TRATADOS DELEGISLACIÓNC L y PENAL

Tomo Y

JEREMÍAS BENTHAM

Tpjijtwu, SUPERiOR DE JusuclA DEL DIsiPRo FEDERAL

DIRECCIÓN GENERAL DE ANALES DE JURISPRuDENCIA Y BOLFJ'FÍN JUDICIAL

TRATADOS

DE LEGISLACIONCIVIL Y PENAL,

remas 3enatn,r1tADucInGs Al, CASTELLANO, CO1 CMIZNICAIIIOS.

POR RAMON SALAS.

Edicion hecha bajo la direccion de José Ben, Jlfasson,

TOMO Y.

PARIS,MASSON Y HIJO, CALILE DE ERFEJRTH ,N°3.

1823.

( 385 )

INDICEDe los Capítulos que contiene este

TOMO Y.

PARTE CUARTA.

PAG.DE Los MEDE03 tNDIRCT0S DE PREVEflR

LOS DELITOS . . . . . . . . . :1.I2iTRODUCCION.. • . ••• • • . . . . .. lb.

COMENTARIO. • • • 9 • • • •4 . • . 10.CArÍTULO 1. Medios de quitar el poder fi-

sicodedañar...,...., 13.COMENTARIO. . . . . . . . . .. . . . . 20.

CAP. TI. Otro medio indirecto. Estorbar álos hombres adquirir aquellosconocimientos de que pociriansacar un partido pernicioso . . 23.

COMENTARIO. . . . . . . . . . . . . . 35.CAP. II!. De los medios indirectos de pre-

venir la voluutad de cometerlos delitos . . . . , . 42.

COMENTARIO ....... ........ 45.CAP. IV. Extraviar el curso de los deseos

peligrosos, y dirigir las inclina-ciones hacia las diversiones masconformes al interés público . 46.

COMITAIO . . . . . .......... 63.TOMO Y. 33

CAE. V. llacei de manera que un deseodado se satisfaga sin perjuicio,6 con el menor perjuicio posi-ble .............. 72.

COMENTARIO. . . . . . 7 . . e . . . . 99.CAP. VI. Cuidar de no fomentar el delito 117.

COMENTARIO. ....... 126.CAP. VII. Aumentar la responsabilidad de

las personas en proporcion delo mas expuestas que están á latcntacion de dañar . . . . .

COMENTARIO............... i3i.CAP. VIII. Disminuir la sensibilidad con

respecto á la tentacion . * . . lb.COMENTARIO. . . . . . . . . . . . . 135.

CAP. IX. Fortificar la impresion de las pe-nas en la irnaginacion ..... i38.

COMENTARIO. . . . . . . ...... 145.CAP. X. Facilitar el conocimiento del

cuerpo del delito ....... i48.COMENTARIO. . ............ . 179.

CAP. XI. Estorbar algunos delitos, dandoá muchas personas intere's enprevenirlos .......... 195.

COMENTARIO.......* . . , * . . 197.CAP. XII. Facilitar los medios de conocer

y hallar á los individuos ..... 98.COMENTARIO. . . . . . * . . . . . . . 204.

Cu. XIII. Aumentar la dificultad de laeyasion de los delincuentes. . 207.

COMENTARIO,.... ..........208.

( 387 )Cp. XIV. Disminuir la incertidumbre de

los procedimientos judiciales yde las penas. . . . . . . . . 209.

C0MtNTARI0.............218.C.tp. XV. Prohibirlos delitos accesorios,

para prevenir el delito prin—cipal ............. 229.

C0M]NTARI0....1 ......... .257.C&p. XVI. Cultura de la benevolencia. . 238.

COMENTARIO ............... 249.CAP. XVII. Uso del móvil del honor,ó sea

de la sancion popular. . . .COMENTAItIO ............257.

CAP. XVIII. Uso del móvil de la reIiion . 58.COMENTAP,10

CAP. XIX. Usos que pueden hacerse delpoder de la instruccion. . . . 283.

COMENTARIO. ..............289.CAP. XX. Del uso que debe hacerse del

poder de la educacion . . . . 292.COMENTARIO. .............. 299.

CAP. XXI. Precauciones generales contralos abusos de la autoridad . . 30.

COMENTARIO. . . ............ 344,CAP. XXII. Medidas que deben tomarse

contra un delito ya cometido . 369.COMENTARIO . . . . . . ........ 38i.

Tratados de legislación civil y penal se terminóde imprimir en agosto de 2004, en Edigráfica,S.A. de C.V. La edición consta de 1000 ejempla-res, y la revisión y supervisión editorial estuvie-ron al cuidado de los licenciados Juan B. GómezMoreno y Aldo Francisco Rodríguez Gutiérrez.

PARTE CUARTA.

PAG.DE Los MEDEOS tNDIRCTOS DE PREVEflR

LOS DELITOS . . . . . . . . . . :1.I2iTRODUCCION.. • . ••• • • . . . . .. lb.

COME1TARIO. . . . . . . .4 9 . • 10.

PRINCIPIOSDE LEGISLACION.

PARTE CUARTA.DE LOS MEDIOS INDIEOTOS

DL PREVENIR Los DET,tQ.

INTRODUCCION.

Es todas las ciencias hay algunasque han sido cultivadas mas tarde que lasotras; porque pedian una srie mas largade observaciones y reflexiones mas pro—fundas. Así es como las matemáticas tie-nen su parte transcendente ó sublime,que es, por decirlo así, una nueva cienciamas allá de la ciencia ordinaria.

La misma distincion puede aplicarsehasta un cierto punto al arte de la legis-lacion. Hay acciones perniciosas, ¿ qué

TOM0V

()

debe hacerse para prevenirlas? La primerarespuesta que se ufrece i todo el mundo,es esta: prohibir estas acciones y casti-garlas. Siendo este iné todo de combatir losdelitos el mas sencillo y el primero que seadoptó, cualquiera otro que se adopte paraconseguir el mismo fu, es por decirloasí, un refinamiento del arte, y su partetranscendente.

Esta parte consiste en hallar una sériede operaciones legislativas para prevenirlos delitos mismos, trabajando principal-mente sobre las inclinaciones de los in-dividuos para apartarlos del mal, é im-primirles la direccion mas útil para ellosmismos y para los otros.

El primer método de combatir los de-litos con las penas, constituye la legisla-cion directa.

El segundo método de combatirlos conmedios que los previene n,constituye aquel-la rama de legislacion que yo llamo indi-recta.

Asi el soberano obra directamente con-tra los delitos cuando los prohibe cada unoi parte con penas especiales, y obra ¿di-

(3)rectamente cuando toma algunas precau-ciones para prevenirlos.

En la legi.siacion directa se ataca al mtde frente; cii la indirecta por mediosoblicuos. En el primer caso el legisladordeclara abiertamente la guerra al enemi-go, le seiala , le persigue, le combatecuerpo S cuerpo, y monta á vista de Usus baterías : en ci segundo no manifiestasus proyectos, obra, abre minas, procuraadquirir inteligencias, y trabaja por pre-venir los proyectos hostíles, y conservaren su alianza i los que hubieran tenidointenciones secretas contra él.

Los especuladores políticos han traslu-cido todo esto; pero al hablar de esta se-gunda rama de la legislacion, no se hanformado ideas claras de ella: ha muchotiempo que la primera ha sido bien 6 mal-reducida i sistema; pero la segunda nuncaha sido analizada ni se ha pensado en tra-tarla con método, en disponerla en clasi-ficaciones , en una palabra, en comprehen-derla en su totalidad; esta es todavía unamateria iiueva.

Los escritores de novelas políticas to-

( I )

ieraii la legislacion directa como unnecesario: la miran corno un inconvenienteinevitable & que se someten pero de quenunca hablan con un grande interés. Alcontrario, cuando llegan í tratar de losmedios de prevenir los delitos, de hacer &]os hombres mejores, de perfeccionar lascostumbres , su irnaginacion se inflama,sus esperanzas se exaltan, y no parecesino que ván pronto á hallar la piedrafilosofal, la panácea ó remedio universal,Y que el género Ii aman o vá recibir unaforma nueva. Esto viene de que se piensamas magnificarnente de un objeto en pro-porcioil de lo menos familiar que nos es,y de que la imaginacion tiene un vuelomas libre en proyectos vagos que aun no sehan sometido al yugo de la analisis: ma-jor longinquo rej.'erencia: este dicho estan aplicable á las ideas como a las perso-

Un prolijo examen reducirá todasestas esperanzas indefinidas á ]as justasdimensiones de lo posible; y si perdeniosen esto algunos tesoros facticios, seremosbien indemnizados de esta pérdida, por lacerteza de nuestros verdaderos recursos.

( 5 )Para distiiiguir bien lo que pertenece

estas dos ramas, es necesario empezar porformarse una idea exacta de la legislaciondirecta.

He aquí como esta procede ó debe pro-ceder.

i° La eleccion de los actos que se erigenen delitos.

20 La descripcion de cada delito, ho-micidio, robo, peculado, etc.

3° Exposicion de las razones que haypara atribuir á estos actos la cualidad dedelito : razones que deben deducirse deun solo principio, y que por consiguientedeben convenir entre si.

40 La atribucion de uua pena compe-tente i cada delito.

0 La exposicion de las razones quejustifican esta pena.

Este sistema peiial,auu que fuese el me-jor posible, es defectuoso en muchos pun-tos:

i° Es menester que el mal haya exis-tido antes de que se le pueda aplicar elremedio

; porque el remedio consiste en la

aplicadoti de la pena y esta no puede

( 6 )aplicarse hasta despues de haberse cometidoel delito. Cada nuevo ejemplo de una penaimpuesta, es una prueba mas de la pocaeficacia de ella, y deja subsistir un ciertogrado de peligro y de alarma.

20 La pena misma es un mal, aunquenecesario para prevenir un mal mayor:la justicia penal en todo el curso de suoperacion no puede dejar de ser una seriede males: males en las amenazas, y cii lafuerza de la ley males en la persecucionde los acusadostintes de que se puedadistinguir al inocente del culpado: ma-les en la ejecucion de las sentencias ju-diciales: males en las consecuencias ine-vitables que resultan sobre algunos ino-centes.

30 En fin, el sistema penal no puedeobrar bastante sobre ciertos actos maléfi-cos, que se escapan á la justicia, ya por lafrecuencia de ellos, ya por la facilidad deocultarlos, ya por la dificultad de definir-los,6 ya en fin por alguna disposicion vicia-da de la opinioii pública que los favorece.

La ley penal solamente puede obrardentro de ciertos limites, y su poder se

( 7 )extiende solo á los actos palpables y sus-ceptibles de pruebas manifiestas.

Esta impe rfeccion del sistema penal hahecho que, se trabaje en buscar nuevosmedios para suplir lo que le falta. Estosmedios tienen por objeto prevenir los de-litos, ya quitando el conocimiento mismodel mal, ya quitando la voluntad ó elpoder de hacerlo. La clase mayor de estosmedios se reduce al arte de dirigir las in-clinaciones; debilitando los motivos seduc-tores que excitan al mal, y fortificandolos motivos tutelares que excitan al bien.

Los medios indirectos son pues aquellosque, sin tener los caracteres de la pena,obran sobre lo físico o lo moral del hom-bre para disponerle á que obedezca á lasleyes, para evitarle las tentaciones del de-lito, para gobernarle por sus inclinacionesy sus luces.

Estos medios indirectos no solamenteson ventajosos y preferibles por su suavi-dad, sino que tambien producen efecto enmuchos casos en que son inúliles los me-dios directos. Todos los historiadores mo-dernos han observado cuánto se han dis-

( 8 )initiuido los abusos de la iglesia católicadespues del establecimiento ¿le la religionprotestante. Lo que los papas y los con-cilios no hablan podido hacer con sus de-cretos, lo ha hecho sin trabajo una felizrivalidad: el clero católico ha temido darun esciudalo que seria un motivo de triun-fo para sus enemigos. Así este medio iii-directo, la libre concurrencia de religio-nes, tiene mas fuerza para contenerlas ypara reformarlas,que todas laF leyes posi-tivas.

Toinéinos otro ejemplo de la economíapolítica. Se ha tratado de reducir el preciode los géneros y sobre todo el interés deldinero. Es verdad que el precio alto no esun mal sino por comparacion con el biende que estorba gozar; pero tal cual él es,con razon se ha pensado en minorarlo,¿y qué se ha imaginado para esto? Unamultitud de leyes reglamentarias, unatasa fija, un interés legal; ¿y qué ha su-cedido? Los reglamentos han sido siempreeludidos, se han redoblado las penas, y envez ¿te minorarse el mal, se ha hecho masravc. Solo es eficaz un medio indirecto de

( 9 )que pOCOS gobiernos han tenido la pru-dencia de servirse. Dejar un libre curso

la concurrencia de todos los comercian-tes, de todos los capitalistas, confiar áellos el cuidado de hacerse mutuamenteEa guerra, de suplantarse, de quitarse loscompradores con ofrecimientos mas ven-tajosos; este es el medio. La libre concur-rencia es el equivalente de un premio quese concediera al que vendiese un. génerode mejor calidad y mas barato. Este pre-mio inmediato y natural, que muchos ri-vales se lisongean de lograr, obra con maseficacia que una pena lejana de que siem-pre se espera poderse eximir. Antes deentrar en la exposicion de los medios in-directos, debo advertir que hay algo dearbitrariedad en el modo de clasificarlos,de manera que algunos de ellos podríanponerse indiferentemente en diversos ar-tículos. Para distinguir invariablementelos unos de los otros, hubiera sido precisoentregarse á una analisis metafísica, muysutil y muy cansada, y para nuestro in—tento basta que todos los medios indirectospuedan colocarse eii uno ii otro de estos

(io)artículos, y que se haya llamado la aten-cion del legislador á las principales fuen-tes en que puede beber.

No añadirá á lo dicho mas que una ad-vertencia preliminar, pero esencial. En lavariedad de medidas que vamos á expo-ner, ninguna hay que pretendamos reco-mendar como conveniente á cada gobiernoen particular, y, ménos aun á todos losgobiernos en general. La utilidad especialde cada medida considerada á parte_, seindicará en su articulo correspondiente;pero cada una de ellas puede tener algu-nos inconvenientes relativos, que es impo-sible determinar sin conocer todas las cir-cunstancias. Conviene pues que se entiendabien, que el objeto que aquí nos propo-iiemos, no es aconsejar la adopelon de taló tal medida, sino solamente ponerla á lavista y recomendarla á la atencioii de losque pueden juzgar de su conveniencia.

COMENTARIO.

Es mucho mejor prevenir ci mal árites de quesuceda, que tratar de remediarlo despues desucedido. Este principio de las leyes romana,

( u )indica la preferencia que debe darse á la legisla-cion penal indirecta, cuyo objeto es prevenirlos cielitos , sobre la legislacion penal directa ,cuyo objeto es castigarlos. No siempre ci malcausado por el delito puede repararse; y á masde esto, la pena misma es un mal que solamentepuede escusarse por la necesidad de evitar otromayor. En general puede asegurarse con el ca-ballero Cayetano Filangieri, que las leyes indi-rectas consiguen mejor el objeto que se desea,que las leyes directas, como lo prueba Bentham,con los dos ejemplos que nos presenta, y podriaprobarse éon otros muchos, pero á pesar de estolos jurisconsultos han preferido en sus estudiosla legislacion penal directa, que bien ó nial hamucho tiempo que ha sido reducida á un sistema.

Sobre la legislacion penal indirecta, no se hatrabajado tanto, y aun se halla cn un estadoinforme, á pesar de quÍ, esta parte de la- ciencialegislativa, que no es en realidad otra cosa queun sistema de precauciones para prevenir losdelitos, debe tener y tiene con efecto sus prin-cipios tan ciertos y seguros por lo mdnos, comolos de la legislacion penal directa. La legislacioncriminal indirecta será pues la ciencia de losmedios de prevenir los delitos, y estos mediospueden reducirse á tres artículos; quitar el co-nocimiento del mal, quitar el poder, y quitarla voluntad de hacerlo. Estos medios sin tenerel carácter de pena, obran sobre lo físico 6 lomo ml del hombre para enseñarle á obedecer

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las leyes, evitándole las tentaciones de delin-quir, y gobernándole por sus inclinaciones y suconocimientos.

Las precauciones ó medios de prevenir los de-litos no siempre serán eficaces; es decir, quesiempre habrá delitos; pero los medios de que sesirve la legislacion penal directa, no tienen maseficacia; pues á pesar de ellos siempre hay de-litos, y como dice perfectamente nuestro autor,cada ejecucion de una pena es una prueba de suineficacia; de donde se infiere que cuanto masnecesario sea repetir una pena, tanto mas evi-dentemente se prueba que es ineficaz. Reducir losdelitos al menor número posibe debe ser el ob-jeto de la legislacion penal, y esto se logra me-jor previniendo los delitos por medios indirec-tos, que castigándolos. Esta parte de la obra deBentham está destinada á tratar de ciertos fliC-

dios indirectos que él no propone como conve-nientes á todos los gobiernos y á todas las cir-cunstancias indistintamente cada medida delas propuestas puede tener inconvenientes rela-tivos, y al legislador toca adoptar entre ellas laque mejor convenga á las circunstancias en quese halla.

CA?iTULO L Medios de quitar el poder fi-sicodedañar...,..... 13,

COMENTARIO. . . . . . . . . . . . .. 20.

( 13 )

CAPITULO 1.

Medios de quitar el poder fisico dedancw.

CuANDo concurren la voluntad, el co-nocimiento y el poder necesario para laformacion de un acto, este acto se produ-ce necesariamente : inclinacion, conoci-miento, poder: estos son pues los trespuntos sobre que debe aplicarse la influen-cia de las leyes para determinar la con-ducta de los hombres. Estas tres palabrascontienen en abstracto la suma y la sub-stancia de todo lo que puede hacerse enlegislacion directa ¿ indirecta.

Empiezo por el poder, porque los me-dios en esta parte son mas limitados ymas sencillos; y porque en el caso en quepueda conseguirse quitar el poder de da-iar, todo está hecho, y el éxito de la leyqueda asegurado

Puede el poder distinguirse en dos es-pecies: i° poder interno aquel que de-pende de las facultades intrinsecas delindividuo 2° poder externo., aquel que

TOMO V. 2

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depende de las personas y de las cosas queestán fuera de él, y de que necesita paraobrar (1)

Por lo que toca al poder interno, quedepende de las facultades del individuo,es casi imposible privar de él con utilidadá un hombre; porque el poder de hacer elmal es inseparable del poder de hacer elbien con las manos cortadas no se puederobar; vero tampoco se puede trabajar.

Por otra parte, estos medios privativosson tan severos que no se pueden usarsino con delincuentes ya convencidos. Laprision es el único que puede aprobarseen ciertos casos para prevenir un delitoque se teme .

(i) 10 Poder ab intra. Poder ab extra.() Muro linguam. De virginibus puerique, sed non

virginibus puerisve sermo est et prtcrea alienus sermonon erubescil. Dixi adversus poteslatem pcccand, quarnab mira norninavi, nullum dari reniedium. En vero ex-ccpliouem cmrcumcisio. Iiicitur non apud juda?os solosfuissc in usu. Quanam igiLur instituti ralio? ¿ Annoadversus venerern solitariam? Ra visuni est nescio cujcredo equidem Voltario. Ingeniosum sano fuisset excogi-.ameiitum : siquidem hoc modo, ut 'videtur, procJivitas

sa1em minuitur si non facultas tollitur. Adversus debili—tateni remedicim. sterilcsqne IFiptias. Vitium magis per_

(i5)El legislador tiene mas recursos para

prevenir los delitos, aplicándose á los ob—jetos materiales que pueden servir paracometerlos.

Hay casos en que puede quitarse el po-der de dañar, excluyendo lo que Tácitollama irrita,nenta inaloruin, la materiay los instrumentos del delito. Aquí la po—utica del legislador puede compararse á lade una niñera : las barras de hierro cii lasventanas, los rejados al rededor del fue—go, el cuidado de quitar los instrumentoscortantes y peligrosos para los niños, 8011

de la misma especie que la prohibicion devender y de fabricar las herramientas pa-ra acuñar moneda, las drogas venenosas,las armas ficiles de ocultar, los dados, iotros ingredientes de juegos prohibidos,la prohibicion de hacer y tener ciertasredes, y otros instrumentos para coger Fica za.

niciostim quam qna multo sunt odioiora, siuidem magisdebilitat e1 horno si¡)¡ scmper prasens i Quidni huc per_tineat jijcla2w genlis spectaa fecunditas Sed nec viiunivicletnr nec rerncdium rudo vurn sapere faci1iusqu cre—ditleim hodierno5 aItribuisse, quam antiquos mvenisse.

Mahoma no fiándose cii su razou, quisoponer á los hombres en la impotencia deabusar de los licores fuertes. Si se atiendeá los climas de los paises cálidos en que elvino pone al hombre mas furioso que es-túpido, acaso se hallará que la prohibi-cion total es mas suave que la permisionque habria producido una clase nume-rosa de delitos, y por consiguiente depenas.

Los impuestos sobre los licores espín-tuosos llenan en parte este objeto; porqueen proporcion de lo que el precio sube yexcede las facultades de la clase mas nu-merosa, se quitan á esta los medios deentregarse á la intemperancia.

Las leyes sumptuarias en cuanto prohi-ben la i ntroduccion de ciertos artículos ,que son el objeto de los zelos del legisla-don, pueden referirse á este capítulo. Estoes lo que ha hecho tan famosa la legisla-cion de Sparta: los metales preciosos es-tabai desterrados de la república: no serecibia cii ella á los extrangeros, y no sepermitia viajar á los ciudadanos.

En Ginebra se prohibía llevar diaman-

( 17 )tes, y estaba limitado el numero de ca-ballos que cada uno podia tener

Pueden mencionarse en este capitulomuchos estatutos ingleses relativos aldespacho de licores espirituosos: está pro-hibido ponerlos en venta, sub dio y esnecesario conseguir una licencia que cues-ta mucho, etc. La probibicion de abrir losdomingos ciertos sitios de diversion perte-nece á esta clase. Del mismo modo lasprovidencias para destruir liblos, escri-tos sediciosos, figuras obscenas, expuestasen las calles, para prohibir su impresionópublicacion, etc.

La policía antigua de Paris prohibia álos criados llevar espada, y aun baston ypalo. Tal vez esta era una distincion sim-ple de Tangos, 6 tal vez una medida deseguridad.

Cuando una clase del pueblo está opri-mida por el soberano, la prudencia pideque se la prohiba el uso de las armas, y

(ij) Citar estos ejemplos no es proponerlos como mode-los, sino solamente mostrar en que clase deben colocarseestas leyes.

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enttnces la injuria mas grande es una ra-zou justificativa de la mas pequeña.

Los filisteos obligaban a los judíos á ser-virse de ellos siempre que tenian que afi-lar sus hachas y sus sierras. - En laChina, la fábricá y la venta de armas estáreservada exclusivamente á los tártarosChinescos.

Un estatuto de Jorge ux prohibe á todoparticular tener en su casa mas de cin-cuenta libras de pólvora; y á los merca-deres de este articulo, tener mas de dos-cientas libras á un tiempo. La razoii quese da es el riesgo de las explosiones.

En las actas relativas á los caminos rea-[es y á las puertas, se limita á ocho elnúmero de caballos de carruage: se haceuna excepcion en favor de ciertos trans-portes, y de todo lo que mira al serviciodel rey para la artillería y las municiones.La razon que se da es la conservacion delos caminos.

Si estas providencias y otras semejantestenian tambien un objeto político, es loque no pretendo decir; pero es seguro queestas y otras medidas pueden servir para

( 19 ),

quitar los medios de rebelion, ¿ disrmiiwvlos medios de contrabando.

Entre las providencias que se puedeiitomar en este punto, ninguna conozcomas feliz y mas sencilla que la de que seusa en Inglaterra para dificultar el robode los billetes de banco. Cuando se tratade coiil3arIos al ordinario, ¿ al correo secortan en dos partes cada una de las cua-les se envia separadamente. El robo deuna mitad del billete seria inii tu, y es taugraiicle la dificultad de robar las dos par-Les, una dcspues de otra, que ci delito escorno imposible.

Hay profesiones para cuyo ejercicio seexigen pruebas de capacidad, y hay otrasque las leyes hacen incompatibles. En In-glaterra muchos oficios Ce justicia son in—compatibles con el de procurador, porquese ha temido que la mano derecha no tra-baje secretamente por la mano izquierda°.

(i) En Austria un desollador de animales no puede ven-der carne; porque se presume que i el animal hubierasido sano , no hubiera venido á sus manos. &Soirzenfetspolicía de Viena 1767. Un gran número de regiaflJe11l(J'IP polica se refieren á este ca1)ÍtU1O.

( 20 )

Las personas que contratan con la ad-rnitiistracion para las empresas de vive~res, y para las provisiones de las tropas,no pueden entrar en el parlamento. Lospro'ehedores pueden ser delincuentes ysometidos al juicio del parlamento luegono conviene que sean miembros de él; pe-ro aun hay razones mas fuertes para estaexciusion, tomadas del peligro de aumen-tar la influencia ministerial.

COMENTARIO.Los delitos se previenen quitando ci poder ó

la voluntad de cometerlos, y este último es ciobjeto de Ja legislacion ciirniiial indirecta. Conla pena no es posible quitar el poder interno, quedepende de las cualidades intrinsecas del in-dividuo; pero es muy posible y aun muy fácilquitar el poder externo, que depende de las per-sonas y de las cosas que están fuera de él, y deque tiene necesidad para obrar. Esta distincionde Bentham entre el poder interno y el poderexterno, poder ab intra, y poder ab extrahuele á la escuela, y aun no me parece fácil deentender, si el poder se ha de distinguir de lavoluntad; porque si ci poder interno de obrar,que depende únicamente de las cualidades in-trínsecas del individuo, no es la voluntad deobrar, ¿ qué puede ser? El conocimiento de un

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)

eto y de los medios de ejecutarlo, solo muyimpropiamente se puede llamar poder, el cualno consiste en otra cosa que en tener á nuestradisposicion medios infalibles de ejecutar unacto. Puede concebirse un poder interno, rela-tivo á actos puramente internos, como pensaren una cosa querer una cosa; pero este poderpodrá ser un objeto de la metafísica, y no de lalegislacion, que no se extiende á los actos pura-mente internos.

Quitar pues ci poder en legislacion penal in-directa, es quitar la facultad de disponer de laspersonas 6 de las cosas que son necesarias paraejecutar el acto que se quiere evitar, y estopuede hacerse de dos maneras, ú obrando sobrela gente, ú obrando sobre los instrumentos de laaccion. Obrando sobre la persona, hay sin dudamedios infalibles de quitarla todo poder de de-linquir, quitándola la vida, por ejemplo; peroestos medios son tan severos que solamente puedehacerse USO de ellos con delincuentes ya conve-ncidos, corno penas, y no como precauciones;fuera de que es imposible quitar d un hombreel poder de hacer mal, sin quitarle al mismotiempo el poder de hacer bien, y mas frecuen-temente se pierde que se gana en esta operacion.Un ahorcado para nada es bueno, dice Voltaire,y este chiste envuelve una razon concluyentecontra la pena de muerte , que es evidentementeinjusta y tiránica, si es posible quitar á un de-Jincuenie el poder de delinquir, conservndolr

( 22 )el de hacerse útil á la sociedad, y reparar en lamanera posible el mal que ha hecho con su delito;y Beccaría pretende que esta posibilidad estádemostrada por el razonamiento y por la expe-riencia. La prision misma, usada como precaucioncontra un delito que se recela, y no como pena,solamente puede j ustilicarse en muy raros casos.

El legislador tiene mas latitud para obrar,trabajando sobre los objetos materiales que pue-den servir para cometer los delitos, y erigiendoen delitos ciertos actos, que aunque no lo seanen sí mismos, porque ningun mal producen,encaminan y provocan al delito. Traer consigouna pistola ó un puñal, no es ciertamente undelito; pero este acto puede conducir al asesinatofacilitándolo; y as¡, prohibir el uso de estasarmas, es quitar un medio de delinquir, y porconsiguiente quitar el poder, 6 á lo mdnos dis-minuirlo.

Las leyes sumptarias y las que limitan las ven-tas de los licores espirituosos, que privando alhombre de la razon le disponen á delinquir, sonotras tantas precauciones contra los delitos ;pero no debe olvidarse lo que en otra partedijimos, esto es, que nunca debe tomarse contraun delito una precaucion que produzca masmal que produciria ci delito mismo, tanto mascuanto ci mal de la precaucion es cierto, y, elmal del delito es contingente ; porque no es cier-to que el que lleva consigo una pistola, se sirvade ella para asesinar; y es cierto que prohibin-

(23)dole el uso de la pistola, se le hace un mal pri-vándole de una parte de su libertad, y de unmedio de defensa en el caso de ser atacado.

Es necesario pues que el legislador sea muyprudente y circunspecto en ci uso de los mediospreventivos, y aun en los ejemplos que nos pre—senta Bcntham ci lector reflexivo hallará muchosque su razon no aprobará, tal como el de lasleyes sumptuai ias y ci de la prohibicion totaldel vino por Mahoma ¿ no podrá ponerse en lamisma categoría? ¿ Y qué se dirá de los mediospara destruir los libdlos ó escritos sediciosos ?Podrá juzgarse de ellos luego que se vea lo quedirdmos sobre la libertad de la imprenta.

CAPITULO II.

Otro medio indirecto. Estorbar á loshombres adquirir aquellos conocimien-tos de que podrian sacar un partidopernicioso (1)

HAGO mex:icion de esta política sola-mente para proscribirla ella ha produ-cido la censura de los libros : ella ha pro-

(i) La ciencia ( conociniieto ) aunque ordinariamentese considera como distinta del poder, es en realidad unarama de l, una rama de aquel poder que resido en elalma. Antes de que un hombre pueda hacer un acto,debe conocer (105 coas, los motivos de harerlo, y los me

CAP. U. Otro medio indirecto. Estorbar álos hombres adquirir aquellosconocimientos de que pociriansacar un partido pernicioso . 23.

COME1TARiO. . 9 . . . . . . . . . . 35.

(23)dole el uso de la pistola, se le hace un mal pri.-vándole de una parte de su libertad, y de unmedio de defensa en el caso de ser atacado.

Es necesario pues que el legislador sea muyprudente y circunspecto en el uso de los mediospreventivos, y aun en los ejemplos que nos pre—senta. Bcntham el lector reflexivo hallará muchosque su razon no aprobará, tal como el de lasleyes sumptuar ias: y ci de la prohibicion totaldel vino por Mahoma ¿ no podrá ponerse en lamisma categoría? ¿ Y qué se dirá de los mediospara destruir los libdlos o escritos scdiçicsos ?Podrá juzgarse de ellos luego que se vea lo quedirdmos sobre la libertad de la imprenta.

CAPITULO II.

Otro medio indirecto. Estorbará loshombres adquirir aquellos conocimien-tos de que podrian sacar un partidopernicioso

HAGO mencion de esta política sola-mente para proscribirla ella ha produ-cido la censura de los libros : ella ha pro-

(i) La ciencia ( conocimieto ) aunque ordinariamentese considera como distinta del poder, es en realidad unarama de él, una rama de aquel poder que reside en elalma. Antes de que un hombre pueda hacer un acto,debe conocer do cosas, los motivos tic Jiarerlo, y 103 me

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ducido la inquisicion, y ella produciriael eterno embrutecimiento de la especiehumana.

Yo me propongo hacer ver aquí, 111 quela difusion de los conocimientos no es da-iiosa en su totalidad, siendo menos funes-tos los delitos de refinamiento que los deignorancia. 20 Que el modo mas útil decombatir el mal que puede resultar de uncierto grado de conocimientos, es aumen-tar la cantidad de ellos.

Digo lo primero, que la difusion de lasluces no es nociva en su totalidad. Algu-nos escritores han pensado, ó han pareci-do pensar, que cuantos menos conocimien-tos tienen los hombres, tanto mas valen,- que cuantas menos luces tienen, tantosmenos objetos conocen que sirven de mo-tivos para el mal 6 de medios de cometer-lo. Que los fanáticos defiendan esta opi-nion, yo no lo extraño, pues que hay unarivalidad natural y constante entre el co-

dios de ejecutarlo, & pueden pues distinguir ¿os especiesde conocimientos, el de los motivos y el de los medios : elprimero constituye la inclinacion; el segundo una partedel poder.

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iiociinieuto de las cosas reales itiles éinteligibles, y el conocimiento de las co-sas imaginarias, inútiles é ininteligibles;- pero este modo de pensar, sobre el pe-ligro de los conocimientos, es bastante ge-neral en la masa del género humano. Sehabla con sentimiento de la edad de oro,(le aquella edad cii que nada se sabia. Paraponer en evidencia el error en que estáfundado este modo de pensar, se necesita-ba un método mas exacto de apreciar elmal de un de]i to, que el que se ha usadohasta ahora.

Que los delitos de refinamiento hayansido mas odiosos que los delitos de igno-rancia, es decir, de violencia brutal, yono lo extraño; porque para juzgar de lagravedad de los delitos, se ha seguido masel principio de la antipatía que el de lautilidad: la antipatía mira mas á la depra-vacion aparente del carácter, indicada porel delito, que á cualquiera otra circuns-tancia: este es á los ojos de la pasion elpunto sobresaliente de cada acto, en coin-paracion del cual siempre parece frio elexamen riguroso de la utilidad. AJiora

Tomo V. 3

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pues, cuanto mas conocimiento y refina-miento anuncia un delito, tanta mas re-flexion y tanta mas depravacion de lasdisposiciones morales indica en su au-tor; pero el mal del delito, iinico objetodel principio de la utilidad, no es ¿ini-camente determinado por la depravaciondel carácter: depende' inmediatamente delo que hayan padecido las personas afec-tadas por el delito, y de la alarma quede este resulta para la sociedad en general:y en la suma del mal, la depravacionque manifiesta el individuo culpado, esuna circunstancia agravante; pero no esen-cial.

Los delitos mas graves son precisa-mente aquellos para los cuales basta elmas pequeiío grado de conocimiento, yel individuo mas ignorante sabe siem-pre bastante para cometerlos. La inun-dacion es mas grave que el incendio, elincendio mas que el homicidio, el ho-niicidio mas que el robo, y el robo masque la ratería. Se puede demostrar estaproposicion por una operacion aritmé-tica, por un inventario de los iteins de

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mal en ambas partes, por uta compara-cion del tamaño del mal en cada indivi-duo perjudicado, y por el ni'irnei'o de laspersonas que se hallan envueltas en él ,¿y qué conocimientos se necesita tenerpara estar en estado de cometer estos de-litos? El mas atroz de todos no exigemas que un grado de conocimiento que esfamiliar al mas bárbaro, al mas salvage deTos hombres.

La fuerza es peor que la seduccion 6 ciadulterio; pero la fuerza es mas frecuenteen los tiempos groseros la seduccion yel adulterio lo son mas en las edades ci-vilizadas.

La diseminacion de las luces no ha au-mentado el rnmero de los delitos, ni aunla Facilidad de cometerlos; y no ha hechomas que diversificar los medios (le produ-cirlos, ¿ y c6ino los ha diversificado? Sus-tituyendo gradualmente los i.n.rios llocive sí los que lo cran mas.

Si se ha iiiventado un nuevo modo derateria, el inventor se aprovecha por al-gun tiempo de su descubrimiento; perobien pronto se descubre su secreto, y todo

( 28 )el mundo esta alerta. Es preciso pues e-currir á un nuevo medio,que tampoco tie-ne mas que un tiempo como el primero,y pasa del mismo modo. Todo esto no esmas que ratería, ménos mala que el hur-to simple, que lo es menos que el robo Cali

fuerza armada ¿y por qué? La con-fianza de cada uno en su propia pruden-cia, en su sagacidad, hace que no se lealarme tanto en el caso de la ratería comoen el hurto.

Conce&ímos sin embargo que los mal-vados ahusan de todo, y que cuanto massaben, mas medios tienen: de hacer elmal, ¿ qué se sigue de aquí?

(i) Supongo siempre que el daño del delito sea el mis-mo; porque bajo de un cierto rcspto la ratería podio se1peor ; pues alguno podria apoderarse por fraude de unasuma mayor que por un robo violento en un camino real.

Sobre las pruebas de la superioridad de las costumbresmodernas sobre los tiempos antiguos, véase á Hume(ensayo sobre la poblacion) : sobre todas las pruebas de susuperioridad, sobre las edades góticas, véase á Volfaire,hisloria general: ¿1 Hume historia de Inglaterra: á Ro-.bertson • iniroduccion á la historia de Carlos y: á Bar-rington observaciones sobre los estatutos ingleses, y alcaballero Chas tellus , en su tratado de la felicidad pú-blica obra bien pensada , pero medianamente ejecutada.

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Si los buenos y los malos compusie-ran dos razas distintas corno los blan-cos y los negros, se podria instruir álos unos, y mantener á los otros en laignorancia; pero cii la imposibilidad dedistinguirlos, y supuesta la alieroativatan frecuente del bien al mal en los mis-inos individuos, la ley debe ser ]a mismapara todos. Luz general, o ceguera gene.ral, no hay medio.

Sin embargo, el remedio sal.e del malmismo. Los conocimien tos ninguna ven-taja podrán dar á los malos, sino en cuan-to tengan la posesion exclusiva de ellos.Un lazo conocido, deja de ser ui.i lazo. Lospueblos mas ignorantes han sabido enve-nenar las puntas de sus flechas; pero sola-mente los pueblos civilizados, ban sabidoconocer todos los venenos y combatirloscon antídotos.

Todos los hombres pueden cometer de-litos; pero solamente los hombres ilustra-dos pueden hallar las leyes propias paraprevenirlos. Cuanto mas limitado es unhombre, tanto es mas propenso á separarsu interés del de sus semejantes; cuanto

3

(3o)mas ilusírado sea,tanto mejor sabrá ver launion de su inters personal con el interésgeneral.

Recorred la historia los siglos maskrbaros os presentan el conjunto de todoslos delitos, y aun de los delitos de fraudetanto corno los de violencia. La groseríadá en particular algunos vicios y ningunoexcluye.¿ En qu época se han multipli-cado mas los titulos falsos, y las falsas do-naciones? cuando solo el clero sabia leer;cuando, por la superioridad de sus conoci-ini cutos, trataba ti los hombres como noso-tros poco mas ó inénos miramos á los ca-ballos, que no podriamos sujetar con elfreno, si se aumentáran sus facultades in-telectu ales , ¿ Por qué en los mismos tiem-pos se recurria á los duelos judiciales, álas pruebas del fuego y del agua, á todo loque se llamaba juicios de Dios? porque enaquella infancia de la razon no se conociaun principio para distinguir en las pruebaslo verdadero de lo falso.

Comparad los efectos en los gobiernosque han limitado la publicacion de lospensamientos, y los que les han dejado

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una carrera libre. Tenernos por unaá la España, al Portugal, á la Italia; ypoi' otra i la Inglaterra, á la Holanda, ila América Septentrional. ¿ Dónde haymejores costumbres y mas felicidad ?¿ Dónde se cometen mas delitos? ¿Dóndees mas agradable y mas segura la so-ciedad?

Se bati celebrado mucho algunas insti-tuciones en que los gefes habian hecho unmonopolio de sus conocimientos. Tales hansido los sacerdotes en el antiguo Egipto,los bramas en el Iiidostaii, y los jesuitasen el Paraguay; sobre lo que deben ha-cerse dos observaciones: la primera, quesi su conducta merece algunos elogios, escon respecto al interés de los mismos quehan inventado esta forma de gobierno, yno con respecto al interés de los que hanestado sometidos a él. Yo quiero confesarque los pueblos han vivido tranquilos ydóciles en estas teocracias; ¿ pero han si-do felices? Yo no puedo creerlo, no serque una esclavitud abyecta, terrores va--nos, obligaciones inútiles, maceraciones,privaciones penosas , opiniones tristes, 110

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sean unos obstáculos para la felicidad.La segunda observacion es que ellos han

conseguido su fin, no tanto manteniendola ignorancia natural, cuanto esparciendoprecauciones y propagando errores. Losgefes mismos han acabado siempre por serlas victimas de esta política pequeña ypusilánime. Un pueblo retenido en unainferioridad constante , con institucionesque se oponen á toda especie de progresos,ha sido siempre presa de los pueblos quehabian adquirido una superioridad com-parativa. Estas naciones envejecidas en lainfancia, bajo unos tutores que prolongansu imbecilidad para gobernarlas mas facil-mente, siempre han oÇrecido una conquis-ta fácil; y una vez subyugadas, no hanhecho mas que cambiar el color de suscadenas.

Pero (se dirá tal vez) no se trata entrenosotros de volver á los hombres 4 laignorancia: todos los gobiernos conocenla necesidad de las luces; lo que única-mente les inspira temores es la libertadde la imprenta. Nunca se opondrán á lapublicacion de libros de ciencias: ¿ pero no

(33)tienen razon para oponerse á la de librosinmorales ó sediciosos, cuyo mal ya nopuede prevenirse, una vez que han to-mado el vuelo? Castigar á un autor cul-pado, es prevenir acaso á los que seriantentados á imitarle; pero estorbar con elestablecimiento de la censura, la publica-cion de los malos libros, es detener el ve-neno en su fuente.

La libertad de la imprenta tiene sinduda sus inconvenientes; pero el mal.quede ella puede resultar no es comparablecon el de la censura.

¿Dónde se hallará aquel genio raro,aquella inteligencia superior, aquel mor-tal accesible á todas las verdades, é inac-cesible á todas las pasiones, para confiarleesta dictadura suprema sobre todas lasproducciones del entendimiento humano?¿Pensais que un Locke, un Leibnitz, unNewton, hubieran tenido la presuncion deencargarse de ella? ¿y cuál es el poderque teneis necesidad de ciar á unos hom-bres medianos? Un poder que por unaparticularidad necesaria , reune en suejercicio todas las causas de prevarica-

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cion, y todos los caracteres de la iniqui-dad; porque en fin, ¿qué es un censor?Es un juez interesado, un juez único, unjuez arbitrario, - que forma un procesoclandestino, - condena sin oir, - y de-cide sin apelacion. El secreto, es decir, elmayor de los abusos, es esencial á la cosamisma; porque debatir públicamente lacausa de un libro, seria publicarlo, parasaber si se debe publicar.

En cuanto al mal que puede resultar dela censura, es imposible apreciarlo, por-que es imposible decir hasta donde llega.Es nada menos que el peligro de detenertodos los progresos del entendimiento hu-mano en todas las carreras. Toda verdadinteresante y nueva, debe tener muchosenemigos,solo por ser interesante y nueva;¿es de presumir que el censor pertenezcaá aquella clase infinitamente pequefía,superior a las preocupaciones estableci-das? y cuando tuviera esta fuerza de es-píritu tan rara, ¿ tendria valor para com-prometerse por descubrimientos, cuyagloria no le perteneceria? Para él no haymas que un partido seguro, que es el de

( 35 )proscribir todo lo que sale de las ideas co-munes, y pasar su guadai5a exterminadorasobre todo lo que se eleva: nada arriesgaen prohibir, y lo arriesga todo en permi-tir; en la duda no será él quien padez-ca: la verdad es la que será sofocada.

Si hubiera dependido de los hombresconstituidos en dignidad el detener lamarcha del entendimiento humano, ¿ dón-de estariamos hoy? Religion, legislacion,física, moral, todo estaria aun en las ti-nieblas. No quiero repetir aquí las prue-bas de esto harto conocidas.

La verdadent censura es la de liii pú-blico ilustrado que desacredita las opinio-nes peligrosas y falsas, y fomenta los des-cubrimientos útiles. La audácia de unlibélo en un pais libre, no le salva deidesprecio general; pero por una contra-dicc:ion fácil de explicar, la indulgenciadel público cii este punto se proporcionasiempre al rigor del gobierno.

COMENTARIO.

Un sabio combatiendo las ciencias y haciendola guerra mas vigorosa á los coiiüciniiciitoS que

( 36 )han perfeccionado la sociedad, y han hechoagradable la vida un filosofo empeñado enprobar que las ciencias y las artes corrompiendolas costumbres habian hecho iii!liz al hombre,y en demostrar que el hombre salvage y aisladoes mas dichoso que el hombre que vive en lacompaiiía tic sus semejantes, y goza de los pla-ceres que estos pueden presentarle, ofreció en elsiglo pasado un fenómeno que llamó la atencionde la Europa sabia : se admiró el ingenio, lalógica sutil; y la elocuencia encantadora delciudadano de Ginebra, pero su doctrina fue re-cibida como una paradoja improbable, comouna calumnia atroz contra las ciencias. Y conefecto , ¿ cómo estas han podido hacer mas maloal hombre? El menor grado de inteligencia bastapara cometer los delitos mas atroces; y cierta-mente los grandes delincuentes no han salido delas academias y de las universidades.

La historia nos enseña que los siglos masignorantes han sido al mismo tiempo los masfecundos en delitos, no solamente de violencia,sino tambien de fraude y engaño; y los siglosXII, y XIII, que no fueron ciertamente unossiglos de luces, produjeron mas imposturas ymas falsedades, que todos los siglos siguientes.En aquellos tiempos bárbaros, los eclesiásticos,que eran los únicos que sabian leer, y apnas Sa-

bian otra cosa, abusaban del modo mas escan-daloso de la ignorancia grosera y credulidadestúpida del pueblo: las imposturas, las suposi-

( 37 )clones mas absui&Ias, se acrediLiron cuino ver-dades deniostradas, y el pueblo cayó en lazosque hoy nos parecen groserísimos. En el diaaquellos impostores, destrísimos entonces, seríanmuy luego conocidos y descubiertos; porque,si con ci aumento de las luces se han aumentadolos medios de delinquir, tambien cii proporclon se haii aumentado los medios de prese r—varse de los delitos : se conocen tal vez masvenenos, pero tambien se conocen mas antídotos.Algunos impostores fanáticos predicando la fincercana del mundo, cnriqueciron á los clérigosy á los nionges, y es seguro que hoy por el mis-mo medio no sacarian con que fundar un con-venticulo de seis capuchinos.

Si los conocimientos estuvieran exclusivamenteen los malvados, sin duda que los ignorantesinocCnts serian victimas indefensas (le ellospero estando difundidos por todas las clases dela sociedad, no hay que I:cjuer este inconveniente;y al contrario, la perfeccion de las leyes y dela educacion debe miuorr necesariamente cinumero de los delitos. Lo que han hecho lasluces ha sido diversificar los medios de cometer-los, y aun en esto se ha ganado; porque se hansubstituido los medios suaves á los violentosmucho mas perniciosos : en el buen tiempo denuestros nobles abuelos, el hombre que gustabade ima míiger, la robaba á su marido d a supadre, y Ja forzaba: hoy el que desea la posesionde una múger, procura ganar su voluntad con

Tomo Y. 4

( 38 )

caricias y obsequios, y haciéndose amable, lseduce en vez de forzarla 5 ¿ y cual de estas doscosas es manos cruel?

Supuesto que la gravedad de los delitos debeapreciarse por el mal que producen, pues nohay otra medida mnos equívoca que esta, lahistoria de los tiempos feudales no nos permitedudar, que los delitos cometidos en aquellasépocas barbaras, eran mas graves y mas feos, queLos que se cometen y se han cometido cii siglosilustrados. La ignorancia nunca puede hacer lafelicidad de un pueblo; le podrá hacer quieto,tranquilo y paciente; pero no es lo mismo vivirtranquilo y sin movimiento en las cadenas de untirano , que vivir feliz : la tranquilidad de unrebaiio de esclavos estúpidos se parece á la de losmuertos.

Sin duda que ci hombre puede abusar de losconocimientos , ¿ y de qué no puede abusarse?Pero el remedio de este mal se saca del mal mis-mo, porque tanto menor será el abuso que po-drá hacerse de los conocimientos, cuanto mas sepropaguen y perfeccionen, y para esto es nece-saria la libertad de la imprenta. Esta libertadpreciosa es la única garantía segura de las ii.tsti-tuciones sociales, de las otras libertades, y detodos los derechos del ciudadano. Los inglesesno se crey&on perfectamente libres hasta queen el aiio de 1688 aseguraron la libertad de laimprenta; y los franceses trabajan por romperlas trabas que aun tiene en Francia, y no des-

(39)ransarán hasta conseguirlo ; ¿ cómo sin estalibertad podrá un gobierno conocer la opinionpública que tanto le importa saber para obrarcon seguridad?¿ cómo ci ciudadano podrá de-nunciar al gefe del estado y al público las vio-lencias y las injusticias de los mandatarios de laautoridad? ¿ por qué medio se podrán demos-trar los vicios de la administracion pública y delas leyes para que se corrijan? ¿ cómo, en unapalabra , los conocimientos mas útiles podrángeneralizarse en la nacion? Solamente un go-bierno que tema Ja verdad, puede temer lalibertad de la imprenta : esta libertad podrátener algunos inconvenientes las mejores cosasno están exentas de ellos; pero que se comparenimparcialmente estos inconvenientes con las ven-tajas y utilidades, y queda decidida la cuestion,Muchas veces lo hemos dicho, la mejor ley nors buena sino por comparacion entre ci mal queevita, y el mal que produce, pues que siempreproduce un mal ; y no hay cosa mas fácil quequitar al hombre el poder de hacer el mal, qui-tándole el poder de hacer el bien.

En estos últimos afos, los publicistas fran-ceses han agotado todos los argumentos en proy en contra sobre este punto importantisiuo desu derecho constitucional, de modo que nadahan djado que decir, y al fin ya la libertad dla imprenta no tiene otros contrarios en Francia,que los enemigos eternos de las luces, aquelloshombres cuyo poder y cuya autoridad no tienez

4o)otro apoyo que la ignorancia, tic que alguno dedios ha tenido Ja desvergüenza de hacerse ciapologista.

Algunos hombres de buena f6, pero tímidoshasta el exceso, no pueden considerar sin estremecerse los abusos de esta libertad; pero ¿es-tarán en la ociosidad y en la inaccion las leyesy los tribunales consagrados á reprimir estosabusos, si con efecto son criminales? Si el abusoque puede hacerse de una cosa fuese una buenarazon para prohibir el uso de ella, deberia pro-hibirse á los hombres el hablar; porque de nadase hace un abuso mas frecuente que del donprecioso de la palabra: ¿ y no se ha abusado y seabusa continuamente de la religion misma? ¿ y dc-herá por eso proscribirse? Que no se confunda lalibertad protegida por las leyes , con una licenciadesenfrenada: será lícito á todo ciudadano pu-blicar sus opiniones buenas 6 malas, absurdas6 racionales, por medio de la imprenta; pero nose permitirá calumniar, excitar conmociones, yprovocar á delinquir: estos actos, por cualquieramedio que se ejecuten, siempre serán delitos; yclaro está que una calumnia impresa, no dejaráde ser calumnia , mas perniciosa aun y masdigna de castigo que la calumnia vocal porquese extiende mas y es mas permanente.

Se dirá tal vez que mas vale prevenir los del¡-tos que castigarlos : sin duda es así, cuando laprecaucion contra ci delito no causa mas mal quecausa ria el delito mismo; y este es el caso (Iii

(4i)establecimiento de una censura de los libr&antes de pibIicarse. Si se cortára á un hombrela lengua, porque con ella puede calumniar,excitar t la rebelion y provocar á delinquir,¿ aprobaria nadie esta precaucion? sin embargo,su efecto seria infalible. Si para hablar fuesenecesario exponer á un censor lo que pensabadecirse, y no hablar sin su aprobacion, ¿ noseria esto el colmo de la tiranía? No hay masque una precaucion particular que sea justacontra los abusos de la libertad de la imprenta,que es asegurar la responsabilidad del autor delescrito que se publica. Por lo demas, los delitosque se cometan por medio de la imprenta, seráncastigados como los otros delitos, y juzgados porlas mismas leyes y los mismos ti ibunales, sinque se necesiten leyes ni tribunales especiales.No hay duda en ello, establecida la libertad dela prensa, se publicarán algunos libros malos;pero á estos libros malos, se reponcicrá con otrosbuenos ci piiblico, censor natural d imparcialde las obras que se le presentan, las apreciaráen su justo valor ; y estos debates no puedendejar de ser favorables á la verdad.

4

CAP. II!. De los medios indirectos de pre-venir la volautad de cometerlos delitos . . . , . 42.

COMENTARIO ......45.

( 4 )

CAPITULO III.

De los medios indirectos de prevenir lavoluntad de cometer los delitos.

HEMOS visto que la legislacion sola-mente puede obrar influyendo sobre el Po-der, sobre el conocimiento y sobre la in-clinacion hemos hablado de los mediosindirectos de quitar el poder de dañar, yacabamos de hacer ver que la política, quese propusiera estorbar á los hombres queadquiriesen conocimientos, seria muchomas perniciosa que útil. Todos los mediosindirectos de que se puede hacer uso, sereducen pues á dirigir las inclinacionesde los hombres, á poner en práctica lasreglas de una lógica muy poco conocidahasta ahora, la lógica de la voluntadlógica que parece frecuentemente estar enoposicion con la lógica del entendimiento,corno lo ha expresado muy bien un poeta.

Video melioraPro boque, et deteriora wquor.

Los medios que vahos á pieseniai .Soi!

( 43 )muy propios por su naturaleza para hacercesar en muchos casos esta discordia in-terior; para disminuir esta contrariedadentre los motivos, la cual á veces noexiste sitio por la falta de destreza dellegislador, por una oposicion que él mismoha creado entre la sancion natural y lasancion política, entre la saticion moraly la sancion religiosa. Si él sabe y puedehacer que todas estas potencias concurrande acuerdo al mismo fin, todas las facul-tades del hombre estarán en armonía, yy no existirá la voluntad de dañar.

En el caso de que no se pueda conseguiresto, conviene á lo ménos que las fuerzasde los motivos tutelares sean superiores ;ilas de los motivos seductores.

Voy á proponer los medios indirectospor los cuales se puede influir sobre lavoluntad, y los presentaré en la forma deproblemas poli ticos ¿ morales, explicandola solucion de ellos con varios ejemplos.

1. Problema: extraviar el curso de losdeseos peligrosos, y dirigir las inclinacio-nes hácia las diversiwies lilas contornieal interés público.

( 44 )II. hacer de modo que un deseo dada

se satisfaga sin perjuicio, ¿ con el menorperjuicio posible.

III. Cuidar de no fomentar los delitos.IV. Aumentar la responsabilidad de las

personas en proporcion de lo mas expues-tas que están á la tentacion de dañar.

Y. Disminuir la sensibilidad con res-pecto á la tentacion.

VI. Fortificar la impresion de las penassobre la irnaginacion.

VII. Facilitar el conocimiento del cuerpodel delito.

VIII. Estorbar liii delito dando á mu-chas personas un interés inmediato en pre-venirlo.

IX Facilitar los medios de conocer yhallar á los individuos.

X. Aumentar las dificultades de la eva-sion de los delincuentes.

XI. Disminuir la incertidumbre de losprocedimientos judiciales y de las pelas.

XII. Prohibir los delitos accesorios paraprevenir el delito principal.

Después de estos medios, cuyo objeto esespecial, indicarémos otros mas generales,

( 45 )toiflo la cultura de la benevolencia, lacultura del honor, el uso del móvil de lareligion, el uso que puede sacarse del po-der de la educacion y de la instruccion.

COMENTARIO.

Dirigir las inclinaciones del hombre haciaactos lícitos, es desviarlas de los actos contra-nos, 6 de los delitos : poner cn armonía y deacuerdo la voluntad con la razon : hacer quetodas las sanciones concurran al mismo fin; ycuando esto no sea posible, que á lo manos Jafuerza de los motivos tutelares sea superior á lade los principios seductores, debe ser el cuidadodel legislador. Esto se conseguirá por los mediosindirectos que Bentham no hace mas que indicaren este capítulo, para explicarlos y extenderlosluego en los siguientes, ddndonos una lógica dela voluntad que basta ahora ha sido poco cono-cija, y que parece estar frecuentemente en opo-sicion con la lógica del entendimiento.

C&r, IV. Extraviar el curso de los deseospeligrosos, y dirigir las inclina-ciones hacia las diversiones masconformes al intere's público 46

COMENTARIO . . 4 . . . . . . . . . 6i.

( 46 )

CAPITULO IV.

Extraviar el curso de los deseos peligro-sos, y dirigir las inclinaciones hácialas diversiones mas conformes al inte-rés público.

EL objeto de la legislacion directa escombatir los deseos perniciosos con prohi-biciones y con penas dirigidas contra los ac-tos nocivos que estos deseos pueden produ-cir. El objeto de la legislacion indirecta escontraminar la influencia de ellos, aumen-tando la fuerza de otros deseos menospeligrosos que pueden entrar en rivalidadcon ellos.

Hay dos objetos que considerar en estepunto - ¿cuales son los deseos que con-vendrá debilitar? - ¿por qué medios sepodrá conseguir este fin? Los deseos per-niciosos son de tres clases. i ° Las pasionesnialvolas; ° La pasion de los licoresembriagantes ; 30 La ociosidad.

Los medios de disminuirlos se reducená tres artkulos; i.° Fomentar las diver-siones honestas ° cuidar de no forzar i

(7)los hombres á un estado de pereza 30 fa-vorecer el consumo de los licores no em-bi'iaganies, con preferencia á los que pro-ducen este efecto.

Algunos extraiarn que sea tan cortoel catálogo de las inclinaciones viciosas,pera les haré observar que el corazon hu-mano no tiene alguna pasion absolutamentemala: ninguna hay que no deba ser dirigi-da : ninguna que se deba destruir. Cuandoel angel Gabriel preparaba al profeta Ma-homa para su mision divina, le arrancódel corazon una mancha negra que con-tenia la semilla del mal. Por desgracia estaoperacion no es practicable en el corazon delos hombres ordinarios. Las semillas delbien y las semillas del mal están insepa-rablemente mezcladas. Las inclinacionesson gobernadas por los motivos, y losmotivos smi todas las penas y todos losp1aceres todas las penas que evitar y to-dos los placeres que buscar. Ahora pues,todos estos motivos pueden producir todasuerte de efectos desde los mejores hastalos peores: son unos árboles que dámi fru-tas excelentes, ó venenos segun la exposi-

( 48 )cion en que se hallan, segun la culturadel hortelano, y aun segun el viento quereyna y la temperatura del dia. La bene-volencia mas pura, demasiado limitada ensu objeto, jt. engañándose en sus medios,producirá delitos. Los afectos persoEIa1eaunque pueden hacerse ocasionalmentenocivos, son constantemente los mas ne-cesarios; y á pesar de su deformidad laspasiones malévolas son itiles, á lo ménoscomo medios de defensa, como salvaguar-dia contra las invasiones del interts perso-nal. No se trata pues de desarraigar algunode los afectos del corazoii humano, puesninguno hay que no haga su papel en elsistema de la utilidad. Todo debe reducirseá trabajar sobre estas inclinaciones en par-ticular segun la direccion que tornan, ylos efectos que se preveen de ellas. Sepuede también establecer una balanza con-veniente entre estas hclinaciones, forti-ficando á las que están expuestas á carecerde fuerza, y debilitando á las que la tienendemasiada. Así es como un cultivador di-rige el curso de las aguas, de modo queno empobrezca sus riegos y prevenga las

(49)inundaciones por medio de dtques; pero elarte de los diques consiste en suavizar Jacorriente, que arrastraria con su violenciatodos los obstáculos que se le opusierande frente.

La pasionn, de los licores embriaganteses, hablando propiamente, la inica quepuede extirparse sin hacer algun mal ;porque las pasiones irrascibles son, comolié dicho, un estimulante necesario en elcaso en que los individuos tienen que pre-servarse de las ii.ijurias, ó rechazar losataques de sus enemigos. El amor del des-canso no es nocivo en si mismo Ja indo-lencia es sobre todo un mal en cuantofavorece al ascendiente de las pasionesmaléficas; pero se pueden considerar estostres deseos como debiendo ser igualmentecombatidos 1 porque casi no puede temerseque se haga demasiado contra la mema-cion i la pereza, ni que se puedan reducirlas pasiones vindicativas mas bajo que alpunto de su utilidad.

He dicho que el primer medio es fomen-tar dipersiones inocentes: Este es un ramode la ciencia complicadisinia, y harto poco

ToioV. 5

(5o)conocida, que consiste en adelantar la civi-ltzacion. El estado de barbarie se diferenciadel de civilizacion por dos rasgos caracte-risticos: i° por la fuerza de los apetitosirrascibles ° por el corto número deobjetos de goces que se ofrecen por si mis-mos á los apetitos concupiscibles (0•

Las ocupaciones de un salvage, cuandoha adquirido lo necesario físico, el único queconoce, se describen bien pronto. Trabajaren vengarse, embriagarse cuando tienemedios de hacerlo, el sueuio 6 la indolen-cia mas completa, estos son todos sus re-cursos. Cada una de estas inclinaciones fa-vorece el desarrollo y la accion de cadauna de las otras: el resentimiento tieneun fácil acceso en un espíritu vacio : laociosidad le conduce á embriagarse, y laembriaguez produce rifías que alimentany multiplicar los resentimientos los pla-ceres del amor, no estando complicadoscon los rafinamiento3 sentimentales quelos hermosean y fortalecen, no parece que

(i) Esta aisiincion de los antiguos escolásticos, estante completa; á la primera clase pertenecen los placeresde h malevo1en'iii. á la segunda todos los otros placeres

(ói)hacen un gran papel en la vida del sal-vage, y no se extienden bastante paraocupar los intervalos de sus trabajos.

En un gobierno regular, la proteccionlegal suprime la necesidad de la ven-ganza, y el temor de la pena reprime el.placer de entregarse á ella. El poder de laindolencia es debilitado; pero no se dis-minuye el amor de los licores fuertes. Unanacion de salvages y una nacion cazadora,son expresiones convertibles. La vida delcazador deja largos intervalos desocupados,como la del pescador, con tal que se cono z-can los medios de conservar las especies dealimentos que resultan de la caza y lapesca; pero en un estado civilizado, lamasa de la comunidad se compone de la-bradores y de artesanos, que apenas tie-nen mas tiempo desocupado que el nece-sario para dormir y descansar. El mal esque la pasion á los licores fuertes puedesatisfacerse en una vida muy labori.oaa ,yocupa parte de las horas destinad al de-canso. La pobreza la límita en las cJase6inferiores; pero los artesanos, cuyo tia-bajo es mas lucrativo, pueden hacex gran-

( 52 )des sacrificios á este gusto funesto, y lasclases opulentas pueden consagrar á él todosu tiempo. Así vemos en los siglos de gro-seria que las clases superiores han partidotoda su vida entre la guerra, la caza, quees una imágen de ella, las funciones ani-males, y las largas comidas, cuyo prin-cipal atractivo era la embriaguez. Esta estoda la historia de un gran pYopietario, ¿teun gran seior feudal en las edades góti-cas : el privilegio de este noble guerrero6 de este noble cazador, parece ser el ha-ber prolongado en una sociedad mas civi-lizada las ocupaciones y el carácter de unsalvage.

Siendo esto así, toda diversion inocenteque el arte humano pueda inventar, esi'itil por dos respetos : lo por el placermismo que resulta de ella: ° por su ten-dencia á debilitar las pasiones peligrosasque el hombre recibe de su naturaleza, ycuando hablo de diversiones inocentes,entiendo todas aquellas de las cuales nopuede probarse que sean nocivas. Siendosu introduccion favorable á la felicidad ¿lela sociedad, es una obligacion del legisla-

(53)dor el fomentarlas, ó á lo menos 110 111.1—

pedirlas. Voy á hacer meucion de ellasempezando poi' aquellas que se miran comolas mas groseras, y pasando despues t lasque suponen mas rafinamidnto.

0 La introduccion de una variedad dealimentos, y los progresos del arte de lajardinería aplicada á la produccion de ve-getales nutritivos.

í) La introduccion de los licores noeinbiiagantes, entre los cuales el café y e]té son los principales. Estos dos articulos,que algunos hombres superficiales extra-ñarán ver figurar en un catálogo de ob-jetos morales, son tanto mas útiles, cuantoconcurren directamente con los licoresembriagantes O)•

3° Los progresos en todo lo que colls-tituye la elegancia y primor, ya de vesti-dos, ya de muebles, ya de jardines, etc.

(i) El célebre Hogarili ha hecho dos cuadros intitula-(105 Beer street. arid Gin—lane (la taberna de cerbeza, yla taberna de aguardiente ó de genievre ), en ci primerol ado respira un ayre de alegría y de salud; en el segundode miseria y de enfermedad Este adniirable arLista ms-Lruia con su pincel, y habia reflexionado mas sobre 1;floral que loa que se lieDCIL por profeores de esta CielL'ii:

5

( 54 )4° La invencion de juegos y pasatiem-

pos, ya atléticos, ya sedentarios, entre loscuales los juegos de naipes ocupan unrango distinguido solamente excluyo losjuegos de azar. Los juegos tranquilos hanaproximado los sexos, y han disminuidoel fastidio, enfermedad particular de laespecie humana, sobre todo, de la claseopulenta y de la vejez.

50 La cultura de la mi'tsica.60 Los teatros, reuniones, diversiones

públicas U)

70 La cultura de las artes, de las cien-das, de la literatura.

Cuando se consideran estos diferentesmedios de goce, en oposicion á los mediosnecesarios para la subsistencia, se les lla-ma objetos de lijo; y si su tendencia estal, cual se ha dicho, el lujo es, por masextraordinario que esto pueda parecer,

(i) u Hé ohio decir á Mr. de Argenson, que cuando erateniente de policia se coinetian xnas irregularidades ydisoluciones en Paris durante la quincena do Pascua en

» que están cerrados los teatros., que durante los cuatro» meses de la estacion en que están abiertos. n Memoriade Poltintz, tomo ni. pág. 31.

( 55 )mas bien una fucute do virtud que devicio.

Este ramo de policía no ha sido ente -ramente descuidado; pero se ha cultivadopor una idea mas política que mural. Elobjeto ha sido mas bien mantener al pue-blo tranquilo y sometido al gobierno, quehacer á los ciudadanos mas unidos entresi, mas felices, mas industriosos y masvirtuosos.

Los juegos del circo eran uno de losobjetos principales de la atencion del go-bierno entre los romanos : no solamenteera este un medio de conciliarse el afectodel pueblo, sirio tambien de apartar suvista de los negocios públicos. Todo elmundo conoce el dicho de Pylades á Au-gusto. Crornwel, á quien sus principiosascéticos no dejaban este recurso, no tuvootro medio de ocupar los espíritus, sinoel de empeñar i la nacion en guerras ex-trangeras.

En Venecia, un gobierno zeloso hastael exceso de su autoridad, manifestaba lamayor indulgencia por los placeres.

Las procesiones y las otras fiestas reli-

( 56 )giosas de los paises católicos, llenaii enparte el mismo objeto que los juegos delcirco.

Todas estas instituciones han sido con-sideradas por algunos escritores políticos,como otros tantos medios de suavizar elyugo del poder, de convertir los espíritusbácia objetos agradables, é impedir quePiensen en el gobierno.

Este efecto, sin haber sido el fin de suestablecimiento, ha podido hacerles obte-ner mas favor cuando han sido estable-cidos

Pedro i. recurrió á una política masgrande y mas generosa.

Las costumbres de los rusos, á excep-cion de la sobriedad, eran mas asiáticasque europeas. Pedro i. queriendo templarla grosería, y dulcificar la ferocidad de losmodales, se sirvió de medios que eran talvez un poco demasiado directos. Usó detodos los medios posibles de fomentar lacivilidad, y llegó hasta la violencia paraintroducir el vestido europeo, los espectá-culos, las reuniones y las artes de la Eu-ropa A.traer á sus súbditos á la imitadoti

( 57 )de los otros pueblos europeos , era, en otrostérminos, civilizarlos : pero hallaba unagran resistencia á todas estas innovaciones.La envidia, los zelos, el desprecio, irnamultitud de pasiones anti-sociales les ha-cia no querer asimilarse á es tos rivales ex-trangeros. Las pasiones dejaban de reco-nocer su objeto luego que se habían borradolas sefiales visibles de distincion : quitán-doles el exterior que los distinguia, lesquitaba, por decirlo así, el pretexto y elalimento de estas rivalidades rencorosaslos asociaba á la gran república de la Eu-ropa, y ganaban mucho en esta asociacion.

La observancia rígida del sábado, comose practica en Escocia, en unas partes dela Alemania, y en Inglaterra, es una vio-lacion de esta política. La acta del parla-mento , hecha en 1781 ,parece que maspertenece al tiempo de Cromwel que ánuestro siglo. Esta acta fue hecha paraexcluir al pueblo en este día de toda es-pecie de diversion, exceptuando los pla-ceres sensuales, la disolucion y la embria-guez. En el nombre mismo de las buenascostumbres, se hizo una ley tan contraria

58ti las buenas costumbres. El dia del do-mingo vino ti ser por este rigorismo unainstitucion en honor de la sociedad, y enfavor de todos los vicios.

Para defender esta ley, es necesariorecurrirá' dos suposiciones; una que lasdiversiones que son inocéntes en los otrosseis días de la semana, mudan de natura-leza y se hacen malas en el dia séptimo;y la segunda que la ociosidad, que es lamadre de todos los vicios, es la salvaguar-dia de la religion. Y0 no sé como conciliarestas ideas : videant cloctiores .

Si una ley revelada estuviera en contra-diccion con la moral, no se la deberia escu-char, porque tenemos pruebas mas ciertas

(i) El capellan de Newgae tiene cuidado de hacer in—setar en la biogralla de los malhechores, como confesadopor ellos mismos, que el principio de su desórden es haberquebrantado el sábado. - Yo creo que se acerearia masá la verdad ,si dijera que la primera causa de su dcsórdenes haberlo observado en un cierto sentido. No sabiendoque hacer de su tiempo y de su dinero, ¿ qué otro recursotienen que la talerna? La embriaguez los hace rencillososy estúpidos, destruye su salud y aptitud al trabajo, 105

separa de toda economia, y 105 arroja en una sociedad quelos pervierte.

(59)de los efectos políticos de una iustitucion,que las que podernos tener de la verdad deuna historia religiosa, fundada sobre suce-sos pro Lernaturales en el un caso tenemosel testimonio de nuestros propios sentidos:en el otro debemos abandonarnos á lostestimonios de otro, testimonios que hanpasado de mano en mano, y se han debi-litado por todos estos intermedios, quealteran mas ó mérios los caractéres primi-tivos; pero esta coiitradiccion no existe.

El rigorismo del sábado no tiene funda-mento alguno en el evangelio, y aun escontrario á textos y ejemplos positivos. Elsábio Fenelon, á quien no se acusará dehaber desconocido el espíritu de la moralcristiana, reprehendia la indiscreta seve-ridad de los curas; y no quena que seprohibiesen en el dommgo,á los pueblos desu diocesis,las carreras yios bayles dcspuesde los ejercicios de la religion.

Lo que yo condeno aquí no es pues un¿Ha de suspension de los trabajos ordina-rios , ni un dia destinado en parte al cultoreligioso; sino el abstirdo de convertir endelitos en este dia, así Tos trabajos mas tic-

( 6o )cesarlos del campo, como las diversionesmas honestas á la vista del público.

Quitar al pueblo un día de la semanaunos placeres reconocidos como inocentes,es quitarle una porcion de su felicidad;porque si esta no se compone de placeresy de diversiones, ¿ de qué se compondrá?¿Como podrá defenderse la severidad dellegislador que sin necesidad priva á la claselaboriosa de los pequeños goces que endul-zan la copa amarga de sus trabajos, y lefuerzan á la tristeza y al vicio con unpretexto religioso?

Hay dos modos de hacer mal en un es-tado: el uno es introducir penas, el otroexcluir placeres; y si el uno de estos mo-dos de dañar es condenable, ¿ cómo el otropodrá ser laudable? los dos son actos detiranía, ¿porque en qué puede consistirla tiranía sino en esto? Téngase presenteque hablo de los efectos solos; porque biensé que se busca en estos cierto bien; peroes mas fácil razonar vagamente que pro-fujidizar: fluctuar de aquí para allí entrela locura y la prudencia, que perseveraren la una ó la otra seguir la fuerza de la

(fi)pucocupacaoii, que resistir al torrente. Poi.,buena que sea la iiiteuciori, ello es ciertoque la tendencia de este ascetismo, es rna-léfica e inmoral.

Feliz el pueblo que se eleva sobre losvicios brutales y groseros , y estudia laelegancia de las costumbres, los placeresde la sociedad, los ornatos de los jardines,las bellas artes , las ciencias , los juegosPúblicos, los ejercicios del espirit u! Las re-ligiones que inspiran la tristeza, los go-biernos que hacen á ]os hombres descon-flados y los desunen, contienen el gérmende los mayores vicios y de las pasionesmas noCiVas.

COMENTARIO.

Nada mas insignificante y riias fastidioso aliilismno tiempo que la nomenclatura, las divi-siones y subdivisiones de las pasiones , con quefatigan a us lectores los moralistas vulgares.Realmente en el hombre no hay mas que unapasion ; el amor de si mismo que le inclina

buscar el bien 6 ci placer, y á huir delmal 6 de la pena, porque es iriconipatible conci placer. Este amor d si mismo, segun losdiversos aspectos bajo que se presenta ha re-

ToM \ .

( 62 )cibido diversos nombres, y se ha llamado am-bicion, codicia, soberbia, etc, pero poca re-ilexion basta para convencerse de que estaspasiones, y todas las que entran en los largoscatálogos de los moralistas de la escuela, noSOfl mas que ci amor de s1 mismo, mas ó menosdisfrazado, y causa única del bien como delmal. Este amor de Si mismo, bien dirigido yordenado, produce los Sócrates, los Aristides,los Catones; y desordenado y mal dirigidolos Nerones, los Caligulas y Heliogábalos elmismo amor de sí mismo que formó á MarcoAurelio y á Tito, formó á Felipe u. y á Luis xi.Las pasiones pues no son en sí mismas buenasni malas , y solamente deben su moralidad almodo de satisfacerlas : puede decirse de ellaslo que en otra parte ya hemos dicho de losmotivos de las acciones, que son indiferentesen sí mismos; de tal modo que de un mismomotivo pueden nacer un acto virtuoso y undelito.

Los moralistas, al tratar de las pasiones hu-manas, se dividen en dos partidos los unos,panegiristas entusiastas de las pasiones, defien-den que se las debe todo lo bueno que el hom-bre puede hacer; y los otros, detractores deeila3 no mónos exagerados, quieren persuadirque todo el mal que ci hombre hace, se debeá las pasiones ; pero lo que hay mejor en estadisputa es, que todos en ella tienen razon. Conefecto, todo lo bueno y todo lo malo que hace

el hombre tiene por principio sus pasiones, ópor hablar con mas exactitud, su pasion única,que es el amor de sí mismo. Así, silos grandesdeclamadores pudie'ran arrancar las pasionesdel corazon humano, como quisieran hacerlo,harian un hombre que no se amase a si mismo,un hombre que no buscase el bien, y huyeseel mal, Ufl hombre en una palabra que no fuesehombre. Un filósofo poeta ha comparado laspasiones á las velas de los navíos que son nece-sarias para navegar; pero causan muchos nau-fragios. l3entbam ha tomado de los antiguosescolásticos, y elogia la division de los apetitosó de las pasiones en irascibles y concupiscibles;pero es claro que unos y otros no son mas quemodificaciones del amor de sí mismo; y si seanalizan bien, luego se vé que todos los ape-titos son concupiscibles ; todos se reducen aldeseo del bien ó del placer.

Simplificada de este modo la teoría de laspasiones, ya es muy fácil indicar el caminoque el legislador debe seguir para evitar losdelitos. Hemos dicho que las pasiones son bue-nas ó malas, segun los objetos de ellas y elmodo de satisfacerlas : con que solo se tratade presentar á los hombres objetos lícitos enque sin riesgo puedan hallar un placer supe-rior, ó igual á lo mélios, al que buscan en losobjetos prohibidos, exponiendose a la animad-version de la ley de este modo se les distraede los placeres nocivos. Divertirse es gozar, y

( 64 )el hombre tiene un deseo irresistible de gozardeseo que trabaja por satisfacer de un nodode otro, y si no puede satisfacerlo respetandola ley , lo satisface violándola.

Síguese de aquí que la invencion (le irna di-version inocente es un descubrimiento muyventajoso á la sociedad; no solamente por elplacer que la diversion produce inmediata ydirectamente, sino tambien porque debilita lafuerza de las inclinaciones viciosas , aumentala fuerza de los motivos tutelares, y disminuyeen proporcion la de los motivos seductores yanti-sociales. La ocupacion primera del hombre,si no la única, es buscar el placer : el placer esel gran negocio de la vida humana : por elplacer el conquistador desvasta el mundo : elavaro amontona tesoros: el negociante arrostralos peligros y las tempestades de un mar pro—celoso : el &tbio consume su vida en estudiostristes y penosos el labrador suda continua-mente sobre la tierra ; y hasta el ascdtico feroz¿ insociable busca el placer en sus mnacera-clones inhumanas costa de dolores pequeñosy despreciables se promete el discípulo de Ma-liorna hallar un placer inefable que le indem-nice con muchas ventajas ,en una vida eterna,(le las privaciones y mortificaciones que se ini-pone en una vida pasagera.

El placer , liemos dicho en otra parte , esuna sensacion agradable, cuya duracioii desea-ti-los , y el dolor ó la pena es una sensacion des-.

( 65 )agradable , cuyo fin deseamos : la primera noshace grata y placentera nuestra existencia, yla segunda nos la hace penosa, y á veces inso-portable. El placer es €1 resultado de una ne-cesidad satisfecha : la pena resulta de una ne-cesidad que no puede satisfacerse; y de aquí seinfiere que el hombre ocioso que no conoce otroplacer que la satisfaccion de las necesidadesnaturales ,es un ente desgraciado 3 porque paraque se repitan sus placeres es preciso que re—nazcan las necesidades que dejan vacíos grandesintervalos; y si estos intervalos no se llenande otro modo, los ocupa el tedio , enfermedadcine!, azote de los hombres opulentos, que posaben ocuparse, y que ansiosos de gozar, noesperan a que nazcan las necesidades que de-ben procurarles los únicos placeres de que sonsusceptibles. Así es que un hombre que no co-nozca otros placeres que los de la mesa ó losdel amor, será ciertamente muy infeliz; por-que estos goces tienen grandes intervalos ne-cesarios, en los cuales el tedio se apodera delespíritu del hombre voluptuoso, y le atormentacorno una ftria. Cuanto mas largos sean estosintervalos, tanto mas desagradable hacen lavida es muy natural pues que el hombre hagalo posible por llenarlos, y de aquí vienen lainquietud perpetua, la multitud y el refina-miento de los vicios de los ricos ociosos. 8eii-fliam explica esta doctrina con el ejemplo dcisalvage, cuyo género de vida le deja largos

( 66 )intervalos desocupados; y con el de nuestrosantiguos barones, que ocupaban su tiempo enhacer la guerra, cazar , enamorar groseramente,comer y embriagarse.

El legislador debe presentar it los ciudadanosdiversiones inocentes, con que puedan llenarlos intervalos, que sin esto serían consagradosal delito 6 al tedio; y así se presentarán alamor de si mismo ó al deseo del placer, ob-jetos mas dignos del hombre, y útiles it la so-ciedad una buena opera probablemente hu-biera disgustado it las damas romanas del san-griento y bárbaro espectáculo de los gladiadores;sin embargo de que los hombres que han gas-tado y embotado sus órganos it fuerza de gozarde los placeres comunes, necesitan de sensa-ciones fuertes, que les sacudan con violencia,y les adviertan que existen.

De esta necesidad de sensaciones fuertes hannacido sin duda los combates de toros y degallos. El gusto por estos placeres brutales, sedestruirá poco it poco con la invencion é in-troduccion de otros placeres mas agradables ymas racionales, y esta es una reforma que sehace por si misma, y sin necesidad de la in-tervencion de las leyes, en los paises en quellagan progresos la civilizacion, las bellas artes,la literatura y la industria.

Sin embargo, yo no sé si el café y el té po-drán jamás reemplazar los licores embriagan-tes como parece esperarlo Benthain ; porque it

( 6 )Veces lo que se busca en la embriaguez es elolvido de los males , aniquilarse por alguntiempo, y descargarse de una existencia pesaday dolorosa, y esto no puede esperarse del caféy del té. El gusto por las bebidas embriagantesparece natural, pues se halla en los pueblossalvages ; y aun puede creerse que lo que sebusca en estos licores , es mas la embriaguezque el placer del paladar ; pues pueblos que nopueden embriagarse con licores, ó porque nolos tienen , 6 porque su religicu les prohibeel uso de ellos , se embriagan con opio y otrasdrogas. Tengo pues por muy dificil el destruir6 distraer la pasion á los licores embriagantes;pero si de algun modo pudiera hacerse unareforma tan interesante, seria procurando álos hombres ocupaciones útiles y agradablesporque ,aunque es cierto que la embriaguez noes absolutamente incompatible con el trabajovernos que los hombres entregados ! este vicioperniciosísimo, pertenecen ordinariamente á laclase de los ociosos y holgazanes. El medio pro-puesto por Bentham es seguramente ineficaz ;porque el gusto por el café y por el té, se uneperfectamente con el de las bebidas embria-gantes: el uso del café y del té es incompara-blemente mas general en Francia y en Ingla—terra que en España, y sin embargo la embria—guez es mas cornun en aquellos paises que enel nuestro.

Segun esto, los teatros , los conciertos ,

( 68 )baylcs , las reuniones , )a elegancia en ci s'e-ido y en los muebles , los juegos deceittcsas mesas variadas y concurridas, presculaudo

al deseo del placer objetos inocentes y agta-dables, le distraen y apartan de los objetosHOCiVOS, y son de este modo unos medios in-directos bastante eficaces de prevenir los de-litos. El lujo pues., contra ci cual se ha gritadotanto, lejos tic producir los vicios y los deli-tos , es origen de iiiuchas virtudes ; lejos drcorromper las costumbres, las suaviza y mejora.Con mas verdad podia decirse que las costuni-bres corrompen el lujo; poijuc, siendo la cos-tumbre el hábito de conformar sus acciones coila opinion general, si esta opinion hace con-sistir el lujo en gastos nocivos , ó i lo rnflO:i

irnpioductivos é inútiles, el lujo que no ttCLR

un objeto determinado será corrompido por la.costumbre. Un duque cspaioJ que hace con-sistir la rnaguiíicencia en tener sus caballerizasllenas de bestias inútiles para él, y necesariasen los campos en que hacen falta; sus an-tesalas cubiertas de lacayos, jóvenes robustos,que de nada le sirven que se corrompen conla ociosidad, y frecuentemente con los malosejemplos de sus amos, y que podrian trabajarcon utilidad de ellos y del público en la agri.-ulttira, en las artes , y en toda especie de in—

dustria este duque digo, tiene un lujo bdr-.baro , corrompido por las costumbres y perni-.cioso ; pero , Si en vez 44' tantas mulas , tanto

( 69 )abaJ!t,s Y LLIIft1S (TIUtIOS pusiera SU 1t guifi-.:ciLcia en recompensar i los artistas sobresa-lientes, en lbmenfar á los s ibios y literatosen lierinoscai' sus jardines y sus quintas, ocu-pando en esto á muchos trabajadores : en re-cibir en su casa y en su mesa una sociedadescogida, procurándola placeresInocentes; en-tdnces su lujo sería puro y provechoso, y lascostumbres no le habrian corrompido; pero alfin de todo, ¿que es lujo? ¿ en qué consisteeste? ¿ cual es la línea en que acaba lo nece-sario, y empieza lo supdrfluo ó el lujo?

Hace siglos que se disputa sobre el lujo, yhasta ahora aun no se ha fijado la significacionde esta voz, que unos entienden de un modo,y otros de otro; y así sucede que los detrac-tores del lujo y los apologistas de él, tienentodos razon , y se pondrian de acuerdo con soloexplicar ci significado de la palabra; porque esevidente que el voluptuoso epicúreo, y el ce-nobita austro no la entienden del mismo modo:si se pregunta á un monge gerónimo si nues-tro Felipe u. tuvo lujo, seguramente respon-derá que no, y acaso se escandalizará de lapregunta ; y sin embargo aquel monarca aus-tro, que los mon ges gerdnimos llaman elSanto rey , y oh'os han llamado un monstruo ,1111 diablo nieridiano , hizo gastos tan grandescomo superfluos , en edificar y dotar ci magni-fico monasterio del Escorial , y otros en la dr—den dc S. Geróniiuo , que no eran ciertamente

( 70 )una cosa muy necesaria. Ya en otra parte he-mos hablado con mas extension del lujo, y susefectos sobre la felicidad pública; así concluiresta materia con una reflexion que me parececoncluyente si ci lujo nos procura algunosplaceres inocentes, nos procura bienes ; puesque bien y placer son una misma Cosa.

Si los intervalos que dejan el trabajo y lasnecesidades naturales deben llenarse con di-versiones inocentes para que no se llenen convicios y delitos, ¿ cómo pensarrnos de aquellasleyes ó de aquellos reglamentos que prohibentoda especie de diversion en los días consagra-dos al descanso y á los actos religiosos? En eltemplo se pasan pocas horas ; pues lo demas deldía ¿ en que se ha de emplear? En embria-garse en la taberna y en diversiones clandes-tinas , siempre mas peligrosas que las públicas.

ri los lugares de un pais que conozco mucho,era una costumbre general que los dias de fiesta,despues de salir de la iglesia, se reunian en laplaza los jóvenes de ámbos sexos, que se colo-caban con separacion; y allí, á presencia de suspadres y madres, y de todos los habitantes delpueblo, baylaban danzas puras e' inocentes, pre-sidiendo el bayle el cura y el alcade, sentadoscon sus vestidos de ceremonia en ci lugar pre-ferente. Todo esto se hacia con la mayor de-cencia: el jóven veía allí á Ja doncella que leconvenía para múger : al danzar con ella lehacia su declaracion de amor: casi todas las

( 71 )bodas se concertaban en estos bayles inocentes,en que la virtud mas sev(Sra nada podia hallarque reprehender; y al ponerse ci sol se levan-taban el cura y el aleade, se cerraba ci bayley todos se retiraban á sus casas llenos de ideasy sensaciones agradables, para entregarse aldia siguiente al trabajo con alegría y nuevasfuerzas.

Sin embargo, algunos curas imprudentes sedi(Sron á predicar y declamar contra estos hay-les, y excitados y auxiliados por sus obispos,lograron desterrarlos. Los jóvenes, que no Sa-bian en qué pasar ci tiempo, se refugidron enlas tabernas á embriagarse y refiir unos conotros; el amor se hizo en el secreto de las casasy en el silencio de la noche ; pues que en fin,de una manera ó de otra es necesario que elamor se haga: la alegría pura y sencilla desa-pareció de aquellos lugares , y con ella la ino-cencia amable, la virtnd y la pureza y ame-nidad de las costumbres.

Estos son los efectos ménos malos que entodas partes produce la privacion de diver-siones inocentes; los mnénos malos, porque al-guna vez produce alborotos y sediciones popu-lares que trastornan el gobierno, y con (SI lafortuna pública y las particulares. Así, algunosgobiernos tienen mucho cuidado en procurardiversiones á sus súbditos, no por el bien deestos, sino por distraer su atericion de Ja ad-ininistracion pública, pues que es preciso que

(72)el pueblo se ocupe en algo. Voltaire ha dichoque la cuestion sobre si la cesacion del trabajoen los (has de fiesta es coivcniente d perju—dicial , es lo mismo que esta: si es mas útil queel pueblo ocupe aquellos dias en la taberna yen toda especie de disolucion, ó en trabajarhonradamente para aumentar sus medios devivir, sus goces y la riqueza general : mientrasno se presenten al pueblo diversiones y place-res inocentes con que llene los intervalos quenecesariamente deja ci trabajo para reabilitarlas fuerzas fatigadas: Voltaire tiene razon.

CAPITULO Y.

.íIcLceT (le ¡llanera que un (leseo nado sesatisfaga sin peijaicio, ó con el menorperjuicio posible.

Los deseos, así aquellos de que acaba-mos de hablar, como otros de que aun noliemos hecho mencion, son susceptibles desatisfacerse de difereites modos y con di-ferentes condiciones en todos los grados dela escala moral, desde la inocencia hastael delito mayor. Que estos deseos puedansatisfacerse sin perjuicio, es el primerobjeto que debe buscarse; pero si no se les

Cu. V. llacei de manera que un deseodado se satisfaga sin perjuicio,6 con el menor perjuicio posi-ble ............. . 72.

COMENTARIO. . . . . . 7 . . e . . . . . 99.

( 72 )ci pueblo se ocupe en algo. Voltaire ha dicho(IL1C la cuestion sobre si la cesacion del trabajoen los chas de fiesta es conveniente d perju-dicial , es lo mismo que esta: si es mas útil queel pueblo ocupe aquellos dias en la taberna yen toda especie de disolucion, ó en trabajarhonradamente para aumentar sus medios devivir, sus goces y la riqueza general : mientrasno se presenten al pueblo diversiones y place-res inocentes con que llene los intervalos quenecesariamente deja el trabajo para reabilita rlas fuerzas fatigadas: Voltaire tiene razon.

CAPITULO Y.

Jicicer de manera que un (leseo fiado sesatisfaga sin peijuicio, ¿ con el menorperjuicio posible.

Los deseos, así aquellos de que acaba-nios de hablar, como otros de que aun noliemos hecho mencion, son susceptibles desatisfacerse de diferentes modos y con di-ferentes condiciones en todos los grados dela escala moral, desde la inocencia hastael delito mayor. Que estos deseos puedansatisfacerse sin perjuicio, es el primerobjeto que debe buscarse; pero si no se les

( 73 )puede arreglar hasta este punto, que á lomenos la satisfaccion de ellos no cause ála comunidad un perjuicio tan grande co-mo el que resulta de la violaciou. de laley: este es el segundo. Si ni aun estopuede lograrse, disponerlo todo de modoque el individuo, puesto por sus deseosentre dos delitos, se incline elegir elménos nocivo: este es el tercero. Este úl-timo objeto parece bien modesto: es unaespecie de transaccion con el vicio; se re-gatea por decirlo así con él, y se tratade contentarlo con el menor precio po-sible.

Véamos como se puede tratar en estostres puntos, con tres clases de deseos im-periosos: i° la venganza: 2° la indigen-cia: 3° el amor.

Seccion in. Para satisfacer sin perjui-cio los apetitos vindicativos., hay dos me-dios: 11 procurar un enderezamiento legalá toda especie de injusticias: 20 procurarun enaeraz amiento competente por lasinjurias que atacan al honor.

Para satisfacer estos apetitos vindicati-vos con el menor perjuicio posible, no hay

TOMO Y. 7

( 7/ )mas que un medio, que es inostrarse in—dulgente con el duelo. Examinemos cadauno de estos puntos.

P Procurar un enderezamiento legal átoda especie de injuria.

Los vicios y las virludes del género liu-mano dependen mucho de las circunstan-cias de la sociedad. Se ha observado quela hospitalidad se práctica mas donde esmas necesaria. Lo mismo sucede en lavenganza. En el estado de naturaleza eltemor de las venganzas privadas es elúnico freno de la fuerza, la mayor salva-guardia contra la violencia de las pasio-nes, y corresponde al temor de la penaen un estado de sociedad política. Cadaprogreso en la admmistracion de la justiciapropende á disminuir la fuerza de los ape-titos vindicativos, y á prevenir los actosde animosidad privada.

El principal interés que se debe tenerpresente tn el enderezamiento legal, es elde la parte perjudicada; pero el ofensormismo halla una utilidad en esta medida.

(75 )Dejad á un hombre que se vengue á simismo, y su venganza no tiene limitesconcededle lo que á sangre fria os pareceuna satisfaccion competen te, prohibién-dole pasar de allí, y mas querrá aceptarlo que le dais sin correr riesgo alguno, queexponerse al juicio de la ley, intentandotomar por si mismo una satisfaccion mayor.He aquí pues un beneficio accesorio queresulta del cuidado de procurar un ende-rezamiento judicial: las represalias que-dan prevenidas con esto. Cubierto con elbroquel de la justicia, el transgresor des-pues de su delito, se halla en un estado deseguridad comparativa bajo la proteccionde la ley.

Es bastante evidente que cuanto masse ha asegurado el enderezamiento legal,tanto mas se ha disminuido el motivo quepuede incitará la parte ofendida ti procu-rárselo por si misma. Si cada pena que unhombre está expuesto ti sufrir por la con-ducta de otro, fuese seguida en el mo-mento de un placer equivalente ti su pa-recer, no existiría el apetito irascible. Lasuposiciori es evidentemente exagerada;

( 76 )pero exagerada como es encierra bastanteverdad para demostrar que cada mejoraque puede hacerse en esta rama de la jus-ticia, propende & dismiiiuir la fuerza delas pasiones vindicativas.

Hume ha observado, hablando de lasépocas bárbaras de la historia de Ingla-terra, que la gran dificultad estaba en ha-cer consentir á la parte ofendida en recibiruna satisfaccion, y que las leyes concer-nientes á las satisfacciones, tanto mirabaná limitar su resentimiento, cuanto á pro-curarle un goce.

Hay mas: instituid una peiia legal poruna injuria y dais motivo á la generosi-dad, y creais una virtud. Perdonar unainjuria cuando la ley ofrece una satisfac-cion, es recobrar una especie de superio-ridad sobre su contrario, por la obligacionque de esto resulta. El perdon no ruedeatribuirse á la flaqueza: el motivo es so-bre toda sospecha.

( 77 )

20 Procurar un enderezamiento compe-tente por las injurias que atacan enparticular al honor.

Esta clase de injurias pide una atenciontanto mas particular, cuanto tiene unatendencia mas señalada i provocar las pa-siones vindicativas; pero ya sobre estohe dicho lo bastante en el libro u, capí-tulo xiv, para escusarme de volver á tra-tar de ello.

En este punto la jurisprudencia fran-cesa ha sido mucho tiempo superior á to-das las otras.

La jurisprudencia inglesa es eminente-mente defectuosa en esta parte: ella noconoce el honor, ni tiene otro medio deapreciar un insulto corporal que la di-mension de la herida. - No sospecha quehaya otro mal en la pérdida de la repu-tacion, que la pérdida del dinero quepuede ser consecuencia de ella. - Con-sidera al dinero como el remedio de to-do los males, el paliativo de todas lasafrentas, el equivalente de todos los insul-

7k(

(78 )tos. —El que no ha recibido dinero, nadatiene, y nada puede faltar á aquel á quiense ha dado. - No hay otra reparacion quela pecuniaria. - Pero no debe imputarseái la generacion presente la grosería de lasedades de barbarie: las leyes fueron es-tablecidas antes que los sentimientos dehonor fuesen bien conocidos. El honorexiste en el tribunal de la opinion, y aunsus sentencias se pronuncian con una fuer-za muy particular.

Sin, embargo, no puede dudarse que elsilencio de la ley no produzca un mal efec-to. Un ingles no puede venir Franciasin observar cuanto desciende, p01' decirloasi, el sentimiento del, honor, y el des-precio del dinero á las clases inferiores,mucho mas en Francia que en Inglaterraesta diferencia es sobre todo notable en elej&rcito. El sentimiento de la gloria, elorgullo del desinterés se reproducen portodas partes en los simples soldados quecre erian manchar una bella accion ponién-dola en precio. Un sable de honor es laprimera de las recompensas.

( 79 )

30 Manifestar indulgencia con el duelo.

Si el hombre ofendido no quiere con-tentarse con la satisfaccion que le ofrecela ley, es necesario ser indulgente con elduelo. Donde este se halla establecido,casi no se oye hablar de envenenamientoni de asesinato, y el ligero mal que de élresulta, es como un premio de aseguracioupor el cual una naciori se preserva del malgrave de los otros dos delitos. - El dueloes un preservativo de civilidad y de pazy el temor de verse obligado á presentar¿ recibir un desafio, destruye las riñas ensu origen. - Se nos dirá que los griegosy los romanos conocian bien Ja gloria, yno conocieron el duelo. - Peor para ellos:su sentimiento de gloria no se oponía alveneno ni al asesinato. En las disensionespolíticas de los atenienses, la mitad de losciudadanos maquinaba la destruccion dela otra mitad. - Ved lo que pasa en In-glaterra y en Irlanda, y comparad con lasdisensiones de la Grecia y de Roma. -Clodio y Milon, segun nuestras costum-bres, se hubieran batido en desafio; segun

(8o)las costumbres romanas, proyectaban re-cprocamente asesinarse, y el que mato ásu contrario no hizo mas que prevenirle.

El duelo en la isla de Malta habia lle-gado á ser una especie de furor, y por de-cirio así, una guerra civil. Un gran maes-tre hizo leyes tan severas, y cuidó de quese ejecutasen tan rigorosamente, que elduelo cesó; pero fué para dar lugar á undelito que reune la cobardía Clí la cruel-dad,. El asesinato, desconocido antes entrelos caballeros, se hizo tan comun,que muypronto se sintió la falta del duelo, y alfin, este fa¿ tolerado expresamente en unsitio determinado, y á ciertas horas. Elresultado de esta providencia fu el que seesperaba: luego que se abrió una carreralionorifica a la venganza los medios clan-destinos fuéron restituidos á la infamia.

Los desafíos son menos comunes en Ita-lia que en Francia y en Inglaterra; perolos envenenamientos y los asesinatos loson mucho mas.

En Francia, las leyes contra el dueloeran severas, pero siempre se hallaba unmedio de eludirlas. Convenidos dos en

( 8i )batirse, se componian para moverse unarifia por modo de preludio.

En Inglaterra la ley confunde el dueloy el homicidio; pero los jurados no loconfunden siempre absuelveii, ¿ lo queviene á ser lo mismo, pronuncian 3fars-laneg/zter; homicidio involuntario. Elpueblo es mejor guiado por su razon sola,que lo han sido los juristas por su cien-cia; pero vaidria mas poner el remedio enla ley, que en la subversion de las leyes.

Secc.ion 2a. Vengárnos á la indigencia:aquí tenemos que mirar por los intersesde los pobres mismos, y por los de la co-munidad.

Un hombre privado de los medios desubsistir, es impelido por el mas irresis-tible de los motivos á cometer todos losdelitos por los cuales pueda satisfacer susnecesidades. Donde exista este estimulo,es inútil combatirle por el temor de la Pe-na; porque hay muy pocas que puedanser mayores, y ninguna que, por razon desu incertidumbre y de su distancia, pue—da parecer tan grande, como la de morirde hambre. Solo pues pueden prevenirse

( 82 )los efectos de la indigencia procurando lonecesario á los que carecen de ello.

Para esto se puede dividir á los pobresen cuatro clases: ja los pobres industrio-sos que no desean mas que trabajar para'vivir : 2a los mendigos holgazanes quequieren mas fiarse á la caridad precariade los que pasan por las calles, que mante-nerse con su trabajo: 3t Las personas sos-pechosas, aquellas que, habiendo sido pues-tas en justicia por un delito, han sidoabsueltas por la insuficiencia de la pruebapero han quedado con una mancha en sureputacion, que has estorba hallar aco-modo: 4a los delincuentes que han aca-bado el tiempo de su condena, y son pues-tos en libertad. Estas diferentes clases nodeben ser tratadas del mismo modo, y enlos establecimientos destinados á los po-bres debe tenerse mucho cuidado de sepa-rar las clases sospechosas de las clasesinocentes. Una oveja infestada, dice elproverbio, basta para infestar todo elrebaíío.

Todo lo que se puede hacer ganar a lospobres por su trabajo, es un provecho,

( 83 )no solamente para la comunidad , sinotambien para dios mismos. El tiempo de-be ocuparse, como debe sostenerse la vida,y la humanidad ¿rdeua que se busqueocupacion para el sordo, el ciego, el mu-do, el estropeado, ci impotente, el enfer-mo. - Los salarios de la ociosidad nuncason tan dulces como la recompensa de laindustria.

Si un hombre ha sido puesto en. justi-cia, acusindo1e de un delito de indigen-cia, aun cuando sea absuelto, debe exi-girse de l que haga ver sus medios desubsistir, á lo ménos cii los seis últimosmeses : si estos medios son honrados, estaaveriguacion nada le puede perjudicar ysi no lo son, se obrará en consecuencia deesa.

En la facilidad de hallar ocupacicw.,tienen las múgeres contra sí una circuns-tan cia particular, principalmente las deuna clase algo superior, á las que se ocu-pan en los trabajos ordinarios. Como loshombres tienen mas actividad, mas liber-tad y tal vez mas destreza, se apoderanaun de aquellos trabajos que convendrian

ri

mejor al otro sexo, y que son casi inde-centes en las manos de un hombre. Se venhombres que venden juguetes de nffios,que tienen tiendas de modas, hacen zapa-tos y vestidos de múger, y hasta las fun-ciones de parteras. Muchas veces lié me-ditado si la injusticia de la costumbre nopodria ser corregida por la ley, y si lasnnLgeres no deberian ser puestas en pose-sion de estos medios de subsistencia conexciusion de los hombres. Este seria unmedio indirecto de evitar la prostitucion,proporcionando á las inúgeres ocupacionesconvenientes.

La práctica de servirse de los hombrescomo comadrones, que ha excitado tanvivas reclamaciones, no está aun general-mente adoptada, á no ser en las primerasclases en que es mayor la anxiedad, y enlas últimas cuando el peligro parece in-minente. Seria pues arriesgado el dar enesta operacion una exciusion legal á loshombres, á lo ménos hasta que se forma-sen entre las rnúgeres discípulas capacesde reemplazarlos.

Por lo que toca al trato de los pobres

( 85 )ro se puede proponer una medida uni-versal, y es preciso determinarse por lascircunstancias locales y nacionales. EnEscocia, á excepcioii de algunas grandesciudades, el gobierno niligun cuidado tie-ne (le los pobres; en Inglaterra la contri-bucioii para ellos asciende a mas de tresmillones de libras esterlinas . Sin em-bargo, su estado es mejor en Escocia queen Inglaterra, y el objeto se consigue me-jor por las costumbres, que por las leyes.A pesar de los inconvenientes del sistemaingles, no se puede renunciar á él de re—pente; porque pereceria la mitad de lospobres antes de que se arraigasen los liá-bitos contrarios de benevolencia y de fru-galidad. En Escocia es muy saludable lainfluencia del clero, porque teniendo so-lamente un mediano salario sin diezmos ,los curas son conocidos y respetados porsus parroquianos; pero en Inglaterra,comoel clero es rico y tiene los diezmos, elcura está frecuentemente en pleyto con susfeligreses y los conoce muy poco.

( i) Uspue SC Ilfl ¿iiiincul IdO iuido y Jia habidorn que La pasado de seis, mIluues.

Tomo Y. 8

( 86 )En Escocia, en Irlanda, en Francia los

pobres son moderados en sus necesidades.En Napoles el clima excusa el gasto delfuego, del alojamiento y casi del vestido:en las Indias orientales apenas es necesa-rio el vestido á no ser por la decencia. EnEscocia la economía doméstica es buenaen todo como no sea en la limpieza; y enHolanda es en todo tan buena como puedeser. En Inglaterra por un lada las necesi-dades son mayores que en otras partes, ypor otro la economía esLá acaso en un piémas malo que en a1gui otro pais delmundo.

El medio mas seguro es no esperar laindigencia, sino prevenirla.

El servicio mayor que puede hacerseá las clases laboriosas, es el de establecercajas de economía, en que por el atractivode la seguridad y de la ganancia, se mdi-narian los pobres á poner sus mas peque-ños ahorros.

Seccion 3a Vengamos ya á aquella cla-se de deseos para los cuales no se halla al-gun nombre neutro, algun nombre que nopresente alguna idea accesoria de repro-

( 8 )bacion ¿ de aprobacion, pero sobre todo dereprobacion: la razon de esto es fácil dehallar. No ha quedado por el ascetismo elinfamar y criminalizar los deseos á que lanaturaleza ha confiado la perpetuidad dela especie. La poesía es sobre todo la queha reclamado contra estas usurpaciones ,y ha hermoseado las imáeiies del deleytey del amor; objeto laudable cuando la de-cencia y las costumbres han sido respeta-das; pero sin embargo debe considerarseque estas inclinaciones tienen bastantecon su fuerza natural, y no convieneexcitarlas con pinturas abultadas y se-ductoras.

Pues que este deseo se satisface en elmatrimonio, no solamente sin perjuiciopara la sociedad, sino tambien de un modoventajoso; el primer objeto del legisladoren este punto debe ser facilitar el matri-motilo, es decir, no ponerle obstáculo al-guno que no sea absolutamente necesario.

Segun este mismo espíritu, debe auto-rizarse el divorcio con las restriccionesconvenientes. En vez de un matrimoniodisuelto en realidad y subsitente solo en

( 88 )apariencia, el divorcio conduce natural-mente á un matrimonio real. Las separa-ciones permitidas en los paises en que esiidisoluble el matrimonio, tienen el incon-veniente, ó de condenar á los individuosá las privaciones del celibato, ¿ de arras-trarlos á uniones ¡licitas.

Pero si queremos hablar, sobre esteasunto delicado, de buena fé y con unafranqueza mas honrada que una reservahipócrita, reconoceremos desde luego quehay una edad en que los sentidos del hom-bre se han desenvuelto ya completamente,sin que su raon esté aun bastante madurapara conducir los negocios y el gobierno deuna familia. Esto es cierto sobre todo enlas clases superiores de la sociedad. En lospobres el trabajo necesario distrae de lodeseos del amor, y retarda su desarrollo;un alimento mas frugal, un género de vi-da mas sencillo, conservan mas tiempo lacalma en los sentidos y en la iniaginacion;y por otra parte el pobre apenas puedecomprar los favores del otro sexo corno nosea con el sacrificio de su libertad.

A mas de la juventud, que aun no es

( 8 )nubí.1 bajo e! rcst)ecto 11iwa1 ¡ cu:ii 1 I.o 1 to tibres, no se hallan en la impoibi lidad deencargarse de mantener á uiia múger y decuidar de una familia! Por una parte cria-dos, soldados, marineros que viven en unestado de dependencia y que frecueiitc-ffiente no tienen domicilio fijo; y por otramuchos hombres de Ull rango mas elevado,que esperan una herencia ó una co1oca-cion, componen una clase muy grandeprivada del malrm.io .tiio y reducida d uncelibato forzado.

El primer medio que se presenta paramoderar este mal es legitimar los contra--tos por un tiempo, limitado. Este mediotiene grandes inconvenientes; pe 1-0 ci con-cubinato existe de hecho en todas las so-ciedades en que hay una grande despro-proporcioli en las riquezas. Estas unionesno se impiden prohibiéndolas; lo que so-lamente se logra es hacerlas criminales yenvilecerlas. Los que se atreven á confe-sanas públicamente, proclaman el des-precio de las leyes y de la moral; y losque las ocultan, están expuestos á sufriruna pena de opulion en proporcion de su

(90)sensibilidad moral.

En el modo comun de pensar, la ideade virtud está asociada á este contratocuando es de una duracion indefinida, yla idea de vicio cuando es limitado á uncierto tiempo. Los legisladores han se-guido esta opinion: prohibicion de ha-cer tal contrato por un año: permisionde hacerlo por toda la vida: la misma ac-cion criminal en el primer caso, será mo-cente en el segundo,, qué diremos de estadiferencia? ¿la duracion de la obligacionpuede mudar de blanco en negro el actoque es efecto de ella?

Pero aunque el matrimonio temporalsea inocente en si mismo, de aquí no seinfiere que sea igualmente honorífico parala miiger que le contrae, porque nuncaserá tan respetada corno una esposa vita-licia. La primera idea que contra ella sepresenta, es « si esta múger hubiera va-» lido lo que valen las otras, hubiera lo-» grado las condiciones que las otras lo-» gran. » Esta union precaria es una señal,de inferioridad, ya sea en la condicion, yaen el mérito.

( 91 )

¿Cual seria pues el bien que resulta:riade la autoiizacion de esta especie de con-trato? El de no exponer i la ley que loprohibe á ser continuamente violada ydespreciada: seria también el preservará'la inúger que se presta i este convenio, deuna humillacion, que después de haberladegradado i sus propios ojos, la conducecasi siempre hasta el último grado de de-sórden; seria en fin hacer constar el na-cimiento de los hijos, y asegurarles loscuidados del padre. En Alemania los ma-trimonios conocidos con el nombre de ma-trimonios ¿e la mano Lquierda , estabangeneralmente recibidos. El objeto era con-ciliar la felicidad doméstica con el orgullode la familia. La múger adquiria de estemodo algunos de los privilegios de esposa;pero ni ella ni sus hijos tornaban el apel-lido y la clase del esposo. En el códigoFederico se probibiéron estos matrimo-nios, reservindose sin embargo el rey lafacultad de conceder algunas dispensasparticulares.

Cuando propongo una idea tan contra-ria ái las opiniones recibidas , debo adver-

( 92 )tir que no la propongo como uii biensino como una mitigacion de un mal exis-tente; y así donde las costumbres seanbastante sencillas, donde las riquezas seanbastante iguales, para que no sea necesarioeste medio, seria absurdo introducirlo:este no es un rgimen de sanidad, sino unremedio para la enfermedad.

Con la misma apología voy á hablar deun desorden mas grave, de un mal queexiste particularmente en las ciudadesgrandes, y que tambien nace de la desi-gualdad de las riquezas y de la concurren-cia de todas las causas que multiplican loscelibatarios: este mal es la prostitucion.

Hay paises en que las leyes la toleran,y hay otros en que está severamente pro-hibida, como en Inglaterra; pero aunqueprohibida, es tan comun, y se ejerce tanpúblicamente corno puede imaginarse;porque el gobierno no se atreve á casti-garla, y el público no aprobaria este usode la autoridad. La prostitucion, aunqueestá prohibida, no es menos general quesi no hubiera ley que la prohibiese, y esmucho mas periciosa.

(93)La iufaiina de Ja prostitucioi 110

iinicainentv obra de las leye3 aun sin es-tas habria Uli grado de deshonor anejoeste estado, aun cuando la sancioii polí-tica ieri1aneciera neutra. LI estado de,las cortesanas es un estado de deperden-cia y de servidumbre : sus recursos sonprecarios, siempre se las vé al lacio de laindigencia y de la hanibre , su iloml)rcmismo se asocia al de los males que masangustian la in]aginaciou. Son miradas in-justamente corno causas de los desórdenesde que son víctimas : no es necesario de-cir lo que pueden esperar de las mlgeres1iamads Imneatas !as mas virtuosas po-drán conipadecerlas; pero, todas se- C.:11-

vendrán en despreciarlas : nadie quiereayudarlas ni defenderlas con que es na-tural que sean oprimidas por el peso de lopinioii. Ellas mismas jiunca han sabidoformar una sociedad que pudiese contra-balancear este desprecio piblico; y aun.-tiLle quisieran no pod.rian hacerlo, porquesi ci interés de una defensa coinun las reu-uici.a, la rivalidad y la necesidad las de-sunirian. La persowi , iguolnicrtc que e

( 94 )nombre de una múger pública,es un objetode odio y de desprecio para sus semejan-tes: este es acaso el único oficio abierta-mente despreciado por las personas mismasque le ejercen públicamente. El amor pro-pio , por la inconsecuencia mas de bulto,procura cegarse sobre su propio iufortu-ni0 : parece que una de estas infelices ol-vida lo que es y hace una excepcion parasi misma, tratando severamente á suscompaííeras.

Las mancebas participan muy de cercade la infamia inherente al estado de inú-geres públicas, y la razon de esto es evi-dente; porque aunque aun no están enesta clase, siempre parece que están ciivisperas de entrar en ella. Sin embargocuanto mas tiempo ha vivido la mismamúger con el mismo hombre, tanto masse aparta del estado degradado, y mas sese acerca á la clase de las múgeres hones-tas : cuanto mas dura la union, tanto masdifícil parece romperla, y tanta mas espe-ranza presenta de la perpetuidad.

¿ Qué resulta de estas reflexiones? Queci remedio, en cuanto puede haber reme-

( 95 )dio, está en el mismo mal. Cuanto mas seaeste estado un objeto natural del despre-cio, tanto es ménos necesario aííadir á esteel desprecio de las leyes él lleva consigosu pena natural; pena que es ya demasiadograve, si se considera todo lo que debiadisponer á la conmiseracion en favor deesta clase desgraciada, victima de la desi-gualdad social, y siempre tan cercana dela desesperaciori, ¡ cuán pocas migeres hanabrazado este estado por eleccion y con co-nocimiento de causa! ¡ cuán pocas perseve-rarían en él si pudieran dejarle, si pudie-ran salir de este circulo de ignominia y dedesgracia, si no fueran rechazadas de todaslas carreras que podrian intentar abrirse!¡Cuántas han sido precipitadas en él porun error momentánco,por la inexperienciade la edad, por la corrupcion de sus padres,por el delito de un seductor; por una se-veridad inexorable en una primera falta, ycasi todas por el abandono y la miseria! Sila opiniones injusta y tiránica , ¿ deberá ellegislador exasperar esta injusticia? ¿ de-berá servir de instrumento á esta tiranía?

Por otra parte, ¿cuál es el efecto de

( 96 )c,stas leyes? aumentar la corrupcion deque acusan á esta parte infeliz del sexo:jrec.ipi tarlas en la crápula y en el excesode los licores fuertes, coil el liii ¿le hallaren ellos el olvido momentáneo de sus ma-les : hacerlas insensibles al freno de lavergiienza, agotando sobre la desgracia eloprobio que hubiera debido reservarse pa-ra los verdaderos delitos: es en fin estor-b ir las precauciones que podrían mitigarlos inconvenientes de este desórden sifuera tolerado. Todos estos males que lasleyes prodigan sin reparo, son un preciocarísimo que pagan por un bien imagina-rio que no logran'iii lograrán jamas.

La emperatriz, reina de Uiigria, em-prendió extirpar este mal, y trabajó enello con una perseverancia laudable ensus principios y digna de mejor causa,¿qué se siguió de esto? Que la corrupcionse extendió en la vida piblica y privada:el lecho conyugal fue violado, y la justi-cia fue" corrompida. El adulterio ganó todolo que perdía el libertinage : los magistra-(los hicieron un tráfico de su connivencia:el fraude, Ja prevaricacioii, la opresion,

( 97 )la extorsioii se exparc:iéron CII ci país, yel mal que quena abolirse, precisadoou1tarse, se hizo mas peligroso.

Entre los griegos se toleraba estaesioti, y aun se fomentaba á veces; perono se permitia pie los padres mismos tra-licase u con ci honor de sus hijas. - Entrelos romanos, la ley no hablaba de este de-sórdeil, en la época que se llama el bellotiempo de su repitbIica: el dicho de Cal oil

un joven que encontró saliendo de unaulala casa, es prueba de esto: Caton 110

era hombre de excitar í la violacion deLas leyes.

En la metrópoli de] mundo cristiano seejerce libremente esta vocacion y estafue sin duda una de las razones de]. exce-sivo rigor de los protestantes.

En Venecia, en tiempo de la república,estaba públicamente autorizada la profe-sion de cortesanas.

En la capital de la Holanda es necesariauna licencia del magistrado para tenerrasas de prostituclon.

(i) Esto no es hoy c!cro ; pero resta saber si Ja sevc—

rlaa será en provecho de te coslumbres.

TOMO V.

( 98 )Retif de la Bretonne publicó una obra

ingeniosa, intitulada el Pornógropho, enque proponia al gobierno hacer una ms-titucion sometida á ciertas reglas para larecepcion y la conducta de las múgerespúblicas.

La tolerancia de este mal es útil bajode ciertos respectos en las grandes ciuda-des; la proliibicion para nada es buena, yaun tiene algunos inconvenientes parti-culares.

El hospital establecido en Londres paralas mozas arrepentidas, es una instit ucionmuy buena; pero los que miran la pros Li-tucion con un rigorismo absoluto, no sonconsiguientes ti si mismos, aprobando estafundacion caritativa; porque si con estose corrigen algunas mozas, otras se exci-tan ti la cGrrupcion, ¿ el hospital de Chel-sea no es un estimulo para los soldados yel de Greenwich para los marineros?

Convendria instituir anualidades queempezasen en un cierta eda; estas anua-lidades serían adaptadas ti este triste es-tado, en el cual el tiempo de la cosecha esnecesariamente corto; pero en el que

( 99 )veces se hacen ganancias muy conside—

rables.El espiritu de economkt se forma sobre

un débil principio, y vá siempre en au-mento. Una suma demasiado pequeña pa-ra presentar un recurso como capital ac-tual, puede dar una anualidad considerableen una época distante.

Sobre los puntos de moral que se dis-putan es bueno consultar las leyes de di-ferentes naciones, esto es para el enten-dimiento un modo de viajar; y en el cursode este ejercicio se desprende el hombrede las preocupaciones locales y naciona-les, pasando revista á los usos de los otrospueblos.

COMENTARIO.

El deseo del bien 6 del placer que es lo mis—mo, es inseparable del hombre: este deseo lehace virtuoso ó delincuente ,y el legislador quepudiese hacer que este deseo se satisfaciesesiempre sin perjuicio alguno, evitaria todos losdelitos. Ya que esto no pueda ser , hará que eldeseo se satisfaga con un perj uicio menor queel que resultaria de la violacion de la ley; ycuando ni aun esto sea posible, se contcntarü

( ioo)'on hacer que el hombre puesto por su dcscoentre dos delitos que puede cometer conmisma facilidad, elija el menor esto no serámas que un bien relativo, ó como suele de-:irsc,del mal el menos. liemos visto que la únicapasion del hombre es el amor de si mismo, yque esta pasion se manifiesta por varios deseosque son ramificaciones ó modificaciones de ella,entre los cuales son los mas imperiosos los in-pirados por la venganza, por la indigencia ypor el amor: venganza, indigencia, amor sonlas tres causas de casi todos los delitos á que elhombre puede abandonarse. Vamos lo quedebe hacer el legislador para ((nc estos deseosse satisfagan sin perjuicio, ó con el menor per-juicio posible, y cmpezdinos por la venganza.

Es muy natural que el hombre que ha reci-Indo una ofensa, ticscc una satisfaccion pro-porcionada, y que donde la ley no se la daprocure tomarla por si mismo. Ht aquí la ven-ganza, que no solamente es comun y sangrienta<,ti los pueblos salvages que aun no se han so—.metido al imperio de las leyes, sino que esnecesaria, pites no hay otra pena para los de-litos , que , i no ser por el temor tic ellamultipl¡carian hasta lo sumo la venganza enaquel estado es el único correctivo de la fuerzay de la malicia.

Segun esto, la ley que dá una satisfaccitncompetente por una ofensa recibida, quita alofendido el motivo de querer satisfacerse por

(mi)

i mismo , y hace que el apetito vmdicaivo srsatiblaga sin perjuicio , y aun con utilidad delofendido y del ofensor; dei ofendido , porquerecibe la satisfaccioji sin exponerse mi los ries-OS que colTeria queriendo tomarla por si

mismo ; y del ofensor, porque la venganza dea ley, arreglada por la razon y la justkia ,

¡Lfl$HOS de temer que la venganza individualque no tiene límites iii otra medida cine elearácter, la fuerza, y mi veces ci furor del ofen-dido ; pero para que la satisíiccion legal searflcaz , es necesario que sea cornplea, porquesitio siempre dejarmi algo que desear al ofen-dido , y no se extiuguiria ci apel ito irascibique no existiria, si cada pena que un hombre-recibe de otro , fuera seguida al puno de unplacer equivalente. Las ofensas que atacan alhonor piden satisfacciones particulares , de queliemos hablado bastante en e1 libro II, capitu -lo IV, y que Bentham llama satisfacciones ho-riorarias. La legislacion inglesa no hace ninguricaso de Ja reputacion, y casi todas sus satisfac-'ioues son pecuniarias ; parece que un hombreofendido mi quien se clmi una cantidad de dineroya nada iras tirite que pedir ni desear. Pudieratenerse esto por tina caluninia , si no fuera unulgies el que lo dice.

Si la parte ofendida no quiere contentarsecon la satisfaccion legal , es preciso ser indul-gente con l duelo, dice Bentham, ¿ pero acasoa medida de. Ja satisfaccion debe ser la yoluu'.

9

(102)

tad de¡ ofendido? A este tal vez ninguna sa-tisfaccion parecerá bastante, y los apetitos vin-dicativos que la ley trata de extinguir 6 mo-derar quedarán en toda su fuerza. La satisfaccioncompleta, seguu la doctrina de nuestro autor,es la que parece tal á todas las personas im-parciales y juiciosas, aunque no lo parezca ála persona interesada ; y no veo por qué razonse deba ser indulgente con el que, no contentocon Ja satisfaccion completa que la ley le dí,quiera arreglarla y tomarla por si mismo.

Aquí hace Bentharn un verdadero elogio deldesafío, del cual nos habla dicho en otra parte,que, considerado corno una rama de la justiciapenal, es it mas imperfecta de todas las penas ;porque puede recaer del mismo modo sobre elinocente que sobre ci culpado, y mas comun-mente recaerá sobre el primero; porque no esproporcionada al delito, y por las otras razonesque hemos visto en su lugar; ¿y como puededecirse que un uso que pone á un hombre dejuicio á la merced de un espadachin atolon-drado, y en la necesidad d% escoger entre eldeshonor y el riesgo de perder la vida: queun uso que hace dependiente el honor de todoslos ciudadanos, de un hombre insultante yprovocativo que un uso que hace un puntode honor del desprecio de las leyes y del ma-gistrado, introduciendo en el estado una es-pecie de anarquía : que un uso que htcc deci¶lir por la fuerza 6 pr la destreza las cuesto-

( io3)lles que debian decidirse por la razon y la jus-ticia que un uso que debe tener en unacontinua inquietud y alarma al ciudadano masprudente, porque ninguno está libre de serinsultado por un hombre sin juicio que creeque la osadia es un mérito muy distinguido;¿ como, digo, puede Eentharn afirmar que unuso de esta especie sea un mal ligero en com-paracion del envenenamiento y asesinato deque es un preservativo?

Yo no no sé si es absolutamente cierto queel duelo preserve de aquellos atentados; y laobservacion de Bentham sobre que donde elduelo está permitido apenas se oye hablar deasesinato, no me parece rigurosamente exacta;pero aunque lo fuera, la ley que castigue conuna justa severidad el asesinato y el duelo ,minorará el minero de estos dos delitos, quelo son verdaderamente, aunque sean de unagravedad designal. Si los asesinatos y envene-namientos son mas fruecuentes en Italia queen otros pueblos, no nace esto de que los de-safíos lo sean menos , sino de la impunidad conque puede lisongearse el delincuente auxiliadopor los vicios de la legislacion penal. En laGrecia y en Roma no se conocia el desafío quees tolerado en Francia por las leyes, y en In-glaterra por el poco caso que hace de ellas eljury; y sin embargo no babia en Grecia nien Roma mas asesinatos proporcionalmente quehay en Francia y en Inglaterra: hubo épocas

(io4)í' CI (muVeflCflaflhiefllO tI.I.I iUUy eomuii enRoma ; pero hubo oteas en que ap&nas se ha-biaba de t! ; y si la frecuencia de este delitonaciera de la falta del duelo, debiera habersido igualmente frecuente , pues que subsis-tiendo siempre la causa, debia existir el efecto;fuera de que , las que envenenaban cii Romieran generalmente las múgeres, y estas nuncase han batido en desafio; con que , aun cuandoeste hubiera estado Cfl USO , nunca liubierati.si(lO menos los eiive tic iiainientøs. En Francialas leyes no castigan el duelo, y en Espaia si;y á pesar de esto los envenenamientos son mu-cho mas frecuentes en Francia que en Espaiiacomo lo han observado muchos que han estu-diado bien las costumbres de estos dos pueblos.Tal vez no sería difícil hallar la causa verda-dera de este fenómeno moral; pero esta in-vestigacioti seria aquí muy fuera de propósitobasta que sepamos que ninguna influencia tieneen e4 la indulgencia 6 ci rigor por el desafío,sobre ci cual hemos bablado bastante en elsegundo tomo de esta obra tratnios ahorade la indigencia.

La indigencia inspira los mas imperiosos delos deseos, que cuando llegan á un cierto gradode vehemencia seria inútil combatir con laleyes ; ¿ que caso hará de ellas el indigenteque se ve morir de hambre? ¿Puede )-.i leyamenazarle con una pena mas fuerk que lamuerte, que no puede evitar sino con el de-

(io5)Jito ? La muerte con que amenaza Ja ley,mira de lejos, y tiene siempre alguna incerti--dumbre, y la hambre amenaza con una muertepresente y cierta. La ley obra sobre ci hombrepresentándole en la pena un mal mayor queel bien que podia esperar del delito, y ningunmal mayor puede presentarse que la muerteque seria la consecuencia infalible de la obe-diencia á las leyes aquí el motivo impulsivasiempre será mas fuerte que ci represivo.

No hay pues otro medio eficaz de evitar Ioefectos funestos de la indigencia, que destruirla causa de ellos, subministrando á los mdi--gentes lo que necesitan por alguno de los me---dios de que hemos tratado largamente en otrolugar, y hacieiido sobre todo trabajar á los

que sean capaces de hacerlo, porque no po-dna ser justo poner en contribucion al hoinbrindustrioso y trabajador para mantener al hol-.gazan y perezoso. Debe sobre todo tenerse-mu-cho cuidado de no hacer agradable Y respeta-Me la condicion del mendigo ; porque así et'ouienta y. aumi'nta la mendicidad , en vezextinguirla ó niiiiorarla. En España un inendigotiene asegurada su comida en las porterías delos conventos vagando por las calles y sitian-do las puertas de las iglesias , está seguro deadquirir mas d iuto que el que gamia un jor-nalero trabajando sin d-caimso en los f)UJ[)itOe exorta al pueblo, no solamente á socorrer

T,,) mcn(lios sino tarnbien a respetarlos corno

( to6)á imágenes de Jesiicristo : las madres predicanas mismas niximas á sus hijos desde la in-

fancia las cargas reales y personales del estadono hablan con ellos : en todas partes hay fun-daciones llamadas piadosas, cuyos fondos, ri-quísimos en algunas, están destinados al sus-tento, y aun á veces al regalo de los mendigos:cuando enferman los reciben los hospitalesdonde son asistidos en todo con mucho esmero:¿y se puede extraiiar despues de esto que losmendigos sean tantos en Espaia? ¡ Cuánto masdura y mas penosa es la vida de un jornaleroti la de un pobre artesano , que la de un men-digo que se ha desembarazado de la vergüenza,como de un sentimiento incómodo y contrarioal espíritu de su profesion

Los pobres dignos de compasion, y acree-dores de justicia á la atencion del gobierno ,son los que ya no pueden trabajar, despues dehaber trabajado miéntras han podido, hacién-dose útiles á sus conciudadanos, y los que de-seosos de trabajar no hallan en qué ocuparse;y para estos debe haber establecimientos pú-blicos en que hallen el trabajo y la subsistencia,no estorbándoles salir del establecimiento cuan-do hallen fuera de él ocupacion ti medios ho-nestos de subsistir. El mendigo robusto y liol-gazan debe ser forzado á trabajar y á no sergravoso á los que trabajan.

Es mejor prevenir el mal, que curarlo : estamixima general se aplica á la indigencia, que es

( 107 )un mal pr Si misma, y porque dispone al delito.El medio mas seguro de prevenirla, es propor-cionar trabajo á toda clase de artesanos : algu-nos obradores públicos podrian llenar en granparte este objeto. Bien administrados estos es-tablecimientos, en vez de ser gravosos, podriandejar mucha ganancia para socorrer á los esta-blecimientos destinados á mantener á los pobresque no pudiesen trabajar. Los hospicios en Es-paña serian unos establecimientos utilísimos, sila administracion de ellos no fuera tan dispen-diosa y absurda; y estas casas bien reformadas,minorariai mucho la mendicidad.

Las obras públicas Presentan otro medio deprevenir la indigencia, ofreciendo trabajo ácualquiera cJuc puede y quiere trabajar, aunqueno sepa oficio alguno ; y el CSIUbIL'CiliJiCfltO de lascajas de economía que propone BelItilam , sería

tambicn otro medio excelente. Lii bosquejo deestas cajas existe en algunos pueblos en ciertascofradías ó hermandades : cada individuo con-- -

tribuye al mimes con una pequeñísima suma, yasí se forma un fondo para socorrerá los lier-manos ó cofradcsenfennos , mintras no pi.medeuentregarse al trabajo. Estos establecimientosparticulares son susceptibles de mejorarse y per-feccionarse mucho, y podrian enriquecerse es-tableciendo una buena administracion de susfondos que nunca deberian estar ociosos.

La censura de Bentham contra los hombresakmhiados que se han apoderado de las teupa-

( io8)ciones que coiivendriau mejor al otro scxo,es jla en parte; pero tambien las múgeres que quicren trabajar se ocupan en trabajos que parecenpropios de los hombres; en muchos pueblos noL)odrjan vivir las iuiigcres dedicadas exclusiva-iriente á los trabajos que indica Beniham, lucra-1 ivos en las capitales y grandes ciudades, peronulos en otros lugares donde una mod isla st'moriria de hambre.

Nos res [a hablar de los deseos del amor, do-.seos naturales , buenos en si mismos, necesariospara la conservación de la especie hiunana, yque de un modo d de otro es inevitable que sosatisfagan. Para que esto se verifique sin per-juicio, ó con el menor pcij uicio posible, se Pre-sentan tres medios fomentar los matrimonios ,legitimar ci concubinato, y tolerar la prostitu-don. Facilitando los matrimonios , se aumen-tará el número de ellos 1 y los matrimonios sefacilitarán removiendo los estorbos que se opo-nen á ellos, porque la vocacion del honibre engeneral es á casarse ; y si muchos no lo hacen,e porque son detenidos por ciertas considera-ciones á que (hin motivo á veces las leyes, úveces las costumbres, y á veces la dificultad demantener á una familia; dificultad que casi':iempre nace de la enorme desigualdad en elrepartimiento de los bienes. En última arialísistodos los motivos morales que retraen al hombredel matrimonio , vienen de Ja ley, y tienen unan ti ma irladint oh 1 n' sí. La 1y no sil-

( 109 )

mente ordena cii casos demasiado comunes elcelibato, sino que generalmente lo santifica co-mo una virtud, haciendo de di el mas perfectode los estados, es evidente y diametralmenteOpuesta á la multiplicacion de los matrimonios,de que muchos se abstienen, por espíritu de unasupuesta perfeccion, contraria á los fines de lanaturaleza.

Aun es mas fuerte ci estorbo que opone almatrimonio Ja ley que le declara indisoluble;porque ¿ quién no se estremecerá al formar unenlace que ha de durar toda la vida, por masdesdichado y miserable que esta union le haga?Entre los matrimonios que solo subsisten porquela ley quiere que subsistan contra la voluntadde los interesados ; ¿ cuántos hay que no subsis-ten mas que en la apariencia, y solo sirven deestorbar matrimonios reales? El divorcio seríapues un medio de aumentar el número de loscasamientos ; porque, como Bentiiaiu dice ciiotra parte, prohibiciou de salir, es una prohi_bicion de entrar pocos extrangeros entrarmn enun pais de donde por ningun motivo se 1s permita salir.

Las leyes que extienden demasiado los imp.-dimentos del matrimonio porcausa (le pam-teseo ; las que privan á los interesados de lacicccion de esposa ó esposo, dejándola á la yo-lundad de otro, estorban tambieri Ja multipli-cacion (le los inatrimnoiiios, y fomentan los deli-tos , impidiendo que los deseos naturales del

Tomo Y. lo

( iio)auioi' se satisfagan , no solamente sin perjuiciosino con utilidad de la sociedad.

La corrupcion de las costumbres es otra de lasrazones que retraen del matrimonio , porquehace que los placeres del amor se bailcu CoLfacilidad sin exponerse á los cuidados, á los dis-gustos y á los gastos que siempre acarrea unafamilia; y tambien porque se teme hallar unamLger ya corrompida, d muy accesible á la cor-rupcion general, temor que igualmente debetener umia múger, aunque los perjuicios deladulterio no sean los mismos de una y otiatparte¡¿ pero esta corrupcion de costumbres, no estambien principalmente obra (le las leyes? Ellasautorizan, consagran, y hacen obligatorio enuna clase de la sociedad, y aun en muchas cia-ses el celibato; y multiplicando los celibatarios,se multiplican los adulterios; por la misma ra-zon dice un jurisconsulto filósofo, que se mul—tiplican los robos cuando se multiplican losladrones.

La dificultad de rnauteiict una familia es otroestorbo á la multiplicacion de los matrimoniosy esta dificultad viene tamnbien de las leyss, quelejos de evitar y remediar la reparticion desi-gua! de las riquezas, la promueven y favorecen,autorizando el amontonamiento y el estanco dela propiedad territorial en pocas manos. En Jacasa de un mayorazgo opulento, el hijo prinid-enito, que es rico, se casa para conservar el1fflnbre de La familia 3 pero sus hermanos, po

( 111

)

»res por necesidad , quedan condenados á ui*celibato forzado en la iglesia ó en la milicia;porque las preocupaciones de Ja nobleza, anejassiempro i los grandes mayorazgos destinados áconservarla con el lustre y esplendor que se creetsencial á ella, no les permiten consagrarse á ullarama de industria en la que trabajarian con uti-lidad suya y de los otros, y podrian manteneruna familia, si no noblemente , á lo menos hon-radamente, que vale mas. Una ley pues queaboliese los mayorazgos y pusiese en libre circu-lacion tantos bienes estancados, promoveria losmatrimonios haciendo mas generales los medios¿le existencia; y baria por consiguiente que losdeseos del amor, fuente fecunda de muchos de-litos, se satisfaciesen sin perjuicio.

Si la ley no podia del todo impedir ci celibato,minoraria á lo nidnos mucho el numero de losque abrazan este triste estado. Con efecto, poriiias que la ley dijese, siempre habria nmçboscelibatarios los marinos, los soldados, los cría-dos, y en general todos los hombres que no tie-nen domicilio fijo, y viven en un estado dedependencia, no pueden casarse sin exponerseInconvenientes gravísimos; y i este gran númerode celibatarios deben agregarse los jóvenes que,teniendo ya bastante fuerza física para sentirvivamente los estímulos del amor, no han adqui-rido aun el juicio y las otras cualidades moralesque son necesarias en el gefe de una familia; yotros hombres ya fromados en lo físico y en lo

( ii )inoral, que sin embargo no se casan porque es-peran un empleo 6 una sucesion que perdcriansi se casírau.

Todas estas personas sienten los deseos delamor; y si el legislador no puede hecer que lossatisfagan sin perjuicio alguno, podrá hacer á loménos que los satisfagan con el menor perjuicioposible. El primer medio que para esto se ofrece,es legitimar el concubinato cS matrimonio tem-poral, no como un bien absoluto, sino como unremedio de males mayores, remedio por consi-guiente de que solo debe hacerse uso dondeexista la enfermedad, es decir, en los pueblosen que la corrupcion de las costumbres dá mo-tivo á uniones mas perniciosas.

Bentham expone las ventajas que resultariandel concubinato legitimado, ó el matrimoniotemporal, y no ve en él inconvenientes que nosean menos importantes que estas ventajas. Laley, dice, que prohibe el concubinato, no hacealgun bien, y produce muchos males; porqueá pesar de la prohibicion, el concubinato existey existirá siempre; con la diferencia de que elconcubinato prohibido es un estado de oprobio:expone á una miger á caer de él en la prostitu-cion, porque no puede asegurar su subsistenciafutura por contratos que la ley reconozca y hagallevar á efecto, y es un insulto á la ley; en VZde que el concubinato legitimado baria pare-cido el estado de una concubina al de una múgcrcasada, aunque nunca seria Di deberia ser tan

( ii3 )honrado; aseguraria la suerte futura de Ja con-cubina y de sus hijos, que serian reconocidos yeducados públicamente por sus padres ; y porÚltimo, la ley que prohibe el concubinato,tiene ci inconveniente gravísimo de acostumbrara! ciudadano a Ja inobservancia y desprecio delas leyes, inconveniente anejo a toda ley imprac-ticable.

Sin embargo, la legitimacion del concubinatotiene en ini dictámen un inconveniente de mu-cho bulto que no sé Cómo ha podido ocultarse ála penetracion y sagacidad de nuestro autor.Este inconveniente es que ci concubinato estor-baria muchos matrimonios perpetuos; porquelos hombres que se hallasen bien con sus man -cebas, las cuales supiesen hacerse amar de ellos,muy raras veces las dcjarian por atarse á unacadena pesadísima tomando una múger legítima,principalmente en los paises en que ci matrimo-nio es indisoluble; y los que se casasen por al-guna consideracion particular de intcrds 6 deconveniencia, estando ligados á sus mancebaspor el amor y por el hábito, que es un lazo muyfuerte, querrian conservarlas á pesar de susrniigeres, lo que produciria perjuicios que sondemasiado evidentes para que sea necesario ex-ponerlos por menor.

Puede la ley hacer un mal que estorbe otromayor: toda ley buena hace esto; pero no debeautorizar un mal que estorbe un bien y pues elconcubinato es un mal por confesion del mismo

( ii4 )

BeuUiam, y el matrimonio es un bien, no debelegitimarse el concubinato que es un obstáculoal matrimonio. Este inconveniente es un graucontrapeso de las ventajas que Bentham ve en elconcubinato ; y si la ley lo autorizase deberiaser con precauciones que minorasen este iliCOil-

veniente. ¿ No podria permnitirse Ei. ciertas per-sonas y prohibirse á otras? En España hubo unaVpoca en que las leyes toleraron i los UCl('SiaS-ticos las barraganas y no les permitian ni úgereslegitimas, tal vez porque se creyese que estas lesdistraerian mas (le sus funciones que las man-cebas, con las cuales no estaban atados con Ui.)

lazo indisoluble, y que podrian dejar cuandoquisiesen 6 lo exigiese el bien de la iglesia. Noes menester advertir que en ningun caso tichepernutirse el concubinato á personas casadas.

La prostitucion es sin duda un mal muchomas grave que ci concubinato; pero lo es ménos(Inc ci adulterio, que ci rapto, que Ja fuerza, ytal vez que la scdticcion que ella evita. Puededecirse de la prostitucion como del concubinato,que la ley que le prohibe ningun bien puedeproducir, y produce un mal; porque no impidela prostítucion , y la hace mas perniciosa quitad las que se entregan á ella todo resto de pudory de vergüenza, y aiade la infamia al aprobiode que estarian cubiertas las prostitutas, aunquela ley permaneciese neutra ton ellas. ¿Para quépues dar una ley que necesariamente se violar,y enseñará y acosturnbrari así á violar las otras-?

(115 )

Son cierLunejite muy dignas de conipasion IR¡-r naturas infelices, que hacen un tráfico ver-gonzoso de sus favores acusadas de ser causadel des(jr(leu de que son víctimas, la opiiuoii ylas leyes se reunen para llenar de amargura unavida de que hay pocas de que no quisieran salir,

Y qtzc no saliesen con efecto si no les estuvierancerradas todas las puertas : casi todas ellas liarisido precipitadas cii la ignominia por la sedi iecioo,por la pobreza, por el abandono de sus padres,y por causas i que no han podido resistir. Losmas bajos aen íes de la policía se creen con de-recio para humillarlas, maltratarlas y acasorobarlas las personas honradas huyen de ellasrono de una peste. peligrosa : un hospital es suparadero mas ordinario ; y de cualquiera modoque c las mire son mas dignas de cornpasionque (le severidad. Sin ellas los deseos del amorse satifariau á mas costa; los adulterios, losestupros violentos y voluntarios serían mas comunes ; y pues que la prostitticion es un malinevitable y aun conveniente para evitar otrosmayores, ci legislador, en vez de prohibirla ycastigarla inútilmente, deberia aplicarse a bus-car medidas que hiciesen el mal menor.

Esto es lo que se ha querido lograr en algunosgrandes pueblos con el estable cimiento de casasde prostitucion 6 lupanares bajo de ciertas re-glas, sobre cuya observancia Vela particular-mente la policía; y en otros 110 se permite ejer-cer esta miserable profesion, sino á las migcre

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que hau hecho inscribir si iiowbics en ttnmatricula , la cual sirve á la policia para no per-derlas de vista, y cuidar sobre todo de que nose propague aquel mal funesto que ataca á lapoblacioii en su fuente , y es ordinariamentefruto amargo (le la prostitucion. En otras partesla profesion de múger pública se ejerce libre-mente, y en ninguna parte hay mas libertad ciiel ejercicio de esta vocacion que en la metrópolidel mundo cristiano : en Venecia está pública-mente autorizada, y no por esto, o -s mayor laprostitucion en aquellos pueblos que en otrosen que está prohibida, y es en estos mas fea ymas nociva.

Benthani piensa que convendría fundar paraestas múgeres unas anualidades que comenzasenen una cierta edad; pero estas anualidades ¿ noserían una especie de recompensa que fornenta-ria la prostitucion ? ¿ no produci'iati los mismosefectos que producen las fundaciones destinadasá socorrer á los mendigos, las cuales aumentanla mendicidad? Yo creo pues, si comprendo bienla idea de Bcuthani, de que no estoy seguro, queseria mejor establecer casas donde estas múgerescuando ya no pudiesen ejercer su profesionfuesen recogidas y mantenidas sin profusion detodo lo necesario, haciéndolas trabajar modera-damente. A ninguna deberia forzarse á entraren estas Casas, que no serían una prision, sino unasilo para las que no tuviesen otro. En todos losestabiccimiculos (le esta especie debe cuidarse

( 11.7 )

ni ticho de no aumentar el mal cii vez de reme-(liarlo.

CAPITULO VI.

Cuidar de no fomentar el delito.

1Jcin. que el gobierno no debe recom-pensar el delito, ni debilitar la sancionmoral ó la sancion religiosa en los casosen que es útil, es una máxima que parecedemasiado sencilla y trivial para que seanecesario probarla: sin embargo muchasveces ha sido olvidada, y yo podria darejemplos palpables de esto; pero cuantomas palpables son, tanto manos necesarioes expresarlos, y vale mas insistir sobrealgunos casos en que se viola esta máximade un modo no tan claro.

10 Detencion injuriosa de propiedad etc.

Si la ley tolera que un hombre que re-tiene injustamente la propiedad de otro,haga una ganancia en la dilacion del pago,la ley es cómplice de este perjuicio. Soninnumerables los casos en que la ley iii-glesa es defectuosa en este punto : en mu-

CAP. VI. Cuidar de no fomentare! delito. 117.COMENTARIO. ........ ......126.

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ni ticho de no aumentar el mal cii vez de reme-(liarlo.

CAPITULO VI.

Cuidar de no fomentar el delito.

Dicin. que el gobierno no debe recom-pensar el delito, ni debilitar la sancionmoral ó la sancion religiosa en los casosen que es útil, es una máxima que parecedemasiado sencilla y trivial para que seanecesario probarla: sin embargo muchasveces ha sido olvidada, y yo podria darejemplos palpables de esto; pero cuantomas palpables son, tanto manos necesarioes expresarlos, y vale mas insistir sobrealgunos casos en que se viola esta máximade un modo no tan claro.

10 Detencion injuriosa de propiedad etc.

Si la ley tolera que un hombre que re-tiene injustamente la propiedad de otro,haga una ganancia en la dilacion del pago,la ley es cómplice de este perjuicio. Soninnumerables los casos en que la ley iii-glesa es defectuosa en este punto : en mu-

( 1 1 )dios casos un deudor no tiene mas quehacer que no pagar hasta su muerte paralibrarse del capital de su deuda : en otrosmuchos puede con sus dilaciones librarsedel interés, y siempre puede retener el ca-1)ital y hacer, por decirlo asi,un emprs-tito forzado pagando el interés cornun.

Para secar esta fuente de iniquidad,bastaria establecer: 1 que en materia deresponsabilidad civil sobre las tierras, lamuerte de la una 6 de la otra ¿e las par-tes 110 produce mudanza alguna: ° queel interés corre desde que ha empezado laobligacion: 3° que la obligacion empiezano desde la liquidacion del daño, sino desdela época del daño mismo : (i-° que el inte-rés del montante de esta obligacioii es ma-yor que el interés legal. - Estos mediosson bien sencillos,¿ pucs cómo no se habianpropuesto hasta ahora? - Los que pre-gunten esto no saben lo que hace el hábito,la indolencia, la indieerencia por el hiciipibhco, la vigoteria de la ley, sin contarel interés personal y el espíritu de cuerpo.

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110 Dstn.tccton tiegi'ti.ma.

Cando u.0 liunbre asegura sus l.nenescontra alguna caiauidad, si el valor poreL cual asegura excede al valor de los bie-nes asegurados, habrá en un cierto sentido-1111 intcrs en. producir el acaecimientoeaiatni toso; en poner fuego á su casa, siestá asegurada contra el incendio, en su—mergir un navio, si está asegurado contralos riesgos marítimos. Puede pues con-siderarse la ley que autoriza estos con-t ratos , como motivo de la produccion deestos delitos. ¿Se sigue de aquí quedeba rehusarles su saticion? No por cierto,sino solamente que deberla ordenar ¿ su-gerir á los aseguradores las precaucionesmas capaces de prevenir estos abusos, sinque sean tan molestas, que embaracen suso petaoio nes tomar informes 1i'elimi [la-res, - exigir certificados sobre el verda-derovalor de los bienes asegurados,requerir en caso de accidente la declara-ClOfl. (le algu itas personas respetables sobre1 carácter y la probidad del que babia

sido asegurado, —someter los efectos ase-

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u.rados á un eximen en cualquiera estado(le causa, cuando el asegurador tuviesedudas etc. He aquí una parte de las me-&Iidas que pueden tomarse etc.

1110 Traicion.

Si se permite asegurar los navíos de losenemigos; puede el estado exponerse á dosriesgos i° se facilita el comercio de lanacioii enemiga, que es una de las fuentesde su poder: ° el asegurador para preser-varse de una pérdida, puede dar avisos se-cretos i los enemigos de la salida de loscorsarios y cruceros de su propia jiacioli.En cuanto al primer inconveniente, élseria solamente un mal en el caso en queci enemigo no pudiera hacer asegurar susnavios en otra parte, ¿ no pudiera emplearsus capitales con la misma utilidad cii al-guu otro ramo de industria. En cuanto alal segundo inconveniente es absolutamentenulo, i menos que el asegurador no semueva á dar i los enemigos algunos avi-sos que no hubieran podido conseguir deotro modo á costa de dinero, y que la fa-'iLidad de dar estos avisos sea tan grande,

(121 )

que haga pasar por encima de la infamia yel riesgo de la. traicion. Este es el estadode la cosa en cuanto á sus inconvenientes.

Por otra parte, su utilidad para la na-cion aseguradora es cierta. En esta especiede trafico se ha hallado que la balanza delcomercio estaba en favor de los asegura-dores en un tiempo dado, esto es, quecomputando pSrdidas y ganancias, recibenen premios mas que pagan en reembolsos.Este es pues un ramo lucrativo de comer-cio, y puede considerarse como una con-tribucion que se hace pagar al enemigo.

1V0 Peculado.

Ilaciendo un ajuste con arquitectosempresarios es bastante cornun darles untinto por ciento del montante del gasto.Este modo de pago, que parece bastantenatural, abre la puerta al peculado al peculado de la especie mas destructiva, enel cual para que el peculador haga unapequeña ganancia es preciso que el que sesirve de él haga una pérdida grande. Esteriesgo llega a 10 SUO en las obras públi-cas, en que nadie tiene un interés parti-

TOMO V. 1

( i )

cular en estorbar la profusion, y puedenmuchos sacar partido (le su connivencia.

Uno de los modos de remediar esto, eslijar una suma seguti la tasacion que sehaya hecho, y decir a] empresario : hastaaquí tendréis vuestro tanto por ciento;per) por lo que exceda nada tendréis; ysi reducis el gasto d ménos de la tasacion,tendréis vuestra ganancia como sobre lasuma entera.

V° Abuso de la confianza del soberano.

Si un bombre de estado que tiene elpoder de contribuir i la guerra ¿ á la paz,posée un empleo cuyos emolumentos sonmas considerables en tiempo de guerra queCii tiempo de paz, se le dá un interés enhacer uso de su poder para prolongar laguerra; y Si estos emolumentos se aumen-tan en proporcion del gasto, se le da ade-iitas un interés en que la guerra se hagacoa la mayor prodigalidad posible. - Larazon inversa seria mucho mejor.

VE° Delitos de toda especie.

Cuando un hombre hace una apuesta

(123)

por la afirmativa de un suceso futurotiene un interés proporcionado al valorde la apuesta en que el suceso se verifique;y si el suceso es de los prohibidos por laley, tiene un interés cii cometer el delito,y aun es estimulado i ello por una doblefuerza; una que viene de la naturaleza dela recompensa, otra que viene de la natu-raleza de la pena; la recompensa, lo quedebe recibir en el caso de que el suceso severifique la pena, lo que debe pagar enel caso contrario. Esto es como si 10r unaparte estuviera sobornado por una sumade dinero; y por otra hubiese hecho unaobligacion bajo de una pena formal

Si todas las apuestas pues fueran reco-nocidas por vllidas sin restriccion, todaespecie de venalidad recibiría la saucionde las leyes, y todo el mundo tendría li-bertad de alistar cómplices para toda espe-cie de delitos; pero por otra parte, si seanularan todas las apuestas sin restriccion,

i) En las aventuras de una guinea se liCePI>I!C,5tq

entre la múger de un cc1esis[ic y F de rin mhii,rroestado, á que el cc1esiiico no obLcndri un obispado. Yi saput1c iinagi1l1r eui1 ¡le hs dos galin la .p11cI .

( 124 )

las aseguraciones tan útiles al comerciotan auxiliadoras contra una multitudde calamidades, no pocirian tener lugar;porque las aseguraciones flO son otra cosaque una especie de apuestas.

El medio conveniente parece ser este.En todos los casos en que la apuesta puedevenir a ser instrumento del mal sin cor-responder á objeto alguno de utilidad,debe prohibirse absolutamente; en el casoen que, como en la aseguracion, pueden serun medio de socorro, debe ser admitida;pero dejando al juez la libertad de hacerlas excepciones necesarias, cuando averi-gue que se ha hecho de la apuesta un velodel soborno.

Vilo Delitos reflxios ó contra si mismo.

Cuando se confiere á un hombre unempleo lucrativo, cuya duracion dependede su surnision á ciertas reglas de con-ducta, si estas reglas son tales que debanser perjudiciales zi él mismo, sin produciralgun bien á otro, la creacion de un empleode esta naturaleza tiene el efecto de unaley diametralmente opuesta al principio

( 125 )

de Ea utilidad, y una ley que se Iiiciesc;para aumentar la suma de las peiias y dis-niinuir la de los placeres.

Tal es la institucioii de los moBasteriosen los paises católicos tales son tambieilos restos del espíritu monacal en las uni-versidades inglesas.

Pero se dice, que pues que nadie 1onizeste estado sino por su propio consenti-miento, el mal que en esto se vó no es masque imaginario. Esta respuesta seria buena,si la obligacion pudiera cesar, luego quecesa el consentimiento; pero el mal esque el coiisentimieHto es un acto de un mo-mento, y la obliga cion es perpétua. Hay-a la verdad otro caso en que un consen-timiento pasagero es recibido por garantíade una obligacion durable, que es el de losalistamientos militares; pero la utilidad dela cosa, ó por mejor decir, su necesidad..,es la justificacion de ella. El estado nopuede subsistir sin el ejército, ni el ejér-cito puede subsistir si todos los que lecomponen tienen la libertad de retirarsecuando quieran.

11

(126)

COMENTARIO.

Dar un interés cii cometer un delito, es darun motivo para delinquir, es excitar al delito,es multiplicar los delitos, y esto es lo que á ve-ces iiac' la iCy , en lugar de hacer que hubieseintdrcs en observar las leyes, y que del delitoresultase siempre mas mal que bien, de maneraque hubiese un intdrcs en abstenerse de di. Tales ci efecto de las leyes que ofrecen uiia utilidadal deudor en retardar el pago de lo que debe,sirvidndose entretanto del dinero a gcuo contrala voluntad de su dueiio. El remedio de este1IICOI1VCITIiCnI.0 es obligar al deudor á pagar unintdres mas fuerte que ci corriente, contándolodesde ci día cii que contrajo la deuda.

Ciertos contratos pueden tawbien dar motivo1111 delito tal es el conlrdto de aseguracion,

si se permite asegurar una cosa en mas de lo quevale; porque cntdiiccs ci dueño de ella tiene unintrcs claro en que se pierda ó deteriore; perono por esto la ley deberia negar su sancion á uncontrato que es por otra parte tan ventajoso á lasociedad; bastará advertir á los aseguradores lasprecauciones que deben tomar para no ser enga-ñados; y declarar nulo ci contrato de asegura-cion cuando se ha supuesto fraudulentamente z

la cosa asegurada mas valor del cute tiene; espo-cialmentc si el premio de la aseguracion no es eltanto poi, ciento del valor asegurado 3 U'(lU si

( 127 )

lo es, iii Cosa VS ifl(lifirCflte para ci atgUcador(lujen el aumento del prenuo di una ganancia

que compensa la pérdida crí el capi!a 1, cii elcaso de haberlo de pagar.

La ley que permite asegurar los navíos delenemigo, puede Iaiubieii excitar al delito, dan--do un Ji1(fS CII CUII1C teno , y facilitando elcomercio del cnenigo, que es una de las lucu les(le su podex , y pasándole aVISOS SeCretOS paratjuc evite sus pididas. Por otra parre, la ria--cion aseguradora liac una ganancia sobre la iia—CiOfl Ci1ci1Iga ; ¡}CfO sobre cso u ada hay titu'aiiadir a lo qtic dice nuesiro autor.

Parece que en ingiaerra es uiia praciica has-tante general la (le pagar d los arquitectos untanto por ciento de lo que gastan en Ja construc-cion de las obras que toman a su cargo la leytjiie aprueba este modo vicioso de pagar, incilaí delinquir, porque da al arquitecto un inttresen aumentar los gastos de construcciori. Ben-tiiarn propone un modo de tratar en estos casosque es muy prudente y económico.

Si tOS emolumentos de que goza un hombrede estado, citie puede contribuir á la guerra ti

la paz, son mayores en fiempo de guerra, se le-dá un motivo para persuadir que w, haga laguerra, y por consiguiente para delinquir lun--elio mejor seria aumentar sus emolumentos entiempo de paz.

Deben prohibirse las apuestas sobre sucesosprohibidos por la ley ; porque si fueran lícitas

( 128 )

CI que por la afirmativa , tcndria Lit]

intdres en qnc se verificase el suceso, y bariapara ello todo lo posible en prporcin de loimportante que fuese lo apostado las apuesassobre sucesos lícitos dcb'n recibir la sancioude Ja ley; porque si todas las apuestas se prohi-bieran indiferentemente, estarlail envueltos enla 1)l'ollibiciorI los seguros, que no son en real¡-dad mas que i1I)t e.specie de apuesta.

Conferir á un hombre una plaza lucrativa pa-ra que la gocc,midntras observe ciertas reglas deconducta que le son perjudiciales y que a nadieaprovechan , es una instilucion que produce ciefecto de una ley diametralmente contraria alprincipio de la utilidad, segun dice ]3entbam;pero yo no veo cómo una institucioti semejantepueda provocar á delinquir; porque ci que re-cibe un empleo lucrativo con la obligacion deobservar ciertas reglas de conducta,que á él soloperjudican, será porque halle mas bien en laposesion del empleo que acepta, que mal en laobservancia de las reglas á que se somete.

Lo mismo puede decirse del que profesa enun monasterio hará una imprudencia, una lo—cura si se quiore, pero no comete un delito. Lomas que en este caso debe hacer el legisladorque quiere dejar subsistir los monasterios, esevitar que las profesiones religiosas se baganpor violencia ó seduccion, no permitiendo hacerlos votos hasta una edad en que ya ci hombrehaya adquirido toda la energía de Sus facuitadc

( 129 )

lisicas y nio'aIcs, por ejemplo, i los trciva aiios;porque ¿ no es un absurdo niostruoso prohibiral hombre hasta la edad de vei1C• y cinco anosdisponer de un campo que vale cien reales, ypermilirle disponer, á los quince 6 diez y seisaños, de su libertad y de su iersolla irrevocable-mente? ¿por qué tainbien no podria ordenarseque los votos religiosos fuesen temporales, comolo son en Francia? En todo caso, si ci consen-timiento tic los padres es necesario para que cihijo de familia pueda contraer matrimonio, conmucha mas razon deberá serlo para que entre enreligion, á lo mntnos mientras los votos sean per-petuos. Por lo demas, ya el lector conoce iniopinion sobre los delitos que Bentliam llamareflexivos 6 contra si mismo : liemos Labiado deellos largamente al explicar las divisiones de losdelitos.

CAPITULO VIL.

Aumentar la responsabilidad de las per-sonas en proporcion de lo mas expues-tas que esta á la tentacion de daiar.

ESTO mira priiicipalnieiite á los emplea-dos públicos. Cuanto mas tienen que per-der en bienes ó en honores, perdiendo susempleos, tanto mejor se les puede sujetar.

CÁP. VII. Aumentar la responsabilidad delas personas en proporcion delo mas expuestas que están á latcntacion de dañar . . . . . 129.

COMETA1.IO...............i3i.

( 129 )

lisicas y nio'aIcs, por ejemplo, i los trciva aiios;porque ¿ no es un absurdo niostruoso prohibiral hombre hasta la edad de vei1C• y cinco anosdisponer de un campo que vale cien reales, ypermilirle disponer, á los quince 6 diez y seisaños, de su libertad y de su iersolla irrevocable-mente? ¿por qué tainbien no podria ordenarseque los votos religiosos fuesen temporales, comolo son en Francia? En todo caso, si ci consen-timiento tic los padres es necesario para que cihijo de familia pueda contraer matrimonio, conmucha mas razon deberá serlo para que entre enreligion, á lo mntnos mientras los votos sean per-petuos. Por lo demas, ya el lector conoce iniopinion sobre los delitos que Bentliam llamareflexivos 6 contra si mismo : liemos Labiado deellos largamente al explicar las divisiones de losdelitos.

CAPITULO VIL.

Aumentar la responsabilidad de las per-sonas en proporcion de lo mas expues-tas que esta á la tentacion de daiar.

ESTO mira priiicipalnieiite á los emplea-dos públicos. Cuanto mas tienen que per-der en bienes ó en honores, perdiendo susempleos, tanto mejor se les puede sujetar.

(i3o )Su sueldo es mi medio de responsabilidad,y en caso de malversacion, la pérdida deeste sueldo es una pena de que no puedenescapar aun cuando puedan librarse detodas las otras. Este medio es sobre todoconveniente en los empleos en que se ma-nejan caudales públicos, y si no podéisaseguraros de otro modo de la probidad deun cajero, haced que su sueldo sea mayorque el interés de la suma mas grande quepuede tener en su poder. Este excedentede sueldo es corno un premio que pagaispara hacerlo asegurar contra su propiaimprobidad; porque tiene masque perderen ser bribon, que cii permanecer siemprehombre de bien,

El nacimiento, los honores, las relacio-nes de familia, la religion, pueden hacerseotros tantos medios de responsabilidad,otras tantas prendas de buena conductade los individuos Hay casos en que al-gunos legisladores no han querido fiarsede los celibatarios, y miraban la múgery á los hijos como unos rehenes, que ciciudadano babia dado á la patria.

( i3i)

COMENTARIO.

Esta precaucion es sobre todo uWsiiva conlos empleados del gobierno, mayormente conaquellos que manejan los caudales públicoscuanto mas pierdan perdiendo sus empleos, tan-t.o masdiligentes y exactos serán en el dcscui -peño de sus obligaciones, y aun por esto es muyconveniente que tales empleos esten bien dota-dos, de manera que perdiéndolos se pierda masde lo que pueda ganarse en la rualversacion : laprivacion del empleo será un motivo represivomas fuerte que el motivo impulsivo, y obrarásobre el nombre corno obra otra pena cual-quiera.

CAPITULO VIII.

Disminuir la sensibilidad con respecto ála tentucion.

Ex el capitulo anterior se trató de pre-caucionarse contra la improbidad de unindividuo: en este se trata de los mediosde no alterar la probidad del hombre debien, exponiendole á una influencia de-masiado fuerte de los motivos seductores.

FI ablmos primero de los salarios. El

CAP. VIII. Disminuir la sensibilidad conrespecto á la tentacion . . . . lb.

COMENTARIO. 4 .............i35.

( i3i)

COMENTARIO.

Esta precaucion es sobre todo uWsiiva conlos empleados del gobierno, mayormente conaquellos que manejan los caudales públicoscuanto mas pierdan perdiendo sus empleos, tan-t.o masdiligentes y exactos serán en el dcscui -peño de sus obligaciones, y aun por esto es muyconveniente que tales empleos esten bien dota-dos, de manera que perdiéndolos se pierda masde lo que pueda ganarse en la rualversacion : laprivacion del empleo será un motivo represivomas fuerte que el motivo impulsivo, y obrarásobre el nombre corno obra otra pena cual-quiera.

CAPITULO VIII.

Disminuir la sensibilidad con respecto ála tentucion.

Ex el capitulo anterior se trató de pre-caucionarse contra la improbidad de unindividuo: en este se trata de los mediosde no alterar la probidad del hombre debien, exponiendole á una influencia de-masiado fuerte de los motivos seductores.

FI ablmos primero de los salarios. El

( 132 )

dinoE, sean el 1110(10 de aplicarlo, puedesersrlr de veneno ó de antdoto.

Prescindiendo de la felicidad de los iii-di vid uos, el interés del servicio exige quelos empleados públicos estén á cubierto deL. necesidad en todos los empleos que lesdan medios de adquirir por caminos pci'-judiciales. En Rusia se ]iau visto nacerlos mayores abusos en todas las adminis-traciones por la insuficiencia de los sueldos.Cuando los hombres, estrechados por lanececidad, abusan de su poder, se hacencidiciosos, concusionarios y ladrones laculpa es en parte de ellos, y en parte delgobierno que ha puesto este lazo á su pro-bidad. Situados entre lo necesidad de vivir,y la imposibilidad de subsistir lionradamerite, deben mirar la extorsion como unup1einento legítimo y autorizado tácita-

mente por los que proveen los empleos.¿Bastará para ponerlos á cubierto de Ea

necesidad, darles lo necesario físico? No;si no hay una cierta proporcion entre ladignidad de que un hombre está revestido,y los medios de sostenerla, se halla en unestado (le pena y de privacion; porque no

(i33 )puede porarse como se espera de él, yponerse á nivel de la clase que su empleole obliga á frecuentar. En una palabra, lasnecesidades crecen con los honores, y lonecesario relativo varia con los estados.Colocad á un hombre en un rango elevadosin darle con que niantenerse en él de-

¿cual será el resultado? Sudigndad le presenta un motivo para obrarmal, y su poder le dá todos los medios deIi a cerio.

Carlos u , demasiado apurado por laeconomía del parlamento , se vendió dLuis xiv, que le ofreció dinero paramantener sus profusiones. La esperanzade salir de los apuros en que se habiametido, le hizo echar mano de recursoscriminales, como un particular agoviadode deudas. Aquella miserable parsimóniavalió á los ingleses dos guerras, y una pazmas funesta que la guerra. Es verdad queno puede saberse de cierto qué suma hu-biera sido necesaria para servir de antisép-tico á un principe tan corrompido; peroeste ejemplo basta para hacer ver que lalista, civil de los reyes de Inglaterra, que

ToTo V 19

( p34)i ciertos calculadores vulgares parece tanexorbitante, es a los ojos de un políticouna medida de seguridad general. Por otraparte, por Ja alianza intima pue hay entrela riqueza y el poder, todo lo que aumentael brillo de la dignidad, aumenta su fuerza;y la pompa real, mirada así, puede com-pararse con aquellos adornos de arquitec-tura que hermosean al edificio, y le sirvenal mismo tiempo de apoyo y trabazon.

Esta gran regla de disminuir cuanto sepueda la sensibilidad con respecto á la ten-tacio, se ha violado extraordinariamenteen la iglesia católica. Imponer el celibatoá los sacerdotes, conflándoles las funcionesmas delicadas en el examen de las concien-cias y en la direccion de las familias, esponerlos en una situacion violenta, entrela pena de observar una ley inútil, y eloprobio de violarla.

Cuando Gregorio vii ordenó en un con-cilio de Roma, que los clérigos casados 6concubinarios, no pudiesen en adelantedecir la misa, estos manifesiÁron altamentesu iridignacion acusándole de heregía, ydiciendo, segun los historiadores de aquel

( 135 )tiempo » si él insiste, mas querérnos' renunciar al sacerdocio, que á nuestras» ngeres, y ya puede buscar ángeles» para gobernar las iglesias. » (Historiade Francia por el abate Miliot tomo x rey-nado de Enrique x.) En nuestros tiemposse ha querido en Francia permitir el ma-trimonio á los clérigos; pero no se hanhallado hombres entre ellos, y no habiamas que ángeles.

COMENTARIO.

Este capitulo puede considerarse como unaexplicacion de la máxima que hemos sentado enel anterior: á saber, que es muy conveniente quelos empleados pib1icos sean competentementedotados, de manera que se les ponga á cubiertode la necesidad; porque si, estrechados por esta,tienen medios perjudiciales de adquirir, no esde esperar que no quieran servirse de ellos, yque una virtud ordinaria (que es la que debesuponerse en el hombre) resista á una pruebatan fuerte.

El sueldo pues debe ser tal, que con él puedael empleado vivir decentemente conforme á suempleo, y entre las personas con que por razonde e'l tiene que tratar. Lo necesario es relativo,y lo que para un hombre seria muy supdrfluo,

(i36)no es para otro ni aun lo necesario. Por la unioníntima que existe entre la riqueza y el 1.odcrtodo lo titie aumenta el brillo de una dignidad,aumenta el. poder de ella y el respeto en lossúbditos; y esto combate á los economistas mez-quinos que quisieran reducir los gastos y listasciviles ó presupuestos de los soberanos, á pocomas de lo simplemente necesario. El pueblo segobierna principalmente por lo que v, y lapompa y magnificencia le inspira respoto y te-.-mor; porque indica muchos medios de hacerbien y hacer mal, y el hombre no es respetadoy temido sino en razon del bien y del mal quepuede hacer.

No es esto hacer la apología de las profusionesordinarias de las córtes los empleados del go-bierno, empezando por el primero de ellos, d porel gefe del estado, dcbeii ser pagados liberal-mente; pero no con prodigalidad, y sobre todo,seria una injusticia horrible privar d los contri-buyentes de lo necesario para mantener un faus-to ruinoso y sin provecho. El colmo de la disi-pacion y de la locura, es poner todos los caudalespúblicos á la disposicion de un príncipe que noestá obligado á dar cuenta de sus gastos : ¿ qugarantia tendrá cntónccs el pueblo de que loque paga se invierte en objetos de uLililidadpública, uno de los cuales es la pompa y digni-dad necesaria del trouo y no en enric1uccrcortesanos y cortesanas itiHiOralCS , que no hanhecho mas servicios que adular y complacer ha-

(137)jamcntc al j)JIEiCJpC que los cUrl(lUtCr , eiliIiObIr..ciendo ¿i Sus súbditos?'Un soberano no debe serJfliS('FO y JyffQ. paro aun ménos debe ser pro-digo y disipador. Esto inc recuerda una anéc-dota histórica que tal vez dará gusto i mis lee-Lores.

Un cortesano dijo á Luis XII, rey de Francia,que pasaba POE muy eCOlidmiCO, que en unacomedia que acababa de represeutarse se le re-diculizabi como un hombre sórdidamente avaro,y aquel buen príncipe, cii vez de irritarse, res-poiidió fríamente mas quiero que se rian demi avaricia, que no que lloren de mi prodiga-lidad. Este dicho vale mas cii ini dictrnen queel de la gallina cii la olla, que tanto se ha cele-brado en Enrique IV: así este monarca mereciócuando mas el nombre de grande; pero Luis XIIfue llamado padre del pueblo: fue llorado comotal en su muerte, y ha pasado i la posteridadcon este nombre que sus virtudes le merecieron,y que no se ha prodigado tanto por los puebloscorno el de grande, que se ha dado í muchostíranos, á muchos monstruos, verdaderos azotesde la humanidad.

Por otra parte no debe ponerse á un soberanoen la necesidad de pedir socorros pecuniarios ápríncipes extrangeros : lo que esto cuesta al pue-blo Jo demuestra nuestro autor con ci ejemplode Carlos II, vendido á Luis XIV por la econo-mia mal entendida del parlamento de Inglaterra.Los gastos de un soberano dcbcii ser proporcio-

12

( i38)iiados al rango que ocupa entre las 1ttnciasy á las riquezas de sus súbditos , (fue solamentedeben contribuir para estos gastos en propor—cion de lo que tienen y sin privarse de lo nece-sario.

CAPITULO IX.

Fortificar la inzpresion de Las penas enLa iinaginac ion.

LA pena real es la que hace todo el mal,y la pena apaiente es la que hace todo elbien, y así conviene sacar de la primeratodo el partido posible para aumentar lasegunda: la humanidad consiste en la noapariencia de la crueldad.

Hablad á los ojos si quereis mover elcorazon. El precepto es tan antiguo cornoHoracio, y la experiencia que lo ha dic-tado tan anciana como el primer hombre.Todos conocen la fuerza de este preceptoy procuran aprovecharse de él : el come-diante, el charlatan, el orador, el sacer-(lote, todos saben servirse de este poder.Haced vuestras penas ejemplares, y dad ¿ilas ceremonias que las acompañan una es-pecie de pompa lúgubre: llamad en vues-

CAP. IX. Fortificar la impresion de las pe-nas en lit irnaginacion. . . . 1,38.

COMENTARIO. . . . . . . . . . . 4 . . 145.

( i38)iiados al rango que ocupa entre las 1ttnciasy á las riquezas de sus súbditos , (fue solamentedeben contribuir para estos gastos en propor—cion de lo que tienen y sin privarse de lo nece-sario.

CAPITULO IX.

Fortificar la inzpresion de Las penas enLa iinaginac ion.

LA pena real es la que hace todo el mal,y la pena apaiente es la que hace todo elbien, y así conviene sacar de la primeratodo el partido posible para aumentar lasegunda: la humanidad consiste en la noapariencia de la crueldad.

Hablad á los ojos si quereis mover elcorazon. El precepto es tan antiguo cornoHoracio, y la experiencia que lo ha dic-tado tan anciana como el primer hombre.Todos conocen la fuerza de este preceptoy procuran aprovecharse de él : el come-diante, el charlatan, el orador, el sacer-(lote, todos saben servirse de este poder.Haced vuestras penas ejemplares, y dad ¿ilas ceremonias que las acompañan una es-pecie de pompa lúgubre: llamad en vues-

( 1,39 )tro auxilio á todas las artes imitativas , yque las representaciones de estos actos ¡ni-portantes se hallen entre los primeros obje-tos que se presentaii á la vista clela infancia.

Un cadalso cubierto de negro, libreadel dolor, los oficiales de la justiciavestidos de luto, el ejecutor con unamascara, que sirva al mismo tiemio paraaumentar ci terror,y para preservar al quela lleva de una indignacion nial fundada,

ciertos emblemas dei cielito, colocadossobre la cabeza del delincuente para quelos testigos de sus dolores se instruyandel delito por el cual los ha merecido. -lié aquí una parte de las decoracionesprincipales de estas tragedias de la ley.Que todos los personages de este dramaterrible se muevan en una procesion so-lemne,— que una música grave y religiosa,prepare los corazones de los espectadores ála importante leccion que van í recibir,- que el juez no crea degradarse en pre-sidir á esta escena pública, - y que lasombría dignidad de la ejecucion sea comoconsagrada por el ministerio de la religion.

Y0 no desecliaria la instruccion aun

( i(+o)cuando me fuese ofrecida poi mis wacrueles enemigos consejo vhemico, iii-quisicion, cámara estrellada; todo Jo con-sultana, exarninaria todos los medioscompararla todo lo que se ha hecho, ycogeria un diamante aunque estuviera cu-bierto de cieno; porque los asesinos sesirven de una Pistola para cometer u.0

homicidio, ¿ no me servir O (le ella paradefenderme?

Los vestidos emblemáticos de la inqui-sicion podrian aplicarse con utilidad en lajusticia criminal un incendiario cubiertode un saco con llamas pintadas, presentaria á la vista de todos la imágen de su de-lito : y la indignacion del espectador sefijaria sobre la idea del delito.

Un sistema de penas acompafia das deemblemas apropiados en cuanto fuese po-sible á cada delito, tendria una ventajaadicional. Llana alusiones á la poesia (»,la elocuencia, á los autores dramáticos, álas conversaciones ordinarias; y las ideas

(i) Véase en Juvenal su alusion á la pena de lo5 parri-cidas.

Ctsjus supplitio non debaig una parar¡.Sünia, iwn serpen ¿mus , etc.

( i'n )que de esto se deriba:ti seriaii, por decirloasí, reververadas por mil y mil objetos, yse di.fundirian por todas partes.

Los sacerdotes católicos han sabido sa-car de este fondo los mayores auxilios pa-va aumentar la eficacia de sus opinionesreligiosas. Yo me acuerdo de haber vistoen Gravelines una representacion muyeficaz : un sacerdote mostraba al puebloun cuadro en que se vejan muchos des-graciados cii medio de las llamas, y unode ellos hacía una sedal para pedir unagota de agua, mostrando su lengua abrasada. Esto era en un dia de rogativas públicas para sacar almas del purgatorio. --Es evidente que una representacion seme-jante debia inspirar, no el horror deldelito , sino el horror de la pobreza queno perinitia redimirle. La consecuenciaes, que se debia tener í toda costa conqué pagar una misa; porque Lodo sedoiia i°' dinero : la miseria sola es elmayor de los delitos , el t!uiiuo para elcual llingun recurso hay (1)

(i) En ci principio da 103 reyes de Polonia liabia,aljuGí pis liii u0 muy parlictilal'. ( [ IJ obispo do Ciaco---

( i )

Los antiguos no han sido mas felicesque los modernos en la eleccion de las pe-iias: no se ve en ellas alguti (lesignio, al-guna intencion, alguna conexion naturalentre la pena y el delito : el capricho lo hahecho todo.

n via, asesinado por su rey en el siglo x , cita á eu tribu-» md, es decir, á la capilla donde fué derramada su sangre,u al nuevo rey, como si fuera autor de este delito. JuanD se presentó en ella á pié, y respondió coñio sus prede—» cesores que aquel delito era atroz, pero que él estabau inocente; que le detestaba, y que pedia perdon por ¿1,3) implorando la proteccion del sanlo mártir para él mis-» mo y para el reyno. Seria de desear que en todos losu estados se conservasen de este modo los monumetos de» los delitos de los reyes , pues la adulacion no halla en» ellos sino virtudes.)) ( Historia de Juan SobiesLypor el abate Coyer., tomo e. pdg. io4. ) Este hechosingular prueba la habilidad del clero en apoderarse de laimaginacion, y en hacer impresion sobre ci espfritu delos hombres, ¡ Con qué arte está calculado lodo en estaceremonia para hacer la persona de un obispo santa y sa-grada para rn rey y para una nacion! Aquel delito queci tiempo no borro, aquella sangre que dama siempre

aquel nuevo rey que parece heredar la maldicion del crí-men hasta qua dice que le detesta : aquel primer acto deirl rayna(lo especie de penitencia de una vio1.cia come-tida algunos siglos hace : todo esto compone una soicns- -nidad muy bien pensada para ci fin que se busca. Encuanto al voto que expresa el abate Coyer, es muy buenosin duda , pero hubiera debido cnseiaruos los medios decumplirlo.

( i43)

No quiero insistir sobre una cosa queha mucho tiempo que han notado todoslos que son capaces de alguna reflexion, yes, que los modos de ejecucion en Ingla-terra forman un contraste perfecto contodo lo que puede inspirar respeto; -que una ejeducion capital no está acom-pañada de solemnidad; que la picota estan pronto una escena de bufonadas, ytan pronto una escena de crueldad popu-lar, un juego de azar en que el pacienteestá expuesto á los caprichos de la muche-dumbre y á los accidentes del dia; que elrigor de los azotes depende del dinero quese ha dacio al ejecutor; que la quemadurade la mano se hace segun que el verdugoy el del i ncuerite han podido convenirse,ya con un hierro frío, ya con un hierroardiente; y si es con un hierro ardiente,solo se quema un pedazo de jamoti; y pararepresentar bien la farsa, el delincuenteda grandes ahuilidos iniéntras la grasa sequema y ahuma. Los espectadores que sa-ben esto, no hacen mas que reirse de estaparódia judicial.

( i44)Se dirá tal vez, porque todos los objetos

presentan dos aspectos, que estas repre-sentaciones reales, estas escenas terriblesde la justicia penal, llenarían de espantoal pueblo, y causarian impresiones peli-grosas. Yo no lo creo si ellas presentabaná los malvados la idea del peligro, sola-mente ofrecerian al hombre de bien unaidea de seguridad. - Cuando se amenazacon penas eternas, cuando se describen deun modo espantoso las llamas del infiernopor unas especies de delitos indefinidosindefinibles, se puede inflamar la imagi-nacion, y producir la locura; pero aquíal contrario, suponemos un delito mani-fiesto, un delito probado que todo el inun-do es dueño de no cometer; y por consi-guiente, el temor de la pena no puedeelevarse á un grado peligroso; sin embar -go, se debe cuidar mucho de no producirasociaciones de ideas falsas y odiosas.

En la primera edicion del código Tere-sa, se veia el retrato de la Emperatrizrodeado de medallones que representabanhorcas, ruedas, caballetes de hierro, yotros instrumentos de suplicios ¡ qué ab-

(z45 )surdo ofrecer al público la itmgen delsoberano con estos horribles emblemas,como una cabeza de Medusa, agitando susserpientes! Este frontispicio escandalosofue suprimido, pero se dejó subsistir unaestampa que representaba todos los instru-mentos del tormento; cuadro siniestro queno se podía mirar sin decirse á si mismoestos son los males a que estoy expuestoaunque sea inocente; pero si un cuadrocompendiado del código penal estuvieseacompañado de estampas que representa-sen las penas caracteristicas aplicadas ácada delito, este cuadro sería un comen-tario imponente, una imgcn sensible yparlante de la ley. 'Todos pueden decirseá si mismos: esto es lo que debo padecer,si llego i ser delincuente. Así es como enmateria de legislacion, una media tintasepara solamente á veces el mal del bien.

COMENTARIO.

La pena real puede producir infaliblementeel bien de imposibilitar al delincuente parareincidir en el delito, á para quitarle la vo-luntad cuando no le quita el poder físico de

ToMo Y.

( i46)delinquir; pero la pena aparente produce unbien mucho mas extendido , porque contienecon el ejemplo í los que podrian tener la ten-taciori de imitar al delincuente. El legisladorpues, sin aumentar el dolor de la pena real, queno puede pasar de la muerte, debe aumentarcuanto sea posible la pena aparente, haciendoque la ejccucion sea acompañada de un espec-táculo lúgubre y magestuoso ,que se imprimatenazmente en la imaginacion. Horacio (lijo,la experiencia diaria nos enseria, que para moverel corazon de los hombres conviene hablarlespor los ojos. Todo el aparato teatral que des-cribe Bentham ; todo lo que pueda hacer ter-rible la tragedia que Ja ley ofrece al puebloen la ejecucion de un delincuente, debe po-nerse en uso para que la pena tenga mas efi—cacia, e imprimindosc mas fuertemente en laimaginacion, produzca ci efecto que la leybusca, que no es ciertamente hacer sufrir aldelincuente.

El modo tic ejecucion de la pena capital en'rancia es muy defectuoso, y no tiene solem-

nidad alguna: en Espaa es mucho mnos im-perfecto; porque la ejecucion está acompañadade una pompa muy lúgubre y solemne, quehace verdaderamente terrible y espantoso elespectáculo, á lo cual contribuye mucho larcligion; pero de esto hemos hablado bastantecuaiido hemos tratado de las penas ejemplaresy características.

( 147 )Algunos jurisconsultos filósofos, conviniendo

en que Ja pena real mayor debe ser la simplemuerte, la muerte producida con el menordolor posible del paciente , piensan que con-viene aumentar la pena aparente , presentandoen el cadaver insensible del delincuente lasapariencias de la crueldad, descuartizándole,por ejemplo , sacándole Ja lengua ó ci corazon,y mostrándolo á los espectadores : pero estosy otros horrores semejantes deben producirefectos funestos en los espectadores , embo-tando la sensibilidad de su corazon y acos-tumbrándolos á la sangre y á la carnicería.Un espectáculo m5nos horrible y menos san-guinario puede producir el mismo efecto; ysobre todo debe esperarse mucho de la publi-cacion de la sentencia y del cielito por la VOZ

del pregonero , y despues por carteles y porlos papeles públicos : lo mas esencial Ci que lasideas del delito y de la pena se presenten jun-tas y como inseparables ; de manera que cual-quiera naturalmente y sin esfuerzo alguno sa-que esta consecuencia; luego si yo cometo estedelito, pad ecei d esta pena.

CAP. X. Facilitar el conocimiento delcuerpo del delito .......i48.

COMTARIO. . ............ . 179.

( 148 )

CAPITULO X.

Facilitar el coitocuniento del cuerpo deldelito

Dos cosas debe conocer el juez en mate-ria criminal antes de hacer su oficio, elhecho del delito, y la persona del delin-cuente; y conocidas estas dos cosas, yaestá coiupleta la iu.strucci.on. Segun la di--ersidad de los casos, la oscuridad se ex-tiende sobre estos dos puntos en diferen-tes proporciones, a veces se halla mas ciiel primero, y á veces en el segundo. Enlos artículos siguientes se trata de lo con-cerniente al hecho del delito, y de los me-dios que pueden facilitar el descubrimientode él.

Art. I Requerir títulos escritos.

Solamente por medio de la escritura sePuede lograr un testimonio permanente y

(i) Cor,Pus delicti , eprsion t.!'cni: tc la ley ro—niai. FariliUr d conocimiento del cuerpo del delito es'ji oros t'rrnin,. hacer el hecho del dello nias fácil de

(

i1t)

auténtico. Las transacciones verbales, áno ser de la especie mas sencilla, estariauexpuestas á disputas interminables litte-ra scripta inanet. Mahoma mismo ha re-comendado á sus sectarios la observanciade esta precaucion; y este es casi el i'iuicopasage del Coran , que tiene un vislum-bre de sentido comun.( capit. de la vaca.)

Art. 110. Hacer constar en el frontispiciode las escrituras el nombre de los tes-tigos.

EXIGIR testigos en el otorgamiento deuna escritura es un punto importante, yotro pinito es exigir que su presencia sehaga saber, se ateste y registre en la cabe-za de la escritura. Un tercer adelanta-miento es aadii' algunas circunstanciaspor las cuales se pueda hallar fcilmentlos testigos cuando sean necesarios.

En Ja ate s-tacjon de los instrumentospodrá ser útil observar las precaucionessiguientes.

° Preferir un gran numero de testi-gos á otro mas pequeño, es disminuir e!

( ióo)riesgo de las prevaricaciones, y propor-cionarse la probabilidad de hallarlos cuan-do sean necesarios : ° preferir personascasadas á las solteras, cabezas de familia

criados, hombres que tienen un carácterpúblico á individuos menos distinguidos,jóvenes, ¿ en la flor de la edad y de lasalud , á viejos y enfermos, personas quese conocen á personas desconocidas: 30

cuando el instrumento se compone de mu-chas hojas ¿ de muchas piezas, cada ho-ja, cada pieza debe ser firmada por lostestigos : si hay correcciones y testadurasse debe hacer de ellas una lista a parte quesea testificada, deben contarse las líneas,é indicarse el número de ellas en cada pla-na: 40 que cada testigo aiada á sus nom-bres y apellidos sus cualidades , dondevive, su edad, su estado de casado ¿ desoltero, si se le pide : 50 que se especifi-quen minuciosamente el tiempo y el sitioen que se otorgó elinstrumento : el tiem-po, no solamente por el dia, el mes y elaño, sino tambien por la hora: el sitio, porel distrito, la parroquia, la calle, y ami lacasa, col], el nombre del que la ocupa en la

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)

actualidad. Esta circul]stancla es un exce-lente preservativo contra los actos de fal-sedad; porque un hombre tendrá miedo deaventurarse á semejante empresa cuandonecesita conocer tantas menudencias án-tes de fabricar una fecha para un instru-mento falso; y si se atreve á intentarlo,será descubierto mas fácilmente 6t losrnmeros deben estar escritos, no en ci-fras, sino con todas sus letras, sobre todolas fechas y las sumas, excepto en las ma-terias de contabilidad en que basta escri-bir con todas sus letras el total, y exceptotambien cuando la misma fecha ó la mis-ma suma se repite frecuentemente en elMismo instrumento. La razon de estaprecauciones que las cifras, si no estánescritas con mucho cuidado, están ex-puestas á equivocarse unas con otras, yque ademas, es fácil alterarlas, y la me-nor alteracion produce efectos considera-bles: una suma de ioo, puede fácilmenteconvertirse en una de i000: 70 las for-malidades que se hubiesen de observar enel otorgamiento de una escritura, deberianescribirse en el margen de uiia de las ho-

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jas dci ppei i del pergamino que sirvenpara escribir el ms trumerito.

Pero estas formalidades, ¿se dejarán ála discrecion de los individuos, como unmedio de seguridad que la prudencia exi-ge, ¿ se harán obligatorias? Unas seránobligatorias, y otras no lo serán; y aun enaquellas que sean obligatorias, se debedejar latitud á los jueces para distinguirlos casos en que no ha sido posible obser-varlas. Puede suceder que se haya de otor-gar un instrumento en un lugar en que110 haya el papel correspondiente, 6 no sehalle el número suficiente de testigos,etc:::: En estos casos podria el acto decla-rarse válido interinamente, y hasta quese hayan podido desempeñar las formali-dades necesarias. Convendria dejar muchamas latitud en los testamentos, que enlos actos entre vivos. La muerte no espe-ra al escribano ni á los testigos, ni el hom-bre es propenso á diferir hasta una épocaen que ya no tiene ni lugar ni facultadpara corregir y rever. - Por otra parte,estas especies de actos son los que exigi-riaii preeRucioiIe porque e.stáii mas

( 153 )expuestos á la impostura. En el caso deun acto entre vivos la parte a quien sequiere atribuir una obligacion que no hacontraido, puede hallarse viva y contra-decirla; pero en el caso del testamento nohay esta probabilidad.

Seria necesario un examen muy pro-lijo para exponer las cláusulas que con-vendria establecer y las excepciones quedeberian hacerse : solamente diré en ge-neral, que á menos de dejar una gran lati-tud, yo no puedo hallar formalidad algu-na, aun la mas sencilla, cuya omisiondebiese hacer un acto absolutamente nulo.

Cuando estas instrucciones se hubieranpublicado por el gobierno, aun sin hacer-las necesarias, todo el mundo querria ob-servarlas; porqne en un acto otorgado debuena fé, todos procuran tomar las seguri-dades posibles. La omision de estas forma-lidades seria entóiices una sospecha vio-lenta de fraude, á menos de no* verseclaramente que se debia atribuir, 6 á laignorancia de las partes, ¿ á las circuns-cias que hacian impracticable su obser-

an cia.

( i54)

Art. 111.0 Establecer registros para laconserpacion (le los títulos.

¿Por qué deberian registrai'se los ins-trumentos? ¿qué instrumentos deberianser registrados? ¿los registros deberianser secretos ó públicos 7 ¿el registro debe-ría ser opcional, Ó sujetarse su omision ácierta pena?

Los registros podrian ser útiles, lo i°contra los actos de falsedad por fabrica-ciOn 20 contra los actos de falsedad porfalsificacion 30 contra los accidentes, lapérdida, ¿ la destruccion de los origina-les; 40 contia la doble enagenacion de lamisma propiedad á diversos adquirentes-

Para el i° y el último de estos objetospodria bastar una simple nota; para el 20

seria necesaria una copia exacta; y parael 3" seria suficiente un extracto, aunquela copia entera seria mejor.

Contra los delitos de falsedad por fabri-cacion, n.o seria útil el registro sino encuanto fuese obligatorio : nulidad en elcaso de ornision, con una latitud para loscasos accidentales. La ventaja que de eslo

( 155 )resulta es que despues de expirado el tr-mino seiaIado para el registro, la fabri-cacion de un instrumento que, segun sufecha aparente, hubiera debido ser regis-trado, cae por si misma. Esto seria estre-char en un corto espacio el tiempo en queun fraude de esta naturaleza podria come-terse con posibilidad de buen x.ito; y enuna época tan cercana de la del supuestoinstrumento,ti'umento, apiia s podi an faltar pruebasdel fraude.

El registro debe tambien ser obligatoriobajo pena de nulidad, si se le destina áprevenir las dobles enagenacio.nes, comolas que se verifican por las hipótecas 6por contratos matrimoniales. Sin la c1.iu-sula obligatoria, apenas el registro tendríalugar; porque las dos partes no tienen in-terés en ello. El que enagerla aun tiene uninterés contrario si es hombre de bien,puede tener repugnancia á hacer conocerque ha vendido 6 ha gravado su propie-dad; y si es un picaro debe desear sacardos veces el valor de ella.

Los testamentos son los actos mas ex-puestos á ser fabricados. Contra este frau-

(156 )de la mas segura proteccion es exigir elregistro bajo pena de nulidad, durante lavida del testador. Contra esto se dice queesto seria dejarle ái la merced de los quele rodean en sus últimos momentos, puesque ya no podria recompensarles 6 cas-tigarles, pero este inconveniente se evi-taba dejándole la facultad de disponer porun codicilo del diezmo de su propiedad.

¿Cuáles son los instrumentos que debensujetarse al registro?

Todos aquellos en que hay interesadoun tercero, y cuya importancia es bas-tante grande para justificar esta precau-cion.

¿Cuáles son los actos, cuyo registro se-rá secreto ¿ público? Todos los actos entrevivos en que hay interesadas terceras per-sonas, como hipotecas 6 contratos matri-moniales, deben ser públicos. Los testa-mentos deben ser inviolablemente secretosdurante la vida del testador; los actos,como promesas, aprendizages, contratosde matrimonio que no ligan á las tierraspueden mantenerse secretos, bajo la re-serva de comunicarlos á las personas que

( 157 )puedan presentar un titulo particularpara examinarlos

La oficina se dividirá pues en departa-mentos secretos ó públicos, obligatorios ólibres. Los registros libres serian frecuen-tes, si el precio fuera moderado; porquees un objeto de prudencia el guardar co-pias por temor de algun accidente: ¿ ydónde podrían estar mejor guardadas estascopias, que en un depósito de esta natura-leza?

La necesidad de registrar las escrituraspor las cuales se gravan con hipótecas laspropiedades territoriales seria una especiede freno para la prodigalidad. Un hombreno podría, sin algun grado de vergüenza,tomar prestado sobre sus bienes inica-mente para gastar en placeres; peroesta consideracion que milita en favor deesta medida, ha sido mirada como una ob-jecion contra ella, y ha ex.torbado su es-tablecimiento.

La jurisprudencia de muchos paises haadoptado mas ó mnos este modo de regis-tro. Parece que la de Francia ha tornadoun medio bastante justo.

TOMO Y i4

( i58)En Inglaterra la ley varia en e!

Middlesex y en el Condado de Yorckhay oficinas de registro establecidas enel reynado de la reyna Ana, que han te-nido principalmente por objeto prevenirlas dobles enagenaciones, y los buenosefectos han sido tales, que el valor de lastierras es mas subido cii estos dos conda-dos, que en otras partes. - ¿ Cómo esque despues de tantos años de una expe-riencia tan decisiva, aun no se ha hechogeiieral la ley?

La Irlanda goza de este beneficio; peroel registro se deja allí á la libre eleccion delos interesados. - Tambien se ha estable-cido en Escocia, y allí los testamentos de-ben ser registrados ánLes de la muerte delos testadores; en vez de que en el con-dado de Middlesex el registro solamentees obligatorio despues de la muerte deltestador.

Art. IV» iI'Jodo de prevenir los actos defalsedad.

Hay una medida que podria en ciertomodo suplir por el registro. Siendo nece-

( 159 )sana para un instrumento de que se tra-ta una especie de papel 6 de pergamino,debe prohibirse á los que le venden pormenor darlo sin anotar en él el día y elario de la venta, el nombre del vendedor,y el del comprador. La distribucion deeste pápel estaría limitada á un cierto nú-mero de personas de que se tendiia unalista: sus libros serían unos verdaderosregistros, y despues de su muerte se de-positarian en una oficina. Esta precaucionestorba riala fabricacion de toda especie deinstrumentos con una supuesta fecha muyatrasada.

Si el papel fuera de la misma fecha queel instrumento mismo, esto sería un fre-no mas. La fecha del papel podria seña-larse en el tegido de l, del mismo modoque el nombre del fabricante, y en estecaso no se podría hacer un instrumentofalso sin que concurriese el mismo fabri-cante.

( i6o)

Art. V.° Instrucciones para registrarciertos acaecimientos que sirven parajustificar algunos títulos.

No hay mucho que decir sobre la evi-dente necesidad de hacer constar los naci-niientos y los entierros. La prohibicion deenterrar los muertos sin la inspeccionprecedente de algun oficial de policía, esuna precaucion general contra los asesi-natos. - Es muy raro que en Inglaterralos actos de matrimonio, en vez de po-nerse por escrito, hayan sido abandona-dos tanto tiempo á la simple notoriedadde una ceremonia pasagera. La única razonque puede darse para esto, es la sencillezdel contrato, que es el mismo para todos,excepto en las disposiciones particularesrelativas á los bieie.

Por fortuna en el reynado de Guillel-mo iii, estos acontecimientos que sirvende base á tantos títulos, se presentaroncomo objetos convenientes para los im-puestos. Fue menester pues tener regis-tros de ellos: la carga fué suprimida, yquedó la utilidad.

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Aun hoy no es tan cierta ni tan mii-versal como debería serio la seguridad quese dá á los derechos dependientes de estosacontecimientos. No se hace de ellos masque una copia, y el registro de cada par-roquia debería ser copiado en una oficinamas general. En el reynado de Jorge u lautilidad de este i'eglaniento en el contratode matrimonio se negó á los quakers yá los judíos, sea por intolerancia 6 sea porinadvertencia.

Art. VI.° Poner al pueblo en cuidadocontra diversos cielitos.

10 Contra el envenenamiento.Dad instrucciones sobre las diversas

substancias que pueden servir para enve-nenar,con los medios de descubrirlas, y elmétodo de curarlas; pero si estas instruc-ciones se extendieran indistintamentetodos, podrían hacer mas mal que bien, yeste es uno de aquellos casos particularesen que el peligro es mayor que la utilidadde la ciencia. Los medios de servirse delos venenos sem'iau mas seguros que los

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medios de curarlos. El medio convenientees limitar la circulacion de estas instruc-ciones á la clase de las personas que pi.ieden hacer un buen uso de ellos, y cuyoestado, carácter y educacion es, por otraparte, una garantía contra el abuso talesson los eclesiásticos de las parroquias, ylos profesores de medicina, y con esta idealas instrucciones deberian estar escritasen lengua latina que se supone entiendenestas personas.

Pero en cuanto al conocimiento de aquel-los venenos que se presentan sin buscar-los, y que la ignorancia puede administrarinocentemente, debe hacerse la instruc-cion tan familiar como se pueda; porqueera necesaria una depravacion muy ex-traia en el carícter de un pueblo,para quela cicuta que se confunde con el peregil, yel cobre que se disuelve tan fácilmente envasos que no están bien estaiiados, no fue-sen administrados mas veces por descuidoque con intencion. En este caso se puedeesperar mas que temer de la comuiiica-cion de los conocimientos por peligrososque sean.

( i63)O Pesos falsos y medidas falsas.

Instrucciones relativas t. los pesos fal-sos y i las medidas falsas, á los falsosmarcos de cualidad, y á los métodos quepueden emplearse para engañar, aun sir-viéndose de pesos verdaderos, y de ver-daderas medidas. Aquí entran las balanzascon brazos desiguales, las medidas condoble fondo, etc. Estos objetos de conoci-miento nunca pueden extenderse denia-siado. En cada tienda deberían estar enpúblico estas instrucciones, corno irnaprenda de que no se quiere engañar ánadie.

3° Fraudes en la moneda.Instrucciones que eiisefiau al pueblo &

distinguir la moneda buena de la falsa.Si pareciese una clase particular de mo-neda falsa, el gobierno deberia inmediata-mente señalarla del modo mas público. -En Viena la oficina de las monedas no de-ja de publicar y hacer conocerlas monedascontrahechas luego que parecen; pero elinonedage está en un pi tan bueno, queestas tentativas son muy raras.

( i64)40 Trampas en el juego.Instrucciones sobre las dados falsos, so-

bre el modo de engaiiar al dar las cartas,de hacer sefias á sus asociados, de tenercómplices entre los mirones, etc. Estasinstrucciones deberían estar colocadas entodos los lugares públicos, y presentarsede modo que advirtiesen á los jóvenes deestar alerta, y mostrasen el vicio bajo unaspecto ridiculo y odioso. Se deberia darun premio á los que descubriesen los ar-tificios de los fulleros, á medida que losinventan.

50 Imposturas de los mendigos.Unos remedan enfermedades, aunque

gocen de la salud mas perfecta: otros sehacen un mal ligero para presentar laapariencia de los males mas asquerosos:otros cuentan historias falsas de naufra-gios y de incendios: otros piden prestadosÓ hurtan niños de que hacen unos instru-mentos de su oficio. Se deberian acompa-ñar estas instrucciones con una adverten-cia, por temor de que el conocimiento detantas imposturas no endureciese los co-

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razones, y los hiciese indiferentes á lasmiserias reales. En un pais cii que la po-lieja estuviese bien arreglada, un indivi-duo que se presenta bajo de un aspectotan miserable, nunca deberia ser descui-dado y abandonado á si mismo: la obliga-cion de la primera persona que le hallase,debería ser ponerle en las manos de la ca-ridad pública. Unas instrucciones de estaespecie formarian hornillas mas divertidasy útiles para el pueblo que los discursos decontroversia.

60 Robo, rateria, medios de lograr unacosa con falsos pretextos.

Instrucciones que expliquen todos losmedios de que se sirven los rateros y losladrones. Hay sobre esta materia escritosmuchos libros, cuyos materiales han sidosubministrados por malechores penitentes,¿ que esperaban conseguir su perdon poreste medio. Estas compilaciones son muymalas, pero podria hacerse de ellas unextracto que fuese útil. Una de las mejo-res, es los descubrimientos y reielaciones(le ¡'oniter, por otro nombre Baxter

( i66)de que se han hecho diez y seis edicionesen el espacio de veinte anos; lo que prue-ba bastante cuanto curso tendria un libroauténtico de esta especie, recomendado porci gobierno. El tono que podria darse áestas obras haria de ellas una excelenteleccion de moral, y al mismo tiempo unlibro de diversion

7° Imposturas religiosas.

Instrucciones sobre los delitos cometi-dos á favor de las supersticiones esparcidasen el pueblo, sobre el poder y la malicia delos agentes espirituales. Estos delitos sonmuchos, pero aun son muy poca cosa, encomparacion de las persecuciones legalesque han nacido de estos mismos errores.Apenas hay alguna nacion cristiana queno tenga que reprehenderse algunas trage-

(i) El libro mas antiguo que conozco yo sobre esta ma-teria se intitula Clavell's recarstation. La segunda edi-cion es do 1602, y está en verso. Clavell's era un hombrobien nacido, que se babia hecho ladron de caminos: con-siguió su perdon, y en el titulo del libro se dice que fuópublicado por órden expresa del rey (Carlos L )

Tino de los mas modernos se intitula, 4 Vieu' of so-riety and manners in higiz a.nd low lije by Parker.

( 167)dias sangrientas ocasionadas por esta creen-cia en los sortilegios. Las historias de laPrimera clase subrninistrariau Ulla materiamuy instructiva para hornillas que po-drian leerse en las iglesias; pero por loque hace i las de la segunda, no convienedarlas una triste publicidad. Los sufragiosde tantos jueces respetables 6 íntegros,como han sido miserablemente engaiadospor esta supersticion, serían mas propiospara confirmar al pueblo en su error quepara curarle de él. Seria de desear que nospu.diesemos desembarazar de la hechicerade Eudor. Yo no sé los males que esta Ca-mdia judia ha podido hacer en 1a Pales-tina, pero los ha causado horribles en todala Europa. Los teólogos mas sbios hanpresentado grandes objeciones contra estahistoria tornada en su sentido literal yvulgar

Los estatutos ingleses son los primerosque han tenido el honor de desterrar ex-presamente del código penal el supuestodelito de sortilegio, que en el código Te-

() El arte do los ventri1oco puede explicar muchasimposturas reliiosa5.

( 168 )resa, aunque compuesto en mil setecien-tos setenta y tres, hace gran papel.

Art. 'TII.° Publicar los precios de lasmerca,wias contra la extorsion mer-cantil.

Aunque la exaccioii de un precio exor-bitante no pueda ser convenientementetratada como un delito y sujeta á una pe-na, puede á lo ménos ser mirada como unmal que sería útil evitar, si pudiese hacer-se sin dar lugar á males mayores. No sien-do admisibles las penas directas, es pre-ciso servirse de medios indirectos. Porfortuna este es una especie de delito cuyomal se disminuye, lejos de aumentarsepor el gran número de delincuentes; ¿ quédebe pues hacer la ley? Aumentar estenúmero cuanto sea posible. Si un ciertoartkulo se vende muy caro; si se hace enél una ganancia exorbitante, extendedesta noticia : los vendedores acudirán detodas partes, y el precio bajará por el soloefecto de la concurrencia.

Puede colocarse la usura en el artículode Ja extorsion en materia de comercio.

( iG9)

Prestar dinero, es vender dinero presentepor dinero futuro, . cuyo pago puedefijarse 6 no, un tiempo determinado 6 in-determinado: ser dependiente 6 no,de cier-tos acaecimientos hacerse reembolsable lasuma entera ó por partes, etc. Prohibid lausura, y haciendo secreta la transaccioti,aumentaréis el precio.

Art. VIII.0 Publicacion de los derechosde las oficinas.

Casi en todas partes hay ciertos dere-chos anejos á los servicios de las oficinasdel gobierno, y estos derechos son unaparte de la paga de los empleados. Así co-mo un artesano vende su obra, un oficialpúblico vende su trabajo lo mas caro quepuede. La concurrencia, la facilidad de ir

otro mercado, contiene esta disposiciondentro de sus justos límites en el trabajoordinario; pero toda concurrencia se qui-ta por el establecimiento de una oficina,y el derecho de vender esta especie parti-cular de trabajo viene á ser un monop6lioen las manos del empleado. Dejad el pre-cio á la discrecion del vendedor, y pronto

Toro Y. 15

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no tendrá otros limites que los que pres-criban las necesidades del comprador. Laley pues debe determinar exactamentelos derechos de oficinas, y de otro modolas extorsiones que puedan verificarse,deben imputarse menos zí la rapacidaddel empleado, que á la negligencia del le-gislador.

Art. IX.° Publicacion de las cuentas enque es interesada la nacion.

Si se ¿hin las cuentas en un tiempo li-rnitado ,delante de un iiúmero 1rnitado deoyentes, y de oyentes acaso elegidos ypreparados por el mismo que dzi las cuen-tas, y si nadie despues es llamado á revi-sarlas y confrontarlas, los mayores errorespodrán pasar sin que se observen, y sinreparos; pero si las cuentas se publican,no podrán faltar ni testigos, ni comenta-dores, ni jueces.

Se examina cada partida con cuidado,¿era necesario este articulo? ¿nacía de lanecesidad, 6 se ha hecho nacer la necesidad,para tener un pretexto para gastar ? ¿ se haservido al público á mas costa que ti los par-

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ticulares? ¿se ha dado la preferencia a unempresario á costa del estado? ¿no se ha-brá hecho en secreto algun partido venta-joso á un favorito? ¿nada se ha concedidocon falsos pretextos? ¿ no se ha recurridoá algunas maniobras para evitar los con-currentes? ¿ nada hay oculto en las cuen-tas? Podian proponerse cien cuestiones dela misma especie, sobre las cuales no pue-den darse explicaciones completas, si no seexpone la contabilidad á la vista del pú-blico. En una junta particular unos pue-den carecer de integridad, otros de cono-cimiento un espiritu lento en sus opera-ciones, pasa sobre lo que no entiende demiedo de mostrar su ineptitud; un espí-ritu vivo no se sujeta á los pormenores,y cada uno deja á los otros la fatiga delexámen; pero todas estas cualidades, quepueden faltar á un cuerpo poco numeroso,se hallan en la asamblea del público: enesta masa lieterognea y discordante, lospeores principios pueden guiar al térinijiocomo los mejores: la envidia, el odio, lamalicia, liariii el trabajo del espíritu pú-blico; y aun estas pasiones, por lo mismo

( 172 )

que son mas activas y mas perseverantes,examinarán mejor todas las partidas, yharán una verificacion mas escrúpulosa.Así los que no tienen otro freno que elrespeto humano, se contendrán en suobligacion por el orgullo de la integridad,6 por el temor de la vergüenza.

Por mas que busco algunas excepcionesde esta regla, no puedo hallar mas quedos la una por los gastos de esta publica-cion, la otra por la naturaleza de los ser-vicios que deben ser secretos.—Seria inútilpublicar las cuentas de una pequeña parro-quia; porque el acceso de los libros está alalcance de todos los que tienen interés enexaminarlos, y no se debe pensar en pu-blicar el empleo de sumas destinadas alservicio secreto, so pena de perder todoslos informes que podrian conseguirse so-bre los designios de los enemigos.

Art. X.° Establecimientos de marcos decantidad. - Pesos y medidas.

Los pesos indican la cantidad de la ma-tena; las medidas la cantidad del espacio.Su utilidad es: io satisfacer á cada mdi-

(173 )viduo sobre la cantidad de la cosa que ne -cesita: 9-0 evitar las disputas: 3o prevenirlos fraudes.

Establecer la uniformidad de pesos ymedidas en el mismo estado, ha sido el ob-jeto de muchos soberanos hallar una me-dida comun y universal para todos lospueblos, ha sido el objeto de los trabajosde muchos filósofos, y últimamente delgobierno francés : servicio verdaderamentehonorífico ; porque ¿qué cosa mas rara ymas grande que ver Cá un gobierno trabajaren una de las bases esenciales de la uniondel género humano?

La uniformidad de pesos y medidas enel mismo gobierno, y para pueblos quetienen la misma lengua, es un punto so-bre el cual parece que no son necesariosgranIes razonamientos para hacer ver suutilidad. IJna medida es nula para el queno conoce la estimacion de ella: si las me-didas de dos ciudades no son las mis—mas, sea en el nombre, ¿ sea en la canti-dad, no puede hacerse el comercio de losindividuos sin exponerlos á grandes tra--vacuentas, ¿ á grandes dificultades; y es-

'5

( 174 )tas dos ciudades son en este punto extran-geras la una á la otra. Aunque el precionominal de dos especies de grano sea elmismo, si su medida es diferente, tam-bien es diferente el precio real: se necesitauna atencion continua, y la desconfianzadificulta el curso de los negocios: los er-rores se introducen en las transaccionesde buena fé, y el fraude se esconde bajoestas denominaciones engaiosas.

Dos medios hay para proporcionar launiformidad: i° hacer marcos autoriza-dos por el gobierno, enviarlos á todos losdistritos, y prohibir el uso de otro cual-quiera: 2° hacer marcos, y dejar á la con-veniencia general el cuidado de adoptar-los. No conozco ejemplo alguno en que sehaya seguido el primero de estos dos mé-todos pero el segundo ha sido adoptadocon buen éxito por el archiduque Leo-poldo en Toscana.

En Inglaterra no existen menos de tre-ce actas del parlamento sobre este objeto,y se podrian hacer del mismo modo otrasmil sin conseguir el fin. 1° las cláusulaspara forzar á la conformidad con los mar-

( 175 )cos, no son suficientes: 20 no se han he-cho hacer los marcos mismos para distri-buirlos hay solamente unos pocos aquíy allí, y se ha dejado la cosa i la casua-lidad.

Se deberia empezar por dar á cada can-ton, distrito 6 partido un marco legal: sepodria añadir á esto una pena contra elartesano que fabricase pesos 6 medidas noconformes á este marco; y en fin, se po-drian declarar nulas inválidas todas lastransacciones que se hubiesen hecho conotros pesos y otras medidas; pero proba-blemente 110 sería necesario este últimomedio, y bastarían los dos primeros.

Entre naciones diferentes, la falta deuniformidad en este punto no podria pro-ducir tantos errores, porque la diferenciasola de la lengua pone i todos alerta. Sinembargo, siempre resulta algun embarazocii el comercio, y el fraude, favorecido porel misterio, puede aprovecharse muchasveces de la ignorancia de los compradores.

Un inconveniente menos general, perono menos importante, resulta de esta va-riedad en la medicina. Si los pesos no son

( 176 )exactamente los mismos, sobre todo ensubstancias Cli que las mas pequefias can-tidades son esenciales, la farmacopa de unpais con dificultad puede servir para otro,y expondrá á los profesores do las cienciasniédicas á fatales errores. Este es un obs-táculo considerable á la libre comunicacionde las ciencias, y el mismo inconvenientese toca en otras artes, en que el éxito de-pende de las proporciones mas delicadas.

Art. XL° Establecimientos de marcos decualidad.

Seria preciso entrar en muchos porme-nores si se quisiera decir todo lo que elgobierno tendria que hacer para estable-cer los criteres mas convenientes para lacualidad y el valor de una multitud deobjetos, que son susceptibles de diversaspruebas. - La piedra de toque es unaprueba imperfecta de la cualidad y del va-lor de las composiciones metálicas mezcla-das de oro y plata. - El hidrómetro esuna prueba infalible en cuanto la identi-dad de cualidad, resulta de la identidadde gravedad específica.

( '77 )Las falsificaciones que mas importa co-

nocer, son las que pueden dañar á la sa-lud: tal es la mezcla de la cal, y de loshuesos quemados con la harina para ha-cer pan: el piorno de que se hace uso pa-ra quitar el ácido al vino, 6 el arsénicopara refinarle. La química dá medios paradescubrir todas estas adulteraciones; peroes menester algun conocimiento para apli-carlos.

La iiitervencion del gobierno eii estaparte puede reducirse á tres puntos:fomentar el descubrimiento de medios deprueba en los casos en que faltan todavía:20 extender el conocimiento de ellos en elpueblo: 30 prescribir su uso á los emplea-dos del gobierno en las funciones de estaespecie de que están encargados.

Art. XILo Establecer timbres 6 sellos queatestiguen la cantidad 6 la cualidadde las cosas que han debido hacerse conarreglo á un cierto marco.

Estas marcas son unas declaraciones 6certificaciones en una forma abreviada.

( 178 )En estos documentos deberían conside-

rarse cinco puntos: i° su objeto: 20 lapersona cuya atestacion presentan: 30 laextension y los pormenores de la informa-cion que contienen: 40 la visibilidad y lainteligibilidad del signo: 50 su permanen-cia, su indestructibilidad.

No puede dudarse de la utilidad de es-tas atestaciones autenticas.

Se usa de ellas con buen éxito para losobjetos siguientes.

V> Para asegurar los derechos de pro-piedad. Se puede confiar á la prudencia delos individuos el uso de esta precaucionen lo que les toca; pero en lo que toca ála propiedad pública ú objetos deposita-dos, debe hacerse de ella un objeto legal.Así es como en Inglaterra, lo que perte-nece á la marina real , lleva una marcaparticular de que está prohibido servirseen la marina mercantil.

En los arsenales reales se pone la marcade una flecha en la madera de construc-cion; y se hace entrar en el tegido de lacordeleria un hilo de que esta prohibidoservirse i los particulares.

( 179 ).20 Para asegurar la cualidad 6 la canti-

dad de los articulos comerciales en bene-ficio de los compradores. Así algunos esta-tutos ingleses ordenan que se ponganmarcas en un gran número de objetos, losmontones de leña que se ponen en venta,e]. cuero, el pan, el estaño, las alhajasde p1aa, la moneda, los tegidos de lanalas medias y otras obras de telar, etc.

5 Para asegurar el pago de los im-puestos. Si el articulo sujeto a un impues-to no tiene la marca que se manda, esto esuna prueba de que el impuesto no se hapagado. Hay innumerables ejemplos deesto W

40 Asegurar la obediencia á las leyesque prohiben la importacion.

COMENTARIO.

Antes de que un juez pueda hacer su oficioen un juicio criminal , debe conocer dos cosas,la existencia del delito, ó lo que se llama cuerpodel delito , y la persona del delincuente. Elcuerpo del cielito, dicen los jurisconsultos cri-

'i) Chocolate, i, lupulos, cartas, papeles, jiboncsgacetas, naypes, ahnanakes, coches simone5 , sedis extrail—geras forrntil:irins de Procesos" etc.

( i8o)

ininalistas , es la cabeza y fundamento de todoproceso criminal; porque rnitSntras no consteque ha habido un delito, en vano se buscariaal autor de él. Las leyes de España, tan de-fectuosas en otros puntos, son perfectísimas eneste, pues d mas de ordenar que todo procesocriminal empiece por la averiguacion del de-lito, prohiben proceder contra nadie hasta quese haya hecho esta averiguacion; y con mucharazon, porque así se quita todo motivo deperseguir t personas inocentes por delitos imaginarios, ó figurados precisamente para dar unfundamento zí la persecucion, ¿ cutntos hom-bres que han desaparecido de repente y hansido tenidos por muertos, no se han presen-tado pasados muchos años, y despues tal vezde haber perecido en el cadahalso algunosinocentes por estos supuestos homicidios? An-tes de buscar un homicida, es menester tenerla seguridad de que se ha cometido un homi-cidio; este es el órdeii natural, y aunque porseguirlo escrupulosamente se libre tal vez algundelincuente de la pena que merece, siempreserá este un mal menor, que el de exponerpersonas inocentes á procedimientos molestosy costosos , y á la arbitrariedad de los jueces ;fuera de que en un delito ignorado, ó que noha podido averiguarse, no produce la impu-nidad los malos efectos que en un delito sa-bido.

En algunas causas nada hay mas fácil de ad-

( 181 )

quirir que el conocimiento del delito, porejemplo, en el homicidio; porque basta paraesto Ja inspeccion del cadaver; pero en otrascausas es muy difícil probar la existencia deldelito, y tal es el robo; por lo que vemos cadadia robos supuestos, ó por librase de acree-dores, d por otros motivos. Para probar unrobo es necesario probar la existencia anteriorde la cosa robada en poder de Ja persona quealega el robo, y esto no es siempre fácil, yhay que recurrir á conjeturas y presuncionesque nunca serán has que conjeturas y presun-ciones; por ejemplo, podrá probarse que elindividuo que se queja de haber sido robado,es una persona honrada que podia muy bientener en su poder la suma t la cosa que ase-gura le falta, aunque esto no se sepa con evi-dencia. Sin embargo , siempre es menester pro-ceder en causas de esta especie con muchacircunspeccion.

¿ A cuántas violencias, y aun se puede decir,á cuántos atentados escandalosos contra lasbuenas costumbres ha dado lugar en las causasde estupro la dificultad de probar Ja existenciadel delito ? En estas causas se han recibidocomo pruebas bastantes las presunciones masdébiles y mas absurdas ; se ha confiado en ins-pecciones y reconocimientos tan indecentes co-mo equívocos, y muchos condenados lo hansido por la declaraeion sola de la querellante:fccc ucn tsimanien te todos los prodccimien tos en

TOMO Y.

( iS )las, causas de estupro no prueban mas que unaignorancia profunda de la física y de la moral.En este punto se ha mejorado mucho en gene-ral la legislacion de los pueblos; y en Españaestu prohibidos los procedimientos criminalespor estupro que no esté acompañado de unaviolencia física, la cual siempre deja señalesaparentes en la persona que la ha padecido.

Por el titulo de este capitulo parecia queibamos á ver en él algunos medios de facilitarel conocimiento del, cuerpo del delito, y envez de esto Bentham no nos da mas que pre-cauciones para evitar ciertos delitos, ó ciertosactos, que aunque no sean verdaderos delitos,son sin embargo perniciosos el conocimientode estas precauciones, es tán duda utilísimo;pero no es lo que se nos babia prometido.

La necesidad de presentar en juicio títulosescritos puede evitar la suposicion de deudas;pero también puede ser un medio de que unhombre de bien que ha prestado sin escritura,confiando demasiado en la probidad y en lapalabra del deudor, quede arruinado en re-compensa de su buena fé. La legislacion fran-cesa no admite la prueba testimonial Ó de tes-tigos en materia de deudas ¿ no es esto mostraruna opinion injuriosa y demasiado mala de loshombres ? ¿ por qué no fiarse en la declaracionuniforme de un cierto nimero de testigos ador-nados de circunstancias que hagan recomen-dable su dicho? En todo caso la confesion

( i83)judicial del deudor deberia ser equivalente aun titulo escrito el mas auténtico; y siempreconviene tener presente, que mil veces las de-masiadas precauciones, si evitan un mal, esproduciendo otro mayor; y tal será el efectode las que sean muy embarazosas en los ne-gocios de la vida civil, ó muy costosas; viciosd.c que no están exentas algunas de las pro-puestas por nuestro autor.

Las formalidades de que este habla en el ar-ticulo 110 pueden ser convenientes para asegurarla autenticidad de un instrumento ; pero almismo tiempo no quiere que sean tan absolu-tamente necesarias que la omision de ellas anuleel instrumento: ¿ y no podrá establecerse al-guna diferencia bastante notable entre un ins-trumento en que hayan sido observadas todasestas formalidades, y otro en que se hayanomitido? La legislacion civil de Espaiia es muysábia en este punto: distingue los instrumentosen escrituras públicas y privadas : el instru-mento público es el otorgado ante escribano,y cierto número (le testigos en el papel selladocorrespondiente, y con todas las cláusulas yformalidades que prescriben las leyes; y ciinstrumento privado es el que se hace entreparticulares sin pr€sencia del escribano. Estaasitencia de una persona pública en que elgobierno ha depositado su confianza, es la queda al instrumento el carácter de público, y asíes que un instrumento , aunque sea formado á

( i84)

la presencia de un gran número de testigos,si falta la del escribano, no será mas que uninstrumento privado. Los instrumentos priva-dos no son nulos; pero para que sean eficacesen juicio, deben ser corroborados con algunaotra prueba; en vez de que los instrumentospúblicos por Si solos hacen una prueba bas-tante, hasta para proceder al embargo de losbienes de un individuo, y aun d prenderle sinoirle.

Esto es lo que los pragmáticas españolesquieren expresar diciendo, que la escriturapública y guarentiia trae aparejada ejecucion,y no la escritura privada una escritura pú-blica puede dar principio y fundamento á unjuicio ejecutivo; pero una escritura privada,solamente puede dar motivo á un juicio ordi-nario, cuyos términos son mucho mas dilatados,y mucho menos urgentes que los del juicioejecutivo; juicio de una naturaleza tan delicadaque la inobservancia de cualquiera de sus for-mas le anula y convierte en un juicio ordina-rio.

Por lo demas, casi todas las formalidadesque indica nuestro autor, se observan en Es-paña en el ortogamiento de las escrituras; ysi algunas de ellas se oñiiten, son las manosesenciales , suplidas muy ventajosamente porla presencia de un escribano, y por la necesi-dad de servirse de un cierto ppe1 sellado quela ley designa para cada clase de instrurnentos

( 185 )En los testamentos hay muchas ciscuustau-

cias particulares que observar ; porque por unaparte son muy expuestos á fraudes y artificios,y por otra no conviene dificultar al ciudadanoel ejercicio del derecho que la ley le con-cede á disponer de sus bienes para despuesde su muerte. La legislacion francesa , de queen otra parte he hablado, me parece en estepunto un modelo digno de ser imitado. llacerconstar la voluntad libre, del testador sin quesobre ello quede duda, debe ser todo el objetode las formalidades de los testamentos; y cuan-do se exigen mas que las necesarias para esto,ademas de ponerse otros tantos obstáculos alejercicio de la facultad de testar , se dán mo-tivos a disputas y pleytos obstinados y perni-ciosos sobre la observancia religiosa de las for-mas.

El registro como está establecido en Francia,y se intentó establecer en España durante suocupacion por los franceses , puede mirarse mascomo una medida fiscal por los enormes dere-chos que se exigen,y que equivalen á una fuertecontribucion, la cual recae sobre las transac-ciones comerciales, que como una precaucionde prudencia para poner á cubierto los inte-réses de los particulares. Yo me complazcomucho en citar á mi pais cuando hallo en élalgo que alabar. Pos establecimientos existen-tes en España producen todos los buenos efec-tos que pueden esperarse del registro, y no

( i86)presentan los gastos é inconvenientes de este.Uno es el oficio de hipótecas en cada capitalde provincia, y otro los protocolos de tos ofi-cios de los escribanos. Be todo contrato conhipóteca debe tomarse razon en el oficio dehipótecas de la provincia, bajo pena de nulidad,y por este medio solo un hombre muy descui-dado en sus intereses tomará como libre unapropiedad gravada ; pues para no ser engañadole bastará recurrir al oficio de hipótecas.

Los protocolos 6 registros, pues también sellaman así los de los escribanos , evitan el de-lito de falsedad, porque el escribano que au-toriza un instrumento , guarda siempre en suoficio el original ó la matriz, y no dá mas queuna copia á la parte interesada, que si la pierdepuede pedir en cualquiera tiempo las que ne-cesite, pues el original existe siempre. Esto noprevendrá todas las falsedades; pero tampocoel registro las previene; y segun lo hé podidoobservar, las falsedades en escritura públicason mucho mas frecuentes en Francia á pesardel registro, que en España donde este esta-blecimiento no existe ; la malicia refinada y elinterés hallan siempre un modo de burlar laprudencia y precauciones de la ley.

El establecimiento de los protocolos puedetambién prevenir, como se vé, las ventas do-bles , es decir impedir que una misma propie-dad raíz sea vendida á dos, acto que consti-tuye el delito que se llama estelionato, que e

( i8 )la venta de una cosa agena; pues que el ven-dedor vende la segunda vez una cosa inmuebleque ya no es suya; y para mayor seguridad yoo veo un grande inconveniente en que se

ordenase que , bajo pena de nulidad, se tomaserazon en los oficios hipótecas de todas las cna-genaciones de bienes raices, corno está man-dado para las hipotecas : la prudencia del le-gislador no puede tomar precauciones mas se-guras y menos gravosas para los interesados.

Ordinariamente el hombre no piensa en ha-cer testamento hasta que se vé en peligro demorir; por consiguiente ordenar que el tes-tamento se registrase bajo pena de nulidadviviendo aun el testador, seria hacer moririntestados á los mas de los hombres; fuera deque, ¿ cómo constaria al encargado del registroque el testador aun vivia cuando se registrabasu testamento? Serian necesarias certificacionesde vida , expuestas a muchos fraudes, 6 que eltestador mismo presentase el testamento al re-gistro ; y aun en este caso, que pocas veces severificaria, sería preciso justificar la identidadde la persona. Deberia pues ser bastante queel heredero , antes de hacer gestion alguna detal, registrase el testamento.

El papel sellado es tambien como el registroun recurso fiscal. Las circunstancias que Ben-tham sugiere en ci articulo IV'. para la distri-bucion de este papel son muy embarazosas, yalguna di efiao es impracticable ; porque para

( i88 )

que el papel fuese de la misma fecha que ciinstrumento que habia de extenderse ensería necesario tener papel abundante con fe-cha de todos los dias del año, pues en todos losdias pueden extenderse instrumentos. Mas sen-cillo y mas practicable seria establecer oficinasde timbre, imponiendo á los interesados , bajopena de nulidad, la obligacion (le presentar enellas los instrumentos para sellarlos, anotandola fecha de su presentacion.

En España la ley señala ci papel que debeemplearse en cada acto todos los años se sellapapel nuevo, y está prohibido á los escribanosguardar papel de un año para otro, bajo depenas bastantes graves; pero á pesar de esto sehalla con facilidad en casi todos los oficios delos escribanos papel sellado en blanco , corres-pondiente i muchos años; de manera que puedeasegurarse que nunca ha dejado de hacerse uninstrumento falso, por falta del papel selladoque le conviene ; y la necesidad de servirse deeste papel, no es mas en realidad que un arbi-trio fiscal bastante productivo.

La utilidad de tener libros ó registros en quese sienten los nacimientos, los matrimonios ylas muertes, es bastante evidente para que nose necesite probarla: los derechos mas precio-sos de las familias dependen de estos registros.Fiados únicamente í las parroquias, como su-cede en España, están expuestos í descuidosy negligencias de las personas encargadas de

( i8 )sentar las partidas; y aun á falsificaciones quese ven con frecuencia en perjuicio de la jus-ticia y de los derechos mas legítimos. Convienepues mucho que , ademas de los registros par-roquiales, haya otros en una oficina pública delgobierno; así de nada ser'viria falsificar unregistro, si no se falsificaba tambien el otro ;la negligencia ó descuido que se hubiese tenidoen un registro, no perjudicaría si no se habíatenido en los dos, y todo esto daria mayorseguridad. En Francia existen estos dos regis-tros, el uno en la parroquia, y el otro en lamunicipalidad ó casa de ayuntamiento.

En el artículo 6°. propone nuestro autor elúnico medio conveniente de prevenir ciertosactos nocivos; el envenenamiento, los pesos ymedidas falsas, los fraudes en la moneda, lastrampas en ci juego, las extorsiones mercan-tiles, las raterias , las estafas, y las imposturasreligiosas. Este medio único consiste en ins-truir al pueblo de los modos con que se ejecu-cutan estos actos , para que cuide de precaversede ellos. Algunas de estas instrucciones podríanpublicarse en los púlpitos en forma de homilíasó plziticas, y serían mas provechosas que losdiscursos que frecuentemente se hacen al pue-blo sobre algunos puntos de controversia inin-teligibles cS indiferentes.

Estas instrucciones se publicarían tambienpit' carteles que se fijarian en los sitios con-venientes, corno la instruccion sobre las tram-

( 190 )pas de 106 jugadores en las casas de juego lainstruccion sobre pesos falsos, medidas falsas,y fraudes en la moneda, en los mercados ytiendas: la instruccion sobre las imposturas re-ligiosas en las puertas de los templos, etc.; yluego que se descubriese un nuevo medio decometer el acto que se quena evitar , como unanueva trampa en el juego, se deberia advertirde ello al público por carteles, ó por mediode los diarios y gazetas; y aun tal vez con-vendria conceder un premio al que denunciasealguna de estas nuevas, y i veces ingeniosasinvenciones, que facilitan Ja ejecucion de actosperniciosos.

En todas partes se han tornado algunas pro-videncias particulares para evitar los envene-namientos, y la mas generalmente adoptada,es sujetar á ciertas reglas la venta de los ve-nenos conocidos como tales, y cuya venta nopuede prohibirse absolutamente; porque el usode ellos es necesario en las artes y oficios , yaun en la medicina. La venta de ]as drogasvenenosas solamente debería estar permitidacierta clase de personas, como droguistas yboticarios, con la obligaciomi de tener registrosen que sentasen las ventas que hiciesen, conxpresion del nombre y de Ja cantidad del

veneno vendido, del día de la venta, de lapersona del comprador y de su domicilio. Elcomprador deberia tambien firmar el registro;y no podria venderse veneno á una persona

( 191 )desconocida, d por la cual no respondiese unapersona conocida. Estos registros serian visita-dos y examinados de tiempo en tiempo por lapolicía, y cualquiera negligencia que se advir-tiese en ellos, sería castigada con una multaproporcionada á la gravedad y á la repeticionde la falta. En cuanto á aquellos venenos quepueden administrarse inocentemente, y que esfácil equivocar y confundir con substancias sa-nas, la instruccion sola es la que puede pre-venir los funestos efectos de ellos ; y si no haycarácter alguno por el cual se pueda distinguirla substancia venenosa de la inocente, cornosucede en las setas : ¿por qué no podria pro-hibirse absolutamente la venta de ellas ? ¿ debepermitirse que por un gusto momentáneo seespongari imprudentemente los hombres á losestragos que todos los años hacen las setas ,á pesar de haber tantos charlatanes que sejactan de distinguir las buenas de las malassin riesgo de equivocarse?

Publicar el precio tic las mercaderias, pro-tegiendo al mismo tiempo la libertad del co-mercio , es el único remedio contra las extor-siones mercantiles :las tasas y reglamentos sonabonimables , y ya esto es una verdad demos-trada en economía pública. Si un género sevende con una ganancia desmedida, luego queesto se sepa acudirán muchos vendedores quese disputarán el beneficio, y esta rivalidad, yla abundancia del género hará bajar el precio

( 192 )de él. Tampoco hay otro remedio que este-contra la exorbitancia de la usura 6 interésdel dinero : los remedios directos y violentos,en vez de curar el mal, le agravan ,como enotra parte hemos probado.

Unos aranceles bien arreglados y públicos,de los derechos que deben exigirse en las ofi-cinas del gobierno , evitarán las extorsiones delos empleados en ellas. En Espaúa las leyes hanfijado los derechos de los jueces, de los escri-banos, de los procuradores, y aun en partede los abogados pero la codicia de los quetrabajan en el foro sabe burlarse de todos losaranceles; fuera de que estos deben variarnecesariamente segun las circunstancias de lostiempos. Aun podria tolerarse esta extorsion,si hiciese menor el número de los pleytos; perolos litigantes son incorregibles, y los intere-sados en que los pleytos se multipliquen, nodejarán que falten jamas: yo no sé si el dañoseria mayor, si la justicia se administrase gra-tuitamente, ó á poca costa.

La publicacion de las cuentas en que la na-cion está interesada, es un gran remedio contrala inalversacion de los caudales públicos; ypor otra parte, es muy justo que el que dá sudinero sepa en qué se gasta. Claro está que sehabla de las cuentas en que todos los ciudada-no están interesados; porque las correspon-dientes á una corporacion bastará que sean exa-minadas por los individuos que la componen,

(193)y que son los únicos que tienen interés en elnegocio. Esta necesidad de imprimir y publicarlas cuentas al fin de cada aiio, haria mas cir-cunspectos á los ministros en los gastos; y almismo tiempo cuando los contribuyentes vie-ran que no pagaban mas de lo necesario parasostener las cargas indispensables del estado,pagarian con gusto, adquiririan confianza enel gobierno, y en un caso extraordinario norehusarian los sacrificios precisos. Esta prácticatendria aun otra ventaja no menos importantecomo luego que se publicasen las cuentas nodej aria de escribirse sobre ellas, supuesta lalibertad de la imprenta , el gobierno seria ins-truido de algunas economías que podrian ha—cerse y no le habian ocurrido.

Establecer en el comercio medidas uniformes,sería un medio eficaz de prevenir fraudes yequivocaciones, ú errores involuntarios, y fa-cilitaria al mismo tiempo las operaciones mer-cantiles ; porque cuando se compra por distintamedida que se vende, es menester compararlasy averiguar la diferencia entre ellas para fijarel precio: ¿qué cosa mas absurda que el quedos provincias de un mismo reyno , que hablanuna misma lengua, tengan pesos, medidas, yaun monedas diferentes? Sin embargo, esteabsurdo se ve' en Castilla y Aragon. En alguntiempo se pensó en España en uniformar lospesos y medidas; pero no se' que' dificultadesinsuperables se balláron , que este utilísimo

Tomo V. 17

194proyecto se abandonó muy luego. Sin embargo,ci medio que indica aquí Bentham me pareceeficácísimo y sin inconveniente remítanse átodas las cabezas de partido patrones ó marcosde todos los pesos y medidas; prohíbase servirseen el comercio de pesos y medidas que no seanconformes á estos marcos: ordénese á todos losartesanos, bajo las penas convenientes, que ha-gan todos los pesos y medidas que se ]es pidan,con arreglo á los mismos modelos, y en pocotiempo quedará establecida la uniformidad sila policía es vigilante.

No solamente puede haber fraudes y equi-vocaciones en la cantidad de las cosas comei'-ciables; puede haberlas tambien en la cualidad.Aun no se ha encontrado un medio exacto paraapreciar la cualidad de un gran niiinero decosas ; y es necesario contentarse por ahora conlos medios usados, por muy defectuosos quesean, por ejemplo , la piedra de toque paraaveriguar la calidad 6 la mezcla de los metales.En los alimentos y bebidas hay falsificacionesque pueden perjudicar á la salud, y contraestas debe principalmente precaverse al puebloinstruyéndole en los modos conocidos de des-cubrirlas.

Los timbres ó las marcas son muy útiles enciertos casos, y sirven principalmente para cer-tificar la cantidad y la calidad de las cosas quedeben hacerse con arreglo á un cierto marco.En algunos pueblos se manda que cada panadero,

(195)ponga una marca al pan que trabaja, y estamedida me parece prudente ; porque si se hallaun pan defectuoso en la cantidad ó en la cali-dad, desde luego se conoce al fabricante paracastigarlo segun h naturaleza de la falta. Lasmarcas que se ponen á los ganados sirven paraasegurar la propiedad de ellos.

CAPITULO M.

Estorbar algunos delitos dando á mu-chas personas intere's en prevenirlos.

Voy a citar un ejemplo particular quehubiera podido comprehenderse en el ca-pitulo pasado del mismo modo que en este;porque el delito se previene, ya aumen-tando la dificultad de ocultarlo, ya dandoá muchas personas un interés inmediatoen prevenirlo.

El servicio del correo se habia hechosiempre en Inglaterra con pereza y sinexactitud. Los correos se detenian por sugusto ó por su provecho, y los mesonerosno les estrechaban á partir. Todos estosretardos eran otros tantos pequeos deli-tos 7 esto es, violaciones de las reglas esta—

CAP. XI. Estorbar algunos delitos, dandoí muchas personas intcrts enprevenirlos .......... 195.

COMENTARIO. ..............:197.

(195 )ponga una marca al pan que trabaja , y estamedida me parece prudente ; porque si se hallaun pan defectuoso en la cantidad ó en la cali-dad, desde luego se conoce al fabricante paracastigarlo segun la naturaleza de la falta. Lasmarcas que se ponen á los ganados sirven paraasegurar la propiedad de ellos.

CAPITULO XI.

Estorbar algunos delitos dando á mu-chas personas interés en prevenirlos.

Voy á citar un ejemplo particular quehubiera podido comprehenderse en el ca-pitulo pasado del mismo modo que en este;porque el delito se previene, ya aunien-tando la dificultad de ocultarlo, ya dandoá muchas personas un interés inmediatoen prevenirlo.

El servicio del correo se habia hechosiempre en Inglaterra con pereza y sinexactitud. Los correos se detenian por sugusto ó por su provecho, y los mesonerosio les estrechaban á partir. Todos estosretardos eran otros tantos pequeios deli-tos 2 esto es, violaciones de las reglas esta-

( 196 )blec.idas, ¿ qué hubiera hecho el legisladorpara remediarlos? La vigilancia se cansapronto : se introduce gradualmente la re-lajacion en las penas las delaciones siem-pre odiosas y difíciles se hacen raras, ylos abusos suspendidos por un momento,vuelven pronto á tomar su curso ordi-nario.

Se tomó un medio muy sencillo que nocontenía ni ley, ni pena, ni delacion, yque por lo mismo era mejor.

Este medio consistía en combinar dosestablecimientos que hasta entonces babianestado separados, los correos y las dili-gencias para los viageros. El éxito de estamedida ha sido completo se ha dobladola celeridad de la posta, y los viageroshan sido mejor servidos. Esto merece lapena de analizarse.

Los viageros que caminan con el correoson otros tantos inspectores de su conducta,él no puede librarse de sus observaciones:al mismo tiempo que es excitado por loselogios de los viageros y por la recom-pensa libre que espera de ellos, no puedeignorar que si quisiera perder tiempo, los

( '97 )mismos viageros tendrian Un interés tia-tural en quejarse de él, y serian sus dela-tores, sin necesidad de que se les pagase,ni de tomar lo odioso de este caráter. Con-siderad cuantas ventajas reune esta pe-queña combiiacion : la evidencia en lasmenores faltas: el móvil de la recompensasubstituido al de la pena : el ahorro dedelaciones y de procesos las ocasiones decastigar serian muy raras, y los dos servi-cios reunidos hechos mas cómodos, masprontos y mas económicos.

Yo consigno aquí esta feliz idea deMr. Palmer, como un estudio de legisla-cion : conviene meditar sobre lo que se hahecho con buen éxito en ini punto, paraaprender ti vencer las dificultades en otro:tratando de descubrirla causa de este bue iiéxito, se eleva uno ti reglas generales.

COMENTARIO.

Parece que Bentham ha destinado este capí-tulo á hacer un justo elogio de la providenciaque tomó M. Palmer para mejorar en Inglaterrael servicio de la posta que antes se hacia muymal. Este ejemplo confirma la máxima general(le que el delito se estorba aumentando la difi-

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( 198 )cultad de ocultarlo, ó dando á muchas personasun intéres inmediato en prevenido. Cuantos in-dividuos haya interesados inmediata y directa-mente en la observancia de la ley, otros tantosministros habrá de la policía y de la justicia, quecuidarán de hacerla observar por el bien quede ello les resulta inmediatamente, y de que nose oculte su infraccion para que pueda castigarse.Esta doctrina, fundada sobre la fuerza y el esti-mulo del inttres personal, es tan evidente porsí misma que no es necesario probarla. El ejem~plo de M. Palmer prueba una verdad importantí-sima y general en legislacion, y es que los delitosse previenen mas -eficazmente por medios indi-rectos que por medios directos: conviene cuantoes posible guiar al hombre ocultándole que se leguía, así cree que obra por si mismo y ni aunpuede pensar en la resistencia; porque nadiepiensa en resistir á lo que hace, porque quierehacerlo: esto seria ponerse en contradiccion con-sigo mismo.

CAPITULO XII.

Facilitar los medios de conocer y hallar.á los individuos.

LA mayor parte de los delitos única-mente se cometen por la grande esperanza

CAP. XII. Facilitar los medios de conocery hallar i los individuos ..... 98.

COMENTATUO. . . . . * . . . . . . . 204.

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cuflad de ocultarlo, ó dando á muchas personasun intéres inmediato en prevenirlo. Cuantos in-dividuos haya interesados inmediata y directa-mente en Ja observancia de la ley, otros tantosministros habrá de la policía y de la justicia, quecuidarán de hacerla observar por el bien quede ello les resulta inmediatamente, y de que nose oculte su infraccion para que pueda castigarse.Esta doctrina, fundada sobre la fuerza y el estí-mulo del intres personal, es tan evidente porsí misma que no es necesario probarla. El ejem-plo de M. Palmer prueba una verdad importantí-sima y general en legislacion, y es que los delitosse previenen mas eficazmente por medios indi-rectos que por medios directos: conviene cuantoes posible guiar al hombre ocultándole que se leguía, así cree que obra por si mismo y ni aunpuede pensar en la resistencia; porque nadiepiensa en resistir á lo que hace, porque quierehacerlo: esto seria ponerse en contradiccion con-sigo mismo.

CAPITULO XII.

Facilitar los medios de conocer y hallará los individuos.

LA mayor parte de los delitos única-mente se cometen por la grande esperanza

( 199 )que tienen los delincuentes de no ser Cono-cidos, y así, todo lo que aumenta la faci-lidad de reconocer y hallar a los hombres,aumenta la seguridad general.

Esta es una de las razones por las cua-les hay muy poco que temer de aquellosque tienen un domicilio fijo, una propie-dad, una familia : el peligro viene de losque por su indigencia ó su independenciade todos estos lazos , pueden fácilmentesustraer sus pasos á los ojos de la justicia.

Las tablas de poblacion en que se sientael domicilio, la edad, el sexo, la profe-sion, el matrimonio o el celibato de losindividuos, son los primeros materiales deuna buena pohcia.

Conviene que el magistrado pueda pedircuenta á toda persona sospechosa de susmedios de vivir, y poner en lugar de se-guridad á los que 110 pueden mostrar, nirenta ni industria.

Hay dos cosas que observar sobre esteobjeto: la primera que la policía no debeser minuciosa é inquieta hasta el punto deexponer á los ciudadanos á hallarse cul-pados, 6 ser vejados imponiéndoles re-

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glas difíciles y en gran número. Algunasprecauciones necesarias en ciertas épocasde peligro 6 de turbaciones, no deben pro-longarse en un tiempo tranquilo; como elrégimen de la enfermedad no debe se-guirse en estado de salud. La segunda ob-servacion es, que se debe tener muchocuidado de no chocar con el espiritu, ria-ciona]. Un pueblo no podría tolerar la po-licía de otro. En la capital del Japon to-dos están obligados á llevar su nombre enel vestido; y esta providencia puede pare-cer útil, indiferente ¿ tiránica, segun ladisposicion de las preocupaciones públicas.

Los vestidos característicos tienen i'e-laciori con este objeto; y los que distiii-guen á los sexos son un medio de policíatan suave como saludable. Los que sirvenpara distinguir á los militares, á los mari-neros, á los clérigos, tienen muchos ob-jetos; pero el principal es la subordinacion.Los estudiantes en las universidades iii-glesas tienen un vestido particular, quesolamente les molesta cuando quieren sa-lirse de las reglas prescritas. En las es-cuelas de caridad llevan los estudiantes

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una especie de túnica uniforme, y aununa placa numerada.

Es muy sensible que los nombres pro-pios de los individuos estén sobre un piétan irregular. Estas distinciones inventa-das en la infancia de las sociedades, para loque se necesitaba en irna aldea, llenan muyimperfectamente su objeto en una graniiacion, y hay muchos inconvenientesanejos á esta confusion nominal. El ma-yor de todos es que el indicio que única-mente se funda en un nombre, es vago:la sospecha versa entre una multitud depersonas, y el peligro de la inocencia puedevenir a ser el recurso del delito.

Se podia proceder ti una nomenclaturanueva, de modo que en toda una naciwicada individuo tuviera un nombre propioque ningun otro tendria. En el estado ac-tual de las cosas, las dificultades de lamudanza y sus inconvenientes, serian talvez mayores que sus ventajas; pero seríabueno prevenir este desorden en una co-lonia nueva

(i) H aquí una idea del pian genera). La denornina-

don cntci.i podria contener iaa partes siguienks: 1° Un

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Entre los marinos ingleses es una cos-tumbre bastante general imprimir su nom-bre y apellido en el puño con caracteresbien trazados é indelebles. Hacen esto paraser conocidos en caso de naufragio.

Pero si fuera posible hacer general estapráctica, esto sería un nuevo resorte parala moral, una nueva fuerza para las leyes,una precaucion casi infalible contra unamultitud de delitos, sobre todo, contratoda especie de fraude, en que para quetenga buen éxito se necesita un cierto gradode confianza : ¿ quién sois? ¿ con quiénhablo? La respuesta á esta pregunta im-portante no sería entonces susceptible deprevaricaciones.

Este medio por su energía misma seriafavorable á la libertad personal, permi-tiendo templar algo el rigor de los proce-dimientos. La prision, que solo tiene por

solo apellido, esencial para identificar las razas : 20 TJ

solo nombre de bautismo 6 preuominal: 30 El lugar yla fecha del nacimiento. Esta denominacion compuesta serepetiría entera en todos los asuntos lcgales. El modo doabreviarla para el uso ordinario depende del genio de lalen

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objeto asegurarse de los individuos, podriaser mas rara cuando se les tuviese atadosy sujetos, por decirlo así, con una cadenainvisible.Veo contra esto algunas objecciones

Plausibles en el curso de la revolucionfrancesa, ¿cuantas personas no han debidoúnicamente su salvacion á un disfraz, queuna marca de esta naturaleza hubiera he-cho imposible? La opinion pública en suestado actual opone tambien un estorboinvencible á esta institucion; pero la opi-nion se podria mudar, si se empleara enello mucha paciencia y mucha destreza, ysi se empezára por grandes ejemplos. Sise usára imprimir caracteres en la frentede los grandes, se asociaria á estas señalesuna idea de poder y de honor. Las múge-res en las islas del mar del sur, se sujetaná una operacion dolorosa para seialar ensu piel algunas figuras, á que se atribuyeuna idea de belleza. La marca se hace conuna multitud de puntas que rompen eltegido, y polvos colorantes que se hacenpenetrar á fuerza de fricciones.

(2ot)

COMENTARIO.

Si la pena fuera siempre una consecuencianecesaria del delito, esto es, si el que siente latentacion de delinquir supiera que cediendo áella seria infaliblemente castigado, ci númerode los delitos sería ciertamente muy corto. Loque multiplica los delitos es la esperanza dela impunidad , esperanza fundada las masveces en la de ocultarse, y no ser conocidoni hallado cuando se le busque. Siguese deaquí que todo lo que aumente la facilidad dereconocer y hallar á los individuos, aumentala seguridad pública, disminuyendo el númerode los delitos. El hombre que tiene una propie-dad, una familia, un domicilio fijo, no es detemer: los hombres temibles son aquellos quepor su indigencia, por su aislamiento, por suindependencia, por su vagancia, pueden escon-der sus pasos á la vigilancia de la justicia. Laley pues que obligó en España í los gitanos,ántes vagantes, á fijarse en los pueblos y ejer-cer en ellos un oficio ó industria, fué una leymuy sábia, que previno los continuos robos queconictian estos vagamundos desconocidos, quenada tcnian que perder , y que tan pronto esta-ban en un punto como en otro, á mucha distanciadel primero.

Unas tablas de la pobiacion bien expresivas,y en que se manifiesten los medios de subsistirde cada individuo, son los p'inicros materiales,

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y el instrumento mas necesario de una buenapolicía que no debe ser inquieta, suspicaz y mi-nuciosa, de manera, que haga mas mal en lasprecauciones que torne contra los delitos, queel que harían los delitos mismos. Una policíaque á fuerza de vigilancia no deja al ciudadanoun momento de sosiego ni de seguridad, es unaverdadera calamidad para ci pueblo sujeto áella ¿ de qué libertad, (le qué placer puropodrá gozar el hombre que sabe que todos suspasos son seguidos y contados, que todas susacciones son observadas y las mas veces inter-pretadas siniestramente por las personas que lesigan, y que él no conoce? ¿ cómo puede vivirseagradablemente en una sociedad en que puedesospecharse que en cada ciudadano se oculta ydisfraza un agente secreto de la policía?

Los vestidos característicos de los sexos, y deciertos estados y profesiones, como de los ecle-siásticos, de los militares, de los estudiantesson excelentes medios de policía, y seria muy dedesear que cada ciudadano llevase á lo menosuna serial visible de la clase á que pertencceUn eclesiástico, un militar, un estudiante, porrespeto á su trage, por no ser conocido, y nodesdorar la clase á que pertenece, y merecer ciodio y el desprecio de los individuos que la com-ponen, se abstendrá de muchas acciones á quee entregaria si esperára poder ser confundido

con los hombres de otras clases. Debe pues ge-ucralizarse cuanto sea posible el uso de los

TOMO Y. iS

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imiforines ó vestidos característicos, como unmedio que facilita reconocer y hallar á los indi-viduos.

El proyecto de dar á cada individuo un nom-bre que le sea propio exclusivamente, y que no•pueda confundirse 6 equivocarse con otro, esmuy ingenioso; pero cuando hé meditado sobreél, apenas me ha parecido posible su ejecucion.En un lugar pequeño, tal vez no sería muy dificilcomponer para tal individuo una denominacionque comprehendiese un apellido, un nombresolo, el lugar, ci dia y el ajio de su nacimiento,y hacer conocer á este individuo por su denomi-nacion entera; pero en una capital, en una granpoblacion la cosa parece impracticable; porqueno basta,para facilitar ci conocimiento del indi-viduo, darle una denominacion que no puedaconvenir á otro, sino que es preciso tambien quetodos le conozcan por esta denominacion, y queél mismo se sirva de ella en todos sus actos. Auncuando esta novedad fuese posible en el estadoactual de los pueblos, los inconvenientes de ellaserían probablemente mayores que sus ventajas,como Bentham mismo lo confiesa.

El señalar el nombre de familia y de bautismode cada individuo en un brazo con caracteresindelebles, como lo hacen muchos marineros,no tiene en mi (lictámen otro inconveniente quela resistencia invencible que opondria á estapractica la opinion páblica; pero la opinionpública puede mudarse, no con leyes directas

( 207 )que ningun poder tienen sobre la opinion yaformada, sirio con la educacion y con ejemplosilustres. La emperatriz Catalina 11•a quiso intro-ducir en sus estados la inoculacion de las virue-las, por la cual los rusos mostraban una granderepugoancia; ¿ como llegó á conseguirlo ? Nomandó que los niños se inoculasen, sino que sehizo inocular ella misma.

Puede ser que en la revolucion francesa sesalvasen algunas personas á favor de un disfraz,que la marca de que hablamos hubiera hechoimposible; pero estas personas eran buscadascomo sospechosas de delincuentes, y para juz-garlas segun las leyes observadas en aquellaépoca; y así este hecho, lejos de ser un argu-mento contra esta marca, lo es a favor de ella,pues evita que se salven los delincuentes ó lossospechosos de tales.

CAPITULO XIII.

.durnentar la dificultad de la evasion delos delincuentes.

ESTOS medios dependen mucho de lasdisposiciones geográficas, de las barrerasnaturales ó artificiales. En Rusia, lo rarode la poblacion, la aspereza del clima, ladificultad de las comunicaciones, dn á la

CAP. XIII. Aumentar la dificultad de laevasion de los delincuentes. . 207.

COMENTARIO ,...... ....... 208.

( 207 )que ningun poder tienen sobre la opinion yaformada, sirio con la educacion y con ejemplosilustres. La emperatriz Catalina 11•a quiso intro-ducir en sus estados la inoculacion de las virue-las, por la cual los rusos mostraban una granderepugoancia; ¿ como llegó á conseguirlo ? Nomandó que los niños se inoculasen, sino que sehizo inocular ella misma.

Puede ser que en la revolucion francesa sesalvasen algunas personas á favor de un disfraz,que la marca de que hablamos hubiera hechoimposible; pero estas personas eran buscadascomo sospechosas de delincuentes, y para juz-garlas segun las leyes observadas en aquellaépoca; y así este hecho, lejos de ser un argu-mento contra esta marca, lo es a favor de ella,pues evita que se salven los delincuentes ó lossospechosos de tales.

CAPITULO XIII.

.durnentar la dificultad de la evasion delos delincuentes.

ESTOS medios dependen mucho de lasdisposiciones geográficas, de las barrerasnaturales ó artificiales. En Rusia, lo rarode la poblacion, la aspereza del clima, ladificultad de las comunicaciones, dn á la

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justicia una fuerza de que no se creeríaque fuese capaz en regiones tan vastas. EnPetersburgo y en Riga no se puede obtenerun pasaporte hasta haber anunciado mu-chas veces su partida en la gazeta. Estaprecaucion tomada contra los deudoresfraudulentos, aumenta Ja confianza delcomercio.

Todo lo que aumenta la facilidad de co-municar avisos con prontitud perteneceá este capítulo.

Las seiias son medios muy imperfectos,y muy dudosos : las sebiloetas 6 perfiles ála sombra que se multiplican tan facil-mente y 6. tan poca costa, serían muypreferibles. Se podria hacer uso de ellas,ya con presos, cuya evasion se temiese,ya con soldados cuya desercion se recelase,ya con cualquiera persona sospechosa quehubiera sido denunciada al magistrado, yde que este quisiera asegurarse, sin lle-var el rigor con él hasta la prision.

COMENTARIO.

Dificultando la evasion del delincuente, se ledificulta el uso de un medio (le eludir la peiia

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y así todas las medidas que hagan mas difícil laeasion, harán mas rara la impunidad, y porconsiguiente mas raros los delitos. Estas medidasdependen mucho de la situaciou geográfica delpais : en tina isla es mucho mas fácil prevenir laevasion que en un continente. Por lo ciernas yono [mallo ventaja alguna en el uso de las shiloetad lineas de perfil : estos bosquejos de retratos,se parecen ordinariamente tan poco á los orig.i—naJes, que es ni ticho mas fácil conocer á Liii

milivicino por las seías escritas que de él se den,que por su shiloeta 6 perfil: ¡ cuántas equivoca-ciones perjudiciales á la inocencia se padccerian,si se substituyesen estos retratos irnperfect.ísimoá las señas escritas

CAPITULO XIV.

Dsnuai.iir la incertidumbre de los pro-cedimientos judiciales y de las penas.

No es mi intencion entrar aquí en lavasta materia de de los juicios este seráel objeto no de un capitulo, sino de unaobra á parte: por ahora me limito á dos ¿tres observaciones generales.

Si se ha cometido un delito, la sociedadtiene interés en que el magistrado encar-gado de castigarle sea informado de él, 6

CAP. XIV. Disminuir la incertidumbre delos procedimientos judiciales yde las penas. . . . ..... 209.

COMtNTARIO............. ..218.

(209)

y así todas las medidas que hagan mas difícil laeasion, harán mas rara la impunidad, y porconsiguiente mas raros los delitos. Estas medidasdependen mucho de la situaciou geográfica delpais : en tina isla es mucho mas fácil prevenir laevasion que en un continente. Por lo ciernas yono [mallo ventaja alguna en el uso de las shiloetad lineas de perfil : estos bosquejos de retratos,se parecen ordinariamente tan poco á los orig.i—naJes, que es ni ticho mas fácil conocer á Liii

milivicino por las seías escritas que de él se den,que por su shiloeta 6 perfil: ¡ cuántas equivoca-ciones perjudiciales á la inocencia se padccerian,si se substituyesen estos retratos irnperfect.ísimoá las señas escritas

CAPITULO XIV.

Dsnuai.iir la incertidumbre de los pro-cedimientos judiciales y de las penas.

No es mi intencion entrar aquí en lavasta materia de de los juicios este seráel objeto no de un capitulo, sino de unaobra á parte: por ahora me limito á dos ¿tres observaciones generales.

Si se ha cometido un delito, la sociedadtiene interés en que el magistrado encar-gado de castigarle sea informado de él, 6

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informado de modo que esté autorizadopara imponer la pena. Si se alega que seha cometido un delito, la sociedad tieneinterés en que se ponga en evidencia la ver-dad ¿ la falsedad de esta alegacion. Así lasreglas de la iiiforrnacion y las formas delos juicios deben ser tales, que por unaparte admitan toda informacion verídica,y por otra excluyan toda informacionfalsa, es decir, todo lo que ofreceria masprobabilidad de engañar, que de instruir.

La naturaleza nos ha puesto á la vistaun modélo de sustanciacion. Que se vea loque pasa en el tribunal doméstico, que seexamine la conducta de un padre de fa-milia con sus hijos, con sus criados, conlas personas de que es jefe, y se hallaránallí los rasgos originales de la justicia, queya no se conocen después que han sidodesfigurados por hombres incapaces de dis-cernir la verdad, ¿ interesados en disfra-zarla. Un buen juez no es otra cosa queun buen padre de familia, que trabaja poruna escala mayor: los medios que son maspropios para guiar al padre de familia en laaveriguacion de la verdad, deben ser igual-

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mente buenos para el juez.Este es el primermodelo de substanciacion de que se ha par-tido y que deheria haberse seguido siempre.

Verdad es que se piede sin inconve-niente dar al padre de familia una con-fianza que no debe darse á un juez; porqueeste ultimo no tiene los mismos motivosde afecto, y puede ser pervertido porun interés personal; pero esto solamenteprueba que es menester preservarse dela parcialidad, 6 de la corruptibilidad deljuez con precauciones que no son necesa-rias en el tribunal doméstico, y no que lasformas del juicio y las reglas de las prue-bas deben ser diferentes.

La jurisprudencia inglesa ha recibidolas máximas siguientes.

i° Que nadie puede ser testigo en supropia causa.

20 Que ninguno debe ser admitido áacusarse & si mismo.

30 Que no puede recibirse la atestacionde una persona interesada en la causa.

40 Que nunca deben admitirse vocesvagas.

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JO Que nadie puede ser puesto dosces en juicio por el mismo delito.

No es mi intencion examinar aquí estasreglas de justificacioii á las cuales se puedeaplicar el pnitus toto di-'isos orbe bri-tanos: cuando se trate de la substanciacionen general, será la ocasion de examinarsi la jurisprudencia inglesa superior ciialgunos puntos á la de todas las naciones,debe su superioridad á estas máximas, ó sial contrario son estas la causa principal dela flaqueza en el poder de la justicia, deque vernos resultar en Inglaterra una po-licía tan poco eficaz, y delitos tan fre-cuentes.

Cuanto por ahora tengo que decir, es quetodas las precauciones que no son absolu-tamente necesarias para la proteccion de lainocencia, ofrecen una proteccion peli-grosa al delito. No conozco en materia desubstanciacion una máxima mas arriesgadaque la que pone á la justicia en oposicioncon ella misma; la que establece una es-pecie de incompatibilidad entre sus debé-res: cuando se dice, por ejemplo, que valemas absolver á cien delincuentes, que

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condenar á un solo inocente, se supone undilema que no existe : la seguridad de lainocencia puede ser completa sin favorecerla impunidad del delito; y ni aun puedeser completa sino con esta condicion; por-que todo delincuente que se libra de lapena , amenaza la seguridad pública, yno es ciertamente proteger la inocencia elexponerla á ser la víctima de un nuevodelito. Absolver .á un delincuente, es co-meter por su mano los delitos de que élserá autor.

La dificultad de perseguir los delitos esuna causa de impunidad y de flaqueza enel poder de la justicia. Cuando la ley esclara, cuando se recurre al juez luego quese ha cometido el delito, la furicion deacusador se confunde casi con la de testigo;y cuando el delito se ha cometido á la vistadel juez, solamente son necesarias, pordecirlo así, dos personas en el drama, eljuez y el delincuente. La distancia es laque separa la funcion del testigo de la dejuez ; pero puede suceder que, ¿ no sepuedan juntar todos los testigos del he-cho, 6 que el descubrimiento del delito no

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se haga hasta mucho tiempo después dhaberse cometido, ¿ que el acusado tengaque alegar en si defensa algunos hechosque no pueden verificarse en el instante;todo esto puede ocasionar la necesidad dedilaciones, y las dilaciones dán lugar áincidentes que producen nuevas dilaciones.De este modo se complica el procedimientode la justicia; y para seguir toda esta ca—dena de operaciones sin confusion y sinnegligencia, se debe encargar la accionjudicial a. una persona que la dirija yejerza. De aquí resulta otra funcion, lade acusador: El acusador puede ser, ¿ unode los testigos, ó una persona interesadaen el negocio, 6 un empleado expresa-mente nombrado para este objeto.

Las funciones judiciales han sido fre-cuentemente divididas, de modo, que eljuez que recibe la informacion cuando eldelito es reciente, no tiene el derecho dedecidir, sino que debe remitir el negocioá otro juez que no tendrá lugar de ocu-parse en él hasta que las pruebas estén yamedio borradas. Con el tiempo se han esta-blecido en la mayor parte de las naciones

(2I )

muchas formalidades inútiles, y ha sidonecesario crear empleados para desempefiarestas formalidades.El sistema de substancia-cion se ha complicado de modo que ha venidoá hacerse de ¿1 una ciencia obscura y di-fícil, y el que quiere perseguir un delito,tiene necesidad de ponerse en manos de unprocurador; este mismo procurador nopuede dar un paso sin un letrado de unaclase superior, que le dirige con sus con-sejos, y habla por él.

A estos inconvenientes deben aiadirseotros dos.

ios legisladores sin advertir que seponian en contradicion consigo mismos,han cerrado muchas veces el acceso de lostribunales & los que tenian necesidad deellos, sujetando las diligencias judicialesá los impuestos mas mal entendidos.

2 El publico mira mal á los que seprestan en calidad de acusadores á la eje-c ucion de las leyes, preocupacion estúpiday perniciosa, que los legisladores han te-nido muchas veces la flaqueza de fomen-tar, sin hacer el mas ligero esfuerzo paravencerla.

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¿ Cual es la consecuencia de toda estaacumu1acion de dilaciones y de entorpeci-mientos? Que las leyes no son ejecutadas.Cuando un hombre pudiera dirigirse enprimera instancia al juez y decirle loque ha visto, los gastos cine hubiese podidohacer en este paso serian poca cosa; envez de que está obligado á pasar por ungran número de intermediarios, los gastoscrecen, y ana ¿ esto la $rdida detiempo, los disgustos, la incertidumbredel éxito, es muy de admirar que aun sehallen algunos hombres bastante determi-nados para empeñarse en un proceso se-mejante. Hay muy pocos, y habria ménostodavía, si los que se aventuran en estalotería supieran también como un letradolo que cuesta, y el número de probabili-dades contrarias.

Las dificultades se desvanecen con lasimple institucion de un acusador público,revestido del carácter de magistrado, elcual dirija los procedimientos y se encarguede los gastos. Los informadores que se ha-rian pagar, tendrian solamente un pe-queño salario, y se presentarian cien in-

( 217 )formadores gratúitos por uno que exigierauna paga Cada ley puesta en vigor,inanifestaria sus efectos buenos ¿ malos,y se guardaria el grano bueno arrojandoal fuego la cizafia. Los informadores, ani-mados por un espíritu público y dese-chando toda recompensa pecuniaria, seríatioidos con el respeto y la coufianza que seles deberia, y los delincuentes no podríansustraerse de la pena que han merecido,tratando con los que haii tomado de sucuenta el perseguirlos, 6 para que se desis-tan, ó para mudarlos en favor suyo.

Es verdad que en Inglaterra en todos

(i) u Yo s por experiencia, dice sir John Fieldingu que para una inforinacion prescnada ante mí, por el» motivo de la recompensa, b recibido diez que no tenianu olio motivo que el Lien público. (pág. 412 ) n

El menor gasto de un proceso en un tribunal ordinariode justicia es (le veinte y ocho libras esterlinas, sumaigual poco mas 6 niénos á la subsistencia de una familiacomon en un año; ¿, pues cómo se puede esperar que unhombre se exponga por espíritu publico á un sacrificiotan considerable prescindiendo de las dificulLades de todaespecie? Con un sis Lema procesal semejante, seria un mi-lagro que las leyes tuviesen la eficacia de que serían sus-ceplibleesi so removiesen estos obstácolas. (Aquí solamenLese habla de la Inglaterra. )

TOMO Y. 19

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los casos graves se prohibe al acusadortransigir con el acusado sin un permiso deljuez; pero cuando esta prohibicion fuerauniversal; ¿ qué efecto podria esperarse deella en mi caso cii que las dos partes tieneninterés en eludirla?

COMENTARIO.

Este capitulo se reduce casi todo á descubriry criticar los vicios de la substanciacion del pro-ceso criminal en Inglaterra; vicios de los cualesmuchos se hallan tambien en las legislacionespenales de otros paises; ¿ qué dina Bentham delproceso criminal de Espaiia si le conociese? Casitodas sus formas son contrarias al acusado : nin-guna publicidad en los procedimientos: el acu-sado y los testigos son examinados en secreto porun juez y un escribano, que trabajan de acuerdopor hallar un delincuente en ci hombre quehan empezado á tratar como tal, poniéndolepreso acaso por sospechas ligerísimas: así ad-quiren la reputacion de sagacidad y de buenosprácticos, y su amor propio no queda dsayrado;se fuerza al procesado á acusarse á si mismo,cori-.fesando un delito verdadero d imaginario : yaun, despues de haber dejado de estar cii uso eltormento, se ordenan en ciertas circunstanciaslos que se ¡laman apremios, que son un verda-dero tormento prolongado, y por lo mismo mas

(219)

insoportable con poco niotivo se priva al presade toda comunicacion , que es el mas horriblede lodos los 1 ormentos el acusador goza delprivilegio de la restitucion in integrum en lostérminos legales, y no el acusado, á no ser menorde edad; y al fin despues de haber escrito mu-cho papel, despues de haber hecho pasar á uninfeliz muchos ahos en una prision infecta, ar-gado de hierro, respirando un ayre apestado,durmiendo en tierra, y sin mas alimento que elnecesario para estorbar que la falta de él le libre-de sus penas, un juez solo, á veces ignorante,orgulloso y preocupado, decide ordinariamenteen primera instancia de Ja suerte del acusado.Cuando este es juzgado por un tribunal cole-giado compuesto todo de legistas acostumbradosá ver en cada acusado un delincuente, siemprees un hombre solo ci que forma el proceso que sepresenta al tribuna!, al que un relator lee unesracio de !: Ci acusador habla despues que eldefensor del acusado para que las impresionesque este ha podido hacer en ci espíritu de lojueces, sean debilitadas; y contra ci órden na-tural la respuesta precede á Ja pregunta.

Despues de esto el tribunal, sin haber vislo nuoido álos testigos ni á veces al reo, falla la causa;y cómo la simple inayoria basta para condenar,la suerte diíhiitiva de un acusado, en el caso deempate, depende del hombre solo que le decide.Tal es ci proceso criminal ordinario en Espaif aparece que uo pucile hacerse mas desprecio de

( 220 )la vida del hombre, ni mirar con mas indife-rencia la inocencia ó Ja culpabilidad; y así esraro, rarísimo, que un acusado sea completa-mente abçu cito ; porque si el juez no halla bas-tantes pruebas para condenarle á Ja pena legalcorrespondiente al delito de que es acusado,siempre le quedan recelos, sospechas, y presun-ciones, y esto le basta para condenarle á unapena extraordinaria ó arbitraria. Para esto sonsuficientes las semi-pruebas recibidas por losjurisconsultos prácticos, como si una cosa pu-diera estar medio probada, y medio no probada;como si pudiera ser medio cierta y medio falsa;como si hubiera medias verdades. Lo mas absur-do es, que en los delitos mas atroces, es decir,en los mas inverosímiles, y en los que por con-siguiente se necesitarian pruebas mas convin-centes para creer su existencia, bastan las semi-pruebas para imponer la pena ordinaria ; inatrotioribus, presuntionib us est indulgendum.

Sin embargo, este proceso comparado con elde los tribunales de excepcion, y sobre todo, conel del santo oficio, es un modelo de perfeccion.Prescindiendo de que este tribunal casi nuncajuzga mas que cielitos de mal imaginario, el pre-so no tiene coniunicacion alguna ni aun Con suabocado, como no sea á presencia del tribunal:no conoce al delator, ni á los testigos que handepuesto contra él : ni el acusado ni su defensorven jamas el proceso íutegro, sino una copiamuy incompleta y inutilada : el acusador no

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tiene término sefialado para probar, y puedepedir 'os que le parezca hasta que el acusadomuere en la carcel sin ver el fin de su causa; ypor último absurdo', las sentencias nunca pasanen autoridad de cosa juzgada; lo que quieredecir, que un hombre que por una casualidadmuy rara ha sido absuelto, puede ser otra vezy otras mil juzgado por la misma causa; demodo que las reglas del proceso inquisicionalson precisamente las contradictorias (le las re-glas de Ja justicia y del sentido comun; ¿podránuestra posteridad concebir cómo unos entessensibles , que se llaman racionales, han sufridopor tanto tiempo estas monstruosidades?

El objeto del juicio criminal es hacer conoceral juez el delito y el delincuente para imponerlela pena seúalada por la ley, sin arriesgarse áconfundirlo con el inocente. Todas las formasque no puedan contribuir á este fin, deben pros-cribirse corno inútiles y dilatorias; pero porotra parte no debe desecharse forma alguna quepueda conducir al descubrimiento de la inocen-cia de un acusado; por lo que dice muy bienMontesquieu, que de los dos extremos vale masque el proceso criminal esté algo recargado defórmulas que falto de alguna esencial; porqueen lo i° se arriesga cuando mas que algun delin-cuente quede impune; y en lo ° hay el riesgode castigar á un inocente, y vale mas absolver áun culpado que condenar á un inocente. Ben-Ibam censura esta máxima que ha sido siempre

19

( 222 )tenida pot una de las bases de Lk justicia venaly por un principio protector de la inocenciano conoce, dice, máxima mas arriesgada que laque pone á la justicia en oposicion consigo niis-ma , como si castigar al culpado y proteger iiinocente fueran dos cosas incompatibles : la se-guridad de la inocencia puede ser completa sinflivorecer la impunidad del crirricu. Es muyclaro que toda esta censura no está fundada masque sobre un equívoco; pUrtUI ni la máximacensurada quiere decir, ni algun hombre sensensato ha pensado jamas, que deba absolverse áun delincuente convencido de tal, por n expo-nerse al riesgo de condenar 11 un inocente lamáxima en su sentido natural, y en el que sicin-pre ha sido recibida y aplicada , solo cjuieredecir, que en el caso de dudarse de si un acu-.sado es delincuente ó inocente, vale mas absol-verle que condenarle , por el riesgo que se cor--reria de condenar i un inocente. Mintras lostionibres no tengan reglas mas seguras que lasque ahora tieiicii para frniar sus juicios, sepresentarán muchos casos cii que las pruebassean equivocas, y no escluyau una duda funda-da; y para estos casos se ha hecho la máximaque me parece dictada p0' la humanidad y Liiisticia en favor de la inocencia.

La seguridad (le la inocencia puede ser cOfli-

Ieta , dice Bcnthani , sin favorecer la impuni—dad ' th llania avorecPr la i rnpu

fad l dejarmn ctio u un .icusado d€ tpucn

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e dude L es inocente 6 culpado 110 C€}llClbC'cómo en este caso de duda, que ocurrrc fre-cuentenientc, y no puede dejar de ocurrirpuesta la imperfeccion inevitable de las prueba,puede estar completamente asegurada la mecencia sin exponerse á favorecer la impunidad deldelito; porque suponemos que ci acusado absuel-to puede ser inocente como puede ser d1in-cuente. Es necesario confesar que hasta ahorano se ha hallado el modo de dar ulia seguridadcompleta á la inocencia., sin exponerse al riesgode dejar impune ch delito; para esto era necc.u-rio que hubiese un medio de distinguir infali-blemente y en todos los casos al inocente delculpado. Por no conucerse este medio, han sidocondenados de buena fé tantos inocentes, y sinduda que Bentham no le conoce, pues que nole manifiesta, y ocultarlo, conociéndolo, sería uncrimen horrendo contra la liiiivanidad y lajusticia. Las pruebas judiciales ya tan perfec-cionadas en el jury, podrán aun perfeccionarsemas : no lo dudo; pero los juicios de los hom-bres nunca serán infalibles.

Bentbain reprueba la práctica de que el poderjudicial esté dividido de modo que el juez querecibe la informacion, mintras está reciente eldelito, rio tenga derecho de decidir, y debe re-mitir el negocio á otro juez que soJamvnupodrá ocuparse en d cuando ya las pruebase.hayan casi olvidado, y esten rncdic borrada-,ÍJCIo :la pai.ticiou necearia en ci juicio po1

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j ury; porque es imposible que este (que no eun tribunal permanente) se ocupe en las prime-ras informaciones; fuera de que ni aun en otraforma de juicio, me parece Conveniente que elmismo juez que recibe la inforniacion decida lacausa ; porque habiendo él sido el autor delproceso, habiendo trabajado en la averiguaciondel delito y del delincuente, y habiendo decre-tado la prision del procesado, su amor propiotiene un inte'rcs en hacer ver que no ha traba-jado en vano3 se obstina en hallar un delin-cuente; y si ha puesto preso a un individuo sinrazon, es muy de temer que del mismo modole condene; porque una injuria que se hace im-punemente, parece que d dore cho á hacer otra;y así es que las injurias cine se hacen se perdo-nan mas difícilmente que las que se reciben.Para evitar las dilaciones que nuestro autor creenecesarias en este sistema de substanciacion hayun medio sencilhisimo, que es fijar un términoconveniente en que por regla general deba ter-minarse la primera insi ruccion, que es lo que enel foro español se llama la sumaria.

En Francia existe esta particion del poderjudicialque reprueba Benthani : en España noexiste, y sin embargo los procesos se concluyenen mucho innos tiempo en Francia que en Es-paña es muy raro que un proceso en Franciadure mas qu' cinco 6 seis meses contados desdeL_ pision del reo, á pesar de que tiene que pasardel juez de instruccion al tribunal de primera

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instancia, que declara si el hecho de que se trataes un crimen 6 un delito: despues á un tribunalsuperior para que declare si ha lugar á acusa-cion; y últimamente al jury que se congregacada tres meses, y de este al tribunal supremode casacion; en vez de que en España apenashay un proceso criminal de alguna importanciaque no dure muchos años.

Sin duda que la institucion de un acusadorpúblico es muy favorable á la buena y prontaadministracion de la justicia, y aun necesaria enlas costumbres de nuestros tiempos, que mirancon menosprecio y envilecen á un acusador par-ticular, si no tiene en la causa un intres perso-nal inmediato y directo; y ademas es menesterun zelo muy extraordinario por la justicia, paraexponerse voluntariamente y sin un interés par-ticular, á los sinsabores, á las molestias y á losgastos que ocasiona el seguimiento de una causacriminal, y á veces al resentimiento y á la ven-ganza de las personas conexionadadas con elacusado.

Entre los romanos no era así : el papel deacusador era un papel muy noble, y los ciuda-danos que aspiraban á las magistraturas ordina-riamente procuraban hacerse conocer y ganarnombre y reputacion por la acusacion de algundelincuente insigne : á estas acusaciones debióen gran parte Ciceron el consulado, y ci nombrede primer orador de Roma : pero hoy sin dudaes necesario un magistrado que se encargue de

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)

I"fe,idcr los intc'scs de la sociedad y la eje-cucion de las leyes, persiguiendo á los delin-cuentes, y dirigiendo los pasos de la justicia;pero ci poder de este magistrado seria muy pe-ligroso, y de temer para la inocencia si estuvieraen su mano acusar á quien le pareciese : seriaentónces muy temible que abusase de su auto-ridad por motivos personales ; y ci ciudadanomas inocente ninguna seguridad tendria de noser perseguido y maltrado d nombre de las leyespor el ministro y agente de la vindicta pública.

Para evitar este inconveniente, el acusadorpúblico no podrá acusar d un individuo hastadespues que un tribunal superior haya decla-rado, con conocimiento de causa, haber lugará acusacion, corno se practíca en Francia des-pues del establecimiento del j ury.

El juicio por j ui-y es lo mas perfecto que hapodido basta ahora hallar la razon humana enmateria de substanciacioii criminal. El acusado.i presencia de doce ciudadanos honrados ptchan de juzgarle por las inspiraciones de su con-ciencia, por el convencimiento, de su razon, decualquiera manera que él se forme, y nolas sutilezas de las leyes y por las cabiioiduksy abstracciones metafisicas de sus comentadores:el acusado asistido por el defensor que elige, elcual tiene la mayor libertad y latidud en pro-poner y seguir sus medios de defensa: el acusadoque esta presente á la deposicion de los testigos,que los puede tachar, que los puede demciitir,

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que les puede argüir y rcpIicu atto [)ormismo , cuanto por medio de su abogado, ca ),aPresencia es tambien necesaria : el acusado qisabe pie ha de ser juzgado por ci rcsuIta10 delos debates que él ha presenciado, y que todolo escrito anteriormente no ha de influir en ladecision de su proceso,ni aun debe ser couordode sus jueces : este acusado, digo, se blla cn lasituaCion ivas ventajosa para la inocencia losjurados tienen por regla de su c&mduct.a la rnixi-ma ccnsnrada por Bentha.m, de que vale nias ab-solverá un delincuente, yauu i ciento, qurcc.n(lenar zi un solo inocente , ¿ qué tendrá pues (I0temer Ja inocencia Cola UBOS jueces sentjantes?

Es verdad que algunos acusados delincuentessegun la ley , y que serían condenados ¡.or untribunal de julistas, SWI absueltos por el j urypero ¿quién tiene razort, la ley ó el j ury? Las iiiasveces clj ury que corrige una ley injusta y san-guinaria. Verdad es que el jury solamente debeconocer del hecho pero, ¿ cómo puede estor-barse que esté tambien instruido del derecho ?Corno los jurados son una parte del pueblo querepresentan, siempre estorbarán, aunque se li-miten á juzgar el hecho, que las penas impopu-lares d contrarias á la opinion pública sean eje..-cutadas; y esto instruirá al poder legislativo (lelas leyes que debe reformar, y entóiices po-drá decirse que las leyes son la expresion de lavoluntad general, que son leyes. La instituciondel jury es un bin tan precioso para una na-

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cion, que debe adquirirse á costa de cualquierasacrificio; y la Francia que lo debe á su revo-lucion, poi él solo debe perdonará esta los malesque ha causado. Sin embargo, el jury en Fran-cia aun es muy imperfecto : no es bastante in-dependiente y liberal, porque el gobierno tienedemasiada influencia en el nombramiento de losjurados. Sus atribuciones son demasiado limi-tadas, por las atribuciones demasiado extendi-das de los tribunales de policía correccional : ladeclaracion sobre si hay ó no motivos para poner

un individuo cii estado de acusacion, debcjahacerse por un jury, y no por un tribunal deletrados como se hace; y por último, las fun-ciones del juez de instruccion exigen una granreforma.

El jury está mejor organizado en Inglaterra ,y mejor aun en los Estados Unidos de la Amé-rica Septentrional; pero es de creer que losfranceses que se ocupan ahora en la reforma desu código penal, POCO digno de las luces y delas costumbres de su nacion, darán su primeraaenciOfl al jury, que ciertamente la merece. M.Brenger en su preciosa obra intitulada de lajusticia criminal en Francia, demuestra losdefectos del proceso criminal y sus remedioslos que quieran adquirir una instruccion com-pleta en esta materia importantísima, la lograránestudiando aquel libro.

Cap. XV. Prohibirlos delitos accesorios,para prevenir el delito prin-cipal ............. 229.

COM1NTARI0...., ......... .237.

( 229 )

CAPITULO XV.

Prohibir los delitos accesorios para pre-venir el delito principal.

Los actos que como causa de él tienenconexion con un hecho pernicioso, puedenconsiderarse como unos delitos accesorioscon respecto al delito principal.

Estando bien determinado el delito prin-cipal, se pueden distinguir otros tantos de-litos accesorios, cuantos actos hay quepueden servir ¿ á preparar, ó á manifes-tar el proyecto del delito. Ahora pues,cuantos mas actos preparatorios de estosse distinguen para prohibirlos, tantas masprobabilidades se ganan de prevenir laejecucion misma del delito principal; por-que si no se detiene el delincuente en elprimer paso de su carrera, se le podrá de-tener en el segundo, ¿ en el tercero. Asíes como un legislador prudente y cauto,semejante á un general hábil, vá á reco-nocer todos los puestos exteriores del ene-migo para detenerle en sus empresas;

Tomo Y. 20

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pone en todos los desfiladeros, en todas lasvueltas del camino , una cadena de obrasdiversificadas segun las circunstancias ,pero ligadas entre ellas, de manera que elenemigo encuentre á cada paso con nuevospeIgros nuevos estorbos.

Si consideramos á los legisladores en su.práctica , ninguno ha1larmos que hayatrabajado sis tcniá ticamente sobre esteplan, y nin(1uilo que no le haya seguidoiiasa un cierto punto (1)

Los delitos de caza, por ejemplo, sehan divido en muchos delitos accesorios,segun la naturaleza de la caza, de lasredes, de otros instrumentos necesariospara cogerla, etc. Del inismo modo se haatacado al contrabando prohibiendo mu-chos actos preparatorios. — Los fraudesen las monedas l]an sido combatidos de lamisma manera.

Voy á dar algunos otros ejemplos de lo

(i) En ci código Teresa en cada capitulo de delitos hayt:n capitulo de ¡nditia los indicios se distinguen allí endos clases : in.di/ia ad capiaram ; inditia ad torturam:los que bastan para jutilicar la prision : los que bastan para;siificar el tormento , pr:riica que aun no está abolida en[ ródig Teresa..

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que puede hacerse en este punto de poli-cía. Contra el Izomicidioy otras injuriascorporales. Probibicion de armas pura-mente ofensivas y fáciles de ocultar. Di-cen que en Holanda se fabrica una especiede instrumento hecho en forma de ahuja,que se lanza por medio de un tubo, y cuyaherida es mortal. La fabi'icacion, la venta,la posesion de estos instrumentos podriaprohibirse como actos accesorios y prepa-ratorios del homicidio.

Las pistolas de bolsillo de que en Ingla-terra se sirven los ladrones de caminos¿deben prohibirse? Es muy problemáticala utilidad de semejante prohibicion. Detodos los m&odos de robar, ci que se ha-ce con armas de fuego es el ménos peji-groso para la persona atacada. En un casosemejante la amenaza sola basta ordina-riamente para conseguir .el fin. El ladronque disparára su tiro desde el principio,no solamente haria iun acto de crueldadinútil, sino que tanihien se desarinaria ási mismo, en vez de que conservando eltiro, está siempre en defensa. El que sesirve de un palo 6 de una espada no tiene

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el mismo motivo para abstenerse de pe-gar, y ami el primer golpe que ha dado,es una razon para dar otro, y poner á suvíctima en estado de no poderle perseguir.La prohibicion de vender venenos, exigeque se haga un catálogo de las substanciasvenenosas, y no puede prohibirse absolu-tamente su venta . Solamente se puedearreglar, sujetarla á ciertas precauciones,exigir del vendedor que conozca al com-prador, que torne testigos, que siente laventa en un libro á parte, y aun es nece-sario dejar alguna latitud para algunoscasos imprevistos. Para que fuesen com-pletos estos reglamentos, serían necesariosmuchos pormenores, y las ventajas¿ com-pensarian los embarazos que de esto re-sultarian? Esto depende de las costum-bres, de los hábitos de un pueblo, y si elenvenenamiento es un delito frecuente,convendrá tomar estas precauciones indi-rectas, que hubieran sido muy útiles enla antigua Roma.

Pueden distinguirse los delitos acceso-

(t) Toda medicina sictiva es un veneno,tomada en cierlitidad.

( 233 )nos en cuatro clases: la primera incluyeuna intencion formada de cometer el de-lito principal : estos delitos accesoros secomprehenden todos bajo el nombre gene-ral de tentativas ó preparaciones (').

La segunda no supone que la intenciondel delito está actualmente formada; peropone al individuo en una situacion en quees de temer que conciba el proyecto enadelante. Tal es el juego, tal es la prodi-galidad y la holgazanería cuando se la unela indigencia. La crueldad con los anima-les encamina á la crueldad con los hom-bres, etc.

La tercera no incluye alguna crimina-lidad de intencion actual 6 probable, siriosolamente posible por accidente. Se creandelitos de esta especie cuando se hacen re-glamentos de policía, que tienen por ob-jeto prevenir algunas calamidades , -

(i) Un soldado que en una revista pone una bala en sufusil, y es descubierto ántes de que se mande hacer fuego,esto es lo qne puede mirarse como un zcto preparatorio:Si hubiera tirado sobre una persona ó sobre un mouton depersonas, hubiera sido una tentativa si hubiera muertoalguno, habria cometido el delito llamado homicidio.

( 234 )cuando se prohibe, por ejemplo, la ventade ciertos venenos, - la venta de la pól-vora. - La violacion sola de estos regla-mentos, separada de toda intencion cri-minal, es un delito de esta tercera clase.

La cuarta se compone de delitos presu-midos, esto es, de actos que se considerancomo pruebas de un delito (eidentiwycyfenses) actos nocivos ¿ no nocivos porsi mismos, que producen la presuncioii deun delito cometido. - Por un estatuto in-gles, una cierta conducta en una mger,se castiga como el homicidio; porque sesupone que esta conducta es la prueba se-gura de un infanticidio. - Segun otroestatuto, es delito capital formar una reu-nion de hombres armados y disfrazadosporque se ha supuesto que esto era laprueba de un proyecto formado de cometeralgunos homicidios por proteger el contra-bando contra la justicia. - Por otro esta-tuto tener en su poder algunos efectosrobados, sin dar una razon satisfactoriadel modo con que se han adquirido, es und€lito; porque se ha mirado esta circuns-alicia (OH1O UJII J)I'UCT)a de complicidad

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y en liii, por otro estatuto, ori'ai' lamarcas sobre efectos naufragados, es undelito, porque se ha visto en esto la iii-tencion de robar.

Estos delitos, fundados Cli presuncio-nes, suponen dos cosas i° desconfianzadel sistema judicial ° desconfianza dela prudencia del juez. En Inglaterra hapensado el legislador que el jury, dema-siado propenso á hacer gracia, no vena enestas presunciones una prueba cierta deldelito, y ha hecho del acto mismo queproduce la presuncion, un delito separa-do, un delito independiente de otro cual-quiera. - En los paises en que los tribu-nales gozan de una entera confianza del].egislador, pueden colocarse estos actos enel artículo que les corresponde, y ser con-siderados como presunciones, dejando aljuez sacar de ellos las consecuencias.

Con respecto i los delitos accesorios,es esencial d tres reglas al legislador flormodo de memento.

la En cada delito priiicipal que creadebe extender la pi'oliibicioii í los actospreparatorios, i las simples tentativas -

( 236)bajo una pena ordinariamente menor quela del delito principal. Esta regla es ge-neral, y las excepciones deben fundarse enrazones particulares.

2a Se deben pues colocar bajo la des-cripcion del delito principal, todos los de-litos accesorios, preliminares y concomi-tantes, que son susceptibles de una res-triccion especifica y precisa.

3a En la descripcion de estos delitosaccesorios, se debe cuidar de no molestardemasiado, de no limitar demasiado la li-bertad de los individuos, y de no exponerla inocencia á riesgos por conclusionesprecipitadas. La descripcion de un delitode esta especie sería casi siempre arriesga-da, si no incluyera una cláusula que dejaseal juez la libertad de apreciar el grado depresuncion que debe sacarse de él. En estecaso, crear un delito accesorio ,es casi lamisma cosa, que sugerir al juez el hechode que se trata por via de instruccion ba-jo el carácter de circunstancia indicativa,permitiéndole no sacar de él consecuenciaalguna, si vé una razon especial para mi-rar el indicio corno inconcluyente.

(7)Si la pena de un delito,ernpezado 6 pre-

liminar, fuere igual á la del delito consu-mado, sin conceder nada á la posibilidaddel arrepentimiento, ó de un desistimien-to de prudencia, viéndose el delincuenteexpuesto a la misma pena por la simpletentativa, vena al mismo tiempo quepuede consumarlo sin correr algun riesgomas.

COMENTARIO.

Delitos accesorios se llaman aquellos actos quesin ser delitos, ni nocivos por si mismos, tie-nen conexion como causas, corno instrumentos,ó de otro modo, con otros actos que son noci-vos, y se llaman delitos principales. Prohibirpues estos delitos accesorios, es prevenir los de-litos principales quitando las Causas de ellos, áhaciendo imposible d muy difícil su ejecucion.En esto se funda la prohibicion de vender subs-tancias venenosas, no siendo con ciertas pre-cauciones, y bajo de ciertas reglas: la proliibi-cion de vender y usar ciertas armas ofensivasde una accion pronta y homicida, y fáciles deocultar etc. La venta de los venenos, y la pose—sion de ciertas armas facilitan y preparan elenvenenamiento y el asesinato; y aunque laventa de los venenos y el uso de las armas de

( 238 ):ie.rta especie no sean por sí mismos actos per-niciosos, son causa é instrumentos de otros actosque 10 son.

Con razon pues deben se¡- prohibidos y casti-gados estos actos ; pero nunca deben serlo cona misma pena que ci delito principal; porque

esto en vez de prevenir los delitos, daria motivoi cometerlos, coino lo demuestra Bcntharn alfin de este capitulo, aunque, áuics estableciendotres regias que el legislador debe tener presentesal crear los delitos accesorios, dice que la pro-hibicion del delito principal debe extenderse álos actos preparatorios, á las simples tentativas,bajo la misma pena; pero ordinariaincnte bajopenas nlcnOI'CS que las del delito principal¿ por qué ordinariamente, y no siempre , puesque al hombre que puede optar entre dos deli-tos, uno mayor que otro, siempre debe presen-tarle la ley un motivo para detenerse en elmenor? Y por otra parte : nunca ci acto pre-paratorio , nunca la tentativa riel cielito puedecausar tanto daflo como el delito mismo consu-mado. No digo en esto mas que lo que me haensenado el mismo Bcnthain.

CAPITULO XVI.

Cultura de la benevolencia.

EL principio de la benevolencia es dis-tinto en s mismo del amor de la reputa-

CAP. XVI. Cultura de la benevolencia. . 238.COMENTARIO .. ......

( 238 ):ie.rta especie no sean por sí mismos actos per-niciosos, son causa é instrumentos de otros actosque 10 son.

Con razon pues deben se¡- prohibidos y casti-gados estos actos ; pero nunca deben serlo cona misma pena que ci delito principal; porque

esto en vez de prevenir los delitos, daria motivoi cometerlos, coino lo demuestra Bcntharn alfin de este capitulo, aunque, áuics estableciendotres regias que el legislador debe tener presentesal crear los delitos accesorios, dice que la pro-hibicion del delito principal debe extenderse álos actos preparatorios, á las simples tentativas,bajo la misma pena; pero ordinariaincnte bajopenas nlcnOI'CS que las del delito principal¿ por qué ordinariamente, y no siempre , puesque al hombre que puede optar entre dos deli-tos, uno mayor que otro, siempre debe presen-tarle la ley un motivo para detenerse en elmenor? Y por otra parte : nunca ci acto pre-paratorio , nunca la tentativa riel cielito puedecausar tanto daño como el delito mismo consu-mado. No digo en esto mas que lo que me haensenado el mismo Bcnthain.

CAPITULO XVI.

Cultura de la benevolencia.

EL principio de la benevolencia es dis-tinto en s mismo del amor de la reputa-

(239)cion, y cada uno de ellos puede obrar sinel otro El primero puede ser un senti-miento del instinto, un don de la natura-leza; pero en gran parte es el producto dela cultura, el fruto de la educacion; por-que ¿ dónde se halla mayor medida de be-nevolencia, en los ingleses, ó en los iro-queses, cii la infancia de la sociedad, ó enla madurez de ella? pero si el sentimientode benevolencia es susceptible de aumento,como no puede dudarse, es con la ayuda deaquel otro principio del corazon humano,el amor de la reputacion. Si un moralistaquiere pintar la benevolencia con lasfacciones mas amables, y el egoismo y ladureza de corazon con los colores masodiosos, ¿qué hace para esto? Procurareunir al principio puramente social de labenevolencia, el principio semi-personaly semi-social de la reputacion: procuracombinarlos, darles una misma direccion,y armarlos al uno con el otro. Si el éxitocorona sus esfuerzos, ¿ á cual de los dosprincipios se deberá atribuir el suceso?Ni al uno ni al otro exclusivamente, sinoal concurso reciproco de ambos : al amor

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de la benevolencia como causa inmediata:al amor de la reputacion como causa dis-tante. Un hombre que cede con placer álos dulces acentos del principio social, nosabe ni desea saber que un principio me-nos noble es el que le ha dado el primertono. Tal es la delicadeza melindrosa delmejor elemento de nuestra naturaleza noquiere deber su origen sino a él mismo,y se avergüenza de toda asociacion ex-traña.

II> Aumentar la fuerza de los senti-mientos de la benevolencia: 20 arreglar laaplicacion de ellos poi' el principio de lautilidad: lié aquí los dos objetos del le-gislador.

10 Si quiere inspirar la humanidadlos ciudadanos, es necesario que él mismoles dé el primer ejemplo, y que muestreel mayor respeto, no solamente por lavida de los hombres, sino tambien portodas las circunstancias que influyen ensu sensibilidad. Las leyes sanguinarias tie-nen una tendencia á hacer crueles á loshombres sea por temor, sea por imita~cion, ó sea por venganza; pero las leyes

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dictadas por un espíritu de dulzura, hu-manizan las costumbres de una nacion, yel espíritu del gobierno se halla en el delas familias.

El legislador debe prohibir todo lo quepuede servir de encaminar á la crueldad.Los expectáculos bárbaros de los gladia-dores introducidos en Roma hacia los tl-timos tiempos de la repi'ibiica, contri-buyéron sin duda á dar á los romanosaquella ferocidad que desplegaron en todassus guerras civiles. Un pueblo que se haacostumbrado á despreciar la vida huma-na en sus juegos, ¿la respetará en el furorde las pasiones?

Por la misma razon conviene prohibirtoda espccie de crueldad con los animales,sea por diversion, 6 sea por contentar laglotonería. Los combates de gallos y detoros, la caza de liebres ¿ de zorras, lapesca, y otras diversiones de la mismaespecie, suponen necesariamente, 6 unafalta de reflexion, ¿ un fondo de inhu-manidad, pues que causan ZI unos entessensibles los dolores mas vivos, la muertemas prolongada y mas dolorosa de que se

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puede formar idea. Debe ser permitidomatar á lGs animales; pero no atormen-tarlos. La muerte artificial puede ser m¿-nos dolorosa que la muerte natural, va-liéndose de medios sencillos que merecenla pena de estudiarse, y de ser un objetode la policía; ¿ y por qué la ley babia derehusar su proteccion á ningun ente sen-sible? Vendrá un tiempo en que la huma-nidad extienda su manto sobre todo lo querespira : ya se ha empezado ácompadecerla suerte de los esclavos, y se acabarámejorando la de los animales que sirvenF nuestros trabajos y á nuestras necesi-dades.

Yo no sé si los legisladores chinos alinstituir su ceremonial minucioso han te-nido por objeto cultivar la benevolencia,

solamente mantener la paz y la s ubordi-nacion. La civilidad en la China es unaespecie de culto 6 de ritual, que es elgrande objeto de la educacion y la cienciaprincipal. Los movimientos exteriores deaquel pueblo inmenso, siempre arreglados,siempre prescriptos por la etiqueta, soncasi tan uniformes como los de un regi-

( 243 )miento que hace el ejercicio. lista panto-mima de benevolencia puede carecer derealidad, corno una devocion recargada depequeios ejercicios puede estar separadade la moral. Tanta violencia parece acor-darse mal con el corazon humano , y estasdemostraciones mandadas no imponenobligacion porque no tienen iniriLo.

Hay ciertos principios de antipaUa queestán á veces enlazados en la constitucioiipolítica de los estados, y que es muy di-ficil extirpar. Tales son unas religionesenemigas que excitan i sus partidarios tiaborrecerse y perseguirse: las venganzashereditarias entre familias poderosas la;ciases privilegiadas que forman barrerasirivciicibles entre los ciudadanos : las con-secuencias de aquellas conquistas despue sde las cuales el pueblo conquistador nun-ca ha podido incorporarse y fundirse enel pueblo conquistado : las animosidadesfundadas en injusticias antiguas : los go-biernos facciosos que se elevan por untri-imfo y caen po una derroto. En estedesgraciado estado los corazones se unenmas veces por la necesidad de aborrecer

( 244 )que por la de amar, y es necesario des-cargarlos del temor y de la opresion pararestituirlos á la benevolencia.

Destruir las preocupaciones que hacená los hombres mtuamente enemigos, esuno de los mas grandes servicios que pue-den hacerse a la moral.

El viage de Mungo-Park en Africa, harepresentado á los negros bajo el aspectomas interesante: su sencillez,la fuerza desus afectos domésticos, la pintura de suscostumbres inocentes, han aumentado elinterés público en favor de ellos.

Los escritores satíricos enflaquecen estesentimiento: el que haya leido á Voltaire,¿ se sentirá bien dispuesto en favor de losjudíos? Si hubiera tenido mas benevolen-cia con ellos, al exponer el envilecimientoen que se les tiene, hubiera explicadolos rasgos ménos favorables de su carác-ter, y mostrado el remedio al lado delmal.

El mayor golpe que se ha dado á la be-nevolencia ha venido de las religiones ex-clusivas, de las que tienen ritos incornu-nicahles,de las que inspiran la intolerancia,

245 )y representan i los incrédulos como in-fieles y corno enemigos ¿Fe Dios.

En Inglaterra se conoce mejor que enotras partes el arte de excitar la benevo-lencia por la publicidad que se la d; ¿sequiere emprender una fuiidacion, unaobra de caridad que exige la concurrenciade muchas personas? Al instante se for-ma una junta de los bienhechores mas ac-tivos y mas distinguidos: el valor de lascontribuciones se anuncia en los pápelespúblicos : los nombres de los subscriptoresse publican en ellos diariamente; esta pu-blicidad corresponde i muchos fines: suobjeto inmediato es asegurar la entrada yel empleo de los fondos, y al mismo tiem-po es un cebo para la vanidad de que seaprovecha la benevolencia.

En los establecimientos de caridad todoslos subscriptores anuales son nombradosadministradores: la autoridad que ejercen,el pequeño estado que forman, les intere-san en su gestion: el hombre se complaceen el bien que hace y en gozar del poderque él confiere; y acercando á los bienhe-chores a fa clase de los infelices,y pomen-

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dolos á \rista de ellos, se fortifica la bene-voleucia, que se resfria por la disiancia delobjeto, y se aviva por su presencia.

Hay cii Londres mas de estas asociacio-nes de beneficeacia,que conventos 1iabaen Paris.

Muchos de estos establecimientos de C.F-

ridad tienen obje Los particulares, los ciegos,los 1iuérfaios,los estropeados, las viuclasJomarineros, los hijos de celes i.sticos, etc.Todo hombre se compadece mas de una es-pecie de miseria que de otra, y Sr, simpa-ta viene siempre de alguna circunstanciapersonal. Hay pues mucho arte en diver-sificar estos establecimientos, y separar-los en muchas ramas para aplicarles todaslas especies de sensibilidad, y no perderalguna.

Es extraño que no se haya sacado maspartido de la disposicion de las múgeres,en las cuales es mas fuerte que en los hom-bres el sentimiento de la compasion. EnFrancia habia dos instituciones bien adap-tadas á este fin: las hermanas de la cari-dad que se consagraban al servicio de losho:pitales; y la seriedad de la caridad

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materna en Paris formada de setioras quevisitaban á las múgeres pobres en sus pre-ñados, y cuidaban de la primera edad dela infancia (').

O Los sentiiinjenLos de beiieyu1eiciaestán expuestos á apartarse del principiode la utilidad general, y no se puede con-seguir arreglarlos sino por medio de lainstrucc:ion : no se manda, no se fuerzase persuade, se instruye, se enseña poco-t poco d los hombres á distinguir los di-ferentes grados de utilidad, á proporcionarsu benevolencia á la extension de su ob-jeto. El modelo mas hermoso de esto sevé trazado en aquel dicho de Fenelon,que pinta su corazon; « yo prefiero mi• familia á mi, mi ptria í mi familia, el• género humano á mi pátria.

El gobierno se aplicará pues á dirigiren la enseñanza pública los afectos de losciudadanos hacia este objeto, á reprimirlos extravios de la benevolencia, a hacer-les ver su propio interés en el interés ge-ie'a1. Se 1iari que se avergiieuceu (le

i ) Au;' bu de ácr cL uLiniu ocin

( 248 )aquel espiritu de familia, y aquel espíritude cuerpo que milita contrá el amor dela pátria, de aquel amor injusto de la pá-tria que se convierte en odio contra lasotras naciones se les disuadirá de po-nerse por una compasion mal entendidaen el partido de los desertores, de loscontrabandistas, y de otros delincuentesque pecan contra el estado: se le desen-gañará de la falsa idea de que es humani-dad favorecer la evasion de un delincuen-te, procurar Ja impunidad del delito,fomentarla mendicidad en perjuicio de laindustria; se aplicará en fin á dar á to-dos los sentimientos la propension masútil al todo, mostrándoles la pequeíiez yel peligro de los caprichos, de las anti-patias, de aquellos afectos momentáneos,que inclinan la balanza contra la utilidadgeneral y los interses permanentes.

Cuanto mas se instruye el hombretanto mas contrae un espíritu de bene-volencia general; porque vé que los iiite-réses de los hombres, se tocan por maspuntos que se repelen. En el comercio lospueblos ignorantes se haim tratado como

( 249 )rivales que no podian elevarse sino so-bre las ruinas los unos de los otros. Laobra de Adam Smith es un tratado de be-nevolencia universal; porque hace -verque el comercio es igualmente ventajosopara todas las naciones; que cada una seaprovecha de él á su modo, en proporcionde sus medios naturales; yque los pueblosson asociados, y no rivales en la grandeempresa social.

COMENTARIO.

Cuanto mas benéficos sean los hombres , tantomas ódio tendrán al delito que causa un mal ; yasí aumentar Ja beneficencia es un medio deprevenir los delitos; medio que será mas eficaz,si, á la benevolencia, que puede ser, un senti-miento de instinto, un don puro de la natura-leza, se une el amor de la reputacion. Hacerpues que un hombre gane consideracion y res-peto ejerciendo actos benéficos, es fomentar labeneficencia; y poi esto conviene que se dé lamayor publicidad á los actos de benevolencia,y á los nombres de sus autores, imitando en estepunto lo que se hace en Inglaterra. ¿ Cuántobien no causan en aquel pueblo aquellas subs-cripciones de que continuamenit- nos hablan

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sus gacetas ? Aumentar pues la fuerza de lossentimientos de beneficencia, y arreglar la apli-cacion de ellos por el principio de la utilidadSon en este punto los (los objetos que debe pro-ponerse el legislador.

Conseguirá en parte el primero dando el ejem-plo, y prohibiendo todos los espccicuos quePueden conducir á la crueldad, como las penassanguinarias, los combates de toros y (le gallos.No 1}UedC igualmente prohibirse la caza porquesegun en otra parte nos ha dicho Bentham, eslicito exterminar á los animales nocivos , comolos lobos y los zorros, y matar á los que nossirven de aumento, como las perdices y las lic-bres, y sin la caza ni uno ni otro se lograria ,porque la zorra y la liebre no vendrian á pre-Scfltarsc por si Iflislilas al cuchillo si no se per-siguiera y matLra por medio de la caza á losanimales nocivos , se multiplicarian (le modoque extcrminarian á los animales Utiles, y aunharían inhabit ales para ci hombre ciertos paises.Sin embargo, dbe;ia prohibirse cierta cazademasiado sanguinaria, corno cualquiera actode crueldad gratuita contra les animales; yseria bueno con efecto que la ley extendicra sU

proteccion á todos los sres sensibles.Extinguir los principios de antipatía contra-

rios á los principios de benevolencia, contri-buirá tambien mucho á aumentar la fuerza deesta y á extenderla: y es asimismo muy conve-niente variar cuanto se pueda los estahleci-

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fluentes de beneficencia para que cada uno puedahacer ci bien d su modo y segun su inclinacionparticular : unos se compadecen de los lOCOS,otros de los niños espósitos, otros de los presos,otros de los viejos, otros de los enfermos, etc.

El 2.° objeto del legislador, hemos dicho quedebe ser arreglar la aplicacion de los sentimien-tos de beneficencia por ci principio de la uti-lidad general, es decir, dirigirlos hacia objetosverdaderamente útiles ; pero esto no se consiguecon leyes, sino por medio de la educacion. Quése enseñe á los hombres desde sa infancia enlas escuelas y cii los templos, que el objeto deJa verdadera beneficencia es la utilidad general,que las 1indaciones llamadas piadosas , que fo-mcntaii la iinendicdad y la holgazanería, ha-ciendo que el hombre aplicado é industriosotrabaje para el perezoso, son verdaderamentefundaciones impías y un mal para la sociedad:que salvar á un delincuente, ocultando la ver-dad por favorecerle, ó protegiendo su evasion,es hacerse cómplice de él, y enemigo de losdemas hombres en vez de ser un acto de bene-ficencia: que el ponderado amor de la pztria,si es exclusivo y se convierte en odio contra lasdcmas naciones, está muy lejos de ser un sen-timiento virtuoso; y cii fin, que la beneficenciabien entendida se extiende d todos los hombres,y no se ciñe á los individuos de una corporacionde una fanij]ia 6 de un estado.

C&p. XVII. Uso del mdvii del honor ,d seade la sancion popular. . . . 252.

c0MENTAIUo ............ .257.

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CAPITULO XVII.

Uso del móvil del honor., ó sea de lasancion popular.

AUMENTAR la fuerza de este poder yarreglar su aplicaci.on, son dos objetos quedebe proponerse el legislador.

La fuerza de la opiriion pública es enrazon combinada de su extension y de suinteusidad: la extension se mide por elnúmero de los votos: la intensidad por elgrado de reprobacion 6 de aprobacion.

Hay muchos medios para aumentar enextension ci poder de la opinion: los prin-cipales son la libertad de la imprenta, yla publicidad de todos los actos que inte-resan á la riacion: - publicidad de lostribunales: - publicidad de las cuentas:

publicidad de las consultas de estadoque no exigen secreto por alguna razonparticular. El público ilustrado, deposita-rio de las leyes y de los archivos del ho-nor, adrnijiistrador de la saucion moral,

( 253 )forma un tribunal supremo que decidesobre todas las causas y sobre todas laspersonase La publicidad de los negociospone á este tribunal en estado de reunirlas pruebas y de juzgar, y por la libertadde la imprenta pronuncia y hace ejecutarsu sentencia.

Para aumentar el poder de la opinionen intensidad hay así mismo una diversi-dad de medios, ya de penas que tengana1un carácter de ignominia, ya de recom-pensas que tengan por objeto principal dar-mas honor á los que las logran.

Hay un arte secreto de gobernar laopiiii.on, sin que ella perciba, por decirloasi, el modo con que se la gobierna: vedaquí cómo. Disponed las cosas de modoque para llegar al acto que os proponeisestorbar, sea absolutamente preciso pasarpor otro, ya condenado por las ¡locionespopulares.

Si se trata, por ejemplo, de hacer pa-gar un impuesto, se puede exigir, segunel caso del contribuyente, un juramento6 una certification de haberlo pagado.

P.reslar un juramento falso, fabricarTomo si.

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una certi licacion falsa, son delitos que ciPublico está preparado de antemano ámarcar con el sello del oprobio,cualquieraque sea la ocasion de ello. He aquí un me-dio seguro de hacer infamante un delito,que no lo seria sin este accesorio

A veces una simple mudanza en elnombre de los objetos bastará para mudarlos sentimientos de los iiornbi'es. Los Ro-

(s) Yo no s si ha sido alguna vez impresa la anécdotaiuiente, que h sabido por un buen conducto.

En el rynado de Carlos in hubo en Madrid un tumultoocasionado par la prohibicion de usar sombreros redondos.Sin embargo, esta prohibicion no fué un puro capricho;porque eslos sombreros de grandes alas echadas á la caraservian con la capa para encubrir completamente á unhombre, y bajo de este abrigo, un ladron y un asesinodaban su golpe y no podian ser conocidos. La prohibicionera pues conveniente 1 pero no estaba preparada chocabacon un uso general, y pareció un atentado contra la liber-tad. El pueblo se reunió cerca del palacio ; la guardiaquiso rechazarle, y con esto el tumulto Ss hizo mas vio-lento, y hubo sangre derramada la corle intimidada salióde Madrid, y el ministro se vi precisado 4 ceder. Pocotiempo depues de este triunfo (le los sombreros gachosentró en el ministerio el Conde de Aranda, y mandó queprecisamente los usasen los verdugos en todas las ciudadesdo Espaa. — En quinre dias desapareciéron lodos lossombreros gachos, y esto es un ejemplo do lo que puedeuna buena ley indirecta.

( 255 )manos aborrecian el nombre de rey, y to-1eriron los de dictador y emperador.Cromwel no hubiera conseguido sentarseen el trono de Inglaterra, y tuvo con eltftulo de protector una autoridad masilimitada que la de los reyes. Pedro iabdicó el titulo de déspota para si nns-mo,y ordenó que los esclavos de los se-ioresno se llamasen sino súbditos

.Si el pueblo fuese filósofo, este medionada vaidria; pero en este punto los filó-sofos mismos son pueblo; ¡ cuánto engañohay en las palabras de libertad y de igual-dad! ¡ Qué contradicciones en aquel lujoque todo el mundo condena, y en aquellaprosperidad de los estados que todo elmundo admira!

El legislador debe cuidar mucho de nodar armas á la opinion pública en los ca-sos en que es contraria al principio de lautilidad. Por esto debe borrar de las leyestodos los vestigios de los supuestos delitosde herega y de sortilégio, para no dar unfundamento legal á ideas supersticiosas.Si no se atreve á chocar de frente con un

( 256 )error muy general, no debe á lo muosprestarle una nueva sancion.

Es muy dificil emplear el móvil delhonor para lograr que los ciudadanos sir-van á las leyes contra los delincuentes.Las recompensas pecuniarias concedidas álos delatores no han conseguido su objetosporque el motivo de la ganancia ha sidocombatido por el de la deshonra: la leyha perdido mas fuerza que ha ganado,ofreciendo un cebo reprobado por la opi-nion, porque todos temen que se sospecheque obran por un motivo vil; la recom-pensa mal escogida, repele en vez deatraer, y quita á la ley mas protectoresgratuitos, que le procura servidores mer-cenarios.

El medio mas poderoso para hacer unarevolucion importante en la opinion pú-blica es impresionar el espíritu del pue-blo con algun grande ejemplo. Así Pedroel Grande, pasando lentamente por todoslos grados del ejército, enseñó i la noble-za a llevar el yugo de la subo rdinacionmilitar; y así tambien Catalina ii venció

( 257 )la preocupacion popular contra la iflocLi-

laciori de las viruelas, no ensayándola endelincuentes como habia hecho la reynaAria, sino sujetándose ella misma á estaope racion.

COMENTARIO.

Cuando en el capítulo anterior hemos habladode la beneficencia, hemos dicho que el legisla-dor se debia proponer sobre ella dos objetos,aumentar la fuerza de este sentimiento, y arre-glar la aplicacion de di por el principio de lautilidad. Del mismo modo en el móvil del ho-nor debe proponerse los mismos dos objetos,aumentar la fuerza de este poder y arreglar suaplicacion ; 6 lo que es lo mismo, hacer que laopinion sea justa, es decir, que iiu repruebe losactos dignos de aprobacion por la utilidad quede ellos resulta, y no apruebe actos dignos dereprobacion por el mal que causan. El mediomas general, mas sencillo y mas, eficaz de con-seguir estos dos objetos, es la publicidad de lasoperaciones del gobierno: á excepcion Je aquel-las que por su naturaleza deben ser reservadasy secretas : añadiendo á él la libertad de laimprenta en todas las materias; conocidos losactos del gobierno, y debatidos libremente, eltribunal de Ja opinion pública se pone en estadode pronunciar sobre ellos una sentencia justa.E1 legislador podrá hasta cierto punto gobernar

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( 258 )la opinioli pública por los medios. que indic&Bentham

; pero nada mas difícil que mudar una

opinion ya formada, sobre todo si es bastanteantigua : esto nunca puede ser obra de leyesdirectas, sino del tiempo, de la educacion, ysobre todo de los grandes ejemplos.

CAPITULO XVIII.

Uso del móvil de ¿a religion.

LA cultura de la reigion tiene dos ob-jetos: aumentar la fuerza de esta sancion,- dar á esta fuerza una direccion conve-niente. Si esta direccion es mala, es evi-dente que cuanta menos fuerza tiene lasancioii, menos mal hace. En materia puesde religion, lo primero que debe exami-narse es su direccion; la averiguacion delos medios propios para aumentar su fuer-za no es mas que un objeto secundario.

Su direccion debe ser conforme al plande la utilidad. Como sancion está com-puesta de penas y de recompensas: suspenas deben estar aplicadas á los actos queson nocivos á la sociedad, y á estos actos5o1amente y sus recompensas deben ser

CAP. XVIII. Uso del móvil de la religión . 258.COME-STAMO

(58)la opinioli pública por los medios. que indic&Bentham ; pero nada mas difícil que mudar unaopinion ya formada, sobre todo si es bastanteantigua esto nunca puede ser obra de leyesdirectas, sino del tiempo, de la educacion, ysobre todo de los grandes ejemplos.

CAPITULO XVIII.

Uso del móvil de la religion..

LA cultura de la reigion tiene dos ob-jetos: aumentar la fuerza de esta sancion,- dar á esta fuerza una direccion conve-niente. Si esta direccion es mala, es evi-dente que cüanta menos fuerza tiene lasancion, ménos mal hace. En materia puesde religion, lo primero que debe exami-narse es su direccion; la averiguacion delos medios propios para aumentar su fuer-za no es mas que un objeto secundario.

Su direccion debe ser conforme al plande la utilidad. Como sancion está com-puesta de penas y de recompensas: suspenas deben estar aplicadas á los actos queson nocivos á la sociedad, y á estos actos5olamcnte y sus recompensas deben ser

(259)prometidas á los actos que tienen una ten-dencia útil á la sociedad, y no á otros,Este es el dogma fundamental.

El solo medio de juzgar de su direccion,es considerarla iinicamente con respectoal bien de la sociedad política. Fuera deesto, todo es indiferente; y todo lo quees indiferente cii creencia religiosa,, estáexpuesto llegar .á' ser pernicioso.

Pero todo artículo de fé es necesaria-mente perjudicial luego que el legisladorpara favorecer la adopcion de él, se sirvede motivos coercitivos, de motivos pena-les. Puede considerarse que las personasen que quiere influir forman tres ciaseslas que son ya de la misma opinion queel legislador, - los que desechan estaopinion, - los que ui la adoptan ni ladesechan.

Para los conformistas no es necesaria laley coercitiva, para los no conformistases inútil por la suposicion misma, y 110

puede conseguir su objeto.Cuando un hombre ha formado su opi-

nion, ¿pueden las penas hacérsela mudar?La cuestion sola parece una injuria á la

( 260 )

sana razon. Las penas produciriaii masbien los efectos contrarios, servirían masá confirmarle en su opinion, que á hacer-le ceder; en parte porque servirse de lafuerza, es confesar tácitamente que secarece de razones; y en parte, porque elrecurrir á estos medios violentos produceuna aversion contra las opiniones que sequieren sostener de este modo. Lo masque puede conseguirse con las penas, esobligar, no á creer, sino á decir que secree.

Los que por conviccion ó por honor re-sisten i esta declaracion, sufren el malde la pena, la persecucion; porque lo quese llama perseduc ion es un mal que no escompensado con ventaja alguna; un malabsolutamente perdida y administrado porla mano del magistrado, es precisamenteel mismo en naturaleza; pero mucho masfuerte en grado, que silo fuera por la ma-no de un malhechor ordinario.

Los que mnos fuertes y menos gene-rosos se libran por una declaracion falsa,ceden á las amenazas y al peligro inme-diato que les estrecha 1 pero evitada esta

( 261 )

pena del momento, se convierte para ellosen penas de conciencia, si son escrupulo-sos, y en penas de desprecio de parte dela sociedad que acusa de bajeza estas re-tractaciones hipócritas: ¿qué sucede eneste estado de cosas? Una parte de los ciu-dadanos debe acostumbrarse á despreciarel sufragio de la otra, para vivir en pazconsigo mismo.

Los hombres se ejercitan en hacer dis-tinciones sutiles entre las falsedades ino-centes y las falsedades criminales : seestablecen mentiras privilegiadas porquesirven de salvaguardia contra la tirania,y se introducen juramentos falsos de cos-tumbre, firmas falsas consideradas comosimples fórmulas; pero en medio de estassutilezas se altera el respeto a la verdad,se confunden los limites del bien y delmal, y una serie de falsedades ménos per-donables se introducen i favor de la pri-mera : el tribunal de la opinion se divide:los jueces que le componen ya no siguenla misma ley: no saben con claridad quégrado de disimulacion deben condenar, yqué otro deben excusar: los votos se dis-

(22)

1e1'san y se contrarían, y la sanciou in-ral, no teniendo ya un regulador unifor-me se debilita y se deprava. Así ellegislador que exige profesiones de fé, sehace el corruptor de la nacion, y sacrificala virtud á la religion, cuando la religionmisma no es buena sino en cuanto es au-xiliar de la virtud.

La tercera clase que hay que examinar-es la de las personas, que cuando se esta-blece la ley penal, no tienen aun formadaopitiion alguna en pro o en contra. Conrespecto á estas, es probable que la leypuede influir sobre la formacion de suopinion; porque viendo los peligros poruna parte, y la seguridad por otra, es na-tural que miren los argumentos de unaopinion condenada con un grado de temory de aversion que no tendrán por los ar-gurientos de la opinion. favorecida. Losargumentos que se desean tener por ver-daderos hacen ixiia impresion mas viva,que los que se desea que sean falsos; y poreste medio un hombre llega á creer, ó pormejor decir, á no desechar, á no descreeruna proposicion que no habria adoptadc

(263)si se hubieran dejado libres sus inclina-ciones. Aunque en este ultimo caso el malno es tan grande como en los dos prime-ros, no por eso deja de ser un mal. Puedesuceder, pero no siempre sucede, que elJuicio ceda enteramente i los deseos, yaun cuando esto sucede, es decir, cuandola persuasion es tan fuerte corno puedeser, si el temor entra por algo en los mo-tivos de esta persuasion, nunca el espírituestá perfectamente tranquilo. Lo que secree un dia, puede no creerse al dia si-guiente. Una verdad clara de moral novacila; pero la opinion de un dogma esmas ó menos vacilante; y de aquí vienela inquietud contra los que la atacan. Seteme el eximen y la discusion, porque nose está situado en un terreno sólido. Nadadebe removerse en un edificio que no estábien firme. El entendimiento se enflaque-ce: el alma busca un completo descansoen una credulidad ciega abraza todos loserrores gue tienen alguna afinidad con elsuyo: terne explicarse claramente sobrelo posible y lo imposible, y quisiera con-fundir todos sus límites: ama lo que aH-

( 264 )menta al sofisma, todo lo que sujeta lainteligencia humana, todo lo que le per-suade que no se puede razonar con unaentera seguridad. Adquiere una disposi-cion, una desgraciada destreza á desecharla evideiicia, á dar fuerza á semi-prue-bas, á escuchar solamente á una de laspartes, y á sutilizar contra la razon; enuna palabra, en este sistema es precisoponerse una venda en 'los ojos para que noles hiera el resplandor de la luz

Así todo medio penal de que se haga USOpara aumentar la fuerza religiosa, obracomo medio indirecto contra aquella parteesencial de las costumbres, que consiste enel respeto la verdad y á la opinion pú-blica. Todos los amigos juiciosos de la re-ligion piensan hoy del mismo modo;muy pocos estados hay que hayan obrad)segun este principio. Las persecucioneshan dejado de ser violentas; pero existenpersecuciones sordas, penas civiles, inca-pacidades políticas, leyes amenazadoras,una tolerancia precaria, situacion bumil-llante para ciertas clases de hombres quedeben imicamente su tranquilidad á una

( 265 )indulgencia tácita, y á un perdon conti-nuo.

Para formarse ideas claras sobre la uti-lidad que el legislador puede hallar enaumentar la fuerza de la sancion religiosa,conviene distinguir tres casos: i° ci casoen que ella le está enteramente su.bordi-iiada: 20 el caso en que otras personasparten con él esta influencia: 30 el casoen que ella depende de una persona ex-trangera. En este último caso la soberaníaestá realmetite dividida entre dos magis-trados: el espiritual,como se dice comun-mente, y el temporal: el temporal estaráen un peligro continuo de que el espiritualle arranque ó conteste su autoridad, ycuanto hiciera para aumentar la sancionreligiosa, contrihuiria á la diminucion desu propio poder. En cuanto á los efectosque resultan de un estado corno este delucha, se halla el cuadro de ellos en lahistoria. El magistrado temporal mandaal súbdito tal ó tal accion: el magistradoespiritual se la prohibe: si la hace le cas-tiga el uno; si no la hace, le castiga elotro. Los pueblos infelices no tienen mas

TOMO Y.

( 266 )que una alternativa proscriptos 6 conde-nados, están puestos entre el miedo de laespada civil, y el miedo del fuego eterno.

En los paises protestantes el clero eseseiicialmeirte subordinado al poder polí-tico : los dogmas no dependen del prínci-pe; pero dependen de él los que interpre-tan los dogmas, y el derecho de interpretarlos dogmas es lo mismo, con poca diferen-cia, que el derecho de hacerlos. Así es queen los paises protestantes, la religion semodela mas fácilmente sobre el plan de lautilidad política. Los sacerdotes casadosson mas ciudadanos: no forman entre el-los una falanje que pueda hacerse temible,y no tienen el poder del confesionario y dela absolucion.

Pero si se consideran únicamente loshechos, así en los paises católicos comoen los paises protestantes, es necesarioconfesar que la religion ha hecho un pipelmuy grande en las desgracias de los pue-blos, y parece que mas veces ha sido laenemiga que el instrumento del gobiernocivil. La sancion moral nunca ha tenidomas fuerza que cuando ha estado de acuer

(267 )do con la utilidad; pero por desgracia pa-rece que la sanciori religiosa nunca ha te-nido mas fuerza que cuando su direccionha sido mas contraria á la utilidad. La ine-ficacia de la religion, como aplicada á pro-mover el bien político, es la materia eternade las declamaciones de aquellos mismosque tienen mas interés en ponderar losbuenos efectos de ella. Poco poderosa parahacer el bien, siempre lo ha sido muchopara hacer el mal. La sancion moral es laque anima i los Codros, los Regulos, losRoussels, los Álgernon Sidneys; la sancionreligiosa es la que hace de Felipe u elazote de los paises bajos, de María el deInglaterra, y de Carlos ix el verdugo dela Francia.

La solucion vulgar de esta dificultadconsiste en atribuir todo el bien á la reli-gion, y todo el mal á la supersticion; peloesta distincion en este sentido, es pura-mente verbal. La cosa misma no se muda,porque un hombre se sirva de la palabrareligion para caracterizarla en un caso ,de la de supersticion para caracterizarla enotro. El motivo que obra en el alma, es

( 268 )precisamente el mismo en ambos casos:siempre es el miedo de un mal y la espe-ranza de un bien de la parte de un sromnipotente de que los hombres se for-man diversas ideas. Así es que hablan-do de la conducta del mismo hombre, enla misma ocasion, unos atribuyen á lareligion lo que otros atribuyen á la su-persticion.

/ Otra obse.rvacion tan trivial corno laprimera, y tan débil como trivial, es queno se debe argüir contra el uso de una co-

vsa, con el abuso; y que los mejores ins-trumentos son los que hacen mas mal,cuando se hace mal uso de ellos. Es muyfácil descubrir la futilidad de este argu-mento. Los buenos efectos de una cosa sonlo qne se llama el uso; los malos son loque se llama el abuso. Decir pues que nodebe argüirse con el abuso contra el uso,es lo mismo que decir que para hacer unjusto aprecio de la tendencia de una causa,solamente debe atenderse al bien, sin con-siderar el mal. Los instrumentos delbien, mal empleados, pueden ser muchasveces instrumentos del mal es verdad;

( 269 )pero el principal carácter de la perfeccioiide un instrumento, es el no estar expues-to á ser mal empleado. Los ingredientesmas eficaces cii medicina pueden conver-tirse en veneno: convengo en ello; perolos que son arriesgados nunca son tan bue-nos en el todo, como lo serian los que hi-ciesen el mismo servicio, si los hubieratales, sin estar sujetos á. los mismos in-convenientes. El mercurio y el opio sonmuy útiles; pero mas útiles son aun elpan y el agua.

Hé hablado sin rodeos, y con una ente-ra libertad. En otra parte me lié explicadosobre la utilidad de la religion; pero nodejaré de notar aquí que ella ha tornadoen nuestros dias una tendencia saludableá desprenderse de algunos dogmas fútilesy perniciosos, y á unirse con la sana mo-ral y la sana política.

Al contrario la irreligion (me repugnapronunciar la palabra ateismo ) se hamostrado en nuestros dias bajo las formasnias feas de lo absurdo, de la inmoralidady de la persec.ucion. Esta experiencia has.-fa para demostrar todos los hombres de

23

(7o)razon, en qu sentido deben dirigir susesfuerzos; pero si el gobierno quisieraobrar muy al descubierto para favoreceresta direccion saludable, no conseguiriasu fin. La libertad del exámen es la queha corregido los errores (le los siglos deignorancia, y ha dirigido la re]igion á suverdadero objeto, y ha misma libertad delexámen, será la que acabe de purificarlay de conciliarla con la utilidad pública.

No es este lugar de examinar todos losservicios que la religion puede hacer, yacomo consuelo en los males inseparablesde la humanidad, ya como ensefíanza mo-ral, mas adaptada á la clase mas numerosade la sociedad, y ya en fin, como mediode excitar la beneficencia y de obteneractos útiles al público, que no se logra-riari acaso por motivos puramente huma-nos (1)

(t) Pero es necesario tener cuidado de no fomenlar elespfritu de fundaciones y ¿e limosnas, espíritu que resultademasiado de las nociones del cristianismo vulgar. Estasinstituciones mas multiplican los pobres que los socorrenLos conventos de [railes y sus tlistribueiones diarias sonlui que en España y en Julia croan una clase numerosa

(271)

El principal uso de la religion en la le-gislacion civil y penal, es dar un nuevogrado de fuerza al juramento, una basemas á la confianza recíproca de los hom-bres.

El juramento comprende dos vinculosdifrentes, el religioso y el moral: el unoobligatorio para todos, el otro solamentepara los que tienen un cierto modo depensar. El mismo formulario que expresaque el hombre se expone á las penas reli-giosas en el caso de jurar en falso, le ex-pone en el mismo caso á las penas legalesy al desprecio de los hombres. El vínculoreligioso es la parte sobresaliente; pero lamayor parte de la fuerza del juramentodepende del vinculo moral; porque la in-fluencia del primero es parcial, y la delsegundo es universal; por lo que sería unagrande imprudencia servirse del uno ymenospreciar el otro.

Hay casos en que el juramento tiene lamayor fuerza, y son aquellos en que obrade acuerdo con la opinion pública, y en

de mendigos, y 3on equivalentes á una ley que impusierauiia eonribucion á la industria en favor de la pereza.

( 272 )

que tiene el apoyo de la sancion popular;y hay otros en que ninguna tiene, y sonaquellos en que la opinion pública obra ensentido contrario, 6 á lo menos no le auxi-lia y apoya: tales son los juramentos delas aduanas, y los que se exigen á los es-tudiantes en ciertas universidades.

El legislador, no menos que un gefemilitar, tiene interés en conocer el verda-dero estado de las fuerzas que están á sudisposicion. No querer poner la vista enla parte flaca , porque el aspecto de ella ledá poca satisfaccion, seria pusilanimidad;pero si se ha visto en descubierto la fla-queza del vinculo religioso en el juramen-to, es por la culpa de los profesores mis-mos de la religion; porque el abuso quede él han hecho, prodigándole sin medi-da, ha descubierto ]a poca eficacia quetiene por sí mismo, separado de la sanciondel honor.

El poder del juramento se debilita ne-cesariamente cuando se le hace recaer sobrecreencias, sobre opiniones, ¿ por qué?porque es imposible conocer el perjurio;y porque por otra parte la razoii humana

( 273 )siempre fluctuante, siempre sujeta á va-naciones, no puede obligarse por lo veni-dero, ¿ puedo estar seguro de que mi per-suasion de hoy, será la misma dentro dediez años? Todos estos juramentos son unmonopólio que se ha concedido á los hom-bres poco escrupulosos, contra los que tie-nen mas sensibilidad de conciencia.

Los juramentos se envilecen cuando seexigen por puerilidades, cuando se haceuso de ellos en ocasiones en que seránviolados por una especie de convencionuniversal; y aun mas cuando se exigen porcosas en que la justicia y la humanidadexcusan su violacion, y aun casi hacen unmérito de ella.

El espiritu humano, que siempre re-siste á la tiranía, percibe confusamente,que Dios,por sus perfecciones mismas, nopuede ratificar leyes injustas ¿ frívolas.En efecto; el hombre, imponiendo unjuramento, quisiera tomar una autoridadsobre Dios mismo; el hombre ordena unapena, y toca al juez supremo ejecutarla.Negad esta suposicion, y se desvanece lafuerza religiosa del juramento.

( 27k)Es my extraño que en Inglaterra, cii

una nacioli sábia por otra parte y religiosa,se haya casi destruido este gran móvil porel uso trivial é indecente que se liace de él.

Para demostrar hasta qué punto puedeel hábito depravar las opiniones morales,bajo ciertos respetos, citaré un pasage ex-tractado de Lord Kaims, juez del tribunalde las sesiones en Escocia, en una obrasobre la educacion.

« Los juramentos de aduana se tienen» en el dia por nada 3 no porque el mun-» do se hace mas inmoral, sino porque» nadie les da importancia alguna. Los» derechos sobre los vinos de Francia son)) los mismos en Escocia que en Ingla-» terra; pero como no somos bastante ri-» cos para pagarlos, la permision tácita de» pagar por los vinos de Francia el dere-» cho que se paga por los ite España, se ha» tenido por mas conveniente á la renta,

que el rigor de la ley. Sin embargo, es» necesario prestar juramento de que es-» tos vinos de Francia son vinos de Es-)) paia, para pagar el derecho correspon-» dente á estos. Tales juramentos eran

( 275 )en su origen criminales; porque eran unfraude contra el público; pero hoy queel juramento no es mas que una fórmu-la , y no incluye ni fé dada ni fé recibi-

» da, es un simple modo de hablar comolos cumplimientos de cortesía comun,

• vuestro muy humilde servidor, etc., y• efectivamente vernos comerciantes que• viven de estos juramentos, en los cua-

les se coirfia sin escrúpulo en los nego-• cios mas importantes. »

¿Quién creería que este lenguage es deun moralista y de un juez? Los Quakershan elevado la simple Palabra á la digni-dad del juramento; - un magistrado re-baja y reduce el juramento á la simplefórmula de una ceremonia; - él no im-plica, ni la fé dada ni la fé recibida. -¿ Por qué pues prestarlo? - ¿ por quéexigirlo? - ¿de qué sirve esta farsa? -Con que la religion es el mas despre-

ciable de los objetos! - Y si se despreciatanto, ¿por qué pagarla tan cara? ¡ Quéabsurdo! Asalariar á un clero con unarenta inmensa, para que predique la fide-lidad del juramento, y tener jueces y

(76)legisladores que se divierten en des-truirla.

COMENTARIO.

Lo mismo que en los móviles de la benevo-lencia y del honor debe hacer ci legislador enel móvil de la religioii: á saber, aumentar lafuerza de la sancion religiosa, y dar á estafuerza una direccion conveniente. La direcciones el objeto primero la saucion religiosa tienepor si misma una gran fuerza en razon dela superioridad de las penas y premios de quese compone ; r si su direccion es mala, cuantomayor sea la fuerza, tanto mas perniciosa será.La direccion de la saucion religiosa debe serconforme al plan de la utilidad, 'y lo será sino castiga otros actos que los da-Sosos á la so-ciedad, ni recompensa otros que los que la sonútiles. Este es el dogma capital: si la religionofrece sus recompensas á actos perniciosos, ó álo nitnos indiferentes, á ejercicios insignifi-cantes, ci á la nulidad : si amenaza con sus cas-tigos por actos útiles ó indiferentes, por el usode placeres inocentes, por la sumision y obe-diencia ci ciertas leyes del estado, la fuerza dela saocion religiosa no está bien dirigida, noestá arreglada por el principio de la utilidad,y es verdaderamente perniciosa.

Entonces es de una utilidad inmensa la san-don religiosa , cuando obra de acuerdo con la

( 277 )ancion politica, y la sanciori irioral ó popular;

y nunca por el contrario hace la religion masy mas visibles estragos que cuando un legisla-dor se cnipeí%a en hacer adoptar ciertos dog-mas, valiéndose de medios coactivos 6 penales.

La empresa es absurda en sumo grado; por-que, ¿ cómo una pena puede hacer mudar deopinion? El hombre no es libre cii formar unaopinion mas bien que otra, porque esto dependede circunstancias que no están en su mano. Elrigor pues podrá hacer muchos hipócritas, perojamás hará un hombre religioso ; podrá forzar áuno á que diga que cree, pero no á que crea.

Aun hay mas: toda persecucion religiosa pro-duce un efecto contrario al que busca el legis-lador; porque hace mas tercos y obstinados ensus opiniones á los que sfren la persecucion:sin los mártires no hubiera hecho la religioncristiana tan rápidos progresos en el imperioromano, y silos tapas y los príncipes seculareshubieran dejado á Lutero y sus discípulos ctis-putar contra sus contrarios libremente, aque-llas disputas Iiubiran producido tan poco efectocomo las de los tomistas, suaristas y escotistas;pero los soberanos se mezciáron en la contro-versia : se hicidron teólogos, didron demasiadaimportancia á cuestiones ridículas, derramaronsangre, y la reforma quedó establecida en lamayor parte de la Europa. Ultimamente, si todomedio penal de que se haga uso para aumentarla fuerza de la sancion rehigiosa,hace muchos

TOMO Y.

( 278 )hipócritas, como no puede dudarse, obra con-tra aquella parte esencial de la moral, queconsiste en el respeto á la verdad y á la opi-nion pública.

Es necesario ser imparcial y de buena fécuando se busca la verdad: es innegable que lareligion hace un gran pápel en la historia delas desgracias de los pueblos, y que ha produ-cido a Felipe ir , á Alejandro vi, á muchos in-quisidores generales y algunos otros monstruossemejantes ; pero tambien hace pápel en la his-toria de la felicidad de los pueblos, y ha pro-ducido á S. Vicente de Paul, i S. Juan deDios, á Fenelon, y otros algunos hombres ami-gos y bienhechores de sus semejantes.

Los enemigos de la religion hacen una grandelista de los males que ha causado; pero nohacen otra lista semejante de los bienes queha producido. Yo no quiero rebajar partidaalguna de la primera lista; prescindo tambiénde las distinciones vulgares entre el uso y elabuso, entre la religion y la supersticion; peroquiero que se comparen y resten los bienes conlos males, y me equivoco mucho si el residuoio expresa bienes.

No nos alucinemos : si todos los hombres fue-ran filósofos, si todos pudieran ser guiados porla influencia de un interés bien entendido yrazonado, tal vez la religion seria inútil, y loshombres podrian vivir sin ella en sociedad, pa-cíficos y felices; pero no siendo posible la su-

( 279 )posicion, parece que sin religion no puedeexistir una asociacion de hombres que .merezcael nombre de sociedad civil, con lo que excluyoá ciertas cuadrillas de salvages, de las cualesdicen algunos viageros, aunque otros digan loContrario , que viven sin religion. Quiero creerque los mandarines de la China no tienen re-ligion, pero la tiene el pueblo: puede ser queFederico ir no tuviese religion, pero la tenianlos prusianos; Baylé no tenia religion , pero sealegraba mucho de que la tuviesen su múgery su sastre.

A no obstinarse contra la verdad, no se puedenegar que la sancion religiosa evita muchos de-litos que sin el temor de ella se cometerian:¿ cuantos hombres solo resisten á la tentacionde delinquir, porque temen las penas venideras?¿ y qué freno dejarémos á un tirano estúpidoy poderoso , si le quitamos el de la religion?¿ por qué medio se prevendrán los delitos se-cretos, cuya impunidad es segura?

Sin duda que con el motivo de la religion sehan causado grandes males á la humanidad;pero porque se abuse de una cosa, no por esoserá la cosa mala en si; el don de la palabra,el arte de escribir, serian entonces cosas ma-las; porque es seguro que con la palabra y laescritura se han hecho muchos males ; ¿ y dequé no puede un hombre abusar y hacer uninstrumento de nial?

El mercurio y el opio son muy útiles, dice

( 280 )Bcntham, pero el pan y el agua lo son aun mas.Si esta comparacion significa algo, quiere decirque la religion es muy útil, pero que es menes-ter usar de ella con prudencia , como del opiuy del mercurio; ¿ pero con qué institucion larcemplazardrnos que sea tan inocente como elpan y el agua comparados con el opio y ci nier-curio? Cuando un remedio es necesario y úni-co, no debe repararse en que sea arriesgado;el, mercurio y el opio se administran cuando nohay otro remedio ; y si la religion es necesaria,aun cuando fuera un mal, deberia hacerse usode ella si se evitaban males mayores.

Mi lector , que conoce ya mis principios nonecesita sin duda, que yo le prevenga quecuando hablo de la necesidad y utilidad de lareligion, no entiendo hablar de una religionparticular: hablo de una religion cualquiera,que enseñe la existencia de Dios, de un entebuerio y justo, que premia á los buenos y cas-tiga á los malos la inmortalidad del alma, laspenas y recompensas futuras : que la virtud esci hábito de hacer actos útiles á los hombres,y el vicio el hábito de hacer actos perniciosos:que la primera de las virtudes del hombreciudadano, es la obediencia y sumision á lasleyes y al magistrado ; que los hombres de-ben amarse como hermanos, y tolerarse y res-petarse mútuamente corno entes flacos que sontodos.

Para prevenir los abusos ,á que está expuesta

( 281 )

la sancion religiosa, es necesario que esLt so-metida al poder civil , como deben estarlo igual.mente los ministros de todos los cultos: hacerdepender la influencia de la religion , y losministros de ella de un soberano extrangero,es introducir en el estado la anarquía y laguerra civil: es tener á los hombres en un tor-mento continuo, por el temor de merecer lapena de la ley, si desobedecen al príncipe tcrn-poral, d la condenacion eterna, si desobedecenal magistrado espiritual dos autoridades, lasmas veces enemigas, y en oposicion por la na-turaleza de sus funciones y de sus intcrses,no pueden gobernar bien á un pueblo.

La filosofía ha puesto ya á la religion en laimpotencia de causar los estragos que en tiem-pos de ignorancia y de barbarie ba causado,y cuando haya desaparecido de la tierra lainfame inquisicion, ( época que no ruede estarmuy distante ) ( 1) y cuando todos les ciudada-nos, cualesquiera que sean los cultos religiososque sigan, sean libres, la reforma estará muyadelantada: lo demas hasta completarla lo haránlas luces, y puede ser que llegue un tiempoen que todos los hombres sean de una mismarcligion. Los progresos que diariamente se ha-cen en el camino de la perfeccion, pueden ha-cer concebir esta esperanza.

El principal servicio que la religion hace

(i) Esto se escríbia ánies de ILtrzQ do 1820.

24

las leyes, es aumentar un grado de fuerza aljuramento; pero para que la religion produzcaeste efecto saludable, es preciso que la sancionreligiosa obre de acuerdo con la sancion moral:cuando el juramento se recibe para obligar áhacer cosas que la opinion pública reprueba:cuando con e'l se quiere asegurar el cumpli-miento de obligaciones injustas: cuando recaesobre opiniones ó creencias: cuandó se prodigapor bagatelas: cuando se exige pata descubriruna verdad contraria i un grande interés delque presta el juramento, entónces pierde todasu fuerza, y viene á quedar reducido á unafórmula vana e' insignificante; ¿ y que' serácuando el gobierno mismo autoriza los perjuriostolerándolos Li sabiendas, como sucede en In-glaterra, y en parte tambien en España conlos juramentos de las aduanas? Si Carneadesfue' el filósofo que dijo, que se divertía á loshombres con juramentos como á los niños conjuguetes; si viviera en nuestro tiempo, notcndria motivo para mudar de opinion.

CAP. XIX. Usos que pueden hacerse delpoder de la instruccion. . . . 283.

(i83)

CAPITULO XIX.

Usos que pueden hacerse del poder de lainstruccion.

LA iiistruccion no compone un capítuloIi parte; pero este titulo es cómodo parareunir en un centro algunas ideas espar-cidas.

El gobierno no debe hacerlo todo porsu poder; este no pone á su disposicionmas que brazos, y solamente por su sabi-duría extiende su imperio i las almas.Cuando manda, ¿lii á los súbditos un inte-rés facticio en obedecer; pero cuando ins-truye, les da un motivo interior que no sedebilita. El mejor modo de instruir es pu-blicar sencillamente los hechos; pero al-gunas veces conviene ayudar al públicoá formar su juicio sobre estos miamoshechos.

Cuando se vé que algunas medidas degobierno, excelentes en sí mismas, caenpor la oposicion de un pueblo ignorante,se indigna uno al principio contra estamuchedumbre grosera y disgustada de

( 284 )buscar la felicidad pública; pero cuandose viene á reflexionar, cuando se vé queesta oposicion cia fácil de preveer, y queel gobierno en el hábito orgulloso de laautoridad, no ha hecho diligencia algunapara preparar los espíritus, para disiparlas preocupationes, para conciliar la con-fianza, la indignacion debe transferirse delpueblo ignorante y engañado á sus desde-ñosos y despóticos conductores.

La experiencia ha demostrado contra laesperanza general, que lo papeles públi-cos son uno de los mejores medios de diri-gir la opinion, de calmar sus movimientosfebriles, de desvanecer las mentiras y losrumores artificiosos, con que los enemigosdel estado ensayarán sus proyectos perni-ciosos. En estos papeles públicos la ms-truccion puede bajar del gobierno al pueblo,6 subir del pueblo al gobierno; y cuantamas libertad reyne en ellos, tanto mejorpodrá el gobierno juzgar de la opinion, yobrar con mas certeza.

Para conocer toda su utilidad convienetransportarse á los tiempos en que no exis-tian. estos papeles públicos, y considerar

( 285 )las escenas de imposturas, ya políticas,ya religiosas, que se han representado conbuen éxito en los paises en que el pueblono sabia leer. El último de estos grandesimpostores de manto real ha sido Pugat-cheff: ¿ hubiera podido en nuestros cijassostener su papel en Francia ó en Ingla-terra ? ¿ no hubiera sido descubierto elembuste luego que se hubiera anunciado?Pero estos son delitos que ni aun se in-tentan en los paises ilustrados, y la faci-lidad de verificar las imposturas , las es-torba que nazcan. Hay otros muchos lazosde que el gobierno no podria preservar alpueblo por medio de instrucciones públi-cas: ¿ cuan tos fraudes se practican en el co-mercio, en las artes, en el precio, en lacalidad de los comestibles, que seria fácilremediar con solo descubrirlos? ¿cuantosremedios arriesgados, o por mejor decir,verdaderos venenos, no se venden des-vergonzadamente por algutu,s empíricos,como secretos maravillosos, y de que seriafácil desengaíiar á las personas mas crédu-las, con solo hacer conocer la COmpOSiCiOn

de ellos? ¿cuantas opiniones perniciosas,

( 286 )errores funestos y absurdos que se podriaiidetener en su origen, instruyendo al pue-blo? Cuando la locura del magnetismoanimal, despues de haber seducido á lassociedades ociosas de Paris, empezaba áextenderse por toda la Europa, un in-forme de la academia de las ciencias, hizopor la fuerza sola de la verdad confundirá Mesiner en la tropa despreciable de loscharlatanes, y no le dejó otros discípulosque algunos tontos incurables, cuya ad-miracion acabó de descreditarle. ¿Queréiscurar á un pueblo ignorante y s upersti-cio8o? Enviad como misioneros á las ciu-dades y á los lugares algunos jugadores demanos, de aquellos hombres diestros quehacen prodigios , los cuales empiecenasombrando al pueblo, presentándole losfenómenos mas extraordinarios, y acabeninstruyéndole de todo. Cuanto mas se co-nozca la magia natural, tanto menos seengaíiarán los mágicos. Yo quisiera queel milagro de S. Genaro se repitiese conalgunas precauciones en Nápoles en todaslas plazas públicas, y que se hiciese de éluno de los primeros juguetes de los nffios.

(287)

La principal instruccion que el gobiernodebe al pueblo, es el conocimiento de lasleyes. ¿ Como se quiere que estas seanobedecidas y observadas,si 110 se conocen?¿Y cómo pueden conocerse , si no se pu-blican bajo formas las mas sencillas, demodo que cada individuo pueda hallarpor si mismo la ley que debe ser la reglade su conducta?

El legislador podria influir sobre la opi-iiion pública, haciendo cowponer un cuerpode moral política, análogo al cuerpo delderecho, y dividiendo del mismo modoel código general en códigos particulares.Podriaii explicarse las cuestiones mas de-licadas,relativas i cada profesioii; no con-vendria ceirse á lecciones frias, y mez-clan do con ellas algunos rasgos históricosbien escozidos, se baria un manual dediversion para todas las edades.

Componer tales códigos morales, seríadictar, por decirlo así, los juicios que debepronunciar la opinion pública en las di-versas cuestiones de política y de moral.Con esta misma idea se podría aíadir áestos códigos morales una coleccion de

( 288 )preocupaciones vulgares, con las conside-raciones que deben servirlas de antídoto.

Si alguna vez el poder soberano se hamostrado á los hombres con dignidad, esen la instrucciones que se publicaronpor Catalina u, para la formacion de uncódigo de leyes. Considérese por un mo-mento este ejemplo úuico, y se1iarésele dela memoria de un reyuado ambicioso. Esimposible ver sin admiracion á una mii-ger que baja del carro de la victoria, paracivilizar á tantos pueblos semi-bárbaros;y presentarles las mas bellas mxinias defilosofía sancionada por el contacto del ce—tro real. Superior á la vanidad de coni-poner ella misma esta obra, tomó parahacerla lo mejor que habia en los escritosde los sábios de su siglo; pero aííadieudo elpeso de su autoridad, hizo mas por ellos,que ellos habian hecho por ella. Pareciadecir á sus siibditos: « vosotros debeis te-» ner tanta mas confianza en mi, cuanto» hé llamado á mi consejo á los mayores» talentos de mi tiempo, y no temo aso-» ciarme con estos maestros (le la verdad

y de la virtud, para que me sonrojen

( 289 )la faz del universo, si me atrevo á des-

» mentirlos. » Animada del mismo espí—ritu se la vio partir entre sus cortesanoslo trabajos de la legislacion; y si estuvomuchas veces en contradiccion consigomisma, como Tiberio que estaba cansadode la esclavitud del senado, y hubieracastigado un movimiento de libertad, sinembargo, estas obligaciones solemnes quecontract(') i la faz del mundo entero, fue-ron como unas barreras que ella mismahabia pues to tí su poder, y que raras vecesse atrevió á traspasar.

COMENTARIO.

Cuando el pueblo obedece á la ley por con-viccion., su obediencia es ihas segura y masconstante, que cuando solamente obedece por elinterés ttc1icio de evitar la pena aneja á ladesobediencia. Cuando el legislador manda ásus stbdiíos una cosa, convenciéndoles de queles tiene cuenta hacerla, puede estar segurode que la harán; pero si les manda una cosacontraria d sus intereses , ó cuya utilidad no co-nocen, ninguna pena, por grave que sea, podrádarle bastante seguridad de ser obedecido; ¿ yes extraiio que el pueblo no obedezca á leyescuya iwpirtncia no percibe, y que por de con-

Tomo Y.

( 290 )tado le privaii de una parte de su libertad?Por esto toda ley nueva, deberia ser acompa-iíada de una insti'uccion que hiciese ver lasventajas y conveniencias de ella.

Las providencias mas útiles del gobierno ha-han free uenteiiiente una oposicion tenaz en unpueblo ignorante; pero las mas veces el go-bierno mismo es la causa de esta ignorancia ,que luego se convierte contra él, pues que nocuida de dar insEruccion al pueblo, aun cuandono procure mantenerlo en la estupidez, comosucede en los despotismos incompatibles con lailustracion de los esclavos.

Las gazetas y otros papeles periódicos, sonun gran medio de instruccion. El pueblo sabepor ellos las intenciones y providencias del go-bierno, y este se instruye del modo de pensardel pueblo ; pero para que los papeles públicospuedan producir todo este efecto, es necesarioque sean libres ; porque si los escritores no hande publicar mas que lo que les dicte el gobiernopor medio de sus censores, 6 de otro modo ,pocas veces sabrá el pueblo cómo piensa el go-bierno , ni ci gobierno cómo piensa ci pueblo.Los papeles públicos quitan la máscara 4 losimpostcres, desacreditan i los charlatanes, ha-cen conocer los nuevos descubrimientos útiles,desengañan al pueblo de mil errores pernicio-sos, y le clán noticias de que puede aprove-charse. Puede observarse que donde se escribenmuchos papeles públicos, el pueblo es mas ms-.

(29!)truido , mas dc;prcoupudo , y mas libre quedonde no los hay no sé si esto es efecto ó causade la instruccion , pero sé que en Francia y enInglaterra se imprinien cada dia muchas doce-.nas tic diarios , gazetas, mercurios y otros pa—Peles periódicos, y que en España no hay masque la insignificante gazeta de Madrid, que sepublica un dia 6 dos de la semana ahora comparese al pueblo de Inglaterra y tic Franciacon el de Espmiia.

La principal instruccion que ci gobierno debeal pueblo , es el conocimiento de las leyes¿ qué extraño será que no obedezca á la ley elque no la conoce ? Ya hemos tratado de losmedios de extender y generalizar el Conoci-miento de las leyes , y no podriamos tratar lamisma materia sin repetirnos. La idea de com—poner un código de moral análogo al códigode las leyes, y dividido como este en códigosparticulares , es una idea excelente : por estoslibros , que podriari hacerse divertidos por elmedio que insinia Bcntham , aprcnderiau losniiios d leer , y la opmion pública se formariasobre ci principio de la utilidad.

CAP. XX. Del uso que debe hacerse delpoder de la educacion . . . .

COMENTARIO. ..............299.

( .2 )

CAPITULO XX.

Dei uso que debe hacerse del poder de laeclucaciin..

LA cducacioii no es otra cosa que elgobierno ejercicio por el niagistrado do-méstico.

Pero si las analogías entre la familia yel estado son de tal naturaleza que se veani la primera mirada, las diferencias noson tan visibles, y no es mnos útil in-dicarlas.

10 El gobierno doméstico debe ser masactivo, mas vigilante, mas ocupado en lospormenores que el gobierno civil; porquelas familias no subsistirian sin una aten-cioli siempre sostenida.

Nada puede hacer mejor la autoridadcivil, que fiarse á la prudencia de losiiidiviiuos en el gobierno de sus interéses1)CrS0a1eS, que ellos entenderán siempremejor que ci magistrdo; pero ci jefe defamilia debe continuamente suplir á lainexperiencia de las personas que tiene ásu cuidado.

( 293 )Alli es donde puede ejercerse la ceilsura;

aquella política que hemos condenado cii elgobierno civil; pero el gobierno domésticopuede impedir en los que le están some-tidos los conocimientos que podriaii serlesnocivos, puede velar sobre sus conexionesy sus lecturas, y puede acelerar ¿ retardarlos progresos de sus luces segun las cir-cunstancias.

20 El mismo ejercicio continuo del po-der que estaria expuesto á tantos abusosen el estado, lo está mucho menos en lointerior de la familia. En efecto, el padrey la madre tienen á sus hijos un afectonatural, mucho mas fuerte que el del ma-gistrado civil á las personas que le estánsubordinadas : la indulgencia es las masveces en los primeros el movimiento de lanaturaleza, la severidad es solamente unefecto de la reflexion.

30 El gobierno doméstico puede haceruso de las penas en muchas circunstanciasen que Ja autoridad civil no podria, por-que un jefe de familia conoce á los indivi-duos, y el legislador no conoce mas quela especie: el uno procede por certidum-

25

( 294 )bres, y el otro por presunciones. Tal as-trónomo seria capaz acaso de resolver elproblema de la longitud; pero, ¿puedesaberlo el magistrado civil? ¿puede ode-narle que haga este descubrimiento y cas-tigarle si no lo hace? Pero un maestroparticular sabrá si tal problema de geome-tría elemental está al alcance de su discí-pulo. Si la mala voluntad torna la máscarade la impotencia, el maestro casi nuncase engaña: el magistrado se engaiaria ne-cesariamente.

Lo mismo sucede en muchos vicios : elmagistrado público no podria reprimirlos,porque para esto sería necesario estable-cer oficinas de delaciones en cada fami-lia; pero el magistrado privado, como tieneá la vista y bajo su mano á las personasque gobierna, puede detener en su prin-cipio aquellos mismos vicios, de que lasleyes solo pueden castigar los últimos ex-cesos.

40 Estos dos gobiernos se diferenciansobre todo por el poder de las recompen-sas. Todas las diversiones, todas las rie-cesi dades de los -Jóvenes educandos, pue dcii

( 295 )tomar el carácier remuneratorio segun elmodo de concederlas, con tal condiciondespues de tal trabajo. En la isla de Me-norca se hacia depender la subsistenciade les mancebos de su destreza en tirarel arco; y el honor de sufrir en público,era en. Lacedemonia uno de los 1M'emios dela virtud para la juventud guerrera. Nohay gobierno bastante rico que pueda ha-cer mucho con recompensas; y no haypadre tau pobre que 110 tenga un fondoinagotable de ellas.

La juventud sobre todo, aquella épocade las impresiones vivas y durables, es laque el legislador debe tener á la vistapara dirigir el curso de las inclinacio Eleshacia los gustos mas conformes al interéspúblico.

En Rusia se ha sabido empegar á losnobles jóvenes á entrar en el servicio pormedios tan poderosos como bien pensados;pero de que acaso resultan ménos buenosefectos para el espíritu militar que parala vida civil: porque se les acostumbra ahórden, á la vigilancia, y á la subordina-cion; se les obliga á salir de sus rincones

296 )en que ejercen una dominacion corruptorasobre sus esclavos, y parecer en un tea-tro mayor donde hallan iguales y superio-res. La necesidad de tratarse inspira eldeseo de agradarse la mezcla de los esta-dos disminuye sus preocupaciones reci-procas, y el orgullo de de la sangre se véforzado á bajarse ante los grados del ser-vicio. Un despotismo doméstico ilimitado,cual era el de la Rusia, no podia dejar deganar en convertirse en un gobierno mi-litar que tiene sus limites. Así en las cir-cunstancias dadas de este imperio era di-fícil hallar un medio general de educacionque abrazase mas objetos útiles.

Pero aunque no se vea en la educacionmas que un medio indirecto de prevenirlos delitos, necesita una reforma esencial.La clase mas descuidada debe ser el objetoprincipal del cuidado del legislador, ycuanto ménos capaces son los padres dedesempeñar esta obligacion, tanto masnecesario es que el gobierno los reemplace.Este debe velar, no solamente sobre loshuérfanos abandonados por sus padres en1a indigencia , sino tambien sobre les niños,

( 297 )cuyos padres no pueden ya merecer Jaconfianza de la ley para este encargo im-portante; sobre aquellos que han cometidoya algun delito, ó que destituidos de pro-tectores y de recursos, estht entregadosá todas las seducciones de la miseria. Estasclases absolutamente descuidadas en losmas de los estados, son un semillero dedelincuentes.

Un hombre de una rara beneficencia,el caballero Paulet, babia creado en Parisun establecimiento para mas de doscientosniios que tornaba en la clase mas indi-gente, en la mendicidad. Todo estribabaen cuatro principios : ofrecer a los edu-candos muchos objetos de estudio y detrabajo, y dejar la mayor latitud posiblea sus gustos; emplearlos recíprocamenteen instruirse, presentando al discipulo elhonor de llegar á ser maestro algun dia,como la mayor recompensa de sus progre-sos; - confiarles todo el servicio dornsti-co, para reunir la doble ventaja de la ms-truccion y de la economía; - gobernarlospor ellos mismos, y poner á cada uno bajola inspeccion de otro mas antiguo, de ma-

( 298 )nera, que se hiciese á los unos fiadores yresponsables por los otros. En este esta-blecirnieiito todo respiraba una aparienciade libertad y de contento, y no había otraspenas, que una ociosidad forzada, y unamudanza de vestidos (» Los educandosalgo adelantados en edad se interesabanen el suceso general como el fundador, ytodo se iba perfeccionando cada dia mas,cuando la revolucion ha devorado esta pe-queuia colonia cii el desastre de la fortunapiibica.

Pero se podria dar mas extension á ins-tituciones de esta especie, y hacerlas mé-nos dispendiosas, ya multiplicando en ellaslos obradores, ya reteniendo á los edu-candos hasta la edad de diez y ocho 6veinte años, para que tuviesen tiempo depagar los gastos de su educacion, y con-tribuir á la de los demas jóvenes. Unasescuelas sobre este plan, en vez de costar

(i) Las dos penas de que se hacia uso se llamaban, hiuna la peque)a ociosidad, y la otra la grande ocio-sidad. No podia pensarse cosa mis ingcniosa que habi'iado si castigo el nombre y el carácter de un vicio ycualquiera vó qué salutiable ociaei'in 4' des rhbi . rr-u1!ar de CS1O

299 )al estado, podrian llegará ser unas empre-sas lucrativas; pero se deberia interesar álos mismos educandos en el trabajo, pa-gándoles poco mas ó mnos como á unosoficiales libres, y formándoles iiii fondode economía que se les entregaría en laépoca de su establecimiento.

COMENTARIO.

Se ha escrito tanto en todos tiempos sobrela educacion , que ya parece agotada esta uni-Ecija : nosotros aquí solamente debemos COIISi-

dcrar1a como un medio de prevenir los delitos,pues que escribimos un tratado de j urispru-deucia penal. Algunos han creido , que la cdu-cacion, dando á esta voz toda la extension quedebe tener, es la que dá únicamente al hom-bre sus talentos , sus inclinaciones y todas suscualidades morales : que todos los hombres ria-ccii con igual aptitud í todo , y que todas lasdiferencias que se observan entre ellos, vienende la ediucacion.

Esta opinion á que ci grande ingenio de Hel-vecio pudo dar algunas apariencias de verdady algun crédito en su tiempo , es ya tenidageneralmente por los filósofos por una para-doja, y con razon : pues si es innegable, á nollegar los hechos cotidianos 2 que los hombres

300

no ti C'n i luks VU SUS ci1idades físicas ; queunos nacen robustos , otros débiles, tinos consentidos agudos, otros con sentidos torpes , yque las cualidades morales dependen en granparte .ic idS cualidades físicas, si no dependende ellas en todo , la diversidad en estas ( di-versidad con que los hombres nacen ) debenecesariamente producir en las otras una di-versidad proporcionada ; pero sin dar tantattwrz. al poder de la educacion , Siempre serácierto sin embargo que olla tiene una grandeinfluencia sobre el cardcter & inClinaciones delos hombres ; y que hasta cierto punto puedecorregir las cualidades naturales del hombreno solamente las morales , sino tambien lasfísicas; y si bien observamos á los hombresnos convcncerdnios de que sus virtudes y SUS

vicios , sus buenas y sus malas cualidades, l.e;deben casi siempre i su educacion, cuyos efec-tos se vn hasta en los brutos que parecenwnos susceptibles de disciplina. Es pues evi-dente que dar una buena educacion á los ciii-dadanos es un medio convenientísimo de pro-venir delitos.

El gobierno no puede dar inmediata y di~rectamente esta educacion , y habiendo de encargarla a ciertas personas , á nadie puedeconfiar este cuidado importantísimo con masseguridad que á los padres, á quienes el amornatural que tienen a SUS hijos , no les permi-tirá abusar de Ja autoridad que la ley les da

301

obrc ellos. El gobierno doméstico tiene nmckaanalogías con el gobierno civil ; pei'O taLflbicnhay entre ellos muchas diferencias, que sontodas í favor (le! primero , como lo deniuestraiiucstro autor. Estas diferencias nacer! princi-palmente , de que el magistrado civil no puedeatender á la conducta y direcciou de cada in-dividuo, y puede hacerlo el magistrado do-mstico , J)OrqUe este tiene d SU disposicion unfondo inagotable 1e penas y de recompensasque faltan al otro no hay concesion que nopueda ser una recompensa en el gobierno do-méstico: no hay denegacion ó privacion pie 110pueda ser una pena.

El i1a1i de la educacion doméstica debe for-mársele cada padrede familia que conocemejor que ci legislador los caractdrcs , las in-clinaciones y los talentos de sus hijos ' pucdedar á cada uno de ellos la instruccion y lascualidades propias para el cargo, carrera ó pro-fesion ¿í que le destina ; pero este plan deberásin duda ser con forme al plan general del go-bierno civil porque los ciudadanos educadosen un espíritu contrario al del gobierno, cm'-rerian mucho riesgo de ser desdichados : unturco que diera i sus hijos la educacion querecibian los jóvenes espartanos , los lutria pi'o-bableincnte muy infelices. Esta idea pciteiieceal presidente Montesquieu , que pretende quela educacion debe ser relativa al principio decada gobierno; y que debe por consiguiente in-

TOMO Y

(3o2)

pirarse á 103 educandos la VWtLtd cii las repi-hijeas, el honor en las monarquías, y el te-mor en los despotismos.

No hay duda que el gobierno debe encar-garse de la educacion de los jóvenes, que dno pueden recibirla en sus casas, como loshuérfanos indigentes, ó no la recibirian buena,corno los hijos de padres que ya no puedenmerecer la confianza de la ley para este en-cargo ini portaiitisimo. Debe igualmente cuidarel gobierno dc los jóvenes que han cometidoya algun delito, y proteger especialmente á to-dos los que no tienen otros protectores. Dandoá todos estos jóvenes una educacion conve-niente , inspirándoles el amor y el hábito deltrabajo , y de la economía ; instruyéndoles enlas leyes y en la moral, se les pondria d cu-bierto de la miseria , y se prevendrian innu-merables delitos ; porque estas clases abando-nadas son los semilleros en que nacen y crecenlos delincuentes. Es indispensable establecercasas para dar la educacion.i estos jóvenes,yel establecimiento de esta especie , creado enPamis por el caballero Paulet, mc parece muydigno de ser imitado, extendido, y perfeccio-nado. La base de este establecimiento es laenseñanza mutua , que algunos tienen por unaidea muy reciente , y estas escuelas serían aumas ventajosas adoptándose en ellas el prin-cipio panoptico de Bentliam ; porque entóncesun pequeiio número de empleados bastaria pari

( 3o3)gobernarlas; se ahorrarian gastos, y se aurneli-tarian los productos de manera, que al cabo dealgun tiempo estos establecimientos se podrianmantener por sí mismos, y aun tener un so-brante.

CAPITULO XXI.

Precauciones generales contra los abusosde la autoridad.

PASO ahora á examinar algunos mediosque los gobiernos pueden emplear paraprevenir los abusos de autoridad en laspersonas ái que corifan una parte de supoder.

El derecho constitucional tiene su le-gislacion directa indirecta: la legislaciondirecta consiste en el establecimiento delos oficios, entre los cuales se halla divi-dido todo el poder político de esta iiotratamos cii esta obra. La legislacion mdi-recta consiste en ciertas precauciones ge-nerales qne tienen por objeto prevenir liinconducta, la incapacidad ¿ las malver-saciones de los que administran como ge-fes ¿ como subalternos.

CAP. XXI. Precauciones generales contralos abusos de la autoridad . . 302.

COME1T4RIO. . . ............ 344,

( 3o3)gobernarlas; se ahorrarian gastos, y se aurnen-tarjan los productos de manera, que al cabo dealgun tiempo estos establecimientos se podrianmantener por sí mismos, y aun tener un. so-brante.

CAPITULO XXI.

Precauciones generales contra los abusosde la autoridad.

PASO ahora á examinar algunos mediosque los gobiernos pueden emplear paraprevenir los abusos de autoridad en laspersonas á que confian una parte de supoder.

El derecho constitucional tiene su le-gislacioii directa é indirecta: la 1.egislacioiidirecta consiste en el establecimiento deTos oficios, entre los cuales se halla divi-dido todo el poder político de esta notratamos cii esta obra. La legislacion indi-recta consiste en ciertas precauciones ge-nerales pie tienen por objeto prevenir lainconducta, la incapacidad ¿ las malver-saciones de los que administran como ge-fes ¿ COmO subalternos.

304Yo no me propongo hacer wia enume-

racioli completa de estos medios indirec-tos : aquí solo trato de llamar la atencion

este objeto, y de hacer acaso tambiencesar el entusiasmo de algunos escritorespolíticos, que, por haber traslucido uno úotro de estos medios , ya se lisomigean dehaber acabado una ciencia de que ni aunse han dibujado los contornos:

L Dividir el poder en diferentes ramas.

Toda division de poder es un refina-.miento sugerido por la experiencia. ElPlan mas natural, el primero que se ofre-ce, es el que le pone todo entero en lasmanos de un solo individuo. El mando enuna parte, y la obediencia en otra, esuna especie de contrato, cuyos términosse arreglan fácilmente cuando el que debegobernar no tiene asociado. En todas lasnaciones del Oriente, la fábrica del go-bierno ha conservado hasta nuestros diassu estructura primitiva. El poder monár-quico baja sin dividirse de grado en grado,desde el mas alto hasta el ihas bajo, desdeel gran Mogol, hasta el simple Havildar.

305 )Cuando el rey de Siam oyó al embaja

dor holandes hablar de un gobierno aris-tocrático, soltó la risa oyendo tal absurdo

su parecer. Este niedio principal no esaquí mas que indicado: examinar ecuzn-tas ramas puede dividirse el 1od de]gobierno, y cuál es entre todas las divi-siones posibles la que me: eco la preferen-cia, sería hacer un tratado de políticaconstitucional. Advierto solamente queesta division no debe constituir poderesseparados e independientes, lo que produ-cirla un estado de anarquía. Es precisoreconocer siempre una autoridad superiorá las otras , que no recibe la ley, sino quela da, y queda señora de las reglas mismasque se impone en su modo de obrar.

II. Distribuir cada una. de las ramas delpoder entre muchos particionarios. -Ventajas é ]IlcOnyCnienteS de esta po-lítica.

En las provincias de Rusia iii.tes (letos reIauien tos de Catalina II todas lasdiferentes ramas del poder militar, fiscaly judicial estaban reunidas en un soto

2 6

(3o6)cuerpo, en un solo consejo. Hasta aquí laconstitucion de estos gobiernos subordina-dos se pareceria bastante á la forma deldespotismo oriental; pero el poder delgobernador estaba algo limitado por lospoderes del consejo, y en esta parte laforma se aproximaba i la aristocrácia. Enel dia el poder judicial está dividido enmuchas ramas, y cada rama entre mu-chos jueces que ejercen juntos sus fun-ciones. Se ha establecido una ley de la na-turaleza del habeas corpus de los ingle-ses , para proteger á los individuos contrael poder arbitrario, y el gobernador ya notiene el derecho de dañar, mas que un go-bernador de la Jamaica y de las Barbadas.

Las ventajas de la division son princi-palmente las siguientes.

a Disminuye el peligro de la preci.pi-taciori.

a Disminuye el peligro de la igno-rancia.

3a Disminuye el peligro de la falta deprobidad. Sin embargo, esta última ven-taja apénas puede resultar sino de un grannúmero de particionarios, cuando estos

( 307 )son tantos , que seria dificil se1iarar los

intereses de la mayoría de los del cuerpodel pueblo.

La division de los poderes, tiene tam-bien algunos inconvenientes, porque acar-rea dilaciones, y fomenta altercados ydesavenencias que pueden producir la di-solucion del gobierno establecido. El malde las dilaciones puede evitarse, oradtandola division segun que las funciones á quese aplica admiten mas ó mélios delibera-cion. El poder legislativo y el poder mi-litar forman en este punto los dos extre-mos : el primero admite la mayor delibe-racion, y el segundo exige la mayor cele-ridad - En cuanto á la disolucion del go-bierno, esta solamente puede ser un malen dos suposiciones la cuando el iiuevogobierno es mas malo que el antiguo

a cuando el paso del uno al otro producecalamidades y guerras civiles.

El mayor peligro de la pluralidad, seaen un tribunal, ó sea en un consejo, dmi-nistrativo, es disminuir la responsabilidadde muchos modos. Un cuerpo muy nume-ioso puede conuir con una especie de de-

(3o8 )ferencia de parte dei público,inite ciertas injusticias que un adniins-trador único no se atreverla ¿i cometer. Enutia con federacion de muchos, unos pue-den atribuir i los otros lo odioso de una

todos la han toniado y -Lodostetetidcii 110 haber tenido parte en ella.Si la censura pública se levanta contraellos; cuanto mas numeroso es ci cuerpo,tanto mas este se fortifica contra Ja O1)i—InOII de fuera, tanto mas se esfuerza ácomponer un estado en el estado , unquedo público que tiene su espíritu par-l,icular, y que )rotcge con sus aplausos áaquellos de su miembros que hayan in-u rrido en la desgracia general.

La unidad en todos [os casos en que esp(sble, es decir, cii todo lo que no exigeiiia yeunion de conocimientos y UI! COlI-

curso de voluntades, como sucede en uncuerpo legislativo , la unidad , digo , esfavorable, porque hace pesar toda la res-vn isibi1idad sea niol] ósea legal , sobrela cabeza de uno solo: este con jiadie pai.L01 lioiim de sus a(TioI1c, , pero 1ani1nei élolo lleva todo el ;eso de la censura 'V se

( 309 )halla solo contra todos, sin teuci otroapoyo que la integridad de su conductani otra defensa que la esliniacion. geiiera!.Cuando no sea íntegro por iiiclivacion, sehace tal contra su voluntad , por decirloasí , en virtud de una posicion en que suinterés es inseparable de su debér.

Por otra parte la unidad en los empleossubordinados es para el soberano un me-dio cierto de descubrir en poco tiempo lacapacidad real de los individuos. iJu espí-ritu falso y limitado puede ocultarse mu-cho tiempo en una sociedad numerosapero si obra solo, y en uii teatro público,bien pronto se pone en descubierto su in-suficiencia. Los liomb res medianos ¿ inep-tos, siempre prontos á pretender las plazasen que pueden ponerse á cubierto á la som-bra de ini mérito ageno, tendrán miedo deexponerse en una carrera peligrosa en queestarán reducidos á SU P0P0 valor.

Pero en ciertos casos puede reunirse laventaja que resulta de la i'eunon á la queprocede necesari ame u te de la responsabi-lidad de uno selo.

En los consejos subordinados siempre

( 3w)hay una persona que preside, y en la cualse pone la principal confianza. Se la dánasociados para que pueda aprovecharse desus consejos, y haya testigos contra él enel caso de que se aparte de su debér;para conseguir este objeto no es necesa-rio que sus asociados sean sus iguales enpoder, ni aun que tengan derecho de vo-tar; lo mas que se necesita es que el gefeesté obligado á comunicarles todo lo quehace, y que cada uno de ellos haga unadec1aracion por escrito sobre cada uno desus actos, manifestando su aprobacion 6su repugnancia. La comunicacion en loscasos ordinarios debe hacerse ántes de darla orden; pero en aquellos que exigen unaceleridad particular, basta que se haga in—mediatamente despues ¿ no podria estaprovidencia evitar en general el peligrode las dilaciones y de las disputas?

(i) Este es el plan adoptado por Ja cornpadía de lasIndias. En otro tiempo el consejo de Madrís 6 de Calcútaera ci qie decidia sobre todo á pluralidad ¿Le votos : hoyel gobernador debe consultar al consejo, y cada miem-bro debe ¿lar si opinion por escrito; pero ya no tienenvoto en las providencias, no son mas que unos consul-

y el gobernador decide por último sobre todo. Por

(3ii )

III. Poner el poder de destituir en otrasmanos que el poder de elegir.

Esta idea está tomada de una obrita in-geniosa publicada en América 1778 (1)

por un diputado de la convencion, encar-gado de examinar la forma de gobiernopropuesta para el estado de Massachuset.

El orgullo de un hombre se interesa enno condenar su propia eleccion. Prescin-diendo de todo afecto, un superior estarásiempre ménos dispuesto á escuchar al-gunas quejas contra una de sus propiascriaturas, que no lo seria una persona in-diferente, y tendrá una prevencion deamor propio en su favor. Esta reflexionsirve en parte para explicar aquellos abu-sos de poder tan comunes en las monar-qui as, cuando un subalterno está reves-tido de una grande autoritad, y no tieneque dar cuenta de su conducta sino almismo que le ha dado el empleo.consiguiente no le basta ganar una mayoría en el consejopara eludir la responsabilidad que enteramente recae so-bre él.

(i) Reimpreso en Almon's Remembrancer, núm.. 84págs 223.

312 )

En las elecciones populares es tan pocacosa la parte que cada individuo tiene enel nombramiento de un magistrado, quea$iias existe esta especie de ilusion.

En Inglaterra pertenece al rey la elec-cion. de los ministros; pero el parlamentopuede efectivamente destituirlos formandouna mayoría contra ellos. Sin embargo, estono es mas que una aphcaciou indirecta deeste principio.

IV. No permitir que los gobernadorespermanezcan mucho tiempo en los mis-mos distritos.

Este principio se aplica particularmenteun -s gobiernos considerables en provin-

cias distantes, y sobre todo, separadasdel cuerpo principal del imperio.

Un gobernador armado de un gran poderpuede trabajar, si se le da lugar, en esta-blecer su independencia. Cuanto mastiempo permanezca en el empleo, tantomas bien puede fortificarse, créandose unpartido, ó uniéndose á uno de los partidosantes existentes. De aqui opresion paraunos y parcialidad para otros; y aunque

( 313no tuviese partido alguno, podria cometeimil abusos de autoridad, sin que nadie seatreviese ¿ quisiese quejarse de élal sobe-rano. La duracion de su poder produce te-mores ó esperanzas, que le son igualmentefavorables: se hace criaturas que le miran.como al únim distribuidor de las gracias,y los que padecen,1..enieri padecer aun mas,si ofenden a un gefe que no esperan vermudado en muchos años.

Esto será cierto sobre todo en los deli-tos que perjudican mas al estado qume á losindividuos.

El inconveniente de las mudanzas rá-pidas es quitar á un hombre de su empleo,cuando habia adquirido el conocimiento yla experiencia de los negocios.

Unos empleados nuevos están expues-tos á cometer faltas de ignorancia. Esteinconveniente se paliará con la iustitu-cion de un consejo subordinado y perma-nente, que conserve la marcha y la ru-tina de los negocios. Lo que se ganará enesto será disminuir un poder que puedevolverse contra el soberano: lo que se ar-riesa es disminuir el grado de instruc-

TOMO V. 27

(3i4)cion, y no hay paridad entre estos dosriesgos cuando el mal que se teme es la re-belion.

La medida deberia ser general y perma-nente para evitar el dar recelos á los indi-viduos. Se debe acostumbrará los ciuda-danos á mirar la renovacion como fija ynecesaria en épocas determinadas. Si solotuviera lugar en ciertos casos, podria ser-vir para provocar el mal que está desti-nada á prevenir. El peligro de la rebelionde los gobernadores no existe sino en losgobiernos flacos y mal constituidos. En elimperio romano desde Cesar hasta Au-gustulo no te ve otra cosa que goberna-dores y generales que levantan el estan-darte de la independencia, no porque nose emplease el medio de que hablamos,pues eran frecuentes las renovacionespero, ¿ porque no se supiese hacer unabuena aplicacion de este preservativo, ¿por falta de vigilancia y de firmeza, 6por otras causas, nunca se supo impedirla frecuencia de las rebeliones.

La falta de esta providencia permanentees la causa mas evidente de las crnitinuas

( 315revoluciones á que está sujeto el imperioturco, y nada prueba mejor la estupidezde aquella corte bárbara.

Si hay en Europa algun gobierno quetenga necesidad de esta política, es la Es-paa en sus establecimientos de America,y la Inglaterra en los de las indias orien-tales.

Pero en los estados de la cristiandadmejor civilizados que los otros, nada haymas raro que la rebelion de un gobenia-dor: y yo creo que la del príncipe Gaga-rin, gobernador de Siberia en el reynadode Pedro 1, es el único ejemplo que puedecitarse en los dos últimos siglos, y aunesto en un imperio que no ha perdido to-¿lavia su carácter asiático. Las revolucio-nes que se han visto en los últimos tiem-pos,han venido de un principio mas pode-roso y mas respetable, las opiniones, lossentimientos del pueblo y el amor de lalibertad.

3i6)

V. Renovar los cuerpos gobernantes p01'

rotacion.

Las razones , para no dejar á un gober-nador mucho tiempo en su ernplco,sc apli-can todas aun con mas fuerza zi uii consejo 6 un cuerpo de directores. Si sonpermanentes se ponen de acuerdo en lageneralidad de sus providencias, y es pro--hable que entre ellas haya muchas cuyoobjeto principal sea servirse á sí mis-mos, y servir i sus amigos aun á costade la comunidad que les ha confiado susinterses. Si se dividen y discordan, ydespues se reconcilian, es bastante pro-bable que el precio de su reunion seatambien á costa de la comunidad; pero sial contrario se separa un cierto número(le individuos al mismo tiempo , y hayabusos, es probable que se reformen porlos miembros que reemplazan á los anti-guos, y no haii tenido aun tiempo de de-jarse corromper por sus asociados. Siem-pre se dejará una parte para Continuar el.'orriente de los negocios sin interrup-.don ; pero esta parte conservada, ¿ de-

( 3i )berra sei mayor ó iiieiior que la parte re-novada ? Si es mayor, puede teiiierse queci iitiguo sistema corrompido se n.inLeu-a en srjol. y si es menor, es de temer

que un buen sistema de administracioji sedestruya por innovaciones caprichosas.Como quiera que sea , el derecho solo deseparar no conseguirá el liii , sobre todosi ci derecho de reemplazar se dá al cuerpomismo. Este derecho solaniente se ejer-cerá en ocasiones extraordinarias.

Los que hayan sido separados, ¿ seriiineligibles por un cierto tiempo ,siempre ? si Jo son por un cierto tiemposolamente , sucederá muy pron lo quesieinre serán reelegidos, y que el espí-ritu de federacioti seguirá su marcha enel cuerpo; y silo son para siempre , la co-munidad quedará privada de los talentosy de la experiencia de sus mas hábilesservidores. Todo bien coiisiderado, pare-ce que este medio político no es mas queun substituto imperfecto de otros mediosde que. luego se hará rnenc.im , y sobre.todo de Ja publicidad de todos los j)ro(,edI._Iniculos y de todas las cuentas.

27

(3i8)Esta providencia de rotacion ha sido

adoptada en Inglaterra en las grandes com-panias de comercio, y hace algunos anosque se ha introducido en la direccion dela compañia de las Indias.

Esta mira política 110 es la única quese ha considerado en la rotacion: muchasveces se ha tenido tambien por objetoefectuar una distribucion mas igual de losprivilegios que pertenecen al empleo.

La grande obra política de Ilarington(la Occeana) casi solamente estriba sobreun sistema de rotacion entre los miem-bros del gobierno. Un hombre de talentoque no ve el todo de la ciencia, se apoderade una idea única, la desenvuelve, laaplica á todo, y nada ve fuera de ella. Deeste modo, en medicina cuanto menos sepercibe la extension del arte, tanto masfácilmente se cree en un elixir de largavida, en un remedio universal, en un se-creto maravilloso. La utilidad de una clasificacion, es llevar sucesivamente la aten-cion sobre todos los medios.

•1

( 319 )

VI. Admitir informes secretos.

Todos saben que en Venecia se recibiarilos informes secretos. Había cajas dispues-tas aquí y allí al derredor del palacio deS. Marcos, cuyo contenido se examinabaregularmente por los inquisidores de es-tado; y se pretende que por estas acusa-ciones anónimas, había personas presas,desterradas, y aun condenadas á rnurtesin otra prueba mas. Si esto es verdad,nada hay mas saludable y mas, racion'aique la primera parte de la instituci.on, ynada mas pernicioso y mas abominableque la segunda. El tribunal arbitrario delos inquisidores ha desacreditado con ra-zon al gobierno veneciano, que ha debidoser muy &íbio en otros puntos, pues quese ha mantenido tanto tiempo en un estadode prosperidad y de tranquilidad.

Es mucha desgracia que una buena jhs-titucion esté ligada con una mala; porqueno todos los ojos son capaces de servirsedel prismo que los separa; ¿ dónde estariael mal de recibir informes secretos,aunquefuesen anbninios, en primera instancia ?

3o)Siti duda por un informe secreto no sedebe quitar ni un cabello de una sola ca-beza, ni dar la mas ligera inquietud á unindividuo pero con esta restriccion¿ por qué privarse de la utilidad que deeste medio puede resultar? El magistradové si el objeto denunciado merece ó 110 suatencioli: si no la merece desprecia el in-forme, y en el caso contrario ordena quese presente el informante en persona. Des-pues del eximen de los hechos, si vé queci informante se ha equivocado , le des-pide alabando sus buenas intenciones , yconserva oculto su nombre; pero si el iii-formante ha dado una acusacion maliciosay pérfida, su nombre y su imp utacioiideben comunicarse á la parle ofendida;mas si la denuncia es fundada, se dá prin-cipio á los procedimientos judiciales , y eliufrmante estará obligado á presentarse ádar en público sus declaraciones.

Podrá preguntarse, ¿ sobre qué pri1-

cipio puede ser t'itil una institution sernejaute ? Precisamente sobre el misnio pr111-

(1p10 que hace que se recojan los votospor bolas blancas y iie;t'as. Scguraiiicnte

( 321 )

es necesario que en la conLnuacion delproceso sepa el acusado los testigos quedeben deponer contra él ; ¿ pero dóndeestá la necesidad de que lo sepa ántes deque empiece el proceso? En este últimocaso, un testigo que puede tener que te-mer algo de parte del delincuente, no quer-r& exponerse á un inconveniente cierto,por la contingencia de hacer al público unservicio dudoso. Por esto quedan impunestantas veces los delitos ; porque nadiequiere ganar enemistades personales, sinestar seguro de servir al público.

He hablado de este medio en el capitulo(le los abusos de autoridad, porque su efi-cacia es precisamente mas evidente cuan-do se hace uso de él contra los empleados;supuesto que en este caso el poder del de-lincuente supuesto, es un peso mas en labalanza de los motivos disuasivos. Eti loscasos de esta especie, el superior que harecibido uii aviso cine le tiene alerta, po-dna desentenderse de la primera ofensa,y descubrir al culpado en la segunda.

Para nada seria buena su resolucioii derecibir informes secretos , y aun anóni-

(39,)

inos, si no fuera conocida públicamente;pero una vez que fuese conocida, el terrory el miedo de estas noticias haria bienpronto mas rara la ocasion de ellas, y dis-miiiuiria su número ¿ y sobre quién re-caeria el miedo? únicamente sobre losdelincuentes, ó los que proyectasen serlo;porque siendo público el juicio, no puedecorrer riesgo la inocencia, y la maliciadel calumniador seria confundida y cas-tigada.

VII. Introduccion de la suerte en las re-presentaciones ¿ memoriales que sepresenten al soberano.

Aun cuando los informes no llegasenmas que al ministro, se podria sacar al-gun partido de ellos; pero para que seasegura su utilidad, es preciso hacer demodo que lleguen ú noticia del soberano.

El Gran Feci erico recibia frecuente-mente en derechura cartas del menor desus súbditos, y muchas veces escribia laresjuesta de su propnia mano. Este hechoseria increible, si no estuviera perfecta -mente probado.

(323)No se puede inferir de este ejemplo, que

la misma cosa fuese posible en todos losgobiernos.

En Inglaterra todos tienen libertad paraPresentar al rey una peticioii ; pero lasuerte de estas peticiones que al mo-mento se entregan á mi gentilhombre decmara,es conocida por una expresion pro-verbial; son papillotas para las cainaris-tas. Segun esto ya puede discurrirse queestas peticiones no son muy frecuentespero tampoco son muy necesarias ea unpais en que el súbdito es protegido porleyes que no dependen del soberano. Haypara el particular otros medios de obte-ner justicia, y otros canales de noticiaspara el príncipe.

En las monarquías absolutas es dondees esencial mantener una comflnicacionconstantemente abierta entre el vasallo yel monarca: esto es necesario para queel vasallo tenga seguridad de ser protegi-do; y lo es tambien para que el monarcaesté seguro de ser libre.

Que se llame al pueblo canalla popu-

(32)lacho, ó como se quiera, el príncipe que re-husa escuchar el último individuo de estepopulacho, lejos de aumentar con esto supoder, le disminuye en realidad. Desdeeste instante pierde la facultad (le gober-narse por si mismo, y se convierte en unpuro instrumentí) entre las manos de losque se llaipan sus servidores puede pen-sar que hace lo que quiere y que se deter-rnina por si; pero en la realidad ellos sonlos que determinan por él; porque deter-minar todas las causas que un hombrepuede tener para obrar, es determinartodas su acciones. El que no ve ni oyesino lo que quieren los que le rodean,está sujeto zi todos los impulsos que ellosquieren darle.

Poner una confianza ilimitada en al-gunos ministros, es poner una confianzailimitada en las manos de las personas quetienen el mayor interés en abusar de ella,y la mayor facilidad para hacerlo.

Pero lo que toca al ministro mismocuanto mas integro sea, tanto menos nece-sidad tendrá de una confianza semejante,

( 325 )y puede afirmase sin paradoja que cuanto mas la merezca, tanto ménos desearáposeerla.

El soberano que no podria leer todasestas peticiones sin sacrificar á esto untiempo precioso, puede recurrir á diversosmedios de sustraerse á la dependencia delas personas .. quienes las confía, y ase-gurarse de que no le ocultan las mas ¡m~portantes. Puede tomar en ci montonalgunas á la aventura, mandarlas distri-buir por materias, y hacer que se las pre-senten de improviso. Los pormenores deuna providencia corno esta no son tan im-portantes ni tan difíciles que exijan unaexplicacion particular, basta sugerir laidea.

VIII. Libertad de la imprenta.

Escucha todos los consejos, pues queesto puede serte útil y nunca te puede per-judicar. Esto dicta el sentido comun. Es-tablecer la libertad de la imprenta es re-cibir los consejos de todo el mundo. Esverdad que cii muchas ocasiones no se es-cuclia ci juicio público áutcs de toma

TQMO V. 28

( 326 )una providencia, sino despues que se Itaegecutado. Sin embargo este juicio puedesiempre ser útil, ya en las providenciasde ].egislacion que se pueden reformar, yaen las de adniiuistracioii que pUIi rci-terarse. El mejor consejo dado en parti-cular al ministro, puede perderse; peroun buen consejo dado al público , si nosirve al uno, puede servir al otro; si nosirve hoy puede servir otro dia, y si no espresentado en una forma convenientepuede recibir de otra mano los adornosque le hagan agradable. La instruccion esuna semilla que se debe probar, 10r decirloasí, en una gran diversidad de terrenos,y cultivar con paciencia, sus fru-tos son muchas veces tardios.

Esta medida es muy preferible ¡i la de laspeticiones para emancipar al soberano.Cualquieia que sea su discernimiento enla eleccion de sus ministros , no ha podidoescogerlos sino en un corto número de can-didatos, que las casualidades del naci-miento ó de la fortuna le han presentado,y asi debe pensar racionalmente que hayotros hombres mas instruidos que ellos;

( )

y cuanto mas extienda su facultad de co-nocer y de oir, tanto mas aumenta su po-der y su libertad.

Pero en el modo de. dar estos avisospuede haber insolencia y mal humor, yen vez de ceñirse al exámeii de las provi-dencias se extenderá la crítica á las perso-nas; y en efecto ¿ cuánta destreza no seríanecessaria para tener estas dos operacionesbien separadas? ¿ cómo se puede censuraruna providencia,sin atacar hasta un ciertopunto el juicio ó la probidad de su autor?Este es el escollo, esto es lo que hace quela libertad de la imprenta sea tan raracomo son evidentes sus vantajas. Ellatiene contra si todos los temores del amorpropio sin embargo., José uy FedericoII , tuviron la magnanimidad de estable-cerla en sus estados; existe en Suecia,existe en Inglaterra, y puede existir entodas partes con algunas modificacionesque prevengan los grandes abusos de ella.

Si por los hábitos del gobierno, 6 poralgunas circunstancias particulares no pu-diese el soberano permitir que se exami-nen los actos de la administracion, debe-

(:328)

rá á lo niénos permitir el exmeii de lasleyes.

Aunque tome para si el privilegio de lainfalibilidad, no tiene necesidad de ex ten-tierlo á sus predecesores; y si es tan ze-loso del poder supremo , que quiera hacerrespetar todo lo que ha tenido el contactodel cetro real, á lo ménos puede abando-liar á la discusioii todo lo que no es masque ciencia, principios de derecho, subs-tanciacion procesal, y administracion su-balterna

Si la libertad (le la imprenta puede te-ner algunos inconvenientes,es en los folle-tos y papeles sueltos que se esparcen porel público, y se dirigen igualmente á laparte ignorante de una nacion, que á laparte instruida no puede aplicarse lamisma razon a obras serias y de largotrabajo, á libros que solamente pueden te-ner una clase (le lectores, y que no pu-diendo producir algun efecto pronto, de-jan siemwe tiempo para preparar el an-tídoto.

En el antiuo rgimdn fratices bastabaque un libro de ciencia moral fuese im-

( 3j )preso en Paris , para inspirar una preve!1_ejon contra (.i. Las instrucciones de lacnperatriz (le Rusia para la asamblea desus diputatos se prohibiroii en Francia ,porque el estilo y las doctrinas de este es-ci'i Lo parecieron demasiado populares parapoderlas tolerar en la monarquía francesa.

Es verdad que en Francia,cmo en otraspartes, la negligencia y ]a inconsecuen-cia paliaban los males del despotismo. Untitulo extraiigero servia de pasaporte altalento, y el rigor de la censura no lo-graba otra csa que transportar el comer-cio de libros á otras naciones, y hacer masamarga la sátira que la censura estabadestinada á prevenir.

X. Publicar las razones y los hechos quesirven de base á las leyes y otros actosde la admi.nistracioii.

Este es un eslabon necesario en la ca-dena de una política generosa y magna-hm a, y ni i acompaüamiento indispensablede la libertad de la imprenta : ci gobiernodebe la una de estas instituciones al pue-blo, y se debe la otra á si Inisino. El no-

.2 8

(33o)bierno que no cuida de informará la ia-iou de sus motivos en ocasiones im1jor-

tantes, anuncia con esto que quieredeberlo todo la fuerza, y que ninguncaso hace de la opinion de los ciudadanos.

El partidario del poder arbitrario nopiensa así : no quiere que el pueblo seinstruya, y le desprecia porque no es ins-truido. Vosotros, dice, no sois capacesde juzgar porque estais en la ignorancia,y se os mantendrá en la ignorancia paraque no seais capaces de juzgar. Este es elcirculo eterno en que se atrincheran ¿ ycuál es la consecuencia de esta políticavulgar? Que poco á poco se forma y seaumenta un descontento general, fundado

veces en imputaciones falsas y abulta-das, que se acreditan por el defecto dedis-cusion y de eximen. Un ministro se queja(le la injusticia del público , y no refle-xiona que él no le ha dado los medios de serjusto, y que las falsas interpretaciones desu conducta son una consecuencia necesa-ria de los misterios que la cubren. No haymas que dos medios de obrar con los hom-bres, si se quiere ser sistemático y COli—

(33i)siguiente clandestinidad absoluta, ó fran-queza entera. Excluir completamente alpueblo del conocimiento de los negocios,6 dárselo tan grande como sea posibleimpedirle que forme juicio alguno, ¿ po-nerle en estado de formar el juicio masacertado : tratarle corno niio, 6 tratarlecomo hombre estos son los dos planesentre que debe escogerse.

El primero de ellos fue seguido por lossacerdotes en el antiguo Egipto, por losbrammas en el Indostan, por los jesuitasen el Paraguay : el segundo se ha estable-cido por el hecho en Inglaterra pero noestá establecido por la ley, sino en los Es-tados Unidos de la América. Los mas delos gobiernos de la Euro1a fluctúan sincesar entre el uno y el otro, sin tener va-lor para adherirse exclusivamente al unode ellos, y no dejan de ponerse en con-tradiccion consigo mismos por el deseo detener súbditos industriosos é instruidosy por el temor de fomentar un espíritu deeximen y discusion.

En los mas de los ramos de la adminis-tracion seria inútil, y podria ser arries-

( 33 )¿4adado el publicar de antemano las razonesque determinan las providencias: lo quesolamente se necesita es distinguir los ca-sos en que conviene alumbrar Ja opimoilpública para impedir que se extravie;pero en materia de legisiacion, siempre esaplicable este principio. Se puede sentarpor regia genrl que nunca debe hacerseuna ley sin alguna razoti, ó iiianifestaclaexpresamente, ¿ táciameirLe entendida;porque ¿ qué, es una buena ley, sino unaley en favor de la cual se pueden alegarbuenas razones ? Ello siempre es necesa-rio que haya una razoii buena ¿ mala pa-ra hacerla pues que no hay efecto sincausa; pero que se obligue á un ministroá dar sus razones, y se avergonzará deno poder darlas buenas : se avergonzai'ide presentarnos una moneda falsa, cuandoestá obligado t.1 poner al lado una piedrade toque para ensayarla.

Para un soberano es este uti medio dereynar aun despues de su muerte; porque5i las razones de sus leyes son buenas, lasdá un apoyo que no pueden perder, y sussucesores se verán forzados á mantener-

( 333 )las por un sentimiento de lionor. Así,cuanto mas haya hecho por la felicidad desu pueblo, tanto mas habrá asegurado lafelicidad de su posteridad.

XL Excluir lo arbitrario.

Clotario hizo una ley, dice Montes-)) quieu, para que un acusado no pudiese)) ser condenado sin ser oido; lo que prue-

ba una práctica contraria en algun casoparticular, ¿ en algun pueblo bárbaro.))

Espiritu de las leyes libro XII cap. JI.Montesquieu no se atrevia á decirlo to-

do: ¿ podia escribir este pasage sin pen-sar en las cartas selladas de la administra-cion de la policía, tal cual se hacia en sutiempo? Una carta sellada puede definir-se : Una órden de castigar sin prueba,un hecho contra el cual no hay ley.

En Francia y en Venecia es donde esteabuso ha reynado con mayor violencia:estos dos gobiernos , tan moderados porotra parte, se han calumniado á si mis-mos por esta inepcia: se han expuesto áimputaciones muchas veces falsas , y á la

( 334 )reaccion del terror; porque estas mismasprecauciones son las que inspirando elmiedo, producen el peligro.- Conducíosbien, se dirá, y el gobierno no será vues-tro enemigo. En horabuena; ¿ pero cómopodré estar seguro de esto? Yo soy abor-recido del ministro ¿ de su criado ¿ delcriado de su criado sino lo soy iioy,puedo serlo mañana, ó puede serlo otro,y se me puede tener por este otro : 110 de-pendo de mi conducta, sino de la opinionque tengan de mi conducta unos hombresmas poderosos que yo. En el reynado deLuis xv las cartas selladas han sido un ar-tículo de comiso, y si esto puede sucedercii un gobierno que pasaba por suave,¿ qué será en paises donde las costumbresestán rnénos civilizadas?

E defecto de la justicia y la humani-dad, el orgullo de los gobiernos deberiabastar, á mi parecer, para hacer abolirestos restos de barbarie.

Una carta sellada ha podido pasar bajoel velo de las máximas de estado perohoy este pretexto ha perdido su magia.La primera idea que se presenta al enten-

( 335 )dimiento, es la de la incapacidad y de laflaqueza de los que se sirven de ella. Site atrevieras á oír este acusado, no le cer-raras la boca y si le haces callar, esporque le temes

XII. Dirigir el ejercicio del poder conciertas regias y formalidades.

Hay otro articu]o de policía con res-pecto á los em1)lados subalternos, no me-nos aplicable á las monarquías , que á losgobiernos mixtos. Si el soberano se creeinteresado en ser independiente de las le-yes, no lo está en comunicar la misma in-dependencia ti todos sus agentes.

Las leyes que limitan algunos empleadossubalternos en el ejercicio de su poder,pueden distinguirse en dos clases : la pri-mera se compone de los que limitan lascausas por las cuales se permite ejercertal 6 tal poder; y la segunda de las queseñalan las formalidades con que el poderdebe ejercerse. Todas estas causas y estas

(,i) Esto no se ex[iende á circunstancias etraordinaria,semejantes á aquellas en que en Inglaterra se suspendela ley del csb cas corpus, con las precauciones que se saben.

( 336 )fonna lida des deben referirse específica-mente en el tenor de la ley; y hecho esto,debe prevenirse á los súbditos que estasson las causas, y las causas inicas, porlas cuales se puede legalmente tocar á suseguridad, á su libertad, á su propiedad,F su honor. - Asi la primera ley por

donde debe empezar u-ti gran código, debeser una ley general de libertad, una leyque restrinja los poderes delegados , y re-duzca el ejercicio de ellos á tales ¿ talesocasiones particulares, por tales ó talescausas especificas.

Esta era la intencion de la gran cartay este hubiera sido su efecto sin aquelladesgraciada expresion indeterminada lexterrcc. etc. ley imaginaria que restableciótoda la incertidumbre; porque los hom-bres, refiriéndose sin cesar á la costumbrede los tiempos antiguos, buscáron ejem-plos y autoridades en los abusos mismosque se habialL intentado prevenir.

(337)

XII!. Establecer el derecho de zlsocaeio11,es decir, de asambleas de ciudadanospa ra expresar sus opiniones y sus deseossobre las providencias públicas del go-bierno.

Entre los derechos que una nacion de-beria reservarse cuando instituye un go-1jierio, es este el principal, corno cIuiCes la base de todos los otros. Sin embar-go, es casi inútil hacer aquí mencion ex-presa de él; porque los pueblos que le po-seen no necesitan que se les recomiende laconservacion de él, y los que no lo tie-nen, no pueden esperar conseguirlo; por-que , ¿ qué cosa podría mover á los gefes ádarselo?

A primera vista este derecho de aso-cion podrá parecer irncornpatible con elgobierno; - y yo confieso que declarareste derecho corno un medio de reprimiral gobierno , seria absurdo y contradicto-rio; pero el caso es muy diferente. Si uno6 muchos miembros de la asociacion co-mete el menor acto de violencia, casti-gadle como si se hubiera cometido por

TOMO V. 29

( 338 )cualquiera otro individuo; y si conocesque te faltan las fuerzas para castigarle,esto es una prueba de que la asociacion hahecho progresos que no hubiera podidohacer sin una justa causa; de maneraque, ó esto no es un mal , ¿ es un mal ne-cesario. Yo supongo que tienes una fuerzapública, una autoridad organizada en to-das sus partes; con que si las asociaciones sehan hecho bastante fuertes para intimi-darte en medio de todos tus recursos re-gulares de poder; si no se han formadoasociaciones tu favor, pesar de tenerá tu disposicion tantos medios de lograr lasuperioridad en este punto, ¿ no es estauna seial infalible de que el juicio tran-quilo y reflexivo de la nacion esta contratu gobierno? Esto supuesto, ¿ qu razonpodria darse para continuarle en el mismoestado, y no satisfacer al deseo público ?Yo no conozco alguna. Sin duda una iia-cion, como que se compone de hombres,no tiene el privilegio de la infalibilidad:una nacion puede engañarse sobre sus ver-daderos interéses, como sus gefes: nadahay mas cierto; pero, cuando se ve i la

( 339 )gran mayoría de una nacion de una parte,y á su gobierno de otra , ¿ se puede dejarde presumir desde luego que el descon-tento general está fundado en cargos jus-tos?

Lejos de que sean una causa de insur-reccion, yo miro á las asociaciones cornouno de los medros mas poderosos para pre-venir esta desgracia. Las insurreccionesson las convulsiones de la flaqueza quehalla algunas fuerzas en una desesperacionmomentánea; son los esfuerzos de unoshombres á quienes no se permite decir loque sienten, y cuyos proyectos no po-drian lograrse si fueran conocidos. Unasconspiraciones que son contrarias á la opi-nion general del pueblo, no pueden eje-cutarse sino por sorpresa ¿ pr violencia.Los que tienen pues tales proyectos, nopueden esperar el logro de ellos, sino pormedios de fuerza ; i° los que puedencreer que tienen de su parte al pueblo; losque pueden prometerse triunfar por laopinion general; ¿por qu usarian de vio-lericia? ¿ por qué se expondrian sin utili-dad á un riesgo manifiesfo ? -- Yo estoy

(3lio)pues persuadido á que unos hombres quecsttiii en plena libertad de asociarse, y quelo hacen bajo la proteccion de las leyesjamas rccurrirn a la insurreccion, á flO

ser en aquellos casos raros y desgraciadosen que la rebelion se ha hecho necesaria:o para resumirme en pocas palabras, estoypersuadido á que, ¿ bien se permitan lasasociaciones, ó bien se prohiban, nuncapor esto se declararán tintes las rebeliones.

Las asociaciones que se hicieron públi-camente en Irlanda en 1780, no produ-jéron mal alguno, y aun sirvieron paramantener la tranquilidad y la seguridadcii el pais, aunque este pais semi salvageestaba destrozado por todas las causas po-sibles de disensiones y de guerra civil.

Aun creo nas, que las asociaciones po-diiau permitirse y ser uno de lcs principa-les medios del gobierno en las monarquíasmas absolutas. Los estados de esta especieson mas atormentados que otros por rebe-liones y sublevaciones, y todo se hace ciiellos por movimientos repentinos é inespe-rados. Las asociaciones prevendrian estosdesórdenes. Si lot; sitbditos del imperio ro-

(34i )

inaiio l.Iul)ie:1a1I tenido la costumbre deasociarse, las guardias pretorias no hubie-ran vendido con tinuam ente en almo iiedael impelio y las vidas de los emperadores.

Por lo ¿lemas, yo bien sé que no puedenpermitirse las asambleas i los esclavosse les han hecho demasiadas injusticiaspara que no se deba temer todo, Ó (Te SUingnorancia, ó de su resentimiento. No escii ]as islas de América; no es en Méjicodonde se puede armar al pueblo y permi-tirle las asociaciones; pero hay estados enEuropa en que el gobierno podría elevarsei esta política fuerte y generosa.

Tambieri conozco que hay un grado deignorancia que haria arriesgadas la asocia-ciones; pero esto prueba que la ignoranciaes un gran mal, y no que las asociacionesno sean un gran bien. Poro tra parte, estamedida misma, puede servir de antídotocontra sus malos efectos; porque en propor-cion de lo que se extiende una asociacioiitjuc se ha formado con seguridad, se exa-uiivan todas sus bases , ci público se ms--fruye ,y el gobierno dispone de todos losmedios de esparcir Job hechos y de. disipar

29

(342)los errores. La libertad y la instruccionse dán la .mano : la libertad facilita losprogresos de las luces; y los progresos delas luces reprimen los estravios de la Li-bertad.

Yo no puedo concebir cómo el estable-cimiento de este derecho podria dar in-quietud al gobierno. No hay uno que notema al pueblo, que no crea necesario con-sultar su voluntad y acomodarse á susopiniones: los mas despóticos son al pare-cer los mas tímidos ¿ qué sultan está tantranquilo y tau seguro en el ejercicio deu poder, como un rey de Inglaterra ? Los

genízaros y el populacho hacen temblar alserrallo, y al mismo tiempo el serrallohace temblar á los genízaros y al popula-cho. La voz del pueblo en Londres se haceoir en asambleas legitimas; en Constan-tinopla se manifiesta por ultrages; enLondres el pueblo se explica por peticio-nes; en Constantinopla por incendios.

Se citará acaso t 1a Polonia donde lasasociaciones han producido tantos males;pero es un error, porque las asociacionesnacian de la anarquía, y no la producian.

( 343 )Por otra parte , cuando hablo de este me-dio corno de un freno para los gobiernos,supongo un gobierno establecido hablode un remedio y no de un alimento diario.

Advierto tambien que aun en los esta-dos que han establecido este derecho,pueden darse circunstancias en que seabueno no suspenderle enteramente , sinoarreglar el ejercicio de él. En este puntono hay regla absoluta ¿ inflexible: hemosvisto al parlamento británico, en el cursode la última guerra , restringir el derechode reunirse el pueblo, y no permitir lasasambleas con un objeto político, hastadespues de haber anunciado públicamenteeste objeto, y bajo la autorizacion del ma-gistrado, que tenia la facultad de disolver-las; y estas restricciones se hacian en laépoca misma en que los ciudadanos eranllamados á formar cuerpos militares parala defensa del estado, y en que el gobier-no anunciaba la mas noble y la mas en-tera confianza en el espíritu general de lanacioli.

Cuando estas limitaciones han cesadotodo ha quedado en el mismo estado, y no

( 344 )parecia sino que la ley resLrictiva estabaaun en vigor. Esto es, que un puebloasegurado de sus derechos goza de ellos conmedida y tranquilidad; si abusa de cilioses porque duda, y su precipitacion es elefecto de su. temor.

COMENTARIO.

Enhorabuena que el derecho constitucionaltenga su legislacion directa y su legislacion indi-recta, y que Bentham no quiera tratar de laprimera; pero ya que trata de la legislacionconstitucional indirecta , que consiste , segundice, en precauciones generales, cuyo objetoes prevenir la inconducta, la incapacidad 6 lasmalversaciones de los gefes ó empleados suba!-ternos de la adimnistracion , no sería estrañoque pues que tambien puede abusarse del podersupremo, diese i lo mnos algunas reglas gene-rales para prevenir estos abusos mas universa!-mente perniciosos que los de los empleados su-balternos. Nosotros insinuarmos esta reglasegun se vaya presentando la, ocasion, previ-niendo que nos servirmos (le la distinciongenci'almcfltc adoptada del poder político enlegislativo, ejecutivo y judicial; division pieen otra parle liemos defendido contra la crítica'k nuestro autor.

( 345 )Cuando todos los poderes se reunen cn una

persona, el resultado de esta retmion es el go-bierno que se llama despótico ó arbitrario, cimas absurdo de los gobiernos, y el mas expuestoá los abusos del poder. Sin embargo, este go-bierno es el primero que se presenta al entcii-cliinicnto, el mnos complicado, el mas sencillode los gobiernos, pues todo su artificio está re-ducido á dar á un hombre solo todo el poder,imponer á todos los demas la sumísion y la obe-diencia. Cuando un hombre hace la ley, laejecuta y la aplica á los casos ocurrentes, claroestá que el gobierno marcha expeditivamente ysin estorbo. Este gobierno, 6 mas bien estedesgobierno, no puede tener otro origen ni otroapoyo que la fuerza, pues no puede venir deuna convencion; porque es imposible que ungran número de hombres hayan consentido Ii-bremente en ponerse sin restriccion á la dispo-sicion de uno de ellos, y obedecer á todos SUS

caprichos.Para evitar ci despotismo se ha inventado la

division de los poderes: ci poder legislativo seha dejado al pueblo que lo ejerce, 6 votandosobre las leyes todos los ciudadanos, como pue-de hacerse en las repúblicas pequeñas, ú pormedio de representantes,. coni o es preciso cinc sehaga en los grandes estados. Puede sin dudaabusarse de este poder; pero con dificultad seabusará, si las elecciones de los diputados sonlibres y se hacen por todos los ciudadanos que

( 346 )están en el goce de los derechos de tales. Elmedio único de prevenir los abusos de este po-der, que aunque difíciles pueden verificarse,como hemos dicho, es que los pueblos esténautorizados á revocar á sus representantes cuan-do en realidad no los representan, y en vez dela voluntad de sus representados expresan lasuya propia; pero para que el pueblo puedaCon razon revocar á su representantes, y reem-plazarlos con otros, es necesario que conozca suconducta y sus operaciones ; y las conoceráfácilmente si la imprenta es libre, y á cadaciudadano se permite manifestar su opinion. Lalibertad de Ja imprenta es un ingrediente, pordecirlo asi, que entra en todos los remedioscontra cualquiera especie de males políticos.Si el poder legislativo quisiera usurpar algunade las atribuciones de los otros poderes, estosse lo estorbarian fácilmente, porque no tienenuna fuerza armada con que sostener sus usur-paciones,

Mag fáciles y mas de temer son los abusos delpoder ejecutivo. Si este se conGa á un hombresolo, que es gefe de la fuerza armada, de ]a quepuede hacer uso libremente; que dispone de lasrentas de la nacion y de todos los empleos hono-rfficos y lucrativos del gobierno; es magistradoperpetuo y aun hereditario; y si su persona esinviolable; si puede ejercer un poder superioral de la ley, perdonando á los que la ley con-deiia; ¿qué le falta d este magistrado para ser

( 347 )un déspota? ¿ qué importa que él no haga laley, si manda y dirige á los que la hacen? Deeste modo ejerce con mas seguridad el despo-tismo i porque el déspota que es legislador, siabusa de su autoridad no tiene escusa, y seexpone á la odiosidad del pueblo y a los efectosfunestos de ella, en vez de que el otro cubre susoperaciones con las de los poderes legislativo yjudicial, á los cuales hace instrumentos de suvoluntad absoluta

Mas vale pues un despotismo franco y descu-bierto, que el que se encubre bajo de formas,por otra parte respetables vale mas un déspotaque responda de su conducta, que uno que estéá cubierto de la responsabilidad que otros tie-nen por él. Cuando un magistrado ejerce macto de violencia en virtud de la ley que élmismo ha inspirado, lo odioso recae sobre elpoder legislativo; cuando pierde á un inocente,haciendo pronunciar contra él una sentencia porun tribunal que se dice independiente , siendoeclavo, la injusticia se atribuye siempre al tribu-nal. Sin embargo, tanta es la influencia de las vo-ces sobre el espiritu de los hombres, que los mis-mos que no pueden hablar sin horror del poderdespótico del Gran Turco, viven muy contentosy se creen libres con tal que se diga que en elmagistrado supremo solamente reside el poderejecutivo que ci poder legislativo reside esen-cialmente en la nacion, que le ejerce por mediode sus representantes, y que ci poder judicial

( 38 )lisla en curpos de magistrados indcpcndicnto-Con esto, con que puedan decir que gozan deuna constitucion, y que viven bajo tul gobiernoconstitucional, se sujetan contentos al tiespo-lismo mas arbitrario , y que IndnoS peligrospresenta al déspota tan fácil es engañar á loshombres con palabras los ingleses suftiron ziun tirano hipócrita y sanguinario , á Cromwelcon el nombre de protector, y no le hubierantolerado con el nombre de rey los romanos nohubieran sufrido á Marco Auclio y tí Tito si sehubieran llamado reyes, y su friron á Nerony Calígula, porque se llamaban emperadores.

¿ Pero hay algun medio para estorbar los abu-sos del poder ejecutivo, y que degenere en des-potisino? Me parece que s, y que para esto nohay mas que hacer lo contrario de lo que gene-ralmente se ha hecho hasta ahora ci poderejecutivo se ha confiado mi una sola persona;confiarlo mi una corporacion ó colegio compuestode un cierto número de individuos : se ha hechoperpetuo y hereditario ; hacerlo temporal yelectivo se ic ha hecho superior mi la ley, dán-dole la facultad de estorbar la ejccucion de ella;reducirlo estrechamente mi ejecutar las leyes sele ha hecho inviolable; hacerlo responsable delodas sus gestiones.

Tal vez comivcndria que ci poder ejecutivoentero no se confiase mi una sola j tinta, y que seformasen muchas mi tina se dncargarian losnegocios de la guerra mi otra los de las rentas

( 349 )publicas: á oiri los de la justicia : i otra ¡os tica inEifl(L, etc, y cuanto iiias se subdividirse, el

poder ejecutivo , tanto menor seria ci riesgo (leque se convirtiese en despotismo.

Estas juntas serian compuestas (le un ciertonúmero de individuos, nombrados por ci cuerpokgislaiivo, cine se renovarian parcialmente ópor rotacion , y cada una (le ellas provecria losempleos correspondientes á sus respectivas atribucioiies : la de guerra liaría los nombramientosen el ejército; la de justician la judicatura etc.Esta disposicion puede presentar algunos incon-venientes ; pero nunca tendrá tantos como tienela reunion de todos los poderes cii tina manoostensiblemente , ó de un modo encubierto.Luego veremos de qué modo puede evitarse lalentitud, que es lo que con mas apariencia derazon se opone contra este órden de cosas.

Los abusos del poder judicial se prevendránestableciendo tribunales colegiados, y haciendoá los jueces inamovibles d independientes delgobierno. Jamas un hombre solo debe juzgar áotro: la inocencia está ciitónccs muy expuestaá padecer por el capricho, por la ignorancia, ópor Ja malicia de un individuo. Cuanto mas nú-merosos sean los tribunales, tanto mfldnOS detemer serán los abusos; porque los individuosque los componen se respetarán, se contendrán,se observarán, y se ilustrarán unos á otros.

Algunos jurisconsultos filósofos pretendenTOMO Y. 3o

(350 )que conviene mucho que el número tIC los indi-viduos de un tribunal sea par, para que nuncael éxito de un proceso dependa de un hombresolo, corno sucede cuando ci número de los j ue-ces es iw par, y las causas se deciden por lasimple mayoría ó pluralidad : pues suponiendoque en un tribunal compuesto de cinco indivi-duos, dos voten por la absolucion, y dos porla condenacion, claro es que la suerte del acu-sado depende únicamente del quinto; pero si sereflexiona un poco, se verá que esta observac ion,que en algun tiempo mc deslumbró, tiene masde especiosa qne de sólida; porque cualquieraque sea el número de los jueces, que este nú-mero sea par ó impar, que para condenar seannecesarias las tres cuartas partes de votos 6 unomas de la mitad, 6 la unanimidad sise quiere,siempre será cierto que la suerte de un acusadodepende de un solo voto: voy á explicarme conuna suposicion sencilla.

Supongámos que ci tribunal se compone dedoce votos como ci jury en Francia, y que laley exige que se reunan ocho, ó las dos terceraspartes para condenar: supongárnos que en unacausa criminal siete han votado por la condena-clon, y cuatro por la absolucion, no es palpableque la suerte del acusado depende del únicoque aun no ha votado? Si éste se une á lossiete, ci acusado es condenado; y si a los cuatro,es absuelto; y lo mismo sucede en todas las con-

( 351 )vinaciolies posibles, sin excluir la unanimidad;pues aunque once hubieran votado por la con-denacion del acusado, aun estaria en la manodel duodécimo absolverle d condenarle. Lo queimporta pues es que los jueces sean en gran nú-mero, y no es de una grande importancia queeste número sea par ó impar.

Los jueces deben ser inamovibles, porque sino lo fueran estarian á la disposicion del quepueda removerlos, si no se muestran bastantecomplacientes, suponiendo en ellos una virtudordinaria; pero para que los jueces sean abso-lutamente independientes no basta que no pue-dan ser removidos, sino que es necesario quetampoco puedan ser ascendidos; porque pocosserán los que se atrevan í disgustar á un minis-tro de quien dependan sus ascnsos. El juezpues nombrado para un tribunal debe acabaren él su carrera, y yo aun quisiera mas yoquerria que un juez no pudiese obtener graciaalguna ni empleo alguno del gobierno. Estasprecauciones parecerán acaso demasiado scvé-ras; pero á mi me parece que nada sobra paraevitar unos abusos que tienen los efectos masfunestos. Téngase presente que Bentham no haescrito para una especie determinada de gobier-110, SiflO para el gobierno en general de cual-quiera especie que sea, y que yo aumento á]3entham.

De las tres ramas del poder de que acabamosde hablar, las dos pueden subdividirse en otras

(352)ramas : solamente el poder legislativo es indivi-sible, porque reside esencialmente en ci pueblo.El ejecutivo admite naturalmente un gran ni'i-mero de subdivisiones, de que ya liemos habla-do, y el judicial debe dividirse en una série detribunales subalternos, de cuya organizacion nodebemos tratar aquí con extension, limitándo-nos a insinuar los principios mas gencrales

La division de las tres ramas principales ócapitales del poder político, produce la ventajade prevenir los abusos de él, y las otras divi-siones subalternas tienen las utilidades qtic api1anuncia nuestro autor: disminuyen el peligrode la precipitacion, porque un individuo puedeen un momento de calor tornar una providenciainconsiderada; pero una corporacion examina,medita y debate sus providencias minora tam-bien el peligro 'de la ignorancia, porque si enuna corporacion hay algtin individuo ignorante,todos no lo serán, y los mas sábios dirigirán álos que lo sean mdnos; la superioridad de la-lento y de conocimientos da este derecho pordtimo disminuye igualmente ci peligro de la

falta de probidad; porque si en una corporacionhay un individuo depravado, los individuoshombres de bien le contendrán , todos se obser--valán mutuamente, y serón censores tinos deotros la virtud goza tanibien de los derechosdel talento, y aun los suyos son mas sagradosy respetados.

Pero si la division del poder produce cstas

( 353 )ventajas, no (tcbclnos disimular que tiene tin-bien sus inconvenientes : ¿ dónde en las obrasde los hombres se halla la perfeccion absoluta,(IL1C con mucha razon se llama ideal? Lo rnduosimperfecto es lo perfecto; y si los inconvenien-tes que naceii de la division del poder sonmenores que sus ventajas , esto basta para que(a division sea recibida : fuera de que estosinconvenientes pueden evitarse hasta un ciertorno d lo mnos ; porque la lentitud se evitarágraduando la div*sion , segun que las funcionesdel poder dividido son susceptibles de mas Ómdtios de.Iibci'acion las funciones del poderiuilitar son las mnos susceptibles de delibera-.non ; porque ni uclias veces ci éxito de las ope-raciones militares depende del secreto y de laceleridad. Este poder pues debe estar innosdividido que los otros, y aun en casos urgentespuede reducirse á la unidad cuando la necesi-dad manda, ella es la única ley : todas las dcmascesan , y sabido es que los romanos, amantesentusiastas y zelosísirnos de la libertad en susbuenos tiempos, en los grandes peligros de larepública nombraban un dictador que reun jacri slí todos los poderes por ci tiempo solamenteque duraba el peligro.

Tainhien puede evitarse la lentitud cuando.ea perjudicial, segun la naturaleza (le los iie-gocios; autorizando i los presidentes de ciertascorporaciones, para tomar por Si solos las provi-dencias que crean muy urgentes, dando luego

30

(35L)cuenta de ellas á la corporacion; y aun conven-dna que en algunos, los miembros que las com-ponen no tuviesen mas que voto consultivo, yde este modo no se disminuirla la responsabili-dad, que es en ci dictárncn de Bentharn elmayor inconveniente de las corporaciones.

Conviene sobre todo que los vocales, ó bientengan voto decisivo, ó bien solamente consul-tivo, den por escrito su parecer, porque así seasegurará la responsabilidad legal, y la moralpesará sobre ci que debe tenerla, haciéndosepúblicas las operaciones de estos cuerpos polí-ticos, como debe hacerse, exceptuando sola-mente aquellos casos en que es indispensable lareserva ; bien se ve pues que la libertad de laimprenta es tambien uno de los ingredientes deeste remedio : cuando todos los ciudadanos pue-dan censurar libremente las operaciones de losdiversos cuerpos del estado y de los individuosque los componen, el gobierno puede fácilmenteinstruirse del mérito de todos sus empleados.

Poner el poder de destituir en otras manosque el de nombrar, seria también una provi-dencia muy saludable por las razones que insi-titia Bentham; á las que puede añadirse, que sila misma persona puede destituir y nombrar, sepresentarán frecuentemente casos en que, concualquiera pretexto, destituirá á empleados demérito para colocar á sus protegidos, como seyé mas de una vez en las monarquías; pero elmismo Bntham insinúa que no siempre es po-

( 355 )sibk poner en práctica esta medida, y auiiqufuera posible, no siempre seria conveniente. Elriesgo es casi ninguno cuando los empleados sondestituidos y nombrados por corporaciones comoyo lo lié propuesto; pero si se quisiera evitarhasta la apariencia del peligro, yo no veo incon-veniente alguno en que la ley mandase que nin-gun empleado pudiese ser destituido sin unacausa judicialmente justificada, aunque pudieseser suspendido temporalmente, cuando el biendel servicio público lo exigiese, mintras se tra-taba de la causa de destitucion.

No permitir que los gobernadores permanez-can mucho tiempo en los mismos distritos,podrá ser bueno para prevenir las rebeliones,principalmente en gobiernos distantes de lacapital riesgo que es muy poco de temer ciilos paises civilizados de la Europa Removin-dolos periódicamente no se da lugar á los gober-nadores para hacerse criaturas y formar un par-tido temible, pero la temporalidad por otraparte, ademas del inconveniente que anunciaBcntbam, tiene otro no mdnos grave; y es quesabiendo un gobernador que ha de ser removidoal cabo de seis aios, por ejemplo, tratará deenriquecerse cuanto pueda mintras está en elgobierno. Mejor me parece que sería ,que en vezde removerá los gobernadores se les mudasesolamente de unos gobiernos á otros, al cabo decierto tiempo señalado, invariable y fijamentepara todos.

( 356

)

Lit Espaiia la icgla de la teniporalidad s

qdicado hasta á los coi'reginiien[os y aIcadit.wayores , y produce visiblemente ci inconve-iiiente de (DIC acabo de hablar : un corregidorprocura recoger dinero para vivir iio solaiiwiitcel tiempo de su cm1)h'o , sino tambieji ci (fUC ha¿le estar sin destino, y pie tcndidn dolo. Tieneademas el inconveniente de remover Zi CslOs

iiiagistrados, cuando empezaban i poder serles por el conocimiento (JLLC habian adquiridodel pais en que mandaban y de sus habitantesy ciertamente seria ridículo ci temor de que uncorregidor 6 alcade mayor se rebelase un Espaiiacontra el soberano. Los únicos ciuc sol¡ de teme.¡.on los grandes empleados que reunen el maiidomilitar y el civil, singularmente en provinciasiiuy distantes del centro del gobierno.

llenovar por rotacion y parcialmente los cuer-pos gobernantes , es otro remedio para prevenirlos abusos del poder; pero este sistema no estplicab1e á los cuerpos j udiciales ; porque superpetuidad no ofrece inconveniente alguno, 'liene la ventaja de formar jueces instruidos yprácticos en la administracion de la justicia. Alcontrario , en una asamblea legisla liva, la reno-vacion parcial pum' rotacion es una medida queufliViclie , aunque no sea mas que para cjuc Ufl

otero mayor de eiudadaiws participe de laOI'111ttC1O11 de las leyes, y se instruya cn las

.materias y negocios tici gobierno; pero dondeui nia5 fl('ccJaria providciiciac en un cuer

( 357 )ti llaniese directorio ejecutivo, porque tina

junta perpetua podria fácilmente abusar cte supoder y convertirse en tina oligarquía ti tiraníade muchos, que es mas dura que la urania deuno solo.

Yo CI'CO que en UflO y otro caso solamentedebe renovarse cada año una parte pequeña dela corporacion , la scsta ti la quinta por ejemplo,como se renueva ca Francia la cámara de losdiputados. Esto basta para prevenir los incon-venientes de la perpetuidad; y ci temor queinsinúa Ben Lham me parece imaginario, porquesi el número mayor está igualmente corrompidoque el número menor que sale, puede temerseque corrompa á los reemplazantes que entran denuevo entonces es menester renovar ci cuerpoentero, como lo hizo Luis xviii con la cámarade i8i5, y ántcs lo liabian hecho otros sobera-nos en Inglaterra. En las corporaciones sttbal-ternas, será muy raro el caso en que sea nece-sario servirse de este ndio político, que solopuede justificarse por el temor de grandes abu-sos, ti por razon tic una utilidad evidente.

Del rciiicdio de recibir informes secretos nopuede hacerse uso sino con grandes precauciones,y sobre todo, castigando severamente al denun-ciador malicioso : al mismo tiempo que el' quedá al magistrado una noticia, que cree de buena,fé importante á la sociedad, debe ser bien reci-bido y tratado, aun cnawlo se equivoque, loq:e el magistrado le liará ver, y ci denunciador

( 358 )quedará contento y persuadido de haber desein-peiiado una obligacion.

Sin las mas rígidas precauciones, la raza infamede los delatores se multiplicaria de modo que elhombre mas virtuoso no podria vivir tranquiloun momento, y el magistrado apnas tendriatiempo para mas que escucharlos. Las denun-ciaciones secretas en una palabra, no puedenrecibirse de otro modo, que corno unas noticiassimples que se dn al magistrado para que hagade ellas el uso y aprecio que le parezca, y ave-rigue su certeza ó falsedad por medios queningun perjuicio, ni aun la menor inquietudcausen á los denunciados. Si la delacion, aun-que se haya hecho de buena fd, es infundada,no es necesario que tenga noticia de ella eldelatado, para el cual ninguna resulta ha teni-do; y entonces no hay inconveniente en que ladenuncia y el nombre del denunciador quedenocultos; pero si la delacion ha sido calumniosa,6 ha dado motivo a algunos procedimientos con-tra el dedunciado, la juticia exige que se ma-nifieste á este inmediatamente el nombre de sudelator, y que este reponda de las resultas delnegocio.

Antes de todo conviene que ci juez llame á supresencia al delator, y se informe por & de losmotivos de su delacion en los tdrminos queexpresa Bentliarn; y como nada de esto puedeverificarse en las delaciones anónimas, estas sontan arriesgadas , que me parece mejor proscri-

( 359 )birlas enterarnentc,para no exponerse á los gran-des males que pueden producir, por un bienmucho menor que de ellas puede resultar. Losmalos solos podrán temer, dice ini autor peropor qué los buenos no temerán taibie9 qitecIc contra ellos una delacion an6nimi .y que,cayendo en manos de un juez ignorante &p-sionado, se haga un. mal uso de ella? ¿ por quetanibien un j uez que quiera perder, ó á lo menosmolestar á su enemigo, no se valdrá de estemedio que tiene en su mano, pues le es tan fácilsuponer una de) acion anónima? Publicando queel gobierno recibirá las delaciones anónimas, loque sucederá, será que lloverán estas delaciones:que se introducirá lit desconfianza entre los ciu-dadanos que cada uno creerá ver en otro undelator oculto, y d Dios la tranqnilidad, á Diosla paz, á Dios la amistad, á Dios todos los sen-tirnientos deliciosos que inspiran la naturalezay la sociedad.

No nos aparidinos de los buenos principios deBentham. Cuando de una medida ha de resultarmas nial que bien, la prudencia y la justicianos dictan que nos privinos del bien por evitarel mal : cuando Bentham justifica las delacionessecretas, como unas noticias de que puede apro-vecharse el magistrado para hacer un servicioá la sociedad, jo hagámos á su razon y á sufilosofía la injusticia de pensar que apruebalas acusaciones secretas, de las cuales dijo unjurisconsulto filósofo, que eran consagrados,

36o)pero evidentes errores ¿ podria Benthatuaprobar, ni aun escusar, ios procedimientossecretos de la inquisicion tic estado de Venecia,del santo oficio de España y Portugal, y lascartas selladas del antiguo gobierno de Francia?

Yo no inc atrevoá aprobar,ni aun como sim-ples noticias, las delaciones anónimas; y por cicontrario, pienso que, averiguado el autor ticalguna de ellas, debia obligársele á probar sudelacion, ó á sufrir ¡apena de calunmiador. EnEspaña está mandado que no se haga aprecioalguno de delaciones y cartas anónimas 3 perojamas una ley tan buena ha sido tan nial eje-cutada.

El derecho tic pet.icion, es decir de represen-tar al soberano lo que se cree conveniente, esun derecho prcciosísirno, y muy necesario en lasmonarquías donde todo depende del príncipe;y aunque no lo es tanto en un gobierno en pieel ciudadano es protegido por leyes indepen-dientes del soberano, siempre es útil. A nadieconviene mas que al monarca mismo estar ciiuna correspondencia libre con su pueblo, cuyosdeseos, cuyas necesidades y cuyas opiniones nopuede conocer de otro imiodo; conocimiento sinel cual nunca puede gobernar por sí mismogobernarán por & sus ministros, y puede estarseguro de que casi siempre aburán de su ,con—fianza para hacerle querer lo que c1103 quierenel soberano creerá que manda, pero en realidadno liará mas que obedecer.

361 )Convenciria pues mucho que un soberano

viese por si mismo todos los memoriales, todaslas peticiones, todos los informes que sus súb-ditos le dirigiesen ; pero esto que fue' posible a]gran Federico u, 110 lo será tal vez en otrosgobiernos : en tal caso el soberano que no quie-ra ser engallado y mandado po sus ministros,puede servirse de los medios indicados por Ben-tliain , ó de otros equivalentes que no será dificilhallar si se buscan.

Yo no se' si mi lector habrá observado cornoyo, que al tratar aquí Eentham de la libertad dela imprenta se explica con una reserva, con uncierto ayre de timidez, que no parece convenirá la grandeza y valentía de los principios quenos enseña en su obra: ¿ porqué el gobiernono habia de permitir que se examinasen losactos de la administracion? ¿ que' podia perderen escuchar las opiniones y los consejos de todos?Poco hace que nos habia dicho que la libertadde la imprenta es necesaria para instruir al so-berano y al pueblo, y que aun es mas útil alprimero que al segundo; con que prohibir quese examinen las operacionnes de la adininistra-cion, es obrar contra los intereses de] soberano,á no ser que este quiera separarlos de los inte-re'ses del pueblo, y dejarse guiar por su capri-cho ó por sus pasiones; y en este caso lo massencillo, como lo mas seguro, seria mandar quenada se imprimiese que no fuese ntcs exami-nado por el soberano mismo ó por sus agentes.

Tomo V. 31

( 362 )

Mas peligroso l)odria aun ser el examen delas leyes, que el de los actos de la administra-cion; porque la censura de las leyes puede in-fluir algo en la inobservancia de ellas, y en elrespeto con que se las debe mirar; sin embar-go, Bentham pretende que el soberano debepermitir que se examinen las leyes, aunque nopermita que se examinen las operaciones de laadministracion; como si estas operaciones fue-ran mas sagradas, mas respetables que las leyes.

Tainbien indica Beritham que la libertad dela imprenta puede tener inconvenientes en losfolletos y papeles sueltos que se extienden enel público, y se dirigen igualmente á la parteignorante de una iiacion que á la parte instrui-da; pero por lo mismo que los ignorantes leenestos papeles, deben estar escritos con libertad;á no ser que se quiera que los ignorantes nuncapuedan salir de su ignorancia. Bentham mismonos ha enseijado á apreciar los saludables efectosde los papeles periódicos; pero estos serian muypoco útiles, si no fuesen libres. Podrá en estaespecie de escritos abusarse de la libertad dela imprenta, para calumniar ó excitar tumultosy conmociones populares, ¿ qué duda tiene?Pero entónces se castiga el abuso, dejando in-demne la libertad de la imprenta, ni mas nimnos que se castiga el abuso de la pala -bra, sin cortar la lengua; porque nadie que nodelire podrá decir, que porque la imprenta sealibre, deben quedar inipunes los delitos que se

( 363 )cometan por medio de ella : el delito se castigapor el mal que produce, cualquiera que sea elinstriunento de la ejecucion. Es innegable quela libertad de la imprenta puede causar algunosmales; pero siempre producirá muchos masbienes, y el principio de la utilidad no dejaen tal caso duda alguna sobre el partido quedebe tomarse en esta importantísima cuestionde derecho público.

La libertad de la imprenta no produciria losmejores efectos que pueden esperarse (le ella,si el gobierno no publicára las razones ó loshechos en que se fundan las leyes, y los actosde la administracion que la prudencia y la po-lítica permiten publicar; porque entre los actosde la administracion hay muchos, cuyo buenéxito depende del secreto, y que solamentepueden hacerse públicos sin, peligro despues deque han producido todo su efecto tales sonalgunas negociaciones diplomáticas , algunospreparativos de guerra, etc. ; y entónces es eltiempo de publicarlos, haciendo conocer las ra-zones y los hechos que les han servido de apoyo.

En las leyes nada hay que pueda autorizar cisecreto la ley debe siempre publicarse acom-pañada de sus razones, y pues que todos debenobedecerla, justo es que sepan por qué obede-cen, y que tienen un interés cii obedecer. Asíserá voluntaria la obediencia, y mas segura quecuando es Lnícamentc sostenida p01' la fuerza ópor el motivo facticio de las penas. El legislador

( 36)que promulga una ley sin presentar los funda-mentos de ella, dá á entender que quiere serobedecido solo porque manda; y corno estarazon no es demasiado convincente , y mortificanaturalmente al amor propio, la ley no es obe-decida, sino cuando no puede ser violada im-punemente; y bien pronto la multitud de losdelincuentes hace imposible el castigo de ellos.

O las razones que se dan á favor de la ley sonbuenas ó son malas; si son buenas la ley seráobedecida por convencimiento y por interés; ysi son malas, la imprenta hará justicia de ellas,y advertirá al legislador de la necesidad de re-formar su ley; de manera que mirese como sequiera la publicacion de los motivos de las leyes,dbc producir un bien, y nunca puede ocasionarun mal. Una ley buena es aquella á cuyo favorse pueden alegar buenas razones, es decir, dela cual se puede probar que es conforme alprincipio de la utilidad yo quisiera que no seolvidará esta máxima.

Voltaire prueba que no hay gobierno abso-lutamente arbitrario, ni aun el papal, que esel mas despótico de todos los conocidos; porqueel papa manda en las conciencias, y dispone depenas y recompensas eternas, extendiendo supoder hasta mas allá de la vida de sus súbditos.Voltaire dice muy bien no hay un déspota quepueda hacer siempre su voluntad; porque hallaestorbos, 6 en las leyes de la religion, ó en losgenízaros de todos colores, 6 en el pueblo que

( 365 )le aborrece y desea su exterminio 1 porque citan-Lo mas temible se haga un déspota, tanto mastendrá que temer; pero aunque la arbitrariedadabsoluta sea una quimera, ella es real y exis-tente hasta cierto punto, y esta arbitariedadposible y de temer, debe evitarse; ¿ pero cómose evitará? ¿ cómo se hará que las personas ylos bienes de los sibditos no estén enteramenteá la disposicion de! soberano? Haciendo que losciudadanos solamente dependan de leyes y detribunales independientes del soberano. Una leysemejante á la del habeas corpus de los ingle-ses, es muy conveniente para esto cualquiera,sin excepcion, que arrestase 'ó prepdiese á unindividuo, deberia estar obligado a presentarloal juez competente en ci trniino de veinte ycuatro horas una ley semejante es la mejorgarantía de la libertad individual. Por lo demas,claro está que ningun ciudadano puede sercastigado sin ser antes oido y vencido en unjuicio legal, y la privacion de la libertad debeser, 6 un preliminar necesario, ó una conse-cuencia de un juicio.

Dirigir el ejercicio del poder con ciertas re-glas y formalidades, es un principio aplicableen todas las especies de gobierno á los mandata-rios subalternos de la autoridad. El poder deestos empleados debe ser determinado por Jaky, señalando las causasen que pueden ejercersu poder, y las formalidades que deben obser-var en el ejercicio de t1. Lalegislacion francesa

31,I

( 366 )ha seguido perfectamente esta regla el códigode instruccion criminal está lleno de formali—dades y precauciones favorables á la libertadindividual, y en todo caso conviene mucho quetodo ciudadano conozca los límites del poder decada funcionario público para evitar vejaciones.

Sin el derecho de asociacion, no produciriatodos sus buenos efectos el de peticion, de queacabamos de hablar; porque si la mayor ventajade este es hacer conocer al soberano cS al gobier-no, cualquiera que sea, la opinion pública, deninguna manera puede esta manifestarse mejor,que oyendo al mismo tiempo á un gran númerode ciudadanos que exponen sus opiniones y susdeseos, despues de haber debatido y examinadodespacio las materias. Haciendo puramente ir.—dividual el derecho de peticion para que elsoberano conozca la opinion de mil ciudadanosnecesita leer mil representaciones; pero cuandolas asociaciones son permitidas, en una hoja depapel puede ver la opinion de mil individuos.Este método previene tambien el inconvenientede que el soberano se equivoque, tomando porla opinion pública, la opinion de un puñado dehombres inquietos, turbulentos y osados, quele molestan sin descanso con sus representa-ciones.

Nadie niega estas ventajas á las asociacionesó juntas populares; pero se teme que excitenalborotos y sublevaciones. Bentliam prueba alcontrario, que cl derecho de asociacion, es el

( 367 )mejor preservativo contra los inoviiuientos po-pulares y tumultuosos ; porque el ciudadanoque puede manifestar sus deseos y sus ideas,bajo la proteccion de las leyes y de la autoridadpública, no echará mano de medios violentosque comprometan la seguridad general y la suyaparticular, de donde infiere que las asociacionesen ninguna especie de gobierno pueden ser masútiles que en las monarquías absolutas, que sonlos estados mas expuestos í insurrecciones yconvulsiones políticas. Las asociaciones no re-currirn á la insurreccion, sino en los casos rarí-simos en que este remedio sea absolutamentenecesario, y en que la insurreccion se hubieramanifestado del mismo modo sin las asociacio-nes; y aun en tales casos, pueden estas serútiles para organizar la insurreccion, y suje-tarla a ciertas reglas que pocirian prevenir losmales que ordinariamente producen las altera-ciones políticas, cuando él pueblo se abandonaal desdrden y á la licencia, sin otra regla de suconducta que sus intere'ses personales ó las ¡ins-piraciones de sus pasiones exaltadas.

Pero el derecho de asociacion,no es el derechode delinquir impunemente; y si un miembrode una asamblea popular, dentro ó fuera deella, comete un delito, debe ser castigado sinindulgencia; y si el gobierno no tiene bastantefuerza c energía para esto, si teme la oposicondel pueblo, y se acobarda, el gobierno es per-dido, y su reforma es necesaria.

( 368 )Aunque las asociaciones sean libres, no po-

drán congregarse sin la participacion del magis-frado, que debe estar instruido del objeto, deldia y del lugar de la asociacion, á fin de quepueda tornar las providencias necesarias paraque la tranquilidad pública no sea turbada; yaun no descubro inconveniente en que un ma-gistrado popular presida estas asociaciones parahacer observar en ellas cSrden, moderacion ydecencia. A ningun ciudadano se forzaria í queasistiese á estas asambleas , pero tampoco á nin-guno se estorbaria que lo hiciese; y para quetodos pudiesen usar de esta libertad, cl ciuda-dano que quisiese convocar una asociacion loanunciaria por los papeles públicos, manifes-tando el objeto de ella, y el dia, hora y lugaren que serian tenidas. No es necesario decir quela libertad de la imprenta es una cornpaerainseparable del derecho de asociacion. Arre-glando de este modo el ejercicio de este derechoprecioso, se pueden prevenir todos los incon-venientes que contra él se alegan, y puede serel apoyo y la g4rantia de todos los otros dere-hns del ciud.tdano.

CAP. XXII. Medidas que deben tomarsecontra un delito ya cometido . 369.

coMEr.&B1o. . 9 ........38i.

( 36 )

CAPITULO XXII.

Medidas que deben tornarse contra undelito ya cometido.

EL resultado general de los principiosque acabamos de establecer en materia delegislacion penal, presenta una perspec-tiva alegre y esperanzas bien fundadas deminorar los delitos, y de suavizar las pe-nas. A. primera vista esta materia solo pre-senta al espíritu ideas sombrías, iin genesde dolor y de terror; pero meditando sobreesta clase de males, los sentimientos do-lorosos dan bien pronto lugar á sentimien-tos consoladores y agradables, cuando sedescubre que el corazon humano no en-cierra perversidad original é incurable;que la multitud de los delitos se debe áni-camente á errores de la legislacion, fáci-les de reformar, y que el mal mismo queresulto de ellos puede repararse de mu-chas maneras.

H aquí el gran problema de la legisla-clon penal. - 10 Reducir en cuanto sea

( 370 )posible el mal ((e los delitos ái un mal quepueda curarse con una compensacion pe-cuniaria. - O Gravar con los gastos deesta duracion á los autores del mal, yfalta de ellos al público. Lo que puedehacerse en este punto, es mas de lo quepodria parecer á primera vista.

Me sirvo de la palabra curacion , con-siderando al individuo, perjudicado, ó ila comunidad misma, como á un enfermoque ha padecido por un delito. La compa-racion es exacta, e indica los procederesmas convenientes, sin mezclar en elloslas pasiones populares y las antipatías,quelas ideas del delito son deihasiado propiasa dispertar en los legisladores mismos.

Hay tres fuentes principales de delitos:la incontinencia, la enemistad, la rapa-cidad.

Los delitos que nacen de la inconti-nencia son de tal naturaleza, que apenaspueden curarse con una compensacion F-cuniaria: este remedio puede aplicarse ciiciertos casos á la seduccion, y aun lainfidelidad conyugal; pero no cura aquel-la parte del mal que consiste en la he-

( 371 )rida hecha al honor y i la paz de las fa-milias.

Debe advertirse que al reves de losotros delitos, cuyos malos efectos se detie-nen tanto mas seguramente, cuanto masse ponen en evidencia los delitos de in-continencia , solamente son perniciososcuando se hacen pib1icos. Así un buenciudadano que se creerá obligado á publi-car un acto de fraude, se guardará muybien de descubrir una falta secreta delamor. Dejar un fraude desconocido, es ha-cerse cómplice del éxito de él; publicar unaflaqueza ignorada, es hacer un mal sin com-pensacion; porque se atormenta la sensibi-lidad de la persona á quien se avergüenza,haciendo pública su flaqueza, y nada serepara. Yo cuento entre los estableci-mientos que honran á la humanidad denuestro siglo, los asilos secretos para lassolteras embarazadas, y los hospitales pa-ra los niños expósitos, que han prevenidotantas veces los efectos siiiestros de ladesesperacion, cubriendo con las sombrasdel misterio las consecuencias de un errorpasagero. El rigorismo pie se muesi ra

( 372 )contra esta indulgencia, esL; fundado ciiun falso principio.

Los delitos que nacen de la enemis-tad son tales á veces, que no se les pue-de aplicar una compensacion en dinero.La compensacion misma , aun cuandopuede tener lugar, es rara vez completa,porque 110 deshace lo que está hecho, norestituye un miembro perdido, ni vuelveun hijo á su padre, ni un padre á su fa-milia; pero puede obrar sobre la condicionde la parte ofendida, la dá una porcion debien, en consideracioii de una porcion demal, y ajustando las cuentas de su pros-peridad, pone una partida al lado favo-rable para balancear una partida del ladoperjudicial.

La observacion esencial sobre estos de-litos, es que de dia en dia se minoran conlos progresos de la civilizacion. Se obser-va con admiracion que en la mayor partede los estados de la Europa, son muy po-cos los delitos producidos por las pasionesirascibles, tan naturales al hombre, y tanviolentas en la infancia de la sociedad¡qué objeto de emulacion para los gohier-

( 373 )nos atrasados que no han llegado á estegrado de policía, y en los que la espadade la justicia no ha sabido aun vencer, nisujetar á los pui.ales de la venganza!

Pero la fuente inagotable de los delitoses la rapacidad. Este es el enemigo siem-pre activo, siempre preparado para apro-vecharse de todas sus ventajas, á las cua-les se debe hacer una guerra continua; peroesta guerra pide una táctica particular,cuyos principios no han sido hasta el diaconocidos.

Sed indulgente con esta pasioii, mién-tras ella se límite ái atacaros por mediospacíficos; y aplicaos sobre todo í quitar-le todo el provecho injusto que ha podidosacar. Sed sevéro con ella en proporcionde su atrevimiento y de los atentados ma-nifiestos que emprende, recurriendo á laamenaza y á la violencia; pero reservadlos medios de una severidad ulterior, pa-ra cuando se entregue á ciertas atrocida-des, como el homicidio y el incendio. Enestas graduaciones bien manejadas consis-te el arta penal.

No olvideis que toda policía penal noTomo Y 32

( 374 )s mas que una eleccion de males. Admi-

nistrador prudente tic las penas, tenedsiempre la balanza en la mano; y por unzelo indiscreto, para evitar delitos peque-ños, no deis lugar imprudentemente a de-litos mayores. La muerte es casi siempreun remedio, que, ¿ 110 es necesario óes ineficaz : no es necesario contra aque-llos i quienes una pena menor puedeapartar del delito, ¿ á quienes la solaprision puede contener; y no es eficazcontra aquellos que se arrojan, por decir-lo así, á ella, como a un asilo en su de-sesperacion. La política de un legislador,que lo castiga todo con la muerte, se pare-ce á la aversion pusilánime de un mucha-cho que pisa al insecto que no se atreve ámirar; pero si las circunstancias de la so-cieclad, si la frecuencia de un gran delitoexige este medio terrible, atreveos á dará la muerte, sin agravar los tormentosmismos de ella, un aspecto mas temibleque el de la naturaleza: rodeadla de acce-sorios lúgubres, de los emblemas del delitoy de la pompa trágica de las ceremonias.

Sin embargo, sed cliffcii en creer en esta

( 375 )necesidad de la muerte : evitándola en laspenas, la evitaréis tinbien cii los delitos.Si un hombre está puesto entre dos deli-tos, conviene darle un interés sensible enno cometer el mayor; importa, en unapalabra, convertir al asesino en ratero, esdecir, darle una razon para preferir el de-lito que se repara, al delito que 110 puederepararse.

Todo lo que se puede reparar es nada:todo lo que puede compensarse con unaindemnizacion pecuniaria se hace prontocomo nulo y no sucedido; porque, si elindividuo ofendido recibe siempre unacompensacion equivalente, la alarma cau-sada por el delito cesa del todo, ó quedareducida a su menor termino.

El objeto que hay que conseguir, esque el fondo de compensaciones para losdelitos se saque de la masa de los mismosdelincuentes, sea por sus bienes adquiri-dos, ¿ sea por el trabajo á que se les con-deiie. Si esto pudiera conseguirse, la se-guridad seria la compañera inseparable dela inocencia; y el dolor y la angustia se-rían solamente para los pertubadores del

(376)¿rden social. Este es ci punto de perfeccioná que debe aspirarse, aunque no haya es-peranza de llegar á él, sino lentamente ycon esfuerzos constantes. Yo indico el blan-co; la felicidad de tocarle será la recom-pensa de una adininistracion sdbia y per-severante.

Pero en la insuficiencia de este mediodebe sacarse la compensacion, ¿ del tesoropúblico, ó de seguros particulares.

Mirada de este modo, es muy palpablela imperfeccion de nuestras leyes. Si se hacometido tm delito, los que han sitio per-judicados por l, sea en sus personas, ó seaen sus bienes, quedan abandonados á sumala suerte. Sin embargo, la sociedadque han contribuido á mantener, y quedebia protegerles, les debe una indemni-zacion en el caso en que esta proteccionno ha ya sido eficaz.

Que un particular haya perseguido á undelincuente á su costa, aunque sea en supropia causa, no por eso deja de ser minosdefensor del estado, que el que combatecontra los enemigos extrangeros las pr-didas que experimenta defendiendo al pú-

( 377 )blico, deben serle compensadas i costa delpúblico; pero si un inocente ha padecidopor un error de los tribunales, si ha sidol)1so, detenido, tratado como sospechoso,condenado á todas las angustias de unjuicio y de una larga cautividad, no so-lamente por él, sino por ella misma, debela justicia á este individuo una indemrii-zacion. Establecida para reparar los agra-vios, ¿ podría creer que los suyos fuesenprivilegiados?

Los gobiernos no se han ocupado en ha-cer alguna de estas indemnizaciones : enInglaterra se han formado algunas compa-ñías voluntarias para suplir esta falta. Siel establecimiento de los seguros es buenoen un solo caso, es bueno cii todos con lasprecauciones necesarias para prevenir lanegligencia y el fraude .

(i) El seguro es bueno., porque ci asegurador estap:cparado á sostener la pérdida , y ha considerado el pre-mio que ha recibido como un equivalente del riesgo q,-'C

corre; pero este remedio es imperfecto en sí mismo por-que es necesario pagar siempre ci premio que es una p r—dida cierta. para preservarse de una pérdida incier[a. Mi—rada así la cosa, seria de desear que (odas las pér"cIasimprevistas pie pueden recaer sobre 103 individuos , sin

32

( 378 )El inconveniente de los fraudes es co-

mun á todas las cajas públicas y priva-das; pero estos fraudes podrán disminuirla utilidad de los seguros, y no destruirla:¿no se cultivan árboles frutales, aunquela cosecha esté expuesta á perecer pormil accidentes? Los montes pios han te-nido buen éxito en muchos paises; peroen Inglaterra un establecimiento de estaespecie que se hizo en Londres á mediadodel siglo pasado, cayó desde su nacimientopor la infidelidad de los directores, y esterobo dejó una idea que ha extorbado todatentativa de esta especie. Por la mismalógica se hubiera debido inferir que los na-vios eran unas malas máquinas de guerra,cuando el Real Jorge, cuyas portaiiolas sehabían dejado abiertas, se sumergió en elpuerto mismo.

cnlpa de ellos, fuesen cubiertas á costa del publico. Cuan—tos mas contribuyentes haya, tanto ménos es la perdidapara cada uno de ellos.

Pero por otra parte se observará que un fondo públicoestá mas expuesto al fraude y á la disipacion que un fondopa-ticular. La pérdidas que caen directamente sobre losi.nividuos, dán toda la fuerza posible á lo3 motivos deviglancia y de economía.

(379)Los seguros contra los delitos podrían

tener dos objetos: i0 crear un fondo paraindemnizar á las partes perjudicadas enel caso en que no se descubriese al delin-cuente, ó que este fuese insolvente:pagar en primera instancia las diligenciasjudiciales, y aun podria extenderse enfavor de los pobres á las causas puramen-te civiles.

Pero el modo de hacer estas indemniza-ciones .sería ageno de la materia que trato;en otra parte lié sentado los principios:aquí debo ceíiirme á enunciar el resultadogeneral de esta obra: que se pueden conbuenas Ir yes reducir casi todos los deli-tos áactos que pueden repararse con unasimple colnpensaclon pecuniaria; y queen este caso el mal de los cielitos cesa casienteramente.

Este resultado, enunciado con esta sen-cillez, no sorprende la imaginacion; perocuanto mas se medita sobre él, tanto masse percibe su importancia y su solidez : yono pretendo interesará las brillantes socie-dades del inundo en una fórmula casi ant-iflétca; solamente la presento al enten -

(38o)dimiento de los hombres de estado; yellos toca juzgarla y ejecutarla.

La ciencia, cuyas bases se han buscadoen esta obra, solamente puede interesar álas almas elevadas, para las cuales el bienpúblico es una pasion. Esta no es aquellapolitica subversiva y embrolladora que seanuncia por proyectos clandestinos; quese forma una gloria compuesta de desgra-cias; que ve la prosperidad de una nacionen el abatimiento de otra, y que toma lasconvulsiones del gobierno por conceptosde ingenio; aquí se trata de los mayoresineréses de la humanidad, del arte deformar las costumbres y el carácter de lasnaciones, de llevar al mas alto grado laseguridad de los individuos, y de sacarresultados igualmente útiles de diferentesformas de gobiernos. He aquí el objeto deesta ciencia política franca y generosa,que no busca sino la luz; que nada quiereexclusivo, y que no conoce medio mas se-guro de perperuar sus beneficios, que elde hacer participar de ellos á toda la granfamilia de 1a3 naciones.

(38i )

COMENTARIO.

Si fuera posible que ci mal causado por todoslos cielitos fuese susceptible de una compcnsa•cion pecuniaria, los delitos quedarian reducidos:á casi nada: pues casi nada es un mI que tieneun remedio fácil, pronto y eficaz; pero pordesgracia esto no está en la mano del legislador.

Tres son las fuentes principales de los delitos;la incontinencia, la enemistad y la avaricialos delitos qnc vienen de la primera de estasfuentes pueden ser curados en parte, con unacompensacion pecuniaria, que indemnice á lapersona ofendida de las pérdidas que el delin-cuente le ha causado en sus intereses, por ha-berla hecho perder un acomodo ventajoso, ópor otro motivo S pero la compensacion pecu-niaria no cura el mal causado al honor y á lapaz de las familias.

En estos delitos se halla tina particularidadque merece notarse : en los otros delitos, tantomas seguramente se detienen sus malos efectoscuanto mas públicos y evidentes se hacen; perolos delitos de incontinencia no son perniciosossino cuando son públicos; y para evitar estapublicidad. son utilisimos los establecimientosdestinados í partos secretos, y á recoger 'á losnijios, frutos de uniones reprobadas por lasleyes y por las costumbres. Estos asilos, honorde la humanidad y de la filosofía de nutslro

( 382 )siglo, ¡ cuántos infanticidios no han evitado!¡ cuántas jóvenes, que á pesar de un error nohan perdido el pundonor ni el amor á la virtud,no deben á estos asilos el conservar intacta surcputacion, y cuántas familias no les deben laconservacion de su honor! Algunos rigoristas(le mal humor se han declarado contra estosestablecimientos, porque dicen que fomentanel vicio, encubriendo y haciendo insensibleslas resultas de él; pero en los pueblos en queno existen tales establecimientos, los partosclandestinos no son mdnos, con la diferencia deque el resultado de ellos suele ser un infantici-dio, ó la deshonra de toda una familia esti-mable.

Entre los delitos que nacen de la enemistad,hay muchos á que no puede aplicarse la com-pensacion pecuniaria: ella no restituye la vidaal muerto, ni el miembro perdido á un muti-lado, un hijo á su padre, un padre á su hijo,un marido á su múger, pero como estos delitosproducen también un perjuicio pecuniario enla cesacion del trabajo, ó en la privacion deotros recursos para vivir, esta parte del malpuede curarse con la cornpensacion pecuniaria.

La avaricia es la fuente mas abundante delos delitos de ciento, los noventa y nueve notienen otro origen. El rnal que causa un hurtosimple se cura enteramente con una compensa-cion pecuniaria, y por esto debe el legisladortratar este delito con mnos severidad que aquel-

( 383 )los cuyos iiialos efectos no puedan remediarsecon dinero. Ciertas circunstancias como la ame-naza y la fuerza, exigen una pena mas grave,y cuando el delito esté acompañado del homici-dio, la pena debe ser la mas severa. Aquí elautor se declara contra la pena de muerte, quees casi siempre, dice, un remedio ó no nece-sario ó ineficaz ; y aconseja al legislador que nocrea fácilmente en la necesidad de la muerte,y esté persuadido á que evitándola en las penas,la prevendrá tambien en los delitos.

La compensacion pecuniaria debe hacerse ácosta del delincuente siempre que sea posible ;porque nada hay mas justo como que repare elmal quien le ha causado. Esto puede hacerseaun cuando el delincuente no posea bienes al-gunos, obligándole á trabajar para la personaofendida, ó para un fondo de indemnizaciones.Sería muy de desear que este fondo se compu—siese por la masa de los delincuentes; pero cornoesto no puede ser, se compondrá de una con-tribucion de todos los ciudadanos, como quetodos tienen un interés en él, y se hacen ase-guradores los unos de los otros. Este fondo seadministraria por personas de probidad y deinteligencia, que le harian productivo; y lejosde ser gravoso al estado, podria, pasados algunosaños socorrerle en sus apuros extraordinarios,evitándole la necesidad de recurrir á un aumentode contribuciones 6 emprsitos ruinosos, que

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vio son otra cosa que unas contribuciones disfra-zadas y futuras.

En este fondo entrarían las multas impuestaslos delincuentes, y lo que ganasen los reos

condenados t trabajos forzados; de él se pa-ganan, no solamente las indemnizaciones zi laspersonas ofendidas, sino también todos los gas-tos de la administracion de la justicia. Un esta-blecimiento de esta especie sería muy preferi-ble, en mi dictamen, á los seguros particulares;porque es necesario empezar pagando á estosun interés, y este es un mal cierto que sesufre actualmente por un mal incierto.

PIN DEL TOMO QUINTO.