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8/19/2019 Pio XII - 12 V 1946 http://slidepdf.com/reader/full/pio-xii-12-v-1946 1/4  XLI P O X TRIPLE JURAMENTO DE LA JUVENTUD D 2 mayo 1946 A LAS ASOCIACIONES DE LA ] F. A. C. l DICHOSAS vosoTRAS amadas hijas, jóvenes de Roma, que en apresu rados grupos, parecidos a las animadas olas del mar, habéis llegado hasta aquí, en el primer aniversario de haberse acabado la guerra en Italia, para con sagraros, como prenda de vuestra filial gratitud, a la Virgen Inmaculada, a la Madre de Dios, en este centro visible de la Iglesia universal, dentro de este templo inmenso, que, elevado sobre la tumba del Príncipe de los Apóstoles, es símbolo del majestuoso edificio de la fe católica y de la civilización cris tiana, que desde hace casi dos mil años ha dado a Roma y a Italia inconmen surables beneficios consagración a María 2. Y vosotras os consagráis a Ma ria en una hora de suprema gravedad para los destinos de vuestra Patria, es decir, en una hora en que se presenta imperiosa esta pregunta: ¿será la fe católica, será la civilización cristiana la que en lo futuro habrá de dar su íntima fuerza y su carácter a este pue blo? La respuesta, jóvenes generacio nes, se encuentra en vuestras manos, si no exclusivamente, a lo menos en gran parte; porque de vuestra fe y de vuestra actuación dependerá, en una gran parte, que la bandera de Cristo, la señal de la salvación, siga resplan deciente conduciendo al pueblo italia no también en su camino hacia lo por venir. triple juramento 3. Y ahora, puesto que deseáis de Nos una palabra que os señale y os explique el significado concreto y el valor eficaz del ofrecimiento que ha béis hecho de vosotras mismas a Ma ría, Nos os decimos: ¡Arriba vuestros corazones y en alto vuestras manos, para un triple juramento en testimo nio de agradecimiento y de amor; y para impetrar de la Virgen su protec ción sobre vuestra patria, prometed a la Reina celestial que queréis ser siem pre y en todas partes una juventud creyente, una juventud pura, una ju ventud católicamente activa. Esto es lo que María espera de vosotras: esto es lo que exige la hora presente. ].o) juventu creyente 4. Prometed a María que seréis una juventu creyente juventud cre yente es una juventud que sabe reac cionar contra la laicización y la vul-

Pio XII - 12 V 1946

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8/19/2019 Pio XII - 12 V 1946

http://slidepdf.com/reader/full/pio-xii-12-v-1946 1/4

  XLI

P O X

TRIPLE

JURAMENTO DE

LA JUVENTUD

D 2

mayo

1946

A LAS ASOCIACIONES DE LA ] F.

A. C. l

DICHOSAS

vosoTRAS

amadas hijas,

jóvenes

de Roma, que en apresu

rados grupos, parecidos a las animadas

olas del mar, habéis llegado hasta aquí,

en el primer aniversario de haberse

acabado la guerra en Italia, para con

sagraros, como prenda de vuestra filial

gratitud, a la Virgen Inmaculada, a la

Madre de Dios, en este centro visible

de la Iglesia universal, dentro de este

templo inmenso, que, elevado sobre la

tumba

del Príncipe de

los

Apóstoles,

es

símbolo del majestuoso edificio de

la

fe

católica y de la civilización cris

tiana, que desde hace casi dos mil años

ha dado a Roma y a Italia inconmen

surables beneficios

consagración a María

2.

Y vosotras

os

consagráis a Ma

ria en

una

hora de suprema gravedad

para

los destinos de vuestra Patria,

es

decir, en una hora en que se presenta

imperiosa esta pregunta: ¿será la fe

católica, será la civilización cristiana

la que en

lo

futuro habrá de dar su

íntima fuerza y su carácter a este pue

blo? La respuesta, jóvenes generacio

nes,

se

encuentra en vuestras manos,

si no

exclusivamente, a

lo

menos en

gran parte; porque de vuestra fe y de

vuestra actuación dependerá,

en

una

gran parte, que la bandera de Cristo,

la señal

de

la salvación, siga resplan

deciente conduciendo al pueblo italia

no también en su camino hacia lo por

venir.

triple juramento

3. Y ahora, puesto que deseáis de

Nos una palabra que

os

señale y

os

explique

el

significado concreto y

el

valor eficaz del ofrecimiento que ha

béis hecho de vosotras mismas a Ma

ría, Nos os decimos: ¡Arriba vuestros

corazones y en alto vuestras manos,

para un triple juramento en testimo

nio de agradecimiento y de amor; y

para impetrar de la Virgen su protec

ción sobre vuestra patria, prometed a

la Reina celestial que queréis ser siem

pre y en todas partes

una juventud

creyente,

una juventud

pura,

una

ju

ventud

católicamente activa. Esto

es

lo

que María espera de vosotras: esto

es

lo

que exige la hora presente.

].o) juventu creyente

4. Prometed a María que seréis

una

juventu

creyente

juventud

cre

yente es una

juventud

que sabe reac

cionar contra la laicización y

la

vul-

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garidad de la vida, contra su rebaja-

miento desordenado hacia las cosas

materiales y terrenales, contra el olvi-

do o la negación de Dios. Es una ju-

ventud, para la cual

el

centro de su

vida es Dios, jesucristo, la eternidad.

Una

juventud

que toma como norma

de su conducta la exhortación de To-

bías a su hijo:

ue

en

todos los días

de

tu

vida tengas a Dios en

tu

mente cui-

da

de

jamás consentir

en

el

pecado

y

de no transgredir los mandatos del Se-

ñor nuestro

Dios

1

Una juventud, que

camina y obra siempre bajo la mirada

de Dios, que ora, que santifica las fies-

tas, que en los domingos se reúne jun-

to al

altar

del Señor,

para

alabar a

Dios y recibir en la Sagrada Euca-

ristía las fuerzas

para

cumplir en

tod }

su voluntad. Una juventud que, ple-

namente opuesta a un cristianismo pu-

ramente exterior, formulista, de sim-

ple rutina, se esfuerza por comprender

cada vez con mayor claridad y asimi-

larse más íntima y más profundamen-

te las inagotables riquezas de la ver-

dad católica y de los principios cris-

tianos y que así avanza, con paso se-

guro y firme, por

el

camino de la fe.

Una juventud que ya desde los pri-

meros años se esfuerza por hacer que

esta

fe

pase a la acción y a la vida y

que tiende así hacia la madurez y la

plenitud de la personalidad cristiana.

Tal es la verdadera juventud creyen-

te; ved a qué os obligáis ante vuestra

Madre celestial y ante su divino Hijo.

2.o

juventud

pura

5. Prometed a María que seréis

una

juventud

pura El secreto de la

indestructible energía de vuestro pue-

blo fué en otros tiempos la madre, la

madre cristiana. Durante mucho tiem-

po fué ella y ha sido el orgullo y la

Tob 4, 6.

felicidad

de

vuestra nación; en ella se

abría y encontraba su natural perfec-

ción la flor de una juventud incorrup-

ta. Esta

incontaminada pureza era

hasta hace poco la regla dominante en

la juventud femenina italiana.

O bien ¿tocará ahora contemplar con

dolor cómo los cuadros de este jardín

de Dios son pisoteados por

los

pasos

del enemigo? Por doquiera que avan-

za

él

con la potencia del mal, concul-

cando la flor de la juventud al punto

la majestad de la esposa pierde su es-

plendor, y la

ternura

de la madre, su

aroma; sobre el fango sembrado de

mustios .pétalos, voces siniestras exal-

tan

el triunfo del divorcio sobre

el

ma-

trimonio indisoluble y el de la esteri-

lidad rebuscada sobre

el

amor fecun-

do.

Tan

sólo la frente casta es digna

y capaz de ceñir aquella diadema, en la

que resplandecen las perlas de la fideli-

dad conyugal y del heroísmo materno.

6. A vosotras os toca, amadas hi-

jas, el hacer que vuestro séquito sea

una nueva g ~ n e r c i ó n de juventud

femenina que ante el Creador pre-

sente intacto e inviolado, o sobre

el

altar de las nupcias o sobre el lecho

de la muerte, el tesoro de su pureza.

Esto exige de cada una de vosotras

alistarse

para

la batalla contra los co-

rruptores públicos de la inocencia y

de la pureza juvenil. Es indudable que

todos los buenos se alegrarán de que

el Estado, por medio de sus prudentes

leyes, combata las figuras y represen-

taciones inmorales en la prensa, en los

espectáculos cinematográficos, en

el

teatro y en la radio. Pero a vosotras

os corresponde dar alma y vida a esas

leyes; a vosotras,

el

animar la

santa

cruzada en favor de la moralidad cris-

tiana, con la dignidad y la pureza de

vuestro espíritu y de vuestro corazón,

con el dominio de vuestros sentidos,

con la cristiana modestia en los ade-

manes y en

el

vestido,

en

la palabra

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y en la conducta, con

el

respeto a

vuestros padres, con vuestra ingenio

sa delicadeza atenta a lograr que la

vida en

el

hogar doméstico

no

sólo

sea soportable para todos, sino tam

bién fuente radiante de serenidad y

de alegría.

¡Ofreced, pues, hoy a la siempre·

Virgen y Madre María vuestra inque

brantable promesa de santa pureza

¡Y que Ella

se

digne ayudaros con su

poderoso auxilio a guardarla fielmen

te hasta

el fin

3.o) juventu cat6licamente

activa

7.

Prometed a María que seréis

una

juventud cat6licamente activa

En

el

curso de los últimos tiempos la po

sición social de la mujer ha sufrido

una evolución

no

menos rápida que

profunda. Hase visto ella transporta

da del cerrado santuario

de

la familia

a la vasta agitación de la vida públi

ca. Ejerce hoy las mismas profesiones,

soporta las mismas responsabilidades,

y está revestida, hasta en el campo

político, de los mismos derechos que

el

hombre. Con la rapidez y la precipi

tación

de

un impetuoso torrente, aque

lla transformación ha roto los diques

levantados por la naturaleza y las

costumbres; ha arrastrado a la mu

jer, amenazándola con arrebatarle la

corona de su más alta dignidad y

con alejarla

de

su misión, la misión

maternal. Inútil sería· reaccionar con

tra esa evolución, o recriminarla; pero

hay que conjurar

el

peligro que lleva

consigo. A esto debe encaminarse vues

tra acción:

a

on

la abierta profesi6n

de la fe

8. Ante todo, tened

el

valor

de

vuestras convicciones,

el

valor de pro-

fesar claramente vuestra fe, cualquie

ra que sea

el

puesto en que

os

haya

colocado la Providencia. Ya sea en una

oficina pública o

en

una casa de

co-

mercio, en una familia o en una fá

brica, en una escuela o en un labora

torio o en una clínica, dondequiera que

estéis, ofreced

el

ejemplo de una joven

católica, consciente de su fe, que

co-

noce su doctriti.a, que observa su ley,

que sabe sostenerla y, cuando

es

pre

ciso, defenderla. Es indudable que esto

requiere seguridad y dominio

de

misma, fortaleza para rechazar todo

halago dañino, para soportar toda

renuncia necesaria y todo fecundo

sacrificio. Pero

es

lo menos que cabe

esperar de una joven católica.

b)

on la actuaci6n junto

a

los

demás

9.

En segundo lugar, habéis de te

ner gran empeño en atraer a los demás

hacia vosotras: a tantas jóvenes, sobre

todo, que sienten la necesidad de una

buena amiga, en la que encontrar afec

to, consejo, consuelo; a

tantas

que

se

encuentran solas, tímidas, desorienta

das; a tantas que están en peligro y

ansiosas

de

ser socorridas en

s,u

fragi

lidad. Para cada una de ellas tendréis

la palabra persuasiva, amorosa, opor

tuna, apropiada a cada caso. Ejerced

junto a ellas las obras de misericordia,

así las corporales-campo ahora vastí

simo como las espirituales. Hablad

las

de

Cristo, llevadlas a Cristo; mos

trad a su espíritu, a su alma, la verdad

católica en su belleza, los horizontes

luminosos

de

la moral católica,

el

ideal

seductor de la mujer y de la madre

católica, pero también

el

ideal de la

pureza, en su más exquisita perfección,

de la pureza que renuncia a las bodas

terrenales para darse totalmente al

amor de Cristo, al servicio de Cristo,

para amar y servir

al

prójimo

en

Cris-

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TH /1 - L t : ; jUf AMt:.NJ

to con el apostolado en sus diversas

formas, entre la juventud, en las es-

cuelas, entre los enfermos y entre los

que sufren. Hacedlas conocer el men-

saje social de la Iglesia católica: éste

asegura y garantiza realmente la dig-

nidad y

el

verdadero bien

de

los indi-

viduos,

de

las familias y de todo

el

pueblo.

e)

on

el re to ejer i io

de

los dere hos políti os

10 Un buen número de vosotras

goza

ya de

los derechos pollticos, el

derecho al voto. A estos derechos co-

rresponden otros tantos deberes; al de-

recho del voto, el deber de votar, el

deber

de

no dar vuestro sufragio sino

a los candidatos o a las listas de can-

didatos que ofrezcan no promesas va-

gas y ambiguas, sino garantías segu-

ras de que respetarán los derechos

de

Dios y de la Religión. Pensadlo bien:

este deber

es

sagrado para vosotras;

os obliga en conciencia; os obliga ante

Dios, porque con vuestra papeleta

electoral tenéis en la mano los más

altos intereses de vuestra patria: se

trata de defender y de conservar para

vuestro pueblo su civilización cristia-

na; para sus jóvenes y para sus muje-

res, su propia dignidad; para sus fami-

lias, sus madres cristianas. Grave es

lAS. J

1'',

A 1 ; l.J

la hora. Tened conciencia de vuestra

responsabilidad. Id; id todas, jóvenes

y adolescentes. Id por delante con

vuestro ejemplo. Id e iluminad las

conciencias ignorantes, inciertas, du-

dosas. Id e instruid de casa en casa,

de familia en familia, de calle en calle,

de pueblo en pueblo.

No

os

dejéis ven-

cer por nadie en actividad, en fervor,

en celo, en espíritu de verdad, de jus-

ticia, de amor.

11 Sea éste, pues, vuestro jura-

mento a María: servir con fe fuerte y

con ejemplar conducta a la causa de

su Hijo divino, mediante la palabra,

la actividad, el sacrificio.

Y

ahora

¡oh Maria , Virgen poderosa,

Madre de misericordia, bendecid a estas vues-

tras

amadas hijas, bendecid las promesas

que os hacen con

toda

la sinceridad de su

alma

con toda la generosidad de su volun-

tad con

todo

el lmpetu de su

amor.

Vos se

las habéis inspirado, y ~ s esperan ellas

el valor

para

mantener s con indefectible

constancia. Obedecen ell s al impulso de su

corazón ardiente y dispuesto; conocen su

debilidad; pero cuentan con Vos. Vos les da-

réis la fuerza; Vos les concederéis la victo-

ria. Y

junto

con ellas, bendecid a todas

sus hermanas, bendecid a toda la población

de la Urbe, a toda la población de Italia

y del mundo a fin de que, mediante vues-

tra maternal intercesión, estos grandes pro-

pósitos del dla de hoy sean mañana gene-

radores y portadores de reconciliación, de

paz, de renovación •en la santidad y en la

justicia•, de bien y de salvación temporal

y eterna.