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"Cuando escribo teatro, yo soy el público del espectáculo que estoy imaginando". Raúl Damonte Botana – COPI (1933 – 1987)

Copi y el teatro del absurdo

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"Cuando escribo

teatro, yo soy el público del espectáculo

que estoy imaginando".

Raúl Damonte Botana – COPI (1933 – 1987)

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En el teatro de Copi hay una apuesta por la abolición de la moral, la lógica, el realismo y la ética. En sus obras se crean vivencias de personajes atípicos, envueltos en la locura, la violencia, el crimen y la “anormalidad”, esencia con la que construye cada trama.

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Ninguna de sus piezas teatrales se suscriben al modelo aristotélico, tampoco es un teatro lacrimoso por más trágicas que sean las vidas de los personajes y las situaciones, pues la vida es una mentira que se elabora y desconstruye al mismo tiempo. Se

trata de un teatro que toma como recurso primordial el distanciamiento del público, por eso no hay empatía ni catarsis.

«Después de haber leído en mi adolescencia todo lo que se debe, no leí más.»

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“Cuando cae el telón, antes de

llegar al camarín, existe un instante en

el que uno no es nadie. Es un placer

inimaginable. Voy a tratar de deslizarme al más allá por uno

de esos agujeros negros.”

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En el teatro de Copi tienen cabida los personajes

metamorfoseados, sin pasado real; sus vidas están

construidas de forma espontánea; se inventan a sí mismos. Conforme avanza la

progresión dramática, cambian de planes y las historias se

vuelven un delirio de deseos, desencuentros y voces

desdobladas. El planteamiento del autor es siempre la vida

como experiencia renovada y posibilidad de construirse

como sujeto libre

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La totalidad del teatro de Copi habla sobre el desencanto de una época caótica y desenfrenada donde la transgresión está en lucha permanente con la moral y la lógica de la vida. Si los

futuristas le cantaron a la tecnología, a la guerra y a las máquinas, y los dadaístas le apostaron al azar y a la escritura

automática como forma de reacción de una época marcada por la guerra y la orfandad del hombre, el teatro de Copi es también

una reacción contra la sociedad mecanizada, enferma y decadente.

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«En las obras de Copi un personaje que lleva su nombre puede ignorar

que es judío puesto que nunca ha visto el pene de otro hombre (La

Internacional Argentina), los pollos pueden reproducirse en pollos al

spiedo, los huevos en huevos fritos (El uruguayo), los padres ser

mujeres de clítoris decapitado (La guerra de las mariquitas) y las ratas cultivar géneros íntimos como la correspondencia (La

ciudad de las ratas). Todo está trastocado, los sexos, las patrias,

los reinos (animal, vegetal, mineral).»

María Moreno - Actriz

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Hay siempre en Copi, un momento en que nos preguntamos: “¿y ahora cómo sigue? ¿Cómo sale de

esta?” Y la sintaxis excéntrica siempre redobla la apuesta, y la narración avanza, salta de una dificultad a otra, arrasa con los obstáculos (que ella misma se crea:

narrar es doblegarse a sí mismo).

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Estrenada en el Théàtre de la Gaire-Montparnasse de Paris en 1974.

Dirección: Javier Botana

Según Marcos Rozensvaig (biógrafo de Copi) Loretta Strong es la más infantil de sus obras. ¡Qué mejor que un astronauta para huir hacia el espacio infinito! Loretta Strong es la última sobreviviente de un cosmos en guerra. Una mujer que conversa telefónicamente con todas las voces del Universo. Todo está permitido en el mundo de los niños. Y es en ese mundo donde viven los animales simbólicos de Copi: las ratas, las cacatúas, los linces. El vértigo de la obra es absoluto, entre el coito y el parte solo pasan segundos. Loretta se hace penetrar por una heladera y al instante pare un murciélago de oro.

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Sin embargo, no siempre lo que se dice en la obra es realmente sucede. La nave en la que navega Loretta, lo hace en un cielo/océano de sangre.

Todo en la obra está en continua mutación, como el cuerpo de una mujer cuando va a ser madre. El texto refiere, pues, al contacto entre Loretta y su hija, Linda, a través del teléfono. Una hija que está en el interior de un mundo mojado (el líquido amniótico). Loretta a su vez está «encerrada»

en su cápsula, y también puja por salir.

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La última palabra de la obra es «Salgo». La pregunta que se impone es ¿a dónde? A la vida o a la escena. Copi, está mas allá de los valores, instaura un lenguaje, un mundo en apariencia en donde los personajes no se cuestionan nada, todo está legalizado. Será el espectador quien se cuestione acerca de esos valores.

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Copi estructura su relato sobre dos coordenadas

(espacio/tiempo) y dos pares respectivos de antónimos

(aquí y allá/ antes y ahora). La nitidez conceptual de

semejantes divisiones, sin embargo, es engañosa

porque toda perspectiva, en Copi, incluida la de la cartografía urbana, es movediza, inestable,

imaginaria.

El narrador es un uruguayo, más específicamente un uruguayo-ex

expatriado ahora reimplantado, que fuma Gauloises y escribe una carta a un “maestro” francés con quien,

es obvio, ya no se lleva bien.

EL URUGUAYO - 1972

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La novela está escrita como una especie de informe de un corresponsal enviado a tierras extrañas, cuyo realismo es corroído por una parodia delirante. De forma imprevista el texto cambia y pasa a relatar una catástrofe, donde Montevideo es

cubierto de arena y, tras el retiro del mar, queda tapado de cadáveres. Los giros inesperados y el brusco estallido de un suceso devastador e irreversible

conforman uno de los procedimientos narrativos de Copi.