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1 Se ubica en un conjunto habitacional (que mide aproximadamente 20 m de norte a sur y 18 m de es- te a oeste), en el noroeste de la Plataforma Norte. Se trata de un grupo de tres edificaciones que definen un patio central, y bajo el cuarto oeste se localiza la tumba [figs. 4.1a, b]. 1.1 Plataforma Norte, sección noroccidental, en el llamado por Caso (1938) “Sistema de la Tumba 104”, “Patio C”. 1.2 In situ. 1.3 Es una de las pocas tumbas de Monte Albán que permanecía intacta en la época de su descubrimien- to. Su planta es rectangular y cuenta con un amplio acceso por la parte oriental [fig. 4.2a]. Se excavó en la roca madre; las paredes se alisaron y estucaron para después pintarlas [fig. 4.2b]. Es de techo plano, formado por tres grandes lápidas, de las cuales la central ostenta una mancha de pintura roja al cen- tro; tiene piso de lajas careadas. Desde su descu- brimiento se consideró que la decoración pictórica había sido hecha de prisa, según se dedujo de los es- currimientos de pintura en algunas secciones (Ca- so, 1938) [lám. 4.1]. Se trata de un entierro primario, es decir, la tumba no fue reutilizada. En el interior se halló el esqueleto de un individuo masculino, en posición decúbito dorsal [fig. 4.3]. Era alto (medía 1.70 m), de edad madura (de cuarenta a cuarenta y cinco años) y quizá fue un dignatario, lo que se infiere por el ajuar funerario. Lo acompañaba una gran canti- dad de vasijas: vasos, platos, ollas, sahumadores y floreros, distribuidos en torno al cadáver y en ni- chos realizados en los muros de la tumba. En la en- trada, y a los pies del difunto, se colocaron cinco urnas-efigies o colanijes: 1 una principal, con la ima- gen de Cocijo pintada de rojo, y cuatro “acompa- ñantes”, dos a cada lado de él; una más se puso cer- ca del hombro izquierdo del cadáver, idéntica a las “acompañantes”. En cuatro de los nichos se deposi- taron más ollas, cuencos, platos y otros recipientes, así como una urna-efigie en el de la esquina sur- oeste [fig. 4.4]. La fachada mide 250 cm de ancho y 375 de al- tura [lám. 4.2]. Se distingue por estar decorada, en la parte superior, con un tablero de doble escapula- rio, en cuya sección central se hizo un nicho para albergar una urna-efigie antropomorfa, cuyo tocado se identificó como la imagen de Pitao Cozobi, dios del maíz, que a su vez porta como tocado la repre- sentación de Cocijo; está sentado, con las piernas cruzadas a manera de flor de loto, sobre un sitial. Porta collar, pectoral y muñequeras, y lleva una “bolsa de copal”. La urna estaba pintada de rojo (Ca- so, 1938) y mide 80 cm de altura por 40 de ancho [lám. 4.3]. Por abajo del tablero se realizaron tres moldu- ras escalonadas que corren a lo largo de la fachada, de las cuales la superior se proyecta más que las dos Tumba 104 Alfonso Arellano Hernández Facultad de Filosofía y Letras, UNAM 4 1 En el zapoteco de los valles centrales, la grafía j se pronuncia como y.

4 Tumba 104 - 132.248.9.195

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1 Se ubica en un conjunto habitacional (que mideaproximadamente 20 m de norte a sur y 18 m de es-te a oeste), en el noroeste de la Plataforma Norte. Setrata de un grupo de tres edificaciones que definenun patio central, y bajo el cuarto oeste se localizala tumba [figs. 4.1a, b].

1.1 Plataforma Norte, sección noroccidental, en elllamado por Caso (1938) “Sistema de la Tumba 104”,“Patio C”.

1.2 In situ.

1.3 Es una de las pocas tumbas de Monte Albán quepermanecía intacta en la época de su descubrimien-to. Su planta es rectangular y cuenta con un amplioacceso por la parte oriental [fig. 4.2a]. Se excavó enla roca madre; las paredes se alisaron y estucaronpara después pintarlas [fig. 4.2b]. Es de techo plano,formado por tres grandes lápidas, de las cuales lacentral ostenta una mancha de pintura roja al cen-tro; tiene piso de lajas careadas. Desde su descu-brimiento se consideró que la decoración pictóricahabía sido hecha de prisa, según se dedujo de los es-currimientos de pintura en algunas secciones (Ca-so, 1938) [lám. 4.1].

Se trata de un entierro primario, es decir, latumba no fue reutilizada. En el interior se halló elesqueleto de un individuo masculino, en posicióndecúbito dorsal [fig. 4.3]. Era alto (medía 1.70 m), deedad madura (de cuarenta a cuarenta y cinco años)y quizá fue un dignatario, lo que se infiere por el

ajuar funerario. Lo acompañaba una gran canti-dad de vasijas: vasos, platos, ollas, sahumadores yfloreros, distribuidos en torno al cadáver y en ni-chos realizados en los muros de la tumba. En la en-trada, y a los pies del difunto, se colocaron cincournas-efigies o colanijes:1 una principal, con la ima-gen de Cocijo pintada de rojo, y cuatro “acompa-ñantes”, dos a cada lado de él; una más se puso cer-ca del hombro izquierdo del cadáver, idéntica a las“acompañantes”. En cuatro de los nichos se deposi-taron más ollas, cuencos, platos y otros recipientes,así como una urna-efigie en el de la esquina sur-oeste [fig. 4.4].

La fachada mide 250 cm de ancho y 375 de al-tura [lám. 4.2]. Se distingue por estar decorada, enla parte superior, con un tablero de doble escapula-rio, en cuya sección central se hizo un nicho paraalbergar una urna-efigie antropomorfa, cuyo tocadose identificó como la imagen de Pitao Cozobi, diosdel maíz, que a su vez porta como tocado la repre-sentación de Cocijo; está sentado, con las piernascruzadas a manera de flor de loto, sobre un sitial.Porta collar, pectoral y muñequeras, y lleva una“bolsa de copal”. La urna estaba pintada de rojo (Ca-so, 1938) y mide 80 cm de altura por 40 de ancho[lám. 4.3].

Por abajo del tablero se realizaron tres moldu-ras escalonadas que corren a lo largo de la fachada,de las cuales la superior se proyecta más que las dos

Tumba 104

Alfonso Arellano HernándezFacultad de Filosofía y Letras, UNAM

4

1 En el zapoteco de los valles centrales, la grafía j se pronunciacomo y.

Monte Albán I Tumba 104 | 59

Figura 4.1a. Monte Albán.Tumba 104, planta del conjunto.(Dibujo: G. Ramírez, 2004.)

Figura 4.1b. Monte Albán.Tumba 104, alzado interior desplegado.(Dibujo: G. Ramírez, 2004.)

0 10 m

S W N

0 2 m

Lámina 4.1. Monte Albán. Tumba 104, muro oeste.(Foto: P. Cuevas, 1990.)

60 | Oaxaca I Catálogo

Figura 4.2b. Monte Albán.Tumba 104, perspectiva.(Dibujo: G. Ramírez, 2004.)

Figura 4.2a. Monte Albán.Tumba 104, planta.(Dibujo: G. Ramírez, 2004.)

0 2 m

Monte Albán I Tumba 104 | 61

Figura 4.3. Monte Albán.Tumba 104, esquema de la tumba con elesqueleto y los objetos asociados.(Tomado de Miller, 1995: 111, fig. 28.)

Figura 4.4. Monte Albán.Tumba 104, reconstrucción de la tumba y su ajuar.(Tomado de González, 1992: 109, fig. 63.)

62 | Oaxaca I Catálogo

inferiores. Los paramentos inferiores, que son lasjambas, tienen pintura [láms. 4.4 y 4.17].

El acceso al sepulcro estuvo tapado por dos lá-pidas (Caso, 1965d). La mayor ofrece bajorrelievesen tres de sus caras, las cuales —según Javier Ur-cid (comunicación personal, 2000, basado en Caso,1938)— indican varias etapas de tallado [fig. 4.5]. Ca-be señalar que algunos de los jeroglíficos labradosen la última reelaboración de la piedra, de acuerdocon Caso (1938), corresponden a los pintados en losmuros: se trata de 5 E (‘turquesa’) y 1 Ñ (‘iguana’),colocados al centro de la composición.

En los muros de la tumba se realizaron cinconichos, repartidos como sigue: uno en el muro sur,tres en el muro oeste y uno en el muro norte [fig.4.2a]. Todos tenían manchas de cinabrio (Caso,

1938), pero sólo subsisten vestigios; los más comple-tos se aprecian en el nicho central del muro oeste:tres manchas rojas en el interior. En apariencia,este mismo nicho interrumpe la secuencia de larepresentación pictórica.

De acuerdo con el fechamiento proporciona-do por las piezas cerámicas, la tumba se ubica en laépoca Monte Albán IIIa–IIIb, posiblemente entre600 y 700 d. C. Según diversas deducciones que heefectuado a partir de la correlación zapoteca-ju-liana, podría tratarse del lapso entre 628–642 o680–694.2

2 La propuesta se dio a conocer en el Boletín Informativo La Pintu-ra Mural Prehispánica en México. México, UNAM, Instituto de In-vestigaciones Estéticas, año VII, núm. 15, diciembre, 2001.

Lámina 4.2. Monte Albán. Tumba 104,fachada de la tumba. Nótese el tablero de dobleescapulario y el nicho al centro.(Foto: P. Cuevas, 1990.Tomado de González, 1992: 106, fig. 59.)

Monte Albán I Tumba 104 | 63

con una capa de barniz, que en la actualidad se haremovido (para datos más precisos, véase el trabajode Diana Magaloni y Tatiana Falcón incluido en es-ta misma obra).

3.1 La tumba mide 200 cm de ancho por 450 de lar-go y 150 de altura; los nichos mayores, 40 por 40 cm,mientras que los pequeños miden 15 cm de anchopor 40 de altura. El espacio pictórico cubre la tota-lidad de los muros, si bien las imágenes abarcan só-lo 120 cm de altura; de éstos, 10 cm correspondena la banda que simula ser el suelo de la composición,en tanto que los personajes de los muros lateralesmiden 104 y 102 cm de altura con tocado.

3.2 De acuerdo con Alfonso Caso (1938), se empleóla técnica del fresco para pintar la tumba; sin em-bargo, dice que el azul verdoso se aplicó por mediode temple (para conocer una nueva apreciación dela técnica pictórica, véase el análisis de Magaloni yFalcón incluido en la presente obra).

1.4 Martín Bazán descubrió esta tumba en 1936, du-rante las labores de la quinta temporada arqueoló-gica dirigida por Alfonso Caso.

2 Varias porciones del enlucido se desprendieronde los muros desde antes del descubrimiento, de talsuerte que sólo mínimas partes de los diseños seperdieron. Es la mejor conservada, y los muralesse aprecian en casi todos sus detalles; de hecho,Agustín Villagra realizó calcas a color [fig. 4.6].

Debe agregarse que en años recientes (hacia2000) las labores de limpieza y conservación inclu-yeron la remoción del barniz utilizado para prote-ger los diseños, así como la reintegración de éstosy los colores; es decir, en la actualidad se repinta-ron las imágenes donde fue posible, tal vez con baseen los dibujos originales de Villagra.

2.2 Como queda dicho, varios sectores de los mu-ros muestran desprendimiento del enlucido. Comomedida de protección las pinturas fueron cubiertas

Lámina 4.3. Monte Albán.Tumba 104, fachada.(Foto: R. Vera, 1997.)

Lámina 4.4. Monte Albán.Tumba 104, fachada y jamba sur.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1999.)

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Figura 4.5. Monte Albán.Tumba 104, lápida (desplegada)que cerraba el acceso a la tumba.(Dibujo: A. Arellano, 2002.)

Figura 4.6. Monte Albán.Tumba 104. Dibujodesplegado de las jambasy los muros pintados.De izquierda a derecha,muros sur, oeste y norte.(Dibujo: R. RamírezSánchez, 2004.)

Monte Albán I Tumba 104 | 65

Parece que primero se realizaron incisiones quedespués se delinearon, en cuanto trazos preparato-rios, con color rojo. Los diseños así formados se re-llenaron con colores y por último se les repasó elcontorno con negro, en algunos casos corrigiendolos trazos rojos.

Los colores son de procedencia mineral, excep-to el negro, que es carbón (Caso, 1938), y el azul ver-doso, similar en su composición química al azulmaya (Magaloni, comunicación personal, 2001). Losrestantes son rojo, ocre, gris y blanco. Se utilizaronplanos, esto es, sin intención de producir sombrea-dos ni perspectivas.

4.1 La descripción, como en otros casos, inicia a laizquierda del espectador y sigue hacia la derecha,en el sentido de las manecillas del reloj; también seefectúa de arriba abajo. Las imágenes se repartenpor todas las paredes desde el exterior, pues hay di-seños sobre los paramentos laterales al acceso (ba-jo el tablero, de doble escapulario), en las jambasinteriores y en los tres muros de la tumba [láms.4.5 y 4.6].

Los diseños del acceso son formas geométricas,mientras que los del interior representan a tres per-sonajes, dos de pie, vistos de perfil, y el tercero enposición frontal, de quien sólo se aprecia el busto.

Aquéllos parecen dirigirse al fondo de la tumba, locual sugiere dinamismo. El tercero, de mayores di-mensiones con respecto a los otros dos, se encuen-tra en el muro occidental de la misma, y manifiestauna marcada estaticidad. Una franja verdiazul es elsuelo de la escena. Todos están acompañados pordiferentes signos glíficos, algunos de ellos calendá-ricos. El conjunto, además, está plasmado en los dostercios superiores de las paredes, ya que el inferior—a modo de guardapolvo— es de color rojo claro ycarece de diseños. Así, se distinguen dos grupos bá-sicos: el de las figuras antropomorfas y el de los sig-nos glíficos.

4.2 En la fachada se advierten fragmentos de lo quefueron cartuchos semicirculares, de fondo rojo yborde azul verdoso, rematados en la parte superiore inferior por diseños trilobulares en los que se re-pite el colorido. Al centro de cada cartucho hay an-gostas bandas en diagonal; la superior se tuerce amodo de voluta, mientras que por abajo de la infe-rior se aprecia un circulito [láms. 4.4 y 4.17, fig. 4.7].

Las jambas ofrecen, a su vez, un diseño circulardel cual pareciera desprenderse, hacia abajo, unaforma oblonga; ambos tienen el fondo rojo y el bor-de azul verdoso [fig. 4.8]. El acceso se estrecha de-bido a proyecciones del muro, a manera de pilares

66 | Oaxaca I Catálogo

Lámina 4.5. Monte Albán.Tumba 104, muro sur.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1997.)

Monte Albán I Tumba 104 | 67

Lámina 4.6. Monte Albán.Tumba 104, muro norte.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1997.)

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Figura 4.7. Monte Albán.Tumba 104, detalle de uno de los diseños a modode cartuchos con remates trilobulados, que seencuentran tanto a los lados del acceso como enlas jambas. (Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.8. Monte Albán.Tumba 104, detalle de un diseño a manera de cuentay colgante, situado en el acceso del sepulcro.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Lámina 4.7. Monte Albán.Tumba 104, jamba y muro sur.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1999.)

Figura 4.9. Monte Albán. Tumba 104, muro sur, individuo de rasgos seniles.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

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Lámina 4.8. Monte Albán.Tumba 104, esquina de la jambay el muro sur. Detalle.(Foto: R. Vera, 1997.)

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Lámina 4.9. Monte Albán.Tumba 104, muro sur, parte mediasuperior.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1999.)

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Figura 4.10. Monte Albán.Tumba 104, muro sur, ave y “caja” sobre el nicho.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

adosados. En ellos se repite tanto ese último diseñocomo el cartucho con sus remates trilobulados y lí-neas diagonales. La cara interior de estos pilares, laque da hacia la cámara mortuoria, se pintó de rojo[láms. 4.7 y 4.16].

Dentro del sepulcro, la primera figura que seobserva a la izquierda del espectador (muro sur)es la de un hombre de perfil, pintado de rojo, quese dirige al fondo de la tumba [fig. 4.9]. Destaca sugran ojo circular, con la pupila casi unida a la me-jilla. Parece estar calvo, tiene la boca cerrada, y suprognatismo sugiere que se trata de un anciano. Al-za y flexiona el brazo izquierdo casi frente a su bar-billa, mientras que el derecho, al nivel de la cintu-ra, sostiene una “bolsa de copal”. Le pusieron dosmanos derechas, según se infiere de las uñas evi-dentes. Separa las piernas en actitud de caminar[lám. 4.8].

En seguida se aprecia un ave de cuerpo ocre, condetalles de su plumaje en rojos y azules verdosos, yposada sobre un objeto rectangular [fig. 4.10]. Tam-bién está colocada de perfil, con las alas extendidasy el pico entreabierto, en el que simula sostener al-gún objeto. De acuerdo con Lourdes Navarijo, se tra-ta de un loro (véase su estudio, incluido en la pre-sente obra) [lám. 4.9]. Los diseños continúan conuna columna de varios signos glíficos que se descri-birán más abajo [lám. 4.10]. Encima del nicho de laesquina suroeste se aprecian tres manchas rectan-gulares pintadas con rojo cinabrio [lám. 4.11].

El muro del fondo (oeste) se caracteriza por sucomposición axial vertical. Muestra, en la partesuperior, las llamadas “fauces celestiales”, forma-das por un elemento principal que recuerda una u—pintada en azul verdoso y rojo, y el espacio cen-tral blanco— pero cuyos extremos se tuercen haciaafuera, como volutas muy abiertas; la sección ver-diazul tiene al centro bandas blancas diagonales di-vididas en tercios desiguales, convergentes haciaabajo. Encima y al centro de este conjunto hay dospequeños cuadretes negros de esquinas redondea-das [fig. 4.11a]. Abajo se pintó un rostro antropomor-fo visto de frente, con los ojos y la boca abiertos; deesta última asoman algunos dientes, y los labios sonde color verde azulado. Tal efigie aparenta surgir oposarse encima de otro diseño a manera de u, aun-que de extremos más cerrados y con remates trilo-bulados típicamente zapotecos [fig. 4.11b].

Lámina 4.10. Monte Albán.Tumba 104, esquina de los muros sur y oeste.(Foto: R. Vera, 1997.)

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Figura 4.11b. Monte Albán.Tumba 104, conjunto del muro oeste.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.11a. Monte Albán.Tumba 104, “fauces celestiales”.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Lámina 4.11. Monte Albán.Tumba 104, muro oeste.(Foto: R. Vera, 1997.)

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Figura 4.12. Monte Albán.Tumba 104, muro norte, individuo de aspecto joven.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Lámina 4.14. Monte Albán.Tumba 104, muro norte. Detalle. (Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1997.)

Lámina 4.12. Monte Albán.Tumba 104, muro norte. Detalle.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1997.)

Lámina 4.13. Monte Albán.Tumba 104, muro norte. Detalle.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1997.)

Monte Albán I Tumba 104 | 75

Lámina 4.15. Monte Albán.Tumba 104, muro norte. Detalle.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1997.)

El interior del nicho, bajo el personaje descrito,muestra tres manchas de rojo cinabrio. También sepintaron dos manchas del mismo color arriba delnicho de la esquina noroeste.

Entre la imagen del muro del fondo y el nichodel muro norte, así como sobre el mismo, se obser-va una serie de signos de posible carácter glífico.Se hablará de ellos más adelante [láms. 4.12, 4.13y 4.14].

En el muro norte, luego de dichas imágenes y enla zona cercana al acceso, hay un individuo de per-fil y con atavíos más ricos que su contraparte delmuro sur [fig. 4.12]. Tiene el cuerpo pintado de ro-jo. Sus facciones son las de un joven, pues carecedel mentón pronunciado; sus ojos son almendradosy muestran la pupila negra. Se ve su larga y amari-lla cabellera. También alza y flexiona el brazo dere-cho casi frente a su barbilla, y el izquierdo, a la altu-ra de la cadera, sostiene una “bolsa de copal”. Susdos manos son izquierdas. Simula caminar, ya queabre las piernas [lám. 4.15].

4.3 El anciano porta un rico pero breve atavío, ydescuella su enorme tocado [lám. 4.8 y fig. 4.13]. Secubre la cabeza con una especie de cono blanco, do-blado en su parte superior y con una cinta anuda-da hacia la base. Éste reposa sobre un objeto circu-lar rojo y de bordes ocres, del cual se proyectan, alfrente y atrás, manojos de plumas verdiazules. Elconjunto limita gracias a una suerte de turbanteblanco, del cual surge, hacia adelante, un amplio re-mate decorado con un círculo de contorno rojo e in-terior gris en el extremo distal (Magaloni y Falcón,comunicaciones personales, 2001).

El ropaje que utiliza [fig. 4.14] consta de un lien-zo ocre que le cubre la cadera, más el consabidobraguero, ancho, pintado en rojo, ocre y azul ver-doso, cuyo borde inferior simula flecos o plumi-tas y le cae hasta las rodillas. Sobre el paño de lacadera y hacia la espalda se aprecia un objeto he-cho a base de círculos concéntricos, acaso un “es-pejo dorsal”, del que asoma, detrás, el amarre delmismo, trazado a manera de dos pequeñas figurasovaladas y rojas, con el borde azul verdoso. Calzasandalias sin talonera, anudadas sobre el empei-ne. Por únicas joyas porta una gran orejera circu-lar y un collar de cuentas verdiazules y colgantesblancos.

76 | Oaxaca I Catálogo

Figura 4.15. Monte Albán.Tumba 104, “cajas” en el muro sur. A la izquierda se ve la queestá sobre el nicho, y a la derecha, la colocada sobre el suelode la escena. (Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.14. Monte Albán.Tumba 104, muro sur, hombre anciano. Nótese sus atavíosy la “bolsa de copal” que porta en una mano.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.13. Monte Albán.Tumba 104, muro sur, tocado del personaje anciano.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Monte Albán I Tumba 104 | 77

Frente a este personaje anciano y sobre el ni-cho que le sigue, se aprecia un objeto rectangularblanco, de borde superior azul verdoso, y en el cen-tro hay un diseño rojo escalonado, sobre el cualse yergue el ave amarilla mencionada. Otro obje-to rectangular y blanco está apoyado sobre la fran-ja que simula ser el suelo, debajo de la serie deglifos que continúa [lám. 4.10]. Está decorado conpequeñas franjas y círculos verdiazules, y, al cen-tro, con un rectángulo vertical rojo; ambos recuer-dan cajas [fig. 4.15].

Arriba de este último se pintaron dos jeroglífi-cos con sus respectivos numerales: 2 M (‘relámpa-go’) y 5 Y (‘serpiente’), éste con un apéndice rojoque se proyecta por encima de su nariz. En la pa-red del fondo, antes de la figura central, se apreciael glifo 5 E (‘turquesa’).

El personaje del muro oeste porta un gran toca-do compuesto por dos rectángulos verdiazules, des-cendentes en diagonal, y, al centro, por un círculodel mismo color con una u inscrita en rojo [láms. 4.2y 4.11]. Lleva orejeras y collar de cuentas bicolores,azules verdosas y rojas, con colgantes blancos. Alos lados se ven dos volutas coronadas con sendosdiseños tripétalos ocres, que corresponden a los re-mates del signo sobre el que se posa o de donde sur-ge dicho personaje. En la parte inferior hay un po-sible numeral 5, interrumpido por el nicho central[fig. 4.16].

En el muro norte se ven los glifos 5 o 6 F, unavírgula de la palabra y 5 ¿trueno? con tocado de plu-mas recortadas [láms. 4.12, 4.13 y 4.14]. Siguen, so-bre el nicho, el glifo 1 Ñ (‘iguana’) y un glifo trilobu-lado azul verdoso con remates ocres tripétalos, sobreel que se apoyan —o en el que se incrustan— dosobjetos oblongos polícromos, con las puntas lige-ramente curvadas hacia afuera y el interior mixti-líneo, dividido gracias a varias bandas angostas. Seha dicho que simbolizan cuchillos en sección ver-tical, semillas sobre un corazón cortado en secciónhorizontal, o títulos de los individuos representa-dos (Caso, 1938; Marcus, 1992; Urcid, 2001).

Después hay un individuo joven, quien viste uncomplicado atavío [lám. 4.15]. El tocado consta deuna cabeza de rasgos fantásticos, de largo hocico re-torcido hacia arriba y atrás, todo ello en color azulverdoso. Tiene labios rojos, colmillos blancos y len-gua bífida, también roja. En la punta del hocico lleva

Figura 4.16. Monte Albán.Tumba 104, personaje del muro oeste.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.17. Monte Albán.Tumba 104, muro norte, tocado teriomorfoy con penacho que porta el personaje.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.18. Monte Albán.Tumba 104, muro norte, personaje joven.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

dos pares de cuentas azules verdosas y blancas, ysobre la cabeza hay tres pares más. En la parte pos-terior se extienden largas plumas verdiazules quesalen de un soporte color ocre [fig. 4.17].

Como su compañero en la pared opuesta, elindividuo viste paño de cadera, con el mismo tipode “espejo dorsal”, y braguero [fig. 4.18]. Sin embar-go, este personaje lleva, además, un objeto a mane-ra de gran abanico o manojo de plumas en coloresblanco, rojo, ocre y azul verdoso, así como dos se-ries de tres cintas o bandas blancas decoradas conpuntos negros; la primera serie le llega al nacimien-to de los muslos y la segunda a los tobillos (Miller[1995] opina que son colas de animales). Las san-dalias son en todo parecidas a las del anciano. Co-mo queda dicho, lleva una “bolsa de copal” en lamano. Las joyas consisten en orejeras circulares ycollar de cuentas con colgantes.

Por último, debe decirse que los elementosconstitutivos de cada personaje —tocados, joyas,ropajes, sandalias, “bolsas de copal”— o asociados aellos —glifos— varían un poco en sus proporciones(Miller, 1995). Es decir, los del anciano (muro sur)son ligeramente más grandes y están más juntosque los del joven (muro norte), situación que sugie-re cierta pesadez del primero y ligereza del segundo.

4.5 Según Caso (1938, 1965d), el estilo de la Tum-ba 104 es menos refinado que el de otros sepulcrosde la época IIIa (por ejemplo, el 112 y el 105) ymuestra la fuerte influencia que ejercía Teotihua-cán sobre la pintura zapoteca a mediados del perio-do Clásico.

Los manchones de rojo cinabrio —dice Caso(1938)— son recuerdo o continuación de las prime-ras tumbas pintadas de rojo, y tenían una finalidadmágica o de protección para el muerto.

Los diseños se refieren a ciertos contenidos reli-giosos o sobrenaturales, de ahí su rigidez e hieratis-mo. Por una parte, se ha dicho que las figuracioneshumanas plasman tanto a dioses como a los antepa-sados de los difuntos; aluden a ellos y a las creenciascosmogónicas (Caso, 1938). Por otra, se ha mencio-nado que representan el viaje del difunto por el in-framundo, en similitud al Sol y la sucesión de lasépocas de sequía y de lluvia (Miller, 1995). Son,pues, portadores de linajes divinos que se prolon-gan en los vivos, sobre todo debido al hecho de que

78 | Oaxaca I Catálogo

Lámina 4.17. Monte Albán.Tumba 104, fachada y jamba norte.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1999.)

Lámina 4.16. Monte Albán.Tumba 104, jamba y muro norte.(Foto: P. Ángeles y E. Peñaloza, 1999.)

las tumbas, como ésta, se localizan en conjuntos dehabitación familiar. Incluso se ha deducido que lasimágenes plasman el sistema de herencia de eli-tes bilaterales (González, 1992), donde se da igualimportancia tanto a la madre como al padre.

En tal forma, se ha considerado que el individuode aspecto anciano (muro sur) representa al señor2 M o Dos Relámpago, mientras que el joven (muronorte), al señor 1 Ñ o Uno Iguana. A su vez, la figu-ra del fondo (muro oeste) es 5 X o Cinco Señor, qui-zá el fundador del linaje. El tema, pues, se refierea la dinastía de la familia que residía en las habita-ciones del área superior (Miller, 1995; De la Fuen-te, 1999).

Asimismo, fray Francisco de Burgoa indica quelos antepasados o bingulaza se guardaban en cajas,de suerte que los descendientes podían cambiar-los de lugar. Acaso ésta sea la intención de las dos“cajas” observables en el muro norte.

Si es cierto que el sepulcro se pintó con velo-cidad, ello no indica menor refinamiento, como ha-bía sugerido Alfonso Caso (1938). Antes bien, noshabla de un pintor diferente, de una mano distintaa la de otras tumbas; además, a la luz de análisis de-tallados, se percibe originalidad, sello distintivo. Nohay, pues, en mi opinión, la influencia teotihuaca-na en los muros que un noble zapoteca ordenó pin-tar en la Tumba 104.

Por último, debe destacarse una especial insis-tencia, por parte de los pintores de las imágenes, endisponer grupos triádicos, por ejemplo, la existen-cia de tres personajes pintados o de tres manchonesde cinabrio. Este aspecto merece un mayor estudio(Ségota, comunicación personal, 2001).

4.6 Debido a su utilidad, me apego a la nomencla-tura que Alfonso Caso dio a los glifos, según Las es-telas zapotecas (1928). Indico la lectura del nombrezapoteco del día y, entre paréntesis, su posible tra-ducción. También doy, entre corchetes, la concor-dancia con el calendario náhuatl. Se trata de fechaspertenecientes al calendario de 260 días. Caso (1938,1965d) consideró que algunas de ellas podrían re-ferirse al nombre calendárico de los personajes pin-tados. Sigo el orden antes referido, de izquierda aderecha y de arriba abajo.

Cuando es viable, ofrezco un intento de lectu-ra de los glifos no calendáricos y su traducción, en

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Figura 4.19. Monte Albán.Tumba 104, muro sur, glifo 2 M.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.20. Monte Albán.Tumba 104, muro sur, glifo 5 Ycon voluta sobre la nariz.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

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Figura 4.21. Monte Albán.Tumba 104, muro oeste, glifo 5 E.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.22. Monte Albán.Tumba 104, muro oeste, glifo 5 X.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.23. Monte Albán.Tumba 104, muro norte, glifo 6 F con voluta.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

Figura 4.24. Monte Albán.Tumba 104, muro norte, glifos 5 M y ‘cuchillo’.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)

zapoteco de los valles centrales de acuerdo con al-gunos indicios apoyados en el Vocabulario de frayJuan de Córdova. Debo agregar que el análisis deta-llado de los glifos sugiere una sucesión genealógi-ca, pese a que es hipotética, al igual que las lecturasde los glifos no calendáricos en su sentido no meta-fórico, es decir, basado tanto en las representacionesicónicas como en los datos ofrecidos por el mismoCórdova.Muro sur:2 M: laa (‘relámpago’) [viento]. Tixi Pillaa Cato

Niguijo: Tercer Hijo Dos Relámpago Varón[fig. 4.19].

5 Y: zee (‘serpiente’) [serpiente], con apéndice.Tini Pecizee Caayo Niguijo: Segundo HijoCinco Serpiente Varón, “Serpiente Exhalan-te” [fig. 4.20].

Muro oeste:5 E: xoo (‘turquesa’ o ‘temblor’) [movimiento]. Yo-

bi Pecixòo Caayo Peciloo Caayo Niguijo: Pri-mogénito Cinco Temblor Cinco Cara Varón[fig. 4.21].

5 X: loo (‘señor’) [flor]. Acaso es el mismo persona-je que el anterior o 5 E [fig. 4.22].

Muro norte:6 F: laala (‘búho’) [casa], con apéndice. Quelaala

Xopa Guelaticha: Seis Noche, ¿“Búho Ulu-lante”? [fig. 4.23].

5 M: laa (¿‘trueno’? o ‘relámpago’), con tocado deplumas. Peciquiy Caayo: Cinco Relámpago,“Navajón” [fig. 4.24].

1 Ñ: lachi (‘iguana’) [lagartija]. Payo QuiaguecheChaga Niguijo: Cuarto Hijo Uno Iguana Va-rón, “Corazón Acuchillado” [fig. 4.25].

5 A. Caso, 1928, 1933, 1938, 1965c, 1965d, 1965e,1967; B. de la Fuente, 1995, 1997, 1999; P. Gendrop,

1971b; E. González, 1992; J. Marcus, 1992; A. Miller,1995; J. Urcid, 1997, 2001; M. Winter, coord., 1994.

5.1 Según Caso (1938), él y Bazán realizaron los di-bujos, pero Agustín Villagra los coloreó, a la acuare-la, para la referida publicación de Caso, Exploracio-nes en Oaxaca..., de 1938. En 1956, a partir de losdibujos de Villagra, Chapie Angulo hizo una repro-ducción para el Museo Nacional (sito en la calle deMoneda); fue trasladada al Museo Nacional de An-tropología (Chapultepec) de la ciudad de México en1963 (Jorge Angulo, comunicación personal, 2001).También en 1963 se realizó una reproducción ínte-gra de la tumba y sus murales, para el nuevo Mu-seo Nacional de Antropología, en Chapultepec. Lade los murales se basa en los dibujos de Villagra, se-gún la obra de Caso (1938; Martha Carmona, comu-nicación personal, 2002).

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Figura 4.25. Monte Albán.Tumba 104, muro norte, glifos 1 Ñy trilobulado con apéndices encima.(Dibujo: R. Ramírez Sánchez, 2004.)