C R Ó N I C A S D E U N C A M B I OC R Ó N I C A S D E U N C A M B I O
de la coca ilegal al desarrollode la coca ilegal al desarrollo
CRÓ
NICA
S DE
UN
CAM
BIO
CRÓ
NICA
S DE
UN
CAM
BIO
C R Ó N I C A S D E U N C A M B I OC R Ó N I C A S D E U N C A M B I O
C R Ó N I C A S D E U N C A M B I OC R Ó N I C A S D E U N C A M B I O
de la coca ilegal al desarrollode la coca ilegal al desarrollo
Esta es una publicación del Programa de Desarrollo
Alternativo de USAID-Perú, que es ejecutado en las regiones
de San Martín, Ucayali y Huánuco, gracias a la cooperación
técnica y financiera del gobierno y pueblo de los Estados
Unidos de América, y a la supervisión de DEVIDA.
Edición general y redacción de textos Tulio Mora
Fotografía Antonio Martínez
Diseño y diagramación Sputnik
Pre-prensa digital e impresión Forma e Imagen
Hecho el depósito legal en la
Biblioteca Nacional del Perú N°
Primera edición
Lima, marzo de 2011
Esta publicación puede ser reproducida parcial o
totalmente siempre y cuando no sea con fines comerciales.
C R Ó N I C A S D E U N C A M B I OC R Ó N I C A S D E U N C A M B I O
C R Ó N I C A S D E U N C A M B I OC R Ó N I C A S D E U N C A M B I O
de la coca ilegal al desarrollode la coca ilegal al desarrollo
INTRODUCCIÓN
LA MEMORIA DEL CAMBIO
NICaNOR PINEDa Productor de cacaoNuevo Tawantinsuyu, Irazola, Ucayali
DIOsDaDa BERmEjOProductora de cacaoVilla mercedes, Tocache, san martín
jOhN sOTOGanaderoValle de huacamayo, aguaytía, Ucayali
GUIllERmO TOCTOProductor de cacaosoledad, juanjuí, san martín
ACTORES DEL CAMBIO
jUaNa ORIzaNa VIUDa DE GÓmEzProductora de caféjosé maría Ugarteche, hermilio Valdizán, huánuco
WIlFREDO CENEPOProductor de cacaoChazuta, san martín
aURElIO RamíREzProductor de palmitoalianza, Pongo de Caynarachi, san martín
jEsús mERlOProfesor y productor de cacaoPuerto huicte, Uchiza, san martín
DESARROLLO PRODUCTIVO Y SOCIAL
EmETERIO ChUjUTallIProductor de palmitoBonilla, Pongo de Caynarachi, san martín
6
8
10
14
18
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82
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98
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104
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128
132
RayDOl RODRíGUEzProductor de café y Presidente de la Cooperativa la Divisoriamargarita, hermilio Valdizán, huánuco
maGDalENO EsPINOzaProductor de palma aceitera y palmitoBarranquito, Pongo de Caynarachi, san martín
maNUEl GamBINI RUPayalcalde y productor de palma aceiteraIrazola, Ucayali
OBRAS QUE PROMUEVEN EL DESARROLLO
RODOlFO COmETIVOs yClOTIlDE GONzálEz DE COmETIVOsProductores de cacaosanchima, Pachiza, san martín
alEx CaBEllOalcalde la Divisoria, Padre abad, Ucayali
yOlaNDa maNTIllaProductora de cacaosarita Colonia, Tocache, san martín
BElIzaRIO amasIFéNProductor de cacaoshapajillo, Pongo de Caynarachi, san martín
UN AGRICULTOR NUEVO Y TECNIFICADO
EsTEBaN GUTIéRREz y TOmasa sOlaNO DE GUTIéRREzProductores de cacaoalto El sol, Pachiza, san martín
aDEla RENGIFOProductora de cacaosanto Domingo, Crespo y Castillo, huánuco
ENRIqUE FERNáNDEzProductor de palmitoalianza, Pongo de Caynarachi, san martín
TOlENTINO CERCEDO Productor de cacaoNuevo Tawantinsuyu, Irazola, Ucayali
EL CAMBIO EN LA VISION COMUNITARIA
mElODía aBaDProductora de cacaoatahualpa, Pachiza, san martín
VICTORIO FlOREsProductor de palmitoshambillo, Padre abad, Ucayali
aDOlFO CaBallERO Productor de cacaoBello horizonte, Pachiza, san martín
maRIlyN llaICaTE y FElIPE salasProductores de cacaoNueva alianza, Curimaná, Ucayali
EN POS DE MERCADOS DEL MUNDO
ElaDIO PONCEProfesor y productor de caféla Divisoria, Padre abad, Ucayali
TEÓFIlO alBORNOzProductor de cafésanta Rosa Tealera, hermilio Valdizán, huánuco
GaUDENCIa FlOREs alcaldesa y productora de cacaoPampayacu, Uchiza, san martín
GONzalO RíOs Presidente de la Cooperativa acopagrojuanjuí, san martín
SAN MARTÍN
HUÁNUCO
alianza
Bonilla
shapajilla
Bello horizonte
la Divisoria
atahualpasoledad
santo DomingoPuerto huicte
Nuevo Tawantinsuyu
IRazOla
Nueva alianza
Villa mercedes
Valle de huacamayoshambillo
Barranquita
PONGO DE CayNaRaChI
ChazUTa
jUaNjUI
TOCaChE
UChIza CURImaNá
aGUayTía
hERmIlIO ValDIzáN
UCAYALI
santa Rosa Tealera
josé m. Ugartechemargarita
Generalmente solemos privilegiar, cuando
se habla del aporte de un programa o
proyecto de desarrollo, el aspecto eco-
nómico, expresado en un renovado in-
greso familiar, en las bondades de las
obras de infraestructura o tal vez en los
éxitos obtenidos en materia agronó-
mica. Todo ello también es parte de la
historia del Programa de Desarrollo Al-
ternativo (PDA), que ha estado presente
en la Amazonía peruana en los últimos
lustros, promoviendo mejores condicio-
nes de vida en más de mil comunidades
de las regiones de San Martín, Ucayali
y Huánuco.
En esa perspectiva de análisis, el impacto
más visible se concentra probablemente
en el asombroso grano de cacao peruano
que conquista ahora con su calidad exce-
lentes mercados mundiales. El rol del PDA
en su expansión y consolidación como
un cultivo alternativo bandera del Perú ha
sido notable, y ha servido como una base
económica sólida para el despegue de mi-
les de familias. Sólo en el auge del hoy lla-
mado modelo San Martín –por ejemplo– el
PDA instaló, en los últimos seis años, más
de 30 mil hectáreas de cacao, logrando
que esa región sea ahora la primera pro-
ductora de cacao del país.
Podríamos citar otros hitos similares
del Programa de Desarrollo Alternativo
(PDA), pero quién sabe ese, precisamen-
te, no sea el motivo central de esta publi-
cación. El valor de estas páginas radica,
más bien, en resaltar aquello que nos es
difícil percibir a simple vista: el cambio
de vida, a veces radical, en decenas de
miles de familias a partir de una oportu-
nidad que les brindó el PDA. La coca fue,
para todos ellos, parte de un pasado que
los llevó por el sendero sinuoso de la vio-
lencia, la inseguridad y la ilegalidad. Y a
partir de una decisión difícil, y en muchos
casos riesgosa, decidieron dar un vuelco
en sus vidas, una suerte de volver a em-
pezar, dejando atrás el reinado de lo ocul-
to y sacando a luz lo mejor de sí mismos.
Ese espectacular cambio, silencioso
pero asombroso a la vez, está impreso
en los rostros y vaivenes de las 28 his-
crónicas de un cambio
INTRODUCCIÓN
torias humanas que reseña esta publica-
ción. Un cambio que transformó la visión
del mundo de miles de peruanos, que los
alejó en muchos casos de las pozas de
maceración de cocaína, que los dignifi-
có en sus cultivos de cacao, café, palma
aceitera o palmito, y que los llevó hacia
un camino en el que transitan con sus
familias mirando de frente, sin temores
y con mucha dignidad.
Estas historias, cada una con su propio
recorrido, tienen ese denominador co-
mún: el encuentro con una vida que honra
y avizora un futuro seguro, lejos de lo que
anteriormente –apenas años atrás– eran
sus otras historias. No fue una huida,
sino un esforzado camino que recorrie-
ron –y muchos lo están haciendo aún– lo
que los llevó a ese otro estadio que ellos
ahora narran con orgullo en sus relatos.
Ese es el gran cambio que finalmente
trasciende a cualquier tipo de programa
social: el que se inscribe en el corazón y
en la mente de los seres humanos.
Por ello para USAID-Perú es particular-
mente importante presentar esta publi-
cación que concentra, en estas histo-
rias, la médula de su cooperación en las
cuencas donde se cultiva coca ilegal. Y
lo mejor de todo es que se tiene la cer-
teza –por la fuerza que expresan estas
vidas retratadas en Crónicas de un Cam-
bio– de que no habrá retroceso, de que
la historia ya no cambiará. Que la vida
de estos miles de agricultores seguirá su
paso firme hacia el bienestar integral de
sus familias y comunidades.
RIChaRD GOUGhNOUR
Director de USAID -PERÚ
7CRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIO
1,079 COMUNIDADES pARtICIpAN EN El pROgRAMA DE DESARROllO AltERNAtIvO.
1,079 COMUNIDADES pARtICIpAN EN El pROgRAMA DE DESARROllO AltERNAtIvO.
74,067 fAMIlIAS fIRMARON ACUERDOS CON El pROgRAMADE DESARROllO AltERNAtIvO.
74,067 fAMIlIAS fIRMARON ACUERDOS CON El pROgRAMA DE DESARROllO AltERNAtIvO.
la memoria del cambiola memoria del cambioCRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIO
Como estos productores, la vida de más de 72 mil familias es también el testimonio de un cambio en el que día a día tuvieron que sortear muchas dificultades con enorme esfuerzo. Lo sabían desde que decidieron firmar un acuerdo con DEvIDA —en el marco del programa de Desarrollo Alternativo de USAID-perú— para renunciar a la siembra de coca ilegal que trajo violencia, inseguridad y mayor pobreza. No estaban solos, pero su voluntad de cambio fue la condición más importante. Esa es su satisfacción y logro personales: dedicarse con esmero y capacidad a sus cultivos, haber conquistado la tranquilidad para que sus hijos se eduquen y crezcan saludablemente, mientras avanzan hacia un desarrollo integral que garantice su futuro y de sus comunidades.
Como estos productores, la vida de más de 72 mil familias es también el testimonio de un cambio en el que día a día tuvieron que sortear muchas dificultades con enorme esfuerzo. Lo sabían desde que decidieron firmar un acuerdo con DEvIDA —en el marco del programa de Desarrollo Alternativo de USAID-perú— para renunciar a la siembra de coca ilegal que trajo violencia, inseguridad y mayor pobreza. No estaban solos, pero su voluntad de cambio fue la condición más importante. Esa es su satisfacción y logro personales: dedicarse con esmero y capacidad a sus cultivos, haber conquistado la tranquilidad para que sus hijos se eduquen y crezcan saludablemente, mientras avanzan hacia un desarrollo integral que garantice su futuro y de sus comunidades.
Nuevo Tawantinsuyu, Irazola, Ucayali
63 añOs
PRODUCTOR DE CaCaO
NICaNOR PINEDa
“He educado bien a mis hijas y los vecinos han aprendido a vivir por la legal. No he desperdiciado nada en la vida”
“He educado bien a mis hijas y los vecinos han aprendido a vivir por la legal. No he desperdiciado nada en la vida”
el patriarca de nuevo
tawantinsuyu
“llegar a Nuevo tawantinsuyu hoy es muy fácil”, dice don Nicanor Pineda
Rodríguez, “pero antes sólo podíamos sacar nuestros productos en bote has-ta San Alejandro y tardábamos horas por las curvas que da el río”. Entre
San Alejandro y la comunidad de Nuevo
Tawantinsuyu no hay más de siete kiló-
metros a través de un camino afirmado y
un pontón bien construido que impide el
desborde de una tumultuosa quebrada
durante el invierno.
Este huanuqueño es uno de los funda-
dores de esta comunidad, a la que llegó
en 1985 con su esposa y dos hijas. Antes
había deambulado por medio país siem-
pre ligado al campo. Con siete herma-
nos en una familia pobre no era mucho
lo que podía heredar de la poca tierra
que tenían sus padres. “Hasta que tra-bajando reuní 16 millones de intis y compré esta tierra”, confiesa riéndose
por la desproporción de la cifra debido
a la hiperinflación del Perú de entonces.
Para suerte suya el ex propietario le ha-
bía dejado un descuidado sembrío de
plátanos que con empeño, reconocido y
elogiado por sus vecinos, pronto empe-
zó a producir para el mercado. “Sacaba hasta 20 mil dedos de plátano cada quincena, los compradores venían en bote, se peleaban para llevar mi fruta a lima en sus tráileres que espera-ban en San Alejandro”.
Era un buen negocio pero tenía sus al-
tibajos. Además, desde muy joven, en
1965, cuando la necesidad lo condujo
por Aucayacu a trabajar de peón en una
finca de cacao se dio cuenta que la ven-
ta de ese fruto daba mucho dinero y era
constante durante todo el año. A partir
de entonces ese sueño ya no lo dejó y lo
trasmitía a sus vecinos tratando de con-
vencerlos; incluso estuvieron a punto de
concretarlo cuando hizo su aparición la
subversión en 1980.
Don Nicanor es delgado y pequeño, tie-
ne el rostro cruzado de arrugas, con el
tabique quebrado, a consecuencia de un
accidente laboral, y los ojos diminutos de
intenso brillo. Los pobladores de Nuevo
Tawantinsuyu lo respetan porque es un
hombre curtido, pero cuando recuerda
NICaNOR PINEDa
nio, nos va a traer desarrollo, buenas cosas”. Y orgulloso remarca que fueron
ellos quienes por iniciativa propia erradi-
caron voluntariamente la coca ilegal.
“Mire lo que hemos logrado con la erradicación”, dice mostrando con las
manos algunas obras: “el pDA cons-truyó este local comunal, el sistema de agua potable, la luz, una escuela primaria, un puesto de salud, y a cada quien se le dio una hectárea de cacao, más dos que dará la municipalidad, además del local para la escuela de secundaria que está construyendo”.
“Yo le pedí a Devida que sembremos cacao”, repite con entusiasmo porque
sabe que cuando firmaron el acuerdo
marco por fin pudo lograr un sueño que
había mantenido más de 30 años.
Por supuesto, infatigable como es, se ha-
bía preparado para esta oportunidad in-
vestigando en San Alejandro el cacao hí-
brido, otra variedad mejorada que habían
traído del Ecuador y de buena gana cedió
dos hectáreas de su terreno para sem-
brar varas yemeras que luego empezaron
a injertar en otras chacras, mientras se-
guía visitando a los pocos renuentes de
su comunidad que no habían firmado el
convenio marco. “Esta es la planta que nos va a sacar de la coca”, les decía,
hasta que logró convencer a todos.
Hoy él tiene ocho hectáreas en produc-
ción, cuatro en abonamiento y dos en
instalación. Catorce en total. Con el di-
nero ganado ha construido una casa de
dos pisos en Huánuco, tiene una seca-
dora solar, cuenta con una motosierra,
una monocultivadora y moviliza sus pro-
ductos en un motocar. Con mucha segu-
ridad afirma que no se preocupa por el
actual precio del cacao, que por la rece-
sión internacional aún se mantiene bajo.
“En algún momento volverá a su ni-vel”, sentencia con sabiduría. Pero, por
si acaso, sigue vendiendo plátanos.
“¿Qué satisfacción tengo?”, se pregun-
ta, “haber educado bien a mis hijas, que los vecinos aprendan a hacer las cosas por la legal, haber aprendido mucho gracias a los proyectos del pDA. No he desperdiciado nada en la vida”.
esa época se le quiebra la voz, no de
tristeza, sino de indignación. “El mismo día que llegaron nos dijeron a partir de hoy sembrarán coca, tienen 24 ho-ras para decidirlo o se van”. Y él, como
todos, tuvo que hacerlo. Destruyeron su
platanal y para colmo fue víctima en dos
oportunidades del robo de su cosecha.
Empobrecido y humillado, se negó a
aceptar ese destino de resignación: una
mañana, ante la presencia de sus vecinos
asustados, salió de su casa con un ma-
chete y fue a su sembrío de coca ilegal.
“Empecé a machetear una a una todas las plantas gritando que me maten pues, a ver”. No lo hicieron porque las
columnas armadas de Sendero Lumino-
so, lo dice agradeciendo a Dios, ya esta-
ban en repliegue. Eran los años 90.
Don Nicanor acepta que en esos tiempos
se le malogró el buen genio. “Andaba medio renegado, yo era teniente gober-nador, me peleaba con el gobierno local porque no nos apoyaba en nada. Hasta que llegó el pDA (2002), entonces fui puerta por puerta donde mis vecinos, los convencí, hay que firmar ese conve-
13CRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIO
PRODUCTORa DE CaCaO
Villa Mercedes, Tocache, San Martín
DIOsDaDa BERmEjO 55 añOs
“Ya subidos en el caballo tenemos que seguir galopando y no vamos a retroceder”“Ya subidos en el caballo tenemos que seguir galopando y no vamos a retroceder”
zapateandoo no
zapateandovamos
avanzando
“Me dicen tía Corazón por mi forma de tratar a la gente, a todo el mundo le digo ‘corazón’, de allí me viene el sobrenombre”, aclara la señora Diosda-
da Bermejo. De estatura baja, muy delga-
da, con un pañuelo que le sujeta los ca-
bellos, la tía Corazón siempre tiene una
sonrisa y se expresa con frases de una
vieja cordialidad salpicadas de refranes
que han quedado en su memoria como
una sabrosa herencia de su tierra, Chulu-
canas (Piura), donde nació hace 55 años.
Allá estudió enfermería pero a los 24
años partió a Tocache, en la selva perua-
na. “Una decepción de amor me trajopor acá”, confiesa riendo ante ocho per-
sonas que a su alrededor celebran el
buen humor de esta mujer que todo lo ha
visto y sufrido. En 1985 ella abrió una far-
macia en Santa Rosa de Mishollo y adqui-
rió 60 hectáreas de tierra. “fue cuando comenzaron los años de la penumbra”,
rememora, aludiendo la convergencia
trágica de narcotráfico, subversión y fuer-
zas del orden, que dejaron, cada cual, he-
ridas aún no cerradas en el Alto Huallaga.
“Yo he sido violada y torturada, mientras a mi hijo de dos años le pin-chaban los brazos con una aguja para que yo declare que en mi farmacia se curaban los senderistas, cuando la verdad es que vendía mis medi-camentos a todos los que me solici-taban”, revela acongojada en alta voz.
No terminó “encostalada y arrojada al río”, o en la cárcel, gracias a la interven-
ción de la Cruz Roja Internacional.
Esa experiencia atroz la empujó a aban-
donar su extensa propiedad de Santa
Rosa de Mishollo, donde nunca más ha
querido volver, para establecerse en Villa
Mercedes, un caserío ubicado a pocos
kilómetros de Tocache, en el que viven
400 familias, incluyendo las de Cristo
Rey y el asentamiento Humano Freddy
Aliaga. Desde 2007 muchas de ellas se
han acogido al Programa de Desarrollo
Alternativo (PDA) y hoy cuentan con 37
hectáreas de cacao y 40 hectáreas de
palma aceitera.
DIOsDaDa BERmEjO
Agrega que ya no hay cultivos de coca
pero lamenta que aún no tengan una
carretera para ir a sus chacras y mu-
chas veces deban esperar que algún
motocartista caritativo los retorne a
casa a las 9 de la noche. “Nadie quie-re llevarnos porque los baches des-tornillan esas maquinitas que están amarradas por el diablo”, explica.
Sin embargo, confía en la palabra del
alcalde que se ha comprometido a me-
jorar el camino.
“Estamos correteando de una y otra forma, como tenemos otras habili-dades nos metemos en todo: vamos a la chacra a sacar platanito que comemos sancochado con sal; no nos falta una palta, un limón, unos guayabitos para vender. también hacemos trabajitos adicionales, construimos nuestras piscigran-jas, somos peones de arroz, criamos nuestros chanchitos, así la vamos pasando y no vamos a retroceder”.
Con esta vitalidad es como ha sacado
adelante a sus seis hijos, cuatro de los
cuales ya son profesionales que viven
en Lima. Y así es como conduce una
agrupación piloto denominada “Coa-
lición comunitaria creando líderes y
una comunidad diferente”, financiada
por Cedro, institución dedicada a la
prevención del consumo de drogas,
y en cuyo local dictan charlas a adul-
tos, adolescentes y niños. “Nuestra meta es tener una comunidad libre de drogas y alcohol. En villa Merce-des tenemos el privilegio de que ya no hay niños que consumen drogas”.
Dueña de un nombre novelesco y de un
apelativo tierno, Diosdada Bermejo, la
tía Corazón, resume con una frase, que
parece extraída de un viejo tondero, el
actual estado de ánimo de los tocachi-
nos: “zapateando o no zapateando vamos avanzando”.
La tía Corazón, propietaria de 20 hectá-
reas en esta zona, admite sus errores y
no niega que fue una de las más apasio-
nadas defensoras del cultivo de coca ile-
gal. “pensábamos que la erradicación era una mala idea ilusionados de se-guir en el negocio, pero el Corah volvió dos, tres veces; además por el mal uso que habíamos hecho de nuestro dine-ro estábamos aterrizando en la nada. fue cuando les dije hay que ser tontos para nadar contra la corriente”.
Ellos atraviesan un momento decisivo
que confirmará si se mantienen firmes
en el enorme paso que han dado. Entre
familias de escasos recursos, que de-
pendían casi exclusivamente de la coca
ilícita, dos años para disfrutar de sus pri-
meros frutos legales no es poco tiempo.
Pero allí está la tía Corazón avivando su
entusiasmo: “Ya subidos en el caballo tenemos que seguir galopando”, dice
refiriéndose a las mil y una soluciones in-
geniosas que han encontrado para alejar
la desesperación y el desánimo.
17CRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIO
jOhN sOTO 44 añOs
Valle de Huacamayo, Aguaytía, Ucayali
GaNaDERO
“Si consolidamos este proyecto va a ser un gol, así evitaremos el flagelo de la coca. No podemos cometer los mismos errores”
“Si consolidamos este proyecto va a ser un gol, así evitaremos el flagelo de la coca. No podemos cometer los mismos errores”
Durante los años de la violencia el ga-
nadero John Soto estuvo enrolado en
el ejército combatiendo a la subversión
en el Alto Huallaga (región San Martín).
Cuando lo licenciaron regresó a su tie-
rra, el valle de Huacamayo, a sembrar
5 hectáreas de coca. “Esa época fue como un ventarrón -comenta-, hubo buenos momentos, pero los más fue-ron muy desgraciados. Ya casi nadie queda vivo o está libre de los que co-nocí entonces”.
La experiencia que hoy llevan adelante él
y otros 20 ganaderos en ese valle es muy
reciente, empezó en 2006 luego que firma-
ran con el Programa de Desarrollo Alterna-
tivo (PDA) el convenio marco renunciando
al cultivo de hoja de coca ilegal e incre-
mentar sus ingresos manejando ganado
de doble propósito (de carne y leche).
Soto convenció a sus vecinos a elegir esta
opción en memoria de su padre, quien
quería que estudiase medicina. “la ver-dad es que yo tampoco conocía de gana-do lechero”, confiesa al lado del menor
de sus hijos, de cinco años. Ellos también
siembran piña, arroz, yuca y plátano.
En 2007, al hacerles entrega de 25 va-
cas, un reproductor, de alto valor ge-
nético (cuyo nombre es Girlando) y 130
hectáreas de pasto, valorizado en más
de cien mil soles, el PDA concordó con
Soto, sugiriéndoles que la industrializa-
ción de la leche podía ser un negocio
interesante por la demanda insatisfecha
del mercado local.
No ha sido fácil que todos mantengan la
ilusión inicial, la prueba es que seis asocia-
dos renunciaron y Soto tuvo que recurrir a
su liderazgo para evitar que el desaliento
se generalice, exhortándolos a mantener
su decisión en una asamblea comunal: “les dije la (buena) suerte le ha caído a Huacamayo, si el pDA nos está apoyan-do nosotros no podemos retroceder.”
Estas condiciones personales le han
ayudado a ser el presidente de la Aso-
ciación de Ganaderos del valle, con el
agregado de que su gestión está siendo
exitosa: “de los veinte (socios) que quedamos ya tenemos 80 animales, ha habido una buena reproducción y estamos sacando diariamente 60
jOhN sOTO
el destino lo hacemos
nosotros
21CRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIO
Cuidando a su pequeño hijo que juega
arrodillado rodando un camión de plás-
tico, Soto revela que con la venta de 15
litros diarios puede mantener a un hijo
en la universidad y a otro en el colegio. “Imagínese lo que ganaría con un mer-cado más grande y diversificado” , con-
tinúa proyectándose hacia una posibili-
dad que no está muy lejana.
Precisamente a partir de 2009 el PDA
puso en marcha un ambicioso proyecto
de inseminación artificial, con una inver-
sión de un millón de soles, cubriendo las
provincias ganaderas de Coronel Portillo
(Campo Verde, Neshuya, Curimaná, San
Alejandro) y Padre Abad (la zona de Hua-
camayo), en la región Ucayali, y Puerto
Inca (hasta Yuyapichis), en la de Huánuco.
“Si consolidamos ese proyecto va a ser un gol porque la leche no tiene pierde. fíjese nomás en la cantidad de heladerías que hay desde pucall-pa. Acá (se refiere a la ciudad de Aguay-
tía) siempre nos están pidiendo, inclu-so hasta los de Huipoca. El yogurt y el queso abrirían otras posibidades”.Cargando a su hijo, Soto comenta que
debería haber más coordinación entre
las autoridades y el campesino: “No es-toy pidiendo que nos den gratis, es un mal hábito en un hombre del campo pero es necesario que haya vínculos formales entre el Estado, las empre-sas privadas y los productores, así será más fácil evitar que el flagelo de la coca vuelva. No podemos cometer los mismos errores de hace 40 años”.
litros de leche, sin considerar la que consumen nuestros hijos”. La moda-
lidad de venta que han preferido es la
de “porongueo”, vale decir al por me-
nor, ya que los precios son más altos
(dos soles el litro, al por mayor reciben
entre 1.20 y 1.50).
Soto confirma que la asistencia técnica,
las escuelas de campo (especialmente
en tratamiento sanitario) y pasantías
del PDA han sido fundamentales para
fortalecer sus capacidades: “tenemos corrales de manejo, guillotinas, po-treros, los técnicos ya han vacunado la segunda dosis contra la tubercu-losis y brucelosis, y de aquí a tres meses, cuando concluyamos con la tercera, tendremos un certificado de que nuestro hato es sano. Conste que será uno de los pocos que hay en padre Abad, ese es un gran avance”.
PRODUCTOR DE CaCaO
Soledad, Juanjuí, San Martín
GUIllERmO TOCTO 44 añOs
“Mientras arrancaba la coca de raíz pensé por esto casi me han matado. Ya no hay soledad por aquí, la gente vive tranquila”
“Mientras arrancaba la coca de raíz pensé por esto casi me han matado. Ya no hay soledad por aquí, la gente vive tranquila”
un nuevo día en soledad
“¿Se imaginan que siendo bien conoci-do, por la droga que cosechaba, tuve que salir con la ropa puesta y un pasa-je?”. La pregunta del piurano Guillermo
Tocto Santos se responde por sí sola, alu-
diendo a la vida delictiva que llevó entre el
88 y 94 cuando tuvo hasta 7 hectáreas de
hoja de coca ilegal y una poza de mace-
ración en este centro poblado cuyo nom-
bre, Soledad, parece recrear una novela
policial, agregándole más dramatismo a
su oscura vida pasada.
Sentado en un tronco, alrededor de su
esposa y cuatro hijos, en la parte pos-
terior de su casa, Tocto rememora esos
años con un razonable remordimiento
porque la codicia del dinero fácil (en-
tonces un kilo de pasta lavada colocada
en Campanilla costaba casi mil 200 dó-
lares) lo había conducido por un sende-
ro donde lo peor era previsible. “tuve dinero pero nunca lo disfruté porque andaba por el monte, por los ríos, en bote o deslizador, esquivándole a la policía”. Abrazando a sus hijos resu-
me la zozobra que vivía diciendo: “más bien todo fue trauma para los niños”.
Encima, otros actores, como el MRTA
y Sendero Luminoso, enfrentados por
controlar el negocio ilegal, acabarían
magnificando el negro destino de Sole-
dad y la sucesión de eventos trágicos
se tornó inacabable.
El punto de inflexión para Tocto ocurrió
el día de la madre del 94: “fui a Campa-nilla a cobrar 28 mil dólares por 30 kilos de pasta básica lavada. Quería comprar una casa en piura para rega-larle a mi madre, a la que no veía más de cuatro años. pero los traqueteros me “cerraron” (estafaron) diciéndo-me que el avión se había caído”.
Acuciado por su esposa, quien muy in-
dignada había tomado la determinación
de abandonarlo con sus hijos, por fin
entendió que él y su familia merecían
algo mejor de la vida. Entonces vendió
lo único que le quedaba, un caballo,
y compró pasajes hacia Moyobamba
donde vivieron cuatro años sembran-
do café con mucho sacrificio, ya que él
tenía que levantarse a la una de la ma-
drugada y caminar durante cinco horas
GUIllERmO TOCTO
25CRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIOCRÓNICAS DE UN CAMBIO
yo las arrancaba de raíz me acordé de todo lo que había pasado, pensan-do por esto casi me han matado, casi pierdo a mi familia y nunca he vuelto a ver a mi madre”.
Tocto reconoce que el PDA cumplió ca-
balmente con sus compromisos acorda-
dos en el convenio marco, incluyendo
una hectárea de cacao para cada familia
y la electrificación. “Soledad lleva una nueva vida porque por la luz funciona nuestro centro de salud a cualquier hora del día, nuestra antena parabó-lica y podemos conocer lo que sucede en el mundo entero. por ejemplo, los niños se enteraron de los terremotos en Haití y Chile y se asustaron mucho creyendo que podía llegar acá”. La luz
también les ha facilitado activar una chan-
cadora con que procesan los alimentos
para la crianza de animales menores (po-
llos, chanchos) y algo más importante:
los niños pueden estudiar por la noche.
Como en el resto de los ámbitos donde
hubo erradicación voluntaria, el PDA asig-
nó técnicos para capacitarlos en el mane-
jo del cacao, gracias al convenio firmado
con Acopagro, y Tocto confirma que las
escuelas de campo han sido muy útiles.
Actualmente él cuenta con cuatro hectá-
reas en producción. “Ya tengo ingresos y llegará el tiempo de cambiar mi casa y llevarle regalos muy hermosos a mi madre, sacarla a pasear por la ciudad, comprarle su ropa. Será este año si Dios no la recoge todavía. Entonces le compraré lo que le prometí”.
La familia contempla en la plaza de Sole-
dad a unos trabajadores que cargan pos-
tes de cemento y cables de luz en un ca-
mión para culminar con la electrificación
de los siete centros poblados que confor-
man el distrito de Pajarillo: San José, Bajo
Juñao, Dos Unidos, Retama, Costa Rica,
Capirona y Soledad.
para llegar al puerto de Huisco, en el río
Mayo, a embarcar su producto.
La subversión ya había sido derrotada, lo
cual era una magnífica noticia, pero al mis-
mo tiempo el precio del café había descen-
dido tanto que ni siquiera cubría los cos-
tos del flete. Fue cuando Tocto convenció
a su esposa de retornar a Soledad, un Año
Nuevo, recuerda. Sin embargo, al llegar se
dieron con la sorpresa de que su terreno
tenía otro propietario. “felizmente mis amigos me ayudaron trabajando en su chacra”. Así fue recuperándose, trabajan-
do maíz, y luego adquirió un nuevo terreno
para dedicarse a la ganadería.
Fue en 2005 cuando él escuchó por pri-
mera vez el nombre del Programa de
Desarrollo Alternativo (PDA) que había
ingresado en la zona proponiendo a los
campesinos la erradicación voluntaria.
“Yo digo que gracias a Dios (los veci-nos) se tomaron el corazón y dijeron estamos de acuerdo. voluntariamente recibimos las herramientas, las bo-tas y hemos ido a sacar con nuestras propias manos las plantas. Mientras
Un cambio sostenible solo es posible con el acompañamiento concertado de muchos actores comprometidos con el apoyo de los productores en su complejo tránsito a la legalidad, brindándoles asistencia según las necesidades y prioridades de cada comunidad.
Bajo la coordinación de DEVIDA, el organismo rector del Estado Peruano en la lucha contra las drogas, el Programa Desarrollo Alternativo de USAID-Perú ha sido un componente medular en esta concertación. Ha sido clave el rol de gobiernos regionales y locales, y de diversas entidades públicas y privadas que promueven el desarrollo en las regiones de San Martín, Ucayali y Huánuco. Las cooperativas de productores de cacao y café, y otros productos, consolidaron la cadena de negocios en la base productiva, abriendo el paso hacia los mercados nacionales e internacionales.
En todo este proceso el Programa de Desarrollo Alternativo fortaleció las organizaciones de base, resaltando la presencia productiva y el liderazgo de la mujer y de los jóvenes, contribuyendo así a reforzar el tejido social para garantizar la cohesión e identidad comunitarias.
Un cambio sostenible solo es posible con el acompañamiento concertado de muchos actores comprometidos con el apoyo de los productores en su complejo tránsito a la legalidad, brindándoles asistencia según las necesidades y prioridades de cada comunidad.
Bajo la coordinación de DEVIDA, el organismo rector del Estado Peruano en la lucha contra las drogas, el Programa Desarrollo Alternativo de USAID-Perú ha sido un componente medular en esta concertación. Ha sido clave el rol de gobiernos regionales y locales, y de diversas entidades públicas y privadas que promueven el desarrollo en las regiones de San Martín, Ucayali y Huánuco. Las cooperativas de productores de cacao y café, y otros productos, consolidaron la cadena de negocios en la base productiva, abriendo el paso hacia los mercados nacionales e internacionales.
En todo este proceso el Programa de Desarrollo Alternativo fortaleció las organizaciones de base, resaltando la presencia productiva y el liderazgo de la mujer y de los jóvenes, contribuyendo así a reforzar el tejido social para garantizar la cohesión e identidad comunitarias.
CrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIo
actores del cambioactores del cambio
262’946,771 MILLonES DE SoLES (2002-2010)
262’946,771 MILLonES DE SoLES (2002-2010)
LA InVErSIón PArA EL DESArroLLo ALtErnAtIVo
En toDo ELLo ALCAnzó LoS
LA InVErSIón PArA EL DESArroLLo ALtErnAtIVo
En toDo ELLo ALCAnzó LoS
Juana Orizana viuda de Gómez 60 añOs
José María Ugarteche, Hermilio Valdizán, Huánuco
prOductOra de café
“nos ayudaron con los módulos, con nuestros secadores de café y a cuidar el medio ambiente.nos han enseñado a vivir”
“nos ayudaron con los módulos, con nuestros secadores de café y a cuidar el medio ambiente.nos han enseñado a vivir”
Doña Juana Orizana viuda de Gómez sa-
lió de su tierra (Huancapaya, en la sierra
de Huánuco) porque su familia era tan
pobre que apenas podía alimentarse con
el maíz y las papas que sembraban en
media hectárea de tierra. “Y las cose-chas eran solo una vez al año”, repite
concentrada en distribuir granos de maíz
a sus numerosas aves de corral que se al-
borotan ruidosamente alrededor de ella.
Tenía 19 años y ya estaba casada cuando
unos familiares los convencieron de tras-
ladarse a una región desconocida.
La joven pareja aprendió a sembrar este
grano de manera empírica, sin asistencia
técnica, resignada a venderlo a interme-
diarios que invariablemente le ofrecían
precios muy bajos. “Pero al menos teníamos algo y podíamos sembrar yuca, plátanos, tener un ganadito para vender y alimentarnos. Ya con eso vivíamos felices y tranquilos”,
dice doña Juana, que jamás ha dejado
de vestir una pollera y de llevar un som-
brero como las mujeres de su tierra. Así
adquirieron su actual propiedad sin saber
que, como parte de la comunidad de José
María Ugarteche, goza de una calidad de
tierra y altitud ideales para producir uno
de los cafés más exquisitos del mundo, al
igual que sus vecinas, Margarita y Santa
Rosa Tealera.
Reconoce que cuando la fiebre de la coca
ilegal, en los años 80, tocó las puertas de
sus vecinos, ellos también se sumaron al
entusiasmo engañoso destinando algu-
nas hectáreas para sembrarla; sin embar-
go, prefiere eludir este tema quizá porque
lo ha desarraigado de su memoria ya que
lo relaciona con otros sucesos posteriores
que impactaron duramente en su vida. Por
eso sentencia: “sembrar coca es fatal, puede darte dinero un día, después te quedas sin nada”.
Quedarse “sin nada” en su caso tiene un
significado de trágica fractura. Cuando
Sendero Luminoso ingresó en la zona
su esposo era teniente gobernador de
la comunidad y su hijo mayor el secre-
tario y ambos fueron ejecutados frente a
toda la vecindad acusados de delatores.
“triste fue mi vida, pero ¿qué iba a hacer, dónde me iba a quejar, si no
la fuerza de una cafetalera
Juana Orizana viuda de Gómez
daron con los módulos, con nuestros secadores (de café), nos han enseña-do a vivir”, reconoce, explicando lo que
ha aprendido en las escuelas de campo,
a las que asistió puntualmente: “antes arrojábamos botellas de gaseosa (en la chacra), ahora cuidamos el medio ambiente, el agua, ya no fumigamos nuestra chacra y usamos la cáscara de café y plátano como abono”.
Doña Juana tiene una propiedad de trein-
ta hectáreas, cuatro de ellas de café, un
poco de pastizales y por supuesto otras
de plátano y yuca. Treinta hectáreas no
es una pequeña extensión para una sola
mujer que ya cuenta con 60 años, por eso
hace buen tiempo que cedió una parte
a sus hijos. “Ellos no viven conmigo pero vienen a ayudarme en la cosecha de café, es que ya estoy anciana y un poco enferma”, acepta, agregando que
ya no baja a su sembrío. Y es que solo
imaginar una rutina diaria en esa geogra-
fía de pronunciadas pendientes y empi-
nadas colinas es un verdadero reto para
cualquiera con menos edad y explica en
forma muy elocuente el duro trabajo de
los cafetaleros de Hermilio Valdizán que
hoy exportan su producto de calidad a
mercados tan exigentes como Alemania,
Japón y EEUU.
“Este año he entregado mil 500 ki-los, en los años pasados he llegado a 3 mil, y con la plata que he ahorrado en el banco construí mi casa”, con-
fiesa orgullosa, mostrándonos su espa-
cioso hogar de madera, sostenido por
pilotes de cemento, con un largo balcón,
amplios ventanales y un tejado de cala-
mina, y está ubicado en una orilla de la
vital trocha carrozable que el PDA ayu-
dó a rehabilitar, uniendo estos poblados
con la carretera Federico Basadre. “no me siento sola -dice finalmente, sentán-
dose bajo el alto pino de su patio-, mi esposo y mi hijo muertos siempre me están acompañando”.
sé leer dónde iba a llegar? Además mis otros tres hijos estaban tiernos”
-confiesa con la voz apagada. Asegura
que Dios le dio la fuerza para mantener-
se firme en la decisión de quedarse en la
comunidad, e imaginando que su espo-
so estaba vivo, que aún estaban juntos,
siguió trabajando. “En su memoria me he quedado pensando que si él había luchado yo tenía que hacer lo mismo”.
El esfuerzo fue muy grande para una viu-
da sin nivel educativo, que debía sacar
adelante a tres hijos. Y sin embargo, ad-
mirablemente doña Juana Orizana logró
lo que le había prometido a su esposo
sentada bajo el pino que es el erguido y
vigoroso guardián de su propiedad. Y así,
en educar a sus hijos y conducir su sem-
brío se le fue el tiempo, tanto que ya no
recuerda cuándo volvió la paz a la zona.
En cambio puede citar el año (2003) en
que los vecinos de Hermilio Valdizán
erradicaron volutariamente la hoja de
coca ilegal como parte del convenio que
habían firmado con el Programa de Desa-
rrollo Alternativo (PDA). “Ellos nos ayu-
31CrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIo
prOductOr de cacaO
Chazuta, San Martín
wilfredO cenepO 59 añOs
“Estamos muy motivados de dar a conocer nuestro cacao al extranjero. En nuestras comunidades ya no hay coca, solo cacao y caña de azúcar”
“Estamos muy motivados de dar a conocer nuestro cacao al extranjero. En nuestras comunidades ya no hay coca, solo cacao y caña de azúcar”
con la ayudita de dios
y del pda
El liderazgo del lamista Wilfredo Cenepo,
padre de nueve hijos, tiene su origen en
dos momentos casi coincidentes que vi-
vió hace más de veinte años: organizar
rondas de comuneros para combatir el
narcotráfico y ser predicador de la iglesia
Adventista del Séptimo Día. Lo primero
no le fue difícil porque de joven había ser-
vido en el ejército, en Iquitos, de manera
tan destacada que fue trasladado a Lima
a estudiar en la Escuela Especial de Para-
caidismo. Su conversión a la fe religiosa
le vino por arrepentimiento.
“Para qué vamos a mentir -dice apoyan-
do la mano derecha sobre una Biblia que
reposa en la mesa mientras llueve copio-
samente en Chazuta, su lugar de origen-, aquí todos sembrábamos coca y la ma-yoría la procesaba. Es que nos habían caído todas las plagas de Egipto”.
Esa alusión le sirve a Wilfredo para rela-
tarnos las interminables vicisitudes que
sufrieron entre el 80 y mediados de los 90:
la destrucción de sus cafetales por la bro-
ca, el desalentador negocio del maíz (“era más gasto que ganancia”), la mortandad
de su ganado por insuficiencia de dinero
para instalar pastizales.
“Entonces el diablo nos tentó con la coca. Parecía fácil: venían los tra-queteros a comprar directamente a cada productor. Ya eso era sospecho-so, se escuchaba decir que a algunos no les pagaban, otros eran asaltados y como era ilegal no podíamos de-nunciar a la policía”.
La zozobra y los malos hábitos que iban
adquiriendo los vecinos añadía un ma-
yor malestar hasta que el año 92 unos
sicarios asesinaron a su paisano Ro-
berto Tapullima. Fue cuando Wilfredo
Cenepo creó la ronda “Ciudadanos en
acción” enfrentándose y expulsando a
todos los traqueteros.
Ese mismo año ingresó a la iglesia ad-
ventista de la que hoy es predicador.
“Estaba destruyendo a la humanidad produciendo la pasta. Aquí había mu-chos jóvenes adictos, trabajaban ma-cerando la droga. Viéndolos, preferí la pobreza antes que mis hijos siguie-
wilfredO cenepO
35CrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIo
“Ellos sí fueron firmes con la erradica-ción, incluso nos apoyaron con obras so-ciales (el PDA construyó una escuela en la banda de Chazuta). Así empezamos”.
El predicador Cenepo, ahora presidente
de la Asociación Central de Productores
Allima Cacao, destaca varios puntos de
este convenio para cuyo cumplimiento
fue estratégico su ascendiente personal,
la asistencia técnica del PDA, la firme co-
laboración del alcalde y la asociación de
los agricultores. La otra condición, tener
un mercado seguro, está muy próxima
de concretarse: la cooperativa Oro Ver-
de ya se ha comprometido a colocar su
cacao en el extranjero (“con la marca de Chazuta”, agrega orgulloso).
Pero la certificación orgánica para ex-
portar es otra tarea pendiente, que espe-
ran resolver cuando la asociación tenga
más recursos para iniciar los trámites, y
por eso la presencia de intermediarios
aún es muy grande.
Actualmente existen en Chazuta y Tu-
nuntunumba 600 hectáreas de cacao
beneficiando a 345 familias. Este año
será su cuarta cosecha y esperan una
producción de 800 kilos por hectárea,
para lo cual ya se han organizado en la
construcción de casas acopiadoras. La
tarea no es fácil porque los productores
están dispersos por todo el margen del
río Huallaga.
“Hoy día tenemos hasta nueve técni-cos”, explica, “y si alguien no conoce el manejo será porque no quiere tra-bajar. Pero yo creo que estamos muy motivados con la idea de dar a conocer nuestro cacao chazutino en el extran-jero. El futuro es tener 5 hectáreas por familia y que todos aprendan el manejo, eso es lo que les recomiendo”.
“En nuestras comunidades ya no hay coca, sólo cacao y caña de azúcar”,
concluye el predicador. “Con la ayudita de Dios, eso le debemos al PDA”.
ran esa vida”. Y con el temperamento
de emprendedor que lo caracteriza fue
convenciendo primero a su familia y lue-
go a muchos vecinos de esta localidad
lamista de origen prehispánico, famosa
hasta hoy por su hermosa cerámica.
“Yo ya estaba en otro cultivo cuando entró naciones Unidas, ofreciéndo-nos sembrar cacao -aclara-. Pero éra-mos incrédulos”. Es que, a diferencia
de los agricultores migrantes, los lamis-
tas sí conocen el cacao, que crece de
manera natural en sus bosques, incluso
Wilfredo Cenepo sembraba “algunos tronquitos” para su consumo personal.
“Yo les dije a mis paisanos: probemos, ver para creer”. Lamentablemente en
poco tiempo abandonaron sus sembríos
por falta de asistencia técnica. “Mu-chos no se dedicaban con seriedad y seguían sembrando coca”, continúa.
Hasta que el alcalde firmó el convenio
con el Programa de Desarrollo Alternati-
vo (PDA), el año 2003.
aureliO ramírez 54 añOs
Alianza, Pongo de Caynarachi, San Martín
prOductOr de palmitO
“toda la población, que estaba desilusionada, tomó interés. Incluso los que se habían marchado tras de la coca regresaron”
“toda la población, que estaba desilusionada, tomó interés. Incluso los que se habían marchado tras de la coca regresaron”
Este agricultor salió de Cutervo (Caja-
marca) a los cinco años y vivió en Ba-
gua hasta los 20 cuando se vino a la
comunidad de Alianza. “no tenía mu-cho futuro en una familia con seis hermanos”, dice Aurelio Ramírez se-
camente, sabiendo que el destino de
su desplazamiento es similar al de mu-
chos moradores de la zona.
Dio vueltas por casi todo San Martín (Rio-
ja, Juanjuí, Tarapoto) antes de poner pie
en este poblado donde la selva alta em-
pieza a rebajar la altura de sus montañas
para ceder paso al llano amazónico.
“De muchacho era muy inquieto, quería la plata fácil”, se autocritica.
“Por eso el 88 me vine con unos ami-gos a sembrar coca, llegué a tener 3 hectáreas y una poza de maceración”.
Y como todos los que vivieron esa ex-
periencia, Ramírez argumenta que en
una situación donde coincidían diversas
fuerzas violentas las principales vícti-
mas fueron los campesinos. También
reconoce que la corrupción y la delin-
cuencia, propiciada por el narcotráfico,
conspiraban contra la ingenua creencia
de algunos productores de que invirtien-
do el dinero ilícito en negocios legales
podrían salir de la pobreza. “El dinero maldito no reproduce”, asegura.
“Al final ni siquiera sacamos para el gasto que hicimos”, confiesa con un
tono regañón de sí mismo. Muchos de mis amigos murieron o se fueron. Alianza parecía un cementerio y yo estaba muy asustado”.
Ya se había casado y tenía dos hijos. Deci-
dió vender su chacra y mudarse al pobla-
do desolado a instalar una bodega. “En eso nos entreteníamos, vendiendo a los poquitos que se quedaron (medio centenar de familias de más de 200 en su mejor época). Así corrió el tiempo”.
Aurelio ya no recuerda bien pero en ver-
dad fue un largo periodo hasta fines de
los 90 cuando llegaron buenas noticias de
unos técnicos de Naciones Unidas y la co-
operación española, quienes los alentaron
a sembrar palmito, una palmera natural
cuyo tallo es muy demandado por comen-
el dinero maldito no
produce
aureliO ramírez
39CrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIo
en el presente año hasta dos mil hectá-
reas beneficiando a mil 500 familias.
“La aparición del PDA fue muy im-portante -reconoce-, toda la población, que estaba desilusionada tomó inte-rés. Incluso los que se habían marcha-do tras de la coca regresaron”.
Él ha sembrado seis hectáreas y tiene
quince más para ampliar porque toda
la tierra es apropiada para este cultivo.
También tiene pastizales y hace poco
adquirió cinco cabezas de ganado va-
cuno. Otro producto que siembra entre
los callejones del palmito es la cocona
(“me sirve para mi caja chica”, dice)
que vende en las pollerías y restaurantes
de Yurimaguas, Juanjuí y Tarapoto para
la preparación de salsas con ají.
“El asunto es encontrar más merca-do -afirma con entusiasmo-. nos deses-pera saber que hay una enorme de-manda que no podemos cubrir para competir con Brasil, Costa rica y Ecuador. Estos países concentran en alta proporción las exportaciones,
mientras el Perú apenas aporta el 8% a la demanda internacional”.
“Si nos pusiéramos pilas podríamos ser los primeros del mundo”, afirma
sin vacilar.
sales exquisitos de España, Francia e Italia
y que compite con el espárrago y la alca-
chofa. La cooperación española instaló la
planta procesadora que hoy es el orgullo
industrial de la zona: Alianza S.A.
“Así empecé con una hectárea”. La-
mentablemente, agrega, el momento en
que comenzaron a sembrar (1997) y el
de la construcción de la planta procesa-
dora (1999) no coincidieron. Allí perdie-
ron parte de su producción y otra mayor
por la insuficiente asistencia técnica, ya
que ninguno de los campesinos cono-
cía el manejo de esta palmera.
El palmito parecía ser un capítulo más en
la historia del frustrado progreso amazó-
nico cuando apareció el Programa de De-
sarrollo Alternativo (PDA) que les dio una
enseñanza integral del producto, desde
el manejo hasta la venta. Actualmente en
el Pongo hay más de 300 hectáreas sem-
bradas que son atendidas por los técni-
cos del PDA y la planta industrial, que
puede envasar casi 20 mil tallos al día,
está procesando la producción de mil
200 hectáreas. Esta se ha incrementado
prOfesOr y prOductOr de cacaO
Jesús merlO 45 añOs
Puerto Huicte, Uchiza, San Martín
“Les dije esta propuesta de USAID es una oportunidad que no podemos desperdiciar, pero la mitad aún se negaba. no sabe cuán agradecidos están hoy por la buena decisión que se ha tomado”
“Les dije esta propuesta de USAID es una oportunidad que no podemos desperdiciar, pero la mitad aún se negaba. no sabe cuán agradecidos están hoy por la buena decisión que se ha tomado”
las dos orillas del desarrollo
Hace 60 años, cuando viajar entre Tingo
María (Huánuco) y Juanjuí (San Martín) te-
nía que hacerse por río, los viajeros realiza-
ban el segundo descanso en Puerto Huicte
(a 5 kms del distrito de Uchiza). Pero inclu-
so hoy, que existe una carretera entre am-
bos puntos, todos los vehículos que cru-
zan la orilla derecha lo hacen en balsa por
este puerto, una de las dos entradas hacia
Uchiza, Paraíso y Santa Lucía.
El huancaíno Jesús Merlo, profesor mul-
tigrado de 45 alumnos del centro edu-
cativo 0429, residente en este poblado
hace más de 20 años, conviene que su
tierra adoptiva tiene mucha historia para
contar. “Aquí pernoctó varios días el presidente Fernando Belaunde terry en la campaña electoral de su segun-do mandato (1980-1985); aquí vivía un poderoso terrateniente en los años 40, de apellido Peñaherrera, tronco de un historiador famoso y quizá del narcotraficante Demetrio Peñaherre-ra, alias “El Vaticano”, y este fue el refugio de la familia italiana Landetti, después de la segunda guerra mundial, que hasta ahora mantiene sus tierras”.
Merlo agrega que otros ilustres visitantes,
como el embajador de EEUU, lo han visi-
tado, y que tiene vecinos muy importan-
tes como la empresa “Palma del Espino”
cuyas 20 mil hectáreas de palma aceitera
se desparraman por la banda derecha.
Un camión, dos automóviles y una mo-
tocicleta esperan en la orilla el desplaza-
miento de la balsa para ser transportados
a la banda izquierda. Los cuatro motores
de 40 caballos de fuerza, cada uno, que
empujan cuatro botes sosteniendo una
enorme plancha de madera, con una ca-
pacidad para 40 toneladas de peso, ron-
can cuando surcan las aguas menguan-
do los ruidos naturales del bosque.
Desde la otra orilla, Merlo inspecciona
unos cercos de caña y un aireado local
techado con palma, construidos en un
promontorio desde donde se domina el río
Huallaga que baja amplio y voluminoso. Es
el mirador natural de Puerto Huicte que sus
pobladores aspiran a convertir en centro
turístico a un lado de la alborotada quebra-
da que lleva el extraño nombre del caserío.
Jesús merlO
43CrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIoCrónICAS DE Un CAMBIo
Cuando llegó el programa algunos veci-
nos acudieron al profesor para que diera
su opinión. “Les dije esta propuesta de USAID es una oportunidad que no podemos desperdiciar, pero la mitad aún se negaba, así que tuvimos que sensibilizarla. no sabe cuán agrade-cidos están hoy por la buena decisión que se tomó”.
La inversión en la balsa, que demuestra el
compromiso del PDA de respetar las ini-
ciativas de la población, fue crucial. Puer-
to Huicte recibe diariamente 400 soles y
el dinero es utilizado en beneficio de los
pobladores. “Una parte estamos des-tinándolo al centro recreacional que impulsará el turismo, hemos puesto tachos para mantener la ciudad limpia y hay un fondo de contingencia para las personas enfermas o que necesi-tan préstamos. Hemos comprado otro motor, una motosierra y una motogua-daña para podar los sembríos. Ha sido un gran acierto acogernos al PDA”, re-
sume Merlo, recordando que tienen 60
hectáreas de cacao y van por la tercera
cosecha con mayor productividad.
Él también tiene una chacra de cacao de
gran rendimiento, sus vecinos la califican
de “modelo” porque algunas de sus plan-
tas son utilizadas en el proceso de injerto
de otros sembríos. Es asimismo centro
de visitas guiadas de los recientes bene-
ficiarios del PDA que firmaron el convenio
marco el año pasado.
Más vehículos flotan sobre el Huallaga
trasladados por la balsa que avanza con-
tra la obstinación del río hacia la banda iz-
quierda, donde los conductores, al poner
sus vehículos otra vez en tierra se topan
con carteles informándoles que están
atravesando Puerto Huicte: “Una comu-nidad limpia y saludable”.
“La gente antigua decía que cuando los viajeros bajaban en esta desembo-cadura muchos animales se espanta-ban emitiendo el grito de “huic, huic”.
Fue así como el pavor de las criaturas
del monte bautizó a un pueblo que hoy
vive de las rentas proporcionadas por
el traslado de los vehículos sobre la bal-
sa, manteniendo fluidas las venas de
la vida doméstica y comercial de estos
pueblos del Alto Huallaga.
“Sin la balsa no tendríamos el desa-rrollo que podemos mostrar”, recono-
ce Merlo. Y es que cuando Puerto Huicte
firmó el convenio marco con el Programa
de Desarrollo Alternativo (PDA), en 2003,
una de las propuestas de sus 80 familias
que renunciaron al cultivo de la hoja de
coca ilegal, fue construir la balsa. Costó
266 mil soles, 110 mil de los cuales fueron
aportados por el PDA y la suma restante
por el municipio de Uchiza.
15,117 hectáreas erradicadas voluntariamente por las comunidades entre 2002 y 2007
15,117 hectáreas erradicadas voluntariamente por las comunidades entre 2002 y 2007
87,163 hectáreas de cultivos apoyadas por el usaid/perú (período 2002-2010)
87,163 hectáreas de cultivos apoyadas por el usaid/perú (período 2002-2010)
crónicas de un cambio
desarrollo productivo y social
crónicas de un cambio
el programa de desarrollo alternativo contribuye a que los agricultores dejen los cultivos ilícitos de coca, vinculados con la violencia y el narcotráfico, y promueve cultivos alternativos con mercados rentables y seguros como el cacao y café orgánicos.
el programa de desarrollo alternativo contribuye a que los agricultores dejen los cultivos ilícitos de coca, vinculados con la violencia y el narcotráfico, y promueve cultivos alternativos con mercados rentables y seguros como el cacao y café orgánicos.
en las áreas de acción del programa de desarrollo alternativo se ha desplegado una plataforma productiva que impulsa frontalmente el desarrollo con la instalación y mantenimiento de cacao, café, palmito, palma aceitera, entre otros cultivos. es una vinculación esencial entre los miles de productores y los mercados nacionales e internacionales.
en las áreas de acción del programa de desarrollo alternativo se ha desplegado una plataforma productiva que impulsa frontalmente el desarrollo con la instalación y mantenimiento de cacao, café, palmito, palma aceitera, entre otros cultivos. es una vinculación esencial entre los miles de productores y los mercados nacionales e internacionales.
desarrollo productivo y social
emeterio chujutaLLi 50 años
Bonilla, Pongo de Caynarachi, San Martín
productor de paLmito
“este es el cambio, el palmito es nuestra fortaleza, tenemos un ingreso estable y ya podemos educar bien a los hijos”
“este es el cambio, el palmito es nuestra fortaleza, tenemos un ingreso estable y ya podemos educar bien a los hijos”
la fortaleza de emeterio
Cuando el narcotráfico y la subversión
campeaban en Bonilla, Emeterio Chuju-
talli vivió lo que vemos en las películas
de acción o leemos en las páginas poli-
ciales de los diarios: la ejecución de una
enfermera, amigos muertos al pie de los
árboles o arrojados al río, desaparicio-
nes y un asalto espectacular a un avión
en una pista de aterrizaje clandestina.
“en 1989 hubo un tiroteo entre dos bandas (de narcotraficantes) has-ta que incendiaron el avión y una de ellas se llevó el cargamento de pasta (básica de cocaína) -cuenta, mientras
se seca el sudor volviendo a calzarse una
gorra de béisbol-. nos asustamos mu-cho, creímos que iban a matarnos”.
Desde las ventanas, en plena oscuridad,
los vecinos vieron en las llamas de fuego
el fracaso definitivo de su negocio.
Una pregunta, que no tiene respuesta,
alecciona sobre el ambiente de aquel
entonces: “¿cómo explicarle a mis hi-jos, que estaban tiernos, este tipo de cosas? Éramos vivientes aterroriza-
dos por los tres cuerpos (de subversi-vos, narcos y las fuerzas de orden)”.
Hoy Emeterio está sentado frente a un
local vecinal del barrio La Unión, que
muestra pintas de un partido político,
al lado de un motocar de su propiedad.
A pocos metros camiones y numerosos
motocarros cruzan veloces la flamante
pista de la Interoceánica Vial del Nor-
te, rumbo a Yurimaguas o a Tarapoto, o
quizá más lejos, hasta Paita. A ambas
orillas de la carretera el paisaje luce
kilómetros de alineados sembríos de
palma aceitera y palmito, también pas-
tizales y ganado.
En el largo paréntesis que media entre
el pasado negro de Bonilla y este nuevo
escenario hay varios actores decisivos,
pero uno de los más importantes sin
duda es el palmito.
Cosa curiosa: Emeterio, lamista ciento
por ciento, lo conocía por sus padres y
abuelos. Ellos iban al bosque a recolec-
tarlo pero solo utilizaban el fruto. “era alimento para criar chanchos y el
emeterio chujutaLLi
49crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
“ahí acabó la ilegalidad para siem-pre -agrega- y pasó lo más importante para nosotros: aprendimos el manejo que no nos habían dado. los técnicos, los ingenieros del pda han estado presentes aquí brindándonos sus co-nocimientos. hemos aprendido desde cómo hacer los almácigos hasta tras-ladar el palmito a la envasadora”.
También reconoce que gracias al PDA,
Bonilla cuenta con luz eléctrica.
Como todos los beneficiarios él instaló
una hectárea y hoy tiene siete, cinco en
producción y dos en crecimiento. Cose-
cha mensualmente 3 mil tallos.
“ese es el cambio -admite-, hemos sentido que el palmito es nuestra for-taleza, tenemos un ingreso estable, ya podemos ampliar nuestra finca y educar bien a los hijos”.
¿Y cómo está ampliando su finca? Diversi-
ficándola. Emeterio tiene cultivos de palma
aceitera, ha introducido ganado vacuno y
hasta cuenta con una granja de cuyes.
Nuevos beneficiarios se han acogido
a la segunda etapa del PDA en la que
esta institución se ha comprometido a
instalar, en todo el corredor del Pongo,
2 mil hectáreas de palmito, con lo cual
la fábrica Alianza S.A. trabajará a su
plena capacidad.
“tengo mi guardado (mis ahorros) y estoy proyectándome”, dice Emeterio.
“el dinero que gano con mi sembrío me está sirviendo para otras cosas. es lo que me ha dado el pda”.
Y señalando la modernísima vía asfalta-
da finaliza: “con el palmito y esta ca-rretera todo es bien favorable”.
tallo lo comíamos como chonta”, dice
riéndose. “Qué íbamos a imaginar lo que valía en europa y eeuu”.
Gracias al palmito Emeterio ha hecho una
pasantía en Brasil, el mayor productor del
mundo, y en Ecuador, país que de lejos
produce más que el Perú (el rendimiento
productivo nacional es de 5 mil tallos por
hectárea). “allá siembran hasta diez mil tallos por hectárea, qué vamos a compararnos, nos falta mucho”, excla-
ma con el dejo resonante de los sanmar-
tinenses. Y de regreso ha viajado por To-
cache, Uchiza y Santa Lucía trasmitiendo
lo que aprendió a los productores.
El vuelco en la vida de Emeterio y de
Bonilla, donde hay 100 hectáreas de
palmito, tiene tres fechas claves: el 97,
cuando ingresó el proyecto Pijuayo con
Naciones Unidas; el 99, cuando la co-
operación española construyó la planta
procesadora Alianza S.A.; y 2003, cuan-
do el Programa de Desarrollo Alternativo
(PDA) involucró a casi todas las comu-
nidades de la zona a condición de que
erradicaran los cultivos de coca.
raydoL rodríguez 48 años
Margarita, Hermilio Valdizán, Huánuco
productor de café y presidente de La cooperativa La divisoria
“Fue el milagro de nuestro despegue. desde entonces sacamos muy rápido nuestro café, esta vez de calidad”
“Fue el milagro de nuestro despegue. desde entonces sacamos muy rápido nuestro café, esta vez de calidad”
La primera sorpresa cuando uno conoce
a Raydol Rodríguez (natural de Dos de
Mayo, Huánuco) es que siendo presiden-
te de una cooperativa pujante y crecien-
te, como La Divisoria, con más de 700
socios, no viste como un ejecutivo, sino
como uno más de los agricultores del dis-
trito de Hermilio Valdizán. Y atiende en su
chacra, ubicada en el caserío de Margari-
ta donde se encuentran los más hermo-
sos paisajes de la provincia de Leoncio
Prado, con altas montañas de verdor pe-
renne, y se cultiva uno de los cafés más
exquisitos del país.
Propietario de 14 hectáreas de café de
calidad, Raydol Rodríguez, padre de
cinco hijos, es un hombre de contextura
recia y de hablar pausado con citas bíbli-
cas y frases de personajes históricos. Se
autodenomina “El hijo pródigo” porque
abandonando las tres hectáreas de café,
que su padre le había cedido, se fue a
Aguaytía a sembrar coca. “regresé a enmendar mi error cuando vi que la plata fácil conducía al malvivir, olvi-dándome de mi familia”.
“cuando llegó el programa de desa-rrollo alternativo (en 2003), en estos caseríos ya se sembraba café tradicio-nal, saturado, con plagas, enfermeda-des y poca sombra, que era vendido a precios desalentadores”, sostiene Ray-
dol. “No fue dificil que ellos renun-ciaran a la coca, pero ignorábamos el enorme efecto que tendría la presen-cia del pda”. El primero fue la rehabilita-
ción de una trocha carrozable que hoy los
vincula con la carretera Federico Basadre
en pocos minutos.
“Fue el milagro de nuestro despegue. desde entonces sacamos muy rápido nuestro producto, se abarataron los costos de flete y pasajes y con la asis-tencia del pda incrementamos más áreas de café, esta vez de calidad.” Los
cambios son muy visibles. A ambas orillas
de la carretera se alinean casas recién
construidas, o en proceso de construir,
con madera machihembrada y vistosos
balcones. Cuentan con escuelas de nivel
primario y secundario, locales comunales,
luz eléctrica todo el día, agua potable y
una posta sanitaria.
el hijo pródigo
raydoL rodríguez
53crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
“aspiramos a que cada familia sea una pequeña empresa y sepa manejar su café, con la exigencia que pide el mer-cado, hasta su contabilidad. ver para creer”, agrega, solicitándole a la propie-
taria de la tienda que muestre su cuader-
no de registros. Con letra esmerada, en
el cuaderno se consignan prolijamente
todas las actividades, jornales y costos
que le ocasiona su preciado grano y que
luego de ser vendido será selecionado
según su certificación (comercio justo) o
calidad (especial o gourmet): números de
abonamiento, de poda, gastos que oca-
siona la adquisición de micas, de seca-
dores, etc. Hojeando este cuaderno uno
se percata que ya no está frente a agricul-
tores desaprensivos o improvisados, sino
especializados y con ansias de incremen-
tar más sus áreas productivas; que no de-
forestan el bosque, sino que cultivan bajo
sombra y que incluso aprovechan las
plantas de café para sembrar entre ellas
la heliconia, una flor exótica muy solicita-
da en el extranjero y que venden bajo la
marca “café-mujeres-flores”.
“estamos llegando a los 500 mil ki-los en café y 350 mil kilos en cacao y creceremos mucho más porque el pda beneficiará a otras 200 familias. Fue arquímedes quien dijo ‘dadme un pun-to de apoyo y moveré el mundo’. para nosotros ese punto de apoyo fue el pda que nos ayudó a transformarnos. así estamos ganando la batalla contra la pobreza”, concluye un elocuente Raydol.
Otro de los aportes del PDA, que más
destaca Raydol, es el fortalecimiento de
la cooperativa La Divisoria, creada por
ellos mismos en 2002, logro que ha sido
una barrera para estabilizar los precios,
encontrar mercados directos en el exterior
(en EEUU, Japón y Alemania donde el año
pasado vendieron por cinco millones de
dólares). “comenzamos con 109 socios, hoy tenemos más de 400 de café, reuni-dos en nueve comités, y 300 de cacao, incluso por pumahuasi y aucayacu (huánuco), san alejandro (ucayali) y shunte (san martín)”.
No es poco lo que han conseguido en tan
breves años, pero la meta de este agricul-
tor-ejecutivo es incorporar al 70% de los
productores que aún están dispersos. Una
estrategia de aproximación es la asisten-
cia técnica y las escuelas de campo que
reciben no solo los beneficiarios del PDA
(532 familias), o los socios de La Divisoria,
sino el conjunto de los productores.
productor de paLma aceitera y paLmito
magdaLeno espinoza 56 años
Barranquita, Pongo de Caynarachi, San Martín
“contra la opinión errada de que los campesinos no sabemos hacer empresa, nosotros demostramos que asociándonos podemos lograr negocios prósperos”
“contra la opinión errada de que los campesinos no sabemos hacer empresa, nosotros demostramos que asociándonos podemos lograr negocios prósperos”
don magdaleno, el palmicultor
metafísico
Bien peinado, con una camisa blanca im-
pecable, pantalón planchado y relucien-
tes zapatos, Magdaleno Espinoza Tarazo-
na (nacido en la provincia de Raymondi,
Ancash) se presenta como quechuaha-
blante; sin embargo, su pausado español
es solemne y con un vocabulario poco
habitual entre los agricultores. “es que me gustan mucho los libros”, confie-
sa, pese a haber estudiado solo hasta
3º de secundaria.
Salvo este dato singular, y el de un nom-
bre inusual en el género masculino, que
rememora al personaje legendario de la
Biblia (“siempre estoy consultando el libro sagrado”, advierte), la biogra-
fía de este evangélico no se diferencia
mucho de los migrantes andinos que
llegaron a poblar la amazonía en las úl-
timas décadas.
En su caso, la diáspora tuvo varios para-
deros antes de concluir en el Pongo de
Caynarachi, donde llegó hace 29 años y
es propietario de siete hectáreas de palma
aceitera y tres de palmito, que le pertene-
cen a su esposa, la primera de las cuales
instaló como beneficiaria del Programa de
Desarrollo Alternativo (PDA).
“ni en chimbote ni en lima obtuve un empleo permanente, era vendedor ambulante de juguetes navideños, tampoco me gustaba el estilo de vida de la ciudad ni ser dependiente”.
Así que aprovechó el proyecto de colo-
nización de un congresista de aquellos
años que convocó a un centenar de mi-
grantes desocupados para trasladarlos a
Yurimaguas. “la ilusión que forjamos era crear una empresa agroindus-trial, pero fracasamos -refiere- porque muchos de mis acompañantes no se adaptaron a la recia geografía de la selva y regresaron a lima”.
A don Magdaleno sí le gustó porque
siempre ha creído que el paraíso terre-
nal, la morada original de Adán y Eva, de-
bió ser como la selva. “me empeñé en sembrar cultivos de pan llevar: arroz, frijol, plátanos, pero estos cultivos no son rentables, constantemente caen de precio”. Hasta que llegó la tentación
magdaLeno espinoza
57crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
mero me cercioré que eran institu-ciones sólidas”.
Él eligió la palma aceitera que siembra
con otras 600 familias asociadas en
Jardines de Palma.
“el pda apoyó en la zona de barran-quita, pero antes exigió, y con entera razón, erradicar la coca que aún era mucha. y contra una opinión erra-da, de que los campesinos no sabe-mos hacer empresa, el pda demostró que organizándonos en asociaciones se puede lograr negocios prósperos, como ocurre con los socios de alianza s.a.” Don Magdaleno sigue explicando
con propiedad que la clave es la asisten-
cia técnica y orientar a los productores a
mercados e instituciones financieras.
Hace apenas dos años que sus sembríos
de palma empezaron a producir. “ya en-tregamos dos toneladas por quincena, recibimos un ingreso de mil 600 soles al mes, además de lo que obtenemos por el palmito”. con ese dinero adqui-rió otras 20 hectáreas más pero sobre
todo educa a sus hijos (“son lo que más aprecio en mi vida”, confiesa), el mayor
de los cuales ya está en la universidad.
“nuestro objetivo es salir de la po-breza, no es posible estar condenado a ese estilo de vida. proyectos como el pda nos ayudan a lograrlo. tam-bién la hermosa carretera que ya tenemos”. Se refiere a la ya concluida
Interoceánica Vial del Norte que une Yu-
rimaguas (Loreto) con Paita (Piura).
Agrega que solo habla quechua cuando
lo visitan sus hermanos y que, después
de cultivar la chacra, no hace otra cosa
que leer. “me encanta la lectura de obras metafísicas pero no tengo aquí con quién hablar de esas cosas, de la vida en otros sistemas solares. me tomarían por loco”.
Antes de levantarse de la silla, bajo una
refrescante pomarrosa, como despedida
don Magdaleno afirma que “el ser huma-no es una gota de vida tomada del océa-no de dios. mi mensaje es que aprendan a leer y echen su mirada al infinito”.
de la coca. “nunca me pareció bueno
-afirma enérgico, como si fuera un pas-
tor-, desde mi punto de vista era ilícito y mi religión no lo permitía”.
Ya casado, “con una bella esposa que dios me regaló y me ha dado tres hijos inteligentes”, él veía el perjudicial enri-
quecimiento de sus vecinos mientras su
familia apenas podía sobrevivir. Decidie-
ron entonces dedicarse a la venta de comi-
da. “nos iba mejor pero de un momento a otro todo se vino abajo: la gente que se había confiado solo en el cultivo de coca volvió a la extrema pobreza. me sorprendió que no se hubieran prepa-rado”, reflexiona con una perspicacia que
demuestra su sentido de proyección.
“pero como no hay bien que por mal no venga -agrega, rebuscando en su
vasto baúl de refranes, sentencias y
frases célebres-, un buen día apare-cieron los técnicos de las nnuu y más tarde los del pda motivando a los campesinos a sembrar palmito. Con la desconfianza profundamente instalada en el subconsciente pri-
manueL gambini 40 años
Irazola, Padre Abad, Ucayali
productor de paLma aceitera y aLcaLde de irazoLa
“hay que ponerle el cascabel al gato demostrando que es posible vivir legalmente. los agricultores entienden pero hay que llegar a ellos de manera adecuada”
“hay que ponerle el cascabel al gato demostrando que es posible vivir legalmente. los agricultores entienden pero hay que llegar a ellos de manera adecuada”
Manuel Gambini Rupay, alcalde distrital
de Irazola, no tiene pelos en la lengua:
“yo he sido el cocalero más grande de esta zona, por eso puedo decir con au-toridad lo nefasto que es para la mo-ral y la economía de la gente”, expresa
casi gritando, en pleno campo, inspec-
cionando una obra en la que un ruidoso
cargador frontal remueve toneladas de
tierra. En este amplio sector que precede
al local educativo, edificado por el Pro-
grama de Desarrollo Alternativo (PDA),
el alcalde está construyendo una cancha
de fútbol. A ambas partes de la carretera
se yerguen, muy alineados y con vistoso
plumaje, jóvenes plantíos de palma acei-
tera que pronto entrarán en producción.
De estatura baja, algo subido de peso, de
unos 40 años, Gambini asegura que fue
elegido alcalde porque logró la identifi-
cación de sus vecinos usando un slogan
que aunque procedía de la desconfiable
retórica política (“soy un campesino más”), en su caso era una objetiva reali-
dad: él es propietario de unas 48 hectá-
reas con ganado, pastos, productos de
pan llevar y recientemente, sumándose
al optimismo de los agricultores de Ira-
zola, de cacao y palma aceitera.
“comprendo su lenguaje, sus crí-ticas y su decepción por un estado que estuvo ausente, por eso su des-esperación los condujo al narcotrá-fico. Si el Estado cede territorio al delito ¿qué puede hacer el hombre del campo?”, se pregunta.
Cuando ganó las elecciones se percató
que el mayor reclamo de los campesinos
era la presencia de una autoridad eficiente,
proactiva en el desempeño de su función
y principalmente que fuera el conductor
de proyectos productivos que los benefi-
ciaran de manera directa. Y sabiendo que
con sus propios recursos no iba a satisfa-
cer esas expectativas, que las deficiencias
técnicas y productivas del municipio son
muy notorias, solicitó el apoyo de USAID
para poner en marcha los proyectos que
sustituyeran a la coca ilegal.
los ases del alcaldede irazola
manueL gambini
61crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
lo que pasa es que no ha habido una forma adecuada de llegar a ellos. ya hemos instalado cultivos legales en san Juan, que está en huipoca, donde había mucha resistencia, y los veci-nos han tomado conciencia de rein-corporarse a la legalidad”.
El cacao y la palma aceitera son sus ases,
pero guarda bajo la manga uno más: se
trata de un amplio proyecto de ganadería,
por un millón de soles, que se ejecutará
próximamente desde Campo Verde (pro-
vincia de Coronel Portillo) hasta Aguay-
tía, zona donde se encuentra el distrito
de Irazola. El proyecto implica el mejora-
miento genético del ganado para doble
propósito. El PDA aportará la asistencia
técnica (la inseminación artificial) del ga-
nado, de modo que los productores pue-
dan beneficiarse de carne y leche.
“aunque muchos no lo saben la leche tiene una demanda altamente poten-cial en esta zona”, explica recordán-
donos que el intenso sol, virtualmente
presente durante todo el año en el cielo
amazónico, crea la necesidad de una
industria refrescante y exquisita para el
paladar: la heladería, la magia del man-
jar de hielo que mezcla la leche con los
infinitos sabores de las frutas de esta re-
gión. Aparte, claro está, de transformarla
en yogurt y quesos.
“¿coca cero?” Se pregunta. “ese es un sueño personal, una forma de reivin-dicarme conmigo mismo que caí en el error. sería también mi manera de de-volverles a los vecinos la confianza que depositaron al votar por mí, significa-ría que fui un buen alcalde. pero ya son pocos, comparados con los sembríos que había antes habremos reducido casi el 90%, es un avance extraordinario.”
“el futuro no estaba en mi dicciona-rio”, confiesa el alcalde sonriendo, “nun-ca iba a tenerlo mientras siguiera co-metiendo un delito”. Antes de subir a la
camioneta, rumbo a su oficina, se despide
del director de la escuela y de los trabaja-
dores, y abriendo los brazos para mostrar-
nos el amplio horizonte verde de su juris-
dicción nos dice: “ahora hay esperanza de trabajar aquí”.
Uno de ellos es sembrar 800 hectáreas
de cacao: “nosotros ponemos las bol-sas, las semillas, las yemas, los agri-cultores participan directamente con el embolsado y la limpieza de sus te-rrenos, mientras que el pda nos apo-ya con sus técnicos en el manejo de las plantas”. Resultado: todos trabajan
juntos, pero el bienestar es para el agri-
cultor y toda la zona.
El alcalde Gambini es uno de los aliados
más consistentes del PDA porque tiene un
gran carisma entre los habitantes de Ira-
zola. Conocido como “bafer”, la versión
españolizada de un altoparlante, su men-
saje persistente resuena en cada casa de
su municipio: “con coca se vive igual de pobre, con cacao se vive mejor”.
Gambini no tiene temor de ingresar a
Huipoca, conocido por su alta densidad
de sembríos de coca, y de convencer,
puerta por puerta, a los productores.
“hay que ponerle el cascabel al gato”,
dice, “hay que demostrarle que la úni-ca seguridad posible es vivir legal-mente. los agricultores entienden,
obras que promueven el desarrolloobras que promueven el desarrollo
Infraestructura socIal: resuelve necesidades básicas de educación, salud y organización de la comunidad, mejorando la calidad de vida en cientos de comunidades y decenas de miles de familias.
así se contribuyó con escuelas, postas de salud, sistemas de agua segura, electrificación, locales
comunales, áreas recreativas
Infraestructura económIca: apuntala la capacidad productiva de las comunidades y asociaciones de productores, fomentando la productividad y la accesibilidad a los mercados.
se han construidocaminos rurales, centros de acopio,
puentes, canales de regadío
crónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIo
Infraestructura socIal: resuelve necesidades básicas de educación, salud y organización de la comunidad, mejorando la calidad de vida en cientos de comunidades y decenas de miles de familias.
así se contribuyó con escuelas, postas de salud, sistemas de agua segura, electrificación, locales
comunales, áreas recreativas
Infraestructura económIca: apuntala la capacidad productiva de las comunidades y asociaciones de productores, fomentando la productividad y la accesibilidad a los mercados.
se han construidocaminos rurales, centros de acopio,
puentes, canales de regadío
670obras fInalIzadas entre el 2002 y 2010
670obras fInalIzadas entre el 2002 y 2010
“los técnicos nos enseñaron a injertar cacao, incluso bajo la lluvia, llenos de barro íbamos a los talleres que nos dictaban. así aprendimos”
“los técnicos nos enseñaron a injertar cacao, incluso bajo la lluvia, llenos de barro íbamos a los talleres que nos dictaban. así aprendimos”
clotilde gonzález de cometivos
rodolfo cometivos 66 años
57 años
Sanchima, Pachiza, San Martín
productores de cacao
“¿sabe usted cuánto costaba en 1988 un kilo de coca (pasta básica de co-
caína)? 4 millones de intis, mien-tras que el maíz no se podía vender”,
dice el señor Rodolfo Cometivos Paima
abriendo los brazos para dar una idea
del volumen de billetes. “Por eso la gente se dedicó a la coca”.
Casado con Clotilde González Arévalo,
en el amplio patio de su casa, ya casi en
penumbras, entre montículos de arena,
sacos de cemento, ladrillos y varillas me-
tálicas desperdigados, ambos recuerdan
su “época oscura”, como califica la seño-
ra a su pasado inmediato.
“yo le preguntaba a mi esposo ¿cómo todos van a tener (dinero fácil por la coca) y nosotros no? así nos metimos pero solo hemos vendido en pocas oportunidades -se justifica-, porque había mucha delincuencia y la sub-versión”. Cuando ella se levanta del pa-
tio, para atender a un cliente que llega a
su tienda, ubicada en la entrada de su
casa, don Rodolfo reafirma que “gente de mal vivir te asaltaba, por eso yo
no bordeaba el camino, sino que hom-breaba mi escopeta y me metía por el monte. lastimosamente todo se derrumbó con la plaga que le entró a la coca y volvimos a la pobreza. de 4 millones de intis que costaba el kilo pasó a costar 700 nuevos soles”.
Para paliar esa situación ellos se de-
dicaron a la crianza de cerdos y aves
de corral. “con eso hemos educado a nuestros tres hijos, menos a ella”,
explica la señora que vuelve a sentarse
al lado de su esposo, señalando a su
hija mayor, detenida en la puerta de su
casa y que no pudo estudiar porque
sufre de una enfermedad mental.
Un día se enteraron por sus vecinos que
USAID incentivaba la siembra del cacao
a los campesinos que erradicaban la
coca ilegal. No lo pensaron dos veces:
vendieron su terreno de Piscoyacu y
compraron otro en Sanchima, a orillas
del río Huallabamba. Don Rodolfo acota
que él ya sembraba algunas plantas de
cacao para su consumo familiar. “esta experiencia me sirvió cuando el Pda
una curtida pareja
rodolfo cometivos clotilde gonzález de cometivos
67crónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIo
quincena. eso nos dio más ánimos. entonces con mi hijo que regresó de lima hemos ampliado nuestro sem-brío, ahora tenemos seis hectáreas en producción y dos en instalación”.
“una hectárea no produce menos de mil kilos” -interviene la señora-. “la ventaja es que todo el año puedes cosechar, uno tiene un ingreso fijo permanente”.
El precio del cacao ha bajado por la
crisis mundial pero eso no los atemo-
riza: “peor sería no tener nada que vender”, continúa don Rofoldo, arre-
glándose los anteojos. “a la edad que tenemos nada nos desanima, somos curtidos en la agricultura y qué me-jor que vender quincenalmente”.
Rodolfo y Clotilde nacieron en Piscoya-
cu y se conocieron hace 40 años “an-dando de parrandas”, como dice,
siempre riéndose, don Rodolfo, mientras
la señora Clotilde acota que se casaron
en Aucayacu. “Mi familia no podía man-
tenerme, solo estudié primaria y tuve
que trabajar como empleada domés-tica con varias familias hasta que lo conseguí a él” -, agrega codeándolo.
“yo trabajaba en los algodonales” -res-
ponde incitado don Rodolfo. Trabajar la
tierra es lo que ha hecho desde los nueve
años, cuando su padre murió y tuvo que
ayudar a su madre para sacar adelante a
sus tres menores hermanos. “nadie se mete a una chacra a dormir”, de esta
manera resume su biografía.
¿Y qué hace tanto material de construc-
ción en su patio? Don Rodolfo explica
que piensan construir otra casa (la ac-
tual está ubicada a pocas cuadras del
puerto de Juanjuí), para que toda su fa-
milia “tenga donde caer”. No obstante,
semanalmente retorna a su chacra con-
ducida por uno de sus hijos.
Rodolfo y Clotilde forman una curtida
pareja que retrata muy bien a los agri-
cultores de nuestra amazonía por su
empuje, buen humor y optimismo. “la verdad, es un alivio envejecer así”,
dice la señora al despedirse.
vino con sus técnicos y nos enseña-ron a injertar. Instalamos dos hectá-reas, también plátanos y maíz”.
“Incluso bajo la lluvia, llenos de barro, íbamos a los talleres que nos dictaban”,
cuenta la señora, agregando el detalle de
que son las mujeres las que mejor injertan,
como confirman los técnicos, porque son
más detallistas y tienen el tamaño ideal de
mano para manipular las frágiles plantas
en ese proceso vital. “las mujeres ama-rramos bien, los hombres desatan no-más”, celebra ella su propia broma.
“así aprendimos”, continúa don Ro-
dolfo, precisando que cuando Acopagro
empezó a exportar tuvieron que ser más
cuidadosos con el manejo ya que el mer-
cado exigía calidad. “acopagro se pone en onda cuando entra el Pda”, precisa
la señora Clotilde, “y trae a sus técni-cos, a sus ingenieros a trabajar con nosotros. fue una gran alegría”.
Don Rodolfo recuerda su primera cose-
cha, en 2005: “Primero creció poquito, al año siguiente ya eran 60 kilitos por
“los productores tienen mercado asegurado y están bien capacitados para hacer cosecha selectiva. sembrar café es para toda la vida”
“los productores tienen mercado asegurado y están bien capacitados para hacer cosecha selectiva. sembrar café es para toda la vida”
alex cabello 48 años
Padre Abad, Ucayali
alcalde del distrito la divisoria
“este microclima, entre 1200 y 1800 metros sobre el nivel del mar, nos re-gala un café de gran rendimiento en taza”, explica el alcalde del centro pobla-
do de La Divisoria, Alex Cabello, carpinte-
ro de profesión. En la provincia de Padre
Abad hay 4 mil hectáreas de café (de las
variedades orgánico, especial y gourmet)
que en un 70% es disputado por las coo-
perativas La Divisoria y Naranjillo, cuyas
sedes se encuentran en Tingo María (Huá-
nuco). La mayor parte del producto es de
exportación y sus propietarios están or-
gullosos y satisfechos porque además de
los buenos precios que obtuvieron el año
pasado (5.70 soles el kilo de café orgáni-
co) recibieron un reintegro anual entre 90
céntimos y 1.20 por kilo.
La vida ha cambiado para ellos en solo
tres años desde que dejaron de sembrar
hoja de coca ilegal y firmaron un acuerdo
marco con Devida y USAID. De esta ma-
nera cuentan con 330 hectáreas de café,
han firmado convenios con Naranjillo y La
Divisoria, que les brindan asistencia téc-
nica, y hacen uso de numerosas obras de
infraestructura social como locales comu-
nales, puestos de salud y aulas.
Cabello agrega que un proyecto de gran
envergadura se hizo realidad en 2007
cuando decidieron construir una planta
procesadora de café con varios propó-
sitos: acopiar con más facilidad el grano
para la exportación, ofrecer un servicio
adicional a los campesinos, negociando
su producto a mejor precio y vender café
molido en el mercado local.
Justamente en un amplio local comunal,
de material noble, construido por el PDA,
funciona la planta procesadora La Divi-
soria, ubicada en un leve promontorio al
pie de la carretera Federico Basadre. Su
costo fue de 120 mil soles aportados por
el gobierno regional y por el presupues-
to participativo del municipio. Darwin
Buenapico Comapa, funcionario admi-
nistrativo, explica que apenas en agosto
de 2008 iniciaron sus actividades y dos
meses después instalaron la luz eléctrica,
así que máquinas y mobiliario, todo aquí
tiene olor a nuevo.
el sueño cumplido de
la procesadora propia
alex cabello
71crónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIo
timismo afirmando que el 100% del café
puede ser de exportación.
Los cafetaleros de La Divisoria pueden
crecer aún más porque han entrado en
una etapa de crédito, poniendo su propie-
dad como garantía, “aunque eso no es necesario -añade el alcalde- porque na-ranjillo y la divisoria se ofrecen como garantes. tienen mercado asegurado y están bien capacitados para hacer co-secha selectiva, fermentado y secado con mucho cuidado, por eso su café es de alto rendimiento. en este aspecto también ha sido importantísimo el tra-bajo del Pda que organizó las alianzas estratégicas con esas empresas”.
Otro proyecto de la municipalidad es la
construcción de trochas carrozables;
una de ellas, la que vincula Divisoria
con Minas de Sal, ya está en proceso,
y espera mejorar los caminos de herra-
dura facilitando así el traslado hasta la
nueva planta procesadora.
“no veo que haya intención de vol-ver a la coca, por más que los pre-cios del café caigan -sostiene el al-
calde-. los agricultores saben que es un contrasentido sembrarla para ser erradicada. ¿cómo quedan des-pués?, en la calle”, dice señalando la
pista de asfalto. “en cambio sembrar café es para toda la vida”.
“estamos dando servicio de pilado, zarandeo, tostado y molido, según lo que quieran los productores, cobrán-doles 1.20 soles de lo que ingresan. nuestro empeño es también vender café molido a nivel nacional, sólo nos falta concluir los trámites del registro sanitario que están muy avanzados”,
explica Buenapico.
Revela además que están diseñando
una página web, lo que les facilitará co-
locar su producto a pedido directo. La
modernidad y la globalización han llega-
do a La Divisoria.
El alcalde Cabello menciona que entre
otras acciones productivas importantes
para reactivar esta zona durante el pre-
sente año ampliarán el número de plan-
taciones de café con mil hectáreas más:
“el Pda está participando con la ins-talación de otras 400 hectáreas –nos
dice– y el gobierno regional con 600. eso nos asegura un buen volumen, de acá a cuatro años la divisoria podrá suscribir convenios con empresas internacionales”, se proyecta con op-
“ya no hay coca aquí, inclusive los más tercos la dejaron. con este apoyo tocache va a trabajar sin miedo”
“ya no hay coca aquí, inclusive los más tercos la dejaron. con este apoyo tocache va a trabajar sin miedo”
yolanda mantilla 47 años
Sarita Colonia, Tocache, San Martín
productora de cacao
Del puerto de Chimbote (Ancash), la se-
ñora Yolanda Mantilla, de 47 años, llevó a
Tocache ese sentido de humor que tienen
los pescadores, un lenguaje rico en diccio-
nes populares y la carcajada espontánea.
También el coraje y la voluntad desafiante
para enfrentar las dificultades de su vida.
“si tuviera que contar todo lo que he pasado estaría sentada aquí una se-mana y me crecería la mala hierba”, ironiza con una voz resonante mientras se
mece en una hamaca tomándose apenas
un descanso para proseguir sus variadas
ocupaciones que empiezan a las 3 de la
madrugada, cuando prepara el desayuno
para su esposo e hijos. Después de dos
erradicaciones, ellos cultivan 4 hectáreas
de cacao, yuca, plátano y piña, cumplien-
do con el compromiso que junto a otros
productores de Sarita Colonia (200 fami-
lias) firmaron con USAID el año pasado.
Hija de un matrimonio separado, con diez
hermanos, esta mujer morena, de gruesa
contextura, culminó la secundaria traba-
jando como cocinera en Chimbote, Lima
y el distante como desconocido Tocache
donde ella llegó hace 23 años. Preparaba
la comida de los peones, migrantes de to-
das partes del país, que trabajaban en los
sembríos de coca en las décadas de los
80 y 90. Así conoció a su esposo, un ca-
jamarquino muy laborioso como ella, con
quien luego recorrieron casi todos los ca-
seríos de Pizana y Uchiza, empléandose
como mensualeros, hasta que ahorraron
para comprar un terreno en Sarita Colonia.
“sembrar coca era por gusto. te ma-tabas para que vengan los helicóp-teros y te tumbaran tu chamba, así que una noche hablé con mi esposo y le dije ¿vamos a estar toda la vida en la misma vaina?”
“Para qué sarita no se queja, el Pda ha cumplido con nosotros”, continúa,
enumerándonos las actividades que
el programa ha realizado, proporcio-
nándoles injertos, abonaciones y otras
labores de asistencia técnica, en un
contexto a veces desfavorable por las
dudas que siembran pequeños grupos
interesados en mantener la ilegalidad.
Pero la mayoría no ha retrocedido.
una chimbotana en tocache
yolanda mantilla
75crónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIo
Esa imagen, en una madre de cuatro
hijos, la empujó a ofrecerse como pro-
motora comunal de Cedro. Cada fin de
semana saca el televisor y un DVD a la
puerta de su casa para pasar películas
y documentales sobre la terrible depen-
dencia de las drogas. “no gano nada, lo hago porque no quiero que los hijos de mi comunidad se destruyan”, con-
fiesa, y este deseo tiene un peso de au-
toridad que sus vecinos le reconocen.
“ya no hay coca aquí, inclusive los más tercos la dejaron. ahora se arrepienten de no haberse inscrito en su momento y nos piden que haya ampliación. ojalá el Pda reconside-re porque quiero compartir mi ale-gría con todos, aunque algunos se hayan equivocado.”
Sarita Colonia tiene agua potable, luz
eléctrica y centros educativos, es una co-
munidad organizada con agente munici-
pal, teniente gobernador, junta vecinal y
un comité de vaso de leche. Su conexión
con Tocache es fluida gracias a la carre-
tera que la municipalidad construyó hasta
las viviendas, pero no llega a las chacras.
Ese es un proyecto que ha quedado pen-
diente y que la señora Mantilla cree que
se resolverá “fastidiando a las auto-ridades. Para eso las mujeres somos buenas”, advierte con sorna.
Al hacer un recuento de su vida, al vai-
vén de su hamaca esta chimbotana treja
únicamente se lamenta de haberse ale-
jado de su madre que sola sacó ade-
lante a una familia numerosa. Pero ha
compensado esta tristeza llevando a To-
cache a dos de sus hermanas que como
ella son beneficiarias del programa.
“con este apoyo del Pda, que está en-trando en todos los rincones, tocache se va a levantar, va a trabajar sin mie-do. ¿Quién te va a botar tu cacao? la gente tiene que aprovechar”.
“estamos dándole duro al cultivo, porque el Pda dijo que nos apoya-ría hasta la siembra. son dos largos años que nos esperan, mientras tan-to vivimos de la yuca, del plátano, de lo que recibimos jornaleando porque cultivar una chacra de cacao es bien bravo, hay que sudar la gota gorda”.
Comparando el cuidado que ponen hoy
en sus cultivos legales, ella tiene la opi-
nión de que cuando sembraban coca “todo era un caos, los compradores te pedían al fiado, te bajaban el precio cuando querían y al final no te paga-ban”. Sus experiencias de la presencia
subversiva en el Alto Huallaga prefiere
resumirlas en una frase: “gracias a dios estamos con vida”; en cambio evoca
con tristeza que niños de 10 y 12 años
entraban a las pozas de maceración a pi-
sar la mezcla de hoja de coca con los in-
sumos químicos y allí mismo fumaban la
pasta básica de cocaína, convirtiéndose
inevitablemente en adictos.
“entonces el diablo nos tentó con la coca. Parecía fácil: venían los traqueteros a comprar directamente a cada productor. ya eso era sospechoso, se escuchaba decir que a algunos no les pagaban, otros eran asaltados y como era ilegal no podíamos denunciar a la policía”
“entonces el diablo nos tentó con la coca. Parecía fácil: venían los traqueteros a comprar directamente a cada productor. ya eso era sospechoso, se escuchaba decir que a algunos no les pagaban, otros eran asaltados y como era ilegal no podíamos denunciar a la policía”
belizario amasifén 42 años
Yumbatos, Pongo de Caynarachi, San Martín
productor de cacao
“esta es mi primera cosecha”, dice
Belizario Amasifén mostrando sus frutos
de cacao con una felicidad que borra los
largos años de esfuerzo. Este aconteci-
miento será similar en otras 400 familias
propietarias del mismo número de hectá-
reas en la comunidad de Shapajilla.
“sacaré siquiera 200 kilitos -continúa-,
ya estoy vendiendo semanalmente”.
Bajo la amplia sombra que brindan las
hojas de plátanos, sembrados entre los
arbustos de cacao, un sudoroso Belizario
corta con unas tijeras los frutos maduros
que su esposa deposita en un costal,
ayudada por sus dos hijos (una pareja
de once y ocho años, respectivamente),
quienes poco después se irán a la escue-
la. Todos visten altas botas de goma.
“aquí nací, como mis otros seis herma-nos, aquí estudié la primaria y conocí a mi esposa (Elia Wansi Tapullima, de 35
años). nunca me moví de la zona”, rela-
ta haciendo un breve descanso.
La mañana en Shapajillo es fresca en
el sembrío que luce bien podado, con
hojas de un verdor saludable y que Be-
lizario sembró, hace tres años, cuando
hizo su aparición USAID.
“mi padre sembraba arroz, maíz y yuca, productos que no tenían un precio estable”. Trabajaban con prés-
tamos del Banco Agrario que luego
quebró y nunca salieron de la pobreza.
Vino después el huracán de los tiempos
violentos batiendo duramente estas co-
munidades de origen quechua lamista.
Belizario perdió un cuñado, amigos,
vecinos y otros se marcharon contra su
voluntad. Él quiso seguir tras de ellos
pero su padre se lo impidió.
La coca fue la otra diferencia familiar. Su
padre se opuso al cultivo pero Belizario,
como muchos de su generación, impe-
tuosos, inexpertos y ansiosos de salir de
la pobreza a cualquier costo, contravino
esa voluntad y ya a los 16 años hizo una
chacra de la planta ilegal.
la plata fácil nos perdió
belizario amasifén
79crónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIocrónIcas de un cambIo
día vender y “me servía de caja chica”,
y un cultivo biananual como el plátano,
para ofrecerlo al mercado local al año
siguiente, con el agregado de que esa
planta también ofrece noblemente som-
bra temporal al cacao.
“recién voy a saber lo que es positivo”,
anticipa, aunque admite que recién el año
entrante sabrá si tuvo razón al elegir el
camino legal. “yo creo que me irá muy bien, ya vienen de agroindustrias mayo (que produce los chocolates “Or-
quídea”) a garantizarme la compra de mi producto. es que lo han visto bien sombreado, bien podadito y ya está flo-reando para el próximo año”.
Observar a Belizario rodeado de toda su
familia en la chacra da ocasión de saber
que los lamistas han recurrido a una prác-
tica comunal legendaria para realizar to-
das las arduas tareas que implica el mane-
jo del cacao. Se trata de la “chova-chova”
que tiene las mismas características de la
minka andina: “cada quien viene con su comida a apoyarnos y el propietario de
la chacra solo pone los refrescos”, expli-
ca. De esta manera evitan hacer gastos en
el contrato de peones.
Como todos acá sabe que los tiempos
felices en que un kilo de grano de cacao
costaba 7 soles ha concluido. Hoy el ca-
cao orgánico a lo sumo llega a los 4 so-
les, pero eso tampoco lo desespera. Del-
gado, sudoroso, con una ligera sonrisa y
una mirada que delata paciencia, Beliza-
rio está pensando más bien en ampliar su
sembrío. El PDA se ha comprometido a
intalar 700 hectáreas más en la zona y él
será uno de los beneficiarios.
“la idea es llegar a las 5 hectáreas. con eso daré una buena crianza a mis hijos”.
Heredero de padres y abuelos lamistas,
desde un tiempo irrecuperable, Belizario
y su familia, reunidos en su sembrío po-
drían decir, como escribió el poeta nor-
teamericano Archibald Mac Leish: “vivi-mos mucho tiempo aquí y con honor”.
“no era mucho, sólo para probar”, dice
casi en voz baja, agregando como toda
conclusión de esa amarga experiencia
que “la vanidad de la plata fácil nos perdió”. Su padre tenía razón y volvió a
lo de siempre, esta vez ya casado. “Hice un pastizal y compré algún ganadito. Hasta que llegó el Pda”.
Muchos vecinos de la comunidad se ex-
trañaron que les recomendaran la siem-
bra de un producto que conocían en esta-
do natural, en medio del bosque, pero al
que nunca habían considerado como un
negocio. Tampoco sabían cómo manejar-
lo. “Al principio algunos desconfiaron, felizmente mi esposa me empujó a de-cidir y eso fue bueno porque aprendi-mos gracias a las capacitaciones que nos dieron los técnicos”.
Dudaban por el largo tiempo que debían
esperar; sin embargo, Belizario aceptó
la sugerencia y dice que no se desespe-
ró porque programó sus plazos: el pri-
mer año cultivó productos de pan llevar
(arroz, frijol, maíz) que en tres meses po-
25,000faMILIaS han fortaLecIdo SuS capacIdadeS a travéS de dIverSaS MetodoLogíaS de aSIStencIa técnIca
25,000faMILIaS han fortaLecIdo SuS capacIdadeS a travéS de dIverSaS MetodoLogíaS de aSIStencIa técnIca
crónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIo
el cambio también implica una intensiva acción de asistencia técnica para optimizar los cultivos en sus etapas de instalación, crecimiento, cosecha y post cosecha. con esta visión se han privilegiado las escuelas de campo, los días de campo, las pasantías o parcelas demostrativas. ha sido un aprendizaje innovador para tecnificar las capacidades de los productores, mejorar la calidad de sus cultivos y cuidar el medio ambiente.
el cambio también implica una intensiva acción de asistencia técnica para optimizar los cultivos en sus etapas de instalación, crecimiento, cosecha y post cosecha. con esta visión se han privilegiado las escuelas de campo, los días de campo, las pasantías o parcelas demostrativas. ha sido un aprendizaje innovador para tecnificar las capacidades de los productores, mejorar la calidad de sus cultivos y cuidar el medio ambiente.
un agricultor nuevo y tecnificadoun agricultor nuevo y tecnificado
“no seremos millonarios, pero con nuestro esfuerzo llegaremos lejos. Sólo lo difícil es duradero”
tomasa solana de gutiérrez
esteban gutiérrez 41 años
46 años
Alto El Sol, Pachiza, San Martín
productores de cacao
“no seremos millonarios, pero con nuestro esfuerzo llegaremos lejos. Sólo lo difícil es duradero”
“hicimos un cruce de cajamarquino con charapa”, expresa con una sonrisa
Esteban Gutiérrez, casi gritando porque
frente a su tienda, ubicada en una esqui-
na de la plaza comunal, una banda de
cuatro músicos, acompañados por el so-
noro canto de un gallo, llama temprana-
mente a la fiesta de la Virgen de Fátima,
“patrona de alto el Sol y del cacao”,
según se lee en la carátula de un folleto.
Y es que en Alto el Sol, como su radian-
te nombre lo indica, todo alude a un áni-
mo jubiloso: a ambas orillas del cami-
no, en un paisaje de tierras feraces con
altas montañas plenas de verdor, sobre
extensos mantones de plástico negro
el astro generoso seca las reputadas
semillas de cacao que le han dado re-
sonancia internacional. Obtenidas de
una variedad “de origen” (encontrada
en las montañas que rodean el valle),
contiene mayor chocolate, grasa y aro-
ma dulce, según los técnicos.
El “cruce” al que se refiere Esteban es
por su esposa, Tomasa Solano, natural de
esta comunidad, a quien conoció cuando
él migró de San Ignacio, como muchos de
sus paisanos, rastreando una vida mejor.
Ese deseo de un joven ambicioso de 18
años, en 1987 significaba la errónea ilu-
sión de obtener dinero negociando pasta
básica de cocaína. Deambuló primero por
Tocache y luego recaló en 2 de Mayo, don-
de desposó a Tomasa.
Contemplándolos, mientras Esteban colo-
ca una inyección a un caballo (ha sido ca-
pacitado como técnico zootecnista), que
cojea por un tobillo lastimado, y Tomasa
atiende en su tienda, se advierte que la fe-
liz combinación matrimonial tiene más que
ver con sus temperamentos que con la
química andina-amazónica: él es pacien-
te, calculador y de poco hablar; la señora
es locuaz, con una riqueza de vocabulario
inusual, y muy activa. Estudió Pedagogía
en Tarapoto, inducida y apoyada por su
esposo (quien solo estudió hasta 2º de
secundaria), ha sido regidora de la munici-
palidad y desde que ingresó el Programa
de Desarrollo Alternativo (PDA) a la zona,
en 2003, fue una de las más decididas im-
pulsoras de la transformación económica
de estas cuatro comunidades del valle de
alto el sol suena en el mundo
esteban gutiérrez tomasa solana de gutiérrez
85crónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIo
batalla con numerosos actores enfrenta-
dos entre sí: el MRTA, Sendero Luminoso,
las fuerzas del orden y el narcotráfico.
“Los muertos bajaban por el río como palizada”, relata un concentrado Este-
ban. Tras la derrota de la subversión y el
narcotráfico, el periodo de reconstruc-
ción fue también complejo porque el PDA
y las autoridades sabían que sin un acom-
pañamiento técnico (de capacitación y
escuelas de campo), además de obras
sociales, la transformación iba a ser in-
completa. Un tercer animador, la coope-
rativa Acopagro, aportó un componente
estratégico: la asociación de los produc-
tores (50 de los vecinos pertenecen a su
institución) y un mercado seguro.
Alto el Sol cuenta ahora con una trocha
carrozable rehabilitada por el PDA, tiene
luz eléctrica y agua potable, construidas
por el municipio, dos escuelas de ins-
trucción primaria, asistidas por Apren-
des, una posta médica y exporta a los
mercados de calidad de Suiza. El presti-
gio de su producto, que en 2007 ganó un
concurso mundial, explica la presencia
de hasta tres módulos de secado (dos
de Acopagro y uno de Sol Naciente).
Con las ganancias que han obtenido en
los últimos años muchos de los agricul-
tores han ampliado sus cultivos hasta 7
hectáreas, como la pareja Gutiérrez So-
lano (3 en producción y 4 en crecimiento)
además de las 20 hectáreas de pastizales
y 35 cabezas de ganado que poseen en
en sus 47 hectáreas de tierra. También
adquirieron un motocar, reconstruyeron
su casa e instalaron una tienda atendida
por la señora Tomasa.
“no seremos millonarios, pero con el apoyo del pda y nuestro esfuerzo lle-garemos lejos”, dice ella.
Afuera la orquesta conformada por un
agudo clarinete, acompañado de un bom-
bo, un redoblante y la estrepitosa batería,
ya reúne a un gran número de vecinos
que por este día han dejado las preciadas
semillas de su trabajo al cuidado del sol.
Pachicilla donde existen 490 familias que
siembran 320 hectáreas de cacao.
“aquí 90 de los 120 vecinos de in-mediato nos convencimos del pro-grama -dice la señora Tomasa, cuyos
hermanos estaban involucrados en el
narcotráfico- porque ya habíamos pal-pado sus bondades cuando ingresó el proyecto especial alto huallaga (peah), en 1997. pero los de alto huallabamba eran muy reacios, allí no había otro producto que coca y fue ardua la tarea del pda, que venía con sus ingenieros y técnicos y yo los acompañaba como parte de la munici-palidad dejando a mis dos hijos”. Una
frase suya, memorable por reflexiva, ex-
plica ese complejo proceso: “sólo lo di-fícil es duradero”.
Esta dificultad no insinúa únicamente los
tres largos años que debieron esperar
para obtener las tan deseadas mazorcas
del cacao; sugiere también la memoria
de tragedia que precede a su vida legal
cuando toda esta zona era un campo de
“usan mis plantas para los injertos. he vendido bastante porque la gente y los técnicos admiran mi cacaotal. el cacao no es eterno pero dura muchísimos años”
Santo Domingo, Crespo y Castillo, Huánuco
65 años
productora de cacao
adela rengifo
“usan mis plantas para los injertos. he vendido bastante porque la gente y los técnicos admiran mi cacaotal. el cacao no es eterno pero dura muchísimos años”
Conocer la vida de la señora Adela
Rengifo es recordar de inmediato la del
personaje bíblico de Job, a quien Dios
sometió a las más duras pruebas para
fortalecer su fe. En el caso de esta mu-
jer, natural de Dos de Mayo (Huánuco),
no se trata de una fe en la religión, aun-
que ella sea creyente, sino en la vida, en
las recompensas que paradójicamente
emergen de las tragedias.
“Jamás he sembrado coca, inclusive cuando tuve una chacra en Yanajan-ca -inicia la conversación sentada en la
sala de su casa ubicada al lado izquierdo
de la carretera hacia Tocache-. allí mi hermano y yo sembrábamos plátanos con muchos peones, cosechábamos hasta dos camionadas, hasta que un día del 86 se presentó una columna, no sé si era de senderistas, que nos expulsó con lo que teníamos puesto”.
Les mostraron una trocha ordenándo-
les que ni siquiera voltearan, a riesgo
de ser asesinados en ese instante. Lo
que los subversivos deseaban era enro-
lar a la fuerza a los peones, a lo que ella
se opuso. Así perdió una enorme pro-
piedad de 80 hectáreas, 35 de ellas cul-
tivadas de plátanos, cacao y animales
menores, y retornó a Santo Domingo de
Anda, el pueblo que fundaron sus pa-
dres, y donde ella, madre soltera, tenía
además una pequeña tienda que hasta
hoy conduce.
Pero eso no fue lo más doloroso de su
vida. “pocos meses después me fui a tingo María a comprar víveres para mi kiosko y le dije a mi hijo que re-gresaría para el almuerzo. cuando volví mi sobrina me contó que se lo habían llevado unos señores. tenía 17 cumplidos. hace 23 años que no lo he vuelto a ver”.
Sollozante, Adela Rengifo limpia las lá-
grimas que han resbalado bajo sus an-
teojos, sentada en la puerta de su casa
al recordar con mucha precisión todas
las fechas de sus vicisitudes, deambu-
lando de un lado a otro para indagar por
el paradero de su único hijo. Su deses-
peración fue brutalmente paralizada una
tarde cuando se le acercó un hombre
reveses y recompensas
de adela rengifo
adela rengifo
89crónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIo
penas”. Tan bonitas que al cabo de un
tiempo un ingeniero le informó que su
plantación ya estaba en proceso de in-
jertar. “como mandado de dios, todi-tas mis plantas pegaron”.
Era el año 2003, precisamente cuando
ingresó el Programa de Desarrollo Al-
ternativo (PDA) a la zona donde hoy se
produce 70 hectáreas de este cultivo
que benefician a 43 familias. “Ya con el pda pude tener una hectárea más, continúa mientras llueve copiosamente, he asistido a todas las sesiones de la escuela de campo, he construido un silo como me recomendaron, com-posteras para recoger basuras, cada quince días deshierbo. hace cuatro años tuve mi primera cosecha”.
Su plantación es tan fructífera que este año
cosechó dos mil toneladas por hectárea. “usan mis plantas para los injertos, el otro día han tomado fotos a una carga-dita de cien cocos. Yo compro semillas y el injerto lo sacan de mi chacra. he vendido bastante porque la gente y los técnicos admiran mi cacaotal”.
Ella afirma que el cacao tiene propieda-
des curativas y que el líquido de la pul-
pa es muy bueno para el reumatismo.
Sea o no verdad, lo cierto es que Adela
Rengifo hoy recibe las recompensas
que siempre debió merecer. Y aunque
está sola, se ha inscrito para obtener
una hectárea más en la ampliación que
ha ofrecido el PDA.
“el cacao no es eterno -advierte-, pero dura muchísimos años. oja-lá las familias jóvenes lo siembren para que dejen a sus hijos lo que yo no pude hacer con el mío”.
amenazante de porte militar: “Mejor no esté averiguando más porque usted también va a a ser abono de la tierra”.
Víctima del fuego cruzado de aquellos
años, fue entonces que Adela Rengifo
abandonó la selva para vivir en Lima con
sus hermanos hasta el año 96. Cierto es
que periódicamente retornaba a visitar
a su madre y ayudaba en la chacra, esta
vez una propiedad ubicada en la banda
izquierda del río Huallaga, cerca de su
casa actual, donde sembraban yuca y
plátanos. “Hasta que regresé defini-tivamente cuando mi madre, antes de morir, me hizo prometer que no podía renunciar a la tierra que ellos habían trabajado toda su vida”.
Para volver al ejemplo bíblico de Job,
este fue el instante en que la suerte de
Adela Rengifo empezó a cambiar. “un señor me dijo por qué no siembra ca-cao, yo tengo buenas semillas. bus-qué un peón, él lo alineó mientras yo cavaba con un machete poniendo dos o tres semillas. viendo crecer mis plantitas tan bonitas olvidaba mis
“después de la erradicación, sembramos 532 hectáreas y los técnicos nos enseñaron el manejo, ahí fue cuando nos entusiasmamos porque vimos los resultados al toque”
Alianza, Pongo de Caynarachi, San Martín
55 años
productor de palmito
enrique fernÁndez
“después de la erradicación, sembramos 532 hectáreas y los técnicos nos enseñaron el manejo, ahí fue cuando nos entusiasmamos porque vimos los resultados al toque”
enrique fernÁndez
En 1980 Enrique Fernández Santillán te-
nía 17 años y estudiaba 4º de secunda-
ria, cuando su padre contrató un camión
y trasladó a los quince miembros de su
familia de Choros (Cutervo, en Cajamar-
ca) a Moyobamba. Ese desplazamiento
masivo, que hace recordar las películas
épicas de las colonizaciones, tuvo varios
motivos, como la dificultad de contar con
agua permanente (debían levantarse a la
una de la madrugada para conseguir su
cuota), pero los más perjudiciales fueron
los constantes robos de sus sembríos.
“una noche los ladrones cosecharon las yucas que sembrábamos en dos hec-táreas y volvieron a dejar los arbustos en su lugar. Mi padre se afligió mucho cuando se dio cuenta”, recuerda.
Seis años después se trasladarían, ma-
sivamente también, a Alianza. “desde entonces aquí he vivido en las malas y en las buenas -dice refiriéndose a los
años de violencia política y del narcotráfi-
co que sacudieron trágicamente muchos
sectores de San Martín- y sembré 5 hec-táreas de coca”. Hasta que una plaga
secó los sembríos ilegales dejando en
la miseria a cientos de productores. Mu-
chos de ellos se fueron, incluyendo a al-
gunos miembros de la familia de Enrique
(hoy está dispersa por Iquitos, Chiclayo y
Tumbes), pero él prefirió quedarse.
“al principio creí que la seca nos ha-bía perjudicado, con el tiempo me di cuenta que me había ayudado a vi-vir tranquilo sembrando palmito”. Y es que el pijuayo, como se le cono-
ce también, resultó una ideal solución
para los ex cocaleros ya que produce a
los nueve meses y es muy solicitada en
el mercado internacional.
En 1997 el ministerio de Agricultura alen-
tó la siembra de mil hectáreas y dos años
después la Agencia Española de Coope-
ración Internacional (AECI) construyó la
planta procesadora con una capacidad
para envasar 600 mil tallos al mes.
Lamentablemente los agricultores des-
conocían el manejo del pijuayo y el
proyecto no tuvo un acompañamiento
de asistencia técnica. “no sabíamos
el rey del palmito
93crónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIo
des, como Bonilla y Davicillo, el 85% de
las familias se ha dedicado íntegramente
a este cultivo. “allí ya no viven como cualquiera -explica Fernández-, tienen plasma, direct tv (señal de cable sate-lital), camionetas 4 por 4”.
Pongo de Caynarachi es un hermoso po-
blado que aún mantiene muchas de las
tradiciones de los viejos pueblos amazóni-
cos y cuenta con la enorme ventaja de es-
tar ubicado en una zona beneficiada con la
carretera Interocéanica de Norte que une
transversalmente Yurimaguas (Loreto) con
Paita (Piura), hoy casi totalmente asfaltada
a un costo de 88 millones de dólares. Uno
de los ramales de esta carretera la une
con Tarapoto y otro con Tocache (aún sin
asfaltar), de modo que sus productores
pueden tener fácil acceso a la costa norte
y al centro del país para sacar arroz, maíz,
plátano y carne vacuna a otros mercados
de la sierra y costa.
Fernández tiene 10 hectáreas de palmi-
to en producción y dos en crecimiento
y admite que económicamente le va
muy bien. “vendiendo mi palmito
he llegado a comprar 49 hectáreas de tierras, con título de propiedad, todas aptas para esta planta. Si yo quisiera podría el rey del palmito, esa es mi intención”.
Es un sueño desmesurado pero posible.
Naturalmente Fernández debe esperar
que la demanda internacional, deprimida
en tiempos de crisis, vuelva a su norma-
lidad. Y que la planta de Alianza trabaje a
su plena capacidad industrial.
“para eso será necesario, como nos piden los técnicos del pda, mayor productividad por hectárea, como en costa rica y brasil”, explica. Y es que
Perú apenas satisface el 8% de la de-
manda mundial. “Yo he podido viajar a ecuador donde cada hectárea pro-duce hasta 10 mil tallos, esa es nues-tra meta ahora”.
cómo cultivar el almácigo, había mucho roedor. así perdimos más del 50% de las plantas” -relata Fernández.
La gente ya estaba volviendo a sembrar
coca cuando ingresó USAID.
“después de la erradicación, en la que participamos todos (había cerca de 80 hectáreas), el pda sembró en el distrito del pongo 532 hectáreas para 528 familias y puso cinco técnicos que nos enseñaron todo el manejo, ahí fue cuando nos entusiasmamos porque vimos los resultados al toque”. Parale-
lamente, la AECI cedió la propiedad de la
planta a la Asociación de Productores de
Palmito (Apropal), de la cual Fernández
es el actual presidente.
El PDA firmó además un convenio con la
Caja Rural Maynas para que los produc-
tores pudieran acceder al crédito (con un
interés del 2% mensual), ampliando sus
sembríos. Hoy en todo el corredor del
Pongo hay mil 500 hectáreas, cada una de
las cuales tiene cinco mil plantas de pal-
mito. Cada poblador cuenta con no menos
de siete hectareas y en otras comunida-
“nuestra meta más importante es dar ejemplo a los niños, que fortalezcan nuestra organización, que hagan las cosas mejor que nosotros”
Nuevo Tawantinsuyu, Irazola, Ucayali
40 años
productor de cacao
tolentino cercedo
“nuestra meta más importante es dar ejemplo a los niños, que fortalezcan nuestra organización, que hagan las cosas mejor que nosotros”
Tolentino Cercedo, el agente municipal
de la comunidad de Nuevo Tawantinsuyu,
ubicado a quince minutos de San Alejan-
dro, por una trocha carrozable bien afir-
mada, recuerda que cuando era cocalero
ilegal, su casa, construida precariamente
en el bosque, tenía dos puertas. “una era para ingresar y la otra para esca-par de la policía, de los narcos o de los subversivos”. En realidad los pocos ve-
cinos que poblaban esta reciente comu-
nidad usaban la misma estrategia y vivían
aislados.
La comunidad donde hoy residen 282
personas (60 familias) tiene una escue-
la, una posta de salud, un local comunal,
sistema de agua potable y hasta un canal
de tv con 35 canales que funciona con
un grupo electrógeno, pagado por todos,
hasta que instalen la luz eléctrica, lo que
la municipalidad hará este año. Muchos
de estos beneficios lo lograron cuando
firmaron el acuerdo con el PDA.
Detrás de las casas se extienden los sem-
bríos de cacao. Son 180 hectáreas que ya
entraron en producción, después de tres
impacientes años durante los cuales vi-
vieron vendiendo plátanos en el mercado
local y obteniendo otros ingresos ofre-
ciéndose como mano de obra.
Otro productor, Tomás Casas, de 35
años, tuvo que migrar de Tingo María
huyendo del terrorismo. Él es presiden-
te de la Asociación de Cacaoteros de la
comunidad y reconoce que no fue fácil
tomar una decisión de pasar a la vida le-
gal. “apenas 17 familias lo aceptamos al comienzo -dice-, logramos conven-cer a otras más, pero algunas renun-ciaron porque querían tener ingresos rápidamente. ahora se arrepienten al ver que estamos sacando hasta 800 kilos por hectárea y entonces han co-menzado a sembrar”.
Y producen más porque las escuelas de
campo, organizadas por el PDA, a tra-
vés de la cooperativa La Divisoria, les
dieron enseñanza práctica de manejo
de las plantas, injerto y abonamiento. “nosotros no sabíamos esas cosas cuando sembrábamos coca, ahora so-mos verdaderos agricultores y esta-mos ganando bien”, continúa Casas.
los ambiciosos sueños
de nuevo tawantinsuyu
tolentino cercedo
97crónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIocrónIcaS de un caMbIo
El optimismo que reflejan estos agriculto-
res de Nuevo Tawantinsuyu es a prueba
de fuego. Reconociendo que su cacao
no ha vuelto a tener el mismo precio que
hace dos años, por la lenta recuperación
del mercado internacional, no se des-
alientan porque creen que la crisis será
pasajera. El más audaz de ellos, Casas,
confiesa que tiene un sueño: convertir a
la asociación en una empresa acopiado-
ra. “nuestra visión ya no está en ven-der a los intermediarios, sino en ex-portar directamente”, asegura, acaso
tratando de convencer a sus amigos.
Más prudente, Cercedo le replica que “no es un sueño de la noche a la mañana, antes tenemos que crecer más, pasar de tres hectáreas a cinco o seis, adqui-rir una secadora, para que nuestras entregas sean de mejor calidad, apro-vechar más el producto, elaborando, por ejemplo, mermelada de cacao; también queremos comprarnos un ca-mioncito, de los que pone en remate el ministerio de agricultura, para sacar el plátano hasta Lima.” Pero concilia-
dor conviene con su compañero que el
sueño de la empresa exportadora propia
de cacao orgánico es posible.
“Ya casi no necesitamos de asisten-cia técnica, más del 80% conocemos bien el manejo del cacao”, tercia Tolen-
tino Cercedo. Incluso va más lejos: “Si en el algún momento el pda se reti-rara le agradeceremos su gran ayuda y seguiremos adelante, ya estamos en condiciones de hacerlo. nuestra meta más importante es dar ejemplo a los niños, que fortalezcan nuestra orga-nización, que hagan las cosas mejor que nosotros”, finaliza.
2008 fue muy bueno para ellos pues el
precio de cacao llegó hasta 6.70 nuevos
soles por kilo. La Divisoria, que tiene una
agencia en San Alejandro, les compra
directamente su producción. Además
les da un reintegro, que oscila entre 90
céntimos de sol a 1.10, por 3 mil o 4 mil
kilos. “tenemos comodidades, educa-mos bien a los hijos, pero siempre dejo un solcito siquiera de ahorro para am-pliar la chacra”, advierte Cercedo.
Para Casas la verdadera transformación
de Nuevo Tawantinsuyu ha sido el cambio
de mentalidad hacia el desarrollo desta-
cando también que los vecinos aprecian
la relación concertada que ahora mantie-
nen con sus autoridades. “no se quedan en su oficina, nos tocan la puerta, nos ayudan mucho en el fortalecimiento de nuestras organizaciones que hoy funcionan muy bien. hay veces son de la municipalidad, otras del gobier-no regional, también los ingenieros y promotores siempre están acá. todo eso ha ayudado para lograr una trans-formación y apoyarnos entre todos”.
El trabajo con las comunidades impulsa la acción colectiva y de autogestión para fortalecer sus capacidades y caminar hacia el desarrollo integral. Se promueve la generación de liderazgos —con un claro enfoque de equidad de género—, la elaboración de planes de desarrollo, la asociatividad de productores -para destacar su presencia en los mercados- y la conectividad con los servicios e instituciones del Estado.
el cambio en la visióncomunitariael cambio en la visióncomunitaria
CróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un Cambio
El trabajo con las comunidades impulsa la acción colectiva y de autogestión para fortalecer sus capacidades y caminar hacia el desarrollo integral. Se promueve la generación de liderazgos —con un claro enfoque de equidad de género—, la elaboración de planes de desarrollo, la asociatividad de productores -para destacar su presencia en los mercados- y la conectividad con los servicios e instituciones del Estado.
500 ComunidadES Con planES dE dESarrollo ConCErtado baSado En SuS potEnCialidadES
500 ComunidadES Con planES dE dESarrollo ConCErtado baSado En SuS potEnCialidadES
alianzaS Con
42gobiErnoS loCalES y rEgionalES
alianzaS Con
42gobiErnoS loCalES y rEgionalES
“aprender todo el proceso de sembrar cacao nos ayudó bastante. Hasta mis hijos han asistido a los talleres”
“aprender todo el proceso de sembrar cacao nos ayudó bastante. Hasta mis hijos han asistido a los talleres”
melodía abad 47 años
Atahualpa, Pachiza, San Martín
productora de cacao
el cacao de melodía
melodía abad
Como la mayoría de residentes de
la comunidad de Atahualpa, Melodía
Abad Neira es migrante y no sabe cuál
de sus padres le puso ese dulce nom-
bre como una señal de que el suyo se-
ría un destino armonioso.
Nació en Ayabaca (Piura) hace 47 años y
tan pronto como se casó, a los 18 años,
su luna de miel se convirtió también en
la ocasión de marcharse en pos de una
propiedad. Eligieron primero San Ignacio
de Jaén (Cajamarca) donde adquirieron
5 hectáreas para cultivar arroz. “El te-rreno no era apropiado -dice sentada
en una banca apostada en la fachada
de su casa de madera, abrazando a su
hija menor-. Casi quince años estuvi-mos allí, ya teníamos cinco hijos y el dinero nunca alcanzaba. por eso animé a mi esposo a venirnos a esta zona tan afamada. En la selva da todo, nos decían los paisanos”.
Cuando sus hijos concluyeron la primaria
llegaron a Atahualpa, en 1997. Ya enton-
ces la paz había retornado a esta comu-
nidad de tierras muy fértiles (es vecina de
Alto El Sol), asentada al pie de unas altas
montañas y extensos sembríos donde vi-
ven 215 familias sembrando cacao y café.
Esta es temporada alta de cosecha y a
un lado de la carretera, rehabilitada por
USAID, las semillas se secan sobre exten-
sos mantones de plástico a un lado de la
carretera, removidas por algunos jóvenes
con rastrillos de madera que desprenden
un sonido estrepitoso. El intenso sol, su
gran aliado natural, hará lo demás.
Atahualpa forma parte de cuatro comuni-
dades del valle de Pachicillo que produ-
ce 630 hectáreas de un cacao que le da
renombre en la región San Martín. Ade-
más de la carretera cuenta con casi to-
dos los servicios: un tendido de red se-
cundaria de luz -que este año, según el
compromiso de la municipalidad, se am-
pliará a los hogares-, agua, una escuela
de nivel primario y una posta sanitaria.
103CróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un Cambio
“no sentimos que pasaron tres años
-agrega Melodía- porque estábamos bien ocupados. Entre trabajar la cha-cra de 6 a 6, ir a los talleres que nos dictaban los técnicos del pda y cuidar a mis hijos (ya tenía dos más) se nos ha ido ese tiempo. aprender todo el proceso en la práctica nos ayudó bas-tante, hasta mis hijos han asistido”.
En 2007 cada una de sus tres hectáreas
produjo 600 kilos y al año siguiente mil.
“Es que hay que saber trabajar bien, el secreto es hacerlo en pareja”, dice. Y
confía que este año cosechará aún más.
Con las ganancias que han obtenido en
los dos últimos años han comprado 12
hectáreas más. Allí piensan instalar pas-
tizales además de cacao. “Hay que sem-brar otros productos para defender-nos, eso nos ha enseñado la bajada del precio”. Y no se preocupa por el crédito
porque “como socia de acopagro los de la caja (rural), vienen, miran nuestro sembrío y nos prestan nomás”.
“yo quería tener una buena casa”, con-
fiesa, con el cantarino dejo de los piura-
nos, extendiendo uno de sus brazos para
mostrarnos orgullosa la construcción de
sólidos tablones, pintados de un azul cie-
lo y techo de calamina. “ahora voy a po-nerle su piso de cemento”.
Melodía es presidenta del comité de
Vaso de Leche y piensa que la unión de
los habitantes quizá se deba a que casi
la totalidad son paisanos. “para ser una comunidad saludable comenza-mos con cinco personas y nos echa-mos a trabajar limpio y ordenadito, así hemos involucrado a todos, inclu-so a los niños, y lo hemos logrado”.
Es mediodía. Atahualpa luce desolado
porque los vecinos están en la chacra,
a donde se va Melodía a ayudar a su es-
poso. Solo un caballo mastica pacien-
temente las hierbas que arranca de una
explanada donde las doradas semillas de
cacao se siguen secando al sol.
“desde el comienzo nos fue bien -con-
tinúa la señora, trenzándole los cabellos
a su hija-: yuca, plátano, todo carga bien aquí. nunca sembramos coca, re-cién cuando llegué conocí una planta pero no quisimos sembrar, como nos pedían los vecinos, porque escuchá-bamos que había mucha perdición: ro-bos, asaltos, violaciones”.
“para qué gracias a dios poquito des-pués entró el pda y sus ingenieros dijeron ‘para adentro, todos a erra-dicar la coca’, y la gente lo hizo. así sembramos una hectárea de cacao y al año siguiente ampliamos por nues-tra cuenta dos hectáreas más”.
No haber dependido del dinero ilegal,
sino vivir modestamente del arroz, frijol
y “de la yuquita”, incluso trabajar de
peones, les dio cierta ventaja frente a
sus vecinos en esos tres difíciles años
que tarda en fructificar el cacao. Es lo
que habían hecho siempre: labrar ho-
nestamente los frutos de la tierra.
“desde que enderezamos hacia el lado correcto nuestra vida ha cambiado para mejor.ahora somos empresarios palmicultores”
“desde que enderezamos hacia el lado correcto nuestra vida ha cambiado para mejor.ahora somos empresarios palmicultores”
victorio flores 31 años
Shambillo, Padre Abad, Ucayali
productor de palmito
Victorio Flores Estasio tenía 23 años
cuando el valle de Shambillo, donde na-
ció, dio un paso decisivo al firmar, en
2002, el convenio marco con el Progra-
ma de Desarrollo Alternativo (PDA). Las
comunidades del valle cancelaban así
una historia turbia que él recuerda va-
gamente porque estudió con sus otros
hermanos la secundaria en Huánuco.
“para entonces ya teníamos palma, pero la coca era la actividad prin-cipal, entonces no había carretera, escuelas, nada”, dice, sentado en una
oficina de la Asociación de Palma Acei-
tera del Valle de Shambillo (ASPASH),
donde él trabaja como promotor.
Desde la ventana la planta de Aspash
(construida en el kilómetro 178 de la
carretera Federico Basadre, justamen-
te a la entrada del valle de Shambillo)
luce imponente sus instalaciones don-
de procesan los voluminosos racimos
que produce esta palmera original de
Malasia y que, introducida en el Perú
hace casi 40 años, es un don de la tierra
porque con sus frutos puede fabricarse
aceites vegetales, margarinas, jabones,
detergentes y hasta cosméticos. Más
aún: puede cosecharse todo el año y
bien manejada tiene una larga vida.
Desde que ASPASH fue inaugurada, en
2004, con el aporte de Naciones Unidas y
USAID, por un millón de dólares, la planta
ha producido 4 mil 700 toneladas de acei-
te crudo y vendido por más de 3 millones
de dólares. Mensualmente procesa mil
toneladas de racimos frescos y proyecta
ampliar su capacidad instalada de acuer-
do a las previsiones del gobierno regional
que se ha comprometido a expandir las
plantaciones a mil hectáreas más.
“En 2006 sacamos nuestra primera co-secha, desde entonces nuestra vida ha cambiado para mejor”, dice Victorio Flo-
res, cuyo trabajo en equipo con otros dos
promotores, uno de los cuales es sanita-
rio, consiste en brindar asistencia a sus
vecinos y paisanos. En Shambillo hay ac-
tualmente 2 mil 700 hectáreas sembradas
de palma aceitera, a lo largo de un área
bastante amplia (Boquerón, Shambillo
Alto, Shambillo Bajo, Erika-Libertad, An-
drés Avelino Cáceres, Mediación, Paujil,
ahora somos empresarios
victorio flores
107CróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un Cambio
dad que consiste en deshierbar en forma
circular alrededor de cada árbol facilitan-
do así el desprendimiento de los racimos)
y hasta participa en la cosecha. “Es un trabajo integral”, nos dice como si se
tratara de una tarea sencilla.
Pero además tiene que atender su chacra
con cinco hectáreas de palma en produc-
ción y otras cinco en crecimiento. “toda mi inversión ha ido allí”, añade, con-
tándonos el secreto de administrar su
tiempo: “mi hermano se dedica a mi parcela y a la suya, hasta las tres de la tarde, cuando yo salgo de aquí para ayudarlo”. Trabaja sábados y domingos
durante todo el día evaluando, verificando
y vigilando exhaustivamente sus plantas.
Una novedad alentadora reafirma a Flo-
res que cuando renunciaron a la coca
ilegal “enderezaron el destino hacia el lado correcto”: desde el año pasado, se-
gún anuncio del presidente de la asocia-
ción, Félix Quedo Trujillo, entró en funcio-
namiento OLPASA (Oleaginosas Padre
Abad), empresa subsidiaria de ASPASH
que posee el 94% de las acciones.
“ya somos accionistas de esta nue-va empresa y recibiremos utilidades anualmente. Se ha cumplido lo que nos dijo el pda, cuando ingresó a con-vencernos de que seamos palmiculto-res: que íbamos a ser empresarios”,
anuncia con satisfacción.
A los 29 años, con los ingresos que re-
cibe como técnico y agricultor, Flores ha
construido una nueva casa (está casado
y tiene un solo hijo que estudia en una
escuela construida por el PDA), tiene una
motocarga, aparte de su motocicleta nue-
va, piensa comprarse una computadora y
“cuando sea un poco más viejo” quiere
poner un taller de electricidad. “de re-pente me sirve de algo lo que estudié”.
Shambo, Selva Turística, Río Blanco, Río
Negro y Micaela Bastidas) y Flores tiene
que trasladarse diariamente en una moto
que adquirió como parte de sus ganancias
obtenidas como técnico y agricultor.
Cuando concluyó la secundaria él as-
piraba estudiar agronomía en la univer-
sidad Nacional Agraria de la Selva, de
Tingo María, pero sus padres no tenían
cómo costearle, de modo que optó por
una carrera técnica, electricidad, que él
mismo se pagó y que hasta hoy no pone
en práctica, al menos con propósito la-
boral, porque a su retorno prestó aten-
ción a los pronósticos de los técnicos
del PDA sobre la rentabilidad de la pal-
ma. Así aprendió el manejo del cultivo
en las escuelas de campo y fue selec-
cionado para asistir a un curso en Pal-
ma del Espino (Tocache). Poco después
se incorporaría al PDA.
Como extensionista visita las parcelas,
hace seguimiento de plagas y enfermeda-
des, es la correa de trasmisión entre los
campesinos y los ingenieros agrónomos,
orienta en la poda y los “plateos” (activi-
“aprendimos todo lo que debíamos saber del cacao. después vinieron las escuelas de campo, la práctica en la misma chacra nos ayudó bastante”
“aprendimos todo lo que debíamos saber del cacao. después vinieron las escuelas de campo, la práctica en la misma chacra nos ayudó bastante”
adolfo caballero 56 años
Bello Horizonte, Pachiza, San Martín
productor de cacao
Antes de cumplir los 17 años, Adolfo Ca-
ballero González se alejó de Bello Ho-
rizonte bajando en balsa por el ancho
río Huallabamba para buscarse la vida.
Había nacido en esa comunidad que sus
padres fundaran con otras 17 familias.
“mis padres no podían hacer mucho con nueve hijos, yo apenas estudié hasta 5º de primaria”, dice sentado
en un tronco al lado de un local donde
otros agricultores de cacao como él se
reúnen para acordar las metas de pro-
ducción del presente año.
Servir en el ejército en un destacamento
de Uchiza le dio ocasión de capacitarse
como mecánico de motocicletas, pero
también de elegir un destino indeseable
para salir de la pobreza: el cultivo y pro-
cesamiento de la hoja de coca en pasta
básica de cocaína. “me emocionó ver en tocache cómo la gente hacía rápi-damente dinero”, confiesa como una
disculpa de su inexperiencia que luego
le costaría muy caro.
A su retorno a Bello Horizonte se asoció
con algunos de sus hermanos empeñado
en salir adelante con el cultivo ilícito. En
realidad, toda la comunidad postergó sus
sembríos de plátano, de lo que vivía tra-
dicionalmente, para dedicarse de manera
exclusiva al narcotráfico. “teníamos tres hectáreas cada uno, otros tenían más, y una poza de maceración”, revela mien-
tras la tristeza del recuerdo le borra la inex-
presión del rostro. “todo era full coca, hasta que apareció la subversión”.
En estos parajes, donde el río Huallabam-
ba corre emparedado mostrando un ver-
dor aéreo, los militantes del Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru y Sendero
Luminoso libraron duras batallas para
dominar la zona y controlar la economía
del narcotráfico. Mientras tanto, el ejérci-
to y los narcotraficantes agregaban más
zozobra y tragedia a los pobladores.
adolfo caballero
ahora somos libres
111CróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un Cambio
Así vivió hasta el 2003 cuando el Progra-
ma de Desarrollo Alternativo (PDA) in-
gresó en la zona recomendando a unos
sufridos y desconfiados agricultores,
que habían tocado todas las dimensio-
nes del terror, apostar por el cultivo que
Acopagro estaba alentando. No era tan
sencillo ya que no había experiencia de
su manejo en la región. Era necesario
reforzar su decisión con capacitación
técnica, para lo cual el PDA y Acopagro
firmaron un convenio estratégico.
“los técnicos del pda venían en balsa a visitarnos, dormían aquí, hasta sa-bían nadar en el río y jugaban fulbito y casino por las noches con nosotros. los vecinos empezaron a decir ‘son como nosotros’, así nos han convencido”.
“Con el pda aprendimos todo lo que debíamos saber del cacao. después vinieron las escuelas de campo, la práctica en la misma chacra nos ayudó bastante”. Paralelamente, Aco-
pagro los fue asociando para lograr un
mercado seguro.
“mi primera cosecha en 2006 fue muy bonita”, dice don Adolfo que ha pasado
de la seriedad del recuerdo a la sonrisa
de un presente que ahora lo envuelve.
“En 2007 y 2008 ya vinieron las me-jores cosechas, eso fue lindo. yo esta-ba produciendo dos toneladas por hec-tárea y tenía otras dos en instalación cuando el precio empezó a subir de dos soles hasta siete soles en 2007”.
El entusiasmo lo desborda cuando men-
ciona que el dinero que ganó lícitamente
“sirvió para la alimentación y educa-ción de los chicos”. Desahogado de las
primeras urgencias, don Adolfo incluso
pudo ahorrar para adquirir una casa en
Juanjuí, donde hoy estudian dos de sus
hijos menores (los mayores trabajan con
él en la chacra), comprar electrodomés-
ticos y un motocar con que traslada su
cacao hasta el puerto de Bello Horizonte.
“tenemos una vida tranquila. gracias al cacao somos libres, eso es lo más im-portante”, finaliza, antes de reingresar a
la reunión con sus vecinos.
“dos de mis hermanos fueron asesi-nados, gracias a dios encontramos sus cuerpos y los sepultamos”, dice
don Adolfo, señalando un punto indefini-
ble del bosque, aunque evita detallar las
circunstancias de ambos crímenes. Lo
cierto es que uno de ellos fue ejecutado
por narcotraficante, por el MRTA, y el otro
por SL, acusado de delator.
Cuando la subversión fue derrotada este
vecino de Bello Horizonte ya era padre
de cinco hijos y se dio con la sorpresa de
que no tenía cómo seguir manteniendo a
su familia pues el gobierno de entonces
también arremetió contra los cultivos de
coca. “de la noche a la mañana volvi-mos a cero”. Fue el año 96, lo recuerda
muy bien porque entonces tuvo que re-
currir a la enseñanza de sus padres, quie-
nes siempre manifestaron su malestar
por la ilegalidad, resembrando plátano.
También probó suerte con dos hectáreas
de cacao inducido por la presencia de la
cooperativa Acopagro, que en ese mo-
mento apenas contaba con 27 socios.
“Hemos salido de la cosa mala a la buena, vivimos en la claridad, de año en año estamos mejorando, dando la cara al mundo”
“Hemos salido de la cosa mala a la buena, vivimos en la claridad, de año en año estamos mejorando, dando la cara al mundo”
marilyn llaicate 35 años
Nueva Alianza, Curimaná, Ucayali
productora de cacao
“por culpa de la coca habíamos olvidado que la tierra exige trabajo, cuidado, responsabilidad”“por culpa de la coca habíamos olvidado que la tierra exige trabajo, cuidado, responsabilidad”
felipe salas 34 años
Nueva Alianza, Curimaná, Ucayali
productor de cacao
Luego de caminar diez minutos desde el
puerto, por una trocha que atraviesa un
papayal, la grata sorpresa empieza por la
limpieza y el orden visibles en la comu-
nidad de Nueva Alianza. Algunos de los
frescos árboles de pomarrosa muestran
diversos carteles que trasmiten mensa-
jes de un nuevo estilo de vida: “No botes
basura”, “Cuida nuestro medio ambien-
te”, “Cuídame porque te doy sombra”.
La cadena se extiende a lo largo de las
casas ubicadas a ambas orillas de una
calle muy limpia de esta comunidad don-
de viven 120 familias. Al frente del cen-
tro educativo primario hay una extensa
cancha de fútbol y al fondo toboganes,
columpios y aros de llantas, muy bien
pintados, donde una docena de niños
juega, mientras otros estudiantes retor-
nan en caballo a sus casas.
Junto a los juegos se ve concluido el lo-
cal de la escuela secundaria que funcio-
na desde 2009. Un voluminoso tanque
nos indica que Nueva Alianza cuenta con
agua potable, además de luz eléctrica
(instalada por la municipalidad) y un local
comunal. Tiene además 35 hectáreas de
cacao, 100 hectáreas de maíz, 50 hectá-
reas de arroz, 500 cabezas de ganado y
madera (cedro, ishpingo y caoba).
Este es el resultado del compromiso acor-
dado por Nueva Alianza con el Programa
de Desarrollo Alternativo (PDA) luego de
la firma del convenio marco, en 2005.
“todos nos pusimos de acuerdo en de-jar la coca –empieza la señora Marilyn
Llaicate, secretaria del Comité de Vaso de
Leche–, porque estábamos cansados de sacarla a escondidas. ¿para qué? para ganar un sencillito”. “Hemos visto sangre, amigos encarcelados–interrumpe Felipe Salas, presidente de
la Junta Administradora de Saneamiento
(JAS)–, a veces por un kilo, ni siquiera por la pena que valía”.
La señora Marilyn relata que incluso
los niños participaron en la erradica-
ción sabiendo que les esperaban días
difíciles. Algunos querían desesperarse
pero en ese momento fue importante la
organización comunal que los mantu-
nueva alianza con
la prosperidad
felipe salas marilyn llaicate
117CróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un CambioCróniCaS dE un Cambio
por 300 kilos de maíz. “recién estamos comenzando, la cooperativa naranji-llo va a comprarnos cuando tengamos más producción, los demás tendrán que ponerse las pilas por la competen-cia”, pronostica, agregando que el cacao
les otorga además un reintegro por la
certificación de ser un producto orgáni-
co. “Este año, de repente vamos a co-sechar 500 kilos, eso es un avance”.
Según el convenio marco el PDA instaló
una hectárea por familia pero la munici-
palidad ha ampliado sus sembríos con
otra hectárea más este año. Los residen-
tes de Nueva Alianza coinciden en que
su mayor aspiración es aprender más
sobre la postcosecha y las enfermeda-
des de las plantas, temas sobre los cua-
les la cooperativa Naranjillo los instruirá.
También les ha anticipado que cuando
tengan una mayor producción se ofrece-
rá como garante para que obtengan cré-
ditos de las cajas rurales existentes en
la región (de Maynas y Señor de Luren).
“Como dice la señora marilyn -finaliza
Felipe Salas-, hemos salido de la cosa
mala a la buena, vivimos en la clari-dad, de año en año estamos mejoran-do, dando la cara al mundo.”
Ha comenzado a llover y los niños que
jugaban en los toboganes corren apre-
surados a cobijarse bajo un techo. Un
gallo canta y se oyen los mugidos de las
vacas. Al comentar la cantidad de carte-
les que hay en la comunidad, la señora
Marilyn dice que así nadie se olvida de
botar la basura. “El caserío es como un niño, no puede vivir con una sola ropa, tiene que cambiarse, como he-mos cambiado nosotros”.
vo firmes. Era una desesperación que
procedía de un hábito mal adquirido, re-
flexiona Felipe Salas, “por culpa de la coca habíamos olvidado que la tierra exige trabajo, cuidado, responsabi-lidad”. Y aquí fue fundamental la asis-
tencia técnica del PDA y del municipio a
través de las escuelas de campo.
“yo iba a mi chacra con mi hijo me-nor diciéndole con este cacao vas a estudiar”, continúa la señora Marilyn,
imaginando el futuro. Atareada, como
estaban todos, ni cuenta se dio que un
día sus plantas ya estaban floreando y en
2008 vendió su primera cosecha. “para mí fue una alegría ir a vender los pri-meros 68 cocos que saqué. He llegado a vender hasta 100 kilos, pero al año siguiente fueron más porque mis plan-tas estaban llenitas de flores”, dice con
un entusiasmo que la desborda.
“ya podemos llevar el pan a nuestros hijos”, explica Felipe Salas. Él carga en
su mochila 10 kilos de cacao y el precio
que obtiene en San Alejandro, alrededor
de 67 soles, es mayor de lo que obtenía
La exportación deL grano de cacao y productos derivados aLcanzó en 2009 Los
218.23 miLLones de soLes
La exportación deL grano de cacao y productos derivados aLcanzó en 2009 Los
218.23 miLLones de soLes
crónicas de un cambiocrónicas de un cambio
Las empresas privadas ponen especial atención allí donde las áreas de crecimiento son cada vez más sostenibles con cultivos de gran volumen y especialmente de calidad. entonces incrementan sus inversiones y crean grupos de interés de negocios nacionales e internacionales. en los últimos años el cacao y el café orgánicos, de alta calidad, avanzaron en los mercados mundiales acompañados de notables premios internacionales. La cadena del cambio se cierra.
En pos de mercados del mundoEn pos de mercados del mundo
Las empresas privadas ponen especial atención allí donde las áreas de crecimiento son cada vez más sostenibles con cultivos de gran volumen y especialmente de calidad. entonces incrementan sus inversiones y crean grupos de interés de negocios nacionales e internacionales. en los últimos años el cacao y el café orgánicos, de alta calidad, avanzaron en los mercados mundiales acompañados de notables premios internacionales. La cadena del cambio se cierra.
La exportación deL grano de cacao y productos derivados aLcanzó en 2009 Los
218.23 miLLones de soLes
La exportación deL grano de cacao y productos derivados aLcanzó en 2009 Los
218.23 miLLones de soLes
“siendo profesor me dejé llevar por la codicia. por eso después me empeñé en hacerlos entrar en razón para que siembren cosas lícitas”
“siendo profesor me dejé llevar por la codicia. por eso después me empeñé en hacerlos entrar en razón para que siembren cosas lícitas”
La Divisoria, Padre Abad, Ucayali
60 años
profEsor y productor dE café
Eladio poncE
“Hace 33 años vivo aquí”, así se pre-
senta Eladio Ponce, un profesor que en-
seña en la escuela primaria con un joven
que es su ex alumno. Bromista, vestido
más bien como un agricultor, con una go-
rra roja de béisbol y los pantalones meti-
dos en botas de goma, él cuenta que lle-
gó a La Divisoria porque no había trabajo
en su tierra, Huánuco, prometiéndose
regresar a los cinco años.
Acabó quedándose. “ya ve usted, me he nacionalizado de La divisoria”,
dice con una sonrisa, apretando un
cuaderno en el brazo. No solo eso: es
uno de los fundadores del centro pobla-
do Miguel Grau donde viven 60 familias
que cuentan con 120 hectáreas de café,
además de otros cultivos legales, des-
pués que firmaran, hace cuatro años, el
convenio marco con el Programa de De-
sarrollo Alternativo (PDA) para erradicar
sus sembríos de hoja de coca ilegal.
Ponce tiene cinco hectáreas de café
orgánico que cuida con gran esmero.
“desde pequeño me viene la voca-ción, antes de ir al colegio regaba mis lechugas y cebollas que vendía-mos los sábados con mi papá car-gando nuestros burritos. nunca he dejado la agricultura, incluso he trabajado gratis la tierra de otros”.
Pero reconoce que cuando llegó a La
Divisoria se sumó a la errónea euforia
de sembrar coca. “ya desde el 79 ha-bía hartas plantaciones, la gente me decía es buen negocio, me dejé llevar por la codicia y sembré algunas hec-táreas. mi pensamiento era que con esa plata ampliaría mis plantación de café que estaba cultivando”. No pudo
porque poco después hizo su ingreso la
subversión, una de cuyas columnas que-
mó su chacra exigiéndole que sembrara
más coca. Amenazado de muerte, tuvo
que volver a Huánuco, donde compró un
terreno, decidido ya a quedarse, aunque
regresaba furtivamente a cumplir con la
enseñanza de los pocos alumnos que es-
tudiaban entonces.
el mejor aprendizaje
de su vida
Eladio poncE
123crónicas de un cambio
A sus 60 años, el profesor y cafetalero
Eladio Ponce sabe que la esperanza
es su mejor aprendizaje de la vida. Sus
expectativas están fundadas en que la
primera cosecha de café orgánico ha te-
nido buenos precios y como todos los re-
sidentes de La Divisoria él también está
enterado de que el gobierno regional de
Ucayali y el PDA instalarán este año mil
hectáreas más de café. Por supuesto,
él aspira a ser uno de los beneficiarios
“para tener siquiera dos hectáreas más, con siete me alcanzará para de-jar algo más a mi familia”.
¿Y cómo hace para enseñar a niños y
labrar la tierra al mismo tiempo? “soy profesor hasta la una de la tarde, a las dos ya estoy en la chacra hasta las 6, y el sábado todo el día”. Esa
combinación fortalece además la rela-
ción con sus alumnos a quienes invita
a recorrer su chacra para que luego
aconsejen a sus padres que no rocen
el bosque y no usen químicos.
Las aulas donde enseñan él y el profesor
Carlos Buenapico Lamas, docentes de
primaria y secundaria, respectivamente,
fueron construidas por el PDA, también
el local comunal. Otros programas como
Cedro, Municipios y Comunidades Salu-
dables y Aprendes tienen presencia en
la zona, facilitando el cambio de vida que
hoy muestran los vecinos de Miguel Grau.
Muchos de ellos son ex alumnos de Ponce
y llevan a sus hijos a la escuela en motos
o autos que han adquirido recientemente.
“ya nadie quiere meterse a la coca, ¿quién les va a comprar? no hay ni para consumo personal”, concluye mar-
chándose a su chacra.
“Había mucha deserción porque los padres los obligaban a trabajar en las chacras de coca. Fueron épocas tristes, había plata pero mucha co-rrupción, malas costumbres, robos. cuando regresé la gente era muy re-voltosa y yo me sentí con un poco de remordimiento porque siendo pro-fesor no me había conducido bien”,
cuenta, sacándose la gorra para desju-
garse el sudor que le cae por las pro-
nunciadas arrugas de la frente.
Entonces entendió que en una localidad
tan aislada también tenía que ser conse-
jero familiar. Con la presencia de Devida y
del PDA, objetivamente ya no era posible
seguir en la ilegalidad: “Las señoras se quejaban, me decían que hablase con sus maridos para que siembren pláta-nos, pituca, no tenían ni para comer”.
Y Ponce, a través de los niños o visitan-
do las distantes casas, se empeñaba en
“hacerlos entrar en razón para que siembren cosas lícitas y eviten la ero-sión ambiental que provoca la tumba del bosque para sembrar coca”. Poco a
poco, la mayoría de ellos lo escuchó.
crónicas de un cambiocrónicas de un cambio
“Lo que no sabíamos es que tendríamos capacitaciones que nos han llevado a producir plantas de gran calidad. Hoy vendemos café de tres calidades”
“Lo que no sabíamos es que tendríamos capacitaciones que nos han llevado a producir plantas de gran calidad. Hoy vendemos café de tres calidades”
Santa Rosa Tealera, Hermilio Valdizán, Huánuco
58 años
productor dE café
tEófilo albornoz
Acaso por la costumbre, Teófilo Albornoz,
como muchos de los vecinos del distrito
Hermilio Valdizán, no repara que vive en
una de las más hermosas regiones de
la ceja de selva peruana; tampoco que
sus poblados tienen extraños nombres:
Santa Rosa Tealera, Sortilegio, Margarita
y hasta un restaurant de viajeros que se
llama “Un verano para recordar”.
Su interés es más terrenal: a sus 58
años este hombre nacido en la sierra
huanuqueña (Dos de Mayo), ha sido tes-
tigo de numerosos cambios, a los que
se ha sumado con el entusiasmo que se
reserva a los grandes proyectos de la
vida. El café lo es. Gracias a los granos
que se nutren en esa geografía con la
humedad, altitud y acidez ideales, do-
tándolos de una calidad incomparable,
han entrado en la competencia más
responsable que una comunidad puede
aspirar: mejorar la vida de sus familias.
Casas nuevas, colegios, agua potable,
luz eléctrica, motos y motocarros, todo
se lo deben al café. “ellos son hijos del café”, dice sonriente, señalando a los
niños que juegan cruzando constante-
mente de un lado a otro el poblado, resu-
miendo así las transformaciones que en
poco más de diez años se han dispensa-
do con su propio esfuerzo.
Es que entre 1999, cuando quebró una
gran empresa de té, en la que Teófilo Al-
bornoz trabajó veinte años, sin recibir ni
siquiera una indemnización, y 2010, por
sus ojos han pasado las más variadas
imágenes del asombro. “sin trabajo, qué me quedaba sino mirar a mi cha-cra y sembrar productos de pan lle-var, un poco de café y también coca, para susbsistir”.
los hijos del cambio
tEófilo albornoz
127crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
los líderes de estos caseríos. así for-mamos la cooperativa La divisoria con 109 socios”.
Un año después hizo su aparición el Pro-
grama de Desarrollo Alternativo (2003) y
ni siquiera fueron convencidos de renun-
ciar a la coca. Lo hicieron de inmediato al
saber que el programa había aceptado,
como parte del convenio, sus sugerencias:
rehabilitar la estratégica trocha carrozable
que los vincula con Tingo María y Aguaytía
e instalarles café (1 hectárea por familia),
además de otros beneficios sociales.
“Lo que no sabíamos es que con el pda tendríamos capacitaciones, escuelas de campo que nos han llevado a produ-cir plantas de gran calidad. Hoy ven-demos café de tres calidades y no nos preocupa la bajada de precios porque ya nos hemos asegurado por varios años. nuestros compradores están en Japón, en eeuu y alemania, nuestra cooperativa se encarga de encontrar los mercados”, explica, agregando que,
como parte de la capacitación, en los
próximos días se encargarán de aprender
a preparar un abono orgánico mejorado.
Teófilo Albornoz ya cuenta con 3 hectá-
reas de café y produce dos toneladas en
cada una de ellas como promedio. “con ese dinero he construido mi casa, y mis hijos están estudiando. ya el mayor está por ingresar a la univer-sidad de tingo maría, los otros están en la secundaria” -expresa con júbilo.
“con el pda los cambios fueron en muchos sentidos. cuidamos el me-dio ambiente, el agua la mantenemos limpia, construyendo pozos de agua miel para no contaminar nuestros riachuelos y estamos reforestando para que no haya derrumbes por las alturas. y las mujeres participan en nuestras organizaciones con ple-nos derechos. esos son cambios que el café nos ha dado. somos hijos del cambio, esa es la verdad”.
Ya tenía cuatro hijos y así como cuando
los años de la violencia subversiva no
dejaron más que escombros y muerte
(dos de los primos del señor Albornoz
fueron asesinados por Sendero Lumi-
noso en Boquerón), tampoco en esta
oportunidad quiso renunciar a su cha-
cra. “¿adónde ìbamos a ir? La ciudad es cara, aquí uno va al monte y recoge unas huavas y puede pasar el día”.
Y, como todos, él también se negó a un
destino que parecía desbarrancarlos.
Allí estaba el café para reanimarlos:
aunque ignoraban su manejo, no tenían
asistencia técnica, de algún modo po-
dían venderlo en Tingo María a interme-
diarios que les bajaban el precio y les
engañaban en el pesaje del preciado
cargamento de toda una cosecha. Hasta
que se les ocurrió crear una cooperativa
para defenderse.
“estamos hablando de 2002, todavía había un poco de coca acá, unas 25 hec-táreas, pero ya sabíamos que nos esta-ba perjudicando. así que le metimos más fuerza al café llamando a todos
“Lo de la coca era una batalla perdida, ¿para qué seguir en problemas?, así que visité a la gente animándola a sembrar cacao”
“Lo de la coca era una batalla perdida, ¿para qué seguir en problemas?, así que visité a la gente animándola a sembrar cacao”
Pampayacu, Uchiza, San Martín
46 años
productora dE cacao
gaudEncia florEs
Después de criar nueve hijos, por el ros-
tro de la señora Gaudencia Flores no
parece asomar la preocupación, sino
el buen humor mientras se moviliza con
una sorprendente agilidad por el sende-
ro de una pronunciada pendiente antes
de ingresar a su chacra. Allí ya asoman
los tallitos de cacao, cultivados como
parte del convenio que 25 familias de
Pampayacu firmaron con USAID en oc-
tubre del año pasado.
Ella es la actual alcaldesa de este ca-
serío en el que alguna vez reinó el nar-
cotraficante Fernando Zevallos, alias
“El Lunarejo”, cuya enorme propiedad
se distingue descarnada y enmoheci-
da, sin puertas ni ventanas, devorada
por la mala hierba. Con estos restos de
un pasado no muy lejano, recorridos
día a día en el trayecto de Uchiza a los
sembríos, ser autoridad en Pampayacu
no es muy fácil. Sin embargo Gauden-
cia Flores es conocida también por su
recio carácter y hablar directo.
“a mí me erradicaron dos veces -in-
terviene con ese acento cantarino de
una habitante original de la amazonía-, eso me cansó, así que visité a la gente animándola a sembrar cacao. Les dije, lo de la coca es una batalla perdida, ¿para qué seguir en problemas?”. Po-
cos la acompañaron (en una comunidad
de 300 familias) a la suscripción del con-
venio, pero paulatinamente hoy se van
sumando más, incluso algunas de ellas lo
hacen con capital propio, como el padre
de la alcaldesa, a quien se le ve junto a
unos peones deshierbando un yucal.
Su entusiasmo por el cacao no es nuevo.
Ya su padre le había cedido una hectárea
donde sembró una variedad criolla cose-
chando el año pasado 100 kilos.
“todavía hay coca pero no es signi-ficativa”, advierte. Y es que sabe que
mencionar Uchiza es proyectar de inme-
diato la imagen del narcotráfico, cuando
lo cierto es que, según los mismos repor-
tes de las Naciones Unidas, la hoja de
coca ilegal, en esta región, ya no excede
el 5% del total de la producción nacional.
la batalla de una alcaldesa
gaudEncia florEs
131crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
El PDA ha proyectado instalar en Uchiza
800 hectáreas de cacao, 100 hectáreas
de café y apoyo a la actividad ganade-
ra beneficiando así a casi 400 familias,
con una inversión de aproximadamente
dos millones de soles. Estas metas solo
serán posibles con el apoyo de autorida-
des como la alcaldesa Gaudencia Flores
que va de un lado a otro comprometien-
do, animando y despertando el interés
de los productores. “ya estamos parti-cipando en las escuelas de campo, así hemos aprendido a podar las planti-tas, entonces los que no se han inscri-to asisten, quieren participar.”
Sabe que les esperan años complica-
dos, hasta que el cacao y café echen sus
primeros frutos, pero una madre de nue-
ve hijos, a cinco de los cuales tuvo que
criar en Lima cuando la subversión arre-
ció en Uchiza, no se perturba demasia-
do. Tampoco su esposo, un piurano con
quien se casó hace 25 años y es el más
convencido de las bondades del cacao.
“aquí hay de todo para esperar tres años”, agrega como si fuera una
apuesta ya ganada. “esperar apren-diendo es lo mejor que puedo hacer a los 46 años. aún tengo que sacar adelante a mis cuatro hijos peque-ños. Los mayores ya me han prome-tido que van a venir a ayudarme. todos queremos que mi chacra sea el ejemplo. viéndola los demás me van a seguir. ese es mi sueño”.
La verdadera batalla de la alcaldesa no
es con el narcotráfico, sino con los viejos
hábitos de sus vecinos. “estamos acos-tumbrados a la plata fácil, entonces queremos que nos den todo, no pone-mos de nuestra parte. yo les digo, si el pda se comprometió a aportarnos el abono, bienvenido, hagamos lo demás, pero se ponen un poco reticentes”.
“convicción y paciencia” son las con-
signas de la sonriente alcaldesa. Entre
broma y broma, valiéndose de ejemplos
muy simples, la señora logra borrarles la
desconfianza que ella atribuye a la mala
gestión de las anteriores autoridades:
“¿por qué no invertir lo que nos gasta-mos en una fiesta en algo que nos du-rará una vida?”, les pregunta. “ahí es cuando se animan y me dicen hay que buscar al técnico para firmar el conve-nio, incluso va a haber una ampliación para que puedan integrarse más”.
“usaid, a través del pda, entra justo cuando la gente estaba saliendo de la coca y necesitaba un cultivo que le diera confianza”
Juanjuí, San Martín
43 años
prEsidEntE dE la copErativa acopagro
gonzalo ríos
“usaid, a través del pda, entra justo cuando la gente estaba saliendo de la coca y necesitaba un cultivo que le diera confianza”
Ríos se dirige a los productores hacien-
do uso de gigantografías, videos y dia-
positivas en Power Point. Este año, les
dice, debemos vender dos mil tonela-
das, ya contamos con mil 500. Uno de
los asistentes interviene diciéndole que
van a lograr esa cifra mientras los demás
apuntan minuciosamente esas directi-
vas en sus cuadernos.
¿Cuál fue la clave de este impresionante
avance de Acopagro?
Sin vacilar, Ríos menciona que fue el con-
venio firmado entre su empresa y el Pro-
grama de Desarrollo Alternativo (PDA). “el pda entra justo cuando la gente estaba saliendo de la coca y necesitaba un cul-tivo que le diera confianza. Habíamos comenzado con naciones unidas, pero se fue dejándonos en lento crecimiento y un proyecto como este demandaba un acompañamiento con recursos y asis-tencia técnica, algo que no teníamos. el otro factor fue encontrar mercado”.
Sus compradores son empresas de Suiza,
Francia, España y EEUU.
no hay techo para seguir
creciendo
gonzalo ríos
Hace doce años, cuando Gonzalo Ríos
tenía 30 años (había estudiado Economía
en la universidad de Tingo María), llegó a
Juanjuí a asumir el cargo de gerente de
una ilusión llamada Acopagro, una coo-
perativa de agricultores que solo tenía 27
socios. “Quería probar suerte y que-darme un tiempo nomás”.
Hoy sigue conduciendo esa empresa que
tiene mil 340 socios. Otras cifras especta-
culares respaldan su exitosa gestión: hace
doce años colocaban en el mercado 50
toneladas de cacao, hoy llegan a mil 350
toneladas; hace once años vendían 20 mil
dólares, el año pasado vendieron tres mi-
llones y medio de dólares y este año, cuan-
do aún continúa la crisis mundial, piensan
pasar los cinco millones de dólares.
En Bello Horizonte, una comunidad ubi-
cada en la margen izquierda del río Hua-
llabamba, Ríos dicta una charla a medio
centenar de socios en el local de la escue-
la. Un cartel nos informa el motivo de la re-
unión: “2º Encuentro de Cooperativistas”;
en otro se lee: “Bello Horizonte, producien-
do cacao de calidad con mercado seguro”.
135crónicas de un cambiocrónicas de un cambiocrónicas de un cambio
Pero hay otro proyecto novedoso que ya
camina: el de captura de carbono. “el año 2008 un cliente francés, emocio-nado de que los productores estaban reforestando, fundó la ong “pure Project” que ha firmado un convenio con nosotros para sembrar 100 mil árboles de bolaina, paliperro, shaina, capirona, cedro nativo y capirona. será la jubilación de los productores”.
Por “jubilación” Ríos se refiere a que
los productores, que hoy reciben un sol
por cada plantón que siembran, ya tie-
nen asegurado un mercado para vender
los árboles cuando entren en edad de
producción. Estamos hablando de los
próximos diez años.
Como parte del intercambio con “Pure
Project”, tres jóvenes ingenieras agró-
nomas francesas asisten al encuentro
motivando a los niños que pinten la ruti-
na de sus vidas. Sobre una cartulina, el
más inspirado de todos ha relatado con
plumones el diario quehacer de sus pa-
dres: desde la siembra del cacao hasta
su cosecha. En el paisaje recreado no
faltan ni perros ni aves de corral, el río
corre zigzagueante dividiendo los cam-
pos de cacao que solo concluyen al pie
de las formas triangulares de las monta-
ñas. Mientras tanto, en la vida real, sus
padres retornan del puerto de Bello Ho-
rizonte trasladando los plantones.
Cuando habla de su historia personal
Ríos prefiere decir que es una suma de
sacrificios y recompensas: “hay que ir de comunidad en comunidad, de madrugada y a veces bajo la lluvia, motivando a la gente, pero también puedo visitar alemania y Francia”.
Se considera más agricultor que econo-
mista (tiene 3 hectáreas de cacao y 20
de madera) y su sueño es que Acopagro
sea la coperativa número uno del Perú:
“nuestra consigna es buena calidad, ya vendemos con la marca acopagro y no podemos bajar la guardia. en aco-pagro no hay techo, no sabemos cuál es el límite”.
“sin el pda seguiríamos siendo una duda -continúa después de la charla
caminando a lo largo del centro de aco-
pio-. Hoy podemos garantizarle a los productores 92 escuelas de campo (64 de las cuales son brindadas por el pda) que han demostrado ser el mejor sistema de capacitación gru-pal. La enseñanza les entra por los ojos y las manos, eso nunca se olvi-da, a pesar de que se trata de grupos con distinto nivel educativo. Los téc-nicos son bien recibidos, la gente es-cucha lo que le dicen”.
Ríos revela que el futuro se pinta auspicio-
so para los cacaoteros: “Queremos ha-cer una empresa grande con una plan-ta para exportar manteca, pasta, cocoa y polvo de cacao”. Se trata del Consorcio
Amazónico que Acopagro ha creado con
las cooperativas Oro Verde, Divisoria, To-
cache y la empresa chocolatera Agroin-
dustrias Mayo (que produce los choco-
lates “Orquídea”). El proyecto, elaborado
con el Banco Mundial, cuesta tres millones
y medio de dólares y es posible que la mi-
tad lo consigan a través de una donación.
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