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Revista Complutense de Educación ISSN 1130-2496 2000, vol. 11, u. 0 1:105-136 Una introducción a la psicopatología de la autoestima AQUJUNO POLAINO-LORENTE Catedrático de Psicopatología Universidad Complutense dc Madrid RESUMEN En esta colaboración, el autor hace un análisis crítico del concepto de auto- estima, tal y como se viene empleando en la actualidad, una vez que ha hecho for- tuna cultural y su uso se ha generalizado. Se cuestiona también el alcance abusi- vo de su significado en el ámbito clínico y de la educación, así como se examinan con brevedad algunas de las dificultades encontradas en lo relativo a su evalua- clon. Por último, sc pasa revista a algunas de las manifestaciones psicopatológicas de la autoestima —que el autor agmpa en trastornos psicopatológicos menores y ma- yores—, sobre las que, paradójicamente, hay demasiado silencio en la literatura de divulgación disponible sobre este panicular, a pesar de su relevancia en el contex- to pedagógico y clínico. Palabras clave: Autoestima, evaluación, psicopatología, educación. Introducción IZL término autoestima, qué duda cabe, está de moda. Sin embargo, es muy posible que su significado más profundo todavía no haya sido desve- lado como merecería, y eso con independencia de que sea éste un concepto de muy amplia circulación social en la actualidad. Más aún, cuanto más fre- cuente sea su uso en el lenguaje coloquial, mayores posibilidades tiene su auténtico significado de pasar recóndito e ignorado para muchos. No deja de ser curioso que tal concepto venga empleándose en el ámbito de la psi- cología desde hace muchos alios y que su uso generalizado sólo se haya he- cho emblemático en las últimas décadas. 105

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RevistaComplutense de Educación ISSN 1130-24962000, vol. 11, u.

0 1:105-136

Una introduccióna la psicopatologíade la autoestima

AQUJUNO POLAINO-LORENTE

CatedráticodePsicopatologíaUniversidad ComplutensedcMadrid

RESUMEN

En estacolaboración,el autor haceun análisis crítico del conceptode auto-estima,tal y comosevieneempleandoenla actualidad,unavezquehahechofor-tunaculturaly su usose ha generalizado.Se cuestionatambiénel alcanceabusi-vo desu significadoenel ámbitoclínico y de la educación,asícomo seexaminancon brevedadalgunasde las dificultadesencontradasen lo relativo a suevalua-clon.

Porúltimo, sc pasarevistaa algunasdelas manifestacionespsicopatológicasdela autoestima—queel autoragmpaentrastornospsicopatológicosmenoresy ma-yores—,sobrelasque,paradójicamente,haydemasiadosilencioen la literaturadedivulgacióndisponiblesobreestepanicular,a pesarde su relevanciaen el contex-to pedagógicoy clínico.

Palabrasclave: Autoestima,evaluación,psicopatología,educación.

Introducción

IZL término autoestima,quédudacabe,estáde moda.Sin embargo,esmuy posiblequesu significadomásprofundotodavíano hayasido desve-ladocomomerecería,y esoconindependenciade queseaésteun conceptode muy ampliacirculaciónsocialenlaactualidad.Másaún, cuantomásfre-cuenteseasuusoen el lenguajecoloquial, mayoresposibilidadestiene suauténtico significadode pasarrecónditoe ignoradoparamuchos.No dejade sercurioso quetal conceptovengaempleándoseen el ámbitode la psi-cologíadesdehacemuchosaliosy quesuusogeneralizadosólo se hayahe-cho emblemáticoen las últimasdécadas.

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El término “autoestima” es la traducción del concepto “self-esteem”que inicialmenrese introdujo en el ámbito de la psicologíasocial y de lapersonalidad.Como tal conceptodenota la íntima valoración que unapersonahacede sí misma. De aquísuestrechavinculacióncon otros tér-minosafines (self-concept,“self-efficacy”, etc.),sin queapenasse hayalogrado delimitar, con el rigor necesario,lo que cadauno de ellos signi-fican.

Se ignoramuchoacercade cuáles la génesisy origende la autoestima,asícomode sudesarrolloy los factoresquecontribuyenaello encadaper-sona.En realidad,la autoestimatienemuchoquever conel conocimientopersona],perono sólo con ello. Así, porejemplo,no pareceaventuradoad-mitir que las relacionestempranasde afectoentrepadrese hijos handecontribuir, en algúnmodo,a laconfiguraciónde la futura autoestimadelapersona(Vargasy Polaino-Lorente,1996).

Además,la estimaciónde cadapersonarespectode sí mismano acon-teceen el vacío, no es fruto de unaautopercepciónsolitariay silenciosa,alestilode la afiladaintrospección,sino quesurgeentreveradaconla percep-ción quecadapersonatienedel modoen quelos demásle estiman.Es de-cir, queun referenteobligadoy necesarioconelquehayquecontaraquíes,precisamente,la estimaciónpercibidaen los otros (la estimaciónsocial)respectode símismo.En estepunto,es muchomáslo quese ignoraqueloquesesabe.

Hay otrosmuchosingredientesquetambiénse concitanen lagénesisydesarrollode la autoestima.Estees el caso,por ejemplo,del “ideal del yo”de que se parte,por cuantoqueesel modelo de personaquecadauno de-seallegar aserlo quetal vez se tomacomocriterio conelquecompararse.Criterio quemediay sirvede referenteinevitableal modoen queuno se es-tima asímismo.

A suvez, esemodelotampocoha caídodel cielo, sino queseconstru-ye y disefiacon la inspiraciónde las personasrelevantesa las quesehaconocido, las cualesatravés de las relacionesinterpersonalesacasosus-citaronunaciertaadmiración,porlo quefueronelevadasalacategoríademodelos,quesi no globales,sí quereflejanámbitosal menossectoriales,respectode algunosde los rasgosy característicasquesedeseanalcanzar.

El conocimientopersonalconstituye,sin dudaalguna,un obligadoyprincipalreferentede esteconcepto,porlo quejamásdebieraomitirse.Pe-ro aconteceque, en la actualsociedad,la inteligenciase ha oscurecidoyhayunaciertadesconfianzaacercade ella. A estopuedehabercontribuido—y no poco—la nuevaformulaciónde la inteligenciasegúnlaclavede la“razón instrumental”o de la “razón afectiva”.

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En efecto,laasí llamada“inteligenciaemocional”tienemuchoquede-cir aesterespecto.Ahorabien,de serasí,¿esqueacasono puedenformu-larseen términosparecidosotras funcionespsíquicas?,¿acasono es posi-ble referirse—unavez quese aceptael anterior concepto—a la emociónintelectual,a lamemoriavolitiva, al instinto inteligente?

La inteligenciay las emocionesson, quédudacabe,funcionespsíquicasdiferentesquepuedendistinguirseentresí, peroquenecesariay simultáne-amenteseconcitanen el obrarhumano.

Inteligenciay voluntadpuedendisociarse,tal y como lo exige suestu-dio individualizado,perono debeolvidarsequetal disociaciónes en cierto¡nodoun artefacto,porqueenla personahumana,dondelas dosseconcitanrecíprocamente,ningunade ellaspuedeorganizary dirigir laconductade lapersonaen ausenciade la otra. Lo que si cabees que en éstao en aquéllaacción, launasc subordinea la otra, y/o viceversa.

Por contra,hayunaopinión, hoy muy generalizada,queparecesoste-ner que las capacidadescognitivas paraobteneréxito hande estarcomosubordinadasa la emotividad. En definitiva, que lo queimportaparaal-canzareléxito esecharmanodel poderosoy robustorecursoquesonlossentimientos.Quienesasí opinan, se olvidan de que también los senti-mientosdebenestarnaturalmentesubordinadosa las funcionescognitivaso, por mejor decir, a esoque se ha dado en llamar el mapacognitivo delas emociones.

En el pasado,se desconfiabade todo pensamientoqueestuvierasu-bordinadoal emotivismo,por lo queun pensamientoasíera automática-mente descalificadocomo “pensamientovisceral”, como mera “irra-cionalidad”. ¿Cuál de las dos opciones anterioresestámás puestaenrazón? ¿es que acaso la razón puede independizarsetotalmentede laafectividad,por ejemplo,en la toma de decisioneso en la inteleccióndealgo?¿esque tal vez lapersonahumanapuedeactuarde forma sectorialy no unitariamente?¿dóndeacabanlas emocionesy dóndecomienzalaracionalidad?

En el fondode estashipótesisemergentes,unay otra vez vuelve a po-nerseen el tapetela contraposicióninsoslayable—y un tanto artificial—entre“cabeza”y “corazón” o formuladode un modomásclásico,entreen-tendimientoy voluntad.

Recordandoa los clásicoses precisoafirmar, hoy comoayer,queelob-jeto del entendimientoes la verdady el fin de la voluntades el bien, todolo cual competetambiénen lo relativo a la autoestima.Perobieny verdadson, en cualquiercaso, aspectosde una misma realidad; como entendi-miento y voluntadson facultadesde unamismapersona.

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Por eso, cuandoel entendimientoalcanzala verdad,éstadevieneenun cierto bienquees al mismotiempoapetecidopor la voluntad.De aquíquepuedahablarserespectode la voluntad,del biende la verdady, res-pectodel entendimiento,de la verdaddelbien. Ningunoestápor encimadel otro, sino queambosatraende un modosimultáneo.Aunque,esosí,segúnlas personasy las diversascircunstanciaspuedehaberun relativopredominiodel entendimientosobre la voluntad, del querersobreel co-nocer,o de la verdadsobreel bien, y esoconindependenciade queel en-tendimientoy la voluntadno se equivoquencuandoel primerose perca-ta de lo queentiendecomo verdady el segundode lo quequierecomobien.

Otro ingredienteimprescindible,al que no siemprese da el necesarioénfasis,es el propio cuerpo.No hayestimasin corporalidad,de la mismaforma que no haypersonasin cuerpo.Pero la percepciónde lacorporali-dadcasi nuncaes objetivaen lamayoríadelas personas,sino quehay ses-gos, atribuciones,comparacionesconlos modelosimpuestospor las mo-das, las cuales, en algunos casos, acabanpor parasitar,confundir y/otergiversarla estimapersonalhastael ámbito de casi lo patológico,comosucede,por ejemplo,en el casode la anorexiamental.

La autoestimaademás,esun conceptoexcesivamenteversátilque,ló-gicamente,va modificándosea lo largo dc la vida. Y ello no sólo por lanatural modificación de la personaque conlíevael devenirvital, sinotambiénpor los profundoscambiosde ciertasvariablesculturales(este-reotipias,sesgos,atribucioneserróneas,modas,nuevosestilos de vida,etc.).

La autoestimaatraviesade parteaparteel entramadoqueconfiguralatrayectoriabiográficade la personaa lo largode suvida. De aquí,queseaun rasgo,ciertamentevinculadoala personalidad,peroen modoalgunoes-table,consistentey fiable,dadasunaturaldependenciade cómose lleve acaboeldesarrolloautobiográficoy los cambiosdelos factorescontextualesde tosque aquéldepende.

Sería muy convenienteestudiarla modificación de la autoestiinaenfunciónde la historiabiográficapersonal,de los aciertosy desaciertos,delos éxitos y fracasos,de las victorias y derrotas,de las accionesdignaseindignasconquese entretejeesoqueseha dadoenllamar labiografíaper-sonal.

La actualsobrestimaciónde la autoestimase ha tomadodemasiadool-vidadizarespectode sus antecedentesen el pasado.El términoautoestimatieneunalargahistoriay un brevepasado,ambosinscritosen elámbitoca-si exclusivode lapsicología.William Jamesen “The PrincipIesof Psycho-

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logy”, publicadopor primeravez en 1890,ya hacemenciónde estetérmi-no en el capítulodedicadoa “la concienciadel yo”. El autorhaceallí con-sideracionesque todavíahoy resultande más alcancequealgunasde lasmanifestadasreseñadasen ciertaspublicacionesactuales.

James(p. 262),por ejemplo,distingueentretrestipos de autoestima:lamaterial(vanidadpersonal,modestia,orgullo porla riqueza,temor ala po-breza,etc.), la social (orgullo social y familiar, vanagloria,afectación,hu-mildad, vergílenza,etc.),y laespiritual (sentidode lasuperioridadmoral omental,pureza,sentidode inferioridado de culpa,etc.).

En su opinión, la autoestimaes un autosentimientoque “dependeporcompletode lo que nos propongamossery hacer;estádeterminadopor larelaciónde nuestrasrealidadesconnuestrassupuestaspotencialidades;unafracciónde ellasesel denominadorde nuestraspretensionesy nuestroéxi-to es el numerador:

Segúnesto,laautoestimapuedeexpresarseenlasiguientefórmula:Au-toestima= Exito/Pretensiones.Estaproporciónse puedeacrecentartambiéndisminuyendoel denominadoro aumentandoel numerador”.

La anterior aproximaciónparecehabermarcadoel significadode estetérmino,concibiéndoselemáscomo“autoestima-resultado”quecomo“au-toestima-principio”.Peroesun hechoquecualquieraquefuerenlos éxitosobtenidoso incluso cuandotodavía no se ha obtenidoninguno —comoaconteceenun niñode muy cortaedad—,laautoestima,no obstante,yaes-tápresenteen la vidade lapersona.El pragmatismoutilitaristao “eficacis-mo” quede aquíse deriva es un hechoobvio y tal vez de fatalesconse-cuenciasparaciertaspersonas.

La autoestima,tal y como es concebidahoy, es másun resultado(delrendimiento)queun principio (dela dignidadde lapersona);unapropiedadqueentroncay derivade lo “conquistado”(lo adquirido)másquede lo “da-do” (el doninnatoy recibido);quemuy pocotienequever conlabondadomaldadde lo queuno hace(comportamientoético) y muchoconlabuenaomalaforma en queaquellose hace(comportamientoinstrumentalizado).

El sery el tener, lo objetivo y lo subjetivo,el yo y los resultadospor élobtenidosseconfundenaquísin apenaspoderdiferenciarse.A pesarde quetal modode procederseacontrarioa la comúny generalizadaexperienciaempíricapersonal.De hecho,al mismo tiempoquese aceptaestaperspec-tiva, se rechazafrontalmentecualquieropiniónquesubjetivamentereduzcacl propiovalorpersonala sóloel éxito alcanzado,elpoderconquistadoo larealizaciónde las propiaspretensiones.

Puestosya ahablarde estimación,forzosoes admitir quehoy estáagi-gantada,lo queno dejade constituirunaestimaciónmagnificada.Tal vez

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poresoconvendríahaceralgunaindagaciónacercade estetérmino,tal y co-mo en elpasadolo entendieronlos autores—Jamesentreellos—,y ello conindependenciade queen el modode afrontarlo pudierahabersedado tam-biénunaciertasobre/infraestimaciónde la autoestima.

Estoes lo queacontececonconceptosque, aesterespecto,hoy apenasse empleancomo “orgullo”, “amor propio”, “soberbia”, “vanagloría , au-toexaltación”, “vanidad”, etc. Es posiblequeen algunode ellos fuesepre-cisodistinguir entrelo quedesdela perspectivapsicológicasignificany larelativacargade intencionalidadmoralque les acompaña.Pero,obviamen-te, ningunode elloses reductiblea sólo “moralina”.

De hecho, aunquesu uso seamásbien escasoen la actual comunidadlingíiística, ello no empeceen absolutoparaque las personascontinúensiendomás o menosorgullosaso quedispongande mayor o menor amorpropio. Esteúltimo término, por ejemplo, traducemásdirectay radical-mente—tambiénen un castellanomuchomásclaro—elconceptode auto-estima.Pues,si lapersonano se amaseasí misma, ¿quése querríasignifi-car conel conceptode autoestima?En unacircunstanciacomoésta,¿paraquéserviríaaludir a la estima’?,¿seríaéstatan relevantecomohoy parece?

Más aún, la estimaciónquecadapersonaexperimentapor sí misma,enmodo algunoagotael conceptode “amorpropio”, cuyasignificacióncaste-llana es muchomásvastay amplia,hastael puntodequetal vez el signifi-cadode aquéllaconstituyaapenasun sectorde esteúltimo.

De otro lado,el incrementode. lavalidez y deseabilidadsocialdela au-toestimatampocoes que hayaemergidocomo un hechoimprevisible,ais-ladoe insólito. Si tanto se ha generalizadocl usode estetérminoes porqueseha priorizadoy puestoun mayorénfasisen el ámbito de la emotividad.Paradójicamente,la inteligenciapareceestaren descrédito,en laactualidad,mientrasel emotivismoamenazacon llenarlotodo.

Acasopor ello, atraenmás,“se vendenmejo?’, hanhechomásfortunacultural los programasrelativos a la educaciónsentimental—cualquieraque--sea--e-l--mndoen-que-ésta-es-formalada—;queotros-programasque talvez podríanincidir másen eldesarrollocognitivo(“aprenderapensar”,“elenriquecimientoinstrumentalde la inteligencia”,etc.).

Sin dudaalguna,elconceptode autoestimase ha popularizado,hastaelpunto de invadir tambiéncienossectoresdel ámbitoclínico. No sonpocoslos pacientescuyo principal motivo de consultaconel psiquiatraes,segúnmanifiestan,un problemade autoestima.Sonpersonasa las quecuandoseles preguntapor el motivo de la consulta,suelencontestarlo que sigue:“doctoresquetengoun problemade autoestima”,“es quemi autoestimaes-tá baja”.

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En muchosde ellosestoes verdad,perocasi nuncatodao sólo la ver-dad. En efecto,el déficit de autoestimaestápresenteen ellos, ademásdeotros muchossíntomaspsicopatológieos.Peroaunqueen tantoquetal défi-cit estépresenteen todosellos, la naturaleza,intensidady cualidadde estetrastornono suelesercoincidenteen lamayoríadelos pacientes.Estoquie-redecirque,al menosen elámbito psicopatológico,el términode autoesti-ma sepredicade muy diversasformas.

Como tendremosocasiónde observarmásadelanteen estacolabora-ción, en modo algunoseasemejael déficit de autoestimamanifestado,porejemplo,en un pacientecondepresiónqueen otros afectadospor un tras-torno de personalidado por una fobia a hablaren público. Hay, quédudacabe,algo comúnen todosellos, pero tambiénmuchosy diversosmaticesqueles diferencian,por lo que parecelegítimo preguntarsesi en todosloscasosse tratarádel mismoo de diferentesdéficit.

Hay, pues,un cierto isomorfismo—un tanto forzadoy artificial; arte-factual casi— en el significadoatribuido a estetérmino,probablementeacausade la generalizacióny manifiestapopularidadqueha alcanzadoen laúltima década.

El conceptode autoestimase encuentrahoy enelcandelerocontodode-recho.Entre los expertosestágeneralizadala tesisde quelabajaautoesti-maes un rasgomás,al queen la actualidadse le da unaespecialimportan-cia, acasopor estarde modao tal vez porquela depresión—el síndromepsiquiátricomásfrecuente,conmucho—estámuyrelacionadaconla pér-didade autoestima.El depresivono se quiereasi mismo y disponede unamemoriaselectivaquesólo recuerdalo negativode suvida.

Pero la preocupaciónporla autoestimatienesus prosy sus contras,suhaz y su envés,porque,entreotrascosas,se ha configuradocomo un con-ceptoequívoco.

De unaparte,es muy convenientequelas personasse estimenasí mis-mas,es decir,queno se rechacena ellas mismossino quese acepteny serespetental y como realmenteson. Estacircunstanciaes algo normal queproporcionaun cierto equilibrio personal.Inclusoen la tradición bíblicasenosdice quehayqueamara los demáscomoanosotrosmismos.Portanto,cierto amorpropio es necesario,puessi la personano se ama a sí misma,serámuy difícil —casi imposible, de hecho—que ame a los demás.Porcontra,si la personase odiasi mismaseríalógico, entonces,queaumenta-senlos homicidiosy los suicidios.

Quienessufrenproblemasde autoestimano seaceptancomo son,sere-chazana sí mismos y difícilmente amana los demás.La bajaautoestimaprovocaconflictos en el ambientefamiliar, laboraly socialy, desdeluego,destrozala amistad.

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Dificultades conceptuales

Unavez seguidoesteitinerario, nadade particulartienequela formula-ción del conceptodeautoestima—un conceptoque,comoacabamosde ob-servar,no es univoco—resulteun tanto insatisfactoria.En las líneasquesi-guen se ofrecen algunasde las numerosasdefiniciones de autoestimapuestasen circulaciónporsus diversosautores.

Uno de los autoresquehanestudiadola autoestimade forma ininte-rmmpidadurantetresdécadas(Coopersmith,1959,1967 y 1981), ladefinecomo “la evaluaciónquehaceel individuo respectode si mismo,queporlogeneralluego mantiene.La autoestimaexpresaunaactitudde aprobaciónodesaprobacióny pone de manifiestoel gradoen queel sujeto se consideraimportante,capaz,conéxito y valioso”. Segúnse desprendede la anteriordefinición,elúnicocriterio queguíadichaevaluaciónes eldel logro,esde-cir, la satisfacciónde ciertas expectativaspersonales,demasiadohomogé-neascomoparaquepuedansoportarelamplio rangode variabilidaddelosanheloshumanos.

Paraotro estudiosodel tema(Rosenberg,1965 y 1979), “la autoestimaesunaactitud positivao negativahaciaun objeto particular: el sí mismo”.Ninguno de los dos autoresse refierenen susdefinicionesa los sentimien-tos. Rosenberg,en lugar de optar porun determinadojuicio —la autoeva-luaciónenfatizadaporCoopersmith—,reducelaautoestimaaunameraac-titud.

Un recienteestudiocomparativoacercadel conceptodeautoestiinasos-tenido porlos dosanterioresautorespuedeencontrarseen Francisy Wilcox(1995). En realidad, hay entre ellos muy poco en comun, a no ser el moti-yo por el queestimarse:la consecuciónde unadeterminadametao logropersonal.Nadade particulartiene queunavez seha entendidoasí la auto-estima,éstase comportedeuna formamuy lábil y versátil. Es lo quese hadenominadocon el término de “efecto camaleón” (cfr., Marsh y Yeung,1999).

En realidad,tal perspectivismono sólo es propiode los anterioresestu-diosos,sino demuchosdelos investigadoresde la autoestima.Estoestam-bién lo queacontececuandose analizael significadode esteconceptoenotro delos investigadoresquehandedicadoalestudiodela autoestimaunalarga e ininterrumpida trayectoria profesional(Branden, 1987, 1983 y1969).

Dadasestascircunstancias,¿noseríamejor cambiar el punto de vista—el criterio de evaluación;los valoresseleccionados—,a fin de quecam-biara lo visto? Si el conceptode autoestimasemuestrainsuficienteno es

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precisamentea causade la selecciónde las variablespsicológicasestudia-das,sino másbiendel criterio calificadorpor elquese ha optado;en defi-nitiva, por eso quese ha consideradoser los valoresmejores,parafunda-mentarsobreellos el criterio establecido.

En opinión de quien estoescribe,cabenotrasmuchosmodosde for-malizar lo queseala autoestima,sin queseapeleúnicamenteaesosva-lores que, aunquetambiénnecesarios,son apenascircunstanciales.A mientender,la autoestimaes la creenciaacercadel propiovalor, susceptiblede dar origen y configurarciertos sentimientosrelevantesacercade unomismo y a travésde ellos del propio conceptopersonal,de los demásydel mundo.

Obsérvesequeen la anteriordefinición se distingueentreautoestimayautoconcepto,pero señalandounaciertainteracciónentreambos.Por con-tra, el autoconceptoseentiendecomoel conjuntode cognicionesy act¡tu-desquecadapersonatienerespectodesus aptitudes,capacidades,corpora-lidad, habilidades,destrezas,roles sociales,etc., es decir, acercade suenterapersonalidad(Polaino-Lorente,1988).

Desdeestaperspectiva,laautoestimaes,sindudaalguna,unaatribuciónde valoracercade uno mismo.Dicha atribuciónde valor es dependienteenmuchoscasosdelas atribucionesde valor quelos demáshanhechode esapersonay asíselo hanmanifestado,lo queconstituyeun cierto etiquetadoaxiológicoy social.En funcióndecómo seanesasatribucionesde valorres-pectode uno mismo,así serántambiénlas atribucionesquemástardeesapersonaharáde otras personas,cosasy situaciones.

En otrascircunstancias,la atribucióndevalor aunomismovariaen fun-ción de cuáleshayansido los resultadosy logrosobtenidos(autoestima-re-sultado,rendimiento,pragmatismo).En relacióncon los sentimientosres-pectode unomismo,esasatribucionesse realizana vecesen funcióndelossentimientos,afectosy emociones(aprecio)quelos demásle hanmanifes-tadodesdesu mástempranainfancia. Seríaalgo parecidoa la acciónquesobrela personatieneel etiquetadoemotivistay social,el cual sueleestarsubordinadoal hechode quese hayanadquiridoo no los “valores”, másomenoscoyunturales,por los que la sociedadparecehaberoptado.Y, lógi-camentelo uno reobraen lo otro, y viceversa.

En estepunto,resultamuy útil la aproximacióncognitivistaal estudiode la autoestimay las atribuciones(Epstein,1985; Nelson,Floran, KeenyPeter,1996; Turner,Glickaufy Jones,1998). Entreotrascosas,porquelossentimientos—también el de autoestima—estánsubordinadosen algúnmodoa las representacionesmentales,alos elementosdequese disponeenel mapacognitivo, es decir, a los valores.

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Son precisamenteesosvaloreslos que se toman comocriterio paralapropiaevaluación.Una evaluaciónéstaquede sererróneapuedeser espe-cialmentedolorosay nocivaparaquienasíse evalúa,puestoquesu propioyo quedacomprometidoen el juicio querealiza.

En efecto,elyo delevaluadoquedasubsumidoy cautivoenel juicio quela personasehaceacercade sí misma. Se diría que la autoestimafundadaen sólo los resultadosobtenidosreobrasobreel yo, lo modifica y hastahi-potecarespectode los futurosplanesqueconciba.

Los futuros proyectosquedanasí cautivosy como dependientesde laimagenquedel yo se ha formado, imagenquea su vez es en cierto modorehénde la autoestimaquela personale atribuye.Una vez adensadoy for-talecidoel yo, segúnesasparticularesatribucionesde valor, muy poco sepuedehacersi no se cambia,porqueelyo se constituyecomounainstanciaresistentee impermeabilizadaa las experienciasqueacontezcan.Ni siquie-ra el realismode muchasde ellas puedentransformarla autoestimade unyo enrocado,por ejemplo,en el resentimiento.

Poreso,no le falta razóna Rogers(1951)cuandosostieneque“a medi-da quese sucedenlas experienciasen la vida del individuo puedeocurrirunade estastressituaciones:o se simbolizan, percibeny organizanguar-dandoalgunarelaciónconel yo, o se ignoranporqueno se perciberelaciónalgunaconla estructuradel yo o se las niegao seles da unasimbolizacióndistorsionadaporquela experienciaes inconsistentecon la estructuradelyo”.

De otra parte,si se tomacomomapade referenciasólo el logro coíise-guido puedenverseafectadosel autocontroly la autorregulaciónde la con-ductapersonal.En unos casos,porqueesoslogros no se obtuvierony en-tonces se entraen atoníay falta de vigor, de maneraque no se vuelve aintentarsu consecución;en otros porquese robustecela voluntadparain-tentarlode nuevo,conlo queseda pasoa unanuevaoportunidad,cuyosre-sultadosrefutaráno verificaránlahipótesisqueacercade símismo secon-cibió.

Pero estos “experimentos”no son todo lo rigorososy acertadosquedeberían,porquelo queal fin importaes que la evaluaciónseajusta. Y nopuedeserlo si separtede principios y criteriosde evaluaciónquesoninco-rrectos.

Algo parecidosucedetambiéncuandoesoslogros se obtienen.Enestecaso,esmayalta la probabilidadde sobrestimarse;tan altacomoincorrec-ta. Entreotrascosas,porquese tomael todo porla parte,porquesecalificael yo por unade las accionesqueha realizado,poco importa lo relevantequeéstasea.Parasalir de aquíes precisohacerdianaen elerror principal,

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que casisiempreconsisteen revisary diseñarde nuevolos valorespor losquelapersonahade decidirse.

De aquíqueimporte menosla modificaciónde otras variables,aunquetambiénesténcomprometidasconla autoestima.Me refiero, claroestá,a lamayoro menoraceptacióno rechazosocialquepuedagenerarnuestrocom-portamiento,alaaprobacióno el repudioconqueotraspersonasnosmani-fiestansus opiniones,alaexclusióno inclusiónen determinadosescenariossociales,etc.

Todo esto,sin dudaalguna,influye en la autoestimay sobretodo en laenterapersona.Pero,en cualquiercaso,muchomenosquelaconfianzaqueen sí mismose alcanzatodavez que, por ejemplo,hayun perfectoensam-blajeentrelo quese piensay lo quesedice, lo quesedice y lo queseha-ce, lo quesehacey lo que se piensa.

Tal vez por estovaríetanto la autoestimade unasaotras personas,deunasa otrasculturas,de unos u otros valores,por los quecadauno perso-nalmenteopta. En estepuntohaytantasautoestimascomolos diversosma-pasaxiológicosde quedisponenlas personas.Pondréotro ejemploa esterespecto.La convicción de serdigno de ser amadopor si mismo —conindependenciade lo quese sea,tengao parezca—constituyeun serio fun-damentode laautoestimapersonal,conindependenciade queesteconcep-to seade muy infrecuenteusoen laactual sociedad.

Estaextrañacapacidadde experimentarel propio valor intrínseco,conindependenciade las características,circunstanciasy logros personalesob-tenidos,y queen aparienciale definene identificansocialmente,sueleserhoy muy pococomún.Y, sin embargo,constituyeun espléndidofundamen-to parael desarrollode unaautoestimamásestable,menosdependientedelmedio y, portanto,muchomáslibre e independiente.

La autoestimaes como el “humus” en el quese cobijan las raícesdelpropio yo. De aquíquepodríadefinirsecomoel lugar, la tierra firme don-de hincarel propio yo de maneraquecrezcaderechoy en sumáximaesta-tura,contal de quese desarrollevigorosamentey permitasacarde sí lame-jor personaposible.

En el ámbitode lapsicopatologíaesteconceptoes de vital importancia,por cuanto los síntomasy alteracionessuelensertozudosy dejan su im-prontaen la persona.Acasopor ello, la autoestimase nos ofreceen laclí-nica psiquiátricacomo el eje sobreel que componer,rectificary vertebrarelpropio yo que,en el caminozigzagueantede lavida, tal vez sedeshizoacausade la enfermedady de lapropia tareade hacersea símismo.Resultatambiénmuy convenientevaloraren psicoterapiala autoestimade los pa-cientes,por cuantomuchasvecesconstituyelacondición deposibilidadde

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queel pacientepuedarehacerse,apartir de los deshechosfragmentarios,grandeso pequeños,en quequedóatomizadoel propioyo.

En el contextomásampliode laantropologíarealista,laautoestimaini-cial o principalista—la autoestimaprimeraqueestáen el origen— se nosofrececomo el punto de partidade la personaltrayectoriabiográficaquehayquerecorrerparahacersea si mismo,paraacrecerel regalode la vidaque se ha recibido,parahincarla vida en su propio destino,es decir, paraserfeliz.

En cierto modo,es lógicoy comprensiblequeesteconceptohayahechocorrer ríos de tinta. En ello le va ala persona—y cree quele va— su pro-pia felicidad. De aquísugeneralizadointerés.Pero obsérvese,quede acuer-do con eseinterésfelicitario del que se hablabaen la última propuestadedefinición, laautoestimatienemenosquever conciertosvaloresmaterialesapesarde quecoticenen laactualsociedadala alza—el éxito,el poder,lagloria, el dinero,lapopularidad,el rendimiento,etc.—,queconotros valo-resmásnoéticosy espiritualesde un caladomásprofundo—ladignidad, lasabiduría,la autenticidad,la veracidad,etc.— y tambiénmás difíciles derealizaren la propiapersonalidad.

Portodo ello es muy aconsejable—muy necesarioenla práctica—co-nocernosa nosotrosmismos.Peroesteconocimientono es fácil. La perfec-ta reflexión acercade nuestroyo no es el caminomásaconsejabley, desdeluego,en modoalgunoel único. La reflexiónsolitariaes necesaria,perosó-lo ocasionalmente.Si nos excedemosen ella, puedecontribuir a la propiaruina en forma de narcisismo,autodesprecioo fatiga de serquienessomos.La inteligenciaquese dirige al propio conocimiento“in recto”, derecha-menteno debetrabajaren el vacío, porquese quedasin referentes,sin ra-zonesde lo quees convenienteo no. Porcontra,es mejorla inteligenciaqueaprehendeel propioyo “in obliquo”, mediatae indirectamente,porqueen-toncesno trabajasolasino en un contextohabitadopor las necesariasre-ferencias:se aprehendeel yo en lo quela personahace,dice, sienteo pien-sa. Pero ese pensar,sentir, decir o hacerno estádescontextualizado,sinoque se realizaenconcreto,esdecir,esunasituaciónen quees casi imposi-ble queemerjanlas obligadasreferencias.

El “iter” a seguirqueaquíseproponees elsiguiente:conocimientoper-sonal,aceptaciónserenade uno mismo, autoposesióny autodonación.Sinconocimientode sí mismo,es en laprácticapocomenosqueimposible quenosaceptemostal y comosomos.De no aceptarnos—tambiénen nuestraslimitacionesy defectos—,puedeafirmarsequeen verdadnosposeemos.Ysi no nos poseemos,¿cómodarnosa los demás?,¿cómoentregarel propioyo, operaciónenqueconsisteel amorhumano?,¿cómoamaraalguien,có-

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mo darnosal otro si no nospertenecemos?Perosi no nosdamos,¿paraquéqueremosestimamos?,¿paraquédisponerde un expedienteo “curriculumvitae” inmaculadoy excepcional—la autoestima—,queno podemoscom-partir connadie?,¿podemosacasoserfelicescontan solo estimamosa no-sotrosmismosenla soledadincomunícantee incomunicadadenuestropro-pio corazónaislado?

Dificultadesen la evaluación

Disponemosdemuchosinstrumentosparalaevaluaciónde la autoesti-ma, aunquetal vez precisamentepor ello encontremosserias dificultadesparasuaplicaciónenel ámbitoclínico. Algunosde ellos—los másconoci-dos, por cierto— tienenya un largo pasado.

Éste es el caso, por ejemplo, del “Self-Concept Inventory” (Sears,1963),de la “TennesseSelf-CoceptScale”(Fitts, 1964),de la “Piers-HarrisChildren’s Self-ConceptSacale”(Piers, 1969), de la “Self-EsteemScale”(Rosenberg,1965), del “CoopersmithSelf-EsteemInventory” (Coopers-mith, 1967 y 1981), dela “MarylandPreschoolSelf-ConceptSeale”(Smith,1977), del “PersonalAttribute Inventory for Children (Parish y Taylor,1978),del “Self PerceptionInventory” (Soaresy Soares,1980),etc.

En realidad,muchosdeestosinstrumentosestándiseñadosmásespecí-ficamenteparala evaluacióndel autoconceptoquede laautoestima,aunqueresultedifícil distinguir en la prácticaqué items evalúanrespectivamenteunos u otros contenidos.

Es lógico queencontremosseriasdificultades paraevaluarla auto-estima,una vez que esteconcepto,por su excesivacomplejidad,no seha formuladosino de unamaneraequívocay, desdeluego, sin queseha-ya definidode unaforma operativa—¿puedeacasodefinirselede un mo-do operativo?—,como demandanlas exigenciasde los trabajosempí-ricos.

Nadatiene de particularquese alcen vocesdiscrepantesy que todavíala discusiónpermanezcaabiertaentre numerososautores(Jonson,1998;Oliver, Pastory Tomás,1998; Ashkanasy,1997; Hunter, Platow. Belí. Ky-pri y Lewis, 1997; etc.).

La discusiónes tambiénintensaen lo quese refiereal empleode con-ceptosdiversosque, no obstante,algunosautoresusancomosi fueranreal-mentesínonimos,como,por ejemplo,autoestimay autoconcepto(Polaino-Lorente, 1988). Algo parecidosucederespectode la “self-esteem” y la“self-efficacy” (Stanleyy Murphy, 1997).

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Además,los mismosmodelosque hanservidodc baseparaeldiseñodeinstmmentosdeevaluaciónofrecenciertasdificultadescuandoseles estudiadesdeel puntode vistade las dimensionesde otrasescalasque,enprincipio,parecenestarrelacionadasconelconceptode autoestima(Francis,1997).

Cuando se han estudiadoalgunasescalasde autoestimadesde,porejemplo, la perspectivade la reactancia,los resultadoscorrelacionalesob-tenidoshanpuestode manifiestola eliminaciónde variablesimplicadasenlas relacionesentreautoestimay libertadde elección(Helímany McMillin,1997). En otro orden de cosas,algunasescalasno pareceque faciliten lacomprensióndcl formatode las respuestaspor partede los probandos(Ei-ser,Fisery Havermans,1996).

Por último, la comparaciónde los resultadosobtenidosentredos esca-lasque,en principio, evalúanlaautoestima(Coopersmithy Rosenberg),só-lo obtienenunaintercorrelaciónde 0.52, lo que sugierequelas dosescalasevalúansimilaresaspectosdela autoestima,peroen modoalgunoaspectosqueseanentresi idénticos(Francisy Wileox, 1996).

En realidad,másquedeequivocidadconceptual,habríaquehablaraquí,a propósitode estasescalas,de la multiplicidad o pluralidadde estecon-cepto. Fierro (1986), por ejemplo, distingueentrecuatromedidasdiversasen la evaluacióndc la autoestimaimplícita (idiográfica, proyectada,reputa-da y normalizada).Todo lo cual sugiereal autorque “la autoestimaimplí-cita, segúnseanlos criteriosde valor aplicados,obliga a concebirlacomodimensiónno simple,comoestructuracomplejaque englobacontenidosva-rios, en parteasociadosy en partedisociables”(p., 88).

Por consiguiente,aunquetales medidaspuedanser consideradascomovariablesempíricasy no merosconstructos,no obstante,deberíantoínarseno comovariablessimplessino complejas.De otro lado, los resultadosqueseobtenganmedianteestasescalastampocohande presumirse“estables”alo largodel tiempo, y muchomenos“consistentes”a todo lo anchode lasdiversassituaciones.

A causade los anterioresresultadosy de la debilidadpredictivade es-tasescalas,asistimosasíal establecimientode unaextrañaanalogíaO) en-treellas, quetal vez no estédel todo puestaen razón y, por tanto, resultequizáun pocoforzada.

En tantoqueentreellases pocoenlo quedifieren,podríanestablecerselasoportunasanalogías;peroentanto quesondiferenteslos contenidosqueevalúan,no ha lugarparaestablecertales analogías.Estosignificaque, enel ámbito de la prácticaclínica, dichosinstrumentosde evaluaciónno de-bieranusarsecomo procedimientosrigurososy útiles, sencillamente.por-que susresultadosno son suficientementeválidosy rigurosos.

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Psicopatologíade la autoestima

En el momentoen quese escribenestaslíneas, es cadavez más fre-cuenteencontraren laprácticade la psiquiatríaclínica un relativo e impor-tantecambiode actituden los pacientes,a propósitode la autoestima.Talcambiode actitud—como se ha dicho anteriormente—consisteenla ape-lacióncomomotivo deconsulta,porpartedelpaciente,aundéficit en laau-toestima.Son muchoslos pacientesqueal preguntarlesqué les pasa,con-testanconfrasescomolas siguientes:“vengoporquetengoun problemadeautoestima”,“mi autoestimaestábaja”, “tengo un déficit de autoestima”.

Estaapelaciónalaautoestima,comojustificacióno explicacióndelo queles acontece,no debierasorprenderal clínico. En realidad,el pacienteapelaa los términospuestosen circulaciónen la opiniónpública—es decir, a lostópicosy lugarescomunes,quele sonmáscercanosy familiares—para,to-mándoloscomoclavede lo quelepasa,reformulary/o configurarlas moles-tias queleaquejan,de maneraqueéstasseanparaél comprensibles.

Un acercamientodesdela sociologíade la enfermedadde seguroqueconfirmadalo quese acabade afirmar acercadeestemodo innovador,acu-yo travéslos pacientes“formatean” sus problemas.Hastaaquí, tal cambiode actitudespodríaen aparienciaresultarirrelevante.Pero en modoalgunoesasí.El modoen quela personareconfiguray reinterpretalo quele suce-de contribuyetambiénamodificar lo quele acontece.

No es lo mismo formular un problemaen clavede autoestimaque, porejemplo,en clavede culpabilidad,de vergúenzao de persecución.La clavedesdela queel pacienteinterpretasus síntomasmatizay en cierto modomodifica el modo en que aquellosse manifiestan,es decir, modifica suscontenidostemáticos,las expectativassobrelo quehayquehacer,elmodomásadecuadode afrontarlos,lo queel pacienteesperade la ayudadelclí-nico, supronóstico,etc.

Precisamenteporesto,la psicopatologíano debieradesentendersede lasnuevasreformulacionesemergentesenquelos pacientesexpresanelmales-tar que les aqueja.Es responsabilidadde la psicopatologíaatendery ate-nerseaestasmanifestaciones,por cuantoque éstasmodifican, cambianytransforman—y a vecesde unaforma especialmenterelevante—los con-tenidosintrínsecosde los trastornospsicopatológicos,ademásdelarelaciónentreel médicoy el paciente.Es obvio, quelos trastornospsicopatológicosson también modificados por las modas y por los usos lingílísticos;poreso,cuantomásintensosseanlos cambiosoperadosenéstosmayorsue-le sertambiénlaurgenciay necesidadconquedebenserconocidosy aten-didosporelclínico.

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Respectode la autoestimano parecequelaclínica psicopatológicaha-ya demostrado,por elmomento,un graninterés.Tal silencio clínico ponede manifiestola presenciade un elocuentehecho: la ausenciade diálogoentrelos principios y criteriospropiosde esadisciplina—la teoría—y eldiscursode los pacientesatravésdel cual éstosexpresanlo queles acon-tece—la prácticasobre la queprecisamenteversanesosconocimientosteóricos.

En otro orden de cosas,es precisocuestionarseacercade si laautoes-tima constituyeunamanifestaciónpropia de la condición humanay enquéconsiste;si esacaracterísticaestávinculadao no con lanaturalezadela persona;y si puedealterarsey deveniren algo patológico en ciertaspersonas.

Aunque no es este el lugar oportunopara respondera las anteriorescuestiones,hay muchosindicadores,en opiniónde quien estoescribe,queponende manifiestocomounarealidadnaturalel hechode quela personase estimea sí misma.

Esapeculiaridad,en primer lugar, es unaconstanteen todaslas perso-nas.En segundolugar, la autoestimatienemuchoquever conla aceptaciónde sí mismo,cuestiónéstamásradicalya quecuandono es atendiday sa-tisfechade modo convenientees susceptiblede generarcomportamientosanómalos.Y, en tercer lugar,porquela autoestimahacereferenciano sóloa un cierto instinto de conservaciónsinotambiénal autoconceptoy al pro-yectoautobiográficopor elquecadapersona0pta.

De admitirsequela autoestimaes unadimensiónnaturalde lapersona,manifestaciónde una función natural subyacente,parecelógico postularquecomotal función tal vez puedasufrir—al igual queotrasmuchasfun-cionespsicológicashumanas—ciertasalteraciones.No estudiarlasy aten-derlascomosedebe,ignorarlaso, simplemente,silenciarlasno parecequeseanlos procedimientosmásadecuadospor partede la cienciapararesol-ver estosproblemas.

Perohayademásotra razónque aconsejael quela investigaciónclínicaen psicopatologíasehagacargode estaexigencia.Si continualapresiónso-cial que magnificaestetérmino,es muyposiblequetal conceptose inclu-yaen el discursopsicopatológicoe inclusoenla nosologíapsiquiátrica,da-da la importanciaqueel usocoloquialdel lenguajetieneenlos modelosenquese formula,expresay comprendeelenfermarhumano.

Por todo ello parecelógico reconocerque “los problemasde autoesti-ma” de quese quejanlos pacientes,en algúnmodo,interpelan,atañene im-pactanen el mismonúcleo dela psicopatología.La asunciónde estenuevoconceptoy sureformulaciónpsicopatológicase muestraen principio como

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unanecesidadvital y científica. Tantomáscuantoqueposiblementela re-formulaciónpsicopatológicade muy diversostrastornos,en clavede auto-estima,contribuyaa modificarel marcode referenciascientíficasasícomolos criteriosen quese inscribeel mismoquehacerclínico, en especialen loqueatañeal diagnóstico.

En estanuevaperspectiva,es menesterquese atienday resuelvala ac-tual equivocidadqueacompañaaestetérmino;quese desvelenalgunosdelos factoresquese concitanen suorigeny desarrollo;quese apreseneiden-tifiquen las manifestacionesdiferencialesquedistinguenaunasde otrasal-teracionesespecíficas,en losdiversoscuadrosclínicos; etc.

Hay muchoque desentrañary dilucidaren tomo a la psicopatologíadela autoestima.Basteun ejemplode lo quese acabade decir.La mayoríadelas personassequejande sufrir un trastornoen suautoestima,casisiemprea labaja,es decir,por defecto.Porelcontrario,ningunapersonasueleque-jarsede sufrir un trastornopor excesode autoestima.Lo lógico es quesihay trastornospor defecto, los hayatambiénpor exceso,puessiendounafunción natural,es apropiadoquesufravariacionespor másy por menos,conindependenciade queel enfermopuedasilenciaraquéllasy magnificaréstas.

Paraunaintroducciónalapsicopatologíadelaautoestima,propósitodeestacolaboración,parececonvenientedistinguirentredosampliossectores:los trastornospsicopatológicosmenoresy mayoresde la autoestima.Vea-inos algunosde ellos acontinuación.

Los trastornospsicopatológicosmenoresde la autoestima

Los trastornosmenoresde autoestimason los queacontecenen perso-nas que no padecenpropiamenteun trastornopsicopatológicoespecífico,porlo quelas alteracionesdela autoestimaen estecasosuelenestarmásre-lacionadasconeldesarrollode la personalidad,las prácticasde crianza,laeducaciónrecibida,los conflictos familiaresy las dificultadesenel contex-lo sociocultural.Son,pues,pequeñasalteracionesque, porotraparte,afec-tan a muchísimaspersonasy que,por lo general,no sontributariasdel psi-quiatray casinuncalleganasu consulta.

Peroel hechode queestaincipiente y superficialpatologíamenornoexija un tratamientopsiquiátrico,en modoalgunoquieresignificarquede-ba desatendersepor completo.Es cierto que en muchoscasosesaspeque-ñasdificultadesconlaautoestimaevolucionandeforma espontáneay favo-rable,sin queprecisende ningún cuidadoterapéutico.Sin embargo,otras

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veces,el no atenderlascomo se debieratal vez condicioneuna evolucióntórpida que,con el tiempo, pudieranllegar a transformarseen un cuadromorboso.Aquí es mucholo quepadres,educadoresy psicólogospuedenhacer,tanto enlo quese refierea sudetecciónprecozy posibleintervenciónpsicopedagógicatempranacomoen lo relativoa su prevención.

A mododeejemplo,citaréacontinuaciónalgunode los contenidosque,por darsecon relativafrecuencia,pudieranincluirse en el ámbito de lostrastornosmenoresde la autoestima.Esteesel caso,porejemplo,de los di-versostipos de apego—en especiallos inseguros—entrepadrese hijos; elmodo en queel nifio o el adulto aprendea habérselasconel éxito o el fra-caso;elmodo en queafrontanlos problemasy elestiloatribucionalqueem-pleanrespectode los resultadosqueobtienen;la forma en que desarrollanciertos estilosemocionalesasícomo los “set” cognitivosque han configu-rado en relacióncon ellosmismos;los enoresdeinfraestimacióny sobre-estimaciónque, tras repetirlosreiteradamente,consolidanhábitosde com-portamientoque impactande forma decisivaen la génesisy desarrollodesuautoconcepto,nivel de aspiraciones,etc.

Comomanifestaciónde lo queseestáafirmando,tomemosel último delos ejemploa los quese ha aludido: las variacionesde la autoestimapor ex-cesoo por defecto,a causade los erroresde sobreestimacióno infraesti-maciónpersonal.

Estoserrores—de los quesin dudaalgunadependetanto la versatilidadcircunstanciaLde laautoestima—no son en suorigenestimativossino cog-nitivos. La personase autoatribuyeun cierto valor, característicao rasgoqueen modoalgunole pertenece,al menosen lo quese refiere a lacuantíao intensidaddeeserasgoo valor

Estoserroresponende manifiestoque las personasno se conocena símismasen modo suficiente,por lo queel comportamientoquesigueaeseconocimientodefectuoso,del queesteúltimo depende,ni sueleestarpues-to en razón ni resultaadaptativo.Cualquierconductadesadaptadaconstitu-ye ya un comienzodeconflicto. Suprolongadareiteraciónpuedeactuarco-mo un factordesencadenantede diversostrastornospsicopatológicos.Deaquí laconvenienciadequeestossesgosy erroresautoperceptivosy atribu-cionalesse solucionen.

Consideremosel caso,por ejemplo,de una niña quesobrestimasu be-llezao su inteligencia,es decir,quese atribuyea si mismala bellezao inte-ligenciaque no tiene. Tal atribución—precisamenteporqueeserrónea—,generaráenella unasexpectativasquesólo conmuchadificultad podránsersatisfechas.Esaniñaesperaráde sus compañerosquealabensu bellezayque susresultadosacadémicosseanconformesa su inteligencia.Si esasex-

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pectativasno secumplen—y lo lógico esque no sesatisfagan—,esaniñase sentiráfrustrada,consideraráque suscompañerosno la tratan como semerecey que susprofesoressoninjustos.

Estasituaciónes de suyoconflictiva. Si esanifia no sepercatade lo querealmentevaleen lo relativo a subellezae inteligencia,persistiráen susex-pectativas,lo quecondicionaráqueseagravenlos conflictos.Si estosse in-tensificano cronífican comenzaráa sospecharde las malas intencionesdelos demás,malasintencionesque atribuirá probablementea la envidia desuscompañerosy a la injusticiade susprofesores.

Si todavíapersisteentales atribuciones,suconductacomenzaraa enra-recerse,se tornarásuspicaz,se sentirápreteriday perseguida,no se adap-tará a su medio, se socializarápeor, disminuiránsus habilidadessociales,formaráun autoconceptonegativoy su vida acabarápor convertirseen lahistoria de un resentimiento.

En estascircunstancias,hay excesoen algunos sectoresde suautoesti-ma, mientrasquecon muchaprobabilidadotros adolezcande un error pordefecto. El excesoconsisteen quepersisteen no modificar las excesivasatribucionesquehaceacercade suspropios valores(bellezaeinteligencia);el defectoradicaen las atribucionesnegativasque hace respectode suscompañerosy profesores(envidiae injusticia). De aquíqueel balancere-sultanteseamásbien negativo,lo queprobablementecondicioneel modoen quesepercibiráa sí mismay a los demás.

Por el contrariosi, a lo largo de la anterior secuencia,esaniña vuelveatrás y modifica susatribuciones—es más realistaen el modo en que seatribuye esosvalores,aunquetal vez por esodesciendaun pocosu autoes-tima—, la niñasesentirámásestimada,como consecuenciadela mejorre-laciónqueestablececonsus compaijerosy profesores.Estosuscitaráen ellaunamayoraceptaciónde símisma,unamejoradaptaciónal medio, unaper-cepciónmásjustade las calificacionesde susprofesores,etc.

Algo parecidosucedeen los erroresdeinfraestimación.Sólo quepor logeneralen estecasolas autoexigenciasdisminuyen,simultáneamentequedesciendeel nivel de aspiraciones.Cuantomás baja seala autoestimadeunapersona,a menosaspiraráy menosse exigirá a si misma.Esteerror alabaja sueleestarmuyextendidoentrelos niñosy jóvenesy, como no sue-le modificarse,generaconsecuenciasfunestasen sus respectivosdesarro-líos biográficos.

Muchosfracasosescolaresestánen deudaconestoserrores.Claro estáqueen unasocasionesesteerror de estimaciónes anterior y condicionaelfracasoescolar,mientrasque en otras la autoestimadesciendea causadelfracasoescolar.En realidad,entrefracasoescolary autoestimasuelehaber

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casisiempreunainteracciónrecíprocay bidireccional,quees precisoestu-diar conmuchaatención.

Comoconsecuenciadel fracasoescolary de la infraestimaquea él si-gueo precede,el autoconceptodel niño o del jovensufresus consecuen-cias. Disponerde un autoconceptonegativosupone,entreotrascosas,li-mitar el horizontehumanomuy por debajo,en ocasiones,de las propiasexpectativas,de lo queseriarazonabley másconvenienteesperarde esapersona.

Un niño que, por ejemplo,se consideramásbien torpe——como conse-cuenciadel rendimientoescolarobtenido—,restringirásu nivel de aspira-ciones,renunciaráarelacionarseconlos queconsideralos mejorescompa-fleros de suclasesapesardequesintonicemuchoconellos,se instalaráenun nivel mediocresin aspirara másy se tendráa símismoen poco,en me-nos de lo quees y vale.

Estoconstituyeun flaco serviciotantoparasi mismocomoparalos de-más,porqueesmuy difícil quedesdeesaposición vital puedatratarde sa-car de si, de desarrollarlos mejoresvaloresinnatosde quedispone.

En realidad,todaslas personastenemoserrorespor exceso~ por de-fecto respectode nuestraestimapersonal,porquenadiese conocedel to-do asi mismo.La clave paratratarde solucionaresoserroresno se en-cuentra,precisamente,en los sentimientos.Los errores,ciertamente,semanifiestancomo sentimientos,pero su causaestáen otro lugar, en lasfuncionescognitivas.Poreso,la meraeducaciónsentimentalobtieneaquímuy escasosresultados.Es precisoir al origen,a la causade esossenti-mientos,en unapalabra,al conocimientoreal de sí mismo.Cuantomejory máspuestoen verdadseael conocimientoque la personatiene de ellamisma, tanto mejor.

No seríaadecuadoen estos casosconsultarconel psiquiatra.Pero siesoserroresno se salvan,si persisten,si la personano tiene un conoci-mientoverazacercade sí misma,eshartoprobablequecon el tiempoten-ga queconsultarcon el psiquiatra.Tambiénaquí, un pequeñoerror en elinicio de la trayectoriabiográfica,constituyeo puedeocasionarun gravetrastornoal final del itinerario de sudesarrollopersonaL

Los trastornos psicopatológicosmayores de la autoestima

Observemosahoralos trastornospsicopatológicosmayoresde la auto-estiirxá.Sifídildáalgúna,puedehablarsetambiéndelina ébpatblógíámá-yor de laautoestima.Se entiendepor tal los excesosy defectosde la auto-

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estima—lo quecomportatambiénun nuevomodode atenersea la realidadpersonal—,comoconsecuenciade otros trastornospsicopatológicosmásomenosgravesquepreceden,acompañano siguenaaquella.

En principio, esprecisoadmitirqueen la mayoríade lasenfermedadespsiquiátricasla autoestimade los pacientesestáalterada.El hechode quetodavíano se hayaprestadodemasiadaatenciónaello en elámbito psico-patológico,estárelativamentelegitimado.

Por lo general,los principalessíntomaspsicopatológicossuelenafectara funcionespsicológicasmásrelevantesy semanifiestancomosignosy se-ñales,comohechosqueporsu tozudezy gravedadsonmásfácilmenteeva-luables.Lasdiversasconstelacionessintomáticassuelenvertebrarseorgáni-camentehasta constituir síndromes específicoscaracterísticosdedeterminadasenfermedades.En estaperspectivapuedeconcluirsequeape-sarde su sutilidad, lamayoríade los síntomaspsicopatológicosde los quese sirve el clínico pararealizarun diagnósticotienenun relativo grado deestabilidady consistencia,ademásde unaespecialdensidad,tal y como sepone de manifiestoen los pacientes.Esto es precisamentelo que no acon-teceen el casode la autoestima.

Sin embargo,seaacausade algunode estossíntomaso de todosellos,elhechoesquecasisiemprelaautoestimadel pacientepsíquicoresultagra-vementealcanzadapor el impacto de la enfermedad.Dado estesupuesto,¿noconvendríaestudiarla pertinenciao no de incluir ciertostrastornosdela autoestimaentrelos criteriossintomáticosquetal vez fueranútiles parael diagnósticopsicopatológico?

En cierto modo,aestacuestiónsepuederesponderde modoafirmativo,perotambiéndemodonegativo.Cadaunade lasanterioresrespuestascom-portaciertasventajasperotambiénciertosinconvenientes,entantoquecua-lesquierade ellaspodríanrelativamentehipotecarelconceptomismoquesetienede psicopatología.

En efecto,si seoptaporla inclusiónde los trastornosde la autoestimaenel árbolsintomáticoespecíficode los trastornospsicopatológicosesmuyposiblequeconsuconcursose estuvieraoptandoporlaconstruccióndeunapsicopatologíaen clave timocéntricao cognitivista, en la que se estaríanprivilegiandobienel emotivismoo bienelcognitivismo intrapersonal.

Esto,sin dudaalguna,cambiaríaparcialmenteelperfil psicopatológicode los trastornospsiquiátricos,tal y como haylos conocemos.Por el con-tramo, si nos desentendemos,si no se acogenlos trastornosde la autoesti-ma, es muy posiblequeel ámbito psicopatológicosigasu andaduracomohastaahora;pero es tambiénmuy probablequese ayudemenosal pacientea resolversusproblemas,es decir,que no se le facilite el apoyonecesario

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parael buenuso de los recursosnaturalesde los quedisponeparasuperarsuenfermedad.

Seria injusto sostenerque nadase ha hechoen relación con estetema.En la bibliografía reciente, resultafácil encontraralgunashuellasdemos-trativas de esteesfuerzo,tal y como a continuaciónobservaremos.

Un hechoevidenteen la clínica es que en muchostrastornospsicopa-tológicos la autoestimadel pacientesuele sufrir un grave quebranto.Sinembargo,desconocemosporahoracual es su intensidad,los factoresquelasuscitan,las cualidadesespecíficasque la definenen cadacaso,supronós-tico, el modoenquecadapacienteafrontasuproblema,cómopuedeserres-taurada,etc. Es decir, ignoramosmuchomásde lo quesabemos.

Es posiblequehayaun factorcomúna estedéficit de autoestimaen losdiversostrastornospsicopatológicos.Pero aunqueestofuere así, el hechodequeseempleeel conceptodeautoestimadeformaunívocaparatodoslostrastornospsiquiátricosno parecequeestémuy autorizado,a menosdesdelos criterios rigurososde quese sueleservir la actualciencia psicopatoló-gica.

De otro lado, la propia clínica manifiestaque los componentesprinci-pales de los principales factoresqueprobablementesuscitenesosdéficitvarianmuchodeunoscasosa otros.Estavariabilidad delos factoresetioló-gicos en modo algunoes baladí.Su apresamientoe identificaciónno es so-lo convenientesino necesaria,dadaslas necesidadesperentoriasde las exi-genciasterapéuticas.Estudiemosa continuaciónen concretoalgunasde lasprincipalesalteracionespsicopatológicasy su incidencia en la autoestima.

El déficit de autoestimaen la enJérmedad depresiva es,sin dudaalgu-na, uno de los trastornospsicopatológicosen los que másinvestigaciónseha realizadoy, al parecer,conaceptablesresultados,puestoquea travésdeellos se ha podido configurarmás específicamentedeterminadospaquetesde intervenciónen la terapiacognitiva dela depresión(Culpy Beach, 1998;Emde, Harmondy God, 1996; Cheung 1996; Leitenberg,Yost y Karroll-Wilson, 1986;Zinet y Farley, 1996 y 1987;Domken.Schotty Kelly, 1994;Maddox y Noron y Stoltenberg,1986;Ryckman,Robbins,Thornton, GoIdy Kunhin, 1985;Polaino-Lorente,¶982,1983,1984y 1987).

No obstante,hay aquí una lagunaqueresultasorprendente,sobretodosi atendemosa que una relevanteproporciónde los trastornosdepresivossonbipolares,esdecir, quesucursoevolucionapor fases,algunade las cua-les manifiestanel perfil típico de la maníae hipomanía.En estoscasos,laautoestimadel pacientesuele estarmagnificadahastaniveles gigantescoscomo,entreotrascosas,seponede manifiesto,por ejemplo,enel hechodeque no suelentenerconcienciaalgunade enfermedad.

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Esecrecimientoexagerado,morbosoe invasivo de la autoestimaperso-nal condicionala imposibilidadde queel pacientepuedarelacionarseconlos demás,porlo queen ocasionesresultaimposibleenlaprácticacualquieracciónterapéutica.

Sin embargo,la bibliografíadisponibleapenasse ha hechoecode estetrastornode la autoestima,de unaexcesivay patológicaautoestimaen es-toscasos.Lo queha sucedidoaquíesquela opinióndominantehareconfi-guradolos trastornosde la autoestimaúnicamentea la baja, dejandofuerade foco los trastornosa laalza, porlo demásmuy frecuentes.

Encambio,es mucholo quese hahechoen estecontextorespectode laconductasuicida.Sehanestudiadodesdela psicologíade la atribuciónlosfactoresmásintensamentecomprometidoscon la autoestimay la puestaenmarchade la conductasuicida(Orbach,Mikulincer, Blumensor,MensteryStein, 1999; paraunarevisión del tema,cfr. Polaino-Lorente,1982, 1983,1984 y 1987).

En cambio,en el ámbitode los trastornosobsesivos-eompulsivos,ape-nas si disponemos,a esterespecto,de algunainvestigación.Tambiénaquíla autoestimadisminuyeen el pacientede forma significativa,especialmen-te durantelos periodosen quela intensidad,frecuenciay duraciónde lasideasobsesivasson másgraves.En estaocasiónla intervencióncognitivano suele sereficaz, a no serque estossíntomasse controlenpreviamentemediantela administraciónde los oportunospsicofármacos.

Por contra, la aplicación del mismo programaterapéuticopuedesermuyeficaz parala prevenciónde las recaídasy paraqueel propio pacienteaprendaaafrontary superareldéficit de autoestimaqueacompañaa suen-fermedad.Por lo general,casi la totalidadde las terapiasquehoy se practi-can adolecende unaindividuaciónespecífica—tanto anivel sintomático,como a nivel estratégico,aunqueenesteúltimo sectorla investigacióndis-ponible ha avanzadoun poco más—,quesalgagarantede en quéámbitossectorialesde un determinadoprocesopatológicoestáindicadoo no elusode ésteo aquélprocedimientode intervención.

En el casode las obsesiones,seriaconvenienteprecisartambiénsi elmodomáseficaz paramejorarla autoestimadel pacientees emplearlate-rapiaindividual o lade gmpo.Es posible quesi el control de los propiospensamientosno es eficaz—ni siquieraa travésdel “stop thinking”—, laautoestimadel pacientese incrementemejorconlaayudaquele prestanlaspersonasdel grupo, a travésde su aprobaciónsocial, el uso de refuerzos,etc.

Otro ámbito especialmenterelevanteparaestudiarla psicopatologíadela autoestimaes la anorexianerviosa.En estecaso,los trastornosde laau-

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toestimaestánmásvinculadosa las alteracionesdel esquemacorporal, alsobrepesoy aun cierto perfeccionismoestéticono exentodemanifestacio-nesde tipo obsesivo(Constanzo,Musante,Freedman,Kern y Tomnlinson,1999; David y Jonson,1998; Duvay Lester,1997; Steinbergy Shaw, 1997;Wood, Waller y Gowors, 1994; Polaino-Lorente,1992).

Dadasestascaracterísticas,parecelógico inferir queeldéficit de auto-estimaquecaracterizaa los pacientesanoréxicosnadao muy poco tengaquever con los déficit específicosque son propios de las otrasenfermeda-desalas quelineasatrásse ha aludido.Y esto,lógicamnente,ha de reflejar-setambiénen los procedimientosde intervenciónpor losquese opteenca-da caso, que hande tratar de incidir en la diana de los factoresque seconcitanen el origenespecificode cadaalteración.

En otros tipos de alteracionespsicopatológicas,el autorde estaslineassostienequemuy difícilmentepuedetenercabidael temade la autoestimaen unameradimensióncuantitativadel “plus” al “minus”. Estees el caso,por ejemplo,de lo queaconteceen la esquizofreniay en los trastornosdepersonalidad.En ellos,efectivamente,sueletambiénestaralteradala auto-estima,perono sólo deunaformacuantitativa.

En el casode laesquizofrenia,hayalgoconstitutivoy orgánicoquees-tá en el origende laalteraciónde laautoestimadelpaciente.Estaalteraciónestmcturalno tienecabidaen la estrictadimensióncuantitativade la auto-estima.No esqueel esquizofrénicose estimemás o menosy queen elloconsistasu patología,sino quese estimaa sí mismo de un modocualitati-vo nuevoy constitutivamentealterado.

Hay, además,muchavariabilidadde unosaotrosesquizofrénicosenes-tas alteraciones,tantao probablementemásquelos tipos de esquizofreniaquehoy distinguimos.Especialrelevanciatieneelestudiode la autoestimaen lospacientesconesquizofreniasimple,caracterizadosporla incapacidadparahacersecargo,parasintonizarconlas emocionesdel otro, simultánea-mentequeadolecende los recursosnecesariosparala expresiónde susemociones.

Tal “neutralidad”e “indiferencia” afectivasestánproclamandola emer-genciade un trastornocualitativo de la autoestima,todavíahoy desconoci-do. Recuérdesea esterespectoqueparacalificar estesíntomase introdujopor primeravez elconceptode autismo.No se trata,pues,deestudiarlaan-toestimaen estaúltima y complejaenfermedad,por otrapartecadavez másy mejorestudiada,tambiénen lo queatañealacomprensióny expresióndeemociones(cfr., García-Villamnisary Polaino-Lorente,2000).

Se tratatan solo de indagary explorarquétipo de alteracionessufrenlos pacientesafectadospor la esquizofrenia,puestoquede ello dependerá

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en buenaparteel buen o mal uso de sus habilidadessociales.Estoes im-portante,porquemuchodependedeellassusocializacióne integraciónper-sonal.Por esoresultaparadójicoqueaunqueel términoestéde moda,sues-tudio en modoalguno se hayaafrontadoen el ámbitobiendefinidode estegrupode enfermedades.

Algo parecidosucede,aunqueen menorgrado,en el casode los tras-tornosde la personalidad,trastornosquesonmuy diversos—la actualno-sologíaestablecehastaoncetipos diferentes—,y cuyoestudioprobable-mente permita estableceraspectoscualitativosdiferencialesentre ellos,desdela perspectivade la autoestima.Estoes tantomásimportantecuantoquelos procedimientosterapéuticosparaestostrastornosson másbien es-casosy no demasiadoeficaces.

Otros ámbitospsicopatológicosen los que la investigaciónde la auto-estimapuederesultareficazes el de la ansiedady las toxicomanías.Res-pectode la ansiedadconvendríaindividuar los trastornosespecíficosde laautoestima—y el modo en queaquellossemanifiestan—en cadauno delos numerosostrastornosqueestánhoy bien diferenciados(fobias, ataquesde pánico,ansiedadgeneralizada,etc.).Lo mismoacontecerespectode lastoxicomanías(alcoholismo,cocaína,heroína,etc.).

No toda la investigación realizadasobreestos particularestrastornoshanincidido por igual sobreel ámbitode lapsicopatología.Algunossecto-reshansido expresamentemejoratendidos.Estees el caso,porejemplo,dela autoestimarespectode las expectativasde éxito y la ansiedad(Foster,1997; Abel, 1996; Newbeginy Owins,1996; SellenCarveryBidges,1994;Marchand,Goupil, Trudel y Belanger,1995). Un sectoréstequepor afec-tar a un numerosopúblico estábien que se hayaatendidode formapriori-taria, por las contribucionesqueestopuedesuponerparala prevencióndelos trastornosde ansiedad.

Es muy probableque los trastornosde la autoestimaen estasenferme-dadesse manifiestende forma diversay acasoun tantoespecífica,lo quetambiénpuedecontribuir a singularizarcadauno de los respectivosdiag-nósticosasí como los tratamientosqueparaellos estánindicados.He aquíotra razónmás parasalir definitivamentede la univocidad—muy cercanaen estecasoala equivocidad—.con quehoy se empleael conceptode au-toestima.

Un casoparticular,queprometeserfascinante,es el estudiode la auto-estimaen personascuyasconductasadictivasno son dependientesde nin-gún tóxico ni sustanciaalguna,y cuyaprevalencia,sin embargo,va en estemomentoen aumento.Me refiero, claroestá,a la adicción a los ordenado-res,al sexo,al trabajo, al juego,etc. (Colwell, Grady o Rhaiti, 1995:Polai-

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no Lorente, 1998a)En cadauno deestos ámbitoses pertinenteabrir la co-rrespondientelínea de investigación,por cuanto que todas estasnuevasadiccionesgeneranmanifiestasalteracionesde la autoestima.

Las relacionesinterpersonales,en sus diversasmanifestaciones,suelenconstituirun excelenteescenariodondeestudiarlaautoestima.Esteesel ca-so, por ejemplo,del comportamientoceloso,seapatológico o no y de lasrupturasy fracasosemocionalesquecontantafrecuenciaafectanaadoles-centesy jóvenes.En esteconcretoámbito deberíanestudiarselas posiblesrelacionesexistentesentrelas alteracionesde la autoestimay las conductasdeapego;la elaboracióndel “duelo” trasla mptura derelaciones;el déficitdeautoestimaquesigueaaquella;etc.La educaciónsentimental,quela ac-tual y nuevasensibilidadestáauspiciando,tiene aquíun ámbito de inter-venciónquele es propio, especialmentedesdela perspectivapreventiva.

Algo parecidosucederespectode otros problemaspsicopatológicos,quese sitúanmásbienen elcontextodel escenariosocial, propiamentedi-cho. Estees el casode la exclusióny/o autoexciusiónsocialque caracteri-za, porejemplo,a los “homeless”(Polaino-Lorente,1 998a).

La apariciónde trastornospsiquiátricosen enfermoscrónicosy en pa-cientesgeriátricoses algo muy real conlos quetiene quehabérselastantolos especialistacomo la propia familia (Polaino-Lorente,2000; Ranzijn,Keeves,Luszcz y Feather,1998: Takahashi,Tamuray Tokoro, 1997). Al-gunasrecientesinvestigacionesse estánocupandodel estudiode lapatolo-gía de la autoestimaen ciertasenfermedadescrónicascomo la esclerosismúltiple (Crigger, 1996), la epilepsia(Tedman,Thorntony Baker, 1995;Collings, 1994), la afasia(Brumfitt, 1998), la demencia(Brod, Stewart ySands,1999), etc.

La patologíade la identidad—enrelaciónconel géneroo no, queesoahoraimporta menos—ha de serentendidade un modo másinnovador,dadaslas variedadesdel perfil psicopatológicocon que hoy se nos ofrece.Lo mismo sucederespectodel abusosexual(Sahotay Chesterman,1998;Conti, Moncure,fines, Clack,Smith y Simpkins, 1998).

En todasellas los trastornosde autoestimaconstituyenunanotaquenosuelefaltar. De aquílanecesidadde ocuparnosde esteámbitode investiga-ción, tal y comorecientementese hacomenzadoahacerpor algunosauto-res (Hayes,Crocker,Kowalski, 1999; McKinley, 1998;HayesyCols. 1999;Mclntosh, 1996; Anderseny Williams, 1985).

Por últimno, es precisomencionaraquíeseabigarradoy numerosísimoámbitode los trastornospsicosomáticos,cualquieraquefuere su naturale-za, desdelahipocondríaalaúlcerade estómago,de los pacientescandida-tosa lacirugíaestéticaalos pacientesvasectomizados,pasandoporlos que

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solicitanel cambioquirúrgico de sexo,etc. Tambiénen todosellos la in-vestigaciónde la autoestimase ofrecemuyprometedora.

A lo largo de esterecorrido, se ha podido observar que la psicopatolo-gía no ha acogidocomodebierael estudiode la autoestima.Ello significaque respectodel uso clínico de estetérmino,a pesarde su ampliacircu-lación o precisamentepor ello, todavíaestamosen un estadioprecientífico.Y esoa pesar de que la no relativamente escasabibliografía sobre estepar-ticularhayaabiertoy dilatadohorizontesinsospechadossobreesteparticu-lar. Paralo queinteresaala investigaciónpsicopatológicadeesteproblema,lo realizadohastaahorano es suficiente. Es preciso,además,quedesdeotrasdisciplinasse acometatambiénsu estudio.

El ámbitode la educaciónes uno de los escenariosnaturalesmásrele-vantes,a esterespecto.Acometerese reto, sin dudaalguna, beneficiariatambiéna la clínica. De un lado, porquepodríacontribuir ala prevenciónde estosdéficit y trastornos;y de otro,porquetal vez alumbre,genereo ins-pire nuevasvías parael abordajede estosproblemas,vías quetal vez queseanmás ecológicasy naturalistasy menosestereotipadasy teenificadas.Un ejemnplode ello es lo quesucedeconlos programasinfantilesparalamejoradelaautoestimaen situacionesrelativamentecriticas,comoes elca-so de la hospitalización(Polaino-Lorente,1993).

Por último, porquelaperspectivade laeducaciónmoral incidetambiénen el ámbitodela autoestima.Dehecho,hayunafronteraborrosay mal es-tablecida—en la actualidadmuy escasamentedelimitada—entreel con-ceptode autoestimay otros términosque,aunquede muydiversanaturale-za, le sonafines.

Estees el caso,por ejemplo,de la autoexaltación,el orgullo, la yana-gloria, el amorpropio, la vanidad,la altivez, la soberbia,etc. Pocoimportaquemuchosde elloshayansido formuladosdesdeotros contextosdiscipli-nares.El hechoesque, en la práctica,algunosde estosúltimos se confun-den,concitan,amasany entreveranconlaautoestima,hastael puntode nopoderdiferenciarsedel todo de ella.

Seacomofuere,elhechoes quetambiénaquí, a propósitode la autoes-lima, se da la paradojasiguiente:cuantomásse hablade un término,me-nos sele conoce.

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