Boas Milpa Alta (1)

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  • Palabras olvidadas, letras borradas. La literatura de los pueblos indgenas de Mxico.

    Cuando hablamos de la literatura de Amrica Latina nos viene inme-diatamente a la cabeza nombres como Gabriel Garca Mrquez, MarioVargas Llosa, Rubn Daro, Jorge Luis Borges, etc. y si nos ceimos ms enconcreto a Mxico es inevitable que citemos a escritores como Octavio Pazy Carlos Fuentes. Pero ser raro que ni siquiera los mejores conocedores dela literatura hispanoamericana y mexicana, sean fillogos, crticos o lectores,mencionen en algn momento los nombres de escritores como NatalioHernndez, Andrs Henestrosa, Xamanichna o Enrique Villamil entre otros;y es que estos ltimos, aun siendo autores mexicanos y al margen de su cali-dad literaria, no gozan de un reconocimiento que al menos les permita sertenidos, si no como escritores hispanoamericanos, s al menos como escri-tores cuyas contribuciones han enriquecido y siguen enriqueciendo el patri-monio literario de Mxico.

    Es posible que esta omisin tenga que ver con la presencia y difu-sin restringidamente local de sus obras. Muchos pueden alegar que susobras se limitan a tiradas reducidas, que abordan temticas o tpicos muyparticulares y que, sobre todo, sus obras, escritas en lengua indgena(nhuatl, purhpecha, totonaco, mazateco, zapoteco, tzoltzil, hahu...) nopueden ser ledas por el lector nacional. Pensar en tal cosa es, en principio,la palpable prueba de la marginalidad a la que se les condena por ser defi-nidos y definirse como escritores indgenas.

    Nadie como estos mismos escritores, han sido tan conscientes deltrato segregador y aislacionista del que han sido objeto a travs de un rasgode identidad cultural tan definitorio como la lengua. Nadie como ellos hansido tan perspicaces como para descubrir el uso ambivalente de su lenguacomo elemento de integracin y de exclusin de la identidad nacional y cul-tural de Mxico. Como dijo Joel Martnez Hernndez en su poema Keskinauamaseualme tiitstoke? (1983): Algunos coyotes dicen / que nosotros losmacehuales desapareceremos, / que nosotros acabaremos, / que nuestralengua nunca ms se escuchar, / nunca ms se emplear. / Los coyotes por

  • esto se regocijan / esto es lo que estn buscando.1

    En esta batalla desigual, la literatura, la palabra, no es slo un arma,es un campo de batalla en el que los pueblos indgenas se desean hacerescuchar como agentes culturales, como autores de su cultura y coautoresde la cultura mexicana. Sin embargo, no es desde un idealismo irreal, nidesde un integrismo autfago, sino desde la generacin de estrategiascomunicativas cmo el escritor indgena se hace escuchar. Recupera enesto la vieja tradicin de un multilingismo funcional, base de las relacionesentre los pueblos mesoamericanos, de pueblos polglotas que ven en la len-gua un medio de acercamiento del otro, de relaciones recprocas, de com-prensin y sntesis de la complejidad de un entorno ancestralmente multicul-tural. El bilingismo, al margen de una estructura de dominacin, de des-igualdad estatuaria, es el estado ideal de una comunicacin efectiva, de unaintegracin activa. En el XI Congreso de las Academias de la Lengua, cele-brado en Puebla, Natalio Hernndez pronunci estas palabras:

    Al principio, nuestras lenguas mexicanas estaban reprimidas por lalengua espaola: no les permita su desarrollo, obstrua su florecimiento. /Hoy, el tiempo empieza a cambiar. Poco a poco nuestros pueblos empiezana reconciliarse con el espaol, empiezan a aceptarle como lengua propia,como idioma nuestro./Hoy sabemos que somos ricos porque tenemosmuchas lenguas mexicanas y la lengua espaola que tambin es nuestra,porque nos une.2

    En esta declaracin no hay una claudicacin como podra suponer-se. Hay una apropiacin, un dominio de un instrumento de dominacin y enello, una purificacin de las lenguas que las devuelve a lo que deben ser, unmedio de comprensin, entendimiento y explicacin entre diferentes otros.Es la visin de la lengua, no como lmite o barrera, sino como posibilidad yva. Aun as, todo esto no deja de ser un propsito que tal vez hoy ms quenunca, est al alcance de cumplirse. El fin de un camino que desde lejos hanido recorriendo los pueblos indgenas en su lucha por la dignidad y el respe-to de los dems y de s mismos.

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    1. Traduccin propia. Joel Martnez Hernndez, Naua maseulpakilistli,Mxico, 19832. Natalio Hernndez, "Noihqui toaxca caxtilan tlahtoli", Estudios de Cultura Nhuatl,30. UNAM, Mxico DF,1999.

  • El olvido y la negacin

    Las literaturas de los pueblos nativos de Amrica son resultado, ensu permanencia y vitalidad actual, del esfuerzo y de la toma de concienciapor las comunidades indgenas de la necesidad de reafirmar su identidadtomando la iniciativa y el control de su produccin cultural. La canalizacinde su creatividad cultural hacia formas y campos de expresin que, por unaparte, mantengan y revitalicen una identidad tnica o local, tambin busca elreconocimiento de la sociedad nacional y global, hacindola, hacindoseparte y partcipe de una identidad ms plural, integra, integrada e integral.

    En el caso concreto de la lengua nhuatl -que por ser el que mejorconocemos es de la que vamos a tratar-, este resurgir es una reaccin a todoun proceso de olvido y negacin que si bien es resultado de causas estruc-turales e ideolgicas que se hacen patentes desde finales del s. XVII ydurante el s. XVIII, es un hecho agudizado y fomentado tras la independen-cia por las autoridades polticas y acadmicas del pas y la sociedad mesti-za durante el s. XIX y buena parte del s. XX3.

    A grandes rasgos, la adopcin de un sistema nacional monolingeque por razones de prestigio y pragmatismo defendi la castellanizacin delas comunidades indgenas, es lo que ha ido propiciando que el peso lings-tico de estas comunidades se recluyera hacia reas rurales alejadas, apar-tndolas de los espacios de produccin cultural de alcance nacional. Porejemplo, la desaparicin en las Universidades de las lenguas indgenascomo lengua de enseanza y de estudio desde el s. XVIII tuvo como conse-cuencia que se dejaran de editar libros en tales lenguas, dndose un proce-so de desliteralizacin y de analfabetizacin en su uso, acentuado por laimplantacin de un sistema de enseanza normal monolinge. Incluso, lacreacin de un sistema de escuelas bilinges en el s. XX no alter significa-tivamente el efecto minusvalorizador de mostrar las lenguas locales comocdigos iletrados o formas de expresin incapaces de conformar textos com-plejos y, por ende, grandes composiciones literarias. Obviamente, en esto

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    3. Shirley Brice Heath, La poltica el lenguaje en Mxico: de la colonia a la nacin.SEP e INI, Mxico DF,1972.; Rebeca Barriga Villanueva, "El sistema lancasteriano deenseanza mutua. La mistificacin de un mtodo castellanizador", y Beatriz GarzaCuarn, "Polticas lingsticas en el siglo XIX mexicano", en Ramn Arzpalo yYolanda Lastra (comp.), Vitalidad e influencia de las lenguas indgenas enLatinoamrica. II Coloquio Mauricio Swadesh. UNAM. Mxico DF,1995.

  • tambin se cay en el sesgo de valorar las producciones culturales desdepatrones de excelencia inadecuados y ajenos, que omiten el valor que den-tro de las comunidades tienen ciertas composiciones y obras, error ste enel que se ha incurrido incluso desde posturas indigenistas.

    Este hecho se torna dramtico en muchos casos donde se habalogrado mantener y favorecer un esplendor cultural en el campo literario deconsiderable peso, como es el caso de la lengua nhuatl. Durante los ss. XVIy XVII la literatura nhuatl florece en dos aspectos principales: por un ladoconservando su tradicin literaria prehispnica mediante la adopcin delalfabeto como sistema de escritura y transcribiendo textos religiosos, hist-ricos y profanos que, por otro lado, al contacto con la tradicin espaolarenacentista y barroca entroncar con nuevos patrones de expresin y tem-ticas.

    Se conservan de este modo cantos, himnos, cuentos, crnicas, doc-trinas y piezas teatrales4 dirigidas a un pblico nativo culto y exigente paracuya demanda se llegaran a traducir algunas piezas teatrales del Siglo deOro espaol. A este tenor, habra que puntualizar que ms que traduccionesson adaptaciones o recreaciones, como es el caso de las adaptacioneshechas por el bachiller Bartolom de Alva Ixtlilxochitl de obras de Calderny Lope de Vega. En otros casos la asimilacin de las nuevas formas del tea-tro popular se enriquecen a su vez mediante la creacin de nuevas figurascomo es el caso de la comedia con la aparicin del gegense (huehutzin),un personaje bufonesco y chocarrero que permite la introduccin de la cul-tura popular mestiza en la comedia de corte espaol5. Incluso el sincretismo,la transformacin de la cultura nahua mediante la incorporacin del pensa-miento cristiano debidamente sometidas a una adopcin y adaptacin parti-cular dar pie a obras hagiogrficas como el Nican mopohua6.

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    4. Una relacin de todas esta producciones puede consultarse en diversas antolog-as y recopilaciones que han servido de base para este artculo: ngel Mara Garibay.Historia de la literatura nhuatl, Editorial Porra, Mxico,1992; Ascensin H. de Len-Portilla,Tepuztlahcuilolli, Impresos en nhuatl. 2 vol. UNAM, Mxico DF,1988; MiguelLen-Portilla, Literaturas indgenas de Mxico. FCE, Mxico DF, 1996; Pedro Correa,La cultura literaria de los aztecas, Ediciones Clsicas, Madrid, 1994.5. El Gegense. Bailete dialogado en espaol-nhuat de Nicaragua, NoriegaLimusa, Mxico DF. 1991.6. Miguel Len-Portilla, Tonantzin Guadalupe. Pensamiento nhuatl y mensaje cris-tiano en el "Nican mopohua", Fondo de Cultura Econmica, Mxico DF, 2000.

  • Sin embargo, gradualmente el uso del nhuatl se vio recluido a la culturapopular, dejando de emplearse por la poblacin mestiza y las lites indge-nas que acabaran adoptando el espaol como lengua materna y los patro-nes de la cultura literaria espaola y, por extensin, europea. Desde el crio-llismo, las manifestaciones culturales en lengua nhuatl seran juzgadascomo obras de arte menor, abocndose al espacio siempre minusvaloradode la oralidad. As se cuentan slo con tocotines o villancicos como los reco-gidos y adaptados por Sor Juana Ins de la Cruz en su obra7 y que dan lapauta de cmo la literatura nhuatl se limitar de nuevo a los contextos cere-moniales de las comunidades y al entretenimiento cotidiano de la poblacinindgena.

    Hay que esperar al romanticismo para encontrar alguna referencia ala cultura e historia nhuatl dentro de cultura hegemnica. No obstante, nosera adecuado considerar tales obras propias de la literatura nhuatl sinoms bien obras que o bien de carcter liberal, nacionalista o exotista preten-den renovar al panorama literario de la literatura hispanoamericana. Esta lite-ratura indianista mexicana, que obviamente no puede considerarse literatu-ra nahua, est representada por ttulos como Netzula (1832) de Jos MaraLafragua, el poema la Profeca de Guatimoc (1839) de Ignacio RodrguezGalvn y Leyendas Mexicanas (1864) de Jos Mara Roa.

    Cuentos, leyendas, novelas y poemas inspirados por un renovadointers por el pasado prehispnico y no tanto por un folclorismo popular ema-nado de los pueblos nahuas contemporneos, alimentado por el redescubri-miento de los antiguos cantares y anales nahuas. De este modo, paradjica-mente, la exaltacin del indgena prehispnico no se corresponder con elreconocimiento y apreciacin de las comunidades indgenas presentes,mostradas siempre como una sombra, un rescoldo de un pasado glorioso yconsideradas, por tanto, una degeneracin en un sentido literal: son vistascomo razas inferiores, hablantes de una lengua corrupta.

    Se crear as un estereotipo negativo del indio, el indio pendejo,boto, corto de ingenio e ingenuamente infantil, usndose la iliteralidad de susformas de expresin verbal como un sntoma de debilidad cultural. En elmarco de una concepcin eugenista, determinista y evolucionista social, se

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    7. Sor Juana Ins de la Cruz, Obras completas, Editorial Porra, Mxico DF, 1969.

  • ve por tanto lgico y beneficioso el que no se ponga en prctica ningn tipode medidas de proteccin o fomento. Se propugnara as la desaparicin delas lenguas indgenas, inadaptables y perjudiciales a los aires de progreso ymodernizacin de las polticas liberales.

    Algunos prceres, eruditos locales y acadmicos se plantearon eneste contexto la urgencia en la adopcin de medidas que permitieran la con-servacin del nhuatl y de sus grandes obras. En este aspecto, el nhuatlfue privilegiado, frente a otras lenguas indgenas de Mxico, precisamentepor la relevancia que tuvo durante los primeros tiempos de la colonia.Aprovechando el XI Congreso Internacional de Americanistas celebrado enMxico en 1895 se exigieron medidas que aseguraran la supervivencia de lalengua nhuatl como referente nacional. Sin embargo, como ya hemosdicho, los esfuerzos en aquel momento por evitar esta fatal inercia que con-denaba a la lengua nhuatl a ser relegada, abandonada y olvidada, se diri-gieron ms bien a recuperar las obras clsicas y desentraar los secretos delos antiguos usos del lenguaje dentro de la reducida comunidad acadmica.De todos modos, el descubrimiento de importantes recopilaciones de anti-guos cantos (Cantares mexicanos, Romances de los Seores de la NuevaEspaa) y la profusin de estudios sobre la literatura nhuatl prehispnica ycolonial por diversas autoridades en la materia (Joaqun Garca Icazbalceta,Antonio Peafiel) propici que sirvieran de modelos ejemplares a los queseguir y un estmulo para propiciar la publicacin de trabajos de escritoresen lengua nhuatl. Se fue abriendo camino a la reedicin de textos y manus-critos, y a un nivel ms cotidiano, el intento de reforzar el valor comunicativodel nhuatl en peridicos bilinges con artculos y breves poemas en nhuatldurante la segunda mitad del s. XIX, caso por ejemplo de los peridicos ElXocoyotzin y El Liliputiense de Tepoztln. Esta tendencia a volver a hacer delnhuatl una lengua escrita describi un proceso similar al que vivi entre lasdcadas de 1530 y 1570.

    Adems, junto a las reediciones, transcripciones y traducciones delos antiguos textos, el registro y publicacin de los relatos orales tuvo unefecto retroalimentador que ayud a crear una conciencia profunda y unamayor difusin que si no tuvo mayor eco fue a causa de la precariedad de lasituacin social y econmica de las poblaciones indgenas y su alta tasa deanalfabetismo, que an hoy representa un 443%.

    Conservacin y creacin: la memoria como continuidad cultural.

    Al menos, entre esa minora de indgenas letrados y mestizos aman-tes de su legado, aparecieron nuevos autores que buscaban revitalizar el

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  • nhuatl como lengua de creacin literaria, intentando ir ms all de la repro-duccin de estilos y formas arcaicas. Destacan como pioneros en la poesaFaustino Chimalpopoca Garca, que ya compusiera poemas hacia 1864, y yaen el siglo XX el padre Apolonio Martnez Aguilar. Este ltimo public variasobras -Huaxtecapan (1914), Teoamoxtle in Nestiliztli in tocihuatlatoca inGuadalupe... (1919)- y tradujo obras latinas al nhuatl, como la gloga cuar-ta de Virgilio en 1910, imitando en cierto modo el proceder de los viejos gra-mticos franciscanos, espaoles y nativos, que tradujeran las fbulas deEsopo y otras obras grecolatinas al nhuatl durante el s. XVI.

    La Revolucin Mexicana instaur un periodo de inestabilidad queimpuso un parntesis a este incipiente renacer literario. A pesar de ello, laproduccin oral se mantuvo y su recoleccin por los investigadores se reini-ci terminados los enfrentamientos militares8 en el marco de la introduccinde posturas indigenistas representadas en la autoridad de Manuel Gamio yJos Vasconcelos entre la intelectualidad mexicana. Para la dcada de 1920algunas iniciativas propugnaban formar asociaciones e instituciones quevelaran por el cultivo y conservacin de la lengua nhuatl. Cabe distinguir enel estado de Morelos la labor de Mariano Jacobo Rojas y Villaseca, quiencontribuyera a la fundacin de una Academia de la Lengua Mexicana y publi-cara la obra dramtica Maquiztli en 1931. Tambin destacan en el estado deVeracruz, Pedro Barra y Valenzuela, quien public en 1939 el libro de poe-mas Nahuaxochmilli; y Enrique Villamil, que publicara varios poemas(Quenin ca in yolli, Caxtilteca in Tenochtitlan ihuan Tlacoltica Yohualli) en1937 en su obra Descripcin histrica de Tepoztln.

    Junto a esta corriente de nuevos escritores, siempre estuvo presen-te la continuidad cultural que representa la tradicin oral que tuvo en lanueva sensibilidad acadmica sus mejores aliados. La tradicin de la narra-cin oral encontr en numerosos investigadores la posibilidad no ya de man-tenerse como el registro de un vestigio de lo perecedero, sino de constituir-se en la prueba de la capacidad de resistencia y permanencia de sus cultu-ras. Ya no se las consideraba dbiles per natura, sino debilitadas por la vul-nerabilidad que la desigualdad de las relaciones imprima a las comunidadesindgenas, cada vez ms acosadas por un entorno social, econmico e ide-olgico inflexible. Muchas comunidades encontraron en etngrafos y lingis-

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    8. Fernando Horcasitas, "La narrativa oral nhuatl (1920-1975)", Estudios de CulturaNhuatl, 13, UNAM, 1976.

  • tas inesperados aliados que mediaran con la sociedad nacional dndolevalor a sus manifestaciones culturales a travs de su textualizacin9.

    En la regin de Milpa Alta, varias narradoras formaron pareja litera-ria con reputados antroplogos. En la dcada de 1910, Isabel RamrezCastaeda escribi varios textos breves sobre la cultura y vida cotidiana desu comunidad y varios de sus relatos fueron recogidos por el antroplogoFranz Boas10. Desde 1930, doa Luz Jimnez fue uno de los informantes,primeramente del lingista Benjamin Lee Whorf , y posteriormente del antro-plogo Robert Barlow, trabajando tambin como profesora de lenguanhuatl. Hasta 1965, sus relatos sirvieron para conformar un legado que seha constituido en la memoria viva del nahua contemporneo. Su autobiogra-fa y sus cuentos11 fueron transcritos por su colega Fernando Horcasitas yfueron el inicio de la introduccin de estos gneros en el panorama editorialmexicano del s. XX. Sin la contribucin de estas dos autoras no se puederealmente comprender lo que ser la siguiente etapa de la literatura indge-na, una etapa donde la creacin literaria hunde directamente sus races noen la contemplacin nostlgica de un pasado exaltado por la historiografa,sino en la conciencia de la vitalidad de la cultura popular y de las lenguas enuso.

    Orgullo y revitalizacin: la palabra nueva.

    La institucionalizacin de la poltica indigenista con la creacin delInstituto Nacional de Antropologa e Historia en 1939 y del Instituto NacionalIndigenista en 1948, propici que se reintrodujera el nhuatl en el mbitoacadmico como una lengua viva. Se logra de esta manera que durante esteperiodo empiece a producirse un cambio de actitud de las autoridades pol-ticas e intelectuales del pas al reconocer a lo indgena como una parte con-sustancial de la cultura nacional del pas. Fue en este momento, curiosamen-te, cuando empez a hacerse patente una serie de preocupaciones deriva-das de los rasgos que caracterizan al nhuatl moderno dialectizacin, ais-

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    9. Vase Frances Karttunen, "Indigenous Writing as a Vehicle of PostconquestContinuity and Change in Mesoamerica", en E. Hill Boone y T. Cummings (ed.),Native Traditions in the Postconquest World, Dumbarton Oaks, Washington DC, 199810. Franz Boas y Herman K. Haeberlin, "Ten Folktales in Modern Nahuatl", Journalof American Folk-Lore, 37, 1926.11. Fernando Horcasitas, De Porfirio Daz a Zapata, memoria nhuatl de Milpa Alta,UNAM, Mxico DF.,1968; F. Horcasitas y Sarah O. de Ford, Los cuentos en nhuatlde doa Luz Jimnez, UNAM, Mxico DF, 1979.

  • lamiento y dispersin geogrfica, fuerte influencia del castellano, etc.- queparecan debilitarla de cara a lograr una conservacin y fortaleza, y dificulta-ban grandemente la implantacin de una educacin bilinge nhuatl-espaoldesde una perspectiva unificada. En el Congreso Azteca de 1940 mantenidoen Milpa Alta, junto a la mejora de las condiciones de vida y trabajo de lascomunidades nahuas, se llev a cabo uno de los primeros intentos paracrear una ortografa general, cuestin sta an no resuelta12 como un pasoms para plantear reformas pedaggicas.

    Igualmente, se abri un camino a la creacin de iniciativas similarescon la fundacin de seminarios, talleres literarios y asociaciones de escrito-res. Primeramente el peridico Mexihcayotl en 1943, y despus el peridi-co Mexihkatl itonalama en 1959, bajo los auspicios de Miguel BarriosEspinosa y Robert Barlow, sirvieron de lugar de encuentro y difusin deestos escritores, precursores de lo que Miguel Len-Portilla bautizara comola Yancuic Tlahtolli, la Palabra Nueva13, verdadero movimiento de renaci-miento literario. En ese mismo ao, desde el Seminario de Cultura Nhuatlfundado por ngel Mara Garibay en el Instituto de InvestigacionesHistricas, se publicara la revista Estudios de Cultura Nahuatl, que hastahoy es una de las publicaciones ms sobresalientes sobre la cultura y la len-gua nhuatl bajo la direccin actual de Miguel Len-Portilla.

    Esta presencia en la Universidad se vio refrendada con la creacin,tambin en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, del Seminario deLenguas Indgenas en 1987 en el Instituto de Investigaciones Filolgicas y laedicin de su revista Tlalocan; y de otros seminarios en la UniversidadAutnoma Metropolitana-Azcapotzalco, publicando la revista Tema y varia-ciones de literatura, coordinado por Ezequiel Maldonado, donde la literatu-ra indgena es tratada como parte viva del patrimonio literario de Mxico.

    Otra institucin a sealar es el Centro de Investigaciones y Estudios

    Cuadernos del Minotauro, 1, 2005 75Palabras olvidadas, letras...

    12. Hasta fecha de hoy, los intentos de crear una escritura unificada del nhuatlmoderno ha chocado con la diversidad dialectal y fonolgica, la consabida obsesinpor la equivalencia entre letra-fonema (sin admisin de pronunciaciones diferencia-les y otros rasgos del habla) y las corrientes historicistas y academicistas. La tenden-cia es a elaborar alfabetos regionales, como es el caso del nauatlajkuilolpamitl (alfa-beto nhuatl) establecido en 1979 para la Huasteca (cf. Crispn Amador, Tlajtolchiuali,palabra en movimiento: el verbo, Instituto Mexiquense de Cutura, Toluca, 2002)13. Miguel Len-Portilla et al., In yancuic nahua tlahtolli. Nuevos relatos y cantos ennhuatl, UNAM, IIH, Mxico DF, 1991.

  • Superiores en Antropologa Social (CIESAS) constituido en 1980 a partir delCentro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropologae Historia. Su labor de investigacin histrica, antropolgica y lingstica haapoyado sobre todo la recuperacin y cultivo de las lenguas indgenas. Entresus publicaciones destacan narraciones y recopilaciones de ancdotas, adi-vinanzas y cuentos nahuas (zazanilli) de las localidades de la cuenca del roBalsas en el estado de Guerrero, adems de otras lenguas como el yucate-co y el zapoteco14. Fuera de los mbitos acadmicos destaca la labor delescritor, traductor e investigador Librado Silva que desde 1975 ha impulsa-do el lanzamiento de varias revistas literarias (In amatl mexicatlahtoani,Nezcaliliztlahtoani) y traducciones de antiguos textos (Huehuehtlahtolli).

    En cuanto a asociaciones y grupos literarios se pueden mencionarel taller Poetas en Construccin y la asociacin civil Escritores en LenguasIndgenas (ELIAC). Durante la dcada de 1990, ambas han realizado ungran esfuerzo en la promocin de escritores indgenas y la investigacin,produccin y la difusin de la literatura contempornea en lenguas mexica-nas. Adems ELIAC organiza el encuentro peridico de escritores y la orga-nizacin de certmenes, y la publicacin de libros y diversas revistas litera-rias (La Palabra Florida, Nuni), a lo que se debe aadir tambin su acti-vismo social en materia de derechos lingsticos. Tambin hay que resaltarel valor meditico y de visibilizacin social que ha procurado a los escritoresindgenas la celebracin de premios literarios como el premioNezahualcyotl de literatura, concedido por el Consejo Nacional para laCultura y las Artes desde 1993 y que entre sus premiados ha distinguido latrayectoria de dos escritores nahuas como son Librado Silva (1994) y NatalioHernndez (1997). A la mejora del panorama social no son ajenas una seriede medidas legislativas, como la reforma del artculo 4 de la ConstitucinMexicana en 1992, mediante la cual se reconoce la realidad multicultural delos Estados Unidos Mexicanos, y la aprobacin en 2002 por el Parlamentode Mxico de la creacin del Instituto Nacional de Lenguas Indgenas15.

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    14. Especialistas como Cleofs Ramrez Celestino y Jos Antonio Flores Farfn hancontribuido a la conservacin de la cultura popular oral recogiendo diversos cuentosy adivinanzas en ediciones bilinges (Adivinanzas de hoy y siempre. See tosaasaa-nil, see tosaasaanil, 1995; El tlacuache. Tlakwatsin, 1995; Axolotl. El ajolote, 2003;La sirena y el pescador. Aalamatsin wan tlatlaamani, 2002). Tambin se han publica-do relatos de vida local como Nican Tetelcingo yehua tocostumbre (1992) deEustaquio Celestino.15. Miguel Figueroa,. "Aprobacin de la creacin del instituto nacional de lenguasindgenas de Mxico", Revista Espaola de Antropologa Americana, 34, 2004.

  • En este contexto de reivindicacin se ha configurado una plyade deescritores que bien podran denominarse neoindigenistas; verdaderos impul-sores y participantes activos de estas iniciativas e instituciones antes men-cionadas y que comenzaron a publicar durante la dcada de 1980. El yamencionado Librado Silva Galeana y Carlos Lpez vila, como representan-tes del foco cultural que es Milpa Alta; los hermanos Delfino Hernndez yNatalio Hernndez16 de Veracruz; y Alfredo Ramrez de Guerrero son algu-nos de estos exponentes de la Palabra Nueva17, a los que el paso del tiem-po va agregando nuevos nombres.

    A modo de conclusin

    Qu motivos han impulsado a esta generacin de escritores aembarcarse en la incierta travesa de la creacin literaria? Es quizs unimpulso colectivo que trasciende el culto a la propia personalidad y el xitoeditorial? Es la bsqueda de una identidad negada e invisible, un rostro yun corazn ennegrecido por el polvo del olvido y la inmundicia del despre-cio? Librado Silva nos responde de una manera tan clara como amarga:...queremos escribir y describir lo que en nosotros y a nuestro alrededorocurre, pero en nuestra lengua, la de nuestros padres y nuestros abuelos; enmi caso, en la lengua de Nezahualcyotl, en la lengua nhuatl. Por qu?Porque es algo de lo ms valioso de la cultura de nuestra regin que pareceirremediablemente a su fin, y porque queremos dejar testimonio actual de loque vale literariamente hablando y porque tenemos conciencia, algunos, dela inmensidad del vaco que su desaparicin provocar.18

    El escritor, el poeta, retoma aqu un papel de representacin, exhor-tacin y prefiguracin, sin ms fin que la perpetuacin de lo que intangible-

    Cuadernos del Minotauro, 1, 2005 77Palabras olvidadas, letras...

    16. Natalio Hernndez (1947-), es sin lugar a dudas, uno de los mas destacadosescritores nahuas del momento. No slo por ser el ms laureado (premioNezahualcoyotl 1997, premio Bartolom de las Casas 1998) sino tambin por su obraprolfica, formada por mltiples ensayos, poemas y relatos (Xochicoscatl (1985),Sempoalxochitl (1987), Yn ikon ontlajtoj aueuetl (1989), Papalocuicatl (1996); In tlah-toli, in ohtli. La palabra, el camino (1998)).17. Existen antologas en las que se recogen las muestras ms sobresalientes deestos autores, vase la revista "Estudios de Cultura Nhuatl", n 18-20, o la compila-cin por Joel Martnez Hernndez, Xochitlajtolkoskatl, Universidad Autnoma deTlaxcala, Tlaxcala, 1987.18. Librado Silva Galeana, "Levantar las voces", Hoja por hoja: Suplemento deLibros, n 90, 2004 (http://www.hojaporhoja.com.mx)

  • mente considera suyo, inalterable y verdadero sin ms herramienta que supalabra, sea escrita o pronunciada. Como refiere Ezequiel Maldonado19, lospueblos indgenas han recuperado el derecho a la palabra. Esto suponeante todo su capacitacin como escritores, es decir, como creadores decultura literaria, que, sea cual sea el soporte, la grafa o los canales, es,desde los albores de las culturas mesoamericanas, un compromiso con lamemoria20.

    En el presente, en una situacin de bilingismo desigual y castella-nizacin inminente, de angustia por la supervivencia cultural, este compro-miso es tambin un compromiso con la justicia y con el futuro. Se trata dehacer de la escritura un signo de vitalidad, de resistencia, de valor, con el quelograr la igualdad y el respeto y, sobre todo, la aceptacin de uno mismo y laexigencia de una paridad, de una reciprocidad de relaciones e identidades. Natalio Hernndez21, deja bien clara esta postura cuando asegura queempec a escribir para no morir y que su resistencia primera a no traducirsus textos, era una deuda a la memoria, del dolor a la rebelda, pensabacontina el escritor- en la necesidad de cultivar la palabra nuestra.Pensaba, en fin, que nuestra palabra, debiera recuperar su propia vida, supropio ritmo, su propio destino, su propio arte. Orgullo y dignidad son pala-bras que se repiten en todos estos escritores. No son palabras huecas niretrica ampulosa, son un efecto, un resultado de ese esfuerzo por mirarsea su propio rostro. Hoy, nos sigue diciendo Natalio Hernndez, los niosempiezan a escribir en la lengua de nuestros pueblos, empiezan a superarel estigma que antes sentan por la lengua de sus padres: en gran medida,muchos de ellos son bilinges coordinados, transitan de una lengua a otrasin mayores dificultades y sin temores. Son estos nios los que hoy leen sustextos, y maana, quin les leer a ellos?

    MIGUEL FIGUEROA SAAVEDRA

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    19. Ezequiel Maldonado, "Presentacin", Tema y variaciones de Literatura, 13,1999,Universidad Autnoma Metropolitana, Mxico. 11-14.20. Enrique Florexcano, Memoria indgena, Taurus, Mxico DF, 199921. Natalio Hernndez, "Para quin escribimos?", Temas y variaciones de literatu-ra, 13. UAM, Mxico DF, 1999.