Carta Pastoral Sobre as Chamadas Missas de Cura

5/14/2018 Carta Pastoral Sobre as Chamadas Missas de Cura - slidepdf.com

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CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS D E LAS

PROVINCIAS E CLE SIAST1CAS D E MEDELLINY SANTA FE D E ANTIOQ1JLA SOBIZ .E LAS LLAM ADAS

ilM ISAS D E SANACION"



CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE LAS

PROVINCllAS ECLESIASTICAS DE MEDELLiN Y

SANTA FE DE ANTIOQUIA

SaBRE LAS LLAMADAS "MISAS DE SANAcrON"

o



Como pastores, en cumplimiento de la rrusion que se

nos ha encomendado de santificar al pueblo de Dios, enel ejercicio de nuestra rnlslon de maestros y sintlendonos

responsables de la vida llturqica de nuestras dlocesis', nos

dirigimos a todos nuestros queridos presbfteros, diaconos,

religiosos, religiosas y tieles laicos, confiados a nuestro cui-

dado y sollcltud pastoral, para tratar un tema que esta ge-

nerando dificultades y preocupacion: las maillamadas "Mi-

sas d e sana ci6 n" y, en genera l, la s p ra cticas que S8 estan

acostumbrando realizar en diversos lugares para implorar

de Dios la "curaci6n" y la "liberacion".

1.LA SANTislMA EUCARISTiA: "Sacramento de Caridad

f . . .J don que Jesucristo hace de sf mismo, reveienaonos el

amor infinito de Dios par cada homare."?

Es urgente comprender, cada vez mas, la gran riqueza que

se encierra en la cslebracion de la Eucaristra. En ella se

realiza el proyecto salvffico de Dios. Dios, en efecto, cuan-

do lIeg6 la plenitud de los tiempos envi6 a su Hijo (cf Gal

4,4), el Verbo hecho carne, ungido par el Espiritu Santo,

para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de co-raz6n, como "medico corporal y espiritual", mediador entre

Dios y los hombres".

Nuestro Senor Jesucristo realize esta obra de la perfecta

glorificacion de Dios y de la redenclon humana principal-

mente par el rnisterlo pascual de su bisnaventurada pa-

sion, resurreccion de entre los muertos y gloriosa ascen-

sion.' A esta excelsa obra ha querido asociar consiqo a su

amadfsima esposa la Iglesia y. para lIevarla a cabo, esta

siempre presente en ella sobre todo en la acci6n liturgica.

De esto se desprende que toda celebraci6n liturqica", par

IC f. C ON GR EG AC IO N P AR A LO S O BIS PO S. D lre cto no p ara "I m in is le rio . p as lo ra l d e lo s O bisp os A po sto lo rum sue -

c ess ora s (2 2 fe bre ro 2 00 4). n n. 1 42 ·1 57; C ON C. E CU M_ V AT . il. e on st. S acro sa nclum C on dlium . so bre la Silgfada

Liturgia. n. 41 .

'B EN ED IC TO X VI. E .> ch ort_ap, Post si no d a' Sa cr amen lum carltatts (22lebr-ero 2007). n, 1.

'C I. S ac rc sa nc lu rn C on cillu m , n . 5 .

Icr. Ib id" n, 5.

'Cf. I bid ., n . 7 .

8



ser obra de Cristo sacardote y de su Cuerpo, la Iglesia, es

acoion sagrada par excelencia, cuya eficacia, can el mismo

tftulo y en ,el mismo grado, no la iguala ninguna otra accion

de la lqlesla."

Dentro de la acci6n liturgica de la Iglesia ocupa puesto cen-

tralia Sagrada Eucaristia, por la que Cristo hace presente

a 1 0 largo de los siglos el rnlsterio de su muerte y resurrec-

cion.' Ella es 'fuente y cima de toda la vida crlstiana": los

dernas sacramentos, como tarnbien todos los minlsterios

eclesiales y las obras de apostolado, estan unidos a ella y

a ella se ordenan; ella contiene todo el bien espiritual de laIglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua."

Nuestro Salvador, al instituir en la ultima Cena con sus

diiscipulos el sacrificio eucarfstico de su cuerpo y sangre,

perpetu6 per los siglos su sacrlticlo en la cruz y confi6 a

su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrec-

cion: sacramento de piedad, signa de unidad, vinculo de

caridad, banquete pascual, en el cual comemos a Cristo

mismo, nuestra alma se Ilena de gracia y se nos da la pren-

da de la gloria futura'".

Por esto, can toda verdad, como nos 1 0 ha recordado el

Beato Juan Pablo II, podernos afirmar que: "La Iglesia vive

de la Eucaristia"!', as su gran tesoro, fuente de unidad ecle-

sial y su maxima manifestaci6n, epifanfa de oomunion."

"La Iglesia dirige continuamente su mirada a su senor, pre-

sente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la

pl'ena rnanitestacion de su inmenso arnor.""

·Ct Ibid,. n. 7 .

'C I. JU AN P AB LO II, C", '1. ap, Mana n cbi sc om Domine ( 7 oc t ub re 20M), n . 3 .

'C ON C. E CU M.. VAT. II, Consl . clog.lumengenlium. sabre la Iglesia. n, 11.

·Cr. CONC, ECUM. VAT. II. Dec. l? re s by te ro rum o rd in is , soble el minlsler io 'I vida do l os presb l' teros, n.5; Cateclsmo

d e I 'a I gle sia C alo llc a, n . 1324.

"C I. S ac ro sa nclu m C on clJ i~ m, n . 4 7.

I I· JUAN PABLO II. C a l M . ene. Ecclasia de Eucharlslla (17 abril de 200-3).n, 1.

"CI. Mane noblscum IDomlnle, n. 21,

'~Ecciesja de Eucha r is l ia . n, 1,

8



La grandeza de la EucarisHa, pide de todos 81observar con

gran fidelidad las normas llturqlcas que a ella se refieren y

que astan contsnidas en los diversos libros liturqicos, de

manera especial en la Instrucci6n General del Misal Ro-

mano, pues al hacerlo, se expresa de manera concrete la

autentlca eclesialidad de la Eucaristfa'". EI abuso de in-

troducir en ella elementos extrafios al rito y no dispuestos

o permitidos en las normas liturgicas, no solo viola dlchas

normas sino que desfigura a la misma Eucaristla, empo-

brece SU I riqueza, confunde a los creyentes y rompe con la

unidad de la cual es fuente.

Adernas, no debemos olvidar que la liturgia nunca es pro-

piedad privada de alqulen"; "nl del celebrante ni de la co-

munidad en que se celebran los Misterios", de tall manera

que a nadie tampoco Ie esta permitido infravalorar el Mls-

terio tan maravilloso confiado a la Iglesia, "es demasiado

grande para que alguien pueda permiti rse tratarlo a su arb i-

trio personal, 1 0 que no respetarfa ni su caracter sagrado ni

su dimension universal". EI sacerdote y la comunidad que

siguen can fidelidad las norrnas dispuestas para la eele-

braclon eucaristlca, demuestran de manera silenciosa pero

elocuente el arnor que tienen por la Iglesia, y en ella par su

Sefior".

"EI Misterio euearfstico -sacrificio, presencia, banquete-

no consiente reducciones ni instrumentalizaciones; debe

ser vivido en su integridad, sea durante la celebraclon, sea

en el tntlrno coloquio can Jesus apenas recibido en la co-

rnunion, sea durante la adoraclon eucaristlca fuera de la

Misa.H1 7

Otro aspecto, no de menor importancia, es el nombre que

sa Ie da a este sacramento. A 1 0 largo de la historia se Ie ha

lIamado: Eucaristia, Banquete del Senor, Fracci6n del pan,

..C!. Ibid., n . 52."C!. Sacrosanctum Conclllum, n. 26.

"c!. Ecclesla de Eucharistla, n. 52.

"·Ibid., n. 61.



Asamblea eucarfstica (synaxis), Memorial de la paslon y de

la resurrecci6n del Senor, Santo Sectiticio, Santa y divina

liturgia} Comuni6n y Santa Misa; todos ellos han buscado

expresar la inagotable rlqusza que contiene y evocar alqu-

no de sus aspectos."

Hoy en dia, desafortunadamente, se ha ida introduciendo

la costumbre de lIamarla con nombres que la desfiguran

a empobrecen. Esto pide a todos atenci6n y fidelidad a

la tradici6n de la Ilglesia. Nombres como "misa de nines",

"rnlsa de j6venes", "misa de sanacion", "misa de grados",

"rnlsa-teca", etc., no respetan ni responden al caracter sa-grado y profunda de la Eucaristfa ya referido anteriormen-

teo Es cierto, por ejernplo, que se puede celebrar la Euca-

ristfa can una presencia mayoritaria de nifios 0 de [ovenes

10 cual piideuna dinarnica especial, 0 que en eiliase lIegue a

presentar alguna experiencia particular de "curaeion", pera

esto no significa que deba perder su caractsr universal-

integrador de toda la comunidad, quedando simplemente

etiquetada con un grupo particular de ella, 0 que se Ie pue-

da reducir su caractsr salvffico-sanador solamente a unas

experiencias ffsicas tambien particulares.

2. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA: Expresa y rea-

tize IitiJrgicamente el peroon de Dios y la reconciliaci6n con la

Iglesia cuando nos arrepentimos de nuestros pecados. 19

Como estamos sometidos a la enfermedad, al sufrimiento y

ala muerte, podemos perder la vida de Dios por el pecado.

Par eso, el Senor Jesucristo, medico de nuestras almas y

de nuestros cuerpos, quiso que su Igl8'6iacontinuase, can

la fuerza dBI Espfritu Santo, su obra de curacion y de sal-vaclon ..Esta es la finalidad de los dos sacramentos de cu-

raci6n: el sacramento de la Penitencia y el sacramento de

la Unci6n de los anferrnos."

I·CI. Caleclsmo de la Iglesia Cal6l1ca. nn, 1328·1332,

lOCI.Caleclsmo dela Igle~la C<!llillca. n. 1440,

" 'CI. Ibid. no, 1420·'421.



Cristo instituy6 el sacramento de la Penitencia a favor de to-

dos los miembros pecadores de 'su Iglesia, ofreclendolesasi

una nueva oportunidad de convertirse. "Cristo.quiso que todasu Iglesia, tanto en su oraclon como en su vida y su obra, fue-'

ra el signa y el instrumento del pardon y de la reconciiliad6n

que nos adquiri6 al precio de su sangre. Sin embargo; confi6

el ejercicio del poder de absoluci6n al ministerio apostollco,

que esta encargado del "ministerio de la reconciliaci6n" (2 Co

5,18). EIap6stol es enviado "en nornorsde Cristo", y "es Oios

mismo" quien, a traves de el, exhorta y suplica: "Dejaos tecon-

ciliar con Dios" (2 Co 5,20)".21

"Toda la fuerza de la Penitencia consiste en que nos res-tituye a la gracia de Dios y nos une con EI can profunda

amistad. EI fin y el efectD de este sacramento son, pues, la

raconoiliacion con Dios. En los que reciben el sacramento

de la Penitencia con un coraz6n contrito y con una dlsposr-

ci6n reli'giosa, "tiene como resultado la paz yla tranquilidad

die la conciencia, a las que acornpafia un profundo consue-

1 0 espiritual". En etecto, el sacramento de la reconciliaci6n

con Dlos 'produce una verdadera "resurreccion espiritual",

una restitu.ci6n de la dignidad y de los bienes de la vida de

los hijos.de Dios, el mas precioso de los cuales es la amis-tad d e Dios (Lc 1'5,32),'.22

Esta reconciliaci6n con Dios en el sacramento de la Pe-

nitencia es fuente de sanacion y libertad interior, aun con

repercusiones comunitarias, pues "tiene como consecuen-

cia, par ast decir, otras reconciliaciones que reparan las

rupturas causadas par el pecado: el penitente perdonado

se reconcilia consigo rnlsrno en 8 1 fonda mas intima de su

propio ser, en 8 1 que recupera la propia verdad interior; se

reconcilia con los hermanos, agredidos y lesionados por el

de alqtin modo; se reconcilia con la Iglesia, se reconcilia

contoda la creaci6n". 23»

" C 1 .1 bid , ~ ~. 144 2

=cr. Ibid, nn . 1466

nJViln Pablo II. Exhort Apos!. Reconcitialio et paenilenlila, 31,



3. UNCION DE LOS ENFERMOS: Don particular del Es-

piritu Santo, union a /a Pasion Salvadora de Cristo, gracia

eclesial ypreparaci6n a la etemidea,"

Es obvio que el anhelo defelicidad esta profundamente I!'a-

dicado en el corazon humano, todos queremos estar bien

y gozar de buena salud; pero ante este anhelo constata-

mos continuarnente, bien en nosotros bien en los dernas,

que el sufrimiento y el dolor nos acornparian y se hacen

presentes de tantas formas en la vida humana. Entre los

sufrimientos, aquellos que acompaiian la enfermedad son

una realidad muy cercaria, que nos golpea con fuerza y nos

cuestiona profundamente. Surge entonces en nosotros el

deseo de obtener la liberaci6n de la enfermedad y entender

su sentido. Acudimos ala oraci6n, sea para pedir la graeia

de aeoger la enfermedad can fe y aeeptaci6n de la voluntad

divina, sea para suplicar la curaclon."

No podemos olvidar que aunque recibimos la vida nueva

de Cristo en los diversos sacramentos especial mente en el

de la Eucaristla, esta vida la lIevamos en "vasos de barre"

(2 Co 4, 7); nos hallamos aun en "nuestra morada terrena"

(2 Co 5, 1), sometida al sufrimiento, a la enfermedad y a la

muerte."25Con amor y celo de pastores, reeordamos que,desde nuestra experiencia de fe, la enfermedad y, por 1 0

mismo, el sufrimiento y dolor que de ella se pueden deri-

var, toma un nuevo sentido a partir del misterio redentor de

Cristo, nuestro Senor, mas profundo y esperanzador.

"'La compasi6n de Cristo hacia los enfermos y sus nume-

rosas curaciones de dolientes de toda class son un signa

maravilloso dieque Dios ha visitado a su pueblo (Lc 7, 16) Y

de que-el Reino de Dios esta muy cerea"P Las euraciones

realizadas por el Senor son signa de su miston rnsslanlca

"cr. Calecismo de la Iglesia Calolic(l, nn.1520-1S23.

"CI . CONGREGACI6~i PARA LA DOCTFl INA DE LA FE. lns trucc len Ardcns f el ic ilal is , sobro ies oraclonss para

o bl an er d e D l0 5 1 0 cU ff iG i6 n (14 sapllemllro 2000), Inlroduecllin.

: ';Caleoismo de la Iglesia CaI6Ue'a. n. 1~20,

" '·Ibld., n. 1503.

o



(ct. Lc 7, 2.0-23), rnanifestacion de la victoriia del Reina de

Dios sobre todo tipo de mal y sfmbola de la curacion del

hombre entera, cuerpo y alma; sirven para demostrar queJesus tiene el poder de perdonar los pecados (ct. Mc 2,

1-12) Y son signo de los.bienes salvlftcos."

Los relatas evanpellcos nos indican que Jesus no se pro-

porua curar a todos los enfermos, sine que las curaclones

realizadas en algunos de ellos eran signas de una reaJidad

mas profunda y anuncio de "una curacion mas radical: la

victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la

Cruz, Cristo tom6 sobre sf todo el peso del mal y quito el

"pecado del mundo" (Jn 1,29), del que la enfermedad no

es sino una consecuencia. Par su pasion y su muerte en

la Cruz, Cristo die un sentido nuevo al sufrimiento: desde

entonces aste nos configura can E I y nos una a su pasion

redentora."29

No queremos decir en ningun modo que debemos buscar

la enfermedad 0 el sufrimiento, pues no somos "masoquis-

tas", a que debemos resignarnos a ellos con una actitud

pasiva, sino que una vez que se pres.entan los vivimos des-

de la fe en una nueva dimension, can un nuevo sentido y

desde una finalidad mayor, Mas aun, nuestro Senor Jesu-cristo, "medico de nuestras almas y de nuestros cuerpos,

que perdono los pecados al paraiftico y Ie devolvio la salud

del cuerpo (ct. Me 2, 1-12), quiso que su Iglesia continuase,

can la Iuerza del Espiritu Santo, su obra de curaclon y de

salvacion, incluso en sus propios miembros."30

La cornpasion de Cristo hacia los enfermos, su sjemplo de

amor de prsdileccion por ellos, ha suscitado en la Iglesia,

, . CI. I flSltuaclon ArdOilrLSelitUalls. A"petlos ductr lnalas, 1, E nle rm ed ad ~ euraclcn,

"'Ibid" n. 1505. 'Los que I lene" 10)fa crlst lana, aunqus las slenie" y expejiiiii!fila~ Ila,s !!nlermedao:lasL so van 21Yu,

dados pOlla luz de la re. graoiasa la cual pereitlon l a g randeza del mlslet io del sufr imi on lo y sopcrt an los mtsmosdolores con mayor 10Ilale, a . En eleClo: los c rlsnanos no solamento conecen. por las pr,opia . polabras de Cri slo.

elsignifloado y el valor oa le enlar rnedao de cara a su salvaden y la del mundo. s ino ' quOSG saban arnados pcr e l

mismo erisl.o qua en su v ida iamas voces v ls llo y cure a los enlermos' (Ail.ual de I. Uncl e" y do la Pasto ra l de En lo l·

m oS . ia lo trn ad o p or m an da to d al C on e;;o E cume nl.c o V atlc an o I I, p ro ba do p or 9 ' i jpi .oopado esp~iiol y conl l rmadgpe r la S ag ra da C on gre ga c;6 n p .ro (l ot Cullo Dillino, Barcelona 72000, P,anot.nda. n . ' ).

"C.'ecismo de ta IIl'e.'. Calolica. n, 1421.



a 1 0 largo de los siglos, la atenclon particular hacia todos

los que sufren en su cuerpo y en su alma; atenci6n que ha

dado origen a infatigables esfuerzos pair aliviar a los que

sutren." La Iglesia, consciente que ha recibido de su Senor

la tarea de "sanar a los enfermos" (ct. Mt 10, 8), 1 0 ha tra-

tado de hacer mediante los cuidados que les proporciona,

como la oraci6n de intercesi6n can la que los acompafia, y

creyendo en la presencia vlvitlcante de Cristo, medico de

las almas y de los cuerpos, que actua particularmente a

traves de los sacrarnontos."

Par eso, ya desde su origen, la Iglesia apost6lica tuvo un

rito propio a favor de los enfermos, atestiguado por San-

tiago (St 5, 14-1 5) Y la Tradiclon ha reconocido en este

rita uno de los siete sacramentos de la Iglesia.33 "Con la

sagrada unci6n de los enfermos y con la oracion de los sa-

cerdotes, la Iglesia entera encomienda al Senor paciente

y glorificado a los que sufren para que los alivie y los salve

(cf. 8t 5, 14-16); mas aun, los exhorta a que, unlendose

libremente a la paslon y a la muerte de Cristo (Rm 8, 17;

Col 1, 24; 2Tm 2, 11-12; 1Pe 4, 13), contrlbuyan al bien del

Pueblo de Dios."34

Esta proocupaclon pastoral de la Iglesia por los enfermos

se ha plasmado en la actualidad en un nuevo Ritual35 que,

siguiendo las orientaciones y doctrlna del Concilio Vati-

cano II, ordena y canaliza los diferentes ritos y acciones

pastorales, que van desde la visita al enfermo hasta la re-

comendaci6n del alma en su agonfa; Ritual que todos es-

tamos lIamados a conocer, y los obispos y presbfteros a

seguir con fidelidad.35 Del mismo modo, en el actual Misal

Romano encontramos un formulario de Misa por los enfer-

ncr. I bl d. , n . 1503."cr. I bi d. , n . 1509.

" 'C I, I bi d. , n . 1510., . L umen g 'e n ti um , n. 11." 'R il ua le Aomanum, Ex De cre to S a cr os an cll O e cu me nic i C o nc illl V a llc an lII I ns la ur ntu m, A lI Cl or ila le P au li P P .

V I p rom ulg atu m, O rd o U n cllo nls In lin no ru m e oru nq ue P a sl: ora lls CU ra e, E dit fo ty pl ca , Typis Pd l yg l ol ti s Va li ,an is ,

MCMLXXII ' .

'" C r. N AR CIS O JU BA NY A RN Au, C ard en al A rzo bis po d e 8 arce lo na . P re se nla cl6 n d el R itua l d e la U nc i6 n y d e la

Paslcf~J dOlEntermos, 901"lon asps ~ola,



mos 37Yen el Bendicional Romano unos esquemas para la

bendici6n de los enterrnos=.

Conscientes de que el recurso ala oraci6n no excluye, sino

que par el contrario anima a usar los medios naturales para

conservar y recuperar la salud, animamos a todos a cuidar

a los enfermos y a Ilevaries alivio en el cuerpo y en el espf-

ritu, tratando de venee r la enferm edad. En efecta, "es parte

del plan de Dios y de su providencia que el hombre luche

con todas sus fuerzas contra la enfermedad en todas sus

manifestaciones, y que se emplee, por todos los medlos a

su alcance, para conservarse sano."39

Con tristeza de pastores, constatamos todavfa hoy en olaun gran desconocimiento de las riquezas del sacramento

de Unci6n de los enfermos, y par 1 0 mismo manlpulaclon y

terqlversacion del mismo. Por 1 0 que nos sentimos con la

obllqaclon apremiante de invitar a todos a profundizar en el

sentido de este maravilloso sacramento y a celebrarlo con

fidelidad sequn la comprensi6n que de el tiene la Iglesia

y las normas que en lo s libro s liturp lco s se indlcan. Par

esto es reprochable la practlca de concederlo a todos los

fieles indiscriminadamente, sin tener ern cuenta que sstaespecialmente destinado para aquellos que sufren alguna

enfermedad grave 0 estan en peligro inminente de muerte;

as! como el que sea administrado por cualquier persona,

siendo claras las normas al respecto, cuando indican que

"s610 el sacardote es el ministro propio de la Unci6n de los

enfermos".

Cabe recordar tarnbien que ta materia para este sacramen-

to es el aceite die oliva 0, en caso de necesidad, otro oleo

sacado de las plantas, bendecido particularmente para

"CI, Misal Romano. Ronovado per decro to del Cono~lo Ecumenic<> Vat icano I I, I l ' romulgado par 13aulor iclad dol

Papa Pablo VI y rcvlsado par el Papa Juan Pablo II, Ediclon IIplonpara Colombia. scglln la Tereara Edld6n Ttplca

l a li n a, Con fer i in e ia E j l l. s copa l d i llCo l omb i a , Deparlamemlo de l il u lg l a, Bogota . D.C., 2008 . pp . 9 6 5 ·9 6 6 .. . Cf. Bendicional. C 'omision Episcopal de Ulurgia - DELC, Coedllores Lilurgico.s. Bancalona 1966, pp, 132-145,

"Ailual da la UnciOn y do l a Pastoral de Enrermos, n. 3: Cr. lnstruccion Arden. lel ic ilat is . Aspeclos cloe, rlnales, 2. EI

dasao de curaelen y ta craelcn para obtenerla,

e



este uso por el Obispo 0 par un presbftero que tenga la

facultad en virtud del de recho 0 de una especial concesi6n

de la Santa Sede; bondicion que se hace normal mente en~amisa crlsrnal que celebra el Obispo cada ana, 0 tarnbien

en 8 1 mismo rito de la Unci6n, en caso de necesidad. Un-

ci6n que se confiere ungiendo al enfermo en la frente y en

las manos, empleando la formula establecida en el ritual."

Urge corregir todas las practicas contrarias a estas indica-

ciones de la Iglesia y que terminan por deformar el sentido

y 81 rita de la Unci6n de lo s enferrnos. A ningun diacono y

a ninqun fiel laieo Ie esta permitido ser ministro de este sa-

cramento, as! como tampoco utilizar el 61eo0 aceite propiodel mismo. Es necesario hacer la clara distinci6n de las

unciones que se realizan dentro del rita del sacramento de

la U nc lo n de lo s enfermos, de cualquier otro tipo de uncio-

nes que esten valldarnente permitidas par las normas y la

practlca de la Iglesia; as! como tarnblen entre el 61eo espe-

c:ialmente bendecido para este sacramento, de cualquier

otro tipo de 6leo.

4. EUCARISTIA Y UNCION DE LOS ENFERMOS

EI Papa Benedicta XVI, en su Exhortaci6n apost61ica post-

sinodal Sacramentum Carita tis nos recuerda la relaci6n

profunda entre la Eucaristfa y todos los dernas sacrarnen-

tos, de manera particular se reflere a la relaci6n entre estay e[ sacramento dela Unci6n de los enfermos. Sefiala, en

etecto: "S i ta Eucaristfa rnuestra c6mo los sufrlrnlcntos y la

muerte de Cristo se han transformado en arnor, la Unci6n

de los enfermos, par su parte, asocia al que sufre al ofre-

cimiento que Cristo ha hecho de sf para la salvaei6n de

todos, de tal manera que al tarnbien pueda, en el rnisterlo

de la comuni6n de los santos, participar en ta redenci6n delmundo.'""

"en. Rilual de la Undon y de ta Pastoralds Enlermos. Pr"rlolanda. nn. 6-25."'Sacramentum carnatls, n. 22.



Si bien esta union se da en el plano teoloqico, tarnbien se

da en el plano ritual, par eso puede celebrarse el rita de la

Unci6n de los enfermos dentro de la Misa, siauiiendo lasnormas que para ella estan indicadas en los libros liturgi-

cos respectivos. Es un serio abuso par parte de algunos

ministros realizar esta union tergiversando el rita y presen-

tancoto dentro de una finalidad distinta a la que tiene, de-

forrnando la Eucaristia y deformando la Unci6n de los en-

fermos; casi siempre can preocupantes tintes de "magia",

"actitudes supersticiosas" a "espectacuio", as! como con

no pecos rastros de "simonla". Es apremiante que todos

seamos cada vez mas tieles a la lntencion y normas de la

Iglesia, corrigiendo los serios abuses que se han ido intro-

duciendo al respecto.

5. LOS SACRAMENTALES

Se lIaman sacramentales los signos sagrados instituidos

por la Iglesia cuyo fin es preparar a los hombres para re-

cibir 81fruto de los sacramentos y santificar las diversas

circunstancias de la vida. Entre los sacramentales, las ben-

diciones ocupan un luqar importante. Comprenden ala vez

la alabanza de Dios par sus obras y sus dones, y la interce-

sian de la Iglesia para que los hombres puedan hacer usode los dones de Dios sequn el espfritu de lias Evangelios.

Han side instituidos par la Iglesia en arden a la santifica-

ci6n de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados

de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cris-

tiana, as! como del usa de casas utlles al hombre. Segun

las decisiones pastorales de los obispos, pueden tamblen

responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia

propias del pueblo cristiano de una region 0 de una epcca,

Comprenden siempre una oracton, can frecuencia acorn-paiiada de un signa determinado, como la imposici6n de



la mane, la sefial de la cruz, la aspersion con agua bondlta

(que reeuerda el Bautisrno)."

Cuando la Iglesia pide pubiicamente y con autoridad, en

nombre de Jesucristo, que una persona 0 un objeto sean

protegidos contra las assohanzas del Maligno y sustrafdos

a su dominio, se habla de exorcismo. Jesus 1 0 praetic6 (c f

Me 1,25-26; etc.), de E I tiene la Iglesia el poder y el ofieio

de exorcizar (c f Me 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple,

el exoreismo tiene lugar en la celebraci6n del Bautismo.

EI exorcisrno solernne lIamada «el gran exorclsrno» s610

puede ser praeticado por un sacerdote y con el permiso del

obispo. En estes easos es preciso proeeder con pruden-

cia, observando estrictamente las reglas estableddas porla Iglesia. Elexoreismo intenta expulsar a los demonios 0

liberar del dominio demonfaco gracias a la autoridad espi-

ritual que Jesus Iha confiado a su Iglesia. Muy distinto es

el caso de las enfermedades, sobre todo pslquicas, euyo

cuidado pertenece a la ciencia medica. Per tanto, es impor-

tante, asegurarse, antes de eelebrar el exorcismo, de que

se trata de una presencia del Maligno y no de una enfer-

rnedad."

6. ORACIOINES PARA IMPLORAR DE DIO S LA CURACIO N

Segun los testimonios que encontramos en el Nuevo Testa-

mento, las euraciones prodigiosas eonfirmaban Ia.potencia

del anuncio evanqelico en los tiempos apost6licos; poder

recibido como concsslon del mismo Senor a sus Apostolss

y a otros primeros evangelizadores, pero dentro de un con-

texto misionero, no para exaltar sus personas, sino para

eonfirmar la misi6n. Se convertfan en "prodigios y sefiales"

que manifestaban la verdad y la fuerza de la mision."

. . c r Cal. Bc isme de I " I gles ia Ca lo ll c" , nn, 1e e 7 · 1 e l l ~"Cll bid, 'n, 1673

~ In. truccion Ardens I~ncl lati !, As" ,"cles docl, lnaJe. , 3. EIcar lsma de la "", "cI6n On011Nuacc To. lamenle,



Si bien san Pablo refiere los "carismas de curacion" (cf.

1Co 12, 9.28.30), el significado del terrnino "carisma" es

muy amplio: "don qeneroso": entendido como don concedi-do a una persona para que obtenga las gracias de curacion

en favor de los dernas: don concedido por el Espiritu San-

to para manifestar la fuerza de la gracia dell Hesucitado."

"Los Padres de la Iglesia consideraban alga normal que los

creyentes pidieran a Dios no solamente la salud del alma,

sino tambien la del cuerpo.?"

Son numerosos los testimonios a 1 0 largo de la historia en

los diferentes ritos liturqicos, tanto de occidente como de

oriente, de formulas de oraci6n que piden de Dios la cura-

cion, tanto espiritual como tlslca." Igualmente, "las cura-clones ligadas at lugares de oracicn (santuarios, recintos

donde se custodian reliquias de martires 0 de otros santos,

etc.) han sido testimoniadas abundantemente a traves de

la historia de la Iglesia."48

Con estas referencias queremos constatar como 'ta ora-

cion que implora la recuperacion de la salud es, par 1 0 tan-

to, una expertsncla presente en toda epooa de Ia. Iglesia, Y

naturalmente 1 0 es en el momento actual. La que constitu-

ye un fen6meno en cierto modo nuevo es la rnultiplicaclon

de encuentros de oracion, unidos a veces a celebracionesllturqfcas, cuya finalidad es obtener de Oios la curaci6n, a

mejor, las curaciones. En algunos casas, no del todo espo-

radlcos, se proclaman curaciones realizadas, suscltandoss

asf esperanzas de que el mismo fenorneno se repita en

otros enouentros sernejantss. En este contexte, a veces,

se apela a un pretendida carisma de curaci6n.

Semejantes encuentros de oracion para obtener curacio-

nes plantean adernas la cuestion de su justa discernimien-

"CI. Ibid .• Aspo( ) IQ~doct r lnales, .3 . EI carl"ma. de I . c ur ae le n en 0 1Nue v o Te st amen to : Caled"mo d e I . I gle s; a

Cal6l1ca. n. 150B.

"'Ibid., Aspe c lo s d o ct rl na le s , 4 . L a s o ra c lo n es Iilu'giC<ls para a blo om d e 0 10 5la eu rae lcn en 10Tmdl o16n .

"cr. lbld. , Aspectos doclr inalas. ·4. tas craclonas I ilurglca~ para obion. rdo Dios 10 curacren en I. Traclcion.

" Ibid., Aspectos doctr lnalas, 5. Imp ll cac ianes doc tr ina les d i al "can.ma de cu rac lon " B n 01 oonl.e'lo aClual.



to desde el punto de vista llturqico, con particular atenci6n

a la autoridad ecleslastica, a la cual compete vigi'lar y dar

las normas oportunas para el recto desarrollo de las cele-

braciones liturgicas."49

,I

I Si bien reconocemos que el Senor puede conceder a al-

gunos la curaci6n ffsica de manera especial I signo de su

generosidad y manitostaclon de la fuerza de la qracia del

Resucitado, presente y vivo de muchas maneras en su

Iglesia, as! como el poder y fuerza de la oraci6n y el papel

de la comunidad y de sus rninistros, nos preocupa el hecho

de constatar serias y graves desviaciones en el ejerciclo de

acciones que se realizan para obtener tal fin, expresadasen celebraciones que rompen la armonfa de la Liturgia de la

Iglesia, que vinculan elementos que no son propios de ella,

que desorientan y generan serias confusiones en el pueblo

de Dios, como la de atribuir esa gracia de Dies a personas,

lugares, tiempos y circunstancias particulares yexclusivos,

as! como en la mayorfa de las veces la reprochable obten-

ci6n de beneficios econornlcoa a costa de estas acciones,

lIegando a expresiones degradantes de comercio, en don-

de se vanden servicios 0 elementos bendecidos 0 se cobra

para que los fieles accedan a las gracias de Dios.

Sentimos profundo dolor cuando ciertas celebraciones,

no solo las mal lIamadas "misas de sanaci6n" sino todas

las que se rnueven en ese contexto, alteran gravemente

e~sentido de la vida sacramental de la Iglesia, viol an las

normas y disposiciones liturqicas y afectan ia expresi6n y

organizaci6n ministerial de las comunidades.

7.ASPECTOS DISCIPLINARES

Conscientes de la responsabilidad que tenemos en la orisn-

tacion de la fe del pueblo que se nos ha confiado y como

"Ibid .•h"llroduccfon.



garantes del culto divino, sentimos el grave deber de requ-

lar, promover y custodiar toda la vida liturqica de nuestras

diocesis'", y par 1 0 mismo corregir los errores que sa estanpresentando en relaci6n con las Ilamadas "misas de sana-

cion" y con las dernas celebraciones que imploran de D ies

la curacion. Para tal fin, acogemos y hacemos nuestras

las disposiciones disciplinares que en la Instrucci6n Ardens

felicitatis, de la Congregaci6n para la Doctrina de la Fe51,

se nos ofrecen, a saber:

Art. 1 _. Los fieles son libres de elevar oraciones aDios

para obtener la curaclon. Cuando estas se reallzan en la

Iglesia Q en otro lugar sagrado, es conveniente que seanguiadas par un sacerdote 0 un dlacono.

Alit. 2 - Las oraciones de curaci6n son liturqicas si apare-

cen en los libros liturgicos aprobados por la autoridad com-

petente de la Iglesia; de 1 0 contrario no son llturqlcas,

Art. 3 - §1. Las oraciones liturqlcas de curaci6n deben ser

celebradas de acuerdo COIl1 el rlto prescrito y can las vesti-

d ura s sa gra da s in dica da s en el Ordo benedictionis infirmo-

rum del Rituale Roman urn.52§ 2. Las Conferencias Episcopates, conforme con

1 0 establlecido en los Prenotanda, V, De aptationibus quae

Conferentiae Epiecoporum competunt; 53 del mismo Ritua-

Ie Romanum, pueden introducir adaptaciones al rito de las

bendiciones de los enfermos, que se retengan pastoral-

mente oportunas 0 eventualmente necesarias, previa revi-

sion de Iia Sede Apost6lica.

"' CI. DlreCI.Orlo para "I rninlsterlo pastoral de l os Obispo" Aposl olorum Successores, n.145: ' Como Ponlll lc" res-

ponsabta del cuno divino en la Ig lesi a parflevlar, 01Obispo debe re9ular, p romover Y custcclar loda I" v ida IilLir gi ca

de Ia di6c!lsis, Debela por esto Y 1 g l l m para que las normas es lab leci das por la leg ll imB il Iu lo ridad sean atent amente

observadas Y.en pMicul al, cada "no, tanto los minis lros como los 1181es.cumpla 18l unei on l ilurg ica ! II ue I e cortes-

ponde y no otra, s in lntr oduc lr lamas camblos en los rues sac ,ramenlales ° en las cetebraclonas l IIu rg lcas segun

preterenelas 0 sansl blll dades personetes. Compele al Obispo dfclar opMunamenl e nerrnas en matsrte Illorgl"" que

Obll guen a lada la diocesis, slempl e on el respel o do. cuanto naya dispueslo " llegls lador super ior. "

•• CI. CONGAEGACIDN PARA LA DOCTAINA DE LA FE. Inslruccion Ardens fel icital is. sobre l as crac lenas pal l!

oblsner de 01115a curacicn (14 sepliemll l r, 200Q),"CI - A ilua le Rom. num, Ex lOeer .lo Sacfosancl l Oecurnen le i Conc il ii Va lican ll lirnsi aura lum, Auclor ilale loann ls Paul l

PP.l1 promulgalum. De Benediclionibus. Edi lio Iypica. Typls Poly;glot li s Vat lc~nls. MCMLXXXIV. nn. 290·320.

" Ibid .• n. 39.



Art .. 4 ., § 1. EI Obispo dloceseno> tiene derecho a emanar

normas para su Iglesia particular sobre las celebraciones li-

turqicas de curacion, de acuerdo con el can. 838 §4 del CIG.

§2. Quienes preparan los mencionados encuentros

liturqicos, antes de proceder a su reallzaclon, deben ate-

nerse a tales norrnas.

§ 3. EI permiso debe ser explfcito, incluso cuando

las celebraciones son organizadas 0 cuentan con la parti-

cipacion de Obispos 0 Cardenales de la Santa Iglesia Ro-

mana. EI Obispo diocesano tiene derecho a prohibir tales

acciones a otro Obispo, siempre que subsista una causa

justa y proporcionada.

Art. 5 - §1. Las oraciones de curaci6n no liturqlcas se rea-

lizan con modalidades distintas de las celebraciones litur-

gicas, como encuentros de oraci6n 0 lectura de la Palabra

de Dios, sin menoscabo de la vigilancia del Ordmarlo del

lugar, a tenor del can. 839 §2.

§2. Evftese cuidadosamente cualquler tipo de con-

fusi6n entre estas oraciones libres no liturqlcas y las eele-

braciones llturqicas propiamente dichas.

§3. Es necesario, adernas, que durante su desarro-

llo no se lIegue, sabre todo por parte de quienes los qulan,

a formas semejantes al histerismo, a la artificiosidad, a la

teatralidad 0 al sensacionallsmo.

Art. 6 - EI usc de los instrumentos de comunicad6n social,

en particular la television, mientras se desarroilian las ora-

ciones de curacion, liturqicas 0 no llturqicas, queda someti-

do a la vigilancia del Obispo diocesano, de acuerdo con el

can. 823, ya las normas establecidas por la Congregaci6n

para la Doctrina de la Fe en la Instrucci6n del 30 de marzode 1992.55

501.Ya los que a 61sa equlparsn, de acuerdo con 01can. 381, § 2.

55. CONGREGACION PARA LA DOCTRONA DE LA FE, lnstrucclon EIConcillo Valic~no II, acerca de algunos

aspectos 01usc de los mstrurnantos de oomunlcacl6n social on In pJomocl6n de la coctnna de la Ie (30 rnarzo 1992).



Art. 7 ~§ 1.. Manteniendose . 1 0 dispuasto mas a rrib a en el

art. 3, y salvas las funciones para los enterrnos previstas

en los libros litlilrgicos,en la celsbracion de la Santisima

Eucaristfa, de las Sacramentos y de la Liturgia de las Horas

no se deben introducir oraciones de curaci6n, liturqicas 0

no litUrgicas.

§2..Durante las celebraciones, a las que hace refe-

renda el § 1, se da la posibllldad de introdlucirintenciones

especiales de o ra clo n p ar la curaclon de los enfermos en la

oraci6n cornun 0 "de los fieles", cuando esta sea prevlsta.

Art. 8 ~§1. EI ministerio del exorcistado debe ser ejerci-

tadoen estrecha dependencia del Obispo diocesano, y\de

acuerdo con el can. 1172, la Carta de la Congregaci6n para

la Doctrina de la Fe del 29 de septiembre de 198556 y el

Rituale Romanum.57

§ 2. Las oraciones de exorclsmo, conterudas en 6 1

Rituale Hornanum, deben permanecer distintas die las ora-

ciones usadas en las celebraciones de curaci6n, IitUrgicas

o nolitUrgicas ..

§3. Queda absolutamente prohibido introducir tales

oraciones enla celebraci6n de la Santa Misa, de los Sacra-

mentos 0 de la Liturgia de las Horas .

.Art. 9 - Quienes gufan las celebraciones, liturgicas 0 no,

se deben esforzar por mantener un clima de serena de-

voci6n en la asamblea y usar la prudencia necesaria si se

produce alguna curacion entrelos presentes; concluida la

celebraoion, podran reeager can sirnplicidad y precisi6n los

eventuales testimonios y someter el heche ala autoridad

eel.esiastica competente.

Art. 10 - La intervencion del Obispo diocesano es necesaria

cuando se verifiquen abuses en las celebracianes de cura-

"' CONG REGA TIO .PRO DOeTR INA F I DEI. EplsiUI" I nde ~ b ailquol ann;s, O rd ln aliis 10 00 '" m m is s", In m en te rn

normae v lg~nl es de~xOJci sm ls re vocatu r. 2e .ap lemMs t '96S. ln .A IIS 17119BS. ).pp . 1169·1170.5:1·e:r.Fl il uaJeRomi lnum. E.xDeare' !o S ' {1crosanc li 'Oecum~nl' c :i Conc il J i'VaUcan] Illn.slalJracu.m. Auc!OrlialO toannls Faull

PP. I I p,omolgalum. 00 exorcismis"1 suppl ioal lonlbu s quibusdam. Edill" !),ploa. Typl5 POlyglollls \"" llo"nls. MIM.

Pr ae no ta nc a. n n, 13·19.



cion, liturgicas 0 no liturqicas, en caso de evidente escandalo

para comunidad de fieles y cuando se produzcan graves des-

obediencias a las norm as liturgicas y disciplinares.

CONCLUSIONES

A partir de cuanto queda expuesto de acuerdo con el Ma-

gisterio de la Iglesia Y con las facultades que las normas

die la Iglesia nos conceden y obliqan", movidos por el bien

Pastoral, determinamos adernas:

1. No se permiten las celebraciones por los enfermos y

exorcismos que no S8 rijan par las disposiclones que haimpartido la Santa Sede. Es preciso evitar siempre la ex-

plotaclon de la emotividad, de la necesidad de sanarse y de

la vision maqlca de las cos as que tienen muchaspersonas.

Sabre todo, no se puede tolerar nunca hacer negocio con

el sufrimiento de la gente.

2. Restringir la celobraclon de Misas en las que se quiera

obtener de manera especial 0 particular la curaci6n de los

enfermas, a Ia.aprobacion por parte del Ordinaria del lugar,

tras petlclon escrita. Gada cete bra clo n -q ue -se pretenda

realizar en este sentido debe contar con dicha autorlzacion

tambien par escrito.

3. EI Ordinario se reserva, conforme a su derecho, la de-

signaci6n de quienes han de dedicarse al ejereicio de los

Exorcismos, confiando, par escrito y nominalmente, esta

facultad que se concedera, adernas, indicando el lugar y

las ocasiones en las que se ejercera dicho servicio.

4. En el caso en que S8 autoricen celebraciones especiales

para pedir por la salud,de los enfermos, queda totalmenteprohibido percibir POll elias cualquier estipendio u ofrenda.

Todo se hara en un contexto de evanqelizacion y de cari-

"cr. Direc lo rio p ara " I m in islen o p asiorat d e los Ob ls po s Apos lo la ru m SUCCeSS<l feS .n , 1 45 .



/

dad crlstlana y no can el fin de entrar en el mercado de 10

religioso.

5.. Ninqun fiel laico esta autorizado para imponer las ma-

nos con fines de curaci6n y rnucho menos para recibir di-

nero par hacerlo.

6.Queda prohibida la venta de aceites 0 elementos bende-

cidos con los que se pretenda ofrecer un recurso "rnaqico"

para obtener la curaci6n de los enfermos.

7. Deben evitarse celebraciones can unciones a los enfer-

mas el Jueves Santo, que gene ran ambigOedades liturqicas

y pastorales. Es rnueho mejor, aprovechar la Jornada anual

de los enfermos (el 11 de febrero) a un dia especialmente

escogido en Cuaresma 0 en Pascua, para una celebraci6n

de oraci6n par quienes padecen la enfermedad. Ocasl6n

en la que se puede administrar tarnblsn el sacramento de

la Unci6n de los enformos a quienes 1 0 nscsslten y esten

debidamente preparados.

8. No est a permitido a los sacerdotes usar el santo 61eo

de los enfermos fuera del sacramento de la Unci6n de los

enfermos y mucho menos entregarlo a los laicos para un-ciones que producirfan presuntas "curaciones",

9. EI exorcismo es, ante todo, una oraclon para ayudar a

las personas y no para dar determinados "poderes" a di-

versos objetos. Por consiguiente, no se puede permitir que

los lIamados "aceite, agua y sal exorcizados", se esten em-

pleando como objeto de engario y de negocio por parte de

quienes los vanden.

10.Tcdos los

sacramentafes(principal mente las bendiciones) se

deberan admlnistrar siempre sequn los ritos propios dispuestos par

la lqiesia, para que los fieles los comprendan y los aprovechen ads-

cuadarnente, evitando actitudes e interpretaciones supersticiosas.



Apreciados hermanos presbfteros, diaconos, religiosos, reli-

giosas y fieles laicos de nuestras jurisdicciones, valoremos

pmfundamente el regalo extraordinario que el Senor nos ha

dejado en los sacramentos, participaci6n del Misterio Pas-

cual. Vivamos nuestra Ilimitacion humana con dignidad, es-

pecialmente cuanto se nos revela a traves de la experiencia

de la enfermedad, descubriendo en ella una oportunidad para

reconocer al Dios vivo y presente en medio de nosotros, que

nos asocia amorosamente a su obra ole redenci6n. Implore-

mos Gonfiadamente su ayuda, sin pretender manipulario con

vises de magia. EI, que es bueno, sabe 1 0 que necesitamos

antes de que se 1 0 pidamos (cf. Mt 6, 8), Si lIegamos a ob-

tener de EI alguna gracia especial, como por ejemplo la dela curaci6n, alabernoslo con alegrfa y demos testimonio con

humildad, cornprometiendonos a servir con generosidad cada

vez mas a nuestros hermanos, especialmente a los enfermos

y mas necesitados.

Estimados presbfteros y oiaconos, redescubramos cada

dia el don tan grande que nos ha hecho el Senor con el

ministerio sacerdotal, viviendolo con gozo, en servicia ge-

neroso y humilde a nuestros hermanos, sin pretender otra

cosa que no sea el bien de ellos, dentro de la experiencia

de comuni6n, fidelidad y servicio a la Iglesia. Las sanacio-nes que leemas en las paqtnas de la Sagrada Escritura

nunca estan vinculadas con nmnguntipo de pago. Jesus,

dandoles a sus discfpulos el carisma de curar, les dijo:

"Ustedes han recibido gratuitamente, den tarnoien gratui-

tamente" eMt 10,8).

Que el EspIritu Santo, par intercesi6n de la Santisima Vir-

gen Marfa, nos regale el don del discernimiento, para hacer

siempre yen todo la voluntad del Padre Celestial, revelada

en su Hijo Jesucristo, nuestro Senor. Suplicarnos para to-

dos las bendiciones divinas, mientras los saludamos conprofundo afectoen el Senor.

MedellIn, 20 de octubre de 2011, Solemnidad de Cristo Rey



+ Ricardo Toben Restrepo

Arzobispo de Medellin

+ Orlando Antonio Corrales Garcia

Arzobispo de Santa Fe de Antioquia

+ Roberto Lopez Londono

Obispo de Jerico

+ Jose Soleibe Arbelaez

Obispo de. Caldas

+ Adriano Piedrahita Sandoval

Obispo de Apartad6

+ Fidel Leon Cadavid Marin

Obispo de Sonson-Hioneqro



+ Jorge Alberto Ossa Soto

Obispo de Santa Rosa de Osos

+Guillermo Orozco Montoya

Obispo de Girardota

+ Julio Hernando Galrcia Pelaez

Obispo de Itsmina-Tad6

+Gilberta Jimenez Narvaez

Obispo auxiliar de Medellin

+ Hugo Alberto Torres Marfn

Obispo auxiliar de Medellfn

+ Edgar Aristizabal Quintero

Obispo auxiliar de Medellfn



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Documents

Carta Pastoral Sobre as Chamadas Missas de Cura