramos Cabildo General de Elecciones en el que fui elegido Hermano Mayor, hecho que agradezco a la vez que aprovecho para, una vez más, ponerme a vuestra entera disposición junto con el equipo que estará al frente de la Cofradía los próximos años.

Como somos una Hermandad peregri-na, en los meses de Junio y Octubre peregrinamos al Santuario de Ntra. Sra. de Fátima, en Portugal.

En el mes de Septiembre se realizan solemnes cultos en torno a la festivi-

dad de la Exaltación de la Cruz (día 14) y el último domingo se peregrinó a Brenes (Sevilla) con motivo de la XXVIII Confraternidad Nacional de Hermandades y Cofradías de la Vera Cruz.

Octubre sería escenario de la festivi-dad de San Francisco el día 4 del mes, con celebración eucarística y un mar-cado carácter solidario mediante la recogida de alimentos para atender algunas de las necesidades que hoy se nos presentan.

Y en el mes de noviembre se realiza-ron los tradicionales cultos en sufragio por las almas de los hermanos y fami-liares fallecidos.

Una vez inmersos en plena Cuaresma procesionamos al Santísimo Cristo de la Vera Cruz, en solemne Vía Crucis, nuestro conocido “Vía Crucis por la Paz”, que este año también tendrá ca-rácter solidario.

También habrá lugar para lo lúdico y queremos organizar lo que quere-mos que sea la primera edición de la Confraternidad de Hermandades y Cofradías de Mérida, con actividades deportivas, concursos, sorteos, gastro-nomía, etc.

Realizaremos los correspondientes cultos a nuestros Sagrados Titulares y

la Función Mayor del Viernes de Do-lores, para posteriormente, el Sábado de Pasión, hacer la procesión de los enfermos, en la que María Santísima de Nazaret recorrerá las calles de la feligresía visitando las casas de sus de-votos enfermos o impedidos.

En nuestra Parroquia de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro existen muchas ac-tividades en las que también procura-mos participar, así como en la Parro-quia de San Servando y San Germán, de los Padres Franciscanos, muchos caminos que sin duda nos acercan a Jesús.

Durante todo este recorrido que pre-tendemos que nos sirva para desarro-llar los pilares sobre los que se tiene que sostener una Hermandad; Culto y oración, caridad y formación.

- Culto y oración: a Dios nuestro Señor a través de nuestros Titulares. Activi-dades litúrgicas.

- Caridad: mediante la acción solida-ria y la participación con Cáritas pa-rroquiales. Pastoral de la salud.

- Formación: animación y propicia-ción de la formación básica y conti-nua. Escuela de formación básica.

Con todo un año lleno de movimien-to cristiano y con lo cual una prepa-ración adecuada para hacer el Jueves Santo, nuestra Estación de Penitencia, que es el acto principal de la Herman-dad.

Amigos y Hermanos, os deseo que vuestra Semana Santa os de paz, sere-nidad, amor y alegría.

Juan Francisco Salguero Martínez

Hermano Mayor

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María Santísima de Nazaret

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Estimados cofrades

Me dirijo a vosotros cuando comen-zamos esta nueva legislatura de la Junta de Gobierno. El pasado 26 de noviembre de 2011 se realizaron las elecciones en nuestra cofradía. Mi nombre fue la única opción como candidato a Hermano Mayor y, gra-cias al apoyo de los hermanos, su-pere el mínimo de votos establecido en los Estatutos Marcos. En este nuevo caminar contaré con gran parte de la Junta de Gobierno sa-liente. Con el tiempo, mi propósito es ir incorporando a hermanos que, con su buen hacer, tienen un sitio en esta mesa de trabajo que todos llamamos Junta de Gobierno.

Hablar de proyectos en esta andadu-ra es muy prematuro, pero tenien-do en cuenta los tiempos de crisis que corren, una de nuestras priori-dades debe ser las obras de caridad, una faceta claramente recogida y definida en nuestros Estatutos; así, la bolsa de caridad de esta cofradía

ha donado 100kg de alimentos para el centro de transeúntes y colabora-do con Cáritas parroquial, así como con la Campaña del Mochuelo tan tradicional en nuestra ciudad. Tra-bajando en este sentido estaremos poniendo en práctica el lema ele-gido por el Papa para la Cuaresma de este 2012: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la ca-ridad y las buenas obras” (Hb 10, 24).

Esta Junta de Gobierno tampoco puede olvidarse de nuestros herma-nos cofrades q estén atravesando dificultades económicas. Ser her-mano de la cofradía no sólo significa pagar una cuota y salir un día espe-cífico en la Semana de Pasión, ser hermano significa poner en práctica las enseñanzas que Jesús nos en-señó para con el prójimo; de este modo, las familias que lo necesiten pueden posponer el pago de la cuota de la hermandad hablándolo pre-viamente con la Junta de Gobierno. Asimismo se ayudará, en la medida

Cofradía del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Misericordia

de lo posible, a aquellas familias que estén pasando por penurias econó-micas. En este momento estamos todos “bajo el palio de la crisis”.

La cofradía está en disposición de seguir prosperando, pero ello de-penderá muy mucho de lo que este-mos dispuestos a hacerla progresar. Por ello, reitero desde estas líneas mi llamada a los hermanos, para que seamos nosotros, con nuestro trabajo, quienes la pongamos en el lugar preponderante que puede y debe alcanzar. Es importante la participación de todos los hermanos en cuantas citas se programan, y no únicamente en las actividades más atractivas de cuaresma y Semana Santa. Soy consciente de que es un tema recurrente, repetido muchas veces, pero es esencial hacer hin-capié en la importancia de nuestro compromiso cofrade.

Por último, quiero recoger unas pa-labras del Papa Benedicto XVI: “la cuaresma es una ocasión para profundizar en el sentido y en el valor de lo que es ser cristiano”; pues bien, yo os invito a mirar en silencio nuestras imágenes, rezad y meditad delante de ellas, participad con recogimiento en la Estación de Penitencia, sed capaces de ver en el prójimo a nuestras imágenes titula-res, será entonces cuando sentiréis el verdadero significado de ser cris-tiano.

Recibid un cordial saludo de la Jun-ta de Gobierno.

Francisco González PérezHermano Mayor

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Santísimo Cristo de las Tres Caídas

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Siempre de Frente

De nuevo un año más a las puertas de nuestra Semana Santa, ya de-jamos de escuchar los cantes y la alegría que nos muestra Don Carnal y la Cuaresma entra de nuevo en nuestras vidas. Una Cuaresma don-de es tiempo de perdón, de arrepen-timiento, de conversión, como se nos recordaba el Miércoles de Ceni-za “Convertíos y creed en el Evan-gelio”, ahora en breve celebraremos de nuevo la Pasión, Muerte y RESU-RRECION de Ntro. Sr. Jesucristo. Una Resurrección donde debemos dejar de mirar atrás y resucitar a la nueva vida con Cristo. Son tiempos difíciles los que estamos sufriendo, pero al igual que morimos con Cris-to también debemos resucitar con Él, sino ¿que sentido tendría nues-tra vida?.

También nuestra hermandad, junto con sus hermanos y sus barriadas de San Juan y María Auxiliadora, se preparan para su Martes Santo, una hermandad donde a pesar de las adversidades siempre va de frente, con la humildad que le caracteriza pero también con el ejemplo. Una hermandad debe ser siempre mode-lo de ejemplo para los demás donde, como hemos mencionado anterior-mente, también debemos morir y resucitar como Cristo, para ser, no solo un ejemplo, sino un ejemplo vivo, debemos estar vivos los 365 días del año, ayudando al que esta a nuestro lado y levantando al que cae una y otra vez.

La hermandad sigue al frente de una Junta Gestora junto son sus colaboradores, gente de verdad, de corazón, de los que día a día lle-van a la hermandad hacia delante. Ya no es tiempo de mirar atrás, lo pasado, pasado esta, ahora hay que seguir de frente porque aun queda un largo camino por recorrer, un camino de dificultades pero tam-bién de alegrías y esperanza de que muy pronto todo se solucione, es una hermandad que una y otra vez ha sabido resurgir de sus cenizas, que a pesar de que muchas veces se quede estancada por una cosa o por otra siempre ha sabido resurgir

y resucitar como Cristo, cuando nos agarramos a la Cruz de Cristo y a las manos de María, Nuestra Madre, nada ni nadie podrá destruirnos, ni hacernos daño, porque caminando con ellos a nuestro lado todo es mu-cho mas amable y humano.

No queremos pasar esta oportuni-dad sin agradecer públicamente a través de estas líneas a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno por su cesión un año más del paso para Jesús de la Humildad, a la Herman-dad del Calvario por su cesión de la candelería para el paso de María Stma. de las Lágrimas, a todos los hermanos, colaboradores, distintas hermandades y cofradías que sa-béis estar siempre a nuestro lado, a nuestras barriadas de San Juan y María Auxiliadora que siempre sa-ben estar en los buenos y en los ma-los momentos, dos barriadas unidas entre otras cosas por la hermandad por su amor y fe a sus titulares, de corazón muchas gracias.

Y por último, desearos a todos que paséis una Semana Santa desde la fe y el amor a Ntro. Señor Jesús y a Ntra. Madre María, para que ellos sigan dándonos fuerzas para seguir el camino que nos ha tocado vivir.

La Junta Gestora

Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Nuestra Señora de las Lágrimas

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Jesús de la Humildad

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Cofradía de la Sagrada Cena y Nuestra Señora del Patrocinio

La Simbiosis del Patrimonio en la Semana Santa de Mérida

Podemos afirmar que nuestra Se-mana Santa es un patrimonio de primerísima línea al aunar aspec-tos religiosos, culturales y Mo-numentales de indudable valor. La solemne liturgia de estos días, los rezos y cánticos, tanto en los cultos de los templos como en las manifes-taciones de religiosidad popular en la calle, forman parte del fundamento de nuestra civilización occidental. Hermandades, Cofrades y Feligre-sías ponen en la calle imágenes del siglo XV hasta el XXI que confor-man un verdadero Museo de Icono-grafía Religiosa, y sus recorridos, deparan momentos de gran belleza e intensa emoción.

Es incomparable el marco Monu-mental por el que transcurre nues-tras estaciones de Penitencias, la Eucaristía representada en el paso de la Sagrada Cena, por las inme-diaciones del Teatro Romano, el Vía Crucis del Cristo de la O entrando

en ese mismo escenario, o cualquie-ra de nuestras Hermandades que nos recogen en un suspiro cuando desfilan al pie del templo de Diana, el Foro Municipal o el Arco de Tra-jano, sin olvidarme de las Tres Caí-das, avanzando por nuestro Puente Romano.

Pero en íntima unión con este Patri-monio tangible hay otro, que algu-nos denominan “intangible”, que no podemos menospreciar.

¿Podemos imaginar la liturgia de estos días sin el olor del incienso o de las velas del “Monumento”, sin el sonido del órgano o del canto?... ¿sería lo mismo la Semana Santa sin el repique de campanas con-vocando a los fieles a “los Santos Oficios”?... ¿tendría el mismo sen-tido el Vía Crucis en otro espacio, sin los profundos silencios y reco-gimiento que se suceden entre el rezo de las estaciones?... ¿el lento paso de las imágenes nos produ-ciría las mismas sensaciones, nos despertaría los mismos sentimien-

tos y emociones sin el acompaña-miento de cornetas y tambores?... Ese patrimonio que conforman olo-res, sonidos o sensaciones visuales, ha de cuidarse con el mismo esmero que el religioso, artístico y natural: ambos mueven a los fieles a una sin-cera veneración de las imágenes y lleva a los no creyentes a un disfrute del alma, a una paz del espíritu.

La Semana Santa de Mérida, es una simbiosis única entre lo que se de-sarrolla fuera de nosotros y percibi-mos a través de nuestros sentidos, y las sensaciones, sentimientos, emociones y convicciones que se manifiestan en nuestro interior. Con independencia de su condición de creyentes, cuantos participan en los actos de la Semana Santa -turis-tas o emeritenses- buscan y apre-cian cada vez más la autenticidad, todas las Hermandades la buscamos y pretendemos conseguir: la unión del patrimonio tangible e intangi-ble, en los templos y en la calle, es el camino hacia lo auténtico.

Unión que obliga a dejar de lado el espectáculo y la teatralidad; unión que debe ser consecuencia de ese hondo sentido de fe de nuestras gentes, pues, para un católico, la Semana Santa no es solo un valor patrimonial ni, mucho menos, un valor económico. Ante todo, para un católico, la Semana Santa es el momento más importante del año litúrgico: la Pasión, Muerte y Re-surrección de Cristo, como funda-mento y razón de ser de nuestra fe.

Luis Manuel Pérez ColomoSecretario

de la Agrupación Arciprestal

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Nuestra Señora del Patrocinio

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SemanaSanta

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Exmo y reverendísimo

Sr. Arzobispo Mérida-Badajoz.

Ilustrísimo

Sr. Vicario general de la archidiócesis.

Ilustrísimo Sr. Vicario de Mérida

y tierra de Barros.

Ilmo. Sr. Arcipreste de Mérida.

Ilmo. Sr. Presidente

de La Junta de cofradias de Mérida.

Autoridades civiles.

Hermanos mayores.

Hermanos cofrades todos.

Señoras, señores .Amigos mios.

Quiero agradecer tus cariñosas palabras, Pablo. Sé que en ti, habla el corazón. Gra-cias por esos halagos inmerecidos. Cuanto ánimo, cuantos consejos, cuanta solidari-dad así se hace cofradía.

Ciudad de Jerusalén.

Los Judíos se preparan para la celebración de la pascua, que conmemora la salida de Egipto, del pueblo de Israel, el fin de su es-clavitud.

,Jesús se dirige con sus discípulos a Jeru-salén, y en Betania, muy cerca de la ciu-dad, en casa de su amigo Lázaro, pasa la noche.

A la mañana siguiente, Jesús manda a dos de sus discípulos a una aldea cercana.

“Entrad en la aldea y luego que entréis en ella, hallareis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo.”

Se cumple así la profecía de Zacarías: “Alé-grate Sión, grita jubilosa Jerusalén. Tu Rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y ca-balgando sobre un asno.”

Jesús no es el mesías guerrero y libertador de la opresión romana, que espera el pue-blo judío. Es el mesías salvador de almas, es el redentor del hombre. Nos invita a la humildad,a la sencillez,a amar a nuestros hermanos.

La multitud que le acompaña, le aclama como mesías, pero, esta aclamación y jú-bilo, lo llevará a las puertas de la pasión.

Señor, vas a entrar profundamente en mi

alma para redimirla.

Caminan con ramas de olivo y palmas, cantándole salmos,:“Bendito el que viene en nombre del señor, Hosanna en las altu-ras”.

Al ver Jerusalén, Jesús lloró. Jesús llora por Jerusalén.

En este momento, tiene presente todas las calamidades y desgracias que caerán sobre ella. Jesús ama a la ciudad, ama a su tierra, ama a su pueblo.

”No quedará piedra sobre piedra” y Jesús llora.

Su llanto, también recoge tus culpas, tam-bién llora por tí, llora por la criatura que hizo a su imagen y semejanza, y ha osado revelarse.

En el lugar; este acontecimiento, tan subli-me y humano, se conmemora en la iglesia franciscana de Dominus Flevit.

Jesús entra en Jerusalén, no sabemos si por la puerta dorada o mas al sur, dirigiéndose directamente a la explanada del templo.

Déjame acompañarte y llevar tu mensaje de paz y concordia.

La multitud comenta: es Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea.

Cuidado Dios mío, te vigilan, murmuran contra Tí.

Es un día de gloria y sufrimiento, Nazare-no.

Es la pascua, la fiesta del cordero, y tu Je-sús: eres el cordero pascual que nos libera del pecado.

Mérida.

Concatedral de Santa Maria la Mayor.

En ella se celebra en. el Domingo de Ra-mos, la eucaristía y a continuación, la procesión de las Palmas, que conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén. Se ben-dicen las palmas y las ramas de olivo, que conservaremos los cristianos en memoria de este trascendente acontecimiento.

La Real Hermandad y Cofradía Infantil de Ntro. P. Jesús de Medinacelli, Stmo. Cristo de las Injurias y Ntra. Sra. del Rosario, ins-tituida canónicamente el año 1947. y cuya sede es la concatedral, procesiona el paso de la entrada de Jesús en Jerusalén, el do-mingo de ramos.

El Señor y la borriquita es talla de: D.Pio de Moelar (1925). El hebreo, la hebrea y San Juan del escultor sevillano Pineda Calde-rón.(1950).

Es un desfile procesional lleno de color y alegría. Sus filas están repletas de peque-ños hermanos cofrades, auténticos alevi-nes de nuestras cofradías. Estos niños, que participan en nuestros desfiles procesiona-les, dan razón de ser a uno de los pilares fundamentales de las Cofradías: la tradi-ción, que en ellos, toma vida. Estas ense-ñanzas repasadas y vividas tantas veces en el seno de sus familias, servirán para dar fuerza a su Fe y sentido a sus vidas el día de mañana. Los mas pequeños, dan escolta a la Cruz de guía. Esta cruz es avanzadilla, haciendo a la vez, de vanguardia de nuestra Fe y puerta de entrada de nuestro testimo-nio cristiano, en el desfile procesional.

Ánimo y enhorabuena a su hermano ma-yor, Raimundo Gallardo. Iniciais, como todos los años, nuestra peregrinación co-fradiera.

Pregón de Semana Santa 2011

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pregón

Ciudad de Jerusalén.

El Cenáculo.

Se acerca la celebración de la Pascua. Los discípulos preguntan al maestro: ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos, para comer el cordero pascual?. El les dijo:

“Id a la ciudad, a casa de este hombre y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa voy a celebrar la pascua con mis discípulos”.

El cenáculo se encuentra en la cima del monte Sión, al suroeste de la ciudad de Jerusalén. Fue arrebatado de la custodia franciscana por el invasor otomano en el año 1523.

El santo padre Juan Pablo II, después de 50 años, celebró en este lugar santo, en el año 2000, la Eucaristía.

Es lugar de encuentro de dos religiones; en el piso inferior hay un cenotafio-tumba del rey David ; monarca carismático para el judaísmo.

En el piso superior se celebró la última cena de Jesús con sus discípulos.

El lugar está escogido, la mesa preparada, la cena servida, el pan y el vino, símbolos de alianza y paz., dispuestos.

Antes de empezar la cena, Jesús se levanta, toma una toalla, echa agua en un lebrillo y se dispone a lavar los pies de sus discí-pulos.

¿Tú Jesús, el Hijo de Dios, me lavas los pies ? .Que lección de humildad Dios mío. Yo que me creo tan importante, ¿ yo rebajar-me Señor ?.

Una noche en la que Tú nos darás tu cuer-po y Tú Sangre, la comienzas humillándo-te, siendo esta humildad, solo preámbulo de la gran humillación que vendrá, con Tu pasión y la cruz.

Se sientan a la mesa y Jesús dice:

“En verdad, en verdad os digo, uno de voso-tros me entregará”.

Vendido por 30 monedas, por uno de los tuyos, traición que te llevará a la muerte. ¿Tienes que llegar a esta cruz, a través de la traición Dios mío?.

Jesús dice:

“Yo pediré al padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre”.

Conmemoramos en Pentecostés la venida del Espíritu Santo a los apóstoles. El maes-tro les ha mandado predicar su doctrina, prometer el Reino de los Cielos, perdonar los pecados.

Jesús esta noche instituye el sacerdocio.

“Os doy un mandamiento nuevo; que os améis los unos a los otros como Yo os he amado”.

Jesús mío; haz que demos sin recibir, que no negociemos con el amor. Que seamos solidarios con nuestros hermanos en este mundo lleno de injusticias. Que demos testimonio de nuestra Fe y hagamos fruc-tificar los talentos que Tu, nos hallas dado.

Jesús toma el pan y lo bendijo, lo partió y dándoselo a sus discípulos dijo:

“ Tomad, comed, este es mi cuerpo”.

Tomó luego una copa y dando gracia se la dio diciendo:

“ bebed de ella todos porque esta es mi san-gre, sangre de la alianza que es derramada por todos, para el perdón de los pecados”.

En este sagrado momento de la santa cena, Jesús instituye la Eucaristía. Esta noche se despide de sus discípulos y se perpe-tua para ellos y todos nosotros. Ofrece su Cuerpo y su Sangre Divinos.

En el sacrificio de la misa, se produce la presencia sacramental de Cristo.

“ El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y Yo le resucitaré el últi-mo día.”

Mérida

Parroquia de San José. Hermandad y co-fradía de la Sagrada Cena, y Ntra. Sra. del Patrocinio.

Cofradía cuya autorización data del año 2003. Imágenes de Jesús del Amor y Ntra. Sra. del Patrocinio, tallas de José Antonio Blanco Ramos y tallas de los apóstoles, del mismo autor. Este año procesionarán por primera vez, los 12 apóstoles.

Jesús del Amor: que gran orgullo llena mi corazón, al haber sido nombrado por tus cofrades tu padrino en el acto solemne de tu bendición.

Que el pan que repartes con tus benditas manos, sea el pan nuestro de cada día, como reza la oración que nos enseñastes:

El pan nuestro de cada dia danosle hoy .

Señora del Patrocinio; que tu patrocinio, nos ayude a buscar la Gracia reparadora, que Jesús del Amor ofrece y que Tu inter-cesión, haga que se reparta entre nosotros.

Intercede Sra para que nuestra Patrocinio; Patro, que se nos fue muy pronto, tenga ya un lugar de privilegio al lado de tu Hijo.

Empieza el desfile procesional, domingo de ramos es, nuestra Sagrada cena. Al inicio del itinerario, se divisa el teatro y anfitea-tro romano, símbolos de la presencia de este imperio. Se oye el vocerío del espectá-culo . Rugen las fieras y chocan las armas

del gladiador.

Este Cesar, Jesús, en la persona de Pilatos, te entregará a las manos de Caifás.

Un cariñoso saludo a su hermano mayor, Pablo Burgos Guillen.

Recuerdo Pablo, nuestra primera época. Eres perfecto cofrade de una grandísima experiencia cofradiera y auténtico capi-llita. Me cave el honor de haber trabajado contigo, codo a codo, durante muchos años, por nuestra Semana Santa.

Tantas añoranzas, tantas vicisitudes Pablo. Ánimo y adelante, amigo mío.

Ciudad de Jerusalén.

Huerto de Getsemaní. Monte de los olivos.

Salió Jesús con sus discípulos, al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huer-to de olivos.

En el entra con ellos.

Jesús dice:

“sentaos aquí mientras yo voy a orar”.

Llamó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo;

“Quedaos aquí y velad conmigo”.

Jesús comenzó a entristecerse y a angus-tiarse.

Se postró sobre su rostro orando y diciendo

“Padre mío, si es posible, pase de mí este caliz, sin embargo no se haga como yo quiero, sino como quieres tú.

Viniendo a los discípulos los encontró dor-midos.

“de modo, ¿que no habeis podido velar conmigo una hora?”.

Por segunda vez fue a orar diciendo:

“Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.

Volvió a orar por tercera vez, diciendo aún las mismas palabras.

Y dijo a sus discípulos;

“dormir ya, que se acerca la hora y el hijo del hombre va a ser entregado “.

En tu oración con el padre,le pides que pase de ti este caliz, pero aceptas su volun-tad. En esta angustia infinita toma fuerza tu amor, tu entrega. ¿Habrá agravio mayor perdonado?. ¿Habrá mayor perdón dado?. ¿Habrá entrega mas absoluta?.

Tu lección Maestro es de humildad y amor. ¿Cuánto nos costará aprenderla para, en un tiempo muy breve, olvidarla?. Tantas veces te dejaremos solo, nos olvidaremos

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SemanaSanta

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de ti como si nada hubiera pasado. Cada día te ofendemos, cada minuto te ignora-mos.

De pronto, en el silencio de esta noche tan íntima Jesús, perturbando tu conversación con el Padre, se oyen pasos y griterios de soldados.

La señal de la traición es un beso en tu mejilla, del que viene con ellos, uno de tus discípulos Maestro, Judas Iscariote.

Me confieso incapaz de perdonarle Dios mío, se que no es cristiano, que nos ense-ñas a perdonar a nuestros enemigos, poner la otra mejilla .

¿ “A quien buscais?”, preguntas;

A Jesús Nazareno.

“Yo soy”.

¿”Qué has venido a hacer aquí Judas?; mas te valdría no haber nacido”.

30 monedas de plata es el símbolo material de tu traición Judas, pero es muchísimo mas doloroso como se rompe la amistad y confianza depositadas en ti. Eras uno de los elegidos, ¿para esto?.

Que difícil es perdonarte.

¿Tienes que apurar este caliz, Dios mío?. Con la oración con el Padre tomas fuerza ante la muerte,”hágase tu voluntad”.

Te llevan prendido a casa de Anas, su co-bardía busca apoyo en su yerno Caifas, por aquel entonces Sumo Sacerdote. Este, ante el Sanedrín te pregunta: dinos bajo jura-mento si tu eres el hijo de Dios;

“yo soy, vereis al hijo del hombre sentado a la derecha del Padre”.

Todos lo habeis oido, dice Caifas, ha blasfe-mado. Es reo de muerte.

En este lugar y muy cerca de los olivos milenarios del huerto,que aún existen, se eleva la basílica de la Agonía. Se levantó con donaciones de todo el mundo, de ahí, que también sea conocida como iglesia de todas las naciones.

En esta basílica, se conserva la roca don-de Jesús oró y sudó sangre, en la terrible angustia que le invade. Está circunscrita por una corona de espinas que recuerda la que ceñirá en su augusta frente la mano pagana.

Sus vidrieras dejan penetrar una luz muy suave y su techo abovedado se fabrica con mil estrellas, en un cielo azulado.

Todo invita a la oración y el silencio. Cerca de esta roca, meditamos sobre esa terrible noche, donde Jesús habla al Padre antes de ser entregado.

Mérida.

Iglesia de Cristo Rey. Ermita del calvario.

La Hermandad del Stmo. Cristo del Cal-vario, Ntro.P. Jesus Nazareno, Stma. Vir-gen de los Dolores y Maria Santísima de la amargura, procesiona el mar santo La Oración en el Huerto, grupo escultórico anónimo ( 1887). El Angel que acompaña, de D.Manuel Pineda Calderón.(1948).

La Hermandad del Calvario, como la lla-man sus cofrades, está erigida canónica-mente en el año 1900, siendo por tanto, la mas antigua de la ciudad.

Impregna sus desfiles procesionales con el rigor del orden y el silencio. Procesiona con un nutridísimo número de hermanos de fila. El cofrade de fila o de cirio delimita nuestros itinerarios, constituye el cuer-po de nuestros desfiles procesionales y al prestar la luz de sus cirios, iluminan la pre-sencia del Señor y de su Augusta Madre, recordándonos

.que Jesús es la luz del mundo.

Dejame acompañarte Jesus en tu soledad infinita, en la oración de la noche, deja-me compartir contigo esta agonia, déja-me rezar a tu lado. Maria santísima de la amargura, (Talla de D. Manuel Pineda Calderón,año 1950.)

Señora, tu bellísimo rostro está impregna-do de dolor, tu hijo habla con el padre,en una profunda oración, en medio de una in-tensa angustia. Ahora vá preso. Su pasión y muerte, estan ya muy próximas. Todo ha sido aceptado por El, “ Hagase tu voluntad Padre, y no la mia”,y todo para redimirnos del pecado.

Quiero tener un cariñoso recuerdo para el que fuera Hermano mayor de esta co-fradía, Federico de las Heras, maestro de cofrades, amigo y compañero de Junta en nuestra primera época. Y con el recuerdo a Federico vaya un sentimiento de cariño y añoranza, a todos los que contribuyeron a la fundación de la Junta de Cofradías de Mérida, allá por el año 78, en un magnífico ejemplo de solidaridad y hermandad cofra-de. Algunos ocupan ya un lugar, al lado de Dios, en el paraíso.

El esfuerzo de ellos, continuado con el mis-mo ímpetu hasta nuestros días, por este colectivo magnífico de hermanos cofrades, que hoy dirigen nuestras cofradías, nos ha traido, entre otros logros y reconocimien-tos, el título de semana santa de interés turístico nacional. Enhorabuena a todos los cofrades, a Mérida y a los emeritenses.

Ánimo y Enhorabuena al Hermano Mayor de la cofradía del calvario: Juan Ignacio Ávila Quintana. Tu buen hacer y el de los tuyos, Juan Ignacio, se deja ver, año a año, en esta grán Cofradía. Sois ejemplo de trabajo y auténticos cofrades. Tu y tu

junta de gobierno Juan Ignacio, organiza-reis este año, con vuestro esfuerzo y con la cooperación y presencia de todas las co-fradías de Mérida, la procesión Magna, que llevará a nuestras calles, un testimonio de Fe solidario en un desfile procesional, que representará toda la pasión de Jesus. Esta procesión Magna, que nació con nuestro bimilenario, conmemora la jornada mun-dial de la juventud, que se celebrará este año, en agosto y en Madrid y que contará con la presencia del Santo Padre Benedicto XVI.

Iglesia de San Francisco de Sales.

Cofradía del Prendimiento de Jesus y Ntra. Sra. De la Paz. Canónicamente erigida el año 1955.

Procesiona el jueves santo, con el prendi-miento de Ntro. Señor. Imágenes de Juan de Avalos, autor emeritense. Año 1956.

Extraordinario misterio que sugiere en el senblante de Jesús, su entrega y resigna-ción y la traición manifiesta, en el de Judas Iscariote.

Dejame liberarte Señor, con mi propio sa-crifício.

LLevame preso a mí, soldado.

Va acompañado de Ntra. Sra. De la Paz, au-tor Luis Alvarez Duarte. Año 1986.

Sra. De la Paz, blanca paloma. Cuando sa-les de tu iglesia se aprieta la plaza de la Paz, duelen las esquinas en la espalda, todos queremos ver tu cara, para impregnarnos de tu paz, llorada.

Es uno de los itinerarios más largos de nues-tros desfiles procesionales. Sus hermanos de fila, van unidos materialmente por una soga o cuerda, que recorre del primero al úl-timo de cada fila. De regreso señora, cuando llegas a tu barrio, a tu casa, a tu parroquia, eres recibida por la luz de mil antorchas.

Enhorabuena a su hermano mayor Leopol-do Escaso. Hermano cofrade; sé que cre-ceis ante las dificultades . Adelante.

Ciudad de Jerusalén.

Torre Antonia, Pretorio romano. Sede del gobierno romano y residencia de Pilatos.

A la fortaleza Antonia mandada construir por Herodes el grande, manda Caifas a Je-sús para que lo juzgue Pilatos.

Estas tan falto de culpa Señor, que tienes que soportar hasta tres juicios para que el sanedrín pueda arrebatarte la vida.

El primero es ante Caifas y el Sanedrín, te declaran blasfemo, por que dices ser Hijo de Dios. ¿Este es tu delito Jesús?. Todos somos culpables, todos somos blasfemos. Todos somos hijos de Dios.

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pregón

Caifas no podia ordenar tu muerte y te manda a Pilatos, al gobernador romano, para que el tome tan terrible decisión.

Pilatos no te considera culpable, para el no eres reo de muerte. ¿Hasta donde llega el odio del Sanedrín, que Roma no concibe tu culpa ?. Pilatos te manda a Herodes Anti-pas, como rey de los judios. Este, tampoco te considera culpable. Será tu tercer juicio Jesus.

Y Pilatos pregunta: Tu eres rey:

“tu lo dices, Yo soy Rey”, “Mi reino no es de este mundo”.

Lo castigaré y lo soltaré, proclama Pilatos.

Jesús es flagelado. Todo su cuerpo se rom-pe ante el terrible tormento del látigo que lo lleva al borde de la muerte.

¿Necesitas ser flagelado Dios mio?, ¿Tam-bien es necesario sufrir este castigo?, ¿Tan grande es nuestra culpa?.

Lo flagelaron hasta el agotamiento de los verdugos. Lo vistieron con una tela roja, una caña como cetro y le ciñeron e incrus-traron una corona de espinas en su divina frente.

¿Libero a el o a Barrabas?;

a Barrabas, grita el populacho.

Ecce Homo; He aquí al hombre. Soy ino-cente de la muerte de este justo, exclama Pilatos lavándose las manos. Lava así su culpa, elude su responsabilidad . Es ejem-plo de la indiferencia ..y la cobardía.

En el lugar se encuentra el convento de Ntra. Sra. de Sión. Se conserva en sus sóta-nos un pavimento de piedra (Litóstrotos), donde Jesús es juzgado por Pilatos y pre-sentado al pueblo que grita: Crucifícalo, crucifícalo.

Mérida.

Iglesia del Calvario. Ermita del Calvario.

La hermandad del Stmo. Cristo del Calva-rio, procesiona el martes santo al misterio de la flagelación. Data de 1925 y es com-pletado en 1947 por adquisición a Mató de Olót, Gerona.

Es un solemne desfile procesional, muy representativo de esta Hermandad, que procesíona su primer día por las calles de Mérida.

Acompaña a Jesús, Ntra. Sra. De la Amar-gura.

Sra, tu hijo es flagelado. Si pudiera desviar el golpe, si pudiera sujetar el brazo.

Deten tu mano verdugo, es el mesías salva-dor, el hijo de Dios.

Concatedral de Santa Maria la Mayor: Real Hermandad y Cofradía Infantil.

Procesiona el lunes santo, a Ntro.P. Jesus de Medinacelli. (autor anónimo, donado por Batilde Martín) y el Stmo. Cristo de las injurias, (siglo XVII, autor, escultor sevilla-no: Blas Molnher.).

Ecce Homo: Has sido azotado, abofeteado, ridiculizado.

Stmo. Cristo de Medinacelli, esa lacerante corona de espinas, si pudiera desclavarla.

Cristo de las injurias; si pudiera liberar tus manos, limpiar tus heridas, ¿Está redimi-da nuestra culpa Dios mío?, ¿Aun no es suficiente?.

Te acompaña tu Excelsa Madre, Ntra. Sra. Del Rosario, (Manuel Pineda Calderón 1966).

Madre Regina, Tu hijo está preso sin cul-pa, el ave maría del rosario que entrelazas entre tus manos, se reza en las calles de Mérida . Ave maria gracia plena.

Ciudad de Jerusalén.

Vía dolorosa.

Jesús acaba de ser juzgado y condenado. Su cuerpo está hendido por los surcos crueles y sangrientos, que deja el látigo del verdugo. Cada pequeña herida, cada mi-núsculo capilar, derrama tu preciosísima sangre, que es bálsamo para nuestras mi-serias, que es vehículo de redención para nuestras culpas.

Una soez corona de espinas, destroza tu frente, penetra hasta tu cráneo, como si el verdugo, quisiera detener tu divino pensa-miento.

En el lugar; la iglesia franciscana de la con-denación e imposición de la Cruz.

En esta Cruz van nuestros pecados, Jesús, pesa más el agravio de nuestra ofensa a tu Divinidad, que la materialidad de la made-ra de esta pesada Cruz.

Déjanos ayudarte a llevarla, déjanos pur-gar nuestra culpa, déjanos aliviar tu sufri-miento.

Caes por primera vez; En el lugar, una igle-sia armeno-católica.

La Cruz pesa demasiado, tu hombro ya está triturado, pero te preparas para car-garla de nuevo, nosotros la ponemos sobre tu cuerpo. Este sentimiento de culpa que nos invade, ¿porqué no perdura en noso-tros y nos hace ser mas limpios, mas ho-nestos, mas justos? .

Jesús Nazareno, levanta tu mirada triste y agotada, ahí está tu Madre. Un pequeño

atisbo de sonrisa se adivina en su rostro.

No sufras Madre, le quieres decir; este cas-tigo es necesario, por tus hijos, por el hom-bre, por cada uno de nosotros Nazareno.

En el lugar, la iglesia de Ntra. Sra. Del Es-pasmo.

El nazareno sigue adelante, sus pies dejan la huella en el camino. Su Divino cuerpo roza el suelo, cada vez mas encorvado. Em-pieza una dura pendiente hasta la roca del Gólgota.

Los soldados se dan cuenta que necesita ayuda y ordenan a Simón Cirine que le ayude a cargar la Cruz.

Jesús, infunde en mí la gracia que me per-mita ser tu cirineo. Quiero ayudarte, me encuentro arrepentido, déjame aliviar este peso.

La Verónica enjuaga y limpia tu rostro, Limpia tu mirada misericordiosa. En el lu-gar; iglesia de Sta. Verónica.

Allá se conserva el velo del Santo Rostro.

Caes por segunda vez; Has llegado a los límites de la ciudad de Jerusalén. Quedas tumbado sobre el pavimento, te levantan violentamente. La espalda está rota, tus vértebras hundidas.

Cuanto te he ofendido señor, soy un mise-rable.

Aún tienes fuerzas para hablar con las mu-jeres de Jerusalén, “Hijas de Jerusalén, no lloreís por mí, llorad mas bien, por vosotras y por vuestros hijos.”

En el lugar, el monasterio griego-ortodoso de San Caralambos.

Caes por tercera vez; Estas en el Gólgota Nazareno. Has llegado con la Cruz.

Que poco aceptamos nuestras adversida-des, ¿porqué esto a mi? . No aceptamos las pequeñas cruces que nos dá la vida.

Mérida.

Iglesia de Cristo Rey, ermita del calvario. Cofradía del Stmo. Cristo del Calvario.

Esta cofradía procesiona el martes santo con Ntro. Padre Jesús Nazareno, talla anó-nima, adquirida en 1925 a Pío de Moelar, Valencia. Acompaña al Nazareno, Ntra. Sra. De la Amargura, su excelsa madre.

Pon tu cruz en mis manos Nazareno, des-cansa tu maltrecho cuerpo. La imagen es magníficamente portada, por devotos cos-taleros, en unas andas majestuosas y a un ritmo solemne y estremecedor. La gente enmudece al acercarte, Nazareno, que cer-ca pasas Dios mío.

Iglesia de San Juan bautista. Barriada de

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San Juan.

Hermandad de Jesus de la Humildad y Ma-ria Stma. De las Lagrimas. Jesus de la hu-mildad. Imagen de Luis Peña Maldonado.

Cofradía muy joven, que realiza uno de los mayores itinerarios de nuestra semana santa, el martes santo.

Maestro ; Tu humildad tantas veces de-mostrada y enseñada, la manifiestas en esta imagen, abrazado a la Cruz. Cruz que es; instrumento de tu tortura y símbolo de tu amor.

Te acompaña Ntra. Sra. De las Lágrimas. (talla anónima).

Tus lágrimas se agotan Sra., viendo sufrir a tu Hijo. ¿Puede mi llanto consolarte?.

Mis mejores deseos, a mi amigo, el presi-dente de su comisión gestora, Juan Casco.

Iglesia de Ntra. Sra. De los milagros.

Cofradía del Stmo. Cristo de las tres caí-das y Ntra. Sra. de la Misericordia. Erigida canónicamente el año 1994. Imagen del Cristo de las tres caídas, del imaginero Fco. Berlanga.

Stmo. Cristo; toma mi brazo y levanta, si-gue tu andar doloroso. Cada caida es un signo de tu agotamiento, pero:

“Hagase tu voluntad”. Hasta tres veces cae-ras, Dios mio.

El miércoles santo, acompaña a esta ima-gen, Ntra. Sra. De la misericordia, de Fco. Berlanga.

Virgen de la misericordia, que ejemplo nos das de misericordia cuando ves a tu hijo caído, por el peso de nuestras culpas, y nos ofreces tu perdón. Libéranos de la prisión del pecado y danos cobijo en tu corazón destrozado, con tu misericordia Sra.

Su itinerario cruza nuestro río Guadiana por el puente romano de Mérida, en pié desde su construcción, en el año de la fun-dación de la ciudad de Emérita Augusta. . El Stmo Cristo de los Remedios y Ntra. Sra.del Mayor Dolor, abrieron el camino, fue-ron a vuestra parroquia, hermanándonos con vuestros cofrades, hermandad que se simboliza cada año, con un ramillete de rosas.

Camino, tan magníficamente recorrido to-dos los años por esta gran cofradía.

Se abre la puerta de la ciudad para darte paso, Jesús de las tres caídas. Sra. de la Misericordia.

Enhorabuena a su hermano mayor Fran-cisco Gonzalez. Vuestro itinerario por piedras milenarias, marcan vuestra vía dolorosa.

Basílica de Santa Eulalia. Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Stmo. Cristo de los Remedios y Ntra. Sra. Del mayor Dolor. Procesiona el miércoles santo, Ntro. Padre Jesús Nazareno, que llega a Mérida en el año 1734 al convento –hospital de Jesús Nazareno.(talla anónima, atribuida a la escuela granadina y recientemente a la va-llisoletana.).

Le acompaña Ntra. Sra. Del Mayor Dolor obra del imaginero sevillano Manuel de Echegoyan. Se trajo a Mérida en el año 1947.

Ánimo a nuestro Hermano mayor, Agustín Velásquez . Siempre a tu lado, Agustín. Va-mos a engrandecer aún mas nuestra Cofra-día, si esto fuera posible.

Sra. del Mayor Dolor; todas representan a la madre de Dios, pero tu eres mi virgen. Todos los años, acompañada de tus madri-nas, Damas de Ntra. Sra, elegante y tradi-cionalmente ataviadas con sus mantillas, vienes a nuestro lado.

La Cruz y el esfuerzo, son los signos del miércoles santo, y tu repites; hágase según tu voluntad, guardándolo todo en tu cora-zón.

Las entrenadas manos de tu mayordomo, Antonio Miranda, te visten y secan tus lágrimas. Adorna tus andas con el blanco de tu pureza y realza tu palio con colores suaves, que hablan de tu bondad. Ayudado por un equipo extraordinario e infatigable de costaleros, te acompaña cada año, por las calles de Mérida.

El nazareno, nuestro Nazareno.

(Les pido una licencia, para detenerme algo más, en su contemplación).

Apenas tenía cinco años y ya iba delante de Ti Nazareno, de la mano de mi tío José Fernández Dominguez, del cual tomé las riendas, de esta dedicación de privilegio, la mayordomía de tu paso.

Ya no me he separado de ti. He vivido a tu lado toda mi vida. Siempre he estado y es-taré contigo.

Te he pedido, te he suplicado, te he rezado, te he ofrecido, hemos conversado como dos buenos amigos. Te he contado mi vida, a veces pidiendo tu perdón y otras, hacién-dote partícipe de mis pequeñas alegrias.

Cada año, cuando tu Mayordoma Laly Velásquez Jimenez, te coloca tu túnica, ciñe el cíngulo a tu cintura y dá los últi-mos toques a tu pelo, dejo prendido al lado de tu sagrado Corazón, dos objetos dona-dos a Ti, testimonios de la multitudinaria veneración y devoción que te profesa el pueblo de Mérida. A continuación, cojo tu corona de espinas en mis manos y la colo-co suavemente en tu frente . Este delica-do momento Nazareno, me hace presente

tu sufrimiento. Por mi mente pasa en un instante toda tu pasión. Unicamente ali-vio esta tristeza, cuando, acto seguido, y en cada una de las tres potencias que te coloco, certifico: la Gracia, la Ciencia y el Poder, que siempre te acompañan.

Cada miércoles santo Nazareno, te acom-pañamos en tu lento y doloroso camino. Cada gesto de tu sufrimiento, redime parte de nuestras culpas.

Un magnífico grupo de caballeros por-teadores, hermanos de honor de nuestra Cofradía, sesenta en total, te ayudan a ca-minar.

Ofrecen su esfuerzo, en una íntima y sin-cera penitencia, para hacer más liviana tu carga. Ellos y yo, guiamos tu camino, que adornamos con flores de nuestra primave-ra extremeña.

Se funden en nosotros,:

esfuerzo y penitencia, oración y Fe.

Hábla el costalero, y el Nazareno escucha.

Un año de espera Dios mío, aquí estoy de nuevo. Es el momento de reflexionar, de arrepentirse, de ofrecer .

Jesus habla con su porteador.

Ven conmigo, sigue mi camino, necesito tu ayuda, sé solidario con mi sufrimiento.

Puerta de la villa; Jesus se encuentra con su madre. Costalero, ahí está mi madre, préstame tu hombro para incorporarme . En lo hondo del ambiente, la voz del saete-ro Joaquín Mateo, resuena. Es su oración cantada. Le habla, le pide, le ofrece, le llo-ra, y el Nazareno escucha.

Concatedral de Santa María la Mayor; se rompe el silencio del aire y Mérida escu-cha, en la armonía de las voces de la Coral Augusta Emérita, el himno al Nazareno.

Arco de Trajano, baluarte triunfal de Emé-rita Augusta; el romano te lleva preso, Pila-tos volvió la espalda.

Convento de las madres concepcionistas; apenas un murmullo de oración y de Fe. Nos llega aún, el eco de su oración contem-plativa. Bájame al suelo costalero, este lu-gar era posada para mí, antes de liberar a un preso en esta cárcel de al lado.

Se abrirán sus puertas y el preso en peni-tencia, irá conmigo, siguiendo mis pasos hasta Santa Eulalia, donde se le dará liber-tad.

Donde estén nuestras hermanas Concep-cionistas, estaremos con ellas y ellas con nosotros.

Al fondo se oye, en las voces de Chendi y

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pregón

Manolo Contador, mezcladas en las espa-ñolas notas de una guitarra flamenca, la sevillana al Nazareno.

Cruce de la estación. Nuestro camino se acaba para volver a empezar de nuevo. Costalero, cada año esperaré tu ayuda. El Nazareno espera, mientras que cada peni-tente, agotado y en paz consigo mismo, va entrando en el atrio de la Basílica.

El hermano cofrade penitente carga su cruz, arrastra sus cadenas, inmerso en el silencio y recogimiento de su oración, que se irradia al pueblo con su testimonio vivo, haciéndose oración comunitaria.

Atrio de Santa Eulalia; en el límite de sus fuerzas, el caballero costalero levanta el brazo y acerca a nuestro Nazareno al cielo.

Un día viene a visitarme una señora. Su pa-dre, gran devoto del Nazareno yace en su cama, desahuciado y esperando la muerte.

Me pide si es posible, que le dejemos algo del Nazareno, para que presida el lecho de su padre. Hablo con la Mayordoma, nues-tra queridísima y añorada, Eulalia Jiménez Villahoz, ejemplo inigualable de devoción y Fe a nuestro Nazareno, y decidimos dejarle a esta Sra. un cíngulo que ciñó la cintura del Nazareno, innumerables veces.

Al cabo de un mes aproximadamente, me encuentro con ella y le pregunto por su padre. Me dice que su mejoría ha ido en aumento, desde que colocó el cíngulo a su lado y hoy hace su vida normal.

Esta es una historia verdadera. Mírala con los ojos de la Fe. Ahí te la dejo, en la intimi-dad de tu corazón.

Ciudad de Jerusalén.

Monte del Gólgota. Calvario.

Basílica del Santo Sepulcro.

En la época de Jesús, el monte Gólgota se encontraba extramuros de la ciudad de Je-rusalén. Hoy ; sobre el Gólgota, el sepulcro y la piedra de unción, se levanta la Basílica del Santo Sepulcro.

Aparece una roca resquebrajada, lo que fue un peñasco prominente. El lugar está señalado con una estrella y coincide con la duodécima estación, del vía crucis, que se reza en la Basílica.

En el lugar; Capilla de la exaltación de la Cruz y capilla de la Crucifixión.

Tú.. peregrino, puedes introducir tu brazo en el orificio donde estuvo clavada la Cruz. Recorrerá todo tu ser, una intensa sensa-ción inolvidable.

Jesús mío, Nazareno, es el final del camino.

Te arrancan de tus manos la cruz, que has cargado sobre tu maltrecho cuerpo y te clavan a ella.., atraviesan tus manos y tus pies. Te elevan unido a ella, y tu cuerpo empieza a sentir, una agotadora asfixia y los primeros estertores de una muerte, ya muy próxima.

El centurión vigila y te acerca vinagre con hiel a los labios, tú renuncias a tan exiguo socorro. Mientras, los soldados se juegan a los dados tus vestiduras.

Un grupo de mujeres, Maria Magdalena, Maria la madre de Santiago el menor, Sa-lomé, madre de Santiago y Juan, mudas y horrorizadas, contemplan lo que acontece, pidiendo a Dios que no dure más este mar-tirio. Y Tu perdonas Jesus y exclamas:

“Padre mío, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Es tan terrible el sufrimiento Nazareno.

Y exclamas:

“ Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?”.

Todo tu mensaje es de amor y esperanza.

Y exclamas:

“Mujer ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”.

Nos invade tu redención Dios mío. Tu cuerpo humano se agota. Sobreviene tu muerte, y nos das tu divino perdón.

Todo está consumado y exclamas:

“Padre, en tus manos encomiendo mi es-píritu”.

Mérida.

Iglesia Redentorista del Perpetuo Socorro.

Hermandad franciscana del Stmo. Cristo de la Vera Cruz y Maria Santísima de Na-zaret. Vera Cruz, conservamos en España, una parte del Lignun Crucis, en el monas-terio cántabro de Sto. Toribio de Liébana.

La hermandad cumplió su 25 aniversario el año 2010. La imagen del Stmo. Cristo de la Vera Cruz es del escultor, imaginero emeritense Eduardo Zancada, año:2002 y Maria Santísima de Nazaret es del imagi-nero sevillano Alvarez Duarte, año: 1985 .

A su hermano mayor Fernando, enhora-buena y adelante. Vuestro silencio habla de vuestro esfuerzo y penitencia.

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SemanaSanta

Mérida2012

El Stmo. Cristo de la Vera Cruz, procesiona el jueves santo, y es llevado magistralmen-te por sus costaleros. En el ambiente se hace el silencio, se está dando un testimo-nio vivo de Fe. Silencio que nos invita a la oración y al arrepentimiento. Stmo. Cristo de la Vera Cruz, vas acompañado de Ntra. Sra. De Nazaret; Nazaret, ciudad que te vió nacer, madre mia. Se conmemora tu naci-miento en una basílica donada por mil na-ciones. España donó la capilla del sagrario, donde se perpetua la presencia viva de tu excelso hijo.

Basílica de Santa Eulalia.

Cofradia de Ntro.P. Jesus Nazareno, Stmo.Cristo de los Remedios Y Ntra. Sra. Del Ma-yor Dolor.

Stmo. Cristo de los Remedios. Talla anóni-ma del siglo XVII, de la escuela castellana.

Procesiona el jueves santo acompañado de Ntra. Sra. Del Mayor Dolor.

Sra. mia, de nuevo al lado de tu Hijo y al nuestro. Jueves santo: Cruz y muerte.

Stmo. Cristo, eres nuestro Cristo. Eres Fe de nuestro testimonio, llevado a las calles de Mérida, de tu rendida y serena muerte.

La lanzada del centurión romano certificó tu muerte redentora. Tu costado se abre en una profunda llaga, de la que brota sangre y agua. Esta llaga, que certificó tu gloriosa resurrección, en los incrédulos dedos de tu apóstol Tomas.

Tus costaleros te llevan, en un movimiento armonioso, cuando magistralmente te ex-ponen a la oración silenciosa y devota de todo el pueblo de Mérida.

Vemos pasar tu silueta divina, tu cabeza reclinada en tu hombro, tus manos y tus pies clavados en tu pesada cruz, tus pier-nas dobladas y rendidas.

Nos inspiras arrepentimiento y plegarias, cuando nos impregnas de tu sufrimiento, entregado para redimir nuestras culpas.

Siempre te acompañarán Luisa y Norberto, perpetuados en su hijo Norberto, que guía tu camino y vela tu muerte.

Concatedral de Santa Maria la Mayor.

Cristo de la O. Procesión del silencio. Junta local de Cofradías de Mérida.

El Stmo. Cristo de la O, es una imagen anó-nima del siglo XV.

La renovada Junta de Cofradías de Mérida, allá por el año 1978, aprobó su restaura-ción y lo llevó en procesión por las calles de Mérida.

Instituye la solemne procesión del silencio, y procesiona el Stmo. Cristo de la O, en la madrugada del miércoles a jueves santo.

En un principio, salía de la concatedral de Santa Maria la Mayor, para terminar su iti-nerario, en otro templo de la ciudad.

De esta manera, el Stmo. Cristo de la O, visitaba todas las iglesias, llegando a todas las zonas y barrios de Mérida.

Sus porteadores eran designados por rigu-roso orden, al inicio del desfile procesional.

Se desarrollaba dentro de su itinerario, un solemne Vía Crucis en el silencio de la noche .

Hoy, desde el año 1992, este Vía Crucis se reza en el interior del anfiteatro romano.

Los devotos que acompañan al Stmo. Cris-to de la O, se colocan en las gradas mile-narias, de este escenario romano, mientras avanza la imagen y se rezan las estaciones del Via Crucis, que dicen de su pasión y muerte.

El ambiente es sobrecogedor y devoto, la noche densa y calma. Todo invita a la ora-ción y a la penitencia. Esta multitudinaria presencia manifiesta, un hondo y arraiga-do sentir cristiano.

Iglesia de Cristo Rey. Ermita del Calvario.

Cofradía del Stmo. Cristo del Calvario:

Procesiona la madrugada del jueves al viernes santo, el Stmo. Cristo del Calvario, clavado en la cruz. Es una talla anónima de la cual se tiene una primera referencia el año 1667.

La hermandad procesiona esta imagen en el mas estricto silencio, roto por las voces gregorianas acompasadas por el tenue to-que de una campana, en una noche que terminará, en su emocionante descendi-miento, en la ermita del calvario.

Jesús ha muerto en la cruz, Jesús reposa en su urna.

Tuve el gran honor de participar en este solemne acto. Mis temblorosas manos sir-vieron para sujetar su divino cuerpo. Fue un inolvidable privilegio.

Ciudad de Jerusalén.

Basílica del Santo Sepulcro. Monte del Gól-gota.

Todo se consumó Dios mío; vencerás a la muerte.

José de Arimatea pide permiso a Pilatos para enterrar tu cuerpo y un grupo de de-votos te desciende de la Cruz.

Maria Magdalena, Maria la madre de San-tiago, Salomé, Nicodemo y José de Arima-tea, desclavan tu cuerpo de la Cruz y lo co-locan en el regazo de tu destrozada madre.

Virgen de la Piedad, madre mía; tu hijo a muerto, tu dolor es infinito. Acaricias su

rostro sereno y lo dejas llevar hasta la pie-dra de la Unción.

Esta piedra se encuentra muy cerca del calvario, iluminada por mil lámparas de todos los credos.

En ella, limpian las heridas del cuerpo de Jesús ..y tiene lugar la práctica judía, de la unción con perfumes.

Mérida.

Basílica de Santa Eulalia. Cofradía ferro-viaria del descendimiento, Stma. Virgen de las Angustias y Ntra. Sra. de la Espe-ranza. Cofradía erigida canónicamente en el año 1947.

Esta cofradía procesiona el descendimien-to. en la noche del jueves santo. Las imá-genes que conforman este extraordinario paso, son de Juan Blanco Pajares, imaginero de Castilleja de la Cuesta. Maria Magdalena, de reciente incorporación al grupo escultó-rico (año 2008), es de Luis Peña Maldonado.

Sus devotos costaleros en un esfuerzo ím-probo, llevan su divino cuerpo hacia el San-to Entierro. Acompaña al descendimiento la Stma. Virgen de la Esperanza; Sra. tú Hijo es desclavado de la Cruz, su cuerpo es reco-gido por las manos de sus discípulos.

Esperanza Sra.en la redención que nos ha sido dada.

Basílica de Santa Eulalia.

Cofradía ferroviaria del descendimiento.

Procesiona en la mañana del viernes san-to, la Stma. Virgen de las Angustias y Ntra. Sra. de la Esperanza.

Virgen de las Angustias, bendita piedad. Tu Hijo yace en tu regazo. Tus preciosas lágri-mas son prueba de tu sufrimiento. Enséña-nos a perdonar Sra., enséñanos a sufrir.

A su hermano mayor, Jose Antonio Calvo.

Tus cofrades y los nuestros, se confunden en el atrio, de nuestra basílica, siendo todo, un magnífico ejemplo de hermandad co-frade. Animo, amigo mio.

Iglesia de Cristo Rey. Ermita del Calvario.

Cofradía del Stmo. Cristo del Calvario y Ntra. Sra. de los Dolores.

Descendió el Sr. De la Cruz .Yace en su urna.

Stmo. Cristo Yacente; se prepara tu santo y solemne entierro.

Ciudad de Jerusalén.

Basílica del Santo Sepulcro.

Las llaves del templo mas importante de la cristiandad, estan depositadas en manos de familias musulmanas.

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pregón

Se abren sus pesadas puertas y entramos en su interior para rezar ante la roca del Gólgota donde fué crucificado nuestro Na-zareno y sobre la piedra de la unción, don-de fueron limpiadas sus múltiples heridas y ungido su cuerpo, con oleos y perfumes.

Llevaron el cuerpo de Jesús a una tumba horadada en la roca muy cerca del lugar de la crucifixión y le dieron sepultura. El sepulcro era propiedad de su amigo y discí-pulo; José de Arimatea.

En la rotonda, enfrente del coro de los grie-gos, rodeado de doce columnas.

Allí estarás tres días y tres noches Dios mío.

El fariseo pidió guardias en la entrada, te-mían lo inevitable, vencerás a la muerte.

Estamos donde descansó tu cuerpo. Es el momento de orar intensamente, de beber de esta fé que irradia todo este lugar santo.

El Santo padre Juan Pablo II, nos dijo:

“Este es el lugar más sagrado del mundo. Este sepulcro vacío, es el testigo silencio-so, del acontecimiento central de la his-toria humana.”

Mérida.

Iglesia de Cristo Rey. Ermita del Calvario.

Hermandad del Stmo. Cristo del Calvario.

Procesiona el Santo Entierro en la tarde del viernes santo. El Stmo. Cristo Yacente del Calvario.

Avanza el cortejo fúnebre, por las calles de Mérida. Acompaña a su hijo, la Stma. Virgen de los Dolores. (imagen anónima,1892).

Descansas en la urna Jesús mio, ungido y amortajado, todo está consumado. La tie-rra se prepara para recibir tu divino cuer-po, se abren las puertas de tu santo sepul-cro y las de nuestra esperanza.

Stma. Virgen de los Dolores; las calles se paralizan, el pueblo enmudece al paso de tu hijo Yacente. Te unes al cortejo. Todo está dado.

Cocatedral de Santa Maria la Mayor.

Cofradía del del Stmo. Cristo del Calvario.

Procesiona en la madrugada del viernes al sábado santo, la Stma. Virgen de la Soledad.

Permite madre que nuestra insignificante presencia, alivie tu gran soledad. El llanto está seco, el grito está mudo .Solo te acom-paña tu sufrimiento. Tu hondo sentir se vive, tu enorme dolor, nos invade.

Ciudad de Jerusalén.

Basílica del Santo Sepulcro. Capilla de la Resurrección. Capilla del Angel.

En la capilla del santo sepulcro, acontece el hecho más extraordinario, revelador y trascendente del cristianismo:

La resurrección de Jesús, al tercer día de morir en la Cruz.

Jesús, el hijo de Dios, triunfa ante la muer-te, triunfa ante el pecado.

Se abre nuestra esperanza, en la resurrec-ción al final de los tiempos y en la vida eterna.

La resurrección es: la fuente de nues-tra Fe, el estandarte del cristianismo, la liberación del hombre ante el pecado. Ayuda a entender el acontecimiento de la redención y es la puerta de la vida eterna.

“YO soy la resurrección y la vida. El que cree en mi, aunque muera, vivirá. Y todo el que cree en mi, no morirá jamas”.

Los discípulos van aceptando y creyen-do en la resurrección del maestro. Es un acontecimiento que se escapa a nuestros sentidos. Jesús les lleva a la Fe, les ayuda a comprender el auténtico significado de su pasión y muerte.

Jesús es el mesia, a redimido al hombre y le anuncia la vida eterna.

El sepulcro está vacio. El Angel le dice a las mujeres. “Sé que buscais a Jesús el crucifi-cado, no está aquí, ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Ga-lilea. Allí lo vereis. Y Jesús salió al encuen-tro de las mujeres y les dijo:

“no temais, id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me veran.”

Jesús se aparece a sus discípulos, en apa-riencia real, no en espiritu.

“Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”, les dice. “Id y haced discípu-los, bautizarlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”

Jesús se presenta ante sus discípulos en el cenáculo: y les saluda;

“ La paz con vosotros.”. “ Mirad mis manos y mis pies, soy yo mismo. Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de en-tre los muertos el tercer dia”.

Y sus discípulos creyeron.

En el mar de Tiberiades, les llena la barca de peces.

Y sus discípulos creyeron.

Le dice a Simón Pedro tres veces:

“Simón Pedro, ¿Me quieres?. Apacienta mis ovejas”

En Emaux, se sentó a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo

partió y lo iba dando. Así lo reconocieron.

Y sus discípulos creyeron.

“Tomas, porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creido.

Mérida.

Basílica de Santa Eulalia.

Cofradia de Ntro. P. Jesus Nazareno, Stmo. Cristo de los Remedios y Ntra. Sra. del Ma-yor Dolor.

Procesiona la madrugada del domingo de resurrección a Jesús Resucitado. Es una imagen del escultor-imaginero emeritense, Eduardo Zancada. (1992).

¡!Aleluya, Aleluya!!. “Jesús ha resucitado.”

El atrio de la basílica es una gran mani-festación de alegria. Una salva de cohetes, atruena el ambiente. Una grán marea blan-ca de capiruchos nazarenos, todos prestos a salir, proclama la noticia. “Jesús ha re-sucitado.”

El júbilo, después de la celebración de los santos oficios de la pascua, nos in-vade a todos . Nos preparamos, para llevar por las calles de Mérida, nuestro testimonio, la buena nueva de la resu-rrección.

“Jesus ha resucitado.”

El mayordomo del Resucitado, Francisco Flores, dá las últimas consignas a los por-teadores. Antonio Miranda alecciona a sus costaleros, que realizan un esfuerzo ejem-plar, cuando cargan por tercera vez, las an-das de Ntra. Sra.

Los cánticos de alegría del pueblo que acompaña a Jesús Resucitado, retumban por doquier. Aleluya, Aleluya.

En la Puerta de la Villa, Jesús triunfante se encuentra con su madre.

Se escucha en la potentes voces, de Joa-quin Mateo y Marta, la arboreá.

Vuelan blancas palomas, llevando la paz y la alegría de la Pascua.

Damos, por las calles de Mérida, el testimo-nio de nuestra alegría, por tu resurrección, Nazareno.

Cuarenta días después del domingo de resurrección, la cristiandad celebra la As-censión de Jesús a los cielos.

Y está, a la derecha del Padre.

Amen.

D. Ángel Fernández ChacónPregonero Semana Santa Mérida 2012

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viendo portar a su cristo en el mon-te de claveles, deslumbrado por el sol de media tarde, decido que quie-ro pasearlo y ser su Cirineo. Desde entonces empezó mi devoción, crecí personal y espiritualmente.

Ya, habiendo cumplido 17 años, en una de esas tardes que visitaba a mi casa hermandad, un buen amigo “el Perdi”, me comunicó que iba a pro-ducirse un cambio de capataz en el paso del Cristo de las Cinco Llagas. Esta sería la oportunidad de perte-necer a una cuadrilla de costalero, algo impensable puesto que conocía lo difícil que era e inalcanzable para mí, sobre todo, teniendo en cuenta que no tenía la edad permitida pero no hay nada imposible.

Se acercaba el día de la Igualá, re-cuerdo una noche fría de invierno, en la plaza de los Salesianos de Se-villa, cuanto más me acercaba, más impensable me parecía. Había una gran cantidad de hombre que iban con la misma ilusión y darían lo que fuera por estar dentro de la cuadri-lla; ¡más de una vez pensé que yo no tenía nada que hacer! , muchos fue-ron los amagos para darme la vuelta pero siempre mantuve la esperanza, Esperanza Trinitaria.

¡Y llegó!

Se escuchó una voz ronca, persona que hablaba, plaza que se callaba; Voz Ronca de D. Antonio López Del-gado, nunca olvidaré su dedo mági-co apoyado sobre la 7ª vértebra de mi cerviz, me dijo:

De todas maneras, es para mí un orgullo. Espero estar a la altura de las circunstancias ya que el peso literario nunca me fue fácil.

En esta noche tan especial, per-mítanme retroceder en el tiempo y mostraros mis vivencias como cofrade.

Protocolo

Ilustrísimo Señor Vicario de Mérida y Tierra de BarrosConcejalesPresidente de la Junta de CofradíaHermanos Mayores y Juntas de Go-biernosHermanos y hermanas de nuestra queridas Hermandades.Costaleros, costaleras…Cofrades, Hermanos todos…

Yo nací en una familia cofrade. Me inculcaron de pequeño el querer y respetar a un Sagrado Titular. To-davía recuerdo con la misma emo-ción , el primer día que llevaba una varita y mi túnica de estreno, que nervios pasé aquel día, no dejaban de rondar mariposas en mi estóma-go; sensaciones indescriptibles para alguien que no ha vivido momentos cofrade, emociones que llegan al subconsciente, en fin , un cúmulo de sensaciones que me inundaba el alma; recuerdo acompañar a mi Pa-dre en las sagradas Reglas de nues-tra Hermandad de la Trinidad, es en este momento donde bajo la sencilla e inocente perspectiva que puede tener un niño de tan solo 7 añitos

En Mérida, a 1 de Abril, Cuaresma del 2011

Sr. Vicario. ¡Con la venia!

La verdad, es que el día que me propusieron ser el pregonero del costalero, me quedé pensativo, sin palabras, no supe reaccionar al peso y a la responsabilidad tan grande que caía sobre mi. Nunca imaginé, que esa tarde del miérco-les, tras participar en el programa de radio PasoPalio, se me comu-nicaría esta inmensa noticia de gran emoción para mí y a la que debo agradecer de todo corazón a Mario Hernández. Lo cierto es que lo primero que le dije, fue: ¿Cómo voy hacer yo el pregón? Si soy cos-talero hace 13 años pero en Mérida solamente desde hace 4 años, pero al mismo tiempo que pronunciaba esas palabras me dije: “Un costale-ro siempre será costalero por Gra-cia de Dios rompiendo fronteras (uno tiene la misma Fe en Mérida, que en Sevilla, en Zamora o que en cualquier parte del mundo.

Con el silencio de la sala que se produjo en el momentote de la “buena nueva”, mi humilde con-ciencia se preguntaba:

¿Qué le puedo decir a un costale-ro?¿Qué les puedo aportar?¿Qué es lo que se siente?Si hemos llorado por el rostro de un hijo crucificado y por una ma-dre dolorida por la muerte de su hijo.

“Pregón del Costalero”Antonio J. Arriaza Sánchez

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pregón

Vas a ser mi costalero, ¡COSTALE-RO DE LA TRASERA DE LUJO!

¡Como añoro la 7ª trabajadora!

Piel de gallina, cosquilleo por el cuerpo, sangre alterada por la emo-ción cuando aquel hombre, nuestro guía, nuestros ojos daba el golpe de martillo a la voz de:

¡VAMOS A DEJAR LOS ZANCOS EN EL SUELO!

¡TODOS POR IGUAL MIS VALIEN-TES!

¡A ESTÁ É!

Por primera vez sentí el abrazo de la trabajadora en mi costal.

Cuantas veces, mi mujer me dijo como le impresionaba ver y sobre todo escuchar cuando se levantaba el paso, cómo caía sobre nuestros cuellos y cómo el alma se aparecía en forma de suspiros. Tengo que agradecer a mi familia a mi Madre, mi Padre, Mi hermanas, etc.… y por supuesto a mi Mujer, por estar siem-pre acompañándome haciendo la estación de penitencia y sobre todo por darme siempre ese aliento que necesitaba. Siempre fueron mi me-jor Aguaor.

Muchas calles paseé, muchos mo-mentos buenos y otros malos, supli-cando a Cristo que me diera fuer-zas para poder seguir y llevarle a su Templo. ¡Ay! Cuantas gotas de san-gre de tus cinco llagas recorrieron mi cuello.

Así de este modo, fui formándome como costalero, a la mano de mi Maestro, siempre será “el viejo”, un gitano con mucho arte, y como él decía:

¡POQUITO A POCO, CONTANDO LOS ADOQUINES!

¡COMO MANDA LOS CÁNONES!

ESTO ES LA FE DEL COSTALERO

Hace 5 años, unos buenos amigos, Francis, Pablo, Juan me comenta-ron con mucha ilusión, la creación de una nueva Hermandad en Mé-rida, la Hermandad de la Sagrada Cena y Nuestra Señora Virgen del Patrocinio, se arrió el paso de la oportunidad de pertenecer a una hermandad joven y sin terminar de

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cruzar el primer tramo de nazare-nos, El Hermano Mayor Pablo Bur-gos me tomó los datos.

Gracias a la junta de gobierno por la labor que hacéis.

En un abrir y cerrar de ojos me en-contré en la parroquia de San José, preparándome para el rezo de un Padre Nuestro en forma de zapati-llas y costal y con una faja teñida de luto por la muerte del Hijo de Dios.

Poco se hicieron esperar las 18:00 de la tarde, cuando se escuchó el primer golpe de martillo y a pulso fuimos dejando a los Santos en el Cielo.

Todavía la calle de los Maestros re-cuerda la forma de acariciarla con los andares del Señor del Amor, con ese arte de los hermanos que te lle-van.

No hubo mejor forma de entrar en el cielo en la Plaza España, con una re-virá en la puerta Santa María donde parecía que el mundo giraba sobre nuestros pies.

Fuimos caminando poco a poco, ga-nándole la pelea al paso, motor de nuestros corazones, como decía mi Maestro: ¡CORAZONES DE ORO!, nunca llevamos mejor banda que el crujir de las trabajadoras.

Así llegamos, hasta llevar al Hijo de Dios junto a su Madre, la Virgen del Patrocinio, que nunca se vistió tan guapa para recibir a su Hijo.

Que extraño es, que después del gran esfuerzo, lo primero que pien-se sea: ¡Tan solo quedan 365 días para volver a pasearte!

ESO ES LA FE DEL COSTALERO.

Hace un año, sentí que me había roto, que no tenía fuerzas, por moti-vo de salud, para poder sacar a mis Santos Titulares. Nunca se me hizo tan eterna una Semana Santa; sen-tía que un puñal me rajaba el cora-zón por no poder estar ahí con mis compañeros de rezos.

Lágrimas en mis ojos al escuchar-las marchas y oler el incienso en las calles.

ESO ES LA FE DEL COSTALERO.

Poesía

EL SENTIMIENTO COSTALERO

En el mundo del costalero, existe el convencimiento de que el suyo es un trabajo más que físico, que no se trata simplemente de cargar con unos kilos y recorrer una carrera; sin tan siquiera saber o tener con-ciencia de estar creando arte.

El pueblo venera a Cristos y Vírge-nes, pero el costalero es el que les da vida, el que nos los muestra en toda su grandeza.

El ser costalero es una rama más de este árbol cofrade.

Ramas de fuerzas de las que colga-rán en lugar de hojas, costales. Cos-tales que a la caricia del aire darán al árbol tal movimiento, que moverá a todo el que los vea.

Ramas de amor donde grabará con la navaja de sus sentimientos.

Ramas de sacrificios, en la que ha-brá sufrimiento, cansancio y esfuer-zo.

En fin, ramas de todo tipo en las que cada uno de los aspectos del mundo co-frade estarán presentes con intensidad.

La escasez de costaleros está presente en nuestras hermandades.

He aquí la ocasión para animar a nues-tros queridos Hermanos Mayores a crear escuelas de grupos jóvenes tanto de hombres como de mujeres que con-tinúen con esta tradición.

Aprovecho para citar unas letras del Maestro de los Maestros D. Manolo Santiago.

Para que siga la tradiciónY los años se rompan en el tiempoPero que el amor del costalero Siga vivo.

Yo, sevillano de nacimiento, soy eme-ritense; uniendo el Puente de Triana con el Puente Romano y no dejaré de maravillarme con el marco tan incom-parable con los que cuenta esta ciudad y por donde procesionan nuestras nueves hermandades cada año.

Desde el puente Romano, testigo de años pasado y soporte de recorrido procesional, pasando por debajo del Arco Trajano donde las piedras se estremecen al sonido de las bamba-linas, el Templo de Diana cómplice junto a sus columnatas de la fuerza y sufrimiento costalero o el Anfiteatro Romano, cobijo de antorchas, fuegos y saetas.

Todos ellos protagonistas de nuestra Semana Santa, Interés Turístico Na-cional.

Nada más que desearos una feliz Se-mana Grande y suerte a los costaleros.

¡Ahí quedó!

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