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SERIE: NOVELAS CORTAS DE LA COTIDIANIDAD

LA MESERA DE EVENTOS

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Page 1: LA MESERA DE EVENTOS

SERIE:

NOVELAS CORTAS

DE LA COTIDIANIDAD

Page 2: LA MESERA DE EVENTOS

LA MESERA

Angie salió muy temprano en la mañana, todavía estaba oscuro, avanzó presurosamente rumbo a la avenida para tomar el bus que la llevaría al club donde trabajaba. Se detuvo en el paradero y como había olvidado embolarse los zapatos, lo hizo frotando cada pie con la parte inferir y trasera

de su pantalón. Llevaba puesto un corbatín negro y una camisa blanca gastada en el cuello de tanto uso.

Estaba visiblemente angustiada pensando en que la iban a devolver, y eso que había puesto la alarma en su celular, pero como tenía la costumbre de quitarla una vez sonaba, y se arrunchaba

nuevamente mirando de vez en cuando la hora, corría el riesgo de volverse a dormir. Cuando

por fin decidió levantarse ya se estaba haciendo tarde. Si por ella hubiera sido no se habría incorporado, estaba contenta de que su compañero la tuviera abrazada, le encantaba que le echara la pierna por encima.

Angie observaba hacia el final de la calle a ver si aparecía el autobús y mientras trascurría el tiempo se aglomeraban más personas. Cuando por fin llegó el trasporte urbano todos querían subir primero para tomar asiento. Se presentaron empujones y una que otra mirada hostil. Una vez Angie subió al vehículo se ubicó como pudo en uno de los pocos asientos que quedaban disponibles y se colocó los audífonos para escuchar música salsa que era su favorita mirando

constantemente el reloj.

Tan pronto como llegó al lugar de trabajo el vigilante solicitó que exhibiera su escarapela y revisó

que estuviera en lista para trabajar ese día, y una vez verificó los datos le permitió el ingreso. Angie se dirigió rápidamente al sanitario para colocarse una malla en la cabeza ya que era de uso obligatorio. Aunque se trataba de una joven bonita, alta de cabello negro tez morena manos grandes y rostro con facciones fuertes parecía un hombre con el cabello totalmente recogido.

Seguidamente se reportó al capitán quien la miró con desconfianza preguntando si había llegado tarde. Ella se sonrojó y contestó negativamente. En seguida se ubicó en una esquina del salón donde se encontraban otras compañeras de trabajo, y con el repasador comenzó a brillar las copas y cubiertos que se utilizarían en el evento que pronto daría inicio.

Dialogaban en voz baja entre ellas renegando del capitán quien era un sátrapa. Marina a quien apodaban “calaver” manifestó: mija ese tipo es un desgraciado a mí me devolvió la semana

pasada porque llegue un minuto tarde y perdí la madrugada y el valor de los transportes. Eso no es nada -afirmó Raquel- a Fernando lo hizo echar porque lo encontró comiéndose un pasabocas.

Esa gente es muy miserable- contestó Angie-. ¿Te acuerdas Marina de las gemelas que llegaron de Venezuela y que trabajaron con nosotras?. Sí. Pues como en su país las cosas están tan mal y la gente no tiene con qué comer y saben lo importante que son los alimentos, un día la supervisora dio la orden de que botaran la comida sobrante del evento que se había realizado y

ellas se pusieron a llorar y le dijeron que no lo iban a hacer. Al negarse ella las iba a sancionar pero un compañero le expuso la situación de sus familias y se vio obligada a dar la orden de que

cada mesero comiera lo que quisiera y se llevara lo que pudiera. Pues esa es una excepción- Dijo Andrea- porque según las normas de la empresa no podemos comer nada de lo que sobra y mucho menos llevar para la casa.

Pero lo más triste es que cuando los eventos terminan a altas horas de la madrugada no nos permiten quedarnos en algún salón para descansar y nos toca sentarnos en el suelo hasta que amanezca –dijo Juliana-

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Estaban en esas cuando irrumpió el capitán quien se había ausentado del salón por un momento,

y todas quedaron en silencio. Dio algunas instrucciones en forma apresurada y se retiró quedando nuevamente a solas. Orlando que las había escuchado se reía. Ahora falta que se crean las mártires. Angie enfadada le contestó con una pregunta: ¿Entonces no es cierto?. Pues sí, pero tampoco hay que exagerar. Con que exagerar que nos quiten las propinas que los clientes dejan,

o que nos tengan en reunión a altas horas de la noche cuando ya no haya transporte para irnos. Bueno, bueno, está bien pero no te enojes.

Lo más preocupante es que como muchas trabajamos por prestación de servicios, solo nos llaman para tapar huecos y a veces no nos tienen en cuenta para turnos seguidos y nos toca estar

“limosneando” y estar llamando cada rato para que nos asignen uno, y muchas veces nos fijan turnos partidos en horarios difíciles y mal remunerados. Lo más grave es cuando la persona encargada de la nómina en la empresa temporal busca la manera de embolatarnos algunos turnos que ya se hicieron.

El problema es que no se puede discutir porque toman represalias y terminan los contratos o simplemente no vuelven a dar más trabajo ocasional.-Manifestó Juliana-.

Muy bien Angie -expresaron todas-. Sígale diciendo cosas a este carajito para que aprenda a subir el vidrio. – Señalando todas a Orlando.-

Pasada la algarabía Angie continuó diciendo: y ahí de que nos neguemos a hacer algún turno de esos malos, porque nos castigan dejándonos de programar. Y ni qué decir del egoísmo y la envidia

de algunos compañeros del gremio que se la pasan llevando y trayendo chismes para que los tengan en cuenta y se convierten en nuestros enemigos. Desgraciadamente no hay hermandad

sino rapiña por hacer cada cual los turnos que más pueda, así tenga que pisotear al otro. Si alguien dice algo en contra de un jefe este se entera por cualquiera de nosotros y lo sancionan o lo retiran.

La “calaver” metiendo la cucharada dijo: y ni qué decir de aquellas compañeras que salen con los

jefes para pagarles favores por asignarles trabajo permanentemente, o sapear a los demás compañeros. Nosotras mismas nos encargamos de hacernos una pésima propaganda cuando alguna sale con un colega mesero para luego estar en boca de todos por su conducta inapropiada.

Bravo, Bravo, se acabó la reunión. Expresaron todas en tono jocoso y se fueron a atender el evento que daba comienzo.

FIN

Glosario de términos:

Arrunchar: acostarse, abrazarse en pareja.

Calaver: una forma jocosa de decir cadáver.

Carajito: Expresión empleada para referirse a un muchachito.

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Embolatar: enredar o enmarañar algo.

Meter la cucharada: expresión que significa involucrase intempestivamente en una conversación.

Mija: expresión que se utiliza para referirse a una persona con cariño como si fuera la hija.

Sapear: fisgonear. Acusar a una persona ante otra.

Subir el vidrio: expresión que significa no poner cuidado a conversaciones ajenas.