LA PALMA ISLA DE LA AMISTAD

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Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Temas de siempre", 1976/06/08

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OPINIÓN IiiiiimimiiiiiiiiiiiiJiiiiiiiiuiiNiiHiwiiiriiiiiiiiiiiiiiHii ......... muí ..... i ..... iiiiiniimimiSiiiiiHiiiiinii ..... IÜIIÜIÜIÜD ..... iiiiiiüiiMiimiiiimiiiKiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiii ....... iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiii ...... iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiniii

SADE EDAiSTEMAS DE SIEMPRE

CDla Concepción —allí donde LaCaldereta actúa como caja d»eresonancia de! puerto en acti-vidad c ont ín u a— n u nca sesentirá solo.

Tras el primer ami-go, ama-ble, sin ciar o y cordial -—ejem-plo vivo fue durante tod<a suvida e*} siempre bien recorda-do don Guarino— otros yotros vendrán a prestar apo-yo ai recién llegado que,pronto, se sentirá integrado,plenamente identificado conLa Pa-lma toda.

Afirmo con conocimiientode causa. Amigos palmerostenía desde antes de, por vezprimera, llegar a la isla queaquellos no sé cansaban de•añorar y elogiar. -Pero don «Gua-rí n-o fue e1! primero que mebrindó su amistad cuando, ha-ce veintitrés años, llegué a

Santa Cruz de la Palma enuno áe los antiguos «corre i-líos» que aún cruzan el Atlán-tico i-s'ieño.

He vuelto otras veces. Nue-vos y siempre numerososamigos —pero amigos de ver-dad— se unieron a! caballeroque, en la calle Real, estabasiempre dispuesto a prestarun servicio, a hacer un favor.En 'la última ocasión —haceunoc seis años— no encon-tré aquella su ampli-a sonrisay !\a mano tendida, cordial yarroga. Pero en su lugar, y si-guiendo su ejemplo -—siguien-do el- culto a la amistad quela isla rinde— otras muchasviejas amistades reanudé yotras muchas, nuevas, deje ala espera di? una siempresoñada y anhelada vuelta.

J. A. Padrón Albornoz

ESPOSO CONFORTABLE

En el Quimera, como se sabe, sie- viene representan-do, con señalado éxito, la obra de Antonio Gala, «¿Porqué corres, 1111563?».

El matrimonio estaba que si iba que si no iba, por loque habían discutido en varias ocasiones, ya que él afir-maba que se encontraba más camodo en zapatillas, vien-do la televisión y con su whisky en la mano.

Pero el sábado por la tarde, ella se plantó, porque yano podía más, y le preguntó a su esposo:

—'Bueno, ¿vamos o no vamos a la función de Gala?—Ah, replicó él, pero encima es «de ga'la», y hay que

ponerse el smoking. Pui&s, conmigo no cuentes...

SIN EMBARGO

'Pero, corno ustedes supondrán, terminaron aquellosesposos por ir ai teatro. Vayan que sí fueron. Ya se sa-be que si una mujer le pide a uno que se tire de un ipi-so, lo único que puede desear es que sea de'! último deabajo.

Pero como había ido a contragusto, al marido no leestaba gustando mucho la obra; todo lie- parecía mal, hasta refunfuñaba en algunas ocasiones.

En el descanso, ella comentó:—¡Qué bien trabaja Alberto Glosas!

Y él, arrellenándose en ¡a butaca, se limitó a decirre signada mente:

—Encima, '¡q-ué «closas» tienis uno que oír!

AITOBERADASALY0BEB

Las Nieves, unn de ¡los muchos paisajes que La Palma encierra

En esta época de los slo-gans turísticos y las denomi-naciones, en exclusiva, paradeterminadas zonas de la geo-grafía —tanto nacional comoextranjera— hay quienes sedevanan los sesos en buscade nombres significativos yrepresentativos.

Valgan verdades, el propó-sito es loable. PISTO existen lu-gares en los que, por su ma-nera de ser y sentir, talesnombres están en e! ánimo detodos cuantos a ellos llegan yque, sin embargo, no han cua-jado en realidad, no se hanplasmado —'hasta e-1 momento—- en palabras concretas, definidas.

'Me estoy refiriendo a esanuestra isia hermana de 'LaPalma, isla que con interésloable se prepara para Inte-grarse en el concierto insu-lar, nacional e- internacional,del turismo.

La Palma, la isla que convir-tió lO'S pinos de sus bosquesen quillas raudas para la rutade América, entra en nueva ypromete dora etapa de vida ydesarropo. Ya tiene, sí, denomiraciones cariñosas, denomi-na ció mes nacidas de ese pro-fundo amor, de ese hondoarraigo y sentamiento que po;rella sienten todos sus hijos:«la Isla Bonita», «'la Isla Corazón», «'la Isla del Arcán-gel», etc.

Pero me agradaría contri-buir, en la justa medida demis posibilidades y con o ci-miento s que die ella tengo, aese afán por plasmar en unaspalabras ese sentimiento ínti-mo que, al fin y a! cabo, esexpresión de todo un muy in-tenso sentar, un muy intensoquerer a la isla del basto bre-gar y e'l basto ganar. A la islaqu'e, con paciencia infinita, hasab'do transformar e-1 «mal-país» —vómito de volcanes deantaño— en campos fértiles yplenos.

ftusiñol llamó a Mallorca«la i'sla de la Caima». Plagian-do en parte la opinión y defi-nición del hombre que escri-bió prosa magnífica con plu-ma y pinceles, creo que a LaPalma bien podría definirla como «la Isila de la Amistad y JaCalma».

Sí, primero la amistad. Lúego i a corría que envuelve consu capa de silencio ciudades,y campos. Capa que, por paradoja, resuena de la mañanaa la noche con toda la gamadel trabajo .intenso y efecti-vo.

Sí, primero la amistad. Es-'ta es como un culto obligad oen la isla que atrae con e«limán de sus nombres sono-ros —Ten agua, Tiguerorte,Arqual, Be!maco, etc.— y, aúnmás, con los paisajes que entoda su geografía, quebrada ymontuosa, guarda con celo.

La amistad en La Palma escorno una reacción en cade-na. !E1 que por vez primera lle-ga a la sombra del Risco de

LAS PROMESAS INCUMPLIDASAlguien me escribe plan-

teándome un tema que,aunque indudabíemente afeeta al terreno deportivo, podríaencuadrarse en un contextogeneral de realizaciones que,proyectadas y anunciadas es-pectacularmente, 'luego SQvan difuminando con el tiempo, hasta que tanto las auioíidades responsables como eipúblico en general terminanpor olvidarse del todo.

Se refiere mi comunicantea! !Poí'deportivo de Santa Cruzde Tenerife, y me dice quehace ya como dos meses ymedi'O qute estuvo aquí el de-legado nacional de EducaciónFísica y Deportes, señor Pelavo Ros. En aquella ocasión,expresa, el distinguido vísítan te afirmó que «todo estaha hecho» y que ¡a subasta delas obras se llevaría a caboen pil rmsmo mps de su vi sita. Quedó perfectamente b>>e'<ncon nosotros en, tan memorable ocasión, todos nos queda*mos más o menos complacídos v no<* ou^mos a esperartranou'lamente a CPU e se cumP'Kera la promesa.

iRero, como nuestro cornu-

CON LA ISLA A CMSTAS

ENCOCfflNAMIENTO, NOEl que se mete en estas cosas de los diarios bien pue-

de saber que siempre haberá gente agachada, acechándo-lo, para meterle mano en e] primer descuido. Y estosdescuidos se pueden tener cuando ¡as entendederas noandan cabales de] todo, y cuando no se pisa tierra firme,que de repente se esgorrtfa y se pega usted Ja gran cos-talada. Y eso mismito fue lo que me ocurrió a mí, conuna palabra que solté y me han venido a decir que no esla debida.

La palabra es rustriendo. Yo la había oído masiadasveces y para mí que rustriar es eso que hacen los perroscuando andas tras el conejo o la perdiz. El sabido de po-rras ya me había querido calentar las orejas diciéndomeque no se dice rustriar sino rastrear. ¡Miátú! Cosa de fue-ra. Aquí al perro se le dfce: «¡Pégale!», y el perro se aga-rra al olor que va dejando el conejo o to que sea. Menoscuando se trata de un perro sato, que ese ni huele, nisigue, ni nada.

Pero, vamos a lo mío: Una persona que sabe de latierra, me viene a decir otra cosa. Que rustrfando ío quequiere decir es aprovechando. Aprovechando, ¿se da us-ted cuenta? Ganando i o que se tercie y quedándose contodo. Apañando, como se dice también. Que rustriar, se-gún parece, es eso: apañar, arrafrñar y arramblar con to-do...

Y que no me vengan ahora a decir que el libro gordodice que arramblar es llevárselo todo un río. Que aquí nohay más Ríos que don Teodoro, dan Victoriano y sus pa-rientes. Arramblar aquí es llevárselo todo y dejar peladoa quien sea.

Tota!, que parece que estaba trópico en lo de rustriar.A mí me suen^ bien. Pero si no es asíf no voy a encochí'narme tampoco.

JUAN Di LA ISLA

n Sean te dioe, han pasado dosmeses y medio, y ¿e lo dicho,nada. A pesar de que el firman te de la carta, según meexpresa, ha estado todos losdías pendiente del BoletínOficial, por si en esta ocasiónya no se trataba solamentede una manera de quedarbien con las gentes en unavisita, sino de llevar a caborealmente lo que se prometía. Y ahí están, termina di-ci'endo, los solares, muertosde risa, esperando, como ene¡i verso de Becquer, la ma--no de nieve que venga a pul-sarlas.

Si s;!°ni<pre se ha dichoque «la po-Iítica es e! arte d»e

• lo posible», nosotros vamos atener que decir que algunospolíticos a escala nacional, deaquellos que nos visitan enmuchas ocasiones, han logrado hacer de esa política el ar-te de lo imposible; es decir,han logrado que no se haganada de lo que nos prome-ten .

Nos parece recordar quefue el presidente del CabildoInsular quien dijo a un minis-tro, con ocas'lón- de una reu-nión en el Gobierno Civil, queios tinerfeños va mirábamoscon cierta desconfianza laspromesas del poder central,ponqué la mavoría de las ve?ees eran promesas incumplí

das y el desánimo y e! des-aliento Itegaban a apoderarsede los hombres de esta tie-rra. ¿Entrará el proyectadoPoli deportivo o Palacio de losDeportes de Santa Cruz enesa serie de promesas que6¡e han quedado sólo en eso?

Mi comunicante dice que eldelegado provincial de Educación Física y Deportes, que esel que más cerca está de nos-otros, debería hacer algunamanifestación so-bre lo que ha

ocurrido o está ocurriendo eneste tema que queda plantea-do, y a nosotros nos parecetambién lo más sensato, paraque todos sepamos a quéatenernos, y si es cosa deseguir esperando o archivar elasunto.

Todo, menos que tengamosun motivo más para que quie-nes han perdido ya en partela fe, se mantengan en unapostura tan radicalizada.

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