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Ardengo Soffici. Fruta y licor. 1915. 52 EL FUTUSMO EN LA MESA Marcel Bisiaux

EL FUTURISMO EN LA MESA - CVC. Centro Virtual Cervantes · Esta receta del (fórmula del aero pintor futurista Fillia) es una de las de cerca de cien recetas nacidas del espíritu

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Ardengo Soffici. Fruta y licor. 1915.

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EL FUTURISMO EN LA

MESA

Marcel Bisiaux

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Se servirá a la derecha del comensal un plato conteniendo aceitunas negras, co­razones de hinojo y kumquat, y a su iz­quierda un rectángulo formado por pa-

pel de lija, seda y terciopelo. Los alimentos de­berán ser llevados directamente a la boca con la mano derecha, mientras la izquierda rozará lige­ramente y varias veces el rectángulo táctil. Al mismo tiempo los camareros vaporizarán sobre las nucas de los comensales un coperfume de claveles, mientras que de la cocina llegará un violento corruido de motor de aeroplano combi­nado con una música de Bach.»

Esta receta del Aeroplato (fórmula del aero­pintor futurista Fillia) es una de las de cerca de cien recetas nacidas del espíritu futurista en Ita­lia y en Francia después de la proclamación del Manifiesto de la cocina futurista en Turín en 1931.

Veintidós años después del primer manifiesto del Futurismo. Siempre bajo el impulso de Ma­rinetti, unos quince pintores, escritores, poetas, ceramistas, ingenieros e incluso el dueño de un restaurante y su cocinero decidieron entonces revolucionar cocina y gastronomía para que «to­do el mundo tenga la sensación de comer obras de arte».

A más de medio siglo de distancia, y sobre to­do visto desde Francia, es todavía difícil discer­nir la seriedad de un eventual humor en esta tentativa voluntarista, ligada sobre todo a la Ita­lia fascista. lLo más extraordinario no fue acaso la ofensiva extravagante contra las pastas?

«Antiprácticamente pues, nosotros futuristas desdeñamos el ejemplo de la tradición para in­ventar a cualquier precio lo Nuevo que todos juzgan insensato».

«Aun reconociendo que hombres mal o gro­seramente alimentados han podido realizar grandes cosas en el pasado, proclamamos esta verdad: se piensa, se sueña y se actúa lo que se bebe y se come».

( ... ) «Convencidos de la probabilidad de una futura conflagración, de que será el pueblo más ágil, más ligero el que vencerá, nosotros futuris­tas, después de haber aligerado la literatura mundial por las palabras en libertad y el estilo simultáneo ... Estimamos ante todo necesario:

a) La abolición de las pastas, absurda reli­gión gastronómica italiana... a los italianos no les convienen las pastas. Por ejemplo, contras­tan con la vivacidad de espíritu y el alma apasio­nada, generosa, intuitiva de los napolitanos ... De tanto comerlas se vuelven escépticos, iróni­cos y sentimentales, características que con fre­cuencia frenan su entusiasmo ..

b) La abolición del volumen y del peso en elmodo de concebir y de evaluar el alimento.

c) La abolición de las mezclas tradicionalespor la experimentación de nuevas mezclas, apa­rentemente absurdas ...

d) La abolición de la mediocridad de lo coti­diano en los placeres del paladar.

Invitamos a la química a suministrar rápida­mente al cuerpo las calorías necesarias con equi­valentes nutritivos proporcionados gratuitamen­te por el Estado bajo la forma de polvos o de píl­doras que contengan albúminas, cuerpos grasos sintéticos y vitaminas. Se llegará así a una dismi­nución real del coste de la vida y de los salarios con reducción concomitante de la duración del trabajo ... será posible dedicar el tiempo que que­da al perfeccionamiento y al ennoblecimiento por el pensamiento, las artes y la predegustación de comidas perfectas... (Más que por píldoras, los futuristas preveían la alimentación por ondas radiofónicas).

La comida perfecta exige: 1) Una armonía original entre la mesa (cris­

talería, vajilla, decoración) y el sabor y el color de los platos.

2) La absoluta originalidad de los platos.3) La intervención de complejos plásticos

sabrosos cuya armonía original de formas y de colores alimente los ojos y excite la imaginación antes de tentar los labios.

4) La abolición del tenedor y del cuchillo afavor de los complejos plásticos capaces de pro­curar un placer táctil prelabial.

5) La utilización del arte de los perfumes pa­ra favorecer la degustación. Cada plato debe ser precedido de un perfume que se eliminará des­pués de la mesa con la ayuda de ventiladores.

6) La utilización de la música limitada a losintervalos entre los platos con el fin de no dis­traer la sensibilidad de la lengua y del paladar, y permitir emular el sabor anteriormente probado por el restablecimiento de una virginidad de de­gustación.

7) La abolición de la elocuencia y de la polí­tica en la mesa.

8) La utilización bien entendida de la poesíay de la música en cuanto ingredientes improvi­sados susceptibles de reforzar por su intensidad sensual el sabor de tal o cual plato.

9) La presentación rápida entre cada plato,bajo la nariz y los ojos de los comensales, de otros platos que comerán o no comerán, para excitar la curiosidad, la sorpresa y la imagina­ción.

10) La creación de bocados simultáneos ycambiantes que contengan diez, veinte sabores para probar en algunos instantes. Estos bocados tendrán, en la cocina fu turista, la función de am­plificación por analogía que tienen las imágenes en la literatura. Un bocado podrá resumir todo un capítulo de una vida, el desarrollo de una pa­sión amorosa, o un viaje por Extremo Oriente.»

El undécimo punto precisa que las cocinas de­berán estar equipadas con instrumentos científi-cos, ozonizadores, lámparas de rayos ultraviole- �z� tas electrolizadores, molinillos coloidales, desti- n, lactares de presión normal o de vacío, autoclaves Q centrífugas, dializadores e indicadores químicos.

� Entre las recetas algunas denominaciones: Sal-

� l món de Alaska con rayos de sol salsa marzo, --1

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Georges Braque. Cesto de Peces. 1910-11.

Plástico-carne, Ecuador + Polo Norte, mesa «motlibriste» marina, Pescado colonial al redo­ble de tambor, Carne cruda despedazada por el sonido de la trompeta, Truchas inmortales, Co­mo una nube, Pollo de acero, Ultraviril, Huer­toalcubo, Hombre-Mujer a medianoche, Fresa­mama, Claveles asados, Zanahoria + Pantalón = profesor, Aeroplano libio, Leche con luz verde, Fuselaje de ternera, Esquiador comestible ...

F. T. Marinetti y Fillia han publicado en un li­bro titulado La cocinafuturista (1) no solamente el Manifiesto, sino la mayor parte de las recetas detalladas (buena parte fácilmente realizable), la descripción de la primera comida futurista (8 de marzo de 1931), y la de los grandes banquetes futuristas, principalmente el de París en la Ex­posición Colonial, 100 mesas, a las que se senta­ron personalidades y estrellas, entre ellas Josefi­na Baker. El libro, muy bien traducido y prolo­gado por Nathalie Heinich, contiene también una sorprendente revista de prensa y algunos

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juicios ejemplares de entonces sobre el Futuris­mo entre los cuales Paul Fort, Antaine, Gustave Kahn, Benjamín Crémieux, Ivan Goll, y sobre todo, revelador, Benito Mussolini: «Siento mu­cho no poder participar en el banquete ofrecido a F. T. Marinetti, pero deseo expresaros mi fer­viente adhesión que, lejos de ser pura formali­dad representa la viva expresión de mi gran sim­patía por el infatigable y genial campeón de la italianidad, por el poeta innovador que ha sabi­do darme la sensación del océano y de la máqui­na, por mi querido viejo amigo de los primeros combates f�.scistas, por el soldado intrépido que ha ofrecido a la patria una indomable pasión consagrada por la sangre.»

Pero Mussolini no llegaría a inscribir en su programa el principal y temerario eslogan dieté­tico y político del futurismo: «Basta la pastas­ciutta!�> iEn Italia! La impopularidad hubiese si­do inmediata.

El fracaso de la cocina futurista -no nos nu-

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trimos de imágenes y de juegos de palabras- no parece sin embargo total. Podría encontrarse una influencia en las costumbres alimenticias de hoy. Naturalmente, no ha marcado la cocina tra­dicional en su sana evolución. Parece incluso que el futurismo se ha inspirado mucho en sus recetas, fingiendo ignorarlas. Así lo dulce-sala­do, tan encomiado por los futuristas, que existía desde hace mucho tiempo en las cocinas occi­dentales (confitura + caza) y sobre todo en las cocinas extremo-orientales, especialmente la china ( que tiende también a satisfacer los cinco sentidos). Así por ejemplo la decoración de los platos y el arreglo de las mesas y de las vajillas, verdaderas obras de arte de la cocina francesa de los siglos XVII y XVIII. De igual modo, en el si­glo de Luis XIV, las músicas de mesa ...

Podría verse quizás una influencia de la coci­na futurista en lo que se ha llamado, durante es­ta última década, Nueva Cocina. La Cocina Fu­turista quería ser, autoritariamente, «un arte y una determinada moral». La Nueva Cocina, en cierto modo tan autoritariamente, con la ayuda de algunas guías, y de periodistas convertidos en pensadores gastronómicos, se ha revelado más bien como «una decoración y un provecho segu­ro», con sus pequeñas legumbres y pequeñas porciones en platos inmensos, sonoros por el canto hueco de los tenedores hambrientos en sus bordes, con sus músicas ambientales, sus olores de cigarrillos, de puros y de perfumes al­mibarados, más o menos femeninos de marcas más o menos famosas.

Todavía más: más allá de la Nueva Cocina, el futurismo parece haber sido el profeta de esos nuevos condumios de hoy, edulcorados por el maquinismo, la química, el provecho, una su­puesta higiene, y cierta juventud, es decir los fast-food y otras preparaciones pre-digeridas de lo supercongelado o del subvacío, con sus colo­res de ketchup sangriento o de pálidas mayone­sas industriales en tubo.

A pesar de sus intenciones elitistas y políticas el futurismo culinario de Marinetti permanece como un apetitoso deseo del estómago, un ima­ginario real del apetito, una fantasía brillante de la mesa, una tentativa absurda y original a la cual la distancia confiere esa enorme gracia que, aparentemente, le faltaba hace cincuenta años. Un futurismo que sólo puede entenderse verda­deramente si, más allá de las palabras, lo pone­mos en nuestro plato. Siguiendo, por ejemplo, estas dos recetas.

CARNE CRUDA DESPEDAZADA POR EL SONIDO DE LA TROMPETA:

Recortar en la carne de buey un cubo perfec­to, que se acribillará con descargas eléctricas y que se dejará macerar 24 horas en una mezcla de ron, de coñac y de vermú blanco. Después de haberlo sacado, se servirá sobre una capa de guindilla, de pimienta gris y de nieve. Masticar

cuidadosamente cada trozo durante un minuto, y, entre los bocados, tocar una vigorosa nota de trompeta.

FRESAMAMA:

Un plato rosa, con dos mamas femeninas eréctiles hechas de requesón enrojecido con Campari y de pezones de fresa confitada. Otras fresas frescas, bajo la capa de ricotta, permitirán morder en una multiplicación ideal de mamas imaginarias.

¿y si se organizase hoy, tanto entre los poetas gastrónomos como entre los cocineros poetas, un gran concurso de recetas según el espíritu fu­turista?

Existen pocas posibilidades de que esto in­fluya mucho en la evolución tradicional, a pesar de Marinetti, de las dos «cocinas del pa- �sado» que siguen siendo las mejores del &� mundo: la francesa y la italiana. �

(Traducción: Carmen Fernández Sánchez)

(1) La cuisinefuturiste,��:;_ T. Marinetti y Fillia, edi- '01J ciones A. M. Métaillé, 1982 (Edición italiana de 1981). r� � Marce] Bisiaux acaba de publicar Chat-Plume en la edito- � ria! Horay en colaboración con Catherine Jajolet. Tiene a su ,.. � cargo la crónica de gastrosofía en La Quinzaine Littéraire. �

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