Los Escritos de Lutero

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    LOS ESCRITOS DE LUTEROTefanes Egido

    En la produccin literaria de Lutero --como en su existencia reformadora-- cabe distinguir dospocas con neta trayectoria divergente y separadas por el ao crtico de 1525. Antes de estafecha, y prescindiendo de sus camas, de los sermones, que registran un nivel constante, y de laslecciones profesorales, las obras decisivas, las ms originales y numerosas salen casi aborbotones de la pluma del monje. Es la etapa conquistadora, la de Lutero creador. Despus de1525 su capacidad -an poderosa- se revels mucho ms limitada, las obras brotan msespaciadamente; charla ms, y ah estn las Tischreden como testigos de excepcin, pero escribemenos, y muchas veces -inaudito en el primer Lutero- a la defensiva, como se rastrea en la granobra De servo arbitrio, lmite que puede servir de referencia. Hasta su traduccin del antiguotestamento, iniciada antes, se va dilatando en contraste con la premura con que se aprest elnuevo. Qu ha sucedido?

    La guerra de los campesinos y sus resultados pueden aclarar en parte el viraje. El desastrefinal le enajen amplios espacios alemanes que comenzaron a mirar con ojos hostiles, comoprincipal responsable de su masacre, al antes alentador de la libertad de los cristianos. Para uncontingente humano considerable el aura de popularidad del reformador se esfum de golpe. El,por su parte, no cejar de expresar su franco desprecio hacia el hombre comn, hacia elcampesino imbcil que no entiende nada aunque a todo diga s, s 1. A1 margen de despreciosmutuos correspondidos, lo cierto es que la Reforma dejar de ser un movimiento popular. Seregistra una evidente trasferencia: de comunidades libres, con capacidad para elegir sus prrocos,pastores o predicadores, se pasa sensiblemente a la iglesia luterana regional y principesca, esdecir, a las iglesias regidas por los seores, verdaderos y casi nicos beneficiados de la solucindel conflicto campesino 2. Es a todas luces inexacto hablar de un Lutero aburguesado desde1525; pero capt el alejamiento del pueblo y le pag con el suyo: hasta obras de carctereminentemente popular, como la del Catecismo breve, nacieron de la desilusin y respiran ciertomenosprecio hacia los ignorantes 3. As, si no se elimin, se contrajo la masa de consumidores desus libros.

    Otros factores ms personales frenaron su capacidad productiva. Nos referimos, naturalmente,al matrimonio contrado con Catalina de Bora (su Kathe), justo en junio del mismo turbulentoao, a despecho y con desilusin de sus ntimos, y entre ellos el ms ntimo y afecto FelipeMelanchthon. A juzgar por el testimonio inequvoco de ste, el paso desconcertante de Luteroconstituy otro golpe para su popularidad 4. En orden a sus escritos no fue tan decisivo el lance

    1 Anlisis breve y agudo de esta cuestin, c en L. Febvre,Martin Lutero, un destino, Mxico 1966, 258.2 E. Iserloh, La Reforms protestante, en Manual de historia de la iglesia V, dirigido por H. Jedin,Barcelona 1972, 217-218; cf. ibid., las apreciaciones de Lau acerca de la mutacin de las iglesias y sucontrol por la autoridad civil.3 Cf. el prlogo alCatecismo breve, obra n. 14 de esta edicin.4 Cf. en H. Grisar,Luther I, Freiburg Br. 1911, 472 ss, el texto hoy famoso y hasta 1876 prcticamentedesconocido de la carts desilusionada de Melanchthon a raz de la boda relmpago de Lutero con ampliocomentario.

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    como la otra consecuencia: los hijos. En cortos intervalos intergensicos Kthe le fue dando aHnschen (7 junio 1526), Elisabeth (10 diciembre 1527), Magdalena (4 mayo 1529), Martn (9noviembre 1531), Paul (28 enero 1533), Margarita (17 diciembre 1534). Los hijos le dierongrandes alegras y tristezas profundas, le inspiraron bromas rientes y pensamientos hondos sobrela paternidad buena de Dios padre, originaron cartas hermosas y frases felices registradas en las

    Tischreden; pero esta misma fuente histrica, tan citada, prueba de manera fehaciente que lasmolestias naturales le robaron tambin la tranquilidad, el sosiego para concentrarse y escribir.Lutero haba pasado de la poca de moniazgo, al decir de Lucien Febvre, a la de esposo ypadre atareado, imposibilitado para hilvanar sus ideas. Lo deca l mismo cuando, atacante yenvidioso, achacaba la fecundidad libraria de Erasmo entre otras cows a que tuvo tiempo yestuvo libre de molestias y obligaciones de este tipo 5.

    No se reducan a sus hijos propios las preocupaciones del matrimonio Luther. Con sueldo nomuy generoso, el Doctor y Frau Doktorin tuvieron que cuidar prcticamente de los once hijos delas hermanas de Lutero, fallecidas tempranamente. El monasterio negro de Wittenberg, tras elvaciado monacal, se repobl con nuevos moradores: a los huspedes ocasionales frecuentes, y alos ya citados habitantes, hay que aadir los criados y criadas, algunas mujeres, estudiantes,

    residentes gratuitos y tormento de la hacendosa Kathe que no vea forma de acudir a los gastosde la enorme familia. Es fcil suponer -y se puede ver reflejado en las camas que trascribimos- loque supondra la casa en los repetidos azotes cclicos de la peste, cuando se converta enverdadero hospital improvisado. Un visitante fugaz apunt: La casa del Doctor se ha tornado enuna extraa heterognea morada de chicos, estudiantes, muchachas, viudas, mujeres mayores ynios; es tremendo el desasosiego que a11 reina, y por ello hay tanta gente que time lstima deLutero 6. Friedenthal, que ha observado con garbo la barahnda domstica, insiste en laprecisin de no olvidar este ambiente cuando haya que fijarse en los escritos de Lutero de lasegunda etapa menos gloriosa: se trata en su mayor parte de improvisaciones nacidas delmomento y sin destino perdurable; Lutero mismo los consider (y machos los desearon) comoabocados al olvido 7.

    En efecto, si se toma como punto de referencia el antes aludido tratado De servo arbitrio ,concebido antes del matrimonio, aparecido antes del primer hijo, apenas si se salvan del carcterde provisorias su traduccin de la Biblia, el Catecismo mayor y pocas obras ms. Lo otro escircunstancial, reiterante, ms leve, lo que no quiere decir. que est desprovisto de belleza y defuerza en muchas ocasiones, puesto que no hay que olvidar que, pese a tantos condicionantes, lapersonalidad de Lutero aflora en cada una de sus pginas.

    Los primeros escritos profesoralesHasta que irrumpi incontenible en el escenario religioso (y politico-social) de Alemania

    (noviembre 1517), y entre otros mil quehaceres propios de un superior, adems de predicar y deescribir cartas innumerables (casi necesitara dos amanuenses o secretarios, comunicaba a Juan

    5 Cf. Charlas de sobremesa, n. 107 de esta edicin.6 Citado por R. Friedenthal,o. c., 542. 7 Ibid., 543.

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    Lang) 8, de angustiarse por sus escrpulos, lo mejor de su tiempo parece que lo dedic a prepararsus lecciones para la universidad de Wittenberg. La docencia dio lugar a sus primeras obras, hoyconocidas sus Lecciones sobre el salterio (1513-1515) 9 fueron lo ms importante, pues las clasessobre el Gnesis (1512-1513) no han llegado a la posteridad. Entre la postura de Moreau, que nodetects proposicin alguna que pueda oponerse a la fe catlica 10, y la de protestantes como

    Atkinson, que perciben ya el germen de la ruptura posterior11

    , cabe una situacin media. Hay quetener en cuenta que el texto puede ser en parte una reelaboracin posterior en vistas a las prensas.Lo evidente es que se pulsa ya un estilo nuevo, existencial y vvido, pese al academicismonormal. El tono despectivo hacia los escolsticos, las crticas contra los frailes, hay que sabersituar en el ambiente humanista en que nacieron (no se puede olvidar que la universidad deWittenberg se fund como contestacin a los viejos modos escolsticos). Cristocentrismo fuerte,el Dios escondido y revelado en Cristo, sentimiento humilde y fiducial ante el pecado, avancede su teora justificativa -que ha hecho que alguien retrasara hasta estas fechas la experiencia dela torre-, son vectores de estas 1eciones que, aunque preconicen un tratamiento nuevo, nopueden calificarse de volucionarias todava 12.

    Lo que se deja sospechar en la primera obra irrumpe con vigor no contenido en el

    Comentario a la carta a los Romanos, trasunto de las lecciones del curso 1515-1516. Por extraascircunstancias no se edit -casi no se conoci- hasta principios del siglo XX 13 este documento deexcepcin, que de manos del vituperado, estupendamente informado, y nunca suficientementerebatido, Denifle, llevara a una revisin total del mito anterior de Lutero joven pare irle dandosus contornos histricos 14. El Comentario, a base de escolios y glosas, es una obra privilegiadapare constatar cmo Lutero, antes de los teatrales sucesos de 1517, de la dispute de Leipzig, deWorms, ha forjado ya su teologa de la justificacin, que viene a ser el tema de toda la sinfonateolgica posterior. Por una interpretacin -peculiar, es cierto- de algn pasaje de esta carta dePablo, por su carga de experiencia personal, por influjo de Ockam, de la mstica alemana, deAgustn, formula su concepcin del pecado inevitable y bueno, de la radical incapacidad delhombre y de su esfuerzo intil, alegremente compensado por la justicia justificante externa de

    Dios gracias al feliz encuentro de la fe en Cristo. Quiz en el desarrollo de la carta haya que verla experiencia liberadora, que luego recordara como suceso fulgurante y momentneo, de lainvencin de la misericordia 15.

    8 . 26 octubre 1516: WA Br.1, 72. 9 WA 3 y 4. 10 O. c., 24. 11 J. Atkinson, o. c.,103 ss. 12 Cf. H. Volz, Luthers Arbeit am lateinischen Psalter: Archiv fr Reformationsgeschichb(1957) 11-56; E.Iserloh,Existentiale Interpretation in Luthers 1. Psalmen Vorlesung: Theologi Revue59 (1963) 73-84. 13 WA 56-57, con notes y complementos de inters.14 H. Denifle, Luther and Luthertum in der ersten Entwicklung quellenmssig dargestellt, 2 vole. (I/1 y I/2),Mainz 1904-1905. En la polmica intervinieron los ms prestigiosos luterblogos a incluso profanos.15 Cf J. Lortz, Luthers Rlimerbrief Vorlesung: Trierer theologische Zeitschrift 71 (1962) 129-153 ; 216-247.Ms accesible al lector espaol, ver el amplio espacio que, aunque a veces impreciso y siempreapasionado, dedica J. Atkinson. o. c.,118-139 a la exposicin a la carts a los Romanos. Msespecializados, y reducidos a cuestiones concretas, K: H. Zur Mhlen, cNos extra nos. Luthers

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    Los cursos siguientes sobre la carta a los Glatas (1516-1517) y a los Hebreos (1517-1518)son menos novedosos. Se han conservado slo en apuntes de algn alumno; las lecciones sobrela segunda permanecieron mucho tiempo inditas y la de los Glatas fue la preferida de Lutero,sobre la que volvera una y otra vez 16, cosa natural, dada su insistencia en el valor de la fe sobrela ley (que el profesor de Wittenberg interpret conforme a sus vivencias, y no atenindose al

    contexto histrico de las cristiandades primitivas en conflicto). Por eso, en ambas se percibe unaprofundizacin en el concepto de justificacin y de fe, as como una orientacin cristocntricallena de dinamismo 17.

    Los primeros escritos polmicosEs evidentemente inexacto dividir la produccin luterana entre escritos polmicos y los que

    no lo son; todas sus pginas estn determinadas por el ataque, la lucha. Lo hemos visto en losescritos profesorales, y esta impregnacin agresiva es la que da el tono incluso a obrasaparentemente tan aspticas como el Comentario al Magnificat, La libertad del cristiano o, msextrao, la traduccin de la Biblia. Sin embargo, los escritos que se agolpan desde los aos 1517tienen casi como nica la finalidad batalladora, es decir, la ofensiva, puesto que la mera defensa

    en Lutero es inconcebible.Las 95 tesis constituyen un buen arranque. Su difusin inmerecida, pero explicable, oscureci

    a otras tesis aparecidas dos meses antes (4 septiembre 1517). Esta vez las tesis` son 97 y unmanifiesto cuasioficial del joven profesor contra la escolstica, como lo deja entrever suenunciado Disputado contra scholastican theologiam .18 Adems de evidenciar que elantiescolstico no acaba de conocer a fondo el sistema atacado, que le ha llegado casi slo atravs de la tradicin de Biel, esta confesin de rebelda contra sistemas y contenidos heredadosmanifiestan los puntos decisivos que van moldeando su pensamiento: antihumanismo de cuomaniqueo y agustiniano, incapacidad del hombre encadenado en su libertad, la gracia informantecomo agente nico, el amor de Dios predestinante, etc., son conceptos que con otros trminossaltan en la disputa 19.

    Lutero anhel que las tesis hubieran tenido mayor publicidad que la que encontraron. Estafortuna estaba reservada, para sorpresa suya, a otras, Las 95 tesis contra las indulgencias (31octubre 1517), nada extraordinario en realidad y que ni siquiera destruyen la idea teolgica de laindulgencia de forma radical, ni suponen una ruptura con Roma, ni se sabe cundo ni cmo, nisiquiera si fueron defendidas (por supuesto no se clavaron a las puertas de la iglesia del castillode Wittenberg). Sin embargo, como atacaban un sistema, una praxis concreta, tocaron la fibra delprotoalemanismo, de la oposicin a Roma y a sus exacciones, a la predicacin cercana de Tetzel,encontraron el ambiente y el momento propicio para una divulgacin sin precedentes. Los

    Theologie zwischen Mystik and Scholastik, Tbingea 1972; E. Plutta-Messerschmidt, GerechtigkeitGottes bei Paulus. Eine Studie zu Luthers Auslegung von Rtimer 3, 5, Tbingen 1973.16 Ambas en WA 57.17 J. Ficker, Zu Luthers Vorlesung ber den Galaterbrief 1516-1517: Theologische Studien and Kritiken88-89 (1926) 1-17; H, Volz, Etne neue studentische Nachschrift von Luthers 1. Galaterbrief-Vorlesung:Zeitschrift fr Kirchengeschichte 66 (1954-1955) 72-96; E. Vogelsang, Die Bedeutung desneuverliffentlichen Hebrcierbrief-Vorlesung Luthers Yon 1517-1518, Tbingen 1930.18 WA 1, 224-228.19 Cf. L. Grane, Contra Gabrielem. Luthers Einandersetzung mit Gabriel Biel in der Disputado contrascholasdcam theologiam 1517, Kopenhagen 1962.

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    catlicos discuten a los protestantes que el gesto -que no debi darse- de fijar el desafo justifiqueel punto oficial de partida de la ruptura de Lutero; a l mismo le sorprendi la importancia que seconcedi al ms desmadejado y dbil de sus escritos 20.

    Para ordenar el material disperso en el documento anterior, ofrecerle de forma msconsistente y conexa, elabor su Sermn (o tratado) sobre las indulgencias y la gracia (1518),con xito editorial muy superior al de las 95 tesis 21. La fundamentacin teolgica la ofreci ensus extensas Resolutiones disputationum de indulgentiarum virtute (agosto 1518) 22, dirigidas aRoma y a sus ordinarios diocesano y religioso. Sus palabras previas manifiestan lealtadindudable, quiz hasta la buena voluntad de aceptar una intervencin dialogal superior; elsometerse incondicionalmente, por decisiones autoritativas, no iba con su talante. De todasformas Lutero no obtuvo la respuesta que esperaba, por no decir la respuesta adecuada a lascircunstancias 23.

    En el entreacto se han precipitado una serie de malentendidos que provocar la rupturadefinitiva: ha saltado Eck a la palestra con un escrito, Obelisci, que lleg a manos de Lutero enmarzo de 1518; no da la talla del formidable polemista que era, pero encontr la reaccinautomtica en los Asteriscos del agustino, ese tos en escaso tiempo y no ms consistentes que losdel adversario 24. Mientras 1 dominicos urgen la aceleracin del proceso contra Lutero stetriunfa con sus tesis mantenidas en el captulo de su orden en Heidelbrg (abril-mayo 1518). Son,ms radicales, pero se centran otra vez en el ataque a la escolstica y no dejan adivinar el finaldel drama 25. Como consecuencia del otro captulo general de la e den dominicana, por mayo delmismo ao, Sylvester Prierias compuso como de siempre para el proceso romano el dilogo In

    praesuntptuosas Martini Lutheri conclusiones de potestate papae , impreso al mes siguiente juntocon la citacin oficial para comparecer en Roma. El dilogo extrajo las tesis errneas de Lutero,ledo a media y, si se excepta la perspicacia de haber sabido apreciar que a aquellas alturas quese ventilaba ya era la autoridad del pontificado, lo dems era una evidente ligereza inoportuna.Como es ligera la contestacin de Lutero redactada en di das Ad dialogum Sylvestri Prieratis de

    potestae papae responsio (agosto 1518), do: de no se aborda directamente la cuestin 26.

    Y de ligerezas se pueden tachar todos los sucesos de este ao agitado, en el que el nicoconsciente parece ser Cayetano, mediador entre la terquedad de Lutero la despreocupacin deLen X (que no acababa de convencerse de la seriedad del problema que vio siempre como riasfrailunas) y entre la ladina actuacin del prncipe de Sajonia, Federico, que logr al fin que elmonje de su Wittenberg fuese odo en Augsburg por el cardenal en lugar de serlo en el ambiente

    20 Ms detalladamente en el escrito n. 1 de esta edicin.21 Cf. el escrito n. 2 de esta edicin.22 WA 1, 530-628.23 Naturalmente esto slo puede afirmarse si las Resoluciones no fueron una mera solucin decompromiso para complacer a Staupitz, de quien parece parti la idea de demostrar a Len la buenadisposicin de Lutero. Meissinger (Der Katholische Luther, Berlin 1952, 162) no cree esta buena fe ycalifica el hecho de jugada maestra; Atkinson (o. c., 178) ve en los tonos sumisos una correccinimpuesta a los modos normales de Lutero por alguna mano cortesana y diplomtica.24 Asterisei Lutheri adversus Obeliscos Ecc#: WA 1, 281-314.25 Cf. la obra n. 3 de nuestra edicin.26 WA 1, 647-686

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    hostil de Roma 27 La muerte del emperador Maximiliano al ao siguiente (1519) dio la medida 4todas las capacidades: la de aguante por parte de Cayetano, desconcertado an la vanidadirresponsable del enviado papal Carlos de Miltitz; la de maniobra por parte de Federico; lamiopa de un papa lejano que olvida el asunto principal, que llega a otorgar la Rosa de oro alelector y -quiz- hasta prometer un cape posible a Lutero con tal de que el prncipe estorbe la

    candidatura imperial de Carlos I de Espaa. Un torneo, en fin, de ligerezas en el precisomomento en que pudieran haber encarrilado las pasiones y que no sirvi ms que para radicalizaposturas enseguida irreversibles.

    Lo ms o menos disimulado se hizo claro en la disputa. de Leipzig (junio jul 1519). Eck yLutero (Ingolstadt y Wittenberg, dos universidades enemigas con smbolo) se enfrentaronpersonalmente luego de haber sido eliminado el prima contendiente del dominico, el fogosoKarlstadt. En el relevo por Lutero se equilibr el combate. La verdad es que acab en un nuloevidente, sin vencedores ni ves odos, entre dos rivales de fuerzas parecidas. Pero Eck logr suobjetivo: acorralar al enemigo y convencerle (convencer a los dems, claro, que a Lutero a estasalturas era imposible convencerle de nada) de que militaba en las filas de los herejes clsicos yrecientes, Wyclif y Huss. Paso a paso, la fuerza formidable de Eck oblig a una declaracin

    formal y trascendente de Lutero: podan equivocarse los concilios, el papado no pasaba deinvencin humana desasistida de todo derecha divino y el primado era slo algo que se forj entiempos muy posteriores. Conclusin: la Escritura como autoridad nica, como nica fuente defe. Como dice Iserloh, Eck y la disputa tienen el mrito de haber puesto en claro, frente a laincertidumbre dogmtica del tiempo, que Lutero no significaba reforma, sino atas a la estructurade la iglesia 28.

    En efecto, Leipzig signific un planteamiento nuevo. De luchador contra la escolstica,de telogo enfrentado con la interpretacin de ciertas doctrinas no claras -ni para l ni para loscatlicos-, Lutero se convierte en retador hostil del romano pontfice, en el debelador implacabledel pontificado y de toda la estructura jerrquica y sacramental de la iglesia de Roma. Endesmontarla -o en sustituirla- empear su fuerza sajona, su conciencia proftica, vertidas en losescritos restantes. Una nueva iglesia contra la Babilonia del anticristo es la que se configura ensus obras reformadoras de 1520. 29 Por eso la bula Exsurge Domine , promulgada a mediados de

    junio, lleg tarde. Sus proposiciones y anatemas abarcaban puntos herticos y no tanto, y aunqueno apareca el nombre de Lutero, se preceptuaba su retractacin y la quema de sus escritos.Lutero contest con su panfleto bilinge Adversus execrabilem antichristi bullam 58 y con lacombustin del documento, de textos cannicos, morales y prcticos catlicos en ama escenaentre apotesica y burlesca, explicada y justificada por el protagonista en el escritocorrespondiente 30.

    La postura del agustino era ya inequvoca y la respuesta de Roma al desafo no se hizoesperar. En la bula Decet Romanum Pontificem (3 enero 1521) se le excomulg oficialmente.

    27 Entre las numerosas versiones de la entrevista de Augsburg, verla interpretacin q del suceso hace elpropio Lutero. Charlas, n. 10 de esta edicin.28 O. c., 120. Versiones varias sobre el suceso decisivo: Disputado Johannis Ecc et Lutheri Lipsiaehabita: WA 2, 254-383; Disputado D. Johannis Ecc et P. M. Luther in Studio Lipsensi futura: WA 2, 160-165; Resolutiones lutherianae super propositionibus suis Lipsiae disputaos: WA 2, 391-435.29 WA 6, 285-324.30 WA 6, 597-629.

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    Alemania se dividi, sacudida por la xenofobia o por la lealtad, y con este halo popular (con milprecauciones tambin) el heresiarca parti para Worms, donde le esperaba la ltima ocasindel retorno imposible en la brillante dieta convocada por el neoemperador Carlos V. All elmonje acorralado dio la medida de su valenta, y su histrico discurso dej ver ya para siempresu firme voluntad de atenerse slo a su Escritura 31. Con la consiguiente proscripcin del imperio

    acababa un proceso penoso, cuyo resultado se vio frustrado por la proteccin que el prncipeterritorial le dispens. Confinado en su Sajonia, estar a salvo de los efectos civiles de unaexcomunin y de una proscripcin que, a decir verdad, nadie se esforz por llevar a las ltimasconsecuencias. Bien mirado, nunca se le ofreci ser escuchado imparcialmente; siempre se lequiso forzar a la retractacin escueta e incondicionada, tanto en Augsburg por Cayetano, en lasbulas como en Worms. Dado su carcter, era empujarle a la rebelda abierta.

    Lutero seguira escribiendo y lanzando invectivas contra Eck, contra Lovaina, contraLatomus, contra Alfeld y Emser, contra Mntzer, contra todo el que y lo que le salga al pasohasta el final de su vida cambativa. Pero entre 1520 y 1521, en medio del trfago agitado, entrela violencia y la calma, aparecieron las obras ms bellas de un escritor excepcional.

    Los escritos de reforma Entre las obras aparecidas en este tiempo de tormenta hay que consignar las que tpicamente

    se integran bajo el rtulo de escritos de reforma. En realidad la denominacin no es del todoafortunada, puesto que otros muchos de sus escritos se caracterizan por su reformismo, pero noes menos cierto que el verdadero programa reformista se deline casi por completo en estetrptico de 1520, programa con proyectos, actitudes, convicciones slo en matices variadosdespus. Las tres aparecieron en escaso intervalo de tiempo, como reclamndose, mientras en elotro frente se fraguaba la condenacin, y alguna de ellas deja traslucir la forzada precipitacin.

    Se abre el ciclo con el manifiesto Ala nobleza cristiana de la nacin alemana sobre la Reforma

    de los cristianos (agosto 1520).32

    Es un escrito que hay que situar en la atmsfera creada por elhumanismo, a partir de Lorenzo Valla, y en la particular de Alemania a raz de los Gravaminagermanicae nationis (1510), de la stira y el sarcasmo de Hutten derramados en su furibundodilogo Vadiscus o La triada romana (1520), que indudablemente influyeron en el apresuradomanifiesto de Lutero.

    Dos partes inconexas, de estilo distinto y sin unidad temtica, son los elementos de la obra,cuyo nervio de cohesin es el odio a Roma que respira cada una de sus pginas. A los nobles -autoridades civiles, mejor- dirige el manifiesto para que se responsabilicen de una tarea sacra dereforma. Ellos tienen que poner su entusiasmo al servicio comn y cristiano de derribar la triplemuralla en que la iglesia est violentamente encerrada. La descripcin, derribo de los muros y laconstruccin de una iglesia liberada constituyen la primera parte. As la demolicin dei muroprimero tras el que se atrinchera Roma (superioridad del poder espiritual sobre el temporal) ha deejecutarse con el establecimiento del sacerdocio universal de todos los cristianos; no haydistinciones jerrquicas, slo de funciones; la de la segunda muralla (derecho pontificio aestablecer la interpretacin autntica de la Escritura) carece de consistencia desde el momento en

    31 Escrito n. 6 de esta edicin.32 An dem christlichen Adel dentscher Nation von des christliche Standes besserung : WA 6, 404-469.

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    que se hace accesible a todos la Biblia y todos pueden interpretarla sin ms sujecin que a la dela propia palabra; y la tercera trinchera (slo el papa puede convocar al concilio) tampoco tardaren caer, una vez que para Lutero carece de justificacin histrica.

    Dentro de la invectiva constante contra el prncipe de los infiernos que se atrinchera tras lamuralla triple (en alusin a Virgilio) es esta primera la parte ms slida del escrito. La segundase integra por casi una treintena (veintisiete en concreto) de puntos de reforma, heterogneos,desordenados, pero todos de evidente actualidad. Por supuesto el de partida arranca del asalto aprerrogativas, abusos, exacciones fiscales de las sabandijas de Roma a costa de los tontosalemanes. A continuacin se encadenan las propuestas contra los mendicantes, celibato ymendicidad, contra los das feriados, contra el lujo, la prostitucin, la especulacin y la usura (yaqu aparecen los Fugger), al mismo tiempo que propugna la reforma de la enseanza, en uno delos escasos captulos que sintoniz con las inquietudes humanistas, etc.

    Escrito en lenguaje directo y duro, en alemn accesible a todos, el manifiesto revela lavoluntad de Lutero por atraer la opinin pblica a su causa, haciendo todo lo posible porconvertir el suyo en problema alemn. Y lo consigui sin gnero de dudas, como pudieroncontrastar los legados del papa por aquellas fechas: el vano Miltitz y el preocupado Aleander. Siel tono xenfobo lleg a todos en conjunto, otros resortes de ms claro matiz demaggicosacudieron a los diversos sectores sociales. Prescindiendo de motivaciones ms elevadas -que lashubo-, es evidente que los humanistas vieron con complacencia el ataque a viejos sistemas deenseanza en cuyo relevo se hallaban comprometidos. Parte del alto clero encontr motivos parasus pleitos constantes con la curia romana; el bajo clero regular y secular, en momento de crisis,se vio halagado por el ataque contra el celibato y los votos. Los burgueses, hombres de negocioscon mentalidad capitalista, no salen bien parados, principalmente en sus estratos superiores, pero,en compensacin, vean algunas de sus ideas -lucha contra la mendicidad por ejemplo-sancionadas por el monje, al mismo tiempo que se sacralizaba casi su funcin administrativa acosta de la secularizacin de dedicaciones antes exclusivas de la espada espiritual. Los msbeneficiados resultaron los nobles: los de segunda fila, los Rittern, los ms azotados por laevolucin de la coyuntura, al contrastar los embates contra el naciente capitalismo del que fueronvctimas ms notables; y la aristocracia, la alta nobleza mimada por el reformador: a ella se ledestinaba la potestad sobre la nueva iglesia, desvinculada de viejas ataduras del podereclesistico 33.

    Una edicin de 4.000 ejemplares (tirada elevadsima para la poca) se agot en una semanaescasa. Es el mejor ndice de la popularidad alcanzada por Lutero, que ya es contemplado comorepresentante de tantos intereses, como un luchador contra los abusos y como un liberador, mejoro peor entendido. Ni los contraataques de catlicos de la categora de Murner, Eck, Emser,lograron oscurecer la gloria de un campen, que no hizo sino afianzarse en los dos escritossucesivos de este mismo ao: uno audaz, destructivo, como la Cautividad , y el otro -- La libertad

    del cristiano un verdadero remanso.34

    33 Cf. exposicin detallada del contenido, sentido y xito del Manifiesto en la Introduccin a la edicinfrancesa de M. Gravier, Pars 1944.34 Cf. las introducciones a los escritos 4 y 5 de esta edicin.

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    La fecunda soledad de WartburgTras la dieta de Worms, y en su camino de regreso, Lutero fue secuestran trasladado al

    castillo de Wartburg (4 mayo 1521). Era un plan perfectamente trazado y realizado por Federicode Sajonia, receloso de que el edicto imperial de proscripcin pudiera alcanzar a su protegido.Los ocho meses que permaneci en la fortaleza, disfrazado y bajo el nombre de Junker Georg,fue un tiempo de incomunicacin forzada (interrumpida slo por una furtiva escapada aWittenberg). La de Patmos fue una poca que se ha hecho clsica: inquietudes ntimas ante latrascendencia del movimiento desencadenado, luchas dramticas con el espritu maligno (elgesto de lanzar el tintero contra el diablo es el ms recordado), al que ahuyentaba con milestratagemas, pero que no acababa de esfumarse del todo; quiz por el rgimen alimenticioestuvo casi siempre enfermo, y sus depresiones profundas le llevaran a crisis agudas que leacompaarn ya hasta la muerte 35. Y en Wartburg tuvo que sufrir -desde la lejana- los primerossntomas de la disgregacin de su Reforma apenas nacida.

    Pero su soledad result fecunda, y si hay algo que llame la atencin es su febril actividadliteraria en medio de un aislamiento que no le iba y de tantas dificultades psicolgicas y fsicas.

    Desde Patmos el guila avizoraba todos los sucesos de su contorno con la respuesta y el ataqueprontos. Por esas circunstancias los escritos del perodo son variados y, casi siempre, desiguales.Con sus clidos y tranquilos comentarios de los Salmos (67-68, 36-37) 36, alterna el ataquecondicionado a la confesin privada 37. Prepara el Librito de oracin, basada en la penetracin delos mandamientos, del credo, del padrenuestro (y en 1522 tambin del avemara) 38, y rompeclamorosamente con los pcaros de la Sorbona, universidad cuyas actitudes conciliaristas lehaban hecho concebir muchas esperanzas 39. Sigue lanzando sus invectivas contra Emser, elcabrn de Leipzig 40, y contra la universidad de Lovaina, esta vez representada en su telogoLatomus, con un escrito de rara moderacin relativa y que constituye una meditacinemocionada en el misterio del pecado, del perdn, de la gracia justificante y del donsantificador 41. Se enter de que el vacilante Alberto de Maguncia, el desencadenador de la

    tragedia, volva a las andadas con la oferta de cuantiosas indulgencias a cambio de la veneracin-y ofrenda concomitante- de las no menos cuantiosas reliquias que expuso en su residencia, einmediatamente sali de la pluma de Lutero el ataque Contra el dolo de Halle 42, escrito que no

    35 Algunos de los sentimientos de Lutero, ver en las cartas 8-12 de esta edicin. Sobre su estancia enWartburg, H. von Hintzenstern, 300 Tage Einsamkeit Dokumente und Daten aus Luthers Wartburgzeit,Berln 1967; S. Asche, Martn Luther in der Wartburg, Lneburg 1967.36 WA 8, 4-35; 210-240.37 Von der Beichte, ob die der Papst Macht babe zu gebieten: WA 8, 138-185.38 WA 10/11, 375-501.39 La ruptura se efectu en 1521, cuando los telogos de Pars publicaron en abril una serie deproposiciones (104) herticas, muchas de paternidad luterana. El reformador tradujo al alemn laApologa compuesta por Melanchthon y la acompa de prlogo y eplogo violentos: Ein Urteil derTheologen zu Paris ber die Lehre D. M. Luthers. Ein Gegenteil D. Luthers. Schutzrede PhilippiMelanchthons wider dasselbe Parisische Urteil fr D. Luther, bilinge: WA 8, 267-312.40 An den Bock zu Leipzig: WA 7, 262-265.41 Rationis Latomianae pro incendiars Lovaniensis Scholae sophistis redditae luterana confutado: WA 8,43-128.42 Cf. cartas 11 y 12 de esta edicin.

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    aparecera gracias a la habilidad diplomtica de amigos que excitaron el mal humor delsolitario 43.

    Wittenberg, mientras tanto, era un hervidero que alarmaba a moderados como Melanchthon.Algunos impacientes de la avanzadilla no se contentaron con invectivas escritas y se empearonen llevar a la prctica los principios de Lutero, expuesto a perder el gobernalle de su movimiento.Por de pronto -natural despus de las tesis de la Cautividad - el convento de agustinos secomenz a despoblar a causa de la desbandada de monjes compaeros. El hecho provoc eltratado .Sobre los votos monsticos, cuya publicacin se retrasara algo por maniobras deSpalatino, el cortesano mediador y mensajero entre el duque y el secuestrado 44. No niega larealidad del voto, sino que se enfrenta con los perpetuos, contra los sustancialmente invlidos,contra los que eliminan la libertad, etc. Es decir, que bajo un anhelo quiz contemporizador, loque hace es aniquilar toda una institucin secular y fecunda. Evidentemente la invitacin aprescindir del celibato comprueba que no era una reforma de los testamentos lo que le interesaba,entendida la reforma al modo tradicional.

    Otro sector extremista, capitaneado por Karlstadt y apoyado por buena parte de los burguesesde la pequea ciudad, iba por otros derroteros. La agitacin tom como excusa las reformaslitrgicas, tericamente justificadas en ideas anteriores de Lutero y vulgarizadas ahora en sutratado Sobre la abrogacin de la misa privada 45, que no ataca tanto la existencia como elconcepto sacrificial. Lo que en l era teora se torn en aplicacin inmediata, y con susto delprncipe elector, y a iniciativa del mencionado Karl9;tadt, se instituy un nuevo orden litrgicoevanglico que dio la excusa para acciones violentas, instauracin de rigorismos extremos,contemplado todo desde la clandestinidad por e1 caballero Jorge en aquel diciembre de 1521. 46 De vuelta a su castillo escribi una exhortacin contra los desmanes, 47 preconizadora de suconfianza en la palabra ms que en la accin, de convicciones pacifistas y, por las alusiones aHerr omnes, punto de partida del proceso que cuajara trgicamente con los campesinos deMintzer.

    Ms alarmante fue la agitacin popular en parte importada por los iluminados de Zwickau yen parte bien fermentada por las inquietudes de Karlstadt. Ms consecuentes que el propioLutero, aferrados a la Escritura, era obvio que los profetas tenan que abocar a unpersonalismo anrquico, con el Espritu como norma exclusiva en una segunda fase. Una vez enposesin del Espritu, sobraba todo lo dems, y entre lo que sobraba por irrazonable e impersonalse encontraba el bautismo de los nios. El ala izquierda de la Reforma proclamaba ya sustendencias sociales al intentar instaurar el reino de Dios, de herencia husita, en Wittenberg y enotras ciudades. Como siempre, la autoridad reaccion contra esta nueva faz revolucionaria delevangelismo y arranc a Lutero de su retiro forzado. Wittenberg entero escuch los encendidos

    43 Cf. carta 11 de esta edicin. Alberto reaccion abajndose ante Lutero, en actitud que no convenci a

    ste.44 Escrito a fines de 1521, no aparecera hasta febrero del ao siguiente elDe votis monasticis M. Lutheri iudiciun : WA 8, 573-669.45 De abroganda missa privata M. Lutheri sententia (WA 8, 411-476), acomodada al gran pblico en laversin alemana Wom Missbrauch der Messe: WA 8, 482-563.46 Cf. N. Mller, Die Wittenberger Bewegung 1521 und 1522, Leipzig 191147 Eine treue Vermahnung M. Luthers zu alen Christen, sich zu htten vor Aufruhr und Emprung: WA 8,676-687.

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    sermones diarios de su reformador -vestido de hbito, con tonsura rigurosa- contra el tumulto yla anarqua, contra innovaciones aceleradas, cmo se desvanecan los ensayos espiritualistasimpacientes y cmo se afirmaba un orden litrgico con misa seudorromana en latn. Era volver ala situacin de 1520, y buena prueba de ello la constituy el escrito Sobre el sacramento bajo lasdos especies (marzo 1522) 48 .

    Con todo, la tarea de Wartburg no se limit a lo apuntado; ms decisiva fue la obraescriturstica realizada bajo el doble aspecto de traductor y comentarista. El nuevo testamento fuetraducido, dispuesto para el lector medio, por un maestro del idioma vernculo, como veremosoportunamente. Y desde la otra perspectiva Lutero ofreci el delicioso regalo de su Comentarioal Magnificat, verdadera joya rebosante de claridad, de calor, de devocin marial y noensombrecida a pesar de los ataques velados y elocuentes contra la piedad medieval 49.

    La organizacin de la nueva iglesia La actividad escritora de Lutero desde que abandon la fortaleza hasta la crisis de 1525 est

    definida por la preocupacin organizadora. Seguir, como es natural, polemizando con suslibelos contra el papa, recoger el guante lanzado por Enrique WII, defensor improvisado deRoma, y le responder con toda su fuerza sarcstica, grosera, en la diatriba bilinge Contra

    Henricum regem Angliae .50 Pero la verdadera preocupacin le nace de frentes ms cercanos, delos iluminados salidos de sus filas en concreto. El hecho le hizo reflexionar y convencerse de dosrealidades de que la Reforma no poda instaurarse desde abajo, a partir de iniciativasespiritualistas personales, y que lo ms conveniente era pasar de comunidades ms o menosespontneas y democrticas a las regidas por prncipes y magistrados. Como fue el tiempo de laprimera gran expansin luterana, y para evitar disgregaciones arriesgadas, para no perder elcontrol de su obra, se lanz, de mejor o peor gana, a una tarea de organizar que nunca acab deresultarle atractiva.

    Eliminado temporalmente Karlstadt, Lutero se preocup de la ordenacin de la liturgia. Paral entraaba un valor subordinado a los de la catequesis y la palabra, pero tambin constitua unapiedra de choque que poda escandalizar a los rudos e ignorantes si en ella se introdujesencambios aparatosos. Por eso sus libros litrgicos mantienen una apariencia tradicional, difcil dedistinguir para los no iniciados de la catlica heredada, como puede constatarse a la perfeccinen el Taufbchlein verdeutscht 51 y en la Formula missae et communionis pro ecclesia 52 9 de1523, donde mantiene el latn con cierta funcin didctica humanista y como reaccin evidente

    48 Von beider Gestalt des Sakraments zu nehmen: WA 10/II, 11-41.49 Escrito n. 9 de esta edicin. En Wartburg tambin se pusieron a punto las Apostillas sobre evangeliosy epstolas al servicio de predicadores y de laicos instruidos: un sermonario de cuo y aires nuevos: WA10/I,1.50 WA 10/II, 180-222, en latn; en alemn, ibid., 227-262.51 WA 12, 42-48.52 WA 12, 205-220. Tambin Yon Ordnung Gottesdienstes in Gemeine (1523): WA 12, 35-37.

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    contra las reformas de Karlstadt 53 . Despus de 1525 proceder con menos miramientos, aunquesiempre con prudencia.

    En la designacin de los ministros del culto y de la palabra adopt una lnea democrtica queluego matizara. En 1523 estaba an dispuesto a que la comunidad designase a sus predicadoresy prrocos y a que los socorriese con una caja comn, al menos en iglesias particulares,sometidas a la jurisdiccin de abadas o seores eclesisticos catlicos. Este era el caso de lacomunidad de Meisning, para la que escribi Sobre el establecimiento de una caja comn 54 ySobre el derecho y potestad que una comunidad cristiana posee para juzgar toda clase dedoctrina y para designar y deponer a los maestros .55 Incluso mantiene esta lnea en su obrafundamental de este tiempo, Sobre la autoridad civil, en la que eleva su rango hasta la institucindivina, ~-o siempre con la barrera que corte cualquier intromisin en asuntos del reinoespiritual 56. Los sucesos de despus y la vinculacin definitiva de Lutero y su Reforma a losseores se encargaran de debilitar la frontera entre ambos dominios.

    Mirando a la comunidad se empe en la intil tarea de encauzar la actividad econmica. Eraun tema que le vena obsesionando desde 1519, sobre el que insistir en el ao siguiente, quereiterar con tesn hasta 1540, que salta a cada paso en las Tischreden , y que formul de maneracompleta en el tratado Sobre el comercio y la usura 57 de 1524. Vano empeo, pues si se muestraenterado de las operaciones financieras y comerciales, manifiesta una ignorancia absoluta delcambio econmico casi recin estrenado y una insensibilidad medieval hacia los nuevos rumbosy modos que adoptaba el primer capitalismo.

    Ms trascendente y eficaz result el programa de reforma de la enseanza que, como hemosvisto, tambin le obsesion. En este particular supo tomar el pulso ala poca y a las inquietudeshumanistas, si bien l operaba con mentalidad y mviles que nada tenan que ver con elhumanismo. Quiso comprometer a los magistrados en la tarea de edificacin, sostenimiento yprovisin de las escuelas, para las que traz programas que rimaban con las preocupaciones deltiempo y con las precisiones de la iglesia. Todo lo formul en 1524 58 y lo completara seis aos

    ms tarde en su Sermn (tratado) sobre la enseanza obligatoria de los nios59

    . La historia de lapedagoga ha hecho justicia a las iniciativas de Lutero, secundadas, precedidas y perfeccionadaspor las del colaborador y excepcional pedagogo Melanchthon.

    La crisis de 1525

    El ao crtico puso a prueba toda la empresa de Lutero, y si hay algo que pueda definirle es laruptura multiforme y la enajenacin de frentes poderosos, que pudieran haberse convertido enfermento vivo, de haberlos sabido encauzar. Lutero y el luterismo se encontraron ante las

    53 Sin embargo no quiso frenar las iniciativas que algunas comunidades haban tomado al adoptar la

    lengua verncula como propia para la expresin litrgica.54 WA 12, 11-30.55 Escrito n. R de esta edicin.56 Von weltlicher Oberkeit, wie weit aran ilrr Gehorsam schuldig sei (1523): WA 11, 245-281.57 Escrito n. 10 de esta edicin.58 Cf. escrito n. 9 de esta edicin.59 Eine Predigt, dass man Kinder zur Schule hallen Bolle: WA 30/II, 517-588.

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    exigencias y las consecuencias sociales, polticas, culturales de sus principios teolgicos. En todoello, aunque por motivos diversos, la opcin luterana fue consciente y consecuente.

    Las implicaciones sociales y polticas (y, naturalmente, econmicas) eran una consecuencialgica de las bases sentadas en los escritos de reforma. Su apelacin a la nobleza era un retocontra la iglesia de Roma, pero tambin contra los seores eclesisticos. El desafo trat deventilarse por el sector ms perjudicado de todo el imperio: los caballeros, nobleza media,azotada sin misericordia por los nuevos modos capitalistas. Sin latifundios, sin dominiosseoriales de los que extraer rentas y en los que asegurar el dinero con el que no contaban, laevolucin del arte militar -prestancia de la artillera sobre la caballera- les redujo a una clasesocial que ms simula la de marginados que la privilegiada de los tiempos de oro. Encastilladosen sus fortalezas -cuando el resto de la antigua prepotencia les haba sobrevivido-, llegaron aidentificarse con los bandidos de las rutas comerciales. Algunos -pocos-, como el caso deSieckingen, se acoplaron a las nuevas circunstancias; otros, como Hutten, orientaron su miseriahacia el humanismo nacionalista y reformador, vital para Lutero; los ms se vieron convertidosen autnticos maleantes.

    La golosa invitacin de Lutero les facilit la ocasin para organizarse contra los seoreseclesisticos. Es evidente que ms que la Reforma les interesaba el despojo. Y ste fue el motivode la guerra de los caballeros (1522-1523), efmera, desastrosa para ellos, en la que perdierona su conductor Sieckingen, de la que Hutten se libr casualmente y en la que los beneficiadosfueron los prncipes conjuntados por su convivencia testamental para defender al electoreclesistico de Trveris contra el asalto. Lutero contempl el episodio con relativa calma: seventilaba todo en la otra frontera alemana ---la del Rhin-, y no parece le afectara en exceso laprdida de dos buenos amigos que le acogieran con entusiasmo en el .primer tiempo y que letornaron en el campen de las libertades de la nacin alemana contra las tiranas forneas 60.

    El hecho, sin embargo, constituy una admonicin de hasta dnde podan llegar lasdeducciones .de sus presupuestos. Si los caballeros partieron del Manifiesto a la nobleza, otros

    reformados de primera hora, ya aludidos, dedujeron las conclusiones de la actitud individualistadel cristiano, a solas con Dios, y se empearon en que la experiencia -mstica o iluminada-trascendiese a la comunidad y se materializase en la vida comunitaria. De la tarea se encargaron,aunque desde premisas no idnticas, KarIstadt y Mntzer. En contacto con la realidad pastoral,con una formacin ms amplia que la de Lutero, no podan comprender la tajante divisin de losdos reinos, la asepsia doctoral y dogmtica del profesor de Wittenberg. Y como, a tenor de unade sus tesis capitales, la Escritura, la palabra no poda encadenarse, se comprometieron a que stano se quedase en mbitos tericos.

    Es bien conocido el final del ensayo. Lutero no poda tolerar -nunca tolerque su Escriturasufriera incursiones ajenas. A KarIstadt se le vedaron sus escritos, se le acorral, hasta que tuvoque acabar su existencia mseramente por los contornos del acogedor lago de Constanza (1541).Sus diferencias sobre la interpretacin eucarstica, sus modales profticos, las aplicacionessociales rompieron la paciencia de Lutero, y en 1524-1525 lanz su furibundo escrito contra losinquietos profetas celestiales, espiritualistas que no hacen otra cosa que inquietar a la neciaplebe y sembrar la sedicin 61. Lutero se libr por medidas inquisitoriales de un personaje

    60 Entre la amplia bibliografa a este respecto, cf. la o. c., de W. R. Hitchcock, Tke Background.61 Wider die himmlischen Propheten, von den Bildern uns Sakrament: WA 18, 62-125, 134-214.

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    ciertamente peligroso, no tan exaltado como l quiso trasmitirle a la opinin, pero su movimientose vio privado de un aire vivo y clido, del que tanto necesitaba su actitud excesivamenteprofesora, dogmtica. e intolerante 62.

    KarIstadt se vio injustamente asimilado a la revuelta de los campesinos. Mntzer, en cambio,por las circunstancias que fueran, se vio envuelto en la guerra y en el frente ms avanzado. Detendencias democrticas, tambin opuesto a la asepsia de Lutero -el afeminado, adulador deprncipes-, su suerte se decidi en uno de los actos ms trgicos de la guerra, no tan lejos deEisleben y de Wittenberg como la de los caballeros. La incitacin proftica a la violencia

    justifica en parte las invectivas luteranas contra este archidiablo de Allstdt. No insistimos enlos presupuestos, trayectoria y consecuencias de Mntzer y los campesinos; remitimos a losescritos encendidos salidos de la pluma de Lutero y que ofrecemos al anlisis del lector 9. Loindudable es que ste, por no perder el monopolio sobre la Escritura, perdi amplios espaciosgeogrficos y contingentes humanos para su ortodoxia y se manifest ya claramente en el sentidode que su Reforma se enlazaba, no con los sectores vapuleados y perjudicados, sino con losprncipes y seores.

    Todava estaba Lutero sin definirse de manera clara ante el humanismo; ms concretamente,ante el humanismo erasmista. La ruptura con un grupo que en principio no le regate suentusiasmo se consagr en 1525. Haba muchos puntos de contacto entre ambas tendencias:anhelo de reforma, preocupacin por las bellas letras, oposicin a formas romanas, enemistadcordial con la escolstica, atencin primordial a la fuente de la Escritura, maneras crticas,espiritualidad ms directa y personal, etc. Si Lutero no se hubiera lanzado por la varevolucionaria, o si no le hubieran lanzado los hombres y las circunstancias, la conexinhumanismo-- Reforma hubiera encauzado las cosas por otros derroteros. Sin embargo, enprofundidad, corran torrentes irreductibles y que se distanciaron cuando Lutero expres conclaridad su concepcin del hombre, de la libertad, cuando evidenci su dogmatismo. Humanistasagudos -y Erasmo lo era- se percataron de que se trataba de sustituir una autoridad por otra y -ms decisivo- de que en el sistema luterista no caba el hombre como protagonista.

    Hubo, no obstante, un largo periodo de coqueteos, en el que tanto Erasmo como 1_uterotrataron de conquistarse -o de disimular-. Este lleg incluso a abajarse, extraamente, en unincensario de adulaciones ante el prncipe de los humanistas 63. Nada consigui en su brega tercade aquel tipo que siempre lograba zafarse como una anguila 64 . Hasta que, ante la evidencia desu fracaso y ante la imposibilidad de comprometer a un hombre huidizo, trat de capitular elarmisticio: es mucho peor un mordisco de Erasmo que ser triturado por todos los papistas. Poreso le propuso un plan: Si no puedes colaborar de otra forma, limtate a mero espectador denuestra tragedia, no te enroles con los adversarios, no edites libros centra m del mismo modoque yo me abstendr de publicarlos contra ti 65.

    Cuando Lutero quiso firmar la paz con el coloso ya era tarde. Se le haba acosado tanto porambos flancos -el catlico y el de Lutero- que no tuvo ms remedio que pronunciarse en su De

    62 Hoy da los historiadores se preocupan por revalorizar las personalidades y actitudes de KarIstadt vMntzer63 Cf. carta n. 5 de esta edicin.64 Charlas, n. 106.65 Carta n. 15.

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    libero arbitrio diatribe sive collatio (1524). Lo excepcional de su talla se vio desde la eleccindel tema, prestado por una de las tesis -la 36- de la respuesta de Lutero a la bula Exsurge

    Domine , en que se aniquila la libertad humana en la respuesta a la gracia 66. Ello equivala adestronar al hombre del centro en que le haban colocado los humanistas, y eso era algoinsoportable para un humanista de recia alcurnia. No slo se ventila una cuestin tico-

    sobrenatural en el escrito formidable de Erasmo; se ataca tambin el evangelismo de la nuevaiglesia: la sola Scriptura sera un principio vlido de ser sta cristalina; que no sea tan clara lodemuestran las mismas disgregaciones en el seno de la Reforma toda una historia rica endesavenencias y divergencias fecundas.

    Como era natural, la respuesta de Lutero no se hizo esperar, no obstante lo agitado del ao1525, y apareci el De servo arbitrio 67, ltima de las grandes obras. Poco novedoso registra elescrito que apenas se puede medir con el del adversario. La insistencia en ideas y posturas deantes slo se interrumpe por la sarta de insultos de todos los colores con que califica a suinterlocutor, cuya agudeza no deja de reconocer. No obstante, se percibe ntidamente la reaccinde Lutero ante quienes quieren arrebatarle 1a exclusiva sobre la interpretacin de la Escritura y,lo ms importante, ante quienes intentan despojar a Dios de la soberana absoluta y absolutista

    en la dinmica espiritual. La inteligencia era imposible entre dos personas que parten depresupuestos bsicamente divergentes, como era el moderado pelagianismo de Erasmo y elagudo maniquesmo agustiniano de Lutero.

    El dilogo entre sordos se prolong. Erasmo dio a luz su Hyperaspistes diatribe (1526-1527),menos pausado y paciente, y mucho ms tradicional; desde Wittenberg seguira Lutero acosandoa quien le neg apoyo, pero con invectivas reducidas siempre al crculo ntimo de suscomensales, pues en sus escritos guard silencio tctico, ya que no conviene divulgar estascosas a causa de su autoridad y de sus libros 68. En definitiva fue el reformador quien llev lasde perder: muchos humanistas, ya recelosos, se distanciaron para siempre; hasta Melanchthonvasculara hacia posturas ms humanistas que luteristas. 69

    66 Assertio omnium articulorum M. Lutheri per hullam T ennis X novissimam damnatnrum WA 7, 94-151;el artculo en cuestin. 142.67 WA18,600-787.68 Charlas, n. 107.69 Las relaciones de Erasmo y Lutero es uno de los captulos ms estudiados. Cf. M. Werner, Lrasmusund Luther: Glaube und Aberglaube, Berna-Stuttgart 1957; H. Bornkamm, Erasmus und Luther: LutherJahrbuch 25 (1958) 3-22; K. H. lrich, Der spte Erasmus und die Reformation, Mnster 1961; J. Boisset,Erasme el Luther, Paris 1962; O. J. Mehl, Erasmus contra Luther: Luther Jahrbuch 29 (1962) 52-64; J.Boisset, Le christianisme d'Erasme dans la diatribe sur le libre arbitre, en Colloquia ErasmianaTuronensia II, Paris 1972, 657-666; G. Agustijn, Hyperaspistes I: la doctrine d'Erasme el de Luther sur laclaritas Scripturae, en Ibid., 737-748; E. W. Kohls, Erasme el la Rforme, en Ibid., 837-847; Id., Lutheroder Erasmus. Luthers Theologie in der Auseinandersetzung mit Erasmus I, Basel 1972; J. Alvarez,Erasmo de Rotterdam y los orgenes de la Reforma protestante: Claretianum 10 (1970) 235-297; H.Drries, Erasmus oder Luther. Eine kirchengeschichtliche Einfhrung, en Kerygma und Melos, Kassel1970, 207-219: H. Holeczek, Die Haltung des Erasmus nach dem Scheitern seiner Vermittlungspolitik1520-1521: Archiv fur Reformationsgeschichte 64 (1973) 85-112.

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    Los escritos posteriores a 1525

    Conocemos el significado de este ao en la historia literaria de Lutero, desde ahora msmenguada. Su produccin se alimenta de temas que se reiteran, invectivas inagotables, pleitosinternos, polmicas con los de fuera, preocupaciones inmediatas, directrices organizativas; todoindica que la Reforma ha cambiado de timoneles, que Lutero sigue constituyendo la autoridadmxima, pero que tiene que plegarse a circunstancias mltiples. Su iglesia ha dado un giroradical: de la fase proftica y fundacional ha pasado a la organizativa y poltica; ms que delprofeta, afincado en Wittenberg, la suerte de los evanglicos depende de los prncipes, de lasdietas o de la guerra. El conjunto de los escritos apenas si contiene un par de obras maestras; noes que dejase de trabajar, pero el escritor antes inagotable escribe ahora a ritmo mucho mstranquilo y ocasional. Aunque sea traicionando un poco la cronologa, nos esforzaremos porpresentar los principales campos que definen su actividad hasta la muerte.

    Es preciso insistir, en primer lugar, en que su espritu batallador sigue derramando ataquesvirulentos contra el papado, contra los anabaptistas en su buena poca. Pero quiz la contiendams significativa para medir su intolerancia, su terquedad y su lealtad a s mismo sea lamantenida con Zwinglio; refleja, adems las convicciones eucarsticas de dos reformas gemelas,llevadas por dos hombres tesoneros y fieles a la palabra entendida a su modo.

    Zwinglio -de convicciones y con rigor humanistas- estaba incapacitado para comprender lapresencia real eucarstica, y, al traducir esto es mi cuerpo por significa mi cuerpo, la reducaa algo simblico. Tocaba con ello una de las fibras ms sensibilizadas de Lutero, prevenido yacontra el profeta de Zurich 70. Mas, cuando ste contest al Syngramma del crculo de Wittenberg(1526) con su arrogante Amica exegesis , en la que -a despecho del ttulo, de expresionesambiguas- pona en solfa lo ilgico del pensamiento luterano, la violencia de sus escritos, suadulacin servil a los prncipes, se encontr con la pronta respuesta, en tonos similares, delagredido, en un libro con ttulo expresivo: Las palabras de Cristo esto es mi cuerpopermanecen--- firmes, contra los iluminados 71, cuya postura se reafirm con visos de oficialidad

    en 1a Confesin de la cena de Cristo72

    ,Todas las manifestaciones de fe luterana fueron contestadas puntualmente desde Zurich. En

    vistas de una disensin aguda, que no poda sino perjudicar la causa protestante en los dasdifciles de Spira, el landgrave Felipe de Hessen sinti grandezas de mediador y convoc uncoloquio en Marburg. All se presenci a principios de octubre (1529) la plana mayor de ambosfrentes reformados, aunque las discusiones fuesen llevadas por Zwinglio-Melanchthon y Lutero-Ecolampadio. Poco cost el acuerdo en puntos importantes; al llegar al de la cena no hubo formade que Lutero cediese en su realismo estricto ni Zwinglio de su figurativismo. En vista de ello,tras imprecaciones mutuas, tras forzar los unos a los otros para que rezasen por la propiaconversin, tras no llegar a nada, Lutero -parece que con cierta violenciase dign tender la manoa Zwinglio que peda este signo de fraternidad a pesar de todo 73.

    70 Cf. el sermn predicado el 21, 28 y 29 de marzo (maana y tarde) de 1526: Sermon von demSakrameut des Leibes und Blutes Christi wider die Schwarmgeister: WA 19, 482-523.71 WA 23, 64-320.72 WA 26, 261-509.73 Carta n. 18 de nuestra edicin.

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    El coloquio y la contienda hicieron ver a Lutero la fuerza de movimientos paralelos al suyo.Nunca perdon la pervicacia del zuriqus que no quiso plegarse a la claridad evidente de laspalabras de Cristo entendidas al modo de Wittenberg. Hasta la muerte trgica de Zwinglio leestar calificando con los eptetos que Lutero reservaba para sus ms encarnizados enemigos 74.Tampoco aqul se mordi la lengua. La disensin continuara adelante, ganando adeptos el de

    Zurich, hacia el que comenz a simpatizar hasta el propio transigente Melanchthon. Contra todosvolvera a la carga Lutero, ya al final de su vida, en otra Breve confesin del santo sacramento 75.

    La polmica fue una veta inagotable. Como, adems, en esta segunda etapa los enemigoscrecieron, tambin el repertorio aument. A los papistas se unieron los judos (una vez queLutero se convenci de su maldad), los turcos (a cuya expansin tranquila contribuy lapolitizacin del protestantismo), hasta tornarse en verdaderas fobias de las que hablaremos en sulugar. Sin embargo, el objetivo primordial de sus ataques, como era de esperar, sigui siendo eldel papado y los papistas. Stiras, panfletos, invectivas de toda clase, grabados, horscopos,reiteran la cansina cadencia, siempre con los mismos argumentos machacones y en la que si algovara es el crescendo de virulencia, de resentimiento y de grosera. Las tesis contra Lovaina quehemos incorporado a esta edicin son buena muestra de este proceso que llevara a su testamento

    final 76. Y la obra que muestra sus sentimientos en la senescencia es el sucio escrito contraHans Worst (Juan Salchicha), defensa contra los ataques dirigidos al bgamo Felipe de Hessenpor otro prncipe catlico 77, y que evidencia que Lutero no evoluciona en su andamiaje dialcticodesde la Cautividad , pero que su lenguaje se ha endurecido an ms contra la ramera afincada enRoma los.

    Una posible excepcin en la sinfona ingrata -que hay que saber escuchar desde su ambiente-es la constituida por los Artculos de Schmalkalda (1537-1538), verdadera confesin de feluterana a la vez que intento de boicot contra un concilio universal por cuya celebracin tantoclamara antes. No importa que Melanchthon le privase por el momento de valor oficial; Lutero,tan poco dado a sntesis, ofreci un cdigo donde se rastrea meridianamente su creencia y en elque, naturalmente, no pueden, no deben, faltar exabruptos 78 .

    Un campo que copa las preocupaciones de Lutero, reflejado en su produccin, es el de laorganizacin de su iglesia en este otro estadio. En el perodo 1525-1546 menudean escritosorganizadores, antes, como hemos visto, espordicos. La crisis del 25 le hizo percibir el peligrode disgregacin que corra una comunidad basada en el fundamento invisible de la palabra que,con harta extraeza por su parte, no se entenda siempre ni se viva segn su canon personal. Portodo ello, y porque su Reforma (desde 1529 protestantismo) alcanz una expansininsospechada, se determin a completar la tarea iniciada antes tmidamente y llevada siemprecon cierta desgana.

    74 A1 enterarse de su final exclam Lutero: Zwinglio ha muerto como un asesino porque quiso enrolar a

    otros en sus errores (Tisch 322, 1793). Crnica mltiple del Coloquio de Marburg, visto por testigospresenciales, en Marburger Gesprch und Marburger Artikel: WA 30/III, 110-171. Cf. W. Koehller, Zwingliund Luther. Ihr Streit ber das Abendmahl nach seinen politischen und religisen Beziehungen, 2 vols.,Leipzig 1924, 1.953.75 WA 54, 141-167.76 Escrito n. 18 de esta edicin.77 Wider Hans Worst: WA 51, 469-572.78 Cf. esta introduccin, en el apartado 4.3.

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    La opcin por las comunidades organizadas entra la trasferencia de jurisdicciones a manosde los prncipes y seores, nica estrategia viable, y de la que salieron las iglesias regionales. Laexperiencia desalentadora de una visita realizada por los contornos de Wittenberg le descubrilas deficiencias de la predicacin; con este motivo el prncipe elector Juan redact lasInstrucciones y ordenanzas de las visitas, con un parecido demasiado cercano a las pastorales

    catlicas. Con la fijacin de las competencias de los obispos-visitadores, dependientes en sudesignacin, evacuacin y reforma del prncipe, naci la primera institucin estable delluteranismo, recibida no sin protestas. Todo qued plasmado y regulado en la Instruccin de losvisitadores a los prrocos de Sajonia (1528), texto redactado por Melanchthon pero prologado yconfirmado por Lutero 79. La primera organizacin que controlaba a fa palabra y a los prrocospor medio de funcionarios civiles o eclesisticos, pero siempre bajo el dictado del seorterritorial, se extendi pronto desde Sajonia al amplio espacio protestante.

    No tard en darse cuenta de la multitud de causas que excedan las competencias de losvisitadores; en concreto las cuestiones matrimoniales, disciplinares o econmicas necesitabanventilarse por decisin superior y permanente. As naci el consistorio sajn -imitado en lasrestantes regiones- que adopt su forma decisiva a partir de 1542. El prncipe era quien

    designaba a los consejeros -juristas y algn telogo-,sin voto ms que el consultivo, pues ladecisin dependa de aqul. Podramos decir que se asimilaba en cierto grado a las curiasepiscopales catlicas, y ms cuando desde el consistorio se comenzaron a controlar y castigar lascausas doctrinales. De todas formas fue un organismo que salv de la disgregacin a la1Zeforma, aunque fuese a cambio de su sumisin al poder civil 80.

    En estas cosas de organizacin Lutero jug un papel secundario. No le convencan demasiadolos juridicismos que tanto critic a la iglesia de Roma. Sin embargo se movi con maestra yentusiasmo a la hora de establecer las bases de la accin litrgica y catequtica. El punto departida litrgico lo ofreci en la puesta a punto de la Misa alemana (1526), verncula y accesible.Desposeda del carcter mistrico y sacrificial catlico, es en casi todo un calco de la misaromana, si bien el pueblo se siente ms cercano y activo en fuerza de los pasos musicalesincorporados 81. En relacin con el otro sacramento, el del bautismo, remodel el ritual publicadoen 1523 con el nuevo de 1526 82. Y en cuanto al matrimonio, aunque despojado de todo carctersacramental, aunque fuera algo meramente civil, al ser considerado como institucin y mandatodivinos, deba ser presenciado y bendecido por el ministro de la iglesia, segn la frmula delTraubchlein de 1529 83.

    Ms interesado se mostr por la catequesis. Sus mismos textos litrgicos estn posedos por elpredominio de lo didctico. En su reforma de la enseanza escolar la instruccin religiosa ocupa

    79 Cf. escrito n. 17 de esta edicin. En otro lugar aludimos a su evolucin en torno a la posibilidad delconcilio general. La idea peculiar que tiene a este respecto hacia el final de su evoI!in cf. en Von den

    Konzils und Kirchen (1539, publicado en 1540): WA 50,509-653.80 Cf. la edic. de E. Sehling, Die Evangelischen Kirchenordnungen des 16. Jahrhunderts, Leipzig-Tbingen, 1902-1966; K. Holl, Luther und das landesherrliche Kirchenregiment, en Gesammelte:9ufstze zur Kirchengeschichte I: Luther, Tbingen 1932, 326-380; H. Liermann, Luther ordnet scineKirche: Luther Jahrbuch 31 (1964) 29-46.81 Escrito n. 13 de esta edicin82 Das Taufbchlein verdeutscht, aufs neu zugerichtet: WA 19, 537-541.83 Traubchlein fr einfltigen Pfarrherrn: WA 30/III, 74-80.

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    un lugar de privilegio. Pero se necesitaba -entre tantos como proliferaban- un texto claro,sencillo, fcil de memorizar y -muy fundamental- a poder ser uniforme. Tal fue el origen de suscatecismos, verdaderas joyas en su estilo y que no tardaron en oscurecer a los preexistentes.Primero apareci el llamado Catecismo mayor 84 , amplia exposicin de la doctrina cristiana sobrelos centros del padrenuestro, mandamientos, credo, y destinado ms bien a los instructores. Para

    los nios, y para ser enseado en el templo, en la escuela o en casa, public otro ms sencillo almes siguiente (mayo 1529), con esquema parecido al anterior, pero mucho ms reducido ydestinado a ser asimilado de memoria 85.

    Liturgia y pedagoga catequtica hallaron un excelente medio de penetracin en el lenguajecercano y popular, pero tambin en la msica aplicada a la accin litrgica. La incorporacinfeliz inicia una tradicin que no se romper en el protestantismo (salvo en Zwinglio). Estabaconvencido Lutero de la ayuda que le poda prestar el arte y lo dice bellamente en el prlogopotico a Frau Musika, antepuesto a la edicin de la obra de J. Walter en 1538. Personalmente,en sus depresiones, cual otro Sal, pudo contrastar el valor de su excelente teraputica 86 . Elprofeta de Wittenberg recuerda en muchos lugares el quehacer musical de los del viejotestamento, el agrado de Yahv hacia el instrumento msico y el canto de los salmos 87. El gozo

    de la redencin tiene que estallar en canciones que le prediquen con alegra 88. A1 gregorianocatlico, con texto en latn y reducido a das contados, relev en el mbito luterano la cancin,que evolucionara hacia la coral, ms accesible, en lengua vulgar, entonada por el pueblo ypresente en todas las celebraciones. Lutero fue el autor de muchos himnos, textos meldicos,salmos musicalizables, villancicos, etctera, a los que pusieron msica artistas privilegiadoscomo el citado Walter, entre otros muchos. Con msica original o adaptando tonadas populares,l mismo compuso hermosas, vibrantes melodas llamadas a pervivir (el caso ms explcito -Einfeste Burg ist unser Gott) 89.

    Evidentemente su admiracin no era slo exttica; en su caso el don insigne: Dios tancercano a la teologa 90 tiene un valor subordinado: la utiliza como instrumento funcional alservicio de la pedagoga y de la liturgia y como arma de combate contra el papado. El otroprlogo a la edicin de canciones (1545) terminaba con estas expresivas palabras: Dios quieraque por este medio se cause gran quebranto y lstima al papa de Roma, que por sus condenadasinsoportables leyes ha proporcionado a todo el mundo aullidos, llantos y penas. 91

    84 Deutsch Katechismus: WA 30/I, 125-238.85 Escrito n. 14 de esta edicin.86 Tisch 3.470, 3.955.87 Por ejemplo, prlogo a la edicin del libro de cnticos de Wittenberg, 1524: WA 35, 474.88 Ver el espacio que al particular dedicamos en Lectura de los reformadores protestantes: Revista deEspiritualidad 37 (1972) 330.89 Sobre su aportacin personal y su significado en la historia de la msica sacra alemana, cf. Gebhardt,Die musikalischen Grundlagen zu Luthers Deutsche Messe: Luther Jahrbuch 10 928) 56-169; P. Gabriel,Das deutsche evangelische Kirchenlied von M. Luther bis zum Gegenwart; Anton, Luther und die Musik,Berlin 41957; F. Blume, Luther the musician, en Luther. Apr ofile, w ,r H. G. Koenigsberger, London-NewYork 1973, 218-226.90 Tisch 3.81491 WA 35, 476

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    La Divulgacin de la Escritura

    Si se observa con atencin la actividad literaria de Latero podr contrastarse sin dificultadninguna que casi toda su obra est determinada por circunstancias concretas que le forzaron atomar -a blandir- su pluma. Hay algo, no obstante, que escapa a este carcter ocasional y quedar la constante a su quehacer: la Biblia. A ella se dedicar sin posibilidad de desmayo desdeque irrumpe en la historia universitaria de Wittenberg comentando salmos hasta que muere conla ensima revisin de su traduccin alemana en las manos. Todo resulta natural si no se olvidaque el principio de sola Scriptura, al margen de lo publicitario de todo slogan, entraaba laconviccin de ser ella la fuente de revelacin, de gracia, de fe, de justificacin, de santificacin,de salvacin, de vida cristiana, de organizacin eclesistica etc. Como confiaba un da a susntimos colaboradores, la Escritura sagrada se pareca a un bosque enorme con toda clase derboles de los que se podan coger los frutos ms variados, y que no haba ningn rbol de estebosque al que no ra sacudido y del que no hubiera cortado un par de peras o manzanas 92.

    En sus lecciones, la enseanza del profesor de Wittenberg estuvo copada por la exposicin delos libros diversos de la Escritura. En sus programas de clase predomin el comentario del viejotestamento; pero cuando se encontr con la carta a los Romanos o con su querida a los Glatasno escatim tiempo ni palabras. Los estudiantes asistan a una forma nueva y desacostumbrada.Los Salmos, los profetas, Gnesis reciban una orientacin cristocntrica sorprendente. Era unestilo diferente, vivo, con garra -como diramos hoy y lo testimonian los mismos oyentessuyos-, en contraste con la acadmica frialdad anterior.

    Tambin los sermones tenan un cariz bblico. En ellos, por precisiones pastorales, predominel nuevo testamento. Para facilitar el quehacer de los otros compuso As apostillas, serie completaque fue bien aprovechada. Cuando en sus manos ,la un libro determinado, o un pasaje, y sepona a comentarlo, salan obras tan extraordinarias como la ejemplar del Magnificat.

    Sin embargo, la gran obra escriturstica y la ms trascendental fue la empresa gigantesca detraducir (alemanizar, como le gustaba a l decir) la Biblia completa. Gracias a ella dot a losalemanes con la palabra de Dios como si hubiera sido hablada en su idioma, a su Reforma con lafuente inexcusable, hasta tornarla en otra religin del libro (Eisenstein), y l mismo seencontr con la mejor arma para trasmitir su mensaje y atacar al papado.

    Comenz traduciendo el nuevo testamento en la soledad de Wartburg (1522). Era la msnecesaria de las partes de la Escritura, puesto que all estaba su punto teolgico de partida. Latarea fue llevada con una celeridad sorprendente (poco ms de diez semanas), y este hecho, juntoa su no perfecto dominio del griego, indica que cont con buenos auxiliares: la Vulgata, laedicin griega de Erasmo, las versiones alemanas preexistentes le facilitaron la labor y leahorraron tiempo. La principal aportacin no radica en el recurso a los originales, aunque yasupona un avance el desligarse de la Vulgata, sino en el calor, en la cercana, el lenguaje nuevo

    de su traduccin. Despus, de retorno en Wittenberg, el helenista Melanchthon le ayud en losltimos retoques, y con las ilustraciones intencionadas de Cranach, en septiembre lanzaba almercado el impresor Lother un libro esplndido, Das nene Testament Deutsch, annimo -segntradicin-, sin fecha y sin referencias editoriales de ninguna clase. El negocio fue estupendo: enuna semana se agot la primera abultada tirada de 3.000 ejemplares y a los pocos meses apareciotra edicin, segunda de una serie ininterrumpida hasta nuestros das. Al margen dei negocio,

    92 Charlas , n. 49

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    que para nada interesaba a Lutero ni le beneficiaba en un penique, todos lo, alemanes que sabanleer contaron con un nuevo testamento inteligible, tan distinta de los anteriores dialectales odemasiado esclavos de la Vulgata 93.

    El antiguo testamento fue otra cuestin. En Wartburg pudo darse cuenta de que la empresa dealemanizarle superaba sus capacidades 94 ; sus conocimientos del hebreo no eran suficientes pararealizar un proyecto de titanes, y por eso precis la colaboracin de un equipo selecto -detalleque no conviene olvidar-, compuesto por Amsdorf (relevado luego por Aurogallo), porMelanchthon y otros colaboradores ms ocasionales. De esta suerte, y con el texto que creyoriginal por base, al poco tiempo de haber aparecido el nuevo comenzaron a imprimirse librosdel viejo testamento. A1 principio se llev un ritmo extraamente movido: en 1523 estabaimpreso todo el Pentateuco, al ao siguiente circularon ya los libros histricos, Job, Salterio,Cantar de los cantares, Sapienciales, es decir, la mayor parte. Los pocos libros restantesencontraron al Lotero de 1525, al ya casado despus, y tuvieron que esperar hasta 1534, ao enque apareci la hermosa Biblia sexpartita, lanzada por las prensas de Luft, con introducciones ynotas de Lotero y con ms de un centenar de esplndidos -y otra vez intencionados- grabados 95.

    La tarea fue costosa y tard en realizarse (cinco aos antes haba publicado en Zrich suBiblia Zwinglio), pero el esfuerzo se vio premiado por el xito. Se ha afirmado que en un espaciode 50 aos se vendieron 100.000 ejemplares editados en Wittenberg; con los aparecidos en otroslugares y circunstancias quiz se tocase el milln 96. Su acogida fue calurosa; las biblias quelanzaron los catlicos alemanes, aprovechando a veces el texto luterano, no pudieronensombrecer esta obra de arte 97.

    El secreto del xito no radic en que Lutero ofreciera por primera vez la posibilidad deacercarse a una Biblia antes desconocida. Sus afirmaciones tajantes de 1538: En seiscientosaos ningn papa, ningn cardenal ha ledo la Biblia 98; nadie lea la Biblia hace treinta aos,era una perfecta desconocida 99 eran evidentes exageraciones de cuya intencionada inexactituddio buena cuenta Denifle, cuyo alcance matiz Grisar, y cuya falsedad han evidenciado estudios

    posteriores, que prueban precisamente el anhelo escriturstico del tiempo, la universalidad de lasagrada Escritura, las innumerables ediciones anteriores, las repetidsimas traducciones alemanas

    93 Ms datos: G. Bruchmann, Luthers Bibelverdeutschung auf der Wartburg in ihrem Verhltnis zu denmittelalterlichen bersetzungen: Luther Jahrbuch 18 (1936) 37-82; H. Dibbelt, Hatte LuthersVerdeutschung des NT den griechischen Text zur Grundlage?: Archiv fr Reformationsgeschichte 38(1941) 300-330; H. Bornkamm, Die Vorlage zu Luthers bersetzung des NT: TheologischeLiteraturzeitung 72 (1947) 23-28.94 Carta a Spalatino, 13 enero 1522: WA Br 2, 423.95 Edicin crtica -aunque discutible en su mtodo- en WA Deutsche Bibel, 12 tomos (15 vols.), 1906-

    1961, con introducciones documentadas y exhaustivas.96 R. Friedenthal, o. c., 378, quien en el psimo estado de conservacin de las Biblias del tiempo deLotero ve una prueba fehaciente de que no slo se adquirieron, afino que tambin se leyeron.97 Del mbito catlico la mejor recibida fue la traduccin de Juan Dietenberger, Mainz 1534, con sus 58ediciones sucesivas. Ms parentesco con la de Lotero tiene la traduccin efectuada por Eck, Ingolstadt1537, pero fue menos afortunada que la anterior.98 Tisch 3.795.99 Ibid., 3.767. Ms afirmaciones por el estilo 2.844, 5.008, 6.044, 6.642, etc.

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    preexistentes 100 . Ms que un descubridor de la Biblia fue el reformador un portavoz de suambiente, y su traduccin un fruto de la sensibilizacin bblica y humanista del entorno.

    Su obra tiene sin embargo el mrito evidente de haber superado a las anteriores por esasabidura manifestada en la transmisin de la palabra de Dios, ms independiente -no del todo-de la Vulgata, gracias a la ilusin de haber retornado a las fuentes y por haberla regalado alalemn en un lenguaje universal, precisamente en el momento en que el Hochdeutsch estaba entrance de unificacin. No en vano se ha considerado a Lutero, mago del lenguaje, como uno delos artfices del alemn literario moderno 101 en fuerza precisamente de su Biblia: Para que mepuedan entender las regiones del norte y del sur hablo a tenor de la cancillera sajona, que es loque usan todos los prncipes y reyes alemanes; no tengo un dialecto especial, me sirvo dellenguaje comn alemn 102 .

    No era slo alemn cancilleresco el que plasm en su magna obra; l mismo no estaba muy deacuerdo con la frialdad y arbitrariedades de una lengua oficial que no podra calar en el pueblo.En un texto que se ha hecho clebre podemos ver que se atuvo a su propia normativa, trazada enel autntico tratado de traducir que escribi: No hay que dirigirse a estas letras latinas parapreguntar cmo se habla el alemn, que es lo que hacen esos asnos [papistas]; a quien hay queinterrogar es a la madre en la casa, a los nios en las calles, al hombre corriente en el mercado, ydeducir su forma de hablar fijndose en sus labios. Despus de haber hecho esto es rudo se haceposible la traduccin: ser la nica manera de que se den cuenta de se est hablando con ellos enalemn 103 . Por eso la Biblia de Lutero result una feliz conjuncin entre el idioma literario y elhabla corriente: podan acudir a ella los letrados como a obra de arte, y por los giros, por elUmgangssprache - por el ritmo. por el ropaje alemn, es un libro para or, el texto sagrado entraen sorprendente medida en el odo y en la memoria 104 . En pocas palabras: la traduccin mirabano slo al escaso mundo de los cultos, sino tambin, y en mayor proporcin, a la masa ingente delos analfabetos.

    A tenor de su preceptiva actu Lutero. El equipo de tcnicos (reducido para la primera

    edicin, ampliado en toda su gama para las revisiones consiguientes) se encargaba de la versinexacta; el sanedrn trabajaba con fervor por despejar las dificultades de conversin de textoshebreos al alemn. Entre bromas y veras, el director viene a reiterar que la tarea fue ardua:Cuando andbamos traduciendo a Job nos ocurra al maestro Felipe, a Aurogallo y a m queapenas si acabbamos tres lneas en cuatro jornadas 105 ; Dios mo, el trabajo que cuesta hacer

    100 H. Grisar, o. c. III, 418-464. Segn el recuento de H. Rist, se han podido hallar 817 mss. alemanes dela Biblia antes de 1522, 14 ediciones alemanas, 4 dialectales, etc. Die Bibel im Mittelalter, Augsburg1939.101 E. Arndt, Luthers deutsches Sprachschaffen, ein Kapitel aus der Vorgeschichte der deutschen

    aationalsprache und ihrer Ausdruckformen, Berlin 1962; S. Sonderegger, Die Reformatoren als.Sprachgestalter: Reformatio 22 (1973) 94-108.102 Tisch 2.758.103 En la Misiva a las traductores, escrito n. 15 de esta edicin.104 E. Iserloh, o. c., 156.105 Misiva, 1. c. Con su humor peculiar llega a decir que el pobre Job se impacientaba ms por sutraduccin que por el consuelo importuno de sus amigos; que pareca empeado en no salir de sumuladar. Carta a Spalatino: WA Br 3, 249

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    que los escritores hebreos hablen alemn 106 ; nos ha sucedido con mucha frecuencia estarnosatormentando y preguntando durante dos, tres o cuatro semanas por una sola palabra y no haberdado con ella todava 107 . Para ayudar a los tericos acuda a recursos directos: se asesoraba de

    judos; en cierta ocasin hizo que un carnicero descuartizase ante l un carnero para dar con ladenominacin exacta de su anatoma, y cuando se encontr con las piedras preciosas que

    aparecen en el Apocalipsis -como l no deba andar muy ducho- se apresur a escribir a su amigocortesano Spalatin que le trasmitiera los nombres de la copiosa coleccin conservada en elpalacio de su prncipe elector. 108

    Fue as como sali una obra de arte que justifica que su artfice, posedo de sacro orgullo,exclamase: yo s traducir. Una obra de arte, pero quiz no una versin fiel, al menos bajo elconcepto normal de fidelidad, no tan vapuleada aqu por posibles inexactitudes (el adversarioEmser, que se aprovech de la de Lutero, cont ms del millar y medio slo para el nuevotestamento), ni por haber alemanizado el texto (algo positivo a fin de cuentas), sino por el criteriohermenutico general que preside toda la traduccin. Y el criterio, trasunto de sus vivenciaspersonales, es la justificacin, la fe sola, la misericordia, Cristo en definitiva. De haberselimitado a las glosas marginales o a las acotaciones al pie de pgina, incluso a las ilustraciones de

    Cranach o de los grabados con anacrnicos insultos contra el papado, todo podra habersequedado en un ataque de tantos, el ms formidable sin duda, contra el enemigo omnipresente.Pero cuando este factor ideolgico penetra en el texto escriturstico, le invade y le trasfigura,la traduccin se convierte en una arriesgada e inexacta -aunque hermosa- creacin, fruto de suexperiencia espiritual.

    Es lo que hizo Lutero de forma consciente. A la hora de solventar dudas el nico criteriovlido es si los libros bblicos nos ofrecen o no a Cristo 109 . Si los adversarios recurriesen a laEscritura contra Cristo, nosotros recurriremos a Cristo contra la Escritura 110 . Como a Lutero nole poda entrar en la cabeza que sus contestatarios poseyeran tambin a Cristo, se convenci deque l, nadie ms que l, era el juez cualificado de la letra y del sentido bblicos. Con esta normay con esta conviccin proftica entr a saco en el texto y en el canon, aadiendo, quitando, segnla exigencia de su normativa peculiar. Lortz acota: El peligroso y gran subjetivismo de Luteroha penetrado en esa traduccin 111 .

    Se observan alteraciones conscientes -sobre todo en la carta a los Romanosno explicables porexigencias lingsticas. En su hermosa, agresiva y llena de humor Misiva a los traductores, peseal artificio de su argumentacin, no pudo justificar del todo su libertad de accin. Estesubjetivismo aludido le dicta las preferencias, hacia Romanos, hacia Glatas, y le hace ver comoepstola de borrajas a la de Santiago, por haber dado cabida a las obras. Su criterio peculiar -suintuicin- le conduce a la formacin de su propio canon, en el que se excluyen libros o pasajesbblicos: Apocalipsis, Judas, Judit, Tobas, Macabeos, Hebreos, sectores de Ester, Pedro,

    106 Carta a id. 14 junio 1528: WA Br 4, 48107 Misiva, 1. c.108 R. Friedenthal, o. c., 378.109 WA Deutsche Bibel, 7, 385.110 Propositiones disputatae Wittembergae pro doctoratu D.H. Weller et M.N. Medler , 1535, prop. 39: WA391111 . J. Lortz, Historia de la Reforma I, Madrid 1963, 316.

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    etctera, etctera 112 . Ante una agresin de tal calibre, el citado Lortz, nada sospechoso, no puedemenos de aquilatar: Es admirable. Es el mismo Lutero, el que hizo continuamente al papado elreproche de que sin autorizacin y humanamente intervena en la palabra, el que por su partequera apoyarse siempre en la inconmovible palabra? Crasa contradiccin consigo mismo, noatenuada por el hecho de que la investigacin protestante, afirmando el principio de la

    complejidad esencial y disfrutando la maravillosa e inagotable posesin de esta Biblia alemana,apenas dedique atencin a este problema 113 .

    LAS IDEAS CONDUCTORAS No es posible detenernos en trazar exhaustivamente la teologa de Lutero; es algo que ni l

    mismo se atrevi a hacer, abrumado por lo ingente de la empresa y por lo asistemtico de suscontenidos doctrinales. Por eso admir siempre a Melanchthon, pese a todas las discordiastericas existentes entre un humanista integral como Felipe y un hombre medieval como l:porque el maestro tuvo el atrevimiento y la fortuna (y la habilidad) de encerrar en sus Locicommunes la osamenta teolgica de la Reforma. Es una de las cosas atractivas en la obra de unescritor incansable como Lutero, una torrentera que se resiste a seguir cauces fijos. Nada de

    extrao, por tanto, que ni los luterlogos de hoy da acaben de ponerse de acuerdo en tantoscaptulos -sustanciales muchos- cuya exgesis no resulta fcil 114 , No obstante, y slo para los noiniciados, trataremos de presentar con brevedad las lneas directrices de su pensamiento las lneasdirectrices de su pensamiento. 115

    El punto de partida: la justificacin misericordiosa

    Como la ley para san Pablo, la doctrina de la justificacin slo por la fe constituye paraLutero el punto de partida de su pensamiento teolgico 116 . La afirmacin de Gogarten esposible que no se admita por todos sin discusin, pero responde perfectamente al elementoestructural de la conviccin, la enseanza y la actitud de Lutero. Pese a las discusiones que

    112 Cf. bibliografa en introduccin a Misiva (escrito n. 15).113 J. Lortz, o. c., 317. Ver adems el volumen Die Bibel in Deutschland. Das Wort Gottes und reineUberlieferung im Deutschen Sprachraum, Stuttgart 1966, en concreto los trabajos de L. Lentner, 170-250, de P. H. Vogel, 252-328; H. Bluhm, Martn Luther and the pre-lutheran low german Bibles: TheModem Language Review 62 (1967) 642-653.114 Bien expuestas las diferencias de interpretacin, de planteamiento incluso, de las tesis capitales de lateologa luterana (y protestante) en H. Sehtte, Protestantismus: sein selbsverstndnis rrnd seinUrsprung gemss der deutschsprachigen protestantischen Theologie der Gegenwart und eipe kurzekatholische Besinnung, Essen-Werden 1966, 373-470; A. Brandenburg, Hauptprobleme derevangelischen Theologie, Paderborn 1957.115 Para un conocimiento ms amplio de la teologa de Lutero, y ante la imposibilidad de aducir nisiquiera la bibliografa esencial, remitimos a G. Ebeling, Luther. Einfhrung in sein Denken, Tbingen1964; E. Seeberg, Luthers Theologie, 2 vols., Gttingen-Darmstadt 1929, 1967; Id., Luthers Theologie inihren Grundzgen, Stuttgart 21950; R. Hermane, Gesammelte Studien zur Theologie Luthers und derReformation, G&ttingen 1960; P. Althaus, Die Theologie Martn Luthers, Gtersloh 21963; F. Gogarten,Luthers Theologie, Tbingen 1967. En castellano es rara la sntesis de la teologa de Lutero. La obrita deJ. M. G. Gmez Heras, Teologa protestante, Madrid 1972, slo presenta algunos aspectos, si bieninteresantes y muy actuales, y la de C. Boyer, Lutero, su doctrina, Barcelona 1973, hace lo mismo concierta dosis de pasin.116 F. Gogarten, o. c., 15.

  • 8/7/2019 Los Escritos de Lutero

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    absorben a los luterlogos en torno a la naturaleza del primer principio 117 , el propio reformadorformul su alcance en un momento solemne y relativamente tardo: Dios desea tenernos portotalmente justificados a causa de Cristo nuestro mediador, aunque el pecado no hayadesaparecido del todo ni muerto en la carne, Dios no quiere tenerlo en cuenta ni darse porenterado [...]. Lo que reste de pecado y de imperfeccin no ser reputado como tal, gracias

    precisamente a Cristo. El hombre tiene que llamarse, y ser, del todo justificado y santo en virtudde la pura gracia y de la misericordia, repartidas y derramadas sobre nosotros en Cristo 118 .

    El ncleo de su obra, de sus escritos, incluso de su existencia, radica en esta concepcin yvivencia de la justicia de Dios as concebida. Hasta su descubrimiento tuvo que recorrer unintenso camino que nos sita ante un Lutero monje, atormentado, enfrentado con la idea de unDios justo-castigador, de pura raigambre medieval. En otra ocasin hemos estudiado con msdetalles el influjo trascendental que en esta angustia ejerci la sensibilizacin religiosa del bajomedievo. El europeo, por las epidemias, por los ciclos demogrficos infernales, convive con unamuerte a la vuelta de la esquina, con un enemigo hostil que no perdona. Sermones apocalpticos(es la poca de Savonarola), literatura, danzas macabras, teatro popular, pintura y esculturattricas, todo contribuye a acercar al hombre al momento decisivo. En una sociedad cordialmente

    sacralizada como aqulla la muerte significa algo ms: el enfrentamiento con Dios. No es difcildeducir el clima colectivo de terror ante la posibilidad de la condenacin. Los resortesdevocionales socorridos no podan aquietar a los exigentes que necesitaban una certidumbre msslida. Sin llegar a las exacerbaciones ahistricas de los psiquiatras, el hallazgo de Lutero supusoun aura fresca en esta atmsfera obsesionada por el pecado y por la condenacin. Europa seencontr con que el Dios justo no era el Dios justo puniens, esgrimiendo su justiciainexorable, sino el Dios justo iustificans, derramando su misericordia gracias a y en Cristo.As, de golpe, la seguridad arriesgada dependiente del hombre se trasladaba a la certidumbreconsoladora en la justificacin (y como consecuencia la salvacin) proveniente slo de Dios.Bastaba -y no era pococon fiarse de su promesa, con mirar a Cristo en la cruz. Este se apoder delos pecados. Qu importa que el hombre siga siendo pecador, que jams desaparezca su pecado,

    si Dios no lo ha de tomar en cuenta? Lutero haba dado con la clave anhelada por el cristianoangustiado 119 .

    No importa penetrar en la dinmica de tal justificacin; no bastara, de todas formas, conpensar slo en una justicia imputada, meramente externa, ya que conlleva tambin un procesointerno. Igualmente se van acallando las disputas acerca del momento concreto en que Luterotuvo la experiencia liberadora; lo ms seguro es que -a despecho de sus reconstruccionesescenografiadas tardas- el descubrimiento de la torre no fuese un suceso tan teatral ymomentneo como quiso dar a entender, sino el resultado de un proceso ms lento, sentido ya ensus primeras reflexiones sobre los salmos, quiz incluso en 1509, indudablemente antes de1517 120 y formulado en su comentario a los romanos, algu