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14 Cultura|s La Vanguardia Miércoles, 30 julio 2014 EXPUESTO JORGE CARRIÓN “Nos basamos en metadatos para matar a gente”, declaró reciente- mente el director de la CIA y la NSA, Michael Hayden. Ya no hay parcela de la vida ni de la muerte que no esté regida por el Big Data, esas monstruosas masas de infor- mación que las empresas y los go- biernos tratan de procesar para que arrojen luz, sentido. La infor- mación que diseminamos median- te nuestros teclados y los sensores de nuestros teléfonos móviles se crea pero no se destruye: transfor- mada, traducida, viaja por cables de fibra óptica y es almacenada en tanques faraónicos, viveros de da- tos, archivos en polígonos indus- triales como los que se ven al final de la tercera temporada de Person of interest, la única serie norteame- ricana que está abordando, me- diante mercenarios, hackers y cor- poraciones de la videovigilancia, nuestra distopía cotidiana. “Servidores” es una palabra en- gañosa, como la mayoría de las que conforman el campo semántico de internet. Por eso Big Bang Data, la altamente recomendable introduc- ción del CCCB a un fenómeno complejo, nuevo, fascinante, co- mienza con un mapa de las redes internacionales de cableado sub- marino y con unos postaleros que muestran el interior de las instala- ciones de Google y otras compa- ñías que almacenan nuestras vidas digitales, regalándonos esas imáge- nes para que nos las llevemos a ca- sa, souvenirs del interior de esos es- pacios tanto o más emblemáticos de nuestra época que un edificio de Forster o una ruina de Calatra- va. La exposición nos recuerda en- seguida que la nube no tiene nada de gaseoso, que es una red de mate- ria y consumo energético, kilóme- tros y kilómetros cuadrados consa- grados al archivo en ebullición de todo lo que sucede en nuestra du- plicada realidad. El visitante avanza siguiendo un recorrido pedagógico: desde los ví- deos de expertos que nos van espe- rando periódicamente en los televi- sores para comentar aspectos téc- nicos y conceptuales del Big Data, hasta la apelación final a una ética humanista del valor relativo del da- to (nunca absoluto, siempre ligado a la ponderación del sentido co- mún), pasando por explicaciones técnicas sobre cómo nos delata nuestro teléfono móvil o cómo se puede visualizar –infográficamen- te– la complejidad. El diseño, mul- ticolor, con mucho texto y mucho gráfico, está en clara sintonía con el contenido. Se trata de una pro- puesta de los comisarios Olga Subi- rós y José Luis de Vicente, que se inscribe en una nueva etapa del CCCB con Rosa Ferré como direc- tora de Exposiciones. En mi opi- nión, las dos primeras muestras se mantienen fieles a la tradición del centro al tiempo que imaginan nue- vas formas de exhibición de conte- nidos. Porque parte de la obra de Expuesto Big Bang Data El CCCB analiza un fenómeno nuevo y complejo: la acumulación de información que creamos a través de los nuevos medios y que queda almacenada sin nuestro control Un mundo de datos Big bang data CCCB BARCELONA Comisarios: Olga Subirós y José Luis de Vicente Montalegre, 5 Tel. 93-306-41-00 www.cccb.org Hasta el 26 de octubre La exposición podrá verse en Madrid del 25 de febrero al 24 de mayo en la Fundación Telefónica La muestra nos recuerda que ‘la nube’ no tiene nada de gaseoso, que es una red de materia y consumo energético, un archivo en ebullición Junto a estas líneas, ‘OpenStreet- Map’, de Eric Fischer, una propuesta colectiva elaborada por más de un millón de usuarios Arriba, la instala- ción de Erik Kessels ‘24HRs in Photos’, en el CCCB FOTOGRAFÍA: GUNNAR KNECHTEL PHOTOGRA- PHY

VC03000 VC03014 00 14 4 N C0 - olgasubiros.comolgasubiros.com/published/2014-07-30_LaVanguardia-Culturas.pdf · 14 Cultura|s La Vanguardia Mi é rcoles, 30 julio 2014 EXPUESTO JORGE

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Cultura|sLa

Vanguardia

Miércoles,30julio

2014

EXPUESTO

JORGE CARRIÓN“Nos basamos en metadatos paramatar a gente”, declaró reciente-mente el director de la CIA y laNSA, Michael Hayden. Ya no hayparcela de la vida ni de la muerteque no esté regida por el Big Data,esas monstruosas masas de infor-mación que las empresas y los go-biernos tratan de procesar paraque arrojen luz, sentido. La infor-mación que diseminamos median-te nuestros teclados y los sensoresde nuestros teléfonos móviles secrea pero no se destruye: transfor-mada, traducida, viaja por cablesde fibra óptica y es almacenada entanques faraónicos, viveros de da-tos, archivos en polígonos indus-triales como los que se ven al finalde la tercera temporada de Personof interest, la única serie norteame-ricana que está abordando, me-diantemercenarios, hackers y cor-poraciones de la videovigilancia,nuestra distopía cotidiana.“Servidores” es una palabra en-

gañosa, como lamayoría de las queconforman el campo semántico deinternet. Por eso Big Bang Data, laaltamente recomendable introduc-

ción del CCCB a un fenómenocomplejo, nuevo, fascinante, co-mienza con un mapa de las redesinternacionales de cableado sub-marino y con unos postaleros quemuestran el interior de las instala-ciones de Google y otras compa-ñías que almacenan nuestras vidasdigitales, regalándonos esas imáge-nes para que nos las llevemos a ca-sa, souvenirsdel interior de esos es-pacios tanto o más emblemáticosde nuestra época que un edificiode Forster o una ruina de Calatra-va. La exposición nos recuerda en-

seguida que la nube no tiene nadadegaseoso, que es una reddemate-ria y consumo energético, kilóme-tros y kilómetros cuadrados consa-grados al archivo en ebullición detodo lo que sucede en nuestra du-plicada realidad.El visitante avanza siguiendo un

recorridopedagógico: desde los ví-deos de expertos quenos van espe-

randoperiódicamente en los televi-sores para comentar aspectos téc-nicos y conceptuales del Big Data,hasta la apelación final a una éticahumanistadel valor relativo del da-to (nunca absoluto, siempre ligadoa la ponderación del sentido co-mún), pasando por explicacionestécnicas sobre cómo nos delatanuestro teléfono móvil o cómo sepuede visualizar –infográficamen-te– la complejidad. El diseño, mul-ticolor, con mucho texto y muchográfico, está en clara sintonía conel contenido. Se trata de una pro-

puesta de los comisariosOlgaSubi-rós y José Luis de Vicente, que seinscribe en una nueva etapa delCCCB con Rosa Ferré como direc-tora de Exposiciones. En mi opi-nión, las dos primeras muestras semantienen fieles a la tradición delcentro al tiempoque imaginannue-vas formas de exhibición de conte-nidos. Porque parte de la obra de

Exp

uesto

BigBangDataElCCCBanalizaun fenómenonuevo ycomplejo:la acumulaciónde informaciónquecreamos a travésde losnuevosmedios y quequeda almacenada sinnuestro control

Unmundodedatos

Big bang dataCCCBBARCELONA

Comisarios: OlgaSubirós y José Luis deVicenteMontalegre, 5Tel. 93-306-41-00www.cccb.orgHasta el 26 de octubreLa exposición podráverse en Madrid del 25de febrero al 24 demayo en la FundaciónTelefónica

La muestra nos recuerda que ‘la nube’ no tienenada de gaseoso, que es una red de materia yconsumo energético, un archivo en ebullición

Junto a estaslíneas,‘OpenStreet-Map’, de EricFischer, unapropuestacolectivaelaborada pormás de unmillón deusuarios

Arriba, la instala-ción de ErikKessels ‘24HRsin Photos’, en elCCCBFOTOGRAFÍA: GUNNAR

KNECHTEL PHOTOGRA-

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Miércoles,30julio

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EXPUESTOlos hermanos Quay y de

Švankmajer, protagonistas juntocon Starewitch de Metamorfosis,ya había sido proyectada en Kos-mópolisyXcèntric; y la reflexión so-bre elBigData se ha llevado a cabodurante los dos últimos años en elmarcodelCCCBLab, yDeVicentees un sospechoso habitual de la ca-sa; pero cuando uno visita estasmuestras ve en la primera un ne-obarroco expositivo de lomás esti-mulante y, en la segunda, la co-nexión con la medula de nuestraépoca,mediante lamaterializaciónde un itinerario físico a través deartefactos, objetos y obras de arte.Comosi lasdos exposiciones tradu-jeran escenográficamente –de unnuevo y necesario modo– ciclos,blogs, jornadas con un largo reco-

rrido anterior, que ahora cuajan yse completan.¿Qué tienen en común ambas

propuestas?Cierto arte contempo-ráneo, denaturaleza fronteriza, co-mo clave interpretativa de nuestrarealidad. Entre las piezas que des-tacan de Big Bang Data a este res-pecto encontramos OpenStreet-Map, deEricFischer, unapropues-ta colectiva elaborada por más deunmillón de usuarios, entre la car-tografía y el arte digital;CinemaRe-duxo la deconstrucciónen fotogra-mas que hace Brendan Dawes desus películas favoritas, hasta con-vertirlas en mosaicos de genéticacinematográfica; el poético y her-moso Wind Map, una representa-ción en tiempo real de las corrien-tes de aire de EE.UU. a cargo deFernanda Viegas yMartinWatter-berg; o esa montaña de spam im-preso que es 24 HRs in photos, deErik Kessels, todas las fotografíassubidas a Flickr en un solo díatransformadas en un vertedero depapel. Son sólo cuatro ejemplos en-tre muchos que contrapuntean lasexplicaciones y los vídeos, creandoun diálogo fértil entre el arte y la

narración expositiva. En el centrodeesa dimensiónencontramosDa-ta Falls / Domestic Data Streamers,una instalación que transforma enmontones de arena el tiempo quelos visitantes pasamos ante ciertosgrupos de obras. El interés queunas y otras suscitan cuantificado,convertido en datos. La exposiciónautoconsciente y reflexiva.En el estricto cambio de siglo

Manovich escribió que las basesde datos son el correlato de la eradigital y que, por tanto, “es naturalque queramos crear una poética,una estética y una ética de los da-tos”. Si durante buena parte delXX la física fue la ciencia central yen nuestro cambio de siglo la bio-tecnología le ha disputado ese lu-gar, el Big Data se erige ahora en

metarrelato comprensivo e integra-dor tanto de las ciencias como delas letras, si es que ambas esferasdel conocimiento no se confundenen conceptos transversales comoel de escritura. Porque Big BangData demuestra que, finalmente,nos enfrentamos a una sobreescri-tura de la realidad. Una codifica-ción alfanumérica y exponencialque tratan de interpretar tanto loscientíficos como los artistas.Esa resistencia tan humana a la

aceptación del cambio hace quesea recomendable leer antes de lavisita Big Data (Turner, 2013), deViktorMayer-Schönberger y Ken-neth Cukier, la introducción idealpara el lego en estas cuestiones. Sise desea proseguir con el aprendi-zaje, después de la experiencia enelCCCB recomiendo otro libro:Laseñal y el ruido (Planeta, 2014), deNate Silver, sobre cómo se elabo-ran hoy día las predicciones y có-mo eso altera el tradicional esque-ma de causa-efecto. Porque las ex-posiciones se inscriben en cadenasde sentido que se van metamorfo-seando en distintos medios y for-matos: discursos. |

JOAN-PERE VILADECANSDespués de un periplo por elmun-do, que ha durado dos años, La jo-ven de la perla deVermeerha vuel-to al Mauritshuis que, remodela-do, reabre sus instalaciones paramejor acoger al cuadro. Desde lue-go se trata de una pintura que yalleva tiempo instalada en la aristo-cracia del arte, de las pocas quepor ella misma es capaz de gran-des convocatorias. En su estanciaen Japón la contemplaron 1,2 mi-llones de espectadores. En Bolo-nia, 200.000 admiradores. Y enSan Francisco, Atlanta y NuevaYork, cifras parecidas.¿Cuántasmiradas? ¿Cuántas pu-

pilas? En un imposible registro devistazos, las miradas a los cuadrosserían un motivo para muchosasombros ¿Dejarán rastro lasmira-das? ¿Un inventario de ojos? ¿Seimaginan los museos con los cua-dros labrados por la observacióncontinua de los contempladores?Por suerte, para los conservadoresy los restauradores, estas pregun-tas no son más que una suposiciónpoética. Material para novelistas.Pura ciencia ficción.Ante los cuadros la vida se desli-

za, discurre… Delante de La jovende la perla, handesfiladogobernan-tes, reyes, modas, cambios socia-les, ideologías, costumbres,épocas… Siglos. Gente anónima seha besado, se ha conmovido, sehan levantadoenbrazos aniñospa-

ra facilitarles unamejor visión.Mi-les de personas la han contempla-do unos pasosmás atrás –como di-cen que deben mirarse las pintu-ras–, otras se han acercado, hastael roce, para reconocer pinceladasy señales, para descubrir una ver-dad que para cada uno es diferen-te. Y algunos se han desperezado,otros reído y losmás se han queda-do en suspenso. Y con la absolutaimpunidad del silencio –¿cómpli-ce?–del personajepintado ¿Se ima-ginan que los cuadros hablaran?Las telas no replican, no respon-den, no dialogan… pero interpelan,interrogan, nos dan pistas de comofue, es y será, el ser humano. Unapintura no es un espejo, ni una te-sis doctoral, es una ventana. Un ta-tuaje para la pupila y un flechazo ala sensibilidad del espectador. Ycon todo eso, y más, se cumple elsueñodel artista, su alegría elemen-tal: ser mirado. Un ciclo que se re-nueva en cadamirada, en cada pu-pila anónima. El mirón mirado. Elcontemplador contemplado.El ob-servador de la vida, observado porla vida. ¿Pero, cuantos miran paraver? ¿Y cuantos para contar lo quehan visto?Los iconos del arte clásico,La jo-

ven de la perla lo es, llevan añoseducándonos la mirada. Muchaspersonas han iniciado con estasobras, su aprendizaje para enfren-tarse a unamejor comprensión delfenómenoartístico y cultural. A ve-

ces ojear un cuadro supone una re-velación. Un acontecimiento. Unsalto que va del mirar al ver. Delconocer al comprender. Por eso esnecesario insistir en que, contem-plar el arte, es un proceso de cono-cimiento hacia la claridad y, su usoydisfrute, no esuna cuestión elitis-ta: es un bien común.Muchas per-sonas habrán empezado plantán-dose ante La joven de la perla y apartir de ahí entenderán y aprecia-rán experienciasmás contemporá-neas. Formamos parte de la histo-ria del arte, de La joven de la perla,y ella de nosotros. El mundo pasa-do, el mundo por venir… y cadauno de nosotros en medio. Miran-do, contemplando. Admirando. Ala joven de la perla, por ejemplo. |

Firma invitadaLaobramaestra deVermeer vuelvealMauritshuis deLaHaya.Cercadedosmillonesdepersonas la hanvisto en su tourmundial

La jovendela perla

‘La joven de la perla’

Los iconos del arteclásico llevan añoseducándonos la mirada