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Nº 32 - 07 Febrero de 2002 SUMARIO 1 . ENSAYOS  «Introducción a José Antonio IV» por Jaime Suárez, publicado en el Semanario Juventud , 13 de septiembre de 1951. Núm. 409 2 . CARTA DE ARGENTINA  de Guillermo Villagrán  ENSAYOS  Por Jaime Suárez «Introducción a José Antonio IV»  4. EL SOPORTE HUMANO DE SU POLÍTICA  Antes de seguir adelante, veamos en qué medida determinó la humanidad de José Antonio su  política. Veamos cómo ésta se apoya sobre un soporte humano, sin el cual es ininteligible. No nos perderemos en vaguedades inaprensibles; sus textos y su vida son testimonios bien reales. XIX Difícil es distinguir en la vida pública de José Antonio las dos dimensiones de toda política: acción y pensamiento. Trabadas ambas en tres escasos años de vida pública, con la angustiosa búsqueda de su personal destino, hemos de aceptar a encontrar, bajo la anécdota, la categoría. Mucho más aún: los supuestos en que se apoya esa misma categoría. No intentemos ahora averiguar ni explicar, pues, cuál fue el sistema doctrinal que elaboró; conformémonos con abordar la cuestión de los modos personales sobre los que edificó dicho sistema. Y esto, en primer lugar, nos enfrenta con el mismo José Antonio como soporte humano de una acción y un pensamiento. El soporte humano de José Antonio, en efecto, su temperamento, su carácter, sus virtudes y defectos, explican muchas características doctrinales de la propia Falange, hecha a su imagen y semejanza en cuanto exigencia de una actitud entera y total ante la vida. Acerca de este punto hay que reconocer que los intentos biográficos de José Antonio hechos hasta la fecha son harto insuficientes.  XX Por lo tanto, José Antonio aportó a la expresión y acción política su inmensa personalidad. En esta personalidad destacan, como cualidades fundamentales, su gallardía, su decoro, su elegancia, y su generosidad. Cualidades que hicieron de él uno de los españoles más sugestivos de nuestra historia. No es menester detenernos para demostrarlo, pues bien reconocido está. Sobre todo, su gallardía. Tras ella marchó toda una juventud sin preguntar más, extendiendo -a su vista- un cheque en blanco de por vida que incluso firmaron con su muerte. Esta gallardía, que sus enemigos fueron los primeros en reconocer, incluso ha estorbado el entendimiento de José Antonio como figura histórica, pues muchos se han quedado amorosamente en ella, admirando al Fundador como un espléndido y valiente mozo español, nada más. Sin duda, fue su gallardía lo que le permite afrontar con excepcional

Gaceta del Centenario nº 32 - 07 Febrero de 2002

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Nº 32 - 07 Febrero de 2002

SUMARIO 

1. ENSAYOS «Introducción a José Antonio IV» por Jaime Suárez, publicado en el Semanario Juventud , 13 de septiembre de1951. Núm. 409

2. CARTA DE ARGENTINA   de Guillermo Villagrán

 

ENSAYOS

 Por Jaime Suárez

«Introducción a José Antonio IV»

 

4. EL SOPORTE HUMANO DE SU POLÍTICA 

 Antes de seguir adelante, veamos en qué medida determinó la humanidad de José Antonio su

 política. Veamos cómo ésta se apoya sobre un soporte humano, sin el cual es ininteligible. No

nos perderemos en vaguedades inaprensibles; sus textos y su vida son testimonios bien reales.

XIX

Difícil es distinguir en la vida pública de José Antonio las dos dimensiones de toda política:acción y pensamiento. Trabadas ambas en tres escasos años de vida pública, con la angustiosa

búsqueda de su personal destino, hemos de aceptar a encontrar, bajo la anécdota, la categoría.Mucho más aún: los supuestos en que se apoya esa misma categoría. No intentemos ahoraaveriguar ni explicar, pues, cuál fue el sistema doctrinal que elaboró; conformémonos conabordar la cuestión de los modos personales sobre los que edificó dicho sistema. Y esto, enprimer lugar, nos enfrenta con el mismo José Antonio como soporte humano de una acción yun pensamiento.

El soporte humano de José Antonio, en efecto, su temperamento, su carácter, sus virtudes y defectos, explican muchascaracterísticas doctrinales de la propia Falange, hecha a su imagen y semejanza en cuanto exigencia de una actitud entera y totalante la vida. Acerca de este punto hay que reconocer que los intentos biográficos de José Antonio hechos hasta la fecha son hartoinsuficientes.

 XX

Por lo tanto, José Antonio aportó a la expresión y acción política su inmensa personalidad. Enesta personalidad destacan, como cualidades fundamentales, su gallardía, su decoro, suelegancia, y su generosidad. Cualidades que hicieron de él uno de los españoles mássugestivos de nuestra historia. No es menester detenernos para demostrarlo, pues bienreconocido está. Sobre todo, su gallardía. Tras ella marchó toda una juventud sin preguntarmás, extendiendo -a su vista- un cheque en blanco de por vida que incluso firmaron con su

muerte. Esta gallardía, que sus enemigos fueron los primeros en reconocer, incluso haestorbado el entendimiento de José Antonio como figura histórica, pues muchos se hanquedado amorosamente en ella, admirando al Fundador como un espléndido y valiente mozoespañol, nada más. Sin duda, fue su gallardía lo que le permite afrontar con excepcional

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decoro situaciones tan difíciles como el Tribunal popular en Alicante y el pelotón deejecución. Y esa misma gallardía, que le dio una enorme capacidad de mando, ha hecho queJosé Antonio haya sido confundido con un conductor nato de masas, cuando él mismo nos haexplicado la enorme violencia de su continua lucha contra su timidez.

Acerca de su elegancia tampoco es preciso insistir. Jamás consintió el ensañamiento con el

enemigo, al que siempre reconoció lo que en justicia correspondía reconocer. Esa elegancia,por otra parte, le inutilizó muchas veces como político; por ejemplo, cuando en el Parlamentoestrechó la mano de Indalecio Prieto después de la intervención del líder vasco en el debate desu suplicatorio. Aquel gesto le valió entonces la rebeldía de parte de las escuadras de choqueque andaban enzarzadas a tiros con los socialistas en la lucha callejera. Esa misma eleganciaresalta en su famoso «homenaje reproche», y en sus artículos acerca las ocasiones de GilRobles y de Azaña.

Sobre su gallardía y sobre su elegancia apoyó también su generosidad. Pocos hombres habráhabido tan generosos como José Antonio. La generosidad, sin duda, es una postura «a

nativitate» ante la vida, que determina muchas veces todo el proyecto vital. Por ser generosoél, tan generoso, ganó la vida, perdiéndola.

XXI

Además, aportó a la política toda una original forma de expresión. Ahora sí que es precisoinsistir. La mayoría de los hombres que escuchaban al Fundador no podían entender elriguroso valor de sus palabras, pero sí entendían, aparte de la ya comentada gallardía, algo tandifícil de explicar como la música interna de su oratoria y de su estilo literario, tan

tremendamente atractivos, que les encandiló el alma. Por aquí también han fallado muchos,pues, así como unos se han quedado sólo con la gallardía, otros se han quedado sólo con lamúsica, cultivada sistemáticamente en una retórica falsa, que resulta ahora ridícula en toda esaliteratura nacida del abuso de imágenes, como la de los luceros, que él usó con tantaparquedad.

Creó José Antonio, y fue la más radical novedad de su vida pública entonces, una expresión política rigurosamente inédita.Aportó un repertorio de gestos, una terminología, un estilo, una emoción y una oratoria, tras de la cual -muchas veces sin calaraquello que había detrás- se fue la mejor juventud española. Nacido en un momento magnífico de las letras españolas, le fueposible crecer en el cultivo de autores y maestros de exquisito gusto literario. Él mismo fue, además de un perfecto orador, unmaravilloso escritor. Páginas suyas, como las de «La gaita y la lira», pueden figurar en todas las antologías del castellano.

 XXII

Tuvo también, y habrá que dar detenidamente razón de ello en otra ocasión para entenderlobien, una inmensa vocación de humanidad. Jamás despreció a los ignorantes ni creyó quehubiera que hablarles rudamente. Sin embargo, siempre habló con despreció de losintelectuales «superfinos». Es este querer acercarse al pueblo, otra de las manifestaciones desu modo de ser, aún no suficientemente explicadas. Y es esa una de sus mejores cualidades deseñor castellano. Gracias a ello pudo acercarse a las angustias del pueblo español, paraaprender, decía él, sin demagogia alguna; todo lo contrario, con inmenso amor. Y con el

mismo amor censuraría tantos defectos de nuestro pueblo y moría por él. Hemos de ver másadelante cómo José Antonio abandonó el camino fácil de conquistar la opinión pública conespectaculares mítines en las grandes capitales, para entregarse en una incesante peregrinaciónpor los campos de España, sobre todo, de Castilla. Entre riscos y vericuetos buscó, en efecto,

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la verdadera Patria, sobre la cual quería apoyar la transformación de la España física en unacontraposición -muy certera, sobre todo, entonces- del campo y las ciudades. No hubo en él, jamás, pedantesco asomo de «despotismo ilustrado» y creyó siempre en el pueblo español,«tan rico en virtudes entrañables».

XXIII

Abordemos ahora el tema de los supuestos intelectuales en la política de José Antonio. Yahemos visto cómo su personalidad determinó su pensamiento y su acción. Veamos, ahora,cómo influyó en su doctrina su formación intelectual.

En primer lugar, encontramos su permanente atención al estilo y al rigor intelectual. Es estauna obsesión que persigue a José Antonio en toda su actuación política. Los textos sonmúltiples: «Nos impusimos como el más estricto deber el de conservar sobre todo, aun en lasmanifestaciones más ásperas de la lucha, dos cosas que casi son una: el rigor intelectual y elestilo». «Cuidar el estilo fue nuestra permanente preocupación» («El ruido y el estilo»). Ya

pidió a aquel estudiante que se quejaba de que FE no fuera duro: «Camarada estudiante:revuélvete contra nosotros si ves que un día descuidamos el rigor de nuestro estilo. Velaporque no se oscurezca en nuestras páginas la claridad de los contornos mentales» (19 de abrilde 1934).

XXIV

Tampoco faltó en él la preocupación por la sistematización, aquel deseo de lograr unaconcepción unitaria, afán tan caro al intelectual. De haberlo logrado estaba bien orgulloso José

Antonio: «La Falange es el único partido nacional -los marxistas no son nacionales- queresponde a un cuerpo de doctrina formulado, con rigor hasta la última coma, en 27proposiciones». «Empezamos por preguntarnos qué es España, nos forjamos todo un sistemapoético y preciso que tiene la virtud, como todos los sistemas completos, de eliminarcualquier cuestión circunstancial» («El ruido y el estilo»). Por esa preocupación, por el rigor ypor la sistematización, le llamó ensayista Gil Robles, pero él jamás cedió a ningún genio de lafacilidad y siempre mantuvo «toda una dialéctica, toda una poética, todo un rigor formalhecho, más que nada, de renuncias» («El enemigo venció en las ideas

Vio muy claro José Antonio que «si una política no es exigente en sus planteamientos -es

decir, rigurosa en lo intelectual-, probablemente se reduce a una aleteo pesado sobre lasuperficie de lo mediocre» (5 de diciembre de 1935). Por eso, en su segundo discurso en elTeatro Calderón (3 de marzo de 1935) exigió: «Al cabo de un año, nuestro movimiento tieneque haber encontrado sus perfiles intelectuales».

XXV

Su deseo de rigor, su clasicismo, fue tal, que se enamoró del sistema de Kelsen, de la teoríapura del Derecho por la belleza formal de su explicación de la unidad del Derecho. Yconcedió tan alto papel a la inteligencia, que sostuvo que se podía llegar al amor y al

entusiasmo mediante ella, rechazando airadamente la calificación de romántico (3 de julio de1934). De aquí, también, su desprecio estético por la violencia, que varias veces afirmó.

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Más aún, José Antonio se afilió en las filas de la revolución por creer, mediante la razón, en lavalidez universal de la norma. Por eso insiste tantas veces en las categorías de razón, a las queda el supremo valor. Ese mismo racionalismo le llevaría a tener concepciones «moregeométrico»: por ejemplo, la que tenía de la reforma agraria.

Ya vimos que en su expresión política, y en la elaboración intelectual de su doctrina cómo

José Antonio sirvió a las cualidades profesionales de la inteligencia. Sus propios testimonios,más arriba recogidos, son suficientes. Planteóse, incluso, el problema de unir algo hastaentonces tan antagónico como la intelectualidad y el pueblo, y así, en el banquete a EugenioMontes (24 de febrero de 1934), dijo esto tan decisivo: «Esta es nuestra Falange: la queintegra una intelectualidad que vivió sin entraña, perdida en un esteticismo estéril, con unatierra entrañable a la que se quiso privar de toda exigencia de estilo. Entraña y estilo: he aquí lo que compone a España».

Casi toda la concepción política de José Antonio tiene su origen precisamente en su vocaciónintelectual: así su concepto del patriotismo, en que se postula un patriotismo basado en la

razón y no en el sentimiento.

El problema está en ver, ahora, cómo solucionó e incorporó José Antonio a su política, basadaen la razón, todo lo que de irracional tienen, necesariamente, todas las movilizacionespolíticas. De esto nos ocuparemos mañana.

CARTA DE ARGENTINA 

A veces pensamos que nuestro mensaje es para nosotros mismos. Pero no es cierto. Sirvacomo confirmación la carta que reproducimos recibida del Ing. Guillermo Villagran, en«argentino», como él dice. Gracias, amigo. Tampoco nosotros nos cansamos de cantar a laPatria que cada mañana esperamos ver amanecer.

Estimados Amigos:

Realmente emocionante. Ustedes no saben (les escribo en argentino, obviamente) las veces que hemos cantado esta canción tanquerida para los Nacionalistas Católicos de Argentina. Durante nuestros años de colegio secundario y universidad, yo tengoahora 49 años, en la década del setenta con nuestra guerra civil contra las guerrillas marxistas de tantas formas que operaron ennuestra patria.

Les ganamos la guerra militar y estos cochinos nos ganaron la guerra política.

Me acuerdo en unos congresos acerca del Orden Natural y Cristiano, en un fogón -guitarreadas después de cenar donde se cantay «chupa»- se toman buenos vinos lentamente durante varias horas -y se hacen amigos y se dicen poesías y se dicen laspelotudeces que se te ocurre sin que nadie te hinche (moleste)- al terminar la jornada cantando Cara al sol, decíamos a losalaridos y con gran orgullo:

«Que en la Patria empieza amanecer...».

Creíamos y creo que seguimos creyendo esperanzados en la NACION HISPANOAMERICANA. La lucha sigue...

Un abrazo en Xto Rey y Mª Sª

Guillermo

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