Gaceta del Centenario nº 48

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  • 8/6/2019 Gaceta del Centenario n 48

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    SABRN QUE SOMOS UNO

    Por Arturo Robsy

    Todos, del ms al menos, tenemos mucho qu decir y es importante que la gente diga y sea escuchada: enel hombre nada es pequeo, pero hay que conocer esas enormidades que carga el espritu. Tanta necesidadde palabras que ya no sabemos prescindir de lo que nos desune y eso, tan humano, provoca frustracionesmayores que las naturales. Ah esta el hecho, en creciente, de acorazarnos contra los dems, ya seanperversos liberales y perversos marxistas, ya globalizadores y/o patriotas. No cada hombre con su mundo,no: Cada hombre con su muro!

    A pique de entrar en el ao del Centenario, vale buscar el algo que permiti a Jos Antonio Primo deRivera su andanza de caudillo y su prdica de verdades que slo podan seguir los limpios de odio y decorazn, los buenos hombres carentes de ambicin y de codicia. Si algo fue la clave de 1933 y de muchosaos siguientes, fue la sntesis joseantoniana de su mundo; sntesis dicha y escrita con valor y demostracin

    del hilo conductor de la nobleza, tan clara y abundante al margen de las clases sociales y del dinero. Elcamino que ya acot Caldern de la Barca al escribir de los Tercios: ...Aqu nadie espere que ser preferidopueda por la nobleza que hereda antes que por la que l adquiere.

    Pero al sintetizar el mundo del primer tercio del Siglo XX, tuvo un acierto aadido, genial como pocos:seal gran parte de lo permanente del mal y del bien: se deshizo de la ancdota temporal. Y el mal queJos Antonio quiso extirpar, el ms contrario a espritu del hombre, era el que naca de la desunin, tantasveces producida por partidos, clases y separatistas.

    Pero la desunin sigue como mtodo de destruccin social, y sigue procurada por los mismos. La otramaldad, hoy aumentada, era la explotacin y la no comprensin de hasta qu punto es necesaria y til (til,s) la Patria.

    Consciente del imposible que propona y se propona, abri el frente que equivala a unir en uno lomoderno y lo antiguo vlidos; o sea, unir lo mejor de todos los mundos que han sido. Los hombres, aunquellegaran a conocer estas doctrinas, seguiran divididos, pero no por intereses y odios sino por el Bien y elMal. Y el Mal, por ms que parezca operativo y necesario, es intil: carece de eficiencia, o sea, busca yvive del caos. No creer en nada o creer en lo falso es lo catico. Lo verdadero, en cambio, es siempresencillo: Amor, Verdad, Justicia... Tomar partido por la virtud, por la Virtus, por la caballerosidad. As se resume: por la dignidad del hombre.

    El mundo en el que hemos cado es terrible. Recordad que ni Jos Antonio ni la Falange hablaron de unaEspaa Perfecta y acabada, sino de una Espaa MEJOR . Porque lo que alcanza la memoria histrica, yaescrita, ya en ruinas, tiene una naturaleza comn: No ha existido ninguna sociedad justa. Jams. El hombre

    no ha dejado de oprimir al hombre. Y algo peor: ha confundido -seguimos confundiendo- lo deseable yquerido con lo posible. Es posible un mundo mejor; posible y urgente. Pero no lo es un mundo acabado a lamedida de los justos: desde el principio esto sigue siendo un Valle de Lgrimas.

    Las sociedades, todas, han sido injustas y en ello siguen. El hombre se acomoda a su poca, a veces msligera y a veces ms terrible; ese hombre que slo tiene dos posiciones: o aceptar y adaptarse al mal, con loque el mal se refuerza; o luchar por el bien. Buscar la verdad o instalarse en la mentira.

    A partir de ah basta con razonar del modo ms sencillo: quienes nos prometen un mundo perfecto y feliz,como hacen los mgicos marxismos, liberalismos, consumismos, las extraas democracias que se presentancomo ltimas fronteras posibles -vase a Fukuyama- nos mienten. Algunos porque necesitan creen en unmundo que sea el Paraso en la tierra. Muchos por la simple ambicin de poder.

    Hablbamos de un hombre osado que comprendi estas cosas y os enfrentarse a utopas malvadas antesque ofrecer otra ms, otra frmula absoluta, otro camino a la imposible perfeccin. Muri a mano airada yterrible, pero... Es tan difcil comprender que un catlico no aspire a imposibles parasos terrenales,

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    cuando sabe -y cree- que el nico paraso, la ltima perfeccin, estn tras la raya de la muerte.

    Que hay quien pretenda reinar, sabiendo que ha de despertar en el sueo de la muerte?. Caldern, tanprximo a la Reforma, soldado y religioso en la misma alma, comprende, como otros muchos de aquelmomento, que slo se puede tiranizar, reducir a la servidumbre y a la explotacin, al hombre que no cree.

    El xito de Cristo llev a un mundo mejor, y dos mil aos han pasado, algunos tratando de eliminar esaconcepcin que hace a los hombres ms dignos y libres. No libres sino ms libres. No justos sino ms

    justos. No definitivos, pero s ms humanos.

    Es urgente saber lo que nos pasa, hallar el cubil de la divisin. Ya Ortega y Gasset diagnostic: Nosabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa. Pero a estas alturas, cuando lo malo se muestra ya sindisfraz, s podemos saber lo que nos pasa, pero nos lo dejarn explicar? Nos permitirn afirmar de nuevoque los hombres somos uno y que no tenemos capacidad para crear la perfeccin?

    Este mundo, hermanos, no tiene tanta importancia. Ni nosotros