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ISSN 2313-349X www.sciences-pi.com
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PERFIL DE LOS JÓVENES CONSUMIDORES DE SUSTANCIAS
QUE INICIAN UN PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
PROFILE OF THE YOUNG PEOPLE CONSUMING SUBSTANCES WHO
INITIATE A PROGRAMME OF INTERVENTION
Gloria Martínez Mendoza (Colombia)
Recibido: 26/10/2015 Aprobado: 9/12/2015
RESUMEN
El objetivo de este trabajo fue identificar variables de personalidad y características generales
en adolescentes consumidores de sustancias que inician un programa de intervención.
INSTRUMENTOS: cuestionario Variables de Interacción Psicosocial, Inventario Clínico
para adolescentes de Millon, Inventario Clínico Multiaxial de Millon II y escala Búsqueda
de Sensaciones Forma V de Zurckerman. Se aplicaron mediante entrevista personal a 22
jóvenes entre 15 y 24 años.
RESULTADOS: las Variables de Interacción Psicosocial más acentuadas fueron:
Afrontamiento Centrado en la Emoción, Afrontamiento Centrado en la Búsqueda de Apoyo
Social, Autoestima, Autocontrol y Afrontamiento Centrado en la Tarea. Su patrón de
personalidad más característico fue el Antisocial, aunque coexiste con otros síndromes que
complementan su perfil. Destacan también las subdimensiones Búsqueda de Experiencias y
Búsqueda de Emociones.
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ABSTRACT
The purpose of this research was to identify variables of personality and general information
in adolescents consuming substances in the moment in which they initiate a program of
intervention.
INSTRUMENTS: questionaire of Variables of Psychosocial Interaction, Millon Clinical
Adolescent Personality Inventory, Millon Clinical Multiaxial Inventory II and Zuckerman
Scale Sensations Seeking Form V. They were applicated across a personal interview to 22
young people between 15 and 24 years old.
RESULTS: the Variables of Interaction Psicosocial more accentuated were: Confrontation
Centred on the Emotion, Confrontation Centred on the Search of Social Support, Self-esteem,
Self-control and Confrontation Centred on the Task. Their most typical pattern of personality
was the antisocial one, though also it coexists with other syndromes that complement their
profile. The subdimensions emphasize also Seeking of Experiences and Seeking of
Emotions.
PALABRAS CLAVE: jóvenes, consumo de sustancias, Variables de Interacción
Psicosocial, búsqueda de sensaciones, psicopatología. Key words: young people,
consumption of substances, Variables of Interaction Psicosocial, Sensations seeking,
psycopathology.
En las últimas décadas, la preocupación social ante el consumo de sustancias ha despertado
el interés de diversas instituciones que han tratado de estudiarlo en sus posibles formas. En
lo que se refiere a la investigación con adolescentes, la mayoría de las referencias que se
pueden encontrar tienen en común la utilización de la población escolar como muestra y el
estudio de los factores y variables (de riesgo y protección) que intervienen en el inicio del
consumo (Ledoux, Sizaret, Hassler y Choquet, 2000), buscando con ello posibles respuestas
que mejoren la eficacia de los objetivos de la acción preventiva (Becoña, 2002; NIDA, 1997).
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Hasta ahora, la investigación ha aportado evidencia reiterada de que el consumo de sustancias
psicoactivas a edades muy tempranas, responde a un patrón conductual multideterminado
(Moral, De la Villa, Rodríguez y Sirvent, 2006), no sólo porque intervienen gran cantidad de
factores (Graña y Muñoz, 2000; Inglés, Delgado, Bautista, Torregrosa, et al., 2007; Moncada,
1997; Muñoz y Graña, 2001) , sino porque además estos factores son interdependientes.
Uno de los factores de personalidad que ha sido relacionado con el consumo de sustancias
psicoactivas y conductas de riesgo en la adolescencia es la Búsqueda de Sensaciones (Alonso
y Martínez, 2003; Fernández, 2003; González, Ibáñez, y Peñate, 1997; Gutiérrez, et al. 2003;
Leal, 2004; Luengo, Otero, Romero, y Gómez, 1996). Zuckerman (1979) define la Búsqueda
de Sensaciones como la “necesidad de sensaciones y experiencias variadas, nuevas y
complejas, y la predisposición para tomar riesgos físicos y sociales para lograr tales
experiencias”. El autor descompone este rasgo en cuatro subdimensiones: Búsqueda de
Emociones y Aventuras (BEA), que expresa el deseo de involucrarse en actividades que
suponen peligro, riesgo y rapidez; Búsqueda de Experiencias (BEX), que implica la búsqueda
de activación a partir de estilos de vida poco convencionales o inconformistas; Desinhibición
(DES), referida a un deseo de liberarse de la inhibición social a través de la bebida, la
diversión y el sexo; Susceptibilidad al Aburrimiento (SAB), que implica la evitación de las
experiencias repetidas de cualquier clase. Esta dimensión se ha conceptualizado como una
característica con base biológica (Aluja, 1989; Zuckerman, 1983), aunque, a su vez, otros
estudios apoyan la influencia de los factores de socialización en esta dimensión (Arnett,
1994; Chico, 2000; Chico y Vázquez, 1999) .
Algunos estudios concretos (González et al., 1997; Luengo et al., 1996), sugieren la
asociación de este rasgo con el consumo de drogas, señalando que las subescalas (DES) y
(BEX) son las más relacionadas con todos los tipos de consumo, mientras que la subescala
(BEA) parece ser la menos relevante. Por otro lado, Llorens, Palmer y Perelló (2005)
encuentran que la conducta antisocial y la búsqueda de sensaciones parecen ir siempre unidas
en la conducta de consumo, indicando que mientras la búsqueda de sensaciones es lo que
hace que los sujetos pasen de no consumidores a consumidores, la conducta antisocial es la
que hace que se dé un mayor consumo cuando ya son consumidores.
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Por otra parte, el estudio de los rasgos de personalidad, o su agrupación en patrones
complejos de conducta normal o patológica, es un paso necesario para el diseño de programas
individualizados de tratamiento (Millon, Everly y Davis, 1995) para personas con consumo
problemático de sustancias (Pedrero, 2006), diseño que también sería aplicable a otras
características diferenciales como la edad. En este sentido, existen algunos estudios
realizados con población juvenil basados en el modelo biopsicosocial de Millon (1974, 1976,
1994, 1998). Así, Mesa y León-Fuentes (1996) señalan que los adolescentes consumidores
de sustancias tienden a presentar características de personalidad distintivas. Por su parte,
Fantin (2006), Vinet y Forns, (2005) estudiaron el perfil de adolescentes en riesgo, indicando
la presencia de elevaciones extremas en los patrones introvertido, inhibido, pesimista,
rebelde, rudo, oposicionista, autopunitivo y tendencia límite; preocupaciones en todas las
áreas evaluadas, a excepción de la incomodidad respecto al sexo, y puntuaciones elevadas en
todos los síndromes clínicos, excepto en ansiedad.
Otros estudios con población adulta, indican que el consumo de drogas está más relacionado
con la personalidad antisocial, histriónica y dependiente (Grant, Dawson, Chou, Ruan y
Pickering, 2004). Lacoste (2000) plantea que del total de sujetos que son consumidores, un
porcentaje cercano al 24% se produce sobre la base de una personalidad antisocial, mientras
que el resto surge por la presión del grupo, por las propiedades adictivas de la sustancia y por
psicopatología previa de otro tipo. Por otro lado, Pedrero (2006) realiza un análisis de la
estrecha relación entre TNP (pasivo/agresivo) y el consumo de sustancias, sugiriendo una
posible explicación a partir de las características definitorias de esta estructura de
personalidad para la conducta adictiva.
Los estudios de este autor indican que los consumidores de sustancias (hombres y mujeres),
al compararlos con la población en general, obtienen puntuaciones significativamente
menores en todas las escalas del cuestionario de Variables de Interacción Psicosocial (VIP),
salvo en la Escala Afrontamiento Centrado en la Emoción (Pedrero et al., 2004). Corrobora
asimismo, que todas las dimensiones del VIP se relacionan con elementos positivos para la
salud, salvo el Afrontamiento emocional, que se relaciona con patología mental y orgánica
(Pedrero, 2006). El autor aprecia diferencias entre los varones y mujeres en casi todas las
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dimensiones del VIP. En cuanto al nivel de estudios, observa también diferencias, las cuales
son más favorables a medida que se alcanza un mayor nivel académico. Además, señala que
la edad correlaciona negativamente con habilidades sociales y con el afrontamiento de
búsqueda de apoyo social (Pedrero et al., 2005).
Por último, Pedrero et al. (2005) señalan una fuerte relación entre todas las escalas del VIP
y los patrones de personalidad y síndromes del MCMI II, excepto la búsqueda de apoyo
social, y se indica que lo que parece generalizable en sujetos consumidores de sustancias
psicoactivas es la correlación entre estilos emocionales de afrontamiento del estrés y las
patologías en los dos ejes.
Los jóvenes, en general, siguen siendo vinculados a tratamientos y programas
preestablecidos, sin que los objetivos y recursos desplegados presten atención a sus
características y singularidades; (Becoña, 2000; Egea y Redondo, 2001; Funes, 2003;
Garaigordobil, 2006; Gómez, Luengo, Romero y Villar, 2006; Inglés et al., 2007; Rodríguez,
Agulló-Tomás, E. y Agulló-Tomás, M., 2003). Los tratamientos de la drogodependencia a
medida de las necesidades de los jóvenes existen solo en casos excepcionales. La mayoría de
los países y la investigación en este ámbito identifican la necesidad de crear este tipo de
programas, pero en la actualidad, estos siguen siendo escasos o inexistentes (Aguiló, 2007;
Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, 2007).
Es por esto que saber ¿cuáles son las características y el perfil de los jóvenes que inician un
programa de intervención? ¿Cómo están llegando a los recursos de atención? ¿Cuáles son
sus necesidades? ¿Qué aspectos de su conducta son los que requieren intervención, y cuáles
no? Entre muchas otras, son preguntas que sugieren planteamientos a investigar dentro del
terreno de la intervención con jóvenes. Por lo cual el presente estudio tiene como objetivo
principal describir las características psicosociales y variables de personalidad en jóvenes
consumidores de sustancias e identificar las posibles diferencias entre ellos.
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MÉTODO
POBLACIÓN
El universo del estudio estaba conformado por los jóvenes que solicitaron tratamiento en el
programa Encontre de Proyecto Hombre de Valencia (España), un recurso diferenciado para
jóvenes con problemas de adicción de cualquier tipo.
CRITERIOS DE INCLUSIÓN
Contar con el permiso del centro, el consentimiento del joven, en el caso de los menores de
edad el correspondiente consentimiento de sus padres o tutores; sólo se trabajó con jóvenes
que llegaban por primera vez al recurso y que en el momento de la recogida de la información
no se encontraran bajo los efectos de ninguna sustancia
MUESTRA
Se llevó a cabo un maestreo no aleatorio por cuotas a lo largo de un periodo de 5 meses.
Durante este tiempo, fueron 44 las solicitudes iniciales, de las cuales 9 no llegaron más allá
de la solicitud, 7 fueron reingresos, y 27 fueron nuevos ingresos. De los 27 nuevos ingresos
que cumplían con los criterios de inclusión 5 no firmaron la autorización para participar en
la aplicación de los instrumentos. Finalmente, la muestra quedó formada por 22 jóvenes de
entre 15 y 24 años, 20 hombres y 2 mujeres, lo cual representa un porcentaje del 30,14%
respecto del flujo anual de 73 jóvenes que en el año anterior solicitaron el ingreso por primera
vez.
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INSTRUMENTOS
Inventario Clínico Multiaxial de Millon II (MCMI-II), adaptación española de Ávila-
Espada (Millon, 1998). El MCMI-II es un cuestionario ampliamente utilizado en la clínica,
especialmente en drogodependencias, para la evaluación de la personalidad (Pedrero Pérez,
Eduardo ; López Durán, Ana y Fernández del Río, Elena, 2012). Es un instrumento concebido
para explorar trastornos del eje I y eje II desde una perspectiva dimensional, aunque ya está
disponible el MCMI-III, por cuestiones prácticas, se aplicó el MCMI-II, ya que era el
instrumento utilizado en el centro. Consta de 175 ítems con respuestas de verdadero-falso,
que dan lugar a 8 patrones clínicos de personalidad, 3 formas graves de patología de
personalidad, 6 síndromes clínicos de intensidad moderada y 3 síndromes clínicos graves. El
cuestionario también cuenta con diversas medidas de validez, deseabilidad y sinceridad.
Inventario Clínico para adolescentes de Millon (MACI), adaptación española de
Gloria Aguirre Llagostera (Millon, 2003). Es un instrumento concebido para la evaluación
de las características de personalidad y los síndromes clínicos de los adolescentes, siendo el
ámbito de aplicación de 13 a 19 años. Consta de 160 ítems que dan lugar a 27 escalas, de las
que 12 hacen referencia a los prototipos de personalidad, 8 a las preocupaciones manifiestas
y 7 a los síndromes clínicos. Existen además tres escalas (X,Y,Z) que se relacionan con la
validez y fiabilidad del test.
Cuestionario de Variables de Interacción Psicosocial (VIP), (Pedrero et al., 2005).
Este instrumento se encuentra en proceso de validación y toma como referencia un modelo
de tratamiento guiado por la personalidad en la línea propuesta por Millon. Consta de 84
ítems con respuesta tipo Likert de 4 opciones. Mide 9 escalas (autoestima, autoeficacia
general, optimismo, locus de control, habilidades sociales, autocontrol y estilos de
afrontamiento centrados en la tarea, en la emoción y en la búsqueda de apoyo social). Sus
autores registran una fiabilidad global de 0.93 en su validación.
La escala de Búsqueda de Sensaciones Forma V de Zurckerman, (Pérez, y Torrubia,
1986). Esta escala consta de 40 ítems, dividida en 4 subescalas: a) Búsqueda de emociones y
aventuras (BEA); b) Búsqueda de experiencias (BE); c) Desinhibición (DES); d)
Susceptibilidad al aburrimiento (SAB). Se obtiene una puntuación para cada subescala (de 0
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a 10) y también una puntuación total (de 0 a 40). Su formato de respuesta es dicotómico (si
o no). Los autores han señalado fiabilidades internas de la escala total entre un rango de 0.83
a 0.86, y fiabilidades establecidas para las cuatro subescalas entre un rango de 0.56 a 0.82.
Cuestionario de Valoración Psicosocial, a partir del cuestionario utilizado en el centro
de atención, se extrajeron cuestiones relacionadas con datos generales, familiares, judiciales,
consumo, situación escolar o laboral y situación médica. De esta manera, aprovechamos la
información recogida por el centro, lo cual implicó la no repetición de preguntas y el ahorro
de tiempo.
PROCEDIMIENTO
Tras cumplir con los criterios de inclusión, los jóvenes fueron citados en los 15 días
siguientes de su admisión en el programa. En eso momento se aplicó el conjunto de pruebas
seleccionadas de forma individualizada.
TIPO DE ESTUDIO
Se desarrolló un estudio descriptivo-exploratorio.
ANÁLISIS DE DATOS
Se utilizó el paquete estadístico SPSS 15.0 para Windows, con análisis de frecuencias,
descriptivos, contraste de diferencias (pruebas t) y correlaciones entre medidas. Para la
interpretación de los resultados se ha tenido en cuenta un nivel de significación estadística
de p < 0.05.
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RESULTADOS
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA MUESTRA
La edad media de la muestra fue de 19,4 años, en su mayoría de nacionalidad española.
Prácticamente la totalidad de ellos (91%) vivían con su familia, aunque tan sólo el 41%
calificaba su convivencia familiar como satisfactoria. Un 82% estuvo acompañado por sus
tutores en el programa.
Estos jóvenes no alcanzaron los estudios mínimos para su edad, ya que un 36% tenía estudios
de primaria y el restante 64% estudios de Educación Secundaria Obligatoria. Además, un
41% de ellos se habían visto implicados en situaciones legales, alguna vez en su vida.
Un 55% no estaba satisfecho con el uso de su tiempo libre, y un alto porcentaje (63%) tenían
como compañía habitual a amigos también consumidores. La motivación para iniciar el
programa, en la mayoría de los jóvenes, fue externa, es decir, traídos por sus familias u otros
recursos (68% de los casos). A pesar de ello, mostraron un nivel de
reconocimiento/preocupación elevado (7,27 de 10) en cuanto a su conducta de consumo.En
relación al consumo, se observó (ver en anexo gráfico 1) que la sustancia de consumo más
tardío es la cocaína, mientras que el inicio en el consumo de sustancias como el tabaco, el
alcohol y el cánnabis oscila entre los 13 y 14 años.
El patrón de consumo más generalizado incluía el policonsumo (64% de los sujetos consume
más de 4 sustancias y un 36 % 3 ó 4 sustancias). Por otra parte, tan sólo un 54,4% de ellos
creía que las sustancias que consumían les generan algún tipo de dependencia.
CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD
Para la escala VIP (ver en anexo grafico 2), las puntuaciones en las conductas de escape,
evitación, y distracción, son las más elevadas, es decir, presentan mayor Afrontamiento
Centrado en la Emoción y en la Búsqueda de Apoyo Social. Por el contrario, las puntuaciones
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más bajas parecen estar relacionadas con la autopercepción negativa (Autoestima), el control
emocional y conductual (Autocontrol) y dificultades en el afrontamiento y resolución de
problemas concretos (Afrontamiento centrado en la tarea) en ese mismo orden. El resto de
variables se mantienen en el promedio de la escala, pero sus puntuaciones registran una
tendencia hacia niveles bajos (< 50).
En el rasgo Búsqueda de Sensaciones (ver en anexo grafico 3), la puntuación en la escala
general muestra la presencia de este rasgo, aunque no exageradamente acentuado. En el caso
de las subdimensiones, la escala Búsqueda de experiencias (BEX), referida con el deseo de
involucrarse en actividades que suponen peligro, riesgo y rapidez, junto con la escala
Búsqueda de emociones y aventuras (BEA) que implica la búsqueda de activación a partir de
estilos de vida poco convencionales o inconformistas son las acentuadas en esta muestra.
Los resultados obtenidos en el MACI y el MCMI II, según el grupo de edad, se presentan
en los gráficos 4 y 5 respectivamente (ver en anexos). Para el grupo de 15 a 18 años se aplicó
el MACI, las escalas a considerar en la descripción de las características de personalidad son
aquellas con una tasa base superior a 60, las superiores a 75 nos indican la presencia de un
trastorno y las superiores a 85 un trastorno altamente destacado. En este grupo se indican
puntuaciones superiores a 85 en la escala insensibilidad social; superiores a 75 en las escalas
rebelde, histriónico, predisposición a la delincuencia y abuso de sustancias; y superiores a 60
en las escalas: egocéntrica, impulsividad y discordancia familiar. Se observan, además,
puntuaciones elevadas en la escala de deseabilidad, aunque no lo suficientemente altas (>75).
Para el grupo de 19 a 24 años, se aplicó el MCMI II, con los mismos criterios de medida que
para el grupo anterior, estos destacan en puntuaciones superiores a 75 en las escalas antisocial
y abuso de drogas; y superiores a 60 en las escalas histriónica, narcisista, agresivo/pasiva,
dependiente, paranoide, abuso de alcohol y delirios psicóticos. Se observan puntuaciones
elevadas en la escala sinceridad. Las puntuaciones en deseabilidad y alteración no son lo
suficientemente altas, aunque si se observa la presencia de las mismas.
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DIFERENCIAS ENTRE LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES Y LAS
VARIABLES DE PERSONALIDAD.
RESULTADOS PARA EL VIP
En el caso del género, no se pueden comparar las medidas para estudiar posibles diferencias
entre las puntuaciones de ellas y ellos, ya que el número de sujetos muestreados no lo permite.
Sin embargo, la tendencia de las puntuaciones para los dos casos de mujeres muestran que
ellas reportan puntuaciones menos favorables en casi todas las variables, excepto en las
habilidades sociales. Lo anterior podría sugerir que ellas dentro del grupo de consumidores
pueden tener más complicaciones psicológicas (intrapersonales), pero menos complicaciones
en las relaciones sociales (interpersonales) con respecto a ellos. Un aspecto que resulta de
interés investigativo para estudios con muestras más robustas.
Por grupos de edad (ver en anexos tabla 1), no se observan diferencias significativas para
ninguna variable, si bien el comportamiento de la variable autoestima es el más diferenciado
con respecto a las demás. Siendo está más favorable para el grupo de menor edad.
En el nivel de estudios (ver en anexos tabla 2), la diferencia estadística más significativa está
en la variable autoestima (t = -3,231; p < 0,004), se infiere que los jóvenes con menor nivel
académico presentan una orientación más negativa hacia sí mismos y un peor autoconcepto
que los que tienen un mejor nivel. Las demás variables no muestran diferencias reales, pero
tienen una tendencia más favorable para el grupo con mayor nivel de estudios.
La cantidad de sustancias consumidas (ver en anexos tabla 3) no indica diferencias
significativas entre las variables, las tendencias son muy parecidas en ambos grupos. Sólo
existen diferencias en la intensidad de las puntuaciones, siendo más positivas para el grupo
de menor consumo. Estos resultados ponen de manifiesto que el número de sustancias
consumidas (entre consumidores) no predice diferencias importantes en las variables de
personalidad entre unos y otros, pero si puede influir en la mayor o menor funcionalidad de
las mismas.
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Si se compara a los jóvenes que se han visto implicados en situaciones legales y los que no
(ver en anexos tabla 4), tampoco se obtienen diferencias estadísticamente significativas.
Nuevamente las puntuaciones medias son muy parecidas entre ellos. Quizás dicha
involucración en situaciones legales sea puntual y sólo obedezca a situaciones aisladas o la
no involucración es casual y no se deba a factores protectores que lo impidan.
RESULTADOS PARA EL RASGO BÚSQUEDA DE SENSACIONES
En relación con la edad (ver en anexos tabla 5), la puntuación más alta en la escala general
está en el grupo de 15 a 18 años. El grupo de 19 a 24 años obtiene puntuaciones más elevadas
en la búsqueda de emociones y la búsqueda de experiencias, mientras que los de 15 a 18
años puntúan ligeramente más alto en desinhibición y susceptibilidad al aburrimiento, pero
en ninguno de los casos estas diferencias llegan a ser significativas.
En el nivel de estudios (ver en anexos tabla 6), no se muestran diferencias estadísticamente
importantes en ninguna escala del rasgo, pero en general el grupo de Enseñanza Secundaria
Obligatoria (ESO) obtiene puntuaciones más elevadas con respecto a los de primaria.
Tampoco se observan diferencias reales entre las puntuaciones obtenidas en los que
consumen menos o más sustancias (ver en anexos tabla 7). Por el contrario las puntuaciones
son muy similares. Lo anterior podría indicar que consumir menos o más de 4 sustancias,
sólo es una diferencia cuantitativa que no acentúa ni debilita el rasgo.
Nuevamente, al comparar los jóvenes que alguna vez se han visto implicados en situaciones
legales con los que no se han visto implicados (ver en anexos tabla 8), no se ven diferencias
reales entre los dos grupos.
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RESULTADOS PARA EL MACI Y EL MCMI II
Los resultados presentados en los patrones de personalidad y síndromes clínicos, tanto en el
MACI como en el MCMI II, indican que, en relación a la edad, apenas se aprecian
diferencias, y que ambos grupos comparten en general las mismas tendencias en los perfiles
y características de personalidad, y sólo se observan diferencias en la intensidad de la
puntuación en las escalas (menos favorable en el grupo de 19 a 24), es decir, las disfunciones
psicopatológicas comparten la misma base, pero parece que se acentúan con el aumento de
la edad. Pero estas diferencias tampoco pueden considerarse significativas.
CORRELACIONES ENTRE LAS ESCALAS UTILIZADAS PARA MEDIR LAS
VARIABLES DE PERSONALIDAD.
Como ya se ha indicado, el VIP es un instrumento en proceso de validación, por lo que es
importante el análisis de las correlaciones entre los resultados obtenidos en el mismo con los
resultados de los demás cuestionarios que fueron aplicados simultáneamente.
En primer lugar, en la tabla 9 (ver en anexos), se pueden observar correlaciones entre las
nueve variables propuestas para el VIP, las más significativas en positivo se observan en la
Autoestima, Optimismo, Autoeficacia y Afrontamiento Centrado en la Tarea, mientras que
el afrontamiento centrado en la emoción se correlaciona negativamente. No se establecen
correlaciones significativas para locus de control con ninguna variable.
En la tabla 10 (ver en anexos), se observa las correlaciones entre la puntuación obtenida en
las escalas del MACI y en las escalas del VIP. Los prototipos de personalidad correlacionan
mejor con las variables autoestima, optimismo y afrontamiento centrado en la tarea, en
sentido negativo principalmente. Las preocupaciones expresadas presentan correlaciones
significativas, en primer lugar, con el afrontamiento centrado en la emoción en positivo, y
con la autoestima y las habilidades sociales en negativo. Finalmente, los síndromes clínicos
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lo hacen con las variables autoestima, habilidades sociales y el afrontamiento centrado en la
búsqueda de apoyo social.
Por último, en la tabla 11 (ver en anexos), se aprecian las correlaciones entre los resultados
del VIP y los resultados del MCMI II. La autoestima, optimismo y afrontamiento centrado
en la emoción son las variables que mantienen una correlación significativa con casi todas
las escalas del MCMI II, mientras que la variable autoeficacia también correlaciona
altamente, pero sólo con los patrones graves de personalidad.
DISCUSIÓN
El fenómeno de las drogas se ha explicado por múltiples causas, pero es importante
desmenuzarlas teniendo en cuenta las características de los sujetos que las consumen. En los
jóvenes de este estudio, se confirma la presencia de características y patrones de personalidad
que pueden estar vinculados a la conducta de consumo.
Respecto a las características generales, al igual que hacen otros autores (Gómez et al., 2006;
Musitu, Jiménez, y Murgui, 2006; Muñoz et al., 2001; Pons, y Pinazo, 1998), se corrobora
una negativa percepción de los jóvenes que componen la muestra en relación a su interacción
familiar. Asimismo, el fracaso escolar desde la escuela elemental es otra característica muy
marcada, Graña et al. (2000) subrayan que el autoconcepto académico presenta una intensa
relación con la iniciación o el progreso en el consumo de drogas. En este caso, los resultados
también indican la relación entre un menor nivel de estudios con una menor puntuación en
la escala autoestima.
Por otra parte, hay que destacar que un alto porcentaje de los tutores se implican en el proceso
de tratamiento, lo cual puede deberse a la exigencia por parte del centro para que acudan, ya
que es uno de sus objetivos, o bien, porque aquellos que experimentan una pobre supervisión
parental son los que nunca acuden (Martínez, Fuertes, Ramos, y Hernández, 2003).
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Graña et al. (2000) y Moral et al. (2004) hacen alusión a los modelos de inclusión e
interacciones con el grupo de iguales que favorecen el consumo. Los resultados muestran
que la mayoría de estos jóvenes comparten su tiempo libre con amigos también consumidores
de sustancias, por otro lado, un porcentaje importante no se encuentra satisfecho con lo que
hacen en su tiempo libre. Al respecto, Calafat et al. (2003) y Rodríguez et al. (2003), plantean
que la gestión del tiempo libre y del ocio del fin de semana, son factores esenciales y
primordiales en la etiología del uso de drogas.
En cuanto a la percepción que tienen los jóvenes sobre su consumo, los resultados indican
que, en un nivel por encima del promedio, los jóvenes reconocen y les preocupa su conducta
actual, estableciéndose relaciones directamente proporcionales entre los dos conceptos. Por
el contrario, la motivación para solicitar el tratamiento, proviene de factores externos. Esto
quizás pueda explicarse por la edad y la etapa inicial en la que se encuentran con respecto al
consumo y, fundamentalmente, por los estereotipos sociales de las personas con dependencia
a sustancias y la percepción negativa de los tratamientos y centros donde se imparten, lo cual
hace que los más jóvenes no se sientan identificados con dichos recursos.
Asimismo, casi la mitad de la muestra considera que las sustancias que consumen no les
generan dependencia. El sesgo en la información de estos jóvenes respecto al uso de drogas
es un aspecto destacable, este déficit cognoscitivo no les facilita la percepción y valoración
objetiva de los efectos y consecuencias de su propia conducta de consumo. Aunque la
muestra es muy pequeña, estos resultados van en la misma dirección que otros estudios que
señalan la baja percepción de riego en los jóvenes (Graña et al., 2000; Moral, De la Villa,
Rodríguez y Sirvent et al., 2006).
Al igual que en el PNSD (2007) se observa que las sustancias de inicio y, a su vez, las más
consumidas entre estos jóvenes son el tabaco, alcohol y cánnabis, lo cual confirma lo
sugerido por Calafat et al. (2003), cuando dice que “las sustancias legales siguen siendo la
puerta de inicio en el consumo de otras sustancias”. El patrón de consumo más generalizado
en la muestra incluye el policonsumo (más de 4 sustancias) principalmente de fin de semana.
Este dato resulta preocupante en el terreno de la intervención, si tenemos en cuenta, por un
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lado, la edad de la muestra, y por otro, las complicaciones en relación a la cantidad de
sustancias consumidas (aumento de la comorbilidad en policonsumidores) (Pernía, y García,
2003)
En esta muestra no aparecen diferencias reales entre los que si han estado y los que no han
estado implicados en situaciones delictivas. Pero las puntuaciones obtenidas en las escalas
de Millon indican una acentuada presencia de los patrones relacionados con la conducta
antisocial. Esto puede indicar que en el mismo grupo de jóvenes consumidores, el hecho de
registrar algún tipo de implicación (o no implicación) en situaciones legales, sólo se debe a
eventos aleatorios y no a diferencias reales, es decir, que todos presentan la misma
vulnerabilidad para manifestar conductas problemáticas. En este sentido, evidencia reiterada
en otros estudios (Gómez et al., 2006; Inglés et al., 2007; Llorens et al., 2005; Muñoz, Graña,
y Andreu, 2002) indican que la conducta antisocial o delincuencia temprana parecen ir
siempre unidas a la conducta de consumo.
En cuanto a las Variables de Interacción Psicosocial, los resultados señalan que estos jóvenes
se caracterizan por las conductas de escape y evitación (Afrontamiento Centrado en la
Emoción) y dificultades relacionadas con la falta de iniciativa/ autonomía para resolver
problemas por si mismos (Afrontamiento Centrado en la Búsqueda de Apoyo Social). A su
vez, las variables referidas a la impulsividad y el control emocional (Autocontrol), al
autoconcepto y orientación positiva (Autoestima), y dificultades en el afrontamiento y
resolución de problemas concretos (Afrontamiento Centrado en la Tarea), también hacen
parte de sus características más débiles. De Ena y Pedrero (2004) han encontrado resultados
similares al comparar sujetos consumidores con población general, señalando que todas las
puntuaciones del VIP son significativamente menores en el grupo de consumidores, salvo en
la escala de afrontamiento centrado en la emoción, y esta última, por el contrario,
correlacionaba significativamente con patología mental y orgánica (Pedrero, 2006). Este
mismo autor, también indicó que la edad correlacionaba negativamente con la escala de
afrontamiento centrado en la búsqueda de apoyo social (Pedrero et al., 2005). Esto último
puede quizás explicar las puntuaciones en esta escala si se tiene en cuenta la edad de la
muestra.
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Los resultados en las escalas de Millón reportan características distintivas que pueden influir
en la conducta de consumo al igual que lo afirman Mesa et al. (1996). Además se observa
que la escala referida al consumo de sustancias discrimina la conducta de consumo en estos
jóvenes, ya que las puntuaciones son superiores a 70 y 80 según el grupo de edad.
Aunque aparecen puntuaciones elevadas en varias escalas, hay algunas que destacan (˃75).
Sin olvidar la formulación del modelo teórico de Millon (1974, 1976, 1994, 1998), al señalar
que las características de personalidad no son simplemente una mezcolanza de tendencias de
conductas sin relación unas con otras, sino una interacción compleja estrechamente
entretejida entre ellas, se puede entender que estos patrones y síndromes no actúan por
separado, sino que comparten características de fondo que varían en función de la gravedad
y manifestación de dicha conducta. Partiendo de lo anterior, se infiere que el perfil de estos
jóvenes se distingue principalmente por un patrón antisocial (Llorens et al., 2005; Muñoz et
al., 2002) , caracterizándose por una alta insensibilidad e indiferencia hacia los demás, las
relaciones y percepciones hacia su familia tienen un componente negativo y parece que tratan
de hacer notar su malestar a través de comportamientos problemáticos, presentando un alto
nivel de impulsividad que les aleja de cualquier preocupación por las consecuencias finales
de sus actos. Por otra parte, también comparten componentes de otros patrones
disfuncionales (Fantin, 2006; Grant et al., 2004; Vinet et al., 2005), y por tanto no debe
extrañar que estos jóvenes tengan características histriónicas como la manipulación y la
búsqueda de atención; narcisistas, como el centrarse en si mismos; dependientes, como la
falta de iniciativa y autonomía y agresivo/pasivo, como la ambivalencia.
Es importante señalar que el grupo de mayor edad que, a su vez, coincide con mayores niveles
de consumo, presenta las puntuaciones más acentuadas en las distintas escalas de Millon, lo
cual sugiere la relación entre más años de uso y abuso de sustancias con mayor intensidad en
la psicopatología (Herrero, 2004) . En este sentido, cada vez se van teniendo más datos de
cómo afectan el consumo de sustancias a la funcionalidad cerebral, apuntando que en el
desarrollo de la conducta adictiva intervienen diferentes zonas del cerebro y participan
procesos relacionados con las emociones, la cognición, la impulsividad, etc. (Ramos y
Fernández, (2003).
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En cuanto a la Escala de Búsqueda de Sensaciones, González et al. (1997), y Luengo et al.
(1996), señalan la relación entre la subescala (DES) con las drogas legales, y la relación de
la subescala (BEX) con las ilegales. Las puntuaciones en (BEX) y (BEA) son las más
elevadas en este estudio. El factor desinhibición no parece jugar un papel importante al ver
los resultados de la muestra en conjunto, no obstante, al comparar los sujetos, esta escala
tiende a puntuar más alto en aquellos que consumen menos sustancias. Esta tendencia apunta
en la misma dirección que las relaciones señaladas por estos autores entre las subdimensiones
(DES y BEX) y el tipo de sustancias. Pero, por otro lado, los resultados en la subescala (BEA)
difieren con los encontrados por González, Saiz y Quirós (2000) y Luengo et al. (1996), en
los que esta subescala resulta la menos relevante para explicar la conducta de consumo.
Quizás, las diferencias entre las muestras utilizadas por los autores anteriores (población
escolarizada, con consumos incipientes centrados en sustancias legales) y la muestra utilizada
en este estudio (jóvenes fuera del ámbito escolar con un consumo importante de sustancias
ilegales), junto con los cambios sociales trascurridos desde el año de su publicación, puedan
explicar el comportamiento de esta subescala.
Referente a los instrumentos utilizados en este estudio, se encuentran validados, exceptuando
el VIP, instrumento que sigue la línea teórica propuesta por Millon y cuya validación se
encuentra en proceso. Las altas correlaciones que registran algunas de las variables del VIP
entre si y también con los síndromes del eje I y del eje II de los MACI y MCMI-II, indican
que estas variables son elementos básicos y comunes de estos ejes. Por tanto, este instrumento
puede resultar válido y útil en la exploración de las características de personalidad, ya que
puede facilitar la comprensión de los síndromes y síntomas y, por ende, la formulación de
los objetivos en la intervención.
Dos fueron las limitaciones es este estudio, en primer lugar, el tamaño de la muestra, y, en
segundo lugar, el no poder comparar estos resultados con estudios en los que se utilicen
muestras de jóvenes en tratamiento, ya que, en su mayoría, los estudios encontrados están
realizados con población general. Estos resultados quedan abiertos a cualquier debate, es
posible que con la utilización de muestras más representativas y similares entre si, los
mismos puedan ser corroborados, ampliados o refutados.
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Los resultados muestran que ciertas Variables de Interacción Psicosocial, indicadores de
personalidad y variables personales pueden estar influyendo en la conducta de consumo de
estos jóvenes. Además de estas, es importante tener en cuenta las características familiares,
pero de manera muy especial, la asociación entre el uso de drogas y dos aspectos importantes
a esta edad: la diversión y los vínculos afectivos con sus iguales. Por ello, sería indispensable
abordar la gestión del tiempo libre, facilitando alternativas diferenciadas a los modelos de
entretenimiento, ocio y diversión asociadas al consumo. De igual manera, habría que tener
en cuenta que el uso de drogas se inicia, refuerza y mantiene a través de los modelos e
interacciones con el grupo de iguales.
En conclusión, a pesar de los avances en el estudio de la personalidad y las diferencias
individuales, la intervención con adolescentes sigue planteando retos, pero, especialmente,
la intervención con aquellos adolescentes que, por su significativa incursión en el consumo,
se encuentran expuestos a un mayor número de factores de riesgo. Su conocimiento es
fundamental y se subraya la necesidad de incluirlos en las políticas de prevención y
tratamiento teniendo en cuenta, además de su problemática de consumo, sus características
individuales y la singularidad de sus procesos en cuanto a su edad.
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Anexo 1 – Gráficos
edad iniciotabaco
edad inicioalcohol
edad iniciocannabis
edad iniciococaína
edad inicioanfetaminas
Edad media 12.95 13.59 14.00 16.39 16.08
12.95 13.59 14.00
16.39 16.08
0.00
5.00
10.00
15.00
20.00
Gráfico 1. Edad media de inicio por sustancias
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Presencia del rasgo general puntuación >20; Presencia de las sudimensiones puntuación > 5
42.82
46.32
45.59
46.23
49.77
43.73
53.18
51.64
36.95
20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
MUY BAJO BAJO PROMEDIO ALTO MUY ALTO
Gráfico 2. VIP
Autoestima
Autoeficacia
Optimismo
Locus de control
Habilidades sociales
A. centrado en la tarea
A. centrado en la emoción
A. centrado en la búsqueda de ApoyoSocialAutocontrol
22.68
6.32 6.45 5.774.14
0.00
5.00
10.00
15.00
20.00
25.00
BS en general BS Busqueda deemociones
BS Busqueda deexperiencias
BS Desinhibicion BS Susceptibilidadal aburrimiento
Gráfico 3. Escala Búsqueda de Sensaciones
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69.57
77.57
72.29
83.29
68.29
87.86
62.29
80.86
81.29
69.43
0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00 80.00 90.00
Deseabilidad
Histriónica
Egocéntrica
Rebelde
Rudo
Insensibilidad social
Disconformidad fliar
Abuso de sustancias
Pre-delincuencia
Impulsividad
Grafico 4. Escalas destacadas en MACI
63.80
65.73
81.80
60.73
69.47
69.40
72.93
66.53
63.67
65.20
62.20
73.27
63.00
0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00 80.00 90.00
Deseabilidad
Alteración
Sinceridad
Dependiente
Histriónica
Narcisista
Antisocial
Agresica
Pasivo-agresiva
Paranoide
Abuso OH
Abuso drogas
Delirios psicóticos
Gráfico 5. Escalas destacadas en MCMI II
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Anexo 2 – Tablas
Tabla 1. Estadísticos de tendencia central en las variables del VIP en función de la edad y los resultados de la prueba t.
Edad N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral)
Diferencias de
medidas
Autoestima 15 a 18 7 47,43 5,533 1,496
20
0,150
6,762
19 a 24 15 40,67 11,236
Autoeficacia 15 a 18 7 47,43 6,503 0,435
20
0,668
1,629
19 a 24 15 45,80 8,793
Optimismo 15 a 18 7 46,43 6,321 0,423
20
0,677
1,229
19 a 24 15 45,20 6,361
Locus de control 15 a 18 7 44,29 8,056 -0,622
20
0,541
-2,848
19 a 24 15 47,13 10,730
Habilidades sociales 15 a 18 7 49,57 6,997 -0,082
20
0,936
-0,295
19 a 24 15 49,87 8,219
A. centrado en la
tarea
15 a 18 7 43,71 7,868 -0,004
20
0,997
-0,019
19 a 24 15 43,73 11,317
A. centrado en la
emoción
15 a 18 7 51,29 7,064 -0,753
20
0,460
-2,781
19 a 24 15 54,07 8,464
A. centrado en la
búsqueda de Apoyo
Social
15 a 18 7 52,14 5,669 0,206
20
0,839
0,743
19 a 24 15 51,40 8,675
Autocontrol 15 a 18 7 37,86 10,558
0,301
20
0,767
1,324
19 a 24 15 36,53 9,172
Tabla 2. Estadísticos de tendencia central en las variables del VIP en función de estudios y los resultados de la prueba t.
Estudios N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral)
Diferencias de
medidas
Autoestima Primaria 8 35,13 7,586
-3,231 20 0,004 -12,089 ESO 14 47,21 8,868
Autoeficacia Primaria 8 44,25 8,311
-0,911 20 0,373 -3,250 ESO 14 47,50 7,901
Optimismo Primaria 8 44,00 4,536
-0,902 20 0,378 -2,500 ESO 14 46,50 7,003
Locus de control Primaria 8 41,25 9,453
-1,898 20 0,072 -7,821 ESO 14 49,07 9,211
Habilidades sociales Primaria 8 45,75 6,902
-1,981 20 0,061 -6,321 ESO 14 52,07 7,353
A. centrado en la
tarea
Primaria 8 41,88 11,581 -0,638 20 0,531 -2,911
ESO 14 44,79 9,537
A. centrado en la
emoción
Primaria 8 56,13 7,791 1,330 20 0,198 4,625
ESO 14 51,50 7,872
A. centrado en la
búsqueda de Apoyo
Social
Primaria 8 55,38 7,782
1,809 20 0,085 5,875 ESO 14 49,50 7,068
Autocontrol Primaria 8 34,50 8,000
-0,923 20 0,367 -3,857 ESO 14 38,36 10,119
Tabla 3. Estadísticos de tendencia central en las variables del VIP en función del consumo y los resultados de la prueba t.
Policonsumo N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral)
Diferencias de
medidas
Autoestima 3 ó 4 sust. 8 44,50 10,690 0,577
20
0,570
2,643
más de 4 sust. 14 41,86 10,129
Autoeficacia 3 ó 4 8 49,13 9,448 1,259
20
0,223
4,411
más de 4 sust. 14 44,71 6,933
Optimismo 3 ó 4 8 48,13 7,318 1,485
20
0,153
3,982
más de 4 sust. 14 44,14 5,246
ISSN 2313-349X www.sciences-pi.com
Locus de control 3 ó 4 8 47,50 7,290 0,449
20
0,658
2,000
más de 4 sust. 14 45,50 11,257
Habilidades sociales 3 ó 4 8 49,50 11,352 -0,123
20
0,903
-0,429
más de 4 sust. 14 49,93 5,091
A. centrado en la
tarea
3 ó 4 8 48,38 9,501 1,694
20
0,106
7,304
más de 4 sust. 14 41,07 9,849
A. centrado en la
emoción
3 ó 4 8 51,75 8,908 -0,626
20
0,538
-2,250
más de 4 sust. 14 54,00 7,636
A. centrado en la
búsqueda de Apoyo
Social
3 ó 4 8 52,25 9,004 0,276
20
0,786
0,964
más de 4 sust. 14 51,29 7,216
Autocontrol 3 ó 4 8 37,75 11,436
0,293
20
0,772
1,250
más de 4 sust. 14 36,50 8,465
Tabla 4. Estadísticos de tendencia central en las variables del VIP en función de situaciones legales y los resultados de la prueba t.
Situaciones
legales N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral)
Diferencias de
medidas
Autoestima Si 9 43,78 6,723 0,361
20
0,722
1,624
No 13 42,15 12,226
Autoeficacia Si 9 46,89 5,754 0,272
20
0,789
0,966
No 13 45,92 9,482
Optimismo Si 9 43,78 6,476 -1,145
20
0,266
-3,068
No 13 46,85 5,970
Locus de control Si 9 45,78 8,570 -0,174
20
0,864
-0,761
No 13 46,54 10,990
Habilidades sociales Si 9 47,00 6,103 -1,444
20
0,164
-4,692
No 13 51,69 8,290
A. centrado en la
tarea
Si 9 45,11 9,048 0,523
20
0,607
2,342
No 13 42,77 11,107
A. centrado en la
emoción
Si 9 51,44 6,766 -0,843
20
0,409
-2,940
No 13 54,38 8,790
A. centrado en la
búsqueda de Apoyo
Social
Si 9 51,22 5,449 -0,205
20
0,840
-0,701
No 13 51,92 9,169
Autocontrol Si 9 38,89 10,706
0,796
20
0,435
3,274
No 13 35,62 8,569
Tabla 5. Estadísticos de tendencia central en la escala Búsqueda de Sensaciones en función de la edad y los resultados de la prueba t.
Edad N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral) Diferencias de
medidas
B.S en general 15 a 18 7 23,43 6,973 0,447
20
0,660
1,095
19 a 24 15 22,33 4,483
BEA 15 a 18 7 6,14 2,610 -0,200
20
0,844
-0,257
19 a 24 15 6,40 2,898
BEX 15 a 18 7 6,14 2,116 -0,548
20
0,590
-0,457
19 a 24 15 6,60 1,682
DES 15 a 18 7 6,57 3,155 1,085
20
0,291
1,171
19 a 24 15 5,40 1,920
SAB 15 a 18 7 4,57 2,440 0,678
20
0,506
0,638
19 a 24 15 3,93 1,870
Tabla 6. Estadísticos de tendencia central en la escala Búsqueda de Sensaciones en función de los estudios y los resultados de la prueba t.
Estudios N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral) Diferencias de
medidas
B.S en general Primaria 8 21,63 4,838 -0,705
20
0,489
-1,661
ESO 14 23,29 5,553
BEA Primaria 8 5,75 3,151 -0,724
20
0,477
-0,893
ESO 14 6,64 2,560
BEX Primaria 8 6,88 1,126 0,825
20
0,419
0,661
ESO 14 6,21 2,082
DES Primaria 8 4,88 2,475 -1,371 20 0,185 -1,411
ISSN 2313-349X www.sciences-pi.com
ESO 14 6,29 2,234
SAB Primaria 8 4,13 2,232 -0,019
20
0,985
-0,018
ESO 14 4,14 1,994
Tabla 7. Estadísticos de tendencia central en la escala Búsqueda de Sensaciones en función del policonsumo y los resultados de la prueba
t.
Policonsumo N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral) Diferencias de
medidas
B.S en general
3 ó 4 8 22,38 6,865 -0,202
20
0,842
-0,482
más de 4
sustancias 14 22,86 4,365
BEA
3 ó 4 8 5,75 2,550 -0,724
20
0,477
-0,893
más de 4
sustancias 14 6,64 2,898
BEX
3 ó 4 8 6,50 2,330 0,088
20
0,931
0,071
más de 4
sustancias 14 6,43 1,505
DES
3 ó 4 8 6,13 2,696 0,518
20
0,610
0,554
más de 4
sustancias 14 5,57 2,243
SAB
3 ó 4 8 4,00 2,619 -0,233
20
0,818
-0,214
más de 4
sustancias 14 4,21 1,718
Tabla 8. Estadísticos de tendencia central en la escala Búsqueda de Sensaciones en función de la conducta delictiva y los resultados de la
prueba t. Situaciones
legales N Media Desv. Tip. t gl Sig. (bilateral)
Diferencias de
medidas
B.S en general Si 9 23,00 5,745 0,231
20
0,820
0,538
No 13 22,46 5,109
BEA Si 9 5,67 3,041 -0,921
20
0,368
-1,103
No 13 6,77 2,555
BEX Si 9 6,22 1,716 -0,497
20
0,625
-0,393
No 13 6,62 1,895
DES Si 9 6,11 2,421 0,548
20
0,590
0,573
No 13 5,54 2,402
SAB Si 9 5,00 2,345 1,738
20
0,098
1,462
No 13 3,54 1,613
Tabla 9. Correlaciones de Pearson significativas entre las escalas del VIP
N= 22 VIP
Autoestima
VIP
Autoeficacia
VIP
Optimismo
VIP
locus de
control
VIP
Habilidades
sociales
VIP
Afrontamiento
centrado en la
tarea
VIP
Afrontamiento
centrado en la
emoción
VIP
Afrontamiento
centrado en la
búsqueda de
Apoyo Social
VIP
Autocontrol
Autoestima 1 ,628(**) ,725(**) 0,304 ,453(*) ,523(*) -,805(**) -,499(*) ,574(**)
Autoeficacia ,628(**) 1 ,553(**) -0,021 0,191 ,781(**) -,698(**) -0,264 ,698(**)
Optimismo ,725(**) ,553(**) 1 0,200 ,434(*) ,435(*) -,707(**) -,471(*) 0,366
Locus de control 0,304 -0,021 0,200 1 0,263 0,074 -0,153 -0,126 0,219
Habilidades sociales ,453(*) 0,191 ,434(*) 0,263 1 -0,113 -0,376 -0,312 0,097
Afrontamiento centrado
en la tarea ,523(*) ,781(**) ,435(*) 0,074 -0,113 1 -,525(*) -0,228 ,793(**)
Afrontamiento centrado
en la emoción -,805(**) -,698(**) -,707(**) -0,153 -0,376 -,525(*) 1 ,516(*) -,543(**)
Afrontamiento centrado
en la búsqueda de
Apoyo Social
-,499(*) -0,264 -,471(*) -0,126 -0,312 -0,228 ,516(*) 1 -0,241
Autocontrol ,574(**) ,698(**) 0,366 0,219 0,097 ,793(**) -,543(**) -0,241 1
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**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
a. No se puede calcular porque al menos una variable es constante.
Tabla 10. Correlaciones de Pearson significativas entre las escalas del VIP y las escalas del MACI
N= 7 VIP
Autoestima
VIP
Autoeficacia
VIP
Optimismo
VIP
locus de
control
VIP
Habilidades
sociales
VIP
Afrontamiento
centrado en la
tarea
VIP
Afrontamiento
centrado en la
emoción
VIP
Afrontamiento
centrado en la
búsqueda de
Apoyo Social
VIP
Autocontrol
Introversión -0,676 0,186 -0,371 -0,338 -0,662 0,038 0,352 0,232 -0,127
Inhibición -0,192 -0,074 -0,096 0,423 -0,482 0,272 0,135 -0,182 0,148
Pesimista -,917(**) -0,403 -,880(**) -0,482 -,870(*) -0,572 0,722 0,127 -0,510
Sumiso 0,655 0,620 ,755(*) 0,396 0,408 ,878(**) -0,681 -0,554 ,763(*)
Histriónica 0,729 -0,169 0,458 0,077 0,596 0,477 -0,233 -0,301 0,253
Egocéntrica ,905(**) 0,245 0,702 0,104 ,800(*) 0,535 -0,495 -0,155 0,554
Rebelde -0,458 -0,425 -0,617 -0,306 -0,267 -,883(**) 0,470 0,412 -0,486
Rudo -0,752 -0,605 -,794(*) -0,357 -0,476 -,915(**) 0,660 0,478 -,837(*)
Conformista ,882(**) 0,454 ,868(*) 0,472 0,665 ,863(*) -0,727 -0,520 0,697
Oposicionista -,887(**) -0,648 -,896(**) -0,385 -0,717 -0,751 0,727 0,160 -,815(*)
Autopunitivo -,863(*) -0,617 -,878(**) -0,220 -,955(**) -0,467 ,871(*) 0,289 -0,492
Tendencia Límite -,885(**) -0,546 -,829(*) 0,027 -,770(*) -,819(*) 0,594 0,188 -0,717
Difusión identidad -,917(**) -0,577 -,976(**) -0,451 -,870(*) -0,751 ,823(*) 0,219 -0,589
Desvalorización -,788(*) -0,472 -0,751 -0,246 -,853(*) -0,376 ,841(*) 0,569 -0,410
Desagrado cuerpo 0,397 0,517 0,592 0,383 0,431 0,369 -0,434 0,400 0,332
Incomodidad sexo 0,595 0,579 0,691 0,249 0,318 ,947(**) -0,526 -0,404 ,765(*)
Inseguridad iguales -0,323 0,105 0,011 0,162 -0,237 0,222 -0,041 -0,078 -0,274
Insensibilidad social -0,312 -0,561 -0,468 -0,616 -0,116 -0,419 0,641 0,628 -0,571
Discordancia Fliar -0,642 -,866(*) -0,748 -0,176 -0,531 -0,626 ,799(*) 0,452 -,824(*)
Abusos en infancia -,855(*) -0,394 -,877(**) -0,560 -,954(**) -0,411 ,900(**) 0,412 -0,280
Trast. alimentación -0,482 -0,010 -0,298 -0,004 -0,419 -0,260 0,386 ,763(*) -0,214
Abuso de sustancias -0,522 -0,606 -0,701 -0,261 -0,500 -0,678 0,746 0,599 -0,438
Pre. delincuencia -0,471 -0,388 -0,629 -0,699 -0,385 -0,532 0,744 0,717 -0,317
Pro. impulsividad -0,752 -0,684 -,794(*) -0,230 -0,545 -,843(*) 0,739 0,579 -,825(*)
Sent. De ansiedad 0,626 0,235 0,633 0,485 0,539 0,563 -0,703 -,841(*) 0,308
Afecto depresivo -,794(*) -0,398 -0,650 -0,083 -,756(*) -0,397 0,689 0,569 -0,535
Tendencia suicidio -,769(*) -0,200 -0,711 -0,264 -,850(*) -0,440 0,706 0,545 -0,176
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral). a. No se puede calcular porque al menos una variable es constante.
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Tabla11. Correlaciones de Pearson significativas entre las escalas del VIP y las escalas del MCMI II
N= 15 VIP
Autoestima
VIP
Autoeficacia
VIP
Optimismo
VIP locus
de
control
VIP
Habilidades
sociales
VIP
Afrontamiento
centrado en la
tarea
VIP
Afrontamiento
centrado en la
emoción
VIP
Afrontamiento
centrado en la
búsqueda de
Apoyo Social
VIP
Autocontrol
Deseabilidad 0,140 0,306 -0,235 -0,120 -0,043 0,295 -0,093 -0,169 0,385
Alteración -,866(**) -,527(*) -,646(**) -0,415 -0,204 -,581(*) ,797(**) ,538(*) -,579(*)
Sinceridad -,800(**) -0,480 -,664(**) -0,476 -0,483 -0,391 ,713(**) 0,426 -0,491
Esquizoide -0,457 -0,257 -,560(*) -0,009 -0,186 -0,248 0,496 0,196 -0,045
Fóbica -,831(**) -0,441 -,618(*) -0,286 -0,490 -0,372 ,684(**) 0,410 -0,367
Dependiente -0,102 0,058 -0,151 -0,175 -0,266 0,155 -0,022 0,104 0,131
Histriónica -0,047 -0,167 -0,159 -0,444 0,127 -0,260 0,025 -0,083 -0,439
Narcisista -0,306 0,035 -0,436 -,642(**) -0,073 -0,011 0,163 0,055 -0,156
Antisocial -0,392 -0,116 -0,396 -0,314 -0,073 -0,301 0,376 0,292 -0,332
Agresivo-Sádica -0,372 -0,258 -0,127 -0,101 -0,374 -0,162 ,544(*) ,567(*) -0,412
Compulsiva 0,225 0,193 -0,040 0,503 -0,152 0,399 -0,038 -0,099 ,647(**)
Pasivo-agresiva -,826(**) -,575(*) -,538(*) -0,426 -0,499 -0,452 ,763(**) ,533(*) -,652(**)
Autodestructiva -,832(**) -,666(**) -,627(*) -0,297 -0,307 -,636(*) ,706(**) 0,284 -,563(*)
Esquizotipica -,746(**) -,590(*) -,809(**) -0,228 -0,312 -0,415 ,768(**) 0,494 -0,253
Límite -,821(**) -,579(*) -,691(**) -0,428 -0,428 -0,491 ,735(**) 0,428 -,647(**)
Paranoide -0,406 0,122 -0,327 -,605(*) -0,414 0,102 0,230 0,362 -0,102
Ansiedad -,801(**) -,518(*) -,868(**) -0,294 -0,172 -0,423 ,750(**) 0,481 -0,391
Histeriforme -,807(**) -0,445 -,826(**) -0,450 -0,336 -0,343 ,744(**) 0,476 -0,381
Hipomanía -0,506 -0,316 -,625(*) -,550(*) -0,150 -0,338 0,462 0,258 -0,440
Neurosis
depresiva -,679(**) -,634(*) -,590(*) -0,146 -0,222 -0,461 ,675(**) 0,145 -0,413
Abuso de alcohol -,578(*) -0,178 -0,339 -0,322 -0,221 -0,388 0,484 0,232 -0,489
Abuso de drogas -,523(*) -0,277 -0,272 -,617(*) -0,176 -0,463 0,432 0,099 -,673(**)
Pensamiento
psicótico -,696(**) -0,361 -,575(*) -0,314 -0,182 -0,346 ,679(**) 0,403 -0,218
Depresión mayor -,909(**) -,596(*) -,819(**) -0,387 -0,304 -0,484 ,836(**) 0,453 -0,443
Delirios
psicóticos -0,393 0,105 -0,396 -0,506 -0,215 -0,057 0,214 0,314 -0,083
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral). a. No se puede calcular porque al menos una variable es constante.
ISSN 2313-349X www.sciences-pi.com