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  • 1. Carlos ContreraseditorBanco Central de Reserva del PerIEP Instituto de Estudios Peruanos

2. Serie: Historia Econmica, 14 Banco Central de Reserva del PerAntonio Mir Quesada 441-445, Lima 1Telf.: (51-1) 613-2000/Fax (51-1) 613-2552E-mail: [email protected] IEP Instituto de Estudios PeruanosHoracio Urteaga 694, Lima 11Telf.: (51-1) 332-6194/424-4856E-mail: [email protected]: 978-9972-51-321-3ISSN: 2071-4246Impreso en el PerPrimera edicin, diciembre de 20111000 ejemplaresHecho el depsito legal en laBiblioteca Nacional del Per: 2011-14520Registro del Proyecto Editorial en laBiblioteca Nacional N. 11501131101880Imagen de cartula: Vista del valle de Jauja, E. Middendorf c. 1887Correccin de textos: Diana ZapataRevisin de originales: Carla LpezDiagramacin: Silvana LizarbePortada: Camila Bustamante/Gino BecerraCuidado de la edicin: Odn del PozoPromocin y distribucin: Elizabeth AndradeProhibida la reproduccin total o parcial de las caractersticasgrficas de este documento por cualquier medio sin permiso de los editoresContreras Carranza, Carlos, ed.Compendio de Historia Econmica del Per IV: Economa de la primera centuriaindependiente. Lima, IEP; BCRP, 2011. (Serie Historia Econmica, 14)HISTORIA ECONMICA; INDEPENDENCIA; SIGLO XIX; POLTICAECONMICA; AGRICULTURA; GANADERA; MINERA; POBLACIN; PERW/05.01.01/H/14 3. ContenidoIntroduccinCarlos Contreras Carranza 11Poblacin y mercado laboral, 1827-1940Jess A. Cosamaln Aguilar 19Presentacin 19I. Censos y construccin del Estado 20II. La evolucin demogrfica (1827-1940) 261. La distribucin regional 342. La distribucin racial y la educacin 38III. Inmigracin y mercado de trabajo 60IV. Reflexiones finales 85Tierras, mercados y poder: el sector agrario en la primeracenturia republicanaFernando Armas Asn 93I. La agricultura hacia 1820 931. Comunidad y hacienda 942. Regiones, productos y mercados 963. Crdito y manos muertas 984. Mano de obra 103II. Entre modernidad y tradicin: de la guerra de Independencia a la Repblicatemprana (1820-1840) 1041. La guerra y la transformacin del rgimen de tierras individuales ycomunales 1052. Situacin del crdito y de la propiedad vinculada 1123. Regiones, productos y mercados 114III. El impacto de la modernizacin guanera 115 4. 1. La fuerza del mercado externo y los mercados urbanos crecientes 1162. Modernizacin crediticia 1253 Mano de obra y persistencia de sistemas tradicionales 128IV. El sector agrario tras la Guerra del Pacfico y hasta la crisis de 1929 1311. El proyecto modernizador y el crdito hasta los aos veinte 1322. Los mercados externo e interno: regiones y productos 1363. Mano de obra, proletarizacin y sindicalizacin 1534. La crisis de 1929 158V. Palabras finales 159Guano, salitre, minera y petrleo en la economa peruana,1820-1930Jos R. Deustua C. 165I. Entre la independencia y el auge exportador: minera de plata y dinmicasregionales 1661. Mas all de la minera: atisbos a los otros sectores econmicos,1820-1840 171II. El boom del guano y el auge de la economa exportadora, 1840-1880 1751. Trabajadores, guano y mundo laboral 1812. La Compaa de Consignatarios del Guano, el Contrato Dreyfusy la crisis guanera 1883. Los sustitutos del guano: el salitre, la minera metlica y no metlicay el petrleo 1934. El comercio exterior peruano, el producto nacional brutoy la economa natural 200III. La reestructuracin de las economas exportadoras, capital extranjeroy formacin de la nacin y su mercado interno, 1880-1930 2041. El Contrato Grace y la reestructuracin de la economade las exportaciones peruanas 2052. La minera peruana y la nueva economa de las exportaciones 2093. Competencia y conflicto entre grandes empresas extranjerasy capital nacional, el Estado y la nacin peruana 2114. Trabajadores, petrleo, minas y mercado interno: de los enclavesa la crisis de 1929-1930 220IV. Conclusin: desarrollo, economa ecolgica, mercado internoy bienestar general 226Industria y mercado Interno, 1821-1930Martn Monsalve 239I. Mercados regionales y comerciantes en el Per posindependiente,1821-1845 241 5. II. Nuevas industrias, bancos y mercado interno, 1845-1883 248III. De la reconstruccin nacional al primer proceso de industrializacin,1883-1900 264IV. Desaceleracin del crecimiento de la industria, 1900-1930 281V. Conclusiones 295Las Finanzas pblicas entre 1821 y 1930Alejandro Salinas 303I. Estado, Hacienda pblica y contribuciones 3031. Modelos tributarios y contabilidad fiscal 3032. Gasto pblico, redistribucin y presin tributaria 3093. Comercio exterior y poltica arancelaria 3174. Mercado interno e impuestos al consumo 321II. Cuatros, billetes y poltica monetaria 3241. Del Per libre al cuatro boliviano 3252. Del billete de banco al billete fiscal 3303. De la libra peruana al cheque circular 3384. El sol de oro y la devaluacin monetaria 342III. Las rentas del guano y del salitre 3481. Las consignaciones y el sistema de adelantos al fisco 3482. Contrato Dreyfus: ganancias privadas y prdidas fiscales 3543. El estanco del salitre y las rentas salitreras 3604. El guano en la posguerra del Pacfico 365IV. Deuda externa, bancarrota fiscal y los emprstitos de la Patria Nueva 3691. La deuda independentista y los arreglos de 1849 y 1865 3692. Los emprstitos de 1870-1872 y el default de 1876 3753. La bancarrota fiscal y el Contrato Grace 3814. El endeudamiento de la Patria Nueva 385V. Los financistas y sus proyectos econmicos 3881. Los hacendistas poscoloniales 3882. Los economistas del guano 3933. Los reconstructores nacionales 3984. Los defensores del modelo hacia afuera 402APNDICE CUANTITATIVO: El Per entre 1821 y 1930 421Sobre los autores 551 6. IntroduccinEl cuarto tomo del Compendio de Historia Econmica del Per cubre el pe-rodo1821-1930. Esto es, desde la independencia hasta el momento en que lacrisis econmica mundial iniciada en octubre de 1929 impact en la economaperuana. Se trata de un lapso poco mayor a un siglo, que result decisivo parala historia del Per por corresponder a la poca que sigui inmediatamente ala independencia. Fue el momento en que debieron tomarse las decisiones fun-dadorasacerca de la organizacin poltica y econmica de la nacin, que por elhecho de tener dicho carcter, luego no tuvieron fcil marcha atrs. La guerradel salitre, entre 1879-1883, dividi claramente este perodo en dos etapas. Laprimera, entre 1821-1883, fue propiamente la de posindependencia; vale decir,el lapso en que debieron resolverse los problemas planteados por la nueva situa-cinpoltica resultante del rompimiento con la metrpoli espaola. Algunos deellos eran urgentes y requeran respuestas inmediatas. La segunda, entre 1883-1930, se asemej mucho a la primera, en el sentido de emerger de una guerra yde los problemas derivados de la prdida de riqueza y legitimidad poltica porparte de la clase gobernante, pero tambin tuvo algunos elementos distintos.Detengmonos un poco en sealar los caracteres generales de cada etapa.Ya no es una novedad sealar que la economa del Per emergi debilitadatras la guerra de independencia. Esta haba durado casi veinte aos, si se con-tabadesde las campaas del ejrcito de Abascal contra los insurgentes del Rode la Plata y de Quito, en 1809, hasta la rendicin de los realistas en la fortalezadel Callao y el develamiento de los partidarios de Fernando VII en Huanta,Ayacucho, a finales de la dcada de 1820. La duracin del enfrentamiento y lacaracterstica de guerra civil que cobr multiplicaron el encono entre realistas ypatriotas. Una vez vencidos, los realistas recibiran los castigos de la ejecucinsumaria o el destierro, y la expropiacin de sus bienes y caudales. Quienes lo-graronescapar a tiempo se fueron con sus capitales, su experiencia empresarial 7. 12 | Carlos Contreras Carranzay sus hbitos mercantiles. La independencia se logr, as, al costo de la descapi-talizacindel pas y de la prdida de su lite econmica.Esta se haba desarrollado especialmente en los sectores del comercio ul-tramarino,la agricultura de la costa y la minera de la sierra. La desaparicin desus propulsores hizo que despus de la independencia estos sectores tardaranen recuperarse. El dominio del trfico comercial en el Pacfico sudamericano,ejercido por los comerciantes de Lima-Callao hasta los inicios del siglo XIX, novolvi a reeditarse: Valparaso le quitara al Callao el lugar de puerto redistri-buidorde dicha cuenca. La minera se sumergi en una grave recesin, que sesuper alrededor de 1840 (vase el captulo de Jos Deustua en este volumen),pero solo fugazmente. Recin en los aos finales del siglo XIX se recuperaranlos niveles de produccin de antes de la independencia; por lo menos en cuantohace a la minera metlica.Cuando la guerra es prolongada, suele suceder que los combates se extien-denpor muchos frentes e involucran a capas diversas de la poblacin, de modoque en la posguerra queda mucha gente armada y lo que suele complicar lascosas sin empleo. En tal escenario, es difcil para el Estado imponer el mono-poliode la coercin legtima, que es una condicin fundamental para la accinde un gobierno. Sin capacidad del gobierno para asegurar el orden interno, elbandolerismo (entendido como el asalto en los caminos) en el Per se volveraendmico a lo largo de todo el perodo tratado en este tomo, complicando lasposibilidades de comunicacin en un territorio que ya era difcil de recorrer, ymucho ms si se iba transportando comercio. Las guerras civiles, o las que selibraron contra los pases vecinos que en mucho tuvieron el mismo carcter,cuando no se confundieron con las guerras civiles, se prolongaron desde elda siguiente de la independencia hasta el final del siglo. Este clima desalentlos negocios; especialmente las inversiones en minera y agricultura, que depen-danfuertemente de la disponibilidad de los mismos bienes que los ejrcitos enguerra consuman: hombres, animales y capital.En la primera mitad del siglo XIX la poblacin era escasa, frugal y dispersapero, como nos informa el captulo de Jess Cosamaln en este libro, ella fuecreciendo a lo largo del perodo, que se caracteriz por continuar, e inclusoacrecentar, la tendencia a la expansin demogrfica iniciada en el siglo ante-rior.Dicho incremento no implic, sin embargo, urbanizacin, ya que de lascuatro ciudades mayores a los diez mil habitantes antes de la independencia(Lima, Cuzco, Arequipa y Huamanga) solamente la capital tuvo un incrementodemogrfico a lo largo del siglo y no surgi durante el mismo ninguna ciu-dadimportante nueva. Con ciudades como Huamanga (rebautizada despusde la independencia como Ayacucho) sucedi incluso lo contrario, pues estaperdi una parte importante de su poblacin. De cualquier modo, la vitalidaddemogrfica del pas despus de la independencia estara expresando un tipo de 8. Introduccin | 13crecimiento econmico, puesto que no se percibe un descenso del nivel de vidade la poblacin, sino incluso lo contrario. El crecimiento de la poblacin abarctodos los sectores y regiones, con un cierto sesgo a favor de la parte norte, comoya dej notar Bruno Lesevic en uno de sus trabajos.1Entre los aspectos econmicos que demandaron la inmediata atencin delEstado tras el logro de la independencia, estuvo la cuestin fiscal. Para que elEstado pudiese implantar su monopolio de la violencia legtima y pasase a cum-plircon las tareas propias de todo gobierno (como la garanta de la seguridadexterna e interna y la administracin judicial), requera de ingresos monetarios.Algunos de los mecanismos fiscales usados por el Estado colonial no pudieronmantenerse, por depender del suministro de bienes provenientes de la antiguametrpoli, como fue el caso del estanco del azogue. El problema fiscal se acrecen-taba,si tomamos en cuenta que la independencia haba consistido en cierta formaen una rebelin antifiscal contra la Corona espaola. Uno de los motivos por loscuales la causa patriota gan adhesin, fue por la percepcin de que la carga fiscalimpuesta por los gobernantes peninsulares a la poblacin del virreinato era exce-sivae injusta. Ocurrida la independencia y transformado el Per en una repblicadonde ya no habra ms sbditos de un rey sino ciudadanos de una nacin, lapoblacin esperaba que el premio de la libertad fuese un alivio en la tributacin.Despus de 1821, los impuestos tendieron entonces a atenuarse o desapa-recer,lo cual expresaba tambin la menor legitimidad de la que disfrutaba elnuevo Estado frente a la poblacin. Aunque republicano, nacional y democr-tico,no tena el apoyo de la tradicin y la majestad de la que gozaba el monr-quico,imperial y absolutista Estado espaol. Un cuarto de siglo despus de laindependencia fue quedando claro que una mayor autoridad y credibilidad delEstado se ira ganando solo trabajosa y paulatinamente. El fenmeno del guanofue un milagro inesperado pero conveniente para el Estado peruano, porque lepermiti financiarse a travs de la exportacin monoplica de este fertilizantenatural, sin tener que recurrir a los resistidos impuestos, siempre complicadosde recaudar. Se despleg as un crecimiento de la economa pblica, pero queno reposaba en las contribuciones entregadas por los ciudadanos, sino en larenta percibida desde el mercado mundial por el gobierno. Si bien esto le dabaal Estado la comodidad de poder crecer y hacer obra pblica sin desgastar-sepolticamente imponiendo contribuciones, lo privaba, por otro lado, de laorientacin que las demandas y quejas de la poblacin contribuyente ejercensobre quien gobierna.Durante los aos del guano se expandi la burocracia, se robustecieronlas fuerzas armadas y se iniciaron obras ambiciosas que deban acondicionar1. Lesevic, Bruno, La recuperacin demogrfica en el Per del siglo XIX. Lima: INANDEP, 1986. 9. 14 | Carlos Contreras Carranzael territorio para el comercio interno y la futura colonizacin de la Amazona.La poca planificacin, la desorientacin que produca la falta de demanda en laeconoma y la corrupcin de los hombres del gobierno (con poca fiscalizacindel Congreso y la prensa, dada la debilidad de estas instituciones) hicieron queestos proyectos quedasen truncos y no produjesen el efecto previsto. Si algotuvo un crecimiento impresionante en el pas durante la era del guano, juntocon el presupuesto del Estado, fue el tamao de la deuda pblica. En vsperasde la cesacin de pagos de 1876, esta ascenda a aproximadamente cinco vecesel presupuesto de la repblica. El captulo de Alejandro Salinas da cuenta delos intentos de la lite agrupada en el Partido Civil para reintroducir el im-puestocomo canal de ingreso fiscal y disminuir la dependencia del guano. Peroesto era ms fcil de pensar que de hacer. Los lderes del civilismo terminaronfinalmente comulgando con la doctrina del estanco, extendindolo al salitre.Entonces vino la guerra, que termin resolviendo el dilema de los peruanosentre impuestos o estanco de la manera ms drstica: los chilenos se quedaroncon los recursos que haba estancado el Estado peruano y de cuyas rentas habavivido en sus ltimas dcadas, obligndolo a volver los ojos hacia los impuestos.Los hombres de la posguerra del salitre solan hacer un smil entre la situa-cindel pas despus de la guerra de la independencia con la vigente despus dela guerra del salitre: la misma devastacin, pobreza y desorden poltico. La nicadiferencia, decan, era que en la primera tenamos la ilusin y el optimismo queda la victoria, mientras que en la segunda padecamos la amargura de la derrota.No obstante, deberan anotarse otras diferencias importantes que mejoraban elpanorama a favor de la segunda. Por ejemplo, en esta segunda coyuntura noocurri la desaparicin de la lite econmica que sucedi en la primera. Durantelos aos de la bonanza del guano el pas atrajo inmigrantes europeos y america-nos,entre cientficos, empresarios y comerciantes, que seran la clave para unarelativamente rpida reconstruccin de la economa en los aos finales del sigloXIX. Adems, existan los partidos polticos, cuyos integrantes podan funcionarcomo una bisagra eficaz entre las demandas de la clase empresarial y la laboradministrativa del gobierno. Aunque caudillistas, cerrados y poco doctrinarios,los partidos Civil, Demcrata y Constitucional fueron en la posguerra del salitrecanales efectivos para relacionar la poltica con la economa.Por ltimo, la infraestructura fsica e institucional montada durante losaos del guano result til para la reconstruccin. La primera inclua muelles,almacenes y drsenas en los puertos, as como ferrocarriles (aunque inconclu-sos)que unan los puertos con las minas y las tierras del interior. La segundaconsista en una Carta Constitucional (la de 1860), tibiamente liberal que, trasun largo perodo de inestabilidad, haba alcanzado cierto consenso como leyfundamental al punto que un importante partido poltico (el Constitucional)bas su ideario en la defensa de dicha Constitucin, as como en leyes que 10. Introduccin | 15promovan un acceso ms gil, aunque siempre excluyente de las mayoras in-dgenas,a las minas. La Escuela de Ingenieros Civiles y de Minas era otra insti-tucin,hija de la bonanza guanera, que rindi sus frutos en los aos difciles delrenacimiento econmico de finales del XIX.Importantes reformas administrativas, que incluyeron un profundo redise-ode la poltica tributaria, monetaria y de gobierno territorial, tuvieron lugarentre 1885 y 1900, lo que sent las bases del crecimiento econmico registra-dodurante los primeros treinta aos del siglo XX. En cuanto a lo primero, sedespleg un rgimen tributario que, desechando el modelo del estanco, volvia la prctica del impuesto como canal de ingresos gubernamentales. Como lomuestra el trabajo de Alejandro Salinas, los impuestos que se implantaron fue-ronde tipo indirecto, que eran ms sencillos de recaudar que los de tipo directoy que, para la clase propietaria, tenan el importante atractivo de no tocar susganancias. En lo concerniente al rgimen monetario se opt por seguir la estelabritnica del patrn oro, que le daba a la moneda una extraordinaria estabilidad(como venganza contra la hiperinflacin de los aos de la guerra) aunque, a lavez, una penosa rigidez si quera jugarse con las ventajas de la devaluacin parael comercio exterior. Respecto del manejo territorial se opt por una polticade descentralizacin moderada, que le daba a las oligarquas locales una ciertadosis de autonoma frente al gobierno central.El relanzamiento de las exportaciones fue el propsito de dicho programa.Ingentes toneladas de azcar, algodn, cobre, plata, petrleo, caucho y lanassalan de los valles de la costa, las minas de la sierra y de la costa norte, de lafloresta amaznica y de las punas de los Andes del Sur. El trabajo de FernandoArmas da cuenta del modo como el Estado procur facilitar el uso de la tierrapara la agricultura comercial, combatiendo los regmenes de propiedad y finan-ciamientodel antiguo rgimen todava subsistentes hasta los aos finales delsiglo XIX, mientras el de Martn Monsalve muestra cmo la industria manufac-turerano estuvo ausente durante el primer ciclo de este renacimiento econmi-co.Conforme se introdujo el siglo XX fue, sin embargo, quedando claro que laindustria iba rezagndose en el crecimiento de la produccin, frente a la velozexpansin de las exportaciones primarias agrcolas y mineras. Otro tanto ocu-rricon el caucho del Oriente y las lanas del Sur. Errores en la poltica de conce-sinde los recursos naturales y el manejo de la mano de obra determinaron queestos sectores no pudieran mantenerse en la dura competencia que existi en elmercado mundial de las materias primas, en los primeros decenios del siglo XX.Con relacin al porqu se detuvo el impulso de la industria manufacturera,cabe volver los ojos a la vigencia de una estructura social relativamente cerraday que, en los inicios del siglo XX, todava padeca la huella del pasado colonial.De los aproximadamente cuatro millones de habitantes que tena el Per unsiglo despus de su independencia, no menos de una mitad viva fuera de una 11. 16 | Carlos Contreras Carranzaeconoma de mercado dentro de una economa campesina de autosubsistencia.Esta era de baja productividad, dada la mala calidad de las tierras y pastos quehaban quedado en manos campesinas una vez que los colonos espaoles y susdescendientes republicanos apartaron sus lotes y dictaron las leyes que le dieronlegalidad a sus despojos. Esa mitad excluida del mercado resida en comunida-desaldeanas alejadas de las ciudades y privadas de caminos, escuelas, policasy energa elctrica. No reciban servicios del Estado, aunque s las presiones delas autoridades locales para que prestasen servicios de repblica, oficiando demensajeros, limpiando caminos ajenos o reparando calles en la capital de laprovincia. Sus posibilidades de incorporacin a la economa moderna se limita-bana emigrar, temporal o perpetuamente, a un centro minero o a una haciendade la costa. Pero no siempre exista esta posibilidad; en verdad, pareca limitadaal sector ms acomodado dentro de los campesinos, quienes podan tener elcapital y el apoyo necesarios para emprender dicha aventura.Una vez incorporado a una mina o hacienda, el destino del campesino se-guasiendo espinoso. El desconocimiento del idioma castellano y de la culturacriolla, junto con las enfermedades que afectaban a quienes incursionaban enambientes naturales nuevos, se encargaban de ubicar al inmigrante campesinoen el ltimo peldao de una escalera social en la que solo poda ascenderse conel paso de las generaciones. La lite en el poder no dej de reflexionar sobreeste desafo de la vida peruana, que pona grandes barreras a la movilidad so-cialy le daban a la nacin el perfil de una sociedad excluyente de su poblacinmayoritaria. As lo demostraron los vigorosos ensayos de la poca de los her-manosGarca Caldern, Vctor Andrs Belaunde, Francisco Mostajo, MatasManzanilla, para no incidir en la obra de intelectuales ms radicales y opuestosa la clase gobernante, como Manuel Gonzlez Prada o, un poco ms adelante,Jos Carlos Maritegui.La expansin de la educacin y de la salubridad (en un sentido que impli-cabauno ms amplio del que hoy esta palabra tiene, ya que incorporaba ele-mentosde nutricin adecuada y de hbitos de vida que se identificaban con lahigiene) fueron los elementos que dicha intelectualidad present como solu-cina lo que llamaron el problema indgena. Tal expansin requera, no obs-tante,un sustancial aumento de los ingresos fiscales y un fortalecimiento delaparato del Estado, que no podan conseguirse en el corto plazo y enfrentaran,adems, la resistencia de la clase exportadora, de cuyas ganancias tendran quesalir principalmente los ingresos fiscales. En los aos veinte se aadi, adems,al paquete redentor, la construccin de carreteras que aproximasen a los pue-blosdel interior al comercio y la civilizacin, lo que acrecent todava ms lanecesidad de recursos estatales. El gobierno del Oncenio leguista ech mano delos prstamos de la banca extranjera y de formas de tributacin arcaicas, comolas prestaciones laborales campesinas, bajo la llamada ley de conscripcin vial, 12. Introduccin | 17con el fin de acelerar las obras pblicas sin tener que confrontar ms agresiva-mentea los exportadores, entre quienes figuraban ahora poderosas empresasinglesas y norteamericanas.Ese fue el contexto en que estall la crisis mundial de 1929, que en lo inme-diatoprovoc la cada de las exportaciones y de los ingresos fiscales, al tiempoque arreciaba la insatisfaccin de las nuevas clases medias y populares, com-puestaspor obreros de las plantaciones agrcolas y de las empresas mineras, ascomo por habitantes de las emergentes ciudades de la costa. El estudio de estenuevo y difcil escenario corresponder al prximo volumen del Compendio.El balance que podemos hacer del primer siglo de vida independiente delPer en materia econmica es bastante ambiguo; con avances importantes enalgunos renglones, como el crecimiento demogrfico, la mayor penetracin delEstado en el territorio y la diversificacin de las actividades productivas primarias(minera, agricultura, ganadera y silvicultura), pero retrasos tambin notablesen otros campos, como en el de la disminucin de la desigualdad en el repartode la riqueza, y, en ese sentido, en el establecimiento de un sistema de acceso alos recursos econmicos, a la educacin y a los mercados que no discriminaraa la poblacin descendiente de los pueblos aborgenes del pas. Quizs el mayorlogro en este aspecto ocurri durante la segunda etapa (la que corri entre 1883-1930), al tomarse por lo menos conciencia de que ese era un problema grave queafrontar. El acondicionamiento del territorio para la economa de mercado y elestablecimiento de un sistema fiscal que dependiera menos del financiamientoexterno y de los vaivenes del mercado mundial fueron otros campos en los queel desempeo fue pobre durante la primera centuria independiente.El panorama de logros y fracasos queda ms claro cuando se confronta laexperiencia histrica del Per con la del resto del mundo. Una rama de la histo-riografamundial ha propuesto que fue durante el siglo XIX, y particularmenteentre los aos de 1830-1870, aproximadamente, que se labr la llamada grandivergencia entre las exitosas economas del hemisferio Norte y las atrasadasdel Sur.2 Si tales historiadores tienen razn, habra sido el pobre desempeo dela economa peruana durante la primera etapa, aquella en la que el guano fue elopio de los peruanos, un factor poderosamente explicativo del atraso que sufriel desarrollo econmico nacional en el siglo XX. Como consuelo, cabra decir2. Vase, por ejemplo: Daaron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, Reversal of for-tune:Geography and institutions in the making of the modern world income distribution.Working Paper 8460 del NBER, 2001; R. H. Bates, John Coatsworth y J. G. Williamson, Lostdecades: Lessons from post independence Latin America for todays Africa. Working Paper12610 del NBER, 2006; y Leandro Prados de la Escosura, Lost decades: Independence andLatin Americas falling behind, 1820-1870. Working Papers in Economic History. Madrid:Universidad Carlos III, 2007. 13. 18 | Carlos Contreras Carranzaque fue un medio siglo que ha llegado a ser calificado como de dcadas perdi-daspara toda Amrica Latina.* * *Igual que los volmenes anteriores del Compendio, este ha sido organiza-dono cronolgica sino temticamente. Los temas seleccionados correspondena las actividades econmicas predominantes en el pas durante la poca bajoestudio: la agricultura y ganadera; la minera, tanto metlica como no met-lica(guano, salitre, petrleo); y la industria, la construccin y los servicios. Elestudio de estos temas ha sido confiado a especialistas con una importante ex-perienciaen tales campos. As, el historiador Fernando Armas Asn, autor devarios trabajos sobre la desamortizacin y la propiedad eclesistica en los siglosXIX y XX, ha preparado el captulo sobre el tema agrario. Jos Deustua Carvallo,historiador peruano que se desempea en una universidad norteamericana enel Estado de Illinois y es autor de los ms serios trabajos sobre la minera delsiglo XIX, escribe el captulo minero. Martn Monsalve Zanatti, historiador yprofesor universitario, quien viene investigando los avatares de la industria ylas empresas peruanas en los inicios del siglo XX, se ocupa del captulo sobre laindustria y los servicios.A ellos se suman Jess Cosamaln y Alejandro Salinas Snchez, tambinhistoriadores, quienes abordan los temas de la poblacin y el mercado laboral, ylas finanzas pblicas, respectivamente. Jess es autor de varios trabajos sobre eltema demogrfico y los grupos sociales en los siglos XVIII y XIX, mientras queAlejandro ha escrito enjundiosos libros sobre temas clave del siglo antepasado,como los ferrocarriles, la moneda y los impuestos.Igual que en los tomos segundo y tercero, hemos aadido en este un apndiceestadstico. Ah se rene cerca de un centenar de cuadros acerca de la evolucindemogrfica, la mano de obra, la produccin, la moneda y el comercio exteriordurante el perodo 1821-1930. Tales cuadros han sido tomados de diversas obras,cuya elaboracin se ha basado en la consulta de las fuentes ms confiables. Eleconomista Luis Miguel Espinoza fue el encargado de preparar este apndice,que esperamos sea de utilidad para la investigacin en historia econmica.La revisin de originales ha sido realizada por Carla Lpez Medina, quientambin tuvo a su cargo la seleccin de las imgenes que ilustran el libro y re-dactsus leyendas.Carlos Contreras CarranzaLima, abril de 2011 14. Poblacin y mercado laboral,1827-1940Jess A. Cosamaln AguilarPresentacinEl objetivo del presente ensayo es analizar la evolucin demogrfica del Perentre 1827-1940 y su relacin con la aparicin del mercado laboral. Los lmitestemporales estn determinados por la existencia de censos que permiten elabo-rartendencias y comparaciones a lo largo de ese perodo, el cual se inici conuna poca de inestabilidad poltica hasta llegar a la consolidacin y desarrollo deun Estado, cuya gran tarea consisti en modernizar el pas. Las complicacionespolticas y las penurias fiscales de las primeras dcadas republicanas impidieronla aparicin de un proyecto capaz de hegemonizar el poder y, como resultado,la aplicacin de mecanismos de control y registro de la poblacin qued a laderiva. A pesar de ello, el Estado, manejado por caudillos, logr elaborar algnrecuento medianamente vlido; sin embargo, los esfuerzos realizados a partirde la segunda mitad del siglo XIX tuvieron mayor solidez, dado que contaroncon los recursos que proporcion la exportacin de guano al fisco. Finalmente,fue necesario esperar varias dcadas para que se llevara a cabo un nuevo censo.Todos estos padrones muestran los intentos de los dirigentes para convertir alos habitantes del pas en una poblacin, entendida esta como el conjunto deindividuos que es registrado y controlado por medio de un Estado.Otro problema explorado es el momento en que la poblacin en el Perabandon el Antiguo Rgimen demogrfico, cuya caracterstica ms importan-tees un crecimiento demogrfico muy cercano a cero, causado por la alta mor-talidad,a pesar de las tasas de natalidad elevadas. Este concepto resulta de vitalimportancia para comprender otros procesos de ndole social o econmica. Talestructura era tpica de las sociedades preindustriales, las cuales cambiaron enEuropa Occidental a partir del desarrollo del capitalismo y de su capacidad para 15. 20 | Jess A. Cosamaln Aguilarmejorar las condiciones de vida. El cambio estuvo marcado por un aumentodemogrfico, ocasionado fundamentalmente por la disminucin de la tasa demortalidad. En el caso peruano se discute el momento en que comenz tal pro-ceso;para brindar una respuesta, este ensayo aborda el tema a partir de unadiscusin historiogrfica.Un tercer aspecto importante es la distribucin regional de la poblacin,pues permite identificar los cambios y continuidades que se produjeron a par-tirde la Independencia y de los procesos econmicos expansivos de la Era delGuano y de la Repblica Aristocrtica. Asimismo, es posible dilucidar los efec-tosinternos de los movimientos demogrficos, reflejados en la proporcin desexos en los departamentos. De este modo, ser posible distinguir cmo la in-migracina las ciudades, tal como en el caso de Lima, fue una de las continui-dadesde nuestra historia.La distribucin racial en el siglo XIX es un tema poco desarrollado por lahistoriografa local. Luego del perodo colonial, los datos acerca de la raza sonescasos debido a las condiciones por las que se defina la ciudadana, que eli-minel uso de las denominaciones raciales; sin embargo, algunos documentosoficiales como es el caso de los censos registraron tales caractersticas de lapoblacin y, junto con otros materiales, permiten establecer la evolucin de estavariable y su distribucin en el pas.El ltimo tema abordado por este ensayo se centra en las polticas de in-migraciny la forma como fueron utilizadas para solucionar el reclamo end-micode falta de trabajadores. La consideracin del Per como un pas rico enrecursos, pero carente de mano de obra para tornarlos productivos, fue unaconstante hasta la dcada de 1930. Los polticos e intelectuales discutieron culpodra ser la mejor manera de solucionar ese problema. Por un lado, se conside-rabaque era necesaria la llegada de europeos, con la doble misin de colonizartierras y civilizar a la poblacin. Por otro lado, existi un inters en que los in-migrantesse emplearan bsicamente como fuerza de trabajo, no como colonoso individuos capaces de regenerar la raza. Ambas posturas se intercalaron en eltiempo e intentaron predominar una sobre la otra en cada perodo de nuestrahistoria. Los resultados concretos fueron la llegada masiva de asiticos, el grupoque fue atrado con mayor xito, mientras que la presencia de europeos fue msbien escasa.I. Censos y construccin del EstadoUno de los temas poco desarrollados en la historiografa peruana es la evolucindemogrfica posterior al perodo colonial. Durante la etapa de dominio espaol,la importancia econmica, social y poltica de la poblacin indgena se reflejen la abundancia de padrones locales y algunos censos, los cuales han permitido 16. Poblacin y mercado laboral, 1827-1940 | 21que los historiadores tracen algunas lneas bsicas de la evolucin demogrficadurante la Colonia. No solo la abundancia de fuentes permite este acercamien-to,sino tambin la importancia de una problemtica en particular: el impactode la conquista y sus secuelas en los siglos siguientes. Por otra parte, la crisis delos primeros aos republicanos y la escasez de fondos fueron un obstculo paraalcanzar el mnimo de estabilidad necesaria para la existencia de una burocraciaestatal, capaz de continuar con la labor de registrar a la poblacin.El mismo escenario se repiti en una de las instituciones clave con similarfuncin: la Iglesia. Durante la poca colonial, los funcionarios eclesisticos detodo nivel, especialmente los prrocos, se encargaron de llevar el control delos movimientos de poblacin, por medio de los libros parroquiales (bautismo,matrimonio y defuncin) y de los padrones locales. Una vez producida la inde-pendenciay tras la cancelacin del poder espaol en el Per, muchos religiososhispanos renunciaron a la posibilidad de quedarse en la flamante repblica yregresaron a Espaa. Tal situacin se agrav con el rechazo de la independenciapor parte del Vaticano, lo que ocasion que muchas parroquias fueran abando-nadaso, como mnimo, sufrieran vacos en su administracin. Si bien la Iglesiamantuvo el control monoplico de los registros civiles hasta ms de 30 aosdespus de producida la independencia, tal esfuerzo no siempre se realiz conla misma calidad en comparacin con el perodo anterior a 1821.Durante el siglo XIX, tuvieron lugar relativamente pocos y no muy exito-sosesfuerzos por parte del Estado peruano de elaborar censos nacionales. Talrealidad era congruente con la paulatina consolidacin de un proyecto estatalque solo logr establecerse pasada la mitad de siglo. Antes de esa poca, losllamados censos nacionales (1836 y 1850) se elaboraron sobre la base de lasmatrculas del tributo de indios y castas, mas no en una encuesta especfica quecubriera el territorio nacional.1 Incluso tales listas fueron distorsionadas a causade los intereses encontrados de autoridades locales que no se ponan de acuerdoen cuanto al volumen de la poblacin.No es de extraar que, en el mismo momento en que el Estado dejara lapenuria econmica y se embarcara en la aventura de la exportacin de guanoy sus ingentes ingresos a las arcas fiscales, tambin comenzara la preocupacinpor elaborar datos estadsticos acerca del Per. Como seala Rosental,2 estetipo de esfuerzos trataron de convertir a los residentes de un territorio en unapoblacin, masa reconocida por el Estado como sus habitantes, aquellos quele dan sentido a la nacin. De este modo se observa un vnculo directo entrela construccin del Estado-Nacin del siglo XIX y los esfuerzos por elaborar1. Paz Soldn 1877.2. Rosental 2006. 17. 22 | Jess A. Cosamaln Aguilarestadsticas fiables, tanto como el reconocimiento del territorio que es parte desu jurisdiccin.En el Per, tal esfuerzo comenz en 1848, cuando el general Ramn Castillacre el Consejo Central Directivo de Estadstica General. En los considerandosde la creacin de esta dependencia, se adverta la necesidad de contar con datosestadsticos fiables para la toma de decisiones administrativas. Con la aparicinde esta oficina, se pretenda descargar a los funcionarios de la tarea de recopi-lacinde datos y complementar la fundacin de comisiones en provincias. Larelacin entre este esfuerzo administrativo y la construccin de un Estado na-cionalse evidencia en las bases de la mencionada ley; en ellas se menciona quelas estadsticas sern fruto de un cuestionario muy detallado: comprendiendouna serie de preguntas sobre las principales investigaciones econmicas, cient-ficas,sociales, morales, administrativas, etc..3Hasta mediados del siglo XIX, la Iglesia era la nica institucin con la ca-pacidadpara registrar los movimientos de poblacin. El Estado era incapaz dellevar a cabo este registro por falta de fondos, de voluntad poltica y por la au-senciade un poder hegemnico que pudiera imponer sus propios controles. Nofue sino hasta 1933 cuando se aplic exitosamente el registro civil como normade administracin de la poblacin. De este modo, para elaborar los censos yregistros cvicos que se utilizaban en las elecciones, el Estado debi recurrir ne-cesariamentea los prrocos para que colaborasen en la elaboracin de las esta-dsticas.En 1853, el presidente Jos Rufino Echenique orden que los prrocosinformasen mensualmente de los nacimientos, matrimonios y defunciones, conobjeto de elaborar las estadsticas necesarias. Al mismo tiempo, el presidentecre la Seccin Estadstica del Ministerio de Gobierno, con el objeto de apoyarlas acciones gubernamentales y elaborar un censo. La ley de creacin de estaoficina, emitida el 11 de noviembre de 1853, le otorgaba la facultad de contra-tarpersonal e instalar dependencias en provincias, las cuales contribuiran a lareunin y sistematizacin de una estadstica oficial.Al ao siguiente, el mismo Presidente reglament el funcionamiento de laoficina y precis sus alcances. El decreto seala que las estadsticas necesaria-mentedeben referirse a la poblacin, el territorio, la agricultura, la industria,el comercio interior, el comercio exterior, la navegacin, la administracin p-blica.Adems, se le encarg la elaboracin de un censo que contuviera elnmero de habitantes, las edades, el sexo, el estado civil, la capacidad poltica,3. Archivo Digital de la Legislacin en el Per 1848. Meses despus, se emiti otro decretoque precisaba la composicin del Consejo y sealaba el 28 de julio de 1848 como fecha deinstalacin. El decreto est fechado al margen en 26 de julio de 1841, lo cual parece errado,ya que fue creado en abril de 1848. 18. Poblacin y mercado laboral, 1827-1940 | 23la naturaleza de las propiedades y las razas de los individuos, los nacimientos,los matrimonios y las defunciones.4En 1856, el inters estadstico fue transferido a las municipalidades dereciente reaparicin, a las cuales se les exigi por ley la creacin de registroscvicos, estado civil y censo general. En 1861, el presidente Ramn Castilla pro-mulguna ley cuya finalidad era la creacin de un registro cvico y censo nacio-nal.El registro nacional consista en un libro en el cual se anotaban los nombresde todos los nacidos en el territorio nacional, con indicacin de su lugar denacimiento, sexo, edad y profesin. Para esta labor se necesitaba la colabora-cinde una serie de funcionarios locales, civiles y eclesisticos, encargados derecabar la informacin. De esta manera se pretenda elaborar censos con unaperiodicidad de ocho aos, rectificables cada dos aos por medio de las estads-ticasque se reunan en ese perodo. A partir de este censo, se elaboraba el re-gistrocvico y el padrn de electores hbiles; de all, la conexin necesaria entreestadsticas y construccin de la nacin, ya que una vez aprobado el registro seproceda a la entrega de las boletas de ciudadana.El censo se deba efectuar por medio de encuestas a los habitantes en esteorden: padres del jefe de familia, jefe de familia, esposa, hijos, deudos, depen-dientesy criados. Cada uno de los individuos deba ser interrogado sobre supatria, nombre, edad, condicin, religin, estado civil, bienes races y profesinu ocupacin. La existencia de datos confiables era considerada de vital impor-tancia,de tal forma que cualquier jefe de familia que no brindase la informacino que la falsease sera sancionado con una multa o trabajo en obras pblicas.5De este modo se elabor el censo de 1862, estrechamente relacionado con lacreacin de un registro cvico; por ello, fue duramente criticado por especia-listasde la poca, como Manuel Atanasio Fuentes, quien luego se encargarade publicar los resultados del censo general de 1876.6 Segn este personaje, laley obligaba a las municipalidades a elaborar el recuento, las cuales comisio-nabansu ejecucin a vecinos ilustres, a razn de uno por cada mil habitantes.La escasez de personas con la calidad necesaria para llevar adelante esta tareay otros inconvenientes motivaron que Fuentes propusiera un mtodo diferente4. Archivo Digital de la Legislacin en el Per 1854. En el texto de la ley se aaden disposicio-nesmuy detalladas acerca de la manera en que se debe registrar el territorio, la industria, laagricultura, etc. El inters estatal por el desarrollo de las estadsticas se reflej en la decisinde mantener a don Eugenio Carrillo Sosa en la ctedra de Derecho Administrativo y Esta-dsticaen el Colegio San Carlos. Vase, Sobre subsistencia de Ctedra de Estadstica, 1 deabril de 1856, Archivo Digital de la Legislacin en el Per 1848.5. Vase el reglamento publicado el 19 de noviembre de 1861 en el Archivo Digital de la Legis-lacinen el Per: .6. Pini Rodolfi 1972. 19. 24 | Jess A. Cosamaln Aguilarde aplicacin: la entrega de formularios en blanco a la poblacin para transfe-rirlela responsabilidad de llenarlos y remitirlos a las autoridades. En las zonasdonde no era posible aplicar el censo de esta manera, se organiz un grupo deempadronadores. Tal fue la manera como se ejecut el considerado mejor censodel siglo XIX, realizado en el ao 1876.Tambin se tiene noticia de otro intento de elaboracin de un censo na-cionalen 1866, bajo el mandato del presidente Mariano Ignacio Prado. El 27de enero de ese ao se emiti un decreto que ordenaba la preparacin de uncenso a cargo de las municipalidades, ayudadas por los funcionarios judiciales oeclesisticos, en caso fuera necesario. La encuesta era similar a la de 1862, aun-queaadi la medicin del analfabetismo.7 Desconocemos las razones por lasque este censo no se llev a cabo en su totalidad. En el Archivo Histrico de laMunicipalidad de Lima se conserva un censo de la ciudad en 1866 que respondepuntualmente a la plantilla de encuesta publicada por la ley, pero no conocemosde otros casos. Tal vez el conflicto con Espaa de ese ao y sus secuelas obsta-culizaronla continuacin de este esfuerzo.No es para nada extrao que el censo de 1876 haya sido mandado a elabo-rarpor el clebre Manuel Pardo y Lavalle, primer presidente civil (1872-1876)y fundador del Partido Civil. En los ltimos aos, la historiografa sobre dichapoca ha destacado la existencia de un proyecto nacional de raigambre bur-guesa,encabezado por Pardo, cuyos fines consistan en desterrar el militarismoy modernizar el pas por medio de la educacin y la construccin de infraes-tructura.Tales objetivos fueron frustrados por la crisis de la economa estatal,basada en el guano y el salitre, lo cual trajo por los suelos el proyecto pardista.Parte de este esfuerzo modernizador se puede observar en la renovacin de laDireccin de Estadstica del Ministerio de Gobierno en 1873, esta vez a cargodel estadstico francs George Marchand, quien dise el censo de 1876 y cuyosresultados public Manuel Atanasio Fuentes.Un nuevo Estado necesitaba informacin precisa y confiable; sin embargo,dicha iniciativa no dej satisfechos a todos. El acucioso Paz Soldn sealaba quela metodologa de aplicacin del censo no fue la ms apropiada, dada la compli-cadageografa nacional, a la que se sumaba el escaso espritu de colaboracinde las autoridades. Por ltimo, debido a la penuria fiscal, se haba restablecidola polmica contribucin personal de los indios y castas entre los 18 y 50 aos,medida que trajo como resultado directo y previsible la evasin del censo porquienes sospechaban de sus verdaderos intereses.Luego de este censo, no se realiz otro hasta 1940: 64 aos despus! Las ra-zonesde este largo lapso temporal no estn del todo claras, aunque el encargado7. Disposiciones para el desarrollo del censo general de la poblacin de la Repblica, 27 deenero de 1866, en el Archivo Digital de la Legislacin en el Per. 20. Poblacin y mercado laboral, 1827-1940 | 25Cuadro 1Poblacin del Per (1827-1940)1827 1850 1862 1876 1940Amazonas 0.058.174 0.039.074 0.032.081 0.034.284 0.089.560ncash 0.155.779 0.244.186 0.284.830 0.469.060Apurmac 0.118.525 0.280.213Arequipa 0.160.450 0.135.361 0.134.676 0.157.046 0.270.996Ayacucho 0.177.671 0.130.070 0.236.577 0.142.215 0.414.208Callao 0.008.352 0.017.539 0.034.492 0.084.438Cajamarca 0.177.202 0.212.746 0.555.197Cuzco 0.250.447 0.346.211 0.310.652 0.243.032 0.565.458Hunuco 0.078.991 0.271.764Huancavelica 0.076.118 0.108.638 0.103.069 0.265.557Ica 0.045.697 0.060.255 0.144.547Junn 0.263.111 0.245.722 0.278.859 0.209.759 0.381.343Lambayeque 0.086.738 0.199.660La Libertad 0.245.762 0.261.553 0.183.869 0.147.336 0.416.715Lima 0.160.828 0.180.923 0.223.006 0.225.800 0.849.171Loreto 0.051.899 0.061.905 0.294.317Madre de Dios 0.025.212Moquegua 0.061.440 0.080.263 0.028.785 0.035.709Pasco 0.120.192Piura 0.074.372 0.131.464 0.135.615 0.431.487Puno 0.200.250 0.286.148 0.225.328 0.259.449 0.646.385San Martn 0.120.913Tacna 0.036.009 0.037.512Tarapac 0.038.225Tumbes 0.026.473Ucayali 0.027.024Total 1.516.693 2.001.123 2.481.936 2.699.106 7.023.111Fuentes: Gootenberg (1995), Pini Rodolfi (1972) e Instituto Nacional de Estadstica e Informtica. 21. 26 | Jess A. Cosamaln Aguilarde la aplicacin del censo de 1940 seala que se trat de paliar la deficiencia pormedio de censos locales.8 Otro problema que menciona Arca Parr es la faltade educacin en la poblacin y la ausencia de comunicaciones adecuadas. Porltimo, los altos costos de ejecucin alargaron su planificacin hasta fines dela dcada de 1930; sin embargo, la interrogante contina, dado el crecimien-todel Estado durante la Repblica Aristocrtica y, especialmente, durante elOncenio de Augusto B. Legua, quien bien pudo encargarse de realizar algncenso. Acaso la exclusin de los analfabetos, mayoritariamente indgenas, enlas elecciones redujo el inters en los censos nacionales? Al menos durante lasprimeras dcadas del siglo XX, se conoce de censos en Lima en 1908, 1920 y1931; de igual manera, hubo otros censos en ciudades de provincia, lo cual in-dicauna gran preocupacin por la poblacin urbana.II. La evolucin demogrfica (1827-1940)Desde 1821 hasta 1940 existe un conjunto de censos (1836, 1850, 1862, 1876 y1940) que pueden ser considerados relativamente confiables, dadas las condi-cionesbajo las cuales fueron aplicados. El censo de 1836 ha sido cuestionadopor Gootenberg, quien estableci que sus cifras eran una proyeccin equivoca-dadel censo publicado entre 1827 y 1829.9 Estas fuentes contienen dificultades einexactitudes que difcilmente pueden ser subsanadas, pero tambin proporcio-nanla nica informacin disponible a nivel nacional. Los perodos que cubrenson discontinuos y su distanciamiento no permite extraer demasiadas conclu-siones.Por ejemplo, no se puede notar demasiado el impacto de la Guerra delPacfico, dada la distancia entre el ltimo censo previo (1876) y el de 1940; sinembargo, como ocurre generalmente, es la nica documentacin disponible ysolo queda utilizar sus virtudes y estar atento a sus debilidades.El cuadro N. 1 muestra el panorama general de la evolucin demogr-ficapor departamentos entre 1827 y 1940, divisin territorial que se adoptluego de la independencia. Al principio se produjo una equivalencia territo-rialentre los departamentos y las intendencias coloniales; pero, en las dcadassiguientes, se establecieron nuevas provincias y departamentos, creados parapermitir la representacin de esos territorios en el Congreso o por la gestinde representantes que ofrecan la autonoma a alguna provincia de la capitalde departamento. Por ello, el cuadro muestra una discontinuidad en las cifras,dado que algunos departamentos aparecieron en una fecha posterior. Este deta-lletambin explica la disminucin de la poblacin en algunos departamentos,8. Arca Parr 1942.9. Gootenberg 1995. 22. Poblacin y mercado laboral, 1827-1940 | 27dado que al crearse una nueva jurisdiccin se mermaba alguna otra, lo que dis-minuael total. Debido a este motivo, es virtualmente imposible establecer unaevolucin departamental; sin embargo, las tendencias y la dinmica general spueden brindar alguna informacin vlida acerca de la poblacin en el Per.Desde 1827 hasta 1940 la poblacin creci a una tasa anual del 1,4%. Estacifra debe ser interpretada a la luz de resultados parciales que permiten verifi-carsu validez. As, al analizar las tasas de crecimiento intercensales, se obtieneel siguiente resultado: 1827-1850: 1,2%; 1850-1862: 1,8%; 1862-1876: 0,6% y1876-1940: 1,5%. Entonces, desde el siglo XIX hasta 1940, el crecimiento demo-grficono debi estar por debajo del 1,2% anual en promedio. De este modose pueden proponer dos etapas: la primera de 1827 a 1876, con 1,18% de creci-mientoanual, y una segunda de 1876 a 1940, con un aumento del 1,5% por ao.Dichas tendencias son superiores a las que se pueden establecer si se toma comobase el ao 1791: incremento anual del 1,16% para el perodo 1791-1940, lo cualindicara una recuperacin ms acelerada de la poblacin del Per durante elsiglo XIX, la cual se intensific hacia fines de ese siglo.Otro aspecto a analizar es la proporcin de sexos y su evolucin entre 1876y 1940. Se considera que la proporcin de mujeres normalmente se sita alre-dedordel 48% o 49% en las poblaciones sujetas a un crecimiento natural, esdecir, sin tener en cuenta la inmigracin ni la emigracin. Una cifra superiorpodra indicar una emigracin masculina, mientras que una menor seala-rauna inmigracin de varones. Si se analizan as los datos de 1876, el Callao,Lambayeque, Lima e Ica contaban con una proporcin de mujeres del 41,4% al45,8%, lo que evidencia que se trataba de zonas de atractivo para la inmigracinmasculina. Un caso aparte es el del departamento de Tarapac, regin dedica-daa la exportacin de salitre, que tena solo 33,3% de mujeres. Tacna, Loreto,La Libertad, Moquegua y Huancavelica se mantuvieron dentro de los rangosnormales (48-49%); mientras que Cuzco, Hunuco, Arequipa, Puno, Apurmac,Ayacucho, Junn, Piura, ncash, Amazonas y Cajamarca mostraron porcentajesde mujeres entre 1% y 3% por encima del promedio normal, lo cual indica queposiblemente expulsaban poblacin masculina.En 1940, la tendencia de los departamentos a la emigracin masculinase ampli claramente. ncash, Ayacucho y Amazonas tenan una proporcinde mujeres por encima del 4% del promedio normal; Cajamarca, Apurmacy Huancavelica, 3% mayor; Puno, Junn, Hunuco, Moquegua y Cuzco, en-tre2% y 1% superior. En la proporcin normal se encontraban La Libertad,Piura, Arequipa, Loreto y Lima. Mientras que Lambayeque, Callao, Tacna e Icacontaban con una mayor proporcin relativa de hombres. Con excepcin deMoquegua, los departamentos que expulsaban poblacin masculina formabanparte de la sierra y el Oriente del Per. El segundo aspecto notable es que losdepartamentos que, en 1876, expulsaban poblacin masculina eran los mismos, 23. 28 | Jess A. Cosamaln Aguilarpero con cifras ms altas, salvo los casos de Piura y Moquegua. Por ltimo, algrupo de departamentos que atraa inmigrantes se le uni Tacna en 1940.Vale la pena analizar el caso limeo en cuanto a la distribucin de sexos ysu influencia en las dinmicas urbanas. En 1857, el porcentaje de hombres en lapoblacin total de la ciudad fue del 45%, mientras que en 1876 esa proporcinse elev al 55,1%, baj al 51,9% en 1908, al 50,6% en 1920 y al 50,6% en 1931.Las razones que explican esa diferencia residen en el atractivo de la ciudad parala inmigracin femenina, especialmente aquella empleada en el servicio doms-ticoy en la venta de alimentos en las calles. Para 1876, la relacin numrica entrehombres y mujeres fue diferente al resto de perodos. Tal desequilibrio se puedeexplicar por el elevado nmero de inmigrantes extranjeros atrados por el augeeconmico provocado por el guano. As, el porcentaje de hombres se encontra-baestrechamente relacionado con la presencia de inmigrantes extranjeros.A partir del modelo de evolucin de la poblacin de Europa occidental,la demografa histrica ha establecido una serie de etapas que se consideranpatrn de desarrollo de otras sociedades. Aunque puede ser tomado con todajusticia como una suerte de etnocentrismo, hay algunos aspectos vlidos paratomar en cuenta. En primer lugar, estas etapas estn en funcin del desarrolloeconmico moderno, en donde el capitalismo y la modernizacin son las metasdeseables del progreso de las naciones. Las medidas de este proceso se encuen-tranen indicadores, tales como la industrializacin, la urbanizacin y el creci-mientodemogrfico sostenido. En segundo lugar, la evolucin de la poblacinatraves por varios momentos que se encuentran asociados con las etapas deldesarrollo econmico. Antes del take off de la economa europea, los pases queencabezaban el sistema capitalista contaban con una estructura demogrficallamada de Antiguo Rgimen.Aunque este trmino cuenta con muchas acepciones segn las disciplinasque lo invocan, en la demografa histrica tiene un sentido bastante espec-fico.El concepto define una poblacin que se mantiene estancada o con uncrecimiento demogrfico muy leve. A largo plazo, considerando las epidemias,guerras, hambrunas y otras eventualidades, se produca un estancamiento de lapoblacin. Al interior de esta realidad, se escondan dos procesos: una alta na-talidad(hijos nacidos vivos) y una alta mortalidad, esta ltima compuesta porla intensa mortalidad infantil causada por las epidemias y malas condicioneshiginicas de la poblacin en general.Esta tendencia era y en algunas zonas del Per actual an es la predo-minanteen el mundo hasta ms o menos el siglo XVIII. A partir de ese siglo,se registr un cambio sustancial en varios pases europeos, fundamentalmenteInglaterra, el norte del continente y Francia. La tasa de natalidad (nios nacidosvivos) se mantuvo muy alta, pero el progreso en las condiciones de vida y lapaulatina mejora de la economa comenzaron a afectar la tasa de mortalidad 24. Poblacin y mercado laboral, 1827-1940 | 29y lograron su disminucin a largo plazo. Esta fue la etapa inicial de un largoproceso de transicin demogrfica, que era el camino que las sociedades debanatravesar para llegar a la modernizacin. Durante este perodo se experimentuna alta tasa de crecimiento, fruto de la cada de la mortalidad, mas no de unrepentino aumento de la natalidad.No existe un acuerdo acerca de las caractersticas precisas de esta evolucin.La condicin bsica es que se produzca una disminucin de la tasa de mortali-dady que, por ese medio, se comience un crecimiento demogrfico sostenido.Algunos autores consideran que esta fase inicial incide directamente en la capa-cidadproductiva, dado que agrega nuevos brazos para la produccin. Claro queesto depende de las condiciones propias de cada regin. Por ejemplo, en el casoeuropeo, desde mediados del siglo XIX, la apertura de la economa mundial y elcrecimiento demogrfico expulsaron a millones de habitantes hacia zonas delplaneta abiertas a la explotacin econmica y carente de mano de obra.Una segunda etapa de este proceso consiste en la paulatina disminucin dela tasa de natalidad que acompaa la disminucin de la mortalidad. Esta fasedesemboca en una tercera etapa, cuando la tasa de crecimiento anual se acercaa cero y provoca un nuevo estancamiento de la poblacin. La diferencia conel momento inicial de la transicin es que la esperanza de vida aumenta comofruto de las mejoras producidas por la industrializacin y el desarrollo humano.Las caractersticas de esta evolucin han sido tomadas de la demografa eu-ropeay de su desarrollo econmico, por lo que es necesario considerar con cui-dadoestas aproximaciones. Las cifras que mostramos indican que la transicindemogrfica en el Per podra haber comenzado tenuemente a mediados delXIX y ms claramente hacia finales de ese siglo y principios del siglo XX. CarlosContreras ya haba sealado que la primera fase de la transicin comenz antesde 1940, basndose sobre todo en las diversas medidas del Estado peruano paramejorar la calidad de vida de sus habitantes. Una evidencia adicional de esteproceso se encuentra en el aumento de la esperanza de vida entre 1876 (29,7aos) y 1940 (40,4 aos).10Se pueden sealar varias razones como las responsables del aumento de-mogrficodurante el siglo XIX. Desde antes de la Independencia, el Gobiernoespaol comenz la aplicacin de medidas destinadas a mejorar la calidad devida de la poblacin. En 1804, lleg una comisin con el objetivo de instaurarel uso de la vacuna contra uno de los flagelos de la humanidad: la viruela. Estalabor no fue abandonada del todo por los gobiernos republicanos, pero se in-tensificrecin a inicios del siglo XX con la creacin del Ministerio de Fomento.10. Clculo de Alberto Varillas y Patricia Varillas, citado en Carlos Contreras 1994: 8. Para elcenso de 1940, otro autor considera que la esperanza de vida se encontraba alrededor de los36,5 aos (Arriaga 1961: 231). 25. 30 | Jess A. Cosamaln AguilarDe otra parte, Contreras sostiene que, desde mediados del siglo XIX, el Estadose preocup por mejorar las condiciones sanitarias de la poblacin, a travs dela aplicacin y el desarrollo de diversas polticas.11Desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, se impuso un pensa-mientocientfico de trasfondo positivista que crea que la salud de la poblacinera un reflejo de las condiciones sociales y morales del pas. Sin entrar total-menteen el tema, las polticas migratorias y de control social tenan la intencinde lograr un pas sano, tanto fsica como espiritualmente. Por ello, para los inte-lectualesde la poca, el crecimiento de la poblacin era una seal de progreso.12Los gobiernos adoptaron una poltica dirigida a bajar la mortalidad y solo muytardamente, hacia fines del siglo XX, se adoptaron medidas de control de la na-talidad.La conocida frase de Alberdi gobernar es poblar se convirti en unode los lemas de la poca.Para lograr este propsito, era necesario disminuir la mortalidad, ms queaumentar la natalidad. En 1876, esta ltima se encontraba en el rango del 43,4por mil, mientras que la mortalidad era del orden del 32 por mil. A fines delsiglo XIX, se consideraba que esta tasa de mortalidad era elevada y superior alos pases que en ese momento encabezaban el desarrollo mundial. Incluso en elinterior del pas, esta tasa se elevaba hasta el 100 por mil y afectaba fundamen-talmentea los nios. Las campaas para reducir la mortalidad, resumiendo losdatos de Contreras, comenzaron en 1870, aunque la lista de epidemias es larga:de 1868 a 1889, tifus, gripe, viruela y malaria.13 Pronto surgi la necesidad decrear una dependencia estatal que se encargara de evitar tales eventualidades.Primero, por medio de un Reglamento General de Sanidad (1887) y, luego, conla creacin de la Direccin de Salubridad (1905), como parte del Ministerio deFomento. Esta oficina estatal se ocupaba de la higiene pblica y la demografa,aspectos ntimamente relacionados de acuerdo con la perspectiva de la poca.Las acciones de esta dependencia estuvieron centradas en educar a la poblacinen las normas de higiene, consideradas el mejor indicador del grado de civiliza-cinde un pueblo. Al mismo tiempo, se increment el nmero de profesionalesdedicados al servicio mdico. Existen suficientes evidencias para confirmar lapresencia de esfuerzos destinados a aplicar el fluido vacuno en el interior delpas y en las ciudades. Adems, desde 1905, se consider obligatoria la aplica-cinde la vacuna. En Lima, los esfuerzos estuvieron destinados a luchar contrala peste bubnica, cuya difusin fue atribuida especialmente a los chinos y a suspobres condiciones de higiene.11. Contreras 1994.12. Ibd.13. Ibd. 26. Poblacin y mercado laboral, 1827-1940 | 31La estructura de la poblacin por grupos de edad tambin puede ayudar aestablecer el proceso inicial de transicin demogrfica. En 1876, la poblacinnacional menor a 15 aos representaba el 36,15%, con una proporcin de ha-bitantesen edad productiva (15-49 aos) del 59%. En 1940, la cantidad de per-sonasmenores de 15 aos se elev al 42,08%, una muestra de los efectos de laspolticas destinadas a aminorar la tasa de mortalidad infantil. Este ltimo rangomuestra una caracterstica adicional, pues el segmento demogrfico entre