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TRANSNATIONAL TNI B RIEFING S ERIES NO 2003/4 Programa Drogas y Democracia T N I Desarrollo alternativo y conflicto en Colombia A CONTRAVÍA DOCUMENTOS DE DEBATE JUNIO 2003 no 7

Programa Drogas y Democracia - Transnational …dicar la coca o la amapola. Si el papel del desarrollo alternativo es com-plementar el objetivo de ganar un territorio para el Estado

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T R A N S N A T I O N A L

T N I B R I E F I N G S E R I E SNO 2003/4

Prog rama Drogas y Democrac ia

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Desarrol lo alternativo y confl icto en Colombia

A C O N T R AV Í A

D O C U M E N TO S D E D E B AT EJ U N I O 2 0 0 3

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Í N D I C E

● Editorial 3

● Desarrollo Alternativo y guerra en Colombia 4

● Plan Colombia y Desarrollo Alternativo 7

● Los pactos de erradicación manual 15

● Desarrollo Alternativo bajo la administración Uribe 20

● Textos de referencia e información en internet 23

AUTOR:Ricardo Vargas

EDITORES:Amira ArmentaMartin JelsmaVirginia Montañés

DISEÑO:Jan Abrahim Vos, Zlatan Peric, MEDIOLogotipo Drogas y Conflicto:Elisabeth Hoogland

IMPRENTA:Drukkerij Raddraaier, Amsterdam

CONTRIBUCIONES FINANCIERAS:NOVIB (Países Bajos)Ministerio de Asuntos Exteriores (Países Bajos)

CONTACTO:Transnational InstitutePaulus Potterstraat 201071 DA AmsterdamThe NetherlandsTel: -31-20-6626608Fax: [email protected]/drugs

Los contenidos de este docu-mento pueden ser citados oreproducidos, siempre que lafuente de información seamencionada. El TNI agradece-ría recibir una copia del textoen el que este documento seausado o citado.

Puede mantenerse informadode las publicaciones y activida-des del TNI suscribiéndose anuestro boletín quincenal.Contacto: [email protected] owww.tni.org

Amsterdam, junio 2003

Europa y el Plan ColombiaDocumento de Debate No. 1, abril 2001

Fumigaciones y Conflicto en Colombia. Al calor del debateDocumento de Debate No. 2, septiembre 2001

Afganistán, drogas y terrorismo. Fusión de guerrasDocumento de Debate No. 3, diciembre 2001

Desarrollo alternativo y erradicación. Un enfoque desequili-bradoDocumento de Debate No. 4, marzo 2002

Polarización y parálisis en la ONU. Superando el impasseDocumento de Debate No. 5, julio 2002

Agenda para Viena. Cambio de rumboDocumento de Debate No. 6, marzo 2003

Todas las ediciones de la serie están disponibles en el sitioweb en inglés y castellano:www.tni.org/reports/drugs/debate.htm

Esta publicación recoge los resultados del proyecto NegociaciónComunidades Sur de Colombia, desarrollado en el marco del pro-grama Drogas y Democracia del TNI y Acción Andina. El proyectofue coordinado por Ricardo Vargas, Acción Andina Colombia,quien contó con la asistencia de Rodrigo Velaidez y Carolina Cor-tés.

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no de los retos más importantesde la política de Desarrollo Alter-nativo en la situación actual deColombia es su incidencia y cum-

plimiento de objetivos en medio de la guerra.En ese sentido, la estrategia del presidenteÁlvaro Uribe es sustancialmente diferente delas dos administraciones que le antecedieron.En sus enunciados políticos sobre el tema,tanto Ernesto Samper como Andrés Pastranaentendieron el desarrollo alternativo con unafunción de emergencia social por las fumiga-ciones aéreas, tratando de neutralizar los efec-tos deslegitimadores de una tarea que busca-ba satisfacer las presiones de Washington.Para su implementación se promovieron acuer-dos individuales (Samper) o Pactos de Erradi-cación Manual (Pastrana). Sin embargo, lasmovilizaciones campesinas de 1996 ponían depresente la dimensión del fracaso del prime-ro. El pésimo manejo institucional, que llevóhasta la desaparición del órgano rector deldesarrollo alternativo, PLANTE, puso en evi-dencia la crisis en el caso del segundo.

Uribe Vélez ha señalado que su política dedesarrollo alternativo no tiene nada que vercon un papel de emergencia y que su imple-mentación se basa en el desarrollo regional. Sinembargo, esta aparente revolución no resultamuy bien librada cuando se contrasta con elproceso real.

El modelo transaccional (erradicación antici-pada del cultivo ilícito a cambio de financiaciónde proyectos locales) ejecutado por el provee-dor del 92% de los recursos para desarrolloalternativo en Colombia, USAID, no tiene nadaque ver con el esquema de desarrollo regio-nal de Uribe. Es exactamente lo contrario: unacuerdo alrededor de un compromiso paraborrar un cultivo ilícito de un área determi-nada, cuya sola disminución es el indicador deéxito del programa y no ‘el desarrollo regio-nal’ que supondría un proceso mucho máscomplejo y acuerdos que irían más allá de erra-dicar la coca o la amapola.

Si el papel del desarrollo alternativo es com-plementar el objetivo de ganar un territoriopara el Estado en aquellas zonas controladaspor grupos armados, es dudoso que la actual

política de drogas, complementaria al esque-ma de seguridad democrática, responda real-mente a una perspectiva sensata de manejo delcontrabando de drogas y a una visión moder-na de legitimación estatal. Dados los múltiplesefectos negativos que generan las fumigacionesaéreas indiscriminadas para las comunidadescampesinas, indígenas y afrodescendientes dela zona andina, de la amazonía y el Pacífico,confirmados por la Defensoría del Pueblo y laContraloría General de la República, la legiti-midad del Estado está en serias dificultades. Elagravamiento de la situación alimentaria, elincremento del desplazamiento forzoso, la cri-sis de gobernabilidad local y regional acelera-das por la guerra y la actual política de drogasasí lo constatan.

Si bien la producción y el mercadeo de bienesson retos importantes para el éxito de las polí-ticas, la discusión principal no es reductible ala esfera económica del desarrollo alternativo.En escenarios de conflicto, la pregunta estra-tégica es qué condiciones de respeto a la viday libertad de las personas está contribuyendoa generar el desarrollo alternativo; qué gober-nabilidad están logrando realmente los pode-res locales; qué ampliación de la democracia,fortalecimiento y participación de las comuni-dades se está alcanzando.

En fin ¿qué legitimidad está construyendo elEstado? Insistimos en que por la vía de las fumi-gaciones aéreas, por el camino de incremen-tar la crisis humanitaria incorporando civilesa la guerra, muy poco se está logrando para undesarrollo sostenible en lo político y econó-mico. Entonces cabe la pregunta: ¿Vale la penamedir el supuesto éxito del desarrollo alter-nativo por el número de hectáreas erradica-das, cuando en realidad se está abonando elterreno para más violencia e inestabilidad delas regiones sin Estado? El indicador de áreaserradicadas servirá en Washington. En el sures este contexto político y social el que nosdice lo que realmente está pasando. O si nomiremos lo que pasó con el ‘éxito boliviano’.Pero en Colombia es difícil canalizar esas frus-traciones en términos políticos como en Boli-via. Desgraciadamente, allí son casi siemprecaldo de cultivo para más guerra.

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l gobierno de Colombia ha califica-do el 2002 como un año exitoso enmateria de erradicación de cultivosde coca. La afirmación procede prin-

cipalmente de las cifras arrojadas por el Pro-yecto SIMCI de la Oficina contra la Droga y elDelito de la ONU (UNODC), según las cualesColombia redujo el número de hectáreas de144.807 en el 2001 a 102.071 en el 2002.

Las autoridades antinarcóticos de EEUU hanrecibido con más cautela las cifras de sus fuen-tes, principalmente la CIA, las cuales precisanque Colombia pasó de 169.800 hectáreas en el2001 a 144.450 en el 2002.

Según esta última cifra, el área regional andinade coca no sufre una mayor disminución alsituarse en 204.850 hectáreas, (véase gráfico n.1) es decir, se mantiene en unos márgenes rela-tivamente estables de acuerdo con el com-portamiento a lo largo de la década de losnoventa y lo que va del nuevo milenio.

La razón de esa estabilidad relativa tiene quever con la situación de Bolivia, que experimentauna dinámica ascendente, tras situarse en14.600 hectáreas en el 2000, y hoy eleva su áreaa 24.400, un significativo 67.12% con respectoa ese punto más bajo. Por su parte Perú, deacuerdo con Washington, mantiene un áreaestable que promedia las 35.000 hectáreas.

En el marco de este escenario, las autoridadescolombianas se aprestan a impulsar una asper-sión aérea mucho más radical para 2003, al pro-ponerse fumigar el equivalente de 200.000 hec-táreas, casi el doble del número de hectáreasexistentes, de acuerdo con las cifras de SIMCI.La idea es superar el poco espacio de diferen-cia que presenta la relación entre número dehectáreas de coca y las fumigaciones en el2002. Con una fumigación que supere las cifrasde 2002, se busca afianzar esta tendencia.

En segundo lugar, el interés del gobierno colom-biano se centra en la necesidad de “golpear lasfinanzas” de la insurgencia siendo este, en laactual fase de la guerra interna, el punto nodalque está marcando las decisiones en materia delplan de seguridad del presidente Uribe.

En tercer lugar, en el contexto internacional, sebusca afianzar una relación bilateral con Was-hington alrededor del diagnóstico y las solu-ciones de fuerza en la intrincada relación de“Drogas y Terrorismo”, con lo cual se afianzala utilidad de la ayuda de EEUU en el marco delPlan Colombia. De este modo se continúaavanzando en crear la necesidad de una mayorincorporación de la administración de EEUU enla guerra interna colombiana, que es, en últimainstancia, el propósito estratégico de Bogotá.

En este contexto el desarrollo alternativo enColombia enfrenta serios retos e incertidum-bres:

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Bolivia Perú Colombia Area global

Gráfico 1. Areas de coca en la región andina 1992-2003

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Fuente: Departamento de Estado de EEUU

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● El perfil de la fumigación como instrumen-to de la guerra y la búsqueda de Bogotá de unmayor compromiso de Washington en unmodelo de resolución del conflicto mediante laconfrontación de los grupos alzados en armas,uno de cuyos primeros pasos es la extensióndel uso del Plan Colombia hacia ese escenario,le empieza a generar serios inconvenientes a losprogramas de desarrollo alternativo. La identi-ficación de estos programas como parte de unconjunto de medidas dirigidas a recuperar prio-ritariamente la autoridad del Estado, lleva a quesean señalados por quienes controlan la mayorparte de las zonas cocaleras como articuladosa la estrategia global propuesta.

● El incremento de la lucha de los gruposarmados, involucrando crecientemente a lapoblación civil, está convirtiendo a la sociedadde estas zonas en objetivo militar. Los actoresarmados desarrollan un control sobre la pobla-ción para facilitar el dominio de aquellos terri-torios que ofrecen condiciones alrededor depuntos estratégicos para la comercialización yrutas de transacciones ilegales (drogas, armas,pertrechos), lo que está generando un esce-nario que golpea duramente las condicionespolíticas locales (amenaza de alcaldes, conce-jales, sistema de justicia, etc) incrementando laingobernabilidad y, como consecuencia, gene-rando mayor incertidumbre e inseguridad gene-ralizada, lo que facilita el fortalecimiento de losgrupos alzados en armas.

● La administración Uribe propone una “alian-za” frente a la sociedad civil para buscar la legi-timidad estatal. Sin embargo, tanto el conteni-

do como la forma que se utiliza se basan en unmodelo de establecimiento de la autoridad queprivilegia el uso de la fuerza, por encima de unaverdadera concertación cuyo propósito funda-mental debería ser la superación de la gravesituación económica, social y de derechoshumanos que viven regiones como el sur deColombia, Catatumbo o Arauca. La sobreva-loración de la insurgencia como causa de la cri-sis de la situación social, económica y políticaregional, conduce a desconocer evaluaciones defondo acerca el tipo de institucionalidad y ejer-cicio del poder que subyacen a la crisis de legi-timidad del Estado.

● En ese sentido, Uribe establece una visiónunidimensional en el tema de la legitimidad esta-tal que conduce a relevar el ejercicio de la fuer-za y establece la relación con la comunidad alre-dedor de esa pretensión. Todo esto, bajo unmodelo que acentúa la condición centralista delejercicio del poder. Puesto este esquema en eltratamiento de los cultivos ilícitos, la fumigacióncompulsiva junto con la negación de procedi-mientos que le permitan a las comunidadessoluciones concertadas a través de procesos deerradicación manual sostenibles en el largoplazo, crean una mayor incertidumbre en lasregiones productoras, quedando atrapadas enun escenario de guerra promovido tanto porel Estado como por los grupos insurgentes.

● Al conjugarse el tratamiento del problemade los cultivos ilícitos como consecuencia deun diagnóstico que los releva en tanto fuenteestratégica de financiación de la guerrilla y ensegundo lugar, el efecto compulsivo de la erra-

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Area (Has.)

Áreas Fumigadas

Fuente: Departamento de Estado de EEUU y Policía Antinarcóticos

Gráfico 2. Areas de Coca y Areas Fumigadas 1992-2003

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

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dicación para el cumplimiento del principalindicador de éxito del programa en Washing-ton, esto es la cifra de su disminución, lleva final-mente a afectar el peso político del desarrolloalternativo quedando envuelto en una simbio-sis compleja del uso de la fuerza. Dimensionessignificativas relacionadas con la prevención ymanejo eficiente de la crisis humanitaria, lasgarantías a los derechos fundamentales de lapoblación afectada por una guerra que cobrarelevancia geopolítica en las zonas cocaleras, el

desarrollo eficiente de la gobernabilidad y jus-ticia como bases de legitimación estatal, sonfenómenos todos que muestran resultadosmuy pobres en el nivel de lo social y un altocosto estratégico en la pretensión central delegitimar al Estado. En otras palabras, la mismaestrategia antidrogas limita la creación de con-diciones políticas básicas consideradas centra-les para el cumplimiento de los fines socio-económicos del desarrollo alternativo.

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Fuente: PNUFID

Cultivos de Coca

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P L A N C O L O M B I A Y D E S A R R O L L O A LT E R N AT I V O

n el año 2000, el presidente colom-biano Andrés Pastrana puso enmarcha el controvertido PlanColombia, un ambicioso Plan Mars-

hall que proponía, inicialmente, destinar 7,5mil millones de dólares a impulsar el proce-so de la paz. El plan estaba estructurado entorno a cuatro propósitos:

● Negociación con los grupos armados.● Lucha contra el narcotráfico. ● Recuperación económica y social.● Desarrollo institucional.

La estrategia de lucha contra el narcotráficoconstaba de tres componentes:

● Erradicación forzosa● Erradicación voluntaria● Interdicción

La erradicación forzosa se desarrolla mediantela aspersión aérea de una formulación espe-cial de Round Up. La dosis de ingredienteactivo de la mezcla, el glifosato, se ha incre-mentado de 8 a 10 litros por hectárea a ini-cios de 2003, con la justificación de hacer máseficaz el nivel de erradicación con respectoa previas aspersiones.1

La Defensoría del Pueblo y la ContraloríaGeneral de la República han denunciado rei-teradamente violaciones a las disposicioneslegales existentes y a normas procedimenta-les en la aplicación de las fumigaciones. Ade-más, han puesto de manifiesto la ausencia deexperimentos y análisis sobre el impacto realde las nuevas fórmulas de roundup aplicadasa los cultivos ilícitos, a pesar del alto núme-ro de quejas de las comunidades afectadas. LaDefensoría del Pueblo, en virtud del princi-pio de precaución, ha solicitado en diversasocasiones la suspensión de las fumigacioneshasta que no se establezca el tipo de impac-

tos y las medidas requeridas para amortiguardichos efectos.

La erradicación voluntaria se inscribe en el con-texto de los pactos sociales de erradicación,cuyo número e incidencia social han sido pro-porcionalmente reducidos. Se calcula quealrededor de 200.000 familias viven de lacoca mientras sólo 37.000 familias participa-ron en el mecanismo de los pactos, un 18.5%del número total de familias implicadas en esaproducción ilegal.

Finalmente, en lo referente a la interdicción, sefortaleció el rol de los organismos de segu-ridad del Estado gracias al alto porcentaje queocupa el componente militar del Plan apoya-do por Washington.

ESTRUCTURA GENERAL DE LA POLÍTICA YSU EXPRESIÓN INSTITUCIONAL

La perspectiva del Estado central Para la ejecución del Plan Colombia se creóuna nueva entidad denominada Fondo deInversión para la Paz (FIP).2 Junto con el FIPse integraron dos entidades que ya habíansido creadas antes del Plan Colombia, elFondo de Programas Especiales para la Paz yel Plan Nacional de Desarrollo Alternativo(PLANTE),3 aunque, en el marco del PlanColombia, fue el FIP, por encima del PLAN-TE, el que estableció los lineamientos de losprogramas de desarrollo alternativo. El FIPdefinió las características de los proyectos dedesarrollo, presentó los criterios de focali-zación, las prioridades en cuanto a áreasgeográficas y estableció las líneas de acción.

Los proyectos productivos fueron definidoscomo instrumentos encaminados a generarcondiciones sostenibles de desarrollo y gene-ración de ingresos en las regiones afectadas

1 La dosis de 8 litros por hectárea fue consignada en la Resolución 1065 del 26 de noviembre de 2001. No se conocen estudios quesustenten los eventuales impactos ambientales y de salud en relación con el aumento de la dosis.

2 El FIP se creó como una cuenta especial del Departamento Administrativo de Presidencia de la República (DAPRE), sin personeríajurídica y se administra como un sistema separado. Véase, Contraloría General de la República, Plan Colombia, Tercer Informe deEvaluación, julio de 2002, Bogotá.

3 El PLANTE es otra entidad dependiente del DAPRE. Creado bajo la administración Samper mediante el Decreto 472 de 1996, fuehasta mediados de 2002 la primera autoridad en materia de políticas de desarrollo alternativo para los cultivos ilícitos.

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por el conflicto armado y los cultivos ilícitos.4Para ello se definieron tres tipos de proyec-tos:

1. Generadores de ingreso y empleo.Destinados, de acuerdo con el FIP, a aprove-char y dinamizar ventajas comparativas y decompetitividad en determinadas regionespara la producción de bienes agropecuarios,orientando la producción a los mercadosnacionales e internacionales.

2. Proyectos de seguridad alimentaria.Impulsan la diversificación productiva y el for-talecimiento de sistemas de producción cam-pesina, buscando que la unidad productiva yla región en la cual se localizan logren unamayor suficiencia en la generación de ali-mentos frescos de primera necesidad y en lasatisfacción de los requerimientos nutricio-nales de las familias que habitan en dicho con-texto.

3. Proyectos para viabilizar alternativasproductivas, de comercialización y/otecnológicas.Se trata básicamente de proyectos deinvestigación aplicada, de corto plazo y bajocosto, orientados a remover obstáculos parahacer viables proyectos promisorios en lageneración de ingresos, empleo y seguridadalimentaria. Según el FIP, dentro de este tipode proyectos están los que definen lo que seva a producir, los que definen ajustes ymejoras de los sistemas de comercializacióny los que definen cómo producir.

Esta era pues la perspectiva del Estado cen-tral y, especialmente, de los círculos más

cercanos a Presidencia, en relación con laimplementación del Plan Colombia frente alproblema de los cultivos ilícitos.

Perspectiva local En el contexto regional, principalmente en elcaso del Bajo Putumayo y de modo particu-lar de Puerto Asís, se venía de un procesobasado en la racionalización de las experien-cias fracasadas de desarrollo alternativo.

Como resultado de las experiencias de desa-rrollo alternativo implementadas en el muni-cipio de Puerto Asís (1994 – 1998) y la inmi-nente fumigación generalizada de los cultivosilícitos existentes en ese territorio, se pro-dujo una iniciativa local a través de la alcal-día municipal y, de modo particular, de lasUnidades Municipales de Asistencia TécnicaAgropecuaria (UMATA).

Tal iniciativa coincidió en primer lugar con elvacío generado por la política de desarrolloalternativo, al quedar replanteada la versióninicial del Plan Colombia5 una vez aceptadala financiación del componente antidrogaspor parte de Washington, y en segundo lugar,se relacionó con la focalización de la imple-mentación del Plan Colombia en el departa-mento del Putumayo. La región había sidoseñalada por poseer más del 50% del áreanacional de coca y de concentrar la mayorcantidad de cultivos extensivos.

La alcaldía municipal formuló una propuestaque, a diferencia de los lineamientos del FIP,giraba alrededor de la búsqueda de un mane-jo alternativo al uso de la fuerza contra loscultivos ilícitos. Dicha propuesta se concre-

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4 Entre las características que debían reunir los proyectos se señaló: “Que sean de naturaleza comunitaria y hayan sido formuladosmediante procesos de participación y concertación con la comunidad, la cual debe asumir un papel activo en todo el ciclo del pro-yecto; incorporen las acciones de fortalecimiento institucional regional y desarrollo organizativo, necesarias para garantizar un ade-cuado soporte a la operación del proyecto y a la dinamización de procesos de construcción social; prevean acciones e inversiones eninfraestructura física y social necesarias para contar con un entorno que contribuya a los propósitos del proyecto”. Así mismo: “quese dirijan a beneficiar en forma directa a pequeños y medianos productores, población indígena, campesinos sin tierra y en general, alos grupos más vulnerables de la población rural; demuestren su viabilidad y sostenibilidad económica, técnica, financiera, ambiental yorganizativa; sean coherentes con los planes de ordenamiento territorial y con los planes de desarrollo de las unidades territorialesen las cuales se proyecta su ejecución; su localización corresponda a las áreas geográficas y a grupos poblacionales priorizados por elConsejo Directivo del FIP”. Véase República de Colombia, Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, Fondo deInversión para la Paz, DAPRE-FIP, Consejo Directivo, Acuerdo No. 03 de 2000, Bogotá.5 Para la versión inicial del Plan Colombia véase Presidencia de la República, Oficina del Alto Comisionado para la Paz – DepartamentoNacional de Planeación PLAN COLOMBIA, diciembre de 1998, Puerto Wilches.

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tó en la formulación de los Pactos de Erra-dicación Manual, en cuyo soporte aparecíantres estrategias: la seguridad nutricional parala sustitución voluntaria de cultivos ilícitos;proyectos de mediano y largo plazo basadosen la reconversión de la economía regionaly, finalmente, el establecimiento de unacomercialización de doble vía (compra yventa de productos) para asegurar la soste-nibilidad de estos proyectos.6

BALANCE DE LA EXPERIENCIA

El problema institucional en el nivel cen-tral Hasta el inicio del Plan Colombia, la direcciónpolítica formal del desarrollo alternativo seconcentraba en el PLANTE. A través de estaentidad se empezaron a canalizar, como con-traparte nacional, los primeros recursos del“componente social” del Plan a través de laAgencia de los Estados Unidos para el Desa-rrollo Internacional(USAID). Para algunostécnicos en esta mate-ria, este fue un momen-to único para el relanza-miento político del Pro-grama de DesarrolloAlternativo, el cual apa-recía debilitado debidoal fracaso de la política yde su gestión al comen-zar la nueva administra-ción del presidente Pastrana. Sin embargo, elPLANTE no logró estructurar una políticanacional sólida, además de revelar deficien-cias administrativas en sus primeras actua-ciones dentro del Plan Colombia.

La situación del PLANTE pareció agravarsepolíticamente al crearse el FIP e iniciar éste lareglamentación, focalización y manejo de los

recursos orientados al desarrollo alternativo.De este modo se estableció una competenciapoco deseable entre las dos instituciones,situación de crisis que repercutió también enlas mismas áreas de intervención del desa-rrollo alternativo, sobre todo en el sur.7

Adicionalmente, en el manejo de la proble-mática de los cultivos ilícitos aparece otra ins-tancia, el Consejero Nacional para la Seguri-dad y la Convivencia, cuyas funciones en estamateria no son claras, pero que asume, dehecho, responsabilidades en nombre delgobierno central alrededor de los compro-misos del Estado en el tema de los pactos deerradicación manual.

Así mismo la Red de Solidaridad – un esta-blecimiento público de orden nacional – seencarga de la atención a personas afectadaspor las fumigaciones aéreas, con lo cual entratambién en aspectos que competen tanto alFIP como al PLANTE.

En este escenario deentidades paralelas pro-movido desde Bogotá,se profundiza el desor-den institucional coad-yuvado por la descalifi-cación del PLANTEcomo instancia concapacidad de gestión,situación agravada porla ausencia de una polí-

tica de desarrollo alternativo y los manejoscoyunturales y de fuerte improvisación delmismo Programa.

A este desarreglo institucional se agrega laausencia de coordinación entre los organis-mos encargados de las fumigaciones aéreasy las entidades responsables del desarrolloalternativo. Como se sabe, una de los mayo-

6 Véase los documentos Alcaldía de Puerto Asís, UMATA “Reconversión de la Economía de Puerto Asís – Sustitución voluntaria decultivos ilícitos en Santana, Putumayo, Colombia” ; “Seguridad Nutricional para la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos” y “Crea-ción de una comercializadora de doble vía” agosto de 2000, Puerto Asís. 7 Lo anterior sin referir los problemas administrativos que de suyo plantea el modelo del FIP puestos de presente en el informe dela Contraloría sobre Plan Colombia. El FIP “tiene una planta de 17 profesionales del DAPRE adscritos a este Fondo y una nómina de592 consultores de todo orden, con un costo que supera los $9.000 millones al año.”…El FIP “se ha convertido en una organizaciónaltamente compleja, que de alguna manera, establece un paralelismo con las funciones propias del DAPRE, especialmente en materiade revisión jurídica, evaluación y control”. Contraloría General de la República, Ibídem pág.10

“En este escenario de

entidades paralelas

promovido desde Bogotá

se profundiza el desorden

institucional”

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res cuestionamientos a las fumigaciones es suimpacto sobre proyectos financiados por lacooperación internacional y por el mismoEstado colombiano. A esto se añade la débilpresencia de entidades nacionales y regiona-les que tienen responsabilidades en la pla-neación del desarrollo para las regiones (Cor-poamazonia, Corpoica, entre otras).

El problema institucional entre el centro yla regiónA la debilidad institucional y descoordinaciónentre las entidades nacionales que en loshechos asumieron compromisos paralelos odiferenciados en desarrollo alternativo, seune la ausencia de espacios de concertacióny seguimiento entre las autoridades naciona-les y las regionales y locales. De este mododesapareció, en la práctica, la perspectivadel fortalecimiento institucional del nivellocal que, en el marco de la pérdida o ausen-cia secular de control del territorio por partedel Estado, constituye una base fundamentalde construcción de su legitimidad.

Esta situación se reflejó, según una evaluaciónde la Contraloría General de la República(CGR), como una característica estructuraldel Plan Colombia, al desarrollar una distri-bución regional de los recursos poco equi-tativa, hecho encubierto en una supuestaconvocatoria neutral para acceder a sus fuen-tes de financiación en virtud “de la capacidadde presentar y tramitar proyectos por laspropias regiones”, situación que contrastacon una intervención propuesta sobre la basede las necesidades reales de esas áreas, seña-lada por la Contraloría en su balance:

“De allí que se observe, en muchos casos, que lasregiones de un mayor desarrollo relativo han obte-nido una proporción mayor de los recursos en per-juicio de aquellas con mayores problemas relacio-nados con el narcotráfico y la violencia, objetivosbásicos del Plan”.8

Con este tipo de distorsiones como base, elPlan Colombia resultó orientando la ejecu-

ción de los recursos en las grandes ciudadesy departamentos distintos a aquellos dondeel conflicto armado y la presencia de cultivosilícitos es más agudo, además de sufrir otrotipo de desventajas:

● La debilidad institucional, agravada, entreotros, por la falta de un apoyo académicoe investigativo, dificultando la formulaciónde proyectos con los estándares exigidospor el alto gobierno.

● La débil creación de estructuras y redessociales.

● La exigencia de cofinanciación a entesterritoriales que no están en capacidad dehacerlo, todo lo cual llevó finalmente a quelos recursos dispuestos para los planessociales se fueran a regiones muy distin-tas a departamentos como Guaviare, Putu-mayo, Caquetá o Norte de Santander.

Este hecho contrasta fuertemente cuando sesabe que son escenarios de la guerra, de lasfumigaciones, situaciones que además de lacrisis humanitaria generan desempleo paraproductores, jornaleros, además de la pérdi-da de empleos indirectos sobre todo delsector servicios. Unido a ello está la crisis delsector rural colombiano. Según la CGR:

“Aun si se hace el estimativo optimista de que todoslos renglones productivos legales aumenten suárea en los próximos dos años en un 10%, o seaun 5% anual, apenas se podría ampliar el empleoen 80.000 puestos..”.9

El hecho de que el Plan Colombia se centreen la lucha antidrogas y de que los recursosaprobados por el Congreso de Estados Uni-dos se evalúen con relación a un indicadormedible frente a ese fin, hizo que los esce-narios de cultivos ilícitos tuviesen una mayorsignificación y seguimiento. Particularmente,a la hora de evaluar el desempeño de la polí-tica, la eliminación de cultivos ilícitos tiene elmayor peso, como quiera que la continuidadde la financiación del Plan ha dependido prin-

8 Contraloría General de la República Plan Colombia, Primer Informe de Evaluación. Agosto de 20019 Contraloría General de la República, ibídem

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10 En diferentes oportunidades la embajadora de EEUU en Colombia, Anne Patterson, ha señalado que “la punta de lanza del PlanColombia son las fumigaciones de cultivos ilícitos”. Véase por ejemplo, “Las nuevas relaciones entre Estados Unidos y Colombia” enLa Revista, El espectador, 4 de noviembre de 2001, Bogotá.

cipalmente de los resultados que arrojen lastareas de erradicación forzosa.10

En resumen, la implementación de toda lapolítica general contenida en el Plan Colom-bia y su gestión, refleja muy bien el tipo deestructura de Estado vigente en Colombia y,en parte, a través de ella se explica la reali-dad que se ha creado con dicho Plan y las dis-torsiones generadas en su ejecución. Entrelos elementos más destacados en ese senti-do se encuentran:

● La tensión entre el Estado central y lasregiones, que secularmente han estado almargen de la integración en términosnacionales.

● El desorden institucional del centro, enmedio de una compleja e incomprensiblered de normas que crean instancias inca-paces de inscribirse en una estrategia deintegración y afirmación nacional.

● La inexistencia de estrategias de políticaclaramente definidas para las zonas decolonización, cuya mayor importancia esla presencia de complejos ecosistemasrelevantes a nivel ambiental.

Incidencia del contexto institucional en laspolíticas de cooperación internacional La baja capacidad de ejecución del PLANTE,el desorden institucional reinante en la inter-vención del Estado en relación con la auto-suficiencia alimentaria y las debilidades eincertidumbre frente a los proyectos demediano y largo plazo, llevaron a una crisisen la constitución de la contraparte de la coo-peración de USAID (Véase Recuadro).

En efecto, la USAID percibió así la crisis y laredefinición de su intervención en Colombiade la siguiente manera:

“El plan inicial, desarrollado con las contrapartesdel Gobierno Colombiano, fue que USAID se cen-

trara en los esfuerzos de generación de ingresoseconómicos a mediano y largo plazo, mientras quela (parte) colombiana de ejecución, se centraba enla entrega de asistencia inmediata a los agriculto-res que firmaran los pactos de reducción de la cocacon el Gobierno.”

“A medida que esto se realizaba, la demanda departicipación en estos pactos con el gobiernoaumentó en un volumen inesperado, pero fuepolíticamente difícil para el Gobierno limitar su ofer-ta inicial. Como resultado, se informó que aproxi-

El 13 de julio de 2000, el Congreso deEEUU aprobó 869 millones de dólarespara el Plan Colombia. De esa cantidad,123,5 millones se destinaron a USAIDColombia, de los cuales 42,5 eran paraprogramas de desarrollo alternativo bajoel objetivo estratégico No. 2 de “promo-ver alternativas económicas y sociales ala producción ilícita de coca”. SegúnUSAID Colombia, se trataba de generarcondiciones sociales y económicas enáreas de producción de cultivos ilícitos,a través del fortalecimiento de lospequeños productores que voluntaria-mente abandonen la producción ilícita.Los 42,5 millones han sido dedicados aesa estrategia a través de una enmiendaefectuada a un acuerdo que existía conel gobierno colombiano. Esta enmiendase suma al programa de desarrollo alter-nativo a la coca (Coca Alternative Deve-lopment, CAD) de 5 años.

El CAD se implementó a través de uncontrato firmado el 30 de marzo de 2001con Chemonics, quien implementa elprograma concediendo donaciones ysubcontratando con gobiernos munici-pales, organizaciones locales y regiona-les de productores, organizaciones nogubernamentales y el sector privado.

USAID Y DESARROLLO ALTERNATIVO

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madamente 37.000 familias firmaron 33 distintospactos entre diciembre del 2000 y julio del 2001.Este gran número superó la capacidad del Gobier-no Colombiano para entregar asistencia inmedia-ta. Los factores de complicación incluían lo remo-to y difícil del acceso a las áreas donde vivían lossuscriptores de los pactos y una serie de inciden-tes de seguridad fue generada por conflictos entrelas guerrillas de las FARC y los paramilitares de laAUC en la región... La asistencia del GobiernoColombiano está ahora siendo entregada a los sus-criptores de los pactos (se estima que se llegó aaproximadamente 8.500 hasta el momento). ElGobierno ha dado tiempo hasta el 27 de julio del2002 a los suscriptores de los pactos para con-cluir la erradicación de sus cultivos de coca. Luegode este punto, tiene la intención de realizar la erra-dicación aérea de los cultivos de coca restan-tes”.11

Como se puede ver, la crisis que terminó des-bordando la capacidad institucional llevó aque las fumigaciones se vieran como la únicasalida, justificadas bajo el falso argumento deque la responsabilidad era de los campesinosque habían suscrito los pactos. La desazónreinante en las comunidades hacía preveruna respuesta de resiembra de la coca envista de las inseguridades que provocó la cri-sis institucional. USAID fue consciente tam-bién del vacío generado por la representaciónestatal colombiana y entró entonces a rea-justar sus programas a través de una inter-vención directa, en donde se buscó respon-derle a las comunidades en los programas demediano y largo plazo. El mecanismo fueconcertar una erradicación anticipada, estoes, no sometida al desorden en la contabili-zación del punto de partida en que finalmentecayeron los pactos de erradicación manual:

“Una evaluación en el terreno realizada por USAIDen octubre-noviembre del 2001 constató quemuchos suscriptores de los pactos se mostraban

escépticos de que el Gobierno efectuara la entre-ga oportuna de la asistencia inmediata o reanu-dara la fumigación luego del 27 de julio del 2002,ocasión en que terminaría el mandato del Presi-dente Pastrana. Muchos han replantado la coca enlas áreas que fueron fumigadas anteriormente. Noobstante, otras comunidades han comenzadovoluntariamente la erradicación inmediata, en unintercambio por la provisión de asistencia, a tra-vés de los beneficiarios de USAID. USAID comen-zó a reajustar su plan original en noviembre pasa-do para comenzar a trabajar directamente condichas comunidades bajo un programa de ‘erradi-cación temprana’”.12

De este modo las acciones implementadaspor USAID-Chemonics se empiezan a desa-rrollar en un contexto de ausencia de unapolítica nacional de desarrollo alternativo y,en general, de falta de posicionamiento de uneje nacional, creándose así un tipo de mane-jo paralelo que acaba evitando las instanciasformalmente responsables del manejo de lapolítica y colocando a la vez sus reglas dejuego, a través de:

● La redefinición de los distintos programasya existentes o la creación de nuevos, conbase en las pautas de USAID–Chemonics,esto es, interés exclusivo en reduccionesrápidas de áreas de cultivos ilícitos.

● El esquema transaccional de recursos porerradicación inmediata, implementado através de la modalidad de contratación pri-vada con ONG empresariales que resul-taron debilitando la precaria instituciona-lidad local y regional.

En el proceso de implementación de lasacciones contratadas con los operadores queactuaron como ONG se observó:13

● En general venían de experiencias muy

11 USAID Asistencia de los Estados Unidos a Colombia y a la Región Andina. Testimonio de Adolfo Franco, Sub-Administrador paraAmérica Latina y el Caribe. (s.f.)12 USAID Asistencia de los Estados Unidos a Colombia y a la Región Andina, Ibídem.13 Estas entidades fueron calificadas como “operadoras” y su reconocimiento está contemplado en el Acuerdo No. 01 DE 2000 delDAPR-FIP así: “Los proyectos pueden tener origen en organizaciones comunitarias, entes territoriales, entidades públicas u Organi-zaciones no Gubernamentales, las cuales deben formular los proyectos con el apoyo de ‘Entidades Operadoras de proyectos’ reco-nocidas por el Fondo de Inversiones para la Paz, a través de las cuales se presentarán los proyectos”.

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distintas a la realidad de los cultivos ilíci-tos.14

● Las estrategias operativas fueron desfasa-das tanto en el cubrimiento del territoriocomo en la capacidad de los promotores,teniendo en cuenta que se trataba deacciones que demandaban conocimiento yexperiencia.

● No hubo seguimiento y monitoreos efec-tivos de las ONG en relación con el tra-bajo de sus funcionarios.

● La estructura de gestión facilita la prolife-ración de irregularidades en el manejo delos recursos.

Como consecuencia lasautoridades locales yregionales, las organiza-ciones de la comunidadquedan, por razón delos recursos, girandoalrededor de los crite-rios emanados de enti-dades externas como enel caso USAID, la cualrepresenta hoy el 92% del fondo total dedesarrollo alternativo. (Véase tabla n. 1). Enel terreno, USAID lejos de concertar diná-micas de desarrollo, terminó transando accio-nes de erradicación.15 Todo lo cual conducea un mayor desorden institucional, al no arti-cularse la cooperación dentro de los planesde desarrollo local o regional, y al propiciarque las pocas y débiles organizaciones socia-les (campesinas e indígenas) giren alrededorde la demanda de pequeños recursos para suszonas sin que se fortalezcan realmente losespacios de concertación desde el ámbitolocal ni se cualifiquen su proyección comoentidades representativas de la comunidad, ni– por tanto – sean protagonistas del desa-rrollo regional.

USAID, por el contrario, se reafirma en lanecesidad de desempeñar un papel comple-mentario con el elemento disuasivo de lafumigación. La promoción de la organizaciónde la comunidad debe darse alrededor delsustento ideológico de la estrategia antidro-gas de Washington.

“Es también importante repetir que los programasde ejecución, tales como la erradicación aérea, sonparte fundamental de la ecuación. No existen alter-nativas lícitas a la coca y al procesamiento de lapasta de coca... en relación con la generación de

ingresos económicos, paralos agricultores...”.16

Para USAID, las leccio-nes obtenidas en Boli-via, Perú y Ecuador,demuestran que laadministración, antesque los niveles de ingre-sos económicos o lapobreza, es el factorsubyacente clave, que

determina si la industria de la coca se esta-blecerá o no, si crecerá o disminuirá. Laadministración, en este contexto incluye unapresencia de implementación del gobiernonacional, gobiernos locales dispuestos a pres-tar servicios públicos y crear incentivos con-tra la producción de la coca, comunidadeslocales cohesivas y un sistema de valores ocreencias individuales que rechacen la pro-ducción de drogas como medio de vida.

Así mismo, para USAID, si las comunidadeslocales trabajaran en conjunto, de maneraparticipativa y estuvieran apoyadas por unapresencia visible del gobierno nacional, con unfuerte compromiso hacia la erradicación decultivos para la fabricación de drogas y una

14 Como señala la Contraloría, la mayor parte de estas entidades (ONG) venían de la experiencia del Forec (Fondo de Reconstruc-ción del eje Cafetero). El órgano de control constató que “aparte de algunos problemas en la selección de las ONG, que se estánverificando por la CGR, el trasplante mecánico de esta fórmula operativa a las zonas de mayor conflicto como el Magdalena Medio,Putumayo y Caquetá, no fue la más aconsejable, porque las condiciones sociales, políticas y económicas no eran similares a las deleje cafetero”. CGR, Ibídem. p.10.15 Esta es una de las consecuencias de la máxima que se ha venido consolidando en estos niveles: “Quien pone la plata, pone lascondiciones”.16 USAID, Ibídem.

“Es importante repetirque los programas de

ejecución, tales como laerradicación aérea, son

parte fundamental de laecuación”

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Fuente Período Valores en US$

US AID 1999 – 2005 104.360.000

UNDCP 1996 – 2002 6.500.000

R.P. CHINA 1997 – 1998 719.000

Fondo Japonés BID 1997 350.000

JAPÓN – UNDCP 2001 253.945

CICAD – OEA 1998 – 2002 491.000

República de COREA 1996 110.000

PNUD 1997 – 1999 200.000

FRANCIA 1998 – 1999 66.250

Total 113.050.695

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presencia militar capaz, la economía ilícita dela coca podrá ser reducida significativamente.

● Como conclusión, la desinstitucionaliza-ción de la política de desarrollo alternati-vo por parte del gobierno central, al limi-tar y propiciar la descoordinación de losentes estatales que tienen un papel en laplaneación y el impulso del desarrolloregional, envía señales contradictoriasfrente a la retórica de la construcción desoberanía nacional a través de la legitimi-dad estatal. Este tipo de vacíos contrastacon la magnitud de los compromisosadquiridos por el Estado central frente alas comunidades a través de los pactos deerradicación manual. El incumplimiento aesos compromisos y la ausencia de unapolítica de Estado, han resultado llenadospor una política que responde más a otrosintereses estratégicos en materia de dro-gas y seguridad que los que podrían sur-gir de un proyecto político nacional paraColombia. Puestos en funcionamientoestos acuerdos pueden tener la aparienciade una “transacción”, pero por su conte-nido (erradicación previa y no resiembrade la coca como el fundamento de la polí-

tica) no avanzan realmente en el propósi-to del fortalecimiento de la sociedad deestas zonas. En segundo lugar, tampoco semueve en dirección a fortalecer la legiti-midad del Estado en estas áreas, ya que alpromover un modelo de privatización ensu ejecución, ha terminado disminuyendoel poder institucional del nivel local yregional.

● Finalmente, el entorno del conflicto arma-do, que se centra en la lucha por el con-trol del territorio y dentro de este, por elcontrol de la comercialización de la pastabásica de coca, termina reflejando igual-mente intereses particulares de grupo,dada la baja legitimidad de la representa-ción de los alzados en armas. Ninguno delos actores del conflicto tiene en su agen-da expectativas por incidir en el desarro-llo regional. El predominio del avance tác-tico para el logro de un posicionamientomilitar para la defensa del statu quo delpoder como grupo o sector armado, llevaa manejar el territorio como escenario dela guerra más que un escenario de desa-rrollo.

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Tabla 1

Recursos recibidos de Cooperación Internacional

Fuente: DNE La Lucha en Colombia contra las drogas ilícitas,Acciones y Resultados, 2001

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l punto de partida de los pactos deerradicación revela la crisis delmodelo de concertación, en el quedomina la decisión unilateral del

Estado y la exigencia perentoria de erradica-ción de cultivos de coca en poco tiempo (unaño), como criterio definidor del éxito de lapolítica propuesta.

Entre diciembre de 2000 y julio del 2001, sefirmaron 33 pactos en 9 municipios del Putu-mayo, que involucraron a 37.775 familias. Deellas, 6.000 pertenecían al municipio de Puer-to Asís. De esas, en febrero de 2002 se ha-bían entregado elementos del proyecto deseguridad alimentaria a 1.800, esto es, 4,8%del total de las familias comprometidas en lospactos y sólo un 30% del municipio piloto delos pactos (Puerto Asís). Teniendo en cuen-ta que los primeros pactos se firmaron endiciembre del 2000, la entrega a ese 4,8% delas familias se hizo en un lapso de 14 meses.

Pero, independientemente de los crecientesobstáculos y trabas administrativas que fue-ron comunes en la gestión de la parte inicialdel proceso, desde el punto de vista de lapolítica se volvieron a reproducir los límitesdel modelo de desarrollo alternativo, quetoma como indicador fundamental y definiti-vo los niveles y ritmos de erradicación for-zosa. La preocupación por mostrar resulta-dos medidos bajo esta óptica llevó a condi-cionar el resto de las acciones a ese propó-sito. Como consecuencia:

● Se abandonó el punto de partida de unasinversiones mínimas para el desarrolloregional, como estudios rigurosos sobre elpotencial biofísico de la región, la calidadde suelos y la vocación agrícola y ambien-tal de cada subregión. Así mismo no se cal-culó la cantidad de población que este tipode áreas puede soportar, fenómeno dis-torsionado por la economía de la coca.

● Al priorizar el tema de la reducción de lacoca en el menor tiempo posible, se buscóafanosamente establecer un punto de par-tida para contabilizar la fecha de inicio delas erradicaciones manuales y, por tanto,garantizar el elemento disuasivo. Al que-

dar relegado el tema del desarrollo, lasdecisiones quedaron condicionadas a losprocesos de erradicación y, como conse-cuencia, se abandonó la estrategia del for-talecimiento de las comunidades hacia eldesarrollo regional, hacia la creación deuna cultura de identidad regional y, sobretodo, se relegó la necesidad de crear con-fianza entre el Estado y las comunidadesbajo el propósito de un desarrollo integral.

La autosuficiencia alimentaria había sido con-cebida por las comunidades y el poder localcomo un proceso necesario en la creación decondiciones de sostenibilidad de la poblaciónen la región. Como tal, encaminado a la crea-ción de bases para una cultura campesina pro-ductora de bienes de consumo, de fortaleci-miento de redes sociales y económicas bási-cas, uno de cuyos soportes era la creación deuna estrategia que se plasmaría entre otrasen la constitución de un centro de comer-cialización de doble vía. En este proyecto sebuscaba concretar el esfuerzo mancomuna-do entre el poder local y la comunidad paraese primer nivel de subsistencia y sostenibi-lidad alimentaria.

La idea inicial era garantizar la comercializa-ción de excedentes producidos por las inver-siones iniciales en la autosuficiencia alimen-taria (granjas avícolas, comercialización deleche y carne, productos de subsistencia,frutas, etc.), de modo que estimulara un nivelde ingresos que solventara el sostenimientoy reproducción de las actividades corres-pondientes a este rubro. Así mismo poderofrecer insumos, semillas e instrumentos téc-nicos necesarios en las actividades producti-vas para la creación de excedentes.

Al incumplir el apoyo técnico y financiero delente comercializador, el Estado dejó fuera unestudio que hubiera evaluado el potencialproductivo, los requerimientos de equipos yrecursos y, en general, la planeación técnicadel ejercicio. Así mismo, se impidió el análi-sis de las condiciones necesarias para garan-tizar el acceso y control de la cadena pro-ductiva sobre los excedentes comercializa-bles.

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Para la comunidad, el problema fundamentalera justamente el diseño de los proyectos delargo plazo y, subsidiariamente, las accionespara garantizar la autosuficiencia alimentaria.Esta se argumentaba en el reconocimiento alas distorsiones de la economía cocalera encuanto a la importación excedentaria de bie-nes de consumo para la región. Esta situaciónestaba llevando a una peligrosa dependenciafrente a los monocultivos de coca, hecho quelesionaba el reconocimiento de las potencia-lidades de otros rubros y proyectos socioe-conómicos incluidos los ambientales.

En el ejercicio estuvoausente un manejo de laseguridad alimentariabasada en estrategias defortalecimiento organi-zativo de las comunida-des, tal vez uno de losfundamentos para la sos-tenibilidad del programa.Así mismo, la ausenciade asistencia técnicapara una buena gestiónde los bienes entregados, sobre todo en elcaso del ganado y aves, expresaron la ausen-cia de una planificación estratégica en térmi-nos de política estatal. El punto se relacionacon la inexistencia de una dirección políticapara el desarrollo regional por parte de lasinstituciones nacionales responsables de tra-zar estas estrategias. El predominio de unPlan de Gobierno a cambio de una estrate-gia de Estado, llevó a que la subsistencia ali-mentaria terminara convertida en un “servi-cio de entregas”. De este modo se distor-sionó la idea originaria pensada con una con-dición de integralidad y mínima sostenibilidaddel proceso.

Los pactos sociales de erradicación se basan,en primer lugar, en la generación des credi-bilidad entre las comunidades y el Estado y,en segundo lugar, en el apoyo a los produc-tores para que mejoren la producción de ali-mentos para el autoconsumo, produzcanexcedentes con tecnologías apropiadas yamplíen la participación de las comunidades.

Según el Programa Nacional de DesarrolloAlternativo (PNDA), “La estrategia de desarrolloalternativo consiste en generar un proceso demejoramiento de las condiciones sociales, econó-micas y ambientales de los productores, en lasáreas cubiertas por el programa, que posibilite laidentificación y consolidación de actividades alter-nativas a los cultivos ilícitos”.

Como se puede apreciar se habla de procesopara lograr que efectivamente los producto-res puedan generar liquidez a partir del for-talecimiento de los componentes de su sis-tema productivo, así como el de su comple-

mento con otras alter-nativas. Proceso signifi-ca facilitar los tiempos,para dar la posibilidadde la apropiación de lasnuevas técnicas que sesuponen ya están vali-dadas en la región y elfuncionamiento de lacomercialización quepermita darle salida alos productos con un

enfoque de desarrollo empresarial.

Participación comunitaria

La participación de la comunidad en las deci-siones de tipo técnico se concibe como unaspecto transversal a todas las etapas y acti-vidades que conforman el proceso de imple-mentación de los pactos sociales de erradi-cación. Esta práctica se manifiesta a partir dela conformación de las veedurías ciudadanas,la capacidad propositiva de las familias bene-ficiarias y la intervención activa de las orga-nizaciones comunitarias.

Sin embargo la participación real, activa y pro-positiva en el diseño, implementación, segui-miento y control de los aspectos técnicos dela comunidad ha sido baja, en primera ins-tancia porque no existen, en términos gene-rales, organizaciones con capacidad de com-prender y desarrollar acciones ante el fenó-meno de la erradicación, con contadas excep-ciones como algunos cabildos y juntas deacción comunal.

“La participación real,activa y propositiva en eldiseño, implementación,seguimiento y control de

la comunidad ha sidobaja”

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Igualmente para hacer partícipes a las comu-nidades se les debe brindar los espacios, lasestrategias y la mínima formación para queprocedan a involucrarse en las dinámicas deltrabajo, en hacer aportes y tomar decisionessobre las particularidades técnicas.

El hecho de acelerar las metas de erradica-ción en número de hectáreas para cumplircon las exigencias del gobierno de EstadosUnidos, ha hecho disminuir las posibilidadesde que las comunidades aporten su capacidad,sus experiencias y conocimientos para elenriquecimiento de la propuesta técnica. Estasituación se agrava dado el desconocimientode las entidades ejecutoras de la idiosincrasiade los cultivadores cocaleros.

Las veedurías se convirtieron en entes pocooperativos, que muchas veces defendieronintereses personales y donde la participaciónde la mujer fue escasa. Así mismo se confor-maron algunas organizaciones “hechas a lacarrera”, con el fin de facilitar el manejo dealgunos componentes colectivos como laentrega de ganado, sin tener un conocimientoreal de sus funciones, ni claridad en el proce-dimiento y, por tanto, con resultados limitados.

Asistencia técnica y seguimiento

En la formulación técnica de los pactos socia-les de erradicación se proponía que la asis-tencia técnica fuera integral, puntual y porobjetivos, y que los técnicos atenderían cua-tro factores: organización, producción,comercialización y análisis financiero de lasactividades. A la vez, se suministraría apoyoa los campesinos para lograr equilibrar suproducción en la finca y poder así garantizarla seguridad alimentaria de la familia.

La asistencia técnica básicamente se compo-ne de dos momentos: uno a nivel individualen donde se comparte con la familia la visióny acción del sistema productivo en todas susdimensiones, y el otro, los momentos gru-pales donde se socializan experiencias ydonde se orienta colectivamente sobre lasnuevas técnicas o mejoras a los procesos pro-ductivos.

Los vacíos existentes en este componentetan importante no permitieron que la fase deseguridad alimentaria fuera eficiente. Hubofallas como:

● Baja capacidad de conocimientos e inter-locución por parte de una gran mayoría delos asistentes técnicos, debido a falta deformación.

● Falta de espacios de retroalimentacióntécnica que hubiese permitido las discu-siones, los aportes de la comunidad y deotras instituciones presentes en la zona.

● Falta de aplicación de un plan de capacita-ción que privilegiara las tecnologías loca-les, la mano de obra familiar, con la utili-zación de materiales de la región (casoaves – cerdos) y la utilización de insumosorgánicos producidos en la misma unidadfamiliar.

● La finca tiene subcomponentes que gene-ralmente están interrelacionados y paraguardar un equilibrio hay que intervenir-los simultáneamente, aunque sea con dife-rente intensidad.

● Un aspecto importante es poder conocercon cierta profundidad la cultura de losproductores de la hoja de coca, con lo cualse permitiría comprender su entornosocial, sus hábitos de consumo, el mane-jo del tiempo, etc., de las personas que sededican a este oficio. Involucrarse en elconocimiento de la dinámica del ciclo pro-ductivo del cultivo de coca aumentaría laposibilidad de establecer metodologías,tiempos de aplicación de técnicas para elsistema de la unidad productiva.

● La propuesta técnica poco tuvo en cuen-ta el contexto amazónico, su variabilidaden los tiempos climáticos y sus dificulta-des para establecer ciertos componentesproductivos, como los monocultivos, quetienen una alta demanda de insumosexternos. Así mismo, desconoció aspectoscomo las potencialidades existentes en elcaso de los recursos del bosque natural.

● Las condiciones de orden público, que sehan agravado paulatinamente en la región,impidiendo que se tenga contacto perma-nente con las comunidades beneficiarias yse dificulte precisar y concertar accionesoperativas.

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- Mejoramientogenético de lasrazas existentesen la región. - Cubrimiento deldéficit de cabezasde ganado porárea.

Algunas familiascampesinas reacti-varon sus siembrasde cultivos básicospara alimentar lasaves y otras espe-cies menores. Sinel apoyo de lospactos no lo hubie-ran hecho.

No hay avancessignificativos.

- El apresuramiento para entregar el ganado para que la genteerradique inmediatamente ha desordenado el procedimien-to de entregas, perjudicándose los beneficiarios al entregarseganado de poca calidad. Así mismo el ganado sufre de estrésporque dura hasta 8 días encerrado en los establos y sincomer. El procedimiento se presta para acciones no trans-parentes en el manejo y beneficio a los campesinos. - En segundo lugar, no se capacitó a los campesinos tantoen el manejo como en la formación para la organización,transformación y comercialización de los subproductos quese puedan generar. - No se identifica ni aparece un plan de seguimiento y eva-luación posterior a las entregas del ganado, quedando lainversión sin ningún control siendo incierto lo que ocurriráefectivamente con el crecimiento ganadero en la región.

- Incumplimiento en la entrega de las aves a algunas familiasdebido a su muerte en el transporte desde el interior delpaís al Putumayo. - No se tuvo en cuenta un tipo de aves apropiadas al medio. - El estudio de viabilidad no fue tenido en cuenta para pre-parar a los campesinos en la disponibilidad de alimentos pro-pios de la finca, con el fin de realizar el proceso de adapta-ción del concentrado a alimentos tipo finca. - La entrega de las aves causó desconcierto dentro de loscampesinos, dudando de la calidad técnica de la propuesta.

- No se aplicó un plan de formación sobre la importancia dela seguridad alimentaria entendida en toda su dimensión, estoes, en calidad, cantidad y soberanía - Se prefirió dejar que la comunidad en general optara por el“paquete” de la ganadería ya que la “seguridad alimentaría”contenía elementos rigurosos y de detalle para su instalación. - No se hizo una verificación real de la capacidad de produc-ción de estos cultivos para poderlos articular a procesos detransformación o de alimentos para especies como porcinos,peces y aves.

Faltó una estrategia de fomento y de valoración de sub-componentes potenciales para la zona como la piscicultura,las hortalizas, aromáticas y los porcinos.

Ganadería Sos-tenible

Entrega hasta unvalor de dosmillones depesos en cabezas(generalmentedos reses), insu-mos y herra-mientas para laganadería.

Aves

Cultivos de sub-sistencia(Arroz, yuca, plá-tano, etc.).

Se tenia previstoque cada familiaestableciera porlo menos unahectárea en culti-vos de pancogerasociados

Otros compo-nentes produc-tivos

COMPONENTE ASPECTOSPOSITIVOS ASPECTOS NEGATIVOS

Aprovechamientotanto de los hue-vos por parte dealgunas familias,como de los cru-zamientos quehan logrado reali-zar con las avescriollas.

Tabla 2. Evaluación técnica de los Programas de Erradicación Manual 1

1 La evaluación técnica fue desarrollada por Rodrigo Velaidez para el Proyecto.

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Análisis técnico de los componentes

Dentro de la oferta que contemplan los pac-tos sociales de erradicación se estableció laganadería como opción para la seguridad ali-mentaria, buscando a través de esa actividad,generar liquidez para las comunidades. Asímismo los cultivos de pancoger, los frutalesamazónicos en arreglos agroforestales, la pis-cicultura, las aves, cerdos y la huerta caserabuscaban también garantizar la seguridad ali-mentaría y la generación de pequeños exce-dentes que complementarían la liquidez delos campesinos que erradicaran la coca en untiempo pactado de 1 año. De manera espe-cífica el balance sobre los componentes sepresenta en la Tabla n. 2.

Proyectos de mediano y largo plazo

El gobierno se comprometió a aportar recur-sos técnicos y financieros para los proyectosproductivos generadores de ingreso a media-no y largo plazo y a concertar mecanismos yprocedimientos de retorno de los recursos,en el marco de la creación de fondos rota-torios para los productores.

Sin embargo, no hay proyectos identificadosen esta dirección más allá de los cultivos decaucho y palmito. En relación con el palmito,denominado Desarrollo de un Complejo Agroin-dustrial del Cultivo de Palmito de Chontaduro, loejecuta la Empresa Agropecuaria de la Ama-zonía, Agroamazonia, en los municipios de

Puerto Asís, sede de la planta procesadora depalmito.2 La planta procesadora tiene capa-cidad para atender una producción de 1.300hectáreas de cinco municipios (Orito, SanMiguel, Puerto Caicedo y Valle del Guamuézy Puerto Asís). A comienzos de 2002 sóloexistían 180 hectáreas en producción y 250sembradas. Los requerimientos para atenderla demanda de palmito para ser procesado seestaban cubriendo entonces a través de com-pras al Ecuador.3

Este es el aspecto que las comunidades per-ciben como más relevante en el fracaso de lospactos de erradicación manual y, en general,del desarrollo alternativo en la región. Elcompromiso del gobierno era que en seismeses se identificarían y se financiarían losproyectos de desarrollo integral del cultivodel caucho; el apoyo a asociaciones produc-toras de plátano; el proyecto palmito; la gana-dería de doble propósito y un proyecto depimienta.

A marzo de 2002, no se habían iniciado losproyectos de ganadería y pimienta. Para lostres primeros se previó una inversión de3.741.440,72 de dólares, de los cuales sólo sehabían ejecutado entonces el 11,8% esto es,441.220,10 dólares.4 Es de anotar, dice laDefensoría, que aunque se trataba de inicia-tivas anteriores, su grado de ejecución erabastante reducido, con lo cual el objetivo degenerar ingresos sólo se había satisfecho demanera precaria.

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2 Proyecto inconcluso de la administración Samper que generó grandes sobrecostos para ser terminada. 3 La baja producción de hoy se explica por la serie de errores cometidos por el Estado al convocar a la siembra sin haber asegura-do el funcionamiento de la planta. Muchos cultivadores se quedaron con la producción y sin su compra.4 Véase Defensoría del Pueblo, Resolución Defensorial Nacional No. 026 “Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanita-rio en el Marco del Conflicto Armado y de las Fumigaciones de los cultivos de coca en el Departamento del Putumayo”, Bogotá, 9de octubre de 2002.

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a política de desarrollo alternativo deUribe reconoce la incidencia del con-flicto armado en las zonas produc-toras de ilícitos, por ello se ha inclui-

do dentro de la estrategia de seguridad. Paraello el Gobierno nacional ha diseñado una“estrategia de intervención integral” en torno a lageneración de alternativas económicas y ambien-talmente sostenibles para el Desarrollo en zonasen conflicto”.1

De esta manera, se pasa del enfoque de emer-gencia convencional de desarrollo alternativo, cre-ado en 1994 con el inicio del programa Plante,hacia otro de Desarrollo Regional Permanentepropuesto por Uribe. Basándose en la partici-pación de la comunidad, “la estrategia procura for-talecer la capacidad y efectividad de las accionesdel Estado en estas regiones, desarrollar un ambien-te competitivo que asegure la sostenibilidad de lasintervenciones y superar el enfoque asistencial y deemergencia.”

Aparentemente se sustituye el enfoque de“zanahoria y garrote” por otro que reconocela simbiosis entre conflicto armado (versusseguridad democrática) – cultivos ilícitos (ver-sus desarrollo regional) – ausencia de legitimi-dad del Estado (versus conquista de la sobera-nía estatal).

El desarrollo alternativo dejaría así de desem-peñar el papel de “emergencia” frente al impac-to de las fumigaciones, y se centra en el empo-deramiento del Estado en las zonas producto-ras mediante un enfoque de desarrollo regio-nal.

Existen pues, dos novedades significativas:

● El enfoque de desarrollo regional.● Un criterio diferencial y flexible en la estra-

tegia de intervención, adaptado a las condi-ciones específicas del conflicto en las regio-nes.

La doble perspectiva se desarrolla en tres fases:

1 Preparación. Definición de los objetivos deldesarrollo regional con debates y con la

participación de las comunidades, y promo-ción de espacios de participación para la ela-boración y concertación de los proyectosdestinados al desarrollo económico local.

2 Desarrollo. Se da prioridad a los proyectosque ofrezcan ventajas en materia de empleo,ingresos y fortalecimiento de las organiza-ciones de la comunidad.

3 Consolidación de los programas y proyectosorientada hacia la autogestión del desarro-llo local y regional.

Este enfoque reconoce a priori la necesidad deajustes debido al conflicto armado. Para ello sebuscará diversificar las alianzas con organiza-ciones de la sociedad civil. De manera generalel nombre de la estrategia resume los fines: For-talecimiento institucional y desarrollo en zonas deconflicto. Su contenido se expresa en tres com-ponentes:

● Proyectos productivos y de generación deingresos

● Fortalecimiento institucional y comunitario● Construcción y mejoramiento de infraes-

tructura física y social.

Dentro del primer componente se inscribe lapropuesta de proyectos forestales para 50.000familias vinculadas a cultivos de coca y amapo-la. Se instalaría un área de 150.000 nuevas hec-táreas de bosque para usos comerciales y de120.000 hectáreas para protección de cuencasy nacederos, junto con planes de ordenamien-to y manejo forestal en casi un millón de hec-táreas de bosques naturales.

En el componente de fortalecimiento institu-cional y comunitario se propone recuperar laconfianza en el Estado, mejorar sus niveles deaceptación y legitimidad y consolidar esquemasque estimulen el desarrollo y la seguridad.

Los programas de desarrollo tienen como fun-damento político la conquista de la seguridad,ámbito en el cual se entienden los procesos departicipación de la comunidad y el fortaleci-miento institucional. Tras esta formulación seesconde un debate de fondo sobre el Estado ysu posibilidad real de legitimación en Colom-

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1 Departamento Nacional de Planeación (DNP) Bases del Plan Nacional de Desarrollo. Hacia un Estado Comunitario, pág. 54 ‘(ver-sión página web)

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bia. Según se identifique la naturaleza del con-flicto armado hoy, surgen definiciones muy dife-rentes del tratamiento del problema.

● Si se parte del supuesto por el que los gru-pos participantes en el conflicto armadoestán potenciados sólo por recursos delnarcotráfico, su naturaleza se acerca a pro-cesos de criminalización que se fortalecen enáreas donde el Estado no ha tenido una inci-dencia soberana. La seguridad significa, antetodo, garantizar la presencia armada delEstado.

● Si se reconoce que el conflicto armado noabarca la multiplicidad de conflictos sociales,económicos y de legitimidad estatal, dichalegitimidad se basaría en el reconocimientode una diversidad de demandas locales yregionales, como el proceso de los pueblosindígenas y las comunidades afrocolombia-nas. La dinámica de legitimación del Estadoprocede del reconocimiento, respeto y afir-mación de esos procesos de autonomía, nosólo en el plano étnico cultural sino inclusoregional.

La metodología desde esta segunda perspecti-va varía considerablemente, porque se trataríade afirmar los procesos de resistencia civil con-tra las amenazas a los territorios por parte delos grupos armados y en algunos casos, derepresentantes del mismo Estado. Así mismo,se reconocerían los procesos de construcciónde la seguridad desde el ejercicio de esa mismaautonomía, de manera que el Estado no impon-ga desde el centro unos condicionantes en esamateria, sino que concierte con las comunida-des a través de acciones convenidas de forta-lecimiento local.

En ese sentido, decisiones como la fumigaciónindiscriminada de cultivos, condicionante exter-no impuesto por Estados Unidos, se convier-ten en un factor de inseguridad alimentaria, des-plazamiento forzoso, pérdida del ingreso y ries-go de salud, que no genera credibilidad al Esta-do.

La concertación para el desarrollo no puede des-prenderse de un condicionante previo de segu-ridad impuesta desde Bogotá, sino que debe

basarse en el fortalecimiento y respeto por lasdemandas sociales, económicas, culturales y deseguridad, reflejado, antes que nada, en un sis-tema de justicia funcionando eficaz y cumplida-mente, desde y para las regiones. Para la socie-dad, los grupos armados representan un factorde amenaza para sus libertades y derechos,dado el pragmatismo, defensa de intereses pri-vados y degradación de la misma guerra.

Un buen balance sobre la política global de dro-gas y el restablecimiento de unos términosadecuados sobre la corresponsabilidad inter-nacional, generaría un buen comienzo paradecisiones más sensatas sobre su manejo. Paraello es preciso replantear la desfiguración extre-ma a que ha sido llevada la corresponsabilidad,entendida como la contraprestación entrerecursos para “la guerra a las drogas” en un paísproductor y los beneficios arancelarios o elapoyo a préstamos internacionales. En ese tratono se contabilizan los gravísimos costos socia-les, ambientales, económicos y de legitimidadque está representando una guerra que se sumaa la que ya se tiene en Colombia.

Pero, además, estas concesiones empiezan atener un costo adicional para Colombia y el áreaandina, como en el caso del ATPA. En principiose percibe como la concesión unilateral de tipocomercial de EEUU en contraprestación a queColombia y el área andina sean un escenario dela guerra a las drogas. Sin embargo, hoy en díase ha convertido en el mecanismo con el cualse argumenta, desde Washington, la no acep-tación de medidas equitativas en materia aran-celaria, sobre todo para el sector rural andinoy colombiano.

En conclusión, el desarrollo alternativo inscri-to en la perspectiva de seguridad, enfrentadesafíos políticos que pueden obstaculizar ohacer fracasarse su ejecución. Veamos los prin-cipales:

● La necesidad de construir una institucionali-dad basada en la búsqueda de la representa-ción del interés general, fundada en un siste-ma de justicia eficaz y cumplido que vele, ade-más, por el respeto a los derechos humanosy fundamentales de la población civil.

● La institucionalización en materia de seguri-

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dad de áreas como las zonas de cultivos ilíci-tos o de puntos estratégicos para la econo-mía de las drogas, en la que las fuerzas deseguridad son uno de los factores centrales,plantea retos frente a su compromiso en ladefensa del interés general.

● El replanteamiento de la función de “zanaho-ria” del desarrollo alternativo y la sustraccióncomo política emergente es un acierto en lanueva estrategia. Así mismo la relevancia deun enfoque regional, crea condiciones parasuperar las deficiencias del desarrollo alter-nativo. Sin embargo, en esta materia aparecennuevos retos sin cuya solución se puede daral traste con el diseño de la nueva política:

● No es clara la articulación de las fumigacio-nes aéreas y, en general, la erradicación for-zosa con la estrategia general contra los cul-tivos ilícitos.

● El acierto del reconocimiento a la diferencia-ción del uso potencial del suelo en áreas concultivos ilícitos o que se encuentran amena-zadas por su extensión, no significa nada si nose elabora una política de prevención de cul-tivos que contemple dinámicas de interven-ción y apoyo del Estado en zonas que no tie-nen aún este tipo de economía.

● La implementación de la seguridad y el desa-rrollo regional debe basarse en el reconoci-miento a procesos locales en marcha y queen general están en manos de la misma comu-nidad organizada. La imposición de una estra-tegia de guerra contra algunos de los gruposarmados y la articulación de la población enesa misma estrategia, aún en calidad de infor-mantes, crea situaciones peligrosas para la viday estabilidad social de las localidades.

Finalmente, el Plan Nacional de Desarrolloplantea la promoción, por parte del GobiernoNacional, de proyectos forestales y agrofores-tales tendiente a subsanar los daños ambienta-les a causa del conflicto armado y la expansiónde los cultivos ilícitos. Sin embargo, con la for-mulación del programa “Familias Guardabos-ques”, esta propuesta sufre un cambio de enfo-que que implica, más que procesos de concer-

tación y participación de las comunidades, unacondición de beneficiarios de una política desubsidios. Cada familia recibiría cinco millonesde pesos al año “como contraprestación al desa-rrollo de actividades de guardabosques, en aspec-tos relacionados con la recuperación y conservaciónde ecosistemas, a través de distintas alternativasde restitución forestal”.2

En el enfoque de fortalecimiento institucionaly comunitario se propone recuperar la con-fianza en el Estado, mejorar sus niveles deaceptación y legitimidad y consolidar esquemasque estimulen el desarrollo y la seguridad. Eltipo de articulación de las “Familias Guarda-bosques” con la estrategia de Seguridad Demo-crática del presidente Uribe, puede crear unasimbiosis de estas comunidades con el contex-to de enfrentamiento liderado por el Estadocentral.

En ese contexto, las comunidades no puedendesempeñar un papel pasivo como contrapar-tes que reciben un pago de cinco millones,actuando como guardabosque, desconocién-dose la complejidad social y económica delproblema, sobre todo en el caso de los ecosis-temas de las zonas altas con cultivos ilícitos deamapola. En ese sentido se debe crear un pro-ceso integral, en donde si bien se debe asumirla problemática ambiental que ocasionan los cul-tivos de amapola, también se deben considerarpropuestas que se correspondan con la com-plejidad del problema.

Entre ellos se encuentran la concreción locali-zada de políticas de reforma agraria que hacenparte de las propuestas integrales. Más que laidea poco elaborada de una reforestación o“Familias Guardabosques”, el problema hay queinscribirlo en la necesidad de formular unaestrategia de Restauración Ecológica. Se debepartir del reconocimiento de que los bosqueshacen parte de la biodiversidad. “Las actividadestendientes a la restauración ecológica de los bos-que en Colombia, deben enmarcarse dentro de laConvención de diversidad biológica”.3

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22 D r o g a s y C o n f l i c t o n o 7 - j u n i o 2 0 0 3

2 Véase Presidencia de la República, Departamento Nacional de Planeación DNP, Bases del Plan Nacional de Desarrollo, 2002 –2006, Bogotá.3 Véase Cristian Samper “Ecosistemas Naturales, Restauración Ecológica e Investigación” en Fundación Alejandro Ángel Escobar,FESCOL, Foro Nacional Ambiental y GTZ “Restauración Ecológica y Reforestación”, agosto de 2000, Bogotá.

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La búsqueda de la restauración ecológica supo-ne un conocimiento riguroso de la complejidadde los mismos sistemas de vida en donde losbosques están o estuvieron insertos cumplien-do funciones específicas. Dichos procesos derestauración operan a escalas espaciales quepueden abarcar cuencas o regiones naturales yescalas de tiempo que pueden tomar décadas.

Con la incorporación del papel de las “familiasguardabosques” al nefasto sentido transaccio-nal de los cultivos ilícitos (yo te pago, tú erra-dicas) se pierde una oportunidad única para ini-ciar una política de Estado en materia de res-tauración ecológica, con todos sus beneficiospara el país y la humanidad.

Las propuestas desde las regiones deben reco-ger experiencias anteriores y planearse inte-grando a las comunidades en un proceso de for-talecimiento de la organización comunitaria. Delo contrario pueden convertirse en plantacio-nes comerciales, poco interesadas en generardinámicas sociales de fortalecimiento organi-zativo.

En cuanto a la visión regional, se impone la nece-sidad de planificar las acciones de restauraciónecológica a partir de un análisis más realistasobre los principales tipos de afectación de losbosques y ecosistemas más característicos decada región.

Es necesario partir de un análisis costo-benefi-cio sobre la factibilidad financiera y la viabilidadtécnica de la restauración ecológica en térmi-nos de recuperación de servicios ambientalesy valor intrínseco de cada ecosistema porregión.

Si bien la reforestación desde lo productivodebe estar contemplada, son indispensablesotras propuestas de acuerdo con el potencialambiental del territorio, dando cabida a laimplementación de plantaciones protectoras yde manejo de los bosques naturales. Se trata derecrear nuevos sistemas de protección ambien-tal donde se incluyan propuestas complemen-tarias como la misma autosuficiencia alimenta-ria, como los servicios ambientales, investiga-ción básica, propuestas educativas y mejora deinfraestructura.

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TEXTOS DE REFERENCIA

● ”Desarrollo alternativo y erradicación. Un enfo-que desequilibrado”, Drogas y conflicto No. 4,TNI, marzo 2002.

● “Europa y el Plan Colombia”, Documentos deDebate Drogas y Conflicto No. 1, TNI, abril 2001.

● “Fumigaciones y Conflicto en Colombia. Al calordel debate”, Drogas y conflicto No. 2, TNI, sep-tiembre 2001.

● AA; “Erradicación Forzosa y Conflictos”, RevistaInternacional Acción Andina, n. 4, Acción Andina,Bogotá, julio 2001.

● Cultivos ilícitos y Proceso de Paz en Colombia.Una propuesta para la paz, TNI/Acción Andina,junio 2000 (www.tni.org/drugs/research/propuesta.htm).

● Jelsma, Martin; Alternative Development andDrug Control: A Critical Assessment, ponenciapara la Conferencia internacional sobre el rol delDesarrollo Alternativo en el control de drogas y lacooperación para el desarrollo, Munich, enero2002 (www.alternative-development.net/downloads/documents/jelsma_martin.html).

● Jelsma, Martin; Círculo Vicioso: La guerra químicay biológica a las drogas, TNI, marzo 2001(www.tni.org/drogas/pubs/vicious.htm).

● Vargas, Ricardo; Fumigación y conflicto. Políticasantidrogas y deslegitimación del Estado en Colom-bia, Tercer Mundo Editores/TNI/Acción Andina,Santafé de Bogotá (Colombia), noviembre 1999.

● Vargas, Ricardo; La fumigación en cuestión. Efica-cia y conveniencia de esta política antidroga,Informe TNI/Acción Andina, julio 2001(www.tni.org/drogas/research/fracasos.htm).

● Vargas, Ricardo; Pactos de erradicación: confian-za o chantaje, Drogas y Conflicto. Documentos deDebate, TNI, n. 1, abril 2001(www.tni.org/reports/drugs/debate1s.htm#pactos).

INFORMACIÓN EN INTERNET

www.alternative-development.net

www.ceudes.orgCorporación Unidades Democráticas para el Desarrollo

www.ciponline.org/colombia/aidCenter for International Policy

www.lawg.orgLatin American Working Group

www.mamacoca.org

www.tni.org/drogasTransnational Institute

www.usfumigation.org

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Uno de los principales retos de la política deDesarrollo Alternativo hoy día en Colombia es suincidencia y consecución de objetivos en medio dela guerra. El presidente Álvaro Uribe ha definidosu política actual como basada en el desarrolloregional, una iniciativa revolucionaria en la historiadel desarrollo alternativo colombiano pero quehace aguas si se contrasta con el proceso real.

La principal agencia proveedora de recursos,USAID, trabaja en el país siguiendo un modelotransaccional (eliminación anticipada del cultivoilícito a cambio de financiación de proyectoslocales) que no tiene nada que ver con el esquemade desarrollo regional de Uribe. Es exactamentelo contrario: acuerdos para eliminar cultivosilícitos de un área determinada, teniendo comoúnico indicador de éxito la disminución de losmismos y no ‘el desarrollo regional’, procesomucho más complejo que va más allá de la simpleerradicación.

Unido a esto, el agravamiento de la situaciónalimentaria, el incremento del desplazamientoforzoso, la crisis de gobernabilidad local y regionalaceleradas por la guerra y la actual política dedrogas constatan la crisis de legitimidad del Estadocolombiano en muchas zonas del país. Este hechoque se ve agravado por los múltiples efectosnegativos que generan las fumigaciones aéreasindiscriminadas.

Si bien la producción y comercio de bienes sonretos importantes para el éxito de las políticas, ladiscusión principal sobre desarrollo alternativo nose puede limitar a la esfera económica. Enescenarios de conflicto, el debate gira en torno asi el desarrollo alternativo está contribuyendo agenerar condiciones de respeto a la vida y libertadde las personas; a si los poderes locales estánlogrando realmente la gobernabilidad; a quéampliación de la democracia, fortalecimiento yparticipación de las comunidades se estáalcanzando.

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Fundado en 1974, el TNI es unared internacional de activistas einvestigadores comprometidosa analizar críticamente los pro-blemas globales presentes yfuturos. Tiene como objetivoproporcionar apoyo intelectual alos movimientos sociales preo-cupados por conseguir unmundo más democrático, equi-tativo y sustentable.

El programa Drogas y Democraciadel TNI analiza, desde 1996, lastendencias de la economía ilegalde las drogas y de las politicas glo-bales sobre drogas, sus causas yefectos en la economía, la paz y lademocracia.

El programa realiza investigacio-nes de campo, promueve el deba-te político, provee información afuncionarios y periodistas, coordi-na campañas internacionales yconferencias, produce artículos ydocumentos de análisis, y mantie-ne un servicio electrónico de infor-mación sobre el tema.

El objetivo del programa y de laserie Drogas y Conflicto es pro-mover una reevaluación de laspolíticas actuales y presionar afavor de políticas basadas en prin-cipios acordes con la reduccióndel daño, el comercio justo, eldesarrollo, la democracia, losderechos humanos, la protecciónde la salud y el medio ambiente yla prevención de conflictos.

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