Gaceta del Centenario nº 33 - 14 de Febrero de 2002

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    N 33 - 14 de Febrero de 2002

    SUMARIO

    1. ENSAYOS Introduccin a Jos Antonio V por Jaime Surez, publicado en el SemanarioJuventud,20 de septiembre de1951. Nm. 410.

    2. LUGAR POTICO Peniel de Jos Antonio Jos Antonio lucha con su ngel por Eugenio D'ors. A Jos Antonio Primode Rivera por Manuel Augusto.

    ENSAYOS

    PorJaime Surez

    INTRODUCCIN A JOS ANTONIO (V)

    5. LA SITUACIN DE SU TIEMPO

    Sabemos ya que Jos Antonio se entreg a la accin poltica por fidelidad a su claravocacin intelectual, en un momento de conmocin total del mundo (en primer lugardel contorno ms prximo: la patria), que no haca el ilcito aislarse en la celda. Suhazaa, en esa accin poltica, fue gloriosamente intelectual: ganar para el mundodel pensamiento el punto de partida de un nuevo orden. De ello habremos deocuparnos ms adelante. Conformmonos hoy con dar razn de la situacin de sutiempo.

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    Jos Antonio parti, tanto en su vida de pensamiento, de su vida de accin, de una situacinhistrica concreta. Cmo determin sta su propia existencia? Qu haz de posibilidades lebrind? Cul fue su respuesta? He aqu varias cuestiones que es menester resolver.

    Pensemos, en primer lugar, pues, que, en gran parte, la propia formacin viene muy determinada por la poca que nacimos. As,Jos Antonio naci a una poca espaola intelectualmente esplndida y nacionalmente en trance de disolucin. Educado en el

    seno de una familia militar, muy cristiana y liberal, aprendi de ella lo que nunca habra de olvidar ya: la disciplina y el estilo, laautenticidad religiosa y el respeto al hombre. Creci, despus, en una Espaa embarcada en un proceso de radicalizacin polticay laicizacin que no era, desde el luego, el marco exacto para proporcionar una formacin total a travs de la universidad. As,pudo darse en l aquella contradiccin -muy corriente por lo dems, pero sorprendente en quien fundaba todo en la unidad delhombre- de que si, por una parte, apelaba a una concepcin cristiana total, por otra fundamentaba todo el orden jurdico no en elderecho natural, sino en una norma suprema: la constitucin. Es decir, que el Jos Antonio poltico que luchaba contra elliberalismo, era, como jurista, un exquisito liberal. Esta contradiccin vena determinada por el tiempo mismo. Ha sido menesterel propio Jos Antonio y mucha lucha para que ciertos horizontes histricos y doctrinales se hayan despejado. Podemos verclaramente ahora muchas cosas que l ni pudo sospechar.

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    Imposible es determinar el haz de posibilidades que aquel tiempo le brind si no examinamos su poca; tal y como l mismo ladiagnostic: As resulta que cuando nosotros, los hombres de nuestra generacin, abrimos los ojos, nos encontramos con unmundo en ruina moral. Un mundo escindido en toda suerte de diferencias. Y, por lo que nos toca de cerca, una Espaa en ruinamoral, una Espaa dividida por todos los odios y las pugnas(29 de octubre de 1933). Nos ha tocado a las generacionesactuales, a los jvenes de hoy, abrir los ojos en la siguiente situacin: el mundo viejo y el orden social que hablndose,

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    deshacindose, y una patria, grande y poderosa antes, en ruina; el sistema capitalista, agonizante.

    Por lo pronto ya tenemos aqu el punto de partida: crisis mundial, problema del mundo; crisis nacional, problema de Espaa. Esdecir, que la primera posibilidad que su misma poca le brinda a Jos Antonio fue la equiparacin de Espaa y Europa, en tantoen cuanto quedaron reducidas a entidades histricas bien problemticas. Ya no era, pues, Europa el remedio y Espaa elproblema; no. Claramente lo vio l: Todas las juventudes conscientes de su responsabilidad se afanan en reajustar el mundo.Mal podamos sustraernos a esa preocupacin universal nosotros, los hombres espaoles cuya juventud vino a abrirse en lasperplejidades de la trasguerra. Nuestra Espaa, por una parte a salvo de la crisis universal; por otra parte, como acongojada por

    una crisis propias, como ausente de s misma por razones tpicas de desarraigo que no eran comunes al mundo (Agosto de1935).

    Poco estuvo, por cierto, Espaa a salvo de la crisis mundial. En seguida, el problema deEspaa no fue otra cosa que un aspecto ms, si bien cardinal, en el total problema del mundo.

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    Hecho el diagnostico es necesario explicarlo. El horizonte histrico del continente aparecaentonces ruinoso, dadas las crisis generales de liberalismo y el capitalismo en todos sus

    pases, que, con la primera guerra mundial, haban liquidado el concepto de Europa. Esto, porlo que hace referencia a lo negativo. Desde el otro bando histrico (lo que germina, lo que anno es, pero tal vez sea maana), no era difcil advertir que la subversin moderna situaba aEspaa en la posibilidad de conseguir su ocasin nacional. Al mismo tiempo, que el fin delpositivismo, como sistema filosfico y el triunfo del institucionalismo jurdico situaban en unplano bien distinto del anterior la creacin cultural y hacan posibles doctrinas fundadas en laesperanza y en la fe. No es necesario insistir en todo lo que supone el problema de Europa encuanto dimensin fundamental de la situacin histrica de Jos Antonio. Basta insistir en que,situado l a la altura de su tiempo no pudo ser defensor de liberalismo ni del capitalismo.

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    Por lo que respecta a Espaa, la situacin histrica vena determinada por el esfuerzo continuode dos generaciones, la del 98 y la del 15, que haban conseguido una altura intelectualexcepcional en nuestra cultura, reincorporndola en primer plano, a la europea. La labor de losmejores hombres de estas dos generaciones, aunque algunas veces fuera equivocada e inclusonefasta, result utilsima: haban terminado (para siempre?, no rebrota caso otra vez?) con eloptimismo desvergonzado, con la retrica patriotera, haban hecho un examen deconciencia que nos permita ya la sinceridad con nosotros mismos que nos haba faltado casisiempre, y, sobre todo, con su esfuerzo personal haban conseguido que Espaa hiciera,

    adems, ciencia. Despus de ellas, an no era fcil, sin duda, pero ya no era imposible pensary propugnar la unidad nacional, la transformacin econmica y, en una palabra, el nuevoplanteamiento total de la poltica al margen de una preocupacin partidista y al servicio de unaambicin revolucionaria nacional. Y todo ello, adems, con un estilo sugestivo que hiciera a laverdad bandera de movilizacin de los mejores. De las generaciones del 98 y del 15, no sededuce fatalmente el pensamiento de Jos Antonio. Pero as como es inexplicable ste fueradel marco europeo de la crisis de liberalismo y del capitalismo, con el fenmeno subsiguientede la subversin, tambin resulta inexplicable si no se tiene en cuenta la labor crtica nacionalde las dos generaciones citadas.

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    Ms an: el proceso espaol de decadencia haba adquirido tal agudeza en el tiempo de Jos

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    Antonio que todas las operaciones de tipo nacional exigan ahora unas extremosas decisionespolticas. Es decir, que si a los espaoles de otro tiempo les haba sido lcito plantearse elservicio Espaa desde la ctedra, desde la prensa, desde la ejemplaridad, sencillamente desdela conducta, ahora no caba ms que fundar una agrupacin poltica de tipo nacional,instrumento dispuesto a llevar a cabo la transformacin urgente de toda la vida espaola. En lacreacin de este instrumento, tampoco estuvo Jos Antonio ausente de su tiempo. Y tanto

    estuvo en l que lo fund con un corte totalitario, que no era, evidentemente espaol. Desde elprimer momento existe en Jos Antonio la dramtica lucha por lograr definir lo que en l noera todava ms que un balbuceo falaz. Cuando esto lo logr en los magnficos mtines delcine Madrid, apareci ya totalmente vencedor de todas las tentaciones mimticasespecialmente de aquella que le dirigan hacia el totalitarismo italiano.

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    Poda haberse incorporado al fundador alguna de las asociaciones polticas o culturales delmomento espaol, que aun admitidas en lo que eran hubiera podido pensar en transformar.

    As, por ejemplo, pudo pertenecer a accin espaola, revista monrquica y nacional, gua deun grupo de espaoles fieles a la permanente esencia de Espaa. Tambin pudo, con enormeriesgo en el apostolado, encuadrarse en las filas del socialismo espaol o del sindicalismo. Niuna ni otra cosa hizo, porque aquella autenticidad que le llev a la poltica le vedabaincorporarse a algo ya hecho, cuando precisamente, estar a la altura del tiempo exiga, porencima de todo, fundar. Fundacin que es un error admitir desde el primer da como suficientey perfecta, cuando debi continuarse segn el proceso de maduracin que en Jos Antonio,desde el 29 de octubre de 1933 al 20 de noviembre de 1936 fue constante.

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    No adelantemos resultados. Concretmosos a trazar los lmites de la libertad de JosAntonio para construir su pensamiento. Veamos cmo, si bien no determinado por las lneas ysituaciones sealadas, s viene, en absoluto, soportado sobre suelo histrico, descartado el cuales incomprensible. Ya tenemos, pues, el haz de posibilidades y resistencias de la creacinpoltica de Jos Antonio. Ahora veamos cul fue su respuesta. Esta respuesta es menestersealar, inmediatamente, no la logr siempre y de una manera total en una expresindefinitiva y, mucho menos, exhaustiva. Asombra el rigor intelectual de Jos Antonio cuandopensamos en qu poco hay de accesorio y accidental en su obra oral y escrita -resultado de

    tres aos polmicos-, pero no nos haga olvidar esto la escassima duracin de su prdicapoltica y la temprana edad a la que nos fue arrebatado. Una vez ms nuestra obsesin de quea Jos Antonio no basta con copiarlo ni repetirlo, sino que es necesario continuarlo.

    En una palabra, recordemos con Xavier Zubiri que todo pensamiento piensa algo con plenitud y comienza a pensar algogerminalmente. Y as tambin Jos Antonio. Pues bien; sin adelantar resultados, sin intentar ahora trazar todo el procesontimo de la fabulosa hazaa intelectual en que creemos consiste su respuesta a la situacin histrica a que naci, afirmamos queel valor de su respuesta est en su calidad de recapitulacin. Ha sido Lan quien ha dicho: Puede decirse que no hay novedadhistricamente fecunda si no contiene en s -del modo que sea- una recapitulacin de las novedades que le preceden, y lafecundidad histrica se revela a su vez en el hecho de que su misma novedad ser luego recapitulado en las novedades delfuturo.

    sta y no otra fue la hazaa intelectual de Jos Antonio: la recapitulacin de todo el tema desu tiempo, problema de Europa y problema de Espaa, en una empresa genial de reedificacindel mundo. Ni ms ni menos.

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    LUGAR POTICO

    PENIEL DE JOS ANTONIOJOS ANTONIO LUCHA CON SU NGEL

    24.-Y quedse slo Jacob y luch con l un Varn, hasta que rayaba elalba.

    25.-Y l dijo: No ser tu nombre Jacob sino Israel; porque has peleadocon Dios y con los hombres y has vencido.

    GNESIS, XXXII.

    Por Eugenio d'Ors

    He aqu a Jacob, en soledades speras,Que, lejos de las tiendas de sus nmadas,Nocturnamente pugna con un AngelMiembros promiscuos y fundidos hlitos.

    Este, as, mozo frgil y este dolmen,Por tres vegadas milenario slice,Ara en que tres culturas desangrronse,Trabados veo, como nupciales pgiles.

    Amor, amor, cruenta antropofagia,

    Amor, que tanto como escupas, bebes.-Te quiero, ruge, porque no me gustas!

    A la aurora, ya el ngel derribado,Ceda al vencedor su propio nombreY Jos Antonio se llamaba Espaa.

    A JOS ANTONIO PRIMO DE RIVERAPor Manuel Augusto

    Este que veis en piedra recogido,precoz halago de una tierra fra,prolong por banderas de alegrala recia forma que gan al olvido.

    Su amorosa seal cifr el sentidoque ordena la dispersa valenta,y l ocup la muerte que venasobre su patria con el sueo herido.

    No le niega la noche que aventurams alta luz al reino de su altura,sta, inflamada voz que la convierte.

    Y, rendida en el aire la frontera,

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    triunfe, Seor, del llanto, su banderaque nos da la distancia de la muerte.