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Libro de Poemas Sitios del Viento, escritos por Oralia Bringas con fotografías de Carlos Rodriguez
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Sitio del VientoOral i a Br ingasM a r í a F e r n a n d a
p o e m a s
Fotografías de Carlos Rodríguez
Impresión: Editora La Voz del Istmo S.A. de C.V.
Diseño: Arturo A. Espinoza Gallegos
Fotografías: Carlos Rodríguez
© Oralia Bringas de García, 2012
Gobierno del Estado de Veracruz
Dr. Javier Duarte de Ochoa
Gobernador Constitucional
H. Ayuntamiento Constitucional de Coatzacoalcos, Veracruz.
Ing. Marcos César Theurel Cotero
Presidente Municipal
Arq. Roberto Martín Chagra Nacif
Síndico
Lic. David Cornelio Gómez
Regidor Primero
Profra. María del Carmen Kuasicha Hipolito
Regidor Segundo
Lic. Salvador Hernández Castro
Regidor Tercero
C.P. María Inés Núñez Monreal
Regidor Cuarto
C. Víctor Pulido Aguilar
Regidor Quinto
Lic. Federico Lagunes Peña
Regidor Sexto
Dr. Alfredo Phinder Villalón
Regidor Séptimo
Lic. Alejandro Rafael García Carrillo
Regidor Octavo
C.P. Claudia Pérez de la Cruz
Regidor Noveno
Lic. Jesús Eliseo Flores Gómez
Regidor Décimo
Lic. Edgar Brito Molina
Regidor Décimo Primero
C. María de los Angeles Lara de León
Regidor Décimo Segunda
C. Ricardo López Carrera
Regidor Décimo Tercero
Fundación Pro-festejos de los 100 años
de la ciudad de Coatzacoalcos, A.C.
Sra. Ángela Pulido Guerrero
Vice-presidenta
Arq. Daniel Jiménez Medina
Tesorero
Lic. Salvador Hernández Castro
Secretario Técnico
C.P. Ignacio Ordóñez Rodríguez
Presidente Ejecutivo (QEPD)
Lic. Angélica Carmona Jurado
Secretaria Ejecutiva
Dr. Moisés Alor Guzmán
Vocal
Lic. Juan Manuel Rodríguez Caamaño
Vocal
Sra. Teresa Kato de Valdés.
Vocal
Profra. Cecilia Aurora Martínez
Vocal
Lic. Felipe Ángel Hernández Pulido
Vocal
ORALIA BRINGAS
María Fernanda
Sitio del VientoP O E M A S
Coatzacoalcos 2012
•
P R E S E N TA C I Ó N
Doña María Fernanda Oralia Bringas (1922-2003), nace en Coatzacoalcos, Veracruz, a la orilla de un río de caudal rumoroso,
entre flores de zuluzúchil y aromas de limonero. Donde el agua canta fuerte, en el rincón mismo que la enseña a llorar y a
plañir su lira –como ella lo describía-. Realizó sus estudios de nivel básico y medio superior en Coatzacoalcos, se gradúa en
la facultad de Filosofía y letras de la Universidad Autónoma de México. En el aspecto político, con el gran sentido social que
poseía la llevó a ocupar formalmente el cargo de Síndico Segundo en el Honorable Ayuntamiento de su tierra provinciana.
Dentro de sus aportaciones y enriquecimiento a la cultura de esta ciudad, inició el Ateneo Coatzacoalquense, fundó un Club de
Escritoras y un Taller Literario; obtuvo varias preseas, entre ellas la medalla “Ciudadano Distinguido del Estado de Veracruz”
otorgada por el Gobierno estatal del Lic. Dante Delgado. Un solo haz: Oralia Bringas y Coatzacoalcos, María Fernanda para
quienes la conocieron. Hoy vive en nuestros corazones.
Esta magna obra de la autoría de nuestra María Fernanda, lleva por nombre “Sitio del viento”, en ella desgrana su palpitar
humano, arrobador, cadencioso, cantarino, depositándolo sobre el silencio de sus sueños y el rumoreo del viento. En cada
letra y palabra destilaba a través de la tinta de su ardiente pluma, su voz, las ideas que corrían presurosas por sus poemas. Pero
sobre todo transmite ese sentimiento almacenado en su corazón por su querido Coatzacoalcos, amor que día a día se traducía
en versos, en su poesía fácil, fluida, sincera, limpia y amorosamente pura.
Por ello, para el H. Ayuntamiento que presido es un verdadero orgullo publicar esta Segunda Edición del hermoso ejemplar
que tiene en sus manos, un libro en el que interactúan los poemas de Doña Oralia Bringas y las imágenes del fotógrafo profe-
sional Carlos Rodríguez, conjugándose en una maravillosa mezcla de sentimiento e imaginación.
Ing. Marcos César Theurel Cotero Presidente Municipal
2011 - 2013
•
En este mar que amo
los restos de EL CALLAO
sostienen alcatraces
y las estrellas rotas
brillantes y fugaces.
Hundido en su nostalgia
con hondas cicatrices,
de fierros carcomidos
por agua y por el tiempo,
sus mástiles recuerdan
los niños del ayer,
aquellos que volaban
hacia el azul intenso.
Mi mente se detiene
como detiene el vuelo
el alcatraz que busca
su pez entre los hierros.
Hoy sólo es esqueleto
que contempló mi verso,
se incendia en lejanías
con el fuego que dejan…
los faros del recuerdo.
El callaoEl callaoSitio del Viento
7
Sitio del Viento
9
•
A manera de entrada
Los hombres todos tenemos, a toda hora, frente a nosotros, junto,
muy dentro, al viento hermano. Y no lo palpamos, no lo escucha-
mos. María Fernanda sí.
María Fernanda: Solicitas de mí, humilde amigo tuyo- y permíteme que te hable así, con intimidad, con el conocimiento de un viejo en-
cuentro a través de tu poesía, tu humanismo, tu inmenso corazón-, el prólogo para tu libro reciente, Sitio del viento. Ni pró-logo, ni introducción. Prefiero escribir una carta larga, suave, sedosa, refrescante quizá, en estos momentos difíciles de tu vida azarosa. Porque los sé difíciles. Si nunca has llevado una existencia mansa, ahora menos cabe la lasitud en tus horas tardías. El género epistolar ha muerto casi: trataré de decir algo que llegue a ti como una esperanza, una ilusión un suave velo de ternura. Que te arrope y vuele hacia ti, “alma y sentido que ha luchado mucho” que conforte tus horas tristes y renueve los instantes álgidos. Entre el ropaje del viento, tu eterno compañero, guardián de todas tus páginas.
Si tu poesía ha sido catalogada como seductora, transparente, exquisita y autobiográfica, limpia y sencilla en todos sus
matices; si derrama amor por todos sus contornos, si en sus perfiles trasluce tu vida intensa; si delicada y fragante cae como el frágil rocío de la alborada, también es cierto que en la penumbra, al roce de tus versos, puede uno “soñar despierto con la palabra escrita entre tus manos”, hallando un remanso de paz que rueda –parece un contrasentido– desde la algarabía diaria de tu ánima afiebrada, tendiéndose en un tapiz de hojarasca inflamada de luz y de esperanza. Magia alucinante la de tu espon-taneidad y sencillez que, al decir de Pedro Gringoire, no es sino misterio dentro de tu ser, y relación – ¿o mejor, comunión? – con el universo que te rodea. Pureza en tus relieves, puertas abiertas de par en par en tanto cerramos los ojos y empezamos a soñar. De ti se dice todo esto en viento verde, Los arboles no tienen manos, cancioncillas para cruzar el río y cartas sobre la arena, poemario antológico que es delicia y tormento, risas y lágrimas, sol y penumbra. Pasiones mismas entrelazadas en la encrucijada de un vivir explosivo de deleite. ¿Sabes por qué? Porque no has sido únicamente carácter o voluntad: has embe-bido tu intimidad de emoción y sentimiento, allá en el cruce de tu río –el que lleva nombre de serpiente–, en los zuluzúchiles de sus riberas, en las papalotas volanderas reflejadas en sus márgenes y retoños, o el trino pajarero de la nostalgia enamorada.
Lo que no se dice es que lleva dentro de ti, en el hueco de tu pecho, una obsesión: la del viento. Desde siempre, quizá desde que naciste. De allí tantas veces su cita en la poesía que desgranas. Viento hojarasca, viento rumor, medida en la distancia, señal o presagio del tiempo. De todas naturalezas. Suave, rudo, fresco, caliginoso, fortachón o debilucho, rígido o melodioso, extraño o amigo. Querendón y zalamero, rugiente enfurecido. De tantas maneras, siempre a tu lado, como fiel custodio que
Sitio del Viento
11
te estremece. ¿Sabes una cosa? Todos queremos al viento, jugamos con él, nos desvela o absorbe, nos irrita o nos seda. Pero no tenemos el poder de atraparlo. Y tú sí. Pienso que el viento gime, cruje, brama, ulula, musita, canta, ríe, susurra, llora, ruge, se arremolina y quién sabe cuántas cosas más sabe hacer, hechizándonos con su armonía o estrépito. Pero, ¿Dónde radica el en-canto del viento? ¿Por qué nos dulcifica o nos espanta? ¿De qué lugar remoto recoge su fuerza? Todos podemos mirarlo a través de los cristales si levanta con majestuosidad las hojas de los árboles caídas en el jardín, o lo oímos con zozobra si vence sus copas zigzagueándolas con una facilidad pasmosa. Lo sentimos cercano a nosotros o lo encontramos huraño, y se nos escapa al abrazo, aun cuando nos cobije con arrobo y con fruición… ¡el viento! Y tú, María Fernanda. Lo tomas entre tus manos, sales a su encuentro, lo atrapas, lo retienes, sí, porque lo buscas cuidadosamente, afanosamente, lánguida y cariñosa como una ma-dre que arropa a su bebé. Yo te entiendo entonces, en tu poesía simbólica. Melódica. Cantarina y de dulce acento, y te siento a partir del viento, mi más amiga, porque es él que nos comunica por costumbre. Charlamos, y tu voz limpia y candorosa se deposita a lo largo del viento y me llega al hogar, siempre, siempre, ¡sábelo bien!, reconfortas mi alma con la plegaria de tus palabras. Allí está la maravillosa presencia del viento: lo absorbemos, pero a mí nunca me pertenece, a ninguno de nosotros, puesto que nunca nos apropiamos de él. Solo pasa, se ciñe a nosotros, nos desafía, coquetea y desaparece, asegurándonos tan sólo su caricia perfumada y la esperanza de un retorno próximo, tempranero, amable y juguetón. Cuando se aleja, rogamos que cada mañana nos salude de nuevo, más allá o más acá del alféizar de nuestra ventana, para saber que otro día rueda en el infinito.
Pero cuando tú tocas el viento, o el viento te toca a ti, ¡qué diferencia! La piel se enchina, se quiebra la voz en la garganta, asoma una lágrima a los ojos. Tu alma, al mencionar al viento, es tan sensible que descorre sus hondones. “Por encima de ti/ que me olvidaste/iba yo…hoja en el viento/cantando mis soledades”. Sueñas el viento y te lleva más allá del pensamiento, y viajero furtivo te besa, y te convierte en estrella en el cielo, ola en tu océano, palabra terrible en tu boca. Reconsidera: son tus propias frases las que traigo a cuento. En tu ciudad querida: “la música del viento empuja la piragua/ en la bocana del río…”, o en el puerto, que es lo mismo: “a buscar en la viejas/ marimbas de otros tiempos, / la canción que perdieron/ el las alas del viento…”,o más todavía en esas maravillosas cartas donde resuenan las sombras del padre, la madre, es esposo, los hijos, los amigos, el terruño, hasta los mismísimos sueños. No importa que no repita: quiero que te conozcan en tu fraseo de viento, tan sutil, tan polifacético, tan densamente humano. Escúchate: “altos los cielos, /altos los vientos…” ; “sol y viento en las ventanas / y el retumbo del mar” ; “¿qué te heredarán, mi niño / los vientos que estas bebiendo?”; “vino, ¿ a beber vientos?”. Y luego, casi arrodillada, abre tu carta al viento norte: “… y me iré tras esas calles empujada por tu fuerza irresistible, a buscar las alas que en mi infancia, ¡tú me prometiste!”.
Tu misma dices, en alguna parte, creo que casi para terminar tu antología poética, que “sentir un instante siempre vale la pena”. Yo te digo que en tu poesía muchos instantes valen porque, precisamente, se sienten ferozmente. Este tu nuevo libro, Sitio del Viento, cuaja una melancolía –verdad: “por esos caminos / se me fue la vida “; irrumpe hasta las más relampaguean-
tes tristezas cuando surgen tus mariposas amarillas; revienta en desesperanza; “por qué llorar si el corazón ya sabe / que el tuyo estaba muerto” : alcanza a veces un misticismo especial: “dame tiempo, Señor, para alcanzarte”; repasa la tierra –origen que en ti es raíz recia: “arrastraste luminarias, / pedazos de estrellas / y sueños de esperanzas…”; y hasta desliza gitanerías que traslucen la vena de Federico – García Lorca por supuesto–: “ay ¡la luna… se me antoja morena… tiene la cara gitana / con olor a verbena”.
Muchos de tus versos son cortos, pero no necesitan más espacio ni distancia para decir lo que desean expresar. Parece que vas de prisa, y si a veces eres altiva: “yo nací como el viento, / como las tempestades, / nunca esclava, lo siento” otras cuantas denotas recato: “por tu amor… / he tocado algunas veces / las estrellas. / Y en abismos insondables / he buscado caracolas… por tu amor / queda el eco de tu risa / en las fontanas”, y hasta caridad cierta, como cuando le das los ojos a tu niño para que encuentre la divinidad en el arco –iris, las rosas rojas, el mar y el sol. ¿Tienes miedo también, duda, inseguridad? De repente me ha parecido que repasas una búsqueda sin encuentro, una desazón porque no pisas el sitio que anhelas o pretendes. Aun-que a fin de cuentas, te transformas y concientizas esa tu trasformación asombrosa: "tal vez como un capullo / que pretende proteger / a la crisálida que duerme / para lograr al fin, la mariposa…”
El ingrediente eterno en tu Sitio del Viento es el amor sin renunciación. Integro, cabal, desbordado, elocuente. Amor a la vida. al género humano, a la naturaleza, a la familia, y los valores, y nuestra América. Tus versos representan la vorágine espeluznante de una vida cálida, atormentada, inconforme, progresista, donde asoman los luceros, corren las nubes, esplende el sol y a todas horas, en todo instante, como compañero incansable, retoza el viento. Viento del norte o no, pero viento. Con alas para volar, con alturas, con abismos. He de decirte sin más ya, María Fernanda, que tus versos me crispan: al leerlos me sudan las manos, me late de prisa el corazón, me identifico contigo en la distancia, introduciéndome en tu pequeño rincón, junto con tus libros y tu jardín. No sólo yo: muchos debemos agradecer estos tus versos. Perdón por la largura de esta carta…
Tu poesía es como un cuento que nos contara un hada madrina.
Enrique Cárdenas de la PeñaColonia del Valle, México. D.F.
26 de enero de 1995
Sitio del Viento
13
Sitio del Viento
15
Poemas
Aquí en mi corazón.
está tu sitio,
mi amigo, compañero,
viento norte.
Con el estruendo
de las puertas rotas
y la alegría
del vuelo de pandorgas.
Sitio del Viento
17
Sitio del VientoMi puerto es sitio del viento
del norte, viento mi amigo,
el que invade mis rincones
Y sacude a mis hastíos.
Mi pueblo es sitio del viento,
ese que llora conmigo,
el que me narra los cuentos
de los recuerdos perdidos.
Para él nacieron mis versos,
por él recorren mi cuerpo
los amores y dolores,
que recogí en el camino.
Primavera con sus flores,
veranos del sol ardidos,
otoños frutos dorados
inviernos, dolor y fríos.
Sueños que son ¡ay!, tan míos,
que tú me enseñaste a soñarlos,
por eso, viento mi amigo
del norte vendrán mis alas
para llevarme contigo.
Mi pueblo es sitio del viento
del norte, viento mi amigo.
Sitio del Viento•
Sitio del Viento
19
EL Sitio Coatzacoalcos
•
Como el primer día en el cual sentí
la caricia de tu brisa mariana,
la furia de tu viento norte,
el retumbar de tu mar, la belleza de tu río,
la luz plenilunar, el paisaje sombrío
de tus pantanos pintados por el vuelo
de tus garzas, el misterio de tus médanos
iridiscentes bajo el sol, el ulular de los barcos
llegando a la bocana,
la sencillez de sus gentes limpias y buenas
…sigo estando profundamente
enamorado de ti.
Tan arraigadas mis raíces a tu tierra,
tan enajenada a tu mar,
tan angustiosamente poseída
por el miedo de perderte,
tan tiernamente ciega a tu vulnerabilidad,
y en el torbellino de los actuales tiempos,
sigo pensando en ti como la isla verde,
el puente de sueños para mi capacidad
de vibrar…
EL Sitio CoatzacoalcosEL Sitio
Coatzacoalcos
Sitio del Viento
21
Con aromas de exóticas flores
y con ecos extraños
el viento canta en mi ventana.
Con besos etéreos me acaricia
Y hechicero narrador de cuentos
me adormece con el relato
azul de sus hazañas.
Primero atravesó el desierto
y en mi tierra, hoguera y sol
se convirtió, para llamarse Simún,
las tiendas destrozó y los ojos cegó
y en sus giros infernales
sepultó cuerpos y limpió huesos
en el desierto.
Cuando pasó por el Mediterráneo
se volvió poeta,
en las ondas cálidas se bañó de luz
besando a las flores, jugando travieso
con las mariposas, se vistió de azul.
Después se olvidó de versos
y de la belleza
y junto a las cumbres
de nieves eternas
en raudos aludes
sepultó aldeas
ayudando al hielo
al convertirse en féretro,
lúgubres aullidos
eran su canción.
Cuando es zona tórrida
se volvió huracán
era ya el titán
que nada ni nadie
su paso estorbaba,
descuajó los árboles,
desbordó los ríos
y su furia era,
infierno hecho viento,
negro torbellino
de pasiones fieras.
Y hoy en mi ventana
mira quién lo viera
otra vez poeta
llenando mis versos
de intensa fragancia,
cerrando mis ojos,
besando mi cara
con besos etéreos
de eterna nostalgia.
Besos etéreosBesos etéreosSitio del Viento
23
•
Azul profundo•
Yo seguiré cantándole al amor
hasta que muera.
Esta cáscara vieja que me envuelve
no es más que el resplandor de prima-
veras.
Hay una alondra en su interior
que canta, en un azul profundo
de nostalgia, sobre un campo
de lilas y espigas.
Yo seguiré cantándole al amor
hasta que muera.
Azul profundoSitio del Viento
25
Cabrillas50.- Puerto.
Enterré mis poemas en tu arena;
cuando la lluvia menudita caiga
recordarás mi amor.
51.- No te vayas, aún es temprano,
las flores del almendro no han caído
y los pájaros negros están lejos
52.- Fui al río, tu barca se alejó:
no me esperaste y en la ribera
navego en todas las barcas que se alejan
todas las tardes…
53.- Dios, si para conocerte
me bastan las estrellas,
permite que al final de mi camino
sueñe con ellas…
54.-Hoy toda la tarde
cantaron las cigarras:
la última vez que las oímos
nuestros cabellos eran negros…
CabrillasSitio del Viento
27
•
CaminosPor esos caminos
que anduve algún día
–pastos amarillos
de melancolía–
recogí la flor
que te di algún día,
nubes que pasaban,
aves desoladas
que buscan nidos,
una vez perdidos
entre la enramada.
Recogí mi voz
por esos caminos,
para al fin decirte
que no me esperaras,
que ya no estaría.
Por esos caminos
se me fue la vida
–pastos amarillos
de melancolía–…
CaminosSitio del Viento
29
•
Mariposas amarillas
Cuando danza tu sombra
en los espejos
y el concierto de otoño
se convierte
en lamentos de sueños
olvidados,
Surgen las mariposas amarillas.
Cuando olvidas las letras
de canciones
cuya música te ronda
con tristeza y un puñado de pétalos
sin flores
se convierten en pálidas
cenizas,
Surgen las mariposas amarillas.
Cuando insomne recorres
por las noches
las calles solitarias
del recuerdo,
bajo estrellas que fueron
Mariposas amarillashace tiempo
resplandor de crisoles
y de fuegos,
Surgen las mariposas amarillas.
Y es entonces tal vez
cuando comprendas
que el dorado aletear
de aquellas mariposas,
son las almas de los seres
que te amaron
y te piden
que borres las tristezas.
Borra entonces tristezas y pesares,
busca brasas en todas las cenizas,
canta nuevas canciones del verano
y de gracias a Dios y a esta vida,
que te dio tu bagaje de recuerdos
para darles cantando a otras vidas
¡Mariposas amarillas
que te amaron!
Sitio del Viento
31
•
¿Por qué cuando te veo
una inquietud de cielos
atraviesa los velos
de mi memoria?
Y en el no estar del tiempo
Aparece la gloria,
de dos que se encontraron
en otra dimensión
y en otro tiempo.
OníricaOnírica
33
Sitio del Viento
•
Ya tus alas se tienden
y el sol pone iridiscencias
a tu partida
y dices: Volveré,
y yo: Hasta nunca.
Tu ser de mariposa
siempre odió lo absoluto
y mi ser de roca
siempre amó lo rotundo.
Yo sé que tú piensas
que puedes volver
y hasta tu regreso
estatua de piedra
yo debo de ser.
Pobre mariposa;
el camino es largo
y los vientos malos,
la estatua de piedra
hasta tu regreso
se puede romper.
La estatua y la mariposa
Y cuando tú quieras
–si es que tú regresas–
dentro de mis ojos
tu frío guarecer,
sólo tierra y polvo
te han de responder.
Pobre mariposa,
otra primavera
no podrás ya ver
Sitio del Viento
35
•
La estatua y la mariposa
La fePor qué llorar si ya la herida
cerró hace mucho tiempo,
por qué llorar si el corazón ya sabe
que el tuyo estaba muerto.
Tal vez el llanto sea
por el Dios del barro
que amorosa forjé,
por el sueño que un día
le di vida y lo ame
Que artífice tan malo
al fin yo resulté;
olvide con mis prisas
y mis desvelos,
darle lo principal…
la fe.
La feSitio del Viento
37
•
PresenciasEl mar se metió a mi cuarto:
caracolas lo inundaron,
olas, rompiendo silencios
que llegaron y pasaron
El sol se metió a mi cuarto
y florecieron mis venas,
una a una viejas penas
se fugaron de mi cuarto.
La luna rondó mi cuarto,
la nube, la brisa, el rio
y todos por la mañana
bajaron con el hastío.
Las sombras por las ventanas
huyeron con los suspiros
Y mi cuarto está de fiesta
porque hoy tú estás ¡Amor mío!
PresenciasSitio del Viento
39
•
OlvidoPensando en ti
me he pasado la vida
haciendo versos.
Tal vez nunca los leas;
la vida es la vorágine
de las cosas inconclusas,
el tiempo es el enemigo
que no permite lapsos
En áureas telarañas
se enredaran mis versos,
en nidos olvidados,
en barcos naufragados,
en mares de nostalgias
Recorrerán caminos
más lejos de mis sueños
y en esas tardes grises
cuando el invierno empieza,
tal vez los acaricien
los tristes solitarios
que amaron en la vida
sin encontrar respuesta.
OlvidoSitio del Viento
41
•
Hoy el tiempo ha caído
sobre la locura de los pájaros,
los ha dormido
y el silencio ha roto
las respuestas.
Hoy el tiempo implacable
ha caído sobre tus ojos;
la nube de recuerdos
te hace llorar.
Hoy el tiempo se ha llevado
tantas cosas…
las alas de las mariposas,
el color del arco iris
y tu sonrisa.
El tiempoEl tiempo
Tendremos que inventar
un tiempo nuestro,
con cambio de estaciones,
primavera en invierno,
otoño en el verano.
Alterar el paisaje,
descubrir nuevas rutas de
viaje
y cambiar las imágenes,
rompiendo aquel espejo
donde nos reflejamos,
en el tiempo implacable.
Sitio del Viento
43
•
Dáme tiempo, Señor;
para alcanzarte,
primaveras vienen,
otoños se van,
y el alma y la hoja
se quedan en blanco,
sin que venga el sol
a dorar tu faz.
Dáme tiempo, Señor;
para explicarte:
por qué mis nidos vacíos,
por qué mis fuentes sin agua,
por qué mi canto tan triste,
por qué mi pena sin lágrimas.
No castigues, Señor;
a quien te ama
y no sabe, Señor,
cómo acercarse.
Si hoy tú vienes
mis manos tan vacías
no podrán ni siquiera
Oración primeraOración primera
acariciarte;
las heridas que el mundo
me dejara
me lo impiden, señor,
por no mancharte.
Dáme tiempo, señor,
para explicarte,
qué se hizo de aquello
que me diste;
el rojo corazón
que me entregaste,
hace tiempo, señor,
que ya no existe.
Lo he dejado también
por los caminos,
prendido de las ramas,
prendido de los nidos,
junto a las viejas
canciones del sendero,
bajo el pálido brillo
de lejanos luceros…
Dáme tiempo, Señor,
aun no es muy tarde:
los cuatro almendros
que me dio tu sino
aun me esperan,
Señor, para alcanzarte.
Por ellos, fuentes,
luceros y nidos,
llenarán de gozo
los tristes caminos
y podré encontrarte
una quieta tarde
bajo mis almendros
por ti, florecidos.
Dáme tiempo, Señor,
para alcanzarte.
Sitio del Viento
45
•
El cielo puede esperarEl cielo puede esperar
Es tan eterno, tan infinito,
tiene encerrado tanto mis-
terio,
tantos luceros, tantas estrellas,
tantas galaxias y hoyos negros.
Mientras tú y yo,
polvo en el viento,
somos viajeros del pensamiento.
El cielo puede esperar
y si no espera,
polvo en el viento…
¡nos sobra tiempo!
Sitio del Viento
47
•
El solEl solUn sol me regalaste
y tengo miedo.
Lo poco que sabía
de ternura,
no me hizo
ni más sabía
ni más necia.
Topo ciego
de inhóspita caverna
el sol que tú me diste
¡me deslumbra!
Sitio del Viento
49
•
El marEl marEn la arena de la playa.
tus pisadas y las mías,
fuimos dos que comenzamos
el milagro del amor y de la vida.
Pasó el tiempo y tempestades
de agua y viento
se llevaron las pisadas.
Hoy recorro solitaria
las arenas de la playa
y en la bruma de la niebla
sólo quedan en la orilla,
de ese mar que amabas tanto…
mis pisadas.
Sitio del Viento
51
•
El ríoEl ríoSurges como el fluir
del corazón que nació
para cantarte.
Vienes de tu correr
por las mañanas,
vas al mar
y en la bocana
los ojos se me pierden
en abismos de preguntas
sin respuestas.
Tú conociste al jaguar,
al manatí, a las piraguas,
oíste el trino de las calandrias
y al atabal de mí dolida raza.
Entre lirios arrastraste
la historia de cien pueblos
y el canto de cien razas;
las centurias del tiempo
iluminaron tus aguas
y en la corriente
que no deja de fluir,
arrastraste luminarias,
pedazos de estrellas
y sueños de esperanzas;
por eso, rio, la historia no termina,
la historia inolvidable
de mi raza.
Sitio del Viento
53
•
La tierraLa tierraVen, que estoy arando
el surco milagroso
de la tierra.
Sembraremos sueños
y granos dormidos,
y todas las penas
que nos dio el destino.
Ven; la negra tierra
sabe que a su tiempo
brotarán capullos,
doradas espigas
de trigos y de olvidos,
de todas las penas
que nos dio el destino.
Sitio del Viento
55
•
La lunaLa lunaMedalla de plata
sobre montañas
en un cielo terciopelo
tachonado con estrellas.
Rayo de luna
en la penumbra,
alumbrando de amor
a la laguna.
Sueños de amor
con su luz
en las doncellas,
y penas del
noctámbulo
que vela
las estrellas.
Ay ¡la luna, ay! la luna.
Sitio del Viento
57
•
Luna de octubre Luna de octubre
Asomada en el pozo
de mi patio florido,
reflejada la luna
se me antoja morena.
No es la plata que brilla,
mi argentada moneda:
tiene cara gitana
con olor a verbena.
Y la pienso gitana
galopando entre nubes,
en caballo de estrellas
con temblor de claveles.
Y es el viento quien lleva
adelante las riendas,
por robarse a la luna,
a la luna de octubre.
¡Ay mi luna, mi luna!
¡Ay mi luna de octubre!
Sitio del Viento
59
•
BugambiliasBugambilias
Amaneciste florecida,
al árbol de naranjo
aprisionaste,
no tuve corazón
para cortarte,
y al árbol de naranjo
socavaste
su dulzura de miel
y sus pomas doradas.
¡Ay del que vive
Aprisionado a la flor!
Sitio del Viento
61
•
VentanasVentanasDe todas las ventanas
que hubieron en mi vida
recuerdo la ventana
de mi niñez feliz.
Ahí cuando esperaba
temprano en la mañana,
la brisa marinera,
cantares y pregones
en labios de mujer;
parvada de gaviotas
pintando los azules,
paleta de colores
de un nuevo amanecer.
Por fin aparecía
el sol de mi mañana:
la cara de mi padre,
su prisa al caminar
con la sonrisa cierta
de verme en la ventana
con los brazos abiertos,
abiertos como el mar.
Con mis ojos tan llenos
de confianza y ternura,
con mi loco revuelo
de traviesa alegría,
por el sol que venía
a llenarme de amor.
Ventanas, ventanas…
la de la fantasía,
que por sus serenatas
me convertí en mujer.
Ventanas que esperando
la risa de mis niños,
los pasos de los grandes,
llenaba de ansiedades
a veces tan absurdas
al tiempo por venir.
Ventana que traía
noticias del ausente
y en ella yo esperaba
su regreso al hogar,
ventana que dormía
abierta a la mañana
y mientras yo esperaba
en todos los crepúsculos,
veía yo su cara
hasta una tarde hermosa
cuando lo vi volver.
Ventanas, ventanas luminosas,
de todas las ventanas
que hubieron en mi vida,
recuerdo la ventana
de mi niñez feliz.
Sitio del Viento
63
•
La barcaLa barca
Hoy soltaron sus amarras
y frágil en la corriente,
perfila hacia la distancia.
Qué mares procelosos
tendrá que derribar,
qué cielos sin ocasos
tendrá que remontar.
Que nubes de tormenta
perseguirán su viaje,
mas que importan
los tórridos oleajes:
la libertad del viento
con todo y sus celajes
¡la llevará a su puerto!
Sitio del Viento
65
•
El ramo de rosasEl ramo de rosas
La mañana está alegre
a pesar de su frío
y los pájaros cantan
presintiendo sus nidos.
Hoy llegó a mis manos
este ramos de rosas
que me enviara un amigo.
Rosas rojas, tan rojas,
que llenaron mis ojos
de pasados estíos.
Y me vi recorriendo
las ardientes arenas
de mi tierra, mi puerto.
Con la prisa en mis pasos,
con el sol en mis venas.
Cómo sabe mi amigo
encontrar la manera,
de volver primaveras
a estos años vencidos.
ojalá que tú encuentres
al final del camino,
muchos ramos de rosas
que te envíen tus amigos.
Sitio del Viento
67
•
Me gusta escribir cuando llueveMe gusta escribir cuando llueve
En estos días grises
me gusta escribir cuando llueve,
cuando siento el aire más purificado,
cuando veo a mis plantas
verdes y alegrando
lo gris de estos días
Me gusta pensar en ti,
en ti que me lees
y tienes a veces
tus ratos a solas,
cuando meditando
te llegan paisajes
de lánguidas olas,
de bellos celajes,
de antiguas auroras.
Me gusta escribir cuando llueve,
ver las hojas goteando
y al colibrí que las bebe,
pensando, pensando en ti
que me lees.
Sitio del Viento
69
•
Porque voy de prisaPorque voy de prisa
Quiero hacer un poema largo, largo,lento, lento, porque tengo prisa
y ya no tengo tiempo.
Un poema que ruede como el viento,que se detenga a ver primaverasy veranos, amarillos otoñose inviernos largos.
Escribir por ejemplo que en Rusia hay girasoles que abrieron a su tiempoy en Japón hay pagodasy en África, desiertos.
Que el mar mediterráneose quedó esperándomeen un libro leídodesde hace mucho tiempo.
Tengo que hacer un poemalargo, largo y lento, lento,donde toda la vida se vuelva movimientoy el amor contenidoen este pensamientose vuelva lento, lento,para así, lentamentesaborearlo.
Tengo que hablar de tiy hablar de mí,del circulo nacidoen la caverna,que nació en Hiroshima,que bajo a la piedra,de la llave que abrióla caja de pandora,del SIDA, del ocaso de los Dioses,de la luz de la mente,de la luna vencida;para asílentamente asombrarmeque a pesar del dolor y de la muerte,sigue la vidaardiendo intensamente.tengo que hacer un poema largodonde queden los sueños y los astros,esos que ya se fueron y hoy son espejos.Un poema tan lento que tenga tiempode mirar en los ojos de los niños, el firma-mento,de sentir en la hierba que se mece, al sol y al viento,de encontrar en la copa de jadeel sabor que dejaron grandes momentos.
Un momento tan largo, pero tan largo,que sea como el amor que llevo dentro,tan lleno de detalles, de cosas simples,como un pañuelo en el bolsillo,un boleto de viaje y un nuevo puerto.Porque es tan largo el amory tan corto el adiósque esta historia de amorno se puede contaren la gris brevedadque se encierra en un verso.
Tengo que hacer un poema largo,muy largo, lento, muy lento,porque voy de prisa
y se acabó mi tiempo.
Sitio del Viento
71
•
Círculo de amorCírculo de amorEra el camino largo
y yo era tu estrella.
Era el tiempo del frío
y yo era tu calor.
Eran tiempos de guerra
y yo era tu paz.
Era tiempo de naufragio
y yo era tu barca.
Era el tempo del amor
y yo fui tu pasión.
Pero llegó el invierno
y me alcanzó el dolor.
Era el camino triste
y tú fuiste mi consuelo.
Eran tiempos de amargura
y tú fuiste mi dulzura.
Eran tiempos de dolor
y tú fuiste mi oración.
Por fin los dos comprendimos
este círculo de amor.
Sitio del Viento
73
•
El teléfonoEl teléfono
Mi casa esta desierta:
no hay nada que perturbe
la magia del momento;
mi pensamiento es sólo
evocación de ti.
Las sombras han cubierto
lo claro de las cosas
y en ellas sólo existe
la sensación de ti.
Pero estás muy distante
de mi mano y mi boca
y trato de buscarte
apasionada y loca,
olvidando que un día
me dejaste partir.
Yo sé de qué manera
terminaría el mutismo
de mi casa desierta.
Si yo marcara un número
que llevara a tu oído
mi voz de soledad,
si no fuera cobarde
llamándote amor mío,
dejando que el orgullo
callara mi ansiedad.
Sin llamarte ya vibro
mi obscuridad, mi frío:
si me acercara al hilo
terminarían por fin.
Pero siendo cobarde
presiento que al hablarte
tan sólo mis sollozos
podrían contestarle,
a tu línea ocupada
de quien llama por mí.
Sitio del Viento
75
•
Puerta cerradaPuerta cerrada
Con la veste rota,
con las manos sucias,
llamaste a mi puerta
que estaba cerrada.
Tus llamadas eran
frenéticas, duras,
como la impaciencia
de tus torpes ansias.
Con el alma llena
de sombras, de dudas,
llamaste a mi puerta
que estaba cerrada.
Sorda a tus llamados,
quieta antes tus ansias,
yo que conocía
tu alma depravada…
Te dejé a los lobos
con la noche fría,
mientras sonreía,
mientras sonreía.
Sitio del Viento
77
•
Estás selladoEstás selladoA fuego lento se grabó tu nombre:
no lo borrarán ni el tiempo
ni las tempestades
Aquí en mi corazón
estás sellado
como el amor tan grande
del “cantar de los cantares”.
Con tu amor me ascendiste
hasta la cumbre;
con tu nombre sellaste mi destino;
cicatrices de ensueño me dejaste
para marcar por siempre mí camino.
Yo soy la sulamita que te espera
para beber sedienta de tus labios
toda la paz que anhelan mis quimeras,
toda la fe que piden mis calvarios .
Estás sellado aquí en mi corazón
como el amor tan grande
del “Cantar de los cantares”
Sitio del Viento
79
•
SuspiroSuspiro
En la penumbra
escucho el eco de tu voz;
pasa el viento y me deja
el rumor de tu risa
prendido en mi ventana.
Las sombras de la noche
perfilan mi nostalgia
y el dolor de mi amor
convertido en suspiro
es un llanto sin lágrimas.
Sitio del Viento
81
•
ErroresErrores
Es tiempo, mi amor,
de contar los errores
de una vida que juntos
iniciamos ayer.
Tú me dices que me amas,
mas amor, nunca estabas,
cuando sólo esperaba,
un poquito de fe.
Yo, te digo, te amaba
a mi modo, a mi forma,
sin las torpes cadenas
que me ataron a ti.
Yo nací como el viento,
como las tempestades,
nunca esclava, lo siento,
por no ser como el ave
que encerrada en su jaula
aun pretende cantar.
Pero en fin,
hoy que es tiempo
de contar los errores,
puede ser que no ignores
que mi amor fue más grande…
acepté las cadenas
que me ataron a ti.
Sitio del Viento
83
•
La parejaLa pareja
Somos dos; yo el espejo
y tú la sombra.
En la caverna de la vida
te reflejas en mí
y yo absorbo tu sombra.
Y la luz ilumina la caverna,
porque somos dos;
la pareja que hace el milagro
de continuar la vida.
Sitio del Viento
85
•
Por tu tristezaPor tu tristeza
Hoy te he sentido triste;
tu mirada se me pierde
en el miedo de un vacío
tan distante y tan frío
que no alcanzo a protegerte.
Hoy te he sentido triste
y pretendo con mi charla
apartarte de recuerdos.
envolverte con mi risa
y alejarte los fantasmas.
¡Ah, qué triste está mi alma!
Por sentirte ¡ay! tan triste.
Sitio del Viento
87
•
Por tu amorPor tu amor
Por tu amor…
he tocado algunas veces
las estrellas,
y en abismos insondables
He buscado caracolas.
Por tu amor…
he sentido mariposas
y cantares de sirenas
y he prendido en cada rosa
el rocío de las cosas
que me inventan tus palabras
cuando dices que me amas.
Por tu amor…
he vivido en las tinieblas
aferrada a la mañana
y entre sombras, veo tu sombra
como sombra enamorada.
Por tu amor…
queda el eco de tu risa
en las fontanas.
Sitio del Viento
89
•
Tu impacienciaTu impaciencia
Sobre las nubes
las estrellas aguardan
para iluminar tu
larga noche.
Piensas que el tiempo
pasa tan lento
y tu paciencia
se acaba.
Cuándo –preguntas–
terminará por fin
esta oscuridad
que me contiene.
para entonces…
ya no estará ese sol
que me espera
desde antes que las
estrellas existieran
y que naciera el hombre.
Si tú supieras
que el tiempo por venir
abrirá puertas
y un río de luz
absorberá tu alma,
el sol te esperará
como ha esperado siempre.
Y entonces, sólo entonces,
bajarán las estrellas
para iluminar
tu larga noche.
Sitio del Viento
91
•
Como un capulloComo un capullo
Yo escribo en días brumosos,
en el gris luminoso de la tarde
y las nubes borrando los paisajes.
Tal vez como un capullo
que pretende proteger
a la crisálida que duerme,
para lograr al fin…la mariposa.
Y dártela tal vez como un poema,
que llegue hasta las rosas que cultivas
en tu jardín de sol, de luz esplendorosa.
Sitio del Viento
93
•
Para tiPara ti
Yo escribo para ti
los versos que esta
noche
me contaron los duendes.
Y si tú me preguntas:
¿tan sólo para mí?
Te diré la respuesta…
Para ti, si tú sueñas,
para ti, si me entiendes,
para ti, si el desvelo
de tus horas sin sueño
te conducen sin miedo
a las altas esferas
musicales y etéreas,
a prender tu inquietud.
Para ti, que entre tantos
siempre buscas el vuelo;
para ti que conoces
de la vida y el cielo
y equilibras el tiempo
que te toca vivir.
Ven entonces…
Juguemos,
que esta noche los duendes
narrarán para ti.
Sitio del Viento
95
•
Yo te condeno, amorYo te condeno, amor
Yo te condeno, amor
a la absurda locura
de creerte inmortal.
A la torpe inocencia
de pensar que tus redes
nadie escapa al final.
Yo te condeno, amor,
a libar en las mieles
la mentira ancestral.
Pues no existes, no eres,
si no existe el espejo
que te invente cada hora.
Que te forme de auroras,
que perfile tu espacio.
que cincele tu forma,
Para ser la pareja,
la mitad del espejo
Y que existas… amor:
¡Yo te inventé!
Sitio del Viento
97
•
El pañueloEl pañuelo
Perdida en la distancia
la barca que se aleja,
se lleva con premura
las torpes agonías
de mi alma de mujer
Me quedo aquí en la orilla
con rosas amarillas,
con un pañuelo blanco
de adiós a las tristezas,
sin miedo al porvenir
Hoy quiero sin recuerdos,
contar mis alegrías
mis manos están vivas
y fluyen por mi sangre
mis ansias de vivir.
Las ramas de mis árboles,
el viento que las besa,
las rosas amarillas,
la música de Brahms.
Y este niño que me habla
y me dice: te quero,
y esta niña que canta
y persigue luceros.
Y esta luz, esta calma,
este dulce gorjeo
de las aves que vuelan
a buscar nidos,
otros trinos de amor.
Ya la barca está lejos,
mariposa del alba
es mi blanco pañuelo,
y en mi alegre tristeza
es ternura el adiós.
Sitio del Viento
99
•
HoyHoy
Hoy vivo cada día:
un nuevo amanecer
en una sinfonía.
La noche es despedida
sin sueños, sin torturas.
Afuera los recuerdos,
no existe ya el ayer.
Mañana está muy lejos
y tan cerca, tal vez.
Mas vivo cada día,
no existe ni el mañana,
¡no existe ni el ayer!
Sitio del Viento
101
•
Cuento contigoCuento contigo
Ya no estoy sola,
contigo cuento,
todas las horas
que están tan lejos
en el recuerdo,
vienen en olas
y el mar me dice:
cuentas conmigo,
ya no estás sola
y ola tras ola
me dejan besos
de azul intenso.
Ya no estoy sola,
contigo cuento,
todos los días,
tienen tu gesto
y en las estrellas
todas las noches
por ti, recuerdo.
Cuento contigo
cada nube
que pasa lento,
tú te perfilas
sobre agua y viento.
No estaré sola
y entre la gente
tú me sonríes
en pensamiento.
Pensar en ti,
pensar en mí,
ya no es tortura;
cuento contigo,
cuentas conmigo
¡aquí en mi verso!
Sitio del Viento
103
•
Sin cerrar los ojosSin cerrar los ojos
Ni la amarga piedad de los hundidos
ni la ciega maldad del ignorante,
ni la torpe atención del arrogante
podrá vencer nuestro albedrío
Ni el dolor de saetas infamantes,
ni la pena de hallarme incomprendida
podrán romper nuestro torrente
de luminoso amor hacia la vida.
Y la fe, la bondad y la dulzura
de eterna humanidad sublimizada
serán coraje que nos dé la altura
para poder llevar la cruz en la jornada.
Porque amor y dolor van de la mano
y se aman en la cumbre los despojos,
si se ha aprendido a ser como el her-
mano
que cura las heridas… sin cerrar los
ojos.
Sitio del Viento
105
•
La leyendaLa leyenda A Tania
Existe una montaña
en donde me contaron,
se escuchan por las noches
tañidos de campanas.
Fue un pueblo que olvidaron,
me dicen los ancianos,
y los que lo habitaron
volviéronse fantasmas.
Por eso en luna llena
repican las campanas
y acuden las doncellas
de noches desveladas.
Y dejan los fantasmas
orquídeas para ellas
y entonces se adormecen
soñando con estrellas.
Por eso hoy que me cuentas
que anoche tú soñaste
con fúlgidas estrellas,
me inquieto al preguntarte,
si entró por tu ventana
la orquídea que yo veo,
ahí, sobre tu almohada,
o díme si es que fuiste
anoche a la montaña.
Sitio del Viento
107
•
Despedida de mi hijo RafaelDespedida de mi hijo Rafael
Te vas lejos de mi vida
pero no lejos de mis sueños;
mi corazón te da la despedida
y aunque se rompa en mil pedazos
es mi deber mandarte hacia la vida.
Yo te di las alas para volar
y te enseñé con mi ternura
las alturas,
y te enseñe con mis lágrimas
los abismos.
Vas a sufrir, los sé,
pero en el crisol del sufrimiento
se modelará tu alma:
así comprenderás piadosamente
el error y el dolor de tus hermanos.
No llevas de mí
más que mis besos,
y la fe y la esperanza
para el porvenir,
un santo amor
para la humanidad entera
y el conocimiento
de tus flaquezas,
para que de ellas
saques valor.
Vé: que la vida
te espera
y si ves lágrimas
a través de mis sonrisas,
no hagas caso,
es sólo una tonta
costumbre de mujer.
Sitio del Viento
109
•
AmorAmor
Madre: ¿Me darás tus ojos
Cuando tú te vayas?
Sí.
Te daré mis ojos
cuando me haya ido.
Cuando él me pregunte:
–Si es que tengo suerte
de llegar a Dios–
¿Por qué no me miras?
¿Dónde están tus ojos?
Le diré tranquila…
Hubo un niño ciego
en la tierra, triste;
yo le di mis ojos
para que te viera
en el arco iris,
en las rosas rojas,
en el mar y el sol.
Sitio del Viento
111
•
El mejor regaloEl mejor regalo
Cuando tú eras niño,
a tus cinco años,
me dijiste tierno
–Cuando yo sea grande
te daré un vestido
lleno de diamantes.
Y cerré mis ojos
y me vi a mis años
con aquel vestido
Lleno de diamantes:
qué parecería, que parecería,
mientras me reía, mientras me reía.
Hoy que es mi día
quiero agradecerte
la mejor alhaja
que pudiste darme.
El de ser buen hijo,
el de ser buen hombre,
el de ser buen padre.
no lo cambiaría
por aquel vestido
lleno de diamantes.
Sitio del Viento
113
•
Un sorbo másUn sorbo másVolver después de haber
perdido la esperanza
un poco tiempo más.
un poco tiempo…
Para sentir un sorbo
de esta vida
que me ha dado tanto.
Paisajes y momentos
de cálidos amores,
el llanto de mis hijos
al nacer en mis brazos,
los frutos que crecieron
al amparo del viento
de árboles que nacieron
sembrados por mis manos,
y el espejo de Dios
en lagos de misterios,
colocados en laberintos
internos.
Un poco más
para dejar saldadas
antiguas cuentas,
ofensas que no supe
Cuántas ni cuándo,
olvidos no pensados,
Palabras que callaron
a su tiempo.
Un sorbo más de vida
Para decirles a los que amo,
que nadie debe morir
mientras se escriba
del pasado,
que aprendan a sentir
la bondad de las gentes
que en mis letras han
vivido y vivirán
en el recuerdo,
pues si escribo de ayer
es porque siento
una sensación de vida
efervescente,
en el árbol que cayó
lleno de nidos,
en los amigos que partieron
y huellas luminosas
nos dejaron,
en gentes que vivieron
y que amaron
y quedaron para siempre
en los sueños de amor
de adolescentes.
¡Un sorbo más de vida
para decirles
que todo se renueva,
mientras exista
amor sobre la tierra!
Sitio del Viento
115
•
Dueña y señoraDueña y señora
Sólo en la intimidad de tus horas secretas
el reloj de tu tiempo se detiene,
y en cauda de estrellas se convierte
el amarillo triste de tus horas normales.
En esas horas secretas tan tuyas
eres todas las cosas que soñaste,
dimensiones que surcas con ternura
ingrávida de ala, castillos que forjaste.
Y sientes que son buenos los actos que te ataron
al reloj cotidiano que te puso la vida,
porque diste los frutos que llenaron tus manos
en tus horas secretas, desnudas de mentiras.
Y qué importa después que retornen las horas,
marcando sin piedad a veces desengaños;
tú eres misterio y lejanía, dueña y señora
de las horas secretas que te dieron los astros.
Dueña y señora ¡para inventar la vida!
Sitio del Viento
117
•
De espaldas a la puertaDe espaldas a la puerta
Ayer me preguntabas,
al final del camino
qué miraba.
¿Velos que descorren
ante el misterio,
polvo enamorado
a las estrellas,
o el miedo ante la puerta
entrecerrada?
Poeta de la vida
yo pretendo,
cantar a la pareja
enamorada,
despejar con mis versos
las sombras del dolor
de quienes aman
y buscan la libertad
abriendo pajareras.
Intemporal y alerta,
más joven y más vieja
ante la vida,
sin miedo a los fracasos,
sin miedo a las heridas.
Porque…
¿Quién cantará a la flor
de tus jardines,
quién llenará de trinos
tus ventanas,
quién gritará tu nombre
en las montañas,
quién le dirá a las rosas:
sueñen?
Mientras tenga un aliento
me beberé a la vida
apasionadamente.
Ayer me preguntabas
al final de tu camino
qué miraba –y yo te respondía–
de espaldas a la puerta,
¡yo cantaba!
Sitio del Viento
119
•
Me llamo brisaMe llamo brisa
Vivo en un rincón de AMERICArodeada por un río con nombre de serpiente
y un mar con rescoldos de ATLANTES.
Mi nombre trae del NORTE sabor marino,olor a brea de barcos que recorrenlos confines del mundo, y el color del arco-iris cuando soplo bajo el sollevantando las arenas de los médanos.
Del ESTE mi nombre trae el aromade azahares y gardenias, el saborde guanábanas, de piñas, de mangos,de naranjas y el color de los rayosde la luna rielando en el río.
Del SUR, recorro los pantanos y entre las alimañas y las garzas atrapo el perfume de la flor PAPALOTZINmariposa y me pinto con elcrepúsculo de los soles caniculares.
Amo cada mañana que me acerca a todas las ventanas, con el amanecerrefresco los rizos de los niños dormidosy beso las sienes de los que sueñan con la esperanza, juego con las hojasen espirales de los arboles otoñales
del zuluzúchil, del palo mulato,del paraíso y de los uveros,y río con las vainas secas de la acacia,sonaja de alegría, me entrego a todos los palmares y en el murmullo de la frondaentierro mi cantar con el “va de leva”de los viejos pescadores.
Me gusta estrenar pandorgas en la loma y zumbar en el hilo que recoge su vuelo,corretear mariposas, mecer a las palomas y enredarme en las campanas de lacatedral de “SAN JOSE”.
Me llamo BRISA y amo este rincón de AMERICA, mínima extensión de un mundo nuevo, que se levanta a la conquistade nuevos soles.
Y por ese amor, temo al OESTE:de atrás de los pantanos, las nubes traenpolvos letales del progreso que nacióa la sombra del desastre, pienso en los vientres de los barcos saqueando el ORO NEGRO, para convertirloen muerte, pienso en los tiernospulmones de los niños, en los árboles
secos y en los peces sedientos.
Por eso… hoy entraré por las ventanasY gritaré ¡Despierten., si callaron ayerno callen siempre! AMERICA es granero, pajarera y selva.Que no se acabe el río con nombre de serpiente, que el mar no se enfurezcapor llevar en sus ondas cargamentosde MUERTE, que se llene la lomade infinitas pandorgas, dondelos niños corran aspirando las áureas con efluvios de hierbas.
Me llamo BRISA y vivo en unrincón de AMERICA, rodeada por un río con nombre de serpiente y un mar con rescoldos de ATLANTES.
Tengo miedo, y sin embargocreo, que AQUEL que tanto nos ama, por los niños, por las rosas, por lasaves, por los peces, despertará a los hombres y ¡limpiará sus mañanas!
Sitio del Viento
121
•
Las escalinatas del ríoLas escalinatas del río
Las escalinatas del río
tienen sabor a distancias,
a pájaros dormidos
sueñan con la nostalgia
de sus nidos que dejaron
en los fríos del invierno.
Majestuosos se perfilan
en paisajes de la historia
y toda su vida es río
y los murmullos de las palmas.
Ayer barrancos floridos
nidadas de mariposas
con rumorosos sonidos
de cocuyos en su fronda.
Aquellos viejos amigos,
los que corrían conmigo
a la orilla de mi río
cuentan antiguos romances,
de la luna con el río,
de la brisa con sus aves,
del sol llameando al estío,
diciendo adiós a las naves.
Las escalinatas del río
tienen penumbra de encajes
cuando la luna de octubre
se asoma a ver el paisaje.
Y rumores de ese río,
que las tiene por guardianes,
guardianes del alborozo
de sus pájaros marinos.
Y en la tarima de fiesta
se escucha de nuevo el son:
“las escalinatas del río
están en mi corazón”
Sitio del Viento
123
•
IndiceEl callao…………………………………………………………………………………….. 7
A manera de entrada………………………………………………………………… 9
Aquí en mi corazón…………………………………………………………………… 21
Sitio del viento………………………………………………………………………….. 23
El sitio: Coatzacoalcos………………………………………………………………… 25
Besos etéreos……………………………………………………………………………. 27
Azul profundo……………………………………………………………………………. 29
Cabrillas…………………………………………………………………………………….. 31
Caminos……………………………………………………………………………………... 33
Mariposas amarillas……………………………………………………………………. 35
Onírica………………………………………………………………………………………... 37
La estatua y la mariposa……………………………………………………………… 39
La fe……………………………………………………………………………………………. 41
Presencias…………………………………………………………………………………… 43
Olvido…………………………………………………………………………………………. 45
El tiempo……………………………………………………………………………………. 47
Oración primera…………………………………………………………………………. 49
El cielo puede esperar………………………………………………………………… 53
El sol…………………………………………………………………………………………… 55
El mar…………………………………………………………………………………………. 57
El río…………………………………………………………………………………………… 59
La tierra………………………………………………………………………………………. 61
La luna………………………………………………………………………………………… 63
Luna de octubre…………………………………………………………………………... 65
Bugambilias…………………………………………………………………………………. 67
Ventanas……………………………………………………………………………………… 69
La barca……………………………………………………………………………………….. 73
El ramo de rosas…………………………………………………………………………... 75
Me gusta escribir cuando llueve…………………………………………………… 77
Porque voy de prisa……………………………………………………………………... 79
Círculo de amor……………………………………………………………………………. 83
El teléfono……………………………………………………………………………………. 85
Puerta cerrada……………………………………………………………………………… 87
Estás sellado………………………………………………………………………………… 89
Suspiro………………………………………………………………………………………….91
Errores…………………………………………………………………………………………. 93
La pareja………………………………………………………………………………………. 95
Por tu tristeza………………………………………………………………………………. 97
Por tu amor…………………………………………………………………………………...99
Tu impaciencia………………………………………………………………………………101
Como un capullo……………………………………………………………………………103
Para ti……………………………………………………………………………………………105
Yo te condeno, amor………………………………………………………………………107
El pañuelo………………………………………………………………………………………109
Hoy………………………………………………………………………………………………..111
Cuento contigo……………………………………………………………………………….113
Sin cerrar los ojos……………………………………………………………………………115
La leyenda………………………………………………………………………………………117
Despedida a mi hijo Rafael……………………………………………………………..119
Amor………………………………………………………………………………………………121
El mejor regalo……………………………………………………………………………….123
Un sorbo más…………………………………………………………………………………125
Dueña y señora………………………………………………………………………………129
De espaldas a la puerta…………………………………………………………………..:131
Me llamo brisa……………………………………………………………………………….133
Las escalinatas del río………………………………………………………………………137
•
Sitio del VientoSe terminó de imprimir en los Talleres de Editorial
Robles, en el mes de Junio de 2012.
El tiraje consta de 1000 ejemplares
Coatzacoalcos, Veracruz.