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49-50 Philosophica / Semestre I-II / 2016

49-50 - PUCV · presencia de la diosa por un viaje que implica una cierta voluntariedad por su parte4. La segunda es que se trata de una transmisión de saberes más flexible que

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  • 49-50Philosophica / Semestre I-II / 2016

  • P H I L O S O P H I C AISSN - 0716 - 1913

    Instituto de FilosofíaPontificia Universidad Católica de Valparaíso

    EDITORESValeria Campos Salvaterra

    Ignacio Uribe Martí[email protected]

    CONSEJO EDITORIALMarta de la Vega

    Universidad Andrés Bello, Venezuela

    José Luis Fernández-RodríguezUniversidad de Navarra, España

    Rachel Gazolla de AndradeFaculdade de São Bento - São Paulo, Brasil

    Jorge Martínez BarreraPontificia Universidad Católica de Chile, Chile

    Jorge Peña VialUniversidad de los Andes, Chile

    Mirko Skariça ZúñigaUniversidad de Santiago de Chile, Chile

    REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓNInstituto de Filosofía

    de la Pontificia Universidad Católica de ValparaísoCasilla 4059, Valparaíso, Chile

    EDICIÓN Y PRODUCCIÓNEdiciones Universitarias de Valparaíso

    Pontificia Universidad Católica de ValparaísoFax (56) 32 227 39 37 - E.mail: [email protected]

    P.O.Box: 1415, Valparaíso, Chile

    La revista se publica semestralmenteValor de la suscripción anual: US$ 90

    Datos Internacionales de Catalogación

    Instituto de FilosofíaPontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile

    Valparaíso, EDUVAL, 2015, 179 p.; 15,5x24,5cmPHILOSOPHICA 49-50 / SEMESTRE I-II / 2016

    1 Filosofía. 2 Ciencias Políticas. 3 Humanidades.

  • A R T Í C U L O S

  • El descubrimiento del pensar en el mundo antiguo.

    Aristóteles y su legado a 2400 años de su nacimiento*

    * Artículos correspondientes a las actas de la VI Jornadas Internacionales de Estudios Greco-Romanos, 2016.

  • 7

    PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO

    ALBERTO BERNABÉUniversidad Complutense de Madrid

    RESUMEN

    Análisis del proemio del poema de Parménides en comparación con sus modelos literarios (Homero, Hesíodo, los líricos arcaicos, la poesía órfica). Parménides presenta la doctrina sobre el ser como la revelación de una diosa en el espacio propio de tales revelaciones, el iniciático, si bien la diosa no lo presenta como una pura revelación, sino como transmisión de conocimientos sobre los que el filósofo debe razonar. Parménides reelabora la tradición, para configurar su propio escenario, no filosófico desde una perspectiva moderna, pero con gran capacidad de evocación poética.

    Palabras clave: Parménides, Misterios, Orfismo, literatura arcaica griega, Presocráticos.

    ABSTRACT

    Analysis of the Parmenides’s proem, in comparison with its literary models (Homer, Hesiod, archaic lyric poetry, Orphic poems). Parmenides presents the doctrine about being as a revelation of a goddess in the space suitable for such revelations: the space of iniciation, although the goddess do not present it as a pure revelation, but as a transmitted knowledge about which the philosopher must to think. Parmenides reelaborates the tradition for shaping his own scenary, not philosophical from a modern point of view, but with a great capacity of poetic evocation.

    Keywords: Parmenides, Mysteries, Orphism, Greek Archaic Literature, Presocratics.

    INTRODUCCIÓN

    Los milesios (al menos Anaximandro y Anaxímenes, ya que no nos consta

    que Tales escribiera algo similar) expresaron sus ideas sobre el origen del

    mundo y sobre la evolución de la naturaleza en relatos en prosa, en los

    que se narraban una serie de procesos y nunca se especificaba el modo

    en que habían llegado a tales conclusiones. Por el contrario, Parménides,

    pese a que presenta una exposición bien argumentada a partir de una

    Revista PhilosophicaNos 49-50 / Semestres I-II / 2016(7 - 31)

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO8

    premisa inicial, lo hace en un poema, en el mismo metro utilizado por

    Homero y la tradición épica, y refiere que sus ideas fueron reveladas por

    una diosa. En el proemio del poema describe un viaje que lo conduce

    a presencia de esta divinidad. Escribir un poema hexamétrico en una

    tradición literaria tan formalizada como la griega representaba situarse

    en un contexto tradicional, cuyos modelos más evidentes son Homero

    y Hesíodo. Por ello Mourelatos (1970: 46) tiene razón en señalar que la

    pregunta “why poetry” no debe siquiera hacerse, dado que el λόγος en prosa no sería una opción viva para alguien que se sitúa en tales coor-

    denadas ideológicas.

    La parte del poema en que la presencia de la tradición se advierte de ma-

    nera más intensa es el proemio. Sin embargo, es un proemio atípico para

    la poesía hexamétrica tradicional. Pienso que tal proemio es fundamental

    para comprender la obra de Parménides y creo que el análisis de cuánto

    de lo que en él se lee procede de la tradición y cuánto es innovación

    del autor puede ser revelador de su importancia y su función dentro del

    poema en su conjunto. Así pues, intentaré señalar algunas relaciones

    entre el léxico y el imaginario del proemio y los propios de la tradición

    literaria y religiosa; para poner de relieve cómo el filósofo la ha reelaborado

    y enriquecido con nuevos propósitos, para crear un imaginario nuevo.

    VALORACIONES DEL PROEMIO Y SUS MODELOS LITERARIOS

    El interés por los modelos literarios parmenídeos no es nuevo, pero tam-

    poco es compartido con igual interés por los especialistas. En concreto,

    las opiniones de los estudiosos sobre las motivaciones y significado del

    proemio, son tan abundantes como diversas1. Es reseñable incluso que

    esta parte de la obra es vista con desinterés, incluso con desconfianza,

    por un buen número de investigadores en filosofía2. Pero no debemos

    1 Cf. Couloubaritsis (1986: 80 ss.), que las divide en literales, religiosas, alegóricas y ra-cionalistas.

    2 Muchos estudios modernos empiezan su estudio de Parménides en B 1 30 o incluso en el fr. 2 y parecen considerar el proemio casi como un “desagradable accidente” de la tradición. Lesher (2008: 473) renuncia a entenderlo con una hábil expresión: “while the full significance of many of the details in these lines may never be known, ...” . Una posición contraria la encontramos en Kingsley (1999), quien considera a Parménides un místico o un hierofante y minimiza su condición de filósofo, en lo que es seguido por

  • 9REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    olvidar que para un autor griego antiguo el proemio es un componente

    fundamental de su obra, el escaparate en que se muestra lo más selecto

    de su contenido. En la acertada definición de Palmer (2009: 51), el proe-

    mio es “la mejor indicación del contexto cultural en el que Parménides

    elige situar su mensaje”.

    Fränkel (1930) y Bowra (1953) examinan algunos temas tradicionales que

    aparecen en el proemio, como el viaje en carro, Mourelatos (1970) analiza

    detenidamente el peso de la tradición épica, en especial hesiódica, en el

    texto del filósofo o Coxon (1986: 9-11) dedica unas páginas a los préstamos

    de Homero. En cuanto a la presencia de elementos de la poesía de ámbito

    mistérico, en especial, la órfica, fue propuesta por autores como Diels

    (1897) o Dörfler (1911), en una época en que el alcance y extensión del

    orfismo eran considerados muy poderosos y con frecuencia eran exage-

    rados. Luego se produjo una reacción escéptica contra tales actitudes, en

    autores como Linforth (1941) y Dodds (1951). En el ámbito de los estudios

    parmenídeos tal reacción tiene su reflejo en Tarán (1965) –quien rechaza

    de antemano y en general sin argumentos, toda posible huella órfica en

    la obra parmenídea–, en Mourelatos (1970: 42), que simplemente no los

    toma en consideración, o en Coxon (1986: 163), que la rechaza por la

    supuesta atestiguación tardía de los textos órficos. Curd (1998, 19 n. 44)

    se limita a referirse a las influencias que algunos, como Burkert, han visto,

    sin desde luego interesarse por ellas. Pese a la falta de interés de muchos

    especialistas sobre la cuestión, sería absurdo pensar que Parménides, que

    vivió en el sur de Italia, en un aquí y un ahora en el que los órficos difun-

    dían sus creencias, desconoció el amplio marco de referencias religiosas

    y literarias tejido por ellos o procedentes del ámbito de los misterios,

    que formaban parte de su tradición. En los últimos años del siglo pasado

    aparecieron o se publicaron testimonios muy importantes para nuestro

    conocimiento de los misterios y del orfismo, como el Papiro de Derveni,

    las láminas de hueso de Olbia, una serie de encantamientos (ἐπωιδαί) de la Magna Grecia y sobre todo, algunas laminillas de oro (en Hiponion,

    Gemelli Marciano (2008). Mi reluctancia hacia estas posiciones se debe a que no creo en las abducciones de ninguna especie, místicas o no, ni en los viajes del alma chamánicos, de forma que considero que todas las experiencias que se describen son productos li-terarios.

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO10

    en Pelina, en Entella)3; que poco a poco van obligando a revisar algunas

    ideas preconcebidas sobre lo órfico. Autores como Burkert (1969), Cerri

    (1999) o Palmer (2009) se muestran mucho más abiertos a esta tradición.

    LA FALTA DE UNA INVOCACIÓN A LA MUSA

    Frente a las invocaciones tradicionales que encontramos en Ilíada y Odi-

    sea, en las que el aedo pide auxilio a una musa o a una diosa para que le

    recuerden los hechos que va a cantar, convirtiéndose así en mero medium

    del mensaje de la divinidad, o en la Teogonía, en el que Hesíodo cuenta

    cómo las musas le han enseñado el canto, el proemio de Parménides

    carece de una invocación a una Musa o una diosa omnisciente. Por el

    contrario, comienza presentando a un personaje en primera persona,

    que luego será llamado κοῦρε ‘joven’, en medio de un viaje en carro sin antecedentes, sin indicación de quién es ni de cómo ha llegado a él. La

    razón podría ser que Parménides, aunque probablemente igual que el

    aedo está persuadido de que la doctrina a la que va a referirse le viene

    de fuera, ya que trasciende los conocimientos a los que hubiera podido

    llegar a través de su propia reflexión, ha renunciado a una trivial invo-

    cación y ha elaborado un marco para escenificar la transmisión de este

    conocimiento más cercano al de Hesíodo en Teogonía, pero con notables

    diferencias. La primera es que la entrevista con la divinidad no resulta

    de una aparición de esta, como en Teogonía, sino que el autor llega a

    presencia de la diosa por un viaje que implica una cierta voluntariedad

    por su parte4. La segunda es que se trata de una transmisión de saberes

    más flexible que la pura inspiración por parte de la Musa, ya que la diosa

    3 Sobre el orfismo, cf. Bernabé-Casadesús eds. (2008), Bernabé-Casadesús-Santama-ría eds. [2010]. Sobre la teogonía del Papiro de Derveni cf. Bernabé (2002) y (2007) (con bibliografía). Sobre las láminas de Olbia cf. Bernabé (2008), con bibliografía. Sobre las ἐπωιδαί suritálicas, Jordan (1992); Bernabé (2003); Jordan-Kotansky (2011); Bernabé (2013), así como el fr. 830 de los fragmentos de poesía órfica editados por Bernabé (2004-2007), a partir de ahora citados como OF seguido del número de fragmento. Sobre las laminillas: Pugliese Carratelli (1993); Tortorelli Ghidini (2006); Graf-Johnston (2007); Ber-nabé-Jiménez San Cristóbal (2008); Tzifopoulos (2010); Edmonds ed. (2011).

    4 Cf. B 1.1 ὅσον τ᾽ ἐπὶ θυμὸς ἱκάνοι “tan lejos como alcance el ánimo”; θυμός implica deseo y voluntad, cf. Conche (1996: 44); Megino (2002), con bibliografía, pero, además, incluye cierta capacidad de discernir (Cordero, 2005: 38, que cita Od. 12.57-58). El camino de la diosa lleva hasta donde uno quiere que le lleve y se requiere ánimo y voluntad para emprenderlo, pero también es resultado de una elección consciente.

  • 11REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    plantea que lo que dice debe discutirse o razonarse5. Parece con ello

    considerar a su oyente dotado de capacidad para discernir y para algo

    más que repetir su mensaje.

    Un viaje en carro a otro espacio

    El viaje en carro de un poeta en busca de sus motivos de inspiración es

    una imagen que encontramos en la lírica, con las menciones al carro de las

    Musas al que puede subir el poeta. Ejemplo de este topos es un pasaje de

    Píndaro (Ol. 6.21-29) que presenta muchas coincidencias con el proemio

    parmenídeo; cf. Fränkel (1930), Bowra (1953: 42-43), Cerri (1999: 96-99):

    ὦ Φίντις, ἀλλὰ ζεῦξον ἤ-δη μοι σθένος ἡμιόνων,ἇι τάχος, ὄφρα κελεύθωι τ᾽ ἐν καθαρᾶιβάσομεν ὄκχον, ἵκωμαί τε πρὸς ἀνδρῶνκαὶ γένος· κεῖναι γὰρ ἐξ ἀλ-λᾶν ὁδὸν ἁγεμονεῦσαιταύταν ἐπίστανται, στεφάνους ἐν Ὀλυμπίαιἐπεὶ δέξαντο· χρὴ τοίνυν πύλας ὕ-μνων ἀναπιτνάμεν αὐταῖς·

    Aparéjame ya, Fintis, el vigor de las mulas con presteza, para que por límpida senda llevemos el carro, a fin de remontarme al linaje de estos hombres, Y es que sin duda ellas más que otras, saben conducirnos por el camino este, merced a las coronas que en Olimpia ganaron; tenemos que abrirles, pues, de par en par las puertas de los himnos.

    Las similitudes son evidentes, Píndaro, como Parménides, habla de unas

    puertas que el carro debe franquear y le atribuye conocimiento a los

    animales del tiro. Incluso hay una expresión casi idéntica: Pínd. v. 26 ὁδὸν ἁγεμονεῦσαι “conducirnos por el camino”, y Parm. B 1.5 ὁδὸν ἡγεμόνευον “me conducían por el camino”. Probablemente ambos proceden de

    5 Por ejemplo, B 6.2: τά σ᾽ ἐγὼ φράζεσθαι ἄνωγα “te exhorto a que medites sobre ello”, B 7.5: κρῖναι δὲ λόγωι πολύδηριν ἔλεγχον “discierne con la razón la prueba muy argumen-tada”. Cf. Curd (1998: 20), quien concluye que para Parménides no hay conflicto entre inspiración divina y pensamiento racional.

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO12

    una tradición común, que reaparece en otros poemas6, lo que es más

    verosímil que pensar que Píndaro (que escribió la oda en 478) conoció

    el poema parmenídeo. Platón desarrollará la misma imagen de un viaje

    en carro escatológico en el Fedro7. Dado, además, que la Olímpica VI está

    dedicada a Hagesias, un siracusano, es verosímil que pudiéramos situar

    en un poema épico religioso de la Magna Grecia el origen de la tradición

    en la que se basaron Píndaro y el filósofo de Elea y que pudo ser conocida

    luego por Platón.

    EL CAMINO

    El carro circula por un “camino de múltiples palabras” (ὁδὸν ... πολύφημον B 1.2), una senda de conocimiento, cf. Untersteiner (1956), trasunto del

    recorrido conceptual en el relato de la diosa, que en la continuación del

    poema sigue hablando de “caminos”. Como señala Cordero (2005: 37):

    “para Parménides el conocimiento se obtiene luego de un “recorrido”,

    de un “viaje”, de un trascurso conceptual, es decir, gracias a un método”.

    πολύφημος puede tener un sentido activo, como en Odisea 22.376, dicho

    de un aedo que “cuenta muchas leyendas”, o pasivo, como en Odisea

    2.150, aplicado a una asamblea, “en la que se dicen muchas cosas”. Se ha

    discutido si es aquí activo, “que aporta o transmite múltiples palabras”,

    “significativo”, o pasivo “del que se dicen múltiples palabras”, “famoso”8.

    Sin perjuicio de que Parménides, una vez más, desee expresarse de un

    modo ambiguo, tiene sentido que el camino que conduce a la diosa esté

    6 Cf. además, Simon. Epigr. 213.3 (AP 6.213), Pi. P. 10.65, I. 2.1-2, 8.61, (de forma menos clara Thgn. 249-250), También Emp. B 4.5 recurrirá a una imagen semejante. Cf. Bowra (1953: 41-43), Martinelli (1987) y Cerri (1999: 98 n. 133), quien aporta más pasajes y bi-bliografía.

    7 Una relación señalada por Hermias. in Phdr. 122, 19 Couvr. = OF 172, quien probable-mente tiene en mente fragmentos órficos como OF 172 -173 en que Fanes, una vez dejado el gobierno del cosmos, realiza un viaje celeste en carro, para vigilar los aconte-cimientos del mundo. Aunque los pasajes citados por Hermias vienen de las Rapsodias un poema muy posterior a Platón y que, por tanto, no pudo ser su fuente, no hay que descartar que el tema del carro celeste apareciera en pasajes de una Teogonía órfica más antigua, que habría sido reelaborada por el poeta de las Rapsodias.

    8 Cf. Tarán (1965: 10), que elige la ambigua traducción “resounding” y el estado de cuestión de Palmer (2009: 51 n. 1). También aparece en Pindaro I. 8(7).64 θρῆνος πολύφαμος, donde se plantea la misma doble posibilidad, cf. Ranzato (2015: 28).

  • 13REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    poblado de φῆμαι en el sentido de “signos o palabras oraculares”9, esto es, que sirve para preparar para el conocimiento de lo que serán luego

    los σήματα, las “señales” de lo que es.

    El camino es también δαίμονος “de la deidad” (B 1.3), lo que quiere decir que no es un camino humano (cf. B 1.27 ἀπ᾽ ἀνθρώπων ἐκτὸς πάτου ἐστίν “está fuera de lo hollado por los hombres”), no es un camino de este mundo. Algo muy semejante puede decirse del “camino sagrado” (ὁδὸν ... ἱεράν) que tampoco está en este mundo, sino en el Más Allá, al que se refiere un texto muy próximo en lugar y en fecha al poema parmenídeo,

    la laminilla órfica de Hiponion, (OF 474.15, cf. Bernabé-Jiménez San Cris-

    tóbal, 2008: 50-53), que concluye las instrucciones al alma de un difunto

    para que encuentre su camino al Más Allá en los siguientes términos:

    καὶ δὴ καὶ σὺ πιὼν ὁδὸν ἔρχεα ἅν τε καὶ ἄλλοιμύσται καὶ βάκχοι ἱερὰν στείχουσι κλεινοί.

    Y, una vez que bebas, tomarás por el camino por el que también los otrosiniciados y bacos caminan, gloriosos, el camino sagrado.

    Cuando el carro de Parménides atraviesa las puertas, se hace referencia

    a otro camino: κατ᾽ ἀμαξιτόν (B 1.20), una expresión extraña, porque ἀμαξιτόν es un camino de carros, lo que parece contradecir la imagen de un camino no humano. La razón de que Parménides use esta extraña

    expresión podría explicarse por su deseo de insertarse declaradamente

    en una tradición. Píndaro N. 6. 53-54 utiliza ὁδὸν ἀμαξιτόν como metáfora del camino poético hallado por los poetas anteriores y Empédocles B

    133.2-3 D.-K lo usa para referirse al camino de las explicaciones filosóficas,

    pero lo que me parece más interesante es que la expresión κατ᾽ ἀμαξιτόν recurre en los encantamientos (ἐπωιδαί) de la Magna Grecia. Es el caso de una tablilla de plomo de Falasarna (IV a.C., Museo de Atenas)10, en

    cuyas líneas M-N se lee:

    9 Cordero (2005: 41) cita el paralelo de S. OT 86 τίν᾽ ἡμὶν ἥκεις τοῦ θεοῦ φήμην φέρων; “¿qué revelación del dios vienes a traernos?” (Edipo, a Creonte, que ha ido a consultar el oráculo). Miguel Herrero me señala el paralelo de Od. 20.100 y 105, en que Odiseo pide un presagio (φήμη) a Zeus y éste se lo envía.

    10 Publicada por Jordan (1992) y vuelta a publicar como OF 830c. Existen otros ejempla-

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO14

    ὄλβιο[ς] ὧι κτὰ δὴ σ[κ]εδαθῆι κατ᾽ ἀμαξιτὸν ῾ἰώ᾽κ[αὶ] φρεσὶν αὐτὸ[ς]11 ἔχηι μακάρων {μακαρων} κατ᾽ ἀμαξιτὸν α[ὐ]δάν.

    Feliz aquel para quien se expandió por el camino real el “ió”y tenga él mismo en su corazón sobre el camino real de los felices la voz.

    Es muy significativa, como señala Rocca (2009: 42-43) la reiteración de

    la referencia al camino real y a su relación con la divinidad (μακάρων) y con el ambiente iniciático, que se manifiesta tanto en el grito místico “ió”,

    como en la iunctura ὄλβιο[ς] ὧι, “feliz aquel para quien…”, característica de los deseos de felicidad (makarismoi) que se dirigen a los iniciados que

    alcanzan una vida mejor en el otro mundo.

    EL PROBLEMA DEL RECORRIDO

    Se ha discutido hasta la saciedad la dirección del viaje de Parménides.

    Y una de las claves del problema consiste en la relación existente entre

    πέμπειν “enviar” (B 1.8), προλιποῦσαι “tras haber dejado atrás” (B 1.9) y εἰς φάος “hacia la luz” (B 1.10). Si εἰς φάος “hacia la luz” se relaciona con πέμπειν “enviar”, las Helíades llevarían al κοῦρος de la oscuridad a la luz en el viaje que se está describiendo, cf. Cordero (2005: 42); argumenta

    en favor de un viaje hacia la luz Kahn (2009: 210-215). Si, por el contrario

    πέμπειν “enviar” está tomado en sentido absoluto y εἰς φάος “hacia la luz” va con προλιποῦσαι “tras haber dejado atrás”, podría entenderse que las Helíades han hecho el recorrido de la oscuridad a la luz, pero no se espe-

    cificaría que fuera en el viaje que se está describiendo, sino que pudieron

    hacerlo antes, para buscar al κοῦρος, como interpretan Burkert (1969) y Palmer (2009: 53), quien traduce “tras haber dejado antes el palacio de

    Noche hacia la luz” y piensa que las Helíades han salido de la morada de

    la Noche, han recogido a Parménides y lo llevan de vuelta. Para que la

    frase hubiera sido clara, se requeriría un indicador como πρόσθεν “antes” y la referencia a un viaje de vuelta otro como πάλιν “de vuelta”, y no te-

    res con ligeras variantes cf. OF 830d 4, f 4, 830e 5-6 y en los llamados “Hexámetros Getty” de Selinunte col. II 19-20. Cf. Bernabé (2003), (2013), Jordan-Kotansky (2011).

    11 Lectura de D’Alessio (1993) : Κ[ΟΙ]ΦΡΕΣΙΛΛΥΤΟ[vac.?] Jordan.

  • 15REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    nemos ni una cosa ni la otra. Ferrari (2003) interpreta que Parménides se

    refiere al momento en que ya ha sido iniciado por Noche y describe el

    viaje de salida, de este a oeste, siguiendo la ruta del sol. Está claro que si

    se han producido tantas discusiones sobre el particular, es que el pasaje

    es ambiguo. Y pienso que se trata de una ambigüedad buscada por

    Parménides, quien describe su viaje a Otro Mundo con rasgos diversos,

    incluso contradictorios, tomados de tradiciones asimismo diversas.

    En todo caso, el que las Helíades salgan de las moradas de la Noche

    coincide con una descripción de Estesícoro (S 17 Page) según la cual el

    Sol se embarca en Occidente (con el carro y los caballos) en una enorme

    copa de oro para, una vez recorrida la corriente de Océano en torno de

    la tierra, llegar a Oriente y descansar allí en la morada de la Noche hasta

    el amanecer, momento en el que iniciará de nuevo su recorrido diurno:

    ἆμος δ᾽ Ὑπεριονίδα ἲςδέπας ἐσκατέβα χρύσεον ὄ- φρα δι᾽ Ὠκεανοῖο περάσαιςἀφίκοιθ᾽ ἱαρᾶς ποτὶ βένθεα νυ- κτὸς ἐρεμνᾶς 5ποτὶ ματέρα κουριδίαν τ᾽ ἄλοχον παίδας τε φίλους.

    Cuando la fuerza del Hiperiónida en la copa toda de oro se em-barcó, para, una vez atravesado Océano, llegar a lo profundo de la noche sagrada, tenebrosa, junto a su madre, su legítima esposa y sus hijos amados.

    Por otra parte, es importante resaltar que la iunctura προλείπω y φάος/φῶς sólo se encuentra en la literatura griega, fuera del verso parmenídeo que

    nos ocupa, en otros cuatro pasajes, en todos los cuales hay una evidente

    conexión con el mundo de los muertos:

    A. Una laminilla órfica de Turios (OF 487.1): ἀλλ᾽ ὁπόταν ψυχὴ προλίπηι φάος ἀελίοιο “mas cuando el alma deja atrás la luz del sol”.

    B. Un pasaje de las Rapsodias (OF 339) en que se señala la suerte de las

    almas tras la muerte, pero en un contexto en que se está hablando

    de metempsicosis:

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO16

    ὁππότε δ᾽ ἄνθρωπος προλίπηι φάος ἠελίοιο, ψυχὰς ἀθανάτας κατάγει Κυλλήνιος Ἑρμῆςγαίης ἐς κευθμῶνα πελώριον.

    Mas cuando un hombre deja atrás la luz del sol, sus almas inmor-tales las baja Hermes Cilenio a la descomunal cavidad de la tierra.

    C. un epigrama de la Anthologia Palatina en que se hace referencia al

    viaje de Odiseo al mundo de los muertos (AP 9.459.4): πῶς δ᾽ ἔτλη προλιπεῖν ἱερὸν φάος “¿Cómo osaste dejar atrás la luz sagrada?”

    D. Eurípides Alcestis 122-128, un pasaje especialmente curioso porque

    el camino es el inverso, aunque planteado como un adynaton, un

    imposible:

    μόνα δ᾽ ἄν, εἰ φῶς τόδ᾽ ἦν ὄμμασιν δεδορκὼςΦοίβου παῖς, προλιποῦσ᾽ἦλθ᾽ ἂν ἕδρας σκοτίουςἍιδα τε πύλας·δμαθέντας γὰρ ἀνίστη.

    Solo si esta luz pudiera ver con sus ojos el hijo de Febo (sc., si Ascle-pio estuviera vivo), tras haber abandonado las moradas sombrías y las puertas del Hades regresaría ella; pues a los domeñados por la muerte los resucitaba.

    Ese mismo camino inverso se encuentra también en el Himno a Deméter

    (336-338), cf. Pérez de Tudela (2007: 122), Gemelli Marciano (2008: 34):

    ὄφρ᾽ Ἀΐδην μαλακοῖσι παραιφάμενος ἐπέεσσινἁγνὴν Περσεφόνειαν ἀπὸ ζόφου ἠερόεντοςἐς φάος ἐξαγάγοι.

    Para que, tras convencer a Hades con suaves palabras, a la sacra Perséfone desde la nebulosa tiniebla trajera hasta la luz.

    Es evidente que en el viaje descrito predominan los elementos propio de

    la literatura de descenso al Más Allá, pero la narración es muy ambigua

    y Parménides no precisa si el camino es de ida o de vuelta, subterráneo

    o celeste.

  • 17REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    Hay, por otra parte, connotaciones claramente iniciáticas, en las que se

    relaciona la luz con la vida y el conocimiento; cf. Coxon (1986: 162), Palmer

    (2009: 57). El camino de Parménides, como el de Perséfone en el himno

    y como el que le está vedado a Alcestis, es un camino que tiene que ver

    con el Más Allá, pero que también sugiere la vuelta, la “dirección contra-

    ria”, un viaje, pues, inhabitual, en una imaginería peculiar, pero creado

    con elementos de la tradicional. No es un espacio real, sino un espacio

    ambiguo, el de la iniciación, que en vano buscaríamos en la geografía. Así,

    φάος connota la idea de la verdad como “iluminación”, que encontramos

    en el mundo órfico, por ejemplo, en una laminilla de Turios (OF 492.9)

    φάος ἐς φρένα “luz a la inteligencia” en un contexto iniciático. Y en un fragmento de Eurípides fr. 912.6-9 Kannicht, leemos:

    σὺ γὰρ ἔν τε θεοῖς τοῖς οὐρανίδαιςσκῆπτρον τὸ Διὸς μεταχειρίζειςχθονίων θ᾽ Ἅιδηι μετέχεις ἀρχῆς.πέμψον δ᾽ ἐς φῶς ψυχὰς ἐνέρων.

    Pues tú, entre todos los dioses celestes, administras el cetro de Zeus. Y compartes con Hades el poder subterráneo. Envía a la luz las almas de los muertos.

    La luz tiene aquí un doble significado: el conocimiento, y la vida; ambos se

    asocian, porque el conocimiento que ha revelado la divinidad permite la

    liberación del alma y su acceso a la verdadera vida. Cf. Macías (2008: 1211).

    En suma, el viaje de Parménides tiene que ver con el Mundo Subterráneo,

    pero también con la luz, un concepto que para los griegos no es alegó-

    rico, sino, en todo caso, metafórico (Cerri 1999: 100). Es más, se podría

    decir que presentaba inmediatas connotaciones con el conocimiento,

    la verdad, y la vida.

    LAS PUERTAS

    Los caminos de la Noche y el Día en la Odisea (10.86) se cruzan en la

    entrada al mundo subterráneo y en Hesíodo (Th. 748-750) el palacio de

    ambos se localiza en el Tártaro:

    ὅθι Νύξ τε καὶ Ἡμέρη ἆσσον ἰοῦσαιἀλλήλας προσέειπον ἀμειβόμεναι μέγαν οὐδὸνχάλκεον.

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO18

    Donde Noche y Día, encontrándose más cerca, intercambian saludos, pasando alternativamente el gran umbral broncíneo.

    Dejando a un lado la localización que quiera dársele a la Noche y el Día,

    las puertas abiertas o cerradas son también un símbolo de acceso per-

    mitido o negado a la verdad. En el comienzo de los poemas atribuidos

    a Orfeo, aparecía un verso, que conocemos en dos versiones; (OF 1, cf.

    Bernabé, 1996): a) ἀείσω ξυνετοῖσι· θύρας δ᾽ ἐπίθεσθε, βέβηλοι “cantaré para conocedores; cerrad las puertas, profanos” y b) φθέγξομαι οἷς θέμις ἐστί· θύρας δ᾽ ἐπίθεσθε, βέβηλοι “hablaré a quienes es lícito; cerrad las puertas, profanos”.

    Las puertas del conocimiento iniciático, cerradas a los profanos, se abren

    para Parménides, permitiéndole acceder a este tipo de conocimiento. Los

    “conocedores” (ξυνετοῖσι) de los que se habla en la primera versión son como “el hombre que sabe” citado en B 1.3. Y si en la segunda versión se

    proclama de que sólo es lícito (θέμις) contarle estas cosas a determinadas personas; es significativo que θέμις (B 1.28) sea precisamente uno de los principios que “acompañan” al κοῦρος en su viaje.

    Las puertas son αἰθέριαι “situadas en el éter” (B 1.13), la parte alta de la organización cósmica tradicional, lo que parece de nuevo situar el itine-

    rario en un camino celeste. En este caso, la descripción recuerda mucho a

    la que hace Homero del tránsito del carro de Hera a través de las puertas

    del cielo, guardadas por las Horas (Il. 5.748-754).

    LAS HELÍADES

    Las hijas del Sol tienen un protagonismo muy escaso en la mitología

    griega . Cuando su hermano Faetón tomó el carro de su padre y tuvo que

    ser fulminado por Zeus por haber provocado varios desastres al perder el

    control de su vehículo las Helíades dieron lugar a diversos hechos maravi-

    llosos como resultado de su dolor (conversión en álamos, sus lágrimas, en

    ámbar, etc.). Cordero (2005: 40) justifica su presencia en el poema como

    la contrafigura del κοῦρος. Mientras que el fracaso de Faetón se debió a que no tenía derecho a hacer lo que hizo (usar el carro) y emprendió el

    viaje sin conocer el camino y sin guía. el κοῦρος cuenta con el aval de la justicia y con la guía de conductoras que conocen el rumbo (cf. Ranzato

  • 19REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    2015: 31, que considera que el κοῦρος es presentado “come una sorta di ‘fortunato Fetonte’”). Ello nos lleva a suponer, con otros estudiosos, como

    Cornford (1939: 30) o Guthrie (1965: 24) que este viaje se hace en el carro

    del Sol, lo que parece sugerir, por una parte, que el viaje es celeste y, por

    otra, que hay en él una garantía de verdad, en tanto que el Sol todo lo

    ilumina y todo lo ve.

    Las Helíades destocan su cabeza con sus manos (B 1.10) en un gesto am-

    biguo, porque puede ser una señal de luto o de confianza, como señala

    Coxon (1986: 161), y que también puede explicarse porque las Helíades

    en el reino de la Noche ocultaban su luminosidad, como quieren Gómez

    Lobo (1999: 31) o Cordero (2005: 45), pero en el contexto en que aparecen

    ¿cómo no atribuirle una connotación de desvelamiento, de revelación

    de lo oculto, de manifestación de la verdad?

    DIKE

    La personificación de la Justicia (Δίκη) es tan antigua como Hesíodo (Op. 251), que nos cuenta que es hija de Zeus y se sienta a su lado y que

    se queja cuando es maltratada, para que su padre castigue al pecador.

    La idea es desarrollada por los trágicos (por ej. S. OC 1381s.), conoce un

    desarrollo filosófico en Anaximand. B 1 D.-K., Heraclit. frr. B 23; 28; 94 D.-K.

    y acaba por convertirse en un tópico (cf. por ejemplo Plut. Alex. 52). Lo

    significativo es, sin embargo, que el epíteto πολύποινος solo aparece dos

    veces en la literatura griega y en ambos casos calificando a Δίκη; aquí y

    en un fragmento órfico (OF 233): τῶι δὲ Δίκη πολύποινος ἐφέσπετο πᾶσιν ἀρωγός “lo siguió de cerca (sc. a Zeus) Justicia pródiga en dar pago, de todos protectora”.

    El paralelo literal provocó que Kern (1920: 40 n. 2) y Rathmann (1933: 64,

    80 n. 14), entre otros, sostuvieran que Parménides se había inspirado en

    un poema órfico. Los comentaristas de Parménides se muestran reacios

    a aceptar esta afirmación12, pero no es motivo suficiente para negarla el

    argumento de Coxon (1986: 163), que se limita a señalar que “la fecha

    12 Por ejemplo, Tarán (1965: 15) concluye que de ello no debe inferirse un influjo órfico (sin explicar por qué no, fuera de que el autor parecía haber decidido de antemano que no los había); cf. West (1983: 109).

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO20

    del verso órfico es muy incierta”. En efecto, Pl. Lg. 716a (OF 32) ofrece un

    testimonio que refrenda la antigüedad del pasaje órfico sobre Dike (cf.

    Bernabé 1998: 47, 64s.; 2011: 190-191; Casadesús 2002). El pasaje es el

    siguiente:

    ὁ μὲν δὴ θεός, ὥσπερ καὶ ὁ παλαιὸς λόγος, ἀρχήν τε καὶ τελευτὴν καὶ μέσα τῶν ὄντων ἁπάντων ἔχων, εὐθείαι περαίνει κατὰ φύσιν περιπορευόμενος· τῶι δὲ ἀεὶ συνέπεται δίκη τῶν ἀπολειπομένων τοῦ θείου νόμου τιμωρός.

    El dios que, como dice el antiguo relato, tiene el principio, el fin y el centro de todos los seres, se encamina en derechura hacia su fin siguiendo las revoluciones de la naturaleza. No deja de seguirlo (sc. a Zeus) Justicia, vengadora de las infracciones de la ley divina.

    Precisa la información un escolio al pasaje platónico. (317 Greene):

    παλαιὸν δὲ λόγον λέγει τὸν Ὀρφικόν, ὅς ἐστιν οὗτος – Ζεὺς ἀρχή, Ζεὺς μέσσα, Διὸς δ᾽ ἐκ πάντα τέτυκται· Ζεὺς πύθμην γαίης τε καὶ οὐρανοῦ ἀστεροέντος.

    El “antiguo relato” alude al órfico, que es el siguiente: Zeus principio, Zeus centro, por Zeus todo está perfecta-mente construido; Zeus fundamento de la tierra y del cielo estrellado.

    Garantiza la antigüedad de estos versos su presencia en el Himno a Zeus

    de Orfeo que cita el Papiro de Derveni, del s. IV a. C. (OF 14). Si Platón ha

    puesto en prosa en la primera parte de su pasaje versos órficos acerca

    de Zeus principio y fin, es evidente que también ha prosificado en la

    referencia a Justicia, un fragmento órfico igual o muy similar al que he

    mencionado, como indicó Burkert (1969: 11 n. 25), (cf. West) (1983: 89s., n.

    35). El hecho de que Platón aluda a un verso como este como procedente

    de “un antiguo relato”, la expresión típica del filósofo para referirse a los

    textos órficos, y la circunstancia de que aparezca inmediatamente detrás

    de la cita de un fragmento que nos consta por otras fuentes (ya desde el

    P. Derveni) que es órfico, hace muy verosímil que la expresión apareciera

    en un texto órfico considerado ya antiguo en el siglo IV a. C. , por lo que

    tiene que ser, por lo menos, de finales del VI o principios del V a. C.13.

    13 Cf. más materiales sobre Dike entre los órficos y en Platón en Jiménez San Cristóbal

  • 21REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    Δίκη, la Justicia, aparece en el centro de la composición en anillo del proemio, con lo que su importancia en él queda enfatizada, como señala

    Marsoner (1976-1978: 128). En cuanto al motivo por el que Parménides la

    sitúa aquí en una puerta que tiene mucho en común con una entrada al

    otro mundo, lo más probable es que quisiera indicar que, al penetrar en

    estos terrenos, el κοῦρος accede a un tipo de verdad especial, pero que lo hace legítimamente, dentro del orden debido de las cosas.

    Dike tiene las llaves de las puertas, que son denominadas κληῖδας ἀμοιβούς (B 1.14). ἀμοιβούς suele significar “alternativas” (cf. ἀμοιβαδόν en B 1.19), pero Conche (1996: 50.53) traduce “que se adapta a la cerradura”.

    No obstante, pienso que Parménides ha querido, una vez más, jugar con

    la ambigüedad, prolongada con el uso del plural κληῖδας, que se expli-caría muy bien si Justicia tiene la capacidad de abrir puertas que envían

    a lugares diferentes, como compensación de antecedentes diferentes.

    Todo ello es consistente con una visión infernal. En efecto, en el Papiro

    de Bolonia, que contiene una catábasis órfica (OF 717.123), leemos:

    ἐς ἔ]λ̣ε̣γχος [ἀεὶ γα]ν̣όωντι πρ[οσώ]πωι πά]σ̣ηισιν ἐοικ[ότα] μ[ι]σθὸν ὀπ[η]δεῖνΔικαιοσύν]ης θυγάτη[ρ π]ο̣λ̣ύφημος Ἀμοιβή

    ... a la prueba siempre con rostro amablepara atribuir el pago adecuado a cada unola hija de Justicia, la renombrada Compensación.

    Aparece en el texto la personificación divina Compensación (Ἀμοιβή), un concepto órfico, que, también designado como ποινή, se repite en

    diversos poemas14. En un contexto escatológico, la referencia a la com-

    pensación presupone que cada alma se enfrente a la posibilidad de un

    premio o de un castigo, y a que se vea obligada, dentro del Hades, a

    tomar por una de dos direcciones.

    (2005), Bernabé (2011: 189-204). Un fragmento cerámico apulio de la Antigua colección Fenicia c. 350 a. C., del que solo queda un dibujo, confirma la relación de Dike con el mundo ultramundano y con el orfismo. Puede verse en Bernabé (2011: 203), con biblio-grafía.

    14 Pi. fr. 33,1 Maehler = 65 Cannatà Fera (OF 443), P.Derveni col. 6.4-5, Pl. Cra. 400c (OF 430 I). Cf. Bowra (1953: 49), Santamaría Álvarez (2005), Bernabé (2012: 16-18).

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO22

    Las Helíades convencen con suaves palabras a Justicia para que abra la

    puerta. La persuasión actúa como medio de convicción una vez más.

    LA DIOSA

    Una de las vexatae quaestiones del poema es la identidad de la diosa, ya

    que se han propuesto muchos nombres para ella. Las propuestas pueden

    dividirse en los siguientes grupos:

    1. Diosas que no son una personificación: a) Hipsípila, según Procl.

    in Parm. 640, siguiendo a Siriano, en la idea de que tal nombre se

    encuentra aludido en las πύλαι αἰθέριαι. b) Hécate, de acuerdo con Coxon (1986): 166-167 c) Θεία es la propuesta de West (1971: 220

    n. 2), d) Musa, sugerida por Guthrie (1965: 10); (cf. Hölscher) (1969:

    74), e) Perséfone postulada por Kingsley (1999: 92-100), Gemelli

    Marciano (2008), Cerri (1999: 107s.) y Pérez de Tudela (2007: 122s.).

    2. Personificaciones de abstracciones: a) Δίκη (Sexto Empírico, M. 7.113-114); b) Πειθώ, sugerida por Mourelatos (1970: 161); c) Μνημοσύνη, propuesta por Pugliese Carratelli (1988), Sassi (1988:

    393) y Gadamer (1999: 107); d) Ἀλήθεια, sugerencia de Heidegger (1982: 6-7 y 21) y Beaufret (1955: 9); e) Razón, nombrada por Cor-

    nford (1987: 141).

    3. Personificaciones de realidades físicas: a) Αἰθήρ, señalada por Coxon (1986: 14) b) Ἡμέρη, idea de Gomperz (1924: 4 y n. 9); c) Νύξ, postulada por Morrison (1955: 60), Mansfeld (1964: 244-247), Burkert (1969: 13), Gómez-Lobo (1981), West (1983: 109), Ferrari

    (2003) y Palmer (2009: 58). La rechaza Kahn (1970: 116: “his goddess

    may have many names, but Νύξ is none of them”).

    4. Negativas a identificar la diosa: Diels (1897: 9), Tarán (1965, 16),

    Conche (1996, 56-57) y Hermann (2004: 166).

    Pienso que la discusión es estéril y que si el poeta hubiera querido dar

    el nombre de la diosa, lo habría hecho, pero de ese modo la situaría en

    un espacio religioso concreto, conocido, tradicional. Y creo que es eso

    precisamente lo que no quiere hacer. Reparemos también en el hecho

    de que tampoco ella llama a Parménides por su nombre.

  • 23REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    PECULIARIDADES DE LA ACOGIDA DE LA DIOSA

    Κοῦρος no es una indicación de edad ni se trata de una designación honorífica (Jeanmaire 1939: 26-43), sino que tiene aquí un claro valor

    iniciático, como puso de manifiesto Burkert (1969: 14 y n. 32) y precisaron

    Cosgrove (1974: 94), Cordero (2005: 39) y Palmer (2009: 58). Además, el

    uso de κοῦρος sitúa a la diosa en el papel de κουροτρόφος “criadora /protectora de jóvenes” un epíteto que se aplica a las diosas que tienen

    bajo su tutela el paso de los jóvenes a la edad adulta. Sin embargo, aun-

    que todo parece indicar que el κοῦρος es Parménides, el autor espera que quien oiga o lea el poema se identifique con el héroe, como señala,

    acertadamente, Mourelatos (1970: 16), quien pone de relieve, además,

    que Parménides evita presentarse como personaje y decir detalles sobre

    sí mismo, a diferencia de Hesíodo, Jenófanes o Empédocles. La indica-

    ción “joven acompañante de aurigas inmortales” (ἀθανάτοισι συνάορος ἡνιόχοισιν) confiere al κοῦρος un estatus de familiaridad con lo divino.

    Tal familiaridad se confirma por el tipo de saludo que la diosa le dirige,

    χαῖρ᾽ “salve” (B 1.26). Como puso de relieve Sourvinou-Inwood (1995, 95 ss.), el uso de χαῖρε por parte de una divinidad para dirigirse a un ser humano es bastante habitual en contextos en que un difunto alcanza una

    situación privilegiada, como la heroización o la inmortalidad. Encontramos

    un saludo así en una laminilla áurea de Turios (OF 487.3), mientras que

    en otras, recíprocamente, el iniciado puede utilizar la misma fórmula de

    saludo para dirigirse a los dioses del Más Allá, como Perséfone o Plutón (OF

    495, 495a y 496k; cf. además Bernabé-Jiménez San Cristóbal, 2008: 96-97).

    En cuanto a frase, ἐπεὶ οὔτι σε μοῖρα κακὴ προὔπεμπε νέεσθαι / τήνδ᾽ ὁδόν “que no fue un hado malo quien te impulsó a tomar este camino” (B 1.26),

    parece evidente que la advertencia tiene sentido si lo normal es que un

    ser humano vaya a ese lugar cuando tiene un mal hado, esto es, cuando

    se muere. El escenario sería, por tanto, el Hades, el mundo subterráneo.

    REFERENCIA A LA VERDAD

    La diosa enfatiza que lo que va a transmitirle a Parménides es la verdad

    Ἀληθείης (B 1.29). ἀλήθεια es un compuesto privativo de λήθη “olvido”, lo que quiere decir que la “verdad” se concibe como el “no-olvido”, cf.

    Pugliese Carratelli (1988: 165) y Bernabé-Jiménez San Cristóbal (2008:

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO24

    37-39). En la épica tradicional la referencia mantenía parte de su valor

    etimológico, ya que en pasajes como Il. 124.407 ἄγε δή μοι πᾶσαν ἀληθείην κατάλεξον “ea, dime toda la verdad”, debemos entender que el requerimiento es que el interlocutor cuente todo lo ocurrido sin olvi-

    dar nada. Una relación aún más profunda con la memoria se encuentra

    en contexto órfico, como señalan Scalera Mc Clintock (1990) y Tortorelli

    Ghidini (1990). Y así, en una de las laminillas áureas, la de Farsalo (c. a.

    350-300 a. C.) la voz que da instrucciones al iniciado para el viaje de su

    alma al Más Allá le advierte que le saldrán al paso unos guardianes de la

    fuente de Mnemósine y lo que debe hacer (OF 477.7): τοῖς δὲ σὺ εὖ μάλα πᾶσαν ἀληθείην καταλέξαι “y tú les dirás absolutamente toda la verdad”.

    Tal verdad (indicada en el verso que sigue) no es otra cosa sino la contra-

    seña que identifica al difunto como un iniciado: Γῆς παῖς εἰμι καὶ Οὐρανοῦ ἀστερόεντος “soy hijo de Tierra y de Cielo estrellado”. En el universo de las laminillas, la verdad es lo que no debe olvidarse, lo que se ha aprendido

    en la iniciación. Así pues, se le pide al iniciado que recuerde la verdad

    revelada, la contraseña indicativa de pertenencia a un grupo sabedor

    de ciertas doctrinas que solo ellos conocen. De modo semejante en las

    láminas de hueso de Olbia se lee ἀλήθεια “verdad” tras la expresión βίος /θάνατος/ βίος, “vida-muerte-vida”, lo que parece aludir a que una vida tras la muerte es la “verdad” proclamada como algo que no debe olvi-

    darse (Scalera Mc Clintock, 1990; Bernabé, 2008). No es necesario pensar

    que la diosa es Mnemósine para advertir las semejanzas del prólogo

    parmenídeo con el esquema iniciático de los órficos; cf. Namia (1977:

    289), Feyerabend (1984).

    CONCLUSIONES

    1. Razones del proemio

    A partir de la clasificación de los tipos de explicaciones del proemio

    trazada por Couloubaritsis (1986: 80 ss.): literales, religiosas, alegóricas y

    racionalistas), parece que debemos descartar que la de Parménides es

    una experiencia real; nadie puede creer hoy que el filósofo viajara a otro

    mundo y considero que un sueño, como pretende Conche (1996), es

    muy poco verosímil: el proemio es demasiado organizado, demasiado

    coherente y demasiado elaborado para interpretarse como una expe-

    riencia onírica.

  • 25REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    La posibilidad de que se trate de una alegoría debe también excluirse.

    Sexto Empírico interpreta el pasaje pensando que Parménides describe

    una escena que debe ser interpretada en otros términos, de manera que

    cada elemento signifique otra cosa Esto no es así; los elementos más

    característicos que se presentan son lo que se dice que son, aunque

    evoquen todo un juego de connotaciones características que los contem-

    poráneos de Parménides percibían inmediatamente. En consecuencia, el

    proemio es en todo caso, connotativo, pero no alegórico.

    Podría decirse que el proemio es la elaboración literaria del acceso a una

    gran verdad que el autor interpreta como una revelación religiosa. Da

    la impresión de que Parménides considera que el discurso sobre lo que

    es no es una verdad más; es la Verdad; de modo que sitúa lo que tiene

    que decir en el ámbito en el que en su época se situaban las verdades

    profundas, las explicaciones últimas de la realidad. Parménides no creyó

    probablemente ni siquiera él mismo que aquella idea básica y genial sobre

    “lo que es” había sido producto de su propia reflexión, bien entendido que

    tampoco consideró que hubiera sido posible sin intervención de la razón

    en absoluto, pero, desde las coordenadas ideológicas de la religión de su

    época y de su entorno, supuso que tal inspiración debía de proceder de

    un ámbito que estaba mas allá, donde se situaban las verdades eternas,

    en el ámbito de la omnisciencia de la divinidad. En consecuencia, la idea

    se le habría ocurrido porque alguien (una divinidad cuya identidad él no

    sabía) se la había inspirado.

    Por otra parte, en los Misterios, el espacio en que la verdad divina se trans-

    mite a los seres humanos es el espacio iniciático, entre nuestro mundo y el

    Más Allá, entre lo humano y lo divino, entre la vida y la muerte (cf. Bernabé

    2015). Consecuentemente ese es el escenario en el que Parménides sitúa

    la revelación, que pretende, además, presentar como legítima y no como

    una intromisión indebida de un mortal en las verdades de los dioses.

    Como hemos visto, un buen número de hechos sugiere un conocimiento

    por parte de Parménides de la tradición órfica y mistérica, especialmente

    de la suritálica. Y en efecto, para describir la transmisión de la verdad

    profunda, utiliza el lenguaje de los Misterios, que es de suyo ambiguo,

    pregnante y evocador.

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO26

    2. La diosa

    En el mundo suritálico de la época de Parménides, las divinidades relacio-

    nadas con lo iniciático son femeninas (Noche, Mnemósine, Perséfone), de

    modo que el interlocutor del filósofo va a ser una diosa, igual que todas

    las demás divinidades que intervienen en la escena. Como dije, pienso

    que los intentos de identificarla están condenados al fracaso. Es una diosa

    innominada, que evoca a otras de la tradición, porque Parménides ha

    tomado rasgos de las demás para caracterizar a la suya, pero, como no

    la identifica por su nombre, ella es todas y ninguna.

    La diosa tampoco llama nunca por su nombre a Parménides, de forma que

    en el resto del poema, cuando la diosa le está haciendo las revelaciones,

    el oyente/lector siente como si se las estuviera haciendo a él mismo.

    3. El viaje y el escenario de la revelación

    Parménides expresa el acceso al conocimiento como un camino, porque

    esa era la manera en que se concebía la adquisición del conocimiento en

    su época. La lírica había desarrollado una metáfora frecuente, la de iden-

    tificar el carro de las Musas con el vehículo de la inspiración. La iniciación

    también se concebía como un camino, igual que el acceso al Más Allá.

    De todas estas tradiciones deriva Parménides su poderosa imaginería.

    Pero, al igual de lo que ocurre con la diosa, las discusiones sobre si el viaje

    tiene lugar por un recorrido infernal o celeste son igualmente estériles.

    El escenario que presenta el filósofo no es de este mundo y se nutre de

    viajes ultramundanos diversos que Parménides encuentra en la tradición,

    pero no quiere identificarlo con ninguno en concreto15. Aún diría más:

    define el espacio por rasgos tradicionales que pertenecen, unos, a las

    sendas del cielo y otros, sin duda los más, a las sendas hacia el inframun-

    do, de modo que no son coherentes entre sí, y tal cosa no puede sino

    ser deliberada. Asimismo, incorpora la expresión κατ᾽ ἀμαξιτόν que, a la luz de las ἐπωιδαί suritálicas, se relaciona con un ambiente místico. Da la impresión de que Parménides desea crear un espacio iniciático fuera

    de este mundo, lejos de las limitaciones marcadas por el conocimiento

    15 En palabras de Cosgrove (2011: 38-39): “neither ἀνάβασις nor κατάβασις, the journey to the realm of the goddess is better viewed as a unique ἀπόβασις” (en n. 65 señala que el término se lo sugirió Mourelatos).

  • 27REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    humano, pero que tampoco quiere identificarlo ni con el cielo ni con el

    mundo subterráneo; es el espacio no-terreno, no-humano, no-habitual.

    La realidad expresada por el filósofo es así mucho más rica, porque la

    ambigüedad a menudo es más sugerente y polivalente que la concreción,

    cf. Miller (2005: 18ss.).

    4. El proemio tampoco es una mera estrategia literaria

    Tampoco creo que Parménides utilice la imaginería tradicional como una

    opción entre diversas posibilidades de presentar su mensaje, como una

    estrategia deliberada, o que prefiera esta forma en lugar de una eventual

    presentación de su teoría filosófica como podría ser la de los milesios.

    Más bien es que en su cultura, oral y arcaica, existe la convicción de que

    la verdad es inspirada. Su antecesor poético, Homero, invocaba a la musa

    al comienzo de los poemas, no como recurso literario, sino porque creía

    que era ella la depositaria de la tradición, de los mitos, nombres y temas

    que iban a ser los huesos y la carne de sus versos. Hesíodo (Th. 26 ss.)

    presenta a las propias musas como inspiradoras de su poesía que, de

    modo semejante a la diosa parmenídea, le hacen saber que conocen

    tanto la verdad como lo falso.

    Parménides considera que la verdad a la que ha llegado es revelada,

    que le ha sido transmitida por una diosa y en el espacio propio de tales

    revelaciones, el iniciático, aunque considera que su propia actitud, su

    deseo y su predisposición pueden haber facilitado que lo llevaran a la

    senda adecuada y probablemente por ello inicia el poema antes del

    encuentro con la diosa. No es una pura revelación, sino transmisión de

    conocimientos sobre los que el filósofo debe razonar.

    Sobre la convicción de que la verdad que le ha llegado acerca de lo que

    es tiene que haber sido revelada, Parménides, siempre según mi opinión,

    habría reelaborado la tradición, para configurar su propio escenario. En

    esta reelaboración, los aportes literarios e ideológicos del orfismo son,

    al menos, tan significativos como los de Homero o Hesíodo. Parméni-

    des crea, así, un escenario rico en significación, no filosófico desde una

    perspectiva moderna, pero sin duda de enorme capacidad de evocación

    poética, para situar ese conocimiento sobrehumano donde debía estar en

    su tiempo y en sus coordenadas: fuera del mundo. Como haría, después,

  • ALBERTO BERNABÉ / PARMÉNIDES COMO AUTOR LITERARIO: TRADICIÓN Y NOVEDAD DEL PROEMIO28

    Platón en sus descripciones del Más Allá, Parménides pone la imaginería

    tradicional al servicio de sus propios intereses ideológicos y literarios,

    creando un escenario que tiene el aroma, el sonido de la tradición, pero

    que es profundamente original, como el mensaje que en él se transmite.

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  • 33

    EL SOLÓN DE ARISTÓTELES EN LA CONSTITUCIÓN DE LOS ATENIENSES

    HÉCTOR GARCÍAPontificia Universidad Católica de ValparaísoUniversidad de ChileUniversidad de Playa Ancha

    RESUMEN

    En esta exposición nos proponemos mostrar la imagen que Aristóteles nos presenta acerca de Solón en la interpretación que nos ha plasmado en la primera parte –de las partes conservadas– en su Athenaíon Politeía. Complementamos esta imagen del poeta-político, recurriendo tanto al contenido de los poemas (elegías) que conservamos del propio Solón, como a otras obras del estagirita en las que destaca el pensamiento político soloniano.

    Palabras clave: Aristóteles, Athenaíon politeía, Solón, pensamiento, poesía, política.

    ABSTRACT

    In this exhibition we aim to show the image that Aristotle presents us about Solon in the interpretation that he has shaped in the first part –of those that has been preserved– in his Athenaíon Politeía. We complement this image of the poet-politician, referring both to the content of the poems (elegias) we preserve from Solon himself, and to other works of the Stagirite in which solonian political thinking stands out.

    Keywords: Aristotle, Athenaíon Politeía, Solon, thought, poetry, politics.

    PRESENTACIÓN

    Tal como se señala en el título, lo que nos proponemos es mostrar la

    imagen que Aristóteles nos presenta acerca de Solón en la interpretación

    que nos ha plasmado en la primera parte –de las partes conservadas– en

    su Athenaíon Politeía.

    Más allá de los problemas que habría que resolver al respecto, sólo me

    limito a señalar que por el momento no me haré cargo de los que dicen

    relación con las fuentes literarias que hay detrás de la investigación del

    Revista PhilosophicaNos 49-50 / Semestres I-II / 2016(33 - 46)

  • HÉCTOR GARCÍA / EL SOLÓN DE ARISTÓTELES EN LA CONSTITUCIÓN DE LOS ATENIENSES34

    estagirita en torno a Solón, que habría que proyectar a toda la investi-

    gación histórica que emprende Aristóteles en el estudio de la institu-

    cionalidad política del mundo heleno y muy en especial respecto de la

    evolución del pensamiento institucional jurídico entre los atenienses.

    No obstante, sí nos interesa destacar el punto de vista que creemos es

    el que el propio filósofo emplea metodológicamente para representar

    el pensamiento del poeta-político, i. e., el análisis que parte en la propia

    obra poética de Solón. De modo que nuestra lectura metodológicamente

    considera tanto el documento de la Constitución de los atenienses como

    las elegías y vambos, tomados de la propia obra soloniana; además de

    cotejar informaciones que nos entrega Aristóteles en el marco global de

    su pensamiento político, expresado en La Política.

    LA ATHENAÍON POLITEÍA

    Esta obra de Aristóteles es probablemente uno de los últimos descubri-

    mientos acerca de sus trabajos de los tiempos del Perípatos. Vestigios de

    la obra comenzaron a aflorar hacia fines de la última década del siglo XIX,

    en 1880, cuando el profesor F. Blass, en la revista Hermes dio a la publicidad

    un papiro que se conservaba en un Museo de Berlín. Un año más tarde,

    en 1881, el profesor Th. Bergk, en Rheinischen Museum, publica un artículo

    sobre dicho papiro, atribuyendo la paternidad del mismo a Aristóteles.

    Ese mismo año el profesor H. Diels se referirá al hallazgo en un artículo

    que titula: Über die Berliner Fragmente der Ἀθηναίων Πολιτεία des Aristo-teles (Citado en Newman, 1950: 376). Sin embargo, diez años más tarde

    este hallazgo se vería plenamente refrendado por otro descubrimiento

    papirológico que provenía de las arenas del desierto egipcio, se trataba

    nada menos que de la Constitución de los atenienses, que fue dado a la

    publicidad en 1891 por Sir Frederick G. Kenyon, y que fue conocido des-

    de entonces como el papiro de Londres1. Para resumir, investigaciones

    posteriores han concluido que este descubrimiento era el libro primero

    de una colección de 158 Constituciones, escrito por la propia mano de

    Aristóteles con vistas a su publicidad y que por referencias internas del

    documento, la obra no se habría publicado antes del 329/8 a. de C., de

    1 Los datos descriptivos de este papiro pueden seguirse en la Introducción de la edi-ción bilingüe de Antonio Tovar, La Constitución de Atenas. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1948.

  • 35REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    modo que se puede estimar que ésta haya sido una de las últimas obras

    con vistas a la publicidad, dada por el filósofo poco antes de su muerte

    (Cf. Jaeger, 1992).

    Con el riesgo que ello implica, se podría decir que la Constitución de los

    atenienses representa una síntesis de la historia de la institucionalidad

    política de Atenas, en que Aristóteles habría asignado un rol prepon-

    derante a la figura de Solón en ese marco histórico. ¿Cuál es ese Solón

    que comparece en el análisis de Aristóteles? ¿Qué le interesa al filósofo

    destacar? ¿Cuánto incorporó el filósofo en el marco general de su visión

    de los más agudos problemas políticos que abordó en su pensamiento

    acerca de la pólis?

    Afirmar que Solón interesa a Aristóteles como el máximo representante

    del grupo de los siete sabios es sólo un aspecto del asunto. Solón interesa

    al filósofo en cuanto representaría genuinamente una primera filosofía o

    teoría política consciente en el marco de la evolución del pensamiento

    de la pólis en el mundo heleno. Y si extremamos la tesis, Solón es para

    Aristóteles en quien halla su origen el pensamiento democrático heleno.

    En los primeros capítulos conservados, Aristóteles ha tenido especial

    preocupación por mostrar el contexto sociopolítico en que va a emerger

    el poeta y el político. Ese contexto podemos situarlo aproximadamente a

    partir de mediados del siglo VII a. de C. y que se va a ir caracterizando por

    el nacimiento y prolongado conflicto y, más exacto sería decir, por una

    guerra civil desatada entre los “notables” y el “plêthos”, el pueblo común

    y corriente. Se trata de la stásis, cuyo origen Aristóteles, siguiendo los

    versos del propio poeta, centra en el tipo de gobierno imperante. i., e.,

    el gobierno oligárquico, al que en la Política tipifica como un gobierno

    λίαν ἄκρατον οὖσαν (1273b 37.)2, es decir, demasiado absoluto, violento, desmesurado; eso era lo que representaba tal politeía, porque en ella se

    permitía que los ricos esclavizaran a la gran mayoría del pueblo, que es

    caracterizado como los πελάται, i. e., “los allegados” y los ἑκτήμοροι, los seisavos, la categoría social a la que pertenecían los que arrendaban las

    tierras o que trabajaban con préstamos, devolviendo la sexta parte de

    2 Las traducciones de los textos griegos de Aristóteles como de los fragmentos del pro-pio Solón son de mi responsabilidad, salvo indicación contraria.

  • HÉCTOR GARCÍA / EL SOLÓN DE ARISTÓTELES EN LA CONSTITUCIÓN DE LOS ATENIENSES36

    la producción a los ricos. Aristóteles hace hincapié en que toda la tierra

    pertenecía a unos pocos ἡ δὲ πᾶσα γῆ δι’ὀλίγων ἦν (Ath. Pol., 2,2).

    Aristóteles aplica al análisis una perspectiva económica muy básica para

    la época arcaica respecto de la política económica de la oligarquía en

    la incipiente evolución de los sistemas imperantes para la época y en el

    surgimiento primario de las póleis. Esa política económica se basaba en

    que los contratos de arriendo por las tierras (μίσθωσις) se efectuaban bajo el concepto de un tipo peculiar de préstamo a interés (δανεισμός) en que el solicitante del préstamo comprometía “la persona”, pero en rigor

    comprometía “los cuerpos” (σώματα), no sólo el suyo propio, y de ahí el plural “cuerpos”, sino también el de sus hijos y el de su mujer. Aristóteles

    informa que tal sistema, con las graves consecuencias que tuvo, existió

    hasta los tiempos de Solón, i. e., hasta el 594. Añade el filósofo que lo

    más terrible y lo más amargo para la gran mayoría fue el hecho de poder

    llegar a ser esclavo constitucionalmente (κατὰ τὴν πολιτείαν) (Ath. Pol., 2,3) y una segunda observación de Aristóteles es que la gente carecía

    absolutamente de participación (οὐδενὸς ... μετέχοντες) (Ath. Pol., 2,3).

    Para demostrar el sistema, el filósofo hace un breve muestreo de la politeía

    en época arcaica anterior a Dracón. Señala que las ἀρχαί, las magistraturas se establecieron a partir de la clase de los áristoi (ἀριστίνδην) y de entre los ricos (πλουτίνδην) (Ath. Pol., 3,1), principalmente las tres magistraturas más importantes: rey, polemarco y arconte y más aún, que tenían carácter

    vitalicio (διὰ τοῦ βίου). Hacia el 752 recién se va a pasar al arcontado por 10 años y en 682 se reduce al ejercicio de 1 año y en forma de colegio,

    integrado por 9 arcontes. Por el texto de La Política nos enteramos que

    aún en tiempos de Solón y sus reformas, el político habría establecido

    todas las magistraturas a partir de las clases más pudientes (los distingui-

    dos, ἐκ τῶν γνωρίμων) y de entre los más adinerados (καὶ τῶν εὐπόρων) (Aristóteles, Pol. 1274a 11-21).

    En el capítulo quinto de la A. P. hallamos las consecuencias que trajo

    consigo la política oligárquica, pues las leyes draconianas, si bien inten-

    taron poner fin al derramamiento de sangre, no hicieron nada respecto al

    sistema usurero de los prestamistas y la injusta distribución de las tierras

    de labranza y allí donde impera la injusticia “se crea necesariamente –

    como escribe acertadamente G. Glotz– el descontento, y un descontento

  • 37REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    duradero termina siempre por suprimir lo que lo motiva” (1957: 82-83).

    Así, Aristóteles interpreta y comenta: “Siendo de tal naturaleza el orde-

    namiento en la constitución, y siendo muchos esclavos de unos pocos,

    el pueblo se levantó contra los notables” (Ath. Pol., 5, 1-2).

    El surgimiento de las llamadas στάσεις, la guerra civil, violenta, de en-frentamientos recíprocos, durante mucho tiempo. En medio de esta

    prolongada stásis, en Atenas, de común acuerdo por las partes en conflicto

    fue elegido Solón como διαλακτὴν καὶ ἄρχοντα y le encomendaron una πολιτεία. Se inscribe, así, Solón, en el selecto movimiento de los denomi-nados νομοθέται, que se corresponde con ese otro movimiento social que se planteó el tema de que las leyes fueran puestas por escrito. Este

    movimiento de los nomothétai, legisladores, no partió en Atenas, sino en

    ciudades de la Magna Grecia y de Sicilia. Aristóteles, en La Política nos

    informa a lo menos de dos importantes legisladores: Zaleuco entre los

    locrios occidentales, quien hacia el 663/2 dio un código a sus ciudadanos.

    Unos treinta años más tarde, Carondas dio a sus conciudadanos de Ca-

    tania otro código de leyes y también –dice Aristóteles– a otras ciudades

    calcídicas de Italia y de Sicilia. Sin duda, la publicación de las leyes trajo

    consigo cambios. Pero el más significativo, es decir, el hecho que las leyes

    fueran conocidas por todos y sancionadas por la ciudad “marcaba una

    época en la historia del Derecho” –como dice Glotz.

    Aristóteles, como hemos señalado ya, recurre como fuente directa a las

    elegías y a los yambos de Solón, asistimos, así, al modo cómo Aristóteles

    no sólo reconoce un significativo valor a la poesía, sino también y, sobre

    todo, al modo cómo él interpreta estos testimonios y los contenidos que

    rescata y, con ello, la figura política del poeta, que parte con la designación

    que le dieron al elegirlo, pues lo nombraron como un diallaktēs, además

    de arconte. La palabra διαλλακτής ha sido traducida frecuentemente como “árbitro” y mejor aún como “mediador”. “Árbitro” en su sentido

    latino viene a representar para nosotros al “juez”, esto es, la figura de un

    soberano absoluto. Sin embargo, en griego alude a la persona que logra

    poner de acuerdo, especialmente de partes en conflicto, que hace cam-

    biar los sentimientos y por lo tanto el carácter. Por ello, el mejor sentido

    de la palabra sería algo así como “conciliador”, “reconciliador”, sentido

    que parece cobrar mayor fuerza en la interpretación del estagirita: un

  • HÉCTOR GARCÍA / EL SOLÓN DE ARISTÓTELES EN LA CONSTITUCIÓN DE LOS ATENIENSES38

    mediador que busca la reconciliación donde el odio ha generado la

    distorsión y el desequilibrio social. Lo que el filósofo va a destacar es esta

    calidad de colocarse como un verdadero mediador contra unos y otros;

    disputar a favor de unos y otros y estar en desacuerdo con unos y otros;

    desde este principio fundamental de autoridad ética, Solón pudo exigir

    a las partes en conflicto que pusieran fin a la τὴν ἐνέστωσαν φιλονικίαν, “a la apasionada φιλονικία asfixiante” (Ath. Pol., 5,2), causante de la plena decadencia de la pólis. La philonikía a la que se refiere aquí, Aristóteles,

    alude al deseo de vencer el uno al otro y viceversa, el gusto por la riña, la

    rivalidad. Aristóteles interpreta que la elegía tendría por objeto la exhor-

    tación a deponer la στάσις.

    Para descubrir lo originariamente solónico, el estagirita opera metodoló-

    gicamente recurriendo a los contraste, a las analogías. Así, por ejemplo,

    nos presenta a un Solón privilegiado por la cuna de nacimiento, gozando

    de una buena reputación lo que le llevaba a ocupar un primerísimo lugar,

    quizás por su sapiencia y el renombre que ya ha alcanzado al formar el

    selecto grupo de los siete sabios, en quienes prima una especial sabiduría

    práctica, presente en la formación de un ēthos antrópico. Para Aristóteles,

    Solón es un hombre de clase media, pese a su cuna aristocrática por la

    hacienda que poseía y los negocios personales. Esta referencia a la clase

    media de Solón parece tener mucha más relevancia que la que a primera

    vista parece. Pareciera que lo que Aristóteles quiere relevar en la figura

    del poeta es un estatus ético de moderación y prudencia que lo eleva

    por sobre su propia clase social y desde esa posición privilegiada se

    permite exhortar, aconsejar y reprender a la oligarquía aristocrática del

    ática, diciéndoles que no sean πλεονεκτεῖν, i. e., que no sean rapaces, codiciosos: “Y vosotros, habiendo apaciguado en los pechos al fuerte

    corazón, quienes de muchos bienes llegasteis hasta la saciedad, en cosas

    moderadas poned el altanero nous; porque ni nosotros os obedeceremos,

    ni vosotros tendréis estas cosas a vuestro antojo” (Ath. Pol., 5,3 y 4D; 4.

    Rodríguez Adrados).

    Apoyándose en el fragmento de esta elegía y en otros, Aristóteles

    comenta que Solón echa la culpa de la stásis a los plousioi, los ricos a

    causa de su ‘amor a la riqueza’ (φιλοπλουτίαν) y al ‘exceso de arrogancia’ (ὑπερηφανίαν) (5,3), porque en este comportamiento radica el origen de

  • 39REVISTA PHILOSOPHICA Nos 49-50 / SEMESTRES I-II / 2016

    la odiosidad. La guerra civil, pues, no es otra cosa que la manifestación

    real y concreta del odio (ἔχθρα). Los versos de esta elegía encerrarían una especie de programa político. Por lo tanto, junto con otros fragmentos

    que cita también el estagirita y muy especialmente la Eunomía corres-

    ponderían al período inmediatamente anterior o cercano al arcontado y

    constituyen un grupo de fragmentos en que prima la mirada de diagnós-

    tico de la realidad por parte de Solón. De modo que una mirada global

    de esta elegía permitirá apreciar con más claridad los acentos que ha

    puesto el filósofo en su interpretación.

    La elegía Eunomía se abre con una afirmación radical: la stásis que lleva

    a la pólis a su desmoronamiento no radica en el destino (αἶσα), ni en los φρένες, i., e., pensamientos, voluntades, intenciones de los dioses. Intro-duce, así, Solón, un giro radical en la concepción teológica de la época. Su

    diagnóstico de la realidad se funda exclusivamente en el obrar humano:

    Pero los propios ciudadanos destruir la gran ciudadcon sus insensateces quieren, por las riquezas seducidos,y la injusta manera de pensar de los conductores del pueblo

    (Solón, I, 4, vs. 5-7)

    El poeta insiste en su mirada diagnóstico: que los ‘seducidos por las rique-

    zas’ cometen acciones injustas, de modo que este modo de enriquecerse

    no proviene de un orden natural (κατὰ κόσμον) –como dice en la elegía a las Musas, sino bajo la figura del abuso (ὑφ’ὕβριος) (Solón, I,13 vs. 10-11). Abuso e injusticia en Solón van de la mano. Lo que denuncia Solón en esta

    elegía no es sólo la rapacidad de los ricos, sino también lo que él llama el

    ἄδικος νόος, i. e., ‘la injusta manera de pensar, las inicuas intenciones’ de los conductores del pueblo (Ath. pol., 3,7). El acento está puesto, pues, en

    los propios conciudadanos como los responsables directos de la situa-

    ción decadente. “Con ello, de modo sorprendente –comenta Hermann

    Fränkel– la responsabilidad queda sustraída a los dioses y atribuida a los

    hombres” (1993:214). Aunque esta idea soloniana no sea original, tiene

    el mérito de zanjar la ambigüedad homérica y sentar definitivamente y

    con claridad que en asuntos humanos, la αἰτία, la responsabilidad en lo que respecta a la pólis es únicamente humana y ante el diagnóstico de

    la enfermedad, tal será también el remedio: asumir tal responsabilidad,

    el destino, en sus propias manos. Que esta convicción de Solón estuvo

  • HÉCTOR GARCÍA / EL SOLÓN DE ARISTÓTELES EN LA CONSTITUCIÓN DE LOS ATENIENSES40

    al centro de su teoría política se refrendada cuando recrimina a sus

    conciudadanos por la instauración de la tiranía de Pisístrato, pese a sus

    advertencias: “Y si habéis sufrido cosas dolorosas a causa de vuestra vileza,

    no achaquéis a los dioses la moira de éstas” (Rodríguez, frag. 8).

    Esta capacidad del poeta-político de detectar con objetividad los princi-

    pios y causas que llevan al declive y a la autodestrucción de la comunidad

    política es la que hace de Solón un pensador político, y quizás, Aristóteles

    tácitamente lo vea como el primer teórico político, pues habría sabido

    armonizar racionalmente un conjunto de reformas que pretendían atacar

    la “herida inevitable”. El poema de la Eunomía, como en un cuadro, nos

    muestra dos facciones en disputa: por un lado, la de los ricos, de clase

    noble, en quienes radican las responsabilidades políticas, pero que ma-

    nipulan y quebrantan el nómos para su propio beneficio y, por otro lado,

    los representantes del démos, carentes de responsabilidades públicas,

    pero que como facción agraviada no tiene un proyecto, una inteligencia

    clara para enfrentar la adversidad. Pese a la laguna que hallamos en el

    fragmento, el sentido de los versos que siguen es manifiesto y re-suenan

    tan contemporáneos a nuestros oídos cuando se refiere a los rapaces

    saqueadores:

    [...] y se enriquecen, seducidos por obras injustasni de las propiedades sagradas y no teniendo ninguna considera-ción por las públicas roban por saqueo unos de un lado, otros, de otro, ni se preocupan de los sagrados fundamentos de la justicia, la cual, callada, conoce las cosas presentes y las pasadas, y con el tiempo llega de todas formas para vengarse. Esto para toda la ciudad llega como una herida inevitable, y rápidamente va a parar en una nefasta esclavitud, que la revolución civil y la guerra dormi-da despierta, la cual ha aniquilado la amada juventud de muchos, pues a causa de los malintencionados rápidamente la muy amada ciudad se desgasta en asociaciones políticas, apreciadas por los que hacen cosas injustas. Estas cosas en el pueblo se tornan per-niciosas, y de entre los pobres llegan muchos a tierra extranjera vendidos, con cuerdas indignas atados, y los vergonzosos trabajos de la esclavitud soportan por fuerza (Edmonds I, 4, 13-26).

    Para Solón la deducción en su diagnóstico es evidente: tal situación es

    el resultado de una politeía que es una Δυσνομία, un pésimo régimen político (id. 32) que ha afectado a los hombres tanto individual como

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