Manifiesto Del Comercio y La Industria 16-6-45

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Manifiesto del Comercio y la Industria contra las políticas de JD Perón en la Secretaría de Trabajo

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  • Manifiesto del Comercio y la Industria

    La Nacin, 16/6/45.

    Las asociaciones representativas del comercio y de la industria que suscriben el pre-sente documento, se consideran en el deber de dirigirse, por este medio, a sus afiliadosy a la opinin pblica del pas, con el propsito de puntualizar el estado de las gestio-nes que vienen realizando en consideracin de la poltica econmica y social del go-bierno de la nacin y reiterar, una vez ms, el anhelo de que encuentre un eco favora-ble la solidaria expresin de sus inquietudes y propsitos.

    Los delegados de estas asociaciones fueron recibidos en dos ocasiones por el Exc-mo. seor Presidente de la Nacin y, respondiendo a su requerimiento, le entregaron unmemorndum que contena, en sntesis, las manifestaciones que verbalmente se le for-mularon en las audiencias concedidas.

    Las fuerzas econmicas acudieron al Excmo. seor Presidente en un intento de l-tima esperanza, movidos por la intranquilidad creciente de un ambiente de agitacin so-cial que vena a malograr la disciplinada y pujante eficiencia del esfuerzo productor, ycuya gravedad hallaba origen en el constante impulso que se le deparaba desde depen-dencias oficiales. Una larga serie de medidas, actitudes, resoluciones o discursos hanvenido convirtiendo a la agitacin social en la cuestin ms grave que este gobierno de-be afrontar. Lejos de nuestro nimo desconocer la existencia del problema social, inse-parable de la naturaleza humana y sus necesidades y, por ende, de carcter permanentey universal, cuya solucin es fruto de una recta colaboracin de las partes, regida por laalta y serena intervencin del Estado, sometido como aqullas al imperio de la justicia,igual para todos. Nos referimos a la creacin de un clima de recelos, de provocacin yde rebelda, en el que se estimula el resentimiento y un permanente espritu de hostili-dad y reivindicacin, por efecto del cual se destruye la solidaridad en la justicia, nicafuente de trabajo, de bienestar y de progreso.

    Desde que se ha creado la Secretara de Trabajo y Previsin organismo cuya exis-tencia no objetamos, se mezcla en la solucin de los problemas sociales ese esprituque denunciamos y cuya unilateralidad quirese justificar en la necesidad de combatiry extirpar el comunismo, granjeando al gobierno los presuntos mritos de una polticasocial muy avanzada. No creemos feliz ese procedimiento aunque fueran aceptables to-das sus soluciones, y mucho menos cuando no es el fruto de un rgimen y slo depen-de de una voluntad personal, transitoria y circunstancial.

    Frente al auspicio otorgado por la nombrada Secretara a un nuevo proyecto que le

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  • fuera elevado por una entidad gremial, tendiente al otorgamiento de un salario mnimo,de un salario vital mvil, de nuevos aumentos generales de sueldos y salarios, y de laparticipacin de obreros y empleados en las ganancias de las empresas, las asociacio-nes que suscriben compartieron una justificada alarma porque advertan, en el caso, elmismo proceso de elaboracin que diera al pas, por decreto, un sistema general de ju-bilaciones, cuya aparicin sorprendiera a la opinin en virtud de las razones que hici-mos pblicas en un anterior manifiesto.

    Expresamos nuestra inquietud al Excmo. seor Presidente y enviamos a S. E. el Se-cretario de Trabajo y Previsin una nota en la que exponamos concretamente nuestraopinin y pedamos que la comisin que estudiara el problema planteado fuera integra-da con delegados de la Secretara de Industria y Comercio, del Ministerio de Hacienda,del Consejo Nacional de Postguerra y con una autntica representacin de los organis-mos patronales.

    La opinin formulada es, en sntesis, la siguiente: con referencia a los salarios, ra-tificamos nuestra buena disposicin y la voluntad, nunca desmentida, de asegurar al per-sonal un nivel suficiente y digno para alcanzar el cual entendemos que no es precisodictar, por la va de un decreto, aumentos mecnicos y generales, siendo preferible anuestro juicio crear comisiones paritarias que, dentro de un rgimen nacional, elabo-ren verdaderos acuerdos segn las circunstancias particulares de cada industria o co-mercio y las modalidades de las diferentes regiones del pas, sin perjuicio de la adop-cin, segn las mismas normas, de un salario mnimo vital; en lo que concierne a laparticipacin en las ganancias, afirmamos que ese punto no puede plantearse a la con-sideracin del gobierno actual como objeto de una decisin que imponga legalmente elsistema preconizado, cuyo rechazo expresamos formalmente porque afecta los princi-pios consagrados en la Constitucin sobre el derecho de propiedad y el normal ejerci-cio de las facultades de los poderes pblicos, trastorna fundamentalmente la estructuraeconmica y el sistema en vigor de las remuneraciones al personal, introduce el germende la indisciplina, destruye el espritu de iniciativa y de empresa y subvierte todo prin-cipio de jerarqua.

    No hemos recibido hasta hoy respuesta ni satisfaccin alguna a nuestro pedido. Porel contrario: hemos sido aludidos en el discurso pronunciado el 1 de Mayo por S. E. elseor Secretario de Trabajo y Previsin cuando afirmara la existencia de intencionespolticas en nuestro movimiento, detrs del cual acusaba la accin de manos extraas,revelando al mismo tiempo el juicio que le merece el comercio del pas, descripto co-mo una turba de traficantes de lo ajeno y prestidigitadores del precio.

    Negamos, en absoluto, aquel aserto y rechazamos este juicio injusto. Este movi-miento no ha tenido ni tiene intenciones polticas, aunque comparte el general anhelodel pronto imperio de la ley; no lo mueve nadie desde afuera; lo constituyen las orga-

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  • nizaciones del comercio y de la industria del pas, encabezadas por las ms antiguas ytradicionales, no para asustar al gobierno con fantasmas, sino en defensa de sus legti-mos intereses, de carcter general y econmico, bajo el amparo de las leyes y practi-cando en sus gestiones que no son peregrinaciones ante el gobierno para obtener susfavores sino ejercicio de un derecho constitucional el decoro y el respeto que tribu-tan a las altas autoridades y se deben a s mismas. El celo de nuestros propios intere-ses nos impide arriesgar en ese plano la actividad de las agrupaciones especficamen-te gremiales as como reprobamos, por igual, todo intento de proselitismo poltico,quienquiera fuera su beneficiario, realizado en el terreno de los grandes y vitales inte-reses de la economa nacional. Tampoco agrupamos traficantes prestidigitadores. El de-sempeo del comercio es una actividad noble, lcita y til como cualquier otro oficio yocupa en la sociedad una categora histrica ineludible, en la que las posibles desvia-ciones, en la medida en que puedan existir, son tanto o ms naturales que las ofrecidasen otras profesiones. Cuando el Excmo. seor Vicepresidente acudiera a la Bolsa deComercio para explicar la poltica social del gobierno, no se equivoc en la eleccinde su tribuna, en la cual, por otra parte, nadie ha declinado el derecho de juzgar los fru-tos de aqulla.

    Se ha reclamado oficialmente, en esa oportunidad, y con frecuencia antes y des-pus, la cooperacin de las asociaciones patronales. Esa cooperacin se ha ofrecido yse ha dado ampliamente, concurriendo a integrar todas las comisiones oficiales que pro-fusamente ha creado este gobierno. No se nos puede reprochar nuestra decepcin alcomprobar cmo se prescinde de ese concurso en la elaboracin de los asuntos funda-mentales que conciernen a nuestras actividades.

    Entretanto, el gobierno prosigue e intensifica una poltica econmica y comercialcuyas consecuencias peligrosas nos hemos esforzado en demostrar sin xito, y cuya ma-nifestacin ms visible consiste en la arbitraria fijacin de los precios. Determinar elprecio de una cosa es la tarea ms difcil y delicada, en la cual entran, no slo factoresde carcter econmico sino normas de justicia, en virtud de las cuales el comercio rea-liza la utilidad comn y recproca de las partes mediante una proporcionada equivalen-cia de las respectivas prestaciones. En esa equivalencia existe un mnimum infranquea-ble dado por el costo de produccin, en el cual est incluido el valor del trabajo y laganancia lcita, es decir, la subsistencia de quienes contribuyen a la produccin de lacosa. El justo precio no puede apartarse de estos conceptos elementales y su fijacin,realizada sobre dicha idea de retribucin e intercambio, depende de una valuacin co-mn, general y competente, ajena al inters particular o prepotente de algunas de laspartes, tanto como a la intervencin extraa y burocrtica del Estado. Si, por desgracia,ste prescinde de tales normas, no slo suprime la legtima libertad de comercio, sinoque entra por vas disimuladas de confiscacin a desarticular la vida econmica, hirien-

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  • do el bienestar de todas las clases y cegando las fuentes que son garanta de los sala-rios, estmulo de la iniciativa y fundamento de la prosperidad.

    Hace poco se ha dictado el decreto N 9.528, en virtud del cual el Estado toma a sucargo la comercializacin de las cosechas de granos, con grave detrimento de los inte-reses de la misma masa productora, en momentos en que las circunstancias internacio-nales le hacen vislumbrar, despus de largos aos de lucha y privacin, un horizonte deprosperidad. Ese decreto viene a modificar sustancialmente la organizacin jurdica yeconmica del trfico comercial sobre cereales. De acuerdo con las nuevas disposicio-nes, el Estado fija el costo medio de produccin, determina un nivel rgido de ganan-cias, que podr serlo para unos y no para otros, adquiere sobre esa base toda la produc-cin, la revende con exclusin de todo otro intermediario y retiene el excedente queresulta de la operacin, excedente sobre el cual dispone el Estado su destino, cobrn-dose los gastos de su costosa administracin y disponiendo de la utilidad del agricultor,pues no se la devuelve sino para la compra de maquinarias o implementos o el pago desus deudas, y esto slo cuando el P. E. lo crea conveniente. No volveremos sobre el an-lisis detallado de estas inusitadas medidas, ya verificado pblicamente por las asocia-ciones competentes, a quienes se les cercenan las ms elementales libertades, la de co-merciar y usar de lo suyo, con grave detrimento de la economa y del orden civil de laNacin. Tal procedimiento importa una expropiacin, sin el cumplimiento de los requi-sitos legales, y se convierte en una verdadera confiscacin.

    Una medida de esta trascendencia contradice, adems, la orientacin de la econo-ma poltica de postguerra y, en particular, los acuerdos de la Conferencia de Mxicosuscriptos recientemente por el gobierno argentino, entre los que se destaca el compro-miso de las naciones americanas de preservar y robustecer la libertad de accin en elterreno econmico, y cuya validez contradice el flamante monopolio con que el go-bierno sustituye coercitivamente el libre desenvolvimiento de las actividades privadas.

    Un nuevo acto del gobierno acaba de sorprender al comercio y la industria del pascon motivo de los decretos dictados recientemente, dentro de aquella misma orienta-cin, sobre congelamiento de precios, cuyo nivel en los numerosos ramos afectados, nopodr exceder los precios vigentes en cada establecimiento en la primera quincena dediciembre del ao pasado.

    Comprendemos que en determinadas emergencias se haga preciso, por va excep-cional y transitoria, fijar los precios mximos de determinados artculos estrictamentedestinados a satisfacer las necesidades vitales de la poblacin, con el fin de tutelar elbien comn, contrarrestar el proceso inflatorio y combatir los desmanes de la especu-lacin ilcita. Repudiamos enrgicamente todo intento de lucrar con las necesidades dela poblacin. Quede, por lo tanto, claramente establecido que no combatimos la finali-dad sino que consideramos equivocado y perjudicial el mtodo elegido. En primer tr-

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  • mino, por la denominacin genrica de los productos destinados al uso y consumo dela poblacin, con lo cual viene a involucrarse innecesariamente a todas las actividadescomerciales del pas; y en segundo trmino, porque en vez de fijar un tope mximo deascenso de los precios, se los reduce coercitivamente a una fecha lejana y anterior, re-ducindolos en forma arbitraria y discrecional, sin tener en cuenta los factores que pos-teriormente han influido en la elevacin o descenso del costo de produccin. Por lti-mo, porque produce penosa impresin que las funciones de contralor, de carcter tcnicoy ejecucin delicada, sean conferidas a la polica federal, ajena al conocimiento de es-tas materias y a la cual se le agregan unas llamadas comisiones populares y salas su-mariales en las comisaras, que evocan un recuerdo histrico deplorable.

    No puede fundarse tan grave medida en el intento de evitar maniobras especulati-vas que perjudiquen a la poblacin, porque ella no se refiere exclusivamente a dichasmaniobras, sino que afecta a todo el curso de los precios y es evidente que su incremen-to responde en general a muchas causas naturales y legtimas perfectamente estu-diadas por los mismos organismos oficiales, entre ellos el Banco Central, en su ltimaMemoria. En el nmero de esas causas no son las menos importantes las que derivande una serie de factores sociales promovidos por la misma poltica del gobierno au-mentos de salarios, vacaciones pagadas, jubilaciones, aumentos de fletes, etc., cuyagravitacin en el costo es muy importante. Por otra parte, el costo de un artculo no esla suma de cantidades siempre conocidas, porque en l se calcula tambin la previsindel futuro con la que el comerciante repone su mercadera y afronta las incertidumbresdel maana, las cuales, en gran medida, provienen de los perniciosos efectos de la dis-crecionalidad en materia legislativa y reglamentaria.

    El proceso inflatorio no se puede contener a expensas del patrimonio particular queproduce. Los costos y los precios son su consecuencia. El remedio debe buscarse en lacausa, evitando la expansin de los medios de pago, dentro de un sistema general queabarque toda la economa. La poltica financiera del gobierno es el campo primero yprimordial en el que debe afrontarse la contraccin, el camino ahora elegido constriela economa privada bajo lmites de asfixia; acarrear grandes trastornos, innumerablesempresas no podrn soportarlos, especialmente las ms dbiles y pequeas, y padece-rn en definitiva las clases laboriosas a las que se pretende proteger.

    La opinin pblica no debe ilusionarse sobre las ventajas de un sistema que al re-ducir los precios lleva al quebranto las actividades comerciales e industriales. El preciorepresenta todos los valores que concurren al costo de un producto; los salarios del per-sonal, el inters del capital, los gastos de fabricacin, la materia prima, las tasas e im-puestos, la ganancia, el clculo de su reposicin, etc., y, por eso mismo, carece, en ge-neral, de la elasticidad supuesta por toda arbitraria valuacin. Cualquier error se pagamuy caro, tarde o temprano, porque no se reparan fcilmente las consecuencias de un

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  • desorden econmico. Por otra parte, la experiencia de los pases ms adelantados de-muestra la fragilidad del procedimiento, eficaz en contadas y transitorias situaciones.Tanto menos se recomienda el uso de un sistema tan general cuando se disea en el mun-do una baja de precios contra cuyas consecuencias no sera difcil que el mismo gobier-no se viera en la necesidad de defender a la economa nacional.

    Ha vuelto a producirse, en este caso, la indiferencia de las autoridades hacia el apor-te que la colaboracin de los organismos privados tan frecuentemente invocada y pe-dida en la palabra oficial poda proporcionarle; y se ha prescindido de la ComisinCoordinadora de Industria y Comercio, cuyo asesoramiento hubiera sido en evidenteventaja para el inters general. Una vez ms nos desalienta la inutilidad de nuestra pre-sencia en los organismos del Estado.

    Las declaraciones recientes del Consejo Nacional de Post-Guerra, no obstante ha-berse producido sobre hechos consumados, deparan la posibilidad de instaurar un pro-cedimiento eficaz de colaboracin, cuya necesidad vuelve a afirmarse en autorizadoslabios. Nos complace expresar que no la negaremos, siendo indudable que slo le da-rn vida hechos concretos y definitivos. El contenido de este manifiesto, obedece, pre-cisamente, al deseo de corresponder lealmente a la reiterada invitacin con una claraexposicin de nuestras ideas.

    Esta publicacin satisface tambin al deber de informar a todos los afiliados de nues-tras organizaciones acerca de la manera como ha sido ejecutado el mandato de repre-sentar sus intereses ante las autoridades de la Nacin y definir la posicin asumida porlas dichas organizaciones en el sincero propsito de salvaguardar los intereses vitalesde la economa argentina, y con la seguridad de que los esfuerzos que se intenten sobrela base de los principios asentados para conseguir la unidad del esfuerzo comn, han deser rectamente interpretados y solidariamente secundados.

    En esa posicin se hallan, como surge de las firmas que suscriben, industriales y co-merciantes de todo el pas, como as tambin los grandes y los pequeos, en una actitudde solidaria defensa, que incluye desde la gran empresa hasta el proletario del comercio,como fuera llamado oficialmente, con ofertas de amparo, el modesto minorista, que, apesar de ello, hoy quiere dejar constancia expresa de su desengao, que exterioriza conesta actitud.

    Queremos creer que este proceso pueda atribuirse a una falla recproca de inteligen-cia y confiamos, todava, en que los rumbos de la poltica oficial han de recoger las ins-piraciones que le llegan de la expresin unnime de las fuerzas econmicas, constitui-das, desde hoy, en asamblea permanente.

    Entretanto, invitamos a todas las organizaciones a definir su posicin prctica, a for-talecer la unidad de su pensamiento y de su conducta, a comunicar a las autoridades dela asamblea sus deliberaciones y sus votos con el propsito de ofrecer un sistema defi-

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  • nitivo de soluciones que aseguren la tranquilidad y la justicia en el trabajo, la produc-cin y el comercio.

    Buenos Aires, Junio 12 de 1945.

    Bolsa de Comercio de Buenos Aires - Cmara Argentina de Comercio -Asociacin del Trabajo - Confederacin Argentina del Comercio,

    de la Industria y de la Produccin - Cmara de Comercio, Propiedad e Industria de laProvincia de Buenos Aires - Cmara de Grandes Tiendas y Anexos -

    Bolsa de Comercio de Crdoba - Bolsa de Comercio de Rosario -Bolsa de Comercio de Mendoza - Centro de Almaceneros - Bolsa de Cereales - Cmara de

    Comercio de Buenos Aires - Cmara de Exportadores -Cmara de Industria y Comercio con sucursales - Cmara de la Industria del Calzado -

    Unin Mayoristas

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