Golpismo y militarismo en la Argentina

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Carlos Brocato - Cuadernos del Sur numero 1

Citation preview

  • Golpismo y militarismo en la Argentina

    Carlos Alberto Brocatto

    Numero Marzo de

    pp.

    SOCIEDAD / ECONOMIA / POLITICA

    I S S N : 1 6 6 6 - 8 8 0 4

  • . Golpismo y i:ni~ta:rismo en la A~gentina

    Carlos Alberto Brocato

    at El golpi1n - Es un lugar comun a:dentrdo! eMmestra menta.lidad democrMic.

    , media el que el golpismo ha impedido el clesarroHQ de poltkas de tra-nsformacin. Resulta difcil-arrancarla de e~ta tautolpgaque es-teriliza toda posibilidad de anlisis fecundo. Cuandolos gobiernos de estas ltlmas siete d.cadasi m pulsaban polticas de." transforma" cin'' ""'-no-importa ahora, la int~midadde ella,s'":"'- y de. ese-modo el apoyo ppularse_haca sentir, efglpisrnono~p~recaen el panora-

    ' m a poUtf~o del pas par"' "impedirlas ... El golplsmo reverber -siempre en el ca:lenaario.argentino cuando, porelcontrario,lo!i go-biernos instituciol:tales incumplan esas transffinacionc;s o las aban'donaban. En algunos casos, simplemente se precjpitaban enla _ esterilidad y la corrupci6n, toiroo~urri9 con la segu na a p-residencia

    _ de Yrigoren y la de la seora:lsabelMartnezde P_ern. En la etapa aqterior, los militaresno se atr~v(an a"salir de los cuarteles pese alas sugerencias de los sectores ms receionarios o directaiJlente .~t:Js esperaban la maduracin de las circunstancia!;; El general belle-

    _piane not!io el golpe contra Yrigoyen en 1919, a pesar de que ste le haba dejado \'~rtualmerite el poder en sus manos en la Semana Tr-gica y sectores oligrquicos presionaban,al EjrcitQ para_darlo. Tampoco tyi~ron xi!o las tentathas pre.!llaturas; .cmo lo de"

    -_ n'iUestran las que se \"erificaron en el gobierno de Pern apenas la

    El texto que publicamos a O"J.ntinua~ine.; parte de un_rapitillo del libro del autor. Moral !J ferro un la Al'l(eu t/ua, que 1 aeditoriatSudame-rican;, Planeta fienf'en prensa.

    5

  • poltica econmica de ,stt' ~omenz() a sufrir dificultades alrededor de 1950-1952; la situacin madur en 1955 .

    . Desde luego que los agentes materiales del golpismo han sido la oligarqua y las Fuerzas Armadas, como tambin han sido, junto con la-Iglesia, los factores de poder que se' opusieron a las transforma- ciones. Peroesto es pura perogrullada y se lo saba de antemano: Cuando en 1921 se a-prueba en Santa Fe, con intervencin prepon-derante de los demcratas progresistas, una Constitucin provincial ejemplar por su contenido progrsista y modernizador, era previ-sible que los sectores confesion;~les y oligrquicos la combatieran; lo que no result Un previsible fue que el gobierno democrtico-populista de Yrigoyenla anulara apelando'aia va antidemocrtica de la intervencin federaL Cul eslaexplicacin histrico-poltica de este episodio? QUe la oli_garqua se opuso a la transformacin o

    , que la democraeiapopulista capitul a.esa oposicin y abandon la _ transformacin? Fuerza socia( apoyo social, tenhm de sobra cuan

    do-iniciaronsurilandatpararecorrerelcaminodeesastransforrna-ciones y vencer a los oponentes histricos. Yesa fuerza social les al-canzaba tambin para mante}i~r. sujetas a las Fuerz1wArmadas.- ,

    Cuando la fuerz'a pltiea en el gobierno comienza a perder su ca-pacidad de mediaCin institucional de las demandas sociales de los distintos sectores, empieza el periodo crtico. Se desatan entonces pujas sectoriales de car*cter corporativo y con p_rcticas de esa ndole, porque esos se:ctores, en especial el movimiento obrero orga- ~ nizado, han i.do fortaleciendo ei carcter corporativo por las repet. 9as carencias qe hanimcontrado en los partidos a la sati~faccin de sus demandas, pese a laspromesaseectorales que los haninducidoa votarlos. En l~s dos ltil)las dcadas, esta-_dialctica de realimenta~ cin se ha constituido en un verdaderocrculo vicioso. A partir del momento que esbozamos, clsicamente -repetido, las fuer.zas so-ciales organi2:adas o los grupOs delnters ~ectorial desbordan_ los di~

    _ ques polticos-partidists. La re~puesla ante esto ha sido la nica de que poda valerse la incapacidaddemocrtico-populista:-la repre~ sin-de lo~ sectores populares. I,a hicha se agudiza ;yda lugar a la e ta

    . pa de ingobernabilidad creciente de la sociedad ivil, quepa~ en ~ayor o menor tiempo a conformar una crisis. Esto se acompaa por

    lo general con signos de descomposicin del elenco gobernante, lo que da fQOti vos suplementari?s a los que rclama~ el golpe pero, ob-6

  • viamente, no es lo d~cisivo. La razn de fondo estriba enque tales si-. tuacions inclinan i las masas populares a traspasar las instancias partidistas tradicionales; no se' necesita ser un politiclogo para bomprender que inician de ese modo la bsqueda de otr.ocamino. El

    _ golpismo aprece y ha apareCido siempre para interrumpir estos reprocesamientos.

    Es verdad que lo que aparece ms desnud como razn del golpe ~sel "desorden" de lasociedadcivilqueelEstado no puede controlar pes el gobierno que lo administra es ilppotente para ello. t-fo nega-mos que esJo sea una razn desde la perspectiva clasista del os secto-res dominantes; al fin decuenta,s, frente al "desord~~, slol queda a la brguesa el "orden profe~ional" de la Institucin Militar para restaurar el Orden Social. Esto ha sido siempre asen-todos los esta-dos nacionales) nadie se sorprender porello. Peroconstituye slo una parkdela "doctiina"golpista; laotraeslamsdinmica'yesen-cial, y tambin;por qu no reconocr!ielos;ll ms inteligente y p~

    visor~. Lo que inclin a lossectores dominantes a busc'ar el socorro de la intervencin ~mili taf es la riecesi dad de im pedir los proba bies re'agrli. pamien tQS socialesy tecOm posiciones polticas que facilitara el mantenimiento deJa del)Icracia,institucjonaL n elltinl.O gol-pe, un poltico conservador, .Alvaro Alsogaray, tuyo un acto fallido -curioso; no recuerdo otro casoOPidi pblicarri.enteque las Fuerzas Armadas esperaran por lo menos tres meses, pU:es,segn su pron~ttcoel plan econmico del mil}i~tro Mondelli llevarhia un d~sastre y terminara con el prestigi

  • gen tina< a las cuales se les puede achacar muchas cosas menos falta de olfato pragmtico, percibi~ron siempre esta amenaza . .Tanto~ta percepc)nde a utodefensa de la clase poltica romo su coherencia

    burgus,dem(){'rtica, que los induceacerradila!icuandoel"desor-, den" se precipita, los ha complicado, por va:xpre~ o por omisin

    . cautelosa, con todoslos golpes hl.!bidos, Desnudamente, los radica- -les a p oy aro n . .el gol pe. del 55 contra los pero nistas y ~stos apoya ron el golJ'e del 66 contra los radicales. En el del 76, todos lo apoyaron o-consintieron como un~ fenmeQO rteVitable de la unaturaleza'' potica argentina: quin si nolas FuerzasArm a das poda endel'e,~ar el aquelarre del gobierno deJsabel_-Pern~. ,

    La Repbli~a es mirada de distintas maneras por los co~rvadotes y'por los c;le~cr_ata_!i populistas ~rgentinos, pero atnbos coinc!-den en su defensa, puesto que cada crisis institllcio(lal de las que he-mos ha~la(lo se presenta ante sus ojoscorpo unaprobablequiebra de ella enelm edi"-no y largo plao,, La ''repblica~, se sabe, es el anda-miaje poltico-institucional de un edificio econmico-sqcialde in te~ ~:eses. Por ello es que cada vez que los republicanos argentinos, tanto losdederechacomolosdecer:tro,hancomprobadoqueJasmasassu-peraban en sus reclamos la ~apacidad d lo que eJlos estaban dis-pestos a otorgarles, y con ese recl_amo insatisfecho se priJaen crisis la e~tabilidad de la ''repblica'\ han recurrido al golpismo militar o lohan aceptado com un tnal"merior"inevitable, n~esario .. Cada vez que nuestros republicanos democrticO-populistas han _sumido . a la. repblicaen laineptitud, la corrupcin adrpinstr~tiva, la im-potertcia gubernamental,_lalcha c:J faccio,nes,la demagogia\ estiJ pida -:-con lo que han inducido la intervencin ~eordenadora" def_ rriilitari$mo, al que previamente le han S\Jrtliistradola concepcin, redentorista de ltima eorttentin o dique o reaseguro de la repbli a brguesa (la "Patria")~, no han visto otro remedio que apelar al glpismo militar o lo han aceptado ~mo un mal "menor"-inevi-ta&le, necesario. r Easdiferenciasdediscurso, en las que se expresan los dos matices republic~u1os, no alcnzan para encubrir la co,inci

  • centr'al y hegemnica; otra, quecada,ez (rueesqsgobiernosirentis-tas han arribado a: la circunstancia crtica en que esas masas exigen imperiosaine_tesu parte en la redistribi,Jcin e induso-mf, con lo .. que inician un reclamo que alcanza tambin los. intereSes d~ la pro-pia burguesa subalterna ypor ende pone en tela d~ juicio fa estruc-tura del capitalismo dependiente, estos sectores "nacionales" de la

    burguesl!- 'han optado siempre por aoondonar a !as ma~as, comba-tirlas y poner a la. orden del d a el acuerdo de fondocon la burguesa central. El punto deint~is_eccinde esea_cuerdo reanudado ha.sido el epnsentimi~nto del golpe, la intervencin resguarda~ra _de la Institucin Militar. Cuando-Perncomprob que lasfuerzasmilita-res-leales seran derrot;1das. por .las golpistas, entreg et'gobierno una junta de generales yahal'ldon a "su~-~asas ala crueJ reptesin que sucedi despl~. Evit correllq la intervencin de los sectores _populares, que ellos re_clamabanespontneamente. La (:'onflictivi-dad ~republicna~ ~ resueh'~siempreenelmarcode las FuerzasAr-

    -m a das, con si.rintervencinosu a rbi traj~. Si este mec(lnismo hasido conseiltidamente reiterado pues t que las:fuerzas polticas han sido incapaces de resolver institucionalmente 1~ conflictividad social, qu sentido tiene en ellas sorprenderse por d'golpismo militar y conc;lenarlo? No-se ]e encuentra Qtro qu~el de.disimular la. propia~ responsabiUda,d con respe~to a las crisis de i ngo bernabJlidad ~:autoexculparSe dela jnten~ncin rn_illtaraJ_a quepdan o consi~nten~

    Las diferencias-de discurso consisten n que 1~ oligarqua asume pescarnadament~ la autoraintel~tual del golpe; n.o tiene contra- - ditdones ideolgicaS' ltespecto y. tanto sus P.rohom bres como sus

    . amanyenses peqUennburgueses ~ncuentran distintosmodos de jus-tlficarlo.1 Los deincrta~-populistas no encentran qtr salida que

    ..1 Elgolplsmod~-Lugtmes (la "'hora.:J~laeio[lada") encontr{lsu otracaraenefaespre ciopor lapllrtidpacindemocrtka de las n'la'ias r la decisin cjue stas tqmaron en la -elereindd 5 de abril de 1931'. en la prmincia'de Buenos Aires. en la qunotaron p{lrlos radicales; '"L!I$ eleccionerde Bue[lf]S t\ires ensean unawz m ,\ (JUe('l si.~tema\igente n(l.Uenecura, Aplquelo quien lr:iaplique. el resultado.~ que entrega lasuertede la Na~ cin.alinstlnto de .Ias'turbas inorgnic'as. Las elecrion~ fueron anJiiads. Treinta a!l'li despus la hisforia cidic argpntina repiti el episQclio: la:.~ elecciones "'piloto'" (primeta tentathil de levantar la prm'cripcin al pl"ronism) del 18 de marzot:le 1962 en la misma provincia, ganada.~ por.framini, elcand_idatopemnis~a, fueron anulada~.

    Y~hubf!!:tambin, la fraoeciiJa lugoniana, t"Sta wz ideac!a porAmrfco Ghioldi: '"He a~1ui Ja alga rabia ~udorosa mmita'da [>I' el suburbio''. Tanto uno romo otro no soll sn-dal mente ligarra.~. sin sns amanuefi.~es idelglco!i de la~ capas medias; :

  • un diseurso.anibvalehte: lo consienten, por un lado, corno el "tnal menor'' y .~pr el otro, lo conaenan formalmente, institucionalmenc te. Es-ineVitable que el golpisriw militar haya-puesto a todo de-mcrata argentino ante una oontradiccin -poltico-ideolgica difcil y casi irresC?luble, una apor-a por cierto del pensamiento burgus-de.rriocrtico. Fueron ~onstituyerid &S un reuriente dis"

    crso;contradictorio con el que se-pretende condenar el goipisilo . militar~ la vez que se intenta salvaguardar la: inst~tudn militar. _ Tal gambito lgieofue articulado sifi desnudar toda suincherencia mientras lds golpes n.acn cx>r.ilo cua:rtelazos, fisonoma que ilian-tienehhasta-1955i - '

    En efecto, .h~tael de'esafechalos golpes se urdan enlaclandesti . nidad conspitativa;-~.aunque parte de los arrestos trascendieran pblicamente. V alla pena recordar que Uribur,u afia taba los de-talles dellevntamiento con sus idelogos civiles en casas particula-res y hasta era ''seguido" por la polica; cmno cuenta Laferrere en sus memori~s. Eran cuartelazos deregimientosysectors de las F.uer~as Armadas, q~ cruenta o.ihcN~nfamente_se enfrentaban entre sJ.en los prolegmenos ya v~es en su desarrollo. Ningn gobierno civil,

    -hasta 1955, careci de unidades-militares leales en el momento del golpe,' a las que convoc con distinta sHerfe. Entre el de 1955 y el de 1966 se produce una etapa ~e'transii6nen: estniodalidad; que al--canza su punto crtico enelenf ren tamien: toen tre "azules" y" colora-

    -_ dos'' en abril de 1963.Porelcontrario,apartitdel966,elglpe~institucionali~a: es la Institucin Militar toda, orgnicamente, fun-

    . donando a travs_ desus"comandosnaturalef', que se alza. El golpe no se gesta ya conSpirativamente'en la casa de nadie ni en 'el estudio denuestros-.!doctors'~;seanalizayplanifica,ysedispohe,enla.-;oficinas de los coma~dos en jefe, .aVz d,~scuberta, con rdenes de

    n~glamento, cabl~gramas de rutina, Ya no son chirimidas de crirone-les o generales sino actos institucionaies; las tres fuerzas'soldadas. Que algunos.oficialessuperlores, ei1una actitud estrictamente per-

    . son al y sin ~stor_bar en lo ms min~mo la operacin golp_ista, den'tin paso lcostado Y, pi den e\ retiro, co~osucedienel golp~de-1966; no afecta la fisonoma que estamos sealando. En el golp~ de 1916, ni siquiera hubo esos gestos romnticos, de. otra pbca. - .

    -El gofpe de 1966, ,que inaugura la nueva etapa, registra U!'l episo~ . dio revelador, en el que de~ repararSe~ Poco antes del alzamiento

    lO

  • /

    la fUerza EjrcHo ~ite un qpm unicaqo antiglp!shi. 2 Seacualfure la razn predominante que los npulsa: tentativa de Heharlo, di-. suasin scibrel11 sociedad civi{,.inercia o residuo prilicipista, lo cierto

    e~ que el comunicado se transforma, visto histricamente, en un hi to. Nuna ms las Fuerzas Armad~s volvieron adecircsa-semejan-te, ni pueden decirla en virtud de la institucionalizacin que el gol-pisrnoha sufrido en sus concepciones -y en las de la socieda~ civil-, ni, por todo esto, siquiera pensarla. Unoficial argentino ha incorporado ya conJineza en su, co11ciercia lalegitimidad del gol-pismO como'rea5eguro de la repblica burguesa. en los ''momentos difCiles". Puede ser que todava quedenalgunos oficiales que no ha-yan completado el trnsito y permanezcan en la nocjn del "mal ne-cesario". -Condenar el golpismo con decisin, ninguno-. De las es-

    . cuelas militares ~alen .ya preparados con e esa idea. que el general ngania _exp6ne hoy sin hesitcio,nesf "Si un gobierno constitu cionales inalo, los mili tates tienen la obligacin moral de reern,pla-zarlo". Es una de la5'funciones.de la Institucin;

    A partir, por cQrtsiguiente, del golpism institucionalizado, el . gambito democpticopopu,lista.de que he hablado se ha hecho in-sostenible ytnahifiestamente mistific~dor: cqesonan elgolpismo_ institucionaL y defienden la institucin goipistae este callejn a que los impulsan "razones de Estado:', la salvaguardia de este Esta-do, no puede salirse sino ~ travs. de una fractura irr~parahle del

    pensamiento'democrtic6~burgus eri quese {undan. Los partidos argentin(_)s no Ici han hecho QunC y n lo harn ta.~}poco ahora,; in-

    - vocan poi tanto, y cada vez con nwnos convicein, la falencia gasta-da de los "sectores, golpista~ de las Fue~ as Armadas, o ;cof!JO hoy,

    , l11s de las" 9pulas", ~las queseadjudcaexclusivaniente la v?cacin _ golpista; el resto de los subrdinados~ran golpistas a disgusto o por

    "obedi~ncia debida". Ei garnbitc) exculpador se ha convertido_ en una paro~ia.

    2 En ci~co breves puntos condensa el-pasado y lo d~pide: reafirma su lucha por el "imptiriode la 0ri.stituci6n"; recuerda que la ''funcin de gobierno'' hademostcadoser nefastapara la fuerzliadvierte a los sectores civilES que lo propician las cru;ecuenci a.s negativas.d~ ''pretef!der quebrat cl.orden ino;titucional; atentand() a,~ contra Jos de-rochosy garantas individuales establecidos por laCon_stitucin Naciona,l"', con lo que se favorece al extremismo;.y afirma por sobre todo"quenocreeeil etgobiei'J)O militar' comosolucinparal!l'> problemsargentinos" (Lafrer,ro, 2deabnlde 1006). f;l~7de junio daban el g_oJpe. e

  • _La convalidaci~ del papel i'e$guardado_r de la 1 nstjtucln Militar y la neCesidad consiguiente ele negoc~ar p9lticamente cPn ellas han

    -conducido al republicanismo arge11tino a esta crisis aetu.alde-su dis-_ curso democrtico. En est~~ltimas dcadas slo hubo un rt!publj-cano con~cuente, el doptor Hlia. lnvitado a renunciar t enlatarde. del ~7dejunJo del966, senegaelloy a toda negodacinconlosg9l .pistas. Y s~ m;ntu\osolo, con 1m reducido grupode amigospolittcos y personal e$ (ia UCR, hay que decirlo, lo abanckm. a su suerte), pa- -raque lo acaran a empujones de la Presider'!cia; cOmo lo hici~ron, no como~ a un .republicano nmso y negodador,como tantos otros. 3 C1.1atro aos despus nos v(?hi a ofrecer otra leccin de republica,-nismo ~onsecuente. Cuando el'''p;re~id~nte" Lev!ngstQn vistas las prcs.ones delmovimimt,popularccmtra l!:fdictadtira; fabric un ''djJOgQ poltico'! e invit a "tmLex pr~identes, t~dos conc.mjeron

    menos.~l doctor lllia, quien respordi con una cart~ pl;ilica que concJu!a de este.modo: ~'Sin embargo, el origen d~ su poder dedeci sin poltica, la caducid~dd~l sistema repubUcano.representati~o y federal,Ja supresin en sus esencias de los derech()s ~ivilt;!S~ indivi- _ duales; origina tina incofllpatibilidad motalfespiritu31 que hac innecesaria y S\lperflya. nuestra entrevista. Dios guirde a U$led~~. Ningn..rep4hlicanp argentino de las ltiritasd~adas ha $ido cap!lZ

    ,3 Pela "plan.fi~ac;t6n~ decstedesalojo ll~quedJidoconsignad~unrellltopenoso, d~

    linrue.ncial, el"! una revista, de Iao amg~ civiles de los golpistas. El comandante e(~ Jefe del Ejrcito, [Wneral fascual Pist!p'ini, Qnt~ l resistencl.del d~tor'lUia, hJtbl ~ll n,oche c9i:l el general Julio Alsogaray, al mado en ese en~oni:Es de los regimientO!; de Palerrno. ' - -

    "Pist;uinj. ~Julio, te tengo que encornendarun11 JT1ijl6n desagradblli!, "Julio. ~ ~ul?" . . . .. . . . .... ~ ~Pista.riri. -El pj'Jilia tiene que irse el~ la Cesa d Gobierno. lU:cin vuelven Al

    .. varez yBenigJl Vllfela y preceq!Jeiie ha pUeito.''duro". Alglileli tlenequecumplirla miSin. . , - -

    ''julio . ....:... i.Y me elegls a mf? , . "Pistarini. - SI. Me pareres elindicado.. . "Julio . ....,. P~rf~J~;to, Ya mismo rne poiig9 en c~~mino. Pistariiii .. -,. f.l pahor~ma, es asl: Fonseca torn6el Dep~amento dePolicla. EIRe-

    . gimenlo 3 esta acampado a tres.o cuatro cuadras de la Cll.'ia de.Coblerno, Habl con M arceloD'E!aparaevita"!le las problemas ptopQ.del Regilnlentod~Crt!Juldero5: No

    lritervend~. En.lap11l5ieciahs.yba,stantegente, algun~ Baltad05, vamos a Vf!f 5I los podemos alejar an.tes de qu llegus, Cud11te ... "Julio, ~ Despfe9Cupate." -

    {Extra, a. 5, nm. 47 ,Junio de 1_!)69, p. XVI), 4 La Nacn, 1~ deoc:tubre de 1970,

    '12

  • - desemejantetespuesta. Ningn demcrata populista argentino est' - .. dispuesto a sumir esta verdad y arrostrar las .. consecuencias

    polticas que ella impone:

    b) Los papeles poUticos (td/udicados a-las Fuerzas Armadas . El ejercicio golpista no ha nacido en las.entraas de las Fuerza~ Ar~ madas sino en el raquitismo de nuestra democracia_civil_; pero ~ta

    mecnic~ histrica verificable of;ece tambin, y no po_da ~r de otro modo, dotrinas politicasexpresas que han reforzado el'golpismo o lo han inducido al asignarle a-losmili_taies cometidos.polti~os que no son los especficos. Uno de ellos es el de -p-rpteccin y reaseguro de las iruti tuciones, del Orden .. En el principio de los estados naciona-

    le~, esto p11.reca lgico; en los-estados capitali~tS:s actuales con de-mocracia instituciO.n_al-estable,lo sigue pareciendo, o al menos el-pensamientp republicano. puede sostenerlo sin que ningn ciuda-danP se sonra por semej a.nte pretensin. Decirlo con ser:edad en la ~rgentina de hoy, eS cast hurnorne~~ Y no hablamos de losex>9Sito-res de derecha o de los eentti~as ~ps capitulaclores, iiJ!pvidosy cere-

    - moniososcuandolo l'eafitman. Se'puedeencontrar !adoctrina tani-. bin erilos representantes ms radicalizadosde la demoracia popu- lista. Uno de ellos, hoy, lo repite: "La decisinpolftica ~e subordi-nar las fuerzas armadas ~gobierno ciyil-pasa por convertirlas en

    custodio_del orden Jurdico y no en inquisidores y du'eas de ha cien~ da y vida deJos argentinos'!. 5La metforafi nal, t pica de ese ~ngolamiento cmi teril de la prosa_tadical, no consigue diluir el hum orq ue la precede: custodio del.orden jurdicol!l institucin que desde ha-ce incuenta aoslo'viene violando? Expositoie$ de otro Sector del arco politico son ms francos y no

    necesitan arroparse con. metforas de b~;trricada: ~De modo que lo _ nico que aqu falta demoler, para que la Argentina ~ l!arisfonne -, en el.Monuniento al Escombro, son las Fuerzas Armadas. Los arre-batos antif!l_ilitaristas, que han-proliferado como hongos on las pr- _

    meras lluvias democr:tica~, sostienen que la_s.Fue~as Armadasse

    5 Reportaje al diputado radical Maree! o Sturbin, Nueva Prer~cia, nm. 331, 4 de noviembre de l983;.el subrayado me p~rtenece.

    - .

    13

  • hanautodesti:uido en el'proceso:. Se trata de una peligrosa verd!ld a medias. Porque el antimilitarismo no slo aprove
  • que 5e formalizan segn el predominio de los sectores dominantes que sustentan el Poder (de base econmica). Eslainstitucin,odebe serlo, totalizadora; dentro de ella se sitan, con mayor o menor coherencia social, las instituciones particulares, que reglanfrag--mentosdelasociedadcivil. Hoy, unadelaspates, lalnstitucin.tvfi-litar, ha tomado la funcindel Estado y.ste se la ha supeditado. Se-mejante operacin de vio_lencia jurdica y racional nopueqe hacerse sino a costa de una profu!"!_daquiebra de la institucionalidad global, que es lo que ha ocurrido enla Argentina,. Ante esa quiebra, estos ra-zonadores juegan a que todo consjsten.queestuvocerrado el Pa'la-mentoy hubo'~Ilcitosi1"}stitudo1Jales"; abusos, ~nfin, queestodolo

    que debe corregirse, -. Ningn militar ha aceptado en:e~to11 ocho aos, ni aceptar, otra

    a rticulacio n nOrqtativ apara juzgar S4-S actos que no sea la de la 1 nsti-tucii1 Militar. Toda la sntesis no:rmati~a que la sociedad nacional confeccion en el Estado enunsiglodeexistencia como Repblica ha sido gir8,.da al mu5eo arqueolgiCo .[_,a-normativa preexistente del Estado argentino es de vez en cU:ando invocada, pero todos sabemos que son citas bibliogrficas. Dicho de otro modo:.cosas de civjles. El Estado-es la Institucin Militar. Por eso el generalNicolaides deca con su racionalidad: "Estoy decidido a comprometr toda mi auto-ridad,todo mi prestfgio y hasta mi vida, si fuera necesario, para ase-gun!r que cQdauno de los hombres que participaron de esta gesta tendrn el respaldo que correspond~ a un combatiente que actu ~n el marco institucional.de su'Fuerza en respuesta a una agresin lle-vada. a cabo por l.! O enemigo artero", 8 Esta es la Institucin rectora; tota1izadora, para los militares argentfnos.

    Es obvio que fal concepcin no es nueva. Hasta 1955 el golpismo militar no viola en profundidadlasleyes del juego_del Estado; se pre-senta cmo contenido. por l, sujeto en su comportamiento por la normativa de la sQciedad ciyil, que transgrede, pero rindiendo cuentade algn modo a esa-nor!Dativa . .Interrumpe una-parte im-portante de la normativa del Estado, peronolol!ustituye, no loarra-sa. La acordada de la Suprema Corte dellOde septiembre de 1930 legitima el golpe, y no h;i habido. en la Argentina otra doctrina ju-

    B Clarn, l_!lde febrero de 1983; el subrayado me pe~ten~. 15

  • risprudencial que sa. 9 Es impensable entre nosotros la que aplica-ron losgriegoscon su dictadura y lascondenasconsiguientes1Hosmi- -. litares golpistas. Etgolpeuriburist:a, engrendrado militarmente ba~ jo concepciones fascistiz:antes y reabsorbido al poco tiempo -trai-cionado; $egn los uriburist:~s- por el liberalismo oligrquico, es uri ejemplo del entretejido que une al militarismo con' la sociedad politica, que no se corta del-todo. El pasaje del 55 de Lonardi a Aramburu es una maniobra poltica de estilo similar. Y el propio

    curs del rgimen militar del 55 ntuestra tambin la modalidad que . sealamos: combina la represin violenta con ... jna Asamblea Constituyente! Todava hay mrg~nes para tales cont~adicciones. Pero el golpe del66 es la enterasusti.tucin del Estado preexistente y el del76directamentesu arrasamiento.Nos6loenste los jueces, por ejemplo, antepusieronJosdocumentosgol pistas ala Constitucin en sus ;~ramentos; en el del66tambin ocurri lo mismo. Y hoy esos j uecs, como ocurri ayer, no son declaradQs.dejacto sino que el po- . der politico constituciorial negocia su CX)ntiriuidad. Tambin nego- -

    ci~ la contfnuidad del atrasamiento d,el Estado. La concepcin militar quetanerudamente ha expuesto el general

    Nicalaide.o;, cUando era comandante en jefe, no puede ser aceptada enteramente por un gobierno constitcional, desde luego. Origina una contradiccin jurdica insalvable, ante la cual nuestra de-mocra-cia populista vuelveaintentar resolverla por el camino de la negociacin poltica. Porronsiguien~. el cordn umbilical no podr disimularse. No aceptarn, lo dijeron, otra articulaCin normativa

    pra juzgar sus actos que la.de la I nstitcin Militar: Ah est el.pri-merfruto de la negociacin:lasreformasalC6dgo de Justicia MiH-tar. LOs militares sern juzgados por Tribunales Militares. ,

    Otro papel poltico que seleadjudica a las Fuerzas Armadas es el de la lucha contra el comunismo. No me detendr en describir qu es o puede ser"comunista" par. la mentalidad militar; tarea mproba

    segur~me.nte para el quelo intente. Habra que indica~_simplemente que el'~peligro comu'nista" eshl.latente siempre en la sociedad en las etapas de cierta estabilidad institucional; se torna actuante y se

    9 El constltucionnlisla Snchl"Z Vlamonte, al flitudiar l doctrina de jaCto,.ubica su Jl&cimlento en la jurisprudencia atgentinadela Suprema Corte en el ao 1865, cuando sf' legitil!la la a~uncln dd g~neral Mitre, go~mador de BuenosAires, df'l poder na-cional. -

    . 16

  • agiganta. en las crisis. Todo desborde popult de las .formaciones polticas democrtico-populistas es activado, segn esta. con~pcin, porJos "agentes del caos" y conduce inexorablemente alcomu-nis.mo. Pero esta concepcin militar, tambin, hanacidoen la so-ciedad ~ivil. , . El golpe del30 fn~ugur est~ espantapjaros justifica torio: de las

    propias fila5 alvearistas delra~icalismo se alerte? qu_e la deblacle del , gobierno de Yrigoyen "abra las puertasalcomunismo". Haba, des-

    de lueg(), que evitarlo; El GQU (Gr~poObrade Uni{icaci(m), la lo-. gia militar en la que Pern realiz sus preparativos poUtic~s en el .golpe deI943, tiene un doc11mepto fundacic:mal. en el qu analiza las . per5p~tiV;a.~ polticas de esos.aqos,. Una de las po~ibilidades era, pa-ra est(! grupo, la siguiente': ''Triunfo d(!l Frente Popular, disfrazado

    . como Unin Democrtica, que busque in nwdiatame1;1te o en forma mediata la revolucin comunista (caso de Espaa o de Chile)". La naturaleza intelectu,al del fantasmtico pronsti~o es reveladora de. lafobili anticomunista d~estosm.ilita~~s.

    Desde su inicio Pern se pre~n.tlinte las Fuerzas Armadas y la oligarqua c;omo un eficaz freno a. tda tentativa comunizant. Lo explic sin rodeos en aquel famOSo discurso iniciaten la Cmara de Comercio, qu~ fue acompaado, desde luego, d~otro, obrerista, en la CGT .. (Es~a astuc:ia.pragm~ico-criolla del doble mensaje, que degrad los usos. polticos durante ~uatro dCadas, fue tol~rada, aeptada y festejada poda sociecl_ad civil argentina). Hoy, t~avia, el peronisino nosloreivindcasu papel defreno~nticom!J.nista sino que ~ lo ofrepda a las clases domf}antesnativas y a las Fueq;as A~maqas: "Cuando la petspecttya del ti~mpo permita escribir la histo-ria de este medio siglo entonces tQdosver~ll claro lo_que hofalgunos no, saben todava percjbir. Y es qqela presen~ia deljusticialism co-mo moVimiento que galvaniz a 1,1ria imensa part~ del pueblo de,s-prtando la expectativa~ cordial de nuestra Amrica fue el factor aglutinante cuya ittfluencia, en. un momento evolutivo peligroso, cuhri.Ja vacancia abierta parla indefensin de l. a Repblica conserc vadora en ttance de desaparecer; y q~e graci~ a tal factor comuni~. talio,, y. la aparicin de esaJerra posicin, clara y_ distinta, nuestro pueblo y nuestro Estado no quedaron atrapados por la em-bestida n~~rxista ni pot el influjod._eletreo.de las internacionales del c@p(ta.lis~o .. ~P9r qu si no, diferencfa de la inmensa m_ayori~ d.e

    . 17

  • 1 .

    los Jlafses de Occidente; nuestras fuerzas sindicales en virtud de una visin integralista y profundamente cristiana n ac~pta.ron y no aceptaD } diaJttica de la lucha de clases?": JO

    Cada vez que, en 18S crisis de ingobernabilidad, apareci la-"vacancia abierla por la indefensin del a Repblica" (conservado-ra, radical o peronista) y las fuerzas poli tic as nopudieron cerrarla, aparecieron las Fuerzas Armadas para soldar la grieta. Qu pueden; reprocharle los demCratas JlOpulistas al .golpi"Slllo? Qu sentido tiene cuestionarles los abusos cuando han legitimado el uso? .Es razonable que un generalcomoCamps intente encubrirlos abu-. sos.cometidos agitando el uSo cOnvalidado: no hubo represin para l sino ''una guerra qe selegana un hando; ese bando fue elmar-Xista y e.~a gurra la ganaron las Fuerzas Al".rnadas". Apliaron la .misma doctrina: cuandola vacancia abierta por el.leronismo eti _ 1973-1976.no l'a pudo cerrar ste, la cenaron ellas . . Uno de los modos recienteS de encubrir esta dctrina de fondo

    consiste en atribuir a la,"doctrina de segtiiidad nacional" todos los males, de- tarimdo que su abandono sera la panacea que redemocrati~arfa a nuestros militares. La menCionada "doctrina" no es ni ms ni .menos que l!l reformulacin y actuaHzcin, en vir. _ t~id de las nuevas ch:cuhstancfas continentales y nacionales, delaa n-tigua y vigente concepcin que confiere a la Institucin Militar el papel d reaseguro del sistema capitalista depelldient~. Desde luego que un a parte de 1 adoctrina proviene del exterior, es universal y {rae la marca de fbrica de la reaco_!llodacin imperialista despu.~ de la llamada "guerra fra", co.rno tambin de las nuevas estrategias contrainsurgentes que impuso el_proce5o-latinoamericano abierto

    por la .revolucin cubana. Qu cambia sustancialmente est con respecto a la misin tradicional'asignada a -las fuerzas militares en cada soeie

  • significa hoy. Al dasiguien te se declara el estado de si ti o y se hace in-tervenir al Ejrcito para:sofocar la huelga. Esta afectaba la "segri-dad nacional'' y es, por lo tanto, brutalmente apla.stada. Hoy se nos quiere convencer de que la~ "doctrina de seguridad nacional" es una teora indita surgic;la hace dos dcadas. Antes, estbamos p~o me-nos que en la gloria y las FuerzasArmadasse dedicaban slo atsdes

    fil~s. - L segunda mistificacin que envuelve esta retrica derriocratista

    de la "doctrina de seguridad nacional" estriba en despojar a las fuer-zas polticas de toda responsabilidad con respecto a ella. Se fabrica ~as la'image..; de qe losmitareshanautogenerado tal"9octrina"y

    lachanimpu~to manu militan sobre la sociedad civiL Es el viejo me-canismo de nue~tra'clase poltica de fraguar chivos expiatorios. Para ello es indispensable omitir que fue duraQte un gobierno constitu-cional, el de Frondizi, cuan'do se iniia la instauracin de esta doctrina. All aparece la idea del "frente interno", cuya defensa fue reiteradamente expuesta por su mhlistro del Interior, doctorVitolo, junt con la concepcin de las "fronteras ideolgicas" y la "guerra contrarrevol ucion,aria " ..

    El 21 de julio del 961 Fro_ndizienvia al Parlamento su proyecto represivo de Ley de Defensa de la Democracia, que se corresponde con estas "doctrinas". El2deoctubrede~seaose inaugura en la Es"- cuela Superior de Guerni el Curso de Guerra :mtra~revoluciona" ria,.que educar a cientos deoficialesenlaideade que el objetivo ac-tual es ganar la guerra contra los comunistas internos. Hicieronesto" con la convalidacin del gobiernocpnstitueiorial y la propia presen-cia del Presidente de la. Repblica en la inauguracin, Ongania tnia antecede11h~s institucionales de.sobra para promulgar la ley 17.4m (anticomunista) yentronizl:l,rla Doctrina de Seguridad Na--conal. Del mi SITio modo se procedi6en lapresidenciacortstitucional de Isabel Pern con las leyes y decretosqueeonfirieron poderes a bu-sivos a las Fuerzas Armadas~ reforzados eh la. corta presidenCia pro-visional del doctor-,Ita.Io Lder. Para fraguar la imagen d_e que hablamos hay que olvidarse de todo esto. La desmemoria es una de las argucias predilectas'de nuestra clasepolitica: -,

    Este ha sido, en suma, el confli~to histrico de fondo de nuestra .historia:poltica contempornea y la razn esencial delgolpismo; de la solucin que se le. dio siempre _emana 1 a cb'responsabilidad de l_a

    19

  • democracia populis~a, N u estros demcratas-burgueses fueron con-secuentes como burgueses e inconsecuentes como demcratas. En nombre del mantenimiento del orden social existente, eligleron el autorita-rismo militar para.i_mpedir el desprendimiento de los secto-res p~pulares de su influenda, su posible trnsi~o hacia el comunis-mo ... Es irrelevante que despus protesten rontra los "excesos" del militarismo. Pe.ro el costo de esta pusilanimidad poltica den uest~s

    _ demcratas centristas. ha sido trgico y debe ser sefialado sin. doble-ces: no slo fru.straron toda posibilidad de liperacin nacional {y so~ cial) sino que coinauguraron la quiebra instituciQ.nal permapente y consumieron a la sociedad ~ivilen la declinacin que llega has.ta hoy. No son los testigos de este proceso, sino sus coprotagonista$.

    Hay otro pape,lpoltfco que se ha adjudicado a las Fuez:zas Arma-das y que., de suyo, hu_eforndo e[golpismomeSinico. Constituye un subproducto de la Realpolitik,apartir d lcomprobada inevita-bilidad cicli_ca del gol pisrrio y de los espeHsmos, algunos fundados para la poca, que indujo el origen militar de Perony la ligazn siempre conservada por ste con 'las Fufrzas Armadas. Empiezan a U fa aflorar las estrategias poHticas cvico-militares, forma resigna-da y, piensan sus cultores, habsima de compatibilizar' lo :factible": si no podemos evitarla intervencin de los militares, bus-quernQs la forma de hacer algo en acuerdo con ellos. Para funda-

    . mental-tales estrategias era indispensable un Ingrediente: habla, deba de haber o ten-a que haber "sectores'!,militares pertinentes(" Esta mitologia ha di!rado clcad_as, ha ilusionado a corri~ntes

    politfcas enteras y ha 5ent brado de equvocos grotescos nuestra his-toria poHtica. El ms resonante de todos ha sido el del Partido Co-munista en la dcada del60. Eterno.descubridor. de sectores "san martinianos" . "constitucionalistas", "profesina,listas". etctera, redescubri el al~ "legalista" en las "azules" de 1963. Apost con to-da su f~~ocundia al.democrati~odelComuqicac;lo n 150 de Campo ce Mayo y a su ~abeza,.el "legalista" Ongan,a. (lgn_oro si tambin creyeron que el redactor del comunicado, Mariano Grondona, era un."demcrata"); Tres aos,despus el curioso democratlsmo-de Onga.na se revelaba como corporativismo.~neofascistizante. Fueron los militareslos que engendraron la ilusin primigenia? El ltimo general de este tipo que detectaron {ue ... Vtde'ta. Criticaban

    lo~ elementos fascistas ~enquistadQs" ep su gobierno; que er~ la m u-20

  • letilla pecefsta de esa poca reciente.- La-ilusin de los "seetores" y la negativa_ paralela a juzgar la responsabilidad.de las Fuerzas Arma-das de conJu.nto origin la teoradel"quiste". La dictadura de Vide-la tenaensu cuerp.o una protuberancia maligna, el'.'quiste" fascis-ta, que deba extirpar. ~

    . Los montoneros, que se burlaban de este ilusionismo del PC, con-feccionaron el suyo cuando le5 lleg el momento. Hasta el25 de ma-yo de 1973las Fuerzas Armadas eran un .. ejrcito de ocupacin". Pe-ro he aqu que en los primeros meses del ,gobierno constitucional se produce el Operativo Doirego, intento mutuo de conjuncin poltica travs de tareas civiles, profusamente promocionadas, en esa localidad bonaeren54;!. De inmediato se reemplaza la anterior doctrina:. ahora ls montoner_os tambin descubren que siempre_ haban existido dos alas, u,n -ejrcito ~~m.itrista" y uno "de liberacin:'. Formidable entelequia. Un ao despus archivaron lo de los dos "s-ectores" y retornaron al"ejrcito de ocupacin". Son los modos de hacer poltica en la Arg~ntina, nuestro estilo nacional, mezcla de picarda del ViejO ViZ(:acha y "piolada" de porteo. Todava hoy-una dirigente vinculada a estos sectores insiste: "LOs mismos militaresfusiladores de 1956 siguen encaramados en la c-pula del Ejrcito Argentino, pem no en el Ejrcito de San Martn y de Pern" .11 Dnde est ese ejrcito mitolgico deSan Martn y de Pern? Desde luegoquesiemp:r:ealguien podr respondet: en la "ofi~ cialidad joven".:. -

    Hasta el posadismo, la vertiente trotskista ms delirante de la Ar-gentina,- arm sti fbula de un frente con ~sectores" de las Fuerzas Armadas. Cmo sorprenderse de que haya rnili~ares convencidos de que integran esos "sectores" de que les hablan los idelogos civiles; cada vez que, un coronel o un general se !J.pre~tan a un golpe y balbu-cean algurya idea"nacional" se sienten portadores de una tradicin y una program'-~ica que les han inventado los civiles. Na~e quiere acordal$e hoy de que cda vez que la poltica de Martnez de Hoz sufra andanadas criticas se reuna el generalato y le ratificaba su .

    apoyo. Los -se~tores militares "nacionalistas" son un invento del na-cionalismo argentino, que reidealiz a su turno el llamado ''na-cionalismo de izquierda". Jauretche fue un impulsar; pertinaz de esa

    11 l.a Voz, 10 de junio de 1983.

    21

  • confianza en la participacin "nacional'' de sectores militares y, por su infh,1encia, sentescuela; sus epgonos suelen hoy olvidarse de ello, cuando la realidad reciente h~ demostrado que las Fuerzas Ar-ma das en bloque sostuvieron la poltica antinacional del Proceso.

    Parte de esta ilusin es-mera reminiscencia del acuerdo que, en el nacimiento del peronisrno y bajo circunstancias nacionales y mun-dia1_es especiales, se realiz entre el sector militar que encabezaba Petn y,sec~ores sindiCales. Muchos dirigentes sindicales justicialis-tas mantuvieron la esperanza, en especial durante la denominada "resistencia pe;onisfa'~ y la dcadadel60, de que tal alianza poda repetirSe. Vana espera que sirvi para recrear lailusindelaexisten-

    . ca del mentado sector "nacional". Sin sa ingenuidad, ~1 de-sarrollismo contina tocando la misma cuerda: "Sin sumar a las Fuerzas Armad~s al proceSO de desarrollo y al frente nacional, no hay estabilidad democrtica posible". 1 ~ Invitaciones para "su-marlas" ha habido innumerables, pero stas decidieron, por razons que el desarrollismo no nos su ministra, sumarse a la poltica opues-ta. No importa, algn da se lo conseguir.

    Cada vez que un expositor de estas teoras de los "Sectores" se ve obligad() a demostrar su nebulosa existencia, una y otra vez se abriga con dos nombres: M9sconiy Savio,.generales nacionalistas. Esun fe-nmeno curioso de demostracin lgica: estos dos jefes militares pa-recert contener en sus personaslos susodichos "sectores". Es el mea-nismo simblico al que recurre el ilusionismo poltico. Frondizi, cuando estamp_este juicio de mero deseo: ''pese a todos los errores que han cometido, las Fuerzas Armadas son tambin un factor de constf\JCcin dentro de la Naci6n" ,13 no encontr otro medio para demostrar lo indemostrable que el gastado. latiguillo: cit los ejemplos de Manuel Savioy EnriquMosconi. Imbuido seguramen-te d(( esta retrica civil hueca, un general del Proceso extendi9la lis-,,

    t~: ",;.no nos separar nunca del Ejrcito que fue y ser deSan Martn, Belgrano, Gemes, de Savio, Mosconi y Ricchieri, de Larrabure, Snchez y Ber9ina". 14 Y complet la noble; idea: "El Ejrcito est comprometido conla suerte de la Nacin y decidido a

    IZ La Nacin; 16 de agosto de I83. l3 La Naci611, 16deodubrede 1983. l4 Clarn, 24 deseptiembrede 1983,

    22

  • cumplir su misin de salvaguardar su libertad, su soberana y su dig-nidad": Est visto: nos arrebataron las libertades poHticas y civiles. usurparon la soberana del pUeblo y sometieron la-sociedadcivil a la indignidad mayor de su historia en nombre deSavo y de Mosconi. Nonos preocupa l metalenguaje castrense. Pero el civ:il hasta cundo persistir?

    e) Los papeles histricos adfudicat!_os a las Fuerzas Armadas La funcin profesional de un militaresla de la guerra; la funcin ini-cial de los ejrcitos fue precisamente ,o;a: guerrear cuantas veces la Nacin era atacada o cuando se decida atacar a otras. Expansin y sometimiento es la razn dela guerra, para-ejercerlos o para defen-derse de ellos. Este es _el enfoque. histrico~social general. Hay guerras imperialistas de ocupacin yhay guerras nacionales de de-fensa o de liberacin. Guerra nacional d,efensiva es, por ejemplo, la del pueblo paraguayocontralos tresejrcitoslatinoamerlcanos qu(' lo S()metieron; uno de esos ejrcitos era el de nuestro pas. Qtro ejemplo es el de los ejrcitos sanmartinianos q1-1e acometieron la guerra de liberacin conti'aelimperioespaol. Estas guerras son las que legitiman el rol histrico de los ejrcitos,. pues contribuyen a fundar la autonoma poltica en elrriarco del, integtidadJerritmial obtenida. Esta es una parte ele la tradicin "sanmartiniana".

    Tales guerras de liberacin se acompaaro_n de_ un proc~so de transicin, de un pasaje "histrico (econmico, poltico, i_nstitu-_cional) cuyas caractersticas completas no analizaremos aqu. Du-ranteese periodo se hizo difcil que los_ej~rcitos y sus j~fes se aislaran del-prceso de recomposicin poltica interior al que haban dado lugar con su intervencin. Podra decirse que, desde el punto de vj~ta actual deun"ejrdto regular permanente", deban ceirse, cx>n-seguida la independencia poltico-militar, a resguardar las fronte-ras de ese espacio territorial conseguido (el espacio geogrfico de la Nacin naciente) y abstenerse Qe laslw~has internas en la_s que se-, debata qu tipo de soberana se-impona,y qu sectores sociales y re-gionales predominaban en la construccin deLnuevo poder. L his-toria muestra que est no fue as, y los jefes con sus ejrcitos partici-paron de lleno en l~ puja interna. Los historiadores pueden sostener que fue as porque no pudo ser de otr~ forma, y fundamentarlo. Pe"

    23

  • ro, precisamente, la concepcin "sanm_ait.iniana .. fue exactamente la opuesta. Se la aplauda o se la cuestidne, sa fue la cor:tcepcin de San Martn, por la: cual se neg de modo terminante como jefe de ejrcitos a participar con ellos en las luchas i~testin~ y'se alejdel _ pas. El corolario que se infiere de esto es sencillo: .E'.$ absolutament~ faho que las Fuerzas Armadas argentinas, tanto en la fase de eirci-tos de lnea del siglo XIX co~o en la fase moderna de e;rit o regular permanente del siglo XX, hayan continuado la tradicin "sanmarti-

    niana'~. La tradicin sanmartiniana muri con San Martn, hasta-el mo-

    mento en que ste se-mantuvo al frente de los ejrcitos libertadores y pud imponer su concepcin "sanmartiniana". A partir de su aleja-miento, los jefes militares ponen sus.efectivs al servicio de todas las luchas sectoriales, regiot:falesy faccionales de la poca. No slo no si" guieron l!l tradicin sanmartiniana sino que la descOmpusieron en pocos aos. Entrelazados en-la l1cha por el nuevo poder, ent~ la burguesa portea y las del interior, ho son ni m~s ni- menos conde-nables que la sociedad Civil, ni en las violencias sangrientas que S ~esencadenaron-ni en el carctedaccional.que tii'i muchas-de esas luchas; resulta simplemente Inadmisible conferirles un papel "patritico" o ~nacional" por encima de otrs argentinos.

    Pero la historia de aquel periodo muestra algo ms: que el gol pis-, mononacieh 1930-sirioen 1820.DeSdeelprincipiodesuexistencia-

    orgaqitada el po-der de ls armas se utiliz y fue utilizado en nuestra sociedad para violada instituciona.lidadprecaria que iba surgien-do. Costumbrelatinoamericana, es cierto, El embajador estadoun.i" d~nse en Buenos Aires} ohn Pitkin le comentaba a su secretario de Es-tado, Mr. Blaine, en cartadell4 de febre~:o de 18~1: "El capricho

    , con que un oficial puede aqulvestir su-uniforme en cualqui~r tenta' tivaen favoroencontra del gobierno es un-a de las muchas peculiari-dades latfnoamertcanas" .1s Tena razn desobraaldecirlo. Ell 0 de octubre de 1820 debuta el golpismo: el coronel Manuel Pago) a~ apodera de la ciudad de Buenos Aires para derrocar ai:gobemador Martn Rodrguez, con apoyo de los dorreguistas. El23 de agosto de 1822 Rivadavia, ministro de Rodrguez, denuncia otra conspira

    -

    " . .

    u Courtrie.. l.etts d Espil, Noticiat crmfidendales de Brll'IIOS Aires a USA.1869- 18~. Buenos.Aires.JorgeA_harez,l969;p.l98. --- '

  • Cn; stn ~:omprometidos en ella l doctor Gregario Tagle y el te-niente coronel Rufino Jos Bauz,. Ef I9de inarzo_de i823 estalla lo que en 1822 haba sido abortado ;-los amo-tinados son derrotados por fuerzasleales. Ell 0 dedi
  • cumplieron: la guerra contra elParaguayy la Campaqa al Desierto. La primera fue iniciada por Mitre y rematada en la presidencia de

    Sarmiento; formamos, junto con el Bra~il del emperador y el Uru-. guay de Venancio Flores, la TripleAlianza. Sus ejrcitos infligieron una masacre al pueblo paraguayo: quinientos mil muertos. La mi-tad de la poblacin y las nueve dcimas p_rtes de sus hombres. Fue / una de las carniceras ms miserables que se-perpetrentre latino-americanos . .Detrs de esta guerra estaba el imperio britnico; fue financiada por Bharingy RQstsch ild y en menor medida por el Banco de Londres. Para justificar nue.~tro ingreso enla contienda, se fabri~ c y manipull.lna agresin paraguaya a un al ancha argentjna; 111s

    ~menos como expliar la guerra dell4 por el atentado de Sarajevo. Por la injuria a- nqestra lanchita no. tuvimos mis remedio que en-sangrentar l pueblo guaran; es la historia que escribiq nuC!itra cla-se dominante. La guerra contra el Paraguay fue tan abomir:table y exhaa a nuestro pueblo que a Urquiza se le desbartdarop dos ejr-

    ci~osoompletosen Entre.Ros: los hombrespreferanvivir al marg~n de la ley; perseguidos, antes que ir a esa guen;a. -Miles y miles de en-ganchados a-la fue~a se~n.tblev.aron en todo el pas eligie_ndo la !Jlis-_ma suerte. Los ejrcitos "sanmartinianos" que fueron al Paraguay iban con el fusil a la espalda. Lo denunciaron hombres de la poca, como el poeta Guido y Spano."Pero no irpporta :. todlo que desluce a

    . nuestros r;nilitaresha sido cuidaqosamente omitido en la historia que se ensea ;ln las escuelas y en los disc)uss oficiales; la democracia populista, aqu tambin, consiente, convalida.

    Ca llamada Ca,mpaa ~l[.)esier~o e.~ el otrogral) episodio de misti-ficacin. En pFnt\d~gar, no era u~"desierto": estaba habitado por comunidadesindgenas.,La f.~buladel"desierto" es la reproduccin colonialista de la que utUizel imperio espaol para encubrir la con-quista, sometimiento y exterminio de lascivl~zac!ones precolombi-nas. Fue la poltica brutal de nuestra clase dominante sobre minoras nacionales oprimidas; para ponerla enprctica disfraz de "empresa civilizadora" lo que simplemente era Ia expansin de la acumulacin capitalista sobre las tierras.fei-aces_ que aquellas comu-nidades haban posedo desde siempre. El -brazo armado que las someta y les arrebataba la tierra tuvo queserprolijamente bruido de toqos los detalles .molflstos que pudieranopacar sul)eroica tarea . .Tan heroica que, {ruto d~Linmnsodewojo, naci un s~tpr de la

  • oligarqua terrateniente y se reforz considera~lemente la existen-te; a su vez, innumerables coroneles partcipesdela hazaatuvieron desde ese momento campos y, con eJJo, complemento a sussuldos: empezaron agotar del festn argentino de la.renta de la tierra. Del mismo modo como los norteamericanos heroizaron su exterminio Interno y crearon el pico y romntico Far West, nosotros inventa-mosla heroicidad evangelizante de la Campafia al Desierto. Enella no figuran, claro estJ las mantas usadas por enfer_mos de viruela que algunos de nuestros hroes distribuan entre loo indis amigos con_el santo propsito de que se beneficiaran con alguna epidemia. Geno-cidio,.eso es lo quefuela Campaaal Desierto. Y genocidio.fue, tam-bin, la masacre paraguaya.

    Por qu extraarse hO:y del a matanza. de miles de argen~inos co--m o si fuera la primera vez que ouge en la historia nacional, ejecu-tada obviamente por hombresalosqelasociedadcivilarm, conti-nu armando y no est dispuesta, al parecer, a desarmar? Por que extraarse hoy de que hayan vuelto a complacerlos intereses impe-rialistas mandando hombres a El Salvador para que combatan la re-volucin popular, a Honduras para que hostiguen a Nicaragua y a Boliviaparaquesecundenalosgo_lpistas?16 Eslamismaextraezade aquella frase de Pellegrini en 1 ~06, tantas vece~ citada admira ti va-mente por nu~stros demcral~s, que advierte Sl?hre el peligro de que el "len" se desenjaule17: "ese da se habr constituido esta institu-cin, que es gara.Dta de ls libertades del pas, en un verda.d~rQ pe-ligro y en una amenaza nacional". Lo nico rehindicable de esa tira-da de PeHegrini es el democratismo .formal y cierto aire de pronsti-co, que es loque entusiasma a nuestr.os demcratas, cpnvencidos de que ~1 golpismo,.o desenjaulamiento, comienza en 1930; el resto es pura falacia, que Pellegrini envuelve con su vigor oratorio. Las fuer-zas mili.tares venan desenjauladas desde haca dcadas inducidas por los sectores dominantes, a los que. pertenece Pellegrini indepen-dientemente de las discrepancias formaJe~ que mantiene con ellos y delafraccjn de ellos alaqueestligado. Falacia pura es que lainsti-

    16 Pe

  • tucin militar "es garanta de las libertades del pas'', dicho precisa. mente en la poca en que los Pellegrini las mandaban aplastar al m o:; vi miento obrero naciente (funcin especfica?}. A menos de que ese movimiento, integrado predominantemente por inmigrantes, no fuera considerado por Pellegrini como parle del "pas" sino, por el contrario, como el que amenazaba sus ~esencias''. He aqu el detalle que explica la parte sustancial de su fraseologa.

    Este es otro de los papeleshistricos mistificados que se le ha adju di cado a la Institucin Militar y que toma cuerpo con la creacin del serVicio militar obliga torio en WOl. "Qu_ienes proyectaron el siste-ma vigente -analiza bien un grupo de derechos humnos, por lo que vale l pena la transcripcin in exteTJSO:-asignaron al Servicio Militar Obligatorio dos funciones centrales: una, la de constituirse en una escuela de moralidad para la ciudadana, convirtiendo al ejrcit en' ... un podero.Soinstrumen to de morali.z:acin.pblca', y otra, la de actuar como una especie 4e rttdoto contra el cosmopoli-tismoen una: sociedad formada pr inmigrantes e hijos de exttanjeros. A tal fin la oficialidad"-tambinella reformada y jerarquizada-se convert.fa en porhidora delespritu mismo de la naCionalidad, co- locada por encima de los conscri ptos y por exten5in de todos los civi~ les, I!Ctuando corno transmisora y cstod~a. para lagar as la 'rendi-cin' del conScripto inculto~ ignorante ypenie:rso. Consecuente mente, desde el momento mismo de su concepcin el Servicio Mil-tar o bligatoriofue creado con el objetivo de interVenir sobre el-cuer po_social, quit1'4ndo a la socedd civil, a la sociedad en definitiva~ el control sobre ella misma. Resulta evidente que en los ltimos Cin-cuenta aos el Se ..Vicio Militar Obligatoriofue uninstrumentoa.tra-vs del cual las Fuerzas Armadas ejerci~ron su poder sQbreel resto de la socier;lad" 18 . _

    Para so frenar el peligro indicado se fortaleci el poder militar con el servicio militar obligatorio, n() para reforzar las libertades del pafs. Erala poca en que nosl holigarqua se desmelenaba por es-te. peligro sino tambin los demcratas populistas como Rojas, Gl vez y tap tos otros nacionalistas, que vean en esos organismos obre ros impulsados por la ola inrnigranteyenlaola inmigrante misma el ms inmediato peligro de desnaturalizacin d~.la "n~cionalidad".

    18FTPntede0PosicinaiSenicioMilitarObligatorio. ''Fundamentos",s/d.[I984].

    28

  • . Unos y otros coincidieron en ponerle remedio y ,ieJ"on en las Fuerzas Armadas al perfecto ustodio de la "nacionalidad'~. Por qu extra-arse de que cada vez que los militares nos plastan invoquen con omnipotencia esa custodia del Ser NaciO:nal, de la cual se sienten de-positarios exclusivos, inmjorables e insustituibles? La sociedad ci-vil argentina les confiri esa soberbia.- _

    De este conjunto abigarrado defacultades histricas mistificadas hay que sealar, por ltimo, la de la defensa de la "sobeni:nia'~. Esta. mistificacin no se ha originado en_el militarismo sino en el naci~na- lismo; la asignacin del papel a las Fuerzas Armadas es_\..ln aad-ido. La esencia de esta m_istificacionconsiste en igualar, confundir y por ltimo sustituir el concepto de "integridad territorial" por el de "soberanfa nacional". Es la concepcin nacionalista la que oper es-ta inversin actual, moneda corriente de la democracia populista. Elconcepto de "soberana"atafeelitrictament~ ai "ejercido del po-der por el pueblo", como lo estableci el derecho pblico burgus; del mismo modo como para el derecho .feudal la s.oberana resida en el rey. La "integridad territorial" es unconceptoa9C~sorio,_que defi~ ne la conservacin del espacio naionaC el mantenimiento de sus fronteras geogrficas .. Es espacio debe conservarse "ntegro", no debe admitirse su fragmentaCin ni su posesin. por nadie, pues la Nacin se ha. instalado en l porque sostiene derechos histricos que lo legitiman. Para defender la integtidadde su teJI'itoriode tpda ten-tativa externa de desintegrarlo, el EstadoNacin forma y mantiene fuerzas armadas capaces de talfuncin. J\qul es la configuracin jurdico-poltica que acompaa la aparicin yconsolidain de na-t:iones independientes; producto, en el caso de la nuestra y otras la ti-

    . noamericanas, de-la subdivisin en merados autnomos que las burguedas regi,onales lJ!Iponen con el desmembramiento del

    virreinato. Esta es, entonces, la funcin primigenia asignada a los e)rcitos: def~nder la integridad territoriaL

    En rigor, sta es toda la funcin que el pensamiento burgus y de- moer tico puede asigilar a las Fuerzas Armadas sin sonrojarse. Pero el

    pensarri~ento no es el Poder. Y ste, que reposa en una estru~tura de clase,.debedefenders, naturalmente, delalucha de clases, tanto de

    las antagnicas como de las fracciones subalternas.de la propia. Por lo tanto, las fuerzas militares cumplen una segunda funcin: res-guardar ese Poder, ser su brazo armado. El derecho constit.uconal

    29

  • burgus lo invoca con lo de las "comp.ociones internas"; el pensa-miento democrtico-burgus articul msprolijamente el encubr~, miento: si el ataque iriterno(sublevacin, revoluci(msocial o lo que sea) intenta derrocar el poder republicano (primer disfraz) y ste es, por esencia, el de la soberana-del pueblo (segundo disfr;lZ), se in-

    fiere que lo que se ataca es el poder del pueblo, su soberana (tercer disfraz o conclusin). Este reconfortante;silogismo permite el tras-paso siguiente: ls Fuerzas Armadas, al defendernos de todoa taque, externo o interno, defienden nuestra soberana, vale decir, la del pueblo. He aqu exp uestoslosncleos lgico-ideolgicos de toda esta

    sofistera. A esta altura de nuestro razonamiento me parece ~-s bien ocioso demorarnos en desmontar esta mistificacin; los com-portamientos histricos que ys{findicaion lo han mostrado con cre-ces.

    Pese a todo lo que ha ocurrido en nuestra historia lejana, lo que viene sucediendo desdel930 y lo que aconteci en el periodo 1976-1983, nuestros demcrataspopulistasccihtinansosteniendo imper-turbables este papel mistificado quele aSignanalas.Fuerzas Arma-. das. Hasta tenetnosdedaracibnesenlas que seles ofrenda todo el pa-quete: "La reestruCturacin de las FF: AA. para. devolverlas a su pa-pel constituCional de custodias de la soberanfadelpuehlo y de la in dependencia poltica y econmica ... "19 ~s la claudiCacin complet anteel militarismo mesinico y la'realimentacin del mesianismo futuro; ante esto, a qu.quedareducida la chchara antigolpista? Por qu les achacan a los militares que se hayanimbuido de ese tute~ lajecon que nos hcen marcarelpasoca.da vez.quenosabemos ejer cernuestrasoberana;quesehayhechocarneenelloslaideadeque podan, pudieron y pueden colocarse por encima de nosotros para proteger la Nacin, cuyas esencias estn depositadas en ellos y no-

    19 Partido de Izquierda Nacional, oclaracindel ~de agosto del9B.3. Aun lbs demcratas ms radicalizados se mantienen envueltos en esta mistificacin

    sin saber en r~idad de qu hablan. Nestor Vicente, por ejemplo, dice que "en lo mllltlli' d.eben cumplir su deber que es re

  • sotros deslemos con-nuestros desrdenes; que 5e hayan convencido de que estn subordinados a la Constitucin pero cuantas veces la Patria lo necesite la subordinarn a sus actas salvadoras?-La so-ciedad argentina no qli.iere asumir, como en tantas otras cosa_s, que estas FuerZas Armadas son las que ella cret pag, consinti y adul.

    i

    31

    TapaGolpismo y militarismo en la Argentina